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Informe de gestión del Comité Ejecutivo Batzorde Eragilearen kudeaketa txostena

Informe de gestión del Comité Ejecutivo Batzorde ...Su coste, en el Estado español, no es disuasorio y va camino de igualar a los contratos ind-efinidos y temporales. Proposiciones

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Informe de gestióndel Comité Ejecutivo

Batzorde Eragilearenkudeaketa txostena

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INDICE

I. IntroducciónII. Negociación colectiva: un suelo cada vez más firmeIII. Modelo de sociedad: Otra Euskal Herria es posibleIV. La acumulación de fuerzas soberanista no tiene

alternativaV. La formación y las publicaciones: El imprescindible

componente del compromiso militanteVI. Organización: Una tarea inacabada para dinamizar las

organizaciones de baseVII. Areas de intervención que requieren

compromiso, prioridades y gestiónVIII. Servicios jurídicos y gabinetesIX. Alianzas y solidaridad internacionalX. Una representatividad sindical consolidadaXI. La afiliación sigue creciendoXII. A modo de conclusiones: “Ez ikusi, ez ikasi”

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I. IntroducciónEl neoliberalismo ha seguido orientando de manera hegemónica la economía planetaria enel cuatrienio que concluye. El crecimiento ha ido además parejo de un incremento de lasdesigualdades tanto en los países menos avanzados económicamente como en los más ricos,en los que se ha producido un retroceso progresivo de la participación de las rentas del trab-ajo en la riqueza. No es exagerado hablar de un “saqueo a gran escala” por parte del capital.Es importante identificar los mecanismos políticos, económicos y sociales que han propici-ado esta situación, mecanismos que de ninguna manera son “naturales” sino que priman lacodicia extrema de una minoría.Este proceder tras un largo ciclo de una apropiación de plusvalías sin límites ni control haprovocado tras el estallido de la burbuja inmobiliaria una crisis sin precedentes después del1929 de todo el sistema financiero que, evidentemente, afecta de lleno al conjunto del fun-cionamiento económico.Los defensores radicales del mercado, desde el cinismo que les caracteriza, exigen ahoraabrir un paréntesis intervencionista de los poderes públicos para socializar sus pérdidas, sinimportarles los “daños colaterales” de los sectores sociales que, no habiéndose beneficiadoen la bonanza, van a asumir la mayor parte del coste de “toda la operación rescate”.Las incertidumbres económicas y sociales con el fantasma de la recesión, el incremento delparo en un mundo del trabajo muy degradado, vuelven a ser instrumentalizadas para disci-plinar los salarios. Por incoherente que sea, la receta para los excesos provocados por elcomportamiento especulativo de los beneficios pretende recortar el poder adquisitivo de lasrentas de trabajo.

La ofensiva neoliberal contrala regulación de las relaciones laborales y el modelo de sociedadDesde una perspectiva sindical, hay que subrayar la ofensiva neoliberal orientada al desma-ntelamiento del modelo de relaciones laborales, es decir, una revisión de los fundamentos ynormas que emanan del derecho del trabajo y la reducción de la protección social.Interesa subrayar la impronta de la Estrategia de Lisboa del año 2000. Una lectura rigurosade sus directrices, cargadas de eufemismos, debe propiciar la denuncia de su única intencio-nalidad de fondo: la revisión del modelo social europeo, en los términos que hemos señal-ado.La subcontratación, las ETTs, la modificación de las normativas laborales… van configura-ndo unas condiciones de trabajo cada vez más desreguladas e individualizadas. Tanto laentrada como la salida del empleo quedan cada vez más deterioradas, al albur de la arbitra-riedad empresarial, dado que el despido ha dejado de actuar como “garantía de estabilidad”.Su coste, en el Estado español, no es disuasorio y va camino de igualar a los contratos ind-efinidos y temporales.Proposiciones y eslóganes abstractos como la “empleabilidad” sustituyen a las garantíasefectivas sobre el empleo, aunque se enuncien intenciones como la formación o las cobertu-ras sociales, que en ningún caso quedan tasadas ni reguladas. Igualmente, los niveles públi-cos de protección social se revisan a la baja, empezando por las pensiones.La descentralización de la gestión con los llamados “métodos de coordinación abierta” –esdecir, sin directivas, sin reglamentos de la UE– marcan el camino, en suma, para el menci-onado desmantelamiento.Por paradójico que parezca todas estas orientaciones se producen en nombre de la moderni-dad y de la competitividad, y pretenden legitimarse a través del llamado “diálogo social”.Creemos que el diálogo social debería ser un instrumento complementario para posibilitaracuerdos –empezando por la propia empresa– que den más equilibrio a las condiciones lab-orales y sociales de acuerdo con la aportación de la clase trabajadora a la producción y a laeconomía. El diálogo social concebido en esas claves no agotaría la acción sindical quedebe ser la expresión colectiva organizada para avanzar en la defensa de las condicioneslaborales y sociales de la clase trabajadora.

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En opinión de ELA, no es aceptable convertir ese diálogo social en un fin en sí mismo, enuna alternativa a la acción sindical, vaciándola de contenido reivindicativo y movilizador.Hablamos desde nuestra perspectiva y experiencia, observando también cómo este procedertiene una extensión más amplia.Aprovechando una sintonía sin precedentes entre el poder político y el poder económico, seha producido un rediseño del diálogo social que pretende fundamentalmente apartar al mo-vimiento sindical del núcleo del mercado de trabajo, alejarlo de las necesidades y aspiracio-nes de los trabajadores y las trabajadoras. Y para ello se le “entretiene” en otras tareas quefacilitan la estrategia neoliberal.Para “externalizar” la actividad sindical, readecuándola en ese nuevo espacio–predominantemente virtual– poderes políticos y económicos magnifican el diálogo y elconsenso, permiten un cierto protagonismo y reconocimiento público al mundo sindical, yle otorgan la financiación necesaria por la gestión de cuestiones como el empleo, la forma-ción, la inmigración…Se busca, en suma, dejar fuera de juego al sindicalismo reivindicativo, precisamente cuandoes más necesario que nunca dado el desequilibrio en la correlación de fuerzas y ante el cre-cimiento de las desigualdades y las discriminaciones.La praxis reivindicativa tiene que afrontar en esta situación desafíos adicionales. No habla-mos ya sólo del contexto generado por las sucesivas reformas laborales, o por un menorcontrol judicial y administrativo (incluida la inspección)… El colofón neoliberal de la din-ámica de precarización exige la ruptura por parte de gobiernos y patronal de las reglas dejuego más elementales –como el respeto de las mayorías para concluir acuerdos– a lo quehay que añadir las restricciones al derecho de huelga.En definitiva, quienes han roto la filosofía y los mecanismos protectores que caracterizaronal modelo económico y social anterior a los años 90 pretenden imponer ahora su concepcióndel diálogo social y privar al sindicalismo reivindicativo de sus espacios e instrumentos deintervención.Así, por ejemplo en nuestro caso, se utilizan organismos administrativos directamente dep-endientes de los gobiernos –como los tribunales de la competencia– para erosionar la liber-tad sindical en nombre del mercado.

