Ideologia romántica y Catolicismo de izquierdas_V-251-252-P-65-75 [1987]

8/22/2019 Ideologia romntica y Catolicismo de izquierdas_V-251-252-P-65-75 [1987]

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IDEOLOGIA ROMANTICA Y CATOLICISMODE IZQUIERDAP O R

M I G U E L A Y U S O

I. Fran cisco Canals en la escuela tradicionalista.Francisco Canals Vidal, catedrtico de Metafsica de laUniversidad de Barcelona, quizs sea uno de los autores msrepresentativos al tiempo que ms significativos de la escuelatradicionalista, entendida esta voz segn la acepcin espaolapor contraposicin a la francesa- acuada por Elias de Te-pada, es decir, del ncleo intelectual en que ha cuajado la re-sistencia popular al liberalismo en defensa de la sociedad cris-tiana tradicional. Escuela concretada principalmente en el car-lismo desde 1883, pero que ha sido enriquecida por pensadoresen ocasiones ajenos al legitimismo. Y que, tras l desaparicinde Francisco Elas de Tejada y . Eugenio Vegas Latapie, perviVeen las obras de Rafael Gambra, Alvaro D'rs, Juan Vallet deGoytisolo y Francisco Canals.La singularidad de este ltimo en el seno del grupo vienedada por tres factores que, combinados, desvelan la clave desu personalidad: el cultivo de un tomismo estrictsimo, apren-dido en las fuentes ms prstinas y depurado de las gangas dela neoescolstica; la dedicacin a la tarea teolgica de altura yal fomento de la devocin al Sagrado Corazn de Jess; y eldesarrollo de una teologa de la Historia que tiene sus pre-cedentes en los jesuitas Henri Ramire, en el siglo pasado, yRamn Orlandis, en el presente, y que resulta de aplicar unacomprensin teolgica sobrenatural a la corriente de la historia,

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MIGUEL AYUSOatendiendo principalmente a las leyes providenciales por las queDios rige el mundo, a las tendencias e ideales de los espritusy las sociedades tales como aparecen en la actividad cultural,social y poltica de los ltimos siglos, y a las promesas explci-tas de Dios, formuladas ya en el Antiguo ya en el Nuevo Tes-mento, y en otras hechas a los santos y autorizadas por laIglesia (1).Pero, Francisco Canals, adems de ser un pensador originale insobornable, tiene el atractivo del maestro que, no contentocon transmitir conocimientos a sus discpulos, es capaz de com-partir con ellos sus fruiciones ms ntimas en una transferen-cia pisocolgica que excede de la docencia convencional. Quizpor ello, las lneas de investigacin de sus colaboradores msqueridos tributan constantemente a sus orientaciones magiste-riales, desenvolviendo intuiciones o fogonazos que se encuen-tran apuntados en sus escritos. El caso ms notable lo consti-tuye el libro de Jos Mara Alsina Roca, profesor titular yestudioso de la sociologa, El tradicionalismo filosfico en Es-paa. Su gnesis en la generacin romntica catalana (2),. quepone en claro, tras una aproximacin documentada y sistem-tica, una conejdn sorprendente pero no por ello menos real:la incorporacin de la corriente tradicionalista al pensamientoespaol a travs de hombres y publicaciones pertenecientes ala Espaa liberal. Aplicando a la historia de Espaa algunasde las problemticas y de los desarrollos con que se encarCanals en Cristianismo y Revolucin. Los orgenes romnticosdel catolicismo de izquierdas (3),. publicado en 1957 por vezprimera y que acaba de ver la luz en segunda edicin. Tambin

( 1 ) Cfr. H E N R I R A M I R E , Las esperanzas de ta Iglesia, versin caste-llana, Publicaciones Cristiandad, Barcelona, 1962.( 2 ) J O S M A R A A L S I N A R O C A , El tradicionalismo filosfico en Es-paa. Su gnesis en la generacin romntica cantataa, prlogo de F R A N -

C I S C O C A N A L S V I D A L , Promociones Publicaciones Universitarias, Barcelona,1985..( 3 ) F R A N C I S C O C A N A L S V I D A L , Cristianismo y Revolucin. Los orge-nes romnticos del catolicismo de izquierda, 1.* edicin, Acervo, Barcelo-na, 1957; 2.a edicin; Speiro, Madrid, 1986.

