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CUENTOS SURREALISTAS

Titulo original: Kuentonautica: cuentos surrealistas. Cuentos hechos como producto de la Kuentonáutica, por los Estudiantes de las secciones 2 y 3 del Taller de literatura. Semestre A 2015. Selección y edición: Profesora Jenny Marina Guerrero Tejada. Ilustraciones de interior: Rebecca Vale, Diego Contreras, Oriana Rodríguez, María Amundarain Diseño y diagramación: Pablo Figuera Primera edición: julio 2015

Somos el resultado de explosiones de es-

trellas, venimos del fuego que se apaga o se

transforma en otro tipo de poder, de la unión

de infiernos y cielos, de la fantasía y la reali-

dad, de la vida y la muerte, de pequeñas al-

mas perdidas.

Poema creado durante taller

de kuentonautica

10 de Abril de 1932, Isamara, emigrante africana radicada hace años en Polonia, po-pular practicante de la prostitución es con-denada a una tortura, más que física, psico-lógica. Recluida en una habitación sin entra-da de luz alguna, recuerda con el corazón roto, a sus dos hijos. Angustiada y desespe-rada por no poder verles ni escribirles, deci-de hacer lo impensable, simular su muerte como medida extrema para escapar de ésa que era su prisión, así que se toma unas gotas para inducir una catalepsia, pero lasti-mosamente, producto de su miopía, muere por sobredosis.

Crónica de una muerte por error

Me encontraba en un bosque oscuro lleno de sonidos extraños; ¿Espera qué es esto? ¿Un burro o un león? ¡Ay no! ¡Ya me hice pipi otra vez! Estoy muy asustada. Escucho a lo lejos bebes llorando por todos lados, siento que alguien se burla de mi y no pue-do verlo, tengo muy frías las manos, escu-cho que alguien se acerca a mí con una sie-rra, grito como nunca antes y empiezo a co-rrer con mucho terror y con los ojos cerra-dos, cuando me atrevo a abrirlos me en-cuentro atrapada en un nido de lobos, ha comenzado a llover y creo que este será mi fin, los ruidos me siguen atormentando y de repente, escucho el canto de un gallo como una luz al final de un túnel, abro los ojos y me encuentro en mi campamento y respi-ro… ¡Solo fue una pesadilla!.

Pesadilla de una chica militar.

Globos de hermosos colores, brillantes y con gran tamaño engalanaban los días de los seres de Globolandia, que tenían los ojos donde va la boca y viceversa y en la nariz una cola de cerdo. También existían en ese raro planeta globos de barro, de azúcar y de huesos que adornaban su cielo verde. En Globolandia, podías ver árboles que en vez de frutos daban globos y un río de globos que llegaban al mar de los globos, plazas de globos que inflaban niños... y fuentes de globos que mojaban toda la ciudad. Los globos que solo tenían aire eran tristes porque reventaban. Bum!! Uno de esos glo-bos reventó... Fue lo que pensé al despertar de ese magnífico mundo.

Sueños en un mundo de globos.

Un caimán consiguió en la laguna una razón para sonreír al darse cuenta de que algo palpitaba en el fondo del lago, algo que lo llenaba de gran ansiedad porque no sabía qué era. Cuando por fin logró ver qué era, observó con detenimiento a una adorable ranita na-dar en la superficie, con gracia e inocencia. Su ansiedad se detuvo, sus dientes se pela-ron y descubrió la alegría de vivir. El caimán muy feliz se detuvo y pensó si comerse la ranita o no. El caimán no aguantó y terminó devorándose a la pobre ranita, que no tuvo chance ni de pedir piedad. El caimán la devoró con un gran gusto y placer y dijo al terminar de comerla ¡que sabrosa! mientras acariciaba su estómago… de pronto sintió algo extraño en su cuerpo, le comenzaron a salir flores y mariposas por la boca y la nariz, todos se asombraron y quedaron maravilla-dos, como si el Big Bang ocurriera ante sus ojos. El caimán por un instante sintió remordimiento de conciencia, por haberse devorado a la adorable ranita, pero al mismo tiempo, vio en esa especie de éxtasis en el que estaba, có-mo esa ranita era solo una estrella, brillante y hermosa que había caído a la tierra, en búsqueda de una nueva vida. De pronto, sin previo aviso el caimán ascendió al cielo, ahí justo al lado de las demás estrellas. Aunque parezca increíble y difícil de creer fue así, yo lo vi. -¡Mira Papá veo la constelación caimán -Si hijo ésa es, ahora métete en la carpa y vamos a dormir.

