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Resumen crítico de “La idea de Derecho en el Perú Republicano”
El desarrollo del presente libro escrito por Fernando de Trazegnies Granda,
elabora un marco general sobre el estudio del Derecho, para comprender la
realidad social, dado que, el estudio de la misma puede ser desde muchos
ángulos, como económico, político y social. Efectivamente, el Derecho, entendido
como el ordenamiento jurídico para la convivencia pacífica de la sociedad,
repercutirá sobre el devenir histórico del país. Trazegnies parte de la concepción
del derecho y modernización en el Perú del siglo XIX, aspectos filosóficos jurídicos
influenciarán los claustros universitarios que repercutirán en el sistema del justicia
del siglo XIX, así como la división de las tierras comunales, la venta de las tierras
del Estado, los primeros titubeos sobre la abolición de la esclavitud, el origen del
proceso de modernización, filosofías jurídicas de las modernización: la
aproximación ideológica al Derecho. Los posteriores capítulos versarán sobre los
aspectos de la legislación positiva de la modernización, los efectos sociales del
Derecho moderno, el fin de siglo, las filosofías jurídicas.
El conflicto vigente entre el Derecho Natural y el Positivista aún se
mantiene, todo el siglo XIX, a tenido preponderancia el Derecho natural y no solo
en el Perú, sino también en la historia del mundo de occidente. así mismo el
Derecho está ligado estrictamente al de sociedad, la clásica expresión latina de los
juristas Ubi societas, ibi ius, donde hay sociedad, allí está el Derecho. En la
realidad de la peruana, el momento donde comienza el presente libro es los inicios
de la república, la primera mitad del S.XX. y el desarrollo de las cuestiones sobre
la abolición de la esclavitud, la cual tuvo un rol muy importante, a propuesta del
general San Martín en 1821, es así como la constitución de 1823 prescribió en su
artículo 11 que el tráfico de esclavos quedaba abolido y que nadie nacía esclavo
en el territorio nacional, sin duda, tal cuestión quedó en la mera teoría, mas fue
complicada su aplicación a la vida real. Por ser una corriente ideológica, nunca
falta opositores ese fue el caso de José María de Pando, quien justificaba los
derechos de los hacendados y la necesidad de tener mano esclava.
Posteriormente, el guano tomaría un papel crucial para el desarrollo de la
economía del país. Así mismo Trazegnies, quiere responder la siguiente cuestión
¿dónde comenzó la modernización?, considera que está comenzó con el gobierno
de Ramón Castilla, así como los cambios que traería a la economía peruana,
puesto que sería gracias al capital inglés que durante su gobierno se harían
muchas obras de gran envergadura, trayendo así la modernización al país. Del
mismo modo las exportaciones durante la década de 1850 crecieron
vertiginosamente, en la venta internacional. Sin embargo, Manuel Pardo al igual
que Pedro Gálvez habían observado que este gran crecimiento económico era
aparente, “falaz”, que todo se desplomaría cuando empezara a escasear este
recurso como lo era el guano. Posterior a ello, se cumplió lo afirmado por estas
dos ilustres personas, el Perú cambió de producto exportador pasando al salitre.
1879, sería el año que surgirían los conflictos con Chile. Pese a que en 1860 y
1970 el Perú se hizo cada vez más en un país “moderno”. La modernización tuvo
un costo muy importante, ya que la población se incrementa y el progreso conlleva
una exigencia de mayor consumo. Tras el contacto con Chile la situación
terminaría en una guerra por el nuevo producto favorito del mercado internacional
de la época, el salitre. Como el mismo autor señala, no cabe duda que el estudio
de la naturaleza aclararía notablemente el rol del Derecho en el Perú del siglo XIX
y nos ayudaría a comprender y situar mejor los enfoques jurídicos teóricos. Del
mismo modo, habiendo referido a una breve situación de las coyuntas del
momento, la implicancia de las filosofías jurídicas serán necesarias para
comprender los procesos de esta época, es momento de examinar la filosofía
jurídica que prevaleció durante el proceso de modernización, es decir, la forma
como los juristas se vieron a sí mismos. El Derecho que utilizaban, a su propio rol
en la sociedad; posteriormente deberemos comparar estas apreciaciones con la
noción de Derecho que podemos obtener mediante la lectura directa de los textos
legales normativos y mediante el análisis de los efectos sociales del sistema
jurídico. Sobre ello Trazegnies, revisa los pensamientos de los filósofos
extranjeros como Heinecio y Arenhs, los dos filósofos de segundo rango en
Europa, pero que bajo situaciones inesperadas adquirirían preponderancias en
América Latina, también la importancia del pensamiento jurídico de los filósofos
del derecho peruanos, como Bartolomé Herrera, José Silva Santisteban, Toribio
Pacheco, Antonio de la Lama y la obra de Luis Felipe Villarán. Todos ellos intentar
acogerse a una forma u otra del jusnaturalismo. En cambio, dejaremos para
tratarlos en relación con el fin del Siglo a los autores que acusan una línea
positivista. Después de haber visto las ideas predominantes sobre el Derecho, es
importante dirigirse al Derecho mismo, al orden jurídico, vigente durante ese
periodo y observar ahí lo que era realmente el Derecho y cuales fueron sus
efectos sociales. El tipo de ley que fue promulgado y la forma con esta legislación
actúo a través del proceso de modernización, son cuestiones que no pueden
dejarse de lado por el sólo hecho de que ya hemos revisado la perspectiva
filosófica de la épica sobre el fenómeno jurídicos; de la misma forma que, cuando
estudiamos una persona, no podemos dejar de lado una investigación sobre lo
que realmente es y sobre lo que realmente hace, solo porque conocemos la
opinión que tiene de sí misma y de sus actos. García Calderón al comienzo del S.