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ROMAN TICISMO Y CATOLICISMO DE IZQUIERDAel de Jos Mara Petit Sulla, catedrtico de Filosofa de laNaturaleza, Filosofa, poltica y religin en Augusto Comte (4),que se ocupa de una ideologa, como la positivista, tan inspi-rada en el tradicionalismo filosfico que ha podido decirse quees la sntesis de Saint-Simon y De Maistre, ha de considerarsevinculado a las sugerencias del profesor Canals Vidal. Pero yavolveremos ms adelante sobre este orden de ideas.I I . E l elemento rom ntico en la gnesis del catolicismo li-beral.

El libro antes mencionado, Cristianismo y Revolucin, con-tiene, ciertamente, anlisis muy jugosos y juicios muy certerossobre esa corriente del catolicismo liberal que el padre Orlan-dis vea conducir a la prdida de la fe. Sin embargo, una pri-mera cuestin que aparece a nuestros ojos incoherente y an-mala, en una visin superficial, es la afirmacin de una lneaque, partiendo de Lamennais, conduce a las posiciones del ac-tual progresismo e izquierdismo cristiano. A pesar de losttulos que Mdnvielle (5) o Harvard de la Montagne (6) pu-sieron a sus estudios histricos y doctrinales, el catolicismoliberal del siglo XEX, si bien entusiasta del constitucionalismodoctrinario, fue slo resignado a la democracia e incluso deci-dido en el rechazo del socialismo. Cmo, pues, plantear lacuestin fundamental acerca de la existencia de una ligazn entrelas diversas fases y opuestas actitudes de los movimientos quehan pretendido derivar del catolicismo un contenido culturaly poltico liberal, democrtico, revolucionario, socializante oprogresista?

( 4 ) Jos M A R A P E T I T S U L L A , Filosofa, poltica y religin en Aug us-to Comte, Acervo, Barcelona, 1978.( 5 ) J U L I O M E I N V I E L L E , De Lamennais a Maritain, Nuestro Tiempo,Buenos Aires, 1 9 4 5 . . , . '( 6 ) R O B E R T H A R V A R D D E L A M O N T A G N E , Histoire de la dmocratiechrtienne. De Lamennais a Georges Bidault, Le livre contemporaine, Pa-rs, 1948.

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MIGUEL AYUSOA esta pregunta, explcitamente formulada, el profesor Ca-nals responde y es la tesis central del trabajo que la uni-dad existe. Y encuentra el carcter fundamental y comn,

cualquiera que sea la fase o evolucin, de la corriente investi-gada, en la adaptacin d siglo, la conciliacin con lo moderno,Lamennais fue el primero en acunar esas frmulas, y Po IXquien, para reprobarlas, las fij con mayor nitidez en la pro-posicin ochenta del Syllabus Slo escribe Canals escla-reciendo las condiciones histricas y las consecuencias ideolgi-cas de esta intransigencia que impulsa a la adaptacin, quees la ms escueta caracterizacin del pensador bretn, se ex-plica la unidad ntima de aquel movimiento, siempre oscilanteentre la izquierda y la derecha.Por ello se hace preciso afrontar el estudio de Lamennaisy explicar los, a primera vista, cambios disparatados que for-man el caamazo de su existencia. Las versiones, en este punto,divergen. Los maritainianos -y el propio Jacques Mari-tain (7), que han recurrido al tpico de que los extremosse tocan, trasladan toda la condena del juicio sobre el ultra-montanismo intransigente y el tradicionalismo filosfico y po-ltico, olvidando que el anatema de Gregorio XVI recay preci-samente sobre las doctrinas liberales sintetizadas en la frmulaDieu et Libert. Meinvielle (8), por otra parte, aun concediendoque el error central naturalista inficion el pensamiento delescritor bretn a lo largo de toda su vida, condicionando susvariaciones, ha insistido en demasa en la distincin de pocasen su trayectoria. Frente a ellos y aqu echo en falta la re-ferencia a la valoracin que Leopoldo Eulogio Palacios, sutily matizadamente, dej en el primer captulo de El mito de la

