Hic Sunt Canibales- El Canibalismo Del Nuevo Mundo en El Imaginario Europeo (1492-1729)

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    Anuario Colombiano de Historia Social y de la

    Cultura

    ISSN: 0120-2456

    [email protected]

    Universidad Nacional de Colombia

    Colombia

    Vignolo, Paolo

    HIC SUNT CANIBALES: EL CANIBALISMO DEL NUEVO MUNDO EN EL IMAGINARIO EUROPEO

    (1492-1729)

    Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, nm. 32, 2005, pp. 151-188

    Universidad Nacional de Colombia

    Bogot, Colombia

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=127113735007

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    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    HICSUNTCANIBALES:

    ELCANIBALISMODELNUEVOMUNDOENELIMAGINARIOEUROPEO

    (1492-1729)

    Paolo Vignolo

    Profesor Departamento de HistoriaUniversidad Nacional

    Resumen

    El artculo se propone explorar el papel del canibalismo en la apropiacin simblicadel Nuevo Mundo por parte de la cultura europea. El punto de partida es elsurgimiento de una imagen de las nuevas posesiones de ultramar que se estructuraa partir de una visin cosmolgica todava anclada en la antigua teora de las zonas,cuyo corolario fundamental es la existencia de tierras y pueblos en las antpodas dela ecoumene tradicional. El rico imaginario que rodea al habitante del ms all

    desconocido, fruto de elaboraciones culturales sedimentadas a lo largo de ms demil aos, se vuelve una cuestin de candente actualidad poltica a partir de la mitaddel siglo XV, cuando portugueses y espaoles alcanzan a ir ms all de los limesdelos antiguos. El mundo al revs medieval ser el molde en donde se va forjando ladicotoma entre el indio ednico, antepasado del buen salvaje, y el caribe antrop-fago, emblema de la barbarie del nuevo sujeto colonial. El canibalismo conllevaprofundas implicaciones en la percepcin del otro y de s mismos por parte de loseuropeos, ya que vuelve a trazar las fronteras de lo humano. Asistimos entonces auna compleja transicin, que llevara al monstruo medieval a transformarse en elsalvaje de la ideologa colonial moderna.

    Palabras clave:canibalismo, Nuevo Mundo, antpodas, monstruo, salvaje, imagi-

    narios, estudios coloniales, Calibn.

    Abstract

    This article explores the role of cannibalism in the symbolic appropriation of theNew World by European culture. The starting point is the rise of an image of theultramarine possessions within a cosmological vision still based on the ancient zonetheory and its main corollary, the existence of lands and peoples at the antipodes ofthe traditional ecoumene. The rich imagery that surrounds the habitant of theunknown beyondas a result of cultural elaborations settled over more than athousand years becomes a matter of burning political topicality in the second halfof the sixteenth century, when Portuguese and Spanish expeditions succeed to gobeyond the limesof the ancients. The upturned medieval world becomes the mold

    Recepcin: 17 de junio de 2005. Aprobacin: 10 de agosto de 2005

    Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

    No. 32, 2005, pp. 151-188

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    for shaping the dichotomy between the Edenic Indian, precursor of the NobleSavage, and the anthropophagical Caribbean, emblem of the barbarism of the newcolonial subject. Cannibalism has deep implications both in the perception of theother and of self, because it redefines the frontiers of what is human and what is not.A complex transition takes place, which will transform the medieval monster intothe savage of modern colonial ideology.

    Key words: cannibalism, New World, antipodes, monster, savage, imagery,colonial studies, Caliban.

    Introduccin

    A partir del siglo XVI la figura del canbal aparece en todas partes: se leencuentra en los grabados y en las crnicas de viajes, en los libros de caballeras yen los mapamundis; en las fiestas de corte y en los carnavales populares. A medidaque los viajeros dan cuenta de su difusin en el nuevo continente, ms all del ocano,su celebridad en Europa se extiende rpidamente. Cmo explicar esta formidablefortuna del canibalismo en el imaginario colectivo del Renacimiento? Que relacinhay entre la visin cosmogrfica de unAlter Orbisy la reiteradas acusaciones a sushabitantes de comer carne humana? Por qu esa obsesin por la antropofagia queacompaa toda la conquista del Nuevo Mundo, desde el primer viaje de Coln?

    El artculo se propone abordar estas cuestiones. La etimologa del trminocanbal, argumento del primer apartado, permite orientarnos en el debate alrededorde las costumbre alimentarias del habitante de las tierras de ultramar. Un debateque, a partir de los seres antropomrfos de la tradicin pliniana, va a contribuir alnacimiento de la antropologa y de la etnografa modernas. El segundo apartadoubica la metamorfosis del imaginario de la alteridad lejana en el contexto de unanueva visin del mundo en gestacin, destacando el papel crucial de la antigua

    doctrina de las teora de la zonas, cuyo principal corolario es la supuesta existenciade pueblos y tierras a las antpodas de la ecoumene tradicional.

    En el siglo XVI asistimos a dos fenmenos complementarios, a los cualesestn dedicados los apartados tres y cuatro: la acusacin de antropofagia seextiende a la mayor parte de los habitantes del Nuevo Mundo, mientras que lafigura del canbal entra como protagonista en el folclor europeo. Progresivamen-te otra visin del canibalismo se impone: a la antropofagia de necesidad de los

    primeros relatos, famlica y bestial, se aade el canibalismo ritual, de venganza.La antropofagia pasa del reino de la natura al terreno de la cultura. La explicacindel canibalismo en trminos religiosos y culturales y no simplemente alimentariosdesemboca, como resultado inesperado, en situar al canbal en el corazn mismode la disputa teolgica sobre la eucarista, que opone duramente a catlicos y

    reformados en las guerras de religin que devastan a Europa. Los mecanismos

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    de inversin, propios del imaginario antipdico, permiten devolver las acusacio-nes de salvajismo a los adversarios polticos y doctrinarios en Europa. Este es eltema del apartado quinto.

    El sexto apartado trata de dar cuenta de cmo la antropofagia acta en un doblesentido: por un lado permite domesticar al otro, reducindolo a unas categorasconocidas; mientras por el otro, se vuelve el marco indeleble de su irreduciblediversidad. La fascinacin mrbida que rodea el salvaje del Nuevo Mundo serefleja en la literatura renacentista: en particular los canbales de Montaigne,analizados en el apartado siete, y el Calibn de Shakespeare, en los apartados ochoy nueve, ponen las bases para el desarrollo moderno de la cuestin del otro. Eldcimo y ltimo apartado est dedicado a la elaboracin que se da en el siglo XVIIIal buen salvaje y al indio bestial, las dos caras complementarias de la representa-cin de un nuevo sujeto colonial. El mundus inversus et perversusde los canbalesen las antpodas de Europa abre paso a un juego de mltiples inversiones, que vaa permitir asimilar tanto el all maravilloso como el ac familiar, estableciendo unalnea de frontera infranqueable entre la civilizacin cristiana europea y la supuesta

    barbarie de los pueblos salvajes.

    La invencin del canbal: De cinocfalo a sbdito del Gran Kan

    La etimologa nos da una primera pista para explorar la relacin entreantropofagia y Nuevo Mundo. El inventor del trmino canbales, sin duda alguna,Cristbal Coln. El 4 de noviembre de 1492 el almirante genovs anota en su diario:

    Mostr el Almirante a unos indios de all canela y pimienta, parez que de la quellevava de Castilla para muestra y cognoscironla, diz que, y dixeron por seas quecerca de all ava mucho de aquello al camino del Sueste. Mostrles oro y perlas yrespondieron ciertos viejos que en un lugar que llamaron Boho ava infinito y que

    lo traan al cuello y a las orejas y a los braos y a las piernas, y tambin perlas.Entendi ms, que dezan que ava naos grandes y mercaderas, y todo eso era alSueste. Entendi tambin que lexos de all ava hombres de un ojo y otros conhoicos de perros que coman los hombres, y que en tomando uno lo degollavany le bevan la sangre y le cortaban su natura.1

    Algunos das ms tarde, el 23 de noviembre, en cercanas de Boho, elalmirante vuelve sobre el asunto, utilizando por vez primera el neologismocanbales. El trmino canbalparece tomado de una palabra utilizada por losarawaks (los primeros pobladores con quien Coln haba entrado en contacto) paradesignar de modo despectivo a sus enemigos del interior.

    1

    Cristbal Coln, Textos y documentos completos: Relaciones de viajes, cartas y memoriales,edicin, prlogo y notas de Consuelo Varela (Madrid: Alianza, 1982) 51.

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    Un monstruoso ser antropomorfo que come carne humana: esta es la primeraimagen con la cual el canbal entrar triunfalmente en el imaginario europeo delsiglo XVI, desempeando un papel importante en las fantasas y en los miedoscolectivos que agitan los turbulentos acontecimientos del siglo, tanto en Europacomo en las tierras de ultramar. Pero, de dnde surge esta condensacin semnticaque nos presenta la figura del canbal como un ser hbrido, al mismo tiempo cclope,cinocfalo y antropfago?

    Hay un amplio consenso entre los especialistas sobre el hecho de que no seacreble la pretensin de los espaoles de una trasparencia lingstica que les

    permitiera una comunicacin fluida con los arawaks. Coln no puede o quizs noquiere comprender las enormes dificultades implcitas en el proceso de traduc-cin, y prefiere deleitarse con la fbula de un estado lingstico ednico, o por lomenos prebablico.2 La interpretacin de los dilogos con los aborgenes dependede las expectativas y de los horizontes mentales de los espaoles, y poco o nadatiene que ver con que el discurso del otro extraeuropeo.

    Si no se trata de cuentos de origen arawak, est claro que surge del bagajecultural que los tripulantes europeos vienen cargando consigo en sus carabelas.Ciertos sonidos, ciertas asonancias, ciertos gestos de los habitantes de esas tierrasdesconocidas han despertado en la mente de Coln reminiscencias clsicas,leyendas de marinos, ensueos de gegrafos y poetas. Es gracias a sus lecturas deMarco Polo, de sir Juan de Mandevila, de Pierre DAilly que Coln puedeidentificar, no sin cierto escepticismo, los canbales con los cinocfalosantropfagos.3 Queda por entender como se dieron estas asociaciones.

