Conociendo a nuestros científicos

1ª edición

ISBN: en trámite

© Universidad de La Punta, 2012

Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723

Libro de edición argentina

No se permite la reproducción parcial o total, el

almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la

transformación de este libro, en cualquier forma o por

cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante

fotocopias, digitalización u otros métodos sin el permiso

previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las

leyes 11.723 y 25.446

Coordinación General

Hernán Martens - Secretaría Ciencia y Técnica ULP

Contenido

Diana Cazaux

Edición

Paula Bombara

Colaboración

Federico Abrile - Secretaría Ciencia y Técnica ULP

Ediciones ULP

Coordinación General

Néstor Arellano

Coordinación de Contenido

Melina Manzur

Coordinación de Diseño

Natalia Perinetti

Diseño

Rocío Juárez, Ana Laura Tripi

Coedición

Darío Calderón

A mis padres: Carmen y Pedro

Agradecimientos:

A Gregorio Klimovsky, por haberle otorgado a la entrevista realizada calidez

humana, espontaneidad y su gran sentido del humor.

A Sergio Klimovsky, quien gentilmente proporcionó fotografías originales para esta obra.

A Paula Bombara, quien acompañó el desarrollo de los textos con la mirada sensible de ex alumna del admirado epistemólogo.

A Hernán Martens, por su permanente apoyo hacia mi trabajo y su incondicional dedicación y compromiso para con los contenidos de esta colección.

Introducción

Capítulo 1: Porteño de raza

Capítulo 2:Su amor por su esposa Tatiana y su hijo Sergio

Capítulo 3: Otros amores: las plantas y los animales

Capítulo 4:Nacido para jugar al ajedrez

Capítulo 5:La teoría axiomática de los conjuntos

Capítulo 6: ¿Qué es el conocimiento científico?

Capítulo 7: La vida universitaria

Capítulo 8: El humanista

EpílogoCronologíaReferenciasNotas

Conociendo a nuestros científicos

Introducción

En su biblioteca

Captar el carácter, las costumbres, el modo de pensar, los datos biográficos y la anécdota es hacer un “retrato escrito” de los científicos que conforman esta serie de publicaciones.

Movida por estas mismas inquietudes, el 11 de septiembre del 2007, le realicé al Dr. Gregorio Klimovsky una entrevista que, por cuestiones del destino, fue la última publicada en un medio gráfico antes de su fallecimiento el 19 de abril de 2009.

Indudablemente, también, fue una coincidencia que entrevistara el 11 de septiembre, que es el Día del Maestro, a un profesor a quien sus alumnos, que se cuentan por miles, recuerdan con admiración y respeto. “Llenaba con fórmulas matemáticas cuatro pizarrones, justo en una hora, y luego salía al recreo a fumar un cigarro”, rememora uno de ellos al evocarlo.

“He dado tantas horas de clase que no se puede creer... Era un peligro para mis alumnos que tenían que ‘bancarse’ a veces clases de 8 horas corridas”, expresaba divertido Klimovsky cuando recordaba su actividad docente. No obstante estas intensísimas clases fue elegido el profesor preferido por el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires.

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En su biblioteca

El día de la entrevista, encontré a Gregorio sentado junto a la mesa de comedor de su departamento del barrio de Belgrano, rodeado por enormes bibliotecas (atesoró más de 8.000 títulos), por otras mesas cubiertas de libros, por piedras y cajitas de diferentes tamaños, y por retratos de personalidades veneradas: Albert Einstein, Bertrand Russell1 , René Favaloro…

Me permitió, con bondad, que mirara y tocara sus preciados tesoros expuestos en los anaqueles mientras me contemplaba apacible y sereno para luego reconocer con sencillez. “¡Me encantan enormemente las piedras! Casi todas me las han regalado. Forman parte de los amores que uno tiene por los objetos”. Y toma una de malaquita y la acaricia con ternura. Conté 33 piedras en una canasta que estaba en el suelo, 12 en una bandeja sobre el escritorio y varias en importantes soportes.

Le pregunté con qué criterio estaban ubicados los libros y me dijo: “En esta biblioteca -y señaló la que estaba a su derecha- filosofía de la ciencia y lógica, en la otra parte física y en la de abajo biología y ciencias naturales. Por supuesto, hay muchas enciclopedias”. Además, en la biblioteca pude ver libros sobre los grandes de la pintura: también le gustaba mucho el arte.

Es que, sin duda, su biblioteca resume su inquietud por averiguar cuál es el sentido de la existencia del hombre y, fruto de esa pregunta existencial, fue su pasión por el conocimiento manifestado en su asombrosa diversidad de intereses.

A tal punto que admitió: “También estudié música. Llegué a ser musicólogo. Di cursos y conferencias sobre música moderna. Tocaba un poco el piano. Pero lo dejé. ¡No se pueden hacer tantas cosas en la vida!”.

Capítulo 1: Porteño de raza

Gregorio Klimovsky nació en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1922. Sus padres, polacos-rusos, llegaron a la Argentina antes de la Primera Guerra Mundial, originarios de Ucrania.

“En realidad, mi familia, era una familia judía. Había una ciudad en Polonia, que desapareció, llamada Klimono. Sé que tengo antecedentes polacos, pero en Ucrania se ocultaba porque era un lugar donde había un fuerte antisemitismo. Los judíos, en un momento de la historia de Rusia y de Ucrania, venían de Polonia. Los polacos eran tipos útiles al fisco, por ejemplo, para cobrar los impuestos, ¡por eso los odiaban! Provengo de la tradición del judaísmo que siempre me ha interesado mucho. Soy uno de los pocos especialistas que ha leído varias veces la Biblia”. Y

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señaló un lugar de la biblioteca donde se pueden observar distintas ediciones de esta obra. (Cazaux, 2007).

