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Juan Carlos Toledo de la Maza. Rector de la Universidad Maritima de Estas son sus Palabras tomadas textualmente de su disertación en Montevi- Valparaíso. nos regala una grabacipn wn la voz de la Mistral. -. ~~~~~ - deo, alrededor de 1936 a invitacipn del gobierno de Uruguay. Fueron invitadas tambif n en esa ocasipn Alfonsina Storni y Juana da Ibarbourou. 'su suelto antojo, en su libertad total". Aquí, en nuestra Torre, estuvo Gabriela "en su patria real, en su costumbre, en L C(>N espacio lo tienen mi vista y mi alma. En algunas ocasiones he escrito siguiendo Sobre historia de una rosa. Ahoravoy aobedecer anuestro Ministro y anuestro Director de Educación contando Cbmoescribo, siesqueyoséunawsaclarayefectivade CómOescribo. El temaquemediemnfueéste:¿cómohaceustedsusversos?Ymehahecho recordar una hermosa parábola de Pedro Prado. El chileno Pedro Prado cuenta que unavezunaseñoraentró aunjardíny lepidióunarosaaljardineroconesa tremenda superficialidad que tenemos las mujeres. Una rosa, pero el jardinero era unvarón muy profundo; era un viejo jardinero muy vivido y le contesta: yo le doy a usted la rosa que quiera, siempre que la corte donde ella comienza. la señora se va derecho a cortar allá a medio tallo, por allí. Entonces, le dice el jardinero: la rosa no comienza allí. usted cree que la rosa va a comenzar en el pedúnculo. Ah!, dice laseñoray entoncesvaconlatijeramás abajo.No, ledice el jardinero,usted seequivoca. Usted cree que allícomienzaesacosafloridaque hayalláarriba¿conquésabíasealimentaria? Laseñoradicequeentonceslava a cortar sobre el suelo. El jardinero insiste en que no es allí donde comienza, ¿y la raiz?. Entonces la señora dice que la va a arrancar. El jardinero le pregunta: ¿usted cree que comienza en las raices? ¿de dónde le viene todo lo que tiene? La señora muy perpleja no la arrancó. > ¿Dónde comienzan los poemas? El poema tampoco sabemos donde comienza. ¿Comienza en el momento en quese hace? ¿Comienzaen elmomento enque nos cae esaespeciede puntada de laemoción, esa lanzada de la emoción? Porque, cuando lalanzadanos trabaja ya venía de tan tarde el hacerse la carne tiema para la lanzada. Habría que remontaratodo lo quenos haido trabajadoel corazónparaesacalidad de lacame queledamosalapoesía. Esdecir,habríaquecomenzarenlainfanciadonde todo comienza,pero, cuandonacemos,yatraemos tantocapitalviejo y deudagrande. Habria que comenzar con toda la muchedumbre de nuestros antepasados. Menudo trabajo contar cómo se hacen los versos. Grandes curiosos que me escucháis: las mujeres no escribimos solemnemente como Buffon, quese ponía para el trance su chaqueta de mangas con encajes~y~se sentaba conia mayor-- solemnidad del mundo asumesa de de caoba. Los hombres, posiblemente, sean tanto o más vanidosos que las mujeres. (Risas y aplausos) : ~ ¿Cómo escribo? Yoescribo sobremis rodillas en unatablitacon queviajosiempreylamesa escritorio nunca me sirvió para nada: ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa. Escribo de mañana o de noche y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la causa de su esterilidad o de su mala gana respecto de mí. Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana abierta dé a un horrible muro de casa urbana. Siempre me afimo en un pedazo de cielo que Chile me dio azul y que Europa me da borroneado. Mejor se ponen mis humores si yo afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles tiernos. Mientras yo fui criatura estable en mi país, escribi sobre mis pais o lo que tenia muy inmediato. Escribí como quien dice, sobre la carne caliente del tema. Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no escribo sino que en medio de un vaho de fantasmas. Todo el mundo, el aire, el cielo y latierrase me hanvuelto pura saudade. La tierrade Américay lagente mia, viva o muerta, se me han vuelto un cortejo melancólico pero muy fiel, que más que envolverme me oprime y. rara vez, me deja ver el paisaje y la gente extranjera. Escribo sin prisa generalmente y, otras veces, con una rapidez vertical de rodado de piedras en la cordillera. Me irrita en todo caso detenerme y tengo siempre al lado cuatro a seis lápices con punta, porque soy bastante perezosaytengo al hábitoregalóndequeme dentodo hecho,exceptolosversos. (Risas, muchas risas). Enel tiempoenque yome peleabaconlalenguaexigiéndole unatremenda intensidad, me solía oir ami mismamientras escribíaun crujido de dientes muy colérico, el rechiuarde lalijasobreel filo romo del idioma. Ahorayano me peleo con las palabras sino con otra cosa. He cobrado el disgusto y el desapego de mis poesias cuyo tono no es el mio por ser demasiado enfático. No soy yo sino en aquellos poemas donde reconozco mi lengua hablada, esos que llamaba don Miguel, el vasco, la lengua conversacional. Corrijo bastante más de lo que la gente puede creer leyendo unos versos que aún así se me quedan bárbaros. Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin desataduraposible queda en los que hago, sea venos o seaprosa. Escribir me suele alegrar, siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno e infantil. Ando trayendo la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en misueltoantojo, enmi libertadtotal. Esos diasenquehago algunapoesía, buena o mala, mi ánimo es el de quien estuviera casado con una muchedumbre de criaturas, casado con el mundo. Me gusta escribir en cuarto pulcro, aunque soy personaharto desordenada. El orden parece regalarme espacio y este apetito de SantiagodeChile,Manodp1996 2 23 unritmo rewgidoenuncarro queibaporlacalle ladoalado conmigo osiguiendo los Nidos de la naturaleza que, de más en más se me funden en una especie de canción de cuna. Pinares, marejadas, ruido de álamo, todo eso, al llegar a mi oreja viene solamente, viene en un ritmo de canción de cuna. Por otra parte, tengo todavia la poesía anecdótica que tanto desprecian los poetasmozos.Lapoesiameconfortalossentidosy esoque Ilamanelalma.Pero, la poesía ajena mucho más que la propia. Ambas hacen correr mejor la sangre, me defienden la infantilidad del carcácter, me aniñan y me dan una especie de asepsia respecto del mundo. La poesia es en mí sencillamente un desahogo, un sedimento delainfanciasumergida, aunque resulteamarga y dura, la poesíaque hago me lava de los polvos del mundo y hasta no s6 de qué vileza esencial parecidaalo quellamamosel pecadooriginalquellevoconmigoyquellevocon aflicción. Tal vez, el pecado original no sea sino nuestra caida de la expresión racional y antirrítmica a la cual bajó el género humano castigado y que más nos duele a las mujeres por el gozo que perdimos en la gracia de una lengua de intuición y de música que iba a ser lalengua del género humano. Y a propósito de la infancia pensaba qué definición sería la que yo pudiera dar de la poesia. Pensando en eso he escrito un poema en que habla un niño. Una historia verdadera. El niño habla de una cantidad de bultos que ve falsos w n su ojito. Y o creo que cuando nacemos los que vamos a hacer versos traemos en el ojo una viga atravesada que nos deforma ya sea transfigurándonos o, en otra forma, todo lo que miramos y nos hace para toda la vida antilógicos a y antirrealistas. El llamado poeta realista no existe. De manera que esa viga nos hace a veces ver amarillo lo que es negro, y nos hace ver redondo lo que es cuadrado, y nos hace caminarentreunaseriededisparatesmaravillosos. Dicenque,almorirlamayor parte de los agonizantes lloran una lágrima, una extraña lágrima que cae con lentitud. Y o creoque lavidadelojodel poeta, noseva, sino enesaúltimalágrima del agonizante. Entraremos así en el paraiso o donde sea, con el ojo limpio, porque ya en otra parte no nos serviría de nada una viga que nos asegurara las ~. ~ ~~ -cosm:@mides'~aflm6s) ~ ~ - - Vaya decirles esapequeña poesia que habla de laviga en el ojito del niño. Se llama "La Pajita'' y está escrita en la lengua floklórica de nuestro pueblo chileno que cuenta de una curiosa manera diciendo "esta que" o "este que". Esta que era una niña de cera; pero no era una niña de cera; era una gavilla parada en la era. Tampoco era una gavilla, sino unajior tiesa de la maravilla. Tampoco era lajior sino que era un rayiio de solpegado a la vidriera. No era un rayito de sol siquiera una pajita dentro de mis ojitos era. iAlléguense a mirar cómo he perdido entera en esta lagrimón, mifiesta verdadera! Gabriela Mistral Los alumnos del taller, en su mayoria, no habían escuchado la voz de la Mistral. Fue una revelación mágica. Motivadas e incentivadas por su discurso, fuimos a dejarle una flor en su montaña del valle de Elqui donde reposa. La magiadelapoesiaconvirtiólarealidadenotrarealidad. Cientos demujeres, "el mujerío" como las habría saludado ella, hicieron florecer su tumba. Unestallido de color relumbraba en medio del valle. Mujeres sencillas y sabias acudieron a festejar junto a ella la celebración de los 50 años del otorgamiento del Premio Nobel. Los carteles de difusión de los talleres con el rostro de la Mistral, ese bellismo dibujo de Vittorio de Girólamo, quedó en colegios, museos, en todo el Valle de Elqui wmo simbolo de nuestra alabanza. Gloria Garcia, escribió sobre estas vivencias (ver pág. 8). Ese otro cartel con el rostro de Gabriela de parte del MODEMU, representó a cientos de mujeres que dejaron una flor en su tumba de Montegrande. mar. Contar6 con el auiplclo de la Unlversldad Maritlma de Chile. * Enrique Lafourcade nos lnslnu alguna vez que editaramos un "Portal de con los trabajos de estos colaborad- res de excepcl n. Recordemos entre ellos al mismo LaIourcade juvenil con "La generad n del '50, apuntes para m 9

