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1 ISAIAS VERSIÓN: DIOS HABLA HOY ISAÍAS 1 JUDÁ, NACIÓN PECADORA 1 Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá. 2 Cielo y tierra, escuchen lo que el Señor dice: «Crié hijos hasta que fueron grandes, pero ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey reconoce a su dueño y el asno el establo de su amo; pero Israel, mi propio pueblo, no reconoce ni tiene entendimiento.» 4 ¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de maldad, descendencia de malhechores, hijos pervertidos! Se han alejado del Señor, se han apartado del Dios Santo de Israel, lo han abandonado. 5 Ustedes se empeñan en ser rebeldes, y en su cuerpo ya no hay donde castigarlos. Tienen herida toda la cabeza, han perdido las fuerzas por completo. 6 De la punta del pie a la cabeza no hay nada sano en ustedes; todo es heridas, golpes, llagas abiertas; nadie se las ha curado ni vendado, ni les ha calmado los dolores con aceite. 7 Su país ha quedado hecho un desierto, y arden en llamas las ciudades. En la propia cara de ustedes los enemigos se comen lo que ustedes sembraron. Todo ha quedado hecho un desierto, como Sodoma cuando fue destruida. 8 Sión nada más ha quedado en pie, sola cual choza en medio de un viñedo, sola cual cobertizo en medio de un melonar, sola cual ciudad rodeada por el enemigo. 9 Si el Señor todopoderoso no hubiera dejado a unos cuantos de nosotros, ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra. EL VERDADERO CULTO A DIOS 10 Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor; pueblo de Gomorra, oye atentamente lo que nuestro Dios te va a enseñar. 11 El Señor dice: « ¿Para qué me traen tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros y de la grasa de los terneros; me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos. 12 Ustedes vienen a presentarse ante mí, pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios? 13 No me traigan más ofrendas sin valor; no soporto el humo de ellas. Ustedes llaman al pueblo a celebrar la luna nueva y el sábado, pero yo no soporto las fiestas de gente que practica el mal. 14 Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones; ¡se me han vuelto tan molestas que ya no las aguanto! 15 Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos manchadas de sangre. 16 ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus maldades! ¡Dejen de hacer el mal! 17 ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!» 18 El Señor dice: «Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. 19 Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; 20 pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.» El Señor mismo lo ha dicho.

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Isaías version DHH, del capitulo 1 al 32, Profeta del AT

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ISAIAS

VERSIÓN: DIOS HABLA HOY

ISAÍAS 1

JUDÁ, NACIÓN PECADORA

1 Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá.

2 Cielo y tierra, escuchen lo que el Señor dice:

«Crié hijos hasta que fueron grandes, pero ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey reconoce a su dueño y el asno el establo de su amo; pero Israel, mi propio pueblo, no reconoce ni tiene entendimiento.»

4 ¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de maldad, descendencia de malhechores, hijos pervertidos! Se han alejado del Señor, se han apartado del Dios Santo de Israel, lo han abandonado. 5 Ustedes se empeñan en ser rebeldes, y en su cuerpo ya no hay donde castigarlos. Tienen herida toda la

cabeza, han perdido las fuerzas por completo. 6 De la punta del pie a la cabeza no hay nada sano en ustedes; todo es heridas, golpes, llagas abiertas; nadie se las ha curado ni vendado, ni les ha calmado los dolores con aceite.

7 Su país ha quedado hecho un desierto, y arden en llamas las ciudades. En la propia cara de ustedes los enemigos se comen lo que ustedes sembraron. Todo ha quedado hecho un desierto, como

Sodoma cuando fue destruida. 8 Sión nada más ha quedado en pie, sola cual choza en medio de un

viñedo, sola cual cobertizo en medio de un melonar, sola cual ciudad rodeada por el enemigo. 9 Si el Señor todopoderoso no hubiera dejado a unos cuantos de nosotros, ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra.

EL VERDADERO CULTO A DIOS

10 Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor; pueblo de Gomorra, oye atentamente lo que nuestro Dios te va a enseñar.

11 El Señor dice: « ¿Para qué me traen tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros y de la grasa de

los terneros; me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos. 12 Ustedes vienen a presentarse

ante mí, pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios? 13 No me traigan más ofrendas sin valor; no soporto el humo de ellas. Ustedes llaman al pueblo a celebrar la luna nueva y el sábado, pero yo no

soporto las fiestas de gente que practica el mal. 14 Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones;

¡se me han vuelto tan molestas que ya no las aguanto! 15 Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos

manchadas de sangre. 16 ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus maldades! ¡Dejen de hacer el mal! 17 ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!»

18 El Señor dice: «Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. 19 Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; 20 pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.» El Señor mismo lo ha dicho.

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EL SEÑOR PURIFICARÁ A JERUSALÉN

21 ¡Cómo has llegado, ciudad fiel, a ser igual que una prostituta! Antes toda tu gente actuaba con

justicia y vivía rectamente, pero ahora no hay más que asesinos. 22 Eras plata y te has convertido en

basura, eras buen vino y te has vuelto agua. 23 Tus gobernantes son rebeldes y amigos de bandidos. Todos se dejan comprar con dinero y buscan que les hagan regalos. No hacen justicia al huérfano ni les importan los derechos de la viuda.

24 Por eso, el Señor todopoderoso, el Poderoso de Israel, afirma: « ¡Basta! Yo ajustaré las cuentas

a mis enemigos. Me vengaré de ellos. 25 Voy a levantar de nuevo mi mano contra ti y a quemar por

completo tu basura; voy a limpiarte de toda tu impureza. 26 Haré que vuelvas a tener jueces como antes y consejeros como los del principio. Después que yo lo haya hecho, volverán a llamarte “Ciudad de

justicia”, “Ciudad fiel”. 27 Con mi justicia y acción salvadora libertaré a los habitantes de Sión que se

vuelvan a mí; 28 pero haré pedazos a los rebeldes y pecadores, y los que me abandonen morirán. 29 Se avergonzarán ustedes de esas encinas y jardines que tanto les gustan, donde dan culto a los ídolos. 30 Ustedes serán como encina de hojas marchitas, y semejantes a un jardín sin agua. 31 El hombre fuerte se convertirá en paja, y sus obras en chispa: los dos arderán al mismo tiempo y no habrá quien los apague.»

ISAÍAS 2

EL SEÑOR HARÁ QUE REINE LA PAZ ENTRE LAS NACIONES

1 Éstas son las profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén:

2 En los últimos tiempos quedará afirmado el monte donde se halla el templo del Señor. Será el

monte más alto, más alto que cualquier otro monte. Todas las naciones vendrán a él; 3 pueblos numerosos llegarán, diciendo: «Vengan, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y podamos andar por sus senderos.» Porque de Sión saldrá la enseñanza

del Señor, de Jerusalén vendrá su palabra. 4 El Señor juzgará entre las naciones y decidirá los pleitos de pueblos numerosos. Ellos convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ningún pueblo

volverá a tomar las armas contra otro ni a recibir instrucción para la guerra. 5 ¡Vamos, pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor!

CASTIGO DE LOS SOBERBIOS

6 Señor, has abandonado a tu gente, al pueblo de Jacob; el país está lleno de adivinos venidos del

oriente, de magos como entre los filisteos, y se hacen tratos con extranjeros. 7 El país está lleno de oro y

plata, de tesoros inmensos; el país está lleno de caballos y de infinidad de carros. 8 ¡Pero también está

lleno de ídolos! La gente adora los dioses que ha hecho con sus manos, con sus propios dedos. 9 Se han humillado, se han rebajado. ¡No los perdones!

10 La gente se meterá entre las rocas, debajo del suelo; se esconderá de la presencia terrible del

Señor, del resplandor de su majestad. 11 Los orgullosos tendrán que bajar la vista; los altaneros se verán

humillados. Sólo el Señor mostrará su grandeza en aquel día, 12 el día en que el Señor todopoderoso

actúe contra todo hombre orgulloso y soberbio, contra todo hombre altanero, para humillarlo; 13 contra

todos los que se creen cedros del Líbano, altos y elevados, o robles de Basán; 14 contra todos los que se

creen montes altos o cerros elevados, 15 contra todos los que se creen torres altas o fuertes murallas, 16 contra todos los que se creen naves de Tarsis o barcos preciosos. 17 Los orgullosos y altaneros serán

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humillados por completo. Solamente el Señor mostrará su grandeza en aquel día, 18 y acabará con todos los ídolos.

19 Cuando el Señor se levante y llene de terror la tierra, la gente se meterá en las cuevas de las rocas, en los hoyos del suelo; se esconderá de la presencia terrible del Señor, del resplandor de su

majestad. 20 En aquel día el hombre echará sus ídolos a las ratas y a los murciélagos, esos ídolos de oro y

de plata que él mismo se hizo para adorarlos, 21 y se meterá en los huecos de las rocas, en las cuevas de las peñas, para esconderse de la presencia terrible del Señor, del resplandor de su majestad, cuando él

se levante y llene de terror la tierra. 22 Dejen de confiar en el hombre, que bien poco es lo que vale. La vida del hombre no es más que un suspiro.

ISAÍAS 3

CASTIGO DE JUDÁ Y JERUSALÉN

1 ¡Fíjense bien! El Señor todopoderoso les quitará a Jerusalén y a Judá toda clase de proveedores

y toda provisión de pan y de agua. 2 Hará desaparecer al valiente, al guerrero, al juez, al profeta, al

adivino, al anciano, 3 al capitán, al aristócrata, al consejero, al mago y al brujo, 4 y les pondrá por jefes a

unos muchachos; unos chiquillos los gobernarán. 5 La situación será tal en el pueblo, que unos a otros, aun entre amigos, se atacarán. Los jóvenes la emprenderán contra los viejos, los despreciados contra la

gente importante. 6 Tanto que un hermano tomará a otro en la casa de su padre y le dirá: «Tú al menos

tienes ropa que ponerte; sé, pues, nuestro jefe; gobierna este montón de ruinas.» 7 Y el otro le responderá: «Yo no puedo remediar esos males, en mi casa no tengo comida ni ropa que ponerme. No

me hagan jefe del pueblo.» 8 Ciertamente Jerusalén se derrumba, Judá se queda en ruinas, porque allí se dicen y hacen cosas contra el Señor, cosas que ofenden su majestad.

9 Su mismo descaro los acusa; no ocultan sus pecados; igual que Sodoma, los hacen saber a todo

el mundo. ¡Ay de ellos, pues preparan su propio castigo! 10 Dichoso el justo, porque le irá bien

y gozará del fruto de sus acciones. 11 ¡Ay del malvado, pues le irá mal! Dios le pagará según sus propias acciones.

12 Un chiquillo es el tirano de mi pueblo; el gobierno está en manos de mujeres. Tus dirigentes te

engañan, pueblo mío, te llevan por camino equivocado. 13 El Señor se ha preparado para juzgar, está listo

para enjuiciar a su pueblo. 14 El Señor llamará a juicio, y dirá a los ancianos y a los jefes del pueblo: «Ustedes han estado destruyendo mi viñedo; han robado a los pobres, y lo que roban lo guardan en sus

casas. 15 ¿Con qué derecho oprimen a mi pueblo y pisotean la cara a los pobres?» Lo afirma el Señor todopoderoso.

CASTIGO A LAS MUJERES DE JERUSALÉN

16 El Señor dice también: «A las mujeres de Sión, que son orgullosas, que andan con la cabeza levantada, mirando con

insolencia, caminando con pasitos cortos y haciendo sonar los adornos de los pies, 17 en castigo las dejaré calvas por la tiña y pondré su desnudez al descubierto.»

18 En aquel día, el Señor hará desaparecer todos los adornos: los adornos de los pies, las

diademas, las lunetas, 19 los pendientes, los brazaletes y los velos, 20 las bandas de la cabeza, las

cadenitas de los pies, los cinturones, los frasquitos de perfume y los amuletos, 21 los anillos, los adornos

de la nariz, 22 los vestidos elegantes, los mantos, los chales y los bolsos, 23 los espejos, las telas finas, los

turbantes y las mantillas. 24 En vez de perfume habrá pestilencia; en vez de cinturón, una soga; en vez de elegante peinado, la cabeza calva; en vez de finos vestidos, ropa áspera; en vez de belleza, una marca

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con hierro candente. 25 Tus hombres caerán en la guerra, tus guerreros morirán en la batalla. 26 La ciudad llorará y se pondrá de luto, y quedará en completo abandono.