La familia de Gregorio era una familia judía muy culta. Su mamá, Liuba Vischñevsky, era maestra y llegó a ser directora de escuela. Además, por supuesto, fue su primera gran maestra. A tal punto que gracias a su influencia aprendió a leer a los cuatro años.

“Mi madre tenía una personalidad extraordinaria. Era una de esas personas que se dedican a muchas cosas al mismo tiempo. Es una mala costumbre que yo también tengo. Le gustaba mucho la literatura. Culturalmente, era de un espectro muy amplio. Aunque su vocación eran las ciencias naturales” (Klimovsky, 2008).

Desde que era muy pequeño, su mamá comenzó a formar una biblioteca que abarcaba un conjunto de temas bastante diferentes. Le gustaba la divulgación científica. Tenía una afición que él heredó, pero que luego tuvo que abandonar por falta de espacio. Recortaba los

artículos de divulgación científica que se publicaban en los suplementos de los

diarios La Nación y La Prensa, y los pegaba en libros grandes,

bien encuadernados, de esos que se utilizaban

para contabilidad. Cuando el niño Gregorio comenzó a tener cierta vocación

científica, sus primeras

lecturas provinieron de esos libros de recortes. Los artículos allí coleccionados eran sobre todo de astronomía, pero los había también sobre cuestiones históricas y culturales.

Por esa época, su atención también, estuvo ocupada durante mucho tiempo por la geología y, en particular, por la historia de nuestro planeta. Sobre esos temas el inquieto Gregorio encontraba abundante información en la colección de información científica realizada por su madre.

“Lo que más me hechizaba era el tipo de vida que existía en las épocas antediluvianas y así puede decirse que los dinosauros fueron convirtiéndose casi en mis amigos. Esos gigantes, de los que encontraba abundantes dibujos, me cautivaban por su tamaño, por sus formas peculiares y por haber sido nada menos que los precursores de las aves. Las aves también son fascinantes y, ya más grande, sentí gran aprecio por esa especie de deporte que se cultiva en Inglaterra, que consiste en dedicarse a conocer y clasificar los pájaros, lo que constituye toda una especialidad. Yo sabía bastante geología, sobre todo lo referido a las catástrofes geológicas. Todavía me atrae el tema, porque, pese a todas las hipótesis que se han formulado, aún no se ha aclarado definitivamente

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por qué desaparecieron los dinosauros de la faz de la Tierra hace unos sesenta millones de años. Y, por lo tanto, los dinosaurios me siguen interesando” (Klimovsky, 2008).

¡Seguro que a ti también como a nuestro científico te interesan los dinosaurios y verás películas sobre ellos y recortarás figuras de estos prodigiosos y enormes animales!

“Llegamos a formar una biblioteca fenomenal que supo tener dos mil ejemplares y que se perdió de una manera trágica. Yo la había regalado al Instituto Científico Judío que funcionaba en la sede de la AMIA2 y con el atentado se destruyó”, se lamentó oportunamente.

También Liuba tenía la costumbre de leerle en voz alta a Gregorio para que pudiera conocer algunos libros y ese hábito prosiguió al cabo de los años. Ya de grande, Klimovsky continuó con esta afición y fue él quien leyó a su mamá y a un amigo ciego gran cantidad de literatura. Actividad que prosiguió hasta que su madre empezó a tener mala salud y tuvo que abandonar esa práctica.

Su padre, Felipe, era un relojero de primera categoría. “¡Producía cada invento!... La gente venía a mirar en la vidriera de su local aquellas cosas que no se podían explicar cómo funcionaban” (Klimovsky, 2008).

Además, era fotógrafo y tocaba cuatro instrumentos musicales: el bandoneón, el piano, el clarinete y la flauta que había aprendido por su cuenta, sin tener profesores. Por otra parte, tenía vocación por la física, debido a lo cual contaba con una gran cantidad de instrumentos especiales. “Tengo presentes un voltímetro (aparato que se usa para medir el potencial eléctrico), y un amperímetro (instrumento que se utiliza para medir la intensidad de la corriente), muy lindos. Los instrumentos del siglo XIX no eran como los de ahora, que son funcionales y tienen poca gracia desde el punto de vista artístico. Por lo general, venían con refuerzos de bronce muy estilizados: eran una belleza” (Klimovsky, 2008).

Don Gregorio era el menor de seis hermanos varones. Su papá, viudo de sus primeras nupcias, había tenido 4 hijos: Bernardo, León, Abraham y Salomón. Cuando se casó con su madre, nacieron su hermano Alejandro y él. De los 4 primeros hijos de su papá, León Klimovsky, fue un famoso musicólogo y director de cine, además de odontólogo.

“En casa teníamos una pianola, es decir, un piano mecánico, muy especial. Se podía encajar en un piano, pero según los botones que se tocaban cuando pasaba un rollo hacía sonar el piano o

“Pianola: Aparato que se une al piano y sirve para ejecutar mecánicamente las piezas preparadas al objeto”.

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el armonio. Teníamos cerca de 300 ó 400 rollos. Uno escuchaba a Bach, por ejemplo, y los agudos sonaban en el piano y el acompañamiento en el armonio. Yo me sentaba al lado de mi hermano León y aprendía cómo se colocan los rollos. Así nació mi amor por la música”, relató animoso.

En el transcurso de la evocación sobre sus orígenes le divertía compartir un recuerdo. “Un día se armó una discusión entre mi madre y mi padre sobre quién tenía más antecedentes y fueron a la enciclopedia rusa que teníamos entonces y que se debe haber quemado en la AMIA. Buscaron primero Vischñevsky, de mi mamá. Decía: Diplomático tal en tal época, escritor, especialista en política, tal y tal. Interesante...Buscaron Klimovsky y leyeron: popular músico ruso que se hizo famoso por haber aceptado el desafío de tomar 5 litros de vodka de golpe lo que le produjo la muerte. Desde entonces no hubo más discusiones sobre prosapia en mi casa”.

