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- 1 - HISTORIA DE LA IGLESIA. VOLÚMEN I RESUMEN J. DANIELOU Ofrecemos un resumen de los catorce capítulos que forman la primera parte del primer volumen de la Nueva Historia de la Iglesia, a cargo del Cardenal Jean Danielou. Introducción 1. Naturaleza histórica y positiva de la Historia de la Iglesia 2. Otras observaciones 3. Las culpas históricas de la Iglesia 4. Una Historia de la Iglesia abierta al ecumenismo 5. Visión universal I. La Iglesia Primitiva (años 33 a 70) 1. Pentecostés 2. Sectas judías 3. La vida de la comunidad II. La Iglesia fuera de Jerusalén 1. La misión judeo-cristiana 2. Sectas baptistas 3. Centros cristianos fuera de Jerusalén 4. Pablo, Bernabé y la evangelización de los paganos III. La crisis del judeo-cristianismo (años 40 a 70) 1. Del 40 al 70 2. El Concilio de Jerusalén y el incidente de Antioquía 3. Expansión del judeo-cristianismo 4. Oposición a Pablo IV. Éfeso, Edesa, Roma (años 70 a 140) 1. El cristianismo en Asia Menor 2. La misión palestinense 3. La misión de Pedro V. Los orígenes del gnosticismo 1. Ebionismo 2. Elkasaismo 3. Los Nicolaítas 4. Cerinto 5. Los Simonianos 6. Menandro 7. Satornil 8. Los barbelognósticos 9. Los setianos 10. Carpócrates 11. Basílides 12. Resúmen VI. Costumbres e imágenes judeo-cristianas 1. La iniciación cristiana 2. Los tiempos litúrgicos 3. Las doctrinas VII. La Iglesia del Imperio 1. Las primeras persecuciones 2. La Iglesia bajo los Antoninos 3. Las apologías 4. Retórica y Filosofía

Historia de Los Primeros Siglos Del Cristianismo

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Page 1: Historia de Los Primeros Siglos Del Cristianismo

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HISTORIA DE LA IGLESIA. VOLÚMEN IRESUMEN

J. DANIELOU

Ofrecemos un resumen de los catorce capítulos que forman la primera parte del primer volumen de la Nueva Historia de la Iglesia, a cargo del Cardenal Jean Danielou.

Introducción1. Naturaleza histórica y positiva de la Historia de la Iglesia2. Otras observaciones3. Las culpas históricas de la Iglesia4. Una Historia de la Iglesia abierta al ecumenismo5. Visión universalI. La Iglesia Primitiva (años 33 a 70)1. Pentecostés2. Sectas judías3. La vida de la comunidadII. La Iglesia fuera de Jerusalén1. La misión judeo-cristiana2. Sectas baptistas3. Centros cristianos fuera de Jerusalén4. Pablo, Bernabé y la evangelización de los paganosIII. La crisis del judeo-cristianismo (años 40 a 70)1. Del 40 al 702. El Concilio de Jerusalén y el incidente de Antioquía3. Expansión del judeo-cristianismo4. Oposición a PabloIV. Éfeso, Edesa, Roma (años 70 a 140)1. El cristianismo en Asia Menor2. La misión palestinense3. La misión de PedroV. Los orígenes del gnosticismo1. Ebionismo2. Elkasaismo3. Los Nicolaítas4. Cerinto5. Los Simonianos6. Menandro7. Satornil8. Los barbelognósticos9. Los setianos10. Carpócrates11. Basílides12. ResúmenVI. Costumbres e imágenes judeo-cristianas1. La iniciación cristiana2. Los tiempos litúrgicos3. Las doctrinasVII. La Iglesia del Imperio1. Las primeras persecuciones2. La Iglesia bajo los Antoninos3. Las apologías4. Retórica y Filosofía

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VIII. Heterodoxia y Ortodoxia1. Marción2. Valentín3. Montano4. Taciano el Sirio5. La cuestión pascual6. Las escuelas heterodoxas romanas a fines del siglo II7. Las grandes figuras episcopales8. Ireneo de LyonIX. La comunidad cristiana1. La Jerarquía2. Los carismas espirituales3. Virginidad y matrimonio4. El martirioX. Alejandría1. La herencia de Grecia2. El mundo de la alegoría3. Gnosticismo y helenismoXI. Occidente bajo los Severos1. El edicto de Severo2. Hipólito y Calixto3. Nacimiento del África cristianaXII. La Sociedad cristiana en el siglo III1. Organización de las comunidades2. Los orígenes del arte cristiano3. Los cristianos y la sociedad paganaXIII. Orígenes, Maní, Cipriano1. Orígenes y Plotino2. Berilio, Bardesano, Maní3. El Papa Corneliio y Cipriano de CartagoXIV. El final del siglo III1. De Decio a Aureliano2. La Iglesia de Oriente3. Discusiones teológicas4. La organización eclesiástica

INTRODUCCIÓN

1. Naturaleza teológica y positiva de la Historia de la Iglesia

Según los historiadores de la Iglesia positivistas, esta disciplina debería centrarse en describir «las vicisitudes concretas de la Iglesia, situándola en el marco más general de los acontecimientos profanos, sin ninguna intención apologética o edificante, movida por el único afán de mostrar y explicar, según la fórmula de Ranke was geschehen ist, lo que ha sucedido» (p. 19).

La verdad -dicen, y con razón- es una sola, tanto para los historiadores como para cualquier otro científico. No hay una historia de la Iglesia científica y otra religiosa.

Sin embargo, aunque la historia de la Iglesia deba orientarse de modo estrictamente científico, queda un lugar no despreciable para las

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consideraciones teológicas pues es imposible estudiar a la Iglesia sin tener en cuenta su naturaleza sobrenatural. Toda concepción de la Iglesia implica, quiérase o no, ciertas posiciones teológicas.

El historiador de la Iglesia deberá superar el punto de vista meramente sociológico, pues la Iglesia, como Cristo, tiene una doble naturaleza: divina y humana. En ella también tiene vigor la «Ley de la encarnación». El historiador deberá situarse en la perspectiva que le impone la propia naturaleza del objeto estudiado.

2. Otras observaciones

La Historia de la Iglesia no debe centrarse exclusivamente en el estudio de la Iglesia jerárquica, sino que debe abarcar a todo el Pueblo de Dios.

Tampoco debe dejar de lado los aspectos más importantes de la Iglesia: la vida de fe (la historia del dogma, el dinamismo de los cristianos en cada época, la vida litúrgica, la espiritualidad, las obras de caridad, etc.).

3. Las culpas históricas de la Iglesia

Es importante señalar que en la Historia de la Iglesia nos encontraremos con las llamadas culpas históricas de la Iglesia que no implican necesariamente una culpabilidad personal, aunque suelen tener consecuencias más gravosas y trágicas que los pecados individuales. Pero también hay verdaderas infidelidades, incluso de los pastores. Ni siquiera los santos estuvieron exentas de ellas.

Adriano de Utrech, papa en la época de Lutero, decía a su legado en la Dieta de Ratisbona: «Debéis decir que nosotros reconocemos libremente que Dios ha permitido esta persecución de la Iglesia por causa de los pecados de los hombres, y particularmente de los sacerdotes y de los prelados… Toda la Sagrada Escritura nos enseña que las faltas del pueblo tienen su fuente en las faltas del clero… Sabemos que incluso en la Santa Sede, desde hace muchos años, se vienen cometiendo numerosas abominaciones: abusos de las cosas santas, transgresiones de los mandamientos, de suerte que todo se ha traducido en escándalo» (p. 27-28).

4. Una Historia de la Iglesia abierta al ecumenismo

Por otra parte, creer que la Iglesia católica es la Iglesia verdadera, no implica negar que fuera de la Iglesia también hay gracia. En este sentido, no se puede escribir una Historia de la Iglesia desde el punto de vista confesional, es decir, parcial.

El historiador católico de la Iglesia, tiene que escribir la historia de la Una sancta, es decir, de la única Iglesia, humana y celeste a la vez, que subsiste en la Iglesia Católica Romana. Pedro es el centro visible de la unidad de los

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cristianos. No puede, por tanto, escribir una historia en que de una visión de todas las iglesias como si fueran todas parte de la única Iglesia de Cristo. Sin embargo, las iglesias no pueden ser consideradas sólo como ramas secas, estériles y desgajadas del árbol de la Iglesia (como si fueran sectas budistas o masónicas). Las iglesias deben ser consideradas desde un punto de vista positivo (ecumenismo), con valores propios y con algo particular que decir y ofrecer a las demás (incluso a la Iglesia Católica). También la Iglesia católica se siente debilitada y perturbada por las divisiones ocurridas en su seno. Las iglesias separadas se han llevado consigo parte de su herencia cristiana. «Las partículas separadas de una roca aurífera, son también auríferas» (Pío XI). La Iglesia católica se puede enriquecer con los hermanos separados: profundizar en la fe y en la gratuidad de la gracia (luteranos), ansia de contacto más íntimo con la Biblia (calvinistas), el gusto por una piedad más sobria y más alimentada con las fuentes litúrgicas (anglicanos), un sentimiento más vital de los aspectos místicos de la Iglesia (ortodoxos).

El historiador de la Iglesia debe dejar constancia del influjo que el contacto con las iglesias separadas ha dejado en la Iglesia Católica (por ejemplo, el mundo bizantino, la ética calvinista, el pietismo, Newman, etc).

5. Visión universal

La Historia de la Iglesia, por último, no debe centrarse sólo en el cuadrilátero Viena-Bruselas-Cádiz-Nápoles, sino abrirse a todas las regiones para ser verdaderamente católica.

CAPÍTULO I: LA IGLESIA PRIMITIVA (33-70)

Los documentos de los primeros siglos (Hechos de los Apóstoles, Cartas de San Pablo, Escritores latinos, Eusebio…) deben utilizarse con prudencia: su datación suele ser difícil, su autenticidad discutida y su interpretación ambigua.

A falta de documentos, los primeros siglos nos brinda una herencia literaria de una impresionante variedad (manuscritos del mar Muerto, los descubrimientos de Nag Hammadi, los escritos judeo-cristianos, etc.). Estos textos pueden utilizarse para la historia, situándolos con precisión en su contexto. Así se logra presentar una imagen más viva y real de los primeros siglos.

La Iglesia judeo-cristiana (anterior al año 70) aparece velada en los documentos oficiales y, sin embargo, tuvo una gran riqueza que conviene conocer.

1. Pentecostés

La historicidad de Pentecostés, hecho sucedido el último día de la fiesta de las Semanas en Jerusalén, es en sí de una historicidad indiscutible. También el

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fenómeno de la glosolalia aparece como verosímil, como lo encontramos en otros momentos de la vida de la comunidad primera. El discurso de Pedro tiene un esquema kerigmático arcaico. Pedro anuncia la Resurrección de Jesús. Las pruebas que presenta Pedro son tres: 1) el propio testimonio de los apóstoles; 2) los milagros que hacen en nombre de Jesús, 3) el cumplimiento de las profecías. Pedro hace un llamamiento a la conversión.

2. Sectas judías

Entre las sectas judías están los saduceos, que son más hostiles a las innovaciones religiosas. Los sumos sacerdotes forman un grupo distinto y pertenecen a la casa de Sethu desde el año 6 d. C. Se muestran especialmente celosos de su influencia sobre el pueblo. Los dos grupos son hostiles al cristianismo primitivo. Ponen presos a los apóstoles en dos ocasiones y luego son puestos en libertad porque no todos los miembros del Sanedrín pensaban de la misma manera (p. ej. Gamaliel, fariseo, defiende a los apóstoles). Los fariseos defienden un mesianismo al que son contrarios los saduceos y especialmente los sumos sacerdotes.

Antes de la Pascua del año 41, la casa de Anás -favorecida por Herodes Agripa- es la causante de la muerte de Santiago y de la prisión de Pedro. La fecha del año 43 (un año antes de la muerte de Agripa) para el martirio de Santiago es absolutamente segura.

Los fariseos eran favorables a los hebreos y hostiles a los helenistas (por su desinterés respecto a la independencia judía, del Templo y de la estructura legal de Israel).

Los cristianos convertidos en Jerusalén eran, por lo general, fariseos convertidos y hebreos fieles al culto del Templo y observantes de la usanza mosaica. El jefe de los hebreos es Santiago, el «hermano del Señor», a quien hay que distinguir de los dos apóstoles de ese nombre. Este partido -con el que tuvo diferencias Pablo- desapareció después del año 70. La influencia dominante en las primeras décadas de la Iglesia, corre a cargo de este partido.En algunos documentos apócrifos, Santiago el Justo aparece con cierta preeminencia, incluso frente a Juan y Pedro. Es el receptor de la gnosis de Cristo crucificado (cfr. Hipotiposis de Clemente). En fuentes ebionitas es presentado como el personaje más importante de la Iglesia.Hegesipo (judío convertido) decía que no bebía vino ni bebida embriagante alguna, no se rasuraba y pasaba el día en el Templo intercediendo por el pueblo. En torno a él se agrupan un cierto número de parientes del Señor (los «desposynoi»). Los helenistas se quejan del afán monopolizador de este grupo.