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Nuestras tres prioridades estratégicas:negociación colectiva, modelo de sociedad y soberanismoEstamos por tanto ante un panorama adverso para la clase trabajadora y para que el trabajode las organizaciones sindicales tenga unos resultados –si quiera modestos– que conformenuna referencia positiva entre las personas y grupos más castigados por esta involución ant-isocial.Esa búsqueda de referencialidad ha sido nuestra prioridad en el periodo intercongresualprecedente: hemos tratado de poner todo nuestro esfuerzo militante y medios para afianzarun modelo sindical pegado a la realidad, a los problemas concretos de los trabajadores ytrabajadoras.En el período que sometemos a examen la negociación colectiva ha gozado de gran dinam-ismo, por nuestras iniciativas y por los resultados que, aunque parciales, constituyen ungran estímulo, en especial los relacionados con la discriminación de salarios o las condicio-nes de trabajo.En las cuestiones relativas al modelo de sociedad hemos desarrollado campañas con unconsiderable impacto movilizador; hemos puesto en cuestión la política de las administraci-ones caracterizada por una baja recaudación, un escaso gasto social y –la paradoja– el supe-rávit público.En lo concerniente al proceso de emancipación nacional, el panorama no es ni ha sido nadahalagüeño desde una perspectiva abertzale: ha fracasado un nuevo proceso de negociación,ETA ha decidido volver a la acción armada y el Estado ha agudizado su escalada represiva.El nacionalismo institucional ha acentuado en la gestión real del autogobierno una praxis decorte neoestatutario, sin ninguna ambición de avanzar ni tan siquiera desde la reivindicaciónni en el desarrollo del marco competencial pendiente. El horizonte vuelve a ser el manteni-miento del status quo, dando prioridad a una alianza incondicional con las elites económica-s. El nuevo paradigma es “hacer país desde el mundo de los negocios”.ELA ha seguido defendiendo una opción soberanista civil y democrática a pesar de la dific-ultad del contexto, caracterizado por la ausencia de propuestas de suma abertzale en clavesocial o política. Por el contrario, se han ensayado acríticamente las virtualidades de la lla-mada “transversalidad” para superar el modelo de estado y la lectura del marco constitucio-nal defendida por las fuerzas políticas y sociales españolas.Creemos que el proceso nacional precisa de una correlación de fuerzas capaz de situar eldebate a favor de la autodeterminación en clave de confrontación democrática. No solam-ente es una opción legítima, sino la única posible, que requiere acuerdos de mínimos, conobjetivos y agenda compartidos.El impulso de la negociación colectiva, la decidida apuesta por un modelo social alternativoy el compromiso por un proceso soberanista –al cual el mundo sindical aporta contenidos desolidaridad– han configurado nuestro quehacer en estos cuatro años.Cada una de estas tareas estratégicas que nos ocupan y dan sentido a nuestro compromisocolectivo, merecen una atención específica en este informe.

Pensamiento y organización para afianzarun sindicalismo de contrapoderEn este cuatrienio nos ha preocupado y ocupado el desarrollo de un pensamiento propio,crítico y alternativo, y extender su debate a nuestros núcleos militantes. La formación y laspublicaciones han contribuido a esta tarea, todo ello complementado con una informaciónregular que llega a toda la afiliación.No hemos descuidado las tareas organizativas que, dentro de nuestro modelo sindical integ-ral e intersectorial, nos ayudan a dar nuevos pasos: extendiendo nuestras organizaciones debase, dotándolas de mayor solidez e iniciativa; identificando objetivos como la afiliación, lanegociación colectiva y la renovación de cuadros; ensayando métodos de trabajo que perm-itan organizar nuestro tiempo de manera más eficaz.

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Otras tareas para desarrollar un proyecto integral y autónomoPor otra parte, áreas tales como el euskera, jóvenes, mujeres, inmigración, salud laboral ymedio ambiente precisan también de una atención y una evaluación en este informe.Los servicios y gabinetes completan nuestro modelo confederal, como elemento de apoyo atodas las organizaciones. Por ello es necesaria asimismo su referencia en el informe.Un sindicalismo de clase no puede descuidar su dimensión internacionalista: durante esteperíodo hemos seguido trabajando en el ámbito internacional, participando en debates, fij-ando posiciones, asumiendo compromisos, reforzando las relaciones bilaterales y multilate-rales…También a modo introductorio señalar que hemos crecido en afiliación y consolidado nuest-ra representatividad, y estos logros confirman que, más allá de las dificultades, tenemosoportunidades para que el sindicalismo reivindicativo, de contrapoder, siga avanzando apesar de un escenario institucional y patronal cada vez más hostil.Es evidente que la clave está en la autonomía financiera y política que hemos alcanzadopara mantener una tensión militante colectiva, para luchar por el cambio laboral, social ypolítico.

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II. Negociación colectiva: un suelo cada vez más firmeLa ruptura del modelo social y la degradación de las condiciones laborales ha traído consi-go, como no podía ser de otra manera, una crisis más global de la negociación colectiva: encontenidos, ámbitos, procedimientos de gestión… Esta es una cuestión, además, que trasc-iende a la estructura y a las prácticas de cada país.En la negociación colectiva se presenta por ello un desafío fundamental para una parte imp-ortante, si no ya mayoritaria, de los trabajadores y trabajadoras ocupados en empleos debaja calidad, segmentados por condiciones contractuales discriminatorias. Este es el nuevomarco de referencia, especialmente dificultoso para un trabajo organizado en torno a objet-ivos concretos que propicien una acción sindical colectiva.Pero para nosotros no hay alternativa: o se revitaliza la negociación colectiva –buscandouna nueva práctica que incluya contenidos, ámbitos, instrumentos y dinámica– o el sindica-lismo pierde su principal punto de apoyo.Sin acción sindical no hay sindicalismo; no hay renovación afiliativa y militante; no hayhorizonte de cambio laboral, social ni político… salvo que se busque gestionar una etapamás o menos larga de deterioro, cual si se tratase de un problema temporal.Lógicamente, no estamos ante una tarea que se pueda resolver en el corto plazo. Este des-afío exige recurrir a ensayos que, por aproximaciones sucesivas, pueden ir dando nuevasreferencias y pueden permitir ir cubriendo carencias y superando inercias para revitalizar lanegociación colectiva.Este es el proceso por el que en su día optamos, y seguimos inmersos en él. Aunque no ten-gamos un balance definitivo –porque hemos de reconocer que la nueva estructura de la neg-ociación colectiva está por hacer– desde una experiencia exigente y difícil podemos concl-uir que nuestro modelo de negociación tiene ya un suelo firme.En lo que se refiere a los contenidos reivindicativos, cada vez más están nucleados en lalucha contra la discriminación. En las grandes empresas industriales toma forma de subco-ntratación, empleos eventuales o dobles escalas salariales para las nuevas incorporaciones…En las empresas de servicios se caracterizan por los bajos salarios y condiciones laboralesde máxima flexibilidad… En los servicios públicos incluyen, además, reivindicaciones pen-dientes como las homologaciones de aquellas tareas que previamente han sido privatizadas.En las empresas manufactureras medias y grandes, y en las más sindicalizadas, se está pro-duciendo además una gran ofensiva empresarial para revisar cláusulas de convenios comosalarios, jornada y organización del tiempo de trabajo, con el objeto de recortar las conqu-istas sindicales precedentes.Los logros, evidentemente, son parciales y desiguales, pero a su vez se van ampliando portodo tipo de actividades y empresas, marcando referencias positivas que permiten un trabajode extensión progresiva a otros ámbitos.Estos resultados han ido acompañados de nuevas dinámicas sectoriales, en unos casos pararomper bloqueos patronales allí donde había una insuficiente correlación de fuerzas –el casode los comercios–, en otros –como en la construcción– para desarrollar en solitario una pot-ente acción sindical.En aquellos sectores que, por diversas razones, entendíamos que carecían de fuerza reivi-ndicativa –entre ellas la falta de de homogeneidad de las condiciones de trabajo, como en elmetal, mueble, madera– hemos ido generalizando convenios y pactos de empresa, llegandoincluso a las pymes.En Navarra, con una representatividad del 21,46%, nuestra negociación colectiva ha tenidoque hacer frente al modelo dominante de concertación permanente. A pesar de ello, reivi-ndicaciones como la subrogación o la extensión de acuerdos y pactos de empresa nos hadotado de una referencialidad que se extiende al conjunto del territorio. En zonas como laRibera, se trata de una experiencia casi permanente pudiendo decir que somos la única op-ción sindical reivindicativa.

