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Presentación
El presente cuadernillo de cátedra no tiene otra pretensión que la de
brindar a los alumnos aquellos contenidos conceptuales necesarios para
emprender sus estudios universitarios junto con algunas estrategias para su
abordaje.
Un curso de ingreso a una universidad no puede dejar de incluir entre los
temas a tratar una reflexión acerca del conocimiento en general y el
conocimiento científico en particular. Desde esta perspectiva, deberemos
desarrollar en este volumen algunos conceptos centrales de la teoría del
conocimiento y algunos rudimentos básicos de la lógica formal. Su tratamiento
nos posibilitará una debida sistematización del saber, a la vez que promoverá
la adquisición de una serie de conocimientos conceptuales e instrumentales
fundamentales para la comprensión y producción intelectual dentro del ámbito
académico.
Será fundamental, también, plantear una reflexión sobre la ciencia y la
tecnología, sus condiciones de posibilidad en la sociedad actual, los valores
presentes en las prácticas, el tipo de racionalidad involucrada, el carácter
ideológico del conocimiento, las políticas científico-tecnológicas puestas en
marcha para su implementación y sus consecuencias prácticas. La idea es que
podamos corrernos del sentido común y reflexionar acerca de la ciencia y la
tecnología, cuya cercanía y naturalización a menudo impide ver que detrás de
estas actividades, se encuentran problemas de diversa índole: económicos,
políticos, éticos, ecológicos, etc.
Este cuadernillo incluye una guía de trabajos prácticos cuya finalidad es,
además de permitir que el alumno pueda realizar una auto evaluación de su
aprendizaje, promover una reflexión sobre algunas de las problemáticas
centrales que trataremos y aportar una herramienta que ayude al estudiante a
aprender a aprender.
No podemos concluir esta presentación sin antes realizar una breve
reflexión final. El ingreso a la universidad pública no sólo implica una mayor
responsabilidad para con el estudio de los contenidos académicos y un
esfuerzo fenomenal, de parte de los alumnos, para cumplir con las materias y
sus respectivas instancias de evaluación; también, demanda un fuerte
1
compromiso por la transformación y mejora de la sociedad en que vivimos. La
universidad es una institución a la que asistimos para enseñar, aprender,
investigar. Dichas prácticas no darían frutos si sus resultados sólo fueran a
engrosar el estatus de unos pocos elegidos. En este sentido, estudiantes y
profesores tenemos, desde el ingreso mismo a la institución, una doble
responsabilidad: para con el saber y el progreso científico-tecnológico y
fundamentalmente, para con nuestros semejantes y la mejora de sus
condiciones de existencia.
Lic. José Antonio Gómez Di Vincenzo
2
1- El conocimiento. Los distintos tipos de conocimiento.
Antes de abordar el estudio del conocimiento científico, vamos a hacer
referencia al conocimiento en general sin distinguir si se trata de conocimiento
científico o de sentido común.
El problema de cómo es posible el conocimiento, su naturaleza y alcance,
es tratado por la teoría del conocimiento o gnoseología.1 Se trata de un
problema filosófico de larga data que implica un significativo número de
cuestiones relacionadas entre sí a resolver. Dicho problema fue abordado por
distintas tradiciones o escuelas del pensamiento a lo largo de la historia.
La gnoseología tiene por objeto el valor del conocimiento. Este valor del
mismo implica dos aspectos: la verdad y la certeza. La verdad es la adecuación
entre el enunciado o proposición y lo que es. De esta manera, si por ejemplo
decimos que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la Capital de Argentina
estamos utilizando una proposición verdadera. Por su parte, la certeza da
cuenta de un estado subjetivo del espíritu que está seguro y cree que una
proposición es verdadera. Desde esta perspectiva, puede haber certeza sin
verdad como, por ejemplo, cuando un sujeto sostiene firmemente un error por
ignorancia o por la influencia de determinadas concepciones alternativas o
representaciones sociales. Un ejemplo extraído de la historia de las ciencias da
cuenta de aquella difundida creencia de que la tierra permanece inmóvil en el
centro del universo en la Europa feudal y la antigüedad. Uno más actual, la
creencia en la existencia de naves extraterrestres. También, puede haber
verdad sin certeza cuando, por ejemplo, sostenemos que la temperatura de
fusión del agua destilada es de 0º C en CNPT.
La gnoseología, en síntesis, trata de resolver tres cuestiones relacionadas
con el problema del conocimiento:
• La posibilidad del conocimiento.
• Las actividades cognitivas que posibilitan la formación de conceptos.
• La naturaleza y alcance del conocimiento.
1 En rigor, en los países de habla hispana, solemos utilizar teoría del conocimiento para referirnos al estudio sobre el conocimiento siendo gnoseología un nombre cada vez menos utilizado.
3
La respuesta a cada una de estas cuestiones implica distintos puntos de
vista:
Si se sostiene que podemos alcanzar la verdad y que en ciertos casos, lo
conseguimos con certeza se es dogmático. En cambio, se es escéptico si se
pone en duda la posibilidad del ser humano de construir conocimiento
verdadero o cierto. 2
En cuanto al problema relacionado con las actividades cognitivas o el
modo en que se forman las ideas o conceptos, existen dos extremos al tratar
de elaborar una respuesta a la cuestión: el empirismo y el racionalismo.
Contamos, también, con dos posiciones intermedias entre ambos: el apriorismo
y el intelectualismo. Básicamente, el empirismo sostiene que el conocimiento
surge de la experiencia y la percepción sensorial y el racionalismo que el
mismo surge a partir de la razón. Veremos más adelante en detalle las
principales características de estas dos tradiciones.
En relación a la naturaleza y alcance del conocimiento, existen dos
posturas contrapuestas: el idealismo y el realismo. El idealismo sostiene que
todo ente se da en el interior del conocimiento y que no pueden conocerse las
cosas en sí. Así, por ejemplo, la idea de mesa posee existencia propia
independientemente de las mesas en particular. Por su parte, el realismo
afirma que todo objeto percibido por los sentidos tiene una existencia
independiente del propio ser percibido y que esos entes reales existentes en sí
pueden ser conocidos. En la Edad Media, los nominalistas negaban la
existencia de los universales y sostenían que dichos universales eran sólo
nombres en común que utilizábamos para poder comunicarnos y entendernos.
Su influencia fue muy importante para la filosofía de la ciencia posterior.
En la Filosofía Clásica, el problema del conocimiento fue tratado en el
Teeteto y La República por Platón y por Aristóteles, en varios de sus trabajos.
2 En rigor, en la gnoseología, tenemos otras corrientes que se agregarían al dogmatismo y al escepticismo. Por ejemplo, existe una tradición filosófica intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo: el criticismo. Desde el mismo, se admite la posibilidad de conocer la verdad pero sin que esta verdad sea definitiva. La verdad siempre puede ser criticable. Otra corriente filosófica, el relativismo, niega la existencia de una verdad absoluta y sostiene que existe la posibilidad de que cada sujeto posea una verdad que le es propia. A diferencia del relativismo, el perspectivismo sostiene la existencia de una verdad absoluta pero al mismo tiempo, niega que podamos alcanzarla en su totalidad. Por otra parte, desde el constructivismo se sostiene que la realidad es inventada por el sujeto.
4
Con la modernidad, el problema adquiere una fuerza y características
especiales. El idealismo filosófico suele presentarse aquí de dos formas: una
gnoseológica y otra metafísica. El idealismo suele tomar como punto de partida
para emprender la reflexión filosófica al sujeto o la conciencia. El sujeto es un
sujeto ideador y representativo que construye el conocimiento del mundo a
partir de la reflexión y no de las cosas que están en el mundo exterior. En
líneas generales, el idealismo moderno concuerda con el racionalismo. En
contraposición al idealismo, el materialismo parte de considerar como la
realidad a los cuerpos materiales y pensar que la materia es el fundamento de
toda realidad y causa de toda transformación. Ambas posturas filosóficas
intervendrán ocupando un lugar central en las reflexiones modernas acerca de
lo social las cuales, asumirán distintas formas ya sea como racionalismo,
empirismo o en términos más generales, como la ilustración.
El iluminismo o ilustración influye notablemente en el pensamiento del s
XVIII. Desde esta perspectiva, distintos autores sostendrán la importancia y el
poder de la razón en la construcción de conocimiento y en el ordenamiento o
reorganización de la sociedad según los principios racionales. Para ordenar el
mundo, la razón debe construir ideas generales válidas. La tradición iluminista
se constituye sosteniendo el poder ilimitado de la razón para gobernar y
ordenar el mundo de los hombres. El iluminismo no niega la historia pero en
cierto sentido, ve al pasado como un conjunto de errores explicables a partir de
la falta o el insuficiente uso de la razón. Desde esta perspectiva, el pasado no
es necesario para la construcción de un futuro mejor. Aquí el pensamiento
ilustrado se distingue de su antecedente escolástico y la preocupación filológica
renacentista, cuya búsqueda de conocimiento se orientaba hacia el pasado y
hacia el estudio de las escrituras sagradas. Hay en el pensamiento moderno de
la ilustración una clara búsqueda de un futuro mejor basado en el progreso
sustentado por el aporte de la razón. 3
3 Horkheimer y Adorno llevan a cabo una crítica sagaz al pensamiento iluminista en “La dialéctica del Iluminismo”, trabajo que publican en 1944. En el primer capítulo desarrollan el concepto de iluminismo. En términos de Horkheimer y Adorno: “El programa del iluminismo consistía en liberar al mundo de la magia. Se proponía, mediante la ciencia, disolver los mitos y confutar la imaginación: Bacon, "el padre de la filosofía experimental", recoge ya los diversos temas. Desprecia a los partidarios de la tradición, quienes "primero creen que otros saben lo que ellos no saben; luego suponen saber ellos mismos lo que ellos no saben.”