En el 2004 el Dr. Klimovsky fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires3. “¡Es que yo soy porteñazo! Nací a 2 cuadras del Obelisco, en Carlos Pellegrini 629, 4to piso”. Con este hecho reivindico ser una especie de porteño de raza, lo que me enorgullece. Por muchas razones me declaro admirador de mi país, pero especialmente de la ciudad de Buenos Aires, por la que tengo particular cariño” (Klimovsky, 2008).

Capítulo 2: Su amor por su esposa Tatiana y su hijo Sergio2

Por la educación que había recibido Gregorio de su padre y también de toda su familia, pensaba que el amor era una aventura espiritual en la que la mujer podía ofrecer tesoros de afecto y comprensión, que de otra manera no eran fáciles de conseguir.

Muchos de sus conocidos hacían picnics y en una de esas ocasiones, allá por 1935 ó 1936, vio por primera vez, de lejos, a quien sería su mujer: Tatiana Scheiner Sastre. “Tenía un rostro que me cautivó. Volví a verla muchas veces en la casa de parientes. Así se desarrolló entre nosotros no exactamente una amistad, pero sí una relación que nos llevaba a hablar mucho y a congeniar” (Klimovsky, 2008).

Tatiana estudiaba odontología y debía pasar, para ir a la facultad, cerca del departamento donde vivía Gregorio quien se ocupaba de estar en el balcón del primer piso, que daba a la calle, para saludarla desde ahí cuando pasara.

En 1940 Gregorio advirtió que estaba enamorado y, en uno de aquellos picnics, se lo confesó. “La respuesta fue muy seria y contundente: Dejate de decir macanas”. Hasta que, finalmente, se pusieron de novios.

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“Cuando éramos novios, muchas veces iba a visitarla a su casa, en Liniers. Me quedaba hasta bastante tarde. A decir verdad, en aquel entonces yo tenía muy buen apetito. Mi futura suegra tenía la buena costumbre de conservar en una fiambrera una buena cantidad de salames. A mí me gustaba mucho una variedad que se llamaba rosca polaca. Al advertir que yo comía mucho de ese embutido, mi suegra comenzó a cuidar que nunca faltara. Con mi novia bautizamos a aquél fiambre como ‘salame de novios’” (Klimovsky, 2008).

Finalmente se casaron en 1948. Comenzaron a vivir en un pequeño departamento en Liniers donde Tatiana, ya recibida, empezó a ejercer como odontóloga con mucho éxito debido, fundamentalmente, a su trato humano con el paciente.

Luego construyeron una casa, sobre un diseño realizado por ellos, en un terreno en Paso del Rey, en una esquina a cuatro cuadras de la estación. Allí cultivaron un jardín esplendoroso que adornaron con un cedro azul.

Con su esposa e hijo.

Año 1981 (Der.)

Con su esposa – año 1996 (Izq.)

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En 1968 se mudaron a Buenos Aires, al departamento del barrio de Belgrano donde vivió hasta su muerte.

Tanto a él, como a su mujer les gustaba mucho la jardinería y la naturaleza, cuando se mudaron a la Capital procuraron tener un jardín más o menos atractivo. “A veces, cuando tengo que recibir a algún interlocutor difícil, a alguien con quien tenga que dirimir discrepancias o sustanciar alguna aspereza, entonces me lo llevo para que se siente frente al jardín y, por cierto, que esto me facilita el trámite de la conversación”, contaba con su afabilidad característica.

Klimovsky llegó a cumplir 60 años de matrimonio y al respecto reconoce: “Ha sido una gran experiencia. Si uno mira todo lo que le ha pasado en la vida, la parte académica, los triunfos intelectuales que he tenido, las situaciones de éxtasis a las que el conocimiento ha dado lugar, no hay punto de comparación con la experiencia afectiva que ha significado mi matrimonio, que se ha ido fortificando con el correr de los años. Ha sido una situación muy afortunada. Pese a la lógica diferencia de sensibilidades, a los distintos períodos por los que hemos pasado, para mí ha sido la aventura más rica e interesante que pueda recordar. Cincuenta y nueve años de continuar viéndolo así es excelente” (Klimosvky, 2008).

22Paso del Rey se encuentra a más de una hora de viaje en tren hasta el centro de la ciudad de Buenos Aires donde Klimovsky desarrollaba sus actividades. Por lo que solía bromear diciendo que le debía su amplísima cultura a que vivió en Paso del Rey. “Venía leyendo en el tren hasta que llegaba a Plaza Once”.

En 1958 nació su único hijo Sergio, quien se dedica a la ingeniería informática.

Sobre su relación con su familia más cercana expresa: “Puedo decir que la aventura de ver cómo se desarrolla una persona, verlo como bebé, como niño, como muchacho, como adolescente, como persona madura, es realmente apasionante. Las relaciones que hemos tenido, tanto con mi mujer como con mi hijo, han sido no solamente afectivas, sino de comunicación, de opinión. Podría decir que, además, de la felicidad de tener un hijo, y de haber seguido su desarrollo y formación, también tengo un amigo” (Klimovsky, 2008).

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Klimovsky admitía que toda su vocación científica se centró en su amor por la naturaleza. “Ciertas inclinaciones, como la astronomía y la cosmología, obedecen al impulso de conocer cómo es la realidad, la belleza grandiosa del espacio, del tiempo, de la existencia de la materia, de las galaxias, de las estrellas. Yo amo la naturaleza en un sentido amplio, pero también en un sentido particular” (Klimovsky, 2008).

