41

Jose Cadalso - Noches Lugubres

  • Upload
    lauryx

  • View
    133

  • Download
    10

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Jose Cadalso - Noches Lugubres
Page 2: Jose Cadalso - Noches Lugubres

NOCHES LÚGUBRES

José Cadalso

Page 3: Jose Cadalso - Noches Lugubres
Page 4: Jose Cadalso - Noches Lugubres

Nota a la edición de 1798 Esta Obrita que presento al público no es más que un complemento de las obras del célebre Coronel Cadalso. El mérito que se ha adquirido este grande hombre en el orbe literario, es bien conocido. Su famoso curso de todas las ciencias, o los ERUDITOS A LA VIOLETA, ha sido el entretenimiento de los amantes del buen gusto, así como las célebres CARTAS MARRUECAS que con tanto aplauso han corrido en nuestros tiempos. Aun cuando no nos hubiese dejado otro testimonio que el de las NOCHES LÚGUBRES, bastará para acreditar su talento, y juzgo se le haría un agravio manifiesto, si se las privara de la luz pública. Animado de estas reflexiones, y estimulado de las muchas instancias de varias personas aficionadas a la Literatura selecta, presento al público este complemento para no dejar privados a los que poseen las obras de dicho Autor, de esta que excede a las demás. La sublimidad del concepto, lo patético de las expresiones, lo enérgico de su estilo, interesarán a los menos aficionados. Solo el haber imitado al célebre Inglés Young le corona de elogios. No soy capaz de comprender su mérito, ni mucho menos de explicarlo. Me persuado que la sola lectura de estas Noches acreditará mi ingenuidad, y el deseo que tengo de complacer al público, de cuya benignidad espero recibirá con gusto mis tareas, las que solo se dirigen a cumplir los deseos de los que se gradúan de finos en el gusto de las letras.

EL EDITOR

Page 5: Jose Cadalso - Noches Lugubres

PERSONAJES

TEDIATO LORENZO

NIÑO LA JUSTICIA

SEPULTURERO CARCELERO

Page 6: Jose Cadalso - Noches Lugubres
Page 7: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

Noche primera

TEDIATO Y UN SEPULTURERO

Diálogo

TEDIATO.- ¡Qué noche! La oscuridad, el silenciopavoroso, interrumpido por los lamentos que seoyen en la vecina cárcel, completan la tristeza de micorazón. El cielo también se conjura contra miquietud, si alguna me quedara. El nublado crece. Laluz de esos relámpagos..., ¡qué horrorosa! Ya truena.Cada trueno es mayor que el que le antecede, yparece producir otro más cruel. El sueño, dulceintervalo en las fatigas de los hombres, se turba. Ellecho conyugal, teatro de delicias; la cuna en que secría la esperanza de las casas; la descansada cama delos ancianos venerables; todo se inunda en llanto...,todo tiembla. No hay hombre que no se crea mortalen este instante... ¡Ay, si fuese el último de mi vida,cuán grato sería para mí! ¡Cuán horrible ahora!¡Cuán horrible! Más lo fue el día, el triste día que fuecausa de la escena en que ahora me hallo.

2

Page 8: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

Lorenzo no viene. ¿Vendrá, acaso? ¡Cobarde! ¿Leespantará este aparato que Naturaleza le ofrece? Nove lo interior de mi corazón... ¡Cuánto más sehorrorizaría! ¿Si la esperanza del premio le traerá?Sin duda..., el dinero... ¡Ay, dinero, lo que puedes!Un pecho sólo se te ha resistido... Ya no existe... Yatu dominio es absoluto... Ya no existe el solo pechoque se te ha resistido. Las dos están al caer... Ésta esla hora de cita para Lorenzo... ¡Memoria! ¡Tristememoria! ¡Cruel memoria! Más tempestades formasen mi alma que nubes en el aire. También ésta es lahora en que yo solía pisar estas mismas calles enotros tiempos muy diferentes de éstos. ¡Cuándiferentes! Desde aquélla a éstos todo ha mudadoen el mundo; todo menos yo.¿Si será de Lorenzo aquella luz trémula y triste quedescubro? Suya será. ¿Quién sino él, y en este lance,y por tal premio, saldría de su casa? Él es. El rostropálido, flaco, sucio, barbado y temeroso; el azadón ypico que trae al hombro, el vestido lúgubre, laspiernas desnudas, los pies descalzos, que pisan conturbación; todo me indica ser Lorenzo, elsepulturero del templo, aquel bulto, cuyo encuentrohorrorizaría a quien le viese. Él es, sin duda; seacerca; desembózome, y le enseño mi luz. Ya llega.¡Lorenzo! ¡Lorenzo!LORENZO.- Yo soy. Cumplí mi palabra. Cumpleahora tú la tuya: ¿el dinero que me prometiste?TEDIATO.- Aquí está. ¿Tendrás valor paraproseguir la empresa, como me lo has ofrecido?

3

Page 9: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

LORENZO.- Sí; porque tú también pagas eltrabajo.TEDIATO.- ¡Interés, único móvil del corazónhumano! Aquí tienes el dinero que te prometí. Todose hace fácil cuando el premio es seguro; pero elpremio es justo una vez ofrecido.LORENZO.- ¡Cuán pobre seré cuando me atreví aprometerte lo que voy a cumplir! ¡Cuánta miseriame oprime! Piénsala tú, y yo... harto haré en llorarla.Vamos.TEDIATO.- ¿Traes la llave del templo?LORENZO.- Sí; ésta es.TEDIATO.- La noche es tan oscura y espantosa.LORENZO.- Y tanto, que tiemblo y no veo.TEDIATO.- Pues dame la mano y sigue; te guiaré yte esforzaré.LORENZO.- En treinta y cinco años que soysepulturero, sin dejar un solo día de enterrar algunoo algunos cadáveres, nunca he trabajado en mioficio hasta ahora con horror.TEDIATO.- Es que en ella me vas a ser útil; poreso te quita el cielo la fuerza del cuerpo y del ánimo.Ésta es la puerta.LORENZO.- ¡Que tiemble yo!TEDIATO.- Anímate... Imítame.LORENZO.- ¿Qué interés tan grande te mueve atanto atrevimiento? Paréceme cosa difícil deentender.TEDIATO.- Suéltame el brazo. Como me lo tienesasido con tanta fuerza, no me dejas abrir con esta

