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SERIE EL R E I N O DE LOS DRAGONES DRAGONES DE HIELO RICHARD A. KNAAK folio

Knaak, Richard - 02 Dragones de Hielo

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libro dragones de hielo

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SERIE

EL REINO DE LOS DRAGONES

DRAGONES

DE HIELORICHARD A. KNAAK

folioTIMUN MASNo se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni el registro en un sistema informtico, ni la transmisin bajo cualquier forma o a travs de cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, por grabacin o por otros mtodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.Diseo de cubierta: SingularTtulo original: kedragon (Book 2 ofThe Dragonrealm)Traduccin: Gemma Gallart 1989 by Richard A. KnaakThis edition is published by arrangement with Warner Books, Inc., New York. Editorial Timun Mas, S.A., 1991Para la presente versin y edicin en lengua castellana.ISBN: 84-413-0275-8 (Obra completa)84-413-0531-5 (volumen 30) Depsito legal: B. 38303-1996Impreso en:Litografa Roses, S.A. (5-2-1997)Gav (Barcelona)Encuadernado en:Printer. Industria Grfica, S. A.Sant Vicent deis Horts (Barcelona)Printed in Spain

I

Los glidos vientos de los inmensos Territorios del Norte hacan flotar en el aire las capas de los dos jinetes, como intentando arrebatarles su nica proteccin real. Uno de los jinetes no prestaba la menor atencin al viento a pesar de que ste amenazaba a menudo con tirarle del lomo de su montura. La figura del otro jinete, oculta por la envolvente capa al igual que la de su compaero, diriga la mirada de vez en cuando al primero buscando alguna respuesta para, al cabo de unos momentos, devolverla otra vez al infinito mundo blanco que se extenda ante ellos, y en especial a la irregular y peligrosa cordillera de picos cubiertos de hielo que se alzaba en el horizonte.El primer jinete espole a su caballo, sabiendo que si consegua convencerlo, el otro lo seguira. No obstante su apremio, slo logr un ligero aumento de velocidad, pues los animales haban sufrido mucho y eran, de hecho, lo que quedaba de los seis con los que se haba iniciado el viaje.

La lentitud de movimientos de los corceles lo enojaba, mas no haba tenido mucho donde elegir. El tipo de montura que hubiera deseado habra perecido ya, al no ser tan resistente a las fras temperaturas de los Territorios del Norte como los caballos que l y su acompaante montaban. Se senta ya harto del fro, harto de la nieve y del hielo, pero qu otra eleccin tena? Los otros luchaban entre ellos, peor an, estaban muertos o se haban convenido en traidores, lo que era la misma cosa a sus ojos. Mascull con tanta rabia, que trastorn a ambos animales y tard algunos minutos en tranquilizarlos. Su compaero no hizo ningn movimiento a pesar del nerviosismo de su montura. No tena la menor necesidad de hacerlo, porque el otro jinete le haba atado las piernas a su propio caballo. Era necesario.Siguieron adelante, y a medida que se acercaban cada vez ms a las montaas, la clera del jinete se transform en incertidumbre. Quin poda asegurarle que obtuviera ayuda all? Aquella tierra estaba gobernada por el ms tradicional de los de su especie y esa tradicin chocaba con sus propios deseos, que aspiraban a gobernar a los suyos y a las otras razas. Segn las leyes que regan el nacimiento de los de su raza, resultaba inelegible, y debera haberse dado por satisfecho siendo el jefe guerrero de su padre y duque gobernante de su clan. Sin embargo, no era as, pues saba que su poder era mayor, mucho mayor, que el de muchos de los hermanos de su padre. Si no fuera por unas pocas marcas de nacimiento... El terrapln nevado que tena delante se alz, y sigui alzndose.Se alz sobre l y su compaero, ocultando el paisaje. Al terrapln nevado le salieron ojos, unos ojos de un plido azul hielo, y le salieron tambin unas garras enormes diseadas para escarbar en el suelo helado y que podan desgarrar con gran facilidad la carne blanda.Se trataba del primero de los centinelas de aquel a quien buscaba.Al parecer, tena dos posibilidades entre las que elegir. O bien matar al centinela, o que ste lo matara, y ninguna de las dos resultaba particularmente inteligente. Los caballos empezaron a dar vueltas y a corvetear. Gracias a su destreza, el jinete consigui evitar que su propio animal lo arrojara fuera de la silla y slo la cuerda que sujetaba su montura a la otra impidi que perdiera a su compaero. El otro jinete se balance adelante y atrs como un mueco, pero sus manos tambin estaban atadas a la silla de la montura, evitando que cayera.El jinete que llevaba el mando alz la mano y la cerr con fuerza. Desde luego no poda permitir que ninguno de los dos muriera, lo cual quera decir que tena que detener al guardin.Empez a murmurar en voz baja, sabiendo que precisara un hechizo muy poderoso para rechazar a aquella criatura, y, en cambio, le habra costado mucho menos destruirla.Detente!El hechicero se par, suspendiendo pero no cancelando su ataque mgico. Mir con atencin a travs de la tormenta de nieve que el guardin haba originado al levantarse, y por fin descubri a la figura situada frente a l, a la derecha. El mago parpade.Aquel ser avanz rgidamente hacia l, sosteniendo en una mano un bastn que estaba seguro de que controlaba a la enorme bestia de las nieves. Una piedra azul brillaba intermitentemente en la parte superior del bastn. La figura que lo sostena no era humana.Ests en los dominios del Dragn de Hielo. Su voz careca de inflexin y recordaba al viento arremolinado. Adems, haba algo en la figura, algo que se hizo difcil de ver hasta que se encontr prcticamente encima del hechicero. Slo una cosa impide tu muerte... y es que perteneces a la misma especie que mi seor, no es as, dragn?El jinete levant una mano y ech hacia atrs su capucha. Al hacerlo, descubri el yelmo de dragn que hubiera debido resultar evidente con capucha o sin ella. La capa mgica que lo haba ocultado le permita viajar de incgnito a travs de las tierras de los hombres; no obstante, esa funcin ya no era necesaria all.Sabes quin soy, criado, y sabes que tu seor querr verme.Eso ha de decidirlo el Dragn de Hielo.

Dile que es el Duque Toma quien aguarda! sise el dragn de fuego.La declaracin no impresion a aquel criado de aspecto peculiar. Toma lo estudi con atencin y sus ojos se abrieron de par en par al descubrir la autntica naturaleza de aquel ser. Su estima por los poderes del Dragn de Hielo creci, y el insistente temor que le inspiraba el Rey Dragn, guardado en el fondo de su mente, desbord repentinamente sus barreras mentales. Nigromante!El criado se volvi. Era un ser de hielo, la caricatura de un hombre convertida en algo an ms horrible que sta, porque la estructura que le daba forma, su esqueleto, era una figura congelada en su interior. El cuerpo, era imposible saber si de hombre, dragn, elfo o cualquier otra cosa, se meneaba en el interior del hombre de hielo como una marioneta contorsionada. Las piernas se movan al unsono con las piernas; brazos con brazos; cabeza con cabeza. Era como alguien que llevara un traje que lo cubriera por completo; excepto que, en este caso, era el traje el que llevaba a aquel alguien. Toma se pregunt qu habra ocurrido all durante los meses transcurridos desde su huida de la batalla, entre los magos humanos, los malditos Bedlam. El pensar en los Bedlam Azran y Cabe reforz la resolucin del dragn, pues ste saba que Cabe haba vencido y que los Reyes Dragn se encontraban sumergidos en el caos. El Dragn Negro estaba recluido en sus dominios; Lochivar, y las Brumas Grises que cubran aquella regin, eran tan dbiles que se haba hablado de enfrentarse por fin con este rey en particular.El sirviente levant el bastn en direccin a la colosal bestia, que haba permanecido en silencio e inmvil desde su alzamiento inicial. La punta del bastn sealaba hacia el lugar en que Toma calculaba que deba de estar la cabeza de la gigantesca criatura.El leviatn empez a hundirse de nuevo en la nieve y el hielo. Entonces, los caballos de los dos dragones, que apenas si estaban bajo control, se dejaron llevar por el pnico y el Duque Toma se vio obligado a levantar la mano para trazar un dibujo en el aire, con lo cual los caballos se tranquilizaron.

Volvindose de nuevo hacia los dos visitantes, el criado seal al compaero de Toma.Y l? Tambin desea visitar a mi seor?El no desea nada repuso Toma, obligando al otro caballo a acercarse. Luego levant la mano para sujetar la capucha de su acompaante, y la ech hacia atrs de modo que pudiera verse con facilidad el rostro y el color del otro dragn. No tiene mente con la que desear el ms nimio de los favores. Sin embargo, es el seor de tu amo, soberano de tu seor, Rey de Reyes, y se le atender y cuidar hasta que se haya recuperado. Es el deber de tu amo!Casi idntico a Toma en la forma excepto en altura y color, el Dragn Dorado miraba al frente con expresin idiota. Un hilillo de baba le caa por la comisura izquierda de la boca y la lengua bfida apareca y desapareca entre sus labios oscilantemente. No quera, o quiz no poda, regresar a la forma de dragn, y por eso Toma tambin haba mantenido su aspecto semihumano de guerrero. Eran dos caballeros cubiertos por una armadura de escamas con yelmos rematados por intrincados rostros de dragn, sus autnticos rostros. Desde el interior de aquellos yelmos, unos ojos rojos contemplaban el exterior; en cuanto a su armadura, a pesar de ser ms dura que cualquier cota de mallas, lo que los cubra no era ninguna vestimenta, sino su propia piel. Mucho tiempo atrs, sus antepasados podan quizs adoptar alguna otra forma, pero el contacto continuado con los humanos y el comprender las ventajas de la forma humanoide haban convertido aquella segunda forma en algo que se aprenda desde el momento mismo de nacer. Era algo tan natural para ellos como respirar.El sirviente del Dragn de Hielo hizo una breve inclinacin de cabeza en direccin al Rey de Reyes, reconociendo o mofndose de la soberana del idiotizado monarca. Toma lanz un sonoro siseo.Bien! Podemos seguir adelante, o acaso hemos de acampar aqu y esperar a que llegue la primavera?La primavera no haba llegado a los Territorios del Norte desde pocas anteriores al gobierno de los Reyes Dragn. Desde entonces, la regin permaneca enterrada bajo un manto perpetuo de nieve y hielo.

La criatura se hizo a un lado e indic con el bastn las montaas hacia las que los dragones cabalgaban.Mi seor conoce vuestra presencia. Viene a vuestro encuentro. Esto, al menos, pareca impresionar al sirviente. No ha salido a la superficie desde que regres del ltimo Consejo de los Reyes.La superficie?El helado viento aument de intensidad, pasando de molestia constante a remolino aullante, catico y tempestuoso, antes de que Toma pudiera siquiera volver a colocar la capucha sobre la cabeza de su padre. El fro que ya resultaba angustiosamente desagradable para un dragn de fuego, se hizo todava ms glido, amenazando casi con hacer descender la temperatura de ambos jinetes por debajo del mnimo que podan soportar. La visibilidad se volvi nula, de modo que todo lo que Toma poda ver era nieve. Slo gracias a la cuerda poda estar seguro de que el caballo de su padre permaneca a su lado.Algo enorme fue a posarse frente a ellos. Toma reforz el hechizo de control sobre los caballos.Miiisss saludosss, Duque Toma, cra de mi hermano, mi rey. Mi hogar essst abierto a ti y a sssu majestad.El viento amain, aunque no al nivel de antes, y la visibilidad mejor, de modo que el dragn de fuego pudo ver a su anfitrin. Sus ojos se encontraron con una nueva sorpresa.El Dragn de Hielo se alzaba gigantesco, las alas extendidas, las fauces totalmente abiertas. Era enorme, mayor en longitud incluso que el Dragn Dorado. ste no era el Dragn de Hielo que haba visitado al Rey de Reyes justo antes del caos. sta era una criatura en todos los aspectos mucho ms espantosa que cualquiera de sus dos asombrosos criados. Flaco hasta el punto de resultar esculido, tanto que se evidenciaba cada una de sus costillas, podra haberse tomado al Dragn de Hielo por cualquier criatura repulsiva surgida de entre los muertos. Incluso los ojos, que jams parecan decidirse entre adoptar el color de la lividez cadavrica o el azul hielo, eran los de algo que contemplaba la vida segn desconocidos modelos. Su propia cabeza era larga y enjuta, y de sus fauces brotaban de vez en cuando nubes de aire fro.