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El esfuerzo militante es, sin lugar a dudas, el factor más importante de este modelo sindical.Inmediatamente después, hemos de subrayar los cambios reglamentarios de caja de resiste-ncia. Las huelgas, algunas de duración muy prolongada, requieren de este soporte solidario.Hemos avanzado mucho en la preparación de la negociación colectiva, dando una importa-ncia creciente a la participación de los trabajadores y trabajadoras y de la afiliación. La par-ticipación es un requerimiento democrático, pero es también un elemento muy eficaz, porq-ue sólo con ella y afiliación es sostenible una potente acción sindical. En el modelo reivi-ndicativo que busca en cada momento los ámbitos más favorables, acción sindical y afili-ación, son parte de una misma necesidad y oportunidad.Creemos incluso que ésta es una cuestión generalizable: cualquiera que sea el modelo deafiliación (individual o colectiva) o la estructura de la negociación colectiva, la mejora delas condiciones de trabajo es el mayor aliciente, la mayor garantía para la afiliación y laacción sindical.Mantener vivo el pulso de la negociación colectiva –a menudo en solitario y casi siemprepor nuestra iniciativa– nos ha situado ante obstáculos de distinta naturaleza y poco previsi-bles en etapas precedentes. Ahí está por ejemplo el papel que desde el poder político se asi-gna a la Ertzaintza en los conflictos laborales; la invasión de competencias de convenios deámbito estatal, o acuerdos que pretenden blindar el control del empleo en empresas o secto-res –práctica que, por cierto, es ya un hecho en el sector de la construcción y en grandesempresas–.De todas formas, este informe debe detenerse en dos cuestiones particularmente graves porsu intencionalidad: los acuerdos en minoría y la apertura en la CAPV de un expediente a lossindicatos por parte del Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC). Los primeros prete-nden relativizar las mayorías sindicales mediante acuerdos con sindicatos que tienen inclusopoca representatividad. El segundo es un ataque directo a la libertad sindical.Los acuerdos en minoría son una práctica de la patronal privada para desactivar la reivindi-cación y el conflicto. Lo hemos podido comprobar en Hormigones y Canteras, Conservas dePescado, Metal, Panaderías, diversas empresas… De la mano del Gobierno Vasco –que dehecho ha generalizado este procedimiento (Mesa General, Administración Autónoma, Uni-versidad, Enseñanza no universitaria, Osakidetza)– esos acuerdos son parte de una posiciónmás estratégica… Ha extendido además este proceder a la gestión de Itzarri, fondo de previ-sión social de la administración autónoma. El Gobierno de Navarra, de manera más ocasi-onal, ha recurrido igualmente a los acuerdos en minoría (Mesa General, MIR...).Esta es una práctica perversa, por antidemocrática, y a ella estamos haciendo frente busca-ndo ámbitos y dinámicas de acción sindical alternativos.Queremos recordar el desenlace del conflicto abierto con la patronal en el sector de Hormi-gones y Canteras. Tras una firma en minoría, ELA lideró una huelga muy fuerte que derivóen un contencioso jurídico en el cual la patronal exigía condenas de cárcel para algunosmilitantes y la responsabilidad civil subsidiaria para el sindicato.Se ha llegado a un acuerdo, sustanciado en una resolución judicial, por el cual el sindicatoqueda exonerado de toda responsabilidad y nuestros militantes han tenido que realizar unosdesembolsos financieros que han gozado de nuestra cobertura para quedar eximidos de todaresponsabilidad penal.Pero en el desenlace hay otra cuestión más determinante, como es la de una patronal que, nosatisfecha con cerrar acuerdos en minoría, pretende perseguir la acción sindical hasta loslímites señalados. Como consecuencia de este proceder, ELA abandonó el Consejo de Rela-ciones Laborales (CRL), al entender que este órgano de encuentro bipartito entre sindicatosy patronal quedaba totalmente viciado al no respetar las mínimas reglas de juego democráti-cas en la negociación colectiva.Obviamente, esta decisión también se incluye en el balance de este cuatrienio en relacióncon la negociación colectiva, ya que nosotros elevamos a definitiva nuestra salida de esteórgano institucional. Esto también es parte de nuestro aprendizaje, de las correcciones quevamos haciendo a nuestro marco referencial de partida.Es oportuno señalar que hemos intentado reiteradamente alcanzar un acuerdo sobre la aut-otutela sindical en la negociación colectiva con el resto de las organizaciones, precisamente

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para ir reduciendo el margen de maniobra de la patronal. Lamentablemente, no hemos ten-ido éxito en nuestro empeño.ELA entiende, por otra parte, que el expediente abierto a los sindicatos por el TDC respo-nde a un impulso político del Gobierno Vasco, más en concreto de los Departamentos deHacienda e Industria, que han nombrado directamente a sus componentes, sin ningún otrorequisito que el de la confianza.Estos órganos son parte del instrumental gubernamental al servicio de las políticas neoliber-ales, que han decidido disciplinar la posición sindical que critica sus planes; así, no dudanen utilizar procedimientos administrativos para restringir la libertad sindical, en este caso enlo concerniente al descanso festivo de los trabajadores y trabajadoras del comercio.A pesar de la dificultad de los contextos que hemos señalado, pensamos que nuestros límit-es en la negociación colectiva son, sobre todo, aquellos derivados de nuestras propias care-ncias: militancia, renovación, participación, iniciativa, organización, innovación… Por esono podemos caer en la autocomplacencia.Sin embargo sí valoramos lo que hemos hecho, y mucho, dadas las dificultades que hemostenido que superar, incluida la falta de una alianza sindical no a cuatro, sino a dos.Podemos mirar al futuro, empezando por el inmediato, como un desafío sobre todo interno,porque desafío es aquello que depende de uno mismo.

