Herrero, Víctor José - Introducción Al Estudio de La Filología Latina

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Víctor José Herrero Llorente - Introducción al estudio de la filología latinaEl Profesor Herrero Llorente presenta en este libro una auténtica introducción al estudio de la Filología Latina.Después de precisar los límites de la ciencia filológica y, dentro de ella, los de la filología clásica, y, más en particular aún, los de la filología latina, entra el autor en el objeto de su estudio, que divide en tres apartados:1º. Las fuentes para el estudio del latín. 2.º La filología latina en su evolución histórica, y 3.º Ámbito y orientaciones de la gramática latina.En el primero estudia la transmisión de los textos, los problemas de la edición crítica, las aportaciones de la papirología, las inscripciones, la comunidad de lenguas indoeuropeas y la situación del latín dentro de este marco lingüístico, pasando luego al latín medieval, el latín cristiano y el de la liturgia, y el latín de los humanistas; concluye con un capítulo dedicado a la bibliografía.La evolución histórica de la filología latina es considerada desde sus primeros pasos en la antigua Roma, en su lento avance durante la Edad Media, en la actitud de los humanistas, admiradores e imitadores de los autores latinos, y, finalmente, en su trayectoria moderna.El último apartado consta de un solo capítulo, titulado «Las partes de la gramática latina. Concepto y método de las mismas». En él se estudian las relaciones entre fonética y fonología, etc.Los estudiosos de la filología clásica, y en general las personas interesadas por la lengua y literatura latinas, hallarán en esta obra orientaciones seguras, y agradecerán al Prof. Herrero Llórente el esfuerzo realizado para recoger, ordenar y estructurar los abundantes materiales con que ha edificado este libro.Nótense los valiosos apéndices añadidos en la presente ediciónÍNDICE GENERALINTRODUCCIÓNI. El concepto de filología 1) La palabra “filología”.-2) Alcance y valor de la ciencia filológica. — 3) Las modernas concepciones de la filología clásica. — 4) Filología latina.LAS FUENTES PARA EL ESTUDIO DEL LATÍNII. Los manuscritos. Cómo han llegado hasta nosotros 1) Los textos más antiguos y el material de escritura. — 2) La conservación de los códices y su transmisión; monjes y monasterios. — 3) El impulso carolingio y vicisitudes subsiguientes. — 4) El humanismo; descubrimiento de códices y bibliofilia. — 5) Las ediciones príncipes.III. La edición critica y su problemática 1) El concepto de “manuscrito” y los tipos de letra.2) La edición de los textos. — 3) Crítica textual y clases de códices. — 4) La recensio y la emendatio. — 5) Disposición de una edición crítica.IV. La papirología y el latín de los papiros 1) Descubrimiento de los papiros y clases de los mismos. — 2) Importancia de la papirología. — 3) Los estudios papirológicos y la papirología española. — 4) Colecciones de papiros y revistas papirológicas. 5) Los papiros latinos.V. Las inscripciones 1) Importancia y problemas de las inscripciones.— 2) Letra y lectura de las inscripciones. — 3) Clases de inscripciones. — 4) Breve historia bibliográfica de las inscripciones.VI. Del indoeuropeo al latin 1) El concepto de “indoeuropeo común” y problemas del método lingüístico. — 2) Descubrimiento e identificación de lenguas indoeuropeas en el siglo XX. — 3) Algunos caracteres generales del indoeuropeo. — 4) La pretendida reconstrucción del indoeuropeo : algunos problemas, teorías y trabajos de conjunto. — 5) Relaciones del latín con otras lenguas y grupos lingüísticos indoeuropeos. — 6) Parentesco y diferencias entre el latín y el griego. — 7) El problema del i talo-céltico. 8) Los dialectos itálicos y la teoría del itálico común. 9) Las diferentes lenguas habladas en Italia y los primitivos dialectos latinos. — 10) El latín arcaico.VII. El latín vulgar1) Conceptos modernos y testimonios antiguos del “latín vulgar”. — 2) Fuentes para el estudio del latín vulgar.— 3) Algunos rasgos característicos del latín vulgar. VIII.

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  • VICTOR JOS HERRERO

    INTRODUCCIN AL ESTUDIO DE LA FILOLOGA LATINA

  • El Prf. Herrero Llrente presenta en este libro una autntica introduccin al estudio de la Filologa Latina.Desputs de precisar los lmites

    de la ciencia filolgica y, dentro de ella, los de la filologa clsica, y, ms en particular an, los de la filologa latina, entra el autor en el objeto de su estudio, que divide en tres apartados:l. Las fuentes para el estudio del latn. 2. La filologa latina en su evolucin histrica, y 3. mbito y orientaciones de la gramtica latina.En el primero estudia la transmisin

    de los textos, los problemas de la edicin crtica, las aportaciones de la papirologa, las inscripciones, la comunidad de lenguas indoeuropeas y la situacin del latn dentro de este marco lingstico, pasando luego al latn medieval, el latn cristiano y el de la liturgia, yel latn de los humanistas; concluye con un captulo dedicado a la bibliografa.La evolucin histrica de la filologa

    latina es considerada desde sus primeros pasos en la antigua Roma, en su lento avance durante la Edad Media, en la actitud de los humanistas, admiradores e imitadores de los autores latinos, y, finalmente, en su trayectoria moderna.El ltimo apartado consta de l u solo

    captulo, titulado Las partes de la gramtica latina. Concepto y mtodo de las mismas. En l se estudian las relaciones entre fontica y fonologa, etc.Los estudiosos de la filologa clsica,

    y en general las personas interesadas por la lengua y literatura latinas, hallarn en esta obra orientaciones seguras, y agradecern al Prof. Herrero Llrente el esfuerzo realizado para recoger, ordenar y estructurar los abundantes materiales con que ha edificado este libro.Ntense los valiosos apndices aadidos

    en la presente edicin.

  • VICTOR JOS HERRERO

    INTRODUCCIN AL ESTUDIOLA

    F .I'1, L 1 '-Oi \ f ' U ' A \ i !/-.SEGUNDA EDICION CORREGIDA Y AUMENTADA

    !EDITORIAL GREDOS

    MADRID

    ArmauirumqueArmauirumque
  • BIBLIOTECA UNIVERSITARIA GREDOS

    I. MANUALES, I

  • VCTOR JOS HERRERO, 1988.

    EDITORIAL GREDOS, S. A.Snchez Pacheco, 81, Madrid. Espaa.

    P r im e r a e d ic i n , mayo de 1965. Se g u n d a e d ic i n , abril de 1976.

    1.a Reimpresin, diciembre de 1981.2 .a Reimpresin, enero de 1988.

    Depsito Legal: M. 37476-1987.

    ISBN 84-249-2833-4.

    Impreso en Espaa. Printed in Spain.Grficas Cndor, S. A ., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1988. 6150.

  • D.a Paula Pascual, en testimonio de gratitud y cario.

  • I N T R O D U C C I N

    El presente trabajo tiene la pretensin de servir de alguna utilidad a cuantos se dedican al estudio de la filologa latina. Sin duda que a los especialistas les dir muy poco o nada nuevo, pero no es a ellos a quienes va dirigido este libro, sino a los que desean adentrarse por el camino de la especializacin y necesitan un gua lo ms ameno posible que les haga olvidar las asperezas de la ruta, ponindoles de manifiesto las bellezas de los parajes y los hermosos panoramas que se divisan desde las cumbres.Todo el que ha puesto mano a tareas de esta ndole co

    noce por experiencia propia lo que es el tormento de la sntesis. Llegado el momento de ordenar y de ofrecer la explicacin clara y sucinta de hechos y teoras, nos invade la desagradable impresin de perder el contact con la realidad y de estar moldeando algo artificial y arbitrario. Y esa impresin se acrecienta cuando tratamos de. resumir materias sobre las que hemos hecho investigaciones particularmente amplias, pues, en este caso, el captulo que nos agradara explanar ha de quedar forzosamente aprisionado y quintaesenciado en unas pocas lneas. Los matices, las ex

  • 10 Introduccin al estudio de la filologa latina

    cepciones, las amplias discusiones de teoras, la bibliografa exhaustiva, forman un ro caudaloso que no podra pasar por la estrecha acequia d la sntesis. Pero si es cierto que del ro proceden las aguas, no es menos cierto que sin las acequias es imposible el riego fertilizante.No existe, que sepamos, en nuestra patria una obra de

    conjunto a la que puedan acudir los estudiantes que deseen iniciarse en la filologa latina. Colmar esa laguna es lo que pretendemos con el presente manual.As, pues, en nuestra exposicin de los puntos bsicos

    de la filologa latina adoptaremos un mtodo histrico dentro de lo posible, y nuestra ruta ir marcada por los siguientes jalones:Trataremos primero de puntualizar el valor de la palabra

    filologa y el de la propia filologa latina, exponiendo las concepciones ms salientes del pensamiento moderno antes de emitir nuestro propio concepto.Abordaremos despus el problema de las fuentes y di

    vidiremos stas en tres clases:

    1.a F uentes materiales, en las que estud iarem os lo s

    tex tos en su aspecto material y en su s tres facetas d e :

    Manuscritas (cd ices y pap iros)Impresas (ed ic iones crticas)Epigrficas (inscripciones).

    2 .a- F u e n t e s r e f e r e n t e s al c o n te n id o , e s decir , la lengua latina com o elem ento v ivo en evo lu c in d esd e sus

    orgenes (rem ontndonos a l indoeuropeo) h a sta su d escom

    posic in en las lenguas romances, pasando por sus diferentes manifestaciones h istrico -socia les (latn vulgar, m ed ieva l, cristiano , humanista).

  • Prlogo 11

    3.a Las que podramos llamar F u e n t e s in s t r u m e n t a le s , o sea, la bibliografa, que puede orientar e instruir sobre las dos primeras clases de fuentes. Por otra parte, la bibliografa, de por s, establece un mtodo, porque, dado el cmulo de trabajos actuales, es imprescindible para cualquier estudio, y al estudiante conviene ponerle en contacto con ella lo antes posible.Entendemos por fuentes en general los monumentos de

    una edad, es decir, lo que queda de ella para despertar en nosotros el recuerdo, y, en el caso particular de la filologa latina, todo lo que agrupamos en los dos primeros apartados ; y entendemos por bibliografa los trabajos que versan sobre aquellas fuentes, aunque ocurre a veces que la bibliografa, por estar tan cercana a las fuentes, o ser coetnea de las mismas, se convierte tambin ella en fuente o en historiografa. Por eso creemos que forzosamente la bibliografa ha de relacionarse con las fuentes, pues a poco que las fuentes sean enjuiciadas o estudiadas se convierten tambin en materiales de trabajo, y eso mismo ocurre con la bibliografa. Conviene, pues, considerar ambas partes como un todo orgnico.Dgamosi por ltimo, que para el conocimiento del pa

    sado de cualquier pueblo no hay fuente ms efectiva y valiosa que la lengua, porque en ella se expresa el dinamismo de su presente y la tradicin y evolucin de su pasado.Por ltimo trataremos de presentar el estudio de la len

    gua y de la filologa latina en su evolucin histrica, pues opinamos que no basta saber lo que fue la lengua latina en las diferentes fases de su desarrollo, ni basta conocer las fuentes escritas en las que el latn se ha conservado y ha llegado hasta nosotros ; es tambin necesario conocer los mtodos con que se estudiaba en el pasado la lengua latina

  • 12 Introduccin al estudio de la filologa latina

    y las tareas y cometidos de los que se dedicaban al estudio de la misma.Puesto que el nombre de filologa y el quehacer filolgico

    aparecen desde muy antiguo, procuramos exponer en su desarrollo histrico-cronolgico los mtodos seguidos por esta disciplina hasta llegar a las tcnicas actuales y a su conexin con las teoras y mtodos de la moderna lingstica.Pero como, a su vez, en la antigedad' el nombre ver

    daderamente tcnico correspondiente al del actual fillogo era el de grammaticus, no hemos querido pasar por alto el estudio de las tcnicas en la enseanza gramatical, y las expondremos en el mismo orden en que anteriormente tratamos del desarrollo de la lengua, puesto que histrica, cultural y lingsticamente, lengua y gramtica son desarrollos paralelos.Y seguimos este procedimiento porque estimamos que

    la historia de toda ciencia particular, sobre todo si es una ciencia del espritu, debe ensearse con la ciencia misma, aprovechando las ventajas que proporciona la familiaridad con los mtodos y objetos propios de esta ciencia, pues, al fin y al cabo, nuestros actuales mtodos estn siempre condicionados y deben su desarrollo y perfeccionamiento a Ja tradicin.Sin embargo, hemos procurado no descuidar los elemen

    tos generales que exige todo tratamiento histrico, sincronismos, atmsferas culturales de cada poca, interpretaciones histricas, etc.A continuacin de esta parte, que podramos llamar

    histrico-metodolgica, y, sirviendo de colofn a nuestro manual, dedicamos un captulo a tratar concretamente, y ya cfesde un punto de vista cientfico y general, de las partes

  • de la gramtica latina, exponiendo el concepto, mtodos y problemas de cada una de ellas, as como sus mutuas relaciones.Esperamos que nuestro trabajo pueda ser til a los estu

    diantes a quienes va dedicado.