ISAÍAS 4

1 En aquel día quedarán tan pocos hombres que siete mujeres pelearán por uno de ellos, y le dirán: «Nosotras nos mantendremos por nuestra cuenta y nos vestiremos con nuestros propios medios, pero déjanos llevar tu nombre, líbranos de nuestra vergüenza.»

PROMESA DE FELICIDAD PARA EL FUTURO

2 En aquel día, el retoño que el Señor hará brotar será el adorno y la gloria de los que queden con

vida en Israel; las cosechas que produzca la tierra serán su orgullo y su honor. 3 A los que queden con vida en Sión, a los que sobrevivan en Jerusalén y reciban el privilegio de vivir allí, se les llamará

«consagrados al Señor». 4 Cuando el Señor dicte su sentencia y ejecute su castigo, limpiará a Jerusalén

de la sangre de sus crímenes y lavará las manchas de los habitantes de Sión. 5 Sobre toda la extensión del monte Sión y sobre el pueblo reunido allí, el Señor creará una nube oscura en el día, y en la noche

resplandor y llamas de fuego. Por encima de todos estará la gloria del Señor, 6 para protegerlos y defenderlos; les servirá de sombra contra el calor del día y de protección contra la lluvia y la tempestad.

ISAÍAS 5

EL VIÑEDO, IMAGEN DE JUDÁ

1 Voy a entonar en nombre de mi mejor amigo el canto dedicado a su viñedo. Mi amigo tenía un

viñedo en un terreno muy fértil. 2 Removió la tierra, la limpió de piedras y plantó cepas de la mejor calidad. En medio del sembrado levantó una torre y preparó también un lugar donde hacer el vino. Mi

amigo esperaba del viñedo uvas dulces, pero las uvas que éste dio fueron agrias. 3 Ahora, habitantes de

Jerusalén, gente de Judá, digan ustedes quién tiene la culpa, si mi viñedo o yo. 4 ¿Había algo más que hacerle a mi viñedo? ¿Hay algo que yo no le haya hecho? Yo esperaba que diera uvas dulces, ¿por qué,

entonces, dio uvas agrias? 5 Pues bien, les voy a decir qué pienso hacer con mi viñedo: voy a quitarle la

cerca, para que lo destruyan; voy a agrietarle el muro, para que lo pisoteen; 6 voy a dejarlo abandonado. No lo podarán ni lo desyerbarán, y se llenará de espinos y maleza. Voy a ordenar a las nubes que no

envíen su lluvia sobre él. 7 El viñedo del Señor todopoderoso, su sembrado preferido, es el país de Israel, el pueblo de Judá. El Señor esperaba de ellos respeto a su ley, y sólo encuentra asesinatos; esperaba justicia, y sólo escucha gritos de dolor.

AMENAZAS CONTRA LOS MALVADOS

8 ¡Ay de ustedes, que compran casas y más casas, que consiguen campos y más campos, hasta no

dejar lugar a nadie más, y se instalan como si fueran los únicos en el país! 9 El Señor todopoderoso me ha

jurado: «Muchas casas serán destruidas; y por grandes y hermosas que sean, nadie las habitará. 10 Tres hectáreas plantadas de uvas no rendirán más que un barrilito de vino. Diez costales de semilla sólo rendirán uno de trigo.»

11 ¡Ay de ustedes, que madrugan para emborracharse, y al calor del vino se quedan hasta la

noche! 12 Todo es música de arpas, salterios, tambores y flautas, y mucho vino en sus banquetes; pero

no se fijan en lo que hace el Señor, no toman en cuenta sus obras. 13 Por eso, por no querer entender, mi

pueblo irá al destierro. Todo el pueblo, con sus jefes, morirá de hambre y de sed. 14 Como una fiera, el sepulcro abre su boca sin medida, para tragarse al pueblo y a sus jefes, a esa gente que vive en juergas y

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diversiones. 15 La gente quedará completamente humillada; los orgullosos tendrán que bajar los ojos. 16 El Señor todopoderoso mostrará su grandeza en el juicio; el Dios Santo mostrará su santidad haciendo

justicia. 17 Las ciudades serán destruidas y en sus ruinas pastarán ovejas y cabras. 18 ¡Ay de ustedes, que con mentiras arrastran la maldad, que arrastran el pecado como quien tira

de un carro! 19 Ustedes que dicen: «Que Dios haga pronto sus cosas, para que las veamos; que el Dios

Santo de Israel cumpla de prisa sus planes, para que los conozcamos.» 20 ¡Ay de ustedes, que llaman bueno a lo malo, y malo a lo bueno; que convierten la luz en oscuridad, y la oscuridad en luz; que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo!

21 ¡Ay de ustedes, que se creen sabios y se consideran inteligentes! 22 ¡Ay de ustedes, que son

campeones bebiendo vino, y nadie les gana en preparar licores! 23 Ustedes, que por dinero declaran

inocente al culpable y desconocen los derechos del inocente. 24 Por eso, así como el fuego quema la paja y las llamas devoran las hojas secas, así también perecerán ustedes, como plantas que se pudren de raíz y cuyas flores se deshacen como el polvo. Porque despreciaron las enseñanzas y las órdenes del Señor

todopoderoso, el Dios Santo de Israel. 25 Por eso el Señor se enojó contra su pueblo y levantó la mano para castigarlo. Los montes se estremecieron, los cadáveres quedaron tirados como basura en las calles. Y sin embargo la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía.

26 El Señor levanta una bandera y a silbidos llama a una nación lejana; de lo más lejano de la

tierra la hace venir. Viene en seguida, llega con gran rapidez; 27 no hay entre ellos nadie débil ni cansado, nadie que no esté bien despierto, nadie que no tenga el cinturón bien ajustado, nadie que tenga rotas las

correas de sus sandalias. 28 Tienen las flechas bien agudas y todos sus arcos bien tensos. Los cascos de

sus caballos son como dura piedra, y como un torbellino las ruedas de sus carros; 29 su rugido es como el

rugido de un león, que gruñe y agarra la presa, y se la lleva sin que nadie se la pueda quitar. 30 Esa nación, al llegar el día señalado, rugirá, como el mar, contra Israel; y si alguien observa la tierra, la verá envuelta en tinieblas y oscurecida la luz por los nubarrones.

ISAÍAS 6

LLAMAMIENTO DE ISAÍAS

1 El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un trono muy alto; el borde de su

manto llenaba el templo. 2 Unos seres como de fuego estaban por encima de él. Cada uno tenía seis alas. Con dos alas se cubrían la cara, con otras dos se cubrían la parte inferior del cuerpo y con las otras dos

volaban. 3 Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.» 4 Al resonar esta voz, las puertas del templo temblaron, y el templo mismo se llenó de humo. 5 Y

pensé: « ¡Ay de mí, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todopoderoso; yo, que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros.»

6 En ese momento uno de aquellos seres como de fuego voló hacia mí. Con unas tenazas sostenía

una brasa que había tomado de encima del altar, 7 y tocándome con ella la boca, me dijo: «Mira, esta brasa ha tocado tus labios. Tu maldad te ha sido quitada, tus culpas te han sido

perdonadas.» 8 Entonces oí la voz del Señor, que decía: « ¿A quién voy a enviar? ¿Quién será nuestro mensajero?» Yo respondí: «Aquí estoy yo, envíame a mí.» 9 Y él me dijo:

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«Anda y dile a este pueblo lo siguiente: “Por más que escuchen, no entenderán;

por más que miren, no comprenderán.” 10 Entorpece la mente de este pueblo; tápales los oídos y cúbreles los ojos para que no puedan ver ni oír, ni puedan entender, para que no se vuelvan a mí y yo no los sane.»

11 Yo le pregunté: « ¿Cuánto tiempo durará esto, Señor?» Y él me contestó: «Hasta que las ciudades queden destruidas y sin ningún habitante; hasta que las casas queden

sin gente, y los campos desiertos, 12 y el Señor haga salir desterrada a la gente, y el país quede

completamente vacío. 13 Y si aún queda una décima parte del pueblo, también será destruida, como cuando se corta un roble o una encina y sólo queda el tronco.»

(Pero de ese tronco saldrá un retoño sagrado.)

ISAÍAS 7

PRIMER MENSAJE DE ISAÍAS A AHAZ

1 El rey de Siria, Resín, y el rey de Israel, Pécah, hijo de Remalías, atacaron a Jerusalén y quisieron conquistarla, pero no pudieron. Esto sucedió cuando Ahaz, hijo de Jotam y nieto de Ozías, era rey de

Judá. 2 En esa ocasión llevaron esta noticia al rey Ahaz y a su familia: «Los sirios se han aliado con Efraín.» El rey y el pueblo empezaron a temblar como tiemblan los árboles del bosque cuando sopla el viento.

3 Entonces el Señor dijo a Isaías: «Toma a tu hijo Sear-iasub y ve a encontrarte con el rey Ahaz en

el extremo del canal del estanque superior, en el camino que va al campo del Lavador de Paños, 4 y dile: “Ten cuidado, pero no te asustes; no tengas miedo ni te acobardes por esos dos tizones

humeantes, Resín con sus sirios, y el hijo de Remalías, que están ardiendo en furor. 5 Los sirios, con el

pueblo de Efraín y el hijo de Remalías, han tramado hacerte mal. Han dicho: 6 Invadamos Judá y

metámosle miedo; apoderémonos de ella y pongamos por rey al hijo de Tabeel. 7 Pero el Señor dice: ¡Eso

jamás sucederá! 8-9 Damasco es la capital de Siria, y Resín es el rey de Damasco; Samaria es la capital de Efraín, y el hijo de Remalías es el rey de Samaria; pero dentro de sesenta y cinco años Efraín dejará de ser nación; y si ustedes no tienen una fe firme, tampoco quedarán firmemente en pie.”»

SEGUNDO MENSAJE: EL NACIMIENTO DE EMANUEL

10 El Señor dijo también a Ahaz: 11 «Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto.»

12 Ahaz contestó: «No, yo no voy a poner a prueba al Señor pidiéndole una señal.» 13 Entonces Isaías dijo: «Escuchen ustedes, los de la casa real de David. ¿Les parece poco molestar a los hombres, que

quieren también molestar a mi Dios? 14 Pues el Señor mismo les va a dar una señal: La joven está encinta

y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel. 15 En los primeros años de vida del niño, se

comerá leche cuajada y miel. 16 Pero antes de que el niño tenga uso de razón, el país de los dos reyes que te causan miedo quedará abandonado.

17 »El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y la casa real, días como no habían venido desde que Efraín se separó de Judá.» (Esto se refiere al rey de Asiria.)

18 En ese tiempo el Señor hará venir como moscas a los que viven en los lejanos ríos de Egipto, y

hará venir como abejas a los que viven en Asiria. 19 Todos ellos vendrán a instalarse en las cañadas profundas y en las cuevas de las rocas, en todos los matorrales espinosos y en los sitios donde bebe el

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ganado. 20 En ese día el Señor usará al rey de Asiria como navaja alquilada más allá del río Éufrates, y les afeitará a los israelitas la cabeza, la barba y la parte inferior del cuerpo.

21 En ese tiempo, el que críe una vaca y dos ovejas 22 tendrá tanta leche que podrá comer leche cuajada. Y todos los que se salven de la destrucción en el país podrán comer leche cuajada y miel.

23 En ese tiempo, lo que antes era un viñedo con mil plantas y valía mil monedas de plata,

quedará convertido en espinos y matorrales. 24 Sólo se podrá entrar allí con arco y flechas para cazar,

porque todo el país quedará convertido en espinos y matorrales. 25 En las colinas que antes se cultivaban con azadón, habrá tantos espinos y matorrales que nadie irá a ellas. Sólo servirán como pastizal para los bueyes y las ovejas.

