77
¿Qué hace la televisión con la política? Cátedra: Epistemología de la Comunicación Profesora: Paula Drenkard Alumnos: Laura Díaz 1

Introducción - Epistemología de la Comunicación ... · Web viewEl presente trabajo está realizado en torno a lo propuesto por la Cátedra, de carácter de examen parcial. El tema

  • Upload
    dotuyen

  • View
    218

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

¿Qué hace la televisión con la

política?

Cátedra: Epistemología de la ComunicaciónProfesora: Paula DrenkardAlumnos:

Laura Díaz Gustavo Menin María Florencia Nebreda

1

2009Índice

Introducción 2

La televisión: ¿Ganas de reír o ganas de llorar? 3

Tato Bores: Vermut con Papas fritas y ¡Good Show! 6

Gran Cuñado: Una imagen vale más que mil palabras 8

Desarrollo

Antes del análisis: “Introducción analítica y reflexiva” 10

Teoría funcionalista de las comunicaciones de masas 15

Teoría Crítica 19

En busca de la neurona atenta 23

Televisión polarizada; Polarización política 25

Mirar vs Interpretar 29

Conclusión 34

 

2

Introducción

El presente trabajo está realizado en torno a lo propuesto por la Cátedra, de carácter de

examen parcial.

El tema ha sido acotado, para poder desarrollar específicamente un sector de la cuestión

general planteada y poder profundizar claramente con algún aspecto puntual. De esta manera,

las coordenadas que limitarán nuestro trabajo son bastantes específicas y las citaremos a

continuación: En el marco de la política nacional, la relación entre ésta y la televisión, más

precisamente cómo y de qué maneras el género humor político, que entendemos, está presente

en todas las épocas en Argentina, representa dicha actividad.

En esta línea temática seleccionaremos 2 reconocidos representantes de “humor político”,

como son Tato Bores y el “Gran Cuñado” de Marcelo Tinelli.

Consta de 3 partes (Introducción, Desarrollo del análisis y Conclusión) en las que se

trabajará articuladamente con el material teórico que se planteó como base para la monografía,

análisis personales y artículos referidos, principalmente sacados de Internet y debidamente

citados.

3

La televisión: ¿ganas de reír o ganas de llorar?

Como no puede ser de otra manera en esta era tecnológica el podio número uno de los

medios de comunicación se lo lleva la televisión. El fenómeno global que se vivió en los primeros

años de su aparición desencadenó en inventos televisivos cada vez más sofisticados y

“modernos”. Es evidente que así como cambia el formato de la “caja tonta”, como se la llamó en

su época, cambia también el papel social que tiene el televisor en los hogares de todo el mundo.

Desplazando a otros medios masivos, como son la radio y los medios impresos, este “aparato de

masas” indispensable actualmente se lleva toda la atención. Es casi imposible prescindir de ella,

como si cuando no tenemos una cerca nos falta “algo”, que vendría a ser necesario y vital para

seguir viviendo.

Una de las mayores consecuencias que se desprenden de este auge audiovisual es que

todo lo que proviene de la programación televisiva es tomado como “verdad” (¿Qué verdad

convendría preguntarse?). ¿Quién no ha vivido una situación en la que alguien plantea un

tema/cuestión/problema, y cuando uno cuestiona o indaga sobre mas información recibimos la

frase “Eso dijeron en la tele”? Como si las palabras que saliesen del televisor fueran “sagradas”.

Sería conveniente que antes de seguir adelante nos preguntemos ¿Qué tiene “la tele”

que atrae masas? Dejemos de lado lo técnico y vayamos al atractivo social implícito(o no) que

hace que siempre que tenemos un espacio de tiempo libre agarremos el control remoto y

miremos, aunque sean 5 minutos, algún programa en alguno de los tantos canales disponibles.

Lógico es pensar que en cada país los canales, programas, protagonistas, etc. son distintos y

nada parecidos. Cada país con sus programas nacionales; aunque ahora con esto de la

“globalización” llegan casi todos los canales y programas a todas partes, a toda hora.

Pasemos a “la tele” argentina, nuestra tan querida y amada televisión; llena de historias

y anécdotas que no se gastan con el tiempo. Una apreciación que surgió en el transcurso del

texto es que como con los perros “la televisión es igual a su dueño”, sería lo mismo decir que la

televisión responde a su dueño, a lo que su dueño pide, busca y “necesita”. Y en el caso de “la

tele” argentina nosotros como dueños deberíamos hacernos cargo de la televisión que nos

pertenece, hecha a nuestra medida.

4

“Espectáculo”, “Farándula”. “Rating”, “Reality Shows”. Puro entretenimiento. En la

televisión actual argentina abundan programas dignos de la época; algunas horas de

informativos por día, programas de “chimentos”, algunas novelas argentinas y extranjeras, los

famosos y tan vistos realitys de baile, canto y talentos; casi nada de programas de interés

cultural, casi nada de programas que le dejan algo a la gente, que la forman. Un ambiente

superficial que nada enseña y nada vale la pena.

Tener una televisión como la que tenemos no es del todo culpa de los que la hacen sino

que mayor parte de la culpabilidad se la llevan los televidentes, nosotros los argentinos. ¿Qué

queremos decir con esto? “Muchísimo menos selectivo que el público de cine, de música, de teatro, el público televisivo promedio, heterogéneo social y culturalmente, no está interesado ni en informarse ni en formarse”1 Y aquí abrimos el debate sobre porqué tenemos esta tele, porqué

aceptamos “sin chistar” los programas vulgares y de poca calidad que nos llegan día a día. Hay

una relación directa entre lo que los medios de comunicación son y dan con el espectador

promedio que recibe lo que de ellos sale. No cabe duda alguna. ¿Qué esperan los argentinos de

“la tele”? Esperan diversión, esperan entretenimiento, esperan sobre todo distracción. Cuando

uno llega del trabajo o de un día agotador y difícil sólo quiere sentarse cómodamente y pasarla

bien, ¿o no es así? Lo que esperan es sacarse los problemas, que no faltan en nuestro país, de

su mente y pasar un momento agradable, ya sea en compañía del perro, de la esposa/o, hijos,

pero siempre con la tele encendida. La periodista Sandra Russo en su artículo “Una pregunta”,

publicado en el Diario Página 12, define a la televisión de una manera muy interesante : “La televisión en sí misma es analizada por algunos pensadores como un animal de compañía. Una mascota electrónica que hace gracias para que la familia se distienda”2.

Y dadas las expectativas que se le imponen al aparato frente al cual nos sentamos,

queda claro que si alguien decide poner “al aire” un programa sobre ecología/ filosofía/ política/

literatura, entre una larga lista, quedaría sin probabilidades de éxito. Mínima audiencia, casi nula.

Y todos sabemos que la gente del ambiente televisivo “vive del rating”; sólo queda para tener

éxito, entonces, armar un programa que distienda y distraiga, sobre todo que disperse las

mentes. Según Russo, la televisión es “un aparato cuyos contenidos están regidos por dos grandes lineamientos: la tiranía de los anunciantes y la psicología del espectador promedio” 3 Es

por este motivo que los que “hacen la tele” no se interesan por ir más allá de programas trillados

y sin sentido aparente; en una sociedad en donde lo que interesa es acumular dinero y fama.

Como remarcamos anteriormente, hoy en día vivimos “globalizados” en una civilización

industrial que tiene sus valores arraigados por una lógica fundamentada. El individualismo que

“vino para quedarse” a finales del siglo pasado da lugar a que cada individuo se crea

1 Sandra Russo, Una Pregunta, Contratapa de Página 12 20-08-20052 Ídem 3 Ídem

5

responsable de sus actos y tenga fuertes convicciones individuales, permítannos recalcarlo, que

sólo engrosaría su estrecho horizonte que posee como individuo. Cada individuo, según Harold

D. Lasswell, se encontrará en relación con los valores del grupo al que pertenece y su posición

en ese grupo estará determinada en gran medida por esa relación establecida. ¿Cuáles serían

entonces los valores en la sociedad actual que determinarán el “destino” de sus integrantes? “En lo que a la civilización industrial se refiere, no vacilamos en afirmar que poder, riqueza, respeto, bienestar e inteligencia se cuentan entre los valores”4.

El individuo en esta era de la industria cultural, se encuentra absolutamente dominado

por la misma. La Teoría Crítica que estudia el fenómeno de la comunicación de masas, desde la

perspectiva de Mauro Wolf, va a establecer que en esta sociedad el individuo no sigue siendo

capaz de tomar decisiones autónomas, sino que “el hombre esté en manos de una sociedad que le manipula a su antojo”5. En palabras de Theodore Adorno, referente principal junto a otros

teóricos de esta corriente: “el consumidor no es soberano, como la industria cultural desearía hacer creer, no es su sujeto sino su objeto”6.

Humor político en ArgentinaDentro de este marco que acabamos de describir podemos ubicar a los programas

televisivos que se dedican al “humor político”. Estos programas no son cosas de estos días

solamente sino que son historia conocida. No sólo los políticos actuales hacen uso de este

recurso como una herramienta válida para llegar a los electores sino que es un mecanismo que

fue utilizado desde hace ya un tiempo bastante extenso. Con cada época que pasa en nuestro

país varía su formato, su forma, su importancia. En su momento se dio una primacía muy fuerte

del humor político impreso en diarios y revistas, reproducido a través de las historietas. Para

pasar luego a una era en la cual no podemos decir que fue desplazado el humor escrito

completamente por el humor político televiso, pero fue quedando relegado en un segundo plano.

De este humor político televisivo es del cual nos vamos a encargar de analizar en

nuestra monografía. El Humor Político en Argentina a través de los años; ¿qué refleja?, ¿a

quién responde?, ¿sigue con los mismos objetivos hoy en día que cuando sólo daba sus

primeros pasos? Si de historia se trata podemos enmarcar su surgimiento no de manera exacta,

pero sí rondando los últimos 40 años del siglo pasado. La periodista Sandra Russo, en uno de

sus artículos, va a afirmar que “El humor político televisivo funciona siempre y funciona mucho

4 Harold D. Lasswell; En Miguel de Moragas Sociología de la comunicación de masas, “Estructura y función de la comunicación en sociedad”; Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1985.5 Mauro Wolf; La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas; Editorial Paidos, Barcelona 1987 6 Ídem

6

en todas partes, en cualquier época. El humor político es uno de los síntomas más fuertes de libertad de expresión”7.

No es necesario aclarar que hoy en día si por algún lado busca asomarse el tan añorado

humor (siempre hablando del “político”) es a través de la pantalla. Decimos “busca asomarse”

porque para muchos no existe comparación alguna entre lo que se llama actualmente al humor

político a lo que era en sus comienzos y en su época “de oro”, por decirlo de alguna manera. No

sólo la polémica entra en el que aparece en la televisión sino que, además entra en juego el

humor de las historietas. Podríamos estar hablando, entonces, que el humor político de nuestra

época es una mera sombra de lo que fue. Con esto no estamos diciendo que sea más feo, peor,

más lindo o mejor, sino que simplemente, como dijimos más arriba, el humor político cambia con

las épocas. Antes tenía otra función, otra importancia, otros recursos de entretenimiento, otra

calidad.

Es cuando llegamos a esta instancia cuando nos surgió un arsenal de dudas,

curiosidades. Curiosidades acerca de qué es el humor político, qué fue, qué reflejaba, qué

refleja; qué factores hicieron que cambiara tan radicalmente. Buscamos cuáles son y fueron los

motivos que hicieron que en estos días nos riamos de lo que nos reímos. Es por esto, que

decidimos, desde nuestro lugar, realizar una comparación de dos humores políticos que

marcaron una época. Por un lado, el humor político de Tato Bores que llegó a las casas de todos

los argentinos, desde la década del 60 hasta su muerte en 1996. Y, por otro lado, el humor

político del programa de Marcelo Tinelli (Showmatch), específicamente, la sección del Gran

Cuñado; sección que hizo su aparición al aire con el siglo XXI y que actualmente está muy

polemizada y “politizada”…

Tato Bores: Vermut con papas fritas y ¡Good Show!

7 Sandra Russo: “Queremos tanto a Tato”; 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html

7

Dentro de la historia del humor político televisivo en Argentina, consideramos a Tato Bores

uno de los más grandes referentes nacionales del género.

Mauricio Borensztein, tal es su “nombre real”, nació en 1927, un 27 de abril, en Buenos

Aires. Desarrolló su carrera entre la radio, el cine y la televisión, donde se consagró como “el

actor cómico de la Nación”. En 1957 luego de ocupar varios lugares en radio y teatro, comienzó

a aparecer en un programa de televisión: “Caras y morisquetas”, lugar que años después lo

ubicaría “religiosamente” en las casas de todos los argentinos, los domingos a la noche, con el

tinte de humorista político que haría propio. En ese año su sección se llamaba “Tato y sus

monólogos”, y ya el contenido de aquellos relatos eran relacionados con los grandes de la

política argentina.