    Prlogo 23

    NOTA INTRODUCTORIA

    Han pasado diez aos desde la primera edicin de este manual. La filologa se ha enriquecido con nuevas aportaciones, por lo que, en algunos puntos, sera preciso reestructurar la exposicin y el contenido, pero la presente reedicin, que conserva la paginacin primitiva, no permite demasiados retoques. Nos limitamos, pues, a aadir algunos apndices para completar o aclarar ciertas cuestiones y, sobre todo, para incorporar lo que nos parece ms esencial, en materia bibliogrfica, de lo mucho que en estos diez aos se ha producido. Sin duda, habr quien encuentre omisiones, pero en un manual de este tipo, que no puede ser exhaustivo, no hay ms remedio que elegir y la eleccin es siempre un riesgo que ha de correr el autor. Nuestro nico deseo sigue siendo que este manual pueda ser de alguna utilidad a alguien en algn momento.En el texto se ha sealado mediante un (*) los lugares

    correspondientes a los aadidos que figuran en el apndice.

  • CAPTULO I

    EL CONCEPTO DE FILOLOGA

    SUMARIO: 1) La palabra filologa. 2) Alcance y valor de la ciencia filolgica. 3) Las modernas concepciones de la filologa clsica. 4) Filologa latina.

    1. L a palabra filologa

    Permtasenos dar el problema por resuelto, como suele hacerse en muchas explicaciones matemticas, antes de llegar a conclusin alguna, y decir que la filologa ocupa un lugar privilegiado o debe ocuparlo, al menos, dentro, de la totalidad de las ciencias, porque aspira al conocimiento de la espiritualidad de los pueblos, sobre todo de aquellos pueblos cuya literatura ha tenido un desarrollo complejo y amplio. Nadie, ni el ms cerrado positivista, se atrevera a negar que donde ms se refleja la espiritualidad de un pueblo es en sus creaciones artsticas y literarias.La palabra filologa aparece por vez primera en Platn,

    que entenda por ella el amor al logos en todas sus manifestaciones, tanto las. ms nobles como las ms plebeyas.

  • 16 Introduccin al estudio de la filologa latina

    Y es Platon quien, comparando a los atenienses con los espartanos, llama a los primeros fillogos, por su aficin a hablar, y a los espartanos braqulogos, por su cortedad de palabras l.Los gramticos alejandrinos adoptaron la palabra con el

    sentido de erudicin literaria. Segn Suetonio, el primero que se dio a s mismo el nombre de fillogo fue Eratstenes y entre los latinos lo hizo L. Ateius Praetextatus 2. Con este sentido de erudicin es como vemos aparecer en las obras de Cicern las palabras philologia y philologus; la primera, una sola vez3, y repetidas veces la segunda, tanto con valor de adjetivo como de sustantivo, y lo mismo en caracteres griegos que en trascripcin latina 4.Por tanto, puede decirse que en la Antigedad, sobre

    todo a partir de los alejandrinos, el nombre de fillogo se aplicaba, casi con el mismo sentido actual, al literato, erudito y conocedor no slo de la lengua y literatura, sino tambin de las cosas y objetos antiguos.En la Edad Media, si bien es cierto que continu el

    estudio del latn en las escuelas, no pas de una necesidad prctica, pero ni el latn ni la literatura latina fueron objeto de una investigacin cientfica, ni se intent tampoco la crtica de textos, al menos tal cual hoy da la entendemos.

    1 Platn, Leyes, 641, .2 En realidad, L. Ateius Praetextatus era griego, pero en el ao

    86 a. J. C., cuando la toma de Atenas, pas a poder de M. Ateius, que ms tarde le concedi la libertad. En Roma alcanz gran fama como retrico y gramtico y fue gran amigo de Salustio y de Asinio Polln. Sobre este personaje puede verse H. Graff, De Ateio Philologo, en Mlanges grco-romains, t. II, pgs. 274 y sigs.

    3 Cicern, Ait. 2, 17, 1, ne et opera et oleum philologiae nostrae perierit.4 Cicern, A lt. 13, 52, 2; 13, 12, 3; Q. Fr. 2, 10, 3.

  • El concepto de filologa 17

    En esta poca solamente se encuentra la palabra filologa en Ja famosa obra que entre los aos 410 y 439 escribe el africano Marciano Capella con el ttulo De nuptiis Philologiae et Mercurii, produccin revestida con el ropaje novelesco y en la que se nos presenta a la novia, Philologia, recibiendo como regalo de bodas las siete artes liberales.No vuelve a aparecer la palabra philologia como deno

    minacin de una disciplina literaria hasta F. A. Wolf, que, al matricularse en la Universidad de Gottinga, el 8 de abril de 1777, lo hizo con el ttulo de Studiosus philologiae, a pesar de la oposicin que a ello mostraron el rector y el famoso Heyne, entonces profesor de la misma.

    2. A lcance y valor de la ciencia filolgica

    Segn precis Wolf, la filologa es el estudio de cuanto es necesario para conocer la recta interpretacin de un texto literario, a saber: las costumbres de la poca en que dicho texto se escribi, las ideas, la mitologa, la geografa a la que alude, los sistemas filosficos implicados, las particularidades gramaticales, la vida social y poltica, las condiciones personales del autor, etc. Y Boeckh, que escribi una importantsima Encyklopdie und Methodologie dei philologischen Wissenschaften5, defina la filologa como la ciencia de lo conocido, es decir, la identificaba con el estudio de la lengua, literatura, arte, poltica y costumbres sociales, precisamente porque para su aplicacin a los estudios clsicos, en los que de manera directa pensaba, es imprescindible el concurso de la historia y de la arqueologa.

    5 Se public en Leipzig en 1877 y la segunda edicin en 1886.

  • 18 Introduccin al estudio ' de la filologa latina

    A partir de aquella fecha, se ve aparecer el nombre de philologia en numerosas revistas cientficas, como, por ejemplo: American Journal of Philology; Bollettino di filologa classica; Classical Philology; Giornale italiano di filologa; Journal of Philology; Philological Quarterly; Philologische Wochenschrift; Rivista di filologa e dinstruzione classica; Revue de philologie, dhistoire et de littrature anciennes, y otras muchas que se publican en diferentes naciones de Europa y Amrica.Tanto Wolf como Boeckh, siguiendo la idea lanzada pri

    meramente por Heyne y Winckelmann, pensaban que la epigrafa, la historia antigua, la arqueologa y dems ciencias anlogas que se ocupaban de Grecia y Roma eran fragmentos de una ciencia clsica de la Antigedad que lo comprenda todo: la filologa clsica.Nace, pues, la filologa clsica al amparo del movimien

    to historicista de finales del siglo xvm y toma inoremento en el siglo xix, caracterizado como el siglo de la Historia.Y precisamente por surgir con caracteres historicistas, la filologa clsica fue un instrumento al servicio de la historia y ella misma un conocimiento histrico.Pero es lo cierto que, desde su aparicin como ciencia,

    se ha venido usando la palabra y el concepto de filologa en forma un tanto imprecisa. Para unos se limita solamente a una erudicin centrada en las lenguas y literaturas clsicas. Segn otros, abarca el concepto de las disciplinas que en la poca actual se ocupan del mundo antiguo. Todava hay quien la confunde con la lingstica, rama que, en realidad, forma parte, como otras muchas disciplinas, del contenido filolgico, aunque sea la de ms reciente aparicin. En consecuencia, creemos acertada la clasificacin de

  • El concepto de fdologa 19

    W. Kroll6, segn el cual las disciplinas que abarca la filologa son: Historia de las .lenguas, Lingstica, Retrica, Mtrica, Literatura, Historia, Religin, Mitologa, Historia de la cultura, Instituciones privadas, pblicas y militares, Geografa, Numismtica, Epigrafa, Historia artstica y Arqueologa, y la obra que con ms acierto y aproximacin responde a este plan es el Handbuch der Klassischen Altertumswissenschaft de Mller1. Entran, por tanto, en la categora de fillogos cuantos investigadores se han preocupado de las disciplinas mencionadas.Mas porque algunos afirman que la filologa es una mera

    labor de eruditos, queremos salir al paso de tal aserto demostrando que el calificativo de erudicin dado a la filologa slo en parte le concierne y en parte, tambin, es falso e injusto. Nos bastar para ello fijamos en las fases del trabajo filolgico que dividiremos en tres etapas:

    1.a R ecoger, preparar y ordenar materiales que pueden servir para investigar sobre una poca concreta del pasado o para hacer revivir el pasado en nuestra mente. sta es la fase que podramos llamar de mera erudicin, pero que lleva ya en s el germen de lo cientfico, que comenzar a desarrollarse en la etapa siguiente.

    2 .a A finar lo s instrum entos y acondicionar lo s m a te

    riales, lo cua l se realiza trabajando sobre docum entos y

    cd ices; transcrib iendo e l conten ido de lo s m ism os; restau rando, integrando o reintegrando lo fragm entario ; corri

    6 Cfr. W. Kroll, Historia de la Filologa Clsica, Labor, Barcelona, 1.928 (traduccin de P. Galindo), pg. 8.7 Es de notar que el trmino Altertumswissenschaft Ciencia de

    la Antigedad fue empleado por vez primera por Wolf, porque consideraba que dicho trmino abarcaba ms que el de philologia, aunque este ltimo tuvo mejor fortuna,

  • 20 Introduccin al estudio de la filologa latina

    giendo los textos corrompidos ; recogiendo lxicos y preparando cuidadosas ediciones crticas, a veces ms tiles que los propios manuscritos.

    3.a D e s c u b r ir y c r e a r . Esta fase ahonda ms en lo cientfico y aplica a los materiales ya dispuestos las luces de la inteligencia. Aqu tiene lugar la comparacin e interpretacin de los textos hasta lograr extraer de ellos esquemas, clasificaciones y reglas o leyes. Es en esta etapa cuando puede recogerse tambin en conceptos generales el elemento comn que subyace en una multiplicidad de hechos. Y esto nadie puede negar que es autnticamente cientfico. Pues, aun admitiendo que pueden impugnarse las leyes fonticas de la gramtica histrica formuladas por el lingista, y que son discutibles las normas de la historia sociolgica o la teora de los. gneros literarios, lo que no puede atacarse ni destruirse es el principio intelectualist merced al cual se ha llegado a tales abstracciones.

