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LA COMUNICACIÒN EN LA ESCUELA: UNA EXPERIENCIA CON SENTIDO PRESENTADO POR LAURA OLMUS MONTOYA SYLVIA PATIÑO NARVÁEZ ISABELA ROJAS SUSO TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE COMUNICADOR SOCIAL CON ÉNFASIS EN PERIODISMO Y EDITORIAL DIRECTOR GILBERTO EDUARDO GUTIÉRREZ PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL Bogotá, 2009

LA COMUNICACIÒN EN LA ESCUELA: UNA EXPERIENCIA …

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LA COMUNICACIÒN EN LA ESCUELA: UNA EXPERIENCIA CON SENTIDO

PRESENTADO POR

LAURA OLMUS MONTOYA SYLVIA PATIÑO NARVÁEZ

ISABELA ROJAS SUSO

TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE COMUNICADOR SOCIAL

CON ÉNFASIS EN PERIODISMO Y EDITORIAL

DIRECTOR

GILBERTO EDUARDO GUTIÉRREZ

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE

CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL Bogotá, 2009

Reglamento de la Pontificia Universidad Javeriana Artículo 23

“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus trabajos de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral católicos y porque el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales, antes bien, se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.

II. RESEÑA DEL TRABAJO DE GRADO

1. Objetivo o propósito central del trabajo:

Demostrar que la comunicación puede transformar la experiencia educativa y

posibilitar oportunidades de vida.

2. Contenido

Capítulo 1. El pequeño cubo de ladrillo

1.1 Al otro lado de las rejas negras

1.2 Apuntando a una enseñanza distinta

Capítulo 2. Niños vs Niñas

2.1 Entendiendo la brecha entre la escuela y el mundo

2.2 El universo del recreo

2.3 Las relaciones dentro del salón

2.4 Pensamientos desde la cama

Capítulo 3. Aprendiendo y enseñando a reciclar

3.1 El trueque

3.2 De regreso a casa…

3.3 Practicando lo aprendido

3.4 el valor de la familia

3.5 por un trabajo funcional

Capítulo 4. El voto y el periódico gigante

4.1 Libertad a la hora de aprender

4.2 Nuevos roles

4.3 Manos a la obra

4.4 La ciudad ideal de Juan

Capítulo 5. El rollo tecnológico

5.1 Red de experiencias

5.2 Más allá de la herramienta

5.3 Retando la verticalidad

5.4 Los experimentos

5.5 La diversión para aprender

Capítulo 6. Soy un superhéroe

6.1 La misión

6.2 El colegio, más allá de lo académico

3. Autores principales

Celestin Freinet: por medio de una guía práctica de la escuela moderna, esclarece las

principales fallas, el él describe como invariantes para mejorar el proceso educativo.

Daniel Prieto: contribuye a pensar la relación entre comunicación y pedagogía por

medio de las nuevas tecnologías. En este sentido, los métodos de enseñanza se

vuelcan hacia el diálogo entre el estudiante, el profesor y los nuevos medios.

Paulo Freire: discute la necesidad de desarrollar un proceso educativo alterno al

tradicional que promueva la construcción comprensiva de los fenómenos sociales y

aproxima a las necesidades del estudiante como individuo que percibe, comprende,

construye y transforma su realidad.

Peter McLaren: critica la cultura dominante en búsqueda de políticas de resistencia en

las escuelas públicas en miras de una pedagogía crítica para ayudar a los estudiantes

a ofrecer alternativas para problematizar lo que se considera dado, y así, esclarecer

significados para construir una identidad personal y nacional desde lo moral y lo

cultural, más allá de lo monetario.

4. Conceptos clave

Procesos de diálogo y comunicación

La imaginación y la libertad

Ruptura de ecuación tradicional

Pensamiento tecnológico

“Sentido” en la ecuación

5. Proceso metodológico

Sistematización de una experiencia con estudiantes de primaria durante el segundo

semestre de 2008, mediante la observación, formulación de preguntas, planeación y

realización de intervenciones, análisis de trabajos, discusión teórica, exploración de

diarios de campo, reflexiones, testimonios y trabajos de los niños.