Su vestuario típico, el frac negro, con habano, grandes lentes y peluca despeinada lo

volverá un icono. Lo estrenó, con tono humorístico, en 1958, cuando en la Argentina gobernaba

Frondizi y se desarrollaba una crisis ministerial, y él mismo decía que ya estaba preparado para

algún puesto (por ello la formalidad de su vestuario) “Es curioso: una humorada sobre la

inestabilidad fue el punto de partida de uno de los fenómenos más extraordinarios de continuidad

y permanencia en el éxito que generó la televisión argentina.”8

Dentro de todo su gran repertorio de programas apeló siempre a monólogo, dicho con gran

rapidez, sarcasmo, ironía. La temática política no se reducía a una crítica de la actualidad sino

que también incluía reseñas históricas que eran tratadas con la misma actitud.

Otra de sus particulares estrategias como humorista era invitar a cenar una “tallarinada”

(que roza entre lo casero, familiar y lo para nada formal, o refinado) a alguna figura política del

momento. Por su mesa pasaron Carlos Menem, Raúl Alfonsín, Eduardo Angeloz, José Manuel

de la Sota, Maria Julia Alzogaray, entre muchos otros.

Y no puede dejar de nombrarse las semanales “charlas con los presidentes”, cuando, al

comienzo de cada programa hablaba por teléfono con el primer mandatario de turno. En estas

conversaciones Tato le planteaba las diferentes cuestiones relevantes de la semana al, por

entonces habitante de la Quinta de Olivos.

Además de este personaje, existe una larga lista de otros papeles caricaturizados por

Borensztein. Aquel que realizó desde la radio, el niño Igor, en el que “rememoraba” sus pasados

judíos, el antropólogo del futuro Helmut Strasse

Fueron 30 años los que Tato Bores estuvo en pantalla, pasando por 18 programas

propios, en los que recibió dos reconocidas censuras, además de la colocación de bombas en su

domicilio. En 1978, durante el gobierno de facto, presidido por Jorge Rafael Videla, el segmento 8 de Vedia, Bartolomé, “Tato Bores hizo reír con la política”, Diario La Nación, Buenos Aires, 12 de enero de 1996

8

de “Hola Presidente” nunca pudo salir al aire en una emisión especial. Y en 1992, ya en

democracia, una denuncia de la jueza María Romilda Servini de Cubría prohibió la publicación de

la sección que aparecía Helmut Strasse y se aludía a dicha funcionaria (que intervenía en el

caso Yoma). Las repercusiones sobre el hecho, que luego no sería considerado válido en la

Corte Suprema, demostraron el importante y respetado lugar que Bores ocupaba en la televisión;

gran cantidad de figuras del medio, como Mario Pergollini, Mariano Grondona, Camila Perissé,

China Zorrilla, Julián Weich, Jorge Guinzburg, concurrieron a uno de sus programas a cantar

irónicamente respecto de esta situación catalogada de censura previa.

Su último programa en el que haría famosa su frase “Vermouth con papas fritas y good

show!” (Good Show) culminó en el año 1993. 3 años después falleció un 11 de enero de cáncer

a los huesos, cuando tenía 68 años.

Es este humor, que habla sobre historia, que habla sobre problemáticas reales, que se ríe,

no dejó sin tocar ni un tema controversial, ni una sola figura política trascendental, es que: “los

políticos tenían que estar en lo de Tato por una cuestión de imagen”9.

La relación que se establecía en los programas de Borensztein con las diferentes figuras

del ámbito político nunca fue de irrespeto, aunque indirectamente las críticas que les hacía eran

punzantes, ya sea cuando se sentaban en la misma mesa y de por medio un plato de pastas, o

cuando realizaba las llamadas a la Quinta de Olivos, o cuando 500 años después investigaba los

“fósiles políticos” de la Argentina.

El lugar que ocupaba el programa en la televisión argentina, y particularmente en los

espectadores que lo esperaban cada domingo a la noche, era sagrado. La voz de Tato era una

especie de “crítica popular” y daba paso a las conversaciones de toda la semana, como figuró La

Nación, con la noticia del día de su fallecimiento: “Falleció ayer el más brillante humorista de

nuestra TV que a lo largo de cuatro décadas renovó el lenguaje de la sátira política y mantuvo

despierta la conciencia cívica de varias generaciones con sus ácidos monólogos.”10

Y es que el hecho importante está en que sin perder la compostura, y sin buscar

hacérsela perder a sus invitados, Tato Bores enfrentaba una realidad problemática, pero no con

ánimos de “hacerla pasar” por la risa, mitigando las penas, los dolores, los sufrimientos de la

época; sino “metiendo el dedo en la llaga”, como bien dice el lunfardo popular, y a la vez de

provocar risas era inevitable quedarse pensando sobre lo que se estaba diciendo.

9 Staccia, Jairo, “El desafío: Redescubrir a Tato Bores” http://www.segundoenfoque.com.ar/redescubrir_tato_bores.htm10 de Vedia, Bartolomé, “Tato Bores hizo reír con la política”, Diario La Nación, Buenos Aires, 12 de enero de 1996

9

Gran Cuñado: Una imagen vale más que mil palabras.

Gran cuñado es una parodia televisiva del exitoso “reality show”: Gran Hermano –Big

Brother-. Esta imitación fue –y es- un segmento del programa Showmatch conducido y producido

-de forma ejecutiva- por Marcelo Tinelli.

10

El segmento tuvo seis ediciones concluidas: dos primeras en el año 2000 –el gobierno

de turno estaba al mando presidencial por parte de Fernando De la Rúa-, ambas “políticamente

relevantes”; dos segundas en el año 2002, una en relación a políticos y otra a “famosos”; otra

edición en el año 2005, también con personajes políticos, y, una ultima edición, –en

concordancia a políticos-, en el año 2009 que es de nuestra importancia.

El fragmento consiste, básicamente, en una parodia a través de diversos “clichés” –

materializado por humoristas diversos- de los políticos argentinos de “mayor relevancia” en el

momento de la edición, utilizando para esto, el recurso de la imitación exagerada.

El fragmento se desarrolla principalmente en dos escenarios abstraídos, para ser

parodiadas, del reality original. Es decir, en “la casa” –una supuesta instalación aislada del

“mundo exterior” donde los participantes simulan su convivencia televisada- y la instancia de

“nominaciones”, previas a una eliminación –que se comprende como la caducidad de la

permanencia, en “la casa”, del personaje nominado-: este proceso comienza cuando se

selecciona un grupo limitado de participantes de “la casa” y se los expone al “feed-back

televisivo” a través de un voto telefónico donde el publico elige cual debe y puede ser excluido. O

sea, el publico tiene el “derecho” de decidir quien se retira, pero, no esta incluido en la resolución

de cuales son los participantes “nominados”.

Es de calidad remarcar algunas características de las distintas imitaciones –nos

limitaremos al oficialismo y la oposición por parte de la Unión PRO-:

La imitación de Néstor Kirchrner utilizaba reiteradamente la expresión: "¡¿Qué te pasa

Clarín, estás nervioso?!"; una obvia alusión a la polaridad entre el Gobierno actual de turno y el

Grupo Clarín. En sí, la frase fue orada por el original Néstor Kirchner en un acto realizado en la

localidad de Tres de Febrero –Provincia de Buenos Aires- , poco después de la “derrota” –

termino cuestionable- en las elecciones de Catamarca.

Por su lado, Francisco De Narváez utilizo el slogan: “Votame, Votate”, que dio lugar a la

imitación con diversas alteraciones, empero, esencialmente iguales.

La edición que es de nuestra importancia –la perteneciente al 2009- se emitió durante

gran parte de las campañas preelectorales de las elecciones legislativas en nuestro país del

vigente año.

Por consiguiente, diversos políticos parodiados realizaron declaraciones en cuanto al

segmento televisivo e incluso algunos materializaron el llamado “derecho a replica” –cuando la

imitación aparece en el programa junto a su “original”- y/o mantuvieron contacto telefónico de

forma directa y “en vivo”.

Por ello, es de primordial importancia delimitar algunos datos relevantes:

- El ministro Aníbal Fernández ha declarado que: "En algunas cosas […] parece que hubo

excesos”, y que debiera regularse: “porque es la Presidenta”. Asimismo, aclaró que: “en

11

otras cosas, estuvo muy logrado: hay que ser justo con esas cosas" 11. Luego se retractó de

la utilización de algunos términos pero enfatizó la permanencia de su postura, es decir: que

se quite del programa la parodia de la presidente vigente Cristina Fernández de Kirchner12.

- El vicepresidente Julio Cobos expresó en algunas declaraciones su disgusto por sus

características parodiadas que lo retratan como “una persona indecisa o dubitativa”13.

- Por su parte, Néstor Kircher argumentó no haber visto el programa y la actual presidenta lo

caracterizó como sin valor, inocuo14.

Tanto Cristina Fernández de Kirchner como Francisco De Narváez –el cual argumentó que

la imitación es: “Una forma más de estar con la gente”15- se tomaron el gusto de “parodiar a la

parodia”: realizando gestos o expresiones, haciendo alusión directa a sus propias imitaciones

televisadas.

Asimismo, en “la Gran Final” –la cual salió victoriosa la imitación de De Narváez-, Marcelo

Tinelli llamó en vivo al verdadero Francisco De Narváez felicitándolo por la victoria y, este ultimo,

afirmó haber grabado el segmento para mostrárselo en el futuro a su hijo recién nacido.

Los llamados telefónicos se comprenden de esta manera:

- A Néstor Kirchner solo una vez el día 25 de Julio.

- A Francisco De Narváez tanto el 29 de Junio como el 13 de Julio.

- Mauricio Macri de igual modo.

- Felipe Solá solo el 13 de Julio.

11 “Gran Cuñado” sigue develando a los políticos”.La Nación, Buenos Aires, 12-05-2009 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1127534. 12“Aníbal Fernández sugirió sacar a la Presidenta del programa de Tinelli”. La Nación, Buenos Aires, 15-05-2009 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1128516. 13 "La imitación que irrita a Cobos”. La Nación, Buenos Aires, 14-05-2009 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1127870.

14 “Los dirigentes se divirtieron con las imitaciones de los cómicos”. La Nación, Buenos Aires, 12-05-2009 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1127258. 15 Véase : http://www.youtube.com/watch?v=SjHZAY4VA10.

12

Antes del análisis: “Introducción analítica y reflexiva”

Hablar sobre el humor político hoy no queda en preguntarse que tan bueno o malo es, que

tanto se puede reír, que tan bajo se cae o si es simplemente lo que “lo público pide”.

El análisis debe residir en algo más de fondo, en razones profundas o, también, en si el

humor político trata cuestiones políticas sustantivas; ¿Debe tratarlas?, ¿Qué papel debe jugar el

humor político? Pero, antes que este planteo hay un punto, justamente, anterior a todos aquellos,

que es en qué lugar el humor político y la misma política se articulan, se vinculan, se influencian.

Desde este interrogante creemos que surgen todas las demás preguntas, y respecto de la

postura que se adopte se llegarán a distintas respuestas. ¿Qué queremos decir con ello?

Precisamente es el “nudo a desatar” en la siguiente reflexión – análisis que se plantea a

continuación.

13

De la manera como se piense qué política debe representar el humor respectivo se puede

juzgar que calidad se está observando. Hay previo al análisis ciertos puntos que no deben

menospreciarse, ni declarárselos obvios.

Antes que nada, el marco en el cual se desarrolla el humor político que planteamos es la

televisión. Sería ingenuo y altamente limitado decir que el papel de dicha “caja” en los hogares

es irrelevante. Debe ser uno de los objetos característicos de mediados del siglo XX para

adelante, en los que la información transmitida no deja de sucederse. Dicha información tiene

variados tonos de interés (de todo tipo, léase: principalmente económicos, seguidos por de

entretenimiento, educativos, culturales, etc.) que incluyen otro variado de temas, donde lo

político no escapa a dicha exposición. Es tal el interés por la capacidad de manipulación,

influencia, persuasión y una larga lista de etcéteras, que los científicos sociales han tenido por

dicho aparatito que investigaciones sobran. ¿Es que la televisión satisface necesidades?, ¿Qué

tan poderosa es?, ¿Solo es una “caja boba” que cría bobos? Son otras de las preguntas que

intentaron e intentan responderse los especialistas en comunicación.

