Historia Del Protestantismo en Asturias

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Historia del protestantismo en Asturias

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Historia del Protestantismo en Asturias150 aos de la Segunda Reforma protestante en Espaa

Manuel de Len de la Vega

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A mi esposa Carmen y mis hijos Marcos y David, por el tiempo que no les dediqu

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TABLA DE CONTENIDOPRLOGO Presentacin de esta obra. INTRODUCCIN. CAPTULO I ALBORES DEL PROTESTANTISMO EN ASTURIAS Introduccin. El Jansenismo : Jovellanos: jansenista o creyente evanglico. La Interminable lista de viajeros protestantes por Asturias. Joseph Townsend: clrigo protestante viajero. George Borrow y "La Biblia en Espaa" Los intelectuales asturianos y el protestantismo. La Institucin Libre de Enseanza. Manuel Pedregal Caedo (1831-1896) Jos Manuel Pedregal Snchez (1871-1948) El Krausismo en los intelectuales asturianos. Don Leopoldo Alas Clarn El Evangelio segn Mateo en dialecto asturiano. Liberales espaoles que abrazaron el protestantismo Cayetano Ripoll Joaqun Lorenzo Villanueva.(Jtiva 1757-1837) Jos Joaqun de Mora Juan Antonio Puigblanch. (Matar 1775. Londres 1840) Jos Muoz de Sotomayor. Jos Melchor Prat. lvaro Agustn de Liao. Manuel Pardo Andrade. Andrs Borrego. Liberales asturianos Miguel del Riego, exilado asturiano en Londres. Bajo la estela de Rafael del Riego. Pedro Canel Acevedo Flrez Estrada. Jos Canga Argelles. Rodrigo Valds Busto. Ramn Mara Acevedo. Manuel Mara Acevedo. Conde de Torneo. Don Agustn Argelles. Guillermo Schultz. Numa Guilhou. Un empresario protestante. Roberto Frasinelli y Burnit . 8 10 13 25 26 27 32 33 36 36 39 46 46 47 48 50 54 60 62 62 62 63 64 65 65 66 67 67 68 68 69 70 71 72 72 72 72 72 74 78 86

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Tabla de Contenido

Rosario Acua Villanueva (1851-1923) Algunos personajes olvidados de los siglos XVII al XIX Toribio Gonzlez: calvinista Jos del Campillo y Cosso De 1808 a 1823. Primeros cultos. Jos Mara Pla encarcelado De 1823 a 1868. El Krausismo y la Extensin Universitaria. Lus Trun Lugen Juan Emeterio Fuente CAPTULO II LAS PRIMERAS CONGREGACIONES EN ASTURIAS Presentacin Religiosidad Asturiana en el siglo XIX Los Evanglicos Asturianos en el Siglo XIX. Apologtica catlica frente al protestantismo. La otra cara de la Revolucin de Septiembre del 68. Unamuno: El Reformador espaol. BESULLO : LA PRIMERA CONGREGACIN EVANGLICA EN ASTURIAS. Recorrido histrico y social. Origen del protestantismo en Besullo La obra de los Fliedner Desarrollo de la Congregacin Manuel Rodrguez Alba "Lulo" Arturo Rodrguez Fernndez.. Otros Obreros de Besullo. Teodoro Rodrguez en Cartagena. La Escuela en Besullo Mtodos educativos en las Escuelas Las escuelas dominicales CONGREGACIN EN ALEVIA (PEAMELLERA ALTA) Y PANES. William Gulick. Una escena en Covadonga: 1875 Alevia: Un pueblo valiente. Circular de Sanz y Fors, obispo de Oviedo. LAS CONGREGACIONES DE OVIEDO. Ramn Bon Rodrguez, primer pastor de Oviedo. Primeras congregaciones en Oviedo Testimonio multitudinario en Gijn Ramn Bon en la crcel LA CONGREGACIN DE GIJN. La siembra. Asturias. Jos Garca Snchez: El Colportor. Jos Garca: Pregonero del Evangelio por Asturias.

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Una alcaldada. La providencial ayuda socialista en Sama y La Felguera. Canto a un colportor. Algunos miembros, pilares de la primera congregacin. Los veranos de D. Eduardo Turral Los Srs. Biffen y la edificacin de la Capilla del Llano. Inauguracin de un nuevo local. Primer culto evanglico trasmitido por radio en Espaa La Capilla Evanglica como Hospital de campaa. Mitin en Gijn y Unamuno. Otras campaas evangelsticas. EX-SACERDOTES CATLICOS CONVERTIDOS EN ASTURIAS: Jos Fernndez del concejo de Quirs. Enrique Fernndez Fernndez Celso Muiz LAS CONGREGACIONES BAUTISTAS DE GIJN Y AVILS. LA IGLESIA PENTECOSTAL EN GIJN. Primeros pentecostales en Espaa. Concha Piera Gonzlez o el testimonio que dio fruto. Antonio Rodrguez Ben Otros misioneros en Gijn. TESTIGOS DEL EVANGELIO EN LLANES. D. Mara Schneider y D. Ramn Sordo Lamadrid. Jos Mera Pelayo Llanes en el Congreso de Diputados. LA OBRA EN AVILS Y OTROS LUGARES. Mieres y su Fbrica. Misin evanglica en Norea. La Congregacin en Trubia. Otros lugares de testimonio evanglico. San Miguel de Grado. San Vicente de Infiesto. Naveces y Borines. Ciao.- Langreo. Proaza. Siones. Eplogo CAPTULO III UN PUEBLO SILENCIADO, EN LA GUERRA Y EN LA PAZ DE FRANCO: Los evanglicos asturianos. Introduccin. 1.- Las Libertades secuestradas. Los intelectuales del franquismo y lo religioso. 2.- Franco y la Iglesia Catlica. 3.- Una Fe contra un Imperio.

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Tabla de Contenido

4.- La represin franquista en Asturias y los evanglicos. A modo de conclusin. Las Congregaciones en Asturias en la etapa franquista BESULLO. El Fruto de la dispersin. La Congregacin de Besullo del 36 al 84. LA CONGREGACIN EN EL LLANO DEL MEDIO- GIJN. Mario de Oribe Daniel Garca Garca. Avils 20 de Octubre de 1970 Juan Miguel Rionda LA IGLESIA DE C/ MATEMTICO PEDRAYES EN OVIEDO IGLESIAS EVANGLICAS EN AVILS. LA IGLESIA EVANGLICA EN SANTIANES Don Ramn y doa Esther Blanco: paladines del Evangelio en Asturias La madrina. LA IGLESIA PROTESTANTE DEL NARANCO (OVIEDO) Ramn Blanco y Rubn Fernndez Dos sacerdotes catlicos se convierten a Cristo RIOTURBIO,(MIERES) Y MOREDA LA IGLESIA EVANGLICA DE C/ MARTNEZ MARINA, 9 OVIEDO LA IGLESIA PENTECOSTAL DE GIJN EN LA ETAPA FRANQUISTA (1956) DIFERENTES IGLESIAS E INSTITUCIONES EVANGLICAS EN LA ACTUALIDAD. Las Iglesias de Filadelfia en Asturias. Inaugurado el local de Cultos de la Iglesia Evanglica en Mieres C/ Sama, 67 Ricardo Cuervo: Un activo pastor asturiano en Uruguay Jos Quesada: Es el nico pastor de los anglicanos en Asturias Iglesia Bautista C/ Velzquez, 11.- Oviedo Iglesia Bautista en c/ Pedro Pablo, 19 Gijn. Radio Alabanza: Una emisora que emite para gran parte de Asturias Radio Amistad de Asturias Radio Vida (Interdenominacional) . 101.5. Gijn (Asturias) 1 k. Asociacin Creer y Servir. 1995 Un pastor entre marineros. La Iglesia bautista es el grupo cristiano no catlico ms numeroso La nueva sede social de la Comunidad Cristiana de Oviedo Octubre de 1999 La Iglesia de Barros y La Felguera Iglesia Evanglica Solo Cristo Salva- Oviedo. Apndice I Homenaje a Fernando Lpez Quirs. Recordando a Fernando Lpez Quirs, por Jorge Ordaz. 16/02/2010 Apndice II Notas para una bibliografa de los evanglicos asturianos. Apndice III La historia de un protestante zamorano, vctima de la Guerra Civil. La Guarea Pedro de Vegas, personaje de Baroja NDICE

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PRLOGODesde sus inolvidables monogrficos de ORBAYU, Manuel de Len no ha dejado de sorprendernos con su dedicacin al estudio del protestantismo espaol, comenzando por Asturias y utilizando todos los medios a su alcance (ver su blog http://manueldeleon. wordpress.com). Sus escritos y estudios traen el aire fresco del terreno que nunca antes se haba explorado en la historiografa protestante espaola y la recia inspiracin de una persona dedicada a hacer justicia a la memoria histrica de unas gentes, nacionales y extranjeras, que con su hacer escribieron una pgina inolvidable del cristianismo evanglico en el Principado de Asturias, en esta Pennsula Ibrica tan en guardia contra la invasin de ideas y creencias protestantes. Desde hace aos, Manuel de Len, en la salud y en la enfermedad, se ha sentado delante del ordenador y se ha puesto a reparar esa laguna en la memoria religiosa de este pas y tambin a desmontar un prejuicio que le parece injusto e impropio de historiadores, a saber, reducir la existencia del protestantismo en Espaa a cuatro grupsculos en Valladolid o Sevilla y a unos cuantos individuos aqu y all. De Len ha rastreado en la historia, buceado en la literatura espaola, atendido a los historiadores de la heterodoxia y de la disidencia espaolas, y sobre todo, ha tirado del hilo de muchas pistas y personajes que le han abierto un mundo nuevo y poco analizado que pone de manifiesto la existencia y la extensin de un cristianismo reformador en Espaa, que de no haber sido erradicado de raz mediante la persecucin y la losa de silencio que cay sobre l, hubiera dado lugar a comunidades de creyentes evanglicos en muchos lugares de la Pennsula. Pero la historia es como es y de nada vale imaginarse lo pudiera haber sido de no haberse dado las circunstancias adversas que se dieron, tanto en la lite poltica como en el pueblo llano. Sin embargo, la erradicacin y supresin de un cristianismo de corte reformado, evanglico, no impide la memoria y la reconstruccin histrica de lo que fue en aquellos personajes cuya memoria ha llegado hasta nosotros o ha sido posible rastrear. Para los protagonistas ms recientes, Manuel de Len ha recurrido a los documentos escritos existentes, cartas personales, prensa, noticias varias, y en algunos casos al testimonio de aquellos mayores que recordaban lo que pas. Un trabajo exhaustivo, lento, desesperante a veces, por la falta de informacin, pero, en ltima instancia, gratificante pensando en el fruto final, el legado de una memoria histrica que repara aos de olvido e incomprensin, que en su devenir puede ayudar a prevenir el futuro, a evitar caminos cortados y no tropezar de nuevo en la misma piedra. Han sido muchas las horas de conversacin mantenida con el autor de esta obra, discutiendo los temas abordados, ahondando en los personajes, proponiendo otras interpretaciones, otros enfoques con vistas a entender mejor lo que fue un movimiento que nos llega al alma, el protestantismo espaol, con sus luces y sus sombras. El afn y la inquietud de Manuel de Len son infinitas, as que una y otra vez volvamos a los mismos temas por si nos dejbamos algo sin comprender, o comprender con un sesgo equivocado. Sabiendo que pisaba un terreno virgen sobre el que no exista cartografa alguna previa, Manuel de Len no quera dar pasos equivocados, pero tampoco quera detenerse por las dificultades de la obra. No poda ni quera hacerlo, toda vez que senta sobre su conciencia el peso de la memoria de las cosas que no conviene olvidar.

