Kerigma: preguntas teóricas en torno a la primera evangelización de América (Antillas, 1510 – Nueva España, 1524)

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    Kerigma: preguntas tericas en torno a la primeraevangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa,1524)

    Eduardo Valenzuela A.

    Universidad de Chile/ cole des Hautes tudes en Sciences Sociales, Francia

    : dx.doi.org/10.7440/histcrit58.2015.01Artculo recibido: 16 de marzo de 2015/Aprobado: 05 de agosto de 2015 /Modificado: 10 de agosto de 2015

    Resumen: Este artculo tiene como objetivo desarrollar una reflexin terica en torno a la naturalezadel primer anuncio del cristianismo en Amrica, a partir de un anlisis de los ciclos de evangelizacintemprana en las Antillas y Nueva Espaa. Para ello, se propone el uso del concepto teolgico kerigmacon el fin de relevar una ase del proyecto misional que constituir el filo cortante de la lucha entre lanueva e y los antiguos cultos locales. omando como punto de inicio el concepto de kerigma, el presenteestudio abordar laDoctrina para todos los indios de Pedro de Crdoba (1510-1521) y losColoquios de losDoce Apstoles (1524), registrados por Bernardino de Sahagn como obras undacionales de los ciclos deevangelizacin en las Antillas y Nueva Espaa, y, al mismo tiempo, como la textualizacin de las primerasormas de predicacin en cada territorio. Se concluye que las caractersticas del desao misional americanoimplicaron la necesidad de establecer una base pre-catequtica y pre-cristolgica, como filo cortante de laevangelizacin en cada experiencia misional analizada.

    Palabras clave:Antillas, Nueva Espaa, catolicismo (Tesaurus); evangelizacin, misiones, siglo XVI (palabrasclave autor).

    Kerygma: Historical Questions on the First Evangelization of America (Antillas,1510- New Spain, 1524)

    Abstract: Tis article aims to develop a theoretical reflection on the nature o the first announcement oChristianity in America, based on an analysis o the cycles o early evangelization in the Antilles and NewSpain. For this purpose, it proposes the use o the theological concept kerygmain order to highlight a phaseo the missionary project that would constitute the cutting edge o the struggle between the new aith andthe old local cults. aking kerygmaas its starting point, this study deals with Pedro de Crdobas ChristianDoctrine or the Instruction and Inormation o the Indians (1510-1521) and the Colloquia o the welveApostles (1524) recorded by Bernardo de Sahagn, as oundational works in the cycles o evangelization inthe Antilles and New Spain, and simultaneously, the transormation o the first orms o preaching in eachterritory into texts. It concludes that the characteristics o the missionary challenge in the Americas involvedthe need to establish a pre-catechetical and pre-Christological basis, as the cutting edge o evangelization ineach missionary experience analyzed.

    Keywords: Catholicism (Tesaurus); Antilles, New Spain, evangelization, missions, 16th century (authorskeywords).

    Este artculo orma parte de la tesis doctoral realizada en cotutela entre la Universidad de Chile y el Labora-toire dAnthropologie Sociale (LAS) de la cole des Hautes tudes en Sciences Sociales (Francia), tituladaLes anges dchus du Nouveau Monde: universalisme et dmonologie dans la conqute ontologique descultes amricains (XVIe sicle), y que se encuentra actualmente en elaboracin. El presente estudio nocont con financiamiento adicional.

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    14 Kerigma: preguntas tericas en torno a la primera evangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa, 1524)Eduardo Valenzuela A.

    Kerigma: perguntas tericas sobre a primeira evangelizao da Amrica (Antilhas,1510-Nova Espanha, 1524)

    Resumo: Este artigo tem como objetivo desenvolver uma reflexo terica sobre a natureza do primeiroanncio do cristianismo na Amrica a partir de uma anlise dos ciclos de evangelizao precoce nas Antilhas

    e na Nova Espanha. Para isso, prope-se o uso do conceito teolgico kerigmaa fim de revelar uma ase doprojeto missioneiro que constituir o determinante da luta entre a nova e os antigos cultos locais. omandocomo ponto de partida o conceito de kerigma, este estudo abordar aDoctrina para todos los indios,de Pedrode Crdoba (1510-1521), e osColoquios,dos Doze Apstolos (1524), registrados por Bernardino de Sahagncomo obras undacionais dos ciclos de evangelizao nas Antilhas e na Nova Espanha, e, ao mesmo tempo,como a textualizao das primeiras ormas de pregao em cada territrio. Conclui-se que as caractersticasdo desafio missioneiro americano implicaram a necessidade de estabelecer uma base pr-catequtica e pr-cristolgica como determinante da evangelizao em cada experincia missioneira analisada.

    Palavras-chave: Antilhas, Nova Espanha (Tesaurus); catolicismo, evangelizao, misses, sculo XVI (autorde palavras-chave).

    Introduccin

    E l presente estudio surge a partir de una mirada continental a los ciclos tempranos de la evan-gelizacin americana, y de la toma de conciencia de que el objetivo final de este proyecto lacristianizacinde las comunidades indgenas estuvo antecedido por un conjunto de esuerzostendientes al establecimiento de un cimiento pre-cristolgico que constituir el ncleo de laaccin misionera temprana en el Nuevo Mundo. Dicho de otro modo, bajo la idea de que la docu-

    mentacin de estas ases iniciales y muy especialmente el seguimiento de los primeros textospastorales de cada territorio entrega valiosa inormacin sobre las prioridades que tuvieron losmisioneros en estas etapas iniciales, y de cmo la naturaleza de los sistemas religiosos locales inci-di sobre la produccin de una respuesta misional capaz de hacer rente al desao de la conversinde los cultos locales.

    Gran parte de esta reflexin es deudora de los debates de la teologa misionera de mediados delsiglo XX y su reflexin en torno a los conceptos de evangelizacin,pre-evangelizaciny kerigma,por lo que se dedicarn en este artculo algunas lneas a esta problemtica, con el objetivo deevidenciar los caminos que se han transitado para producir el modelo terico con el que se abordarla documentacin a lo largo de este estudio. En el anlisis de los primeros esuerzos misionales en

    Amrica, aqu se centrar la atencin en dos obras undacionales de la evangelizacin americana:laDoctrina cristiana para instruccin e inormacin de los indios a manera de historia,articulada porPedro de Crdoba para el rea antillana, y los Coloquios de los Doce Apstoles,recopilados porBernardino de Sahagn.

    En trminos generales, se podr decir que la evangelizacines una obra en curso, sin un trminomanifiesto y consustancial a la expresin del cristianismo, pero ciertamente resulta dicil imaginarlas ciudades virreinales, a mediados del siglo XVIII, siendo escenario de una evangelizacin en elmismo sentido de lo que puede observarse para los territorios sujetos a misin en la primera mitaddel siglo XVI. Aunque conceptos como evangelio o evangelizarson recuentemente asociados a

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    los cuatro libros del Nuevo estamento llamados evangelios, lo cierto es que estas voces erande uso comn entre los primeros cristianos, antes incluso de la redaccin misma de los escritosneotestamentarios1. El euangelion (del griego , bien y , mensaje) es la Buena Nuevaque anuncia al Dios revelado en Jesucristo, una noticia que los misioneros habrn de diundir a

    todas las naciones del mundo.En torno a los aos cincuenta, la teologa rancesa comenz a reflexionar sobre las distintas

    etapas que conorman la prdica cristiana con miras a la conversin, estableciendo una distincinclara entre unaoi de la conversion, identificada con el concepto de evangelizacincomo primeranuncio del cristianismo a comunidades no-cristianas, y una oi de connaissance, asociada ala instruccin prounda de la catequesis2. Para esta nueva corriente teolgica, la evangelizacinestara restringida a esta primera etapa bajo el nombre tcnico de kerygma, una voz sobre la quese volver ms adelante. En lo concreto, el hecho de que esta primera ase no se exprese a partirde la introduccin de una doctrina ni como una proundizacin de la e, sino como un eventodestinado a promover la conversin3, constituye un antecedente central para aproximarse a laempresa de la cristianizacin de una comunidad humana, bajo el entendido central para estainvestigacin de que se trata de un proceso secuencial constituido por distintas etapas. Estadistincin, compartida por figuras eminentes como Rti y Lig, ser tambin desarrollada porel telogo italiano Domenico Grasso, quien esta vez propondr una triple distincin en torno ala transmisin del mensaje evanglico, integrando la homilacomo la tercera y ltima ase de lacristianizacin4, modelo triple que puede ser observado con claridad en la Iglesia primitiva5.

