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Todo sobre la hemofilia que esdefiniciondiagnosticohemofiliahemofiliahemofilia xdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxdxedzfsdfspofjomfwewjeadjwewvssdas od o e0wk0k0dkq pkqwkd0qfk0qk 0 wkkd0dk0kwd0wkd0qwkd0kd0 k 0wdk0dk0wqkd0qkd0 fknsnis jajajajajajajajajjajajajajjajajajajajajjajajajajajjajajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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¿Qué es la hemofilia?
1. La hemofilia es un trastorno hemorrágico congénito vinculado al cromosoma
X, provocado por la deficiencia del factor VIII de coagulación (FVIII) (en el caso
de la hemofilia A) o del factor IX (FIX) (en el caso de la hemofilia B). La
deficiencia es el resultado de las mutaciones de los respectivos genes de los
factores de la coagulación.
2. La hemofilia tiene una frecuencia estimada de aproximadamente 1 caso por
cada 10.000 nacimientos.
3. Según las estimaciones que surgen de las encuestas mundiales que realiza
la FMH cada año, la cantidad de personas con hemofilia en el mundo es de
aproximadamente 400.000 individuos.
4. La hemofilia A es más frecuente que la hemofilia B y representa entre el 80 y
el 85% de la población total de personas con hemofilia.
5. Por lo general, la hemofilia afecta a los individuos varones del lado materno.
No obstante, los genes del F8 como del F9 son proclives a nuevas mutaciones,
y 1/3 de los casos surgen como consecuencia de mutaciones espontáneas
cuando no existen antecedentes familiares.
6. Es fundamental contar con un diagnóstico preciso de hemofilia para poder
elaborar un plan de tratamiento adecuado. Puede considerarse la posibilidad
de padecer hemofilia en casos de pacientes con antecedentes de:
■ propensión a la aparición de hematomas durante la primera infancia;
■ hemorragias “espontáneas” (hemorragias sin razón aparente o conocida), en
especial en las articulaciones, músculos y tejidos blandos;
■ hemorragia excesiva posterior a un traumatismo o una cirugía.
7. Alrededor de dos tercios de los pacientes presentan antecedentes familiares
de hemorragias.
8. El diagnóstico definitivo dependerá de la cuantificación del factor para
demostrar la deficiencia de FVIII o FIX.
Epidemiología
La prevalencia de la hemofilia en países donde hay herramientas de
diagnóstico disponibles es de cerca de una en 10,000 personas. La proporción
de quienes presentan hemofilia leve varía entre países, al paso del tiempo
dentro del mismo país, y entre los dos tipos de hemofilia (A y B). En gran
medida, esta variación depende de los recursos disponibles y de la conciencia
que los médicos tengan sobre la hemofilia. En el Sondeo Anual 2004 de la
Federación Mundial de Hemofilia, la proporción de pacientes diagnosticados
con hemofilia leve (34 por ciento) fue cercana a la proporción de pacientes
diagnosticados con hemofilia grave (43 por ciento) en países con un producto
interno bruto (PIB) per cápita de más de 10,000 dólares estadounidenses. En
países con un PIB per cápita menor a 2,000 dólares estadounidenses, la
proporción de pacientes con hemofilia leve (18 por ciento) fue claramente
menor que la de pacientes con hemofilia grave (50 por ciento).
En un sondeo sueco de todos los pacientes con hemofilia, la proporción de
casos confirmados de hemofilia leve se incrementó de 35 por ciento en 1960 a
54 por ciento en 1980 [4]. En este caso, el cambio se debió al incremento en la
conciencia sobre la enfermedad y a investigaciones familiares, más que a un
cambio en el PIB. En un sondeo de 147 centros de tratamiento de hemofilia a
escala mundial, la prevalencia de la forma leve entre pacientes con hemofilia A
fue del 32 por ciento. En países pequeños, cuyo mejor ejemplo probablemente
sea Islandia, la distribución puede desviarse considerablemente.
Esperanza de vida
La evolución del trastorno es obviamente menos grave en casos de hemofilia
leve, en comparación con casos de hemofilia grave y, por lo tanto, la esperanza
de vida es muy cercana a la de la población normal. Si bien se describió una
impresionante mejoría en la esperanza de vida de pacientes suecos con
hemofilia grave del periodo comprendido entre 1831 y 1920 (11 años), hasta el
periodo entre 1960 y 1980 (57 años), dicha comparación no puede efectuarse
en el caso de la hemofilia leve debido a la falta de información sobre el periodo
más temprano. Sin embargo, durante el periodo 1960-1980, la esperanza de
vida fue de 72 años para pacientes con hemofilia leve, en comparación con
75.5 años para la población normal.
