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Ml Mll« AL roiMMÉ KMllMDinMSïMlieiÀ S mwmm Edicion de: R . de la Fuente Bal lesteras, Jésus Pérez- Magallôn y J . R . Jouve-Manïn (eds.) CNIVERSÏTAS CASTELLAE COLECC1ÔN «CULTURA IBEROAMERICANA». 32

Jmsg s Buenavent Castellae

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Ml Mll« AL roiMMÉKMllMDinMSïMlieiÀS

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Edicion de: R. de la Fuente Bal lesteras, Jésus Pérez-Magallôn y J . R . Jouve-Manïn (eds.)

CNIVERSÏTAS CASTELLAE

COLECC1ÔN «CULTURA IBEROAMERICANA». 32

Colecci6n "Cuïtura Iberoarnericaria"

Edita: Uniyersfla? Caste Mae. BdiMcio 2 Plazadd ViejoCoso 5 feîf. 98J -37750S 47003 Vaïladoiid. ESPANA E-mail: cuc^jniversiiascaslellas.us Internet: wwwunivers!tascastellac.es

ISBN" 84-923156-7-9Depâsilo Légal: VA-34-200<3Imprime: UNIVERSITAS CASTELLAEVALI.AIM:>LID2OI I

PER IMA GWEM ET IN IMA GINE, EL ESTADIO ÏNTROSPECTIVO DE LA ESTÉT1CADE SAN BUENAVENTURA EN SU ITINERARIVM MENTIS IN DEUM, UN DISCURSO BARROCO AVANT LA LETTRE

José Maria Salvador Gtmzate-liniv^rejdad Cnmplutensc de Madrid

1. EXPOSICIÔN DE LA ESTÉTÏCA IN I ROSPECT1 VA DE SANBUENAVENTURA

En limcrarium mentis in Dcum (1259), el sabio frandscano san fi uenaventura (1221-1274). quien por su aeendrado mïsticismo mère-cîô elapelaûvo de Doctor Serâfico, expone los complejos detalles dcl ascenso queel ser humano debe efectuar desde cl mundo créa do hast a Dios, a qui enpuede eontemplar paulat inamen te a través de se i s grados o nivelés. Laetapa intermedia de ese ascenso contemplativo (etapa que hemos definidocomo su esiética introspectiva) es desarrollada por nuestro aulor en loscapitules III y IV de die ho opuscule: en el capitu la III trata sobre laespeculaciôn de Dios por su imagen impresa en las patèneias naturalcs.mientras en el IV diserta sobre la especulaciôn de Dios en su imagen,reformada por la gracia (los dones gratuites). Précise mos ahora losponnenores de esa fase introspectiva bonaventuria-na.

I.l El tercer jjrado del ascenso a la contemplaciôn de Dios: entrar ennuestra aima para ver por espejo al Creador

A modo de recordatorio preliminar, cl erudito fraile remémora al iniciarel tercer capitulo de su obra que en los dos grades contempïaii-vosprécédentes, en los que se eonsïderaron los seres creados como vestigios deDios, el nombre, iras ingresar en su propia mente, ^donde reluce la divinaimagen" (III, 1. 499-500) l, efectuo va una embrionaria contemplacïôn delCreador. Avanzando abora un nuevo paso, en el ter-eer escalôn de escascenso hacia el Ser Supremo. debemos intenîar ver a Dios por espejo,

entrando para ello en nuestra mente, en la que brilla la luz de la verdad yresplandece la imagen de la Trinîdad-. Si, entrando dentro de si mismo, elser humano considéra las operaciones y hâbi-tos de sus très potencias(memoria, entend imîento y voluntad), podrà por si mismo ver al Altisimacomo por imagen, "lo cual es verlo como por un espejo y como enenigma"3.1) A julcio del autor, ia memoria -potencia capaz de retener y représenta rno solo las cosas présentes (corporales y temporales), si no lam-bicn lassucesivas (simples y eternas)- tiene 1res capacidades fondamentales: l )retener las cosas pasadas por recuerdo, las présentes por suscepciôn y lasfuturas por prévision; 2) retener las cosas simples, como los princïpios de lacantidad discreta y continua (el punto. el instante y la unidad, trèselementos bàsicos para comprender todo lo que de ellos se dériva); 3)retener los principios y axiomas de las cieneias como contenidoscognoscitivos eternos y de modo elerno, por cuanto son inolvidados einnegables (111, 2. 500-501).