6. Reseña del trabajo

La intervención en el Colegio General Santander, sede B, que se llevó a cabo durante

el segundo periodo académico del año 2008 se basó en e desarrollo de una

experiencia sobre el uso de la comunicación en el panorama escolar. Durante el

proceso, se llevaron a cabo distintas actividades enmarcadas a ofrece prácticas

académicas no convencionales para abordar el aprendizaje desde la participación, la

expresión y la creación individual y grupal del curso de primaria.

Al inicio, las herramientas que guiaron el proceso, fueron los diarios de campo, la

observación y la constante retroalimentación de las actitudes de los niños y los

resultados obtenidos a través de los diferentes talleres. El principal aprendizaje de

todos fue la flexibilidad que siempre partió del diálogo entre los estudiantes y nosotras

como comunicadoras. Las necesidades, las preocupaciones, los anhelos y el modo de

percibir e interpretar las ideas, fueron los elementos fundamentales que sirvieron para

desarrollar procesos alternos para llegar al conocimiento que, en este caso, se centró

en la temática ambiental.

De esta manera, la intervención se convirtió en un desarrollo multidireccional donde lo

cercano y lo ajeno posibilitaron la creación de un escenario de enseñanza a partir de la

experiencia. A la vez, la comunicación horizontal, determinó una lógica de trabajo que

lentamente modificó las relaciones de los actores dentro del entramado discursivo de

la escuela.

Para dar apoyo a las reflexiones de la intervención tomamos como referencia a

autores con una línea de pensamiento posicionada hacia una pedagogía distinta en

onde la comunicación y la tecnología son claves para potencializar el desarrollo de los

seres humanos.

La evolución del proyecto se acercó a un modo de pensar basado en la libertad y

horizontalidad. Por este motivo, la dinámica del uso y apropiación de la tecnología,

más allá de la herramienta, fue asumida como un modo de pensar, l cual abrió

espacios para la investigación, el juego temático y la creación desde la experiencia

personal.

III. PRODUCCIONES TÉCNICAS O MULTIMEDIALES

1. Formato: (Video, material escrito, audio, multimedia o producción electrónica)

Material escrito. Contiene dentro de los anexos 1 y 2 un DVD con video

testimonial de los estudiantes de cuarto de primaria (Duración: 2`08) y un e-

book con los trabajos de los niños.

2. Duración para audiovisual

Número de cassettes de video

Número de cassettes de audio

Número de disquettes

Número de fotografías

Número de diapositivas

3. Material Impreso: Tipo: documento. Número de páginas: 122

4. descripción del contenido: trabajo escrito para optar el título de comunicador

social, en el cual hay una reflexión sobre la intervención comunicativa que se

realizó en 2008. El trabajo cuenta con 4 anexos en los cuales se incluye: un

video testimonial de los niños de cuarto grado (formato DVD), un e-book que

contiene los trabajos producidos por los estudiantes durante el semestre. El

anexo 3 contiene los diarios de campo y el anexo 4 en un cuento sobre la

conciencia del cuidado del medio ambiente que se utilizó durante una de las

actividades de los niños dentro de la escuela.

Gilberto Eduardo Gutiérrez [email protected]

[email protected]

Transv 4 No 42 00 piso 6 Bogotá 3153523063

1. Formación profesional Licenciado en Lenguas Español e Inglés. Universidad Pedagógica Nacional. 1990. Master en Comunicación. Pontificia Universidad Javeriana. 2000 Doctorado en Historia. Universidad Nacional de Colombia. En proceso. Reconocimientos Beca para Estudios de Postgrado al mejor estudiante del programa Español - Inglés Universidad Pedagógica Nacional. 2. Experiencia Laboral Cargos Directivos

Editor Revista Signo y Pensamiento Pontificia Universidad Javeriana. 2005.

Jefe Educación Maloka. Noviembre 2001-abril 2004.

Director Etnocultura y Fomento Regional Ministerio de Cultura. Junio-Octubre 2001.

Director encargado del Programa de Educación Continuada. Facultad de Ciencias Sociales y Educación. Pontificia Universidad Javeriana. Julio - Octubre de 1994.

