Parte

Segunda “B”

“Si le hacemos a un niño lo que él puede hacer solo

Como mínimo frenaremos su desarrollo”

María Montessori

Como desarrollar un programa

Cómo llevar un programa de aprendizajes temprano en casa

¿Cómo llevar un programa de aprendizajes tempranos en casa?

Te voy a proponer Planes de Acción sencillos para ponerlos en práctica cuanto antes.

Recuerdas que, en el anterior capítulo, Lupe se consideraba la fan número uno de este nuevo proyecto.

Se pone en marcha, llama por teléfono a una serie de amigas, cuatro o cinco, y las convocas para tomar un café en su casa y hablarles de un tema importante para ellas y para sus hijos.

Llegan a la casa de Lupe movidas por la curiosidad, y escuchan lo que ella vio en el colegio. Después, en los comentarios, unas parecen más deslumbradas que otras, pero acuerdan que Maribel, la profesora, venga a explicarles qué pueden hacer ellas en casa, pues todas tienen sus hijos en edades entre cero y seis años. Hasta hay una que se acaba de casar y está esperando su primer bebé.

Maribel va a casa de Lupe y, entusiasmada, habla a este grupo de madres jóvenes de lo importante que son estos primeros años en la vida de sus hijos, considerando que el cerebro hasta los tres años se desarrollan en un 50%, y a los ocho en un 80%. ¡Sorpresa y gestos de asombro! Después, angustia ente algunas madres: ¿Qué podemos hacer en casa con los niños?

Maribel explica que vamos a poner en marcha entre todas muchos Planes de Acción para empezar cuanto antes los aprendizajes tempranos, apoyando a los niños en los períodos sensitivos, que son los momentos idóneos o mejores ara conseguir alcanzar un hábitos, conocimientos, etc. con mayor naturalidad y menos esfuerzo.

Cuando pasa esta etapa cuesta mucho más o no se llega a conseguir bien.

Período sensitivo es el momento óptimo

para la educación temprana.

Para apoyar su plan, Maribel contó el caso de Patric. Le conoció cuando llegó por primera vez a escolarizarse. Aquel día venía acompañado de su madre, Montse, y su padre, Christian. Mariel quedó sorprendida cuando Patric, al despedirse de

mamá en la puerta del aula, lo hizo en el más correcto catalán que podía corresponder a su edad.

Al hacerlo de papá utilizó un francés de la mis calidad que el catalán utilizado con su madre.

Maribel aclaró que Montse y Christian desde antes de nacer Patric, habían decidido mantener en sus conversaciones directas con el niño cada uno su lengua materna, “por naturalidad”

El proceso iba dando frutos, y Patric se estaba convirtiendo en un políglota sin mayor estudio ni esfuerzo.

Maribel concluyó en alta voz ¿Alguna tendría especial inconveniente en nombrar las cosas que rodean a su hijo habitualmente en más de una lengua? No se trata de saber idiomas, pero si informáis cada quince días vuestro hijo de diez palabras en una lengua distinta de la materna:

¿Qué vocabulario!

¡os sorprenderéis!

Y esto, ¿no es prepararlo para el futuro? ¡Qué ayuda le habéis dado para cuando necesite ese otro idioma! ¡Ah!, se me olvidaba: SIN PREGUNTAR. ¡Solo dad información! Lo aprenderá cuanto le interese, y cuando menos lo esperéis.

Cada aprendizaje tiene

su período sensitivo propio.

Un niño entre cero y tres años puede aprender otros idiomas al mismo tiempo que aprende la lengua materna.

Sin embargo, a un niño de diez – doce años le cuesta mucho más, y si es una persona adulta como nosotros nos cuesta la misma vida.

La diferencia está en dar la información en el período sensitivo adecuado.

También dijo: El período sensitivo para el orden está entre los dos y los cuatro años. Si insistimos con paciencia entre estas edades veremos que poco a poco irán cogiendo este hábito, es su período sensitivo. Al niño que le gusta, no le cuesta y aprenderá con facilidad.

De mayores sabéis lo que cuesta cambiar a una persona que sea desordenada. El quid está en comenzar a tiempo.

Planes de acción

Con Maribel como experta y colaboradora todas, prepararemos Planes de Acción para hacer en casa y llevar a cabo así un programa de aprendizajes tempranos adecuados a las edades de nuestros hijos.

¡Bien! –Dijo la experta-. Cuando hablo de hacer Planes de Acción, yo supongo que nos hemos marcado unos objetivos concretos, pocos desde luego, para poder ir paso a paso consiguiendo metas alcanzables. El Plan de Acción es CÓMO lo haremos, de qué estrategia no vamos a servir para conseguir lo que nos proponemos.

Está demostrado que la estimulación intrauterina es importante desde la 7ª semana de gestación del feto. Puede oír desde la 7ª semana la voz del padre mejor que la de la madre. Percibe los latidos del corazón. Huele todos los olores del vientre de la madre. Percibe luz y puede utilizar la vista desde los seis o siete meses de embarazo y es este sentido, junto con el oído, el más importante para el aprendizaje y la inteligencia.

Planes de Acción con el bebé antes de que nazcas

- Procura mantener el equilibrio emocional y la serenidad ante las situaciones diarias.

- Hablar con el bebé con cariño, mostrando vuestras emociones.- Darle masajes a través de caricias en el vientre.- Llevar a cabo un programa diario de siete a diez minutos para escuchar,

relajadamente, composiciones de música clásica, cambiando cada semana el movimiento y composición.

- Formarte leyendo un libro que te hable sobre aprendizajes tempranos para empezar, en cuanto nazca, su programa.

Objetivos de Planes de Acción de cero a tres años

Estimulación de los sentidosVista, oído, gusto, tacto y olfato son las antenas a través de las cuales los pequeños convocan y comprender el mundo que les rodea.

Para que los niños sean más despiertos, es muy importante estimular estos cinco sentidos desde el momento del nacimiento, con naturalidad y sin agobios, disfrutando con el niño.

¡Créelo!

El desarrollo de la capacidad intelectual está estrechamente unido al desarrollo de los sentidos, especialmente la vista, oído y tacto.

Programa para desarrollar la vista, oído y el tacto desde los primeros años, por ejemplo.

LA VISTA

- Cambiarle de posición en la cuna respecto a la luz natural y artificial.- Cambiarle de habitación para que vea otros coloridos y variedad de objetos.- Colgarle algún objeto móvil con coloridos distintos, que puedan observar.- Darle un paseo diario aprovechando que esté despierto.

EL OÍDO:

- Dale el biberón cada vez de un lado, para que cada oído tenga el mismo número de oportunidades.Los músicos recomendados para relajar más al bebé con: Vivaldi, Scarlatti, Mozart… Piensa que la formación del sentido del oído ayuda a aprender mejor los idiomas, y a desarrollar su capacidad musical y gusto por las composiciones clásicas.

- Cántale canciones de cuna e infantiles.- Juguetes blandos que, al moverles, des sonidos distintos.

EL TACTO:

- El contacto es importunísimo. Toca y frota sus distintas partes del cuerpo en el baño, al secarlo.

- Al cantarle canciones, tocas sus deditos, sus manos, sus ojos, etc.- El tacto con diferentes juguetes, lisos, rugosos, ásperos, gruesos, finos,

etcétera.

Se seis a ocho meses en adelante

Prepárate, porque vamos a ir rapidísimo y no te puedes quedar atrás. El bebé que aprende es el que más aprisa tiene por saber más y más…

Estimulación a través del movimiento:

La psicomotricidad:

Movimiento, movimiento y más movimiento.

-¿Por qué?

-Porque por el movimiento se desarrolla su cerebro al mismo tiempo que su cuerpo. Desde que nace le tienes que dar clase de oportunidades para que desarrolle su sistema nervioso.

Si no le das oportunidad, por ejemplo, al gatear, le estás privando de estímulos que, recibidos a través de sus oídos, ojos y tacto, desarrollan por completo y equilibradamente su cerebro.

Debemos, pues, favorecer su desarrollo procurándole un medio en el que pueda satisfacer su actividad. ¿Qué necesitas en casa? Algo que ya tienes: SUELO.

