Konstantinov

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  • VIII.4. Contenido y forma. Cmo surgen y se resuelven sus contradicciones.

    El nacimiento, el desarrollo y la superacin de las contradicciones entre el

    contenido y la forma es una de las expresiones ms esenciales y universales

    del desarrollo mediante la lucha de contrarios. Al exponer los elementos

    dialctica, escribe Lenin en sus

    Cuadernos filosficos: lucha del contenido y la forma, y a la inversa, rechazo de la forma, transformacin del contenido17. Las categoras de contenido y forma son de suma importancia para

    comprender los procesos de desarrollo. Cada objeto tiene su propio contenido

    y su propia forma, que slo pueden concebirse en su ntima elacin mutua. El

    contenido es la base, el aspecto fundamental del objeto que determina su

    peculiaridad cualitativa y se manifiesta en todos sus elementos. Por ejemplo,

    el contenido del modo de produccin son sus fuerzas productivas, las cuales

    determinan las relaciones de produccin como su forma social propia. El

    contenido de una obra artstica literaria radica en sus ideas que reflejan cierto

    aspecto de la realidad, de la vida humana; este contenido impregna la obra

    entera: su asunto, su tema, sus imgenes, su lenguaje, etc.

    El contenido no existe al margen de la forma. La forma es el modo de existir

    el contenido; es la organizacin interna, la estructuracin del contenido que

    hace posible la existencia de ste. El organismo no puede existir sin cierta

    estructura morfolgica. La idea ms elevada no basta por s sola para crear una

    obra de arte, si no se expresa en una forma artstica, en imgenes, o si la obra

    no proporciona placer esttico. Las fuerzas productivas no pueden existir sin

    determinadas relaciones de produccin que constituyen la forma de su

    desarrollo.

    No hay que confundir la forma interna de un objeto con su forma externa. La

    presentacin tipogrfica de un poema o una novela (formato del libro,

    encuadernacin en piel o a la rstica, impresin en grandes o pequeos

    caracteres, etc.) constituye su forma externa. Esta forma carece de

    significacin alguna para el contenido de la obra artstica.

    En cambio, las imgenes artsticas, el lenguaje empleado, el asunto, la

    composicin de la obra, etc., todo ello representa su forma interna. Expresa el

    contenido y, sin ella, ste no podra existir. De ah que la forma del objeto sea

    su forma de existencia.

    El contenido y la forma, como las dems categoras de la dialctica, no son

    algo petrificado, anquilosado, sino que pueden transformarse mutuamente. No

    existe una separacin absoluta entre ellos, y lo que es contenido en unas

    condiciones puede ser forma en otras. As, por ejemplo, las relaciones de

    produccin son formas con respecto a las fuerzas productivas, pero, al mismo

  • tiempo, son contenido de la supraestructura poltica, del derecho o de las

    formas ideolgicas engendradas por dichas relaciones de produccin.

    Las imgenes artsticas, el lenguaje, la rima potica pertenecen a la forma de

    la obra artstica, pero pueden convertirse en objeto, en contenido de una

    investigacin cientfica.

    Entre la forma y el contenido existe una compleja interdependencia dialctica.

    Ya hemos visto que se hallan en unidad, de tal modo que no pueden existir

    independientemente; en todo objeto se da siempre un contenido y una forma,

    pero, dentro de esta unidad, el papel esencial, determinante, corresponde al

    contenido. Este determina su propia forma y la engendra; la forma depende de

    l. No es arbitraria, sino que corresponde a determinado contenido. Y aunque

    ste deje de ser un contenido dado y no se revista de determinada forma,

    siempre es el fundamento de las relaciones mutuas entre contenido y forma.

    La importante funcin de la forma se halla determinada por las exigencias del

    contenido de los objetos. Por ejemplo, no podemos expresar en forma de

    comedia una idea que es trgica por su contenido, de la misma manera que no

    podemos expresar con la tragedia una idea cmica. El sistema econmico

    capitalista condiciona la supraestructura correspondiente, la cual se diferencia

    por completo de la supraestructura de la sociedad socialista, que es forma de

    un contenido absolutamente distinto: el sistema econmico del socialismo.

    Aunque dependa del contenido, la forma no es pasiva; influye activamente

    sobre l y presta una contribucin inmensa a su desarrollo.

