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Arquidiócesis de San José Costa Rica Subsidio 13 — Itinerario de Horas Santas Año de la Vida Consagrada 2015-2016 VIVIR EN CRISTO SEGÚN LA FORMA DE VIDA DEL EVANGELIO

Itinerario de las Horas Santas

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Page 1: Itinerario de las Horas Santas

Arquidiócesis de San José Costa Rica

Subsidio 13 — Itinerario de

Horas Santas Año de la Vida Consagrada

2015-2016

VIVIR EN CRISTO SEGÚN LA FORMA

DE VIDA DEL EVANGELIO

Page 2: Itinerario de las Horas Santas

Material preparado por la

Vicaría Episcopal de Pastoral Litúrgica.

Curia Metropolitana de San José.

Portada: Detalle de vitral. Basílica Inmaculada Concepción, Tejar, El Guarco.

Ilustraciones interiores: Detalles de vitrales de san Vicente, santa Rosa, san

Francisco y santa Gertrudis de la Catedral Metropolitana..

Contraportada: detalle de vitral de Jesús con los niños, iglesia santa Teresita

en b° Aranjuez.

2015

Page 3: Itinerario de las Horas Santas

Presentación

Se ofrecen en este subsidio cuatro modelos para realizar Horas San-

tas en nuestras parroquias, comunidades de fe, institutos y demás

sitios donde nos encontramos los bautizados, con el fin de que nos

reunamos ante Jesús sacramentado durante este año, en que la Igle-

sia Universal pone su mirada orante en todos aquellos, hermanos y

hermanas, que optan todos los días por vivir los consejos evangéli-

cos desde la consagración total de sus vidas al Dios de la Vida, por

medio del servicio y donación a sus hermanos.

Para cada una de las celebraciones se propone el siguiente itinerario:

Intención comunitaria

Exposición del Santísimo Sacramento

Himno

Texto de la sagrada Escritura

Reflexión desde el Magisterio

Salmo dialogado

Canto, oración final y reserva del Santísimo Sacramento

En la Divina Providencia confiamos que nuestras oraciones serán un

bien para nuestra Arquidiócesis de San José y la Iglesia en todo el

orbe.

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Page 4: Itinerario de las Horas Santas

1

Vida consagrada por Dios

Intención comunitaria

Ponemos en las manos de Dios el misterio de

la vida y lo alabamos por el regalo de exhalar

sobre cada criatura el aliento que nos hace existir.

Exposición del Santísimo Sacramento

Se expone el Santísimo Sacramento según las normas litúrgicas. (Ver normas en el

ritual de la Sagrada Comunión y el Culto Eucarístico fuera de la Misa, N° 91)

Himno

Él llama por Patxi Loidi

Él llama.

Desde el tercer mundo y el primero

Grita y llama.

El llama desde las orillas del lago de Tiberiades

Y desde la región de los grandes Lagos africanos

Desde la frontera del Zaire

Y desde la pequeña aldea de Angola

Desde el Monte de las Bienaventuranzas

Lanza su llamada desesperada y esperanzada.

Él grita y llama

Desde las gargantas resecas de tanto gritar.

Llama desde la voz de todas las gargantas sin voz.

Su llamada se esconde en la música suave de la flauta

Y en el ronco redoble del tambor

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Page 5: Itinerario de las Horas Santas

Desde los drogadictos y marginados, Él llama.

Desde los serbios y los bosnios,

Desde los hutus y los tutsis

Desde las pieles cancerígenas o desde las carnes leprosas

Desde los millones de pupilas de niños hambrientos.

Desde los pasillos limpios y asépticos de la clínica privada,

Desde las largas listas de espera de los hospitales no tan limpios

Y desde los callejones mugrientos que jamás han visto un barrende-

ro.

Llama.

Desde las cárceles.

El llama con la brisa suave que estremece las hojas

Y con el viento huracanado que arranca de raíz los arboles potentes

Él llama hoy como ayer.

En onda corta y en frecuencia modulada. Llama utilizando la tele o sirviéndose de Internet.

Desde el Tabor

Y, sobre todo, desde el Calvario, Él llama.

Desde las primeras páginas de los periódicos

Y desde el teléfono de la esperanza.

Su llamada está escrita en el rostro del mendigo

En la mirada baja del parado

Y en la cara satisfecha del yupi posmoderno.

El llama al borde del camino

Y en el stop de entrada en carretera.

A la salida del Metro, en la estación de Autobuses

Y en el semáforo de la esquina.

Su llamada está clara en la cara la niña infectada de Sida

Que se queda sin amigos en la escuela

Y en tantas escuelas sin maestros que quieran a los niños.

Su llamada está escrita con las lágrimas

De la adolecente prostituida por sus padres

En la plaza pública de una sociedad canalla

Es cuestión de leer y de mirar.

No sé trata de descifrar un jeroglífico.

Es cuestión de quitarse las gafas de sol y de afinar el oído.

Porque Él llama.....

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Page 6: Itinerario de las Horas Santas

Texto de la sagrada Escritura

Del libro del profeta Jeremías 1, 1-10

Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Ana-

tot, en territorio de Benjamín.

La palabra del Señor le llegó en los días de Josías, hijo de Amón, rey

de Judá, en el año decimotercero de su reinado;y también en los

días de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del undécimo

año de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, es decir, hasta la depor-

tación de Jerusalén en el quinto mes.

La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: «Antes de for-

marte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las

naciones».

Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy dema-

siado joven».

El Señor me dijo: «No digas: «Soy demasiado joven», porque tú irás

adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No temas de-

lante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte –oráculo del

Señor –».

El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis

palabras en tu boca. Yo te establezco en este día sobre las naciones

y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler,

para edificar y plantar».

Reflexión desde el Magisterio

El papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, en

el numeral 47, nos dice:

La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno

de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las

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Page 7: Itinerario de las Horas Santas

puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere se-

guir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se en-

contrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras

puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de

alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comuni-

dad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse

por una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de

ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo. La Eucaristía, si

bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio

para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los

débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales

que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia. A me-

nudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como

facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna

donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas.

Salmo dialogado

Salmo 118

Lector 1:

Dichoso el que, con vida intachable,

camina en la voluntad del Señor;

dichoso el que, guardando sus preceptos,

lo busca de todo corazón;

el que, sin cometer iniquidad,

anda por sus senderos.

Lector 2:

Tú promulgas tus decretos

para que se observen exactamente.

Ojalá esté firme mi camino,

para cumplir tus consignas;

entonces no sentiré vergüenza

al mirar tus mandatos.

Lector 1:

Te alabaré con sincero corazón

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Page 8: Itinerario de las Horas Santas

cuando aprenda tus justos mandamientos.

Quiero guardar tus leyes exactamente,

tú, no me abandones.

Lector 2:

¿Cómo podrá un joven andar honestamente?

Cumpliendo tus palabras.

Lector 1:

Te busco de todo corazón,

no consientas que me desvíe de tus mandamientos.

En mi corazón escondo tus consignas,

así no pecaré contra ti.

Lector 2: Bendito eres, Señor,

enséñame tus leyes.