Segûn el filôsofo franciseano. la memoria, merced a su primeraretenciôn actual de las cosas temporales pasadas. présentes y futuras, es unaimagen de la eternidad. cuyo présente indivisible abarca todos los tiempos(III, 2, 501); por su segunda retenciôn. la memoria puede ser inlormada nosolo de lo existente en el exterior por los fantasmas, si no también puederecibir de arrtba las formas simples, imposables de ser aprehendidas por lossentidos o médian te las representaeiones de los objelos sensibles; por sutercera retenciôn la memoria posée présente a si inisma una luz inmutable,en la que recuerda verdades inmutables (111, 2, 501-502). De ahi eoncluyeel Serâfico que. por las operaciones de la memoria. el aima es imagen ysemejanza divina [per opérai tonus me marine apparet. quod ipsa anima estimago Dei et similitudo [I1L 2. 502]), capaz de tener présente y conocer aDios en acto. y capaz de par-tic ipar de El en potencia (III, 2, 502).2) El poder del eiuendimiento consiste -segûn Buenaventura- en conocer clsemido de los terminas, las proposiciones y las ilaciones. El entendimientoeonoce los significados de los términos, cuando corn-prende lo que cada unoes por definiciôn (IN. 2. 502), Ahora bien, como la definiciôn necesita darsepor términos mas générales, y estos. a su vcz, dehen definïrse por otros aûnmas générales, hasta llegar a los supremos y gêneraiisimos, si ignoramosestos ûltimos, seremos inca-paces de définir los términos inferiores (NI, 2.502). De ahi in 11 ère nuestro filôsofo que, sin conocer el ser por si, nopodremos définir ple-namente una sustancia particular, ni llegaremostampoco a conocer el ser por si, sin conocerlo con sus très propiedadesesenciales; unidad. verdad y bondad4. Por otra parte, el cntcndimientopuede concebir el ser segûn posibîlidades antitéticas, a saber, comodïsminuido o completo. como perfccto o imperfeclo, como ser en potencia o

ser en acto, como ser condicionado {secimdum quid) o incondicionado(simp/ieiter). como parcîal o total, cumo deveniente o permanente, como serpor otro O por si' mismo, como mezdado con no-ser o como ser puro, comodependiente o absoluto, como anterior o posterîor. eomo mudable oinmutable, como simple o compuesto (III. 2. 502-503). El autor eoncluyeasi que. por cuanto las negaciones y delectos se conoeen solo mediante lasafirmaciones correspond ientes, nuestro entendimîento no puede conocerplenamente a ningûn ser creado si a conocer al ser puri-simo, compîetisimoy absoluto, un ser simplicité/- y eterno, quien en su puridad posée lasrazone.s de todas las cosas: de bec ho, el entend i-miento no puede conoceTque una cosa es defectuosu e încompleta sin conocer de algûn modo el serexento de todo defeclo (III. 2. 503).

Re&peclo a las pmposiaones. el enlcndimiento iuevera el pensadorfranciseano- comprende el sentido de estas cuando s abc con certeza que sonverdaderas, y que tal verdad es absoluta e inmutable-*; pero. por ser muda -ble. nuestra mente no puede ver relueir La verdad de modo tan inmutable. sino es en virtud de otra luz absolutamente inmutable. a saber. Cristo,

En cuanto a la ilaeiôn. nuestro enlcndimiento percibe el sentido de estacuando ve que la conclusion dériva necesariamente de las premï-sas (auncuando estén formadas por terminas contingentes), reladôn necesaria que lamente descubre tanto en las cosas c\istentes. como en ias inexistentes (111,2. 504). A juicio de nuestro teôlogo. la necesidad de tal ilaciôn no dériva dela existencia del ser en la materia. pues tal existeneta es contingente, ni dela existencia de las cosas en el aima, pues no existen realmente en esta (III,2, 504), sino que dériva de la ""ejemplaridad del arte eterna, en la eu allîcnen las cosas aptitud y relaciôn mulua, conforme estân representadas enel arte eterna1^. El lo pone en evidencia el tuerie e îndisoluble vinculo denuestro entendimîento con la verdad eterna. pues nada verdadero puedeconocer sin ella7. c) En lercer lugar. la opcraciôn de la volimtad -sostiene elsanto doe-tor- se aprecia en el consejo, en et juicio y en el deseo. El consejoconsiste en preguntar que es lo mejor entre varias alternativas (III, 4. 505).Sin embargo, nada se puede cal i fi car como lo mejor sino por semejan zacon lo ôptimo, o, dîeho en otros términos. "'nadie sabe si una eosa es mejorque otra sin sabor que se asemeja mas a lo ôptimo" * De ahî deduce clSerâfico que quien aconseja respecto a lo mejor Neva necesariamenteimpresa la nociôn del sumo bien {omni igiiur consifiami meessario est impressanotio sitmmi boni) (111. 4. 505),

Pcr imagtrwm m m imagiw Et estadio mtruspecitvu de .

El juicio cierto sobre algo que aprecia el eonsejo proviene por nece-sidad de una ley, euya rectilud indiscutible eonoce con certeza el quejuzga. Infiere, por ende. el teôlogo que esa ley es superior a nuestramente y esta juzga por aquclla. conforme la tlcva impresa en si; ahorabien, no existiendo nada superior a la mente humana. sino su Crcador.nuestra voluntad. cuando juzga > décide de modo pleno, toca "las leyesdi vinas"' (in itidicando deliheraiiva nos ira pertingit ad divinus leyes. si ptenarésolut h medissohat) (III. 4. 505-506).

I n tercer lugar, el deseu de la voluntad se dirige hacia lo que ama ensumo grado. a saber. la felicidad suprema. la cual solo se consigueposc>endo lo ôptimo y el fin ultime'1. Como corolario, el pensador coli-geque el deseo humano solo apetece el sumo bien, o lo que se ordena alsumo bien, o lo que tiene apariencia de sumo bien (nihil igitur appétithumanutn desideriu/n nisi quia summum bonum, vet quia est ad illud. vef quiahabet aliquam efficient illius) (III. 4. 506).