    3. L as modernas concepciones de la filologa clsica

    Es, sin duda, cierto que no puede desligarse el trabajo filolgico del trabajo histrico, y que la filologa funciona como un instrumento al servicio de la historia; quiz por eso no han alcanzado a la filologa clsica, al menos de manera efectiva, las corrientes generales del pensamiento moderno y se ha mantenido libre de la influencia de los varios -ismos del siglo xix. Como ya apuntaba Tovar8,

    3 A. Tovar, Apuntes sobre la filologa clsica desde Espaa, en 'Revsta nacional de Educacin, I, 1941, pgs. 7-16.

  • El concepto de filologa 21

    apenas existe en el campo de la filologa clsica eco de movimiento de tan amplia resonancia como el positivismo.Y es que, por esencia, a la filologa le repugna el predominio absoluto de cosa tan histrica como el positivismo, y nunca se han podido aplicar a nuestra ciencia los mtodos vlidos para la ciencia natural, cuyas salpicaduras, sin embargo, s que llegaron a alcanzar a la lingstica que utiliz en forma positiva los materiales que la filologa pona a su disposicin. La nica ventaja que la filologa clsica sac del positivismo fue la depuracin de su instrumental en grado superior al de todas las restantes ciencias filolgicas. Los vocabularios, lxicos, diccionarios, repertorios bibliogrficos, catlogos y grandes colecciones de textos en magnficas ediciones crticas de que dispone la filologa clsica superan, con mucho, al instrumental equivalente en las otras ramas de la filologa, aunque todava falte mucho por hacer.Este precioso instrumental, a cuya adquisin ha contri

    buido en mayor grado que las dems la ciencia alemana, ha logrado ofrecernos un ms profundo conocimiento y una mayor comprensin de las obras clsicas ; pero tales ventajas van acarreando, por otra parte, un menor entusiasmo por aquellas obras, cuyo encanto se siente y se gusta menos cada da. En tal aspecto, estamos ms rezagados que los humanistas del Renacimiento, a pesar de todos los avances que en estos dos ltimos siglos ha experimentado la filologa clsica. Quiz por esto la concepcin de filologa y de cultura clsica en el mundo occidental atraviesa un perodo de crisis profunda y reina una incertidumbre general, tanto en el entendimiento del problema filolgico como en el mtodo a seguir.As, en la filologa alemana, Cauer define el mundo cl

    sico como la fuente de l educacin prctica del espritu

  • 22 Introduccin al estudio de la filologa latina

    y distingue en el estudio de la Antigedad dos mtodos: el humanstico, que penetra el mundo ideal, y el cientfico, que se dirige al mundo emprico.. Immisch, que. es ms profundo, intenta superar la antinomia entre historicismo y humanismo con la frmula de un humanismo depurado a travs del proceso histrico. Jaeguer, cuya doctrina filos- fico-pedaggica es quiz la ms importante de nuestro siglo, est convencido de que la salvacin del mundo occidental reside en una nueva valoracin del mundo clsico. Spranger afirma que los fillogos son los guardianes de los bienes formativos y que, por tanto, su sacerdocio no debe limitarse slo a las palabras, sino tener a la vista toda la ramificacin de la cultura, y que no solamente deben guardar el fuego sagrado, sino transmitirlo a otros; por tanto, pertenecen a la juventud, que, animada de espritu renacentista, busca contenido nuevo para la vida nueva. Del mismo Spranger son estas palabras:

    El fillogo est antes que nadie en las fuentes que forman de un modo superior a la humanidad cuando el sentido que damos a la filologa es encender en la vida juvenil la vida del pasado. Slo por las' cimas del pasado pasa el camino de un pueblo hacia un destino verdaderamente digno de tal nombre. Ambos, pasado y futuro, se enlazan entre s; y as el alma se libera y ensancha para una comprensin ms honda de s misma, esto es, la profeca de la actualidad. Incluso la fsica y la tcnica permanecen muertas si no se despierta el espritu que las cre y produjo.

    Y en otro pasaje dice:

    El corazn de la filologa no es el mero conocimiento de idiomas y textos, la trasmisin de lo tradicional. En ocasiones as ha sido comprendido, siendo entonces el fillogo el hombre ms extemporneo de todos los tiempos. Pero examinemos l a serie de los grandes fillogos desde Erasmo a Gesner, desde Wolf a; Wilamowitz,

  • El concepto de filologa 23

    hombres sinceros que estaban en l centro de su tiempo y le enseaban sus fines. Qu quedara por investigar, al menos en filologa clsica, si todo fuera cuestin de conservar los materiales y de. completar noticias? 9.

    Pero no slo en Alemania, sino tambin en. las dems naciones europeas cuenta con insignes representantes la conciencia filolgica. No podemos citar aqu la serie de grandes fillogos que florecen hoy da en todas las naciones, pero como norma general de sus aspiraciones nos parece interesante, y hasta cierto punto acertado, este juicio del profesor turco Suat Sinanoglu que tomamos de la traduccin italiana :Los alemanes ven en la filologa y en la cultura clsica

    el arma que les puede defender eficazmente del peligro de una recada en un orden de cosas que es incompatible con la libre evolucin del espritu humano. Zielinski quiere hacer de la cultura clsica el instrumento que preserve la Rusia pre-revolucionaria de la orientalizacin. Los italianos parecen asumir la defensa de la romanidad por un principio de orgullo nacional. Los franceses ven en la cultura clsica la salvaguardia de su conciencia civil y poltica, y Fernand Rober en particular ve, por razones demasiado accidentales, un antagonismo inconciliable entre el espritu humanstico, que tiende al culto del individuo, y la fuerza poltica, que tiende a hacer de la sociedad humana tantos rebaos uniformes 10.No queremos continuar sobre este tema, porque los ml

    tiples y diferentes conceptos de filologa clsica se pue

    9 E. Spranger, Cultura y educacin, en la Coleccin Austral de Espasa Calpe, t. II, pgs. 125 y 126.10 Klasik Filolojide Metod, Ankara, 1954.

  • 24 Introduccin al estudio de la filologa latina

    den leer magistralmente expuestos en la monumental obra de Antonio Bernardini y Gaetano Righi, que, a lo largo de sus 721 pginas ms XLV de introduccin, nos ofrece una magnfica historia de los conceptos de humanismo, filologa y cultura clsica desde el Renacimiento hasta nuestros das u, pero, al menos, expondremos el juicio personal de dichos autores :

    II concetto di filologa ha relazione con tutto il movimento culturale, perch non c cultura senza filologa, perch qualsiasi manifestazone e moto culturale sorge sul presupposto della conser- vazione della parola scritta, della lettura e penetrazione dei testi onde le persone present comunicano con le passate, le vicine con le Ion tae, nutrendosi di vita mentale col fissare e meditare e far propria lidea altrui, visibile nel documento che la racchiude dura- bilmente n .

    ntimamente relacionado con el problema que venimos tratando, creemos que est el punto referente a la situacin en que se encuentran los estudios de filologa clsica en el mundo. Para conocer esto, nada mejor que las contestaciones al cuestionario que dirigi la unesco sobre tal problema a las naciones que integran ese organismo. Algunas de aquellas respuestas han sido resumidas y publicadas por el profesor Marouzeau13, y dejan adivinar claramente que, tanto en el orden cuantitativo como en el cualitativo, los estudios clsicos y humansticos en la educacin estn en

    11 A. Bernardini e G. Righi, II concetto d i filologa e d i cultura classica, Bari, 1953. La primera edicin de esta obra es de 1947 e incluye en su estudio, como ltimo autor, a Fernand Robert, profesor de la Universidad de Rennes, que en 1946 public Lhumanisme; essai de dfinition. De este libro toma sus datos e ideas el artculo del profesor turco que citamos en la nota anterior.

    12 Obra citada, pg. 97.13 Cfr. Marouzeau, Revue des tudes latines, 1959, pgs. 100-104.

  • El concepto de filologa 25

    evidente retroceso. El profesor Marouzeau termina su informacin con estas palabras:

    Mais les extraits trs objectivement pratiqus par moi dans le Rapport actuellement tabli ne laissent, comme on voit, gure de place loptimisme.

    4. F ilologa latina

    A partir del campo de la filologa clsica, y por imitacin de sus mtodos y de sus fines, se cre una filologa que pudiramos llamar general, pero que toma su apellido propio, en cada caso particular, segn la lengua, literatura y cultura a cuya investigacin se dedica. As puede hablarse de una filologa romnica, espaola, alemana, etc. En consecuencia, la filologa latina no existe como conconcepto ms que desglosada del concepto general de filologa y ms concretamente del de filologa clsica.Ahora bien, como ciencia histrica que es, la filologa

    latina debe ser estudiada histricamente y su estudio debe abarcar todas las manifestaciones de la cultura latina desde su entronque y orgenes indoeuropeos hasta nuestros das y nuestras lenguas derivadas directamente del latn, pasando por cada una de las formas y evoluciones culturales y lingsticas que el genio romano sufri en el espacio, en el tiempo e incluso en los estamentos sociales en los que dej su contenido y su savia. Por eso hay que dar entrada en el estudio d la filologa latina tanto al latn vulgar de la Romania como al latn medieval, al renacentista o al eclesistico.Por nuestra parte, como ya hemos apuntado, trataremos

    de exponer de manera concreta las manifestaciones lings

  • 26 Introduccin al estudio de la filologa latina.

    tico-literarias de la filologa latina, siguiendo para ello el mtodo histrico y un orden histrico-cronolgico en la medida de lo posible.Para terminar este captulo sobre el concepto de la filo

    loga latina, queremos resumir en unos pocos apartados los porqus del inters de esta filologa:1. Porque adiestra en los elementos esenciales del m

    todo cientfico : observacin , comparacin, generalizacin .

    2. Porque hace ms inteligible nuestro propio idioma y desarrolla las facultades de expresin.3. Porque pone a la mente en contacto con la literatura

    en sus formas elementales.4. Porque nos hace penetrar en los fundamentos de la

    civilizacin.5. Porque obliga a cultivar la imaginacin constructiva.

  • LAS FUENTES PARA EL ESTUDIO

    DEL LATN

  • CAPITULO II

    LOS MANUSCRITOS. CMO HAN LLEGADO HASTA NOSOTROS

    SUMARIO : 1) Los textos ms antiguos y el material de escritura. 2) La conservacin de los cdices y su transmisin; monjes y monasterios. 3) El impulso carolingio y vicisitudes subsiguientes. 4) El Humanismo; descubrimiento de cdices y bibliofilia. 5) Las ediciones prncipes.

    1. LOS TEXTOS MS ANTIGUOS Y EL MATERIAL

    DE ESCRITURA

    Una de las principales formas en que han llegado hasta nosotros las fuentes para el estudio de la filologa latina son los manuscritos. La historia de su transmisin ha recibido recientemente el nombre de codicologa.Los autnticos y ms antiguos manuscritos de los autores

    clsicos latinos se hicieron sobre papiro, material fabricado con la planta egipcia de ese nombre que creca en las mrgenes del ro Nilo. Se preparaba en largas bandas que se arrollaban y se le destinaba especialmente para la escritura

  • 30 Fuentes para el estudio del latn

    de obras literarias, porque las tablillas enceradas que se empleaban en las necesidades de la vida corriente y en la escritura de cartas hubieran resultado demasiado voluminosas y poco duraderas.Cuando se haba terminado de escribir el rollo de papiro

    se fijaba en su extremidad una varilla cuyos dos extremos (umbilici) se pintaban de negro o se adornaban con discos (cornua). Los bordes del cilindro as formado se alisaban con piedra pmez. Se ataba al rollo un trozo de pergamino en el que se escriba el ttulo de la obra (titulus o index). Todo ello se impregnaba en aceite de cedro para prevenirlo de la humedad y se meta en un estuche de pergamino (membrana) que se coloreaba de prpura o de amarillo oro1.A pesar de todo, tampoco el papiro era materia dema

    siado resistente para aguantar el embate del tiempo, y casi todas las obras escritas en papiro desaparecieron. De la literatura latina son poqusimos los restos que nos han conservado los papiros, como veremos ms adelante al tratar de la papirologa. Por tal motivo, no ha llegado a nuestros das ni un solo manuscrito clsico autgrafo o copiado durante la vida de su autor. Ya entre los propios contemporneos de los clsicos latinos era una rareza poseer un ejemplar corregido por la mano del autor. Valerio Probo en el siglo i se mostraba orgulloso de poseer un ejemplar

    1 El olor y el aspecto de aquellos rollos de papiro nos lo s describe Marcial en uno de sus epigramas que dedica a su tercer libro:

    Cedro nunc licet ambules perunctus et frontis gemino decens honore pictis luxurieris umbilicis, et te purpura delicata uelet, et cocco rubeat superbus index.

