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Octubre 2010

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EditoriaLAl finalizar Agosto completé mi primer año

como Director Pastoral de ILAC/CESI. En cierta forma fue como llegar a casa de

nuevo, porque desde 1976 hasta 1980, cuando estaba recién graduado de la universidad, ya le estaba ayudando al Padre Ernesto Travieso y al Padre Narciso Sánchez a la transición de ILAC e integración a los componentes de salud. Luego, poder regresar, 30 años después, como un Padre Jesuita, a raíz de mi vocación es una gran bendición para mí.

Como podrán leer en este revista informativa, ha sido un año muy productivo y exitoso en nuestros variados programas.

Lo que más sobresale para mí, fue nuestra respuesta para ayudar a las víctimas del terremoto en Haití, en enero. Equipos de médicos y enfermeras de la Universidad de Creighton jugaron un papel muy importante en el cuidado de los haitianos heridos en el hospital Buen Samaritano, en Haití. Como en el evangelio del buen samaritano, cada voluntario junto al gran apoyo del staff de Misión ILAC, en Licey, mostró su bondad al servir a sus hermanos y hermanas, quienes fueron víctimas de un desastre. A través de su compasivo servicio a nuestros hermanos y hermanas haitianos, demostraron quien es en realidad su vecino.

Todos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y todos somos buenos (Génesis 1:31). Disfruten leyendo sobre la bondad de ILAC.Recuerda ¡Muestra tu bondad a todos tus vecinos!

Padre Bill Johnson, S.J.

Miembros del Consejo Directivo

de Misión ILAC

Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio

Ernesto F. Travieso, S.J.

Andy Alexander, S. J.

Mario Dávalos

Marcel Morel

Irma Frank

Cristóbal Viera

Robert Della Rocca

Alfredo Estrada

Mercedes C. Capellán

Robert Heaney

Joseph Lynch

Carmen G. Ureña

Ricardo E. Brugal

Editora Grisbel Medina R.Redacción Inmaculada Aracena

Fotografías Juan GuzmánColaboración José Miguel Portés

Diseño y Diagramación:Edma’s Grafics (809.226.5580)Impresión: Editora de Revistas

Misión Ilac: Licey al Medio Tel.: 809.736.0095

www.ilac.org.do • info@ilac.org.do

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Programa Médico de Verano

Avanzando en la producción orgánica

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Pre-escolar en Las Lajas

Creighton y Grupo Blue Pág.8

Ganándole la batalla a la Diabetes Pág.9

Donaciones Pág.10

Una feliz vida de servicio Pág.12

Amplian post- quirúrgico / Purificadores de agua Pág.13

Huellas de esperanza en el Batey II Pág.18

Acueducto El Catey

Encuentro Dominicano

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Su proceder médico honra la ética, responsa-bilidad y conciencia del Juramento Hipocrático inspirado en el griego Hipócrates. Nació en el

Santiago huérfano de torres y elevados de los años 50, en el hogar de Louis Morel-Surbin y Yolanda Grullón. Es Marcel Morel, el doctor voluntario de Misión ILAC y amante audaz del lente que un millón de veces cambiaría las prioridades políticas por educación primaria, secundaria y profesional de óptima calidad.

Tanto el humano como el profesional que late en el alma de Marcel, no negocian con la higiene y la buena atención a sus pacientes. Su casa y el lugar donde labora son reflejos de su amor por el orden y la pulcritud. Y eso trasciende en la aptitud y los servicios recibidos.

La sensatez es una cualidad que a él le florece en igual dosis que la dedicación. Mario Dávalos, presidente de Misión ILAC, lo define como hombre activo que siempre dice lo que piensa y piensa lo que dice. “Logró establecer un centro radiológico de primer nivel con modernos equipos y excelente servicio. Además, trabajar con él en ILAC ha sido y sigue siendo un

privilegio. Sus aportes son siempre valiosos en el Comité Médico”.

Actualmente, gran parte de su tiempo lo dedica a la Misión ILAC, la obra creada por jesuitas que “enseña la vida en armonía espiritual, económica, en salud y con educación a cientos de comunidades en los confines de nuestras sierras y campos. Potenciando las cualidades y calidades de lideres comunitarios como facilitadores de salud integral”, refiere quien adora la luz y el color de su tierra, la alegría y bondad de su gente y sobretodo “la gigantesca capacidad de adaptación a las adversidades siempre a ritmo de fiesta. Vivir en este crisol de razas y culturas me hacen sentir un ciudadano del mundo”, confiesa.