5
El iluminismo representó, a su vez, un antecedente importante y el origen
de la Enciclopedia. Este movimiento filosófico asume una fuerte postura
pedagógica, al sostener la importancia de promover la enseñanza y divulgación
de los saberes de su época y de los principios republicanos, con el fin del
desarrollo cultural y económico de la sociedad. Sus principales representantes
son Denis Diderot (1713 – 1784) y Jean D’ Alembert (1717 – 1783) quienes
conciben a la ciencia y la tecnología, junto a la razón, como las más
importantes herramientas para el progreso de la sociedad y publican la famosa
Enciclopedia en París, entre 1751 y 1772.
La fuerte creencia por parte de los filósofos iluministas en el poder de la
razón humana se plasma en la tradición racionalista. Es por este motivo que
muchas veces, se confunde la tradición iluminista con el racionalismo. Si bien
es cierto que el iluminismo proviene directamente del racionalismo del siglo
XVII, también es cierto que, muchos iluministas también fueron empiristas.
Es importante destacar que a lo largo de la modernidad, las distintas
tradiciones filosóficas antepusieron el tratamiento del problema del
conocimiento a todos los demás tratamientos, constituyéndose la gnoseología
en una de las herramientas principales a partir de las cuales, construir los
sistemas de pensamiento.
El racionalismo va a chocar con el empirismo de Locke (1632 – 1704),
Berkeley (1685 – 1753) y Hume (1711 – 1776) quienes sostienen que el
conocimiento surge de lo dado, de la experiencia. Específicamente,
racionalistas y empiristas se enfrentarán al considerar qué lugar ocupa el sujeto
en el acto de conocer y cuáles son los alcances del conocimiento. Por lo
general, suele contraponerse al racionalismo y al empirismo mostrándoselas
como posturas antagónicas. Sin embargo, esto no es del todo así puesto que
ambas tradiciones comparten muchos de los principios fundamentales de la
modernidad. Una vez saldada la cuestión de qué lugar ocupa el sujeto en la
construcción de conocimiento se pasa a tratar el tema del método y a analizar
cómo se da la relación del sujeto con el mundo.
El racionalismo postulara que el conocimiento surge de la razón y por la
actividad subjetiva del hombre. Esta tradición de pensamiento se remonta a la
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obra de René Descartes (1596 – 1650) en el siglo XVII. 4 Sus máximos
exponentes, junto a Descartes, fueron Baruch Spinoza (1632 - 1677) y G.
Wilhelm Leibniz (1646 - 1716). Desde el racionalismo se sostenía que sólo por
medio de la razón es posible el acceso a las verdades universales. Las
verdades evidentes en sí o universales eran innatas y no accesibles por la vía
de la experiencia empírica. Desde esta perspectiva, también la esencia
humana es considerada como inmutable variando el modo de describirla según
el autor: algunos sostendrán que el hombre es un ser racional, otros que es
esencialmente un ser individualista que busca reconocimiento.
La tradición empirista, por el contrario, sostenía que el conocimiento surge
a partir de la experiencia sensible del sujeto cognoscente. Esta teoría del
conocimiento surgida en Inglaterra en el siglo XVII, pone de relieve el rol de la
experiencia en la construcción de conocimientos. Esta postura fue defendida
por Francis Bacon (1561 – 1626) en su Novum Organum publicado en el año
1620. 5
El empirismo sostiene que si el conocimiento comienza por las ideas
éstas, al contrario de lo que sostienen los racionalistas, no tienen su origen en
la mente. Es la experiencia entendida como percepción de los objetos
sensibles externos al sujeto y las operaciones mentales las que posibilitan la
construcción de conocimiento. El empirismo niega la existencia de ideas
4 Descartes es considerado por muchos el fundador de la filosofía moderna. En su famoso trabajo titulado “Discurso del método”, obra derivada de las “Meditaciones metafísicas” publicadas en 1641, plantea su interés por fundamentar el conocimiento mostrando un fuerte rechazo a las ideas recibidas o heredadas de la Escolástica. Es considerado también el filósofo de la duda puesto que desde su punto de vista, en la investigación, no debería aceptarse de lleno aquello de lo cual, se pudiera dudar racionalmente. Descartes nos propone dudar, no admitir nada que no sea absolutamente evidente. Pero la duda es en sí un ejercicio intelectual. Por lo tanto, el pensamiento aparece nítidamente y no puede dudarse de que uno piensa. Descartes planteará aquí su famoso “cogito ergo sum: pienso luego soy” o si pienso entonces, existo. Esto es en sí de lo único que el ser pensante no puede dudar. Este pensamiento pone al sujeto pensante como centro de toda construcción de conocimiento. Es a partir del sujeto, del ser pensante que se construye el resto de la investigación abriendo interrogantes concatenadamente. 5 Este destacado filósofo inglés notó el elevado status que había adquirido el razonamiento deductivo en su época y el peligro que significaba para la construcción de conocimiento el hecho de partir de premisas surgidas como resultado de la mera especulación. Es por esto que Bacon se propone rescatar la inducción como método para la ciencia sosteniendo el valor de la experiencia como punto de partida para la construcción de conocimiento científico. A la inducción por numeración de casos agregó la inducción por analogía. Los principios metodológicos aportados por Bacon en el Novum Organum fueron de suma importancia para el posterior desarrollo del empirismo. Allí Bacon exige el abandono de toda especulación o ideas preconcebidas, los ídola.
7
innatas como las que pretende sostener el racionalismo; es decir, se opone
tajantemente al innatismo: no existen ideas anteriores a los datos brindados por
la experiencia. Si el conocimiento proviene de la experiencia, entonces todo
conocimiento debe ser adquirido. La mente es como una tabla rasa que debe
llenarse a partir de la experiencia y el aprendizaje. El sujeto es considerado un
receptáculo en el cual, ingresan las ideas o sensaciones que constituyen la
base de todo conocimiento. La experiencia sensible actúa, entonces, como
límite del conocimiento. Puesto que la misma es limitada, también lo será la
capacidad de construir conocimientos. Aquí el empirismo también marca una
diferencia clara en relación a la tesis racionalista que sostiene que como el
conocimiento surge a partir de la razón y siendo la misma utilizada en forma
adecuada no tendría límites para la acumulación y profundización de saberes.
Más allá de esta breve introducción histórica y conceptual a la
problemática y puesto que un examen detallado de todos los tratamientos que
la misma ha incluido e involucra actualmente exigiría mucho más espacio,
veremos cuáles son los tipos de conocimiento y sus características.
Conocimiento directo, práctico y proposicional
Cuando decimos que conocemos el Bajo Belgrano lo que estamos
diciendo es que estuvimos allí, que lo hemos visto. Lo mismo ocurre cuando
decimos que conocemos a alguien. Conocemos a una persona porque nos la
han presentado y hemos hablado con ella. En estos casos, llamamos a esta
forma de conocimiento: conocimiento directo. Por otro lado, cuando decimos que sabemos escribir un resumen
utilizando un procesador de texto o que podemos manejar una moto en duro, lo
que estamos diciendo es que tenemos la habilidad para hacer estas tareas. Se
trata de una forma de conocimiento relacionada con el saber cómo, con una
habilidad. Podemos llamar a esta forma de conocimiento: conocimiento práctico o conocimiento de cierta habilidad.
Ahora bien... Cuando decimos que sabemos que La Plata es la capital de
la Provincia de Buenos Aires o cuando sostenemos que la Revolución de Mayo
se dio en 1810, hacemos referencia a un saber que. Esta forma de
conocimiento se denomina conocimiento proposicional. En estas
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afirmaciones de tipo “yo sé que ...”, el texto que sigue al “que” es una
proposición.
Una proposición es cualquier expresión que transmita una información y
pueda ser clasificada como verdadera o como falsa. Por ejemplo: Buenos Aires
es una provincia de Argentina.
Vemos, entonces, que podemos establecer una clasificación del
conocimiento partiendo de la distinción entre el saber cómo, saber qué y el
saber como experiencia directa.
directo
conocimiento
práctico
proposicional
2- El conocimiento proposicional Lo primero que diremos aquí es que el conocimiento proposicional es la
forma más importante de conocimiento y que influyó mucho en la construcción
de conocimiento para el desarrollo del ser humano.
Si bien el conocimiento científico se vale tanto del conocimiento directo
como del saber hacer, no sería tal sin el conocimiento proposicional.
Condiciones para el conocimiento proposicional
Para que una persona tenga conocimiento proposicional deben darse tres
condiciones: creencia, verdad y prueba. Veamos qué significa cada una de
ellas.
La persona tiene que estar convencida y creer que la proposición es
verdadera; es decir que describa o brinde información sobre un hecho real.
Además, debe probar firmemente que la proposición es verdadera; es decir,
que haya los suficientes elementos de juicio a su favor, que tenga buenas
razones.
9
Ahora bien... Surgen algunas cuestiones que es preciso aclarar.
El verbo creer puede ser utilizado coloquialmente en muchos sentidos.
Cuando establecemos la condición de creencia para las proposiciones no nos
referimos al creer en el sentido metafísico como expresión de duda. También
debemos tener en cuenta que se puede creer en algo falso durante mucho
tiempo. Por ejemplo: los antiguos creían que la Tierra era plana.