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Introduccin

El resultado ha sido esta obra compacta, llena de rigor y de reflexin. De historia, s, pero tambin de compromiso. Un servicio desinteresado e impagable para todos aquellos que sientan un poco de amor y curiosidad por la historia religiosa de su tierra. Manuel de Len ha escrito con esta obra una magnfica pgina de la historia religiosa espaola, sobre el teln de fondo de una poca interesantsima y poco conocida de la Espaa reciente, con sus luchas polticas y sus debates intelectuales, amn de los religiosos. Ha devuelvo la vida a personajes de las que se tenan pocas o muy vagas noticias. Sin ningn tipo de partidismo sectario, Manuel de Len ha dado a cual el lugar que se merece, o que se puede, a estas alturas de los tiempos. A partir de hoy, Asturias y el protestantismo espaol tienen la pgina que les faltaba, la pgina debida a la memoria y los trabajos de sus hechos. Alfonso Ropero Berzosa Tomelloso, 31 de octubre de 2010, Da de la Reforma

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Presentacin de esta obra.El subttulo de 150 aos de la Segunda Reforma protestante en Espaa refleja el deseo de enmarcar una historia local, como la asturiana, en la universalidad de la Segunda Reforma. Hablar de universalidad de la Segunda Reforma, como lo acabamos de hacer, supone un grado de atrevimiento que se hace necesario aclarar ante tantas matizaciones sobre el modo de entender la Reforma del siglo XIX. El profesor Juan B. Vilar ya se haba dado cuenta que hablar en Espaa de Segunda Reforma protestante a secas, no tena significado al no haber tenido una verdadera continuidad la Reforma del siglo XVI. Vilar aclara que donde adquiere carcter definitivo el trmino Segunda Reforma, es por haber sido acuado por autores protestantes como Rule, Knapp y Peddie, siendo un trmino usado constantemente en la traduccin de la obra de esta ltima autora, Maria Denoon Peddie, titulada The Dawn of the Second Reformation in Spain, que se fue publicando en la revista Espaa evanglica y que tradujo Fernando Cabrera. Cita Vilar otro libro en el que el significado de Segunda Reforma se va fijando, cuyo ttulo es Religion in the Republic of Spain, escrito por Carlos Araujo Garca y Kenneth George Grubb (Sir.)Editor World dominion press, 1933. En esta obra se hace incidir el nacimiento de esta Segunda Reforma con la revolucin del 68, en cuyos programas estaba la libertad religiosa y por tanto la aceptacin de la Segunda Reforma aunque no hubiese sido un acontecimiento que hiciese crujir los cimientos de la historia espaola como lo hizo la primera Reforma. Sin embargo el problema no suele ser solamente semntico, sino que algunos autores de talla histrica e historiogrfica se han cuestionado la existencia de una Segunda Reforma en Espaa. Ms extrao y chocante que este hecho, se refiere a que algunos autores protestantes espaoles se han despachado diciendo que como no ha habido Primera Reforma, tampoco puede hablarse de Segunda Reforma. Se ha dicho tajantemente: no tenemos nada que heredar, como si el movimiento evanglico o protestante no tuviese sus races en la Reforma. De lo que estoy seguro es que en la Espaa del siglo XVI hubo ms protestantes proporcionalmente que hay hoy en la actualidad y todas las estructuras de las clases media y alta estaban tomadas y eran afines a la Reforma, siendo muchos de ellos profundamente reformados1. El profesor Juan B. Vilar tiene una comprensin bastante justa en la aceptacin del trmino Segunda Reforma, pues, aunque no haya habido continuidad histrica con la Primera Reforma, la Segunda ha supuesto una revisin de ritos y contenidos del catolicismo nacional. Sin embargo creo que la fuerza de la Segunda Reforma no reside en el trmino acomodaticio a unos hechos histricos, poltico-sociales o religiosos, sino porque una nueva reforma interior del protestantismo se estaba realizando en Europa y las olas de su impulso llegaron hasta nuestras puertas. No solo fueron el anglicanismo y sus disidentes los protagonistas de la introduccin y difusin del protestantismo evanglico, sino que todo el mundo del Despertar europeo puso sus ojos en Espaa. Cuando en 1848 el cuquero Luis Usoz y Ro publica el Carrascn, ( primera obra de sus Reformistas antiguos espaoles), parece comenzar una nueva poca para el protestantismo espaol. Salir del anonimato en un pas que persegua con violencia toda disidencia religiosa no hubiese sido posible en otro momento que en el siglo de la Ilustracin y del Liberalismo en Espaa, casi un siglo atrasada respecto a Europa. Pero fundamentalmente los vientos de la espiritualidad del Despertar (Rveil) europeo, trajeron hombres avivados y empujados a la tarea de la evangelizacin de una Espaa que1 Lo demostraremos en un voluminoso libro en dos tomos prximo a salir con el ttulo Los protestantes y la espiritualidad evanglica en la Espaa del siglo XVI

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Introduccin

de tanto ser catlica romana haba dejado de ser cristiana. Jovellanos sealaba a la impiedad y la supersticin como males a prevenir. El mal que aqueja a la iglesia catlica- dir Jovellanos- no se debe a los herejes que pongan en duda puntos concretos del dogma y de la moral. Los ataques vienen de los impos e incrdulos que atacan en bloque y de raz la religin revelada2 En el extremo contrario al de los impos, encuentra Jovellanos el fenmeno de la supersticin a la que ya Feijoo haba calificado de hija de la ignorancia. Jovellanos dice que es madre del fanatismo, si acaso el fanatismo no es la misma supersticin puesta en ejercicio. Pero lo que ms le dola a Jovellanos es que los muchos curas y frailes que viven a costas del pueblo y que deban y podran dirigirlo espiritualmente, elevarlo, instruirlo, no solo no lo hacen sino que lo mantienen en su ignorancia y hasta se la cultivan.3 Aos antes, la conversin al protestantismo de Jos Mara Blanco White, haba alertado y puesto en pie de guerra al reaccionario catolicismo espaol. Sin embargo la conquista de la libertad era cuestin de tiempo. Las corrientes de espiritualidad que venan de Europa, en plena sazn de los avivamientos evanglicos venidos de Gran Bretaa, Francia y Alemania, introduciran un cristianismo tolerante y pluralista. Cuando algunos historiadores olvidan estos hechos, llegan a decir que no hubo Segunda Reforma protestante en Espaa. Sin embargo, el solo reconocimiento de que los avivamientos europeos haban producido una nueva forma de vivir el cristianismo y a Espaa haban llegado los ms relevantes, debera hacernos revisar nuestras races histricas. Dice Alfonso Ropero4: El cristianismo evanglico no es hijo directo de la Reforma del siglo XVI, como muchos tienden a pensar ligeramente, asociando hechos e ideas sin rigor histrico y teolgico. El cristianismo evanglico es resultado de la Reforma en cuanto sigue la tradicin generada por sta de iglesias independientes del tutelaje papal y del sistema sacerdotal Nos dice Ropero que toda una legin de personajes desconocidos, laicos, empezaron a traspasar todas las barreras eclesiales y denominacionales y emprendieron la tarea de evangelizar al mundo. Pero evidentemente el inters de Dios no es tanto de carcter pragmtico: resultados, logros, xitos, sino personal: la forja del carcter. En la Segunda Reforma en Espaa vemos hombres de carcter, por encima de los xitos y los fracasos. La Reforma protestante en Asturias es claramente hija de estos acontecimientos. Los liberales asturianos en Londres influiran en las Constituciones, pero ignoramos si hubo conversiones al protestantismo. Cuando George Borrow relata en La Biblia en Espaa la visita nocturna de unos encapuchados, estos se declaran conocedores de la Biblia, pero eran algo ms?. Borrow dice que Asturias era una de las regiones ms predispuestas para la aceptacin del Evangelio, supona que haba siembra por parte de los liberales en el exilio de Londres, donde llegaron cerca de mil familias? Hemos dedicado todo un captulo a los albores del protestantismo en Asturias y hemos encontrado muchas personas cercanas al protestantismo y otros envueltos en la niebla de un olvido sospechoso. Nos hemos preguntado cmo Roberto Frasinelli, apodado el alemn de Corao, que fue Acadmico de la Historia, de la Escuela de Artes de San Fernando y medalla de honor de Francisco I de Francia, no se haya conservado ni una sola letra de l. Frasinelli dise la baslica de Covadonga con el obispo Sanz y Fors y quizs por ser un recinto mariano emblemtico se le haya olvidado al ser protestante.2 Jovellanos: antropologa y teora de la sociedad Volumen 2 de Coleccin del Instituto de Investigacin sobre Liberalismo, Krausismo y Masonera Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas Autor Jos Luis Fernndez Fernndez Editor Univ Pontifica de Comillas, 1991, pg., 283 3 Diarios, 24 de abril de 1795 4 Teologa bblica del avivamiento, Alfonso Ropero Berzosa, Philip E. Hughes Clie 1999 pg. 13

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Quizs lo que ms destaque del protestantismo asturiano, es que de un pueblo de sesenta o cien vecinos como el de Besullo, haya sido el que ms obreros ha dado a la Obra en Espaa y donde se consiguieron ms ttulos universitarios en un corto espacio de tiempo. Al mismo tiempo mucha de la industria asturiana la montan empresarios y obreros calvinistas europeos. La primera logia masnica gijonesa est formada y dirigida por protestantes. El primer culto trasmitido en directo por la radio es realizado por la iglesia de Gijn, siendo quizs el primero en toda Espaa. Los primeros pentecostales de Espaa se establecen en Gijn. Sin embargo, aunque algunas peculiaridades son especficas de Asturias, el protestantismo ha tenido un lento y arduo camino que recorrer en esta regin y se asemeja al del resto de Espaa5.