Desde siempre lo subyugaron las plantas. Entendía que son una forma de vida muy peculiar y que cuesta comprender qué hay detrás de ellas. Le resultaba curioso que algunas plantas reaccionen y reconozcan a las personas que les tienen cariño, que cuando se las trata con afecto

respondan.

Del mismo modo, se desarrolló en

él el amor por los animales. “Tengo una

gran inclinación y cierto carisma con ellos, en

especial con los perros. Me sucede que cuando camino por la calle y me encuentro con un perro, si lo miro y le hablo, el animal se

levanta, me sigue y me es muy difícil sacármelo de encima. Durante algún veraneo, los perros del albergue donde me hospedaba se encariñaban tanto conmigo que incluso presentían el día de mi regreso; se mostraban intranquilos desde la mañana y cuando llegaba el vapor se iban al muelle, donde se quedaban contemplado la embarcación hasta que desaparecía” (Klimovsky, 2008).

El animal con el que tuvo más relación fue con su gato Bolita cuando vivía en Paso del Rey. Era un gato blanco que vivió siete años en su casa. De esta afinidad con los gatos proviene Siete Vidas, el libro que estaba en proceso de escribir en el momento de la entrevista y que cuando se editó, en agosto de 2008, se tituló Mis diversas existencias. Apuntes para una autobiografía.

“Bolita era un animal increíble. Se había aficionado tanto a mí que yo estaba estudiando en mi casa, apoyado en el escritorio, y él saltaba y se ponía sobre la espalda alrededor del cuello, como un echarpe, y se dormía. Me enseñó que los animales tienen cualidades raras. Me iba a buscar a la estación del tren de Paso del Rey, y esperaba que yo bajara del primer vagón, que era el que me dejaba más próximo a la calle de mi casa, para acompañarme todo el trayecto de regreso” (Cazaux, 2007).

Capítulo 3: Otros amores: las plantas y los animales 3

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4 Capítulo 4: Nacido para jugar al ajedrez

ven. A mi gusta la matemática teórica que es a la que me dediqué. La matemática teórica es como una especie de lógica, un tipo de disciplina que crea dificultades y belleza “.

“En la universidad tuve la suerte de tener buenos profesores. Una persona que se ocupó bastante de mí fue Julio Rey Pastor, a quien tengo mucho que agradecer. Pero a mí en cierto modo no me estaba gustando solamente ni la astronomía ni la matemática. Me estaba interesando en gran medida la filosofía. Me apasionaba saber, si lo tiene, cuál es el sentido de la existencia del hombre. Por lo que me dediqué a la filosofía, después de haber incursionado en la matemática” (Cazaux, 2007).

Aprobó algunas materias de ingeniería, hasta que Rey Pastor le dijo: “¡No es una carrera para usted!”… “¡Y tenía razón!”, afirmó don Gregorio con énfasis. “Ese es

“Me considero un caso especial. No me dedico a una sola cosa. Si bien de chico creía que iba a ser astrónomo, y estudié sobre esta disciplina, cuando entré al secundario me encontré con la matemática que se enseñaba en este nivel, que era una matemática razonada y en cierto sentido bella, para lo que puede ser un estudio de este tipo” (Cazaux, 2007).

Ingresó a la universidad en 1941, con la decisión totalmente equivocada de estudiar ingeniería. Como entonces no había orientación vocacional, nadie explicaba exactamente qué eran las carreras. Por lo que creyó que para saber matemática había que estudiar ingeniería. “Era una idea que muchos teníamos pero completamente errónea. Porque ingeniería es una carrera tecnológica y el tipo de matemática que uno va a aprender ahí es muy parcial, hay unas cuantas cosas que no se

el motivo por el que me pasé a Ciencias Exactas. Hablé bastante con Rey Pastor quien me dijo: Usted tiene una mentalidad ruso-polaca para dedicarse a la matemática. Ocuparse de materias como la física teórica o tecnología no lo va a llevar a ninguna parte. ¡Usted nació para jugar al ajedrez!”.

Fue con este eminente matemático español con quien simpatizó hasta llegar a visitarlo en su casa, y de quien comenzó a ser, a edad muy temprana, docente auxiliar en su cátedra Análisis III de la Facultad de Ingeniería. “Dejé la carrera y me dediqué a estudiar matemática bajo su dirección, consejos y experiencias vitales muy importantes, muy lindas, que uno podía asimilar al lado de Rey Pastor. Este profesor tenía la múltiple ventaja que, además, de ser un extraordinario científico y un hombre de una erudición realmente sorprendente poseía

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4un gran sentido del humor. Era frecuente estar en un grupo de gente aprendiendo en sus cátedras y de repente ver a todos muriéndose de risa”.

“Pero por cuestiones de trabajo y temas políticos no pude terminar el profesorado de matemática y la licenciatura. No tengo título académico. Es que hay toda una historia con la matemática en la Argentina. En mi época no había profesores de matemática. Excepto Rey Pastor, un gran maestro, un lujo para nosotros. Quien quería estudiar matemática no tenía fuentes para hacerlo y tenía que recurrir a una bibliografía muy acotada”, rememoró.

Es necesario hacer notar que no obstante no tener título académico cuenta en su haber con ocho títulos de Doctor Honoris Causa4.

“Me dediqué mucho a enseñar matemática en el Instituto de

Matemática de Luz y Fuerza. Entre el ’54 y el ‘55 pasé a ser directamente profesor titular y realicé mi tarea como investigador como estudioso de la matemática”, se enorgulleció con motivo.

Siempre tuvo una vocación pedagógica muy importante y, reconoce, que experimentaba un gusto muy grande por dar clases. “Dar clase tenía que ver con la comunicación de todo lo que uno amaba; era de por sí algo muy satisfactorio. Tanto era así que resultaba capaz de dar hasta ocho horas seguidas, no en la misma materia, porque eso hubiera causado el éxodo del alumnado; pero bien podía dar cuatro horas de una materia y luego dedicar otras cuatro a un seminario o al algún coloquio. Esta actividad era un episodio, un aspecto de mi vida, muy importante” (Klimovsky, 2008).