III. Modelo de sociedad: otra Euskal Herria es posibleEl IRPF de la CAPV recauda poco más del 6% del total de la renta generada, 20% menos delo que se recaudaba hace sólo 10 años, un 5% menos que la media del estado, donde la rentaper cápita es un 30% inferior; en Nafarroa es algo más baja. La presión fiscal promedio delIRPF en la UE es casi un 50% más alta que en el conjunto de Hego Euskal Herria, y en paí-ses como Bélgica, Dinamarca o Finlandia la duplica.Nos referimos a un impuesto que, por su volumen de recaudación –en torno al 30% del totalde los ingresos tributarios– y por su naturaleza –al gravar las rentas de todas las personasfísicas– es clave para identificar el signo de toda la política fiscal y, en consecuencia, enmuy buena medida, de toda la política social.El nivel de fraude y la dualidad de tipos impositivos –según las rentas sean del trabajo o delcapital– explican este resultado, que pone en evidencia la falta de justicia tributaria. Así lodemuestra el hecho de que las rentas medias del trabajo declaradas más que duplican las delas actividades profesionales, y que sean prácticamente un 40% más que las declaradas porlas actividades empresariales.Si añadimos las continuas rebajas al impuesto de sociedades o el drenaje de flujos financie-ros vía subvenciones a las empresas, concluiremos que los treinta años de Concierto y Con-venio han sido utilizados para propiciar una gestión fiscal favorable a los ingresos más altosy a los sectores cuyas rentas no proceden del trabajo.Dicho de otra manera: la autonomía fiscal, en lugar de blindar el nivel de autogobierno, loha erosionado objetivamente, en la medida en que no ha buscado el interés de una mayoría,y que se ha hecho al dictado de las elites económicas. Y todo ello con una total opacidad,una falta absoluta transparencia informativa.La presión fiscal es 8 puntos más baja que la media de la UE, más baja incluso que la mediadel estado. Esto tiene un inevitable efecto negativo en el gasto social. Además, el trato defavor señalado en la política de ingresos se ve reforzado por la orientación de los servicios ycoberturas públicas.No es de extrañar, como consecuencia, que asistamos no sólo a una baja dotación en térmi-nos de PIB a la sanidad pública –prácticamente la más baja de la Unión– sino que el proce-so de privatización parezca imparable. Empieza a ser un escándalo la cobertura, no sólopublicitaria, que están dando los más altos responsables públicos de la política sanitaria alas grandes clínicas y nuevos proyectos privados.No es de extrañar, tampoco, el déficit de financiación en la enseñanza, en concreto la comp-rendida entre 0 y 3 años. El esfuerzo económico público en este sector está a la cola de laUE.

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Finalmente, no es de extrañar, aunque sea muy significativo, que el insuficiente gasto desti-nado a dependencia vaya directamente a la iniciativa privada, que está haciendo un grannegocio con las necesidades crecientes de las personas dependientes. También es un escán-dalo que responsables de las administraciones, incluso quienes han decidido las privatizaci-ones de estas áreas, hayan pasado a gerenciar este tipo de actividades lucrativas.Para completar el panorama podríamos examinar también una política de vivienda que con-dena de facto a la mayoría de los jóvenes emancipados a asumir gravosas hipotecas paraperiodos incluso de 50 años, mientras se especula sin control. Los responsables políticos sehan sometido a los intereses privados del sector. Ahora, para mayor escándalo, difuminansu responsabilidad en el escenario global de la crisis hipotecaria.A todos estos hemos de unir otro dato: año tras otro, los ejercicios se cierran con superávitque llega hasta el 2% del PIB por año. Sólo podemos sacar una conclusión: el propósito deesta política es crear las condiciones objetivas (necesidades crecientes) y subjetivas (opiniónpública e ideología) para la privatización progresiva, y ello al margen de las posibilidadesfinancieras para hacer frente a las necesidades sociales.En el capítulo de gasto social también hay partidas muy importantes que se escapan al ámb-ito vasco, como las pensiones y el subsidio de desempleo. También las valoramos muy neg-ativamente. Utilizando el marco del Pacto de Toledo, las pensiones son cada vez menospúblicas y la cobertura del paro no deja de disminuir.Todo esto ocurre porque en la gestión neoliberal de las administraciones vascas, como enlas del estado, prevalecen los intereses de potentes grupos de presión, que cada vez paganmenos impuestos y van ocupando nuevos nichos de negocio conforme se van privatizandolos servicios o las prestaciones.El trasvase de gestores públicos y responsables políticos al sector privado es un indicativopoco tranquilizador que apunta a esa confusión creciente entre gestión pública e interesesprivados, una cuestión que ya no pasa desapercibida, tampoco para la opinión pública, conla consiguiente erosión de la credibilidad democrática que ello conlleva.Todo este deterioro no se puede encubrir con propaganda, por grandes que sean los recursosque se inviertan o el control sobre los medios de comunicación públicos.En estas condiciones, pretender impulsar un diálogo social no es posible, sobre todo si lamayoría sindical se niega a dar cobertura a ámbitos de participación carentes de contenido.La salida de ELA del CRL no ha hecho sino poner más en evidencia la crisis de ese organ-ismo. A ella debemos añadir también la de Hobetuz –patronato de formación continua– y ladel Consejo Económico y Social de la CAPV. Tanto ELA como LAB han decidido aband-onar ambas instancias; en la primera de ellas, por falta de un modelo propio que garantizaseuna adecuada utilización de los recursos económicos en lugar de ser una fuente financiaciónpara la patronal y para determinadas organizaciones sindicales; en la segunda, porque se haconvertido en un ámbito estéril por falta de contenidos, compromiso institucional y patro-nal. Ésta ha adoptado además una actitud de obstrucción sistemática.La situación de Osalan –órgano tripartito para la salud y seguridad laboral– es también lam-entable, porque a pesar del alto índice de siniestralidad carece de una agenda de trabajo parapoder llevar adelante políticas preventivas y de inspección.En este contexto el Gobierno Vasco ya ha optado por mimetizar el diálogo social del estado,que también se practica en Navarra. Lo están haciendo en Hobetuz, CES… buscando la sólalegitimidad de la minoría sindical.Llegados a este punto, lo que importa no es tanto esta crisis del diálogo social sino que, enla práctica, gobiernos, patronal y sectores empresariales van acordando las políticas fiscales,las políticas laborales en el sector público o la privatización de servicios.Hemos tenido ocasión de constatar, en este sentido, hasta qué punto alcanza el déficit dem-ocrático cuando queremos abordar debates que incorporen, obviamente, propuestas socialesconcretas.El Parlamento de la CAPV se negó a debatir una iniciativa legislativa popular (ILP) a prop-uesta sindical. En Nafarroa la ILP sí pasó ese trámite, pero a partir de ahí tampoco tuvomejor suerte en el Parlamento foral.

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Este mismo déficit democrático se observa también en el debate sobre el tren de alta veloc-idad. Sería una buena oportunidad para que, en un proyecto de semejante envergadura eco-nómica e impacto ambiental, una ciudadanía bien informada tuviese la ocasión de dar suopinión a través de una consulta.Nuestros gobernantes ven con mucha hostilidad cualquier iniciativa social que se escapa asu control. Tienen una concepción escasamente participativa de la democracia. Además, ensu dimensión representativa, la aprobación de las normas no pasa a menudo de ser un merotrámite formal, como en el caso de las juntas generales.Se pone asimismo en cuestión el papel del sindicalismo cuando éste aborda debates sobrefiscalidad o gasto social, reaccionando de forma muy descalificatoria.ELA ha realizado un seguimiento permanente de las políticas fiscales y de gasto social, conelaboración de informes, criticando el programa de gobierno de la CAPV y de Navarra…Las reacciones del poder han sido tanto más exacerbadas cuanto nuestras valoraciones ycríticas iban reforzando estados de opinión en cuestiones tan concretas como la privatizaci-ón de la sanidad pública o el fraude fiscal.Podemos decir que hemos ganado mucha credibilidad, porque hemos trabajado con rigor ycon perseverancia, y porque pensamos que amplios sectores de la sociedad vasca demandanya que el modelo de sociedad ocupe una mayor atención en la gestión política ordinaria.En este cuatrienio también hemos hecho acción sindical en torno al modelo de sociedad,con diversas intervenciones sectoriales: sanidad, educación, TAV, vivienda, servicios soci-ales…La campaña de modelo de sociedad desarrollada a finales de 2007 y primeros de 2008 hasido, en este sentido, un buen colofón para este trabajo de sensibilización, de compromisointerno, que quiere llegar también a sectores más amplios de la opinión pública. El trabajoen las empresas y comarcas y el acto central con un mítin-manifestación en Bilbao, celebra-do el pasado 15 de febrero, marcan el inicio de un largo camino que estamos decididos ahacer.De esta campaña no sólo queremos destacar los contenidos y la indiscutible legitimidad quecomo sindicato tenemos para trabajar en este ámbito, sino también el método que hemosincorporado para integrarla en nuestro modelo organizativo, en nuestra agenda de trabajo yentre nuestras prioridades.