Mis labios van enumerando

los mandamientos de tu boca;

mi alegría es el camino de tus preceptos,

más que todas las riquezas.

Lector 1:

Medito tus decretos,

y me fijo en tus sendas;

tu voluntad es mi delicia,

no olvidaré tus palabras.

Canto: el profeta

Antes que te formaras

dentro del vientre de tu madre

antes que tú nacieras

te conocía y me consagré.

Para ser mi profeta

en las naciones yo te elegí

irás donde te envíe

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Page 9: Itinerario de las Horas Santas

y lo que te mande proclamarás.

Tengo que gritar, tengo que andar,

ay de mí si no lo hago

cómo escapar de Ti, cómo no hablar

si tu voz me quema dentro.

Tengo que arriesgar, tengo que luchar

ay de mí si no lo hago

cómo escapar de Ti, cómo no hablar

si tu voz me quema dentro.

No temas arriesgarte

porque contigo yo estaré,

no temas anunciarme

porque en tu boca yo hablaré. Te encargo hoy mi pueblo

para arrancar y derribar

para edificar, destruirás y plantarás.

Deja a tus hermanos,

deja a tu padre y a tu madre

abandona tu casa

porque la tierra gritando está

nada traigas contigo

porque a tu lado yo estaré

es hora de luchar

porque mi pueblo gritando está.

Oración final y reserva del Santísimo

Presidente

Padre Santo, te adoramos y te damos gracias porque en tu Hijo eres

el autor del sacerdocio, de la vida religiosa y de toda vocación.

Padre Santo, te pedimos por las vocaciones que no han sido cultiva-

das ni atendidas.

Padre Santo, te pedimos que todos comprendan el anhelo de Cris-

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Page 10: Itinerario de las Horas Santas

to: “La mies es grande, pero los obreros son pocos; pidan, por tan-

to, al Señor de la mies que mande obreros para su mies”.

Padre Santo, te pedimos que los padres, sacerdotes y educadores

allanen el camino con palabras y medios materiales y espirituales a

todos los que han sido llamados.

Padre Santo, te pedimos que, en la orientación y formación de las

vocaciones, se siga a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida.

Padre Santo, te pedimos que los que han sido llamados sean santos,

luz del mundo y sal de la tierra.

Padrenuestro

Terminada la oración el presidente se acerca al altar, hace genuflexión y se arrodilla, y

se entona uno de los siguientes cantos:

Tamtum Ergo (Nª 193 Cantad Alegres a Dios)

El Eterno Señor de la Historia (Nª 347 Cantad Alegres a Dios)

Mientras tanto, el ministro arrodillado, inciensa el Santísimo Sacramento. Termi-

nado el canto, se levanta y dice:

P/ Les diste Señor el Pan del Cielo. R/ Que contiene en sí todo deleite.

Oremos.

Alimentados en tu mesa, Señor,

te rogamos que, por este sacramento de amor,

germinen las semillas

que generosamente esparciste en el campo de tu Iglesia,

para que sean cada vez más numerosos

los que elijan el camino de servirte en los hermanos.

Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos,

R/ Amén.

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Page 11: Itinerario de las Horas Santas

Si el que preside es un ministro ordenado (presbítero o diácono) y la exposición

de la Sagrada Forma se ha realizado en la custodia, este colocándose el humeral y la

capa pluvial, hace la genuflexión, toma la custodia en sus manos y hace en silencio la

señal de la cruz sobre el pueblo. Si la exposición se ha realizado en el copón, basta sólo

que se coloque el paño humeral.

Según la tradición del pueblo y si se considera conveniente se pueden sonar las

campanillas.

Acabada la bendición, puesta la custodia o el copón sobre el altar, se rezan las

aclamaciones al Santísimo Sacramento:

Aclamaciones a Jesús Sacramentado

Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo consolador.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus ángeles y santos.

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Page 12: Itinerario de las Horas Santas

1I

Vida consagrada a la Buena

Nueva

Intención comunitaria

Tenemos hoy en nuestras intenciones, las vidas de tantas mujeres y

hombres que, desde la pobreza, la castidad y la obediencia, se entre-

gan a servir a la Iglesia de Jesucristo y a la humanidad entera.

Exposición del Santísimo Sacramento

Se expone el Santísimo Sacramento según las normas litúrgicas. (Ver normas en el

ritual de la Sagrada Comunión y el Culto Eucarístico fuera de la Misa, N° 91)

Himno

Coloquio amoroso por santa Teresa de Ávila

Si el amor que me tenéis,

Dios mío, es como el que os tengo, Decidme: ¿en qué me detengo?

O Vos, ¿en qué os detenéis?

-Alma, ¿qué quieres de mí?

-Dios mío, no más que verte.

-Y ¿qué temes más de ti?

-Lo que más temo es perderte.

Un alma en Dios escondida

¿qué tiene que desear,

sino amar y más amar,

y en amor toda escondida

tornarte de nuevo a amar?

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Page 13: Itinerario de las Horas Santas

Un amor que ocupe os pido,

Dios mío, mi alma os tenga,

para hacer un dulce nido

adonde más la convenga.

Texto de la sagrada Escritura

Del libro del profeta Oseas 2, 16-17

Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré de

su corazón. Desde allí, le daré sus viñedos y haré del valle de

Acor una puerta de esperanza. Allí, ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto.

Reflexión desde el Magisterio

El papa Francisco en el encuentro que tuvo el 6 de julio de 2013,

con los seminaristas, novicios y novicias, decía:

La verdadera alegría no viene de las cosas, del tener, ¡no! Nace del

encuentro, de la relación con los demás, nace de sentirse aceptado,

comprendido, amado, y de aceptar, comprender y amar; y esto no

por el interés de un momento, sino porque el otro, la otra, es una

persona. La alegría nace de la gratuidad de un encuentro. Es escu-

char: «Tú eres importante para mí», no necesariamente con pala-

bras. Esto es hermoso… Y es precisamente esto lo que Dios nos

hace comprender. Al llamaros, Dios os dice: «Tú eres importante

para mí, te quiero, cuento contigo». Jesús, a cada uno de nosotros,

nos dice esto. De ahí nace la alegría. La alegría del momento en que

Jesús me ha mirado. Comprender y sentir esto es el secreto de

nuestra alegría. Sentirse amado por Dios, sentir que para él no so-

mos números, sino personas; y sentir que es él quien nos llama.

Convertirse en sacerdote, en religioso o religiosa no es ante todo

una elección nuestra. No me fío del seminarista o de la novicia que

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Page 14: Itinerario de las Horas Santas

dice: «He elegido este camino». ¡No me gusta esto! No está bien.

Más bien es la respuesta a una llamada y a una llamada de amor.

