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Informe de lectura N°2 Seminario Fenomenología del Espíritu 1 . -Álvaro Armijo. El presente informe corresponde a la primera parte de la exposición hegeliana en la Fenomenología del Espíritu – Conciencia-. Específicamente abordará el apartado correspondiente a Certeza Sensible y para su estudio se seguirá la división elaborada por el propio Hegel en su libro –deteniéndose en los puntos clave de su argumentación- 1.- La Certeza Sensible Al contrario de lo que sucedía en la Introducción de la Fenomenología -en dónde Hegel comienza su exposición introduciendo una interrogante para dar pie al desarrollo de su argumentación-, Certeza Sensible comienza casi con una suerte de advertencia –más bien un recordatorio- previa a la exposición misma. Sí el saber inmediato es el objeto de estudio, nuestro comportamiento hacia él debe también ser inmediato, es decir, no se debe modificar en ningún aspecto, el saber debe mantenerse tal y cómo aparece en su inmediatez: “El SABER, que es ante todo o de modo inmediato nuestro objeto, no puede ser sino aquello que es él mismo saber inmediato, saber de lo inmediato o de lo que es. Debemos mantener aquí un comportamiento igualmente inmediato o 1 Para efectos de éste trabajo se utilizará como fuente la traducción al español de W. Roces: Hegel, G. W. F. Fenomenología del Espíritu, México D.F. Fondo de cultura económica. 1971. Pp 63-70.

Informe de Lectura N2

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Informe de lectura N°2 Seminario Fenomenología del Espíritu1.

-Álvaro Armijo.

El presente informe corresponde a la primera parte de la exposición hegeliana en la

Fenomenología del Espíritu –Conciencia-. Específicamente abordará el apartado correspondiente

a Certeza Sensible y para su estudio se seguirá la división elaborada por el propio Hegel en su

libro –deteniéndose en los puntos clave de su argumentación-

1.- La Certeza Sensible

Al contrario de lo que sucedía en la Introducción de la Fenomenología -en dónde Hegel

comienza su exposición introduciendo una interrogante para dar pie al desarrollo de su

argumentación-, Certeza Sensible comienza casi con una suerte de advertencia –más bien un

recordatorio- previa a la exposición misma. Sí el saber inmediato es el objeto de estudio, nuestro

comportamiento hacia él debe también ser inmediato, es decir, no se debe modificar en ningún

aspecto, el saber debe mantenerse tal y cómo aparece en su inmediatez:

“El SABER, que es ante todo o de modo inmediato nuestro objeto, no puede ser sino

aquello que es él mismo saber inmediato, saber de lo inmediato o de lo que es. Debemos

mantener aquí un comportamiento igualmente inmediato o receptivo, es decir, no alterar

nada en este saber tal y como se nos ofrece y mantener la aprehensión completamente

aparte de la concepción”.2

¿Por qué advertencia?, recordando lo ya planteado por Hegel en la Introducción de la

Fenomenología –sobre el status del conocimiento- cuando Hegel observa los modos de concebir

lo real, queda ya patente el hecho que el conocimiento en un primer momento se manifiesta de

un modo peculiar y que ese modo particular es el resultado de una relación entre el objeto y la

conciencia. Ahora el motivo por el cual la certeza sensible debe mantenerse tal como ella se

manifiesta, queda explícito en el párrafo siguiente al momento en que Hegel caracteriza este

saber. La certeza sensible –específicamente su contenido concreto como plantea Hegel- contiene

“un conocimiento de naturaleza infinita… este conocimiento se manifiesta como el

1 Para efectos de éste trabajo se utilizará como fuente la traducción al español de W. Roces: Hegel, G. W. F. Fenomenología del Espíritu, México D.F. Fondo de cultura económica. 1971. Pp 63-70.

2 Ibíd. p.63.

conocimiento más verdadero, pues aún no ha dejado nada de lado del objeto”3. En otras

palabras la certeza sensible contiene en sí todo aquello que de verdadero pueda decirse de un

objeto y no necesita elemento externo alguno que le dote de su verdad o que lo haga más

verdadero –la certeza sensible posee la verdad del objeto, su naturaleza infinita es la condición

de ello, su grado de verdad no depende de otros factores porque en sí misma se encuentra plena y

poseedora de su verdad-. Sin embargo, y a pesar de que la certeza sensible posee ya la verdad del

objeto, Hegel nos presenta otra advertencia en la cita utilizada al comienzo de este informe y esta

es: mantener la aprehensión aparte de la concepción.