    (Marcial, Epigramas, III, 2, 7-1 J)

  • Los manuscritos 31

    de las Gergicas corregido por el propio Virgilio2. Para comprender esto, basta recordar que ya en tiempos de Cicern el comercio librero estaba perfectamente organizado, y hasta nosotros han llegado los nombres de varios editores romanos cuales son tico, en la poca de Cicern, los Sosii en la de Horacio, Trifn en la de Quintiliano, etc.3. Adems haba autores cuyas obras, debido al gran favor que el pblico les dispensaba, alcanzaron hasta el nmero de 1.000 ejemplares, lo que induce a creer que el manuscrito del autor era dictado a un gran nmero de escribientes o librarii que eran, por lo comn, esclavos, muchos de los cuales no conocan bien la lengua latina por ser extranjeros. Esta circunstancia, aadida a las naturales equivocaciones de quien escribe al dictado, originaba copias bastante defectuosas4 *.La escasez, caresta e inconsistencia del papiro hicieron

    que se extendiera por Roma entre los siglos n al iv de nuestra Era el uso del pergamino, inventado en Prgamo en tiempos de Ptolomeo II.

    2 Cfr. Marouzeau, Introduction au latin, Paris, 1954, pg. 29.3 El afn de la bibliofilia surgi muy pronto entre los latinos.

    En el ao 87 a. J. C., Sila adquiri los libros de Apelicn, ltimo poseedor de las obras de Aristteles, y los llev a Roma para que despus de restaurados se extendieran en el comercio librero. Paulo Emilio, despus de la victoria de Pydna (168 a. J. C.), llev a Roma los libros de Perseo, y Lculo llev los de Mitrdates, rey del Ponto (60 a. J. C.). Din Crisstomo nos dice que los libreros envejecan los libros para venderlos ms caros y ponan los rollos entre el trigo para que amarillearan (cfr. A. Dain, Les manuscrits, Paris, 1949, pgs. 100-101).4 Cicern se queja amargamente a su hermano Quinto de lo

    defectuosas e imperfectas que se hacan en Roma las copias de libros : De atinis itero quo me uertam nescio; ita mendose et scribuntur et ueneunt. Sed tamen quod jieri poterit, non neglegam (Cicern, Ad Quintum fratrem, III, 5, 6).

  • 32 Fuentes para el estudio del latn

    Cuenta Plinio, siguiendo a Varrn, que los reyes de la dinasta de los Ptolomeos, celosos de la importancia de la biblioteca de Prgamo, prohibieron la exportacin del. papiro, lo que oblig a los escribas de aquella ciudad a adoptar una nueva materia. El pergamino se haca con piel de cordero, cabra o vaca, que, adems de ser materia ms resistente que el papiro, permita plegarlo para formar cdices, semejantes a nuestros libros, en vez de arrollarlo en tiras. La palabra , pergamena, no se encuentra hasta el siglo ni a. J. C. El nombre primitivo de esta materia era , membrana, que significa sencillamente piel.La correccin de los cdices corri, pues, a cargo de

    los copistas y amanuenses, quienes enmendaban los manuscritos segn sus conocimientos e intuiciones particulares, y, al multiplicarse las copias, se fueron alejando cada vez ms del original. Un cierto Salustio del siglo IV nos asegura que ha corregido el texto de Apuleyo. Por el ao 400, un tal Niceus correga en Roma un ejemplar de Juvenal del que derivan los manuscritos medievales. En el ao 402, Trifo- niano anota en Barcelona un manuscrito de Persio Cierto humanista veneciano confiesa que, para hacer legible la primera dcada de Tito Livio, ha tenido que acudir a su ingeniolum. Bosio, obispo de Como, copia un texto del Brutus de Cicern y hace constar que le renov.Son tales cdices en pergamino los que nos han trans

    mitido los textos de los escritores clsicos, pero los manuscritos que nos han llegado en esta forma son muy escasos y tardos, y no abarcan ni todas las obras ni todos los autores de la Antigedad.Muy pocos son los manuscritos que remontan ms all

    del siglo VIH o ix . El verdadero conservador de tales tesoros es el siglo IX, que apenas si dej perder algo de lo que le

  • Los manuscritos 33

    fue legado5. Es la edad precedente la que carga coa la responsabilidad de las desapariciones, sobre todo el siglo IV, momento en que se realiz la trascripcin de bibliotecas enteras, sustituyndose el papiro por el pergamino; pero no se tuvo cuidado de trascribir muchsimas de las obras conservadas hasta entonces en papiros. De los 780 nombres conocidos de la historia literaria latina, slo 140 han salvado algunas de sus obras de la destruccin, hecho que puede apreciarse a juzgar por la gran cantidad de autores de que nos da noticia Macrobio en sus Saturnales, y, sobre todo, por el reciente y magnfico trabajo que el profesor Bardon ha dedicado a esa literatura desconocida *.A veces la trasmisin es nica, como en el caso de Ca

    tulo, del que prcticamente slo se conoce el manuscrito de Verona del siglo xiv, aunque Raterio, obispo de Verona en el ao 962, asegura haber ledo un ejemplar completo de Catulo7. Lo mismo ocurre con LactanCio, Minucio Flix, Arnobio y otros autores. Tibulo y Estacio solamente son conocidos por manuscritos muy tardos del siglo xv.La tradicin manuscrita desde el siglo iv hasta la apa

    ricin de la imprenta ha sufrido grandes variantes en sus diferentes copias, mientras que los manuscritos aparecidos en fecha posterior, como, por ejemplo, el Festn de Trimal- cin de Petronio, encontrado en Trau hacia 1650, se libraron de tales deformaciones porque inmediatamente quedaron fijados en edicin impresa.

    5 Cfr. Lowe, Codices latini antiquiores, 1934, y Chatelain, Palographie des Classiques latins, 1S84.6 H. Bardon, La littrature latine inconnue, Paris, 1952-1956

    (2 vols.).7 Cfr. Migne, Patrologa latina, t. 136, pg. 752.

  • 34 Fuentes para el estudio del latn

    2. La CONSERVACIN DE LOS CDICESY SU TRANSMISIN. MONJES Y MONASTERIOS

    Segn un medievalista ingls, la conservacin de los cdices de los autores antiguos es el mejor exponente de la cultura en cada momento de la Edad Media. Ahora bien, si los clsicos griegos deben su conservacin a las bibliotecas de Constantinopla y a los monasterios orientales, los clsicos latinos la deben a los monasterios de Occidente.Es cierto que desde mediados del siglo v hasta la poca

    de Carlomagno el mundo occidental atraviesa un perodo de barbarie en el que estn a punto de perecer los restos de la civilizacin antigua. Pero en el ao 529 San Benito funda en Monte-Casino, entre Roma y Npoles, una abada modelo, y, junto a las reglas que impone a sus monjes, a ms de la oracin, figura el trabajo manual y, como parte de ese trabajo, la copia de manuscritos antiguos8. Sin embargo, se ha exagerado el mrito de San Benito en la conservacin de las obras clsicas, pues, si bien es cierto que el santo se haba formado en Roma en los estudios clsicos, ya por la poca en que fund la abada permaneca un tanto indiferente a los trabajos literarios9. Fue en realidad

    8 Se discute hoy da mucho sobre la originalidad de la regla de San Benito, pero es innegable que todos los legisladores monsticos de Occidente daban extraordinaria importancia a la lectio divina y a la transcripcin de manuscritos. As San Agustn, San Cesreo de Arles, Santa Radegunda, San Donato de Besanon, etc. (cfr. H. I. Marrou, Histoire de lducation dans l'antiquit, 3.a edicin, Paris, 1955, pgs. 439-440).9 Sobre la cultura clsica de San Benito, cfr. Dom S. Brechter,

    S. Benedetto e lantichit classica, en Benedictus der Vater des Abendlandes, Mnchen, 1947, pg. 147.

  • Los manuscritos 35

    un poco despus cuando San Mauro (f 584) y Casiodoro, que muri a finales del siglo vi, introdujeron en los monasterios el estudio y el inters por la literatura clsica, pues, segn el sentir de Casiodoro, las doctrinas profanas son muy tiles para la comprensin de la ley divina.Los benedictinos se esparcen por occidente : Corbie, Su-

    biaco, Lerins, Bangor, San Galo, Yarrow, Cluny, Fulda, Fleury, etc.10, y en sus scriptoria copian los monjes numerosos manuscritos, salvando as una parte de la literatura antigua. Pero debe advertirse que, en muchas ocasiones, a la vez que salvaban, destruan, pues, al dar preferencia a la copia de libros religiosos o del Antiguo Testamento, raspaban las obras de los escritores clsicos cuando el pergamino escaseaba. ste es el origen de los famosos palimpsestos ( = de nuevo y = raspar), para cuya lectura se precisa el auxilio de la qumica moderna, la ciencia de los palegrafos y hasta el empleo de los rayos ultravioleta11,

    10 Sobre la expansin benedictina, cfr. P. Schmitz, Histoire de lordre de Saint Benot, t. I, Maredsous, 1942, y Dom Justo Prez de Urbel, Las grandes abadas benedictinas, Madrid, 1928.11 As es como se han descifrado muchos de los textos clsicos.

    Recordemos, por citar algunos, el manuscrito que en 1816 descubri Niebuhr en Verona, en el que se haban escrito sobre las Instituta de Gayo algunos tratados de San Jernimo. En Miln se descubri bajo una copia del Antiguo Testamento el mejor texto que poseemos de Plauto; y sobre uno de los ms valiosos manuscritos de la pri- mer dcada de T. Livio se escribieron las Moralia de San Gregorio Magno. Para detalles sobre los scriptoria medievales y otros datos relacionados con la escritura de los cdices, cfr. E. Lesne, Histoire de la proprit ecclsiastique en France, t. IV. Les Livres. Scriptoria" et Bibliothques du commencement du VIIIe la fin du XIe sicle, Lille, 1938; A. Bruckner, Scriptoria medii aevi Helvetica, t. I ll, Genova, 1938; A. Rosario Natale, II Codice e la Scrillura, en la Introduzione alla Filologa Classica" de la editorial Marzorati, Milano, 1951, pgs. 263-341. Conviene tambin recordar que los monjes que trabajaban en un scriptorium podan ser simplemente cal

  • 36 Fuentes para el estudio del latn

    Casiodoro es quien durante el siglo vi hace ms por conservar la letra y el espritu del mundo romano. A l se debe la conservacin del tratado De re rustica de Catn12, y en los monasterios que fund seal a sus monjes la conservacin y copia de manuscritos antiguos, aunque dando preferencia a los Libros del Antiguo Testamento y dictando l mismo las normas que deban observar para la copia13.Despus de Casiodoro, el papel ms importante en la

    difusin de textos clsicos lo desempea San Columbano (f 615), legislador de los monjes irlandeses que fund monasterios en Borgoa y en el Rin. Tambin l prescribi la copia de libros y foment la acumulacin de cdices en Bobbio, hasta el punto que el catlogo de este monasterio, recopilado en el siglo x, recoge seiscientos sesenta y seis manuscritos, entre los que se encuentran obras de varios autores clsicos : Terencio, Virgilio, Ovidio, Lucrecio, Persio, Marcial, Juvenal, Plinio el Viejo, Cicern y Sneca14. Y en Rebais, fundado pr Dadon, discpulo de Casiodoro, en el

    grafos o miniaturistas sin poseer conocimientos literarios, aunque esto no era lo corriente (cfr. A. Boutmy, Quelques directions imprimer aux tudes de laiin mdival et de palographie, en Mlanges Marouzeau, Paris, 1948, pg. 69).12 Cfr. E. Norden, Die antike Kunstprosa, Leipzig, 1918, 3.a edi

    cin, pg. 666.13 Cfr. Manitius, Geschichte der lateinischen Literatur des M it

    telalters, t. I, Mnchen, pgs. 39 y sigs. Interesante es tambin para el conocimiento de Casiodoro el trabajo de A. van de Vyver, ,Cas- siodore et son uvre, en Speculum, VI, 1931, pgs. 244 y sigs,, y el ms reciente de Bardy, Cassiodore et la fin du monde antique, en Anne Thologique, VI, 1945, pg. 410.