4

Page 10: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

llave... Ella parece también resistirse a mi deseo... Yaabre, entremos.LORENZO.- Sí..., entremos... ¿He de cerrar pordentro?TEDIATO.- No; es tiempo perdido y nos pudieranoír. Entorna solamente la puerta porque la luz no sevea desde afuera si acaso pasa alguno..., tan infelizcomo yo, pues de otro modo no puede ser.LORENZO.- He enterrado por mis manos tiernosniños, delicias de sus mayores; mozos robustos,descanso de sus padres ancianos; doncellashermosas, y envidiadas de las que quedaban vivas;hombres en lo fuerte de su edad, y colocados enaltos empleos; viejos venerables, apoyos delEstado... Nunca temblé. Puse sus cadáveres entreotros muchos ya corruptos, rasgué sus vestiduras enbusca de alguna alhaja de valor; apisoné con fuerzay sin asco sus fríos miembros, rompiles las cabezasy huesos; cubrilos de polvo, ceniza, gusanos ypodre, sin que mi corazón palpitase..., y ahora, alpisar estos umbrales, me caigo..., al ver el reflejo deesa lámpara me deslumbro..., al tocar esos mármolesme hielo..., me avergüenzo de mi flaqueza. No larefieras a mis compañeros. ¡Si lo supieran, haríanmofa de mi cobardía!TEDIATO.- Más harían de mí los míos, al ver miarrojo. ¡Insensatos, qué poco saben!... ¡Ah! Meserían tan odiosas por su dureza como yo seríanecio en su concepto por mi pasión.

5

Page 11: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

LORENZO.- Tu valor me alienta. Mas ¡ay, nuevoespanto! ¿Qué es aquello? Presencia humana tiene...Crece conforme nos acercamos... Otro fantasmamás le sigue... ¿Qué será? Volvamos mientraspodemos; no desperdiciemos las pocas fuerzas queaún nos quedan... Si aún conservamos algún valor,válganos para huir.TEDIATO.- ¡Necio! Lo que te espanta es tu mismasombra con la mía, que nacen de la postura denuestros cuerpos respecto de aquella lámpara. Si elotro mundo abortase esos prodigiosos entes, aquienes nadie ha visto, y de quienes todos hablan,sería el bien o el mal que nos traerían siempreinevitables. Nunca los he hallado; los he buscado.LORENZO.- ¡Si los vieras!TEDIATO.- Aún no creería a mis ojos. Juzgaratales fantasmas monstruos producidos por unafantasía llena de tristeza. ¡Fantasía humana, fecundasólo en quimeras, ilusiones y objetos de terror! Lamía me los ofrece tremendos en estascircunstancias... Casi bastan a apartarme de miempresa.LORENZO.- Eso dices porque no los has visto; silos vieras, temblaras aún más que yo.TEDIATO.- Tal vez en aquel instante, pero en elde la reflexión me aquietara. Si no tuviese miedo demalgastar estas pocas horas, las más preciosas de mivida, y tal vez las últimas de ella, te contara congusto cosas capaces de sosegarte...; pero dan las

6

Page 12: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

dos... ¡Qué sonido tan triste el de esa campana! Eltiempo urge. Vamos, Lorenzo.LORENZO.- ¿Adónde?TEDIATO.- A aquella sepultura; sí, a abrirla.LORENZO.- ¿A cuál?TEDIATO.- A aquélla.LORENZO.- ¿A cuál? ¿A aquella humilde y baja?Pensé que querías abrir aquel monumento alto yostentoso, donde enterré pocos días ha al duque deFausto timbrado, que había sido muy hombre depalacio y, según sus criados me dijeron, había tenidoen vida el manejo de cosas grandes. Figuróseme quela curiosidad o interés te llevaba a ver si encontrabasalgunos papeles ocultos, que tal vez se enterrasencon su cuerpo. He oído, no sé dónde, que ni aun losmuertos están libres de las sospechas y aun envidiasde los cortesanos.TEDIATO.- Tan despreciables son para mímuertos como vivos, en el sepulcro como en elmundo, podridos como triunfantes, llenos degusanos como rodeados de aduladores... No medistraigas... Vamos, te digo otra vez, a nuestraempresa.LORENZO.- No; pues al túmulo inmediato a ése, ydonde yace el famoso indiano, tampoco tienes queir; porque aunque en su muerte no se le halló lamenor parte de caudal que se le suponía, me constaque no enterró nada consigo, porque registré sucadáver: no se halló siquiera un doblón en sumortaja.

7

Page 13: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

TEDIATO.- Tampoco vendría yo de mi casa a sutumba por todo el oro que él trajo de la infelizAmérica a la tirana Europa.LORENZO.- Sí será, pero no extrañaría yo quevinieses en busca de su dinero. Es tan útil en elmundo...TEDIATO.- Poca cantidad, sí, es útil, pues nosalimenta, nos viste y nos da las pocas cosasnecesarias a la breve y mísera vida del hombre; peromucha es dañosa.LORENZO.- ¡Hola! ¿Y por qué?TEDIATO.- Porque fomenta las pasiones,engendra nuevos vicios y a fuerza de multiplicardelitos invierte todo el orden de la Naturaleza; y lobueno se sustrae de su dominio sin el fin dichoso...Con él no pudieron arrancarme mi dicha. ¡Ay!Vamos.LORENZO.- Sí, pero antes de llegar allá hemos detropezar en aquella otra sepultura, y se me eriza elpelo cuando paso junto a ella.TEDIATO.- ¿Por qué te espanta esa más quecualquiera de las otras?LORENZO.- Porque murió de repente el sujetoque en ella se enterró. Estas muertes repentinas measombran.TEDIATO.- Debiera asombrarte el poco númerode ellas. Un cuerpo tan débil como el nuestro,agitado por tantos humores, compuesto de tantaspartes invisibles, sujeto a tan frecuentesmovimientos, lleno de tantas inmundicias, dañado

8

Page 14: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

por nuestros desórdenes y, lo que es más, movidopor una alma ambiciosa, envidiosa, vengativa,iracunda, cobarde y esclava de tantos tiranos..., ¿quépuede durar? ¿Cómo puede durar? No sé cómovivimos. No suena campana que no me parezcatocar a muerto. A ser yo ciego, creería que el colornegro era el único de que se visten... ¿Cuántas vecesmuere un hombre de un aire que no ha movido latrémula llama de una lámpara? ¿Cuántas de unaagua que no ha mojado la superficie de la tierra?¿Cuántas de un sol que no ha entibiado una fuente?¡Entre cuántos peligros camina el hombre el cortotrecho que hay de la cuna al sepulcro! Cada vez quesiento el pie, me parece hundirse el suelo,preparándome una sepultura... Conozco dos o treshierbas saludables; las venenosas no tienen número.Sí, sí..., el perro me acompaña, el caballo meobedece, el jumento lleva la carga..., ¿y qué? El león,el tigre, el leopardo, el oso, el lobo e innumerablesotras fieras nos prueban nuestra flaquezadeplorable.LORENZO.- Ya estamos donde deseas.TEDIATO.- Mejor que tu boca, me lo dice micorazón. Ya piso la losa, que he regado tantas vecescon mi llanto y besado tantas veces con mis labios.Ésta es. ¡Ay, Lorenzo! Hasta que me ofreciste lo queahora me cumples, ¡cuántas tardes he pasado junto aesta piedra, tan inmóvil como si parte de ella fuesenmis entrañas! Más que sujeto sensible, parecía yoestatua, emblema del dolor. Entre otros días, uno se