5 NOTA DE RECONOCIMIENTO: Debemos gratitud a otras historias regionales que tratan sobre el protestantismo y de las que damos una breve bibliografa: CONSEJO EVANGLICO DE MADRID El protestantismo en Espaa, Pasado presente y futuro. Varios autores 1997 Generacin del 98. Dimensin religiosa y relacin con el protestantismo espaol. Varios autores 1998 Alcal y la Biblia. Varios autores. 2001 MONROY, Juan Antonio: La transicin religiosa en Espaa. Grafitec S.L. 2007 ARENCN Edo, Rafael: Antonio Martnez de Castilla. Caballero protestante. Gayata ediciones.1997 Nuestras Races. Recursos Ediciones. 2000 SEBASTIN Vicent, Ramn. Protestantismo y tolerancia en Aragn (1870-1990) Mira editores.1993 GARCA Ruiz, Mximo: Recuperar la memoria. Espiritualidad protestante. C.E.M. Madrid 2007 Libertad religiosa en Espaa. Un largo camino. C.E.M. Madrid 2006 Cantn Delgado, Manuela. Gitanos protestantes. El movimiento religioso de las iglesias "Filadelfia" en Andaluca, Espaa. Alteridades n 22, 2001 LVAREZ, Mximo: Los que no retroceden. Libro del master en Ciencias de la Religin GARCA Navarro, Francisco, Semblanzas. CLIE 1982 OLAIZAOLA, Jos Mara de: Historia del protestantismo en el Pas Vasco. Grficas Lizarra. Estella 1993 ALCAL, Xavier: Evanglica Memoria. Tres novelas histricas sobre los protestantes gallegos: Entre Fronteras; En las catacumbas; Una falsa luz (2009). zaro SIERRA Bernardino, Eva: Historia de las Asambleas de Hermanos en Espaa (1838-1936)Historia para el debate. 2008 .Protestantes ingleses na Galicia contempornea: os misioneiros Brethren of Plymouth in Minius, 1997 Hacia un proyecto integral para la conservacin del Patrimonio Protestante: el ejemplo gallego Universidade de Vigo PUENTE Dodd, David Henry Libro histrico: Centenario de la obra evanglica en Vilar Tras Deza (SilledaPontevedra). 1902-2002 GONZLEZ Raposo, Benito: Liberdade relixiosa e asentamento dos protestantes en Galicia. Editorial Galaxia, 2007 O Protestantismo en Galicia : Unha Historia Centenaria, Esquecida. Vigo, Eds. Xerais, ...1999 GONZLEZ i Pastor, Joan: Un segle de protestantisme a Catalunya. Edicions Evangeliques Europees, 1970 El protestantisme a Catalunya Volumen 51 de Quaderns de cultura. Editorial Bruguera, 1969 VAN DER GRIJP, Klaus. Investigando la historia del protestantismo ibrico. Anales de historia contempornea, 17, 2001 VILAR, Juan Bautista, Un siglo de protestantismo en Espaa. Terrasa: Editorial Clie,1993. El Cementerio Britnico de Cartagena, primera necrpolis protestante en la Regin de Murcia (1846-1874) Universidad de Murcia Intolerancia y libertad en la Espaa contempornea. Los orgenes del Protestantismo Espaol actual. Madrid: Istmo, 1994. Manuel Matamoros: fundador del protestantismo espaol actual Juan Bautista Vilar Ramrez Comares, 2003. El sexenio democrtico y el cantn murciano (1868-1874) Juan Bautista Vilar Ramrez. Murcia : Academia Alfonso X el Sabio, D. L. 1983. La persecucin religiosa en la zona nacionalista durante la Guerra Civil Juan Bautista Vilar Ramrez Homenaje al profesor Juan Torres Fontes, Vol. 2, 1987,

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"Querido hermano, mire Vd. con fe a Jess y dgale: "Seor qu quieres que haga? Jess puede bautizarle en el Espritu Santo y fuego, y hacerle a Vd. un evangelista de poderes entre las gentes de esas montaas. No lo dude Vd. la cada de Roma est cerca, ha perdido su poder en Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, y pronto, por un golpe de mano de Dios, lo perder en Espaa."Leon B. Armstrong. Correspondencia con Eduardo lvarez (Texedo) Asturias en 1902

INTRODUCCIN. En 1.961 Prudencio Damboriena, (SJ) public Fe catlica e Iglesias y sectas de la Reforma6. Este libro, adems de analizar problemas catlicos, estudia los valores y defectos protestantes desde una ptica favorable y analtica no siempre observada por un ortodoxo catlico de aquellos tiempos. Los problemas protestantes y el hecho denominacional siempre considerado como sectarismo, no son atacados, como suele ocurrir en la mayora de los anlisis. Todo lo contrario, el libro termina dedicando cuatro captulos a las misiones protestantes, en los que destaca lo que ya hemos llamado en alguna ocasin masa activa. Se sorprenda Damboriena, de que en 1.958 los mtodos misionales y la participacin activa y masiva de los seglares, arrojase los siguientes datos: Trabajan 18.498 seglares lase creyentes protestantes junto a 5.564 pastores en las misiones. Adems, Damboriena haca un elogio de las Sociedades Bblicas, las asociaciones juveniles y otros instrumentos fundamentales en la expansin protestante, aunque lo hiciese con el lenguaje antisectario de entonces. Por qu le llamaban la atencin estos datos, que hoy los podramos multiplicar numricamente? No solo eran los mtodos de financiacin o de distribucin de la Biblia, sino porque la iglesia protestante, una iglesia misionera, se presentaba en su totalidad unificada y unida como una pia. Hoy seguimos sin actualizar los datos de esa "masa activa" y sabemos an menos sobre el impacto social, tico y espiritual del protestantismo en la sociedad espaola, aunque sospechamos que la presencia protestante en Espaa es ms visible. Por eso se hace necesario un anlisis histrico ms riguroso que ample la visin del protestantismo, aun en una historia limitada a Asturias como la nuestra. Conmemorando el centenario de la Gloriosa, en 1968, public Juan Bautista Vilar varios libros7 que comenzaron a tratar la historia del protestantismo espaol de manera menos apasionada y evidentemente dentro de los parmetros de anlisis y erudicin de un profesor e investigador

6 Fe Catlica e iglesias y sectas de la reforma Autor Prudencio Damboriena Editorial Razon y Fe, S.A., 1961 7 Un siglo de protestantismo en Espaa: (guilas-Murcia, 1893-1979) : aportacin al estudio del acatolicismo espaol contemporneo. Autor Juan Bautista Vilar Editor Editum, 1979. __ Intolerancia y libertad en la Espaa contempornea: los orgenes del protestantismo espaol actual Autor Juan Bautista Vilar Editor Ediciones AKAL, 1994; __Los protestantes espaoles: La doble lucha por la libertad durante el primer franquismo (1939-1953) Juan B. Vilar. Anales de Historia Contempornea, 17 (2001); __Sobre catolicismo y minoras religiosas en la Espaa contempornea: En torno a diez estudios recientes. Juan B. Vilar Universidad de Murcia.

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universitario. Posteriormente, cuando en el ao 2003 publica el libro Manuel Matamoros,8 de quien hace partir el protestantismo actual, posiciona el protestantismo de la Segunda Reforma entre las coordenadas de la libertad religiosa de las dos efmeras experiencias democrticas de 1868 y 1931 y tambin el reavivamiento religioso espaol. Sin embargo, sorprende Vilar cuando sostiene ideas repetidas pero no demostradas, como que la Segunda Reforma tuvo escasa repercusin sobre la lite intelectual del pas, como lo tuvo la Primera Reforma del XVI. Vilar cree que el impacto social y religioso estuvo entre campesinos, artesanos y obreros adscritos a un catolicismo nominal y en menor medida habra afectado a clrigos de a pi, comerciantes y profesionales. Concluye Vilar diciendo que el protestantismo espaol contemporneo ha sido y en considerable medida es todava, religin de gente annima y en parte marginada. Evidentemente no estamos de acuerdo con estas simplificaciones que nos obligaran a contar cuantos intelectuales, comerciantes u obreros hay en nuestras iglesias y hallar la media nacional. Personalmente creo que los protestantes nunca hemos sido ni annimos ni marginados, entendiendo estas expresiones en todos los sentidos. Una cosa es que las autoridades religiosas nos hayan perseguido y hayan procurado marginarnos y otra cosa es que hubiesen conseguido el hacernos annimos. Si esto no fuera as Por qu esa tenaz propaganda antiprotestante especialmente de la clase clerical? Muchos de los clrigos que abrazaron el Evangelio no fueron "gente de a pi" sino que estaban a la altura de los mejores intelectuales. Podramos decir que el protestantismo representa en todas sus facetas a la sociedad espaola del XIX y por tanto, aunque la Segunda Reforma no fue eminentemente intelectual y humanista como fue la Primera Reforma del siglo XVI, sin embargo tendra entre sus filas a gente de la clase media en su mayora y de todas las clases en general. Creo que Juan B. Vilar, posiblemente el mejor conocedor del protestantismo espaol, comete el error de considerar personalidades excepcionales de primera fila solo a Luis Usoz y Ro, Blanco White o Juan Labrador, pero creo que olvida a Juan Caldern, Antonio Carrasco, Jos Mara Gorra, Jos Joaqun de Mora, Herreros de Mora, Juan Bautista Cabrera, Agustn Arenales, Samuel Palomeque, Francisco Palomares, Carlos Araujo, Juan Cap, Manuel Marn, Ambrosio Celma, Audelino Gonzlez, Moiss Calvo, Emilio Martnez, Cipriano Tornos, Francisco Albricias, Rafael Blanco, Francisco de Paula Ruet, Pedro Sala, Felipe Orejn, Francisco Oviedo, y un largo etctera que la memoria no me alcanza pero que podemos ver ms detallada en Historia Ilustrada de los protestantes en Espaa del asturianovalenciano Valentn Cueva Barrientos9. Esta misma visin de Vilar se trasmite en El libro de las memorias de las cosas de Jess Fernndez Santos donde algunos autores llegan a la conclusin de que el protestantismo actual desaparecer. Comenta Rodrguez Pradn: "El libro supone as, antes que mostracin de una crisis religiosa, el testimonio cierto de una nueva impotencia, de una nueva frustracin... La comunidad evanglica, enquistada en el interior de la pennsula, aislada tambin en el ms lato sentido de8 Manuel Matamoros. Juan B. Vilar. Biografas granadinas. Editorial Colmenares. 2003; Hemos reledo el libro de Juan B. Vilar Intolerancia y libertad en la Espaa Contempornea: los orgenes del protestantismo espaol actual y hemos podido observar en sus precisiones conceptuales sobre la II Reforma, elementos ms coincidentes con mi posicin. 9 Valentn Cueva Barrientos naci en el ao de 1945 en una aldea de Balbona, del concejo de Belmonte de Miranda (Asturias). En 1959 conoce el Evangelio en la primera Iglesia evanglica Bautista de Madrid. En 1968 ingresa en el Seminario Teolgico Bautista Espaol. Tras su graduacin, de 1971 a 1989 funda y pastorea la obra evanglica bautista de Ganda (Valencia). En Radio Ganda de la cadena SER, dirige durante diez aos un programa de 20 minutos de duracin, tres veces por semana y llamado "Un reto a la conciencia". Desde 1979 sirvi como director del Centro de estudios Teolgicos de Denia, del que ahora es profesor. Trabaja secularmente como Diplomado en Enfermera en el Hospital Francisco de Borja (Gandia) y colabora con las iglesias de la Comunidad Valenciana