Este positivo panorama cambió drásticamente con el surgimiento de las
infecciones virales transmitidas por transfusiones, que afectaron a pacientes
con todas las formas de hemofilia. En el Reino Unido, la taza de fallecimientos
de personas con hemofilia leve o moderada, que era de cuatro por cada 1,000
durante el periodo de 1977 a 1984, se incrementó a 85 por cada 1,000 en
pacientes con hemofilia y seropositivos al VIH durante 1991-1992.
Durante las pasadas dos décadas, las principales causas de muerte en
pacientes con hemofilia leve han sido infecciones por hepatitis C y por el virus
de la inmunodeficiencia humana (VIH), similares a las causas de muerte de
pacientes con hemofilia grave. Por otro lado, la hemofilia ofrece una protección
parcial contra la muerte por causas cardiovasculares, aunque en un estudio la
prevalencia de cardiopatía isquémica fue mayor en casos de hemofilia leve (3.4
por ciento) que en casos de hemofilia moderada (0.7 por ciento) o hemofilia
grave (0.4 por ciento).
En los otros casos de este estudio, el diagnóstico se realizó después de uno o
varios episodios hemorrágicos a una mediana de edad de 5.5 años. Entre éstos
últimos, los episodios hemorrágicos que se presentaban eran hematemesis,
hemorragias articulares o en tejidos blandos, o hemorragia prolongada
posterior a una cirugía en boca o nariz.
En un estudio francés reciente, el diagnóstico de hemofilia leve ya se había
efectuado a una edad de 2.4 años. Sin embargo, de vez en cuando se
diagnosticará hemofilia leve a personas de edad avanzada, como resultado de
una investigación originada por complicaciones hemorrágicas posteriores a una
cirugía o extracción dental.
En pacientes con hemofilia leve las hemorragias rara vez son espontáneas. De
hecho, en la investigación estadounidense antes mencionada, 92 por ciento de
las hemorragias se desencadenaron por traumatismos. El tipo de hemorragia
fue menos frecuente en la articulación (30 por ciento) que en tejidos blandos
(53 por ciento)
Etiología
En cada célula humana hay 46 cromosomas: la mitad la recibimos como
herencia de la madre y la otra mitad del padre. Los cromosomas contienen las
instrucciones necesarias para ordenar a las células cómo fabricar las proteínas
que el organismo requiere para su funcionamiento. Estas instrucciones se
encuentran contenidas en pequeñas formaciones que se llaman genes,
constituidos de ADN, que son la estructura básica de la vida.
Los cromosomas vienen en pares, por lo que tenemos dos copias de todos
nuestros genes; si hay algún daño en algún gen o un cromosoma, hay una
copia de respaldo de ese gen o cromosoma que podrá cumplir las funciones
normalmente. Pero hay una excepción, los cromosomas sexuales: X e Y.
El sexo femenino está determinado por dos cromosomas X (XX), y el sexo
masculino tiene un cromosoma X y un Y (XY). El cromosoma X contiene
muchos genes que son comunes a ambos sexos, como los genes para la
producción del factor VIII y el factor IX, relacionados con la coagulación
sanguínea.
La mujer tiene dos copias de esos genes específicos mientras que los varones
sólo uno. Si el varón hereda un cromosoma con un gen dañado del factor VIII,
es el único gen que recibe y no tiene información de respaldo, por lo que no
podrá producir ese factor de coagulación.
Esta anomalía hereditaria se manifiesta en las mujeres, pero en muy bajo
porcentaje, ya que las mujeres normalmente son portadoras del gen,
igualmente están expuestas a sus consecuencias, ya que para manifestar la
enfermedad necesitarían dos copias defectuosas, cosa muy poco probable.
Actualmente, en España, la incidencia de personas nacidas con hemofilia es
una de cada 15.000.
Diagnóstico molecular
Es importante determinar el estado de portadoras en las mujeres de familias
con antecedentes de HA o HB porque ellas pueden acceder a alternativas de
reproducción con el propósito de disminuir y/o desaparecer la hemofilia de la
descendencia, facilitar el nacimiento de niños libres de hemofilia, avance
alcanzado por primera vez en el mundo en Colombia, con las herramientas de
biología molecular disponibles. El estado de portadora se puede determinar en
los casos de historia familiar, mediante el análisis del árbol genealógico o
pedigree cuando el genetista inicia su asesoramiento. Si la información que
arroja este análisis no facilita el diagnóstico de portadora, se debe hacer la
medición del nivel sérico del factor de interés; si el valor está por debajo del
normal, se concluye que la mujer es portadora por fenotipo, pero si él está
dentro de los rangos normales, la única forma de definir si es o no portadora es
a través del diagnóstico molecular.