De todo lo dicho hasta ahora. san Buementura pone en lu/ la e\tra-<irdinaria proximidad de nuestra aima a Dios. habida cuenta de que "lamemoria nos lleva a la eternidad, la inteligencia a la verdad, y la poten-cia eleetiva [la voluntad] a la suma bondad, segûn sus respectivas ope -raciones''110.

Por otra parte, a criterio de nuestro autor. -.i tenemos en cuenta elorden, el origen y la capacidad de esas très polencias del aima huma na,podemos accéder a la misma Trinidad divina. pues, como de la memorianace la inteligencia, enlendemos cuando la semejanza, présente en lamemoria, reluce en el entendimîento. produciendo "el verbo mental" (elconcepto), mientras la memoria y la inteligencia exhalan el amor comovinculo entre ambas (III. 5. 506-507). De este modo -proclama sinambages el Serafieo- la mente generadora. el verbo mental y el amor secorresponde!! con la memoria, el entendimîento y la voluntad. las trèspotencias que. por ser consustanciales. coiguales \ coetâneas, secompenetran en una mutua existencia inter-coneclada". Ahora bien, al serDios espiritu perfecto, dotado de memoria. entendimiento y voluntad.posée lambién no solo su Verbo engendrado (Dios llijo, Cristo). sinotambiën su Amor exhalado (I-spi-rilu Sanio). neeesariamente distintosentre si. por producirse personal-mente el uno del otro. y no accidentaimente12. En consecuencia con-duye el teôlogo—, cuando el aima seconsidéra a si misma, se éleva de s» misma como por espejo hasta llegara especular la di\ ina Trinidad del Padrc, el Verbo y el Amor, trinidad depersonas tan coeternas, coiguales y consus(:iiieiale> que eada una deellas esta en cada una de las olras, sin confundirse o mezclarse entre si,sino siendo las très un solo Dios (III. 5, 507).

JOSl MARIA SA1 YADOR GON/Al !£/

Al terminar la exposiciôn de ese lerccr grado contemplative, cl santoconcluye que, a la hora de especularse en su principio uno (una solaenlidad sustancial) y trino (inediante sus très poteneias), que laconvierten en imagen de Dios, el aima humana es coadyuvada por lasluees de la filosofia y las ciencias. que. al perfeccionarla e informarla.representan a la Trinidad de très modos r'. Toda filosofia, en etecto. esnaturaL o racional. o moral: la filosofia natural, que versa sobre la causadel existir. Ile\a a la potencia de Dios Padre: la filosofia racional. queestudia la ra/ôn del entender, lleva a la sabiduria del Verbo de Dios; lafilosofia moral, por ocuparse del orden del vivir. lle\a a la hondad delEspiritu Santo1J.

1.2 RI cuarlo grado del ascenso a la contemplaciôn de Dios: Espe-culax al Creador en imagen en nuestra aima, reformada por la gracia

Iras contempla r el Primer Principio pasando a t raves del aima (ter-eer grado). San Buena\ enturn concibe un euarto grado de ascenso haciala divinidad. el cual consiste en contemplarla en nuestro propio interiori IV. 1. El hecho extrano de que. pesé a la gran cercania de Dios anuestra?; aimas, scan pocos los que lo especulan en si mismos. lo expli-ca el autor por las preocupaciones. fantasias y concupiseencias. quedistraen y obstaculizan totalmenic al aima a reingresar en su propioinlerior como en imagen de Dios {ideo tntaiîfer in iiis si'nsibilihus iacens,mm potest ad se tanqitam ad Dei imaginem n-intrare) (IV. I.

Agrega el teôlogo que. asi como nirigûn caidn puede levantarsc sinadic le ayuda, asi nuestra aima no puede ele\ arsc perfectamente de lossercs sensibles a la coinluiciôn de si misma y de la Verdad eterna en simisma, si esta, asumiendo forma humana en Cristo. no se hubiera con-vertido en escala, reparando la primera eseala. que se rompiô en Adan(IV. 2. 510), En razôn de ello, pur muy iluminado que uno este por lara/ôn natural \ la cieucia adquirida. no puede el scr humano entrar en simismo para gozarse en Dios, si no es por medio de Cristo (IV, 2. 510):mas, como acerearnos a El solo es posible creyèndole, esperân-dole yamândole. neeesitamos para poder reingresar al disirute de la Verdadrevestirnos de la le. la esperanza y la caridad de Cristo 15. las trèsvirtudes teoloeales que nos purifîcan, îluminan \ perfeceionan (IV, 3.510-511).