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Juan Carlos Toledo de la Maza. Rector de la Universidad Maritima de

Estas son sus Palabras tomadas textualmente de su disertación en Montevi- Valparaíso. nos regala una grabacipn wn la voz de la Mistral.

- . ~~~~~ - deo, alrededor de 1936 a invitacipn del gobierno de Uruguay. Fueron invitadas tambif n en esa ocasipn Alfonsina Storni y Juana da Ibarbourou.

'su suelto antojo, en su libertad total". Aquí, en nuestra Torre, estuvo Gabriela "en su patria real, en su costumbre, en L C(>N

espacio lo tienen mi vista y mi alma. En algunas ocasiones he escrito siguiendo

Sobre historia de una rosa. Ahoravoy aobedecer anuestro Ministro y anuestro Director de Educación

contando Cbmoescribo, siesqueyoséunawsaclarayefectivade CómOescribo. El temaquemediemnfueéste:¿cómohaceustedsusversos?Ymehahecho

recordar una hermosa parábola de Pedro Prado. El chileno Pedro Prado cuenta que unavezunaseñoraentró aunjardíny lepidióunarosaaljardineroconesa tremenda superficialidad que tenemos las mujeres. Una rosa, pero el jardinero era unvarón muy profundo; era un viejo jardinero muy vivido y le contesta: yo le doy a usted la rosa que quiera, siempre que la corte donde ella comienza. la señora se va derecho a cortar allá a medio tallo, por allí. Entonces, le dice el jardinero: la rosa no comienza allí. usted cree que la rosa va a comenzar en el pedúnculo. Ah!, dice laseñoray entoncesvaconlatijeramás abajo.No, ledice el jardinero,usted seequivoca. Usted cree que allícomienzaesacosafloridaque hayalláarriba¿conquésabíasealimentaria? Laseñoradicequeentonceslava a cortar sobre el suelo. El jardinero insiste en que no es allí donde comienza, ¿y la raiz?. Entonces la señora dice que la va a arrancar. El jardinero le pregunta: ¿usted cree que comienza en las raices? ¿de dónde le viene todo lo que tiene? La señora muy perpleja no la arrancó.