    Lestringant nos regala una brillante explicacin de los pasajes que permitenal almirante genovs llegar a semejantes conclusiones, aparentemente tan estrafa-larias: manifiestamente Coln tradujo los trminos injuriosos que los arawak

    2

    Sobre cuestiones de comunicacin, vase entre otros Tzvetan Todorov,La conquista de Amrica:El problema del otro(Mxico: Siglo XXI, 1989); Stephen Greenblatt,Marvelous Possessions: TheWonder of the New World (Oxford: Clarendon Press, 1991); Umberto Eco, La recherche de lalangue parfaite dans la culture europenne, trad. J. P. Manganaro, prefacio Jacques Le Goff, (Pars:Seuil, 1994); y Inga Clendinnen, Fierce and Unnatural Cruelty: Corts and the Conquest ofMexico,New World Encounters , ed. Stephen Greenblatt (Berkley-Los Angeles: University ofCalifornia Press, 1992) 12-48.3Vale la pena subrayar que los dos pueblos monstruosos nombrados por Coln son los primeros delcatlogo de las fabulosas razas plinianas redactado por Isidoro de Sevilla, que aparecen tambin enlaImago Mundide Pierre DAilly, libro de cabecera del Almirante genovs: Los cinocfalos, loscclopes, los blemmies, los panoti, los artabatitos, los stiros y faunos de pies torcidos, los sciapodes,los antpodas, los hipopodas leves en el correr, los macrobos de legendaria longevidad y lospigmeos, en perpetua guerra contra las grullas, que ellos pelean montados sobre chivos. Citado enFrank Lestringant,Le cannibale : Grandeur et dcadence(Pars: Perrin, 1994) 44, trad. pers. DanielDefert sostiene que Coln en su primera travesa ocenica lleva consigo la coleccin de GerardtLeuv, que rene las relaciones de Marco Polo, Mandeville, Ludolpe Suchan. Vase Daniel Defert,

    Collections et nations au XVIe sicle,LAmrique de Thodore de Bry: Une collection de voyagesprotestante du XVIesicle, dir. Michle Duchet (Pars: CNRS, 1987).

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    endilgaban a sus vecinos antropfagos en funcin de un imaginario cientficopreexistente. Feroces tribus que comen otros seres humanos y beben su sangre sonrevestidos de autoridad Plinius dixit de hocicos de perro! Las races verbalesse enredan, acompaando la smosis de las imgenes. En el trmino cannibaleo ms exactamente canbal Coln ha confusamente percibido el radical del latncanis; de ah la asimilacin al cinocfalo.4 Las incomprensibles palabras arawakdevuelven a Coln a las viejas fantasmagoras de cclopes y de hombres perros quedesde hace siglos pueblan las fronteras inciertas del mundo.5

    Sin embargo an no se han acabado las audaces interpretaciones del trminocanbal.No han pasado tres das de haber introducido acontecimiento cargado deconsecuencias, hasta nuestros das el trmino canbal en el vocabulario de laconquista, cuando ya Coln cambia de idea y se inventa otra dudosa etimologa.La nueva interpretacin, ya confusamente percibida el mismo 26 de noviembre, vaa ser formulada en forma ms coherentes el 11 de diciembre:

    Detrs desta Espaola, a que ellos llaman Caritaba, y que es cosa infinita, y cuasi

    traen razn quellos sean trabajados de gente astuta, porque todas estas islas bivencon gran miedo de los de Caniba, y asi torno a dezir como otras vezes dixe, dizel, que Caniba no es otra cosa que la gente del Gran Can, que deve ser aqu muyvezino; y tern navos y vernn a captivarlos, y como no buelven, creen que se los(han) comido.6

    Los Caniba la diccin es an incierta, tartamudeos de palabra recinacuada no son ni monstruos, ni quizs tampoco antropfagos. Segn esta nuevainterpretacin, son ms bien el pueblo del Gran Kan, el Gran soberano de la Chinalejana. Por qu? Por un simple juego de asociaciones, que en una fantasiosaintuicin etimolgica asocia cany Gran Can. El radical cani(del arawako canima)es puesto en relacin con el trmino Can. Los canbales perteneceran al Seoro

    del Gran Can, Soberano del Catay y de las Indias Superiores.Por qu Coln se orienta hacia esta nueva explicacin? En realidad, l nunca

    haba prestado demasiado cuidado a las leyendas sobre monstruos y quimeras,liquidndolas como simples supersticiones de marinos. Si de pronto en los

    4Lestringant,Le cannibale 43.5En la iconografa medieval ya encontramos representaciones de seres antropofgicos con la cabezade perro. Vase, por ejemplo, el fragmento del mapamundi del ducado de Cornoalla, entre 1283-1300. En Segni e sogni della terra: Il disegno del mondo dal mito di Atlante alla geografia delle reti,catlogo de la homnima exposicin al Palazzo Reale de Milano (Milano: De Agostini, 2001) 70.Para la historia y metamorfosis de esta primera iconografa que circula en Europa, vase BernadetteBucher, Icon and Conquest: A Structural Analysis of the Illustrations of de Brys Great Voyages(Chicago and London: University of Chicago Press, 1981). Tambin la figura del cinocfalo cclopetendr una cierta fortuna propia. Recordamos por ejemplo el gigante cinocfalo, jefe de los

    invasores de Utopa en el segundo Libro de Rabelais.6Coln, Textos y documentos completos 78.

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    primeros das haba dado la impresin de ceder a las versiones que evocabanmonstruos dignos de los viajes de Mandevila, en ese punto es evidente su intentode racionalizar el asunto entero.

    Por un lado, Coln necesita buscar una explicacin lo ms pragmtica yesperanzadora posible para sus hombres, mientras que por el otro, l sabe que tieneque rendir cuentas de su misin frente a los Reyes. La segunda explicacin la delGran Can satisface ambas exigencias. La presencia de un pueblo civilizado y bienarmado (o ms bien, civilizadoporquebien armado) resulta una excelente noticia

    para una tripulacin en busca de rutas comerciales con el fabuloso oriente deriquezas infinitas. Al mismo tiempo Coln jams hizo misterio de su deseo deencontrar al gran Emperador de la China, para el cual traa consigo cartas de sussoberanos.7 Su empresa era precisamente la de llegar a las Indias, este continente

    prodigioso del cual el canbal se va a volver, primero la seal premonitoria, luegoel smbolo y finalmente el emblema.

    A las antpodas de Europa

    Como nos recuerda Todorov, el impulso que empuja a Coln a aventurarse porrutas desconocidas no es la simple bsqueda del oro. El oro es un medio paracumplir con una misin muchos ms amplia. El mismo Coln escribe: Al tiempoen que yo me mov para ir a descubrir las Indias fui con intencin de suplicar al Reyy a la Reina Nuestros Seores que de la renta que de Sus Altezas de las Indiashobiere que se determinase de la gastar en la conquista de Jerusaln, y as se losupliqu.8

    Financiar la ltima Cruzada con el oro de las Indias: este es el visionarioproyecto del viajero genovs. Proyecto que con los aos se va a cargar de tintesescatolgico-apocalpticos: en su madurez Coln se esforzar, de todas las mane-ras, en justificar sus hazaas en el marco de las profecas bblicas. La acelerada

    evangelizacin de las nuevas tierras se vuelve entonces un claro signo premonito-rio de la reconquista de la Jerusaln terrenal y de la inminencia del triunfo de laJerusaln celeste. Hay que ir al confn ltimo del mundo sostiene el marinogenovs para poder restablecer el orden en el centro, as como hay que llegar alfinal de los tiempos para ganar la eternidad de la ciudad celeste. El descubrimientoy la conquista preconizan el Fin de los Tiempos y la llegada del Juicio Universal.

    7Diwald nos recuerda que, con ocasin de la expedicion de 1492, unas cartas de presentacin fuerondirigidas por los reyes catlicos a los soberanos asiticos, para establecer los primeros contactosdiplomticos. Vase Hellmut Diwald, Emancipazione: Circa 1400-1555, Storia dEuropa, vol.1(Milano: Mondadori, 1975) 289, y tambin Greenblatt,New World Encounters... 104-105.8Institucin de Mayorazgo, 22 febrero 1498, en Todorov,La conquista de Amrica 18-19. Vase

    tambin Margarita Zamora, Christopher Columbuss Letter to the Sovereigns: Announcing thediscovery,New World Encounters... 1-12.

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    En el marco de la visin mesinico-milenarista en la cual van tomando formalos viajes de Coln, el encuentro con el legendario Gran Can juega un papelirremplazable. Su conversin a la fe cristiana es la condicinsine qua nonpara quese d paso a la ltima Cruzada.9 Los esfuerzos de evangelizacin sern recompen-sados, por la Divina Providencia, con el oro necesario para financiar la guerradefinitiva contra los infieles. De all su gran inters en cualquier signo de la cercanadel tan anhelado Emperador de oriente, como por ejemplo la presencia de sussbditos cariba.

    La sucesiva lectura de la aventura de Coln en asociacin con la idea deAmrica, nos hace a menudo olvidar que entre sus contemporneos sus hazaasfueron celebradas como la posibilidad de pasar a travs de las antpodas occiden-tales, en un hemisferio inexplorado, de acuerdo a las palabras de Pedro Martyr deAnghiera.10 Es curiosa la poca atencin que se ha prestado a esta primeraformulacin, en donde no se hace referencia ni a las Indias, ni al Nuevo Mundo, ni

    por supuesto a Amrica, sino a las antpodas. Por el contrario se trata a nuestroaviso de un hecho sintomtico, revelador de la visin dominante del Orbe entre laselites cultivadas de la poca, embebidas de clasicismo humanista.11

    Es gracias a los contactos epistolarios de Martyr que noticias y rumoresempiezan a propagarse por toda Europa. Como nos cuenta OGormann, la primerareferencia es una incidental y escueta noticia consignada en la carta del 14 de mayode 1493 que dirigi al conde Juan Borromeo. Hace poco das dice volvi de losantpodas occidentales cierto Coln, de Liguria. Ha regresado aade trayendocomo pruebas muchas cosas preciosas, pero principalmente oro que, naturalmente,se produce en aquellas regiones.12

    9Coln, Textos y documentos completos 139. Ya el domingo 21 de octubre Coln haba escritoen su diario: Ms todava, tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciudad de Quisay y darlas cartas de Vuestras Altezas al Gran Can y pedir respuesta y venir con ella., p. 42. Vase tambinTodorov, La conquista de Amrica 12.10 Meministis Colonum ligurem institisse in castris apud Reges de percurrendo per occiduosAntipodes novo terrarum hemisperio, meminisse oprtet quia de re vobiscum aliquando actum est.Petri Martyris ab Anghiera,Opus Epistolarum, Compluti 1530(Graz 1966), ep. 134, p. 361, Gliantipodi: Avventure letterarie di un mito scientifico , ed. Gabriella Moretti (Parma: Pratiche,1994)119; trad. pers.11Una importante excepcin es el libro de Moretti, que dedica amplio espacio al asunto.12E. OGormann, Introduccin a Petri Martyr de Angleria, Dcadas del Nuevo Mundo, tomo 1(Sociedad Dominicana de Bibliofilos, 1989) 9. Post paucos inde dies rediit ab antipodibus occiduisChristophorus quidam Colonus vir ligur, qui a meis Regibus ad hanc provinitiam tria viximpetraverat navigia, quia fabulosa quae dicebat arbitrabantur, rediit, preciosarum multarumrerum, sed auri praecipue, quae suapte natura regiones illae generant, argumenta tulit PetriMartyr ab Angleria, Opus Epistolarum, ep. 131, p. 360, Gli antipodi 119. Como nos recuerdaOGormann, el papel de Martyr en toda la primera etapa de los descubrimientos es crucial. No setrata slo de su actividad de coleccionista de objetos indianos y de conocedor personal de losprincipales protagonistas del descubrimiento, sino tambin de su incesante actividad epistolar quepermite la difusin entre las elites europeas de informaciones de primera mano de los inauditos

    acontecimientos en las regiones de ultramar. Vase OGormann, Introduccin, y AntonelloGerbi,La disputa del Nuovo Mondo(Milano: Adelphi, 2000).