XX, resume la segunda mitad del S. XIX en la siguiente forma: “La riqueza se
incrementa por el guano y el salitre, la vida es fácil y abundante, el Estado juega el
papel de administrador de las fortunas, el despilfarro aumenta, el espejismo del
oro produce un desequilibrio en los espíritus; y la bancarrota y la Guerra del
Pacífico complementan la obra de disolución anterior. La historia de un medio siglo
no es sino una carrera alocada tras al riqueza, entre la inestabilidad de las cosas y
las luchas ambiciosas de los hombres. Efectivamente, tras un periodo de bonanza
aparente, la situación del Perú se vuelve muy difícil y más tarde, con la crisis fiscal
y la guerra con Chile, “El Estado y el individuo se encontraron arruinados por el
mismo golpe. Carlos Lissón describe la angustia económica nacional en términos
patéticos: “Todos estamos pobrísimos. Las palabras atroces, que en su odio
profundo al Perú pronunció en Chile uno de sus diputados de que la guerra se nos
hacía:´ los ricos quedarían pobres y los pobres se volverían locos’ se han
cumplido. La guerra con Chile sacudió la estructura social y económica y produjo
cambios muy sustanciales en el país. Poco a poco el país ensaya una
recuperación económica y moral; pero esta vez bajo el predominio acentuado del
capital extranjero. Los intereses foráneos se orientan hacía el comercio, que
asume un nuevo estilo. Esta penetración se extiende desde los negocios de
importación y exportación hasta el comercio al por menor. Sobre la mentalidad de
las personas podemos decir que los personajes más representativos de la alta
clase fue moderadamente liberal en principio, aunque conservadora en el fondo y
cautivamente positivista. Desde Lima no miraban hacia adentro sino hacia afuera,
buscaban parangonarse con Chile y también con la Argentina cuyos progresos
envidiaban y no querían ser comparados en Europa con las pequeñas Repúblicas
revoltosas e irresponsables. Ya durante la parte del siglo XIX, según se ha visto,
primaron las filosofías del Derecho que pretendían tender un puente entre
situaciones sociales tradicionales y los elementos ideológicos modernos que se
importaban de Europa. Dentro de esa línea, jugó un papel muy importante el
idealismo. Hacia fin de siglo, las clases modernizadoras – que a su vez son las
que defienden las estructuras tradiciones – asumen directamente el poder; lo que
altera las concepciones del ejercicio de ese poder. De ahí la notable preocupación
por construir una ciencia del derecho. No puede aceptarse más que el Derecho es
solo una parte de la Mora y debe ser tratado filosóficamente; el Derecho asume
una dimensión propia y debe ser evaluado dentro de los términos de su propia
ciencia. Estos términos pueden ser básicamente formales o incluso pueden
incorporar otros elementos sociales que se derivan de la observación de las
necesidades y comportamientos del grupo.
Probablemente el autor más importante de este período de transición y
ejemplo vivo en su propio pensamiento es Manuel Villarán, así como Javier Prado.
Es particularmente notable que una de las principales vías de acceso del
positivismo filosófico al medio cultural peruano haya sido el Derecho. El positvismo
se opone al eclecticismo predominante que, salvo excepciones constituye en
realidad una filosofía informe, carente de vigor, en la que la retórica, los lugares
comunes y la superficialidad como medio de ocultar las contradicciones, jugaban
un papel fundamental. Dentro de este clima cargado de frases huecas, dentro de
un ambiente jusfilosófico el positivismo va a presentarse como una filosofía seria,
que pretende atenerse al rigor científico, que elimina toda falsa metafísica, que se
limita a una interpretación de lo real sin pretender vender un catecismo jurídico
cualquiera. Sin embargo, como toda corriente en el Perú, el positivismo fue
también diluido de manera que se hiciera compatible con el fondo ideológico
tradicional. Es así, como a diferencia de los positivistas europeos, los partidarios
de esta corriente en el Perú no se inquietaron por las consecuencias positivistas
sobre la religión y la sociedad; muchos de ellos combinaron perfectamente el
positivismo con la fe católica y con la defensa de una sociedad en gran medida
tradicional. En general, mientras que en Europa el positivismo fue sobre todo un
método con pretensiones rigurosas unido con fe en el progreso científico y social,
en el Perú fue más bien un ambiente intelectual, una actitud psicológica antes que
una verdadera toma filosófica. Para muchos el positivismo se limití a una
desconfianza frente al Derecho Natural, una atracción por la ciencia y una
justificación para los estudios del Derecho Positivo sin el sentimiento de culpa por
sentirse al margen de lo universal. El positivismo peruano es pues un sistema de
ideas amplio y ambiguas, un producto de un país en formación.