Profundizando aûn mas sus deliquios misticos. el Doctor Serâficoaseyera que el aima que crée, espéra y ama a Cristo, al créer por la fe enEl. como Verbo encamado e increado. palabra y esplendor del Padre,

/Vr HMtÂfimsm ei tn imagine. Et estadta tnmupuiivo de

récupéra el ôido y la vista espiriluales: el oido. para reeibir laspalabras Je Crislo. y la vista. para mirar con ateneiôn ios esplendoresde su luz"1, euando por la esperanza suspira para reeibir at Vertu*inspirado, reeu-pera cl olfato cspiritual. medianie cl deseo > clafecio1": >. euando por la caridad abraza al Vcrbo encarnado. porreeibir de El delectacion \ accéder a El por el amor extâtico. récupérael yuslo y el lacto'\

Negun cl docto Irai le. en este cuarto grado de contemplation, quesolo aleanza quien lo recibe como experiencia afecliva (no medianteconsideraciôn intelectiva) (IV. 3. 5 11 }. el aima una vez recuperados \reparados Ios sentidos espiriluales '"para \eral sumamente hermoso.oir al sumumenie annonioso. olcr al sumamente odoriïero. guslar alsuma-M ic M te suave \ asir al sumamente deleiloso" queda dispueslapara 1res cluses de "excèsos mentales"1": el prime ro de ellos proviensde la ahun-dancia de la dçvocion; el segundo nace de la excelencia dela admira-eiïm. conforme progresan lus iluininacîones que suspendencl aima al contemplai a t'risto 1. el tercer exceso mental surge de lasobreabundan-cia de la exultation, que hace rebosar al al nia dedelectacion suav isima ante su divino amado (IV, 3. 5 1 2 ) .

Logrado esto. alega el lllosofo. nuestro espirilu se hace jeràrquicopara ascender a lo allo con el necesario apoyo de la Gracia di\ ina, sincuva avuda nadie puede ascender hacia Dios: esa Gracia desciende alaima, euando, rclormada esta por las virtudes Teologales, por lasdelec-taciones de \o> sentidos espiriluales \ por las suspensionesextâlicas. se hace jeràrquica, es decir. purgada. iluminada y perfeeta(IV. 3. 5 1 2 ) . En opinion del Doetor Serallco. nuestro espirilu se adornatambién con Ios grados de los ntteve ordenes angélicos. al ordenarseinteriormente con los nueve actos de anuneiar. Jictar. conducir,ordenar, corroborar. impe-rar. reeibir. revelar y ungir. los cuales secorresponden con los nueve ordenes de ângeles: 1ns 1res primeros deesos actos del aima huinana se rclacionan con la naluraleza. los trèssiguientes con la industria. y los ï t L S uliinuis cou la gracia i I \ . 4 . 5 1 2 -

5 1 3 ». IV«.eiJtw \ . 1 d icr u K iirados. el aima, al entrar en si misma. \e alCreador habilando en los ordenes de angelcs, \ reali/ando lodas sus

operaciones a tra\ e s de ellos, mien-tras contempla también al misinoDios habitando en las aimas mediante los doues de su in Huila caridad(IV, 4, 5 1 3 ) .

Ajuicio de san Rucnaveiitura. asi como para el précédente tercergrado de especulaeion sirve la lilosotïa, para este cuarto gradu sirve depréfère ne ia la Sagrada Hscritura, la cual \ersa principalmente sobrelas ob'as de la reparaciôn, en especial. de la fe. la esperan/a > lacaridad. virtudes todas sobre todo, la caridad que deben reformar al

alma :". Pues, segùn nuestro aulor, Jesucrislo afirma que toda la ley \

/Vr HMtÂfimsm ei tn imagine. Et estadta tnmupuiivo de

los pro-fetas dependen de los preceptos del amor a Dios > el amor alprojimo.

dos preeeptos que se aprecian en el mismo Cristo. quien es a un tiein-po Dios y prôjimo. Senor y hermano. Re> > amîgo. Verbo increado \encamado. tormador > reformador nuestro. alfa y iinn-gu (IV. 5. 514).

Agrega el teôlogo que sobre Dios. supremo jerarca. s sobre lajerar-quia eclesiastiea trata la Sagrada hseritura, la cual nos ensena apurifi-carnos. iluminaruos > perfeeeionarnos. Esta purification, estailumina-eiôn y este perfeceionamiento se veritlcan segûn un tripleregistre posi-ble: a) segûn las très levés transmitidas en la Biblia. esdecir. la ley de la naturale/a (con la le> mosaica, que purifica). la le>de la I scritura (con la revelacion prolclica, que ilustra) y la ley de lagracia (con la doctrina evangèlica. que pertecciona): b) segûn su tripleinteligencia espiritual, a saher. !.i tropologica (que purifica para \ivircon honesli-dad). la alegôrica (que ilumina para entende r claramenle)y lu anagôgi-ca (que pertecciona mediante los excesos mentales y laspercepeiones de la sabiduria): c) segûn las 1res \ irtudes teologales.los sentidos espi-rituales va retôrmados. los très excesos >a diebos. vlos actos jeràrqui-CQi> del aima, por los que esta regresa a su propiointerior para especu-lar alii a Dios (|V. 6. 514-515).