Hecha esta delimitación y pequeña explicación del “campo” por donde vamos a analizar,

queda el otro lado de la reflexión: la política. No es el objetivo de esta investigación hundirse en

la marea de la teoría política contemporánea y disertar acerca de su objeto de estudio,

debatiendo acerca de cuál es la definición más apropiada para este momento. Delimitaremos,

con una pequeña explicación nuevamente, que la política, será considerada en esta ocasión

como la actividad entre políticos, valga la redundancia, en el ámbito público; las medidas o las no

medidas tomadas por los sectores en el poder, el papel de la oposición, “el juego político”, las

campañas políticas, las discusiones públicas y la disparadora de todo: los problemas, demandas,

quejas y solicitudes de la sociedad en general.

El humor político como tal, entonces, vendría a ser la burla acerca de todos aquellos temas,

dichos con sarcasmo, ironía, parodia, con una carga crítica que aparece implícita, ya que “si está

del lado de la gente”, el humor político también reflejaría y demandaría las causas de la

sociedad.

Recordando que la cuestión central del análisis es el punto de intersección entre el humor

político y la política, podría parecer más que simple y la tarea se reduciría a observar distintos

programas de televisión del género y hacer, a modo de inventario, qué hecho sucedió en la

política, cómo se manifestó en el programa y concluido el análisis. Pero es que a partir de las

coordenadas de interrogantes que se plantearon al comienzo, la investigación debe

profundizarse, debe apelarse al terreno de la crítica y ahondar en el nexo. ¿Qué es lo que el

humor refleja?, ¿Qué determina dicho género qué es lo de lo que hay que reírse? 16

16 Sobre géneros tiene mucho para decir la “teoría crítica”, en Wolf, Mario; La sociología de la comunicación de masas. Crítica y perspectivas.; Editorial Paidós, Barcelona, 1987 [ “La división del contenido televisivo en diferentes géneros ha llevado al desarrollo de fórmulas rígidas, fijas, importantes

14

Se justifican ellas mismas las preguntas, porque, al momento de plantearse uno como

analista e incluir en el trabajo a la política, no hace falta decir que la investigación obliga a

hacerse profunda, a menos de querer pecar de ingenuo, de haragán, de indiferente.

Para empezar este análisis un aditamento que incluyen los planteos de los estudios

empíricos sobre el terreno y la teoría funcionalista (dirigidos al estudio de la comunicación de

masas) es que: “la forma de concebir el papel de la comunicación de masas aparece por tanto

estrechamente ligada al clima social que caracteriza a un determinado período histórico: a los

cambios de dicho clima corresponden oscilaciones en la actitud sobre la influencia de los media”

y “la dinámica del uso de los media y del tipo de necesidades a cuyo encuentro va está, en este

caso, estrechamente unida a la situación particular, a la excepcionalidad del acontecimiento” 17

(las citas se corresponden respectivamente a cada teoría). Es decir que hay una fuerte relación

entre el período social vigente con lo que los media pasan por las pantallas, y con cómo lo

pasan.

Precisamente esta es una de las razonas por las que hemos seleccionado dos programas

muy particulares de la televisión argentina de dos etapas que, aunque separadas por pocos años

se diferencian en varios aspectos.

El período que va aproximadamente desde 1975 a 1990 se caracteriza por los golpes de

estado y las vueltas a la democracia. Los años anteriores, que ya venían tumultuosos por otros golpes, los vaivenes de los gobiernos democráticos y la muerte de Perón, dejaron al período de

gobierno de facto un panorama de fuertes disidencias políticas, y un gran sector que se oponía

política e ideológicamente al régimen que sufrió las ya reconocidas y trágicas desapariciones.

Conjuntamente con la crisis económica y social, más la derrota en la Guerra de Malvinas

forzaron al retorno de la democracia, donde en 1983 fue elegido Raúl Alfonsín. En el período

democrático se intentó restaurar el orden en el país, iniciando una nueva época en la política

nacional con la elección de Carlos Menem en 1989. En este momento es cuando los programas

de humor político de Tato Bores tienen su auge, y aquel se consagra como artista nacional.

La década de los 90´ podría llamarse la década del menemismo, ya que dicho presidente,

elegido en dos mandatos consecutivos, estableció un estilo de política que marcará a la

Argentina. Denominado por muchos como neoliberal, se adoptaron políticas con dicha tendencia,

diluyendo a grandes sindicatos, concentrando la riqueza y realizando una amplia privatización de

empresas públicas. Comenzando el siglo XXI, el país se encuentra con niveles de inflación

elevados (más de lo tradicional) y continuando la aplicación de políticas neoliberales se termina,

ya en el gobierno de Fernando de la Rúa en los “corralitos”, los “cacerolazos” y la salida a las

porque definen el modelo comportamental del espectador, antes de que éste cuestione ningún contenido específico […] las implicaciones antes de que se pronuncie una palabra”]17 Wolf, Mario; La sociología de la comunicación de masas. Crítica y perspectivas.; Editorial Paidós, Barcelona, 1987

15

calles en el 2001. Después del ir y venir de presidentes en aquel período interino, es electo

presidente Nestor Kirchner, y a continuación su esposa, Cristina Fernández. Es este panorama

en el cual Marcelo Tinelli desarrolla las propuestas televisivas que lo harán reconocido, y

precisamente una de sus últimas “creaciones”, el skecht de “Gran Cuñado”, catalogado como de

humor político.

La comparación propone realizar un paralelo no sólo entre dos estilos de programas, sino

también entre dos estilos de espectadores, de humores, entre dos épocas marcadas por

acontecimientos totalmente distintos (naturalmente, claro).

Y termina siendo útil dicha metodología, no para “ponerse la camiseta” de uno, ni de otro,

sino para no pecar de ingenuo, de haragán, de indiferente. Por que obliga a un análisis

exhaustivo, sustantivo y no a una descripción metódica. Obliga a reconocer qué otras cosas

están en la pantalla al momento de “consumir” humor político; es una manera 18 de dar cuenta

qué relación hay entre la política y el humor respectivo a ella.

En este sentido se dirige el análisis, que es necesario acotarlo. Principalmente la

comparación girará en torno a: ¿porqué Tato Bores19 y “Gran Cuñado”20 son programas de

humor político? ¿Qué tienen de político?

Tato Bores habla de política, sus monólogos informan, hacen reír, pero dicen algo. Hay una

determinada posición frente al panorama actual, el producto que llega al espectador tiene algo más, algo que mueve ideas y que ya con eso, hace mucho. Puede representárselo con una cita

que salió en la noticia en el diario La Nación, sobre su fallecimiento: “El monologuista brillante

que renovó el lenguaje de la sátira política y mantuvo despierta la conciencia cívica de varias

generaciones con su monitoreo desenfadado e irreverente de la actualidad nacional”.21

En pocas palabras “Gran Cuñado” es la imitación de diferentes actores políticos, parodiados,

como a modo caricaturesco. Los “personajes participantes”22 tienen rasgos exagerados, conviven

18 Decimos “una manera” porque podrían tomarse millones de parámetros diferentes y saldrían resultados diversos. Es decir eligiendo otros programas humorísticos representativos, otros medios, otras épocas19 Al hablar de Tato Bores en general nos estamos refiriendo a todos sus programas, que aunque cada uno tenía algún aspecto particular, alguna estrategia humorística distinta, todos iban a lo mismo: el humor político. Para citar algunos en particular: Tato, siempre en domingo, era emitido por Canal 11 en el período 1964-1970, Tato vs. Tato que salía por Canal 13 durante 1979, Tato al borde de un ataque de nervios, también por Canal 13, en el año 198920 Salía por canal 13 en el año 2001 y volvió a producirse en el 2009, por ideas del Sur, dentro del programa de Marcelo Tinelli, VideoMatch y Showmatch, respectivamente.21 de Vedia, Bartolomé, “Tato Bores hizo reír con la política”, Diario La Nación, Buenos Aires, 12 de enero de 199622 Salió publicado en un articulo en la página Web: http://www.era21.com.ar/index.php/politica/69-el-gran-cunado-, una caracterización de cada uno de los personajes, citada a continuación: A Néstor (Freddy Villarreal), se lo puede ver en una versión graciosa, distendida y casi juvenil, pero aseguran que pasará de ese extremo a furiosos ataques de ira y que además –junto a Cristina- le harán la vida imposible a Julio. A Cristina (Martín Bossi), se la mostró como si estuviera constantemente dando un discurso, utilizando términos y giros idiomáticos de Eva Perón y obsesionada con la imagen y las cuestiones de género. A Daniel (Jorge Fosetti) se lo vio constantemente optimista, interesado por el deporte y como un buen tipo. A Aníbal (Carna Crivelli) lo presentaron como un hombre enojado por los dichos de Tinelli en

16

como en el mismo programa parodiado (Big Brother), realizan las actividades de dicho programa,

como ir al confesionario. Este programa también puede hacer reír, pero ¿a costa de qué?, O

como el interrogante planteado: ¿qué tiene de político?

El hecho de que los participantes parezcan políticos y de que el programa se consuma

masivamente no es ocasional. Muchos teóricos políticos sostuvieron y sostienen que “no hacer

política” es también hacer política. ¿Será este el caso?

Sobre esta cuestión aparece una interesante nota en una página Web23, que fue publicada

también en el diario Página 1224 que plantea que: “Cuando el Gobierno se queja de que al

Presidente lo dibujan narigón, está promoviendo que lo dibujen más narigón y menos

"desocupagón", "recesigón" o "riesgopaigón". Humor político o de actualidad hubo siempre:

algunos se ocuparon de la nariz, otros de la economía; es obvio que el Gobierno va a preferir a

los que le critican sólo la nariz, aunque sea para elevarlos como "enemigo" y hacerlos más

conocidos”.

No contento sólo con la parodia a los políticos resaltados del momento, la emisión de esta

sección del programa comienza semanas antes de las elecciones legislativas. Es de resaltar que

conforme avanzan los años y se renuevan los distintos cargos del poder nacional, los períodos

de campaña electoral toman cada vez con más fuerza el estandarte que dice que “el que no

corre vuela” y se descubren patéticas, insidiosas, pero creativas estrategias de captar votos.

cuanto a la inseguridad, dispuesto a pasar factura, a inmolarse por el gobierno y obsesionado por las estadísticas. A Sergio (Mariano Iúdica) lo mostraron como el vocero de la presidenta, anunciando planes incoherentes y muy contento por su aparición ante las cámaras. A Nacha (Fátima Flórez) le resaltaron su costado artístico y ante cada palabra suelta improvisaba una canción. A Alicia (Gladys Florimonti) le dieron la oportunidad de darse a conocer, de contar sus proyectos banales y marcó sus diferencias con la presidenta. Luis D (Claudio Rico), Guillermo (El Turco Naim) y Hugo (Toti Ciliberto) entraron dentro de un marco de apoyo incondicional al gobierno, cada cual desde su rincón. Luis con su discurso de odio, Guillermo con la amenaza de cortarle el cuello a quienes se opongan y hablando del país de los medios y del país de Guillermo, y Hugo con un discurso gremialista cuasi-mafioso. A Mauricio (Martín Bossi) se le resaltó su costado burgués, su perfil “cheto” y abundó en un gracioso juego de palabras en alusión a las calles de Bueno Aires. A Francisco (Roberto Peña) lo mostraron canchero, preocupado por su dinero y obsesionado por el slogan de su campaña. A Felipe (Sebastián Almada) lo mostraron desinteresado por la alianza con De Narvaez y Macri y más interesado en explicar como mantenerse en la política “el secreto de mantenerse vivo en la política es hacerse soberanamente el pelotudo”, por un carril similar se lo llevo al apático Carlos (Álvaro Navia) quien aseguró que “calladito, calladito, voy ganando votitos”.A Lilita (Mauricio Jortak) le resaltaron su costado moral y su misticismo. A Julio (José María Listorti) se lo vio como una persona dubitativa, indeciso, aislado y sin carisma. En contraposición aparece Luis J (Fernando Ramírez) quien continuamente hacia chistes, se lo vio como el mas histriónico de todos y se mofaba de la centralización de la campaña en Buenos Aires. Por su parte a Alfredo (Martín Campilongo) lo hicieron con un alto tono campesino, sorprendido por las cosas de la ciudad y con constante referencia al mal dialogo entre campo y gobierno.El último personaje en aparecer y entrar a la casa fue Fernando (Freddy Villarreal) quien es el único que no participa en estas elecciones, pero que volvió para ser una especie de guía para los nuevos participantes y al que se lo pudo ver como un viejo clorótico y perdido. 23 http://www.lainsignia.org/2001/julio/cul_015.htm24 Rudy, “¿Tinellización o país banalero?”, en Página/12. Argentina, 4 de julio del 2009

17

Gran Cuñado se presta circunstancialmente a participar de esta “carrera a las elecciones” y

se suman a los “clones políticos”, los mismos políticos. En aquel escenario desfilan (no todos,

sólo algunos de la oposición) para bailar, cantar, hacer ellos mismos de humoristas, de prestarse

a la parodia, a la risa. ¿Y la política, dónde quedó?

