Jean Vanier, Busca La Paz

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    BUSCA LA PAZJean vanier

    Yo te ofrezco este libro, Rafael,

    A ti, el primero que acog en el Arca en 1964.

    Tu me has conducido por nuevos caminos de paz.

    Tu ests ahora en la paz de Dios.

    Todos aspiramos a la paz, pero, qu es la paz? Es simplemente la ausencia de guerra? De dnde vienen losconflictos? Cmo resolverlos? Cmo transformarse en artesanos de paz?

    Tenemos el futuro de nuestro mundo entre nuestras manos. Depende de nuestro compromiso a trabajar junto conotros por la paz. Construir la paz significa redescubrir una visin y un camino de esperanza para toda la humanidad.Jean Vanier

    Jean Vanier, fundador deEl Arca y co- fundador de Fe y Luz, es un buscador de paz. Vive en comunidad conpersonas muy diferentes, muchas de las cuales son dbiles y disminuidas. A partir de su experiencia, l nos abre uncamino; nosotros descubrimos que, all donde estamos, podemos trabajar por la paz.

    INDICE GENERAL- Introduccin.

    I - Conflictos y temores :

    Conflictos culturales. Conflictos Polticos Conflictos sociales. Conflictos familiares Conflictos en nosotros mismos

    Hallar la libertad

    II - La necesidad de cambio

    III - Atravesar las barreras que nos separan

    Atreverse al encuentro Arriesgar Perdonar Liberar

    lV Atravesar nuestras barreras interiores

    Necesidad de ser purificados Estoy desarmado

    V Busca de la paz

    Artesanos de la paz.

    - Conclusin

    - Agradecimientos

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    INTRODUCCIN

    Los acontecimientos del 11 de septiembre estremecieron tanto a los Estados Unidos como al resto del mundo.Tuvieron lugar poco despus de que el presidente Bush anunciara la puesta en funcionamiento, sobre el territorioamericano, de un escudo cuyo fin era impedir que misiles enemigos pudieran atacar al pas. Pero la destruccin delas Torres Gemelas y el atentado al Pentgono fueron realizados desde el interior, por pilotos entrenados como talesen el propio suelo americano.

    El impacto de dichos atentados origin ira en el corazn de muchos occidentales reforzando sus prejuicios contrarabes y Musulmanes. Se levantaron nuevos muros de racismo y de temor y el Occidente comenz a prepararse parauna guerra de desgaste contra el terrorismo. Se compar el 11 de septiembre con Pearl Harbour y se exigieroninmediatas represalias. El Presidente desbloque entonces billones de dlares suplementarios para el ejrcito, envitropas a Afganistn y le declar la guerra al terrorismo.

    Luego del 11 de septiembre, todo el mundo vivi durante semanas en un clima de temor. Podra producirse unnuevo atentado? Cundo? De dnde llegara? Se tratara de una guerra qumica?

    Al enterarme de los atentados, rehus mirar sus imgenes televisivas. Me senta demasiado frgil y vulnerable comopara ver toda esa destruccin y observar cmo la gente saltaba de las torres hacia la muerte. Saba que esas imgenes

    me acosaran, encerrndome en el temor y la turbacin. Yo no quera huir de la realidad sino que necesitabaconservar una cierta paz en el corazn para poder rezar y estar presente ante la realidad , las personas y lassituaciones que me rodeaban. Los acontecimientos del 11 de septiembre me movieron a un compromiso personal alservicio de la paz y a profundizar mi reflexin sobre la paz y sobre los orgenes de la violencia en nuestro mundo,en m mismo y en cada uno de nosotros.

    Al da siguiente de los atentados, gente de diversos horizontes culturales y religiosos, como as tambin otras sinpertenencia religiosa alguna, se reunieron para rezar juntos y manifestar tanto su anhelo de un mundo donde cadauno tuviera su espacio, como el amor y respeto por todo ser humano. Sin embargo, las veladas de oracin de las queparticip sal con cierto malestar. Se puede fcilmente rezar por la justicia y la paz queriendo al mismo tiempomantener el statu quo nada de cambio, ni de inseguridad, nada que pudiera trastornar nuestra vida o nuestra visindel mundo.

    Sin embargo, algunos americanos comenzaron a hacerse preguntas pertinentes: por qu ser que los pases rabes omusulmanes no nos quieren? Por qu ser que los pases pobres no nos quieren? Acaso no les dimos dinero, no losayudamos a democratizarse? Qu podr haber detrs de estos ataques? Sus interrogantes no apuntaban tanto acmo responder a unos atentados tan brutales que ningn gobierno podra dejar impunes, sino cmo comprender dednde vena tanto odio y cmo responder a l, cmo derribar los muros que separan a pueblos y culturas.

    Uno de los anhelos y necesidades ms profundos de todo ser humano es vivir en paz, estar en paz -pero parecieracomo si el temor, el odio y la violencia fueran ms fuertes, mostrndose nuestro mundo a menudo sin brjula ycomo enloquecido por los atentados suicidas, las tomas de rehenes y la propaganda de guerra. Parece que nosupiramos hacia dnde vamos ni lo que queremos. Todos aspiramos a la paz, pero qu es la paz? Es acasosimplemente la ausencia de guerra? Cmo hallar la paz? Cules son las fuentes de los conflictos? Qu hacerfrente a un conflicto? Cmo resolverlo? Cmo volvernos artesanos de la paz?

    Tengo la esperanza de que cada vez ms gente vaya descubriendo que la paz a la que todos aspiramos no es sloasunto de los gobiernos sino que depende de cada uno de nosotros. Todos podemos volvernos constructores depaz. Debemos poner de nuestra parte.

    Tenemos el porvenir del mundo en nuestras manos. Este futuro depender de nuestro compromiso para trabajarjuntos con otros por la paz , cada uno en la medida de nuestros dones y de nuestras responsabilidades. Construir la

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    paz no es tan slo impedir tal o cual catstrofe, sino redescubrir una visin, un camino de esperanza para toda lahumanidad.

    Estos ltimos treinta y ocho aos vividos en el Arca junto a hombres y mujeres con discapacidad mental me han idoformando y han nutrido estas reflexiones sobre la paz y el conflicto. En cierta manera, toda mi vida ha estadoorientada hacia la construccin de la paz. En 1942, en plena segunda guerra Mundial, me enrol en la marina inglesaporque quera participar de la lucha por la paz y la libertad. Abandon la marina en 1950 , sintindome llamado atrabajar por la paz y la libertad de otra manera, a comprender mejor la causa de los conflictos y la forma deresolverlos mediante una mayor profundizacin espiritual y un amor que surge del corazn de Dios.

    La fundacin del Arca en 1964 forma parte de este camino: la misin del Arca es ofrecer un espacio de vida aquienes no lo tienen y dignidad a quienes han sido rechazados. Deseaba compartir mi vida con los pequeos y losdbiles y crear junto a ellos comunidades de paz. Al comienzo, en nuestras comunidades haba mucha violencia.

    La mayora de las personas all acogidas haban vivido situaciones de opresin y se sentan llenas de clera yangustia. Enfrentar la violencia formaba parte de nuestra vida cotidiana. Es por esto que mis reflexiones no nacen deuna experiencia de negociacin de paz entre pases o grupos tnicos -carezco de toda formacin poltica- sino de miexperiencia personal en el campo de los seres humanos y su crecimiento hacia la confianza y la paz.

    Etty Hillsum, joven juda holandesa muerta en la cmara de gas de Auschwitz, escriba: Despus de la guerra,junto con una ola de humanismo, una de odio romper sobre el mundo. Ante esos conceptos, tuve una vez ms lacerteza : declarara la guerra contra ese odio.(1)

    Quisiera hacer mas esas palabras Me gustara ser su caja de resonancia. Etty escriba en su diario reflexiones sobrela vida, sobre su camino espiritual y su percepcin de la humanidad. Ella, que no haba recibido una educacinespecficamente religiosa describa sin embargo su experiencia de Dios. La considero uno de los grandes profetas dela paz de nuestra poca, capaz de iluminar a aqullos que estn angustiados por la situacin actual de nuestro mundo.Su sabidura y su amor fueron aumentando al tiempo que ella y sus hermanos judos vivan sus horas ms oscuras.Se encontraban oprimidos, aplastados, perseguidos, destinados a ser eliminados. Ese genocidio planificado de todauna raza sigue siendo uno de los momentos ms sombros de la historia de la humanidad; sin embargo, y a travs de

    todo ello, Etty ha abierto un camino de esperanza y de paz.

    Podemos aprender a hacer lo mismo hoy en da, en medio del temor y de los conflictos resultantes del 11 deseptiembre; no debemos desesperar. Lograremos encontrar el camino de la esperanza y de la paz slo si nos abrimosal cambio, si derribamos los muros con los que intentamos proteger nuestros corazones, estableciendo as vnculosautnticos. Estoy convencido de que, an hoy, podemos liberar una ola de amor capaz de traer la paz a nuestromundo.

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    Conflictos polticos

    La historia de la colonizacin resulta tristemente reveladora. Pases europeos, ricos y poderosos, se trasladaron aAfrica, Amrica, Asia y al Pacfico con el fin de apropiarse nuevos recursos naturales. Destruyeron las culturaslocales. En algunas de esas culturas no existan brechas entre ricos y pobres y el poder colectivo era utilizado enforma positiva para defender, nutrir y proteger a los miembros del grupo o tribu. En muchos casos, los colonizadoresdieron poder y educacin limitados a algunos nativos cuidadosamente seleccionados quienes, a su vez, utilizaron supoder, educacin y riquezas recin adquiridos para dominar a sus compatriotas ms pobres y dbiles.

    El poder puede procurar a aqullos que lo detentan un sentimiento de libertad, y la ocasin de enriquecerse yvolverse poderosos. Pero tambin puede condenar a la desesperacin y al infortunio, deshumanizando a quienes seven privados de sus derechos, reducidos a ser vctimas de los poderosos.

    Los que detentan el poder se oponen al cambio; desean conservar y aumentar sus riquezas y su poder. Si los pobresse pusieran a rebelarse, a hablar de sus necesidades, a procurar poder, tierras, un mejor empleo y un buen salario, losque detentan el poder perderan parte de sus riquezas y privilegios.

    Como escriben Majed Nassar y Nassar Ibrahim en su libro Llora libertad : en toda relacin colonial, loscolonizadores saben lo que es bueno tanto para ellos como para los colonizados , demasiado primitivos paracomprender lo que ms les conviene. Por definicin, los colonizados no tienen ni voz ni voto. Cuando intentanexpresarse, se los considera demasiado emotivos e irracionales (2) .