Se haba producido una transformacin en el seor de los Territorios del Norte durante los meses transcurridos desde aquella ltima visita. ste no era el Rey Dragn que Toma haba esperado encontrar, y casi sin el menor asomo de duda comprendi que tampoco era el que hubiera deseado.Era demasiado tarde para retroceder y el dragn de fuego no habra podido hacerlo aunque hubiera querido. Esta criatura era su mejor esperanza de restituir a su padre en el trono, y por lo tanto, recuperar el sueo de Toma de gobernar en la sombra. La cuestin, no obstante, era hasta qu punto eran similares sus objetivos con los del Dragn de Hielo en aquellos momentos.El helado leviatn extendi las alas recubiertas de hielo y sonri a sus diminutos parientes como slo un dragn puede sonrer. Sin embargo, no pareca existir la menor emocin tras aquella sonrisa. Nada.Osss esperaba dijo al fin el Dragn de Hielo.

II

A los horrorizados ojos de Cabe les pareci que la espada tena el doble de la longitud de un hombre adulto. Desde la empuadura, dos cuernos, muy parecidos a los de un carnero, se arrollaban hacia fuera, dando a la espada un aspecto diablico. Tena por nombre Espada Negra, una creacin del hechicero loco Azran Bedlam, y era maligna. Cabe lo saba muy bien, ya que no slo haba empuado l la demonaca espada, sino que tambin era hijo de Azran.Tu sangre es ma sise la figura que empuaba ahora el juguete de Azran.La figura avanz sin dificultad en direccin al joven mago, el cual, en su pnico, no pareca saber cmo mantener el equilibrio. Cabe retrocedi tambaleante, alejndose de la enorme figura acorazada, mientras intentaba recordar un conjuro, y encontrar la forma de salir de aquella inanimada extensin de barro cocido denominada Tierras Yermas.

No saba cunto tiempo llevaba corriendo. No importaba. Al final, su enemigo haba permanecido con l.

Su perseguidor ri burln, contemplndolo con las llameantes rbitas escarlatas que eran la nica parte de su rostro que no quedaba enterrada en las lbregas profundidades de su yelmo de dragn. Un yelmo falso, adems, ya que la cara oculta en su interior no era tanto el rostro de su perseguidor como lo era la complicada cresta en forma de cabeza de dragn. En ese mismo instante, los relucientes ojos incrustados en aquel rostro reptiliano lo observaban con creciente ansiedad.Se trataba de un dragn, una de las criaturas que gobernaban las tierras conocidas colectiva e individualmente como Reino de los Dragones. Es ms, era uno de los principales entre los que gobernaban, y que ahora haba decidido dedicar su atencin personal al humano. Slo haba doce como l y slo a uno de ellos llamaba seor aquel dragn.Cabe estaba a merced de un Rey Dragn.Algo lo agarr por el pie y fue a caer sobre aquella tierra centenaria, dura como la piedra. Qued momentneamente cegado cuando se volvi en direccin al implacable sol. Cuando su visin se aclar al cabo de unos instantes, vio lo que lo haba derribado.Una mano. Una mano enorme en forma de garra que haba surgido de la misma tierra. Incluso ahora, sta se negaba a soltarlo.Cabe se debati denodadamente y slo al cabo de unos segundos record la amenaza mayor que se cerna sobre l. Se acord, cuando la nica sombra visible en kilmetros cay sobre l, y entonces ya casi era demasiado tarde.Tu sangre es ma repiti el Rey Dragn con un siseo de satisfaccin. Tena el mismo color marrn plido de la tierra que pisaba y esto careca de sentido para Cabe.La espada diablica se precipit sobre l, fallando por milmetros al conseguir el joven hechicero rodar a un lado a pesar de la mano que sujetaba su tobillo.Su nueva posicin le llev a estar cara a cara con un largo hocico y unos ojos estrechos y salvajes. Una criatura que recordaba a un armadillo, pero ningn armadillo era tan grande. El ser ulul y luego se alz de debajo de la tierra, descubriendo una figura ms alta y voluminosa que la de cualquier humano y unas manos en forma de zarpa idnticas a la que sujetaba a Cabe por el pie.

Quieres que deje que te descuarticen miembro a miembro? inquiri dulcemente el Rey Dragn. O prefieres el beso de la espada, Cabe Bedlam?Cabe intent recordar un conjuro, pero, una vez ms, fracas. Algo haba roto los vnculos con su poder. Estaba impotente y desarmado.En su mente, de improviso, apareci una imagen; una imagen de odio y temor. La imagen de su padre, Azran. Apareca tal y como Cabe lo haba visto la ltima vez: apuesto, con una barba bien cuidada y los cabellos mitad negros, mitad color de plata, como si se hubiera teido una parte de la cabeza. El color de plata era la marca del mago humano y Cabe posea tal marca en sus cabellos, un amplio mechn que pareca dispuesto a devorar el color oscuro del resto de su melena.No quisiste ser mo, hijo; por lo tanto, sers de ellos. Azran sonri benevolente por el simple hecho de que estaba completamente loco.Como siguiendo una orden suya, el Quel surgido de la tierra lo sujet por las muecas. Cabe se resisti, pero la extraordinaria fuerza de la criatura era excesiva para l.Oy la respiracin spera del Rey Dragn y la figura de la armadura tap el sol por segunda vez. El seor dragn le escupi, con la espada lista para descargar el golpe mortal.Con tu muerte, traigo la vida a misss clanesss!Cabe sacudi la cabeza con incredulidad. Ahora saba cul de los Reyes Dragn se alzaba ante l: uno que no debera estar all.Ests muerto!El Dragn Pardo, seor de las Tierras Yermas, lanz una carcajada y hundi la Espada Negra en el pecho de Cabe...Ahhh!Cabe despert de su sueo sobresaltado, y se encontr frente a frente con los ojos de otro dragn, lo cual le provoc un segundo grito. El dragn se agach y se escabull con toda la rapidez que le permitan sus cuatro patas.La luz brot de todas partes, baando la habitacin con su resplandor, y tuvo una fugaz visin de una cola verde y coricea que desapareca por una puerta entreabierta. Una mano le sujet el hombro, y apenas si consigui ahogar un tercer grito.

Gwen se inclin sobre l, con su larga maraa de cabellos color rojo fuego, a excepcin de un grueso mechn plateado. A pesar de que la habitacin volva a estar en penumbra, sus ojos esmeraldas capturaron su atencin mientras intentaba calmarle. Cabe se pregunt por un instante cmo consegua aparecer siempre tan perfecta. No se deba todo a su magia, que a su manera era mayor que la de l y desde luego mucho ms refinada.Era una de las cras, Cabe. Todo est bien. La pobre criatura debe de haberse escapado. Probablemente se habr comido el enrejado.Se movi hasta colocarse frente a l y el joven vio que haba hecho aparecer una tnica verde oscuro para cubrirse. La llamaban Dama del mbar porque el padre de Cabe la haba encerrado dentro de esta sustancia haca varias generaciones, pero igualmente se la podra haber llamado Dama Verde o Seora del Bosque, tal era su amor por la naturaleza y por el color que mejor la representaba.Cerr la puerta con un rpido gesto. Esta vez se necesitara ms que el cabezazo de un dragn curioso para abrirla.No.Cabe sacudi la cabeza, a la vez para aclararla y para corregir la idea errnea que ella se haba formado sobre sus gritos. No cesaba de repetirse que aquello no eran las Tierras Yermas. Era una habitacin del palacio del Grifo, seor de Penacles, la ciudad del conocimiento situada en la parte sudeste del Reino de los Dragones. l y Gwen, amigos y aliados de aquel gobernante no humano, estaban all como invitados del monarca.No es por eso por lo que he gritado..., no la primera vez, al menos. He...Cmo describir lo que haba soado? Se atrevera? Tambin Gwen haba sufrido a manos de Azran y de los Reyes Dragn. Sin embargo, la clase de sueos que l haba estado padeciendo ltimamente sueos en los que estaba indefenso, desposedo de sus propios poderes poda muy bien dar a entender que estaba tan loco como su padre. Comprendera ella?

Los Reyes Dragn. Pens en el que haba aparecido en su sueo y volvi a estremecerse. Las reptilianas criaturas intentaban ahora recuperar de las sabandijas humanas el poder del que haban disfrutado. Aunque su poder haba sido absoluto en una ocasin, siempre hubo pocos dragones de los considerados inteligentes y, por lo tanto, haban permitido que los primeros humanos se ocuparan de tareas de comercio y labranza, y hasta es posible que los hubieran adiestrado para ello. A partir de ese momento, ya no hubo forma de detener a aquella nueva raza; y no fue hasta que ya era demasiado tarde cuando los Reyes Dragn se dieron cuenta de que quizs haban adiestrado a sus propios sucesores; y los dragones no tenan la menor intencin de entregar el poder sin luchar. Si no hubiera sido porque eran pocos en nmero e incluso necesitaban a los humanos, los seores reptilianos hubieran iniciado mucho tiempo atrs una autntica guerra de genocidio. Lo nico que haba contenido por su parte a los humanos haba sido el increble y salvaje poder de los dragones, que compensaba con creces su reducido nmero.Gwen lo mir, viendo el vivo retrato de la preocupacin y la paciencia, y Cabe decidi quitar importancia a1 su sueo. Era algo de lo que deba ocuparse por s mis mo. De modo que, obligando a su voz a adoptar un tono parecido al enfado, dijo:Me gustara encontrar algo que consiguiera mantener a esos dragones menores encerrados el tiempo suficiente para permitirnos llegar a la Mansin. Se escaparn con demasiada frecuencia durante el viaje y es de suma importancia que no perdamos ni uno solo.Otro sueo? La preocupacin de su voz resultaba tan evidente como la de su rostro. No le haba sido difcil ver a travs de su pobre intento de engaarla y se negaba a que cualquier otra cosa la apartara de la cuestin.Cabe hizo una mueca y se pas una mano por la cabellera, all donde el mechn plateado que los identificaba a l y a su amada como magos competa por el dominio con los mechones ms oscuros. ltimamente, el mechn de la cabellera de Cabe pareca haber adquirido vida propia; resultaba difcil adivinar qu color iba a mostrar de un da para otro. Unas veces era totalmente plateado, otras tenda hacia un predominio de su color de pelo original.

