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LA JIRIBILLA EL (OTRO) DISCURSO DE LA IDENTIDAD Y LA GACETA DE CUBA EN LOS NOVENTA La cultura cubana, bien en la diáspora o en la Isla, no puede ser el pez que se alimenta de su sombra. Quedan pendientes muchos capítulos de esta historia común. Habría mucho que debatir sobre lo que se dejó de hacer, o se ha hecho a medias; o sobre la censura y la autocensura; o sobre muchas otras interrogantes y desconocimientos que le caben a La Gaceta... en esta ambiciosa, polémica, pero imprescindible propuesta. Norberto Codina | La Habana I Parque Central. La tarde de un domingo cualquiera del otoño neoyorquino. Desde uno de los puentes, cerca del lago, se puede ser testigo de un espectáculo singular. Al final de la explanada suena una rumba de cajón, donde nuyorricans, cubanos, afroamericanos, tocan, cantan, bailan, hasta bien entrada la noche. Circulan la comida y el ron, de manos amigas o de vendedores clandestinos (otra vez el contrabando). A la sombra del puente se ve una docena de parejas ensayando los pasos del tango, pero la música de referencia no la oímos por estar bajo el arco, y así la coreografía se mueve, elegantemente, cadenciosamente, con un yambú de fondo, sincretismo migratorio de Gardel y Chano Pozo. Y los pasillos de la lasciva danza porteña se cruzan con el sonido del boricua Eddy Bobé y del marielito Orlando “Puntilla” Ríos, dibujándose contra los árboles y los rascacielos. II Al iniciarse el tercer milenio, existe la intención manifiesta de continuar discutiendo algunos temas que vienen como herencia del siglo XX. Uno de ellos es el de la identidad, que a su vez se acompaña por una definición más antigua y traumática, que es uno de los grandes y graves asuntos del XXI: la emigración. Nada tan actual como el conflicto identidad-emigración. Sociedades multiculturales, multiétnicas, donde género, clase, economía, política, religión, globalización y un largo etcétera forman el contrapunteo entre país emisor y país receptor, y en muchos casos, los dos roles en el pasado y/o presente de la misma sociedad. El reflejo de todo esto, en el debate académico de hoy, es fruto de infinitas y legítimas indagaciones, donde sujeto y nación buscan múltiples respuestas. La experiencia cubana es, a mi entender, uno de los fenómenos más complejos y ricos de la relación CUBA --La Jiribilla http://www.lajiribilla.co.cu/paraimprimir/nro49/1333_49_imp... 1 de 15 21/09/12 11:46

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  • LA JIRIBILLAEL (OTRO) DISCURSO DE LA IDENTIDAD Y LAGACETA DE CUBA EN LOS NOVENTALa cultura cubana, bien en la dispora o en la Isla, no puede ser el pez que se alimentade su sombra. Quedan pendientes muchos captulos de esta historia comn. Habramucho que debatir sobre lo que se dej de hacer, o se ha hecho a medias; o sobre lacensura y la autocensura; o sobre muchas otras interrogantes y desconocimientos quele caben a La Gaceta... en esta ambiciosa, polmica, pero imprescindible propuesta.Norberto Codina | La Habana

    IParque Central. La tarde de un domingo cualquiera delotoo neoyorquino. Desde uno de los puentes, cerca dellago, se puede ser testigo de un espectculo singular. Alfinal de la explanada suena una rumba de cajn, dondenuyorricans, cubanos, afroamericanos, tocan, cantan,bailan, hasta bien entrada la noche. Circulan la comida yel ron, de manos amigas o de vendedores clandestinos(otra vez el contrabando).A la sombra del puente se ve una docena de parejasensayando los pasos del tango, pero la msica dereferencia no la omos por estar bajo el arco, y as lacoreografa se mueve, elegantemente, cadenciosamente,con un yamb de fondo, sincretismo migratorio deGardel y Chano Pozo. Y los pasillos de la lasciva danzaportea se cruzan con el sonido del boricua Eddy Bob ydel marielito Orlando Puntilla Ros, dibujndose contralos rboles y los rascacielos.IIAl iniciarse el tercer milenio, existe la intencinmanifiesta de continuar discutiendo algunos temas quevienen como herencia del siglo XX. Uno de ellos es el dela identidad, que a su vez se acompaa por unadefinicin ms antigua y traumtica, que es uno de losgrandes y graves asuntos del XXI: la emigracin.Nada tan actual como el conflicto identidad-emigracin.Sociedades multiculturales, multitnicas, donde gnero,clase, economa, poltica, religin, globalizacin y unlargo etctera forman el contrapunteo entre pas emisory pas receptor, y en muchos casos, los dos roles en elpasado y/o presente de la misma sociedad.El reflejo de todo esto, en el debate acadmico de hoy, esfruto de infinitas y legtimas indagaciones, donde sujetoy nacin buscan mltiples respuestas.La experiencia cubana es, a mi entender, uno de losfenmenos ms complejos y ricos de la relacin