A la institución entró en 1996 por iniciativa del extinto empresario Álvaro Quesada, gran colaborador

del fundador de Misión ILAC, Ernesto Fernández-Travieso. Su primera función fue consejero en el área de programas médicos.

Un médico filántropo de la Misión

“Para la mayor gloria de Dios y en la inspiración del espíritu ignaciano contribuimos a que su humanidad y sus pobres vivan, dando lo mejor en el servicio compartiendo juntos un crecimiento espiritual, personal y desafiando las diversas dimensiones de la pobreza en nuestros campesinos, en nuestra gente mas marginada. La Mision ILAC/CESI nos dá la oportunidad mayor de dar y compartir la alegría de ver renacer esperanza, restablecer bienestar físico y espiritual y cimentar bases para un futuro sostenible”.

Dr. Marcel Morel.

Igual que el sol de verano atraviesa la neblina en las comunidades rurales, el espíritu y la voluntad de servir penetra el corazón de los grupos de médicos y

estudiantes de la Universidad de Creighton. La razón que moviliza a estos voluntarios estadounidenses es aprender a tener un trato más humano con sus pacientes.

Con esfuerzo cambian la vida de la gente y adquieren otra perspectiva del trabajo médico. El Programa de Verano, coordinado por Holly Fuller, directora de Misión ILAC en la Universidad de Creigton, tiene tres metas fundamentales: La primera, relacionar a los voluntarios con personas de otra cultura, idioma y situación social; la segunda, aprender a apreciar gente de escasos recursos; y desarrollar la espiritualidad.

En 2010, las seis comunidades rurales seleccionadas por ILAC fueron El Plan, en Dajabón; El Pescozón, en Cotuí; La Peñita y La Guama, en Tenares; Las Carreras, en San José de las Matas; y Los Pilones, en Jánico. En esta última, los médicos improvisaron una clínica en la escuela local y realizaron labores de servicios dentales, charlas, consultas y dispusieron de una farmacia. Atendieron a 20 personas por día.

Los residentes en campos alejados de los servicios convencionales de salud, se

sienten agradecidos, porque se les resuelven problemas a personas que no tienen recursos para visitar a un médico o dentista. Logran paliar en un 75 por ciento los males

bucales, extrayendo muelas y haciendo limpiezas y empastes.

En la inmersión de este año se recibieron 72 estudiantes, 6 coordinadores y 30 profesionales. Vivieron con una familia en el campo y se llevan como recuerdo el amor de los campesinos y campesinas, gente llena de fe y esperanza.

Se percibe una relación de confianza y convivencia, es lo que verdaderamente hace rica esta experiencia. Al terminar la jornada, la gente del campo no quiere que los voluntarios se vayan y ellos tampoco quieren irse. El Programa de Verano, gracias a los aportes de la Universidad de Creighton, Omaha, Nebraska, promueve que la parte médica es sólo un instrumento, el sentir humano es el verdadero fin.

Anne Grass, coordinadora de grupo en Los Pilones, tiene cuatro años en misiones de ILAC y dice que quiere transmitir esa experiencia a la gente de Estados Unidos. Comenta que los campesinos son personas muy graciosas, incluyendo a José Francisco Peña, cooperador de salud del ILAC.

Un aspecto importante es que los participantes

Programa Médico de Verano Universidad de Creighton de la

pueden trabajar en su país, pero quieren estar aquí para tratar a los pacientes con paciencia y con amor. No hacen cosas grandes, pero la gente les da abrazos y bendiciones, sobre todo, porque los voluntarios reflejan su vida en ellos poniéndose en su lugar.

Para Briana Koch la experiencia es fenomenal y no puede describir sus emociones al convivir con su familia campesina. Esta estudiante ofrece su tiempo y empeño. “Al ver a estas personas de escasos recursos me siento triste porque yo tengo mucho pero ellos no. Pero hay algo

que ellos tienen más que yo, amor”. Aunque sólo pasan un mes aquí los voluntarios sienten mucho cariño por la familia donde se hospedan.