- Suelos de distintas texturas: terrazo, césped, arena, parqué, etc.;- una colchoneta o manta grande para hacer volteretas hacia delante, hacia

atrás, pinos, puentes, etc.;- un puente, ¿Cómo? Con sillas, con un material plástico, etc.;- una escalera horizontal de madera para hacer braquiación.- ¿Qué es braquiación y para qué sirve?

Fíjate en los puentes que hay en los parques infantiles ¿Qué hacer los niños en ellos?

Colgarse y suspenderse de ellos. Adquieren fuerza en las manos y en los dedos, les estás preparando para sostener bien el lápiz y escribir con un trazo seguro y firme, aumentas su habilidad manual y táctil.

¿Cuándo se hace correctamente? Suspendido de la escalera o del puente medio metro, un metro, lo que te atrevas, para que no pise el suelo y sin juntar las manos en una misma barra y mirando fijamente hacia el frente (ahí le estás preparando para la lectura).

¿En casa?

En el parque infantil, está claro, será fácil hacerlo. En casa puede servir cualquier barra o lugar donde pueda cogerse con las manos, por supuesto ante la vigilancia atenta, y con la colaboración precisa hasta que vaya siendo capaz de hacerlo por sí mismo.

Se puede comenzar agarrándole de la cintura e impulsándole, y, poco a poco, reitérale la ayuda.

María colocó una barra entre dos soportes. Cada uno buscó soluciones.

Ahora nos hemos propuesto hacer los ejercicios todas las mamás para poder servir como modelo.

Todos los ejercicios se harán en progresión, según las edades. Cuando el bebé es demasiado pequeño y no camina:

1. Mover brazos y piernas, arrastrarse sobre el vientre.2. Gatear sobre sus manos y rodillas.3. Hacerle rodar sobre su propio cuerpo con las manos hacia arriba “hacer

croquetas” en césped, suelo, arena, etc.

Un consejo: en la medida de lo posible evita los corralillos y los andadores, estos atrasará su sentido del equilibrio, y no lo pongas de pie antes de que esté preparado para hacerlo.

Si su bebé ya camina, dale muchas oportunidades. Si tienes escaleras en casa, iníciale sobre cómo subir y bajar.

Recuerda:

Tú eres su modelo

y lo tienes que hacer con él.

Plan de Acción:

Verás qué habilidad manual va a tener en breve. Todos estos ejercicios le ayudarán en la convergencia de la visión, esto le es muy útil para la lectura.

A partir de los tres años:

Ya tiene tres años. Ya los ejercicios van en aumento de dificultad. Pueden durar veinte minutos como máximo, y se trata de:

1. Gatear correctamente sobre distinto suelo, y pasando por debajo de las sillas.2. Arrastrándose por el suelo debajo de las sillas con movimientos coordinados,

mano derecha adelantada, pierna izquierda doblada, ¡eso sale solo! ¡Tú hazle de modelo y verás!

3. Equilibrio sobre un banco de madera, caminar, saltar, coordinar movimientos, hacer piruetas, todo con gran elegancia.

4. Croquetas en el suelo, girando el cuerpo sobre sí mismo con los brazos estirados.

5. Suspenderse en escalera horizontal o en barra de braquiación, e ir avanzando son que ambas manos coincidan en un mismo punto o peldaño.

6. Volteretas hacia adelante, hacia atrás, pino, puente, subir una cuerda, etc.

Todos estos ejercicios se parecen, pero ya veréis con qué velocidad, disfrute y alegría los hace tu hijo.

Eso sí, tú tienes que hacerlo con él animándole, aplaudiendo sus logros, exigiendo que lo haga bien. Si dispones de poco tiempo, emplea diez, quince minutos, solo cinco, pero con mucho entusiasmo y alegría.

Como te sea más cómodo, pero a diario, y convencida de que lo que haces es beneficio para aumentar el potencial de inteligencia de tu hijo.

Para los más atrevidos:

En verano puedes empezar un aprendizaje temprano de natación, un año, dos años. ¡Cuánto antes! Ponle en manos de un experto monitor y confía. Verás cómo te sorprenderá con sus progresos.

Si puedes aprender antes

¿por qué retrasarlo?

Déjale hacer toda clase de ejercicios. A los niños les encanta lo difícil y nuevo en los movimientos.

Te apunto algunos para que vayas paso a paso enseñándole:

- Saltar sobre una cama elástica y hacer piruetas.- Subir a un montón de arena y bajar por un plano inclinado, puesto allí a

propósito para que gane en equilibrio.- Ir a la pata coja con la pierna dominante o con las dos alternativamente.- Caminar hacia atrás, primero despacio, después de prisa.- Hacer carreras lateralmente, primero hacia la izquierda, después hacia la

derecha.- Hacer un paso corto, un paso largo.- Elevar la pierna y caminar, cono en in desfile de soldados. Despacio, deprisa,

a la izquierda y derecha.- Hacer saltos de longitud adecuados a él, con dificultad pero que los pueda

superar.- Salto con cuerda.- Juegos con globo. Soplar para que no caigan al suelo.- Jugar con pelotas: hacerla botar, lanzarla, chutar con la pierna dominante.- Triciclos, y más tarde bicicletas.

Programa de aprendizajes tempranos sobre autonomía personal

No a los cuidados excesivos que impiden al niño ejercer su actividad. Ejemplo:

-¡No abras el grifo!

-¡No te subas ahí!

Secúndale, explicarle para qué sirve, y ayúdale a que lo utilice adecuadamente. Hay que explicarle no solo los porqués, sino también los “PARAQUÉS”.

- Paciencia. No te apresures en el Plan de Acción del arreglo personal, higiene, comida… Ve dándole campo de Acción, de autonomía personal.

- Deja que el niño se lave solo, se vista solo, se sirva la comida y coma a media que manifieste el deseo de hacerlo. Es la mejor manera de respetar su personalidad.

- Cada vez que ayudamos a un niño haciendo lo que él puede hacer sin nosotros detenemos o desviamos su desarrollo. Lo hacemos con la mejor intención, lo hacemos todo por él, pero estamos impidiendo su progreso. Nuestro papel no es controlarle. Es seguirle y estimularle con amistad.

No seamos un obstáculo

para su desarrollo sino una ayuda.

Podemos empezar a pensar en objetivos como:

- Vestirse solo.- Abotonarse los pantalones o el vestido.- Aprender a hacerse nudos o lazos en los zapatos.- Que se bañe solo, y nosotros solo vigilaremos positivamente.- Guardar su pijama en el cajón correspondiente.- Llevar la ropa usada al cesto de ropa sucia.- Acostarse solo, y nosotros después rezaremos con él.- Saludar al llegar y al salir, y que no se esconda ante los no habituales en la

casa.- Ayudarle a descubrir los peligros que existan en la casa y evitarlos: planta,

horno, cocina, utensilios peligrosos como cuchillos, herramientas de papá, etc.

Vamos a desarrollar algún objetivo poniendo para ello un Plan de Acción concreto.

Recuerda que el objetivo os lo marcáis en conjunto el padre y la madre para que el niño mejore en autonomía personal, por lo tanto tenéis que estar de acuerdo, y lo

mínimo logro del niño debéis alabárselo y valorarlo para que siga adelante y consiga, por medio del Plan de Acción o estrategia, los objetivos que os proponéis.

Objetivo:

Para un niño de dos a tres años. Que aprenda a asearse solo.

La frase pretendida desde que cumple dos años un niño es: ¡Yo solo! Nosotros los padres no engañamos al frenar estas iniciativas tan estupendas. Nuestras frases son:

-¡No, que te manchas!

-¡No, que lo derramas!

-¡No, que lo rompes!

-¡No, que tardas mucho!...

Al niño que quiera aprender y está en su periodo sensitivo ideal para hacerlo sin esfuerzo y porque le gusta, le paramos en seco y hasta se lo impedimos.

Al final, por lo pesadas que nos ponemos las madres termina creyendo que es verdad que no sabe. Si prueba a hacerlo y falla nos enfadamos.

-¿Ves como tengo razón y los has roto?

-¡No lo vuelvas a hacer, lo haré yo, tú no sabes!...