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todos los nexos ambientales y sustanciales que le son propicios, camina ineluctablemente a su descomposicin, por mucho que sus continuadores quieran mantener esa integridad"10 Sin embargo la prediccin no se ha cumplido, evidentemente, porque el protestantismo ha salido en estos ltimos aos de su enquistamiento, dejando su complejo de inferioridad para intervenir en mayor o menor grado en la obra social, educativa y espiritual de Espaa. Mar Vilar tambin ha ido perfilando figuras tan significativas de la Segunda Reforma como Juan Caldern o Blanco White. Un Juan Caldern , al que ngel Romera12 -quien acaba de publicar una acrisolada monografa de este protestante del XVIII-, coloca como el impulsor del movimiento Rveil o avivamiento en Espaa que conoci a travs del pastor de Ginebra, Henri Pyt. Este pastor haba formado parte de la Sociedad de los Juan H. Caldern Amigos de Ginebra donde estaban tambin Ami Bost, mile Guers, HenriLouis Empeytaz y Jean-Guillaume Gonthier. Sobre Caldern nos dice Romera, que su religiosidad se inspiraba en la de los moravos husitas; no desdeaban socorrer a los pobres y afligidos por todos los medios, lean la Imitacin de Cristo de Kempis, sentan simpatas por el iluminismo y el catolicismo, volvan a interpretar directamente los textos evanglicos con ayuda de la filologa y ansiaban volver al culto domstico y a la piedad de los ancestros. Este movimiento tan importante, que nace del desencanto de ese sueo de la razn que produjo tantos monstruos, logr traer la paz y calmar la sed espiritual del escptico y ateo spinozista Caldern, para convertirlo en un telogo del Rveil o avivamiento o despertar que llama Romera. Evidentemente muchos hombres de este Despertar llegaron a Asturias y venan con un fuego evangelizador difcil de contener como lo expresaba Armstrong en el texto con el que encabezamos este libro. ngel Romera nos descubre tambin los descendientes de Juan Caldern que llegaron a ser personas de relevancia como Philip Hermgenes Caldern (1833-1898), que alcanz ser un famoso pintor Ingls y que nunca lleg a viajar a Espaa. Los hijos de Philip Hermgenes, tres fueron tambin famosos: el pintor William Frank Caldern (1865-1943); otro fue George (Leslie) Caldern (1868-1915), un escritor dramtico y narrador, as como fillogo eslavista y por ltimo el arquitecto Alfred M. Caldern, creador del estudio de su famoso vecino, el pintor holands sir Lawrence o Lourens Alma-Tadema, as como de numerosos edificios en Londres. Todos estos descendientes son ampliamente descritos y ngel Romera nos detalla minuciosamente en su obra. Igualmente nos relata cmo Caldern tambin sigui su trabajo de colportor no slo en Burdeos, sino en Bayona,10 Fernndez Santos escribir aos despus sobre la decadencia de los principios ticos, religiosos y morales de los sucesores y supervivientes de aquellos hroes de la fe del protestantismo espaol. 11 Mar Vilar, El nacimiento de la Prensa protestante en Lengua Espaola. El Dr. Juan Caldern y sus revistas londinenses Catolicismo Neto y El Examen Libre (1849-1854), en Actas de las Jornadas sobre Prensa y Sociedad en la Murcia Contempornea. Murica: Ctedra de Historia Contempornea, 1995., t. I, pp. 107-148; Un manuscrito rescatado en Inglaterra para su publicacin en Espaa en 1854. El Cervantes vindicado del Dr. Juan Caldern, en Bulletin Hispanique, 96 nm. 2 (julio-diciembre de 1994); Juan B. Vilar Ramrez, "El fillogo, helenista y reformador religioso Juan Caldern, en la emigracin liberal espaola de 1823-1833"Homenaje al profesor Miguel Artola. Madrid 1994. 12 Juan Caldern, Autobiografa, ed. crtica de ngel Romera. Alczar de San Juan, 1997, p. 68; ngel Romera Valero, "La Respuesta de un espaol emigrado a la carta del padre Areso de Juan Caldern. Estudio y edicin.", en Carthaginensia, nm. 24 (Julio-Diciembre 1994) y Po Sages Azcona, o. f. m., El padre Jos Areso, misionero y restaurador, (1797-1878), ensayo de biografa crtica, Madrid: Cisneros, 1960.11

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llevando Biblias y Nuevos Testamentos sin notas en espaol y vasco a los emigrados espaoles, motivo por el cual se enemist con algunos frailes espaoles emigrados de su orden, dirigidos por su compaero de orden franciscana observante el padre Jos Areso Iribarren (1797-1878), misionero y restaurador de la orden en Francia, contra quien sostuvo una dura polmica. Caldern como muchos espaoles que huyeron de Espaa por sus ideales religiosos (Juan de Luna, Vicente Joaqun Soler, Gernimo Quevedo, Jaime Salgado, Lorenzo Fernndez, etc., adems de Antonio del Corro, Pedro Gals o Miguel Servet mucho antes) estudi y obtuvo un premio en la facultad de teologa protestante de Montauban en 1841 por su obra Dilogos entre un prroco y un feligrs sobre el derecho que tiene todo hombre para leer las Santas Escrituras y formar, segn el contenido de ellas, su creencia religiosa, que se conserva manuscrita en la Biblioteca Nacional de Espaa y fue publicada por l mismo en las revistas que dirigi. En estas revistas Caldern ensaya sus ideas y aparecen de forma semestral El catolicismo Neto (Pure catholicism) y El Examen libre, (despus se llamara El Alba) dirigidas a dos interlocutores con los que era fcil polemizar como era la filosofa de Espinosa y contra Balmes, adems de otros artculos teolgicos fundamentalmente apologticos. Esto le convertir, junto a Blanco White, en el primer periodista protestante espaol. Pero queramos decir que de este afn evangelizador de Caldern y al lado de Usoz i Ro, nace la Segunda Reforma en Espaa en las personas de interior (Jos Vzquez, Francisco de Paula Ruet, Manuel Matamoros, Juan Bautista Cabrera y sus colaboradores Miguel Trigo y Antonio Vallespinosa) o agentes de las sociedades bblicas del exterior como James Graydon, James Thomson, William Harris Rule o el famoso George Borrow. De estos movimientos nacidos de los diversos avivamientos ingleses, franceses y alemanes principalmente (posteriormente llegaron de otras misiones de Europa y Amrica) pasarn por Asturias tambin hombres singulares y llenos de fuego espiritual de los que iremos considerando su actividad evangelstica y social. No nos resistimos a la consideracin que hace Jonatn Garca Bardn13 sobre las fuerzas del espritu del avivamiento referido al movimiento de las Asambleas de Hermanos: "Durante las dos primeras dcadas del pasado siglo XIX, el Espritu Santo produjo un avivamiento entre hombres y mujeres, que en el correr de los aos recibiran el nombre de hermanos libres. Esta situacin vino provocada en parte por el institucionalismo en el que se haban instalado las grandes denominaciones protestantes y en las que apenas existan lazos de comunin entre ellas. Fue, en parte, como reaccin a esa situacin, que hermanos y hermanas de diferentes denominaciones volvieron a la sencillez del nuevo testamento, leyendo la Biblia y partiendo el Pan juntos. Lo que importaba era el nuevo nacimiento de los que se reunan, sin tener en cuenta la denominacin de la que procedan. Como su nmero iba en aumento empezaron a reunirse en garajes, almacenes o locales alquilados. Aunque no exista ninguna clase de organizacin que los aglutinase tenan rasgos comunes: a) Un espritu de comunin y fraternidad. Lo que prevaleca era la unidad y la comunin, amplia y plena con todos los que son de Cristo. b) El leer la Biblia, orar y tener reuniones, sin necesidad de que fueran presididas por un pastor ordenado. c) La gran importancia que se daba al libre ejercicio de los dones del Espritu Santo, sobre todo a los de enseanza, de pastoreo y evangelizacin. d) El partimiento del pan que se realizaba todos los domingos y que era de libre participacin para todos los hermanos. e) El sacerdocio universal de todo nacido de nuevo, en la adoracin, la oracin y el testimonio. f) El volver a las profecas de la segunda venida de Cristo, que haban quedado un tanto olvidadas. g) La importancia de la iglesia local. Las Asambleas eran autnomas y estaban gobernadas por un consejo de Ancianos. h) Se13 Jonatn Garca Bardn, es licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo e Investigador del protestantismo en Asturias. Historia de las Asambleas de Hermanos en Asturias

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destacaba la importancia de la ayuda social y la obra misionera. El nombre de Hermanos fue dado desde fuera del movimiento, ya que llamaban hermano a todo aquel que era nacido de nuevo. El llamarse Hermanos, con mayscula y como signo distintivo, provoco y aun provoca muchas reticencias, porque los que iniciaron el movimiento no pensaban crear una nueva denominacin. Los intentos de los historiadores espaoles por aproximarnos a la llamada Segunda Reforma14 ya son abundantes en cuanto relato de los hechos, pero an falta una historiografa adecuada para entender el proceso reformista en Espaa, que en muchas ocasiones se le considera producto de una cierta tolerancia religiosa al desaparecer la Inquisicin. Evidentemente este hecho religioso y la apertura poltica posterior tendran su importancia, pero sera el fuego evangelizador del Rveil europeo y americano el que aviv los pocos pabilos que humeaban en Espaa. Cierto es que ya en 1932 Juan Orst Gonzlez15 ensay en El destino de los pueblos ibricos, algunos aspectos de la sociologa religiosa, poltica e histrica, adems de la Reforma religiosa en Espaa. El ex jesuita Juan Orst escribira este libro desde Nueva York, donde aos ms tarde llegara el asturiano Mario de Oribe con su familia por 1952. All Orive estudi teologa y entr en el ministerio pastoral dentro de la confesin bautista, siendo presbtero por largos aos en el "Templo del Peregrino" en la ciudad de los rascacielos. De Orive se distingue como periodista religioso publicando artculos en varias revistas evanglicas espaolas, as como algn tratado (ensayo) titulado "El libro abierto" que se edit en Tnger en 1959-60 y que se reparti abundantemente por pueblos y ciudades. Despus escribira un libro sobre el misterium eschatologicum en Apocalipsis, no siempre fcil de explicar. Este libro se titula "El velo levantado". Tiene 320 pginas y fue publicado en 1970 en la coleccin Montaa- Nueva York. Editorial Mensaje.16 Juan Estrusch 17 ya en 1968 y en 2007 ha procurado darnos una perspectiva ms global del protestantismo espaol. Ms detalle de los evanglicos nos lo presenta Manuel Lpez 18 en 1976, que junto a Juan Antonio Monroy han aportado datos para la historia del protestantismo espaol conseguidos a lo largo de sus vidas como periodistas y escritores. Muchos de los cincuenta libros escritos por Monroy traen informacin sobre el protestantismo, pero debemos aadirle los miles de artculos aparecidos en las revistas Restauracin y Alternativa 2000 fundamentalmente, donde se14 Entendemos que ha existido una Segunda Reforma solo en este sentido: una revisin de la Reforma como reaccin a la Ilustracin y la crtica bblica racionalista y tambin como reaccin a la Reforma magisterial y la Reforma radical, tan enfrentadas ambas, para convertir estos elementos distorsionadores en una Reforma espiritual prctica y encarnada. William A. Bekman nos propone una Tercera Reforma (este la llama Segunda Reforma) en vista del estado actual de la iglesia. Dos comentarios avalan el deseo de una Tercera Reforma: Hace falta una ortodoxia de comunidad, de la misma manera que existe una ortodoxia de doctrina (Francis Schaeffer, en La Iglesia al final del siglo XX). La Reforma fue una revuelta contra la autoridad papal, pero no contra el concepto romano de la Iglesia como institucin (William R. Estep, en Historia de los Anabaptistas). Juan Antonio Monroy expresa as el sentido de la Segunda Reforma: Historiadores del protestantismo espaol coinciden en que la Reforma religiosa del siglo XVI no tuvo arraigo en Espaa porque fue aniquilada por la Inquisicin y la contrarreforma. Pero el testimonio de los primeros convertidos dej huellas, no todo qued reducido a cenizas, algunas chispas prendieron de nuevo, otro fuego gener llamas y la luz del Evangelio volvi a iluminar ciudades espaolas. Concluye Monroy: si la primera Reforma naci en Alemania, la segunda brot en Gibraltar.Protestante Digital 2006 15 El Destino de los pueblos ibricos Autor Juan Orts Gonzlez Editor Librera nacional y extranjera, 1932 16 Artculo de Miguel Mario Rionda Jr.Mario de Oribe o el ngel que pas en Asturias Evanglica n 17 17 Los protestantes espaoles Coleccin 'Sociologa Y Pastoral' 7. Serie 'Estudi Volumen 7 de Coleccin "Sociologa y pastoral.". Serie "Estudios monogrficos" ; no. 7 Coleccin Sociologa y pastoral Autor Juan Estruch. Editorial Nova Terra, 1968; Las otras religiones: minoras religiosas en Catalua Volumen 1 de Pluralismo y convivencia Autor, Joan Estruch. Icaria Editorial, 2007 18 La Espaa protestante: crnica de una minora marginada (1937-1975) Autor Manuel Lpez Rodrguez Editor Sedmay, 1976