Docencia Posgrado

Profesor Visitante Maestría en comunicación. Universidad Centro Americana UCA Nicaragua Junio 2009.

Profesor invitado problemas de historia contemporánea Módulo Historia de la Comunicación. Maestría en Historia Universidad de los Andes. 2008.

Profesor Historia y Teorías de la comunicación: la construcción de un objeto de conocimiento. Maestría en Comunicación universidad Javeriana 2008

Profesor curso Teorías de Comunicación Metodología de la Investigación Maestría en Comunicación Universidad Javeriana 2004- actual

Profesor curso problemáticas de la comunicación educativa. Especialización en Comunicación y educación. Universidad Minuto de Dios. 2002 y 2005.

Profesor curso Comunicación y Ciudadanías. Maestría en Comunicación Pontificia Universidad Javeriana. 2001.

Profesor Teorías de la Comunicación. Especialización en Comunicación Educación. Universidad Central. 1999.

Profesor Uso educativo de materiales impresos Maestría en Comunicación Educativa. Universidad Tecnológica de Pereira y convenios U del Quindío, y Pasto. 1995-2000

Profesor Maestría en Educación Área de Relaciones Pedagógicas y Asesor de Proyectos de Investigación. Facultad de Educación Pontificia Universidad Javeriana. 1994-1997

Profesor del curso: Medios de Comunicación y Educación. Posgrado en Didáctica. Universidad Libre Seccional Socorro Santander. 1994 -1995.

Docencia Pregrado

Profesor Tiempo Completo. Departamento de Comunicación Pontificia Universidad Javeriana. Junio 2004- actual

Profesor Enfoques de Investigación y metodología de la investigación. Coruniversitaria. Ibagué 2007- actual

Profesor Tiempo Completo. Departamento de Comunicación Pontificia Universidad Javeriana. Sep 2000- junio 2001.

Profesor Curso Comunicación y Política, movimientos sociales y comunicación y comunicación y convivencia. Universidad de Manizales. 2001 a 2003

Profesor Catedrático Seminario Comunicación y educación, Historia Social de La Comunicación, Teorías de la Comunicación, Propedéutica de la Comunicación y Comunicación Cultura. Asesor de tesis desde 1997. Facultad de Comunicación. Pontificia Universidad Javeriana. Desde 1993.

Profesor Seminario Cultura y Democracia en las Organizaciones. Facultad de Sicología. 1997-2001.

Profesor Introducción a la Comunicación Fundema. Manizales 1996-1997.

Profesor Catedrático. Área de Desarrollo Personal. Facultad de Educación. Pontificia Universidad Javeriana. 1995-1997

Profesor del área de Fundamentación Idiomática. Fundación Universitaria Luis Amigó. 1991-1993.

Docencia Básica

Profesor Español y Literatura, Colegio San Carlos. 1991-1994

Profesor Ingles transición Instituto pedagógico Nacional. 1990. Como Asesor Pedagógico

Diseño del Modelo pedagógico para los procesos de Comunicación de la Participación. Ministerio de Educación Colombia. Unidad de Atención al Ciudadano 2007-2008.

Asesor pedagógico de la serie de televisión educativa. Por la Trocha. La tribu producciones y RTVC. 2007.

Asesor para el diseño de modelos pedagógicos de los proyectos de exposiciones interactivas de Maloka. (Museo del Agua Vitelma, Museo del Banco de la República y Museo de la Energía en Barranquilla) 2004-2005.

Asesor Pedagógico del Centro María Auxiliadora. Desde 1998 2006.

Asesor Pedagógico y de Diseño Editorial Susaeta. Colección Opción Siglo XXI. Educación Religiosa Educación Básica Primaria y Secundaria. 1995-1997

En Proyectos.

Consultor del proceso de Sistematización de proyectos de la Fundación Social en cuatro regiones del país. Agosto 2008- actual.

Coordinador del Proyecto “Comunicación desde la escuela” del Programa de Estudios en Periodismo Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Comunicación 2007- actual

Representante para Colombia del Proyecto Discovery en la Escuela para el desarrollo de estrategias educativas con apoyo audiovisual en contextos escolares. 2006- actual.