Ante este fracaso tan rotundo al niño ya ni se le ocurrirá intentarlo otra vez, aunque es verdad que desafortunadamente hay niños muy tozudos, y a pesar de sus madres aprenden por sí solos lo que se proponen.

Luego, eso sí, nos quejamos cuando tiene cinco o seis años y decimos,

-Es un vago y un perezoso. Aún le tengo que vestir por las mañanas. Él no mueve ni un dedo.

Bueno, pues vamos a ser positivos y a diseñar un Plan de Acción que nos ayude a conseguir el objetivo que nos proponemos.

Recuerda que son necesarios mucha imaginación y entusiasmo y grandes dosis de paciencia y perseverancia. Déjale que tenga iniciativa, y resiste con optimismo los pequeños desastres que puedan ocurrir durante el aprendizaje.

Un Plan de Acción surgió después de que los padres se llevaran el siguiente susto:

Cristina, de dos años y medio, una niña muy despierta y estimulada por sus padres desde su nacimiento –por lo tanto observadora-, se había metido, en un momento de descuido de los padres, en el cuarto de baño y buscó las pinturas de su madre. Se coloreo toda la cara con la barra de labios roja, se echó colorete, y también mucha sombra azul en los ojos, como había visto muchas veces hacer a su madre.

Después cogió la maquinilla de afeitar de su padre y, como no tenía bigote, pretendía afeitarse una ceja. Ahí fue cuando entró la madre que casi se desmaya del susto, pues la buscaba por toda la casa, ya que ese silencio de la niña la tenía intrigada.

-Muy bien –dijo la madre reaccionando-, tienes ganas de aprender qué hay que hacer en el cuarto de baño. ¿Quieres lavarte la cara y las manos tú sola?

-Sí, yo sola.

-Bien, todos los días te dejaré hacerlo. ¡Ve por tu sillita de madera pequeña!, ¡súbete!, ¡que hay que hacer?

La niña dice:

-¡Agua! –y señala el grifo.

-Mira –dice la madre-, el grifo se abre así.

Hazlo tu misma! Ahora súbete las mangas para no mojarte. ¡Así! ¡Coge el jabón y lávate! Risa, alegría y emoción de la niña.

-¡Bien, ya basta de espuma!, ¡ahora agua y a enjuagarse! ¿Bien, ahora a secarse! La niña se resiste pero la madre la convence.

- ¿Quieres tener tu bolsa de aseo?, ¡vamos a comprarla!

Es amplia, de dibujos y contiene un cepillo de dientes, pasta, un peine y colonia y un tubo de jabón de crema.

-Todos los días jugaremos con la bolsa de aseo… ¿Dónde la esconderemos? ¡Tápate los ojos!

La madre la pone en una estantería del cuarto de baño y dice “Ya”. La niña, divertida busca y…

-Aquí está.

-Bueno, ahora tú la escondes.

La niña la pone en el mismo sitio, mientras la madre se tapa los ojos. ¡Ya!

-Mamá, ya es mañana! ¿Cuándo es de día? Mi bolsa de aseo. Sí, sí, jugaremos mañana.

A la mañana siguiente corre Cristina por su sillita, ya ha cogido su bolsa de aseo, y espera con los ojos bien abiertos a que su madre empiece a jugar con ella a asearse.

-¿Por dónde empezamos?

Le hace ilusión empezar por cepillarse los dientes. La madre comienza a cantar una canción en inglés sobre acciones a cepillarse los dientes, lavarse la cara, limpiarse los zapatos…

Con este Plan de Acción ha aprendido que las cosas tienen un sentido y su bolsa de aseo también. Ha empezado un aprendizaje idea para, con una serie de acciones encadenadas conseguir asearse perfectamente.

Primero bajo la supervisión de su madre, después sola. ¿Qué alguna vez se le puede ocurrir sacar toda la pasta de dientes fuera? ¡Claro!, es divertido y eso es normal para ella, porque su curiosidad le lleva a eso: está experimentando.

Vamos a plantearnos un objetivo para un niño de cinco años que se viste solo, pues aprendió en su período sensitivo a los dos años.

Se abrocha los botones, pero no quiere nunca ponerse los zaparos solo.

El objetivo que se planteó su madre fue ponerle motivación distinta, pues había intentado convencerle de varias maneras de que se tenía que poner los zapatos él solo, y no lo había conseguido.

Plan de acción:

-Mira Javier, en estas cintas de pelo de tu hermana, que cuelgo en las puertas del armario, vamos a hacer lazos. Pero haremos lo que ya sabes, un nudo, y ahora ponemos una orejita de un ratón, la rodeamos con una cuerda, y le casamos la otra orejita por aquí. Tiramos y… ¡imagina potagia!, ¡ya está!

María, que tiene siete años, y nos escucha, quiere enseñar. Los dejo solos y es verdad que los niños, entre ellos, se explican y tiene más paciencia que los mayores…

-Mamá, Javier ya sabe hacer lazos!

Javier tiene los ojos radiantes, ha hecho todos los lazos. Busca a su padre y después persigue a sus hermanos para que vean sis éxitos. Todos dicen:

-¡Qué bien Javier! ¡Eso es dificilísimo! Al día siguiente no apareció descalzo como era habitual. Tenía sus zapatos puestos, y exhibía unos lazos grandiosos de los que se sentía orgulloso.

Programa de “bits” de inteligencia

Hablar bien, empleando las palabras correctas en cada momento. Desde los ocho meses, aproximadamente, puedes iniciar un Plan de Acción que solo te va llevar seis minutos al día, tres por la mañana y tres por la tarde.

Material que vas a necesitar:

- Cartulinas duras, blancas, tamaño folio.- Imágenes claras, en las que se vea solo lo que se quiere que aprenda. Si es

un pájaro petirrojo, no le muestres más que uno, que sea grande, y que se vean bien sus características.

- Tijeras, pegamento.

Recortar dos o tres fotografías de pájaros distintos, y pegarlas en la cartulina que has preparado. Busca en el diccionario el nombre del pájaro, detrás pondrás con letra clara el nombre vulgar, en segundo lugar el nombre científico; y luego dos o tres características, por ejemplo, a qué grupo de aves pertenecen, y de qué se alimenta, y cómo se reproduce.

-¿Pero solo de pájaros?

-No.

De lo que tú haces o de lo que seas más experta o te guste más. Con lo que más disfrutéis los dos. Se puedes hacer colecciones de imágenes para dar información y aumentar conocimientos y vocabularios de:

- Animales;- árboles;- plantas;- flores;- señales de tráfico;- colecciones de obras de arte;- coches distintos;- banderas de distintos países;- instrumentos musicales:

- personajes de actualidad… etc.

Bien, ya has recortado aquellos carteles que has conseguido en la farmacia, en el hotel, en la oficina de medio ambiente, en aquella enciclopedia rota, en aquel viejo libro de texto (en la feria del libro se consiguen algunos con ilustraciones muy adecuadas para el niño).

¡Ah!, y una idea estupenda en que so conocer a otras madres que también estén siguiendo el sistema, intercambies con ellas las “colecciones”.

Ya las tenemos.

-¿Y ahora como la utilizo?

-Eliges cinco láminas de imágenes, pueden ser del mismo tema (por ejemplo: distintas razas de perros, o de animales distintos: mariposa diurna, perro Colli, ciervo volante, besugo de la Pinta, etc.

-¡Pero si no sabe apenas hablar, de qué le servirá que le diga estos nombres, a veces tan raros?

-A él nada le parece raro, él quiere saber, le entusiasma aprender y tú le vas a dar información, y él la sacará en el momento que la necesite.

Busca un lugar apropiado, que no tenga muchos juguetes o cosas que le distraigan.

Siéntate con el niño, si es posible a su mismo nivel y dile:

“¡Mira lo que te voy a enseñar!”.

A la velocidad del rayo, en diez segundos, enseña la lámina y al mismo tiempo di el nombre de lo mostrado, cambiando de lámina antes de repetir su nombre.

¡Ah!, se enseña solo una vez y no se le pregunta nunca.

A los niños les molestan muchísimo los exámenes. Tú tienes que confiar siempre en que lo aprende. Al día siguiente añades uno más, y al otro uno más, así hasta que llegues a diez; lo repites dos o tres días, y cuando notas que se aburre, dejas esas y busca otras nuevas.