En cuanto a la prueba, podemos formular la siguiente pregunta: ¿Cuándo
tenemos buenas razones? ¿Qué característica deben tener las pruebas? Este
es un problema muy complejo que fue tratado desde distintas perspectivas por
la Filosofía de las Ciencias. No nos extenderemos aquí demasiado en ello
porque excederíamos los límites que nos hemos propuesto para este curso. Sin
embargo, es interesante plantear el problema de los conocimientos empíricos o
basados en la experiencia. La mayoría de nuestro conocimiento se basa en el
mundo real, en la experiencia. No obstante, son conocimientos para los cuales,
no es posible obtener pruebas concluyentes. Por ejemplo: cuando jugamos a los dados no podemos probar, con un cien por cien de efectividad, cuál va a ser
el número que saldrá en la tirada. Esto sucede porque el azar o la casualidad
juegan un papel importante en esta clase de hechos. Parece como que se
puede estar convencido de la verdad de las proposiciones en determinadas
condiciones como, por ejemplo, en el caso de la proposición “hay un cuaderno
sobre mi banco” pero el tema se vuelve más complejo para enunciados del tipo
“todos los cuervos son negros”. Decimos entonces, que el conocimiento
empírico es falible. Más adelante, veremos en detalle por qué se da esta
falibilidad.
El problema empírico lleva a la siguiente distinción:
• Conocimiento en sentido fuerte. Cuando se tienen razones concluyentes.
• Conocimiento en sentido débil. Cuando se tienen buenas razones pero no concluyentes.
El conocimiento empírico es un conocimiento en sentido débil y en este
sentido la certeza constituye una pretensión inalcanzable.
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3- El concepto de verdad
Una proposición es verdadera si describe un estado de cosas real y es
falsa si describe un estado de cosas posible pero no real.
Veamos un ejemplo: la camiseta de Defensores de Belgrano es verde y
blanca. Podría serlo pero en verdad, si uno va a la cancha a ver un partido
comprueba que es roja y negra.
Los filósofos griegos se ocuparon de la verdad como propiedad de ciertos
enunciados de los cuales, se dice que son verdaderos. Aunque antes de
Aristóteles, ya se había concebido la verdad como propiedad de ciertos
enunciados, la más conocida fórmula sobre el tema fue propuesta por el
estagirita y puede expresarse de la siguiente manera: "Decir de lo que es que
no es, o de lo que no es que es, es falso; decir de lo que es que es, y de lo que
no es que no es, es verdadero".
Aristóteles expresó, por primera vez, claramente lo que luego se llamará
"concepción lógica", y que sería más adecuado llamar "concepción semántica"
de la verdad. No hay verdad sin enunciado o proposición que haga referencia a
la cosa. En rigor, no hay enunciado como tal, pues un enunciado lo es siempre
de algo. Esta relación que se establece entre un enunciado o una proposición y
el objeto del cual se dice algo se denomina correspondencia o adecuación.
Entonces, podemos afirmar que la verdad es verdad del enunciado en cuanto
corresponde con algo que se adecua a lo que el enunciado dice de la cosa o de
ese algo.
Una proposición es verdadera si describe un estado de cosas real o si se
corresponde con un hecho y es falsa si describe un estado de cosas posibles
pero que no se comprueba en la realidad. A esta última manera de definir la
verdad de las proposiciones se la conoce como “Teoría de la verdad como
correspondencia”.
Podemos decir entonces, que existen dos valores de verdad para las
proposiciones:
• Valor de verdad verdadero
• Valor de verdad falso
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El problema es que no siempre se puede hacer una distinción tan tajante
entre valores de verdad cuando una proposición se refiere al futuro o a
entidades que no existen. Veamos algunos ejemplos para graficar este tema.
En el caso de las proposiciones referidas a futuro como por ejemplo: dentro de
veinte días lloverá en San Martín. Aquí, no podemos establecer con fuerza ni la
verdad ni la falsedad de la proposición. Lo mismo ocurre con enunciados
referidos a entidades inexistentes como por ejemplo: por las noches las almas
en pena de los alumnos aplazados en IEU vagan por las aulas de la UNSAM.
Algunos intelectuales hablan de un tercer valor de verdad para describir
este tipo de situaciones. Lo llaman valor de verdad indeterminado. Otros
filósofos de las ciencias directamente consideran que estas proposiciones son
falsas.
Existe otro problemita que es necesario plantear: el valor de verdad
cambia según el contexto. Lo que ocurre es que en estos casos las oraciones
que expresan informaciones de la realidad en circunstancias distintas expresan
proposiciones distintas. Por ejemplo: Está lloviendo. Esto nos lleva al siguiente
punto: la distinción entre oraciones y proposiciones.
4- Oraciones y proposiciones
Existen distintos propósitos para el uso del lenguaje. Podemos utilizarlo
para brindar informaciones, para expresar sentimientos o para dar órdenes.
Son las funciones informativa, expresiva y apelativa del lenguaje.
Cuando utilizamos la función informativa, el lenguaje se expresa con
oraciones llamadas proposiciones o enunciados. Estos enunciados pueden ser
como hemos visto verdaderos o falsos.
Todas las proposiciones son oraciones pero no todas las oraciones son
proposiciones.
En el caso de oraciones tales como “¿Qué temperatura marca el
termómetro?”, “¡Qué hermosa sos!” o “Estudiá porque si no te aplazo” estamos,
interrogando, expresando sentimiento y dando una orden respectivamente;
esto es, utilizando el lenguaje en su función interrogativa, expresiva y en su
función apelativa. Por lo tanto, estas oraciones no son proposiciones.
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Oraciones distintas pueden expresar la misma proposición. Por ejemplo:
“la temperatura de ebullición del metano es de 111,5° K” o “111.5° K es la
temperatura de ebullición del metano”. El sólo hecho de cambiar el orden en
que están dispuestos los diferentes sintagmas hace que cambie la oración pero
no la proposición.
También y como ya hemos visto, la misma oración puede expresar
proposiciones distintas y con distinto grado de verdad. El ejemplo que
habíamos visto es el de la oración “está lloviendo”.
Por último, podemos agregar que a veces las proposiciones aparecen
como preguntas retóricas. Por ejemplo: “¿No es verdad que la temperatura de
ebullición del metano es de 111,5° K?”
5- Tipos de enunciados
• Analíticos: un enunciado es analítico si es verdadero en virtud del significado de sus términos. Por ejemplo: Un triángulo es un polígono de tres
ángulos. Ser un polígono de tres ángulos forma parte del significado de
triángulo.
• Sintéticos: un enunciado es sintético si va más allá del significado de sus términos y dice algo acerca del mundo. Estos enunciados tienen contenido
fáctico. Por ejemplo: La Tierra gira alrededor del sol.
• A priori: los enunciados a priori expresan un conocimiento independiente de la experiencia; es decir, un conocimiento que puede probarse
sin recurrir a la experiencia como es el caso de los axiomas geométricos.
• A posteriori: son enunciados que no pueden justificarse sin recurrir a la experiencia. Por ejemplo: todos los metales se dilatan con el calor.
Los enunciados a priori deben ser sí o sí verdaderos. Son necesariamente
verdaderos. Cuando los enunciados a priori son verdaderos no sólo para el
mundo real sino también para todos los mundos posibles, decimos que son
verdades necesarias. Los enunciados que son verdaderos sólo para el mundo
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real son enunciados sintéticos a posteriori. Parece sencillo ver que todos los
enunciados sintéticos son a posteriori y todos los analíticos a priori. Sin
embargo, Kant va a sostener la existencia de los enunciados sintéticos a priori
y que estos son los que permiten el desarrollo de las ciencias. Kant
argumentaba que los conocimientos de la geometría euclidiana utilizados por
arquitectos para la construcción de monumentos por ejemplo constituían
ejemplos concretos de sintéticos a priori. Para este filósofo, todo lo universal y
necesario está puesto por el sujeto de conocimiento. El sujeto pone las formas
a priori de la sensibilidad y del entendimiento y con ellas ordena las
impresiones caóticas transformándolas en fenómenos. No nos detendremos en
el tratamiento exhaustivo de su gnoseología puesto que la misma, excede los
límites de esta cursada.
6- Clasificación de las ciencias. Ciencias formales y ciencias fácticas.
Las ciencias no emplean todas el mismo método para probar la verdad o
falsedad de sus afirmaciones. Algunas como la química y la física necesitan
recurrir a la experiencia. De allí, que la mayoría de sus enunciados sean
sintéticos y su conocimiento a posteriori. Es preciso notar que decimos la
mayoría y no todos puesto que también se valen de los enunciados a priori y
del conocimiento analítico. Estas ciencias son llamadas ciencias fácticas o empíricas. En cambio, la lógica y la matemático no necesitan recurrir a la experiencia para justificar sus enunciados. Sus proposiciones son analíticas y
su conocimiento a priori. Llamamos a éstas ciencias formales. Esta es una de las clasificaciones posibles, existen otras.
7- Razonamiento
Hemos visto que los enunciados en las ciencias formales son de
naturaleza tal que no es necesario apelar a la experiencia para justificar su
verdad. Estas ciencias utilizan, con el objeto de probar sus enunciados, un
método llamado método deductivo. Antes de ver qué es la deducción es preciso analizar qué es un
razonamiento y su validez.
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Los razonamientos se construyen a partir de proposiciones. Por ejemplo:
A menor cantidad de aire menor presión.
El aire caliente se eleva.
Luego, el calor hace variar la presión.