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  • identidad-emigracin, por lo condicionada y polmica,debido sobre todo al diferendo poltico entre Cuba y losEstados Unidos. La identidad es un fenmeno dinmicoy jerarquizado dice el investigador Ernesto RodrguezChvez que se desarrolla en un proceso permanente deconstruccin y desconstruccin a nivel de individuos,grupos y comunidades".(1)En el contexto de la globalizacin, donde la cultura y lahegemona econmica estandarizan los cnones yprofundizan las desigualdades, nos toca reconocer laidentidad cubana y su dispora.Estamos hablando de una sola cultura, a veces divididaartificialmente y otras escindida por el proceso histricoque prefiguran diferentes caminos y que en los ltimoscuarenta aos se ha condicionado y polarizado entre LaHabana y Miami.Est claro que se trata de un proceso tan antiguo comolos antecedentes y albores de la cubana, pero catalizadoexcepcionalmente con la Revolucin de 1959.Como bien dice Rodrguez Chvez:La identidad cubana est en la Isla y en la dispora. Enambas partes hay elementos identificadores bsicos:idioma, costumbres alimentarias, moda, msica, vidacotidiana, cultura, poltica. Al margen de los modismosdiferenciadores, todos los elementos anteriores unen alos cubanos en cualquier parte. Sin embargo, laconfrontacin Cuba-Estados Unidos y el conflicto polticoIsla-Dispora, actan en forma permanente comoseparadores y exacerbadores de la diferencia (2)No obstante, son obvias las diferencias. Como le gustaradecir a un estudioso del tema, el aleph(3) se encuentraen la Isla como espejo y arcano de los orgenes, pero noes patrimonio exclusivo de una de las partes, y el mismodiferendo que ha influido y manipulado esta relacin,tiene desigualdades, fisuras y matices. Lo que pareceobvio, para muchos, es que la nacionalidad no puedeexistir sin contacto con la nacin".(4)Ms que respuestas traigo preguntas: Cunto deidentidad hay en la dispora en estos momentos? Ypienso en la radicada, sobre todo, en los Estados Unidos.Pero y el resto, sa que va del destierro con militanciapoltica al mal llamado exilio de terciopelo? En elespectro de la cultura dnde lo tnico, lo cubano-americano, la vida en el guin, lo cubano o simplementelo que ya se siente totalmente asimilado?Mara Cristina Garca, profesora asociada de la

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  • Universidad de Cornell, sostiene:A travs de treinta aos, los emigrados cubanos hantratado de definir su identidad y su cultura. Qusignifica ser cubano en un pas que no sea Cuba? Hayuna cultura cubana del exilio? Si esto es as, es distinta ala cultura de la Isla? Despus de treinta aos, qusignifica estar en el exilio, si esto significa algo?(5)Hablamos de una eclosin migratoria que en menos demedio siglo registra diferentes estadios, desde el exiliohistrico, que vive detenido en la Cuba del 58 y el Miamide los 60 (y que, como dira Talleyrand de los Borbones,ni han olvidado ni han aprendido), hasta las msrecientes oleadas migratorias que desafan a losfundamentalistas para asistir a un concierto de los VanVan.Una de las grandes confusiones que, en mi opinin,sobrevive en Cuba, es pensar que el desarrollo de laidentidad cubana en los Estados Unidos se limita a la queproclaman aquellos que tienen una posicion polticahostil. La casi totalidad de los estudiosos del temacoinciden en que 1980 con la ola migratoria del Mariel,la tercera por su importancia es un punto de giro,porque no slo la relacin de los recin llegados con supas natal es distinta, sino porque ya para entoncesarriban a la madurez los nios de los exiliados de los 60,provenientes de una primera emigracin marcadamenteclasista. Y stos no slo cargan con los traumastradicionales los propios de la operacin Peter Pan, porejemplo, sino que al irse a la Universidad o salir de lacampana de proteccin idealizada por los padres la delparaso que encontraron aqu versus el infierno quedejaron all, se enfrentan con realidades diferentes,que no tienen nada que ver con el problema de Cuba.Sus padres no quieren aceptar por las ventajasobtenidas o el origen social o el color ms o menosclaro de la piel que son latinos o hispanos, o que tienenalgo que ver con los marielitos, o que ante los anglos sonsimplemente una minora. Pero en las nuevasgeneraciones va prevaleciendo, pese al esfuerzo porasimilarse en muchos casos, la conciencia de minora,ms ac y ms all de definiciones tnicas o raciales.Estamos hablando de una redefinicin lgica de laidentidad. Escribir en ingls y soar en cubano?.Tambin se puede escribir en cubano y soar en ingls.Pero existen diferencias que cada da se van haciendoinsalvables. Cito de nuevo a Mara Cristina Garca:

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  • Con el tiempo la cultura cubano-americana y la de la Islase separan cada vez ms. Las experiencias y los mediosson muy diferentes. Los cubano-americanos seencuentran a s mismos cada vez ms en una corrientede presiones contradictorias. Como otros gruposnacionales y tnicos, deben negociar un equilibrio entrela presin por norteamericanizarse y la presin pordiferenciarse culturalmente.(6)Rodrguez Chvez pregunta:Qu relacin pudiera tener la dispora cubana con estanueva manifestacin de la emigracin, cuando hay unconflicto poltico que la separa permanentemente delpas de origen, cuando se vive en sistemas socio-econmicos opuestos y cada parte busca revertir lahistoria?(7)Cundo se empieza a utilizar el trmino cubanoamericano? Algunos lo sitan a principios de losochenta, alrededor del Mariel, como una manera demarcar distancia entre los que ya estaban y los queacababan de llegar.En el campo de la literatura, para poner un ejemploconocido, Oscar Hijuelos se asocia a lo que se consideracomo literatura tnica, y as se promueve sureconocimiento del Pulitzer. Pese a sus declaraciones deque le gustara haber sido msico cubano, su caso es elde un escritor tnico pero integrado al sistema. Elalma, es obvio, se ubica en las minoras, consideradascomo parsitos por el flujo mayoritario, que es el quetodo lo homogeniza.(8)En los casos de Cristina Garca o Gustavo Prez Firmat, locubano-americano, o el desafo de vivir en el guin, estotalmente orgnico. La primera slo escribe en ingls(9) y el segundo se mueve cmodamente en elbilingismo y ha teorizado sobre estas posiciones. PeroEmilio Bejel, Achy Obejas,(10) Romn de la Campa o Uvade Aragn se consideran, como reza el slogan, ciento porciento cubanos. Ellos escriben en ingls y espaol,indistintamente, y viven en Colorado, Chicago, LongIsland o Miami, con estticas y vivencias diferentes .(11)IIICintio Vitier naci en Key West. Y en el solar El frica deCayo Hueso se dio a conocer Chano Pozo, nacido en Pan

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  • con Timba, en la calle 33 de El Vedado, y muerto enNueva York. Y de Cayo Hueso a Nueva York fue MonsieurBabal: Miguelito Valds; y Domingo Vargas tuvo a susJvenes del Cayo; y all estuvo To Tom, el tumbador queen su nombre artstico lleva la impronta del Suralgodonero; o Dandy Crambor (Armando Crdenas),figura de los cabarets habaneros del cincuenta. Entre lapunta de cemento de Key West, que representa el sitioms cercano a la Isla desde los Estados Unidos, y elbarrio habanero encuadrado entre Belascoan, Zanja,Infanta y Malecn, est simbolizado el flujo y reflujopresente en las inversiones de Norteamrica o las ideasanexionistas dominantes a mediados del XIX; o laemigracin de tabaqueros cubanos tan vinculados, anhoy, a esas pequeas ciudades del sur de la Florida, a lasguerras de independencia o a ese barrio de La Habanaprofunda que mezcla los fantasmas de la msica populary de los obreros emigrados con el contrabando a los piesde mi casa.Est esa virtud de la identidad que es reconocersedondequiera, y donde el emigrante o el viajero atesorainnumerables ancdotas, tan reveladoras, en el casonuestro, de lo que se llama idiosincrasia, o cubana, ocubanidad, y su correspondiente batera de crticos yescpticos.Puede ser en un importante centro nocturno de Londres,donde la orquesta de fminas salseras se siente obligadaa corear: Water for Mayeya! Y donde el pblico, unpuado de espontneos, se ponen de pie y respondencon un coro improvisado: Apretaron! O quienes en loscuarenta con Machito, o en los noventa con CompaySegundo, se sienten trasplantados a la Isla, o acuden alconcierto del Buena Vista Social Club con banderascubanas, que llevan a la apoteosis al pblico anglo-latinoque abarrota el gran Teatro de Chicago. O los seguidoresdel Duque y sus hazaas beisboleras, pese a que en laIsla puedan ser del equipo antagonista.Es interesante cmo la msica y el deporte, -el bisbol yel boxeo en especfico-, han sido fuentes de identidaddonde se olvida por obvio, en muchos casos, quegeneralmente son cubanos negros o mestizos o mulatostodo mezclado los protagonistas, y esa presenciaportadora entre otras influencias de la identidad de losmrgenes dentro y fuera de Cuba, simbolizada en lasantera, su espiritualidad cuestionada, demonizada,estigmatizada pero asimilada en todas direcciones, msall de su status pblico. O cmo son msicos y peloterosde la Isla los primeros en romper las barreras raciales, al