El humor que termina apareciendo sólo es humor político por aparecer políticos; el contenido

de la política, las propuestas, las proyecciones si son elegidos, quedaron pasadas de moda,

parece ser más divertido ver que tan tonto puede parecer uno en la televisión a que tan

inteligente, capaz, responsabilizado puede ser uno (para lo que uno mismo se propone ser, un

futuro legislador, por ejemplo)

Es por esto mismo que termina siendo una reflexión analítica, o un análisis reflexivo.

Plantea qué esperamos de la política, qué queremos ver de la política. Teniendo elementos

teóricos, con los que podemos hacer, justamente, análisis desde esas posturas confirmadas,

formadas, también creemos necesario agregar a aquello una mirada que se extienda del marco

teórico y de nuestras propias perspectivas, es decir conocer que puede pensar el otro, los

otros25, que obviamente, distintos a cada uno de nosotros pueden aportar nuevas entradas a

esta cuestión: el humor político y la política.

25 Pensamos complementar la investigación con una segunda parte, que estaría compuesta por entrevistas a distintas personas de diversos sectores sociales, como profesionales de este ámbito y otros, comerciantes, jubilados, jóvenes, estudiantes. Es de esta manera como creemos ampliar la mirada reflexiva, no solamente analizando nuestras perspectivas, sino que también, analizando y reflexionando a partir de otras voces

18

Teoría funcionalista de las comunicaciones de masas

La teoría funcionalista tiene como punto de partida para su análisis una visión global de

los medios de masas. A diferencia de las teorías precedentes, esta corriente no se va a encargar

del estudio de los efectos e influencias sino que va a dedicarse al estudio de las funciones que

tienen los medios masivos en la sociedad. Otro punto en el cual difiere de las anteriores teorías

es en que se va a basar en situaciones comunicativas más “normales”, es decir, a la producción

y difusión cotidiana de los mensajes de masas, contrario a las demás que parten de fenómenos

comunicacionales más específicos y particulares. Mauro Wolf plantea en uno de sus textos que

“la teoría funcionalista ocupa una posición muy precisa, que consiste en definir la problemática de los media a partir del punto de vista de la sociedad y de su equilibrio, desde la perspectiva del funcionamiento global del sistema social y de la contribución que sus componentes (incluidos los media) aportan a la misma”26.

El análisis, a su vez, se va a centrar en la idea de la sociedad como un sistema compleo

que tiene una tendencia constante hacia el equilibrio; está formada por subsistemas funcionales

al sistema al cual le pertenece la tarea de resolver uno de los cuatro problemas fundamentales

con los que se enfrenta todo sistema social (la conservación del modelo y el control de las

tensiones, la adaptación al ambiente, la persecución de la finalidad y la integración).

Dentro de los subsistemas que mencionamos anteriormente se encuentra el subsistema de los media, siendo estudiado desde la perspectiva de sus funciones sociales. Wright

estableció en un trabajo que realizó un inventario que recoge las funciones y disfunciones de

este subsistema, el cual tiene como objetivo “articular las funciones y disfunciones latentes y manifiestas de las trasmisiones periodísticas, informativas, culturales y de entretenimiento respecto a la sociedad, a los grupos, al individuo y al sistema cultural (Wright, 1960)” 27. En este

inventario además de todas las funciones y las disfunciones se remarca la “disfunción

26 Wolf, Mauro: La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas. Editorial Paidos, Barcelona, 1987.27 Ídem

19

narcotizante” que se produce por la exposición a una gran cantidad de información. Se explica

que se la define como disfunción “partiendo del principio de que es contrario al interés de una sociedad moderna tener grandes masas de población políticamente apáticas o inertes […] El ciudadano interesado e informado puede sentirse satisfecho por todo lo que sabe, sin darse cuenta de que abstiene de decidir y de actuar. Considera su contacto mediatizado con el mundo de la realidad política, leer, escuchar la radio y reflexionar como un sucedáneo de la acción. Llega a confundir el conocer los problemas diarios con el hacer algo al respecto […] Que los medios de masas han mejorado el nivel de información es evidente. Sin embargo podría ser que, independientemente de las intenciones, la expansión de las comunicaciones de masas estuviese apartando las energías humanas de la participación activa para transformarlas en conocimiento pasivo (Lazarsfeld-Merton, 1984, 85)”28.

Si hablamos de una de las funciones significativas que se le atribuye desde esta

corriente a los media es la que surge con la valoración de los mismos como parte de la

organización institucional y teniendo en cuenta, a su vez, la propiedad de los mismos. Esta

función es la de “contribuir al conformismo”: “Como están apoyados por las grandes empresas integradas en el actual sistema social y económico, los medios de comunicación de masas contribuyen al mantenimiento de este sistema […]; la tendencia al conformismo ejercida por los medios de comunicación de masas se deriva no sólo de lo que se dice, sino sobre todo lo que no se dice. En efecto, estos medios no sólo continúan afirmando el status quo sino que, en la misma medida, dejan de plantear los problemas esenciales a propósito de la estructura social […] La presión económica lleva al conformismo al ignorar sistemáticamente los aspectos controvertidos de la sociedad (Lazarsfeld – Merton, 1948, 86)”29.

Para continuar, dedicaremos lo que queda del análisis de la Teoría Funcionalista a los

aspectos que se vinculan con las perspectivas que venimos analizando en nuestra monografía.

El principal punto de contacto que queremos destacar es la Hipótesis de los “uses and gratifications”. Con la formulación de dicha hipótesis, que consiste en estudiar los usos y

gratificaciones, “la idea inicial de la comunicación como generadora de inmediata influencia en una relación estímulo/reacción es reemplazada por un estudio más atento de los contextos y de las interacciones sociales de los receptores, y que describe la eficacia de la comunicación como el resultado complejo de múltiples factores […]”. Este cambio de perspectiva tiene que ver con la

convicción de que por más que el medio con más poder trate de influenciar a un individuo no

podrá lograrlo si es que este individuo no hace uso de este medio en el contexto socio-

psicológico en el que vive. De esta manera, los medios sólo serían eficaces en tanto los distintos

28 Wolf, Mario: La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas. Editorial Paidos, Barcelona, 1987.29 Ídem

20

individuos le atribuyan dicha eficacia basada, justamente, en la satisfacción de una de sus

necesidades, en una gratificación.

En el marco que rodea a esta hipótesis se fueron dando diversos estudios que tienen

una estrecha relación con la misma y en uno de los cuales queremos hacer un “paréntesis

aparte”. Nuestro interés comienza con la investigación que realizó Lasswell (1948) y a partir de la

cual se fueron articulando varios teóricos. En este trabajo Lasswell plantea 3 funciones

principales atribuidas a los medios de comunicación de masas. Por un lado, proporcionar

informaciones, luego, proporcionar interpretaciones que hagan significativas y coherentes las

informaciones y, por último, expresar los valores culturales y simbólicos propios de la identidad y

de la continuidad social. A estas 3 se le suma una cuarta que es aportada por Wright (1960),

consiste en entretener al espectador, proporcionándole un medio de evadirse la ansiedad y de

los problemas de la vida social. Con esta tendencia de estudios teóricos lo que se logra es

relacionar el consumo, el uso y los efectos de los media con la estructura de necesidades que

caracteriza al destinatario. Estas necesidades que satisfacen los medios son encuadradas en

una clasificación típica por Katz-Gurevitch-Haas que establece 5 clases: 1) necesidades

cognoscitivas; 2) necesidades afectivas-estéticas; 3) necesidades integradoras a nivel de la

personalidad; 4) necesidades integradoras a nivel social; 5) necesidades de evasión. Es por

esto, que se vincula de manera directa el contexto social en el que vive el individuo y las clases

de necesidades que satisface el consumo de comunicaciones de masas.

Como ya planteamos los individuos en su mayoría buscan obtener de la televisión

diversión y entretenimiento. Como se establece en el párrafo anterior, ésta es una de las

funciones de los medios de masas; respondiendo a la satisfacción de las necesidades de

evasión. ¿Cuál es el punto que estamos proponiendo? En principio, nos paramos desde nuestro

objeto de análisis, la televisión argentina, y dentro de este marco, el humor político televisivo.

Una vez aclarado esto, podemos pasar a vincular lo que estamos afirmando con la Teoría

anteriormente explicada.

Necesidades de evasión. En el caso de los argentinos el medio que es utilizado para

satisfacerlas es la televisión, los demás media quedan como fuentes confiables de información,

pero no se las ve como fuentes de esparcimiento. A “la tele”, en Argentina, le queda cumplir más

que ningún otra función la de entretener a la audiencia, servirle como medio de evasión de la

ansiedad y de distracción, primordialmente. Si reflexionamos un poco sobre eso, podría resultar

una obviedad; en un país donde la situación de crisis es tema conocido, donde cada vez es más

dificultoso “seguir adelante” y donde cada vez se pierden más la confianza y la esperanza (y

menos mal que la esperanza es lo último que se pierde), resulta en un vínculo causal que los

individuos quieran escapar de esto. Se busca, entonces, mirar la televisión como generadora de

risas y placer; intentando, de manera inconciente, evadir, dejar de lado, la situación que envuelve

21

al país. Como se plantea en el texto de Wolf: “el consumo televisivo está tipicamente motivado y destinado a ser entretenido. El papel normativo adscrito a la televisión por parte del público es el del entretenimiento, aunque la televisión sea considerada una importante fuente de noticias […] El papel central de la televisión como medio de entretenimiento abarca tanto a los más instruidos como a los menos escolarizados, y probablemente también a otros sectores de la población, aunque entre los distintos segmentos del público existan variaciones en la actitud hacia el medio, en la cantidad de exposición y en otros factores (Comstock y otros, 1978, 172)30”.

Otro punto de contacto para el análisis en esta teoría es la concepción de la “disfunción

narcotizante”. Como ya planteamos, esta disfunción se da, principalmente, por el exceso de

información de los media con los individuos; los medios de comunicación de masas tienen el

“deber” de informar a los individuos sobre sucesos que ocurren y también brindarles información

para alertarlos frente a diferentes fenómenos que pueden ocurrir, mantenerlos al corriente. Pero

el problema tiene lugar cuando al sobrecargar de información alarmante a los individuos, se crea

una situación de pánico que hace que los mismos se retraigan a sus hogares, enfrentándose

sólo a las experiencias sobre las que tienen un control absoluto. Esta disfunción podemos

establecerla cotidianamente en los medios de nuestro país, más que nada en la televisión. Los

noticieros diarios y los demás programas se encargan de, en un principio, sembrar la “semillita

del miedo”, para luego ir regándola cotidianamente. La “semillita del miedo” tiene muchas formas

y abarca temáticas diversas. En este último tiempo, vivimos un fenómeno que puso en una

situación de alerta y pánico a los argentinos. Todo el suceso de la GRIPE A o Gripe porcina que

se vivió en Argentina aterró durante meses a toda la población. Claro está que la situación era

grave y que debían tomarse las precauciones necesarias, pero no debemos pecar de ingenuos y

decir que los medios nada tuvieron que ver con que gran parte de los ciudadanos argentinos

quieran mantenerse en el calor de su hogar y cortar todo tipo de actividades y relaciones con

personas ajenas. Generalmente, lo que sucede en estos casos es que cientos de informes,

imágenes, consejos se pasean por los media generando una situación que podría tratarse de un

modo más calmo; sin la necesidad de que se generen interferencias en la vida normal.

Teoría Crítica30 Wolf, Mauro: “La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas”; Editorial Paidos, Barcelona, 1987.

22

“La Teoría Crítica representa el abogado del diablo de muchas Communications research, la pars destruens del tipo de conocimiento que se iba elaborando trabajosamente en ámbito administrativo”31

Esta teoría, fundada en 1923 y conocida como la Escuela de Francfort, tiene como

planteamiento teórico a el intento de articular una actitud crítica hacia la ciencia y a la cultura con

la propuesta política de una posible reorganización racional de la sociedad que sea capaz de

superar la crisis de la razón. Partiendo desde esta perspectiva la Teoría Crítica va a plantearse

desde una concepción teórica de la sociedad entendida como totalidad, como un todo. Es en

este primer aspecto donde encontramos diferencias con las demás teorías; las mismas se basan

en una concepción más bien sectorial que, para los científicos críticos, dificulta la comprensión

de la sociedad.

Dentro de sus referentes más significativos podemos nombrar a Horkheimer, Adorno,

Marcuse y Habermas. Sus análisis se encargaran, principalmente, de abordar temáticas acordes

a nuestra sociedad civilizada, a nuestra civilización moderna. La temática que sobre la cual se

dedicaron que nos interesa particularmente, es el de la industria cultural. Para continuar,

haremos referencia a los puntos que tienen una mayor relación con nuestra monografía y que

poseen, a su vez, una mayor relevancia dentro de su análisis.

