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Iurisdictio Primera Edición

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Esperamos que Iurisdictio . Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México, se constituya en un paradigma analítico en tópicos de justicia laboral y que impulse la dignificación y cumplimiento de los derechos de la clase trabajadora.

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iurisdictioRevista del Tribunal Estatal de Conciliación y

Arbitraje del Estado de México

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Número INaugural

octubre-diciembre

Número 1 Año 2011

iurisdictioRevista del Tribunal Estatal de Conciliación y

Arbitraje del Estado de México

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Primera edición: 2011

Reserva de derechos: 04-2011-120511500800-102

Certificado de licitud de título y contenido: en trámite

ISSN: en trámite

Dictamen Técnico de Imagen Institucional número 214060000/530/2011

Número de Autorización CE:204/05/01/11-01

Las opiniones sustentadas en los trabajos contenidos en esta revista, corres-

ponden exclusivamente a sus autores. El hecho de su publicación no implica

que iurisdictio se solidarice con su contenido.

La revista iurisdictio es una publicación de distribución gratuita, sin fines

de lucro. La publicación de las colaboraciones que aparecen en esta revista

supone que los autores ceden sus derechos a iurisdictio y otorgan el permiso

para que sus colaboraciones se publiquen y difundan en la revista en formato

impreso y digital.

Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos

e imágenes de esta publicación sin previa autorización de los autores y del

Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México.

Los datos personales de los colaboradores proporcionados a esta revista se encuen-

tran debidamente protegidos y son usados exclusivamente para fines académicos.

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Directorio De revista

Presidente HonorarioMtro. Cruz Juvenal Roa Sánchez

Secretario del Trabajo

Director GeneralDr. José Noé Gómora Colín

Presidente del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México

Directora EditorialMtra. Sandra Gómora Juárez

Secretaria Técnica EditorialLic. Adriana Hernández Arzate

Corrección de estiloLic. Berenice Ortega Villela

Lic. Óscar A. G. Conde

Diseño El Imaginario Studio

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comité eDitorial

Octavio AvendAño CArbAllido Eruviel ÁvilA villegAs

Rosalinda Elizabeth benítez gonzÁlez

V. Humberto benítez treviño

José Benjamín bernAl suÁrez

Alfonso bouzAs ortiz Jorge CArpizo MAC gregor

José dÁvAlos MorAles

Susana dÁvAlos torres Vicente FernÁndez FernÁndez

Jorge FernÁndez ruíz Héctor Fix-Fierro

José Noé góMorA Colín

Sandra góMorA JuÁrez

Adriana HernÁndez ArzAte Aleida HernÁndez CervAntes

María Patricia KurCzyn villAlobos José Manuel lAstrA lAstrA

Miguel Alejandro lópez olverA María del CArMen MACíAs vÁzquez

José MArtínez piCHArdo Hugo Ítalo MorAles sAldAñA

Tomás Héctor nAtividAd sÁnCHez

Jorge olverA gArCíA

Margarita pAloMino guerrero Carlos Alberto puig HernÁndez

Rafael quintAnA MirAndA

Carlos reynoso CAstillo

Cruz Juvenal roA sÁnCHez

Alfredo sÁnCHez CAstAñedA Rafael tenA suCK

Diego vAlAdés ríos

María Guadalupe zAMorA núñez

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iurisdictioRevista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje

del Estado de México

ÍNDICE

Discurso Inaugural 15

Prólogo 17

Presentación 19

ARTÍCULOS

Algunas consideraciones en torno a la reforma laboral 23

V. Humberto Benítez treviño

Justicia alternativa en los conflictos laborales-electorales 37

María Macarita elizonDo Gasperín

El juicio de amparo directo: reforma constitucional y sus implicaciones en la justicia laboral 53

Vicente FernánDez FernánDez

Abogacía, función judicial y jurisprudencia 83

José Manuel lastra lastra

El intento de creación de un sindicato de trabajadores 99

en el Instituto Federal Electoral Tomás H. nativiDaD sáncHez

Número 1 Año 2011

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La nueva competencia laboral de los organismos protectores 119 de los derechos humanos en MéxicoCarlos Alberto puiG HernánDez

El debilitamiento de la relación de trabajo 157

Carlos reynoso castillo

El bienestar social como responsabilidad del Estado constitucional 175

Diego valaDés

ENSAYOS

Una clasificación de los derechos de la justicia social 193

Jorge carpizo

Principio de buena fe en el derecho procesal del trabajo 241

Rafael tena suck

CRITERIOS EDITORIALES 259

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Discurso inauGural

Para el Gobierno del Estado de México, es motivo de gran sa-tisfacción presentar a la sociedad mexiquense el primer número de iurisdictio. Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitra-je del Estado de México, un proyecto que nació bajo la premisa de difundir el conocimiento jurídico, particularmente en los rubros de la administración e impartición de justicia, derecho laboral, dere-cho procesal laboral y derecho burocrático.

La Secretaría del Trabajo y el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje, con esta revista trimestral, establecen un medio plural con diferentes ideas, propuestas y opiniones de todos los actores e integrantes de los sectores sociales, que nos ayudan a la con-solidación de un gobierno solidario, una sociedad protegida y un Estado progresista.

De la misma manera, se difunde y divulga el conocimiento ju-rídico en algunos aspectos laborales de especial interés, para que a través del contraste y el análisis, quienes se dedican a la digna labor de impartir justicia, encuentren en esta revista una valiosa herramienta para enriquecer su información.

En sus páginas encontrarán artículos, ponencias y ensayos, efectuados con el rigor académico que precisa la investigación ju-rídica. Se ha respetado en todo momento la pluralidad ideológica y la libertad de expresión de los autores, como los doctores: Hum-berto Benítez Treviño, Jorge Carpizo Mac Gregor, Diego Valadés, entre otros, a quienes damos el más cálido de nuestros agradeci-mientos por amablemente aportar a esta publicación sus conoci-mientos y experiencia profesional.

Esperamos que iurisdictio. Revista del Tribunal Estatal de Con-ciliación y Arbitraje del Estado de México, se constituya en un pa-radigma analítico en tópicos de justicia laboral, que contribuya al perfeccionamiento de la legislación laboral sustantiva y adjetiva, y que impulse la dignificación y cumplimiento de los derechos de la clase trabajadora.

Con estas acciones, a más de setenta años de su creación, el

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Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México se proyecta no sólo como un órgano impartidor de justicia laboral, sino como promotor del conocimiento jurídico.

Por todas estas razones deseamos una saludable vida editorial a la revista que hoy nos reúne.

GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE MÉXICO

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próloGo

Cuando hablamos de paz social, el concepto indudablemente nos remite al mejor paradigma, el de la seguridad, y efectivamente su significado forma parte de la paz social; empero, con todo, no es la única frase que se emplea para referirnos a ésta, en razón de su amplio significado y aplicabilidad en el ámbito sociojurídico; ejemplo de ello es que el término paz social se encuentra inmerso en las relaciones laborales, tanto con entes públicos, como con en-tes privados.

Sin embargo, la sinergia que se genera día a día mediante las relaciones laborales entre los servidores públicos y las instancias gubernamentales locales, en ocasiones, culmina en un conflicto entre quienes formaron parte de esa relación laboral, lo que de-viene a la postre en un litigio ante la instancia competente, que en el caso de la entidad mexiquense se denomina Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México.

Ello significa que, además de privilegiar el compromiso por en-contrar las mejores condiciones laborales en pro de los trabaja-dores —sea que presten sus servicios para una entidad pública o privada— las cuales, a su vez, buscan incidir en el bienestar de las familias mexiquenses; también es menester estar atento a la admi-nistración e impartición de justicia laboral estadual. Más aún, ésta debe regirse por los principios de humanismo, honradez, transpa-rencia y eficacia.

Un litigio planteado ante el órgano de justicia laboral mexi-quense que adolezca de los principios delineados no sólo atenta contra la paz social, sino que también resta credibilidad a la insti-tución de que se trata; por ello resulta importante subrayar el he-cho de que quienes forman parte de ese honorable tribunal ciñan sus actitudes y aptitudes para beneficio de los gobernados. Desde esta perspectiva, la administración e impartición de justicia debe ser evaluable, clara, imparcial, objetiva y eficaz.

En tal contexto, podemos evidenciar la necesidad de que este entramado de situaciones jurídicas que cotidianamente pervive en

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el tribunal estadual de justicia laboral, pueda quedar plasmado en un documento que amalgame tópicos jurídicos de interés para los litigantes, para los servidores públicos y para el público en general. Un documento de consulta que permita dilucidar algunos aspec-tos jurídicos con miras a que la justicia laboral sea más asequible al común de la gente. Bajo esta óptica es como nace la idea de crear una publicación periódica por parte de esta Secretaría, propia del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje, denominada iurisdictio. Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje.

Especialistas en la ciencia del derecho, con méritos naciona-les e internacionales, son quienes han hecho posible materializar la confección de sendo documento. Los temas que en el primer nú-mero de la revista se publican son el resultado de las inquietudes jurídicas que en materia laboral han surgido del largo camino que sus autores han observado y vivido, pero que, ahora, de manera genuina, han aceptado compartirlos a favor de la justicia laboral mexiquense.

Sea para el bien de la justicia laboral y la paz social mexiquen-se los contenidos de esta revista, a la que le deseamos los mejores parabienes, hoy y siempre.

SECRETARIO DEL TRABAJO DEL ESTADO DE MÉXICO

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presentación

El Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje se sustenta en los principios de legalidad, equidad y justicia social para resolver los conflictos jurídicos laborales burocráticos estatales y munici-pales. En su labor de impartición de justicia laboral burocrática, desde su constitución hasta hoy, siempre se ha guiado bajo los principios de eficiencia, efectividad y profesionalismo; garantizan-do el respeto y la protección a los derechos de los trabajadores del servicio público, y proporcionando certeza y seguridad jurídica a las partes en conflicto.

Acorde a los tiempos que viven las instituciones públicas, y de conformidad con las temáticas que orientan los trabajos impulsa-dos en el Estado de México por el Dr. Eruviel Ávila Villegas, Go-bernador Constitucional del Estado de México, el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje ha adquirido con la ciudadanía el com-promiso de emprender una serie de proyectos institucionales con miras a materializar la aplicación de los principios y ejes rectores del Gobierno del Estado que, indudablemente, redundarán en be-neficio de la entidad y sus ciudadanos.

Mediante la aplicación de los principios de humanismo, hon-radez, transparencia y eficacia, el Tribunal pretende, en primera instancia, mejorar el servicio que reciben quienes acuden ante es-te órgano jurisdiccional, brindando una atención honesta, amable, cálida, respetuosa, pronta y calificada, que muestre en todo mo-mento claridad y certeza en sus actuaciones.

Al guiarse por los ejes rectores de gobierno solidario, sociedad protegida y estado progresista, este Tribunal tiene la firme convic-ción de que la mejor manera de contribuir al proyecto guberna-mental estatal para el desarrollo de la entidad es a través del trato humano y un servicio eficaz, honrado y con apego a la rendición de cuentas, es decir, brindar un servicio responsable y constante.

Con fundamento en los principios y ejes rectores del Gobierno del Estado, impulsados de manera firme y decidida por nuestro primer mandatario, y consciente de la necesaria y permanente in-

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teracción del gobierno con los diferentes sectores de la sociedad, el Tribunal emprende el proyecto de esta publicación periódica denominada iurisdictio. Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México, con el objetivo de fomentar el enriquecimiento cultural e informativo de académicos, abogados postulantes, funcionarios, servidores públicos y la sociedad en ge-neral, a través de un espacio abierto para la reflexión y análisis de los temas y problemáticas que enfrentamos en materia laboral y temas jurídicos afines, propiciando el acercamiento entre todos aquellos que estén interesados en conocer y participar de este es-pacio.

iurisdictio. Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje, originalmente fue concebida como una publicación electrónica cuatrimestral de acceso gratuito; no obstante, se ha logrado impulsar el proyecto para que sea una publicación accesible y gratuita en dos versiones: electrónica e impresa; labor que ha representado un esfuerzo conjunto y un gran compromiso de todos los colaboradores para hacer posible su realización.

Esta revista cuenta entre sus contenidos con artículos, ensa-yos, ponencias, conferencias, comentarios, análisis legislativos o jurisprudenciales y reseñas de libros. Esta publicación ésta favo-recida con la participación y el apoyo de un Comité Editorial, in-tegrado por distinguidos especialistas en el ámbito jurídico, espe-cialmente en materia laboral y temas afines.

Esperamos que esta iniciativa contribuya a la comprensión de los problemas jurídicos actuales que permean en el ámbito jurídico de la sociedad mexiquense, que enriquezca nuestras instituciones y nos encauce hacia alternativas de solución, en afán de que es-ta pequeña contribución literaria especializada abone, acaso, para que nuestro querido Estado de México continúe a la vanguardia que le corresponde en la historia nacional.

PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ESTATAL DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE

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artículos

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alguNas coNsIderacIoNes eN torNo a la reforma laboral

V. Humberto benítez treviño*

resuMen: El artículo reflexiona en torno a las propuestas de re-forma a la Ley Federal del Trabajo, referentes entre otros temas, a la intermediación, días de descanso, reparto de utilidades, capa-citación y término para la emisión de laudos. Esta reflexión consi-dera dichas reformas a la luz de las transformaciones que ha ex-perimentado la Ley Federal del Trabajo desde su creación hasta nuestros días.

pAlAbrAs ClAve: Ley Federal del Trabajo, reforma laboral, dere-chos laborales, trabajadores.

suMArio: I. Introducción. II. Nacimiento del derecho proce-sal. III. La federalización de la legislación del trabajo. IV. Pro-ceso de elaboración de la ley de 1970. V. Reforma procesal de 1980. VI. Propuestas de reforma a la Ley Federal del Trabajo. VII. Comentarios a las propuestas de reforma. VIII. Conclusión.

i. introDucción

Estas consideraciones no pretenden ser en forma alguna, un estudio jurídico profundo sobre las reformas que se proponen a la Ley Federal del Trabajo, ya que para adentrarse en cualquier rama del derecho se requiere una preparación y una capacidad de análisis muy cuidadosos, en ello, este trabajo tiene más bien un carácter de divulgación y pretende ser auxiliar para cualquier per-sona —empresario, trabajador, investigador o autoridad— que sin amplios conocimientos jurídicos, encuentre alguna orientación en

* Doctor en Derecho con mención honorífica por la Universidad Nacional Autónoma de México, Delgado del

Departamento del Distrito Federal en la Delegación Benito Juárez, Procurador General de Justicia del Estado de

México, del Distrito Federal y Procurador General de la República. Además ha desempeñado en el Estado de Mé-

xico los cargos de Presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, Diputado de la LV Legislatura, Sec-

retario General de Gobierno, Diputado Federal y Presidente de la Comisión de Justicia de la LXI Legislatura Federal.

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los diarios problemas laborales.La base para una adecuada relación entre patrones y traba-

jadores, estriba en el cumplimiento de las disposiciones legales y contractuales por ambas partes; por ello, como la ley es la base de la que derivan todos los derechos y obligaciones que corres-ponden a unos y otros, su conocimiento y su interpretación, son indispensables para lograr aquellos fines. Esto es de gran utilidad y necesario tanto para el jefe de empresa, como para las personas que colaboran con él y para los propios trabajadores. Es importan-te, para unos y para otros, conocer la ley e interpretarla sin secta-rismos y sin engaños, como medio, el mejor, para lograr el acuer-do de voluntades en un fin superior que, en el último término, al conseguir la paz laboral, repercute en el desarrollo y progreso de nuestro país. En este orden de ideas se analizarán las propuestas de reforma que hace el diputado Amador Monroy Estrada con la mayor objetividad posible, tratando de ser realistas en el estudio de los fenómenos sociales en nuestro medio y sin adoptar postura política alguna, simplemente ubicándonos en los principios de im-parcialidad y de equilibrio.

Para adentrarnos en el tema que nos ocupa, haremos referen-cia a algunos antecedentes que se considera tienen relevancia.

ii. nacimiento Del DerecHo procesal De los conFlictos Del traBajo

El derecho del trabajo nace en México como consecuencia de profundos y prolongados movimientos sociales, como las huelgas de Cananea del 31 de mayo y 3 de junio de 1906, en el estado de Sonora, que dan cabida al establecimiento de la jornada de ocho horas, al principio de igualdad de salario y al derecho de preferen-cia de los mexicanos así como el acontecimiento que tuvo lugar ante la negativa de los obreros de Río Blanco, en Orizaba, Vera-cruz, para volver a su trabajo en la mañana del 7 de enero de 1907, que culminara con la represión bestial a cargo del ejército, que de-jó un saldo elevadísimo de trabajadores muertos y heridos. Estos acontecimientos provocaron la modificación de las estructuras económicas, sociales y políticas del país a inicios del presente siglo.

Con la declaración de los derechos sociales de 1917, por prime-ra vez en el mundo se establecen a nivel constitucional, en el artí-

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culo 123, los derechos de la clase trabajadora. La Constitución se convierte en el estatuto que ubica al hombre como medio y fin del desarrollo, proclamando como principios fundamentales los va-lores humanos y la dignificación del trabajo para dar satisfacción a las necesidades del hombre, mejorar sus condiciones de vida y conseguir su plena libertad.

El derecho mexicano del trabajo, cuyas fuentes formales por excelencia son la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Ley Federal del Trabajo, ha devenido en un conjun-to de normas que se proponen realizar la justicia social buscando el equilibrio de las relaciones entre el trabajo y el capital. Dentro de este contexto, los derechos contenidos en la Constitución y en su legislación complementaria no solo buscan fijar los beneficios mínimos que deben corresponder a los trabajadores por la pres-tación de sus servicios, sino procurar al hombre que trabaja una existencia digna y decorosa, dando así unidad a las distintas insti-tuciones del derecho laboral.1

iii. la FeDeralización De la leGislación Del traBajo

La idea del derecho del trabajo es la defensa de la persona hu-mana que entrega a la sociedad su energía para que se construyan la civilización y la cultura, es una conquista de la historia que tiene una pretensión de eternidad; pero sus formas y medios de reali-zación cambian al mismo ritmo de las transformaciones sociales y económicas. Así ocurrió con el carácter local o federal de la legis-lación del trabajo. La declaración de derechos sociales fortaleció el ejercito de los trabajadores para beneficio del trabajo: el despertar obrero reafirmó su conciencia de clase y se extendió por toda la República y creó sindicatos y federaciones y confederaciones y devino una fuerza viva y activa al servicio del trabajo y se convirtió en una fuente de cuyas primicias fueron los conflictos colectivos, las huelgas y los contratos colectivos. Pero no estaban satisfechos los trabajadores y lentamente se formó el rumor que resonó en los campos mineros y petroleros y en las fábricas y en los talleres: fue

1 Comisión Nacional para la Participación de los Trabajadores en la Utilidades de las Empresas, Memorias de Labores, México, 1985, p. 203

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noble y oportuna la solución de la asamblea de Querétaro, decía el rumor, pero la República es un enjambre de leyes que dan a los trabajadores tratamientos distintos, situación que implica la nega-ción del principio democrático de la igualdad de derechos y bene-ficios. Por otra parte el gobierno federal sostenía, con justificación, que el artículo 27 de la carta magna había reivindicado para la na-ción el dominio sobre los productos del subsuelo, atribución que exigía que todos los asuntos que pudieran afectarlo se estudiaran y resolvieran por las autoridades nacionales. Finalmente, algunos conflictos colectivos y huelgas se extendían a dos o más entida-des federativas, ninguna de las cuales podía intervenir, porque sus decisiones carecían de eficacia fuera de sus fronteras.

En vista de la multiplicación de las dificultades, el poder revi-sor de la Constitución modificó en 1929 el párrafo introductorio de la Declaración y propuso una solución estrictamente original: la ley del trabajo sería unitaria y se expediría por el Congreso Federal pero su aplicación correspondería a las autoridades federales y a las locales mediante una distribución de competencias incluida en la misma reforma. Así se abrió el camino para la expedición de una Ley Federal del trabajo aplicable en toda la República.2

Este antecedente repercutió para que por virtud de la reforma constitucional de 1929, en la fracción X del artículo 73 del código supremo se federalizara la legislación laboral y se expidiera la pri-mera Ley Federal del Trabajo, se facultó al Congreso de la Unión:

Para legislar en toda la República sobre minería, comercio e instituciones de crédito; para establecer el Banco de Emisión Única, en los términos del artículo 20 de esta Constitución, y pa-ra expedir las leyes del trabajo, reglamentarias del artículo 123 de la propia Constitución. La aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las autoridades de los Estados en sus respectivas jurisdicciones, excepto cuando se trate de asuntos relativos a fe-rrocarriles y demás empresas de transporte, amparadas por con-cesión federal, minería e hidrocarburos, y por último, los trabajos ejecutados en el mar y en las zonas marítimas en la forma y tér-minos que fijen las disposiciones reglamentarias. Nuestra ley fue considerada en su tiempo como una de las

más adelantadas y de progreso en el mundo y representó un par-te aguas en la historia del derecho laboral de nuestro país.

La ley de 1931 fue el resultado de un intenso proceso de ela-

2 De la Cueva, Mario, El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo, Editorial Porrúa, México 1980, p. 53.

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boración y estuvo precedida de algunos proyectos, el último fue ampliamente debatido en el Congreso de la Unión y previo un nú-mero importante de modificaciones, fue aprobado y promulgado el 18 de agosto de 1931.

iv. proceso De elaBoración De la ley De 1970

La elaboración de esa Ley Federal del Trabajo configuró un proceso democrático de estudio y preparación de una ley social, un precedente de la mayor trascendencia para el ejercicio futuro de la función legislativa. Precisamente porque la ley del trabajo es el punto de partida para el desenvolvimiento de los principios de justicia social que brotan en el artículo 123, su consulta y discusión públicas con las fuerzas activas de la vida nacional, trabajadores, patrones y sindicatos, escuelas de derecho e institutos jurídicos y económicos, autoridades del trabajo, y en general, con los repre-sentantes de los intereses nacionales, constituyen una auténtica consulta y un debate con el pueblo, un procedimiento que de con-tinuarse en ocasión de otras leyes, producirá una legislación cada vez más próxima a la conciencia del pueblo, titular único de la so-beranía y de todos los poderes públicos.3

La preocupación de los autores de esa época era la de for-mular una nueva ley que se adecuara a los constantes cambios económicos y sociales que se dieron en nuestro país después de la promulgación de la ley de 1931. Estos se adelantaron al pensar que los cambios que se percibían en la sociedad mexicana se daban a una gran velocidad por lo que era necesario que se prepararan las nuevas reformas a la ley de referencia, e incluso a la propia Consti-tución, es decir, se hacía necesaria la adecuación de manera cons-tante a las condiciones de vida a fin de que las normas estuvieran adecuadas a las conductas de la época en que se vivía. Esto toma en consideración que esos cambios nunca terminan.

En la exposición de motivos de la ley de 1970 se hizo un reco-nocimiento a sus autores debido al trabajo que realizaron, en vir-tud de que la ley anterior cumplió de manera eficaz con las expec-tativas para las cuales fue creada y contribuyó para el progreso de

3 Mario de la Cueva, op. cit., p. 56.

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la economía nacional y el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores.

Esta ley entró en vigor el primero de mayo de 1970, frente a la abrogada de 1931 que consideraba al trabajo como un derecho y deber social, estableció que no es un artículo de comercio y se exige respeto para las libertades y dignidad de los trabajadores.

Dentro de otro orden de ideas en 1973 se reformó la ley, con el propósito de crear principios e instituciones defensores del poder adquisitivo del salario, lo que ha dado al derecho del trabajo su verdadera dimensión: ya no es solamente un estatuto regulador de las relaciones entre trabajadores y patrones, sino que penetra definitivamente en la economía nacional para facilitar a los obre-ros y a sus familias la adquisición de los artículos de consumo ne-cesarios y convenientes a precios reducidos, mediante el otorga-miento de créditos a interés moderado.

La participación cada vez más activa de de la mujer en la vida nacional y universal, obligó al poder ejecutivo, en 1953, a proponer al Congreso de la Unión la reforma del artículo 34 de la Constitu-ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el fin de darle el valor e igualdad que representa frente al hombre, cuestión que fue aprobada y se reflejó en las modificaciones que se realizaron a diversos ordenamientos jurídicos como lo fueron: El Código Ci-vil, la Ley de Población, la de Nacionalidad y Naturalización y en la Ley del Trabajo. Las únicas normas particulares para el trabajo de las mujeres que subsisten en la legislación laboral se relacionan con la defensa de la maternidad.

v. reForma procesal De 1980

Una etapa de avance sin duda la constituyó la llamada “refor-ma procesal” de 1980, en la que en la Ley Federal Trabajo, que entro en vigor el primero de mayo, contempla que:

…el propósito fundamental fue el de implantar una adminis-tración eficaz para organizar el país, que contribuya a garantizar institucionalmente, la eficiencia, la congruencia y la honestidad en las acciones públicas… en materia de justicia tiene que haber-la en plenitud, de lo contrario la población vive en desconcierto, lo que resulta incongruente con los principios esenciales que así

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misma se ha dado, requiriéndose nuevas normas que contribu-yan a que la administración de justicia cumpla con los objetivos que le ha impuesto el artículo 17 Constitucional y que es respon-sabilidad de los tribunales.4 Con tal reforma —adecuada en ese entonces a su tiempo— se

modificó considerablemente el procedimiento laboral, sin embar-go y frente a una realidad tan dinámica y cambiante como la que se vive en materia de trabajo, la legislación ya no cumple con las expectativas, sobre todo, con los principios del proceso laboral, entre ellos, el de inmediatez, el de economía y el de celeridad; por ello, se hace necesaria y urgente la reforma laboral.

vi. propuestas De reForma a la ley FeDeral Del traBajo

Desde hace más de veinte años la clase obrera vive en una in-certidumbre laboral debido a la amenaza constante de modificar la Ley Federal del Trabajo, pues considera que cualquier renglón que se toque al marco jurídico laboral podría causar perjuicio, tal reforma no se ha dado hasta la fecha debido a la pugna en la de-fensa de intereses que se da entre los factores de la producción. Hoy estamos frente a las propuestas de los distintos grupos par-lamentarios en el Congreso de la Unión, lo que nos hace pensar que es casi un hecho que la reforma laboral tan esperada llegue a darse en la LXI Legislatura. Cabe hacer mención que para muchos esta reforma es una actualización o adecuación a los tiempos que hoy vivimos y una necesidad prioritaria para enfrentar las nuevas políticas sociales, económicas y de integración en el marco del co-mercio internacional cada vez más dinámico y competitivo.

Uno de los más importantes y grandes retos que enfrenta nuestro país es el poder concretar la aludida reforma, en este tra-bajo nos avocaremos a tocar y tratar solo algunos de los aspectos que se considera tienen mayor relevancia.

4 Trueba Urbina, Alberto, Nuevo derecho procesal del trabajo, México, Porrúa, 1980, p. 425.

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vii. comentarios a las propuestas De reForma

Comenzaremos por analizar la propuesta de adiciones a los artículos 13 y 15, que aborda el tema del intermediarismo o sub-contratación, para ilustrarnos diremos que nuestra ley define al intermediario como la persona que contrata e interviene en la con-tratación de otra u otras personas para que presten servicios a un patrón. Esta forma de contratación se ha puesto de moda en nues-tro país, se ha pretendido dar solución a un problema que ha pro-vocado muchas dificultades, pues en ocasiones algunos patrones, indebidamente, se han valido de interpósitas personas simulando que tienen el carácter de contratistas, para obtener servicios que pagan con salarios inferiores a los de su propia empresa y para ne-garles las prestaciones adicionales correspondientes. Al contratar así, las empresas evaden las responsabilidades contraídas con sus trabajadores, haciéndoles nugatorios sus derechos, por ello cree-mos que la finalidad de esta reforma es acertada, toda vez que obliga al patrón para que previa contratación, se cerciore de que la empresa con quien lo hará, sea una persona física o moral le-galmente constituida, con domicilio propio y con capital suficiente para responder a sus obligaciones.

En tal sentido, la reforma concederá a los trabajadores así con-tratados el derecho de prestar sus servicios en las mismas condi-ciones de trabajo y con los mismos derechos que corresponden a los trabajadores que ejecuten trabajos similares en la empresa o establecimiento, de lo que se infiere que aunque se denomine inter-mediario se considera jurídicamente como patrón a la empresa esta-blecida que contrate trabajos para ejecutarlos con elementos propios.

En lo que se refiere a la causal de rescisión contemplada en la fracción II del artículo 47, no se considera prudente el criterio de adi-ción en el sentido de establecer como causal de rescisión de la rela-ción laboral por causa imputable al trabajador, el hecho de incurrir en actos de violencia, amagos, injurias o malos tratamientos en con-tra de los clientes de su patrón, en este supuesto se caería en una apreciación de carácter subjetivo, dejando al arbitrio de un tercero (cliente) la decisión sobre la estabilidad del trabajador en su empleo. En cuanto a la estabilidad en el empleo Néstor de Buen señala:

La estabilidad en el empleo debe entenderse como el dere-cho a conservarlo, no necesariamente en forma indefinida, sino por el tiempo en que la naturaleza de la relación lo exija: Si esta es

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indefinida no se podrá separar al trabajador, salvo que existiere causa para ello. Si es por tiempo o por obra determinados, mien-tras subsista la materia de trabajo el trabajador podrá continuar laborando. En otras palabras, puede expresarse la misma idea se-ñalando que el patrón, por regla general, no puede dar por termi-nada la relación laboral caprichosamente. En todo caso la relación laboral habrá de subsistir hasta su terminación natural.5

Un aspecto más a considerar es la propuesta al artículo 48 en el sentido de cuantificar el pago de salarios caídos tomando como base el salario diario integrado, propuesta que se considera acer-tada, en virtud de que nuestro más alto Tribunal ha seguido ese criterio y así lo ha determinado, encontrando el soporte jurídico en la Jurisprudencia que a continuación se trascribe:

SALARIOS CAÍDOS EN CASO DE REINSTALACIÓN. DEBEN PAGARSE CON EL SALARIO QUE CORRESPONDE A LA CUO-TA DIARIA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 82 DE LA LEY FEDE-RAL DEL TRABAJO MÁS TODAS LAS PRESTACIONES QUE EL TRABAJADOR VENÍA PERCIBIENDO DE MANERA ORDINARIA DE SU PATRÓN. La acción de cumplimiento de contrato implica que la relación entre los contendientes subsista para todos los efectos legales, si se determina la injustificación del despido, por ello, sería contrario a estos efectos que se pretendiera que den-tro de los componentes del salario, cuando se demanda reinsta-lación, se incluyera la parte relativa a la prima de antigüedad y otras prestaciones que aparecen cuando se rompe la relación la-boral, dado que el pago de éstas son incongruentes con la conti-nuación del vínculo jurídico; de ahí que los conceptos que deben considerarse para fijar el importe de los salarios vencidos deben ser aquellos que el trabajador percibía ordinariamente por sus servicios, donde se deben incluir, además de la cuota diaria en efectivo, las partes proporcionales de las prestaciones pactadas en la ley, en el contrato individual o en el colectivo respectivo, siempre que éstas no impliquen un pago que deba hacerse con motivo de la terminación del contrato individual correspondiente, porque el derecho a la reinstalación de un trabajador, cuando es despedido de su empleo, no sólo debe ser física, sino jurídica, lo que implica el restablecimiento o restauración del trabajador en los derechos que ordinariamente le correspondían en la empresa, dicha restauración comprende no únicamente los derechos de

5 De Buen Lozano, Néstor, Derecho del trabajo, Porrúa, México, p. 547.

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que ya disfrutaba antes del despido, sino los que debió adquirir por la prestación de su trabajo mientras estuvo separado de él, entre los que se encuentran los aumentos al salario y el recono-cimiento de su antigüedad en ese lapso, sin embargo, es impor-tante considerar que si el trabajador, en su demanda reclama por separado el pago de alguno de los componentes del salario que ordinariamente venía percibiendo, tal prestación ya no vendría a engrosar los salarios caídos o vencidos porque, de ser así, ese componente se pagaría doble.” Registro No. 191937, Localización: Novena Época, Instancia: Segunda Sala, Fuente: Semanario Judi-cial de la Federación y su Gaceta, XI, Abril de 2000, Página: 201, Tesis: 2a. /J. 37/2000, Jurisprudencia, Materia(s): laboralUn tópico relevante también a considerar lo constituye la pro-

puesta de adición al artículo 50 que pretende imponer doble san-ción a los empleadores, condenándolos a la vez al pago de salarios caídos e intereses, cuestión que de ser aplicada impediría la per-manencia y conservación de las fuentes de empleo que tanta fal-ta hacen, además provocaría su descapitalización y desaparición, sin embargo el hecho de que no se comulgue con esta propuesta. Ello no significa que resulten vulnerados los derechos de la clase trabajadora, puesto que han obtenido ya el beneficio del pago de salarios caídos como sanción al patrón por haberlos despedido.

Debido a la intensidad y desgaste de las nuevas tecnologías y procesos productivos que repercuten en la salud de los traba-jadores se considera acertada la propuesta de reforma al artículo 76 en cuanto al incremento de días de descanso y los intervalos en que serán disfrutadas, ya que es bien sabido que los patrones por costumbre en la mayoría de los casos condicionan a los traba-jadores en cuanto al disfrute de los días a que tienen derecho por este concepto permitiendo gozar de ellos en forma escalonada, por ello, con la reforma solo se permite dividir el número de días al año en dos periodos que no podrán ser menores a seis días con-tinuos laborados, con esta medida se podrá cumplir con su finalidad que es la de obtener una recuperación de las energías gastadas por el trabajador.

En la modificación que se propone al artículo 117 respecto a la forma en que participaran los trabajadores en el reparto de las utilidades de la empresa, se comparte el criterio, dado que algu-nas empresas no reportan utilidad en periodos mayores e incluso a tres años, lo que representa una considerable disminución en el salario de los trabajadores, con esta reforma los trabajadores ten-

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drán garantizada una cantidad mínima equivalente a quince días de salario nominal o la parte proporcional al tiempo trabajado por tal concepto, y se espera disminuya en gran parte, hasta erradicar la omisión en que incurren las empresas.

Consideramos oportuna y acorde a nuestra realidad la pro-puesta de reforma al artículo 133, que impone a los empleadores de manera obligatoria aceptar e integrar en su planta productiva a todo tipo de persona, no importando origen étnico, nacionalidad, género, preferencia sexual, edad, discapacidad, condición social, credo religioso, doctrina política, opiniones, estado civil, rasgos fí-sicos, enfermedades no contagiosas, embarazo o cualquier otro criterio que pueda dar lugar a un trato discriminatorio, incluyendo tatuajes en la piel o perforaciones, por lo que con la reforma aludi-da se evitará la discriminación que actualmente y en todos lados percibimos, dando también auge y publicidad a los principios de equidad de género, para que de esta manera cualquier persona que tenga aspiración de tener un trabajo digno lo pueda conse-guir sin ser discriminada. Sino que por el contrario el empleador deberá ser observador, analítico y tomar en cuenta la habilidad y capacidad intelectual del solicitante para desempeñar el empleo y no dejarse guiar por una apariencia.

Una de las propuestas que se considera y representa mayor trascendencia es la del artículo 153-A, que contempla la capaci-tación y adiestramiento que por política de crecimiento y calidad debe existir en forma rigurosa en todas las empresas, en virtud de que beneficia tanto a la empresa como al trabajador y es una de las vías de acceso a la productividad y modernidad que demandan los mercados internacionales, esto no ha sido acatado y en la ma-yoría de los casos ni se considera, la obligatoriedad del patrón pa-ra proporcionar capacitación constante a sus trabajadores, otorga beneficios a ambos. A los trabajadores, una vez capacitados, les concede la oportunidad de estar en posibilidad de concursar pa-ra conseguir un puesto superior, e incluso lo coloca en aptitud de lograr colocarse en un empleo en el extranjero; por otro lado al patrón le permite contar con mano de obra cada día más califica-da y certificada, el mejoramiento en la calidad de sus productos y poder competir en igualdad de circunstancias con otras empresas en los mercados. Seria pertinente adicionar a la propuesta de re-forma la obligatoriedad para la Secretaria del Trabajo y Previsión Social para que de acuerdo a su competencia y con fundamento en el artículo 3 y capítulo III bis relativos a la capacitación y adies-

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tramiento de los trabajadores en la Ley Federal del Trabajo, realice actividades publicitarias y de difusión con el fin de brindar el apo-yo a las empresas y hacerles a la vez del conocimiento sobre la existencia de los programas de capacitación que ofrecen, su con-tenido, la forma de operarlos y supervisarlos.

Respecto a las propuestas de reforma a los tres artículos en materia colectiva, no representan relevancia, en virtud de que la reforma solo pretende que se modifique una palabra en cada artí-culo. En el artículo 444 la palabra existente por procedente, en el artículo 451 la palabra inexistencia por improcedencia y en el artí-culo 459 la palabra inexistente por improcedente, el comentario jurídico es válido para los tres preceptos: La reforma no aporta na-da en el fondo ya que actualmente un sindicato mediante un pro-cedimiento de huelga puede suspender la labores en una fuente de trabajo sin conocer a los trabajadores o sin tener a la mayoría y es posterior al estallamiento cuando la junta puede conocer de excepciones; los patrones consideran que se violan en su perjuicio los artículos 14 y 16 constitucionales al no existir juicio previo y re-cibir un acto de molestia.

No se comparte la idea de adición al artículo 685, ya que solo pretende que se agregue la palabra y conciliatorio, tomando en consideración que el procedimiento laboral por su naturaleza es conciliatorio y prueba de ello es que en los diversos tipos de pro-cedimientos que la misma ley contempla se establece esa posibili-dad y en cuanto al tiempo de duración en el trámite, la misma ley señala un término menor al propuesto.

La propuesta de reforma al artículo 772 es acertada atendien-do a que en la práctica existe un sinnúmero de expedientes sus-pendidos por inactividad procesal que distraen la atención de las autoridades laborales por la falta de interés de la parte actora para dar seguimiento a su juicio, lo cual representa un obstáculo para las Juntas de Conciliación y Arbitraje para dar cabal cumplimiento a los principios rectores del procedimiento que señala el artículo 685, propiciando el rezago en el trabajo, en ese tenor se considera pru-dente que se reduzca el término de noventa a cuarenta y cinco días que tienen los trabajadores para estar en posibilidad de impulsarlo.

La propuesta de reforma al artículo 838 se considera inade-cuada, en virtud de que la propia Ley Federal del Trabajo contem-pla un término menor para la emisión del laudo, y de aprobarla iría en perjuicio de las partes.

Ahora bien, la propuesta que se hace en el sentido de separar

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las normas sustantivas de las adjetivas, mediante la expedición de un Código Federal del Trabajo y un Código Procesal del Trabajo, se considera oportuna atendiendo a que de esa manera, se logra-ría una nueva estructura en la legislación de la materia que permi-ta depurar el propio contenido de la ley.

viii. conclusión

Los continuos cambios que se dan en nuestro país en mate-ria de trabajo, nos obligan a tomar medidas e implementar herra-mientas que mejoren la atención a los requerimientos de los traba-jadores y patrones en cuanto a la solución de sus conflictos. Esta dinámica de cambio y adecuación nos obliga a todos; trabajado-res, patrones y sindicatos, escuelas de derecho e institutos jurídi-cos y económicos, abogados postulantes, autoridades del trabajo, quienes debemos aportar y trabajar unidos, haciendo un esfuerzo para mantener y preservar el clima de paz y estabilidad laboral que se observa en gran parte del país, que repercuta en una ad-ministración de justicia laboral que resuelva con imparcialidad, de manera pronta y expedita, los juicios que se ponen a considera-ción de las autoridades del trabajo.

Para que eso suceda, se hace necesaria y urgente la reforma laboral, que de llegar a darse producirá una legislación más acorde a nuestro entorno laboral y próximo a la conciencia del pueblo, titular único de la soberanía y de todos los poderes públicos.

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JustIcIa alterNatIva eN los coNflIctos laborales-electorales*

Ma. Macarita elizondo gAsperín**

resuMen: Bajo la premisa de que la “cultura de la reclamación” ha sobresaturado el trabajo judicial y jurisdiccional, debido al in-cremento de la complejidad de las relaciones sociales en un mun-do en el que los ciudadanos están cada vez más dispuestos a de-fender sus propios intereses y disponen de los medios oportunos para hacerlo, se propone aprovechar las sinergias, buscando mé-todos alternos de resolución de controversias que sean comple-mentarios del sistema judicial y que garanticen a los ciudadanos el acceso a la justicia y al derecho.

Por ello, con la propuesta de una “justicia alternativa electoral” se sugiere ampliar las alternativas de solución de conflictos e inclu-so buscar nuevas soluciones, pasando de una cultura de confron-tación a una cultura de paz, mediante la sensibilización de la gente sobre posibilidades reales de gestionar y resolver sus conflictos con técnicas racionales que fortalecen las relaciones interpersona-les, la tolerancia, el respeto a las diferencias, a los derechos huma-nos y a los procesos democráticos.

El estudio está enfocado a la materia laboral-electoral, pues ésta no puede quedar al margen de estas nuevas tendencias de buscar, reconocer y desarrollar medios alternos de solución de conflictos.

pAlAbrAs ClAves: Métodos alternativos de solución de conflic-tos, negociación, mediación, conciliación, cultura de paz, conflic-tos laborales-electorales.

* Este trabajo retoma y actualiza algunas partes de la conferencia impartida en el foro “Circuitos de Cultura

Político-Democrática”, organizado por el Instituto Electoral del Estado de México en el marco de la conmemo-

ración del bicentenario de la independencia y del centenario de la revolución, el 13 Abril de 2010; y en el Congreso

Internacional de Derecho Electoral y Democracia, Morelia Michoacán, 16 al 19 de agosto de 2010.

** Doctora en Derecho con mención honorífica y medalla al mérito universitario “Gabino Barreda” por la

UNAM; especialista en Justicia Constitucional, cuenta con más de 20 años de experiencia en derecho electoral

y jurisprudencial, plazo en el que igualmente ha sido investigadora y académica universitaria con diversos

reconocimientos y distinciones por su alto desempeño. Autora de varios libros y numerosos artículos de

investigación sobre cuestiones constitucionales y de justicia electoral. Miembro de número de la Asociación

Internacional de Derecho Procesal, y del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal. Fue Coordinadora

Nacional de Jurisprudencia y Estadística Judicial Electoral, Juez y Magistrada del Tribunal Electoral del Poder

Judicial de la Federación designada por el Senado de la República, a propuesta de la Suprema Corte de Justicia

de la Nación; y actualmente, por designación de la Cámara de Diputados, es Consejera Electoral del Instituto

Federal Electoral

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suMArio: I. Introducción. II. Justicia alternativa. III. Avance en la implementación de una justicia alternativa en materia laboral electoral.

i. introDucción

No hay camino para la paz, la paz es el caminoMahatma Gandhi

En el camino que México ha avanzado en materia electoral hay un parámetro más: La justicia alternativa electoral que es un paso adelante en el horizonte de la cultura democrática que busca la corresponsabilidad en la construcción de ciudadanía.

Estamos en el momento propicio para indagar cómo la demo-cracia puede convertirse en la organización de la sociedad que re-conozca una justicia electoral que amplíe la alternativa de solución de conflictos, que permita pasar de una cultura de confrontación a una cultura de solución, a una cultura de paz.

Vivimos inmersos en lo que se denomina la “cultura de la recla-mación”, que ha sobresaturado el trabajo judicial hasta extremos insostenibles. Los estudios comparados1 arrojan similar fenómeno, consecuencia lógica del incremento de la complejidad de las rela-ciones sociales en un mundo en el que las personas están cada vez más dispuestas a defender sus propios derechos y disponen de los medios oportunos para hacerlo.

Es necesario aprovechar las sinergias y buscar métodos alter-nos de resolución de conflictos, complementarios del sistema ju-dicial y que garanticen a los ciudadanos el acceso a la justicia y al derecho que demanda la nueva sociedad, obviamente reservan-do para el proceso judicial los asuntos de carácter innegociable y aquellos en los que no es posible otra solución que la sentencia impuesta por la autoridad judicial, pero siempre partiendo de la premisa de que antes de la vía jurisdiccional debemos esforzarnos en encontrar una solución pacífica, pues tal como refería Einstein: “Los problemas más importantes no pueden resolverse en el mis-mo nivel de pensamiento que los ha creado”.

1 Ortuño Muñoz, Pascual, “El Libro Verde sobre las Modalidades Alternativas de Resolución de Conflictos en

el Ámbito Civil y Mercantil”, de 19.04.2002 de la Comisión de las Comunidades Europeas, Revista IURIS-LA LEY, nº 77, Noviembre 2003, pp. 42 a 48.

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La cultura para la paz debe ser eje de la relaciones en gen-eral. La Agenda de la Haya para la Paz y la Justicia en el siglo XXI reconoce que “…una cultura de la paz se logrará cuando los ciu-dadanos del mundo entiendan los problemas…tengan habilidades para resolver conflictos, (y) luchen por la justicia de manera no vi-olenta…Ese aprendizaje solo puede alcanzarse con una educación sistemática por la paz”.2

Esta educación parte de la convicción de que los seres huma-nos no somos ni violentos ni pacíficos por naturaleza, sino que ad-quirimos patrones de comportamiento en un sentido u otro, de acuerdo con la cultura en que somos formados. En este sentido, los pueblos guerreros educan a las nuevas generaciones en la mís-tica de la guerra mientras que los pueblos pacíficos orientan a sus hijos en el camino de la paz. Sin embargo, un pueblo pacífico, en defensa propia, puede verse envuelto en un conflicto bélico, para evitarlo debe prevalecer entre todos los pueblos el principio uni-versal de la solución pacífica de las controversias. La experiencia histórica, de la que debemos aprender todos, demuestra que la respuesta violenta a cualquier agresión no produce otra cosa que más violencia. No se puede detener la violencia sino por medios pacíficos, citando a Gandhi: “La humanidad no puede librarse de la violencia más que por medio de la no violencia”.

Fernando Estavillo Castro3, menciona que entre los muy diver-sos problemas que demandan una solución jurídica y medios efi-caces para resolver las controversias se encuentran:

a) Las relaciones jurídicas caracterizadas por una complejidad cada vez mayor, derivada de situaciones tales como la interven-ción de partes de nacionalidades distintas; el papel que desem-peñan diversos aspectos tecnológicos dentro del objeto de la re-lación entre dos o más sujetos; la necesidad de tratar situaciones especialmente dinámicas, como consecuencia de nuevas tecnolo-gías, nuevos campos de actividad y formas de hacer negocios; la necesidad de responder a ciertas condiciones de urgencia u opor-tunidad o de salvar la confidencialidad de cierta información.

b) La realidad de órganos jurisdiccionales casi siempre saturados por el número de asuntos pendientes, que por razones de especialización en ocasiones resultan poco idóneos para resolver ciertas controversias, en función de la complejidad o de la

2 Vid. International Peace Bureau, consultable en: http://www.ipb.org/pe/index.htm (13 de septiembre de 2011.)

3 Estavillo Castro, Fernando, “Medios Alternativos de Solución de Controversias”, Jurídica, Anuario del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, México, núm. 26, 1996, pp. 374 y 375.

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naturaleza de la situación jurídica planteada o de las partes que en ella intervienen.

c) La necesidad de contar con instrumentos flexibles y creati-vos, aplicables a la adecuada y oportuna solución de controversias en función de las características de fondo de éstas, de las partes que intervienen, de los valores a tutelar y de los objetivos que se pretenden.

d) La necesidad de procedimientos que superen problemas inherentes a la jurisdicción ordinaria; de medios e instrumentos ca-paces de resolver las controversias con mayor celeridad y a un menor costo.

e) La necesidad de instrumentos que permitan a las partes lle-gar a soluciones funcionales, mutuamente satisfactorias, oportu-nistas, realistas y que hagan factibles su pronta implementación, es decir, su ejecución.

Aunado a lo anterior, considero que especial mención mere-cen los asuntos familiares en los cuales las personas tienen la posi-bilidad de proponer soluciones reales y en donde se evita un des-gaste emocional e innecesario de las partes.

Según Brown y Marriott, citados por Estadillo, la resolución alternativa de controversias (“alternative dispute resolution” o “ADR”) puede ser definida como una gama de procedimientos que sirven como opciones a los procedimientos adjudicatarios de litigio y arbitraje para la solución de controversias que, por lo ge-neral, aunque no necesariamente, involucran la intercesión y asis-tencia de un tercero neutral que ayuda a facilitar dicha solución. En contraste con el litigio judicial y con el arbitraje, que constitu-yen medios heterocompositivos, adversariales, adjudicatarios y obligatorios de solución de las controversias, los ADR constituyen medios auto compositivos de solución de las controversias, que para su plena eficacia presuponen necesariamente la buena fe de las partes que los emplean, así como su voluntad para llevar a la práctica la solución propuesta o encontrada.

En dichos medios se propone una solución no adversaria a la controversia dentro de una fórmula ganar/ganar, en la que cada una de las partes pueda encontrar algo que obtener o aportar con la solución, a diferencia de los medios adversariales de solución de controversias que se resuelven por la fórmula ganador/perdedor o, en muchos casos, perdedor/perdedor.

En efecto, la conciliación y la mediación son acciones en las cuales dos posturas encontradas se ponen de acuerdo y llegan a

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un arreglo beneficioso para todos. Lo más importante es que nin-guna de las partes se considera perdedora. No hay vencedores, ni vencidos. Son métodos de gran ayuda para mejorar y comple-mentar el sistema legal. La participación, en su mayoría, de una tercera persona que ayuda a los adversarios a solucionar su con-flicto y que facilita el hecho de que sean ellos mismos quienes to-men las decisiones para los acuerdos, se ha dado desde la existen-cia de los primeros grupos humanos en este planeta.

Las formas que ahora se conocen y se identifican dentro del rubro de los métodos alternativos de solución de controversias son la recuperación de estrategias que han sido exitosas para la vida social de antaño y se adaptan a las circunstancias actuales. Hablar de ello no sólo es hablar de la solución de una disputa, sino de educación para la paz, a través de sensibilizar a la gente sobre la posibilidad de gestionar y resolver sus conflictos con técnicas racionales que fortalecen las relaciones interpersonales, la toleran-cia, el respeto a las diferencias, los derechos humanos y los proce-sos democráticos. Así, las personas van tomando conciencia de su responsabilidad en la solución de sus propios problemas y apro-vechan la coyuntura para promover un cambio generalizado hacia soluciones más eficientes que permitan la convivencia armónica.4

Es importante reconocer que a la fecha casi la totalidad de los estados de la república ya cuentan con ordenamientos que regu-lan la justicia alternativa y varios de ellos otorgan competencia a su Tribunal de Justicia para que a través de un centro de mediación o de conciliación, se establezcan los espacios de comunicación con la sociedad sobre este tema. Por ejemplo, uno de los pioneros en la creación e instrumentación de los medios alternativos de solu-ción de conflictos fue el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y éste ha tenido de manera recurrente una gran cantidad de asuntos, incluso cuando el número de juzgados que tiene no es poco, la carga de trabajo los sobrepasa.

Así, en el citado Tribunal se creó el Centro de Justicia Alternativa en 2003 y a partir de esa fecha ha funcionado de manera permanente. Es oportuno citar algunos datos donde observamos la aportación que la justicia alternativa ha hecho en materia de impartición de justicia.

En 2010 el Centro de Justicia Alternativa atendió 6,624 asun-tos, de ese total, 2,360 se turnaron a mediación, habiendo logrado

4 Vid. Centro Interdisciplinario de Solución Alternativa de Conflictos. Manual Básico del Conciliador. México.

Ed. Vivir en Paz, ONG, pág. 10.

iurisdictio 42

que 1,674 controversias mediadas culminaran con convenio, cifra superior en 270 por ciento a lo realizado el año anterior, en que la cifra fue de 868 mediaciones. Así, esos asuntos que fueron media-dos son controversias que no abultarán las cargas de trabajo de los tribunales. Asimismo, el citado centro cuenta con una plantilla de personal de 38 servidores públicos, que equivale a poco menos de la plantilla promedio de dos juzgados penales, dentro de la que están diez mediadores y tres orientadores. 5

No debemos perder de vista que la implementación inició en 2003, de tal manera que es un proceso que requiere ser perma-nente y constante para lograr resultados a mediano y largo pla-zo, cabe mencionar que durante el 2010, el Centro de Justicia Al-ternativa, previo a la mediación, proporcionó 7,325 orientaciones personales y 7,612 orientaciones telefónicas. Así, aún cuando los interesados no hayan culminado el procedimiento de mediación, tuvieron información de que existen otras formas, además de la judicial, de solucionar sus problemas.

ii. justicia alternativa

Los métodos alternativos de resolución de conflictos se carac-terizan por facilitar una “modalidad de construcción y de gestión de la vida social gracias a la inmisión de un tercero neutral, inde-pendiente y sin otro poder que la autoridad que le reconocen las partes, que lo habrán elegido o reconocido libremente”.6 “Cual-quier intento de modernización de la justicia que olvide completar el sistema clásico con las nuevas metodologías, está abocado al fracaso”.7 Se dice que la implantación de los ADRs es un signo de identidad de la Unión Europea (UE), a la vez que un medio para abordar la crisis de la administración de justicia, que no es única-mente un problema nacional, sino que representa un grave prob-lema común de todos los estados miembros.

En mi opinión, la materia electoral no puede quedarse al mar-

5 Vid. Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Tercer informe de labores 2010, Mag. Dr. Edgar Elías

Azar, Diciembre 2009- Noviembre de 2010, p. 91y 92, Consultable en http://www.poderjudicialdf.gob.mx/work/

models/PJDF/PDFs/noticias/tercer%20informe%202010.pdf (10 de noviembre de 2011)

6 En la definición de Michèle Guillaume-Hofnung, citada por Ortuño Muñoz, Pascual, op. cit., pp. 42 a 48.

7 Idem.

iurisdictio 43

gen de estas nuevas tendencias8 de buscar, reconocer y desarrol-lar medios alternos de solución de conflictos.9 Es notorio el efecto multiplicador de los casos ante los tribunales bajo el esquema del proceso judicial clásico, los cuales tienden a alargarse y sus gastos se incrementan cada vez más, por lo que la conclusión que se ob-tiene es que es necesario implementar estos métodos alternativos como respuesta a la necesidad de facilitar el acceso a la justicia para dar cumplimiento a los preceptos constitucionales. Con ello, la tendencia es a conseguir una eficaz vía complementaria a los procedimientos jurisdiccionales, al mismo tiempo que se sientan las bases para profundizar en la paz social mediante la promoción de estos métodos basados en el restablecimiento del diálogo y el mantenimiento de las relaciones futuras.10

La Comisión de las Comunidades Europeas11 ha sostenido que el modelo de resolución de conflictos basado en unos jueces téc-nicos, semiautómatas, sometidos a una reglamentación legal ex-acerbada que ha absorbido toda la capacidad de los ciudadanos de negociar sus propios intereses, no es eficaz ni útil para los nue-vos litigios que han surgido de un sistema de relaciones sociales que, en parte, era desconocido.

Se plantean en la sociedad actual nuevas tipologías de conflic-tos para los que es obsoleto el método adversarial clásico, tanto por la proliferación de litigios que se han incrementado en pro-porción geométrica en el ámbito del consumo, la responsabilidad civil, las relaciones de vecindad o las de familia, como por la com-plejidad de muchos de ellos.

Las estadísticas judiciales ponen de relieve que es imposible que los tribunales acojan, tramiten y den una respuesta en dere-cho en un plazo razonable a gran parte de las controversias. En

8 Como la materia, civil, familiar, penal, financiera, comercial, laboral, agraria, intercultural, etc.

9 Como desarrollo de este interés deben citarse las conclusiones de la Presidencia del Consejo de Viena

de diciembre de 1998, (apartado 83), que destaca la necesidad de desarrollar la mediación en los conflictos

familiares transnacionales y el acuerdo de la Comisión de 9.4.2001 sobre mediación y derecho de consumo.

La Recomendación de 29 de mayo de 2000 recoge el acuerdo de los ministros de justicia para la búsqueda y

desarrollo de métodos alternativos en el ámbito civil y comercial, convencidos de la eficacia de los mismos. En

el Acuerdo de 15 de marzo de 2001 la Comisión analiza la conveniencia de implantar la mediación en el ámbito

penal para salvaguardar los derechos de las víctimas. El acuerdo de 7 de mayo de 2001 promueve la creación de

la red FINNET, para la resolución de los conflictos en el ámbito financiero. Finalmente, en cuanto a las relaciones

laborales, el Consejo europeo de Bruselas, Laeken, de diciembre de 2001 insistió en la importancia de prevenir

y resolver los conflictos sociales, y muy especialmente los de carácter transnacional, mediante mecanismos vol-

untarios de mediación. Pueden consultarse estos textos en http://ue.eu.int/fr/Info/eurocouncil/index.htm (25 de

noviembre de 2010).

10 Vid. Elizondo Gasperín, Ma. Macarita (Coord.). Relaciones entre las Partes, los Jueces y los Abogados. XII Congreso Mundial de Derecho Procesal, Ed. Instituto Nacional de Estudios Superiores en Derecho. División Edito-

rial, México, 2004. pp.590

11 Este apartado está basado en la obra de Ortuño Muñoz, Pascual. op. cit., pp. 42 a 48.

iurisdictio 44

otros casos, el nivel técnico de la disputa o la confluencia de facto-res de muy diverso signo determinan la necesidad de que la “ges-tión del conflicto”, en terminología post moderna, se aborde con metodología interdisciplinaria (litigios en el sector tecnológico o informático con presencia de empresas multinacionales, la regula-ción de los efectos de los divorcios o la justicia juvenil). En muchos de estos casos, las necesidades de rapidez y eficacia que el co-mercio y el sistema financiero demandan, son incompatibles con los procesos judiciales de los que se dispone. Por tomar un refe-rente europeo, es sorprendente el incremento de reclamaciones formuladas por los ciudadanos ante el Tribunal Europeo de Dere-chos Humanos: cuando se creó, en 1981, hubo 404 recursos, mien-tras que ya en 1993 fueron 2.037, para ascender en 1999 a 8.402 y finalizar el año 2002 con 27.500.

Se plantea incluso la puesta en marcha de métodos de reso-lución de conflictos online, utilizando para este fin el Internet con la accesibilidad, simplificación y rapidez propias de este medio y el desarrollo de la mediación a todos los niveles. Al respecto, lo interesante sería ver los resultados porque no debe omitirse que en la mediación y la conciliación, el apoyo del tercero imparcial es básico para el éxito del medio alternativo de solución.

En todos los estados miembros de la UE se constata que las leyes de enjuiciamiento establecen la posibilidad de que se intente la conciliación entre las partes antes del litigio, aun cuando el gra-do de obligatoriedad es distinto en unos de otros.

En México, podemos presentar como un ejemplo de la canti-dad de litigios que se presentan, que al mes de agosto de 2011, el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal tiene reportados 265,844 expedientes ingresados en primera instancia; 39,227 en segunda instancia; 94,062 sentencias; 36,820 resoluciones. En ma-teria civil y familiar existen, respectivamente, 96,917 y 55,359 juicios iniciados. En contraste se realizaron 1,072 mediaciones exitosas.

Cabe mencionar que dicho Tribunal tiene un promedio de 755 audiencias diarias; 1,541 expedientes ingresados al día en primera instancia; 227 ingresados en segunda instancia; así como 422 sen-tencias y 165 resoluciones dictadas al día.12

Por otro lado, de 1996 a 2011, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ha recibido 90,811 asuntos, de los cua-

12 Cfr. Anuario Estadístico 2011. Dirección de Estadística de la Presidencia Consultable en http://estadistica.

tsjdf.gob.mx/portal/docs/Anuario2011/capitulo_1.pdf

iurisdictio 45

les 71, 440 son juicios para la protección de los derechos políti-co-electorales, lo que representa el 78.7% de la totalidad de los asuntos citados.13 Tales estadísticas invitan a reflexionar sobre la importancia de implementar otras formas de solución alternativa.

En nuestro país la justicia alternativa es un derecho fundamen-tal, ya que en el apartado de las garantías individuales, el artículo 17, párrafo tercero de la Constitución Política de los Estados Uni-dos Mexicanos, establece textualmente:

“Las leyes preverán mecanismos alternativos de solución de controversias. En la materia penal regularán su aplicación, asegu-rarán la reparación del daño y establecerán los casos en los que se requerirá supervisión judicial”.Nótese que lo anterior es una disposición constitucional que

debe ser observada como norma suprema de la nación. Asimismo, no se debe omitir que los congresos locales también han manifes-tado su interés en elevar a rango de derecho fundamental, de ga-rantía individual, el derecho irrestricto que le asiste a toda persona a conseguir una eficaz vía complementaria a los procedimientos jurisdiccionales tradicionales que privilegie el diálogo, la negocia-ción y la solución plausible de sus intereses y derechos.

Si bien se incluye obligadamente a la materia penal, con las salvedades de aquellos casos en los que se requiera supervisión judicial, también se debe prever en otras materias.

En el Dictamen de la Cámara de origen14 el cual retoma su co-legisladora Cámara Revisora, se precisó:

“…La evolución progresiva de los derechos humanos ha de-rivado en la conclusión de que la obligación de los Estados de garantizar el libre ejercicio de los mismos no se limita únicamente a una cuestión formal, sino que además impone la obligación al Estado de proporcionar todos los medios necesarios para que el sujeto de dichos derechos pueda hacerlos efectivos. Esta con-clusión tiene su origen en el sistema interamericano que nos rige, específicamente en el artículo 1.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos, donde se fija el compromiso de los Estados Partes respecto de la aplicación de dicho instrumento internacio-

13 Cfr. Estadística Judicial. Coordinación de Jurisprudencia y Estadística Judicial, Dirección de Estadística

Judicial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Consultable en http://www.te.gob.mx/infor-

macion_juridiccional/estadistica/estadisticas.asp. Verificada el 16 de diciembre de 2011, con corte a las 8:20 a.m.

14 Extracto de la crónica legislativa y diario de debates con referencia a la reforma al artículo 17 constitu-

cional: Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Justicia de la Cámara de Origen de

fecha 11 de diciembre del 2007 y Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, de Justicia, de

Gobernación, de Seguridad Pública y de Estudios Legislativos de la Revisora de fecha 13 de Diciembre del 2007.

iurisdictio 46

nal. Es decir, se trata de la obligación del Estado de garantizar, como señaló puntualmente hace ya 30 años el notable jurista ita-liano Mauro Cappelletti, el acceso efectivo a la justicia.

“Hoy más que nunca, la concepción de Cappelletti cobra vi-gencia, pues mientras las elites políticas, sociales o económicas poseen múltiples canales informales para solucionar problemas relacionados con el ejercicio de sus derechos, sin tener que acu-dir a los mecanismos institucionales de justicia; los más desprote-gidos económicamente se encuentran en franca minusvalía ante muchas de las entidades públicas o privadas con las que interac-túan. Por ello, el acceso a la justicia debe servir para compensar esta desigualdad y asegurar la vigencia de los derechos y la lega-lidad, incluyendo la actuación de las instituciones encargadas de proporcionarla.

…“En el texto que se propone del artículo 17, se establecen los

mecanismos alternativos de solución de controversias que son una garantía de la población para el acceso a una justicia pronta y expedita. Estos mecanismos alternos a los procesos jurisdic-cionales para la solución de controversias, entre otros la media-ción, conciliación y arbitraje, permitirán en primer lugar cambiar al paradigma de la justicia restaurativa, propiciarán una partici-pación más activa de la población para encontrar otras formas de relacionarse entre sí, donde se privilegie la responsabilidad personal, el respeto al otro y la utilización de la negociación y la comunicación para el desarrollo colectivo; también servirán para despresurizar las altas cargas de trabajo de los órganos jurisdic-cionales y para que las víctimas obtengan de forma más rápida la reparación del daño, que es una asignatura pendiente de nuestro sistema de derecho”.Con este texto el constituyente permanente reconoció la ne-

cesaria vía de comunicación y de diálogo que la sociedad deman-da en nuestros tiempos, asimismo, que la implementación de una justicia alternativa es una garantía de la población para el acceso a una justicia pronta y expedita que, a su vez, lograría disminuir las cargas de trabajo de los órganos jurisdiccionales.