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  • mismo tiempo que fortalecan la lucha reivindicativa desus iguales afroamericanos. IVDurante dcadas, el estudio y divulgacin de la culturacubana de la dispora fue en la Isla un tema tab. Entrelas contadas excepciones de los artistas y escritores quese fueron despus del 59 estuvo Lecuona, y figuras quehaban emigrado antes, como Vicentico Valds y PrezPrado, o aquellos que nunca dejaron de visitar el pas,como Agustn Crdenas, Wifredo Lam, Jos Juan Arrom,Julio Girona o Ninn Sevilla.Con los textos de la emigracin marginados en Cuba deantologas, diccionarios, etc., por razones esencialmentepolticas se inici a finales de los setenta, todava muytmidamente, una toma de conciencia frecuente en lahistoria de la cultura: de pronto se convierten en objetode ctedras y eventos cada vez ms generalizados.(12)El ejemplo ms ilustrativo se produce a mediados de losnoventa, con el resurgir, y la aparicin de otras nuevas,de un grupo significativo de revistas culturales y deciencias sociales que, como consecuencia de la crisiseconmica, haban desaparecido del panorama editorialcubano, y que, junto a las contadas que sobrevivan deforma intermitente, atestiguan la voluntad de renovarsus espacios. Como parte de la diversidad y el debate deideas que tiene lugar en Cuba desde principios de losnoventa, estas publicaciones proponen, de formacreciente y sistemtica, la divulgacin de una parte mso menos significativa de la produccin acadmica yartstico-literaria que generan los cubanos en el exterior.Se trata de Temas, Casa, Unin, Revolucin y Cultura,Viga, Opus Habana y otras, as como de revistasespecializadas en msica, artes escnicas y artesplsticas. Estos esfuerzos expresan el reconocimiento dela existencia de una cultura cubana por encima de lasfronteras nacionales, y de hecho contrastan con laintolerancia del mainstream miamense, caracterizado,como se conoce, por proyecciones pblicas maximalistasque se oponen a cualquier contacto cultural con losescritores y artistas de la Isla, en el sobreentendido deque son meros amanuenses o instrumentos delGobierno.Captulo aparte merece La Gaceta de Cuba.Durante la ltima dcada La Gaceta..., fundada en 1962

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  • como publicacin de la Unin de Escritores y Artistas deCuba y que por tanto, utilizando un trmino de ArturoAzuela, podramos definir como revista institucional,sistematiz en sus pginas una lnea editorial que ya sevena anunciando a finales de los ochenta: la presenciade la cultura cubana, sobre todo la literatura, gestadafuera de los lmites geogrficos de la Isla. En el complejoy cambiante panorama cubano de los noventa, LaGaceta... ha sido reconocida como publicacin pionera yprincipal en propiciar ese intercambio dentro de Cuba.Contando con importantes antecedentes en otrosespacios, la revista cataliza de forma protagnica eseanhelo larvado durante dcadas de silencio, dereconocernos (cualquiera sea nuestro lugar deresidencia) en el corpus de la cultura nacional.En el prlogo a Memorias recobradas, libro en el que da aconocer una relacin de los dossiers sobre la literaturade la dispora aparecidos en la revista --compilacinque, a su vez constituye la piedra angular de estetemario en La Gaceta...---, Ambrosio Fornet escribe :Desde que apareci el primer dossier de La Gaceta... sehizo evidente que estbamos dando respuesta a unanecesidad profunda, tanto de informacin, como decoherencia intelectual (...) los dossiers cumplan tambinuna funcin imprevista una doble funcin, de hecho:sociocultural y psicosocial puesto que a los autores lespermita incorporarse a su mbito mayor, el formadopor los lectores de la Isla, y a nosotros nos permitarecobrar esos fragmentos de nuestra propia memoriacolectiva, escindida por el trauma recurrente de ladispora. No hemos hecho ms que empezar, pero de esose trataba, justamente, de dar el primer paso.(13)Aprovecho para subrayar esta idea final, pues como diceel proverbio oriental, para caminar mil millas primerohay que dar un paso.La publicacin, que haba dejado de salir en agosto de1990 como consecuencia de la aguda crisis econmicaque colaps el mundo editorial cubano, reaparece en1992 con nuevo formato, periodicidad y ajustes en superfil, acentuando o madurando propuestas que ya sevenan anunciando a finales de los ochenta. Una de lasseales que ya se perfilan claramente en el primernmero de su reaparicin (enero-febrero de 1992), es lapresencia de la cultura cubana de la emigracin o elexilio, desde nombres tan polmicos como Celia Cruz oReinaldo Arenas, hasta figuras que posteriormenteadoptaron una definicin poltica contraria al proceso