    La historia suele mostrar, paradjicamente, que los pueblos oprimidos a menudo ponen todas sus energas en lalucha contra el opresor y cuando por fin llegan al poder, a su vez comienzan a oprimir a otros No saben cmo ponersus energas al servicio de su comunidad, ni cmo desarrollar su propia cultura o profundizar su identidad, tal comoNelson Mndela intent hacer en Sudfrica.

    Los libros de historia de diferentes pases y culturas la relatan de forma diferente, segn quin es considerado bueno y quin malo. Basta con leer la historia de las Cruzadas, escrita por los rabes, los griegos o los franceses,para darse cuenta de cun difcil es captar la realidad. Si leen la historia del nacimiento del Estado de Israel primero

    desde el punto de vista sionista y luego desde el palestino, obtendrn dos historias completamente distintas.

    En tiempos de Jess, resultaba evidente para los Romanos que tan slo un poder militar sera capaz de resolver losproblemas polticos, garantizar la paz e impedir que los pequeos pases fueran a la guerra. Pero puede hoy en danacer la paz bajo un poder militar temido e impuesto? Nuestros ejrcitos efectan supuestas misiones de paz , perotan slo detienen el combate, sin por ello traer paz. Los Cascos Azules han estado en Chipre durante cuarenta aos,garantizando el cese del fuego entre griegos y turcos, pero no se puede hablar de paz. Se trata ms bien de un statuquo, de una separacin forzada entre dos culturas. Rara vez puede la verdadera paz ser impuesta desde el exterior;debe primero surgir desde el interior de cada comunidad extendindose luego a las dems, a travs de losencuentros, del dilogo, para recin entonces abrirse hacia afuera. .

    2. Ibrahim, Nassad y Nassar, Majed: Cry Freedom : The Palestinian Intimada, ( Bweit Sajoud, 2002)

    Conflictos sociales

    El mundo est dividido en miles de grupos ms o menos cerrados. Cmo podra darse la paz si cada grupo estconvencido de ser el mejor? Resulta difcil dialogar con los dems si nos aferramos con arrogancia a la idea de quela nica razn la tenemos nosotros , o de que nuestro poder y tecnologa bastan para probar nuestra bondad yhumanidad. Existen muros y barreras entre los hombres no slo a causa del idioma, sino tambin del temor. Cadagrupo tiene miedo de los que son diferentes, temor a perder su identidad. La gente se resiste a abrirse a los dems.Acaso no estamos todos, de una forma u otra, encerrados en un grupo que nos da seguridad: en nuestra cultura,

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    Conflictos y falta de comunicacin entre marido y mujer pueden asimismo provocar en sus hijos temor einseguridad. Como en general los hijos estn desprovistos de respuestas frente a sus padres y no puedendesarrollarse y crecer en un clima de inseguridad, se va engendrando en ellos una violencia oculta que luego vamanifestndose de muchas formas a lo largo de la vida. El temor, una imagen negativa, una falta de estima personaly una violencia pueden ser sembrados en nosotros muy tempranamente y en grados diversos por el desprecio o poruna falta de respeto en la educacin. El papel fundamental de los padres es ayudar a sus hijos a creer en si mismos,en su valor, a desarrollar su consciencia de s, y no tan slo a insertarse en la sociedad de acuerdo con los deseosparentales o bajo la presin de sus pares.

    Conflictos en nosotros mismos

    Las verdades que acabamos de analizar en culturas, pases y familias se cumplen tambin en los individuos. Nodeseamos acaso probarnos que tenemos razn y que los dems estn equivocados? No tememos todos serrechazados , dejados de lado? Acaso no necesitamos demostrar que valemos? No es verdad que necesitamossentirnos exitosos y percibir que los dems nos estiman, que somos los mejores en algo, para alguien, en algunaparte?

    En muchos aspectos, nuestra cultura est basada en la competitividad y en la rivalidad. Todos necesitamos ganar,tener xito. Ciertamente, la competencia es importante y valiosa. Hace surgir nuevas energas, que permiten a laspersonas a avanzar, a ser creativos y a progresar en sus respectivos campos de accin. Pero si bien la competitividadtiene un valor, percibimos tambin el peligro inherente a una sociedad basada nicamente en ella. En una sociedadas hay pocos ganadores, muchos perdedores y un nmero an mayor de vctimas. Slo unos pocos gravitan en lacima; otros caen en el infierno de la depresin, los celos y la ira ira contra s mismos, sus padres, la sociedad, laIglesia, Dios, y contra todos aqullos que parecieran haberles robado la felicidad.

    Cuando a raz de no haber sido respetadas nuestras necesidades ms profundas nos sentimos inferiores, podemoscomenzar a creer que en realidad losomos.

    Nos sometemos entonces a quienes detentan el poder, perdiendo nuestra autoestima y entrando en algn tipo dedepresin. Tambin nos puede pasar queramos ser como ellos, copiando sus valores y actitudes agresivas ydesarrollando una cosmovisin basada en la opresin de los ms dbiles. Podemos tambin quedar encerrados en la

    clera y rebelin contra los poderosos.

    Sea cual sea la opcin elegida, ya no nos tenemos confianza . En vez de desarrollar y profundizar nuestra propiavisin de la vida, desperdiciamos nuestras energas o bien sometindonos a los dems y a su sistema de valores, obien atacndolos. Sin saber siquiera quines somos, nos resulta mucho ms fcil aferrarnos a lo exterior que a lointerior ms fcil definirnos como contrarios a otros que reconocer nuestros anhelos y necesidades msprofundos.

    El miedo es lo que nos empuja a escondernos tras los muros de nuestro corazn, de nuestro grupo y de nuestracomunidad. Est tan profundamente arraigado . Buscamos la seguridad pero olvidando a menudo quines somos enlo ms hondo. Tenemos miedo de no ser: no ser amados, no tener xito, que no nos reconozcan ni valoren, no poderencontrar un lugar en caso de abandonar la seguridad de nuestro grupo. Puede darse que tengamos miedo a la

    soledad y la angustia. Devorados por este temor, vamos en busca de aqullos que, segn creemos, nos impiden ser loque nos gustara, aqullos que quieren aniquilarnos. Ellos son nuestros rivales, ya que buscan lo mismo quenosotros. Hasta puede pasar, curiosamente, que le tengamos miedo a la paz, por lo que podramos llegar a perder sila hubiera. Preferimos entonces continuar con la lucha y la rivalidad.

    No somos Dios. No somos los salvadores del mundo. No vivimos la vida a pleno. Existir siempre dentro nuestro unvaco, una profunda vulnerabilidad y angustia, una sed no saciada, un punto de insatisfaccin. Sin cesar intentamossuperar los lmites que nos aprisionan en busca de aquello que podra colmarnos. Aspiramos siempre a algo ms, ycuando hemos alcanzado el tan codiciado tesoro, recaemos en la insatisfaccin, como un nio que quiere otrojuguete, siempre ms juguetes! Si no poseemos ese ms tendemos a acusar al otro que tiene ms, que nos impide

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    tener ms. Juzgamos y condenamos al otro; al diferente, al que posee algo que no tenemos. Nos sentimosprofundamente celosos, porque no tenemos la vida plena en nosotros. Tenemos miedo de reconocer nuestras propiasheridas, nuestras faltas, nuestra debilidad, tenemos miedo de reconocer lo que hay de ms profundo en nosotros,nuestra belleza interior, nuestro valor.

    A pesar de todas nuestras barreras y de los escombros que bloquean el camino hacia la paz del corazn, sientorenovarse mi esperanza ante los mltiples ejemplos de personas que luchan para preservar la libertad en el coraznde las personas.

    Pienso en el trabajo notable de estos ltimos veinte aos de Jacqueline, una mujer que vive cerca de Beln , y que seocupa de los nios palestinos residentes en territorios ocupados. Ella les trasmite su cultura, ensendoles cancionesy danzas. Ella les ayuda a descubrir y a conservar su dignidad, dndoles una voz, junto con un modo de expresar ycompartir una libertad que nadie puede quitarles.

    Hallar la libertad

    Si tememos tanto a no ser , y a aqullos que podran precipitarnos en la fosa de la no existencia, , no ser acasoporque tenemos miedo a la muerte?

    La muerte es el paso postrero hacia nuestro descanso definitivo, donde nuestra sed de infinito reposar y encontrar

    su gozo en lo Infinito, y donde iremos de asombro en asombro, descubriendo lo Infinito.

    Recuerdo haber odo la historia de un torturador blanco, que, en Sudfrica, le deca a Nelson Mandela: No sabesacaso que tengo el poder de matarte? y Mandela le respondi : No sabes acaso que tengo el poder de caminarlibremente hacia mi muerte?

    Descubrimos la libertad cuando nos aceptamos tal cual somos, mortales, sin pretender ser otros, y creyendo ennosotros mismos. Un amigo fue a pasar unas semanas en un hospital en el que numerosos pacientes recibanradioterapia. Algunos sufran mucho , sintindose muy angustiados. Lo que llam la atencin de mi amigo fue quelas charlas entre pacientes siempre parecan girar en torno de Dios y de la fe.

    Al pasar por un momento de sufrimiento, de fragilidad, o sentir la muerte cerca, se pone uno a hablar de lo esencial,de las preocupaciones y esperanzas ms recnditas. Ya nadie amenaza a nadie; por el contrario, las personas

    comienzan a abrir sus corazones los unos a los otros.

    En nuestras sociedades tecnolgicamente avanzadas, la muerte puede llegar a considerarse como algo accidental,que no debiera suceder, una sorpresa causada por algn otro, o por una mano desconocida. La muerte nos asusta y leoponemos resistencia, vindola como lo otro contrario a la naturaleza y exterior a nosotros mismos. Y, sinembargo, se halla inscripta en nuestros genes. En su ensayo sobre la muerte, Freud escribe que aqul que quiera vivirplenamente debe estar preparado a morir. Miren a la muerte de frente, no huyan de ella; no hagan como si noexistiera (3)

    Me conmueve la visin de los cuidados paliativos creados por Lady Cecil Saunders. Mi hermana Thrse trabajlargo tiempo a su lado en el hospital Saint Christopher de Londres, donde atenda a moribundos, especialmente aenfermos de cncer, para ayudarlos a vivir sus ltimos das en forma humana y pacfica, lcidos y sin dolores.

    Habindose sentido bien acompaados en sus momentos de mayor angustia y desesperacin, muchos llegaban adecir en el momento de su muerte:Ahora estoy pronto Qu tener que esperar nuestro ltimo suspiro para aceptarquines somos!