Los Pilones es una comunidad rural, perteneciente al distrito municipal El Caimito, Jánico. Está lejos de la zona metropolitana, pero en la misma provincia de Santiago. Más de una hora de camino acompaña al visitante, por una carretera angosta y sin asfalto, que se hace cada vez más estrecha mientras más se acerca al poblado habitado por mil 200 personas.

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Con entusiasmo y alegría desbordante se inició el año escolar de Misión ILAC en la comunidad de Las Lajas y Comedero. En

un hermoso acto preparado por maestros, maestras y líderes comunitarios de la zona, se inició la actividad en la que participaron padres y madres de los niños y niñas, así como actores principales en el proceso enseñaza-aprendizaje. En el acto de apertura estuvieron presentes el padre Bill Johnson y Radalme Peña, quienes motivaron a las familias a integrarse en la educación de sus hijos para hacer de ellos hombres y mujeres de bien, que ejerzan una ciudadanía ejemplar. Más de 400 niños y niñas se beneficiarán de estos programas de educación, los cuales se desarrollan en las comunidades de Las Lajas, Comedero, Limonal y Batey II. Yajaira Vásquez coordinadora del programa de educacion de Misión ILAC, agradeció a todo el cuerpo docente, especialmente a Ana Vicente por la preparación y organización de el acto.

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Las LajasPre-escolaresen

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La República Dominicana es un país eminente-mente agrícola, rico en producción y, con hombres y mujeres dispuestos a trabajar de sol a sol para

hacer parir la tierra. A medida que el tiempo avanza, llegan nuevas técnicas, por medio de las cuales se puede hacer una mejor labor.

El Instituto de Desarrollo de la Economía Asociativa IDEAC y Misión ILAC, firmaron un acuerdo, con el objetivo de desarrollar en el mercado local la produ-cción de productos orgánicos, por medio de una cadena

productiva apoyada en invernaderos y otros sistemas, desde la producción hasta el consumidor final.

Estas nuevas estrategias donde se trabaja con un ambiente controlado, garantizan mejor calidad de los frutos cosechados. El convenio entre IDEAC e ILAC asegura que los productos sean colocados en los principales establecimientos de la República Dominicana. Los productores beneficiados con esta alianza son las asociaciones de Villa Trina, Arroyo del Toro, Tamboril y San José de las Matas.

Avanzando en la producciónORGÁNICA

Creighton y Grupo Blue de MiamiCreighton y Grupo Blue de Miami

La armonía, esfuerzo y humildad son la base para crear proyectos invaluables. Desde Miami, el Grupo Blue, cuyo lema es “Construyendo el

Amor, unidos a todos”, trajo la esperanza y mejoría a la comunidad de La Penda, al cooperar y trabajar en la terminación de la escuela local.

Una década después de iniciada la construcción del pequeño centro de estudios, sus cuatro aulas podrán albergar las expectativas de niños y niñas motivados en disfrutar el derecho a una educación digna.

Es el primer esfuerzo del Grupo Blue, creado por los jóvenes hermanos Daniel y Nicole Rodríguez, cuyo padre es fundador del grupo LIFO de Miami. Con la coordinación de Misión ILAC y su Cooperadora Marina López, los jóvenes, una mezcla de nacionalidades latinas (España, Colombia, Argentina

y Cuba), en una semana lograron cambiar la vida estudiantil local, agregando baños, cancha de baloncesto, cocina, puertas y ventanas y pintura a la edificación.

Daniel expresa que decidió formar su propio grupo para ofrecer mayores aportes, ya que anteriormente había sido misionero con su padre. “Lo que más nos motiva es trabajar en conjunto con la comunidad

y cómo estas personas hacen los proyectos con mucho menos de lo que tenemos nosotros. Cuando tienes gente feliz trabajando a tu lado ayuda mucho, sobre todo, cuando hay un motivo tan bueno como una escuela”, expresa.

Javier Hermida vino para ayudar a la terminación de esta escuela y considera que ha aprendido más de los campesinos. “La gente de la comunidad me ha dado más a mí que yo a ellos, nos han enseñado hasta a usar una pala. La obra hacía falta. Es muy triste no tener una escuela”.