La industria cultural es tomada por la Teoría Crítica como un sistema. Este sistema

aparece armonizado en sí mismo, con sus partes; y, de igual modo, sus partes se encuentran

armonizadas individualmente. “De este sistema los que trabajan en él suministran explicaciones y justificaciones en clave tecnológica: el mercado de masas impone estandarización y organización: los gustos del público y sus necesidades imponen estereotipos y baja calidad”32. Se realiza una estratificación de los productos de la industria cultural según su calidad estética o

su compromiso, siendo, de manera implícita, funcional a todo el sistema productivo. El punto de

vista de esta teoría plantea que escondida detrás de una “careta” en el fondo de este sistema, se

encuentra la verdadera intención que tiene esta industria, el dominio sobre los hombres.

Todos estos aspectos que rodean al sistema de la industria cultural van a tener diversos

efectos en los consumidores de los medios de comunicación masivos. En el caso que nos

interesa, el de la televisión, se produce una autonomía del individuo en cuanto a la calidad de

elección y al camino de fruición que experimentan. En una programación televisiva como la que

consumimos en la Argentina actualmente, hay un monopolio de programas de entretenimientos,

programa “populares” que no dejan opción al público. Esta basta industria cultural maneja y

31 Wolf, Mauro: La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas; Editorial Paidos, Barcelona, 1987. 32 Ídem

23

establece la calidad de lo que se muestra y ofrece, así como también, determina que es lo que le

debe generar un placer intenso al televidente y que no.

“La máquina de la industria cultural rueda sobre sí misma: ella es quién determina el consumo y excluye todo lo que es nuevo, lo que se configura como un riesgo inútil, al haber concedido la primacía a la eficacia de sus productos”33. ¿Qué es lo que se está afirmando aquí?

Que si toda la programación de programas “vulgares”, de baja calidad, nada productivos generan

dinero, generan ganancias, ¿para qué ofrecer un programa que pueda llegar a informar y formar

a los individuos si la audiencia y, por lo tanto, las ganancias disminuyen? No hay que olvidar, que

la sociedad capitalista se rige por las leyes del mercado, se busca siempre una mayor

acumulación de capital partiendo desde el cálculo del costo-beneficio. Y por eso mismo, la

industria cultural se va a encontrar también dentro de este lineamiento, lo económico hoy en día

va más allá del mercado en sí mismo.

¿Dónde queda el individuo dentro de estas coordenadas? “En la era de la industria cultural el individuo ya no decide autónomamente: el conflicto entre impulsos y conciencia se resuelve con la adhesión acrítica a los valores impuestos” 34 El individuo es meramente tomado

como consumidor, y, como consumidor que es, se limita a las leyes y reglas de esta industria.

En palabras de Theodore Adorno: “lo que antes los filósofos llamaban vida se ha reducido a la esfera de lo privado y luego del puro y simple consumo, que ya no es más que un apéndice del proceso material de la producción, sin autonomía y sustancia propias (Adorno, 1951, 3)” 35Por

más que el efecto se de en el plano de la inconciencia sin que el individuo recaiga sobre eso, los

factores y las consecuencias se dan a la luz del día, y es por esta “imposición de valores” sin

crítica alguna, nombrada más arriba, que las personas aceptan lo que se les da sin quejas

aparentes; aceptan los valores que reciben de los media y los aplican a su vida regularmente. Lo

que se vincula a lo ya planteado en otro apartado de la monografía, la hipótesis de que los

individuos toman lo que viene de la televisión como “palabra santa” sin discusión alguna.

Otro aspecto, además de la imposición de valores, que se recibe del sistema de la

industria cultural es la creación de falsas necesidades que ayudan a la dominación, dirección y

sometimiento de los individuos por esta poderosa industria social. Es decir, que la sociedad

abarca todos los ámbitos de la vida de los sujetos; los disciplina. “La individualidad es sustituida por la pseudo-individualidad: el sujeto se halla vinculado a una identidad sin reservas con la sociedad. La ubicuidad, la repetitividad y la estandarización de la industria cultural hacen de la moderna cultura de masas un medio inaudito de control psicológico”36. Las normas sociales

33 Wolf, Mauro: La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas; Editorial Paidos, Barcelona, 1987.34 Ídem35 Ídem36 Wolf, Mauro: La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas; Editorial Paidos, Barcelona, 1987.

24

establecen las “reglas del juego” sin dejar lugar a que los integrantes de esta sociedad tengan

opción de abstraerse del mismo, son manipulados. De esta manera, se va alterando la

individualidad de los consumidores, de los usuarios de los medios masivos. Los individuos

terminan cediendo frente a la influencia de la industria.

Articulando estas nociones teóricas con nuestro punto de vista monográfico, podemos

decir que algo similar es lo que ocurre con nuestra televisión. Tomemos el ejemplo de lo que se

llama “humor político”, el programa de Gran Cuñado dentro de la emisión de Showmatch. El

auge de este fenómeno que parodiaba a los diferentes políticos en campaña junto a figuras

políticas “conocidas” no tiene antecedentes, fue masivo. Pero detengamos nuestro análisis un

momento, cuando decimos masivo nos referimos a que una masa de personas sintonizaban el

programa, pero por otro lado nos referimos al efecto que tuvo en los demás programas

televisivos. Con esto, queremos decir que los demás programas se encargaron de re-transmitir

fragmentos del mismo, realizar análisis superficiales y sacar conjeturas. No había lugar para

evitar este suceso; si no querías verlo tenías que simplemente apagar el televisor, de otra

manera, estarías obligado a ver lo que sucedió el día anterior interpretado por diferentes

programas sin sentido.

Adorno plantea esta situación pero haciendo referencia a la música popular que ofrece

una débil (teniendo en cuenta la manipulación de la industria cultural) resistencia. “Algo similar ocurre con la resistencia del oyente de música ligera o popular, como resultado de la enorme cantidad de fuerza que actúa sobre él. Así, la despreocupación entre la fuerza de cada individuo y la estructura social concentrada que pesa sobre él destruye su resistencia y simultáneamente incorpora una mala conciencia a causa de su voluntad de resistir en cualquier caso. Cuando la música ligera aparece no ya como un medio sino más bien como un elemento intrínseco del mundo natural, la resistencia asume un aspecto distinto porque la unidad de la individualidad comienza a romperse (Adorno, 1941, 14)”37

Encontramos otro punto de contacto de interés dentro de la Teoría Crítica. Cuando

hablamos de los programas de baja calidad, cuando hablamos de que la televisión argentina no

informa no forma queremos decir que nuestra “tele” no es una “tele” comprometida como se

quisiera hacer pasar, sino más bien que se encarga de dispersar el pensamiento de los sujetos.

¿Por qué decimos esto? Partamos del hecho que la televisión está para divertir a las personas,

porque ellas lo quieren así; entonces, si los individuos quieren alegrarse, entretenerse, no van a

querer que mirar programas requiera de mucho esfuerzo ni, tampoco, que los programas que

miren hablen de la crisis mundial, de la pobreza, de la inseguridad, de la situación de nuestro

país. Los programas que hay en la televisión son programas rápidos, desde los noticieros hasta

los programas de chimentos. Lo que pasa delante de nuestros ojos es tan veloz que si nos 37 Wolf, Mauro: La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas; Editorial Paidos, Barcelona, 1987.

25

detenemos a pensar corremos el riesgo de perder parte fundamental para entender la totalidad

de lo que estamos viendo. Este el formato que tienen los productos culturales televisivos. No se

apela a la lógica o a la rapidez intelectual sino que se busca que los individuos estén sentados

absortos en la pantalla, bombardeados de imágenes que no dan lugar al pensamiento, a la

reflexión. Adorno y Horkheimer afirman que en este marco “el espectador no debe utilizar su cabeza: el producto prescribe todas las reacciones: no por su contexto objetivo –que se desmorona apenas se dirige la facultad pensante- sino a través de señales. Cualquier conexión lógica, que requiera olfato intelectual, es escrupulosamente evitada (Horkheimer-Adorno, 1947, 148)”38 .

La última perspectiva que queremos remarcar de esta corriente se refiere a la relación

existente entre lo que los medios de comunicación de masas producen y el contexto social que

los rodea. En un principio, nosotros habíamos afirmado que, en relación a la televisión,

dependiendo la audiencia la televisión iba a ser de una forma u otra, que la televisión se

asemejaba como los perros a sus dueños. En el caso de la nuestra a los argentinos televidentes.

Dependiendo el marco va a ser la televisión. Wolf va a decir, refiriéndose a las concepciones de

la Teoría Crítica que “el interés por un elemento específico como la televisión y su lenguaje tampoco debe prescindir del contexto económico, social y cultural”39. En nuestro país la televisión

que tenemos responde a nuestras necesidades como sociedad, por lo tanto, si tenemos esta

televisión depende de nosotros sujetos, sujetos dominados, sin duda, por la industria cultural.

38 Ídem39 Ídem

26

En busca de la neurona atenta.

Planteados los ejes en donde girará nuestra investigación y análisis, comenzar a revisar,

considerar lo que fueron los programas de Tato Bores es caer en la cuenta de lo distante que es

la televisión de hoy y la de aquel momento.

Además se cae en la cuenta de lo cíclica y crónica que es la historia argentina. Una frase

como: “Ahora ya no se acuerda más nadie de los saqueos a los supermercados o del desabastecimiento”, “Y ojo que eso es peligroso porque acá parece que todos nos olvidamos rápidamente, y las cosas que se olvidan rápidamente hacen que uno rápidamente vuelva a meter la pata. No sé si me explico”40 es por demás de vigente en el país de hoy, de ayer.

También, todavía cabe agregar, la condición que se consolida en los monólogos de

Borensztein, y que podríamos decir, condición propia del humor político, el hecho de que

40aparece en Fabregat, Eduardo “No va Sinatra”, Publicado el 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html [Forma parte de uno de los monólogos de Tato de la temporada 1989, en su programa “Tato al borde de un ataque de nervios”]

27

sutilmente, lo que comunica a la vez incita a pensar, o por lo menos duele. ¿Un aspecto menor

este?

Pensar en y desde la historia argentina ubica a toda la programación de Tato Bores en

“tiempos difíciles”. Todos ciclos cortos, pero que marcaban a todas las semanas en las que

transcurría, “El que se distraía un segundo perdía: quedaba al margen de los chistes de la semana que iban a ser el comentario obligado en las reuniones de amigos o en las charlas de oficina”41. Precisamente la herramienta principal eran las palabras, dichas por una sola persona,

un solo personaje, desde siempre un mismo lugar.

Esto nos lleva a determinar la calidad de lo que se veía. Es decir, si lo consideramos

desde el criterio de la utilería, decoración, desde “la producción que más dinero gastó para un

programa hasta ahora”, dichos programas eran simples, no llamativos, hasta desabridos. Pero lo

particular, es que justamente, la calidad en esas temporadas, residía en un lugar totalmente

distinto. La calidad del contenido, del significado, mucho más que del significante podríamos

decir, era impresionante.

“El humor brotaba en las contradicciones, en los remates descolocados, en la incertidumbre del monologuista, en las complicidades con el público”42

Pero ¿cuál es la relación que Tato establecía con la política?

Santiago Varela, uno de sus más conocidos libretistas, afirmaba: “La producción era directa de él; él los llamaba y eso generaba confianza y respeto. Pero nadie le pedía nada, él era un señor”.43

Aquellos monólogos que Tato Bores realizaba domingo a domingo eran sacados de los

diferentes eventos que se sucedían. “Tato Bores nunca se alejaba de los discursos reales de los protagonistas. Precisamente a la inversa, su disparador era la palabra que había quedado flotando, la interpretación de un conflicto, los temas que eran de máximo interés en cada época. Tato Bores hacía un humor político que partía del respeto íntimo del actor a la política y un testimonio de su fe democrática”44

Es lo que refleja de la política en sus programas lo que, permítasenos el término,

realmente sucedía. Pero se reenviaba al televidente en el medio con otro “giro de tuerca”, porque

claro está que no era un programa de noticias, un informativo, no era de análisis político, era de

humor, humor político. En ese marco existe un compromiso subyacente, es decir, si no se dicen

“objetivamente” los sucesos (como pasaría en el noticiero, por ejemplo), si no se analizan por 41 de Vedia, Bartolomé, “Tato Bores hizo reír con la política”, Diario La Nación, Buenos Aires, 12 de enero de 199642 Russo, Sandra, “Queremos tanto a Tato”; Publicado el 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009, http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html43 Staccia, Jairo, “El desafío: Redescubrir a Tato Bores”, en Segundo Enfoque, 2009. http://www.segundoenfoque.com.ar/redescubrir_tato_bores.htm44 Russo, Sandra, “Queremos tanto a Tato”; Publicado el 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009 http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html

28

especialistas, se da el debate (de la manera formal, como lo entendemos), el humor va a satirizar

dichas cuestiones; pero eso que subyace es el compromiso crítico, de decir las cosas de una

manera distinta, pero con más alcance hasta podría decirse. “Su mirada a cámara es un compendio de intención, una interpelación al argentino medio, una patada en los huevos además de una cosquilla para la risa”45. No era un simple decir las cosas con algún gag que despierte las

risas de los televidentes, es sumarle más contenidos a las emisiones, enviar un producto que

tenga una carga valorativa importante, sin dejar pasar bastantes cuestiones; es un giro de tuerca

sustancial, crítico y responsable.