    En el contexto del Congreso Misionero de Bangkok en 1962, el telogo Alonso Nebredacomenz a evidenciar la existencia de una ase de preparacinque antecedera a la presentacinde Jesucristo y los sacramentos; un momento de la accin misional que tiene por objeto iniciar alas personas en la realidad del Evangelio y propiciar su aceptacin6. Para el autor, los esuerzos yano necesitaban concentrarse en distinguir la catequesis del kerigma algo plenamente logrado

    por la escuela rancesa, sino transitar desde el kerigma hacia el estudio de las condicioneshumanas que predisponen a las comunidades al mensaje, es decir, desde la evangelizacin a una

    pre-evangelizacin7. En su perspectiva, los jesuitas habran desarrollado en Japn un mtodo deevangelizacin completamente dierente a los desplegados en India, Filipinas y, por cierto, elNuevo Mundo, siendo sta la primera experiencia depre-evangelizacinde la historia8. Este nuevomodelo se basaba en la divisin de la instruccin misional en dos partes, esto es, el uso de catecismospara introducir estos contenidos undacionales y el posterior uso de una Doctrina netamente

    1 Joseph Gevaert,Primera evangelizacin. Aspectos catequticos(Madrid: Central Catequstica Salesiana, 1992), 11.

    2 Antonin Marcel Henry, Le krygme dans le ministre de la parole, enLannonce de levangile aujourdhui,ed., Antonin Marcel Henry (Pars: CERF, 1962), 88.

    3 Antonin Marcel Henry, Le krygme, 89.

    4 Domenico Grasso, Il kerigma e la predicazione, Gregorianum41 (1960): 424-450.

    5 Alonso Nebreda,Kerygma in Crisis(Chicago: Loyola University Press, 1965), 42.

    6 Joseph Gevaert,Primera evangelizacin, 36.

    7 Alonso Nebreda,Kerygma in Crisis, 65. Existen, sin embargo, antecedentes previos. Ejemplos de ello son la obrade Andr Rti,Foi au Christ et Mission daprs les Actes de Apotres (Pars: s/e., 1953), o el trabajo de Pierre-An-dr Lig, vanglisation, CatholicismeIV (1954): 755-764.

    8 Alonso Nebreda,Kerygma in Crisis, 99.

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    16 Kerigma: preguntas tericas en torno a la primera evangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa, 1524)Eduardo Valenzuela A.

    cristolgica9.Guiados por el sentido comn, seala Nebreda, hombres como Alessandro Valignanohabran iniciado lapre-evangelizacindel Japn a partir de tres temticas centrales: la inmortalidaddel alma humana, la salvacin y la nocin de un Dios Creador que da orma al mundo y a suspartes10. Como se ver, la temtica identificada por Nebreda ue implementada, de hecho, cerca de

    veinte aos antes de la undacin de la Compaa misma.El mismo ao que Nebreda deenda su pre-evangelizacin en Bangkok, el telogo Fran-

    ois-Georges Dreyus sintetizaba en el ttulo de un artculo una pregunta desafiante, que se vuelveevidente al abordar los materiales neotestamentarios, en especial los escritos ligados a la accinapostlica de Pablo: es el primer anuncio del cristianismo exclusivamente cristolgico?11. Parael autor, la respuesta dependa en gran medida del depositario de este Primer Anuncio: cuando laproclamacin se diriga a las comunidades judas, el ncleo del mensaje estaba centrado en kyrios,es decir, en Cristo; mientras que la prdica kerigmtica en el contexto pagano exiga, ante todo,una conversin a Teos, al Dios Creador12. No se trata, por cierto, de negar la existencia de un men-saje cristolgico a las audiencias paganas, sino de sealar la necesidad de situar este mensaje dentrode un anuncio ms vasto y global que comienza, en un contexto de evangelizacin ad gentes, con lainevitable proclamacin del Dios Creador13.

    Como ha expuesto con claridad James Dunn, dentro del Nueva estamento no existira unnico kerigma sino un conjunto de distintos kerygmata, los cuales representaran las distintasormas adoptadas por el mensaje apostlico, en virtud de los distintos contextos que exigieronsu adecuacin14. De hecho, la primera gran constatacin de la existencia de dierentes ormas delkerigma se evidencia al contrastar los contenidos del mensaje proclamado por Cristo y los distin-tos kerygmataapostlicos. La comparacin del kerigma de Jess con la proclamacin presenteen losHechos de los Apstolesevidencia notoriamente la divergencia de los contenidos; mientrasque Jesucristo proclama el Reino de Dios, Lucas anuncia a Jesucristo mismo como el centro delkerigma, presentando como prueba de Fe su resurreccin y demandando una respuesta a esta pro-

    clamacin15. En el contexto de la prdica apostlica, el proclamador se ha vuelto el proclamado16.La carta de Pablo a la comunidad cristiana de esalnica, una de las menciones ms antiguas

    (50-51 d. C.), ejemplifica con claridad las dos eseras de la evangelizacin sealadas por Fran-ois-Georges Dreyus en su reflexin sobre el kerigma: la conversin al Dios vivo y verdadero,creador del cielo y de la tierra, y el anuncio de su hijo y su pasin (1 esalonicenses 1: 9-10).

    9 Alonso Nebreda,Kerygma in Crisis, 99.

    10 Alonso Nebreda,Kerygma in Crisis, 100.

    11 Franois-Georges Dreyus, Le krygme est-il uniquement christologique?, en Lannonce de levangile au-jourdhui, ed., Antonin Marcel Henry (Pars: CERF, 1962), 55-65.

    12 Franois-Georges Dreyus, Le krygme est-il, 62.13 Franois-Georges Dreyus, Le krygme est-il, 63.

    14 James Dunn, Unity and Diversity in the New estament: An Inquiry into the Character o Earliest Christianity (Londres: SCM Press, 1990 [1977]), 16. Antecedentes de esta propuesta pueden verse en: Y. B. rmel, Dukrygme des aptres a celui daujourdhui, enLannonce de levangile aujourdhui, ed. Antonin Marcel Henry(Pars: CERF, 1962), 33; y ms temprano an, en la obra de Clarence ucker Craig, Te Apostolic Kerygma inthe Christian Message,Journal o Bible and Religion XX: 3 (1952): 182.

    15 James Dunn, Unity and Diversity, 21.

    16 Rudol Bultmann, Teology o the New estament. With a New Introduction by Robert Morgan (Waco: BaylorUniversity Press, 2007 [1951]), 33.

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    Aunque ambos elementos se encuentran indisolublemente ligados, lo cierto es que el mensajecontiene dos ncleos plenamente dierenciados, dos conceptos que deben ser presentados a unacomunidad humana que desconoce no slo la realidad que encarna Jess, sino tambin el relatode la creacin del monotesmo hebreo. Aunque la disociacin entre Dios Padre y Jesucristo pueda

    parecer vana en una perspectiva teolgica, la prctica misional en el ambiente pagano evidenciaclaramente la necesidad de un tratamiento distintivo, como queda retratado en un pasaje de laPrimera Epstola a los Corintios:

    Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los dolos, sabemos que un dolo nada es en el mundo,

    y que no hay ms que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la

    tierra (como hay muchos dioses y muchos seores), para nosotros, sin embargo, slo hay un Dios, el

    Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para l; y un Seor, Jesucristo, por medio

    del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de l (1 Corintios 8: 4-6) 17.

    La variabilidad que existe en la tematizacin de este kerigma es la prueba inequvoca de quela proclamacin se adapta a distintas audiencias, eligiendo cules sern los elementos consti-tuyentes de este primer anuncio a partir de una toma de conciencia sobre las caractersticasdel componente religioso preexistente y de las necesidades inherentes a su conversin. Es, dealguna manera, un recurso situacional, condicionado por las circunstancias que exigieron suproclamacin y, por ende, dicilmente simplificable a una rmula fija que pueda ser aplicada alos dierentes contextos, sin exigir ningn cambio o modificacin18. Sin embargo, los contenidosde los diversos kerygmata, aun con sus variabilidades y particularismos, evidencian un rasgocomn: por sobre la introduccin de elementos nuevos a los esquemas religiosos preexisten-tes se encuentra la necesidad de promover la renuncia a estos antiguos rdenes (metanoia),en pos de la adquisicin de una nueva totalidad de sentido19. As, los cambios inducidos poreste Primer Anuncio implican no slo la transormacin del serpara este contexto, del ser

    humanosino muy especialmente de los vnculos del ser humano con las distintas eseras de suexistencia, la redireccin de las normas de aprehensin de la realidad, aquello que James McDo-nald ha dado en llamar orientacin del mundo20. Se trata de una transormacin prounda queopera en un nivel ontolgico, impulsando un conjunto de transormaciones que impactaran enlas estructuras cosmolgicas, en sus modelos de interrelaciones sociales y en los undamentosepistemolgicos que sostienen sus teoras de alteridad21, es decir, en los sistemas de integracinde la experiencia que permiten estructurar de manera selectiva el flujo de la percepcin y orga-nizar as los regmenes existentes y sus propiedades ontolgicas22.