9

Page 15: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

me pasó sobre ese banco. Los que cuidan de estetemplo, varias veces me habían sacado del letargo,avisándome ser la hora en que se cerraban laspuertas. Aquel día olvidaron su obligación y midelirio: fuéronse y me dejaron. Quedé en aquellassombras, rodeado de sepulcros, tocando imágenesde muerte, envuelto en tinieblas, y sin respirarapenas, sino los cortos ratos que la congoja mepermitía, cubierta mi fantasía, cual si fuera con unnegro manto de densísima tristeza. En uno de estosamargos intervalos, yo vi, no lo dudes, yo vi salir deun hoyo inmediato a ése un ente que se movía,resplandecían sus ojos con el reflejo de esa lámpara,que ya iba a extinguirse. Su color era blanco, aunquealgo ceniciento. Sus pasos eran pocos, pausados ydirigidos a mí... Dudé... Me llamé cobarde... Melevanté..., y fui a encontrarle... El bulto proseguía, yal ir a tocarle yo, y él a mí..., óyeme...LORENZO.- ¿Qué hubo, pues?TEDIATO.- Óyeme... Al ir a tocarle yo y élhorroroso vuelto a mí, en aquel lance de tantaconfusión... apagose del todo la luz.LORENZO.- ¿Qué dices? ¿Y aún vives?TEDIATO.- Sí; y con grande atención.LORENZO.- En aquel apuro, ¿qué hiciste? ¿Quépudiste hacer?TEDIATO.- Me mantuve en pie, sin querer perderel terreno que había ganado a costa de tanto arrojoy valentía. Era invierno. Las doce serían cuando seesparció la oscuridad por el templo; oí la una..., las

10

Page 16: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

dos..., las tres..., las cuatro... Siempre haciendo eloído el mismo oficio de la vista.LORENZO.- ¿Qué oíste? Acaba, que meestremezco.TEDIATO.- Una especie de resuello no muy libre.Procurando tentar, conocí que el cuerpo del bultohuía de mi tacto. Mis dedos parecían mojados ensudor frío y asqueroso; y no hay especie demonstruo, por horrendo, extravagante einexplicable que sea, que no se me presentase. Pero¿qué es la razón humana si no sirve para vencer atodos los objetos y aun a sus mismas flaquezas?Vencí todos estos espantos; pero la primeraimpresión que hicieron, el llanto derramado antesde la aparición, la falta de alimento, la frialdad de lanoche y el dolor que tantos días antes rasgaba micorazón, me pusieron en tal estado de debilidad,que caí desmayado en el mismo hoyo de dondehabía salido el objeto terrible. Allí me hallé por lamañana en brazos de muchos concurrentespiadosos que habían acudido a dar al Criador lasalabanzas y cantar los himnos acostumbrados.Lleváronme a mi casa, de donde volví en breve almismo puesto. Aquella misma tarde hiceconocimiento contigo y me prometiste lo que ahorava a finalizar.LORENZO.- Pues esa misma tarde eché menos encasa (poco te importará lo que voy a decirte, peropara mí es el asunto de más importancia), echémenos un mastín que suele acompañarme, y no

11

Page 17: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

pareció hasta el día siguiente. ¡Si vieras qué ley metiene! Suele entrarse conmigo en el templo, ymientras hago la sepultura, ni se aparta un instantede mí. Mil veces, tardando en venir los entierros, lehe solido dejar echado sobre mi capa, guardando lapala, el azadón y demás trastos de mi oficio.TEDIATO.- No prosigas, me basta lo dicho.Aquella tarde no se hizo el entierro; te fuiste, elperro se durmió dentro del hoyo mismo. Entrada yala noche se dispertó, nos encontramos solos él y yoen la iglesia (mira qué causa tan trivial para unmiedo tan fundado al parecer), no pudo salirentonces, y lo ejecutaría al abrir las puertas y salir elsol, lo que yo no pude ver por causa de mi desmayo.LORENZO.- Ya he empezado a alzar la losa de latumba. Pesa infinito. ¡Si verás en ella a tu padre!Mucho cariño le tienes cuando por verle pasas unanoche tan dura... Pero ¡el amor de hijo! Muchomerece un padre.TEDIATO.- ¡Un padre! ¿Por qué? Nos engendranpor su gusto, nos crían por obligación, nos educanpara que los sirvamos, nos casan para perpetuar susnombres, nos corrigen por caprichos, nosdesheredan por injusticia, nos abandonan por viciossuyos.LORENZO.- Será tu madre... Mucho debemos auna madre.TEDIATO.- Aún menos que al padre. Nosengendran también por su gusto, tal vez por suincontinencia. Nos niegan el alimento de la leche,

12

Page 18: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

que Naturaleza las dio para este único y sagrado fin,nos vician con su mal ejemplo, nos sacrifican a susintereses, nos hurtan las caricias que nos deben y lasdepositan en un perro o en un pájaro.LORENZO.- ¿Algún hermano tuyo te fue tanunido que vienes a visitar los huesos?TEDIATO.- ¿Qué hermano conocerá la fuerza deesta voz? Un año más de edad, algunas letras dediferencia en el nombre, igual esperanza de gozarun bien de dudoso derecho y otras cosas semejantesimprimen tal odio en los hermanos que parecenfieras de distintas especies y no frutos de un vientremismo.LORENZO.- Ya caigo en lo que puede ser: aquíyace sin duda algún hijo que se te moriría en lo mástierno de su edad.TEDIATO.- ¡Hijos! ¡Sucesión! Éste que antes eratesoro con que Naturaleza regalaba a susfavorecidos, es hoy un azote con que no debieracastigar sino a los malvados. ¿Qué es un hijo? Susprimeros años..., un retrato horrendo de la miseriahumana. Enfermedad, flaqueza, estupidez, molestiay asco... Los siguientes años..., un dechado de losvicios de los brutos, poseídos en más alto grado...,lujuria, gula, inobediencia... Más adelante, un pozode horrores infernales..., ambición, soberbia,envidia, codicia, venganza, traición y malignidad;pasando de ahí... Ya no se mira el hombre comohermano de los otros, sino como a un entesupernumerario en el mundo. Créeme, Lorenzo,