En el Nuevo Testamento se encuentran ecos del judaísmo rabínico y de una literatura targúmica.

Los esenios, o comunidad sadocita, subrayan la esperanza escatológica. Era un grupo reducido y selecto. Tenía gran influencia en la comunidad judía. Es

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probable que algunos esenios se hayan convertido al cristianismo. Algunos especialistas hacen notar el fuerte sabor sadicita que tienen los primeros capítulos de los Hechos de los Apóstoles. Los esenios eran afines a los helenistas.

3. La vida de la comunidad

Los primeros cristianos de Jerusalén aparecen como judíos especialmente piadosos. Sin embargo los cristianos se consideran a sí mismos como la «ekklesía», el nuevo Pueblo de Dios. Los cristianos se reúnen a «partir el pan en sus casas» (por ejemplo, la de María, madre de Marcos, o la de Lidia en Filipos…). Estas reuniones eran diarias (Hch 2, 46). Algunas eran nocturnas: instrucciones, fracción del pan, comida, oraciones, cantos de alabanza. Había una asamblea en la noche del sábado al domingo.

Otro aspecto de la comunidad primitiva es la comunidad de bienes por parte de los hermanos, que no era obligatoria. Esta práctica existía entre los sadocitas.

Los apóstoles designan a Siete helenistas para servir a la mesa y también para predicar y bautizar. Les confieren los poderes mediante una ordenación. Los hebreos tenían ya presbíteros o ancianos. Santiago el Justo era uno de ellos. Tienen la misma función, entre los hebreos, que los Siete entre los helenistas. Los Siete son los presbíteros entre los helenistas.

Santiago el Justo es quien está al frente del colegio de presbíteros y de la comunidad de Jerusalén. Los apóstoles lo designan como obispo, como heredero de los poderes apostólicos.

CAPÍTULO II: LA IGLESIA FUERA DE JERUSALÉN

Fuera del judaísmo oficial hay diversas sectas: samaritanos, magos (dualismo iranio), etc.

1. La misión judeo-cristiana

Los documentos de la Iglesia primitiva fueron escritos en griego y para griegos. Por eso se interesan más en la difusión entre los paganos de occidente. Sin embargo, también existió una gran difusión entre los pueblos que hablaban arameo, en el oriente. Al parecer, Tomás evangelizó a los partos.

Después del 6 d. C. aparece el grupo de los celotas, fundados por Judas el Galileo. Eran los galileos. Por otra parte hay ecos de una evangelización muy temprana en Galilea (30 a 45 d. C). Es probable que hubiera muchos celotas convertidos al cristianismo. Este grupo desapareció después del año 70.

En el 37 Felipe y los helenistas predican a los samaritanos. Simón el mago influye (elementos escatológicos, mágicos y sincretistas) en la falta de éxito de esta primera misión samaritana, aunque tenía numerosos discípulos. Tiene

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relación con los precedentes del gnosticismo que aparecerá después del año 70 (con elementos dualistas). Puede considerarse a Simón el padre del gnosticismo.

2. Sectas baptistas

Sabeos, masboteos y baptistas son sinónimos. Su rito esencial es el baño en el Jordán (baño sagrado). Son comunidades no judías ribereñas al Jordán. Son los antepasados de los mandeos.

«Nazareno» significa «observante». Parece haber sido aplicada también a los baptistas y mandeos. Había una secta cristiana de nazarenos en Transjordania. En este ambiente aparecerá el ebionismo hostil a los sacrificios, entregados a los baños de purificación y fieles a los preceptos noáquicos.

Por último, también se difundió el cristianismo en las poblaciones paganas de las orillas del Mediterráneo (Cesaréa, Joppe, Gaza). Episodio de la conversión de Cornelio por Pedro.

3. Centros cristianos fuera de Jerusalén

En Palestina se desarrolló muy poco el cristianismo en los primeros 15 años: Samaria (simonianos), Galilea (celotas), Transjordania (ebionitas). El gran foco de expansión del cristianismo durante los 15 primeros años fue Siria. Antioquía fue el primer centro cristiano después de Jerusalén. Pero además de Antioquía (helenismo occidental) había dos ciudades orientales en las que se desarrolló mucho el cristianismo: Damasco (Fenicia) y Edesa (Osroene).

En Damasco ya hay una comunidad cristiana el año de la conversión de Pablo (38). Llegaron de Jerusalén el año 37, los helenistas expulsados en la persecución de Esteban. Eran judíos («los hombres del camino»). Ananías era un judío, hombre piadoso según la Ley. Pablo persigue a los cristianos de Damasco en cuanto que son helenistas. Es probable que fuesen sadocitas convertidos que habitaban en el «país de Damasco» (por ejemplo Kokba, dónde al parecer se retiró Pablo). Así se explican los rasgos sadocitas que presenta su pensamiento.

En Antioquía, los helenistas expulsados de Jerusalén se dirigen también a los griegos y paganos, que se convirtieron en gran número. Es, por tanto, el primer centro de una gran comunidad de cristianos procedentes del paganismo, aunque también existía una comunidad judeo-cristiana. Ambas comunidades se hallaban separadas.

Suetonio menciona a los cristianos bajo el reinado de Claudio (41-54) y también lo hace Lucas en los Hechos en esa misma época. La palabra tiene una connotación política: los «seguidores de Chrestos».

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Desde Antioquía se realiza la evangelización de Asia. El Evangelio de Mateo procede de la catequesis antioquena (intensas relaciones entre las comunidades judía y pagana). Lo mismo sucede con la Didajé (eco de la liturgia antioquena primitiva).

Otras regiones evangelizadas en esa época: Chipre (37), Cilicia, Antioquía de Pisidia.

4. Pablo, Bernabé y la evangelización de los paganos

Pablo, después de su conversión forma parte de los «profetas y doctores» (Bernabé, Lucio, Manahem, etc.) que tiene su centro de acción en Antioquía, pero que forman un grupo superior de misioneros en contacto estrecho con los apóstoles. Son hombres directamente asociados a la obra de los Doce. Parecen ser ministros eclesiásticos que tienen un carácter universal (no local, como los presbíteros de Jerusalém). Bernabé es lo que Santiago representa frente a los presbíteros de Jerusalén. Tiene la potestad de conferir la ordenación y establecer ministros. Pablo, en cambio, se presenta como Apóstol en el pleno sentido de la palabra (ha recibido sus poderes derectamente del Señor, con vistas a una misión particular).

En primavera de 45 esta misión parte a Asia. Después de un rito de misión, Bernabé y Pablo parten hacia Seleucia. En Asia predican a judíos preferentemente, pero se convierten también prosélitos y paganos. Ordenan ancianos mediante la imposición de las manos. En Iconio y Listra los acogen más favorablemente los paganos. A partir de entonces Pablo se dirige prevalentemente a los paganos.

Pedro, después del año 43, parte a «otro lugar» (Eusebio dice que es Roma al comienzo de Claudio). Vuelve a Jerusalén el año 49. En tiempo de Claudio hay comunidades cristianas en Roma. En 51 Pablo se encuentra en Corinto a Aquila y Priscila, expulsados por Claudio, y dirige en 57 una carta a los romanos que formaban ya una importante comunidad.

CAPÍTULO III: LA CRISIS DEL JUDEO-CRISTIANISMO (40-70)

1. Del 40 al 70

· Exasperación del nacionalismo judío que lleva a la destrucción de Jerusalén;· Desarrollo del cristianismo entre los paganos impulsado por el Concilio de Jerusalén (50).

2. El Concilio de Jerusalén y el incidente de Antioquía

Judíos de tendencia nacionalista influyen en la comunidad judeo-cristiana de Jerusalén. Surge en esta una corriente que propugna la circuncisión obligatoria

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de los paganos convertidos al cristianismo. Estos judíos cristianos de Jerusalén alborotan la comunidad de Antioquía. Pablo y Bernabé, junto con Tito, son enviados a Jerusalén a exponer la situación a los Apóstoles.

Se reúne un Concilio en Jerusalén: Pedro, Juan, Santiago, Pablo y Bernabé tienen el mismo rango (obispos). Silas y Judas Barsabas son presbíteros de Jerusalén. Tito es presbítero misionero de Antioquía.

La organización jerárquica está integrada por los Doce Apóstoles, al frente de toda la Iglesia. Pablo se asimila a ellos. Pedro el la cabeza.

Luego sigue la organización local de episcopoi o higoumenoi. Son los presbíteros al frente de los cuales está un presidente con poder para ordenar.

Paralelamente existen los apostoloi, didascalos o profetas, que comprende a hombres de primera fila como Bernabé (que participa de los poderes de los Apóstoles).

El Concilio de Jerusalén zanja la cuestión. Sólo pide a los gentiles que practiquen los preceptos noáquicos: abstenerse de carnes inmoladas a los ídolos, de carnes ahogadas y de la fornicación.

A fines del 49 tiene lugar el incidente de Antioquía. Pedro y Pablo tenían preocupaciones diferentes y, a partir de ese momento, inconciliables. Pedro, la preocupación por la perseverancia de la comunidad judeo-cristiana. Pablo la preocupación por la libertad de los gentiles. Ambas visiones eran legítimas y correctas.

3. Expansión del judeo-cristianismo

A principios del año 50 Pablo comienza una nueva misión. En ella pasa a Europa y pone los cimientos de las iglesias de Macedonia y Acaya. La estancia en Corinto se extiende desde principios del 51 al verano del 52. Galión era proconsul de Acaya en 52 (inscripción de Delfos).

En la primavera del 53 emprende un nuevo viaje. El objetivo de la misión es Éfeso (54-57). Allí escribe la Epístola a los Gálatas y la Primera Epístola a los Corintios. Luego en Corinto escribe a los Romanos en el invierno del 57-58. Se presenta en Jerusalén en Pentecostés del 58.

4. Oposición a Pablo

Todas las dificultades que experimenta Pablo proceden del único motivo que es su oposición al nacionalismo judío (diferencias con Bernabé y Marcos, dificultades en Tesalónica, promotores de la Parusía -mesianismo nacionalista-, roces con Apolo -proveniente de los terapeutas alejandrinos muy cercanos a los pre-gnósticos esenios de enfoque especulativo-, etc.). Vuelve a chocar el

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Asia y Éfeso con los judaizantes. En el 63 se queja a Timoteo de que toda Asia le ha abandonado.

En Galacia la comunidad cristiana fundada por Pablo se preocupa de las estaciones, los meses y los años, lo que refleja una preocupación escatológica animada por el celotismo judío (fidelidad fanática a las prácticas legales y exasperación de la expectación escatológica).

Renunciar a la circuncisión se presenta para los judeo-cristianos como una traición política. No se oponen a Pablo por cuestiones de tipo dogmático.

En 58 Pablo es puesto en prisión y luego (60) enviado a Roma, donde permanece del 61 al 63. Luego va a Creta y a Éfeso. En Éfeso se encuentra con los judaizantes que hablan de fábuilas (expresión técnica para designar los sueños milenaristas), de las prescripciones alimentarias, delas especulaciones sobre los ángeles (de tipo gnóstico). Además hay algunos que proscriben el matrimonio y las bebidas alcohólicas (encratitas). Pablo le pide a Timoteo que beba vino.

En Creta y Éfeso Pablo dispone una organización eclesiástica. Hay un colegio de presbíteros con un presidente que es uno de sus miembros. Se le da el nombre de episcopos que indica más la función que la dignidad. hay diáconos que dependen directamente del obispo. Nos hayamos ante dos jerarquías paralelas, una más colegial (presbíteros) y otra más monárquica (diáconos), cuyo lazo es el obispo. Estas jerarquías entran a menudo en conflicto. La jerarquía misionera se va sustituyendo por una jerarquía local ordinaria. Lo mismo observamos en Siria (Didajé). Dos años más tarde la situación en Éfeso se agrava (cfr. 2 Tim).

En Roma, Pedro es víctima de la persecución de Nerón (64), por instigación de un círculo de judeo-cristianos. En 67 toca el turno a Pablo por el mismo motivo.En Jerusalén es lapidado Santiago, obispo de la ciudad, el año 62. Es sumo sacerdote ese año Anás el joven. Santiago muere a causa de su oposición a seguir el mesianismo antirromano. El nacionalismo judío llega al paroxismo en el 66. Comienza la guerra judía y la comunidad cristiana se retira a Pella, en la Transjordania. Por lo tanto, deja de ser solidaria del destino nacional de Israel. Simeón, primo de Jesús, dirige esta comunidad. El año 70, Tito se apodera de Jerusalén, asesina a la población judía y destruye el Templo.

CAPÍTULO IV: ÉFESO, EDESA, ROMA (70-140)

El período que va del 70 al 140 constituye para el cristianismo una etapa de búsqueda. Pululan las sectas gnósticas. Se perfila el primer enfrentamiento con el Imperio Romano.

