V

Índice del volumen IIIÍndice de ilustraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII

57. ¿Serán unos pocos o serán muchos los que alcancen la salvación? Jesús reafirma el papel del gurú en la liberación del discípulo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

58. Las parábolas de Jesús acerca de la humildad y del discipulado, y la parábola del hijo pródigo . . . . . . 23

59. «No podéis servir a Dios y al dinero» El uso y el abuso de la riqueza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

60. «Yo soy la resurrección y la vida» Jesús resucita a Lázaro de entre los muertos. . . . . . . . . . 61

61. «El Reino de Dios está dentro de vosotros» . . . . . . . . . . . . . 79

62. Jesús señala que el propósito original del matrimonio es la unión de las almas «Quien pueda entender, que entienda» . . . . . . . . . . . . . . 101

63. Cambiar los bienes temporales por las riquezas del reino de Dios Las bendiciones inherentes a los mandamientos de Dios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

64. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén . . . . . . . . . . . . . . . 163

65. Jesús enseña por última vez en el templo de Jerusalén . . . . . 179

66. «Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201

67. ¿Profetizó Jesús su segunda venida y el fin del mundo? . . . . 215

68. ¿Qué quiso dar a entender Jesús con «castigo eterno»? . . . . 249

69. «Haced esto en recuerdo mío» La Última Cena, parte I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263

70. «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» La Última Cena, parte II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285

71. «Permaneced en mí […]. Permaneced en mi amor» La Última Cena, parte III. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317

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Índice del volumen III

VI

72. «Padre, he llevado a cabo la obra que me encomendaste realizar» La Última Cena, parte IV (conclusión) . . . . . . . . . . . . . . 349

73. La agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní y su arresto . . . 365

74. La crucifixión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393

75. «Y estad seguros que yo estaré con vosotros día tras día» La resurrección de Jesús y su presencia siempre viviente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 427

Adenda

Lecturas inspirativas para la verdadera adoración de Cristo. . . . 465 Parte I: La Navidad Parte II: La Pascua

Reseña del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 509

Metas e ideales de Self-Realization Fellowship . . . . . . . . . . . . . . 514

Publicaciones y Lecciones de Self-Realization Fellowship . . . . . . 515

Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 522

Mapa de Palestina en tiempos del Nuevo Testamento. . . . . . . . . 545

Índice de los discursos contenidos en los volúmenes I, II y III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 547

Índice de los versículos del Evangelio comentados en los volúmenes I, II y III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 551

Índice de otros versículos de la Biblia citados en los volúmenes I, II y III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 554

Índice de las estrofas del Bhagavad Guita citadas en los volúmenes I, II y III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 557

Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 559

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D I S C U R S O 5 7

¿Serán unos pocos o serán muchos los que alcancen

la salvación?Jesús reafirma el papel del gurú

en la liberación del discípulo

SCómo la intercesión del gurú mitiga los efectos del mal karma pasado

v

Sin la gracia salvadora de su gurú, el discípulo no puede entrar en el reino de Dios

v

El destino de los devotos que desoyen la guía del gurú que Dios les ha asignado

v

Todos pueden alcanzar el cielo, sin importar su raza, casta o credov

Las obras que los maestros liberados realizan en la tierra ¿les generan karma?

S«Todos los que se esfuercen por entrar en el reino de la Conciencia

Cósmica con la ayuda de un gurú y de sus liberadoras técnicas espiri-tuales hallarán la puerta estrecha y el camino angosto de la realización del Ser que conducen al Infinito».

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DISCURSO 57 Lucas 13:1-9, 22-35

En aquel mismo momento llegaron algunos que le conta-ron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pi-

lato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. ¿O pensáis que aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé y los mató eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo».

Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña; fue a buscar fruto en ella y no lo encon-tró. Dijo entonces al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué ha de ocupar inútilmente el terreno?”. Pero él le respondió: “Señor, déjala por este año todavía. Mientras tanto, cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante. Y si no lo da, la cortas”».

* * *

Mientras caminaba hacia Jerusalén, iba atravesando ciu-dades y pueblos enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les respondió: «Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos pretenderán entrar y no podrán.

»Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, los que estéis fuera os pondréis a llamar a la puerta, di-ciendo: “¡Señor, ábrenos!”. Pero os responderá: “No sé de dónde sois”. Entonces empezaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas”. Pero os volverá a decir: “No sé de dónde sois. ¡Apartaos todos de mí, malhechores!”.

»Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios.

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3

Lucas 13:1-9, 22-35 DISCURSO 57

»Pues hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos».

En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere ma-tarte». Él les contestó: «Id a decir a ese zorro: “Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pa-sado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén”.

»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que asesina a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he que-rido reunir a tus hijos, como una gallina a su pollada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, vuestra casa va a quedar desierta. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ‘¡Bendito el que viene en nombre del Señor!’».

Lucas 13:1-9, 22-351

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1 Los versículos 10-17 se comentan en el discurso 32 (volumen II). Los ver-sículos 18-21 se tratan en el discurso 37 (volumen II) junto con sus paralelos del Evangelio según San Mateo.

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` D I S C U R S O 5 7 3

¿Serán unos pocos o serán muchos los que alcancen

la salvación?Jesús reafirma el papel del gurú

en la liberación del discípulo

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«En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. ¿O pensáis que aquellos die-ciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé y los mató eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Je-rusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo”» (Lucas 13:1-5).

En este pasaje, Jesús esclarece el funcionamiento de la ley kármica de causa y efecto, y corrige un error cometido por los que supo-

nían que quienes habían muerto a manos de Pilato o por la caída de la torre de Siloé debían de ser grandes pecadores para merecer semejante destino. Jesús sabía que las personas con las que estaba hablando eran también pecadoras y que a ellas mismas les aguardaba el peso de la justicia conforme a la ley del karma.

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5

Lucas 13:1-5 DISCURSO 57

Los que quebrantan la ley y siguen todavía impunes no deberían pensar por ello que son menos culpables que aquellos que han sido juzgados y castigados por sus delitos, porque cuando sean aprehendi-dos pagarán ineludiblemente la pena que les corresponda.

En realidad, el propósito de las palabras de Jesús era sacar a sus oyentes de un error de concepto, que consistía en creer que las meras circunstancias en que una persona muere — ya sea como resultado del mandato de las leyes de la so-ciedad o por causa de un accidente — podrían em-plearse de manera simplista para evaluar el grado de su pecaminosidad. Es obvio que la destrucción del cuerpo físico en el plano terrenal a instancias de la muerte (lo cual libera al alma para que continúe su camino hacia los reinos astrales) no siempre es el resultado de la iniquidad. La ley divina del karma, por otra parte, tampoco decreta que el único castigo prescrito para todos los que transgreden la justi-cia sea sufrir una muerte física antinatural. Algunos de los que viven muchos años, gozando incluso de buena salud y de prosperidad mate-rial, bien podrían ser peores transgresores de la ley divina que aquellos cuyo cuerpo padece sufrimientos o es aniquilado.

En cualquier caso, el pecado ciertamente provoca la muerte es-piritual, o sea, el olvido de la bienaventuranza e inmortalidad del alma. El pecado tortura la conciencia e inflige un castigo mental al transgresor que le corroe internamente: un sufrimiento que, en oca-siones, es más doloroso que la muerte física. Por ese motivo, Jesús hace esta advertencia: «No supongáis que quienes fueron asesinados eran mayores pecadores que vosotros. A no ser que enmendéis vuestro comportamiento y desistáis de las acciones malignas, vuestras iniqui-dades causarán la muerte de vuestra vida espiritual». Sus palabras son una advertencia contra la actitud autocomplaciente de quienes creen ser bastante virtuosos porque hasta ese momento no han sufrido las desgracias que les acontecen a otros. Puesto que están sumidos en el sueño de la ignorancia, jamás se analizan a sí mismos ni hacen esfuerzo alguno por espiritualizar su vida hasta que el sufrimiento físico, mental o espiritual los despierta con rudeza: una consecuencia kármica que seguramente podrían evitar o minimizar si se arrepintie-sen y cultivaran el conocimiento de Dios ahora.

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SLa consecuencia kármica del pecado no es la muerte física, sino la muerte espiritual

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