    14 Esta actividad, que pudiramos llamar humanstica, en Bobbio se hace patente de manera especial en la primera mitad del siglo vni en que llegan incluso a borrarse de los manuscritos los textos bblicos para copiar tratados gramaticales y obras profanas. Cfr. P. Rich, ducation et culture dans l'Occident barbare, Paris, 1962, pg. 454.

  • Los manuscritos 37

    ao 634, se trascribe a Terencio, Horacio, Cicern y Virgilio 1S.

    3. E l im pulso carolingio y vic isitudes

    subsigu ientes

    Pero quien impuls decididamente con espritu de progreso la conservacin y copia de textos clsicos fue Carlomagno (t 814), que hizo venir de York a Alcuino (f 804) para reorganizar la instruccin de los monjes, e impuso a los monasterios la obligacin de copiar los textos, tarea a la que en esta poca prest una gran ayuda la aparicin en Tours, al sur de Francia, de la escritura llamada caro- lingia, que separa las palabras suprimiendo las ligaduras y hermoseando las letras.Por aquellos aos, Alcuino descubre la obra de Vitruvio,

    y Eghinardo (t 840) la de Suetonio ; Vegecio y Frontino , atraen la atencin de Rabano Mauro (f 856); Lupus de Ferneres (f 860) busca con afn libros nuevos para hacerlos copiar o colacionar con otros de su propiedad y se desvive por encontrar el De Oratore de Cicern y la obra de Quintiliano. La misma senda siguen sus discpulos Heirico y Remigio. La mayor parte de las abadas benedictinas contaban con obras de los clsicos, que a veces se prestaban unas a otras para su copia y difusin. As, en Cluny haba dos manuscritos de las obras completas de Horacio ; en Leyre, las de Horacio y Juvenal ; en Yarrow haba cdices de Estacio, Lucano, Horacio, Ovidio, Lucrecio, Catulo y Virgilio ; en Ripoll posean manuscritos de Terencio, Vir

    15 Cfr. J. de Ghellinck, Littrature latine au moyen ge (2 vols.), Paris, 1939.

  • 38 Fuentes para el estudio del latn

    gilio, Horacio, Lucano, Marcial y Prudencio16. Y en los catlogos de los monasterios espaoles de los siglos ix al XI figuran la Eneida de Virgilio, las Stiras de Horacio y Juvenal, los Dsticos de Catn y las Epstolas de Ovidio 11.Al parecer, un cierto inters local influye en la conser

    vacin de algunos autores en determinados lugares, as Catulo en Verona, Csar en Francia, la Germania y una parte de los Anales de Tcito en Alemania, etc.Es curioso comprobar que durante la Edad Media las re

    glas de algunos monasterios prohiban o desaconsejaban la lectura de los clsicos, mientras que otros monasterios la toleraban, pero tanto unos como otros hacan obligatoria la trascripcin de los cdices18. Solamente la reaccin cis- terciense elimin parte del trabajo de copia, y a finales del siglo XIII haba pocos monjes que se dedicaran a la copia de textos.Puede decirse que el llamado renacimiento catolingio y

    los siglos X al XII prestaron un servicio inestimable a la filologa por su labor de conservar las fuentes; no as los siglos XIII y parte del xiv, que, dominados por la escolstica, desatendieron, salvo raras excepciones, aquellas tareas.

    4. E l humanismo . D escubrimiento de cdicesY BIBLIOFILIA

    Pero muy pronto surge la pasin humanista que produce grandes biblifilos y buscadores de cdices y antigedades.

    16 Cfr. Dom Justo Prez de Urbel, ob. cit., pg. 310.17 Cfr. M. Gmez Moreno, Iglesias mozrabes. Arte espaol de

    los siglos IX a XI, Madrid, 1919 (2 vols.).18 Cfr. D . Comparetti, Virgilio nel Medio Evo, obra que ha pa

    sado a ser clsica y que ha sido reeditada por Pasquali, Florencia, 1937 y 1941.

  • Los manuscritos

    Ricardo de Anguerville (1286-1345) es el ms famoso biblifilo ingls de la primera mitad del siglo xiv. Fue preceptor de Eduardo III y obispo de Durhan. En sus frecuentes embajadas a Pars, Avignon y otras capitales, buscaba infatigablemente los cdices antiguos e incluso pagaba por adelantado a los libreros de Francia, Alemania e Italia. Despus se los haca copiar, colacionar y glosar a los frailes de la Orden de Predicadores o a los Minoritas.Petrarca (1304-1374) viaja de Italia a Flandes y de Vau-

    cluse a Colonia buscando afanosamente cdices de Cicern. Trae de Lieja los discursos del arpinata, entre ellos el Pro Archia, y en 1345 descubre en Verona un cdice con las cartas de Cicern a tico y a Quinto, perdidas haca siglos, y lo copia de propia mano.Boccaccio (1313-1375) descubre en sus bsquedas por bi

    bliotecas antiguas manuscritos de Marcial, Ausonio y el Appendix Vergiliana.Amplonio Ratinck (hacia 1380) viaj por muchas ciu

    dades comprando bibliotecas enteras. Tena amanuenses sueldo y su coleccin alcanz un nmero de 366 cdices distribuidos por materias en 13 categoras.Coluccio Salutati (1330-1406) fue el primero que consi

    gui el tratado De Agricultura de Catn y colecciones completas de las cartas de Cicern.Poggio Bracciolini (1380-1459) fe secretario de N ico

    ls V. Durante los aos 15 al 17, en que vac la silla apostlica, emprendi la bsqueda de cdices por los principales monasterios. Visit Cluny, S^n Galo, Langres y Fulda y encontr varios discursos de Cicern : Pro Cluentio, Pro Roscio Amerino, Pro Murena, Pro Milone, Pro Caecina, Pro Lege agraria, Pro Rabirio, Pro Roscio Comoedo, ln Pisonem, as como tambin las obras completas de Quintiliano,

  • 40 Fuentes para el estudio del latn

    la Argonautica de Valerio Flaco y otros cdices de Asco- nio, Estacio, Manilio y Silio.Nicols de Cusa (1401-1464) se procur manuscritos por

    todos los medios posibles en sus legaciones a Germania, Bohemia, Prusia, Inglaterra y Pases Bajos. Quiz su mejor descubrimiento fue el cdice de las obras de Plauto que encontr cuando tena veinticinco aos, estando al servicio del cardenal Orsini.Nombres famosos de biblifilos del perodo humanista

    son tambin los del conde Giovanni von Lupfen, Giovanni Trithermius, Hermann Schedel, Roberto de Bardi, Dionisio del Santo Sepulcro, Giovanni Cavallini, Giovanni Colonna, Andreolo Arese, Ambrosio de Millis, Nicols de Clemangis y tantos otros19.En Espaa tuvieron inclinaciones biblioflicas los reyes

    Jaime II y Juan I de Aragn, el maestre de Rodas Juan Fernndez de Heredia y el antipapa Luna (Benedicto XIII).

    5. L as ediciones pr ncipes

    Puede decirse que en los cien aos que median desde 1333, fecha del hallazgo del Pro Archia, hasta 1433, en que aparece el Panegrico de Trajano de Plinio, se encontraron casi todos los textos clsicos. Muy poco despus se descubre la imprenta y en poco ms de otro siglo (1465-1575) se imprimen todos los autores clsicos hasta entonces hallados. Aquellas primeras ediciones, conocidas con el nombre de prncipes, son de importancia extraordinaria, y algunas de ellas, por haberse hecho sobre cdices hoy perdidos, tienen el valor de verdaderos manuscritos *-

    19 Cfr, R. Sabbadini, Le scoperte dei codici latini c greci nei se- coli X IV e XV , Firenze, 1914.

  • CAPTULO III

    LA EDICIN CRTICA Y SU PROBLEMTICA

    SUMARIO:' 1) El concepto de manuscrito y los tipos de letra. 2) La edicin de los textos. 3) Crtica textual y clases de cdices. 4) La recensio y la emeiidatio. 5) Disposicin de una edicin crtica.

    1. E l concepto de manuscrito y los tipos

    DE LETRA

    Ya hemos visto que tras el descubrimiento y recoleccin de los manuscritos se pas a las ediciones prncipes, pero el proceso en torno a los textos no se completar hasta la aparicin, ya en el campo de lo cientfico, de la crtica textual, basada en el estudio de los manuscritos.Conviene recordar que la palabra manuscriptum en latn

    es de creacin reciente y que, cuando se aplica por primera vez en el siglo m de nuestra Era, es solamente para designar el carcter autntico o autgrafo de un documento, pero sin relacin ninguna con el hecho de su escritura a mano. Por otra parte, los humanistas de los siglos xv y xvi

  • 42 Fuentes para el estudio del latn

    designaban con la palabra libri lo que nosotros entendemos actualmente por manuscritos !.

    Por lo que se refiere a la palabra cdice, designam os con ese nombre un libro escrito en pergam ino, generalm ente en

    v ite la (de vitula = ternera), por ambas caras y que con frecuencia lleva en sus m rgenes notas de d iferente m ano y posteriores a la cop ia d el texto .

    ntimamente relacionado con la investigacin de los manuscritos est el problema de su escritura, punto del que se ocupa la ciencia especial llamada paleografa.La ms antigua escritura latina fue la capital, con sus

    dos modalidades de letra ; la cuadrada, de grandes caracteres maysculos casi tan anchos como altos, y la rstica, de formas ms esbeltas ; en ambos tipos la escritura es continua, con frecuentes abreviaciones y enlaces que a veces dan lugar a errores. En este tipo de letra se escriben, por lo general, los manuscritos hasta el siglo vi.Procedente de la escritura capital aparece la uncial, de

    formas ms redondeadas y usada entre los siglos iv y vm, poca en que comienzan a surgir las escrituras nacionales. Tienen stas su origen en la escritura schotica o irlandesa, especie de semiuncial, que aparece en el siglo vu y que muy pronto es importada al continente por los misioneros fundadores de monasterios 2.Surge por entonces tambin la carolingia o carotina, de

    claras y hermosas letras ; y durante los siglos xii y xin, coincidiendo con la reforma arquitectnica del arco ojival, hace su aparicin la escritura gtica, angulosa y de letras ms altas que anchas, que se mantendr hasta el siglo xv.

    1 Cfr. A. Dain, Les Manuscrits, Paris, 1949, pg. 13.2 Cfr. L. Bieler, Insular palaeography: present state and. problems,

    en Scriptorium, 1949, pgs. 276-294.

  • La edicin crtica 43

    2. L a edicin de los textos

    Pero el fin inmediato del estudio de los manuscritos es la lectura de los textos con miras a su edicin. En los comienzos de la imprenta se utilizaba para la edicin el manuscrito ms reciente que por su poco valor era despreciado y se despedazaba para mayor comodidad de los tipgrafos. As es cmo se explica tambin el hecho de que el manuscrito del que procede una edicin princeps sea contemporneo de la edicin.No debe olvidarse que casi todos los progresos de la

    filologa se han realizado en torno al problema de la edicin de textos. Nosotros no pretendemos hacer aqu un tratado de crtica textual. Lindsay, Havet, Pasquali, Dain son autores de todos conocidos y que han escrito sobre los problemas de crtica textual con amplitud y competencia. Si traemos a nuestro libro el tema de los textos y de la crtica textual es para mostrarlos como una de las ms importantes fuentes de la ciencia filolgica. Por tanto, en las lneas que van a seguir no queremos ni podemos descender a detalles que, fcilmente pueden encontrarse en cualquiera de los funda mentales tratados sobre la materia.