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  • revolucionario cubano, como Jess Daz o NorbertoFuentes.De los trabajos publicados en ese primer nmero,merecen sealarse un largo artculo a propsito de lapublicacin en Puerto Rico, un ao antes, del libro deentrevistas a autores cubanos Escribir en Cuba, de EmilioBejel, ensayista manzanillero y profesor de laUniversidad de Boulder, Colorado; y un indito de SeveroSarduy, escrito especialmente para la edicin habanerade la rbita de la revista Cicln, a la que el autor valoracomo la que de modo ms hondo interrog sobre laesencia de lo cubano, sobre el fundamento de lanacionalidad. Todo inmerso en ese proceso que elinsigne propulsor de lo carnavalesco y lo barroco definecomo un gran ro inmaterial e irreversible, que``arrastra al adepto desde su iniciacin.(14)La breve nota editorial que anuncia la reaparicin de larevista, con el ttulo de la conocida frase de Fray Luis Decamos ayer..., subraya la intencin de serexpresin plena y consciente del quehacer actual de lacultura nacional. Ahora, qu se entenda desde all porcultura nacional? Este compromiso inicial y lainterrogante seran claves para que la revista se fueraencontrando en los aos siguientes en una sola culturanutrida de identidad y diferencias.(15)Es significativo el nmero de textos y larepresentatividad de la mayora de los publicados en LaGaceta de Cuba durante la ltima dcada (19922001).Desde su reaparicin hasta hoy (diciembre del 2001), LaGaceta... ha publicado 233 textos que abordan, directa oindirectamente, la cultura de la dispora cubana, sobretodo su literatura. De ellos,124 son de bibliografa activa,76 de pasiva y 33 que la engloban en otros estudiosgenerales. Hablando de 60 nmeros de La Gaceta..., ellosignifica un promedio de 23 trabajos al ao, y 3.90 pornmero, al punto de que slo en el nmero 3 del 99 noaparece una referencia de peso.Otros proyectos, como el imprescindible documental Yosoy del son a la salsa o la reaparicin de la revistaTemas,(16) con su nueva orientacin, tambin tuvieronparte importante en el caldo de cultivo en que prospereste empeo. Y todo esto, que puede hablar decoherencia y responsabilidad, ha motivado elogios yanlisis diversos en aras de un mejor conocimiento yentendimiento, pero tambin ha provocado suspicacias ycrticas, algunas realmente tendenciosas.En el primer dossier sobre literatura cubana en losEstados Unidos, la nota editorial de la revista establece

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  • coordenadas para subrayar su responsabilidad eintenciones: Frente al fanatismo hemos asumido laserenidad y la madurez para acercarnos a formasparticulares de reencontrar la identidad a travs de unamultiplicidad de posiciones y bsquedas".(17)Para cualquier lector medianamente entendido, estclaro que al referirse a las intolerancias del exilio, con eluso retrico de fanatismo se est igualmentedirigiendo a los intolerantes o extremistas de dentro.Ahora, en mi opinin, a las razones naturales queprovocan las reacciones de los extremos, dentro y fuerade la Isla, y que tienen comunes denominadores (sobretodo la ruptura familiar y la confrontacin poltica) sesuma el hecho de que en el exilio algunas de estascrticas tomaron cuerpo en programas de radio, artculosy eventos. Todo ello parece responder a una intencindeclarada de manipular polticamente lo que sin serqumicamente puro, revela la voluntad de la granmayora de los intelectuales y cubanos en general: lograrcon el entendimiento cultural, a falta de otros, la basecomn generada por la necesidad impostergable deldilogo, ms all del espacio propio de la poltica.Porque, indiscutiblemente, ir recuperando sin traumaslos ajustes a la idea de la nacin donde quiera que seproduzcan, como reza la nota antes citada, nos lleva alborgeano aleph, como punto imaginario donde se vetodo al mismo tiempo en el aire y el polvo de la Isla. Conel desafo, parodiando al ilustre ciego, de que se puededecir que el cubano de la Isla y el cubano de otrasorillas son tan diferentes que cualquiera podraconfundirlos. O tan iguales que parecen distintos.El narrador Enrique del Risco, en un artculo aparecidohace unos meses en Internet, titulado La Gaceta de Cuba1995-1999, hace la siguiente valoracin:Hablar del recorrido de La Gaceta de Cuba en la segundamitad de esta dcada no resulta inocente (...) sobresale(insisto que slo por contraste) el partido que ha tomadoal abordar, aunque sea tmidamente, temas como laproduccin cultural del exilio, el rescate de figurasmarginadas o sencillamente prohibidas en distintas fasesde los avatares polticos cubanos (... ). Segn leyesdemasiado atendidas para resultar producto de unacuerdo tcito, los personajes objetos de estasrehabilitaciones deben estar debidamente muertos o encamino a ello (Sarduy, no 5, 1995; Baquero, no 4, 1997,Florit). Tambin puede tratarse de una obra despojadade implicaciones polticas directas (Mayra Montero, no 3,