El Corazón del Caimán

Hace mucho tiempo un hechicero se encontraba muy enfermo y buscó una manera de escapar de la muerte, aquel hechicero no tenía ningún familiar que lo acompañara en su desdicha, pero había escuchado alguna vez, una historia de ésas que contaba la gente, de un sombrero mágico de cien años que cuando alguien se lo ponía hacía que sus sue-ños se convirtieran en realidad. El sombrero era de un hechicero anciano, que tenía más barba que rostro, pero no era una barba cualquiera, sino una barba andante. El anciano y su barba eran amantes del ron y del pastel de hongos. Mientras que el sombrero ya viejo y cansado de tanto uso, ya no hacía magia, sino que disfrutaba de hacer bromas pesadas a las personas que pasa-ban frente a él, haciéndolos sentir mal. Una noche el hechicero anciano se emborrachó y se puso su sombrero de cien años, que milagrosamente volvió a hacer magia, pues el viejo olvidó que estaba enfermo y bailó alegre hasta la eternidad.

El sombrero de los 100 años.

Todos me ven como un malvado, un chupa sangre, un maquiavélico, y hoy frente al mar, tuve una revelación cuando comprendí que todo tiene su lado positivo y negativo. El mar viene y va…como mi vida, siempre me gustó el mar, acercarme a los arrecifes y suici-darme de vez en cuando, aun sabiendo que soy inmortal, recuerdo mi último coqueteo con la muerte, en el que mi etéreo cuerpo sumergido en la abismal profundidad del océano, quedó atorado en el hueco de un inmenso coral, hasta que una fuerte corriente me liberó y decidí salir a la superficie.

Esta tarde caminando en la orilla de la playa, medité que también los vampiros somos necesarios en este mundo, pues gracias a nosotros algunas personas se convierten en inmortales y pasan su vida reflexionando sobre sus errores para luego tratar de vivir mejo-res vidas, es decir, gracias a nosotros nació la filosofía, pues todos los filósofos somos vampiros y así como yo fingieron su muerte y renacen inconmensuradas veces en otros cuerpos pensando y pensando.

El VAMPIRO Y EL MAR .

En el sistema solar en un mundo paralelo, todos los planetas se especializaban en crear y fabricar diversos productos, uno de ellos eran los paraguas de puntas finas, éstos eran vendidos por todos los astronautas que viajaban hasta Júpiter y se veían con los extraterrestres que caminaban entre el gran sistema solar, en donde por supuesto, el sol era el rey de ese grandioso y magnífico lugar. En uno de estos planetas llamado ogrolan-dia vivía una bruja que sufría mucho por no tener paraguas de puntas finas, así que un día decidió viajar a mototaxilandia a buscar uno. En ese planeta, habitaban seres extraordinarios, como abuelitas en short con piernas de lagarto, peludas y escamosas, a quienes los vampiros abuelos le lanzaban piropos como: Si tú fueras farmatodo te expropiaría todita, “te comería enterita” y ellas les con-testaban “¡Papi tu si tas’ rico!”. Bueno, con tantos piropos, las abuelitas con short se emocionaban mucho y terminaban por recitar un conjuro que hizo aparecer a un dragón vampiro con sombrero de globos y paraguas de caimanes, caimanes que decían que el dragón estaba enamorado.

Ogrolandia.

Había una vez un Ogro que tenía unos zapatos de piel. Un día en pleno bosque decidió quitárselos para descansar un poco, de repente cayó en un profundo sueño y al despertar vio que sus zapatos ya no estaban. Desesperado empezó a buscar en todas partes, pero fue en vano; el ogro triste buscó a un pajarito mototaxista para que lo ayudara en su bús-queda, cuando de la nada apareció una bruja y le robó la moto al pajarito, asustados am-bos corrieron hacia la casa del Diablo, con el propósito de recuperar la moto, él estaba con un vampiro haciendo una poción para transformar a Pinocho en humano, para que así ambos pudieran aprovecharse de él, robando su alma y chupando su sangre. Pero de pronto al vampiro le dio un ataque de locura y rompió todo lo que se le atravesó en su ca-mino, quebró y quemó a pinocho, se tomó la poción y se convirtió en humano. Mientras, escondidos detrás de un sillón el ogro y el pajarito mototaxista, olvidándose por completo de sus zapatos y de la moto, observaban con terror la escena, ávidos por saber qué suce-dería cuando el diablo se encontrara, por primera vez en siglos, con un ser humano en ese mundo de fantasías.