    Puede cumplir una doble funcin: impulsar el desenvolvimiento del objeto o

    frenarlo.

    Esto ltimo tal vez parezca extrao, pues si la forma se halla unida al

    contenido y est condicionada por l hasta el punto de ser su modo de

    existencia, cmo puede ser una traba suya? Cmo puede frenar su

    desarrollo? Sin embargo, la objecin no es muy consistente, ya que slo tiene

    en cuenta un aspecto de la interdependencia entre el contenido y la forma, es

    decir, su unidad. Ahora bien, no se trata, en verdad, de una unidad inerte, sino

    dialctica; una unidad de contrarios. Aunque el contenido y la forma se hallen

    vinculados ntimamente, son distintos por su esencia y constituyen aspectos

    diversos de los objetos. De la diferencia que media entre ellos derivan sus

    diferentes propiedades y tendencias en el desenvolvimiento de los objetos. El

    cambio o desarrollo de stos se manifiesta, inicialmente, como cambio del

    contenido, o sea del aspecto bsico, fundamental, de ellos.

    El contenido es un elemento ms dinmico y variable que la forma; sta ofrece

    una mayor estabilidad y quietud. En virtud de que la forma depende del

    contenido, slo cambia al cambiar ste; sin embargo, su mayor estabilidad

    conduce a una contradiccin, pues mientras el contenido se altera

  • incesantemente, la forma permanece inalterable durante algn tiempo. Ahora

    bien, la estabilidad de la forma no debe interpretarse como una inmutabilidad

    absoluta, ya que pueden modificarse algunas propiedades o ciertos elementos

    aislados de ella aunque en conjunto sigan siendo la misma hasta ese momento.

    Por esta razn, es relativamente estable comparada con el cambio incesante

    que se opera en el contenido. Slo teniendo en cuenta las diferencias y

    distintas tendencias del contenido y la forma en el proceso de desarrollo

    podremos comprender sus relaciones mutuas, as como la doble funcin de la

    forma.

    La interdependencia entre el contenido y la forma de los objetos y fenmenos

    pasa por diferentes etapas. Sera errneo suponer que la relativa estabilidad de

    la forma es siempre y en todos los casos un factor conservador. Al iniciarse un

    proceso, concuerda con su contenido y contribuye al desarrollo de ste. La

    determinacin y la estabilidad de la forma son, mientras se da esa

    concordancia, la fuerza propulsora del desarrollo. Si la forma cambiara a cada

    instante, no podra cumplir esa funcin. As, por ejemplo, las nuevas

    relaciones de produccin en cuanto forma que corresponde a su propio

    contenido las fuerzas productivas se mantienen estables durante un largo perodo y contribuyen al desenvolvimiento de las fuerzas productivas de la

    sociedad. Sin embargo, a medida que cambia el contenido surge y se ahonda

    la contradiccin entre las fuerzas productivas y su forma. Mientras estos

    cambios son insignificantes, la forma contina contribuyendo al desarrollo del

    objeto. Al agudizarse la contradiccin deja de corresponder al contenido y se

    trueca as de factor progresivo en freno del Progreso ulterior. En esta fase, la

    estabilidad de la forma pasa a ser un elemento conservador. Como escribe

    Marx, al llegar a una determinada fase, las relaciones de produccin se

    convierten de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en trabas suyas.

    Podemos ver esto mismo a la luz de otros ejemplos. Es sabido que el Partido

    Comunista modifica de cuando en cuando sus Estatutos, en los que se fijan las

    formas orgnicas de su actividad. A veces, un nuevo contenido, las nuevas

    tareas que se plantean al Partido, entran en contradiccin con ciertas formas

    orgnicas ya caducas que en otras condiciones desempearon un papel

    positivo.

    As, por ejemplo, el XXII Congreso del P.C.U.S. aprob unos nuevos

    Estatutos, que fijan la organizacin y formas de actividad del Partido,

    correspondientes a las tareas de la edificacin de la sociedad comunista.

    La contradiccin entre el nuevo contenido y la antigua forma provoca una

    lucha entre ellos. Esta lucha es una de las expresiones ms importantes de la

    vigencia de la ley de la lucha de los contrarios en la naturaleza, la sociedad y

  • el pensamiento, y no cesa hasta que la vieja forma es reemplazada por otra

    nueva, que corresponda al contenido ya modificado.