    No tengamos miedo de nosotros mismos, ni de nuestra humanidad. No padezcamos a desgano nuestras vidas y todocuanto nos sucede. Escojamos vivir en verdad y en libertad, lo que implica tambin aceptar y acoger la muertecuando ella llegue. As, comenzaremos a aceptar los mil pequeos duelos de la vida decepciones, fracasos,rechazos, distintas heridas- y a perforar los muros de nuestra autocomplacencia, para reconocer la necesidad decambio.3. Cf. Fred Sigmund Mourning and Melancola en Volumen II, Methapsycology , ( Londres , Penguin 1984 ) pag. 245-68

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    II

    LA NECESIDAD DE CAMBIAR

    Quisiera comenzar relatndoles una historia que hasta podra parecer graciosa sino fuera demasiado verdica.Uncapataz reta fuertemente a uno de sus obreros, quien no puede replicarle so pena de perder el empleo; el obrerovuelve a su casa furioso y descarga su clera sobre su mujer por no haber preparado la cena a tiempo. Ella no seanima a enfrentrsele, pero desahoga su rabia contra su hijo, al que pesc robando algo de la heladera. El hijo noresponde, pero se venga sobre el perro; que molesta al gato, que se come un ratn!

    Tan a menudo intentamos herir a otros por haber sido heridos anteriormente nosotros. Cuando alguien ms fuerteque nosotros nos ha criticado o maltratado, tratamos de vengarnos, casi siempre sobre alguien ms dbil. Cuando lospadres maltratan a sus hijos, stos corren el riesgo de maltratar a los propios.

    Tenemos tendencia a reproducir lo que hemos vivido. Nos da miedo enfrentarnos a alguien ms fuerte, entonces nosla agarramos con los ms dbiles, porque son incapaces de defenderse. As sucede con las mujeres golpeadas, losnios maltratados o abusados y las personas con discapacidad. No podr alcanzarse la paz hasta que la cadena deviolencia y rechazo se quiebre, y que los miembros ms dbiles de la sociedad sean plenamente acogidos, respetadosy amados.

    Tambin es cierto que el conflicto forma parte de la vida porque formamos parte de una humanidad enevolucin.Toda persona, todo grupo crece y experimenta cambios. La vida siempre implica cambios. Pero algunosse resisten al cambio, impidiendo el crecimiento; desean conservar el statu quo, su confort, su poder, sus riquezas ysus certezas. No son capaces de aceptar una prdida. Otros en cambio se sienten damnificados , celosos y furiosos,porque tienen demasiado poco poder, libertad, confort y porque nadie los escucha verdaderamente. Ellos quieren quelas cosas cambien y se rebelan contra los que detentan el poder. Por ejemplo, hay adolescentes enojados con padresque les dan de todo, salvo amor basado en el respeto. Surgen asimismo conflictos en instituciones tales como lasIglesias, que necesitaran renovarse pero deben enfrentar la resistencia de los tradicionalistas que sostienen que lascosas se han hecho siempre de esta forma . Tambin es cierto que no hay por qu , (con el pretexto de cambiarlotodo), rechazar de plano la tradicin junto con la vida que late en ella.

    Nadie niega la necesidad de combatir toda dictadura que crease un mundo de opresin, genocidio e injusticia, Pero

    es terrible constatar cmo un poder benvolo puede igualmente herir a la gente al no permitirle encontrar la libertadinterior para que, accediendo a una mayor consciencia de s misma, pueda desarrollarse de acuerdo a su serprofundo. Nos sera demasiado fcil vivir y reproducir una parodia del amor, haciendo el bien , como la mujerque vino a donarnos su ropa usada, con el propsito de hacer de la gente lo que queremos que sea, o para seradmirados por nuestra bondad. Acaso podemos decir que amamos a los dems tal cual son si no los ayudamos a serindependientes, con libertad de ser plenamente ellos mismos?

    Podemos llegar a sentirnos tan desbordados por la universalidad de los conflictos que no nos atrevemos aexaminarlos e investigar su origen a fin de enfrentarlos. Hacemos de cuenta que todo va a ir bien, o que no hay nadaque podamos hacer. Escapamos de la realidad, encerrndonos en nuestro pequeo mundo de ilusin.

    La paz no consiste tanto en suprimir tanto los conflictos como en tratar de resolverlos por medio de un dilogo

    donde cada uno, grupo o individuo, se sientan respetado y no humillado o tratado como alguien inferior incapaz decomprende. Lo roto puede repararse. Es posible llevar la paz y la unidad donde hay conflicto y divisin. Pero paraello debemos sentirnos constantemente transformados por la humildad, nos hace falta una fuerza superior , unafuerza interior nueva, mayor sabidura y libertad, una nueva comprensin de nuestra humanidad en evolucin y delos conflictos que genera.

    En los aos setenta, se me pidi que fuera a visitar a un hombre preso en Montral por haber matado a cincomujeres. Pareca un bloque de hielo; irradiaba vibraciones de odio. No recuerdo si llegamos a hablar o no, sino tanslo la horrible sensacin de malestar que me embarg en su presencia . Al mismo tiempo, yo adivinaba su historia.Sin duda haba intentado protegerse rodeando su corazn de mil barreras. Probablemente haba sido un nio no

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    deseado, vctima de maltrato fsico o abuso sexual. Si siempre se lo haba tratado como una cosa que se utiliza y secontrola, y nunca como una persona, cmo poda confiar en alguien? Cmo poda confiar en l mismo? Cmopoda cambiar?

    Solemos decir: si cambias, te amar No sera acaso ms justo decir: si te amo, cambiars y yo tambin? Parapoder abrirnos y comenzar a cambiar, previamente necesitamos descubrirnos amados. Todo crecimiento humano sebasa en la autoestima, ser conscientes de nuestro valor profundo como persona. Necesitamos ser vistos no comocosas, sino comopersonas.

    El libro El ltimo escaln . narra la historia de Patrick Sonier quien, junto con su hermano, haba asesinado a unajoven pareja en un parque pblico de Louisiana. Patrick fue juzgado y condenado a muerte. Alguien le pidi aHelen Prejean, una religiosa, si ella aceptara visitar a Patrick en el corredor de la muerte. Entre ellos fue creciendouna gran amistad. Patrick descubri por primera vez que era amado, y, por lo tanto, amable. Por debajo de su odio,violencia y desesperacin, pudo descubrir su persona verdadera, nica y preciosa. Helen le revel quin erarealmente, su valor. Justo antes de que le aplicaran la inyeccin letal, mir a Helen, quien se encontraba del otro ladode un vidrio y le dijo te amo ; ella a su vez lo mir y le contest te amo. Luego, Patrick se volvi hacia el padrede uno de los que haba matado y le dijo perdn . Y fue ejecutado en seguida.

    Patrick descubri quin era verdaderamente porque fue respetado y amado. Entonces l comenz a cambiar. Si senos trata como a malhechores, permaneceremos como malechores. La paz advendr tan slo si creemos que laspersonas pueden cambiar, y salir de atrs de sus muros y barreras. No por eso me encierro en mi cuarto, Dios mo escriba Etty Hillsum sigo enfrentndolotodo, no huyo ante nada. Trato de comprender y analizar profundamentelas peores vejaciones, buscando siempre un vestigio del hombre, que, en toda su desnudez y vulnerabilidad, seencuentra, casi inhallable, bajo las monstruosos escombros de sus acciones absurdas (4)

    Algunos consideran a la religin como causa primordial de todo el caos y los conflictos que asolan nuestro mundo.Resulta una visin demasiado simplista. En el corazn de la mayora de las religiones, por no decir de todas, hay unainvitacin a acoger la compasin y la bondad de Dios. Debemos echar races en nuestra religin y nuestra cultura,sin dejar de reconocer que ellas son un camino hacia un amor universal.

    No slo somos llamados a amar todo aquello que nos ayude a abiertos a Dios , sino tambin a tomar consciencia detodo lo que no es de Dios en la forma como trasmitimos y vivimos nuestra fe. Todo lo que nos encierra en nosotros

    mismos, en nuestros temores y en nuestros prejuicios.

    La religin puede o bien separarnos de los dems o bien abrirnos a ellos. Al abrir nuestro corazn a Dios y a losdems, descubrimos como nuestros caminos diferentes nos conducen a la verdad, a la compasin y a Dios. Poco apoco, nos vamos volviendo como nios que reencuentran su inocencia y su sencillez. Contemplamos la belleza decada uno y la de los distintos caminos que nos guan hacia la paz.4. Hillesum , Etty

    Estoy convencido que en el corazn de la mayora de las religiones, se encuentra el deseo, la energa, la fuerza y lacompasin necesarios para ayudarnos a crecer en libertad -a volver a ser nosotros mismos. El Papa congregrecientemente en Ass a los responsables de todas las religiones, se reunieron, hablaron y oraron. Ms tarde se

    public un documento: El Declogo de Ass para la Paz que traduce el espritu de dicho encuentro: Noscomprometemos a educar a las personas en el respeto y aprecio mutuos con el fin de poder llegar a unacoexistencia pacfica y solidaria entre miembros de distintas etnias, religiones y culturas.

    Igual fortaleza hallamos en Mahatma Gandhi, cuya gran pasin consisti en liberar a los ms oprimidos y ayudar aque Hindes y Musulmanes se apreciaran y respetaran. Comprendi que nada poda lograrse sin Dios, nicorecurso de los dbiles (5) .

    En el evangelio de San Juan, el mensaje de Jess revela que es posible amar a las gentes y hacerles el bien sin poreso poseerlas ni humillarlas. Se las puede reunir en la escucha y el respeto mutuo de sus diferencias. Comunidades

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    tales como San Egidio (en Italia) o Taiz (en Francia) dan testimonio de que esa visin no es una utopa. Son polo deatraccin de muchos jvenes y no tan jvenes quienes, en nombre de su fe, se comprometen a trabajar por la justiciay la paz .

    Estoy convencido de que toda persona puede cambiar si entra en una relacin autntica con otra. Mismo ese hombreque conoc en Montral, evidentemente peligroso y que deba estar preso. Tal vez algn da l conozca a un capellncarcelario, un visitador, un psiclogo, alguien como Helen Prejean, un guardia o bien otro interno que sepa despertaren l su ser ms profundo. Pero no soy ingenuo. Establecer una relacin de confianza con un hombre como l,descubrir y revelarle su ser profundo, creer en su capacidad de cambio, representa una obra de largo aliento quedemanda gran competencia y amor.

    Cuando nosotros ya no juzgamos a los dems, descubrimos que gentes de culturas diferentes pueden cambiar, comocada uno de nosotros. Todos juntos podemos formar un extraordinario ramo compuesto por mil flores distintas, obien una maravillosa sinfona interpretada por mltiples instrumentos en armona unos con otros. No es sa acasola visin anunciada por el profeta Isaas, cuando entrev un tiempo en el que el lobo vivir junto al cordero, lapantera dormir junto al cabrito, el ternero , el leoncito y las grandes bestias marcharn juntas, conducidas por unniito? (6)

    Existe un camino hacia la paz que trasciende culturas, derriba barreras y cala hasta lo ms profundo de las religionesy del corazn de cada uno de nosotros. Ah descubrimos la fuente de la vida. Descubrimos que somos llamados auna relacin personal con Dios. Recin entonces llegaremos a ser hombres y mujeres de paz.