Llamamos premisas a los enunciados que tomamos como punto de
partida o datos iniciales. En el ejemplo: a menor cantidad de aire menor presión
y el aire caliente se eleva. Y llamamos conclusión al enunciado extraído de las
premisas. En el ejemplo anterior: el calor hace variar la presión.
La conclusión puede estar como en el ejemplo al final del razonamiento.
En este caso, estamos frente a la forma típica de razonamiento. Pero puede ocurrir que se encuentre al principio. Por ejemplo:
El calor hace variar la presión puesto que a menor cantidad de aire menor
presión y el aire caliente se eleva.
También puede suceder que la conclusión esté en medio del
razonamiento. Por ejemplo:
A menor cantidad de aire menor presión luego, el calor hacer variar la
presión ya que el aire caliente se eleva.
Notemos la importancia que tiene el dominio de los conectores “luego”,
“ya que”, “entonces”, “dado que”, “puesto que”, etc.
Al ser proposiciones, tanto las premisas como la conclusión pueden ser
verdaderas o falsas pero los razonamientos no son ni verdaderos ni falsos sino
válidos o inválidos. Un razonamiento es válido solamente en el caso que si las
premisas son verdaderas, y entonces, la conclusión es necesariamente
verdadera. Dicho de otra manera, un razonamiento es válido si no puede darse
el caso de que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa. Este es el
caso de los razonamientos deductivos. Los razonamientos deductivos
garantizan en forma concluyente la verdad de la conclusión si se parte de
premisas verdaderas. Si un razonamiento tiene premisas verdaderas y la
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conclusión falsa se podrá sostener, entonces, que es inválido. Puede haber
razonamientos válidos con premisas verdaderas y la conclusión verdadera
(razonamiento deductivo) pero también, con premisas falsas y la conclusión
falsa o con premisas falsas (todas o una de ellas) y la conclusión verdadera o
falsa. Como vemos, la verdad o falsedad de los enunciados no determina la
validez o invalidez de los razonamientos. Dicho de otra manera, podemos tener
razonamientos cuyos enunciados resulten inaceptables pero sean correctos o
válidos. En consecuencia, podemos decir que la validez o la invalidez depende
de la forma lógica o de la manera en que se relacionan los componentes del razonamiento. Un razonamiento, entonces, es válido si su forma lógica es
válida o correcta. Si se reemplazan las premisas por proposiciones verdaderas
entonces siguiendo la forma lógica deductiva sí o sí llegaremos a que la
conclusión sea verdadera. De aquí, el valor del razonamiento deductivo para
las ciencias.
Ejemplo:
Todos los mamíferos son animales.
Todos los perros son mamíferos.
Luego, todos los perros son animales. 6
6 Fue Aristóteles quien preocupado por la lógica elaboró la silogística como herramienta para la construcción de razonamientos válidos. El estagirita propone cuatro tipos de enunciados: 1- Todo a es b. 2- Todo a no es b. 3- Algún a es b. 4- Algún a no es b. Para abreviar designamos cada con una letra: A, E, I, O respectivamente. A e I de AfIrmo y E, O de nEgO. Cada parte de las premisas se denomina término y se llama mayor, menor o medio. Los términos pueden cambiar de posición tanto en las premisas como en la conclusión. Teniendo en cuenta las distintas formas A, E, I, O y la posición que ocupa el término en las premisas, Aristóteles reconoció tres figuras de silogismo más una que consiste en colocar el término medio como predicado del mayor y como sujeto del menor. Los escolásticos designan cada forma con un nombre. El que expusimos como ejemplo se denomina BARBARA (A-A-A) y corresponde al primer modo de la primera figura. Sólo en este se llega a una conclusión general afirmativa. Expondremos aquí sólo los modos de la primer figura por considerarlos los más importantes: 1. Si todo b es a y todo c es b, es necesario que todo c sea a (es decir, que todos los enunciados son del tipo “todo a es b”). La escolástica, para abreviar, llamó a este modo BARBARA (las vocales indican el tipo de enunciado: A-A-A). 2. Si todo b no es a y todo c es b, es necesario que todo c no sea a (E-A-E, en la escolástica: CELARENT). 3. Si todo b es a y algún c es b, es necesario que algún c sea a (DARII). 4. Si todo b no es a y algún c es b, es necesario que algún c no sea a (FERIO).
16
Ahora bien, es posible determinar la validez o invalidez de un
razonamiento dado mediante la construcción de un contraejemplo. Si encontramos un razonamiento que mantenga la forma lógica del razonamiento
analizado y que se cumpla que las premisas son verdaderas pero su
conclusión falsa, habremos comprobado la invalidez del razonamiento dado.
Por ejemplo si tenemos la siguiente forma lógica:
Todos los p son q.
Todos los r son q.
Luego, todos los r son p.
Si reemplazamos p por ser cordobés, q por ser americano y r por ser
argentino obtenemos el siguiente razonamiento inválido:
Todos los cordobeses son americanos.
Todos los argentinos son americanos.
Luego, todos los argentinos son cordobeses.
8- Tipos de razonamiento
Existen distintos tipos de razonamiento. Veremos a continuación cómo
caracterizarlos y cuáles son las diferencias entre ellos.
Deductivos:
Son los razonamientos que garantizan la transmisión de verdad de las
premisas a la conclusión; es decir, que la conclusión se deduce de las
premisas. Todos los razonamientos deductivos son válidos y son tautologías.
En lógica, entendemos por tautología a toda aquella proposición cuya tabla de verdad da siempre el valor de verdad verdadero en todos los casos posibles de los valores de
verdad y también a la supuesta explicación o definición realizada por medio de una
ligera variación de palabras que tienen en conjunto el mismo significado conocido de lo
que se pretende explicar. Por ejemplo: "existe el calor porque lo provoca el calórico."
17
Por ejemplo:
Todos los árboles son vegetales
El pino es un árbol
Luego, el pino es un vegetal.
No deductivos:
Inductivos: la verdad de las conclusiones no se deduce de las premisas y
sólo puede decirse que la conclusión se desprende de las premisas con
cierta probabilidad. Mayor será la posibilidad de verdad a mayor número
de casos analizados.
Ejemplo por enumeración:
Cuervo 1: negro
Cuervo 2: negro
Cuervo n: negro
Todos los cuervos son negros.
Ejemplo por analogía:
Platón, que fue filósofo, sintió gran admiración por Sócrates;
Hume también fue filósofo; luego, sintió admiración por Sócrates.
Este último tipo de razonamiento se utiliza muy frecuentemente en la vida
cotidiana pero desde el punto de vista lógico no es válido. Se basan en la
similitud de dos o más cosas en uno o más aspectos para concluir que existirá
también entre ellos, una similitud en algún otro aspecto.
Como en el caso de los razonamientos inductivos, los razonamientos por
analogía son deductivamente inválidos pero pueden clasificarse en fuertes o
débiles según el grado de probabilidad que las premisas ofrezcan a la
18
conclusión. Todo razonamiento por analogía lleva implícita una generalización
pero ésta en la mayoría de los casos es falsa.
La lógica estudia los métodos que permiten determinar cuando un
razonamiento es correcto o incorrecto; es decir, los métodos de deducción. Su
estudio es importante no sólo para distinguir los razonamientos correctos de los
incorrectos sino también, para la construcción de mecanismos de deducción
que permitan formular consecuencias observables para poner a prueba las
hipótesis previas.
9- Introducción a la Lógica Proposicional
La lógica proposicional es una rama de la Lógica que estudia las
proposiciones y evalúa el grado de verdad de las mismas. Es un sistema lógico
simple y básico. Sus constantes lógicas son la negación que opera sobre una
proposición y las conectivas que vinculan dos proposiciones atómicas para
formar una nueva proposición. Más arriba, hemos visto qué es una proposición
y estudiamos los grados de verdad de las mismas. Recordemos que se define
una proposición como una oración que brinda cierta información y que puede
ser verdadera o falsa, pero no ambas cosas a la vez. De las conectivas que
dan lugar a nuevas oraciones o proposiciones cuyo valor de verdad (V o F)
depende sólo del valor de verdad de las proposiciones que se conectan
decimos que son veritativo-funcionales. A continuación, veremos cómo se
estudia la verdad de las proposiciones. Para ello, es necesario realizar un
breve rodeo para acordar algunas cuestiones formales referidas a la sintaxis
propia de la lógica formal.
Tipo de proposiciones
Las proposiciones pueden ser atómicas o moleculares. Una proposición atómica brinda cierta información sobre la realidad y puede tener valor de
verdad verdadero (1) o valor de verdad falso (0) pero nunca ambos al mismo
tiempo. Si establecemos conexiones lógicas entre varias proposiciones
atómicas construiremos proposiciones moleculares.
19
Ejemplo: La proposición molecular “Si llueve entonces está nublado”,
enlaza la proposición atómica “llueve” con la proposición “está nublado”,
mediante la conectiva implicación “si…… entonces…..”.
Lenguaje
El vocabulario para la lógica porposicional incluye tanto a las constantes
como constantes lógicas y símbolos para representar las proposiciones como
variables. Estos se denominan variables proposicionales.
• Símbolos de variables: p, q, ... , z y si es necesario agregamos subíndices.
• Símbolos de conectivas: ¬ (negación), V (disyunción), ٨ (conjunción), → (implicación), ↔ (equivalencia).
• Las letras o variables proposicionales y las expresiones
compuestas formadas a partir del uso de conectivas se denominan
fórmulas. Estas fórmulas se indican utilizando las letras Ø y φ. • Símbolos de puntuación: paréntesis ( ), corchetes [ ] y llaves { }.