Como eosecha de su disertaeiôn, el Serâfico pone en relieve lassiguientes sentencias. que estima lunda mentales: a) ante todo.mediante estos dos grados intermedios por los que contemplamos aDios en nosotros mismos, como en espejos de imâgenes creadas.podemos entender que las potencias nalurales del aima racional. encuanto a sus operaciones. capaeid .ides \ habit os cienlillcos. nosconducen a las per-fecciones divinas. como se veen el tercer grado(IV. 7. >| 5): hi nos I l e - van a Dios también las potencias del aimarelormadas por los hâbitos gratuitos. por los sentidos espirituales \ porlos excesos mentales, como se païentiza en el cuarto grado :i; c) nosconducen a Dios. sobre todo, las operaciones jerûrquieas del aima(purification, ituminactôn > per-feeciôn), las jerûrquieas revclaeionesde la Biblia. que se nos dio por los ângeles ( IV. 7. 515); d) por ûltimo.las jerarquias \ los ordenes jerar-quicos. que deben disponerse ennuestra aima conforme a la Jerusalen céleste, nos dirigen de la mano aDios (IV. 7. 515).

2. INTERPRETATION DE LA ESTÉTICA INTROSPECTIVA DIXDOCTOR SERÂFICO EN CL AVE BAR ROC A

Kxpuesla va la etapa intermedia (tercer > cuarto grados) de este

/Vr HMtÂfimsm ei tn imagine. Et estadta tnmupuiivo de

peculiar ascenso honaventuriano a la contemplaciôn de Dios. hora esya de mostrar como en este médiéval Uin&whtm menus in Deum nues-tro pensador désarroi la un discurso genuinamente prebarroco o proto-

302 Per ittiaginem sr in imagine. FJ esiodio imrospeclivo de

barroco. Asi lo evîdencia al utîtizar, Tanto en la forma como en elcon-tenido. no pocos elementos caracten'sticos del barroco pleno.Veamos algunos de ellos en ambas vertientes:

2,1 Elementos prebarrocos en la forma

a) Exuberancia y compiejidad del discurso.Lejos de ser sencillo, neto y lineaL el discurso de san

Buenaventu-ra se manifiesta a todas luces exubérante, hipereomplejoy arborescente. Es el suyo un barroquizante discurrir, lleno decontinuas ramïfîca-cîones, désarroi los zigzagueantes y sorprendentesencrucijadas, con frecuentes cambios de rumbo y replanteamientosaûn mas arduos y muStidireccionales de aspectos enunciados antescon ciertasimplicidad. Por si fuera poco, fîlosofo sutil y teôlogo deirrefrenable misticismo, el Serâfico construye intrincadosargumentas, cuyas premisas y conclu-siones -extraidas casi siempredel inasible y apriorîstico âmbito de la fe y la revelaciôn bfblica- sesubdividen una y otra vez (por lo gênerai segûn una estructuratriâdica, conforme al modelo de laTrinidad divi-na) en otros tantosrazonamientos y corolarios adicionales, Hegando incluso. porsucesivas derivaciones triâdieas, a obtener très, seis, nueve y bastadoce componentes signifiantes.

A titulo de ejemplo de ese barroco argumentar podemos recordarla tesis bonaventuriana segûn la cual el aima del hombre se ordenacon nueve actos: anuriciar, die tac y conducir, très acîos re lac ion ad oscon la naturaleza: ordenar, corroborar e imperar, très actos relacionadoscon la indus tria: reeibir, revelar y ungir, los très relacionados con lagracia. Ësos nueve actos se hall an, a juicio de nuestro teôlogo, enperfeeta correspondencia con los nueve ordenes de los ângeles (IV, 4.512-513). Otro ejemplo de ese argiiir complejo y ramificante delpensador fran-ciscano es su teoria de que la purificaciôn, lailuminaciôn y el perfec-cionamiento del aima humana se efectûansegûn très registres: a} segûn las très leyes transmitidas en la Biblia:la ley de la naturaleza (ley mosaica, que purifica), la ley de laEscritura (revelaciôn profética, que ilustra) y la ley de la gracia(doctrina evangélica, que perfecciona); b) segûn su triple inteltgenciacspiritual: la tropolôgica (que purifica). la alegôrica (que ilumina) yla anagôgica (que perfecciona): c) segûn las très virtudes teologales,los très excesos referidos y los actos jerârqui-cos del aima (JV, 6,514-515).

Innecesario es decir que, para nuestro autor, esas insistentes divi-siones y subdivisiones en grupos de 1res elementos repiten enelocuen-te imagen figurada la estructura unitario-triâdica propia deDios, uno en substancia y trino en personas.

3) Uso de figuras retnricas.No menos sustantïvamente barroco en el discurso de

Buenaventura es su rozagante empleo de "fiorîturas" retôricas. Deello rinde testimo-nio, a tiîulo de muestra, su conviccîôn de que elhombre, al reflexionar sobre el orden. el origen y la capacidad de sumemoria, su entendi-miento y su voluntad. puede accéder a laTrinidad divina: para el sabio monje. en efecto, el entendïmientopensante, por originarse de la memoria. puede comprender cuando lasemejanza, reluciendo en él mismo. gênera "el verbo mental" (elconcepto), mientras la memoria y la inteligencia exhalan el amorcomo vinculo entre ambas (III, 5. 506507). Es bien clara aqui lainteneiôn del filôsofo de presentar las rela-ciones de generaciôn,semejanza y nexo afectivo que él crée encontrar en las très potenciasdel aima humana, una y simple, como una persua-siva posfiguraciôny perfecta semejanza de la divinidad una y trina. No menos évidentecariz retôrico exhibe nuestro intelectual cuando con-cluye que lamente generadora, el verbo mental y el amor exhalado secorresponden con la memoria, el entendïmiento y La voluntad delhom-bre, los cuales, siendo consustanciales, coiguales y coetâneas. secom-penetran en una ûnica existencia mutua interconectada (III, 5,507), a imagen y semejanza de Dios uno y trino.