    5 Gandhi, Mahatma. In Serach of the Supreme , Vol. I ( Katmandu : Nava Jivan Press , 1951)

    6. Isaias 11,6 Seran vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echara con el cabrito, el novillo y el cachorro paceran juntos , y un

    nio pequeo los conducira El Profeta Oseas tuvo una visison de la paz: Hare en su favor un pacto el dia aquel con la bestia salvaje,

    con el ave de los cielos, con el reptil del suelo;

    Arco espada y guerra los quebrare fuera de esta tierra, y hare que ellos reposen en seguro . Oseas 2,20

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    III

    ATRAVESAR LAS BARRERAS QUE NOS SEPARAN

    Durante la guerra de los Balcanes, un sacerdote ortodoxo serbio escondi y salvo a un buen numero de Kosovares,buscados por el ejercito servio-podra decirse que confraternizo con el enemigo.Pero ni bien el ejercito serbio sehubo retirado y gente en Kosovo quiso tomar revancha, ese mismo sacerdote escondi y salvo a otros civiles serbios.

    En circunstancias parecidas, el capitn del ejercito alemn Wilson Hosenfield, estando destinado en Polonia durantela segunda guerra mundial, salvo a numerosos judos, arriesgando su vida. Oculto y alimento a WladislavSzpielmans, pianista judo perseguido por las SS 7 .Ese sacerdote y se soldado eran hombres compasivos, artesanosen paz, capaces de forjar una relacin autentica con personas diferentes a ellos; ellos vean al otro como una personay no solo como un integrante del grupo, reparando as las atrocidades cometidas por otro. Estos hombres habasuperado el encierro de las categoras.Este paso, el atravesar barreras que separan las culturas, y las religiones no implican sin embargo rechazar nuestrafe, nuestra tradicin y nuestra cultura, sino ms bien llevarlas a plenitud. Tanto la fe como la religin y la culturaencuentran su significacin ltima cuando se vuelven un camino que nos permite estar unidos a Dios, el Dios deamor y de compasin que nos da la fuerza, el corazn y la sabidura para encontrar a aquellos que son diferentes anosotros, vindolos exclusivamente como personas. Recin lograremos ser artesanos de paz cuando creamos de

    verdad que toda persona-sea cual fuera su cultura y religin, sus valores, capacidades o discapacidades-es importantey valiosa a los ojos de Dios y procuremos abrirle nuestro corazn.Encuentros de esta clase son momentos intensos y valiosos, que parecieran trascender tiempo y espacio, religiones yculturas. Hacen que la gente pueda encontrarse con confianza y respeto mutuo, escuchndose y escuchando sushistorias sagradas, partiendo no de sus certezas e ideologas sino del silencio interior. Esto implica una igualdadfundamental; ninguno es superior al otro. Al entrar juntos a semejantes relaciones, abrimos nuestros corazones losunos a los otros y somos llamados a soltar algunas de las seguridades y certezas que nos hacen sentir superiores.Durante tales encuentros llenos de dulzura van derribndose los muros que separan culturas, religiones, clasessociales y personas.

    Atreverse al encuentro

    La verdadera paz implica mucho mas que una simple aceptacin cortes de los que son diferentes; ella implica elencontrarnos, apreciarlos a ellos y a sus culturas y crear vnculos con ellos. Familia, cultura, religin, comunidad yamigos son realidades virtuales para el crecimiento del ser humano, pero debemos aprender a no encerrarnos nivolvernos prisioneros de esos grupos. Debemos traspasar esas fronteras a fin de encontrarnos con los diferentes anosotros. Aun si la coexistencia es una base importante, la paz mucho mas all. Para crearla, debemos ir mas lejosque un simple Buenos das, descubriendo quien es el otro y revelndose a su vez quienes somos. Es escuchando alotro y encontrndonos realmente con el que comenzaremos a ver su obra

    de Dios en la belleza, el valor y la persona profunda de los que nos son diferentes.El filsofo judo Martin Buber nos habla en su libro Yo y t de las relaciones entre seres humanos como deltesoro de la persona humana. Estn las cosas y las personas, todas ellas nicas. Nos recuerda que toda sociedad queimpulse la acumulacin de cosas para hacer, poseer, comprar, mirar, desechar-corre el riesgo de olvidar ysubestimar el tesoro de las relaciones personales de corazn a corazn, nico capaz de colmarnos. Tales encuentrosimplican una apertura, una vulnerabilidad, un estar presente a los dems, una cierta manera de escucharlos,comprenderlos y ocuparse de ellos que les revele su valor y sus dones. Cuando amamos y respetamos a los dems,revelndoles su valor, ellos pueden comenzar a salir de atrs de los muros que los protegen, Ya no temen resultarheridos; ellos pueden comenzar a abrirse.

    Corrymeela, comunidad que trabaja por la paz en Irlanda del Norte, reuni a madres y esposas de hombresasesinados por el IRA con madres y esposas de hombres asesinados por los paramilitares leales. Juntas lloraron ytomaron conciencia del sentido de la guerra civil y la venganza. El senador americano George Mitchell hizo algoparecido en Irlanda del Norte al ayudar a jefes de distintos partidos a pasar de loa agravios a un encuentro personal.

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    Los invito a cenar pidindoles que no hablaran ni de sus derechos, ni de poltica, ni de sus heridas, ni de sus agraviossino de sus familiares y sus pasatiempos preferidos. Vamos camino de la paz cuando desechamos nuestras propiasetiquetas y tambin las que les pusimos a los dems para encontrarnos de corazn a corazn de persona a persona.La confianza comienza a nacer.

    El proceso no siempre es fcil. Recuerdo haber participado en Ottawa, en los aos sesenta, de un encuentro depersonas pertenecientes al sistema penitenciario canadiense: internos, ex internos, guardias, directores de prisin,capellanes y psiclogos. Pernoctbamos en el dormitorio de una antigua prisin reciclada como albergue juvenil.Cada uno de nosotros se identificaba slo con su nombre-sin ninguna otra informacin a cerca de nuestros roles,profesiones o ttulos. Hubiera sido tanto mas fcil conocer a la gente clasificndola en categoras, etiquetndolassegn su grupo, designndola como ellos y nosotros.

    Fue un largo y delicado camino, partiendo de la nada, el aprender a conocer nicamente a travs de nuestrosencuentros individuales y nuestros intereses en comn.

    Las relaciones personales implican ternura y bondad. El reverso el amor es la dulzura del corazn o lainsensibilidad; es la indiferencia indiferente a los dems, a lo que ellos pudieran pensar o sentir, a sus necesidades.Es evitar y erigir sistemas defensivos. El miedo encierra a la gente, en sus sistemas de proteccin.

    La paz no consiste solo en la ausencia de guerra, ni es solo vivir los unos al lado de los otros ignorndose, siendoindiferentes o evitndose. La paz es aprender a conocer, a apreciarse, a ver el valor de cada uno y a recibir los unosde los otros.Esta paz fluye de una comunicacin de corazones donde descubrimos que somos realmente hermanos y hermanasformando parte de una comunidad comn.Esta Comunin de corazones no se limita a ser nada ms que un sentimiento; no consiste tan solo en refugiarse enun grupo de amigos. Implica que como comunidad y como amigos, nos comprometamos a trabajar juntos por lajusticia y la paz.

    La paz es fruto del amor, un amor que a su vez es justicia. Pero crece en el amor exige un trabajo sobre si mismo yesfuerzos constantes. Puede hacernos sufrir, porque nos piden dejar ir dejar ir nuestra certezas, nuestro confort yaquellas heridas que nos protegen y nos hacen vivir.

    Arriesgar

    Los que marchan al encuentro de personas diferentes nunca saben hasta donde puede llevarlos esta relacin. Amarsiempre implica riesgos: riesgo de ser rechazado y dejado de lado por el grupo de pertenencia que da seguridad;riesgo que la relacin misma los haga sufrir. El amar de esta forma puede hacernos perder nuestra seguridad, perderalgunos amigos pertenecientes a nuestra cultura que, al no haber comprendido, quedan atrapados en las categoras.

    Ese sacerdote ortodoxo serbio y ese capitn de la armada alemana antes mencionados permitieron a su ser profundoemerger de los temores, de la bsqueda del xito, de seguridad y de reconocimiento que hasta entonces habanquizs guiado sus vidas. Escogieron no quedarse encerrados en su cultura o en el deseo de los dems. No seria raroque algunos de sus superiores llegaran a considerarlos traidores. Sin embargo, se sintieron en libertad de ser ellosmismos y de obedecer a su conciencia, iluminada por Dios; de ser compasivos como el Buen Samaritano, quien

    socorri a un enemigo herido que yaca al borde del camino8, se sintieron igualmente libres para desafiarcostumbres y categoras establecidas siguiendo el llamado del amor y de la paz inscrito en sus corazones.

    Perdonar

    Cuando en 1940 los tanques alemanes invadieron su casa familiar en el sur de Francia, Maiti Girtanner, una jovenfrancesa, se aterro y decidi unirse a la Residencia. Tiempo mas tarde, fue arrestada y torturada por un medicoalemn cuya especialidad era la tortura aplicada sobre el sistema nerviosos central. Fue la nica sobreviviente deun grupo de veinte personas, pero desde entonces su vida se vio marcada por un sufrimiento horrible y constante.

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    En 1984 recibi en su pequeo departamento de Paris un llamado telefnico, reconociendo instantneamente lasvoz del medico alemn. Se encontraron y hablaron. Ella pudo perdonarlo. A el, entretanto, lo haban nombradoalcalde de un pueblo austriaco. A su regreso despus de visitar a Maiti, reuni a su familia y los habitantes delpueblo y les cont todo a cerca de su vida. Muri de cncer dos semanas despues9.

    8 Jesus respondi: Bajaba un hombre de Jerusaln a Jeric , y cayo en manos de salteadores, que, despus de

    despojarle y golpearle, se fueron dejndolo medio muerto, Casualmente, bajaba por ese camino un sacerdote y, al verle,

    dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aqul sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de

    camino llego junto a el, y al verle tuvo compasin; y, acercndose, vendo sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y

    cuido de el. Al da siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo : Cuida de el y si gasta algo mas te lo

    pagare cuando vuelva Lc. 10,29-35

    9.CF el film de Miguel Farid Resistencia y perdn ( France 2, 1988) .El texto del film fue publicado por Vida

    Cristiana . www.lejourduseigneur.co

    Siempre que una persona o un grupo nos han causado mucho dolor, queda una herida dentro nuestro. Sentimos

    como van creciendo en nuestro interior la clera y la sed de venganza, igual que en la historia del capataz que retabacon violencia e injustamente a uno de sus obreros, causando as que este descargara su clera y s angustia sobre sumujer: puesto que me heriste, me sentir aliviado hirindote o hiriendo a otro .Las heridas se envenenan y lagangrena se instala. La culpa y la depresin que nos habitan se transforman en energa conflictiva.