ISAÍAS 8

NOMBRE SIMBÓLICO DE UN HIJO DE ISAÍAS

1 El Señor me dijo: «Toma una tabla grande y escribe en ella, con letras comunes y corrientes:

“Maher-salal-hasbaz.” 2 Toma luego como testigos de confianza al sacerdote Urías y a Zacarías, el hijo de Jeberequías.»

3 Más tarde me uní a la profetisa, mi esposa, y ella quedó encinta y tuvo un niño. Entonces el

Señor me dijo: «Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz. 4 Porque antes de que el niño sepa decir “papá”

y “mamá”, Damasco y Samaria serán saqueadas, y sus riquezas serán llevadas al rey de Asiria.» 5 Y de nuevo me dijo el Señor:

6 «Ya que por miedo a Resín y al hijo de Remalías desprecia esta gente el agua de Siloé, que corre

mansamente, 7 el Señor los va a inundar con la violenta corriente del río Éufrates (es decir, el rey de

Asiria con todo su poder). Se desbordará por todos sus canales, se saldrá por todas las orillas, 8 pasará hasta Judá y la cubrirá, la inundará, le llegará hasta el cuello. Será como un ave con las alas extendidas, que cubrirá, Emanuel, toda tu tierra.»

9 Reúnanse, naciones, y llénense de espanto; escuchen esto, todos los países lejanos: por más que tomen las armas, quedarán espantados; sí, por más que tomen las armas, quedarán espantados. 10 Hagan planes, que serán desbaratados; propongan lo que quieran, que no se realizará, porque Dios está con nosotros.

AL SEÑOR ES A QUIEN HAY QUE TEMER

11 El Señor me tomó fuertemente con su mano y me advirtió que no siguiera el camino de esta

gente. Me dijo: 12 «No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No se

asusten ni tengan miedo por todo lo que a ellos les da miedo. 13 Al Señor todopoderoso es a quien hay

que tener por santo; a él es a quien hay que temer; hay que tener miedo en su presencia. 14 Él será para ustedes como una trampa; será la piedra con la que tropezarán, la cual hará caer a los dos reinos de

Israel; será como una trampa en la que caerán los habitantes de Jerusalén. 15 Muchos tropezarán, caerán y morirán; muchos caerán en la trampa, y quedarán atrapados.»

ADVERTENCIAS DE ISAÍAS A SUS DISCÍPULOS

16 Guarden bien este mensaje; mantengan ocultas estas instrucciones, estas enseñanzas mías. 17 Aunque el Señor se oculta del pueblo de Jacob, yo confío en él. En él he puesto mi esperanza. 18 Yo y los hijos que me dio el Señor somos señales milagrosas para Israel, puestas por el Señor todopoderoso

que vive en el monte Sión. 19 Sin duda la gente les dirá a ustedes: «Consulten a los espíritus de los muertos y a esos adivinos que cuchichean y susurran. ¿Acaso no debe un pueblo consultar a sus dioses, y

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pedir consejo a los muertos acerca de los vivos 20 para recibir una instrucción o un mensaje?» Sin duda que hablarán así, pero lo que dicen es una tontería.

21 La gente irá de una parte a otra, oprimida y con hambre, y por el hambre se pondrán furiosos.

Maldecirán a su rey y a sus dioses. Volverán la cara hacia arriba 22 y después mirarán al suelo, y no encontrarán más que miseria y oscuridad, tinieblas y angustia. Todo lo cubrirá la noche.

ISAÍAS 9

1 (8.23a) Y el oprimido no podrá escapar.

NACIMIENTO Y REINADO DEL PRÍNCIPE DE LA PAZ

1b (8.23b) Al principio Dios humilló a Galilea, tierra de Zabulón y de Neftalí, región vecina a los paganos, que se extiende desde el otro lado del Jordán hasta la orilla del mar; pero después le concedió mucho honor.

2 (1) El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían

en tinieblas. 3 (2) Señor, has traído una gran alegría; muy grande es el gozo. Todos se alegran delante de ti

como en tiempo de cosecha, como se alegran los que se reparten grandes riquezas. 4 (3) Porque tú has deshecho la esclavitud que oprimía al pueblo, la opresión que lo afligía, la tiranía a que estaba sometido.

Fue como cuando destruiste a Madián. 5 (4) Las botas que hacían resonar los soldados y los vestidos

manchados de sangre serán quemados, destruidos por el fuego. 6 (5) Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres:

Admirable en sus planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz. 7 (6) Se sentará en el trono de David; extenderá su poder real a todas partes y la paz no se acabará; su reinado quedará bien establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde ahora y para siempre. Esto lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso.

IRA DEL SEÑOR CONTRA EL REINO DE ISRAEL

8 (7) El Señor ha enviado un mensaje a Israel, al pueblo de Jacob; 9 (8) todo el pueblo de Efraín,

que vive en Samaria, lo ha entendido. Ellos dicen con orgullo y altanería: 10 (9) «Se han caído los ladrillos, pero vamos a construir con piedra. Han cortado las vigas de sicómoro, pero las vamos a cambiar por

madera de cedro.» 11 (10) El Señor ha hecho venir terribles enemigos; él mismo les ha ordenado atacar. 12 (11) Por el oriente los sirios, por el occidente los filisteos. De un bocado se tragaron a Israel. Y, sin embargo, la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía.

13 (12) Pero el pueblo no se volvió a Dios, que lo castigaba; no buscó al Señor todopoderoso. 14 (13) Entonces el Señor trató al reino de Israel como quien corta a un animal la cola y la cabeza, como

quien derriba palmeras y juncos por igual. ¡Todo esto en un solo día! 15 (14) (La cabeza representa a los

ancianos y los jefes, la cola a los profetas que enseñan mentiras.) 16 (15) Los jefes han extraviado a este

pueblo, y los que buscaban un guía se perdieron. 17 (16) Por eso el Señor no tuvo compasión de los jóvenes, ni misericordia de los huérfanos y las viudas. Porque el pueblo entero es impío y perverso y todos dicen disparates. Y sin embargo la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía.

18 (17) La maldad hace estragos como un incendio que devora espinos y matorrales y quema luego

los árboles del bosque, y los lanza por los aires entre torbellinos de humo. 19-20 (18-19) Por la ira del Señor todopoderoso el país está incendiado, el fuego destruye al pueblo; se comen la carne de sus propios hijos y no tienen compasión de sus hermanos. Aquí hay uno que engulle y queda con hambre, allá hay

otro que come y no se siente satisfecho. 21 (20) Manasés destruye a Efraín, Efraín a Manasés, y ambos se lanzan contra Judá. Y sin embargo la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía.

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ISAÍAS 10

1 ¡Ay de ustedes, que dictan leyes injustas y publican decretos intolerables, 2 que no hacen justicia a los débiles ni reconocen los derechos de los pobres de mi pueblo, que explotan a las viudas y

roban a los huérfanos! 3 ¿Qué harán ustedes cuando tengan que rendir cuentas, cuando vean venir de

lejos el castigo? ¿A quién acudirán pidiendo ayuda? ¿En dónde dejarán sus riquezas? 4 Si no son humillados y llevados presos, caerán con los que mueran asesinados. Y sin embargo la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía.

DIOS SE VALE DE ASIRIA PARA EL CASTIGO

5 « ¡El rey de Asiria! Él es el palo con que yo en mi ira castigo, la vara que uso cuando me enojo. 6 Lo mando a atacar a un pueblo impío, a una nación que me ofende, para que la robe y le quite sus

riquezas, para que la pisotee como al barro de las calles. 7 Pero el rey de Asiria no piensa así, ni es eso lo

que él se propone. No piensa más que en destruir y en acabar con muchas naciones. 8 Dice: “Todos los

reyes son jefes a mis órdenes. 9 Para mí son iguales las ciudades de Calnó y de Carquemis, Hamat igual

que Arpad, Samaria lo mismo que Damasco. 10 Me he encontrado naciones con muchos dioses, con más

ídolos que los de Jerusalén y Samaria. 11 Pues bien, lo que hice con Samaria y sus dioses, ¿no seré capaz de hacerlo con Jerusalén y sus ídolos?”»

12 Cuando el Señor haya hecho todo lo que tiene que hacer en el monte Sión y en Jerusalén, castigará al rey de Asiria por esta obra de su orgullo, y por su altanería y arrogancia.

13 El rey de Asiria ha dicho: «Yo lo he hecho con mi propia fuerza; yo soy inteligente, y he hecho los planes. Yo he cambiado

las fronteras de las naciones, me he apoderado de sus riquezas, y, como un valiente, he derribado a los

reyes. 14 He puesto mi mano en las riquezas de los pueblos, me he apoderado de toda la tierra como quien toma de un nido unos huevos abandonados, y no hubo nadie que moviera las alas, nadie que abriera el pico y chillara.»

15 Pero, ¿acaso puede el hacha creerse más importante que el que la maneja?, ¿la sierra más que el que la mueve? ¡Como si el bastón, que no es más que un palo, fuera el que moviera al hombre que lo lleva!

16 Por eso, el Señor todopoderoso va a dejar sin fuerzas a esos que son tan robustos, y hará que

les arda el cuerpo con el fuego de la fiebre. 17 El Dios Santo, luz de Israel, se convertirá en llama de fuego,

y en un día quemará y destruirá todos los espinos y matorrales que hay en el país. 18 Destruirá completamente la belleza de sus bosques y sus huertos. Los dejará como un enfermo que ya no tiene

fuerzas. 19 Y serán tan pocos los árboles que queden en el bosque, que hasta un niño los podrá contar. 20 En ese tiempo los pocos que hayan quedado de Israel, aquellos del pueblo de Jacob que se hayan salvado, no volverán a apoyarse en el que los destruyó sino que se apoyarán firmemente en el Señor, el

Dios Santo de Israel. 21 Unos cuantos del pueblo de Jacob se volverán hacia el Dios invencible. 22 Aunque tu pueblo, Israel, sea tan numeroso como los granos de arena del mar, sólo unos cuantos volverán. La

destrucción está decidida y se hará justicia por completo. 23 Porque el Señor todopoderoso ha decidido la destrucción y la va a llevar a cabo en todo el país.

24 El Señor todopoderoso dice así: «Pueblo mío, que vives en Sión, no tengas miedo a los asirios, aunque te golpeen con su vara y

levanten su bastón contra ti como hicieron los egipcios. 25 Porque dentro de muy poco tiempo va a

llevarse a cabo el castigo, y mi ira los destruirá. 26 El Señor todopoderoso los castigará como cuando derrotó a Madián en la roca de Oreb, y mostrará su poder contra Asiria como cuando lo mostró contra

Egipto. 27 En ese día se te quitará la carga que han puesto sobre tus espaldas, y será quebrado el yugo que te han puesto en la nuca.»

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10

EL AVANCE DE LOS ASIRIOS

El invasor viene por Rimón, 28 llega a Aiat, pasa por Migrón, deja la carga en Micmás, 29 cruza el

paso del torrente, acampa en Gueba; Ramá se llena de terror, Guibeá de Saúl sale huyendo. 30 ¡Da gritos,

Bat-galim! ¡Óyelos, Laisa! ¡Responde, Anatot! 31 Madmená sale huyendo, los habitantes de Guebim se

esconden. 32 Hoy mismo se detiene el invasor en Nob; da la señal de atacar el monte Sión, la colina de

Jerusalén. 33 Miren, el Señor todopoderoso derriba los árboles con fuerza terrible; los más altos caen

cortados, los más elevados se vienen al suelo. 34 Con un hacha derriba lo más espeso del bosque, y los árboles más bellos del Líbano se derrumban.