Aunque poda resultar muy divenido para algunos, la verdad es que aquello preocupaba profundamente al joven mago. Las variaciones haban empezado poco despus de que l y Gwen se casaran, haca ahora dos meses. Ella no saba a qu atenerse y l tampoco poda deducir nada de los recuerdos del archimago Nathan, su abuelo, quien le haba legado, al nacer, gran parte de su propio espritu y poderes.Otro sueo. Este podra convertirse en el poema de un bardo. Aparecan el Dragn Pardo, mi padre Azran y uno de aquellos Quel. El nico que faltaba era Sombra.Sombra? Gwen enarc una ceja, algo que, en opinin de Cabe, haca maravillosamente. Podra ser. Ese maldito hechicero sin rostro puede haber escapado de donde sea que el Grifo dijo que le haba llevado el Caballo Oscuro.No lo creo. Caballo Oscuro era un demonio poderoso y si alguien poda mantener a Sombra atrapado en el Vaco, se era l.Tienes demasiada fe en ese monstruo.El joven suspir, no deseando verse involucrado en la misma discusin intil que siempre sostenan con respecto a aquellos dos personajes. Tanto Caballo Oscuro como Sombra eran para Cabe figuras trgicas y nicas. Caballo Oscuro era un corcel incorpreo, parte del Vaco mismo. Sombra era un hechicero que haba sido demasiado codicioso en tiempos pasados; haba intentado hacerse con el control de los aspectos buenos y malos de los poderes, dos partes antagnicas de la naturaleza, pero en lugar de ello se haba convertido en un pen de ambas fuerzas, un inmortal que serva al bien durante una vida y realizaba las acciones ms diablicas en la siguiente. En cada reencarnacin buscaba acabar con la maldicin. Por ese motivo, Sombra haba intentado utilizar a Cabe como conducto en un poderoso conjuro, y slo Caballo Oscuro haba conseguido salvar al joven hechicero, pero al parecer esta accin le haba costado su libertad. Lo ms triste era que Sombra y su equino haban sido amigos ntimos durante las vidas ms agradables del primero.

No se trata de Sombra decidi finalmente Cabe, y antes de que lo sugieras, tambin dudo de que se sea el estilo de Toma. Creo que tiene que ver con lo que yo soy: un mago, un hechicero, lo que sea. Esto resulta todava muy nuevo para m. A veces mis temores renacen. Sabes lo que es sentirte tan seguro de ti mismo como..., como lo estaba Nathan, el Amo de los Dragones, y de improviso retornar a mi personalidad inexperta cuando estoy en plena ejecucin de algo?Ya estaba. Lo haba dicho. Volva su inseguridad y la confianza en s mismo que haba obtenido al ser el legado de Nathan Bedlam retroceda a toda velocidad. Cabe suspiraba por regresar a aquellos das en que era ayudante de un posadero, antes de que el Dragn Pardo lo escogiera como sacrificio para devolver a las Tierras Yermas la exuberante vegetacin que stas haban posedo en una ocasin.Gwen se inclin hacia adelante y lo bes con suavidad.S lo que es eso. Yo tambin tengo esos temores. Los sent cuando Nathan se enter de la muerte de su hijo mayor a manos del menor, Azran. Los experiment a lo largo de mi adiestramiento y durante la Guerra del Cambio hace ms de cien aos, hasta el da en que ese cerdo de Azran me meti en mi prisin de mbar hacia el final de aquella guerra. Todava los siento ahora. Cuando dejas de tener dudas sobre tus habilidades, es cuando acostumbras a cometer el error fatal. Puedes creerlo, esposo.Se escuchaban los gritos de hombres y mujeres y Cabe se dio cuenta de que ya haca rato que gritaban. No eran los gritos de hombres en plena batalla ni de gente atacada, sino ms bien las maldiciones de aquellos que intentaban conducir a un dragn menor atemorizado de regreso a su corral.Realmente hemos de hacer esto? El pensar en lo que intentaran con la llegada del nuevo da era casi tan aterrador como las pesadillas.Gwen le dirigi una mirada que no permita la menor discusin.El Grifo hizo un juramento al Dragn Verde y nosotros somos los ms indicados para asegurarnos de que se cumpla. Cuando estemos seguros de que podemos mantener a prudente distancia al Duque Toma y a los Reyes Dragn que quedan, entonces podremos trasladarlos a otro lugar. En estos momentos, la Mansin es el mejor lugar para las cras del Dragn Dorado. Adems, me parece que el Grifo tiene otras preocupaciones que no son precisamente los Reyes Dragn.Los gritos se apagaron, lo que haca suponer de que la dscola criatura volva a estar bajo el control de sus cuidadores. Cabe se pregunt cmo se estaran comportando los otros dragones. Entre las cras haba siete dragones mayores, la especie de la que haban salido los Reyes Dragn. stos eran dragones inteligentes, el autntico enemigo por lo que se refera a la gran mayora. Los dragones serpiente, los dragones menores, y otros parecidos, no eran ms que animales, aunque eso s: devastadores.No senta el menor cario por esas bestias, pero tampoco poda abandonarlas. El Dragn Verde, seor del Bosque de Dagora y el nico Rey Dragn que de momento haba firmado la paz con la humanidad, deseaba que se los criase tan humanos como fuera posible. El Grifo, seor de Penacles, haba estado de acuerdo, pero slo si, adems, las cras reciban idntica educacin por parte de los suyos, una decisin que asombr y agrad a la vez al monarca reptiliano. El Grifo, que pareca haber recibido muy poca o ninguna educacin, al menos por lo que saba Cabe, estaba decidido a que los dragones supieran tanto sobre su propia herencia como sobre la de la humanidad. Era un experimento grandioso, y que deba tener xito si se quera que el pas estuviera definitivamente en paz.La tarea de cuidar de ellos, al menos por el momento, haba recado en Cabe y Gwen. Adems de lo mucho que el Grifo agradeca la ayuda de los poderes de ambos magos en sus esfuerzos por levantar un pueblo que no era el suyo, saba tambin lo importante que era este proyecto a largo plazo y quines eran los ms apropiados para sortear los posibles peligros. Mientras Toma viviera, las cras corran el peligro de caer en sus manos y verse corrompidas en favor de su causa. Ninguno de los magos seran meras nieras. Si el Dragn Dorado estaba muerto o mora ms adelante, la nica esperanza de Toma era colocar a otra marioneta en el trono del Emperador Dragn...Existan tres potenciales marionetas.

Cabe?Hummm? No se haba dado cuenta de que no le estaba prestando atencin.Cuando menos, considera esto un ensayo para cuando sea de verdad. Perplejo, la mir intrigado. Gwen sonrea perversa.Ensayo para qu?Tonto. Se acomod junto a l. Para cuando tengamos nuestros propios hijos.Gwen ri por lo bajo al ver la expresin de su rostro. A pesar de que fsicamente pareca mayor que ella, gracias a las propiedades de la prisin de mbar en que ella haba permanecido, haba muchas cosas en las que an era un ingenuo.Era una de las cosas que ms le gustaban de l. Una de las cosas que le haban diferenciado de su primer amor, Nathan Bedlam. La hechicera pos un dedo sobre sus labios para impedir que hiciera ningn otro comentario.Se acab la charla. Vuelve a dormirte. Tendrs mucho tiempo para pensar en ello una vez que la caravana se ponga en marcha.

l le sonri y extendi las manos bruscamente hacia arriba. Tomando entre ellas el rostro de la joven, acerc su boca hasta la de l, y mientras se besaban, Gwen hizo desaparecer la luz.

Penacles era posiblemente la mayor ciudad del Reino de los Dragones habitada por humanos, a pesar de que sus soberanos jams haban sido humanos. Desde tiempos inmemoriales la haban gobernado sin interrupcin los seores dragones que haban escogido el prpura como su color identificativo. Siempre haba habido un Dragn Prpura, y por ese motivo se haba credo que siempre lo habra. Los Seores de los Dragones y el inhumano mercenario llamado Grifo haban conseguido finalmente cambiar aquella situacin, y era ahora el Grifo quien gobernaba en el lugar conocido como la Ciudad del Conocimiento. Gracias a sus esfuerzos, Penacles alcanz nuevas cimas, pero, debido a este xito, los enfurecidos e intrigantes Reyes Dragn se dedicaron a espiarlo sin tregua. An no se haban recuperado de la Guerra del Cambio, sostenida contra los hechiceros humanos, pero no por eso cesaron de vigilarlo. Aguardando. Aguardaron hasta que el Duque Toma reaviv las hostilidades entre ambas razas para conseguir sus propios fines. Ahora, ni los comerciantes considerados antes como intocables, aquellos que tenan tratos tanto con dragones como con humanos, estaban a salvo.

Era slo una de sus muchas preocupaciones. El Grifo, seguido por los guardias que el general Toos, su segundo en el mando, haba exigido que lo acompaaran siempre, avanz majestuoso hacia el lugar donde Cabe y Gwen supervisaban los ltimos detalles de la carga. Observarlos a ambos produca la aterradora sensacin de que se observaba a la hechicera y a su primer amor, Nathan Bedlam. El muchacho (cualquiera cuya edad estuviera por debajo de los ms de doscientos aos del Grifo poda ser considerado como un muchacho) se pareca tanto a su abuelo que el pjaro-len se senta tentado muchas veces a llamarlo por el nombre de ste, y lo que realmente lo refrenaba era el temor de que Cabe le respondiera. Algo de Nathan habitaba literalmente en su nieto, y aunque incapaz de describirlo, el Grifo saba que estaba all.En el patio, la gente se volvi para mirar. El Grifo en s mismo resultaba una aparicin sorprendente, ya que era tal y como daba a entender su nombre. Ataviado con ropas amplias, diseadas para no dificultar sus asombrosos reflejos, casi pareca humano de cuello para abajo, eso si se prescinda de las manos en forma de garras tan parecidas a las de un ave de presa, y de las botas, que no conseguan ocultar por completo que sus pies y sus piernas posean una gran similitud con las de un len. Su rapidez de movimientos no era tan slo producto de sus aos como mercenario, sino que se deba tambin a que, como la salvaje criatura cuya apariencia posea, era en el fondo un depredador. Cada una de sus acciones era un desafo a aquellos que se atrevieran a oponrsele.Sin embargo, era la cabeza la que captaba toda la atencin. Ms que una boca, tena un pico grande y afilado capaz de desgarrar la carne con facilidad, y, en lugar de una cabellera normal, tena una melena parecida a la de un len que terminaba en plumas como las de un guila majestuosa. Y sus ojos. No eran ni los ojos de un ave de presa ni tampoco los de un ser humano, sino los de algo situado entre ambos. Algo que haca que incluso los soldados ms valientes dieran media vuelta asustados si el Grifo as lo deseaba.Cabe y Gwen se volvieron justo antes de que llegara junto a ellos, bien debido a algn poder que los hizo percibir su proximidad o bien por alguna mirada fortuita que dirigieron a los rostros que los rodeaban. El pjaro-len se sinti complacido al observar que los dos magos no demostraban el mismo temor que los dems. Tal y como estaban las cosas, ya tena demasiados admiradores y muy pocos amigos. Hizo un gesto a los guardias para que retrocedieran, y se reuni con los dos jvenes.Veo que ya casi lo tenis todo dispuesto dijo, estudiando la larga caravana.Cabe, con aspecto agotado a pesar de lo que el Grifo habra considerado una noche de descanso, hizo una mueca.Debiramos haber acabado hace ya mucho rato, Lord Grifo.

Os lo he dicho una y otra vez; vosotros dos no tenis por qu llamarme nunca lord. Somos amigos, espero. Lade la cabeza ligeramente en un gesto que concordaba con su aspecto de ave.Gwen, en radiante contraste con su esposo, sonri, e incluso el rostro fiero del Grifo se dulcific ante su sonrisa.Claro que somos vuestros amigos, Grifo. Os debemos demasiado por lo que habis hecho.Vosotros me debis a m? Parece que habis olvidado todo lo que habis hecho aqu y ahora incluso nos quitis esas cras de encima. Yo estoy en deuda. Dudo de que pueda alguna vez ser capaz de recompensaros adecuadamente.Eso es una estupidez decidi finalmente Cabe. Si somos tan buenos amigos, entonces nadie le debe nada a nadie.Mucho mejor. Pero a la vez que el pjaro-len asenta, un desagradable pensamiento penetr en su mente. Podran estar mintiendo. Podran estar ansiosos por alejarse de la monstruosidad que gobierna sobre sus compatriotas.