13

Page 19: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

créeme. Tú sabrás cómo son los muertos, pues sonel objeto de tu trato...; yo sé lo que son los vivos...Entre ellos me hallo con demasiada frecuencia...Éstos son..., no..., no hay otros; todos a cual peor...Yo sería peor que todos ellos si me hubiera dejadoarrastrar de sus ejemplos.LORENZO.- ¡Qué cuadro el que pintas!TEDIATO.- La Naturaleza es el original; no adulo,pero tampoco la agravio. No te canses, Lorenzo;nada significan esas voces que oyes de padre,madre, hermano, hijo y otras tales; y si significan elcarácter que vemos en los que así se llaman, noquiero ser ni tener hijo, hermano, padre, madre, nime quiero a mí mismo, pues algo he de ser de todoesto.LORENZO.- No me queda que preguntarte másque una cosa; y es, a saber, si buscas el cadáver dealgún amigo.TEDIATO.- ¿Amigo? ¿Eh? ¿Amigo? ¡Qué necioeres!LORENZO.- ¿ Por qué?TEDIATO.- Sí; necio eres, y mereces compasión, sicrees que esa voz tenga el menor sentido. ¡Amigos!¡Amistad! Esa virtud sola haría feliz a todo el génerohumano. Desdichados son los hombres desde el díaque la desterraron o que ella los abandonó. Su faltaes el origen de todas las turbulencias de la sociedad.Todos quieren parecer amigos; nadie lo es. En loshombres, la apariencia de la amistad es lo que en lasmujeres el afeite y composturas. Belleza fingida y

14

Page 20: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

engañosa... Nieve que cubre un muladar... Darse lasmanos y rasgarse los corazones; ésta es la amistadque reina. No te canses; no busco el cadáver depersona alguna de los que puedes juzgar. Ya no escadáver.LORENZO.- Pues si no es cadáver, ¿qué buscas?Acaso tu intento sería hurtar las alhajas del templo,que se guardan en algún soterráneo, cuya puerta tese figura ser la losa que empiezo a levantar.TEDIATO.- Tu inocencia te sirva de excusa.Queden en buena hora esas alhajas establecidas porla piedad y trabaja con más brío.LORENZO.- Ayúdame; mete esotro pico por allí yhaz fuerza conmigo.TEDIATO.- ¿Así?LORENZO.- Sí, de este modo; ya va en buenestado.TEDIATO.- ¿Quién me diría dos meses ha que mehabía de ver en este oficio? Pasáronse más aprisaque el sueño, dejándome tormento al despertar,desapareciéronse como humo que deja las llamasabajo y se pierde en el aire. ¿Qué haces, Lorenzo?LORENZO.- ¡Qué olor! ¡Qué peste sale de latumba! No puedo más.TEDIATO.- No me dejes; no me dejes, amigo. Yosolo no soy capaz de mantener esta piedra.LORENZO.- La abertura que forma ya da lugarpara que salgan esos gusanos que se ven con la luzde mi farol.

15

Page 21: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

TEDIATO.- ¡Ay, qué veo! Todo mi pie derechoestá cubierto de ellos. ¡Cuánta miseria me anuncian!En éstos, ¡ay!, ¡en éstos se ha convertido tu carne!¡De tus hermosos ojos se han engendrado estosvivientes asquerosos! ¡Tu pelo, que en lo fuerte demi pasión llamé mil veces no sólo más rubio, sinomás precioso que el oro, ha producido esta podre!¡Tus blancas manos, tus labios amorosos se hanvuelto materia y corrupción! ¡En qué estado estaránlas tristes reliquias de tu cadáver! ¡A qué sentido noofenderá la misma que fue el hechizo de todos ellos!LORENZO.- Vuelvo a ayudarte, pero me vuelcaese vapor... Ahora empieza. Más, más, más; ¿quélloras? No pueden ser sino lágrimas tuyas las gotasque me caen en las manos... ¡Sollozas! ¡No hablas!Respóndeme.TEDIATO.- ¡Ay! ¡Ay!LORENZO.- ¿Qué tienes? ¿Te desmayas?TEDIATO.- No, Lorenzo.LORENZO.- Pues habla. Ahora caigo en quién esla persona que se enterró aquí... ¿Eras parientesuyo? No dejes de trabajar por eso. La losa está casivencida, y por poco que ayudes, la volcaremos,según vemos. Ahora, ahora, ¡ay!TEDIATO.- Las fuerzas me faltan.LORENZO.- Perdimos lo adelantado.TEDIATO.- Ha vuelto a caer.LORENZO.- Y el sol va saliendo, de modo queestamos en peligro de que vayan viniendo las gentesy nos vean.

16

Page 22: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

TEDIATO.- Ya han saludado al Criador algunascampanas de los vecinos templos en el toquematutino. Sin duda lo habrán ya ejecutado lospájaros en los árboles con música más natural y másinocente y, por tanto, más digna. En fin, ya se habrádesvanecido la noche. Sólo mi corazón aúnpermanece cubierto de densas y espantosastinieblas. Para mí nunca sale el sol. Las horas todasse pasan en igual oscuridad para mí. Cuantosobjetos veo en lo que llaman día, son a mi vistafantasmas, visiones y sombras cuando menos...;algunos son furias infernales.Razón tienes; podrán sorprendernos. Esconde esepico y ese azadón; no me faltes mañana a la mismahora y en el propio puesto. Tendrás menos miedo,menos tiempo se perderá. Vete, te voy siguiendo.Objeto antiguo de mis delicias... ¡Hoy objeto dehorror para cuantos te vean! Montón de huesosasquerosos... ¡En otros tiempos conjunto de gracias!¡Oh tú, ahora imagen de lo que yo seré en breve!Pronto volveré a tu tumba, te llevaré a mi casa,descansarás en un lecho junto al mío; morirá micuerpo junto a ti, cadáver adorado, y expirandoincendiaré mi domicilio, y tú y yo nos volveremosceniza en medio de las de la casa.