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  • 1996) o que ofrezca una imagen no conflictiva (deacuerdo con los cnones al uso de la Isla) dedeterminados ngulos de la literatura del exilio cubano,aunque se insista en que sostienen visiones polmicasque impugnan aquellas que muchos de nosotrossostenemos sobre los temas mencionados (Fornet, no 4,1998).(18)Sin embargo, lo que Del Risco llama rehabilitacin delos que estn debidamente muertos es un puntodiscutible, porque cundo muere la obra de un creadory por qu no es legtimo hacerle justicia si antes fueolvidado? Los ejemplos no son los mejores. Ya vemos queSarduy haba aparecido en La Gaceta... en el mismo 92 yrecin fallecido se le dedica un dossier en el nmero 4del 93; Baquero nos ofrece una excelente entrevista,expresamente para La Gaceta..., en el nmeromonogrfico sobre Orgenes (no. 4 de 1994), es publicadoen la Editorial Viga de Matanzas y su obra es tema devarias conferencias; Florit es evocado por PabloArmando Fernndez en el no. 1 del 98, y a propsito decumplir 95 aos, se le dedica un amplio dossier enUnin(19). Aqu sera bueno detenernos en un propsito muydefinido que ha tenido La Gaceta... Al hablar dedispora, lo hacemos de un espectro que va desde elexilio histrico, pasando por el emigrado permanente,hasta los muchos artistas y escritores que a principios delos noventa, en lo ms lgido de lo que se ha dado enllamar el perodo especial, se establecieron en todaspartes, manteniendo (o no) vnculos profesionales oinstitucionales con su pas de origen. Como escribe Ivnde la Nuez:Un exilio de condicionantes tan mltiples como ciudadesen las que se han extraviado y que llev a alguien abautizarlo como un xodo de baja intensidad o exiliode terciopelo. Tales calificaciones han sido aplaudidascon entusiasmo por el Exilio Jursico versinretrgrada y oficial de la dispora cubana para subeneficio.(20)Coincido con el autor en lo reduccionista y tendenciosode la definicin, que convierte a la dispora en algocontaminado de oportunismo. De ah quesimultneamente con creadores radicados en los EstadosUnidos, promovamos a otros que viven en Chile,Ecuador, Colombia, Mxico, Espaa, Sudfrica o Suecia.Algunos son colaboradores espontneos de La Gaceta...,reivindicando el derecho de que el ser humano viva

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  • donde le plazca.La continuidad de ese dilogo permanente, en el quetemas como identidad, cultura y dispora han tenido unpapel protagnico (incluyendo textos de procedencia eintereses diversos), constituye ya un proceso irreversibleen el camino de esa integracin sin la cual, como dirauno de sus estudiosos y protagonistas, el pas no estaracompleto.(21)Es licito pensar que cada vez sern menos losintolerantes, de uno u otro signo, que vean esasactividades como actos de mmesis y contricin porparte de antiguos voceros del castrismo, y en que losburcratas culturales de turno se apresuran a maquillaruna vez ms la historia".(22) Porque se trata tambin deque, sin olvidar el derecho de cada cual a preservar sumemoria y sus heridas, la cultura y la nacin no puedenser, como se ha dicho alguna vez un ajuste de cuentascon el pasado propio.(23) Es lo que el mismo autor, PoSerrano, resume en un poema publicado en La Gaceta..:el rencor alimentado como animal domstico,(24) queha acompaado al exilio en su equipaje para ahondar elcisma y viciar el dilogo. La poeta radicada en LaHabana, Lina de Feria, sintetiza la angustia y la soledadcuando escribe la familia se larg de cuba (...) lafirmeza no se explica en una cuartilla / y el arte potico /quede en su mirada de bfalo.(25)La cultura cubana, bien en la dispora o en la Isla, nopuede ser el pez que se alimenta de su sombra. Quedanpendientes muchos captulos de esta historia comn.Habra mucho que debatir sobre lo que se dej de hacer,o se ha hecho a medias; o sobre la censura y laautocensura; o sobre muchas otras interrogantes ydesconocimientos que le caben a La Gaceta... en estaambiciosa, polmica, pero imprescindible propuesta.Entre lo que se ha publicado durante estos aos, bastaramencionar los ya citados dossiers de La Gaceta...;entrevistas como las hechas a Gastn Baquero,(26) MarioBauz, Cachao, Cristina Garca, Alberto Sarran,(27) JosKozer,(28) Roberto Gonzlez Echevarra, o Achy Obejas;la constante presencia de textos de ficcin generados endistintas partes del mundo; o el merecido eimpostergable homenaje a los muertos ilustres denuestra cultura, ms all de que existan posicionespolticas divergentes.VEn el Segundo Encuentro sobre la Nacin y la