    Con frecuencia, la lucha es muy tenaz y prolongada. La antigua forma revela

    una gran fuerza de inercia y se resiste a ser cambiada, toda vez que no

    desaparece automticamente al surgir un nuevo contenido y posee una relativa

    autonoma que le permite subsistir durante largo tiempo, pese a los cambios

    operados en el contenido.

    Adems, por lo que toca a la vida social, las formas caducas cuentan con el

    apoyo de las clases, los partidos y los grupos interesados en conservarlas y

    defenderlas. Sin embargo, por ms resistencia que ofrezca una vieja forma, ya

    caduca, tiene que dejar paso necesariamente a otra nueva, al desarrollarse el

    contenido. De ah que la lucha entre la antigua forma y el nuevo contenido sea

    fuente del desarrollo, contribuyendo a reemplazar lo viejo por lo nuevo y a

    impulsar el movimiento eterno, el proceso de renovacin. El gran demcrata

    revolucionario ruso N. G. Chernishevski expres brillantemente la

    significacin de la dialctica del desarrollo del contenido y la forma.

    Eterna sucesin de las formas, eterno repudio de la forma engendrada por determinado contenido o por cierta tendencia, ya sea en virtud del

    fortalecimiento de esa tendencia o del desarrollo de ese mismo contenido a un

    nivel superior; quien haya comprendido esta gran ley eterna y universal, quien

    haya aprendido a aplicarla en todo fenmeno, cun tranquilamente busca las

    oportunidades que confunden a los dems... no deplorar nada lo que ya ha

    sobrevivido a su tiempo, y exclamar: Pase lo que pase, tambin llegar

    nuestra hora de alegra!18 Chernishevski extrajo acertadamente ciertas conclusiones revolucionarias de

    la dialctica del desarrollo del contenido y la forma. En su avance

    incontenible, la vida social barre todas las formas caducas que se han

    convertido en trabas, sustituyndolas por otras nuevas, ms progresivas.

    La concordancia de la forma con el contenido no debe entenderse en el sentido

    de que este ltimo haya de expresarse forzosamente en una sola forma. A un

    mismo contenido pueden corresponder varias formas. Como es sabido, la

    dictadura de la burguesa se presenta en diversas formas: repblica

    parlamentaria, monarqua constitucional y dictadura terrorista del fascismo.

    Un mismo contenido se reviste de distintas formas al refractarse a travs de las

    condiciones histricas concretas de diversos pases.

    La incomprensin de la dialctica del contenido y la forma conduce al peligro

    de que la vieja forma sea elevada a un plano absoluto y alimenta el temor a

    abandonar las formas tradicionales, aunque se hayan convertido en una traba

    para el desarrollo. En su actividad prctica, el Partido Comunista se gua por

    la recomendacin leninista de que todo viraje en el desarrollo lleva

  • inevitablemente a un desajuste entre la vieja forma y el nuevo contenido19. El Partido lucha contra toda rutina, contra el temor y la renuncia a modificar las

    formas ya envejecidas de la vida econmica, poltica y espiritual de la

    sociedad, al mismo tiempo que pugna por hallar formas que permitan acelerar

    todo lo posible el movimiento de avance. Pero, por otra parte, sera errneo

    adoptar una actitud nihilista hacia toda forma vieja, basndose sencillamente

    en su vejez. El nuevo contenido no exige siempre una nueva forma; puede

    servirse tambin de otra antigua, adaptndola a sus necesidades concretas.

    Entre las viejas formas existen algunas que, despus de cambiar las

    condiciones, pueden servir todava a un nuevo contenido. El Partido

    Comunista tiene esto muy presente en su actividad. As, por ejemplo, despus

    de destruir el viejo aparato estatal de la Rusia terrateniente-burguesa, el

    Partido conserv algunas instituciones, viejas por su forma, del antiguo

    rgimen, tales como los bancos, sistema de correos, etc., pero vertiendo en

    ellas un nuevo contenido.