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refleja la evolucin y las dificultades para predicar el Evangelio. Uno de los libros ms recurridos y ms traducidos de Monroy es Defensa de los protestantes espaoles (1958) donde expresa con dureza la situacin de los evanglicos espaoles despus de la Guerra Civil y pide a los gobernantes que busquen una salida ante la intolerancia y represin religiosa. Aparecer en 1967 Libertad religiosa y ecumenismo y en el Tomo X de sus obras completas recopila una serie de artculos fundamentales para entender el avance del movimiento evanglico en Espaa. Tambin se publicaron algunos intentos de historia de la Reforma como la de Justo L. Gonzlez19 o Gutirrez Marn20, pero solo representan una pequea parte de lo que fue la Primera Reforma. Los datos ms abundantes sobre la segunda Reforma estn concentrados en una serie de obras como las de Pablo Garca Rubio21, Jos Mara Martnez, Carlos Lpez Lozano, Mximo Garca Ruiz, Juan Gonzlez Pastor, Carmen Zulueta, Patrocinio Ros22, Rafael Arencn, etc., sin olvidar nunca a Juan Bautista Vilar. Pero respecto a Asturias, la obra de mayores aportaciones es "Memorias de la Familia Fliedner, ms de 100 aos al servicio del protestantismo en Espaa", en una "edicin de textos originales preparada por Ana Rodrguez Domingo (Gayata Ediciones, Barcelona, 1997). Los datos que aporta esta obra se refieren mayormente a la congregacin de Besullo, una de las primeras congregaciones de Espaa. Junto esta obra, hemos de aadir varios manuscritos como el de Teodoro Rodrguez "El protestantismo en Besullo" y Besullo en la mente de Nardn. Otro manuscrito de la obra de Gijn es Recuerdos de la obra de Gijn de Daniel Garca Valds, junto con la tesina de Miguel Rionda Jr. presentada en la Universidad de Oviedo sobre "Protestantes en Asturias". Daniel Vidal en "Nosotros los protestantes espaoles"23 pese al pesimismo general, tiene reflexiones vlidas, entre ellas la hiptesis de trabajo sobre el protestantismo espaol, que dice: "El protestantismo espaol tiene un significado proftico". Esto es quizs, el punto de partida vlido, porque cualquier "reforma" tiene que exponer la Palabra de Dios, al pueblo de Dios, que se haba apartado de Dios. En su juicio al protestantismo y a la Iglesia Evanglica Espaola -IEE- dice: "Nuestra IEE se anuncia heredera de los reformadores espaoles. No podemos por menos que preguntarnos herederos de qu? Porque parece evidente que los reformistas espaoles dejaron19 The Spanish reformers Autor Justo L. Gonzlez Editor Evangelical Seminary of Puerto Rico, 1969 20 Historia de la reforma en Espaa Autor Manuel Gutirrez Marn .Producciones Editoriales del Nordeste, 1975 21 Garca Rubio, Pablo . La Iglesia Evanglica Espaola. Publicaciones de la IEE. Barcelona, 1994; GARCIA RUIZ, Mximo Los Bautistas en Espaa. Universidad Pontifica de Salamanca. Madrid, 1989; Gonzlez Pastor, Joan El Protestantisme a Catalunya. Bruguera. Barcelona, 1969.; Martinez, Jos Mara La Espaa Evanglica Ayer y Hoy. Andamio-Clie, Terrassa, 1994. ; Zulueta, Carmen. Misioneras, Feministas, Educadoras. Castalia. Madrid, 1984. Y en 1992 Carmen Zulueta publica Cien aos de educacin de la mujer espaola Editorial Castalia, 1992; En 1993 Editorial Clie public en Tarrasa el sobresaliente libro de Patrocinio Ros titulado El Reformador Unamuno y los protestantes espaoles.; En ingls apareci un tratado titulado Spain and the Gospel: a brief history of the Spanish Gospel Mission: a work of faith and labour of love, for the glory of God until he come.[ Buffard, Percy J. ] Book, Microform in English, 1935, 10 pginas ; L'vangile du Christ: l'Espagne et nous meurtrie: notre Devoir Brtsch Carlos. [ Brtsch, Carlos, 1905 - ] Libro, en microforma en francs, 1937 20 pginas. Contra vientos y mareas: los sueos de una iglesia reformada hechos realidad Volumen 2 de Coleccin historia de la iglesia: Iglesia contempornea Autor Francisco Serrano lvarez Editor Editorial Clie, 2000 22 Los trabajos de Patrocinio Ros sobre el protestantismo son siempre eclcticos y originales, aunque tengan el denominador comn el afecto a la literatura, as lo vemos en Biblifilos protestantes en Baroja Un protestante ante dos msticos: San Juan de la Cruz y fray Luis de Len Galds y un clrigo protestante en el sexenio revolucionario: las claves de "Rosala", una novela indita Lutero y los protestantes en la literatura espaola desde 1868 que fue su tesis doctoral. Tambin es importante y reconocida su Contribucin a la biografa de Curros Enrquez: su relacin formal con el protestantismo en Madrid en 1870 entre su ya abundante obra. 23 Daniel Vidal: Nosotros los protestantes espaoles, Ed. Moravia, S.L., Madrid, 1968.

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excelentes escritos y una maravillosa traduccin de la Biblia Pero dejaron algo ms? De una manera sentimental podemos ver en los reformistas del siglo XVI nuestros predecesores, pero eso no significa en modo alguno que nos consideremos sus herederos, porque NO HAY COSA ALGUNA QUE HEREDAR. Otro hubiera sido el caso si los reformistas hubieran sido reformadores, aunque hubieran sido aplastados de idntica manera a como aquellos lo fueron. Es el caso, por ejemplo, de los valdenses en Italia. Entre ellos se produjo un verdadero movimiento, con notable conciencia de reforma y aunque fueron perseguidos y se refugiaran en los valles italianos, se forj una comunidad y una tradicin. En una palabra, se forj una identidad histrica de la cual los valdenses son herederos. Es precisamente por la conciencia de tres siglos de vaco histrico, que en Espaa se habla de Reforma, trmino equivoco a ms no poder, con el que se designa, de hecho, la aparicin del protestantismo espaol en la segunda mitad del siglo pasado. Este es el hecho concreto: La aparicin del protestantismo espaol Pero es esto reforma? Aunque no estamos de acuerdo en bastantes cosas con Vidal, nos sugiere lo siguiente: A.- La herencia de la Reforma del siglo XVI. B.- La ubicacin en el tiempo y el espacio de la Reforma. A.- La herencia del siglo XVI a medida que vamos adentrndonos en el estudio de los reformadores (Mateo Adriano, Francisco de Enzinas, los hermanos Valds, Doctor Egidio, Doctor Constantino Ponce, Dr. Francisco de Vargas, doctor Juan Morillo, Dr. Juan Prez de Pineda, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, los humanistas de Lovaina o los crculos cortesanos felipistas, etc. y un nmero considerable de humanistas evanglicos) - creo que es rica y original. Sin lugar a dudas, fueron reformadores, no simplemente reformados. El influjo de Valds en su corta vida de 32 aos, fue grande como reformador, ya que volaba muy por encima de la inteligencia de su poca. Hay algo que heredar? Yo pienso que mucho, lo que ocurre es que est en gran parte por descubrir. La historia del protestantismo aunque parezca sorpresivo, est por hacer. El legado est ah, pero hay que conocerlo porque, de los reformados que conocemos expatriados, estos dejaron una aureola de sabidura por toda Europa, que en aquellos das, casi la mitad de ella era del Imperio Espaol. Eran consultados por todos los grandes reformadores extranjeros, se sentaban en las mejores ctedras de Europa y en Espaa se respiraba cambio y reforma, que se introduca a gran velocidad, impulsada por el empuje de nuestros reformadores. B.- Si es reforma o no, nuestro protestantismo, depende de los parmetros a los que se someta. En muchas ocasiones yo me he preguntado si Lutero fue luterano, porque no es el mismo Lutero de los primeros aos al Lutero de los ltimos. La Reforma en Europa fue un proceso lento y largo, por lo que si lo comparamos con el movimiento de Reforma en Espaa donde aparecen alumbrados, erasmistas y luego luteranos, nos encontraramos con una Reforma tan importante como en estos pases primeros: Suiza con Zwinglio o Alemania con Lutero. Lo que creo que debe quedar claro, es que en Espaa no pudo ubicarse una reforma, al estilo de Europa, porque todo el movimiento protestante, pereci en la hoguera de la Inquisicin. Este hecho debe hacernos entender que hubo Reforma, pero limitada en el tiempo y en el espacio circunscrito a un solo siglo. En algunos casos era reforma en ciernes, en otros casos, como los reformistas que huyeron al extranjero, se pudo ver el potencial que exista en Espaa, y que en poco tiempo hubiese podido cambiar toda la historia.

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Estamos de acuerdo con Tomas MCrie24 que dice: "Por los hechos que hemos presentado el lector habr podido apreciar la extensin que alcanz la propagacin de la doctrina reformada en Espaa y la respetabilidad, tanto como el nmero de sus discpulos. Tal vez no hubo nunca en ningn otro pas, una proporcin tan grande de personas ilustres, tanto por su rango, como por sus conocimientos, entre los convertidos a una religin nueva y proscrita. Esta circunstancia ayuda a entender el hecho notable de que un cuerpo de disidentes que no debi de bajar de las 2000 personas,(yo creo que bastantes ms) diseminadas sobre un extenso territorio y vagamente relacionadas entre s, hayan podido comunicar sus sentimientos y realizar reuniones privadas, durante una cantidad de aos sin ser sorprendidos por un Tribunal tan celoso y vigilante como el de la Inquisicin. Geddes en "Tratados de Miscelnea" dice: "Tan poderosas eran las doctrinas de la Reforma en aquellos das, que ni los prejuicios, ni los intereses eran suficientemente fuertes como para impedir a las mentes piadosas abrazarlos una vez comprendidas bien. Y que la misma doctrina no tenga todava la misma fuerza, no se debe ni a que haya envejecido ni a que el papismo sea menos grosero, ni a ningn cambio en la disposicin del pueblo sino puramente a la falta de celo en los que hoy profesan la doctrina que los mrtires sellaron con su sangre". Entre los autores extranjeros que estudian la Segunda Reforma en Espaa como Robert Peddie25 que ya public una obra bastante original en 1871, hace partir la Segunda Reforma de hombres tenaces como Juan Caldern y su obra de colportor en Francia, con la de Manuel Pinto, Jos Vzquez y las Sociedades Bblicas, la obra de Andaluca y Gibraltar con la figura ms importante dentro de Espaa como Luis Usoz y evidentemente Matamoros. Sin embargo hemos de decir que cuando hablamos de Segunda Reforma en Espaa, con tener suma importancia para el desarrollo del protestantismo institucional que se instala definitivamente en Espaa, es "historia menor" como deca el ensayista y escritor evanglico Juan Herrera Sol26 "porque su apercibimiento no ha producido ningn crujido en la astillosa historia de la vida espaola del pasado siglo. Pero aunque "menor" es historia llena de inters para los que son capaces de percibir lo que llanamente entendemos como fidedignidad de vida cristiana as individual como colectiva surgida entre espinas y cardos... Todos tuvieron que sufrir el ostracismo de las clases dominantes, siempre turbias y turbadoras sufriendo procesos, crceles y el hostigamiento tenaz del catolicismo tanto clerical como seglar, instalado ste en el caciquismo y en los beneficiarios de la proteccin de la Iglesia, siempre influyente y vinculada al poder por medio de los lazos de una confesionalidad, casi siempre exclusiva, en virtud de renovados Concordatos con el Estado"