Pasa algo? inquiri Cabe posando una mano sobre el hombro del Grifo, que el monarca tuvo que hacer un esfuerzo para no apaar.Nada. Cansancio, supongo.

Qu pensamientos tan estpidos, se dijo. No tena motivos para pensar tales cosas. Conoca a aquellos dos jvenes demasiado bien; eran honrados en cuanto a sus emociones.Deberais descansar ms, Grifo. Incluso vos necesitis reposo.El trabajo de un rey no termina nunca.S que termina, cuando ste se desmorona por falta de descanso.

El Grifo lanz una risita ahogada.No os detendr ms tiempo. El sol est ya muy alto y s que queris poneros en marcha. Dirigi una mirada en direccin a la caravana. Qu tal se comportan vuestros pupilos hoy?Gwen indic la carreta situada algo ms all de sus caballos. En su interior, varias figuras reptilianas se enroscaban unas sobre otras totalmente dormidas. Adems de por el color, resultaba imposible decir dnde terminaba una criatura y dnde empezaba la otra. Detrs de esta carreta haba otra igualmente llena.La escapada de anoche los ha agotado. Deberan dormir al menos durante parte del viaje de hoy. Si es que alguna vez os dejo iniciarlo. El Grifo extendi la mano y tom la de la Dama del mbar. Sus facciones se contorsionaron, luego se difuminaron, y cuando se volvieron a materializar, eran humanas. Segn la mayora de los modelos humanos, se hubiera podido considerar el nuevo rostro del Grifo como bastante atractivo. Sus facciones eran, muy apropiadamente, afiladas como las de un halcn, de la clase que las jovencitas imaginan en sus hroes. El Grifo bes el dorso de la mano de Gwen.Debera estar celoso? inquiri Cabe inocentemente.La hechicera lanz una leve risita, como un campanilleo; al menos eso les pareci a los dos varones situados junto a ella.Si no lo ests, quiz debera buscar un motivo para que lo estuvieses.

Aqu es donde yo definitivamente me separo de vosotros dijo el Grifo.Retrocedi y sus facciones recuperaron su apariencia normal. Gwen le dirigi una sonrisa y luego hizo que Cabe la ayudara a montar en su caballo. Cabe mont acto seguido en su propio corcel y tom las riendas que le tenda un bien adiestrado paje que haba estado aguardando en silencio durante todo aquel tiempo.Los miembros de la caravana se despidieron de los amigos y parientes que se encontraban all, y Cabe mir a Gwen, quien asinti. Alzando el brazo, el joven mago hizo una seal al resto de los viajeros y luego espole su corcel. El Grifo agit la mano una vez y luego se qued inmvil contemplando cmo se alejaban.Fracasar, comprendi. El experimento fracasar. Las cras deberan regresar con los dragones. Con los suyos.Lanz un juramento. No era as como sucederan las cosas! El experimento deba tener xito! Reuna todas las posibilidades para tenerlo, no era as? Sinti que la incertidumbre aumentaba. Curiosamente, no se vea limitada a esta nica cuestin. Si su apreciacin con respecto a los jvenes dragones resultaba incorrecta, entonces tambin poda resultar incorrecta su apreciacin con respecto a cualquier otra cuestin.Se estremeci y comprendi con cierto retraso que no era a causa de lo que pensaba. Haca fro! Un fro intenso que entumeca cuerpo y mente, pero se desvaneci con la misma rapidez con que se haba presentado.Mi seor! Un paje, quiz de poco ms de doce aos de edad, se precipit sobre el Grifo. El general Toos os busca! Tal..., tal como lo ha dicho parece muy urgente, majestad!Podr aguardar algunos minutos ms.Pensaba esperar hasta que la caravana se perdiera de vista. El pjaro-len se senta asombrado de lo duro que le resultaba separarse de aquellos dos hermanos. Al ser a la vez gobernante y forastero, incluso despus de todo aquel tiempo, saboreaba la presencia de los pocos amigos ntimos que posea, y al estar el Reino de los Dragones en tal estado de confusin, exista siempre la posibilidad de que no volviera a verlos.

Cuando la caravana desapareci de su vista, el Grifo continu an inmvil donde estaba, y fue slo al or que el mensajero se remova inquieto a su lado cuando record que uno de sus ms viejos compaeros, quizs aquel que le conoca mejor, tena noticias urgentes para l.Suspir y se volvi hacia el paje. Como era natural, el muchacho estaba asustado de encontrarse ante l. Probablemente era la primera vez que transmita un mensaje a alguien tan importante.Muy bien, muchacho dijo con su voz ms amistosa, y releg con energa las preocupaciones a un rincn de su mente. Mustrame dnde est Toos para que pueda reprenderlo por centsima vez por no observar la adecuada jerarqua en el mando. Despus de todo, se supone que es l quien debe venir a m, no al contrario.El paje sonri y, aunque fuera slo por un instante, las preocupaciones del Grifo parecieron insustanciales.

IIIViajando a caballo, el corazn del Bosque de Dagora, lugar donde estaba situada la Mansin, quedaba a varios das de viaje al noroeste de Penacles, y con un acompaamiento de ms de treinta personas, ya que el Grifo haba insistido en proporcionar a Cabe y a Gwen todo tipo de sirvientes, ese tiempo se triplicaba. Los carros tenan que sortear obstculos, la gente no cesaba de perder cosas, y haba que tener en cuenta incluso la presencia de nios. (Si haba que educar a las cras del Emperador Dragn entre humanos, haba que conseguir que comprendieran tambin a las cras humanas, y si las barreras podan romperse entre los jvenes, todava quedara esperanza.)Las cras de dragn lo observaban todo desde sus carromatos con expresin precavida. De vez en cuando, se poda saber cundo las cras sentan curiosidad porque en esas ocasiones sus ojos se abran de par en par hasta alcanzar literalmente el doble de su tamao. La excitacin era la emocin ms fcil de descubrir. Aquellos que pertenecan a la rama inteligente de los dragones, con aspecto de extravagantes lagartos bpedos, saltaban de un lado a otro imitando a los nios humanos que haban observado, mientras que los pequeos dragones menores, puramente animales, se balanceaban de un lado a otro, siseando frenticos como hacan en aquellos precisos instantes.El bosque se llen repentinamente de hombres. Hombres enmascarados.Todos llevaban ropas de viaje muy holgadas y Cabe sospech que bajo ellas se ocultaban armaduras. Era evidente que el asalto haba sido planeado de antemano. La caravana haca ms de un da que haba dejado atrs los lmites de las tierras de Penacles, y no se vea otra cosa ahora que rboles y ms rboles.Qu estpidos! sise Gwen. El Dragn Verde no tolerar este ataque en su propio territorio!Puede que no se entere. Estamos lejos del lugar en el que dices que vive.

Gwen clav los ojos en los de Cabe.El seor del Bosque de Dagora sabe todo lo que sucede en cualquier lugar de su reino.El presunto cabecilla de la banda espole a su caballo para que se acercara un poco ms al grupo; sin preocuparse en apariencia por su seguridad, a pesar de la presencia de dos magos. Era alto y probablemente un veterano en muchos combates, a juzgar por su actitud y la forma como sus ojos lo observaban todo. Poca cosa ms poda decirse sobre l, ya que iba cubierto en casi su totalidad para conservar el incgnito.Slo queremos a esos malditos lagartos! Entregdnoslos y el resto podris seguir vuestro camino!Cabe se puso en guardia, al reconocer algo en el tono de la voz del hombre. Estaba casi seguro de que el portavoz de la banda proceda de Mito Pica.Bien? El hombre empezaba a impacientarse.Las cras estn bajo nuestra proteccin respondi Gwen y no las entregaremos a gentes como vosotros! Marchad antes de que sea demasiado tarde!Algunos de los forajidos se echaron a rer entre dientes, lo cual no contribuy a aliviar los perturbadores pensamientos que experimentaba Cabe.Los hechizos de los magos no pueden tocarnos, no con esto.

Sac un medalln de entre las ropas. A tanta distancia, Cabe slo pudo distinguir que se trataba de un objeto muy desgastado, pero Gwen lanz una exclamacin ahogada.Esos artilugios son obra de los Rastreadores musit la joven; he visto uno o dos, abollados y rotos, pero si tienen ms... No tuvo que finalizar la frase.

Los Rastreadores, predecesores emplumados de los dragones, haban dejado tras ellos ms de un secreto que haca alusin a un poder que haba sido mucho ms importante que el de los Reyes Dragn en su mejor momento.As que como podis ver volvi a hablar la encapuchada figura, no tenemos por qu ser amables. No tenemos nada en contra vuestra a menos que nos causis problemas. Eso sera muy malo, considerando que os tenemos rodeados y os sobrepasamos en nmero.Son esas cosas realmente eficaces? murmur Cabe.

La Dama del mbar asinti agriamente.Intenta lanzar un hechizo y ste saldr mal de una u otra forma. No s qu sucede con los conjuros preparados, pero creo que tambin funciona con ellos.Slo hay una manera de averiguarlo...