La relación del humor político de Tato es entonces de inclusión, de apelación, pero no

sólo entre los políticos y él46; sino que “el sistema” podría plantearse así: lo que sale de la política

es adoptado por el humorista y éste no sólo lo plasma de una determinada manera y lo devuelve a donde lo sacó, al ámbito político, sino que otro de sus principales receptores es precisamente

el espectador argentino. Como plantea Eduardo Fabregat: “a Tato Bores le dolía de verdad el país, quería hacerlo reír pero también buscaba mejorar a la raza política, tirarle de las orejas, operar como una humilde voz de la conciencia para el político y el ciudadano común: pedir la neurona atenta”47

45 Fabregat, Eduardo “No va Sinatra”; Publicado el 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009 http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html46 Como sucedería en un lugar dónde lo único que puede hacer es ver y reírse -sólo eso- de lo que se ve, y pensar que con un llamado telefónico uno tiene opinión de lo que se está riendo, en la televisión argentina de hoy parece que no hay cosas tan importantes como reírse de políticos en un casa, cual escenario al donde el público sólo responde como público y los actores sólo como actores...47 Fabregat, Eduardo “No va Sinatra”, Publicado el 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009 http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html

29

Televisión polarizada; polarización política

Al hablar de humor pareciera ser una cuestión poco “seria”, de poca relevancia al

mediarlo con la reflexión. En tanto, contraria nuestra posición a esto, pareciera ser que el sentido

vulgar se encarga de presentar como inocuo al humor. Pero, ¿Qué es el humor?; o mejor dicho:

¿Qué es el humorismo? En efecto, partamos de una definición de “alto alcance”, como lo es

desde el diccionario48:

“Humorismo: m. Manera de enjuiciar, afrontar y comentar las situaciones con cierto distanciamiento ingenioso, burlón y, aunque sea en apariencia, ligero. Linda a veces con la comicidad, la mordacidad y la ironía, sin que se confunda con ellas; y puede manifestarse en la conversación, en la literatura y en todas las formas de comunicación y de expresión.”49

La cuestión sería entonces: ¿Qué se afronta, comenta y/o enjuicia? Más allá de las modalidades y/o formas de humorismo.

Y este no es un tema menor cuando se habla de “humor político”; donde la disputa no se

agota en “lo humorístico”; sino que se extiende al poder: donde comienzan a intervenir valores

diversos –económicamente rentables- y sus posicionamientos por parte de uno u otro actor.

48 No pretendemos hacer una investigación exhaustiva sobre la cuestión –ni pretendemos ni tenemos el carácter-, solo nos limitarnos a algunas reflexiones.49 Papaleo, Alcides J.: “Diccionario Enciclopédico Ilustrado”; Editorial SIMA; España, 1992.

30

Pero sin abstraerse mucho de la realidad: ¿qué nos dice la actual “Sociedad Civil” sobre

la política?; ¿Qué es la política, o “lo político”?

Mas allá de una exposición exhaustiva sobre la concepción actual de “lo político” –que

no es nuestra intención- desde una relativa generalidad se plantea a la política –no se distingue

entre “lo político” y “la política”- como de “unos pocos”, caracterizada por “la corrupción” –allí

donde se desemboca la gran cuestión del que “se vayan todos”- y que, obviamente, la política se

reduce a lo público y lo público al aparato burocrático. Es decir, a sus formas visibles.

¿Qué relación tiene la sociedad en general con la política?; Impotencia. Una palabra que

se repite en diversas formas. O algunas expresiones derivadas de esta idea nodal: “Desprecio”,

“Asco”. La impotencia es un factor que se mantiene al término medio de los jóvenes a nuestro

alcance.

Reduciendo la política a “lo público” y lo público a lo estatal; su cristalización en

instituciones –a sus formas visibles-. ¿Qué más podemos esperar del humorismo político? Sería

una obviedad, empero, sólo sus formas aparentes.

“…si ignoramos `lo político`, amputamos a la política y reducimos el fenómeno político a sus formas visibles.”.50

Esta cuestión ya la planteaba Norbert Lechner, politólogo, en un análisis en 1994. ¿Qué

será de la actualidad entonces? O Mejor dicho: ¿Qué efectos tiene cuando esta concepción

comienza a intervenir en la formación de la conciencia?

Los media de la actualidad se caracterizan por la síntesis y homogenización de la

información; esta última, seleccionada por diversos filtros que no están escindidos de valores. Es

decir, por más que la información tenga diversos condicionamientos, no debemos ser hipócritas

si pretendemos entender a las prácticas de los medios de comunicación –o mejor dicho,

transmisores de información- totalmente escindidas de valores y cuestiones relacionadas a

estos.

Lo central, es que estos medios tienen dueño que, obviamente, tienen intereses

económicos. Tanto la televisión como la radio y los medios impresos, son negocios. Por lo tanto,

lo que se muestra va a estar en función del mayor costo-beneficio de estos intereses del “dueño”.

En este juego, no están libres las alianzas políticas y esto está directamente relacionado con

aquello que se muestra. Como plantea Lazarsfeld el “que los medios sean, primordialmente, agentes trasmisores desde los partidos hasta los votantes no significa que sean neutrales o inertes en esta selección. Estos canales estratégicos de discusión en su mayoría pertenecen a hombres estrechamente vinculados a intereses antagónicos. […] La manera como se trasmite la información política por medio de agentes no neutrales plantea un problema de envergadura a la

50 Lechner, Norbert, “Los nuevos perfiles de la política. Un bosquejo”, en Revista “Nueva Sociedad: Drogas, sociedad y estado”. Nº 130, marzo – abril de 1994, Caracas, Venezuela.

31

democracia contemporánea”51. Es de esta manera, como se privilegia en los medios la lógica de

“suma cero”. Por consiguiente, la relativa relevancia de determinados focos temáticos surge a

costa de otros “políticamente menos importantes”.

Sin desviarnos, al sintetizar la información, los “media”, materializan una consecuencia,

realmente utilitaria en la práctica política, obvio que para una minoría: La polarización. Lo que no

es una consecuencia menor. Polarizar es: “blanco o negro”; “ganar o perder”; “todo o nada”.

Además de ser una forma de simplificar la información para los media, estos le

encuentran, también, un carácter utilitario. Es beneficioso para los grandes “polos pseudo-

políticos” aglutinadores de simpatizantes. Como si la disputa política se agotara en eso. Como si

en nuestro país, el oficialismo fuera de derecha y la oposición –Unión Pro- fuera de izquierda. No

olvidemos cómo la misma oposición –Unión Pro- desestima la cuestión de la tensión entre “lo

publico” y “lo privado”, evidencia los beneficios de las privatizaciones, etc.52

Y en esta polarización lo que se llama hoy en día “humor político” no es ajeno a esto. Ni

mucho menos en este género lo que se muestra, lo que se plantea como gracioso, como

humorístico pertenece a una selección que se abstrae de valores.

Más allá de si están “de un lado o del otro”, lo mas aterrador es el fenómeno –la

polarización- Es que la cuestión política se reduce a dos polos. Porque es evidenciar que los

medias no determinan los comportamientos pero si son la regla para la libertad: ¿dónde hay

libertad si no hay una regla que delimita qué es libertad y qué no?; los medias tienen esa

función, la función de reglamentar la libertad, de delimitar que temas son de relevancia y cuales

no; o mejor dicho, determinar de qué se habla y de que no.

“…como consecuencia de la acción de los periódicos, de la televisión y de los demás medios de información, el público es consciente o ignora, presta atención o descuida, enfatiza o pasa por alto, elementos específicos de los escenarios públicos. La gente tiende a incluir o a excluir de sus propios conocimientos lo que los media incluyen o excluyen de su propio contenido. El público además tiende a asignar a lo que incluye una importancia que refleja el énfasis atribuido por los mass media a los acontecimientos, a los problemas, a las personas. (SHAW, 1979, 96)”53

En este sentido es beneficioso para cualquiera de los dos “polos” de esta coyuntura.

En efecto, hay que evidenciar un aspecto de este fenómeno: desde la gran polarización

nacional en la política, es mejor plantear una “disputa política” yuxtapuesta con el humor,

reducido a ciertas formas visibles. Es decir, aunque parezca una obviedad, es mejor mantener la

51 Lazarsfeld P., Berelson B., Mc Phee W.: “Procesos políticos la misión de los mass media”; University of Chicago Press, Ch., Illinois, 1954.52 Véase: http://www.youtube.com/watch?v=DVhtt1WJ9TA; http://www.youtube.com/watch?v=wnBVVei2JRo; http://www.youtube.com/watch?v=O6wQm-Mp1a4&feature=related. 53 Wolf Mario: “La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas”; Editorial Paidos, Barcelona, 1987.

32

ironía, el enjuiciamiento y la propia risa agotada en cómo habla tal o cual político, cuáles son sus

clichés, que hablar de corrupción, de negocios económicos con fondos públicos, de narcotráfico

internacional, etc. Pero esto es algo que cada espectador pasa por alto, porque en verdad lo

toma como “vulgar”, “natural”. Es allí donde cada persona sentada frente al televisor mirando

Gran cuñado se ríe de su propia ignorancia; pero no en un sentido despectivo ,normalmente

utilizado, sino que se ríe de lo que ignora: la pobreza, la corrupción, todo el contenido despojado

de “lo político”.

“Divertirse significa estar de acuerdo […]; significa cada vez: no pensar en ello, olvidar el dolor también allí donde es mostrado. En su base está la impotencia. Es, efectivamente, fuga: no, como pretende, fuga de la desagradable realidad sino de la última idea de resistencia que la realidad puede haber dejado todavía (Adorno, 1947)”.54

Pero siguiendo con esta cuestión, qué podemos esperar de un país donde lo estético es

lo fundamental; donde la apariencia es la que prima; y donde “las apariencias engañan” y hacen

ignorar. Toda una totalidad –entendida desde el fenómeno que queremos abordar- vaciada de

contenido, desde la política hasta el humor, la vida misma es una apariencia, por el hecho de

que la realidad está determinada por los medios, donde los medios se encargan de esa

apariencia. Y donde, como base de todo esto, la lógica económica, la “razón instrumental” ya es

primacía en la regulación de otras esferas: la política, por ejemplo.55

El intervencionismo de la lógica del mercado, es más que evidente56. Y la

correspondencia por parte del segmento de “Gran cuñado” del programa “Showmatch” a

determinados intereses económicamente rentables también. No debemos olvidar que el

productor Marcelo Hugo Tinelli es parte de la propiedad del Canal de televisión: “Canal 9”. Por

consiguiente, tiende a la obediencia de los que monopolizan los media en nuestro país –a saber,

Grupo Clarín, Ávila, De Narváez-. Podría estar en contra, pero sabemos que en este caso no es

así, no es conveniente para su patrimonio que, por ejemplo, se efectivice la reforma de la Ley de

Radio Difusión.

54 Ídem *55 Este uno de los 3 malestares que plantea Charles Taylor en su trabajo: Taylor, Charles: La ética de la autenticidad, “Tres formas de malestar”, Editorial Paidos. ICE/UAB 1era edición, 1994. [“Por razón instrumental entiendo la clase de racionalidad de la que nos servimos cuando calculamos la aplicación más económica de los medios a un fin dado. La eficiencia máxima, la mejor relación coste-rendimiento, es su medida del éxito”]56 Una realidad donde el mercado es interventor; e interviene en el fundamento de la misma vida; ya que; a pesar de que desde un simbolismo “la vida no tiene precio”; tanto el derecho, como los seguros de vida se encargar de ponerle uno; alto, pero precio en fin.

33

Si comenzamos con solo mirar los participantes imitados en la parodia de Gran Cuñado,

podemos sacar algunas reflexiones concordantes con lo anteriormente delimitado.