    17 La rmula de Jos de Acosta, la distincin entre Dios y el mismo Jesucristo,mediador de Dios y de los hom-bres.De procuranda indorum salute(Madrid: CSIC, 1984), Lib. I, Cap. VII, 145. Subrayado del autor.

    18 James Dunn, Unity and Diversity, 12.

    19 Enrique Dussel,Historia general de la Iglesia en Amrica Latina, t. I (Salamanca: Ediciones Sgueme, 1983), 291.

    20 James McDonald,Kerygma and Didache. Te Articulation and Structure o the Earliest Christian Message (Cam-bridge: Cambridge University Press, 1980), 127.

    21 Philippe Descola, Ms all de la naturaleza y de la cultura, en Cultura y Naturaleza. Aproximaciones a propsitodel bicentenario de la independencia de Colombia, ed., Leonardo Montenegro (Bogot: Jardn Botnico de Bo-got Jos Celestino Mutis, 2011), 87.

    22 Philippe Descola,Par-del nature et culture(Pars: Gallimard, 2005), 363.

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    La bsqueda de esta sustitucin de los regmenes existenciales no es una posibilidad, sino unimperativo. El mensaje de Cristo y su instruccin doctrinal la catequesisslo pueden asentarsesobre un depositario que haya renunciado a su otra vida y est dispuesto a regenerarse a partirde este nuevo conjunto de parmetros existenciales. En lugar de intentar desarticular cada uno

    de los vnculos relacionales que los receptores del mensaje poseen con el mundo y sus entidadeslos lazos del indgena con las aves, las retricas desplegadas en el kerigma buscarn impactardirectamente en los modos de identificacin lo que las aves son, esperando a partir de estaoperatoria incidir sobre la elaboracin de nuevos vnculos entre las comunidades regeneradas porla conversin y el mundo. De ah que buena parte de los esuerzos de la prdica kerigmtica secentren en el uso de recursos antiidoltricos, para reutarlos sistemas de creencias locales y lograrsu absorcin dentro de la historia escatolgica universal.

    Si se han dedicado algunas pginas a esta reflexin, levantando los instrumentos tericos apartir de la misionologa, es porque la reflexin teolgica tiene un rol undamental en la inte-gracin dela experiencia americana en el concierto de la evangelizacin universal, a partir de lainclusin de estepaganismoamericanoen el conjunto de las expresiones idoltricas de las naciones,una idea sostenida por hombres relevantes de la teologa americana como Bartolom de las Casas,Bernardino de Sahagn y Jos de Acosta. Como se observar, estos antecedentes determinarn engran medida las dinmicas del Primer Anuncio del cristianismo en Amrica, tanto en el plano delas prioridades que establecern los misioneros en su prdica temprana como en los mecanismosdesplegados para la supresin de los contravaloresde dichos sistemas religiosos.

    1. Una historia a manera de doctrina: el Sermn de fray Pedro de Crdoba

    Exiguos ueron los rutos del primer decenio de esuerzo misional en las Antillas. Durante losprimeros aos de este ciclo evangelizador no existi un plan meditado sobre la evangelizacin

    indgena, ni un respaldo institucional serio que permitiese sostener dicha empresa23, sino un con-junto de iniciativas individuales, algunas de enorme importancia en el terreno de la comprensinde los sistemas religiosos locales como los inormes de Ramn Pan, pero que nunca llegarona articular una experiencia misional coherente24.

    El ermitao cataln Bernardo Boil, hombre de letras y buena vida, en palabras de Jernimo deMendieta, Vicario Apostlico de las Indias, amigo personal del papa Alejandro VI, colaborador cercanode los Reyes Catlicos, era, desde todo punto de vista, el hombre llamado a convertirse en el motor dela empresa de evangelizacin en Amrica. Pese a contar con plensimo poder de la Silla Apostlicapara todo lo que se oreciese25, acultades inusualmente amplias concedidas por la bulaPiis Fideliumparallevar adelante la empresa evangelizadora, lo cierto es que Boil era ante todo un diplomtico con un

    23 Esteban Mira Caballos,Las Antillas Mayores, 1492-1550 (ensayos y documentos) (Madrid/Frncort: VervuertIberoamericana, 2000), 249.

    24 Se cuentan en esta primera partida el cataln Bernardo Boil, primer Vicario Apostlico de las Indias Occi-dentales; los ranciscanos Juan Prez de la Rbida, Rodrigo Prez, Antonio de Marchena, Juan de la Deule,Juan isn; los mercedarios Jorge de Sevilla, Juan Solrzano y Juan Inante, y el hieronomita(jeronimiano) Ra-mn Pan. Pedro Borges,El envo de misionerosa Amrica durante la poca espaola (Salamanca: UniversidadPontificia, 1977), 478.

    25 Fray Gernimo de Mendieta, Historia Eclesistica Indiana(Mxico: Porra, 1980), Lib. I Cap.VI.

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    nutrido currculum26. El retrato de Mendieta sobre este activo rol poltico de Boil es especialmente ilus-trativo: Estuvo ray Buil dos aos en la Isla Espaola, y lo ms de este tiempo se le pas en pendenciascon el Almirante, y no (segn parece) por volver por los indios y procurar su libertad y buen tratamien-to27. Se trata de un perodo que, en la rmula de Fidel Fita, puede ser descrito como un momento de

    orandad de la Iglesia Antillana28

    . La articulacin eectiva de una nueva doctrina, capaz de hacer renteal desao de esta nueva evangelizacin ad gentes, surgir a partir de las experiencias misionales de losrailes dominicos y de su figura central: ray Pedro de Crdoba. ste es el inicio de la misin como un-cin protico-evangelizadora, un hito definido por el propio Enrique Dussel como el hecho de mayorimportancia en la historia de la evangelizacin de todo el continente29.

    La rapidez con que Pedro de Crdoba y su comunidad iniciaron su prdica evangelizadora essorprendente. an slo un da despus de su arribo a la ciudad de Concepcin de la Vega, y tras habercelebrado misa para un auditorio predominantemente hispano, Pedro de Crdoba pidi a los asis-tentes que enviasen a la iglesia a todos sus indios de servicio para comenzar de inmediato su accinmisionera a una comunidad indgena que, en palabras de Bartolom de las Casas, no haba odo lapalabra de Dios. Sentado en una sencilla banca, y asistido por lenguaraces(intrpretes), Pedro deCrdoba decidi iniciar este primer contacto sin exponer losMandamientoso losPecados Capitales,sin intentar el aprendizaje de las oraciones bsicas, e incluso obviando aspectos vitales del dogmacristiano como el misterio de la rinidad, sino que sencillamente comenzles a predicar desde lacreacin del mundo, discurriendo hasta que Cristo, hijo de Dios se puso en la cruz 30.

    Como ha sealado Miguel ngel Medina, esta experiencia en Concepcin de la Vega propor-cion una nueva perspectiva sobre las expresiones de la obra misional y un conjunto de decisionesque la comunidad dominica antillana buscar proyectar hacia las uturas misiones en el NuevoMundo. Siguiendo el ejemplo del Sermn de Concepcin de la Vega, los predicadores debandar una imagen de pobreza y devocin para ganar as la confianza de las audiencias indgenas; laprdica deba realizarse, tan pronto uese posible, en la lengua de los naturales, y disminuirse al

    mnimo el uso de intrpretes que pudiesen modificar sus contenidos, los cuales no se reducan ala simple introduccin de recursos mnemotcnicos, sino que implicaban la exposicin de ideasextensas y de desarrollo cambiante. Por sobre todo, la comunidad dominica comprendi que elormato de la prdica deba ser a manera de historia y de acuerdo con los contenidos que se hansealado, haciendo uso extensivo de prdicas y sermones kerigmticos como filo cortante de lapenetracin misionera en cada territorio31.