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    La referencia a las antpodas no es arbitraria, ni excntrica. La piedra millarde la visin del mundo dominante en el siglo XV sigue siendo la teora de las zonasde los antiguos, cuyo corolario imprescindible tiene que ver con la existencia detierras y quizs pueblos a las antpodas, por definicin imposibles de alcanzara causa de infranqueables barreras naturales, mares tempestuosos y desiertostrridos. La verdadera novedad del viaje de Coln no es la de haber descubiertoalguna isla en el Ocano, sino haber quebrantado siguiendo el rumbo de los

    portugueses los obstculos naturales que impedan el paso al otro hemisferio,donde mora el misterioso pueblo de los antpodas.13

    Ya en Platn (el inventor del trmino), las antpodas son un referente tantocientfico como literario: designa a la vez un punto diametralmente opuesto al delobservador en el globo terrqueo, las tierras al otro lado de la ecoumeney los espaciosabiertos a la imaginacin y la utopa.14 Mas all de las disquisiciones sobre si hay queidentificar las costas recin descubiertas con un archipilago o un continente, si hayque llamarlo Indias, Nuevo Mundo, Catay, Paria o Amrica, lo que surge en losdocumentos de la poca es que, a nivel de imaginario, los europeos tienden a concebirel Nuevo Mundo como un mundo al revs, anti-podos, es decir anti-pis: el mundode los que tienen los pies al revs, que estn cabeza abajo y patas arriba

    Un tema el de las antpodas que permite infinitos juegos de subversinsimblica y de inversin del sentido comn: por eso desde sus orgenes estimulalas stiras de los poetas y los tratados de los telogos; las especulaciones filosficasy los relatos mticos; las disertaciones de los astrnomos y las leyendas de unoriente fabuloso, mas all de un mar Ocano envuelto de misterios. Evocar un anti-mundo, un mundo cabeza abajo y patas arriba, implica sacudir las categorascognitivas tradicionales, sin necesariamente poner en riesgo las bases de lacosmologa medieval. Se trata de forzar estas categoras cognitivas para que seajusten a las nuevas coordenadas simblicas: tierras e islas habitadas por pueblosradicalmente otros en sus usos, sus costumbres, sus cuerpos, su ambiente

    natural son un escenario privilegiado donde poner en escena lo que se escapa a laslgicas, a las estticas, a las costumbres de la poca.

    Por otra parte, es a partir del vasto imaginario ligado a las antpodas quela visin tradicional de la tierra y del ser humano se ve trastocada y transgredida,dando origen a fenmenos tpicos de la incipiente modernidad. Las antpodasen efecto actan como una poderosa machine a renverser, una mquina

    13Paolo Vignolo, Nuevo Mundo: Un mundo al revs?,El Nuevo Mundo, problemas y debates(Bogot: Universidad de los Andes, 2004).14La referencia desde luego es a las descripciones de Atlntida y de Er: como nos recuerda Moretti,la etimologa griega de la palabra antipodasque asocia de manera curiosa el sufijo (anti) conel sustantivo (pie) contiene ya en germen las caractersticas de inversin simblica y desubversin del sentido comn que son la base de su fortuna cientfica y literaria. Moretti, Gli

    antipodi 17-18, trad. pers. Vase tambin Genevive Droz,Les mythes platoniciens(Pars: Seuil,1992) 175-185. En la obra platnica, vase Timeo24d-25d, y Critias120e-121c.

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    generadora de inversiones de las categoras aristotlico-tomsticas. Es decir,un poderoso dispositivo retrico que permite imaginar nuevos mundos posi-

    bles a partir de un sistema bien rodado de inversiones y de una constelacinmuy rica de mitos, creencias y leyendas que se han venido sedimentando en elcurso de los siglos.15

    Gran cruce de imaginarios desde la antigedad, a las antpodas (y alrededores)se encuentran por lo menos cuatro grandes mitos, entremezclados entre ellos en lascombinaciones ms variadas. Antes que todo la Edad de Oro de origen clsico,retomada por los humanistas; luego el Paraso terrestre de la tradicin judeocristianay el mito del Imperio universal grecorromano, puesto de moda con el advenimientode los estados nacionales. Finalmente el mito carnavalesco del pas de Cucaa, tanarraigado en de la cultura popular de la Europa medieval; de este crisol surge el

    primer gran mito propiamente moderno, el mito de Utopa.Una vez en discusin la visin antropolgica medieval, el problema que se

    abre en el debate cultural entre los siglos XV y XVI es cmo restablecer los lmitesentre lo que es humano y lo que no lo es. Sobre todo a partir de la segunda mitad

    del siglo XV, cuando las expediciones portuguesas a lo largo de las costas africanasdan cuenta de que es posible atravesar indemnes la zona ecuatorial. No solo a pesardel calor intenso, estas zonas son habitables y, en efecto, habitadas. La ruta haciael Mundo alter et idemde las antpodas est abierta. La antigua questio deantipodorum sale de las diatribas doctrinarias medievales para volverse un

    problema geopoltico de candente actualidad.

    El buen salvaje y el caribe malo

    La hiptesis de los cariba-canbales como sbditos a las rdenes del Gran Canno va a resistir a la prueba de los hechos: sta ser definitivamente abandonada porel mismo Coln durante sus siguientes viajes. No se perdern sin embargo las

    esperanzas de entrar en contacto con un Imperio opuesto y simtrico al occidentecristiano, del cual el fabuloso Catay de Marco Polo es el modelo paradigmtico.A lo largo de muchos siglos los europeos seguirn soando con reinos e imperiosfabulosos en el otro hemisferio: el Catay de Marco Polo y del Orlando Furioso, losimperios de Mxico y del Per, el reino de Preste Juan, El Dorado, la Tierra

    Australis Incognita...16

    Tampoco las precauciones de Coln hacia la existencia de seres monstruosostienen mucha acogida entre aquellos que se encargarn de difundir en Europa las

    15Vignolo, Nuevo Mundo:16No hay que olvidar que Ariosto escribe en los mismos aos en los cuales los navos portuguesesentran en el mar de la China y se anclan en Canton. En 1516 unos mercaderes provenientes de

    Europa, los primeros despus de Marco Polo, homenajean al Emperador chino en Pekin. VaseDiwald, Emancipazione: 285.

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    noticias de sus viajes.17 Los rumores y los fragmentos de informaciones que llegande las hazaas de los primeros navegantes del mar Ocano se cristalizarn en dosimgenes, que gozarn de gran fortuna hasta volverse un topos obligado del gnero.Ambas imgenes se inspiran en elDe Orbe Novode Pedro Martyr y ambas tienencomo protagonistas a los canbales: la caza a los desafortunados indios tanos y losrestos de un festn antropfago en Guadalupe, inspirado en el segundo viaje deColn. En la primera imagen se explcita la distincin crucial entre indios pacficosy canbales feroces; mientras que en la segunda se consolida la pesadilla gastronmicaque tanto habr de obsesionar a los europeos.

    La extraordinaria circulacin de distintas versiones grabadas, escritas,contadas de estas primeras imgenes del Nuevo Mundo se debe sobre todo a suinclusin en numerosas colecciones de viajes del Renacimiento. Es precisamenteesta literatura popular, hecha de fragmentos de textos plagiados de autoresclebres, a menudo acompaadas de ilustraciones, la que va a modelar de manera

    poderosa, gracias a la extraordinaria difusin de la prensa, el imaginario colectivode la conquista.18

    La evocacin de una cocina canbal donde obscenos caribes se alistan paracomerse a sus pacficos vecinos (luego de rocambolescas cazas en el escenario deun mundo extico, sensual y estrafalario) llega a golpear la imaginacin del

    pblico. La fantasa de los grabadores y los letrados se encuentra por endeestimulada a representar dentro de los severos moldes establecidos por latradicin este mundo al revs, Mundus inversus et perversusen donde todas lasnormas sociales parecen estar trastocadas.

    En un principio los canbales carniceros son todava representados con cabezade perro, como por ejemplo en un grabado en madera publicado por Lorenz Friesen 1525, que segn parece acompaaba la Carta Nutica de Waldseemller. Enlas obras sucesivas, los atributos propiamente monstruosos del canbal dejan ellugar a un imaginario que asocia la panoplia del perfecto carnicero de Europa al

    salvajismo de los forneos cocineros ednicos, segn la irnica expresin deLestringant.19 Asistimos entonces a una compleja transicin, que llevar al mons-truo medieval a transformarse en el salvaje de la ideologa colonial moderna. Lametamorfosis est en proceso: el caribe-canbal, ltimo de los plinianos, ya estlisto para volverse el primer sujeto colonial.

    17Antonucci nos recuerda que los diarios, editados slo hasta 1825, circulan en Europa a travs decopias adaptadas, entre otros, por Bartolom de Las Casas. Fausta Antonucci, Introduzione,Giornale di bordo del primo viaggio e scoperta delle Indie, deCristoforo Colombo (Milano:Rizzoli, 1992) 21-22.18A propsito del papel de este tipo de compilaciones en los juegos de relaciones entre estrategiasreligiosa y geopolticas por una parte, y dispositivo icnico por la otra, vase Defert, Collections

    et nations19Lestringant,Le cannibale 48-49.

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    Carnicera de canbales con cabeza de perro. Lorenz Fries, Strasbourg, 1525 y 1527. Grabado en madera. Grfica tomada

    del libro de Frank Lestringant,Le canniba le. Grandeur et dcadence(Pars: Perrin, 1994) 48.

    Canbales con tabla de picar. Sebastin Mnster, Ble, 1554. Grabado en madera. Grfica tomada del libro de FrankLestringant, Le canniba le. Grandeur et dcadence (Pars: Perrin, 1994) 61.