Para Ortenia Lara López, la terminación de la construcción de la escuela la llenó de tanta felicidad como si fuera su casa, porque los niños y niñas estudiaban en precarias condiciones, con asientos de palma y suelo de tierra.

Construyen para Educar

Tengo nietos que ahora van a poder estudiar en esta escuela gracias al apoyo externo. Valoramos mucho a los muchachos que vienen a trabajar por nosotros. Félix Burgos.

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Serafina Marte sufría de constantes mareos, sin saber que era diabética. José Almánzar, conociendo que era diabético, no prestaba la

atención necesaria al problema y al faltarles fuerzas para trabajar, tuvo que jubilarse. Hoy sus historias y la de otras 94 personas que también sufrían o tenían riesgo de padecer la misma enfermedad, cambió, en Comedero Abajo, de la provincia Sánchez Ramírez, gracias al proyecto que desarrolla Misión ILAC, con las donaciones del equipo de baseball Los Cachorros de Chicago y por el ánimo motorizador del médico Charles Filipi y la enfermera diabetóloga Linda Filipi.

El programa basa su valor en su sentido preventivo, a través de recolectar datos e identificar quienes son diabéticos y a los pre-diabéticos. Después se da seguimiento a los pacientes a través de medicamentos, educación y ejercicio. El médico Bienvenido Veras asegura que el programa “crea conciencia social para combatir una enfermedad tan silenciosa, crónica y mortal”.

El plan contra la diabetes es parte de la asistencia sanitaria enfocada en una comunidad de recursos limitados, que busca mejorar la calidad de vida de las y los pacientes. En el lugar donde se desarrolla el proyecto, cerca del 9% de los habitantes son posibles candidatos a diabéticos y, con pocas facilidades para costear el tratamiento. Serafina confiesa: “Yo no trabajo, ni mi esposo. Si no existiera el proyecto de ILAC, no podría pagar la medicina”.

Además de la diabetes se atienden a pacientes hipertensos. J o s é Almánzar, uno de los beneficiados a s e g u r a que la diabetes “no se cura, se controla, para vivir como una persona normal”.

Ganándole la batalla a la DIABETES

Gracias a la generosidad de Manuel Arsenio Ureña, persona siempre identificado con lo proyectos y programas que desarrolla Misión ILAC en las comunidades rurales, se recibió una gratificante donación para la instalación del techo del comedor y la reparación de la cancha. Estos aportes fueron recibidos por el Padre Bill Johnson, quien gestionó esta ayuda. Entrega Carmen Guerly Ureña de Espaillat.

Grupo Lifo de Miami dona uniformes para estudiantes de la comunidad La Penda

El coordinador del grupo Lifo, Alberto Pérez entregó uniformes y zapatos escolares para niños y niñas de familias de escasos recursos de la comunidad La Penda, de Tenares.

Donación de Fundación Manuel Arsenio

y Camelia Ureña

La Fundación Educa es una institución que desde hace muchos años apoya los programas educativos que ofrece Misión ILAC en las comunidades rurales. Para el inicio del año escolar, realizaron una valiosa donación para equipar de

sillas y mesas los pre-escolares de Ceboruco, Las Lajas y Comedero.

El aporte facilita que los niños y niñas puedan recibir sus clases en un espacio más confortable y digno, lo cual contribuirá a mejorar el proceso de enseñaza y aprendizaje en estos centros.

Educa proporciona mobiliarios y material gastable para pre-escolares y salas de tarea

Útiles Escolares de la Fundación Divino Niño

La entidad del Arzobispado de Santiago de los Caballeros, a través de su presidente padre Eduardo Núñez realizó una importante donación de útiles escolares para los centros educativos a los cuales Misión ILAC atiende en la zona rural. La niñez beneficiada proviene de familias de escasos recursos, por lo que el aporte alivia la economía familiar.

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CHICAGO CUBS, más allá de la pelota

La dieta dominicana tiene buen sabor, pero innegablemente en la mayoría de platos se utiliza en exceso sal, aceite y azúcar. Con el

tiempo, estos ingredientes provocan enfermedades como la diabetes e hipertensión. En la actualidad el porcentaje de adultos que mueren a causa de uno de estos padecimientos en República Dominicana ronda el 4.2%. Ante esta realidad, Baseball Chicago Cubs, Major League Baseball, USAID, Misión ILAC y la Universidad de Creighton, unieron sus manos para luchar contra estas dolencias.