A esas prácticas debe agregársele una tendencia

notable a dar conferencias e intervenir en mesas redondas. Llevaba un muy nutrido fichero donde registraba estas actividades. Con sorpresa, llegó a contabilizar unas cincuenta, entre conferencias, mesas redondas y actos similares, por año. Considerando que el año tiene cincuenta y dos semanas, y descontando las vacaciones, esto significaba que cumplía con dos o tres de estas actividades por semana. Tal vez aquí se manifieste lo que Klimovsky llamaba “mi vocación de actor teatral”. Evidentemente era otro método que le permitía satisfacer la necesidad que sentía de comunicarse con la gente.

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Capítulo 5: La teoría axiomática de los conjuntos

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Como matemático, Klimovsky, en colaboración con el matemático Jorge Bosch fue el principal responsable de introducir en la Argentina la teoría axiomática de los conjuntos.

Este estrafalario nombre se refiere a la parte de la matemática que trata de fundamentar, de manera rigurosamente lógica, la teoría de los conjuntos. Seguro que en la escuela la habrás visto y si no, ¡ya la verás!

En la realidad encontramos objetos que podrían ser parte de muchos conjuntos, de muchas colecciones. ¿Cómo podemos hacer para estudiar todas las relaciones posibles entre los objetos y las distintas maneras de agruparlos? Una forma es que los matemáticos “construyan” una representación de esa realidad con símbolos y reglas lógicas; a esto se lo llama modelo formal.

Una teoría axiomática es un modelo formal de la realidad que está compuesto por axiomas, es decir, oraciones que sirven como base para “edificar” reglas lógicas que expliquen las relaciones que se dan entre los objetos y los conjuntos. Los axiomas son oraciones tan simples que no necesitan ser explicadas, por ejemplo, “dos conjuntos que tengan los mismos elementos son iguales”.

Una teoría axiomática ideal sería aquella que, con sus axiomas, logra describir todas las propiedades y características de los objetos del modelo que quiere representar y, mediante relaciones lógicas entre los axiomas, consigue describir todas las relaciones entre los objetos descriptos.

Diversas teorías axiomáticas de conjuntos han logrado, en mayor o menor grado, el segundo de estos objetivos. El primero en cambio, obtener todas las propiedades de los conjuntos a partir de un sistema de axiomas, no se ha conseguido. El motivo de esto es muy sencillo: no se puede. En efecto, los resultados obtenidos por el lógico Kurt Gödel, alrededor de 1930, demuestran que es imposible dar una axiomatización completa de la Teoría de los Conjuntos. Lo mismo sucede con otras teorías matemáticas como la teoría de los números.

Aunque la teoría ideal no exista, numerosos matemáticos han logrado establecer teorías axiomáticas que, si bien no están completas, son suficientes para construir con ellas casi toda la matemática. Tal es el caso de Klimovsky.

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Capítulo 6: ¿Qué es el conocimiento científico?

Si bien Gregorio se dedicó a la matemática su especialidad fue la filosofía de la ciencia (el estudio del conocimiento científico). Su primer libro, Las desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la epistemología, es fruto de su interés por esta disciplina. Fue publicado en 1994 y varias veces reeditado. “Aunque también muy fotocopiado. En el diario La Nación salió una nota en la que decía que en la Argentina había una enorme cantidad de copias ilegales de libros, fotocopias. Que la cámara del Libro había hecho una investigación para conocer cuáles eran los más copiados. El resultado fue Klimovsky y Freud” (Cazaux, 2007). Es que debemos considerar que Klimovsky fue uno de los más prestigiosos epistemólogos latinoamericanos.

¿Pero cómo se llega a esta especialización y qué es? Para lograr entenderla es necesario comenzar por considerar que el afán por conocer es innato en todos nosotros. Por eso, el hombre, desde sus orígenes vive haciéndose preguntas y tratando de contestarlas.

A muchos niños les encanta hacer preguntas porque quieren saber y así interpretar la vida y el mundo que los rodea. Cuando crecemos, muchos adultos mantenemos esta curiosidad y seguimos averiguando, explorando, comprendiendo y tratando de responder las dudas que se nos plantean.

Esto lleva a que logremos un tipo de conocimiento denominado vulgar, que es el que se aprende en el ambiente en donde nos desenvolvemos, y se basa en lo cotidiano y en los sentimientos. Es un conocimiento que parte de los hechos y no trata de buscar relación con ellos.

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En cambio, el conocimiento científico sí busca relacionar los hechos y no de cualquier manera, sino de forma sistemática.

El conocimiento científico es:

• Racional: no se limita a describir los hechos y fenómenos de la realidad, sino que los explica mediante su análisis, para lo que elabora fórmulas, enunciados, conceptos.

• Objetivo: no tiene que estar mezclado con ningún tipo de sentimiento.

• Claro y preciso. • Fáctico: o sea que parte de los hechos y luego vuelve a

éstos. Además, trasciende de los hechos (descarta hechos, produce nuevos hechos, y los explica).

• Analítico: los resultados se obtienen de un análisis. • Especializado: ya que tiene especificidad en cada una de las

ciencias. • Comunicable: tiene que poder darse a conocer a otras personas. • Verificable: debe ponerse en práctica. • Metódico: se debe aplicar una metodología para explicarlo,

y responde a una búsqueda intencionada, obedeciendo a un planteamiento donde se utilizan procedimientos metódicos con pretensión de validez.

• Sistemático: está construido por ideas conectadas entre sí, que forman sistemas.