Siento algo dentro que me inquieta, y yo respondo sí. En la oración,

el Señor nos hace sentir este amor, pero también a través de nume-

rosos signos que podemos leer en nuestra vida, a través de numero-

sas personas que pone en nuestro camino. Y la alegría del encuentro

con él y de su llamada lleva a no cerrarse, sino a abrirse; lleva al ser-

vicio en la Iglesia. Santo Tomás decía bonum est diffusivum sui —no

es un latín muy difícil—, el bien se difunde. Y también la alegría se

difunde. No tengáis miedo de mostrar la alegría de haber respondi-

do a la llamada del Señor, a su elección de amor, y de testimoniar su

Evangelio en el servicio a la Iglesia. Y la alegría, la verdad, es conta-

giosa; contagia… hace ir adelante. En cambio, cuando te encuentras

con un seminarista muy serio, muy triste, o con una novicia así,

piensas: ¡hay algo aquí que no está bien! Falta la alegría del Señor, la alegría que te lleva al servicio, la alegría del encuentro con Jesús, que

te lleva al encuentro con los otros para anunciar a Jesús. ¡Falta esto!

No hay santidad en la tristeza, ¡no hay! Santa Teresa —hay tantos

españoles aquí que la conocen bien— decía: «Un santo triste es un

triste santo». Es poca cosa… Cuando te encuentras con un semina-

rista, un sacerdote, una religiosa, una novicia con cara larga, triste,

que parece que sobre su vida han arrojado una manta muy mojada,

una de esas pesadas… que te tira al suelo… ¡Algo está mal! Pero

por favor: ¡nunca más religiosas y sacerdotes con «cara avinagrada»,

¡nunca más! La alegría que viene de Jesús. Pensad en esto: cuando a

un sacerdote —digo sacerdote, pero también un seminarista—,

cuando a un sacerdote, a una religiosa, le falta la alegría, es triste;

podéis pensar: «Pero es un problema psiquiátrico». No, es verdad:

puede ser, puede ser, esto sí. Sucede: algunos, pobres, enferman…

Puede ser. Pero, en general, no es un problema psiquiátrico. ¿Es un

problema de insatisfacción? Sí. Pero, ¿dónde está el centro de esta

falta de alegría? Es un problema de celibato. Os lo explico. Vosotros,

seminaristas, religiosas, consagráis vuestro amor a Jesús, un amor

grande; el corazón es para Jesús, y esto nos lleva a hacer el voto de

castidad, el voto de celibato. Pero el voto de castidad y el voto de

celibato no terminan en el momento del voto, van adelante… Un

camino que madura, madura, madura hacia la paternidad pastoral,

hacia la maternidad pastoral, y cuando un sacerdote no es padre de

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Page 15: Itinerario de las Horas Santas

su comunidad, cuando una religiosa no es madre de todos aquellos

con los que trabaja, se vuelve triste. Este es el problema. Por eso os

digo: la raíz de la tristeza en la vida pastoral está precisamente en la

falta de paternidad y maternidad, que viene de vivir mal esta consa-

gración, que, en cambio, nos debe llevar a la fecundidad. No se pue-

de pensar en un sacerdote o en una religiosa que no sean fecundos:

¡esto no es católico! ¡Esto no es católico! Esta es la belleza de la

consagración: es la alegría, la alegría…

Salmo dialogado

Salmo 44

Lector 1:

Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey;

mi lengua es ágil pluma de escribano.

Lector 2:

Eres el más bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Señor te bendice eternamente.

Lector 1:

Cíñete al flanco la espada, valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.

Lector 2:

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de júbilo

entre todos tus compañeros.

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Page 16: Itinerario de las Horas Santas

Lector 1:

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina,

enjoyada con oro de Ofir.

Lector 2:

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna;

prendado está el rey de tu belleza:

póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos más ricos buscan tu favor.

Lector 1:

Ya entra la princesa, bellísima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,

la siguen sus compañeras:

las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real.

Lector 2:

"A cambio de tus padres tendrás hijos,

que nombrarás príncipes por toda la tierra".

Lector 1:

Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarán

por los siglos de los siglos.

Canto

Juntos cantando la alegría

de vernos unidos en la fe y el amor

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Page 17: Itinerario de las Horas Santas

juntos sintiendo en nuestras vidas

la alegre presencia del Señor.

Somos la Iglesia peregrina que Él fundó

somos un pueblo que camina sin cesar

entre cansancios y esperanzas hacia Dios

nuestro amigo Jesús nos llevará.

Hay una fe que nos alumbra con su luz

una esperanza que empapó nuestro esperar

aunque la noche nos envuelva en su inquietud

nuestro amigo Jesús nos guiará.

El Señor nos acompaña al caminar

con su ternura a nuestro lado siempre va si los peligros nos acechan por doquier

nuestro amigo Jesús nos salvará.

Oración final y reserva del Santísimo

Presidente

En mi oración, escuché a Jesús que me hablaba al corazón.

¿Dónde estás?

Te busco y deseo encontrarte.

Ven a mí, tú que sufres y no sabes qué rumbo dar a tu vida.

Yo estoy aquí esperándote, no tengas miedo, no te voy a reprender,

sólo quiero que oigas lo que tengo para decirte:

Tú me perteneces, porque te rescaté con mi Sangre derramada en

la cruz.

Te compré, entregando mi vida por ti.

¿Sabes por qué? ¡Porque te amo!

¡Mi Padre me enseñó sólo a amar y no sé hacer otra cosa sino

amarte!

¡Tú eres muy importante para mí!

Reconozco tus pecados, conozco tus límites y tus fragilidades; sin

embargo, todo eso es lo que me acerca a ti.

No sientas vergüenza, yo estoy contigo, también en las horas de fra-

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Page 18: Itinerario de las Horas Santas

gilidad y de pecado.

Quiero que vuelvas a mí, que me conozcas y quiero que sepas con

absoluta certeza que a cada instante doy mi vida por ti, ¡porque te

amo¡

Ven conmigo y caminemos lado a lado, yo en ti, tú en mí.

¡Y nuestro Padre será feliz, porque te dejaste encontrar por el

amor¡

Gracias, Señor.

Padrenuestro

Terminada la oración el presidente se acerca al altar, hace genuflexión y se arrodilla, y

se entona uno de los siguientes cantos:

Tamtum Ergo (Nª 193 Cantad Alegres a Dios)

El Eterno Señor de la Historia (Nª 347 Cantad Alegres a Dios)

Mientras tanto, el ministro arrodillado, inciensa el Santísimo Sacramento. Termi-

nado el canto, se levanta y dice:

P/ Les diste Señor el Pan del Cielo.

R/ Que contiene en sí todo deleite.

Oremos.

Alimentados en tu mesa, Señor,

te rogamos que, por este sacramento de amor,

germinen las semillas

que generosamente esparciste en el campo de tu Iglesia,

para que sean cada vez más numerosos

los que elijan el camino de servirte en los hermanos.

Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos,

R/ Amén.

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Page 19: Itinerario de las Horas Santas

Si el que preside es un ministro ordenado (presbítero o diácono) y la exposición

de la Sagrada Forma se ha realizado en la custodia, este colocándose el humeral y la

capa pluvial, hace la genuflexión, toma la custodia en sus manos y hace en silencio la

señal de la cruz sobre el pueblo. Si la exposición se ha realizado en el copón, basta sólo

que se coloque el paño humeral.

Según la tradición del pueblo y si se considera conveniente se pueden sonar las

campanillas.

Acabada la bendición, puesta la custodia o el copón sobre el altar, se rezan las

aclamaciones al Santísimo Sacramento:

Aclamaciones a Jesús Sacramentado

Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo consolador.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus ángeles y santos.