    Los judos pueden quedar como victimas de un antisemitismo secular y del Holocausto; los palestinos puedenvengarse por haberlos echado de sus viviendas y de sus tierras; Hindes y musulmanes en la india; cristianos ymusulmanes en indonesia; catlicos y protestantes en Irlanda del Norte; blancos y negros de Sudfrica; todo esto esuna larga lista de heridas e injusticias, Puede haber paz sin antes sanar los recuerdos ?Pudo acaso perdonar apersonas o grupos que han arruinado su vida, trabado mi libertad o asesinado a los que amo? Escribi Etty Hillesum:Nuestra nica obligacin moral es la de destrozar vastos claros de paz en nuestro interior, e irnos extendiendo a losque nos rodean hasta que la paz vaya irradindose hacia todos. Y cuanta mas paz haya en cada ser , ms la habr eneste mundo en ebullicin 10

    Vienen a mi recuerdo unos monjes catlicos que Vivian a unos cuarenta kilmetros de Argel y que se haban hechoamigos de la comunidad musulmana local. Un grupo fantico asesino en 1996 a siete de esos monjes. El prior delmonasterio, Christian de Cherge, haba escrito un testamento que envi a lo de su madre, en Paris; en elagradecimiento a sus padres , a su familia, a sus hermanos monjes, a sus amigos y a alguien inesperado: En esteGRACIAS, en el que condenso , de ahora en mas, toda mi vida, quedan ciertamente incluidos ustedes, amigos deayer y de hoy, que no sabias lo que hacas, Si tambin a ti te digo GRACIAS y el Adis que quisiste para mi. Quenos sea dado encontrarnos en el paraso, como buenos ladrones felices, si esa es la voluntad de Dios, Padre tantotuyo como mo. AMEN , Inch Allah 11. El mirar hacia delante y elegir la vida implica previamente aceptado mirarhacia atrs , tomando plena conciencia de todos aquellos que nos han lastimado, de todo lo que se quebr ennosotros, de nuestras muertes interiores, de las heridas que habamos ocultado y sepultado. Implica reconocer lahistoria de nuestros orgenes, de nuestras vidas, que miremos y aceptemos nuestras heridas que nos han inflingido ylas que hemos inflingido a otros.

    Una vez aceptado lo que somos y lo que necesitamos para crecer en la compasin y la bsqueda de la paz, podremosavanzar en la vida. El perdn es un don de Dios que nos permite soltar las heridas del pasado. Como bendice JuanPablo II No hay paz sin justicia, ni justicia sin perdn 12No creo que el perdn nos surja espontneamente. Lo que si nos surge es a menudo la venganza, el deseo de tomarrevancha, la depresin y la ira. Pero el perdn puede sernos dado como un don. Podemos crecer en el deseo de vivirel presente y de acoger el futuro. Y solo a partir de esta gracia de Dios, esta capacidad de perdonarnos y perdonar alos dems, podremos comenzar a encontrarnos.

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    Estoy convencido de que llegara el da en que descubriremos que las heridas sufridas pueden volverse fuente devida; de ellas surgirn nuevas energas. Existe en cada uno de nosotros la fuerza de vida que nos permite avanzar yla vida es resciliente. Tenemos que reconocer la herida. La herida esta all. Pero si a la ver reconocemos que Diosnos ama, viviremos algo extraordinario: podremos recibir el don de perdonar

    10 Hillesum Etty

    11 Christian de Cherge La esperanza invisible , pag. 224 , editora Bayard , 1997.

    12 Homilia de Juan pablo II en ocacion de la Jornada Mundial por la Paz, 1 de enero 2002

    Liberar

    Hay que distinguir entre las necesidades bsicas del ser humano y aquellas que, siembre y cuando se las respete, lepermiten no solo sobrevivir sino tambin desarrollarse y realizarse a plenitud. Nuestras necesidades bsicas son: elalimento, el alojamiento, la educacin, y los cuidados; nuestras otras necesidades son: el ser amados, ser estimados,respetados y que nos consideren valiosos.

    Garantizar las necesidades es un acto de justicia encuadrado por la ley; pero ayudar a una persona a desarrollarseamndola, nunca podr ser encuadrado ni impuesto por una ley. No podemos ser obligados a amar a alguien, porqueel amor res fruto de la libertad. Un nio necesita que sean satisfechas no solo sus necesidades bsicas sino tambinsu necesidad fundamental de ser amado. No podr advenir la verdadera paz si solo nos quedamos en el respeto de laley. El amor hace surgir lo ms profundo en cada uno, y sin amor verdadero no hay paz real y la justicia no esrespetada.

    La Declaracin de los Derechos y la Libertades de la Persona Humana emitida por las Naciones Unidas hizo tomarmayor conciencia de la importancia de cada persona humana. Pero en que consiste realmente una persona? Cuales el valor esencial de un ser human?

    Ya hice alusin a nuestra eterna bsqueda de infinito. Lo limitado no nos satisface plenamente. Existe en nosotrosuna angustia que nos impulsa a buscar siempre mas mas poder, mas placer, mas dinero, mas amor, mas amigos,mas sabidura, mas reconocimiento, y hasta dira, mas Dios!

    La humanidad permanece siempre en movimiento, evoluciona, investiga, espera-y en lo profundo de cada personahay esta bsqueda de lo ilimitado, de lo infinito!

    Esta bsqueda revela el carcter sagrado de todo ser humano. Este carcter sagrado no esta desconectado de nuestrocuerpo. Lo infinito se encarna en nuestros cuerpos, y estos a su vez estn ligados, todo lo que es vida se conecta.Cada especie es importante y valiosa.Nuestra sed de infinito recin podr comenzar a saciarse cuando tomemos conciencia de la presencia de lo infinito.No podemos superar el encierro asegurador de nuestra familia, de nuestra cultura, de nuestro grupo paraencontrarnos como personas valiosas, si no descubrimos que, por encima de toda persona en su lugar justo.Atravesar las barrearas que nos separan nos exige enfrentar nuestros mas profundos temores el arriesgarnos alrechazo, a la herida, al sufrimiento y a la soledad, supera la seguridad del pasado y acaso de nuestra cultura paravivir en el presente y en el futuro.

    Pana nutrir la paz debemos partir en busca de la apertura, del riesgo, del perdn y de la libertad de reconocer losagrado en el otro, y en nosotros mismos.No podemos volvernos hermanos y hermanas en el seno de una humanidad comn si no recubrimos un Dios, quees Padre y madre para cada uno de nosotros, el Dios que trasciende todo limite. El filosofo Soren Kierkegaardafirmaba lo mismo cuando deca que lo que nos hace iguales es el hecho de que somos todos igualmente amadospor Dios. Ignoramos demasiado a menudo esta simple realidad sagrada.

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    IV

    ATRAVESAR NUESTRAS BARRERAS INTERIORES

    Puede suceder que nos dejemos seducir por la publicidad y pensemos que, para ser felices, debemos comprar yutilizar los productos que esta nos publicita. De hecho, la televisin vive de la publicidad. Podemos de igual mododejarnos seducir por partidos polticos influyentes que nos prometen ms dinero y menos impuestos. Los que tienen

    el poder pueden manipularnos sutilmente y valerse de nuestras debilidades y fallas para llevarnos a pensar comoellos. Podemos dejarnos atrapar por la ilusin.

    La felicidad no viene del exterior, de las cosas que poseemos o del poder de nuestro grupo, sino del interior, de eselugar sagrado en nosotros. Nos resulta tan fcil ilusionarnos pensando o bien que somos el centro del universo, obien que no valemos nada. Rpidamente nos imaginamos que si perteneciramos a tal grupo o si tuviramos msdinero seriamos ms felices! Cualquiera de nosotros puede dejarse seducir por falsos profetas con promesas defelicidad, pero una vez seducidos por tales quimeras pronto nos descentramos, paralizados por la ira o ladesesperacin. La depresin tambin puede hacernos naufragar. Tenemos vergenza de habernos dejado atrapar poresas ilusiones, y esta puede llegar hasta ser vergenza de existir.La felicidad consiste en aceptar y elegir la vida, no en padecerla a desgano. La felicidad viene cuando nosotroselegimos ser lo que somos, ser nosotros mismos aqu y ahora; cuando elegimos la vida tal cual es, con sus alegras,

    sus sufrimientos y sus conflictos .La felicidad consiste en vivir y buscar la verdad, con otros, en comunidad, en serresponsable de nuestra vida y la de los otros. Consiste en aceptar el hecho de que somos limitados, capaces sinembargo de entrar en una relacin personal con lo Infinito, descubriendo as la verdad universal que trasciende todacultura: cada persona es nica y sagrada.

    No nos interesa ser lo que otros quieren que seamos, ni responder a las expectativas de nuestra familia y amigos o dela sociedad. Hemos elegido ser quienes somos, con toda la belleza, pero tambin con todas las fallas que hay ennosotros. No nos evadimos de la realidad para vivir en un mundo de ilusiones, sueos o pesadilla. Nos volvemospresentes a la realidad y a la vida y por lo tanto, libres de vivir segn nuestra conciencia, nuestro santuario interior,all donde pertenece el amor en nosotros y donde vemos a los otros tal como son en lo ms profundo. Nospermitimos que la luz de la vida se asfixie en nosotros ni queremos asfixiarla en los otros; por el contrario, todonuestro deseo es que su luz brille.

    La paz de corazn es algo personal, que nos brota del interior de nuestro ser. Implica madurar interiormente y llevara cabo obras de justicia y de misericordia, tambin actos de amor. Llaga cuando vivimos en armona con nuestrafamilia o comunidad, o bien en momentos pacficos de reflexin y aceptacin interior. El filosofo Alemn JosefPieper llama momentos de gratitud a aquellos en los que logramos estar solos con ese silencio que es previo a lapersecucin de la realidad ; solo en silencio escucha.

    dadas las presiones sobre la plaza publica, debemos mantenernos vigilantes y conscientes frente a las influenciashostiles que envilecen nuestra dignidad. Unas de las trampas mas insidiosas es el odio de si mismo. No ser posiblela gratitud hasta no haber conseguido nuestra unificacin interior. Tenemos tendencias a trabajar demasiado; es unescapismo, una forma de intentar justificar nuestra existencia. Solo hay una justificacin para nuestra existencia: esque Dios nos ama. Tememos relajarnos y largar prenda porque no confiamos en el amor. As, conservamos elcontrol, vamos siempre de prisa, no vaya a ser que, si aminoramos la marcha, nos encontremos cara a cara con

    nosotros mismos. Esta aceptacin de nosotros mismos es el fundamento de la libertad y de la santidad 13 y yoagregara, de la paz del corazn. Pieper continua diciendo que, para lograr ese silencio interior nada puedereemplazar a la oracin y reflexin. Debemos escuchar la suplica de Dios: Quiero que me escuches y que sepas quesoy Dios

    La paz llegara no solo cuando hayamos renunciado a adquirir objetos p un status social, sino cuando nuestros deseosmas profundos se vean colmados. La paz es el fruto de nuestra relacin personal con el Eterno. No estamos solo;Dios, dulce y humilde, esta con nosotros, velando por nosotros y guindonos. A medida que nos vamos distendiendoy confiando en el amor, nos liberamos de los muros y las barrearas que nos mantienen prisioneros del miedo, de losprejuicios y de las culpas. Nos sentimos plenos de una alegra nueva, que es la propia vida del amor.