• General: ubica los hechos singulares en pautas generales llamadas “leyes”.

• Legal: porque busca leyes y las aplica. • Explicativo: intenta explicar los hechos en términos de

leyes, y las leyes en término de principio. • Predictivo: para poder predecir los hechos y apuntar a las

hipótesis.• Abierto: está listo para que siga el progreso, para que sea

cambiado. • Útil: tiene aplicación práctica para el hombre.

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Ahora, después de esta larga enumeración de características del conocimiento científico estamos en condiciones de poder explicar qué es la epistemología. Ay, este Gregorio… ¡se ocupó de cada cosa! No alcanzó con que considerara “bella” a la matemática, ¿no?

La epistemología o “teoría del conocimiento” es un sector de la filosofía que examina el problema del conocimiento en general. Este término es empleado para referirse exclusivamente a los problemas del conocimiento científico, tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a su obtención, y los criterios con los cuales se los justifica o invalida.

El epistemólogo no acepta sin crítica el conocimiento científico sino que lo examina del modo más objetivo posible: frente a cualquier teoría, se preguntará por su aparición como fenómeno histórico, social o psicológico y por qué hay que considerarla como buena o mala.

Un logro que se le debe reconocer a Klimovsky es que, en su afán por el conocimiento, unió las ciencias exactas con las sociales y las humanas. Algo que muy pocos han podido hacer.

Klimovsky considera que la significación y el impacto de la ciencia en el mundo moderno han despertado un interés generalizado por conocer su naturaleza, sus procedimientos, su alcance y sus limitaciones. Sin embargo, a menudo suele confundírsela con sus resultados y aplicaciones, olvidando que, en sus propias palabras, “la ciencia es esencialmente una metodología cognoscitiva, (es decir, que tiene que ver con cómo aprendemos) y una peculiar manera de pensar acerca de la realidad”.

Por eso, su libro Las desventuras… asigna importancia central a la estructura y a los métodos del pensamiento científico, entendidos estos como la reunión de una gran cantidad de tácticas y estrategias (como las que usas cuando juegas al ajedrez) empleadas por los investigadores para llevar a cabo su actividad.

Capítulo 7: La vida universitaria

La experiencia más importante que según el propio Klimovsky ha tenido es la vida universitaria, que como dijimos, comenzó en 1941.

“A mí lo que me interesa es el problema universitario, la organización de la universidad, la organización de las carreras, la organización de los programas y eso me llevó mucho a interiorizarme por la universidad y llegué a ser Decano. Además, de haber sido varias veces miembro del Honorable Consejo Superior”. (Cazaux, 2007).

Fue también presidente de la Universidad Di Tella y uno de los directores de la Fundación Bariloche.

Su larga trayectoria en las universidades estuvo atravesada por renuncias y despidos, de acuerdo con los distintos momentos que vivió el gobierno de nuestro país. En total, Klimovsky, cuenta que fueron 9 veces por las que atravesó estas situaciones. Dice que la primera vez le dolió, pero que la última hasta le hizo gracia.

Es que nuestro científico representó un símbolo de toda lucha contra la intolerancia

y la dictadura. Renunció a la universidad, por primera vez, cuando el golpe del General Onganía (que acabó con el régimen constitucional de Arturo Illía el 28 de junio de 1966). La famosa Noche de los Bastones Largos (la ocupación militar de varias facultades porteñas), que acabó con la emigración de más de 300 profesores universitarios, 200 de ellos relacionados con las ciencias, lo llevó también a buscar refugio en clases particulares y en diversas actividades educativas. Entre ellas se dedicó al psicoanálisis, del que llegó a ser un buen representante.

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Con el regreso de la democracia, en 1973, volvió a la Universidad de Buenos Aires a cargo de la cátedra Fundamentos de Matemática, y como miembro del Consejo Directivo que se había conformado. Pero debió abandonar nuevamente su actividad docente porque la Universidad fue intervenida.

Su ausencia en la universidad se mantuvo durante todo el período del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, que inició con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Pero esta ausencia como docente no le impidió ocuparse de los asuntos universitarios tanto en sus conferencias como en artículos publicados en los diarios donde se manifestaba partidario de la democracia.

Por lo que con la llegada de la democracia en 1983, y la presidencia de Ricardo Alfonsín, volvió a la Facultad de Ciencias Exactas, ahora con el cargo de Decano.

Durante su gestión se ocupó de elevar el nivel del cuerpo docente de la Facultad tratando de nombrar a cargo de los diferentes departamentos a la gente más capaz, según su criterio. Esto motivó un primer enfrentamiento con el rector interventor de la Universidad,

Francisco Delich, quien no estaba de acuerdo con la selección de profesores

que realizaba Klimovsky, ni tampoco con que defendiera la creación del Centro de Estudiantes de Ingeniería y la edición de su boletín, en el

que publicaban informes sobre las cátedras y las aptitudes didácticas de

los profesores.

También, en esos momentos Klimovsky tuvo que atender los reclamos gremiales tanto del personal docente como no docentes, quienes pretendían mejoras a nivel salarial como de infraestructura.

Klimovsky, a la par que se ocupaba de la organización del Decanato, tenía a su cargo la

cátedra Fundamentos de la Matemática, dictaba clases de Lógica para la carrera de Informática y el 15 de diciembre de 1983 fue nombrado miembro de la CONADEP. “Tengo la impresión de que pocas veces en mi vida tuve tantas ocupaciones y tan complicadas. Era natural, entonces, que los conflictos que debía enfrentar en el decanato fueran lo más desagradable desde el punto de vista emocional” (Klimovsky, 2008).

