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iurisdictio Cuarta Edición

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Cómo las condiciones económicas moldean las nuevas relaciones de trabajo en México, en aras de una mayor productividad, que van en detrimento de la clase obrera y en beneficiode los empresarios? En este numero de iurisdictio, se concreta como el derecho del trabajo nace en México con la finalidad de proteger y dignificar a la clase trabajadora, para ello se hizo necesario crear normas jurídicas específicas que permitieran dar cumplimiento con el cometido propuesto por el Constituyente de 1917. En ese sentido, la actividad laboral del hombre se regula jurídicamente a partir del contrato de trabajo (relación laboral) mediante el cual se propone, como mínimos, un conjunto de condiciones laborales que le permitirán al trabajador y a su familia satisfacer sus necesidades.

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iurisdictioRevista del Tribunal Estatal de Conciliación y

Arbitraje del Estado de México

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julio-septiembre

Número 4 Año 2012

iurisdictioRevista del Tribunal Estatal de Conciliación y

Arbitraje del Estado de México

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Primera edición: julio, 2012

Reserva de derechos: 04-2011-120511500800-102

Certificado de licitud de título y contenido: en trámite

ISSN: en trámite

Dictamen Técnico de Imagen Institucional número 214060000/530/2011

Número de Autorización CE:204/05/01/11-01

http://portal2.edomex.gob.mx/edomex/gobierno/publicaciones/iurisdictio/

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Directorio De revista

Presidente L.A.E. Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano

Secretario del Trabajo

Director GeneralDr. José Noé Gómora Colín

Presidente del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje del Estado de México

Coordinador EditorialLic. Víctor Javier Sosa Muñiz

Directora EditorialLic. Laura Magalli García Escutia

Secretaria Técnica EditorialLic. Adriana Hernández Arzate

Corrección de estiloLic. Berenice Ortega Villela

Lic. Óscar A. G. Conde

Diseño El Imaginario Studio

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comité eDitorial

Octavio AvendAño CArbAllido Eruviel ÁvilA villegAs

Rosalinda Elizabeth benítez gonzÁlez

V. Humberto benítez treviño

José Benjamín bernAl suÁrez

Alfonso bouzAs ortiz Jorge CArpizo MAC gregor †

José dÁvAlos MorAles

Susana dÁvAlos torres Vicente FernÁndez FernÁndez

Jorge FernÁndez ruíz Héctor Fix-Fierro

José Noé góMorA Colín

Sandra góMorA JuÁrez

Adriana HernÁndez ArzAte Aleida HernÁndez CervAntes

María Patricia KurCzyn villAlobos José Manuel lAstrA lAstrA

Miguel Alejandro lópez olverA María del CArMen MACíAs vÁzquez

José MArtínez piCHArdo Hugo Ítalo MorAles sAldAñA

Tomás Héctor nAtividAd sÁnCHez

Jorge olverA gArCíA

Margarita pAloMino guerrero Carlos Alberto puig HernÁndez

Rafael quintAnA MirAndA

Carlos reynoso CAstillo

Cruz Juvenal roA sÁnCHez

Alfredo sÁnCHez CAstAñedA Rafael tenA suCK

Diego vAlAdés ríos

María Guadalupe zAMorA núñez

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iurisdictioRevista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje

del Estado de México

ÍNDICE

Presentación 15

ARTÍCULOS

Las relaciones de trabajo en el contexto del neoliberalismo 21

María Carmen macías vázquez

Régimen laboral constitucional de los organismos descentralizados municipales: una alternativa a la interpretación jurisprudencial Ricardo olvera conDe

El derecho al trabajo y la Corte Interamericana 69

Alfredo sánchez-castañeDa

ENSAYOS

Implicaciones de la subcontratación en la seguridad social 91

Aleida hernánDez cervantes

Trabajadores de confianza al servicio del Estadoa la luz de los derechos humanos laborales 99

Rafael tena suck

CRITERIOS EDITORIALES 119

Número 4 Año 2012

51

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Presentación

Para el Gobierno del Estado de México, la Secretaría del Tra-bajo y el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje mexiquense, es grato presentar el cuarto número de iurisdictio, resultado de la participación conjunta de destacados juristas, que con sus valiosas aportaciones enriquecen este espacio de difusión académica en las áreas de derecho laboral, derecho burocrático y justicia social.

Este número cuenta con la honrosa participación de la doctora, María Carmen Macías Vázquez, el licenciado Ricardo Olvera Conde, el doctor Alfredo Sánchez-Castañeda, la doctora Aleida Hernández Cervantes y el doctor Rafael Tena Suck, todos ellos reconocidos académicos e investigadores que engalanan este número con sus comentarios que nos llevan a la reflexión y al debate.

En la sección Artículos, la doctora María Carmen Macías Váz-quez, expone de manera pertinente y actual cómo influyen las condiciones económicas en el diseño de las nuevas relaciones de trabajo en México, en aras de obtener una mayor productividad, pero descuidando la observancia de las condiciones generales de trabajo de sus empleados, situación que afecta a la clase obrera y beneficia a los empresarios.

Asimismo, el licenciado Ricardo Olvera Conde, propone una novedosa interpretación de los artículos 115 y 123, apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a partir de la propia lógica argumentativa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual está orientada a dar certeza jurídica a los organismos descentralizados municipales, en lo que respecta a sus relaciones laborales, toda vez que, partiendo del concepto de autonomía municipal, estas se encontrarían plenamente re-guladas por el artículo 115 constitucional, y no por el apartado B del artículo 123, como actualmente se encuentra reglamentando.

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Finalmente, en esta sección encontramos la colaboración del doctor Alfredo Sánchez-Castañeda, quien nos permite analizar, a través de su texto, la trascendencia del derecho laboral en los ámbitos nacional y regional, enfocándose en dos de los princi-pales temas sobre los que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido opiniones consultivas: la libertad de trabajo relacionada con la colegiación obligatoria, y el ejercicio de los derechos civiles y políticos; temas que indudablemente cobran relevancia en pleno siglo XXI, si consideramos que –en palabras del propio autor– los instrumentos jurídicos interamericanos se encuentran en sintonía con los ordenamientos legales interna-cionales y, estos a su vez, con la indivisibilidad de los derechos civiles, políticos, económicos y sociales.

Por lo que respecta a la sección Ensayos, esta se enriquece al presentar la aportación de dos expertos, además de grandes colaboradores de esta revista; en primer lugar, la doctora Aleida Hernández Cervantes, quien nos invita a analizar las implicacio-nes que tiene la subcontratación en materia de seguridad social, entendida como fenómeno económico y como una nueva forma de organización del trabajo y gestión de la mano de obra, fac-tores que evidencian cómo las empresas, en afán de evadir sus obligaciones patronales, actúan en perjuicio de sus trabajadores.

Cierra esta sección, el magnífico trabajo del doctor Rafael Tena Suck, quien analiza de manera conjunta algunos de los principales tratados internacionales en materia laboral, y las disposiciones jurídicas que regulan las relaciones del trabajo en México, lo cual nos permite comprender cómo incide la autonomía del Derecho mexicano en la aplicabilidad, y en ocasiones inobservancia, de estos instrumentos internacionales, situación que puede vulnerar, de manera directa, los derechos de los trabajadores de confianza que se encuentran al servicio del Estado.

Con éste cuarto número, iurisdictio. Revista del Tribunal Es-tatal de Conciliación y Arbitraje, continúa consolidándose como una publicación que presenta a sus lectores temas actuales con un enfoque académico, jurídico y social, los cuales esgrimen las bases para establecer un puente de comunicación entre los diferentes actores sociales, promover y fomentar el respeto irres-tricto de los derechos de los trabajadores, analizar el contexto

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actual de los órganos impartidores de justicia en materia laboral, y proponer alternativas que coadyuven a consolidar la paz social de nuestro país.

PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ESTATAL DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE

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artículos

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Las reLaciones de trabajo en eL contexto deL neoLiberaLismo*1

María Carmen MACíAs vÁzquez**2

resuMen: A través de las siguientes líneas tratamos de ex-poner cómo las condiciones económicas moldean las nuevas relaciones de trabajo en México, en aras de una mayor produc-tividad y en concreto, por sobre las condiciones generales de trabajo, que van en detrimento de la clase obrera y en benefi-cio de los empresarios.

pAlAbrAs ClAve: neoliberalismo, relaciones laborales, condi-ciones de trabajo, economía.

suMArio: I. Introducción. II. Algunas notas históricas. III. Nue-vas condiciones económicas. IV. El nuevo liberalismo y su im-pacto en las relaciones laborales. V. Relaciones laborales y las condiciones de trabajo. VI. Influencia de la economía en las re-laciones de trabajo.

* Una versión previa de este artículo ha sido publicado en Kurzcyn Villalobos, Patricia y Puig Hernández,

Carlos Alberto (coords.), Estudios Jurídicos en Homenaje al Doctor Néstor de Buen Lozano, México, Instituto de

Investigaciones Jurídicas, 2003.

** Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

i. introDucción

Como bien se sabe, el derecho del trabajo nace en México con la finalidad de proteger y dignificar a la clase trabajadora, para ello se hizo necesario crear normas jurídicas específicas que permitieran dar cumplimiento con el cometido propuesto por el Constituyente de 1917. En ese sentido, la actividad labo-ral del hombre se regula jurídicamente a partir del contrato de trabajo (relación laboral) mediante el cual se propone, como mínimos, un conjunto de condiciones laborales que le permiti-rán al trabajador y a su familia satisfacer necesidades.

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El sistema laboral protector en México transitaba de mane-ra más o menos sin sobresaltos hasta la década de los ochen-tas, época en la que se empieza a percibir un cambio en las orientaciones de las políticas económicas que se dirigían, en-tre otros, a establecer de manera impositiva restricciones a los aumentos salariales. En ese entonces, ya se hablaba de la apa-rición de un nuevo enfoque económico dentro del propio capi-talismo que no solamente se constreñía a priorizar la eficiencia en el actuar de los estados nacionales sino también el que se adoptaran las medidas necesarias con el objeto de lograr la racionalización de los recursos públicos, asimismo las nuevas reglas económicas trascendían a los mercados de trabajo con el consecuente efecto sobre las relaciones de trabajo. Se trata de la aparición del llamado neoliberalismo económico.

Bajo este panorama el nuevo liberalismo se impone sobre todos los órdenes de la vida, entre ellos, en la forma de contra-tar laboralmente y en los modos de producción y prestación de servicios. Esto ha ocasionado que el derecho del trabajo, protector, como le conocemos, se encuentre en el centro de debate respecto de su vigencia como tal. Ahondando, el de-recho del trabajo se entiende como un conjunto de normas que regulan las relaciones entre trabajadores y patrones, el cual se basa en una serie de principios jurídicos que le carac-terizan como tuitivo de la clase trabajadora, en ese sentido, se regulan formas de contratación que van en esa línea. En este mundo normativo se concibe al Estado como un ente jurídi-co activo encargado de que se observen las normas laborales con el objeto de conseguir el equilibrio y la justicia social entre trabajadores y patrones. Ahora bien, comparativamente a lo expresado, encontramos que el neoliberalismo como doctrina económica se orienta a proteger al hombre de manera indivi-dual, en otras palabras, se basa en principios individualistas, se rige por las leyes del mercado, favorece el libre flujo de capi-tales, plantea un limitadísimo actuar del Estado reduciéndolo a un vigilante (Estado policía), etcétera. Asimismo, en el orden de la obtención de mayores ganancias esta doctrina propone que las contrataciones laborales se efectúen de forma tal que le permitan a los empleadores pagar lo menos posible, por lo que se hace imprescindible reducir costos. Por tanto, en la re-ducción de costos va implícito que se modifiquen las formas

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de contratación, que hasta ahora con la Ley vigente, implican erogaciones en diferentes rubros (seguridad social, vacacio-nes, prima de antigüedad, aguinaldo, participación de utilida-des e incluso indemnizaciones constitucionales).

Conforme a lo expresado, la tendencia es que se reforme la actual ley laboral con el propósito de regular los tipos de con-tratación como el contrato a prueba, el de capacitación inicial y la contratación temporal (que desde hace tiempo se vienen efectuando), con reglas expresamente creadas que le permi-tan al empleador contratar y despedir libremente a trabajado-res y que ello no le haga acreedor de pagos más allá de lo que son estrictamente los correspondiente a los salarios.

Más aún, dadas las condiciones económicas que vive el país, y el mundo en general, se incrimina a los ordenamientos jurídicos que amparan a los trabajadores, argumentando, que es necesario entrar al proceso de desregulación, mediante el cual el empleador cuente con la libertad de contratar y despe-dir sin más responsabilidad que el pago del salario.

Como es sabido, durante los gobiernos de Salinas de Gor-tari y de Zedillo se hicieron varios intentos por modificar las leyes del trabajo con el propósito de hacer compatible la reali-dad a la nueva política económica impuesta en México. En ese sentido, se realizaron varias propuestas de modificación a las leyes del trabajo como respuesta a la insistente idea de termi-nar con éstas, el caso del proyecto de reforma a la Ley Federal del Trabajo propuesto por el Partido Acción Nacional1 que tu-vo poca fortuna en la cámara revisora y que planeaba ciertos

1 El 12 de julio de 1995 se presentaron ante el Senado de la República las iniciativas del decreto de las refor-

mas al artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de la Ley Federal del Trabajo,

por parte del Partido Acción Nacional, a través del grupo parlamentario representado por los senadores Gabriel

Jiménez Remus coordinador y por Juan de Dios Castro Lozano subcoordinador. Los padres de tal proyecto

fueron renombrados académicos y juslaboralistas, el doctor Néstor de Buen y el maestro Carlos de Buen Unna.

En la exposición de motivos se argumentaban causas que fundamentaban la propuesta en razón de los cambios

económicos que se estaban presentando ya que no favorecían en nada los derechos de los trabajadores, y sí

representaban un obstáculo para lograr mayores beneficios para los trabajadores. Se expresaba también que

la implantación del nuevo modelo económico tenía el objeto de producir con el menor costo posible, lo que

conllevaría reducir gastos, entre los cuales se encontraría la mano de obra, que de por sí es mal remunerada. Se

destaca por sus autores, que considerar el trabajo humano como mercancía o como posible elemento de produc-

ción es atentar contra la dignidad del trabajador y contra el orden de la comunidad. También se manifiesta que

se ponderan varias situaciones que hacen considerar la urgente y necesaria reforma a la Ley Federal del Trabajo,

con el fin de adecuar la realidad actual del país a la legislación laboral al tener como principales fundamentos los

principios de la justicia y el respeto a la vida del hombre.

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cambios a la misma pero que en sustancia conservaba el espíri-tu protector de la clase trabajadora, el Partido de la Revolución Democrática2 hizo lo suyo teniendo como referencia sin duda el proyecto del Partido Acción Nacional (PAN). También cabe recordar que los empresarios habían elaborado con anteriori-dad a los dos ya mencionados, un proyecto de reforma a la ley laboral que tenía como base una modificación que daba preva-lencia a la clase patronal y a la productividad y competitividad.

Las propuestas mencionadas, unas y otras, en honor a la verdad, se toparon con la férrea oposición de la Confedera-ción de Trabajadores de México representado por el entonces máximo líder Fidel Velázquez, así como de representantes del sector laboral en las cámaras.

Empero la tendencia reformadora no cejó en los intentos por modificar la Ley Federal del Trabajo porque las razones de gran peso han sido de índole económica, materia que se ha superpuesto a cualquier ideal y modo de vida. Es más, será interesante averiguar si al confirmarse la votación de las elec-ciones presidenciales de julio de 2012, y de entrar en funciones Enrique Peña Nieto, se llega a concretar la reforma laboral que anunció durante su campaña, pero también, en qué sentido se propone, en virtud de que no han faltado foros de deba-te, estudios y cuestionamientos sobre la iniciativa de reforma laboral propuesta por su partido el PRI, en marzo de 2011, en los cuales se sostiene que dicha iniciativa de reforma deja sin protección al trabajador.

A través de las siguientes líneas, tratamos de exponer có-mo las condiciones económicas3 moldean las nuevas relacio-

2 El Partido de la Revolución Democrática también participó en la realización de trabajos respecto de lo que

sería una reforma laboral, como contribución a los debates de la Reforma del Estado. El grupo parlamentario de

la Cámara de Diputados en la LVII Legislatura del Congreso de l a Unión presentó el proyecto laboral en que se

expresaba sobre el diseño de las nuevas relaciones e instituciones que requiere el país, de las que su transformación

llevaba incluida obligadamente la adopción de la nueva legislación laboral que contemplara dos imperativos. Por

una parte, la competitividad de las empresas instaladas en el país debían procurar el respeto a los trabajadores

y, por la otra, se establece la necesidad de eliminar los rasgos autoritarios y corporativos que caracterizan al

derecho laboral con el fin de democratizarlo. En términos generales, del diagnostico llevado a cabo por el PRD

sobre la problemática del país en el camino a la globalización, arroja que la reforma laboral es imprescindible con

el fin de atender las necesidades fundamentales de los trabajadores. Los autores del proyecto que tratamos son

los reconocidos abogados litigantes, académicos y sindicalistas: Arturo Alcalde Justiniani, Oscar Alzaga Sánchez,

Graciela Besunsán Areous, Manuel Fuentes Muñiz y Carlos Ángel. Por el PRD Jesús Martín del Campo, Saúl Escobar

Toledo, Rosa Albina Garavito Elías y Francisco Pérez Arce. Anteproyecto presentado en 1996.

3 Al respecto el maestro Carlos de Buen ha dicho en cuanto a la flexibilidad vinculada a la producción, que

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nes de trabajo en México en aras de una mayor productividad, y más concretamente por sobre las condiciones generales de trabajo, que van en detrimento de la clase obrera y en benefi-cio de los empresarios.

Situación que de antemano es criticable, dado que ni los

países desarrollados que sustentan la imposición mundial del neoliberalismo han modificado en lo mínimo sus leyes respec-to del trabajo en el sentido de disminuir sus derechos.

ii. algunas notas históricas

Como sabemos, la historia sobre el contrato de trabajo y las relaciones de trabajo fueron establecidas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX; en una época en la que se ha-ce necesarios proteger a los trabajadores: hombres, mujeres y niños que laboraban para otra persona bajo horarios y con-diciones infrahumanas. Recordemos además que siempre ha habido poseedores de riqueza y los que carecen de ella, por lo que se ha hecho necesario una simbiosis donde los detentados de la riqueza, para acrecentarla, necesitan de quienes no la tie-nen, y esa ha sido la historia del hombre desde que conoció e impuso la propiedad.

De lo anterior podemos encontrar antecedentes en la épo-ca romana4 aunque es cierto que no se puede hablar concre-tamente de un contrato de trabajo dadas las circunstancias sociales y jurídicas conocidas, relativas a la existencia de hom-bres libres y esclavos, en las que el pater-familia es el due-ño de la familia y de todo lo que se contenga dentro de sus propiedades incluidos los esclavos (que además tenían la cali-

se refiere a “...la capacidad de adaptar el derecho laboral alas nuevas circunstancias en que se presenta el modo

de producción y suele ligarse a crisis económica y a los cambios tecnológicos”, véase Buen Unna, Carlos de , La flexibilidad de las relaciones de trabajo, República Dominicana, edición mimeografía, ponencia presenta en la

Universidad Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros, agosto, 1989, p.3.

4 Para Bayón Chacón hablar de un concepto de derecho laboral romano solo puede consistir una expresión

abreviada del conjunto de normas que regulan diversos aspectos de la relación laboral, que no corresponde, claro

es, ni a una disciplina jurídica autónoma, ni a una legislación automatizada, ni siquiera aun conjunto de normas

organizado, pero rico Bayón Chacón, La autonomía de la voluntad en el derecho del trabajo, Madrid, Tecnos,

1955, p.35 y ss.

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dad de cosa, res). No se puede afirmar mas que se trataba de una forma antigua de trabajo, y se le atribuye esta calificación porque aun en una relación de trabajo como la que estamos tratando de exponer, deben existir sujetos que van a adquirir derechos y obligaciones, y si el esclavo no llega a ser sujeto de derecho difícilmente podemos hablar de una relación jurídica, de ahí que se diga que de

La estructuración jurídica de la Roma antigua, al consi-derar al esclavo como una cosa, excluía la posibilidad de que el esclavo fuera considerado como sujeto de una relación ju-rídica. Cuando el esclavo presentaba su trabajo lo hacia no como sujeto de la relación jurídica laboral, sino como objeto de la misma. Considerando el esclavo como un instrumento de trabajo, su venta se consideraba como una locatio con-ductio, puesto aquél en paridad con un animal o cosa que se enajenaba en cuanto servía como instrumento de trabajo. Las fuentes hablan de servum locare, ya que lo que realmen-te se consideraba era no el trabajo, sino la propia persona del trabajador, cuyo producto hacía suyo el arrendador del mismo modo que en la locación de un fundo hacía propios los frutos naturales.5

Se habla de que con el paso del tiempo, al encontrar la li-bertad los esclavos, el objeto del contrato de trabajo ya no es la persona del trabajador sino la operae, no obstante ello, sigue calificándose como locatio conductio o comúnmente llamado contrato de arrendamiento de un claro sometimiento personal. En la locatio operarum de los primeros tiempos era entonces el objeto de la relación de trabajo la persona misma y no la actividad.

Con la caída del imperio romano y la invasión de los pue-blos del norte por los bárbaros, no cambió mucho en lo sus-tancial la condición de los trabajadores.6 En la época feudal de la alta Edad Media, bien es cierto que el espíritu cristiano de

5 Pérez Leñero, “Antecedentes de la relación laboral en el derecho romano”, en Martín Blanco, José, El

contrato del trabajo; estudio sobre su naturaleza jurídica, Madrid, España, Editorial Revista de Derecho Privado,

1957, p. 21.

6 Grijalba, Alfonso R. de, El contrato del trabajo ante la razón y el derecho. Las leyes del trabajo industrial, 2ª.

Ed., Madrid, España, francisco Beltrán Librería Española y Extranjería, 1922, p. 72 y ss.

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los germanos suavizó un tanto tales situaciones, sin embargo la condición de siervos permeaba igualmente en la de ser so-metidos al poderío despótico y protección paternalista de los señores feudales. En ese sentido, se ha comentado que

…así como los romanos gustaban de rodearse de escla-vos para atestiguar su condición y opulencia, los germanos no consentían a su alrededor mas que hombres libres, desti-nando a lo esclavos al cultivo d las tierras y a los oficios. De esa manera, y lentamente, el esclavo se convierte en siervo de la gleba, condición de los trabajadores durante la primera mitad de la Media.7

Con el propósito de hacerle frente a los señores feudales surge el régimen corporativo que asociaba a los trabajadores artesanos que llegaron a conformar una gran fuerza social. A partir de esas uniones se crean las corporaciones de oficios de gran trascendencia económica, basado en la producción de bienes mayores a los requeridos, lo que permitió el flore-cimiento económico de regiones y comarcas. A la par de es-tas se crearon las cofradías de igual trascendencia y las demás asociaciones que conjuntaban a trabajadores cuya solidaridad y ayuda mutua fue su característica principal. No obstante es-ta situación, los trabajadores seguían viviendo de forma pre-caria e inhumana, baste recordar los levantamientos de traba-jadores en Francia y en otras partes del mundo. En México, por ejemplo, las huelgas de Cananea y Río Blanco son un claro ejemplo de descontento de los trabajadores mineros y textile-ros respectivamente que trabajaban de sol a sol, en condicio-nes desastrosas para su salud, con riesgo constante de perder la vida a cambio de salarios miserables;8 con el paso del tiem-po, los dueños de la s mismas prefirieron ocupar en lugar de mano de obra masculina la de las mujeres y niños que resulta-ba mucho mas barata.

7 Idem.8 Al respecto cabe mencionar que el levantamiento de los trabajadores de la mina Cananea en Sonora, al

igual que la de los obreros textiles en otras latitudes de la República Mexicana constituyen hechos de especial

importancia para el movimiento obrero mexicano por constatar para los primeros años del siglo XX su oposición

a la constante en cuanto a las relaciones d trabajo que seguían fincándose bajo condiciones infrahumanas, como

las jornadas laborales de mas de doce horas, salarios de lastima, lugares insalubres, entre otras.

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A través de este somero recorrido histórico se puede ob-servar que el goce de derechos laborales tuvo un camino arduo y espinoso en el que murieron miles y miles de traba-jadores, tanto en las faenas propias de trabajo, como en las relativas a los actos huelguísticos llevados a cabo con el pro-pósito de exigir el respeto a la persona del trabajador y al es-tablecimiento de condiciones dignas de trabajo.