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    Experimentamos una fuerza nueva; la paz que brota de la presencia tierna y amante de Dios. Ya no necesitamosprobarnos; podemos ser nosotros mismos, frgiles, vulnerables y dbiles. Somos valiosos a los ojos de Dios tal cualsomos

    Etty Hillesum tena un gran sentido del valor de cada persona como morada de Dios. Mientras estaba enWesterbrook, esperando con otros judos ser deportada a Auschwitz, escribi en su diario que su nico deseo eraayudar a la gente a que descubrieran el tesoro de su humanidad, ya que cada uno estaba llamado a ser la morada deDios.Te prometo, si, yo te prometo Dios mo, que intentare descubrir una morada y un techo para ti en el mayornumero de casa posibles. Existen muchas casas inhabitadas donde te introducir como husped de honor 14

    Ella conoca el secreto: la belleza de toda persona esta en que ella es llamada a ser morada de lo Infinito. As, ya noatormenta el miedo a la muerte y a lo finito. Etty experimento esas instituciones en una situacin de desgraciaabsoluta. De las realidades ms espantosas, ms terribles puede nacer una nueva y ms profunda visin; la luz puedesurgir del corazn de las tinieblas.

    Hay muchas personas (Judos presos) que intentan proteger su propio cuerpo, que sin embargo no es mas que elreceptculo de mil angustias y mil odios. Dicen no caer bajo sus garras ( las de los Nazis). Olvidando que,estando en tus brazos, no caeremos nunca bajo las garras de nadie. Esta charla contigo, Dios Mo, me estadevolviendo un poco de calma 15.

    Nos transformamos en artesanos de paz recin cuando nos dejamos desamar, cuando tomamos conciencia de quesomos nicos y que retomando las palabras de Etty Hillesum, Dios nos lleva en brazos. No estemos solos y no noshace falta ser los mas fuertes o los mejores. Hay un lugar para nosotros en el corazn de la humanidad y en elcorazn de Dios. Estamos destinados a vivir y a traer la paz. Ser plenamente humanos quiere decir tomar concienciade quienes somos en lo ms profundo de nuestro ser, tomar conciencia de nuestra sed de infinito y descubrir quepodemos encontrar lo Infinito y lo Eterno dentro de nuestro, en nuestro santuario interior. Esta vida con Dios estaen nosotros como una fuente, tapada por un montn de escombros y basura, oculta tras barreras de temor.13 Pieper, Joseph. Leisure: The Basis of Culture ( Chicago, St. Augustine Press , 1998)

    14 Hillesum , Etty

    15 Hillesum, Etty

    Necesidad de ser purificados

    Esos muros y barreras contienen nuestra angustia, pero tambin lo que hay de ms bello en nosotros. Nos hace faltapurificarnos de nuestra necesidad de dividir el mundo, la sociedad, los grupos e individuos en buenos y malos, considerando lo nuestro proio grupo, nuestro pas, nuestra religin, nuestra clase social, como la lite, como lomejor. Por sobre todas las cosas, nos vemos llamados a largar nuestras compulsiones y a purificarnos de nuestra sedde poder, de admiracin, de tener siempre razn. Nuestras murallas de temores, de prejuicios y de odios deben irdesapareciendo poco a poco para que nos liberemos de los encierros que nos impiden abrirnos a un nuevoconocimiento de lo infinito y de los otros.Pero el camino que lleva a la humildad, la paz y la justicia es un largo y rudo combate, como tan bien lo expresa elpatriarca Athengoras de Constantinopla en su texto:

    Estoy desarmado

    Hay que librar el ms duro combate :la guerra contra s mismo.

    Hay que llegar a desarmarse.He venido librando esa guerra por aos,

    ha sido terrible.Mas ahora estoy desarmado.

    Ya no tengo miedo a nada,

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    porque el Amor desplaza al miedo.Estoy desarmado del deseo de tener raznde justificarme descalificando a los dems,

    Ya no estoy alerta, a la defensiva,celosamente crispado sobre mis riquezas.

    Doy acogida y comparto.No me importan tanto mis ideas y proyectos.

    Si me presentan otros mejores,o, mejor dicho, no mejores sino buenos,

    los acepto sin pesar.He renunciado al modo comparativo.

    Aquello que es bueno, verdadero, real, es siempre para m lo mejor .Es por eso que ya no tengo miedo.

    Cuando uno se desarma, si uno se desposee,Si uno se abre al Dios-Hombre

    que hace todas las cosas nuevas,Elntonces l borra lo malo del pasado

    y nos devuelve un tiempo nuevodonde todo es posible (16)

    Ese camino hacia la emergencia de nuestra persona ms profunda, con un sentido de quin somos y de nuestramisin es un largo camino. Es la historia de una vida, que suele implicar muchas batallas Todos debemos trabajaren ello! En la parbola del grano de trigo, Jess nos muestra cmo nuestras compulsiones psicolgicas debernmorir para que, llegado el momento, podamos vivir plenamente dando muchos frutos. (17) Nos hace falta tiempo,trabajo de la gracia y la ayuda de personas sabias para volvernos suficientemente humildes y transformados, paravolvernos una morada para el amor y para el Infinito, y que las aguas vivas del amor y la compasin broten delcentro de nuestro ser. Necesitamos todos ser purificados para volvernos, como escribi Etty Hillsum en su diario, blsamo derramado sobre tantas heridas (18)16 Patriarche Athenagoras ef. Revue Tychique n. 136 noviembre 1998

    17 Muchos se pusieron a seguir a Jesus despus que El resucito a Lazaro. Pero muchos tambien se volvieron sus enemigos. La hostilidad

    aumentaba entre la gente, pero Jesus los llamo a la paz y a la fraternidad: En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en

    tierra y muere, queda el solo; pero si muere, da mucho fruto Juan. 12,24

    18 Hillesum , Etty

    Esta purificacin no puede ser nuestra obra, fruto de nuestra voluntad y de nuestro esfuerzo. Es algo ms profundo.Llega cuando acogemos ciertos acontecimientos que podran herirnos o quebrarnos; cuando recibimos la ayuda dehombres y mujeres sabios, y es perfeccionada por un don de Dios, que nos conduce hacia la vida en plenitud y haciala libertad. El camino hacia la paz y la esperanza se prepara por una familia unida y abierta , por un arraigo en unacultura, una fe y una comunidad que nos dan seguridad, que nos forman y nos preparan para seguir avanzando,despiertan y refuerzan nuestra conciencia personal y nos ayudan a descubrir quines somos.

    Necesitamos modelos, un padre y una madre espirituales, que sean sabios y libres y que nos llamen a crecer enlibertad, sabidura y compasin y a abrirnos a los que son diferentes. Nos tocar vivir acontecimientos imprevistos.Duelos, sufrimientos, accidentes, fracasos, alegras, xitos y encuentros inesperados. Se nos llama a vivir

    plenamente cada uno de estos acontecimientos segn nuestra conciencia, sin dejarnos sumergir por la vida ni ahogarpor la tristeza de las desgracias.

    Yo s lo mucho que debo purificarme an. Habindome confrontado a gente que me cuestiona, o gente cuyaangustia y comportamiento perturbado disparan la angustia en m, he tocado la ira y la violencia que me habitan.

    Existen todava en m barreras y temores que me impiden el estar abierto y tener compasin por ciertas personas.Cuando me siento perdido, me vuelvo hacia esos profetas de paz, annimos y desconocidos, que siembran semillasde paz en nuestro mundo.

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    Ellos recorrieron ese largo camino hacia la aceptacin de s mismos y la purificacin; reconociendo lo que essagrado y universal. Pienso aquellos que alimentan la esperanza y el amor en sus corazones, que encuentran la paz yla comparten en pequeas comunidades a travs del mundo, y recuerdo que cada uno de nosotros puede cambiar,que personas como t y yo pueden, ante el aislamiento, la angustia, el terror y la violencia, liberar una oleada deamor capaz de cambiar el mundo.

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    V

    BUSCA LA PAZ

    En nuestro hogar del Arca en Bangalore recibimos un da a un joven con una gran discapacidad, que haba estadoviviendo en la calle. Estaba muerto de hambre y mugriento. Gracias al gorrito que usaba supimos que eramusulmn. Cham, un hombre con discapacidad, que viva en el hogar desde haca tiempo y que desciende de una

    familia de brahmanes, ofreci compartir su habitacin con el recin llegado. Abdul (as lo llam la comunidad, yaque era incapaz de decirnos su nombre) fue abrindose poco a poco. Aprendi a caminar y a hacer muchas de lascosas que hacan los dems. Un da fue con un asistente a la mezquita del barrio. De pronto, se oy un grito: Elas . Era el primo de Abdul. El nio perdido haba sido hallado. Das despus, toda su familia musulmana vino alhogar. El padre, un hombre mayor, nos dijo: Mi hijo es feliz aqu Ha hecho tantos progresos! Nos gustara que sequedara con ustedes . Una gran amistad fue creciendo entre la comunidad del Arca y esa familia. Suele suceder quelos ms dbiles , los menos reconocidos, son quienes logran reunir personas muy distintas, no slo dentro de lacomunidad, sino tambin entre vecinos, amigos, familias... sealndonos el camino de la paz.

    En nuestras comunidades de la India tenemos musulmanes, cristianos e hindes viviendo juntos. Por supuesto quehay dificultades en esas comunidades- las mismas dificultades de convivencia que las que encontraramos entregente de edades, temperamentos, necesidades e historias diferentes, que compartieran la misma fe!. Pero todos

    formamos parte de una comn humanidad, de un universo vasto y bello y cada persona tiene algo que ofrecernossiempre que sepamos recibir su don y que aprendamos a valorar las culturas en las que otros crecieron y sedesarrollaron, aunque en un primer momento nos parezcan extraas. Juntos iremos descubriendo poco a poco que ladiferencia, aunque dolorosa, puede llegar a ser tesoro y no amenaza. La alegra y la libertad vienen con la aceptacinde la diferencia. As, las comunidades sern signo de paz y de unidad. Mi propia experiencia en el Arca me haenseado que la comunidad puede ser lugar de sanacin y medio para ir creciendo hasta llegar a la libertad interiorque nos es necesaria para, traer sanacin y paz.