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1. El cristianismo en Asia Menor

Según Eusebio y los escritos apócrifos, los Apóstoles se distribuyeron la tierra en áreas geográficas: Santiago y Tomás el área de Mesopotamia, Juan y Felipe el área de Asia, y Pedro el área de Fenicia, el Ponto, Acaya y Roma.

Asia Menor es la zona con más vitalidad. Papías de Hierápolis, discípulo de Juan y compañero de Policarpo, predica en Frigia. Dice en un escrito suyo que Felipe vivió en Hierápolis, pues había oído hablar de las hijas del apóstol Felipe. Frigia, a fines del período que estamos estudiando, será el origen del montanismo. Se nota un entusiasmo apocalíptico, característico del ambiente asiático. Han sobrevivido las esperanzas del mesianismo terrestre, sin degenerar en gnosticismo. Es una región de gran número de mártires.

La Frigia occidental y el litoral asiático aparecen como la región de Juan. Ireneo recuerda las enseñanzas de Juan en Éfeso. Juan era de los que pretendían renunciar lo menos posible al judaísmo auténtico. Juan está más bien en la línea de Apolo. Por eso en Asia se desarrolla una especie original de judeo-cristianismo en el que persisten las esperanzas milenaristas. Parecen evidentes las influencias esenias. Celebran la Pascua el mismo día que los judíos. Ignacio de Antioquía, en sus cartas, señala los peligros de los excesos en el judeo-cristianismo.

En Éfeso termina Juan su vida. En época de Ignacio la ciudad está limpia de herejías. Destesta a los nicolaítas, herejía gnóstica judeo-cristiana que rechazaba absolutamente el Antiguo Testamento. En Pérgamo y Tiatira hay nicolaitas.

Las cartas de Ignacio centran su argumento en dos puntos: 1) la vigilancia respecto a los judaizantes y 2) la unidad en torno al obispo.

2. La misión palestinense

Después del año 70 los cristianos retirados a Pella vuelven a Jerusalén y allí se suceden 15 generaciones de obispos de vieja estirpe judía. Es una supervivencia de la Iglesia presidida por Santiago el Justo. Bar Koseba los persigue como a malos judíos.

Los primeros misioneros de la evangelización en Egipto probablemente fueron helenistas de Palestina. La Epístola a los Hebreos es casi ciertamente egipcia y presenta varios puntos de contacto con el discurso de Esteban. En Egipto, el obispo era simplemente el jefe de la comunidad de los presbíteros, uno de ellos y elegido por ellos. Tal es el tipo judeo-cristiano del presbiterado, cuyo colegio es presidido por el obispo: la misma organización que hemos hallado en Jerusalén. En Asia Menor esta organización se combinaba con el tipo helenista: el del obispo al que están subordinados los diáconos.

También parte de Palestina la misión a Osroene.

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Tomás fue el apóstol de los partos (Edesa). En Edesa era venerado su cuerpo en el siglo IV.

También en Adiabene, más allá del Tigris, hay una misión judeo-cristiana unida a la misión judía que se llevó a cabo durante el siglo I con motivo de la conversión de los reyes de Adiabene al judaísmo. De esta región vendrá Taciano (el asirio) a fines del siglo II.

Es probable que Batolomé se encargara de la evangelización en Arabia y de allí se evangelizara la India a mediados del siglo II.

3. La misión de Pedro

Pedro predica en el litoral de Fenicia y Siria. El judeo-cristianismo antioqueno tiene influencia petrina. Allí aparecen dos grupos: los presbíteros, representando la tendencia colegial, y los diáconos en torno al obispo. Ignacio insiste en la unión de estos dos grupos en torno al obispo.

El Ponto, Bitinia, Capadocia y Galacia tienen cierta relación con Pedro. A estas regiones va dirigida su Primera Epístola. En el siglo II había fuertes lazos entre Corinto y el Ponto. Corinto contaba con comunidades petrinas. Celebraban la Pascua como los romanos y no como los asiáticos. Las mujeres tenían especial importancia en la vida de la Iglesia (diaconisas, catequesis, bautismos, exorcismos, etc.).

Grecia (Macedonia, Tesalia y Atenas) fue el gran campo apostólico de Pablo. A principios del siglo II Cuadrato escribe su apología dirigida al emperador Adriano (quizá a su paso por Atenas en el año 124). Cuadrato conocía a personas que habían sido curadas por Cristo. En Grecia escribe Lucas sus dos escritos neotestamentarios.

En Corinto se siente el influjo de Pablo y también de Pedro (cfr. Carta de Clemente Romano a los de Corinto en el año 100).

En Roma, después de Pedro, Lino y Cleto, toma las riendas de la Iglesia Clemente hacia el año 88. En ésa época había en la Iglesia de Roma presbíteros o "epíscopos", y también diáconos (estructura semejante a la Iglesia de Antioquía). Clemente había conocido a los Apóstoles Pedro y Pablo. Trasmite en su Epístola palabras de Cristo que se conocían por tradición oral. Era de ambiente judeo-cristiano.

Hermas conoció a Clemente pues éste le pidió que escribiera el Pastor. Hermas vivió hasta el Papa Pío I (año 140). En época de Hermas había profetas (él mismo lo era), lo cual supone un estado arcaico de la comunidad. Hermas es hostil a los diáconos (influencia judeo-cristiana) y favorable a la espiritualidad esenia y a la angelología (influencia judeo-cristiana).

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En las dos primeras décadas del siglo II fueron obispos de Roma Evaristo y Alejandro. Bajo este último escribe Ignacio a los romanos (115). Bajo Sixto (115-125) tiene lugar una controversia sobre la fecha de la Pascua. En esa época se escribió la homilía romana titulada Segunda Epístola de Clemente. Telesforo (125-136) siguió a Sixto.

Ya desde el año 120 se veneran los restos de Pedro en el Vaticano.

CAPÍTULO V: LOS ORÍGENES DEL GNOSTICISMO

Entre el 70 y el 140 aparece una corriente dualista que recibe el nombre de gnosticismo. La gnosis -que es algo distinto- es la corriente apocalíptica judía y judeo-cristiana. El gnosticismo es una forma de su desarrollo. Aparece en las zonas marginales del judaísmo y judeo-cristianismo.

Simón el Samaritano todavía no era gnóstico. Sus discípulos sí lo serían después del año 70.

Hay como tres etapas en la aparición del gnosticismo cristiano: 1) heterodoxia judía, 2) cristianismo heterodoxo de Simón y de los nazarenos, 3) gnosticismo cristiano a partir del año 70.

1. Ebionismo

No son gnósticos en el sentido propio de la palabra, porque creen en que el mundo fue creado por sólo Dios. Aparecen en Transjordania después del año 70 (Pella). Parece ser que fueron un grupo de esenios que se convirtió al cristianismo (Bultmann). Pero a un cristianismo que no reconocía la divinidad de Cristo. Siguen muy apegados a las prácticas judías, pero hostiles al Templo de Jerusalén y adictos a doctrinas esotéricas como la transmigración.

2. Elkasaismo

Elxai (año 100) -que recibe una revelación (como Hermas)- procede del judaísmo y piensa en judío. Vive en la Siria oriental o región de los partos. Conoció a Cristo. Su cristianismo tiene muchos rasgos ebionitas. Rechazan los sacrificios y las Epístolas de San Pablo. Admiten algo del Antiguo Testamento. Tienen prácticas baptistas. Tratan de expulsar la concupiscencia.

3. Los Nicolaítas

Algunos escritos del Nuevo Testamento (Epístola de Judas -que surge en la Jerusalén posterior al año 70-, la Segunda Epístola de San Pedro y el Apocalipsis) denuncian a un grupo que se deja llevar por la concupiscencia de la carne (rechazo absoluto a las prácticas noáquicas), desprecia la soberanía y la gloria (se refiere al Antiguo Testamento), proclaman una libertad absoluta (a diferencia de la libertad de los hijos de Dios de San Pablo) y siguen las doctrinas de Balaam. Parfa el judaísmo contemporáneo Baalam es antepasado

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de los magos y padre del dualismo. Descubrimos en esta herejía algunos rasgos de la rebelión gnóstica contra Dios.

Pertenecen a este grupo los nicolaítas, que toman su nombre de la palabra "Nicolás" que era un equivalente griego de Balaam (y no, como dice Eusebio de Nicolás, uno de los primeros siete diáconos).

San Juan, en el Apocalipsis alaba a la iglesia de Éfeso por haberse opuesto a ellos, y en cambio, condena a las iglesias de Pérgamo y Tiatira por haberles dado acogida.

4. Cerinto

Personaje contemporáneo de San Juan, apóstol, Cerinto recibe influjo de los ebioinitas al negar la divinidad de Cristo y su nacimiento virginal. Además, también comparte con muchos judeo-cristianos de Asia un mesianismo muy materialista (restauración del culto, triunfo humano del cristianismo). Sostiene la necesidad de sontinuar con las prácticas mosaicas y la circuncisión.

Sin embargo, lo más característico de Cerinto es el dualismo que profesa. Cree que el mundo no ha sido creado por Dios, sino por el Demiurgo, un ser poderoso al margen de Dios. Esta es la característica principal del gnosticismo, del cual Cerito vendría a ser el primer representante entre los judeo-cristianos.

5. Los Simonianos

Tanto Ireneo como Justino (de origen samaritano) mencionan un movimiento de seguidores de Simón el Mago, después del año 70.

Estos afirmaban que los ángeles (Dios del Antiguo Testamento) son los creadores del mundo. Pero el primer Dios (que es Simón) viene a liberar al mundo del mal gobierno de los ángeles. Todo esto es ya un claro pensamiento gnóstico. Además, se relaciona con Simón el culto a Elena (primer pensamiento de Dios). En Samaria se daba culto a Elena (helenización, primera manifestación de sincretismo del gnosticismo).

Hacia el año 145 hay una comunidad simoniana en Roma, sin duda entre los samaritanos. En los escritos pseudo-clementinos aparecen una serie de luchas entre Pedro y Simón el Mago, que habría viajado a Roma en época de Claudio (año 54).

6. Menandro

Era -según Hegesipo- un mago samaritano discípulo de Simón, que propagó el gnosticismo en la Siria occidental (Antioquía, entre los años 70 y 100). El gnosticismo de Menandro es una teología y una teurgia (magia). Más tarde Lucio y Celso criticarán a los cristianos de ejercer prácticas mágicas.

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Menandro propagaba ideas mesiánicas. Decía que sus discípulos eran -por el bautismo- superiores a los ángeles y que no morirían.

Es quien continúa las ideas de Cerinto y Simón, y da forma a su teología gnóstica.

7. Satornil

Trabaja en Antioquía, como discípulo de Menandro, entre los años 100 y 130. Dice que el Dios del Antiguo Testamento es uno de los Siete Ángeles. Estos ángeles crean al hombre que se arrastra sobre la tierra hasta que el "Dios escondido" no le conceda su luz. Sólo algunos cristianos llegan a tener esa luz.

Desprecia el matrimonio como creación de Satán. Algunos de sus discípulos no toman carne.

8. Los barbelognósticos

Según Ireneo, el autor de un libro gnóstico de la primera mitad del siglo II, titulado Apócrifo de San Juan, pudo ser un discípulo de Satornil. hay cuatro ejemplares de este texto, tres de ellos encontrados en Nag Hammadi. Presenta una revelación de Cristo al apóstol San Juan. Dice que los Siete arcontes (ángeles) guiados por el primero de ellos (Ialdabaoth, el Dios judío del Antiguo Testamento), crearon el mundo y un hombre que no es capaz de moverse. Entonces la sophia le comunica la fuerza para ser superior a los arcontes. En esta revelación ya se habla del pleroma y los eones.

9. Los setianos

También Ireneo resume la doctrina de esta secta (más judeo-cristiana) que menciona la existencia de cinco eones (Padre, Hijo, Espíritu Santo, Cristo, la Iglesia) que crean a Sophia. Sophia se une a las aguas inferiores y produce a los siete arcontes que crean el mundo. Cristo (preexistencia de Cristo) desciende de los cielos ocultamente, ante el estupor de las potestades, y toma la forma de los ángeles de cada cielo. Estos mismos temas aparecen en la Ascensión de Isaías, la Epístola de los Apóstoles, y el Pastor de Hermas.

10. Carpócrates

Representante del judeo-cristianismo gnóstico de Alejandría hacia el año 120. Tuvo influencias de Ceritno (que era originario de Alejandría). Jesús -dice Carpócrates- es hijo de José. Sobre Jesús desciende una potestad o potencia. Quien comparte esta potencia es igual a él, puede despreciar a los arcontes -creadores del mundo- y realizar las mismas obras que Él.

Sólo el hombre puede ser liberado de los arcontes en la medida en que pase por la esclavitud de la carne y los vicios (de la que los arcontes son los

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creadores). Hay un amoralismo, y un desprecio de la creación y de la Ley -semejante a la que tienen los nicolaítas- en la doctrina de Carpócrates.