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Page 20: Itinerario de las Horas Santas

III

Vida consagrada para

anunciar y denunciar

Intención comunitaria

Ponemos ante Dios a quienes sufren persecu-

ción por afirmarse como cristianos y vivir según los principios del

Evangelio.

Exposición del Santísimo Sacramento

Se expone el Santísimo Sacramento según las normas litúrgicas. (Ver normas en el

ritual de la Sagrada Comunión y el Culto Eucarístico fuera de la Misa, N° 91)

Himno

Cuando llamas por Fray Alejandro R. Ferreirós, OFMconv

Cuando llamas, Señor, tu voz resuena

con la fuerza del trueno entre los montes

y recorre el valle en que se esconde

el río de la vida que me llena.

Tu voz potente como el trueno que del cielo

denuncia a Pablo su error y lo derriba

le muestra la misión y le confía

el anuncio del Reino de los cielos.

Delicada tu voz como la brisa

que percibe Samuel en sus oídos

cuando ansioso por servirte te ha ofrecido

su corazón atento y su sonrisa.

Una llamada a todos dirigida

a vivir la santidad que se derrama

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Page 21: Itinerario de las Horas Santas

desde la cima del monte que proclama

la llegada de la tierra prometida.

Es la brasa que quema en Isaías

y su boca purifica en fuego santo

el ardor de su alabanza y de su canto

incendiando en tu Amor su profecía.

Es llamada al Amor tu voz potente

que seduce a los hombres que la escuchan

y que enciende la fe de los que luchan

por vivir su vida plenamente.

Es tu voz la llama que redime

y levanta a Mateo de su abismo la que da un nombre nuevo en el bautismo

y en el sello de tu Espíritu se imprime.

Es tu voz la que invita a una respuesta

radical, audaz, comprometida,

invitación a entregarte a Ti la vida

cuando tu elección se manifiesta.

Es tu llamada impulso misionero

que llena el corazón del que ha partido

es la que deja el corazón herido

y del Reino de los cielos prisionero.

Texto de la sagrada Escritura

Del Evangelio según san Juan 1, 35-39

Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y,

mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios».

Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.

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Page 22: Itinerario de las Horas Santas

Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quie-

ren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maes-

tro– ¿dónde vives?».

«Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se queda-

ron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.

Reflexión desde el Magisterio

El papa Francisco en el encuentro que tuvo el 6 de julio de 2013,

con los seminaristas, novicios y novicias, decía:

Para ser testigos felices del Evangelio es necesario ser auténticos, coherentes. Y esta es otra palabra que quiero deciros: autenticidad.

Jesús reprendía mucho a los hipócritas: hipócritas, los que piensan

por debajo, los que tienen —para decirlo claramente— dos caras.

Hablar de autenticidad a los jóvenes no cuesta, porque los jóvenes

—todos— tienen este deseo de ser auténticos, de ser coherentes.

Y a todos vosotros os fastidia encontraros con sacerdotes o religio-

sas que no son auténticos.

Esta es una responsabilidad, ante todo, de los adultos, de los forma-

dores. Es vuestra, formadores, que estáis aquí: dar un ejemplo de

coherencia a los más jóvenes. ¿Queremos jóvenes coherentes?

¡Seamos nosotros coherentes! De lo contrario, el Señor nos dirá lo

que decía de los fariseos al pueblo de Dios: «Haced lo que digan,

pero no lo que hacen». Coherencia y autenticidad.

Pero también vosotros, por vuestra parte, tratad de seguir este ca-

mino. Digo siempre lo que afirmaba san Francisco de Asís: Cristo

nos ha enviado a anunciar el Evangelio también con la palabra. La

frase es así: «Anunciad el Evangelio siempre. Y, si fuera necesario,

con las palabras». ¿Qué quiere decir esto? Anunciar el Evangelio con

la autenticidad de vida, con la coherencia de vida. Pero en este mun-

do en el que las riquezas hacen tanto mal, es necesario que noso-

tros, sacerdotes, religiosas, todos nosotros, seamos coherentes con

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Page 23: Itinerario de las Horas Santas

nuestra pobreza. Pero cuando te das cuenta de que el interés priori-

tario de una institución educativa o parroquial, o cualquier otra, es

el dinero, esto no hace bien. ¡Esto no hace bien! Es una incoheren-

cia. Debemos ser coherentes, auténticos. Por este camino hacemos

lo que dice san Francisco: predicamos el Evangelio con el ejemplo,

después con las palabras. Pero, antes que nada, es en nuestra vida

donde los otros deben leer el Evangelio. También aquí sin temor,

con nuestros defectos que tratamos de corregir, con nuestros lími-

tes que el Señor conoce, pero también con nuestra generosidad al

dejar que él actúe en nosotros. Los defectos, los límites y —añado

algo más— los pecados… Querría saber una cosa: aquí, en el aula,

¿hay alguien que no es pecador? ¡Alce la mano! ¡Alce la mano! Na-

die. Nadie. Desde aquí hasta el fondo… ¡todos! Pero, ¿cómo llevo

mi pecado, mis pecados? Quiero aconsejaros esto: sed transparen-

tes con el confesor. Siempre. Decid todo, no tengáis miedo. «Padre, he pecado». Pensad en la samaritana, que para tratar de decir a sus

conciudadanos que había encontrado al Mesías, dijo: «Me ha dicho

todo lo que hice», y todos conocían la vida de esa mujer. Decir

siempre la verdad al confesor. Esta transparencia nos hará bien, por-

que nos hace humildes, a todos. «Pero padre, he persistido en esto,

he hecho esto, he odiado»…, cualquier cosa. Decir la verdad, sin

esconder, sin medias palabras, porque estás hablando con Jesús en la

persona del confesor. Y Jesús sabe la verdad. Solamente Él te perdo-

na siempre. Pero el Señor quiere solamente que tú le digas lo que Él

ya sabe. ¡Transparencia! Es triste cuando uno se encuentra con un

seminarista, con una religiosa, que hoy se confiesa con éste para lim-

piar la mancha; y mañana con otro, con otro y con otro: una pere-

grinatio a los confesores para esconder su verdad. ¡Transparencia!

Es Jesús quien te está escuchando. Tened siempre esta transparencia

ante Jesús en el confesor. Pero ésta es una gracia. Padre, he pecado,

he hecho esto, esto y esto… letra por letra. Y el Señor te abraza, te

besa. Ve, y ya no peques. ¿Y si vuelves? Otra vez. Lo digo por expe-

riencia. Me he encontrado con muchas personas consagradas que

caen en esta trampa hipócrita de la falta de transparencia. «He he-

cho esto», con humildad. Como el publicano, que estaba en el fondo

del templo: «He hecho esto, he hecho esto…». Y el Señor te tapa la

boca: es Él quien te la tapa. Pero no lo hagas tú. ¿Habéis comprendi-

do? Del propio pecado, sobreabunda la gracia. Abrid la puerta a la

23

Page 24: Itinerario de las Horas Santas

gracia, con esta transparencia.