Coinvestigador del monitoreo de Medios de la Misión de Observación Electoral. Bogotá agosto noviembre de 2008.

Investigador Principal del Proyecto “Observatorio sobre los discursos de afectividad y sexualidad en radios juveniles” Ministerio de Comunicaciones- Universidad Javeriana. 2005.

Asesor del Plan Nacional de Cultura y Convivencia en el desarrollo del componente pedagógico comunicativo y la estrategia de diseño de proyectos. Dirección de Comunicaciones. Ministerio de Cultura. 2004-2005.

Como jefe de investigación y educación en Maloka. Desarrollo de actividades educativas para niños y jóvenes, clubes de ciencias, periódico encuentro, diseño de las salas de exposiciones ciencia en Colombia, cerebrarium, ciudad, petróleo; diseño del proyecto mediateka, coordinación de página web Maloka, diseño de materiales educativos; temporadas de agua y Egipto.

Coinvestigador en el proyecto Nuevos Formatos audiovisuales para la promoción del aprendizaje de la Ciencia y la tecnología. Comisión Nacional de Televisión-Universidad Externado de Colombia y Maloka. 2003.

Coinvestigador en el Proyecto: Información pública acerca de niños y niñas víctimas de violencia. Fundación Restrepo Barco y Fiscalía General de la Nación. 2000.

Profesional del Área de Axiología. Fundación Social. 1995-2000. Como Profesional de esta Área estuve al frente de los siguientes proyectos con el desarrollo de sus respectivos productos: Estrategias pedagógicas-comunicativas para la promoción de los Valores se desarrollaron productos como: serie Caleidoscopio de materiales impresos, videos Caja de Pandora y Clips Sinergia, juego Están en Juego. Estrategias Comunicativas Masivas de: Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, Candidatos Visibles, Modernización del Congreso, Congreso Visible. Proyectos en Opinión Pública: Programa Radial Calles sin Violencia. Separatas Perspectivas de Cambio en Revista Cambio y Separatas especiales en Revista Alternativa. Materiales de Circulación Masiva: Revista de Comics Top Secret.

Miembro del equipo de diseño y elaboración de las pruebas de evaluación de la calidad de la educación en el área de lenguaje. ICFES- MEN Convenio Andrés Bello. 1992-1994.

Formación de Docentes

Profesor de los cursos: “Contemporanización de Saberes y estrategias de Transposición didáctica”, “Tendencias pedagógicas Contemporáneas” "Lenguajes", "El Tablero También Puede Ser una Ventana", "Estrategias para el manejo del lenguaje en el aula de clase", " Procesos de Construcción de Conocimiento en el aula de clase" y Talleres sobre Proyectos Institucionales. Subcentro de Educación Continuada de Ciencias Sociales y Educación. Pontificia Universidad Javeriana. Desde 1992-2001.

Coordinador del Laboratorio Pedagógico. Maloka. 1999.

Miembro del equipo coordinador del Proyecto Educativo Municipio de Barrancas Guajira CARBOCOL INTERCOR- Pontificia Universidad Javeriana.1992.

Técnico Capacitador Docente. Proyecto Ciudad Bolívar. Dirección de Investigación para la Educación. DIE-CEP. 1990-1992.

En Educación no Formal

Docente Promotor del programa de Niños y jóvenes excluidos de la escuela. Programa de Educación Comunitaria. UPN- MEN UNESCO. Marzo- Septiembre 1992.

Cargos de Elección

Representante de los profesores al Consejo de Facultad de Comunicación. 2005.

Suplente al cargo de representante de los egresados en la Facultad de Artes y Humanidades Universidad Pedagógica Nacional. 2002-2004

Representante de los Estudiantes ante el Comité del Departamento de Lenguas. Universidad Pedagógica Nacional. 1989-1990.

3. Producción Intelectual Artículos y Ponencias. Gutiérrez, Eduardo. Cambios en el ecosistema de Comunicación y procesos de

lectura. Ponencia principal en el 8ª Congreso Nacional de Lectura. tecnologías de la información y la comunicación: nuevas comunidades de lectores y escritores. Fundalectura. Abril de 2008.