Los Zapatos del Ogro.

Recuerdo que de pequeño pasaba siempre en las tardes, al salir de la escuela, por la ca-sita de dos negritos, ellos siempre a esa hora salían a su patio a tomar un poco de sol, pero a mí siempre me daban miedo por la forma en que ellos me veían. Un día camino al parque una jauría de perros empezaron a corretearme y no tuve más salida que meterme a la casa de esos negritos que era muy extraña, recuerdo un cuadro de un mono sentado en un sofá volador, luego entré corriendo a un cuarto donde había una viejita metiendo un elefante al closet, espantado fui al baño para lavarme la cara y despertar de lo que creía que tal vez fuera un sueño, cuando di la vuelta para secarme la cara, salió del inodoro un gran vampiro que me mordió y me hizo caer en un sueño pesado en donde vi al fantasma de mi tío muerto, que me señalaba dos caminos: uno lleno de colores, serpentinas y glo-bos y otro donde una chica me observaba con cara misteriosa, decidí seguir el camino co-lorido, donde todos vivían felices a orilla de una playa, y había niños jugando y muchas cosas lindas, pero el sueño duró poquito, ya que al despertar me encontraba en ese mis-mo baño con el vampiro a mi lado y al verme al espejo me veía igual que él, ahora era un vampiro! Y todo por culpa de los perros.

Por culpa de los perros.

Dentro de mucho tiempo, en un universo como este pero no igual, existía una vieja ex-traña con una rara enfermedad que hacía que sus ojos se cayeran de sus órbitas. Tenía una i muy, muy, muy rara obsesión con los elefantes y los circos, debido a esto tomó la ra-dical decisión de irse a África, su extraño aspecto físico le abrió las puertas en el mundo del circo. Un día muy, muy, muy lluvioso conoció a un hermoso fortachón que levantaba ponis rosados obesos de tanto comer algodón de azúcar. Ese hombre era muy guapo e inteligente, y su apodo era Barquillín. En una práctica de los elefantes danzantes de tap, Barquillín quien estaba debajo del es-cenario practicando su rutina en compañía de su amada, decidió proponerle matrimonio, pues ya la había embarazado, así que era el momento de formalizar la perturbadora rela-ción que tenían; pero en el momento en que los elefantes saltaron, el piso del escenario colapsó y aplastó a los enamorados matándolos. Sin embargo, en el hospital logran salvar al bebé que habían engendrado, era una niña sana y juguetona pero por el accidente que tuvo su madre tenía la cabeza cuadrada. El mago del circo la adoptó y se la llevó a vivir a una casa, muy, muy, muy torcida y tenebrosa! en donde Clementina que era su nombre, veía por la ventana de su cuarto que en la mansión de enfrente, vivía un príncipe llamado el “príncipe de las mareas” que estaba atrapado por culpa de un hechizo en un vaso de agua, pero que cuando lograra ser liberado se enamoraría de la primera mujer que vería y la amaría profundamente pese a su cabeza cuadrada.

Clementina la niña de la cabeza cuadrada.

Una vez estaba caminando por la selva apreciando el suave sonido de las aves, los gri-llos y las ranas, cuando de pronto, oí que se acercaba un burro rebuznando, a lo mejor estaba perdido. Estaba cerca de un río, por el croar de las ranas. Como todo estaba oscu-ro, no podía ver bien por donde caminaba, así que sin querer pisé a un gato por la cola y el pobre salió corriendo. Luego encontré una moto estacionada y sin pensarlo dos veces me subí en ella, ya que debía salir rápido de la selva para llegar a tiempo a un funeral. Al rato escuché el canto de un gallo, a pesar de que todo estaba muy oscuro, en medio de tanta oscuridad, no supe dónde estaba, porque me despisté al escuchar los pasos de al-guien bajando por una escalera de madera, así como en una película de terror y empecé a gritar como una niña asustada, me di cuenta de que estaba dentro de una casa. Luego me asomé por la ventana y vi que todavía no salía el sol y que llovía, así que me senté en un sofá y me dormí, al rato me despertó un ruido estruendoso y muy asustada supe que me encontraba de nuevo en la selva.

La selva.

El ruido del valle se repetía con calma hasta que fue asesinado por el rebuznar de un burro, mientras, tomaba mi acostumbrado vaso de agua, momentos después, el reloj contaba plácidamente las horas y mi gato jugaba con unas pelotas de lana. .Me dejé lle-var por el sueño y soñé con una marcha fúnebre acompañada de la lluvia y entre tanto el ulular de un búho, ya no puedo despertar aunque canten mil gallos.