( 7 ) Cr. J u n o M E I N V E L L E , Respuesta a dos cartas de Maritain alR. P. Garrigou-Lagrange, O. P., con el texto de las mismas, Nuestro Tiem-po, Buenos Aires, 1948, pg. 51.( 8 ) C F R. J U L I O M E I N V E L L E , Correspondance avec le R. P. Garrigou-Lagrange propos de Lamennais et Maritain, Nuestro Tiempo, BuenosAires, 1947.

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ROMANTICISMO Y CATOLICISMO DE IZQUIERDANueva Cristiandad (9), Canals ataca de frente el problema y,si por un lado subraya la inexistencia de ilacin objetiva entrela doctrina llamada ultramontana (10) y las doctrinas del ca-tolicismo liberal, por otro lado s encuentra una continuidadque es sustancialmente ambiental. Por eso, el enfoque del es-tudio no es preferentemente filosfico o teolgico, sino, comoreconoce, sociolgico y cultural,Y en ese palenque se formla la tesis, que, en sus mismaspalabras, es sta: l elemento cultural y socialmente constitu-tivo del catolicismo liberal, el que explica su gnesis, condicionasu evolucin sucesiva, a la vez que pone conexin y continuidada sus ms diversas y opuestas actitudes, es el romanticismo.

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Visto as el catolicismo liberal, se despeja su- significacin.No es slo una tctica como se argy en los comienzos-sino un espritu nuevo, el fruto de la visin del mundo y elmodo de enfrentarse con la vida propios de la generacin ro-mntica de los treinta del siglo pasado.Ello justifica que el autor dedique su atencin a elucidar elconcepto de romanticismo. Que no constituye un momento deplenitud sino de crisis. Crisis que puede explicarse por situacio-nes sociales propicias al resentimiento colectivo.Francisco Canals, aun sin citarlo, parece deudor en su visinde los juicios de Menndez Pelayo, que observ dos fermentosindiscutibles en la revuelta romntica, la falsedad moral y laegolatra, y que describi a Jean Jacques Rousseau como elpatriarca de una legin de neurpatas, egostas, melanclicos ysoberbios, inhbiles para la accin, consumidos mseramentepor su propio fuego. Parece deudor tambin de Vegas Lata-

( 9 ) L E O P O L D O E U L O G I O P A L A C I O S , El mito de la Nueva Cristiandad,Rialp, Madrid, 1951.(10) Que no es, en definitiva, sino la afirmacin misma del dogmacatlico sobre la constitucin monrquica de la Iglesia.

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MIGUEL AYUSOpie (11) y de Maurras (12) al fundar el romanticismo en lacreencia de la bondad natural del hombre y en la correlativanegacin del pecado original y, por tanto, de la necesidad deuna Redencin trascendente y sobrenatural. Como ha escritorecientemente Canals, volviendo sobre la cuestin: Es tina ac-titud de antropocentrismo que propugna la autosalvadn, laautorrealizacin de la plenitud humana por las solas fuerzas -delhombre (13). Lo que no quita para que la misma complejidaddel hecho cultural obligue a discernir de la profunda desvia-cin hacia un progresismo terreno y mundano, que desde en-tonces no ha dejado de presentarse como constante tentacinpara los catlicos, esfuerzos sanos reveladores de posibilidadese iluminadores de enteras vertientes de la vida humana.En cualquier caso, los influjos romnticos marcan toda unapoca. Llegan incluso al zar Alejandro I de Rusia, originandoel paradjico entramado de la Santa Alianza. Esterilizan la laborintelectual de los apologistas de la Restauracin. Y, finalmen-te, explican la gnesis dl catolodsmo liberal.n i . El sorprendente proceso.