Gutiérrez, Eduardo. Comprender la Comprensión. Ríos de Tinta. México 2008. Gutiérrez, Eduardo e Ibarra Miguel Ángel Editores. Comprender la comunicación

en tiempos de incertidumbre. Memorias del XII congreso latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Javegraf Universidad del Norte y Universidad Javeriana. 2008.

Gutiérrez, Eduardo. Signo y pensamiento, las búsquedas en la movilidad del saber. Un ejercicio de reflexión y prospectiva acerca de una revista académica. En Revista Signo y Pensamiento. No 50 Enero Junio 2007. pag 13-20.

Gutiérrez, Eduardo. Comentarios dichos sobre la palabra oral. En Nuevas Hojas de Lectura. No 13 Octubre Diciembre 2006. Fundalectura. Pag. 10-17.

Gutiérrez, Eduardo Cuatro Formas de Historia de la Comunicación. En Revista Signo y Pensamiento. No 48 Bogotá Enero- junio 2006. pag 9-23

Gutiérrez Eduardo, Herrera Eliana, Tamayo Richard. Rasgos Generales del Discurso de la radio juveniles sobre la sexualidad y la afectividad. En Revista Anagramas No 8 Vol 4. Medellín. Enero Junio de 2006 pag 171, 184.

Gutiérrez Eduardo, Televisión y escuela Comprender el ecosistema comunicativo. En Revista Comunicar No 25 Enero 2006. Memorias del Congreso Hispanoluso Por una televisión de Calidad.

Gutiérrez Eduardo. Rasgos del goce en Bogotá episodios para una historia de la comunicación desde la vida cotidiana. En Entre miedos y goces. Comunicación, vida pública y ciudadanías. Bogotá. Editorial Javeriana. 2006. pag 55-86.

Gutiérrez, Eduardo Los medios en la pluralidad de la experiencia. Reseña de Silverstone Roger. Por que estudiar los medios. En Revista Signo y Pensamiento. No 47 Julio diciembre 2005. pag 168-170.

Gutiérrez, Eduardo Relatoria de Un diálogo disperso sobre la lectura. Participación en el Panel “Comunicación y Lectura en el Aula” 7o congreso nacional de lectura y 4º coloquio colombo francés de Bibliotecas lectores y lectura. Abril 26 de 2006.

Gutiérrez Eduardo. Televisión y Escuela: comprender el ecosistema comunicativo. Ponencia presentada al Congreso Hispanolouso de Comunicación y educación “la televisión que queremos…hacia una TV de calidad”. Huelva España. Noviembre 24 al 27 de 2005..

Gutiérrez Eduardo. Cuerpos, artefactos e interacción: cambios y continuidades en el ecosistema de comunicación. Ponencia presentada en Elogio de la lectura joven. Días de extrema tolerancia. 18ª Feria del libro de Bogotá abril 26 de 2005.

Gutiérrez Eduardo. Rasgos del goce en Bogotá. Episodios para una historia de la comunicación desde la vida cotidiana. En Pereira J.M. y Villadiego Mirla, Edits. Comunicación Miedos y Goces Ciudadanos. Cátedra UNESCO 2004. Centro Editorial Javeriano. Bogotá 2006.

Gutiérrez Eduardo. La Ciencia que anda por ahí. En: Revista Magisterio No 6 Noviembre 2003.

Gutiérrez Eduardo. Apuntes para un léxico mínimo sobre la globalización. En: Pereira J.M. y Villadiego Mirla, Edits. Comunicación, Cultura y Globalización. Cátedra UNESCO 2002 Centro Editorial Javeriano Bogotá 2003.

Gutiérrez Eduardo. A nosotros nos toca. Retos, responsabilidades y tareas de museos de ciencias y centros interactivos ante los cambios culturales. Congreso Latinoamericano de Red POP León Guanajuato. Junio 2003.

Gutiérrez Eduardo. Yu GI Oh y la Tabla periódica. Ponencia presentada en el Panel Lectura Crítica de medios Alfavisual. XVI Feria Internacional del Libro. Abril 2003.