De aquí resultan claves dos puntos ¿Qué es lo que se aprehende?, y ¿Qué es lo que se concibe?,

aunque para efectos de este informe el análisis estará centrado sólo en lo que corresponde a la

aprehensión. Aquello que se aprehende es la certeza sensible, y su aprehensión la constituye el

saber de lo inmediato, la certeza de saber que algo es. En tanto saber inmediato no hay nada más

que podamos decir de aquello percibido, ella misma no puede enunciar nada más sobre si, en

palabras de Hegel: “Pero, de hecho, esta certeza se muestra ante sí misma como la verdad más

abstracta y más pobre”4. Por otra parte, tenemos a la conciencia, que a su vez, sólo puede

entenderse como conciencia de yo –no de un yo concreto, sino que de un yo que resulta igual de

abstracto e inmediato que la certeza sensible-.

De este modo la advertencia de Hegel no resulta superflua. Nuestro acercamiento a la certeza

sensible no se da de un modo concreto, sino que se da en el plano de la abstracción –abstracción

a la hegeliana, claro está-, de lo inmediato.

Bajo este punto de vista la certeza sensible no se trata de una relación en donde la conciencia

posee por sí misma el conjunto de cualidades para conocer los objetos del mundo –o viceversa-.

No la certeza sensible no es esto, es algo mucho más abstracto que en última instancia no

requiere de un yo y un objeto en concreto y pleno para dar cuenta de ella, y de aquí que Hegel

más adelante se refiera a un éste y un esto con el fin de dejar en claro el carácter abstracto –

inmediato- de esta relación:

“Yo, éste, no estoy cierto de esta cosa porque me haya desarrollado aquí como conciencia y

haya puesto en marcha el pensamiento de diversos modos. Ni tampoco porque la cosa de que

3 Ibíd. P63.4 Ibíd. P63.

estoy cierto sea en ella misma, atendiendo a una multitud de diversas cualidades, una relación

plena de riqueza o un múltiple comportamiento con respecto a otras. Nada de esto interesa a la

verdad de la certeza sensible; ni el yo ni la cosa tienen aquí la significación de una mediación

múltiple; el yo no significa un representarse o un pensar múltiple, ni la cosa tiene significación

de múltiples cualidades, sino que la cosa es, y solamente porque es; ella es: he ahí lo esencial

para el saber sensible, y éste puro ser o esta inmediatez simple constituye la verdad de la

cosa”5.

A pesar de lo expuesto en la cita anterior, Hegel va más allá de lo ya planteado y en un giro que

resulta un tanto confuso formula el siguiente planteamiento: “Una certeza sensible real no es

solamente esta pura inmediatez, sino un ejemplo de ella”6. Vista en su soledad esta cita resulta

un poco extraña ya que sí el contenido de la certeza sensible es lo inmediato, cómo es posible

que pueda darse de otra forma distinta. Recordemos nuevamente la advertencia de Hegel, que

podría resumirse en los siguientes postulados: 1) mantener un comportamiento receptivo frente a

la certeza sensible y 2) mantener separados la aprehensión de la concepción. De este modo

podemos hablar de dos momentos de esta certeza sensible; en un primer momento tenemos el

momento de la aprehensión que no es otra cosa que el descubrir el es de un esto que ocurre en la

inmediatez de la certeza, y en un segundo lugar –o en un segundo plano- el momento de la

concepción que viene a ser una suerte de certeza sobre aquello que se encuentra en el éste –la

conciencia- es un esto que es, es decir, que es verdadero. Esta distinción está dada no porque la

aprehensión y la concepción remitan a elementos distintos sino más bien que remiten a planos

distintos de un mismo elemento, en este caso de la certeza sensible, siguiendo a Hegel: “…la

distinción fundamental a saber: la de que en esta certeza quedan enseguida fuera del puro ser

los dos estos mencionados, el éste como yo y el esto como objeto”7. La distinción está dada

entonces por la mediación tanto del yo –éste- como del objeto –esto- que ponen a la certeza

sensible en un plano distinto al del puro ser. Es Hegel mismo quien nos ilustra el modo en que

opera esta mediación del éste y el esto: “yo tengo la certeza por medio de otro, que es

precisamente la cosa; y esta, a su vez, es la certeza por medio de otro, que es precisamente yo”8