Los forajidos empezaban a moverse. El cabecilla se removi en su silla.Habis tenido todo el tiempo que necesitabais para discutirlo. Los cogeremos por la fuerza si es necesario...Tocadlosss y ninguno de vosotrosss vivir para ver el nuevo da. Losss pjarosss del bosssque picotearn vuestrosss huesosss.Forajidos y miembros de la caravana se sobresaltaron por igual al escuchar aquella voz imponente. El cabecilla volvi la cabeza a uno y otro lado y por fin descubri la solitaria figura montada sobre un dragn menor de aspecto fiero. La montura-dragn sise con avidez, alborotando a todos los caballos de la zona.No tenis nada que hacer ni dentro ni en los alrededores de mi bosque sise el Dragn Verde. Al igual que sus parientes, su figura humanoide recordaba a un caballero de armadura que llevara un inmenso y complicado yelmo de dragn, iba cubierto por una reluciente armadura verde de escamas (que era, en realidad, su propia piel), y sus llameantes ojos miraban de hito en hito a los representantes del gnero humano all reunidos.Resultaba evidente que era uno de los ltimos seres con los que el cabecilla del grupo habra esperado encontrarse. No obstante, cuando habl, slo se apreciaba un leve matiz de inquietud en su voz.stas no son vuestras tierras. No poseis ningn control sobre esta regin.Comparto una frontera comn con el seor de Penacles y soy su aliado. Protejo su bando cuando esss necesssario y no espero menosss de l. En cuanto a vosotros, es en el norte o en el este donde deberais estar, humano. Luchad contra el Dragn de Plata o contra lo que queda de los clanes del Rojo. Desafiad al Dragn de las Tormentas, pero no pensis que podris cazar dentro o cerca de mis dominios. No lo permitir. Decidle eso a vuestro benefactor el rey Melicard.Melicard? susurr Cabe a Gwen.No es ms que un rumor. Se dice que los aprovisiona. Odia a los dragones tanto como ellos. Recuerda que fue el hermano de nidada de Toma, ese sdico Kyrg, el que volvi loco al padre de Melicard, el rey Rennek.Cabe asinti despacio, recordando el incidente.Rennek pens que iba a terminar formando parte de la cena de Kyrg.El encapuchado facineroso empez a rer. Casi poda imaginarse la expresin de desprecio oculta por la mscara.No hay nada que podis hacer contra nosotros. Estas cosas han amortiguado vuestros poderes, y yo s cmo utilizarlas. Ni siquiera podis recuperar vuestro aspecto de dragn.El Dragn Verde no se dej arredrar por esta informacin; introdujo despacio la mano en una bolsa de la silla de montar...Te gustara, eunuco, enfrentar esos pedazos de magia pajaril a la ma?El seor del Bosque de Dagora levant algo en su mano en forma de garra y mascull unos sonidos parecidos al grito ininterrumpido de un cuervo.El jefe de los forajidos lanz un aullido y al cabo de un segundo intent desesperadamente quitarse el medalln del cuello y arrojarlo lejos. Fue una prdida de tiempo; el medalln empez a desmenuzarse ante los ojos de todos, hasta que no qued ms que la cadena. La figura encapuchada se quit a toda velocidad la cadena y la arroj lo ms lejos que pudo.No he mantenido el control de este territorio durante tanto tiempo sin una razn. Creisss que losss mosss aprueban la libertad de que gozan losss que viven en misss tierras? He tenido que batallar muy duro para obtener estasss concesionesss, y utilizo la palabra de forma totalmente literal. El Dragn Verde devolvi el objeto a la alforja. Marchad ahora y olvidaremosss que este incidente haya sucedido. Me sois de utilidad, pero slo hasssta cierto punto. Osss puedo asegurar que poseo otrosss trucosss, si esss necesario.Los intrusos observaron a su jefe, quien a su vez mir sucesivamente al Rey Dragn, a los dos magos y a las carretas donde las cras lo contemplaban todo con agitado inters. Finalmente, se volvi de nuevo hacia el Dragn Verde.Si abandonan vuestras tierras, los buscaremos.Vuestra guerra esss con el Consejo, no con lasss crasss. El Dragn Verde aspir con fuerza, y cuando volvi a hablar, sus palabras eran mesuradas, y el siseo inherente a los de su raza, apenas perceptible: Ahora marchad, o queris probar vuestras baratijas otra vez contra el poder de un dragn adulto? Tened por seguro que tengo ojos que os vigilan y continuarn vigilando para confirmar que realmente os vais y no regresis jams a menos que se os invite, lo cual dudo que suceda jams.El cabecilla del grupo vacil, luego asinti reconociendo la derrota e hizo una seal a sus hombres para que se retiraran. De mala gana, los forajidos se marcharon, pero el jefe se qued el ltimo. Pareci dedicar la mayor parte del tiempo a estudiar a los dos magos, como si fueran traidores a su propia raza, y cuando todos sus hombres hubieron desaparecido en el interior del bosque, l se march tambin.El seor del Bosque de Dagora lanz un siseo, pero esta vez de satisfaccin.Los imbciles proliferan estos das. La nica razn de que consiguieran penetrar hasta el interior de las tierras fronterizas es porque me vi obligado a reprender a uno de los mos por conspirar para quitaros las cras justo antes de que llegaseis a la Mansin.Vuestros propios clanes? La sorpresa de Gwen era evidente.Los dragones sern siempre dragones de la misma forma que los humanos no pueden dejar de ser humanos. Me he ocupado de aqul de la misma forma como me he ocupado de ste. Sugiero que t y los tuyos me sigis de cerca durante el resto del viaje. Ahorraremos tiempo si os conduzco por los senderos secretos del bosque.Milord...S, Cabe Bedlam? El nfasis puesto en este ltimo nombre qued muy patente. El Dragn Verde se acordaba todava de Nathan y de los Amos de los Dragones, el grupo de magos que haban luchado contra los Reyes en la Guerra del Cambio y reducido el poder de los dragones a su estado actual a pesar de ser ellos los que haban acabado perdiendo.Ese disco...Esto? Una mano en forma de zarpa sac de nuevo el objeto en cuestin. He tenido muchas ocasiones de reunir y estudiar los artefactos de nuestros predecesores. La Dama Gwendolyn no es la primera en considerar como suya la Mansin. Ese lugar ha alojado a muchos desde que qued abandonado durante la decadencia de los Rastreadores. Creo que los niveles inferiores pueden ser incluso anteriores a ellos.Planearon bien las cosas..., quiz demasiado bien. Los alteradores de hechizos como los que llevan esos forajidos son creaciones excelentes, pero, como toda la magia de los Rastreadores, los crearon con una contramedida ya en mente. Eso, creo yo, es lo que condujo a su cada. Lo planearon todo demasiado bien y alguien se aprovech de ello.El Dragn Verde impeli al dragn menor que montaba hacia el frente del grupo. Cuando pas junto a ellos, Gwen susurr al odo de Cabe:Descubrirs que los Rastreadores son uno de sus temas favoritos y el motivo fundamental por el que trat a Nathan con cortesa. Ambos queran descubrir por qu una raza tan poderosa se hundi con tanta rapidez.Como los Quel?

Ella asinti.Estas tierras han visto gobernar a muchas razas. Cada una ha tenido su ciclo y parece que el momento de los humanos est al llegar. Nathan no quera que nos hundiramos como las otras, y el Dragn Verde quera preservar todo lo que pudiera de las costumbres de su pueblo. Por el bien de ambas razas dejaron a un lado sus diferencias.No era lo que Cabe hubiera esperado a juzgar por las historias que haba odo, pero sonaba autntico en sus recuerdos, que eran tambin parte de los de Nathan. Se dio cuenta de que, en su mente, haba datos sobre los Rastreadores, pero era como intentar encontrar el camino en medio de una espesa niebla. No poda sacar nada especfico del pasado.Las cras estaban cada vez ms nerviosas; la que Cabe consideraba la mayor, permaneca erguida sobre sus patas traseras, llena de aplomo. Su rostro pareca hundido, menos parecido al de un animal y ms al de un hombre; la cola tambin haba encogido.Estaba aprendiendo, comprendi el joven mago. Comenzaba a cambiar su forma de dragn por la humana. Todo lo que necesitaba era tener un modelo.Con uno que les diera la pauta, los otros pronto lo imitaran. Primero las otras dos cras reales, luego sus hermanas sin marcas que se convertiran en los duques o soldados de su especie y finalmente la nica hembra (Gwen le haba asegurado que era una hembra y l no haba deseado acercarse demasiado para averiguarlo). El que la hembra tardara ms tiempo en transformarse no era culpa suya. Los dragones hembra posean un metabolismo diferente y, aunque le llevara ms tiempo, su forma humana sera casi perfecta, quiz ms que perfecta, record Cabe, ya que haba estado a punto de caer en las redes de tres de tales hechiceras que se haban instalado en el mismo lugar al que ahora se dirigan.No vea el futuro con demasiado optimismo respecto a los dragones. Saba que los Reyes Dragn, aunque silenciosos ahora, no se haban dado por vencidos.Condujo su caballo todo lo cerca que le fue posible del monarca dragn.Por qu no destruisteis a esos ladrones cuando tenais la oportunidad de hacerlo? Puede que no hagan caso de vuestra advertencia.El Rey Dragn entrecerr los ojos hasta convertirlos en dos diminutos puntos rojos.Puesto que eran tantos en nmero, haba demasiado riesgo de que algo les sucediera a las cras. Un disparo afortunado de uno de los arqueros podra haber acabado con el heredero del trono del dragn. Decid evitarlo de la mejor manera posible. Si lo vuelven a intentar, entonces perdern la vida. Pero no ahora.Satisfecho, Cabe redujo el paso de su caballo hasta dejar que Gwen le alcanzara. El resto de la caravana sigui su penoso avance. A pesar de las palabras del Rey Dragn sobre los muchos ojos que los custodiaban, ms de uno no pudo evitar mirar a uno y otro lado de vez en cuando. No obstante, y aunque mantenan una continua vigilancia, nadie, ni siquiera el Dragn Verde, que se enorgulleca de sus habilidades, observ la presencia de la solitaria criatura encaramada en lo alto de un rbol. No se trataba de ningn dragn-serpiente, sino de una criatura alada que lo observaba todo con arrogancia y algo ms.El Dragn Verde haba estado en lo cierto cuando dijo que los Rastreadores haban diseado sus creaciones con la forma de contrarrestarlas ya en mente. El vigilante llevaba con l uno de tales artilugios y lo mantena bien oculto a los magos y dragones que desfilaban a sus pies.El observador aguard sin moverse hasta que la caravana se hubo perdido de vista. Entonces, en silencio y veloz, el Rastreador extendi las alas y se elev por los aires, con rumbo al nordeste.A solas en sus aposentos, el Grifo descansaba en silencio, la mente puesta en cierto nmero de diferentes cuestiones que llamaban su atencin. Al igual que alguien que armara un rompecabezas, haca maniobrar las piezas intentando averiguar si exista relacin entre ellas. As era cmo gobernaba la ciudad. Haba aprendido ms mediante este proceso que en los centenares de reuniones con sus diversos ministros, a los que finga escuchar tal y como le exiga el protocolo. Dudaba de que ninguno de ellos pudiera ayudarlo a resolver ni uno solo de los problemas a los que les daba vueltas en aquellos instantes.Un criado le trajo una copa de exquisito vino tinto. El rostro del Grifo se contorsion y alter mientras adoptaba el aspecto humano que le permita tomar su bebida sin derramarla por encima de su persona. El vino era excelente, como de costumbre, y dedic un gesto apreciativo al criado, una sombra apenas entrevista que inmediatamente se confundi con las paredes. Tales criados acobardaban a muchos de los habitantes del palacio, pero se negaba a deshacerse de ellos, ya que los necesitaba por varias razones. No se trataba slo de sirvientes; eran tambin sus ojos y sus odos. Simplemente con su presencia, hacan que se sintiera como si no fuera la nica criatura rara de Penacles.Su agudo odo detect el sonido de alguien que avanzaba decidido y se volvi hacia la puerta. Dos enormes figuras metlicas se alzaban junto a sta, una a cada lado. Eran toscas concepciones de un ser humano. El Grifo aguard expectante.De improviso, una de las figuras abri los ojos, mostrando tan slo un vaco gris oscuro all donde deban de haber estado las pupilas.El general Toos solicita ser recibido mascull.Dejadle entrar. Los golems resultaban unos porteros altamente eficientes; nada que no fuese la magia ms poderosa poda detenerlos si crean que el Grifo estaba en peligro.Las hojas se abrieron solas y un hombre alto, delgado y de aspecto astuto penetr en el aposento. Sus cabellos posean un llamativo mechn plateado, algo sorprendente puesto que la mayora de la gente crea que el general era incapaz de hacer magia. No obstante, se le conoca por sus sagaces corazonadas y por sus milagros de ltima hora.Aunque era humano tambin afirmaba poseer un poco de sangre elfa, pero eso era discutible, Toos era con mucho el compaero ms antiguo del Grifo; ms incluso: era un amigo ntimo.Seor. El hombre se inclin ante l con gesto gil y elegante. La edad no haba conseguido volverlo ms torpe, y eso que ya haba cumplido ms aos de los que la mayora de los humanos podan esperar cumplir; casi el doble, se dijo el Grifo con un sobresalto.Sintate, por favor, Toos, y olvida las formalidades. Siempre suceda lo mismo. El general era de los que seguan el protocolo incluso cuando estaban con aquellos a los que conocan desde haca aos.Toos acept el asiento que se le ofreca, arreglndoselas para sentarse sin arrugar ni un milmetro de su uniforme. Al Grifo le sorprenda que su camarada se paseara por todas partes sin escolta, pues incluso Penacles posea sus asesinos. Sin embargo, a pesar de que haba habido atentados, Toos haba sobrevivido a la mayora de ellos sin recibir el menor rasguo.El viejo soldado sac un pergamino de su cinturn y lo entreg de mala gana a su seor.Ms en relacin..., a lo que me mostraste?No. Sugiero que leis el informe primero.El Grifo lo desenroll y estudi su contenido. Era el informe de uno de sus espas que se haca pasar por pescador en la ciudad costera de Irillian, el ncleo humano ms importante de aquella regin martima y una ciudad controlada por el acutico Dragn Azul. No era el lugar del que el Grifo hubiera esperado recibir noticias.Empez a leer la parte que saba que Toos quera que viera e ignor todo lo dems. Se haba visto a dos figuras ataviadas con la armadura negra y el yelmo de lobo caractersticos de los piratas del continente oriental dirigindose a las cavernas que servan de entrada exterior al palacio del autntico seor de Irillian. Una de estas figuras responda a la descripcin que el Grifo haba dado a sus espas de un pirata llamado D'Shay.D'Shay.Un nombre, pero uno que el Grifo tena la sensacin que deba conocer y recordar. Un aristocrtico pirata llegado del otro extremo de los Mares Orientales.D'Shay era un lobo en forma humana, aunque no en el sentido literal de la palabra. No obstante, el seor de Penacles se habra sentido ms a salvo con una jaura de lobos enfurecidos que a solas con aquel pirata. Con los lobos al menos comprenda a qu se enfrentaba.La incertidumbre lo asalt de nuevo. D'Shay en contacto con el Dragn Azul. Al seor de Penacles no le gust el potencial que tal alianza poda ofrecer; el seor de Irillian tena sus propios piratas y stos eran un constante problema incluso para algunos de los otros Reyes Dragn; sin embargo, nada se haba hecho porque eran demasiado rpidos y hbiles. Los Reyes Dragn no luchan contra otros Reyes Dragn; era un hecho establecido, aunque haba habido rumores que indicaban lo contrario.No se dio cuenta de que haba pronunciado el nombre de D'Shay en voz alta hasta que Toos dijo:Por favor, reconsideradlo, milord. No podemos permitirnos una nueva campaa en estos momentos. No sabemos cunto tiempo tardar el Dragn Negro en recuperarse por completo. Ahora sera el momento ideal para deshacernos de l. Sus seguidores estn muy debilitados y las Brumas Grises no son ms que simples jirones de niebla en estos momentos. Se pueden ver perfectamente kilmetros y kilmetros de la regin de Lochivar.El Grifo rechaz la sugerencia con una sacudida de su peluda cabeza.No podemos permitirnos tal accin. A pesar de la debilidad de las Brumas Grises y del Dragn Negro, los lochivaritas, y aquellos trados por los piratas, lucharan. Eso es todo lo que saben hacer. Las Brumas no hacen ms que reforzar an ms la voluntad del Dragn Negro. La mayora de esas gentes han crecido sin conocer otra cosa que la servidumbre a su voluntad. Si l dice que luchen, lo harn.Pero D'Shay es..., Grifo, s lo que est tomando cuerpo en vuestra mente, maldita sea! No lo consideris siquiera!Se miraron con fijeza, y finalmente fue Toos quien desvi la vista. El Grifo le dirigi una mirada que impeda cualquier otro comentario antes de recordar a su segundo en el mando:D'Shay representa una amenaza de la que no poseemos informacin. Los piratas-lobo quieren establecer una base permanente en el Reino de los Dragones, bien porque estn extendiendo su territorio de caza o bien porque estn perdiendo cualquiera que sea la guerra que estn librando al otro lado de los mares. Incluso puede que sea simplemente que D'Shay va tras mis pasos. Sabe algo sobre m y me gustara saber qu es. Es uno de los rompecabezas sobre los que he estado reflexionando ltimamente. El pjaro-len dio unas palmaditas al informe. Esto me ha proporcionado la pieza extra que necesitaba. Lochivar es demasiado voltil en estos momentos para que la consideren un buen puerto, pero Irillian es perfecta. Debiera haberme dado cuenta antes.Toos lo observ con expresin sombra. Cuando su seor hablaba de aquella guisa, significaba que estaba a punto de hacer lo que la mayora de los gobernantes habran imaginado impensable.Quin gobernar mientras estis fuera? No hablamos de un viaje por los alrededores. Hablamos del reino del Dragn Azul. Junto con el seor del Bosque de Dagora, es uno de los que gozan del mayor respeto por parte de sus sbditos. No encontraris muchos aliados all. Podrais estar fuera durante meses, o (s lo dir, maldita sea) para siempre! Muerto!El Grifo no se sinti conmovido por la emocin. La idea de viajar a Irillian en busca del pirata-lobo D'Shay se converta cada vez ms en una prioridad. Con cuidado, para no demostrar su creciente obsesin, hizo una pregunta:Quin gobierna cuando yo estoy fuera?