Canals centra su anlisis en la figura de Felicit de La-mennais, tratando de hallar en la obra sorprendente a la que cupoel extrao destino de ser, primero, paradigma del ultramonta-nismo, y terminar, al final, fuera de la Iglesia, la clave del je-roglfico de la poca. Para dio, bucea en su psicologa y en-cuentra un rasgo dominante: el resentimiento, que bulla en sualma, y bajo cuyo impulso enfermizo pronto convirti en fer-mento revolucionario una corriente que, en su autenticidad, bro-(11) Cfr. E U G E N I O V E G A S L A T A P I E , Romanticismo y democracia, Cul-tura Espaola, Santander, 1938.(12) Cfr. C H A R L E S M A U R R A S , Romantisme et Rvolution, NouvelleLibrairie Nationale, Paris, 1922.( 1 3 ) F R A N C I S C O C A N A L S, Romanticismo y Democracia vistos por Ve-

gas Latapie, en Verbo, niim. 2 3 9 - 2 4 0 ( 1 9 8 5 ) , pg. 1 . 1 1 4 .7 0


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ROMAN TICISMO Y CATOLICISMO DE IZQUIERDAtaba de las ms incontaminadas fuentes del espritu cristianode la vieja Francia. Si al resentimiento que domina su carc-ter sumamos la absoluta falta de uncin sacerdotal de su es-tilo como perspicazmente nota Canals Vidal-, habr quiense extrae de que al Papa Len XII, tras conocerle, y estandoan en el cnit de su fama como apologista catlico, le impre-sionara su faz de rprobo? (14).

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Pleno de sugerencias est el tratamiento del sorprendenteproceso que lleva del catolicismo poltico militante, ultrarrea-lista y antiliberal, de la primera poca de Lamennais, al cato-licismo liberal. Esa evolucin es presentada como lgica y cohe-rente, como justificada por una visin profunda de los hechos, porcuantos slo ven en el ltimo un giro tctico en la defensa delideal ultramontano. Canals, en cambio, niega que la lgica pue-da buscarse en la coherencia de las doctrinas o en la sucesinde los hechos. Slo en las condiciones del ambiente y en la psi-cologa y la mentalidad puede alcanzarse.En el prlogo al libro de AIsina, ya aludido anteriormente,ampla la perspectiva hasta nuestros das, deduciendo de la in-manentizacin de la fe religiosa, caracterstica del tradiciona-lismo filosfico, una serie de actitudes conexionadas que comien-zan en el catolicismo, entendido como ideologa y banderapoltica, que exima de cualquier otra opcin e incluso exigaevitarla, y concluyen en la instrumentacin marxista que sugie-re la voz cristianos para el socialismo, pasando por el cato-licismo liberal (que adjetiva la opcin religiosa con u n a cali-ficacin poltica) y la democracia cristiana (en la que se in-vierte la relacin, sustantivndose la opcin poltica y dejandoreducida a adjetivo la palabra significativa de lo religioso).

( 1 4 ) Cfr. J E A N O U S S E T , Para que El reine, 2 . * ed., Speiro, Madrid,1 9 7 2 , pg. 2 1 0 .

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MIGUEL AYUSOEl origen del sorprendente proceso est en la prdida de latradicin escolstica en Francia. Por eso, los apologistas fran-ceses de la Restauracin que intentaban promover la revitali-

zacin catlica y la defensa de la Iglesia, por ausencia de unaadecuada base teolgica y metafsica, se impregnaron de tradi-cionalismo filosfico. Corriente qe, por polemizar con el ra-cionalismo imperante desde haca dos siglos, tendi a disminuirla validez de la razn individual e introdujo una cierta inma-nentizacin naturalista de la religin. De ah que se pueda afir-mar que el tradicionalismo filosfico estuvo inmerso en unaconfusin y desenfoque radicales, no slo en Lamennais sinoen el propio Bonald: La relacin entre el orden racional hu-mano y los constitutivos naturales de la sociedad, con la pre-sencia, en la vida humana individual y colectiva, de una auto-ridad de origen trascendente y sobrenatural, anunciadora de lapalabra revelada, es transformada, en un proceso inexpresado deinmanentizacin y naturalizacin de las mismas dimensiones so-brenaturales de la religin (15).Estas palabras, que Canals antepone al libro de Alsina, cons-tituyen una sntesis esplndida del captulo segundo de Cris-tianismo y Revolucin . En efecto, el sistema de Bonald se mues-tra como una reduccin de la Revelacin divina a cierta reve-lacin primitiva que habra comunicado el lenguaje al gne-ro humano, a una tradicin transmisora de la palabra humana.Lamennais, por su parte, tan saturado del romanticismo de lapoca, va a cimentar su sistema tambin en el tradicionalismo