Sirven para eliminar posibles ambigüedades.
Por ejemplo: no es lo mismo p → (q ٨ r) que (p → q) ٨ r. La
cantidad de paréntesis a la derecha debe ser sí o sí igual a la de la
izquierda.
Sintaxis
• En la sintaxis se define el significado de las proposiciones o fórmulas
bien formadas de L. • Las letras proposicionales del vocabulario de L son fórmulas bien
fomadas. • Si φ es una fórmula bien formada de L entonces ¬ φ también. • Si Ø y φ son fórmulas de L entonces (Ø V φ); (Ø ٨ φ); (Ø → φ); (Ø ↔
φ) también.
20
• Solamente las expresiones que pueden generarse mediante las cláusulas expuestas en un número finito de pasos son fórmulas de L.
Tablas de verdad Negación
No hay nadie allí. El potro es indomable. Φ ¬ φ 1 0 0 1
Conjunción
La Plata y Mar del Plata están al sur de Entre Ríos. Juan está pero Luis no. Ø φ (Ø ٨ φ) 1 1 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0
Disyunción
Vamos al cine o a cenar. Ø φ (Ø V φ) 1 1 1 1 0 1 0 1 1 0 0 0
21
Implicación
Si aumenta la temperatura entonces iré a la playa. Si 6 es mayor que 5 entonces 6 es mayor que 3. Ø Φ (Ø → φ) 1 1 1 1 0 0 0 1 1 0 0 1 Equivalencia
Esta noche iremos a bailar a la playa sí y sólo sí no llueve. Ø φ (Ø ↔ φ) 1 1 1 1 0 0 0 1 0 0 0 1 Disyunción exclusiva
O bien vamos al cine o a la playa. Ø φ (Ø ↔ φ) 1 1 0 1 0 1 0 1 1 0 0 0
22
10- Reglas de inferencia Toda forma de razonamiento válida recibe el nombre de regla de
inferencia o regla de deducción puesto que garantiza la verdad de la conclusión a partir de la verdad de las premisas.
1- Silogismo hipotético:
De “si p entonces q” y “si q entonces r”, se infiere válidamente la
proposición “si p entonces r”.
Ejemplo: si llueve está nublado. Si está nublado no vemos el sol. Se
llueve entonces no vemos el sol.
Si p entonces q
Si q entonces r
Luego, si p entonces r
2- Modus Ponens:
A partir de “si p entonces q” y de “p” se infiere válidamente “q”.
Ejemplo: Si llueve entonces se nubla. Llueve, luego el cielo se nubla.
Si p entonces q
p
Luego q
3- Modus Tollens:
A partir de la forma proposicional “si p entonces q” y de la negación de “q”
se infiere válidamente la negación de “p”.
Ejemplo: Si llueve, entonces se nubla. El cielo no se nubla luego, no
llueve.
Si p entonces q
No q
Luego, no p
23
4- Conjunción:
A partir de la afirmación de “p” y de la afirmación de “q” se infiere
válidamente la afirmación de “p y q”.
Ejemplo: Matías come galletitas y Matías come dulce de leche. Luego,
Matías come galletitas y dulce de leche.
p
q
Luego, p y q
5- Simplificación:
A partir de “p y q” se infiere válidamente “p” o “q”.
Ejemplo: Matías come galletitas y dulce de leche. Luego, Matías come
galletitas.
p y q
Luego, p o Luego, q
6- Silogismo disyuntivo:
A partir de la proposición “p o q” y de la negación de “p”, se infiere
válidamente “q”.
Ejemplo: Matías come galletitas o come dulce de leche. Matías no come
galletitas. Luego, come dulce de leche.
p o q
No p
Luego, q.
24
11- Falacias formales
Un razonamiento que tiene la apariencia de ser válido pero que en
realidad resulta inválido o incorrecto a causa de su forma lógica es una falacia
formal. Desarrollaremos las dos formas más importantes: la falacia de afirmar
el consecuente y la falacia de negar el antecedente.
a) Falacia de afirmar el consecuente. Se formula de la siguiente manera:
si p entonces q
q
Luego, p
Ejemplo: si el manosanta tiene poderes entonces la gente se cura. La
gente se cura. Luego el manosanta tiene poderes.
b) Falacia de negar el antecedente. Se formula de la siguiente manera:
si p entonces q
no p
Luego, no q
Ejemplo: si llueve entonces está nublado. No llueve. Luego, no está
nublado.
25
12- La ciencia moderna y su surgimiento: la revolución científica del siglo XVII
El tratamiento teórico de los problemas planteados por el movimiento local
de los cuerpos bien puede servirnos de ejemplo para mostrar cómo a partir de
un punto en el tránsito desde el siglo XIV hacia el siglo XVII comenzaron a
cuestionarse algunos de los supuestos básicos de la filosofía aristotélica o
modelo aristotélico. En efecto, el estudio del movimiento local ha variado
sustancialmente desde que Aristóteles lo abordara, formulando la existencia de
un “motor” que aportaba la “fuerza motriz” necesaria para mover los cuerpos y
considerando, también, la resistencia que se oponía al mismo. De acuerdo al
estagirita, la velocidad de caída de los cuerpos es proporcional a su peso: si el
peso aumenta, el tiempo de la caída disminuye. Aristóteles dejó sin responder
la cuestión planteada por la aceleración de los cuerpos en la caída. Dicho de
otra manera, no explicó por qué si la causa del movimiento es constante, podía
producirse un movimiento variable. Galileo, que desde su juventud consideró la
teoría del ímpetus o virtus impressa con algunas diferencias a la utilización que
de ella hacían los Parisinos del siglo XIV; más tarde, la rechazó produciendo
una revolución en la física y la mecánica. Sin embargo, en su trabajo es posible
detectar la presencia de aportes conceptuales tomados de los filósofos
naturales escolásticos tales como el teorema del grado medio y la
representación triángular que utilizaba como apoyatura geométrica para la
producción de la ley que explicaba la dinámica de la caída. Así como en el
tránsito de la antigüedad al mundo moderno, tenemos una serie de problemas
planteados por el movimiento local de los cuerpos, también es posible detectar
ciertos cuestionamientos a las explicaciones clásicas en otras áreas del saber
como la astronomía y la medicina pero al mismo tiempo cierta apoyatura en los
trabajos de filósofos escolásticos precedentes.
El estudio de los cambios producidos a lo largo del período que va desde
el fin de la Edad Media hasta los albores de la modernidad ha sido motivo de
no pocas controversias y discusiones en el campo de la historia en general y de
la historia de las ciencias en particular. En efecto, a partir de los aportes
conceptuales realizados por los estudiosos medievalistas y sus trabajos sobre
la ciencia medieval, algunos historiadores sostuvieron - y sostienen aun- la
26
tesis de que la ciencia moderna no consiste en una ruptura radical con la propia
del modelo antiguo sino que, por el contrario, esta fue posible gracias a aquella.
Estos historiadores argumentan, por ejemplo, que es posible defender una
mirada continuista de la historia si consideramos los aportes realizados por los
estudiosos medievales y cómo oportunamente los tomaran Galileo y otros para
desarrollar sus estudios. Efectivamente, siguiendo a Duhem (1991) puede
sostenerse que los avances en la física y la mecánica propias del siglo XVII
provienen directamente de las doctrinas elaboradas en las escuelas
medievales. Por otro lado, si tomamos los importantes aportes a la historia de
las ciencias realizados por estudiosos como Koyré (1986) y encaramos el
estudio de este período histórico considerando los supuestos metafísicos y la
mutación intelectual que implicó la disolución del mundo medieval, es posible
dar cuenta de una ruptura o discontinuidad revolucionaria en la producción
científica galileana acerca del movimiento que se plasma en un rechazo de
origen platónico al espacio cualitativo aristotélico y su reemplazo por un
espacio geométrico abstracto. Como quiera que sea, vemos que no existe de
parte de los historiadores de las ciencias un acuerdo definitivo que permita
tomar partido ya sea por una postura continuista o discontinuista.
El presente apartado no busca saldar la problemática historiográfica
causada por la tensión continuidad-discontinuidad. No contamos con el espacio
suficiente para plantear una tesis al respecto. Sin embargo, debemos prevenir
al lector y aclararle que desde nuestro punto de vista, la ciencia moderna surge
en el siglo XVII puesto que es entonces, cuando se producen los cambios
estructurales que llevan a una nueva visión del mundo. Siguiendo esta línea de
pensamiento, mantendremos la tesis de que la ciencia moderna tal como la
concebimos actualmente, surge en el siglo XVII mientras se producen cambios
profundos en toda Europa. La ciencia moderna tendrá los siguientes
ingredientes fundamentales: la valoración de la observación de la naturaleza y
la concepción de que ésta obedece a un orden legal, expresable
matemáticamente, bajo una estructura mecánica. En definitiva desde nuestro
punto de vista, los aportes escolásticos actuaron como condición necesaria
pero no suficiente para que pueda darse la revolución científica del S XVII. Si
bien, ninguna revolución se hace de la nada, los aportes metodológicos y
conceptuales producidos por los estudiosos del Merton College y los llamados
27
Parisinos en el S XIV, aunque innovadores con respecto a los siglos
precedentes, tienen una diferencia fundamental con los trabajos de Galileo y
los científicos modernos: son trabajos predominantemente teóricos. 7
Haciendo un resumen muy escueto de las características que asumía el
modelo aristotélico a partir del cual, se sostenía teóricamente toda la actividad
cultural propia del modo de producción feudal podemos decir que el mismo se
identificaba con una ontología jerarquizada en la que se establecían relaciones
cualitativas, una imagen teleológica del mundo natural y social, un fundamento
teológico del conocimiento que se trasmitía a través del dogma religioso y la
apelación a los autores clásicos consistentes con dicho dogma y un
fundamento natural del orden social con una marcada indistinción entre lo
político y lo religioso. Todo esto se resume en una particular cosmología en la
cual los fenómenos y los objetos del mundo cobran sentido. La Física, la
Astronomía, la Química, la Política, se construyen en función de una
determinada forma de explicación de la totalidad. 8
A diferencia, la modernidad trae consigo una nueva ontología
representada por la metáfora mecanicista. Tanto el mundo natural como el
mundo social son abordados y comprendidos como una máquina que puede
ser abierta para su estudio. Junto con esta ontología, tenemos una fuerte
secularización en todos los niveles, ya no es la teología el fundamento del
saber y del poder sino el propio conocimiento construido por el sujeto, mediante
la observación y medición de la naturaleza y el estudio de los fenómenos
sociales. Este conocimiento no solamente permite comprender el mundo sino
también su transformación. Ya no queda espacio aquí para la legitimación de la
soberanía del señor feudal en ningún tipo de dogma ni lugar natural. Los
filósofos modernos deben apelar a una nueva y original estrategia si desean
dar sustento a un nuevo orden social: deben fundamentar la soberanía en las
voluntades individuales de los contratantes.