ISAÍAS 11

EL DESCENDIENTE DE JESÉ TRAE UN REINADO DE PAZ Y JUSTICIA

1 De ese tronco que es Jesé, sale un retoño; un retoño brota de sus raíces. 2 El espíritu del Señor estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor

del Señor. 3 Él no juzgará por la sola apariencia, ni dará su sentencia fundándose en rumores. 4 Juzgará con justicia a los débiles y defenderá los derechos de los pobres del país. Sus palabras serán como una

vara para castigar al violento, y con el soplo de su boca hará morir al malvado. 5 Siempre irá revestido de

justicia y verdad. 6 Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz, el tigre y el cabrito descansarán juntos, el

becerro y el león crecerán uno al lado del otro, y se dejarán guiar por un niño pequeño. 7 La vaca y la osa

serán amigas, y sus crías descansarán juntas. El león comerá pasto, como el buey. 8 El niño podrá jugar

en el hoyo de la cobra, podrá meter la mano en el nido de la víbora. 9 En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño, porque así como el agua llena el mar, así el conocimiento del Señor llenará todo

el país. 10 En ese tiempo el retoño de esta raíz que es Jesé se levantará como una señal para los pueblos; las naciones irán en su busca, y el sitio en que esté será glorioso.

REGRESO TRIUNFAL DE LOS DESTERRADOS

11 En ese tiempo mostrará otra vez el Señor su poder reconquistando el resto de su pueblo, haciéndolo volver de Asiria y de Egipto, de Patros, de Etiopía, de Elam, de Sinar, de Hamat y de los países

del mar. 12 Levantará una señal para las naciones y reunirá a los israelitas que estaban desterrados;

juntará desde los cuatro puntos cardinales a la gente de Judá que estaba dispersa. 13 La envidia de Efraín terminará, y el rencor de Judá se calmará; Efraín no tendrá envidia de Judá, y Judá no sentirá rencor

contra Efraín. 14 Los dos se lanzarán hacia el occidente contra los filisteos y les caerán por la espalda; juntos les quitarán las riquezas a las tribus de oriente. Su poder llegará hasta Edom y Moab, y dominarán

a los amonitas. 15 El Señor les abrirá un camino por el Mar Rojo, extenderá su brazo sobre el río Éufrates, hará soplar un viento terrible que lo dividirá en siete brazos, y podrán cruzarlos sin quitarse las sandalias. 16 Cuando ese resto del pueblo del Señor vuelva de Asiria, encontrará un amplio camino, como Israel cuando salió de Egipto.

ISAÍAS 12

CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS

12 En ese tiempo dirás: «Te doy gracias, Señor, porque aunque estuviste enojado conmigo, tu ira ya pasó y me has

devuelto la paz. 2 Dios es quien me salva; tengo confianza, no temo. El Señor es mi refugio y mi fuerza, él

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es mi salvador.» 3 También ustedes podrán ir a beber con alegría en esa fuente de salvación, 4 y entonces dirán: «Den gracias e invoquen al Señor, cuenten a las naciones las cosas que ha hecho, recuérdenles

que él está por encima de todo. 5 Canten al Señor, porque ha hecho algo grandioso que debe conocerse

en toda la tierra. 6 Den gritos de alegría, habitantes de Sión, porque el Dios Santo de Israel está en medio de ustedes con toda su grandeza.»

ISAÍAS 13

PROFECÍA CONTRA BABILONIA

1 Palabras proféticas contra Babilonia, las cuales recibió por revelación Isaías, hijo de Amós: 2 « ¡Alcen en un monte pelado la señal de combate! ¡Den la orden de ataque a los soldados!

¡Levanten la mano para que avancen por las puertas de los nobles! 3 Ya he llamado a mis valientes, he dado órdenes a mis guerreros consagrados, a los que se alegran por mi triunfo, para que ejecuten mi castigo.»

4 Se oye un griterío en los montes, como de mucha gente. Se oye el rugir de las naciones, de los pueblos que se han reunido. El Señor todopoderoso pasa revista a sus tropas dispuestas para la batalla. 5 Vienen de un país lejano, de más allá del horizonte. Es el Señor con los instrumentos de su ira, que

viene a destruir toda la tierra. 6 Den alaridos, porque el día del Señor está cerca, llega como un golpe del

Todopoderoso. 7 Entonces todo el mundo dejará caer los brazos, todos perderán el valor 8 y quedarán aterrados. Les vendrá una angustia y un dolor tan grandes que se retorcerán como mujer de parto. Unos a otros se mirarán asombrados y les arderá la cara de vergüenza.

9 Ya llega el día del Señor, día terrible, de ira y furor ardiente, que convertirá la tierra en desierto

y acabará con los pecadores que hay en ella. 10 Las estrellas y constelaciones del cielo dejarán de dar su luz; el sol se oscurecerá apenas salga, y la luna no brillará.

11 El Señor dice: «Voy a castigar al mundo por su maldad, a los malvados por sus crímenes. Voy a

terminar con la altanería de los orgullosos, voy a humillar a los soberbios e insolentes. 12 Voy a hacer que

los hombres sean más escasos que el oro fino de Ofir. 13 Entonces el cielo se estremecerá y la tierra se moverá de su sitio por la ira que tendré en ese día, por mi ardiente furor.

14 »La gente parecerá gacela perseguida, o un rebaño cuando se dispersa y no hay nadie que lo

junte. Cada uno se volverá a su propio país, huirá a su propia tierra. 15 Todo el que se deje encontrar será

apuñalado, todo el que se deje agarrar caerá asesinado. 16 Ante sus propios ojos estrellarán contra el

suelo a sus hijos pequeños; sus casas serán saqueadas y violadas sus esposas. 17 Voy a incitar contra ellos al pueblo de los medos, gente que no se preocupa por la plata y a la que el oro no le llama la atención. 18 Con sus flechas derribarán a los jóvenes. No tienen compasión de los recién nacidos, ni sienten lástima

por los niños. 19 Y Babilonia, la perla de las naciones, joya y orgullo de los caldeos, quedará como

Sodoma y Gomorra, cuando yo las destruí. 20 Nunca más volverá a ser habitada, nadie volverá a vivir jamás en ella. Los árabes no volverán a acampar allí, ni los pastores harán que allí descansen sus

rebaños. 21 Allí habitarán los gatos monteses, las lechuzas llenarán las casas, los avestruces vivirán en

ella, y también retozarán los chivos. 22 Los chacales aullarán en los castillos, y en los lujosos palacios habrá lobos. Ya se le acerca su hora a Babilonia; no le quedan muchos días.»

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ISAÍAS 14

REGRESO DEL DESTIERRO

1 Sí, el Señor tendrá misericordia de Jacob. De nuevo tendrá a Israel como su elegido, y hará que los israelitas vuelvan a establecerse en su tierra. Los extranjeros se acercarán a ellos, se unirán al pueblo

de Jacob. 2 Muchas naciones recibirán a los israelitas y los acompañarán hasta su patria, y los israelitas los tomarán como esclavos en la tierra del Señor. Los israelitas llevarán presos a quienes antes los habían puesto presos, y dominarán a quienes antes los oprimieron.

BURLA AL REY DE BABILONIA

3 Pueblo de Israel, cuando el Señor te haga descansar de tus sufrimientos, de tus penas y de la

cruel esclavitud a que fuiste sometido, 4 recitarás este poema para burlarte del rey de Babilonia:

« ¡Miren en qué vino a parar el tirano! ¡Miren en qué vino a parar su arrogancia! 5 El Señor ha

roto el poder del malvado, ha hecho pedazos la vara del tirano 6 que castigaba a las naciones con ira y las

golpeaba sin parar, que aplastaba a los pueblos con furor y los perseguía sin compasión. 7 Toda la tierra

está en paz y tranquila, y grita de alegría. 8 Hasta los pinos y los cedros del Líbano se alegran de tu ruina y

dicen: “Desde que tú caíste, nadie ha vuelto a cortarnos.” 9 Abajo, entre los muertos, hay gran agitación y salen a recibirte. Las sombras de los muertos se despiertan, todos los jefes de la tierra salen a tu

encuentro; todos los reyes de los pueblos se levantan de sus tronos. 10 Todos ellos toman la palabra y te

dicen: “Tú también has perdido tu fuerza, has llegado a ser como nosotros. 11 Aquí vinieron a parar tu orgullo y tu música de cítaras. Tu cama es podredumbre, tus mantas son gusanos.”

12 » ¡Cómo caíste del cielo, lucero del amanecer! Fuiste derribado por el suelo, tú que vencías a

las naciones. 13 Pensabas para tus adentros: “Voy a subir hasta el cielo; voy a poner mi trono sobre las

estrellas de Dios; voy a sentarme allá lejos en el norte, en el monte donde los dioses se reúnen. 14 Subiré

más allá de las nubes más altas; seré como el Altísimo.” 15 ¡Pero en realidad has bajado al reino de la

muerte, a lo más hondo del abismo! 16 Los que te ven se quedan mirándote, y fijando su atención en ti,

dicen: “¿Éste es el hombre que hacía temblar la tierra, que destruía las naciones, 17 que dejó el mundo

hecho un desierto, que arrasaba las ciudades y no dejaba libres a los presos?” 18 Todos los reyes de las

naciones descansan con honor, cada uno en su tumba; 19 a ti, en cambio, te arrojan lejos del sepulcro como basura repugnante, como cadáver pisoteado, entre gente asesinada, degollada, arrojada al abismo

lleno de piedras. 20 No te enterrarán como a los otros reyes, porque arruinaste a tu país y asesinaste a la

gente de tu pueblo. La descendencia de los malhechores no durará para siempre. 21 Prepárense para matar a los hijos por los crímenes que sus padres cometieron, para que no piensen más en dominar la tierra ni en llenar el mundo de ciudades.»

22 El Señor todopoderoso afirma: «Voy a entrar en acción contra ellos, voy a acabar con el nombre de Babilonia y con lo que quede

de ella, con sus hijos y sus nietos. 23 La convertiré en un pantano, en región plagada de lechuzas. La barreré con la escoba de la destrucción.» Es el Señor todopoderoso quien lo afirma.

ASIRIA SERÁ DESTRUIDA

24 El Señor todopoderoso ha jurado:

«Sin duda alguna, lo que yo he decidido, se hará; lo que yo he resuelto, se cumplirá. 25 Destruiré al pueblo asirio en mi país, lo aplastaré en mis montañas. Su yugo dejará de oprimir a mi pueblo, su

tiranía no pesará más sobre sus hombros. 26 Ésta es mi decisión en cuanto a toda la tierra. Mi mano

amenaza a todas las naciones.» 27 El Señor todopoderoso lo ha decidido, y nadie podrá oponérsele. Su mano está amenazando, y nadie lo hará cambiar de parecer.

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PROFECÍA CONTRA LOS FILISTEOS

28 El año en que murió el rey Ahaz, Isaías pronunció esta profecía: 29 No te alegres, nación filistea, de que haya sido quebrada la vara con que te castigaban, pues

de donde salió una serpiente saldrá una víbora, más aún, saldrá un dragón volador. 30 Los pobres tendrán en mis campos pasto para sus rebaños, y la gente sin recursos descansará tranquila. Yo, en

cambio, haré que tu gente muera de hambre, y mataré a los pocos que te queden. 31 ¡Laméntense, ciudades filisteas, griten de dolor, tiemblen de espanto! Porque del norte viene un ejército como una

nube de humo; ni un solo hombre se sale de las filas. 32 ¿Qué se puede responder a los enviados de ese país? Que el Señor ha dado firmeza a Sión, y los afligidos de su pueblo se refugiarán allí.