La donación de 1.8 millones que hizo el equipo de Baseball Chicago, servirá para que Misión ILAC,

institución que por más de 35 años ha extendido

sus manos para prestar ayuda en

áreas de salud y educación en más de 130 comunidades rurales del Cibao en República Dominica-na, emprendiera un proyecto educativo y preventivo para tratar a pacientes hipertensos y diabéticos, el cual se realiza a través de promotores de salud que prestan servicio a la institución, usando como centro de operaciones las clínicas rurales de ILAC.

Este proyecto contra Diabetes e Hipertensión promueve el cambio sostenible a largo plazo de los habitantes de las comunidades beneficiadas. Los promotores están provistos de materiales que servirán de orientación para concienciar a los pacientes a realizar un cambio de hábitos que le ayuden a mejorar su calidad de vida, aún padeciendo las enfermedades y, además contarán con medicamentos y materiales necesarios para el tratamiento.

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Una feliz vida de servicioUna feliz vida de servicioLa sonrisa es el saludo que Edita Villa brinda a

quienes la visitan. El gesto te hace sentir en confianza. En todas las comunidades aledañas

a Blanco Arriba, de Salcedo, se le reconoce como mujer de servicio. Ella asume que tiene una familia en cada paraje cercano, donde disfruta la amabilidad, el respeto, pero sobre todo el cariño que le brinda la gente.

Es Cooperadora de Salud de Misión ILAC desde hace 14 años, y a pesar del tiempo, atesora en su memoria la primera lección que recibió en la institución: la educaron sobre higiene personal y del hogar, lo cual multiplicó en sus compañeras del Club de Madres al cual pertenecía.

“ILAC ha cambiado mi vida. Antes era muy tímida y creía que mi meta era hacer los oficios de la casa”, refiere entre risas, pues ahora tiene nuevos horizontes. Sabe que cada día es diferente y hay personas que esperan su asistencia y ayuda.

La cooperadora se siente valorada por su comunidad. Cultivar el don del servicio la ha premiado con el respeto y los afectos de su gente. Tanto jóvenes como adultos la miran con confianza y la buscan para orientarse. Es una madre feliz de cuatro hijos e hijas que además atiende su propio negocio. Edita hace magia para dividir su tiempo. “Creo que mi gran deseo de c o l a b o r a r me permite poder con todo”, asegura sin que se le borre la luz de los labios.

La Coope-radora de Salud es mujer de iglesia. Dios es el motor que

le impulsa y en su parroquia también asiste todo lo que puede. Asegura que en ILAC no sólo aprenden a luchar con las enfermedades, sino a prevenirlas.

Edita Villa, ejemplo y humana digna de imitar, recibe cada amanecer en base a una admirable filosofía de vida. “Nunca digo que estoy mal y eso da confianza a los demás. Mi secreto es mantenerme feliz en Cristo. Así quiero vivir siempre, siendo una mujer alegre, de fe y de servicio”.

“Creo que mi gran deseo de colaborar me permite poder

con todo”

Desde hace más de siete años Misión ILAC realiza cientos de cirugías ambulatorias a personas de escasos recursos de las comunidades

rurales en la República Dominicana. Las intervenciones quirúrgicas son puntuales y complementan el programa integral de salud con más de 130 comunidades con promotores de salud activos. Las cirugías son coordinadas según las necesidades de las comunidades y los grupos médicos quirúrgicos que vienen de diferentes ciudades de los Estados Unidos. Dichos procedimientos son planeados por períodos cortos con alto rendimiento.

La cantidad de cirugías que se realizan cada año ha sobrepasado las expectativas del centro por lo que el área de post quirúrgico ha resultado insuficiente. Gracias a la motivación y empuje de Andrew J. Hotaling se hizo una alianza entre los Cachorros de Chicago y la universidad de Loyola en Chicago, quienes junto al Dr. Charles Filipi han aportado los fondos para ampliar y equipar el Post- quirúrgico del

Centro Misión Ilac de

Salud Rural.