Entonces, podemos sostener que, en el tránsito de la Edad Media al
Renacimiento, se dieron una serie de rupturas radicales en el proceso de
7 Los Calculadores del Merton College y los Parisinos estudiaron la variación de la intensidad de las formas y las cualidades que culminaron en el teorema del grado medio. Para profundizar en estos temas recomendamos la lectura de Gómez Di Vincenzo (2008). 8 Para profundizar en las características tanto del modelo aristotélico como en las del moderno recomendamos la lectura de Palma (2008).
28
desarrollo de las teorías junto a grandes innovaciones que potenciaron el
avance y los logros científicos y técnicos del S XVII. Innovaciones que actúan
sobre un trasfondo constituido por nuevos supuestos y una nueva visión del
mundo. En este sentido, si consideramos el contexto de descubrimiento en el
cual, se operan estos cambios e innovaciones, vemos que el mismo coincide
con el surgimiento de la burguesía, la recuperación de las ciudades y el rápido
desarrollo del comercio. Esto, más una serie de crisis políticas, permitieron el
progresivo distanciamiento con la autoridad papal y del dogma religioso que
promovieron el desarrollo de la innovación tecnológica que se plasmó en
nuevos estudios sobre la física del movimiento de los cuerpos terrestres y la
mecánica. Los nuevos instrumentos y técnicas desarrolladas, entonces,
estimularon el desarrollo de la investigación científica y lo hicieron a partir de
cambios radicales en el plano ideológico o filosófico.
Galileo, sólo por tomar un ejemplo, a diferencia de Aristóteles - quien
consideraba a las matemáticas como una abstracción mental que no podía
estar presente en el corruptible e imperfecto mundo terrestre y la relegaba al
estudio de los cielos- pensó que el mundo natural había sido creado siguiendo
modelos matemáticos y que, como las cualidades secundarias son subjetivas y
engañosas, no vale sólo la observación sino que deben construirse
representaciones mentales del fenómeno. Cobra así, y gracias a la influencia
del platonismo, una gran importancia la utilización de experimentos mentales
elaborados a partir de la observación y la puesta a prueba de las hipótesis
explicativas. Con Galileo, comienza a caer definitivamente la imagen
teleológica del mundo natural, la ontología jerarquizada, sus relaciones
cualitativas y el fundamento teológico del conocimiento transmitido a través del
dogma religioso.
El mundo aristotélico es definitivamente reemplazado por otro concebido
a partir de la metáfora mecanicista, en el que las relaciones son cuantitativas.
En el que se considera al conocimiento como medio para transformar la
naturaleza. En cuanto a la caída de los cuerpos, Galileo y los científicos
modernos no se limitaron a explicar el porqué, no buscaron causas últimas que
provocaran los fenómenos sino que elaboraron una nueva ciencia apelando a
una representación idealizada del acontecimiento concreto, a la
matematización y a la metáfora mecanicista.
29
El modelo aristotélico y el modelo moderno
MUNDO MEDIEVAL (FEUDALISMO)
MUNDO MODERNO (REVOLUCIÓN CIENTÍFICA Y CONSOLIDACIÓN
DE LA BURGUESÍA)
Ontología jerarquizada (relaciones cualitativas)
Ontología mecanicista (relaciones cuantitativas)
El mundo
Imagen teleológica del mundo natural y social
Imagen mecanicista del mundo natural y social
Fundamento teológico del conocimiento
Secularización
Conocimiento como contemplación
Conocimiento como medio para transformar la naturaleza
El conocimiento
Conocimiento transmitido a través del dogma religioso y los clásicos consistentes con ese dogma.
Conocimiento obtenido de la observación y medición de la naturaleza
Naturalidad de lo social y lo político
Artificialidad de lo social y lo político
Fundamento “natural” de la soberanía. “Lugares naturales” de los individuos.
Fundamento de la soberanía en la voluntad de los contratantes (contrato social)
Indistinción entre lo político y lo religioso
Secularización
La sociedad
Prioridad de la sociedad por sobre los individuos
Prioridad del individuo por sobre la sociedad. Sociedad como suma de individuos.
Visión del mundo
Hasta el S XVII
MECANICISTA LEGALIFORME EXPRESABLE EN RELACIONES MATEMÁITCAS
Revolución científica
JERÁRQUICO Y TELEOLÓGICO
Mundo
medieval
Mundo moderno
Lo artificial - Causalidad desprovista de propósito Lugar natural – Propósito y finalidad
30
Bibliografía
Burtt, E., (1960): Los fundamentos metafísicos de la ciencia moderna.
Sudamericana, Buenos Aires.
Duhem, P., (1991) Les origines de la statique, vol. 1, p. iv Harvard
University Press. Masachusetts.
Clagett, M., (1959): The Science of Mechanics in the Middle Ages, Univ. of
Wisconsin Press,.Madison.
Clagett, M., (1969): Nicole Oresme and the medieval geometry of
qualeties and motions. A treatise on the difformity of intensities know as
Tractatus de configurationibus qulitatum et motuum. The University of
Wisconsin Press, Madison.
Crombie, A.C., (1993): Historia de La Ciencia de San Agustin a Galileo,
Alianza, 2 vols., Madrid.
Di Liscia, D. A., (1992): “Dos empleos del concepto de impetus en la caída
de los graves: el De motu de Galileo y el siglo XIV”, en: Revista de Filosofía VII
1/2, S. 3-25.
Gómez Di Vincenzo, J., (2008): “El desarrollo histórico de las teorías
sobre el movimiento local. “, en: Contra el Método. Directorio de sitios de
internet. (Acceso: 01 de diciembre de 2008).
http://contraelmetodo.blogspot.com
Koyré, A., (1986): Del mundo cerrado al universo infinito. Siglo XXI
Editores, México.
Kuhn, Th., (1984): La revolución copernicana. Planeta Agostini, Madrid.
Lindberg, David C., (2002): Los inicios de la ciencia occidental. La
tradición científica europea en el contexto filosófico, religioso e institucional
(desde el 600 a.C. hasta 1450s) Paidós, Barcelona - Buenos Aires.
Palma, H., (2008): Filosofía de las Ciencias. UNSAM Edita, Buenos Aires.
31
http://contraelmetodo.blogspot.com/
13- La Filosofía de las Ciencias ¿Qué lugar ocupa el sujeto y el contexto sociohistórico en la producción y
legitimación del conocimiento científico? ¿Por qué creemos en la ciencia que
se encuentra cada vez más desvinculada y ajena a nuestra experiencia
cotidiana? ¿Cuál es el estatus de las afirmaciones y leyes científicas? ¿Cómo
progresa la ciencia, si es que lo hace, a lo largo de la historia?
Estas son algunas de las preguntas que tratamos de responder cuando
reflexionamos sobre esa potente forma de conocimiento de la realidad que
llamamos ciencia. Se trata de una reflexión de segundo orden que toma por
objeto a la ciencia entendida como una construcción de conocimiento sobre la
realidad que opera en un primer orden.
La Filosofía de las Ciencias, en tanto disciplina filosófica relativamente
autónoma, surge en las primeras décadas del siglo XX, con el Círculo de Viena.
Esto no significa que no hubiese existido antes, ninguna reflexión filosófica
sobre la ciencia. Tanto los filósofos clásicos griegos como Descartes, Kant,
Hegel o Marx por nombrar alguno de los más representativos pensadores
modernos, desarrollaron estudios acerca del conocimiento científico. Sin
embargo, hay una característica que diferencia a la Filosofía de las Ciencias
del siglo XX de las reflexiones realizadas con anterioridad a dicho período: a
partir del aporte realizado por el Círculo de Viena ya no tenemos estudios
elaborados por autores aislados sino una tarea conjunta llevada a cabo por un
grupo de lógicos, filósofos y científicos que comparten cierta base común
consensuada o supuestos previos a partir de los cuales, se parte para
comprender qué es la ciencia, cómo se construye el conocimiento científico y
cuál es el criterio a partir del cual podemos distinguir a la ciencia de otros
modos del saber. Esta tradición epistemológica se desarrolla a lo largo del siglo
XX y recorre un camino cuyo punto de partida concuerda con una concepción
de la ciencia como producto y una epistemología prescriptiva y se desarrolla
hasta una comprensión de la actividad científica como proceso de producción
de conocimientos realizados por un sujeto situado en una comunidad. Esta
última postura acerca de la relación entre la filosofía y la ciencia adquiere
características más descriptivas: ya no prescribe lo que los científicos deberían
hacer sino describe qué es lo que hacen.