ISAÍAS 15

PROFECÍA CONTRA MOAB

1 Profecía contra Moab: En la noche en que Ar fue destruida, ocurrió la ruina de Moab; en la

noche en que Quir fue destruida, ocurrió la ruina de Moab. 2 La gente de Dibón sube a llorar al templo situado en la colina. Moab se lamenta de la destrucción de Nebo y de Medebá. Todos tienen la cabeza

rapada, la barba cortada. 3 Por las calles va la gente con ropas ásperas; en las terrazas gritan de dolor. En

las plazas todo el mundo se lamenta y se deshace en lágrimas. 4 Hesbón y Elalé piden socorro; hasta en

Jahas se oyen sus gritos. Por eso se acobardan los guerreros de Moab y se llenan de terror. 5 Mi corazón pide socorro para Moab; su gente sale huyendo hasta Sóar, hasta Eglat-selisiya. Por la cuesta de Luhit

suben llorando; por el camino de Horonaim lanzan gritos de dolor ante el desastre. 6 Los pozos de Nimrim han quedado secos, la hierba está marchita, muerta la vegetación, no queda ni una hoja verde. 7 Por eso la gente recoge sus riquezas y las lleva más allá del arroyo de los Álamos. 8 El grito de socorro

da la vuelta por las fronteras de Moab; los lamentos llegan hasta Eglaim y hasta Beer-elim. 9 Aunque los pozos de Dimón están llenos de sangre, aún le enviaré mayores males; un león devorará a los que se salven de Moab, a los que queden con vida en la tierra.

ISAÍAS 16

LA GENTE DE MOAB SE REFUGIA EN JUDÁ

1 Desde Selá en el desierto, los jefes del país envían corderos hasta el monte Sión. 2 Los

habitantes de Moab en el paso del Arnón son como pájaros espantados que huyen de su nido. 3 Dicen a Sión: «Haz planes para protegernos, toma tú nuestra defensa. Extiende tu sombra en pleno mediodía,

como si fuera de noche; ofrece asilo a los desterrados, no traiciones a los fugitivos. 4 Deja que se refugien en ti los fugitivos de Moab. Sírveles de asilo frente al destructor.»

Cuando termine la opresión y la destrucción haya pasado, cuando el invasor se vaya del país, 5 un descendiente de David alcanzará el reinado, reinado estable fundado en la bondad. Será un juez honrado, que establecerá el derecho y hará llegar pronto la justicia.

6 Conocemos el orgullo enorme de Moab: su arrogancia, su altivez, su soberbia y su inútil

charlatanería. 7 Por eso todos los habitantes de Moab llorarán por su nación; afligidos en extremo, se

dolerán por los hombres de Quir-haréset. 8 Los viñedos de Hesbón y de Sibmá han quedado marchitos, destrozados por los señores de las naciones. Sus ramas llegaban hasta Jazer, se extendían por el desierto

y alcanzaban hasta más allá del mar. 9 Por eso lloro por los viñedos de Sibmá, lo mismo que por Jazer, y

derramo lágrimas por Hesbón y Elalé, porque sobre sus frutos y cosechas resonó el grito de guerra. 10 La

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alegría y el bullicio se acabarán en los campos; no habrá más gritos de alegría ni cantos en los viñedos, ni

exprimirán más las uvas para sacar vino. Los gritos se acabaron. 11 Mi corazón se estremece como un

arpa por Moab y por Quir-haréset. 12 Por más que Moab vaya a las colinas y ruegue allí hasta el cansancio, por más que vaya a su templo a orar, nada va a conseguir.

13 Éstas fueron las palabras que dijo el Señor contra Moab hace mucho tiempo. 14 Ahora dice el Señor:

«Dentro de tres años, tal como los cuenta un obrero que vive de su salario, la grandeza de Moab se hará despreciable, a pesar de su inmenso gentío; sólo quedará un puñado pequeño, impotente.»

ISAÍAS 17

PROFECÍA CONTRA DAMASCO

1 Profecía contra Damasco: Damasco dejará de ser ciudad; no será más que un montón de ruinas. 2 Quedará abandonada para siempre, convertida en pastizales; los animales podrán pastar

tranquilamente. 3 Efraín, que es el orgullo de Israel, ya no tendrá ciudad fortificada; así también Damasco, lo que queda de Siria, dejará de ser un reino. Lo afirma el Señor todopoderoso.

CASTIGO DE ISRAEL

4 En ese día Samaria, orgullo de Jacob, perderá su fuerza, y su prosperidad desaparecerá. 5 Será como cuando el segador cosecha el trigo y recoge las espigas con las manos, o cuando se recogen las

espigas en el valle de Refaim, 6 donde sólo quedan restos olvidados; o como cuando se golpea un olivo y sólo quedan dos o tres aceitunas en la punta de una rama, o a lo sumo cuatro o cinco en todo el árbol. Lo afirma el Señor, el Dios de Israel.

7 En ese día el hombre volverá sus ojos a su creador, al Dios Santo de Israel. 8 No volverá a mirar los altares ni otros objetos hechos por los hombres con sus propias manos. No se fijará más en esos troncos sagrados ni en esos altares donde queman incienso a los dioses.

9 En ese día tus ciudades fortificadas serán abandonadas, como fueron abandonadas las ciudades

de los heveos y de los amorreos por miedo a los israelitas. Quedarán convertidas en desierto, 10 porque olvidaste al Dios que te salvó, no recordaste que él es tu refugio seguro. Tú cultivas esos jardines

agradables, siembras tus plantas en honor a un dios extranjero, 11 las proteges el día en que las plantas, y haces que brote la semilla al día siguiente. Pero cuando vengan la enfermedad y el mal incurable, se perderá la cosecha.

12 ¡Oigan el estruendo de pueblos numerosos, estruendo como el que produce el mar! Es el

rugido que lanzan las naciones, como el rugido de aguas impetuosas. 13 Pero cuando Dios los reprende, salen huyendo lejos, como la paja que el viento se lleva por los montes o como el cardo que arrastra el

huracán. 14 Por la tarde parecen terribles, pero antes del amanecer dejan de existir. En eso paran los que nos saquean, así terminan los que nos arruinan.

ISAÍAS 18

PROFECÍA CONTRA ETIOPÍA

1 ¡Ay del país donde resuena un zumbido de insectos, del país situado más allá de los ríos de

Etiopía, 2 que envía sus embajadores por el Nilo, viajando por el agua en barcas de junco! Vayan, veloces mensajeros, a un pueblo de alta estatura y piel brillante, a una nación temida en todas partes, pueblo

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fuerte y altanero que vive en una tierra bañada por ríos. 3 Todos ustedes, habitantes del mundo, verán cuando se alce la señal en la montaña, y oirán cuando suene la trompeta.

4 El Señor me dijo: «Desde mi lugar miro tranquilo, como la luz en un día de verano, como una nube de rocío en

tiempo ardiente de cosecha. 5 Cuando pase la floración en los viñedos, y la flor se vuelva uva madura,

pero antes del tiempo de la cosecha, podarán las ramas con cuchillos, las cortarán y las retirarán. 6 Todo quedará abandonado en las montañas a las aves de rapiña y a los animales salvajes. Las aves pasarán allí el verano, y todos los animales salvajes se quedarán allí en el invierno.»

7 En ese tiempo traerán al Señor todopoderoso ofrendas de parte del pueblo de alta estatura y piel brillante, nación temida en todas partes, pueblo fuerte y altanero, que vive en una tierra bañada por ríos. Las traerán al monte Sión, donde se invoca el nombre del Señor todopoderoso.

ISAÍAS 19

PROFECÍA CONTRA EGIPTO

19 Profecía contra Egipto: Miren al Señor: Viene a Egipto montado en veloz nube. Ante él tiemblan los ídolos de Egipto, y los

egipcios se llenan de terror. 2 «Voy a hacer que los egipcios se dividan —dice el Señor— y peleen unos

contra otros: amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, reino contra reino. 3 Les haré perder la cabeza, haré fracasar sus planes. Entonces consultarán a los ídolos y a los brujos, a los espíritus de los muertos y

a los adivinos. 4 Pero yo pondré a Egipto en poder de un amo duro; un rey cruel va a gobernarlo.» Lo afirma el Señor todopoderoso.

5 El agua del Nilo se agotará, el río quedará completamente seco, 6 los canales despedirán mal olor. Las corrientes de agua de Egipto irán disminuyendo hasta secarse, las cañas y los juncos se

marchitarán; 7 los juncales que están al borde del Nilo, y todos los sembrados que hay en sus orillas, se

secarán y dejarán de existir. 8 Todos los que pescan en el Nilo se pondrán a gemir y a lamentarse; los que

echan sus redes al agua se entristecerán. 9 Los que trabajan el lino se sentirán desanimados; las

cardadoras y los tejedores se pondrán pálidos; 10 los fabricantes de telas quedarán abatidos, y todos los artesanos confundidos.

11 ¡Qué tontos son ustedes, jefes de Soan, los consejeros más sabios de Egipto, que en realidad son consejeros estúpidos! ¿Cómo se les ocurre decirle al faraón: «Somos descendientes de sabios, de

reyes de la antigüedad»? 12 ¿Dónde están tus sabios, faraón, para que te enseñen y te anuncien los

planes que el Señor todopoderoso tiene contra Egipto? 13 Los jefes de Soan son tontos, los jefes de

Menfis se dejaron engañar, los jefes de las provincias han llevado a Egipto por camino falso. 14 El Señor ha puesto en ellos un espíritu de confusión; ellos llevan a Egipto por camino falso en todo lo que hace,

como un borracho que vomita y pierde el equilibrio. 15 Y nadie, sea cabeza o cola, palmera o junco, podrá hacer nada por Egipto.

16 En ese día los egipcios parecerán mujeres; se llenarán de miedo y espanto cuando vean que el

Señor todopoderoso levanta su mano contra ellos. 17 Los egipcios sentirán terror ante Judá; con sólo recordar su nombre se llenarán de espanto por los planes que el Señor todopoderoso tiene contra

Egipto. 18 En ese día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán hebreo y que jurarán fidelidad al Señor todopoderoso. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol.

19 En ese día habrá un altar dedicado al Señor en pleno Egipto, y cerca de su frontera se

levantará una piedra en honor al Señor.20 Servirá de señal, para que se recuerde al Señor todopoderoso en el país de Egipto. Cuando griten al Señor pidiendo ayuda contra los que les oprimen, él les enviará un

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libertador, para que los defienda y los salve. 21 El Señor se dará a conocer a los egipcios, y ellos reconocerán al Señor, le darán culto y le ofrecerán sacrificios y ofrendas. Harán promesas al Señor y las

cumplirán. 22 El Señor herirá a Egipto, pero después lo sanará. Ellos se volverán al Señor, y él se compadecerá de ellos y los sanará.

23 En ese día habrá un amplio camino desde Egipto hasta Asiria. Los asirios podrán llegar hasta Egipto y los egipcios hasta Asiria, y los egipcios y los asirios adorarán juntos al Señor.

24 En ese día Israel se colocará a la par con Egipto y Asiria, y será una bendición en medio de la

tierra. 25 El Señor todopoderoso los bendecirá, diciendo: «Yo bendigo a Egipto, mi pueblo, a Asiria, obra de mis manos, y a Israel, mi propiedad.»

ISAÍAS 20

ASIRIA CONQUISTARÁ A EGIPTO Y ETIOPÍA

1 En cierta ocasión, el rey Sargón de Asiria envió a un alto oficial a la ciudad de Asdod, y el oficial

atacó a la ciudad y la conquistó. 2 Por ese tiempo habló el Señor por medio de Isaías, hijo de Amós, y le dijo: «Quítate esa ropa áspera que llevas puesta y el calzado que tienes en los pies.»

Isaías lo hizo así y se quedó descalzo y medio desnudo. 3 Entonces dijo el Señor: «Mi siervo Isaías

ha estado descalzo y medio desnudo durante tres años, como señal y anuncio para Egipto y Etiopía. 4 Así también el rey de Asiria llevará al destierro a los egipcios y a los etíopes, sean viejos o jóvenes, descalzos

y desnudos, con el trasero al aire para su vergüenza. 5 La gente se llenará de miedo y sentirá vergüenza

de Etiopía, que era su esperanza, y de Egipto, que era su orgullo. 6 En ese tiempo dirán todos los que viven en aquella costa: “Miren en lo que vino a parar el que era nuestra esperanza, al que acudíamos a pedir auxilio, para que nos librara del rey de Asiria. ¿Cómo vamos a salvarnos ahora?”»

ISAÍAS 21

PROFECÍA SOBRE LA CAÍDA DE BABILONIA

1 Profecía acerca del desierto: Como huracanes que avanzan por el sur, vienen del desierto, lugar

espantoso. 2 Terrible es la visión que Dios me ha mostrado: el traidor traiciona, el destructor destruye.