Aunque clames calma .

Una tarde cuando el dragón merodeaba en su fortaleza, notó que había un globo flotan-do libremente a través de su ventana, iba y venía a placer dejando que el viento fuera su guía. El dragón, maravillado por el objeto, se quedó embelesado observándolo hasta que, un fuerte y repentino estornudo de fuego hizo cenizas su preciado globo. El dragón transi-do de tristeza decidió usar los restos del globo hecho polvo, mezclarlo con sus lágrimas y moldearlo hasta crear un planeta al que llamó Júpiter. Siglos después, en el año 2015, en medio del tráfico insoportable de Mérida a las doce del mediodía, un mototaxista observó que un globo hermoso y naranja descendía del cie-lo, se enamoró de él y cuando lo tuvo a su alcance, lo abrazó y supo en ese instante que no era un simple globo sino que era Júpiter, el planeta del dragón. El mototaxista fascinado por el globo, que ahora le pertenecía, iba a todas partes presu-miéndolo, de calle en calle, de avenida en avenida mostrándolo orgulloso a conocidos y desconocidos. Pero ese amor, al igual que el de siglos atrás, tenía fecha de caducidad, pues el aire que contenía la esfera naranja se escaparía, poco a poco, desvaneciéndose. El hombre estaba tan conectado con su globo que mientras éste se desinflaba iba murien-do también, así que decidió disfrutar de la vida que le quedaba hasta que un día murió, pero no se fue triste, se fue alegre, sumamente feliz junto a Júpiter, el planeta del dragón.

El Dragón que se enamoró de su globo .

¿Será posible que las fotos puedan guardar algo más allá de lo que se ve? ¿Se puede estar seguro de eso? Para mi cada foto tiene un corazón, y cada corazón una experiencia de vida. Como aquella foto de rosas que me hace recordar a aquel amor perdido, o la foto de la bahía, que me hace recordar mi primera vez cerca del mar, aquella sensación divina, de la espuma rozando mis pies y el sonido de las olas que me adormitaba mientras estaba bajo una palmera, aquella brisa pasajera que susurra las historias y aventuras de aquellos marineros que desde siempre emprendieron un viaje sin regreso y quizás sin fin, llevando consigo recuerdos y fotografías , fotografías con corazón. Corazones que el tiempo no marchitará jamás, corazones con historias. Recuerdos eternos que se plasman a través de imágenes escritas con luz, recuerdos que solo puede tener dentro, una foto con cora-zón.

El corazón de las fotos .

Extraño, grotesco y desconocido mundo subdimensional, se leía en la entrada, junto con la siguiente advertencia: "Si entras, ponte los zapatos en la cabeza", "Si sales, déjalos donde quieras". En el mundo subdimensional, todos los que entraban bailaban parados de mano y con sus pensamientos e ideas de cabeza, todos se llevaban bien con todos, todos compartían, e incluso inventaban nuevas costumbres como desayunar de noche, dormir de día, trabajar por placer y sin cobrar, etc. El planeta subdimensional era todo un misterio. Era un lugar donde la normalidad era muy mal vista, como un acto casi inmoral, la gente caminaba de manos y se vestían con la ropa al revés, nada en estas tierras era conven-cional; no existían ni blancos ni negros, ni mestizos, todos eran del color de su corazón, algunos rosados, otros verdes y algunos violeta oscuro, nadie peleaba, no había grupos sociales, ni separación entre gustos. En el mundo subdimensional, las personas solo ha-cían lo que el color de su corazón les mandaba y lo más extraño de todo era que había orden y armonía.

El mundo subdimensional.

El pequeño Luis, no paraba de comerse las uñas a pesar de los regaños de su mamá Sara, un día a su mama se le ocurrió esperar que Luis se durmiera para cortarle las uñas y ponerle pica pica en los dedos, de manera que cuando fuera a morderlas le picara la bo-ca, y que por fin dejará de comérselas. Al día siguiente, Luis con su boca roja por el pica pica, fue corriendo a decirle a su mamá que ya no se iba a comer las uñas, pero enton-ces comenzó a hacer otra cosa peor, decidió guardarlas en un saco. Luego de un año, el saco de uñas de Luis ya pesaba un kilo, pero ahora entonces le surgió un problema a este muchacho, qué hacer con él. Entonces decidió hacer un cur-so de arte no convencional, para hacer una instalación con ese kilo de uñas, su instala-ción fue tan interesante y les gustó tanto a los habitantes de la ciudad que decidieron de-jarla en la plaza, por lo que la instalación se convirtió en un extraordinario monumento de uñas. Una tarde de verano un grupo de turistas anárquicos pasearon por la ciudad, que ya se había vuelto famosa por su monumento de uñas, pensando que esa instalación era ab-yecta y de mal gusto, decidieron quemarla, pero cuando hicieron esto, algo extraño suce-dió, toda la urbe desapareció al mismo tiempo que el kilo de uñas era carcomido por el fuego, hasta el punto que desapareció de todos los mapas.