En síntesis: La justicia alternativa cuenta con instrumentos eficaces para la paz social que refuerzan la cultura democrática ha sido reconocida a nivel constitucional, por lo que no puede ni debe ser ajena a ninguna materia.

iurisdictio 47

iii. avance en la implementación De una justicia alternativa en materia laBoral-electoral

Durante las dos últimas décadas, México ha vivido una serie de cambios normativos en su orden constitucional que vienen trans-formando la naturaleza de sus instituciones político-electorales. Estas transformaciones se han sustentado en la intención de forta-lecer y consolidar valores fundamentales para la vida democrática del país.

Por lo que hace a las instituciones electorales, la reforma de 1990 introdujo la concepción de un organismo constitucional au-tónomo: el Instituto Federal Electoral, que organiza las elecciones y en el que por primera vez participaron ciudadanos con impor-tantes funciones y en el cual se formó un nuevo servicio profe-sional electoral permanente. Eso constituyó en su momento un avance sustancial hacia la consolidación de la imparcialidad como principio rector de la organización electoral.

Es necesario tener presente que el artículo 41, base V, segundo párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-nos, establece que: “las disposiciones de la ley electoral y del Esta-tuto que con base en ella apruebe el Consejo General, regirán las relaciones de trabajo de los servidores del organismo público.”15

El 14 de enero de 2008 se publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el decreto por el que se expide el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales que abrogó al anterior, lo cual generó la emisión de un nuevo estatuto. El día 16 de di-ciembre de 2009, en sesión extraordinaria del Consejo General del Instituto Federal Electoral, fue aprobada la reforma integral al Es-tatuto del Servicio Profesional Electoral y del Personal del Instituto Federal Electoral, el cual fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de enero de 2010, que es el que rige a la fecha.

El estatuto tiene por objeto: I. Regular el ingreso, la formación y desarrollo profesional

e incentivos, la evaluación, la promoción y el procedimiento

15 El primer Estatuto del Servicio Profesional Electoral fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29

de junio de 1992. En 1996 tuvo lugar una reforma electoral en la que se señaló que se debía revisar y reformar el

Estatuto del Servicio Profesional Electoral entonces vigente, estableciéndose la atribución al Consejo General del

Instituto para aprobar un nuevo marco normativo que contribuyera a fortalecer el profesionalismo, la autonomía

y la imparcialidad de la institución.

El 16 de marzo de 1999, por acuerdo del Consejo General CG06/1999 se aprobó el Estatuto del Servicio Profe-

sional Electoral y del Personal del Instituto Federal Electoral, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29

de marzo del mismo año y entrando en vigor al día siguiente de su publicación.

iurisdictio 48

disciplinario, así como los procedimientos para la operación, planeación y organización del Servicio Profesional Electoral, además de los relativos al personal administrativo y auxiliar del Instituto Federal Electoral.

II. Establecer derechos, obligaciones, prohibiciones, y demás condiciones de trabajo, así como el procedimiento disciplinario y los medios ordinarios de defensa.

III. Reglamentar lo referente a las demás materias que el Códi-go Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales determi-ne que deban ser reguladas por este ordenamiento.

Asimismo, en el artículo 3 de dicho estatuto se dispone que entre el personal del Instituto se promoverá la no discriminación, la rendición de cuentas, la equidad laboral y la cultura democrática.

Tratándose de la implementación de medios alternativos de solución de conflictos, el estatuto en armonía con la normatividad constitucional y legal, dispone en el título séptimo “Procedimien-tos Disciplinarios para el Personal del Servicio Profesional Elec-toral”, la base de una justicia alternativa electoral, pues norma la conciliación de la siguiente manera:

CAPITULO DÉCIMODE LA CONCILIACION DE CONFLICTOSArtículo 295. La conciliación es el procedimiento median-

te el cual se puede solucionar un conflicto entre miembros del Servicio, que no afecte interés directo del Instituto, a través de la intervención de un funcionario ajeno a la controversia, deno-minado Conciliador, con el propósito de generar un acuerdo de voluntades.

Artículo 296. Los miembros del Servicio en conflicto que es-tén de acuerdo en someterse a una conciliación, podrán solicitar a la DESPE el inicio de la misma.

Artículo 297. El contenido del convenio constituirá obliga-ciones que deberán observar los miembros del Servicio que se hayan sometido a la conciliación; y su incumplimiento será consi-derado una infracción.

Artículo 298. La Junta, previo conocimiento de la Comisión y a propuesta de la DESPE, aprobará los lineamientos que regulen el procedimiento de conciliación.Posteriormente, la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional

Electoral (DESPE), como autoridad encargada de instrumentar la conciliación, por mandato del Consejo General, consideró indis-pensable capacitar al personal responsable de aplicar este pro-ceso, así como de informar y promover entre los miembros del

iurisdictio 49

Servicio Profesional Electoral esta nueva posibilidad de resolver sus problemas; por ello, en el mes de abril del 2010, se impartió al personal adscrito a la Subdirección de Normatividad y Procedi-mientos de la Dirección de Normatividad e Incorporación el curso denominado: “Mediación”.

En cumplimiento al transitorio vigésimo noveno del estatu-to citado, el 16 de agosto de 2010, la Junta General Ejecutiva del Instituto Federal Electoral, mediante acuerdo JGE86/2010, pu-blicado en el Diario Oficial de la Federación de 4 de octubre del mismo año, aprobó los Lineamientos aplicables al Procedimiento de Conciliación de conflictos entre miembros del Servicio Profe-sional Electoral. En dichos lineamientos se establece que la conci-liación es el procedimiento mediante el cual se puede solucionar un conflicto suscitado entre miembros del servicio, a través de la intervención de un funcionario ajeno a la controversia, denomina-do “conciliador”, quien coadyuvará con las partes a fin de que en-cuentren alternativas de solución al conflicto y convengan si es su voluntad.

Cabe señalar que la conciliación es uno de los medios alternati-vos de solución de conflictos que se proporcionan a los miembros del servicio profesional electoral para que resuelvan por una vía pacífica sus conflictos; sin embargo, existen algunas excepciones pues hay controversias que no son objeto de conciliación cuando:

a) Afecten el interés directo del Instituto.b) Agravien derechos irrenunciables.c) Afecten derechos de terceros.d) Sean materia de una denuncia ante la Contraloría General

del Instituto o ante autoridades distintas al Instituto.En términos del artículo 5 de los lineamientos citados, la con-

ciliación que realice la DESPE, se regirá por los principios de: le-galidad, imparcialidad, equidad, honestidad, voluntariedad y con-fidencialidad. Tales principios se aplicarán de la forma siguiente:

Legalidad: Sólo pueden ser objeto de conciliación los conflic-tos derivados de los derechos de los interesados, que no afecten los intereses del Instituto, los derechos irrenunciables, los dere-chos de terceros, ni atenten en contra del orden público.

Imparcialidad: El Conciliador actuará libre de favoritismos o prejuicios, tratando a los interesados con objetividad, sin hacer di-ferencia alguna y en apego a la ley.

Equidad: El Conciliador debe procurar que el acuerdo al que lleguen los interesados sea comprendido por estos y que lo

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perciban como justo y perdurable. Honestidad: El Conciliador debe excusarse de participar en

una conciliación o dar por terminada la misma si, a su juicio, está convencido que su intervención perjudica el procedimiento de la conciliación.

Voluntariedad: La participación de los interesados en el proce-dimiento de conciliación debe estar libre de coerción o cualquier vicio que afecte su voluntad.

Confidencialidad: La información que se genere en el proce-dimiento de conciliación es confidencial y no puede ser revelada bajo ninguna circunstancia a persona ajena a las negociaciones, sin el consentimiento por escrito de quien proporcionó dicha in-formación. La confidencialidad obliga a todos los sujetos que in-tervienen en el procedimiento de conciliación.

Para llevar a cabo la conciliación se requiere que las dos partes acepten, no basta con que sólo una de ellas tenga buena disposi-ción, pues un presupuesto para el éxito del citado procedimiento es la voluntariedad.

En el procedimiento referido, el conciliador tiene un papel im-portante y activo ya que tiene la función de coadyuvar con las partes a fin de que encuentren alternativas de solución al conflicto objeto de la conciliación. Se busca que el conciliador realice pre-guntas a cada una de las partes, con el objeto de aclarar dudas, precisar aspectos que puedan contribuir a la solución del conflicto y encauzar la audiencia para buscar alternativas de solución, fo-mentando que sean las partes quienes propongan alternativas y opciones de solución al conflicto.

Asimismo, se impone al conciliador y a las partes, guardar la debida confidencialidad respecto de la información que se pre-sente y de lo que se manifieste en las audiencias. El conciliador es-tá amparado en el secreto profesional para mantener la confiden-cialidad respecto de la información y los convenios de que tenga conocimiento en razón de su participación.

La implementación de los medios alternativos de solución de conflictos en sede administrativa como en el caso de la prevista en el Estatuto Profesional Electoral tiene mayores posibilidades de éxito cuando el acuerdo o convenio al que llegan las partes, al concluir el procedimiento conciliador tiene efectos vinculatorios. Así, en el estatuto se prevé que el cumplimiento del convenio será obligatorio para las partes, en caso de incumplimiento del mismo, la parte agraviada puede denunciarlo para que el titular de la

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DESPE valore el inicio del procedimiento disciplinario. En el caso de acreditarse el incumplimiento del convenio, se

condenará a la parte que ha incumplido con una sanción equiva-lente a la que se le aplicaría por la conducta originalmente repro-chable, materia del conflicto.

Lo anterior tiene como finalidad que las personas, una vez que han concluido el procedimiento conciliatorio cumplan con el con-venio para evitar iniciar un procedimiento administrativo. Ahora bien, cabe advertir que los conciliados pueden retirarse en cual-quier momento del procedimiento, e incluso, tienen la posibilidad de llegar o no a un acuerdo pero una vez que se han comprometi-do se busca que sea cumplido.

La implementación de la figura de la conciliación fue muy importante para los miembros del servicio profesional electoral porque es la primera vez que se incluye un medio alternativo de solución de conflictos en el estatuto del Servicio Profesional Elec-toral. En una primera etapa se ha regulado para los miembros del servicio, sin embargo, con base en los resultados, se debe valorar la pertinencia de hacerlo extensivo al personal de la rama adminis-trativa.

En este ámbito la conciliación no sólo es una forma diferente de solucionar los conflictos, además busca evitar que las relacio-nes personales se desgasten y fracturen entre el personal que, en muchas ocasiones, debe compartir el mismo lugar de trabajo de manera constante con quien se ha generado el conflicto. Así, con una cultura de la paz se fomenta un mejor ambiente laboral.

Por otra parte, en atención a la importancia del tema de la con-ciliación como parte de la cultura democrática, el Instituto Federal Electoral, el 20 de septiembre de 2010, llevó a cabo el primer foro de conciliación y medios alternos de solución de conflictos, even-to en el que también se firmó el Convenio de Colaboración entre el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, con el objeto de promover y difundir el uso de medios alternos de solución de conflictos.

Es claro que la consolidación de los medios alternos de so-lución de conflictos será un proceso a largo plazo; sin embargo, en el Instituto Federal Electoral ya se está analizando la posibili-dad de hacer extensivo el procedimiento de conciliación para los miembros de la rama administrativa, con lo cual se espera un documento vanguardista en la materia, habida cuenta de que un gran porcentaje de conflictos entre personal del IFE se suscita en-

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tre miembros de ambas ramas.Por último, dado que la honestidad es uno de los pilares en

los que se basan los medios alternativos, fue necesario generar los esquemas de confianza que reprodujeran valores y principios, por ello el IFE dio pasos firmes en la elaboración de su código de éti-ca, que nació como una pretensión para crear un elemento que robustece la conducta solidaria y promueve los valores humanos compatibles con los cinco principios rectores institucionales: cer-teza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad, pues debe recordarse que la democracia es una forma de vida que se refleja sustancialmente en una cultura ética.

Lo anterior es importante, porque si lo que inicia formando parte de la cultura democrática al interior del IFE se replica hacia el exterior, habremos contribuido en buscar que las personas to-men conciencia de su responsabilidad en la solución de sus pro-pios problemas, mediante la utilización de vías alternativas a un buen sistema de justicia incluyente, de ahí que es igualmente im-portante un proceso de planeación estratégica de la nueva política de educación cívica, que incorpora también, por diversos medios, la visión de otros actores de la sociedad civil y el Estado.

La solución a los problemas nunca es una sola, todos tenemos que aprender a buscar la mejor manera de resolverlos y animarnos a ver las cosas desde muchos puntos de vista, bajo el lenguaje co-mún de buscar la paz social en un régimen de leyes e instituciones, y de cultura democrática. Todos formamos parte de la solución.

iurisdictio 53

el JuIcIo de amparo dIrecto: reforma coNstItucIoNal y sus ImplIcacIoNes eN la JustIcIa laboral

Vicente FernÁndez FernÁndez 1

resuMen: La reforma constitucional en materia de amparo, de 6 de junio de 2011, ha sido comentada en mayor medida por la in-corporación del interés legítimo para su procedencia en los juicios de amparo administrativo y contra normas generales, así como por la posibilidad de que después de emitirse una jurisprudencia por reiteración de criterios sobre inconstitucionalidad de normas generales, la Suprema Corte de Justicia de la Nación pueda emi-tir la declaratoria general de inconstitucionalidad. Para el caso del amparo judicial, la reforma que ha representado un gran cambio es lo atinente al amparo directo adhesivo y a la concentración en cuanto a la impugnación y resolución de violaciones procesales.

pAlAbrAs ClAve: Constitución, amparo directo, justicia laboral.

suMArio: I. Introducción. II. Reglas de procedencia del amparo directo antes de la reforma constitucional de 6 dejunio de 2011. III. Reforma al artículo 107 constitucional en materia de amparo directo. IV. Procedencia del juicio de amparo directo con la reforma constitucional de 6 de junio de 2011. V. Conclusiones.

i. introDucción

A nuestra generación le ha tocado presenciar y ser partícipe de los grandes cambios en los sistemas de impartición de justicia en México. Por ejemplo, la reforma constitucional penal de 2008, que marcó un hito al instaurar el sistema de justicia oral, llevado ya a otras materias como la mercantil; la reforma constitucional

1 Doctor en Derecho por la UNAM. Profesor e investigador en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de

México. Investigador Nacional Nivel I por CONACYT. Autor de los Libros “Derecho Procesal Mercantil” (1ª. Ed. 2005;

3a. Ed. 2010), “El Juicio de Amparo en la Jurisprudencia” (2007), “Responsabilidad patrimonial del Estado en México e

Iberoamérica” (2010), todos editados por Porrúa.

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en materia de derechos humanos, ligado al sistema de control difuso de convencionalidad y de constitucionalidad, conforme a los recientes criterios de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación; los juicios en línea en materia fiscal y administrativa. El Juicio de amparo no ha sido la excepción y la reforma constitucional publicada el 6 de junio de 2001 y que entró en vigor el pasado 4 de octubre del mismo año, constituyó el mayor cambio que sobre la materia se ha dado desde que se creó el juicio de amparo.

Para este trabajo, se escogió solamente un rubro de esta gran reforma constitucional: el amparo directo. Como sabemos, tal y como ha funcionado el sistema de impartición de justicia, no exis-te juicio alguno (penal, civil, mercantil, fiscal, laboral, etc.), ya sea que se haya tramitado ante los tribunales locales o ante los federa-les, que no pueda terminar ante un Tribunal Colegiado de Circuito mediante el juicio de amparo directo.

Ante la gran cantidad de asuntos que saturan los Tribunales Colegiados y, ligado con el diseño del procedimiento y los efec-tos de las sentencias de amparo, que provocan no solamente que todo juicio acabe ante un Tribunal Colegiado mediante el amparo directo, sino que se puedan presentar reposiciones de procedi-mientos en varias ocasiones y varios juicios de amparo, con el con-siguiente deterioro de la impartición de justicia, al hacerla lenta y más costosa, desde hace varios años surgieron dos corrientes: los más drásticos que proponían la desaparición del juicio de amparo directo, hasta los más mesurados que pugnaron por dejar intoca-da la procedencia pero sí mejorar su sustanciación para hacerlo más ágil, dinámico y protector.

Enseguida veremos cuál fue la intención primigenia en la iniciativa de reforma constitucional, el desarrollo del procedimien-to legislativo y cómo quedó finalmente diseñado el juicio de am-paro directo.

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ii. reGlas De proceDencia Del amparo Directo antes De la reForma constitucional De 6 De junio De 2011

1. Contra sentencias definitivas, laudos y resoluciones que pongan fin al juicio

En términos de lo dispuesto en el artículo 107, fracción III, inciso a) de la Constitución (antes de la reforma de 6 de junio de 2011), en relación con el artículo 158 de la Ley de Amparo aún vigente, atendiendo a su naturaleza jurídica y a las reglas de procedencia, dicho juicio de amparo siempre será un “amparo judicial”, en el sentido de que tendrá invariablemente por contenido un acto de un órgano jurisdiccional y, también, siempre (salvo la facultad de atracción de la Suprema Corte) será competencia de los Tribunales Colegiados de Circuito.

Aún cuando pareciera del todo claro que el juicio de amparo en la vía directa, procede contra resoluciones que ponen fin a un juicio, es necesario mirar con detenimiento cada caso concreto, para verificar que realmente se esté en ese supuesto. A pesar de que la Ley de Amparo precisa que se podrán impugnar sentencias o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, realmente bastaría con el género, es decir, contra resoluciones que pongan fin a un juicio, dado que entran tanto las formas normales como anormales: en el primer caso las sentencias y los laudos emitidos por algún órgano jurisdiccional, en el que cabe la expresión legal de “tribunales judiciales, administrativos o del trabajo” y, en el segundo, esto es, los medios anormales, serán cualquiera que se dicte antes de la sentencia definitiva y que den por terminado el proceso, como puede ser la caducidad de la instancia, la procedencia de alguna excepción de previo y especial pronunciamiento (cosa juzgada, litispendencia, falta de personalidad del actor).

La relevancia de lo anterior estriba en que no todas las resoluciones que emiten los órganos jurisdiccionales son de las que ponen fin a un “juicio”, sino que quizás fue un “procedimiento” que si bienpuede parecer un juicio, en términos procesales y para efectos de la procedencia del amparo no lo es, siendo entonces nuestros más altos tribunales los que han venido determinando en qué casos hay una sentencia definitiva y un verdadero juicio, para efectos de la procedencia o no del juicio de amparo directo.

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De acuerdo con el artículo 46 de la Ley de Amparo, se entiende por sentencia definitiva aquella que decide el juicio en lo principal y respecto de la cual las leyes comunes no conceden ningún recurso en virtud del cual pueda ser modificada o revocada. Al respecto, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 122/2004,2 precisamente con la finalidad de determinar si el divorcio voluntario es un juicio y concluye con una sentencia definitiva para efectos de la procedencia del amparo directo, señaló en la ejecutoria que “esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado en diversas tesis que sólo se consideran sentencias definitivas las que, versando sobre la materia misma del juicio, resuelven la controversia principal, estableciendo que haya motivado la litis y condenen o absuelvan, según proceda, en forma que la materia misma del juicio quede ya definitivamente juzgada por la autoridad común. Por tanto, se puede establecer que la definición legal de sentencia definitiva sólo exige que la resolución decida el juicio en lo principal, y que respecto de ella las leyes comunes no concedan recurso ordinario alguno, en virtud del cual pueda ser modificada o revocada.”

La misma Primera Sala del Máximo Tribunal, al resolver la contradicción de tesis 63/2005,3 en la que analiza la naturaleza del juicio seguido para obtener de parte del Juez la convocatoria a una asamblea general de accionistas, en términos de lo dispuesto en el artículo 185 de la Ley General de Sociedades Mercantiles, sos-tuvo en la ejecutoria correspondiente que “en la doctrina jurídica, la legislación y la jurisprudencia de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación se utiliza la expresión “juicio” en el significado amplio, no restringido y, por ende, se ha dicho que para los efectos del juicio de amparo, debe entenderse el procedimiento contencioso desde que se inicia con la presentación de la demanda ante el ór-gano jurisdiccional correspondiente y concluye con la sentencia definitiva o alguna resolución que sin decidir el juicio en lo principal lo da por concluido. Elemento característico del juicio, entendido éste, el que termina en forma natural con la sentencia definitiva, es

2 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXI, Abril de 2005, Tesis 1a./J. 19/2005, Página 251, Rubro

“DIVORCIO VOLUNTARIO. LA SENTENCIA DEFINITIVA DICTADA EN EL JUICIO RELATIVO ES IMPUGNABLE A

TRAVÉS DEL AMPARO DIRECTO”.

3 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXII, Octubre de 2005, Tesis 1a./J. 124/2005, Página 103,

Rubro “ASAMBLEA GENERAL DE ACCIONISTAS. EL PROCEDIMIENTO EN FORMA DE INCIDENTE PREVISTO EN

EL ARTÍCULO 185 DE LA LEY GENERAL DE SOCIEDADES MERCANTILES TIENE LA NATURALEZA DE JUICIO Y,

POR ENDE, LA SENTENCIA QUE LE PONE FIN ES IMPUGNABLE A TRAVÉS DEL AMPARO DIRECTO.”

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sin duda la existencia de una contienda, esto es, una controversia, litigio, disputa entre partes con intereses opuestos que constituye la forma habitual pero no necesaria del proceso o juicio; es decir puede existir un proceso sin que exista una contienda entre par-tes, mas se reitera que para efectos del amparo, el juicio a que se refiere el artículo 46 de la Ley de Amparo, no puede ser otro que el definido en términos amplios como el conjunto de relaciones ju-rídicas entre las partes, los agentes de la jurisdicción y los auxiliares de ésta, regulado por la ley y dirigido a la solución de un conflicto, susceptible de ser dirimido por una decisión pasada en autoridad de cosa juzgada; esto es, el procedimiento contencioso que inicia con la demanda y termina con la sentencia definitiva.”

2. Violaciones cometidas en las sentencias

En el párrafo segundo del artículo 158 de la Ley de Amparo, se precisa que en los casos en los que se aleguen violaciones cometi-das por la responsable en la sentencia definitiva o laudo (violacio-nes in judicando), solamente se podrán hacer valer en la demanda de amparo directo, si dichas violaciones consistieron en el haber resuelto de manera contraria a la letra de la ley, a su interpretación jurídica o a los principios generales del derecho; o bien que dichas sentencias o laudos se hubieren ocupado de acciones, excepcio-nes o cosas que no hayan sido planteadas por las partes o, por el contrario, que habiendo sido promovidas, el juzgador ordinario no analizó todas ellas, por mera omisión o negación expresa.

Cuando se combate en amparo directo la sentencia definitiva o laudo que puso fin al juicio, debe tenerse en cuenta el principio de definitividad, de tal manera que en la mayoría de los casos (salvo las excepciones precisamente a la definitividad y en los casos en los que no hay segunda instancia, como los juicios laborales), la sentencia de primera instancia tuvo que ser impugnada ante la alzada y entonces será ésta la que constituya el acto reclamado, de ahí que al formular los conceptos de violación, éstos deberán estar encaminados a demostrar la ilegalidad de esa última sentencia y no de la de primera instancia, siendo inoperantes los argumentos encaminados a combatirla.

La definitividad en estos casos debe ser aplicada en todos sus supuestos, es decir, el hecho de que la procedencia del amparo directo tenga como pilar que la sentencia ya no pueda ser recurri-

iurisdictio 58

da por algún medio ordinario, que tuviera el efecto de modificarla o revocarla, no implica que al no agotarse el medio ordinario de defensa dicha sentencia pueda combatirse en amparo dada pre-cisamente el carácter inmodificable que adquirió, porque tal y co-mo se pronunció en el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis 15/2002,4 “no por ello deben tenerse como definitivas para los efectos del juicio de amparo directo, pues la situación de facto, consistente en haber dejado transcurrir el término de impugnación, no puede hacerlo procedente, toda vez que ello implicaría soslayar unilateralmente la carga legal de agotar los recursos que la ley prevé, lo que se tra-duciría en violación al principio de definitividad”.

Cuando la sentencia de segunda instancia realmente no re-suelve el litigio o asunto, sino que ordena la reposición del pro-cedimiento, no podrá impugnarse mediante el juicio de amparo directo, “porque no decide el juicio en lo principal, es decir, esta-bleciendo el derecho en cuanto a la acción y a la excepción que dieron lugar a la litis contestatio y menos aún dio por concluido el juicio, pues esa decisión tiene como finalidad volver el pleito al estado en que se encontraba antes de cometerse la infracción que dio lugar a esa clase de resolución, para un nuevo curso que se ajuste a la disposición expresa de la ley” , como se pronunció en el pleno del máximo tribunal al resolver la contradicción de tesis 28/94,5 lo que nos lleva a discutir si, entonces, podría ser impug-nada esa determinación en la vía indirecta.

3. Violaciones cometidas en el procedimiento

A. Que no sean de imposible reparación

Además de poder impugnar las violaciones cometidas en la sentencia definitiva o laudo, en el artículo 158 de la Ley de Amparo se prevé la posibilidad de formular conceptos de violación enca-minados a combatir las irregularidades que se hubieren presenta-

4 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XVIII, Julio de 2003, Página 15, Tesis P./J. 17/2003, Rubro

“DEFINITIVIDAD EN AMPARO DIRECTO. ESTE PRINCIPIO EXIGE PARA LA PROCEDENCIA DEL JUICIO, QUE SE

AGOTEN PREVIAMENTE LOS RECURSOS ORDINARIOS PROCEDENTES EN CONTRA DE LA SENTENCIA O DE

LA RESOLUCIÓN QUE PONE FIN AL JUICIO.”

5 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, I, Mayo de 1995, Página 35, Tesis P./J. 3/95, Rubro “AM-

PARO DIRECTO. ES IMPROCEDENTE CUANDO SE RECLAMA LA RESOLUCION DE SEGUNDA INSTANCIA QUE

ORDENA REPONER EL PROCEDIMIENTO. ”

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do durante el procedimiento, surgiendo la discusión, en algunos casos, de cuándo una violación cometida durante el procedimien-to podrá ser materia de un juicio de amparo indirecto y cuándo lo será en la vía directa.

Al respecto, habrá que considerar que la regla general consiste precisamente en que ese tipo de actos solamente puedan combatirse hasta que exista sentencia definitiva, evitando así que durante el juicio se promuevan innumerables demandas de amparo en la vía indirecta.

Ahora bien, los casos en los cuales sea posible acudir al ampa-ro biinstancial, serán excepcionales, teniendo, como sabemos, la restricción de que sean actos que sean de imposible reparación, entendiendo que lo serán aquellos que afecten derechos sustan-tivos y no solamente procesales. Por ello, si el acto dictado por la responsable durante el procedimiento causa agravio irreparable y no fue recurrido mediante el juicio de amparo indirecto, se habrá consentido para efectos del amparo directo y los conceptos de violación encaminados a combatir esas violaciones procesales de-berán declararse inoperantes.

En cada caso concreto el agraviado por el acto procedimental deberá analizar si causa agravio irreparable o no, a fin de que pueda combatirlo en la vía que corresponda. Sin embargo, dada a veces la incertidumbre al respecto, el agraviado acude al amparo indirecto, con la intención de que en caso de que se determine la improcedencia de su juicio por no causar un daño o afectación irreparables, tenga la posibilidad de esperar al final para impugnarlo en la demanda de amparo directo que haga valer contra lsentencia definitiva, sin que necesariamente sea procedente por los demás requisitos que deben cumplirse y que enseguida analizaremos.

B. Que afecten las defensas del quejoso

En el juicio de amparo directo no basta que se presente una violación procesal para que pueda plantearse como tal, porque la repercusión de declararla fundada traería como consecuencia la reposición del procedimiento, lo que debe ordenarse únicamente cuando sea estrictamente necesario. Lo anterior llevó al legislador a establecer como restricción el que dicha violación procesal afec-te a las defensas del quejoso, surgiendo ahora la interrogante de cuándo realmente se afectaron esas “defensas”. La solución, o me-

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jor, el punto de partida para encontrarla, está en los artículos 159 y 160 de la Ley de Amparo, en los que se enuncian varios supuestos en los que el legislador consideró que de darse una violación de ese tipo se afectarían las defensas del quejoso; dicha lista, desde luego, no es limitativa porque en la última fracción de cada uno de esos preceptos, se dejó la posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Tribunales Colegiados de Circuito, en el ámbito de sus competencias, determinen que algún caso análogo a los ahí listados pueda ser considerado también como uno de los que afectan las defensas del quejoso.

Y efectivamente así ha venido ocurriendo. Han tenido que ser nuestros máximos tribunales los que al interpretar los citados ar-tículos 159 y 160 de la Ley de Amparo, y analizar casos concretos, establezcan cuándo una violación procesal realmente afecta las defensa del quejoso y cuándo no es así, determinando con ello la procedencia o improcedencia del juicio de amparo directo contra violaciones cometidas durante el procedimiento.

C. Que trasciendan al resultado del fallo

Paralelamente al requisito consistente en que la violación pro-cesal afecte las defensas del quejoso, se encuentra aquel en que dicha violación procesal haya trascendido al resultado del fallo, es decir, que haya sido un elemento determinante en el sentido de la sentencia definitiva o laudo.

Lo anterior obedece al agravio personal y directo, que como principio rector del amparo debe atenderse en todos los procesos de garantías. Para combatir un acto, éste debe causar agravio y no todas las violaciones procesales lo causan, aún cuando aparen-temente en el momento de cometerse haya sido así. Por ejemplo, si durante el proceso, al demandado le es desechada una prueba por el juez de primera instancia, es lógico pensar que tal determi-nación le afecta a dicho demandado.

Desde luego, el auto que desecha una prueba no causa un agravio irreparable, al no afectar derechos sustantivos y dado que el demandado puede obtener una sentencia definitiva favorable a sus intereses, es decir, una sentencia que le absuelva de las presta-ciones reclamadas, por lo que no se podrá combatir dicha deter-minación en amparo indirecto, sino esperar precisamente al dicta-do de la sentencia.

El auto que desecha una prueba es una violación cometida du-

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rante el procedimiento que, además, afecta las defensas en este caso del demandado, en términos de la fracción III del artículo 159 de la Ley de Amparo; sin embargo, para estar en posibilidad de impugnarlo en el amparo directo que en su oportunidad presente, será necesario que esa determinación haya trascendido al resulta-do del fallo, porque incluso cuando se ha desechado la prueba, el juez de primera instancia dictó sentencia condenándole al cum-plimiento de las prestaciones que le fueron reclamadas, pero con una base y sustento sólidos conforme al material probatorio que haya obrado en autos. Es claro que la violación cometida durante el procedimiento no fue la causa determinante por la cual perdió el juicio, de ahí que no podrá hacerse valer esa violación en la de-manda de amparo directo, porque al final del juicio no causó agra-vio alguno al demandado, siendo entonces claro que una violación procesal no siempre es examinada en un juicio de garantías: al no ser de imposible reparación, no cupo la posibilidad de combatirla en amparo indirecto y al no trascender al resultado del fallo, tam-poco cayó en los supuestos de procedencia del amparo directo.

D. Preparación en asuntos civiles

En el artículo 161 de la Ley de Amparo, siguiendo el lineamien-to constitucional, se impone una restricción más cuando la viola-ción procesal se haya cometido en un juicio del orden civil: que se haya agotado el principio de definitividad respecto de dicho acto en lo individual, lo que no entraña mayor discusión, pero aunado a ello, dice la fracción II del citado precepto jurídico, “deberá invocar la violación como agravio en la segunda instancia, si se cometió en la primera”. El camino a seguir, entonces, será el siguiente: en el mismo ejemplo anterior, si se trata de un auto que desechó una prueba al demandado, el principio de definitividad ordena que de-bió de interponer el recurso ordinario en contra de dicho auto, que normalmente se trata de una apelación, lo que, hasta ahí no tiene mayor problema y resulta lógico además atender a ello; si el tribu-nal de alzada confirmó el desechamiento de la prueba, habrá que esperar al dictado de la sentencia definitiva y de obtener una sen-tencia desfavorable, en la que se observa que de haber contado con esa prueba el resultado hubiera podido modificarse favora-blemente para el demandado, entonces estaríamos ante una vio-lación cometida durante el procedimiento, que afectó las defensas del quejoso y trascendió al resultado del fallo, pero, no obstante lo

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anterior, si en la apelación que hubiere promovido contra la sen-tencia definitiva, no hizo valer en los agravios esa violación, es de-cir, el desechamiento de la prueba, entonces no podría hacerla va-ler en la demanda de garantías en la vía directa, lo que además de ser contundente conforme al inciso a) de la fracción III del artículo 107 constitucional, en relación con la fracción II del artículo 161 de la Ley de Amparo, ha sido confirmado en la tesis de jurisprudencia I.5o.C. J/36.6

Realmente no existe razón de ser para lo anterior. Ningún sen-tido ni justificación lógica tiene el que además de haber apelado el auto que desechó la prueba (para seguir con nuestro ejemplo), se deba reiterar esa violación en la apelación que se promueva contra la definitiva. Si ya el tribunal de alzada se pronunció sobre la legalidad del auto, no podrá determinar lo contrario al analizar el mismo agravio vertido ahora en el recurso interpuesto contra la sentencia de fondo. Por ello, no obstante que el quejoso haya apelado el auto que desechó la prueba (cumpliendo con el prin-cipio de definitividad), de no haber reiterado esa afectación con posterioridad, el excesivo formalismo propiciará que el concepto de violación en el que exponga dicha trasgresión cometida duran-te el procedimiento, que sí le afectó sus defensas y trascendió al resultado del fallo, será declarado inoperante, lo que desde luego le deja en estado de indefensión y que, al venir así desde la carta magna, no podrá recurrirse de ninguna manera.

E. Amparo directo contra normas generales

Paralelamente a la posibilidad de plantear en el amparo directo violaciones cometidas durante el procedimiento, es factible proponer en los conceptos de violación la inconstitucionalidad de una norma general, que pudo haberse aplicado durante el procedimiento (último párrafo del artículo 158 de la Ley de Amparo) o bien en la sentencia definitiva, laudo o resolución que puso fin al juicio (segundo párrafo de la fracción IV del artículo 166 del mismo ordenamiento jurídico). La primera diferencia con el amparo indirecto contra leyes, consiste en que en la vía indirecta, la norma será acto reclamado, mientras que en el directo, solamente se podrá hacer valer en los conceptos de violación, lo que hará

6 Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, 74, Febrero de 1994, Tesis I.5o.C. J/36, Página 37, Rubro

“AMPARO DIRECTO. VIOLACION PROCESAL, DEBE REITERARSE COMO AGRAVIO EN LA APELACION CON-

TRA LA SENTENCIA DE FONDO, PARA QUE PUEDA EXAMINARSE EN EL JUICIO DE”.

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diferente también la sentencia y sus efectos.En el amparo contra normas generales en la vía indirecta, la

fracción I del artículo 114 de la Ley de Amparo, incluye tanto a los tratados internacionales, leyes federales, leyes locales, reglamentos federales, reglamentos locales como a “otros reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general”; sin embargo, la regulación del amparo directo, solamente refiere a la ley, el tratado o el reglamento, lo que propicia la discusión de si es posible que en amparo directo quepa la posibilidad de combatir también “otros reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general”, como en la vía indirecta. Como acertadamente lo sostuvo la Segunda Sala del Máximo Tribunal, al resolver el amparo directo en revisión 1661/2001,7 “de la interpretación teleológica de la exposición de motivos de los numerales citados, se advierte que la finalidad de la reforma aludida fue la de asignar a los Tribunales Colegiados de Circuito el control de la constitucionalidad de los reglamentos autónomos y municipales, por lo que es indudable que al referirse el legislador en los citados artículos 166 y 158, párrafo tercero, a “reglamentos”, no tuvo en modo alguno la intención de limitar la posibilidad de impugnar disposiciones de observancia general en amparo directo”; no cabe duda la amplitud en el amparo directo contra leyes.

Otra cuestión a resolver es la referida a si las reglas del amparo contra normas generales en la vía indirecta le son aplicables tam-bién al amparo directo.

En el amparo indirecto, salvo casos excepcionales, será nece-sario promover el juicio con motivo de su primer acto de aplica-ción, porque si se trata de posteriores actos, entonces se habría consentido la ley, al consentir el acto de aplicación. También, te-nemos que se ha asumido que el acto de aplicación de la ley debe ser de imposible reparación, esto es, que prevalecen las reglas del amparo judicial sobre las relativas al amparo contra leyes, sobre todo tratándose de actos dictados en el juicio. Para el amparo di-recto, se ha seguido más o menos el mismo sistema: si se aplicó la ley durante el procedimiento, y el acto de aplicación es de impo-sible reparación, debió promoverse el amparo indirecto; si el acto no es de imposible reparación, podrá combatirse la ley aplicada, en los conceptos de violación vertidos en el amparo directo que

7 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XV, Marzo de 2002, Tesis 2a. XXVII/2002, Página

420, AMPARO DIRECTO CONTRA LEYES. EN LA DEMANDA RESPECTIVA ES FACTIBLE PLANTEAR LA INCON-

STITUCIONALIDAD DE CUALQUIER DISPOSICIÓN DE OBSERVANCIA GENERAL.”

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se plantee contra la sentencia definitiva, pero siempre y cuando el acto de aplicación haya afectado las defensas del quejoso y tras-cendido al resultado del fallo, porque, como se ha visto, de no ser así no habrá agravio y en amparo contra leyes heteroaplicativas el agravio surge con motivo del acto de aplicación. Sobre este as-pecto, ya existe jurisprudencia por reiteración de criterios, surgida de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.8

Finalmente, si es factible plantear la inconstitucionalidad de la ley aplicada en la sentencia definitiva dada la naturaleza del am-paro directo, podrá hacerse siempre que no sea el primer acto de aplicación de la ley. Efectivamente, al no ser acto reclamado la ley, sino solamente un concepto de violación más y, por ello, el resul-tado incidirá solamente en la sentencia dictada en el juicio natural y no sobre la ley, no tiene las restricciones que en la vía indirecta. “En ese sentido –se lee en la tesis aislada sustentada por la Segun-da Sala de la Corte-9 la impugnación de una norma en un juicio de amparo uniinstancial no excluye la posibilidad de que incluso el mismo quejoso al que se le haya otorgado la protección cons-titucional contra el primer acto de aplicación de la ley declarada inconstitucional, esté en posibilidad de acudir a impugnarla nueva-mente en amparo directo, al aplicársele en un segundo o ulterior acto de ejecución dicha ley, dado que la sentencia que se emite en ese tipo de juicios produce efectos directos en relación única-mente con la resolución reclamada, mas no con la ley impugnada, con lo cual se observa el principio de relatividad de las sentencias de amparo, pues la declaración de inconstitucionalidad no da lu-gar a la anulación de la ley con efectos erga omnes, por lo que no procede desestimar los conceptos de violación hechos valer en un juicio de amparo directo respecto de una ley, aun cuando se trate de ulteriores actos de aplicación.”

8 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo IX, Marzo de 1999, Tesis 2a./J. 18/99, Página 300,

Rubro “VIOLACIONES PROCESALES. PARA RECLAMARLAS EN AMPARO DIRECTO CONTRA LEYES CON MO-

TIVO DE UN ACTO DE APLICACIÓN DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO, DEBEN AFECTAR LAS DEFENSAS DEL

QUEJOSO Y TRASCENDER AL RESULTADO DEL FALLO.”

9 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XIX, Junio de 2004, Tesis 2a. XXXIV/2004, Página

383, Rubro “AMPARO DIRECTO DONDE SE PLANTEA LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LEYES. DEBE SUPLIRSE

LA QUEJA DEFICIENTE AUN CUANDO SE TRATE DE ULTERIORES ACTOS DE APLICACIÓN, SI LA LEY EN

QUE SE FUNDAN FUE DECLARADA INCONSTITUCIONAL POR JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE

JUSTICIA DE LA NACIÓN.”

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iii. reForma al artículo 107 constitucional en materia De amparo Directo

1. Iniciativa

En la exposición de motivos de la iniciativa presentada por se-nadores del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Ins-titucional, de fecha 19 de marzo de 2009, se propuso reformar, entre otros, la fracción III, inciso a), del artículo 107 constitucional, relativo a las reglas de procedencia del juicio de amparo directo, en los siguientes términos:

Artículo 107III.- Cuando se reclamen actos de tribunales judiciales,

administrativos o del trabajo, el amparo sólo procederá en los casos siguientes:

a) Contra sentencias definitivas, laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida durante el procedimiento, afecte las defensas del quejoso trascendiendo al resultado del fallo.

De igual manera, la parte que haya obtenido sentencia favorable y la que tenga interés jurídico en que subsista el acto reclamado, podrá presentar amparo en forma adhesiva al que promueva cualquiera de las partes que wintervinieron en el juicio del que emana el acto reclamado, el cual se tramitará conforme a lo previsto en la ley reglamentaria.

Para la procedencia del juicio deberán agotarse previa-mente los recursos ordinarios que se establezcan en la ley de la materia, por virtud de los cuales aquellas sentencias definitivas, laudos y resoluciones puedan ser modificados o revocados, salvo el caso en que la ley permita la renuncia de los recursos.

El amparo a que se refiere este inciso será procedente cuando, además de los requisitos que para ello se establecen, las sentencias definitivas, laudos y resoluciones que pongan fin al juicio entrañen la fijación de un criterio de importancia y trascendencia en los términos que precise la ley reglamentaria.

Cuando dentro del juicio surjan cuestiones sobre cons-titucionalidad de normas generales que sean de reparación posible por no afectar derechos sustantivos ni constituir vio-laciones procesales relevantes, sólo podrán hacerse valer en

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el amparo directo que proceda contra la resolución definitiva.Al reclamarse la sentencia definitiva, laudo o resolución

que ponga fin al juicio, deberán hacerse valer las violaciones a las leyes del procedimiento, siempre y cuando el quejoso las haya impugnado durante la tramitación del juicio mediante el recurso o medio de defensa que, en su caso, señale la ley ordinaria respectiva. Este requisito no será exigible en amparos contra actos que afecten derechos de menores o incapaces, al estado civil, o al orden o estabilidad de la familia, ni en los de naturaleza penal promovidos por el inculpado;

Como vemos lo antes citado, la iniciativa de reforma constitucional proponía tres reformas sustanciales: primera, restringir la procedencia del juicio, imponiendo como requisito que dichos procesos “entrañen la fijación de un criterio de importancia y trascendencia”, dejando su precisión y reglas a la ley secundaria, si bien en la propia iniciativa se exponen cuáles serían esas reglas. La segunda propuesta va dirigida a la procedencia del amparo adhesivo y también ligada a la tercera, consistente en que tanto en la demanda de amparo como en el adhesivo, se hagan valer todas las violaciones procesales, las cuales deben estudiarse conjuntamente en la sentencia dictada por el Tribunal Colegiado de Circuito.

Para lo anterior, se dieron las siguientes explicaciones y justifi-caciones en la iniciativa de mérito.

2. Sobre el requisito de importancia y trascendencia

La restricción y limitación a la procedencia del amparo directo tiene dos ejes en la iniciativa: primero, que los tribunales locales es-tán preparados, tanto en su formación y profesionalización, como en la autonomía e imparcialidad que todo juzgador debe tener, a fin de que por regla general sus resoluciones sean terminales y no haya posibilidad de que el poder judicial de la federación en todos los casos pueda revisar las sentencias de los tribunales locales, vul-nerando incluso su autonomía. En segundo lugar, con la propuesta de reforma se busca aminorar la gran carga de trabajo que tienen los tribunales colegiados de circuito, destacando que estadística-mente es reducido el porcentaje de amparos concedidos.

Al respecto, se lee en la iniciativa:Lo que ahora se plantea en este proyecto de iniciativa de re-

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formas se circunscribe, en esencia, a que dicha facultad se es-tablezca a favor de los Tribunales Colegiados de Circuito para decidir sobre la admisión de los amparos directos, a efecto de que, sin menoscabo de la obligación que tienen de resguardar la constitucionalidad de las resoluciones judiciales y jurisdicciona-les del país, centren su investigación y análisis especializado a los asuntos de mayor trascendencia e importancia, haciendo hinca-pié en que, con ello, no se hace referencia a los de mayor cuantía, sino a los de mayor trascendencia jurídica e importancia social.

Tratándose de las primeras, esto es, promociones en que se planteen violaciones directas a la Constitución, de leyes o normas generales que se impugnen por violación a las garantías indivi-duales o a los principios de competencia federal y locales en per-juicio del quejoso, los Tribunales Colegiados de Circuito, en prin-cipio, deberán admitir todas las demandas, en virtud de que la decisión de tales materias no puede ser objeto de análisis por los tribunales ordinarios. En tales supuestos, únicamente podrían re-chazarse, por excepción, aquellas demandas donde se plantearan cuestiones de constitucionalidad respecto de las cuales ya exis-tiera jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en sentido contrario a lo pretendido por el quejoso.

En cambio, cuando en la demanda de amparo directo se propongan cuestiones que impliquen violaciones indirectas a la Constitución, cuya decisión se concrete a verificar la correcta aplicación de la ley al caso concreto por parte del tribunal res-ponsable, la regla general del ejercicio de la facultad de selección sería, en principio, la no admisión de la demanda, salvo que se trate de asuntos de importancia y trascendencia, respecto de los cuales se habría de seguir el trámite procesal y formular pronun-ciamiento sobre el fondo.

Así, se considera que se surtirían siempre las hipótesis de im-portancia y trascendencia en los siguientes casos:

1. En materia de constitucionalidad cuando se aduzca la in-constitucionalidad de una norma general o se hagan valer viola-ciones directas a la Constitución Federal, respecto de las cuales no exista jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o, existiendo, se haya resuelto el asunto en contravención a ésta, o bien, cuando se advierta que la autoridad responsable interpretó o aplicó un precepto de la Constitución Federal en forma contraria a la sustentada por la Suprema Corte, que haya trascendido al sentido de la resolución reclamada.

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2. En materia de legalidad, cuando se trate de: juicios del or-den familiar; controversias suscitadas en materia de comercio exterior, y proceda hacer el pronunciamiento de fondo, excepto cuando en este aspecto haya jurisprudencia de la Suprema Corte en sentido contrario a lo propuesto por el quejoso; en materia de trabajo; en materia penal si la pena es privativa de la libertad y en materia agraria si la parte quejosa o tercero perjudicado es un núcleo de población ejidal o comunal, un ejidatario o comunero.

La reforma propuesta, se reitera, no pretende la desaparición del juicio de amparo directo, sino estabilizar su conservación al ritmo de los tiempos contemporáneos.

Esta posición pretende conservar el control de la constitu-cionalidad directa que es la materia propia del amparo; asimismo, garantizar la defensa de los sujetos y cuestiones que siempre han sido objeto de protección por el Estado mexicano, pero al mismo tiempo, vigorizar la confianza en los tribunales locales y, en ge-neral, de los tribunales ordinarios, para que, fuera de los supues-tos inicialmente mencionados, el amparo directo sólo proceda en casos de importancia y trascendencia en la forma reglamentada antes citada. En todos los demás supuestos, las resoluciones y sentencias serán inimpugnables, quedando los tribunales que las emitieron como órganos terminales, de acuerdo con lo que los tiempos actuales demandan.

3. Sobre el amparo adhesivo y las violaciones procesales

En este contexto, un tema recurrente que se ha venido deba-tiendo en los últimos años es el relativo a la necesidad de brindar una mayor concentración al juicio de amparo directo.

La discusión aquí tiene que ver fundamentalmente con el he-cho de que el amparo directo en algunas ocasiones puede llegar a resultar un medio muy lento para obtener justicia, por lo que se considera necesario adoptar medidas encaminadas a darle mayor celeridad, al concentrar en un mismo juicio el análisis de todas las posibles violaciones habidas en un proceso, a fin de resolver con-juntamente sobre ellas y evitar dilaciones innecesarias.

En la práctica, se dan numerosos casos en los que la parte que no obtuvo resolución favorable en un procedimiento seguido en forma de juicio, promueve amparo directo en contra de dicho ac-to. Cuando se le concede la protección federal solicitada, la auto-

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ridad responsable emite un nuevo acto en cumplimiento de la eje-cutoria de amparo, el cual puede resultar ahora desfavorable para la contraparte que no estuvo en posibilidad de acudir inicialmen-te al juicio de garantías, por haber obtenido sentencia favorable a sus intereses. En este supuesto, al promover su amparo contra esa nueva determinación, la parte interesada puede combatir las vio-laciones procesales que, en su opinión, se hubieren cometido en su contra en el proceso original, en cuyo caso, de resultar funda-das dichas alegaciones, deberá reponerse el procedimiento para que se purgue la violación, no obstante que el Tribunal Colegiado de Circuito haya conocido del asunto, pronunciándose en cuanto al fondo, desde el primer amparo.

Para resolver esta problemática, se propone la adopción de las siguientes reformas:

Primera, establecer la figura del amparo adhesivo , esto es, dar la posibilidad a la parte que haya obtenido sentencia favorable y a la que tenga interés en que subsista el acto, para promover ampa-ro con el objeto de mejorar las consideraciones de la sentencia de-finitiva, laudo o resolución que pone fin al juicio que determinaron el resolutivo favorable a sus intereses.

Segunda, imponer al quejoso o a quien promueva el amparo adhesivo la carga de invocar en el escrito inicial todas aquellas violaciones procesales que, cometidas en el procedimiento de origen, estimen que puedan violar sus derechos. Con esta solución se tiende a lograr que en un solo juicio queden resueltas las violaciones procesales que puedan aducirse respecto de la totalidad de un proceso y no, como hasta ahora, a través de diversos amparos.

De acuerdo con lo anterior, quien promueva el amparo adhesi-vo tendrá también la carga de invocar todas las violaciones proce-sales que, cometidas en el procedimiento de origen, puedan haber violado sus derechos. Lo anterior impondrá al Tribunal Colegiado de Circuito la obligación de decidir integralmente la problemática del amparo, inclusive las violaciones procesales que advierta en suplencia de la deficiencia de la queja, en los supuestos previstos por el artículo 76 bis de la Ley de Amparo.

Sobre el particular, es importante destacar que se pretende que, si la parte interesada no promueve el amparo adhesivo, no podrá posteriormente acudir a un nuevo juicio de garantías para alegar las violaciones cometidas en su contra, siempre que haya estado en oportunidad de hacerlas valer en el primer amparo.

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4. Dictamen de Comisiones en la Cámara de Senadores

En el Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Consti-tucionales y de Estudios Legislativos, de fecha 7 de diciembre de 2009, se concuerda parcialmente con la iniciativa por lo que hace a la reforma propuesta al inciso a) de la fracción III del artículo 107 constitucional, leyéndose prácticamente los mismos argumentos para su reforma.

Así, por lo que hace al amparo adhesivo y violaciones procesa-les, se dijo en el dictamen lo siguiente:

En este contexto, estas comisiones coinciden en que un te-ma recurrente que se ha venido debatiendo en los últimos años es el relativo a la necesidad de brindar una mayor concentración al juicio de amparo directo.

La discusión aquí tiene que ver fundamentalmente con el he-cho de que el amparo directo en algunas ocasiones puede llegar a resultar un medio muy lento para obtener justicia, por lo que se considera necesario adoptar medidas encaminadas a darle mayor celeridad, al concentrar en un mismo juicio el análisis de todas las posibles violaciones habidas en un proceso, a fin de re-solver conjuntamente sobre ellas y evitar dilaciones innecesarias. Para resolver esta problemática, se propone prever en el texto constitucional la figura del amparo adhesivo, además de incor-porar ciertos mecanismos que, si bien no se contienen en la ini-ciativa, estas comisiones dictaminadoras consideran importante prever a fin de lograr el objetivo antes señalado.

Por un lado en el segundo párrafo del inciso a) de la fracción III del artículo 107 constitucional, se establece que la parte que haya obtenido sentencia favorable o la que tenga interés en que subsista el acto reclamado, podrá presentar amparo en forma adhesiva al que promueva cualquiera de las partes que intervi-nieron en el juicio del que emana el acto reclamado, en los térmi-nos y forma que establezca la ley reglamentaria.

Con ello se impone al quejoso o a quien promueva el ampa-ro adhesivo la carga de invocar en el escrito inicial todas aquellas violaciones procesales que, cometidas en el procedimiento de ori-gen, estimen que puedan violar sus derechos. Con esta solución se tiende a lograr que en un solo juicio queden resueltas las viola-ciones procesales que puedan aducirse respecto de la totalidad de un proceso y no, como hasta ahora, a través de diversos amparos.

Por otro lado en el primer párrafo del inciso a) de la citada

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fracción III, estas comisiones consideran pertinente precisar con toda claridad que el tribunal colegiado que conozca de un juicio de amparo directo deberá decidir respecto de todas las violacio-nes procesales que se hicieron valer y también aquellas que cuan-do proceda advierta en suplencia de la queja, debiendo fijar los términos precisos en que deberá pronunciarse la nueva resolu-ción, señalando con claridad que aquellas violaciones procesales que no se invocaron en un primer amparo, o que no hayan sido planteadas por el Tribunal Colegiado en suplencia de la queja, no podrán ser materia de estudio en un juicio de amparo posterior.

Lo anterior impondrá al Tribunal Colegiado de Circuito la obligación de decidir integralmente la problemática del amparo, inclusive las violaciones procesales que advierta en suplencia de la deficiencia de la queja, en los supuestos previstos por el artícu-lo 76 bis de la Ley de Amparo.

En relación con la propuesta de restringir la procedencia del juicio de amparo directo, planteada en la iniciativa de reforma constitucional, las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos, dictaminaron la inviabilidad de la mis-ma, bajo los siguientes razonamientos:

3. Por otro lado, estas comisiones dictaminadoras coinciden en términos generales con los argumentos contenidos en la ini-ciativa en el sentido de que hoy en día los poderes judiciales lo-cales gozan de una mayor autonomía e independencia frente a los poderes legislativos y ejecutivos de las entidades federativas. Asimismo, que la confianza en ellos ha ido aumentando, susten-tada principalmente en las reformas al artículo 116 constitucional y en aquellas normas y acciones que van abriendo en nuestra so-ciedad las puertas de un Estado de derecho, sin embargo, estas comisiones no comparten la propuesta contenida en la iniciativa en el sentido de limitar en ciertas materias la procedencia del jui-cio de amparo directo, fijando como criterios de admisión de la demanda de amparo directo la importancia y trascendencia.

En efecto, si bien por un lado se reconoce la importancia de atender la problemática generada a partir del abuso de este ins-trumento de tutela constitucional, por otro lado, consideramos que es posible dar atención a dicha problemática a través de me-didas diversas a las planteadas en la iniciativa con la finalidad de no afectar el derecho de acceso a la justicia consagrado en el ar-tículo 17 constitucional.

Como consecuencia de lo anterior, procede suprimir el

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cuarto párrafo del inciso a) de la fracción III así como el ultimo de la fracción V, contenidos en el texto de la iniciativa que se dictamina.

5. Discusión en pleno del Senado

Ya en la discusión que se dio en el pleno del Senado, llevada a cabo el 10 de diciembre de 2009, prácticamente no hubo mayores planteamientos ni discusiones sobre el tema del amparo directo. El Senador Pedro Joaquín Coldwell, al presentar el dictamen en su carácter de presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, cuando se refirió al tema que nos ocupa, se limitó a decir que “que-da pues también como asignatura pendiente para otros tiempos y para otras circunstancias la revisión de los casos de procedencia del amparo directo, y también la evaluación del federalismo judicial en nuestro país”, en referencia a la no aprobación en el dictamen sobre la restricción a la procedencia del juicio de amparo directo.

6. Dictamen en Cámara de Diputados

Una vez que el Senado remitió a la Cámara de Diputados la re-forma por ellos aprobada, se turnó a la Comisión de Puntos Cons-titucionales, la que en dictamen de 11 de agosto de 2010 y publi-cado en la Gaceta Parlamentaria el 7 de diciembre del mismo año, expuso sobre el tema que nos ocupa lo siguiente, que como se verá, es casi una transcripción literal de lo expuesto en la iniciativa:

Contenido de la minutaEn este sentido, es claro que la independencia y autonomía

de los tribunales estatales es un requisito fundamental de cual-quier reforma que pretenda mejorar la administración de justicia, a fin armonizar las competencias federal con las locales y así lo-grar su complementariedad.

No se pretende de ninguna manera desaparecer el amparo directo, sino atemperar la intervención de la justicia federal en el ámbito local. Se pretende conservar el control de la constitucio-nalidad directa, que es la materia propia del amparo y garantizar la defensa de los sujetos y materias que siempre han sido objeto de protección, vigorizando la confianza en los tribunales locales para que, fuera de los supuestos mencionados en la reforma el amparo solo proceda en casos de importancia y trascendencia,

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en todos los demás supuestos las sentencias serán inimpugna-bles, constituyendo a los tribunales que las emitieron como órga-nos terminales, de acuerdo a las exigencias de los tiempos actuales.

La propuesta además establece la figura del amparo adhe-sivo dando la posibilidad a la parte que haya obtenido sentencia favorable y a la que tenga interés en que subsista el acto de pro-mover el amparo con el objeto de mejorar las consideraciones de la sentencia definitiva, laudo o resolución que pone fin al juicio que determina una solución favorable a sus intereses.

Se impone al quejoso o a quien promueva el amparo adhesi-vo la carga de invocar todas aquellas violaciones procesales que estime puedan violar sus derechos cometidos en el procedimien-to de origen. Se pretende con esto que en un solo juicio queden resueltas las violaciones procesales que puedan aducirse respec-to de la totalidad del proceso y no a través de diversos amparos como ahora sucede.

ConsideracionesDespués de conocer diversos enfoques sobre las posibles

soluciones a la problemática, derivadas de la forma en que ac-tualmente funciona el amparo directo en cuanto a que, por una parte, afecta de alguna manera la autonomía judicial de los Es-tados y, por otra parte, congestiona la marcha de los Tribunales Colegiados de Circuito, resulta pertinente considerar que la rees-tructuración más prudente de dicho juicio requiere la concordan-cia de dos ejercicios.

El objetivo que se pretende alcanzar con la presente pro-puesta es que se encuentre un equilibrio razonable entre la au-tonomía de los poderes judiciales locales y la facultad selectiva del Poder Judicial Federal para tramitar solo aquellos amparos directos que ameriten ser examinados por la Justicia Federal, a fin de que entre ambos extremos se logre un nuevo sistema que reduzca significativamente su procedencia y, en la misma medi-da, con prudencia, fortalezca las decisiones de los tribunales de los Estados. La confluencia de estos dos elementos desembocan en un criterio básico que permite armonizarlos, que es el de im-portancia y trascendencia.

Así las cosas, debe decirse que la selección de los asuntos conforme a los criterios de importancia y trascendencia que pro-pone, facilitará las labores de los Tribunales Colegiados de Cir-cuito y, por consiguiente, librará tiempo a los juzgadores para concentrarse y profundizar en los asuntos de fondo, a favor de

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una más completa, pronta y expedita protección de las garantías individuales y los derechos fundamentales.Al ver el contenido del dictamen de la Comisión de Puntos

Constitucionales de la Cámara de Diputados, no puede sino llamar la atención que se insista en la propuesta de restringir la proce-dencia del amparo directo, bajo el filtro de la importancia y tras-cendencia de los asuntos, cuando dicha propuesta que planteó originalmente la iniciativa fue desestimada en el Senado. La falta de revisión por parte de los diputados produce confusión porque se insiste en algo que fue desestimado desde un principio.

7. Discusión en pleno de Diputados

La presentación del dictamen en el pleno de la Cámara de Di-putados, el mismo 7 de diciembre de 2010, estuvo a cargo del di-putado y ministro en retiro, Juventino Víctor Castro y Castro, ha-ciendo una breve referencia al tema que nos ocupa:

Tiene el propósito la reforma, de reformar la independencia y autonomía de los tribunales de los estados, no sólo para armo-nizar sus competencias y su posibilidad de que coincidan con las competencias federales, no; se acuerdan ustedes que ha sido un viejo propósito de los tribunales decir no es aceptable que noso-tros tengamos nuestras leyes civiles y penales, que las interprete-mos, que las apliquemos y que después, aun cuando haya dicho la última palabra nuestro Tribunal Superior de Justicia del estado, todavía se puedan plantear ante la Corte.

Es evidente una invasión de la Federación en la soberanía de los estados. Ahora se propone que en el amparo directo solamen-te se vean las violaciones constitucionales que son las que corres-ponde resolver al Tribunal del Poder Judicial de la Federación. To-dos los demás serían la última palabra. La interpretación de la ley local y su aplicación no son materia que pueda ser más planteable.Por su parte, el diputado Nazario Norberto Sánchez, manifestó

al respecto lo siguiente:Se precisa la necesidad de armonizar el juicio de amparo con

las transformaciones de varias instituciones jurídicas, siguiendo la serie de reformas que históricamente ha sufrido hasta llegar a su estado actual.

En este sentido, es claro que la independencia y autonomía de los tribunales estatales es un requisito fundamental de cual-

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quier reforma que pretenda mejorar la administración de justicia a fin de armonizar la competencia federal con las locales y así lograr su complementariedad.

No se pretende de ninguna manera desaparecer el amparo directo, sino atemperar la intervención de la justicia federal en el ámbito local. Se pretende conservar el control de la constitucio-nalidad directa, que es la materia propia del amparo.

Asimismo, es de materia propia de amparo garantizar la defensa de los sujetos y materias que siempre han sido objeto de protección, vigorizando la confianza en los tribunales locales para que, fuera de los supuestos mencionados, en la reforma el amparo sólo proceda en casos de importancia y trascendencia; en todos los demás supuestos las sentencias serán inimpugnables, constituyendo a los tribunales que las emitieron como órganos terminales, de acuerdo con las exigencias de los tiempos actuales.

Se impone al quejoso o a quien promueva el amparo adhesi-vo la carga de invocar todas aquellas violaciones procesales que estimen puedan violar sus derechos. Se pretende con esto que en un solo juicio queden resueltas las violaciones procesales que puedan aducirse respecto de la totalidad del proceso y no a tra-vés de diversos amparos, como ahora sucede.Finalmente, el diputado Jaime Fernando Cárdenas Gracia,

comentó al respecto que:Por otra parte, presidente, se establece que los tribunales su-

periores de justicia en los estados van a tener, a partir de este momento, en materia de amparo directo, un tratamiento privile-giado. En materia de amparo directo, no en todos los casos pro-cederá el amparo directo ante un tribunal colegiado, sino sola-mente en algunos de los casos.

Tal como están hoy en día muchos tribunales superiores de justicia en los estados, me parece que es darles un inmenso poder a los gobernadores. Los gobernadores controlan muchos tribunales superiores de justicia. Sería importante que el amparo directo fuese procedente en la mayor parte de los casos y que no se limitara.De las expresiones de los diputados, no queda más que la con-

clusión de que no leyeron el dictamen del Senado. Los diputados insisten en comentar la restricción de la procedencia del amparo directo, unos manifestando su conformidad y otros su desacuerdo, con comentarios que pudieran ser relevantes si tal tema estuviera a discusión pero como no fue así, confunden a quien lea lo que pa-

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só en la Cámara de Diputados, porque se pronuncian sobre cosas que no fueron materia del dictamen que ante ellos envió el Senado.

En razón de que los diputados aprobaron el dictamen enviado por el Senado, pero con cambios, al eliminar del proyecto de de-creto la modificación al artículo 100 constitucional, fue devuelto al Senado para su revisión y aprobación conducentes.

Llegada la propuesta al Senado, las Comisiones Unidas de Pun-tos Constitucionales y de Estudios Legislativos, el 9 de diciembre de 2010 emitieron su dictamen, mismo que se publicó el día 13 del mismo mes y año, aprobando lo enviado por la Cámara de Diputa-dos sobre no reformar el artículo 100 constitucional y destacando el error de dicha colegisladora, de hacer referencia en su dictamen a la restricción a la procedencia del amparo directo, dejando claro que dicho tema planteado en la iniciativa, fue suprimido por el Se-nado en su momento.

Ya presentada la propuesta en el pleno del Senado, se aprobó en su sesión de 13 de diciembre de 2010, la reforma a los artículos 94, 103, 104 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dejándose fuera la reforma al artículo 100, conforme a lo decidido por la Cámara de Diputados, quedando solamente pendiente la aprobación de la mayoría de los congresos estatales.