32
A principios del siglo xx, un grupo de intelectuales preocupados por la
relación entre filosofía y ciencia fundaron el Círculo de Viena. Entre sus
representantes encontramos a Hans Hahn, Rudolph Carnap, Otto Neurath y
autores como H. Reichenbach y K. Hempel entre muchos otros, que aun sin
pertenecer estrictamente al Círculo, compartían gran parte de sus supuestos
iniciales.9 Estos intelectuales compartían gran parte de las ideas de lo que,
posteriormente, pasó a llamarse la Concepción Heredada de las teorías
científicas. Frente a la vieja tesis positivista que sostenía que el conocimiento
científico, si bien se desarrolla enriqueciéndose siempre terminaría por
enfrentar preguntas que no podría resolver, estos científicos y filósofos
pensaban que dichas preguntas o problemas estaban mal planteados y que el
resultado de su ausencia de resolución se debe a que dichas cuestiones
carecen de significado. Por cuestiones de espacio, no desarrollaremos con
profundidad las diferencias sustanciales que existen entre el positivismo
comteano o spenceriano y el pensamiento de los llamados “neopositivisas” del
Círculo de Viena. Nos centraremos en el método que dichos autores plantean
debe seguirse para desalojar los resabios metafísicos que veían todavía
incrustados en los pliegues de la ciencia. Dicho método constaba de dos partes
o pasos si se quiere: el análisis lógico del lenguaje y la verificación empírica.
De allí, el nombre de Empirismo Lógico dado al neopositivismo. La influencia
del giro lingüístico y la filosofía analítica de Wittgenstein en los intelectuales del
Círculo de Viena es muy fuerte, de allí se extrae la idea de realizar un fuerte
análisis lógico del lenguaje utilizado por la comunidad científica para depurarlo
y tornarlo lo más transparente posible. Se trata de una postura fuertemente
prescriptiva.
Las teorías científicas expresadas como un conjunto de enunciados
pueden contener conexiones oscuras entre enunciados, sentidos equívocos o
poco precisos que no se definen rigurosamente. Surge entonces, la necesidad
de depurar el lenguaje científico obteniendo uno formalizado, lo más
transparente posible. Se distinguen los términos o enunciados fundados en la
experiencia o con contenido empírico de los términos metafísicos carentes de
dicha relación. Lo que sigue es que todos los enunciados que contienen
9 Estos autores no pertenecían al Círculo de Viena pero eran considerados simpatizantes. Rusell, Wittgenstein y Einstein eran también miembros honoríficos.
33
términos provistos de contenidos empíricos pueden ser controlados en la
experiencia. Aquellos no controlables empíricamente no serán considerados
científicos a excepción, claro, de los enunciados lógico matemáticos puesto
que por su estructura implican consecuencias surgidas de un grupo de
axiomas.
Surge en consecuencia como criterio de demarcación el “principio
verificacionista del significado”. Siguiendo a Palma (2001) dicho principio puede
enunciarse de la siguiente manera: el significado de una proposición es el
método de su verificación. Entonces, aquellas proposiciones que no pueden
verificarse empíricamente carecen de significado en sentido estricto y solo
tienen sentido emotivo. Las proposiciones significativas se restringen entonces
a las formales y a las proposiciones fácticas con verificación empírica. No
obstante, es importante aclarar que con el correr de los años y tras un proceso
de revisión, las posiciones fueron cambiando, enriqueciéndose y alejándose de
una postura tan fuerte o tajante que deja fuera de la ciencia un gran número de
teorías y descubrimientos científicos.
El empirismo lógico se preocupa, entonces, por la correcta utilización del
método inductivo y del análisis lógico de los enunciados teóricos y
observacionales. El método inductivo puede expresarse de la siguiente
manera: se acumulan todas las observaciones sin hipótesis previa y datos. A
partir de estos datos y ciertas regularidades mediante una estructura inferencial
inductiva se formulan leyes que den cuenta de las regularidades observadas.
Por último, no ya mediante la inducción sino mediante la estructura deductiva,
se realizan predicciones y/o explicaciones.
Siguiendo a Geymonat (2006) vemos cuáles son los problemas que estos
autores llamados neopositivistas tuvieron que afrontar al sostener tesis tan
fuertes y el carácter abstracto del ideal de ciencia perfecta que persiguieron
muy lejana a la práctica concreta. La problemática podría expresarse de la
siguiente manera: o se sostiene que la reelaboración rigurosa de una teoría
científica representa un ideal inalcanzable y entonces, se debe aceptar que
este ideal es metafísico; o se postula que la verdadera ciencia, aquella
construida siguiendo los rigurosos postulados del empirismo lógico, no tiene
dimensión histórica puesto que una vez alcanzada una teoría debería
considerarse concluida lo cual, es discutible y se aleja de la realidad puesto
34
que las teorías permanentemente son repensadas, discutidas y corregidas. La
historia de las ciencias desde el punto de vista estándar del empirismo lógico
en una historia acumulativa y lineal. Schlick, siendo miembro del Círculo, había
notado la problemática de mantener un criterio de cientificidad tan fuerte al
analizar el principio de indeterminación de Heisenberg y comprendió que no es
posible atribuir a los descubrimientos de la Física el valor de verdades
absolutas.
Popper critica el empirismo neopositivista argumentando que no puede
darse a las teorías científicas un carácter indiscutido capaz de colocarlas por
encima de toda duda. No le interesa el análisis lógico de las teorías sino más
bien, la elaboración de una epistemología objetiva. La justificación del
conocimiento no apunta a tratar las teorías como productos terminados o su
estructura sino a analizar su comportamiento racional y método de
construcción. Se trata de buscar una formulación canónica del método y
establecer la falsabilidad como criterio de demarcación.
Aunque formado en el ámbito neopositivista, Popper critica fuertemente el
principio de inducción aceptado por el empirismo lógico negando que las
observaciones empíricas puedan verificar los descubrimientos científicos. Este
intelectual consideraba al principio de inducción como superfluo y como
promotor de contradicciones lógicas puesto que no puede deducirse una
verdad a partir de un número determinado de observaciones. Por demás, al
apelar al principio de la regularidad de la naturaleza en inductivismo cae en la
metafísica. Popper sostiene que no sólo debe sostenerse la metafísica para
justificar la existencia de dicha regularidad sino que también para explicar el
origen de las teorías dirigidas a describir un orden específico a cada sector de
la naturaleza.
Según este epistemólogo, puesto que observar todos los hechos es
imposible, siempre se observa lo que se considera relevante respecto a un
tema. Se puede inferir entonces, que existe una carga teórica o una influencia
de los conocimientos previos antes de realizar el relevamiento de datos a partir
de la observación.
Como criterio de demarcación, Popper sostiene el falsacionismo. Mientras
que nunca puede establecerse cognitivamente la verdad de un enunciado
científico o de un supuesto conocimiento sino su aceptabilidad provisoria,
35
siempre es posible determinar su falsedad. Es notable la influencia del
racionalismo en su postura puesto que para este autor cualquier conocimiento
es cuestionable y solo puede considerarse completamente cierto aquello de lo
que no puede dudarse. El falsacionismo da sustento al método hipotético
deductivo tal como lo veremos a continuación.
Popper sostuvo el método hipotético deductivo para la construcción del
conocimiento científico. Desde su mirada, el científico intenta explicar el mundo
a partir del planteo de problemas y respuestas tentativas a las preguntas que
les dieron origen. Como puede verse, para este intelectual la teoría guía la
observación. Según este método, se puede demostrar haciendo uso de los
resultados experimentales que una teoría es falsa pero de forma asimétrica no
es posible demostrar que sea verdadera. Esto es lo que Popper llama
racionalismo crítico.
Básicamente entonces, el método funcionaría de la siguiente manera:
luego de formular un problema se plantea una hipótesis. Se ponen a prueba las
consecuencias observables (enunciados derivados de la hipótesis y cuya
verdad o falsedad pueden comprobarse empíricamente) que esta hipótesis trae
aparejadas mediante un proceso de contrastación. Una vez contrastada, la
hipótesis puede o bien ser refutada (cuando las consecuencias observables
son falsas) o bien ser corroborada (cuando las consecuencias observables son
verdaderas). Nótese que hablamos de corroboración y no de verificación
puesto que no se puede sostener la verdad sino la verosimilitud de una teoría.
Por otro lado y este no es un dato menor, es importante destacar que en la
obra de Popper, no existe una explicación acerca del cómo se origina la teoría.
Para él, no es relevante entender cómo se da el camino que lleva a la
hipótesis. Este aspecto no es tematizado explícitamente por el autor para quien
el contexto privilegiado es el de justificación y no el de descubrimiento.
Por una cuestión de espacio, no nos vamos a detener puntillosamente en
el análisis de la metodología de los programas de investigación de Lakatos
pero para ser honestos desarrollaremos algunos de los puntos centrales de su
propuesta.
Lakatos se consideraba a sí mismo como discípulo de Popper. Su planteo
esta basado en la idea de que lo que realmente sucede en la práctica científica
es que cuando fallan algunas de las predicciones o enunciados observables
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derivados de una hipótesis o teoría, esta se conserva mientras los científicos
tratan de reformularla. Lakatos entiende que los científicos trabajan más para
corroborar que para contrastar sus hipótesis. Es decir que no se desecha una
teoría por el simple hecho de encontrar una consecuencia observable falsa.