Los santos y los maestros de la vida espiritual nos dicen que para

ayudar a hacer crecer la autenticidad en nuestra vida es muy útil,

más aún, es indispensable, la práctica diaria del examen de concien-

cia. ¿Qué sucede en mi alma? Así, abierto, con el Señor y después

con el confesor, con el padre espiritual. Es muy importante esto.

La coherencia es fundamental, para que nuestro testimonio sea creí-

ble. Pero no basta; también se necesita preparación cultural, prepa-

ración intelectual, lo remarco, para dar razón de la fe y de la espe-

ranza. El contexto en el que vivimos pide continuamente este «dar

razón», y es algo bueno, porque nos ayuda a no dar nada por des-

contado. Hoy no podemos dar nada por descontado. Esta civiliza-

ción, esta cultura… no podemos. Pero, ciertamente, es también ar-duo, requiere buena formación, equilibrada, que una todas las di-

mensiones de la vida, la humana, la espiritual, la dimensión intelec-

tual con la pastoral. En la formación vuestra hay cuatro pilares fun-

damentales: formación espiritual, o sea, la vida espiritual; la vida inte-

lectual, este estudiar para «dar razón»; la vida apostólica, comenzar

a ir a anunciar el Evangelio; y, cuarto, la vida comunitaria. Cuatro. Y

para esta última es necesario que la formación se realice en la co-

munidad, en el noviciado, en el priorato, en los seminarios… Pienso

siempre esto: es mejor el peor seminario que ningún seminario.

¿Por qué? Porque es necesaria esta vida comunitaria. Recordad los

cuatro pilares: vida espiritual, vida intelectual, vida apostólica y vida

comunitaria. Estos cuatro. En estos cuatro debéis edificar vuestra

vocación.

Querría deciros: salid de vosotros mismos para anunciar el Evange-

lio, pero, para hacerlo, debéis salir de vosotros mismos para encon-

trar a Jesús. Hay dos salidas: una hacia el encuentro con Jesús, hacia

la trascendencia; la otra, hacia los demás para anunciar a Jesús. Estas

dos van juntas. Si haces solamente una, no está bien. Pienso en la

madre Teresa de Calcuta. Era audaz esta religiosa… No tenía miedo

a nada, iba por las calles… Pero esta mujer tampoco tenía miedo de

arrodillarse, dos horas, ante el Señor. No tengáis miedo de salir de

vosotros mismos en la oración y en la acción pastoral. Sed valientes

24

Page 25: Itinerario de las Horas Santas

para rezar y para ir a anunciar el Evangelio.

Querría una Iglesia misionera, no tan tranquila. Una hermosa Iglesia

que va adelante. En estos días han venido muchos misioneros y mi-

sioneras a la misa de la mañana, aquí, en Santa Marta, y cuando me

saludaban, me decían: «Pero yo soy una religiosa anciana; hace cua-

renta años que estoy en el Chad, que estoy acá, que estoy allá…».

¡Qué hermoso! Pero, ¿tú entiendes que esta religiosa ha pasado es-

tos años así, porque nunca ha dejado de encontrar a Jesús en la ora-

ción? Salir de sí mismos hacia la trascendencia, hacia Jesús en la ora-

ción, hacia la trascendencia, hacia los demás en el apostolado, en el

trabajo. Dad una contribución para una Iglesia así, fiel al camino que

Jesús quiere. No aprendáis de nosotros, que ya no somos tan jóve-

nes; no aprendáis de nosotros el deporte que nosotros, los viejos,

tenemos a menudo: ¡el deporte de la queja! No aprendáis de noso-tros el culto de la «diosa queja». Es una diosa… siempre quejosa. Al

contrario, sed positivos, cultivad la vida espiritual y, al mismo tiem-

po, id, sed capaces de encontraros con las personas, especialmente

con las más despreciadas y desfavorecidas. No tengáis miedo de salir

e ir contra la corriente. Sed contemplativos y misioneros. Tened

siempre a la Virgen con vosotros en vuestra casa, como la tenía el

apóstol Juan. Que ella siempre os acompañe y proteja. Y rezad tam-

bién por mí, porque también yo necesito oraciones, porque soy un

pobre pecador, pero vamos adelante.

Salmo dialogado

Salmo 70

Lector 1:

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo derrotado para siempre;

tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,

inclina a mí tu oído, y sálvame.

Lector 2:

Se tú mi roca de refugio,

el alcázar donde me salve,

25

Page 26: Itinerario de las Horas Santas

porque mi peña y mi alcázar eres tú.

Lector 1:

Dios mío, líbrame de la mano perversa,

del puño criminal y violento;

porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza

y mi confianza, Señor, desde mi juventud.

Lector 2:

En el vientre materno ya me apoyaba en ti,

en el seno tú me sostenías,

siempre he confiado en ti.

Lector 1:

Muchos me miraban como a un milagro, porque tú eres mi fuerte refugio.

Llena estaba mi boca de tu alabanza

y de tu gloria, todo el día.

Lector 2:

No me rechaces ahora en la vejez,

me van faltando las fuerzas, no me abandones;

porque mis enemigos hablan de mí,

los que acechan mi vida celebran consejo;

dicen: "Dios lo ha abandonado;

perseguidlo, agarradlo, que nadie lo defiende".

Lector 1:

Dios mío, no te quedes a distancia;

Dios mío, ven aprisa a socorrerme.

Que fracasen y se pierdan

los que atentan contra mi vida,

queden cubiertos de oprobio y vergüenza

los que buscan mi daño.

Lector 2:

Yo, en cambio, seguiré esperando,

redoblaré tus alabanzas;

26

Page 27: Itinerario de las Horas Santas

mi boca contará tu auxilio,

y todo el día tu salvación.

Contaré tus proezas, Señor mío,

narraré tu victoria, tuya entera.

Lector 1:

Dios mío, me instruiste desde mi juventud,

y hasta hoy relato tus maravillas,

ahora, en la vejez y las canas,

no me abandones, Dios mío,

Lector 2:

hasta que describa tu brazo

a la nueva generación,

tus proezas y tus victorias excelsas, las hazañas que realizaste:

Dios mío, ¿quién como tú?

Lector 1:

Me hiciste pasar por peligros,

muchos y graves:

de nuevo me darás la vida,

me harás subir de lo hondo de la tierra;

Lector 2:

acrecerás mi dignidad,

de nuevo me consolarás;

y yo te daré gracias, Dios mío,

con el arpa, por tu lealtad;

Lector 1:

tocaré para tí la cítara,

Santo de Israel;

te aclamarán mis labios, Señor,

mi alma, que tú redimiste;

Lector 2:

y mi lengua todo el día

27

Page 28: Itinerario de las Horas Santas

recitará tu auxilio,

porque quedaron derrotados y afrentados

los que buscaban mi daño.

Canto

Yo vengo del sur y del norte

Del este y oeste y de todo lugar

Caminos y vidas recorro

Llevando socorro queriendo ayudar.

Mensaje de paz es mi canto Y cruzo montañas y voy hasta el fin

El mundo no me satisface

Lo que busco es la paz, lo que quiero es vivir.

Al pecho llevo una cruz

Y en mí corazón lo que dice Jesús (2)

Yo sé que no tengo la edad

Ni la madurez de quien ya vivió

Mas se que es de mi propiedad

Buscar la verdad y gritar con mi voz.