¿Tienes una calculadora a mano para averiguar cuántos pueden aprender en unos cuantos meses?

El paseo

Otra actividad para aumentar el vocabulario u aprender a hablar de forma correcta a partir de los dieciocho meses es EL PASEO.

Sí, el paseo normal, pero con una intención clara: enseñarle los nombres correctos de las cosas por donde vamos paseando.

Para prepararlo, tengo que pasear un día apuntando con claridad los nombres y preguntando lo que no sé, porque normalmente al niño le interesa TODO. Ejemplo: Ve una flor y preguntará.

-¿Cómo se llama?

Si le dices:

-Flor

Él pensará:

“¿Flor?, ¡pero si yo sé lo que es una flor desde los ocho meses!”.

O bien:

-Perro

Él ya sabe lo que es un perro hace tiempo, tú le tienes que decir un perro pastor alemán o un bóxer o un doberman, etc.

El paseo podrá ser de cinco minutos y el recorrido concreto, y al cabo de quince o veinte días, cambiarlo, pues, créelo, el otro ya le aburre. Recuerda:

¡Nada de preguntas! Lo sabe ciertamente. Agrupa los nombres a aprender en varias paradas, dos o tres. Por ejemplo:

1. Picaporte, cerradura, llave, peldaño, rodapié, suelo de barro cocido, acera y calzada.

2. Pinos, ibiscus, cipreses, sauce llorón.3. Margaritas, amapolas, buganvillas y rosas.

Y recuerda que aunque parezca que no se entera, te escucha, y recoge la información. No le repitas como si fuera tonto “¡i-bis-cus!” a grandes voces, porque él se enteró a la primera. Al día siguiente vuelves a empezar.

¿Y cuando hace mal tiempo, llueve? Pues haces un paseo por dentro de tu casa, ya sabes: “Cortina, galería, escritorio, mesa de estilo castellano, etc.”.

Un niño aprende siempre:

Audiciones musicales:

-¿Recuerda? Ya desde antes de nacer escuchabas música clásica para desarrollar su inteligencia y cultivar su oído.

No lo dejas porque haya nacido pero, si lo habías dejado dieciocho meses, con un año, con dos…, reanúdalas con toda la frecuencia que puedas. Puedes, incluso, grabar tu voz en la misma cinta, diciéndole el autor con nombre t apellidos, pieza musical que va a oír, el movimiento, etc.

Durante 5 minutos, mientras juega con plastilina o recorta o viste a su muñeca la escuchará, y después la quitas. No le canses. Que se quede con la gana de más para el día siguiente.

También puedes alternar con canciones infantiles, populares o de tu folklore. Al cabo de los diez o quince días cambia de compositor y de pieza.

Aprendizajes tempranos: en lectura y matemáticas:

Alguna de las asistentes se echaba para atrás al oír y otro programa de aprendizajes tempranos, pero la profesora le animó diciendo:

-¿Y cuentos? ¿Te gustaría aumentar su vocabulario contándole cuentos? Los que tú ya sabes. Empieza con lo siempre. Por la noche, antes de dormirse, y repítele el mismo durante una semana. Luego cambia de cuento. No le preguntes si lo sabe, lo comprobaras más adelante.

Sé constante

y pon todo tu entusiasmo

¿Sabes muchas poesías? Pues haz un pequeño programa para que aprendas bastantes en un mes. Repítaselas despacio, con gestos…

¿Y trabalenguas? Tienes que ir de los fáciles a los complicados.

¿Y adivinanzas? Puedes empezara los tres años. Comienza cuanto antes, solo te ocupará tres o cuatro minutos.

En el grupo de madres había dos entusiasmadas y con ganas de llegar aún a más en los aprendizajes tempranos, a lo cual respondió la profesora:

-¡Os propongo un reto! Preparemos un material entre las tres y comenzaremos la experiencia de un programa de aprendizajes tempranos en lectura y en matemáticas, ¿Qué os parece?

-¿Tan pequeños?

-Recuerda que el cerebro crece con el uso. Vamos a usarlo.

Necesitamos:

- Cartulina dura, blanca, para hacer carteles;- Rotulador grueso. Rojo;- Una lista de palabras con especial significado para el niño, escritas en letra de

imprenta y en minúscula: mamá, papá, beso, pie, ojo, gato, silla, cama…

Las utilizaras del mismo modo que lo hiciste con la lectura de imágenes, cuando le enseñabas a gran velocidad razas de perros.

Primero utiliza solo un cartel alegre, y poniéndole a su nivel dile:

Mira –mamá-.

Elige un momento en el que el niño esté contento, y enséñaselo durante un minuto. Si puedes se los enseñas tres veces al día, total son tres minutos. Al día siguiente añade –papá-, y también enseña –mamá-, pero no le pidas que lo repita.

Así con la lista de diez o quince palabras. Después de cada sesión muéstrale que estás contenta con caricias. Verás que cada vez él quiere decir más palabras.

Si se equivoca no le riñas ni le digas: ¡Esto no es así! Dile simplemente: ¡No! Aquí pone mano. Cuando ya identifica -(lee)- los carteles, no le aburras. Cambia las palabras por otra diez o quince.

Después más tarjetas con sus diez o quince juguetes preferidos. Más tarde, diez o quince palabras con los nombres de su ropa. Por fin, acciones que él realiza:

- Comer;- Subir;- Bajar;- Dormir, etc.

Escribiendo en carteles, utiliza el mismo tema. El siguiente paso es muy importante. Él niño va a tener su propio libro de lectura. Su primer y más apasionante libro porque estarán las palabras que él sabe leer. Necesitas:

-Cartulinas tamaño folio, ponlas a lo ancho.

-Argollas para poner las cartulinas.

-Rotulador rojo para escribir sus palabras. Solo escribe la palabra en cada cartulina, conforme las va leyendo se le va añadiendo al libro, que en la portada pondrá el nombre del niño, con grandes letras.

-¿Cuántas palabras?

-No más de treinta.

-¿Ya sabe de memoria las páginas?

-¡No! ¡Ya las lee!

El paso siguiente es empezar a leer en carteles frases sencillas como:

-Aquí está Pepe.

-Pepe come…

Utiliza el mismo sistema: un cartel al día, en tres sesiones y con entusiasmo.

Para terminar; puedes ir a lo abstracto: enséñale el alfabeto. Ya no le costará ningún trabajo, pues todas las letras las conoce, porque estaban dentro de sus palabras.

-¿Cómo?

Con un juego de letras:

LA CAJA DE SORPRESA

Haz en cuadrados grandes (de un folio de cartulina dura puedes sacar ocho letras) el alfabeto, repitiendo más las vocales, y juega con él a poner nombres que ya sabe leer: mamá-papá-noria. ¡Qué juego tan divertido para los dos!

Escríbele su cuento para leer.

Y ahora, si te atreves, su propia historia inventada; el autor: el propio niño. Le dices:

-Pepe, vamos a escribir aquí lo que tú quiera y luego lo leeremos.

Será tu historia:

1ª página: Supermán vuela con su capa.

2ª página: Supermán es muy fuerte.

Aunque sea una gran tontería lo que te diga. Se reirá mucho l leer la historia, desfrutará y aprenderá.

Puedes empezar toda esta actividad a partir de los dieciocho meses. Podrás hacer muchas cosas por tus hijos, pero… enséñale a leer es una de las actividades más gozosas que existen.

Recuerda que el cerebro aumenta en su estimulación; así que estás en la línea de multiplicar su inteligencia al hacer este programa de aprendizaje temprano de lectura.

-¿Decís que matemáticas también? –preguntó una madre.

-¡Si, claro!, puedes empezar ya un programa de visualización de conjuntos.

-¡Qué difícil!

-Nada, es lo más fácil del mundo.

Material:

-Cartulinas duras tamaño folio;

-pegatinas rojas.

En cada cartulina vas pegando progresivamente pegatinas: en una, solo una; en la siguiente dos, así hasta treinta. El símbolo del número no se lo enseñes. Lo pones detrás. Dices: “Esto es uno”. Así, empleando el mismo sistema, podrá dominar el número de pegatinas que hay en una cartulina, sin constarlas, solo con un golpe de vista.