Se debe tener presente en este resumen histórico que des-pués de la Revolución Francesa y durante el apogeo de la Re-volución Industrial la aparición del liberalismo político, social y económico es crucial para entender al nuevo liberalismo cu-ya exaltación de la persona como individuo es el eje central de todo pensamiento. Empero, los trabajadores también eran individuos, sin embargo parecía confirmarse la regla de que el hombre valía como individuo para esta doctrina económica solo si contaba con poder económico, de tal suerte que al ca-recer de tal atributo, el trabajador tuvo que asociarse con sus iguales para poder equilibrar las fuerzas y poder hacer frente a los dueños de los medios de producción. Surgía así, de ma-nera espontánea, un nuevo elemento en el plano del trabajo, las asociaciones profesionales o sindicatos, que conseguirían a través de convenios o contratos colectivos de trabajo dere-chos para sus agremiados.

Es a través de las asociaciones de trabajadores y sus huel-

gas como se materializan los derechos de los trabajadores, no solo para los sindicalizados, sino también para los que no lo están. Prácticamente fueron los trabajadores unidos los que lograron el reconocimiento de los derechos laborales y, a par-tir de ello, se establecieron en la mayoría de los ordenamientos del mundo derechos mínimos para la clase laboral, derechos que pueden transformarse en beneficios mayores cuando el trabajador se encuentra agremiado a un sindicato. En efecto, la celebración de contratos colectivos establece la posibilidad de que en un plano de relativa igualdad de fuerzas, se con-venga, por el empleador y representantes sindicales, mejores condiciones de trabajo, sobre todo en lo que respecta a la ob-tención de salarios más justos.

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iii. nuevas conDiciones económicas

Al término de la Segunda Guerra Mundial, en la que se vi-vieron atrocidades, la humanidad se vio envuelta en una acti-tud de filosofía solidaria y de recomposición, cuya paz irónica-mente se encontraba en permanente amenaza por la Guerra Fría, no obstante tal peligro, la humanidad vivió una de sus etapas en que más se ha favorecido al hombre en su bienestar. Es así como el modelo económico llamado Estado de benefi-cencia, aplicado después de la guerra, permitió establecer en-tre la paz y la potencialidad de una conflagración, una vida de claro bienestar y progreso.

Cabe recordar que no obstante que el Estado de bienestar se empieza a aplicar después de la Segunda Guerra Mundial, tiene su conformación muchos años a atrás, comenzando pre-cisamente cuando los países occidentales muestran al mundo que el modelo económico liberal de la escuela clásica se en-contraba en un franco deterioro y desequilibrio. Esta crisis del capitalismo fue el resultado de las luchas sociales y políticas de finales del siglo XIX y principios del XX, así como del auge del sistema socialista. La capacidad del liberalismo para soste-ner el crecimiento económico sin grandes crisis y garantizar el orden social fue lo que lo llevó a su fracaso, en ese sentido el Estado tuvo que adoptar la responsabilidad del bienestar del pueblo, teniendo como un antecedente al respecto la aplica-ción en Alemania con Bismarck de los seguros sociales.

La pobreza, por otra parte, fue asimilada como un problema social y se desplazó del correspondiente carácter individual al social, donde todos son corresponsables y comparten sus cos-tos. Es bajo esa perspectiva socializante que se pretendía domi-nar lo incierto del futuro, para así prevenir y forjar el porvenir.

La intervención estatal en todos los ordenes de la vida del hombre fue decisiva con el fin de reorientar el destino de los países del mundo, de ahí que ideas como las de Paganini tie-nen relevancia al exponer sobre el estado de bienestar que:

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Supone un conjunto de mecanismos destinados a mejo-rar las condiciones de vida de la población mediante la res-ponsabilidad estatal en asegurar adecuados niveles de ocu-pación e ingresos sociales, sistemas de transferencias para la cobertura de contingencias que afectan necesidades básicas delas personas y procurar servicios sociales y ciertos bienes.9

El estado de bienestar se consolida precisamente frente al deterioro y desequilibrio de las economías que lo adoptan como alternativa al modelo clásico, tomando los postulados del economista inglés John Maynard Keynes, quien explica el comportamiento de las economías e impugna la teoría clásica al propugnar a la vez por la intervención del Estado en la eco-nomía, en la que se dejaría de lado su pasividad a fin de salvar al sistema capitalista.

La intervención del Estado en la economía que proponía Keynes venía a establecer medidas de política económica en-caminadas a una inmediata recuperación de la economía capi-talista de mercado en crisis (la inglesa) y significaba al mismo tiempo una alternativa al capitalismo para que pudiese seguir funcionando; esa intervención estatal sería con el objeto de impulsar la inversión tanto publica como privada marcando con ello el fundamento teórico e ideológico que construía una nueva orientación al capitalismo.

El efecto multiplicador del intervencionismo estatal ocurre con motivo de la inversión del empleo y en el conjunto de to-da la economía, como consecuencia de un incremento de la inversión inicial.10 Este impulso inicial en la economía dio como resultado incrementos en el volumen y empleo, aumentando al mismo tiempo el consumo. Y en ese sentido al haber de-manda, aumentaría la producción, lo que generaría nuevas in-versiones que se recuperarían en los ingresos salariales.11 Por medio de todo este proceso se crea el vínculo virtuoso al que se vincula el crecimiento de ingresos de salarios en los aumen-

9 Paganini, Mario O., “Las políticas de previsión y el Estado benefactor”, en Narro Robles, José, y Moctezuma

Barragán, Javier (comps.) La Seguridad social y el Estado moderno, México, IMSS y Fondo de Cultura Económica,

1992, p. 19.

10 Cfr. Zorrilla Arena, Santiago y Silvestre Mendoza, José, Diccionario de economía,2ª. Ed., México, Limusa,

1994, p. 71.

11 Cfr, Astudillo Ursúa, Pedro, Lecciones de historia del pensamiento económico, México, Porrúa, 1985, pp.213-214.

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tos de la productividad, además de insertarse precisamente el Estado benefactor dentro del modelo de desarrollo fondista imperante en los países capitalistas. Todo ello se conjugó en beneficio de la clase trabajadora y permitió un nivel mejor de vida, al producir servicios, empleos, salud (seguros sociales, prestaciones a trabajadores y jubilados), educación pública. En cierta manera equilibró la distribución de la riqueza y la acumulación del capital, lo que trajo como resultado la paz en los países y llevó sin duda, la consolidación y hegemonía del mundo capitalista en su organización económica y en lo social. No obstante estos logros, al principio de la década de 1970 el capitalismo entra en crisis por problemas energéticos que a la postre, aunado a la inflación, desempleo y déficit fiscal, oca-sionarían su decadencia.12

La reestructuración del capitalismo consistía en renovar el sistema para no desaparecer, cambiando las estructuras vi-gentes en materia económica y social siempre dentro del sis-tema capitalista. Por medio de ese cambio se pretendía esen-cialmente mantener la supremacía de las naciones capitalistas desarrolladas y al mismo tiempo se procuraba la imposición de este nuevo proyecto económico como solución a las de-más nociones que compartían la crisis.

iv. el nuevo liberalismo y su imPacto en las relaciones laborales

De los múltiples conceptos que se han dado del neolibera-lismo, podemos entenderlo como “la corriente de pensamientos económicos heredera del liberalismo tradicional, por consiguien-te partidaria de la mínima intervención del Estado en la econo-mía y de la máxima libertad para los agentes económicos”.13

Este nuevo liberalismo se sustenta en el individualismo sur-gido en el siglo XVIII que se nutría con las ideas desarrolladas en el Renacimiento, en las que el hombre se sitúa en el centro

12 Cfr, Macías Vázquez, María Carmen, El impacto del modelo neoliberal en la estructura y funcionamiento de los sindicatos en México, México, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Derecho, UNAM, 2000, p. 192 y ss.

13 Diccionario enciclopédico de economía Planeta, Barcelona, España, Paneta, 1980, p. 156.

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del mundo y del universo se rechaza la sumisión al orden esta-blecido de origen divino. El individualismo equivale a la activi-dad aislada y al egoísmo humano, se exalta la personalidad in-dividual y se considera al hombre como fuente de todo poder, se aboga por la abstención del Estado en el orden del trabajo. De ese modo, el liberalismo exalta el concepto de libertad in-dividual y social basado en la existencia de un orden natural, armónico y libre de todas las cosas. Asimismo, esa ideología de la época influye en el código civil de Napoleón que resultó ser, además, fuente de inspiración para las demás leyes civiles del mundo.

Como es sabido, con la Revolución Francesa y la Declara-ción de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, se hace patente hasta nuestros días el principio de la igualdad de los hombres ante la ley. En el campo económico, el Estado se convierte en un Estado-policía, que garantiza, por una parte, el orden jurídico y, por la otra la realización de la libertad natural y asume una actitud pasiva en las esferas de la producción y el trabajo, dejando desde luego el precio del trabajo del hombre a las leyes de la oferta y la demanda.

Si bien es cierto que el neoliberalismo retoma las ideas y principios derivados del liberalismo clásico que enarboló Adam Smith, existen diferencias entre una y otra corriente, tal como lo expresa Witker al señalar para el liberalismo

La sociedad civil existe independientemente del mercado y en ella los individuos se desarrollan con todas sus pasiones y virtudes. El mercado es un elemento más de lo social, el cual debe someterse a las leyes derivadas del contrato social que es el derecho…los neoliberales en cambio, hacen del mercado el centro de lo social, pero su visión del mercado esta solo res-tringida a los mercados de los sectores financiero y bursátil, el cual es el eje de toda su concepción y de toda su orientación sociopolítica. En torno a ellos giran los mercados de bienes y servicios al que acuden los agentes económicos.14

Con el propósito de dejar aún más clara la postura neolibe-

14 Witker, Jorge, Introducción al derecho económico, 4ª. Ed., México, UNAM-McGraw-Hill, 1999, pp. 74-75.

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ral, ésta se sustenta en otros principios que lo complementan al decir de José María Zufiaur15 al referirse:

- Como centro de esta política se sitúa la lucha contra la inflación en un primer orden y oponiéndola a la creación del empleo y crecimiento económico.

- En el campo de la distribución, con el objeto de favore-cer el incremento de los beneficios en detrimento de los sala-rios, el estrechar y hacer amas agresiva la distribución que se realiza vía impuestos y gasto público.

- Se crea toda una ideología de denotación de todo lo publico con preferencia al beneficio privado llevándolo a ca-bo a través de una cultura que muestre lo negativo de las prestaciones y servicios públicos, la regulación estatal y la participación del sector publico en la economía, con la cual se identifican las privatizaciones y la extensión del mercado como elementos progresistas.

- A obligar a un cambio en el equilibrio de los poderes dentro de la sociedad, debilitando a los sindicatos en particu-lar, y en general, a las organizaciones sociales cuya existencia hace contrapeso al funcionamiento del mercado y el poder de los grupos que lo controlan.

Los efectos de esta política económica en México, a dos décadas de su implantación, han tenido graves consecuencias y retrocesos para la sociedad y la misma economía, práctica-mente se imponía tal doctrina con las recomendaciones dicta-das por organismos internacionales, principalmente por el FMI, de eliminar el exceso de burocracia o lo que se dio en llamar el adelgazamiento del Estado encausando el papel del mismo, a través de los tecnócratas, solo como garante de la seguridad.

La consecuente privatización como política de Estado, las crisis económicas incitadas por la inflación, el desempleo y la nula respuesta del Estado para dar solución a los problemas y necesidades sociales ponen en la clara evidencia la capaci-dad manifiesta del Estado, situación que no nos enorgullece para nada, al contrario nos coloca en una preocupación per-

15 Cfr. Zufiaur, José María, La larga noche neoliberal. Políticas económicas de los 80, 2ª. Ed., Madrid, España,

Instituto Sindical de estudios ICARIA, 64, 1994, p. 8.

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manente de incertidumbre. Claro está que gran parte de la ra-zón de la indolencia del Estado para lo social, especialmente lo que afecta a los trabajadores, es por que los que luchaban verdaderamente por las cuestiones sociales en México se han extinguido, ahora nadie hace suyos esos problemas y la clase política solo hace mención de ellos en épocas de campaña pa-ra después simplemente desaparecer. La tarea de los doctri-narios es ahora y siempre la única forma de denuncia, pero no es suficiente ante la trascendencia y magnitud de los mismos.

v. relaciones laborales y las conDiciones De trabajo

Desde nuestra perspectiva ha sido importante mencionar las cuestiones económicas anteriores con el fin de adentrar-nos a las relaciones laborales y las consecuentes condiciones generales de trabajo que se ven cuestionadas tanto por la in-fluencia económica como por el sentido mismo que encierran.

En México, es a partir del constituyente de 1916-1917 cuan-do se inscribe la creación de derechos sociales y con ello el reconocimiento constitucional de los derechos de los traba-jadores después de arduos debates. El contrato de trabajo se inscribió en el proyecto de Constitución sometido por Venus-tiano Carranza al Congreso constituyente de Querétaro en el entonces articulo 5º, que expresaba

Nadie podrá ser obligado a prestar servicios personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el tra-bajo impuesto como pena por la autoridad judicial… El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por cau-sa de trabajo… El contrato de trabajo solo obligará a prestar el servicio convenido por un periodo que no exceda de un año, y no podrá extenderse en ningún caso a la renuncia, pérdida o menoscabo de cualquiera de los derechos políticos y civiles.16

16 Palavincini, Félix F., Historia de la constitución de 1917, México, t. I, pp. 196-197.

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Después de reunidas las comisiones especiales para la elabo-ración del capítulo especial sobre los derechos de los trabajado-res resultó el artículo 123 constitucional, correspondiente al título VI “Del trabajo y de la previsión social”, que de manera general ya se refería explícitamente al contrato de trabajo al señalar:

Artículo 123. El Congreso de la Unión y las legislaturas de los estados deberán expedir leyes sobre el trabajo, fundadas en las necesidades de cada región, sin contravenir las bases siguientes, las cuales regirán el trabajo de obreros jornaleros, empleados, domésticos y artesanos y, de manera general, to-do contrato de trabajo…17

Se atribuye también a las legislaturas locales el regular su propio derecho del trabajo para después en una reforma cons-titucional transformarse en una facultad exclusiva del Congre-so de la Unión, de la que surge la expedición d la Ley Federal del Trabajo de 1931 y su consecuente federalización.

Actualmente el precepto constitucional mantiene una ter-minología de contenido filosófico y humanista al exponer:

Artículo 123. Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social para el trabajo conforme a la ley… El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases siguientes, deberá expedir leyes sobre el trabajo, las cuales regirán: Apartado “A” A. Entre los obreros, jornaleros, em-pleados, domésticos, artesanos y de manera general, todo contrato de trabajo…

Lo demás que se desarrolla en el artículo citado es una se-rie de derechos y obligaciones de los trabajadores así como de las condiciones generales de trabajo. La Ley Federal del Traba-jo de 1970 vigente, que reglamenta el artículo 123 constitucio-nal, se refiere a la relación de trabajo de la siguiente manera:

Articulo 20. Se entiende por relación de trabajo, cual-quiera que sea el acto que le de origen, la presentación de

17 Ibidem, p. 330

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un trabajo personal subordinado18 a una persona, mediante el pago de un salario… Contrato individual de trabajo, cualquie-ra su forma o denominación, es aquel por virtud de la cual una persona se obliga aprestar a otra un trabajo personal su-bordinado, mediante el pago de un salario.19

Bastante y con toda autoridad se ha escrito respecto al contrato de trabajo y de las relaciones laborales por lo que nos concretamos a exponer algunos puntos de vista.

Una cuestión que por siempre ha sido debatida respecto

del contrato de trabajo es el acuerdo de voluntades entre el patrón o empleador, acuerdo que no necesariamente debe pactarse. Según algunos autores, es suficiente que se dé una relación que infiera una relación de trabajo, claro está, que pa-ra muchos otros doctrinarios éste se perfecciona con la acep-tación emitida como un acto de la autonomía de la voluntad, una vez que ha habido una oferta de trabajo por parte de un empleador. Con precisión expone Néstor de Buen que:

La relación del trabajo puede derivar de un contrato… Es cierto que ello no implica que le sean aplicables las reglas ci-viles de los contratos pero, en lo esencial, hay un acuerdo es-pontaneo de voluntades, que persiguen fines de voluntades, que persiguen fines distintos, adecuados a la ley a las buenas costumbres, generalmente consensual y excepcionalmente formal, para la creación y transmisión inmediata, diferida o condicionada, temporal y permanente, de desechos y obliga-ciones de contenido patrimonial.20

Tenemos incluso que en relación de trabajo no median ex-clusivamente actos de ofrecimiento y aceptación por escrito. Cabe el caso, como lo señala el artículo 21 de la Ley Federal del Trabajo de la figura de la presunción de una relación de trabajo,21 lo que da lugar a situaciones de hecho, y en este su-

18 Cabe señalar que en la situación actual en que se imprimen los trabajos distintos o nuevas modalidades

implican que la subordinación”... a veces difícil de localizar: entre sus ejemplos están el teletrabajo, el trabajo inde-

pendiente subcontratado, cuyo trabajo depende de una o dos empresas, y las relaciones laborales en la familia...”.

Kurczyn Villalobos, Patricia, Las nuevas relaciones de trabajo, México. Porrúa-UNAM, 1999, p. 171.

19 Ley federal del trabajo, 13ª.ed., México, Secretaria del Trabajo y Previsión Social. 2000, p. 29

20 Buen L., Néstor de, Derecho del trabajo, México, Porrúa, 1974, t. I, p. 515.

21 Articulo 21. Se presumen la existencia del contrato y de la relación de trabajo entre el que presta un trabajo

personal y el que no lo recibe”, Ley Federal del Trabajo, op. cit., nota 19, p. 29

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puesto, la misma ley en el articulo 26 le impone la carga de la prueba al patrón y la responsabilidad al mismo por la falta de dicha formalidad, además de señalar que la falta de escrito en que conste el contrato de trabajo no privará al trabajador de los derechos a que dan lugar las normas de trabajo.22

Para otros autores hablar de contratos laborales o acuer-dos sobre las relaciones de trabajo es un tanto mas que ocio-so, ya que en materia laboral, argumentan que tales actos jurí-dicos no existen. Así González Molina señala:

La configuración del contrato de trabajo como libre acuerdo de voluntades entre empresario y trabajador ha si-do siempre cuestionada; es mas, en términos reales no es si-no una pura ficción. Y es que, evidentemente, no se puede hablar de un autentico acuerdo de voluntades cuando una de las partes se encuentra en una situación de dependencia económica manifiesta respecto de la otra parte… Hoy por hoy resulta, sise permite la expresión, “indecente” el tratar de afirmar la libertad contractual de un trabajador desempleado que tras meses de búsqueda de un empleo se ve abocado a pactar “libremente” sus condiciones laborales.23

Si bien es cierto que la igualdad jurídica ha sido perpe-tuada desde la declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en 1789, también constituye una condición de toda sociedad para asegurar su convivencia, pero ello no asegura tampoco que todos los hombres vivan en igual condición eco-nómica, de ahí los buenos resultados del sistema capitalista, que se caracteriza por los poseedores del capital y los que no lo tienen.

Es por tanto importante recordar que el derecho del tra-bajo nació como protector de la clase trabajadora,24 y para contrarrestar el poder de los detentores del capital en una re-lación de trabajo, señalándose entre otras disposiciones las

22 Ibidem, p. 30.

23 González Molina, Ma. Dolores, “Algunas reflexione sobre el posible retorno del contrato d trabajo al código

civil”, Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, Madrid, España, núm. 23, 1999, p. 89.

24 En opinión de Trueba Urbina el derecho del trabajo tiene como función el ser un instrumento de lucha de

clases en manos de aquellos que prestan un servicio personal a otro. Cfr. Trueba Urbina, Jorge, Nuevo derecho del trabajo, México, Porrúa, 1975, p. 229.

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garantías mínimas a cumplir respecto del salario: horario de trabajo, actividad a desarrollar, capacitación, días de descan-so y vacaciones. En ese sentido “Las condiciones generales de trabajo regularan, en principio, la vida de la relación laboral estarán determinadas, entonces, por el acto que le dio origen, por la ley y por los contratos colectivos, contrato-ley, o con-tratos colectivos de carácter obligatorio”.25 Esto se refleja que las condiciones no son eternas sino más bien cambiantes, esto es, las condiciones d trabajo se verán constantemente modifi-cadas a consecuencia de la situación económica imperante, a lo cual expresa Néstor Buen:

No cabe duda que la relación laboral es, por esencia, dinámica. Esto significa que con el paso del tiempo y de acuerdo con las circunstancias económicas, particularmente cuando rigen convenios colectivos, se transforman las condi-ciones de la relación. En otras ocasiones, tal vez las mas de ellas lamentablemente, la mejoría solo deriva del […] alza de los salarios mínimos. En otras ocasiones es la propia voluntad de las parte, por regla general expresada mas en un acto in-dividual del patrón que en una exigencia laboral, si no existen contratos colectivos, la que determina una modificación de las condiciones, por vía de asenso o solo de aumento de suel-do. A veces cuando se trata de empresas que han estableci-do cursos de capacitación, la mayor aptitud de determinados trabajadores los lleva a lograr mejores condiciones de trabajo casi de manera objetiva y necesaria […]26

Es a través de las condiciones de trabajó y su adecuación a la realidad en una vida tan cambiante que se matizan las re-laciones laborales como lo significativamente vivo de un de-recho, y las condiciones económicas igualmente inestables y mutantes son el detonante de los cambios en dichas relacio-nes. Existe por tanto una interesante una interesante e impor-tante interacción entre el derecho del trabajo y la economía, de hecho, la condición económica de un país reflejara si existe una verdadera interrelación o la supremacía de la economía.

25 Buen L., Néstor de, op. cit. Nota 20, p. 524

26 Idem.

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Por último, es importante dejar perfectamente claro que el derecho civil ha sido basto y maravillosamente suficiente para formar las reglas básicas para cualquier tipo de relaciones jurí-dicas, sin embargo, tenemos que considerar que el derecho del trabajo como disciplina de reciente creación, vino a regular, en esencia, relaciones jurídicas laborales entre desiguales, en ese sentido su estructuración tuvo que ser acorde con esa situación de desigualdad para equilibrar las fuerzas de la producción.

vi. influencia De la economía en las relaciones De trabajo

De acuerdo con el artículo 20 de la Ley Federal del Trabajo son varios los elementos que deben constar en un contrato o relación de trabajo, sin embargo, para ser acordes con lo ante-riormente expuesto y relativo a la economía, nos abocaremos a tratar, dos aspectos de gran importancia, como el salario y a la actividad o actividades que debe desarrollar el trabajador en la relación de trabajo y que impactan en nuestro sistema de relaciones laborales.

Como es sabido, el salario y las actividades que debe de realizar le trabajador están señalados en el titulo segundo, De las Relaciones Individuales de Trabajo, capítulo I, Disposiciones Generales, concretamente, en el artículo 25 que expresa sobre el contenido del escrito del contrato de trabajo relativo a las condiciones generales de trabajo, entre las que se encuentran la del salario en la fracción VI, forma y monto del salario, y en la fracción III, el servicio o servicios que deban prestarse, los que se determinarán con la mayor precisión posible.

El salario

El articulo 82 de la Ley Federal del Trabajo define que el salario es la retribución que debe pagar el patrón al trabaja-dor. De acuerdo con el Dr. Santos Azuela, referirse al salario es constatar que “se trata de una institución fundamental del de-recho del trabajo que representa la base del sustento material

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de los trabajadores y una aspiración a su dignificación social, personal y familiar”.27 Al aspecto también se ha dicho que no constituye un elemento esencial de la relación de trabajo, pe-ro sí un factor constitutivo que puede ser pagado en efectivo o en especie o en una combinación de ambos. En México, el salario se integra a través de una forma mixta, que enuncia los elementos como pago en efectivo cotidiano-cuota diaria, las gratificaciones, percepciones, comisiones y las prestacio-nes en especie, además de enunciar que el salario comprende cualquier otra cantidad o prestación que se entregue al traba-jador por su trabajo.28

Puesto que el salario es un elemento importante en la re-lación de trabajo, este surge como consecuencia de la obli-gación de prestar un trabajo, por lo que, para autores como Mario de la Cueva, no es sino un elemento que aparece a pos-teriori cuando señala: “[…] el salario, si bien en el campo de la teoría es un elemento constitutivo de la relación, en la vida de ella aparece a posteriori, como una consecuencia de la presta-ción de trabajo”.29

Para la fijación del salario, además del acuerdo de volun-tades, normalmente es determinado por el patrón, basado en las condiciones económicas de la empresa, o también por el valor que le es fijado en otros establecimientos al desarrollo de iguales actividades, etc. Sin embargo lo que se ha señalado específicamente por la ley laboral es que el salario no puede ser establecido en niveles inferiores a los fijados Recordemos que la modificación de las condiciones generales de trabajo se solicita por el trabajador a la Junta de Conciliación y Arbitraje cuando el salario no es remunerado o la jornada es excesiva. Aquí obviamente la disyuntiva a examinar por la autoridad se-rá mejorar el salario de un trabajador o el perder una fuente de trabajo para otros muchos, situación nada fácil de resolver pero ante todo debe aplicarse la Ley.