Estas son los políticos parodiados:

Lilita Carrió, Hugo Moyano, Nacha Guevara, Luis Juez, Guillermo Moreno, Alicia Kirchner, Aníbal

Fernández, Luis D'Elía, Alfredo De Angeli, Felipe Solá, Daniel Scioli, Sergio Massa, Fernando de

la Rúa, Cristina Fernández, Carlos Reutemann, Julio Cobos, Mauricio Macri, Néstor Kirchner,

Francisco De Narváez.

La delimitación no es arbitraria, desde la primera referenciada –Lilita Carrio-, hasta el

último, se encuentran en orden de eliminación, y, el cual finaliza la lista –Francisco De Narváez-,

es el ganador del segmento.

Vemos como la polarización es innegable, donde “la oposición” es reducida al partido

“Unión PRO”, ya que, el único resabio de la diversidad opositora –Elisa Carrió-, es eliminada en

la primera ronda. Esta cuestión es incuestionable.

Una oposición contrapuesta al Gobierno de Turno; antagonismo a saber simbólico. Una

oposición por sí misma; es decir, una oposición vaciada de contenido, que obviamente no debe

ser interpretada, sino solo observada desde sus formas visibles. ¿Para qué se debe reflexionar?

Si las personas solo quieren desligarse de la vida rutinaria y material, para reírse desde un

simbolismo. Pero lo lamentable, es que ese simbolismo condiciona su propia existencia material.

Asimismo, no debemos pasar por alto la implementación de Pino Solanas en las últimas

instancias del segmento: Una imitación que representa a una persona casi inocua, que sólo se

caracteriza por filmar todo lo que se le imponía en el camino. En efecto, la función de su parodia

es más de “utilería” que de responder a una razón sustancial.

Estas reflexiones son en cuanto a la: “oposición polarizada”. A los que se comprenden

como “Partido Unión PRO”. Asimismo, delimitamos cuáles son sus intenciones más evidentes.

Pero, ¿Qué sucede desde el oficialismo? ¿Qué es lo que pretenden? ¿Son parte de esta

“polarización simbólica”?

El oficialismo percibió, en estas últimas elecciones legislativas, como la “verdadera” oposición

sólo al “Macrismo”, ya que, pretende a la política como una inversión. Es decir, con la

34

“mutilación” de la política devastándola a sus formas visibles donde la verdadera oposición es la

mejor investidura; “mejor”, en un sentido de financiamiento, económicamente rentable. Ya que en

sí, ideológicamente, son igualitarios desde sus premisas: neo-liberales57. Y, como carácter

fundamental –equivalente en los dos “polos”- las prácticas demagógicas desde un “simbolismo”:

el oficialismo con su pseudo-progresismo de “centro-izquierda”58 en cuanto a sus políticas de

derechos humanos59 y de “integración latinoamericana”, y por su lado, el “macrismo” con su

implementación de Gabriela Michetti –la parte “humana” de Mauricio Macri-, una mujer

discapacitada en silla de ruedas, que no es casualidad, sino pura causalidad, no podemos ni

pretendemos postularnos desde una perspectiva hipócrita y arbitraria.

Pero, vuelvo a remarcar, pareciera ser que el “kirchnerismo” fuera de “derecha” y el “Macrismo”

fuera de “izquierda”. Cada uno de ellos siguen motivando a esta percepción, de por cierto,

totalmente errónea.

Asimismo, insisto: tanto como los “dominantes”, también los “dominados” siguen avalando esta

concepción. Siguen rindiendo culto a esta modalidad; siguen materializando obediencia. Es

decir, siguen pretendiendo la permanencia de un humor político y una política regulada por las

premisas del mercado.

Porque esta cuestión ya se comprende como naturalizada; como vulgarmente, “entendible”.

En un país donde el conductor Marcelo Tinelli puede presentar “orgullosamente” a la parodia de

un spot, a saber, “propagandístico” como: “Spot publicitario”. Es decir, se llama Spot publicitario

a lo que se debería llamar Spot propagandístico –la política se encarga de propagar ideas, no de

publicitarlas-: Porque, pareciera una obviedad, pero los jóvenes no diferencian la función que

tiene una publicidad empresarial, de una “publicidad” política. Para ellos tiene la misma función,

porque la política es, remarcamos, interpretada como una inversión como cualquier otra de una

empresa, nacional, trasnacional, lo que fuere.

57 Véase, pagina 2, párrafo ultimo.58 Véase: http://www.youtube.com/watch?v=6oCHJ93DddQ. 59 Cuestión altamente contradictoria: Ya que -así como lo es la supuesta “estatización del fútbol”- se acerca mas a la función del Coliseo en épocas de Roma, que a una practica escindida de valores por parte del gobierno de turno. Es una política netamente demagógica analógica a la estrategia de la última dictadura –manipuladora del mundial `78, para apaciguar las contradicciones de la vida material: tortura, muertes, desapariciones, etc.-. Afirmación ultima, obviamente contradictoria con el simbolismo de parte del gob. de turno; es decir, su “política progresista” aparente desde su fomento de los derechos humanos. Son particularmente distintos, pero lógicamente iguales.

35

Es un ejemplo de cómo los “dominados” –“tele-videntes”- rinden culto al orden, otorgando

obediencia a los mandatos específicos de una minoría. Una muestra de que los efectos del

intervencionismo del mercado, con sus concepciones y premisas, comienzan a “intervenir” en la

formación de la conciencia: “No hay peor enemigo que uno mismo”; No hay peor enemigo que la

conciencia misma.

36

Mirar vs. Interpretar

A lo largo de décadas de implementaciones neo-liberales, legitimadas de forma

coercitiva o de consenso –donde en la actualidad se comprenden sus efectos, ya implícitos en la

formación de la conciencia; “valor del orden”60, se ha comenzado a producir una primacía: la

primacía del “mirar” sobre el “interpretar”. Podríamos presentarlo como una dicotomía: Mirar vs.

Interpretar61. Esta consecuencia es sólo una de tantas innumerables. En efecto, la más

adecuada; o la que tiene mayor “punto de contacto” con el fenómeno que estamos abordando.

Sin desviarnos, actualmente se relega la interpretación a una cuestión de especialistas,

a un saber “tecnocrático” que poseen unos pocos. Donde sólo los expertos, o “cultos”, deben y

pueden comprender o explicar cuestiones de la realidad explicitadas en los “media”. En este

sentido, se plantea la superioridad del “mirar” en lo que podríamos denominar “sentido común”. A

saber, este último, mutilado por el “intervencionismo” del mercado. Intervención que tiene como

función vaciar de contenido toda cuestión sustancial relegándolas a sus formas visibles, empero,

como las imitaciones grotescas del “pseudo-humor” político actual. Se encuentra una buena

metáfora, en la práctica de los Jíbaros: Tribu que habita en la cuenca amazónica al norte del río

Marañón, en el Perú. Estos acostumbran, al conseguir la cabeza de sus “enemigos” luego de la

batalla, mutilar la piel de estas mismas –despojándolas de toda anatomía interna; de todo

“contenido”- para reconstruirlas solo con su piel. El resultado: una cabeza que llega a medir entre

10 a 15 cm, escindida de su “contenido” interno; a saber cráneo, cerebro, ojos y partes blandas,

además de los demás huesos.

.

Asimismo, este “sentido vulgar” se encarga se coercionar a los que proclaman cambios

en su propio orden. Orden que ya es parte implícita de la formación de la conciencia. Es decir,

para el término medio de las conciencias juveniles el ocio y/o el placer recreativo debe y puede

estar escindido de cuestiones técnicas, o “develadoras de sentidos” -interpretación-. Cuestión

paradojal, ya que, pretenden al ocio como la instancia “mas pura”, abstraída de cuestiones

significativas de la “vida rutinaria” pero no se preocupan de escindir la lógica económica de su

esfera recreativa –se ejemplificaría en nuestro país, con el auge del Poker: allí donde los

individuos disfrutan del “todo o nada” -polarización-, y evidencian la lógica intervencionista de “Lo

económico” en la formación de la conciencia, allí donde el OCIO mas puro es utilitario; donde el

ocio descansa en lo económicamente rentable.

60 Lechner, Norbert: “Poder y Orden. La estrategia de la minoría consistente", en Revista Mejicana de Sociología Nº4, UNAM, México, 197861 explicar o comprender el sentido de una cosa, o una acción de poca claridad.

37

En efecto, los jóvenes demuestran la obediencia al mandato del orden establecido:

relegando cuestiones de interpretación o comprensión de sus instancias recreativas –obviamente

beneficiosas para una minoría consistente-, pero no se preocupan por relegar de estas

instancias al intervencionismo del mercado. Allí es donde sólo disfrutan, no del discurso, sino de

la imagen, porque “la imagen es lo que vende”, y qué mejor forma que vender un “pseudo-

humor” político en la actualidad, sino relegándolas a sus formas visibles.

Asimismo, su negación, es decir, un humor con contenido, atentaría contra las premisas

del orden y no solo los “dominantes” se encargarían de repudiarla. Sino, que los propios

“obedientes” se encargarían de “discriminarla”, de coercionarla. Como si en la actualidad

sobreviviera a más de una emisión un programa de un humorista como el difunto Tato Bores, o

algún programa de su semejanza.

En este sentido, cada “tele-vidente”62, preenjuicia todo cambio que esté en contra de esa

primacía del mirar; como sí soñáramos que un día desaparezca “Showmatch” o la televisación

de alguna programación escindida de la producción de Marcelo Hugo Tinelli. No olvidando, que

él proclama con gran orgullo y firmeza: “que tenemos unas de las mejores televisiones del

mundo”63. En efecto, pareciera ser una reflexión solo fundada desde “lo estético”; desde “la bella

imagen”.

En consecuencia, se lleva al extremo la primacía del estímulo de los sentidos: autos mas

extravagantes; “sex-simbols” con cualidades mas extremas; colores contrarios a los clásicos y/o

neutros, imitaciones rozando la caricatura, etc. Y donde la atención siempre tiende a descansar

en el escepticismo: Donde la atención a determinadas cuestiones se naturaliza; se vulgariza –

como el adicto a las drogas, que cada vez necesita dosis más altas para intentar llegar al mismo

efecto-. Es allí también donde, por otra parte, se pierde la sensibilidad a asuntos significativos

como asesinatos; guerras; muertes; violaciones, etc.

En este sentido, esto tiende a llevar “todo” a su “máximo exponente”: Al “limite extremo”,

de por cierto, necesario: diciendo desde la imitación de D`elia, “Te odio, te odio”, todas las veces

que pueda; o "¡¿Qué te pasa Clarín, estás nervioso?!", cuantas distintas formas sean necesarias.

Necesarias para comprenderse como garante de su propia permanencia. Podrán pasar

“simbolismos” adorables, unos menos que otros: imitaciones, vedette`s, clichés, lo que fuere,

pero “EL CONSUMO DEL MIRAR NUNCA DEBE PASAR DE MODA”. La persistencia es

evidente, y es parte de su garantía de permanencia64. La persistencia del consumo “a través de

los ojos”; del mirar sin interpretar. Del ver para creer y no creer para ver. Donde una imagen vale

más que mil palabras.65

62 Vidente: que ve; que descansa solo en el placer de mirar.63 Véase: http://www.youtube.com/watch?v=q1BXdbFC0vs64 La garantía también descansa en la obediencia de los “tele-videntes”.65 Es inminente una aclaración para no crear confusiones: pretendemos entender al “mirar” y “ver” como la captación de la atención a través de los sentidos; es decir; el mero estímulo, indistinto de su

38

Asimismo, al no tener una interpretación satisfactoria y agotada de la realidad, los

actores confían los limites de su propia realidad a los “media”; ejemplificada desde una cuestión

un poco mas compleja como lo que es comprender a estos como “reguladores de libertad”; es

decir, que remarcan los limites de los temas –incluso cuando deber y pueden agotarse- en un

noticiero, por ejemplo; o también, en el segmento de “Gran cuñado 2009” 66. Hasta una cuestión

más evidente y cuestionable como confiar de cómo corresponde vestirse a través de un canal de

moda (Fashion TV) o al meteorólogo del noticiero, o de que se debe hablar o bromear, ya sea

“parodiando la parodia”: repitiendo como “loros”: "¡¿Qué te pasa Clarín, estás nervioso?!", o

buscando sus aplicaciones posibles.

Es un círculo vicioso del cual todos somos parte. Aquí nadie es libre de pecado como

para ser digno de arrojar la primera piedra. En efecto, cada uno paga con su obediencia,

hablando de la cuestión o siendo cómplice con solo hacer “oídos sordos”; confundiendo entre

estar al tanto de un tema y hacer algo al respecto67.

Pero es necesario dilucidar una cuestión: el hombre no está preso de elegir tal canal del

cual deba informarse68; pero si está preso desde un sentido genérico; es decir, el sujeto es libre

de elegir al “mejor media” –cuestión subjetiva de por sí-, pero no es libre de la gran “empresa

mediática”. Asimismo, el problema comienza a complicarse cuando recordamos que la empresa

capitalista descansa en el cálculo para tender al monopolio; cuando los media de nuestro país

“se manejan desde unas pocas manos”. Y la libertad de prensa se agota a la “libertad de

Empresa”.