¡Levántate, Elam! ¡Medos, al asalto! ¡No permito más quejas! 3 Mi cuerpo se estremece, me retuerzo de

dolor como mujer de parto, la angustia no me deja oír, el terror me impide ver. 4 Tengo la mente confundida, me estremezco de terror. El fresco del atardecer, que tanto me gustaba, se ha vuelto para

mí algo terrible. 5 La mesa ya está puesta, tendidas las alfombras, el banquete ha comenzado. ¡De pie,

capitanes: saquen brillo a los escudos! 6 Porque el Señor me ha dicho: «Ve y coloca un centinela que dé

aviso de todo cuanto vea. 7 Si ve carros tirados por parejas de caballos o gente montada en asnos o camellos, que mire con mucha atención.»

8 Y el que vigilaba gritó: «En mi puesto, Señor, permanezco todo el día, y noche tras noche me

mantengo vigilante. 9 Y veo venir un carro tirado por un par de caballos.» Alguien dijo entonces: «¡Cayó, cayó Babilonia! Todas las estatuas de sus dioses quedaron por el suelo hechas pedazos.»

10 Pueblo mío, pisoteado como el trigo, yo te anuncio lo que escuché del Señor todopoderoso, el Dios de Israel.

PROFECÍA CONTRA EDOM

11 Profecía contra Edom:

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Alguien me grita desde Seír: «Centinela, ¿qué horas de la noche son? Centinela, ¿qué horas de la

noche son?» 12 Y el centinela responde: «Ya viene la mañana, pero también la noche. Si quieren preguntar, pregunten, y vuelvan otra vez.»

PROFECÍA EN EL DESIERTO

13 Profecía en el desierto: Caravanas de Dedán, que pasan la noche en los matorrales del

desierto, 14 salgan al encuentro del que tiene sed y ofrézcanle agua. Habitantes del país de Temá, salgan

al paso del que huye y ofrézcanle alimento. 15 Porque huyen de la espada, de la espada afilada, del arco listo para disparar y del furor de la batalla.

16 El Señor me dijo: «Dentro de un año, tal como lo cuenta un obrero que vive de su salario, se

habrá terminado toda la grandeza de Quedar. 17 Y pocos serán los arcos que les quedarán a los guerreros de Quedar.» El Señor, el Dios de Israel, lo ha dicho.

ISAÍAS 22

PROFECÍA ACERCA DE JERUSALÉN

1 Profecía acerca del valle de la visión: ¿Qué pasa, que todos suben a las azoteas? 2 Ciudad llena de alboroto y bulla, ciudad amiga de las diversiones, tus muertos no cayeron a filo de espada, no

murieron en la guerra; 3 tus jefes salieron todos corriendo, y al huir de los arcos los pusieron presos. Tus

hombres más valientes huyeron lejos, pero los pusieron presos. 4 Por eso dije: Apártense de mí, que

quiero llorar con amargura; no traten de consolarme de la catástrofe de mi pueblo. 5 Porque el Señor todopoderoso ha decretado que llegue un día de pánico, de destrucción y aturdimiento en el valle de la visión. Están derribando las murallas; llegan los gritos hasta las montañas.

6 Los elamitas prepararon ya sus flechas, y están montados en sus carros y caballos; los de Quir

sacaron sus escudos. 7 Tus valles más hermosos están llenos de carros, y la caballería ataca la puerta de

la ciudad. 8 La defensa de Judá quedó desamparada.

En ese día ustedes se fijaron en el depósito de armas de la Casa del Bosque, 9 vieron las muchas

grietas que había en la Ciudad de David y llenaron de agua el estanque inferior; 10 inspeccionaron las

casas de Jerusalén y derribaron algunas para reforzar la muralla. 11 Entre las dos murallas hicieron una cisterna para el agua del estanque viejo. Pero no se fijaron en el que hizo todo aquello, el que desde hace mucho tiempo lo preparó.

12 Ese día el Señor todopoderoso los invitó a ustedes a llorar y a lamentarse, a raparse la cabeza y

a ponerse ropas ásperas en señal de dolor. 13 Pero lo que hay es diversión y alegría, matar vacas y ovejas,

comer carne y beber vino. «Comamos y bebamos, que mañana moriremos» —dicen. 14 Y el Señor todopoderoso se me apareció y me aseguró al oído: «No voy a perdonarles este pecado; antes de eso morirán ustedes.» Son palabras del Señor todopoderoso.

CONTRA EL FUNCIONARIO ENCARGADO DEL PALACIO

15 El Señor todopoderoso me dijo: «Ve a ver a Sebná, mayordomo de palacio, y dile: 16 “¿Qué negocio tienes aquí, o quién te dio el derecho de construirte aquí un sepulcro, de

hacerte una tumba en la parte alta y cavarte en la roca un lugar de reposo? 17 El Señor te va a arrojar

muy lejos, como lo hace un hombre robusto. Te agarrará con fuerza, 18 te hará rodar como una pelota y te arrojará a una tierra inmensa. Allá morirás, allá pararán los carros que eran tu gloria, y serás la

vergüenza del palacio de tu señor. 19 Yo te quitaré de tu puesto, te retiraré de tu oficio.

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20 »”En ese día llamaré a mi siervo, a Eliaquim, hijo de Hilquías; 21 lo vestiré con tu túnica, le pondré tu cinturón de honor y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén

y para el pueblo de Judá. 22 En sus hombros le pondré la llave de la casa de David; nadie podrá cerrar lo

que él abra ni abrir lo que él cierre. 23 Él será como un trono de honor para la familia de su padre. Yo

haré que quede firme en su lugar, como si fuera un clavo. 24 En él se podrá colgar todo lo que haya de valioso en la familia de su padre y de toda su descendencia, toda clase de vajilla pequeña, desde copas hasta jarros.

25 »”En ese día, cederá el clavo que estaba clavado firmemente en su lugar; será arrancado y se caerá, y todas las cosas que de él estaban colgadas, se romperán.”» Lo afirma el Señor todopoderoso.

ISAÍAS 23

PROFECÍA CONTRA TIRO Y SIDÓN

1 Profecía contra Tiro: Las naves de Tarsis están gimiendo, porque el puerto ha sido destruido. El

puerto a donde se llegaba de Chipre ha sido arrasado. 2 La gente de Tiro y los comerciantes de Sidón

guardan silencio. Sus agentes atravesaban el mar 3 y sus aguas inmensas. Sacaban sus ganancias del

grano de Sihor, de las cosechas del Nilo, y comerciaban con las naciones. 4 Llénate de vergüenza, Sidón, fortaleza del mar, pues tendrás que decir: «Ya no tengo dolores de parto, ya no doy a luz. Ya no tengo

hijos que criar ni hijas que educar.» 5 Cuando llegue la noticia a los egipcios, se llenarán de angustia por

lo que le pasó a Tiro. 6 Dirán: «Váyanse a Tarsis, pónganse a gemir, habitantes de la costa.» 7 ¿Es ésta la ciudad de origen tan antiguo y tan amiga de las diversiones? ¿Es ésta la que viajaba

para establecerse en lejanas regiones? 8 ¿Quién decretó esto contra Tiro, la ciudad real, cuyos

comerciantes eran príncipes, y sus negociantes los más poderosos de la tierra? 9 El Señor todopoderoso

lo decretó para humillar todo orgullo y dejar por el suelo a todos los poderosos de la tierra. 10 Pueblo de

Tarsis, ponte a cultivar la tierra, que el astillero ya no existe. 11 El Señor extendió su mano sobre el mar,

hizo temblar a las naciones y mandó destruir las fortificaciones de Canaán. 12 Y dijo a Sidón: «Déjate de diversiones, muchacha violada. Aunque resuelvas pasar hasta Chipre, tampoco allí encontrarás descanso.»

13 Miren esta tierra, tierra destinada a naves. Los caldeos levantaron torres y demolieron los palacios de Sidón, los convirtieron en ruinas. Ellos fueron los culpables, no Asiria.

14 Pónganse a gemir, naves de Tarsis, porque su fortaleza ha sido destruida. 15 En ese tiempo Tiro será echada al olvido durante setenta años, el tiempo que dura la vida de

un rey. Al cabo de esos setenta años se le aplicará a Tiro lo que dice aquella canción de la prostituta: 16 «Prostituta olvidada, toma tu arpa, recorre la ciudad, toca buena música, entona muchos

cantos, a ver si se acuerdan de ti.» 17 Al cabo de setenta años el Señor volverá a ocuparse de Tiro. Ella volverá a alquilarse y se

prostituirá con todos los países de la tierra. 18 Pero las ganancias de su comercio serán consagradas al Señor; no serán guardadas ni almacenadas, sino que serán dadas a los que sirven al Señor, para que compren alimentos en abundancia y vestidos finos.

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ISAÍAS 24

EL JUICIO SOBRE TODA LA TIERRA

1 Miren, el Señor va a arrasar la tierra, va a devastarla y trastornarla, y dispersará a sus

habitantes. 2 Y será igual para el sacerdote y el pueblo, para el amo y el esclavo, para el ama y la esclava, para el que compra y el que vende, para el que presta y el que recibe prestado, para el deudor y el

acreedor. 3 La tierra será totalmente arrasada, totalmente saqueada. Porque esto es lo que ha dicho el

Señor. 4 La tierra se seca y se marchita, el mundo entero se reseca, se marchita, y el cielo y la tierra se

llenan de tristeza. 5 La tierra ha sido profanada por sus habitantes, porque han dejado de cumplir las

leyes, han desobedecido los mandatos, han violado la alianza eterna. 6 Por eso, una maldición ha acabado con la tierra, y sus habitantes sufren el castigo. Por eso, los habitantes de la tierra han disminuido, y queda poca gente.

7 El vino escasea, los viñedos se enferman, los que vivían alegres se llenan de tristeza. 8 Se

terminó la alegría de los tambores y del arpa, se calló el bullicio de los amigos de la diversión. 9 No más

beber vino al son de las canciones; las bebidas se volverán amargas para los bebedores. 10 La ciudad del

desorden está en ruinas, no se puede entrar en ninguna casa. 11 La gente llora en las calles por la escasez

de vino; toda la alegría se ha apagado, ha quedado desterrada de la tierra. 12 La ciudad está en ruinas, la

puerta quedó hecha pedazos. 13 Así será en todas las naciones de la tierra: como cuando se hacen caer a golpes las aceitunas, o cuando se rebuscan las uvas una vez terminada la cosecha.

14 Los sobrevivientes gritarán llenos de alegría, levantarán la voz desde occidente al ver la

majestad del Señor. 15 También en el oriente y en los países del mar darán gloria al Señor, el Dios de

Israel. 16 Desde el extremo de la tierra los hemos oído cantar: « ¡Honor al justo!»

Pero yo dije: ¡Ay, qué miseria, qué miseria! ¡Los traidores cometen una vil traición! 17 Los habitantes de la tierra serán como animales perseguidos por los cazadores o en peligro de caer en un

hoyo o una trampa. 18 El que escape de los cazadores caerá en el hoyo, y el que salga del hoyo caerá en la trampa. Un diluvio caerá del cielo y temblarán los cimientos de la tierra.

19 La tierra temblará terriblemente, se sacudirá, se hará pedazos. 20 Se tambaleará como un borracho, temblará como una débil choza. Sus pecados pesan tanto sobre ella que caerá y no volverá a

levantarse. 21 En ese día el Señor castigará a los poderes celestiales y a los reyes de la tierra; 22 los reunirá, los encerrará en un calabozo, los tendrá encarcelados, y después de mucho tiempo los castigará. 23 Cuando el Señor todopoderoso actúe como rey en el monte Sión, en Jerusalén, el sol y la luna se oscurecerán y los jefes de su pueblo verán la gloria del Señor.