Fue el 4 de mayo de 2011, cuando se hace la declaratoria de reforma, al contar ya con la mayoría del voto favorable de las le-gislaturas locales y enviándose para su publicación en el Diario Oficial de la Federación, lo que finalmente sucedió el 6 de junio de 2011, quedando el inciso a) de la fracción III del artículo 107 consti-tucional en los siguientes términos:

III. Cuando se reclamen actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, el amparo sólo procederá en los casos siguientes:

a) Contra sentencias definitivas, laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida durante el procedimiento, afecte las defensas del quejoso trascendiendo al resultado del fallo. En relación con el amparo al que se refiere este inciso y la fracción V de este artí-culo, el Tribunal Colegiado de Circuito deberá decidir respecto de todas las violaciones procesales que se hicieron valer y aquéllas que, cuando proceda, advierta en suplencia de la queja, y fijará los términos precisos en que deberá pronunciarse la nueva resolución.

Si las violaciones procesales no se invocaron en un primer amparo, ni el Tribunal Colegiado correspondiente las hizo valer

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de oficio en los casos en que proceda la suplencia de la queja, no podrán ser materia de concepto de violación, ni de estudio ofi-cioso en juicio de amparo posterior. La parte que haya obtenido sentencia favorable y la que tenga interés jurídico en que subsista el acto reclamado, podrá presentar amparo en forma adhesiva al que promueva cualquiera de las partes que intervinieron en el jui-cio del que emana el acto reclamado. La ley determinará la forma y términos en que deberá promoverse.

Para la procedencia del juicio deberán agotarse previamente los recursos ordinarios que se establezcan en la ley de la materia, por virtud de los cuales aquellas sentencias definitivas, laudos y resoluciones puedan ser modificados o revocados, salvo el caso en que la ley permita la renuncia de los recursos.

Al reclamarse la sentencia definitiva, laudo o resolución que ponga fin al juicio, deberán hacerse valer las violaciones a las leyes del procedimiento, siempre y cuando el quejoso las haya impugnado durante la tramitación del juicio mediante el recurso o medio de defensa que, en su caso, señale la ley ordinaria res-pectiva. Este requisito no será exigible en amparos contra actos que afecten derechos de menores o incapaces, al estado civil, o al orden o estabilidad de la familia, ni en los de naturaleza penal promovidos por el sentenciado;

iv. proceDencia Del juicio De amparo Directo con la reForma constitucional De 6 De junio De 2011

Una vez que hemos realizado el recorrido por el procedimien-to de reforma constitucional por lo que hace al amparo directo, las reglas de procedencia quedaron en los siguientes términos:

1. Actos impugnables

En este rubro no hubo cambio alguno: seguirá procediendo el juicio de amparo directo contra sentencias definitivas, laudos y re-soluciones que pongan fin al juicio, en todos los casos, que hayan sido dictadas por tribunales judiciales, administrativos o del traba-jo, precisándose sobre estos últimos en el inciso d) de la fracción V

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del mismo artículo 107 constitucional, que se incluyen los “laudos dictados por las Juntas Locales o la Federal de Conciliación y Ar-bitraje, o por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje de los Trabajadores al Servicio del Estado”.

2. Violaciones procesales

Sobre este tema sí encontramos algunos ajustes relevantes: si bien continúa la regla general de que todos los actos dictados en el juicio se deben impugnar al final, como violaciones procesales en el amparo directo que se interponga contra la sentencia o lau-do, no debemos pasar desapercibido que esto será así, siempre y cuando se cumplan varios requisitos:

A) Que la violación procesal no sea de imposible reparación, porque de ser así, procederá en su momento el juicio de amparo indirecto.

B) Que afecten las defensas del quejoso, aspecto en el que habrá que auxiliarse con la ley secundaria, a fin de verificar cuáles se consideran con tal carácter.

C) Que hayan trascendido al resultado del fallo, es decir, que la sentencia definitiva o laudo que le fue desfavorable al quejoso, lo haya sido en gran medida por la violación procesal, lo que se vuelve casuístico porque el Tribunal Colegiado en cada caso con-creto deberá efectuar ese análisis para determinar si efectivamen-te hubo o no esa trascendencia.

D) Haber agotado en su momento el principio de definitivi-dad, es decir, que se haya impugnado la violación procesal me-diante el recurso ordinario previsto para tal efecto, suprimiéndo-se la reiteración que anteriormente se exigía en los juicios civiles y ampliándose los casos de excepción a los juicios en donde se afecten derechos de menores o incapaces al estado civil, o al or-den o estabilidad de la familia, así como en los juicios de naturale-za penal promovidos por el sentenciado.

E) En el amparo directo que se interponga, deberán hacerse valer todas las violaciones procesales que estime el quejoso se ha-yan actualizado durante el proceso, ya que aquella que no se aduzca en ese momento, no podrá invocarse en ulterior juicio de amparo.

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3. Amparo directo adhesivo

Una de las grandes novedades en la reforma constitucional en materia de amparo; sin duda alguna, será de gran utilidad para, por un lado, evitar dejar en estado de indefensión al tercero perju-dicado porque en el pasado cabía la posibilidad de que quien ob-tuvo sentencia o laudo favorable y por lo tanto no acudió al juicio de amparo, si lo promoviera su contraria y fuera éste concedido y viniera una nueva resolución, en el amparo que se promoviera no sería posible hacer valer violaciones procesales no alegadas con anterioridad. Asimismo, será de gran utilidad para lograr la con-centración y celeridad en los juicios, al evitarse que en diversos juicios de amparo se analicen violaciones procesales y se pueda reponer en más de una ocasión el juicio.

En dicho amparo adhesivo, el tercero perjudicado podrá for-mular argumentos en los que haga valer tanto violaciones cometi-das en la sentencia como en el procedimiento, no obstante haber obtenido sentencia favorable y, al igual que el quejoso, los argu-mentos o violaciones que no hiciera valer en el amparo adhesivo, no podrá invocarlas en posteriores amparos.

4. Sentencia de amparo directo

Como se ha dicho, con la reforma se exige que el quejoso en su demanda de amparo y el tercero perjudicado en el adhesivo hagan valer todas las violaciones procesales cometidas durante el juicio, bajo la pena de que de no hacerlo así no se podrán invocar en un juicio posterior.

En concordancia con lo anterior, el Tribunal Colegiado de Cir-cuito al resolver el juicio de amparo directo, debe analizar y decidir sobre todas las violaciones procesales invocadas por las partes, así como aquellas que detectó oficiosamente en los casos en los que opere la suplencia de la queja, de tal manera que en caso de estimar que sí se actualizaron dichas violaciones y se cumplieron los requisitos antes mencionados, conceda el amparo para efectos de que la autoridad responsable deje insubsistente la sentencia o laudo y proceda a reponer el procedimiento, debiendo hacer es-to respecto de todas aquellas violaciones que se hayan estimado fundadas, para que de esta forma el Tribunal Colegiado precise con toda claridad el alcance de su determinación y, por ende, el

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tribunal responsable no tenga dudas sobre la manera en la que deberá actuar.

v. conclusiones

En general, la reforma constitucional en materia de amparo de 6 de junio de 2011, ha sido la de mayor trascendencia desde que se instauró el juicio de amparo en nuestro sistema jurídico. El amparo directo no ha sido la excepción.

Coincido con el legislador, en el sentido de que el amparo directo no puede desaparecer ni tampoco restringirse su procedencia solamente a unos supuestos ligados a la importancia y trascendencia de los juicios. En todos los casos, siempre debe haber la posibilidad de que el gobernado que se sienta afectado por la sentencia definitiva o laudo dictados por un tribunal, acuda ante la justicia federal a solicitar la protección, a fin de que se revise que no se hayan afectado los derechos humanos de los justiciables ni se hayan aplicado normas generales contrarias a la constitución.

Partiendo de la premisa de la existencia del amparo directo, sí se debe pensar en un procedimiento que sea expedito y que no convierta al amparo en un obstáculo para la impartición de justicia. Creo que la reforma constitucional cumplió con este objetivo, si bien siempre hay la posibilidad de seguir mejorando el sistema.

La creación del amparo directo adhesivo, ligado al sistema ge-neral previsto para hacer valer violaciones procesales y el estudio integral de todas ellas en la sentencia, mejorará en gran medida el diseño del proceso constitucional, de tal manera que se evite que derivado de un juicio ordinario, se lleguen a interponer 4 o 5 juicios de amparo directo, con reposiciones de procedimientos en varias ocasiones.

La parte que a mi parecer quedó pendiente fue que en la demanda de amparo directo se podrán hacer valer las violaciones procesales, con el diseño ya comentado y, a mi parecer, afortunado; sin embargo, se pasó por alto que también se pueden hacer valer violaciones cometidas en la propia sentencia definitiva o laudo, debiendo precisarse que también el quejoso como el tercero perjudicado al promover el amparo adhesivo,

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debieron invocar todas ellas y, de igual manera, obligar al Tribunal Colegiado de Circuito a estudiar todas las violaciones cometidas en la sentencia o laudo, a fin de que de concederse el amparo sea para efecto de que la responsable deje insubsistente dicha sentencia o laudo y dicte otra en la que se subsanen todas esas deficiencias y no como sucede hoy en día, en donde basta que el Colegiado invoque una de ellas para conceder el amparo, se dicte una nueva resolución y después venga un nuevo juicio, todo ello propiciando la multiplicidad de amparos con el consecuente retardo en la impartición de justicia.

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abogacía, fuNcIóN JudIcIal y JurIsprudeNcIa*

José Manuel Lastra Lastra**1

resuMen: la labor del abogado ha sido y sigue siendo de gran importancia para la vida pública y la búsqueda de valores superiores en su ejercicio es una aspiración permanente del derecho. Bajo esta premisa, el autor reflexiona sobre la teoría y la práctica del derecho en diferentes ámbitos.

pAlAbrAs ClAve: Derecho, abogado, jurisprudencia, jueces.

Sumario: I. Introducción. II. La abogacía. III. La enseñanza de los valores fundamentales. IV. Derecho y realidad social. V. Vinculación entre la teoría y la práctica. VI. La función judicial. VII. La jurisprudencia.

i. introDucción

El ejercicio profesional de la abogacía es muy antiguo, de ello nos da cuenta la historia. A través de ella y con el prodigio de la recreación intelectual del pasado humano, se tienen noticias del perfil del abogado y la importancia que la humanidad le ha otor-gado en todos los tiempos. El ejercicio de la práctica forense, en defensa de intereses, no sólo individuales, nos recuerda el antiguo aforismo latino In ad vocatorum tutela, non privatorum duntaxat, sed et reipublicae salus continetur (No sólo los intereses privados, sino hasta la salud de la república se pone bajo el patrocinio de los abogados).

** Investigador titular de tiempo completo nivel “C” en el Instituto de Investigaciones Jurídicas; Profesor de las

Facultades de Derecho y Contaduría y Administración en la UNAM; Investigador Nacional por el Sistema Nacional

de Investigadores del Consejo de Ciencia y Tecnología (CONACYT); Premio UNAM en Docencia 2002; Consejero

propietario del campus CU, ante el Consejo Universitario de la UNAM (2011-2015).

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ii. la aBoGacía

Existe un viejo aforismo que se atribuye a Paulo (1. 77, D., de procuratoribus, 3,3.) que nos recuerda, en parte, la función del abogado Omnis, qui defenditur, boni viri arbitratu defendedus est (Todo el que es defendido, debe serlo al arbitrio de buen varón).

Al destacar la importancia pública de la abogacía, Piero Cala-mandrei expresaría que ésta es “tribuna de libertad y de dignidad”.1

El vocablo perfil, deriva del latín per, por y filum, línea; y el con-cepto abogado, también del latín advocatus, de advocare, convo-car, llamar, interceder. El abogado es el profesional que intercede para: defender, patrocinar, asesorar en juicio los derechos e intere-ses sobre cuestiones legales sometidas a su consulta.

Los antiguos griegos y romanos conocieron esta profesión, Atenas fue la primera escuela del foro y Pericles, el primer aboga-do profesional.

Los griegos, al comparecer ante el areópago o ante los demás tribunales, acostumbraban solicitar la presencia de algún abogado.

En Roma esta profesión también fue desempeñada por mu-jeres hasta que les fue prohibido por edicto, debido a que “Caya Afrania, demasiado viva de genio, acostumbraba molestar al pre-tor con la violencia de sus arengas”.2

El traje que utilizaron los abogados en Roma era la toga blan-ca; y la edad mínima exigida por el Digesto, para ejercer la aboga-cía era la de diecisiete años (Lib. III, tit I, frag. 1,5). Los nombres de los abogados autorizados para actuar se inscribían en una tabla, por orden correlativo de su admisión y podían ser borrados de ella por justa causa, cuando cometían alguna falta.

En España, Alfonso el Sabio honró la profesión de los letrados: erigió la abogacía en oficio público, con el requisito de que esta actividad no pudiera ser “ejercida por nadie sin preceder examen y aprobación por el magistrado y juramento de desempeñar bien el cargo e inscripción de su nombre en la matrícula de abogados”.3

En México, al crearse la Real Audiencia por cédula de 3 de di-ciembre de 1527, se dieron instrucciones para solicitar del Empera-dor Carlos V, los “servicios de abogados”4 y con la fundación de la

1 Calamandrei, Piero, Chiovenda, recuerdo de juristas, Buenos Aires, E.J.E.A., 1959, p. 215.

2 García Máynez, Eduardo, Discurso pronunciado en el senado de la República, al recibir la medalla de honor

Belisario Domínguez, en 1987.

3 Ibidem.

4 Mendieta y Núñez, Lucio, Historia de la facultad de Derecho, 2ª ed., México, UNAM, 1975, p. 23.

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Universidad de México se crearon siete cátedras, entre ellas “Cá-nones y Leyes, el 25 de enero de 1553”.5

iii. la enseñanza De los valores FunDamentales

El abogado debe cimentar con gran solidez su formación pro-fesional y, en general, normar su conducta en los valores funda-mentales de la ciencia jurídica.

El estudio del derecho dirige en todo momento sus finalida-des para procurar la mejor convivencia y armonía social, por ello promueve: la igualdad, la seguridad jurídica, el bien común, la li-bertad y el más elevado de todos los valores, la justicia que debe ser siempre la estrella más luminosa hacia la cual, el abogado, el jurista, el cultivador de la ciencia jurídica debe encaminar sus me-jores afanes y luchar por ella siempre, sin tregua ni claudicaciones. Debe vivir la justicia y también padecerla, para que pueda “apren-der a amarla”.6

iv. DerecHo y realiDaD social

En la formación jurídica no debemos perder de vista enseñar el derecho positivo vigente, pero ¿acaso esto sería suficiente? No, porque a veces ocurre que existe desarticulación entre normas y realidad, como es bien sabido y en muchos casos, las predicciones o pretensiones de la norma no pueden cumplirse por estar aleja-das de la realidad social. Radbruch, jurista alemán, nos enseñaría que aún cuando el derecho expresa realidades, no puede crearlas. Es conocido por todos que existen un sinnúmero de disposiciones legales positivas que desajustan con la realidad social a pesar de ser vigentes, veamos algunos casos a guisa de ejemplo: el Código Civil para el Distrito Federal, previene el supuesto del derecho de caza y, por tanto, el ejercicio del mismo en el Distrito Federal e

5 Ibídem, p. 32.

6 Oderigo, El problema del juez, Argentina, Abeledo Perrot, 1957, p. 43.

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inclusive menciona el llamado acto venatario (artículos 856; 858; 860, etcétera), también incluye los casos en que el cazador puede “apropiarse de la pieza de caza”. Yo me pregunto ¿cómo y dónde podríamos dar cumplimiento a esta disposición? También se es-tablece en dicho código la posibilidad de “la pesca y el buceo de perlas” (Artículo 868) pero, ¿en qué aguas, en qué ríos y lagos?

Por otra parte encontramos que la Ley Federal del Trabajo con insistencia menciona la estabilidad en el empleo como un principio fundamental que debemos preservar. ¿Cómo y en qué medida lo hemos hecho? Cuando existe un saldo de 9 o 10 millones de mexi-canos sin empleo. Por último, la norma laboral nos indica que el sa-lario debe ser decoroso, suficiente para satisfacer las necesidades del trabajador y su familia en el orden material, social y cultural y, por si esto fuera poco, agrega que debe promover a la educación obligatoria de los hijos.

Yo pienso que, seguramente, todos aceptamos la buena inten-ción de tal predicción jurídica, pocos o ninguno, quizás, se opon-dría a ella. Pero ¿cómo, con qué salario vamos a dar satisfacción a esta aspiración de la norma vigente? ¿Con un salario de $18.00? Absurdo e irrealizable, siempre he dicho a mis alumnos que Méxi-co es un país formidable, así lo creo, pero con el salario mínimo no hemos podido ni podremos hacer ningún milagro, a pesar del gran ingenio de nuestro pueblo.

Debemos enseñar norma y realidad, por muy dolorosa que és-ta pueda ser. Busquemos enseñar y formar al abogado del siglo XXI, con una gran identificación y vinculación de la realidad hacia la que tiene que servir con eficiencia y ética profesional.

v. vinculación entre la teoría y la práctica

El derecho es un producto social: evoluciona con la sociedad, el mundo cambia y también las formas de vivir y comportarse y para poder permanecer en él, el derecho regula la conducta y el comportamiento humano, no debemos olvidar esto.

El profesional del derecho es y debe ser un recio defensor de los supremos valores de la vida social, pero debe prepararse para enfrentar retos y desafíos y poder salir airoso en la contienda, en la lucha por el derecho, como lo expresara Ihering, existe la nece-

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sidad de incluir nuevas asignaturas y no porque se deba estar a la moda en el derecho, esto no debe preocuparnos, sino el buscar y encontrar la última verdad.

Sin embargo, es útil y necesario emplear las herramientas téc-nicas que los vertiginosos avances de la ciencia nos proporcionan para realizar con mayor eficiencia nuestro trabajo.

La informática jurídica es una de las asignaturas que deben ser incluidas para preparar al profesional del derecho del siglo XXI. También, gran parte del quehacer del abogado transcurre en redactar y promover, por escrito, en la mayoría de las instancias todas sus actuaciones, por tanto proponemos un taller de redac-ción jurídica, intenso. También debemos fortalecer la enseñanza con métodos más adecuados del derecho procesal en todas sus ramas. Con profunda tristeza observamos, con frecuencia, la mala utilización del lenguaje jurídico y el gran desconocimiento del español.

vi. la Función juDicial

En la función judicial, el juez recibe la ley de manos del legisla-dor y debe aplicarla en todos los casos, la considere buena, regu-lar o mala. Es misión y virtud del juez “obrar y dejarse guiar por la prudencia”.7

El juez debe aplicar las leyes y solucionar los conflictos que surjan en la sociedad, siempre con la férrea voluntad de resta-blecer el imperio del derecho. El juez permanece ligado a la ley, siempre ha existido un “miedo social” a las libertades absolutas de los jueces, o a la excesiva discrecionalidad de que puedan dis-poner para resolver conflictos, de allí la imperiosa necesidad de vincular al juez a la exacta aplicación de la ley. El trabajo judicial debe ser cuidadoso, paciente, lógico y desapasionado. El razo-namiento equilibrado es parte de la esencia de la función judicial, ésta no se reduce a la mera acción de decir el derecho jurisdictio, supone un proceso complejo mediante el cual el juez aplica una norma preexistente y al mismo tiempo contribuye “al proceso de crear, interpretar e integrar las normas que aplicar”.8 El juez apa-

7 Guzmán Brito, Alejandro, “La función jurisdiccional en las concepciones clásica, moderna y contemporánea”,

La función Judicial, Buenos Aires, Depalma, 1981, p. 232.

8 Montoro Ballesteros, Alberto, “Ideologías y fuentes del Derecho”, Revista de Estudios Políticos, No. 40,

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sionado puede representar un permanente peligro para las partes, porque sin serenidad no se puede sostener en equilibrio el fiel de la balanza y tampoco estará garantizada la administración de la justicia. En muchas ocasiones, los jueces están expuestos a diver-sas contingencias, pero con el auxilio de la inteligencia, equilibrio y serenidad pueden tener la pretensión de hacer justicia. A menu-do olvidamos que también los jueces son seres humanos y, por lo tanto, falibles. No se engañe nadie pensando que la función judi-cial sólo depara satisfacciones, elogios y adulaciones almibaradas, por el contrario, produce angustias e insomnios. En ocasiones, los sentidos engañan a la razón con falsas apariencias y las pasiones del alma turban el buen juicio del juzgador, quien, indeciso, a ve-ces le tiembla la mano, invadido por el temor, al firmar una sen-tencia. Las resoluciones judiciales no deben fundamentarse en los sentimientos del juez sino en el raciocinio, aún cuando tenga que condenar y le parezca doloroso, su función siempre consistirá en tratar de ser justo. Hay quienes opinan que, en el ejercicio de la trascendente tarea judicial, es útil “vivir la justicia y padecerla, para aprender a amarla”.9

La actividad judicial únicamente está sometida a la voluntad de la ley, no existe, para el juzgador, mayor compromiso que “el expresado por la ley”.10 Todos los órganos jurisdiccionales quedan sujetos al orden jurídico, esto es, sometidos a la ley. En tal sentido, la función judicial supone la existencia de un Estado de derecho, de una delimitación adecuada en sus competencias. La trascen-dente función de administrar y procurar justicia, debe estar acom-pañada para lograr plena eficacia de los siguientes principios y requisitos, comúnmente fundamentados por la independencia del Poder Judicial en los diversos ámbitos; tales como: el político, eco-nómico, funcional, selectivo, inamovible, exclusivo, pleno y unifor-me, para desempeñar su importante misión.

En síntesis, el Estado de derecho es aquel sometido a las le-yes, como expresión de la voluntad general, pero además a la constitución que es el proyecto de vida de un pueblo, no otorgar-le a la constitución la importancia, jerarquía y respecto, implica-ría por parte del juzgador “no dársela al derecho.”11 Los jueces son llamados para “aplicar el derecho a los casos concretos”.12 Por tal

Julio-Agosto, Centro de Estudios Constitucionales, 1984, p. 66.

9 Oderigo, op. cit., p. 43

10 Legaz y Lacambra, Luis, Filosofía del derecho, 4a. edición Barcelona, Bosch, 1975, p. 575.

11 Rodríguez Aguilera, Cesáreo, El Poder Judicial en la Constitución, Barcelona, Bosch, 1980, p. 15.

12 Reale, Miguel, Introducción al derecho, Madrid, Ediciones Pirámide, 1989, p. 129.

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circunstancia, tienen la oportunidad de “superar las deficiencias, lagunas e imprecisiones de la ley mediante la jurisprudencia”.13 La jurisprudencia es actividad judicial o actividad jurídica de los jue-ces consistente en crear normas individuales de derecho, las cua-les, “originan figuras jurídicas particulares del derecho positivo”14 y pueden crear e innovar la ciencia jurídica, puesto que la norma in-dividualizada de la sentencia o de la resolución contiene ingredien-tes nuevos, que no se dan en la norma general. Por tal motivo, la función judicial “tiene, necesariamente, dimensiones creadoras”.15 Las normas individualizadas, sólo se aplican a uno o varios miem-bros, individualmente determinados, de la clase comúnmente de-signada por el concepto-sujeto de los preceptos generales que les sirven de base. Entre ellas se consideran: “las resoluciones judicia-les y administrativas, los testamentos y los contratos; y, en el or-den internacional, los tratados”.16 Estas existen siempre, sobre la “base de las normas vigentes”.17

En términos generales, podemos decir que la función judicial tiende, preferentemente, a preservar, interpretar y aplicar el dere-cho, persigue su eficacia. Corresponde a la jurisdicción hacer “que se respete la legislación”,18 defender la constitución y “garantizar el orden frente a sus enemigos”.19 El fundamento del sistema jurí-dico radica en la constitución, tanto en el aspecto formal como en el material, por ello no puede prescindirse de ella en la aplicación e interpretación; debemos acudir a la norma fundamental para “cumplir la función de aplicar el derecho”.20

Somos conscientes de que el derecho no es sólo la ley y que las normas jurídicas tampoco pueden prevenir todas las situacio-nes y modalidades de conflictos en las relaciones humanas. De ahí que surja la necesidad de facultar a los jueces para interpretar y aplicar, rectamente, las leyes.

13 Ponce de León Armenta, Luis, La nueva jurisprudencia agraria sistematizada, México, Porrúa, 1996, p. 3.

14 Legaz y Lacambra, Luis, Op. cit., p. 579.

15 Recaséns Siches, Luis, Introducción al estudio del derecho, 8a. edición, México, Porrúa, 1990, p. 197.

16 García Máynez, Eduardo, 45a. edición, México, Porrúa, 1993, p. 75.

17 Reale Miguel, Op. cit., p. 130.

18 Schmitt, Carl, La defensa de la constitución, Madrid, Técnos, 1983, p. 46.

19 Otto Pardo, Ignacio, Defensa de la constitución y partidos políticos, Madrid, Centro de Estudios Constitu-

cionales, 1985, p. 14.

20 Pérez Tremps, Pablo, Tribunal constitucional y poder judicial, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,

1985, p. 121.

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vii. la jurispruDencia

1. Concepto

El vocablo jurisprudencia, en algunas de sus connotaciones significa: “interpretación de la ley hecha por los jueces {...} conjun-to de sentencias que determinan un criterio jurídico”.21

También ha sido entendida como el “conjunto de soluciones dadas por los tribunales”.22 Ulpiano, célebre jurista de la antigüe-dad, definió a la jurisprudencia en estos términos: “Iurisprudentia est divinarum atque humanarum rerum notitia, iusti atque inuisti scientia” (Jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, y la ciencia de lo justo y de lo injusto). Pero, también para los antiguos jurisconsultos de Roma, la “Iurisprudentia docet iustum decernere ab iniusto; iustum praecipiens, iniustum prohi-bens” (La jurisprudencia enseña a discernir lo justo de lo injusto, mandando lo primero y prohibiendo lo segundo). Con frecuencia se pretende enlazar e identificar a la ciencia jurídica con la idea de jurisprudencia. Incluso, muchas escuelas, de enseñanza jurídica, adoptaron en el siglo pasado y en el presente el concepto jurispru-dencia, ejemplo de ello fue el de la Escuela Nacional de Jurispru-dencia (hoy la Facultad de Derecho).

Por jurisprudencia no debemos entender cualquier aplicación aislada del derecho, sino la aplicación repetida, constante, unifor-me y coherente, de tal forma que revele un criterio o pauta ge-neral de la aplicación en las normas jurídicas. La jurisprudencia se inspira en el propósito de obtener una interpretación uniforme del derecho, en los casos que la realidad presenta a los jueces. Por tales circunstancias, pensamos que el órgano autorizado para ex-pedirla debe ser único y el de mayor jerarquía, si es que pretende-mos otorgar a ésta un carácter de auténtica obligatoriedad y no permitir en ningún caso, y por ningún motivo, que tribunales infe-riores en el Poder Judicial con frecuencia contradigan, no apliquen o desestimen los criterios jurisprudenciales de la Suprema Corte, quien ostenta, jerárquicamente, el más alto rango de la escala judicial.

21 Cabanellas, Guillermo, Diccionario de Derecho usual, t. II, 9a. edición, Buenos Aires, Editorial Heliasta, 1976, p. 474.

22 Diccionario Jurídico Espasa-Calpe, Madrid, 1991, p. 556.

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2. Objetivo de la jurisprudencia

La interpretación que ordinariamente hacen los tribunales, de las leyes, es a lo que, comúnmente, se denomina jurisprudencia. Por ello es tan importante la elevada misión del juzgador y de la función judicial; puesto que los jueces deben ser peritos en dere-cho, como antaño lo sentenciara el viejo aforismo latino “Iuriscon-sultus est peritus in legibus et consuetudinibus civitatis” (Juriscon-sulto es el perito en las leyes y costumbres de una localidad).

A pesar de la clara concepción de la jurisprudencia por par-te de los excelsos juristas de Roma, existen algunas que son dis-crepantes, como la de J. H. Von Kirchmann, célebre y polémico jurista alemán, del pasado siglo, quien al pronunciar su controver-tida conferencia, en una sociedad jurídica de Berlín, en 1847, con enérgica diatriba negó el carácter científico de la jurisprudencia al expresar:

¡Qué cúmulo de leyes y, no obstante, cuántas lagunas! ¡Qué ejército de funcionarios y, no obstante, cuánta lentitud en la ad-ministración de justicia! ¡Qué lujo de estudios y de erudición y, no obstante, cuántas oscilaciones, cuánta inseguridad en la teoría y en la práctica!23

La vehemente conferencia de Kirchmann estremeció la con-ciencia de los juristas alemanes, después de su famosa perorata, en la que negaría el carácter científico a la jurisprudencia, no sin antes agregar que “bastarían tres palabras rectificadoras del legis-lador para convertir bibliotecas enteras en basura”.24

Es claro que el jurista alemán, del siglo pasado, equiparaba a la legislación positiva con el derecho, no obstante que ésta es sola-mente una parte integrante del todo, y no la totalidad del derecho como ciencia.

Sin embargo, recordemos que el derecho, en su carácter de ciencia, tiene una valoración universal, pretender encerrar a la ciencia jurídica dentro de las fronteras de un Estado y querer ex-ponerla o perfeccionarla sin tomar en cuenta las teorías y prác-ticas de juristas extranjeros, nos limitaría las posibilidades del conocimiento. El derecho, en todo caso, partiendo de su carác-ter científico, no puede ser estudiado al igual que otras ciencias exclusivamente desde “una perspectiva puramente nacional{...}el

23 J.H. Von Kirchmann, La jurisprudencia no es ciencia, 3a. edición, trad. de Antonio Truyol Serra, Madrid,

Centro de Estudios Constitucionales, 1983, p. 7.

24 Ibídem, p. 29.

iurisdictio 92

nacionalismo jurídico es más bien provincialismo, inconciliable con el auténtico espíritu científico”.25

¿Cuál es la fuerza vinculadora que la jurisprudencia representa para el derecho positivo mexicano?

3. La jurisprudencia y su obligatoriedad

En México nuestra Constitución expresa, en uno de los párra-fos del artículo 96, que será la ley quien fije los términos en que sea obligatoria. Así lo manifiesta el artículo 192 de la Ley de Ampa-ro, al establecer que “La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de Justicia, funcionando en Pleno o en Salas, es obligatoria”. La obligatoriedad de la jurisprudencia —según don Rafael de Pi-na—, contraviene “uno de los principios fundamentales de la Cons-titución Federal, el de la división de Poderes, aunque, inexplica-blemente, ésta la imponga como obligatoria”.26 Las resoluciones constituirán jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se sus-tente en cinco sentencias no ininterrumpidas por otra en contrario, y que hayan sido aprobadas, por lo menos, por ocho ministros.27

En cuanto a la elaboración de la jurisprudencia por Salas, ésta no fue modificada en relación al número de ministros que deban emitirla, pues la reforma correspondiente, aún cuando redujo, co-mo ya se dijo, el número de Salas y ministros, conservó, en la Ley Orgánica, el requerimiento de que sean cinco ministros en cada una de ellas y la exigencia de que “bastará la presencia de cuatro para funcionar” (artículo 15, Ley Orgánica del Poder Judicial Federal).

Antes de que surja la obligatoriedad dirigida a observar los cri-terios de interpretación judicial establecidos por la jurisprudencia, no existe la posibilidad de imponer estas reglas a los tribunales ni a la propia corte.

La expresión se interrumpe, vigente a la fecha en el artículo 194 de la multicitada Ley de Amparo, no es correcta en opinión del maestro García Máynez, quien señala: “Al dictarse una ejecutoria

25 David, René Los grandes sistemas jurídicos contemporáneos, Madrid, Aguilar, 1973, p. 8.

26 Rafael de Pina, Elementos de derecho civil mexicano, 6a. edición, México, Porrúa, 1972, p. 145.

27 A pesar de que la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, fue substancialmente reformada por

decreto presidencial, en el mes de mayo de 1995, el artículo 192 de la Ley de Amparo expresa, aún, que consti-

tuyen jurisprudencia las resoluciones aprobadas por catorce ministros funcionando en Pleno. Contrario a lo que

establece la Ley Orgánica en su artículo Décimo quinto transitorio, en virtud de que ahora ha quedado integra-

da por once, tal y como lo dispone, actualmente, el artículo 94 de nuestra Carta Magna. No obstante lo anterior,

la Ley de Amparo preserva en espera de ser reformadas algunas disposiciones que mencionan la existencia

de cuatro salas, cuando existen únicamente dos y, en lugar de veintiún ministros, el número se redujo a once.

iurisdictio 93

discrepante la jurisprudencia no se interrumpe ni se modifica, sino se deroga”.28 Lo cual equivale a la extinción de la obligatoriedad general.

4. Tesis contradictorias

Nuestro sistema jurídico acepta la posibilidad de que puedan existir tesis contradictorias, en el artículo 107 fracción XIII constitu-cional y en el artículo 197 de la Ley de Amparo, sustentadas tanto por los Tribunales Colegiados de Circuito, como por las Salas de la Suprema Corte en los juicios de amparo de su competencia y faculta al Procurador General de la República o a las partes que intervinieron en los juicios para denunciar las contradicciones y corresponderá al Pleno de la Suprema Corte decidir cuál de las tesis debe prevalecer. En todo caso dichas resoluciones no afecta-rán las situaciones jurídicas concretas derivadas de las sentencias dictadas en los juicios en que hubiese ocurrido la contradicción. El pleno de la Suprema Corte deberá dictar la resolución correspon-diente en un plazo de tres meses y deberá ordenar su publicación y remisión. (artículo 195 L.A.)

5. Épocas de la jurisprudencia

La interpretación judicial en México ha transcurrido desde sus inicios por diversas épocas. El periodo histórico o no aplicable, correspondiente al quehacer hermenéutico del Poder Judicial en el siglo pasado, cuando aún era vigente la Constitución de 1857, comprende cuatro épocas; y la jurisprudencia aplicable, que inicia en la quinta época a partir de 1917 y hasta el 4 de octubre de 2011, fecha en que inicia, la décima época, debido a las reformas consti-tucionales en materia de derecho humanos y amparo.

Por decreto del 8 de diciembre de 1870, Don Benito Juárez, crea el Semanario Judicial de la Federación, para que el sean pu-blicadas “todas las sentencias definitivas, pronunciadas por los Tribunales Federales, desde el restablecimiento del orden legal en 1867 y las que se pronunciaren en lo sucesivo”.29

El semanario de referencia cumpliría la función de satisfacer

28 García Máynez, Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, 45a. de., México, Porrúa, 1993, p. 71.

29 Guerrero Lara, Ezequiel, Manual para el manejo del Semanario Judicial de la Federación, México, UNAM,

1982, p. 12.

iurisdictio 94

la importante necesidad de publicar sistemáticamente las ejecu-torias de los Tribunales Federales, con la intención de unificar los criterios judiciales; en aquél tiempo, no existía en nuestro país el “actual concepto de jurisprudencia obligatoria”.30

Resulta ilustrativo y de gran importancia conocer la trayecto-ria y evolución de nuestra jurisprudencia a través de sus diferentes épocas. Así, la Primera Época, integrada por seis tomos, compren-de los periodos de enero de 1871 a diciembre de 1874. Durante esta época algunas ejecutorias aparecieron publicadas en periódicos —no oficiales— como El Derecho, El Diario Oficial y El Foro. En cada uno se evidenciaron diversos estilos, podría decirse que realizaron sus mejores esfuerzos para difundir la interpretación judicial. Cabe agregar que, además, suplieron la ausencia del Semanario Judicial, el cual dejaría de publicarse de 1875 a 1880. La Ley de Amparo de 1882 fue la que fijó en su artículo 70, el criterio de establecer juris-prudencia por cinco ejecutorias.

La Segunda Época está compuesta de 17 tomos, los cuales contienen resoluciones del Poder Judicial de la Federación, pro-nunciadas de enero de 1881 a diciembre de 1889. En este periodo coinciden diversos estudiosos en apuntar que la jurisprudencia re-surgió gracias a la intervención y brillantez del destacado jurista Ignacio L. Vallarta, motivo por el cual esta época es conocida co-mo Época Vallarta.

La Tercera Época está compuesta por 12 tomos que contienen las resoluciones del Poder Judicial de la Federación, pronunciadas de enero de 1890 a diciembre de 1897. Entre los aspectos sobre-salientes están los relacionados con la “leva” y la jurisprudencia castrense; estos originaron la aparición de dos corrientes entre los militares. Una siguió el principio de la estricta obediencia a las ór-denes de sus superiores. En la otra, los militares estimaron que la “leva” provocaba un clima de inseguridad para buena parte de los habitantes de nuestro país y alteraba el orden público, por tales razones dejaron de cumplir las instrucciones recibidas.

Como consecuencia de lo anterior, los seguidores de la segun-da corriente eran enjuiciados y sentenciados, por delitos de orden militar. En estas circunstancias, la Suprema Corte tendría que re-solver los juicios de amparo promovidos en contra de los actos realizados por los Tribunales Militares, a los que, por regla general, en la mayoría de los casos, el amparo fue concedido.

30 Ibídem, p. 12.

iurisdictio 95

Cuarta Época, aquí sobresalen la ejecutoria pronunciada el 19 de septiembre de 1910, en relación con el juicio de amparo promo-vido por Don Francisco I. Madero y Don Roque Estrada, en contra de actos del Juez Propietario de Distrito de Nuevo León, quien los había enjuiciado por los delitos de ultrajes a funcionarios del Esta-do y de la Federación, ellos exponían que, en realidad, se les pro-cesaba por “manifestar ideas políticas”, las cuales no debían ser objeto de inquisición judicial.

También destaca, en esta época, el acuerdo extraordinario ce-lebrado en la tarde del miércoles 19 de febrero de 1913, con moti-vo del oficio de Victoriano Huerta, dirigido al Presidente de la Su-prema Corte de Justicia de la Nación, para comunicarle que había asumido el Poder Ejecutivo, con objeto de “cimentar la paz”; que tiene detenidos en el Palacio Nacional al señor Francisco I. Madero y a su gabinete; y “espera que ese alto tribunal tome en conside-ración todo lo manifestado y la propia Corte se sirva resolver lo que estime conveniente, pues así lo requiere el bien de la Patria, para la que cualquier sacrificio es corto”.31 La Suprema Corte dio contestación en los siguientes términos: que se ha enterado de la nota dirigida por el General Victoriano Huerta, en su calidad de “encargado del Poder Ejecutivo y dentro de la órbita de sus atri-buciones procurará llenar la esencial función de administrar justicia.”

La Cuarta Época comprende 23 tomos del Semanario Judicial que incluyen el periodo de 1898 a 1906. Después, en 1907, fueron publicados los tomos XXIX al LII para incluir las ejecutorias, pro-nunciadas en juicios de amparo en 1910. Por esas fechas, estalló la Revolución de 1910 y Venustiano Carranza, desconoció a los tres poderes, el Poder Judicial fue disuelto y clausuradas sus oficinas el 14 de agosto de 1914. La clausura trajo como consecuencia la se-gunda interrupción del Semanario Judicial; durante el periodo de enero de 1911 al 14 de julio de 1914. El citado semanario publicó en general las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia, corres-pondientes “al rezago” de 1908 a 1910. No se tienen noticias de los fallos emitidos por la Suprema Corte, durante los años 1911-1914.

Después de los sucesos sangrientos de la Revolución, nuestro país viviría la experiencia de la restauración de la paz y el orden ju-rídico, a partir de 1917, cuando el constituyente de Querétaro expi-dió una nueva Constitución, promulgada el 5 de febrero, con fecha de iniciación de vigencia hasta el primero de mayo del mismo año.

31 Ibídem, p. 25.

iurisdictio 96

Durante este tiempo fueron electos los ministros que deberían in-tegrar la Suprema Corte, la cual empezaría a funcionar el primero de junio de 1917.

Fue hasta el 15 de abril de 1918, cuando apareció el primer nú-mero de la Quinta Época, del Semanario Judicial de la Federación, para continuar hasta el 30 de junio de 1957, fecha en la que con-cluyó. En 1919 fue expedida la Ley de Amparo promulgada el 18 de octubre, con la denominación de Ley Reglamentaria de los ar-tículos 103 y 104 de la Constitución Federal. Correspondió a la Su-prema Corte, por conducto de sus ejecutorias, fijar los alcances y características de su jurisprudencia. Ésta precisó que las tesis de jurisprudencia no derogan la Ley ni siquiera cuando la declaran in-constitucional, porque sus resoluciones sólo se contraen al caso que resuelven y, por tanto, únicamente contienen opiniones parti-cularizadas; interpretar “lo contrario sería facultar al Poder Judicial para invadir funciones propias del legislador”.32

La Sexta Época inicia en el mes de julio de 1957, consta de 138 volúmenes, la compilación observó los lineamientos señalados en la época anterior, pero adoptó la división en cinco partes, la pri-mera correspondiente al Pleno; la segunda, a la Primera Sala; la tercera, a la Segunda Sala; la cuarta, a la Tercera Sala y, la quinta, a la Cuarta Sala, y agregó una sexta de jurisprudencia común, al Pleno y a las Salas.

La Séptima Época transcurre a partir del mes de enero de 1969. Las bases que la establecieron fueron aprobadas en sesiones del Pleno, de la Suprema Corte, el 18 de febrero de 1969 y el 28 de enero de 1971.

La tercera de esas bases cambió sustancialmente su conteni-do con relación a la época anterior:

III. Los Secretarios de Estudio y Cuenta del Pleno, de las Sa-las y de los Tribunales Colegiados de Circuito, entregarán a los Secretarios de Acuerdos respectivos, para que éstos las envíen al Semanario Judicial de la Federación, las tesis y las copias corres-pondientes a las ejecutorias que se dicten, inmediatamente des-pués de dictadas, debidamente autorizadas con su firma, siem-pre que se trate de las necesarias para constituir jurisprudencia o para contrariarla, así como aquéllas que la Corte funcionando en Pleno, las Salas o los citados Tribunales, acuerden expresamente, o que contengan votos particulares, de conformidad con lo esta-

32 Ibídem, p. 50.

iurisdictio 97

blecido en el artículo 197 de la Ley Orgánica de los artículos 103 y 107 constitucionales.A partir de las bases señaladas, el Semanario se publicaría

mensualmente y sus índices de manera semestral.El pleno de la Suprema Corte creó, en sesión celebrada el 8 de

enero de 1964, el Boletín del Semanario Judicial de la Federación, en él se darían a conocer las tesis sobresalientes del Pleno y de las Salas. El Boletín, en sus 12 números iniciales, dio publicidad a los criterios de la Suprema Corte y, a partir del XIII, a los Tribunales Colegiados de Circuito.

En el año de 1975 fue editado el Apéndice al Semanario Judi-cial de la Federación, que comprende las tesis de ejecutorias de 1917 a 1975. También continuaron las publicaciones de informes anuales, tanto del pleno como de las salas.

Por acuerdo del Pleno en sesión privada, celebrada el jueves 4 de febrero de 1988, dio inicio la Octava Época, con la publicación de las ejecutorias dictadas a partir del día 15 de enero de 1988.

Finalmente haremos referencia a la Novena Época del Sema-nario Judicial de la Federación, la cual se inicia por acuerdo No. 5/1995, del Tribunal Pleno de la Suprema Corte, con fecha 13 de marzo, publicado en el Diario Oficial el día 20 del citado mes, para señalar la iniciación de la Novena Época, con la publicación de las tesis jurisprudenciales del Tribunal Pleno y de las Salas de la Supre-ma Corte, de los Tribunales Colegiados de Circuito; las Ejecutorias de Amparo y los votos particulares de los ministros y magistrados de los Tribunales Colegiados, emitidas a partir del 4 de febrero de 1995, hasta el 4 de octubre de 2011 que inicia la Décima Época.

En suma, podemos agregar que la jurisprudencia se integra por actos colegiados y conceptos técnicos. Su obligatoriedad no llega al extremo de vincular a los órganos encargados de produ-cirla, pues, como es sabido, éstos pueden modificar sus criterios y se puede extinguir “intraorgánicamente, cuando el Poder Judicial varía su criterio”.33 La interrupción provoca que no sea obligatoria, esto puede ocurrir tanto en el pleno como en salas y, tratándose de Tribunales Colegiados, por la falta de unanimidad.

Es importante advertir que la jurisprudencia es creadora de derecho, de ahí su carácter de fuente. Además, otorga certidum-bre jurídica por la manera de interpretar determinados supuestos jurídicos en su elevada misión de expresar el derecho.

33 Zertuche García, Héctor, La jurisprudencia en el sistema jurídico mexicano, México, Porrúa, 1990, p. 380.

iurisdictio 98

Sin embargo, y en opinión de un conocedor del tema como lo es don Ezequiel Guerrero Lara, no es “una panacea que cure to-dos los males de la ignorancia jurídica sino el resultado de estudios y esfuerzos casi siempre profundos”.34

34 Guerrero Lara, Ezequiel, Op. cit., p. 48.

iurisdictio 99

el INteNto de creacIóN de uN sINdIcato de trabaJadores eN el INstItuto federal electoral

Tomás H. nAtividAd sÁnCHez

resuMen: El objetivo del trabajo consiste en relatar el intento de crear un sindicato de trabajadores del Instituto Federal Electoral y el desenlace final en la resolución de la Suprema Corte que niega en el amparo a los peticionarios.

pAlAbrAs ClAve: Sindicalismo, Instituto Federal Electoral, democracia, elecciones.

suMArio: I. Introducción. II. El corporativismo mexicano. III. Trabajadores al servicio del Estado y la reforma de 5 de diciembre de 1960. IV Regulación del Instituto Federal Electoral. V. Un caso: Sindicato del Instituto Federal Electoral. VI. Conclusiones.

i. introDucción

El próximo año tendremos elecciones federales en las que se elegirá al próximo presidente de la república: la futurología está en la pluma de todos. Por ello centrado en mi especialidad, el dere-cho laboral, escribiré sobre el fallido intento de crear un sindicato en el Instituto Federal Electoral.

Nuestro sistema político ha cambiado drásticamente pero permanece intacto, se ha opinado sobre él de muchas maneras. Daniel Cosío Villegas dijo que la mexicana es la única república del mundo que se da el lujo de ser gobernada por una monarquía sexenal absoluta y que para ser presidente era necesario pertene-cer a la familia revolucionaria».1 Recuerdo que en una ocasión en un programa en la televisión Mario Vargas Llosa lo definió como la «dictadura perfecta», Octavio Paz afirmó que era más bien un sistema de partido hegemónico. Enrique Krauze, dice en cambio que es una «dictablanda».

1 Daniel, Cosio Villegas, El sistema político mexicano, Joaquín Mortiz, México, 1989, 1982, p.31.

iurisdictio 100

La paz laboral y social de gran parte del siglo XX es motivo de múltiples estudios, porque la alianza que la produjo se construyó alrededor del Partido Revolucionario Institucional, que históricamente tuvo tres sectores la CTM (Confederación de Tra-bajadores México y después el CT Congreso de Trabajo y todas sus organizaciones), la CNC (Confederación Nacional de Campesi-nos), la CNOP (Confederación Nacional de Organizaciones Popu-lares), sobre ello hay poco escrito pero resultó ser tan fuerte y só-lida que aun después del cambio democrático de 2000 sigue intacta.

ii. el corporativismo mexicano

James G. Samstad afirma que históricamente la forma predo-minante de las relaciones laborales en México se pueden carac-terizar como «corporativismo estatal».2 La definición clásica del corporativismo la considera como el sistema de intermediación de intereses en el cual las partes constitutivas están organizadas dentro de un número limitado de categorías singulares, obliga-torias, jerárquicamente ordenadas y funcionalmente diferencia-das, reconocidas o autorizadas o bien creadas por el Estado, a las cuales se les concede un deliberado monopolio de representación dentro de sus respectivas categorías, a cambio de seguir ciertos controles en la selección de sus líderes y la articulación de deman-das y apoyos.3

Dos de las causas fundamentales que permitieron el surgi-miento del corporativismo en México fueron por un lado, la nece-sidad de cierto grado de gobernabilidad, toda vez que este mo-delo de representación de intereses garantizó por muchos años el mantenimiento de una relativa paz social, que a su vez permitió al gobierno gozar de cierta legitimidad en su accionar.4

La alianza entre el sindicalismo y el Estado en México, se ha mantenido como una constante que explica la estabilidad política

2 “Labor and Corporatism under Mexican Neoliberalism. Heterogeneus Labor Relations an the Salinas Admin-

istrations (1988-1994)”, Preprad for delivery at the 1995 meeeting of the Latin American Studies Association, The

Sheraton Washington, September, 28-30, 1995.

3 Definición de Philippe C. Schmitter, citada por Jorge Mario, Audelo Cruz, “Sobre el concepto de corporativis-

mo: una revisión en el contexto político mexicano actual”, en David Cienfuegos Salgado y Miguel Alejandro López

Olvera, Estudios en Homenaje a DonJorge Fernández Ruiz. Derecho Constitucional y Política, México,UNAM, 2005.

4 Jorge Mario, Audelo Cruz, op.cit.

iurisdictio 101

del país.5 Bajo la tutela de la constitución de 1917, prosperó la alianza histórica del movimiento obrero con el Estado mexicano. En su origen esa alianza fue, como he sugerido, una exageración anticipatoria, algo que cabría llamar la invención política del proletariado mexicano.6

iii. traBajaDores al servicio Del estaDo y la reForma Del 5 De DiciemBre De 1960

El 5 de diciembre de 1960 se reformó el artículo 123 constitucional, para crear el apartado B de dicho precepto.

El dictamen de la cámara de origen decía que la iniciativa pre-sidencial tendía a incorporar dentro del texto Constitucional el conjunto de garantías sociales y derechos de los trabajadores que habían sido establecidos por el Estatuto Jurídico de los Trabajado-res al Servicio del Estado y otras leyes relativas.7

En relación a dicha iniciativa el Diputado Emilio Gandarilla Avi-lés dijo:

El Estatuto de los Trabajadores del Estado ha sorteado con éxito la prueba del tiempo, y al elevarlo a la categoría Consti-tucional serán inviolables las conquistas sociales que contiene. Los servidores públicos con las obligaciones y al disfrutar de una protección social, que no tienen los trabajadores del Estado de ningún país del mundo, indudablemente incrementará su celo en el trabajo para servir leal y patrióticamente a la sociedad de la cual son parte, considerando que la Revolución Mexicana con su justicia social ha llegado al más apartado lugar de nuestra patria, donde se encuentre un servidor público.8

5 Ilán Bizberg dice « La transición de la etapa que antecede a la creación de la CTM y su integración al partido

oficial, constituye uno de los momentos más significativos. Durante la fase que va desde la concertación del

pacto que Obregón logró establecer entre la Casa del Obrero Mundial y el Movimiento Constitucionalista, y que

significó la creación de los Batallones Rojos, hasta 1938, año de transformación del PNR en PRM, la alianza entre el

sindicalismo y el Estado había sido utilizada básicamente por un sector del grupo revolucionario triunfante contra

otro: primero los carrancistas contra los villistas y los zapatistas; después los obregonistas contra los carrancistas,

seguidos de los partidarios de Calles contra los de Obregón y, finalmente, los cardenistas contra los callistas. En

contraste, durante el período que va desde la consolidación de la presidencia de Cárdenas hasta el presente, la

alianza entre el sindicalismo y el Estado se ha constituido en torno a un proyecto nacional que las dos partes

aceptan, y que otorga a la industrialización del país, dirigida y estimulada por el Estado, el papel central», Estado y sindicalismo en México, México, Colmex, 1990, p. 110.

6 Aguilar Camín, Después del Milagro, Cal y Arena, México, 1989, p. 64.

7 Diario de Debates de la Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, Legislatura

XLIV, año II, período ordinario - Fecha 19591214 - Número de Diario 36.

iurisdictio 102

Al respecto el Diputado José Vallejo Novelo señaló:Señor Presidente, Honorable Asamblea: las Comisiones Uni-

das, que me honro en representar, han estimado indispensable, antes de que pasemos a votación en lo general, al hacer algu-nas reflexiones que emitieron el espíritu del dictamen que ha sido puesto a vuestra consideración:

Hace 21 años, en este mismo recinto y tras encendidos y apasionados debates, fue aprobada la Iniciativa Presidencial que estatuía un ordenamiento jurídico en cuyas bases se ennoblecía la dignidad humana de la persona del Servidor del Estado, se garantizaba su permanencia en la fuente de su trabajo, la seguridad de la percepción de su salario y de otras prestaciones económicas.

Hace 21 años que se promulgó el Estatuto Jurídico de los Tra-bajadores al Servicio del Estado y con ello, empezó a hacerse rea-lidad un viejo anhelo del empleado público y un vivo ideal de la Revolución Mexicana: hacer operante y tangible la justicia social; y ahora, nos corresponde a nosotros, miembros de esta Legisla-tura el privilegio de secundar al señor Presidente de la República, Adolfo López Mateos, estudiando y resolviendo su iniciativa, que propone que el Artículo 123 Constitucional se adicione con un in-ciso que incorpora a la Carta Magna el trabajo rendido por los servidores públicos.9

iv. reGulación Del instituto FeDeral electoral

La organización de las elecciones federales es una función estatal que se realiza a través del Instituto Federal Electoral dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, en cuya integración participan el Poder Legislativo de la Unión, los partidos políticos nacionales y los ciudadanos, en los términos que ordene la ley. En el ejercicio de esta función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad deben ser los principios rectores.

El Instituto Federal Electoral es la autoridad en la materia, in-

8 Diario de Debates de la Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, Legislatura

XLIV - Año II - Período Ordinario - Fecha 19591223 - Número de Diario 44.

9 Diario de Debates de la Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, Legislatura

XLIV - Año II - Período Ordinario - Fecha 19591223 - Número de Diario 44.

iurisdictio 103

dependiente en sus decisiones y funcionamiento y profesional en su desempeño; debe contar en su estructura con órganos de di-rección, ejecutivos, técnicos y de vigilancia.

El Instituto Federal Electoral tiene a su cargo en forma integral y directa, además de las que le determina la ley, las actividades relativas a:

• la capacitación y educación cívica, geografía electoral;• los derechos y prerrogativas de las agrupaciones y de los partidos políticos;• al padrón y lista de electores; • impresión de materiales electorales;• preparación de la jornada electoral;• los cómputos en los términos que señala la ley;• declaración de validez y otorgamiento de constancias en las elecciones de diputados y senadores;• cómputo de la elección de presidente de los Estados Unidos Mexicanos en cada uno de los distritos electorales uninomina-les, así como;• la regulación de la observación electoral y de las encuestas o sondeos de opinión con fines electorales. De acuerdo con el artículo 104 del Código Federal de Institu-

ciones y Procedimientos Electorales, el Instituto Federal Electoral, depositario de la autoridad electoral, es responsable del ejercicio de la función estatal de organizar las elecciones.

El artículo 105 determina sus fines, a sabera) Contribuir al desarrollo de la vida democrática; b) Preservar el fortalecimiento del régimen de partidos políticos; c) Integrar el Registro Federal de Electores; Asegurar a los ciudadanos el ejercicio de los derechos político-electorales y vigilar el cumplimiento de sus obligaciones; d) Garantizar la celebración periódica y pacífica de las elecciones para renovar a los integrantes de los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión; e) Velar por la autenticidad y efectividad del sufragio; f) Llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar a la difusión de la educación cívica y la cultura democrática, y g) Fungir como autoridad única para la administración del tiempo que corresponda al Estado en radio y televisión desti-nado a los objetivos propios del Instituto, a los de otras auto-ridades electorales y a garantizar el ejercicio de los derechos que la Constitución otorga a los partidos políticos en la materia.

iurisdictio 104

De igual modo, el artículo 106 fundamenta la naturaleza del Instituto Federal Electoral:

a) Es un organismo público autónomo, de carácter permanente, independiente en sus decisiones y funcionamiento, con personalidad jurídica y patrimonio propios; b) El patrimonio del Instituto se integra con los bienes muebles e inmuebles que se destinen al cumplimiento de su objeto y las partidas que anualmente se le señalen en el presupuesto de egresos de la federación, así como con los ingresos que reciba por cualquier concepto, derivados de la aplicación de las disposiciones de este Código.

v. un caso: el sinDicato Del instituto FeDeral electoral

1. Primer intento

El 11 de agosto de 2004 un grupo de trabajadores del Instituto, solicitó el registro de la agrupación denominada Sindicato Nacion-al de Trabajadores del Instituto Federal Electoral, ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje.

El 30 de noviembre el Pleno del Tribunal se declaró legalmen-te incompetente para conocer del registro solicitado y determi-nó proponer la jurisdicción y competencia al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Se registró con el Expediente SUP-AES-001/2005, bajo la ponencia de Leonel Castillo González.

La competencia de la Sala Superior para resolver lo proceden-te respecto del registro de un sindicato se sustentó a su vez en lo determinado por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en ejecutoria del 15 de octubre de 2004, dictada al resolver el conflicto de competencia número 97/2004, suscitado entre el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje y la Sala Su-perior. En la ejecutoria respectiva, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó, que:

…el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación está dotado de facultades constitucionales para conocer y resolver todas las cuestiones relacionadas con la interpretación, integración y aplicación de la normatividad laboral electoral que requieran de la intervención de órganos jurisdiccionales que se

iurisdictio 105

susciten entre el instituto y sus servidores como contrapartes, en razón de que tales disposiciones constitucionales fueron expedidas con la clara finalidad de contribuir a garantizar, al grado máximo, la autonomía e imparcialidad de las autoridades electorales, mediante el apartamiento de la función electoral, en lo sustantivo y en lo jurisdiccional, del ámbito de influencia y decisión de otras autoridades del país, inclusive de los tribunales laborales ordinarios, y en esa línea se creó una jurisdicción propia y un tribunal para su ejercicio, al que se le confirió la atribución para conocer de las cuestiones laborales concernientes al Instituto Federal Electoral, como medio idóneo para satisfacer el propósito perseguido, con relación a las autoridades laborales, administrativas y jurisdiccionales.

Así, la interpretación amplia y funcional permite superar el significado literal de lo dispuesto por el artículo 99, fracción VII, constitucional respecto a la jurisdicción laboral del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y llegar al conocimiento de que comprende cualquier asunto vinculado a la materia de trabajo que requiera decisión que siendo de naturaleza administrativa, puede trascender a la vía jurisdiccional; según se aprecia de los procesos legislativos en que surgieron las disposiciones constitucionales y legales de los ordenamientos correspondientes.(…)

En consecuencia, esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que la solución al presente con-flicto competencial se obtiene de una interpretación sistemática, amplia y por afinidad de las normas que guardan relación con el registro de sindicatos, aplicadas por analogía al caso concreto que se analiza.

Así, la naturaleza de las relaciones laborales surgidas entre los trabajadores del Instituto Federal Electoral y éste, guarda ma-yor similitud con las reguladas por el apartado B del artículo 123 de la Constitución Federal, pues se trata de empleados de la Fe-deración, aunque no pertenecen a alguno de los Poderes de la Unión, sin que se trate de trabajadores de los Estados o de rela-ciones de carácter particular.

Ahora bien, de la concatenación de las disposiciones legales antes citadas, relativas al registro de sindicatos, se sigue que la regla para el registro de los sindicatos de los trabajadores, consis-te en que corresponde conocer de la solicitud de registro de sin-

iurisdictio 106

dicatos a las autoridades jurisdiccionales, encargadas de dirimir los conflictos laborales de esos mismos trabajadores.

Por tanto, si tal concatenación del sistema previsto en los or-denamientos legales lleva a que, tratándose de registro de sindi-catos de los empleados de los Poderes de la Unión, como acto administrativo de índole laboral, su conocimiento corresponde a las autoridades jurisdiccionales a las que se reserva la facultad de dirimir los conflictos laborales, entonces, es válido sostener, por analogía y afinidad, que al ser el Tribunal Electoral del Poder Ju-dicial de la Federación la autoridad competente para resolver en el ámbito jurisdiccional de las diferencias o conflictos laborales que se susciten entre el Instituto Electoral y sus servidores, es al que le corresponde conocer acerca de la procedencia o no de la solicitud de registro del sindicato que los empleados del citado organismo autónomo propone.

En virtud de los razonamientos vertidos con antelación, es-ta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación concluye que al establecer el artículo 99, en su fracción VII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es compe-tente para conocer y resolver acerca de conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal Electoral y sus servidores, ac-tualiza su competencia para resolver acerca de la solicitud de registro sindical presentada por el Sindicato Nacional de Traba-jadores Electorales del Instituto Federal Electoral, precisamen-te por ser la pretensión del promoverte, el estudio y análisis de cuestiones que atañen al ámbito de trabajo del apuntado insti-tuto y que encuadran en el rubro “conflictos laborales” a que se refiere la apuntada fracción del dispositivo constitucional en cita.El Tribunal Electoral señaló que cobraba plena aplicación la

disposición legal contenida en el artículo 172, apartado 1, del Có-digo Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en el sentido de que los trabajadores del Instituto Federal Electoral son de confianza, y por tanto, les resulta aplicable el régimen estable-cido en la fracción XIV del artículo 123 constitucional, y la conclu-sión a la cual se llega es en el sentido de que los trabajadores del Instituto Federal Electoral no cuentan con el derecho a formar sin-dicatos y, por tanto, debe negarse la solicitud de mérito.

Por lo que declaró improcedente la solicitud de registro del Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Federal Electoral.

iurisdictio 107

2. Segundo intento

Dos años después los trabajadores del Instituto intentaron un nuevo registro, ahora bajo la denominación de Sindicato de Tra-bajadores del Instituto Federal Electoral. Eran trabajadores de pla-za presupuestal, en centros de trabajo ubicados en los Estados de Baja California, Distrito Federal, Nayarit y Veracruz, lo cual acredi-taban con los recibos de pago de nómina y del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR).

Constituyeron la agrupación sindical referida en la asamblea celebrada el veintiuno de mayo de dos mil seis y aprobaron el es-tatuto que regiría su organización interna. Establecieron las sec-ciones sindicales: Oficinas Centrales y Distrito Federal, Sección Nayarit y Sección Veracruz.

Por acuerdo del cuatro de julio de 2006, dictado por la presi-dencia de la Sala Superior, se recibió la solicitud y se ordenó for-mar el expediente con la clave SUP-AES-53/2006, la cual se turnó al entonces magistrado José Fernando Ojesto Martínez Porcayo.

Mediante acuerdo del 09 de noviembre de 2006, dada la nue-va integración de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el asunto se returnó a la ponencia de la magistrada María del Carmen Alanis Figueroa, para los efectos previstos en el artículo 19 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.

a. El Tribunal determinó que no había lugar a obsequiar el registro de la agrupación formada por los solicitantes como Sin-dicato de Trabajadores del Instituto Federal Electoral. Algunos trabajadores fueron a su vez solicitantes del registro de la agrupa-ción denominada Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Federal Electoral, petición que fue sustanciada en el expediente identificado con la clave SUP-AES-1/2005, y denegada por la Sala Superior en resolución del 3 de febrero de 2005. Dicho expedien-te y resolución constituyeron un hecho notorio para el tribunal, in-vocable en términos del artículo 15 de la Ley General de Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.

Finalmente, se estimó improcedente la solicitud del registro porque los integrantes de dicha agrupación tenían legalmente la calidad de trabajadores de confianza, por lo que no disfrutaban de los demás derechos otorgados a los trabajadores de base, como la estabilidad o inamovilidad en el empleo y la sindicación, entre otros.

b. Juez de Distrito en Materia de Trabajo, sobresee. Ante la re-

iurisdictio 108

solución señalada, los interesados quejosos presentaron demanda de amparo indirecto, ante el C. Juez Quinto de Distrito en Materia de Trabajo, que se registró bajo el número 1951/2006 quien sobre-see en resolución del 9 de febrero de 2007, en la que se avoca al estudio de una sola de las causales de improcedencia que el Ins-tituto hizo valer, declarándola fundada. Dicha causa de improce-dencia fue que en dicho caso se actualizó la prevista en el artículo 73, fracción XVIII de la Ley de Amparo, en relación con el artículo 99, párrafo cuarto de la Constitución Política de los Estados Uni-dos Mexicanos ya que los conflictos en materia laboral que atañen al Instituto Federal Electoral, son del conocimiento del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Tribunal Colegiado levanta sobreseimiento y remite el asunto a la Suprema Corte. Inconforme la parte quejosa con la anterior determinación, interpuso en su contra un recurso de revisión an-te el propio Juez de Distrito del conocimiento, el que, mediante proveído de 27 de febrero de 2007, ordenó se remitiera al Tribu-nal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, en turno, para su substanciación. El recurso señalado fue turnado al Cuarto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, cuyo Presidente por auto de fecha 05 de marzo de 2007, lo admitió a trámite y ordenó registrarlo bajo el número 524/2007.

