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Juan Correa (ciudad de México, 1646 - 1716) pintor novohispano, estuvo activo entre 1676 y 1716. Su pintura abarca temas religiosos tanto como profanos. Se considera que una de sus mejores obras es la Asunción de la Virgen de la Catedral de la Ciudad de México; varias de sus obras de tema Guadalupano, llegaron a España; también pintó temas Guadalupanos en Roma (1669). Juan Correa, Cristóbal de Villalpando y Miguel Cabrera son los tres grandes de la pintura barroca mexicana del siglo XVIII. Juan Correa, trabajó intensamente de 1671 a 1716 y alcanzó gran prestigio y fama por la calidad de su dibujo y la dimensión de algunas de sus obras. Entre las más conocidos: Apocalipsis en la Catedral de México, La conversión de Santa María Magdalena, hoy en la Pinacoteca Virreinal y Santa Catarina y Adán y Eva arrojados del paraíso este último en el Museo Nacional del Virreinato de Tepotzotlán.1 Juan Correa Juan Correa, Biombo de los cuatro continentes Nació en la Ciudad de México hacia 1645 y murió en 1716. Su padre, de mezcla africana y española, era un cirujano de Cádiz y su madre, era una morena libre de la Nueva España.1 Se cree que fue discípulo de Antonio Rodríguez y por ello Correa desarrolló una producción en la que se manifiestan efectos de color y dinamismo academicista, propios de la pintura europea a su

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Ficha técnica de las obras más reconocidas del artista, breve biografía y descripción de su técnica e ideología

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Juan Correa (ciudad de México, 1646 - 1716) pintor novohispano, estuvo activo entre 1676 y 1716. Su pintura abarca temas religiosos tanto como profanos. Se considera que una de sus mejores obras es la Asunción de la Virgen de la Catedral de la Ciudad de México; varias de sus obras de tema Guadalupano, llegaron a España; también pintó temas Guadalupanos en Roma (1669).

Juan Correa, Cristóbal de Villalpando y Miguel Cabrera son los tres grandes de la pintura barroca mexicana del siglo XVIII.

Juan Correa, trabajó intensamente de 1671 a 1716 y alcanzó gran prestigio y fama por la calidad de su dibujo y la dimensión de algunas de sus obras. Entre las más conocidos: Apocalipsis en la Catedral de México, La conversión de Santa María Magdalena, hoy en la Pinacoteca Virreinal y Santa Catarina y Adán y Eva arrojados del paraíso este último en el Museo Nacional del Virreinato de Tepotzotlán.1

Juan Correa

Juan Correa, Biombo de los cuatro

continentes

Nació en la Ciudad de México hacia 1645 y murió en 1716. Su padre, de mezcla africana y española, era un cirujano de Cádiz y su madre, era una morena libre de la Nueva España.1

Se cree que fue discípulo de Antonio Rodríguez y por ello Correa desarrolló una producción en la que se manifiestan efectos de color y dinamismo academicista, propios de la pintura europea a su vez distinguible por los tonos dorados, la suntuosidad y un carácter eminentemente decorativo de la pintura.2

Juan Correa, Asunción y

coronación de la Virgen

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Sin embargo, Correa expuso su propio estilo que se determina a partir de dos etapas, según Elisa Vargas Lugo: su obra antes de 1680 en donde el pintor enfatiza los detalles; y el segundo periodo, después de ese año, donde sus composiciones tienden a profundizar en los elementos dinámicos.3

Como se verá con Villalpando, los historiadores han situado lo mejor de su producción pictórica en los lienzos de la sacristía de la Catedral de México, que son La Asunción de la Virgen (1689) y La entrada de Cristo en Jerusalén (1691).

Juan Correa, Niño Jesús con ángeles

músicos

Asimismo, Correa se convirtió en gran devoto hacia la Virgen de Guadalupe, otorgándole numerosas representaciones en base a la calca de la imagen original que poseía.4 Podemos darnos cuenta aquí del desarrollo del sentimiento criollista y el constante pedido que se hacían de estas imágenes puesto que era necesario enfrentar el milagro guadalupano frente a la crisis que se avecinaba con los españoles. Correa representó por lo general a una Virgen de rasgos occidentales, pero morena en la que destacó, como en algunos de sus ángeles en otros lienzos, este tono oscuro. Sin embargo, Vargas Lugo apunta que las representaciones de Juan Diego tienden más a la fidelidad de los rasgos indígenas, como si el artista hubiera tenido interés en imprimir el carácter "realista" del indio.