Tendrá así el concepto global del número. Las matemáticas, tiene que ser interesantes y divertidas. Así adquirirá una base.

Cuando vea una caja de colores, dirá: Hay seis lápices, sin necesidad de contarlos; y al entrar en el comedor dirá: En esta habitación hay ocho sillas, solo con un golpe de vista.

No le preguntes y sigue. Puedes hacer operaciones de sumas con puntos rojos adhesivos. Dile –enseñándole las dos cartulinas; dos y uno son tres.

Recuerda que os tenéis que divertir los dos. Es un juego que dura muy poco tiempo, y además consigue que el niño realice lo que más le gusta en el mundo: jugar con su madre y aprender.

Educación en la fe

Ya tiene buen comienzo

Hemos dejado atrás una etapa muy importante en la vida del niño. Si hemos sido capaces de darle lo que necesitaba, ya tiene hábitos fundamentales adquiridos:

- HIGIENE (Habitualidad en el aseo, y que haga lo que puede hacer por sí solo).- ALIMENTACIÓN (Come de todo, y que horas y según las normas de

urbanidad)- SUEÑO (Duerme a sus horas, e tiempo correspondiente y donde debe)- ORDEN (En su persona, en sus cosas, y orden y respeto con las cosas de los

demás).

Lo hemos preparado para presentarlo en sociedad, es un niño que puede empezar a actuar por sí solo. Le vamos a ir desarrollando la independencia.

La frase clave es: ES CAPAZ DE…

Empieza la etapa de la exploración metódica, del análisis.

- Es capaz de leer y analizar, o sea, comprender lo que lee.- Es capaz de expresarse por escrito mediante frases sencillas.- Es capaz de expresarse oralmente con corrección y explicar sus sentimientos

e ideas.- Es capaz de resolver pequeños problemas que se le plantea en su vida.- Es capaz de sacer en el momento oportuno los hábitos, valores y actitudes

que hasta ahora había ido recibiendo e interiorizando.

No por eso nos vamos a dormir en los laureles. No podemos consentir que el niño se pregunte en estas edades:

-¿Qué hago yo aquí?

-¿Para qué y por qué me tengo que porta bien?

El padre: su líder

Tú, padre, en esta edad juegas un papel protagonista. Tienes que aparecer con fuerza en la vida del niño, impulsándole hacia adelante.

Padre que lees estas páginas, ¡seguro que lo estás intentando hacer! Piensa que es muy importante; le tienes que dar seguridad, comprensión y, sobre todo, EJEMPLO.

Tu hijo tiene los ojos puestos en ti, por eso tienes que llegar a ser un verdadero LIDER, con muchísimo cariño, y educando de manera positiva; esto es, felicitándoles por los pequeños logros que va consiguiendo en ORDEN, trabajo en el colegio (síguelo tú de cerca), obediencia, sinceridad y tono humano; esto que se llama: NORMAS DE URBANIDAD.

El sentirse “capaz de…

” es un esfuerzo

de “la autonomía”.

Primera Confesión y Primera Comunión:

Ahora te voy a contar un caso. Podría ser tu hijo que habla con un amigo, escúchalo:

“Curro va a hacer la Primera Comunión”. Curro habla con su amigo Pimpollo. (Pimpollo se llama en realidad Alberto, ese el mote que le has puesto los amigos de la clase porque siempre va muy repinado y aseado, pero él lo ha aceptado estupendamente).

Curro: Pimpollo, yo creía por lo que nos contaba don Jesús, el cura, que hacer la Primera Comunión era una cosa fácil y estupenda, pero por lo que hablan mis padres es un lío gordísimo y un drama. Dicen que nada va s salir bien. Que nos va a costar mucho dinero, que nadie tiene qué ponerse. Yo oí el otro día a mis padres discutir, estaban hablando a gritos, se insultaron y al final mi madre lloraba.

Pimpollo: ¿Pero ellos te vieron y saben que tú los escuchabas?

Curro: ¡No! ¿Qué crees, que soy tonto? Yo estaba en la despensa comiendo las galletas de chocolate que mi madre esconde arriba del todo. Bueno, todas no, que luego se da cuenta, dos o tres.

Pimpollo: Pues esto tiene que ser distinto en cada casa. Mis padres están contentos que yo haga mi Primera Comunión. Dicen que es un acontecimiento muy importante. Y parte de un todo lo que nos dice don Jesús, mi madre por su cuenta me coge los sábados, me hace traer el libre de preparación de la Comunión, y me explica otra vez las cosas. A mí me gusta más cómo lo dice ella y me entero mejor.

Es que mi madre, cuando quiere, es muy graciosa. Me hace reír mucho. Y luego, cuando le digo que estoy cansado, nos vamos a merendar los dos. Mis hermanos dicen que ahora soy el mimado de la familia, porque además mi padre el domingo me lleva a misa con él, y me va explicando lo que pasa allí.

Curro: ¿Y no te aburres? Yo creo que no podría resistir tanto tiempo callado, es muy larga.

Pimpollo: ¿Pero tú no vas a Misa los domingo?

Curro: Yo no, ¿pasa algo?

Pimpollo: No te enfades, tío. Pero, ¿Por qué no vas?

Curro: Pareces tonto. ¿Cómo voy a ir yo a Misa?

Curro: Mi madre a veces… depende. Pero mi padre nunca. Mi madre dice que es que ha perdido la costumbre, y que, como trabaja mucho, tiene que descansar.

Yo creo que tiene mucha cara. Bueno… eso lo dice mi hermano mayor.

Pimpollo: A mí me parece que es un pecado de los gordos no ir a Misa. Nosotros vamos todos. Me parece que de eso, de no ir a Misa, te vas a tener que confesar la semana que viene, que hacernos la Primera Comunión. ¿Te acuerdas?

Curro: Mi hermano mayor dice que él se confiesa con Dios directamente. ¿Qué puntazo!, ¿no? Eso sí que es fácil, no como nosotros que tenemos que pasar una vergüenza…

Yo tengo una lista hecha de gamberradas ¡norme!, y no voy a decir ni la mitad porque si no don Jesús se va a salir del cajón y va salir corriendo detrás de mi… Ríen los dos muy divertidos.

Pimpollo: No, Curro, creo que hay que decirlo todo. Yo a mi madre le pregunté si decir puñetas es pecado y me dice que no. O sea que todo no hay que decirlo.

Curro: yo es que tengo lío… ¡Me dejas que venga el sábado a tu casa con mi lista a ver que me diga tu madre qué quito…? Pero… ¡no! ¡no!, ¡qué tonto soy! Que luego llama a mi madre y se lo cuenta todo y voy a tener la grande.

Pimpollo: (Muy ofendido): Oye, ¡Tú crees que mi madre es una chivata? Mi madre sabe guardar secretos.

Curro: Bueno… ¡Vale!, ¡vale! ¡No te enfades! Iré. Vamos a comprar un pilón de chuches. ¡Mira lo que tengo!

Pimpollo (Mirando con ojos como platos): Tío, ¡eso me parece que es más de cien!

Curro: Son quinientas. Las he cogido prestada del monedero de la cocina. De ahí todo el mundo coge. No pasa nada.

Pimpollo: Bueno, si tú lo dices… Pero a mí no me metas en líos.

SABADO POR LA TARDE

Curro llega con su madre, muy arreglados los dos; a casa de Alberto (Pimpollo). Suelta la famosa lista y sale corriendo. Su madre dice que va de compras y que ya hablarán a la vuelta.

Ha pasado un buen rato. Curro y Pimpollo están merendando y hablando.

Curro: Tu madre es genial. ¡Qué bizcocho más rico! ¿Sabías que me gustaba el chocolate? Es lo que más me gusta.

Debería ir a dar clase al colegio. Es mucho más graciosa que don Jesús, y explica mil veces mejor. Voy a hacer una Confesión de primera categoría.

Hablan las mamás

Madre de Alberto (Pimpollo): ¡Qué niño más espontaneo y alegre tienes! ¡Es un encanto!