Dicho Órgano Colegiado dictó resolución con fecha 24 de mayo de 2007, en la que determinó revocar la sentencia recurrida por considerar que no se actualizaba la causa de improcedencia en el juicio. Por otra parte, se determinó en forma genérica que al no advertirse la actualización de alguna diversa causa de improcedencia, resultaba conducente remitir el asunto a la Suprema Corte de Justicia, a efecto de que se avocara al estudio de la inconstitucionalidad de los artículos 172 numeral 1 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y 26 del Estatuto del Servicio Profesional Electoral y del Personal del Instituto Federal Electoral.

Recibidos los autos en la Suprema Corte, su Presidente, por acuerdo del 3 de junio de 2007, asumió su competencia originaria para conocer del recurso de revisión y lo registro con el número 436/2007; además, ordenó turnar el asunto al señor Ministro José Fernando Franco González Salas, para la formulación del proyecto de resolución respectivo.

La Segunda Sala de la Suprema Corte resolvió, que resultaba infundada la causa de improcedencia que hacía valer el presidente

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de la República por conducto del secretario de Gobernación, con fundamento en la fracción XVIII del artículo 73 de la Ley de Ampa-ro, en relación con el diverso 105, fracción II, inciso f) de la Cons-titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, toda vez que si bien es cierto que el juicio de amparo, no resulta ser la vía idónea para impugnar leyes electorales, también lo es, que en el caso, no se cuestionan normas jurídicas en esta materia.

En síntesis los conceptos de violación hechos valer por la agru-pación quejosa, los más relevantes decían:

a) El artículo 172, numeral 1, del Código Federal de Institucio-nes y Procedimientos Electorales, así como el diverso 26 del Estatuto del Servicio Profesional Electoral y del Personal del Instituto Federal Electoral, se apartan de los lineamientos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos porque riñen con las garantías sociales y los derechos públicos subje-tivos establecidas para los trabajadores de base al servicio del Estado en el apartado B, del artículo 123 y en los artículos 1º y 9º de nuestra Ley Fundamental y en el caso particular atacan el derecho de asociación garantizado en la fracción X de dicho apartado B del 123 constitucional, para este tipo de trabajado-res como lo son los integrantes del sindicato quejoso.b) Al considerarles dichos numerales como trabajadores de confianza, se viola la fracción XIV del apartado B, del artículo 123, Constitucional porque en cuanto al derecho a la sindicali-zación, dichos trabajadores, son equiparables con los trabaja-dores de base. c) Que la naturaleza de las funciones que se desempeñan es lo que determina si los trabajadores son de base o de confianza conforme al criterio jurisprudencial de rubro: TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO. PARA DETERMINAR SI TIENEN UN NOMBRAMIENTO DE BASE O DE CONFIANZA, ES NECE-SARIO ATENDER A LA NATURALEZA DE LAS FUNCIONES QUE DESARROLLAN Y NO A LA DENOMINACIÓN DE AQUÉL.d) Que la fracción XIV del apartado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos esta-blece que “la ley determinará los cargos que serán conside-rados de confianza”, se desprende que el Poder Revisor de la Constitución, tuvo la clara intención de que el legislador ordi-nario precisara qué trabajadores al servicio del Estado, por la naturaleza de las funciones realizadas, serían considerados de confianza y, por ende, únicamente disfrutarían de las medidas

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de protección al salario y de los beneficios de la seguridad so-cial y, por exclusión, cuáles serían de base. e) Que las argumentaciones de la Sala Superior del Tribunal responsable con que se intenta afianzar los inexistentes fun-damentos y motivaciones de su resolución carecen de base jurídica. f) Que lo que fácticamente agravia a los sindicalizados inte-grantes de la organización sindical quejosa, es la privación de su derecho positivo de afiliación sindical, cuyo ejercicio, como equivocadamente lo aprecia la responsable, no puede pararle perjuicio al instituto.g) Conforme a instrumentos internacionales, no existe más li-mitación a las garantías al derecho de sindicación, que la que se impone a las fuerzas armadas y a la policía y que, aunque existe la tendencia a disminuir al máximo las exclusiones de esta prerrogativa, la posición actual del Estado Mexicano no es esa.h) El mejor método preventivo para el ejercicio del Instituto sin interferencias, es sin duda el respeto a los derechos de sus trabajadores y de las instituciones de la República, para ga-rantizar su funcionamiento y el cumplimiento de los principios constitucionales que rigen su actividad. i) Que el Sindicato quejoso cumplió con todos y cada uno de los requisitos legales para su constitución y para su con-secuente registro, establecidos tanto en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, como en la Ley Federal del Trabajo por lo que la responsable infringe lo dispuesto en el artículo 366 de la Ley Federal del Trabajo en lo que se re-fiere al mandato de que “satisfechos los requisitos para el re-gistro de los sindicatos, ninguna de las autoridades correspon-dientes podrá negarlo”.3. La Suprema Corte, niega el amparo. Este máximo Tribu-

nal señaló que los artículos 172, numeral 1 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y el 26 del Estatuto reclamado,10 eran acordes al texto constitucional, al determinar que los trabajadores del Instituto Federal Electoral deben ser con-

10 Artículo 172 (COFIPE) 1. El personal que integre los Cuerpos del Servicio Profesional Electoral y las ramas

administrativas del Instituto, será considerado de confianza y quedará sujeto al régimen establecido en la frac-

ción XIV del apartado “B” del artículo 123 de la Constitución; ESTATUTO: Artículo 26. El personal de carrera será

considerado de confianza y quedará sujeto al régimen establecido en la fracción XIV del apartado “B” del artículo

123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y al régimen del Instituto de Seguridad y Servi-

cios Sociales de los Trabajadores del Estado.

iurisdictio 111

siderados de confianza, pues además de que ello es acorde con las limitaciones que el propio apartado “B” del artículo 123, de la Ley Fundamental establece para los trabajadores de confianza, obe-dece a la naturaleza de las funciones que desempeñan los traba-jadores del Instituto Federal Electoral; a la importancia que dicho organismo tiene en la vida democrática nacional y a la facultad del legislador para garantizar la prevalencia de los principios rectores de certeza y seguridad jurídicas en materia electoral.

Que lo anterior evidencía además, que tampoco se contrarían los instrumentos internacionales que fueron invocados, y a los que expresamente se refieren los quejosos, pues si bien es cierto que éstos se refieren a la libertad sindical, ésta tienen que ser interpre-tada a la luz de los principios constitucionales.

Por otra parte también se afirma, que es infundado el concep-to de violación que se hace consistir, en que, los preceptos impug-nados violan la garantía de libertad de asociación contenida en el artículo 9o. Constitucional.

El tenor del precepto constitucional en cita dispone lo siguiente: Artículo 9o. No se podrá coartar el derecho de asociarse o

reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamen-te los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada tiene derecho de deliberar.

“No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta, una asam-blea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presen-tar una protesta por algún acto o una autoridad, si no se profie-ren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee.De esa manera, la libertad de asociación puede operar en tres

posibles direcciones:a) Como el derecho de asociarse formando una asociación o incorporándose a una ya existente;b) Como el derecho a permanecer en una asociación o renun-ciar a ella, y c) Como el derecho de no asociarse, Ello en sentido opuesto, implica la correlativa obligación de la autoridad de no limitar estos derechos, ni poder obligar a na-die a asociarse. El propio texto del artículo 9o. constitucional impone los lími-tes de dicha libertad, a saber: a) El objeto de la asociación debe ser lícito;

iurisdictio 112

b) Las reuniones armadas no tendrán derecho a deliberar; c) Si la asociación es para tomar parte en asuntos políticos, só-lo podrán formar parte de la misma ciudadanos mexicanos; y d) No podrán proferirse injurias en contra de la autoridad ni hacer uso de violencia o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en un sentido. La Suprema Corte señaló que las limitaciones a esa libertad de

asociación no aparecen únicamente impuestas por el dispositivo constitucional en comento, sino que acudiendo a la interpretación armónica y sistemática del texto constitucional, deben inferirse de cualquier disposición constitucional que tenga incidencia en esta materia. En el caso concreto, de lo dispuesto en el propio artículo 123 de la carta magna y a la distinción que dicho numeral hace en torno a los trabajadores de base y a los de confianza, respecto de los cuales, la libertad de asociarse para constituir un sindicato no encuentra cabida.

Esgrimió que si el artículo 172 numeral 1 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y 26 del Estatuto respectivo, emitidos por el Legislador Federal en ejercicio de las atribuciones constitucionales que le han sido conferidas, deter-minó que el personal del Instituto Federal Electoral y del Tribunal Electoral de la Federación son de confianza por la naturaleza de sus funciones, por lo que resulta manifiesto, que dicha disposición limita el ejercicio de la libertad de asociación, lo cual se justifica por la naturaleza de las actividades que desempeñan este tipo de trabajadores.

Agregó que en el ejercicio de esa función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad son sus prin-cipios rectores lo anterior explica que el Instituto Federal Electoral debe contar en su estructura con órganos de dirección, ejecutivos, técnicos y de vigilancia que garanticen a los ciudadanos su cabal desempeño, para que prevalezcan los mecanismos necesarios para que dicha función estatal quede garantizada, de tal manera que no puede existir un sindicato “de hecho” dentro del Tribunal Electoral de la Federación y menos aún “de derecho” ni tampoco pueden ser aplicables la Ley Federal del Trabajo, ni la Ley de los Trabajadores al Servicio del Estado que reglamentan la vía y for-ma para obtener el registro de un sindicato.

Este asunto sirvió como precedente para dos jurisprudencias, a saber:

TRABAJADORES DE CONFIANZA AL SERVICIO DEL ES-

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TADO. LA LEY REGLAMENTARIA QUE LOS EXCLUYE DE LA APLICACIÓN DE LOS DERECHOS QUE TIENEN LOS TRABAJA-DORES DE BASE, NO VIOLA EL ARTÍCULO 123, APARTADO B, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. La fracción IX del apartado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos otorga al legislador la facultad de determinar en la ley los términos y con-diciones en que procede la suspensión o cese de los efectos del nombramiento de los trabajadores burocráticos, por lo que al ar-monizar el contenido de esa fracción con el de la diversa XIV, se advierte que los trabajadores de confianza no están protegidos en lo referente a la estabilidad en el empleo, sino solamente en lo relativo a la percepción de sus salarios y las prestaciones de seguridad social que se extiende, en general, a las condiciones laborales según las cuales deba prestarse el servicio, con exclu-sión del goce de derechos colectivos, que son incompatibles con el tipo de cargo y naturaleza de la función que desempeñan. Y si bien en ninguna de las fracciones que integran el citado apartado B se establece expresamente que los trabajadores de confianza están excluidos de la estabilidad en el empleo, ésta se infiere de lo dispuesto en la referida fracción XIV, al precisar cuáles son los derechos que pueden disfrutar, y como entre éstos no se incluyó el de la estabilidad en el empleo, no puede atribuírseles un dere-cho que ha sido reconocido exclusivamente a los de base. Ello es así, porque la exclusión de un derecho no necesariamente debe estar establecida expresamente en la norma constitucional, pues basta atender a los derechos que confirió el Constituyente a los trabajadores de confianza para determinar que, por exclusión, no pueden gozar de los otorgados a los de base. Por tanto, la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, al precisar los derechos que tiene el trabajador de base y excluir de ellos a los de confianza, no contraría el apartado B del artículo 123 de la Ley Fundamental. Amparo directo en revisión 813/2003. Arturo Eduardo Cervantes y Cervantes. 8 de agosto de 2003. Unanimi-dad de cuatro votos. Ausente: José Vicente Aguinaco Alemán. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretaria: Sofía Verónica Ávalos Díaz. Amparo directo en revisión 214/2006. José María T. Espi-noza Garibay. 12 de mayo de 2006. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretaria: Aída García Franco. Amparo direc-to en revisión 1165/2006. Miguel Ángel Melchor Martínez. 25 de

iurisdictio 114

agosto de 2006. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano; en su ausencia hizo suyo el asunto Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretario: Arnulfo Moreno Flores. Amparo directo en revisión 1190/2007. Georgina Batres Murillo. 22 de agosto de 2007. Cinco votos. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretario: Javier Arnaud Viñas. Amparo en revisión 436/2007. Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores del Instituto Fe-deral Electoral. 19 de septiembre de 2007. Cinco votos. Ponente: José Fernando Franco González Salas. Secretaria: Maura Angéli-ca Sanabria Martínez. Tesis de jurisprudencia 205/2007. Aproba-da por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en sesión privada del diecisiete de octubre de dos mil siete.El otro criterio sustentado fue el siguiente:

TRABAJADORES DE CONFIANZA AL SERVICIO DEL ESTA-DO. AUNQUE NO GOZAN DEL DERECHO A LA ESTABILIDAD EN EL EMPLEO, EL ARTÍCULO 123, APARTADO B, FRACCIÓN XIV, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNI-DOS MEXICANOS, LES OTORGA DERECHOS DE PROTECCIÓN AL SALARIO Y DE SEGURIDAD SOCIAL. El artículo 123, apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece, en sus diversas fracciones, los derechos que tienen los trabajadores al servicio del Estado, así como las normas básicas aplicables a las relaciones de trabajo que serán materia de regu-lación pormenorizada a través de la ley reglamentaria correspon-diente. Asimismo, clasifica a dichos trabajadores en dos sectores: de base y de confianza. Ahora bien, la fracción XIV del referido artículo constitucional, al prever expresamente que la ley deter-minará los cargos que serán considerados de confianza y que quienes los desempeñen disfrutarán de las medidas de protec-ción al salario y de seguridad social, limita algunos de sus dere-chos como el relativo a la estabilidad o inamovilidad en el empleo previsto en la fracción IX, los cuales reserva para los trabajadores de base. Sin embargo, tales limitaciones son excepcionales, pues los trabajadores de confianza tienen reconocidos sus derechos laborales en la aludida fracción XIV, conforme a la cual gozarán de los derechos derivados de los servicios que prestan en los car-gos que ocupan, esto es, de la protección al salario, que no pue-de restringirse, así como la prerrogativa de obtener el pago de prestaciones como aguinaldo y quinquenio, además de todos los derivados de su afiliación al régimen de seguridad social, dentro

iurisdictio 115

de los cuales se incluyen, entre otros, seguros de enfermedades y maternidad, de riesgos de trabajo, de jubilación, de retiro, por invalidez, servicios de rehabilitación, préstamos para adquisición de casa, entre otros. Amparo directo en revisión 813/2003. Artu-ro Eduardo Cervantes y Cervantes. 8 de agosto de 2003. Unani-midad de cuatro votos. Ausente: José Vicente Aguinaco Alemán. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretaria: Sofía Verónica Ávalos Díaz. Amparo directo en revisión 214/2006. José María T. Espi-noza Garibay. 12 de mayo de 2006. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretaria: Aída García Franco. Amparo direc-to en revisión 1165/2006. Miguel Ángel Melchor Martínez. 25 de agosto de 2006. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano; en su ausencia hizo suyo el asunto Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretario: Arnulfo Moreno Flores. Amparo directo en revisión 1190/2007. Georgina Batres Murillo. 22 de agosto de 2007. Cinco votos. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretario: Javier Arnaud Viñas. Amparo en revisión 436/2007. Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores del Instituto Fe-deral Electoral. 19 de septiembre de 2007. Cinco votos. Ponente: José Fernando Franco González Salas. Secretaria: Maura Angéli-ca Sanabria Martínez. Tesis de jurisprudencia 204/2007. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en sesión privada del die-cisiete de octubre de dos mil siete.

vi. conclusiones

Este caso nos ayuda a concluir sobre el estudio de un derecho fundamental de los mexicanos, que es el derecho de asociación profesional de los trabajadores en el país.

Este derecho que se ha exaltado y consagrado como si fuere un derecho intocable y en relación al cual no es posible oponer ningún otro derecho, como lo es, el que asiste a la sociedad de no ser afectada en sus derechos básicos como lo son sus derechos electorales y democráticos, el derecho a la salud y la educación entre algunos otros.

El derecho a la sindicalización y a la contratación colectiva es-

iurisdictio 116

tán aparejados con el derecho de huelga, que debe asistir a los sindicatos, pero ello hace que este tipo de derechos sean superio-res a otros muchos de terceras personas y de la sociedad misma, que se ve afectada con los mismos.

No son sin duda los únicos caminos para la defensa de los de-rechos de las personas empleadas, existen como lo dicen las tesis transcritas, los derechos a que pueden acceder este tipo de per-sonas o grupos, que tienen y les asisten derivados de los servicios que prestan y de los cargos que ocupan, como son: la protección al salario, que no puede restringirse; la prerrogativa de obtener el pago de las prestaciones laborales como el aguinaldo, las primas de vacaciones; todo lo derivado de su afiliación al régimen de se-guridad social, dentro de lo cual se incluye el seguro de enferme-dades y maternidad, de riesgos de trabajo, de jubilación, de retiro, por invalidez, servicios de rehabilitación, préstamos para adquisi-ción de casa, y los que se les hayan otorgado.

El Estado tiene el derecho de limitar este tipo de derechos en el ejercicio de, por ejemplo, la función estatal que se analizó, por ello, es correcto que se afirme que la certeza, legalidad, indepen-dencia, imparcialidad y objetividad son principios rectores de este tipo de determinaciones.

De la misma forma que el Estado protegió a la función electoral del IFE, y con ello garantizó a los ciudadanos su desempeño y el ejercicio de estos derechos sin interrupciones, debería también proteger derechos básicos como la salud y la educación de los mexicanos, ya que un grupo por más amplio que sea, no puede ser en sus intereses superior a los derechos sociales que pueden ser afectados por su accionar como sindicato, que por otro lado cuentan con otras vías para la protección de los derechos básicos ya comentados.

El Estado también, debería poder como se protegió a la función electoral del Instituto Federal Electoral, y con ello se garantizó a los ciudadanos su desempeño y el ejercicio de estos derechos sin interrupciones, se deberían proteger otros valores como lo son entre otros, la salud y la educación de los mexicanos, ya que un grupo por más amplio que éste sea, no puede ser en sus intereses, superior a los valores sociales que pueden ser afectados por su accionar como sindicato, que por otro lado cuentan con otras vías para la protección de los derechos básicos ya comentados.

Por ello también deberíamos estudiarlo y planteárnoslo como sociedad, en relación con otras funciones del Estado, como

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garantizar la educación pública de los ciudadanos y los derechos de salud de todos los mexicanos, sin embargo creo que aun no estamos maduros para afrontar estos retos. Ya habrá tiempo.

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la Nueva competeNcIa laboral de los orgaNIsmos protectores de los derechos humaNos eN méxIco

Carlos Alberto puig HernÁndez

resuMen: La reforma del párrafo tercero del apartado B del artículo 92 constitucional, incluida en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 10 de junio de 2011, amplía la competencia de los organismos protectores de los derechos humanos en México, a fin de que —a más tardar el 11 de junio de 2012 en que el Congreso de la Unión y las legislaturas de las entidades federativas adecúen las leyes federal y locales aplicables— dichos organismos puedan conocer de los asuntos laborales relacionados con las quejas por actos u omisiones de naturaleza administrativa provenientes de cualquier autoridad o servidor público, con excepción de los del Poder Judicial de la Federación, que impliquen la violación de los derechos correspondientes, por lo cual, resulta conveniente analizar tanto el proceso legislativo del que deriva esta reforma constitucional como el contenido jurídico de la misma —por lo que se refiere al tema central de la investigación—, dar cuenta de los Tratados Internacionales en los que se reconocen derechos humanos de carácter laboral y examinar las distintas hipótesis en las que, de acuerdo con la legislación vigente, las autoridades y servidores públicos pueden quebrantar esos derechos.

pAlAbrAs ClAve: Competencia laboral, derechos humanos, tratados internacionales, reforma constitucional.

suMArio: I. Reformas constitucionales en materia de derechos humanos. II. Proceso legislativo en el Congreso de la Unión. III. Análisis jurídico de la reforma constitucional en materia de derechos humanos. IV. Derechos humanos de carácter laboral reconocidos en los Tratados Internacionales. V. Competencia constitucional de los organismos protectores de los derechos humanos en asuntos laborales.

iurisdictio 120

i. reFormas constitucionales en materia De DerecHos Humanos

La actualización de las diferentes decisiones políticas funda-mentales que fueron aprobadas por los diputados electos para el congreso constituyente que se reunió en Querétaro y que sesio-nó del 1° de diciembre de 1916 al 31 de enero de 1917, así como la incorporación de nuevos temas, con posterioridad al inicio de vigencia de nuestra Constitución Política Federal,1 se instrumenta por conducto del Congreso Constituyente Permanente, conforme a lo dispuesto en el artículo 135 de la propia carta magna, a través del Congreso de la Unión, en el cual se requiere el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes y que las reformas o adiciones sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los Estados, cuyo cómputo realiza el mismo Poder Legislativo Federal para efectuar la declaración de haber sido aprobadas las enmien-das y agregados correspondientes.

En los términos del precepto constitucional mencionado en el párrafo anterior, se efectuó la primera reforma que recayó en el artículo 14 transitorio (que suprimía la Secretaría de Instruc-ción Pública y Bellas Artes) y la fracción XXVII del artículo 73 de la Constitución (relacionada con planteles de instrucción pública), publicada en el Diario Oficial del 8 de julio de 1921, y una de las más recientes ocurrió a través del decreto que modifica la deno-minación del capítulo I del título primero y reforma diversos artí-culos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación del día 10 de junio de 2011 y su artículo 1° transitorio dispone que entrará en vigor al día siguiente al de su divulgación. En la base del ámbito jurídico nacional, la sustitución del tradicional concepto de “garantías individuales” ensancha su esquema de protección mediante la amplia noción constitucional de “derechos humanos” y, en la parte superior de la estructura legislativa que rescata las fuentes internacionales del derecho mexicano, se consolida el precario criterio de interpretación sostenido por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver, el 11 de mayo de 1999 y por unanimidad de

1 De conformidad con lo dispuesto en el artículo primero transitorio de nuestra carta magna, su vigencia

inició el día 1° de mayo de 1917.

iurisdictio 121

diez votos, el amparo en revisión 1475/98, promovido por el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo, en que consideró que los tratados internacionales guardan una jerarquía superior, sobre el derecho federal y el local, salvo que la Constitución General de la República señale algún caso especial, como se desprende de la tesis cuyo rubro señala: “TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.”2

Entre los preceptos constitucionales incluidos en el decreto ci-tado, producto de las labores del Congreso Constituyente Perma-nente, se encuentra el artículo 102, cuyo apartado B –en su párrafo primero– faculta al Congreso de la Unión y a las legislaturas de las entidades federativas, en el ámbito de sus respectivas competen-cias, para establecer organismos de protección de los derechos humanos que ampara el orden jurídico mexicano, los que conoce-rán de quejas en contra de actos u omisiones de naturaleza admi-nistrativa provenientes de cualquier autoridad o servidor público, con excepción de los del Poder Judicial de la Federación, que vio-len estos derechos; en los restantes diez3 párrafos que integran el apartado citado, se establecen distintas normas aplicables a los aspectos sustantivos y adjetivos de dicha facultad y organismos.Para los efectos del presente ensayo tomaremos como tema cen-tral de la investigación el texto del párrafo tercero de dicho apar-tado B del artículo 102 constitucional, el cual excluía de la com-petencia de los organismos protectores de los derechos humanos a los asuntos de carácter electoral, laboral y jurisdiccional, y me-diante la reforma que estudiamos se conservó la reserva de las cuestiones electorales y jurisdiccionales, no así de las laborales, en virtud de lo cual, la supresión de ese texto, amplía la capacidad le-gal de estos organismos para conocer de los asuntos relacionados con las normas del trabajo. Debe señalarse que la destacada la-boralista, actual Presidenta de la Sociedad Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Patricia Kurczyn Villalobos, antes de la reforma constitucional que comentaremos, ya había

2 Novena Época. Registro: 192867. Instancia: Pleno. Tesis Aislada. Fuente: Semanario Judicial de la

Federación y su Gaceta. X, Noviembre de 1999. Materia(s): Constitucional. Tesis: P. LXXVII/99. Página:

46. Se considera precario el criterio toda vez que, a la fecha, no se ha integrado la tesis de jurisprudencia

respectiva y la Corte tiene la facultad legal de modificarlo; con la reforma constitucional en comento, los

tratados internacionales que cumplan los requisitos previstos en el artículo 133 de nuestra Carta Magna,

forman parte de la misma, lo que significa que tienen igual nivel de jerarquía.

3 Los párrafos quinto, octavo y décimo primero del apartado vigente fueron producto del decreto que se

analiza, pues el texto anterior solo contaba con ocho párrafos.

iurisdictio 122

propuesto eliminar la exclusión incluida en el párrafo tercero del apartado B del artículo 102 constitucional, con el objeto de que los organismos defensores de los derechos humanos en nuestro país, asumieran el conocimiento y atención de las quejas relacio-nadas con los asuntos labores, para lo cual expuso: “La exclusión legal seguramente obedece a cuestiones de orden político, pero no tiene razón jurídica de ser. Ahora bien, tal exclusión no significa negar o desconocer derechos laborales, y es conveniente rectifi-car esta situación mediante el análisis que permita distinguir entre lo administrativo-laboral y lo jurisdiccional. Cierto es que no hay indefensión frente a las violaciones cometidas por autoridades, solo que se presentan mayores dificultades técnico-jurídicas para su corrección, por lo que bien valdría superar esta deficiencia vía las comisiones de derechos humanos como un importante auxi-lio en la defensa de los derechos relacionados con el trabajo de las personas físicas, sin excluir los derechos de las organizaciones laborales.”4

Los asuntos de carácter laboral tienen presencia en distintos campos del derecho, por lo cual resulta conveniente, efectuar un repaso de los mismos a fin de identificar si entre sus componen-tes se presentan características electorales y jurisdiccionales que puedan provocar la aplicación de la exclusión constitucional es-tablecida y, consecuentemente, la incompetencia para conocer dichos asuntos por parte de los mencionados organismos protec-tores de los derechos humanos en México, lo cual efectuaremos a continuación, no sin antes reseñar los aspectos más relevantes del debate parlamentario y el proceso legislativo que originó la impor-tante reforma constitucional, que comentaremos desde el punto de vista jurídico y específicamente desde su ámbito y sus repercu-siones de carácter laboral.

4 Kurczyn Villalobos, Patricia, “Los Derechos Humanos en el trabajo”, (consulta del 24 de noviembre de 2011)

p. 325, http://www.bibliojuridica.org/libros/5/2427/16.pdf

iurisdictio 123

ii. proceso leGislativo en el conGreso De la unión5

1. Minuta con proyecto de Decreto de la Cámara de Origen

La minuta con proyecto de decreto, remitida por la Cámara de Di-putados, de fecha 23 de abril de 2009, conservaba la exclusión de competencia de los organismos de protección de los derechos humanos en los asuntos laborales.

2. Dictamen de las Comisiones de la Cámara Revisora

El dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos, con opinión de la Reforma del Estado, de la Cámara de Senadores, respecto de la minuta con proyecto de decreto mencionada, del día 7 de abril de 2010, para sustentar su propuesta a fin de suprimir dicha restricción, menciona:

Cabe hacer un comentario especial sobre la ampliación de la competencia en materia laboral que se propone para los organis-mos públicos de defensa de los derechos humanos; hasta ahora ha sido una limitante importante en sus funciones, sin que haya existido un claro fundamento doctrinal y legal al respecto.

Sobre el particular, cabe referir lo que señala el ‘Diagnósti-co sobre la situación de los Derechos Humanos en México’ que se elaboró por la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos para México, para el que no existe realmente ninguna justificación para que los organismos públicos de derechos hu-manos no puedan conocer de violaciones a los derechos huma-nos en el ámbito laboral, pues, como lo señala este documento, aunque existan sistemas de protección en este ámbito, es impor-tante que desde su propia dimensión las comisiones de derechos humanos puedan proteger estos derechos.

De conformidad con este razonamiento que contempla la naturaleza de los derechos laborales como derechos humanos de pleno reconocimiento, coincidimos en que el desarrollo de

5 La información que sirvió de base al presente capítulo tuvo como fuente al archivo electrónico titulado

“Reformas Constitucionales en Materia de Amparo y Derechos Humanos publicadas en junio 2011” de la página

web de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Secretaría General de Acuerdos, Centro de Documentación y

Análisis, Archivos y Compilación de Leyes, Junio, 2011. Consulta del 29 de octubre de 2011.

iurisdictio 124

nuestro país merece que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como todos los organismos de derechos humanos, asuman este vasto ámbito de competencia. Los argumentos que al inicio de los organismos públicos de derechos humanos y, pos-teriormente, en su etapa de consolidación, sirvieron para estable-cer esta limitante, ya no son sostenibles.

Esta facultad que se otorga a los organismos públicos de dere-chos humanos consistirá en emitir recomendaciones a las autorida-des competentes en materia laboral para que se atienda la protec-ción de los derechos laborales de las y los ciudadanos mexicanos.

3. Discusión en la cámara revisora

Para fundamentar el dictamen a que se alude en el apartado anterior, en la discusión de la Cámara de Senadores, que tuvo lu-gar el 8 de abril de 2010, hizo uso de la palabra, por la Comisión de Estudios Legislativos, el Senador Alejandro Zapata Perogordo, quien mencionó:

“Hay una parte fundamental, porque la Comisión de Dere-chos Humanos no podría intervenir en tres casos: ni en materia electoral, ni en materia jurisdiccional, ni en materia laboral; ahora se suprime esa prohibición en materia laboral para que los or-ganismos de derechos humanos puedan intervenir también en aquellos casos donde los trabajadores tienen condiciones que vulneren sus derechos inherentes a sus personas, creo que ese es un avance fundamental indispensable, necesario y aplaudible en todos sentidos.”6

En la misma sesión del 8 de abril de 2010, se efectuaron los po-sicionamientos de los grupos parlamentarios y el Senador Jorge Legorreta Ordorica, a nombre del grupo parlamentario del Parti-do Verde Ecologista de México, se refirió específicamente al tema que nos ocupa, en los siguientes términos:

“La transformación institucional que involucra esta reforma tiene expresiones más avanzadas en las bases que establece pa-ra impulsar el fortalecimiento y consolidación de los organismos públicos de protección de los derechos humanos a través de la garantía al principio de autonomía, el establecimiento de la

6 En este caso y en los posteriores, salvo señalamiento en contrario, el subrayado es nuestro para destacar

la parte relativa del texto que se relaciona con el tema analizado.

iurisdictio 125

participación de la sociedad civil en el nombramiento de sus titu-lares, de la precisión de su régimen de responsabilidades y de la ampliación de su competencia en materia laboral, cuando existan conflictos que involucren la afectación de los derechos humanos.”

Posteriormente el Senador Santiago Creel Miranda, quien pre-sentó el posicionamiento del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional, también mencionó en términos generales a las garantías sociales y a los derechos laborales, pero solo en el ámbito de su protección jurisdiccional al incluirse los tratados internacionales en el rubro constitucional de los derechos humanos:

“Su ámbito material, el ámbito material de los derechos hu-manos abarca todos los derechos humanos establecidos en la Constitución, independientemente de donde se ubiquen, sean como garantías individuales, sean como garantías sociales, o co-mo simples derechos, y también este ámbito material abarca a aquellos derechos comprendidos en los tratados internacionales suscritos por el Estado mexicano.

Este nuevo orden de derechos humanos contará con la ple-na protección jurisdiccional, y esto es quizá lo más importante, porque a incumplimiento o a violación de los derechos humanos el agraviado podrá ir a los tribunales a pedir justicia y obtener un fallo favorable, es por eso que habrá protección jurisdiccional, y sobre todo tomando en cuenta la reforma que recientemente llevó a cabo esta Soberanía, los tribunales con esa reforma es-tarán obligados a resolver toda controversia que se suscite por leyes, actos u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos.

(…)Ahora bien, por absurdo que parezca, el día de hoy los

derechos humanos contenidos en tratados internacionales que no estuviesen otorgados como garantías individuales en la Constitución, no son susceptibles de ser defendidos en los tribunales mexicanos.

Así, por ejemplo, violaciones de derechos políticos, de derechos laborales, de derechos de los pueblos indígenas, de los derechos de las audiencias en los medios de comunicación o de derechos sobre la ecología y el medio ambiente, entre otros, que no estén comprendidos en los tratados internacionales, para ellos no va a existir recurso alguno si no aprobamos esta reforma constitucional.

Invariablemente los tribunales nacionales se han declarado incompetentes para resolver las controversias que se susciten

iurisdictio 126

sobre derechos humanos contenidos en los tratados internacio-nales. En estos casos, los tribunales siempre han declarado la no procedencia de las demandas.

Por incomprensible que parezca, esto es lo que ocurre de manera cotidiana en todos los tribunales de nuestro país. Es más, hemos visto casos en los que se ha tenido que acudir a instancias internacionales por la falta de protección de los derechos huma-nos en nuestro país.

Inclusive, ya en varias ocasiones, los organismos internacio-nales, incluyendo tribunales, han hecho recomendaciones para que esta situación cambie en el país.

En este sentido, la reforma planteada también constituye una respuesta a la comunidad internacional y a la vez hace que el Estado mexicano se inserte de una mejor manera en el concierto de las naciones que respetan y defienden los derechos humanos.”Estando suficientemente discutido el dictamen en lo general, se

reservaron para su discusión en lo particular, los artículos 33 y 102 del proyecto de Decreto, y por unanimidad de 97 votos a favor, cero votos en contra y cero abstenciones, se aprobaron en lo general, los artículos no reservados del proyecto de Decreto. La reserva del Artículo 102 no se relacionó con el tema de la competencia laboral a favor de los organismos protectores de los derechos humanos, y al final se aprobaron ambos preceptos, por lo cual se devolvió el proyecto a la Cámara de Diputados con modificaciones para los efectos de la fracción E) del artículo 72 constitucional.

4. Dictamen de las Comisiones de la cámara de origen

En el Dictamen de la Cámara de Diputados, presentado el 14 de diciembre de 2010, se mencionan los siguientes antecedentes legislativos:

“La colegisladora propone adicionar el párrafo segundo del artículo 102 apartado B para establecer la obligación de todo ser-vidor público de responder a las recomendaciones que emitan los organismos protectores de derechos humanos y, en caso de no ser aceptadas o cumplidas, a fundamentar, motivar y hacer pública la negativa; establece también la facultad de la Cámara de Senadores o de la Comisión Permanente, en su caso, de hacer comparecer a las autoridades o servidores públicos para que ex-pliquen el motivo de su negativa.

iurisdictio 127

En el párrafo tercero incluye la competencia de los órganos protectores de derechos humanos para conocer de materia laboral.

(…)En términos generales los derechos humanos se definen co-

mo el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurí-dicamente organizada. Establecidos en la Constitución y en las leyes deben ser reconocidos y garantizados por el Estado.

(…)Como es apreciarse, con la Carta Magna de 1917 y sus ga-

rantías individuales, México traduce la voluntad del pueblo en un significativo cambio jurídico y político, parte de ello, se consigna en las llamadas garantías sociales, con lo que se inicia el llama-do constitucionalismo social, al introducir los derechos de corte social, es decir, hipótesis normativas que otorgan derechos es-pecíficos a grupos de la sociedad desprotegidos, pretendiendo con ello generar una igualdad social, como se establece en los artículos 3, 27 y 123.

(…)Con relación a la modificación del párrafo tercero, las comi-

siones unidas coinciden en la idea de la revisora de incorporar a la esfera de facultades jurídicas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el conocimiento de las violaciones a los de-rechos laborales de los trabajadores.

La minuta del Senado ha eliminado la materia laboral de las excepciones competenciales de la Comisión Nacional de los De-rechos Humanos, con ello, los derechos laborales han quedado reconocidos como derechos humanos en nuestro país.”Las comisiones unidas de puntos constitucionales y de de-

rechos humanos tuvieron a bien modificar la minuta del Senado, pero no en la parte relativa de la competencia laboral que anali-zamos; para concluir su dictamen dichas comisiones expresaron, entre otras, las siguientes:

“Conclusiones(…)Tercera. En el presente dictamen se plantearon los siguientes ob-jetivos fundamentales:1. Introducir plenamente el concepto de derechos humanos a la Constitución Mexicana.2. Garantizar la más alta jerarquía y eficacia normativa de los ins-

iurisdictio 128

trumentos internacionales de derechos humanos dentro del or-den jurídico mexicano.3. Introducir expresamente los derechos humanos que no se en-contraban reconocidos en la Constitución.4. Incorporar el principio de interpretación de los derechos hu-manos de conformidad con la Constitución Política de los Esta-dos Unidos Mexicanos y los tratados internacionales.5. Fortalecer la protección de los derechos humanos reconoci-dos por la Constitución a la luz del derecho internacional.6. Reforzar las garantías y los mecanismos de protección de los derechos humanos.

(…)Cuarta. Las propuestas de reformas incorporadas en el pre-

sente dictamen parten de las formuladas por las y los legislado-res de diversos partidos políticos, de las aportaciones presenta-das por diversos grupos de la sociedad civil, los trabajos de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión en el grupo de Garantías Sociales y el trabajo coordinado por la Oficina en México de la Alta Comisio-nada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos con in-tegrantes de la academia y organizaciones no gubernamentales, así como por las aportaciones que hizo llegar la Comisión de De-rechos Humanos del Distrito Federal.”

5. Nueva discusión en la cámara revisora

En la segunda discusión de la Cámara de Diputados, durante la sesión del día 15 de diciembre de 2010, intervino el diputado Jesús Alfonso Navarrete Prida, de la comisión para fundamentar el dictamen, quien mencionó:

“Se amplía la competencia de la comisión para conocer tam-bién de violaciones a los derechos laborales, como parte de los derechos humanos, y se determina que las legislaturas de los es-tados y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal deberán ga-rantizar en la ley la autonomía de los órganos protectores de los derechos fundamentales.”En la discusión, en lo general, ninguno de los diputados hizo

referencia al tema laboral, por lo que una vez que estuvo suficien-temente discutido el proyecto, fue aprobado en lo general y en lo particular, respecto de los artículos no impugnados, dentro de

iurisdictio 129

los cuales se encontraba el 102 respecto de la competencia de los organismos protectores de derechos humanos para conocer de los asuntos laborales, por lo que –finalmente y por 325 votos– fue aprobado en lo general y en lo particular el proyecto de decreto, en virtud de lo cual se devolvió al Senado para los efectos de la fracción E,7 del artículo 72 constitucional.

6. Segundo dictamen de las comisiones de la cámara revisora

En el nuevo dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos, con opinión de la Co-misión de Reforma del Estado, presentado en la Cámara de Sena-dores el día 8 de marzo de 2011, se hace referencia al contenido de la minuta, en los siguientes términos:

“En el tercer párrafo se faculta a la CNDH para conocer quejas en materia laboral, es decir, podrá emitir recomendaciones a las autoridades competentes en materia de violación de derechos humanos laborales.”Las comisiones dictaminadoras coincidieron con la Colegisla-

dora en la conveniencia de las modificaciones planteadas por lo que sometieron a la consideración del Pleno la aprobación de la minuta proyecto de decreto.

En la discusión de la Minuta que ya había sido votada como Cámara revisora y que ahora la Cámara de origen regresaba con algunas adiciones y reformas, no se hizo referencia específica al tema de los asuntos laborales, pero el C. Presidente Senador Arro-yo Vieyra, mencionó: “Se oye, se entiende y se ordena la inscrip-ción en el Diario de los Debates de la petición del Senador Pedro Joaquín Coldwell de hacer un explícito reconocimiento a la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.” Finalmente fue admitido en lo general y en lo particular el proyecto de decreto por lo que se devolvió a la Cámara de Diputados para los efectos de lo dispuesto por el artículo 1358 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y se tomó el acuerdo de aprobar, para el caso de que la Colegisladora

7 Se expidiera el decreto sólo con los artículos aprobados, y que los que estaban pendientes de autorización

se reservaran para su examen y votación en las sesiones siguientes.

8 Para la aprobación, en su caso, de la mayoría de las legislaturas de los estados, en términos de las facultades

constitucionales del Constituyente Permanente.

iurisdictio 130

no autorizara las enmiendas contenidas en el proyecto que ésta pueda enviar al periplo de las legislaturas locales, lo aprobado por ambas Cámaras.

7. Aprobación del decreto por el Congreso de la Unión y la mayoría de los Congresos Locales

En la sesión de la Cámara de Diputados, del 23 de marzo de 2011, se aceptó el acuerdo de la Colegisladora, consistente en que se reservara tanto el último párrafo9 del Artículo 102 como el pá-rrafo segundo10 del artículo 8° transitorio, para su examen y vota-ción en las sesiones siguientes, aprobándose los restantes artícu-los autorizados por ambas cámaras y una vez que se recibieron los oficios suficientes de los Congresos Locales, el 1° de junio del presente año, la Cámara de Senadores declaró aprobado el decre-to que modifica la denominación del capítulo 1º del título 1º y re-forma diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de derechos humanos.

8. Duración del Proceso Legislativo

De la minuta con proyecto de decreto, remitida por la Cámara de Diputados, de fecha 23 de abril de 2009, a su aprobación por ambas Cámara del Congreso de la Unión y la mayoría de los con-greso locales, que permitió la declaración de aprobación corres-pondiente el 1° de junio del presente año, transcurrieron dos años, un mes y ocho días, para agotar el proceso legislativo.

9 El cual disponía: “El desarrollo de este procedimiento ejercerá facultades de autoridad investigadora en los

términos de ley, sin que autoridad alguna pueda negarle la información que requiera. La Comisión mantendrá la

reserva de la información que se le proporcione con ese carácter. Cuando así proceda, presentará las denuncias

ante la autoridad competente.”

10 Cuyo texto fue el siguiente: “Las adecuaciones a esa ley deberán contener los términos, condiciones y

circunstancias bajo los cuales se activará la facultad de investigación establecida en el párrafo undécimo del

apartado B del artículo 102 del presente decreto, dentro de los que se establecerán como una de las condiciones

para el ejercicio de esta facultad, que el titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, deba obtener la

aceptación favorable de la mayoría del Consejo Consultivo de la misma. En tanto no se expidan las modifica-

ciones a esa ley, se aplicará lo señalado en este artículo.”

iurisdictio 131

9. Vigencia del Decreto

El decreto por el que se modifica la denominación del capítulo I del título primero y reforma diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, fue publicado en el Dia-rio Oficial de la Federación del día 10 de junio de 2011 y su artículo 1° transitorio dispone que entrará en vigor al día siguiente al de su divulgación, en virtud de lo cual, el 11 del mes citado, se inicia una etapa superior en la protección de los derechos humanos reco-nocidos en nuestra carta magna y en los tratados internacionales celebrados por nuestro país, así como en la interpretación de las normas en esta materia, de forma favorable a la salvaguardia más amplia de las personas, y con la nueva y más extensa competencia a favor de los organismos protectores de los derechos humanos, en la que se incluyen los asuntos laborales.

10. Adecuaciones a las leyes federal y locales de los organismos protectores de los derechos humanos

De conformidad con lo dispuesto en los artículos séptimo y octavo transitorios del decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del día 10 de junio de 2011, que modifica la denomina-ción del capítulo I del título primero y reforma diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cu-yo texto se transcribe en seguida, tanto el propio Congreso de la Unión como las legislaturas de las entidades federativas disponen del plazo máximo de un año para llevar al cabo los ajustes que resulten necesarios en las leyes federal y locales aplicables a los organismos defensores de los derechos humanos en nuestro país, contado a partir del día once de junio de 2011, en que inició su vi-gencia el decreto mencionado:

“Séptimo. En lo que se refiere al Apartado B del artículo 102 constitucional y a la autonomía de los organismos locales de dere-chos humanos, las legislaturas locales deberán realizar las adecua-ciones que correspondan en un plazo máximo de un año contados a partir del inicio de la vigencia de este decreto.

Octavo. El Congreso de la Unión adecuará la Ley de la Comi-sión Nacional de los Derechos Humanos en un plazo máximo de un año, contado a partir del inicio de la vigencia de este decreto.”

iurisdictio 132

iii. análisis juríDico De la reForma constitucional

en materia De DerecHos Humanos

Como podemos advertir del cotejo textual contenido en el cuadro siguiente, la reforma del párrafo tercero del apartado B del artículo 102 constitucional fue muy sencilla, puesto que solo consistió en suprimir el adjetivo “laborales” de dicho párrafo, con lo cual la exclusión competencial correspondiente dejó de surtir efectos y, consecuentemente, ya forma parte del catálogo de fa-cultades de los organismos protectores de los derechos humanos el conocimiento de las cuestiones de carácter laboral:

Sin embargo y si bien es cierto que el primer párrafo del apar-tado al que se alude no sufrió ninguna reforma o adición relaciona-da con el decreto que analizamos, también lo es que el mismo pre-cisa la materia de las quejas que pueden conocer los organismos de protección de los derechos humanos que ampara el orden jurí-dico mexicano, en virtud de lo cual es muy importante tomarla en cuenta como punto de partida para el análisis, materia que consis-te en: “actos u omisiones de naturaleza administrativa provenien-tes de cualquier autoridad o servidor público, con excepción de los del Poder Judicial de la Federación, que violen estos derechos.”

Si desagregamos el texto citado en el párrafo anterior pode-mos identificar tres elementos: 1) La naturaleza jurídica de los ac-tos u omisiones, cuya cualidad debe ser administrativa; 2) Los su-jetos que realizan u omiten las conductas previstas, cualquiera, sea el que fuere; y 3) La exclusión del Poder Judicial de la Federación.

Por lo tanto, el presupuesto normativo constitucional que aco-

texto anterior texto viGente

Artículo 102A.- …B.- ……Estos organismos no serán competentes tratándose de asuntos electorales, laborales y jurisdiccionales.

Artículo 102A.- …B.- ……Estos organismos no serán competentes tratándose de asuntos electorales y jurisdiccionales.

iurisdictio 133

ta el conocimiento competencial de los organismos de protección de los derechos humanos se relaciona con la característica jurídica del acto u omisión correspondientes, ya que debe ser de naturale-za administrativa, lo cual excluye, si tomamos como referencia el artículo 49, párrafo primero, de nuestra Constitución Política Fe-deral, relacionado con la división de poderes, los actos legislativos y los judiciales, tanto más cuanto que el propio párrafo primero del apartado B del artículo 102 constitucional, menciona expresa-mente la reserva a favor del Poder Judicial de la Federación.

En estas condiciones, si es la naturaleza administrativa del ac-to u omisión la que determina la materia de las quejas en contra de cualquier autoridad o servidor público, podemos concluir que los actos y omisiones del titular del Poder Ejecutivo Federal en que desempeña facultades legislativas11 y cuando participa como colaborador en el proceso legislativo al través de la iniciativa, del veto y de la promulgación, 12 no devienen conductas positivas o negativas que puedan ser cuestionadas por medio de una queja ante los organismos protectores de los derechos humanos y con-trario sensu, el resto de sus actividades que resultan de carácter administrativo sí pueden serlo.

En situación análoga, los actos u omisiones del Poder Legisla-tivo Federal no pueden servir de base para la promoción de una queja ante los organismos de referencia, salvo que constituyan el ejercicio de facultades político-administrativas, como lo son la erección de nuevos estados o territorios a la unión federal, erec-ción de los territorios en estados, etcétera.13 En su ámbito de com-petencia, las consideraciones anteriores pueden ser aplicables a los congresos locales.

La duda se genera cuando revisamos la situación del Poder Judicial Federal, puesto que –al igual que en el caso del poder legislativo– puede realizar actos cuyo contenido material sea de carácter administrativo, como lo son los nombramientos de los magistrados de circuito y jueces de distrito y los correspondien-tes cambios de adscripción así como la vigilancia de su conducta, pero como el mencionado párrafo primero del apartado B del ar-tículo 102 constitucional, excluye de la materia de las quejas que analizamos a los actos u omisiones de naturaleza administrativa

11 De conformidad con lo dispuesto en el Artículo 49, en relación con los preceptos 29 y 131, todos ellos de

nuestra Constitución Política Federal.

12 Los gobernadores de los estados también pueden ejercer estas facultades.

13 Cfr. Burgoa O., Ignacio, Derecho Constitucional Mexicano, Duodécima Edición Actualizada, México, 1999,

Editorial Porrúa, pp. 671-672.

iurisdictio 134

provenientes del Poder Judicial de la Federación, tendríamos que concluir negativamente, esto es, que aún cuando los actos reali-zados por algún órgano del poder judicial federal constituyan ac-tos de carácter administrativo, no pueden ser la base de una queja que se promueva ante un organismo defensor de los derechos hu-manos en nuestro país.

Como podemos advertir de la consideración contenida en el párrafo anterior, la exclusión del citado párrafo primero del artícu-lo 102, apartado B, constitucional, se funda en el sujeto respectivo, esto es, que cualquier acto u omisión de carácter administrativo proveniente del Poder Judicial de la Federación, no puede ser ma-teria de una queja, consecuentemente, por exclusión, esas con-ductas positivas o negativas que se atribuyan al poder judicial de alguna de las entidades federativas del país, sí devienen motivo de una queja. Es evidente que la interpretación gramatical anterior puede no corresponder al famoso “espíritu del legislador”, pero el contenido literal del párrafo no deja lugar a dudas; sin embargo, nosotros no advertimos alguna diferencia substancial que justifi-que el distinto tratamiento constitucional.

Cuando relacionamos el contenido de los párrafos primero y tercero, ambos del apartado B del artículo 102 constitucional, tenemos como resultado que los dos hacen referencia a sendas exclusiones, es decir, el párrafo primero al sujeto (Poder Judicial de la Federación), en tanto que el párrafo tercero a los asuntos (electorales y jurisdiccionales) y, en un primer análisis de acerca-miento a la cuestión, pareciera que no existe alguna contradicción puesto que los actos u omisiones jurisdiccionales del fuero federal provienen del Poder Judicial de la Federación y dichas conductas relacionadas con asuntos electorales atribuidos al Tribunal Electo-ral del mismo Poder también corresponden a un depositario del Poder Judicial de la Federación.

Sin embargo, los asuntos jurisdiccionales también pueden pro-venir de los poderes judiciales locales y como el párrafo prime-ro del apartado B del artículo 102 constitucional solo excluye al sujeto federal (Poder Judicial de la Federación), contrario sensu, tendríamos que concluir que los actos u omisiones de carácter administrativo atribuibles a cualquiera de los poderes judiciales locales, resultan competencia de los organismos protectores de los derechos humanos en nuestro país, siempre que el asunto no fuere de carácter jurisdiccional, pues en este caso, estaría excluido con base en el párrafo tercero del precepto constitucional citado,

iurisdictio 135

debido a la naturaleza del asunto.Los actos u omisiones de los organismos federal y locales elec-

torales (IFE e Institutos Locales Electorales) no estarían ampara-dos por la exclusión del primer párrafo del numeral constitucional que analizamos, toda vez que esos organismos son de naturaleza administrativa y no forman parte del Poder Judicial de la Federa-ción, pero sí estarían excluidos en términos del párrafo tercero, en razón de la naturaleza del asunto, por ser de carácter electoral.

No resulta convincente, en nuestra opinión, la exclusión del Poder Judicial de la Federación prevista en el primer párrafo del citado artículo 102, apartado B, constitucional, a favor del Poder Judicial de la Federación cuando se trata de actos u omisiones de naturaleza administrativa pues conlleva un tratamiento desigual en contra de los poderes judiciales de las entidades federativas.

Para analizar la competencia de los organismos protectores de los derechos humanos en México, lo importante es determinar si el acto u omisión afecta derechos fundamentales y no si provie-ne de un sujeto determinado como lo es el Poder Judicial de la Fe-deración o si se relaciona con la naturaleza de un asunto como la materia electoral o jurisdiccional, lo cual significaría que una queja resulta competencia de dichos organismos cuando esté vinculada con cualquier acto u omisión, de cualquier naturaleza, que viole o afecte derechos humanos, sin importar qué autoridad sea la cau-sante o responsable, y sin tomar en cuenta asuntos de excepción, pues solo en estos términos estaríamos en condiciones de afirmar que —efectivamente— nos encontramos en el camino de proteger integralmente los derechos humanos.

iv. DerecHos Humanos De carácter laBoral

reconociDos en los trataDos internacionales

En la lista de convenios adoptados por la Conferencia Interna-cional del Trabajo, el último corresponde al C189, titulado “Conve-nio sobre las trabajadoras y trabajadores domésticos”, de fecha 16 de junio de 2011, que al día 23 de noviembre del mismo año, no registra ninguna ratificación.14

14 http://www.ilo.org/ilolex/spanish/convdisp1.htm (Consulta del 23 de noviembre de 2011).

iurisdictio 136

En el archivo electrónico titulado “Reformas Constitucionales en Materia de Amparo y Derechos Humanos publicadas en junio 2011” de la página web de la Suprema Corte de Justicia de la Na-ción, Secretaría General de Acuerdos, Centro de Documentación y Análisis, Archivos y Compilación de Leyes, Junio, 2011,15 se in-cluyen en el Apartado 5 los “Tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es parte en los que se reconocen derechos humanos”; por un total de 168, agrupados por rubros (de carácter general, asilo, derecho internacional humanitario, etcétera) de los cuales, el último —marcado con el número 20— corresponde a la materia laboral.

Entendemos que la difusión del ejercicio de compilación y se-lección de tratados internacionales a los que nos referimos en el párrafo anterior es de carácter informativo, dado que no es el re-sultado de análisis en algún caso concreto que hubiere sido so-metido al conocimiento de nuestro máximo tribunal y en conse-cuencia no tiene obligatoriedad legal, por lo que, con esa salvedad los analizamos a continuación.

En el rubro de trabajo se incluyen 31 convenios (del 137 al 167), de los cuales el listado con el número 137 fue celebrado por los gobiernos de los Estados Unidos Mexicanos, Canadá y los Esta-dos Unidos de América; el 138 se adoptó por la asamblea general de las Naciones Unidas; y los 29 restantes corresponden a la OIT. Enseguida, se muestra la imagen que copiamos del archivo elec-trónico mencionado, con las columnas respectivas en las que se anota el número progresivo, el nombre del tratado internacional y la fecha de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

15 http://www.scjn.gob.mx/2010/Paginas/PrincipalV2010.aspx (Consulta del 29 de octubre de 2011).

5.20 TRABAJO

NOMBREPUBLICACIÓN

D.O.F.

1137Acuerdo de cooperación laboral de América del Norte.

21/12/1993

138Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores mi-gratorios y de sus familiares.

13/08/1999

iurisdictio 137

139

Convenio Internacional del Trabajo No. 12 relativo a la indemnización por accidente del trabajo en la agricultura, firmado en Ginebra, Suiza.

31/12/1937

140. 140

Convenio Internacional del Trabajo No. 13 rela-tivo al empleo de la cerusa en la pintura, fir-mado en Ginebra, Suiza.

11/03/1938

141.

Convenio Internacional del Trabajo No. 14 rela-tivo a la aplicación del descanso semanal en las empresas industriales, firmado en Ginebra, Suiza.

16/03/1938

142

Convenio Internacional del Trabajo No. 16 rela-tivo al examen médico obligatorio de meno-res empleados a bordo de buques, firmado en Ginebra, Suiza.

23/04/1938

143

Convenio Internacional del Trabajo No. 21 rela-tivo a la simplificación de la inspección de los emigrantes a bordo de los buques, firmado en Ginebra, Suiza.

28/04/1938

144

Convenio Internacional del Trabajo No. 27 rela-tivo a la indicación del peso en los grandes far-dos transportados por barco, firmado en Gine-bra, Suiza.

12/08/1935

145Convenio No. 56, relativo al seguro de en-fermedad de la gente de mar, firmado en Gine-bra, Suiza.

5/03/1984

14 146

6.

Convenio No. 58 que fija la edad mínima de ad-misión de los niños al trabajo marítimo.

03/12/1948

147

Convenio No. 87, relativo a la libertad sindical y a la protección al derecho sindical, adoptado el 9 de julio de 1948, por la XXXI Conferencia Internacional del Trabajo, en San Francisco, California.

16/10/1950

148Convenio No. 95 de la Organización Internac-ional del Trabajo, relativo a la protección del salario.

12/12/1955

1499. Convenio No. 90 relativo al trabajo nocturno de los niños en la industria.

19/07/1956

F.D.E

11/09/1956

iurisdictio 138

150

Convenio Internacional del Trabajo No. 99 rel-ativo a los métodos para la fijación de salarios mínimos en la agricultura, firmado en Ginebra, Suiza.

28/10/1952

151

Convenio No. 100, relativo a la igualdad de re-muneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor.

09/10/1952

152Convenio No. 105 relativo a la abolición del trabajo forzoso.

21/08/1959

F: de E.

17/09/1959

153Convenio Internacional del Trabajo No. 106 relativo al descanso semanal en el comercio y en las oficinas, firmado en Ginebra, Suiza.

21/08/1959

154Convenio No. 111, relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación.

11/08/1962

155Convenio No. 112 relativo a la edad mínima de admisión al trabajo de los pescadores.

25/10/1961

156Convenio No. 134 relativo a la prevención de los accidentes del trabajo de la gente de mar.

21/01/1975

157Convenio No. 135, relativo a la protección y facilidades que deben otorgarse a los repre-sentantes de los trabajadores en la empresa.

21/01/1975

158Convenio No. 144 sobre consultas tripartitas para promover la aplicación de las normas in-ternacionales del trabajo.

28/11/1978

159Convenio No. 150 sobre la administración del trabajo: cometido, funciones y organización.

13/05/1982

160Convenio No. 153 sobre duración del trabajo y periodos de descanso en los transportes por carretera.

14/05/1982

161Convenio No. 155 sobre seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo.

06/03/1984

F. de E.

05/04/1984

162Convenio No. 159 de la organización internac-ional del trabajo, sobre la readaptación profe-sional y el empleo de personas inválidas.

22/04/2002

163Convenio No. 161 sobre los servicios de salud en el trabajo.

13/04/1987

164Convenio No. 170 sobre la seguridad en la utili-zación de los productos químicos en el trabajo

04/12/1992

iurisdictio 139

165Convenio No. 172 sobre las condiciones de trabajo en los hoteles, restaurantes y esta-blecimientos similares.

05/08/1993

166Convenio No. 182 Sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación.

07/03/2001

167Convenio sobre el empleo de mujeres en trabajos subterráneos en las minas de todas clases

21/04/193816

1. Convenios de la Organización Internacional del Trabajo

De los 189 convenios adoptados por la OIT hasta el día 16 de junio de 2011, en la 100a. sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo, México ha ratificado 76, que representan un 40% del to-tal, y la Secretaría General de Acuerdos, Centro de Documenta-ción y Análisis, Archivos y Compilación de Leyes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, considera 29 de ellos (los cuales corresponden a los números 12, 13, 14, 16, 21, 27, 45, 56, 58, 87, 90, 95, 99, 100, 105, 106, 111, 112, 134, 135, 144, 150, 153, 155, 159, 161, 170, 172 y 182), dentro de los cuales, el 21 y el 112 han sido superados, por lo cual realmente son 27 y se estimaría que los restantes 47 no reconocen derechos fundamentales, aunque debemos excluir a 6 que han sido superados o revisados por convenios posteriores (23, 32, 34, 42, 43 y 49) y uno que fue retirado (46), por lo que —realmente— serían 40, los convenios ratificados por nuestro país que están fuera de la lista de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los cuales son los siguientes:

Convenios adoptados por la Conferencia Internacional del Tra-bajo y ratificados por México cuyo contenido la SCJN no conside-ra lo relacionado con los derechos humanos:

Número Denominación

1) 8, Convenio sobre las indemnizaciones de desempleo (naufragio), 1920.2) 9, Convenio sobre la colocación de la gente de mar, 1920.

16 El Convenio del 21/04/1938 es el 45 de la OIT.

iurisdictio 140

3) 11, Convenio sobre el derecho de asociación (agricultura), 1921.4) 17, Convenio sobre la indemnización por accidentes del trabajo, 1925.5) 19, Convenio sobre la igualdad de trato (accidentes del trabajo), 1925.6) 22, Convenio sobre el contrato de enrolamiento de la gente de mar, 1926.7) 26, Convenio sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos, 1928.8) 29, Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930.9) 30, Convenio sobre las horas de trabajo (comercio y oficinas), 1930.10) 52, Convenio sobre las vacaciones pagadas, 1936.11) 53, Convenio sobre los certificados de capacidad de los oficiales, 1936.12) 54, Convenio sobre las vacaciones pagadas de la gente de mar, 1936.13) 55, Convenio sobre las obligaciones del armador en caso de enfermedad o accidentes de la gente de mar, 1936.14) 62, Convenio sobre las prescripciones de seguridad (edificación), 1937.15) 63, Convenio sobre estadísticas de salarios y horas de trabajo, 1938.16) 80, Convenio sobre la revisión de los artículos finales, 1946.17) 93, Convenio sobre salarios, horas de trabajo a bordo y dotación (revisado), 1949.18) 102, Convenio sobre la seguridad social (norma mínima), 1952.19) 107, Convenio sobre poblaciones indígenas y tribuales, 1957.20) 108, Convenio sobre los documentos de identidad de la gente de mar, 1958.21) 109, Convenio sobre salarios, horas de trabajo a bordo y dotación (revisado), 1958.22) 110, Convenio sobre las plantaciones, 1958 [Protocolo de 1982 relativo al Convenio sobre las plantaciones, 1958].23) 115, Convenio sobre la protección contra las radiaciones, 1960.24) 116, Convenio sobre la revisión de los artículos finales, 1961.25) 118, Convenio sobre la igualdad de trato (seguridad social), 1962.26) 120, Convenio sobre la higiene (comercio y oficinas), 1964.

iurisdictio 141

27) 123, Convenio sobre la edad mínima (trabajo subterráneo), 1965.28) 124, Convenio sobre el examen médico de los menores (trabajo subterráneo), 1965.29) 31, Convenio sobre la fijación de salarios mínimos, 1970.30) 140, Convenio sobre la licencia pagada de estudios, 1974.31) 141, Convenio sobre las organizaciones de trabajadores rurales, 1975.32) 142, Convenio sobre desarrollo de los recursos humanos, 1975.33) 152, Convenio sobre seguridad e higiene (trabajos portuarios), 1979.34) 160, Convenio sobre estadísticas del trabajo, 1985.35) 163, Convenio sobre el bienestar de la gente de mar, 1987.36) 164, Convenio sobre la protección de la salud y la asistencia médica (gente de mar), 1987.37) 166, Convenio sobre la repatriación de la gente de mar (revisado), 1987.38) 167, Convenio sobre seguridad y salud en la construcción, 1988.39) 169, Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, 1989.40) 173, Convenio sobre la protección de los créditos laborales en caso de insolvencia del empleador, 1992.

Dentro de sus 189 convenios, la OIT califica como fundamen-tales a 8 (29, 87, 98, 100, 105, 111, 138 y 182) de los cuales México a ratificado 5 (87, 100, 105, 111 y 182), esto es, no ha ratificado 3 (29, 98 y 138); los cinco convenios fundamentales que nuestro país ha ratificado, se encuentran incluidos en la clasificación y listado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Convenios adoptados por la Conferencia Internacional del Tra-bajo que califica como fundamentales, en los que se destaca con cursivas el texto de los que México ha ratificado.

Número Denominación

1) 29, Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930.2) 87, Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948.3) 98, Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949.4) 100, Convenio sobre igualdad de remuneración, 1951.

iurisdictio 142

5) 105, Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957.6) 111 , Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958.7) 138, Convenio sobre la edad mínima, 1973.8) 182, Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil,1999.