IV. La acumulación de fuerzas soberanistano tiene alternativa

ELA dijo en 1997 en el acto de Gernika que “ETA sobra y estorba”, y que “el Estatuto estámuerto”. Pretendíamos con ello subrayar que un proceso soberanista debía arrancar partien-do de esta doble constatación; que era preciso aunar fuerzas para superar el actual marcojurídico vigente.En esa formulación hay un triple diagnóstico:

• El estado español no tiene ninguna voluntad de respetar el ámbito vasco de decisión,ni de dar, en consecuencia, una salida democrática al llamado contencioso vasco

• El marco estatutario nos otorga un limitado y reversible nivel competencial, da a lapartición territorial un carácter estructural e impide pasar sin ruptura a otro estadiopolítico

• La acción armada no es ninguna vía para la emancipación nacional. Todo lo contr-ario, es un serio obstáculo.

Junto a este triple diagnóstico se planteaba ya en aquel momento la necesidad de una propu-esta que tuviese unos objetivos, unas formas de lucha política y social y una estrategia com-partida.En el tiempo transcurrido se han dado distintas coyunturas; para nosotros la más positivafue la que propició la declaración de Lizarra-Garazi, en la medida en que sentaba las basespara abrir un proceso de acumulación de fuerzas en clave civil y democrática.

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La ilusión que concitó en el espectro abertzale no tenía precedentes, como tampoco el nivelde preocupación del estado que, a partir de ese momento, no cambió su estrategia respectoal contencioso vasco, pero sí la recompuso para evitar que Lizarra-Garazi cuajase y tuvieseun recorrido político y social.Los soberanistas no fuimos capaces de gestionar y desarrollar el acuerdo, y la ruptura de latregua por parte de ETA impidió que el mismo pudiese ser irreversible, aunque para ellofuese preciso replantear la alianza, los compromisos, los tiempos o su propia gestión.Pero las fuerzas españolas –partidos políticos, patronal, sindicatos– y los aparatos del estadohan tenido claro desde entonces que debía ponerse en marcha un auténtico estado de excep-ción –pacto antiterrorista, Ley de Partidos, criminalización de la disidencia política…– paraimpedir cualquier ensayo de corte similar, llegando hasta la ilegalización.En estas claves hay que entender el cierre de Egunkaria o procesos como el 18/98 que, juntoa la violación sistemática de los derechos de los presos y presas, nos han obligado, junto aotros sectores de la sociedad, a mantener una denuncia activa y permanente de tales desma-nes.Nos parece que éste puede ser un hilo conductor para hacer una valoración de lo que haacontecido en el campo de la política vasca en este cuatrienio, que prácticamente arrancócon dos propuestas: Anoeta, por una parte, y la llamada “hoja de ruta” del Lehendakari, porotra.Como alternativa a la suma soberanista, ambas propuestas han dado prioridad y carácterestratégico al llamado “acuerdo transversal”, obviando en ambos casos la irreductible pos-ición del estado en lo concerniente a la soberanía, una posición que no va a cambiar si no seda, precisamente, una modificación de la correlación de fuerzas, para lo cual es necesariosuperar planteamientos unilaterales.La constante exigencia del MLNV de pretender resolver simultáneamente conflicto military conflicto político constituye un grave error porque ambos requieren ritmos y sujetos disti-ntos. Ello no significa relativizar la importancia que tiene un acuerdo de paz, las dificultad-es que tal acuerdo conlleva e, incluso, las exigencias de naturaleza política derivadas delmismo. En todo caso, el final del ciclo armado es de absoluta urgencia y prioridad.La “hoja de ruta” del Lehendakari, por su parte, ha planteado al estado un desafío con variasincoherencias de fondo sustanciales:

⋅ La primera ha sido agotar prácticamente toda la legislatura para verificar lo ya veri-ficado: la nula voluntad del estado para cualquier acuerdo o cambio.

⋅ La segunda: plantear tal desafío sin haber resuelto en su propio ámbito político el d-ebate entre soberanismo y estatutismo.

⋅ La tercera: hacer una gestión de gobierno que, lejos de concitar una suma política ysocial, se ha caracterizado por un perfil neoliberal, al dictado de determinadas eliteseconómicas, violando además reglas de juego e iniciando procedimientos administr-ativos abiertamente hostiles a la mayoría sindical vasca. No es ninguna exageracióndecir que el Gobierno Vasco en estas cuestiones nos trata como sus enemigos int-eriores.

⋅ La cuarta: no hacer una defensa firme del actual nivel de autogobierno, asumiendopor ejemplo flujos financieros de transferencias pendientes, dando por bueno que lagestión de dichos fondos sea conforme a los criterios marcados desde el estado. Qu-eremos recordar que ese Estado sigue realizando una política centralista exacerbadaen todo lo concerniente a la cuestión sindical, llegando al extremo de discriminar aELA, por ejemplo con la cuestión de la devolución del patrimonio histórico. En esteasunto hemos tenido que iniciar un recurso por la vía judicial.

Si decepcionante ha sido la decisión de ETA de volver a las armas ante el fallido proceso,también es decepcionante que, ante la totalmente previsible respuesta del estado, el Lehen-dakari se limite a convocar nuevas elecciones en un periodo más o menos corto. No se pue-de obviar el fuerte sesgo electoral de todo el planteamiento en su diseño, su gestión y sustiempos, que no ha podido tener un desenlace más decepcionante.

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A lo largo de este periodo ELA, en coherencia con lo dicho, ha mantenido una apuesta ine-quívoca por un proceso soberanista, civil y democrático, en el cual la consulta constituyeuna referencia fundamental. Esa consulta es un instrumento que permite materializar y darforma concreta al derecho que los vascos y vascas tenemos para decidir el futuro. Esta pro-puesta, en el contexto señalado y como fase que necesariamente hay que cubrir, implicaconfrontar con el estado política y socialmente.Esta cuestión ha ocupado una buena parte de nuestra reflexión en este tiempo, una reflexiónque se ha ido plasmando fundamentalmente con ocasión de los Aberri Eguna así como otrosdos documentos de marcado contenido soberanista y una tercera aportación relevante.

• El primero de ellos, con el título "Preparar la confrontación democrática para ganarla soberanía", aprobado por el Comité Nacional en septiembre de 2005, para anali-zar y fijar nuestra posición en relación al proceso abierto por el MLNV en Anoeta.

• El segundo de los documentos, "Trabajar el espacio social y político por la autodete-rminación", también aprobado por el Comité Nacional en junio de 2007, para actua-lizar y contextualizar nuestra posición soberanista en un marco más amplio que rec-oge nuestra visión de la realidad laboral y social como elementos imprescindibles p-ara hacer un análisis de fondo de la situación política vasca.

• La tercera aportación recoge las intervenciones realizadas en el Teatro Arriaga deBilbao el 10 de octubre de 2007 con ocasión del X aniversario del acto de Gernika,precisamente para reivindicar la plena actualidad de la suma soberanista.