    Si no se conciben acertadamente las relaciones mutuas entre el contenido y la

    forma, puede llegarse a desmesurar o exagerar terriblemente el valor de un

    solo aspecto de este todo nico. As, por ejemplo, la falsedad del formalismo

    consiste en elevar la forma a un plano absoluto, despreciando la esencia, el

    contenido de la obra.

    La exageracin del papel que corresponde a la forma artstica conduce

    tambin al formalismo, tergiversando as la gran misin social del arte. La

    forma artstica no es un fin en s. Agreguemos a ello que slo puede alcanzar

    la perfeccin cuando se halla subordinada al contenido y expresa elevadas

    ideas sociales.

    El desconocimiento del valor de la forma en el arte debilita su influencia y

    restringe su misin social. Algunos elementos revisionistas que se han

    proeunciado contra el realismo socialista en algunos pases de democracia

    popular declaran que no es la forma, sino el contenido, lo que decide acerca de

    si una obra de arte es realista o no. Esta contraposicin del contenido a la

    forma y este desprecio por la forma realista de reflejar la vida son

    incompatibles con el marxismo. El hombre normal, dotado de un sano gusto

    artstico, no puede aplaudir el abstraccionismo y dems florituras del arte

    burgus actual precisamente porque los abstraccionistas rechazan la forma

    realista de reflejar la realidad en imgenes artsticas. Si se prescinde de la

    forma, no puede haber tampoco un arte realista por su contenido.

    El Partido Comunista de la Unin Sovitica concede una inmensa importancia

    en su actividad a la oportuna modificacin de las formas organizativas y de las

    formas y mtodos de direccin, y vela porque estas formas correspondan a las

    nuevas necesidades de la edificacin comunista. As lo atestiguan los cambios

  • introducidos por el Partido en las formas y mtodos de direccin de la

    industria y la agricultura, el perfeccionamiento de los sistemas de

    planificacin de la economa nacional de la U.R.S.S., la creacin de

    posibilidades ms amplias para que las repblicas federadas puedan resolver

    autnomamente los problemas planteados por la edificacin econmica y

    cultural. El enriquecimiento de las formas de la vida social y de la

    organizacin de la produccin es de una enorme importancia, pues sin ello es

    imposible desarrollar venturosamente el contenido mismo, es decir, resolver

    las tareas planteadas por la construccin sucesiva de la sociedad comunista.

    En conclusin, en los campos ms variados de la actividad prctica, debemos

    tener en cuenta la dialctica del contenido y la forma y poner al descubierto su

    correlacin exacta.

    El examen de la ley de la unidad y lucha de contrarios permite comprender por

    qu

    Lenin apreciaba tan altamente su papel en la dialctica marxista, al definir la

    doctrina de los contrarios como la mdula, la esencia de la dialctica. Las contradicciones y su solucin constituyen la verdadera fuerza motriz del

    desarrollo y es, asimismo, la que sirve de base al trnsito de los cambios

    cuantitativos a cualitativos, a los saltos de un viejo estado a otro nuevo; es,

    finalmente, el fundamento del movimiento eterno y constante de todo lo

    existente. As, pues, el fundamento de la interrelacin y accin mutua de las

    categoras

    causa y efecto, posibilidad y realidad, lo singular y lo general contenido y forma, necesidad y casualidad, etc. es el mismo, pues cada una de ellas es inconcebible sin la categora opuesta, sin el trnsito de una a otra. He ah por

    qu el anlisis decidido de las contradicciones y tendencias de su desarrollo,

    as como de los mtodos y caminos para resolverlas, es atributo inseparable

    del modo marxista, verdaderamente cientfico y revolucionario, de abordar la

    realidad.

  • Esencia y fenmeno. La esencia es el aspecto interno, relativamente estable, de

    la realidad objetiva, que determina la naturaleza del fenmeno de que se trate.

    En cambio, el fenmeno, a diferencia de la esencia, es el aspecto externo, ms

    movible y cambiante, de la realidad objetiva; en l se revela de un modo

    concreto la esencia. Por ejemplo, la esencia de la repblica parlamentaria de

    los pases capitalistas es la dictadura de la burguesa; ella es la que determina

    la naturaleza del poder poltico en la sociedad burguesa.