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¿Dónde comienzan los poemas? El poema tampoco sabemos donde comienza. ¿Comienza en el momento

en quese hace? ¿Comienzaen elmomento enque nos cae esaespeciede puntada de laemoción, esa lanzada de la emoción? Porque, cuando lalanzadanos trabaja ya venía de tan tarde el hacerse la carne tiema para la lanzada. Habría que remontaratodo lo quenos haido trabajadoel corazónparaesacalidad de lacame queledamosalapoesía. Esdecir,habríaquecomenzarenlainfanciadonde todo comienza,pero, cuandonacemos,yatraemos tantocapitalviejo y deudagrande. Habria que comenzar con toda la muchedumbre de nuestros antepasados. Menudo trabajo contar cómo se hacen los versos. Grandes curiosos que me escucháis: las mujeres no escribimos solemnemente como Buffon, quese ponía para el trance su chaqueta de mangas con encajes~y~se sentaba conia mayor-- solemnidad del mundo asumesa de de caoba. Los hombres, posiblemente, sean tanto o más vanidosos que las mujeres. (Risas y aplausos)

: ~

¿Cómo escribo? Yoescribo sobremis rodillas en unatablitacon queviajosiempreylamesa

escritorio nunca me sirvió para nada: ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa. Escribo de mañana o de noche y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la causa de su esterilidad o de su mala gana respecto de mí.

Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana abierta dé a un horrible muro de casa urbana. Siempre me afimo en un pedazo de cielo que Chile me dio azul y que Europa me da borroneado. Mejor se ponen mis humores si yo afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles tiernos. Mientras yo fui criatura estable en mi país, escribi sobre mis pais o lo que tenia muy inmediato. Escribí como quien dice, sobre la carne caliente del tema. Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no escribo sino que en medio de un vaho de fantasmas. Todo el mundo, el aire, el cielo y latierrase me hanvuelto pura saudade. La tierrade Américay lagente mia, viva o muerta, se me han vuelto un cortejo melancólico pero muy fiel, que más que envolverme me oprime y. rara vez, me deja ver el paisaje y la gente extranjera. Escribo sin prisa generalmente y, otras veces, con una rapidez vertical de rodado de piedras en la cordillera. Me irrita en todo caso detenerme y tengo siempre al lado cuatro a seis lápices con punta, porque soy bastante perezosaytengo al hábitoregalóndequeme dentodo hecho,exceptolosversos. (Risas, muchas risas).

Enel tiempoenque yome peleabaconlalenguaexigiéndole unatremenda intensidad, me solía oir ami mismamientras escribíaun crujido de dientes muy colérico, el rechiuarde lalijasobreel filo romo del idioma. Ahora yano me peleo con las palabras sino con otra cosa. He cobrado el disgusto y el desapego de mis poesias cuyo tono no es el mio por ser demasiado enfático. No soy yo sino en aquellos poemas donde reconozco mi lengua hablada, esos que llamaba don Miguel, el vasco, la lengua conversacional. Corrijo bastante más de lo que la gente puede creer leyendo unos versos que aún así se me quedan bárbaros. Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin desatadura posible queda en los que hago, sea venos o seaprosa. Escribir me suele alegrar, siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno e infantil. Ando trayendo la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en misueltoantojo, enmi libertadtotal. Esos diasenquehago algunapoesía, buena o mala, mi ánimo es el de quien estuviera casado con una muchedumbre de criaturas, casado con el mundo. Me gusta escribir en cuarto pulcro, aunque soy personaharto desordenada. El orden parece regalarme espacio y este apetito de

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unritmo rewgidoenuncarro queibaporlacalle ladoalado conmigo osiguiendo los Nidos de la naturaleza que, de más en más se me funden en una especie de canción de cuna. Pinares, marejadas, ruido de álamo, todo eso, al llegar a mi oreja viene solamente, viene en un ritmo de canción de cuna.

Por otra parte, tengo todavia la poesía anecdótica que tanto desprecian los poetasmozos.Lapoesiameconfortalossentidosy esoque Ilamanelalma.Pero, la poesía ajena mucho más que la propia. Ambas hacen correr mejor la sangre, me defienden la infantilidad del carcácter, me aniñan y me dan una especie de asepsia respecto del mundo. La poesia es en mí sencillamente un desahogo, un sedimento delainfanciasumergida, aunque resulteamarga y dura, la poesíaque hago me lava de los polvos del mundo y hasta no s6 de qué vileza esencial parecidaalo quellamamosel pecadooriginalquellevoconmigoyquellevocon aflicción. Tal vez, el pecado original no sea sino nuestra caida de la expresión racional y antirrítmica a la cual bajó el género humano castigado y que más nos duele a las mujeres por el gozo que perdimos en la gracia de una lengua de intuición y de música que iba a ser lalengua del género humano. Y a propósito de la infancia pensaba qué definición sería la que yo pudiera dar de la poesia. Pensando en eso he escrito un poema en que habla un niño.