El diagnóstico molecular se hace para registrar los diversos mecanismos
moleculares, los cambios de conformación o mutaciones, que suceden en los
genes y que llevan a una enfermedad que puede o no heredarse; facilita hacer
un diagnóstico prenatal, mediante muestreo de vellosidades coriónicas (sem.
10-13 de gestación) o amniocentesis (sem. 15-16), con el fin de iniciar el
manejo terapéutico desde una edad temprana, también facilita el diagnóstico
postnatal, la predicción del curso de la enfermedad y sus posibles
complicaciones.
El diagnóstico prenatal en fetos femeninos no es estrictamente necesario, pues
al poseer dos cromosomas X no presentarán la enfermedad, por esto el primer
paso es determinar el sexo del feto y así evitar procesos invasivos en la mitad
de los casos (en las niñas), esto se logra mediante la búsqueda de una
secuencia específica del cromosoma Y, mediante qPCR (quantitative
Polymerase Chain Reaction o reacción en cadena de la polimerasa
cuantitativa).
El diagnóstico molecular directo permite conocer la mutación exacta presente
en el (los) afectado(s) y las portadoras de una familia. Gran parte de las
mutaciones que causan hemofilia ocurren en regiones esenciales o críticas de
los genes de los factores VIII y IX, éstas son la región promotora 5', los exones,
los bordes exón-intrón y la región 3' cercana a la señal de poliadenilación2 ; por
tanto, la mejor estrategia para detectar una mutación es amplificar mediante
PCR, esas regiones a partir del ADN genómico y posteriormente realizar una
tamización con diversas estrategias como SSCP (Single Strand Conformational
Polymorphism), para identificar la presencia de un posible cambio de un
nucleótido de la secuencia (una mutación) y luego secuenciar los fragmentos e
identificar el cambio en la secuencia silvestre del ADN. Esta metodología,
aplicada al gen del FIX, que sólo tiene 8 exones, requiere cerca de 11
amplificaciones para cubrir todas las regiones esenciales. En lo relativo a HA,
determinar la mutación denominada inversión del intrón 22, es el primer paso
en el filtro de mutaciones, pues se encuentra casi en 50% de los pacientes con
HA severa, mutación que por su longitud, requiere el análisis llamado LD-PCR
(Long-Distance PCR) o Southern Bloting6 . En pacientes con HA leve o
moderada, se analizan los segmentos de ADN amplificados en busca de una
secuencia anormal, y luego se secuencia directamente el fragmento anormal;
por último se compara la mutación caracterizada con las descritas en la base
Figura 1. Estrategia en la detección de mutaciones en el gen del FVIII
de datos internacional, y si no se encuentra, se registra como una mutación
nueva (Figura 1). El análisis de las mutaciones también se hace para
establecer las relaciones entre el defecto molecular y la presencia de
inhibidores (anticuerpos que inhiben los FVIII o FIX de la coagulación) o
predecir su posible desarrollo, pues los afectados de hemofilia que poseen
mutaciones que ocasionan una proteína ausente o truncada, con frecuencia los
presentan (casi 50% de pacientes con inversión del intrón 22 y 2/3 de pacientes
con deleciones grandes). En el diagnóstico indirecto mediante la construcción
de haplotipos se utilizan diversos marcadores moleculares polimórficos2 sobre
todo short tandem repeats (STR’s) que pueden o no, estar ligados a una
mutación (desconocida), se realiza en los casos que se dificulte hacer
diagnóstico directo; tiene el inconveniente que se deben analizar varios
miembros de la familia, incluso de varias generaciones, además su grado de
información depende de la heterocigosidad de los marcadores, que varía entre
las poblaciones, así, pues, la elección ideal de los polimorfismos por analizar se
hace con los que ofrecen elevada cantidad de informes en estudios de
poblaciones geográfica y ancestralmente cercanas6 . El diagnóstico genético
pre-implantación (DGP) usualmente hecho en los blastómeros, ofrece a las
parejas con elevado riesgo de engendrar descendencia con enfermedades
genéticas la opción de detectarlas antes que el embrión se implante; con esta
técnica se evita terminar el embarazo (en países que lo permiten) después de
un diagnóstico prenatal que indique que el feto está afectado. El análisis de los
cuerpos polares es una posibilidad de hacer DGP y se evita manipular el
embrión; el límite consiste en que sólo se puede analizar el genoma materno,
por lo que esta técnica se recomienda en mujeres con status de portadora ya
establecido, el sexo se puede determinar mediante técnicas de citogenética
molecular como el FISH (hibridización in situ mediante fluorescencia). En los
casos que no se puede determinar el estado fetal directa o indirectamente, se
puede determinar el nivel del FVIII en sangre de cordón obtenida mediante
cordocentesis (16-18 sem.).