    Dicha esencia se revela y pone de manifiesto en el hecho de que la burguesa

    ejerce el control sobre todos los rganos del poder poltico y en que todas las

    instituciones estatales sirven el objetivo de fortalecer la dominacin de la

    burguesa. Ciertas manifestaciones de la dictadura burguesa pueden cambiar,

    pero la esencia del poder estatal en la sociedad capitalista, es decir, la

    dictadura de la burguesa, permanece invariable.

    Ya en los albores del saber cientfico surgieron los conceptos de esencia y

    fenmeno.

    La lgica misma del progreso del conocimiento y las exigencias de la

    actividad prctica impusieron la necesidad de distinguir la esencia de las cosas

    de su apariencia inicial.

    La metafsica se caracteriza por establecer un divorcio radical entre el

    fenmeno y la esencia, divorcio que los filsofos expresan de distinto modo.

    Unos sostienen que la esencia, en cuanto principio ideal especfico, existe al

    margen de los fenmenos y que stos no encierran esencia alguna. Tal es la

    posicin de muchos representantes del idealismo objetivo. Otros piensan que

    la esencia existe en el interior de las cosas mismas, pero que es inasequible

    para el hombre. Segn ellos, el conocimiento recae sobre el mundo

    fenomnico y no expresa la esencia objetiva de las cosas. Entre la esencia y el

    fenmeno se levanta la muralla erigida por el conocimiento humano. Tal es la

    concepcin de Kant y sus discpulos.

    La dialctica materialista pone de relieve el nexo interno, indisoluble, entre el

    fenmeno y la esencia, es decir, su unidad. Lenin dice a este respecto: Vemos aqu tambin el paso, la transformacin de lo uno en lo otro: la esencia se

    manifiesta. El fenmeno es esencia.19 La esencia se manifiesta; esto significa que no hay esencias puras que no se

    manifiesten en ciertos fenmenos. Toda esencia se manifiesta en objetos,

    procesos, hechos y vnculos concretos. As, por ejemplo, la esencia del

    capitalismo se pone de manifiesto en fenmenos como las crisis econmicas,

    el paro forzoso, la depauperacin de los trabajadores, etctera.

    El fenmeno es esencia; con ello se quiere decir que en todo fenmeno se

    manifiesta su esencia. Todo fenmeno se halla unido de un modo u otro a su

    esencia y es la manifestacin de ella. As, las aguas espumeantes de la

  • superficie de un ro son tambin expresin de la esencia, es decir, de las

    corrientes profundas de abajo.

    Al aprehender las manifestaciones particulares de la esencia, avanzamos con

    ello por la va del 'conocimiento de la esencia misma. As queda refutado el

    agnosticismo, para el cual el hombre puede captar los fenmenos, no la

    esencia de las cosas. No existe, ni puede existir en absoluto ninguna diferencia de principio entre el fenmeno y la cosa en s seala Lenin. Existe simplemente diferencia entre lo conocido y lo an no conocido. En

    cuanto a las lucubraciones filosficas acerca de la existencia de lmites

    especiales entre lo uno y lo otro, acerca de que la cosa en s est situada ms

    all de los fenmenos (Kant), o que se puede y se debe erigir una barrera

    filosfica entre nosotros y el problema de un mundo desconocido todava en

    tal o cual aspecto, pero existente y fuera de nosotros (Hume), todo ello no son

    sino vacuas necedades... subterfugios, lucubraciones.20 La esencia y el fenmeno no slo se hallan unidos, sino tambin en oposicin;

    nunca coinciden plenamente entre s. Dicha oposicin expresa las

    contradicciones internas de los objetos reales, que entran en diversas

    relaciones mutuas al manifestar su esencia.

    Claro exponente de la contradiccin entre la esencia y el fenmeno es la

    apariencia.

    La apariencia es tambin una manifestacin de la esencia, pero una

    manifestacin unilateral, inadecuada y, en ocasiones, incluso deformada. As,

    por ejemplo, la esencia de las relaciones capitalistas de produccin (relaciones

    entre el capitalista y el obrero) se presenta bajo la forma de una relacin entre

    cosas. En efecto, el capitalista que ha invertido su capital en forma de una

    determinada suma de dinero, no obtiene aparentemente sus ganancias de los

    obreros que con su trabajo crean la plusvala, sino de su propio dinero.