27 Santos Azuela, Héctor, Diccionario jurídico mexicano, P-Z, 14ª. ed., México, Porrúa-UNAM, Instituto de

Investigaciones Jurídicas, “2000, p. 2868

28 Idem.29 Cueva, Mario de la, El nuevo derecho mexicano del trabajo, 5ª. ed., México, Porrúa 1978, p. 204.

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Se advierte también, la igualdad del salario para trabajos igua-les basándose en el principio de igualdad entre los trabajadores.30

Ciertamente el salario es tan importante que de este de-pende que el trabajador pueda alimentarse y cubrir las necesi-dades básicas de su familia en el orden material y espiritual, y le permita seguir produciendo su fuerza de trabajo.

El salario tiene grandes repercusiones en varios sentidos, primero, como decíamos, es un medio de subsistencia, segun-do, en el orden social es también importante porque permite conocer el grado de bienestar o pobreza en que vive el traba-jador en general, también sirve como índice de políticas eco-nómicas, amén de otras situaciones.

El salario es el primero que se ve afectado ante los cam-bios económicos que se efectúan en una sociedad, ya sean por la implementación o reestructuración de políticas económicas por parte del Estado, que a su vez pueden surgir por condicio-nes internas o externas.

El salario y las crisis económicas. Debido a las constantes crisis económicas que ha sufrido México desde la década de 1970, se determinó por parte del gobierno federal, establecer restricciones a la fijación de salarios, lo que permitió amorti-guar las oleadas de devaluaciones e inflaciones que ponían en predicamento a la clase laboral y a la economía del país, para lo cual se hizo uso de todos los recursos disponibles, principal-mente del petróleo, para contener un colapso económico.

Para los años a que hicimos referencia, la economía nacio-nal se conducía bajo una política de mercado cerrado de con-sumo interno basado en el sistema de industrialización sus-titutiva de importaciones.31 En él era sobresaliente la escasa

30 Cfr. Santos Azuela, Héctor, op. cit., nota 27, p. 2868. Ley Federal del Trabajo, op. cit., nota 19, pp. 48-49.

31 En los años subsecuentes a la Segunda Guerra Mundial se establecen modificaciones en la geopolítica

mundial con la pugna de sistemas políticos capitalista y socialista, el establecimiento de un orden económico

internacional y la implementación del Estado de bienestar, este ultimo con la finalidad de curar las heridas

causadas al capitalismo y donde el Estado asumía la postura de proveedor y rector económico. El modelo

de desarrollo basado en la sustitución de importaciones aplicado en México le permitió determinar cual era la

industria a desarrollar, a si mismo las empresas políticas se creaban a la orden del día la burocracia creció a niveles

insospechados al igual que los dispendios gubernamentales.

La situación de los trabajadores tuvo su mejor representación con lideres sindicales y políticos unidos en un

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capacitación de los trabajadores, las empresas no se moderni-zaban y no se desarrollaba la tecnología al ritmo que se reque-ría. Mientras, en el mundo exterior se fraguaba por los países más ricos la imposición de una nueva política económica lla-mada neoliberalismo32 con características semejantes a libera-lismo del siglo XIX pero con variantes importantes. Dentro de las principales seguramente se pueden mencionar el individua-lismo, libertad de comercio, la internacionalización del comer-cio y la tecnología e inversiones, nuevos mercados mundiales con base en sectores financieros y bursátiles, la eliminación de barreras económicas, la iniciación de bloques económicos y tratados internacionales en materia económica, entre otros.

Como consecuencia de lo anterior, la precariedad de los salarios ha sido más que evidente, hasta llegar a un índice de desempleo bastante preocupante. Han sido muy dañinas estas circunstancias, al punto de afectar principalmente a las pro-pias empresas. Los salarios en México, en lugar de aumentar, van en acción regresiva. El sector manufacturero es un claro ejemplo, en el periodo anual de 1993 en México se pagaba 2.1 dólares por hora hombre y en Estados Unidos el 11.7. En el periodo 2000 (cifras estimadas) correspondía a México 1.8 y para Estados Unidos los 14.2 dólares por hora hombre.33 En la actualidad, los especialistas señalan que el salario mínimo mensual que se percibe es de $1,870.00 y que el requerido pa-ra cumplir con lo estipulado por la Constitución corresponde a la cantidad de $12.000.00, indispensable para cubrir la ca-nasta básica (vivienda, alimentos, vestido, etc.,), lo que deja un

fructífero matrimonio; las conquistas laborales se reafirmaban y engrosaban, dando oportunidad a cierta

movilidad en la estratificación social gracias a beneficios económicos. No podemos olvidar, incluso, que en la

seguridad social, México sin duda, experimento situaciones de expansión y calidad en su prestación que han sido

dignas de reconocimiento mundial.

32 Nuevo modelo económico donde el Estado deja el paternalismo que le venía caracterizando, y la economía

y la política se fusionan en una tecnocracia que pretende administrar mejor los recursos económicos, materiales

y humanos en una nación. Por lo que se hace a las relaciones laborales, se prescinde de las relaciones colectivas

para dar paso a las relaciones individuales que sugieren un plano de igualdad, que bien sabemos que en la

practica hasta ahora no se ha podido lograr. En el seno de las empresas se aplican con gran esplendor los

principales individualistas, que van empujando directamente a modificar las condiciones generales de trabajo

a favor de las necesidades económicas del empleador a través de la llamada flexibilidad laboral. La seguridad

social se transforma en seguros privados de retiro. La inflación, el desempleo y la pobreza son los impactos que

han derivado la aplicación del neoliberalismo, cumpliéndose la máxima: los pobres se han hecho mas pobre y los

ricos se han hecho más ricos.

33 Fuente: Encuestas Nacional Mensual, INEGI, citado por Lozano Arredondo, Luis, el, al., “Salario mínimo,

productividad, canasta básica y distribución del ingreso en México ante el contexto de globalización”, magister,

México, Centro de Análisis Multidisciplinario de la facultad de economía de la UNAM, tercera época, núm. 88,

junio de 2001, p. 19.

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déficit de $10.130.00, que aunado al encarecimiento de pro-ductos básicos provocados por los fenómenos climatológicos, entre otros, nos presentan un panorama bastante crítico para la los trabajadores y la población en general, lo que ocasiona un aumento del número de pobres (pobreza de patrimonio, de capacidades y alimentaria) que pueden ya considerarse un poco más de 50 millones de mexicanos. Lo anterior es un claro ejemplo de cómo a lo largo del tiempo y en crisis económicas se han establecido los salarios y acentuada la pobreza.

La serie de crisis derivadas de la década de los setentas llevó al gobierno mexicano a la implantación de las políticas económicas de concertación social34,concretamente desde el periodo sexenal de Salinas de Gortari, a semejanza de los pac-tos de Moncloa35 del 25 de octubre de 1977 en España que si bien es cierto que fueron firmados por los representantes de los empresarios y de los trabajadores y que el Ejecutivo par-ticipó como testigo de honor, prácticamente el compromiso resultante fue en todo momento para los trabajadores. Mucho se ha mencionado acerca de que tales pactos ya estaban re-dactados y firmados cuando se presentaron a los representan-tes de los trabajadores, situación que no nos consta pero que es muy posible.

El efecto de la firma de tales documentos por parte del sector obrero fue el compromiso para los trabajadores de es-forzarse para producir más y con calidad, y a ser competitivos. Bajo esta perspectiva, y en general sobre el contenido de es-

34 La concertación social supone fundamentalmente un compromiso de los actores sociales, quienes sin

renunciar a la defensa de sus respectivos intereses aún cuando sean contradictorias, se obligan a adoptar

un comportamiento que los lleva a la realización de las políticas que exigen ciertas actuaciones económicas

y sociales. En otras palabras se exige que los actores sociales mantengan una actitud de consenso y no de

confrontación para alcanzar resultados tanto para las parte como para la sociedad en general. Cfr. Hernández

Álvarez, Oscar, “Concertación social: Teoría general y experiencia latinoamericana”, Civitas. Madrid, España, núm.

80, noviembre-diciembre, 1996, p. 995. Para el caso de México, los pactos económicos como política se hicieron

muy comunes bajo un contexto crítico socioeconómico en los que figuraron como elementos básicos políticas

salariales de contención, programas de capacitación para los trabajadores en aras de una mayor productividad

y en beneficio de la empresa. Recurrir a los mismos fue importante para evitar un colapso económico a México,

sin embargo, la adaptación del modelo importado de España no tuvo en lo más mínimo la trascendencia jurídica

que significo para aquel país.

35 Recordemos que esos pactos fueron suscritos por la cámara de diputados y el senado dando lugar al

consenso, que inclusive hizo posible la constitución de 1978 bajo eses modelo las fuerzas sociales se adhieren y

el 10 de junio de 1979 se fiema el primer acuerdo o pacto interconfederal de las fuerzas sociales que suscriben

organizaciones sindicales, Unión General de Trabajadores (UGT), y organizaciones empresariales, Confederación

Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). A partir de estos pactos se harían otros bajo el mismo

modelo Cfr. Buen L, Néstor de, Derecho del trabajo, México, Porrúa, t. II, 1990, p. 753.

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tos pactos, lo positivo consistió en que se tenia que capacitar al trabajador para obtener tales resultados, lo que desembocó en beneficio de estos. Pero también tenemos que mencionar que lo negativo para los trabajadores fue la impresión de to-pes salariales con el objeto de dar respiro económico tanto a las empresas como al gobierno en el control, inflacionario de ahí que se haya expresado:

La falta de previsión de las autoridades para cumplir con los fundamentos básicos de la política monetaria en mate-ria de inflación durante los últimos años, ha sido la principal causa de escaso crecimiento económico y por ende del de-terioro salarial. Recordemos que una política monetaria de-masiado restrictiva inhibe la inversión y el consumo al elevar el costo del dinero (tasas de interés), reduciendo las posibi-lidades de crear nuevos empleos. Asimismo con mayor nivel inflacionario disminuye el poder adquisitivo del salario.36

No debemos olvidar que dentro de las especies de sala-rio que establecen tanto la Constitución como la Ley Federal del Trabajo se encuentra el salario mínimo, que amén de lo bajo que ya son los que en teoría se pueden convenir en los contratos de trabajo, los mínimos lo son aún más. Siguiendo el criterio antiinflacionario de la Comisión Nacional de los Sala-rios Mínimos se fijan por debajo de la inflación, en porcentajes verdaderamente tristes que no cumplen con lo expresado en la Constitución en el sentido de ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en los órdenes social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos. La pobreza ha sido el resultado de la interpretación in-adecuada del precepto constitucional, en el que francamente se supeditan las necesidades humanas a la economía del em-presario, situación que se aprecia en cada miniaumento.

En relación con el punto anterior, Clara Jusidman ha expresado:

…el mantenimiento de los salarios bajos en nuestro país

36 Bien común y gobierno, México, Dirección de Estudios Económicos, año 5, núm. 56, julio de 1999, p. 87.

También véase a Ibáñez Duran, Alfonso, “Bajos salarios ¿ancla de la inflación?”, Istmo, núm. 254, mayo-junio de

2001, p. 6 y ss., “...el caso de México desde 1982 hasta 2000, periodo en el que nuestras autoridades recurrirán a

dos medias ineficientes para combatir la inflación: una política salarial y otra de paridad del peso con el dólar, que

se tradujeron en costos socioeconómicos muy elevados para la población”.

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es causa suficiente del deterioro de la calidad de las personas que como sociedad estamos generando; se relacionan con la pobreza material, pero también con la pobreza en la forma-ción y educación, en la cultura, en la salud física y mental y en la social. Los salarios bajos provocan un deterioro en la cali-dad de las tareas asignadas socialmente y las familias en la formación d los seres humanos, en lo que se llaman tareas de reproducción domestica, es decir, han significado una perdi-da de capital humano acumulado, que como todo capital de-be de ser mantenido y acrecentado.37

En suma, el salario como unos de los elementos del contra-to del trabajo es de vital importancia desde varias vertientes: es el resultado como efecto natural de una contra prestación; es innegable que sea determinado de modo unilateral por par-te del patrón, adoptando mínimos y el Estado, estableciendo topes salariales.

Ahora bien, desde el punto de vista de lo que representa materialmente el salario para el trabajador, es en principio de cuenta su modo de subsistencia, de ahí que resulte fundamen-tal el valor que se le da a su trabajo. La Constitución y la Ley Federal del Trabajo especifican en los artículos 123 fracción VI, 24, fracciones VI-VII, 82 y siguientes, y concretamente el 90 que prevé el salario mínimo, que éste se plantea como un derecho mínimo para los trabajadores y que desafortunada-mente no responde con los objetivos de ser suficiente para el trabajador y su familia.

La interpretación que se hace de las anteriores disposicio-nes legales, sobre todo del salario mínimo, se aprovecha por los empleadores para aplicarlo de forma inicial y permanente durante toda la relación de trabajo sin que se experimente un aumento; ante la escasez de fuentes de trabajo el trabajador toma lo que haya.

37 Jusidman de B., Clara, La importancia social de recuperar el poder adquisitivo del salario mínimo legal, México, 2001, mimeógrafo, p.3.

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Actividad o actividades que el trabajador debe desarrollar

La fracción III del articulo 25 de la Ley Federal del Traba-jo especifica que las condiciones de trabajo deberán hacerse constar por escrito y señalarse, por supuesto el servicio o ser-vicios que deberán prestarse especificándose con la mayor precisión posible. Esta disposición cobra gran importancia en la actualidad por la situación imperante de la economía mun-dial que exige una mayor productividad con calidad y compe-titividad y en ese sentido la empresa a su vez requiere de tra-bajadores con mayores aptitudes y capacidades que vengan a desarrollar actividades diversas.

La introducción de este elemento en las tareas a ejecutar es la respuesta a las nuevas exigencias del mercado tanto na-cional como internacional y se concibe dentro de las modernas teorías de la organización científica del trabajo y, que viene a sustituir a las reglas clásicas de rigidez, específicamente bajo el modelo fordista de producción en serie, en la determinación de las actividades a desarrollar por el trabajador. En la actua-lidad, la tecnología ha abierto nuevos campos de producción bajo equipos automatizados,38como los sistemas de produc-ción toyotista, que además del trabajo en grupo, requieren la incorporación de trabajadores polivalentes.

Tal versatilidad de los trabajadores en el desempeño de sus labores constituye un factor muy importante en el posiciona-miento de las empresas en los mercados productivos, así, den-tro de nuevas formas de producir, teóricamente aparece un nuevo concepto en el campo de la organización empresarial lla-mada polivalencia, la cual se ha definido de la siguiente manera:

Puede definirse la polivalencia como una cualidad predica-ble de determinados trabajadores que, por sus conocimientos y/o por su experiencia están en condiciones de desempeñar

38 La tecnología implica un proceso de adaptabilidad de las economías lo que presenta severos problemas

a los países menos desarrollados, como el nuestro, donde no basta tener el propósito a nivel gubernamental

de comprometer a las empresas tanto privadas como públicas a los caminos difíciles que implica la tecnología,

como dice el Dr. Lastra: “irrumpen e impactan sin cesar en las formas de organización y producción, originando

trastornos y desequilibrios que con frecuencia desplazan de manera inusitada a los trabajadores por carencia de

capacitación y cualificación”. Lastra Lastra, José Manuel, “Escases y precariedad del empleo”, Revista Jurídica de Posgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UABJO, Oax., México, año 4, núms. 13-14, enero-junio

de 1998, pp.125-126.

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las funciones básicas de dos o más categorías profesionales. La polivalencia funcional del trabajador le beneficia a él mis-mo, al ampliar sus posibilidades de empleo o de promoción, y, sobretodo en situaciones de crisis de empresa, al convertirlo en un trabajador menos prescindible. También a su empresa, ya que, la formación profesional de los trabajadores es un fac-tor decisivo para la mejora de la competitividad.39

En relación con lo expresado, será la misma actividad o ac-tividades polivalentes las que exijan a sus trabajadores, con lo cual se evitará caer en la polivalencia patológica, es decir, se trata de evitar “[…] asignar tareas diversas a un mismo traba-jador cuando dichas tareas, separadamente consideradas, no justificarían, económicamente, la contratación de tantos tra-bajadores como tareas diversas”40 (existan). Se ha dicho que tal polivalencia se sucede principalmente en las pequeñas y medianas empresas, lo que es bastante obvio por que son em-presas que no cuentan con sindicatos que puedan intervenir para pactar en lo más favorable para los trabajadores en las condiciones de trabajo.

De hecho la polivalencia es un nuevo instrumento con que se cuenta en la organización empresarial, pero recordemos que a su vez tal elemento se inserta en toda una nueva es-trategia llamada flexibilidad laboral, que proviene de la teoría económica neoclásica en donde es identificada como flexibili-dad del mercado del trabajo, en la que en términos generales se establece la eliminación de trabas para los mecanismos del mercado se encarguen espontáneamente de asignar al factor trabajo en cuanto precios y empleo. En otras palabras, a tra-vés de la flexibilización se dan los mecanismos de modifica-ción de las condiciones de trabajo, con lo que se pretende que las empresas estén dotadas de medios para una gestión más flexible de sus recursos humanos en busca de competitividad, y permita la adopción de sistemas de trabajo de acuerdo con las necesidades operativas, anulando al mismo tiempo la in-jerencia de la autoridad laboral y en gran medida dejando de

39 Lousada Arochena, José Fernando, “El pacto contractual de polivalencia funcional”, civitas, Madrid, España,

núm. 93, enero-febrero, p. 33.

40 Román de la Torre, María Dolores, “Clasificación profesional y movilidad funcional”, en Valdez Dal-Ré,

Fernando (dir.), la reforma del mercado laboral Valladolid, Lex Nova, 1994, p. 182, citado por Lousada Arochena,

José Fernando, op. cit.,nota 39, p.37.

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lado lo establecido en la ley. Es por tanto, el método de poner en ejecución un programa flexible destinado a organizar el tra-bajo y distribuir al personal de acuerdo a determinadas exi-gencias empresariales con el propósito de impedir la extinción de los contratos individuales y colectivos.41

No podría en ningún momento negarse el importante pa-pel que juegan los empresarios en la vida económica del país, amén del resto del mundo, lo que se pone en tela de juicio es si esta serie de tendencias facultan a los empresarios42de for-ma unilateral y en aras de una mayor productividad esté en una posición de derecho ilimitado en la asignación de tareas a realizar para el trabajador subordinado en su establecimiento. Por un lado podemos asentar que efectivamente tiene esa fa-cultad, sin embargo, trae serias dificultades a la clase laboral en el sentido de su dependencia económica y la escasez de empleo, por lo que el trabajador acata las disposiciones que se le apliquen con tal de permanecer en el trabajo. Se trae esto a colación porque en la práctica, en la vida real, los emplea-dores aprovechan la mano de obra flexible y polivalente para asignarle tareas tan diversas como las que llegan a implicar un acercamiento más hacia trabajos personales y de confianza, que desde luego no serán pagados como tales.

Dentro de las cosas que le favorecerán a los trabajadores en todo este nuevo engranaje productivo, se encuentra la si-tuación inevitable de que tendrán que ser capacitados para desarrollar sus múltiples tareas, lo que a su vez establecerá las condiciones favorables para obtener mejores ingresos. No podemos pasar por alto que la misma Ley del Trabajo expresa en el artículo 27 que a falta de especificarse o determinarse el servicio o servicios que deban prestarse, el trabajador estará obligado a desempeñar el trabajo que le sea compatible con

41 Román de la Torre, María Dolores, “la movilidad funcional desde la administración bilateral del contrato de

trabajo”, Revista de la Facultad de Derecho de la universidad Complutense, Madrid, España, núm. 14, 1988, pp. 113-142.

42 A la facultad otorgada al empresario para determinar la organización funcional de los recursos humanos de

su empresa en razón de mayor productividad se le conoce por algunos doctrinarios como el jus variandi, al que se

define como “La facultad que tiene el empresario de mudar, alterar y hasta suprimir parcialmente el trabajo de sus

subordinados en la empresa”, Nápoli. Rodolfo A., “Modalidades del jus variandi en el contrato de trabajo”, Revista Argentina de Derecho del Trabajo, Buenos Aires, Argentina, 1947, p.212. En opinión de otros autores, entiende

con exactitud el jus variandi como el “ derecho que tiene el patrono de concretizar en el tiempo, lugar y modo,

la prestación a la que se obligó el trabajador”, Monzón, Máximo, “Entorno al jus variandi”, Revista Argentina de Derecho del Trabajo, Buenos Aires, Argentina, 1956, p.138.

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sus fuerzas, aptitudes, estado o condición. Bajo el anterior su-puesto, es desde luego natural que si al trabajador se le exige un mayor rendimiento y habilidad para tareas diversas, tendrá el patrón que participar abiertamente en la capacitación de los trabajadores, en el entendimiento lógico de que en esa medi-da tendrá mayor productividad, además de calidad, lo que le permitirá ser competitivo y abarcar otros mercados.

La responsabilidad social del empresario en cuanto a la ca-pacitación, debe tomarse como una actitud real y activa, y no pasiva en la espera solamente de que el Estado y las institu-ciones educativas asuman ese papel y, reiteramos, es preciso que dentro de las modificaciones a las formas de contratar a los trabajadores también se contemple la situación de pagar salarios remuneradores.

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Régimen laboRal constitucional de los oRganismos descentRalizados municipales:

una alteRnativa a la inteRpRetación juRispRudencial

Ricardo olverA Conde*1

resuMen: La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha re-suelto en diversas tesis jurisprudenciales que a los organismos descentralizados de carácter federal les es aplicable el régimen laboral contemplado en el artículo 123 constitucional apartado A (el cual regula principalmente relaciones laborales del sector privado), aún cuando se trata de entes públicos con funciones estatales, ocasionándoles en la práctica complicaciones en su administración laboral, dada la incompatibilidad de algunos de los principios laborales que consigna ese apartado constitu-cional con las disposiciones administrativas y presupuestales que también les son aplicables. Este criterio ha sido extendi-do por la Corte a los organismos descentralizados de carácter local por mayoría de razón; sin embargo, el presente artículo plantea una interpretación constitucional alternativa orientada a dar certeza jurídica a los organismos descentralizados mu-nicipales en sus relaciones laborales, a partir de la propia lógi-ca argumentativa de la Corte, enfatizando la aplicabilidad del artículo 115 constitucional como lineamiento a seguir para la definición de su régimen laboral, en lugar del artículo 123 apar-tado B; con el fin de incrementar la seguridad jurídica en el manejo de sus relaciones laborales, al sujetarlos a un esquema laboral compatible con el régimen administrativo al que están vinculados como entes públicos.

pAlAbrAs ClAve: estado, poderes de la unión, municipio, ayuntamiento, Constitución.

* Licenciado en Derecho por la Universidad del Valle de México, Campus Lomas Verdes. Actualmente cursa estudios de

Posgrado en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Ha aseso-

rado y representado legalmente a organismos descentralizados como Luz y Fuerza del Centro y Centro de Investigaciones

y Estudios Superiores en Antropología Social en asuntos individuales y colectivos de índole laboral. Ha impartido cátedra en

materia laboral para la Universidad Tecnológica de México, Campus Atizapán, Universidad Francomexicana Campus Lomas

Verdes y Universidad Doctor Emilio Cárdenas, y ha participado como conferencista en la Universidad del Valle de México,

Campus Lomas Verdes. Actualmente colabora con el Organismo Público Descentralizado para la Prestación de los Servicios

de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Municipio de Tlalnepantla.