Un nuevo sirviente invisible trajo unos dulces, pero el general lo despidi con un irritado gesto de la mano.Demonios, soy un soldado, un ex mercenario. Discutir con los polticos es vuestra especialidad... Y qu me importa a m el precio del trigo siempre y cuando pueda alimentar a mis hombres y a sus caballos? Habis gobernado aqu durante tanto tiempo que nadie puede imaginar a otra persona como seor! Slo aquellos que son como yo recuerdan que alguna vez existi un Dragn Prpura!Has terminado? El rostro del Grifo haba recuperado su aspecto de ave de presa, pero su voz indicaba regocijo.S suspir Toos.Te hars cargo..., como de costumbre?S..., maldicin. Al menos podrais haber mencionado nuestro otro problema a los hechiceros mientras estaban aqu. Entonces, no estara tan preocupado.El incidente de la helada parece un hecho aislado. Nadie ms ha informado haber encontrado ningn animal congelado o campos de avena cubiertos de hielo. Ya me he puesto en contacto con aquellos que poseen los medios para investigar ms a fondo. Si yo no estoy aqu, te encontrarn a ti.Una expresin astuta apareci en el rostro del humano.Por qu no enviarlos a ellos..., diablos!, son elfos..., a Irillian?Porque no hay elfos en esa regin, excepto los de la raza marinera, y ellos, como la gente de all, son leales al Dragn Azul. El Grifo se incorpor con la agilidad de un gato. Por qu insistes siempre en representar esta comedia de desgana?Porque las malas costumbres cuestan de perder y siempre me asalta esta sensacin de que me vais a cargar con este asunto de reinar para luego desaparecer para siempre.Te estara bien empleado, viejo ogro.El general lanz una risita ahogada, pero entonces record lo que le haba mostrado al pjaro-len el da anterior.Sigo deseando que los Bedlam estuvieran aqu. Podran saber algo. Esa mula estaba dura como un pedazo de hierro, Grifo! Qu puede haber congelado as a un animal?El Grifo descubri que ya no le importaban las mulas, los campos sembrados, ni los hechiceros. Ahora que haba decidido abandonar la ciudad, se senta ansioso por marchar lo antes posible. No era propio de l despreocuparse as de tales rompecabezas, pero quiz se deba a que nunca se le haba ofrecido una oportunidad tal de capturar al pirata-lobo D'Shay. Como mnimo, la informacin que D'Shay podra darle sobre los piratas-lobo resultara sin duda ms valiosa. Lo del hielo se deba probablemente al error de algn hechicero o bruja novatos; puede que se tratara incluso de una broma insensata de los duendes. S, eso tena algn sentido, decidi. Ahora, ya no haba motivo para titubear.Se volvi hacia su ayudante de campo y le resumi lo que pensaba. Al general Toos no parecieron agradarle demasiado sus ideas, pero no tard en ceder; el pjaro-len saba que Toos lo comprendera con el tiempo.Ahora que esto esta arreglado continu, no hay ya motivo para vacilar. Toos, tengo una fe total en ti y en tus hombres, pero esto es algo que tengo que hacer por m mismo. D'Shay afirm en una ocasin que exista una relacin entre nosotros; quiero averiguar cul es esa relacin o si sencillamente lo dijo en plan de chanza.Me es tan imposible deteneros ahora como cuando os ponais a la cabeza de nuestros hombres en las batallas, aunque, ahora que sois rey, hubiera esperado algo diferente. Al general se lo vea muy molesto con aquella situacin, pero saba muy bien que de nada serva. Cundo os iris?Antes de la maana. Haz que alguien me ensille un caballo.Antes de la maana? Estis... El soldado se interrumpi al ver la expresin de su monarca. Muy bien, maldita sea, ser como decs.El Grifo despidi a su ms viejo compaero con un gesto. Toos farfull algo, pero no dijo nada. Al Grifo no le import de todas formas; ni las quejas de Toos ni las de sus ministros lo preocupaban. Slo este viaje a Irillian. Eso y el hombre llamado D'Shay.Sinti un breve martilleo en la cabeza y empez a preguntarse la causa, pero el martilleo ces, y con l, su curiosidad respecto a ste. Todo lo que importaba, se repiti otra vez, era Irillian y D'Shay. Nada ms.IV