    26 Boil haba sido compaero de Fernando el Catlico durante sus aos de ormacin en la Corte aragonesa, y setransorm con los aos en su secretario y consejero real, Comisario de Guerra en 1479, y capitn de las galerasreales en el conflicto surgido en Cerdea con el marqus de Oristn. Actu incluso en contextos de mediacin

    internacional, contando en 1502 con acultades para confirmar o negar las negociaciones de Felipe el Hermosocon Luis XII, en torno a la llamada Paz de Lyon. lvaro Fernndez de Crdova Miralles, Alejandro VI y losReyes Catlicos. Relaciones poltico-eclesisticas (1492-1503)(Roma: Universit della Santa Croce, 2005), 63.

    27 Fray Gernimo de Mendieta, Historia Eclesistica Indiana, Lib. I, Cap.VI.

    28 Fidel Fita, Primeros aos del episcopado en Amrica,Boletn de la Real Academia de la HistoriaXX (1892): 261-300.

    29 Enrique Dussel,Historia general de la Iglesia, 304.

    30 Juan Prez udela y Emilio Lpez Oto, eds., Obras escogidas de Fray Bartolom de las Casas(Madrid: BAE 95-96, 1957), Vol. II, Cap. LIV, 198.

    31 Miguel ngel Medina, comp.,Doctrina cristiana para instruccin de los indios por Pedro de Crdoba. Mxico 1544y 1548(Salamanca: Editorial San Esteban, 1987), 50.

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    Se estima que a partir de 1510, y como echa lmite 1521, se produjo la textualizacin de estaprdica undacional, posiblemente a partir de un conjunto de sermones que la comunidad domi-nica produjo en las Antillas bajo la iniciativa de Pedro de Crdoba32. Desde esta perspectiva, no setratara de una obra concebida como una totalidad y elaborada por un autor, sino la sntesis de un

    conjunto de experiencias misionales de una comunidad religiosa, el acopio de experiencias oralesy la reundicin de retazos escritos de aquellos registros, que con toda certeza se produjeron y nollegaron hasta la actualidad a manos de los historiadores33. Como lo recuerda Rudol Bultmann,sta ue, de hecho, la manera en que los Evangelios mismos tomaron orma34.

    El ruto de este trabajo ser la produccin, copia y circulacin del llamado Manuscrito Antillano,primer texto evangelizador americano y sntesis de las experiencias y los intercambios de una comu-nidad misionera que transitaba a tientas, en ausencia de algn texto organizador35. Esta obra, que mstarde ser conocida como Doctrina cristiana para instruccin e inormacin de los indios a manera dehistoria, proveer el primer esquema de evangelizacin para Amrica y contendr en su interior algu-nos de los principales recursos retricos que se vern operar en otras prdicas tempranas textualizadas.Se trata de una obra particular, a medio camino entre un Sermno Coloquiocentrado en el relato delgnesis, concebido para ser predicado en distintos contextos misionales, pero estructurado bajo unatematizacin catequtica, y unaDoctrina, uertemente apelativa, casi dialgica, que, contra la habitualunicidad de sus contenidos, introduce temticas ajenas al catecismo y suprime otras undamentales,en una modalidad expositiva que no centra sus esuerzos en la memorizacin de contenidos, sino en lacomprensin de la estructura general en la que estn insertos.

    El puntal de entrada en la obra de Pedro de Crdoba ser el establecimiento de una narrativa cos-mogensica, pre-catequtica, y en directa correspondencia con el esquema desplegado intuitivamenteen los sermones de Concepcin de la Vega. Vulnerando el canon de elaboracin de una doctrinacate-qutica, el texto interviene los contenidos libremente para dar uerza a la proclamacin de las verdadesundamentales del dogma, y lo hace a partir de una exposicin persuasiva, rica en reerencias, compara-

    ciones y ejemplos obtenidos durante los trabajos misionales de la comunidad dominica, un conjunto desermones adaptados al contexto de evangelizacin americano y reunidos en un nico texto que habr deservir como gua a las misiones uturas36. Se presentar al Dios creador, que es uno solo, que no padecemal, ni enermedad, ni dolor ni atiga, ni hambre, ni sed [], y por cuyo mandato se mueven los cielos

    y sale el sol y la luna37, creador del lugar deleitoso que los padres, por encargo de este Dios, traen alNuevo Mundo para quienes sean buenos cristianos38, y de un infierno en medio de la tierra dondeacuden las almas de los malos cristianos, y donde habitan los antepasados de los indios misionados39.

    32 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana,54.

    33 Una experiencia similar para el contexto novohispano en: Jaime Gonzlez Rodrguez, La diusin manuscritade ideas en Nueva Espaa (siglo XVI),Revista Complutense de Historia de Amrica18 (1992): 89-116.

    34 As more and more exact and stable ormulas grow out o the kerygma and gradually crystallize into creeds, so theredevelops out o the kerygma the literary orm: Gospel, en Rudol Bultmann, Teology o the New estament, 86.

    35 Mara Graciela Crespo,Estudio Histrico-eolgico de la Doctrina cristiana para instruccion e inormacin delosindios por manera de historia de Fray Pedro de Crdoba, OP(Pamplona: Universidad de Navarra, 1988), 27.

    36 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana, 54.

    37 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana,.3r, 202.

    38 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana,.1v, 199.

    39 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana,.2r, 200.

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    La preponderancia de la temtica gensica queda maniestada en los Artculos de la Fe. Mientrasque el tercer artculo Saber y creer que Dios es Hijo es liquidado en slo una lnea40, el artculoque se ocupa de la creacin 5 art. Saber y creer que Dios es creador se desarrolla a lo largo denumerosos olios, incluyendo en este relato tanto la creacin de un mundo ex nihilocomo el origen

    de las cosas sin entendimiento ni sentido, como plantas, animales, elementos y cuerpos celestes; sedescribe la naturaleza espiritual de los ngeles, su rebelin y cada, as como el origen de los demo-nios en el mundo; son presentados Adn y Eva, de quienes descienden todas las gentes del mundo,

    y se aborda extensamente la naturaleza de un alma humana que, a dierencia del animal, no muere41.Como intuitivamente lo supieron los misioneros desde un inicio, slo tras el establecimiento de estasbases existenciales sera posible presentar coherentemente la doctrina cristolgica.

    anto los contenidos de la doctrinaantillana como sus recursos retricos y sus canales de trans-misin estn intrnsecamente ligados al desao de la evangelizacin americana. Por medio de laprdica kerigmtica se desplegar un proyecto de reundacin ontolgica, a la luz de la sustitucinde los relatos cosmognicos, y con ello, el establecimiento de un nuevo parmetro en las dinmi-cas de identificacin y vinculacin de los indgenas con las entidades del mundo, y con el mundomismo. Como apunta Medina, Pedro de Crdoba y la comunidad dominica rpidamente com-prendieron que los sistemas religiosos locales no se estructuraban en uncin de un conjunto dedogmas o verdades undamentales, sino a partir de un relato mtico42que entregaba las claves de suorganizacin ontolgica. Si laDoctrina de Pedro de Crdoba no se cie a las directrices del Con-cilio de ortosa (1429), ni al sumario y rgido catecismo o, con mayor propiedad, cartilladelcardenal Cisneros (1498), ni a laBreve y muy provechosa doctrina de lo que debe saber todo christianode Hernando de alavera43, es porque los instrumentos doctrinales producidos en el contexto de laevangelizacin de losPueblos con Leyno resultaban adecuados para el caso americano o, si se pre-fiere, para estaasede la evangelizacin americana44. La solucin de una evangelizacin a manerade historia pareca, pues, evidente.

    Esto no significa, sin embargo, que la solucin dominica para el problema de la conversin delos naturales sea completamente indita. Unos diecisis aos antes de la llegada de Pedro de Cr-doba y sus correligionarios a La Espaola, el hieronomitaRamn Pan iniciaba sus esuerzos porsintetizar las estructuras religiosas de los indgenas de Macors. De origen cataln y llegado a LaEspaola en la segunda expedicin de Coln, en 1493, al raile de San Jernimo le haba sido man-datado por el Almirante Coln elaborar inormes sobre los sistemas de creencias de los indgenaslocales, proyecto que finalizar en 1498, dando origen a la Relacin acerca de las antigedades delos indios. La obra se organiza a partir de dos ejes temticos plenamente distinguibles: una primera

    40 Lacnicamente: El tercer artculo es creer que es Hijo como es dicho, en Miguel ngel Medina,Doctrina

    cristiana, .5r, 207.41 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana, .5r-9v, 207-215.

    42 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana, 94.

    43 Josep-Ignasi Saranyana, Principales tesis teolgicas de la Doctrina Cristiana de ray Pedro de Crdoba, OP,enActas del I Congreso internacional Los Dominicos y el Nuevo Mundo (Sevilla: Editorial Deimos, 1990), 324.