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suMArio: I. La definición del régimen laboral de los organis-mos descentralizados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación a través de criterios jurisprudenciales. II. Impacto de los “criterios jurisprudenciales analizados” en el ejercicio de dere-chos colectivos. III. Aplicación extensiva de los principios sus-tentados por los “criterios jurisprudenciales analizados” a los organismos descentralizados locales. IV. Una alternativa de in-terpretación para la definición del régimen laboral aplicable a los organismos descentralizados municipales.

i. la Definición Del regimen laboral De los organismos DescentralizaDos Por la suPrema corte De justicia De la nación

a través De criterios jurisPruDenciales

Por tratarse de entes públicos a cargo de tareas asignadas al Estado, es común suponer que los organismos descentrali-zados como Petróleos Mexicanos, Comisión Federal de Electri-cidad, Instituto Mexicano del Seguro Social y los Organismos Municipales Operadores de Agua en el Estado de México, por mencionar algunos, se rigen por el esquema laboral burocrá-tico plasmado en el artículo 123 apartado B constitucional (en el caso de los federales), o por los regímenes derivados de los artículos 116 y 115 constitucionales (en el caso de los estatales y municipales, respectivamente).

Sin embargo, durante la década de los años noventa del si-glo pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación estable-ció diversos criterios aislados y jurisprudenciales por los que consigna como régimen laboral constitucional aplicable a los organismos descentralizados federales, el contemplado en el apartado A del artículo 123 constitucional y no el del apartado B, creado originalmente para regular relaciones laborales en el sector público. Son varios los criterios al respecto, sin em-bargo, para evitar redundancias, citaremos solo algunos de los más representativos (a los que nos referiremos más adelante en este artículo como “criterios jurisprudenciales analizados”), así calificados por contemplar en su análisis los argumentos torales que llevaron al máximo tribunal a sostener su decisión.

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a) Tesis jurisprudencial P.J. 1/96, del Pleno de la Corte, con rubro ORGANISMOS DESCENTRALIZADOS DE CARÁC-TER FEDERAL. SU INCLUSIÓN EN EL ARTÍCULO 1o. DE LA LEY FEDERAL DE LOS TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, ES INCONSTITUCIONAL,1 por el cual declara in-constitucional el contenido del artículo 1º de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, en la parte que enu-mera a los organismos descentralizados entre los entes pú-blicos a regular laboralmente por dicha ley, pues estima que la inclusión de dichos organismos en esa ley no es acorde al contenido del apartado b) del artículo 123 constitucional, de la cual es reglamentaria.

b) Tesis jurisprudencial P. /J. 16/95 del Pleno de la Corte, con rubro TRABAJADORES DEL SERVICIO POSTAL MEXICA-NO. SUS RELACIONES LABORALES CON DICHO ORGANIS-MO DESCENTRALIZADO SE RIGEN DENTRO DE LA JURIS-DICCION FEDERAL, POR EL APARTADO “A” DEL ARTICULO 123 CONSTITUCIONAL,2 en la que sustenta que dicho ente público encuadra en el supuesto contemplado por la frac-ción XXXI, inciso b) subinciso 1 del apartado A del artículo 123 constitucional, por tratarse de un organismo descentralizado clasificable dentro de la categoría “empresas administradas en forma descentralizada por el gobierno federal”, aún cuando su objeto no sea el lucro, pues la ley y la jurisprudencia labo-ral no vinculan como requisito para la definición de “empresa” la búsqueda de lucro como propósito (esto es, no vinculan el concepto al resultado de la actividad empresarial), sino reco-nocen como rasgo esencial de una empresa el avocarse al de-sarrollo de una actividad económica dirigida a la producción o intercambio de bienes (o sea, la caracterizan por su accionar, no por su propósito).

c) Tesis jurisprudencial 2ª./J.3/2000 de la Segunda Sa-la de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyo rubro señala ORGANISMOS PÚBLICOS DESCENTRALIZADOS. SI BIEN SON ÓRGANOS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA,

1 Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo III, Febrero de 1996, Materia(s):

Constitucional, Laboral, Tesis: P./J. 1/96, Página 52

2 Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo II, Agosto de 1995, Materia(s): Constitucional,

Laboral, Tesis: P. /J. 16/95, Página 60.

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NO FORMAN PARTE DE LOS PODERES EJECUTIVOS, FEDE-RAL, ESTATALES NI MUNICIPAL,3 en la cual la Corte excluye a los organismos descentralizados de los entes propios de la Administración Pública Centralizada (la que contempla solo a los Poderes Ejecutivo a nivel federal y estatal, y a la figura del ayuntamiento a nivel municipal), situándolos como parte de la administración paraestatal por contar con vida jurídica pro-pia, a pesar de tener como objetivo el atender con sus pro-pios recursos una necesidad colectiva.

En resumen, las ejecutorias de esos criterios jurispruden-ciales parten de las siguientes premisas, para considerar apli-cable el régimen del apartado A del artículo 123 constitucional a los organismos descentralizados:

a) La administración paraestatal federal no forma parte del Poder Ejecutivo Federal, por componerse de entes jurídi-cos con personalidad jurídica y patrimonio propios, que si bien están alineados en su función a los objetivos de ese Poder, carecen de la facultad de imperio o coacción propia de éste, pues sus funciones constituyen más bien una obli-gación estatal y no se relacionan con el ejercicio de facul-tades soberanas.

b) El Ejecutivo Federal se integra solo por el Presidente de la República como único ente con personalidad jurídica propia, quien ejerce sus atribuciones a través de las secre-tarías y departamentos administrativos (recuérdese que estos criterios fueron emitidos aproximadamente entre los años 1993 y 1997. A la fecha han desaparecido esos depar-tamentos administrativos, existiendo solo las secretarías).

c) Los organismos descentralizados no tienen por objeto el despacho de los negocios del orden administrativo relacio-nados con las atribuciones del titular del Ejecutivo Federal, sino que en su carácter de unidades auxiliares tienen por finalidad la ejecución de los programas de desarrollo esta-blecidos por la Secretaría de Estado a que corresponda el

3 Publicada en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, Enero de 2000, Materia(s): Constitucional,

Tesis: 2a. /J. 3/2000, Página 41.

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sector dentro del cual se encuentra agrupada cada una de las mencionadas entidades.

d) El apartado B del artículo 123 constitucional solo es apli-cable a los Poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y al Gobierno del Distrito Federal, no siendo ex-tensivo a la administración paraestatal federal, pues ésta no forma parte de ninguno de los poderes mencionados.

Para sustentar las premisas citadas en los incisos a), b) y c) en el contenido de las ejecutorias que dieron origen a los “cri-terios jurisprudenciales analizados”, la Suprema Corte de Justi-cia de la Nación formuló un análisis del contenido de los artícu-los 80, 89 fracción I y 90 constitucional, así como de las leyes reglamentarias de éste último, esto es, de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y de la Ley Federal de Entida-des Paraestatales (en sus textos vigentes en el año 1995).

Por otro lado, para sostener el criterio contemplado en el inciso d) del catálogo de premisas citado, en sus resoluciones la Corte, al interpretar el alcance del texto contemplado en la par-te inicial del artículo 123 constitucional apartado b), que señala:

Artículo 123. Toda persona tiene derecho al trabajo dig-no y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo, conforme a la ley.

El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases siguien-tes deberá expedir leyes sobre el trabajo, las cuales regirán:…..

B. Entre los Poderes de la Unión, el Gobierno del Distrito Federal y sus trabajadores…4

Formuló un ejercicio de interpretación rígido-semántico por el que concluyó que el régimen laboral que regula ese apartado constitucional está limitado en su aplicación exclusi-vamente a los Poderes de la Unión, no a todo el aparato estatal federal, y por ende, al no formar parte los organismos descen-tralizados federales del Poder Ejecutivo, no son susceptibles de ser regulados por su contenido. Además de lo anterior, pa-

4 El texto actual de ese artículo en la parte estudiada, ya era vigente entre los años 1993 y 1997, periodo en

el que se emitieron los “criterios jurisprudenciales analizados”.

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ra consolidar su argumento, se remitió en su análisis al conte-nido que en 1995 (aún hoy vigente) señalaba la fracción XXXI del apartado A del artículo 123 constitucional, que dice:

XXXI. La aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las autoridades de los Estados, en sus respectivas jurisdic-ciones, pero es de la competencia exclusiva de las autorida-des federales en los asuntos relativos a:

A ) Ramas industriales y servicios…B) Empresas:1. Aquéllas que sean administradas en forma directa o

descentralizada por el Gobierno Federal;

Para asumir que debe considerarse a los organismos des-centralizados entre las empresas “administradas en forma di-recta o descentralizada por el Gobierno Federal”, a que refiere el texto mencionado.

ii. imPacto De los “criterios jurisPruDenciales analizaDos” en el ejercicio De Derechos colectivos.

Si bien el criterio de la Corte puede ser considerado “for-malmente” válido por la manera en que fue construido (me-diante la definición de la no pertenencia de la administración paraestatal al Poder Ejecutivo, vinculada a una interpretación rígido-semántica de la parte inicial del apartado B del artícu-lo 123 constitucional), desatiende puntos relevantes de orden teleológico, axiológico e histórico sobre el alcance real de la si-tuación jurídica que el Ejecutivo Federal pretendía regular con la promoción de la iniciativa que en el año 1960 dio origen al apartado B del artículo 123 constitucional, ratificados por las reflexiones y criterios que siguió el Congreso de la Unión en funciones de Constituyente durante el análisis de esa propuesta (sobre lo cual profundizaremos en una investigación posterior). Al no considerar ello y, adicionalmente, no anticipar el impacto que la aplicación de los “criterios jurisprudenciales analizados” tendría en la práctica en la regulación administrativa de los ser-

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vidores públicos vinculados laboralmente con esos organismos, la decisión del máximo tribunal ocasiona algunas contradiccio-nes e inconsistencias entre el sistema legal laboral y el adminis-trativo que se aplica en México a dichos organismos.

Prueba de ello constituye el criterio emitido por el Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito al dar resolución al amparo en revisión 92/2008, de cuya sen-tencia surge la tesis aislada de rubro ORGANISMO PÚBLICO DESCENTRALIZADO. RESULTA IMPROCEDENTE LA ACCIÓN DE SUSCRIPCIÓN DE UN CONTRATO COLECTIVO DE TRA-BAJO5 cuyo razonamiento textual es el siguiente:

El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia P./J. 1/96, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo III, febrero de 1996, página 52, de rubro: “ORGANISMOS DESCENTRALIZA-DOS DE CARÁCTER FEDERAL. SU INCLU SIÓN EN EL ARTÍ-CULO 1o. DE LA LEY FEDERAL DE LOS TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, ES INCONSTITUCIONAL.”, estableció que las relaciones de los organismos públicos descentralizados de carácter federal con sus servidores no se rigen por el apar-tado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sino por el apartado A del aludido precepto constitucional y por la Ley Federal del Trabajo; sin embargo, si un sindicato demanda de un organismo de tal naturaleza la firma de un contrato colectivo de trabajo, tal acción resulta im-procedente, pues a través de ella se pretende que existan va-riaciones en las prestaciones de los trabajadores de un impacto económico tal que significan erogaciones con cargo al Gobier-no Federal, las cuales, por una parte, deben ser liquidadas a través del presupuesto de egresos; y, por la otra, requieren ser autorizadas previamente por la Secretaría de Hacienda y Crédi-to Público, en virtud de que el titular de un organismo público descentralizado no está facultado para concertar el pago de prestaciones dentro de una contratación colectiva.

5 Publicado en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXVIII, Noviembre de 2008, Materia(s): Laboral,

Tesis: I.6o.T.394 L, Página: 1365

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La tesis antes mencionada formula un razonamiento por el cual antepone las disposiciones administrativas y presupues-tales aplicables a los organismos descentralizados, a los be-neficios que el régimen laboral del artículo 123 constitucional apartado A contempla para los trabajadores en lo colectivo, para así negar la posibilidad de que el ente público pueda sus-cribir un contrato colectivo de trabajo, argumentando primor-dialmente que su titular no está facultado para concertar el pago de prestaciones dentro de una contratación colectiva. Esto es, bajo dicho razonamiento existiría un “impedimento administrativo-legal” para que los organismos descentraliza-dos suscriban contratos colectivos de trabajo, pues en ellos debe pactarse, conforme a los artículos 386 y 391 de la Ley Fe-deral del Trabajo, el monto de los salarios de los trabajadores, atribución que según el Tribunal Colegiado del conocimiento escapa de la esfera del titular de un organismo descentraliza-do, pues éste requiere de una autorización previa expedida de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.6

Sin embargo, en la práctica la consecuencia es crear una esfera de protección de tipo colectivo laboral no contemplada en la ley a favor de los organismos descentralizados como pa-trones, pues el argumento tecnicista de imposibilidad de sus-cripción por parte de esos organismos de contratos colectivos lo que en realidad provoca es un impedimento a los trabaja-dores de los organismos descentralizados del ejercicio de un derecho (el de exigir una libre contratación colectiva) contem-plado por el régimen laboral constitucional que les asigna la Corte mediante los “criterios jurisprudenciales analizados”. Al respecto, no existe duda en la ley y la jurisprudencia, o con-

6 Nota: Es cuestionable esta conclusión, en virtud de que el artículo 59 fracción XIII de la Ley Federal de

Entidades Paraestatales consigna como facultad y obligación de los Directores Generales de este tipo de

entidades, la suscripción de los contratos colectivos e individuales que regulen las relaciones laborales de la entidad con sus trabajadores, lo que se opone al argumento de la tesis analizada. Además, en la práctica, siendo

la contratación colectiva y su revisión un proceso que exige solicitud de los trabajadores con una anticipación

mínima de sesenta días a la fecha de conclusión de vigencia cuando se trata de revisión integral, de treinta

días cuando la revisión se refiere solo a salarios generales y de diez días tratándose de la suscripción inicial

de un contrato colectivo conforme a los artículos 399, 399 Bis y 920 de la Ley Federal del Trabajo, los límites

de negociación con que cuentan los organismos descentralizados son determinados previamente tanto por la

Secretaría de Hacienda y Crédito Público como por la Secretaría que encabece el sector de que se traté, con

base en los parámetros plasmados en el Presupuesto de Egresos de la Federación del año en curso, y bajo estos

parámetros se llevan a cabo las negociaciones por los Directores Generales. Las revisiones anuales de salarios

generales y bianuales de contrato colectivo en su totalidad que realizan Petróleos Mexicanos, Comisión Federal

de Electricidad, Instituto Mexicano del Seguro Social y demás organismos descentralizados con sus respectivos

sindicatos, corroboran el funcionamiento de esa mecánica.

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troversia entre los estudiosos del derecho laboral acerca de la naturaleza que tiene la contratación colectiva de ser un dere-cho obrero, no patronal, por lo que la tesis analizada desvirtúa totalmente su cometido.

No es interés de esta investigación cuestionar el accionar del Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito en la emisión de la tesis aislada antes revisada, la cual como ya se dijo, consideramos polémica desde una perspec-tiva jurídica; sino más bien destacar el hecho de que, a raíz de la aplicación en la práctica de los “criterios jurisprudenciales analizados” a los organismos descentralizados federales, algu-nos tribunales están siendo orillados a sostener resoluciones controversiales en la resolución de conflictos contenciosos de su conocimiento (en perjuicio de su propia credibilidad), para hacer coherente el régimen administrativo-presupuestal de los organismos descentralizados con el manejo diario de sus rela-ciones laborales.

iii. aPlicación extensiva De los PrinciPios sustentaDos Por los “criterios jurisPruDenciales analizaDos” a los organismos

DescentralizaDos locales.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación y algunos Tri-bunales Colegiados de Circuito han hecho extensivos los prin-cipios sustentados por los “criterios jurisprudenciales analiza-dos” a los organismos descentralizados locales (estatales o municipales) y han resuelto que también deben ser regulados por el apartado A del artículo 123 constitucional, al no formar parte de ninguno de los Poderes Locales (esto es, ni Ejecutivo, ni Legislativo ni Judicial) ni del Ayuntamiento Municipal.

Algunos de esos criterios son:

COMPETENCIA LABORAL. CORRESPONDE A LA JUNTA LOCAL DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE CONOCER DE LA DEMANDA INTERPUESTA POR UN TRABAJADOR EN CON-TRA DEL INSTITUTO DE SALUD PÚBLICA DEL ESTADO DE

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GUANAJUATO.7 (Tesis de Jurisprudencia 2a.J/ 12/2000 de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación).

En este criterio, la Segunda Sala de la Corte recurre al razo-namiento de la tesis P.J. 1/96 citada como parte de los “criterios jurisprudenciales analizados”, para emitir la siguiente conclusión:

Sentado que los organismos descentralizados de carácter federal no forman parte del Poder Ejecutivo, debe entenderse por igualdad de razón, que en el ámbito local tampoco inte-gran al Poder Ejecutivo las entidades federativas ni municipa-les, por lo que ha de establecerse que el organismo de que se trata (refiriéndose la tesis al Instituto de Salud Pública del Estado de Guanajuato), no se encuentra comprendido en el apartado B del artículo 123 constitucional, respecto de sus re-laciones de trabajo, dada su naturaleza. Así, no existe base ju-rídica para sostener que le sea aplicable el régimen laboral que regula la Ley del Trabajo de los Servidores Públicos al Servicio del Estado y de los municipios del Estado de Guanajuato, ni es, por tanto, el Tribunal de Arbitraje del Estado la autoridad a la que debe someterse para dirimir los conflictos de carácter laboral que se susciten entre los sujetos de la relación.

Por otra parte, si bien es cierto que la fracción XXXI, in-ciso b), punto 1, del apartado A del artículo 123 constitucio-nal alude a empresas descentralizadas y no propiamente a organismos de este tipo, resulta determinante recordar que el apartado B del mismo precepto, único que puede ser re-glamentado por las Legislaturas Locales en lo referente a las relaciones entre los Poderes Locales y sus servidores, es li-mitativo en su ámbito de aplicación, de lo que se infiere que fuera de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de un Estado, así como los ayuntamientos municipales, no es cons-titucionalmente válido incluir en el régimen burocrático a su-jetos ajenos a los enunciados, como los organismos descen-tralizados que no forman parte del Poder Ejecutivo, porque aun cuando realicen funciones de servicio público, en ningún nivel de gobierno actúan investidos de poder de imperio, y así debe considerarse que sus relaciones laborales escapan

7 Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, Febrero de 2000, Materia(s):

Laboral, Tesis: 2a./J. 12/2000, Página 50.

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a las facultades reglamentadoras de las Legislaturas Locales.

Este es en esencia, el razonamiento bajo el cual la Corte ha hecho extensivo a los organismos descentralizados locales (estatales y municipales) su criterio de considerar a la admi-nistración paraestatal regulable por el apartado A del artículo 123 constitucional, y no por el B, sustentándolo en el principio de “igualdad de razón” y confirmándolo en la tesis aislada de rubro ORGANISMOS DESCENTRALIZADOS DE CARÁCTER LOCAL. SUS RELACIONES LABORALES SE RIGEN POR EL APARTADO A DEL ARTÍCULO 123 CONSTITUCIONAL8 emiti-da por dicho tribunal en Pleno, cuya importancia radica en que no se avoca al análisis sobre la situación de un organismo en específico, sino que pretende fijar un criterio de aplicación ge-neral para todo organismo descentralizado local.

Sin embargo, los argumentos que sostienen la aplicabilidad por mayoría de razón de los “criterios jurisprudenciales anali-zados” a los organismos descentralizados locales, incurren en una serie de falacias al sostener que:

1) Al no encontrarse los organismos descentralizados loca-les entre los entes regulables por el apartado B del artícu-lo 123 constitucional, “automáticamente” debe aplicarle el apartado A (esta conclusión es consecuencia obvia de su razonamiento, aunque expresamente no la señale el párrafo transcrito). En ese sentido, si bien es cierto que el régimen del apartado B del artículo 123 constitucional es un régi-men de excepción, siendo el régimen de aplicación general el contenido en el apartado A del mismo artículo, también debe considerarse que tanto el artículo 115 y 116 constitu-cionales prevén la existencia de regímenes laborales adi-cionales aplicables a los servidores públicos locales, regí-menes cuyo diseño no puede contravenir los principios del artículo 123 constitucional, pero ello no implica que sean inevitablemente idénticos o alineados indefectiblemente a uno de sus apartados en específico, como puede compro-barse con la revisión de las leyes burocráticas locales, por

8 Publicada en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, abril de 1998, página 122, Pleno,

tesis P. XXV/98, emitida en el Amparo en revisión 1110/97.

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ejemplo, la Ley del Trabajo de los Servidores Públicos del Estado y Municipios, aplicable en el Estado de México, cu-yo contenido incluso reconoce en sus artículos 133 (relati-vo a riesgos de trabajo) y 193 (regulación procesal) como fuente supletoria a la Ley Federal del Trabajo, reglamen-taria del apartado A del artículo 123 constitucional, y no a la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, reglamentaria del apartado B de dicho artículo.

2) El apartado B) del artículo 123 constitucional es el único que puede ser regulado por las legislaturas locales y ello únicamente en lo referente a las relaciones entre los “pode-res locales y sus servidores (lo afirma en el segundo párrafo de los mencionados). Al respecto, las leyes burocráticas lo-cales no pueden regular en ninguna forma las disposiciones del apartado B del artículo 123 constitucional, puesto que conforme al artículo 73 fracción X de la Constitución Políti-ca de los Estados Unidos Mexicanos, es facultad exclusiva del Congreso Federal reglamentar los apartados y el con-tenido del artículo 123 constitucional. En concordancia, el artículo 116 fracción VI constitucional establece que serán las legislaturas locales las que deben regular en exclusiva sobre los regímenes burocráticos locales con base en lo dispuesto por el artículo 123 constitucional y sus disposi-ciones reglamentarias, no necesariamente replicándolos. Se destacan estas inconsistencias argumentativas en vir-

tud de que la interpretación que se propone como alternati-va a la que actualmente se aplica con base en los “criterios jurisprudenciales analizados” y otros criterios aislados de la Corte, sostiene que la definición del régimen laboral de los organismos descentralizados municipales debe sustentarse a partir de los postulados del artículo 115 constitucional, y no del 123 apartado B, pues dicho artículo regula relaciones labora-les burocráticas exclusivamente de los trabajadores al Servicio de los Poderes de la Unión (sector federal) y del Gobierno del Distrito Federal.

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iv. una alternativa De interPretación Para Definir el regimen laboral aPlicable a los organismos DescentralizaDos municiPales.

Empleando el mismo criterio de interpretación rígido-se-mántico utilizado por la Corte al sostener que el régimen del apartado B del artículo 123 constitucional es solo aplicable a los trabajadores al Servicio de los Poderes de la Unión (y por ende, excluye a cualquier otra forma estatal que NO esté con-templada dentro de alguno de esos poderes), sostenemos que ninguna forma de administración pública local (a excepción de las del Distrito Federal), ni centralizada ni paraestatal, puede ser regulada por dicho apartado pues no forma parte de los Poderes de la Unión (que son federales) ni del Gobierno del Distrito Federal.

Ante ello, es evidente que el argumento que sustentan los “criterios jurisprudenciales analizados” y la intención de hacer-lo extensivo a la administración paraestatal local, pierde fuer-za y validez racional, lo cual se ve confirmado por el criterio aislado que la misma Corte emitió actuando en Pleno, de nom-bre COMPETENCIA LABORAL. CONTROVERSIAS ENTRE LOS MUNICIPIOS Y SUS TRABAJADORES. SE DETERMINA APLI-CANDO PREFERENTEMENTE EL ARTICULO 115, FRACCIÓN VIII, SEGUNDO PÁRRAFO DE LA CONSTITUCIÓN,9 cuyo razo-namiento es el siguiente:

El precepto indicado dispone que “las relaciones labo-rales entre los municipios y sus trabajadores, se regirán por las leyes que expidan las legislaturas de los Estados con base en lo dispuesto en el artículo 123 de esta Constitución, y sus disposiciones reglamentarias”, en tal virtud, esta norma resul-ta de aplicación preferente sobre las prevenciones generales que establece el artículo 123, en cuanto a la competencia pa-ra conocer de asuntos laborales, en razón de que constituye la ley específica para el caso y porque es principio de her-menéutica jurídica el de que los preceptos constitucionales se deben interpretar de tal manera que se complementen y

9 Publicado en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, III, Marzo de 1996, Materia(s): Constitucional, Laboral,

Tesis: 2a. XVII/96, Página 607.