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    De Coln en adelante, la distincin entre indios feroces (los canbales) e indiosednicos (aptos para la conversin y para la sumisin) traza el confn sobre el cualse organizan las prcticas de dominacin de la conquista.20 Frente a la pretensinde los primeros conquistadores de reducir a los indios en esclavitud, la reina Isabelreafirma los intereses de la Corona. Los indios, una vez aceptada la soberana deCastilla, se vuelven sbditos de la Corona: es decir, hombres libres en el marco deun rgimen de tipo feudal.21

    La nica excepcin a este principio universal, contenida en una resolucin realde 1495, reafirmada en 1501, se refiere precisamente a la guerra justa contra loscaribes-canbales.22 Una de las justificaciones principales de la guerra, junto conla idolatra y los sacrificios humanos, es precisamente la de extirpar el crimenmonstruoso de devorar la carne humana, por el cual se hiere muy particularmenteel orden natural. En este caso los indios capturados pueden ser reducidos aesclavitud, comprados y vendidos. El canibalismo traza, pues, una lnea divisoriaentre aquellos que pertenecen al gnero humano y aquellos que son relegados a losconfines de la humanidad, a causa de sus costumbres aberrantes.

    Aunque en un principio limitada al territorio de las Antillas Menores y a laregin alrededor de Cartagena de Indias, esta distincin ser utilizada por losencomenderos para justificar deportaciones, pillajes y masacres a escala continental.Basta con encontrar en cualquier pueblo indio un indicio cualquiera de antropofagia,

    para cambiar las disposiciones de la Corona, y convertir los nuevos sbditos enpotenciales esclavos. No sorprende entonces que las denuncias de actos de antropo-fagia se extiendan como mancha de aceite, hasta caracterizar al continente entero.23

    A los tres grandes focos de canibalismo de las primeras relaciones, lasAntillas, la regin alrededor de Cartagena de Indias y el Brasil, se aade pronto la

    Nueva Espaa. El desconcertante descubrimiento de la prctica sistemtica desacrificios humanos entre los aztecas no hace ms que reforzar el proceso decanibalizacin del Nuevo Mundo. Las prcticas antropofgicas permiten negar

    la humanidad de los indios, dotando a los conquistadores de una poderosa armapolmica. Por ejemplo, cuando en 1545, Juan Gins de Seplveda, por peticin de

    20En relacin con la crucial oposicin entre indgenas pacficos e indgenas guerreros en el escritode Coln, agradezco a E. Montenegro por sus fecundas sugerencias. Vase E. Montenegro, LesKaribs: Ethnologie de groupes prcolombiens en Amrique sud et insulaire, tesis de doctorado,Universit de Pars I, Panthon Sorbonne (en preparacin).21Lyle N. McAlister,Dalla scoperta alla conquista: Spagna e Portogallo nel Nuovo Mondo 1492-1700(Bologna: Il Mulino, 1986) 207.22Lestringant,Le cannibale 68.23 La mala reputacin de los caribes se extiende en el tiempo tambin: en el siglo XVIII, elDiccionario de la Real Academia Espaola lleva la siguiente definicin: Caribe: El hombresangriento y crul, que se enfurece contra otros, sin tener lstima, ni compasin. Es tomada lametaphora de unos Indios de la Provincia de Caribana en las Indias, donde todos se alimentaban de

    carne humana. Lat. Trux; Efferus. [...] Casi todos los de aquellas ribras eran cribes, cebados encarne y sangre de hombres. Citado en Montenegro, Les Karibs:...

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    Corts, procura defender la institucin de la encomienda contra la oposicin de losReyes de Espaa, es al canibalismo al que se refiere. Los indios son descritos como:

    Hombres que se entregan a todo gnero de intemperancia y de lujuria infame,muchos de los cuales se alimentan de carne humana ... que veneran el vientre y laspartes ms vergonzosas del cuerpo como Dios, consideran los placeres de la carnecomo la religin y la virtud, y, como los puercos, tienen la mirada fija sobre la tierra,

    como si jams hubieran visto el cielo.24

    Como las bestias, como los puercos: De qu manera interpretar estascontinuas comparaciones de los indios con lo bestial, de las cuales estn plagadoslos escritos de la poca? Gliozzi, en polmica con Lvi-Strauss, sostiene que nadieen el crculo espaol de comienzos del siglo XVI llega a negar la pertenencia algnero humano de los habitantes de las tierras recientemente descubiertas. Inclu-sive los conquistadores (los ms hostiles hacia los indgenas) se inclinarn ms

    bien a buscar en la doctrina aristotlica de la esclavitud natural una justificacinterica a su actuar poltico-militar.25

    24 Citado en Gliozzi, Giuliano, Adamo e il nuovo mondo. La nascita dellantropologia comeideologia coloniale: Dalle genealogie bibliche alle teorie razziali (1500-1700) (Firenze: La Nuova

    Italia, 1977) 296, trad. pers.25Gliozzi,Adamo e il nuovo mondo 286-287.

    Ilustracin de Jan Van der Straet (1523-1605), aparecida enNova Reperta en 1638, como parte de la divulgacin de

    clichs sobre Amrica en la Europa del siglo XVII. Grfica tomada del libro de lvaro Flix Bolaos,Barbarie y

    canibalismo en la retrica colonial. Los indios pijaos de Fray Pedro Simn(Bogot: CEREC, 1994) 184

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    Afirmar la naturaleza bestial del habitante del otro hemisferio amenazara conhacer estallar toda una cosmogona basada en la descendencia comn de Adn,

    privando a los aventureros ibricos de su base religiosa e ideolgica y dejando elcampo libre a los competidores de otras naciones, sobre todo ingleses y holandeses.Lo que est en juego no es la pertenencia biolgica a la humanidad, sino laaceptacin de los indios en el seno de la civilizacin.

    Los conquistadores se enfrentan a un mismo tiempo, con la Corona y con laIglesia: la primera tiene todo el inters en mantener a los indios y encomenderosdentro de la estructura social tradicional espaola, mediante la anexin de las tierrasde ultramar directamente a Castilla; la Iglesia de Roma, por otra parte, se preocupa

    por reforzar su papel misionero, y no perder el control sobre el proceso de la conquistaque de ste deriva. De esos contrastes emerge una concepcin de la bestialidad delindio en trminos de categora moral ms que zoolgica, causada por un procesocultural y no por una ley de natura. No slo los supuestos comportamientos bestialesdel indio no excluyen su descendencia de Adn, sino que necesariamente laimplican.26Canibalismo e idolatra, las costumbres aberrantes que dan lugar a laacusacin de bestialidad, son el fruto del pecado y no de una condicin biolgica.

    El imaginario carnavalesco: el gusto prohibido de la carne

    El continente americano, tabula rasapara el deseo europeo, encuentra en elcanbal uno de sus principales protagonistas: digno heredero de la bestialidad delos pueblos monstruosos de la Edad Media, pero tambin personificacin convin-cente del salvaje, libre de toda regla y de toda convencin social. La atribucin deaberrantes costumbres antropofgicas a la inmensa mayora de los pueblos del

    Nuevo Mundo sin ninguna distincin, contribuye a la popularidad de la figura delcanbal en Europa, y de hecho es uno de los ejes centrales alrededor de los cualesse celebra la dinmica de inversin propia de las antpodas.

    Desde principios del siglo XVI, en efecto, el canbal entra triunfalmente en elfolclor europeo, para ser coronado rey del Otro Mundo. Vestido de piel humana, aimitacin de los reyes de Cucaa que visten trajes y abrigos de piel de cochino, ejerceen todos y para todos los poderes de la mscara.27 Los tatuajes, las plumas y los peinadosraros que lo caracterizan, entran en la iconografa festiva y dan otros matices al carcter

    26 Fernndez de Oviedo, por ejemplo, defendiendo la institucin de la encomienda, siente laexigencia de precisar: Esas gentes de esas Indias, por racionales que fueran y de la misma raza deesas ocho personas de la santa Arca y compaa de No, ya se haban vuelto irracionales y bestialescon sus idolatras y sacrificios y ceremonias infernales. Gonzalo Fernndez de Oviedo,Historiageneral y natural de las Indias, 1, XII, Proemio, vol. 2 (Madrid, 1959) 28, citado en Gliozzi,Adamoe il nuovo mondo 292, trad. pers.27Vase Hilario Franco Junior, Cocanha: A historia de um pas imaginrio(So Paulo: Companhiadas Letras, 1998); Giuseppe Cocchiara,Il mondo alla rovescia(Torino: Camporesi, Boringhieri,

    1981); P. Garca Martn, Il paese di Cuccagna o la metfora de la abundancia, Ludica. Annali distoria e civi lt del gioco, vol. 1 (Treviso, 1995) 19-29.

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    del salvaje canbal del Renacimiento.28 El canbal carnavalizado, rodeado de un ciertoaire de familia en tanto que expresin especular y perversa de las obsesiones de loseuropeos, permite al viejo continente exorcizar sus miedos ms profundos.

    El desplazamiento de los antropfagos asiticos de la antigedad hacia elcontinente americano se tie de los colores fuertes del pas de Cucaa y de sus hbitoscarnavalescos. Un camino privilegiado en este proceso es atribuir al salvaje habitantede las antpodas prcticas gastronmicas tpicamente europeas, pero condimentadascon el gusto prohibido de la carne humana. Segn Lestringant: lo legendario sereduce a una familiaridad escandalosa. La equivalencia buscada entre el ms alllejano y el ms ac prximo vuelve a proyectar sobre el canibalismo americano unmodelo culinario europeo, que encuentra mrbidos salazones en las piezas de carnehumana conservadas y suspendidas del techo de las cabaas, o que inventaninexistentes asadores donde las vctimas se asan a fuego lento.29 Martyr, porejemplo, en la descripcin de la caza al ganado humano, explica:

    Estos pacficos isleos se quejan de que los canbales los atacan de continuo en

    busca de botn, no de otro modo que los cazadores persiguen con violencia y contrampas a las fieras a travs de los bosques. A los nios que capturan los castran,como hacemos nosotros con los pollos o los cerdos que criamos ms gordos ytiernos para nuestro regalo, y as que estn grandes y bien cebados se los comen.30

    Las prcticas antropofgicas se parecen a los quehaceres domsticos delcampesinado europeo. La carne se vuelve un ingrediente extico de una receta decocina: trozos de carne humana cocida, con otras de papagayo y de pato, clavadasen asadores para asarlas.31Tambin la descripcin que el francs Thevet nos hacede la ceremonia de preparacin, muerte y deglucin de la vctima de los antropfagos

    brasileos, procede de prcticas culinarias reservadas para la carne de cerdo en lacultura gastronmica del viejo continente. El prisionero es cebado durante su

    cautiverio; despus, Este cuerpo, cortado en piezas, y cocido a su manera, serdistribuido a todos, cualquiera que sea el nmero que haya, a cada uno su pedazo. Encuanto a las entraas, las mujeres comnmente las comen, y la cabeza la reservan para

    poner al cabo de una vara sobre sus logettes, en signo de triunfo y victoria.32

    28En 1550 en Rouen, en las fiestas con ocasin de la entrada de Henri II, se representan indios quebailan y que muestran escenas de vida cotidiana. Vase J. M. Massa, Le monde luso-brasilien dansla joyeuse entre de Rouen, Les Ftes de la Renaissance, ed. Jean Jacquot, vol. 2(Pars: CentreNationale de la Recherche Scientifique, 1960) 105-116.29Lestringant,Le cannibale 58. Se observa una prevalencia de tcnicas de asar que, segn Lvi-Strauss, nos remiten a los caracteres propios de una salvajera natural, asociada al nomadismo.Vase Claude Lvi-Strauss,Mythologiques: Le cru et le cuit(Pars: Plon, 1964).30Martyr ab Angleria, Opus Epistolarum107, Primera Dcada, libro I.31Martyr ab Angleria, Opus Epistolarum115, Primera Dcada, libro II.32

    Andr Thevet, Les Singularits de la France Antarctique (1557),Le Brsil dAndr Thevet, ed.Frank Lestringant (Pars: Chandeigne, 1997) 163.