ISAÍAS 25

CANTO DE ALABANZA A DIOS

1 Señor, tú eres mi Dios; yo te alabo y bendigo tu nombre, porque has realizado tus planes

admirables, fieles y seguros desde tiempos antiguos. 2 Has convertido las ciudades en montones de piedras, las ciudades fortificadas en ruinas; destruiste los palacios de los enemigos, y no serán

reconstruidos jamás. 3 Por esto un pueblo violento te honra, las ciudades de gente cruel te temen. 4 Porque tú has sido un refugio para el pobre, un protector para el necesitado en su aflicción, refugio contra la tempestad, sombra contra el calor. El aliento de los hombres crueles es como una tempestad

de invierno, 5 o como el calor en tierra seca. Tú dominas el tumulto de los enemigos como calmas el calor con la sombra de una nube. Tú obligas a los hombres crueles a guardar silencio.

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6 En el monte Sión, el Señor todopoderoso preparará para todas las naciones un banquete con

ricos manjares y vinos añejos, con deliciosas comidas y los más puros vinos. 7 En este monte destruirá el

Señor el velo que cubría a todos los pueblos, el manto que envolvía a todas las naciones. 8 El Señor destruirá para siempre la muerte, secará las lágrimas de los ojos de todos y hará desaparecer en toda la tierra la deshonra de su pueblo. El Señor lo ha dicho.

9 En ese día se dirá: «Éste es nuestro Dios, en él confiamos y él nos salvó. Alegrémonos, gocémonos, él nos ha salvado.»

10 La mano del Señor protegerá al monte Sión, mientras que a Moab la pisoteará como se pisotea

la paja en un basurero. 11 Moab extenderá sus brazos como los extiende un nadador, pero con cada

movimiento se hundirá más su altanería. 12 El Señor hará caer sus altas y fuertes murallas; las derribará, las dejará tiradas por el suelo.

ISAÍAS 26

CANTO DE VICTORIA

1 En ese día se cantará este canto en la tierra de Judá:

«Tenemos una ciudad fuerte; para salvarnos, el Señor levantó murallas y fortificaciones. 2 Abran

las puertas para que pase una nación justa que se mantiene fiel. 3 Señor, tú conservas en paz a los de

carácter firme, porque confían en ti. 4 Confíen siempre en el Señor, porque él es refugio eterno. 5 Él hace

caer a los orgullosos, y humilla a la ciudad soberbia derribándola hasta el suelo, 6 para que los humildes y los pobres la pisoteen con sus pies.»

7 El camino de los justos es recto; tú, Señor, haces llano su camino. 8 Nosotros también nos sentimos seguros en el camino señalado por tus leyes, Señor. Lo que nuestro corazón desea es pensar en

ti. 9 De todo corazón suspiro por ti en la noche; desde lo profundo de mí ser te busco. Cuando tú juzgues

la tierra, los hombres aprenderán lo que es justicia. 10 Aunque tengas compasión de los malos, ellos no aprenderán a ser rectos; son perversos en tierra de gente honrada y no tienen en cuenta la grandeza del

Señor. 11 Señor, tienes el castigo preparado, pero ellos no quieren darse cuenta; cuando vean tu ardiente

amor por tu pueblo, quedarán en ridículo. ¡Ojalá que el fuego de tu ira los devore! 12 Señor, tú nos

concedes bienestar; eres tú, en verdad, quien realizas todas nuestras obras. 13 Señor y Dios nuestro,

otros señores han sido nuestros amos, pero sólo a ti te reconocemos por Señor. 14 Ellos están muertos, no volverán a vivir; no son más que sombras, y no volverán a levantarse; pues los has castigado, los has

destruido, has acabado con todo recuerdo de ellos. 15 Tú hiciste crecer la nación, Señor; la hiciste crecer

para gloria tuya, extendiste todas las fronteras del país. 16 En la aflicción te buscamos, Señor, cuando nos

corriges con un simple murmullo. 17 Delante de ti estábamos, Señor, como cuando a una mujer encinta

se le acerca el momento del parto y se retuerce y grita de dolor. 18 Concebimos, sentimos los dolores del parto y dimos a luz, pero no era más que viento. No hemos traído la salvación al país, ni va a nacer gente

que pueble el mundo. 19 Pero tus muertos sí volverán a vivir, sus cadáveres resucitarán. Los que duermen en la tierra se despertarán y darán gritos de alegría. Porque tú envías tu luz como rocío y los muertos volverán a nacer de la tierra.

20 Ve, pueblo mío, entra en tu casa y cierra las puertas detrás de ti. Escóndete un poco, hasta que

pase la ira del Señor. 21 Porque el Señor va a salir de su palacio para castigar por sus pecados a los habitantes de la tierra, y la tierra no ocultará más sus víctimas sino que dejará ver los crímenes cometidos en ella.

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ISAÍAS 27

LIBERACIÓN DE ISRAEL

1 En ese día el Señor castigará con su espada terrible, inmensa, poderosa, a Leviatán, la serpiente enroscada, a Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al dragón que está en el mar.

2 En ese día el Señor dirá: «Canten al viñedo delicioso. 3 Yo, el Señor, soy quien lo cuido y con

frecuencia lo riego. Lo cuido día y noche, para que no sufra ningún daño. 4 No estoy enojado con él. Si

tuviera espinos y maleza, saldría a hacerles la guerra y los quemaría por completo. 5 Si quiere que yo lo proteja, que haga las paces conmigo, sí, que haga las paces conmigo.»

6 En el futuro el pueblo de Jacob echará raíces, Israel retoñará y florecerá, y llenará el mundo con

sus frutos. 7 Dios no ha castigado a Israel como castigó a sus opresores, ni ha dado muerte a Israel como

dio muerte a sus asesinos. 8 Dios castigó a su pueblo mandándolo al destierro, lo expulsó con su soplo

terrible, como cuando sopla el viento del este. 9 Pero perdonará el pecado de Jacob y bajo esta condición borrará sus faltas: que haga polvo todos sus altares paganos como si triturara la piedra de cal, y que no queden más troncos sagrados ni altares de incienso en honor de los dioses.

10 La ciudad fortificada quedó en ruinas, como casa abandonada, como desierto sin gente. Es un

lugar donde pasta el ganado, donde come las ramas y se echa a descansar. 11 Las ramas de un árbol se quiebran cuando se secan; entonces las mujeres las recogen y hacen fuego con ellas. Es un pueblo sin inteligencia. Por eso su Creador, el que lo hizo, no le tendrá compasión ni misericordia.

12 En ese día el Señor actuará desde el Éufrates hasta el río de Egipto, como quien trilla las

espigas; pero ustedes, israelitas, serán recogidos uno por uno. 13 En ese día se tocará la gran trompeta, y los que estaban perdidos en Asiria, lo mismo que los que estaban desterrados en Egipto, vendrán a adorar al Señor en Jerusalén, en el monte santo.

ISAÍAS 28

ADVERTENCIA A SAMARIA

1 ¡Ay de Samaria, orgullo y corona de Efraín, ese pueblo borracho; adorno glorioso de flores marchitas, que se alza por encima del fértil valle, ciudad de gente dominada por el vino! 2 El Señor tiene reservado un hombre fuerte, poderoso como tormenta de granizo, como tempestad destructora, como lluvia torrencial, como terrible inundación. Con la mano echará por tierra, 3 y con los pies aplastará, a la que es orgullo y corona de ese pueblo borracho de Efraín. 4 Y ese adorno glorioso de flores marchitas que se alza por encima del fértil valle, será como los primeros higos de la temporada: que en cuanto alguien los ve y los tiene a la mano, se los come.

5 En ese día el Señor todopoderoso será una corona gloriosa, un adorno magnífico para los que queden de su pueblo, 6 e inspirará justicia a los jueces en el tribunal y valor a los soldados que defiendan la ciudad.

ADVERTENCIAS Y PROMESAS A JERUSALÉN

7 También hay otros que se tambalean por el vino y dan traspiés por las bebidas fuertes: sacerdotes y profetas se tambalean por las bebidas fuertes, se atontan con el vino; dan traspiés por las bebidas fuertes, se tambalean al tener visiones y están borrachos al dictar sentencia. 8 Todas las mesas están llenas de vómito asqueroso, y no hay un solo lugar limpio. 9 Hablan de mí y dicen: «¡Venir a darnos lecciones a nosotros, a enseñarnos lo que Dios ha revelado! ¡Como si fuéramos niños chiquitos 10 que

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apenas estuvieran aprendiendo a leer: ba be bi bo bu!» 11 Pues bien, si no hacen caso, será en lenguaje enredado, en idioma extraño, como Dios hablará a este pueblo. 12 Ya él les había dicho antes: «Aquí está la calma, aquí está el descanso; que descanse el fatigado.» Pero no quisieron hacerle caso. 13 Por eso el Señor les hablará como si fueran niños chiquitos que estuvieran aprendiendo a leer. Y así, al caminar, caerán de espaldas, se herirán, caerán en la trampa, quedarán atrapados.

14 Escuchen, pues, la palabra del Señor, hombres insolentes que gobiernan este pueblo de Jerusalén. 15 Ustedes dicen: «Hemos hecho un pacto con la muerte, un contrato con el reino de los muertos, para que cuando venga la terrible calamidad, no nos alcance; hemos buscado refugio en las mentiras, protección en el engaño.»

16 Por eso, el Señor dice: «Voy a poner en Sión una piedra, una piedra escogida y muy valiosa, que será la piedra principal y servirá de fundamento. El que tenga confianza, podrá estar tranquilo. 17 En esa construcción usaré por plomada la justicia y por nivel la rectitud.»

El refugio que ustedes habían buscado en las mentiras lo destruirá el granizo, y el agua arrasará su lugar de protección. 18 Su pacto con la muerte será anulado, y su contrato con el reino de los muertos quedará sin valor. Vendrá la terrible calamidad y a ustedes los aplastará. 19 Cada vez que venga, los arrastrará. Vendrá mañana tras mañana, de día y de noche. El sólo oír la noticia los hará temblar. 20 Será como acostarse en una cama estrecha y abrigarse con una manta corta. 21 El Señor actuará como en el monte Perasim, intervendrá como en el valle de Gabaón, para realizar su acción, por extraña que parezca, para llevar a cabo su obra, su obra misteriosa. 22 Así pues, ¡no más insolencia!, no sea que sus cadenas se les aprieten más; porque he oído que el Señor todopoderoso ha decretado la destrucción de todo el país.

23 Pongan atención, escuchen lo que digo, oigan con cuidado mis palabras: 24 Cuando un agricultor va a sembrar, no se pasa todo el tiempo arando o rompiendo o rastrillando su terreno. 25 ¿No es verdad que, después de haberlo aplanado, esparce semillas de eneldo o comino, y que luego siembra trigo en hileras, y que en los bordes siembra cebada y centeno? 26 Dios le enseña cómo debe hacerlo. 27 Porque el eneldo no se trilla, ni se hace rodar sobre el comino una carreta; sino que el eneldo se sacude con un palo y el comino con una vara. 28 El trigo se trilla, si, pero no sin parar; se hacen pasar las ruedas de la carreta y se separa el grano, pero sin machacarlo. 29 Así también hace sus planes el Señor todopoderoso. Él tiene planes admirables, y los lleva a cabo con gran sabiduría.

ISAÍAS 29

1 ¡Ay de Ariel, Ariel, la ciudad donde acampó David! Que pasen unos cuantos años con sus series de fiestas, 2 y yo pondré a Ariel en apuros, y habrá llanto y gemidos. La ciudad será para mí realmente como Ariel. 3 Enviaré mi ejército para que te rodee, pondré un cerco de fortalezas en tu derredor y levantaré trincheras para atacarte. 4 Quedarás humillada, tendida en el suelo; tu voz parecerá la de un fantasma; tus palabras sonarán como un susurro. 5-6 Pero de repente, en un instante, el Señor todopoderoso castigará a tus enemigos con truenos, terremotos, gran estruendo, tormenta, tempestad e incendios destructores. Tus innumerables enemigos quedarán hechos polvo fino, tus muchos perseguidores serán arrastrados como paja. 7 Todos esos pueblos incontables que hacen la guerra a Ariel, todos los que lo combaten y atacan sus fortificaciones, los mismos que lo oprimen, serán como un sueño o una visión nocturna. 8 Será como cuando un hambriento sueña y cree que está comiendo, pero luego se despierta con el estómago vacío; o como cuando un sediento sueña y cree que está bebiendo, pero luego se despierta con sed y con la garganta reseca. Así sucederá con todos esos innumerables pueblos que atacan el monte Sión.