Juan Correa, La conversión de la

Magdalena

Además, cabe aquí señalar que Juan Correa es la causa por la que generalmente se ven angelitos novohispanos, es decir, morenos o del "color quebrado". Elisa Vargas Lugo estudió con determinación estas figuras y ha expuesto una interesante hipótesis acerca de la influencia que recibió Correa por parte de su propia raza así como el querer incorporar las etnias oscuras -morenos y negros- dentro de la pintura colonial. La investigadora ubica concretamente la aparición de estos angelitos en la obra Niño Dios con ángeles músicos, en donde se observan un angelito de color negro y otro de color mulato.5

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De esta manera, Correa habría querido manifestar plástica y públicamente la igualdad espiritual de la condición humana en términos del cristianismo. Cuestión muy interesante si fue que el pintor quiso reverenciar ya sea una crítica social o bien un deseo íntimo, personal o un sello característico de su obra.

Juan Correa (1645-1716), mexicano. Es un pintor del barroco colonial, uno de los mayores exponentes del arte novohispano. Sus trabajos son realizados con detallismo, cierta suntuosidad y dinamismo, con un estilo que evoluciona desde la influencia academicista europea hacia un estilo personal. Se le adjudica ser el primero en haber pintado angelitos negros o parduzcos, como símbolo de la igualdad de todos los hombres a ojos de Dios, en su pintura "El niño Jesús con ángeles músicos", siguiendo un aguarfuerte del checo Wencelaus Hollar.

Juan Correa (1645-1716), es un pintor que rompe esquemas, no sólo logra imponerse como uno de los más grandes artistas de la Nueva España a pesar de su condición de mulato, si no que su obra siempre carga concierto sentido de crítica a la estructura social de su tiempo, exaltando en ella a los grupos marginados de su entorno. Correa en "Teresa Peregrina" no hace más que apropiarse de la lucha teresiana por la igualdad de condiciones, Lo que Teresa ganó para la mujer del s. XVI, Correa quiere ganarlo para la comunidad afro-mexicana del siglo XVII.

Respecto a la técnica, en ésta, como en todas las obras de Juan Correa, nos llama la atención el profundo uso de las texturas. La oscuridad que se otorga a la línea hace que las figuras y las formas resalten mucho, dándoles este estilo al que hoy en día los expertos lo consideran como mexicano. Junto a esto su creación está cargada de dinamismo, fuerza y movimiento contenido, pero quizá la característica más significativa son los tonos azules que utiliza para mostrarnos aquel paisaje lejano y los tonos magenta de las nubes.

"Teresa Peregrina" es sin duda una obra novedosa y que merece particular atención en la iconografía carmelitana. Juan Correa pinta exclusivamente a la Santa, su tamaño nos hace la ilusión de que está a punto de salir del cuadro.

Esta representación teresiana recuerda a la iconografía de "Santiago Peregrino", Santo de gran devoción española y contra el cual Teresa peleó el patronazgo del reino español el cual, gracias al machismo de la época, perdió. El cuadro no pretende si no, ser una oda a la obra fundacional teresiana, y a toda la escuela que dejó tras de sí, este es el motivo de pintarla caminante, con bastón y sombrero (algo único en la iconografía teresiana). Es un panfleto a favor de Teresa como patrona del Imperio Español y del patronazgo que ella ejercía sobre el arzobispado de la capital de la Nueva España.

De todos los elementos que aparecen en la pintura, uno nos llama la atención: el carcaj. Aún es un misterio para los estudiosos el significado real, no se sabe a ciencia cierta si es alusivo al misterio de la Transverberación o hace alusión al nombre de Teresa (del latín Tharasia = cazadora) lo que le llena de una significación aún más especial, pues una ocupación que en su época era

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exclusivamente masculina, representaría la "virilidad" de su ejemplo que arrastró a muchas personas hacia Dios, una verdadera cazadora de corazones para Jesús.

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