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no que se contradigan, ni se excluyan. De acuerdo con lo an-terior, es claro que la jurisdicción federal no tiene injerencia en este tipo de asuntos, puesto que las legislaturas locales sólo pueden expedir ordenamientos para su ámbito interno y, en todo caso, para determinar si la resolución del conflicto compete a las Juntas de Conciliación y Arbitraje locales o a los Tribunales de Arbitraje estatales o municipales, habrá que atender a las disposiciones de la correspondiente ley local, independientemente de que la actividad desarrollada por el municipio, pudiera estar comprendida en la fracción XXXI, del apartado A, del artículo 123 constitucional, pues lo que determina la competencia en este caso de excepción, es la intervención del municipio como sujeto de la relación laboral.

Esto es, en esencia, una fórmula de reconocimiento de la propia Corte de que el régimen laboral de los trabajadores que sostengan relaciones laborales con los municipios, debe definirse a partir de la aplicación e interpretación, en su caso, del artículo 115 Constitucional. Por sí solo, este razonamiento es motivo suficiente para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación reflexione sobre la conveniencia de retomar el análi-sis sobre el régimen laboral aplicable a los organismos descen-tralizados municipales, sobre todo en lo relativo a clarificar el precepto constitucional bajo el que debe definirse.

Ahora bien, retomando el punto relativo a la pertenencia o no de los organismos descentralizados a los Poderes Eje-cutivos, para efectos de la propuesta específica contemplada por este artículo, daremos por válida dicha premisa, pues esta alternativa sostiene que en el caso de los entes locales, bajo los propios criterios interpretativos empleados por la Corte en las tesis jurisprudenciales en las que definió el régimen laboral de los organismos descentralizados federales y la inconstitu-cionalidad del artículo 1º. de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, resulta irrelevante la pertenencia o no a la administración pública centralizada o a uno de los Poderes Locales estatales, o a la estructura de los ayuntamientos mu-nicipales, toda vez que los artículos 115 y 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos plantean la regula-ción burocrática de las relaciones laborales de las Entidades Políticas, a diferencia del artículo 123 apartado B que, según el

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criterio de la Corte, lo que regula son relaciones laborales de un grupo de Entes de Gobierno específicos del orden federal y del Distrito Federal (concretamente, los Poderes de la Unión y el Gobierno del Distrito Federal), no a todo el aparato estatal federal o del Distrito Federal.

En esa línea interpretativa, sostenemos que la Constitución Mexicana contempla tres regímenes laborales:

1. El de carácter general, contemplado en el apartado A del artículo 123 constitucional.

2. El aplicable a “los Poderes de la Unión y al Gobierno del Distrito Federal”, contemplado en el apartado B del ar-tículo 123 constitucional.

3. El aplicable a las relaciones laborales entre “los Estados y sus trabajadores”, derivado del artículo 116 fracción VI constitucional y extensivo a “los municipios y sus tra-bajadores”, contemplado en el artículo 115 fracción VIII Constitucional.

Es importante distinguir conceptualmente tanto la figura política denominada “municipio” como al órgano de adminis-tración municipal denominado “ayuntamiento”. Por “munici-pio” el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se refiere al “conjunto de habitantes de un mismo término re-gional, regido por un Ayuntamiento”.10 Por su parte, el Ayun-tamiento es definido por el mismo diccionario como la corpo-ración compuesta de un alcalde y varios concejales para “la administración de los bienes de un municipio”.11 Asimismo, el propio artículo 115 constitucional, en su parte inicial, configu-ra al Municipio Libre como modalidad de división territorial y de organización política administrativa a través de la cual los Estados adoptarán su forma de régimen interior, e identifica al Ayuntamiento como órgano de gobierno municipal. Sobre estos puntos, es pertinente señalar que no existe controversia entre la forma en que la ley, la jurisprudencia y doctrina esta-blecen y reconocen la diferencia entre una figura y la otra.

10 http://buscon.rae.es/drae/?type=3&val=municipio&val_aux=&origen=REDRAE

11 http://buscon.rae.es/drae/?type=3&val=municipio&val_aux=&origen=REDRAE

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Luego entonces, las premisas que sostienen los “criterios jurisprudenciales analizados”, no pueden ser aplicables a los organismos descentralizados municipales, puesto que confor-me al artículo 115 constitucional:

a) Los conceptos municipio y Ayuntamiento son figuras distintas y excluyentes entre sí. Por MUNICIPIO, se insiste, en que la constitución se refiere a la modalidad de organización política y administrativa de las localidades reconocidas como tal, mientras que por AYUNTAMIENTO la Constitución se re-fiere al órgano de gobierno con que contará cada MUNICIPIO (artículo 115 constitucional primer párrafo y fracción I).

Esta distinción es de suma trascendencia para este análi-sis, ya que es equiparable a la distinción entre los conceptos ESTADO y PODERES DE UNIÓN o GOBIERNO que hace la Suprema Corte de Justicia de la Nación en los “criterios juris-prudenciales analizados”, para resolver que los organismos descentralizados federales sí forman parte del Estado, más no de ninguno de los Poderes de Gobierno y por tanto no se encuentran en los supuestos regulados por el artículo 123 constitucional apartado B.

b) La fracción III inciso a) del artículo 115 constitucional señala que los municipios (no los ayuntamientos) tendrán a su cargo una serie de funciones y servicios públicos variados, los cuales de facto, en la mayoría de las ocasiones son pres-tados por organismos descentralizados creados ex profeso para ello (verbigracia, los organismos operadores de agua en el Estado de México). Bajo esa premisa, es evidente que esos organismos descentralizados, es decir, esa administración paramunicipal, sí forma parte del municipio, aun cuando pu-diese sostenerse que no forma parte del ayuntamiento.

c) La fracción VII segundo párrafo del artículo 115 consti-tucional señala que las relaciones de trabajo entre municipios (no ayuntamientos) y sus trabajadores se regirán por leyes laborales expedidas por las legislaturas locales, conforme a los lineamientos del artículo 123 constitucional. Es decir, el precepto constitucional analizado refiere que las relaciones laborales a regular bajo sus lineamientos son las que existan entre todo el ente político-administrativo-social-municipal y

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los trabajadores a su servicio, no solamente entre su órga-no de gobierno principal, denominado ayuntamiento, o algún sector parcial de la administración pública municipal (centra-lizada o paraestatal).

Esto es, en la misma línea interpretativa por la cual “los cri-terios jurisprudenciales analizados” resuelven que el apartado B del artículo 123 constitucional es aplicable solo a los traba-jadores al servicio de “los Poderes de la Unión y del Gobierno del Distrito Federal”, y no a todos los trabajadores al servicio del Estado, conceptualizando al “estado” como forma de or-ganización político-administrativo-social y diferenciándolo del concepto “poderes de la unión”, a los que identifica como ór-ganos de gobierno a través de los cuales se ejerce la sobera-nía nacional conforme al artículo 49 constitucional; el artículo 115 fracción VIII constitucional (y factiblemente el artículo 116 fracción VI constitucional en el caso de los estados, aunque no pretendo apresurar esa conclusión) debe interpretarse en el sentido de que estipula que las relaciones laborales de todos los trabajadores que presten un servicio al ente político-ad-ministrativo-social-municipal se regularán por las leyes locales burocráticas. Evidentemente incluye además de los trabajado-res del ayuntamiento, a los de los organismos descentralizados y demás entes paramunicipales existentes, pues la redacción del propio artículo no limita exclusivamente su aplicabilidad a un sector determinado de trabajadores vinculados al órga-no de gobierno municipal denominado ayuntamiento (ente de gobierno), sino a todos los trabajadores del municipio.

Por tanto, mediante la fórmula propuesta en el presente artículo, se plantea una interpretación coherente con la técni-ca interpretativa empleada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para resolver sobre el régimen laboral aplicable a los organismos descentralizados federales, mediante la cual se define el régimen laboral constitucional que realmente de-be aplicarles a los organismos descentralizados municipales, interpretación que además tiene como beneficios dar certeza jurídica a dichos municipales en el manejo de sus relaciones laborales y administrativas, pues les impone un modelo de re-gulación laboral coherente con el modelo administrativo que es aplicable a sus trabajadores en su calidad de servidores

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públicos (recuérdese el caso citado en este artículo relativo a la incompatibilidad entre los principios de libre contratación colectiva a favor de los trabajadores cuyo régimen laboral se contempla en el artículo 123 constitucional apartado A y las restricciones administrativo-presupuestales que tienen los or-ganismos descentralizados federales para suscribir contratos colectivos de trabajo).

Como beneficio adicional, se estima que esta propuesta de interpretación brinda coherencia a todo el texto constitucional en lo relativo al régimen laboral de la administración paramuni-cipal y hace sus postulados más efectivos en términos de segu-ridad jurídica para gobernados y autoridades, pues no contro-vierte el criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sino más bien lo complementa en lo relativo a los organismos descentralizados municipales, proponiendo la definición del ré-gimen laboral que les aplica en función del alcance de la frac-ción VII segundo párrafo del artículo 115 constitucional.

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el deRecho al tRabajo y la coRte inteRameRicana

Alfredo sÁnCHez-CAstAñedA*

resuMen: El presente estudio da cuenta de la presencia del derecho del trabajo en las opiniones consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La libertad de traba-jo relacionada con la colegiación obligatoria y el ejercicio de los derechos civiles y políticos han estado presentes en la ju-risprudencia interamericana. No puede ser de otra manera ya que los instrumentos interamericanos se encuentran en sinto-nía con los ordenamientos internacionales y con la indivisibili-dad de los derechos civiles, políticos, económicos y sociales.

pAlAbrAs ClAve: derecho del trabajo; Corte Interamericana de Derechos Humanos; libertad de trabajo; derechos civiles, políticos, económicos y sociales.

SUMARIO: I. Introducción. II. La libertad de trabajo y la colegiación obligatoria: Existencia o no de principios primarios de orden público. III. La libertad de trabajo y ejercicio de derechos civiles y políticos en el trabajo. IV. El derecho al trabajo, un derecho latente en la jurisprudencia interamericana. V. Alcances y correlación del Pacto Internacional de Derechos Económicos y sociales con los instrumentos interamericanos. VI. Consideración final.

i.introDucción

El derecho del trabajo se puede entender a partir de sus tres dimensiones: la general, la individual y la colectiva. Su dimensión general se ha estudiado como una garantía indivi-dual, ahora considerada, a partir de la reforma constitucional reciente, como un derecho humano.1 Su dimensión individual

* Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de

Investigadores nivel III.

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reciente,1 como un derecho humano. Su dimensión individual se entiende como la libertad de toda persona al derecho al tra-bajo y a condiciones de trabajo equitativas para su desarrollo. Mientras que su dimensión colectiva, se entiende como el de-recho a la libre sindicalización y a la negociación colectiva. A pesar de que el derecho al trabajo no ha sido abordado como tal por la Corte Interamericana, sí existen algunas opiniones consultivas o casos en donde se ha abordado implícita o para-lelamente, lo que constituye una muestra fehaciente de la indi-visibilidad de los derechos civiles y políticos con los derechos económicos, sociales y culturales. Algunos de los contenidos del derecho al trabajo que han sido objeto de estudio son los relativos a la libertad de trabajo y la colegiación obligatoria y, la libertad de trabajo y el ejercicio de los derechos civiles y políticos en el trabajo. Lo que confirma una presencia latente del derecho al trabajo en la jurisprudencia interamericana. No puede ser de otra manera ya que los instrumentos interameri-canos se encuentran en sintonía con los ordenamientos inter-nacionales. Situación que nos permitirá hacer una considera-ción final.

ii. la libertaD De trabajo y la colegiación obligatoria: existencia o no De PrinciPios Primarios De orDen Público

En el ámbito interamericano resulta relevante la Opinión Consultiva 5/85, (OC 5/85), referente a la colegiación obliga-

1 La reforma en materia de derechos humanos fue publicada el 10 de junio de 2011 en el Diario Oficial de la Federación: La denominación del título primero, capítulo I, de la Constitución federal, “De las garantías individua-

les”, pasa a ser “Los derechos humanos y sus garantías”. La nomenclatura que se propone posee un significado

muy distinto al original al denominarse el capítulo en comento en principio como “Los derechos humanos…”, hay

un reconocimiento constitucional pleno a la denominación universal de los derechos básicos de la persona, lo que

impedirá sustentar la falsa dicotomía que rezaba que una cosa son los derechos humanos, y otra muy distinta

las garantías individuales. Al analizar la frase completa “Los derechos humanos y sus garantías”, encontramos

que no evoca dos tipos de derechos, por una parte los derechos humanos y, por la otra, las conocidas garantías

individuales, sino que se alude a los derechos humanos, y técnicamente, a los instrumentos que le sirven de

garantía; esto es, los medios a través de los cuales se buscan su eficacia cuando las autoridades los desconozcan

o de plano los trasgredan, que son los previstos básicamente en los artículo 97, 99, 102, 10, 107 105 constitucio-

nales…En ese sentido la alusión al término “garantías”…no tiene ni debe dársele el significado tradicional, sino el

moderno, de medios constitucionales para la protección de los derechos humanos, en especial de tipo judicial.

Véase: Carmona, Jorge, “La reforma y las normas de derechos humanos previstas en los tratados internaciona-

les”, pp. 43-44, en Carbonell, Miguel y Salazar Pedro, La reforma constitucional de derechos humanos: Un nuevo paradigma, UNAM, México, 2011.

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toria de trabajo.2 La OC en comento tiene desde nuestro punto de vista una relevancia fundamental en la medida en que habla de profesiones en donde están en juego los principios prima-rios de orden público, tales como la libertad de expresión. Su primacía, a la luz de la OC, impide establecer una colegiación obligatoria. Sin embargo, en aquellas profesiones en donde no están en juego principios primarios de orden público habría quizás la posibilidad de establecer la colegiación obligatoria.

En su OC, la Corte Interamericana estudió la posible pugna o contradicción entre la colegiación obligatoria como requisi-to indispensable para poder ejercer la actividad del periodista en general y, en especial del reportero, según los artículos ya citados de la Ley No. 4420 de Costa Rica, y las normas inter-nacionales 13 y 29 de la Convención Americana sobre dere-chos humanos.

Para emitir su opinión la Corte consideró (párrafo 69) que la libertad de expresión se inserta en el orden público prima-rio: el concepto de orden público reclama que dentro de una sociedad democrática se garanticen las mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas y opiniones, así como el más amplio acceso a la información por parte de la sociedad en su conjunto. La libertad de expresión se inserta en el orden público primario y radical de la democracia, que no es con-cebible sin el debate libre y sin que la disidencia tenga pleno derecho de manifestarse. En este sentido, la Corte se adhiere a las ideas expuestas por la Comisión Europea de Derechos Hu-manos cuando, basándose en el Preámbulo de la Convención Europea, señaló que el propósito de las Altas Partes Contra-tantes al aprobar la Convención no fue concederse derechos y obligaciones recíprocas con el fin de satisfacer sus intere-ses nacionales, sino establecer un orden público común de las democracias libres de Europa con el objetivo de salvaguardar su herencia común de tradiciones políticas, ideales, libertad y régimen de derecho.

2 OPINIÓN CONSULTIVA OC-5/85 DEL 13 DE NOVIEMBRE DE 1985. LA COLEGIACIÓN OBLIGATORIA DE

PERIODISTAS (ARTS. 13 Y 29 CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS). SOLICITADA POR EL

GOBIERNO DE COSTA RICA.

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Por lo que la opinión de la Corte fue que la colegiación obli-gatoria de periodistas, cuando impide el desarrollo del orden público primario, como es el caso de la libertad de expresión, es contraria al artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos:

la colegiación obligatoria de periodistas, en cuanto impi-da el acceso de cualquier persona al uso pleno de los medios de comunicación social como vehículo para expresarse o pa-ra transmitir información, es incompatible con el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos […] que la Ley No. 4420 de 22 de septiembre de 1969, Ley Or-gánica del Colegio de Periodistas de Costa Rica, objeto de la presente consulta, en cuanto impide a ciertas personas el pertenecer al Colegio de Periodistas y, por consiguiente, el uso pleno de los medios de comunicación social como vehí-culo para expresarse y transmitir información, es incompati-ble con el artículo 13 de la Convención Americana sobre De-rechos Humanos.

Como se ve, el análisis de la libertad de profesión de los periodistas, no se estudia a la luz del derecho al trabajo sino del orden público primario manifestado a través de la libertad de expresión. La Corte no lo confrontó con el derecho al tra-bajo. Sin embargo en el párrafo 68 de la OC, la Corte si hace una inferencia entre el derecho al trabajo y la colegiación obli-gatoria al señalar que:

la organización de las profesiones en general, en colegios profesionales, no es per se contraria a la Convención sino que constituye un medio de regulación y de control de la fe pú-blica y de la ética a través de la actuación de los colegas. Por ello, si se considera la noción de orden público en el sentido referido anteriormente, es decir, como las condiciones que aseguran el funcionamiento armónico y normal de las insti-tuciones sobre la base de un sistema coherente de valores y principios, es posible concluir que la organización del ejerci-cio de las profesiones está implicada en ese orden.

Situación que abre una gran puerta en nuestro país, ya que una lectura radical del artículo 5º. constitucional normalmente

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antepone el derecho al trabajo ante todo intento de establecer una colegiación obligatoria.

La posible colegiación de otras profesiones liberales esta-ría permitida siempre y cuando, como lo señala la OC, sean un medio de regulación y de control de la fe pública y de la ética. Para la Corte,

una acepción posible del orden público dentro del mar-co de la Convención, hace referencia a las condiciones que aseguran el funcionamiento armónico y normal de las insti-tuciones sobre la base de un sistema coherente de valores y principios. En tal sentido, podrían justificarse restricciones al ejercicio de ciertos derechos y libertades para asegurar el orden público (párrafo 64).

En ese sentido, podría pensarse que el derecho del trabajo podría tener límites siempre y cuando se busque asegurar el orden público.

No obstante, la posible protección del orden público y el bien común no puede ser usado como medio para suprimir un derecho garantizado por la Convención o para desnaturalizarlo o privarlo de contenido real (véase el artículo. 29 de la Con-vención). Esos conceptos, en cuanto se invoquen como fun-damento de limitaciones a los derechos humanos, deben ser objeto de una interpretación estrictamente ceñida a las “justas exigencias” de “una sociedad democrática” que tenga en cuen-ta el equilibrio entre los distintos intereses en juego y la necesi-dad de preservar el objeto y fin de la Convención (párrafo 67).

De hecho, la OC deja entrever la posibilidad de la colegia-ción obligatoria en otras profesiones, en donde no se encuen-tren en juego principios primarios del orden público (libertad de expresión):

Dentro de este contexto el periodismo es la manifestación primaria y principal de la libertad de expresión del pensamien-to y, por esa razón, no puede concebirse meramente como la prestación de un servicio al público a través de la aplica-ción de unos conocimientos o capacitación adquiridos en una

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universidad o por quienes están inscritos en un determinado colegio profesional, como podría suceder con otras profesio-nes, pues está vinculado con la libertad de expresión que es inherente a todo ser humano (párrafo 71)…El ejercicio del pe-riodismo, por tanto, requiere que una persona se involucre en actividades que están definidas o encerradas en la libertad de expresión garantizada en la Convención”(párrafo 72).

Esto no se aplica, por ejemplo, al ejercicio del derecho o la medicina; a diferencia del periodismo, el ejercicio del derecho o la medicina -es decir, lo que hacen los abogados o los mé-dicos- no es una actividad específicamente garantizada por la Convención. Es cierto que la imposición de ciertas restriccio-nes al ejercicio de la abogacía podría ser incompatible con el goce de varios derechos garantizados por la Convención. Por ejemplo, una ley que prohibiera a los abogados actuar como defensores en casos que involucren actividades contra el Esta-do, podría considerarse violatoria del derecho de defensa del acusado según el artículo 8 de la Convención y, por lo tanto, ser incompatible con ésta. Pero no existe un sólo derecho ga-rantizado por la Convención que abarque exhaustivamente o defina por sí solo el ejercicio de la abogacía como lo hace el artículo 13 cuando se refiere al ejercicio de una libertad que coincide con la actividad periodística. Lo mismo es aplicable a la medicina. (Párrafo 73). La Corte concluye, en consecuencia, que las razones de orden público que son válidas para justifi-car la colegiación obligatoria de otras profesiones no pueden invocarse en el caso del periodismo, pues conducen a limitar de modo permanente, en perjuicio de los no colegiados, el de-recho de hacer uso pleno de las facultades que reconoce a todo ser humano el artículo 13 de la Convención, lo cual infrin-ge principios primarios del orden público democrático sobre el que ella misma se fundamenta (párrafo 76).

Debe recordarse que el artículo 32 de la Convención enun-cia que “los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las jus-tas exigencias del bien común, en una sociedad democrática”.

Nada impediría, por ejemplo, que en ciertas profesiones, como la abogacía, según se desprende de la OC, se impusie-

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ra la colegiación obligatoria, en la medida que no se encuen-tra involucrado ninguno de los principios primarios del orden público. Igualmente, nada impediría, imponer a los abogados la obligación de certificarse para el ejercicio de determinadas actividades jurídicas, tales como llevar juicios de amparo, ya que dada su complejidad quizás se requiera una certificación e incluso una recertificación (tal y como sucede hasta aho-ra con los contadores para realizar dictámenes financieros y los médicos para realizar cirugías estéricas). Sin embargo, los colegios tendrían la obligación de salvaguardar el código de ética de los profesionistas. Por otro lado, se tendría que eva-luar si es ético que un colegio de profesionistas agremie, im-parta cursos especializados y al mismo tiempo certifique. En ese sentido debe prestarse especial atención a la trasparencia, ética y respeto del orden público por los propios colegios de profesionistas, así como por las asociaciones civiles autoriza-das por los órganos públicos para certificar a profesionistas.

iii. la libertaD De trabajo y ejercicio De Derechos civiles

y Políticos en el trabajo

Existen dos casos en los que la Corte ha abordado el te-ma de los derechos civiles y políticos de los trabajadores en la empresa. El caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá y el Caso Huilca Tecse vs. Perú.

El caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá se refiere al des-pido, el 6 de diciembre de 1990, de 270 trabajadores por haber participado en una manifestación en reclamo de sus derechos laborales, esto basado en una ley a la que se le dio efectos re-troactivos; manifestación que, según el Estado, los hacía cóm-plices de una asonada militar. Con dichos despidos los quejo-sos entendieron violados los siguientes derechos consagrados en la Convención Interamericana: su derecho de reunión (ar-tículo 15), de libertad de asociación (artículo 16),sus garantías judiciales (artículo 8), el principio de legalidad e irretroactivi-dad (artículo 9) y su derecho a la protección judicial (artículo 25). La ley dictada con posterioridad a los hechos estableció

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que la tramitación de los juicios que iniciaran los trabajadores a raíz de los despidos se realizaría en el fuero contencioso-ad-ministrativo y no en el laboral, tal como determinaba la legis-lación vigente. La Corte Interamericana declaró que el Estado de Panamá había violado los derechos a la libertad de asocia-ción, las garantías judiciales y la protección judicial, así como los principios de legalidad y de irretroactividad de la ley. La Corte estableció que las garantías mínimas del debido proceso establecidas en el artículo 8.2. de la Convención Americana de Derechos Humanos deben respetarse en el procedimiento ad-ministrativo y en cualquier otro procedimiento cuya decisión pueda afectar los derechos de las personas. Por ello, decidió que el Estado debía reintegrar en sus cargos a los trabajadores y pagarles los montos correspondientes a los salarios caídos.

Este caso constituye un precedente valioso por ser el pri-mero en el que la Corte atendió de un caso relacionado con de-rechos laborales. Si bien es cierto que la Corte analizó la debida protección judicial, así como el respeto irrestricto de la garantía del debido proceso legal en el ámbito interno de los Estados, lo hizo en relación con el respeto al derecho al trabajo. Particular-mente en su vertiente colectiva: “La libertad de asociación, en materia sindical, reviste la mayor importancia para la defensa de los intereses legítimos de los trabajadores y se enmarca en el corpus juris de los derechos humanos” (párrafo 158).

En el caso Pedro Huilca Tecse vs. Perú,3 el Estado peruano aceptó, de hecho, su responsabilidad internacional bajo los Ar-tículos 4º. y 16 de la Convención Americana (vida y asociación) por la ejecución extrajudicial del líder sindical Pedro Huilca.