En este periodo la vuelta de ETA y la política antiterrorista por parte del estado, que castigaduramente a sectores políticos y sociales que nada tienen que ver con la organización arma-da, nos ha llevado a fijar una posición inequívoca, rechazando tanto las acciones de ETAcomo la escalada represiva del estado. No es un problema de equidistancia sino de coheren-cia democrática.Más allá de los posicionamientos, hemos desarrollado acciones de protesta en las que hanparticipado delegados y delegadas de ELA, convencidos de que ese es un espacio que hayque defender también en clave abertzale.ELA cree que es posible y necesario volver al espíritu de Lizarra-Garazi, que es posiblerecomponer ese horizonte civil de suma soberanista en otro tiempo y teniendo en cuenta lasexperiencias y ensayos fallidos: sin lucha armada, sin neoestatutismo, sin iniciativas unilate-rales… dando por finiquitado el discurso de la “transversalidad”. Se trata de un camino arecorrer entre los que quieran y puedan, asumiendo que será largo y que se necesitará pac-iencia y perseverancia. Asumiendo la dialéctica de compartir estrategia con otros teniendoal mismo tiempo cada uno sus propios intereses y prioridades.La suma es aún más urgente si tenemos en cuenta el consenso de estado que PSOE y PPcomparten. Ese entendimiento abarca materias tan importantes como el modelo territorialdel estado, la política represiva y el reparto del poder judicial. En este contexto, la reuniónde julio de 2008 entre Rodríguez Zapatero y Rajoy pone fin tan sólo a un modo crispado dehacer oposición –porque renuncia utilizar esos elementos del pacto de estado para la disputapartidaria–; lo sustantivo es que se da un nuevo impulso a la posición compartida desde elinicio de la transición política entre los herederos políticos del franquismo y el socialismoespañol: la España una y uniforme.

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V. La formación y las publicaciones:componente imprescindible del compromiso militanteNuestro perfil reivindicativo exige un esfuerzo singular de formación y de elaboración depublicaciones. Se trata de plantear opciones alternativas al neoliberalismo, formulando unpensamiento propio y avanzando desde una praxis que, en sí misma, constituye la experien-cia más valiosa para este sindicalismo de contrapoder.En el ámbito de la formación trabajamos a todos los niveles: dirección, delegados y deleg-adas y afiliación…En todas nuestras reuniones orgánicas confederales –Consejo Nacional, Comité Nacional,Comité Ejecutivo– incorporamos de manera regular los análisis de coyuntura para tenerpermanentemente actualizadas nuestras posiciones sindicales, sociales y políticas. El Com-ité Nacional tiene, además, una sesión formativa trimestral de media jornada, en la que par-ticipan también otros cuadros cualificados de la Confederación.Anualmente celebramos dos jornadas (universidad de verano) dirigidas a todos los cuadrospermanentes, para profundizar en aquellas cuestiones que nos parecen básicas en nuestroquehacer sindical.A partir de 2008 hemos añadido tres jornadas completas de formación, dirigida también anuestros cuadros permanentes. Asimismo, con una periodicidad mensual, los miembros delComité Ejecutivo participan en las reuniones de los comités comarcales para abordar aque-llas cuestiones que tengan que ver con la coyuntura o con tareas organizativas más específi-cas.En relación con los delegados y delegadas, desarrollamos anualmente por encima de las 300acciones formativas, con unas 5.000 asistencias, tratando cuestiones básicas que afectan almodelo sindical, a la coyuntura o a materias más específicas. Haber incorporado en los “la-n-taldeak” la formación como tarea prioritaria enfatiza la estrecha correlación con el plan deorganización.Hemos organizado una media anual de 20 conferencias, repartidas en los cuatro territoriosde Hego Euskal Herria, con una temática diversa, que además de las cuestiones sindicales,sociales y políticas incorporan otras que tienen que ver, por ejemplo, con la cultura.En esta faceta hay que destacar la intensa actividad desarrollada en Iparralde. En 2006-2007se han impartido 24 y 21 charlas-conferencias respectivamente, a las que han asistido varioscientos de personas por año.La política de publicaciones para la formación, además del análisis de coyuntura, alcanzatambién en torno a una veintena de temas anuales, muchos de ellos editados con caráctermonográfico.La canalización de toda esta labor formativa se hace, básicamente, a través de la FundaciónManu Robles-Arangiz Institutua, que se ha convertido en un instrumento decisivo en la vidade ELA, y cuya extensión a Iparralde ha permitido dinamizar, apoyar a sectores, colectivos,proyectos que son estratégicos para un futuro aber-tzale progresista en ese territorio, comoLaborantza Ganbara y Enbata. El local interasociativo de Baiona ha tenido entre otros comoresultado que en torno a una veintena de asociaciones lo hayan convertido en sede social,utilizándolo regularmente para sus reuniones.Landeia, órgano de difusión dirigido a toda la afiliación, ha sido rediseñada en este cuatrie-nio para ser una revista más atractiva, ágil y actual.La revista semanal Astekaria, dirigida a más de 3.000 delegados y delegadas para mantenerel pulso sindical permanentemente actualizado y motivado, ha sido también un instrumentomuy eficaz.Hay que señalar también el esfuerzo que se ha realizado en las publicaciones de federacion-es y comarcales, mejorando sus contenidos y homogeneizando nuestra imagen. A su vez, seha dedicado una atención específica al período concentrado de las elecciones sindicales paradotarnos de un material impreso de apoyo elaborado de manera más sistemática: con ellohemos mejorado contenidos, presentación y agilidad.

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La renovación y actualización del diseño de la página web la ha hecho más operativa, sie-ndo un escaparate más atractivo y accesible de nuestras valoraciones e informaciones.

VI. Organización: una tarea inacabada para dinamizarlas organizaciones de baseHemos concluido la aprobación de nuevos reglamentos en las ocho comarcales que lo ten-ían pendiente. Se marca así un nuevo horizonte para su desarrollo organizativo: la constitu-ción e impulso de las uniones locales. Todos los consejos comarcales tienen asimismo unfuncionamiento regular.Las federaciones han celebrado sus respectivos congresos; para dos de ellas, Hainbat y Giz-alan, sus primeros congresos tras el previo de fusión. En todos lo casos la celebración deestas asambleas ha permitido fijar y concretar sus planes de trabajo.Para ELA la organización no es sólo un elemento funcional para ordenar mejor medios ytareas, sino que constituye parte del propio modelo sindical confederal, con carácter interse-ctorial y con base local.Esa base local incluye diferentes sectores, procedentes de distintos tamaños de unidadesproductivas y de servicios; se nutre de militantes y, sin compartimentos estancos, es capazde articular una acción sindical sostenida y eficaz en el ámbito laboral, sindical y político.Por eso, nuestra estructura organizativa, se ha ido adaptando con rapidez y sin rigideces alas posibilidades que se presentaban, a las necesidades que se iban detectando e, incluso, seha ido anticipando para propiciar nuevas dinámicas.Nuestras federaciones tienen un carácter funcional, y ello nos ha permitido en esta etapaalcanzar el número necesario para lograr varios objetivos: mismo peso político, medioshumanos equivalentes, presencia en todas las comarcas, creación de un órgano de direccióncolegiado como es el Comité permanente…A partir de estas adecuaciones, y una vez segregado el trabajo en las pymes –agrupándolascomarcalmente en una dinámica intersectorial– hemos podido dar un paso ulterior: la puestaen marcha del plan Lanera. En él cada responsable de secretaría trabaja una serie de unida-des seleccionadas de su ámbito marcándose unos objetivos concretos: afiliación, organiza-ción y negociación colectiva.No es solamente una cuestión de organizar tareas. Se trata también de organizar la propiaagenda para dedicar un tiempo tasado mínimo y regular al núcleo más activo de delegados ydelegadas.Estamos, por tanto, en una fase decisiva para hacer una red muy tupida en las cuatro feder-aciones y en las doce comarcas. Podemos conformar grupos homogéneos de delegados ydelegadas en los que hay que desarrollar un trabajo bilateral con cada una de las empresaselegidas, y un trabajo colectivo que incluye renovación, planes de actividades, formación,participación en acciones comarcales, federales y confederales.Cada unión comarcal es el ámbito territorial integral. Tiene una dirección única de todos losefectivos humanos, que incluye tanto las empresas de comité como las pymes. Con estedesarrollo va completando y dando cuerpo a los comités comarcales federales y a las union-es locales.Queda camino por recorrer, pero están definidos ámbitos, objetivos, métodos de trabajo yagendas. Estamos identificando ya buenas prácticas, que van dejando atrás rutinas anterior-es. Y vamos viendo también resultados en afiliación y organización, en renovación y ennegociación colectiva.El horizonte de todo este trabajo es ampliar nuestra base de delegados y delegadas; ganar eniniciativa; tener una mayor capacidad de propuesta y de acción, y todo ello desde la base,porque no hay sindicalismo confederal reivindicativo sin una base organizada en cada cen-tro de trabajo.Cada uno de los grupos de delegados y delegadas (lan-taldeak) tiene como mínimo una reu-nión trimestral en la que participa el secretario general y/o el responsable de organización