2. Clasificación de convenios internacionales en materia laboral

En la “Introducción general del Informe de la Comisión de Ex-pertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones, relativo al estudio general de las memorias sobre los Convenios 87 y 98”, se reconoce que:

“… la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948,y posteriormente el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966, y el Pacto y Protocolo Internacio-nal de Derechos Civiles y Políticos, de 1966, han consagrado de-rechos y libertades que son indispensables para el libre ejercicio de los derechos sindicales. La Declaración Universal de Derechos Humanos, cuya influencia moral está fuera de duda, establece, entre otras cosas, que toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas (artículo 20.1), así como de-recho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses (artículo 23.4). Los pactos mencionados, que entraron en vigor en 1976, contienen disposiciones sobre el derecho de asociación, en particular el de fundar sindicatos y sobre el dere-cho de huelga.”1716

José Barroso Figueroa, clasifica con base en una sis-tematización propia, los convenios y recomendaciones adoptados por la OIT y dentro del rubro que denomina “Derechos humanos fundamentales” ubica —entre diez de ellos— a los que corresponden a los números “87, sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindica-ción” y “98, sobre el derecho de sindicación y de nego-ciación colectiva”, respecto de los cuales comenta: “Ob-viamente no todos los convenios mencionados poseen la misma jerarquía e, incluso, algunos resultan anticuados. Pero dos de ellos, los ligados de manera directa con la li-

17 Trabajo, Oficina Internacional del: Libertad Sindical y Negociación Colectiva, Conferencia Internacional del

Trabajo. 81ª Reunión, 1994 ; Informe III (Parte 4B). Estudio General de la Comisión de Expertos en Aplicación de

Convenios y Recomendaciones, Ginebra, párrafo 14, p. 5.

iurisdictio 143

bertad sindical, que son el número 87, adoptado en 1948 por la Conferencia en su Trigésima Primera Reunión, y el 98, adoptado en 1949 por la Trigésima Segunda Reunión, conforman la cumbre de la labor normativa de la OIT. Es curioso advertir que ninguno de ambos pactos cuenta con una recomendación complementaria.”1817

Posteriormente, José Barroso Figueroa cita el manual “Las Normas Internacionales del Trabajo”, que incluye como anexo una guía clasificada de las normas internacionales del trabajo en fun-ción de las materias, la cual desglosa diez rubros:

I. Derechos humanos fundamentales: A) Libertad Sindical. B) Trabajo forzoso.II. Empleo: A) Política del empleo. B) Colocación de los traba jadores. C) Orientación y formación profesionales.III. Condiciones de Trabajo y Política Social: A) Salarios. B) Condiciones Generales de Trabajo. C) Seguridad e higiene en el trabajo. D) Servicios sociales, vivienda y tiempo libre.IV. Seguridad Social: A) Normas generales. B) Protección en las diversas ramas de seguridad social. C) Instrumentos especiales relativos a los migrantes.V. Relaciones de trabajo.VI. Trabajo de las mujeres: A) Igualdad de remuneración. B) Protección de la maternidad. C) Trabajo nocturno. D) Trabajos subterráneos. E) Recomendación sobre el empleo de las mujeres con responsabilidades familiares.VII. Trabajo de menores: A) Edad mínima. B) Trabajo nocturno. C) Examen médico. D) Trabajos subterráneos.VIII.Categorías especiales de trabajadores: A) Gente de mar. B)Trabajadores portuarios. C) Plantaciones. D) Arrendatarios y aparceros. E) Trabajadores indígenas y trabajadores de territorios no metropolitanos. F) Trabajadores migrantes. G) Personal de enfermería.IX. Administración del trabajo: A) Inspección del trabajo. B) Estadísticas. C) Servicios de empleo.

X. Consulta tripartita.1918

El mismo Barroso Figueroa expone sistemáticamente y

18 Barroso Figueroa, José, Derecho Internacional del Trabajo, 1987, Editorial Porrúa, México, p. 373.

19 Cfr. ibid., p. 262, nota 2.

iurisdictio 144

analiza el contenido de los convenios adoptados por la OIT e incluye a diez de ellos dentro del rubro correspondiente a los derechos humanos fundamentales, respecto de los cuales menciona:

“En nuestro concepto, el respeto a los derechos fundamen-tales del hombre constituye la premisa insoslayable para el de-sarrollo de las relaciones laborales y, más concretamente, para alcanzar la justicia social, que a su vez, como afirma el párrafo primero del Preámbulo de la Constitución (Nota: de la OIT), es la base de la paz universal.“2019

Los diez convenios a que se refiere el autor citado, que a su vez, expone en tres grupos, son los siguientes:

A) Libertad sindical y negociación colectiva

A.1) Convenio número 11, sobre el derecho de asociación (agricultura), 1921.A.2) Convenio número 84, sobre el derecho de asociación (territorios no metropolitanos), 1947.A.3) Convenio número 87, sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948.A.4) Convenio número 98, sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949.A.5) Convenio número 135, sobre los representantes de los trabajadores, 1971.A.6) Convenio número 141, sobre las organizaciones de trabajadores rurales, 1975.A.7) Convenio número 154, sobre la negociación colectiva, 1981.

B) Abolición del trabajo forzoso

B.1) Convenio número 29, Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930.B.2) Convenio número 105, sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957.

C) Abolición de la discriminación.

C.1) Convenio número 111, sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958.

20 Ibid., p. 372.

iurisdictio 145

De los anteriores diez convenios de la Organización Interna-cional del Trabajo que Barroso Figueroa considera que se relacio-nan con derechos humanos fundamentales, México no ha ratifica-do tres de ellos, los cuales corresponden al rubro de la libertad sindical y de la negociación colectiva, que son el Convenio número 84, sobre el derecho de asociación (territorios no metropolitanos), 1947;21

20el Convenio número 98, sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949; y el Convenio número 154, sobre la negociación colectiva, 1981, en forma tal que nuestro país solo ha ratificado siete de los diez convenios mencionados, que en estric-to derecho serían seis, pues no aplica la ratificación del Convenio 84, pero los dos que ha omitido suscribir se relacionan con uno de los capítulos más importantes del derecho laboral como lo es la materia colectiva del trabajo.

Si cotejamos el catálogo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con los diez convenios seleccionados por el internacio-nalista laboral que venimos citando, tenemos como resultado que nuestro más Alto Tribunal solo califica con un contenido relativo a los derechos humanos a cuatro de esos convenios, de los cuales el Convenio número 87 y el Convenio número 135 corresponden al rubro de la libertad sindical y de la negociación colectiva, en tanto que los dos restantes, el Convenio número 29 y el Conve-nio número 111, corresponden al epígrafe de la abolición del trabajo forzoso y de la abolición de la discriminación.

Del contraste entre los diez convenios escogidos por Barroso Figueroa como relativos a los derechos humanos fundamentales y los ocho que la Conferencia Internacional del Trabajo califica co-mo fundamentales, coinciden en cinco de ellos, los cuales son los siguientes: a) En el rubro de libertad sindical y negociación colec-tiva, el Convenio número 87, sobre la libertad sindical y la protec-ción del derecho de sindicación, 1948; y el Convenio número 98, sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949; b) En cuanto a la abolición del trabajo forzoso, el Convenio nú-mero 29, Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930; y el Convenio número 105, sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957; y c) Res-pecto de la abolición de la discriminación, el Convenio número 111, sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958.

Por lo tanto, solo en tres casos concuerdan tanto nuestro más

21 No aplica su ratificación por parte de nuestro país ya que no tiene territorios no metropolitanos de cuyas

relaciones internacionales sea responsable, en términos de lo dispuesto en el artículo 35 de la Constitución de la OIT.

iurisdictio 146

alto Tribunal como el autor citado y la OIT, a saber, por cuanto a los convenios 87, 105 y 111, aunque se hace notar que el Convenio 98 –en el que coinciden Barroso Figueroa y la Conferencia Interna-cional del Trabajo– no lo incluye la Corte en su catálogo debido a que no está ratificado por nuestro país.

Los resultados anteriores, salvo el caso del Convenio 98 mencionado,2221acreditan un alto grado de divergencia, aunque debe destacarse que la selección de la OIT toma como base el concepto de convenios fundamentales mientras que el internacio-nalista mencionado utiliza el calificativo de convenios correspon-dientes a derechos humanos fundamentales y la Corte los consi-dera tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es parte en los que se reconocen derechos humanos, por lo que la plataforma conceptual de comparación si bien no es idéntica, si nos permite obtener un panorama indicativo de la situación nor-mativa a nivel internacional que, con motivo de la reforma cons-titucional que analizamos, tiene que ser materia de estudio por parte de quienes aplican el derecho laboral en sus diferentes ac-tividades profesionales (autoridades, asesores, litigantes, emplea-dores y trabajadores) y en los distintos vínculos que se generan, tanto los tradicionalmente considerados (dependencias y tribuna-les del trabajo) como los nuevos campos derivados de dicha re-forma (organismos protectores de los derechos humanos).

Serán las acciones de trabajadores y empleadores así como la actividad de los organismos protectores de los derechos huma-nos y del Poder Judicial de la Federación, las que irán definiendo y descartando, conceptos relacionados con los tratados internacio-nales que permitirán aplicar sus contenidos en la defensa general de los derechos humanos de nuestro país y en la protección espe-cífica de las cuestiones laborales que de ellos se deriven, en virtud de lo cual, quedan a la consideración del lector, las ideas que han quedado expuestas sobre el tema, como una contribución al de-bate y a la determinación constitucional y legal en la materia.

22 Si dicho convenio estuviera ratificado por México, es indudable que la Corte lo hubiera incluido en su relación

de tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es parte en los que se reconocen derechos humanos.

iurisdictio 147

v. competencia constitucional De los orGanismos protectores De los DerecHos Humanos en asuntos laBorales

Además de las consideraciones de carácter general que fue-ron expuestas en el capítulo III del presente ensayo jurídico, pro-cederemos ahora a abordar específicamente los casos relaciona-dos con la actuación de varias autoridades que tienen a su cargo la atención y resolución de asuntos laborales, a fin de precisar si resultan o no competencia de los organismos protectores de los derechos humanos de nuestro país, en función de la nueva com-petencia que deben asumir derivada de la reforma constitucional que se analiza.

1. ¿Los actos u omisiones de las Juntas Federal y Locales de Conci-liación y Arbitraje, y del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitra-je, son de naturaleza administrativa o jurisdiccional?

No está muy claro si los actos u omisiones que ejecuten o en que incurran las Juntas Federal y Locales de Conciliación y Arbi-traje así como el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, son competencia de los organismos protectores de derechos huma-nos porque estas autoridades laborales formalmente tienen una naturaleza administrativa, aunque bien sabemos que materialmen-te desempeñan funciones jurisdiccionales, como desde hace más de setenta y seis años lo sostuvo la —ahora desaparecida— Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis cuyo rubro y texto, a la letra dicen:

“JUNTAS DE CONCILIACION Y ARBITRAJE. Si bien las Juntas de Conciliación y Arbitraje son tribunales que jerárquica-mente y desde el punto de vista de la clasificación formal de las funciones del Estado, dependen del Poder Ejecutivo y que, por consiguiente, constituyen tribunales administrativos, desde el punto de vista de la función material que les está encomendada, desempeñan una verdadera función jurisdiccional cuando resuel-ven una controversia de naturaleza jurídica.

Amparo 5156/33. José García Luna. 4 de abril de 1935. La publica-ción no menciona el sentido de la votación ni el nombre del ponente.”2322

23 Registro No. 816981. Localización: Quinta Época. Instancia: Cuarta Sala. Fuente: Informes. Informe

iurisdictio 148

Es importante recordar que desde aquélla época se descartó el cuestionamiento en contra de dichas autoridades, consistente en que representaban tribunales especiales prohibidos constitu-cionalmente, como lo resolvió la misma Cuarta Sala de la Corte, en el caso siguiente:

“JUNTAS DE CONCILIACION Y ARBITRAJE, NATURALEZA JURIDICA DE LAS. No es exacto que las Juntas de Conciliación y Arbitraje constituyan tribunales especiales, porque dichas Juntas fueron establecidas por el artículo 123 constitucional para resol-ver conflictos, colectivos e individuales, que surjan entre el capi-tal y el trabajo, y no para una contienda especial y determinada, que es lo que caracteriza a los tribunales especiales cuyo funcio-namiento es violatorio de garantías.

Amparo en revisión en materia de trabajo 3988/25. Yusim Nicolás A. 30 de enero de 1935. Unanimidad de cinco votos. Re-lator: Xavier Icaza.”2423

Por lo tanto, si atendemos a la clasificación formal, a las Juntas Federal y Locales de Conciliación y Arbitraje, y al Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, al constituir tribunales administrativos, no les aplica a su favor la exclusión del párrafo primero del aparta-do B del artículo 102 constitucional, ya que no pertenecen al Poder Judicial de la Federación, pero si tomamos el punto de vista de la función material que desempeñan, sus actos u omisiones, en tér-minos generales,2524son el resultado de una función jurisdiccional y, por ende, operaría la exclusión prevista en el párrafo tercero del apartado y precepto constitucional citados.

Si aceptamos que la actuación de estos tribunales laborales pueda ser materia de una queja, estaríamos agregando una vía más para evitar la violación de los derechos humanos, en este ca-so de trabajadores y patrones, al lado de la vía de amparo que con base en la nueva ley de la materia, que está pendiente de ser apro-bada, establece mejores condiciones para su ejercicio, pero la ob-jeción consistente en que se duplican los procedimientos aplicaría por igual en la materia penal, en cuyo campo no encontramos ob-jeciones al respecto, por lo cual, tampoco en materia laboral, halla-mos elementos que pudieran motivar una decisión excluyente de estos asuntos, por lo que opinamos que resultan competencia de

1935. Página: 38. Tesis Aislada. Materia(s): laboral.

24 Registro No. 383300. Localización: Quinta Época. Instancia: Cuarta Sala. Fuente: Semanario Judicial de la

Federación. XLIII. Página: 520. Tesis Aislada. Materia(s): laboral.

25 Con las salvedades que analizaremos posteriormente.

iurisdictio 149

los organismos defensores de los derechos humanos en nuestro país.Más aún, pueden presentarse casos vinculados con el actuar

jurisdiccional2625de las Juntas Federal y Locales de Conciliación y Arbitraje, y el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, que im-pliquen una violación de los derechos humanos tanto de los tra-bajadores como de los empleadores y nos referimos al incumpli-miento de los términos procesales establecidos por la Ley Federal del Trabajo y la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado para los diversos procedimientos laborales que tardan en promedio tres años, cuando que el desarrollo legal ortodoxo re-quería de tres a cuatro meses, demora que —sin duda— constituye una violación manifiesta de la garantía prevista en el artículo 17, párrafo segundo constitucional, que establece que: “Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que es-tarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial.” y, consecuentemente, representa un quebranto de los derechos humanos de los interesados.

2. ¿Cuál sería el organismo protector de los derechos humanos competente en el caso de las Juntas Especiales foráneas de la Federal de Conciliación Y Arbitraje?

En el supuesto planteado, por razón de la materia federal, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, sería la competen-te para conocer de las quejas planteadas respecto de las Juntas Especiales de la Federal de Conciliación y Arbitraje establecidas en el territorio de los Estados, en términos de lo dispuesto en el artículo 606 de la Ley Federal del Trabajo, y no corresponderían dichas quejas a los órganos protectores de los derechos humanos locales.

3. ¿Los actos u omisiones del pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver los conflictos de trabajo suscitados con sus propios servidores, son de carácter jurisdiccional?

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 10, fracción IX,

26 Además de los administrativos que se analizan más adelante.

iurisdictio 150

de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia, funcionando en Pleno, conocerá de los conflic-tos de trabajo suscitados con sus propios servidores en términos de la fracción XII del apartado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a partir del dictamen que le presente la Comisión Substanciadora Única del Poder Ju-dicial de la Federación, conforme a los artículos 152 a 161 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado reglamentaria del apartado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en lo conducente.

La dualidad derivada de las exclusiones previstas en los párra-fos primero y tercero del apartado b del artículo 102, nos presenta una posible contradicción, ya que si atendemos al sujeto excluido, no cabe duda que al tratarse de un acto u omisión proveniente de un órgano del Poder Judicial de la Federación, los casos que se analizan no resultan competencia del organismo federal protector de los derechos humanos, en tanto que si utilizamos como funda-mento la naturaleza del asunto, llegaríamos a la conclusión contra-ria, esto es, que sí puede ser atendida por dicha comisión, por ser un asunto de carácter laboral, lo que colocaría a nuestro más alto Tribunal en el banquillo de los acusados.

¿Cuál de las exclusiones debe prevalecer en este caso? ¿De-bemos dejar que toquen con el pétalo de una queja a nuestra Su-prema Corte de Justicia de la Nación? ¿Se debe conservar, por extensión, la protección que le otorga la fracción XII del apartado B del artículo 123 constitucional para evitar que sea juzgado por una autoridad diversa? Es evidente que el constituyente perma-nente no tuvo la osadía de contradecir la facultad constitucional que tiene la corte para conocer de los conflictos de trabajo susci-tados con sus propios servidores, por lo cual opinamos que estos asuntos, a pesar de que son de naturaleza laboral, no inciden en el ámbito de competencia del organismo federal defensor de los derechos humanos.

4. ¿Los actos u omisiones del Consejo de la Judicatura Federal, al resolver los conflictos de trabajo suscitados con los servidores públicos del Poder Judicial de la Federación, son de carácter jurisdiccional?

En términos del artículo 81, fracción XXV, de la Ley Orgánica

iurisdictio 151

del Poder Judicial de la Federación, es atribución del Consejo de la Judicatura Federal, resolver los conflictos de trabajo suscitados entre el Poder Judicial de la Federación y sus servidores públi-cos conforme a la fracción XII del apartado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a partir del dictamen que le presente la Comisión Sustanciadora del pro-pio Poder, con excepción de los conflictos relativos a los servido-res públicos de la Suprema Corte de Justicia cuya resolución le corresponda, de conformidad con los artículos 152 a 161 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, reglamentaria del apartado B del artículo 123 constitucional en aquello que fuere conducente.

Aunque es un caso similar al planteado en el epígrafe ante-rior, relacionado con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, existe una sustancial diferencia la cual consiste en que el Consejo de la Judicatura Federal no es el más alto Tribunal de México, si-no un órgano que tiene a su cargo la administración, vigilancia y disciplina del Poder Judicial de la Federación, con excepción de la Suprema Corte, por lo cual resulta —sin duda alguna— una auto-ridad administrativa que estaría resolviendo asuntos de carácter laboral, pero al formar parte del Poder Judicial de la Federación le beneficia la exclusión prevista en el párrafo primero del apartado B del artículo 102 constitucional, tanto más cuanto que también se encuentra reconocida esta facultad en la fracción XII del apartado B del artículo 123 de la Constitución Federal.

5. ¿Los actos u omisiones de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al resolver conflictos laborales, son de carácter jurisdiccional?

Los actos u omisiones que realice o en que incurra la Sala Su-perior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en aplicación del juicio para dirimir los conflictos o diferencias labora-les de sus propios servidores o de los servidores adscritos a los órganos centrales del Instituto Federal Electoral, en términos de los artículos 189, fracción I, inciso f), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y 94 a 108 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación, respectivamente, por tratarse de una autoridad judicial del fuero federal, escaparían de la competencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en términos

iurisdictio 152

del párrafo primero del apartado B del artículo 102 constitucional, pero al constituir un asunto de carácter laboral, incidiría en su es-fera de atribuciones, por haber desaparecido la exclusión corres-pondiente con motivo de la reforma constitucional que analizamos.

La atribución a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Po-der Judicial de la Federación, para resolver los conflictos laborales de referencia, no deriva de un precepto constitucional como en el caso de la corte o del Consejo de la Judicatura sino de dos leyes reglamentarias de la misma carta magna, por lo cual existe – en nuestra opinión– una diferencia substancial, más cuanto que con-sideramos que la situación laboral de los trabajadores del Instituto Federal Electoral contradice el esquema constitucional del trabajo previsto en el artículo 123 de la misma carta magna, toda vez que el diverso numeral 41, fracción V, párrafo segundo, parte relativa, establece: “(…). Las disposiciones de la ley electoral y del Estatuto que con base en ella apruebe el Consejo General, regirán las rela-ciones de trabajo con los servidores del organismo público.”

Como podemos advertir el constituyente permanente remitió a una ley reglamentaria la regulación de las relaciones de traba-jo de los servidores del Instituto Federal Electoral, lo cual no con-cuerda con el esquema reconocido tanto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación como al Consejo de la Judicatura Federal, que en estos dos casos, se encuentra inserto en el artículo 123 constitucional, que —por sí solo— precisamente constituye el tí-tulo sexto denominado “Del Trabajo y de la Previsión Social”; pu-diera objetarse la consideración anterior calificando la situación como una cuestión formal y que solo requeriría trasladar la parte relativa del artículo 41, fracción V, párrafo segundo constitucional, al numeral 123.

Sin embargo, tanto la Ley Federal del Trabajo como la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, deben respetar las bases previstas en los respectivos apartados A y B del artículo 123 constitucional, pero en el caso de los trabajadores del IFE no se dispone lo mismo y es el artículo 208, párrafo 1, del Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales, el que establece que: “1. Todo el personal del Instituto será considerado de confianza y quedará sujeto al régimen establecido en la fracción XIV del apartado “B” del artículo 123 de la Constitución.” además de que las condiciones laborales de estos trabajadores solo se enuncian en el artículo 205, párrafo 2, del Código citado, pero no se establecen las normas mínimas correspondientes, en forma contraria al contenido

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de los mencionados apartados A y B del artículo 123 constitucional.Lo que viene a agravar más aún la situación es que en donde

se precisan las condiciones de trabajo (jornadas, días de descanso, vacaciones, etc.) es en el Estatuto, el cual aprueba el Consejo Ge-neral del IFE, y en consecuencia, resulta un reglamento de carác-ter administrativo y no representa formalmente una ley, ya que no es aprobada por el Congreso de la Unión.

Por todo lo anterior, se considera que en el caso de los traba-jadores del Instituto Federal Electoral, los actos u omisiones rela-cionados con la resolución de sus conflictos laborales, sí deben ser competencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en tanto que las diferencias de los servidores de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, escapa-rían de su ámbito de conocimiento, ya que dicho Tribunal forma parte del Poder Judicial Federal, al que ampara la fracción XII del apartado B del artículo 123 de la Constitución Federal.

6. ¿Los actos u omisiones de las Salas Regionales del Tribunal Elec-toral del Poder Judicial de la Federación, al resolver conflictos labo-rales, son de carácter jurisdiccional?

Los actos u omisiones que realicen o en que incidan las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federa-ción, en aplicación del juicio para dirimir los conflictos o diferen-cias laborales de los servidores adscritos a los órganos distintos de los centrales del Instituto Federal Electoral, en términos de los artículos 94 a 108 de la Ley General del Sistema de Medios de Im-pugnación, estarían en el mismo supuesto de la Sala Superior y, en consecuencia, estos asuntos serían competencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, no así el caso de los servido-res de las propias Salas Regionales, como lo apuntamos también respecto del similar supuesto comentado en el apartado anterior.

7. ¿Los actos u omisiones de naturaleza administrativa de las Jun-tas Federal y Locales de Conciliación y Arbitraje, y del Tribunal Fed-eral de Conciliación y Arbitraje, son competencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos?

En caso de que se considere como órganos jurisdiccionales a

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las Juntas Federal y Locales de Conciliación y Arbitraje así como el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, dado que sus fun-ciones materialmente tienen esa naturaleza jurídica, aún cuando formalmente sean autoridades administrativas, se tendría que dis-tinguir, dentro de los diferentes actos u omisiones de dichas auto-ridades, los que tienen —estrictamente hablando— esa propiedad legal, esto es, que sean netamente jurisdiccionales,2726puesto que los que carezcan de tal cualidad, y en consecuencia posean un contenido administrativo, sí deben ser materia de una recomenda-ción pública, ante los órganos protectores de los derechos huma-nos, como serían los siguientes:

1) El registro de los sindicatos en los casos de competencia local, que es facultad de las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje, en términos de lo dispuesto en el artículo 365 de la Ley Federal del Trabajo;2) Recibir en depósito los contratos colectivos y los reglamen-tos interiores de trabajo, conforme a lo dispuesto en el artículo 616, fracción V, de la misma ley, que es competencia de las Juntas Especiales, tanto federales como locales;3) El desarrollo del procedimiento de huelga, previsto en los artículos 920 a 938 de la Ley Federal del Trabajo, a cargo de las Juntas Federal y Locales de Conciliación y Arbitraje.4) El registro de los sindicatos, en el caso de los trabajadores al servicio de los Poderes de la Unión y del Gobierno del Dis-trito Federal artículo, por parte del Tribunal Federal de Conci-liación y Arbitraje, en términos del artículo 72 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado;5) El depósito de las condiciones generales de trabajo de cada dependencia en el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, conforme al texto del artículo 90 de la misma Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado; y6) El desahogo del procedimiento de huelga por parte del Tribu-nal Federal de Conciliación y Arbitraje, previsto en los artículos 92 a 109 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.Comentario aparte merece la elección de los representantes

de trabajadores y patrones en las Juntas Federal y Locales de Conciliación y Arbitraje y en las Juntas de Conciliación Perma-nentes, conforme a los artículos 648 y demás aplicables de la Ley Federal del Trabajo, ya que si bien es cierto que se trata de un

27 Como los casos vinculados con el actuar jurisdiccional a que hicimos referencia en la nota 26.

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asunto electoral, también lo es que resulta de carácter laboral y la representación de las personas elegidas opera en la integración y funcionamiento de dichas autoridades laborales, por todo lo cual, consideramos que se puede tratar de actos u omisiones adminis-trativos competencia de los organismos protectores de los dere-chos humanos en nuestro país.

8. Autoridades jurisdiccionales del trabajo para los servidores públi-cos al servicio de los gobiernos de los Estados y Municipios

En forma análoga a los planteamientos anteriores, pero to-mando en cuenta las particularidades que se deriven de las leyes aplicables en cada caso, debe procederse respecto de: 1. Los Tri-bunales de Conciliación y Arbitraje de los Estados, y 2. Los Plenos de los Tribunales Superiores de Justicia, los Consejos de las Judi-caturas de los Estados y los Tribunales Electorales de las Entida-des Federativas.

9. Justicia laboral para servidores públicos de confianza, militares, marinos, cuerpos de seguridad pública y personal del servicio exterior

Un análisis particular requerirían los casos de los grupos de trabajadores que se mencionan a continuación, toda vez que pre-sentan una normativa y condiciones específicas, cuyo estudio re-basaría la extensión del presente ensayo:

a) servidores públicos de confianza;b) militares y marinos;c) cuerpos de seguridad pública;d) agentes del Ministerio Público;e) personal del servicio exterior;

10. Autoridades administrativas encargadas de aplicar las normas de trabajo, en sus respectivos ámbitos de competencia

Para concluir, sólo mencionaremos las distintas autoridades administrativas encargadas de aplicar las normas de trabajo, en sus respectivos ámbitos de competencia, en razón de que los ac-

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tos u omisiones que se les atribuyan pueden representar violacio-nes a los derechos humanos y, en consecuencia, constituir materia de una queja que se llegare a plantear ante los organismos defen-sores de los derechos humanos:

1) Secretaría del Trabajo y Previsión Social;2) Secretarías de Hacienda y Crédito Público y de Educación Pública;3) autoridades de las entidades federativas, y sus direcciones o departamentos de trabajo;4) Procuraduría de la defensa del trabajo;5) servicio nacional del empleo, capacitación y adiestramiento;6) Inspección del trabajo;7) Comisión Nacional de los Salarios Mínimos;8) Comisión Nacional para la Participación de los Trabajadores en las Utilidades de las Empresas; y9) Jurado de responsabilidades.

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el debIlItamIeNto de la relacIóN de trabaJo

Carlos reynoso CAstillo

resuMen: Los diversos cambios que se han dado en el mun-do en los últimos años en diversos ámbitos como el político, económico y social, han impactado de manera considerable al derecho del trabajo, de tal forma que hoy en día se advier-te una creciente dificultad para que esta rama del derecho se aplique. Teniendo en cuenta este contexto, en el presente tra-bajo el autor plantea una serie de ideas con la finalidad de ana-lizar de manera concreta cómo ha cambiado el concepto de “relación de trabajo”, visto como un concepto básico de las normas laborales.

pAlAbrAs ClAve: Relación de trabajo, trabajadores, laboral,

subordinación.

suMArio: I. Introducción. II. La construcción de los conceptos. III. Los cambios en la relación de trabajo. IV. La evolución de la subordinación. V. Conclusiones.

i. introDucción

El derecho del trabajo se encuentra en una fase de plena transfor-mación. Derivado de los cambios que se han operado en el orden económico, político y social de las últimas décadas, es que las nor-mas laborales se han visto enfrentadas a la dificultad que les plan-tea tratar de regular y normar una realidad que ha cambiado de manera vertiginosa. Hoy recordamos con cierta nostalgia aquellos años en donde ciertos principios y conceptos como la estabilidad en el empleo y la irrenunciabilidad de los derechos laborales, eran defendidos por la jurisprudencia y la doctrina especializada. Pa-reciera también que estamos lejos de los días en que las normas laborales, tanto las emanadas del Estado, como aquéllas que eran producto de la negociación, surgían y se renovaban en la lógica de mejorar e incrementar la protección, las prestaciones, y de ma-

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nera general, los derechos de los trabajadores. Hoy en día cuando regresamos a repasar algunos de los textos clásicos del derecho del trabajo latinoamericano, publicados durante la segunda mitad del siglo pasado, pareciera que son libros que narran una historia que se aleja mucho de la realidad que día a día observamos. Así, por ejemplo, durante muchos años se nos dijo que el derecho del tra-bajo, era una rama nueva, vigorosa y que uno de los rasgos que la distinguía era su carácter expansivo, el cual se manifestaba de tal manera que poco a poco se extendía como un manto protector para recibir y proteger a un cada vez más amplio número de per-sonas; hoy, sin embargo, pareciera que aquella imagen se empieza a diluir cuando vemos cómo una buena parte de la población labo-rante de nuestro país forma parte de la cifras que los economistas denomina eufemísticamente “sector informal”, o bien, como dirían algunos juristas, se encuentran inmersos en algunas relaciones que son jurídicas, pero que escapan a la normatividad laboral; se trata simplemente de diferentes maneras de hablar del adelgazamien-to del campo de aplicación tradicional del derecho del trabajo, lo cual se puede sintetizar al decir de manera lastimosa, pero sencilla que cada vez hay más personas para las cuales esta rama del de-recho es perfectamente desconocida.1

Es teniendo enfrente ese panorama que nos parece conve-niente avanzar en el análisis de temáticas e instituciones más pun-tuales, para tratar de identificar la manera en que se dan estos cambios. No se trata por ahora de alimentar el pesimismo de los laboralistas, sino más bien de llamar la atención de los interesados e involucrados en el mundo del trabajo para profundizar los análi-sis de nuestra disciplina laboral, para que a partir de ahí podamos explorar y proponer los cambios necesarios en las normas labora-les, que permitan reivindicar el carácter tuitivo con el cual nació el derecho del trabajo. Teniendo como marco de referencia estas ideas, el presente trabajo busca, en una primera aproximación, acercarse al estudio de un concepto básico en el mundo del trabajo como “la relación de trabajo”, con la finalidad de aportar ideas y elementos que per-mitan entender cómo se ha transformado este concepto con el

1 El denominado “Estado de Bienestar” construido luego de la Segunda Guerra Mundial permitiría sentar las

bases de un desarrollo en el cual se incluían ideas como la democracia y la protección social de muy diversas

maneras; esta propuesta de organización política y económica, serviría de marco también para la adopción de

buena parte de los códigos laborales en algunas regiones del mundo como América latina; hoy en día ese tipo

de planteamientos se encuentran severamente cuestionados, De Buen Lozano N., El Estado de malestar, Porrúa,

México, 1997.

iurisdictio 159

cual se construyó buena parte del derecho del trabajo en el siglo XX.El derecho del trabajo nació como un conjunto de normas por

medio de las cuales se buscaba regular las nacientes relaciones de producción en condiciones diferentes a las que usualmente se presentaban en la economía. La organización industrial y la pro-ducción a gran escala impulsada por las revoluciones industriales en Europa darían lugar a la necesidad de contar con un marco jurí-dico adecuado e idóneo a las nuevas formas de relacionarse entre las personas con motivo del trabajo.

En un primer momento se considero que el derecho civil era el terreno propicio y conveniente para regular las nuevas rela-ciones laborales; sin embargo, la naturaleza de las normas civiles, así como la frialdad de sus principios, impedirían dar cabida a los conflictos obrero patronales, dadas las características específicas que estos presentaban. Fue entonces cuando se habló de la con-veniencia de contar con un sistema normativo que alejado del de-recho privado, reflejara las características humanas y sociales que planteaban los conflictos del trabajo, se habló entonces de legis-lación industrial, de reglamentos de talleres, como una manera de identificar a las nacientes normas laborales. El derecho del trabajo nace como un proyecto equilibrador de las relaciones sociales en el ámbito económico por medio del cual se buscaba, a partir del reconocimiento de la desigualdad entre las partes involucradas, contar con un conjunto de derechos y protecciones para los tra-bajadores que les permitiera, no solo humanizar los espacios de trabajo, sino también ayudarlos a tener una vida digna.

Teniendo como motivación tan nobles objetivos, el edificio normativo laboral se construiría sumando poco a poco derechos, protecciones y límites a los dueños del capital. En esta evolución jugaría un papel de gran relevancia el reconocimiento constitucio-nal que se haría en México, en 1917 de los derechos laborales, al elevar al más alto nivel de la jerarquía normativa las bases de lo que sería el derecho del trabajo en el siglo XX, el cual serviría de base para la fundación de las instituciones laborales mas impor-tantes en México, pero también como modelo de inspiración de otras legislaciones laborales en el mundo.

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ii. la construcción De los conceptos

En este devenir de las normas del trabajo siempre jugó un pa-pel importante el debate en torno a saber los límites y fronteras en que el derecho del trabajo habría de aplicarse. Se decía que si el objeto central de su regulación era el trabajo y las personas que con motivo del mismo coincidían, era importante entonces delimi-tar a qué tipo de trabajo habría que referirse esta rama del dere-cho. Es por ello que siempre se insistiría que aquel trabajo del cual estas normas se ocuparían sería aquél realizado por una persona para otra persona y en condiciones de ajenidad. En este caso la ajenidad tenía un significado que tocaba ciertos aspectos subjeti-vos de quien realizaba el trabajo, a saber que el trabajo a realizar implicaba, de alguna manera, la imposibilidad de que el trabajador pudiera decidir , según su libre albedrío el qué, el cómo, el cuán-do y con qué participaba en el proceso productivo; dicho de otra manera el trabajo de cuya regulación se ocuparía el derecho del trabajo sería aquél en donde el trabajador no tomara las decisio-nes más importante para el desarrollo del mismo. Fue entonces a partir de estas ideas iniciales que se constituiría toda una área jurídica que encarnaría una cierta idea de justicia social pero que al mismo tiempo reconocía, legalizaba y legitimaba una concepción jerárquica en las relaciones laborales.2

De esta manera, las normas sobre el trabajo se construirían sólo en relación con algunos tipos y actividades que presentaban esas características, y dejarían para otras ramas jurídicas otro tipo de actividades que no reunían tales los rasgos. De esta manera, se delinearía poco a poco una conceptualización propia del mundo del trabajo que buscaba distinguirse y alejarse de los conceptos tradicionales de otras ramas del derecho. En buena medida el cen-tro de atención en esta edificación estaría en el acto o actos jurídi-cos que eran el origen de la relación obrero patronal, y no podría ser de otra manera, ya que en la tradición jurídica latina, es nece-

2 “El Derecho del trabajo clásico, que rige las relaciones de trabajo entre particulares, reposa sobre una con-

cepción jerárquica de la relación laboral. El centro de trabajo es concebido como un colectivo, que gira alrededor

de una determinada actividad económica, compuesto por trabajadores de diferentes oficios y por un empresario

o patrono que les imparte dirección. El arquetipo de este modelo es la ̀ fabrica fordista´, es decir, la gran empresa

industrial característica de la primera mitad del siglo XX, dedicada a la producción masiva de bienes, en donde los

trabajadores se especializan estrictamente en unas determinadas tareas, dentro de una organización piramidal

del trabajo que separa la concepción del trabajo de su ejecución ”, Molina M., Carlos, “Evolución y actual desar-

rollo del concepto de subordinación en el Derecho laboral colombiano”, Evolución y tendencias de las relaciones laborales en Colombia, Colegio de Abogados del Trabajo Bogotá, 2006, p. 214.

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sario identificar los sujetos participantes en una relación jurídica y sobre todo, el momento en el que se dan las circunstancias que permitan hablar de derechos y obligaciones entre aquéllos.

Mario De la Cueva señalaba,3 apoyándose en los planteamien-tos de la doctrina alemana en la cual se inspiró, que era importante distinguir por un lado qué era el contrato de trabajo, como acuer-do de voluntades plasmado en un documento, de la ejecución y cumplimiento de las obligaciones plasmadas en el mismo, que era la ejecución o prestación efectiva del trabajo, lo cual constituía la relación de trabajo propiamente dicha y que entonces en ese sen-tido el derecho del trabajo debía de aplicarse a partir del momen-to en que una persona empezaba a realizar alguna actividad para el patrón, con independencia de la formalidad o contrato que se hubiese celebrado para ello.4 Nacía así el concepto de relación de trabajo que a la postre, sería incluido en el texto del actual artículo 20 de la Ley Federal del Trabajo en los siguientes términos:

Art. 20.- Se entiende por relación de trabajo, cualquiera que sea el acto que le dé origen, la prestación de un trabajo personal subordinado a una persona, mediante el pago de un salario.

Contrato individual de trabajo, cualquiera que sea su forma o denominación, es aquél por virtud del cual una persona se obliga a prestar a otra un trabajo un trabajo personal subordinado, me-diante el pago de un salario.De esta manera se reafirmaba un principio que si bien ya exis-

tía reconocido en el mundo del trabajo, sería ratificado y consoli-dado en los años siguientes, a saber, el principio de la primacía de la realidad, el cual consistía en aceptar que más allá de los forma-lismos eran los hechos y la realidad lo que determinaría la aplica-ción del estatuto laboral. De esta manera el acuerdo de voluntades necesario e indispensable en el nacimiento de las obligaciones en el mundo privado asumía otra connotación en el mundo laboral, ya que si bien toda relación de trabajo necesita del consentimien-to del trabajador, por su parte, la voluntad del patrón no siempre tiene que aparecer con la misma nitidez.

La inclusión de la teoría de la relación de trabajo en la Ley Federal del Trabajo de 1970 marcaría un hito en la evolución del

3 De la Cueva, Mario, El nuevo derecho mexicano del trabajo, vol. I, Porrúa, 6a. ed., México, 1980, p.181 y ss.

4 De la Cueva definía a la relación de trabajo como: “…una situación jurídica objetiva que se crea entre un tra-

bajador y un patrono por la prestación de un trabajo subordinado, cualquiera que sea el acto o la causa que le dio

origen, en virtud de la cual se aplica al trabajador un estatuto objetivo, integrado por los principios, instituciones

y normas de la Declaración de derechos sociales, de la Ley del trabajo, de los convenios internacionales, de los

contratos colectivos y contratos ley y de sus normas supletorias”, ibídem, p. 187.

iurisdictio 162

derecho del trabajo no solo en México sino en varias partes del mundo en donde se incorporaría este concepto que sería visto, coherente con el carácter humanista y protector de la legislación laboral, como un acto de justicia y un paso adelante en la búsque-da por abarcar a un cada vez mayor número de individuos en su campo de aplicación personal.

De esta manera la relación de trabajo ocuparía un lugar estelar en el derecho del trabajo de la segunda mitad del siglo XX, dando lugar a su aceptación, sin discusión, por la doctrina especializada y desarrollando un análisis detallado del mismo, que daría lugar a la identificación de sus elementos constitutivos. De esta manera, se dijo, la relación de trabajo tiene básicamente los siguientes ele-mentos: dos personas, un patrón por un lado y un trabajador por el otro; una prestación de trabajo; un salario y finalmente la sub-ordinación. Se trataba sin duda de un planteamiento que resolvió muchas dudas y controversias que se daban en la doctrina y en los tribunales laborales, al ratificar que las normas laborales tenían otra lógica diferente a las civiles e insistiendo en que éstas busca-ban proteger a la parte débil en las relaciones laborales.

iii. los camBios en la relación De traBajo

Este concepto, con estos elementos sería de gran utilidad para el mundo del trabajo, ya que permitió aclarar, a diferencia de otras áreas jurídicas, a partir de qué momento eran exigibles los dere-chos de un trabajador. Se trataba sin duda alguna de un concepto vanguardista y justiciero que sería acogido sin titubeos por los có-digos laborales en muchas partes del mundo.

Los elementos de la relación de trabajo, si bien claros en sus inicios retrataban en buena medida la evolución y fases por las cuales atravesaba el desarrollo económico de los países, poco a paco se irían enfrentando a una realidad que cambiaban de mane-ra mas rápida.

En el caso del patrón, como contraparte en la relación de tra-bajo, se trata sin duda de una figura imprescindible en la misma ya que es el ente a quien el modelo laboral le imputa una serie de obligaciones, que de manera expresa puede haber asumido con motivo del trabajo por la vía de contratos de trabajo, o bien el ca-

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rácter de interés y orden público que tiene la legislación laboral, la cual señala de manera imperativa una serie de obligaciones a car-go del patrón y la empresa y una serie de derechos y prestaciones para los trabajadores, los cuales no están sujetos a la aceptación del aquel. En ese sentido la existencia e identificación del patrón se presenta generalmente como un requisito sin el cual la rela-ción de trabajo, no solo aparecería incompleta, sino, lo que es más grave, dificulta la identificación del deudor laboral. Este elemento hasta hace no muchos años no planteaba grandes dificultades de identificación al momento de entablar un litigio ante los tribunales laborales; en todo caso la identificación del patrón presentaba di-ficultades pero sobre todo al tratarse de su ubicación física, más que de la duda de su existencia. Sin embargo, hoy en día, teniendo como marco y ambiente de la apertura de mercados, competencia y globalización, las empresas han tratado de encontrar nuevas for-mas de organización empresarial para hacer eficientes y optimi-zar sus recursos y presencia en los mercados. Como consecuencia de esas necesidades han hecho su aparición de manera extensiva fenómenos como la subcontratación, la terciarización, la externa-lización y el outsourcing; se trata en este caso de nuevas maneras de organización empresarial que si bien pueden estar justificadas desde un punto de vista económico, en la mayoría de los casos, se han traducido en mecanismos de evasión e inaplicación parcial o total de las normas laborales, frente a lo cual la legislación laboral, por lo menos la mexicana, se presenta de manera limitada para regular este tipo de situaciones.5 De esta manera la dificultad pa-ra identificar al patrón como contraparte en la relación laboral ha crecido en los últimos años, lo cual se traduce en la dificultad, a su vez, para reclamar y hacer cumplir las obligaciones que la legisla-ción laboral establece.

Vale la pena señalar de paso que a lado de estos esquemas de relacionamiento empresarial, otras ramas del derecho como la civil y la mercantil han venido en apoyo del derecho del trabajo ofreciendo modalidades contractuales (contratos por servicios profesionales, contrato de comisión mercantil contrato de man-

5 Reynoso Castillo, C., Sánchez Castañeda A., Palli B., La subcontratación: un fenómeno global, UNAM , Méxi-

co 2011. Féral-Schuhl C. “Contrat d´outsourcing: une figure contractuelle complexe”, Banque Magazín, París, núm.

652, enero-abril 1994. Singer P.W. “Outsourcing War”, Foering Affairs, Florida, vol. 84, núm. 2, marzo-abril 2005.

Para algunos autores “En las últimas décadas se han producido transformaciones que han terminado por hacer

estallar la forma de organización centralizada y autárquica de la producción que la sustenta: Y con ella, el modelo

tradicional o clásico de empresa y de empleador construidos a su imagen y semejanza” Sanguineti Raymond W.

“Las transformaciones del empleador y el futuro del derecho del trabajo”, Revista de Derecho Social Latinoamé-rica, núm. 3, ed. Bomarzo, Buenos Aires 2008, p. 50.

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dato, contrato de sociedad, etcétera), por medio de las cuales, también en muchos casos se evade la aplicación del derecho del trabajo.6 Se trata tal vez, como dirían algunos, de manifestaciones de una nueva lex mercatoria.7 Por su parte la jurisprudencia ha he-cho algunos esfuerzos para tratar de evitar este tipo de prácticas consistentes en elaborar contratos de tipo civil, para ocultar una verdadera relación de trabajo, en estos casos, ha dicho la juris-prudencia, que por ejemplo la sola exhibición de un contrato de servicios profesionales no basta para considerar como civil esa re-lación, sino que tiene que verse junto con el resto de las pruebas que eventualmente se hayan ofrecido en un juicio.8

En el caso del trabajador las cosas parecen más sencillas en la medida en que es la persona física la que lleva a cabo el trabajo, pero además por lo que de manera general es el trabajador quien realiza acciones encaminadas para que la “justicia laboral” se mue-va. De tal manera que por lo menos en el ámbito contencioso, la identificación del trabajador se da por hecho cuando éste activa la función jurisdiccional. Por lo que se refiere a la prestación de trabajo, hay que recor-dar que desde sus orígenes, la protección laboral no distinguió en-tre la cualificación de quien prestara el trabajo, de tal manera que, dice la actual Ley Federal del Trabajo en su artículo 8 que “…se entiende por trabajo toda actividad humana, intelectual o material, independientemente del grado de preparación técnica requerido por cada profesión u oficio”: Se trata de un intento del legislador por incorporar a la ley un principio de equidad que a manera de premisa básica, irradiaría el resto del orden jurídico, que tiene que ver también con aquel principio según el cual las normas laborales se aplicarán ahí donde se realice un trabajo en ciertas condiciones, independientemente de las características que ese trabajo tenga en cuanto a la preparación de quien lo lleva a cabo. Este princi-pio de equidad es importante ya que siempre ha sido presentado como un fundamento de la construcción del derecho del trabajo. Sin embargo, hay que recordar que dicho principio no siempre ha trascendido a otros espacios y capítulos de la legislación laboral en los cuales parecieran haberse regulado, legislado y reconocido

6 De Buen Claudia, “El contrato de prestación de servicios profesionales, vía de fraude laboral”, Estudios jurídicos en homenaje al Dr. Néstor De Buen Lozano, UNAM, México, 2003, p. 167 y s.

7 Galgano, F., La globalización en el espejo del derecho, Rubinzal-Culsoni, Buenos Aires, 2005, p. 65.

8 Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXX,

Agosto de 2009, p. 1479, tesis: I.6o.T. J/96, Jurisprudencia.

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ciertas inequidades. Nos parece que el caso mas emblemático en ese sentido, es el caso de los trabajadores de confianza, en donde aquellos planteamientos de equidad parecieran haberse descarta-do en ciertos temas laborales puntuales (estabilidad en el empleo, reparto de utilidades, derechos colectivos, etcétera). Asimismo, baste recordar cómo esta situación presenta perfiles más agudos al tratarse de trabajadores de confianza al servicio del Estado, en donde esas inequidades parecieran haberse ahondado.

Por otra parte, hay que anotar que el trabajo ha resentido los diversos cambios que se han dado no solo en el entorno donde viven las empresas, sino también y de manera trascendente al in-terior de los centros de trabajo de muy diversas maneras. Así por ejemplo las transformaciones tecnológicas de las empresas han venido a impactar y a afectar temas estrictamente laborales como la capacitación y eventualmente la movilidad de los trabajadores en los centros de trabajo. De esta manera las “nuevas herramien-tas” y medios de comunicación influyen tanto en las relaciones la-borales que aún no se ha acabado de entender y digerir el impac-to que esto tiene en la manera en que el derecho del trabajo vive en los centros de trabajo.9 En ese novedoso contexto productivo aparecen fenómenos como la “polifuncionalidad”, necesarios para la empresa y su reconversión. Son temas que si bien es cierto exis-tían desde años como tema marginal en la doctrina laboral ocu-pan una lugar de gran importancia, ya que afectan uno de los ele-mentos necesarios de la relación y el contrato de trabajo, a saber, la difícil definición de lo que es o será el trabajo y actividades que una persona va a realizar para el patrón.

Por otra parte, el tema del salario como un elemento vital de la relación de trabajo también ha sido objeto de diversas mutacio-nes. Hay que recordar que si bien se consideró como un elemento constitutivo de la relación de trabajo, se trata de un elemento que generalmente solo aparece en un momento posterior a aquél en que nace dicha relación. En su momento el salario constituyó el tema central entre el trabajador y el patrón, se trataba, decían al-gunos con cierto aire civilista, de la contraprestación que recibe el trabajador por los servicios prestados al patrón, y sobre todo en países con un desarrollo económico como México; es sin duda el tema central en las relaciones obrero patronales. Durante muchos

9 Fernández Bringoni H. “Las mutaciones de la empresa en el inicio del siglo XXI”, en Ackerman M. y Tosca

D. (comp.) Las Transformaciones de la empresa en el derecho del trabajo, ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires

2007, p. 289.

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años el salario ocupó ese lugar estelar. Sin embargo, los cambios que ha experimentado se han dado, tanto al interior del salario mis-mo, en su estructura y conformación, como al exterior del mismo, en relación con otras prestaciones u otros conceptos que forman parte de la relación con el patrón. Al interior del concepto salario, ha sido interesante ver cómo desde hace años, la doctrina, pero sobre todo la jurisprudencia, debaten qué conceptos de los que paga el patrón han de considerarse como salario y qué conceptos no han de considerarse salario. Todo ello con la finalidad de darle sentido y contenido al denominado concepto de salario integrado que, como hay que recordar, los artículos 84 y 89 definen como aquél que incluye no solo los pagos hechos en efectivo por cuota diaria sino también por las gratificaciones, percepciones, habita-ción, primas, comisiones, prestaciones en especie y cualquier otra cantidad o prestación que se entregue al trabajador por su trabajo y que ha de servir de base para el cálculo de indemnizaciones. En los últimos años, el “salario integrado” ha sido un concepto que ha permitido, de manera indirecta abonar para el debilitamiento del salario, y por extensión para la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Hay que señalar que en la medida que la jurisprudencia ha señalado criterios que para incluir o no prestaciones y pagos que hace el patrón dentro del salario integrado limita la integración del salario, y con ello abaratando el costo que tendría que pagar un patrón en ciertas circunstancias como la salida del trabajador de la empresa en ciertos casos como la rescisión de la relación o con-trato de trabajo. De esta manera la evolución del concepto salario integrado, ha permitido una modificación pacífica, imperceptible y discreta de la legislación laboral, que ha permitido que el costo de salida se haya alterado a la baja, en perjuicio generalmente del trabajador.

Adicionalmente a lo antes señalado en materia de salarios, no nos pasa desapercibido el tema del sistema de fijación de los sala-rios mínimos en México, en donde la instancia tripartita encargada de llevar a cabo periódicamente esta tarea, como es la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, pareciera poco a poco y al paso de los años cumplir de manera limitada su función de avanzar ha-cia la fijación y adopción de salarios que sirvan de referencia na-cional, teniendo como base los planteamientos que sobre este te-ma hace la misma Constitución al hablar del salario remunerador.

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iv. la evolución De la suBorDinación

Finalmente, es importante detenerse a comentar el caso de la sub-ordinación como un elemento toral de la relación de trabajo. Vale la pena anotar que desde finales del siglo XIX era tema de deba-te saber el tipo de actividad humana que sería objeto de regula-ción del naciente derecho del trabajo. La pregunta era saber qué tipo de trabajo debía tener una regulación especial como laboral y qué características debía entonces de incluir dicha actividad para quedar enmarcada o descartada del campo de aplicación de las normas laborales. Las respuestas fueron diversas, pero al paso de los años serían varias las opciones conceptuales que se propon-drían, por ejemplo en la Ley Federal del trabajo de 1931 se definió al contrato de trabajo como aquel por virtud del cual una perso-na se obliga a prestar a otra, bajo su “dirección y dependencia”, un servicios personal mediante una retribución convenida. En es-te caso los elementos que constituían la frontera entre una acti-vidad de carácter laboral y una que no lo era, sería la dirección y la dependencia en la que se situaba el trabajador en la empresa. La dirección tenía que ver con la facultad del patrón de dirigir el proceso de trabajo, mientras que la dependencia tenía una con-notación económica, en virtud de la cual el trabajador al contar con el ingreso derivado de su salario, se colocaba en una situación de dependencia frente a la empresa y patrón, de la cual dependía incluso la subsistencia del trabajador y de su familia. La crítica a estos conceptos reguladores del espacio laboral, no tardarían en llegar, en casos en donde se mostraba que una persona, o tenía mas de una fuente de ingresos y en consecuencia no se daba ple-namente aquella dependencia económica, o bien laborada en una relativa dirección frente al patrón en el proceso de trabajo, situa-ción entonces que los colocaba fuera del foco de regulación de las normas del trabajo. Estos criterios serían matizados por la juris-prudencia en los años cuarenta del siglo pasado, al señalar que la dependencia a la cual se refería la Ley no debía ser entendida de manera absoluta como dependencia económica sino mas bien co-mo la imposibilidad de que un trabajador se maneje en el proceso de trabajo de manera libre, sino bajo las órdenes y la “dependen-cia” del patrón. Es decir, la dependencia se dijo, no tiene que ver con una idea de tipo económico, sino mas bien con una idea de la manera en que el trabajador se encuentra frente al desarrollo de los

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proceso productivos en la empresa. Derivado de este cambio en el enfoque es que se empezó a hablar de “subordinación” en lugar de dependencia, idea esta que posteriormente sería incorporada a la Ley de 1970 en el actual artículo 20, dejando atrás los con-ceptos de la Ley de 1931. Así la subordinación quedaría definida en la exposición de motivos de la Ley en los siguientes términos: “Por subordinación se entiende, de una manera general, la relación jurídica que se crea entre el trabajador y el patrono, en virtud de la cual está obligado el primero, en la prestación de sus servicios, a cumplir sus obligaciones y las instrucciones dadas por el segun-do para el mejor desarrollo de las actividades de la empresa”. De igual manera esta conceptualización sería reiterada en los criterios de los tribunales en los años siguientes años.10 A partir de enton-ces la “subordinación” fue erigida como el concepto que marca-ría la frontera entre el trabajo que sería objeto de regulación del derecho del trabajo y aquél que quedarían fuera de su campo de aplicación, se convertiría en el elemento imprescindible para que las normas laborales se hicieran exigibles. Esta posición sería rei-terada en muchas ocasiones por los tribunales al insistir en que si no existe el elemento subordinación simplemente no existe la relación de trabajo.11

Visto en retrospectiva la subordinación fue un concepto que jugo un papel destacado en el nacimiento y evolución del dere-cho del trabajo, y que a decir de algunos expertos “cumplió la fun-ción fundamental de dotar de autonomía a la naciente legislación social”.12 Así, teniendo como antecedentes aquellas ideas pione-ras de la primera mitad del siglo pasado, la subordinación se tra-duciría durante la segunda mitad del mismo siglo, en la facultad del patrón de señalar y ordenar como realizar el trabajo y la obli-gación del trabajador de atender y acatar dichas ordenes. Este planteamiento sería reforzado con otras normas que vendrían a apuntalarlo como el reconocer como causal de despido a la desobediencia del trabajador.13

10 En ciertos criterios desde hace tiempo se ha conceptualizado a la subordinación señalando queconsiste en la

facultad que tiene el patrón, en todo momento dentro de las horas de la prestación del servicio, de mandar al traba-

jador para el desarrollo del trabajo y, correlativamente, en la obligación del trabajador de cumplir con las condiciones

y exigencias del trabajo (Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación XI,

Mayo de 1993, p. 407, tesis aislada).

11 Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Noviem-

bre de 1995, p. 590, tesis: XX.18 L, tesis aislada.

12 Cf. Ugarte Ugarte Cataldo J.L., “La subordinación jurídica y los desafíos del nuevo mundo del trabajo”,

in: Gaceta laboral V. 11, no. 1, Maracaibo abril 2005, Maracaibo Venezuela, p. 21. http://www.scjn.gob.mx/2010/

Paginas/PrincipalV2010.aspx (Consulta del 29 de octubre de 2011).

13 “…el empleo de la subordinación como elemento determinante para la aplicación del derecho del trabajo

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Sin embargo, este concepto pionero y baluarte del desarrollo del derecho del trabajo en el siglo XX se encuentra hoy debilitado, lo cual se traduce muchas veces en una inaplicación de las nor-mas laborales. En su momento la subordinación se manifestaba de diferentes maneras, todas ellas buscaban evidenciar que la labor que realizaba el trabajador se llevaba a cabo en condiciones de ajenidad, y donde las decisiones sobre el desarrollo del proceso productivo de manera amplia, y la ejecución del mismo en los cen-tros de trabajo, de manera concreta, eran de la exclusiva incum-bencia del patrón y la empresa, de esta manera los controles, ho-rarios, observancia de reglamentos, acatamiento de instrucciones, eran expresiones concretas de aquella subordinación.14

Hoy en día, pareciera estarse operando una diversificación en la manera como se presentan y ejercen las potestades patronales, las cuales antaño eran identificables, directas y tangibles, mientras que hoy en día aparecen muchas veces de manera indirecta, implí-cita o francamente disfrazadas.15

Hay que subrayar que estamos hablando de conceptos que en la estructura jurídica mexicana se ubican en el terreno de las rela-ciones laborales sujetas al la Ley Federal del Trabajo reglamentaria del Apartado A del artículo 123 constitucional, no así a las relacio-nes laborales en donde el patrón es el Estado. Hay que recordar que en buena parte de la legislación de los trabajadores al servicio del estado, tanto federales como estatales, la calidad de trabaja-dor viene dada por el hecho de que sea una persona considerada como tal en virtud de un “nombramiento” expedido o por figurar en las listas de raya de los trabajadores temporales; de esta mane-ra la legislación burocrática pareciera alejarse de alguna manera

ha sido la determinante, especialmente en la doctrina, legislación y jurisprudencia latinoamericanas. Sin embargo

tal predominio no ha sido pacífico: Como bien lo asienta Rivas, la fortuna de que gozara por mucho tiempo el

criterio de la subordinación, no ha impedido que el mismo haya sido constantemente impugnado, de tal modo

que puede afirmarse no sólo que la historia del derecho del trabajo se identifica con la historia de la subordi-

nación, sino también con la historia de su impugnación como criterio distintivo del trabajo dependiente.” Ermida

Uriarte O. y Hernández Alvarez O. “Critica de la subordinación”, Estudios en homenaje del Dr. Néstor De Buen,

op. cit., p. 271.

14 De manera mas reciente algunas tesis han señalado algunos casos y elementos puntuales que demostrarían

la existencia de una relación de trabajo, como por ejemplo en el caso mexicano el hecho de que un trabajador

haya sido de alta al IMSS. Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación

y su Gaceta, XXXIII, Mayo de 2011, p. 1282, tesis: XVII.1o.C.T.48 L, tesis aislada.

15 “Sin embargo, los cambios observados en la realidad, si bien disminuyen la dependencia no disminuyen el

poder del empleador y, por lo tanto, hacen necesaria la tutela. Disminuyen los controles jerárquicos, predomina

la capacidad técnica y el uso del conocimiento, a parece el trabajo a distancia, se flexibilizan los horarios y el

poder disciplinario, pero se mantiene el control dominante directo o indirecto del poder del empleador, no siendo

entonces tan importante la protección en razón de la desigualdad contractual. Podría decirse, vista las tendencias

actuales, que a mas desigualdad contractual, se da una menor dependencia jurídica”, Heros Pérez Albela A. “La

frontera entre el trabajo subordinado y el trabajo independiente”, Estudios en homenaje al Dr. Néstor de Buen…,

op. cit., p. 408.

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de la tradición relacionista que predominó el mundo laboral de la segunda mitad del siglo XX,16 sin embargo, en los últimos años se asiste a un fenómeno de laboralización de las relaciones laborales burocráticas las cuales cada vez más han venido tomando con-ceptos del derecho del trabajo para hacerlos suyos en el mundo burocrático; muestra de ello son diversos criterios, doctrinales y jurisprudenciales que se han emitido y según los cuales, se ha con-cluido que para demostrar la existencia de una relación de trabajo burocrática, no será suficiente la existencia de un nombramiento, sino que será necesario demostrar la existencia de un trabajo objetivo.17

Estas ideas han permeado e influido poco a poco a las legisla-ciones burocráticas estatales. En el caso, por ejemplo, del Estado de México, el artículo 5 de la Ley del Trabajo de los Servidores Pú-blicos del Estado y Municipios señala que “La relación de trabajo entre las instituciones públicas y sus servidores públicos se entien-de establecida mediante nombramiento, contrato o cualquier otro acto que tenga como consecuencia la prestación personal subor-dinada del servicio y la percepción o sueldo”. Como puede adver-tirse en esta legislación estatal hay un intento de conciliar los plan-teamientos y conceptos históricamente tradicionales del derecho burocrático, con aquellos propios del derecho común del trabajo, al reconocer el acto jurídico (nombramiento, contrato u otro acto) como parte de la relación de trabajo, por un lado, pero agregando, por el otro, los aspectos objetivos como serían la subordinación y el sueldo. Para esta legislación tanto los elementos formales , co-mo los objetivos, forman parte constitutiva de la relación de traba-jo, sin los cuales no se aplicará el estatuto estatal.

16 Morales Paulín C. A., Derecho Burocrático, Porrúa, México, 1995, p. 313.

17 Este elemento ha sido explorado desde hacia años en los criterios de los tribunales, el cual ha ido siendo

perfeccionado al paso del tiempo, en ese sentido se ha dicho por ejemplo que: “No es exacto que en el trabajo

burocrático no exista el elemento de la subordinación, ya que si bien es cierto que en los artículos tercero y

doce de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, no se menciona expresamente tal elemento,

sino que únicamente se alude a la expedición de nombramiento o a la inclusión en listas de raya de trabajadores

temporales como origen de la relación laboral, no lo es menos que esa característica se desprende del diverso

artículo 44, fracción I, de la invocada ley, al establecer como obligación a cargo del trabajador la de desempeñar

sus labores con la intensidad, cuidado y esmero apropiados, sujetándose a la dirección de sus jefes y a las leyes

y reglamentos respectivos, derivándose de tal prevención el elemento en cuestión, que no consiste sino en la

facultad de mando de parte del titular del órgano estatal y en el deber de obediencia a cargo del trabajador” .

Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación III, Segunda Parte-2, Enero

a Junio de 1989, p. 834, tesis aislada.

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v. conclusiones

Sin duda el derecho del trabajo enfrenta una serie de retos en los años por venir, entre éstos está la necesaria revisión de sus ci-mientos conceptuales, que sirvieron de base para su edificación y desarrollo; por el momento solo quisiéramos referirnos a dos de los temas cuyo análisis nos parece impostergable por un lado la subordinación y por el otro la empresa.

Sin duda, nos parece que es impostergable “revisitar” el con-cepto “subordinación” para reflexionar sobre su evolución, su vi-gencia pero sobre todo su viabilidad a la luz de los cambios y el contexto en el cual hoy vive. En su momento la subordinación na-ció y se incluyó en los códigos de trabajo como un concepto cuasi absoluto, en la medida que ahí donde se distinguía o detectaba, daba lugar a la aplicación del estatuto laboral; sin embargo hoy en día vale la pena cuestionarnos si no convendría aceptar la exis-tencia de un concepto de subordinación de carácter relativo, en el cual se acepte al posibilidad de la existencia de una subordina-ción en la cual puede haber matices y tonos que permitan volver a delinear las fronteras entre el trabajo subordinado, de tipo laboral y el trabajo no plenamente subordinado sujeto a otras normas ju-rídicas. La diversidad en las formas en que hoy se lleva a cabo el trabajo muestran que existe una amplia gama de trabajos en don-de se presentan ciertos grados de subordinación, y ciertos grados de independencia, por lo que no habría que descartar la existencia de diversos tipos y grados de subordinación, y a partir de su iden-tificación y “tipificación”, decidir cuáles de ellos deben de quedar incluidos en el campo de aplicación del derecho del trabajo.

En este tipo de reflexiones es necesario tener presente el mar-co de transformación que ha venido operando en la economía mundial y nacional, la cual sin duda aparece como un elemento omnipresente y a veces determinante de estas mutaciones en el mundo jurídico laboral, las cuales no solo, como hemos comen-tado en estas líneas, afectan a los cimientos mismos y las bases de los derechos individuales de los trabajadores, sino también han tenido un importante efectos en los denominados derechos colec-tivos como la sindicalización y le negociación colectiva.18

18 “…el impacto de la liberalización no fue exclusivamente comercial. Tuvo efectos sobre los espacios de desen-

volvimiento de la acción sindical, sobre los temas de la negociación colectiva, sobre la relación entre sindicalismo y

Estado, sobre la dinámica de reacción o eliminación de empleos y también sobre la localización

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En la búsqueda de posibles soluciones y alternativas es interesante señalar aquella que planteo hace pocos años Alain Supiot, quien señalo que convendría avanzar hacia el concepto de “estado profesional del trabajador”, en donde el centro de atención de un trabajador no sea su estabilidad en tal o cual empleo, sino que conviene ver al trabajador como parte de un trayecto más amplio en el desarrollo de su carrera profesional, en donde habrá momentos en que preste una labor, y ahí habría obligaciones legales, y habrá otros momentos en que o no realizaría un trabajo o estaría sujetos a otro tipo de normas a cargo del Estado. En este caso se trata de trastocar un paradigma para el cual, nos parece, países como México aun no están preparados.