Una historia verdadera. El niño habla de una cantidad de bultos que ve falsos w n su ojito. Y o creo

que cuando nacemos los que vamos a hacer versos traemos en el ojo una viga atravesada que nos deforma ya sea transfigurándonos o, en otra forma, todo lo que miramos y nos hace para toda la vida antilógicos a y antirrealistas. El llamado poeta realista no existe. De manera que esa viga nos hace a veces ver amarillo lo que es negro, y nos hace ver redondo lo que es cuadrado, y nos hace caminarentreunaseriededisparatesmaravillosos. Dicenque,almorirlamayor parte de los agonizantes lloran una lágrima, una extraña lágrima que cae con lentitud. Yo creoque lavidadelojodel poeta, noseva, sino enesaúltimalágrima del agonizante. Entraremos así en el paraiso o donde sea, con el ojo limpio, porque ya en otra parte no nos serviría de nada una viga que nos asegurara las

~. ~ ~~ -cosm:@mides'~aflm6s) ~ ~ - -

Vaya decirles esapequeña poesia que habla de laviga en el ojito del niño. Se llama "La Pajita'' y está escrita en la lengua floklórica de nuestro pueblo chileno que cuenta de una curiosa manera diciendo "esta que" o "este que".

Esta que era una niña de cera; pero no era una niña de cera;

era una gavilla parada en la era. Tampoco era una gavilla,

sino unajior tiesa de la maravilla. Tampoco era lajior sino que era

un rayiio de solpegado a la vidriera. No era un rayito de sol siquiera

una pajita dentro de mis ojitos era. iAlléguense a mirar cómo he perdido entera

en esta lagrimón, mifiesta verdadera! Gabriela Mistral

Los alumnos del taller, en su mayoria, no habían escuchado la voz de la Mistral. Fue una revelación mágica. Motivadas e incentivadas por su discurso, fuimos a dejarle una flor en su montaña del valle de Elqui donde reposa. La magiadelapoesiaconvirtiólarealidadenotrarealidad. Cientos demujeres, "el mujerío" como las habría saludado ella, hicieron florecer su tumba. Unestallido de color relumbraba en medio del valle. Mujeres sencillas y sabias acudieron a festejar junto a ella la celebración de los 50 años del otorgamiento del Premio Nobel.

Los carteles de difusión de los talleres con el rostro de la Mistral, ese bellismo dibujo de Vittorio de Girólamo, quedó en colegios, museos, en todo el Valle de Elqui wmo simbolo de nuestra alabanza.

Gloria Garcia, escribió sobre estas vivencias (ver pág. 8). Ese otro cartel con el rostro de Gabriela de parte del MODEMU, representó a cientos de mujeres que dejaron una flor en su tumba de Montegrande.

mar. Contar6 con el auiplclo de la Unlversldad Maritlma de Chile. * Enrique Lafourcade nos lnslnu alguna vez que editaramos un "Portal de

con los trabajos de estos colaborad- res de excepcl n. Recordemos entre ellos al mismo LaIourcade juvenil con "La generad n del '50, apuntes para

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Monseñor Bemardino Piñera siendo Arzobispo de La Serena para los actos conmemorativos del centenario de "Gabriela Mistral" escribio el texto titulado "Gabriela Mistral. testigo d e Cristo". El lo explica a continuacipn. Con ocasión del centenario del nacimiento de Gabriela Mistral, la Iglesia d e La Serena ha querido asociarse a los homenajes que se le rindieron, especialmente en la Capilla de Monte- grande, el pueblo en que paso su infancia. Nuestro homenaje es d e admiracipn, de afecto y de gratitud, porque Gabriela Mistral fue discípula y testigo d e Cristo, y ha sido, con su manera propia, evangelizadora y educadora d e la conciencia del pueblo chileno. Invitamos a los católicos a beber en la fuente d e su inspirada poesía y de su extraordinaria prosa.

Bemardino Piñera C. * Arzobispo de La Serena * 7 d e Abril d e 1989.

Monseñor Bernardino Piñera participó con nosotros en nuestro taller "Compartamos la poesía' a fines de Diciembre d e 1995. El, amorosamente, compartió, interactuó y nos regaló este precioso texto que ahora publicamos.

Antes de evocar a la gran poetisa Gabriela Mistral, deseo pedirles un instante de silencio para recordar a una niñita humilde, que se llamó Lucila Godoy, quien estuvo muchas veces rezando en esta capilla, que aprendió aqulaconoceraDios y amarlo y que pensaba, sin duda, también en esta Iglesia, cuando dijo: "En Montegrande fui feliz", y agrega- ba con tristeza "y después, nunca más".

1. PABLONERUDA Y GABRIELA MISTRAL La mirada de los poetas es doblemente pene-

trante, Perforael espacio y atraviesael tiempo. Los poetas ven lo que nosotros no vemos y nos conocen mejor que lo que nosotros mismos nos conocemos. Ven las raíces, como nosotros vemos las ramas o las flores y se mueven en el futuro, como si fuera un pasado cercano.

Chile ha tenido la suerte de contar con dos grandes poetas: Pablo Nemda y Gabriela Mistral. Un poetaes una bendiciónparaunpequeño país. Es capaz de asumir su patria entera y expresarla, y hacermos tomar conciencia de lo que somos, de dónde venimos y a dónde vamos y hasta dónde podemos llegar.

Nuestros poetas se complementan. Pablo Nemdacantaalmar, Gabrielaalacordillera.Nemda es el poeta de las lejanías; y más tarde lo fue de los hombres y de las cosas. Gabriela gustaba de las cumbres, de los niños y de los ángeles.

Son como dos polos de la conciencia chilena: el norte y el sur y la lluvia, el alma y el cuerpo, el esplritu y la materia.