La Corte consideró que al fracasar en prevenir y responder apropiadamente a la ejecución extrajudicial, el Perú violaba la dimensión “individual” y “social” del derecho a la libertad sindical, en detrimento de Pedro Huilca. Una ejecución de un líder sindical originado por el desempeño de sus actividades sindicales, señala la Corte, no sólo restringe la libertad de aso-ciación de un individuo, sino también restringe el derecho a la libertad de un grupo determinado a asociarse libremente:

3 Caso Huilca Tecse vs. Perú, Sentencia de 03 de marzo de 2005.

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Este Tribunal considera que el contenido de la libertad sindical, una forma de la libertad de asociación, implica la potestad de elección respecto de cómo ejercerla18. En este sentido, un individuo no goza del pleno ejercicio del derecho a la libertad de asociación, si en realidad esta potestad es inexistente o se reduce de tal forma que no pueda poner-la en práctica19. El Estado debe garantizar que las personas puedan ejercer libremente su libertad sindical sin temor de que serán sujetos a violencia alguna, de lo contrario, se po-dría disminuir la capacidad de las agrupaciones de organi-zarse para la protección de sus intereses (párrafo 77). Por todo lo anterior, el Tribunal considera que, en el presente ca-so, el ejercicio legítimo que hizo el señor Pedro Huilca Tecse del derecho a la libertad de asociación, en materia sindical, le provocó una represalia fatal, que a su vez consumó una vio-lación en su perjuicio del artículo 16 de la Convención Ame-ricana. Asimismo, el Tribunal considera que la ejecución del señor Pedro Huilca Tecse tuvo un efecto amedrentador en los trabajadores del movimiento sindical peruano y con ello disminuyó la libertad de un grupo determinado de ejercer ese derecho. (párrafo 78).En consecuencia, de acuerdo con el allanamiento manifestado por el Estado, la Corte tiene por establecidos los hechos a que se refiere el párrafo 60 de esta Sentencia y considera, además, que tal como fue igualmen-te reconocido por el Estado, éste incurrió en responsabilidad internacional por la violación de los derechos consagrados en los artículos 4.1 (Derecho a la Vida) y 16 (Libertad de Aso-ciación) de la Convención Americana, y el incumplimiento de la obligación establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Res-petar los Derechos) de la misma, en perjuicio del señor Pedro Huilca Tecse (párrafo 79).

Por nuestra parte, consideramos que no se puede entender el derecho al trabajo si este no se concretiza o realiza en armo-nía con los derechos civiles y políticos de los ciudadanos en el ámbito de la empresa, tal y como lo son la libertad entendida como libertad de expresión en el trabajo y de asociación, en-tendida como libertad de asociación en el trabajo, así como de manifestación, entendida como de manifestación en el trabajo.

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La correlación debe entenderse como natural, dada la indi-visibilidad de los derechos políticos y civiles con los derechos sociales y económicos. Algunas legislaciones han señalado que la empresa es un espacio de manifestación de los dere-chos civiles y políticos de los trabajadores.4 Ya que así como “los individuos son ciudadanos en la ciudad, los trabajadores deben serlo también en la empresa.”5 No porque el trabajador se comprometa a realizar una determinada actividad pierde el disfrute de sus libertades que la sociedad reconoce a cada uno. Si se es libre en la ciudad se debe ser libre en la empresa.6

iv. el Derecho al trabajo, un Derecho latente en la jurisPruDencia interamericana

Existen varios casos conocidos por la Comisión7 o por la Corte Interamericana en donde el derecho al trabajo ha esta-do presente, a pesar de no ser el principal tema analizado, lo que demuestra la indivisibilidad del estudio de los derechos humanos. Respecto a la Comisión destacan también las medi-das cautelares para proteger a sindicalistas o a sus familiares en Colombia, Ecuador y Brasil.8

Respecto a la Corte Interamericana, un caso representati-vo podría ser el ocurrido entre los Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, en donde el dere-cho al trabajo estuvo presente, tanto en los señalamientos de los quejosos, en la resolución de la Corte, así como a través de

4 Véase la ley francesa del 4 de octubre de 1982, a partir de la cual se ha podido hablar de la ciudadanización

de la empresa.

5 Rapport Aurox.

6 Véase el número especial de la revista Droit Social: L’entreprise et les libertés publiques, Droit Social, mai,

Paris, 1982.

7 Véase: Informe Nº 4/01. Caso 11.625. María Eugenia Morales de Sierra. Guatemala. 19 de enero de 2001.

8 Véase: Informe Anual de la CIDH 2001, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante

el año 2002 (Colombia), párr. 31; CIDH, Informe Anual de la CIDH 2001, Medidas cautelares acordadas o extendi-

das por la Comisión durante el año 2001. (Colombia), párr. 17; idem (Colombia); CIDH, Informe Anual de la CIDH

2004, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante el año 2004 (Ecuador), párr. 26; CIDH,

Informe Anual de la CIDH 1998, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante el año 1998

(Brasil), CIDH, Informe Anual de la CIDH 1998, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión duran-

te el año 1998 (Brasil), párr. 12; CIDH, Informe Anual de la CIDH 1998, Medidas cautelares acordadas o extendidas

por la Comisión durante el año 1998 (Guatemala), y CIDH, Informe Anual de la CIDH 1997, Medidas cautelares

acordadas o extendidas por la Comisión durante el año 1997 (Nicaragua).

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un voto razonado.9

El 5 de abril de 1992, el presidente de Perú, Alberto Fu-jimori, ordenó la disolución del Congreso, lo cual implicó el despido de funcionarios y empleados que habían sido desig-nados en sus funciones de acuerdo a la normativa anterior a esa fecha. Los trabajadores del Congreso fueron cesados de sus empleos a través de las Resoluciones 1303-A-92-CACL y 1303-B-92-CACL, que dispusieron el despido de empleados del Congreso.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos pre-sentó la demanda con el fin de que la Corte decidiera si el Perú es responsable por la violación de los artículos 8.1 (Garantías Judiciales) y 25.1 (Protección Judicial) de la Convención Ame-ricana sobre Derechos Humanos, así como por el incumpli-miento de lo dispuesto en los artículos 1.1 (Obligación de Res-petar los Derechos) y 2º. (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la misma.

La Corte consideró que el objeto de la sentencia no era determinar el carácter arbitrario de los ceses, ni tampoco su reinstalación, sino la presunta violación a los artículos 8.1 y 25 de la CADH, relativos a las garantías judiciales y a la protec-ción judicial, en razón de la falta de certeza acerca de la vía a la que debían o podían acudir para reclamar los derechos que consideraran vulnerados y de la existencia de impedimentos normativos y prácticos para un efectivo acceso a la justicia. La prohibición de impugnar los efectos del Decreto Ley No. 25640, contenida en el artículo 9º. señalado, constituye una norma de aplicación inmediata, en tanto sus destinatarios se ven impedidos ab initio de impugnar cualquier efecto que es-timaren perjudicial a sus intereses. La Corte estima que una normativa que contenga una prohibición de impugnar los eventuales efectos de su aplicación o interpretación no puede ser considerada en una sociedad democrática como una limi-tación válida al derecho a un real y efectivo acceso a la justicia de los destinatarios de esa normativa, el cual, a la luz de los ar-

9 En el caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. En su sentencia de 24 de

noviembre de 2006.

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tículos 8º. y 25 de la Convención, en relación con los artículos 1.1 y 2º. de la misma, no puede ser arbitrariamente restringido ni reducido o derogado.

La Corte consideró que los despidos ocurrieron en un cli-ma de inseguridad jurídica propiciado por la normativa que li-mitaba el acceso a la justicia respecto del procedimiento de evaluación y eventual cesación de las presuntas víctimas, por lo cual éstas no tenían certeza acerca de la vía a la que debían o podían acudir para reclamar los derechos que consideraran vulnerados. De tal manera, sin necesidad de haber determina-do el carácter mismo de las cesaciones verificadas, la Corte determinó que los recursos internos existentes no fueron efec-tivos, ni de fama individual ni en conjunto, para los efectos de una adecuada y efectiva garantía del derecho de acceso a la justicia, por lo que declaró al Estado responsable por la viola-ción de los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma.

En materia de derecho al trabajo, se puede señalar que es-te estuvo presente tanto en los señalamientos de los quejosos, en la resolución de la Corte, como en el voto razonado del juez Antônio Augusto Cançado Trindade.

Los quejosos consideraron que el Estado es responsable por la violación del artículo 26 de la Convención, basándose en que el carácter arbitrario del cese de las víctimas y su no repo-sición trajeron como consecuencias, entre otras, la privación injusta de su empleo (la conculcación de su derecho al traba-jo) y de su derecho a una remuneración y demás beneficios laborales; la interrupción del acceso de las presuntas víctimas y sus dependientes a la seguridad social; el cese de acumulación de sus años de servicio, lo que impidió a muchos que accedie-ran a su jubilación; así como efectos graves en su salud.

La Corte por su parte señaló que (párrafo 36 de la Sentencia):

el objeto de la presente Sentencia no ha sido determinar ese supuesto carácter arbitrario de los ceses de las presuntas víctimas ni tampoco su no reposición, que son las bases de la argumentación de los intervinientes comunes. Lo declarado

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por la Corte fue que el Estado violó los artículos 8.1 y 25 de la Convención, relativos a las garantías judiciales y protección judicial, respecto de las presuntas víctimas, en razón de la fal-ta de certeza acerca de la vía a la que debían o podían acudir para reclamar los derechos que consideraran vulnerados y de la existencia de impedimentos normativos y prácticos para un efectivo acceso a la justicia (supra párrafos. 129 y 132). La Corte es consciente de que las violaciones a dichas garantías necesariamente tuvieron consecuencias perjudiciales para las presuntas víctimas, en tanto que cualquier cese tiene conse-cuencias en el ejercicio y goce de otros derechos propios de una relación laboral. Tales consecuencias pueden ser consi-deradas, de ser pertinente, en el próximo capítulo de Repara-ciones (infra párr. 149).

Por su parte el voto razonado del juez Antônio Augusto Cançado Trindade, señalo que:

En cuanto al insatisfactorio párrafo 136 de la presente Sentencia, que se equipara a la insatisfactoria redacción da-da al artículo 26 de la Convención Americana (producto de su tiempo), me limito (por absoluta falta de tiempo, dada la “metodología” acelerada de trabajo adoptada últimamente por la Corte, con mi objeción), a tan sólo reiterar mi enten-dimiento, expresado en numerosos escritos a lo largo de los años, en el sentido de que todos los derechos humanos, in-clusive los derechos económicos, sociales y culturales, son pronta e inmediatamente exigibles y justiciables, una vez que la interrelación e indivisibilidad de todos los derechos huma-nos se afirman en los planos no sólo doctrinal sino también operativo, - o sea, tanto en la doctrina como en la hermenéu-tica y la aplicación de los derechos humanos.10

10 Citas del voto razonado del Juez Antônio Augusto Cançado Trindade: A.A. Cançado Trindade, La Cuestión de la Protección Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Evolución y Tendencias Actuales,

San José de Costa Rica, IIDH (Serie para ONG’s, vol. 6), 1992, pp. 1-61; A.A. Cançado Trindade, “La question de la

protection internationale des droits économiques, sociaux et culturels: évolution et tendances actuelles”, 44 Boletim da Sociedade Brasileira de Direito Internacional (1991) pp. 13-41; A.A. Cançado Trindade, “La Protección Internacional

de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales en el Final del Siglo”, in El Derecho Internacional en un Mundo en Transformación - Liber Amicorum en Homenaje al Prof. E. Jiménez de Aréchaga, vol. I, Montevideo, Fundación de

Cultura Universitaria, 1994, pp. 345-363; A.A. Cançado Trindade, El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el Siglo XXI, 1a. ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2001, pp. 91-142, entre otros escritos.

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v. alcances y correlación Del Pacto internacional De Derechos económicos y sociales con los instrumentos interamericanos

El derecho al trabajo, como derecho humano, es el corazón de todos los derechos específicos que emanan de él, ya sean de naturaleza general, individual o colectiva. Toda violación a los derechos de los trabajadores no implica otra cosa que una violación al derecho humano al trabajo, dado que como derecho fundamental y garantía debe contar con los medios necesarios para ser efectivo. En ese sentido, el Pacto Interna-cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, estable-ce en su artículo 6º párrafo primero, que: “Los estados Par-tes en el presente Pacto reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado, y tomarán las medidas adecuadas para garantizar este derecho”.

Por su parte, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Conferencia Internacional Americana.) en el artículo XIV establece: “Toda persona tiene derecho al tra-bajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación, en cuanto lo permitan las oportunidades existentes de em-pleo”. A su vez la Carta Internacional Americana de Garantías Sociales establece en su artículo 3º. que: “Todo trabajador tiene derecho a seguir su vocación y dedicarse a la actividad que le acomode. Tiene igualmente la libertad de cambiar de empleo.”

Finalmente el Protocolo Adicional a la Convención Ameri-cana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Eco-nómicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador” en su artículo 6º. establece que: “Toda persona tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de tener los medios pa-ra llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una actividad lícita libremente escogida o aceptada”. El mis-mo artículo señala que: “Los Estado partes se comprometen a adoptar las medidas que garanticen plena efectividad al dere-cho del trabajo, en especial las referidas al logro del pleno em-pleo, a la orientación vocacional y al desarrollo de proyectos de capacitación técnico-profesional”

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En relación al Protocolo de San Salvador, es necesario se-ñalar que en el Preámbulo del mismo se señala la interrela-ción entre los derechos económicos, sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, en la medida en que son un todo indisoluble. Por otro lado, se señala en el Preámbulo que

si bien los derechos económicos, sociales y culturales fundamentales han sido reconocidos en anteriores instru-mentos internacionales, tanto de ámbito universal como re-gional, resulta de gran importancia que éstos sean reafirma-dos, desarrollados, perfeccionados Convención Americana sobre Derechos Humanos establece que pueden someterse a la consideración de los Estados partes reunidos con oca-sión de la Asamblea General de la Organización de los Esta-dos Americanos proyectos de protocolos adicionales a esa Convención con la finalidad de incluir progresivamente en el régimen de protección de la misma otros derechos y liberta-des, Han convenido en el siguiente Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos.

Por lo que la Convención Americana sobre Derechos Hu-manos no puede ser leída sin tomar en cuenta el Protocolo de San Salvador. En la medida en que el Pacto permite incluir progresivamente en el régimen de protección de la misma otros derechos y libertades.

Los cuatro instrumentos, como se puede observar, se refie-ren con claridad al derecho al trabajo de toda persona. Al res-pecto, resulta interesante destacar los alcances del artículo 6º. del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, señalados en las Observación General realizada por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas.11

El contenido de la Observación General resulta trascen-dente, ya que al referirse al derecho al trabajo, nada impide que pueda interpretarse de la misma manera el derecho al tra-bajo contenido en la Declaración Americana de los Derechos y

11 Aplicación del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación general

18, El derecho al Trabajo (35º período de sesiones, 1999), U.N. Doc. E/C.12/GC/18 (2006).

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Deberes del Hombre y en la Carta Internacional Americana de Garantía Sociales

El Comité ha señalado que el derecho al trabajo es un de-recho fundamental. El Pacto, señala el Comité, aborda el de-recho al trabajo, en tres dimensiones: general, individual y co-lectiva. El Pacto proclama el derecho al trabajo en un sentido general en su artículo 6º. y desarrolla explícitamente la dimen-sión individual del derecho al trabajo mediante el reconoci-miento, en el artículo 7º, del derecho de toda persona a tener condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias, en especial la seguridad de las condiciones de trabajo. La dimensión co-lectiva del derecho al trabajo se encuentra en el artículo 8º, que estipula el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse al sin-dicato de su elección, así como el derecho de los sindicatos a funcionar libremente.

Sin duda, las consideraciones del Comité resultan fundamen-tales porque no se agotan los alcances del derecho al trabajo.

El derecho al trabajo, amparado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, afirma la obli-gación de los estados partes de garantizar a las personas su derecho al trabajo libremente elegido o aceptado, en particu-lar, el derecho a no ser privado de trabajo de forma injusta. Es-ta definición subraya el hecho de que el respeto a la persona y su dignidad se expresa a través de la libertad del individuo para elegir un trabajo, y hace hincapié en la importancia del trabajo tanto para el desarrollo personal como para la integra-ción social y económica.

El derecho al trabajo y al empleo en todas sus formas y niveles implica la existencia de los siguientes elementos inter-dependientes y esenciales:

a) Disponibilidad. Los estados partes deben contar con servicios especializados que tengan por función ayudar y apoyar a los individuos para permitirles identificar el em-pleo disponible y acceder a él.

b) Accesibilidad. El mercado del trabajo debe poder ser ac-

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cesible a toda persona. La accesibilidad reviste tres dimen-siones: 1) No discriminación en el acceso al empleo y en la conservación del mismo, 2) La accesibilidad física constituye una de las dimensiones de la accesibilidad al trabajo y 3) El derecho de procurar, obtener y difundir información sobre los medios para obtener acceso al empleo mediante el esta-blecimiento de redes de información sobre el mercado del trabajo en los planos local, regional, nacional e internacional.c) Aceptabilidad y calidad. La protección del derecho al trabajo presenta varias dimensiones: condiciones justas y favorables de trabajo, condiciones laborales seguras, posi-bilidad de constituir sindicatos y de elegir y aceptar libre-mente un empleo.

La obligación jurídica de carácter general del Estado es velar por la realización progresiva del ejercicio del derecho al trabajo. Los Estados no pueden aplicar medidas regresivas; si lo hacen, los Estados deben demostrar que lo han hecho tras considerar todas las alternativas posibles y que están plenamente justificadas.

Para el Comité, el derecho al trabajo impone tres tipos o niveles de obligaciones a los estados partes: las obligaciones de respetar, proteger y aplicar. La obligación de respetar el de-recho al trabajo exige que los Estados Partes se abstengan de interferir directa o indirectamente en el disfrute de ese dere-cho. La obligación de proteger exige que los estados partes adopten medidas que impidan a terceros interferir en el dis-frute del derecho al trabajo. La obligación de aplicar incluye las obligaciones de proporcionar, facilitar y promover ese dere-cho. Implica que los estados partes deben adoptar medidas le-gislativas, administrativas, presupuestarias, judiciales y de otro tipo, adecuadas para velar por su plena realización.

Los estados partes tienen la obligación de respetar el de-recho al trabajo mediante, entre otras cosas, la prohibición del trabajo forzoso u obligatorio, y absteniéndose de denegar o limitar el acceso igualitario a trabajo digno a todas las perso-nas, especialmente a las personas y grupos desfavorecidos y marginados, así como a los presos o detenidos, a los miembros de minorías y a los trabajadores migratorios. En particular, los

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estados partes tienen la obligación de respetar el derecho de las mujeres, de los jóvenes, de los menores de edad, de las personas mayores de edad, de las personas con discapacidad, de los trabajadores migrantes, a acceder a un trabajo digno y, por tanto, de adoptar medidas para combatir la discriminación y promover la igualdad de acceso y de oportunidades.

Las obligaciones de proteger el derecho al trabajo incluyen el deber de los Estados de aprobar la legislación o de adop-tar otras medidas que garanticen el acceso igual al trabajo y a la formación profesional. En relación con las medidas para aumentar la flexibilidad de los mercados laborales, señala el Comité, estas no deben restar estabilidad al empleo o reducir la protección social del trabajador.

Los Estados están obligados a aplicar (proporcionar) el de-recho al trabajo cuando las personas o grupos no pueden, por razones que escapan a su control, realizar ese derecho ellos mismos por los medios de que disponen. Lo que representa la obligación de adoptar una política nacional de empleo.

Por otro lado, señala el Comité, debe hacerse una distinción entre la incapacidad y la falta de voluntad de los estados par-tes para cumplir con sus obligaciones derivadas del artículo 6º. del Protocolo. Los Estados que no tengan voluntad de utilizar hasta el máximo de los recursos de que dispongan para dar efecto al derecho al trabajo incumplen sus obligaciones deri-vadas del artículo 6º. Dicho incumplimiento sólo puede quedar justificado ante la inexistencia de recursos.

Las vulneraciones del derecho al trabajo pueden ser resul-tado de una acción directa del Estado o de entidades estata-les, o de una insuficiencia de las medidas adoptadas para pro-mover el empleo. Los incumplimientos por actos de omisión, se pueden presentar cuando los Estados no regulan las activida-des de personas o grupos para impedirles que obstaculicen el derecho de otros a trabajar. Las violaciones mediante actos de comisión, para el Comité, incluyen el trabajo forzoso; la deroga-ción o la suspensión oficial de la legislación necesaria para el ejercicio permanente del derecho al trabajo; la denegación del acceso al trabajo a ciertos individuos o grupos, tanto si esta

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discriminación se funda en la legislación o en la práctica y la aprobación de legislación o de políticas que sean manifiesta-mente incompatibles con las obligaciones internacionales rela-tivas al derecho al trabajo.

También se pueden presentar incumplimientos de la obli-gación de respetar, de proteger y de aplicar. Respecto al in-cumplimiento de las obligaciones de proteger, estas se pre-sentan cuando los Estados se abstienen de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger a las personas sometidas a su jurisdicción contra las vulneraciones del derecho al trabajo imputables a terceros. También abarca ciertas omisiones, co-mo el hecho de no reglamentar la actividad de particulares, de grupos o de sociedades para impedirles que vulneren el dere-cho al trabajo de otras personas; o el hecho de no proteger a los trabajadores frente al despido improcedente.

vi. consiDeración final

En el contexto mexicano los operadores jurídicos tienen el reto de aplicar el control de convencionalidad para una eficaz protección de los derechos humanos. Al respecto debe desta-carse que a pesar del poco uso del artículo 26 de la Conven-ción Americana, la Corte Interamericana ha empleado instru-mentos internacionales sobre derechos económicos, sociales y culturales para interpretar la Convención: la Constitución de la OIT; los convenios 87 ( relativo a la libertad sindical) y 98 (relativo al derecho de sindicalización y de negociación colec-tiva) de la OIT; las recomendaciones del Comité de Libertad Sindical de la OIT, así como las opiniones de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT. Se trata de un buen ejemplo y reto que tienen en frente los operadores jurídicos nacionales.

Inexorablemente el derecho al trabajo como un derecho humano estará presente con mayor frecuencia en la Corte In-teramericana, así como en la jurisprudencia nacional. No pue-de ser de otra manera, si es que se hace una lectura correcta

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de los derechos humanos que no separe los derechos civiles y políticos de los derechos sociales, económicos y culturales. No existe otra vía, debemos señalarlo con claridad, para garanti-zar el pleno respeto y disfrute de los derechos humanos.

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ensayos

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implicaciones de la subcontRatación en la seguRidad social

Aleida HernÁndez CervAntes*

resuMen: El siguiente ensayo tiene la finalidad de analizar las implicaciones que, en materia de seguridad social, tiene uno de los diferentes fenómenos económicos, producto de las nuevas formas de organización del trabajo y gestión de la ma-no de obra. Nos referimos a la subcontratación o también lla-mado outsourcing. Se plantea que en nuestro país, se ha con-vertido en práctica recurrente de muchas empresas, utilizar la subcontratación como mecanismo para evadir responsabilida-des laborales y de seguridad social, lo cual está provocando una complicada situación para los trabajadores que afecta sus derechos fundamentales del trabajo.

pAlAbrAs ClAve: subcontratación, relaciones laborales, segu-ridad social.

suMArio: I. Introducción. II. Concepciones de la subcontra-tación. III. Implicaciones de la subcontratación en la seguridad social. IV. Reflexión final.

* Doctora en derecho por la UNAM. Realizó una estancia doctoral en la Universidad Complutense de Madrid,

España. Profesora de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Derecho de la UNAM, integrante del

Colectivo de Estudios Críticos del Derecho-Radar y fundadora y articulista de la revista electrónica Latinoameri-

cana Refundación (www.refundacion.com.mx). Correo electrónico: [email protected]

i. introDucción

Una de las expresiones más características de la globaliza-ción económica consiste en la creciente descentralización de los procesos productivos desarrollados por las empresas, en particular, por las empresas transnacionales. Entre los objeti-vos de la deslocalización y descentralización de los procesos productivos en las grandes empresas están la flexibilización laboral y la reducción de los costos laborales, así como el au-

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mento de la tasa de ganancia. Para lograrlo, se han desarro-llado nuevas formas de organización del trabajo y gestión la mano de obra que no siempre resultan benéficas para los tra-bajadores. Así es como han surgido fenómenos económicos como la externalización, la reestructuración, la reubicación, la tercerización o subcontratación (también conocida con el an-glicismo outsoursing), entre otros. Todos ellos tienen algo en común: sus profundas implicaciones para el mundo del trabajo.