11. Basílides

Discípulo del gnosticismo sirio (más especulativo que el asiático de Ceritno). Continúa el desprecio de la Ley y el reclamo de una liberación total. Este rasgo gnóstico representa una exageración total del paulinismo, en el extremo opuesto del judeo-cristianismo joánico.

En él aparece muy claramente la transposición de la apocalíptica judía en la doctrina gnóstica.

La teología de la historia judía se traslada a un plano cosmológico y proporciona el marco de la doctrina sobre los eones. Hay 365 cielos, a cada uno de los cuales corresponde un orden angélico.

12. Resumen

El gnosticismo es una rebelión ante el Dios del Antiguo Testamento que ha defraudado a los judíos en su esperanza escatológica. La rebeldía se concentra en la creación, en los ángeles creadores. Todas sus especulaciones proceden de la apocalíptica judía (especulaciones sobre el Génesis, doctrina de los siete ángeles, calendario sagrado, ángeles de los vicios, descendimiento a través de las esferas).

La corriente asiática tiene un carácter más práctico (amoralismo, rebelión contra la ley, exasperación de ciertas tendencias paulinas). La tendencia antioquena es más especulativa.

Las dos corrientes se desarrollan luego en Alejandría al final del período que estamos estudiando (años 70 a 140). La primera no tardará en extinguirse, en cambio la segunda se desarrollará extraordinariamente.

CAPÍTULO VI: COSTUMBRES E IMÁGENES JUDEO-CRISTIANAS

El período del 70 al 140 es una etapa de transición entre el cristianismo original y su expresión en el ámbito greco-romano. Veamos las costumbres cristianas de este período, todavía imbuido en la influencia del judaísmo.

1. La iniciación cristiana

Justino, en una de sus Apologías, menciona dos etapas de la iniciación cristiana. La primera es de enseñanza de las verdades fundamentales de la fe (Símbolo de los Apóstoles, símbolo romano del siglo II). Se predicaba a Cristo anunciado en las profecías del Antiguo Testamento. Se utilizaban unas colecciones (testimonios) de escritos antiguos (cfr. Epístola de Bernabé, Demostración de

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la Predicación apostólica de San Ireneo). Además, había una catequesis moral: los mandamientos de amor a Dios y al prójimo, la regla de oro, la doctrina de los dos caminos, las normas del Concilio de Jerusalén, la oración dominical. Esta catequesis es independiente de los Evangelios y se trasmitió a través de una tradición oral (Didajé, Epístola de Bernabé).

La segunda etapa es la litúrgica. Los ritos bautismales van precedidos por un ayuno de la persona que se iba a bautizar y de algunos acompañantes. Parece tener el valor de un exorcismo. Va precedido de una renuncia (apotaxis) a Satanás y de una adhesión (syntaxis) a Cristo. Tambièn había imposición de las manos.

El bautismo se verifica por triple inmersión (simbolismo del descendimiento a los infiernos) -con invocación de loas tres Personas divinas-en agua de fuente (agua viva; origen del símbolo bautismal del pez). El rito va unido a la unción con el aceite consagrado (myron). La unción que sigue al bautismo es -en la liturgia valentiniana- señal del don del Espíritu.

Algunas comunidades judeo-cristianas (ebionitas y elcesaítas) sólo conocían el bautismo de Juan, de remisión de los pecados (y no de infusión del Espíritu). A la unción está estrechamente unida la signación con la señal de la cruz, la sphragis (signo tau hebreo, que significa el nombre de Dios y que llevan los elegidos en la frente; parece ser que también lo llevaban los esenios).

Luego está la entrega de la vestidura blanca relacionada con la simbólica denudación y revestimiento de Cristo. Es de origen judío. También se entregaba una corona de follaje (Hermas). También esta costumbre es de origen judío. Otro rito era el de beber agua bautismal (beber agua viva). El bautismo iba seguido de una toma de leche y miel.

Después del bautismo continuaba una catequesis post-bautismal, que comenzaba con una homilía después del rito del bautismo (punto de arranque de las catequesis mistagógicas del siglo IV), relacionada con la liberación del Éxodo. A la homilía pascual seguía una comida que precedía a la eucaristía, con la que terminaba la vigilia pascual (haggadá pascual). La última de las acciones de gracias que sigue a la comida, termina con las palabras Hosanna al Hijo de David….Marana tha!. Estas palabras son el inicio de la celebración de la eucaristía.

2. Los tiempos litúrgicos

Hay muchos documentos primitivos que mencionan a la asamblea dominica, especialmente la Apología de Justino (año 140). La estructura es la siguiente: lecturas de las memorias de los apóstoles y de los profetas, homilía, oraciones por las principales intenciones, ósculo de la paz, oración eucarística, amén del pueblo, distribución por los diáconos del pan y vino consagrados, se recogen limosnas para los más necesitados.

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Diversos nombres utilizados para designar el domingo: kiriaké, octavo día (prolongación del séptimo día judío hasta el amanecer), primer día (en relación con el primer día después de la Pascua, en que se ofrecían panes ácimos recordando la creación).

Días de ayuno cristianos: miércoles y viernes (en oposición a los días de ayuno judíos).

Los cuartodecimanos celebraban la Pascua el 14 de nisán. En cambio, en círculos cristianos procedentes del esenismo se comenzó a celebrar el domingo siguiente al 14 de nisán para conmemorar la Resurrección de Cristo. Era también el día de la "aparche" (primer día de los ácinos), tan presente en las epístolas paulinas. En la vigilia pascual, los esenios celebraban también el paso del mar Rojo. Todo este conjunto de hechos se sobrepuso por fin a los cuartodecimanos.

3. Las doctrinas

Los judeo-cristianos siguieron la exégesis judía del Antiguo Testamento. También re-escribieron algunas obras judías. Además escribieron los Apopcalipsis que inspiran directamente en la apocalíptica judía de la época. A veces se presentan como revelaciones hechas por Cristo a los Apóstoles (sobre todo entre los gnósticos: la falsa gnosis es una deformación de la gnosis apocalíptica).

Los temas de la apocalíptica judeo-cristiana se expresan en símbolos. Los temas más frecuentes son la Trinidad, la Cruz, el descendimiento de Cristo a los infiernos para salvar a los justos del Antiguo Testamento, la Iglesia (representada, por ejemplo, en el Pastor como una anciana), la escatología.

CAPÍTULO VII: LA IGLESIA Y EL IMPERIO

1. Las primeras persecuciones

Tanto Suetonio como Tácito mencionan la primera persecución de Nerón contra los cristianos en el año 64.

Los cristianos (como antes los judíos) eran acusados de mysantrophia, es decir, de odium humani generi. A oposición de los paganos que amaban la philantropia, el humanismo. Acusaban a los cristianos de adorar a un asno, de asesinato ritual y de incesto.

Melitón nos informa que la persecución vuelve con Domiciano (81-96), aunque Vespasiano, durante la destrucción de Jerusalén, mandó buscar a todos los descendientes de David (persecución del mesianismo judío), entre los cuales estaban algunos parientes del Señor (Simeón y Judas).

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Durante el gobierno de los Flavios, hubo persecución de cristianos en Roma entre la nobleza (Acilio Glabrión, Flavio Clemente y Flavia Domitila), pero la mayor persecución fue en Asia, pues allí había muchos cristianos ligados estrechamente al judaísmo.

San Juan , en el Apocalipsis (y también otros escritos de la época como la Ascensión de Isaías, el IV libro de Esdras y el IV libro de los oráculos sibilinos) cambia el modo de tratar al Imperio. Pablo buscaba llevar a los crisitanos a obedecer al imperio, contra el peligro de rebelión que propugnaban los judaizantes. Ahora Juan, se expresa del Imperio como la Bestia, de Nerón como el 666 y de Roma como Babilonia.

Las autoridades imperiales perseguían las corrientes misiánicas y milenaristas que prevalecían en Asía, también entre los judeo-cristianos. Perseguían la pertinacia en contra del sometimiento al Emperador.

2. La Iglesia bajo los Antoninos

En tiempo de Nerón no hubo propiamente un institutum neronianum (Tertuliano) o ley persecutoria contra los cristianos. Sin embargo, sí se sentó un precedente para establecer la legislación que perduró durante todo el siglo II, y que puede resumirse en el contenido de la carta de Plinio el Joven, gobernador de Bitiania, a Trajano (98-117), sucesor de Nerva. Esta legislación era tolerante para los cristianos: no se admitían las denuncias anónimas, no se perseguía propiamente a los cristianos. Si embargo, si eran denunciados y no abjuraban (lo cual era lo normal) debía ser condenados por pertinacia.

Por lo tanto, quienes perseguían a los cristianos en el siglo II no eran los emperadores, sino las poblaciones paganas o judías que los denunciaban.

En el siglo III surgirán nuevos problemas y encontraremos actos legislativos emanados por el poder central.

En época de Trajano fue condenado a muerte en Jerusalén Simeón, segundo obispo de Jerusalén e hijo de Cleofás (hermano de José) por pertenecer al linaje de David. También murió mártir San Ignacio de Antioquía.

El reinado de Adriano (117-138) fue muy apacible para los cristianos. A lo largo del siglo II los cristianos van dejando de ser relacionados con los judíos. Celso considera a los cristianos como una herejía judía. Pero Frontón cambia un poco su apreciación: los ve como unos mistagogos orientales que adoraban una cabeza de asno, inmolaban y devoraban un niño en las ceremonias de iniciación y se unían incestuosamente después de un banquete los días de fiesta (Minucio Felix). Al parecer las sectas gnósticas -con las cuales era confundida la Gran Iglesia- sí hacían este tipo de cosas. Luciano, hacia el año de 165, en Atenas, escribe su Vida de Peregrino, un personaje que se convierte en Palestina al cristianismo, es encarcelado y luego espulsado de la comunidad

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por comer idolotitos. Luciano presenta al cristianismo como un conjunto de personas no criminales pero sí muy ingenuos.

Para muchos paganos el cristianismo es inocente pero está lleno de supersticiones sin fundamento. Sin embargo, bajo el reinado de Marco Aurelio hay un endurecimiento de los intelectuales. Ya no ven al cristianismo como algo sin importancia, sino como un verdadero peligro para la sociedad. Así los presenta Celos en su Discurso verdadero.

Bajo un barniz humanista, la civilización greco-romana escondía un fondo de crueldad. De ahí los martirios de cristianos, arrojados a las fieras en las fiestas paganas (Policarpo, Mártires de Lyon, etc.), durante los reinados de Adriano y Marco Aurelio.

3. Las apologías

La primer apología es la presentada en Atenas a Adriano por Cuadrato. Sólo conservamos de ella un pequeño fragmento. La segunda es la de Arístides también a Adriano.

Luego Justino escribe dos apologías a Antonino Pío (una contra las acusaciones de Frontón). Junto con el Dialogo con Trifón son las obras más interesantes de esta época.

Después, en Asia, dirigidas a los emperadores marco Aurelio y Cómodo, varios autores escriben apologías, o defensas oficiales del cristianismo: Melitón de Sardes, Apolinar de Hierápolis y Milcíades.

Otras apologías fueron las de Teófilo de Antioquía (metido en el judeo-cristianismo de Siria), que escribió su Ad Autolicum, Taciano y la Epístola a Diogneto.

El objetivo de las apologías era defender a los cristianos, pero también presentar el cristianismo como los únicos herederos de la civilización greco-romana. Por eso hacen un llamamiento a la razón y a la moral. Desarrollan el argumento histórico (especialmente Taciano y Teófilo. El Logos se ha manifestado en la persona de Cristo. No rechazan el helenismo, sino que aceptan plenamente el mundo en el que viven y le dan una nueva significación cristiana.

4. Retórica y Filosofía

El helenismo cristiano comienza a florecer en los reinados de Adriano y Marco Aurelio. El siglo II es el siglo del helenismo y de la retórica. Sobre todo, el platonismo recobra su impulso original después del eclecticismo de la nueva Academia.

Melitón es el más artista de los escritores cristianos. Justino es un aticista, se

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inspira en los autores clásicos (estilo directo, escueto, de una claridad admirable). Hegesipo es el primer historiador de la Iglesia. Todos adornan sus apologías con citas de Homero y de los Trágicos.

Estos autores, no sólo se ven influidos por la forma literarias del helenismo, sino también por el contenido: estoicismo (metáforas, epistemología, moral) y sobre todo el platonismo medio.

CAPÍTULO VIII: HETERODOXIA Y ORTODOXIA

Entre los años 70 y 140 aparecen distintos grupos dentro de la Iglesia. Pero llega un momento en el que el choque entre ellos se hace inevitable. Estas luchas se dan de modo paradigmático en Roma.

1. Marción

Hijo del obispo de Sínope, en el Ponto. La Iglesia del Ponto es ortodoxa. Tiene algunos rasgos peculiares: admiten las diaconisas y se hace de la continencia una obligación (raíces judeo-cristianas). Pero el rasgo capital del cristianismo de Marción es su paulinismo. Admite sólo el Evangelio de Lucas (evangelio de los griegos) y las epístolas paulinas. Rechaza el Antiguo Testamento.