2. EL VALLE DE ELQUI GabrielaMistral nació y creció entre nosotros.

Es nuestra. Vio los paisajes que nosotros vemos y vio, en ese paisaje, lo que nosotros nuncavimos. Su vida azarosa la llevó de Antofagasta a Punta Arenas y de Italia a Califomia, pero nunca abandonó los cerros de su infancia.

"En montañas me crié, en tres docenas alzadas; no las dejé, ni me dejaron. Y aunque me digan el mote de ausente y de renegada, me las tuve y me las tengo, todavía, todavía, y me sigue su mirada".

'Xcuérdate, me crié con más cerros y montañas que con rosas y claveles. Los cerros cuentan historias y las cosas, poco o nada!

~~~

Ella, que "nunca olvidaba nada", no olvidó las "historias" que le contaron los cerros de su infancia.

'2 estas horas, y lo mismo que cuando y o era chiquilla, y me hablaban de tú a hi el higuera1 y la viña, están cantando, embriagados de la estación más bendita,

1.0 rn

los tordos de Montegrande y cantan a otra Lucila

Doce cerros "le ahuecaron cuna de piedra y de leño". Su infancia aqul "mana leche de cada rama quequiebraydesucarase acuerdanlasalviaconel romero".

3. EL ABANDONO DEL PADRE

hogar. Evocará más tarde esa partida:

''Los ojos de mi madre, la boca de mi madre, se llenó de salmuera, la tarde sollozante, que miraron irse por la senda a mipadre. sin que volviera para mirarme, su semblante. Mirando hacia el camino, sus ojos se cansaron!

Tenla 3 años cuando el padre abandonó el

Gabriela sufre y sufrirá durante toda su vida, por el sufrimiento de su madre más que por el de ella. Tal vez recordará con cariño unos versos que su padre le dedicara como canción de cuna. Ella tratará de justificar al que:

"se fue para siempre por surcos y montañas y dejo a sus espaldas lapaz y la hermosura".

-~ ~. . ~

Recordará una conversación tenida con su padre:

"El me dijo: yo a veces canto; para dormirme un dolor tan agudo como una quemadura. Volví una tarde, pero otra tarde he de irme. Todos los vientos busco para tenerfrescura".

Y, de hecho, el padre solíaregresar acasa por unos dias, siempre alegre, siempre cariñoso, pero inasible.

En eso también Gabriela es muy nuestra. Ella conoció el destino de tantos niños nortinos para quienes lafamiliaes unamadreabnegaday un padre lejano y desconocido.

4. LAMAESTRA Su vida de maestra fue dificil. Admitida en la

Escuela Normal de La Serena, fue dejada fuera, en circunstancias que le parecieron una atroz injusti- cia. Adolescente todavía, y por ayudar a su madre, enseñaen IaCompañialuego enlacantera. Algún tiempo después se le ve en Barrancas; luego en Traiguén, en Antofagasta, en Los Andes, en Punta Arenas, en Temuco, y finalmente, en Santiago. De ahí parte a México, a los 33 años de edad, para trabajar en la reforma educacional de ese país. No todos sus recuerdos de ese período de profesora errante son gratos. Ellaeramuy sensible, snceptible incluso, y "no olvidaba nunca". No tenía estudios regulares. Y los funcionarios defendlan sus títulos ante esta advenediza que apoyaba en su carrera literaria sus pretensiones de maestra, pero encontró también comprensión y apoyo. Con todo, su alma era más abierta a la amargura que a la alegría.

Quién no la reconoce en la semblanza de la maestra rural que trazara en los comienzos de su carrera:

Y a maestra erapura ... la maestra era pobre ... Vestía sayaspardas, no enjoyaba su mano jy era todo su espíritu un inmenso joyel! La maesira era alegre ... ...p obre mujer herida su sonrisa fue un modo de llorar con bondad"

icuántas maestras chilenas se han reconocido tam- biénasimismaseneste bosquejoy sehanesforzado comoellapor "conservarpuros losojosy lasmanos" y "guardar claros sus óleos para dar clara luz".

5. DOLOR Y POESiA Tuvo en su vida agudos dolores que, a la vez

que la destrozaron, desataron el torrente de su apasionada poesía: lamuerte de Romelio Ureta, el suicida; la muerte de su madre; el suicidio, nueva- mente, del sobrino, a quien ella habia adoptado y que querlacomo un hijo. Pero, de su dolor, ellahizo poesía, "verso con sangre", dir% ella.

6. LA POETISA ERRANTE Anduvo casi toda su vida, errante por el mun-

do. Se le ve en México;en Madrid; en Brasil, UN- guay y Argentina; en Ginebra; enRoma; enEstados

Iglesia de Montegmnde &de hizo m Pmwo Cmunicón GabriefoMWd

Unidos; en Puerto Rico, La Habana y Panamá; en a n o v a ; en Madrid nuevamente; en Lisboa y en Oporto; en Guatemala; nuevamente en Chile; en Niteroi y en Petrópolis, en Brasil; en Estocolmo, para recibir el Premio Nobel; en Los Angeles; en Santa Bárbara; en Veracruz de México, en Washigton; en Nápoles; en Rapallo; en Nueva York; por últimavez en Chile, en 1954, cuando ya tiene 65 años de edad, yfinalmente, enNuevaYork, donde muere tres años después.

Destino duro de instalaciones y mudanzas, de soledades, de momentos de paz alternados con horas de dolor. Pero la mirada que esa mujer echa sobre las personas, los paisajes y los acontecimien- tos, es de tal penetración, de tal inteligencia y logra expresarse en un estilo tan origina1,que muchos consideran su prosa, en laque cuenta lo que ve y lo que discurre, a la altura, si no superior a su poesla.

7. LA BUSQUEDA DE DIOS Y a través de toda esta vida, vagabunda y