El mundo va herido y cansado

De un negro pasado de guerras sin fin

Hoy teme a la bomba que hizo

La fe que deshizo y espera por mí

Yo quiero dejar mi recado

No tengo pasado pero tengo amor

El mismo de un crucificado

Que quiso dejarnos un mundo mejor

Yo digo a los indiferentes

Que soy de la gente que cree en la cruz

Y creo en la fuerza del hombre

Que sigue el camino de Cristo Jesús

28

Page 29: Itinerario de las Horas Santas

Oración final y reserva del Santísimo

Presidente

Jesús, Divino Maestro, envía buenos obreros a tu mies. La mies es

mucha y los obreros pocos.

Jesús, Apóstol del Padre, hazme sentir el deseo de tu corazón: un

solo rebaño bajo un solo pastor.

Apostolado de la vida interior, del sufrimiento y de la oración, del

ejemplo y de los medios de comunicación, de la Palabra y de las vo-

caciones, apostolado de la caridad en la verdad.

Suscita, oh María, un fuerte deseo de salvación en Cristo y en la

Iglesia.

Beato Santiago Alberione, Vía humanitatis

Padrenuestro

Terminada la oración el presidente se acerca al altar, hace genuflexión y se arrodilla, y

se entona uno de los siguientes cantos:

Tamtum Ergo (Nª 193 Cantad Alegres a Dios)

El Eterno Señor de la Historia (Nª 347 Cantad Alegres a Dios)

Mientras tanto, el ministro arrodillado, inciensa el Santísimo Sacramento. Termi-

nado el canto, se levanta y dice:

P/ Les diste Señor el Pan del Cielo.

R/ Que contiene en sí todo deleite.

Oremos.

Alimentados en tu mesa, Señor,

te rogamos que, por este sacramento de amor, germinen las semillas

que generosamente esparciste en el campo de tu Iglesia,

para que sean cada vez más numerosos

29

Page 30: Itinerario de las Horas Santas

los que elijan el camino de servirte en los hermanos.

Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos,

R/ Amén.

Si el que preside es un ministro ordenado (presbítero o diácono) y la exposición

de la Sagrada Forma se ha realizado en la custodia, este colocándose el humeral y la

capa pluvial, hace la genuflexión, toma la custodia en sus manos y hace en silencio la

señal de la cruz sobre el pueblo. Si la exposición se ha realizado en el copón, basta sólo

que se coloque el paño humeral.

Según la tradición del pueblo y si se considera conveniente se pueden sonar las

campanillas.

Acabada la bendición, puesta la custodia o el copón sobre el altar, se rezan las

aclamaciones al Santísimo Sacramento:

Aclamaciones a Jesús Sacramentado

Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo consolador.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus ángeles y santos.

30

Page 31: Itinerario de las Horas Santas

IV

Vida consagrada que

siembra esperanza

Intención comunitaria

Ante el Altar del Señor presentamos a nues-

tras comunidades de fe, para que ellas sigan

estimulando los diferentes carismas que suscita el Espíritu de Dios y,

sean de este modo semilleros de vocaciones a la vida consagrada.

Exposición del Santísimo Sacramento

Se expone el Santísimo Sacramento según las normas litúrgicas. (Ver normas en el

ritual de la Sagrada Comunión y el Culto Eucarístico fuera de la Misa, N° 91)

Himno

Llama de amor viva por San Juan de la Cruz

1. ¡Oh llama de amor viva,

que tiernamente hieres

de mi alma en el más profundo centro!

Pues ya no eres esquiva,

acaba ya, si quieres;

¡rompe la tela de este dulce encuentro!

2. ¡Oh cauterio suave!

¡Oh regalada llaga!

¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,

que a vida eterna sabe,

y toda deuda paga!

Matando, muerte en vida la has trocado.

3. ¡Oh lámparas de fuego,

en cuyos resplandores

las profundas cavernas del sentido,

31

Page 32: Itinerario de las Horas Santas

que estaba oscuro y ciego,

con extraños primores

calor y luz dan junto a su querido!

4. ¡Cuán manso y amoroso

recuerdas en mi seno,

donde secretamente solo moras:

y en tu aspirar sabroso,

de bien y gloria lleno

¿cuán delicadamente me enamoras!

Texto de la sagrada Escritura

De la carta del Apóstol san Pablo a los Romanos 13, 8-14

Hermanos: Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que

ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos:

No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y

cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti

mismo.

El amor no hace más al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud

de la Ley.

Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de desper-

tarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que

cuando abrazamos la fe. La noche está muy avanzada y se acerca el

día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la

armadura de la luz. Como en pleno día, procedamos dignamente:

basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y liber-

tinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Se-

ñor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la

carne.

Reflexión desde el Magisterio

El Papa emérito Benedicto XVI en la homilía para la Fiesta de la Pre-

sentación del Señor de 2013 nos decía:

Queridos hermanos y hermanas:

32

Page 33: Itinerario de las Horas Santas

En su relato de la infancia de Jesús, san Lucas subraya cuán fieles

eran María y José a la ley del Señor. Con profunda devoción llevan a

cabo todo lo que se prescribe después del parto de un primogénito

varón. Se trata de dos prescripciones muy antiguas: una se refiere a

la madre y la otra al niño neonato. Para la mujer se prescribe que se

abstenga durante cuarenta días de las prácticas rituales, y que des-

pués ofrezca un doble sacrificio: un cordero en holocausto y una

tórtola o un pichón por el pecado; pero si la mujer es pobre, puede

ofrecer dos tórtolas o dos pichones (cf. Lev 12, 1-8). San Lucas pre-

cisa que María y José ofrecieron el sacrificio de los pobres (cf. 2, 24),

para evidenciar que Jesús nació en una familia de gente sencilla, hu-

milde pero muy creyente: una familia perteneciente a esos pobres

de Israel que forman el verdadero pueblo de Dios. Para el primogé-

nito varón, que según la ley de Moisés es propiedad de Dios, se prescribía en cambio el rescate, establecido en la oferta de cinco

siclos, que había que pagar a un sacerdote en cualquier lugar. Ello en

memoria perenne del hecho de que, en tiempos del Éxodo, Dios

rescató a los primogénitos de los hebreos (cf. Ex 13, 11-16).

Es importante observar que para estos dos actos —la purificación

de la madre y el rescate del hijo— no era necesario ir al Templo.

Sin embargo María y José quieren hacer todo en Jerusalén, y san Lu-

cas muestra cómo toda la escena converge en el Templo, y por lo

tanto se focaliza en Jesús, que allí entra. Y he aquí que, justamente a

través de las prescripciones de la ley, el acontecimiento principal se

vuelve otro: o sea, la «presentación» de Jesús en el Templo de Dios,

que significa el acto de ofrecer al Hijo del Altísimo al Padre que le

ha enviado (cf. Lc 1, 32.35).