24 Historia de la Reforma en Espaa. Thomas MCrie. (Thomas MCrie en 1829 publica su History of the progress and supression of the reformation in Spain in the sixteenth century y en 1942 se publicara en Buenos Aires la primera traduccin al espaol.) 25 The Gospel in Spain: an occasional paper, on account of the Spanish Evangelisation Society, Edinburgh. Part I.- Containing account of the Rev. D.R. Kilpatrick's recent visit to Spain. Part II.- Supplement: being brief annals of over thirty years' previous missionary work in Spain Autores Maria Denoon Peddie, D. R. Kilpatrick Editors. n., 1888 N. de pginas32 ; The Dawn of the Second Reformation in Spain (El amanecer de la Reforma Segunda en Espaa) Autora, Maria Denoon Peddie. Editor BiblioBazaar, LLC,(1871) 2008.- 252 pginas; The Dawn of the Second Reformation in Spain: The Story of Its Rise and Progress From 1852 Autor Robert Peddie Editor BiblioBazaar, 2010 26 Cristianismo vital: conferencias y ensayos Autor Juan Sol Herrera, Edicin 2 Editor Andamio, 2006. Pg 275

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A modo de prtico: Asturias.Juan Cueto Alas27 nos dice: " La vida de las Asturias de Oviedo durante el siglo XVI poco tena que ver con la ortodoxia que tan magnficamente encarnaba el asturiano Valds-Salas. Lo que exista con toda seguridad, era una especie de paganismo salvaje, con ms mitos que ritos, con ms supersticiones rurales que prcticas litrgicas y con un poder eclesistico poderoso en lo terrenal y limitado en lo espiritual a la mnima expresin urbana." En el libro "Los Hijosdalgos Langreanos" de Juan Gmez y G. de la Buelga describe la vida del valle del Naln, por esta poca, en toda su simplicidad: " Y antes de seguir adelante, advertir al lector que no espere encontrar en este libro acontecimientos extraordinarios, sino tan solo una cosa tan simple como la vida misma. Una vida sencilla de labradores apegados a su terruo que consuman sus afanes terrenales en un bregar continuo para superar las estrecheces y las dificultades y con una mirada siempre puesta en el Ms All al que confiaban acudir algn da si previamente eran perdonados sus pecados. Unos hombres para los que en el ao solo contaban ciertas fiestas, como el San Juan, el San Martino, a la Pascua de las flores, referencias obligadas en sus vidas de labradores y que desconocan a ciencia cierta cul era la fecha exacta de su nacimiento. Gentes cuyas vidas eran vigiladas severamente desde las iglesias siempre cercanas por unos respetados pero tambin en el fondo temidos curas prrocos que eran los verdaderos jueces de sus comportamientos individuales. Unos clrigos que eran recibidos y agasajados en las casas de los feligreses y que vivan holgadamente en sus rectorales, ahorrando para comprar ropa blanca que metan en arcones, o para adquirir pomaradas o molinos o caballos que a su muerte heredaran sus sobrinos que acudan puntualmente desde lejanos lugares." En un pas, como el asturiano, esencialmente asentado sobre una economa de subsistencia, basada en las peculiares vinculaciones jurdicas del hombre con la tierra, y entre tantos hijosdalgos, la situacin pareca insostenible, especialmente para el campesinado. Feijoo aos despus, sigue describiendo la misma situacin. Yo a la verdad, solo puedo hablar con perfecto conocimiento de lo que pasa en Galicia, Asturias y montaas de Len. En estas tierras no hay gente ms hambrienta, ni ms desabrigada que los labradores. Cuatro trapos cubren sus carnes, o mejor dir que por las muchas roturas que tienen, las descubren. La habitacin est igualmente rota que el vestido, de modo que el viento y la lluvia entran por ella como por su casa. Su alimento es un poco de pan negro, acompaado o de algn lacticneo o alguna legumbre vil, pero todo en tan escasa cantidad que hay quienes apenas una vez en la vida se levantan satisfechos de mesa. Agregando a estas miserias el continuo trabajo corporal rudsimo, desde que raya el alba hasta que viene la noche; contemple cualquiera si no es vida ms penosa la de los mseros labradores que la de los delincuentes que la justicia pone en galeras... Ellos siembran, ellos aran, ellos siegan, ellos trillan y despus de hechas todas las labores les viene otra fatiga nueva y la ms sensible de todas, que es conducir los frutos o el valor de ellos, a las casas de los poderosos, dejando, en la propia, consorte y los hijos llenos de pobreza y baados de lgrimas "a facie tesmpestatun famis." No me parece pues, que en esta sociedad, en su mayora rural, pudiesen introducirse demasiadas ideas reformistas, cuando todo estaba quieto y bajo el frreo " severo y temido" clero. El dicho de Cueto que el aislamiento astur, lo mismo protega contra el sarampin reformista que asuman aquellos animados Valdeses (Juan y Alfonso de Valds) que contra el rigor que desplegaba27 Juan Cueto Alas "Los heterodoxos asturianos" (1977)Ayalga -ediciones,

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la iglesia espaola para preservarse de los erasmistas, luteranos y alumbrados, es muy cierto. El jesuita Jos M. Patac dice que la hidalgua ha sido siempre una caracterstica de nuestro Principado de Asturias. No solo porque en ninguna regin de Espaa (cuando exista la diferenciacin de estados) la mayora de la poblacin perteneca a la clase denominada de hidalgos, como consecuencia del aislamiento de la regin y que para la concepcin de aquel tiempo dificultaba lo que entonces se denominaba contaminacin rabe o juda." As pues, todo apuntaba a que la Reforma Protestante del siglo XVI no pudiera entrar en Asturias con visos de continuidad, tanto por la poblacin con pocas inquietudes y menos medios, como por las barreras naturales que aislaban al asturiano y menos an por los puertos de mar, estrechamente vigilados por la Inquisicin. Tampoco podemos decir que los libros reformistas tuvieron difusin alguna en Asturias, introducidos por algn mercader o marinero fraudulentamente. En Asturias, nadie detect este movimiento. Sin embargo, para quienes consideran la Reforma Evanglica del siglo XVI un movimiento sin importancia como lo fue en Asturias, tendran que considerar las intenciones del inquisidor Valds, quien pone en marcha toda la inmensa, tenaz y temerosa mquina de la Inquisicin, para perseguir y condenar brutalmente el protestantismo incipiente pero ya muy madurado en todo el resto de Espaa. Miguel de la Pinta Llorente dice: "Pese a no creer nosotros en la trascendencia del movimiento reformista en Espaa, es interesante reproducir aqu una epstola firmada en msterdam por Cipriano de Valera que reza as:" En Espaa muy muchos doctos, muy grandes nobles y gente de lustre e ilustres han salido por esta causa en los autos. Comn refrn es el da de hoy en Espaa cuando hablan de algn docto decir. "Es tan docto que est en peligro de ser luterano" texto del ms subido inters que subraya una trayectoria que arranca de los cimientos iluministas y de la vertiente erasmiana, donde se acusan ms o menos titubeantes o expresivas manifestaciones luteranas, profesadas por hombres cultivados hasta llegar a las minoras intelectuales de Sevilla y Valladolid" No podemos por menos que citar al catlico Gonzalo de Illescas que en su "Historia Pontifical" escriba: "En aos anteriores, alguna vez se prendieron en Espaa herejes luteranos en nmero mayor o menor, y fueron quemados, pero estos eran extranjeros, alemanes, holandeses o ingleses. A continuacin se enviaron al patbulo gentes pobres y de cuna humilde, y les ponan los sambenitos en prisin; pero en los ltimos aos hemos visto llenas las prisiones, los patbulos y an los quemaderos de hombres notables y , lo que es ms lamentable, de personas que segn el sentido del mundo sobresalan mucho de otros en instruccin y virtud...Y eran tan nmeros que si todava se hubieran esperado dos o tres meses ms en combatir esta plaga, esta peste se hubiera extendido por toda Espaa y nos hubiera trado la desgracia ms dura que jams le habra herido." En Asturias haba intelectuales y grandes de Espaa como D. Fernando Valds-Salas, pero su afn estuvo en perseguir a la Reforma en vez de abrazarla. Cueto nos dice que "el de Salas conoca al dedillo los pormenores de la Iglesia asturiana y sus grandes lagunas (por llamar eufemsticamente a la corrupcin y caos existente)" En 1532 el Inquisidor Valds es nombrado obispo de Oviedo, desde la dicesis de Orense donde estaba destinado. En 1557 el 8 de Enero se funda el colegio de San Gregorio de Oviedo -vulgo los Pardos- Hoy universidad - Alma mater de Oviedo-, segn al acta fundacional dictado por Valds ante el escribano de Valladolid, Juan Fuente Mayor. De esta universidad empezaran a salir grandes hombres, pero ninguno implicado en la Reforma sino ms bien en combatirla. Las dos profesiones preferidas por los Langreanos y asturianos en general, de aquella poca, fueron las de sacerdote y escribano, siendo ms tarde la de Licenciado en Leyes, coincidiendo con la apertura de las primeras

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ctedras de la Universidad de Oviedo, de manera que se controlaba con los estudios, los resortes del poder y la religin. Podramos concluir que en Asturias no hubo Inquisicin, sino inquisidores. Los ltimos coletazos inquisitoriales a nuestros intelectuales, como a Jovellanos o a los religiosos como al "molinista" Don Jos Fernndez del Toro, Obispo de Oviedo, que fue preso en el castillo de Sant ngelo en 1.716, son los ms significativos ejemplos Asturias tierra de misin. Asturias, considerada las Indias de Espaa, atrajo a un buen nmero de creyentes evanglicos de Europa y Amrica, renovados, despertados y avivados por los predicadores del Revivals. El solo Cristo, bandera de la Reforma, que hasta entonces pareca domesticado por eclesisticos y telogos, necesitaba ser considerado algo ms que una bandera que ya no era garanta de salvacin, para hacer ver la necesidad del nuevo nacimiento tambin para los creyentes formales. Como dice Alfonso Ropero28, "pese a ser un tema tan importante, apenas existe una teologa bblica del avivamiento en espaol. Y sin embargo, -como tan acertadamente afirma el Dr. Martyn LloydJones- no hay un tema de mayor importancia para la Iglesia cristiana en el momento presente que el avivamiento; el cual debe ser estudiado exhaustivamente desde la perspectiva de la enseanza de la Escritura y junto con el testimonio de la historia. Slo as podremos establecer una base slida para distinguir entre lo que es una campaa organizada desde la planificacin humana y la accin soberana del Espritu Santo. Despus de analizar ampliamente el avivamiento como doctrina y como realidad histrica, los autores nos introducen en un aspecto crucial del avivamiento generalmente olvidado, pero indispensable para que sus efectos causen, adems de efectos momentneos, efectos perennes en el contexto donde se desarrolla-, que es su impacto social. Muchos de los entusiasmados y preparados29 misioneros que llegaron a Asturias procedan de los avivamientos de Europa, cuyo impacto social y religioso toc las vidas de algunos lugareos. Y porque "la fe sola no anda sola" el impulso arrollador de estos hombres avivados por el fuego del Espritu reformaron aspectos sociales y humanitarios como la esclavitud, la reforma carcelaria, la proteccin del hurfano, la reforma del mercado laboral infantil del que tanto se abusaba en las minas asturianas y otros aspectos de justicia social. Ropero solo cita a Blanco White entre aquellos espritus del Revival que lucharon por la abolicin de la esclavitud, pero en Espaa muchos protestantes defendieron esa lacra de siglos con abundantes mtines por toda Espaa y muchos de ellos fueron asturianos. Francisco Oviedo, Manuel Rodrguez, Antonio Carrasco, Cipriano Tornos, Agustn Arenales, etc., los encontramos en bastantes mtines por la pennsula. El panorama religioso que aparece en Asturias y en Espaa para algunos es desconcertante y achacan el cierto fracaso de la Segunda Reforma a la multiplicidad de denominaciones con las que se present el protestantismo. Tambin nosotros hemos considerado la necesidad de una Iglesia Reformada Espaola, pero somos conscientes de que esto tambin hubiese constituido la continuacin de una "religin fra" de libro y escuela, cuando estos misioneros provenientes de los movimientos religiosos de "religin caliente" fueron hombres entusiastas, a la altura del ms analfabeto y pobre, como tambin del ms intelectual y rico. Me viene a la mente el misionero Len28 Teologa bblica del Avivamiento. Avvanos de nuevo. Alfonso Ropero y Philip Edgcumbe Hughes. Clie 1999 29 Dice Alfonso Ropero en Los hombres de Princeton. Tradicin y desafo. Editorial Peregrino 1994, que en los avivamientos no solo aparece el esperar todo en Dios, sino los medios de la gracia para velar y no dormirse, siendo necesario el "factor humano" que se prepara tambin intelectual y tcnicamente para el despertar religioso.