9 ¡Sigan ustedes siendo estúpidos! ¡Sigan siendo ciegos, sin ver nada! ¡Sigan tambaleándose como borrachos, aunque no hayan tomado bebidas embriagantes! 10 Pues el Señor ha enviado sobre ustedes un sueño profundo. Los profetas son los ojos del pueblo, pero el Señor los ha cubierto con un velo. 11 Toda visión se ha convertido para ustedes en algo así como lo escrito en un pliego enrollado y

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sellado. Si alguien se lo da a uno que sabe leer y le dice: «Lee esto», él responderá: «No puedo, porque está sellado.» 12 Y si se lo da a uno que no sabe leer y le dice: «Lee esto», él responderá: «No sé leer.»

13 El Señor me dijo: «Este pueblo me sirve de palabra y me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí, y el culto que me rinde son cosas inventadas por los hombres y aprendidas de memoria. 14 Por eso, con prodigios y milagros dejaré otra vez maravillado a este pueblo. La sabiduría de sus sabios y la inteligencia de sus inteligentes desaparecerán.»

15 ¡Ay de aquellos que se esconden del Señor para ocultar sus planes, que hacen sus maldades en la sombra y dicen: «Nadie nos ve. Nadie se da cuenta»! 16 ¡Qué modo de pervertir las cosas! Como si el barro fuera igual a aquel que lo trabaja. Un objeto no va a decir al que lo hizo: «Tú no me hiciste», ni una pieza de barro al que la fabrica: «No sabes lo que estás haciendo.»

PROMESA DE SALVACIÓN A ISRAEL

17 Dentro de poco tiempo el bosque se convertirá en campos de cultivo y los campos de cultivo parecerán un bosque. 18 En ese día los sordos podrán oír cuando alguien les lea, y los ciegos podrán ver, libres de oscuridad y de tinieblas. 19 Los humildes volverán a alegrarse en el Señor, los más pobres se gozarán en el Dios Santo de Israel. 20 Se acabarán los insolentes, dejarán de existir los arrogantes y desaparecerán los que sólo piensan en hacer el mal, 21 esos que acusan de crímenes a otros, y ponen trampas al juez, y con engaños niegan justicia al inocente.

22 Por eso, el Señor, el Dios de Israel, el que rescató a Abraham, dice: «De ahora en adelante Jacob no sentirá vergüenza ni su rostro se enrojecerá, 23 porque cuando sus descendientes vean lo que he hecho en su pueblo, reconocerán mi santidad y me temerán a mí, el Dios Santo de Israel. 24 Los que estaban confundidos aprenderán a ser sabios, y los murmuradores aceptarán las enseñanzas.»

ISAÍAS 30

CONTRA LOS QUE BUSCAN APOYO EN EGIPTO

1 El Señor afirma: «¡Ay de los hijos rebeldes, que hacen planes sin contar conmigo y preparan proyectos que yo no les inspiro, de manera que amontonan pecado sobre pecado! 2 Se van a toda prisa a Egipto, y a mí no me consultan; buscan apoyo bajo la protección del faraón, se refugian bajo la sombra de Egipto. 3 Pero la protección del faraón los defraudará, y el refugio a la sombra de Egipto será su humillación. 4 Aunque ustedes hayan enviado embajadores hasta las ciudades de Soan y de Hanés, 5 todos quedarán defraudados por esa nación inútil, que no les trae ayuda ni provecho, sino sólo desilusión y desgracia.»

6 Profecía acerca de los animales del Négueb: Por territorio lleno de peligros, habitado por leones que rugen, por víboras y dragones voladores, llevan sus tesoros y riquezas a lomo de burro y de camello a Egipto, pueblo inútil, 7 impotente, incapaz de ayudar. Por eso le he puesto este nombre: «Monstruo que ruge y no hace nada». 8 Ven ahora y escríbelo en una tabla, ponlo en una inscripción que quede ahí para el futuro, como testimonio eterno. 9 Esta gente es un pueblo rebelde, infiel, que no quiere escuchar las enseñanzas del Señor. 10 A los videntes dicen: «No tengan visiones», y a los profetas: «No nos cuenten revelaciones verdaderas; háblennos palabras suaves; no nos quiten nuestras ilusiones. 11 Apártense del camino, desvíense del sendero recto, no nos pongan delante al Dios Santo de Israel.»

12 Por eso, el Dios Santo de Israel dice: «Ustedes rechazan esta advertencia, y confían en la violencia y la maldad, y se apoyan en ellas; 13 por eso, ustedes son culpables. Parecen un alto muro agrietado que cuando menos se piensa se derrumba; 14 serán destruidos como un jarrón de barro, que se quiebra tan completamente que no queda entre los pedazos rotos ni uno que sirva para recoger las brasas del fogón o para sacar agua de un pozo.»

15 El Señor, el Dios Santo de Israel, dice: «Vuelvan, quédense tranquilos y estarán a salvo. En la tranquilidad y la confianza estará su fuerza.» Pero ustedes no quisieron, 16 sino que dijeron: «No, mejor

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huiremos a caballo.» Bueno, así tendrán que huir. También dijeron: «Montaremos en carros veloces.» Bueno, veloces serán los que los persigan. 17 Mil huirán amenazados por un solo hombre, y todos ustedes huirán amenazados por cinco, hasta que queden tan pocos como queda un palo en la cumbre de un monte o una señal levantada sobre una colina.

PROMESA DE MISERICORDIA PARA EL PUEBLO

18 Pero el Señor los espera, para tener compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que esperan en él!

19 Pueblo de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá compasión de ti al oír que gritas pidiendo ayuda, y apenas te oiga, te responderá. 20 Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. 21 Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: «Por aquí es el camino, vayan por aquí.» 22 Y despreciarás como cosas impuras tus imágenes de plata y tus ídolos recubiertos de oro. Los rechazarás como algo impuro y los considerarás como basura. 23 El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y la tierra producirá trigo abundante y fértil. En ese día tu ganado tendrá lugar en abundancia para pastar.24 Hasta los bueyes y los burros que trabajan en tus campos tendrán para comer el mejor y más exquisito forraje. 25 Cuando llegue el día de la gran matanza y caigan las fortalezas, habrá ríos y torrentes de agua en todas las altas montañas y en las colinas elevadas. 26 El Señor curará y vendará las heridas de su pueblo. Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete soles juntos.

CASTIGO DE ASIRIA

27 Miren, el Señor en persona viene de lejos; su furor está ardiendo con espesa humareda, sus labios están llenos de ira, su lengua es como fuego destructor, 28 su aliento es como un río desbordado que llega hasta el cuello; él viene a poner un yugo a las naciones para llevarlas a la ruina, a poner un freno en la boca de los pueblos para hacerlos extraviar. 29 Para ustedes, en cambio, habrá cantos, como en noche de fiesta sagrada; su corazón estará alegre, como el de quien camina al son de la flauta para ir al monte del Señor, al refugio de Israel. 30 El Señor dejará oír su voz majestuosa y mostrará su poder, que actuará con ira terrible, con las llamas de un fuego devorador, con rayos, aguacero y granizo. 31 Al oír la voz del Señor y recibir su castigo, Asiria se llenará de terror, 32 y a cada golpe que descargue el Señor sobre ella, sonarán tambores y arpas. El Señor le hará una guerra terrible. 33 Desde hace mucho tiempo está preparado para Asiria y para su rey el lugar del tormento, ancho y profundo, una hoguera encendida con leña abundante. La encenderá el soplo del Señor, como un torrente de azufre.

ISAÍAS 31

CONTRA LOS QUE BUSCAN AYUDA EN EGIPTO

1 ¡Ay de los que van a Egipto a buscar ayuda, de los que confían en los caballos, de los que ponen su confianza en que tienen muchos carros y en que es muy numerosa su caballería, y no vuelven la vista al Dios Santo de Israel, no buscan al Señor! 2 Pero él también es hábil y sabe causar desgracias, y cuando dice una cosa, no se vuelve atrás. Él actuará contra la gente malvada, contra los que ayudan a los malhechores. 3 Los egipcios son hombres, no dioses; sus caballos son de carne, no espíritus. El Señor extenderá su mano para castigarlos, y tanto el protector como el protegido caerán; todos perecerán a la vez.

4 El Señor me dijo: «Así como un león que ha matado una oveja no se deja asustar por los pastores, aunque todos ellos se reúnan y traten de asustarlo con sus gritos, así vendrá el Señor todopoderoso a defender a su pueblo en el monte Sión. 5 Como el ave que protege su nido volando

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encima de él, así protegerá el Señor todopoderoso a Jerusalén; la cuidará, la salvará, la defenderá, la librará.»

6 Hijos de Israel, vuelvan a aquel a quien han ofendido tan gravemente. 7 Porque el día en que todos ustedes rechacen los ídolos de oro y de plata que han hecho con sus manos culpables, 8 Asiria caerá a filo de espada, pero no por un poder humano. La guerra hará huir a su gente, y a sus jóvenes guerreros los harán esclavos; 9 a causa del miedo, su rey saldrá corriendo y sus capitanes desertarán de su bandera. Esto lo afirma el Señor, que en Jerusalén tiene una hoguera para castigar a sus enemigos.

ISAÍAS 32

REINO DE JUSTICIA

1 Habrá un rey que reinará con rectitud y gobernantes que gobernarán con justicia. 2 Cada uno de ellos será como refugio contra el viento y protección contra la tempestad, como canales de riego en tierra seca, como la sombra de una gran roca en el desierto. 3 Tendrán los ojos bien abiertos y estarán dispuestos a escuchar con atención; 4 no actuarán con precipitación sino con prudencia, y dirán las cosas con toda claridad. 5 La gente no llamará noble al canalla ni tratará al pícaro como persona de importancia. 6 Porque el canalla habla como canalla y en su mente hace planes malvados; busca cometer el crimen y habla mentiras contra el Señor; deja ir con las manos vacías al hambriento y no da de beber al que tiene sed. 7 El que es pícaro se vale de artimañas y trama cosas infames; perjudica con mentiras a los pobres y al necesitado que pide justicia. 8 En cambio, el que es noble tiene planes nobles, y en esos planes se mantiene firme.

CONTRA LAS MUJERES FRÍVOLAS

9 Y ustedes, mujeres despreocupadas, oigan lo que les voy a decir. Mujeres confiadas, escuchen mis palabras. 10 Ahora están confiadas, pero dentro de poco más de un año se estremecerán, porque se terminará la cosecha y no recogerán más uvas. 11 Ustedes que viven despreocupadas, tiemblen; ustedes que se sienten confiadas, estremézcanse, quítense esos vestidos y pónganse ropas ásperas en señal de dolor. 12 Hagan demostraciones de dolor por los campos risueños y los fértiles viñedos. 13 Espinos y matorrales crecerán en mi país, en toda casa alegre de la ciudad amiga de las diversiones. 14 El palacio estará abandonado; la ciudad, tan poblada, quedará desierta; las fortificaciones, abandonadas para siempre; allí vivirán contentos los asnos salvajes, y podrá comer el ganado.

15 Pero el poder creador del Señor vendrá de nuevo sobre nosotros, y el desierto se convertirá en tierra de cultivo, y la tierra de cultivo será mucho más fértil. 16 La rectitud y la justicia reinarán en todos los lugares del país. 17 La justicia producirá paz, tranquilidad y confianza para siempre. 18 Mi pueblo vivirá en un lugar pacífico, en habitaciones seguras, en residencias tranquilas, 19 aunque el bosque sea talado y humillada la ciudad. 20 Ustedes vivirán felices, con riego abundante para sus sembrados y pastos seguros para el burro y el buey.