    La comunidad es un lugar de pertenencia donde gentes de orgenes y temperamentos muy distintos, y que nonecesariamente viven bajo un mismo techo, van descubriendo a otras personas que comparten los mismos deseos yel mismo espritu, se estiman, se aman, y se revelan mutuamente quines son. Es un lugar donde crecen en madurezy pueden encontrar una sanacin interior. Ellos aprenden a aceptarse y a aceptar a los otros tal cual son. Y una vez

    juntos, aprenden a perdonar. Una comunidad slo es autntica cuando sus miembros se sienten alentados a asumir ysuperar el miedo a la soledad, a desarrollar una mayor libertad interior, a perdonar, a ser tal cual son en plenitud, sinocultarse confundindose en el interior del grupo. Cuando la obediencia dentro del grupo es demasiado estricta,puede llegar a sofocar el crecimiento de la conciencia personal y de la libertad interior

    Si algunos de los miembros de la comunidad estn abiertos a los que son diferentes, tanto dentro como fuera de lacomunidad, ellos se vuelven signo y fuente de paz. Juntos, apoyndose, acogen a las personas, hacen cosas quenunca hubieran podido hacer solos. Pueden enfrentar las dificultades y atravesar con coraje los miedos ysufrimientos de la vida. Cuando una comunidad o una amistad es vivida plenamente y de manera autntica, cuandosus miembros estn unidos y dispuestos a elaborar los conflictos inherentes a cualquier grupo, cuando buscan creceren su misin compasiva hacia los necesitados, esa comunidad puede volverse signo de nuestro potencial colectivo,de lo que podramos llegar a ser si dejramos atrs nuestros egosmos y necesidades individuales para compartir y

    trabajar juntos por una paz y una unidad mayores

    Artesanos de la paz

    Construir la paz no slo significa hacer grandes cosas para resolver grandes conflictos, como ocurri con NelsonMandela, Mahatma Gandhi o George Mitchell. No estamos todos llamados a trabajar por la paz a nivel internacionaly poltico, pero estamos todos llamados a volvernos hombres y mujeres de paz, all donde estemos en nuestrafamilia, en el trabajo, en nuestra parroquia, en nuestro vecindario- abiertos y acogedores de los otros en nuestracomunidad, cultura y tradicin religiosa y tambin afuera. Volverse artesano de paz es no juzgar, condenar o hablarmal de la gente. no alegrarse de lo malo que pudiera pasarles. Ser artesano de paz es tener a todos amorosamente

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    presentes en la oracin, pidiendo lo mejor para ellos, incluso la libertad. Ser artesano de paz significa acoger a losdbiles y necesitados aunque ms no sea con una sonrisa apoyarlos, regalarles nuestra gentileza y ternura y abrirlesnuestro corazn. Implica tambin acoger a aqullos con los que podramos tener problemas, a los que no queremosdemasiado, los que son diferentes de nosotros ya sea cultural, psicolgica o intelectualmente.

    Significa asimismo tomar contacto con la gente para resolver sus problemas no desde una posicin de poder y decerteza, sino desde un lugar de escucha, de comprensin, de humildad y de amor.

    Cuando renunciamos al poder nos volvemos ms abiertos a la compasin de Dios.

    Construimos la paz cada vez que ejercemos la autoridad con amor y sabidura. Este amor no es sentimental; consisteen revelar a los otros quines son realmente, capacitndolos para poder elegir y vivir segn su conciencia. Esescuchar a la gente y apreciarla tal cual es. Debemos aprender a ejercer la autoridad como humildes servidores paraas ayudar a los dems a crecer en conocimiento, sabidura, libertad y responsabilidad, volvindose de esta formams humanos desde lo profundo de su ser- Al amar a los dems los hacemos libres. Ser buenos responsablessignifica tambin ir preparndonos para retirarnos, para dejar que otros tomen el relevo cuando llegue el momento.

    Mi experiencia en el Arca me hizo descubrir que los dbiles y pequeos son tambin profetas de paz. Su presencia ysus gestos no infunden temor, sino que abren los corazones tanto a la comprensin como a la compasin. Derribanmisteriosamente las barreras que rodean nuestro corazn.

    Qu sucede cuando prestamos atencin a los ms dbiles? Comenzamos a aceptar nuestras propias debilidades.Descubrimos que hay un milln de cosas que no podemos hacer sin la ayuda de los otros! Recin al conectarnos connuestra vulnerabilidad y nuestra fragilidad podemos comenzar a sortear las barreras con las que habamos rodeadonuestro corazn para protegernos. Comenzamos a construir la comunidad al reconocer que necesitamos ayuda ayuda de nuestros amigos, de nuestra familia, de nuestra fe, de nuestro Dios, de nuestra comunidad y de muchosotros . Tenemos necesidad de ayuda para amar y perdonar.

    Tocamos aqu un misterio; llegamos a ser profetas de paz cuando descubrimos y acogemos nuestra debilidad. La pazno surge de la superioridad o del poder. Ella viene de esta fuerza de vida que brota desde lo ms profundo de nuestroser, all donde somos ms vulnerables, una fuerza de dulzura que est en ustedes y en m.

    Hace poco fui a pasar un fin de semana a una parroquia en un barrio de Paris. El domingo por la maana me fuireuniendo sucesivamente con chicos de tres a siete aos, aquellos de siete a doce aos y los adolescentes de trece adiecisiete aos. Y por ltimo me encontr con adultos. Me asombr comprobar que fueron los chicos del primergrupo, los de tres a siete aos, quienes me hicieron mayor cantidad de preguntas. Parecan libres de cualquierpresin de grupo, de lo que los dems pudieran llegar a pensar de ellos. La inocencia, la pureza y la simplicidad deestos nios, que haban encontrado una verdadera seguridad en sus familias, eran desarmantes.

    Los pequeos tienen el don de despertar la sencillez en nuestros corazones, el nio aquel que se esconde tras nuestromalestar y nuestro temor ante lo que pudieran pensar los otros. Ellos tocan nuestro corazn. No nos asustan. Hacenque nuestros sistemas de defensa y nuestros prejuicios vuelen en mil pedazos. Lo nios tienen su forma especial deaceptar a los dems tal cual son, sin prejuicios, sin miedo, siempre que se sientan seguros. Si estn en confianza,confan en seguida. Ya sean cristianos, musulmanes, budistas, hindes o judos, los chicos tienen el misterioso poder

    de derribar las barreras interiores que nos impiden abrirnos a gentes de diferente cultura; nos inducen a prestaratencin al nio que llevamos dentro.

    Encontramos ese mismo poder en muchos hombres y mujeres con discapacidad mental. Aunque menos dotadas enciertos aspectos, las personas con discapacidad, cuentan con corazones sencillos, amantes y confiados.

    Ellas nos muestran el camino del amor antes que el camino del poder. En nuestras comunidades del Arca y de Fe yLuz, ellas tienen una manera extraordinaria de recibir a la gente.

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    A menudo estn llenas de una alegra de vivir que atrae, abre los corazones y los llena de gozo. En general sonmenos complicadas que las personas que estn invadidas por la necesidad de tener xito, de ejercer poder o de seradmirados. Ms que admiracin, procuran relaciones simples y fieles.

    Hace poco me lleg desde Jerusaln una carta de Philip Kearney, del Arca, quien se ha tomado all un tiemposabtico. En ella me habla de un grupo de ocho hombres que tienen una profunda discapacidad mental y fsica. Dosson Palestinos musulmanes, tres Palestinos cristianos y tres Israelitas judos. Ellos estn felices de vivir juntos, deencontrarse y de hablar con otros; irradian una paz imposible de hallar en el mundo que los rodea.

    Todas las semanas salgo de paseo por calles y parques con este grupo extrao y maravilloso... Vaya experiencia!Los palestinos que los conocen desde hace aos los vienen a saludar, ponindoles las manos sobre la cabeza en ungesto que parece de acogida y bendicin.

    Un poco ms lejos, son los israelitas los que vienen a saludar al grupo, reconociendo a los suyos. La alegra queprocuran estos encuentros a los que se nos acercan, es visible. Hasta hoy, es el nico grupo que he encontrado conrepresentantes de las tres grandes religiones de este pas que, no solamente viven juntos el da a da, sino que salena caminar tomados de la mano, por las calles de Jerusaln!.

    Son profetas de paz, que nos muestran el camino hacia la paz . Su sed de amor es capaz de reunir a hombres ymujeres de culturas y de religiones diferentes. Hacen desaparecer los prejuicios y apelan a lo que hay de ms

    profundo dentro nuestro.

    Hace unos aos, un joven con discapacidad participaba en los Juegos Olmpicos Especiales. Tena tantas ganas deganar la medalla de oro en cien metros! Comienza la carrera, tiene una buena largada, pero al rato, el muchacho delcarril vecino se resbala y cae.El joven que tantas ganas tena de ganar se detiene en seguida y tiende la mano al cado y lo ayuda a levantarse. Losdos siguieron corriendo y los dos llegaron ltimos!. Nuestro mundo podra ser mejor si todos nosotros supiramosescuchar a ese joven y descubrir que la amistad y la compasin son ms importantes que la fuerza, la victoria o elpoder.

    Cmo construir la paz cuando nos encontramos frente a una autoridad que no escucha, que es incapaz de aceptar elno tener siempre la razn y que se rehsa a cualquier crtica o dilogo? slo queda irse dando un portazo? O

    fomentar una revolucin? Permitir que aumente el deseo de venganza? O bien, caer en una cierta depresin yresignacin ya que hay nada ms que hacer? Cmo ser autnticos frente a la opresin de un poder insolente?Cmo trabajar por la justicia en situaciones desesperadas?.

    Hombres y mujeres tales como Francisco de Asis, Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr. , Dorothy Day, AungSan Suu Kyi Corazn Aquino, Jean y Hildegard Goss-Mayr y tantos otros, oscuros y annimos han mostrado uncamino. Ellos son profetas de paz. Han vivido y predicado un camino de no violencia. Han podido hacerlo porquelos apoyaba una comunidad de hombres y mujeres que convivan con ellos compartiendo su fe y su visin.