Además de esta idea se han sugerido otros criterios con los cuales se busca ir más allá y en ocasiones en sustitución de la subordinación, como serían la inserción del trabajador en la organización de la empresa, la subordinación económica, la parasubordinación,19 o la “noción funcional de la subordinación”,20 entre otras ideas. Se trata de planteamientos sujetos a críticas y sin un amplio consenso que de momento alimentan el debate en la doctrina laboral, en donde en algunos casos incluso se ha señalado que estamos ante situaciones “hibridas” que combinan de alguna manera cierto aspectos o grados de subordinación, y ciertos grados de autonomía,21 se trata en última instancia de las nuevas maneras en que hoy en día se presentan las relaciones de trabajo, en un ambiente y contexto también diverso y complejo. Por otra parte, por lo que se refiere el concepto de empre-sa, como ya se anotaba, se trata de un elemento imprescindible

geográfica de los mismos y sobre la estructura de las ocupaciones”. Zapata F. “El sindicalismo en América latina

y la integración económica”, en Raquel Partida y Jorge Carrillo (comp.), Integración Regional y Globalización. Impactos económicos y sindicales, STAUdeG, CUCSH, CEPAS, México 2005, p. 137.

19 La parasubordinación es un concepto acuñado por la doctrina italiana que plantea la posibilidad de que

existan personas que incluso teniendo una relación contractual de tipo civil con una empresa, puedan acceder a

ciertos derechos otorgados por el derecho del trabajo. La posibilidad de contar con un derecho del trabajo dife-

renciado o de diferentes velocidades, en función de diversos criterios, no es un planteamiento nuevo, que choca

de frente con varios de los principios enarbolados por el histórico derecho del trabajo, el cual se erigió como un

proyecto igualador y al cual le costaría mucho trabajo hoy en día, reconocer legalmente diferente derechos para

diferentes trabajadores.

Sobre este mismo tema véase: Sánchez-Castañeda Alfredo, Las transformaciones del derecho del trabajo; UNAM,

Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, 2006.

20 Ugarte, op. cit., p. 37.

21 “Ahora bien, por las circunstancias apuntadas, es un hecho innegable que ahora en la empresa moderna las

actividades se desarrollan con menor grado de subordinación, pero también es verdad que ciertas actividades

autónomas o independientes ‘comparten ciertas características de los contratos de trabajo’, como lo son: la

prestación personal de servicios, la continuidad en el mismo, la coordinación técnica de esfuerzos, la dependencia

económica e incluso, en algunos casos, la exclusividad, apareciendo con estos elementos la llamada parasubordi-

nación, ìdeada por los juristas italianos, o la cuasi-laboralidad acuñada por los alemanes”. Ortiz Escobar J. “Breves

reflexiones sobre el contrato de trabajo”, Estudios en homenaje al Dr. Néstor De Buen… op. cit., p. 595.

iurisdictio 173

de la relación de trabajo, que si bien fue conceptualizado en la legislación laboral de cierta manera y en un contexto y realidad económica que ha cambiado, hoy requiere ser analizado en su nueva realidad. En su momento el legislador tenía a la vista una empresa cuya identificación no planteaba demasiados problemas, tenía un lugar fijo, se movía básicamente en un mercado interno, sus procesos productivos estaban relativamente concentrados y centralizados, etc. Hoy la empresa tiene otra cara que no siem-pre se ve retratada por el derecho del trabajo, hoy sus relaciones con otras empresas son de otro tipo, sus procesos productivos se encuentran fragmentados y formalmente diferenciados, es decir se asiste a una explosión del concepto de empresa, en donde el legislador tiene el gran reto de distinguir y adoptar nuevos con-ceptos y características que ha de identificar en las empresas y los patrones para que a partir de ahí desprenda las obligaciones laborales; se impone la necesidad de ver a la empresa hoy en su nueva amplitud y complejidad.22 En la búsqueda de esos nuevos rasgos y características nos parece que sería de utilidad apoyarse en planteamientos como el beneficiado del trabajo de un trabaja-dor, el carácter objetivo de quien en los hechos recibe el trabajo, la coincidencia económica, aunque no siempre jurídica, en objetivos e intereses de varias empresas, etcétera.

Uno de los rasgos históricos que siempre han distinguido al derecho del trabajo ha sido su dinamismo y adecuación a las tam-bién cambiantes relaciones de producción; en ese sentido, nos pa-rece importante que esta rama del derecho, coherente con sus orí-genes y tradición histórica, requiere de una actualización en varias de sus instituciones y conceptos, como es el caso de la relación de trabajo. No hacerlo en los años por venir, no solo irá relegando su papel protagónico en la organización económica y social de un país, sino que, aunque pudiera sonar exagerado, estaremos asis-tiendo a su vaciamiento. Pero tomando distancia para apreciar de mejor manera los cambios que se vienen dando a los sistemas jurídicos y no solo a ciertas áreas como la laboral, asistimos a una revalorización de la jerarquización normativa al constatar cómo, ante los cambios de las sociedades en diferentes ámbitos, es la “remodelación” de los pisos más altos de la estructura jurídica de cada país, en donde se intenta enfatizar la necesidad y vigencia de ciertos derechos; que

22 Sotelo Márquez A., “La empresa como estructura compleja”, Las transformaciones de la empresa…op. cit. p. 339 y ss.

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por más cambios que la política y la economía sugieran y a veces impongan, existen ciertos derechos inalienables sobre los cuales no se puede pasar, se trata de los derechos fundamentales y los derechos humanos, que al ser señalados en las bases jurídicas de los sistemas, asumen un papel de primer plano y que en principio se busca que irradien al resto del sistema jurídico todo. Para ello se acude a dos argumentos, a tono con los tiempos de globalización, un argumento de fortalecimiento jurídico interno, como es la rati-ficación del papel protagónico de las constituciones en el sistema jurídico y por otra parte un argumento de relacionamiento y cohe-rencia entre el sistema jurídico interno y el sistema jurídico interna-cional, como el reconocimiento y aceptación de las declaraciones de los tratados y en general de las normas internacionales en las cuales se incluye los derechos humanos. Para algunos autores este renovado vigor de las normas internacionales forma parte de una tendencia internacional.23 De esta manera se trata de reavivar un viejo debate en el derecho internacional público que tenía que ver con la manera en que en cada país se relacionan las normas inter-nacionales con el sistema jurídico nacional. Hoy este debate pare-ciera pasar a otro estadio a partir del momento en que el derecho interno ratifica la recepción y acogida del derecho internacional. Este renovado vigor de la norma internacional, asume una gran importancia en ciertas ramas del derecho como la laboral, ya que al existir un amplio catálogo de normas internacionales sobre el trabajo (tratados , convenios, etcétera), y al no haber duda de que esas normas ocupan un nivel jerárquico de primer orden, uno es-peraría que en los próximos años, en países como México, la trans-formación del derecho del trabajo se habrá de operar, entre otros caminos, por aquel que esté iluminado por los derechos humanos consagrados en el orden jurídico internacional.

23 Una de las tendencias de mayor relevancia en la actualidad en el campo del Derecho del Trabajo es la uni-

versalización de los derechos laborales. La idea de que determinados derechos laborales deben ser respetados,

cualquiera sea el país en el que se preste la actividad, ha cobrado un nuevo impulso y presenta nuevos modos de

llevarla a la práctica. Se trata de derechos laborales de aplicación en todo el mundo”. Magarelli, C., “Tendencias

del Derecho del Trabajo”, Revista Gaceta Laboral, vol. 15, núm. 1, Universidad de Zulia, Venezuela, 2009, p. 90.

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el bIeNestar socIal como respoNsabIlIdad del estado coNstItucIoNal*

Diego vAlAdés

resuMen: En este artículo se examinan las relaciones entre el orden constitucional y el bienestar social y se propone el estable-cimiento en México de un Consejo Social, que permita desarrollar, al lado de la representación política, un sistema de presentación social que tenga entre sus funciones desarrollar indicadores para medir la efectividad de la legislación y nuevos instrumentos para mensurar el bienestar.

pAlAbrAs ClAve: Constitución, constitucionalismo, bienestar social.

suMArio: I. Consideraciones preliminares. II. Justicia social. III. La crisis de 2008. IV. El Consejo Social. V. Instituciones democráticas e instituciones sociales. VI. Consideraciones finales.

i. consiDeraciones preliminares

Las primeras funciones del constitucionalismo estuvieron con-dicionadas por el problema más apremiante que debía resolver: el ejercicio del poder absoluto por parte de los monarcas. Los reme-dios constitucionales para esa concentración extrema consistieron en la distribución de las funciones inherentes al poder político, de suerte que la gobernación, la legislación y la adjudicación, por lar-go tiempo ejercidas por el monarca o en su nombre, se trasladaron en diferente grado a diversos niveles de la sociedad: la goberna-ción y la adjudicación se transfirieron a organizaciones profesio-nales: burocracia y magistratura, y la legislación a la organización política parlamentaria, sujeta a la elección de la ciudadanía.

Para alcanzar esos objetivos se desarrollaron tres grandes gru-pos institucionales (gobiernos, congresos y tribunales) según la

* Nota del editor: Este artículo fue originalmente publicado en la obra Instituciones sociales en el constitu-cionalismo contemporáneo, Héctor Fix Zamudio y Diego Valadés (coords.), 2a ed., México, UNAM-Instituto de

Investigaciones Jurídicas, El Colegio Nacional, 2011, Serie Doctrina Jurídica Núm. 581.

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identificación de otras tantas tareas por realizar, y a partir de ellas se han venido estructurando otras muchas instituciones asociadas a los objetivos medulares: organizaciones civiles, profesionales y políticas; entidades especializadas en educación y en comunica-ción, y una amplia serie de instituciones jurídicas para identificar y garantizar los derechos de ejercicio individual, colectivo y general en cada Estado y, en una siguiente etapa, incluso en el conjunto de Estados.

Ese esquema de distribución del poder político dejó pendiente un gran problema: la propensión a nuevas formas de concentra-ción del poder político y de la riqueza. La disyuntiva para el Estado consistía en atomizar el poder y la riqueza, o en adoptar instru-mentos de responsabilidad para quienes ejercen el primero y acu-mulan la segunda. La solución coactiva mostró su inviabilidad. Los Estados colectivistas produjeron formas anómalas de concentra-ción del poder total, caracterizadas por el ejercicio críptico de sus potestades, por la limitación extrema de las libertades individuales y públicas y por la consiguiente exacerbación del poder sin con-trol, con la amplia gama de patologías que le son inherentes.

Los Estados constitucionales contemporáneos, en cambio, han procedido de una manera más acorde con las motivaciones y con los objetivos iniciales del constitucionalismo. Al advertir que la formación de elites en el poder y que la acumulación de riqueza son inevitables en estructuras jurídicas basadas en la libertad, se optó por reconocer ambos fenómenos y tratar de racionalizarlos. La racionalización de las elites del poder político se ha producido a través de las instituciones de responsabilidad política. En todos los sistemas se produce el fenómeno identificado por Gaetano Mosca, Roberto Michels y Vilfredo Pareto, entre otros; pero muchos de los efectos más perniciosos del elitismo se han atenuado en los Estados constitucionales mediante instrumentos de responsabilidad política. Se sabe bien cuáles son y se conocen sus posibilidades y sus limitaciones. En cambio las formas de concentración de la renta han permanecido sin avances significativos en varios Estados constitucionales.

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ii. justicia social

El concepto de justicia social ha experimentado una peculiar evolución. En su origen, en el siglo XIX, Luigi Taparelli le imprimió un sentido conservador pues lo contrastó con la teoría del contrato social. Para controvertir los principios contractuales de la sociedad, basados en la igualdad, el jesuita explicaba que la desigualdad entre los seres humanos era lo natural y que la justicia social permitiría compensarla. Un discípulo suyo, el también jesuita Mateo Liberatore, preparó el proyecto de la encíclica Rerum novarum, en la que el papa León XIII definió la posición de la iglesia católica acerca de la cuestión social en términos que denotaron un giro significativo en esa corporación.1

La evolución de la idea de justicia social ha conducido a com-plementar el principio de igualdad con el de equidad. De esta ma-nera la base contractual de la sociedad, que representa un cons-tructo indispensable para el desarrollo de la soberanía popular y por ende de la democracia, he encontrado nuevos argumentos.

Sin embargo el rezago generalizado en materia de justicia so-cial es un hecho constante. Por ejemplo, en un reporte de 2010 acerca de 165 países, la Freedom House identificó que las condi-ciones de trabajo son adecuadas en 79 de ellos; en otros 46 son calificadas como “parcialmente libres” y en 40 más las condicio-nes son adversas o muy adversas.2 Sin embargo, esas cifras ocul-tan una dura realidad porque en estos 40 países habita el 32% de la población mundial. Los criterios adoptados se basan la legisla-ción vigente y en su cumplimiento efectivo. Allí donde las normas aplicadas corresponden a los estándares fijados por la OIT, se es-tima que las condiciones son adecuadas; son “parcialmente libres” cuando existen omisiones; se califican como represivas los casos en los que las normas no se aplican, y como muy represivas donde las disposiciones vigentes son contrarias a la libertad e indepen-dencia de las organizaciones obreras y a la contratación colectiva.

De acuerdo con ese informe México se encuentra en el nivel de los sistemas parcialmente libres, junto con El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú, en América Latina; Argelia, Botsuana, Chad, Costa de Marfil, Gabón, Gambia, Kenia,

1 Cfr.Burke, Thomas Patrick, “The origins of social justice: Taparelli d´Azeglio”, en Modern Age, Delaware,

Intercollegiate Studies Institute, 2010, vol. 52, No. 2, pp. 97 y ss.

2 The global state of workers´ rights, Washington, agosto de 2010, pp. 5 y ss. y 50 y ss.

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Lesoto, Liberia, Marruecos, Ruanda, Sierra Leona, Tanzania, Togo y Uganda en África; Indonesia, Líbano, Malasia y Nepal, en Asia, y Albania, Armenia, Bosnia, Georgia, Kosovo, Macedonia y Rusia en Europa. Esta situación no ofrece motivos de satisfacción para la sociedad de ninguno de estos países.

La injusticia social en México es aflictiva. Conforme a las cifras oficiales en 2008 el 44% de los mexicanos vivía en condiciones de pobreza,3 lo que significa que no eran trabajadores o que siéndo lo padecían una explotación extrema. Si ese porcentaje se combina con otro 44% de la población que corresponde a la económica-mente activa4 o sea la que dispone de ingresos iguales o superio-res al salario mínimo y que presumiblemente no debe sufrir pobre-za (pero que de acuerdo con el reporte de la Freedom House si padece condiciones de injusticia e inequidad), es posible concluir que, a bulto, alrededor del 80% de los mexicanos vive por debajo de lo razonable conforme a los estándares internacionales de justi-cia social. Además, según muestran las cifras de CONEVAL, la po-breza afecta sobre todo a mujeres, menores, ancianos e indígenas.

Los mexicanos estamos orgullosos de que en nuestro país haya surgido la primera Constitución social. En realidad la Constitución francesa de 1848 ya incluía diversas disposiciones de naturaleza social, pero fue una norma de muy corta vida5 y no llegó a modificar la realidad social de Francia. Fue, sin embargo, un elemento precursor de las medidas adoptadas más tarde por Luis Napoleón Bonaparte. Después de desconocer esa Constitución, conforme a la que fue elegido presidente de Francia, restableció la monarquía pero conservó, como factor de estabilidad, las políticas de bienestar social.

3 Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Informe de pobreza

multidimensional en México, 2010, México, 2010. El Informe señala los siguiente: “En 2008, 44.2 por ciento de la

población mexicana era pobre multidimensional, es decir, había 47.2 millones de personas que tenían carencia en

al menos uno de los siguientes rubros: educación, salud, seguridad social, calidad de la vivienda, servicios básicos

en la vivienda y alimentación (carencias sociales) y un ingreso inferior a la línea de bienestar económico (LBE).

Por lo que respecta a la profundidad, esta población tenía 2.7 carencias sociales en promedio, lo cual implica que

para la población en pobreza multidimensional existían un total de 127.1 millones de carencias sociales” (pág. 13).

Luego agrega: “La población con carencias sociales se distribuía de la siguiente forma en 2008: 21.7 por ciento

presentaba rezago educativo; 40.7 por ciento no tenía acceso a los servicios de salud; 64.7 por ciento no tenía

cobertura de seguridad social; 17.5 por ciento tenía carencia por calidad y espacios de la vivienda; 18.9 por ciento

no contaba con servicios básicos en la vivienda, y 21.6 por ciento presentaba carencias en su alimentación.

La mayor parte de la población 68.99 millones de personas, tenía carencia por acceso a la seguridad social;

43.38 millones carencia por acceso a los servicios de salud; 23.16 millones carencia por rezago educativo; 23.06

millones carencia por acceso a la alimentación; 20.13 millones carencia por servicios básicos en la vivienda, y

por último 18.62 millones de personas presentaban carencia en la calidad y espacios de la vivienda.” (pág. 15).

4 CEPAL, Anuario estadístico, Santiago de Chile, 2010, p. 38.

5 Entró en vigor en octubre de 1848 y fue derogada en enero de 1852 por la nueva Constitución, bonapartista.

Desde octubre de 1849 su vigencia fue sólo formal en virtud de que Luis Napoleón Bonaparte gobernó al margen

de la Constitución y con apoyo en diversos plebiscitos.

iurisdictio 179

El notable artículo 13 de esa Constitución decía: “La Constitu-ción garantiza a los ciudadanos la libertad de trabajo y de indus-tria. La sociedad favorece y fomenta el desarrollo del trabajo a tra-vés de la enseñanza primaria gratuita, de la educación profesional, de las relaciones entre patrones y obreros, de las instituciones de previsión y de crédito, de las instituciones agrícolas, de las aso-ciaciones voluntarias, del establecimiento, por el Estado, los de-partamentos y las comunas, de trabajos públicos adecuados para emplear a los desempleados; la sociedad proveerá asistencia a los menores abandonados, a los minusválidos y a los ancianos sin re-cursos y a quienes sus familias no puedan socorrer”.

iii. la crisis De 2008

Las autoridades gubernamentales argumentaron que la de-vastadora crisis económica de 2008 tuvo efectos menos sensi-bles en México que en Estados Unidos y en general que en otras partes del mundo. Empero, en materia de salarios la Organización Internacional del Trabajo consideró que a partir de ese año Méxi-co, Islandia e Irlanda presentaron “una participación de los salarios extremadamente volátil” 6. En Islandia e Irlanda ese sacrificio de los trabajadores acompañó una drástica caída de la economía; en México la volatilidad salarial obedeció a otros factores. En 2009 todos los países latinoamericanos registraron un aumento en el salario mínimo mensual real, con excepción de México, Panamá, Perú y Venezuela7.

La crisis de 2008 fue contrarrestada gracias a la rápida y ejem-plar respuesta de las grandes potencias económicas, en particu-lar de Estados Unidos y de Gran Bretaña. La acción internacional coordinada conjuró los efectos catastróficos que se preveían aun-que no evitó las secuelas de la contracción económica y del des-empleo en los países de alto nivel de desarrollo. Este fenómeno ha tenido un elevado costo electoral para los partidos en el gobierno, incluso para aquellos que sin haber causado la crisis participaron en su solución. Esta paradoja se debe a que para la opinión pública

6 Informe mundial sobre salarios 2010/2011, p. 26

7 Idem, p. 125.

iurisdictio 180

sólo son perceptibles los problemas en curso pero no tiene forma de apreciar lo que se evitó merced a las acciones de gobierno.

El colapso económico mundial de 2008 desencadenó la revi-sión de la política social, económica y financiera de las grandes potencias. Aunque siguen prevaleciendo las grandes líneas del neoliberalismo conforme a las cuales el mercado deben actuar con la mayor libertad posible, es evidente que en Estados Unidos y en algunos países asiáticos, europeos y latinoamericanos ha co-menzado el debate para enjuiciar los errores que condujeron a esa situación y que mantienen una amenaza latente de reincidencia.

A la luz de esa experiencia se ha vuelto a discutir el pensamiento de John M. Keynes. Uno de los más sugerentes estudios recientes se debe a Robert Skidelsky, quien después de publicar una documentada biografía en tres volúmenes del sabio británico, preparó una nueva obra con el sugerente título “el retorno del maestro”.8 ¿Qué es un maestro en el sentido aplicado a Keynes? Él mismo decía: un maestro-economista es “una rara combinación de dotes [que incluyen ser] matemático, historiador, estadista y filósofo”.9 Luego agregaba que el economista debe actuar con la autenticidad incorruptible de un artista y con el realismo práctico de un político.

De acuerdo con Keynes las políticas monetaria y fiscal son esenciales para definir la política económica general, al menos en una economía cerrada, que es el modelo al que corresponde su Teoría General. En una economía abierta los especialistas incluyen otros elementos, como los tipos de cambio y las tarifas arancela-rias. Por ahora lo que me interesa subrayar es que en un Estado constitucional las definiciones en materia monetaria y fiscal invo-lucran a los congresos. La independencia técnica de los bancos centrales no implica que los representantes políticos sean testigos distantes de lo que determinen los expertos. No hay posibilidad de adoptar políticas sociales sin la participación de los representantes políticos. En un Estado constitucional el control y el seguimiento en cuanto a los efectos de estas políticas también están sujetos los órganos de representación.

En México se construyó la autonomía técnica del banco cen-tral cuando el Congreso estaba dominado por un partido hege-mónico y por lo mismo se generaron patrones de relación entre

8 Skidelsky, Robert, Keynes. The return of the master, New York, Public Affaires, 2010.

9 Cit. por Skidelsky, op. cit., p. 56.

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ambas instituciones ajenas a la vida de un Estado constitucional. La esencia de la representación política reside en la capacidad de los electores para influir en las decisiones del poder. De no ser así, el argumento democrático deja de ser funcional. Las decisiones por antonomasia del poder son las que guardan relación con la captación, el manejo y el destino de los fondos públicos y, en un sentido más amplio, con las medidas adoptadas para distribuir la renta nacional conforme a criterios de equidad.

En esa materia el sistema constitucional mexicano dista mucho de los estándares vigentes en los Estados constitucionales contemporáneos. La autonomía técnica de los bancos centrales es un dato común en esos Estados, pero también lo es la obligación de fundar y motivar sus decisiones y de informarlas ex ante a los parlamentos o congresos. En México esto no sucede. El Banco de México toma decisiones de las que el Congreso y la sociedad sólo tienen conocimiento cuando ya son hechos consumados y la presencia de su gobernador en el Congreso suele ser muy esporádica y con un enfoque protocolario.

En materia fiscal las cosas no son mejores. La morosidad de los causantes mayores es objeto de consideraciones políticas y el gobierno ejerce de manera discrecional la facultad de cancelar créditos fiscales. Incluso en áreas tan sensibles como la seguridad social suelen producirse demoras y omisiones en las aportaciones patronales sin que se ejerzan las facultades económico-coactivas del Estado.

El precio del dinero era para Keynes otro factor central en cuanto a la distribución de la riqueza y la generación de empleo. En su Teoría General Keynes demostró que los tipos de interés es-tán relacionados con la acumulación de capital y que el encare-cimiento del dinero propicia su acumulación. Este es un aspecto en el que los representantes políticos tampoco tienen opinión en el sistema constitucional mexicano. Las decisiones crípticas de los funcionarios han convertido la autonomía técnica de las autorida-des financieras en una facultad suprema para definir la política social.

En cuanto al trabajo, Keynes señalaba la importancia de la cer-tidumbre y la previsibilidad de los precios y de los salarios. Como observa Skidelsky,10 la tendencia a flexibilizar los contratos de tra-bajo implica un factor de incertidumbre que genera injustica en las relaciones sociales, además de efectos nocivos para la economía

10 Op. cit., p. 148.

iurisdictio 182

Cuando se pretende involucrar a los partidos políticos en la asunción de medidas legislativas orientadas al trabajo precario lo que en realidad se desea es poner a disposición del aparato pro-ductivo trabajo eventual barato, sin importar los efectos negativos que esa situación tenga en los trabajadores y en sus familias. El ar-gumento de que lo mejor para los trabajadores es no saber cuán-do y cuánto trabajarán es una falacia muy extendida.

Un importante estudio de Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi11 demuestra que la sola medición del producto nacio-nal bruto no ofrece indicios suficientes para evaluar la calidad de la vida de las personas y de las comunidades nacionales. En es-pecial observan que la inseguridad laboral que resulta del trabajo precario tiene consecuencias adversas para la salud física y mental de los trabajadores y de sus familiares, y afecta asimismo a las cor-poraciones por la falta de motivación para los trabajadores, por la disminución de la productividad y por la pérdida de identidad de los empleados con la empresa. Puede agregarse que este tipo de relaciones de trabajo perjudica en su conjunto a la sociedad por-que genera nuevas formas de estratificación.

La cuestión fiscal también está relacionada con la estructura democrática del Estado. México es uno de los pocos Estados en los que la constitucionalidad de las leyes fiscales puede ser con-trovertida sobre la base de su proporcionalidad y equidad. Dos conceptos de extrema ambigüedad en materia tributaria sirven para tutelar los derechos de los más poderosos a expensas de los más débiles. Instituir compromisos sociales a cargo del Esta-do, más allá de los acciones de filantropía pública, sin remediar el esquema tributario constitucional es, en el mejor de los casos, una ilusión. La fracción IV del artículo 31 constitucional tiene la es-tructura normativa de un trampantojo: se ofrece la impresión de una norma de garantía cuando en realidad esconde una limitación para el Estado en materia fiscal. Lo más llamativo es que, además del ocultamiento de privilegios que esa norma supone, se hace pender la responsabilidad de las deficiencias del sistema tributario en los causantes menores, a quienes paradójicamente se pretende imponer mayores cargas fiscales.

El juicio de amparo y el régimen fiscal surgieron a mediados del siglo XIX como una respuesta a los excesos de Antonio López de Santa Anna. Entre 1847 y 1857 se construyó un valladar para pro-

11 Mismeasuring our lives, New York, New Press, 2010, p. 84 y ss.

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teger a los gobernados ante el riesgo siempre latente de un regre-so del santanismo. Después de tantas recaídas autoritarias no era de descartar una más. Por eso la reforma a la Constitución de 1824 se hizo para incluir una modalidad de protección que ya se había adoptado en Yucatán, antes de que ese estado adoptara la solución extrema de separarse de la república de un caudillo. Por su parte la Constitución de 1857 incorporó la norma fiscal, todavía vigente, además de un Congreso unicamaral poderoso, en previsión de que el caudillo derrocado apenas dos años antes regresara al poder.

Lo que se explica en el contexto de una república en gesta-ción es incomprensible en una democracia avanzada. La reforma de una regla decimonónica es indispensable para construir un ré-gimen fiscal moderno, pero un cambio de esta magnitud depende de la solvencia de las instituciones representativas. En tanto que la estructura y el funcionamiento de los partidos y del Congreso, y su relación con el gobierno, no ofrezcan un perfil diferente al tra-dicional, será improbable reformar el artículo 31 constitucional. Só-lo cuando además de las garantías jurídicas se diseñen y apliquen garantías políticas, será posible modificar el sistema fiscal. No es viable adoptar normas jurídicas avanzadas en un ámbito tan deli-cado como el tributario cuando subsisten las instituciones propias de un presidencialismo tradicional, cuyo comportamiento autori-tario ha menguado sólo por imperativo de las circunstancias, pero no porque su configuración haya sido actualizada conforme a los estándares democráticos ya incorporados por la mayor parte de los sistemas presidenciales contemporáneos.

iv. el consejo social

Existen dudas en cuanto al rigor de las mediciones estadísticas en México. Por ejemplo, el registro de vivienda se encubre con el engañoso dato de “acciones” de vivienda, de manera que la cons-trucción, la reparación o el cambio de titular de una vivienda, por ejemplo, dan lugar a consignar tres acciones relacionadas con una misma vivienda.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía desempeña una función medular para procesar los datos que permiten arti-cular la política social, cultural y económica del país. Asimismo el

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Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social ha contribuido a apreciar los efectos de algunas acciones públicas. Sin embargo, en el censo de población de 2010 surgieron cuestio-namientos no aclarados en cuanto a la supresión de algunas pre-guntas que habían sido aplicadas en censos previos, y hubo que-jas no atendidas porque numerosas casas habitación no fueron visitadas por los encuestadores.

En la actualidad se está perfilando una nueva tendencia en el sentido de adoptar instrumentos de medición cada vez más finos para identificar la magnitud de los problemas y el efecto de las so-luciones adoptadas. Existen índices de desarrollo social aplicados por la ONU, por instituciones financieras internacionales y por cen-tros de prospectiva. En Bután se ha implantado un indicador na-cional de felicidad, y Stiglitz, Sen y Fitoussi han sugerido adoptar nuevas elementos para mensurar el producto nacional, además de indicadores estandarizados que permitan conocer y comparar los niveles de bienestar.12 De acuerdo con sus sugerencias se deben medir elementos que corresponden a realidades y ámbitos distin-tos pero que interactúan. Un aspecto que les interesa es determi-nar los efectos sostenidos del desarrollo económico en cuanto a la previsión de bienestar futuro. Como consecuencia del impulso que Stiglitz le ha dado a esta iniciativa, el gobierno inglés anunció a fines de 2010 su intención de recabar información que permita cuantificar los factores de bienestar social.13

Es necesario que en México desarrollemos indicadores para medir la efectividad de la legislación y que apliquemos nuevos instrumentos para mensurar el bienestar. Los estudios de impacto normativo podrían ser realizados bajo el escrutinio de un órgano representativo de los diferentes sectores sociales, imprimiendo así una nueva dimensión a las funciones tradicionales de los consejos económicos y sociales.

La medición es una tarea compleja que debe ser realizada sin el filtro de la pasión política, de la motivación ideológica y de los intereses burocráticos. Medir es una dimensión de la democracia contemporánea que permite cuantificar los resultados y trasladar el impacto de las decisiones de gobierno del ámbito emocional o utilitario a un territorio más objetivo.

El primer intento llevado a cabo en México para instituir un

12 Op. cit., pp. 126 y ss.

13 The Guardian, “Happiness index to gauge Britain’s national mood”, noviembre 15 de 2010, p. 1.

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consejo económico se produjo mediante la ley del 12 de enero de 1928 que facultó al presidente Plutarco Elías Calles para crear un “cuerpo consultivo oficial, permanente y autónomo, de iniciativa y consulta necesaria en asuntos económico-sociales, integrado por representantes del gobierno, de los obreros, los industriales, los comerciantes, los agricultores, la banca, las sociedades científicas y los consumidores”. Con fundamento en esa facultad, el presidente expidió una ley el 10 de mayo siguiente estableciendo el Consejo Nacional Económico como órgano de consulta del gobierno en cuanto a los proyectos de ley o reglamento relacionados con cuestiones de carácter económico–social. El Consejo tenía también la facultad de presentar al presidente y a las autoridades de los estados las iniciativas que considerara adecuadas en esas materias. En su integración participaban 38 consejeros, de los cuales 7 eran gubernamentales y los restantes designados por las siguientes entidades: Universidad Nacional, sociedades científicas y culturales, Banco de México, compañías de seguros, confederaciones de cámaras agrícolas, de comercio y de industria, instituciones de transporte, asociaciones de propietarios, sindicatos y cooperativas. El Consejo sesionaba los diez primeros días de cada trimestre.

Dos años más tarde, el 10 de enero de 1930, el Congreso au-torizó al presidente Pascual Ortiz Rubio para derogar la ley del 10 de mayo de 1928 y conforme a la Ley General de Planeación del 12 de julio de 1930 el Consejo Nacional Económico fue remplazado por la Comisión Nacional de Planeación, con un enfoque distinto al de su origen. Se mantuvo, no obstante, la presencia de las insti-tuciones incluidas en el Consejo y fueron adicionadas otras: Aca-demia Nacional de Historia y Geografía, Asociación de Ingenieros y Arquitectos, Asociación Médica Mexicana, Barra de Abogados, Centro Nacional de Ingenieros, Sociedad de Arquitectos Mexica-nos, Sociedad Científica Antonio Alzate y Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Lo más relevante de esa Comisión fue la serie de facultades que se le confirieron en materia de topografía, catastro, cartas geográficas y desarrollo urbano y habitacional.

La presencia de un consejo social contribuye a armonizar la re-presentación política y la representación ciudadana. Para integrar el congreso es preciso fortalecer a los partidos y para integrar el consejo se requiere la participación organizada de la sociedad. De esta manera se estructuran dos grandes formas de movilización cívica y de expresión colectiva sin que una sola de ellas monopo-

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lice la representación del interés general. Es una forma comple-mentaria y moderna de separación del ejercicio del poder. La he-gemonía de los partidos puede conducir a una hipertrofia que se conoce como partidocracia y la prevalencia de las organizaciones sociales puede culminar en un nuevo corporativismo fascistizante porque se basa en la erosión de las organizaciones políticas e im-planta en las instituciones sociales la ley de hierro propia de toda organización de poder.

El tipo de consejo que propongo tendría una labor constructi-va que iría más allá de la consulta circunstancial y de la propuesta libre porque tendría a su cargo certificar el rigor de los insumos informativos para la evaluación de las decisiones del gobierno, del congreso y de la judicatura. Más que definirlo por sus objetivos económico-sociales, ecológicos y culturales, habría que caracte-rizarlo por su integración exclusivamente social. Sería relevante contar con un congreso de matriz política y un consejo de matriz social. Así, al lado del Congreso de la Unión figuraría el Consejo Social. Al primero le corresponde la representación política de la nación y al segundo le incumbiría la observación organizada por parte de la sociedad.

v. instituciones Democráticas e instituciones sociales

La historia institucional muestra los altibajos de las institucio-nes en materia social. Un edicto de Diocleciano, del año 301, con-tiene una notable reflexión relacionada con el bienestar social en una sociedad urbana. Al fijar los precios máximos de los bienes de consumo y de algunos servicios, se reguló el mercado en las ciudades del imperio. Las consideraciones centrales del edcito tie-nen vigencia en nuestro tiempo. Sobresale el concepto de com-munes aequo porque identificaba una nueva vertiente de equidad. La distinción entre justicia y equidad que aparece en los autores clásicos, atribuía a ambas un sentido individual.14 Pero la idea de equidad común representaba un cambio sustancial en tanto que se preludiaba lo que hoy caracterizamos como derecho social.

14 Véase Veleyo, Historia de Roma, II, 126. Cicerón incluso alude a la posibilidad de apoyarse en la equidad en

contra del derecho. Del orador, I, 240; en otro texto distingue entre derecho natural (equitas) y derecho positivo

(ius) [ius civile est aequitas constituta], Tópicos, II, 9.

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En las consideraciones preliminares del edicto, Diocleciano mencionaba las necesidades colectivas (communis nece), censu-raba la avaricia y el egoísmo de los poderosos que creaban una situación “detestable y cruel” para los pobres. La contundencia de sus palabras se acentuó al afirmar que “aquellos cuya extrema ne-cesidad ha llevado a una condición desesperada” debían ser aten-didos por el poder. Atribuía la situación imperante a los enemigos de las personas y de la comunidad (inimicos singulis et universis) a la “pasión inmoderada por el lucro”. Para remediar ese estado de cosas expidió el edicto en el que no fijaba los precios de los productos y de los servicios, porque eso, dijo, daría lugar a abu-sos; optó en cambio por establecer el máximo que esos precios podían alcanzar. De esa forma, concluía, se atendía el bien público (publico beningnis). La lista fue amplísima.15

El edicto estaba precedido por remotas prácticas de filantro-pía pública. La distribución de dinero en efectivo fue uno de los mecanismos de control social ideado desde la república que se hizo rutinaria a partir del imperio. Las políticas de trasferencia de dinero, como las que en la actualidad aplican Bangladesh (Fema-le secondary school stipend programme), Brasil (Bolsa de familia), México (Oportunidades) y Sudáfrica (Child support grant), por ejemplo, ya había sido puestas en operación en Roma. En el pe-riodo de Augusto la frumentium (subsidio social) llegó a beneficiar a doscientos cincuenta mil hombres en una población de alrede-dor de cinco millones de personas libres. Esto representaba casi el diez por ciento de la población masculina libre. A estos se suma-ban ciento cuarenta mil soldados16 y un número elevado de funcio-narios administrativos, por lo que puede inferirse que una de cada cinco personas libres disfrutaba de un estipendio del Estado.

Lo más relevante es que durante la república la política de transferencias en efectivo incumbía al Senado, no a los cónsules; a partir de Augusto las decisiones las tomó el emperador. Por otra parte la técnica de distribución de la riqueza se llevó a cabo de una forma que también fortalecía la posición dominante del em-perador. Para financiar las transferencias y los gastos castrenses y administrativos, se adoptó un mecanismo que tuvo profundos efectos políticos: la confiscación de bienes de las personas pros-critas o sentenciadas por traición. Según Suetonio, sólo durante

15 “The Edict of Diocletian”, en Frank, Tenney, Rome and Italy of the Empire, Baltimore, Johns Hopkins

Press, 1940, pp. 307 y ss.

16 Frank, op cit. pp 5 y ss.

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sus trece años de gobierno Claudio impuso la pena máxima a 35 senadores y a más de 300 aristócratas.17 Esa media anual de 26 homicidios oficiales le permitió, junto con otras medidas recauda-torias, contar con los recursos para construir el puerto de Ostia y para una intensa actividad castrense que le facilitaba mantener a la clase dirigente ocupada y lejos de Roma.

La experiencia romana mostró que las políticas que promue-ven el bienestar de una parte de la población pueden encubrir propósitos autoritarios. Los casos de Napoléon III y de Bismark confirman esa tendencia y la reproducen los sistemas identifica-dos como populistas en el siglo XX. Esa propensión denota que las instituciones de bienestar pueden ser un riesgo para las libertades cuando no van acompañadas por instituciones democráticas. Otro problema de las instituciones de bienestar es que suelen potenciar la corrupción política y administrativa. Esas desviaciones son frecuentes en los sistemas políticos que procuran legitimarse en virtud de las prestaciones conferidas a diversos segmentos de la sociedad y sólo pueden limitarse con instituciones eficaces de control político.

El Estado de bienestar dista de ser una panacea. Históricamen-te ha demostrado que auspicia autoritarismo y corrupción. Por eso, para estar en condiciones de impulsar acciones encaminadas a promover la equidad social, es indispensable fortalecer las insti-tuciones democráticas. A la inversa, las solas instituciones demo-cráticas sin su correlato en las sociales pueden generar procesos de concentración de la riqueza que repercuten en la del poder po-lítico. Un Estado constitucional sólo se consolida cuando entran en sinergia las instituciones democráticas y las instituciones sociales.

vi. consiDeraciones Finales

Es importante remediar los desvíos a los que se ha llegado en perjuicio de los intereses y de los derechos sociales y también evi-tar una recaída en el autoritarismo burocrático. La racionalización del poder no consiste en sustituir un radicalismo por otro; reiniciar el ciclo de las reivindicaciones excluyentes solo llevaría a recorrer

17 Vida de los césares, Claudio, 29.

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de nuevo un camino cuyos accidentes ya se conocen. La respon-sabilidad pública consiste en remediar las deformaciones institu-cionales que están en el origen de la pobreza, de la violencia, de la arbitrariedad y de la corrupción.

La construcción de instituciones sociales y políticas que garanticen equidad implica un nuevo tipo de equilibrios que son posibles si se utilizan, en el gran escenario del poder, los nuevos instrumentos del saber.

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ensayos

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uNa clasIfIcacIóN de los derechos de la JustIcIa socIal*

Jorge CArpizo**1

resuMen: Este ensayo persigue una finalidad didáctica: otorgar una visión general de todos los derechos sociales que contiene la Constitución Mexicana de 1917. Con tal finalidad se propone una clasificación novedosa y amplia de esos derechos.

Asimismo, el ensayo señala todos los instrumentos procesales, de carácter jurisdiccional o de otra naturaleza que otorga el orden jurídico mexicano para la protección de los derechos de la justicia social, para así superar la concepción de que dichos derechos son ideales o normas programáticas por no tener ninguna protección procesal. Desde luego, en el ensayo queda claro que aun esta pro-tección y defensa, en muchos casos, es incompleta o deficiente, y que el camino por recorrer todavía es largo, pero no es posible olvidarse de lo que ya existe.

pAlAbrAs ClAve: Derechos de la justicia social, derechos de los grupos vulnerables, derechos de los trabajadores y campesinos, protección procesal de los derechos de la justicia social.

suMArio:2 I. Una propuesta de clasificación de los derechos de la justicia social. II. Protecciones y prestaciones para la población en general: los derechos patrimoniales. III. Protecciones y prestaciones para la población en general: diversos derechos IV. Derechos por pertenecer a un grupo vulnerable: los derechos de los indígenas. V. Derechos por pertenecer a un grupo vulnerable: derechos de la familia y el menor. VI. Derechos por pertenecer a un grupo vulne- rable: los derechos de los trabajadores del campo, los de los traba-jadores en general y los de la seguridad social. VII. Instrumentos del Estado para hacer efectivos los derechos sociales: la rectoría del desarrollo nacional. VIII. Instrumentos del Estado para hacer efec-tivos los derechos sociales: las labores de planeación y los apoyos a los actores económicos.

* Agradezco a mis colegas investigadores los doctores Patricia Kurczyn Villalobos y Juan Vega Gómez

sus atinadas observaciones y el tiempo que le dedicaron a leer el manuscrito. Cualquier error que el ensayo

pueda contener es responsabilidad exclusiva del autor. Asimismo agradezco el apoyo de la Sra. Isabel

Cacho, quien transcribió el manuscrito.

** Investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la cual fue rector, adscrito al

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i. una propuesta De clasiFicación De los DerecHos De la justicia social

1. La declaración de los derechos de la justicia social en la Constitución mexicana de 1917 es, como la de los derechos civiles y políticos, amplia y con frecuencia, precisa.

Todos los derechos humanos forman una unidad y se imbrican entre sí; clasificarlos es difícil y podría parecer que hasta inútil. No obstante, resulta provechoso para quien se aproxima a ellos para contemplar un panorama general de los mismos y, tal vez, auxilie a su comprensión.

Para quien elabora la clasificación se presentan dificultades. En varias ocasiones no es diáfano decidir en qué casillero se co-loca mejor al derecho. Hay que tomar una decisión, la cual es, lo admito, discutible. Sin embargo, acometí tal labor en virtud de que mis alumnos me han expresado que las clasificaciones que con anterioridad he presentado les han reportado alguna utilidad.

La siguiente clasificación que propongo es más elaborada y específica que aquella que propuse en 1969; lo primero que hago es mostrar un cuadro sinóptico de la misma:

Declaración de los derechos de la justicia social en la Constitu-ción mexicana de 1917.

Instituto de Investigaciones Jurídicas, donde se desempeñó como director. Investigador Nacional Emérito del

Sistema Nacional de Investigadores. Presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.contener

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I. Protecciones y prestaciones para la población en general

1. Derechos patrimoniales

2. Derechoa la educación

3. Derechoa la protección de la salud

4. Derecho a la información

5. Derecho a la vivienda

6. Derecho de los consumidores

7. Derecho al trabajo

8. Derecho a la seguridad social

a) de la Naciónb) de la persona

i) en cuanto persona colectivaii) en cuanto individuoiii)tanto en cuanto persona colectiva como en cuanto individuo

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II. Pertenencia aun grupo vulnerable

1. Derechosde los indígenas

2. Derechos de la familia y el menor

3. Derechosdel trabajadordel campo

4. Derechos delos trabajadores

5. Derechos de la seguridad social

a) como pueblo y comunidadb) como persona

a) de la familiab) del menor

a) como integrante de un grupob) en cuanto persona

a) que tienen un contrato o relación de trabajo b) de los poderes de la Unión y el Distrito Federal

i) de naturaleza colectivaii) de naturaleza individualiii) de naturaleza jurisdiccional

i) de naturaleza colectivaii) de naturaleza individualiii) de naturaleza jurisdiccional

a) de quienes tienen un contratoo relación de trabajob) de quienes trabajan en los poderes de la Unión y el Distrito Federalc) de quienes trabajan en el sector público y se rigen por una relación especial

III. Instrumentos del Estado para hacer efectivos los derechos sociales

1. Tradicionales

2. Propios del Estado Social

a) Rectoría del desarrollo nacionalb) Labores de planeaciónc) Apoyos e impulsos a los actores económicos

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2. De la anterior clasificación llama la atención la inclusión de los instrumentos con que cuenta el Estado para hacer efectivos los derechos sociales, en virtud de que no son realmente dere-chos, sino los medios o procedimientos para hacer realidad dichos derechos.

La razón por la cual los incluí se debe a que el Estado social y los derechos sociales forman una unidad indestructible. Sin dere-chos sociales no existe Estado social, y éste se actualiza en cuanto hace efectivos esos derechos en un sistema democrático. El nom-bre preciso es “Estado social y democrático de derecho”. Derecho social es únicamente su abreviatura.

En otras palabras, en lo relativo al Estado social resulta com-plicado separar los derechos del aspecto instrumental o procesal para hacerlo efectivo. Son un todo, constituyen una unidad.

Consideración aparte merecen las garantías-procesales para hacer efectivo cada uno de esos derechos, las que, desde luego, no están incluidas en la clasificación. Éstas forman parte de lo que en América Latina se denomina derecho procesal constitucional y, en Europa, jurisdicción o justicia constitucional, cuyo contenido son las garantías constitucionales de carácter procesal1, a grado tal que a esta denominación la doctrina le suprime el nombre de procesal, por ser parte de la naturaleza de las garantías, pero yo lo enfatizo, en virtud de la tradición mexicana del término de garan-tía individual.

El primer grupo de derechos sociales lo constituye el que se refiere a las protecciones y prestaciones para la población en ge-neral. Es el resultado de la evolución de los derechos humanos, y una consecuencia de que toda persona debe ser protegida, y del crecimiento de las clases medias en muchos países. ¿Será posi-ble que en el plazo mediano este grupo de derechos de la justicia social constituya el peso más importante, debido a que continúe creciendo la clase media y logre mayores niveles de bienestar?

1 Fix-Zamudio, Héctor, “Las garantías constitucionales en el derecho mexicano”, en Revista de la Facultad de Derecho, Culiacán, Sinaloa, núm. 3, t. II, 1967, p. 179; del mismo autor, Estudio de la defensa de la Constitución en el ordenamiento mexicano, México, Porrúa/UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2011, pp. 70-75; Carpizo,

Jorge, Estudios Constitucionales, México, Porrúa y UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2003, p. 198;

Carpizo, Jorge y Carbonell, Miguel, Derecho constitucional, México, Porrúa y UNAM-Instituto de Investigaciones

Jurídicas, 2009, pp. 66-75.

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ii. protecciones y prestaciones para la poBlación en General: los DerecHos patrimoniales

3. Dentro de este gran grupo, el primer apartado se refiere a los derechos patrimoniales, los que he subdividido en derechos patrimoniales de la nación y derechos patrimoniales de la persona.

De nuevo surge un problemilla: ¿Cómo que derechos de la Na-ción? si los derechos humanos lo son de las personas. Si no, tam-bién sería válido hablar de los derechos humanos de la naturaleza, de la tierra, de las plantas, de los animales; a todos ellos hay que cuidar y proteger indiscutiblemente porque, al final de cuentas, re-percuten en nuestro nivel y calidad de vida, pero no son derechos humanos, cuya esencia es la dignidad humana.

Me refiero a los derechos patrimoniales de la nación, en virtud de que más allá del concepto de nación que se tenga, ésta es al-go real, actuante, compuesta de personas (nacionales y residentes extranjeros), y que constituye una unidad de aplicación de normas jurídicas, y en México la nación es propietaria del territorio - enten-dido de manera amplia- para cuidarlo y aprovecharlo en beneficio de todos los habitantes del país. La propiedad de la nación tiene como finalidad mejorar la calidad de vida de la población. Por ello incluyo esos derechos en la declaración de carácter social y, si se quiere, lo son en forma indirecta, aunque deben resultar en benefi-cios muy directos, y esa es la concepción de nuestra Constitución al asignarle a la propiedad una función social.

Los derechos patrimoniales de la nación son los siguientes:- Propietaria originaria de las tierras y aguas comprendidas en

el territorio nacional (artículo 27, párrafo 1).- La regulación, en beneficio social, del aprovechamiento de

los elementos naturales de apropiación con el objeto de hacer una equitativa distribución de la riqueza pública, cuidar de su conser-vación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana (artículo 27, párrafo 3).

- La imposición a la propiedad privada de las modalidades que dicte el interés público (artículo 27, párrafo 3).

- Evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad (artículo 27, párrafo 3).

- Dominio directo de todos los recursos naturales del país que

iurisdictio 199

se encuentren en cualquier parte del territorio, tales como los combustibles minerales sólidos, el petróleo y el espacio situado sobre el territorio nacional (artículo 27, párrafo 4).

- Enumeración de las aguas que son propiedad de la nación (artículo 27, párrafo 5).

- Establecimiento y supresión de reservas nacionales por parte del gobierno federal (artículo 27, párrafo 6). Nótese que este dere-cho también es de carácter instrumental y lo pude haber colocado dentro de la rectoría del Estado.

- Aprovechamiento de los combustibles nucleares para la ge-neración de energía nuclear y la regulación de sus aplicaciones en otros propósitos (artículo 27, párrafo 7).

- Los derechos de soberanía y de jurisdicción en la zona eco-nómica exclusiva, situada fuera del mar territorial y adyacente a éste (artículo 27, párrafo 8).

- Los estados, el Distrito Federal y los municipios tienen plena capacidad para adquirir y poseer todos los bienes raíces necesa-rios para los servicios públicos (artículo 27, VI).

- No constituyen monopolios las funciones que el Estado ejer-za de manera exclusiva en las materias que la Constitución y las leyes federales expresamente señalen (artículo 28, párrafo 4).

4. Los derechos patrimoniales de la persona en cuanto a su carácter colectivo son:

- Organización de la tierra en ejidos y comunidades (artículo 27, párrafo 3).

- Las asociaciones religiosas sólo pueden adquirir, poseer o ad-ministrar los bienes indispensables para su objeto (artículo 27, II).

- Las instituciones de beneficencia pública o privada sólo pue-den adquirir los bienes raíces indispensables para cumplir con su objeto (artículo 27, III).

- Las sociedades mercantiles por acciones pueden ser propie-tarias de terrenos rústicos, únicamente en la extensión necesaria para el cumplimiento de su objeto y se establecen máximos de extensión a esos terrenos (artículo 27, IV).

- Los bancos podrán tener capitales impuestos sobre propie-dades urbanas y rústicas de acuerdo con la ley, pero no podrán ser propietarios o administradores de bienes raíces sino sólo de los enteramente necesarios para su objeto directo (artículo 27, V).

- No constituyen monopolios las sociedades cooperativas de producción que en defensa de sus intereses o del interés general vendan directamente en los mercados extranjeros los productos

iurisdictio 200

nacionales o industriales, con una serie de requisitos, y cuidándose el interés social (artículo 28, párrafo 9).

5. Los derechos patrimoniales de la persona en cuanto indivi-duo son:

- La transmisión de la propiedad privada, por parte de la na-ción, a los particulares (artículo 27, párrafo 1).

- La expropiación de esa propiedad por causa de utilidad pú-blica y mediante indemnización (artículo 27, párrafo 2), así como las reglas de dicha expropiación y el pago de la indemnización, cuya precisión corresponde a las leyes federal y a las de los esta-dos (artículo 27, VI). Los derechos de este inciso y del anterior los puede gozar también una persona colectiva, pero son primordial-mente derechos del individuo.

- El establecimiento de la pequeña propiedad rural y ganadera (artículo 27, párrafo 3), así como sus límites máximos de tierra (ar-tículo 27, XV).

- La apropiación de las aguas del subsuelo por parte del due-ño del terreno, lo que se puede reglamentar en razón del interés público o cuando se afecten otros aprovechamientos (artículo 27, párrafo 5).

- No constituyen monopolios los privilegios que por tiempo determinado se conceden a autores, artistas e inventores (artículo 28, párrafo 10).

6. Los derechos patrimoniales de la persona tanto en cuanto persona colectiva como en cuanto individuo son:

- Prohibición y fraccionamiento de los latifundios (artículo 27, IV, XV y XVII), porque esta disposición beneficia a los ejidos, co-munidades y pequeña propiedad agraria y ganadera.

- Concesión y cancelación a los particulares, por parte del eje-cutivo federal, de la explotación, uso o aprovechamiento de bienes del dominio de la nación, los que son inalienables e imprescripti-bles. No se pueden concesionar los que señala la propia Constitu-ción (artículo 27, párrafo 6).

- El Estado puede, en casos de interés nacional, concesionar la prestación de servicios públicos o la explotación, uso y apro-vechamiento de bienes de dominio de la Federación, salvo las excepciones constitucionales, pero debe asegurar la eficacia del servicio, la utilización social de los bienes y evitar la concentración que contraríe el interés público (artículo 28, párrafo 10).

7. Los principios constitucionales que establecen que la pro-piedad originaria y el dominio directo de todos los recursos na-

iurisdictio 201

turales de nuestro territorio corresponden a la nación, tienen su fundamento en el principio de soberanía, y no se necesita ningún otro. Algún autor considera que dicha decisión constituye una es-pecie de derecho real de derecho público o un derecho real ins-titucional que el Estado posee sobre su territorio2. En mi opinión son criterios que salen sobrando y muy secundarios respecto al del ejercicio de la soberanía. ¿Cómo va a ser soberano un pueblo cuyo territorio no sea suyo? ¿Cómo va a ser soberano un pueblo que no pueda disponer de sus recursos naturales en su beneficio?

En consecuencia, esa propiedad y esos recursos naturales de-ben beneficiar a todos los habitantes del país, no a unos cuantos. De aquí su proyección y función sociales, y que el Estado pueda imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el inte-rés público, y que el propio Estado sea quien regule los elementos naturales susceptibles de apropiación, “con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conser-vación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana”, como dispone el artículo 27 c. La concepción romana de la propiedad, que perduró por siglos, y que la entendía como el derecho a tener, usar y abusar del bien, quedó deshecha; se le envió al museo de la historia, y al lugar de las instituciones que fueron paradigmas de la desigualdad, del egoísmo y de la explotación del hombre por el hombre.

Así, la propiedad privada constituye un derecho, desde luego que sí, pero limitado por su función social y por el interés público.

El artículo 27 c. establece tres tipos de propiedad: i) pública, ii) social, y iii) privada, y cada una de ellas posee las características señaladas por la Constitución y las diversas leyes que la reglamen-tan la materia.

La propiedad pública se encuentra sujeta a un sistema jurídico particular, por su énfasis en el beneficio social y el interés común.

La propiedad social goza de una protección especial del Es-tado, y se constituye principalmente por los bienes ejidales y co-munales. Estos últimos son los que pertenecen a las poblaciones indígenas y que fueron reconocidos desde la época colonial, pero que fueron usurpados durante el siglo XIX a favor de unas dece-nas de personas.

La propiedad privada goza de los derechos establecidos en

2 González Uribe, Héctor, Teoría política, México, Porrúa, 1972, pp. 296-298.

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la Constitución y se encuentra limitada por la propia ley funda-mental y sus reglamentos. Por ejemplo, a la pequeña propiedad agrícola y ganadera, en 1948, se le fijaron sus límites, se facultó al ejecutivo federal a otorgarle un certificado de inafectabilidad con la finalidad de garantizarle seguridad jurídica; certificado que era protegido incluso a través del juicio de amparo. Ese certificado en la actualidad ya desapareció y en consecuencia, no es necesario para la defensa judicial de esa propiedad.

El ejido es una modalidad de propiedad que se estableció pa-ra dotar de tierras a los campesinos que carecieran de ellas, y las pueden poseer en forma colectiva o en parcelas, pero en principio son inenajenables e imprescriptibles, régimen que se flexibilizó en 1992 para permitir que comuneros y ejidatarios puedan asociarse entre sí, con el Estado o con terceros, así como otorgarles el uso de sus tierras. En el caso de los ejidatarios, también pueden trans-mitir sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de población.

El artículo 27 c es uno de los más reformados a partir de 1934. En este año se estableció el reparto agrario, su reglamentación y las instituciones que lo llevarían a cabo. En la reforma de 1992 se derogó esa modificación debido a que ya no existían tierras para repartir, y al no poderse satisfacer las peticiones se creaban incer-tidumbres y falsas expectativas, lo que redundaba en forma ne-gativa en la productividad y los ingresos de los campesinos. La reforma de 1992 hay que relacionarla con la prohibición de los la-tifundios y las reglas para su fraccionamiento y enajenación, así como con las extensiones que llegasen a exceder los límites que la Constitución señala para la pequeña propiedad agraria o ganadera3.

3 Valadés, Diego, “Comentario al artículo 27”, en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Comentada y concordada, México, Porrúa y UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2006, pp. 532-538;

Fix-Zamudio, Héctor, “200 años de evolución constitucional de los derechos humanos en el derecho mexicano”,

en 200 años de derechos humanos en México, México, CNDH y Archivo General de la Nación, 2010, pp. 29-30; No-

riega Cantú, Alfonso, Los derechos sociales creación de la Revolución de 1910 y de la Constitución de 1917, México,

UNAM-Facultad de Derecho, 1988, pp. 110-111; Mendieta y Nuñez, Lucio, Introducción al estudio del derecho agra-

rio, México, Porrúa, 1966, pp. 96-99 y 247-250; Lemus García, Raúl, Derecho agrario mexicano, México, Porrúa,

1991, pp. 329-339 y 357-361; Armienta Calderón, Gonzalo M., “La modernización del derecho agrario mexicano”,

en Valdés Abascal, Rubén y Romero Apis, José Elías (coords.), La modernización del derecho mexicano, México,

Porrúa, 1994, pp. 291-303; Valdés Abascal, Rubén, “La reforma al artículo 27 constitucional, en la obra anterior-

mente citada; Chávez Padrón, Martha, El derecho agrario en México, México, Porrúa, 1999, pp. 289-301 y 399-438.

iurisdictio 203

iii. protecciones y prestaciones

para la poBlación en General: Diversos DerecHos

8. Los derechos a la educación son:- Toda persona tiene derecho a recibir educación (artículo 3,

párrafo 1).- El Estado está obligado a proporcionar educación preescolar,

primaria y secundaria (artículo 3, párrafo 1), obligación que abarca a los padres en relación con sus hijos (artículo 31, I).

- La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar ar-mónicamente las facultades del ser humano y fomentará en él, el amor a: la patria, la conciencia en la solidaridad internacional, la independencia y la justicia (artículo 3, párrafo 2).

- La educación será laica, ajena a cualquier doctrina religiosa (artículo 3, I).

- Para garantizar que la enseñanza cumpla con las finalidades que señala la Constitución, el ejecutivo federal determinará los planes y programas de estudio de la educación preescolar, prima-ria, secundaria y normal para toda la República (artículo 3, III).

- La educación que imparta el Estado será gratuita (artículo 3, IV).- Los particulares podrán impartir educación en todos sus ti-

pos y modalidades. En los términos que establezca la ley, el Esta-do otorgará y retirará el reconocimiento de validez oficial a los es-tudios que se realicen en los planteles particulares (artículo 3, VI).

- Autonomía a las universidades y demás instituciones de edu-cación superior si su ley se las otorga, y se precisan las caracterís-ticas de la autonomía (artículo 3, VII).

9. La educación es el derecho a instruirse para poder realizar un destino personal; es también una obligación que el Estado tie-ne de proporcionar a la persona los medios para alcanzar su desti-no, el cual tiene que realizarse en sociedad.

La educación es una función social y un servicio público, en los términos del artículo 3, VIII. Cualquier persona puede exigir al Es-tado que le proporcione los medios para adquirir los conocimien-tos y poder ejercer un oficio o una profesión; todos tenemos el derecho de ser instruidos para realizar una labor útil a la sociedad. A su vez, la persona tiene la responsabilidad de aprovechar esa educación y de cumplir los requisitos para ir aprobando los cursos y ascender de nivel educativo.

Lo más valioso que un país posee son sus recursos humanos, y

iurisdictio 204

mientras éstos se encuentren mejor preparados, mayor será la gran-deza de ese país. Las naciones más prósperas son aquellas donde la población se encuentra con mejores índices de educación.4

La parte final del párrafo 4 del artículo 5 establece: “Los servi-cios profesionales de índole social serán obligatorios y retribuidos en los términos de la ley y con las excepciones que ésta señale”.

Este párrafo establece una obligación; también es primordial-mente un derecho, ya que el servicio será retribuido. La obligación consiste en corresponder a la sociedad los sacrificios que ésta rea-lizó para que otro individuo lograra una educación integral.

10. El artículo 4, párrafo 3, establece que toda persona tiene derecho a la protección de la salud, y será la ley la que definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud.

En 1983 se reconoció este derecho en nuestra Constitución, el cual ya se había recogido en las declaraciones Universal de los De-rechos Humanos y Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre. En dicha fecha, México había logrado algunos éxitos en relación con el mencionado derecho, que se pueden sintetizar en que en 1930 la expectativa de vida era de 34 años; en cambio, en 1983 se había ampliado a 65.5

Entre los propósitos de esa reforma constitucional se encuen-tran: un grado de descentralización de esos servicios para una ma-yor intervención y responsabilidad de las entidades federativas; el mejoramiento de esos servicios y - de acuerdo con la respectiva exposición de motivos - el establecimiento de un verdadero sis-tema nacional de salud con la coordinación entre las instituciones que prestan dichos servicios; mejor vinculación entre los requeri-mientos de la salud y las instituciones de educación superior que preparan a los profesionales de la materia, y la operación cabal de un cuadro básico de medicamentos.6

11. El derecho a la información comprende:

4 Lara Ponte, Rodolfo, Los Derechos Humanos en el Constitucionalismo Mexicano, México, UNAM-Instituto

de Investigaciones Jurídicas y Cámara de Diputados, LV Legislatura, 1993, pp. 174-175; Cisneros Farías, Germán,

El artículo tercero constitucional. Análisis histórico, jurídico y pedagógico, México, Trillas, 1970, pp. 109-132;

Sánchez Vázquez, Rafael, Derecho y educación, México, Porrúa, 1998, pp. 134-142; Carpizo, Jorge, “Ley Federal

de Educación”, en Legislación y Jurisprudencia, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, año 2, núm.

2, 1973, p. 351; del mismo autor, “La Garantía Constitucional de la Autonomía Universitaria”, en Legislación y Jurisprudencia, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, año 9, núm. 9, 1980, pp. 713-718; Valencia

Carmona, Salvador, Derecho, autonomía y educación superior. Derecho de la educación y de la autonomía,

México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, Instituto Politécnico Nacional, 2003, pp. 74-92 y 105-109.

5 Kumate, Jesús, La salud de los mexicanos 1929-2000, México, El Colegio Nacional, 2010, p. 9.

6 Ruiz Massieu, José Francisco, “El contenido programático de la Constitución y el nuevo derecho a la pro-

tección de la salud”, en Ruiz Massieu, José Francisco y Valadés, Diego (coords.), Nuevo derecho constitucional mexicano, México, Porrúa, 1983, pp. 417-423. La exposición de motivos de esta reforma constitucional se puede

consultar en esta misma obra, pp. 458-460.

iurisdictio 205

- Acceso a la información pública con prevalencia del principio de máxima publicidad y de acuerdo con las reglas establecidas en la propia Constitución (artículo 6, párrs. 2 y 3).

- Protección de la información referente a la vida privada y da-tos personales (artículo 6, II).

- Acceso gratuito, sin necesidad de acreditar interés alguno o de justificar su utilización, a la información pública, a sus datos personales o a la rectificación de éstos (artículo 6, III).

En 1977 se adicionó el artículo 6 c. con una oración: “El de-recho a la información será garantizado por el Estado”, que fue parte de la reforma política que se efectuó en ese año, y resultado de las audiencias llevadas a cabo en la Secretaría de Gobernación, donde se manifestó la diferencia entre la libertad de expresión co-mo una “garantía individual y el derecho a la información como una garantía social de los receptores de la información, encuadra-da dentro del modelo de la preeminencia del interés social y que garantiza el pluralismo ideológico de la sociedad”;7 también se se-ñaló la obligación del Estado de informar clara y profusamente a la nación.8

Hubo varios intentos para reglamentar dicho derecho: en 1981, 1995 y 1998, que fracasaron ante las críticas de diversos medios de comunicación,9 interesados en preservar sus intereses y privilegios.