Madre de Curro: Si a no tener vergüenza le llamas espontaneidad… Desde luego es muy alegre, y es el más cariñoso de mi casa. ¿Qué ha hecho? Seguro que te ha contado cosas de las que hace en casa. Lo cuenta todo.

Madre de Alberto (Pimpollo): Esta tarde les he dado catequesis, o sea, les he aclarado las dudas que tenían sobre la preparación para la primera Confesión, que tienen el martes que bien. Hemos hecho un pequeño ensayo, y por poco me muero de risa. ¡Qué graciosos!

Lo importante y lo accesorio

Madre de Curro: Yo tengo un lío con la Primera Comunión horroroso. ¡Ojalá ya hubiera pasado! Cada vez que lo pienso…: el restaurante, los invitados, la ropa que hay que comprar para todos, los compromisos que tenemos… Todo está tan caro, ¡es un verdadero disparate!

Madre de Pimpollo: Si quieres te doy algunas ideas, te digo lo que nosotros vamos a hacer, por si te interesa. Creo que lo más importante es que lo niños esté muy bien preparados para recibir estos dos sacramentos, y que así puedan empezar su vida de fe de forma más activa. Lo demás… es accesorio.

Madre de Curro: ¿Accesorios, dices? Con el montaje que se organiza hoy en día la gente… Esto más se parece a una boda que a otra cosa.

Madre de Pimpollo: Depende de cómo lo plantees. Insisto en que lo importante es que para la familia sea una fiesta celebrar ese acto tan importante. Nosotros

después vamos a comer aquí en casa, solo la familia, sus padrinos y algún amiguito. ¡Qué pena Curro no pueda venir!; como la hacen el mismo día…

Madre de Curro: Explícamelo, ¿Cómo vas a hacer tanta comida? Menudo embrollo. Solo de pensarlo me canso.

Madre de Pimpollo: No lo hago yo todo, una parte la encargo. Si quieres te doy la dirección. La hacen muy bien y a muy buen precio.

Madre de Curro: Sí, dámela. Es una idea. Lo voy a hablar con mi marido. ¿Te importa que el sábado que viene venga yo también a la catequesis? Me parece que me tengo que poner al día en estas cosas, que a mí por otra parte siempre me han gustado. Mi madre era muy religiosa, pero hija, desde que me casé… ¡nada!

Madre de Pimpollo: Con mucho gusto, así me ayudas y después hablamos un rato nosotras también de estas cosas.

Es normal lo que te pasa. La vida da muchas vueltas y en una de ellas una puede perder el Norte; pero la fe es un don de Dios y ahí la tienes en el fondo de tu corazón esperando que la avives. Hay que pedir a Dios para que los hijos no pierdan la fe, hay que rezar mucho por ellos.

Si tu marido no practica, díselo con claridad a tus hijos, con prudencia, pero sin excusas ni verdades a medias. Hay que ir con la verdad por adelante para que ellos sean también sinceros y no se armen líos en sus cabezas. Seguro que la comprenderán. Y si tú eres firme y fuerte en tus creencias te seguirán a ti, y podrás tiras de ellos hacia delante para que tengan una vida coherente en la forma de pensar y actuar.

Madre de Curro: Curro, la mamá de Pimpollo es mi amiga, ¿sabes?

Curro: Y mía. Toma, mamá, esto me ha sobrado de las chucherías que compré con el dinero que te cogí del monedero de la cocina. No te enfades; si quieres, me quedaré sin paga la semana que viene. ¡Perdona!

Conclusiones del caso:

Sacad vosotros mismos las conclusiones de este caso real como la vida misma. La vida de piedad, como ya te decía anteriormente, hay que empezarla desde muy pequeño. Y para que crezcan los hijos en la fe no basta lo que les enseñan en el colegio.

Lo mejor es:

1. Que los padres tengan fe, amen a Dios y lo demuestren con hechos, que a los hijos les sirvan de modelos.

2. Que les enseñen desde pequeños a descubrir a Dios en lo cotidiano, en las alegrías, en las tristezas, en el dolor…

3. Que les den catequesis en la propia casa, o sea, que ellos les transmitan la doctrina cristiana. En este caso no basta solo con rezar por la mañana y por la noche.

4. Que den ejemplo y vayan por delante en la fe viva, o sea, en la vida sacramental.

No sé en qué punto estáis, pero aunque fuese cero es necesario levantarse, reaccionar, y empezar a andar el camino. Es lo más importante que le puedes dar a tu hijo con todo el cariño, que luego le llevarán a los sobrenaturales, y será una persona feliz en esta vida y feliz, si por fin cree de verdad, en el cielo.

Tú casa el descanso del guerrero

Prepárale tu hogar, aunque a veces puedas tener dudas. Ponle el marco y el clima adecuados, en los que va a desarrollarse. Para proponerse esta empresa, el clima debe ser adecuado para el niño: El descanso del guerrero.

Casa para ser mirada

-¡No, no y no! ¡Al salón he dicho que no se entra! Solo las visitas.

-¡Ah!, que desgraciada soy. Os he puesto la zapatillas en la puerta para que os cambiarais al llegar y…, ¡nada!, habéis pasado olímpicamente y me lo habéis puesto todo chorreando.

-Hoy no podemos comer en casa: he ordenado los armarios y no he hecho comida. Así que ahora ¡pobre del que me los desordene!

-¿Traer amigos? Ni uno. ¡Papá cortó el césped y no se puedes pisar! ¡No!, lo siento, no podrás celebrar t cumpleaños porque… ¡dónde os vais a meter? Luego necesitaré un buen rato para dejarlo de nuevo limpio y ordenado todo. Te dejaré dinero, el que sea, con tal de que os vayáis fuera a una hamburguesería, ¿vale?

-¡Soy la mártir de la casa! ¡Nadie me ayuda, solo me dais trabajo y ropa para lavar y planchar!

-¡No os limpiéis los zapatos, lo ensuciáis todo!

-¡No ordenéis, que lo hacéis mal!

Enseña a tus hijos a usar bien lo que tienen.

Casa para ser destrozada:

-¡Déjalos que salten en los sillones! ¡Son pequeños! ¡Ya aprenderán cuando sean mayores a respetar las cosas!

-¡Ya sé que la puerta está descolgada, que el armario lo abres es que son tan pequeños y no tienes tantos y tantos trastos!

-¡Sí!, han pintado las paredes de los pasillo pero, ¡hijo!, ¡pero algo tendrán que hacer! Ya aprenderán y pintaremos entonces.

-¡Todo el chocolate y los yogures se los han comido ya? Estamos martes y no tengo nada, pero será que tienen hambre y eso es bueno, ¡pobrecillos!

-¡Sí!, ¡ya sé que hemos pasado vergüenza cuando vinieron los López de improviso y vieron como estaba la casa! Pero… mira que ellos no avisar… ¡Con niños pequeños, ya se sabe!

-¡Estoy quedando como una tonta! ¡Todas las amigas me traen los niños! ¡Será que como lo ven todo tan estropeado!, pero… ¡a mí no me invitan! Esto me da mucho que pensar.

-El otro día me dijeron: “Venid a tomar una copa, pero sin niños, como si tuviéramos monstruos en vez de hijos.

Casa para ser vivida

Tu casa tiene que ser escuela de virtudes de convivencia, de amabilidad y de tono humano, que luego tanta falta les va a hacer a lo largo de su vida. A veces podrá incluso ser definitivo para decidir que le den un trabajo importante o sea una persona integra en cualquier momento de su vida.

Tenemos que partir de la base de que los padres, afortunadamente, no somos perfectos, y tenemos que ir aprendiendo y luchado para ser mejores esposos, padres, educadores y amigos, pero que puede claro que los padres buenos no son aquellos que nunca se enfadan ni se enfurecen, pues todos tenemos días grises, negros, con altibajos emocionales y con circunstancias que excusan en parte nuestro comportamiento.

Nuestro hogar luminoso y alegre, ese descanso guerrero, tiene que ser un imán hacia el cual tiendan todos los miembros de la familia. Y debe abrirse también hacia nuestros amigos y a los amigos de nuestros hijos.

Una casa es…

- Un hogar acogedor en su más amplio sentido de la expresión, acoge a todos como son. Vale tener manías pero conocidas.