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    No se desperdicia nada. En la distribucin de la carne de cerdo, durante lafiesta de San Nicols en el Loira, se procede de manera parecida:

    Consumamos las entraas frescas de animales apenas matados. La mdula, conside-rada regeneradora, se consagr a los de ms edad; el corazn a los parientes y a losamigos prximos; el hgado y los pulmones a los dems. Las partes nobles del animalfueron preparadas para producir al menos diecisis distintos tipos de salchichas.33

    La fiesta carnavalesca del cochino evoca la transgresin del tab antropfago

    y, a la inversa, el banquete canbal recuerda a los pases mticos de Cucaa, Jauja,Bengodi, Piripipao,Luylekkerlandt,Das Schlaraffenland El banquete canbalno es ms que una versin macabra de la fiesta de la abundancia. Si Cucaa es elideal anticristiano de la grande bouffe,segn una expresin de Jacques Le Goff,la Amrica canbal no puede sino representar su grotesca pesadilla.34 En elimaginario popular, el Otro Mundo patas arriba de los canbales es evocado a travsde las imgenes del mundo al revs del Carnaval, de sus disfraces, sus excesos, susinversiones y sus transgresiones.

    La imagen carnal del canbal, como la de Cucaa, pertenece a la esfera sexualno menos que a la alimenticia. La asociacin est ya explcitamente presente en el

    33Franco Junior, Cocanha: 75, 77 y 159, trad. pers. Franco afirma que en sntesis, Cucaa es,tanto desde el punto de vista concreto como desde el metafrico, la tierra del cerdo. Tambin hay

    interesantes notaciones sobre la discusin de Cucaa como fiesta de sacrificio pagana.34La expresin de Jacques Le Goff se encuentra en la introducin a Franco Junior, Cocanha: 7.

    Hombre asado a la brocheta. Sebastin Mnster, Ble, 1554. Grabado en madera. Grfica tomada del libro de Frank

    Lestringant, Le cannibale. Grandeur et dcadence(Pars: Perrin, 1994) 61.

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    Mundus Novus de Amrico Vespucio, que no ahorra detalles mordaces paradescribir a los habitantes del litoral brasileo.35 Por otra parte, en Vespucioasistimos a una profunda transformacin en curso en el estatuto de los indios, y enla relacin que se establece entre ellos y los europeos. Encontramos aqu, constan-temente mezcladas en las mrbidas descripciones de depravaciones alimenticias ysexuales, todas las caractersticas propias de los pueblos de la Edad de Oro.

    La comunidad de los bienes y de las mujeres, la ausencia de gobierno, dereligin, de comercio, en un pas con una naturaleza lujuriosa, generosa y frtil, elclima dulce y templado, donde las enfermedades son casi desconocidas y donde se

    puede vivir hasta los ciento cincuenta aos: un lector de la poca no puede noasociar los cuentos de los indios salvajes del otro Mundo a los mitos de los antiguos

    poetas. El efecto es paradjico: los pueblos de este Nuevo Mundo paradisiaco(comparable a la Edad del Oro de los autores clsicos) viven segn natura y almismo tiempo transgreden toda ley natural, comenzando por los tabes delcanibalismo y el incesto.36

    ElMundus Novuslogra combinar en un mismo fresco la Edad de Oro con elpas de Cucaa, las aspiraciones imperialistas con las visiones ednicas, lograndotransmitirnos de manera extraordinaria la fascinacin de la Europa del Renaci-miento por esteAlter Orbisrecientemente descubierto. El trmino fascinacin,habr que tomarlo aqu en su doble acepcin etimolgica, es decir, al mismo tiempocomo encantamiento y como terror frente a esta tierra de transgresin. Mundo alrevs que promete a la vez la armona de un retorno a la inocencia de Adn y laanarqua orgistica de los excesos carnavalescos.

    Una sociedad en tumultuosa transformacin da forma a sus deseos y a susangustias colectivas proyectando, en el campo libre de las tierras nuevas, una

    bsqueda de libertad contradictoria. Por un lado se afirma la primaca de lanaturaleza sobre la cultura, soando una tierra paradisaca donde la civilizacin esabolida; al contrario, por otro lado se declara la primaca de la cultura sobre la

    naturaleza, describiendo con horror mezclado con cierta complacencia un lugar enel cual hay libertad de satisfacer todo apetito y de romper todo tab, es decir, unlugar donde las prcticas culturales triunfan sobre las leyes naturales.

    Apetitos de venganza: hoc est corpus meum

    El canibalismo americano se caracteriza en un primer momento como unaantropofagia de necesidad, que nace de una exigencia nutritiva. Los caribes sealimentan de sus vctimas para sobrevivir, como si fueran ganado. Se trata de una

    35Esta relacin, enviada a Lorenzo de Pietro Medici, conocer un inmenso xito en una versin de1503, adaptada por un autor annimo. Vase Amrico Vespucci, Cielo nuovo e terra nuova, le

    lettere della scoperta, ed. V. H. Beonio-Brocchieri (Milano: Archinto, 1991) 58, trad. pers.36Vespucci, Cielo nuovo e terra nuova58.

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    idea fuertemente arraigada en el imaginario occidental, que marcar las nacientesciencias naturales modernas. Al mismo tiempo, otra visin del canibalismo se abre

    paso, sobre todo en Francia. Los relatos de viajeros y exploradores, a finales delsiglo XV y principios del siglo XVI, concurren en afirmar una representacinindita de los habitantes de las antpodas. El pasaje crucial consiste en dar unsentido renovado a la antropofagia, interpretada no como un acto de supervivencia,

    practicado por gentes brutas e irracionales, sino como una prctica cultural ligadaa un ritual de venganza.

    Uno de los autores fundamentales y ms influyentes en esta transformacines el propio Thevet, cosmgrafo del rey. En su obra, que tendr un eco polticonotorio, l se preocupa constantemente por distinguir entre indios amigos (aunqueantropfagos) y canbales propiamente dichos. Mientras que estos ltimos (progre-sivamente desplazados del litoral del Brasil y de la Nueva Granada hacia la noman's landdel Orinoco y de la Guyana) continan llevando la marca infamante dela bestialidad salvaje, las costumbres de los primeros son objeto de una miradamucho ms atenta y respetuosa.37 Es precisamente esta distincin, entre buenos ymalos indios, la que sienta las bases del rescate del canibalismo. Aunque abomi-nable, la costumbre de comerse a sus enemigos es presentada dentro de un contextocultural bien definido, que da sentido y dignidad a este acto repulsivo.

    Hay dos posibilidades si se quiere ablandar la condena de la prctica atroz delcanibalismo, en el intento de acercar los nuevos sbditos a la civilizacin. En

    primer lugar valorando las virtudes guerreras coraje, dignidad, lealtad y despreciode la muerte que caracterizan la venganza de sangre. Muchos autores de la pocacomparan, por ejemplo, la manera de luchar de los indios a la de los guerreros dela antigedad, para lograr establecer un lazo de continuidad entre los habitantes alotro lado del mundo y sus compatriotas. La segunda posibilidad, complementariaa la primera, es la de interpretar la vida de los canbales a la luz de una normatividad

    basada en un ritual de venganza. A eso se refiere Thevet cuando exclama: Esos

    salvajes son maravillosamente vengativos.38Ya subrayamos la correspondencia entre la descripcin de la ceremonia

    tupinamba hecha por Thevet, y las prcticas gastronmicas de la vida campesinafrancesa. En los escritos siguientes, el escritor francs amontona ms y ms datos

    37El pas de los canbales divide los pases del rey de Espaa con el de Portugal; Ya que llegamosa esos Canbales digamos algunas palabras. Ahora, este pueblo, desde el cabo de San Agustn y msall hasta casi Marignon, es el ms cruel e inhumano que en cualquier otra parte de Amrica. Estacanalla come normalmente carne humana, como haramos nosotros con la carne de montn, y lesacan un gusto an ms grande. Y asegrense que es hospedar un hombre entre las manos cuandolo tienen, a causa del apetito que tienen de comer como leones famlicos. No hay bestia en losdesiertos de frica o de Arabia tan cruel, que apetece tan ardientemente la sangre humana, comoeste pueblo salvaje ms que brutal. Andr Thevet, Les Singularits 232. Sobre esta tierra denadie, vase tambin Emmanuel Lzy,Guyane, Guyanes: Une geographie sauvage de lOrnoque

    lAmazone(Pars: Belin, 2000).38Thevet, Les Singularits 156.

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    etnogrficos, para mostrar en una puesta en escena cada vez ms espectacular ycompleja el carcter sacrifical del acto antropfago. Antes de que la maten y ladevoren, la vctima designada (generalmente un prisionero de guerra) recibe untrato igual al de cualquier otro miembro de la comunidad. Vive con la hija de aquelque lo captur, recibe un buen trato de los dems miembros del grupo y esalimentado con las viandas ms exquisitas. Su muerte no tiene nada a que ver conexigencias de alimentacin, sino que hace parte del manejo de la conflictividadentre grupos rivales.

    La visin de la antropofagia como acto ritual contiene, en forma embrionaria,la idea que detrs del canibalismo haya una motivacin religiosa. No cabe duda quela razn profunda de la mrbida fascinacin que el acto antropofgico suscita entrelos europeos es debida, por lo menos en parte, al hecho de que la religin catlicamisma est impregnada de la sangre de su propio Dios, centrada sobre el sacrificioexpiatorio de la eucarista. La apertura de Thevet y de sus contemporneos a unabanico de interpretaciones culturales del fenmeno antropofgico, tiene comoconsecuencia inesperada la de colocar al canbal en el corazn de la disputateolgica alrededor de la transubstanciacin, que opondr duramente a catlicosy calvinistas en el curso de las guerras religiosas.