17

Page 23: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

Noche segunda

TEDIATO, LA JUSTICIA y después UNCARCELERO

Diálogo

TEDIATO.- ¡Qué triste me ha sido ese día! Igual ala noche más espantosa me ha llenado de pavor,tedio, aflicción y pesadumbre. ¡Con qué dolor hanvisto mis ojos la luz del astro, a quien llamanbenigno los que tienen el pecho menos oprimidoque yo! El sol, la criatura que dicen menosimperfecta imagen del Criador, ha sido objeto de mimelancolía. El tiempo que ha tardado en llevar susluces a otros climas me ha parecido tormento deduración eterna... ¡Triste de mí! Soy el solo vivientea quien sus rayos no consuelan. Aun la noche, cuyatardanza me hacía tan insufrible la presencia del sol,es menos gustosa, porque en algo se parece al día.No está tan oscura como yo quisiera la luna. ¡Ah,

18

Page 24: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

luna! Escóndete, no mires en este puesto al másinfeliz mortal.¡Que no se hayan pasado más que dieciséis horasdesde que dejé a Lorenzo! ¿Quién lo creyera? ¡Taleshan sido para mí! Llorar, gemir, delirar... Los ojosfijos en su retrato, las mejillas bañadas en lágrimas,las manos juntas pidiendo mi muerte al cielo, lasrodillas flaqueando bajo el peso de mi cuerpo, asídesmayado; sólo un corto resuello me distinguía deun cadáver. ¡Qué asustado quedó Virtelio, miamigo, al entrar en mi cuarto y hallarme de esamanera! ¡Pobre Virtelio! ¡Cuánto trabajaste parahacerme tomar algún alimento! Ni fuerza en mismanos para tomar el pan, ni en mis brazos parallevarlo a la boca, si alguna vez llegaba. ¡Cuánamargos son bocados mojados con lágrimas!Instante..., me mantuve inmóvil. Se fue sin dudacansado... ¿Quién no se cansa de un amigo comoyo, triste, enfermo, apartado del mundo, objeto dela lástima de algunos, del menosprecio de otros, dela burla de muchos? ¡Qué mucho me dejase! Loextraño es que me mirase alguna vez. ¡Ah, Virtelio!¡Virtelio! Pocos instantes más que hubiesespermanecido mío, te hubieran dado fama de amigoverdadero. Pero ¿de qué te serviría? Hiciste bien endejarme; también te hubiera herido la mofa de loshombres. Dejar a un amigo infeliz, conjurarte con lasuerte contra un triste, aplaudir la inconstancia delmundo, imitar lo duro de las entrañas comunes,acompañar con tu risa la risa universal, que es eco

19

Page 25: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

de los llantos de un mísero... Sigue, sigue... Éste esel camino de la fortuna... Adelántate a los otros:admirarán tu talento. Yo le vi salir... Murmuraba dela flaqueza de mi ánimo. La Naturaleza sin dudamurmuraba de la dureza del suyo. Éste es el menospérfido de todos mis amigos; otros ni aun esohicieron. Tediato se muere, dirían unos; otrosrepetirían: se muere Tediato. De mi vida y de mimuerte hablarían como del tiempo bueno o malosuelen hablar los poderosos, no como los pobres aquien tanto importa el tiempo. La luz del sol, queiba faltando, me sacó del letargo cruel. La tinieblame traía el consuelo que arrebata a todo el mundo.Todo el consuelo que siente toda la naturaleza alparecer el sol, le sentí todo junto al ponerse. Dijemil veces preparándome a salir: bienvenida seas,noche, madre de delitos, destructora de lahermosura, imagen del caos de que salimos. Duplicatus horrores; mientras más densas, más gustosas meserán tus tinieblas. No tomé alimento; no enjuguélas lágrimas; púseme el vestido más lúgubre; toméeste acero, que será..., ¡ay!, sí; será quien consuele deuna vez todas mis cuitas. Vine a este puesto; esperoa Lorenzo.Desengañado de las visiones y fantasmas, duendes,espíritus y sombras, me ayudará con firmeza alevantar la losa; haré el robo... ¡El robo! ¡Ay! Eramía; sí, mía; yo, suyo. No, no, la agravio; meagravio: éramos uno. Su alma, ¿qué era sino la mía?La mía, ¿qué era sino la suya? Pero ¿qué voces se

20

Page 26: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

oyen? Muere, muere, dice una de ellas. ¡Qué mematan!, dice otra voz. Hacia mí vienen corriendovarios hombres. ¿Qué haré? ¿Qué veo? El uno caeherido al parecer... Los otros huyen retrocediendopor donde han venido. Hasta mis plantas vienebatallando con las ansias de la muerte. ¿Quién eres?¿Quién eres? ¿Quiénes son los que te siguen? ¿Norespondes? El torrente de sangre que arroja porboca y por herida me mancha todo... Es muerto, haexpirado asido de mi pierna. Siento pasos a esteotro lado. Mucha gente llega; el aparato es de sercomitiva de la justicia.JUSTICIA.- Pues aquí está el cadáver, y ese hombreestá ensangrentado, tiene la espada en la mano, ycon la otra procura desasirse del muerto, pareceindicar no ser otro el asesino. Prended a esemalvado. Ya sabéis lo importante de este caso. Elmuerto es un personaje cuyas calidades no permitenel menor descuido de nuestra parte. Sabéis losantecedentes de este asesinato que se proponían.Atadle. Desde esta noche te puedes contar pormuerto, infame. Sí, ese rostro, lo pálido de susemblante, su turbación, todo indica, o aumenta losindicios que ya tenemos... En breve tendrás muerteignominiosa y cruel.TEDIATO.- Tanto más gustosa... Por extrañocamino me concede el cielo lo que le pedí días hacon todas mis veras...JUSTICIA.- ¡Cuál se complace con su delito!

21

Page 27: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

TEDIATO.- ¡Delito! Jamás le tuve. Si lo hubieratenido, él mismo hubiera sido mi primer verdugo,lejos de complacerme en él. Lo que me es gustosaes la muerte... Dádmela cuanto antes, si os merezcoalguna misericordia. Si no sois tan benigno, dejadmevivir; ése será mi mayor tormento. No obstante, sialguna caridad merece un hombre, que la pide aotro hombre, dejadme un rato llegar más cerca deese templo, no por valerme de su asilo, sino porofrecer mi corazón a...JUSTICIA.- Tu corazón en que engendrasmaldades.TEDIATO.- No injuries a un infeliz; mátame sinafrentarme. Atormenta mi cuerpo, en quien tienesdominio, no insultes una alma que tengo másnoble..., un corazón más puro..., sí, más puro, másdigna habitación del Ser Supremo, que el mismotemplo en que yo quería... Ya nada quiero... Haz loque quieras de mí... No me preguntes quién soy,cómo vine aquí, qué hacía, qué intentaba hacer, yapuren los verdugos sus crueldades en mí; las verástodas vencidas por mi fineza.JUSTICIA.- Llevadle aprisa, no salgan al encuentrosus compañeros.TEDIATO.- Jamás los tuve: ni en la maldad,porque jamás fui malo; ni en la bondad, porqueninguno me ha igualado en lo bueno. Por eso soy elmás infeliz de los hombres. Cargad más prisionessobre mí. Ministros feroces: ligad más esos cordelescon que me arrastráis cual víctima inocente. Y tú,