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B. Armstrong quien con un negocio prspero en Inglaterra, lo vendi todo y se vino a predicar por toda Espaa, siendo l mismo quien, en el pueblo de guilas, puso el tendido elctrico, uno de los grandes avances tecnolgicos de entonces. De l trascribimos en este libro una carta dirigida al asturiano Eduardo lvarez de Texedo, de encendida espiritualidad. Pero lo que sorprende de la Segunda Reforma es su impacto social, evidentemente como consecuencia del avivamiento. El espritu siempre ha sido el motor del progreso tecnolgico y educativo, pero tambin eminentemente social. La Reforma siempre tuvo conciencia social, pero en estos siglos ltimos, la praxis social hizo que se generaran las grandes teoras sociales y polticas. El Gran Despertar o el Avivamiento Evanglico trasform tambin socialmente a Europa y Amrica, no siendo los ilustrados de la Revolucin francesa los pioneros en doctrinas y prcticas humanitarias, sino el avivamiento evanglico. Por el contrario, la Era de la Razn cubri de gruesa capa de racionalismo Europa y congel todo atisbo de compasin humana.30 La abolicin de la esclavitud supona un reto y una necesidad de recuperar la dignidad humana. Los intereses econmicos haban dado al mundo la imagen ms humillante, cruel y vergonzosa de lo que hay en el ser humano. La superioridad de unos seres humanos sobre otros, de la raza blanca sobre la negra, supona una aberracin tica y uno de los estigmas ms vergonzosos de la humanidad. Los primeros escritos de los protestantes espaoles sobre esclavitud o cautividad se remontan al siglo XVI.31 Pero por estos aos del siglo XIX sern varios autores protestantes los que lleven el peso de estas y otras preocupaciones sociales. Jos Mara Blanco White, nacido en Sevilla y exiliado en Londres tras su conversin al protestantismo, aparece como miembro de la Africam Institucin de D. Wilberforce, participando en campaas contra la trata y la esclavitud por 1811 y 1813. En 1814 public en Londres el manifiesto antiesclavista ms avanzado, titulado: Bosquejo del comercio de esclavos y reflexiones sobre este trfico considerado moral, poltica y cristianamente. Ya en 1727 las comunidades protestantes de cuqueros empezaron a defender la emancipacin de los esclavos y, cuando en 1787 se fund la Sociedad para la Abolicin del Trfico de Esclavos, el 75% de los fundadores eran cuqueros. En 1865 el presidente estadounidense Abraham Lincoln (tambin de fe protestante) proclam el acta de emancipacin de todos los esclavos de EEUU basndose en que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios. Y aunque sea nuevo para muchos, tambin en Espaa existen antecedentes. En 1886 los protestantes espaoles Julio Vizcarrondo y Antonio Carrasco (ste ltimo pastor evanglico) presidente y vicepresidente respectivamente de la Sociedad Abolicionista Espaola consiguieron abolir la esclavitud en las colonias espaolas de Puerto Rico y Cuba y Espaa dej de ser el nico pas europeo que mantena la esclavitud. La Sociedad Abolicionista Espaola, fundada por Julio Vizcarrondo Coronado, miembro activo de su congregacin, le tuvo como aplaudido conferenciante y Vice-Presidente. Alternando en la tribuna pblica con polticos de la talla de Emilio Castelar, Antonio Carrasco y Vizcarrondo, junto a otros protestantes espaoles haban conseguido un gran xito social. No dejaremos de considerar ms adelante la importancia de la educacin entre los protestantes de Asturias y de toda Espaa. En los colegios evanglicos, se instauraron los ltimos mtodos pedaggicos europeos, abogando por la supresin del axioma de que la letra con sangre entra y favoreciendo una enseanza plural y mixta al estilo de la Institucin Libre de Enseanza.30 Alfonso Ropero Teologa bblica del avivamiento. Pg. 110 31 Tratado para confirmar los pobres cautivos de Berbera en la catlica y antigua fe y religin cristiana, y para los consolar, con la palabra de Dios, en las aflicciones que padecen por el Evangelio de Jesucristo Autor Cipriano de Valera Editores Miguel ngel de Bunes Ibarra, Beatriz Alonso Acero Editor Editorial Renacimiento, 2004

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CAPTULO I

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Introduccin. Bajo este ttulo, queremos comenzar a esbozar la historia del protestantismo asturiano. En los siglos XVI y XVII, pocas, por no decir ninguna seal de Reforma haba aparecido en Asturias; sin embargo a raz de movimientos como la Ilustracin y otros movimientos del pensamiento libertario, en los siglos XVIII y XIX, dan entrada a nuevas corrientes y entre ellas la correspondiente a la libertad religiosa. En ningn caso la Ilustracin va a resolver los problemas creados en los siglos de la frrea atadura inquisitorial, o al feudalismo de las propiedades de la iglesia, pero sin duda plantea soluciones, que la Revolucin Industrial, - trada en su mayor parte por extranjeros y protestantes en suma, aunque no se quiera reconocer- pondr en prctica en Asturias. Hemos de adelantar, que Asturias, ms que el resto de Espaa, tuvo en su territorio, gran cantidad de protestantes extranjeros como gerentes de empresas, ingenieros, financieros, hombres de ciencia y maestros, en todas las reas de la produccin industrial. Su arraigo, sin embargo, parece ser poco, y solamente en sus propios crculos se manifestaban como evanglicos, ya apremiados por la prudencia, o por la estrecha vigilancia del clero o simplemente por poco celo. Sin embargo hemos de destacar en algunos casos, el testimonio diferente y diferenciador de muchos de ellos, haciendo importantsimos servicios a Asturias, desinteresadamente, como en caso de Frasinelli - el "alemn de Corao" asturiano de adopcin- quien dise junto con el obispo Sanz y Fors, todo el recinto mariano de Covadonga, con baslica incluida. Tambin sobresale el francs Numa Guilhou, quien levanta y mantiene en tiempos difciles una de las ms importantes empresas asturianas de hierro y carbn," Fbrica de Mieres". Del mismo modo Luis Trun con su Fbrica de vidrio en Gijn dara relieve a la industrializacin asturiana. La escritora Rosario Acua que aunque nacida en Madrid, tuvo su arraigo en Gijn. En el Ateneo madrileo manifest su "creencia en las verdades del Evangelio". Estos y otros personajes, que por unas circunstancias determinadas, no se ajustaron a los modelos congregacionales actuales, no por ello vamos a dejarlos fuera de nuestra historia. Su testimonio cristiano se basar en el trabajo bien hecho y en buscar formas diferentes de trato con el personal a su cargo, que oscilaba entre las 4.400 personas, en el caso de Numa Guilhou y algunas personas menos en el caso de Luis Trun. Ambos empresarios saben de la situacin de miseria de Asturias y quieren cambiarla. El "Diccionario de historia de Asturias" dice: " La Asturias del siglo XVII se abre al nuevo siglo XVIII bajo la persistencia de mltiples factores de carcter negativo, que constituirn la ms importante herencia del siglo anterior. Una iglesia fuerte social y econmicamente, y dogmtica ideolgicamente, propietaria en gran parte de las tierras cultivables y que a la vez controla los resortes educativos. Una economa agrcola estancada, incapaz de desarrollarse, atenazada por el minifundismo, la estructura de la propiedad y una emigracin incipiente. Una poblacin en ascenso y mayoritariamente rural, de la que una mnima proporcin es propietaria de la tierra que trabaja; y una clase urbana reducida en casi su totalidad a una nobleza rentista e inactiva. Estos son a grandes rasgos, las claves de una realidad histrica que hacen al P. Feijoo definir a Asturias como una de las provincias ms mseras de Espaa".

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El Siglo de las luces. "En torno a este estado de postracin material y moral, hace aparicin un espritu nuevo, heredero del pensamiento de los arbitristas de los siglos XVI y XVII e identificado contemporneamente con las nuevas corrientes racionalistas que se desarrollan en el escenario europeo, principalmente Inglaterra y Francia. Las Luces abren un debate cultural e ideolgico de carcter transformador y aperturista, cargado con los elementos de la razn, e imbuido de una carga crtica que desde la reflexin busca abrirse paso en la construccin de la realidad. Esa carga crtica hace desdeable cualquier referencia a la tradicin y busca en el patriotismo el eje argumental bsico con el que trasformar la mltiple y variada realidad nacional. El valor fundamental del XVIII asturiano, reside en que estas coordenadas ideolgicas encuentran aqu un campo de cultivo y desarrollo, que convierten a Asturias, no solo en el crisol de un debate y unas prcticas europeas, sino en uno de los ms importantes centros espaoles generadores de la idea y la realizacin ilustrada. Cuatro asturianos - Jos Campillo y Coso (1693-1743),Fray Benito Jernimo Feijoo (16761764), Pedro Rodrguez Campomanes (1723-1802) y Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) encabezan las sucesivas generaciones de ilustrados espaoles, dejando constancia de su aportacin y de su protagonismo en la administracin central que beneficiara a Asturias, al convertirla en el espacio desde el que observar los problemas nacionales y donde aplicar soluciones prcticas desde los presupuestos ideolgicos del despotismo ilustrado borbnico." La Ilustracin religiosa. En cuanto al tema religioso que nos ocupa, las ideas regalistas tendentes a controlar la accin de la Iglesia por los Estados soberanos, que en siglos anteriores haban sido mediatizados por la Inquisicin, las rdenes religiosas y la Nunciatura Romana, toman cuerpo en Espaa tambin. El proceso legal que se sigue, concluye en el siglo XIX, poniendo el Estado a la venta los bienes de la Iglesia y de los Municipios, que permanecan en manos muertas. Entre bienes comunales y los del clero, un 80% del campo espaol era improductivo y la iglesia contaba adems con los diezmos y primicias, censos, derechos seoriales y exenciones tributarias, empobreciendo y llenando de hambre hogares de sufridos labriegos y artesanos. La ilustracin es un tema complejo en cuanto a la intensidad de reafirmacin en unos u otros estados contemporneos. Sin embargo todos estn de acuerdo en que la Ilustracin se ha convertido en el centro de gravedad de la cultura contempornea y postmoderna. Ser ilustrado equivala a tener una mentalidad previa innovadora y racionalista, que se refleja despus en el pensamiento y en la actividad de cada uno. Bajo este enunciado genrico, Asturias en el siglo XVIII ms que el resto de Espaa, tuvo grandes pilares, sin embargo creo que bajo el concepto protestante y de toda la Ilustracin europea, Espaa fue un pas sin ilustracin o como mucho, solo para lites. La Inquisicin, que ya no quemaba en la hoguera, no por ello era menos descuidada. Segua controlando y ahogando todo brote primaveral ilustrado, tachado siempre de extranjero y revolucionario, y por supuesto con la nota de "luterano" o "Protestante". Cmo era posible que se tuviese tanto miedo a lo protestante, si lo haba aplastado? En el aspecto religioso, algunos dicen que Espaa hizo una ilustracin sin rupturas con la tradicin, haciendo una crtica inspirada en la espiritualidad del entorno a Carlos III. Yo