atormentada, una búsqueda incesante, con grandes descubrimientos y periodos de oscuridades, una búsqueda, unabúsqueda penosa, tensa, pero de una sinceridad y de una constancia admirables: la bús- queda de Dios.

Santiago de Chile, Marm de 1996.

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8. BIBLIA, MI NOBLE BIBLIA A los 10 años, su abuela serenense le abre el

horizonte maravilloso de la Biblia. Comienza a recibir "aquel chorro caliente de poesía". Oye "la tirada de Salmos, que algunas veces eran de angus- tia aullada y otras de gran júbilo, en locas aleluyas que no parecían saltar del mismo labio de salmue- ra". Muyjoven todavía, escribe, evocandolos "libros de sus estanterías":

"Biblia, mi noble Biblia, panorama estupendo, en donde se quedaron mis ojos largamente, tiene sobre los salmos las lavas más ardientes y en su río defuego mi corazón enciendo. Sustentaste a misgentes con tu robusto vino, y los erguisie recios en medio de los hombres, yamimeyergueelímpetusóloeidecir tunombre: porque yo de ti vengo, he quebrado el destino".

El Liceo N" 6 de Niñas de Santiago, del que Gabriela Mistral fue un tiempo directora, conserva como precioso tesoro la Biblia de uso personal que la poetisa le obsequió con ocasión de unavisita. En las primera paginas del libro, trajinado por ella durante años, escribió lo siguiente:

MISTWL

D€ CRISTO "Libro mío, libro en cualquier tiempo y en

cualquiera hora, bueno y amigo para mi corazón, fuerte, poderoso compañero. Tú me has enseñado la fuerte belleza y el sencillo candor, la verdad sencilla y terrible en breves cantos. Mis mejores compañeros no han sido gentes de mi tiempo, han sido los que tú me diste: David, Ruth, Job, Raque1 y María. Con los míos, estos son toda mi gente, los que rondan en mi corazón y en mis oraciones, los que me ayudan a amar y a bien padecer. Aventando los tiemposvinisteis amíyyo, anegandolasépocas, soy con vosotros, voy entre vosotros, soy vuestra comounodelos quelabraron, padecieronyvivieron vuestro tiempo y vuestra luz".

"iCuántas veces me habéis confortado! Tantas como estuve con la cara en la tierra. ¿Cuándo acudí at i en vano, libro de los hombres, único libro de los hombres? Por David, amé el canto, mecedor de la amargura humana. En el Eclesiastés hallé mi viejo gemido de la vanidad de la vida, y tanto mío ha llegadoaservuestro acentoque yani sécuandooigo mi queja y cuando repito solamente la de vuestros varones de dolor y arrepentimiento. Nunca me fatigaste, como los poemas de los hombres. Siem- pre eres iksco, recién conocido, como la yerba de julio, y tu sinceridad es la única en que no hallo cualquier día pliego, mancha disimulada de menti-

Santiago de Cile , Umi, de 1996

ras. Tu desnudez asusta a los hipócritas ytu pureza es odiosa a los libertinos; yo te amo todo, desde el nardo de la paráhola hasta el adjetivo cauto de los Números".

GABRIELA Y DIOS Gahriela Mistral tenía una sensibilidad reli-

giosa de gran delicadeza. Llevaba en su alma una insatisfaccióu que colindaba con la angustia y bus- caba en Dios, desesperadamente, el consuelo y la paz. Fue aprendiendo teología a lo largo de su vida. Y el descubrimiento de los grandes místicos católi- cos, para ella, como para Bergson, fue una revela- ción. Un tiempo buscó la intensidad de la experien- cia religiosa en el Oriente. Amado Nervo, Rabindranath Tagore, Romain Rolland, la llevaron a Annie Besant y a la teosofia. Estudió y practicó el budismo. El espiritismo le desagradó. Pero poco a poco, su familiaridadcon IaBiblia, suamorapasio- nado a Cristo, la fuerza de la tradición de su tierra y de su pueblo, los cambios también que vio produ- cirseeulaIglesia,lallevarondevueltaalafedesu infancia. Dedicó páginas muy hermosas alourdes, a San Vicente de Paul, al Cura de Ars, a Santa Teresita de Lisieux, pero, sobre todo, amó entraña- blemente, y desde su juventud, a San Francisco de Asís:

"Ypara refrescar, en musgos con rocío, la boca, requemada en las llamas dantescas, busqué lasflorecillas de Asís, las siempre frescas, y en esas ferpas dulces quedó elpecho mío'! Yo vi a Francisco, a aquel$no como las rosas, pasarpor su compiña más leve que un aliento, besando el lirio abierio y el pecho purulento, por besar al Señor que duerme enire las cosas'!

Ingresó alaOrdenTerceraFranciscanay quiso ser enterrada vistiendo el hábito de su Orden. Pero tuvo conciencia de la distancia que separaba a la discípula del maestro:

~ ~ e s i d o A u a n t a E r ~ i w n con su cuerpo de arco y de amén, sostenido entre el cielo y la tierra cual la cresta del amanecer. Escalera de lino, por donde siervo y tórtola oíste otra vez.

Era humilde porque percibíacomo pocos, la grandeza infinita de Dios y sabía medir la santidad ajena:

"Brasa leve he llevado en la mano, llama corta ha lamido mipie[':

Pero la confianza en la misericordia es más fuerte:

"Tú, que losa de tumba rompiste, como el brote que rompe su nuez, ten piedad del que no resucita ya coniigo y se va a deshacer, con el liquen quemado en sus sales, con genciana quemada en su hiel, con las cosos que a Cristo no tienen y de Cristo no baña la ley':