1.1. El Objeto de esta Certeza (Páginas 64-66)

5 Ibíd. P63.6 Ibíd. P64.7 Ibíd. P64.8 Ibíd. P64.

Hegel inicia este apartado prosiguiendo con la formulación anterior sobre la diferencia

establecida entre la inmediatez y la mediación. Esta se encuentra al interior de la certeza misma y

por lo mismo se debe aceptar tal y como viene en la certeza sensible. El yo en esta relación no

compone un elemento esencial del objeto pero si constituye su saber; sí observamos esta relación

podemos observar que el saber necesita del objeto para constituirse como tal pero que sin

embargo el objeto no necesita de saber para ser objeto, el simplemente es, “pero el objeto es, es

lo verdadero y la esencia; es indiferente a ser sabido o no; y permanece aunque no sea sabido;

en cambio, el saber no es si el objeto no es”9. Ahora cabe preguntarse sí al recaer la esencia en el

objeto –su certeza sensible- a qué tipo de esencia corresponde, pero no en tanto a cómo puede ser

sino que cuanto de ella posee la certeza sensible10 –de qué modo la esencia se haya en la certeza

sensible-.

La respuesta que Hegel nos da sobre esta interrogante es que lo verdadero de la naturaleza

sensible se haya en lo Universal. Para ilustrarnos sobre el carácter de lo Universal, Hegel expone

la certeza sensible a partir de las figuras espacio temporales del ahora y el aquí –de lo que Hegel

ha llamado el esto-. En cualidad de ahora el esto se expresa como aquello a lo que le resulta

indiferente ser esto o aquello, posee –el ahora- un carácter simple, y en su simplicidad es posible

enunciar su manifestación como certeza sensible. Para que se entienda mejor, siguiendo el

ejemplo utilizado por Hegel, el ahora puede ser día o noche pero este –el ahora- no depende ni

del día ni de la noche (ni de ningún otro elemento del que se pueda predicar), su verdad está en

ser simple ahora:

“El ahora mismo se mantiene, sin duda, pero como algo que no es noche; y asimismo se

mantiene con respecto al día que ahora es como algo que no es tampoco día o como un algo

negativo en general. Por tanto, este ahora que se mantiene no es algo inmediato, sino mediado,

pues es determinado como algo que permanece y se mantiene por el hecho de que otro, a saber

el día y la noche no es”11.

El ahora tienen existe, es; su esencia no depende de algo más que de él mismo, pero de él se

puede decir que es tanto día como que es noche y no porque ambos –día y noche- sean lo mismo

9 Ibíd. P64.10 Cfr. Hegel, Op cit. P64.11 Ibíd. P64.

(queda claro que no lo son) sino porque el ahora se da tanto en su inmediatez como mediado; y

es en su mediación que este se conserva –que se constituya como día o como noche-.

Algo similar ocurre en el caso del aquí, siguiendo la exposición hegeliana este puede ser o no ser

árbol, sin embargo siendo o no siendo algo el aquí permanece como tal, es decir, en su carácter

inmediato no depende de elemento alguno para dar cuenta de su ser.

Entonces por más que la certeza sensible de cuenta, o mejor dicho, remita al ser puro; este no se

presenta en su pureza sino que como mediación (por ejemplo esto es árbol o ahora es noche),

como un esto determinado:

“Esta certeza sensible, al mostrar en ella misma lo universal como la verdad de su objeto,

permanece, por tanto el ser puro como su esencia, pero no como algo inmediato, sino como algo

a lo que le es esencial la negación y la mediación y, por consiguiente, no como lo que nosotros

suponemos como el ser”12.

A este punto la argumentación resulta particularmente magistral, los términos se invierten; lo

verdadero de la certeza sensible ya no radica en el objeto sino en el saber que se tiene de este. La

certeza sensible se ha desplazado al plano del yo, recordando la advertencia con la que Hegel ha

introducido el apartado de certeza sensible, esta ha pasado de la aprehensión a su concepción.

1.2. El Sujeto de esta Certeza (Páginas 66-67).

12 Ibíd. P65.