Esta narración del evangelista tiene su correspondencia en la palabra

del profeta Malaquías que hemos escuchado al inicio de la primera

lectura: «Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino

ante mí. Enseguida llegará a su santuario el Señor a quien vosotros

andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis,

mirad que está llegando, dice el Señor del universo... Refinará a los

levitas... para que puedan ofrecer al Señor ofrenda y oblación jus-

tas» (3, 1.3). Claramente aquí no se habla de un niño, y sin embargo

33

Page 34: Itinerario de las Horas Santas

esta palabra halla cumplimiento en Jesús, porque «enseguida», gra-

cias a la fe de sus padres, fue llevado al Templo; y en el acto de su

«presentación», o de su «ofrenda» personal a Dios Padre, se traslu-

ce claramente el tema del sacrificio y del sacerdocio, como en el

pasaje del profeta. El niño Jesús, que enseguida presentan en el Tem-

plo, es el mismo que, ya adulto, purificará el Templo (cf. Jn 2, 13-22;

Mc 11, 15-19 y paralelos) y sobre todo hará de sí mismo el sacrificio

y el sumo sacerdote de la nueva Alianza.

Esta es también la perspectiva de la Carta a los Hebreos, de la que

se ha proclamado un pasaje en la segunda lectura, de forma que se

refuerza el tema del nuevo sacerdocio: un sacerdocio —el que inau-

gura Jesús— que es existencial: «Pues, por el hecho de haber pade-

cido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tenta-

dos» (Hb 2, 18). Y así encontramos también el tema del sufrimiento, muy remarcado en el pasaje evangélico, cuando Simeón pronuncia

su profecía acerca del Niño y su Madre: «Este ha sido puesto para

que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de

contradicción —y a ti misma [María] una espada te traspasará el al-

ma» (Lc 2, 34-35). La «salvación» que Jesús lleva a su pueblo y que

encarna en sí mismo pasa por la cruz, a través de la muerte violenta

que Él vencerá y transformará con la oblación de la vida por amor.

Esta oblación ya está preanunciada en el gesto de la presentación en

el Templo, un gesto ciertamente motivado por las tradiciones de la

antigua Alianza, pero íntimamente animado por la plenitud de la fe y

del amor que corresponde a la plenitud de los tiempos, a la presen-

cia de Dios y de su Santo Espíritu en Jesús. El Espíritu, en efecto,

aletea en toda la escena de la presentación de Jesús en el Templo,

en particular en la figura de Simeón, pero también de Ana. Es el Es-

píritu «Paráclito», que lleva el «consuelo» de Israel y mueve los pa-

sos y el corazón de quienes lo esperan. Es el Espíritu que sugiere las

palabras proféticas de Simeón y Ana, palabras de bendición, de ala-

banza a Dios, de fe en su Consagrado, de agradecimiento porque

por fin nuestros ojos pueden ver y nuestros brazos estrechar «su

salvación» (cf. 2, 30).

«Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2,

32): así Simeón define al Mesías del Señor, al final de su canto de

34

Page 35: Itinerario de las Horas Santas

bendición. El tema de la luz, que resuena en el primer y segundo

canto del Siervo del Señor, en el Deutero-Isaías (cf. Is 42, 6; 49, 6),

está fuertemente presente en esta liturgia. Que de hecho se ha

abierto con una sugestiva procesión en la que han participado los

superiores y las superioras generales de los institutos de vida consa-

grada aquí representados, llevando cirios encendidos. Este signo,

específico de la tradición litúrgica de esta fiesta, es muy expresivo.

Manifiesta la belleza y el valor de la vida consagrada como reflejo de

la luz de Cristo; un signo que recuerda la entrada de María en el

Templo: la Virgen María, la Consagrada por excelencia, llevaba en

brazos a la Luz misma, al Verbo encarnado, que vino para expulsar

las tinieblas del mundo con el amor de Dios.

Queridos hermanos y hermanas consagrados: todos vosotros habéis

estado representados en esa peregrinación simbólica, que en el Año de la fe expresa más todavía vuestra concurrencia en la Iglesia, para

ser confirmados en la fe y renovar el ofrecimiento de vosotros mis-

mos a Dios. A cada uno, y a vuestros institutos, dirijo con afecto mi

más cordial saludo y os agradezco vuestra presencia. En la luz de

Cristo, con los múltiples carismas de vida contemplativa y apostóli-

ca, vosotros cooperáis a la vida y a la misión de la Iglesia en el mun-

do. En este espíritu de reconocimiento y de comunión, desearía ha-

ceros tres invitaciones, a fin de que podáis entrar plenamente por la

«puerta de la fe» que está siempre abierta para nosotros (cf. Carta

ap. Porta fidei, 1).

Os invito en primer lugar a alimentar una fe capaz de iluminar vues-

tra vocación. Os exhorto por esto a hacer memoria, como en una

peregrinación interior, del «primer amor» con el que el Señor Jesu-

cristo caldeó vuestro corazón, no por nostalgia, sino para alimentar

esa llama. Y para esto es necesario estar con Él, en el silencio de la

adoración; y así volver a despertar la voluntad y la alegría de com-

partir la vida, las elecciones, la obediencia de fe, la bienaventuranza

de los pobres, la radicalidad del amor. A partir siempre de nuevo de

este encuentro de amor, dejáis cada cosa para estar con Él y pone-

ros como Él al servicio de Dios y de los hermanos (cf. Exhort. ap.

Vita consecrata, 1).

Page 36: Itinerario de las Horas Santas

En segundo lugar os invito a una fe que sepa reconocer la sabiduría

de la debilidad. En las alegrías y en las aflicciones del tiempo presen-

te, cuando la dureza y el peso de la cruz se hacen notar, no dudéis

de que la kenosi de Cristo es ya victoria pascual. Precisamente en la

limitación y en la debilidad humana estamos llamados a vivir la con-

formación a Cristo, en una tensión totalizadora que anticipa, en la

medida posible en el tiempo, la perfección escatológica (ib., 16). En

las sociedades de la eficiencia y del éxito, vuestra vida, caracterizada

por la «minoridad» y la debilidad de los pequeños, por la empatía

con quienes carecen de voz, se convierte en un evangélico signo de

contradicción.

Finalmente os invito a renovar la fe que os hace ser peregrinos hacia

el futuro. Por su naturaleza, la vida consagrada es peregrinación del

espíritu, en busca de un Rostro, que a veces se manifiesta y a veces se vela: «Faciem tuam, Domine, requiram» (Sal 26, 8). Que éste sea

el anhelo constante de vuestro corazón, el criterio fundamental que

orienta vuestro camino, tanto en los pequeños pasos cotidianos co-

mo en las decisiones más importantes. No os unáis a los profetas de

desventuras que proclaman el final o el sinsentido de la vida consa-

grada en la Iglesia de nuestros días; más bien revestíos de Jesucristo

y portad las armas de la luz —como exhorta san Pablo (cf. Rm 13,

11-14)—, permaneciendo despiertos y vigilantes. San Cromacio de

Aquileya escribía: «Que el Señor aleje de nosotros tal peligro para

que jamás nos dejemos apesadumbrar por el sueño de la infidelidad;

que nos conceda su gracia y su misericordia para que podamos velar

siempre en la fidelidad a Él. En efecto, nuestra fidelidad puede velar

en Cristo» (Sermón 32, 4).