4) Polisemia de muchos terminas.Sorprende asimismo la extraordïnaria polivalencia o polisemia

con que san Buenaventura inviste ciertos términos esenciales en sudiscurso, los cuales, en un continue deslizamiento semântico y en unconstante referenciarse mutuo, apuntan tanto hacia el hombre comohacia la Trinidad divina. A guisa de ejemplos, cabe mencionaralgunos de esos términos plurisignificantes en la disertaciôn de estepadre de la iglesia: asi, verbo se refiere tanto a la simple palabrahumana como al Hijo de Dios, proferido por Dios Padre; exhalarexpresa una simple actividad humana, pero igualmente una efusiôndivina, hipostasiada en el Espiri-tu Santo, fruto de la exhalation oefusiôn de Dios Padre y Dios Hijo; amor es tanto el mero sentimientohumano como el Espiritu Santo, expresiôn personificada de ladilecciôn mutua de las otras dos personas divinas; potencia, entendidaa veces como pura posibilidad aûn no actuada (lo contrario del acto).sîgnifica otras veces poder. capacidad o virtuSi referida sobre todo alCreador; imagen implica en ocasiones un nimio reflejo aproximativo yprecario de algo en la mente humana, mientras en otras oportunidadesreprésenta la plena semejanza sustan-tiva de Dios Hijo, concebidopor Dios Padre en forma de su propia imagen consustancial; gênerar,si a veces se muestra como una operaciôn fisicao mental del hombre(engendrar proie o concebir conceptos), inscrita en el tiempo y en elespacio. a menudo se maniflesia como opera-ciôn divina, efectuadapor Dios Padre no solo euando, en absoluta inde-pendencia del

espacio y el tiempo. engendra a su divino Hijo desde la eternidad.sino también euando da existencia real a las creaturas del mundo. eincluso euando imprime forma mental a las ideas y primerosprincipios de la verdad. la bondad y la belleza.

d) Gusto por la antitesis y la contraposiciôn de rasgos o atributos.De manera stmilar, san Buenaventura evhihe con desinhibida asi-

duidad una sorprendente propension a la paradoja. muy al gusto dealgunos représentantes del barroco pleno. Àsî, proclama sin rodéosque el entendimiento humano puede concebir el ser segûnposibilidades antitéticas: como ser disminuido o ser complète: comoser perfecto o ser ïmperfecto; como ser en potencia o ser en acto:como ser eondicio-nado o incondicionado: como ser parcial o sertotal: como ser deve-niente o ser permanente: como ser por otro o serpor si mismo: como ser mezclado con no-ser o como ser puro; comoser dependiente o ser absoluto: como como ser mudable o serinmutable: como ser simple o ser compuesto (III. 3. 502-503), Nomenos reveladora del gusto del intclectua! franciscano por lasantitesis es su teoria de que las negacio-nes y defectos se conocensolo mediante las afirmaciones correspon-dientes, razôn por la cualningûn ente creado (impuro, precario y rela-tivo) puede resultarplenamente conocido sin el conocimiento del Cre-ador. L"serpurîsimo, eomplelïsiiiio y absoluto". Similar actitud mentalmanifiesta el teôlogo euando apostilla que la mente humana noacierta a conocer que un ser es defectuoso e incompleto sin conocerde algûn modo al ser carente de todo defecto (Dios); o euandocnunciasin embo-zo la sorprendente afirmaciôn de que la memoria.gracias a su primera retenciôn de los datos temporales pasados,présentes y futuros. es una imagen de la etemidad. cuyo indivisibleprésente abarca todos los tiem-pos.

e) Frecueme empleo eonceptista de juegos de palabras, asoeiacionesde ideas, met à/or as y anahgias.

En semejante registre se mueve san Buenaventura euando, porejemplo. insiste en la nociôn de que, considerando las très potenciasdel aima humana, accedemos a la mismaTrinidad divina: segûn él, enefec-to. si entendemos que la semejanza, présente en la inemoria,reluce en cl entendimiento en forma de "verbo mental" o concepto,mientras la memoria y el entendimiento exhalan el amor quemutuamente se pro-fesan (III. 5. 506-507), intuimos al ser de Diosuno y trino. quien. dota-do de memoria, inteligencia y voluntadperfectas. posée también su

Verbo engendrado (Dios Hijo), y su Amor ex ha I ado (EspirituSanto) (III, 5, 507). Nuestro autor fuerza aquï al extremo sucomplacencia por las relaciones sutiles entre ideas y palabîas, alpretender ver vinculos necesarios en realidades tan distintas como elconcepto mental o verbo humano y el Verbo divino, o al asegurar queel entendïmiento y la memoria humana "se aman 1' mutuamente y

"exhalan" su amor recipro-co, de manera anâloga ai amor que DiosPadre y Dios Hijo se profesan recfprocamente, exhalando su mutuoamor sustancial en la forma de la tercera Persona divina. el EspirituSanto.