    Ahora bien, la economa poltica marxista ha descubierto la esencia misma del

    capitalismo detrs de las cosas (de la mercanca y del dinero en cuanto objetos

    materiales); dicha esencia est en las relaciones humanas propias de la

    sociedad capitalista, relaciones de explotacin de los obreros por los

    capitalistas.

    La unidad del fenmeno y la esencia, as como su diferencia, constituyen la

    base objetiva de la unidad de lo sensible y lo racional en el proceso

    cognoscitivo y el fundamento mismo de que el conocimiento se mueva

    necesariamente de lo sensible a lo racional.

    Las sensaciones y percepciones, las imgenes sensibles, reflejan ante todo los

    fenmenos y las cosas singulares, pero la esencia de ellas no puede ser

    aprehendida por la percepcin sensible inmediata. Si coincidieran la esencia y

    el fenmeno, la ciencia sera superflua. Ello explica por qu el proceso

  • cognoscitivo no puede detenerse en la percepcin sensible y ha de elevarse al

    pensamiento terico, el cual, basndose en el conocimiento de los fenmenos,

    capta la esencia de las cosas. Es obra de la ciencia escribe Marx el reducir los movimientos visibles y puramente aparentes a los movimientos reales e interiores...21 Puesto que lo que se halla en la superficie de los fenmenos es asequible a los

    sentidos, y su propia esencia es captada por el pensamiento, y dado que el

    conocimiento sensible es, en ltima instancia, la fuente de todos nuestros

    conocimientos, podemos afirmar que la percepcin sensible es la primera fase

    del proceso cognoscitivo, en tanto que el pensamiento es la segunda. Y puesto

    que la prctica no es slo punto de partida y base del conocimiento, sino

    tambin su criterio de verdad, constituye asimismo una fase necesaria del

    proceso cognoscitivo y al mismo tiempo su culminacin.

    Las relaciones entre la percepcin sensible, el pensamiento y la prctica son

    bastante complejas. Las diferencias que median entre estos factores son

    relativas y sus lmites se confunden al progresar nuestro conocimiento. La

    experiencia sensible del hombre actual no puede ser separada de su

    pensamiento. Este nexo entre el conocimiento sensible y el pensamiento se da,

    en forma muy caracterstica, sobre todo en el experimento cientfico.

    Es difcil distinguir en la fsica actual el experimento de la actividad terica.

    Sin embargo, pese a su carcter relativo, las diferencias entre la percepcin

    sensible, el pensamiento y la prctica no se borran, ya que constituyen fases

    cualitativamente distintas del proceso cognoscitivo.

    La experiencia sensible del hombre se distingue de las sensaciones,

    percepciones y representaciones del animal en virtud de que se basa en la

    prctica histrico-social. Los hombres no contemplan la realidad como meros

    espectadores de ella, sino que la perciben en el proceso de trabajo, en el curso

    de su actividad prctica, en tanto que agentes transformadores de esa realidad.

    En virtud de que el hombre puede abrirse paso, con ayuda de los instrumentos

    adecuados de produccin y observacin, hasta regiones inasequibles para el

    animal, su experiencia sensible es mucho ms rica, variada y profunda que la

    de los animales. El hombre ha creado instrumentos como el localizador de

    sonidos, el telescopio, el microscopio y las mquinas de calcular, que vienen a

    ser una prolongacin de sus rganos sensoriales y de su cerebro, El hombre

    expresa sus conocimientos sensibles, al igual que su pensamiento, por medio

    del lenguaje, transformndolos as de reflejo individual, como el que hallamos

    en los animales, en reflejo social, ya que las formas lingsticas tienen una

    significacin general y son admitidas por todos.

    El hombre dispone de cinco rganos sensoriales, cada uno de los cuales

    reacciona exclusivamente a determinados estmulos. El ojo humano, por

  • ejemplo, slo percibe las ondas luminosas comprendidas entre 380 y 780

    milimicras. Surge por ello la cuestin de si el hombre podra conocer mejor el

    mundo, si dispusiera de ms rganos de los sentidos y si el alcance de stos

    fuera mayor. Este problema ya se lo plantearon los pensadores de otros

    tiempos y algunos creyeron que el aumento del nmero de los rganos

    sensoriales hara que la vida intelectual fuese ms rica y variada.