Toma penetr en la helada sala del Dragn de Hielo presa de gran inquietud. Desde el principio haba odiado esta ciudadela fra y muerta y a sus an ms espantosos moradores. ste no era el Dragn de Hielo que haba esperado encontrar; el Dragn de Hielo que gobernaba aqu estaba casi tan muerto como su reino, pero era mucho ms poderoso que cualquiera de los otros Reyes. Algo se tramaba all y Toma dudaba de que le gustara la respuesta cuando la encontrara. Se estremeci, y no slo a causa del fro. El Dragn de Hielo yaca sobre los restos de un antigua estructura. Era una criatura delgada y cadavrica, pero segua siendo mucho mayor que cualquiera de sus hermanos. Un cadver gigantesco, pens el dragn de fuego; estoy tratando con un cadver gigantesco.En un principio, nadie pareci hacer caso de su presencia. Un solitario soldado dragn montaba guardia no muy lejos, y si Toma no hubiera visto subir y bajar su pecho aunque, eso s, muy despacio y de forma apenas perceptible, lo habra tomado por un espritu congelado muy parecido a la criatura sin vida que le haba salido al encuentro a su llegada. El centinela no le prest atencin, su mirada estaba clavada al frente como si contemplara algo que, al menos para Toma, no estaba all.Despacio, como si se alzase de la tumba, el Dragn de Hielo se agit. Las enormes alas cubiertas de escarcha se desplegaron con un crujido que el dragn de fuego descubri que lo produca la rotura de las espesas capas de hielo que se haban formado sobre el leviatn mientras dorma. Los ojos se abrieron, revelando un glido tono azul muy parecido al color de la piel de un humano que llevara mucho tiempo congelado. Hizo pensar a Toma en algunos de los criados del Rey Dragn. Adems era un color distinto; la ltima vez que visit al monarca en esta sala, slo haca un da de ello, los ojos haban sido blancos como las nieves eternas del exterior.El Dragn de Hielo lo estudi con una total falta de inters.Deseas algo de m, Duque Toma?No hablaban como iguales, eso era algo que el cadavrico dragn haba dejado establecido inmediatamente desde su primer encuentro. El Dragn de Hielo era uno de los Reyes; Toma era simplemente un dragn cuyo deber era servir.Mi padre, vuestro emperador empez Toma con determinacin. Su nica autoridad consista en su relacin con el Rey de Reyes. El Dragn de Hielo pareca curiosamente desacostumbrado a los placeres de la vida y los pocos miembros de sus clanes que Toma haba encontrado mostraban una actitud similar. Era como si hubieran olvidado completamente lo que era la vida.Sss? Un vestigio de impaciencia escap del Rey Dragn, y Toma se sinti satisfecho, ya que significaba que todava persista algo del antiguo Dragn de Hielo. Donde hay emocin, hay vida.An no he visto que mejore. Ha estado durmiendo. Toma se maldijo interiormente. Empezaba a desequilibrarse. Ha dormido como sugeristeis, pero no ha habido el menor cambio. Carezco del conocimiento y de las habilidades necesarias para descubrir cul es su mal, pero creo que un poco ms de calor no le hara el menor dao. Vos, no obstante, sois un Rey Dragn. Vine aqu por vuestro poder y experiencia; vos debis saber algo que pueda ayudar a su recuperacin!El Dragn de Hielo alz violentamente la cabeza, y por un instante Toma pens que el leviatn haba recordado algo que servira de ayuda, pero, con gran desilusin por su parte, result evidente de inmediato que su anfitrin estaba ocupado ahora en algo que no tena la menor relacin con el caso presente.Criaturasss essstpidasss! sise el Rey Dragn, los ojos encendidos de clera. Ahora no!El aposento se convirti de improviso en el centro de una terrible tormenta de nieve. Toma lanz una exclamacin de sorpresa, y se envolvi con fuerza en su capa en un dbil intento de protegerse de los elementos. Los copos de nieve revolotearon por todas partes con fuerza, acompaados de truenos y relmpagos. El viento lo arremolinaba todo con tal violencia que el dragn de fuego no poda ver nada; slo escuchaba el aullido del viento y, por encima de l, la voz enfurecida de su benefactor que ruga su frustracin sobre algn desgraciado.La tormenta ces con la misma espontaneidad con que se haba iniciado, y Toma constat sorprendido que apenas si haba durado un minuto.Sacudindose la nieve y la escarcha del rostro, el dragn de fuego levant los ojos hacia el seor de los Territorios del Norte. Un momentneo resplandor rode al Dragn de Hielo, pero su duracin fue tan breve que Toma no lo hubiera detectado de haber parpadeado; tambin se dio cuenta de que su anfitrin pareca ms lleno de energa una vez desaparecido el resplandor.La enorme cabeza se volvi hacia l y Toma no pudo evitar retroceder unos pasos. Todava no haba vuelto a su forma de dragn y tampoco deseaba hacerlo. Era demasiado difcil evitar la prdida de calor corporal cuando estaba bajo su apariencia real, y si el Dragn de Hielo quera realmente matarlo...Alguien invade mis dominios..., con brujera, adems afirm de pronto el enorme dragn. Mis hijos se ocuparn de ellos. Tendrn un buen plato que saborear.Sinti el helado aliento de su anfitrin y la frente se le llen de escarcha. El Dragn de Hielo mir ms all de la sala y luego al dragn de fuego; al parecer el incidente acaecido momentos antes haba quedado olvidado.Puedes estar seguro, Duque Toma, de que mi lealtad est junto al trono. Todo lo que hago aqu es en su nombre, por lo que l representa. Mi emperador recibir toda la atencin que precise. Ya lo vers. Ahora, debo descansar un poco ms.Si se me permite... empez Toma. Los ojos del Dragn de Hielo se entrecerraron hasta convertirse en dos lneas.Hay algo ms que desees?El dragn de fuego contempl los fros ojos muertos de su anfitrin y movi la cabeza negativamente. Conoca perfectamente los signos de peligro. Este no era el momento de sacar a colacin ningn tema. El Dragn de Hielo, satisfecho, volvi a apoyar la cabeza sobre las ruinas. Toma las observ entonces con atencin por primera vez; los escombros haban sido un templo anteriormente, decidi. Un templo que an guardaba algo, ya que haba un pozo o un agujero en su interior y sobre ste descansaba el espectral leviatn.El Rey Dragn le mir siniestramente con un ojo, luego lo cerr. Toma gir sobre sus talones y abandon la sala, dndose cuenta de que sus anteriores temores acerca de que suceda algo haban sido totalmente acertados. De hecho, sospechaba que haba subestimado en gran medida lo mal que estaban las cosas aqu. Todo su viaje haba sido una prdida de tiempo y ahora, adems, era muy posible que su propia existencia estuviera en peligro.El problema era que pona muy en duda que el Dragn de Hielo fuera a permitirle abandonar vivo los Territorios del Norte.De una forma u otra, el seor del Bosque de Dagora los condujo por un camino secreto que les ahorr la mitad de tiempo de viaje. La Mansin fue apareciendo lentamente ante ellos y por ltimo pareci materializarse de golpe. Cabe contempl con asombro el edificio y se pregunt cmo habra adquirido un tamao tan considerable. Sus recuerdos del lugar eran de slo unos meses atrs y, aunque su visita haba sido corta y agitada, estaba seguro de que habra advertido todo aquello.La Mansin era una esplndida combinacin de naturaleza y construccin. Gran parte haba sido edificada en el interior de un rbol enorme, y el resto, una parte casi tan grande como aqulla, eran construcciones adosadas realizadas por artesanos diestros y cuidadosos. Posea varios pisos de altura y en muchos lugares resultaba difcil descubrir dnde se mezclaban exactamente la naturaleza y la mano de obra. Las enredaderas cubran algunos lugares dndoles una apariencia descuidada, pero la mayora de ellos tenan el aspecto como si alguien hubiera vivido all el da anterior.El terreno que la rodeaba era tan fascinante como la misma Mansin. Sus creadores, en lugar de desbrozar de vegetacin la zona, la haban aprovechado de tal modo que constitua un todo armnico con la Mansin. Si fueron los Rastreadores quienes construyeron aquello, como Gwen crea, se revelaba un aspecto de los seres-pjaro que nadie ms haba visto antes.A su derecha, Gwen, que iba a lomos de su propio corcel, emiti una dbil exclamacin ahogada. Los recuerdos que la joven reviva no eran precisamente recuerdos en los que Cabe deseara hacer hincapi, puesto que saba muy bien alrededor de quin giraban la mayora de ellos. No importaba que ella lo amara y lo amara enormemente; Nathan fue su primer amor y un amor trgico adems. Haba pasado de Nathan a Cabe sin apenas un intervalo entre ambos, atrada al principio por las similitudes, para verse atrapada ms tarde por las diferencias.Sin embargo, Cabe no poda evitar sentir algo de celos.El Dragn Verde tir de las riendas de su dragn para detenerlo y desmont. Todo el grupo se detuvo tras l y aguard. Resultaba claro que el Rey Dragn estaba tramando algo. Unos cuantos humanos murmuraron inquietos, pero Cabe los acall con un gesto.El Dragn Verde alz la mano, cerrndola, y grit algo que ni Cabe ni Gwen pudieron or. A los pocos instantes, los bosques que los rodeaban se llenaron de dragones del tipo humanoide. Cabe, temiendo que el Rey Dragn hubiera mentido todo el tiempo sobre su parte del juramento, se prepar para un rpido, pero sangriento conflicto. Sorprendentemente, fue Gwen quien lo contuvo. Se volvi sorprendido hacia ella, pensando, por una milsima de segundo, que era otro de los peones del Rey Dragn, pero ella corrigi rpidamente el malentendido.Lo siento, Cabe, pensamos que lo mejor sera esperar hasta llegar aqu.Pensamos?El Grifo, el Dragn Verde y yo.

De repente se sinti rodeado de enemigos, debido a que su nombre era Bedlam.No se trata de eso! aadi ella de inmediato, capaz, evidentemente, de leer en su mente. Se decidi que tendramos el mismo nmero de criados dragones. De esta forma, ambas razas aprendern.Dragones?Los dos grupos intercambiaron recelosas miradas. Los humanos murmuraron entre ellos, no apetecindoles en absoluto la idea de dormir en una guarida de dragones. Y stos, por su parte, saban que los amos de la Mansin eran magos humanos de gran poder y que su propio seor pona el bienestar de sus sbditos en manos del nieto del ms poderoso de los Seores de los Dragones, lo cual era igual que decir que los entregaba en manos de su peor pesadilla.Cabe?Este asinti finalmente. Los dos poco dispuestos grupos empezaron a mezclarse cuando Gwen desmont y empez a supervisar la descarga y la organizacin. La tensin era tan grande que casi poda verse, pero nadie quera enojar a los dos magos o al Rey Dragn. Cabe baj de su caballo y se dirigi hacia el bosque, intentando, de alguna forma, hacerse con la situacin. Se haba acostumbrado por as decirlo a las cras, pero todo un clan pareca demasiado.Sin que supiera cmo, se encontr de repente frente al Dragn Verde. Cabe ni se haba dado cuenta de que el Rey Dragn hubiera desmontado, y no tena la menor idea de cmo haba llegado all.Me parece, a pesar de las diferencias entre nuestras razas, que comprendo alguno de vuestros temores. Es por eso por lo que me hago responsable de las acciones de cualquiera de los miembros de mi clan, Bedlam. Suceda lo que suceda, yo compartir el castigo. Quiero que lo sepis.