Gutiérrez Eduardo. Todo se juega en un instante. Los centro interactivo en el aprendizaje de las ciencias. Ponencia presentada en la Cátedra emblemática Álvaro Pío Valencia. Universidad Santiago de Cali. Cali octubre 2002.

Gutiérrez Eduardo. Por qué ahora Maloka se escribe con K. Congreso de la sociedad mexicana de Divulgación de la Ciencia. México Abril 23-27 de 2002.

Gutiérrez Eduardo. ¿Qué son ambientes de aprendizaje? Museo del Oro. 2002. Gutiérrez Eduardo. Avance del Plan decenal de Cultura. Segundo campus

iberoamericano de Cooperación cultural. Ministerio de Cultura. OEI Convenio Andrés Bello. Interarts Cartagena Diciembre 10-14 de 2001.

Gutiérrez Eduardo. Nuevos actores sociales y comunicación. Foro Virtual Fundeso. Madrid- Bogotá. Diciembre 4 de 2001.

Gutiérrez Eduardo. Gestos de Supervivencia. Ética y Democracia en las organizaciones. En: Debates en Psicología No 4 Diciembre 2001. p 29-37.

Gutiérrez Eduardo. De la interpretación y al intervención. Aproximación a las organizaciones como culturas. En: Debates en Psicología No 4 Diciembre 2001. p 47-51.

Gutiérrez Eduardo. Existen los dragones. Ficcionalización de la ciudadanía o realización del derecho a la expresión. Panel Ciudadanías Mediáticas. En Comunicación para construir lo público. Congreso de Asociación Colombiana de Estudiantes de Comunicación social ACECS. Septiembre 19 de 2001.

Los escenarios de la Imagen aprendizaje representación y esfera pública. En: Herrera Martha y Díaz Carlos J Educación y Cultura política. Universidad Pedagógica Nacional. Editorial Plaza y Janes. Abril de 2001.

Gutiérrez Eduardo. Apuntes para una agenda personal. Mesa Redonda sobre Medios de comunicación y problemas socioculturales contemporáneos. XIV Feria Internacional del Libro. Bogotá. Mayo 2 de 2001.

Gutiérrez Eduardo. Desafíos y Retos de la información judicial Hacia una cultura de los derechos de los niños. Fundación Restrepo Barco y Fiscalía General de la Nación. 2001.

Gutiérrez Eduardo y Sierra Luz Stella. Lo institucional. Modulo para la especialización en prevención del maltrato infantil. Universidad Abierta. Pontificia Universidad Javeriana. 2001.

Gutiérrez Eduardo. El catálogo de los Errores. Ponencia presentada al X Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. FELAFACS. 23-26 de octubre de 2000. Sao Paulo. Brasil. En: Revista Diálogos de la Comunicación. No 59-60 octubre se 2002.

Gutiérrez Eduardo. Y si aprendiéramos sólo con imágenes. Conferencia del Ciclo: Encuentros con el Futuro. ACAC Colciencias. Mayo 13 de 2000.

Gutiérrez Eduardo. La des-ilusión de la unidad. Globalización, el tiempo de las tensiones y la última oposición. En Congreso de Estudiantes de Comunicación Café 2000.Pereira Junio de 2000.

Gutiérrez Eduardo. La otra escuela. Pedagogía y organizaciones. Ponencia presentada al Seminario Internacional Comunicación Educación. Oct 27-29 de 1999. Universidad Central. En: Valderrama Carlos Edit. Comunicación Educación. Coordenadas, abordajes travesías. (2000) DIUC Universidad Central

Gutiérrez Eduardo. Cuando los niños juegan a la ciencia. Ponencia presentada en el Encuentro de Profesores Innovadores en Ciencias Naturales. ACAC. Septiembre de 1999.

Gutiérrez Eduardo. El catálogo de los Errores. Ponencia presentada al V encuentro académico de AFACOM. Universidad Javeriana Septiembre de 1999. En: Bonilla Jorge I Patiño Gustavo. Eds. Comunicación y Política (2001). Bogotá Centro editorial Javeriano.