    3. Crtica textual y clases de cdices

    Fue Robert Estienne (Roberto Stephanus) quien distingui por primera vez con siglas los manuscritos y puso variantes en las mrgenes de su edicin del Nuevo Testamento (1550).Tambin Justo Escalgero haca labor de crtica textual

    cuando supla lagunas o introduca ciertas modificaciones

  • 44 Fuentes para el estudio del latn

    sintcticas en los textos, procedimiento que continuaron empleando despus Nicols Heinsio y Hugo Grocio entre otros. Pero la crtica textual, fal como hoy la entendemos, es una disciplina nueva que naci con los trabajos de Lachmann (1793-1851), fillogo alemn que bas la crtica de los textos y los principios de la edicin en la comparacin de los manuscritos, hasta llegar a determinar su filiacin y relaciones.Por lo que atae a su antigedad, los manuscritos, en

    lneas generales, van referidos a la siguiente terminologa 3.Or ig inal : es e l ejemplar m anuscrito que rem onta al

    autor. D e escritores c lsicos no queda n inguno, com o ya

    dejam os apuntado en otro lugar..

    A rquetipo : es el ms antiguo testimonio de la tradicin en que el texto de un autor se halla consignado en la forma en que nos ha sido transmitida. Si las formas de tradicin son varias, hay varios arquetipos.

    M anuscrito transliterado : es el que ha sido trasladado de una escritura de tipo antiguo a otra de tipo ms reciente. La transliteracin es mucho menos frecuente en los manuscritos latinos que en los griegos.

    Prototipo : palabra tomada del lenguaje tcnico de la aviacin. Se llaman prototipos los cdices antiguos salidos directa o indirectamente de los ejemplares transliterados. Es en stos en los que generalmente se basan los modernos estudios, ya que de los manuscritos latinos no quedan originales ni arquetipos y muy pocos ejemplares transliterados.

    3 Cfr. A. Dain, ob. cit.

  • La edicin crtica 45

    4. L a recen sio y la em en d a t io

    Los principios bsicos de la crtica de textos siguen siendo los ya empleados por Lachmann, es decir, la recensio y la emendatio.La recensio es el juicio de todos los testimonios que

    sirven para reconstruir un texto. He aqu algunas de las principales etapas de que se compone*:

    a) Buscar los manuscritos o papiros, pues a veces, aunque de tarde en tarde, aparecen algunos textos nuevos. Esto requiere la consulta de catlogos de bibliotecas y trabajos anteriores. Por lo que se refiere a la nomenclatura de los cdices, es preciso saber que se dividen en varios grupos que se distinguen:

    1. Por el nombre de' la biblioteca en que se encuentran (ej. : ambrosianus, laurentinus).

    2 Por el nombre latino adjetivado de la ciudad en que est o estuvo la biblioteca que los guarda o los guardaba (ej. : marburgensis, cluniacensis).

    3. Por el nombre de su antiguo poseedor (ej. : bembi- nus, ursiriianus).

    4. Por el nombre de la regin (ej. : barbaricus).5. Por la forma del cdice (ej. : oblongus, quadratus,

    decurtatus) 4.

    b) Clasificarlos, investigando cules son los mejores y los ms antiguos. Aunque en este punto se han venido equi

    4 Cfr. C. Giarratano, La .crtica del testo, en la Introduzione olla Filologa Classica, Milano, 1951, pgs. 79-84, publicada por la editorial Marzorati,

  • 46 Fuentes para el' estudio del latn

    parando a veces las palabras recentiores y deteriores, hay que tener muy en cuenta que un manuscrito no por ser reciente es consecuentemente un mal manuscrito, pues, siguiendo este infundado criterio, se rechazan a veces variantes que remontan a la Antigedad. El buen manuscrito es el que conserva las faltas sin corregirlas y permite al fillogo remontarse al estado primitivo de las alteraciones. Ms que la antigedad, lo que importa para elegir las lecciones es el manuscrito perdido al que se remonta la tradicin *.

    c) Colacionarlos, o sea, registrar las variantes. Esto se suele hacer comparando la mejor edicin crtica, si existe ya alguna, con cada uno de los manuscritos. Las variantes meramente ortogrficas pueden y deben omitirse, aunque conviene anotar ms detalles de los que despus hayan de figurar en el aparato crtico, porque suelen tener utilidad en el momento de establecer la genealoga, fase en la que resultan de suma importancia las trasposiciones de palabras, pasajes o pginas ; las lagunas y los errores ; las figuras y dibujos explicativos.Modernamente el uso de la fotografa y del microfilm

    evita a los investigadores largos desplazamientos, porque mucho de este trabajo de colacin puede hacerse sobre facsmiles y diapositivas, servicios de los que disponen hoy da todas las grandes bibliotecas y archivos.El profesor de Jena, Griesbach, en su segunda edicin

    del. Nuevo Testamento (Halle, 1796), da quince reglas fundamentales para discernir las buenas lecciones en los manuscritos. Pero escoger las mejores lecciones no es cosa fcil, pues se necesita un amplio conocimiento de varias disciplinas : paleografa, mtrica, gramtica, etc., que muy rara vez se renen en una sola persona *

  • La edicin critica 47

    La em en d a t io es la correccin de los errores y establecimiento de conjeturas, tarea an ms delicada y peligrosa que la eleccin de las mejores variantes. A veces resulta fcil la correccin de errores, cuando slo consisten en trasposiciones de palabra o de versos, omisiones de letras o de slabas, mala divisin de las palabras, errores gramaticales, errores de dictado, malas trascripciones de palabras griegas, etctera5*.En cuanto a las conjeturas, se abus mucho de ellas en

    el siglo pasado, pero la moderna filologa, aun a riesgo de que se le dirija el reproche de no penetrar la sustancia y el alma del texto, ha adoptado una posicin hipercrtica y mantiene rigurosamente el texto. Es cierto que algunas conjeturas de Wilamowitz han sido confirmadas por recientes descubrimientos papirolgicos y lo mismo ocurri anteriormente con otras de diferentes sabios e investigadores, pero se ha demostrado que las conjeturas verdaderamente acertadas son muy raras ; y el principio de que la conjetura no es ms segura que la leccin transmitida responde a una realidad. Pero tambin es cierto que modernos editores, por una posicin demasiado hipercrtica y un excesivo apego a la lectio difficilior6, mantienen lecciones completamente indefendibles. Quiz sea verdad que se necesitan para la emendatio aquellas cualidades que ya deca Gronovio: mens

    5 El compendioso y ameno librito de Lindsay sobre la crtica de textos escalona sus captulos bajo los siguientes epgrafes : I ; Errores de correccin ; II. Errores de transposicin ; III. Errores de omisin; IV. Errores de insercin ; V. Errores de sustitucin ; VI. Confusin de letras; VIL Confusin de las abreviaturas.6 Principio que en las reglas de Griesbach, a las que antes

    aludamos, se enuncia as : Difficilior et obscurior lectio anteponenda est ei, in qua omnia tan plana sunt et extricata, ut librarius quisque facile intelligere ea potuerit.

  • divina plurimumque doctrinae, studium et percognita scriptoris indoles ac natura*

    5. D isposic in de una edicin crtica

    Tras el estudio de Ips manuscritos se procede a la edicin crtica del texto, que constar de prolegmenos, texto y aparato crtico.Los prolegmenos comenzarn con el ttulo de la obra,

    que debe ir escrito en latn y en letras maysculas. Tambin es de desear que el contenido total de los prolegmenos se redacte en latn, pero modernamente se va sustituyendo por las diferentes lenguas de las naciones en las que el texto se edita.En los prolegmenos se debe tratar sobre la data de la

    obra, su autenticidad, historia, tradicin, fuentes y crtica del texto. Tambin se har referencia a la tradicin indirecta, es decir, a las citas del texto que se encuentren en otros escritores antiguos (generalmente gramticos, retricos, escoliastas), as como comentarios, compilaciones e imitaciones antiguas del texto que se edita*.A continuacin de los prolegmenos, y antes del texto,

    conviene dar una lista de las siglas empleadas para designar los manuscritos que se ponen a contribucin en el aparato crtico y que sirven de base para la edicin. Los manuscritos se designan con la letra mayscula inicial de su nombre, y, si es necesario, se acude a las minsculas. A veces puede abreviarse indicando con una sola letra griega toda una familia de cdices. Es imprescindible tambin una lista alfabtica de las abreviaciones empleadas en el aparato crtico

    48 Fuentes para el estudio del latn

  • La edicin crtica 49

    para remitir a publicaciones, conjeturas o aclaraciones. Los prolegmenos deben tener una paginacin propia.El texto debe ir escrito en caracteres redondos, conser

    vando la divisin tradicional en captulos y prrafos, o bien en pginas y subdivisiones de pginas de una famosa edicin antigua. En los textos poticos se conserva la numeracin tradicional en versos. Si la edicin tiene como base un manuscrito nico, puede indicarse la paginacin del manuscrito. Las lneas del texto deben ir numeradas.Como signos se usan fundamentalmente : parntesis an

    gulares < > para las letras y palabras restablecidas por conjetura, parntesis cuadrados [] para las interpolaciones, asteriscos * * * para las lagunas y cruces f para los pasajes corrompidos.

    El aparato crtico debe ir colocado en la parte inferior de las pginas, debajo del texto, y su cualidad fundamental ha de ser la claridad y la brevedad, permitiendo que el lector forme opinin propia sobre el texto. Se excluirn del aparato crtico las variantes puramente ortogrficas siempre que por su valor morfolgico o lexicogrfico no tengan tambin valor crtico. Tampoco se consignar la puntuacin de los manuscritos ; de este modo se evitar convertir el aparato crtico en un amontonamiento de simples errores de copia. Debe evitarse recurrir a los signos matemticos para indicar las abreviaciones, que siempre es conveniente hacerlas en latn : add, om, transp. *.Por ltimo recordaremos que hay dos sistemas de dis

    poner el aparato crtico : el positivo y el negativo. El positivo consiste en indicar no slo los manuscritos que tienen yariantes, sino tambin los dems en los que figura la lee-

  • 50 Fuentes para el estudio del latn

    clon adoptada. En el negativo se indican solamente las variantes sin consignar las siglas .de los manuscritos que tienen la leccin que se adopta7.

    7 Para estas cuestiones es interesante el folleto de J. Bidez y A. B. Drachmann reeditado por A. Delatte y A. Severyns, Emploi des signes critiques, Lige, 1938.

  • CAPTULO IV

    LA PAPIROLOGA Y EL LATN DE LOS PAPIROS

    SUMARIO : 1) Descubrimiento de los papiros y clases de los mismos. 2) Importancia de la papirologa. 3) Los estudios pa- pirolgicos y la papirologa espaola. 4) Colecciones de papiros y revistas papirolgicas. 5) Los papiros latinos.

    Tratamos aqu de los papiros porque la papirologa est, por sus mtodos y tcnicas, a medio camino entre la diplomtica y la epigrafa. Los papiros ayudan a comprender los manuscritos, pero su contenido y mtodo de estudio los acerca a las inscripciones. Aunque el ncleo ms importante de papiros es el griego, queremos esbozar en este captulo unas ligersimas indicaciones sobre papirologa para que se comprenda la importancia y el alcance de esta nueva ciencia '.