    En la novela filosfica de Voltaire Micromegas hay un dilogo entre los

    habitantes de Sirius y Saturno en el que su autor se mofa de los que piensan

    que el hombre no dispone del suficiente nmero de rganos sensoriales, para

    conocer profundamente el mundo en todos sus aspectos. Para empezar, dgame, por ejemplo, cuntos sentidos tienen los habitantes de vuestro

    planeta? Setenta y dos contest el acadmico, y no pasa un solo da que no deploremos que sean tan pocos. Nuestra imaginacin va ms all de

    nuestras necesidades... Nuestros setenta y dos sentidos, nuestro anillo y

    nuestras cinco lunas son insuficientes para nosotros y, pese a nuestra

    curiosidad y a la gran cantidad de pasiones engendradas por nuestros setenta y

    dos sentidos, an nos queda mucho tiempo para aburrirnos. No es extrao dijo Micromegas, pues los habitantes de nuestro planeta tenemos cerca de mil sentidos y, sin embargo, experimentamos un vago deseo, no s qu

    descontento con nosotros mismos que nos advierte sin cesar que somos poca

    cosa y que hay seres mucho ms perfectos que nosotros. El progreso del conocimiento humano no se halla en relacin con el aumento

    del nmero de los rganos sensoriales; no depende tanto de su

    perfeccionamiento cuanto del desarrollo de la prctica social y del

    pensamiento. La prctica exige que los hombres conozcan mucho ms que lo

    que conocen sus sentidos directamente. Junto con el pensamiento, la prctica

    satisface esta necesidad. El trabajo y el pensamiento han ampliado

    infinitamente las posibilidades cognoscitivas de nuestros sentidos y han hecho

    que nuestra vida intelectual presente muchas facetas y est empapada de

    contenido.

    El hombre cuenta con todos los rganos sensoriales que le son indispensables;

    gracias a ellos percibe lo que necesita en su vida. De la prctica humana brota

    la necesidad de conocer tambin las propiedades de los fenmenos que no

    pueden ser percibidos directamente por nuestros sentidos. Sin embargo, las

    limitaciones naturales de stos no impiden que podamos conocerlos. As, por

    ejemplo, el hombre no puede percibir los rayos ultravioletas e infrarrojos, pero

    ello no es obstculo para que conozca sus propiedades mejor que los animales

    para los cuales son directamente asequibles.

    El conocimiento sensible se presenta de distinto modo en las diferentes ramas

    del saber cientfico. En las ciencias naturales suelen utilizarse las

  • observaciones hechas en los laboratorios, incluyendo con ellas el experimento.

    En virtud del carcter especfico de las ciencias sociales, el experimento se

    emplea en ellas en forma limitada y, a veces, se prescinde sencillamente de l.

    El investigador de la naturaleza dispone casi siempre de la posibilidad de

    observar los fenmenos estudiados que se repiten con frecuencia y durante

    largo tiempo. El historiador, en cambio, carece de esa posibilidad; de ah que

    en sus generalizaciones haya de valerse, en gran medida, de la experiencia, tal

    como ha quedado fijada en diversas fuentes histricas.

    Uno de los rasgos peculiares de la experiencia sensible humana consiste en su

    vinculacin con el pensamiento. Al observar los fenmenos de la naturaleza y

    la sociedad, el hombre se gua por ciertos conceptos y determinadas teoras.

    Los mismos hechos, sobre todo los de la vida social, pueden ser interpretados

    o concebidos de diversa manera por distintos hombres. Por esta razn, hay que

    situarse en una actitud crtica ante la experiencia humana a fin de que el hecho

    o fenmeno observado no se identifique con la interpretacin subjetivista del

    observador.

    Los datos de la observacin sensible inmediata nos permiten conocer los

    hechos que posteriormente han de servir de punto de partida al crearse una

    teora. Ninguna teora que contradiga los hechos puede considerarse

    verdadera. Sin embargo, es frecuente que en el proceso cognoscitivo se admita

    un hecho como cierto cuando tal hecho no existe. Pueden cometerse errores al

    efectuar las observaciones y los experimentos. La ciencia ha conocido casos

    de investigadores que crearon teoras coherentes y refutaron concepciones

    cientficas anteriores basndose en hechos dudosos, insuficientemente

    comprobados. Estos casos no dejaban de ser nocivos para la ciencia.