Estas anomalías constituyen según Lakatos, la regla. Siguiendo a Palma
(2001), podemos sostener que lo que se desprende de tal cuestión es que la
unidad de apreciación y análisis de la ciencia no pueden ser las teorías
tomadas aisladamente sino un entramado más complejo compuesto de una
teorías primitiva y sus sucesivas modificación a partir de la inclusión o
exclusión de hipótesis ad hoc. Esta unidad más compleja es lo que Lakatos
denomina programas científicos de investigación.
Cada uno de estos programas incluye distintos elementos que interactuan
entre sí. Estos son:
• El “centro firme” o “núcleo duro” que es irrefutable y reúne los
supuestos básicos irrenunciables del programa de investigación.
• El núcleo duro del programa se encuentra rodeado de un “cinturón
protector” compuesto por hipótesis auxiliares. Estas son hipótesis protectoras
puesto que se apela a ellas toda vez que sea necesario proteger el núcleo duro
del programa.
• Existe una capa externa del programa de investigación formado por
reglas metodológicas que marcan el camino que deben seguir las
investigaciones a las que Lakatos llama “heuristica positiva”. En contraposición
la “heurística negativa”; es decir aquello que no se puede hacer dentro del
programa, impediría transitar caminos de investigación autodestructivos.
Los programas de investigación para Lakatos parecen estar dotados de
una dinámica interna que hace que, a lo largo de la historia, atraviesen dos
estados: “progresivos” o “degenerativos”. Son progresistas si llevan hacia
nuevos descubrimientos y degenerativos cuando las hipótesis del núcleo duro
no son corroboradas en un lapso de tiempo determinado.
Paul Feyerabend en su libro titulado “Contra el método” critica las más
importantes posturas epistemológicas del siglo xx. Desde su mirada, la ciencia
más que seguir un orden concretamente, en la práctica, es una actividad
anárquica. Para sostener este punto de vista, Feyerabend da cuenta de que las
revoluciones científicas y los más importantes avances en el conocimiento
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científico se producen cuando los científicos construyen teorías incompatibles
con aquellos principios aceptados violando los criterios de racionalidad sobre
los cuales, se basaban las investigaciones hasta el momento. Según este
intelectual, el cambio científico puede derribar cualquier pauta aunque sea
considerada “racional” por la comunidad sin tener que terminar en el caos. No
es posible entonces, incluir en un solo modelo de racionalidad a toda la
producción de la historia de la ciencia. Más bien parece que la ciencia se
desarrolla y avanza cuando los científicos son capaces de reflexionar sobre sus
propios métodos, introducir cambios y en muchos casos, apartarse de los
criterios de racionalidad vigentes.
Geymonat (2006) rescata de Lenin el valor demostrativo del criterio de la
praxis como criterio objetivo de verdad y la noción de “profundización” que
lleva a aclarar el desarrollo de la ciencia no en sentido acumulativo sino como,
precisamente, la profundización de los conocimientos viejos por parte de los
nuevos. El materialismo dialéctico, mediante el criterio de la praxis, permite la
construcción de verdades relativas sin caer en el relativismo. Tanto Engels
como Lenin eran conscientes de la vieja imagen de la ciencia como
conocimiento de verdades absolutas no podía seguir siendo sostenido. La
dialéctica verdad absoluta-verdad relativa se constituye entonces, en un tema
central del materialismo dialéctico y dicho tema no puede ser tratado en
abstracto sino en el desarrollo concreto.
El materialismo dialéctico como método para la construcción de
conocimiento inserta de lleno el parámetro temporal dentro de la noción de
verdad. Sostener el carácter relativo de la verdad instala profundamente la
crítica. El criterio de la praxis es lo bastante preciso como para evitar que el
conocimiento se torne absoluto y también para luchar contra el idealismo, el
relativismo y la superchería.
En la década del 60, surge una nueva perspectiva epistemológica que
describe la ciencia como proceso dinámico de producción de conocimientos y
ya no como un producto terminado. Los análisis de Quine sobre la
“indeterminación de la traducción” y “la infradeterminación de la teoría por los
datos”, debilitaron la creencia en la intersubjetividad y la objetividad, además de
mostrar la dificultad de sostener que la evidencia empírica de por sí permite
una verificación de las teorías científicas. Por otro lado, tenemos la
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“Concepción holista de las teorías” según la cual, los enunciados científicos no
enfrentan las pruebas empíricas individualmente sino como un “cuerpo
colegiado”.
En esta línea, habría que agregar las objeciones puestas por Kuhn a la
neutralidad de la experiencia, el hecho de poner en consideración el papel
fundamental que ocupa la comunidad científica como sujeto involucrado en el
desarrollo cognitivo y el lugar que ocupa la historia de las ciencias en la
epistemología. Estas críticas dieron lugar al surgimiento de distintos puntos de
vista. En “La estructura de las revoluciones científicas”, Kuhn expone la
evolución de las ciencias naturales de una manera radicalmente distinta a la
que es propia de la visión estándar. Para este epistemólogo, las ciencias no
progresan siguiendo un proceso uniforme lineal sino que podemos notar que
existen en su evolución rupturas y cambios revolucionarios en los que se pasa
de un paradigma a otro.
Siguiendo a Kuhn, un paradigma es una “concepción del mundo”; es
decir, un conjunto de valores, creencias y técnicas compartidas por la
comunidad científica a partir de las cuales, se producen las formas de
clasificación del mundo. El paradigma determina cuáles son los problemas y las
reglas que deben seguirse para su resolución. El período de “ciencia normal”
es un período de resolución de “enigmas” dentro de un paradigma
determinado. La actividad de la comunidad científica dentro del período de
“ciencia normal” tiene por objeto lejos de producir novedades, aborda la
resolución de los problemas que el paradigma cuando aparece deja sin
resolver. Ahora bien, existe o mejor dicho aparece otro tipo de problemas más
complejos que no pueden resolverse desde el paradigma vigente. Estas
“anomalías” pueden llevar a los científicos a tomar distintas actitudes. Puede
ocurrir que no se perciban como tales o que la comunidad científica pueda
convivir con estas “anomalías” por un tiempo. Pero también, puede suceder
que estas “anomalías” se acumulen y produzcan una “crisis” del paradigma.
Esta crisis rompe la unidad en la comunidad científica dándose una pérdida de
confianza en la capacidad de respuesta del paradigma hasta allí vigente.
Comienzan a proliferar distintas herejías que pretenden instalarse como un
nuevo paradigma hasta que una triunfa y se abre un nuevo período de “ciencia
normal”.
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El pasaje de un paradigma a otro constituye una “revolución científica”. El
concepto de paradigma implica, desde la mirada de Kuhn, una “visión del
mundo” y el cambio de uno a otro paradigma, un “cambio de mundos”. Los
paradigmas son “inconmensurables” quedando anulada toda posibilidad de
comparación. El concepto de “inconmensurabilidad” fue sumamente criticado
por el campo intelectual llevando a Kuhn a reformularlo utilizándolo de otro
modo: comparándolo con el proceso de traducción. También debió reformular
la noción de “paradigma” dada la ambigüedad del término. Kuhn la reemplaza
por la de “matriz disciplinaria” y finalmente abandona el uso de ambas.
Finalmente, se esforzó y reformuló su punto de vista en términos del lenguaje
tomando a las revoluciones científicas como cambios que se dan a nivel del
lenguaje.
Una línea importante está representada por las sociologías del
conocimiento científico que, partiendo de una lectura sui generis de Kuhn,
además de lograr un desarrollo relativamente autónomo, comienza a reclamar
la palabra en asuntos epistémicos: el Strong Program y sus derivaciones
posteriores.
Por otro lado, tenemos el desarrollo de las concepciones semánticas de
las teorías, que incluirían tanto la Concepción Estructuralista de Suppes-
Sneed-Stegmüller como la Concepción Semántica de Van Fraassen-Suppe-
Giere. Esta línea, reconociendo algunas de las críticas y objeciones que en
otros sentidos había sufrido la CH, recupera su idea original respecto a la
reconstrucción racional de la estructura de las teorías.
Todos estos son algunos de los más importantes cuestionamientos
realizados desde distintas perspectivas a la filosofía de las ciencias estándar
cuyos análisis sincrónicos no tienen en cuenta el contexto de descubrimiento y
se construyen a partir de una concepción de ciencia sin sujeto. Quine propone
“naturalizar” la epistemología en oposición a la epistemología prescriptiva o
normativa tradicional, lo cual abre la reflexión epistemológica a otros campos
disciplinares como la sociología y la historia, pero también a la antropología, la
retórica, la psicología, la política, la filosofía de la tecnología, las filosofías
especiales de la ciencia y otras. Se sientan así las bases para lo que en la
actualidad se denomina “Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología”.
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Entendiendo a la ciencia como un proceso de producción de teorías,
desde una postura epistemológica descriptiva, tenemos el llamado giro
naturalista y las epistemologías evolucionistas de la mano de los trabajos de
Toulmin, Popper, Kuhn, Hull y Richards. En líneas generales, las
epistemologías naturalistas rechazan la idea de que existan fundamentos
últimos para nuestras creencias acerca del mundo y también rechaza la idea de
que sea posible emprender una búsqueda de criterios absolutos para la
construcción de conocimientos establecidos a priori.
Bibliografía
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