    1 La papirologa abarca tres ramas, determinadas por otros tantos perodos : antiguo, grecorromano y medieval. El ms interesante para nuestros estudios filolgicos es el grecorromano. Para una iniciacin a los estudios de papirologa pueden ser tiles los siguientes trabajos : K. Preisendanz, Papyrusfunde und Papyrusforschung, Leipzig, 1933; M. David y A. B. van Groningen, Papyrological Primer,

  • 52 Fuentes para el estudio del latn

    1. D escubrimiento de los papiros y clases

    DE LOS MISMOS

    Entre los aos 1752-1754, y bajo los auspicios del rey Carlos III de Borbn, se realizaron en Herculano importantes excavaciones arqueolgicas que, entre otras cosas, pusieron a la luz una villa romana perteneciente a Lucio Calpurnio Pisn Censorino, suegro de Csar. All aparecieron cerca de 2.000 rollos de papiros carbonizados, muchos de los cuales pudieron ser desenrollados y ledos gracias al esfuerzo del Padre Antonio Piaggio, que los someti a la cmara hmeda. Posteriormente, De Petra orden los documentos, relativos a los papiros herculneos, y Martini los catalog para facilitar su estudio y consulta. La primera coleccin de papiros herculanenses se public entre 1793 y 1855 y la componan once volmenes. La segunda coleccin, que vio la luz de 1862 a 1876, tena tambin once volmenes; y, por ltimo, la tercera serie de Herculanensia volumina la inici en 1914 Domenico Bassi.Tras los papiros de Herculano, el segundo important

    simo hallazgo de papiros fue el de los papiros egipcios. De stos, el primer documento lo constituye la famosa Charta Borgiana, as llamada por su poseedor, el cardenal Esteban Borgia. Se trata de un ejemplar de poco ms de doce

    Leyden, 1952; A. Calderini, Papyri, Guida alio studio dlia papiro- logia antica greca e romana, Milano, 1962; es una exposicin clara, metdica y con abundante bibliografa. Una lista bastante completa de los papiros literarios griegos y latinos se halla en el trabajo de Roger A. Pack, The Greek and Latin literary texts from Greco- Roman Egypt, Ann Arbor, 1952. Una bibliografa papirolgica y de egiptologa se viene publicando bajo la direccin del profesor Calderini en la revista Aegyptus desde su fundacin.

  • La papirologa S3

    columnas de un papiro griego perteneciente al siglo a. J. C. y hallado en 1778 por un mercader italiano que se lo regal al cardenal2.Pero la Era de la papirologa puede decirse que no se

    inici hasta finales del siglo x v ii i , con la expedicin a Egipto de Napolen en 1798. Sabido es que Napolen no solamente desembarc un ejrcito de soldados, sino tambin una plyade de sabios con los que dieron comienzo importantes descubrimientos papirolgicos en Egipto. Desde entonces hasta nuestros das han ido apareciendo los papiros por millares, y la bsqueda de. los mismos se ha ido incrementando gracias a expediciones arqueolgicas enviadas, una veces con carcter oficial por las diferentes naciones y otras veces por iniciativa privada.,A1 descubrirse en 1921 la ciudad mesopotmica de Dura-

    Europo, fundada por los asirios, y que haba sido conquistada por los romanos en el siglo il de J. C., aparecieron tambin importantes ncleos de papiros.Otro foco, ms reciente an, en el que se han encontrado

    abundantes papiros, es Palestina, donde en 1937 aparecieron entre las ruinas de Nessana ms de 200 papiros griegos. Pero el descubrimiento palestiniano ms importante fue el de ls rollos de papiros y pergaminos hallados en una gruta cercana al Mar Muerto que contienen interesantsimos textos y comentarios del Antiguo Testamento, si bien la mayora de ellos en lengua hebrea y aramea3,

    2 N o tiene valor literario y fue publicado en 1788 por Nicola Schow. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Npoles.3 Cfr. John Marco Allegro, Los manuscritos del Mar Muerto

    (traduccin espaola de M. Fuentes Benot), Madrid, Aguilar, 1957; y P. Benoit, J. T. Milik, R. de Vaux, Les Grottes de Murabbdat, Oxford, 1961.

  • 54 Fuentes para el estudio del latin

    Por su contenido, los papiros se dividen en dos grupos : el primero comprende los papiros literarios, que son los que a nosotros nos interesan particularmente y contienen poemas y fragmentos de prosa y verso pertenecientes a autores clebres. A veces esos fragmentos son pequesimos, pero, aun as, revisten gran inters. Al segundo grupo pertenecen los papiros no literarios o papiros documentales, y entre ellos se encuentran contratos, cartas, documentos fiscales, actas matrimoniales, ejercicios escolares, etc. Una gran cantidad de estos papiros escolares nos dan preciosas noticias sobre el funcionamiento de las escuelas grecolatinas en Egipto. Se encuentran, entre ellos, fragmentos de los autores objeto de estudio, ejercicios de escritura y de dictado, antologas escolares, lxicos y versiones del latn al griego y del griego al latn, etc.La lectura e interpretacin de los papiros, entre los cua

    les se encuentran algunos con miniaturas e ilustraciones, se ha convertido en una nueva rama cientfica de la filologa: la papirologa.

    2 , Importancia de la papirologa

    Deca Mommsen que, as como el siglo xix haba sido el de la epigrafa, el siglo xx sera el de la papirologa; y no sin razn, pues los documentos sobre papiros abren a los estudiosos nuevos campos de investigacin y se extienden desde el siglo vin a. J. C. hasta el IX de nuestra Era. La importancia de los papiros radica en que, a veces, nos ofrecen textos nuevos de autores perdidos, ejemplares ms antiguos de textos ya conocidos y documentos abundantes y variados.

  • La papirologa 55

    Por lo que se refiere a los textos literarios, los papiros nos los ofrecen sustrados al proceso de seleccin crtica y arreglo de muchos siglos pasados, sobre todo de los siglos medievales. Adems, los papiros, lo mismo que las inscripciones, abarcan una mayor extensin, no slo en el tiempo, sino tambin en el espacio, que los cdices, pues proceden de los lugares ms apartados y separados entre s, y no se hallan centrados precisamente en ls focos de cultura.Los papiros literarios han servido en muchos casos para

    completar y comprender mejor ciertos puntos gramaticales de las lenguas griega y latina; por ellos se conocen tambin determinadas alteraciones fonticas, morfolgicas y sintcticas de dichas lenguas en el Egipto grecorromano. Por los papiros se ha llegado a saber el grado y zonas de difusin de la lengua latina en las riberas del Nilo y del ufrates.Desde el punto de vista histrico, muchos papiros, tanto

    literarios como documentales, han revelado importantsimos datos sobre la administracin, el derecho y las costumbres de Egipto en la poca grecorromana4. Por lo que se refiere al derecho, son abundantsimas e interesantes las noticias que nos ofrecen los papiros sobre la aplicacin del derecho romano, tanto poltico como privado y civil, en Egipto, Palestina y Dura-Europo. En cuanto a creencias religiosas, aparte de datos concretos, tambin nos informan los papiros de cmo arraigaron las ideas cristianas en las clases ms humildes de aquellas poblaciones afroasiticas.

    4 Cfr. W. Peremans, Papyrologie et problmes d histoire ancienne, en "Annales Univ. Saraviensis", 1959.

  • 56 Fuentes para el estudio del latn

    3. Los ESTUDIOS papirolgicos y la papirologa . ESPAOLA

    El abate italiano Amadeo Peyron fue el primero que, consciente del valor de los papiros, public en 1826 y 1827 una coleccin de papiros documentales acompaados de magnficos comentarios. Poco despus el cardenal Angelo Mai, en 1831, public los papiros del Serapeum de Mentis.Cuando entre los aos 1877 y 1878 comenzaron a apa

    recer en el distrito de Fayn cientos y cientos de papiros,, los cnsules de Inglaterra, Alemania y Francia los adquirieron en grandes cantidades para sus respectivas naciones i pero la mayor cantidad de ellos pas a la corte del archiduque Rainieri de Austria. Inmediatamente numerosos sabios y estudiosos se dedicaron a descifrar, catalogar y comentar aquella mole de papiros. Sobresali entre todos ellos Carlos Wessely, cuyas ediciones y estudios sobre papiros quedan como una obra monumental unida a los nombres de Rainieri y a los de las ciudades en que se publicaron: Viena y Leipzig.De 1883 a 1890, el arquelogo ingls F. Petrie realiz

    importantes excavaciones en varias regiones de Egipto. Salieron a la luz numerosos papiros griegos que edit J. P. Ma- hafy. Por otra parte, la gran cantidad de papiros que haban pasado a engrosar los fondos del Museo Britnico de Londres encontraron su editor en el gran papirlogo ingls Federico Kenyon. Los investigadores Bernardo Grenfell (t 1926) y Arturo Hunt (f 1934), tambin ingleses y a quienes se ha llamado los discuros de la papirologa, llevaron a cabo magnficas y afortunadas excavaciones que

  • La papirologa 57

    dieron como resultado el descubrimiento de numerosos e importantsimos papiros en Oxirrinco y en otros puntos de Egipto. Las publicaciones y ediciones de estos dos sabios conquistaron para Inglaterra el primer puesto en l que pudiera llamarse primera etapa de la papirologa.En Alemania inici los estudios papirolgicos un disc

    pulo de Mommsen, Ulrico Wilclcen, que en 1892 edit algunos de los papiros de Berln, y aos ms tarde, en 1900, fund la revista Archiv fr Papyrusforschung.Entrando ya en el siglo xx, los estudios y trabajos de

    papirologa han adquirido un gran desarrollo en casi todas las naciones europeas, as como en Egipto y en Estados Unidos. Ante la imposibilidad de hacer ni una somera resea de dichos trabajos, nos limitaremos a citar los nombres de los principales investigadores y las ciudades con fondos papirolgicos, tomndolos en resumen de la obra de Calderini.En Italia sobresalen Domenico Comparetti, Girolamo

    Vitelli y los profesores Bartoletti, seorita Montevecchi y Aristide Calderini, fundador de la revista Aegyptus y cabeza visible de los estudios papirolgicos en nuestros das. Miln, Florencia y el Vaticano poseen buenos fondos de papiros.En Alemania, adems de Berln, donde radica desde un

    principio el ms importante foco papirolgico, poseen colecciones de papiros las ciudades de Bremen, Erlangen, Giessen, Halle, Hamburgo, Heidelberg, Jena y Leipzig; y nombres de estudiosos insignes en esta rama son los de A. Gerhard, O. von Gradenwitz, F. Bilabel, E. Becker, H. Siegmann, Fr. Zucker, Fr. Schneider, J. Seyfarth, etc.Londres y Oxford en Inglaterra son las sedes principales

    de las colecciones de papiros griegos y latinos, y entre los editores y publicistas ocupan lugar destacado J. E. Powell,

  • 58 Fuentes para el estudio del latn

    Fr. L. Griffith, A. S, Hunt, E. G. Turner, por citar slo algunos.En los Estados Unidos de Amrica existen colecciones

    papirolgicas en Ann Arbor, Ithaca, New Haven, New York, Princeton, Washington y Cambridge, y han publicado ediciones y trabajos sobre papiros W. L. Westermann, A. E. R. Boak, H. A. Sanders, V. Cl. Husselmann y otros.No podemos citar los nombres de todas las naciones

    europeas que poseen fondos y colecciones de papiros ni los de todos los numerosos editores e investigadores de esta nueva ciencia. Quien desee tener sobre ello un conocimiento ms amplio puede consultar como base previa el manual de Calderini, ya citado. Pero lo que no podemos pasar por alto es el reciente movimiento papirolgico en nuestra patria, del que damos a continuacin una somera noticia.En Espaa, los estudios de papirologa son muy recien

    tes. Sus iniciadores e impulsores ms destacados son los profesores Manuel Fernndez Galiano, que se ha ocupado de papiros literarios, y Alvaro dOrs, que ha estudiado papiros documentales y jurdicos.El Padre J. OCallaghan, S. I., se ha preocupado de do

    cumentos privados de la poca bizantina y es el director de la reciente revista Studia Papyrologica que edita el Seminario de Papirologa de la Facultad Teolgica de San Cugat del Yalls (Barcelona).En Barcelona radica la fundacin papirolgica San

    Lucas Evangelista, de la que es alma don Ramn Roca Puig, y que posee un interesante fondo de papiros ( = P Bare.).

    Dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cientficas se ha creado un Seminario de Estudios Papiro- lgicos en Madrid, que tiene como base un magnfico lega

  • La papirologa 59

    do de 338 papiros griegos y copos donados por la seorita Penlope Photiades, a los que se ha acordado designar con el nombre de Papyri Matritenses (fondo Photiades). Tanto la fundacin San Lucas Evangelista como el Seminario de Estudios Papirolgicos han hecho ya importantes publicaciones de algunos de sus valiosos fondos5.

    4. Colecciones de papiros y revistas

    PAPIROLGICAS

    Las colecciones de papiros suelen editarse unas veces por el contenido de los mismos, como, por ejemplo, los papiros literarios ya citados de Pack o los papiros escolares

    5 Sin pretender. recoger aqu todos los trabajos que en torno a los papiros han publicado hasta el momento los estudiosos espaoles, nos limitaremos a citar algunos de los principales, como prueba alentadora y confortante de que por este flanco de la filologa no se encuentra Espaa desguarnecida:Manuel F. Galiano, La lrica griega a la luz de los descubri

    mientos papirolgicos, en Actas del Primer Congreso Espaol de Estudios Clsicos, Madrid, 1958, pgs. 58-180; Sobre los inventarios de papiros griegos y latinos, Studia Papyrologica, 1962, pginas 9-37; Alvaro dOrs, Introduccin al estudio de los documentos del Egipto romano, Madrid, 1948; J. OCallaghan, Trato de los cristianos en su correspondencia privada. Papiros griegos del siglo V, Estudios Eclesisticos', 1960, pgs. 391-402; Sobre la interpretacin de P S I. V il 835 [VVIp], Emerita, 1961, pgs. 121-127; I nomi propri nelle lettere cristiane, Aegyptus, 1961, pgs. 17-25; La Iglesia en el siglo V segn las cartas cristianas, Revista espaola de Teologa, 1960, pgs. 391-402; Ocupaciones de los seglares segn las cartas cristianas del siglo V, Studia Papyrologica", 1962, pgs. 43- 55; R. Roca Puig, Panorama de los papiros latinos, Barcelona, .1959; P. Photiades, Un papyrus documentaire de a collection de Madrid, "Emerita, 1961, pgs. 117-119.

  • 60 Fuentes para el estudio del latn

    de Zalateo 6. Otras veces el corpus formado por una determinada coleccin lleva el nombre de la ciudad en que radica, el de la entidad o biblioteca a que pertenece o el del mecenas que adquiri la coleccin, por ejemplo, P. Aberdeen = Catalogue of Greek and Latin Papyri and Ostraca in the possession of the University of Aberdeen; P. Cornell Greek Papyri in the Library of Cornell University; P. Michaelidae = Catalogue of the greek and latin papyri. .. in the Library of G. A. Michailidis of Cairo; P. Amh = The Amherst Papyri... the greek Papyri in the collection of Lord Amherst. Muy frecuentemente las colecciones llevan el nombre de la regin o ciudad en que fueron hallados los papiros, por ej. : P Oxy = The Oxyrhynchus Papyri; P Fay = Fa- yumtowns and their Papyri; P Tebt = The Tebtunis Papyri; P Hib = The Hibeh Papyri.Adems de las colecciones de papiros y de los numerosos

    trabajos de papirologa que ven la luz en casi todas las principales revistas de filologa y de lingstica, existen revistas especiales dedicadas a la publicacin de textos y estudios sobre papiros. Las principales de entre esas revistas son:

    Archiv fr Papyrusforschung und verwandte Gebiete. Desde 1900, Berlin

    Journal o f Egyptian Archaelogy. Desde 1914, London Aegyptus. Ri vista italiana di Egittologia e Papirologa. Desde 1920, Milano

    Chronique d gypte. Desde 1925, Brusellestudes de Papyrologie. Desde 1932, El CairoThe Journal of Juristic Papyrology. Desde 1946, Varsovia.Recherches de Papyrologie. Desde 1961, ParisStudia Papyrologica. Desde 1962, Barcelona

    6 Cfr. G. Zalateo, Papiri scolasticl en Aegyptus, 1961, pginas 160-235.

  • La papirologa 61

    5. Los PAPIROS LATINOS

    La papirologa ofrece, como ya hemos dicho, un ms ancho campo a los estudios griegos que a los latinos7, pues la mayora de los papiros hallados hasta ahora provienen del Egipto grecorromano.Entre los papiros descubiertos en Herculano y que con

    tienen textos latinos se encuentran setenta hexmetros de un Carmen de bello Actiaco que debi de escribirse en los ltimos aos de Augusto. Los restantes papiros latinos de Herculano son indescifrables por su mal estado de conservacin.Los autores literarios latinos que se encuentran repre

    sentados en los papiros egipcios son:C ic e r n : fragmentos de varios discursos, a veces con

    la traduccin griega y con notas tambin en griego. Est representado por ocho papiros (uno del siglo i a. J. C. y siete del siglo v de J. C.) que contienen : in Catilinam, 1, 6, 16; 7, 17-18; 8, 19-20; 11, 14; 15; Divinatio in Q. Caecilium, 34-37 ; 44-46 ; pro Plancio, 27 ; pro Caelio, 26-55 ; ad Verr. act. secunda, I, 1 ; 2 ; 62 ; 63 ; de imperio Cn. Pompei, 60-65 ; 70-71.

    S a lu s t io : est representado en cinco papiros que van del siglo i i al v de J. C., dos de los cuales contienen fragmentos de la Conjuracin de Catilina y otros dos de la Guerra de Yugurta. En un quinto papiro se encuentran las Historias.

    7 Cfr. P. Collart, Les papyrus littraires latins, Revue de Philologie, 1941, pgs. 112-128, y A. Calderini, Papiri Latini, Milano, 1946.

  • 62 Fuentes para el estudio del latn

    V ir g i l i o : es el autor latino ms ampliamente representado en los papiros egipcios desde el siglo al v de J. C., seguramente porque se le estudiaba en las escuelas como al ms eximio representante de la latinidad. Nos quedan dos versos de las Gergicas, nueve papiros de la Eneida y una parfrasis griega de los libros iv y v. Seis papiros contienen traducciones yuxtalineales al griego 8.

    T i t o L iv io : slo quedan unos pocos fragmentos del siglo in de J. C. y los eptomes de los libros 37-40 y 48-55. Estos ltimos fueron encontrados en 1903 en Oxirrinco.

    L u can o : breves fragmentos del libro II (v. 247-48 ; 265- 66) pertenecientes al siglo vi.Se han encontrado tambin algunos papiros con frag

    mentos de T e r e n c io , J u v en a l, U lp ia n o y Pap in iano .

    8 Cfr. Cataudella, Sulla fortuna di Virgilio nel mondo greco egiziano, Chronique dgypte, 1932, pgs. 332-334.

  • CAPTULO V

    LAS INSCRIPCIONES LATINAS

    SUMARIO: 1) Importancia y problemas de las inscripciones. - 2) Letra y lectura de las inscripciones. 3) Clases de inscripciones. 4) Breve historia bibliogrfica de las inscripciones.

    1. Importancia y problemas de las inscripciones

    De manera general se entiende por inscripcin todo lo que est escrito sobre una materia duradera: piedra, hueso, vidrio, mosaico, etc., y su estudio ha pasado a ser objeto de una ciencia filolgica especial : la epigrafa, que a veces penetra en el campo de otras disciplinas, como, por ejemplo, la paleografa o la numismtica. Pero tanto sus objetivos como sus mtodos son diferentes.La epigrafa se aprende con la lectura y la interpretacin

    de las inscripciones, bien directamente sobre los objetos en que estn escritas, o bien en colecciones especiales ya editadas.Las inscripciones tienen la ventaja sobre los manuscritos

    de que nos ofrecen textos autnticos e intactos, contemporneos de quienes las hicieron o las mandaron grabar.

  • 64 Fuentes para el estudio del latn

    Las inscripciones nos aclaran y precisan muchos hechos de lengua, sobre todo en el campo de la ortografa, morfologa y fontica. Gracias a las inscripciones podemos saber, por ejemplo, en qu poca se conservaban intactos los diptongos, cundo se introduce la reduplicacin de las consonantes, hasta qu poca se mantiene la -s- intervoclica o la -d final de los ablativos, y otros mltiples fenmenos por el estilo.El conocimiento de los nombres romanos reposa, en gran

    parte, en datos epigrficos, porque el nombre es lo que ms aparece en las in scripcionesPor ellas podemos conocer las formas ms corrientes de praenomen, nomen y cognomen y otros datos relacionados con estas palabras, como, por ejemplo, el hecho curioso de que las mujeres solan llevar un praenomen sacado generalmente del color de sus ojos o de sus cabellos. En cuanto al nomen podemos comprobar que los ms antiguos gentilicios terminaban en -ius, -eius, -aius, -eus, -aeus; que los de origen etrusco terminaban en -as, -enas, -inas, -ama, -ern, -enna, -inna, -ina; los umbros y los pcenos en -anus y -enus, y los galos en -acus y -auus.Por lo que se refiere al cognomen, las inscripciones nos

    ensean que esta distincin onomstica es de un uso ms reciente y que la mayora de ellos derivan de cualidades fsicas. En cuanto al signum o apodo, las inscripciones ponen de manifiesto que esta forma no remonta ms all del siglo II de nuestra Era, que su desinencia es en -ius y que se forman a partir de adjetivos, pero conservan la desinencia -ius aunque se apliquen a mujeres, y, por ltimo, que alcanzaron su mayor difusin en los siglos m y iv 2.

    1 Cfr. W. Schulze, Zur Geschichte der lateinischen Eigennamen, Berlin, 1904.2 Cfr. Mlle. H. Wuilleumier, tude historique sur lemploi et la

  • Las inscripciones 65

    Estos y otros muchos hechos de lengua nos aclaran las inscripciones ; sin ellas estaramos an bastante menos seguros de lo que estamos de los textos literarios que han llegado hasta nosotros. En cierto modo puede decirse que el grabador repara el mal que hace el copista. Pero hay que tener tambin en cuenta, por lo que a la lengua .se refiere, de una parte, las posibles faltas o errores de los lapicidas y grabadores o quadratarios ignorantes o que no entendan muy bien el texto original, posiblemente porque se les entregara escrito en letra cursiva ; y, de otra parte, las malas lecturas de aficionados imaginativos que dieron de las inscripciones transcripciones peregrinas, pues, como dice muy bien Cagnat, en la epigrafa no hace falta intuicin, sino ciencia.

    2. L etra y lectura de las inscripciones

    En trminos generales puede decirse que hay en las inscripciones, como en los manuscritos, dos tipos de letra : la monumental o capital, parecida a nuestras maysculas de imprenta, que es la empleada comnmente en inscripciones grabadas, y la cursiva, que es un tipo de letra rpida, simplificada y, por tanto, muy difcil de descifrar. Los tipos de cursiva ms antiguos aparecen en los graffiti de las paredes de las casas pompeyanas y en algunas tablillas enceradas descubiertas en 1875 y que datan de los aos 55 y 57 de nuestra Era.Las inscripciones latinas se caracterizan, salvo raras ex

    cepciones, por su brevedad. A veces toda una palabra est

    signification des signa, en Mmoires prsentes lAcadmie des inscriptions et Belles Lettres", XIII, Paris, 1932,

  • 66 Fuentes para el estudio del latn

    sustituida por una sigla, que normalmente es la letra inicial de la palabra. Si la palabra est en plural, suelen escribirse las siglas tantas veces como personas quieren indicarse ; por ejemplo : d d d . nnn . = Domini nostri tres. Conviene conocer tambin para la lectura de las inscripciones las combinaciones de letras o ligaduras, procedimiento que a la vez iba encaminado a ahorrar espacio. Estas abreviaturas en la escritura cursiva son difciles de descifrar, pero en la monumental resultan ms fciles. Lo corriente es agrupar dos o tres letras. El agrupamiento de ms de tres es raro y suele aparecer solamente en frmulas ya consagradas, por ej. :

    = (pto) tierra) s(it) l(evis) t(ibi) 3.Entre los signos ms frecuentemente empleados por los

    lapicidas se cuentan el apex, especie de acento agudo