No obstante, detalló: “Rápidamente fue haciéndose notorio un

fenómeno que me hizo sentir orgulloso, no solo por nuestra

Facultad sino por el país. Inmediatamente después de la oscuridad y el silencio que había significado la época del proceso militar,

sobre todo en cuanto a actividades culturales,

los estudiantes

y graduados empezaban a organizar mesas redondas, conferencias, foros, discusiones que no se circunscribían, por ejemplo, solo a cuestiones universitarias, de la sociedad o la situación política del país, sino que también incluían, en buena medida, actividades artísticas y culturales. Yo mismo pronuncié conferencias durante aquel florecimiento y participé en mesas redondas que tuvieron mucho éxito. Me causaba una gran satisfacción la enorme actividad cultural extracurricular que se producía en la Facultad” (Klimovsky, 2008).

Mientras tanto su relación con el rector se iba tornando más encontrada ya que Klimovsky no estaba de acuerdo con la creación de un Ciclo Básico Común (CBC) que Delich había impuesto debido a que en él se congregaba una población estudiantil enorme, lo que provocaba que en la mayoría de las aulas hubiera más alumnos de la cantidad permitida. “Recuerdo que se había pensado para primer año en un máximo de sesenta alumnos por aula; pero por lo general

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La vocación política de Gregorio Klimovsky se manifestó de diferentes maneras. Militó en la izquierda, luchó contra el nazismo, el autoritarismo y, siempre, defendió los derechos humanos.

había cerca de doscientos” (Klimovsky, 2008).

Tampoco Klimovsky apoyaba la manera en que se elegían los representantes en las elecciones universitarias. Por lo que llegó a imponer su propio padrón oficial y las elecciones se hicieron de acuerdo con lo que él proponía, lo que provocó un enfrentamiento descomunal con el rector.

“El 23 de diciembre de 1985 me llamó Francisco Delich y me comunicó que en virtud de todos los conflictos que yo ocasionaba se veía obligado a pedirme la renuncia. Redacté la renuncia pensando en llevarla al día siguiente, pero no conté con que era Nochebuena y que no había nadie para recibirla. El jueves a la mañana, después de la Navidad, llegaron al Ministerio de Educación y se encontraron con que mi renuncia no estaba. Entonces, directamente declararon terminadas mis actividades como decano de Exactas y nombraron a otro decano interventor. Así, de ese modo un tanto brusco terminó mi decanato”, recordó (Klimovsky, 2008).

8Capítulo 8: El humanista

El escritor Ernesto Sábato entregando el ‘Informe Nunca Más’ al presidente Dr. Raúl Alfonsín.

Debido a esta actitud fue elegido para conformar el grupo de notables que por su moral y reputación incuestionable fueron convocados para integrar la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP): “Me dediqué a muchas cosas en la vida, una de ellas a los derechos humanos, ser miembro de la CONADEP fue uno de los acontecimientos más importantes que me sucedieron, ¡eso sí que fue una experiencia en forma!” (Cazaux, 2007).

La CONADEP fue creada por el presidente de la República Argentina, Raúl Alfonsín, el 15 de diciembre de 1983 con el objeto de investigar las graves, reiteradas y planificadas violaciones a los derechos humanos llevadas a cabo entre 1976 y 1983, por la dictadura militar conocida como Proceso de Reorganización Nacional.

La misión de la CONADEP fue la de reunir pruebas para hallar la verdad sobre las personas “desaparecidas”, víctimas del terrorismo de Estado comandado por Jorge Rafael Videla.

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El propio Videla definía al “desaparecido” como aquel que no se sabe dónde está, del que no quedan huellas. Y así lo había planificado como parte de su estrategia de eliminación: los cuerpos de las víctimas no debían aparecer ni ser entregados a sus familiares.

Por eso, el objetivo de la CONADEP es recopilar datos, a partir de testimonios de testigos, que puedan servir para que los restos de las víctimas sean encontrados para que así puedan descansar en paz, y sus familias, hallar el consuelo de la justicia. Además, por supuesto, obtener pruebas y nombres de las manos asesinas que se encargaron de llevar a cabo esos crímenes de lesa humanidad5.

La Comisión fue presidida por Ernesto Sábato (escritor y periodista) y la constituyeron, además de Klimosvky, Ricardo Colombres (jurista), Hilario Fernández Long (ingeniero y ex rector de la UBA), René Favaloro (cardiocirujano), Marshall Meyer (rabino norteamericano), Jaime de Nevares (obispo de Neuquén), Carlos Gattinoni (pastor metodista), Magdalena Ruiz Guiñazú (periodista) y Eduardo Rabossi (filósofo); además de tres diputados: Horacio Hugo Huarte, Santiago Marcelino López y Hugo Piucill.

La investigación, plasmada en el libro Nunca Más, le fue entregada al doctor Alfonsín el 20 de septiembre de 1984 y abrió las puertas para el juicio a las Juntas de la dictadura militar cuyas sentencias fueron muy ejemplares y elogiadas en todo el mundo.

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Haberme podido encontrar con Gregorio Klimovsky ese día en su casa, estar con él más de dos horas recorriendo su vida, sus experiencias, sus amores, sus disgustos y sus logros, además de haber husmeado a placer por sus colecciones de libros, me permitió conocer al querible ser humano que sin duda fue.

También, a coincidir con él en que se ocupó de muchas cosas. Y a recordar que cuando me retiraba me dijo riéndose: “Ahora vaya por ahí y diga que estuvo con un chiflado”.

En su último libro Mis diversas existencias, en el prólogo, se ocupa de explicar el título del libro. “Al tratar de memorizar las muchas cosas que me sucedieron, he advertido que, como decía el psicoanalista Stuart Sullivan, en realidad uno no es una sola persona. Tal como él sostiene, según el contexto y las circunstancias, uno desarrolla una particular constelación de comportamientos, emociones y formas de ser. No es lo mismo una persona en su casa que en el trabajo, en el club, en la casa de un amigo o ante una situación política complicada. Siguiendo esa idea de Sullivan advertí que uno viene a tener algo así como varias personalidades distintas o, mejor dicho, varias existencias”.