En 2002 se aprobó la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, que, como su nombre lo señala, garantiza el acceso de toda persona a la información en posesión de los poderes federales, los órganos constitucionales autónomos, órganos con autonomía legal, y cualquier otra entidad federal.

Dicha ley persigue que el gobierno y los órganos federales en-treguen información sobre su manera de trabajar, el uso de los re-cursos públicos y sus resultados, salvo la información reservada o confidencial de acuerdo con las disposiciones de la propia Ley. Para aplicar y hacer vigentes las normas de esa Ley se creó el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), como un órgano con autonomía operativa, presupuestaria y de decisión.10

7 Reforma Política I, México, Gaceta Informativa de la Comisión Federal Electoral, Audiencias públicas, 1977, p. 243.

8 Ibidem, p. 286.

9 Carpizo, Jorge, Temas constitucionales, México, Porrúa y UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2003, pp. 409-413.

10 Carpizo, Jorge, “La reforma del Estado en 2007 y 2008”, en Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, núm. 19, 2008, pp. 25 y 26;

Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, Transparencia, acceso a la información y datos personales,

México, IFAI, 2003, 139 pp.; en el número siete de Comparative Media Law Journal, México, Fundación Konrad

Adenauer, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2006, se encuentran artículos muy interesantes sobre el

acceso a la información pública en Chile, España y Perú.

iurisdictio 206

En virtud de que las legislaciones de las entidades federativas sobre la materia eran muy diversas, heterogéneas y desiguales, y que, en muchos casos, más que la protección a un derecho resul-taba una restricción al mismo, se reformó el artículo 6 c. en julio de 2007 para incluir los derechos y precisiones a los que aludí al comienzo de este inciso.11

12. El derecho a la vivienda está reconocido en el artículo 4, párrafo 5, que establece: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa…”. De inmediato salta a la vista que en este caso el sujeto activo del derecho no es la persona, sino la familia, con lo que se estaría excluyendo a varios grupos de perso-nas, a todos aquellos que viven aislados por las más diversas razo-nes, como la soltería, viudez o vejez, y no existe causa alguna para esta discriminación. Además, el párrafo se refiere al disfrute, no a la adquisición, con lo cual el derecho puede resultar de efectos transitorios y, desde luego, no es lo mismo rentar que ser propie-tario de la vivienda que se habita.

Una vivienda “digna y decorosa” está estrechamente relacio-nada con diversos derechos, como son, entre otros, a la privaci-dad, a la salud, al agua potable, a la electricidad, al alcantarillado, al medio ambiente adecuado, a baños al interior de la vivienda.

La Constitución hace referencia al derecho a la vivienda en otros artículos y para grupos precisos. A pesar de que nos encon-tramos en el apartado de derechos de carácter general para toda la población, considero que es lugar apropiado para enunciar cin-co casos específicos para tener la panorámica de este derecho:

- Acciones de las autoridades federales, estatales y municipa-les para facilitar el acceso al financiamiento público y privado para la construcción y mejoramiento de viviendas para los integrantes de las comunidades indígenas (artículo 2, B, IV).

- Las empresas estarán obligadas a proporcionar a los traba-jadores habitaciones cómodas e higiénicas a través de aportacio-nes a un fondo nacional de la vivienda que permita establecer un sistema que otorgue crédito barato y suficiente para adquirir en propiedad su vivienda (artículo 123, A, XII). Para ello se creó un or-ganismo (INFONAVIT) integrado por representantes del gobierno federal, de los trabajadores y de los patrones, a través de la expe-

11 Becerra, Ricardo y López Ayllón, Sergio, “Transparencia: horas decisivas”, en Periódico Reforma, Enfoque,

México, 13 de abril de 2008, p. 7; véase Becerra, Ricardo y Lujambio, Alonso, “Por qué constitucionalizar”, en

López Ayllón, Sergio (coord.), Democracia, transparencia y Constitución, México, IFAI, UNAM-Instituto de Inves-

tigaciones Jurídicas, 2007, pp. 173-197; Gómez Gallardo, Perla y Villanueva, Ernesto, Indicadores de transparencia y reforma del artículo 6° constitucional, México, Trust, 2007, p. 195.

iurisdictio 207

dición de una ley que es de utilidad social. - A los trabajadores del gobierno federal y del Distrito Federal

se les proporcionarán habitaciones baratas, en arrendamiento o en venta (artículo 123, B, XI, f).

- El Estado establecerá un sistema de financiamiento que per-mita otorgar a sus trabajadores federales y del Distrito Federal, crédito barato y suficiente para que puedan adquirir en propiedad habitaciones cómodas e higiénicas, o bien para construirlas, repa-rarlas, mejorarlas o pagar pasivos (artículo 123, B, XI, f).

- El Estado proporcionará iguales derechos a los mencionados en el párrafo anterior a los miembros en activo del ejército, fuerza aérea y armada, a través del organismo encargado de su seguri-dad social (artículo 123, B, XIII, párrafo 4).

13. Los derechos de los consumidores son los siguientes:- Prohibición de los monopolios y las prácticas monopólicas,

los estancos, las exenciones de impuestos y las prohibiciones a tí-tulo de protección a la industria (artículo 28, párrafo 1).

- Castigos severos y persecución eficaz de toda concentración o acaparamiento de artículos de consumo necesario con el objeto de aumentar los precios (artículo 28, párrafo 2).

- Los mismos actos para quienes acuerden evitar la libre con-currencia entre sí y obligar a los consumidores a pagar precios exagerados (artículo 28, párrafo 2).

- Los mismos actos para todo aquello que constituya una ven-taja exclusiva indebida a favor de una o varias personas y en per-juicio del público en general o de alguna clase social (artículo 28, párrafo 2).

- Las leyes fijan bases para señalar precios máximos a artícu-los, materias o productos que se consideren necesarios para la economía nacional o el consumo popular (artículo 28, párrafo 3).

- La imposición de modalidades a la distribución de esos artí-culos o materias, para evitar que la intermediación provoque insu-ficiencia en el abasto y el alza de precios (artículo 28, párrafo 3).

- La ley protege a los consumidores y propicia su organización para el mejor cuidado de sus intereses (artículo 28, párrafo 3).

El artículo 28 c debe observarse desde dos perspectivas com-plementarias: a) la prohibición de los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos, las exenciones de impuestos y las pro-hibiciones a título de protección a la industria en los términos de la ley, como una forma de la rectoría del Estado y del manejo de la macroeconomía y de la regulación e intervención que al Estado

iurisdictio 208

le corresponde en aquéllas, y b) como derechos sociales de los consumidores.

La prohibición de los monopolios, estancos y prohibiciones a título de protección a la industria ya se encontraba en la Cons-titución de 1857; fue uno de los aspectos, probablemente el más importante, que lograron introducir en la ley fundamental los dipu-tados constituyentes integrantes de la corriente del liberalismo social.

La idea de 1857 la recogió la original Constitución de 1917. En ambas se señalaban las excepciones a los monopolios, que real-mente no son excepciones, sino que son rubros económicos a car-go del Estado, por decisión del poder constituyente y para benefi-cio del bien común y del interés público, y la razón a la prohibición de los monopolios de los particulares es exactamente la opuesta: la supresión de beneficios para unos cuantos en detrimento de to-da la sociedad, en menoscabo del bienestar de las mayorías.

Los monopolios inhiben y limitan la libre competencia y, en consecuencia, castigan al consumidor, quien termina pagando un sobreprecio al producto o al servicio. Asimismo, el estanco también lesiona la libre competencia, en virtud de que “significa embargo o prohibición del curso y venta libre de algunas cosas, o asiento que se hace, para reservar exclusivamente las ventas de mercancías o géneros, fijando los precios a que se hayan de vender”. La misma razón motiva la prohibición a la exención de impuestos, porque es un beneficio a una o unas personas en detrimento de la libre com-petencia y de los derechos de los consumidores.12

El artículo 28 c se ha reformado en varias ocasiones: en 1982, 1983 (en la que se reconocieron los derechos de los consumido-res), 1990, 1993 y 1995.

Sin embargo, desde 1976 se había creado la Procuraduría Fe-deral del Consumidor para la defensa de los consumidores en el país.

14. El derecho al trabajo, establecido en forma general como un derecho para toda la población, se encuentra en el párrafo primero del artículo 123 c.: “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y social-mente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la or-ganización social para el trabajo, conforme a la Ley”. Este derecho se reconoció a partir de una reforma constitucional en diciembre de 1978.

15. El derecho a la seguridad social, establecido como un dere-cho para toda la población, se recoge en la fracción XXIX del ar-

12 Márquez Gómez, Daniel, “Comentario al artículo 28”, en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada y concordada, México, Porrúa y UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2006, pp. 545-555.

iurisdictio 209

tículo 123 c: “Es de utilidad pública la Ley del Seguro Social, y ella comprenderá seguros de invalidez, de vejez, de vida, de cesación involuntaria del trabajo, de enfermedades y accidentes, de servi-cios de guardería y cualquier otro encaminado a la protección y bienestar de los trabajadores, campesinos, no asalariados y otros sectores sociales y sus familiares”.

No desconozco que actualmente la Ley del Seguro Social se refiere casi exclusivamente para la clase trabajadora. De manera tímida establece los seguros voluntario y familiar. El carácter uni-versal de la intención original de dicha fracción XXIX - como bien señala Patricia Kurczyn - se ha desvirtuado.

iv. DerecHos por pertenecer a un Grupo vulneraBle: los DerecHos De los inDíGenas

16. El segundo gran grupo de los derechos de la justicia social, el que se refiere a la pertenencia a un grupo vulnerable, se inte-gra por cinco apartados: derechos de los indígenas, derechos de la familia y el menor, derechos del trabajador del campo o agro, derechos de los trabajadores en general y derechos de la seguri-dad social.

A su vez, los derechos de los indígenas se subdividen en: i) co-mo pueblo y comunidad, y ii) como persona.

Los derechos de los indígenas como pueblo y comunidad son:- El reconocimiento de los derechos e instituciones de los pue-

blos indígenas como base de la composición pluricultural de la na-ción, dentro de la unidad e indivisibilidad de ésta (artículo 2, párrs. 1 y 2).

- El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional (artículo 2, párrafo 5).

Los anteriores derechos incluyen facultades para:- Decidir las formas internas de convivencia y organización so-

cial, económica, política y cultural (artículo 2, A, I).- Aplicar sus propios sistemas normativos para la solución de

sus conflictos internos, sujetándose a la Constitución y respetando los derechos humanos, de manera relevante la dignidad e integri-dad de las mujeres. Es la ley la que establece los casos y procedi-mientos de validación por parte de los jueces o tribunales corres-

iurisdictio 210

pondientes (artículo 2, A, II).- Elegir a sus autoridades o representantes para el ejercicio de

sus formas propias de gobierno interno, garantizando la partici-pación de las mujeres en condiciones de equidad, a lo cual ya me referí en el capítulo anterior (artículo 2, A, III).

- Preservar y enriquecer su cultura e identidad (artículo 2, A, IV).- Conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de

sus tierras en los términos establecidos en la Constitución (artículo 2, A, V).- Acceder al uso y disfrute preferente de los recursos naturales

de los lugares que ocupan las comunidades, menos en aquellos que correspondan a áreas estratégicas y respetando las disposi-ciones de la Constitución, las leyes de la materia y los derechos adquiridos por terceros integrantes de la comunidad (artículo 2, A, VI).

- El desarrollo integral de los pueblos y comunidades indíge-nas en beneficio de las personas, que será diseñado y operado conjuntamente con ellos (artículo 2, B).

- El impulso al desarrollo regional para fortalecer las econo-mías locales a fin de mejorar las condiciones de vida de los pue-blos y las comunidades con su participación (artículo 2, B, I).

- Asignaciones presupuestales en los municipios, que las co-munidades administrarán directamente para fines específicos (ar-tículo 2, B, I).

- Mejoramiento de los espacios para la convivencia y la recrea-ción (artículo 2, B, IV).

- Extensión de la red de vías de comunicación y telecomuni-cación y el establecimiento de condiciones para que las comuni-dades indígenas puedan adquirir, operar y administrar medios de comunicación (artículo 2, B, VI).

- El apoyo a las actividades productivas y al desarrollo susten-table mediante acciones que la Constitución señala, como son, en-tre otras, la creación de empleos y la incorporación de tecnologías para incrementar su propia capacidad productiva (artículo 2, B, VII).

- La consulta a los pueblos indígenas en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y de los estatales y municipales y, en su caso, incorporar las recomendaciones y propuestas que realicen (artículo 2, B, IX).

- Los diversos niveles de gobierno establecerán en sus pre-supuestos de egresos las partidas específicas para garantizar el cumplimiento de las obligaciones señaladas en el artículo 2 c, así como las formas y los procedimientos para que las comunidades participen en el ejercicio y vigilancia de las mismas (artículo 2, B, IX).

iurisdictio 211

- Toda comunidad equiparable a los pueblos y comunidades indígenas, así como en cuanto personas, tendrán en lo conducente los mismos derechos, tal y como lo establezca la ley (artículo 2, B, IX).

17. Los derechos de los indígenas como persona son:- Elegir, en los municipios con población indígena, represen-

tantes ante los ayuntamientos, para fortalecer su participación y representación política de acuerdo con sus tradiciones y normas internas (artículo 2, A, VII). Éste es un derecho político, pero como ya he expresado su naturaleza es más de carácter social, en virtud de que se concede en cuanto grupo indígena, y conforme con las peculiaridades del grupo.

- Garantizar e incrementar los niveles de escolaridad, favo-reciendo la educación bilingüe e intercultural y alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva, y la educación media y superior (artículo 2, B, II).

- Establecer un sistema de becas en todos los niveles (artículo 2, B, II).- Definir y desarrollar programas educativos de contenido re-

gional que reconozcan la herencia cultural de sus pueblos y en consulta con las propias comunidades indígenas (artículo 2, B, II).

- Impulsar el respeto y el conocimiento de las diversas culturas existentes en la nación (artículo 2, B, II).

- Asegurar el acceso efectivo a los servicios de salud y aprove-char debidamente la medicina tradicional (artículo 2, B, III).

- Apoyar su nutrición mediante programas de alimentación, en especial para la población infantil (artículo 2, B, III).

- Acceder al financiamiento público y privado para la cons-trucción y mejoramiento de vivienda (artículo 2, B, IV).

- Apoyar a las mujeres, entre otros aspectos, para proyectos productivos y su participación en la toma de decisiones en la vida comunitaria (artículo 2, B, V).

- Establecer políticas sociales para proteger a los migrantes de los pueblos indígenas, tanto en el territorio nacional como en el extranjero, con acciones concretas que la Constitución señala (ar-tículo 2, B, VIII).

- Acceder plenamente a la jurisdicción del Estado, tomándose en cuenta sus costumbres y especificidades culturales, pero res-petando los preceptos de la Constitución (artículo 2, A, VIII).

- Contar en los juicios con intérpretes y defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura (artículo 2, A, VIII).

18. De la clasificación queda claro que considero a los indíge-nas como un grupo vulnerable. En consecuencia, debo clarificar

iurisdictio 212

varias cuestiones de mi propuesta:a) ¿Qué es un grupo vulnerable?b) ¿Por qué los indígenas constituyen grupos vulnerables en México?c) ¿Qué son los derechos colectivos? ¿Por qué no incluí los de-

rechos indígenas como tales?d) ¿Qué es un indígena?¿Desde cuándo se “constitucionalizaron” los derechos indíge-

nas en México?a) Para Jorge U. Carmona Tinoco el grupo vulnerable o, con

mayor precisión, el grupo en situación de vulnerabilidad indica un estado o circunstancia desfavorable, de desventaja o de carencia en el cual se encuentran personas que pertenecen a un grupo es-pecífico, o a una categoría social determinada en relación con el grado de satisfacción de sus necesidades vitales, el goce y ejerci-cio pleno de sus derechos humanos, y el acceso a los órganos de procuración e impartición de justicia.13

Para Jorge Alberto González Galván, María del Pilar Hernán-dez y Alfredo Sánchez Castañeda la vulnerabilidad es un estado de debilidad, implica un equilibrio precario que conduce al indivi-duo o al grupo a una espiral de efectos negativos acumulativos, y uno de sus rasgos propios se encuentra en la incapacidad de ac-tuar o reaccionar a corto plazo, y aclaran que la vulnerabilidad no implica sólo la falta de satisfacción de necesidades materiales, sino que asimismo comprende las conductas discriminatorias.14

Las dos precisiones señaladas dan buena cuenta de qué es un grupo vulnerable.

Considero que un grupo vulnerable es aquel que se encuen-tra en una situación de debilidad o precariedad en el goce de los derechos humanos, especialmente de los sociales, económicos y culturales, en comparación con el conjunto de otros grupos inte-grantes en una sociedad determinada.

Al grupo vulnerable hay que protegerlo de su propia vulnera-bilidad, que no existan grupos de primera, de segunda o de ter-cera, sino que todos los grupos sean de primera. En dicha idea se encuentra un énfasis especial en la noción de igualdad real o material; hay que equiparar en oportunidades y en derechos a

13 Carmona Tinoco, Jorge Ulises, “Panorama y propuestas sobre la aplicabilidad de los derechos fundamenta-

les en situación vulnerable”, en Valadés, Diego y Gutiérrez Rivas, Rodrigo (coords.), Derechos humanos. Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional III, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2001,

p. 193.

14 González Galván, Jorge Alberto, et al., “La pluralidad de los grupos vulnerables: un enfoque interdisciplina-

rio” en la obra citada en la nota anterior, p. 225.

iurisdictio 213

quienes integran un grupo débil con la finalidad de que alcancen niveles de vida acordes con su dignidad, con satisfactores socia-les, económicos y culturales suficientes. ¿Y cuándo éstos son sufi-cientes? La respuesta se encuentra en las estadísticas nacionales e internacionales que cada día son más precisas y abundantes.

La vulnerabilidad del grupo no coincide necesariamente con que sea de carácter minoritario, aunque a menudo sí lo sea. Esta aseveración se comprueba con la protección a los derechos de la familia y el menor, y los derechos de los trabajadores.

La vulnerabilidad existe en la dificultad o debilidad para el go-ce de los derechos, a menudo frente a obstáculos de naturaleza diversa o frente a quien se encuentra en una situación de poder en relación con el sujeto activo del derecho.

Subrayo, para los grupos vulnerables muchos de los derechos que se les reconocen ya se encuentran en los derechos garanti-zados a toda la población en general, pero su vulnerabilidad hace necesario precisar y desglosar esos derechos de acuerdo con las características del grupo y entonces, se realiza un énfasis especial en sus derechos.

Desde las perspectivas anteriores, mi propuesta de clasifica-ción en razón de pertenecer a un grupo vulnerable puede ser criti-cada por omisa. ¿Por qué no incluí a las mujeres, a los ancianos o a los discapacitados?

Mis razones son las siguientes: no es posible considerar como un grupo específico o una categoría social determinada a la mitad de la población. Ciertamente los derechos de las mujeres se han violado a través de los siglos. No obstante, el problema debe ser resuelto haciendo realidad el principio de la igualdad legal de los géneros, el de no-discriminación, y el goce real de esos derechos. En este caso hay que tener siempre presente la fórmula legislati-va: “Queda prohibida la discriminación motivada …o de cualquier otra que atente contra la dignidad humana…”. No existe duda alguna que aún las discriminaciones contra las mujeres constituyen un capítulo infamante de nuestra realidad social que hay que superar y contra las cuales hay que luchar.

En relación con los ancianos y los discapacitados o de perso-nas en situaciones semejantes, considero que si gozan realmen-te de los derechos humanos en general que la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos ratificados recono-cen, su situación corresponderá a la de una existencia digna; que las peculiaridades que sí presentan no ameritan ese énfasis espe-

iurisdictio 214

cial, y que la mejor prueba de ello es que pocas son las Constitu-ciones que contienen derechos específicos para ellos, y tal es la situación en la Constitución mexicana. No obstante, no descarto que en el futuro esta posición deba cambiar y se les incluya entre los grupos vulnerables. El tiempo tiene la palabra.

Tampoco menciono en forma específica a los adolescentes porque la Constitución mexicana al referirse a ellos, lo hace en re-lación con derechos de seguridad jurídica, que ya enumeré; que varios de los derechos que les son más importantes ya están in-cluidos en otros rubros, como los derechos a: la protección de la salud, educación, vivienda, alimentación, prohibiciones y protec-ciones al trabajo, etcétera.

Por goce de los derechos entiendo su ejercicio real o material, y que en caso de que no sea así, exista la posibilidad jurídica de poder exigirlos, incluso ante los tribunales.

b) Los indígenas son un grupo vulnerable en México, en virtud del estado de marginación en que viven, son los más pobres en-tre los pobres; generalmente se encuentran en indefensión social, política, económica y jurídica, son los que tienen los índices más bajos de educación, protección a la salud, nutrición, acceso a agua potable, viviendas decorosas, trabajos bien remunerados, etcéte-ra. Tradicionalmente se les ha marginado, excluido, explotado, do-minado y discriminado en favor de los blancos y los mestizos. En 1900 representaban el 15.4% de la población; en 1950, el 11.2% y en 2010 el 6.5% de acuerdo con INEGI.

Es nuestra Constitución la que mejor contesta los porqués y las razones que circunscriben a los indígenas como grupo vulnerable. En dicha ley fundamental, en el artículo 2 que he diseccionado, se encuentran conceptos como los siguientes: abatir las carencias y rezagos que afectan a los pueblos y comunidades indígenas, me-jorar las condiciones de vida de sus pueblos, la promoción de la igualdad de oportunidades para los indígenas y eliminar cualquier práctica discriminatoria.

c) Los planteamientos del multi o pluriculturalismo son importantes; asimismo, debe tomarse en cuenta que no es lo mismo diferencias que desigualdades y sus relaciones con las discriminaciones.

Las diferencias, ya sean naturales o culturales, son, en palabras de Luigi Ferrajoli, los rasgos que diferencian e individualizan a las personas, y en cuanto tales son protegidas por los derechos hu-manos, y forman las diversas y concretas identidades de cada persona.

Las desigualdades, ya sean económicas o sociales, son las dis-

iurisdictio 215

paridades que surgen entre las personas debido a sus derechos patrimoniales, así como sus posiciones de poder y sujeción, lo cual forma diferentes esferas jurídicas.

Tanto las diferencias como las desigualdades se relacionan con el principio de no-discriminación. Las diferencias se protegen por la igualdad formal en los derechos de libertad, en cuanto dere-chos al respeto igual de todas las diferencias.

En cambio, en las desigualdades se persigue la igualdad real, que se disfrute de niveles mínimos de existencia, que se asegure el goce de los derechos sociales con la finalidad de reducir esas desigualdades.

No obstante, la igualdad formal y la real pueden resultar in-efectivas en razón de las innumerables discriminaciones que de hecho violan dichas igualdades. Las discriminaciones son las des-igualdades antijurídicas que lesionan el principio de igualdad. El quid de la cuestión es encontrar garantías idóneas que las remue-van tanto en el universo jurídico como en la realidad.15

Miguel Carbonell señala que los derechos colectivos presupo-nen que en los Estados multiculturales, el sistema jurídico y las ins-tituciones públicas no pertenecen únicamente a la mayoría ni va-len para suprimir a las minorías de sus prácticas culturales, y éstas deben estar dispuestas a respetar un mínimo ético de reglas de convivencia,16 y afirma que para la comprensión de los derechos colectivos resulta muy útil especificar cuáles son esos derechos, para lo cual sigue el pensamiento de Jacob Levy. Entiendo que ese mínimo ético constituye un núcleo inviolable, el indispensable para el aseguramiento real de los derechos.

Esos derechos colectivos son: excepciones a las leyes que pe-nalizan o dificultan prácticas culturales; asistencia para realizar acciones que la mayoría puede lograr sin ayuda alguna; autogo-bierno para las minorías étnicas, culturales o nacionales; reglas ex-ternas que limitan algunas libertades para los no-miembros de la comunidad con la finalidad de defender la cultura de esa colecti-vidad; ostracismo o expulsión de los miembros de la comunidad que no sigan sus reglas internas; reconocimiento/obligatoriedad de las costumbres jurídicas por parte del sistema jurídico domi-nante; representación política de las comunidades minoritarias en los órganos de gobierno, ya sea porque aquélla se garantiza o se

15 Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, Madrid, Trotta, 2004, pp. 80-83

16 Carbonell, Miguel, “Minorías etnoculturales y derechos colectivos: premisas conceptuales”, en Valadés,

Diego y Gutiérrez Rivas, Rodrigo (coords), Derechos humanos. Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho

iurisdictio 216

le brinda facilidades; demandas simbólicas de aquellos emblemas que representan la dignidad, el estatuto o incluso la existencia del grupo.17

Los derechos de los pueblos, comunidades y de los indígenas como personas podría considerarse que son susceptibles de ser incluidos en la nueva categoría de los derechos colectivos. Mis razones para considerarlos dentro de los derechos de la justicia social y por pertenecer a un grupo vulnerable son: i) así lo indica la Constitución mexicana expresamente al señalar, como ya lo re-cordé, que la razón del artículo 2° es abatir las carencias y rezagos que los afectan, que se encuentran caracterizados por su debilidad y necesitan protecciones especiales de la más diversa índole; ii) de la composición pluricultural de la nación se derivan derechos que encuadran en los derechos humanos civiles, políticos, y de la justi-cia social, y los refuerzos y las protecciones especiales que deben reconocérseles son parte de los propios derechos humanos, pero en razón del universo indígena y de sus carencias y rezagos y de sus peculiaridades culturales, la Constitución hace énfasis en los mismos; iii) las peculiaridades culturales, no obstante, no pueden reconocerse si lesionan algún derecho humano o si los mismos no pueden armonizarse, a lo que me refiero en el párrafo siguiente; iv) en la comprensión unitaria de los derechos humanos en México no es necesario, cuando menos hasta ahora, seguir fraccionando su conocimiento con nuevos apartados, ya que caben bien por sus características en alguno de los tres grandes apartados que he enunciado, y si abrimos un apartado de derechos colectivos, quizás habría que incluir en él los derechos de los trabajadores y de los campesinos, y entonces esta categoría existiría desde 1917 en la Constitución mexicana.

No desconozco, hacerlo sería una estupidez, el valor, y muy grande, de la pluralidad cultural de México, lo que la enriquece co-mo nación. Al final de cuentas, lo importante es el reconocimiento de los derechos de los indígenas y la preservación de sus costum-bres y tradiciones, aspectos que se establecen en la propia Cons-titución para protegerlos por su debilidad, por sus carencias y re-zagos; si no, no habría necesidad de especificarlos, ya que estarían protegidos por todos los derechos humanos reconocidos en la Constitución y los tratados internacionales ratificados.

Puntualizo: las tradiciones y peculiaridades culturales de los

17 Ibidem, pp. 64-67; Levy, Jacob, “Classifying Cultural Rights”, en Kymlicka, Will y Shapiro, Ian (eds.), Ethnicity and Group Rights, Nueva York, New York University Press, 1997, pp. 25-49; Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, México, UNAM y CNDH, 2004, pp. 979-1000.

iurisdictio 217

pueblos y comunidades indígenas no pueden prevalecer si violan derechos humanos reconocidos por la Constitución y los tratados internacionales. Éste es el espíritu - finalidad, intención o propósi-to - y letra del artículo 2 c. En mi criterio, el caso más claro es la situación de la mujer indígena, que en muchos pueblos no goza de derechos o se encuentra subordinada al varón. El artículo 2 c. es preciso al ratificar una y otra vez el principio de la igualdad y la no-discriminación en razón de género: sujetándose de manera relevante al principio de la dignidad e integridad de las mujeres; al garantizar su participación en condiciones de equidad frente a los varones; al propiciar la incorporación de las mujeres indígenas al desarrollo; al mejorar las condiciones de salud que deben gozar.

Por idéntica razón que la anterior, la Constitución hace énfasis en los derechos indígenas, en los de niños y niñas, diversos aspec-tos del derecho a la educación, salud, protección de sus tierras e incentivos y apoyos a su actividad productiva.

La concepción pluricultural de la nación y de la justicia social son complementarias en la Constitución mexicana. Una se apoya en la otra.

d) La Constitución mexicana define con precisión a los pue-blos y comunidades indígenas.

Nuestra definición constitucional de pueblos indígenas es la que se encuentra en el Convenio 169 de la OIT. El párrafo 2 del ar-tículo 2 señala “que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la coloni-zación y que conservan sus propias instituciones sociales, econó-micas, culturales y políticas, o parte de ellas”, y en el párrafo 3 del propio artículo 2 c., se agrega otro elemento del mencionado Con-venio: “La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quiénes se aplican las disposicio-nes sobre pueblos indígenas”.18

En el párrafo 4 del artículo 2 c. se define a las comunidades co-mo las integrantes de un pueblo indígena y “que forman una unidad social, económica y cultural, asentada en un territorio y que recono-cen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres”.

Así, se ha ejemplificado que el pueblo coranayerij incluye di-versas comunidades, como las de Jesús María, Santa Teresa y Me-sa del Nayar; el pueblo huichol-wirrárika las de San Andrés, San

18 Véase González Galván, Jorge Alberto, “Debate nacional sobre derechos indígenas. Lo que San Andrés pro-

pone ¿San Lázaro descompone?”, en González Galván, Jorge Alberto (coord.), Constitución y derechos indígenas,

México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2002, pp. 270-272.

iurisdictio 218

Sebastián y Santa Catarina.La Constitución mexicana se incorporó a la corriente latinoa-

mericana de llevar a la norma suprema los derechos de los pue-blos y comunidades indígenas, lo cual es resultado de que aqué-llos han aparecido como nuevos e insospechados actores políticos y sociales, bien organizados y con un vigor inusitado. En los años sesenta del siglo XX únicamente existían unas cuantas organiza-ciones indígenas dirigidas por ellos mismos. En la actualidad son numerosas y sus demandas son específicas: tierra, crédito agríco-la, educación, salud, vivienda, comunicaciones, inversiones en in-fraestructura, respeto a sus costumbres y autonomía.

En virtud de que muchos de los pueblos y comunidades indí-genas son de carácter campesino y rural, sus demandas coinciden con las de éstos, y establecen alianzas estratégicas para el logro de sus objetivos.19

e) La reforma constitucional de 2001, que creó el artículo 2 c. actual e incorporó todos los derechos que he enunciado, esta-bleció que la nación mexicana es única e indivisible y tiene una composición pluricultural. Esta declaración responde a una reali-dad sociológica de cinco siglos. Así ha sido y así continúa sien-do. México es una sociedad y un Estado pluricultural, habitado por múltiples pueblos y comunidades indígenas y en consecuencia, este reconocimiento implica nuevas relaciones con los pueblos y comunidades indígenas basadas en su identidad y su dignidad, y como grupos vulnerables.

No obstante, el reconocimiento constitucional de la naturaleza pluricultural de México fue anterior a esa fecha. En 1992 se modifi-có la Constitución para introducirle al artículo 4 un párrafo primero:

La Nación mexicana tiene una composición pluricultural sus-tentada originalmente en sus pueblos indígenas. La Ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos, costum-bres, recursos y formas específicas de organización social, y ga-rantizará a sus integrantes el efectivo acceso a la jurisdicción del Estado. En los juicios y procedimientos agrarios en que aquellos sean parte, se tomarán en cuenta sus prácticas y costumbres jurí-dicas en los términos que establezca la ley.

Este párrafo se derogó al introducirse en la ley fundamental el artículo 2, en agosto de 2001, que es más preciso y reconoce una larga serie de derechos, y que es el fruto jurídico de la rebe-

19 Véase Stavenhagen, Rodolfo, Derechos Humanos de los pueblos indígenas, México, CNDH, 2000, pp. 19-23.

iurisdictio 219

lión indígena en Chiapas que comenzó el 31 de diciembre de 1993, al tomar el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Na-cional (EZLN) por las armas diversas ciudades en ese estado. Las demandas de ese movimiento eran de carácter social y político. El Estado mexicano decidió recuperar esas ciudades y declarar doce días después del levantamiento armado el cese unilateral de las hostilidades, al ordenar al ejército nacional que no disparara a me-nos que fuera agredido; asimismo, resolvió negociar la paz y los aspectos sociales con el EZLN, y los políticos con los interlocuto-res naturales en esa materia: los partidos políticos.

Después de múltiples desencuentros, el presidente Fox deci-dió enviar al Congreso de la Unión como iniciativa los acuerdos de San Andrés, que se habían firmado en el periodo de su antece-sor, el presidente Zedillo. Esos acuerdos, modificados para darles una estructura y lenguaje jurídico-constitucional y para ratificar la unidad e indivisibilidad de la nación, son el fundamento del actual artículo 2 c.20 y de los otros artículos que se modificaron en esa ocasión con motivo de la cuestión indígena.

v. DerecHos por pertenecer a un Grupo vulneraBle: DerecHos De la Familia y el menor

19. Como grupo vulnerable, los derechos de la familia son:- Protección a la organización y desarrollo de la familia (artícu-

lo 4, párrafo 1).- Derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa (artículo 4,

párrafo 5), al que ya me referí en el rubro de derecho a la vivienda.- Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, deter-

minando los bienes que deben constituirlo sobre la base de que será inalienable y no estará sujeto a embargo ni a gravamen algu-no (artículo 27, XVI). Por el lugar donde se encuentra colocado el precepto, pareciera que el derecho es para el campesino o traba-jador del campo. Al no especificarse, considero que su alcance es general, en virtud del principio pro-persona.

20 Hubo tres iniciativas de reformas constitucionales en materia indígena, las tres basadas en los Acuerdos

de San Andrés; véase González Galván, Jorge Alberto, “Las iniciativas de reformas constitucionales en materia

indígena en México”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, UNAM-Instituto de Investigaciones

Jurídicas, nueva serie, año XXXIII, núm. 97, 2000, pp. 361-370.

iurisdictio 220

- Las leyes determinarán los bienes que constituyan el patri-monio de familia (de los trabajadores), bienes que serán inalie-nables, no podrán sujetarse a gravámenes reales ni embargos, y serán transmisibles a título de herencia con simplificación de las formalidades de los juicios sucesorios (artículo 123, A, XXVIII).

- De las deudas contraídas por los trabajadores a favor de sus patronos, de sus asociados, familiares o dependientes sólo serán responsables los mismos trabajadores, y en ningún caso y por nin-gún motivo se podrán exigir a los miembros de su familia (artículo 123, XXIV).

20. Como grupo vulnerable, los derechos del menor son:- Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus

necesidades más importantes (artículo 4, párrafo 6).- El Estado proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la

dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos, y otor-gará facilidades a los particulares para que coadyuven al cumpli-miento de los derechos de la niñez (artículo 4, párrs. 7 y 8).

- Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de catorce años. Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán una jornada máxima de seis horas (artículo 123, III).

- Quedan prohibidas las labores insalubres o peligrosas, el tra-bajo nocturno industrial y todo otro trabajo después de las diez de la noche, así como la jornada extraordinaria para los menores de dieciséis años (artículo 123, II y XI).

21. Los derechos de los menores enunciados en la Constitución me sirven para reiterar la concepción que he enunciado de los de-rechos humanos.

El artículo 4, párrafo 6, dice textualmente: “Los niños y las ni-ñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimen-tación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral”.

¿Por qué un artículo de esta naturaleza, si ya la Constitución señala que todo individuo debe gozar de tales derechos y jurídicamente, aunque no existiera esa norma específica, de todos modos los tendrían? Es un énfasis necesario en razón de la vulnerabilidad del grupo, es un señalamiento expreso de la obligación del titular pasivo del derecho: en este caso el Estado, los ascendientes, los tutores y los custodios, y lo mismo puede expresarse de los derechos expresamente reconocidos a los indígenas, campesinos y trabajadores, y que se reiteran de manera -30

Asimismo, queda claro que cualquier clasificación es fundamentalmente por razones didácticas, pero ¿dónde colocar

iurisdictio 221

el derecho de las niñas y niños a la salud y a la vivienda? ¿en ese derecho o en el rubro salud o vivienda? Lo correcto se encuentra en ubicarlo en el derecho específico, en el énfasis constitucional, porque si no, se modificaría la razón de ser de esas normas constitucionales.

¿Dónde colocar los derechos políticos específicos de los indígenas?¿Dónde colocar los derechos específicos o los énfasis sobre

las tierras de los indígenas?¿Dónde colocar el patrimonio de familia de los trabajadores?,

¿como derecho de la familia o de aquéllos?También en el énfasis constitucional puede encontrarse una

nota de urgencia, como en el caso de los derechos indígenas, por el reconocimiento a la grave desigualdad de oportunidades y de discriminación en que han vivido y viven, y se persigue garantizar la vigencia real de los derechos en el más corto tiempo posible.

Véase entonces, cómo los derechos individuales y políticos se entrecruzan con los sociales, económicos y culturales, y éstos, a su vez, entre un grupo y el otro. Por ejemplo, los derechos indígenas están imbuidos de los derechos, entre otros, a la igualdad formal y real de las mujeres, a la educación, a la protección de sus tierras, de carácter político, apoyos a actividades productivas, a la vivien-da, a la diversidad cultural.

vi. DerecHos por pertenecer a un Grupo vulneraBle: los DerecHos De los traBajaDores Del campo,

los De los traBajaDores en General y los De la seGuriDaD social

22. Los derechos del trabajador del campo se subdividen en: i) como integrante de un grupo y ii) en cuanto persona.

Los derechos del trabajador del campo*21como integrante de un grupo vulnerable son:

- El reconocimiento de personalidad jurídica a los núcleos de población ejidales y comunales (artículo 27, VII).

- La protección de la propiedad sobre la tierra de los núcleos de población ejidales y comunales, tanto para el asentamiento hu-

* Lo denomino así en cuanto trabaja la tierra, en cuanto la hace producir, y a pesar de ello pertenece a un

grupo vulnerable. Prefiero referirme al trabajador del campo que a jornalero o campesino.

iurisdictio 222

mano como para sus actividades productivas. La ley preverá las acciones de fomento necesarias para elevar el nivel de vida de sus pobladores (artículo 27, VII).

- La restitución de tierras, bosques y aguas a los núcleos de población se hará en los términos de la ley reglamentaria (artículo 27, VII).

- La declaración de nulidad de todas las enajenaciones u ocu-paciones ilegales de tierras, aguas y montes pertenecientes a los pueblos, rancherías, congregaciones, comunidades, ejidos, terre-nos de común repartimiento y núcleos de población (artículo 27, VIII).

- El Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural integral, con el propósito de generar empleo y garantizar a la po-blación campesina el bienestar e incorporación al desarrollo nacio-nal (artículo 27, XX).

23. Los derechos del trabajador del campo en cuanto persona son:- La ley regulará el ejercicio de los derechos de los comune-

ros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre su parcela, así como los procedimientos para su asociación; en el caso del ejidatario la transmisión de los derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de población y los requisitos y procedimientos para otor-gar al ejidatario el dominio de su parcela (artículo 27, VII).

- La ley regulará el aprovechamiento de tierras, bosques y aguas de uso común y la provisión de acciones de fomento nece-sarias para elevar el nivel de vida de sus pobladores (artículo 27, VII).

- Límite de la extensión de tierra de la cual un ejidatario puede ser titular dentro de un mismo núcleo de población (artículo 27, VII).

- Elección democrática del comisariado ejidal o de bienes co-munales, quien es el representante del núcleo y el responsable de ejecutar las resoluciones de la asamblea general (artículo 27, VII).

- Requisitos para solicitar la nulidad de la división o reparto de las tierras que se hubiese hecho con apariencia de legítima entre los vecinos de algún núcleo de población y en la que haya habido error o vicio (artículo 27, IX).

- Jurisdicción agraria especializada para garantizar la seguri-dad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pe-queña propiedad (artículo 27, XIX).

- El Estado apoyará la asesoría legal de los campesinos y esta-blecerá la procuraduría de justicia agraria (artículo 27, XIX).

24. Los derechos de los trabajadores se pueden subdividir en: a) los de quienes tienen un contrato o una relación de trabajo; b) los de quienes laboran en los poderes de la Unión y en el Distrito Federal, y c) los de quienes están regidos por relaciones especiales.

iurisdictio 223

a) Los derechos de los trabajadores que tienen un contrato o una relación de trabajo, a su vez, se subdividen en: i) de naturaleza colectiva, ii) de naturaleza individual, y iii) de naturaleza jurisdiccional.

La Constitución, en el encabezado del apartado A del artícu-lo 123 c., expresamente señala que los derechos de ese apartado rigen para los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesa-nos y, de manera general, todo contrato de trabajo. La Ley Fede-ral del Trabajo (LFT) se refiere a relación de trabajo; sin embargo, los efectos jurídicos que ambos producen son idénticos. No des-conozco la diferencia doctrinal que llevó a la LFT a referirse a rela-ción de trabajo. Para la clasificación es intrascendente la diferencia.

Dichos derechos son precisados en las leyes de trabajo; la principal es la LFT.

Los derechos de los trabajadores que tienen un contrato o una relación de trabajo de naturaleza colectiva son:

- Derecho de sindicación (artículo 123, A, XVI).- Derecho de huelga y requisitos para su licitud (artículo 123, A,

XVII y XVIII).25. Los derechos de los trabajadores que tienen un contrato o

una relación de trabajo de naturaleza individual son:- Jornada máxima de trabajo de ocho horas (artículo 123, A, I).- Jornada máxima de trabajo nocturno de siete horas (artículo 123, A, II)- Un día de descanso cuando menos por cada seis de trabajo

(artículo 123, A, IV).- Salarios mínimos generales o profesionales. Los salarios mí-

nimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las nece-sidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos (artículo 123, VI).

- Para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad (artículo 123, VII).

- El salario mínimo quedará exceptuado de embargo, compen-sación o descuento (artículo 123, A, VIII).

- Derecho a una participación en las utilidades de las empresas de acuerdo con una serie de reglas (artículo 123, A, IX).

- El salario deberá pagarse sólo en moneda de curso legal (artículo 123, A, X).

- Reglas para el trabajo extraordinario (artículo 123, A, XI).- Las empresas situadas fuera de las poblaciones están obliga-

das a establecer escuelas, enfermerías y demás servicios necesa-rios para la comunidad (artículo 123, A, XII).

iurisdictio 224

- Las empresas estarán obligadas a proporcionar a sus trabaja-dores, capacitación o adiestramiento para el trabajo (artículo 123, A, XIII).

- Las causas por las que el patrón estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir con el contrato o a indemnizarlo con el importe de tres meses de salario (artículo 123, A, XXII).

- Los créditos en favor del trabajador por salario o sueldos de-vengados en el último año y por indemnizaciones tendrán prefe-rencia sobre cualquiera otros en los casos de concurso o de quie-bra (artículo 123, A, XXIII).

- Únicamente el trabajador es responsable de las deudas que hubiese contraído con su patrón, asociados, familiares y depen-dientes, y no deben exceder de su salario en un mes (artículo 123, A, XXIV).

- El servicio para la colocación de los trabajadores será gra-tuito y en igualdad de condiciones, tendrán preferencia, en este específico asunto, para quienes representan la única fuente de in-gresos en su familia (artículo 123, A, XXV).

- Derechos en todo contrato de trabajo celebrado entre un mexicano y un empresario extranjero (artículo 123, A, XXVI).

- La enumeración de las condiciones nulas, aunque se expre-sen en los contratos de trabajo, y las que impliquen renuncia de algún derecho consagrado en las leyes (artículo 123, A, XXVII).

- Si un trabajador infringe un reglamento gubernativo o de po-licía no podrá ser sancionado con multa mayor del importe de su jornal o salario de un día.

- El artículo 123 c. garantiza derechos a los menores, los men-cioné en ese rubro porque la garantía es para todos en general, y los derechos de la maternidad los coloco en el rubro de seguridad social por idéntica razón.

Derechos de los trabajadores que tienen un contrato o una re-lación de trabajo de naturaleza jurisdiccional:

- La resolución de los conflictos de trabajo a través de juntas de conciliación y arbitraje, integradas por igual número de repre-sentantes de los obreros y de los patrones, y uno del gobierno (ar-tículo 123, A, XX).2122

26. Los derechos de los trabajadores de los poderes de la

21 Trueba Urbina, Alberto, El nuevo artículo 123, México, Porrúa, 1967, pp. 143-184; Cueva, Mario de la, El nuevo

derecho mexicano del trabajo, México, Porrúa, 1993, t. I, pp. 266-390; Buen L., Néstor de, Derecho del Trabajo, Méxi-

co, Porrúa, 2000, pp. 575-611; Dávalos, José, Un nuevo artículo 123 sin apartados, México, Porrúa, 1998, pp. 25-54; del

mismo autor, Derecho individual del trabajo, México, Porrúa, 2010, pp. 177-274; del mismo autor, Tópicos laborales.

Derecho individual, colectivo y procesal. Trabajos específicos. Seguridad social. Perspectivas, México, Porrúa, 2006,

pp. 196-279; Sánchez Castañeda, Alfredo, Las transformaciones del derecho del trabajo, México, UNAM-Instituto de

Investigaciones Jurídicas, 2006, pp. 46-56.

iurisdictio 225

Unión y del Distrito Federal se subdividen, de igual forma que los de los trabajadores del apartado A, en: i) de naturaleza colectiva, ii) de naturaleza individual, y iii) de naturaleza jurisdiccional.

Los derechos de naturaleza colectiva de los trabajadores de esos poderes son:

- Derecho de sindicación (artículo 123, B, X).- Derecho de huelga cuando se violen de manera general y

sistemática los derechos que ese artículo consagra (artículo 123, B, X). Con ese requisito el derecho de huelga de los “burócratas” es casi imposible que pueda ejercerse. Es realmente una cortapisa muy difícil de que ocurra: la violación de manera general y siste-mática de esos derechos.

27. Los derechos de naturaleza individual de los trabajadores de esos poderes son:

- Jornada máxima de trabajo diurna y nocturna y horas extraor-dinarias igual que los trabajadores del apartado A (artículo 123, B, I).

- Descanso semanal igual que los trabajadores del apartado A (artículo 123, B, II).

- Vacaciones que nunca serán menores de veinte días al año (artículo 123, B, III).

- Salarios fijados en los presupuestos, pero no podrán ser dis-minuidos durante la vigencia de aquéllos y no podrán ser inferio-res a los mínimos en el Distrito Federal y en los estados (artículo 123, B, IV).

- A trabajo igual corresponderá salario igual sin tener en cuen-ta el sexo (artículo 123, B, V).

- Sólo se podrán hacer retenciones, descuentos, deducciones o embargo al salario en los casos previstos en las leyes (artículo 123, B, VI).

- La designación se hará mediante sistemas que permitan apre-ciar los conocimientos y aptitudes de los aspirantes (artículo 123, B, VII).

- El Estado organizará escuelas de administración pública (ar-tículo 123, B, VII).

- Derechos de escalafón a fin de que los ascensos se otorguen en función de los conocimientos, aptitudes y antigüedad (artículo 123, B, VIII).

- Sólo podrán ser suspendidos o cesados por causa justificada, en los términos que fije la ley (artículo 123, B, IX).

- En caso de separación injustificada tendrá derecho a optar por la reinstalación en su trabajo o por la indemnización (artículo 123, B. IX).

- En caso de supresión de plazas, tendrá derecho a que se le otorgue otra equivalente a la suprimida o a la indemnización de

iurisdictio 226

ley (artículo 123, B, IX).- Los trabajadores de confianza disfrutarán de las medidas de

protección al salario y de los beneficios de la seguridad social (ar-tículo 123, B, XIV).

Derecho de los trabajadores de esos poderes de naturaleza ju-risdiccional:

- Justicia laboral especializada a cargo de un Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, integrado según lo prevenido en la ley reglamentaria (artículo 123, B, XII).

28. Derechos de los trabajadores del sector público que se ri-gen por una relación especial:

De acuerdo con la Constitución estos trabajos especiales son:a) Las universidades y las demás instituciones de educación

superior a las que la ley otorgue autonomía fijarán los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico (artículo 3, VII).

b) Las relaciones laborales tanto del personal académico co-mo del administrativo en las instituciones señaladas en el inciso anterior se regirán en los términos y con las modalidades que es-tablezca la Ley Federal del Trabajo conforme a las características propias de un trabajo especial, de manera que concuerden con la autonomía, la libertad de cátedra e investigación, y los fines de esas instituciones (artículo 3, VII).

c) Las funciones electorales y censales tendrán carácter obli-gatorio y gratuito, pero serán retribuidas aquellas que se realicen profesionalmente (artículo 5, párrafo 4).

d) Los servidores del Instituto Federal Electoral rigen su rela-ción de trabajo de acuerdo con las disposiciones de la ley electoral y del Estatuto que, con base en ella, apruebe el Consejo General de dicho Instituto (artículo 41, V, párrafo 2).

e) El pleno del Consejo de la Judicatura Federal resuelve sobre la designación, adscripción, ratificación y remoción de magistra-dos y jueces, decisiones que pueden ser revisadas por la Supre-ma Corte de Justicia sólo para verificar que hayan sido adoptadas conforme a la ley respectiva (artículos 94, párrafo 2; 97, párrafos 1 y 3, y 100, párrs. 4 y 5)

La ley establecerá las bases para la formación y actualización de funcionarios, así como para el desarrollo de la carrera judicial (artículo 100, párrafo 7).

Los conflictos entre el Poder Judicial de la Federación y sus servidores serán resueltos por el Consejo de la Judicatura Federal

iurisdictio 227

(artículo 123, B, XII, párrafo 2).f) La Suprema Corte de Justicia de la Nación es la responsa-

ble de la vigilancia y disciplina de sus funcionarios y trabajadores (arts. 94, párrafo 2, y 97, párrafo 3).

Los conflictos entre la Suprema Corte de Justicia y sus em-pleados serán resueltos por ésta (artículo 123, B, XII, párrafo 2).

g) El personal del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) regirá sus relaciones de trabajo de acuerdo con las disposiciones aplicables al Poder Judicial de la Federación y a las reglas especiales y excepciones que señale la ley (artículo 99, párrafo 26).

El TRIFE resuelve los conflictos o diferencias laborales entre él y sus servidores, y entre el IFE y sus servidores (artículo 99 c., VI y VII).

h) Las relaciones de trabajo entre los municipios y sus traba-jadores se regirán por las leyes que expidan las legislaturas de los Estados con base en lo dispuesto en el artículo 123 c. - sin especi-ficar si es el apartado A o B - y sus disposiciones reglamentarias (artículo 115, VIII, párrafo 2), por lo cual se discute cuál es el apar-tado pertinente, cuestión que rebasa los fines de la clasificación.

i) Las relaciones de trabajo entre los Estados y sus trabajadores siguen los mismos criterios que en el inciso anterior (artículo 116, VI).

j) Se regirán por sus propias leyes:i) Los militares.ii) Los marinos.iii) El personal del servicio exterior.iv) Los agentes del Ministerio Público.v) Los peritos, yvi) Los miembros de las instituciones policiales (artículo 123, B,

XIII, párrafo 1).En el párrafo 2 se contiene una disposición que quiebra los

principios de la estabilidad en el empleo, de la presunción de ino-cencia y de respeto a la cosa juzgada: los agentes del Ministerio Público, los peritos y los miembros de las instituciones policiales de todos los niveles de gobierno podrán ser separados de sus car-gos si no cumplen con los requisitos que las leyes vigentes en el momento del acto señalen para permanecer en esas corporacio-nes, o removidos por incumplimiento de su responsabilidad en el desempeño de sus funciones.

Esa disposición es entendible en virtud de la naturaleza del trabajo que desempeñan; lo grave consiste en la continuación de la disposición: si la autoridad jurisdiccional resuelve que la separa-

iurisdictio 228

ción o remoción fue injustificada, el Estado sólo estará obligado al pago de indemnizaciones y prestaciones, “sin que en ningún caso proceda su reincorporación al servicio, cualquiera que sea el re-sultado del juicio o medio de defensa que se hubiere promovido”.

En la propia Constitución se demuestra una desconfianza fe-nomenal a los poderes judiciales, especialmente al federal, ya que en última instancia, es quien resuelve de manera inapelable.

Las consecuencias de esta disposición son graves: se deja a todo ese personal a la posible arbitrariedad de sus superiores, y se les desmotiva para el buen desarrollo de sus funciones.

29. Los derechos de la seguridad social por pertenecer a un grupo vulnerable, a su vez, se subdividen en los mismos tres apar-tados que los derechos de los trabajadores.

Los derechos de la seguridad social de quienes tienen un con-trato o una relación de trabajo son:

- Derechos de la mujer embarazada (artículo 123, A, V).- Los empresarios serán responsables de los accidentes de tra-

bajo y de las enfermedades profesionales sufridas con motivo o en ejercicio de la profesión o trabajo que ejecuten, por lo cual de-berán pagar la indemnización correspondiente, según haya traído como consecuencia la muerte o la incapacidad temporal o perma-nente para trabajar (artículo 123, A, XIV).

- El patrón estará obligado a observar las medidas legales so-bre higiene y seguridad en las instalaciones de su establecimiento (artículo 123, A, XV).

- El patrón estará obligado a adoptar las medidas adecuadas para prevenir accidentes y a organizar la empresa y sus instru-mentos de manera que resulte la mejor garantía para la salud, la vida de los trabajadores y el producto de las mujeres embaraza-das (artículo 123, A, XV).

30. Los derechos de la seguridad social para los trabajadores de los poderes de la Unión y del Distrito Federal son:

- Cubrir los accidentes y enfermedades profesionales, las en-fermedades no profesionales y maternidad, la jubilación, la invali-dez, vejez y muerte (artículo 123, B, XI, a).

- Conservar el derecho al trabajo por el tiempo que determine la ley en caso de accidente o enfermedad (artículo 123, B, XI, b).

- Derechos de la mujer durante el embarazo, antes y después del parto (artículo 123, B, XI, c).

- Servicios de guardería infantil (artículo 123, B, XI, c).- Los familiares de los trabajadores tendrán derecho a la asis-

iurisdictio 229

tencia médica y a las medicinas (artículo 123, B, XI, d).- Establecimientos para vacaciones y para recuperación (artí-

culo 123, B, XI, e).- Tiendas económicas para los trabajadores y sus familiares

(artículo 123, B, XI, e).31. Los derechos de la seguridad social para los trabajadores

del sector público que se rigen por una relación especial son:- Las autoridades de todos los órdenes de gobierno, con la fi-

nalidad de propiciar el fortalecimiento del sistema de seguridad social del personal del Ministerio Público, de las corporaciones po-liciales y de los servicios periciales, de sus familias y dependien-tes, instrumentarán sistemas complementarios de seguridad social (artículo 123, B, XIII, párrafo 3).

- El Estado proporcionará a los miembros en activo del ejérci-to, fuerza aérea y armada, habitaciones baratas, en arrendamiento o venta, pero a través del organismo encargado de su seguridad social (artículo 123, B, XIII, párrafo 4).

- Además de los establecidos en la Constitución, existen otros sistemas de seguridad social como los de Pemex, los de las buro-cracias en los estados, con lo que el país tiene un sistema de segu-ridad social fraccionado que es un verdadero galimatías.2223

vii. instrumentos Del estaDo para Hacer eFectivos los DerecHos sociales: la rectoría Del Desarrollo nacional

32. El tercer gran grupo de los derechos sociales se refiere a los instrumentos que el Estado posee para hacer efectivos los dere-chos sociales. Es en cierta forma de carácter procedimental, pero de relevancia tal que sin él probablemente los derechos sociales o de la justicia social constituirían programas, buenas intenciones o lege ferenda, pero no normas jurídicas. Como ya afirmé, el Estado social y los derechos sociales constituyen una unidad indestructible.

A los artículos que contienen esos instrumentos se les ha de-nominado también el capítulo económico de la Constitución o la Constitución económica.

22 Kurczyn Villalobos, Patricia, “Seguridad social”, en Fix-Zamudio, Héctor y Valadés, Diego (coords.), Institu-ciones sociales en el constitucionalismo contemporáneo, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas y

El Colegio Nacional, 2011, pp. 154-155 y 162-164.

iurisdictio 230

Desde 1983, el catedrático Alfonso Noriega se percató de que el propósito de esos instrumentos consistía en “dar efectividad a los derechos sociales consagrados en la Constitución y, con ello, reali-zar el Estado social de derecho de tal manera que podría afirmarse que se trata de la creación de nuevos derechos sociales, prolonga-ción y perfeccionamiento de los contenidos en nuestra ley funda-mental”, para lo cual la política económica debe ser dirigida por el Estado, con la sola finalidad de garantizar “la satisfacción óptima de todas las necesidades que exige el bienestar social general”.2324

Desde luego que el Estado, incluso el más liberal, ha contado con instrumentos que inciden en la economía del país y en la si-tuación social de la población, como la acuñación de la moneda, el cobro de impuestos o la contratación de empréstitos, pero en el Estado social estos instrumentos tienen una finalidad precisa: el bienestar general o bien común que, a su vez, se desglosa en diversos aspectos, y dichos asuntos no dependen de la buena o mala voluntad de un gobernante.

El Estado social implica la intervención en la economía pero dentro de un sistema democrático protector de derechos, y di-chos instrumentos se completan con los propios del Estado social; no existen aislados de estos últimos.

Los instrumentos del Estado para hacer efectivos los derechos sociales se subdividen en: a) tradicionales, y b) propios del Estado social.

33. Los instrumentos tradicionales sólo los enuncio:i) La acuñación de moneda y la emisión de billetes (artículo 28, párrafo 8).ii) La imposición de impuestos (artículo 73, VII).iii) La celebración de empréstitos (artículo 73, VIII).34. Los instrumentos propios del Estado social, a su vez, se

subdividen en: a) rectoría del desarrollo nacional, b) labores de planeación, y c) apoyos e impulsos a los actores económicos.

Los instrumentos de la rectoría del desarrollo nacional son:- Al Estado corresponde la rectoría del desarrollo nacional pa-

ra que, mediante el fomento del crecimiento económico y el em-pleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, los grupos y las clases sociales (artículo 25, párrafo 1).

23 Noriega, Alfonso, “La reforma a los artículos 25 y 26 de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos y su vinculación con los Derechos Sociales y el Estado Social de Derecho”, en Ruiz Massieu, José

Francisco y Valadés, Diego (coords.), Nuevo Derecho Constitucional Mexicano, México, Porrúa, 1983, pp. 97 y 133.

Véase Kaplan, Marcos, “Planificación y cambio social”, en la misma obra citada en esta nota, pp. 165-166; Palacios

Alcocer, Mariano, El régimen de garantías sociales en el constitucionalismo mexicano. Evolución y perspectivas contemporáneas, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1995, p. 102

iurisdictio 231

- El Estado planeará, conducirá, coordinará y orientará la acti-vidad económica nacional y llevará a cabo la regulación y fomento de las actividades que demanda el interés público en un marco de libertades (artículo 25, párrafo 2).

- Al desarrollo nacional concurren con responsabilidad social, el sector público, el sector social y el sector privado (artículo 25, párrafo 3).

- El sector público tendrá a su cargo, de manera exclusiva, las áreas estratégicas, y el gobierno federal mantendrá siempre la propiedad y el control sobre los organismos que en su caso se es-tablezcan (artículo 25, párrafo 4).

- El sector público participará por sí, o con los sectores social y privado, en organizar las áreas prioritarias de desarrollo (artículo 25, párrafo 5).

- El Estado dictará las medidas necesarias para el fomento de la agricultura, de la ganadería, de la silvicultura y de las demás ac-tividades económicas en el medio rural (artículo 27, párrafo 3).

- Sobre las áreas prioritarias, el Estado puede otorgar conce-siones y permisos, protegiendo la seguridad y la soberanía de la nación, al otorgarlos mantendrá o establecerá el dominio de las respectivas vías de comunicación de acuerdo con las leyes de la materia (artículo 28, párrafo 4).

- El Estado contará con organismos y empresas para el eficaz manejo de las áreas estratégicas a su cargo, así como en las activi-dades prioritarias donde, de acuerdo con las leyes, participe por sí, o con los sectores social y privado (artículo 28, párrafo 5).

- El Estado cuenta con un banco central, que es un organis-mo constitucional autónomo, y entre sus funciones primordiales se encuentran: mantener la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado; la acuñación de moneda y la emisión de billetes; la regulación, con la intervención de otras autoridades, de los cambios, así como la intermediación y los ser-vicios financieros (artículo 28, párrs. 6 y 7).

- La restricción y la prohibición de las importaciones, las ex-portaciones y el tránsito de productos, artículos y efectos, cuando se estime urgente, a fin de regular el comercio exterior, la econo-mía del país, la estabilidad de la producción nacional, o de realizar cualquiera otro propósito en beneficio del país (artículo 131, párrafo 2).

Este último instrumento proviene de una reforma de diciem-bre de 1950, y es una facultad que el Congreso de la Unión puede otorgar al presidente de la República, quien someterá al primero,

iurisdictio 232

para su aprobación, el uso que hubiese hecho de esa facultad si-multáneamente con la presentación del proyecto de presupuesto de egresos.

35. Como ya asenté, la Constitución mexicana de 1917 confi-guró por primera vez al Estado social en una ley fundamental, y así dio inicio al constitucionalismo político-social. Nuestra Consti-tución otorgó al Estado los instrumentos para hacer efectivos los derechos de la justicia social que ella reconoce expresamente.

El Estado social no se establece de una vez y para siempre; no es una estructura rígida e inmutable. Al contrario, se altera y per-fecciona de acuerdo con nuevas necesidades, nuevos enfoques y nuevas perspectivas con la finalidad de hacer reales y efectivos los principios de dignidad humana, libertad e igualdad de oportunida-des. Lo anterior es tan claro que basta con contemplar cómo se han precisado y reconocido nuevos derechos sociales, por ejem-plo en los últimos treinta años, en nuestra Constitución.2425Pues bien, lo mismo aconteció con los instrumentos para hacer efecti-vos los derechos sociales. La Constitución fue reformada en varias ocasiones con tal finalidad. De especial importancia lo fueron las de 1950 y, en forma sobresaliente, las de 1983 con la introducción de dos nuevos artículos: el 25 y 26, y modificaciones profundas al 27 y 28. También es muy importante la modificación de 1993 al último artículo mencionado para otorgarle plena autonomía al banco central.

Los nuevos principios recogidos en los artículos 25, 26, 27 y 28 de la reforma constitucional de 1983 ya se encontraban, aunque a veces en forma indirecta, en diversas leyes, mismas que eran constitucionales porque sus fundamentos podían ser imputados a normas constitucionales; además, en la realidad existía una verda-dera rectoría del Estado en materia económica de acuerdo con la concepción constitucional de 1917 y varios de sus preceptos.

La reforma de 1983 precisó todos esos principios, los agrupó, los organizó y los hizo explícitos, pero, reitero, dicha rectoría del Estado era una realidad desde décadas anteriores a partir de 1917. Dicha reforma perfeccionó “los instrumentos” del Estado social mexicano.

El impulsor de las reformas constitucionales de 1983 señaló con precisión qué se entiende por rectoría económica del Estado, así como las responsabilidades indeclinables del mismo en este as-

24 Carpizo, Jorge, “México: poder ejecutivo y derechos humanos, 1975-2005”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, nueva serie, t. XLII, núm 126, 2009, pp. 1263-1266.

iurisdictio 233

pecto. Al primero lo definió como “la facultad de planear, condu-cir, coordinar y orientar la actividad económica nacional, así como la regulación y fomento de las actividades que demanda el interés general en el marco de libertades que otorga la Constitución”.

En el segundo aspecto, el de las responsabilidades indeclina-bles, señaló: el cuidado de los equilibrios macroeconómicos indis-pensables para propiciar el crecimiento sostenido y equilibrado de la economía, la promoción y la orientación del desarrollo, tanto a mediano como a largo plazo; la justa distribución del ingreso, que no se alcanza sólo a través de los mecanismos del mercado; las grandes obras de infraestructura; el arbitraje de los conflictos so-ciales y el desarrollo sustentable, que incluye el cuidado del medio ambiente y de los recursos naturales, y la responsabilidad de los gobiernos de conducir las relaciones económicas internacionales en beneficio de la Nación.2526

El término rectoría hay que relacionarlo con el verbo regir, que significa dirigir, gobernar, mandar, guiar, llevar o conducir alguna cosa, no necesariamente que los actos los tiene que realizar uno mismo. En la norma constitucional, rectoría equivale a gobierno y conducción; así, “la Constitución no concibe que el Estado deba ser el que lleve a cabo toda la actividad económica en México. Sí el que la rija y la dirija, desde luego, pero no el que la planifique hasta el más mínimo detalle”.2627

La rectoría del Estado debe ser integral; es decir, no es única-mente de carácter económico, sino éste debe ser armonizado con aspectos sociales, culturales y políticos, al mismo tiempo que los beneficios del desarrollo deben alcanzar a los más variados secto-res, grupos, regiones y estados de México, sin privilegios o bene-ficios indebidos, o sea, con la concepción de igualdad dentro del marco de la justicia social.