- Es un lugar donde el padre, la madre y los hijos coinciden siempre a ciertas horas: desayuno, comida, merienda y cena, y se hace vida en familia.

- Hay pocas normas de convivencia, pero se cumplan siempre, caiga quien caiga.

- En las comidas se apaga la televisión, y se habla en buen tono de las cosas que les ocurren a todos (se facilita el diálogo).

- Cada cual tiene encargos particulares y participa de los generales.- Es un lugar donde se puedan contar pequeñas alegrías, e incluso gastar

bromas.- Lo que les une a todos es el cariño que se tiene todos.

Y te lo repito:

Pocas normas

pero hazlas cumplir.

Una casa no es…

- Un hotel o pensión, donde sin hablar apenas se desayuna, se come y se cena ¡Eso sí!, cada cual cuando llega.

- Un lugar donde la televisión está encendido las ocho horas de la mañana hasta por la noche, sin control, y si alguien se atreve intentar hablar se oye: Chris, calla, que no oigo.

- Las personas están en ella, como no coinciden mucho, se comunican a través de notas escritas.

- En verano, cuando alguien coincide en los horarios, pregunta si el niño tosió anoche, y que solución o sobrecito se le va a dar para que todo siga marchando bien. ¡La salud ante todo!

- Cuando no hay asistenta o el servicio se despide, es un caos, la casa da pena y la madre se deprime.

La madre, el alma de la casa

Tu casa: El descanso del guerrero. Si eres una madre que está en cada dedicada a su organización, en cuerpo y alma, esperas con alegría la llegada de tus hijos del colegio y de tu marido del trabajo. Llénalos de sabor de hogar, de ese que uno recuerde cuando se ha casado, con nostalgia durante un tiempo, y da tanta rabia al otro cónyuge cuando se dice: Cuando llegaba del colegio, mi madre me tenía

preparadas unas tostadas con mantequilla buenísimas, y zumo de naranja natural. Si eres de esas, si eres como “Mi madre”, ¡cuélgate una ristra de medallas!

Si preguntas: ¿Qué tal el colegio? Y tu hijo es capaz de contarte cosas y cosas que le han pasado, ¡genial!, esa confianza ganada a pulso día a día no la vas a perder.

Si además, a continuación, juegas un rato con tu hijo a estás más o menos con él mientras hace los deberes, ¡Diploma de honor!

¡Eso hoy día es imposible! No, ¡qué va! Hay una condición importante: hay desenchufar la tele y olvidarse, todo ese rato, de que existe.

Pero si yo trabajo fuera de casa, no puedo hacer nada de eso. Además estoy hasta arriba de trabajo, llego agotada, de mal humor, y con ganas de acostarme sabiendo todo lo que me queda por hacer. ¿Tú crees que puedo poner buena cara?

Tienes no solo que ponerla sino creer que eres una supermujer y que puedes hacer con esa sonrisa todo ese Plan de Acción que te propongo, para que tu hijo se desarrolle de modo normal, física y psicológicamente, y llene su alma de lo que serán recuerdos imborrables de su infancia.

Dados los periodos sensitivos a los que estamos haciendo referencia en ese capítulo, te propongo algunos Planes de Acción que pueden resultarles interesantes, y seguro que te sugerirán ideas que te permitan “crear” las tuyas propias, de acuerdo con las necesidades de tu hijo.

Tú casa escuela de virtudes

Los Planes de Acción, que vas a encontrar a continuación, hacen referencia a una serie de hábitos y virtudes, que deben poner en práctica tu hijo en estas edades de seis a ocho años.

- ¡Adelante con el orden!

- Cariño

- Alegría

- Trabajo

- Generosidad

Y, ¿por qué estas edades?

La experiencia demuestra que es a lo largo de estos años cuando el niño siente la inclinación hacia los valores. Por tanto, si tú haces Planes de Acción que le introduzcan con naturalidad en estos ambientes, imagínate qué refuerzo para su personalidad y para su éxito como persona.

¡Ojo!, como no sabes en qué momento tu hijo está más predispuesto para asimilarlo, no te queda más remedio que transmitir con constancia. Cuando menos lo esperes, el trabajo está hecho.

¿Te merece la pena este esfuerzo natural, o prefieres el enfrentamiento cuando te des cuenta un buen día de que tu hijo no tiene virtudes? Seguramente, si no recorres el camino acompañado a tu hijo, cuando sea adolecente te sorprenderá y entonces… ¿qué? ¡Difícil te lo habrás puesto a ti misma!

- Para mejorar un hogar es impensable que no coincida los protagonistas de él, el padre y la madre, a unas ciertas horas. A esas horas deben estar también los hijos para iniciar una convivencia armónica.

- El padre tendrá que ser más puntual en terminar su trabajo y así llegar antes a casa. Es cuestión de orden y aprovechamiento del tiempo.

- La madre se propondrá dar con calidad el tiempo que no puede dar en cantidad. Así, por ejemplo, tendrá que renunciar a sus interminables llamadas telefónicas a sus amigas, que hace un rato ha visto. Lema familiar: SEA BREVE en el teléfono. “Estar en casa”, quiere decir estar “Disponible” para:- Jugar con los pequeños;- Cantar;- Leer con ellos;- Contarse cosas;- Y educar en cómo se organiza una casa por ejemplo, arreglando un jarrón

con flores, dejando que te ayuden a hacer la cena, aunque te cueste más tiempo y algún tropiezo casero.

¡Sí, sí!, me dirás. ¡Eso está muy bien, pero dame hecho un Plan de Acción para mejorar esta situación de mi casa: Mi marido es un “cardo”, o sea es muy serio, y yo, para seguirle la corriente, me he vuelto áspera en el trato, y me he dado cuenta de que en casa ya ni nos saludamos. Es un gruñido el saludo más afectuoso. La alegría se ha ido, y los niños solo se ríen a veces, con cosas de la televisión. Esto es horrible, ¿verdad? Pero hay una cosa positiva, y es que me he dado cuenta de la situación, aunque me parece irreversible.

Que vuelva la alegría

Lo primero es

querer cambiar

Y lo segundo: la imaginación al poder:

- Tienes que empezar a pensar positivamente; nada de explicaciones sobre si tu casa parece un constante velatorio.

- Has de ensayar ante el espejo la mejor de tus sonrisas, para llevarla a la práctica e ir derramándola sobre todos los miembros de la familia. (Si tienes la suerte de tener fe y darle un motivo sobrenatural a esa sonrisa, te saldrá fantástica).

- Al primero al que tienes que conquistar es a tu marido: Bueno día, cariño. Cara de sorpresa. No importa. También al niño sale besos al despedirte. Cara de interrogación. ¿Qué mosca le habrá picado? NO IMPORTA.

- Besos, abrazos, caricias. ¿Los quieres o no los quieres?- Ahora, envuélvelos en detalles, pequeñísimos, pero muchos: Flores aquí y

allá; ese bizcocho de chocolate para merendar; la llamada telefónica la marido:

- ¿Qué tal esas?Respuesta. -¿Cómo voy estar?, cansado. No importa…, ¡ya pensará!, si es listo, caerá en la cuenta de la red que has tejido con tu cariño!

- ¿Desde cuándo no vas a la peluquería?Este es un buen momento, pero no te excedas, porque le puede dar un infarto cuando aparezcas en casa.

- ¡Esa cena íntima con velas! ¡Te da vergüenza? ¿Quieres o no quieres? Sí, puedes adelante.

Besos a los niños, sean grandes o chicos, al acostarse; rezar con ellos; la mejor de las sonrisas a pesar del cansancio; pídeles que te cuenten un chiste, ríe de buena gana; de aquí en adelante comprométete con tu marido en que cuando tengáis malhumor, vais a intentar disimularlo, y si no podéis o no sabéis (es cuestión de entrenamiento) el otro os echará un “capote”, nos mandará a comprar “pan de molde” para que se nos refresquen las ideas por el camino.

¿Y cuándo hay que regañar? También con buen humor, gracia y salero. Las cosas serias para las cosas importantes, y de esas al año hay cuatro o cinco. Guárdate la cada de “oso” para esas ocasiones.

El modelo eres tú.