Nota de Portal Esta fotogratia muy poco conocida, nos fue ob- sequiada por elpoetamagall~icoJ~aséGnmaldi. El nos aseguró que, a su vez, le fue obsequiada a su padre por Gabriela Misiral en Punta Arenas, alrededor de 1920, cuando la poeta era directora del liceo de esa ciudad. Gnmaldi padre, también poeta, fue muy amigo de Gabriela. Por eso, creemos en la veracidad de lo dicho. Lo afirma- mos, porque alguna personade Vicunanegó esto, diciendo que la selíora de la fotografia era efec- tivamentelaabueladelaMisiral,perolaniñano es Gabriela. Sin embargo, pensamos que es ver- dadero por las circunstancia de cómo llegó a nuesbas manos. La niña de ojos claros y cm textura fuerte es, sin duda, Gabriela Mishal.

10. GABRIELA Y LA IGLESIA CATOLICA Gahriela Mistral fue crítica de la Iglesia que

ella conoció. Pero es probable que, durante su juventud, tuvierade IaIglesiaun conocimientomuy

Veía a la Iglesia Católica muy ligada a los poderosos de su tiempo. En otros países, la vio demasiado unida a laeficiencia, a la tecnología, al dinero. Franciscana, ella soñaba con una Iglesia de los pobres, apasionada por lajusticia y comprome- tidaeu latareadealiviarlos sufnmientos humanos, empezandopor lamiseriay laeufennedad. Cuando fue descubriendo a lo largo de su vida otros rostros de la Iglesia, su alma católica despertó. Odió el sectarismo anticlerical, que pudo conocer en algu- nos paises. Solidarizó plenamente con la iglesia mexicana, perseguida y maltratada. Encontró en Bergson, el filósofo francés, unaapemirahacialafe y hacialamísticaquelaestusiasm6.Maritainfuesu amigo; su forma de entender el catolicismo en su compromiso conlahistoriay con lasociedadhuma- na, respondía a su anhelo más íntimo. Los movi- mientos políticos de inspiración cristiana la atraje- ron. Dedicó unas páginas al Padre AlbertoHurtado, en quien vio un San Vicente de Paul chileno.

NofuecI~caLTampoca fuenuncaanticlerical. Su vida religiosa la vivió un poco al margen del clero. Pero, de cuando en cuando, tuvo algún con- tacto con sacerdotes en que se advierte la actitud confiadadel católico tradicional. Y, al morir, quiso ser atendida por los sacerdotes de su fe.

11. GABRIELA Y CRISTO Pero su gran amor fue Cristo. Y ésto, desde su

comienzo. "Cristo, el de las carnes en gajos abiertos; Cristo, el de las venas vaciadas en ríos".

precario.

Uno de los primeros poemas lo expresa con especial belleza:

"Cruz que ninguno miray que iodos sentimos, la invisible y la cierru como una ancha montaña: dormimos sobre ri Y sobre 11 V I V I ~ O Y .

tus brazos nos mecen y tu sombre nos baña". "Creímos que corríamos libres por laspraderas, y nunca descendimos de tu apretado nudo'! "Estuvimos prendidos, como el hijo a la madre, a ti, delprimer llanto a la última agonía':

En una de sus "rondas" muy hermosas, ella ve alosniños, tomados de lamano, bailandoalapuesta del sol, e inesperadamente, Jesús aparece en medio de la ronda:

"Haciendo la ronda, se nos fue la tarde, El sol ha caído: [a montaña no arde.

Pero la rondo seguirá, aunque en el cielo el sol no está

Danzando, danzando, la viviente fronda no lo oyó venir y entrar en ia ronda. ( S i p L? lo Welra)

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Ha abierto el corro, sin rumor, y al centro está, hecho resplandor.

Callando va el canto, callando de asombro. Se oprimen las manos, se oprimen temblando.

Y giramos alrededor y sin romper el resplandor,

Ya es silencio el corro, ya ninguno canta: se oye el corazón en vez de garganta.

;Y mirando su rostro arder, nos va a hallar el amanecer!"

12. EDUCADORA DEL ALMA CHILENA Aún aparte de su prosay de su poesía propia-

mente religiosa, en todo lo que escribe Gabriela Mistral se advierte un soplo de espiritualidad y una preocupación ética. Por eso, sn influencia en el alma chilenahasido muy profunda.Empezando por los niños, por laescuela. Maestrade unaenseñanza laica, educadora contratada por el gobierno mexi- cano, no podía darle a sus ansias pedagógicas una totalidad abiertamente confesional. Quizás si tam- poco hubierapudido hacerlo, porno haberseforma- do en ese ambiente. Y quizás, por eso mismo, su mensaje, envuelto en un ropaje aceptable para el laicismo, su mensaje religioso despojado de una estricta confesionalidad ha podido penetrar tan hondo en la conciencia chilena.

Por el bien que GabrielaMistral hahecho alos niños de Chile; por la presencia de Dios que ella ha mantenido viva en nuestras escuelas, la Iglesia le debe inmensa gratitud. Por haber sido capaz de unir

~~ una religiosidad humilde y sincera, de una excep- cional intensidad, a una extraordinaria fuerza y belleza de expresión, la consideramos como una de las grandes bienhechoras de nuestra patria y, por eso también la Iglesia le debe gratitud. Tal vez por haber sido católica, como tantos católicos chilenos, sinuna base teológicaque estuvieraala alturade sn genio inmenso; tal vez por haber viajado tanto, por haber visto tanto, por haber oido tanto y, finalmen- te, tal vez por haber sufrido tanto y por haber conocido la soledad y la angustia, su religión tuvo un sesgo amargo. Pero la fe de esa mujer en Dios, la tensión de toda su alma hacia Dios, su fidelidad

credo Polskie Towarrysíwo SNdi6w Lalynoamerykanislycmych

Wmmwa-Krak6w 1995