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de cada federación, el responsable comarcal, y periódicamente un miembro del propio Co-mité Ejecutivo confederal, lo que posibilita un nivel fundamental de cohesión, de dinámicay de perspectivas compartidas en nuestro proyecto confederal.

VII. Áreas de intervención que requieren compromiso,prioridades y gestiónEl capítulo dedicado a la organización en la ponencia congresual aborda con el necesariodetalle tanto el balance como las tareas que nos marcamos en el conjunto de las diferentesáreas que son responsabilidad del Comité Ejecutivo.Incluímos en este informe aquellas cuestiones que nos parecen más destacables, aunquesólo sea para señalar el punto en que nos encontramos.Constatamos en primer lugar los avances que hemos dado en el plan interno de normaliza-ción del euskera. Aún tenemos, con todo, mucho por hacer si tenemos en cuenta que unabuena parte de las personas liberadas de empresa no son euskaldunes.La euskaldunización del mundo del trabajo es la gran asignatura pendiente de normalizaci-ón lingüística y la que menor desarrollo tiene. Debemos jugar un papel más activo en elimpulso de planes y medidas de normalización en las empresas y avanzar en la cooficialid-ad real en el sector público. No debemos olvidar que Navarra, junto a Iparralde, es un ámb-ito particularmente discriminado en esta materia.En las áreas de género y de jóvenes la situación actual tiene poco que ver con el punto departida de los inicios de los años 90, porque más allá de los déficits actuales, se ha dado undesarrollo transversal en todas las estructuras del sindicato que ha posibilitado una prese-ncia importante en nuestra acción sindical de las problemáticas que más afectan a estos col-ectivos, y una incorporación muy importante de mujeres y jóvenes a las tareas sindicales.Por supuesto, hay pasos pendientes, cuya concreción requiere mucho trabajo: consolidar elárea de jóvenes, conseguir derechos concretos en las empresas para avanzar en la igualdad;evaluar la negociación colectiva siempre desde la perspectiva de la discriminación que afe-cta a los distintos colectivos, etc.El capítulo de inmigración está en una fase incipiente. Debemos conseguir un desarrollotransversal para dar respuesta a las necesidades de los trabajadores y trabajadoras inmigra-ntes en los distintos niveles de la organización.Esta es la tarea más importante que tiene que impulsar el área, pero su éxito requiere delcompromiso de las estructuras del sindicato, particularmente federaciones y comarcales.Finalmente, hemos de añadir que nuestra participación en redes más amplias nos muestraque también vamos avanzando en sensibilidad y compromiso.En lo concerniente a la salud laboral, hemos ganado en capacidad de análisis y actuación, ya partir de ello hemos mejorado las tareas de formación, de sensibilización, de exigencia alos empresarios y a la administración, y de movilización.Somos conscientes de que hay una relación estrecha entre siniestralidad y precariedad, sub-contratación, tamaño de empresa y determinados sectores como la construcción. Somosconscientes, también, de que los empresarios no cumplen la legislación y que las administr-aciones no asumen, tampoco, sus responsabilidades al respecto. Somos igualmente conscie-ntes del gran déficit que se da en lo relativo a las enfermedades profesionales y del papelproductivista, puramente mercantil, que están teniendo las mutuas.El reforzamiento del área nos tiene que ir posibilitando, con todo, una mayor incidencia,una mayor concreción que, desde luego, se tiene que basar en que a nivel de empresa avan-cemos en el tratamiento de las cuestiones preventivas y de medidas de seguridad e higiene ylas incorporemos a la acción sindical.El área de medio ambiente es otra de las nuevas tareas incorporadas en la confederación, yque nos va a exigir una mayor atención para en la medida de lo posible, tomar iniciativas, ypoder responder al menos en las empresas más contaminantes. Estamos hablando de unas300 empresas que tienen requerimientos específicos, exigencias medioambientales tasadaspara poder desarrollar su actividad productiva. Nos tenemos que implicar de manera muy

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decidida, porque estamos hablando de medio ambiente y de empleo, o dicho de otra maneramás precisa, de las condiciones medioambientales necesarias para mantener niveles de em-pleo en cada una de estas empresas.Esta es una tarea que también la hemos iniciado; la vamos sistematizando sabiendo que elprimer trabajo que hay que hacer, a veces no exento de dificultad, consiste en sensibilizar alos trabajadores y trabajadoras de lo que está en juego.En relación al conjunto de áreas, indicar que en el ámbito comarcal hay que extender y est-abilizar niveles de participación que trabajen sistemáticamente estas problemáticas.

VIII. Servicios jurídicos y gabinetesDesde el inicio de la transición ELA ha imprimido un carácter marcadamente sindical a losservicios jurídicos, gratuito para todos los afiliados y afiliadas. Y ha constituido para ello unequipo integrado dentro de la propia confederación.A principios de los años 90 se procedió a su comarcalización para posibilitar una atenciónmás cercana. 50 personas conforman hoy este servicio: 31 abogados y abogadas y 19 juríd-ico-administrativos, que realizan un servicio imprescindible en la defensa de los trabajado-res y trabajadoras.El número anual de expedientes laborales abiertos se sitúa entre los 5.000 y 6.000, mientrasque los expedientes administrativos rebasan los 1.000, con un incremento de más del 30%en relación con 2004.Cerca del 15% de la nueva afiliación se incorpora a ELA para recibir una atención jurídicainmediata, lo que pone de manifiesto la importancia de este servicio, también para el desar-rollo afiliativo.El nivel de compromiso y de cualificación técnica de los servicios jurídicos de ELA expli-can, en muy buena medida, estos resultados tan positivos. Para optimizar más este esfuerzoque estamos haciendo el Comité Ejecutivo plantea en este congreso que uno de sus miemb-ros tenga una dedicación muy amplia a este cometido. Hay que señalar, también, que enfecha próxima está previsto incorporar una nueva persona como coordinadora para estaárea.En lo que concierne a los gabinetes, tanto el confederal como el de negociación colectiva,debemos señalar que sus tareas de asesoramiento jurídico y económico, respectivamente,constituyen un apoyo no solamente para la gestión del Comité Ejecutivo y de las federacio-nes, sino que redunda en beneficio del conjunto de nuestras organizaciones.