    44 La dificultad para aplicar la experiencia peninsular como reerente de laDoctrinade Pedro de Crdoba ha sidoexpresada por diversos autores, ver: Pedro Borges, Mtodos misionales en la cristianizacin de Amrica, sigloXVI(Madrid: CSIC, 1960), 27; Mara Graciela Crespo,Estudio Histrico-eolgico, 27; Josep-Ignasi Saranyana,Principales tesis teolgicas, 329. Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana, 25; Luis Resines Llorente, Catecis-mos americanos del siglo XVI(Salamanca: Junta de Castilla y Len, 1992), 24.

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    22 Kerigma: preguntas tericas en torno a la primera evangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa, 1524)Eduardo Valenzuela A.

    parte (captulos I-XI) que narra la creacin del universo y el origen del gnero humano, y unasegunda (XII-XXIV) que aborda las creencias y los ritos tanos, incluidas las prcticas de los espe-cialistas religiosos behiquesy el culto a los dolos locales o cemes45.

    Este orden expositivo, as como algunas incongruencias en la obra misma, han llevado a los

    especialistas a pensar que cada eje temtico correspondera a un inorme distinto, redactado deorma independiente y reundido ms tarde en un solo texto46. Ms an, Jimnez Lambertus sos-tiene que los contenidos registrados por Pan en su trabajo en terreno especialmente aquellosde la primera tematizacin habran sido articulados en uncin del esquema veterotestamenta-rio47, partiendo de la creacin del mundo tano para luego abordar la creacin del hombre. Estaestructura utilizada por Pan para encastrar las inormaciones obtenidas en las extenuantes jor-nadas etnogrficas determin, a su vez, la propia labor misional del ermitao de San Jernimo,logrando conversiones al cristianismo sin presentar a Cristo. En sus palabras:

    Los primeros cristianos en la isla Espaola ueron, pues, los que arriba hemos dicho, a saber,

    Nabora, en cuya casa haba decisiete persona, que todas se hicieron cristianas con darles solo a

    conocer que hay un Dios, que ha hecho todas las cosas, y creo el cielo y la tierra, sin que otra cosa

    se discutiese ni se les diese a entender, porque eran propensos a creer cilmente. Pero con los

    otros hay necesidad de uerza y de ingenio, porque no todos somos de una misma naturaleza48.

    Una pregunta, de tantas posibles: Pudo Pedro de Crdoba utilizar los inormes de Pancomo uente para elaborar sus tratados? Aunque la Relacin de Pan lleg a Espaa conColn en 1500, se tiene muy poca inormacin sobre su trayectoria posterior. Sin embargo,se conoce que el manuscrito ue visto por Pedro Mrtir de Anglera, quien lo resume en su Deorbe novo decades (lib. 9, caps. 4-7)49. Por su parte, Fernando Coln lo incluye ntegramente enla obra dedicada a los viajes de su padre, conocida con el nombre de Historie del S.D FernandoColombo. Quizs el vnculo ms cercano sea el de Bartolom de las Casas, quien tuvo acceso

    a la obra, por los pasajes que reproduce en su Apologtica Historia Sumaria.Aunque estastres uentes podran haber estado al alcance de Pedro de Crdoba durante la elaboracin del

    Manuscrito Antillano, ninguna de ellas ue asequible a la comunidad dominica en el sermnundacional de Concepcin de la Vega (1510), donde ya estaban ijados los lineamientos dela prdica. La obra de Pedro Mrtir ue impresa en Sevilla por Cromberger en 1511; la deFernando Coln no ver la luz hasta 1571, y la obra del joven encomendero Bartolom de lasCasas no exista siquiera como proyecto.

    Los contenidos de laDoctrinade Pedro de Crdoba y, con toda certeza, varias de las copiasdelManuscrito Antillanoestarn presentes en los distintos circuitos de la expansin misional enel contexto caribeo: el primer ensayo misional en la costa de la actual Venezuela, a cargo de Anto-

    45 Silke Jansen, En busca del original perdido: la relacin acerca de las antigedades de los indiosde Ramn Pan ysus re-traducciones al espaol, enLa traduccin a travs de los tiempos, espacios y disciplinas, eds., Silke Janseny Martina Schrader-Knifi (Berln: Frank & imme GmbH, 2013), 51.

    46 Abelardo Jimnez Lambertus, Las dos partes de la Relacin acerca de las antigedades de los indios de FrayRamn Pan,Boletn del Museo del Hombre Dominicano 18 (1983): 141-146.

    47 Abelardo Jimnez Lambertus, Las dos partes de la Relacin, 143.

    48 Ramn Pan,Relacin acerca de las antigedades de los Indios (Mxico: Siglo XXI, 2004), 55.

    49 Silke Jansen, En busca del original perdido, 50.

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    nio Montesinos, Francisco de Crdoba y Juan Garcs50; una dicil expedicin a Chiribich (SantaFe) en 1515, y una tercera misin conjunta de dominicos y ranciscanos en 1521 a los mismos ter-ritorios, la cual ser uno de los ltimos ensayos de evangelizacin pacfica en la zona antes de optarpor los territorios sujetos por las armas de la conquista51. La sntesis de esta prdica de anuncio,

    elaborada por la comunidad dominica antillana bajo el impulso de Pedro de Crdoba, no tardaren llegar a Nueva Espaa.

    2. Los doce apstoles de Nueva Espaa

    Los rutos de la prdica antillana, condensados en la doctrina impulsada por Pedro de Crdoba yregistrados en el llamadoManuscrito Antillano, llegarn a Mxico en 1526 de la mano de Domingode Betanzos, en la primera expedicin dominica a Nueva Espaa. Desde su inicio, la misin habasido concebida como una empresa autnoma respecto a la comunidad dominica antillana, queotorg a oms Ortiz el vicariato de Nueva Espaa para ejercerlo sin someterse a las directricesde las autoridades de las Islas. Como sealar desde Roma el Procurador General de la Orden,

    Vicente de San Geminiano, se estipulaba principalmente, que no se sometern al Vicario Generalde las Islas del cual quedan separados, quedando sometidos al Provincial de Btica 52. Con estasadvertencias, se propuso que la misin original compuesta de ocho religiosos53 se detuviese enLa Espaola para sumar misioneros a su comitiva y completar en doce el nmero de evangelizado-res apostlicos54. Los misioneros desembarcaron en el puerto de Veracruz el 23 de junio de dichoao, ingresando a la ciudad de Mxico un mes ms tarde.

    El apostolado de los Doce dominicos lleg a un fin anticipado. Enermedades como la modorray otros episodios accidentales obligaron a oms Ortiz a volver a la Pennsula, junto a otrosrailes, reduciendo drsticamente la comunidad de los primeros dominicos en Nueva Espaa.Curiosamente, los temores de Vicente de San Geminiano sobre la incidencia de la comunidad

    Antillana en la misin a Nueva Espaa se hicieron realidad, pues aunque la expedicin legalmenteno qued bajo la jurisdiccin de las Islas, el Vicario de Nueva Espaa ser, paradjicamente, unafigura emblemtica de las experiencias misionales antillanas: Domingo de Betanzos. Los otros dosmiembros de la comunidad sern el tambin isleo Vicente de las Casas y Gonzalo Lucero, el nicoproveniente de Espaa55.

    50 Antonio Larios Ramos, La expansin misional de la Orden por Amrica, enActas del I Congreso internacionalLos Dominicos y el Nuevo Mundo (Sevilla: Editorial Deimos, 1990), 138.

    51 Antonio Larios Ramos, La expansin misional, 139.

    52 Daniel Ulloa,Los predicadores divididos. Los dominicos en la Nueva Espaa en el siglo XVI(Mxico: El Colegio

    de Mxico, 1977), 91.53 Los procedentes de Espaa ueron: el Vicario oms Ortiz, Vicente de Santa Ana; Diego de Sotomayor; Pedro

    de Santa Mara; y Justo de Santo Domingo, todos sacerdotes proesos del Convento de San Esteban; PedroZambrano, sacerdote; Gonzalo Lucero, dicono; y Bartolom de Calzadilla, hermano lego de la Provincia Bti-ca. Pedro Fernndez Rodrguez,Los dominicos en el contexto de la primera evangelizacin de Mxico, 1526-1550(Salamanca: Editorial San Esteban, 1994), 95.

    54 Procedan de La Espaola los sacerdotes Domingo de Betanzos, Diego Ramrez y Alonso de las Vrgenes, ade-ms del novicio Vicente de las Casas.