a la palabra de Dios, su amor apasionado a Cristo, y su cariflo por todos los reflejos de Cristo que ella encontró o creyó encontar en los hombres - en los que, wmo ella, buscaban a Dios a tientas y en los que, como los santos, lo encontamn-ella debe ser considerada como una gran testigo de la fe en nuestra patria y la iglesia le debe este homenaje de gratitud.

13. EL ENCUENTRO

su queja al Señor:

"...perdida en la noche, levanto el clamor aprendido de ti: ;Padre nuestro que estás en los cielos, por qué te has olvidado de mi!"

Más tarde volverá la misma queja:

"te olvidaste del rostro que hiciste, en un valle, a una oscura mujer':

Pero Dios no olvidó asu hijaGahriela. Cuando, por fin, soltó:

"la mártir sandalia, y las trenzas, pidiendo dormir".

Enuntiempode intensodolor,Gabrielaexhaló

El Señor la acogió en sus brazos y la llevó allí donde están los ángeles que ella tanto quiso; allí donde la esperaban los santos que fueron sus ami- gos; allí donde también la esperaban los tristes amores de suvida: supadrep0etaerrante;sumadre.

'>arados ojos que me miraron con tal mirada que me ceñía; regara ancho que calentó con una hornara que no se enfría; mano pequeña que me tocdba con un contacto que mefundia'!

Los amores que ensangrentaron su vida y que le arrancaron gemidos de dolor; los niños cuyas rondas alegró con tanto poema de ternura; los niñitos pobres cuyos pies, "azulosos de frío", tantas veces acarició; y, sin duda, los habitantes del Valle de Elqui, sus vecinos de Monte Grande o de Vicuña, sus colegas y sus alumnos de La Compañía o de La Cantera, los que la quisieron y los que la hicieron sufrir; las santas mujeres, conocidas a través de la lecturadelaBiblia,quefueron,másquesusamigas, sus "gentes", como lo dice ella: Sara, Raque1 y Lía, la madre de los Macabeos; Ruth, la espigadora, y

Credo Wierze w me serce, galáz aromatów Móra Pan mój pomsza jak wachlaizem, rozsiewajac hojnie milosne wonie przed zycia oltarzem.

Wierze w me serce, co nie blaga o nic, poniewaz samo ma moc wielkiej wiary, snem swym ogamia wszelakie shvorzenie, wladca mocarny!

Wierze w me serce, które kiedy spiewa, w boskiej glebinie nurza bok s h w i o n y , by z wody zywej wyjac go po chwili nowo shvorzony.

Wi- w me serce, co ciagle sie b w q , bo Ten, Máry macil mona, je shvorzyl, orkiesha Zycia poddaje mu tony proiboju gmnoty.

Wierze w me serce, z ktárego wyiocze czerwien i bladosc na m o t a plolno, Móre mi poiem me serce oblecze w pasowe sukno.

~ i e r z e w me serce, Móre w czas lasiewow w bmde bez konca bylo wydluzane. Wierze w me seme rozdawane hojnie, niewyczerpane.

Wiem w me serce: jego nigdy mbak nie bedzie toczyl - smierci to przeshoga; wierse w me serce i w jego oparcie w piersi mocnego i gromego Boga.

María, la madre de Cristo

"Creo en mi corazón, ramo de aromas que mi Señor como unafíanda agita, perfumando de amor toda la vida y haciéndola bendita'!

'Creo en mi corazón, en que el gusano no ha de morder, pues mellará a la muerte: creo en mi corazón, el reclinado en elpecho de Dios terrible yfuerte".

El Dios "temhle y fuerte", que es también el Dios que perdona y que ama, habrá recibido en su cielo a ese '"corazón, ramo de aromas", "en que el gusano no ha de morder", para reclinarlo sobre su pecho y darle por fin la paz infinita y el amor sin sombra.

Gracias, Gabriela por haber sido lo que fuiste. Tu patria te venera y te quiere. Tu Iglesia te admira y te agradece. Sigue velando por el alma cristiana del pueblo chileno, de los niños chilenos; sigue prestándonos tu voz admirable, tu apasionado can- to, paraexpresarlomejorquetenemos: nuestrafeen Dios, nuestro amor a Jesucristo, nuestro deseo de vivir como hermanos

Bemardino Piñera C. Arzobispo de La Serena

ORACION POR GABRIELA MISTRAL

Oremos: Padre nüestro que estás en el cielo, te damos gracias por haber dado a nuestra patria, en Gabriela Mistral, una tan alta expresión de bellezay de amor.

bendice a quienes fueron objeto de su más grande afecto: los niitos y los maestros de nuestra tierra.

Concédele a ella la dicha y la paz, que tan dolorosamente anheló en su vida, junto a iu Hijo Jesucristo, a quien ella nunca cesó de buscar y de amar, y al EspYitu Santo, que habitó en ella desde su bautismo.

Asisea.

Credo Creo en mi corazón, ramo de aromas, que mi Señor como una fronda agita, perfumando de amor toda la vida y haciéndola bendita.

Creo en mi corazón, el que no pide nada, porque es capaz del sumo ensueao y abraza en el ensueño lo creado: iinmenso dueño!

Creo en mi corazón, que cuando canta, hunde en el Dios profundo el flanco herido, para subir de la piscina viva recién nacido.

Creo en mi corazón, el que tremola porque lo hizo el que hubó los mares, y en el que da la Vida orquestaciones como de pleamares.

Creo en mi corazón, el que yo exprimo para teñir el lienzo de la vida de rojez o palor, y que le ha hecho veste encendida.

Creo en mi corazón, el que en la siembra, por el surco sin fin fue acrecentado. Creo enmi corazón, siempre vertido, pero nunca vaciado.

Creo en mi corazón, en que el gusano no ha de morder, pues mellara a la muerte: creen mi corazón, el reclinado en el pecho de Dios, temble y fuerte.

Santiago de Chile, h k m de 1996