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Artículo sobre el cine del escritor Juan Manuel de Prada
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ABC culturalSÁBADO, 16 DE FEBRERO DE 2013
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Cine26
Rafael Gil fue un director enormemente capaz y versátil, quetocó en su cinemultitud de géneros. Esta película que analiza-mos hoy fue su brillante incursión en la comedia romántica
El fantasmay doña Juanita
Clausuramosestasección resca-tandootrade lasjoyas que com-ponen la filmo-grafía de Rafael
Gil (1913-1986), dequienenape-nas unosmeses celebraremosel centenario de su nacimien-to. Sobre Rafael Gil, uno de losdirectores más dotados y ge-niales denuestro cine, han caí-do las execracionesmás furi-bundas, dictadas casi siemprepor el sectarismo ideológicomás enconado (cuandonoporlamásaciagaydesenfadada ig-norancia), que lo acusan de«academicismo», «acartona-miento» y otras desquiciadasenormidades. Pero la revisióndesprejuiciada de su obra nosbrinda constantes sorpresas ymotivosdeadmiración: pelícu-las comoHuella de luz (1942),El clavo (1944), La calle sin sol(1947), Unamujer cualquiera(1949),LaguerradeDios (1953)o Camarote de lujo (1959) secuentan entre las más grana-dasdenuestro cine; y, en gene-ral, no creo que exista una fil-mografía tan abundante en tí-
tulosmemorables como la deeste fecundo galeote de la cá-mara.
Reparemos, por ejemplo, enEl fantasma y doña Juanita(1945), basada en una obratemprana de José María Pe-mán (1898-1981), Romance delfantasma y doña Juanita, pu-blicada originariamente en1927, una «novela lírica» pro-digiosamentemelancólica que,leída allá en la adolescenciapor Rafael Gil, «me hizo soñarsiempre con una gran pelícu-la, cuando mi único contactocon el cine era el del especta-dor ilusionado».
El circo que pasaPara 1944, cuando por fin aco-mete la adaptación de la obrade Pemán, Rafael Gil ya se haconvertido en un director deéxito, en quien la productoraCifesa confía plenamente. Allápor 1949, refiriéndose a estapelícula, Rafael Gil escribirá:«Yo había soñado con esa poe-sía infinita de lo impalpable,de ese escalofrío íntimo que anadie confesamos, de esa an-gustia estremecedora que de
quio con un aturullado man-cebo que trata de darse a lafuga, interpretado por un so-bresaliente Antonio Casal.Cuando parece que se dispo-ne a abroncar a los amantesclandestinos, doña Juanita lossorprende narrándoles un epi-sodio pretérito que transfor-mó su vida. Un flash-back quedura la mayor parte del me-traje nos traslada a finales delsiglo XIX, a una recoleta capi-tal de provincias donde acabade instalarse un circo itineran-te, regentado por el opíparoPierre Brochard (Juan Espan-taleón). Una joven Juanita (in-terpretada también porMaryDelgado), hija de don Laurea-no, el boticario del lugar (in-conmensaurable Alberto Ro-mea) conoce a Antonio Ruiz(de nuevo Antonio Casal), quetrabaja como payaso en el cir-co, aunque se haga pasar porcontable del mismo, para evi-tar las suspicacias de donLau-reano, que halla en elmozo unresignado depositario de susplúmbeas erudiciones.
Humor y romanceLa superchería tejida por An-tonio dará lugar a unos cuan-tos equívocoshilarantes,mien-tras avanza el idilio, antes deculminar en una secuenciamagistral, cuando se declareun incendio en el circo y An-tonio, disfrazado de payaso eirreconocible para su amada,la salve de unamuerte cierta,a cambiode sacrificarse élmis-mo. Rafael Gil nos brinda unretrato de la troupe circense(entre la que descubrimos aun irreconocible Enrique He-rreros) de una calidez arreba-tadora; y alterna pasajes de unhumor trepidante e irresisiti-ble con otros de un romanti-cismo pudoroso y atolondra-do, que se rematan de formamágica, cuando veamos a Jua-nita convertida en amante deun fantasma que por las no-ches pasa, como una brisa,ante la ventana enrejada de sualcoba.
En El fantasma y doña Jua-nita la nota sentimental nun-ca degenera en empalago; elcostumbrismo no se ensuciade caricatura; y la poesía sederrama por doquier, comoun levísimo y evanescentecendal –lo sobrenatural mez-clado con lo cotidiano– quenos deja un nudo de alboro-zadas lágrimas en la gargan-ta. Es la obra de un genio enestado de gracia.
JUANMANUELDE PRADA
LOS TESOROSDE LA CRIPTA
HABÍA UNAVEZUN CIRCO
Arriba, a laizquierda, unaimagen con
buena parte de la«troupe». Sobreestas líneas,Antonio Casal
EL FANTASMA Y DOÑA JUANITA.RAFAEL GIL. PROT. POR ANTONIOCASAL. ESPAÑA, 1945
pronto nos produce lo sobre-natural almezclarse con lo co-tidiano. Yo había soñado tam-bién con la ternura de la mu-chachadormida en el remansode la ciudad provinciana, conla nostálgica aventura del cir-co que pasa».
En tanbreves líneas se com-pendia la intención de El fan-tasma y doña Juanita, obra deuna delicadeza fuera de lo co-mún, rebosante de un costum-brismo «sublimado» que nodesmerece del que impregnalasmejores películas de EdgarNeville. Muy en consonanciacon los postulados estéticosdel realismo poético francés,El fantasma ydoña Juanitanosevoca también el mundo deTodBrowning, su gusto por locircense, aunque enRafael Gilno hallemos la tortuosa tur-biedad característica del di-rector de Garras humanas.
Doña Juanita (Camino Ga-rrigó), mujer ya anciana, des-cubre a su sobrina Rosita(MaryDelgado), cuyo compro-miso matrimonial con un se-ñor muy seriecito acaba deanunciarse, en amoroso colo-
GALEOTEDELA CÁMARASobre estas
líneas, Rafael Gily el cartel de la
película
Cultural (Madrid) - 16/02/2013, Página 26Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de loscontenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposicióncomo resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de losproductos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.