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personalmente creo que el desarrollo en los campos filosfico, teolgico, de la investigacin cientfica y tcnica etc.,... carece de profundidad frente a los niveles europeos, salvo raras excepciones. Jovellanos por ejemplo, que conoca todo el desarrollo de Europa, estaba muy limitado, por no decir a aos luz de ella. Kant pregunt Que es la Ilustracin? y se contestaba diciendo que era "la salida del hombre de su autoculpable minora de edad". El espritu de esta definicin no era otra cosa que la capacidad de vivir en libertad y la necesidad de "repensar" constantemente cada uno de los principios o de sus resultados. En este sentido en Espaa y en Asturias, segua vigente el principio del "prius vivere" primero existir, antes que pensar en cosas inamovibles y atadas con todas las cadenas. La Ilustracin frustrada. Hegel en "Lecciones sobre la filosofa de la religin" llega a decir que sin libertad del espritu pensante, no hay religin posible. Bajo estos parmetros, tampoco podemos decir que hubo ilustracin en Espaa y solo algunos valientes se atrevieron, a costa de una persecucin implacable sobre ellos. Hegel da la preeminencia de la religin sobre la filosofa diciendo: "Esta elevacin del hombre, no de lo finito a lo infinito, sino de la vida finita a la vida infinita, es religin." Cuando habla de filosofa se refiere a la filosofa de la ilustracin como principio de la subjetividad y liberacin. En este sentido, en Espaa hubo antiilustrados que no lo fueron solo por permanecer inmviles y tranquilos en una escolstica antiilustrada, sino porque la cultura popular se hizo sorda a unas lites ilustradas. El vulgo ignorante, fantico y supersticioso, sigui en muchas cosas a estos integristas, conservaduristas y otros linajes hermanos, en confrontacin profunda con las mentalidades liberadas ilustradas. El sector ms antiilustrado fue el clerical, por la sencilla razn de que los programas ilustrados centraron sus reformas en la desamortizacin y eso dola mucho. Las riquezas acumuladas y el excesivo nmero de clrigos improductivos e intiles, como punto de misin de la ilustracin, hizo crear un frente clerical muy fuerte. En Madrid estalla el motn de Esquilache. Hay tonos blicos en las stiras y en los sermones de Zaragoza. El miedo a la Revolucin Francesa y la ruptura armada de la Convencin, fueron la espoleta para probar la maldad de la filosofa ilustrada. El fraile Diego Jos Cdiz, ser protagonista y alentador de la batalla contra la secta terrible de filsofos, jansenistas y calvinistas que hablan de libertad e igualdad. En 1.792 circulaban estas coplas: Qu maestros ensearon tan terrible desafuero? Voltaire, Calvino y Lutero. Quin a las vrgenes puras viol con prfidas manos? Los franceses luteranos. Quin ha muerto cardenales, obispos y sacerdotes? Los franceses hugonotes. Cmo quedar Pars de aqueste infeliz vaivn.? Como otra Jerusaln.

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La ilustracin, incluso a fines del siglo XVIII, tuvo actitudes limitadas a lites y pasa el siglo XIX y casi el XX con los espaoles que siguen sin conectar con el espritu reformador o como llamaremos nosotros, Segunda Reforma Protestante. La ansiada Reforma protestante. La Segunda Reforma Protestante cuyos primeros pasos empiezan a darse en el siglo XVIII, no tienen hasta el XIX su mxima expresin y esta tambin muy limitada en el tiempo por los avatares polticos, sociales y religiosos. Fue necesario que en 1834 fuese extinguida la Inquisicin y se diesen los pasos suficientes para una libertad religiosa o tolerancia al menos. Como deca Cadalso: "Seores, no hay para que cansarnos, que es forzoso confesar que nuestra Espaa va siempre un siglo atrasada con respecto a las naciones cultas de Europa, en todas las ciencias y las artes." La Reforma Protestante tard tres siglos en asomarse con visos de continuidad, a una Espaa temerosa, supersticiosa e iluminada en su fantasa crtica por las hogueras de la Inquisicin. Cuando en el siglo XIX las iglesias evanglicas se llenan masivamente, como consecuencia de las bonanzas liberales que el pueblo deseaba ardientemente, cierto fracaso espiritual volva a recorrer las capillas, cuando las ideas conservadoras triunfaban. Por qu no triunf plenamente la Segunda Reforma Evanglica, cuando tanta gente, con hambre espiritual, la abrazaba en el siglo XIX? Muchos achacan este fracaso, a que no hubo suficiente visin, dejando solo el esfuerzo evangelizador a los asuntos sociales, tan importantes y necesarios. La socializacin, que fue amplia y generosa, olvid un poco la enseanza religiosa. Las escuelas que se llenaban de nios y mayores, cumplieron muy bien su cometido y algunos abrazaron el Evangelio. Sin embargo la tentacin del pan, olvid la respuesta evanglica de que no solo de pan vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. A pesar de ser complejo el tema y queriendo siempre dejarlo a la Providencia de Dios, otra de las causas muy repetidas es el anticlericalismo reinante con la desamortizacin de Mendizbal y otras atrocidades que se haban cometido contra frailes principalmente. Algunos por espritu de revancha contra la iglesia o llevados ms por un espritu liberal y novedoso, se incorporaban en nuestras iglesias, pero sin ser transformados por un verdadero arrepentimiento y ser limpiados por la sangre de Cristo. Muchos siguen manteniendo que el poder de los antiilustrados integristas, con el clero al frente desde los plpitos, lograron presentar a la Reforma Evanglica como peligroso enemigo, omnipresente como heterodoxia, como traicin a los valores que fundaron las glorias de Espaa, como extranjerizacin estril y con ello, el comienzo de la decadencia nacional. "Bajo el estigma cudruple de la decadencia y la heterodoxia, de la extranjerizacin y la esterilidad -dice Jnttner32 la herencia de la ilustracin espaola ha sido enterrada profundamente. Voces como la del cataln Eugenio DOrs apreciando a la Ilustracin como comienzo de modernidad, fueron solo voces en el desierto. Fue necesario que al enfrentarse Espaa con la Industrializacin y no teniendo en casi ningn campo gente preparada, vinieron extranjeros de toda Europa, protestantes muchos de ellos,

32 Siegfried Jnttner Espaa un pas sin Ilustracin? Hacia una recuperacin de la herencia reprimida. Artculo publicado en La Ilustracin en Espaa y Alemania por Reyes Mate y Friedrich Niewohner- Anthropos 1984

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para que los espaoles comprobasen que los evanglicos no tenan cuernos ni rabo, sino que adems ayudaban con todas sus fuerzas y fraternizaban con agrado y respeto. El castigo dado a un Pablo Olavide, impuesto por la Inquisicin en 1778, corrige y desplaza el xito aperturista de la imagen de los agricultores protestantes alemanes asentados en Sierra Morena, quienes con su colonizacin enseaban a los espaoles las tcnicas ms modernas de laboreo. De esto se suele hablar poco, pero eso era la realidad. As mismo la expulsin de los jesuitas en el mismo ao, pareca que el pueblo que viva detrs de los Pirineos, conceba esperanzas de fortalecerse, quitando el sentimiento de inferioridad y la marginacin a la que se someta. Todo fue un espejismo y Espaa palideci de nuevo, siendo tenida de nuevo, por un pas sin ilustracin, atrofiada por una filosofa predominantemente escolstica y una religin supersticiosa, folclricamente exterior y sin ningn fundamento bblico. La secularizacin. La secularizacin que poco a poco fue minando el solar hispano y que hemos de incluir como una de las causas del no crecimiento numrico de la Reforma en Asturias, nos lo describe Jnttner as: "La imagen del mosaico espaol encuentra puntos de apoyo y profundizacin con la historia de la cultura. As con vistas a las regiones, se hizo visible por primera vez un libertinaje erudito, un eclecticismo pre-ilustrado ya a fines del siglo XVII. Este se hace palpable tanto en el pensamiento emprico de las ciencias naturales de los novadores, como en la erudicin crtica histrica de los arbitristas frente a una historiografa clerical fosilizada en su creencia en los milagros o en el proyectismo econmico de los proyectistas." Estas posturas de pensamiento no conducen a la revolucin, pero llevan en s, no obstante, el proceso de secularizacin. En estos das ese proceso secularizante, ha desembocado en un materialismo a ultranza, que hace lento el crecimiento de las iglesias protestantes pese a la libertad que ahora disfrutamos, y como consecuencia de ello, el que estemos apegados a formas y tradiciones eclesiales. Esto ser otro estudio, porque primero son los hechos, la historia en s y nos aguarda un largo camino.

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El Jansenismo :

Contribucin o problema de la Segunda Reforma Protestante? Al intentar hacer algn anlisis del protestantismo espaol y asturiano del siglo XVIII y XIX, siempre aparecen ideas amontonadas, que no nos dejan ver con claridad la realidad histrica. Hubo muchas personas que frecuentaron nuestras capillas evanglicas, asistieron con devocin a nuestros cultos, emprendieron campaas a favor de los pobres, se identificaron como contrarios a Roma, pero no se convirtieron, no tuvieron una experiencia personal de Cristo en sus vidas. Hubo muchos obreros y ministros evanglicos que se rasgaban las vestiduras cuando sus iglesias en pocos meses tenan un millar de miembros y no supieron desenmascarar el jansenismo espaol que las volvi a dejar vacas. Algo de lo que todos hablamos y pocos saben lo que es, es el llamado jansenismo, porque el "Agustinus" de Jansenio no era el pensamiento del pueblo, sino que el siglo XIX lo sac a la luz de nuevo, con la libertad religiosa. Por un lado estaban quienes pretendan mantener el status doctrinal, cannico, moral y de poderes y privilegios, en virtud de la tradicin de la iglesia romana como de origen divino. Por otro lado, quienes ponen en entredicho y atacan esas doctrinas en infinidad de puntos de unas y otras escuelas teolgicas. Se descubren y se sacan a la luz un sin nmero de falsedades cannicas; se discute la autoridad temporal de los papas; se acusa al clero y especialmente al regular por crear, mantener y propagar infinidad de supersticiones que reportaban buenos dineros y se les tacha de ignorantes y de moral de manual pero no de hechos y por ltimo del casuismo jesutico. Sin embargo, aunque todo esto sea cierto, -dice Caso "la realidad histrica nos indica que si detrs de estas crticas y del correspondiente cuerpo de doctrina encontramos a San Agustn, Santo Toms y Port-Royal, con Jansenio, deberamos tambin recordar el erasmismo de principios del siglo XVI, la espiritualidad alemana del XV, centrada en el