En 144 intenta que los presbíteros de Roma admitan esto último. No lo admiten y la doctrina de Marción se radicaliza. Adopta la teoría de Cerdón (llegado a Roma en tiempos de Higinio: 136-140) según la cual hay que oponer el Dios justo del AT al Dios bueno del NT. Esto es propiamente el gnosticismo judeo-critiano.

Como era un notable organizador, su secta, en 150, era una verdadera iglesia, que se extiende hasta Mesopotamia.

2. Valentín

Es teólogo y místico, originario de Egipto. Relacionado con el gnosticismo arcaico de los setianos. Llega a Roma en época de Higinio e intenta ser papa en 140. Depende de l judeo-cristianismo egipcio de tendencia encratita.

Elementos esenciales de su doctrina: trascendencia absoluta del Padre y de su pensamiento (ennoia); producción del pleroma de los eones en número de treinta, el primero de los cuales es sophia; búsqueda del Padre por Sophia; este deseo viene a ser el principio del mundo inferior, dónde se hallan aprisionados los elementos espirituales; envío del Señor, portador de la gnosis, gracias a la cual se salvan los espirituales.

Valentín es un creador de escuela.

3. Montano

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Marción prolonga el paulinismo. Valentín, el judeo-cristianismo egipcio. Montano es un frigio que, al igual que dos mujeres (Maximila y Priscila) pretende haber recibido el carisma de la profecía. Inicia el movimiento en 156 y llega su apogeo en Asia (Tiatira) en 172. En 177 los discípulos de Ireneo presentan el caso a Eleuterio en Roma. Maximila muere en 179 y trece años después el montanismo agita a toda Asia, especialmente a Éfeso y a Ancira.

Es una explosión del profetismo de contenido esencialmente escatológico. Las mujeres desempeñan un papel principal. Los tiempos del Paráclito comienzan con la venida de Montano. La Nueva Jerusalén será inaugurada con un reinado de mil años. Hay que vivir en continencia para prepararse a esto.

Hay que ver el montanismo como una radicalización del milenarismo asíatico y frigio de principios del siglo II (las dos hijas del Apóstol Felipe en Hierápolis, Ireneo, Papías, Cerinto, Melitón). Tenemos aquí un desarrollo exagerado del cristianismo johanita. Representa una rama de la observancia cuartodecimal, fundada en la cronología johánica de la Pasión. El término Paráclito procede del Evangelio de Juan. El milenarismo se encuentra en el Apocalipsis. También el ansia del martirio que caracteriza a los montanistas, lo mismo que la exaltación de la continencia.

El montanismo no es una herejía. Es más bien la persistencia de tendencias arcaicas. Era el fruto de comunidades que vivían demasiado aisaldas y del profetismo pasan a un ilumnismo condenable. Sin embargo, en el montanimo pervive el espíritu de Asia en la gran época de Papías y Policarpo. No en valde sedujo a un espíritu de la envergadura de Tertuliano.

4. Taciano el sirio

Escribe dos obras que pertenecen a dos mundos distintos: el Discurso a los griegosy el Diatessaron. Es un representante del encaratismo. Es asirio (de Adibene, dónde llegó la misión palestinense con sus tendencias ascéticas). Se convirtió del paganismo en Roma y fue discípulo de Justino. En esa época escribió su primera obra, totalmente ortodoxa. A partir del 165 propaga el encratismo que condena el matrimonio. En su país escribe su segunda obra.

Es el clásico cristiano radical, tan común en Siria, y opuesto a las tendencias romanas. De alguna manera, el rechazo del matrimonio, estaba difundido en todo el ambiente judeo-cristiano oriental. Un discípulo suyo, Severo, rechaza las Epístolas de San Pablo y los Hechos de los Apóstoles (lo opuesto de Marción), lo que indica una influencia de la Iglesia de Jerusalén.

5. La cuestión pascual

En el siglo II se oponen entre sí, no sólo grupos extremistas, sino las mismas iglesias con tradiciones diferentes. Asia, con la tradición johánica (cuartodecimanos). El resto de las iglesias celebraban la pascua el domingo siguiente al 14 de Nisán.

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El conflicto comenzó en Roma bajo Sisto (120). En esa época se llegó a un mutuo acuerdo y a la tolerancia mutua. Policarpo, en su viaje a Roma (155) discute con el papa Aniceto esta costumbre, sin llegar a convencerse uno al otro, pero quedando en paz.

La cuestión se agrava en tiempos de Sotero (166-174), Eleuterio (cisma de Blasto) y, sobre todo, con Víctor (189-198) que reunió varios sínodos (Palestina, Roma, Ponto, la Galia, Osroene y Corinto) para llegar a una solución. Todas estas iglesias decían que la Pascua debía celebrarse el domingo. Los obispos de Asia no quisieron aceptar esta solución y Víctor les envió una carta anunciándoles su exclusión de la comunión de las iglesias. Ireneo interviene para sugerir a Víctor tolerancia, como su antecesores.

6. Las escuelas heterodoxas romanas a fines del siglo II

Siguiendo las doctrinas de lo ebionitas, Cerinto y Carpócrates (Cristo es un hombre eminente), Teodoto de Bizancio (curtidor en Roma) es excluido de la comunidad por el papa Víctor.

Por otra parte, los monarquianos son continuadores del monoteísmo judío, pero afirmando que el Hijo y el Espíritu sólo son potencias del Dios único. Praxeas no fue modalista. Sufrió por la fe. Era más bien opuesto al montanismo. Consiguió que Eleuterio condenara esta doctrina. Por eso se le opone Tertuliano (montanista) y lo tacha de monarquiano.

Noeto, presbítero de Esmirna, en cambio, sí era monarquiano (según Hipólito en su Elenchos). Halló simpatías entre Víctor y, sobre todo, en Celestino, porque su doctrina se oponía claramente al montanismo.

En Roma se fueron instalando grupos de todas las tendencias: Marción (en tiempos de Higinio), Cerdón (marcionita), Marcelino (que difunde la doctrina de Carpócrates en tiempos de Aniceto), Justino y Taciano, Valentín, Praxeas, Epígono y Teodoto.

A fines del siglo II hay una infinidad de escuelas. Rodíon ha sucedido a Taciano en la escuela de Justino. Hay tres grupos de marcionitas: Aples, Potito y Basilisco, y Sinero. Ptolomeo y Heracleón son discípulos de Valentín. Proclo y Esquines dirigen dos escuelas montanistas. Hay cuatro grupos de adopcionistas. Casi todos proceden de Asia.

Roma, en tiempos de los Antoninos, es una gran ciudad cosmopolita donde se dan cita todas las tendencias religiosas y filosóficas.

Hay cristianos con raíces profundamente romanas. Entierran a sus muertos en propiedades pertenecientes a los Cecilios y Aurelios, pero la mayoría de ellos son orientales.

7. Las grandes figuras episcopales

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El rasgo característico de los finales del siglo II es que se va afirmando la autoridad episcopal.

En Jerusalén los obispos proceden de la gentilidad. En tiempos de Marco Aurelio destacan Narciso y Alejandro.

Teófilo es el sexto obispo de Antioquía. Es escritor y catequista. Le suceden Maximino y Serapión.

Asia es el foco más intenso de vida eclesiástica. hay herejías y grandes obispos: Apolinar de Hierápolis (apología, condena al montanismo), Melitón de Sardes (representa la más pura expresión del cristianismo asiático, don de profecía), Polícrates de Éfeso (metropolita de Asia).En Grecia están Dionisio de Corinto (cartas católicas dirigidas a las iglesias de Creta y Ponto).

En Alejandría está Demetrio, en tiempo de Cómodo.

En Roma: Pïo (140-155), Aniceto (155-166), Sotero (166-174), Eleuterio (174-189) y Víctor (189-198).

Los obispos se preocupan, ante todo, de su propia comunidad. Pero también se reúnen en sínodos (por ejemplo: la disputa pascual). En cada región había una especie de patriarca: Éfeso, Roma, Jerusalén, Ponto. Hay también vínculos particulares entre algunas iglesias. Los jefes de herejías actúan personalmente, como jefes de escuelas. Los obispos, colectivamente, defendiendo la fe común. Consevan las tradiciones de los Apóstoles y tienen una misma forma de organización.

La Iglesia de Roma tiene una autoridad particular (Policarpo acude a Aniceto, Dionisio de Corinto escribe a Sotero, Polícrates se dirige a Víctor… La autoridad de la iglesia de Roma, fundada por Pedro, es particular.

8. Ireneo de Lyon

Su obra nos ofrece la documentación más precisa y la interpretación más profunda d ellos sucesos en torno al año 200.

Nace en Esmirna hacia el 115. Discípulo de Policarpo. Hereda la tradición johánica. Residió en Roma. En 177 es presbítero de la iglesia de Lyon. Acompaña a los presbíteros ante Eleuterio en la cuestión momntanista. Durante el reinado de Eleuterio escribe su Adversus haereses. Siendo obispo de Lyon escribe a Blasto sobre la cuestión pascual. Defiende a los cuartodecimanos ante Víctor. Escribe la Demostración de la predicación apostólica en donde resumen su enseñanza catequética.

Los jefes de escuelas se apoyan en su valía personal. Los obispos en la sucesión apostólica. Establece esta sucesión en las iglesias de Esmirna (que se

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remonta a Juan, a través de Policarpo), la de Éfeso (que se remonta a Pablo) y la de Roma (que viene de Pedro y de Pablo). De esta última es la única de la cual nos ofrece la sucesión completa.

La tradición que nos han entregado los Apóstoles, no ha quedado al cuidado de autores privados, sino de los obispos, instituidos por los Apóstoles. Una confirmación de todo esto la tenemos en la unidad de su doctrina (a diferencias de la división de los herejes).

CAPÍTULO IX: LA COMUNIDAD CRISTIANA

Según la IIIª Visión del Pastor de Hermas, hay cuatro grupos de piedras blancas y cuadradas que sostienen la Iglesia: apóstoles, obispos, doctores y diáconos. Luego viene las piedras sacadas del fondo (los mártires), luego los fieles cristianos que han comprobado su fidelidad al marchar por el camino recto. Luego están también los penitentes. Hay otras piedras inservibles para la construcción (hipócritas, rencorosos, ricos de corazón, inconstantes). Lo que principalmente se alaba de los obispos es la hospitalidad y el cuidad de las viudas y los huérfanos. La comunidad se hace cargo de los indigentes y de los que sirven al altar. Los mártires tienen un lugar eminente. Pero, más altos aún que ellos son los hombres que se han hecho como niños en su inocencia.

1. La Jerarquía

En El Pastor de Hermas y en las Cartas de San Ignacio se recojen datos preciosos. El obispo está rodeado del presbiterio y de los diáconos. Él es quien preside la Eucaristía. Sólo está permitido reunirse para celebrar la Eucaristía bajo la autoridad del obispo. Sólo el bautiza y preside el agapé. También el matrimonio requiere su aprobación.

Hay también un orden de viudas.

2. Los carismas espirituales

El Diálogo con Trifón indica una persistencia de los carismas en la comunidad de mediados del siglo II.

El más importante era el de la profecía. El Espíritu Santo pone en la boca del profeta las palabras que Dios quiere. Pueden hacer penitencia sólo una vez. En principio, se pueden perdonar todos los pecados (en El Pastor se dice que los apóstatas no tienen perdón). Para recibir el perdón es necesaria la metanoia y la expiación.

3. Virginidad y matrimonio

Las influencias de los judeo-cristianos de Palestina en Egipto, Edesa, Rom, etc. fue grande. Se notó de una manera particular en una serie de tendencias que surgieron, incluso en el seno de la Iglesia, sobre la superioridad de la

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virginidad al matrimonio, pero de una manera exagerada, hasta tal punto de llegar (en las sectas heterodoxas: judaizantes, montanistas, marcionitas, Taciano) a condenar la entera creación.

Aunque estas tendencias fueron condenadas en la segunda parte del siglo II, persistieron en algunos círculos de vírgenes y ascetas.

Toda la Iglesia estima grandemente la virginidad. En cambio, a veces, el matrimonio se considera como «la hierba amarga del Paraíso» y como relacionado con la mortalidad.

Se llegaba a dar el matrimonio entre un asceta y una virgen, sin ningún trato carnal. Era la imagen del matrimonio entre Cristo y la Iglesia. Este tipo de matrimonio persistirá entre los gnósticos.

Parece ser que estas tendencias tienen una raíz esenia (no era del judaísmo oficial). Se ve claramente la influencia esenia en Egipto, Edesa y en los escritos de Hermas. Los eseniso identificaban al espíritu maligno con el instinto sexual. De ahí los baños de purificación entre los esenios, ebionitas y elcesaítas.

Poco a poco la posición radical será patrimonio de las sectas heréticas. Clementa de Alejandría en los Stromata explicará la doctrina tradicional del matrimonio cristiano.