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  • Emigracin, celebrado en La Habana en noviembre de1995, Cintio Vitier que ya cuarenta aos antes, en Locubano en la poesa, haba cavilado que todo hombre esun esencial emigrado,(29) formul un grupo dereflexiones, algunas de las cuales me gustara compartircon ustedes:cuando hablamos de identidad cultural no podemosreferirnos a una invariabilidad ontolgica, ni menoslgica, pues lo cultural se sita totalmente en el devenir,fuente de todos los cambios y contradicciones.La identidad est ms cerca de la utopa que de laconsagracin () se es el proyecto: una luz desconocida() Nos preguntamos si de los complejos fenmenos delexilio y de las emigraciones, que a veces diranse msbien transplantes culturales, de la dolorosa particin denuestra sociedad, de nuestras familias, no habra deresultar un nuevo crecimiento.(30)Identidad no es homogeneidad; sino diversidad, cambio,en fin, pluralidad donde lo particular confirma logeneral. Contradiccin entre modernidad e identidad?La identidad no es el cambiante presente como estadiodialctico y orgnico, entre pasado y futuro? Coincidoplenamente en que, por su naturaleza ambigua, laidentidad es tambin un acto de exorcismo, tanclaramente subrayado por la dispora.(31)Quisiera terminar con una cita de quien ha sido elprincipal colaborador de este proyecto, Ambrosio Fornet:Al final del camino nuestra patria comn carece delmites geogrficos. No est en los orgenes, sino en laspostrimeras, no en el pasado, sino en el futuro, no en latierra, sino en el polvo.(32)Norberto Codina, El Vedado, 18 de agosto del 2001.

    BIBLIOGRAFA MNIMA CONSULTADA

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    [1] Ernesto Rodrguez Chvez: Algunas propuestas para definir la identidad cubanaen su relacin con la dispora, 1999 (indito).

    [2] Ernesto Rodrguez Chvez. Ob. cit.

    [3] Cf. Leonardo Padura Fuentes: Tiene la carabina el camarada Ambrosio(entrevista a Ambrosio Fornet) en La Gaceta de Cuba, 5 de 1992, pp.4-6.

    [4]Norberto Codina: "Dilogo, cultura y exilio las dos mitades del cubano (entrevista aFrancisco Aruca) en La Gaceta de Cuba, 4 de 1992, pp. 40-41.

    [5] Mara Cristina Garca: Los exiliados cubanos y los cubano-americanos: Treintaaos en pos de una definicin y cultura en los Estados Unidos, en Mirar el Nigara,(Compilacin de artculos y ensayos), Centro Juan Marinello, La Habana, 2000,pp.437-460.

    [6] Mara Cristina Garca: ob. cit.

    [7] Ernesto Rodrguez Chvez: ob. cit. Ver Jorge Duany Ni exiliado dorado ni gusanosucio: la identidad tnica en recientes novelas cubano-americanas, en Temas, 10 de1997, pp. 22-30.

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  • [8] Islan Stavans: Oscar Hijuelos: me hubiera gustado ser un msico cubano(versinde la entrevista publicada por Linden Lane Magazine, tomada de El Papel Literario,Caracas, 13 de mayo de 1990). La Gaceta de Cuba, 5 de 1993, pp. 26-27.

    [9] No es el caso discutir si la memoria pertenece al que habla o escribe, o a suspadres: todos nacemos desde el primer abuelo y sus recuerdos, demasiadas veces, nosencauzan el sueo. Waldo Leyva, Trpico de semejanzas(Entrevista a CristinaGarca y Achy Obejas), La Gaceta de Cuba , 5 de 1995, pp.54-57.

    [10] Vitalina Alfonso: Nacer en La Habana, una definicin, (entrevista a AchyObejas) La Gaceta de Cuba, 5 de 1999, pp.24-29. Toda mi vida tiene que ver con quenac en La Habana y no me cri en Cuba. () He estado siempre, por tanto, buscandoen medio de toda esa jungla de definiciones, de categoras, de etiquetas yposibilidades. Por ello me es ms interesante no separar en ningn momento lacuestin de la sexualidad de la cuestin de que soy cubana.

    Esta entrevista es muy interesante para el tema de la identidad, no slo cubana, sinolatina en general, entre los escritores que viven en los Estados Unidos.