    Uno de los lugares donde el debate se volver particularmente encarnizado,es precisamente en la colonia brasilea de la Francia Antrtica, fundada por elcaballero de Malta Nicols Durand de Villegaignon. El relato de la efmeraaventura colonial francesa en tierras de Brasil impact entre otros a Claude Lvi-Strauss, quien en Tristes trpicoslo convirti en el acontecimiento introductoriodel lector en el Nuevo Mundo:

    Aislados en un continente tan desconocido como un nuevo planeta; completa-mente ignorantes de la naturaleza y de los hombres, incapaces de cultivar latierra para asegurar su subsistencia, dependientes, en todas sus necesidades de

    una poblacin incomprensible que, por otra parte, los miraba mal, y asaltadospor las enfermedades, ese puado de franceses que se haba expuesto a todos lospeligros para huir de las luchas metropolitanas y fundar un hogar dondepudieran coexistir las creencias bajo un rgimen de tolerancia y de libertad, sevio apresado en su propia trampa. Los protestantes intentan convertir a loscatlicos y stos a los protestantes. En vez de trabajar para subsistir se pasan lassemanas en absurdas discusiones: Cmo se debe interpretar la Cena? Hay quemezclar el agua y el vino para la Consagracin? La Eucarista, la administracindel Bautismo, proporcionan temas de verdaderos torneos teolgicos, a conti-nuacin de los cuales Villegaignon avanza o retrocede en su conversin. Hastase llega a enviar un emisario a Europa para consultar a Calvino y pedirle queredima los puntos en litigio.39

    39Claude Lvi-Strauss, Tristes trpicos(Buenos Aires: Editorial Universitaria, 1970) 69.

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    El canibalismo desempea all un papel de primer plano: en un ambientepercibido como hostil, rodeado de antropfagos tupinamba, se desarrollan losviolentos debates teolgicos de los europeos sobre el sentido que hay que dar al actode ingestin de la hostia consagrada durante la misa. Hoc est corpus meum: lainterpretacin de esta frase hace estallar el conflicto entre Villegaignon y loshugonotes llegados de refuerzo.40 En polmica abierta con los hombres que lmismo hizo venir hasta Brasil en apoyo a su expedicin, Villegaignon insiste endefender el dogma de la presencia efectiva y corporal de Cristo en el pan y el vinode la Cena. Los calvinistas, en cambio, se niegan a atribuir un sentido literal a las

    palabras evanglicas de la misa cristiana, defendiendo una lectura retrica de lasSagradas Escrituras. A sus ojos, Villegaignon y sus aclitos se portan como unoscome-Dios idlatras, que quieren No slo groseramente, ms bien espiritual-mente, comer la carne de Jesucristo, peor que esto, a la manera de los salvajesllamados Ou-tacas, ellos quieren mascar y tragarse todo crudo.41

    Esta historia, destinada a terminar con un completo fracaso de la colonia y conel apresurado reembarco de los sobrevivientes, nos ha sido transmitida por dostestigos de excepcin. En primer lugar el mismo Thevet: durante una breve estanciaen la colonia, donde pas slo algunas semanas enfermo la mayor parte deltiempo el futuro cosmgrafo del rey de Francia va a adquirir un montn de datosetnogrficos, recogidos por los exploradores normandos que se haban mezcladocon la poblacin indgena. De esta experiencia nacern las Singularits de la

    France Antartique, publicado en 1557: un texto extraordinario, considerado comoel primer trabajo original en lengua francesa sobre las nuevas tierras de ultramar.

    Pero tal vez sea Jean de Lry el verdadero protagonista de esta controvertidaexperiencia tropical. Lestringant muestra de una manera magistral como elcanibalismo aparece en la vida de Lry en tres ocasiones, terminando por volversela obsesin de su vida. La primera ocasin se da en 1557 cuando, desembarcadoa los veintiun aos en Brasil con los refuerzos enviados desde Ginebra a la colonia

    de Villegaignon, llega a pasar tres meses con los tupinambas e inclusive a asistira una ceremonia antropofgica. El terror y la maravilla suscitados por estaexperiencia son todava bien vivos en su memoria escrita que, muchos aosdespus, decidir consignar a la posteridad.42

    40Ceci est mon corps: Ceci est mon sang, ne se peuvent autrement prendre sinon que le corps etle sang de Jesus Christ y soyent contenus. Jean de Lry,Histoire dun voyage fait en la terre duBrsil, autrement dite Amrique, ed. Michel Contat, posfacio Jean-Claude Wagnires (Lausanne:Bibliothque Romande, 1992) 73. Pierre Chaunu escribe: Ahora la cristiandad que est a punto dedescubrir este extrao Edn de orgenes olvidadas, se apresta a dividirse alrededor de una palabra,tres letras,Hoc.Hoc est corpus meum.Esto es mi cuerpo, fundamento de la liturgia eucarstica dela Cena.. Pierre Chaunu, Introduction,Le Cannibale, de Lestringant, 19.41Lry,Histoire dun voyage 73.42Michel de Certeau, que dedica a de Lry una parte fundamental de su Lcriture de lhistoire,

    comenta: Peregrinacin al revs: lejos de reunirse con el cuerpo referencial de una ortodoxia laciudad santa, la tumba, la baslica, el itinerario parte del centro hacia los bordes, en busca de un

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    El segundo episodio llega unos meses ms tarde, en la travesa ocenica deregreso a Francia, a causa de una tempestad que los desva de la ruta establecida.La hambruna pone a prueba la tripulacin del navo y el capitn llega a considerarla posibilidad de sacrificar un pasajero para alimentar a sus hombres, luego dehaber comido todo lo que haba a bordo, inclusive los papagayos y los micos!Diecisis aos ms tarde las circunstancias son an ms traumticas: durante elcerco de la ciudad burguiona de Sancerre, una pareja viene acusada de habersecomido a su nio muerto, bajo la influencia de una bruja. Lry, principal negocia-dor de la capitulacin de la ciudad, no solamente contribuye a la condena de losculpables, quemados en la plaza pblica, sino que redije un documento expiatoriosobre el escalofriante acontecimiento, para presentarlo a los asaltantes victoriosos.

    En los ltimos aos de su vida Lry intentar integrar esas tres experienciasen una visin de conjunto de carcter universal: en sus escritos el canibalismo sevuelve un emblema, una gran alegora de la condicin humana. Es a partir de estanueva representacin del acto antropofgico como signo que remite a otros vicios(la usura, la crueldad, la ausencia de caridad...) que el canbal entra en las disputasque agitan al viejo continente. Como los contemporneos de Thevet no faltaron deobservar, el teln de fondo de esta representacin es una cosmografa centradasobre un claro dispositivo de inversin. De Belleforest, por ejemplo, escribe en suhomenaje a las "Singularidades:

    Otra vez en el Antrticos avances,No una, sino dos Francias semejantesQue sean milagro en el universo....De all surgen tus Antpodas,Los pueblos que acomodasA estos salvajes inhumanos. 43

    Tras la variedad caleidoscpica del Universo, la machine renverserde lasantpodas maniobra los espejos del imaginario europeo: La Francia Antrtica

    espacio donde encontrar un suelo; trata de construir all el lenguaje de una conviccin nueva reformada. Al fin de esta investigacin, como resultado de este viaje de ida y regreso, aparece lainvencin del Salvaje.La irrupcin de lo impensado, ed. Francisco Ortega, Ctedra de estudiosculturales Michel de Certeau, Cuadernos Pensar en pblico (Bogot: Ed. Pontificia UniversidadJaveriana, 2004) 154.43Oda de F. de Belleforest, en Lestringant, Le Brsil 315-316, trad. Jairo A. Gonzlez. EtienneJodelle, en otra poesa que acompaa la edicin de 1557, interpreta de la siguiente manera la relacinentre la Francia de ac y la de all: Car qui voudrait un peu blmer / Le Pays quil nous faut aimer,/ Il trouverait la France Arctique / Avoir plus de monstres, je croi, / Et plus de barbarie en soi / Quena pas ta France Antarctique. / Ces barbares marchent tout nus, / Et nous, nous marchons inconnus,/ Fards, masqus. Ce peuple trange / la pit ne se range. / Nous la ntre nous mprisons, / Pipons,

    vendons et dguisons. / Ces barbares pour se conduire / Nont pas tant que nous de raison, / Mais quine voit que la foison / Nen sert que pour nous entrenuire?. Thevet, Les Singularits 312-313.

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    escribe Lestringant es desde esta perspectiva una Francia al revs. Esa Francia delas antpodas, imagen invertida de su homloga europea, cuyos ciudadanos vandesnudos y a la mirada del observador parecen sin fe, sin ley, sin rey, se definede golpe como una figura del mundo al revs. El Occidente cristiano encuentra sucontraprueba entre los ms feroces del universo, donde el canibalismo se practicaa diario, y donde el imperativo de continencia sexual es burlado abiertamente.44

    No se trata en absoluto de debates puramente tericos: el canbal, reclutado enlas antpodas tropicales durante las campaas de colonizacin, a partir de esemomento va a participar a pleno ttulo en las guerras de religin en Europa. Todaslas facciones en lucha encuentran, en las noticias sobre los habitantes del otroMundo, poderosos argumentos polmicos a favor de sus tesis. Un excelenteejemplo de este uso de la imagen del canbal es elNuevo mapamundi papistade1566, creado y escrito por Jean-Baptiste Trento e ilustrado por Pierre Eskrich.45 Eleje de este curioso producto de la propaganda calvinista es el desarrollo rigurosode la metfora que asimila el ac depravado de la Iglesia corrupta con la obscenidadsalvaje del all canbal.

    Un paralelismo fuerte se establece entre lo que l llama el Nuevo Mundopapista y el Nuevo Mundo americano: la provincia de Brasil, habitada porcanbales, es asimilada a la Provincia de la Misa, donde se encuentran sacerdotestefagos. La transubstanciacin es el puente que une la antropofagia de los salvajescon la de los catlicos: ambas prcticas abominables, propias de la monarquatotalmente carnal de los papas y de sus epgonos en las regiones de ultramar, enfranca oposicin al viejo mundo virtuoso de los apstoles y de los primerosmrtires cristianos. En el texto que acompaa al mapamundi, Trento escribe:

    Y luego [los curas, huspedes de la provincia de la Misa] banquetean y beben de subuen vino, y no comen sino carne, como algunos pueblos de Brasil, llamadosCanbales, que comen carne humana: stos deben ser de la raza de tales gentes, y

    deben ser sus descendientes. Porque no comen otra cosa que carne humana, y son muycrueles, y destructores como los Canbales. .. Todo estos susodichos carniceros, y elpueblo que tambin acepta tal carne, son como los de la Provincia de la Misa, de estaraza cruel de los canbales de Brasil, de que se ha hecho mencin arriba, los cualescomen carne humana: estos canbales enviaron algunas tropas de gente a ese pas, ydejaron de su raza por todo el mundo papista, de tal manera que hay ms canbales aca esta hora, y son ms crueles y brbaros que los que son nacidos en Brasil.46

    44Frank Lestringant, Introduction, Les Singularits, de Thevet, 29.45P. Barber, Segni e sogni della terra. Il disegno del mondo dal mito di Atlante allageografia dellereti. Catalogue de lexposition homonyme au Palazo Reale, Milan(Milano: de Agostini, 2001) 78.46Frank Lestringant,Fictions cosmographiques la Renaissance en Ecrire le monde la Renaissance(Caen: Paradigme, 1993) 297-299; publicado tambin en Philosophical Fictions and the French

    Renaissance, ed. N. Kenny (Londres: The Warburg Institute, University of London, 1991) 101-25. Elestudio de Lestringant pone en evidencia las diferencias entre el texto de Trento y la imagen de Eskrich.