4. El martirio

Aparece como la forma más eminente de la santidad cristiana (cfr. Apocalipsis). Los restos de los mártires se conservan como reliquias. Se recuerda el aniversario de su dies natalis. Se les venera y da culto (cfr. el Martirio de Policarpo). El martirio es victoria contra Satanás (cfr. martirio de Perpetua). Es camino hacia la total transformación en Cristo (cfr. martirio de San Ignacio). Va acompañado de fenómenos místicos.

Los mártires dan la vida para salvación de sus hermanos. No son seres heroicos. Son hombres y mujeres frágiles ayudados por la gracia.

CAPÍTULO X: ALEJANDRÍA

El cristianismo comenzó en Egipto por los judíos (2 de los 5 barrios de Alejandría). También hubo penetración entre los campesinos (documentos de Nag Hammadi, en copto: viejo egipcio con letras griegas).

En las ciudades (especialmente Alejandría) el mundo egipcio estaba completamente helenizado.

Encrucijada cultural: por su situación geográfica entre diversas culturas, que daba lugar a un liberalismo religioso propicio al cristianismo. Comercialización del papiro. Biblioteca de Alejandría.

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Alejandría es donde el cristianismo toma el helenismo, la filosofía griega.

Testigo eminente es Tito Flavio Clemente, presbítero de Alejandría, que viaja por Grecia, Siria y Palestina, sucede a Panteno hacia el año 190, luego le vemos en Jerusalén (a.215) y por fin en una misión en Antioquía. Obras: Pedagogo y Stromata.

1. La herencia de Grecia

Clemente hace pasar el espíritu de la tradición filoniana (helenismo judío, con su método exegético peculiar) al cristianismo. La exégesis de Justino, Ireneo, Melitón, Hipólito y Tertuliano es una exégesis como la de los judíos: profética, tipológica, apocalíptica, que busca correspondencias entre el AT y el NT.

La exégesis de Clemente es completamente diferente. Es la de Filón, es la de los griegos que interpretan los escritos de Homero y Hesíodo alegoricamente (simbólicamente). Sin embargo, Clemente todavía es muy prudente en este tipo de exégesis. Orígenes la desarrollará más (exégesis moralizante de la Sagrada Escritura).

Pero además, Filón busca utilizar la cultura griega en su totalidad, al servicio de la inteligencia de la Biblia: introduce la gramática, el estudio de las etimologías, la amplificación retórica, el razonamiento dialéctico. Y se utilizan las demás ciencias: aritmética, música, física, astronomía, la simbólica de los números.

Clemente pasa del conocimiento ingenuo al científico (epistemé), de la simple opinión a la certeza (gnosis).

En el libro VIII de los Stromata, Clemente plantea el método teológico (demostración escriturística en base a relacionar los principios revelados con los datos de la Escritura). Clemente busca equivalencias entre los episodios bíblicos y los mitos de Homero.

2. El Mundo de la alegoría

Aunque Justino había tomado de los filósofos elementos, es Clemente quien plantea el tema de la preparación evangélica en algunos filósofos paganos.

Clemente desarrolla una teoría del paralelismo entre la revelación de los judíos y las revelaciones a los pueblos de la antigüedad. La filosofía ha ido en decadencia y Cristo ha venido a restaurarla. Continuamente compara el simbolismo de la mitología griega con las historias de la Biblia. Se nota el temple artístico de Clemente.

Propone que cuando el cristianismo se propague por las diversas culturas tome las formas de estas. Evangelizar las costumbres griegas y helenizar el

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cristianismo, no es sincretismo. Estamos lejos de las tendencias encratitas del ambiente palestinense primero.

Insiste en que hay que abandonar la vieja vestidura judía. El cristianismo es la verdadera sabiduría.

3. Gnosticismo y helenismo

A fines del siglo II todo el cristianismo, con excepción del de la Siria oriental, pasa a la cultura griega.

El gnosticismo pasa fácilmente del ambiente judío al griego, apoyado en el dualismo de Platón.

El Oriente y el Occidente se funden. Las religiones orientales triunfan en el plano religioso, pero en el cultural triunfa el helenismo.

El platonismo medio es el fondo filosófico del que echan mano los gnósticos, los hermetistas (helenización de la religión egipcia) y los apologístas cristianos.

Aristóteles se mira con desconfianza: como una tecnología. El aristotelismo lo emplean sólo los arrianos. Es hasta fines del siglo IV cuando comienza la renovación aristotélica.

Ireneo e Hipólito -poco afectos a la filosofía- buscan desacreditar a las sectas gnósticas diciendo que ellas tienen un origen judío. Hegesipo decía que lo tenían griego. Realmente, el helenismo no afectó al gnosticismo más que al cristianismo. Plotino decía (y tenía razón) que el gnostismo era una forma de pensamiento profundamente opuesto al helenismo.

El helenismo también afecta al montamismo, al adopcionismo, al marcionismo, etc.Del 150 al 200 el cristianismo sale del gheto en el que se le había querido encerrar. Acoge los valores del helenismo. Ya no es una pequeña secta oriental

CAPÍTULO XI: OCCIDENTE BAJO LOS SEVEROS

Pavorosa anarquía a la muerte de Cómodo (193), el último de los Antoninos.Tendencia autoritaria de Septimio Severo. Simpatía por las religiones orientales gracias a su matrimonio con la hija del sacerdote de Emesa, Julia Domna.

1. El Edicto de Severo

Inicios del siglo III: recrudecimiento del mesianismo judeo-cristiano, orientación apocalíptica y hacia el ascetismo integral (montanismo).

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En esa época florecen los Hechos de los Apóstoles, que tienen un tono de profetismo apocalíptico (relatos de martirios, exaltación de la virginidad, separación de los esposos). También proliferan las Actas de los Mártires (de San Justino, 165; mártires escilitanos de África, 180; mártires de Lyon, 178, Perpetua y Felicidad, 202).

Hacia el año 200 muchos creían en la inminencia de la Parusía. Cfr. también el comportamiento exaltado del joven Orígenes. Las posiciones de Orígenes recuerdan las de Tertuliano e Hipólito (por ejemplo, respecto al Imperio), aunque más tarde aparece más moderado.

En África, Asia, Roma y Alejandría se expresa un mismo cristianismo escatológico. Sin embargo, no es el cristianismo de los obispos (más moderado, más acuerdo con el poder civil, más pastoral y preocupado por la salvación de todos). Es la lucha entre la visión de los intelectuales seducidos por la Iglesia ideal, y los pastores conscientes de las condiciones de la Iglesia real.En la época de Cómodo hay cristianos en la corte: Marcia (su concubina), Prosenes, Carpóforo.

Severo se dirigirá (decreto de prohibición del proselitismo cristiano en 202) contra las tendencias cristianas apocalípticas (contra el servicio militar, contra el matrimonio). La persecución alcanza particularmente a los montanistas y los marcionistas. En cambio no son molestados los gnósticos (que eran antimilenariastas) y los obispos.

También los judíos de esa época albergaban esperanzas escatológicas.

La persecución de Severo afecta especialmente a Egipto y África. Mueren Leónidas y otros, principalmente neófitos y catecúmenos. En África está el martirio de Perpetua y su esclava Felicidad. En las Galias, el de Ireneo.

2. Hipólito y Calixto

Dos tendencias en época de Víctor (189-199): montanismo (cristianismo asiático, influencia del Apocalipsis de Juan, fin del mundo, tensión Iglesia-Imperio, martirio, combatido por Eleuterio) y monarquianismo (basado en las doctrinas de Práxeas -venido de Asia para advertir a los romanos sobre el montanismo-, ampliado por Noeto y, en cierta manera, tolerado por Ceferino y Calixto).

Hipólito (c.170 a 235) aparece en este clima. A Hipólito hemos de identificarle con un sacerdote romano desterrado junto con Ponciano a Cerdeña en 235 y sepultado cerca de la vía Tiburtina (parece que es suya la estatua cerca de esa vía, que contiene una lista de obras de Hipólito del 210 al 224).

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Los escritos de Hipólito son típicamente romanos, de origen petrino (es decir, sirio y judío-palestinense), en los que se notan ecos de las Homilías clementinas, también de influencia petrina.

También tiene influencia de Ireneo (de quien se presenta como discípulo, según Focio) y por tanto de Asia. Se nota en la estima de Hipólito por el Apocalipsis. Además, comparte el milenarismo de los asiáticos y cree en la inminencia del fin del mundo. Tiene hostilidad frente a la filosofía y preferencia por el estoicismo (como Melitón).

Es un precioso testigo de la liturgia romana.

Dos corrientes en Roma: 1) corriente apocalíptica (que obedece a ciertas características antiguas de la Iglesia: Hermas), culto a los mártires Pedro y Pablo, favorecida por el montanismo, 2) corriente de la jerarquía que se muestra favorable a la moderación, a la indulgencia, a la búsqueda de la unidad entre los grupos y al diálogo con el poder imperial.En su Elenchos (Refutación de todas las herejías) critica violentamente a Ceferino y a Calixto. La violencia era el tono habitual. Hipólito realmente ataca un "ambiente", el de los cristianos que pertenecen a las clases dirigentes (Marco Aurelio Carpóforo, Marcia, Minucio Felix, etc.). Calixta era un gran administrador, que dialoga con los hombres ricos del imperio. Ceferino y Calixto no son dos intelectuales, sino hombres de acción. Hipólito sueña con una Iglesia de santos en conflicto con el mundo, pobres, sin bienes.

Sin embargo, cuando Calixto intuyó el peligro del monarquianismo, no dudó en condenar a Sabelio.

Hipólito aparece como representante del viejo presbiterado romano, con su tradición catequética y sus prácticas litúrgicas. Se nota su hostilidad hacia los diáconos y a una concepción más monárquica del episcopado. Hipólito escribe en griego, aunque en Roma los cristianos hablaban en latín desde mediados del siglo II.

Hipólito, sin embargo, no es un antagonista del papa ni un cismático. Sus escritos respiran la más pura tradición. Su violencia procede, en gran parte, de un género literario. Fu el representante de un integrismo que la Iglesia hizo bien en no aceptar, pero fue también un gran doctor de la Iglesia, venerado como santo.

3. Nacimiento del África cristiana

Cartago es una ciudad menos cosmopolita que Roma. Es el centro de la cultura en lengua latina. El cristianismo llega a finales del siglo I. Es una ciudad de marinos, soldados y comerciantes. Había desde el siglo II una traducción de la Biblia en latín. Las corrientes del cristianismo africano proceden de Asia, a través de Roma. Las herejías que combate Tertuliano son las misma que hay en Roma.

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Tertuliano se inspira en los autores de lengua griega anteriores a él (Justino, Ireneo, Melitón, Taciano…). Hipólito permanece fiel al helenismo occidental, Tertuliano inaugura el latinismo africano, dando así un impulso a África sobre Roma.

A una cristiandad de origen latino, pero de cultura griega, Tertuliano (c.160) da una forma autóctona de expresión. Dota a la Iglesia de África (y la Iglesia entera) de un vocabulario litúrgico, teológico y ascético.

Tertuliano era hijo de un centurión de la cohorte proconsular. Estudio derecho en Cartago. Luego fue a Roma. Se convirtió hacia el año 195. Volvió a Cartago siendo encargado del catecumenado. Es ordenado sacerdote. Interviene en todos los debates que afectan al cristianismo y lo hace con un extraordinario genio de polemista.

A partir del 207 se afianzan sus tendencias hacia el montanismo. Le sucede algo parecido a lo que le pasó a Hipólito. Tertuliano es partidario de un cristianismo de combate. Combate el paganismo, insta a la deserción entre los soldados, ataca a Roma. Los obispos se esforzaban en demostrar que el cristianismo era compatible con un justo patriotismo. Prohibe a los cristianos las manifestaciones de la vida colectiva, a las mujeres que vayan a la moda y a las vírgenes manda que salgan siempre con velo.

La ruptura llegó el año 211. Entonces publica las Actas de las mártires Perpetua y Felicidad.

En su De Poenitentia se opone (al igual que Hipólito) al edicto del papa Calixto que concedía la penitencia a todas las faltas sin excepción.

Tertuliano es un escritor latino, un jurista. Introduce en la Iglesia un vocabulario jurídico. Utiliza el fondo estoico pero con libertad. Su lenguaje es con frecuencia jurídico, pero su pensamiento no lo es.

CAPÍTULO XII: LA SOCIEDAD CRISTIANA EN EL SIGLO III

La Iglesia se extiende mucho en el siglo III. Esto reclama un esfuerzo de organización.

Examinaremos las principales características de esa transformación, la organización del catecumenado, la disciplina de la penitencia, la formación de la sociedad cristiana.

1. Organización de las comunidades

Orígenes afirma que existen dos estadios antes del bautismo: remoto y próximo. Hay unos cristianos encargados de examinar a los catecúmenos antes de cada estadio.

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Hipólito dice en la Traditio apostolica que unos doctores examinan al aspirante al catecumenado. Le pregunta por los motivos de su conversión, su situación legal y su oficio. El catecúmeno tiene que renunciar a una serie de profesiones (soldado, profesor de letras). Durante tres años recibe instrucción: son los audientes. Luego pasa al grupo de los iluminados, es la preparación inmediata al bautismo.