Igualmente, en la misma publicación se interesa por aclarar que todas sus “diversas existencias” han sido muy diferentes, pero que, además, todas ellas se parecen. No solo porque en definitiva pertenecen a una sola persona, sino porque siempre vivió cada una de ellas con la misma intensidad, como si fuera la única que se le deparaba.

Para concluir: “Tal vez también por esto pueda confesar que he sido feliz”.

Epílogo

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ReferenciasrCazaux, Diana (2007), Galería de científicos: Dr. Gregorio Klimovsky. Buenos Aires.

Portal Universia Argentina.

Klimovsky, Gregorio (1995), Las desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la epistemología, Buenos Aires, a-Z editora.

Klimovsky, Gregorio (2008), Mis diversas existencias. Apuntes para una autobiografía, Buenos Aires, a-Z editora.

Levin, Renato, Teoría axiomática de los conjuntos http://www.mat.puc.cl/~rlewin/apuntes/sets.pdf

Pagina web oficial de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) http://desaparecidos.org/arg/conadep/

Página web oficial de la AMIA, Comunidad Judía http://www.amia.org.ar/

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Notas

1 - Bertrand Russell (Gran Bretaña, 1872-1970). Filósofo y matemático británico galardonado con el Premio Nobel, cuyo énfasis en el análisis lógico repercutió sobre el curso de la filosofía del siglo XX. Russell alcanzó el éxito con su primera gran obra Principios de matemáticas (1902), en la que intentó trasladar las matemáticas al área de la filosofía lógica y dotarlas de un marco científico preciso.

2 - La AMIA es una Comunidad Judía que fue creada en 1894 en Buenos Aires. A partir de la década del ’20 con el aumento de la población judía del país y su progresiva integración, la AMIA se convirtió en el espacio de articulación y participación de todos los judíos de la Argentina. La pu-janza de su desarrollo quedó reflejada en su casa histórica de Pasteur 633, inaugurada en 1945.

En 1994, para conmemorar el centenario de su creación, AMIA organizó una serie de festejos que fueron interrumpidos el 18 de julio. Manos asesinas colocaron una bomba en la sede emblemática de la Comunidad Judía Argentina. La memoria de las 85 personas muertas, de los cientos de heridos y de sobrevivientes de la matanza masiva sigue presente.

3 - La de “ciudadano ilustre” es una distinción que otorga la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pueden recibirla las personas físicas, argentinas, nacidas en la ciudad de Buenos Aires o que hayan residido en ella durante 10 años como mínimo y que se hayan destacado por la obra y la trayectoria en el campo de la cultura, la ciencia, la política, el deporte y la defensa de los derechos sostenidos por la Constitución Nacional y por la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.

4 - Honoris causa es una expresión latina que significa “por causa de honor”. Doctor Honoris Causa es un título honorífico que concede una universidad a personas eminentes.

5 - Nuestro Código Penal en el Artículo 607 bis1 establece: “son reos de delitos de lesa humanidad quienes cometan los hechos previstos en el apartado siguiente como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil o contra una parte de ella. En todo caso, se considerará delito de lesa humanidad la comisión de tales hechos: por razón de la pertenencia de la víctima a un grupo o colectivo perseguido por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional. Mientras que en el bis 2 resalta: “en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen”.

1989Recibe el Premio de Roma de la Asociación Psicoanalítica Internacional a los aportes más significativos hechos a ese campo, por una profunda investigación acerca de la fundamentación epistemológica del psicoanálisis.

1986Recibe el Premio Konex de Platino en el área de la Lógica y la Filosofía de la Ciencia.

1984Es designado Decano normalizador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Es designado miembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).

1957Es designado Profesor titular en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Se casa con Tatiana Schneider, prima de una cuñada.

1956 Es nombrado Profesor titular con dedicación exclusiva en el Departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

Cronología

1920 1950 1960 1980

1922Nace en Buenos Aires el 18 de noviembre.

1958Nace su único hijo, Sergio.

1966 Es despedido por primera vez de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

1954 Es designado Profesor Titular de Análisis Matemático en la Facultad de Ingeniería de la ahora denominada Universidad Nacional de San Juan y también Investigador Titular del Instituto de Matemática de la Universidad Nacional de Cuyo dirigido por el matemático argentino más importante: Misha Cotlar.

2009Muere en Buenos Aires el 19 de abril.

2008Publica el libro “Mis diversas existencias. Apuntes para una autobiografía”.

2006Recibe el doctorado Honoris Causa por la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

2005 Publica su libro “Las desventuras del conocimiento matemático. Filosofía de la matemática: una introducción”, con Guillermo Boido.

1998 Publica su libro “La inexplicable sociedad”, con Cecilia Hidalgo.

2000Presenta su libro “Descubrimiento y creatividad en ciencia” en coautoría con Félix Gustavo Schuster.

1993Publica “La teoría de conjuntos y los fundamentos de la matemática”.

1994 Publica su primer libro: Las desventuras del pensamiento científico, con Guillermo Boido.

Recibe el Premio Konex de Brillante como la personalidad más importante de las Humanidades argentinas en la década 1986-1996. En esa misma oportunidad obtuvo el Konex de Platino en Lógica y Teoría de la Ciencia.

1990 2000 2010

1991Es nombrado Profesor titular en el Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas de la Fundación Favaloro (hoy Universidad Favaloro).

2004Es declarado ciudadano ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se editan sus libros “Epistemología y psicoanálisis 1. Análisis del psicoanálisis” y “Epistemología y psicoanálisis 2. Análisis del psicoanálisis”.