    55 Robert Ricard,La conquista espiritual de Mxico. Ensayo sobre el apostolado y los mtodos misioneros de las rde-nes mendicantes en la Nueva Espaa de 1523-24 a 1572(Mxico: Editorial Jus, 1947), 91.

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    24 Kerigma: preguntas tericas en torno a la primera evangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa, 1524)Eduardo Valenzuela A.

    A dierencia del novicio Vicente de las Casas o de Gonzalo Lucero, quien no posea experienciamisionera en Amrica, Betanzos no slo contaba con el conocimiento adquirido durante doceaos en los proyectos de evangelizacin pacfica impulsados por la Orden de Predicadores56, sinoque haba participado personalmente en la recoleccin de los sermones y escritura de la Doctrina

    de Pedro de Crdoba57

    . Si el Manuscrito Antillano sintetizaba la rmula de prdica kerigmticaexplorada por Pedro de Crdoba y la comunidad dominica en las Antillas, es evidente que Betan-zos accidental undador de la comunidad dominica en Nueva Espaa llevase consigo los rutosescriturales de las labores misioneras en las Antillas sus manuales de trabajo cotidianos, en larmula de Robert Ricard58 y que esperase sustentar las labores de evangelizacin de su comu-nidad a partir de sus experiencias misionales en las islas, buscando la manera de introducir dichaobra en la esera misional novohispana59. Lo que posiblemente no esperaba Betanzos ue la posi-tiva recepcin que tuvo la obra en el contexto novohispano. Desde su ingreso a Nueva Espaaen 1526, el manuscrito y sus posibles copias se mantendrn vigentes hasta 154460, echa en la quesern llevados a imprenta por el ranciscano Fr. Juan de Zumrraga, bajo el nombre deDoctrinacristiana para instruccin e inormacin de los indios a manera de historia, y, slo cuatro aos mstarde, ser traducida al nhuatl, y nuevamente impresa61.

    El uso de sermones kerigmticos como puntal de entrada de la evangelizacin a las comuni-dades de Nueva Espaa no necesit, sin embargo, esperar la llegada de la solucin antillana. Noslo porque la prioridad de los dominicos no ue la inmediata puesta en marcha de una expansinmisional, sino ms bien el establecimiento y aumento de su debilitada comunidad religiosa 62, enespecial por el hecho de que el uso de recursos kerigmticos en el contexto novohispano habacomenzado, al menos, dos aos antes de la llegada de Domingo de Betanzos a Nueva Espaa. Bajoel impulso de la bula Exponi nobis nuper ecistisu omnmoda de Adriano VI, el 13 de mayo de1524 desembarc en San Juan de Ula la esperada comitiva de los doce misioneros ranciscanos,conocidos a la postre como los Doce Apstoles63. Su importancia es gravitante en el escenario

    novohispano, al punto de considerarse su llegada como el fin de los esuerzos misionales sin reglay el inicio de la organizacin eclesistica en Nueva Espaa64.

    56 Pedro Fernndez Rodrguez,Los dominicos en el contexto, 63.

    57 Adolo Robles, Una aproximacin a Domingo de Betanzos. A propsito de su carta de 1540, enActas del IICongreso internacional Los Dominicos y el Nuevo Mundo (Salamanca: Editorial San Esteban, 1990), 233.

    58 Esta categora incluira las Doctrinas(Catecismos), los Sermonariosy Conesionarios, en oposicin a textos tra-ductolgicos comoLxicos, Gramticas yVocabularios. Robert Ricard,La conquista espiritual, 134.

    59 Pedro Henrquez Urea,La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo(Barcelona: Red Ediciones, 2012[1936]), 32.

    60 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana, 100.61 Para una discusin comparativa entre ambas ediciones, ver: Luis Resines Llorente, Catecismos americanos, 101-105.

    62 Pedro Fernndez Rodrguez,Los dominicos en el contexto, 110.

    63 Integraron este grupo Fr. Martn de Valencia, Fr. Francisco de Soto, Fr. Martn de Jess o de la Corua, Fr. JuanSurez o Juarez, Fr. Antonio de Ciudad Rodrigo, Fr. oribio de Benavente (Motolinia), Fr. Garca de Cisneros,Fr. Luis de Fuensalida, Fr. Juan de Ribas, Fr. Francisco Jimenez, Fr. Andrs de Crdoba, Fr. Juan de Palos. Ro-bert Ricard,La conquista espiritual, 89.

    64 Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en Mxico , t. I (Mxico: Patria, 1946), 163. Robert Ricard, Laconquista espiritual, 79. Georges Baudot, La pugna ranciscana por Mxico (Mxico: Alianza EditorialMexicana, 1990), 25.

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    Las plticas sostenidas por los Doce Apstoles con algunas de las principales autoridades ind-genas en la ciudad de enochtitlan, e iniciadas el mismo ao de 1524, constituyen una muestraparticularmente estereotipada de lo que se ha presentado como prdica kerigmtica. Publicadosen torno a 1564 por Bernardino de Sahagn a partir de diversos papeles y memorias rescatados

    de los conventos, los llamados Coloquios de los Doce65

    han sido objeto de largos debates en torno alvalor histrico de sus contenidos como reflejo de la primera evangelizacin de Mxico66. Por partede este artculo se comparte la idea que sostiene Ana de Zaballa sobre la posibilidad de que Saha-gn, a partir de su proundo conocimiento sobre los sistemas religiosos locales, haya introducidoadiciones que aumentaron la especificidad del esquema bsico de la prdica temprana67, ncleo deprdica kerigmtica que sera retratado precisamente por uno de los Doce Apstoles:

    lo primero que ue menester decirles, ue darles a entender quin es Dios, uno todopode-

    roso, sin principio ni in, criador de todas las cosas, cuyo saber no tiene in, suma bondad, el

    cual cri todas las cosas visibles y invisibles, y las conserva y da ser [] ya esto declarado, y

    la inmortalidad del nima dbaseles a entender quien era el demonio en quien ellos crean,

    y como los traa engaados; y las maldades que en s tiene, y el cuidado que pone en trabajar

    que ningn nima se salve68.

    Este esquema continu siendo utilizado, con adaptaciones locales, en las labores misionalesposteriores, y es por esto que Bernardino de Sahagn afirma en suHistoria general haber sido tes-tigo de vista de la doctrina cristiana que los doce primeros predicadores predicaron a esta genteindiana, pese a haber arribado a Nueva Espaa en 152969. Bartolom de las Casas, Luis de Cncer,Rodrigo de la Adrada y Pedro de Angulo seguirn un esquema similar en el complejo escenariode la penetracin misional hacia la regin de ezulutln en 1537, elaborando cantos que debanexponer, en secuencia, la creacin del mundo, la cada del hombre, su destierro del paraso70. Elpropio Betanzos, tras asumir la conduccin de la comunidad dominica en Nueva Espaa, haba

    instruido que enseasen nuestros railes de una manera: apoyndolos muy bien en los principiosde nuestra Fe y dndoles a entender, cmo haba un solo Dios hacedor de todo lo criado, para que

    65 Coloquios y doctrina cristiana con que los doce failes fanciscanos, enviados por el papa Adriano VI y el empera-dor Carlos V, convirtieron a los indios de la Nueva Espaa. En lengua mexicana y Espaola .El documento uedescubierto por Fr. Pascual Saura en el Archivo Secreto Vaticanoy publicado por Fr. Jos Mara Po y Mart,en el volumen III de laMiscellanea Francesco Ehrle(1924). Para este estudio utilizaremos la edicin de MiguelLen-Portilla, Coloquios y doctrina cristiana: los dilogos de 1524. Dispuestos por fay Bernardino de Sahagn ysus colaboradores(Mxico: UNAM, 1986).

    66 Un anlisis de las principales discusiones en torno a la autenticidad de los Coloquios, en: Jorge Klor de Alva, La

    historicidad de los coloquios de Sahagn,Estudios de Cultura Nhuatl15 (1982): 147-184.67 Ana de Zaballa Beaxcoechea, ransculturacin y misin en Nueva Espaa. Estudio histrico-doctrinal del libro de

    los Coloquios de Bernardino de Sahagn (Pamplona: Universidad de Navarra, 1990), 57-58.

    68 oribio de Benvante de Motolinia, Historia de los indios de la Nueva Espaa(Mxico: Editorial Porra, 1969),rat. I, Cap. IV, 24. En el mismo documento, Motolinia seala que en esta prdica ue necesario dar a entendera los indgenas quin era Santa Mara, pues diciendo este nombre pensaban que nombraban a Dios, y (a) todaslas imgenes que vean llamaban Santa Mara.