filosfico. Y en su versin ms radical. Por su antigalicanismorompe con todo legitimism. Tambin abandona la amistad delos ultrarrealistas, con los que haba colaborado anteriormente.Y resentido con la Restauracin transaccionista de la queBertier, comentando la divisa de Luis XVIII, Unin y olvi-do, pudo decir: Unin con los enemigos y olvido de los ami-( 1 5 ) F R A N C I S C O C A N A LS , Prlogo al libro de A L S I N A , cit., pg. xiv.

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ROMAN TICISMO Y CATOLICISMO DE IZQUIERDAgos (16)- y galicana, considera finalmente aliados a todoslos enemigos de la monarqua borbnica.Ya en 1829, el futuro heresiarca afirma: Se tiembla ante elliberalismo; hacedlo catlico, y la sociedad renacer. Lo queequivale a decir: para catolizar el liberalismo hay que liberali-zar el catolicismo. Despus todo se reducir a una profundiza-cin democrtica, impulsada por la prdida de la fe y la rup-tura con la Iglesia.Toda esta trgica trayectoria que desarrolla el captulocuarto es posible, psicolgicamente, por el romanticismo e,ideolgicamente, por el tradicionalismo filosfico, cuyo defectono es, pues, intransigencia y exageracin religiosa -pues hayque considerar clausurados despus del libro de Jos Mara Al-sina los famosos trazos con que Menndez Pelayo, en polmicacon los integristas, estableci la tal caracterizacin (17}, sinoignorancia de la filosofa cristiana. S muchos discpulos de La-mennais, arrastrados a movimientos desorientadores, deforma-dores de las causas que decan y pretendan servir, mostraronms adelante poseer un espritu vigorosamente arraigado y sano,no deja de ser cierta y resultar operante la deformacin que es-taba en el fondo del ideal lamennesiano y que iba a cuajar enel catolicismo liberal. 'Por ello, la crtica, dura, que Canals hace de Bonald o deMaistre sin que llegue a Donoso, como ha destacado, tam-bin con acierto en este punto, el profesor Alsna (18), essustancialmente exacta, aunque peque, a nuestro juicio, de uni-lateralidad. No en vano an perviven muchos prejuicios en elacercamiento a las figuras del vizconde natural de Cvennes ydel noble saboyano, y no cteo que merezcan desprecio las ob-

(16) Cfr. G . D E B E R T I E R D E S AU V TG N Y, Le comte Ferdinand de Ber-tier (1782-1864) et l'nigme de la Congrgation, Les presses continenta-les, Paris, 1948.( 1 7 ) Cfr. M A R C E L I N O M E N N D E Z P E L A Y O , Obras Completas, vol. X ,pgs. 214-5.(18) Cfr. J O S M A R A A L S I N A , op. cit., pgs. 223-242.

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MIGUEL AYUSOservaciones exoneradoras de Leopoldo Eulogio Palacios (19) yMarcel de Corte (20), filsofos de la misma tradicin intelec-tual a la que se adscribe Canals, respecto al autor de la Tho-rie du pouvoir politique et religieuse, y de Rafael Gambra (21),en lo que hace al autor de las Considrations sur la F ranee.IV. Conclusin.