San Buenaventura enfatiza aûn mas, si cabe, esos poéticos juegosde palabras y esa lïbérrirna asociacion de ideas cuando asegura que elaima humanaT al considerarse imtospectivamente a si misma, se élevade si misma como "por espejo1' hasta llegar a '"especular" la Trinidaddivina (III, 5. 507). En semejante veredicto retôrico las analogias ylos deslizamientos semânticos entre "espejo" y "especular" asumenparael Serâfico no solo el sentido fîsico u objetivo ("espejo" comovidrio reflectante, y "especular" como su efecto de reflejarimagenes), sino tambiën el sentido intelectivo, inmaterial y subjetivo(el aima humana como "espejo" en que se '■'especula' 1 o refleja laimagen de Dios uno y trino, aima humana que, a su vez, puede"especular" o producir espe-culaciones o inferencias mentales sobreel Creador y las creaturas).

Otra sugerente espécimen de metâfora retôrica en el discurso delsabio frai le lo constituye su alegato de que nuestro espiritu no logra.elevândose desde los entes materiales, cointuirse a si mismo ni a laVerdad absoluta y eterna, si esta, asumiendo forma humana enJesucristo, no se hubiera convertido en escala para subir a Dios,reparando la esca-la primigenia, rota por Adân (IV, 2, 510): en tansofisticado pronuncia-miento, Buenaventura entiende la "verdad" nosolo como enunciado lôgico o gnoseolôgico (la correcta formulaciônde un enunciado conforme a la realidad objetiva), sino también comoun ser ontolôgico y teolôgico (Jesucristo-Verbo, como hipôstasisdivina encarnada).

f) Enfasis en la sensorialidad y la emoîividad,La sobredosis de sensibilidad y el desbordamiento de afectividad

tipicos del barroco pleno se aprecian también en el fragment© de lateoria bonaventuriana que estamos analizando. Asï, por ejemplo,nuestro Doctor pregona que, en el cuarto grado de contemplaciôn, elaima humana repara los sentidos espirituales "para ver al sumamentelier-moso, oir al sumamente armonioso, oler al sumamente odorifero,gus-tar al sumamente suave y asir al sumamente deleitoso", despuésde lo cual queda dispuesta para très clases de "excesos mentales" (IV,3,511512): el primera, proveniente de la plétora de la devociôn; elsegundo.

nacido de la excelencia de la admiraciôn al contemplai a Cristo; eltercer excego mental, surgîdo del exultante desbordamiento desuavfsimo deleite ante su divino amado [IV. 3. 512).

No menor exuberancia sensorial y emotiva muestra el ilustremonje a] soslener que el aima que crée, espéra y ama a Jesucristorécupéra la plenitud de sus sentidos espirituales: a) euando por la fecrée en Jésus, esplendente e increado Verbo encarnado del Padre. elaima récupéra el oido y la vista espirituales: el oido. para escuchar

las palabras de Cristo. y la vista. para mirar con atenciôn losesplendores de su luz (IV. 2. 515): euando por laesperanza anhelareeibir al Verbo inspirado, resca-ta el olfato espiritual. gracias aldeseo y al afecto (IV. 2, 515); y, euando por la caridad abraza alVerbo hecho carne, récupéra el gusto y el tacto espirituales. porreeibir de El deleite y por accéder a El por el amor extâtico (IV, 2,515). Con estas formulaciones de tan raigal den-sidad sensorial -casibiolôgica- el Serâfico preanuncia. sin sombra de dudas. los barrocosdeliquios afectivos de los misticos espanoles del siglo de oro. enespecial. santa Teresa de Jésus y san Juan de la Cruz.

2.2 Elementos prebarrocos en el contenido del Uinerarium.

No es solo en la vertiente de la forma, sino también en la delcontenido tematico de su ftinerarium donde san Buenaventura se érigeen genuino precursor del barroco, Temas tan caracteristicamcntebarrocos como la precariedad del mundo sensible, lafugacidad de la vidaferre-na, el carâcter de il us ion y simulaero del mundo mater iaL porejemplo, constituyen goznes esenciales de su doctrina en los dosprimeros esca-lones (la estética "inmanente" o "naturel") de suascenso contemplati-vo hacia Dios. No siendo. sin embargo, esos dosgrados el objetivo expreso del présente trabajo, prescindiremos ahorade adentramos en los referidos temas. focali/ando. en cambio, nuestraatenciôn en los planteamientos hechos por el autor en los gradostercero y cuarto de su subida hacia la divinidad. pondremos en luz lossiguientes motivos temâticos barrocos:

a) El tema de la iu~Constante en esta etapa întermedia -como, por lo demâs. en la ini-

cial y en la conclusiva- de su ascenso contemplativo hacia Dios es lareferencia de san Buenaventura a la idea de la "luz" sobrenatural, enperfeeta sintonia con las entroncadas doctrinas de Plotino. sanAgustin y el Pseudo-Dionisio Areopagita. Tras las huellas de esostrès conspi-cuos predecesores, para quîenes la luz divina se convierteen el ele-