La universidad de Loyola y los CUBS de Chicago

El agua constituye uno de los principales componentes del organismo humano. Los profesionales de la salud repiten muchas veces

su importancia y las necesidades humanas se encargan de recordarlo con la práctica. Pero, el mineral es también sensible en cuanto al tema de las bacterias.

Misión ILAC se ha caracterizado por desarrollar programas de salud preventiva. Se ha unido a la Universidad de Creighton para promover un proyecto sobre la importancia de purificar el agua, así se previenen contaminaciones, sobre todo en la población infantil de las zonas rurales. La purificación se logra por medio del uso de un filtro diseñado con cubetas de cinco galones, ajustada a una piedra de carbón filtrante.

Este sistema es confiable para la eliminación de diferentes bacterias.

El programa es coordinado por Gary Michels, profesor de química de la Universidad de Creighton, quien es un cooperador y luchador incansable en la promoción del programa. Además contamos con el apoyo de la Universidad de St. Louis, para que los purificadores de agua puedan llegar a bajo costo a las familias mas necesitadas de las comunidades, proporcionando una solucion preventiva y sostenible para un medio de bajo recursos.

Purificadores de agua aliado efectivo de la salud

AMPLÍAN POST- QUIRÚRGICO

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Con el viento que sopla tan fuerte que pone a volar sombreros, cerca del mar, la comunidad El Catey, en Gaspar Hernández, tiene

un motivo para admirarse: la construcción de un acueducto, proyecto pequeño que tendrá un impacto enorme, gracias al esfuerzo de jóvenes integrantes del grupo LIFO de Miami.

Alberto Pérez, coordinador del grupo que por años se ha comprometido a mejorar las condiciones de vida y el desarrollo de los campos del país, cree que el beneficio que tendrá este acueducto es invaluable. Los campesinos y campesinas tienen el deseo de lograr proyectos como éste, pero les faltan los recursos para construirlos.

Con la coordinación de Misión ILAC y el trabajo en conjunto de la gente del campo, por medio de la cooperación y generosidad del Grupo LIFO serán beneficiadas cinco comunidades, las cuales han aprendido que las obras se logran con el esfuerzo comunitario que ellos mismos pueden hacer.

El Grupo LIFO lleva 26 años trabajando en todo el Cibao, construyendo acueductos y escuelas en comunidades rurales. Pérez relata que comenzó a trabajar en el año 1983 con los campesinos. “La gente de los campos nos recibe de una manera muy abierta, son muy trabajadores y son merecedores de esta labor”, expresa.

El amor y la voluntad que ponen los foráneos, es infinito. Cambian la vida de las personas, pues, como sostiene Ramón Félix, un campesino de 64 años, “nos levantábamos de madrugada a cargar el agua en burro o al hombro”. Pero ahora, el líquido les llega a sus hogares.

Los 36 integrantes de la inmersión de este año, algunos inscritos en la secundaria, son cien por ciento voluntarios y pocos han usado herramientas de construcción, lo que enaltece su empeño de trabajar en una tierra desconocida.

Construido por Grupo LIFO de Miami

AcueductoEl Catey

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El grupo LIFO, ha ayudado a mejorar las condiciones de vida de los pobres en pequeños pueblos del interior del país con necesidades básicas como agua potable, lo que trae como consecuencia mejoría en la educación, la salud y perspectivas de futuro.

La toma del acueducto se encuentra a siete kilómetros del tanque de almacenamiento, en la comunidad de Jagua Clara, donde ya el grupo de Miami construyó otro acueducto. Este proyecto va a llegar a El Catey, El Guanabano, El Mango, Bohuco Blanco Abajo y Bohuco Blanco Arriba.

La tubería del acueducto recorre 14 kilómetros para distribuir agua a cinco comunidades y 700 familias. Para la jovencita de apenas 17 años y de origen dominicano, Victoria Nieman-Vigo, trabajar en el acueducto fue una experiencia muy buena, porque colaboró para cambiar la vida de las personas que están aquí. “Es algo tremendo ver cuando abrimos por primera vez la llave, las personas tomaron botellas y lanzaban agua, contentos porque es la primera vez que tiene este recursos tan cerca”, relata sonriente.