Queridos hermanos y hermanas: la alegría de la vida consagrada pa-

sa necesariamente por la participación en la Cruz de Cristo. Así fue

para María Santísima. El suyo es el sufrimiento del corazón que se

hace todo uno con el Corazón del Hijo de Dios, traspasado por

amor. De aquella herida brota la luz de Dios, y también de los sufri-

mientos, de los sacrificios, del don de sí mismos que los consagra-

dos viven por amor a Dios y a los demás se irradia la misma luz, que

evangeliza a las gentes. En esta fiesta os deseo de modo particular a

vosotros, consagrados, que vuestra vida tenga siempre el sabor de la

36

Page 37: Itinerario de las Horas Santas

parresia evangélica, para que en vosotros la Buena Nueva se viva,

testimonie, anuncie y resplandezca como Palabra de verdad (cf. Car-

ta ap. Porta fidei, 6). Amén.

Salmo dialogado

Salmo 145

Lector 1:

Alaba, alma mía, al Señor:

alabaré al Señor mientras viva,

tañeré para mi Dios mientras exista.

Lector 2: No confiéis en los príncipes,

seres de polvo que no pueden salvar;

exhalan el espíritu y vuelven al polvo,

ese día perecen sus planes.

Lector 1:

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él;

Lector 2:

que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.

Lector 1:

El Señor liberta a los cautivos,

el Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

Lector 2:

Page 38: Itinerario de las Horas Santas

El Señor guarda a los peregrinos,

sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

Lector 1:

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad.

Canto

Sois la semilla que ha de crecer,

Sois la estrella que ha de brillar,

Sois levadura, sois grano de sal,

antorcha que ha de alumbrar.

Sois la mañana que vuelve a nacer,

sois espiga que empieza a granar.

Sois aguijón y caricia a la vez,

testigos que voy a enviar.

Id, amigos, por el mundo, anunciando el amor,

mensajeros de la vida, de la paz y el perdón.

Sed, amigos, los testigos de mi Resurrección.

Id llevando mi presencia. ¡Con vosotros estoy!

Sois una llama que ha de encender

resplandores de fe y caridad.

Sois los pastores que han de guiar

al mundo por sendas de paz.

Sois los amigos que quise escoger,

sois palabra que intento gritar.

Sois reino nuevo que empieza a engendrar

justicia, amor y verdad.

Sois fuego y savia que viene a traer,

sois la ola que agita la mar.

La levadura pequeña de ayer

38

Page 39: Itinerario de las Horas Santas

fermenta la masa del pan.

Una ciudad no se puede esconder,

ni los montes se han de ocultar.

En vuestras obras que buscan el bien

los hombres al Padre verán.

Oración final y reserva del Santísimo

Presidente

Oremos todos en silencio, con la Santísima Virgen María, confiados

en su intercesión. (entre cada intercesión oramos en silencio)

Oremos para que los santos misterios del Divino Espíritu Paráclito iluminen muchas personas generosas, dispuestas a servir con mayor

disponibilidad a la Iglesia.

Oremos por los pastores y por sus colaboradores, para que en-

cuentren siempre las palabras justa, cuando propongan a los fieles el

mensaje de la vida sacerdotal y consagrada.

Oremos para que en todos los ambientes de la Iglesia crean con re-

novado compromiso en el ideal evangélico del sacerdote completa-

mente dedicado a la renovación del Reino de Dios y favorezcan las

vocaciones.

Oremos por los jóvenes, a los cuales el Señor invita para que lo si-

gan más de cerca: para que sean capaces de desapegarse de las cosas

de este mundo y abran su corazón a la voz amiga que los llama, para

que sean intrépidos para dedicarse a sí mismos, por toda la vida,

“con el corazón indiviso”, a Cristo, a la Iglesia y a las almas; y para

que crean que la gracia les dará la fuerza para esa donación y vean

la belleza y la grandeza de la vida sacerdotal, religiosa y misionera.

Oremos por las familias, para que éstas logren el clima cristiano

propicio para las grandes opciones religiosas de sus hijos. Y, al mis-

mo tiempo, agradezcamos de corazón al Señor, por el hecho de que

Page 40: Itinerario de las Horas Santas

en estos últimos años, en muchas partes del mundo, muchos jóve-

nes, y también personas menos jóvenes, están respondiendo cada

vez más al llamado divino

(Papa Juan Pablo II, con ocasión de la XXVII Jornada Mundial de Oración por las

Vocaciones.

Padrenuestro

Terminada la oración el presidente se acerca al altar, hace genuflexión y se arrodilla, y

se entona uno de los siguientes cantos:

Tamtum Ergo (Nª 193 Cantad Alegres a Dios)

El Eterno Señor de la Historia (Nª 347 Cantad Alegres a Dios)

Mientras tanto, el ministro arrodillado, inciensa el Santísimo Sacramento. Termi-

nado el canto, se levanta y dice:

P/ Les diste Señor el Pan del Cielo.

R/ Que contiene en sí todo deleite.

Oremos.

Alimentados en tu mesa, Señor,

te rogamos que, por este sacramento de amor,

germinen las semillas

que generosamente esparciste en el campo de tu Iglesia,

para que sean cada vez más numerosos

los que elijan el camino de servirte en los hermanos.

Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos,

R/ Amén.

Si el que preside es un ministro ordenado (presbítero o diácono) y la exposición

de la Sagrada Forma se ha realizado en la custodia, este colocándose el humeral y la

capa pluvial, hace la genuflexión, toma la custodia en sus manos y hace en silencio la

señal de la cruz sobre el pueblo. Si la exposición se ha realizado en el copón, basta sólo

que se coloque el paño humeral.

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Según la tradición del pueblo y si se considera conveniente se pueden sonar las

campanillas.

Acabada la bendición, puesta la custodia o el copón sobre el altar, se rezan las

aclamaciones al Santísimo Sacramento:

Aclamaciones a Jesús Sacramentado

Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo consolador.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus ángeles y santos.

Page 42: Itinerario de las Horas Santas

EL GUSTO DE VIVIR por Santo Tomás Moro

Felices los que saben reírse de sí mismos,

porque nunca terminarán de divertirse.

Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita,

porque evitarán muchos inconvenientes.

Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas porque

llegarán a ser sabios.

Felices los que saben escuchar y callar,

porque aprenderán cosas nuevas.

Felices los que son suficientemente inteligentes,

como para no tomarse en serio,

porque serán apreciados por quienes los rodean.

Felices los que están atentos a las necesidades de los demás,

sin sentirse indispensables,

porque serán distribuidores de alegría.

Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas

y tranquilidad las cosas grandes,

porque irán lejos en la vida.

Felices los que saben apreciar una sonrisa

y olvidar un desprecio,

porque su camino será pleno de sol.

Felices los que piensan antes de actuar

y rezan antes de pensar,

porque no se turbarán por lo imprevisible.

Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreir

cuando se les quita la palabra,

se les contradice o cuando les pisan los pies,

porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.

Felices ustedes si son capaces de interpretar

siempre con benevolencia las actitudes de los demás

aún cuando las apariencias sean contrarias.

Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.

Felices sobre todo, ustedes,

si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran

entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.

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Page 44: Itinerario de las Horas Santas

Jesús, sembrador bueno,

anima a quienes consagran su vida al

anuncio del Reino