Sumado también a que todos los demás programas de “relevancia” para el sentido

común69, descansan en la ingesta de, principalmente, programas como “Showmatch” -y de todo

lo que confiere con la polarización-, y se encargan de “vomitarlos” en sus respectivas

presentaciones televisivas.

La “no-interpretación” es la norma. Ya que, su negación, pretendería reflexionar

sentidos: cuestión ajena a la mirada vulgar actual. Así como también, develaría las intenciones

de “reguladores de libertad” por parte de los “media”.

Asimismo, de contexto, un país donde los intentos de reflexión -de interpretación de la

realidad-, son meras formas que toma la omnipresencia del orden: Es decir, se toman como

“satisfactorias y agotadas” frases como: “Las cosas son como son” –Título del último Disco de

particularidad- asunto cuestionable- pero que es contrapuesto a la interpretación; a saber, explicación o comprensión, las cuales descansan en la reflexión –independiente de si una prima la inducción u otra la deducción, respectivamente-, o “debelación” de sentidos en cuanto a lo que percibimos.66 El público tiene el “derecho” de decidir quien se retira, pero, no está incluido en la resolución de cuales son los participantes “nominados”.67 Véase el concepto de “Disfunción Narcotizante” en: Wolf Mario: “La sociología de la comunicación de masas. Críticas y perspectivas”; Editorial Paidos, Barcelona, 198768 Para materializarlo de una forma extrema: nadie obliga, con una pistola en la cabeza a cada sujeto, a ver el programa de Marcelo Hugo Tinelli, denominado “Showmatch”. 69 programas de “chimentos”, o programas de archivos como Zapping, o TVR

39

Ricardo Montaner-, o “Somos lo que somos” –Frase utilizada en varios programas televisivos en

instancias, al parecer, reflexivas-.

Son formas que toma la omnipresencia del orden –mercado omnipresente-; son

garantías de su permanencia. Y nuestra existencia se agota en esta permanencia ya que

estamos en una realidad donde una publicidad puede exponer frases como: “Lo compro o no lo

compro”: Una analogía directa a la Frase “shakespeariana”, tan popular en sociedades como las

nuestras: “Ser o no ser”. Es decir, al materializar esta analogía, se reduce la esfera de consumo

a una cuestión existencial: Comprar = Ser. Pero lo peor, es que causa algún tipo de gracia en la

audiencia. Otra evidencia de que el público se ríe de su propia ignorancia70; de lo que ignora.

La omnipresencia del mercado, como el Dios omnipresente. El “ente” que está presente

en todas partes; no hay tal o cual escisión. En donde el mercado es “adorable”; es decir, digno

de ser adorado. Donde la práctica social de sociedades como las nuestras recae en el culto.

Culto para Adorar. Es decir, culto al mercado, al consumo, materializado en las pretensiones del

éxito personal, derivado de la competencia; toda cuestión yuxtapuesta a la regla de “coste-

beneficio”71, etc. Descansa tanto en el culto como la veneración hacia un Dios y/o ídolo o héroe,

de cualquier otra tribu, comunidad, o lo que fuere. Donde la televisión se comprende como el

ágora72; relativo a un “adoratorio”73. Es decir, donde la televisión se entiende como participación

política: donde se confunde, remarcamos, estar “al tanto” de una cuestión, de hacer algo al

respecto74. Y por encima de todo esto, los programas “faranduleros” proclamaban al programa

“Gran Cuñado 2009”, como el único punto de contacto que tenían unas tantas personas con el

fenómeno de la política, o “lo político”. Como si esto fuera un beneficio.

Es una cuestión donde el humorismo político tiende al “estetismo adorable”: donde todo

“se supedita a la estética” e inmediatamente es “digno de ser adorado”.

70 Remarcamos la forma no-despectiva de cómo utilizamos este termino71 Esta cuestión podría ejemplificarse de esta forma: En una sociedad donde el “Feed-back televisivo” solo debe aparecer cuando tiene un carácter de utilidad económicamente rentable.72 Esta cuestión es desarrollada por de Atilio Borón en su texto: Borón, Atilio: La sociedad civil después del diluvio neoliberal en la “Trama del neoliberalismo”; UBA; 1997. 73 m. Templo en que los indios americanos daban culto a algún ídolo.74 Véase: Página 3, anteúltimo Párrafo.

40

Conclusión

“¿Qué hace la televisión con la política? Por una parte produce una escisión entre la representación institucional y la representación simbólica de la política. La televisión escenifica la política acorde a sus reglas, modificando el carácter del espacio público . Por otra parte, produce una nueva mirada sobre la política. El proceso comunicativo donde se fija la agenda política, constituyen actores, generan expectativas y, por sobre todo, donde se erigen la legitimidad y reputación pública, descansa más y más sobre el impacto instantáneo de ciertas imágenes. Usando el lenguaje audiovisual, el “look” del político puede crear mayor credibilidad que un buen argumento. Más la imagen es siempre ambigua, abierta a múltiples lecturas. La política llevada a la pantalla depende del contexto: el significado resulta fragmentado y

41

recompuesto a través de la secuencia de imágenes como del contexto cotidiano del espectador. Las denuncias habituales de manipulación no dan cuenta del fenómeno. El medio televisivo está modificando tanto la actividad política como la percepción ciudadana”75

Esto lleva a la idea ya citada anteriormente de Atilio Borón de pensar a la televisión

como Ágora. Que esta idea se consolide en la sociedad en general lleva aparejado

consecuencias en la interpretación de esa representación del espacio público. Pensar que los

límites de éste espacio son los límites de la pantalla de los televisores significa acotar la

participación política (que consideramos que es excepcional de ese espacio público) a la

participación televisiva; es imponer una concepción engañosa que pretende establecer que la

participación política sólo desde la esfera privada puede ser efectiva. Que puede y debe ser en

relación a las exigencias propias de la empresa mediática, es decir, al capitalismo reinante.

Pensar a la televisión como Ágora es suponer que la primera puede y debe regular los

límites de la segunda. En este sentido lo que podría ser el último y único espacio de contrapeso

del avance del capitalismo, de la lógica del mercado, (a través de la alternativa política

sustantiva) termina siendo garante de lo que debería restringir. El hombre otorgando a los media

las fronteras de su propia realidad (que incluye a su propia noción de participación pública)

queda “preso” dentro de los extremos de su propia condición.76 Es como un preso sin rejas; ya

que obedece sin reservas y sin resistencias la imposición que recibe.

Por consiguiente, no podemos pensar que la solución de estas cuestiones descansa en

las mismas “condiciones del juego”, es decir que ‘hay que tener una fe tremenda en las condiciones de resistencia del pueblo […] que el cinismo profesional de los productores de televisión […] pueda encontrar su límite o antídoto en el activo cinismo de los espectadores (ilustrado por el zapping).´ 77

Estas pretensiones derivan en una “disfunción narcotizante”78 que engaña al ciudadano

haciendo creer que estar al tanto sobre un tema es lo mismo que hacer algo al respecto.

Disfunción que descansa en lo natural: que se hace crónica y que intenta imponer una visión de

que las cosas son como son y que no hay una posibilidad de cambio sino de subsistencia. Pierre

Bourdieu en uno de sus artículos reflexiona afirmando que la televisión termina por “producir la imagen de un mundo lleno de violencia y delitos, de guerras étnicas y odios raciales, y a proponer a la contemplación cotidiana un entorno amenazador, incomprensible e inquietante, del que conviene ante todo retraerse y protegerse, una sucesión absurda de desastres absolutamente incomprensibles y en lo que no se puede intervenir”79.75 Lechner, Norbert: Los nuevos perfiles de la política. Un bosquejo; Editorial Revista Nueva Sociedad, Nº 1323, Marzo-Abril, 1994.76 No es lo mismo decir que “la felicidad depende de mi subsistencia”, que decir que la felicidad depende de las posibilidad de cambio y de los logros que pueda llegar a alcanzar.77 Bordieu, Pierre : La televisión, el periodismo y la política en “Contrafuego”, Editorial Anagrama, 1999.78 Concepción teórica de la Teoría Funcionalista de la comunicación de masas.79 Bourdieu Pierre: La televisión, el periodismo y la política en “Contrafuego”; Editorial Anagrama, 1999.

42

Estas ideas se manifiestan en la práctica en varios sentidos. Uno de ellos, es el que se

refiere a las coordenadas temáticas planeadas en la monografía, que plantea la existencia de

bastantes “programas satélites” que repiten, discuten superfluamente lo que sucedió en el “Gran

Cuñado”; Por otro lado, el hecho de pensar que dicho programa “acerca la política a la gente” y

no suponer la necesidad de elaborar reflexiones más profundas sobre aquello que se ve,

sumado a que se piensa que hablar de lo que se muestra en el programa (nada más que

imitaciones que “pasan el rato” en una casa ficticia) es hablar de la esfera política propiamente

dicha. Es como un “doble reduccionismo” de la participación política a la mera mirada televisiva y

ésta a su vez agotada en Gran Cuñado.

En consecuencia, deviene la aplicación de un “pseudo ágora” derivado del

individualismo y no desde un colectivo, creer que la participación política es posible como un

agregado de individuos y no como la comunión de un colectivo.

Pero hay una cuestión previa e intrínseca a la problemática que abordamos, es decir, a

la relación entre televisión y humor político, nos referimos a la existencia del vínculo anterior que

se establece entre los espectadores y la televisión. Toda televisión está para satisfacer las

necesidades de un público que demanda, dicho en otras palabras, todo lo que es mostrado a

través de la pantalla viene a causa de espectadores que gustan ver de ciertas cosas. De esto

surge la temática sobre qué es lo que los argentinos demandamos a nuestra televisión.

La principal función que tiene la televisión como medio de comunicación de masas es,

hoy en día, el puro entretenimiento. Y dentro de este marco, encontramos al humor político

televisivo, un humor que encaja y responde a las exigencias de la audiencia argentina. Un humor

político superficial y que no llama a la autorreflexión. Y es aquí donde deberíamos preguntarnos:

¿es esta política de la gracia la que queremos seguir consumiendo?

Qué preferimos: ¿a un Tinelli conversando, o viendo cómo diferentes políticos imitados

conviven en un programa que consiste en un reality ficticio de no hacer nada? ¿O a un Tato

Bores interactuando con las efectivas figuras de la política argentina, o si se quiere (no vamos a

desmerecer tanto el hecho de no hablar con los políticos reales, probablemente en tiempos de

Tinelli no vayan políticos porque “tienen mejores cosas que hacer”) hablar ficticiamente con el

actual presidente?

¿Es que cuando Tato habla con los primeros mandatarios de la Casa Rosada no está

estableciendo una conversación, aunque ficticia, totalmente real, o deseable al menos? Un

ejemplo: “Tato se entusiasma al escuchar que Videla planea dejar el poder, pero cuando dice “ah, no vamos a elegir nosotros, a su sucesor lo van a elegir ustedes... ¡está bien, si a nosotros nos duran tan poquito!”80

80 Fabregat, Eduardo: “No va Sinatra”, Publicado en 16-05-2009. Consultado el 20-08-2009http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/2009/05/humor-politico-dos-reflexiones.html

43

Son punzantes estas preguntas porque merecen que el que responda se haga cargo de

su lugar de espectador. Lo que consumimos es lo que supuestamente deseamos, hay una

relación (quién sabe si causal, o de qué otro carácter) entre la oferta de los medios y la demanda

de los espectadores de aquellos medios.

Al fin y al cabo, no pretendemos encontrar una solución mágica a esta cuestión, ni

creemos que exista una solución definitiva e inmediata. Desde nuestra perspectiva, la

problemática se resuelve en el cambio, un cambio que no es la negación de lo vigente sino que

abre caminos que lleven a la apertura de la visión ciudadana. En este sentido, es necesaria, para

nosotros, la existencia de alternativas que diversifiquen las perspectivas. Por ejemplo, y en

relación con nuestra monografía, la aparición de programas que tengan una mirada crítica y

sustantiva con la programación actual dominante. Asimismo, que no sea una crítica inmanente

sino que esté articulada tanto desde el pasado como con el futuro. Dicho de otro modo, que no

se reduzca a un presente continuo.

Finalmente, todos estos aspectos deberían motivar a los diferentes actores de la

sociedad a que realicen un análisis que no se quede en lo superficial, en el que se puedan hacer

lecturas valorativas y comprometidas, más que nada, por que estamos hablando de la política.

En otras palabras devolverle a la política el contenido que le pertenece, que le es propio.

44