Cambia tú y cambiará tu familia

El cambio no será de golpe y porrazo, pero sí ganando pequeñas batallas, valorando los pequeños logros y felicitando a todo el que sonría

Este hogar debe ser aceptable para vivir, y que atraiga a todos sus componentes, incluso a los amigos de todos.

¡No te olvides! Comienza ¡ya! Ahora es el momento propicio para favorecer estos hábitos.

La limpieza y el orden

Hay una premisa que tienes que aceptar:

Consigue que tu casa esté ordenada y limpia.

Pero no pongas en tensión a tu familia por tus manías personales.

Tienes que ser flexible, porque el orden y la limpieza con niños de cero a ocho años no serán igual que cuando tengan nueve en adelante. No olvides que estamos iniciando a los hijos en caminos que les facilitarán las cosas, pero a lo mejor son el caballo de batalla para toda su vida.

Vamos a ver qué podemos hacer con las primeras ideas, que, precisamente por estar en períodos sensitivos, son adecuadas –recuérdalo-; se aprende con menor esfuerzo.

Como jugando puedes crear esta hábito, que más tarde, una vez alcanzado, puede convertirse en virtud.

-En casa todo me lo dejan por medio, nadie recoge, y soy la ordenada oficial.

¿Has hablado con seriedad de este tema con tu marido?

Es que a vosotros, que sois los modelos, no os ven poner cosas en su sitio, por ejemplo: las zapatillas, el pijama, dejar recogido el cuarto de baño…; no creo que ellos, por propia iniciativa, hagan lo correcto. Es necesario que os vean hacerlo, o que por lo menos os vean luchar por ser ordenados.

Juega a ser ordenado recogiendo los juguetes con tu hijo, desde que pueda gatear.

-Vamos a poner todos los cubos ordenados y en su caja, ¿vale?

Para conseguir orden es necesario perseguirlo con buen humor, y valorando los pequeños éxitos y disimulando los fracasos.

-Pepe (un beso); cuelga tu abrigo aquí en esta percha…; deja tu mochila en este armario…; lávate las manos…; ven a merendar y me cuentas qué tal te ha ido en el colegio.

Esto, hecho día tras día, dicho en buen tono y no dejando pasar sin hacer ni una sola cosa, y llegará el día en que no hará falta decir nada y ayudará enormemente al niño a empezar con éxito ese rato de convivencia en casa.

Plan de Acción

-¡Vas a jugar con amigos en tu cuarto? ¡Estupendo!

Recuerda que os avisaré cinco minutos antes de que se tenga que ir, para que entre todos recojáis. Así encontraréis todo en orden mañana y podréis seguir jugando muy bien. Yo os ayudaré un poco.

Es mucho mejor “ayudar” que “supervisar”. Después, aunque lo hayan hecho medio bien, no te olvides de estimularles alabándoles. Así lo harán mejor cada día.

Los encargos

Tertulia en cada después de comer; sin televisión, por supuesto. Estaremos más tiempo en casa, pues son las vacaciones, tenemos todos que colaborar en el orden de la casa para que mamá tenga ayuda y no sobre carga de trabajo.

Vamos a escribir un plan de encargos y lo pondremos a la vista de todos. Todos nos ayudaremos, y si vemos que alguno falla, ¡nada de peleas!, intentaremos disculparle, y luego la semana que viene vemos las dificultades que cada cual puede haber tenido y la manera de solucionarlas.

El padre apunta: Orden en los periódicos, libros, correspondencia y sala de estar.

El hijo de ocho años:

“Yo me puedo encargar de sacar la basura por la noche, y por la mañana recogeré las cosas del desayuno: la mantequilla, la leche, la mermelada… y las pondré en su sitio”.

La niña de seis años muy dispuesta:

“Yo pondré la mesa y ayudaré a mamá a fregar los platos”.

Hay que frenarla, porque quiere hacer la comida y la cena.

Al de cuatro años, que permanece indiferente y callado, su padre le dice:

-Juan, tú te encargarás de bajar la bolsa de la ropa sucia al cesto de la lavadora.

-No eso no me gusta.

-Bueno, pero no pedirás chucherías, porque ese es tu encargo.

Después, todos se comprometen a hacer sus camas y recoger su ropa. Volveremos a vernos dentro de ocho días. Al finalizar la semana, la tertulia sirvió para ver cómo había ido todo y hacer los ajustes oportunos.

Los encargos ayudan a mantener el orden

La sobriedad

La sobriedad es necesaria en una familia, no se puede gastar y consumir porque está de moda, sin control.

El modelo, como ya habrás adivinado, sois vosotros, los padres. El espejo donde mirarán los niños para ver, a pesar de lo que vea a su alrededor, que hacéis vosotros. Eso pesará, sobre todo en estos primero años, más que ninguna otra cosa.

Como en otros hábitos y virtudes, hay que empezar cuanto antes.

¡Cuántas posibilidades hay que en esta primera etapa! Mucho de lo que hay que hacer está en tus manos. ¡Guerra a los caprichos desde que nacen!

- No les des sobrealimentación si no te lo indica el pediatra.- Evita: darle pan: galletas, caramelos, etc.… como remedio para que se calle.

Hay otros muchos sistemas. Si le das eso llorará de todos modos, porque te exigirá más y más.

- Pataletas en la calle porque quiere chucherías: Fortaleza de la madre. Las ideas claras. Si un día cedes, podrás resistir cinco días más, pero él se acordará de aquel día en que dijiste que sí. Tienen una memoria increíble y una tozudez pertinaz, que puede con la paciencia de los hermanos, de la tata, de los abuelos, de la tía, pero… ¡no con la de sus padres! Cuesta, claro que sí, pero compensa siempre.

- Nada de caras angustiadas, ni amenazantes, ni bofetadas en plena calle porque, aparte de armar el doble de ruido, todo el que pase por delante se pondrá de su parte, e incluso te pueden decir alguna barbaridad por pegar a esa pobre criatura.

- Quieren por imitación todo o que tienen los demás: Tú puedes empezar a evitarlo no dejando que siempre que va a una casa acabe llevándose uno o dos juguetes, por evitarle un disgusto y porque tus amigos te decían: déjalo, mujer, que se lo lleve, da igual.

- Cuando pases por el kiosco –que siempre hayan nuestros recorridos habituales-, déjale claro que no le vas a comprar todos los días; solo los domingos cuando no tiene que ir al colegio. Llorará y pataleará, pero ya verás cómo se le pasará y aprenderá.

- Devuelve siempre los juguetes ajenos, plastilina o cosas que traída del colegio. No da igual, por muy poco valor que tengan esas cosas.

- Orienta a los abuelos que le van a hacer por Reyes, cumpleaños…

Es conveniente que él valore, agradezca y aprenda a cuidar, guardar lo que no vaya a utilizar en el momento, y a regalar algo de lo que tiene y le gusta.

- Cómprale lo justo, no más porque su primo tiene eso, porque su amiguito tiene de todo, y tu hijo, el pobre, no. No le va a pasar nada. Es necesario que de vez en cuando se le niegue lo que quiere, dándole razones; si no, conforme vaya creciendo, intentará imponer un dominio y una exigencia sobre vosotros inconcebible.

- Más vale una vez colorado que ciento amarillo.

Hacia los tres, cuatro años… ya le puedes ir haciendo pequeñas reflexiones sobre los niños a quienes les faltan juguetes, comidas, vestidos, casa, papás… no para impresionarle negativamente, pero sí para que vaya aprendiendo a ser agradecido con lo que tiene, y a no ser derrochón ni caprichoso con todo lo que desee o le parezca y que luego es incapaz de valorar.

Es Navidad, Reyes, etc. conviene ir a la parroquia, Cáritas o a alguna institución que te merezca confianza, y que te vea dar de lo que tienes, y que él dé algo nuevo de lo suyo para aquellos que tienen menos.

Delante de los hijos no solo hay que ser buenos, sino parecerlo también: que te vean que tú te sacrificas.

Di de vez en cuando:

Me apetecería una cervecita, pero ahora no me la voy a tomar; guardaré ese dinero con la tapa de jamón correspondiente para darlo a la parroquia.

¿Y tú dejarás de tomarte esa bolsa de patatas? Bien. ¡Somos dos tíos estupendos!