Pyr imaginent et m imagine. El estadio introspectivo de

JOSÉ MARlA SALVADOR GONZALEZ 307

mento medular e indispensable del conocimîento humano (doctrina deliluminismo dîvino), el franciseano alega también que nuestra mente, por sermudable, no es capaz de ver relucir en si la verdad de modo tan inmutable, sinla indispensable ayuda de otra luz totalmente inmutable (111, 3, 503). que esel propio Jesucristo (111, 3, 503-504). No contento con eso, et Serâfico afirmaque, al créer en Cristo como esplendor de Dios Padre, el aima humanarécupéra la vista espiritual, con la que puede mirar con atenciôn losesplendores de su luz divina (IV, 2, 511).

5) El tema de la imagen.Insistente y de profunda signification es asimismo el recurso del

conspicuo frai le a la "imagen" en esta etapa intermedia de su Itinera-rium.Segûn él, en efecto, en el tercer grado de nuestra contemplaciôn del SerSupremo, debemos intentar ver a Dios entrando en nuestra mente, en La quebrilla especularmente la luz de la verdad y resplande-ce la imagen de laTrinidad (III, 1, 500). De ese modo, el ser humano, considerando en su propiointerior las operaciones y hàbitos de su memoria, su entendimîento y suvoluntad, podrà por si mismo ver a Dios como por imagen (III, 1, 500). Nomuy diferente es el sentir de nuestro intelect.ua I cuando asevera que, por lasoperaciones de la memoria. el aima humana es imagen y semejanza divina{per opera-iiones memoriae apparet, quod ipsa anima est imago Dei et similitudo)(111.2, 502). hasta el extremo de ser capaz no solo de tener présente yconocer a Dios en acto, sino también de participar de Él en potencia (111,2,502).

6) El tema del espejo y su reflejo.Anâloga premoniciôn del espiritu barroco muestra san Buenaventura con

su insistente referencia a los entretejidos motivos del espejo (en cuanto nexointermediario entre la realidad y su imagen fantasmâtica) y del indirectoreflejo. por semejanza especular producido por aquel. Sin embargo, en francaantitesis frente a la desvalorizante tesis barroca del "espejo" enganoso y de lafalaz "imagen'1 "reflejada1" en él como apariencia efimera e inasible (cuyoparadigma mes connotado es la aïe-goria barroca de la Vanitas ante el espejo),el Doctor Serâfico defiende con vehemencia la doctrina del valor positive yfecundo del espejo y su reflejo. En ese orden de ideas, por ejemplo, el maestrofranciseano con-cluye que, cuando el aima, repensândose a si misma, se élevadesde si como por espejo, consïgue especular a Dios. Similar conception posi -tiva mantiene el teôlogo al sostener que, en el tercer grado de nuestro ascensocontemplativo hacia el Creador, tenemos que tratar de ver a Este como porespejo, entrando en nuestra inteligencia, donde brilla la luz de la verdad yresplandece la imagen de la di vinidad una y trina (III. I, 500): el autor

sefiala, al respecte-, que, si el ser humano considéra introspectivamente laesencia y el modo de actuar de su memoria, su inteligencia y su voluntad. verâpor si mismo a Dios como por imagen, "lo eual es verlo como por un espejo ycomo en enigma*" (111, l, 500).

d) El tema de la necesidad de trascender los limites de lo sensible hacia un mundoidéal.

Resta, por ûltimo. subrayar una vez mas la insistencia con que sanBuenaventura réitéra de continuo la nociôn barroca del anhelo de tras-cendencia que impulsa al hombre, en virtud de su irrefrenable tntento porsuperar las frustrantes limitactones de la reatidad material. De hecho, todo elhipercomplejo y arborescente proceso construido por el iluslrado monje en suItinararium no es sino un meticuloso programa multidimensional -expresado almismo tiempo en las vertientes gnose-olôgica, estétîca, teolôgïca, moral,ascética y misttca concebido por el Serâflco con el expreso propôsïto de quetodo creyente se esfuerce en ir mas alla de los restringidos lindes del mundocreado (cuyo inmenso valor testimonial reconoce. sin embargo, en cuantovestigio, reflejo, copia e imagen parciales del Creador). para ascender a lacontemplation del Ser Supremo, eterno e inmutable, sobrenatural ytrascendente.

Justo en esa raigal ansia de trascendencia puede verse otra nueva evideneiaque confirma una vez mas nuestra interprctacïon de san Buenvcntura comoprecursor del espiritu barroco avant la lettre, un barroco. a decir verdad. muysuigeneris, pero no por cl lo menos genuino > convincente.

JOSÉ M A R J A SALVADOR ( iONZÀLEZ 3<W

BIBLÏOGRAFÎA

BUENAVENTURA. tiinsrartum ment is in Deurn. ( )bras ( le san Buena\-ent ti-ra. Edition bilingue, dirigida por Bernardo Aperrihay. Miguel Oromi \MiaucJ Olira. Biblioleea de Aurores t'ri si ianos 276, Vu). I . Madrid:Editorial CtUôlica, l^6S. 474-534.