    69 Jorge Klor de Alva, La historicidad de los coloquios, 157.

    70 Antonio de Remesal,Historia general de las Indias Occidentales y particular de la gobernacin de Chiapa y Guate-mala, t. I (Madrid: Atlas, 1964), 227-229.

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    26 Kerigma: preguntas tericas en torno a la primera evangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa, 1524)Eduardo Valenzuela A.

    olvidasen las imaginaciones de la gentilidad y reliquias de su idolatra 71. Proclamar la existenciade un Dios nico creador era, en el contexto de esta primera evangelizacin de Amrica, declararla caducidad de los sistemas religiosos locales, y el punto de inicio para el despliegue de los meca-nismos de reutacin de los cultos locales. Y en esto, la prdica tendr un rol undamental. Como

    recordar el Vicario de los Doce Apstoles, Martn de Valencia, los misioneros de esta primeraera se empeaban en probar la ceguedad e yerro de sus ritos y cerimonias, haziendoles muchossermones por las plazas y mercados72. Iban, en suma, como el gran predicador y maestro de pre-dicadores San Pablo, cuya imitacin el mesmo nos llama73.

    stos son, probablemente, los contenidos de la instruccin previa que Robert Ricard detectaen los primeros estadios de la evangelizacin novohispana, un conjunto de prcticas pre-catequ-ticas sobre las que existira muy escasa inormacin documental, una idea que no se puede sinocompartir74. Para el autor, el nico documento que seala la tematizacin de esta primera evange-lizacin es, precisamente, el registro de los Coloquiosde los Doce Apstoles75, un escrito que no essino la expresin textual de una mecnica evangelizadora que debe privilegiar el establecimientode un conjunto de coordenadas ontolgicas antes de aterrizar en las dificultades de una teologacristolgica compleja.

    De ah que sea importante volver a los Coloquios. Sahagn organiz el texto a partir de doslibros; el primero, de treinta captulos, registra todas las plticas, conabulaciones y sermonesque hubo entre los doce religiosos y los principales seores y strapas de los dolos; el segundo,perdido, contena el catecismo, que es la doctrina cristiana, a partir de veintin captulos desti-nados a los adultos, y ya en esta divisin temtica se observa la distincin que aqu se ha propuestoentre instrumentos de evangelizacin de primera ase (kerigmticos) y segunda ase (catequti-cos). Mientras que estos ltimos son dispensados a aquellos que ya han aceptado la conversin, loscontenidos kerigmticos son concebidos por Sahagn como el inicio ormal de las plticas. Pesea la similitud entre la solucin dominica aplicada a las Antillas y la ranciscana en Nueva Espaa,

    existen dierencias. Mientras las divinidades locales presentes en los dolos o bajo ormas incor-preas son excusadas en la doctrina cordobiana, el Coloquiode los Doce Apstoles presenta porprimera vez a las divinidades indgenas como enemigos del hombre. Sus nombres son tambinsealados: ezcatlipuca, Quezalcoatl, Vicilubuchtli.

    Al mismo tiempo que los dolos antillanos o cemes, meticulosamente descritos por el ermitaoRamn Pan en sus inormes a Coln, estn ausentes en el esquema textual del sermn de Pedrode Crdoba, las imgenes de las divinidades mexicanas son calificadas como muy negras, muy

    71 Agustn Dvila Padilla,Historia de la undacin y discurso de la provincia de Santiago de Mxico de la orden dePredicadores, por las vidas de sus varones insignes y casos notables de Nueva Espaa(Bruselas: Casa de I. de Meer-

    beque, 1625), Lib. I, Cap. XXI.72 Carta de Fray Martin de Valencia, custodio, y de otros religiosos de la orden de San Francisco, al Emperador Don

    Carlos, refirindole el resultado de sus misiones en la Nueva Espaa y los grandes servicios del obispo electo FrayJuan de Zumrraga-Guatitan, 17 de noviembre de 1532, en Cartas de Indias, t. I (Madrid: BAE, 1974), 56.

    73 Agustn Dvila Padilla,Historia de la undacin, Lib. I, Cap. XXI.

    74 La administracin del bautismo era precedida, por tanto, en todo caso de una instruccin previa, ms o menossumaria, ms o menos rpida, segn las circunstancias. Por desgracia, tenemos mucho menos datos acerca deesta enseanza previa, que acerca del catecismo que segua a la recepcin del bautismo. Robert Ricard, Laconquista espiritual, 189.

    75 Robert Ricard,La conquista espiritual, 189.

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    sucias, muy asquerosas, y sus caractersticas extrapoladas a la condicin de las propias divinida-des76. Como Jernimo de Mendieta apuntar aos ms tarde, no haba necesidad de detenerse enlas ormas materiales y cultuales adoptadas por la idolatra antillana, pues todo era poco en res-pecto de lo que se hallo en la tierra firme de Nueva Espaa77.

    Una prueba evidente de la influencia que ejercer el clima idoltrico novohispano sobre la pro-clamacin kerigmtica es la suerte del propio manuscrito antillano en tierras mexicanas. Pese a larapidez con que ue adoptada y la vigencia que tuvo desde 1526 hasta su impresin, la doctrinacordobiana trasplantada por Betanzos exiga ajustes. La adaptacin del Manuscrito Antillanoa lacontingencia idoltrica mexicana ser obra del propio Betanzos y la comunidad dominica novohis-pana bajo el patrocinio de Zumrraga, y ver la imprenta en torno a 1544, bajo el nombre de

    Doctrina cristiana para instruccin e inormacin de los indios a manera de historia. En este sentido,podra decirse que tanto los Coloquiosregistrados por Sahagn como laDoctrina Cristianade 1544constituyen textos reormados, surgidos a partir de un ncleo oral de predicacin sencillo, basadoen las temticas que se han expuesto a lo largo de este estudio, que luego adquieren mayor pro-undidad a partir del despliegue de nuevos mecanismos para evidenciar la alsedad de los cultoslocales. Estas reormas de la doctrina antillana, conocidas como adiciones mexicanas, consti-tuyen los esuerzos hechos por Betanzos y la comunidad dominica novohispana para adecuar losmateriales antillanos al desao de la evangelizacin mexicana78.

    Como cabra esperar, poseen una especificidad mucho mayor que la doctrina cordobiana, alnombrar divinidades locales Uicilobos, ezcatepuca, ormas materiales especficas de loscultos locales teucales, cues y algunas prcticas rituales concretas, como el derramamientode sangre en honor de los dioses. La depuracin de los recursos antiidoltricos no slo se expresa enla especificidad que stos adoptan, sino muy especialmente en la radicalizacin de los postuladoscontenidos en la solucin antillana, sobre todo aquellos vinculados a la introduccin de contenidodemonolgico. La pregunta que se hizo a los documentos antillanos puede aplicarse tambin al

    contexto novohispano: En qu medida los recursos kerigmticos desplegados en los Coloquiosconstituyen una creacin original de los Doce Apstoles ranciscanos? Aunque la instruccin dadaa Fr. Martn de Valencia, lder de los Doce Apstoles, no contena ninguna inormacin sobre lanaturaleza de la doctrina que deba aplicarse a Amrica, ni la orma de dispensarla79, a juicio de

    Jorge Klor de Alva, los doce hicieron uso de la experiencia de los distintos dilogos apologticosy sermones espirituales hechos antes de 1524, lo que, segn el autor, permite explicar que la tema-tizacin de los Coloquios uese tan bien conocida por Corts80.

    En el prlogo de los Coloquios, Sahagn expone algunas de las uentes de inormacin conque contaban los misioneros para iniciar la conutacin de las ontologas locales: los datos pro-vistos por Corts y la soldadesca, la relacin hecha por los ranciscanos que precedieron a los

    76 Miguel Len-Portilla, Coloquios y doctrina cristiana,Cap. IV, C.

    77 Fray Gernimo de Mendieta, Historia Eclesistica Indiana, Lib. I, Cap. VII.

    78 Juan Guillermo Durn, Monumenta Catechetica Hispanoamericana (siglos XVI-XVIII), vol. 1 (Buenos Aires:Pontificia Universidad Catlica Argentina, 1984), 209.

    79 Fray Gernimo de Mendieta, Historia Eclesistica Indiana, Lib. III, Cap. IX.

    80 Jorge Klor de Alva, La historicidad de los coloquios, 154.

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    28 Kerigma: preguntas tericas en torno a la primera evangelizacin de Amrica (Antillas, 1510-Nueva Espaa, 1524)Eduardo Valenzuela A.