22

Page 28: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

que en ese templo quedas, únete a tu espírituinmortal, que exhalaste entre mis brazos, si lopermite quien puede, y ven a consolarme en lacárcel, o a desengañar a mis jueces. Salga yovaleroso al suplicio o inocente al mundo. ¡Pero no!Agraviado o vindicado, muera yo, muera yo y enbreve.JUSTICIA.- Su delito le turba los sentidos;andemos, andemos.TEDIATO.- ¿Estamos ya en la cárcel?JUSTICIA.- Poco falta.TEDIATO.- Quien encuentre la comitiva de lajusticia llevando a un preso ensangrentado, pálido,mal vestido, cargado de cadenas que le han puesto yde oprobios que le dicen, ¿qué dirá? Allá va undelincuente. Pronto lo veremos en el patíbulo; sumuerte será horrorosa, pero saludable espectáculo.¡Viva la justicia! Castíguense los delitos. Arránquesede la sociedad los que turben su quietud. De lamuerte de un malvado se asegura la vida de muchosbuenos. Así irán diciendo de mí; así irán diciendo.En vano les diría mi inocencia. No me creerían; si lajurara, me llamarían perjuro sobre malvado.Tomaría por testigos de mi virtud a esos astros;darían su giro sin cuidarse del virtuoso que padeceni del inicuo que triunfa.JUSTICIA.- Ya estamos en la cárcel.TEDIATO.- Sepulcro de vivos, morada de horror,triste descanso en el camino del suplicio, depósito

23

Page 29: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

de malhechores, abre tus puertas; recibe a esteinfeliz.JUSTICIA.- Este hombre quede asegurado; nadie lehable. Ponedle en el calabozo más apartado yseguro; doblad el número y peso de los grillosacostumbrados. Los indicios que hay contra él soncasi evidentes. Mañana se le examinará. Prepáreseleel tormento por si es tan obstinado como inicuo.Eres responsable de este preso, tú, carcelero; teaconsejo que no le pierdas de vista; mira que lamenor compasión que para con él puedes tener estu perdición.CARCELERO.- Compasión yo, ¿de quién? ¿De unpreso que se me encarga? No me conocéis. Años haque soy carcelero, y en el discurso de ese tiempo heguardado los presos que he tenido como si guardarafieras en las jaulas. Pocas palabras, menos alimento,ninguna lástima, mucha dureza, mayor castigo ycontinua amenaza. Así me temen. Mi voz entre lasparedes de esta cárcel es como el trueno entremontes. Asombra a cuantos la oyen. He visto llegarfacinerosos de todas las provincias, hombres aquienes los dientes y las canas habían salido entremuertes y robos... Los soldados, al entregármelos,se aplaudían más que de una batalla que hubiesenganado. Se alegraban de dejarlos en mis manos másque si de ellas sacaran el más precioso saqueo deuna plaza sitiada muchos meses; y todo esto noobstante..., a pocas horas de estar bajo mi dominiohan temblado los hombres más atroces.

24

Page 30: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

JUSTICIA.- Pues ya queda asegurado; adiós otravez.CARCELERO.- Sí, sí; grillos, cadenas, esposas,cepo, argolla, todo le sujetará.TEDIATO.- Y más que todo mi inocencia.CARCELERO.- Delante de mí no se habla; y si elcastigo no basta a cerrarte la boca, mordazas hay.TEDIATO.- Haz lo que quieras; no abriré mislabios. Pero la voz de mi corazón..., aquella voz quepenetra el firmamento, ¿cómo me privarás de ella?CARCELERO.- Éste es el calabozo destinado parati. En breve volveré.TEDIATO.- No me espantan sus tinieblas, su frío,su humedad, su hediondez; no el ruido que hanhecho los cerrojos de esa puerta, no el peso de miscadenas. Peor habitación ocupa ahora... ¡Ay,Lorenzo! Habrás ido al señalado puesto, no mehabrás hallado. ¡Qué habrás juzgado de mí! Acasocreerás que miedo, inconstancia... ¡Ay! No, Lorenzo;nada de este mundo ni del otro me pareceespantoso, y constancia no me puede faltar, cuandono me ha faltado ya sobre la muerte de quien vimosayer cadáver medio corrompido; me acometieronmil desdichas: ingratitud de mis amigos,enfermedad, pobreza, odio de poderosos, envidia deiguales, mofa de parte de mis inferiores... Laprimera vez que dormí, figuróseme que veía elfantasma que llaman fortuna. Cual suele pintarse lamuerte con una guadaña que despuebla el universo,tenía la fortuna una vara con que volvía a todo el

25

Page 31: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

globo. Tenía levantado el brazo contra mí. Alcé lafrente, la miré. Ella se irritó; o me sonreí, y medormí; segunda vez se venga de mi desprecio. Mepone, siendo yo justo y bueno, entre facinerososhoy; mañana tal vez entre las manos del verdugo;éste me dejará entre los brazos de la muerte. ¡Ohmuerte!, ¿por qué dejas que te llamen daño, elmayor de ellos, el último de todos? ¡Tú, daño!Quien así lo diga, no ha pasado lo que yo.¡Qué voces oigo (¡ay!) en el calabozo inmediato! Sinduda hablan de morir. ¡Lloran! ¡Van a morir, ylloran! ¡Qué delirio! Oigamos lo que dice el míseroinsensato que teme burlar de una vez todas susmiserias. No, no escuchemos. Indignas voces deoírse son las que articula el miedo al aparato de lamuerte.¡Ánimo, ánimo, compañero! Si mueres dentro delbreve plazo que te señalan, poco tiempo estarásexpuesto a la tiranía, envidia, orgullo, venganza,desprecio, traición, ingratitud... Esto es lo que dejasen el mundo. Envidiables delicias dejas por cierto alos que se queden en él; te envidio el tiempo que meganas; el tiempo que tardaré en seguirte.Ha callado el que sollozaba, y también dos vocesque le acompañaban, una hablándole de... Sin dudafue ejecución secreta. ¿Si se llegarán ahora losejecutores a mí? ¡Qué gozo! Ya se disipan todas lastinieblas de mi alma. Ven, muerte, con todo tuséquito. Sí, ábrase esa puerta; entren los verdugosferoces manchados aún con la sangre que acaban de