En este espacio nos ocuparemos de la subcontratación y sus implicaciones en la seguridad social de los trabajadores.

ii. concePciones De la subcontratación

La subcontratación consiste en que una empresa le encar-ga a otra determinadas partes u operaciones del proceso pro-ductivo que regularmente son secundarios o periféricas para la empresa contratante. Por su parte, la empresa subcontrata-da suele ser pequeña y especialista en las actividades o proce-sos productivos para los que fue contratada.

Según la Organización Internacional del Trabajo, existen dos tipos de subcontratación: a) la de producción de bienes y servicios y, b) la de mano de obra. En la subcontratación de bienes y servicios “una empresa confía a otra el suministro de bienes o servicios, y ésta última se compromete a llevar a cabo el trabajo por su cuenta y riesgo, y con sus propios recursos financieros, materiales y humanos”. Por su parte, en la subcon-tratación de mano de obra, se busca el suministro de mano de obra por parte del subcontratista a la empresa usuaria. Bajo este esquema de contratación, los trabajadores de la empresa subcontratista pueden o no laborar en las unidades de pro-ducción de la empresa usuaria al lado de los asalariados de ésta, ello dependerá de la decisión de la empresa contratante.1

1 OIT, “Trabajo en régimen de subcontratación”, Informe VI, Conferencia Internacional del Trabajo, 85ª Reunión, Ginebra, 1997.

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iii. imPlicaciones De la subcontratación en la seguriDaD social

El tipo de subcontratación por mano de obra es, especial-mente, el que genera mayor impacto en la condiciones labo-rales de los trabajadores porque precariza las relaciones la-borales, en tanto que uno de sus objetivos fundamentales es reducir los costos laborales. En ese sentido, la reducción de los costos laborales tiene una ruta inevitable: reducir salarios, evitar el pago de vacaciones, aguinaldos, indemnizaciones por despido, así como del pago de cuotas de la seguridad social, entre otras obligaciones que un empleador contrae al momen-to de establecer una relación laboral con sus empleados.

Por eso, la clave de la reducción de los costos laborales en las empresas está en necesitar lo menos posible de la mano de obra pero esto es difícil de lograr. Lo que sí se puede, es no es-tablecer la relación laboral directa entre el empleador y el tra-bajador, precisamente a través del esquema de outsourcing.

La relación laboral se da, cuando una persona le presta a otra, bajo subordinación, su servicio directo y personal, a cam-bio de una contraprestación; o según la Ley Federal del Tra-bajo en México (artículo 20), “se entiende por relación de tra-bajo, cualquiera que sea el acto que le dé origen, la prestación de un trabajo personal subordinado a una persona, mediante el pago de un salario”. Con el outsourcing, se desdibuja esta concepción tradicional que se tiene de la relación laboral, por-que los trabajadores que están en este esquema, a pesar de prestar su servicio directo y personal a una empresa, tienen un contrato formal con otra que está subcontratada.

Lo anterior provoca que muchas veces el outsoursing sea utilizado para simular relaciones laborales que supuestamente se tienen entre los trabajadores y la empresa subcontratada, cuando en realidad, la relación laboral existe, en los hechos, con la empresa para la que se presta el servicio directamente. Esta forma de relación laboral sui generis, ha dado lugar a la constitución de relaciones laborales triangulares, al ser tres los sujetos jurídicos que participan en ellas: la empresa subcontra-tante, la empresa subcontratada y el trabajador.

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Cuando la subcontratación se realiza con el fin de simular una relación laboral (entre trabajador y empresa subcontrata-da), estamos ante la cara más oscura de la subcontratación, pues da lugar a que la empresa subcontratante esté en posi-bilidades de no responsabilizarse de las obligaciones que se derivan de la relación laboral.

Dentro de esas obligaciones laborales se encuentran las re-lacionadas con la seguridad social de los trabajadores, en es-tricto sentido, son obligaciones previsionales o seguridad so-cial laboral, porque derivan de una relación laboral. Al simular que la relación laboral se establece entre la empresa subcon-tratada y los trabajadores, y no con la empresa subcontratan-te, ésta evade pagar las cuotas de la seguridad social de los trabajadores que le prestan el servicio, pero que están contra-tados en la formalidad jurídica, por la empresa subcontratada.

En esa utilización perversa del outsourcing, el concepto ju-rídico de patrón juega un papel importante. En México, según la Ley Federal del Trabajo en su artículo 10 “patrón es la perso-na física o moral que utiliza los servicios de uno o varios traba-jadores”. Según la formalidad de la ley, el patrón está obligado a pagar las cotizaciones de la seguridad social (los distintos seguros a los que tiene derecho un trabajador por su traba-jo); sin embargo, en el esquema del outsourcing, la concepción tradicional de patrón se desdibuja debido a la confusión que genera el hecho de que el trabajador haya sido contratado por una empresa (la subcontratante) pero que le preste los servi-cios directos a otra. Entonces, en este esquema, ¿quién es el verdadero patrón: la empresa (subcontratante) que contrata al empleado o la que utiliza sus servicios (la empresa subcon-tratadora)? Y por lo tanto, ¿cuál es el patrón que pagará las cuotas obrero-patronales de la seguridad social?

A pesar de que los artículos 12, 13, 14 y 15 de la Ley Fede-ral del Trabajo prevén la figura del “intermediario”, la cual ha servido de base para determinar las obligaciones laborales del patrón frente a sus trabajadores en litigios laborales, las dispo-siciones contenidas en dichos artículos no han sido suficientes para resolver los graves problemas que generan los esque-mas de sustitución laboral. En ese sentido, el Instituto Mexi-

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cano del Seguro Social ha estimado que la utilización de estos esquemas ha afectado a alrededor de 230,000 trabajadores, privándolos de las prestaciones de seguridad social que por ley tienen derecho a recibir (atención médica, pensiones de cesantía y vejez, guarderías para sus hijos, entre otras). Ade-más, respecto del monto de evasión que se ha generado, por no enterar de las retenciones de salarios a los trabajadores, se estima que asciende a $3,800 millones de pesos, mientras que el monto de evasión de las cuotas de seguridad social ascien-de a $1,200 millones de pesos.2

Con el objeto de impedir que la subcontratación de mano de obra se siga utilizando como mecanismo de simulación de verdaderas relaciones laborales y con ello, se pretenda la eva-sión del pago de cuotas-obrero patronales en materia de segu-ridad social, el 9 de julio de 2009 se publicaron en el Diario Ofi-cial de la Federación, una serie de reformas a la Ley del Seguro Social. El contenido de las mencionadas reformas tiene la fina-lidad de acotar las posibilidades de incumplimiento de obliga-ciones por parte de los patrones; por ejemplo, en el artículo 15 A de la LSS, se establece que el patrón y el intermediario labo-ral serán responsables solidarios entre sí y frente al trabajador, respecto de las obligaciones que contiene esa ley, cuando se trate de contratación de trabajadores para un patrón, a fin de que ejecuten trabajos o presten servicios para él sin importar la denominación que patrón e intermediario asuman. Con esta prevención se protege más al trabajador de la posibilidad de quedar en indefensión en caso de que sea contratado por un intermediario que tiene el propósito de aparentar ser el patrón y el cual, en muchas ocasiones, tiende a desaparecer.

Por otra parte, con el propósito de que un patrón se ha-ga pasar por un intermediario, la disposición contenida en el segundo párrafo del mismo artículo establece que “no serán considerados intermediarios, sino patrones, las empresas es-tablecidas que presten servicios a otras, para ejecutarlos con elementos propios y suficientes para cumplir con las obliga-ciones que deriven de las relaciones con sus trabajadores en

2 Ponencia presentada por Cristina González Medina, Directora de Incorporación y Recaudación del IMSS, en

la Mesa de discusión: “El outsourcing y sus implicaciones en materia laboral, Seguridad Social y Fiscal”, Instituto

de Investigaciones Jurídicas, UNAM, el 29 de mayo de 2012.

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los términos de los artículos 12, 13, 14 y 15 de la Ley Federal del Trabajo”. En ese mismo sentido, el siguiente párrafo del artí-culo 15 A de la LSS, fortalece la obligación que debe asumir el beneficiario de los trabajos o servicios, cuando el patrón que puso a su disposición a trabajadores omita el cumplimiento de sus obligaciones laborales y cuando el IMSS hubiese notificado previamente al patrón el requerimiento correspondiente y és-te no lo hubiera atendido.

No obstante que el espíritu de la reforma a la LSS que hemos expuesto ha tenido como propósito evitar la evasión de obligaciones por parte de verdaderos patrones y, de regular de una mejor forma el fenómeno de la subcontratación, no ha estado exenta de críticas. Estudiosos de las ramas contables y fiscales han señalado que esta reforma introduce dos tipos de patrón: el “patrón del outsourcing” y el “patrón beneficiario del outsourcing”,3 lo cual genera mayor ambigüedad e incertidumbre.

iv. reflexión final

La subcontratación se ha convertido en un recurrido me-canismo de flexibilización laboral, cuyo propósito —se dice— consiste enlograr una mayor competitividad; sin embargo, más allá de eso, es ahora el mejor pretexto de las empresas para reducir derechos laborales, sobre todo, en países en de-sarrollo como México. La mejoría de las condiciones laborales no se va a lograr a través de simples modificaciones a las le-yes laborales, deben emanar de un cambio en la correlación de fuerzas políticas y de las relaciones de poder, es decir, de una transformación institucional. Lo que sí puede suceder es que a través de la legalización de estas formas precarias del trabajo, las condiciones de vida de los trabajadores empeoren cada vez más.

3 Estos son conceptos que han surgido de estudios realizados por contadores y fiscalistas, a partir de críticas

a la reforma de la Ley del Seguro Social en materia de outsourcing. Véase Alfredo Sánchez-Castañeda et al, La subcontratación: un fenómeno global. Estudio de legislación comparada, México, UNAM, 2011.

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Es de enorme trascendencia que en México se considere de manera efectiva la Recomendación sobre la relación de traba-jo 2006 (núm. 198) de la OIT que, desde nuestra perspectiva, establece dos obligaciones para los Estados miembro (nues-tro país es uno de ellos) sumamente relevantes, que impactan en la subcontratación de mano de obra como estrategia de simulación de relaciones laborales, a saber: 1) Que la política nacional debería incluir, por lo menos, medidas tendentes a:

[…] (b) luchar contra las relaciones de trabajo encubier-tas, en el contexto de, por ejemplo, otras relaciones que pue-dan incluir el recurso a otras formas de acuerdos contractua-les que ocultan la verdadera situación jurídica, entendiéndose que existe una relación de trabajo encubierta cuando un em-pleador considera a un empleado como si no lo fuese, de una manera que oculta su verdadera condición jurídica, y que pueden producirse situaciones en las cuales los acuerdos contractuales dan lugar a que los trabajadores se vean priva-dos de la protección a la que tienen derecho;

y 2) Que los Miembros deberían considerar la posibilidad de definir en su legislación, o por otros medios, indicios espe-cíficos que permitan determinar la existencia de una relación de trabajo. Entre esos indicios podrían figurar los siguientes:

(a) el hecho de que el trabajo: se realiza según las instruc-ciones y bajo el control de otra persona; que el mismo implica la integración del trabajador en la organización de la empre-sa; que es efectuado única o principalmente en beneficio de otra persona; que debe ser ejecutado personalmente por el trabajador, dentro de un horario determinado, o en el lugar in-dicado o aceptado por quien solicita el trabajo; que el trabajo es de cierta duración y tiene cierta continuidad, o requiere la disponibilidad del trabajador, que implica el suministro de he-rramientas, materiales y maquinarias por parte de la persona que requiere el trabajo, y (b) el hecho de que se paga una remuneración periódica al trabajador; de que dicha remune-ración constituye la única o la principal fuente de ingresos del trabajador; de que incluye pagos en especie tales como ali-mentación, vivienda, transporte, u otros; de que se reconocen derechos como el descanso semanal y las vacaciones anuales;

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de que la parte que solicita el trabajo paga los viajes que ha de emprender el trabajador para ejecutar su trabajo; el hecho de que no existen riesgos financieros para el trabajador.

Finalmente, se requiere continuar reforzando el camino de perfeccionamiento de la regulación en torno a la subcontrata-ción de mano de obra, pero también de la vigilancia y sanción a las formas de simulación de las relaciones laborales en las que se incurre al utilizar el outsourcing como esquema de sus-titución laboral. Mejor regulación, mayor vigilancia y sanciones eficaces, es lo que necesitan los trabajadores incorporados al mundo el trabajo a través del esquema de subcontratación, sólo así serán respetados todos sus derechos laborales y de seguridad social.

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tRabajadoRes de confianza al seRvicio del estado a la luz de los deRechos humanos laboRales

Rafael tenA suCK* 1

resuMen: El presente artículo nos da un breve recorrido por algunos de los tratados internacionales en materia laboral, lo cual nos permitirá comprender mejor el porqué de algunas violaciones a los derechos humanos laborales en nuestro país. Dichos instrumentos internacionales se encuentran limitados, de alguna manera, por el derecho autónomo mexicano con la consecuente afectación directa de los trabajadores de con-fianza que se encuentran al servicio del Estado.

pAlAbrAs ClAve: tratados, Derechos Humanos, relaciones laborales.

suMArio: I. tratados internacionales laborales. II. derechos humanos y sus garantías. III. nueva interpretación. IV. derechos humanos laborales. V. trabajadores de confianza al servicio del Estado. VI. conclusiones.

* Doctor en derecho por la Universidad Panamericana. Miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados,

A.C. Miembro del consejo directivo de la Sociedad Mexicana de Derecho del trabajo y de la Seguridad Social.

Coordinador de la Comisión de Derecho del Trabajo de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados. Profesor por

Oposición del Curso de Derecho del Trabajo II en la UNAM. Autor de diversos artículos y publicaciones en la

materia laboral, seguridad social y juicio de amparo.

i. trataDos internacionales laborales

Los tratados internacionales son considerados como una importante fuente directa del derecho del trabajo, ya que el ar-tículo 17 de la Ley Federal del Trabajo dispone que “A falta de disposición expresa en la Constitución, en esta Ley o en sus Re-glamentos, o en los tratados a que se refiere el artículo 6º […]”.

Por su parte, el artículo 6º de la Ley laboral señala que “las Leyes respectivas y los tratados celebrados y aprobados en los términos del artículo 133 de la Constitución serán aplica-bles a las relaciones de trabajo en todo lo que beneficien al

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trabajador, a partir de la fecha de la vigencia”. El artículo 133 de la Constitución consagra el principio de

la supremacía constitucional al indicar: “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de República, con aprobación del senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión”.

Luego entonces, los tratados internacionales son fuente importante del derecho laboral, e inclusive se ubican jerárqui-camente por encima de las leyes federales y en un segundo plano de la Constitución federal, conforme a la jurisprudencia de la Corte que trascribo a continuación:

TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁR-QUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Persistentemente en la doctrina se ha formulado la interrogante respecto a la jerarquía de normas en nuestro derecho. Existe unanimidad respecto de que la Constitución Federal es la norma fundamental y que aunque en principio la expresión “... serán la Ley Suprema de toda la Unión ...” parece indicar que no sólo la Carta Magna es la suprema, la objeción es superada por el hecho de que las leyes deben emanar de la Constitución y ser aprobadas por un órgano constituido, como lo es el Congreso de la Unión y de que los tratados deben estar de acuerdo con la Ley Fundamental, lo que claramente indica que sólo la Constitución es la Ley Su-prema. El problema respecto a la jerarquía de las demás nor-mas del sistema, ha encontrado en la jurisprudencia y en la doctrina distintas soluciones, entre las que destacan: supre-macía del derecho federal frente al local y misma jerarquía de los dos, en sus variantes lisa y llana, y con la existencia de “le-yes constitucionales”, y la de que será ley suprema la que sea calificada de constitucional. No obstante, esta Suprema Cor-te de Justicia considera que los tratados internacionales se encuentran en un segundo plano inmediatamente debajo de la Ley Fundamental y por encima del derecho federal y el lo-cal. Esta interpretación del artículo 133 constitucional, deriva de que estos compromisos internacionales son asumidos por

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el Estado mexicano en su conjunto y comprometen a todas sus autoridades frente a la comunidad internacional; por ello se explica que el Constituyente haya facultado al presidente de la República a suscribir los tratados internacionales en su calidad de jefe de Estado y, de la misma manera, el Senado interviene como representante de la voluntad de las entida-des federativas y, por medio de su ratificación, obliga a sus autoridades. Otro aspecto importante para considerar esta jerarquía de los tratados, es la relativa a que en esta materia no existe limitación competencial entre la Federación y las entidades federativas, esto es, no se toma en cuenta la com-petencia federal o local del contenido del tratado, sino que por mandato expreso del propio artículo 133 el presidente de la República y el Senado pueden obligar al Estado mexicano en cualquier materia, independientemente de que para otros efectos ésta sea competencia de las entidades federativas. Como consecuencia de lo anterior, la interpretación del artí-culo 133 lleva a considerar en un tercer lugar al derecho fede-ral y al local en una misma jerarquía en virtud de lo dispuesto en el artículo 124 de la Ley Fundamental, el cual ordena que “Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados.”. No se pierde de vista que en su anterior conformación, este Máximo Tribunal había adopta-do una posición diversa en la tesis P. C/92, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Número 60, correspondiente a diciembre de 1992, página 27, de rubro: “LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIE-NEN LA MISMA JERARQUÍA NORMATIVA.”; sin embargo, es-te Tribunal Pleno considera oportuno abandonar tal criterio y asumir el que considera la jerarquía superior de los trata-dos incluso frente al derecho federal. El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el veintiocho de octubre en curso, aprobó, con el número LXXVII/1999, la tesis aislada que an-tecede; y determinó que la votación es idónea para integrar tesis jurisprudencial. México, Distrito Federal, a veintiocho de octubre de mil novecientos noventa y nueve.

Nota: Esta tesis abandona el criterio sustentado en la tesis P. C/92, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación Número 60, Octava Época, diciembre de 1992, pá-

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gina 27, de rubro: “LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTER-NACIONALES. TIENEN LA MISMA JERARQUÍA NORMATIVA.

ii. Derechos humanos y sus garantías

En la reforma al artículo 1º. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos del 10 de junio de 2011, se elevaron a rango constitucional los derechos humanos y sus garantías protegidas por la carta magna como por los tratados interna-cionales en que el Estado Mexicano sea parte, incorporando el principio pro persona como rector de la interpretación y apli-cación de las normas jurídicas, así como la prohibición de cual-quier forma de discriminación que atente la dignidad humana.

Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías pa-ra su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni sus-penderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpre-tarán de conformidad con esta Constitución y con los trata-dos internacionales de la materia favoreciendo en todo tiem-po a las personas la protección más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competen-cias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexi-canos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio na-cional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la pro-

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tección de las leyes.

Queda prohibida toda discriminación motivada por ori-gen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

iii. nueva interPretación

En efecto, el artículo 1º de la ley suprema prevé el princi-pio pro persona, que establece que cuando existan distintas interpretaciones posibles de una norma jurídica, deberá elegir-se aquella que más proteja al titular de un derecho humano, es decir, la que más optimice un derecho fundamental (preferen-cia interpretativa), además de que el intérprete debe preferir aquella que sea más favorable a la persona, con independen-cia del lugar que ocupe en la jerarquía normativa (preferencia de normas).

Aunado a lo anterior, lo pactado por el Estado en los ins-trumentos internacionales automáticamente queda incorpora-do al derecho interno mexicano, por lo que todas las conven-ciones o tratados suscritos por México integran el denominado derecho convencional que forma parte del sistema jurídico, en atención al principio pacta sunt servanda conforme al cual el Estado Mexicano al contraer obligaciones frente a la comu-nidad internacional no debe desconocerlas con solo invocar normas de derecho interno.

Además, los Estados deben adecuar a su derecho interno los compromisos internacionales contraídos, como se consig-na en los artículos 2.1, 27.1 y demás relativos de la Convención de Viena sobre Tratados Internacionales, suscrita por México el 23 de mayo de 1969; así como los artículos 29 de la Conven-ción Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José Costa Rica) y 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y

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Políticos, publicados en el Diario Oficial de la Federación el 7 y el 20 de mayo de 1981, respectivamente.

Luego entonces, los tratados internacionales celebrados por el Estado Mexicano no pueden desconocer o alterar ga-rantías y derechos del hombre, en tanto que estos constituyen la razón y el objeto de nuestras instituciones, por ello la Cons-titución obliga a las autoridades mexicanas a respetarlos y no pueden ignorarlos al emitir sus resoluciones, ya que forman parte de la ley suprema de la unión, en términos del artículo 133 constitucional, como se resolvió en la sentencia del 23 de noviembre de 2009, en el caso Radilla Pacheco contra los Es-tados Unidos Mexicanos, por la Corte Interamericana de Dere-chos Humanos, lo que implica que todos los tribunales deben realizar un control difuso de convencionalidad, al resolver los asuntos sometidos a su consideración, asegurando el respeto de los derechos fundamentales y evitando suprimir, en todo momento, prácticas que tiendan a denegar o delimitar el dere-cho de acceso a la justicia.

CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN SEDE INTER-NA. LOS TRIBUNALES MEXICANOS ESTÁN OBLIGADOS A EJERCERLO. Tratándose de los derechos humanos, los tribu-nales del Estado mexicano como no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales, sino también la Constitución, los trata-dos o convenciones internacionales conforme a la jurispru-dencia emitida por cualesquiera de los tribunales internacio-nales que realicen la interpretación de los tratados, pactos, convenciones o acuerdos celebrados por México; lo cual obli-ga a ejercer el control de convencionalidad entre las normas jurídicas internas y las supranacionales, porque éste implica acatar y aplicar en su ámbito competencial, incluyendo las legislativas, medidas de cualquier orden para asegurar el res-peto de los derechos y garantías, a través de políticas y leyes que los garanticen.”

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS ADMINIS-TRATIVA Y DE TRABAJO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO. XI.1o.A.T.47 K. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-vena Epoca. Tomo XXXI, Mayo 2010. Pág. 1932. Tesis Aislada.

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CONTROL DE CONVENCIONALIDAD. DEBE SER EJER-CIDO POR LOS JUECES DEL ESTADO MEXICANO EN LOS ASUNTOS SOMETIDOS A SU CONSIDERACIÓN, A FIN DE VERIFICAR QUE LA LEGISLACIÓN INTERNA NO CONTRA-VENGA EL OBJETO Y FINALIDAD DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. La Corte Inte-ramericana de Derechos Humanos ha emitido criterios en el sentido de que, cuando un Estado, como en este caso Méxi-co, ha ratificado un tratado internacional, como lo es la Con-vención Americana sobre Derechos Humanos, sus Jueces, como parte del aparato estatal, deben velar porque las dis-posiciones ahí contenidas no se vean mermadas o limitadas por disposiciones internas que contraríen su objeto y fin, por lo que se debe ejercer un “control de convencionalidad” en-tre las normas de derecho interno y la propia convención, to-mando en cuenta para ello no sólo el tratado, sino también la interpretación que de él se ha realizado. Lo anterior adquiere relevancia para aquellos órganos que tienen a su cargo fun-ciones jurisdiccionales, pues deben tratar de suprimir, en to-do momento, prácticas que tiendan a denegar o delimitar el derecho de acceso a la justicia.”

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMI-NISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO. I.4o.A.91 K. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judi-cial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXXI, Marzo 2010. Pág. 2927. Tesis Aislada.

En las condiciones apuntadas, todos los órganos jurisdiccio-nales del Estado Mexicano dentro de sus respectivas competen-cias deben realizar una interpretación a la luz de la Convención o Tratado en la que nuestro país sea parte, de sus protocolos adicionales, así como de la jurisprudencia internacional, siempre con la regla interpretativa del principio pro homine, que implica que la interpretación jurídica siempre debe buscar el mayor be-neficio para el hombre, es decir, que debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva cuando se trata de derechos protegidos, y debe aplicarse en forma obligatoria, co-mo se resolvió en las tesis que cito a continuación:

PRINCIPIO PRO HOMINE. SU APLICACIÓN ES OBLIGA-

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TORIA. El principio pro homine que implica que la interpreta-ción jurídica siempre debe buscar el mayor beneficio para el hombre, es decir, que debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva cuando se trata de derechos protegidos y, por el contrario, a la norma o a la interpretación más restringida, cuando se trata de establecer límites a su ejercicio, se contempla en los artículos 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 5 del Pacto Interna-cional de Derechos Civiles y Políticos, publicados en el Dia-rio Oficial de la Federación el siete y el veinte de mayo de mil novecientos ochenta y uno, respectivamente. Ahora bien, como dichos tratados forman parte de la Ley Suprema de la Unión, conforme al artículo 133 constitucional, es claro que el citado principio debe aplicarse en forma obligatoria.”