Cabe asinti despacio, nada reconfortado. El Dragn Verde le tendi una mano-garra de cuatro dedos cubierta de escamas, que el mago contempl durante unos instantes antes de estrechar. El apretn del Rey Dragn fue fuerte y spero y Cabe dio las gracias en silencio a la deidad, fuera sta quien fuese, que cuidaba en aquellos momentos de sus dedos.Lady Gwendolyn no os necesitar por el momento, creo. Por favor, dad un paseo conmigo. Me gustara discutir algunas cosas.Intent leer en los llameantes ojos que se ocultaban tras el yelmo de dragn, pero eran tan enigmticos como todo lo que se refera a ese dragn de fuego. Cabe volvi la cabeza en busca de Gwen, pero no se la vea por ninguna parte.Los criados saben qu hacer y ambos bandos se mantendrn todo lo apartados que les sea posible de momento, de modo que no hay por qu preocuparse. Vuestra compaera est alterando los hechizos que rodean la Mansin. El hechizo de proteccin original se estaba deteriorando. Cuando haya terminado, slo aquellos que gocen del permiso de los seores de la Mansin podrn pasar. Al ver que Cabe no pensaba, aparentemente, hacer ninguna pregunta en particular, el seor del Bosque de Dagora aadi: Incluso yo precisar permiso. Vuestro hogar estar protegido.Las fronteras le estaran cerradas al Rey Dragn? Tena sentido, puesto que el hechizo no poda diferenciar entre uno u otro Rey y tanto el Dragn de Plata como el de las Tormentas residan en la vecindad. Al igual que el Dragn de Cristal, pero nadie conoca las intenciones de este ltimo.Por favor, Bedlam. Essse no esss el motivo por el que he venido a hablar con vosss. Sssi pudiramos dar un paseo y disfrutar del bosque.El seor dragn empez a pasear por los lmites de los terrenos de la Mansin y l lo sigui. Le era imposible decir dnde se encontraban aquellos lmites, pero su inhumano compaero pareca saber muy bien cundo no deba alejarse demasiado hacia la izquierda o cundo haba que dar la vuelta.Existe empez a decir el Dragn Verde de improviso resentimiento entre los dragones y los que llevan el nombre de Bedlam. La verdad es que esto es subestimar los hechos en realidad; en mis clanes existen algunos que se han atrevido incluso casi a desafiarme por completo porque ahora hay un Bedlam viviendo en mi reino.Siempre resultaba reconfortante saber que el bosque estaba lleno de amigos, pens Cabe, irnico.En ms de una ocasin sostuve discusiones con el Amo de los Dragones Nathan, como ya sabis, y sospecho que he resultado contaminado por la humanidad mucho ms que mis hermanos. Incluso mi forma de hablar ha degenerado.El Rey Dragn call y volvi la cabeza en direccin a Cabe. El fiero rostro de dragn situado sobre el yelmo pareca listo para darse un atracn con el humano, pero las palabras de su dueo contradecan esa imagen.He aprendido a dar la bienvenida a lo que los otros llaman la amenaza humana. Jams fuimos numerosos ni imaginativos en la forma como lo son los de vuestra raza. Nuestro dominio es de estancamiento; me da la impresin de que nada habra impedido nuestra cada.Tanta franqueza proveniente de quien se supona que era un enemigo hereditario hizo dar un traspis a Cabe, que intentaba no perder palabra y, por lo tanto, no prestaba la menor atencin al camino. El dragn no pareci advertirlo.Luchis entre vosotros, ments, destrus, hus y robis. Pero a pesar de ello, os habis convertido en nuestros superiores. Tambin creis, miris ms all del futuro, os negis a ceder ante lo imposible, y os volvis a levantar despus de una derrota. Nosotros slo podemos rozar estas cualidades de momento, y es por eso por lo que he solicitado que a las cras se las eduque de la forma ms humana posible. Para darle a mi raza una segunda esperanza. Para dar a ambas razas un lugar en estas tierras.No haba nada que Cabe pudiese decir que hubiera resultado suficiente en ese momento. Los dos siguieron andando, apartndose cada vez ms de los lmites de la Mansin. En sus das de mozo de taberna, Cabe jams hubiera podido imaginarse a s mismo andando codo con codo con uno de los espantosos Reyes Dragn.Se qued inmvil de repente, y el dragn lo mir con curiosidad.Hay algo...Gwen!Cabe se dio la vuelta a toda velocidad y empez a correr, sin importarle si el Dragn Verde lo segua o no. Ella estaba en peligro. Por un breve segundo, su mente haba entrado en contacto con la de l. No poda decir qu tipo de peligro la amenazaba; Cabe slo haba percibido pnico, nada ms.Cruz de un salto una pequea elevacin y sinti un hormigueo por todo el cuerpo. Dur apenas un instante y pens que deba tratarse de la barrera. Tras l se escuch un grito enojado, y el Dragn Verde pronunci su nombre. No obstante la urgencia que senta, Cabe se detuvo y volvi la cabeza al instante.El seor dragn permaneca inmvil al otro lado de la elevacin, las manos ejerciendo presin contra el aire. Al parecer, Gwen haba alterado ya el hechizo de proteccin y ahora el Rey Dragn no poda entrar en los terrenos de la Mansin sin ayuda. Cabe record la forma como haba dejado entrar en una ocasin al diablico Cabello Oscuro.Entrad libremente, amigo!Las palabras no eran las mismas que haba utilizado entonces, pero el significado era muy claro. Vio que el dragn daba un traspis hacia adelante, y, satisfecho, se volvi y reanud la carrera. El Rey Dragn ya lo atrapara o bien se encontrara con l all, donde fuera...Cabe no dej de correr, pasando junto a grupos de humanos y dragones sorprendidos. Estaba seguro de ir en la direccin correcta. Gwen le haba contado en una ocasin que a veces las relaciones estrechas entre magos creaban un nexo. No siempre era un nexo fijo, pero haba veces en que uno perciba las necesidades del otro, como le haba sucedido a l ahora.Antes de darse cuenta, ya haba dejado atrs los terrenos inmediatos a la Mansin. La barrera deba de estar cerca. Dnde?Gwen yaca hecha un ovillo en el extremo exterior de lo que Cabe hubiera denominado el jardn. Se dio cuenta de que se hallaba cerca del lugar donde haba estado su prisin de mbar. Estaba sola y boca abajo junto a una hilera de arbustos muy crecidos. Cabe se precipit hacia ella y la volvi de espaldas con suavidad. De memoria, proyect su mente hasta lo que perciba como un espectro de color y manipul una de las bandas de tenue color rojizo. El hechizo se extendi sobre Gwen, y un suspiro de alivio escap de sus labios cuando consigui determinar que, al menos en el terreno fsico, no haba sufrido el menor dao.No hay nada aqu.Cabe se estremeci. Inmerso como estaba en sus preocupados pensamientos, no haba odo acercarse al Dragn Verde.Parece no estar herida, pero...Lo sabremos cuando despierte termin por l el dragn, cosa que parece estar haciendo ya.Gwen empezaba a moverse. Tirit y abri los ojos despacio. Cuando su mirada encontr a Cabe, el alivio que se pint en sus ojos result casi sobrecogedor.Tuve miedo... La hechicera call como insegura de la causa de su miedo.Qu sucedi?El hechizo. Lo complet, verdad? De repente volva a estar muy asustada.S. Cabe no pudo evitar mirar a su alrededor. Se habra deslizado algo all dentro antes de ello?No hay nada acechando aqu dentro que yo pueda percibir aadi el Dragn Verde. He estado buscando desde que Cabe sinti que estabais en peligro.Qu fue, entonces, Gwen?

La joven parpade.El suelo no est revuelto. La cosa... no esta aqu... Tampoco el Rastreador.Qu cosa? Qu Rastreador?Existe eso sugiri el dragn. Siguieron su mirada hasta una estatua situada cerca de la parte superior de la Mansin. Se trataba de un Rastreador en pleno vuelo. Existan otras estatuas parecidas desperdigadas alrededor de la Mansin y de sus terrenos que, como suceda con sta, resultaban asombrosamente reales.No, no pudo ser eso repuso Gwen con el entrecejo fruncido..., creo. Eso no explicara la abominacin que vi.Qu aspecto tena? inquiri Cabe con suavidad. Ella se estremeci.Enorme. Toda cubierta de piel blanca y con enormes zarpas como si fuera una criatura de las que hacen agujeros. Juro que hizo pedazos la zonaCabe y el Dragn Verde examinaron los alrededores, pero no vieron nada. El joven mago levant la vista hacia el seor dragn.Esss posible empez el reptiliano monarca que, al rehacer los antiguos hechizos, hayis liberado un poco de antigua magia de los Rastreadores, a lo mejor algo ideado para espantar a los extraos.La hechicera no pareci convencida.Luchaban el uno contra el otro! Era como si sintiera los pensamientos del ser-pjaro, incluso su muerte! No obstante, consigui..., s, consigui matar a esa cosa.El dragn efectu una muy convincente imitacin de un encogimiento de hombros humano.No se me ocurre ninguna otra razn. Nadie msss parece haberlo observado.Me estoy volviendo loca, entonces? Es eso lo que queris decir?En absoluto. Creo que mi teora esss..., es vlida. No perfecta, quiz, pero vlida.

Gwen clav la mirada en el infinito.Estaba tan segura, pareci tan real...A su espalda se haban reunido unos cuantos dragones y humanos. La curiosidad y tal vez la incertidumbre los haba unido como no lo haba conseguido nada hasta entonces. Cabe los mir y arrug el entrecejo; sta no era forma de empezar.Todo va bien grit. Es el cansancio, nada ms. Seguid desempaquetando.

Los criados se dispersaron poco a poco, pero Cabe se dio cuenta de que no estaban completamente satisfechos. Qu otra cosa podra haber dicho?Gwen intent incorporarse y Cabe y el Rey Dragn se apresuraron a ayudarla. La joven segua con los ojos fijos a lo lejos.Jurara que..., que en un momento dado el Rastreador incluso me salv la vida. No creo que por motivos altruistas sino porque era necesario. Recuerdo que ca, que algo me agarr..., y luego perd el conocimiento.Olvdalo de momento sugiri Cabe. Necesitas descanso. Ms tarde, podemos volver a discutirlo.Supongo que s.El Dragn Verde pos una mano enguantada sobre su brazo.Por vos, Rosa de Fuego, avisar a mis criados para que investiguen esta zona. Aunque los Rastreadores son muy astutos, existe una probabilidad de que mi gente descubra si ha habido alguno por aqu.No es necesario respondi ella, moviendo negativamente la cabeza.Yo creo que s lo esss.Gwen sonri, pero las piernas se le doblaron y habra cado si no la hubieran sujetado los brazos de Cabe, quien, junto con el Rey Dragn, la ayud a llegar hasta la Mansin sin que ella protestara.Si hubieran dedicado un poco ms de tiempo al estudio del terreno que rodeaba el lugar donde haba cado la Dama del mbar, probablemente no habran encontrado nada; pero tambin era posible que, de haber mirado con un poco de atencin los matorrales, habran podido distinguir las dos plumas que el peso de Gwen haba hundido entre las ramas. Plumas de un pjaro muy grande, o, quiz, de algo ms.VIrillian era una ciudad prspera gracias a la pesca. Con guerra o sin ella, todas las regiones vecinas demasiado alejadas de los Mares Orientales para pescar por s mismas compraban las abundantes capturas tradas por sus pescadores.Mientras decenas de embarcaciones se dirigan a mar abierto en busca de la primera captura del da, una solitaria embarcacin avanzaba en direccin opuesta. Todos los pescadores evitaban aquel rumbo, ya que conduca a las Fauces de Aquias, las inmensas cavernas, sumergidas en parte, que constituan la entrada al mundo submarino de aquel a quien el Alguacil de Irillian llamaba seor. El Dragn Azul.Bajo la dbil luz que precede a la aurora, apenas si era posible distinguir a las tres figuras de la embarcacin. Una era el barquero, una figura envuelta en una capa empapada tejida a partir de las plantas sacadas de los mares. Los pasajeros saban que l o ella o ello no era un ser humano ni lo haba sido probablemente, y la verdad es que tampoco les importaba. El barquero llevaba a cabo su funcin sin una queja y as era como deba ser. No haba motivo para pensar en aquel ser; adems, ambos hombres haban visto cosas ms raras durante su larga vida.Los dos pasajeros eran como hojas en una misma rama. Ambos llevaban una armadura peluda, negra como una noche sin luna, y sobre sus cabezas, ajustados yelmos con un amplio protector nasal y una estilizada cabeza de lobo. Una cola peluda bajaba desde la parte posterior de la cabeza de lobo hasta alcanzar y superar en ms de un palmo la parte inferior del yelmo. Ambos eran guerreros veteranos; sin embargo, los dos tenan la apostura que slo tienen aquellos que han nacido para mandar. Uno era algo ms bajo que el otro y su rostro estaba bien afeitado. El otro, en apariencia su superior, luca una barba corta y bien cuidada, una perilla.El barquero condujo el bote hasta la orilla sin ayuda, con una sorprendente demostracin de agilidad y fuerza, pero a la vez sin revelar ni una sola parte de su persona, incluidos manos o pies. Los dos piratas-lobo desembarcaron y contemplaron en silencio cmo el barquero volva a hacerse a la mar.D'Shay se alz el yelmo y sec la humedad marina del rostro.Nos han descubierto, D'Laque.Su compaero le imit a la vez que preguntaba:Cundo, Lord D'Shay?Al menos hace una semana, quiz dos.Puede ser que est ya aqu, entonces? D'Laque pase la mirada por la playa.Es posible, pero no lo creo. Ese animal es un buen cazador y desconfa demasiado de su presa para moverse de esa forma. No, creo que est cerca, pero no aqu todava. Estar explorando, quiz.D'Laque observ a su superior con atencin.Lo decs como si se tratara de una especie de juego entre los dos. l es una cuestin secundaria; lo que ms necesitamos en estos momentos es un lugar permanente para nuestros barcos. Los Jefes de Manada empiezan a impacientarse, incluso D'Zayne, y eso que l, de entre todos, es quien debera reflejar vuestros deseos.La idea no pareci afectar a D'Shay.Ejecutaremos esa misin, amigo mo, pero piensa en lo bien que nos recibirn si llevamos la cabeza del Grifo de vuelta con nosotros. La noticia de que haba sobrevivido no gust nada a los Jefes de Manada. La... destitucin de D'Morogue... es buena prueba de ello. Se supona que asegurara nuestro xito, si no lo has olvidado.El otro pirata-lob