26

Page 32: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

derramar a una vara de mí. Si el ser infeliz es culpa,ninguno más reo que yo. ¡Qué silencio tanespantoso ha sucedido a los suspiros delmoribundo! Las pisadas de los que salen de sucalabozo, las voces bajas con que se hablan, el ruidode las cadenas que sin duda han quitado al cadáver,el ruido de la puerta estremece lo sensible de micorazón, no obstante lo fuerte de mi espíritu. Frágilhabitación de una alma superior a todo lo queNaturaleza puede ofrecer, ¿por qué tiemblas? ¿Hade horrorizarme lo que desprecio? ¡Si será sueñoesta debilidad que siento! Los ojos se me cierran, noobstante la debilidad que en ellos ha dejado elllanto. Sí; reclínome. Agradable concurso, músicadeliciosa, espléndida mesa, delicado lecho, gustososueño encantarán a estas horas a alguno en el tropeldel mundo. No se envanezca, lo mismo tuve yo; yahora... una piedra es mi cabecera, una tabla micama, insectos mi compañía. Durmamos. Quizá medespertará una voz que me diga. Ven al tormento; uotra que me diga: Ven al suplicio. Durmamos.¡Cielos! Si el sueño es imagen de la muerte... ¡Ay!Durmamos.¡Qué pasos siento! Una corta luz parece que entrapor los resquicios de la puerta. La abren; es elcarcelero, y le siguen dos hombres. ¿Qué queréis?¿Llegó por fin la hora inmediata a la de mi muerte?¡Me la vais a anunciar con semblante de debilidad ycompasión o con rostro de entereza y dominio!

27

Page 33: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

CARCELERO.- Muy diferente es el objeto denuestra venida. Cuando me aparté de ti, juzgué quea mi vuelta te llevarían al tormento, para que en éldeclarases los cómplices del asesinato que se teatribuía; pero se han descubierto los autores yejecutores de aquel delito. Vengo con orden desoltarte. Ea, quítenle las cadenas y grillos: libre estás.TEDIATO.- Ni aun en la cárcel puedo gozar delreposo que ella me ofrece en medio de sus horrores.Ya iba yo acomodando los cansados miembros demi cuerpo sobre esta tarima, ya iba tolerando micabeza lo duro de esa piedra, y me vienes adespertar, ¿y para qué? Para decirme que no he demorir. Ahora sí que turbas mi reposo... Me vuelvesa arrojar otra vez al mundo, al mundo de donde seausentó lo poco bueno que había en él. ¡Ay!Decidme, ¿es de día?CARCELERO.- Aún faltará una hora de noche.TEDIATO.- Pues voyme. Con tantas contingenciascomo ofrece la suerte, ¿qué sé yo si mañana nosvolveremos a ver?CARCELERO.- Adiós.TEDIATO.- Adiós. Una hora de noche aún falta.¡Ay! Si Lorenzo estuviese en el paraje de la cita,tendríamos tiempo para concluir nuestra empresa;se habrá cansado de esperarme.Mañana, ¿dónde le hallaré? No sé su casa. Acudir altemplo parece más seguro. Pasareme ahora por elatrio. ¡Noche!, dilata tu duración; importa poco quete esperen con impaciencia el caminante para

28

Page 34: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

continuar su viaje y el labrador para seguir su tarea.Domina, noche, domina, y más y más sobre unmundo que por sus delitos se ha hecho indigno delsol. Quede aquel astro alumbrando a hombresmejores que los de estos climas. Mientras más duretu oscuridad, más tiempo tendré de cumplir lapromesa que hice al cadáver encima de su tumba, enmedio de otros sepulcros, al pie de los altares y bajola bóveda sagrada del templo. Si hay alguna cosamás santa en la tierra, por ella juro no apartarme demi intento; si a ello faltase yo, si a ello faltase...¿Cómo había de faltar?Aquella luz que descubro será..., será acaso la quearde alumbrando a una imagen que está fija en lapared exterior del templo. Adelantemos el paso.Corazón, esfuérzate, o saldrás en breve victoriosode tanto susto, cansancio, terror, espanto y dolor, oen breve dejarás de palpitar en ese miserable pecho.Sí, aquélla es la luz; el aire la hace temblar de modoque tal vez se apagará antes que yo llegue a ella.Pero ¿por eso he de temer la oscuridad? Antes debeserme más gustosa. Las tinieblas son mi alimento.El pie siente algún obstáculo... ¿Qué será?Tentemos. Un bulto, y bulto de hombre. ¿Quién es?Parece como que sale de un sueño. ¡Amigo! ¿Quiénes? Si eres algún mendigo necesitado que deflaqueza has caído, y duermes en la calle por faltartecasa en que recogerte y fuerzas para llegarte a unhospital, sígueme; mi casa será tuya; no te espantentus desdichas; muchas y grandes serán, pero te habla

29

Page 35: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

quien las pasa mayores. Respóndeme, amigo...Desahóguese en mi pecho el tuyo; tristes como túbusco yo; sólo me conviene la compañía de losmíseros; harto tiempo viví con los felices. Tratarcon el hombre en la prosperidad es tratarle fuera delmismo. Cuando está cargado de penas, entoncesestá cual es: cual Naturaleza lo entrega a la vida, ycual la vida le entregará a la muerte; cual fueron suspadres, y cuales serán sus hijos. Amigo, ¿norespondes? Parece joven de corta edad. Niño,¿quién eres? ¿Cómo has venido aquí?NIÑO.- ¡Ay, ay, ay!TEDIATO.- No llores; no quiero hacerte mal.Dime, ¿quién eres? ¿Dónde viven tus padres?¿Sabes tu nombre? ¿Y el de la calle en que vives?NIÑO.- Yo soy... Mire usted... Vivo... Venga ustedconmigo para que mi padre no me castigue. Memandó quedar aquí hasta las dos, y ver si pasabaalguno por aquí muchas veces, y que fuera allamarle. Me he quedado dormido.TEDIATO.- Pues no temas; dame la manita, tomaese pedazo de pan que me he hallado, no sé cómo,en el bolsillo y llévame a casa de tu padre.NIÑO.- No está lejos.TEDIATO.- ¿Cómo se llama tu padre? ¿Qué oficiotiene? ¿Tienes madre y hermanos? ¿Cuántos añostienes tú y cómo te llamas?NIÑO.- Me llamo Lorenzo, como mi padre; miabuelo murió esta mañana; tengo ocho años, y seishermanos más chicos que yo. Mi madre acaba de