    Doce, y la escasa pero significativa experiencia de los propios misioneros desde su arribo81. Habantenido oportunidad de ponerse al corriente. ras su arribo a San Juan de Ula el 13 de mayo de1524, Martn de Valencia presidi la llamada Primera Junta Apostlica, una reunin dedicadaa estudiar los pasos seguidos por los primeros misioneros, a teorizar sobre el desao de la con-

    versin de los naturales y, posiblemente, a planificar los pasos que seguira la evangelizacin deNueva Espaa82. Los tres ranciscanos flamencos convocados a la reunin Fr. Juan de ecto, Fr.Pedro de Gante, Fr. Juan de Ahora contaban con una breve pero intensa experiencia misional.Desde fines de 1523 haban estado activos en excoco, aprendiendo el nhuatl, convirtiendo algu-nos nios hijos de los caciques locales, pero, por sobre todo, observaban y analizaban las ormasde la idolatra local, inormacin que ser undamental para preparar las entrevistas que llevarnadelante los Doce Apstoles en enochtitlan83. De los otros dos miembros de la Junta ApostlicaPedro Melgarejo y Diego Altamirano, los railes de las islas, como los llamar Mendieta sedice que no contaban con mucha experiencia misional en Nueva Espaa, pese a haber estado ope-rativos desde comienzos de 152184.

    Es posible que estos dos railes antillanos hayan conocido la sntesis que llevaban adelantelos dominicos dirigidos por Pedro de Crdoba? Es una alternativa que no podra descartarse. Lapropia expedicin de los Doce Apstoles tuvo que detenerse breve tiempo en La Espaola, oca-sin en la que Christian Duverger cree que habran tomado contacto con los dominicos antillanos

    y con Pedro de Crdoba mismo, quien ya haba sido investido como inquisidor de las nuevas tier-ras descubiertas85. Por otro lado, la similitud que Medina detecta entre laInstruccin de la ordenque se a de tener en la Doctrinade los naturales, redactada por Jernimo de Loaysa para el reaandina, y las temticas desarrolladas en laDoctrina cordobiana evidenciara, para el autor, la pre-sencia de los sermones antillanos en el principio mismo de la institucionalizacin de la Iglesia enlos Andes86. Sin embargo, la propuesta de investigacin en la que se inserta este breve estudio nocentra sus esuerzos en dilucidar circuitos de influencias textuales a partir de este tipo de reeren-

    cias, sino en proponer la existencia de un conjunto de elementos que propiciaron la emergencia de

    81 Aviendo descansado estos siervos de Dios algunos das y aviendo tomado noticia de [las] costumbres y ritosydolatricos que estos gentiles tenan, en parte por la relacin del Seor Governador y otros espaoles, en partepor relacin de otros tres o quatro religiosos de Sanc Francisco que antes avan llegado, en parte por vista deojos comenzaron en el negocio para que avan venido, Bernardino de Sahagn, Coloquios y doctrinas cristianacon que los doce fayles de San Francisco enviados por el papa Adriano VI y por el Emperador Carlos V convirtierona los indios de Nueva Espaa, en Juan Guillermo Durn,Monumenta Catechetica, Prologo, .27r, 155.

    82 Luis Resines Llorente, Catecismos americanos, 222. La reunin convoc a cinco misioneros, aparte de los DoceApstoles ranciscanos: Juan de ecto, Pedro de Gante, Juan de Aora, y dos railes de las islas, que posible-

    mente hayan sido Pedro Melgarejo y Diego Altamirano.83 Aade en el mismo lugar: La misin de los flamencos, obedeci ms a motivaciones personal que a un plan

    bien determinado; ue una accin individual y no institucional. Christian Duverger,La conversin de los indiosde Nueva Espaa: con el texto de los Coloquios de los Doce de Bernardino de Sahagn (1564) (Mxico: FCE,1996), 31.

    84 En el mismo lugar, aade: sin embargo, la accin misionera de estos railes nos parece insignificante: actancomo hombres de confianza de Corts y se entregan ms a los placeres de la diplomacia secreta antes que a lasobras de evangelizacin. Christian Duverger,La conversin de los indios, 23.

    85 Christian Duverger,La conversin de los indios, 221.

    86 Miguel ngel Medina,Doctrina cristiana, 69.

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    respuestas misionales similares en los ciclos de evangelizacin tempranos de diversos territorios87.Es un hechoreligioso de Amrica la existencia de cultos insertos en la historia global del paganismo,lo que propicia la emergencia de un programa de evangelizacin que comienza en el momentomismo en que los misioneros son enrentados a un contexto de evangelizacin ad gentes.

    Conclusiones

    En este artculo se ha querido iniciar una discusin en torno a dos propuestas que se encuentranestrechamente vinculadas. Por un lado, intentar la visibilizacin de una ase de la expansin delcristianismo en Amrica que no slo tendra existencia como un concepto surgido de la misio-nologa de mediados del siglo XX, sino que podra ser identificada en contextos privilegiados deevangelizacin de contacto, como es el proyecto de evangelizacin del llamado Nuevo Mundo.Se tratara de la proclamacin de un ncleo de verdades religiosas que antecede a la ormacindoctrinal cristolgica y que, de acuerdo con lo expuesto en este estudio, estara presente en losinicios de los esuerzos misionales coordinados en las Antillas y Nueva Espaa. anto el Manus-crito Antillano, elaborado por la comunidad dominica bajo la conduccin de Pedro de Crdoba,como los Coloquios, que registran los dilogos sostenidos por los Doce Apstoles ranciscanosen Mxico, expresan la preocupacin de los evangelizadores de la primera hora por desplegar unkerigma basado en la proclamacin de un Dios Creador, nico y verdadero, de un mundo y unanueva jerarqua de componentes, de una nocin de alma exclusivamente humana, as como de unaetiologa de las divinidades que articulan los cultos locales.

    No se trata nicamente de una respuesta asociada a los circuitos de influencia que, como seobservo aqu, podran establecerse entre la primera evangelizacin de las Antillas y la de NuevaEspaa. extos como la Instruccin de Gernimo de Loaysa (1545)88y la posterior Pltica paratodos los Indiosde Domingo de Santo oms (1560)89muestran que distintos escenarios de evan-

    gelizacin estn produciendo sus propios recursos kerigmticos, respondiendo a los desaos dela evangelizacin con una flexibilidad imposible para la rgida estructura del mensaje catequtico.Si el kerigma constituye el filo cortante de la evangelizacin, es precisamente porque gran partede los esuerzos de esta ase estarn concentrados en el enrentamiento con los sistemas religiososlocales, en la necesidad de reutar los principios organizadores de los cultos a partir de un despla-zamiento ontolgico que comienza con la narracin de un nuevo mito de origen y culmina con unnuevo relato del hombre, virrey de la creacin. La evangelizacin, desde esta perspectiva, puedeser entendida ante todo como un proyecto de transormacin.

    87 Eduardo Valenzuela, Un dios, un mundo, un alma: ormas del primer anuncio en la prdica kerigmtica tem-prana. El caso andino (1532-1545), en Un nuevo mundo para el Nuevo Mundo. Aproximaciones tericas en tornoa la evangelizacin temprana de Amrica. Ciclo de conerencias, Bogot-Colombia, Instituto Colombiano de An-tropologa e Historia (ICANH), octubre 20-24, 2014. Registro audiovisual.

    88 Gernimo de Loaysa, Instruccin de la orden que se a detener en la Doctrina de los naturales, 1545, comp.Rubn Vargas de Ugarte, Concilios Limenses, t. II (Lima: ipograa Peruana, 1951), 54.

    89 Domingo de Santo oms. Grammatica o arte de la lengua general de los Inidios de los Reynos del Peru. Nue-vamente compuesta, por el Maestro fay Domingo de S.Tomas, dela orden de S.Domingo. Morador de los dichosReynos(Impreso Valladolid por Francisco Fernandez de Cordoua, Impressor de la M.R ao de 1560). [Edicinacsimilar].

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    procesos y prcticas de integracin y conflicto (siglo XVI-XIX), eds., Valentina Favar, Manredi Merluzziy Gaetano Sabatini (Mxico: FCE, 2015); y Las ronteras del entendimiento en la rontera mapuche.

    Brujera, justicia y traduccin cultural en Chile durante el siglo XVIII (Chile, siglo XVIII), Manuscrits.Revista dHistria moderna 32 (2014): 109-128. DOI: http://dx.doi.org/10.5565/rev/[email protected]