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    La monstruosa novedad de un poder papal aliado al salvajismo del otrohemisferio se opone a la verdad eterna del Evangelio. La Iglesia de Roma es a laIglesia reformada de Cristo como el Nuevo Mundo es al Viejo. Es as que laantropofagia contribuye a ampliar el repertorio de herramientas polmicas,alimentando la naciente leyenda negra antiespaola e inspirando los anatemas delos protestantes contra el Papa Anticristo. ElNuevo mapamundi papista, expl-citamente elaborado con finalidades de manipulacin poltica, establece unaclara relacin entre uso alegrico de la figura del canbal e imaginario geogrfico.Se puede detectar aqu la eficacia de un saber cientfico al servicio de la

    propaganda religiosa, que anuncia un nuevo orden mundial a partir de la teorade las zonas y del discurso cosmogrfico tradicional, un discurso antipdico

    strictu sensu.El razonamiento geogrfico sostiene Lestringant permite establecer unas

    equivalencias morales entre pueblos situados aproximadamente en la mismalatitud:

    As la analoga entre los soldados del Papa y los conquistadores se ve comprobadagracias a la posibilidad de estas traslaciones segn el paralelo. De la misma manera,en buena lgica cosmogrfica, la Provincia de la Misa, poblada por carnicerosantropfagos que cortan y devoran a mordiscos la carne del Crucificado, aparececomo la proyeccin, por rotacin y deslizamiento, del pas de los Canbales, que seextiende de las Antillas al Brasil.47

    Rotacin y deslizamiento: la machine a renverserde las antpodas est enaccin: la ficcin cosmogrfica se encarga de construir el nuevo continente, y de

    paso reforma la imagen del viejo.

    Tcnicas imperiales: bloqueo y asimilacinLa nocin de canibalismo pone en marcha unos mecanismos de enajenacin

    con que los europeos toman las distancias con los habitantes del Nuevo Mundo.Son precisamente las costumbres relacionadas a la antropofagia y a los sacrificioshumanos que permiten operar una distincin tajante entre el occidente cristiano ylos dems pueblos. Estamos frente a prcticas que no forman parte sino de maneraexcepcional y patolgica del repertorio de los vicios caractersticos de la culturacristiana medieval: contrariamente a la crueldad, a la lujuria e inclusive a laidolatra, la antropofagia es algo irreductible a la experiencia europea.

    Pero el canibalismo tambin facilita una comunicacin y un acercamiento conla alteridad salvaje. Como destaca Greenblatt, la maravilla frente a las depravadascostumbres de ultramar lleva a una doble actitud: por un lado conduce a lo que l

    47Lestringant,Fictions cosmographiques 299.

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    mismo llama un bloqueo, es decir, un orden imaginario de exclusin a travsdel cual una cultura se diferencia de las otras; por el otro, permite integrar lahorrorosa extraeza del quintessential aliena las coordenadas simblicas que lerestituyen una forma comprensible, aunque inaceptable.48

    Bartolom de las Casas expresa de manera radical esta tendencia cuando tratando de matizar el horror provocado por los sacrificios humanos compara a losaztecas con los primeros mrtires cristianos. Y el padre jesuita Jos de Acosta llegaincluso a llamar hostia a la vctima de los sacrificios antropofgicos en Mxico.49

    Ms all de la rebuscada (y dudosa) etimologa que asocia el trmino hostia con laexpresin ab hoste, en referencia al sacrificio del extranjero enemigo, es evidenteque los lectores de Acosta no podan no pensar en el pan eucarstico de la misa. Unaasociacin fuerte se establece entonces, a un nivel consciente o inconsciente, entremisterio cristiano y ritual indgena. Una atenta labor evanglica puede redimir alotro, el irreduciblemente otro, de sus pecados, para volverlo a traer al seno de lacomunidad cristiana.

    El canibalismo permite asimilar el all maravilloso al aqu familiar, y a la vezestablecer una lnea de frontera infranqueable entre la civilizacin cristianaeuropea y la barbarie de los indios salvajes. Esta doble operacin, de asimilaciny de bloqueo, se da gracias a una representacin del mundo en trminos antipdicos.Operando por analoga y por inversin, el dispositivo retrico de las antpodas

    permite domesticar la inquietante novedad de gentes abominables, moradores deun hemisferio que se presenta como el espejo deformador de la sociedad europea.Es as posible imaginar ese otro mundo mundus inversus et perversus sin tenernecesariamente que identificarnos: el lenguaje cotidiano puede prestarle sus

    palabras, bien sea para describir lo indescriptible o para guardar su distancia conrespecto a lo que, por definicin, se presenta al revs.

    La Edad del Oro y los hombres de hierroCon Montaigne el hilo del discurso sobre los canbales se enrolla sobre si

    mismo, hasta anudarse en la clebre paradoja contenida en el ensayo XXXI del LibroPrimero. Es ac que los juegos de inversin alcanzan su clmax, demostrando todoel potencial revolucionario del tema de la antropofagia en la redefinicin de lasfronteras de lo humano. Montaigne nos propone una pirueta, un doble salto mortalque lleva al lector europeo a mirar, cabeza abajo, a los tabes de su propia cultura.

    El ensayo se aleja del trato usual que se le vena dando al tema: el mismo trminocanbales, utilizado solamente en el ttulo, evoca pesadillas que jams tomarn

    48 La cuestin del canibalismo y de los sacrificios humanos ofrece tal vez el ejemplo mscontundente en apoyo a la teora de Greenblatt sobre la circulacin del capital mimtico. VaseGreenblatt,Marvelous Possessions 157-167.49

    Bartolom de las Casas, Apologtica Historia (III, 183), La conquista de Amrica , deTodorov, 195-196.

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    consistencia en el texto. El lector vido de emociones fuertes pueda que quededecepcionado, al no encontrar la evocacin de la carnicera tropical o de la caza alganado humano. Sin embargo la inquietud que se propaga desde el relato, agita laconciencia europea mucho ms a fondo que una simple recopilacin de horrores.

    El punto de partida es la relacin entre lo natural y lo cultural: Dice Platnque todas las cosas han sido creadas o por la naturaleza o por el azar o por el arte;las ms grandes y ms bellas por una de los dos primeros; las menores e imperfectas

    por el ltimo.50 Pero al mismo tiempo es el arte de seguir la naturaleza lo quedistingue al hombre del salvaje, condenado a ser esclavo de la necesidad natural.

    Sabios, letrados y cosmgrafos estn demasiado empapados de cultura librescapara ser confiables en el arte de descifrar el mundo: por una vez, sostiene Montaigne,hay que dejar la palabra a los simples y a los analfabetas. El fiel domstico, el sirvienteque vivi durante varios aos en la Francia Antrtica, ese otro mundo descubiertoen nuestro siglo y los salvajes canbales que fueron a Run, en la poca en quenuestro difunto rey Carlos IX all estaba: son ellos los llamados a tener la

    palabra.51 El servidor, figura retrica de la transparencia discursiva, se refleja en elcanbal, figura retrica de la sencillez salvaje: para reconocerse y encontrarse, amboshemisferios deberan poder librarse de los artificios del lenguaje y de la cultura yconfiar slo en la verdad desnuda de la naturaleza.

    Retomando los argumentos de Bartolom de Las Casas en defensa de lapalabra de los indios, Montaigne nos recuerda que la barbarie depende del puntode vista: es una cuestin de corrupcin de costumbres ms que de costumbresdiferentes a las nuestras. El verdadero salvajismo no es jams el fruto salvaje, sinoel fruto natural que ha sido corrompido por los artificios de los hombres. Por endelos habitantes de la Francia Antrtica no pueden ser considerados ni brbaros nisalvajes, ya que ellos viven segn natura.

    Para sustentar este punto ac est la paradoja Montaigne invoca el origencultural, y no natural, del canibalismo. El verdadero salvaje es el antropfago que

    come a su semejante por necesidad, tal como los europeos en sus ciudadesasediadas, o el que quema a sus enemigos todava vivos, utilizando prcticasculturales corrompidas y degeneradas:

    Estimo que hay mayor barbarie en el hecho de comer un hombre vivo que encomerlo muerto, en desgarrar con torturas y tormentos un cuerpo sensible an,asarlo poco a poco, drselo a los perros y a los cerdos para que lo muerdan y losdespedacen (cosa que no slo hemos ledo sino tambin visto recientemente, noentre viejos enemigos sino entre vecinos y conciudadanos y lo que es peor, sopretexto de piedad y religin), que asarlo y comerlo despus de muerto.52

    50Michel de Montaigne,Ensayos,Libro I, (Madrid: Ctedra, 1996) 268.51

    Montaigne,Ensayos263 y 277.52Montaigne,Ensayos272.

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    Por el contrario el que devora por venganza, en una lucha desinteresada encampo abierto con un enemigo de su talla, es digno de nuestra admiracin y denuestro respeto ya que, siguiendo su cultura, slo obedece a la Madre Naturaleza.Montaigne lleva al lmite la representacin, derivada de Lry y de Thevet, de uncanibalismo fundado sobre la venganza, es decir, sobre la importancia del signo ydel valor simblico del acto, ms que sobre las exigencias alimenticias.53

    El nudo se cierra: el ser ms inhumano asume la postura del buen salvaje,cual habitante contemporneo de la Edad de Oro sobre la Tierra. El canbalamericano, una vez desmentida su reputacin abominable, permite retorcer laacusacin de salvajismo en contra de los europeos. Ya Chaveunot, una de las

    principales fuentes de Montaigne, haba acusado a los espaoles: llevaron allhierro, y han producido el oro, que ha causado diez mil males.54 Son losconquistadores hombres de la edad de hierro, guarnecidos de una piel relucientey dura los verdaderos salvajes que estn devastando la tierra de la Edad del Oro.Los verdaderos canbales somos nosotros.