30

Page 36: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

morir de sobreparto. Dos hermanos tengo muymalos con viruelas, otro está en el hospital, mihermana se desapareció desde ayer de casa; mipadre no ha comido en todo hoy un bocado de lapesadumbre.TEDIATO.- ¿Lorenzo dices que se llama tu padre?NIÑO.- Sí, señor.TEDIATO.- ¿Y qué oficio tiene?NIÑO.- No sé cómo se llama.TEDIATO.- Explícame lo que es.NIÑO.- Cuando uno se muere, y lo llevan a laiglesia, mi padre es quien...TEDIATO.- Ya te entiendo; sepulturero, ¿no esverdad?NIÑO.- Creo que sí, pero aquí estamos ya en casa.TEDIATO.- Pues llama, y recio.SEPULTURERO.- ¿Quién es?NIÑO.- Abra usted, padre; soy yo y un señor.SEPULTURERO.- ¿Quién viene contigo?TEDIATO.- Abre, que soy yo.SEPULTURERO.- Ya conozco la voz. Ahorabajaré a abrir.TEDIATO.- ¡Qué poco me esperabas aquí! Tu hijote dirá dónde le he hallado; me ha contado el estadode tu familia. Mañana nos veremos en el mismopuesto para proseguir nuestro intento, y te diré porqué no nos hemos visto esta noche hasta ahora. Tecompadezco tanto como a mí mismo, Lorenzo,pues la suerte te ha dado tanta miseria y te lasmultiplica en tus deplorables hijos... Eres

31

Page 37: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

sepulturero... Haz un hoyo muy grande, entiérralostodos ellos vivos, y sepúltate con ellos. Sobre tu losame mataré y moriré diciendo: Aquí yacen unosniños tan felices ahora como eran infelices poco ha,y dos hombres, los más míseros del mundo.

32

Page 38: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

Noche tercera

TEDIATO Y EL SEPULTURERO

Diálogo

TEDIATO.- Aquí me tienes, fortuna, tercera vezexpuesto a tus caprichos; pero ¿quién no lo está?¿Dónde, cuándo, cómo sale el hombre de tuimperio? Virtud, valor, prudencia, todo loatropellas. No está más seguro de tu rigor elpoderoso en su trono, el sabio en su estudio, que elmendigo en su muladar, que yo en esta esquinalleno de aflicciones, privado de bienes, con milenemigos por fuera y un tormento interior, capazpor sí solo de llenarme de horrores, aunque todo elorbe procura mi felicidad.¿Si será esta noche la que ponga fin a mis males? Laprimera, ¿de qué me sirvió? Truenos, relámpagos,conversación con un ente que apenas tenía la figurahumana, sepulcros, gusanos y motivos de cebar mitristeza en los delitos y flaqueza de los hombres. Simás hubiera sido mi mansión al pie de la sepultura,

33

Page 39: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

¿cuál sería el éxito de mi temeridad? Al acudir altemplo el concurso religioso, y hallarme en aquelestado, creyendo que... ¿Qué hubieran creído?Gritarían: Muera ese bárbaro que viene a profanar eltemplo con molestia de los difuntos y desacato aquien los crió.La segunda noche.... ¡ay!, vuelve a correr mi sangrepor las venas con la misma turbación que anoche. Sino has de volver a mi memoria para mi totalaniquilación, huye de ella, ¡oh, noche infausta!Asesinato, calumnia, oprobios, cárcel, grillos,cadenas, verdugos, muerte y gemidos... Por nosentir mi último aliento, huya de mí un instante latristeza; pero apenas se me concede gozar el aire,que está libre para las aves y brutos, cuando mevuelve a cubrir con su velo la desesperación. ¿Quévi? Un padre de familias, pobre, con su mujermoribunda, hijos parvulillos y enfermos, unoperdido, otro muerto aun antes de nacer, y que mataa su madre aun antes de que ésta le acabe deproducir. ¿Qué más vi? ¡Qué corazón el mío, quéinhumano, si no se partió al ver tal espectáculo!...Excusa tiene... Mayores son sus propios males, yaún subsiste. ¡Oh Lorenzo! ¡Oh! Vuélveme a lacárcel, Ser Supremo, si sólo me sacaste de ella paraque viese tal miseria en las criaturas.Esta noche, ¿cuál será? ¡Lorenzo, Lorenzo infeliz!Ven, si ya no te detiene la muerte de tu padre, la detu mujer, la enfermedad de tus hijos, la pérdida detu hija, tu misma flaqueza. Ven: hallarás en mí un

34

Page 40: Jose Cadalso - Noches Lugubres

N O C H E S L Ú G U B R E S

desdichado que padece no sólo sus infortuniospropios, sino los de todos los infelices a quienesconoce, mirándolos a todos como hermanos;ninguno lo es más que tú. ¿Qué importa quenacieras en la mayor miseria y yo en cuna másdelicada? Hermanos nos hace un superior destino,corrigiendo los caprichos de la suerte que divide enarbitrarias clases a los que somos de una mismaespecie: todos lloramos..., todos enfermamos...,todos morimos.El mismo horroroso conjunto de cosas de la nocheantepasada vuelve a herir mi vista con aquella dulcemelancolía... Aquel que allí viene es Lorenzo... Sí,Lorenzo. ¡Qué rostro! Siglos parece haberenvejecido en pocas horas; tal es el objeto del pesar,semejante al que produce la alegría o destruyenuestra débil máquina en el momento que la hiere ola debilita para siempre al herirnos en un instante.LORENZO.- ¿Quién eres?TEDIATO.- Soy el mismo a quien buscas... El cielote guarde.LORENZO.- ¿Para qué? ¿Para pasar cincuentaaños de vida como la que he pasado lleno deinfortunios..., y cuando apenas tengo fuerzas paraganar un triste alimento... hallarme con tantasnuevas desgracias en mi mísera familia, expuestatoda a morir con su padre en las más espantosasinfelicidades? Amigo, si para eso deseas que meguarde el cielo, ¡ah!, pídele que me destruya.

35

Page 41: Jose Cadalso - Noches Lugubres

J O S É C A D A L S O

TEDIATO.- El gusto de favorecer a un amigo debehacerte la vida apreciable, si se conjuraran enhacértela odiosa todas las calamidades que pasas.Nadie es infeliz si puede hacer a otro dichoso. Y,amigo, más bienes dependen de tu mano que de lamagnificencia de todos los reyes. Si fuerasemperador de medio mundo..., con el imperio detodo el universo, ¿qué podrías darme que me hiciesefeliz? ¿Empleos, dignidades, rentas? Otros tantosmotivos para mi propia inquietud y para la maliciaajena. Sembrarías en mi pecho zozobras, recelos,cuidados, tal vez ambición y codicia..., y en los demis amigos..., envidia. No te deseo con corona ycetro para mi bien... Más contribuirás a mi dichacon ese pico, ese azadón..., viles instrumentos aotros ojos..., venerables a los míos... Andemos,amigo, andemos.

36