    El acadmico P. Pavlov deca metafricamente que los hechos son el aire del hombre de ciencia. Deben ser recogidos escrupulosamente y debe velarse siempre por su buena cualidad. Ahora bien, la mera recopilacin de hechos

    fidedignos, descubiertos a lo largo de la experiencia multisecular de los

    hombres, dista mucho de constituir todava la ciencia. Esta slo empieza

    verdaderamente cuando se descubre la esencia de los fenmenos y las leyes

    que rigen su movimiento y desarrollo.

    La experiencia sensible es limitada. Lo singular y lo general, lo casual y lo

    necesario, la esencia y el fenmeno, no se dan separadamente en ella. Por

    ejemplo, aunque los hombres ya haban observado el rayo y sus diferentes

    manifestaciones desde haca mucho, hubo de pasar largo tiempo antes de que

    pudieran captar su esencia. Slo como resultado de los progresos de la fsica,

    sobre todo de la electricidad, pudo establecerse, sobre la base de una sntesis

    de numerosos hechos, que el rayo era una descarga elctrica.

    Esta conclusin fue resultado de la actividad del pensamiento humano.

  • La percepcin sensible refleja los fenmenos reales en forma directa e

    inmediata.

    Sin embargo, el pensamiento, originado por medio de las sensaciones y

    percepciones, es tambin una fase nueva del proceso cognoscitivo,

    cualitativamente distinta. El pensamiento aspira a conocer los nexos internos,

    sujetos a leyes, de los fenmenos. La esencia del pensamiento terico estriba

    en elevarse al conocimiento de lo universal en los fenmenos.

    La percepcin sensible, que slo conoce los fenmenos singulares y sus

    propiedades aisladas, no puede cumplir esa funcin. Todo ello atestigua que el

    trnsito de la percepcin sensible al pensamiento abstracto es un salto

    cualitativo en el proceso de conocimiento.

    El pensamiento refleja la realidad en forma de abstracciones, es decir,

    prescindiendo de los aspectos singulares del objeto. El pensamiento deja a un

    lado las representaciones inmediatas del objeto para destacar en l lo

    fundamental y esencial. As, por ejemplo, el pensamiento nos habla de puntos,

    de longitudes lineales, de lneas carentes de anchura, etc., cuando en la

    realidad no existen los puntos o las lneas de ese gnero.

    Pero, al alejarse del objeto concreto, el pensamiento no se aleja de la verdad.

    El pensamiento dice Lenin, al elevarse de lo concreto a lo abstracto, no se aleja si es verdadero (NB)... de la verdad, sino que se aproxima a ella. Las abstracciones de materia, de ley natural, la abstraccin de valor, etc., en una palabra, todas las

    abstracciones cientficas (justas, serias, no absurdas) reflejan la naturaleza ms

    profunda, ms fiel, ms plenamente.22 La abstraccin destaca cierto aspecto del objeto en su estado puro, es decir, en un estado que no se da en la realidad. As, por ejemplo, no existen la

    produccin o la ley en general, sino formas concretas de produccin y leyes tambin concretas. No obstante, sin la abstraccin de produccin, no podramos comprender a fondo ninguna forma concreta de produccin. Para

    aprehender la esencia del modo capitalista de produccin, hay que saber qu

    es la produccin en general, de qu elementos se compone y cul es el lugar

    que le corresponde en la vida social. Gracias a la abstraccin, el hombre puede

    desentraar los procesos ms sutiles de la naturaleza y la sociedad.

    La abstraccin es vlida cuando refleja un aspecto esencial del objeto, pero

    resulta vacua, ilgica y absurda si destaca los aspectos accesorios, si fija la

    atencin en factores inesenciales. As, al estudiar el hombre, podemos forjar,

    como hacan los antiguos, la siguiente abstraccin: el hombre es un animal

    bpedo, sin pelos ni plumas. Pero esta abstraccin no tendr ningn valor

    cientfico, ya que refleja facetas inesenciales, sin contribuir a fijar el lugar que

    corresponde al hombre en la naturaleza.