El sábado tiene lugar un exorcismo, la exsufflatio y la signatio. Por la noche, la vigilia con lecturas e instrucciones. Al término de la misma se administra el bautismo.

Tertuliano es testigo de la existencias del catecumenado en África.

El rito bautismal comprende una triple inmersión, acompañada de una triple profesión de fe.

Hay bautismo de los niños, que se remonta a los tiempos apostólicos. Las mujeres deben soltarse el cabello y quitarse las joyas.

Sigue la unción con los óleos (para el exorcismo y para la consagración), la presentación de las ofrendas por los diáconos, la consagración de pan y vino, la bendición de la leche y la miel mezcladas y del agua, en señal de purificación. El obispo pronuncia una homilía. No existe vestigio del banquete judeo-cristiano.

La reconciliación toma especial importancia en el siglo III. Hay partidarios del rigorismo y de la moderación.

Los pecados privados se confiesan al sacerdote privadamente, pero luego viene una expulsión pública de la comunidad (se pasa a formar parte del grupo de los penitentes) y una readmisión pública, que es propiamente el sacramento (imposición de manos y unción con óleo exorcizado). Nótese el paralelismo entre los ritos del catecumenado y la penitencia, que aparecen paralelamente en esta época. Las exigencias son más duras para la reconciliación.

En el debate que tiene lugar a principio del siglo III sobre las condiciones para la reconciliación toman parte Hipólito, Tertuliano, Orígenes y Calixto. Los tres primeros son unánimes en que la penitencia no puede ser concedida más que una sola vez en la vida. Esta era la práctica de la época. Tertuliano considera como irremisibles el adulterio, el homicidio y la apostasía. La mayoría de los obispos no piensa así. Un debate parecido había sido sostenido por los obispos del Ponto, siendo zanjado por Dionisio de Corinto en el sentido de la indulgencia.

Respecto a la jerarquía de la Iglesia, contamos con tres fuentes principales: la Traditio Apostolica, la Didascalia de los Apóstoles y un ritual de ordenación incluido en los escritos pseudo-clementinos. En todos sitios aparecen los tres grados: obispo (elegido por el pueblo y consagrado por los obispos presentes),

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presbíteros (ordenados por el obispo, juntamente con los demás sacerdotes) y diáconos (ordenado por el obispo). También hay lectores, catequistas, exorcistas y porteros. Hay el orden de los confesores que no forman parte de la jerarquía.

Está también el orden de las viudas (oración y visita a los enfermos). Crece en importancia el orden de las vírgenes. A mediados del siglo III aparecen las diaconisas, que sustituye al orden de las viudas. Aparecen en paralelo con los diáconos (visita a enfermas, bautismo de mujeres). Parece ser que por esta época hubo una ordenación de diaconisas con imposición de manos.Eucaristía: sólo el domingo. Los asistentes reciben el pan eucarístico y se lo llevan en un vaso a su casa. Hay otras asambleas encaminadas a la instrucción, diariamente (cfr. Homilías de Orígenes, pronunciadas en Cesarea).

También hay asambleas vespertinas en las que el obispo da gracias. Hay ágapes con una bendición y canto de salmos.

Ahora los cristianos son más, pero ha bajado el nivel de vivencia cristiana.

2. Los orígenes del arte cristiano

En los periodos relativamente tranquilos de Ceferino y Calixto, hay edificios consagrados al culto. Hay sacraria (lugares sagrados). Una de las más antiguas primitivas iglesias es la de Dura Europos que data de antes de 256. Es una casa corriente transformada en iglesia. En la segunda mitad del siglo III se comienzan a construir edificios dedicados como iglesias.

Durante las persecuciones los cementerios sirvieron de lugares de reunión. A fines del siglo I las tumbas cristianas aparecen yuxtapuestas a las paganas en un cementerio de superficie (Vaticano). A fines del siglo II ya hay hipogeos de familias cristianas ricas (como la de los Flavios en el cementerio de Domitila). Además hay verdaderos cementerios cristianos que pertenecían a la Iglesia directamente. Parece ser que las catacumbas (cementerios subterráneos como los de Calixto) aparecen durante el pontificado de Ceferino. Antes eran de superficie.

A fines del siglo II y principios del III hay frescos, mosaicos y sarcófagos cristianos. Las primeras tumbas cristianas tienen motivos comunes a los de las tumbas paganas. Pronto aparecen los temas cristianos del Antiguo y Nuevo Testamento con carácter esencialmente profético y tipológico (Adán, Noé, Daniel, Abraham, Jonás, David…). También aparece frecuentemente el tema del Pastor y temas del Nuevo Testamento bautismales y eucarísticos.

3. Los cristianos y la sociedad pagana

Como en el caso del arte, en la sociedad, los cristianos mantienen unas costumbres que son las del mundo grecorromano, pero penetrándolas de sentido cristiano (Epístola a Diogneto, Apologeticum de Tertuliano). A

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comienzo del siglo III es la época en que los cristianos dejan de vivir en pequeños grupos e invaden la sociedad. Clemente y Tertuliano son los grandes moralistas que contribuyen a ayudarles a diferencias entre lo que puede adoptarse y lo que no.

Teniendo en cuenta la exageración (diatriba cínica y exhortación quimérica), se puede ver en la literatura de la época las costumbres que adoptaban los cristianos.

Los cristianos (Tertuliano, Clemente) valoran los estudios profanos, sin los cuales serían imposibles los estudios religiosos. En cambio respecto de los profesores se tiende a que los cristianos no enseñen las letras profanas (Tertuliano), aunque se mantiene una tolerancia (Orígenes). La educación bíblica se imparte en casa y la profana en la escuela.

Para los cristianos no es algo malo el comercio, pero es problemático por su relación con el gran mercado de los ídolos.

La profesión de soldado no tiene nada de indigna, pero presenta muchos peligros para el alma en el siglo III.

El periodo que estamos estudiando presenta un enorme interés para la historia de la civilización cristiana. La labor de los cristianos no es una desacralización, sino de una penetración progresiva del espíritu cristiano de las costumbres familiares y sociales.

CAPÍTULO XIII: ORÍGENES, MANÍ, CIPRIANO

La mitad del siglo III es de una gran creatividad. Vemos surgir tres grandes acontecimientos: a) entre los griegos: resurgir de la filosofía (Plotino y Orígenes), 2) entre los latinos: expansión territorial y cultural, diferenciación del cristianismo oriental, 3) en Siria oriental, el judeo-cristianismo suscita el maniqueísmo.

1. Orígenes y Plotino

Importancia de Orígenes: 1) escuela catequética, 2) paso del platonismo medio al neoplatonismo.

Conocemos bien su vida por Eusebio, que fue discípulos suyo en Cesarea. Nace el año 185. Vive en la iglesia de los mártires (persecución de Septimio Severo). Su padre, Leónidas, muere martir (208). Tiene que ocuparse de su madre y sus hermanos menores. Comienza como profesor de letras. Demetrio, obispo de Alejandría, le pide que abandone todo y se dedique a la escuela de catequesis (Didascaleon). Estudia filosofía con Amonio Sakkas (maestro de Plotino). Es profesor del Didascaleon de 212 a 231. Es ordenado presbítero en Cesarea y expulsado de la Iglesia de Alejandría. hace un viaje a Antioquía (Julia Mammea), a Roma, a Atenas. Se refugia en Cesarea de Capadocia

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durante la persecución de Maximino el Tracio (235). Viaja a Arabia. mantiene correspondencia con personalidades (Felipe el Árabe, Papa Fabián, Alejandro de Jerusalén, Julio Africano, Gregorio el Taumaturgo).

En la persecución de Decio es apresado y torturado. Muere en Tiro el año 253.

Producción científica enorme. Homilías llenas de fuerza. Exégesis alegórica. Hexaplas. Teología polémica (influencia gnóstica, construcción cósmica influida por Homero, que oscurece -sin negarla- la verdad histórica del cristianismo): De Principiis. Suscita oposición. Maestro de espiritualidad.

Contribuye a dar un giro al pensamiento occidental junto con Plotino.

2. Berilo, Bardesano, Mani

Florecimiento del cristianismo en Transjordania en el siglo III. Bostra es el centro más importante. Berilio se presenta como obispo de los árabes de Bostra (240-254).

Felipe, el emperador, era árabe. Berilio tenía una teología arcaica. Mantiene correspondencia con Alejandro de Jerusalén y Orígenes.

Se plantean el tema de la inmortalidad del alma, netamente semita. Se debate el espíritu griego y el semita.

Le sucede Hipólito de Bostra hacia el 260. Pudo ser alumno de Orígenes en Cesaréa.Después le sigue Máximo de Bostra que asiste a los sínodos de Antioquía en los que se condena a Pablo de Samosata (264-268).

Las Didascalia de los Apóstoles es un documento que probablemente procede de Bosrtra (influencias del judeo cristianismo: diaconisas comparadas al Espíritu Santo -espíritu femenino-, importancia de las viudas, fiestas judías, etc.).

La Celesiria oriental (orilla derecha del Éufrates) es otro centro de cristianismo arameo. El documento que poseemos de este centro, en el siglo III, es la Apología a Caracalla falsamente atribuida a Melitón de Sardes, escrita en lengua siriaca (el griego se hablaba en las ciudades -Antioquía y Edesa, por ejemplo- y el siriaco en las aldeas).

Además se localiza ahí la iglesia y el bautisterio de Dura Europos, junto al Éufrates y en la frontera con Osroene, que es de principios del s. II. Edificio exclusivamente dedicado al culto.

Osroene: principal foco de cristianismo en estos años. Evangelizada a fines del siglo I. Documentos: Crónica de Edesa (s. IV). La Doctrina de Addai (s. V).

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Al parecer existió en esa zona el rey Abgar IX que se convirtió al cristianismo. Bardesano fue educado en la corte de Abgar. Escribió Himnos. Al parecer tiene una teología arcaica con influencias gnósticas, marcadas de cierto dualismo (influencia iránia y judeo cristiana).

El Libro de las Leyes de los países fue escrito por Felipe, discípulo de Bardesano. Es una defensa de la libertad. Se mencionan costumbres de la India.

Edesa influye en el arte (iglesias, música: himnos, madrase) y en la ascesis. Los Hechos de Tomás hablan de conversos que renuncian al matrimonio. El Tratado sobre la virginidad falsamente atribuido a Clemente de Roma, va en la línea ascética de Edesa: "matrimonios espirituales" en los que vivían bajo el mismo techo ascetas de ambos sexos.

Otro centro es Adiabene (más allá del Tigris). En el siglo III hay más de 20 obispados en esa zona. Es la patria ce Taciano (Diatesseron o Armonía de los Evangelios). Hay cristianos en Partia, Media y Bactrania (Crónica de Arbela).

Ahí nació el maniqueísmo a principios del siglo III. Mani (216-277) está vinculado al sincretismo religioso que caracteriza al período parto. Su padre pertenecía a una secta baptista. Mani también recibe influencias judías, cristianas, gnósticas, budistas, mazdeístas y brahmánicas.Su sistema en el fondo es un gnosticismo dualista de tipo sincretista. Hay miembros "perfectos" e "imperfectos".

El maniqueísmo se extiende por China, África del Norte y se prolonga hasta la Edad Media. Hay un monacato maniqueo.

3. El Papa Cornelio y Cipriano de Cartago

Expansión del cristianismo occidental en el siglo III: Italia del Norte (Milán, Aquilea, Rávena), Iliria, España (Astorga, Mërida, Zaragoza), La Galia (Arles, Toulouse, Narbona, Vienne, París, Reims, Tréveris).

Cartago y Roma son los focos principales.

Papas: Calixto (218-223), Urbano (223-230), Ponciano (230-235), Antero (235-236), Fabián (236-250), Cornelio (251-253). El latín va avanzando en la Iglesia de Roma.

Carta de Cornelio: 46 presbíteros, 7 diáconos, 7 subdiáconos, 42 acólitos, 56 exorcistas, lectores y ostiarios (Eusebio).

En 251 se reúnen 60 obispos de Italia peninsular (contra Novaciano). En 260 se reúne otro sínodo romano para discutir sobre la cuestión de Dionisio de Alejandría.

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Cartago: ambiente menos cosmopolita, más homogéneo.

Concilios: 220 (60 obispos del África proconsular y Numidia), 240 y 256 (90 obispos). Se favorece el nacionalismo, contra el imperialismo romano.

Cecilio Cipriano, obispo de Cartago: Sobre la unidad de la Iglesia y Testimonia ad Quirinum.

Tres grandes cuestiones teológicas en el cristianismo latino (divergencias entre las tradiciones de Roma y Cartago):

1) disciplina penitencial;2) bautismo;3) episcopado.