La ciudad del monumento de uñas.

Esta es la historia de un vampiro perezoso que no salía de su casa por pasar todo el tiempo viendo televisión, tanto así, que sus padres preocupados y decididos a lograr que se curara de su adicción a la televisión, le dijeron que si no apagaba el televisor y salía de casa, no le darían de comer, sin embargo, a él no le importaba mucho quedarse sin comi-da por un tiempo, mientras pudiera seguir viendo televisión, ya que probablemente un ayuno no le vendría tan mal, pues era un vampiro intolerante al plasma, ya que cuando tomaba sangre humana le causaba grandes dolores de panza y muchos gases. Pasó apenas un día en ayuno, pues finalmente tuvo que salir de su casa porque le pasó algo terriblemente trágico, su televisor se dañó y fue al pueblo a buscar a alguien que se lo arreglase y nadie lo logró. De la desesperación y del hambre acumulada le dio por co-mer y comenzó a atacar a todos sus vecinos, saciada su hambre pero todavía muy ansio-so, comenzó también a atacar al resto del poblado, hasta que el problema del televisor dañado se convirtió en una verdadera calamidad para ese pueblo, que ya se estaba con-virtiendo en un aldea de vampiros. Por esta razón, la alcaldía de ese municipio tan pobre, decidió invertir casi todos sus ahorros en comprarle al vampiro un televisor. Nuestro vampiro emocionadísimo por su televisor nuevo, apenas llegó a su casa al me-diodía, lo prendió, y de pronto sucedió algo muy extraño, a medida que él iba cambian-do canales, comenzó a sentir extraños efectos en su cuerpo y mente, se sentía marea-do, aturdido y trémulo y lo peor es que no podía despegar su mirada de la pantalla y ni siquiera podía cerrar los ojos.

El televisor del vampiro

¡Estos diablitos trogloditas me tenían loca! ¡Todo el día en mi mente! Gritándome y di-ciendo que haga esto y haga lo otro, yo sé que el mundo está muy pervertido, pero es que yo no he aprendido a ser mala, hace unos días por ejemplo un señor en la calle me gritó obscenidades y yo no hice nada, cuando llegué a la casa empezaron todos ellos a aturdir-me diciéndome “tu si eres tonta” No tienen derecho a juzgarme, algún día me libraré de ellos, algún día demostraré, que valgo mucho más. Mañana iré adonde un viejo brujo, él sabrá cómo quitármelos de encima, he visto gente salir de su casa diferente a como entran. Ese brujo esconde muchos misterios, humos de colores brotan de sus fosas nasales. Cuando por fin, me reuní con él, me preguntó: -¿Hija por qué estás tan angustiada? -Vera señor, unos pequeños diablitos trogloditas me atormentan, no paran de decirme que haga cosas que no quiero, no sé qué hacer con ellos, creo que mi ex novio me hizo una brujería para vengar que nunca hice lo que me pidió en la cama. Él me dijo: -Quizá Ud. tenga razón, pero tómelo con calma y con té, es más le cuento que conozco un señor que pasó por una experiencia similar a la suya y le puedo garantizar que si usted se deja influenciar por esos demonios, acabará perjudicando a nuestro mundo, aún más, de lo que ya está, yo la ayudaré. Le haré un exorcismo, así que empecemos el ritual, le-vante los brazos y respire muy profundo. Mientras el brujo me ungía con agua de mar , a la vez que recitaba extraños canticos en latín antiguo. De pronto milagrosamente comencé a sentir que los diablos trogloditas empezaron a sa-lirse de mi mente, pero al tiempo que esto pasaba comencé a quedarme calva y exclamé exaltada. -¿Qué me está pasando señor? ¡ Se me está cayendo el pelo! Y él me dijo, qué prefiere tener pelo y seguir con esos demonios en su mente o quedarse calva y sin ellos. Así que ahora estoy calva.

LOS DIABLITOS TROGLODITAS O LA HISTORIA DE POR QUÉ SOY CALVA.