La rectoría del Estado implica el respeto de los derechos hu-manos. Absurdo sería que los instrumentos para su realización los violara o infringiera. Esos instrumentos, de índole procedimental, existen y se regulan para la efectividad de los propios derechos humanos. Desde esta perspectiva, el gobierno tiene límites: el res-peto a los derechos humanos y las finalidades que persigue la rec-toría del Estado y que se enumeran en el artículo 25 c.

La economía mixta supone la admisión tanto de elementos de

25 Madrid, Miguel de la, “Comentario al artículo 25”, en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada y concordada, op. cit., pp. 510-511 y 51426 Carpizo, Jorge y Carbonell, Miguel, op. cit., pp. 169-170.

iurisdictio 234

la economía centralmente planificada como de la economía de mercado con regulaciones del Estado. La economía mixta supone la armonización y el equilibrio de ambos elementos.2728

En México se integra, como en diversos países, por los sectores:Público, que comprende el centralizado, el paraestatal, el de

las entidades federativas, el municipal, las áreas estratégicas y las prioritarias.

Privado, que procede de acuerdo con las reglas del mercado, con excepción de los aspectos en que se encuentra regulado o restringido por el interés público a través de normas constitucio-nales o secundarias.

a) Social, que abarca organizaciones en las cuales la regla ge-neral consiste en que la fuerza de trabajo es directa, y la excepción es que emplea mano de obra contratada. Organizaciones sociales son los ejidos, sindicatos, cooperativas y las empresas que perte-nezcan mayoritariamente a los trabajadores.

b) Otras formas de actividad económica; parece que la Cons-titución no se quiso referir a artesanos, profesionales ni a trabaja-dores individuales.

La ley fundamental es precisa en cuanto a que estos sectores están obligados a concurrir al desarrollo económico nacional con responsabilidad social. La persona vive y se desenvuelve en socie-dad; no es posible que el interés particular o de grupo prevalezca sobre el interés general, el público o el de la sociedad.2829

El artículo 25 c. se refiere a las áreas estratégicas y a las priori-tarias de la economía nacional.

Únicamente el sector público federal se encarga de las áreas estratégicas, las que son enumeradas en el artículo 28, párrafo 4, y que no constituyen monopolio: correos, telégrafos y radiotelegra-fía, petróleo y los demás hidrocarburos, petroquímica básica, mi-nerales radiactivos y generación de energía nuclear, electricidad, así como las que expresamente señalen las leyes federales.

Las áreas estratégicas son aquellas que son los pivotes del de-sarrollo nacional, las que permiten realmente que la rectoría del Estado sea una realidad, son las que están relacionadas con la pro-pia soberanía del Estado y la estrategia real para que sea una na-ción libre que pueda proporcionar satisfactores indispensables a

27 Ibidem, pp. 171-172.

28 Carrillo Flores, Antonio, “El concepto de economía mixta”, en Ruiz Massieu, José Francisco y Valadés, Diego

(coords.), Nuevo Derecho Constitucional Mexicano, México, Porrúa, 1983, pp. 81-82; Gamas Torruco, José, “La Reforma

Económica de la Constitución”, en la misma obra citada en esta nota, pp. 5-6; Kaplan, Marcos, op. cit., p. 169

iurisdictio 235

la población y ofrecer igualdad de oportunidades. La Constitución las señala, pero deja al legislador federal la puerta abierta para que las aumente.

Estoy de acuerdo con esta última posibilidad, debido a que un área se puede volver estratégica y no debe motivar una reforma constitucional.

También se ha definido a las áreas estratégicas como aquellas parcelas de la actividad económica que, por su trascendencia en el desarrollo económico y social de la nación, y por su influencia en la soberanía, se reservan de manera exclusiva como activida-des del Estado.2930

Las áreas estratégicas pueden modificarse de acuerdo con nuevas realidades. La rectoría del Estado implica un esquema flexible. Por ejemplo, correos y telégrafos ocupan un lugar en las comunicaciones de 2011 muy diferente al que ocupaban en 1890, 1917, 1950 o 1970, antes de la época de la red electrónica.

Las funciones de las áreas estratégicas únicamente pueden estar en manos del Estado, no son concesionables ni delegables, aunque sí pueden constituir organismos y empresas para su eficaz manejo; organismos y empresas que son propiedad total y exclu-siva del Estado.

Las áreas prioritarias son muy importantes para el desarrollo nacional. La Constitución se refiere a dos de ellas: la comunicación vía satélite y los ferrocarriles, y las que indiquen las leyes federales. En estos casos, el Estado, al ejercer en ellas su rectoría, protegerá la seguridad y soberanía de la nación, pero en estas áreas sí po-drán existir permisos y concesiones a los sectores privado y social, o participar con ellos en dichas áreas, para lo cual también puede establecer organismos y empresas.

Al sector privado se le puede concesionar la prestación de servicios públicos, de explotación, uso y aprovechamiento de bienes del dominio del Estado si así conviene al interés general o nacional y a las necesidades populares. En este aspecto el interés nacional reviste especial importancia: hay áreas que no deben estar en manos del capital extranjero por la especial importancia que revisten para el desarrollo económico del país. Tal fue la razón de la nacionalización de los ferrocarriles, el petróleo y la industria eléctrica. En el caso de los ferrocarriles, en la realidad, con posterioridad pasó de área estratégica a prioritaria.

29 Márquez Gómez, Daniel, “Comentario al artículo 28”, en Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos. Comentada y concordada, op. cit., p. 550.

iurisdictio 236

36. A través de la rectoría del Estado, a éste se le proporcionan medios de importancia excepcional para dirigir, gobernar, guiar y conducir la economía nacional para lograr las finalidades que el propio artículo 25 c. expresamente señala y a los cuales ya me re-ferí. Esos medios serán regulados en las leyes respectivas, en vir-tud de que existen diversas formas para su actuación, mismos que cambian de acuerdo con circunstancias, tiempos y lugares, pero si-guiendo las finalidades constitucionales respectivas que son precisas.

Entonces, el Estado está obligado mediante la rectoría del Es-tado y de otros instrumentos como la recaudación fiscal, a contar con los recursos económicos para cumplir los derechos de la jus-ticia social que la Constitución reconoce. No resulta válido que el Estado declare que no cumple con sus obligaciones constitucio-nales relacionadas con la justicia social porque no cuenta con los recursos económicos para ello. Es su obligación allegarse dichos recursos a través de los instrumentos que la Constitución le otorga.

Asimismo, es obligación del Estado llevar a cabo una política de crecimiento y desarrollo económico, y de política fiscal, que impulse el mercado interno, la mejor distribución de la riqueza, a vigilar que los particulares, obligados a la prestación de servicios públicos o sociales cumplan con sus responsabilidades, a crear las instituciones para la realización de los derechos sociales que reco-noce la Constitución y a estar vigilante del bienestar general de la población, por lo cual no puede dejar que las fuerzas del mercado se comporten en contra de los intereses generales de la población. Recuérdese que rectoría implica, entre otros aspectos, gobernar, dirigir, regular y conducir.

Expongo un ejemplo que ya conocemos: el artículo 2 c., en el apartado B, I, señala que es obligación del Estado impulsar el de-sarrollo regional de las zonas indígenas para mejorar las condicio-nes de vida de sus pueblos, y en la fracción IX dice que todos los niveles de gobierno establecerán en sus presupuestos de egresos las partidas específicas para cumplir con las obligaciones señala-das en el apartado B de dicho artículo.

Más claro no puede ser: son obligaciones del Estado, obligan. En consecuencia, el Estado no debe ignorarlas o desatenderse de ellas, expresando que no cuenta con los recursos, o asignándoles a su cumplimiento recursos tan escasos que el cumplimiento resulta parcial, a medias o para que no se diga que eludió su obligación.

iurisdictio 237

viii. instrumentos Del estaDo para Hacer eFectivos

los DerecHos sociales: las laBores De planeación y los apoyos a los actores económicos

37. Los instrumentos de las labores de planeación son:- El Estado organizará un sistema de planeación democrática

del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, perma-nencia y equidad al crecimiento de la economía (artículo 26, A, párrafo 1).

- En la planeación participarán los diversos sectores sociales para recoger las aspiraciones y demandas de la sociedad para in-corporarlas al plan y los programas de desarrollo (artículo 26, A, párrafo 2).

- Habrá un plan nacional de desarrollo al que se sujetarán obli-gatoriamente los programas de la administración pública federal (artículo 26, A, párrafo 2).

- La ley facultará al ejecutivo federal para que establezca los procedimientos y la participación popular, así como los criterios de la formulación, instrumentación y evaluación del plan y los pro-gramas de desarrollo, así como la celebración de convenios con los gobiernos de los estados y la participación de los particulares.

- Existirá un órgano constitucional autónomo responsable del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, cuyos datos serán considerados oficiales y son de uso obligatorio para los tres niveles de gobierno en los términos que establezca la ley (artículo 26, B, párrs. 1 y 2).

38. La planeación democrática se comenzó a realizar al térmi-no de la Segunda Guerra Mundial en Francia como modelo opues-to al soviético.

La planeación democrática implica una intervención delibera-da, en el proceso socioeconómico y político, fundada en el conoci-miento de sus principios y dinámicas, y se caracteriza porque trata de integrarlos y conducirlos en un cierto sentido en el futuro, a tra-vés de una estrategia y una política de desarrollo que corresponde al Estado, con la finalidad de alcanzar un proceso de cambio para el crecimiento y el propio desarrollo, con la participación de diver-sos actores sociales y políticos.3031

La Ley de Planeación de 1983, en su artículo 3, dispone que la planeación nacional del desarrollo consiste en:la ordenación racional y sistemática de acciones que, en base al

30 Véase Kaplan, Marcos, op. cit., pp. 149-153.

iurisdictio 238

ejercicio de las atribuciones del Ejecutivo Federal en materia de regulación y promoción de la actividad económica, social, política, cultural, de protección al ambiente y aprovechamiento racional de los recursos naturales tiene como propósito la transformación de la realidad del país, de conformidad con las normas, principios y objetivos que la propia Constitución y la Ley establecen.

La planeación para el desarrollo se conoce en México desde la Ley sobre Planeación General de la República de 1930. El Parti-do Nacional Revolucionario, partido en el poder, propuso el Plan Sexenal 1934-1940 y desde entonces tanto los gobiernos federales como estatales intentaron la elaboración de planes y programas con la finalidad de ordenar sus acciones y acelerar el desarrollo nacional o de sus entidades federativas. La expedición del Plan Global de Desarrollo 1980-1982 intentó marcar el comienzo de un Sistema Nacional de Planeación Democrática.3132

La planeación será democrática en la perspectiva de la Cons-titución, en virtud de que habrán de intervenir en su elaboración los diversos sectores sociales, pero es el ejecutivo federal, en los términos de la ley, el que establece los procedimientos de partici-pación y consulta popular con tal finalidad.

La planeación persigue que el crecimiento de la economía sea constante, de manera permanente, para tratar de evitar ciclos de crecimiento y recesión que, al final de cuentas, debilitan el propio crecimiento, el cual debe tener bases firmes, estables, que no sea un crecimiento artificial o de burbuja, que no se pueda sostener, y debe ser equitativo para que sea fuerte y constante y colabore con la superación de conflictos sociales. Es la misma idea que he expresado de von Stein: reforma o revolución sociales.3233

La Constitución establece cuatro modalidades del Sistema Na-cional de Planeación: una obligatoria y tres optativas.

La obligatoria, la formulación del Plan Nacional de Desarrollo, al que se sujetarán obligatoriamente los planes y programas de la administración pública federal.

Las optativas, i) la coordinada, que es la que se establece entre el ejecutivo federal y los gobiernos de las entidades federativas mediante convenios; ii) la inductiva, que implica el conjunto de ac-ciones del ejecutivo federal para impulsar con los particulares las

31 Madrid, Miguel de la, “Comentario al artículo 26”, en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada y concordada, op. cit., p. 517.

32 Noriega, Alfonso, “La reforma a los artículos 25 y 26…”, op. cit., pp. 128-129; Kaplan, Marcos, op. cit., pp.

166-172.

.

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acciones para la elaboración y ejecución de dicho Plan Nacional, y iii) la concertada, que consiste en los pactos y acuerdos del ejecu-tivo federal con particulares, individuos u organizaciones, para la realización de acciones en las cuales la voluntad y la participación de los particulares es indispensable para alcanzar el fin propuesto.33

34

El último párrafo del artículo 26 c. señala que en el sistema de planeación democrática, el Congreso de la Unión tendrá la in-tervención que señale la ley, que es la mencionada en la Ley de Planeación de 1983, ordenamiento que otorga al Congreso de la Unión un papel secundario en la planeación. No obstante, hay que tener presente que el Congreso puede modificar esa Ley, y que la Constitución pone en manos del Congreso federal facultades del mayor relieve en cualquier labor de planeación. Basta revisar las facultades que el Congreso posee en el artículo 73 c. en sus frac-ciones VII, VIII, IX, X, XVII, XVIII, XIX, y XXIX–C, D, E, F, G, L y N. Es decir, sin el Congreso de la Unión, su consenso, participación, co-laboración y evaluación resulta casi imposible cualquier intento de planeación democrática. Es obvio que la presencia de dicho Con-greso en el proceso de planeación se debe vigorizar.

39. Los instrumentos para apoyar e impulsar a los actores eco-nómicos son:

- El Estado fomentará la actividad agropecuaria y forestal para el óptimo uso de la tierra, con obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios de capacitación y asistencia técnica. Se expe-dirá una ley para planear y organizar la producción agropecuaria, su industrialización y comercialización, considerándolas de interés público (artículo 27, XX).

- El sector público apoyará e impulsará las empresas de los sectores social y privado de la economía, sujetándolas a las moda-lidades que dicte el interés público, y al uso, en beneficio general, de los recursos productivos, cuidando su conservación y el medio ambiente (artículo 25, párrafo 6)

- La ley establecerá los mecanismos que faciliten la organiza-ción y la expansión de la actividad económica del sector social para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios socialmente necesarios (artículo 26, párrafo 7).

- La ley alentará y protegerá la actividad económica de los particulares para que este sector contribuya al desarrollo econó-

33 Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, México, CNDH y UNAM, 2004, p. 556-558; Madrid,

Miguel de la, Comentario al artículo 26…, op. cit., pp. 519-520.

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mico nacional (artículo 26, párrafo 8).- El otorgamiento de subsidios a actividades prioritarias, cuan-

do sean generales, de carácter temporal y no afecten sustancial-mente las finanzas de la nación (artículo 28, párrafo 13).

40. Los subsidios a que se refiere el artículo 28 c. son las trans-ferencias que los gobiernos otorgan a los particulares, y han de satisfacer los requisitos constitucionales con la finalidad de no in-terferir en la legítima libre competencia ni propiciar prácticas mo-nopólicas. El Estado, desde luego, está facultado para constatar que el subsidio sea bien utilizado y a evaluar sus resultados.

En otras palabras, si bien los subsidios pueden ser benéficos para el interés general o el bien común, no deben interferir en las restricciones o prohibiciones a los monopolios o a las prácticas monopólicas que afectan con gravedad a los consumidores.

La prohibición de los monopolios es de trascendencia tal para la economía del país y para la protección de los consumidores que existen diversas e importantes leyes para hacer vigentes las dispo-siciones constitucionales contenidas en el artículo 28 c. Dichas leyes precisan y desarrollan los preceptos constitucionales en la materia.34

35

34 Márquez Gómez, Daniel, op. cit., pp. 556-561.

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prINcIpIo de bueNa fe eN el derecho procesal del trabaJo

Rafael tenA suCK

resuMen: El presente ensayo plantea un análisis del principio de buena fe implícito en el derecho procesal del trabajo, a la luz de la legislación y jurisprudencia mexicana, mostrando las formas en las que se manifiesta en el derecho procesal para evidenciar la impor-tancia de su incorporación explícita en la ley como un rubro cen-tral de la reforma laboral.

pAlAbrAs ClAve: Proceso laboral, derecho procesal del trabajo, principios procesales, principio de buena fe.

suMArio: I. Generalidades. II. Principios en el proceso del trabajo. III. Principios implícitos. IV. Principio de buena fe procesal.

i. GeneraliDaDes

En los Estados modernos la prohibición de la autodefensa su-pone una ordenación adecuada que salvaguarde el interés parti-cular y el mantenimiento del orden público, por lo que no es po-sible la autoadministración de la justicia; en nuestra legislación se encuentra prohibida por el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al establecer: ¨ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para recla-mar su derecho.¨

Las leyes deben cumplirse ordinariamente de manera espon-tánea, pero ha de preverse el evento contrario y establecer los mecanismos de cumplimiento de la norma, mediante órganos es-pecíficos a cargo de la función jurisdiccional que la regulen con sujeción a normas previamente establecidas. Luego entonces, la función jurisdiccional es privativa del Estado y debe ejercerse con apego a las leyes.

El proceso supone una actividad generadora de actos jurídi-camente regulados, encaminados todos a obtener una resolución definitiva que ponga fin a la controversia. En todo proceso existen

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principios que los caracterizan, y que sirven de base para orientar la ley positiva, la actividad del juzgador y de las partes.

Asimismo, los principios procesales constituyen elementos esenciales para la comprensión del sistema de enjuiciamiento y fa-cilitan la interpretación jurídica, incorporando criterios para descu-brir el sentido de la norma y fundamentar la aplicación analógica en casos de lagunas de la Ley.

ii. principios en el proceso Del traBajo

El proceso del trabajo no es la excepción y se rige por princi-pios particulares que le han dado autonomía o características pro-pias, en ese sentido el artículo 685 de la Ley Federal del Trabajo señala expresamente:

El proceso del derecho del trabajo será público, gratuito, in-mediato, predominante oral y se iniciará a instancia de parte. Las juntas tendrán la obligación de tomar las medidas necesarias para lograr la mayor economía, concentración y sencillez del proceso.

Cuando la demanda del trabajador sea incompleta, en cuan-to a que no comprenda todas las prestaciones que de acuerdo con esta Ley derive de la acción intentada o procedente, confor-me a los hechos expuestos por el trabajador, la Junta, en el mo-mento de admitir la demanda sea oscura o vaga se proceda en los términos previstos en el artículo 873 de esta Ley.De la anterior disposición se derivan los principios que son una

garantía de que el negocio será resuelto de forma abierta y ho-nesta; de gratuidad del proceso que deriva del artículo 17 de nues-tra carta magna; de inmediatez que obliga a los miembros de las Juntas de Conciliación y Arbitraje a estar presentes y en contacto personal y directo con las partes para buscar la conciliación y el correcto desahogo del procedimiento; el de oralidad que a dife-rencia del derecho común, en el derecho procesal laboral se de-sarrolla con base en audiencias, en las que las partes comparecen para hacer valer sus derechos, teniendo la posibilidad de exponer verbalmente sus pretensiones ante la autoridad.

También se advierte el principio dispositivo denominado “iniciativa o instancia de parte”; el de economía que frecuentemente se confunde con los principios de gratuidad, concentración y

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sencillez, por los vínculos tan estrechos y conceptos similares; sin embargo, es indiscutible que el principio de economía tiene caracteres diferentes, tendientes a evitar gastos onerosos. El principio de economía tiene implicaciones patrimoniales, y persigue el ahorro de todo gasto innecesario en el juicio.

El principio de sencillez se aplica “en las comparecencias, es-critos, promociones o alegaciones, en las que no se exigirá forma determinada pero las partes deberán precisar los puntos petito-rios”. El principio de concentración deriva de la naturaleza del de-recho laboral, en que los juicios deben ser breves en su tramita-ción; lo contrario a este principio es la dispersión, que trae como consecuencia la prolongación de los procesos, como ocurre en otros procedimientos.

En el segundo párrafo del artículo 685 se presentan dos situa-ciones jurídicas diferentes, a saber: El principio de suplencia cuan-do la demanda incompleta, en cuanto no contenga o comprenda todas las prestaciones que de acuerdo con la Ley derivan de la ac-ción intentada por el trabajador, la Junta, en el momento de admi-tirla subsanará las omisiones, precisando cuales son todas aquellas prestaciones que por ley le corresponden y que olvidó u omitió demandar el trabajador.

Así, como el principio subsanador que aplica cuando el actor sea el trabajador o sus beneficiarios, la Junta señalará los defectos u omisiones en que hayan incurrido por irregularidades en el planteamiento de la demanda, o cuando se hubieren ejercitado acciones contradictorias se fijará un término de tres días para que sean subsanadas.

iii. principios implícitos

En el proceso del trabajo implícitamente existen diversos prin-cipios que también lo caracterizan: El de conciliación, como una medida efectiva de solución de los conflictos laborales, que es un requisito previo e indispensable en todos los procesos del traba-jo; Celeridad, Apreciación de pruebas en conciencia; Buena fe o lealtad procesal; Preclusión del derecho; Admisión de todos los medios de prueba, salvo excepciones; Libertad de interrogato-rio; Claridad y congruencia en los laudos; Lógica en el raciocinio;

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Fijación de la condena en cantidad líquida; Irrevocabilidad de las propias resoluciones; Inadmisión de recursos ordinarios; Exención de la carga de la prueba al trabajador en casos expresos; Partici-pación activa de la autoridad y el de paridad o igualdad procesal entre otros.

iv. principio De Buena Fe procesal

La buena fe (del latín, bona fides) es un principio general del derecho, que consistente en la disposición de ánimo o convicción que lleva a proceder leal y sinceramente en las relaciones jurídicas y procesales; también se identifica como la conducta recta y ho-nesta con las partes interesadas en un acto, contrato o proceso. En ocasiones se le denomina principio de probidad.

Eduardo Couture identifica este principio con la “calidad jurí-dica de la conducta legalmente exigida de actuar en el proceso con probidad, con el sincero convencimiento de hallarse asistido de razón”.1

Este principio busca impedir las actuaciones abusivas de las partes, que tengan por finalidad dilatar u obstaculizar un juicio.

El principio de buena fe además de ser un deber de propio derecho, es extensible o reclamable a la contraparte y del cual se tiene el derecho recíproco de esperar lealtad y rectitud en su conducta procesal.

BUENA FE EN LA CONDUCTA PROCESAL. EMPLAZAMIEN-TO A MUERTOS. Existe el principio de la buena fe por virtud del cual se tiene el derecho de esperar de la contraparte lealtad y rectitud en su conducta procesal y bajo este principio no se debe emplazar por edictos a un muerto, sino que, respetando la garan-tía de audiencia y la igualdad de las partes en el proceso, debe denunciarse el intestado para establecer lealmente la controver-sia con el albacea de la sucesión; pues de otra manera no puede tener valor alguno la confesión ficta rendida.

Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Fe-deración, Sexta Epoca. Volumen XXII, Cuarta Parte. Pág. 121. Te-sis Aislada.

1 Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Editorial Nacional, 1981, p. 190.

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La buena fe se aplica en las diversas ramas del Derecho. En el Derecho civil, por ejemplo, la prescripción adquisitiva de un bien, en virtud del cual a quien lo ha poseído de “buena fe” se le exige un menor tiempo que a aquel que lo ha hecho de “mala fe” (Artículo 1151 y 1152 CCDF).

En esta materia, otro ejemplo de las repercusiones de la conducta de buena o mala fe podría invocarse el artículo 1883 del Código Civil para el Distrito Federal que establece: “Cuando se reciba alguna cosa que no se tenía derecho de exigir y que por error ha sido indebidamente pagada, se tiene la obligación de restituirla. Si lo indebido consiste en una prestación cumplida cuando el que la recibe procede de mala fe, debe pagar el precio corriente de esa prestación; si procede de buena fe, sólo debe pagar lo equivalente al enriquecimiento recibido.”

En materia administrativa este principio consiste en el deber de las autoridades en virtud de la función de interés público que desempeñan, la cual constituye una limitante en el ejercicio de sus facultades. También se concreta en que la autoridad debe buscar la verdad histórica en el orden del proceso con la finalidad de pro-curar el mayor beneficio posible que el orden jurídico provea hacia los gobernados.

De conformidad con el artículo 14 constitucional, la buena de fe de la autoridad implica necesariamente que se conduzca el pro-ceso sin que, a propósito, con dolo o a sabiendas de ello: i) mo-difique los términos de la litis; ii) omita o eluda el análisis de las defensas y pruebas que presenten las partes; iii) manipule la infor-mación en detrimento de los gobernados; iv) haga afirmaciones o imputaciones gratuitas; v) actúe a su libre arbitrio; vi) soslaye obligaciones y revierta las cargas de la prueba; vii) engañe o burle los derechos de los particulares que en él intervengan; viii) falsee los hechos que constan en el expediente; ix) invente hechos que no constan en él; x) pretenda violentar lo dispuesto por Tratados Internacionales con base en su legislación interna; entre otros.

Lo anterior, se sustenta con los criterios que al respecto han si-do publicados en el Semanario del Poder Judicial de la Federación y su Gaceta, mismos que se citan a continuación:

BUENA FE EN LAS ACTUACIONES DE AUTORIDADES AD-MINISTRATIVAS. Este principio estriba en que en la actuación administrativa de los órganos de la administración pública y en la de los particulares, no deben utilizarse artificios o artimañas, sea por acción u omisión, que lleven a engaño o a error. La buena

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fe constituye una limitante al ejercicio de facultades de las au-toridades, en cuanto tiene su apoyo en la confianza que debe prevalecer en la actuación administrativa, por lo que el acto, pro-ducto del procedimiento administrativo, será ilegal cuando en su emisión no se haya observado la buena fe que lleve al engaño o al error al administrado, e incluso a desarrollar una conducta contraria a su propio interés, lo que se traduciría en una falsa o indebida motivación del acto, que generaría que no se encuentre apegado a derecho.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINIS-TRATIVA DEL CUARTO CIRCUITO: Novena Época, Instancia: Tri-bunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXI, Enero de 2005, Página: 1723, Tesis: IV.2o.A.120 A, Tesis Aislada, Materia(s): Administrativa.”

BUENA FE EN MATERIA ADMINISTRATIVA. ESTE CONCEP-TO NO SE ENCUENTRA DEFINIDO EN LA LEY, POR LO QUE DEBE ACUDIRSE A LA DOCTRINA PARA INTERPRETARLO. La buena fe no se encuentra definida en la Ley Federal de Proce-dimiento Administrativo ni en otras leyes administrativas, por lo que es menester acudir a la doctrina, como elemento de análisis y apoyo, para determinar si en cada caso la autoridad actuó en forma contraria a la buena fe. Así, la buena fe se ha definido doc-trinariamente como un principio que obliga a todos a observar una determinada actitud de respeto y lealtad, de honradez en el tráfico jurídico, y esto, tanto cuando se ejerza un derecho, como cuan-do se cumpla un deber.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINIS-TRATIVA DEL CUARTO CIRCUITO. Novena Época, Instancia: Tri-bunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXI, Enero de 2005, Página: 1724, Tesis: IV.2o.A.119 A, Tesis Aislada, Materia(s): Administrativa. Registro No. 179656

BUENA FE. ES UN PRINCIPIO DE DERECHO POSITIVO EN MATERIA ADMINISTRATIVA. Conforme al artículo 13 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, la actuación adminis-trativa en el procedimiento se desarrollará con arreglo a diversos principios, entre ellos, el de la buena fe; por tanto, debe conside-rarse que éste es un principio de derecho positivo que norma la conducta de la administración hacia los administrados y de éstos hacia aquélla, y que, por constituir un concepto jurídico indeter-minado, debe ponderarse objetivamente en cada caso, según la

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intención revelada a través de las manifestaciones exteriores de la conducta, tanto de la administración pública como del admi-nistrado. En esa tesitura, si el precepto legal en comento prohí-be a las autoridades administrativas toda actuación contraria a la buena fe, el acto en que tal actuación se concrete es contrario a derecho, ilícito y, por tanto, debe declararse inválido.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINIS-TRATIVA DEL CUARTO CIRCUITO. Novena Época, Instancia: Tri-bunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXI, Enero de 2005, Página: 1725, Tesis: IV.2o.A.118 A, Tesis Aislada, Materia(s): Administrativa.Por otra parte, el artículo 81 de la Ley de Amparo, indica:

“Cuando en un juicio de amparo se dicte sobreseimiento, se nie-gue la protección constitucional o desista el quejoso, y se advierta que se promovió con el propósito de retrasar la solución del asun-to del que emana el acto reclamado o de entorpecer la ejecución de las resoluciones respectivas o de obstaculizar la legal actuación de la autoridad, se impondrá al quejoso o a sus representantes, en su caso, al abogado o a ambos, una multa de diez a ciento ochen-ta días de salario, tomando en cuenta las circunstancias del caso.”

El amparo es una institución de buena fe y de la mayor tras-cendencia jurídica en nuestro país, ya que constituye un sistema de defensa jurídica o control constitucional por órgano jurisdiccio-nal, que por vía de acción ampara al gobernado contra los actos o leyes arbitrarias de la autoridad, por lo que el precepto pretende evitar el abuso o la interposición indiscriminada de la acción cons-titucional con el objeto de obtener un beneficio procesal indebido, por lo que las actuaciones de las partes de mala fe deben ser san-cionadas con multa de 10 a 180 días de salario.

En general, en las diversas ramas del derecho reciben un tra-tamiento diferenciado las personas que actuaron de buena o de mala fe.

En derecho laboral, tanto el trabajador como el empleador de-ben ejercer sus derechos y obligaciones recíprocas, sin incurrir en conductas abusivas o violatorias del derecho de cada uno.

Bajo este principio, el artículo 31 de la Ley Federal del Trabajo establece: “Los contratos y las relaciones de trabajo obligan a lo expresamente pactado y a las consecuencias que sean conformes a las normas de trabajo, a la buena fe y a la equidad.”

La bilateralidad del contrato de trabajo es una de sus principa-les características, por lo tanto, no puede ser modificado unlate-

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mente por el patrón sin el consentimiento del trabajador; el cam-bio arbitrario de las condiciones de trabajo produce la rescisión sin responsabilidad para el trabajador.

A diferencia de los contratos civiles en los que la voluntad predomina sobre la letra, en la interpretación laboralista predomina la letra sobre el espíritu del contrato a efecto de evitar abusos patronales asumiendo que las partes actuaron de buena fe y con equidad, sin vicios en el consentimiento que pudieran invalidarlo como el dolo, error, lesión o mala fe, en la inteligencia de que por el dinamismo de la relación laboral lo convenido, o las prácticas ordinarias, no surtirá efectos si las consecuencias no son conforme a las normas de trabajo, ya que en ningún caso las condiciones laborales podrán ser inferiores a la ley.

El contrato de trabajo puede rescindirse por alguna de las par-tes sin responsabilidad, cuando incurran en faltas de probidad y honradez, que hagan imposible su continuación, lo que hace supo-ner que el patrón y el trabajador deben comportarse probamente, con toda lealtad en el cumplimiento de sus obligaciones, inclusive constituye una causal especial de rescisión la existencia de un mo-tivo razonable de pérdida de la confianza, aun cuando no coincida con las causales de rescisión a las que se refiere el artículo 47 de la Ley.

El deber y respeto mutuo entre las partes que surge de la coexistencia diaria y de los vínculos constantes derivados de la presta-ción de servicio; luego entonces, constituye un elemento esencial la obligación de fidelidad y rectitud en el desempeño de las ac-tividades, tal que omitir cualquier conducta que haga suponer el incumplimiento del contrato.

Para la Corte la falta de probidad presume la carencia de bon-dad, rectitud de ánimo, hombría de bien, integridad y honradez en el obrar. Toda causal de rescisión constituye en general una falta de probidad, puesto que supone una conducta en contra de las obligaciones adquiridas. La falta de honradez es una especie del género improbidad, pero se tipifica, además, porque implica tá-citamente una conducta indebida y hasta delictuosa y una infrac-ción al deber de lealtad.

Ahora bien, en el contexto del proceso existen normas o re-glas de conducta que deben adoptar las partes y el Tribunal y que constituyen los límites de su actuación; sin lugar a dudas, el “prin-cipio de buena fe procesal” se encuentra inmerso como funda-mento en distintas instituciones procesales.

En efecto, en el procedimiento deben respetarse las reglas de

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la buena fe, los Jueces o Tribunales rechazarán las peticiones, in-cidentes o alegaciones que se formulen con manifiesto abuso del derecho o inclusive denunciar aquellas que entrañen un fraude procesal.

Ejemplos del principio de buena fe se encuentran contemplados en el artículo 720 de la Ley laboral, que señala: “Las audiencias serán públicas. La Junta podrá ordenar, de oficio o a instancia de parte, que sean a puerta cerrada, cuando lo exija el mejor despacho de los negocios, la moral o las buenas costumbres, y el numeral 776 establece: “Son admisibles en el proceso todos los medios de prueba que no sean contrarios a la moral y al derecho.”

También se puede advertir de la obligación de las partes con-tenida en el artículo 722, que afirma: “Las declaraciones que rindan las partes, sus apoderados o cualquier persona ante las Juntas, las harán bajo protesta de decir verdad y bajo apercibimiento de las penas en que incurren si declaran falsamente ante autoridad. Las declaraciones de peritos en derecho, serán rendidas bajo protesta de decir verdad, sin que se requiera apercibimiento alguno.”

La conducta procesal de las partes trasciende en el resultado definitivo, ya que proporciona al juzgador elementos objetivos de convicción que deben tomarse en cuenta para derivar de ellas las presunciones que lógica y legalmente se deduzcan; luego enton-ces, si se advierte que durante el juicio alguna de las partes actuó dolosamente, al afirmar hechos de los que posteriormente se con-tradice o son falsos, que adminiculado con el diverso material pro-batorio y las circunstancias del asunto se obtendrá prueba en su contra o en su defecto, no surtirán efecto legal; como se resolvió en las tesis que cito a continuación:

CONDUCTA PROCESAL DE LAS PARTES. La jurisprudencia número 467, visible a páginas 812 de la Segunda Parte del Apén-dice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, con el ru-bro que se indica, sanciona como regla de derecho el aforismo jurídico “Venire contra actum propium”, de no ser lícito a nadie ir, ni obrar, contra sus propios actos, en el caso actos de recono-cimiento, que implican renuncia a la defensa o excepción hecha valer en la litis de la que emana el acto reclamado, por carecer el reo de aptitud legal para oponerla, dado el acto de recono-cimiento; y al no estimarlo así el tribunal responsable infringe el expresado principio que veda esa inconsecuencia jurídica, pues dicha regla de derecho establece un límite del ejercicio de los derechos subjetivos o de las facultades jurídicas, impuesto por la buena fe, conforme al cual se decreta la inadmisibilidad de toda

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pretensión, contradictoria con el sentido objetivo de la conducta anterior del titular. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo VIII, Agosto de 1991. Pág. 165. Tesis Aislada.

CONFESIÓN FICTA EN EL PROCEDIMIENTO LABORAL. ES INSUFICIENTE, POR SÍ SOLA, PARA CORROBORAR EL DICHO DEL OFERENTE Y BENEFICIADO CON AQUÉLLA, SI ÉSTE MIN-TIÓ EN TORNO A LOS HECHOS CONSTITUTIVOS DE LA AC-CIÓN PRINCIPAL. Conforme a la interpretación armónica de los artículos 788, 789 y 790 de la Ley Federal del Trabajo, la confe-sión ficta es una sanción para quien no ajuste su conducta a lo que establece la ley, y consiste en que se presumirán ciertos los hechos que se le hubieran atribuido, salvo prueba en contrario, y sirve para corroborar el dicho del oferente; sin embargo, no to-dos los hechos son susceptibles de acreditarse mediante dicha prueba, por ejemplo, los que no se hubieran narrado en la de-manda y los que no sean propios del absolvente o los inverosími-les. Por otra parte, la conducta procesal de las partes constituye un elemento objetivo que debe tomarse en consideración por el juzgador para determinar el sentido de su resolución, por lo que si se acredita que la parte beneficiada con la confesión ficta ob-servó mala conducta procesal, por haber mentido en torno a los hechos constitutivos de la acción principal, resulta inconcuso que la confesión ficta de su contraria es insuficiente, por sí sola, para corroborar su dicho, pues éste debe gozar de cierta credibilidad (o por lo menos que no se barrunte su falsedad), es decir, debe tener apariencia de verdad, atento a que se supone que los he-chos de la demanda se vertieron con buena fe y con el propósito de conducirse con verdad. De manera que si se sospecha que el dicho del oferente y beneficiario de la confesión ficta es fal-so, habida cuenta de que se demostró que mintió en aspectos medulares del litigio, es incuestionable que la confesión ficta de su contraria no puede corroborar sus afirmaciones. Instancia: Tri-bunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXI, Febrero de 2005. Pág. 1657. Tesis Aislada.En diversos supuestos del proceso laboral se aprecia la apli-

cación de este principio, en especial al emitirse el fallo, en que las actuaciones o afirmaciones falsas o contradictorias tienen efectos negativos y en ocasiones arrojan cargas probatorias para acredi-tar afirmaciones derivados del comportamiento indebido, entre

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los que destacan los siguientes precedentes de amparo:CONDUCTA PROCESAL DE LA PARTE DEMANDADA. SI

ÉSTA AL CONTESTAR LA DEMANDA NIEGA LA RELACIÓN LABORAL, Y EN LA ETAPA PROBATORIA MODIFICA LOS HE-CHOS Y RECONOCE QUE EL TRABAJADOR LE PRESTÓ SER-VICIOS PROFESIONALES, DICHA ACTITUD NO PUEDE PASAR INADVERTIDA PARA LAS JUNTAS AL DICTAR EL LAUDO, NO OBSTANTE QUE LA LITIS SE HAYA FIJADO EN LA ETAPA CO-RRESPONDIENTE. De conformidad con el artículo 841 de la Ley Federal del Trabajo la autoridad laboral tiene el deber de resol-ver el fondo del asunto a verdad sabida, buena fe guardada y apreciando los hechos en conciencia; razón por la cual cuando la parte patronal al contestar la demanda niega lisa y llanamente la relación laboral, pero posteriormente en la etapa probatoria modifica los hechos y reconoce que el actor le prestó servicios profesionales, tal actitud revela que su postura inicial fue con el único fin de evadir obligaciones procesales para revertir al traba-jador la carga de la prueba para justificar el nexo laboral preten-dido, conducta procesal que no puede pasar inadvertida para la autoridad responsable al dictar el laudo, no obstante que la litis del juicio se finque conforme al desarrollo de la etapa de deman-da y excepciones, pues las partes deben conducirse con rectitud, ya que deben proporcionar los elementos objetivos a fin de que las Juntas puedan resolver conforme a hechos propios. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXI, Mayo de 2005. Pág. 1436. Tesis Aislada.

CARGA PROBATORIA EN EL JUICIO LABORAL. CORRES-PONDE AL TRABAJADOR ACREDITAR LA EXISTENCIA DEL DESPIDO CUANDO ACLARA SU DEMANDA HASTA LA AU-DIENCIA TRIFÁSICA PARA SEÑALAR OTRA FECHA QUE ES ANTERIOR A LA DE LA RENUNCIA EXHIBIDA POR EL PATRÓN (INAPLICABILIDAD DE LA JURISPRUDENCIA 2a. /J. 27/2001). Cuando el trabajador reclama haber sido despedido en una fe-cha determinada, y hasta la audiencia de conciliación, demanda y excepciones, ofrecimiento y admisión de pruebas aclara su demanda señalando como fecha del despido una data anterior a la que precisó en su demanda inicial, y el patrón afirma y de-muestra que la relación laboral había concluido por renuncia cu-ya fecha coincidía con la que citó el actor en el escrito inicial de demanda como aquella en que ocurrió el despido, se estima que

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tal aclaración constituye un comportamiento procesal de mala fe del actor, por haberla realizado hasta la fecha de la audiencia tri-fásica, pues dicha aclaración se hace con el ánimo de revertir la carga probatoria hacia el patrón para que éste acredite la sub-sistencia de la relación de trabajo entre la fecha del despido re-clamado y la de la renuncia, como lo establece la jurisprudencia 2a./J. 27/2001, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justi-cia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federa-ción y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, julio de 2001, página 429, de rubro: “CARGA PROBATORIA EN EL JUICIO LABORAL. CORRESPONDE AL PATRÓN ACREDITAR LA SUBSISTENCIA DE LA RELACIÓN LABORAL ENTRE EL DÍA EN QUE SE AFIR-MA OCURRIÓ EL DESPIDO Y EL POSTERIOR EN EL QUE SE DI-CE SE PRODUJO LA RENUNCIA, SIN QUE BASTE PARA ELLO LA SOLA EXHIBICIÓN DEL ESCRITO QUE LA CONTIENE, SINO QUE SE REQUIERE QUE TAL HECHO ESTÉ REFORZADO CON DIVERSOS ELEMENTOS DIRECTAMENTE RELACIONADOS CON EL MOMENTO HASTA EL CUAL EL TRABAJADOR ACU-DIÓ A LABORAR.”, ya que es precisamente el comportamiento procesal indebido del actor lo que hace inaplicable este criterio jurisprudencial, por lo que es al trabajador a quien le correspon-de acreditar su afirmación, respecto de la fecha modificada en la que aduce ocurrió el despido injustificado que reclama. Instan-cia: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXXII, Diciembre 2010. Pág. 1740. Tesis Aislada.No obstante lo anterior, en la figura procesal denominada

“ofrecimiento del trabajo” de creación jurisprudencial, se puede apreciar con mayor claridad que uno de los elementos fundamen-tales para calificarlo de buena o mala fe es precisamente la con-ducta procesal de las partes; siendo esencial para determinar la intención del patrón de continuar el vínculo laboral, o solo de re-vertir la carga procesal al trabajador del despido alegado.

OFRECIMIENTO DE TRABAJO. LA ACTITUD PROCESAL DE LAS PARTES ES UNO DE LOS ELEMENTOS ESENCIALES QUE LAS JUNTAS DEBEN TOMAR EN CUENTA PARA CALIFICARLO DE BUENA O MALA FE. Si se atiende a los criterios sustentados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que regulan la ins-titución jurídico-procesal denominada ofrecimiento de trabajo en el proceso laboral, se advierten cuatro elementos determinantes para su calificación, a saber: la categoría del trabajador, el sala-

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rio percibido por sus servicios, la jornada con que se realiza el ofrecimiento de trabajo y la actitud procesal de las partes; siendo esta última el elemento esencial para determinar la intención del patrón por arreglar la controversia en amigable composición, o su afán por revertir la carga procesal al trabajador; en tal virtud, cuando el patrón realice el ofrecimiento de trabajo las Juntas de-ben atender a los cuatro elementos citados, y de manera esen-cial a la actitud procesal de las partes para calificarlo de buena o mala fe. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXIX, Enero de 2009. Pág. 2507. Tesis de Jurisprudencia.Aunado a lo anterior, es innegable que también son

obligaciones de los abogados para con los órganos jurisdiccionales; la probidad, lealtad y veracidad en cuanto al fondo de sus declaraciones o manifestaciones, y el respeto en cuanto a la forma de su intervención.

En ese sentido, los artículos 728, 729, 730 y 731 y demás re-lativos de la Ley Federal del Trabajo, establecen las correcciones disciplinarias que pueden imponerse a las partes para mantener en buen orden de las actuaciones procesales, exigir se guarde el respeto y la debida consideración, y los medios de apremio para asegurar el cumplimiento de sus resoluciones:

Artículo 728. Los Presidentes de las Juntas y los Auxiliares, podrán imponer correcciones disciplinarias, para mantener el buen orden en el desarrollo de las audiencias o diligencias, y exi-gir que se les guarde el respeto y la consideración debidos.

Artículo 729. Por su orden las correcciones disciplinarias que pueden imponerse, son:

I. Amonestación;II. Multa que no podrá exceder de siete veces el salario mí-

nimo general, vigente en el lugar y tiempo en que se cometa la violación; y

III. Expulsión del local de la Junta; la persona que se resista a cumplir la orden, será desalojada del local con el auxilio de la fuerza pública.”

Artículo 730. Cuando los hechos que motiven la imposición de una corrección disciplinaria, puedan constituir la comisión de un delito, la Junta levantará un acta circunstanciada y la turnará al Ministerio Público, para los efectos conducentes.

Artículo 731. El Presidente de la Junta, los de las Juntas Espe-ciales y los Auxiliares podrán emplear conjunta e indistintamen-

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te, cualquiera de los medios de apremio necesarios, para que las personas concurran a las audiencias en las que su presencia es indispensable o para asegurar el cumplimiento de sus resoluciones.

Los medios de apremio que pueden emplearse son:I. Multa hasta de siete veces el salario mínimo general,

vigente en el lugar y tiempo en que se cometió la infracción;II. Presentación de la persona con auxilio de la fuerza pública; yIII. Arresto hasta por treinta y seis horas.

Por su parte, los órganos jurisdiccionales también tienen obli-gaciones de comportamiento de buena fe y equidad, en ese senti-do la Ley Federal del Trabajo establece entre otras que son faltas especiales de los actuarios, secretarios, auxiliares o presidentes de las Juntas; el no realizar sus funciones de conformidad con las disposiciones de la Ley; hacer constar o dar fe de hechos falsos, retardar el procedimiento sin causa justificada; conocer de un ne-gocio al cual se encuentran impedidos; votar una resolución noto-riamente ilegal o injusta; no informar oportunamente al Presidente de la Junta de la conducta irregular o delictuosa de alguno de los representantes de los trabajadores o de los patrones, y en su ca-so presentar la denuncia correspondiente; incumplir con sus obli-gaciones; recibir directa o indirectamente cualquier dádiva de las partes que ameriten diversas sanciones o destitución, sin perjuicio de la responsabilidad penal en que incurran.

El artículo 225, en su fracción VII, del Código Penal Federal dis-pone que son delitos contra la administración de justicia cometi-dos por servidores públicos, el ejecutar actos o incurrir en omisiones que produzcan un daño o concedan a alguien una ventaja indebida.

La esencia de este delito radica, en la alteración del equilibrio procesal de las partes que intervengan en un procedimiento, y que tengan como resultado que se cause un daño o se conceda a alguien una ventaja indebida.

En la etapa de resolución el artículo 841 de la Ley Federal del Trabajo establece: “Los laudos se dictarán a verdad sabida, y bue-na fe guardada y apreciando los hechos en conciencia, sin nece-sidad de sujetarse a reglas o formulismos sobre estimación de las pruebas, pero expresarán los motivos y fundamentos legales en que se apoyen.”

La intención del precepto se explica en el origen y la natura-leza misma de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, al pretender que los tribunales obreros se apartaran de los rígidos formulismos sobre estimación de pruebas.

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Por “verdad sabida” debemos entender que las Juntas al dictar sus resoluciones deben basar su conocimiento en los hechos plan-teados conforme a los elementos de convicción aportados por las partes y actuar de manera imparcial (buena fe); sin embargo, la apreciación de los hechos en “conciencia”, aparentemente presu-pone libertad absoluta, lo cual es inexacto, ya que esta facultad debe estar sustentada en un principio racional y de buena fe en la fijación de la controversia y de valoración de pruebas, cumpliendo con la debida fundamentación y motivación.

Néstor de Buen, señala que “la verdad sabida y buena fe guar-dada”, se trata de una fórmula antigua que expresa un faculta-miento para resolver, sin sujetarse a reglas estrictas sobre la base de la buena fe, que de esa manera actúa como garantía en contra de la arbitrariedad.2

Mario de la Cueva3, sobre el término en conciencia advierte que las Juntas de Conciliación y Arbitraje entrañan una nueva jurisdic-ción, “la jurisdicción social del trabajo, una jurisdicción de equidad, porque en lugar de aplicar un derecho abstracto, tendrán como destino el derecho social, en el que están unidos los principios de justicia y equidad; que en una de sus características más genuinas se encuentra contemplado en el artículo 775 de la ley de 1970, que rompió definitivamente con los moldes rígidos del derecho civil, cuyo precepto establecía “los laudos se dictarán a verdad sabida, sin necesidad de sujetarse a reglas sobre estimación de pruebas, sino apreciando los hechos en conciencia.”

La Exposición de Motivos de la Ley Federal del Trabajo de 1931 al referirse al artículo 550, aclara que el término en “conciencia” significa que al apreciar las pruebas no se haga con un criterio estricto y legal, sino que se analice la prueba rendida con un cri-terio lógico y justo como lo haría el común de los hombres, pa-ra concluir y declarar después de este análisis que se ha formado en nuestro espíritu una convicción sobre la verdad de los hechos planteados a nuestro juicio.”

El término en “conciencia” alude a la libertad de libre aprecia-ción fundada y motivada, tendiente a evitar la arbitrariedad inter-pretativa de las resoluciones. También se infiere, que la buena fe tiene la mayor importancia y trascendencia en el procedimiento, ya que de este principio se deriva la correcta valoración y análisis

2 De Buen, Néstor, Derecho Procesal del Trabajo, Editorial Porrúa, México 1988, p. 492.

3 De la Cueva, Mario, El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo, Tomo II, México 1979, p. 543.

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lógico jurídico, razonado en forma sistemática y armónica de los medios de convicción y los efectos que produce en el ánimo del juzgador, ya que el comportamiento procesal incorrecto de algu-na de las partes debe ser tomado en cuenta por la Junta de Con-ciliación y Arbitraje al dictar el laudo, puesto que evidencia la falta de rectitud de la conducta irregular en las alegaciones, actuacio-nes o pruebas rendidas en el juicio, y que influyen en la resolución restando credibilidad a su intervención, como se resolvió en la te-sis que cito a continuación:

CONDUCTA PROCESAL DE LAS PARTES. SU INFLUENCIA EN EL LAUDO. Cuando una parte modifica los hechos que dan lugar a la acción o excepción correspondiente y esa actitud la asume reiteradamente hasta la fase procesal en que se fija la litis; tal comportamiento deberá ser tomado en cuenta por la Junta al dictar el laudo, ya que en esas condiciones se pone en evidencia la falta de rectitud de esa parte respecto a las manifestaciones rendidas en el juicio, que deben hacerse bajo protesta de decir verdad y por consiguiente, deberá restarse credibilidad a su di-cho, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 722 y 841 de la Ley Federal del Trabajo. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo III, Mayo de 1996. Pág. 493. Tesis de Jurisprudencia.En el artículo 891 de la Ley Federal del Trabajo, se alude ex-

presamente a las sanciones que deben imponerse a alguna de las partes o a sus apoderados cuyas actuaciones se estiman con dolo o mala fe, al indicar:

Artículo 891.- Si la Junta estima que alguna de las partes obró con dolo o mala fé, podrá imponerle en el laudo una multa hasta de siete veces el salario mínimo general, vigente en el tiempo y lugar de residencia de la Junta. La misma multa podrá imponerse a los representantes de las partes.A mayor abundamiento, el artículo 1006 de la Ley laboral, se-

ñala: “A todo aquel que presente documentos o testigos falsos, se le impondrá una pena de seis meses a cuatro años de prisión y multa de ocho a ciento veinte veces el salario mínimo general que rija en el lugar y tiempo de residencia de la Junta. Tratándose de trabajadores, la multa será el salario que perciba el trabajador en una semana.

Las sanciones consignadas en la la Ley Federal del Trabajo, por la conducta dolosa y de mala fe de las partes o sus representantes, así como las penas que pueden imponerse a aquel que presente

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documentos o testigos falsos en el juicio, son insuficientes, ridículas y carentes de eficacia coactiva, y solo propician conductas procesales indebidas; sin lugar a dudas, estos preceptos deberán ser modificados en la tan anhelada reforma laboral, sancionando con mayor severidad las actuaciones contrarias al principio de buena fe procesal y al derecho, conforme a la gravedad de la falta, los perjuicios ocasionados, la capacidad económica del infractor, su reincidencia y sus circunstancias. Asimismo que se incorpore este principio en el texto legal no tan solo como principio general, sino como una norma de aplicación directa fijando sus consecuencias en caso de incumplimiento.

Lo anterior es necesario en virtud de que en los procesos del trabajo como en todos los procedimientos es indispensable exigir una correcta conducta de probidad en las actuaciones de las partes y del juzgador, además de que la norma obliga jurídicamente desde que se le dota de juridicidad, es decir, creada conforme a los requisitos del sistema legal, por lo tanto, la coacción es necesaria como garantía para asegurar su cumplimiento, con independencia de que la norma goce o no de obligatoriedad moral.

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criterios eDitoriales

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La Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje es una publicación trimestral en español que se difunde en formato impreso y electrónico. Recibe colaboraciones originales e inéditas en materia laboral y temas afines, a las que iurisdictio dará abso-luta prioridad de publicación sobre aquellas colaboraciones que hayan sido previamente publicadas, salvo casos excepcionales, a juicio de la revista. Las colaboraciones podrán presentarse de manera individual o en coautoría, en ambos casos atenderán los siguientes criterios editoriales. iurisdictio recibirá colaboraciones en cualquiera de sus secciones: artículos, ensayos, ponencias, con-ferencias, comentarios, análisis legislativos o jurisprudenciales y reseñas de libros.

La recepción de colaboraciones se ajustará a un calendario trimestral de dictamen, edición y publicación. El autor podrá pre-sentar sus colaboraciones durante los primeros 28 días del primer mes del trimestre que corresponda. El proceso de dictamen, revi-sión, edición, corrección y publicación de la revista toma 35 días naturales. A la recepción de colaboraciones debidamente requi-sitadas, se informará por correo electrónico al autor el calendario de su proceso editorial.

Todas las colaboraciones deberán enviarse en su versión defi-nitiva al correo electrónico de la revista [email protected] en el que se indicará expresamente el tipo de colaboración que se en-vía, ademas de incluir los datos de contacto: nombre del autor, co-rreo electrónico, teléfonos y domicilio. La revista iurisdictio es una publicación de distribución gratuita, sin fines de lucro. Se entiende que al enviar sus trabajos a esta revista, los autores ceden los de-rechos de su obra a iurisdictio y otorgan el permiso para que sus colaboraciones se publiquen, difundan y distribuyan por medio de esta revista en formato impreso y en formato digital.

Los trabajos deberán enviarse en formato Word for Windows versión 2003 o posterior, fuente Arial de 12 puntos, interlineado 1,5 líneas, márgenes superior e inferior 2.5 cm., márgenes izquierdo y derecho 3 cm. Los párrafos deberán llevar sangría de 1 cm. en la primera línea y estarán separados por una línea en blanco entre cada uno. Los títulos del trabajo deberán estar centrados en ne-gritas y letras mayúsculas, mientras que los subtítulos nivel 1, se indicarán con números romanos. En adelante, los subtítulos nivel 2 se indicarán con números arábigos; los subtítulos de nivel 3 se indicarán con letras mayúsculas y; subtítulos nivel 4 se indicarán con letras minúsculas. Todos los subtítulos de nivel 2, mostrarán el

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número en letra regular y el texto en cursivas en altas y bajas.Con excepción de las reseñas de libros, toda colaboración

deberá ir acompañada de un resumen de máximo 200 palabras, además de 4 palabras clave que engloben los temas centrales del trabajo. La extensión de los trabajos se ajustará a los siguientes lineamientos: artículos y reseñas de libros de 15 a 30 cuartillas; en-sayos, ponencias, conferencias, comentarios y análisis legislativos o jurisprudenciales, de 5 a 20 cuartillas.

Los autores deberán enviar junto con su colaboración una bre-ve reseña curricular de máximo 20 renglones, mismos que apa-recerán en el número de la revista electrónica en la que colabore, a fin de que los lectores conozcan más acerca de las trayectorias de los autores. En caso de que el autor no desee que la reseña aparezca en línea bastará su indicación expresa al correo de la re-vista. Iurisdictio utilizará los datos proporcionados por los autores y colaboradores de la revista para fines informativos y de gestión interna, relacionados con el proceso de formación, publicación y difusión de la revista.

Las colaboraciones seguirán el sistema de citas a pie de pági-na con datos bibliográficos completos, por lo que no es necesario adjuntar las fuentes consultadas al final de la colaboración. Toda imagen, gráfica o texto que se utilice y que haya sido previamente publicado deberá citar la fuente original. En caso de utilizar alguna imagen, deberá considerarse un formato blanco y negro y enviar-las en archivo jpg. por separado, a 300 dpi de resolución.

El aparato crítico de las colaboraciones deberán atender las normas que a continuación se presentan en la conformación de notas al pie y aparato crítico.

liBros

1) Los distintos elementos que integran las notas deben guar-dar el siguiente orden: autor o autores (primero los apellidos y lue-go el nombre o nombres, separados por coma los primeros de los segundos), título en itálicas o cursivas (en este caso sólo se usará mayúscula inicial y en los nombres propios), número de edición (la primera no debe indicarse), traductor, lugar de edición (ciudad), editorial, año, colección, volumen o tomo, páginas.

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2) Cuando se haga referencia a una obra con dos autores, en ambos nombres deberá aplicarse el criterio de colocar primero apellidos y luego el nombre. Los nombres irán separados por con-junción copulativa y; sólo en caso de confusión se antepondrá co-ma a la y. Ejemplo:

3) Si la obra tiene más de dos autores, se empleará la abrevia-tura et al. (y otros) después del nombre del primer autor (sin que medie coma). Ejemplo:

4) Cuando el trabajo citado aparece en obras colectivas se re-gistra entre comillas, seguido del nombre de la obra general (en cursivas).

5) Cuando la obra sea responsabilidad de un coordinador, compilador o editor se cita autor, artículo o capítulo entre comi-llas, en nombre del coordinador, nombre de la obra general en cursivas, país, editorial, año y página:

6) Cuando se haga referencia por segunda ocasión a la única

3 Márquez Gómez, Daniel, et al., Régimen jurídico aplicable a la distribución y comercialización de automotores, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2007, p. 73.

4 Polo, Antonio, “El Nuevo derecho de la economía”, Antología de estudios sobre derecho económico, México, UNAM, 1978, pp. 42-86.

5 Cárdenas Gracia, Jaime, “Los principios y su impacto en la interpretación constitucional y judicial”, en Corzo Sosa, Edgar y Vega Gómez, Juan (coords.), Tribunales y justicia constitucional. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2002, p. 88.

2 Carpizo, Jorge y Valadés, Diego, El voto de los mexicanos en el extranjero, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1998, p. 120.

1 Weston, Anthony, Las claves de la argumentación, 3a. ed., trad. de Jorge F. Malem, Barcelona, Ariel, 1999, p. 109.

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obra de un autor que ya ha sido citada en notas anteriores, no in-mediatas, se seguirá el siguiente formato:

7) Para subsecuentes referencias cuando hay más de una obra del mismo autor, se anotará el primer apellido del autor y el título abreviado de la obra. Cuando las referencias indiquen la obra inmediata anterior, se seguirá el siguiente formato:

7 Huerta Ochoa, Carla, Teoría del derecho. Cuestiones relevantes, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2009, p.408 Polo, op. cit., p. 51.9 Huerta Ochoa, Carla, Conflictos normativos, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2003, p. 54.10 Huerta, ibidem, p. 99.11 Idem.12 Huerta, Teoría del derecho…cit., p. 62.

revistas

El orden de aparición de los datos, si es que existen todos los elementos, será el siguiente: autor o autores (primero los apellidos y luego el nombre o nombres separados por coma los primeros de los segundos), título del artículo entre comillas (con mayúscula ini-cial y en nombres propios), traductor (si lo hay), título de la revista en itálicas o cursivas (en este caso, salvo las preposiciones y artí-culos, las demás palabras que conforman el nombre propio de la publicación deberán iniciar conmayúscula), lugar de edición, serie o época, año, tomo o volumen, número, periodo que comprende la revista y páginas. Ejemplo:

6 Polo, op. cit., p. 50.

9 Torre Villar, Ernesto de la, “El Decreto Constitucional de Apatzingán y sus fuentes legales”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, nueva serie, año X, núm. 28-29, enero-agosto de 1977, pp. 75-137.

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Diccionarios

En el caso de las voces de diccionarios o enciclopedias, no se deben olvidar las páginas y el número de edición, por la constante actualización de las mismas.

Documentos De internet

Debe llevar todos los datos de un libro o revista (si los tiene) pero además debe citarse a final de la nota, la dirección electróni-ca completa en donde se consultó y la fecha (entre paréntesis) en la que se consultó. Toda imagen o gráfica que se utilice en el cuer-po de las colaboraciones deberá mostrar los datos completos que hagan referencia a la fuente original de consulta.

leGislación

La cita de legislación deberá proporcionar todos los datos que permitan su identificación y búsqueda, tales como: nombre com-pleta de la ley consultada, artículo consultado, fuente y soporte consultado, país, editorial (en su caso), año de edición o fecha de consulta, en el caso de consultas electrónicas.

1 Ley Federal del Trabajo, México, SISTA, 2011, artículo 228, p. 56.

jurispruDencia

La cita de tesis de jurisprudencia y tesis aisladas, deberá ir acompañada de todos los datos que permitan su identificación y búsqueda como: tipo de tesis, rubro, instancia, época, materia,

1 Nobila, Aída, “Las fuentes del derecho informático”, Derecho informático de las nuevas tecnologías, Mar de Plata, núm. 8, junio de 2003, p. 3, en www.edec.com.ar/derinfor/279.htm (13 de febrero de 2005).

1 Madrazo Jorge, “Distrito Federal”, Nuevo Diccionario Jurídico Mexicano, 4ª ed., México, Porrúa-UNAM, 2002, D-H, pp. 1377-1382.

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clave de publicación, soporte o fuente consultada, fecha y página (s) de consulta.

1 Tesis aislada: ACTOS DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DE AMPARO, Pleno, novena época, clave: P.XLVI/2009, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXX, julio de 2009, p. 68.

proceso De Dictamen

Las colaboraciones que se reciban dentro de las fechas marca-das en el calendario editorial de la revista serán dictaminadas por miembros del Comité Editorial o por académicos y especialistas que colaboren de manera externa con la revista para tales efectos. En caso de que las colaboraciones no reúnan los requisitos seña-lados por los criterios editoriales de la revista, serán devueltas al autor con las observaciones pertinentes para estar en condiciones de enviarlo a dictamen.

Una vez recibida la colaboración requisitada de conformidad con los Criterios Editoriales, ésta será enviada a dictamen ciego. Los dictaminadores revisarán que se trate de trabajos inéditos y originales, que cumplan la extensión requerida, que tengan un planteamiento del problema, desarrollo y apoyos bibliográficos sólidos. Los dictámenes que revisen las colaboraciones resolverán si se trata de un trabajo: publicable, publicación sujeta a correc-ciones o no publicable. El dictamen ciego implica que los dictami-nadores no conocerán la autoría de la colaboración, ni los autores conocerán al dictaminador de su colaboración, medida que ase-gurará la objetividad y calidad en el proceso de dictamen.

Los dictaminadores dispondrán de 10 días naturales para emitir su dictamen de acuerdo a un formato que será proporcionado por la Dirección Editorial de la Revista, mismos que serán contados a partir del día siguiente de aquél en el que recibieron la colaboración a dictaminar. En todos los casos, autores y dictaminadores recibirán el calendario editorial que corresponda, de acuerdo a la fecha de recepción del trabajo. Si el dictamen es favorable, el resultado será notificado al autor vía correo electrónico, junto con la solicitud de un resumen curricular y/o cualquier información adicional que sea necesaria para que la colaboración se encuentre en condiciones adecuadas para su publicación.

En caso de que el dictamen resulte condicionado, el autor reci-

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birá las observaciones y correcciones que se sugieren a su trabajo para dar viabilidad a la publicación del mismo. Una vez notificado el autor y, siempre que el calendario de la revista lo permita, el au-tor contará con 7 días naturales para realizar los cambios que con-sidere y enviarlo a un segundo dictamen, explicando los cambios realizados en el trabajo. La colaboración que se envíe con correc-ciones será revisada nuevamente para resolver en definitiva sobre la publicación de la colaboración. En caso de que el dictamen resulte no publicable, se notificará al autor.

datos de coNtacto:

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Esta obra se terminó de imprimir en el mes de enero de 2012,

en los talleres de El Imaginario Studio, con un tiraje de 1000 ejemplares

www.elimaginario.com.mx

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