Las concepciones africanas estaban más cerca de los asiáticos que de la tradición romana. En la primera mitad del siglo III, la única obra traducida del griego al latín en Cartago es Contra los judíos de Melitón.Sin embargo, si Cipriano está del lado de los asiáticos (p. ej. Firmiliano de Cesaréa) en la cuestión de la reiteración del bautismo y anabaptismo (y contra Cornelio), en lo demás, está del lado de la tradición romana: 1) condena el afán desconsiderado del martirio, 2) defiende la autoridad del episcopado contra las pretensiones de los "confesores", 3) admite las mitigaciones en el rigor de la penitencia, 4) mantiene la comunión con el obispo legítimo de Roma.

Sobre la disciplina de la penitencia

Hubo muchos lapsi después de que Decio ordenara sacrificar a los dioses inmortales unos granos de incienso. Cipriano acepta la mediación de los "confesores" en la reconciliación de los lapsi, pero pide una penitencia más prolongada y severa. En contra de Tertuliano, acepta la penitencia de todos los pecados (incluida la apostasía) y admite la reiteración de la penitencia. La posición de Cipriano es la de la Igleisa (Dionisio de Corintio y los obispos de Roma, de Calixto, de Hermas, de Clemente de Alejandría y de Orígenes).

Al subir al pontificado Cornelio, hay dos partidos: el de Nocaviano (con Novato de África, Fabio de Antioquía, Marciano de Arles) y el de Cornelio (con Cipriano). No conocemos la postura de Dionisio de Alejandría. Es la Gran Iglesia contra las sectas de los "puros".

Sobre la validez del bautismo administrado por herejes

Desde Tertuliano la tradición de África proconsular y Numidia (no de Mauritania) es de considerar inválido el bautismo administrado por herejes. Cipriano y los obispos de África confirman esta tendencia en los Concilios de 355 y 356. Los asíaticos (obispos de Frigia contra el montansimo. Firmiliano,

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obispo de Cesaréa y discípulo de Orígenes) coincidían con la postura de Cipriano.Esteban, obispo de Roma, defiende la postura contraria. Dionisio de Alejandría compartía el criterio de Roma.Se puede decir que ambas posturas eran correctas, pero poco matizadas, pues hay algunos bautismos inválidos (por ejemplo el de los montanistas) y otros que son válidos. Hay que ver cada caso.

Eclesiología de Cipriano

En su De unitate Ecclesiae (primera edición, porque en la segunda expone esto de manera mas general) Cipriano defiende el Primatus Petri y el valor del episcopado universal en comunión con el obispo de Roma. Pero tiene una teología del episcopado local muy acusada. Es un campeón del episcopalismo.

Cirpiano acude al obispo de Roma y reconoce su primacía, pero también quiere defender la postestad del obispo local para mantener las tradiciones de la Iglesia local, en contra del centralismo y autoritarismo. La historia dará la razón a Esteban.

CAPÍTULO XIV: EL FINAL DEL SIGLO III

A fines del siglo III, al caer la dinastía de los Severos, se produce un proceso de descomposición de la sociedad romana. Los godos y persas amenazan las fronteras del Imperio. Aparecen autonomismos en Egipto, África y Galia. La Iglesia se alza como la máxima fuerza espiritual del Imperio.

1. De Decio a Aureliano

Después de Alejandro (+235), viene Maximiano (general romano) y la dinastía de los Gordianos. Luego, Felipe el Árabe, que reanuda la política de tolerancia.

Decio es el primero de los emperadores ilirios. Se desata la persecución a principios de 250. Muchos obtienen el libellus. Otros mueren mártires: Fabián, Hipólito. Orígenes es encarcelado y atormentado. Dionisio y Cipriano huyen.

En 251 la persecución se calma y es elegido Cornelio. Muere Decio en Dobrogea contra los godos. Galo le sucede y se reanuda la persecución en 252. Cornelio muere en el exilio (253) al igual que su sucesor Lucio. Emiliano vence a Galio, pero a su vez es vencido por Valeriano (253-260). Comienza un período de distensión para los cristianos.

Macriano, ministro de hacienda de Valeriano, es archisinagogarca de los magos de Egipto (misticismo pagano), y tiene un odio intenso contra los cristianos. Para obtener recursos ante la situación económica gravísima, dirige la persecución contra los obispos y laicos de alto rango cristianos.

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Dos edictos: 257 y 258 (obligación de sacrificar, confiscación de bienes a los cristianos de alto rango). Cipriano es apresado en 257 y ejecutado en 258.

En Roma mueren mártires Sixto II con sus diáconos, y en España Fructuoso de Tarragona con sus dos diáconos.

Valeriano muere a manos de Sapor II y le sucede su hijo Galieno que promulga en 262 un edicto de tolerancia para los cristianos. Se reconoce implícitamente la propiedad eclesiástica.

Sus sucesores siguen la política de tolerancia: Claudio (268-270) y Aureliano (270-275).Aureliano reconoce que hay una autoridad y manda deponer a Pablo de Samosata, obispo de Antioquía, por considerar que la casa en la que vivía pertenecía a aquellos "que estaban en comunión con los obispos de la doctrina cristiana en Roma y en Italia".

2. La Iglesia de Oriente

Conocemos estos datos por Eusebio.

En el siglo III la Iglesia de Oriente está muy extendida: Asia, Capadocia, Palestina, Siria, Egipto.

Alejandría: Dionisio, discípulo de Orígenes, sucede a Heraclas en la Escuela catequética (a.231) y luego en el episcopado (248-264). En sus escritos ataca el epicureísmo (Sobre la naturaleza).

En su Sobre las promesas ataca el milenarismo de Nepote de Arsinoe -basado en el Apocalipsis de San Juan-, provocado quizá por las persecuciones de Decio y Valeriano. Dionisio concluye rechazando la autenticidad joánica del libro.

También compuso las Cartas pascuales. Su objetivo era anunciar la fecha de la Pascua, cada año. Tenemos Cartas pascuales de Atanasio, Pedro de Alejandría y Cirilo de Alejandría.

En su Carta a Fabio describe la persecución en Alejandría el año 248. Tiene más correspondencia con Roma en la que nos ofrece un eco de todos los grandes problemas de la Iglesia de su época. Es la expresión de la colegialidad entre las Iglesias antes de los concilios ecuménicos. Es un hombre con una gran capacidad de mediación entre las Iglesias, como lo serán sus sucesores de Alejandría.

Uno de sus sucesores en el Didascaleo es Teognosto que escribió una Hypoteposeis. Fue seguidor de las doctrinas más atrevidas de Orígenes.

La Iglesia en Palestina. El obispo Teotecno era discípulos de Orígenes. Pánfilo abre una escuela de teología y una biblioteca considerable.

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La Iglesia de Siria. Eusebio de Laodicea era originario de Alejandría. Hay un florecimiento del aristotelismo en Tiro y en Antioquía.

La influencia de Orígenes también aparece en Capadocia y Ponto: Firmiliano de Cesarea (a.230).

La generación de obispos discípulos de Orígenes y grandes fundadores de iglesias (Dionisio de Alejandría, Firmiliano de Cesarea, Gregorio de Neocesarea), es sin duda una de las más notables de la historia del cristianismo.

Antioquía aparece también -al igual que Alejandría- como foco de cultura, a fines del siglo III: Doroteo, Malquión, Luciano (de entre sus alumnos saldrán los primeros arrianos). Los antioquenos son más positivos que los alejandrinos. Está más cerca del judaísmo rabínico y no del helenista (como Alejandría), por estar en contacto con el mundo arameo (Siria) de Oriente.El conocimiento del hebreo da a su exégesis un carácter más científico.

La Antioquía pagana es más literaria (gramática, dialéctica, geometría) que filosófica.

Alejandría: teología especulativa y exégesis alegórica.

Antioquía: sentido de la teología pastoral y de la exégesis científica.

En 260, a la muerte del emperador Valeriano, surge el reino de Palmira. El obispo de Antioquía, Demetriano, es deportado por Sapor. En su lugar el rey de Palmira, Odaenath, y su mujer, Zenobia, apoyan a un miembro de la dinastía de Palmira: Pablo de Samosata, que es elegido obispo de Antioquía y ducenario (ministro de hacienda). Pablo representa la invasión de Antioquía en las usanzas de la Siria oriental.

Por heterodoxia fue condenado por dos sínodos antioquenos (264 y 268). Sin embargo, gracias al apoya de Zenobia (viuda desde 267) se mantuvo en la residencia episcopal.

En 272 Aureliano se apodera de Palmira y Pablo desaparece de la historia.

Eusebio no menciona casi nada de la costa occidental de Asia. Sólo aparece Metodio de Olimpia (Licia). El Banquete de las Diez Vírgenes nos lo muestra como heredero de los grandes asiáticos del siglo II (autor refinado formado en Platón y Homero, milenarista, asceta que exalta la virginidad, es uno de los grandes advesarios de Orígenes).

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3. Discusiones teológicas

El final del siglo III es el preámbulo de las controversias doctrinales del siglo IV.

Monarquianismo: Noeto de Esmirna, Epígono (en tiempo del papa Víctor), Cleomene (época de Ceferino y Calixto) y Sabelio (cirenense de la Pentápolis, que llega a Roma en tiempo de Ceferino y es discípulo de Cleomene).

Calixto condena a Sabelio el 217 (a pesar de sus innegables preferencias por el monarquianismo).

Sabelio muere en 257, pero en Cirenaica sus doctrinas cobran fuerza. Dionisio de Alejandría envía cartas a los obispos que apoyan el sabelianismo, en las que expone la distinción entre el Padre y el Hijo, punto que negaban los sabelianos. Los obispos de la Cirenaica recurren a Roma (el papa era Dionisio, sucesor de Sixto). La tradición teológica romana era monarquiana, subrayando la unidad de la sustancia divina.

Hipólito seguía la línea de Justino: subsistencia propia del Logos. Mientras que Calixto había favorecido a Cleomene. Orígenes había sostenido la inferioridad del Logos con respecto al Padre y tuvo que justificarse con el papa Fabián. Dionisio de Alejandría era discípulo de Orígenes.

Dionisio sostenía que el Hijo es creado (poiema) y un producto (geneton). Lo acusaban de decir que el Hijo no es consustancial al Padre (homoousios).

Ante una condenación de su doctrina en un sínodo romano, Dionisio de Alejandría envía una Apología al Papa en la que le explica que está plenamente de acuerdo con la doctrina trinitaria de Roma, pero que prefiere utilizar su vocabulario propio (no acepta la palabra homoousios porque dice que no está en la Escritura).

Ambos obispos condenan el monarquianismo y el subordacionismo, pero mantienen las diferencias propias de las escuelas alejandrina y romana.

Otro conflicto es el de Antioquía. Pablo, que era un obispo típicamente oriental, mantiene la práctica de las virgines subintroductae de la iglesia siria arcaica.

Los helenistas de Antioquía (Luciano, Malaquión) le acusan de sostener la doctrina de Artemón que prolongaba en Roma, a mediados del siglo III, el adopcionismo de Teodoto de Bizancio.

Sin embargo, su doctrina más bien se parece a la de Berilio de Bostra: subrayar la unidad de Dios y la humanidad de Cristo.

Luciano de Antioquía (partidario de Orígenes) condena a Pablo de Samosata por su modalismo, y condena la utilización de la palabra homoousios para

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designar la unidad de la naturaleza divina. Además, el sínodo de Antioquía afirma que el Verbo asume un cuerpo, tal como lo haría Apolinar de Laodicea, en Antioquía, un siglo más tarde.

4. La organización eclesiástica

Ante el crecimiento grande de la Iglesia a mediados del siglo III, se opta en algunos lugares por multiplicar las jurisdicciones territoriales. Tal es el caso de los tituli romanos, y también el caso de Alejandría.

Para el desarrollo en el campo, se multiplicaron los obispados en África y en la Italia central.

En Asia Menor existe desde principios del siglo III la institución de los choreipiscopoi, obispos de aldea, que eran obispos de rango inferior. Desaparecen a fines del siglo IV. La solución que termina por imponerse es la de multiplicar las "parroquias", de las cuales se encarga un presbítero. Es el régimen que se desarrollará en la Galia.

Además de la preeminencia de los obispos de las metrópolis, sobre toda una provincia (siglo II), en el siglo III aparecen obispos con preeminencia sobre toda una diócesis. Por ejemplo el obispos de Alejandría sobre la diócesis de Egipto, que comprende varias provincias. Antioquía sobre la diócesis de Oriente y Cartago sobre la de África.

En la segunda mitad del siglo III la Iglesia se extiende a las clases dirigentes. Hubo varios gobernadores de provincias, cristianos, y numerosos cristianos en el palacio imperial y en la familia de los emperadores (ver ejemplos concretos en la p. 256).

La participación de los cristianos en las funciones municipales está regulada por algunos cánones del concilio de Elvira. Se prohibía ejercer el cargo de "flamen", que se encargaba de realizar funciones de un sacerdocio civil. Se pedía a los "dumviros" que presidían el gobierno de las ciudades, que no asistieran a las iglesias mientras durara su cargo. Constantino se limitará a reconocer una situación incoherente de la vida romana en la que no se podía permanecer más.