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IX. Alianzas y solidaridad internacionalEn el periodo intercongresual ELA ha sido parte activa en el proceso de constitución de laConfederación Sindical Internacional (CSI), impulsado por la CIOSL y la CMT. Esta inici-ativa responde mejor a los desafíos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal, yesperamos que la incorporación de nuevas organizaciones refuerce todavía más sus posib-ilidades.Respeto a la Confederación Europea de Sindicatos (CES), queremos destacar los debatesque se han dado en relación con el Tratado Constitucional, la directiva Bolkestein, la flexi-guridad y las sentencias del Tribunal de Justicia europeo en con-tra de la libertad sindical.Esas cuestiones van marcando una agenda sindical que requiere una toma de posición resp-ecto a la progresiva revisión del modelo social europeo. Hemos sido activos y críticos en lascuatro cuestiones señaladas.Conscientes de nuestras limitaciones –somos un sindicato de una pequeña nación sin estad-o– entendemos con todo que el debate sobre la orientación estratégica del sindicalismo eur-opeo nos concierne, y hemos decidido ser agentes activos de ese debate.Hemos profundizado asimismo en las relaciones bilaterales con otros sindicatos, preferent-emente europeos y americanos, y hemos trabajado en clave de solidaridad con otras organ-izaciones sindicales, prioritariamente del continente africano y en Suramérica, extendiendonuestra labor también al continente asiático.Tenemos mucho que aprender, sacando conclusiones de aquellas experiencias que nos pue-den resultar útiles. Y nuestra vocación internacionalista también nos obliga a apoyar aquel-los proyectos que, desde el compromiso y el esfuerzo militante, solicitan nuestra ayuda.Las alianzas internacionales no se agotan para ELA en el ámbito sindical, sino que se extie-nden a nuestra participación activa en los foros sociales, de cuya amplitud, orientación yactividad depende también en muy buena medida la correlación de fuerzas alternativa almodelo globalizador imperante.Nuestra presencia en el reciente Foro Social Europeo, celebrado en Malmö, nos ha permiti-do precisamente seguir contrastando experiencias y reflexiones e ir concretando nuestraagenda de acción para el futuro inmediato.

X. Una representatividad sindical consolidadaEn el anexo a este informe del Comité Ejecutivo se analiza con más detalle la representati-vidad territorial y sectorial de ELA.Gozamos de una posición claramente mayoritaria, 40,28%, y muy homogénea en el conju-nto de la CAPV. Hemos de subrayar también nuestra progresión constante en Navarra, quenos sitúa en el 21,46% de representatividad.Para nosotros estos resultados son particularmente relevantes, toda vez que certifican elapoyo por parte de los trabajadores y trabajadoras a un proyecto sindical con marcado perfilreivindicativo.El revés de nuestro éxito electoral es la derrota de una estrategia planificada para erosionarnuestra representatividad en la CAPV: por parte del Gobierno Vasco utilizando sistemátic-amente los acuerdos en minoría y por parte de las patronales privadas bloqueando duranteaños convenios territoriales como el metal y el comercio.Los avances registrados en Navarra marcan los límites de la llamada concertación instituci-onalizada y las posibilidades, en consecuencia, para un sindicalismo reivindicativo.En nuestra apuesta teníamos pocas dudas y mucha confianza, ya que estamos convencidosde la estrecha correlación entre representatividad y modelo sindical. Los resultados alcan-zados constituyen desde esta perspectiva un gran estímulo.

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XI. La afiliación sigue creciendoHemos crecido en afiliación, aspecto que se analiza con más detalle en el anexo a este info-rme. De 104.695 personas afiliadas en el Congreso anterior nos situamos ya en 109.318, loque supone un incremento neto de 4.623, es decir, un 4,42%. La afiliación femenina ha pas-ado de 35.579 a 40.425, lo que significa un crecimiento neto del 13,62%, con una mejoradel peso relativo en el conjunto de la afiliación de tres puntos, pasando del 33,98% al36,98%.En cuanto a federaciones, destaca el crecimiento de Zerbitzuak, que partiendo de 21.805personas afiliadas registra ya 24.909, con un incremento neto de 3.104 y un relativo del14,24%.El crecimiento neto en la afiliación de activos ha sido de 5.863 personas, al pasar de 95.060a 100.923, con un alza relativa del 6,17%. La afiliación de los activos representa ya el92,32% sobre el total, con una tasa de sindicación del 9,64% sobre el total de la poblaciónasalariada ocupada, que alcanza en Euskal Herria las 1.046.400 personas.En síntesis, tenemos más afiliación; tenemos más activos; somos más mujeres, y tenemosuna penetración creciente, muy destacable, en la federación de Zerbi-tzuak. Estos datosdemuestran, en suma, la estrecha correlación entre crecimiento afiliativo y acción sindicalcontra la discriminación de las condiciones de trabajo.

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XII. A modo de conclusión: "ez ikusi, ez ikasi"En su observatorio astronómico de Hendaia, el científico labortano Antoine d’Abbadie dejógrabado en piedra la sentencia "ez ikusi, ez ikasi". Esta frase es muy apropiada también paranuestro modelo sindical. Sólo se aprende desde la práctica; sólo se pueden sacar conclusio-nes desde la experiencia que nos va dando la acción sindical.La práctica sindical nos enseña el verdadero rostro del neoliberalismo, nos enseña cómoafectan a la mayoría de la gente, a la clase trabajadora, las políticas dominantes, tanto enempresas como administraciones.Nos enseña cómo los neoliberales amañan el derecho para degradar el mundo del trabajo ydiscriminar a colectivos crecientes.Han decidido reducir el peso de las rentas del trabajo en la riqueza; recortar las coberturassociales, y combatir cualquier expresión sindical alternativa, cegando todo espacio de inter-vención democrática, colectiva que tenga un perfil reivindicativo.Pero la práctica también nos enseña que en estas condiciones es posible reorganizar la resp-uesta, la lucha, y que al hacerlo no solamente no se pierde, sino que se gana apoyo social.La práctica nos muestra la importancia que tiene en esta coyuntura la autonomía política yfinanciera de una organización sindical para poder defender sus propuestas, para poder dis-poner de medios organizativos y materiales que las hagan más viables.Hemos aprendido también que la clave está en consolidar y extender la militancia, llevánd-ola a los centros de trabajo y a los ámbitos locales, y que para ello es fundamental la forma-ción, la comunicación, el debate y la participación.Combinar pensamiento y compromiso colectivo con una acción sindical, política y sociales, en último término, avanzar por aproximaciones sucesivas, con una agenda propia, sujetaa limitaciones y a errores, pero en ningún caso subordinada, subalterna ni a la doctrina ni ala gestión neoliberal.Sólo se aprende lo que se ve, y tenemos que seguir trabajando y ensayando para ver qué,cómo y hasta dónde podemos llegar en la defensa de los intereses de la clase trabajadora.“Ver para conocer, y conocer para actuar”, porque sólo se puede intervenir sobre lo quepreviamente se conoce; sobre lo que se tiene un diagnóstico acertado.Tenemos todo el derecho a mantener la utopía, y tenemos más derecho, si cabe, a proclamarsin ningún complejo que lo que tenemos no nos gusta, ni en lo laboral, ni en lo social, ni enlo político, y estamos decididos a militar colectivamente para cambiar las cosas.Sabemos que solos no podemos; sabemos que es preciso ir tejiendo redes más amplias, sin-dicales, sociales y políticas; sabemos que el sindicalismo tiene sus espacios y sus formasespecíficas de intervención.Todo esto hemos aprendido en la práctica, y desde la práctica seguiremos aprendiendo más.Ikusi, ikasi eta borrokatu langileekin.