    Cuando me falta valor, deca Mahatma Gandhi, recuerdo que, a travs de la historia, este valor ha sido siemprellevado por la verdad y el amor. Hubo tiranos y asesinos que por un tiempo parecieron invencibles, perofinalmente terminaron cayendo. Recurdenlo siempre.. .cuando ustedes se pregunten si es as como Dios quiere que

    sea el mundo... recurdenlo siempre e intenten luego hacer las cosas a Su manera. Esos hombres y mujeres no optaron por enfrentarse directamente al poder insolente, lo que a menudo slo sirve paraelevar las barreras, sino que ayudaron a aqullos que detentaban el poder a retirarse, a cambiar, a evolucionar.Trataron al mismo tiempo de dar a los que sufran injusticias, libertad para trabajar por la paz, de amar la verdad, deno dejarse dominar por el temor y el odio, de amar a los dems y de construir la comunidad- de ser ellos mismos.

    Uno de los ms grandes profetas de la no violencia fue un musulmn ferviente, Gaffar Khan, un Patshun del norte dela India, que luego fue Pakistn. Independientemente de Mahatma Gandhi, ms tarde en colaboracin con l busc,rehusndose a cualquier forma de violencia, liberar a su pueblo de la frula militar opresiva y a menudo cruel de los

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    ingleses, promover el mejoramiento del status de las mujeres y la justicia social para que todos tuvieran acceso a laeducacin y obtuvieran lo necesario para vivir. Tambin colabor activamente con gente de otras religiones (19).

    En nuestra poca Juan Pablo ll, por ms viejo y frgil que est, sigue siendo un profeta de paz, viajando de un pasal otro, predicando la paz, pidiendo perdn, reuniendo gente de distinta tradicin religiosa y defendiendo losderechos de todos, especialmente los de los pobres, los dbiles y las minoras. Me encontraba en Hait en 1983cuando el Papa celebr misa en el aeropuerto de Puerto Prncipe. A su izquierda se vean militares y representantesde la dictadura haitiana; a su derecha, el cuerpo diplomtico; y delante de l , en una enorme explanada, el pueblohaitiano. El Papa habl de la importancia de lavar los pies de pobres y dbiles. La multitud lo aplaudi, loca dealegra . No poda ver las expresiones de las caras de los miembros del gobierno y de los militares, pero me imaginoque deban de estar contrariados. Daba la impresin de que el Papa fuera el juez, el gobierno y los militares losacusados en su box y el pueblo, el jurado.

    Jonson, Robert C. (Radical Islam and Nom-Violence , journal of Peace Research ( University of Notre Dame ) 1997, I 53-77. Los

    discpulos de Ghaffar Khan firmaban un convenio de diez puntos que deca entre otras cosas: Me comprometo a servir a la humanidad

    en nombre de Dios me comprometo a abstenerme de toda violencia me comprometo a perdonar a los que me oprimen o me tratan en

    forma cruel me comprometo a vivir sencillamente

    Para volverse artesano de paz hoy en da, hay que aprender a vivir sencillamente, cerca de aquellos que sondiferentes, de los necesitados, o con ellos. Porque Cmo puede la paz ser posible si los que tienen carenciasextremas viven cerca de los opulentos, sin que entre ellos haya el menor contacto? Vivir con los que han sidodespreciados los ayuda y nos ayuda a descubrir su valor humano y su dignidad y tambin la nuestra.

    Son muchos hoy en da los que viven de esta forma y es lo que intentamos hacer en nuestras comunidades del Arca yde Fe y Luz. Pienso tambin en una fraternidad de pequeas Hermanitas de Jess, en Niger, que desde hace ms deveinte aos comparten su vida con los Touaregs, nmades musulmanes que viven en carpas y pastorean sus rebaosde cabras. Las hermanas tambin viven en carpa y cuidan su propio rebao. No intentan cambiar a los Touaregs,sino simplemente vivir con ellos, ser sus amigas, revelarles su belleza y su valor. A los ojos de nuestro mundo deeficacia y de nuestra economa global competitiva, vivir juntos de esta forma puede parecer una locura, pero en todocaso es la locura del Evangelio, la locura del amor, que tal vez sea lo que nuestro mundo ms necesita `.

    Qu importante es escuchar nuestras historias para descubrir lo que viven otros!. Pienso en Karin, una mujer queencontr hace aos por intermedio del Arca; vive en Australia, en la pequea ciudad de Wilcannia, con unapoblacin mayoritariamente aborigen y un desempleo del ochenta por ciento. Ella no ensea, no hace nada especial,pero comparte sus historias, sus dificultades, su vida cotidiana y va hacindose amiga de muchos de ellos y, por susola pesencia, revelndoles el amor de Dios. Tambin recuerdo a Ansaff, una joven musulmana de Hebrn, que fueasistente en nuestra comunidad del Arca en Betania, cerca de Jerusaln. Era lindo de ver su relacin con las personascon discapacidad. Era un privilegio escuchar su historia y la de su familia, escuchar su camino de crecimiento en lafe y el humanismo.

    El camino hacia la paz no es cosa fcil. Tal vez sea fcil amar la paz, es ms difcil trabajar por la paz, ser artesanode paz en las buenas y en las malas. Cuando surgen dificultades y conflictos nos desalentamos fcilmente. Nuestrosesfuerzos pueden parecernos a veces tan ftiles. Tocamos muy a menudo la violencia que llevamos dentro.Podemos caer en la duda y en la confusin. Luchar por la paz es ser un apasionado del desarrollo que permite atoda persona no slo satisfacer sus necesidades bsicas, sino tambin las necesidades que le permitan expandirse yvolverse plenamente humana.

    Estoy convencido de que este servicio proftico y oculto hacia los que son de otras culturas y religiones, hacia losque sufren y se sienten abatidos es lo que nuestro mundo necesita.

    Gente como Karin, Christian de Cherg y esa mujer Palestina estn presentes en muchos lugares desfavorecidos delmundo. Se las puede encontrar junto a los refugiados en sus campos, con los enfermos de Sida, compartiendo la vidade los dbiles y quebrados para servirlos y revelarles su valor. Me conmueve ver cuntos jvenes salen hoy en da desus casas para ponerse al servicio de los desfavorecidos y compartir su vida. Despus de un ao o ms, vuelventransformados. Este compartir la vida con la gente de otra cultura derriba sus prejuicios y les hace descubrir la

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    belleza y el valor de las diferentes culturas y nuestra comn humanidad. Las aguas de la compasin por las personasque estn necesitadas brotan en ellos. Ellos comienzan el camino hacia la sabidura y la paz, Martn Luther King Jr,uno de los grandes profetas de paz y reconciliacin de los tiempos modernos, en su discurso de recepcin del PremioNbel, pronunci palabras que estos jvenes viven. Nos muestran que ellas son verdaderas para hoy y para maana,como en el momento en que fueron pronunciadas: Creo que la verdad desarmada y el amor incondicional sequedarn con la ltima palabra. Es por esto que el derecho temporalmente burlado es ms fuerte que el triunfo delmal. Creo que aquello que hombres centrados en s mismos han destruido, podr ser reconstruido por otroshombres centrados sobre los dems.. (20)c.f Luter King, Martin Jr.Discurso de aceptacin del premio Nobel , www.nobelprizes.com

    Ser artesano de paz es ser peregrino, bogando hacia una tierra nueva, desconocida y santa. Es ser un explorador quese aleja de un mundo conocido, quebrado y dividido, aventurndose en mares inexplorados y a menudo tumultuosos,para descubrir nuevas semillas de vida y de unidad, prontas a crecer y a florecer. Estos navegantes peregrinospueden sentirse a veces solos , cuando navegan por mares embravecidos hacia la paz. Pero ellos jams estn solos,porque buscan la morada de Dios. Dios est con ellos invitndolos a seguir su camino. Su esperanza los espera!

    CONCLUSION

    Hace algn tiempo, cuando Hait se encontraba en ebullicin, fui invitado a hablar a hablar ante una asamblea dejvenes haitianos sobre el tema Cul es mi esperanza? Yo les dije: Mi esperanza est en cada uno de ustedes. Miesperanza est en vuestros corazones. Continu explicndoles: He visto a muchos hombres y mujeres llegar alArca llenos de clera y de angustia. Venan de la calle o de instituciones donde haban sufrido. Poco a poco los viponerse de pie, transformados, llenos de ternura y de amor. La sanacin y la paz interior toman tiempo. He visto ajvenes transformados al compartir su vida con personas con discapacidad, descubriendo su capacidad de dar vida y

    esperanza a otros ms pobres. S, creo en la capacidad de cada uno de nosotros para cambiar.

    Nuestro mundo es un lugar de violencia y de temor, un lugar donde muchos se esconden tras los muros delindividualismo, del confort y de la seguridad, temerosos de mirar la realidad e incapaces de saber quines son deverdad. Desde el 11 de septiembre, muchos tambin se esconden tras prejuicios y temores, estigmatizando a todoaqul que pertenezca a otras culturas. Y puede darse que las tinieblas se oscurezcan, que otras torres y otras certezasse derrumben y que los mercados financieros tambaleen an ms, antes de que alguno de nosotros comienceverdaderamente a buscar nuevas formas de vida, nuevos caminos hacia la paz.

    El mundo no va a cambiar de un da para el otro. Pero la gravedad de nuestra poca, el temor a la guerra, alterrorismo y a otras formas de violencia incitan a muchos hombres y mujeres a buscar una nueva manera de vivir.Muchos ya se dieron cuenta de la futilidad de los bienes materiales y descubren que pueden desempear un rol

    activo en la construccin de la paz.

    Si usted y yo buscamos hoy vivir la paz, ser artesanos de paz, apoyar la creacin de comunidades de paz, no loharemos slo por el xito. Si encontramos la paz, si vivimos y trabajamos por la paz, aunque no veamos los frutos,nos volveremos ms plenamente humanos y marcharemos juntos en la ruta de la ternura, de la compasin y de lapaz. Habr nacido una nueva esperanza.

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    Seor, haz de m un instrumento de tu paz.Donde haya odio, ponga yo amor,

    donde haya ofensa, ponga yo perdn.Donde haya discordia, ponga yo unindonde haya error, ponga yo la verdad

    donde haya duda, ponga yo la fedonde haya desesperacin, ponga yo esperanza

    donde haya tinieblas, ponga yo la luz.donde haya tristeza, ponga yo alegra.

    Seor, que no busque tanto ser consolado como consolar,ser comprendido como comprender, ser amado como amar

    Ya que es dando que se recibe,es olvidndose que se encuentra

    es perdonando que se es perdonadoes muriendo que se resucita a la vida eterna.

    Oracin atribuida a San Francisco de Ass (1182-1226)

    AGRADECIMIENTOS

    Este libro surgi de una conferencia para la televisin canadienseinglesa, por iniciativa de Dick Nielse de Norflicks.El aceptar su invitacin me llevo a reflexionar sobre miexperiencia a aclarar mi pensamiento y a ponerlo por escrito.Susan Morgan me presto su ayuda. Su sabidura y su visin meayudaron a ser mas claro y preciso. Se lo agradezcoprofundamente.

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