    [11] Ver, entre otros textos, Romn de la Campa: Norteamrica y su mundo latino:antologa, globalizacin, disporas, en Apuntes Posmodernos, Miami, 1999-2000;Mara Cristina Garca, ob. cit; Jorge Duany, ob. cit..

    [12] El reconocimiento oficial de una llamada comunidad cubana en el exterior, afines de los aos 70, hizo en rigor insostenible esa exclusin, pero entonces, por unconjunto de circunstancias, el problema no fue abordado y se sigui asumiendo enltima instancia como tab, lo que condicion, por ejemplo, la lamentable ausenciade escritores que vivan fuera del pas del Diccionario del Instituto de Literatura yLingstica, al margen de casusticas concurrentes. En todo caso, hoy una de lasproblemticas fundamentales del debate consiste en las jerarquas literarias,diferencias an alimentadas por prejuicios polticos, y la negacin de los derechos deautor de algunas figuras significativas del exilio (Cabrera Infante, Reinaldo Arenas)para publicar en la Isla. No obstante, el hecho mismo de que esto se discuta endistintos espacios pblicos en Cuba, marca una diferencia difcil de obviar en elsentido de que hoy existe un necesario debate cultural ms abierto, conindependencia de que se compartan o no las respuestas posibles. Como es obvio, slode la polmica puede nacer el consenso.

    [13] Ambrosio Fornet: Memorias recobradas, (compilacin de dossiers de La Gacetade Cuba) Editorial Capiro, Villa Clara, 2000, pp.9-12.

    [14] Severo Sarduy: Cicln:entrar en la corriente, en La Gaceta de Cuba, 1 de 1992,p.33.

    [15] Cintio Vitier: La identidad como espiral, en La Gaceta de Cuba, 1 de 1996,pp.24-25.

    [16] Ver, entre otros buenos ejemplos de esta revista, el dossier La cultura cubano-americana, en Temas,10 de 1997.

    [17] Algo ms sobre el Aleph (nota editorial), en La Gaceta de Cuba, 5 de 1993, p.18.

    [18] Enrique del Risco: La Gaceta de Cuba, 1995-99, en Internet, (sin fecha). Donde secuestiona entre otras muchas cosas, un trmino como dispora, que ya va siendo deconsenso acadmico y que como toda definicin es susceptible de revisin: ()convertir el exilio en algo ms romntico como la dispora.

    [19] Florit. Unin, no 32 de 1998, pp.12-27

    [20] Ivn de la Nuez: El mapa de sal, Grijalbo-Mondadori, Barcelona, 2001.

    [21] Carlos Espinosa: Sin nosotros el pas no est completo, en Encuentro en la red,21 de marzo del 2001.

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  • [22] Roberto Madrigal: Voces del silencio (prlogo), Editorial Trmino, Cincinnati,1996, pp.7-11.

    [23] Po Serrano: literatura cubana/del/ desde/ en el exilio, Internet, 9 de diciembredel 2000.

    [24] Po Serrano: Aduana para un exilio, en La Gaceta de Cuba, 4 de 1995, pp.37-51.

    [25] Lina de Feria: Ha vendido sus cartas, en La isla en su tinta (Antologa de poesacubana) Editorial Verbum, Madrid, 2000, p.128.

    [26] Bladimir Zamora: Gastn Baquero: Mi mayor placer es inventar(Entrevista) LaGaceta de Cuba, 3 de 1994, pp.44-48. La cultura cubana ser un guardin de nuestrasingularidad. Hay esa tendencia de hacer demasiado homogneo al mundo. () Peropodemos estar seguros de que la identidad cubana no se va a perder.

    [27] Omar Valio: Viajo con la Isla en peso(Entrevista a Alberto Sarran) La Gacetade Cuba,3 de 1999, pp.7-11. Ser consecuente con esta entrevista, que resultconmovedora para muchos dentro de la Isla, le trajo serios problemas al entrevistadoen su lugar de residencia.

    [28] Jos Homero: Soy Ulises y soy nadie(Entrevista a Jos Kozer) La Gaceta de Cuba,2 de 1996, pp.18-20. Este texto, por su inters, es varias veces citado en el prlogo deJorge Luis Arcos a la antologa potica de Kozer, de prxima aparicin en La Habana,por la Editorial Letras Cubanas.

    [29] Cintio Vitier: Lo cubano en la poesa, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1970,p.206

    [30] Cintio Vitier: La identidad como espiral, ob. cit.

    [31] Mara de los ngeles Torres: Ser o no ser cubanas: variaciones sobre el tema, enLa Gaceta de Cuba, 5 de 1996, p.20.

    [32] Ambrosio Fornet: El discurso de la nostalgia, 4 de 1995, en La Gaceta de Cuba, 4de 1995, pp.32-33.

    2002. La Jiribilla. Cuba.http://www.lajiribilla.cu

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