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Sentados para compartir el almuerzo, haciendo una pausa en la mitad de la jornada, estudiantes de Creighton, Nebraska, dan gracias a Dios

por compartir juntos los alimentos. Allí donde la comunicación con los lugareños se convierte en

un reto, puede más el deseo de servir, de tratar de cambiar la situación de vida de quienes habitan en el campo, de palpar la realidad, diferente, pero existente. El grupo compuesto por trece jóvenes que vienen al país amparados por Misión ILAC, se convierten en un equipo para terminar un acueducto, con un sistema por gravedad, que suplirá de agua a más de 200 personas.

En Gajo de la Yuca, una comunidad bien apartada de San Francisco de Macorís en República Dominicana, los muchachos y muchachas, que perteneciendo a la misma institución académica no se conocían, han compartido más que la comida caliente en una mesa. Se han estrechado las manos y los corazones por un mismo sentir, han esperado los amaneceres al abrigo de una familia campesina que, anhelantes esperan el brillo del sol que vuelve a calentar y ven realidad el sueño de un acueducto.

Desde temprano los estudiantes se preparan y, convertidos en cadenas humanas transportan cubetas de cemento. Empuñan palas y picos, para luego reír a carcajadas al ver concluida la meta. La mayor sorpresa

que se llevan los muchachos cuando vienen al país, según cuenta Karie Karisak una de las coordinadoras, que ya tiene un año trabajando de la mano con ILAC, es ver cómo personas que tienen muy poco, dan mucho.

L a s familias que los adoptan como hijos, no se reservan nada, le regalan sus ropas, tratan de que ellos se sientan bien todo el tiempo y de que coman los alimentos típicos de la comunidad.

Un mismo proyecto, un anhelo de equipoUn mismo proyecto, un anhelo de equipo

Más que construir un proyecto, los estudiantes que desde su escuela prestan un servicio en el país, construyen una amistad, una experiencia. Comparten el café con su nueva familia, juegan con niños y niñas y hasta aprenden a bailar. Se convierten en parte de la comunidad donde los colores de la naturaleza brillan en su máximo esplendor y los pájaros se esmeran en deleitar a las visitas. En Gajo de la Yuca, la comunidad donde estuvieron, se prepararon bailes y actividades religiosas.

Andrey Jensen, una de las jóvenes del grupo, extraña su familia, pero asegura que sus padres la apoyan en la experiencia que quiso vivir. Kellie Webber, otra estudiante confesó que para ella lo más difícil son los momentos en que no puede comunicarse con los dominicanos o cuando no hay herramientas suficientes para trabajar y se crean discusiones para compartirlas. En fin, se aprende y comparte de todo. La familia celebra la llegada de los nuevos hijos. Kellie Webber aprendió a jugar dominó y Rachel Barnett montada en un mulo, se internó en los conucos. Y la mayoría aprendió a montar caballo.

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Un mismo proyecto, un anhelo de equipoUn mismo proyecto, un anhelo de equipo

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Una nueva luz se encendió. Se abren nuevas puertas para quienes las creían cerradas y la alegría hace palpitar los corazones de las familias que habitan Batey II, allí donde Misión ILAC,

con manos benefactoras, hizo desaparecer las diferencias raciales y así brindar nuevas oportunidades. Entendiendo que el desarrollo comunitario se logra a través de la formación de sus líderes, Misión ILAC ha formado un Cooperador Salud, el cual trabaja en la promoción sanitaria y educación integral tanto para la población haitiana como dominicana que habita la comunidad.

Con el apoyo de la escuela secundaria de San Ignacio de Cleveland, se construyó la escuela, la cual recibe más de 150 niños y niñas, garantizando así el derecho a ser educado que tiene la población infantil. Allí se les educa y nutre. Además de esta obra, gracias al apoyo del grupo de estudiantes Legado de Compasión de la Universidad de Creighton, se logró ampliar el acueducto, el cual beneficiará a más de 200 familias carentes del servicio.

Son muchas las necesidades por suplir, pero estas pequeños avances, plantadas con aportes de voluntarios, inciden notablemente en el mejoramiento de su calidad de vida.

en el Batey II

huellas de EsperanzA

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