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMI-NISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO. I.4o.A.464 A. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judi-cial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXI, Febrero de 2005. Pág. 1744. Tesis Aislada.

PRINCIPIO PRO HOMINE. SU APLICACIÓN. El principio pro homine, incorporado en múltiples tratados internacio-nales, es un criterio hermenéutico que coincide con el rasgo fundamental de los derechos humanos, por virtud del cual debe estarse siempre a favor del hombre e implica que debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensi-va cuando se trata de derechos protegidos y, por el contra-rio, a la norma o a la interpretación más restringida, cuando se trata de establecer límites a su ejercicio.”

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMI-NISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO. I.4o.A.441. A. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judi-cial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XX, Octubre de 2004. Pág. 2385. Tesis Aislada.

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iv. Derechos humanos laborales

Los derechos laborales son derechos inherentes y acordes con la naturaleza del ser humano, así, en la Declaración de Fi-ladelfia del 10 de mayo de 1944, se afirma que todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es-tablecidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas del 10 de abril de 1948, se consideró que la discriminación en el empleo constituye una violación de los derechos fundamenta-les, además se consagran entre otros los siguientes derechos humanos laborales:

Artículo 2

1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades pro-clamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, na-cimiento o cualquier otra condición.

2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo admi-nistración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 7

Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, de-recho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

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Artículo 20

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación. Artículo 22

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene dere-cho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispen-sables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artículo 23

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elec-ción de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.

2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remu-neración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.

1. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sin-dicarse para la defensa de sus intereses.

Artículo 24

Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

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Artículo 25 1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecua-

do que le asegure, así como a su familia, la salud y el bien-estar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, en-fermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias indepen-dientes de su voluntad.

2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

A mayor abundamiento, en el Convenio 111 de la Organiza-ción Internacional del Trabajo, relativo a la “Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación” del que el Estado mexicano forma parte, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de agosto de 1972, se establece entre otros, los siguientes principios:

Artículo 1

1. A los efectos de este Convenio, el término discriminación comprende:

  a) cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascen-dencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación; 

b) cualquier otra distinción, exclusión o preferencia que ten-ga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo u ocupación que podrá ser especifica-da por el Miembro interesado previa consulta con las organi-zaciones representativas de empleadores y de trabajadores, cuando dichas organizaciones existan, y con otros organis-mos apropiados.

 

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2. Las distinciones, exclusiones o preferencias basadas en las calificaciones exigidas para un empleo determinado no serán consideradas como discriminación. 

3. A los efectos de este Convenio, los términos empleo y ocu-pación incluyen tanto el acceso a los medios de formación profesional y la admisión en el empleo y en las diversas ocu-paciones como también las condiciones de trabajo.

Artículo 2 

Todo Miembro para el cual este Convenio se halle en vigor se obliga a formular y llevar a cabo una política nacional que promueva, por métodos adecuados a las condiciones y a la práctica nacionales, la igualdad de oportunidades y de trato en materia de empleo y ocupación, con objeto de eliminar cualquier discriminación a este respecto.”

Artículo 3 

Todo Miembro para el cual el presente Convenio se halle en vigor se obliga por métodos adaptados a las circunstan-cias y a las prácticas nacionales, a: 

a) tratar de obtener la cooperación de las organizaciones de empleadores y de trabajadores y de otros organismos apro-piados en la tarea de fomentar la aceptación y cumplimiento de esa política;

b) promulgar leyes y promover programas educativos que por su índole puedan garantizar la aceptación y cumpli-miento de esa política; 

c) derogar las disposiciones legislativas y modificar las dis-posiciones prácticas administrativas que sean incompatibles con dicha política; 

d) llevar a cabo dicha política en lo que concierne a los em-pleos sometidos al control directo de una autoridad nacional; 

e) asegurar la aplicación de esta política en las actividades

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de orientación profesional, de formación profesional y de co-locación que dependan de una autoridad nacional;

  f) Indicar en su memoria anual sobre la aplicación de este Convenio las medidas adoptadas para llevar a cabo esa polí-tica y los resultados obtenidos.

Cabe señalar, que el Estado mexicano actualmente tiene ratificados más de 67 convenios en vigor, de la Organización Internacional del Trabajo, que nació como consecuencia del Tratado de Versalles en 1919 en el seno de la Sociedad de Na-ciones, como un organismo especializado en materia laboral, constituido para asegurar y mantener condiciones de trabajo justas y equitativas, mantener el vínculo del progreso social y crecimiento económico, garantizar los derechos fundamenta-les en el trabajo, reivindicar libremente y en igualdad de opor-tunidades, así como el desarrollo pleno del potencial humano, mediante declaraciones de principios, convenios y recomen-daciones entre sus miembros, entre los que destacan:

• 1 y 171.- Duración del trabajo y trabajo nocturno, 1919 y 1990.

• 87 Libertad sindical.- 1948.• 98 Derechos de sindicalización y negociación colectiva,

1949• 29 Prohibición del trabajo forzoso, 1930.• 105 Abolición del trabajo forzoso, 1957• 100 Igualdad de oportunidades y de trato e Igualdad de

remuneración, 1951. • 111 Discriminación en el empleo y ocupación, 1958.• 122 y 142.- Política de empleo, Desarrollo de recursos hu-

manos, 1964 y 1975.• 150 Administración del trabajo, 1978 (tripartismo).• 81Inspección del trabajo, 1947.• 154 Negociación colectiva, 1981.• 131 Fijación de salarios mínimos 1970.• 138 Edad mínima de admisión al empleo, 1973 • 95 Protección al salario.- 1949.• 14 Descanso semanal industrial, 1921.• 106 Descanso semanal, comercio, 1957.• 132 Vacaciones pagadas, 1970.

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• 155 Seguridad y salud de los trabajadores, 1981.• 102 Normas mínimas de seguridad social, 1952.• 118 Igualdad de trato en seguridad social, 1962.• 3 y 103 Protección de la maternidad, 1919 y 1952.• 138 Trabajo de menores, edad mínima, 1973.• 97 y 143 Trabajadores migrantes, 1949, 1975 (disposiciones

complementarias).• 169 Pueblos indígenas y tribales, 1989.• 182 Prohibición de las peores formas de trabajo infantil, 1999.

v. trabajaDores De confianza al servicio Del estaDo

De conformidad con las reglas de interpretación estableci-das por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Tribuna-les Colegiados de Circuito de los artículos 123 constitucional, apartado B, fracción IX, y 5º., fracción II, inciso a) de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, los traba-jadores de confianza, sólo tendrán derecho a las medidas de protección al salario y de seguridad social, pero no la estabili-dad o inamovilidad en el empleo:

TRABAJADORES DE CONFIANZA AL SERVICIO DEL ES-TADO. ESTÁN LIMITADOS SUS DERECHOS LABORALES EN TÉRMINOS DE LA FRACCIÓN XIV DEL APARTADO B DEL ARTÍCULO 123 CONSTITUCIONAL. El artículo 123, apartado B, establece cuáles son los derechos de los dos tipos de tra-bajadores: a) de base y b) de confianza; configura, además, limitaciones a los derechos de los trabajadores de confianza, pues los derechos que otorgan las primeras fracciones del ci-tado apartado, básicamente serán aplicables a los trabajado-res de base; es decir, regulan, en esencia, los derechos de es-te tipo de trabajadores y no los derechos de los de confianza, ya que claramente la fracción XIV de este mismo apartado los limita en cuanto a su aplicación íntegra, puesto que pueden disfrutar, los trabajadores de confianza, sólo de las medidas de protección al salario y de seguridad social a que se refieren las fracciones correspondientes de este apartado B, pero no de los demás derechos otorgados a los trabajadores de base,

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como es la estabilidad o inamovilidad en el empleo, puesto que este derecho está expresamente consignado en la frac-ción IX de este apartado.” (Novena Época. Registro: 198723. Instancia: Pleno. Tesis Aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: V, Mayo de 1997. Materia Constitucional, Laboral. Tesis: P. LXXIII/97. Página 176)

TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO DE CON-FIANZA. CARECEN DEL DERECHO A LA ESTABILIDAD EN EL EMPLEO, Y POR ENDE A LAS PRESTACIONES DERIVA-DAS DE ESTE. Aun cuando el Tribunal de Arbitraje tiene competencia legal para dirimir las controversias que se sus-citen entre los poderes del estado, municipios y organismos públicos coordinados y descentralizados y sus servidores, no se debe perder de vista que el análisis del artículo 123 consti-tucional, apartado B, fracción IX, se evidencia que las presta-ciones de indemnización de tres meses de salario, o la reins-talación y el pago de salarios caídos, son prestaciones que se derivan del derecho de los trabajadores a la estabilidad en el empleo, por no poder ser despedidos del mismo sino por causa justificada; luego, si como se deduce de la diversa frac-ción XIV del propio numeral constitucional citado, el quejo-so carece de dicho derecho por ser trabajador de confianza, evidentemente no puede demandar el pago de prestaciones que se derivan del derecho a la estabilidad en el empleo, del que carece por disposición constitucional y así preverlo el estatuto jurídico mencionado, que recoge los principios con-tenidos en la carta magna por cuanto a las relaciones labora-les de los estados y municipios con sus servidores.” (Octava Época. Registro: 218708. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Tesis Aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Fe-deración. Tomo X. Septiembre de 1992. Materia Laboral. Pá-gina 390)

En base a estos postulados, cuando se acredite en el juicio que los trabajadores al servicio del Estado tenían la calidad de trabajadores de confianza, se absuelve a los titulares de-mandados del pago de la indemnización constitucional o a la reinstalación y a los salarios caídos, estimando que no pueden reclamar el pago de prestaciones que se derivan del derecho a la estabilidad en el empleo, del cual carecen, y múltiples legis-

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laciones estatales y municipales recogen estos principios, vio-lando la garantía de igualdad de oportunidades y el derecho humano a la ocupación, provocando un trato discriminatorio.

vi. conclusiones

I) Todas aquellas normas laborales que establezcan que los trabajadores de confianza al servicio del Estado carecen del derecho de estabilidad en el empleo, en términos del artículo 5 fracción II, inciso a) y 8 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, y demás relativas, son violatoria de los derechos fundamentales y tratados internacionales.

II) Las autoridades deben asegurar la primacía y aplicación efectiva del derecho humano de los trabajadores a la ocupación y al trabajo, como una forma de proveerse de recursos econó-micos para manutención y subsistencia persona y de su familia, reconocida en el Convenio 111 y otros de la Organización Inter-nacional del Trabajo, relativo a la “Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación” del que el Estado Mexicano forma parte, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de agosto de 1972, que constriñe a hacer efectiva la igualdad en materia de empleo y a la eliminar cualquier forma de discriminación.

III) Por tanto, los artículo 5º fracción II, inciso a) y 8º de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, son violatorios de los derechos humanos de los trabajadores de confianza al servicio del Estado, y debe prevalecer el Conve-nio 111 de la Organización Internacional del Trabajo, relativo a la “Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación, para hacer efectiva la garantía de igualdad y garantizar el derecho humano a la ocupación en una protección equivalente a los trabajadores en general, y fundamentalmente para eliminar un trato discriminatorio.

IV) En caso de un juicio, las autoridades laborales, de ha-berse acreditado la separación injustificada deben condenar a los titulares de las dependencias a la reinstalación y pago de

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salarios caídos, puesto que en dichos instrumentos supra na-cionales se reconocen mejores derechos para los trabajadores, y debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva más favorable cuando se trata de derechos protegi-dos como la igualdad de empleo y la eliminación de cualquier forma de discriminación.

V) Los tribunales están facultados para realizar un control difuso de convencionalidad, al resolver los asuntos sometidos a su consideración, asegurando el respeto de los derechos fundamentales y evitando suprimir, en todo momento, prácti-cas que tiendan a denegar o delimitar el derecho de acceso a la justicia.

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criterios eDitoriales

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La Revista del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje es una publicación trimestral en español que se difunde en for-mato impreso y electrónico. Recibe colaboraciones originales e inéditas en materia laboral y temas afines, a las que iurisdictio dará absoluta prioridad de publicación sobre aquellas colabo-raciones que hayan sido previamente publicadas, salvo casos excepcionales, a juicio de la revista. Las colaboraciones podrán presentarse de manera individual o en coautoría, en ambos casos atenderán los siguientes criterios editoriales. iurisdictio recibirá colaboraciones en cualquiera de sus secciones: artículos, ensa-yos, ponencias, conferencias, comentarios, análisis legislativos o jurisprudenciales y reseñas de libros.

La recepción de colaboraciones se ajustará a un calendario trimestral de dictamen, edición y publicación. El autor podrá presentar sus colaboraciones durante los primeros 28 días del primer mes del trimestre que corresponda. El proceso de dic-tamen, revisión, edición, corrección y publicación de la revista toma 35 días naturales. A la recepción de colaboraciones de-bidamente requisitadas, se informará por correo electrónico al autor el calendario de su proceso editorial.

Todas las colaboraciones deberán enviarse en su versión definitiva al correo electrónico de la revista [email protected] en el que se indicará expresamente el tipo de colaboración que se envía, ademas de incluir los datos de contacto: nombre del autor, correo electrónico, teléfonos y domicilio. La revista iurisdictio es una publicación de distribución gratuita, sin fines de lucro. Se entiende que al enviar sus trabajos a esta revista, los autores ceden los derechos de su obra a iurisdictio y otorgan el permiso para que sus colaboraciones se publiquen, difundan y distribuyan por medio de esta revista en formato impreso y en formato digital.

Los trabajos deberán enviarse en formato Word for Windows versión 2003 o posterior, fuente Arial de 12 puntos, interlinea-do 1,5 líneas, márgenes superior e inferior 2.5 cm., márgenes izquierdo y derecho 3 cm. Los párrafos deberán llevar sangría de 1 cm. en la primera línea y estarán separados por una línea en blanco entre cada uno. Los títulos del trabajo deberán estar centrados en negritas y letras mayúsculas, mientras que los subtítulos nivel 1, se indicarán con números romanos. En ade-lante, los subtítulos nivel 2 se indicarán con números arábigos; los subtítulos de nivel 3 se indicarán con letras mayúsculas y;

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subtítulos nivel 4 se indicarán con letras minúsculas. Todos los subtítulos de nivel 2, mostrarán el número en letra regular y el texto en cursivas en altas y bajas.

Con excepción de las reseñas de libros, toda colaboración deberá ir acompañada de un resumen de máximo 200 palabras, además de 4 palabras clave que engloben los temas centrales del trabajo. La extensión de los trabajos se ajustará a los siguientes lineamientos: artículos y reseñas de libros de 15 a 30 cuartillas; ensayos, ponencias, conferencias, comentarios y análisis legis-lativos o jurisprudenciales, de 5 a 20 cuartillas.

Los autores deberán enviar junto con su colaboración una breve reseña curricular de máximo 20 renglones, mismos que aparecerán en el número de la revista electrónica en la que colabore, a fin de que los lectores conozcan más acerca de las trayectorias de los autores. En caso de que el autor no desee que la reseña aparezca en línea bastará su indicación expresa al correo de la revista. Iurisdictio utilizará los datos proporcio-nados por los autores y colaboradores de la revista para fines informativos y de gestión interna, relacionados con el proceso de formación, publicación y difusión de la revista.

Las colaboraciones seguirán el sistema de citas a pie de página con datos bibliográficos completos, por lo que no es necesario adjuntar las fuentes consultadas al final de la colabo-ración. Toda imagen, gráfica o texto que se utilice y que haya sido previamente publicado deberá citar la fuente original. En caso de utilizar alguna imagen, deberá considerarse un formato blanco y negro y enviarlas en archivo jpg. por separado, a 300 dpi de resolución.

El aparato crítico de las colaboraciones deberán atender las normas que a continuación se presentan en la conformación de notas al pie y aparato crítico.

libros

1) Los distintos elementos que integran las notas deben guar-dar el siguiente orden: autor o autores (primero los apellidos y luego el nombre o nombres, separados por coma los primeros de los segundos), título en itálicas o cursivas (en este caso sólo

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se usará mayúscula inicial y en los nombres propios), número de edición (la primera no debe indicarse), traductor, lugar de edición (ciudad), editorial, año, colección, volumen o tomo, páginas.

1 Weston, Anthony, Las claves de la argumentación, 3a. ed., trad. de Jorge F. Malem, Barcelona, Ariel, 1999, p. 109.

2) Cuando se haga referencia a una obra con dos autores, en ambos nombres deberá aplicarse el criterio de colocar primero apellidos y luego el nombre. Los nombres irán separados por conjunción copulativa y; sólo en caso de confusión se antepon-drá coma a la y. Ejemplo:

2 Carpizo, Jorge y Valadés, Diego, El voto de los mexicanos en el extranjero, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1998, p. 120.

3) Si la obra tiene más de dos autores, se empleará la abre-viatura et al. (y otros) después del nombre del primer autor (sin que medie coma). Ejemplo:

3 Márquez Gómez, Daniel, et al., Régimen jurídico aplicable a la distribución y comercialización de automotores, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2007, p. 73.

4) Cuando el trabajo citado aparece en obras colectivas se registra entre comillas, seguido del nombre de la obra general (en cursivas).

4 Polo, Antonio, “El Nuevo derecho de la economía”, Antología de estudios sobre derecho económico, México, UNAM, 1978, pp. 42-86.

5) Cuando la obra sea responsabilidad de un coordinador, compilador o editor se cita autor, artículo o capítulo entre co-millas, en nombre del coordinador, nombre de la obra general en cursivas, país, editorial, año y página:

5 Cárdenas Gracia, Jaime, “Los principios y su impacto en la interpretación constitucional y judicial”, en Corzo Sosa, Edgar y Vega Gómez, Juan (coords.), Tribunales y justicia constitucional. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional,

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México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2002, p. 88.6) Cuando se haga referencia por segunda ocasión a la única

obra de un autor que ya ha sido citada en notas anteriores, no inmediatas, se seguirá el siguiente formato:

7) Para subsecuentes referencias cuando hay más de una obra del mismo autor, se anotará el primer apellido del autor y el título abreviado de la obra. Cuando las referencias indiquen la obra inmediata anterior, se seguirá el siguiente formato:

7 Huerta Ochoa, Carla, Teoría del derecho. Cuestiones relevantes, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2009, p.408 Polo, op. cit., p. 51.9 Huerta Ochoa, Carla, Conflictos normativos, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2003, p. 54.10 Huerta, ibidem, p. 99.11 Idem.12 Huerta, Teoría del derecho…cit., p. 62.

revistas

El orden de aparición de los datos, si es que existen todos los elementos, será el siguiente: autor o autores (primero los apellidos y luego el nombre o nombres separados por coma los primeros de los segundos), título del artículo entre comillas (con mayúscula inicial y en nombres propios), traductor (si lo hay), título de la revista en itálicas o cursivas (en este caso, salvo las preposiciones y artículos, las demás palabras que conforman el nombre propio de la publicación deberán iniciar conmayúscula), lugar de edición, serie o época, año, tomo o volumen, número, periodo que comprende la revista y páginas. Ejemplo:

9 Torre Villar, Ernesto de la, “El Decreto Constitucional de Apatzingán y sus fuentes legales”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, nueva serie, año X, núm. 28-29, enero-agosto de 1977, pp. 75-137.

6 Polo, op. cit., p. 50.

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Diccionarios

En el caso de las voces de diccionarios o enciclopedias, no se deben olvidar las páginas y el número de edición, por la constante actualización de las mismas.1 Madrazo Jorge, “Distrito Federal”, Nuevo Diccionario Jurídico Mexicano, 4ª ed., México, Porrúa-UNAM, 2002, D-H, pp. 1377-1382.

Documentos De internet

Debe llevar todos los datos de un libro o revista (si los tiene) pero además debe citarse a final de la nota, la dirección electró-nica completa en donde se consultó y la fecha (entre paréntesis) en la que se consultó. Toda imagen o gráfica que se utilice en el cuerpo de las colaboraciones deberá mostrar los datos completos que hagan referencia a la fuente original de consulta.

1 Nobila, Aída, “Las fuentes del derecho informático”, Derecho informático de las nuevas tecnologías, Mar de Plata, núm. 8, junio de 2003, p. 3, en www.edec.com.ar/derinfor/279.htm (13 de fe-brero de 2005).

legislación

La cita de legislación deberá proporcionar todos los datos que permitan su identificación y búsqueda, tales como: nombre completa de la ley consultada, artículo consultado, fuente y so-porte consultado, país, editorial (en su caso), año de edición o fecha de consulta, en el caso de consultas electrónicas.

1 Ley Federal del Trabajo, México, SISTA, 2011, artículo 228, p. 56.

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jurisPruDencia

La cita de tesis de jurisprudencia y tesis aisladas, deberá ir acompañada de todos los datos que permitan su identificación y búsqueda como: tipo de tesis, rubro, instancia, época, materia, clave de publicación, soporte o fuente consultada, fecha y página (s) de consulta.

1 Tesis aislada: ACTOS DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DE AMPARO, Pleno, novena época, clave: P.XLVI/2009, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXX, julio de 2009, p. 68.

Proceso De Dictamen

Las colaboraciones que se reciban dentro de las fechas mar-cadas en el calendario editorial de la revista serán dictaminadas por miembros del Comité Editorial o por académicos y espe-cialistas que colaboren de manera externa con la revista para tales efectos. En caso de que las colaboraciones no reúnan los requisitos señalados por los criterios editoriales de la revista, serán devueltas al autor con las observaciones pertinentes para estar en condiciones de enviarlo a dictamen.

Una vez recibida la colaboración requisitada de conformidad con los Criterios Editoriales, ésta será enviada a dictamen ciego. Los dictaminadores revisarán que se trate de trabajos inéditos y originales, que cumplan la extensión requerida, que tengan un planteamiento del problema, desarrollo y apoyos bibliográficos sólidos. Los dictámenes que revisen las colaboraciones resol-verán si se trata de un trabajo: publicable, publicación sujeta a correcciones o no publicable. El dictamen ciego implica que los dictaminadores no conocerán la autoría de la colaboración, ni los autores conocerán al dictaminador de su colaboración, medida que asegurará la objetividad y calidad en el proceso de dictamen.

Los dictaminadores dispondrán de 10 días naturales para emitir su dictamen de acuerdo a un formato que será proporcionado por la Dirección Editorial de la Revista, mismos que serán contados a partir del día siguiente de aquél en el que recibieron la colaboración

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a dictaminar. En todos los casos, autores y dictaminadores recibirán el calendario editorial que corresponda, de acuerdo a la fecha de recepción del trabajo. Si el dictamen es favorable, el resultado será notificado al autor vía correo electrónico, junto con la solicitud de un resumen curricular y/o cualquier información adicional que sea necesaria para que la colaboración se encuentre en condiciones adecuadas para su publicación.

En caso de que el dictamen resulte condicionado, el autor recibirá las observaciones y correcciones que se sugieren a su trabajo para dar viabilidad a la publicación del mismo. Una vez notificado el autor y, siempre que el calendario de la revista lo permita, el autor contará con 7 días naturales para realizar los cambios que considere y enviarlo a un segundo dictamen, ex-plicando los cambios realizados en el trabajo. La colaboración que se envíe con correcciones será revisada nuevamente para resolver en definitiva sobre la publicación de la colaboración. En caso de que el dictamen resulte no publicable, se notificará al autor.

datos de contacto:

Domicilio: Rafael M. Hidalgo, no. 301 ote., esq. Prolongación Ignacio López Rayón, Col. Cuauhtémoc, Toluca, Estado de México, C.P. 50130

Teléfono: (722) 276 09 00 ext. 4730Dirección General: [email protected]ón Editorial: [email protected]ágina web: http://portal2.edomex.gob.mx/edomex/go-bierno/publicaciones/iurisdictio/index.htm

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Esta obra se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2012,

en los talleres de El Imaginario Studio, con un tiraje de 1000 ejemplares

www.elimaginario.com.mx

El Imaginario Studio

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