Ciertamente, el libro repetidamente mencionado de Fran-cisco Canals, y que estas notas rio pretenden resear de modoconvencional, sino presentar en sus rasgos ms salientes, inci-ta al dilogo y llama a la reflexin. Son muchas las cuestionesque el autor slo apunta y que quedan colgando en demandade ulteriores precisiones. Y son muchas las que estn solamen-te sugeridas. Tampoco es infrecuente que las conexiones queobserva el profesor Canals estn insuficientemente descritas,obligando al lector y me refiero al lector culto, familiarizadocon la historia de la poca y la de las ideas filosficas y polti-cas a un cierto esfuerzo para su adecuada comprensin.Algunas de sus aportaciones ms interesantes de carctercolateral a la tesis desarrollada :son, por ejemplo, la penetra-cin en el espritu de la Santa Alianza, que hace patentes susntimas contradicciones (pgs. 27-33); la distincin, finsima,entre ultrarrealismo, legitimismo, poltica de la Santa Alianzay tradicionalismo (pgs. 37-41); la diseccin de la ideologa

( 1 9 ) Cfr. L E O P O L D O E U L O G I O P A L A C I O S , Bonald, o La constitucinnatural de las sociedades, en Revista de Estudios Polticos, nm. 45( 1 9 4 9 ) , pgs. 5 5 - 1 0 3 . Tambin El platonismo emprico de Louis de Bo-nald, discurso de recepcin en la Real Academia de Ciencias Morales yPolticas, Madrid, 1954.

( 2 0 ) Cfr. M A R C E L D E C O R T E , La filosofa poltica de Bonald, enArbor, nms. 71 y 72 (1951), pgs. 191-211 y 34&369.( 2 1 ) Cfr. R A F A E L G A M B R A , La idea de comunidad en Jos D E M A I S -T R , en Revista Internacional de Sociologa, nm. 49 (1955), pgs. 57-85, tambin convertido en Estudio preliminar a Consideraciones sobreFrancia, Rialp, Madrid, 1955.

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ROMANTICISMO Y CATOLICISMO DE IZQUIERDAcatolidsta, de la mano de dos textos de Po XII (pginas41-46), etc.

Tambin abre un cauce interesante la explicacin del nacio-nalismo vasco mendonada de paso en la pgina 121- porla desconcertante efectividad revoludonaria de tpicos tradi-donalistas extraamente matizados por virtud del ambiente co-lectivo del romanticismo.* * *

Aunque muchos hayan tratado subjetivamente de ha-cer compatible d catolicismo liberal, o su evoludn democrti-ca y sodalista, con la pertenenda a la Iglesia, objetivamente, esacorriente en cuyos orgenes ha buceado Canals en su libroes, de hecho, la adhesin a un sistema el liberalismo quesupone la puesta en prctica poltica de una falsa filosofa. Poreso, el gran problema reside en que la democracia liberal yen su profundizadn sodalista es el ms absoluto de los re-gmenes polticos, dado que tiene como soporte ideolgico datesmo en cuanto suplantadn de Dios. Es, en definitiva, elsistema teolgico y poltico anticristiano, como Canals sinteti-za y primorosamente puso de relieve en un ensayo publicado enVerbo (22), y como trat de mostrar en esas mismas y acogedo-ras pginas (23).En definitiva, acertaba Vzquez de Mella cuando, probable-mente en tono a la vez irnico y serio, deca que en gallegodemo-crada resulta el gobierno dd demonio. Frase que habrahecho las delicias de Marcel de la Bigne de ViUeneuve, granmaestro del Derecho Poltico, estudioso de Blanc de Sant-Bon-net. y autor de un inapredable librito titulado Satn dans la Cit.Y frase que resiste la confrontadn rigurosa con los hechos.

( 2 2 ) Cfr. F R A N C I S C O C A N A L S , El atesmo como soporte ideolgicode la democracia, en Verbo, nm. 2 1 7 - 2 1 8 ( 1 9 8 3 ) , pgs. 8 9 3 - 9 0 0 .( 2 3 ) Cfr. M I G U E L A Y U S O , El totalitarismo democrtico, en Verbo,

nm. 2 1 9 - 2 2 0 ( 1 9 8 3 ) , pgs. 1 . 1 6 5 - 1 . 1 9 8 .75

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