    En los Essaiesse cumple la metamorfosis que transforma al antropfagocontranatura de la tradicin pliniana, en el salvaje libre, que vive segn las leyesnaturales. La distancia entre los abominables Scitas de Mandevila y los brasileosorgullosos de Montaigne no podra ser ms vasta. En una versin espaola de losclebres viajes, leemos: De aquesta isla va hombre a una provincia llamada Sitiaen la qual ay un valle muy grande y muy hermoso que se llama en griegoAntropophagos, y ay unas gentes que tienen los pies al revs de nosotros y songrandes corredores y andan siempre entre las bestias salvages.55

    Segn la lgica antipdica de Mandevila, ms nos alejamos del ombligodel Mundo (idealmente representado por Jerusaln), ms nos adentramos en

    provincias caticas y trastocadas, en donde tanto las leyes morales como lasnaturales van perdiendo vigencia. Al otro lado del Orbe viven bestiales sitios conlos pies al revs, representacin literal de los antpodas: es all donde el

    antropfago figura extrema de la alteridad cultural se une al monstruo figuraextrema de la alteridad natural.56 Tambin para Montaigne, el brasileo antro-

    pfago marca el punto ms alejado de nuestra civilizacin. Pero la diferencia escontundente: en el ensueo medieval, todava bien arraigado en la Europa delsiglo XVI, podemos conciliar naturaleza y cultura a travs del mirabilia delextico monstruoso, mientras que al alba de la modernidad hay que buscar unnuevo equilibrio entre los dos trminos.

    53Esto no es, como podra creerse, para alimentarse, tal y como hacan antao los escitas; sino comosmbolos de extrema venganza. Montaigne,Ensayos272.54En Marcel de Battaillon, Plus Oultre: La cour dcouvre le Nouveau Monde,Les Ftes, 359.55Juan de Mandevilla, Libro de las maravillas del mundo, Libro 2, captulo X (Valencia, 1540).56

    La expresin antipodal logiccon referencia a Mandevilla es tomada de Greenblatt, MarvelousPossessions 213.

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    Este equilibrio posiblemente est escondido entre los pliegues y las trampasdel lenguaje. Montaigne parece indicar una va de salida en la poesa, llegandoincluso a comparar homenaje supremo para un humanista la lengua de loscanbales con el griego. El paralelo entre los salvajes y los antiguos podra ser laocasin de reunir los dos hemisferios alrededor del ideal de una lengua comn. Unalengua de los orgenes, ednica: Su lenguaje por otra parte, es dulce y de agradablesonido, parecido a las terminaciones griegas.57Pero Montaigne no se contenta conuna visin tan irnica y, a travs de una intuicin genial, introduce una normasemntica para explicar el modo en el que los canbales conciben el mundo:

    Dijeron que en primer lugar hallaban muy estrao que tantos hombres grandes yfuertes, barbados y armados, como rodeaban al rey (parece ser que hablaban de suguardia suiza) se sometieran y obedecieran a un nio, en lugar de elegir mejor aalguno de ellos para mandar; en segundo (tienen una manera de hablar tal quellaman a los hombres mitad unos de otros) que haban observado que haba entrenosotros, hombres ricos y colmados de toda suerte de comodidades mientras sus

    mitades mendigaban a sus puertas, descarnados de hambre y pobreza; y quehallaban estrao que esas mitades menesterosas pudieran sufrir tal injusticia sinacogotar a los otros y sin pegar fuego a sus casas.58

    Los habitantes de las antpodas no pueden sino hablar un lenguaje antipdico,es decir un lenguaje edificado alrededor de oposiciones invertidas. El mundo escompartido a mitades: los jvenes se refieren a su mitad vieja, los ricos a su mitad

    pobre y, por supuesto, la mitad civilizada a la mitad salvaje. Cada lenguaje traduceuna visin del mundo radicalmente diferente: no basta con establecer una relacinideal entre nosotros y nuestra mitad a las antpodas, el problema de ahora enadelante ser el de la traduccin, condicin indispensable para comunicarse. Derepente la familiaridad presumida desaparece, y una barrera infranqueable vuelve

    a separarnos de los canbales, que abandonaron la dulzura de su cielo, para venira ver el nuestro. El encuentro final del autor con los tres brasileos acaba en unfracaso decepcionante: Habl largo tiempo con uno de ellos; mas tena uninterprete que me segua tan mal y era tan necio e inepto para entender mis ideasque no pudo disfrutar con l.59

    La ignorancia, celebrada al principio del ensayo como garanta de verdad,termina siendo otra vez un obstculo invencible. La misma lengua universal que

    prometa acercar los dos lados del mundo, traicion las esperanzas y no permite lacomprensin recproca: la ilusin de una comunicacin natural mediante la poesano resiste a este intento de dilogo entre Francia rtica y Francia antrtica. La

    57Montaigne,Ensayos277.58

    Montaigne,Ensayos277-278. Cursivas mas.59Montaigne,Ensayos278, Libro I, captulo XXXI.

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    cultura, por boca de uno de sus representantes ms prestigiosos, se declara, almismo tiempo, indispensable e inadecuada a la tarea. Las dos mitades de lahumanidad se hablan, pero no se comprenden.

    Commonwealth by contraries

    Entre los siglos XVI y XVII el canbal, aunque reducido a cautividad, no dejade agitar la inquieta conciencia de sus dominadores europeos. Vencido en el teatrode la guerra del Nuevo Mundo, el canbal triunfa en los teatros del viejo continente,dnde el tema trgico de la venganza tiene una enorme fortuna.60 Entre la vasta

    produccin dramtica, que hace referencia de una u otra forma al canibalismo, laTempestadde Shakespeare merece un lugar aparte, no slo por la notoriedad de la

    pieza, sino tambin por el ulterior deslizamiento semntico que se opera en lahistoria de nuestro sujeto.

    En la Tempestadvemos, segn Greenblatt el encuentro asombroso entre unacultura letrada y una cultura iletrada que es enfatizado, casi parodiado, en larelacin entre un europeo cuyo poder deriva de su biblioteca y un salvaje que notena ningn lenguaje antes de la llegada de los europeos.61Al mismo tiempo, elteatro se insina en la trada sirviente-sabio-salvaje, consagrndoles una nuevaarma: la imagen. Un arma tan poderosa como el lenguaje e igualmente malrepartida entre los personajes.62La imagen juega as un papel decisivo en lasrelaciones de poder: no basta con poseer una biblioteca, hay que saber manipularel guardarropa, sus mscaras y sus trajes. 63

    Montaigne aprovecha las potencialidades paradjicas implcitas en unaFrancia al revs, desarrollndolas alrededor de un eje temporal dominado por loscontrastes escritura-oralidad, alteracin-simplicidad, verdad-mentira. Shakespeareorganiza ms bien un torbellino de inversiones alrededor de un eje espacial, la isla,que permite poner en escena las mismas parejas de oposiciones. La isla opera como

    un poderoso apparato escnico para producir mundos posibles, es una mquinageneradora de inversiones que mezcla y recompone las intrigas, las perspectivas,los personajes En losEssaies, es un inters geogrfico que se niega a hacersecosmografa y se hace relato. En la Tempestad, es una historia de genealogas que

    60Recordamos entre otras las tragedias de Agrippa, Aubign, Antoine Favre y Pierre Mainfaray.61Citado en J. Pieters, Gazing at the Borders of The Tempest, Constellation Caliban, Figurationsof a character, eds. Nadia Lee y Theo dHaen (Amsterdam-Atlanta: Rodopi, 1997), trad. pers. Vasetambin Stephen Greenblatt, Shakespearean Negotiations: The circulation of Social Energy inRenaissance England(Oxford: Clarendon, 1990).62Si Prspero se arroga los poderes de director, Trinculo y Stephano son guittipor vocacin, yCalibn tiene un talento natural de bufn deforme. Cada uno utiliza a plenas manos todo tipo dedisfraces e ilusionismo en sus relaciones con los dems.63This was well done, my bird./ Thy shape invisible retain thou still:/ The trumpery in my house, go bring

    it hither, / For stale to catch these thieves. W. J. Craig, ed.,The complete works of William Shakespeare(London-New York-Toronto: Oxford University Press, 1947) 184-187. Act IV, Scene I.

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    Hic Sunt Canibales

    64La expresin le vertige de lautre es de J. Burgos, Le monstre, mme et autre,Prsence du

    monstre: Mythe et ralit(Pars: Lettres modernes, 1975) 17.64Vase W. Strachey, A true Reportory of the Wracke and Redeption of sir Thomas Gates, Knight(1610),Narrative and dramatic sources of Shakespeare , ed. G. Bullough, vol. 8 (London-NewYork: Routledge, 1975). Una fugaz referencia a las Bermudas tambin en Act 1, Scene 2, v. 239.65William Shakespeare, The Tempest, The complete works 60-137. Palfrey se refiere a la islacomo a la isla-manzana. Vase Simon Palfrey,Late Shakespeare: A new world of words(Oxford:Clarendon Press, 1997) 138-145.66Gonzalo: Who would believe that there were mountaineers / Dew-lapps like bulls, whose throatshad hanging at them / Wallets of flesh? or that there were such men / Whose heads stood in theirbreasts? which now we find / Each putter-out of five for one will bring us / Good warrant of. EnShakespeare, The Tempest, Act III, scene 3, 44-48. Vanse tambin las analogas con la escenade Astolfo en el banquete del Preste Juan en Italo Calvino, Orlando Furioso di Ludovico Ariostoraccontato da Italo Calvino(Milano: Mondadori, 1995).67Gonzalo: And where the king ont, what would I do ? / Sebastian: Scape being drunk for wantof wine / Gonzalo: Ithe commonwealth I would by contraries / Execute all things. For no kind oftraffic / Would I admit, no name of magistrate; / Letters should not be Known; riches, poverty / And

    use of service, none. Contract, succession, / Bourn, bound of land, tilth, vineyard, none; / No useof metal, corn, or wine, or oil; / No occupation: all men idle, all ; / And women too, but innocent

    se hace geografa de una isla imaginaria. Dos maneras de contar el mundo, peroambas basadas sobre un mismo dispositivo retrico que nos proyecta en el vrtigodel otro.64

    La mayora de los estudios filolgicos sitan la isla de Calibn en proximidadde las islas de los canbales de los planisferios de la poca, en consideracin alhecho de que Shakespeare parece haberse inspirado en el milagroso retorno de losmarineros del Sea Venture, naufragado en las Bermudas. Pero, ms all de ladudosa identificacin geogrfica, todas estas islas forman parte del mismo archi-

    pilago del imaginario. Lugar encantado, heredero de un modelo narrativo yapuesto a prueba en las novelas de caballeras, la isla shakespeariana es en realidaduna encrucijada de mitos antipdicos.

    Cada grupo de nafragos explora la isla como si fuera un toposliterario. Paralos dos enamorados Ferdinando y Miranda, versin renacentista de Adn y Eva, laisla no es ms que un paraso a la manera de los clsicos.65 Al Rey de Npoles y asu