Gutiérrez Eduardo. El Fabricante de Sentencias. Entrevista a Fernando Savater En: Savater Fernando La dimensión Ética de la Empresa. (1998) Santa Fe de Bogotá: Fundación Social y Siglo del Hombre Editorial.

Gutiérrez Eduardo. La ciudad evocada. Conferencia Performance en el Programa de Cada Funcionario un Alcalde. Universidad Nacional y Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá. 1997

Gutiérrez Eduardo. Metáforas Femeninas para pensar la Comunicación. En Signo y Pensamiento.(1997). No 28. Santa Fe de Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

Gutiérrez Eduardo. Mirarte Ver TV En Paideia (1995) No 9-10. Santa Fe de Bogotá: Instituto para el Desarrollo de la Democracia "Luis Carlos Galán".

Gutiérrez Eduardo, Salazar Alba. El Proyecto Educativo Institucional. Una Construcción de Sentido. (1995). Santa fe de Bogotá: Editorial Santillana. 80 p

Conferencia Central en el Segundo Encuentro de Profesores del Área de Español y Literatura. Colegio San Carlos, Abril de 1994.

González Fernando y Gutiérrez Eduardo. "Pedagogía del Lenguaje como Identidad del Maestro". Oct 16-18 de 1991 Ponencia presentada al primer Encuentro Académico del Departamento de Lenguas. Universidad Pedagógica Nacional..

Monografía para optar al título de Licenciado en Lenguas: "Leer y Ayudar a Leer: La estética de la recepción aplicada a la enseñanza de la Literatura". Santa Fe de Bogotá. Universidad Pedagógica Nacional 1990.

Ensayo: Solo se que no se porque sí: La escuela" (1990) Texto reproducido para el Seminario de Pedagogía y Conocimiento. Universidad Pedagógica Nacional. Inédito.

Director Anuario Colegio San Carlos.1992-93 y 1993-94 Dirección de la Revista El Sueño de Samsa. Estudiantes Universidad Pedagógica

Nacional. 1989-1990 Nos 1-4. Otros Artículos. Sección Ojo al libro. Revista Reojo N 1-3 Ministerio de Comunicaciones. 1996-

1997 Entrevista con Carlos Monsivais. En Revista Alternativa. 1997 Carlos Vives. Las malas Lenguas. En Revista Alternativa 1998.

Tabla de contenido

Pág. Introducción 3 Contexto 6 Guía de lectura. 11 Muchas voces para contarlo… 12 1. El pequeño cubo de ladrillo 14 1.1 Al otro lado de las rejas negras 1.2 Apuntando a una enseñanza distinta 2. Niños vs. Niñas 22 2.1 Entendiendo la brecha entre la escuela y el mundo 2.2 El universo del recreo 2.3 Las relaciones dentro del salón 2.4 Pensamientos desde la cama 3. Aprendiendo y enseñando a reciclar 30 3.1 El trueque 3.2 De regreso a casa… 3.3 Practicando lo aprendido 3.4 El valor de la familia 3.5 Por un trabajo funcional 4. El periódico gigante 42 4.1 Libertad a la hora de aprender 4.2 Nuevos roles 4.3 Manos a la obra… 4.4 La ciudad ideal de Juan 5. El rollo tecnológico 50 5.1 Red de experiencias 5.2 Más allá de la herramienta 5.3 Retando la verticalidad 5.4 Los experimentos 5.5 La diversión para aprender 6. Soy un superhéroe 65 6.1 La misióne 6.2 El colegio, más allá de lo académico Reflexiones 70 La comunicación en la educación La educación para la vida cotidiana La importancia de la conciliación en la comunicación La tecnología, más que una herramienta La escuela desde la singularidad

Bibliografía 79 Anexos 81 No. 1 DVD con video voces de niños No. 2 E-book: “Los trabajos de los niños de cuarto grado”. En formato DVD No. 3 Diarios de Campo agosto-noviembre 2008 No. 4 Cuento: ¡Un calor achicharrante!

Introducción

En la actualidad existe una brecha amplia entre los países desarrollados y los

latinoamericanos en cuanto a los niveles y el concepto sobre educación. En la región

continúan las dificultades para lograr cambios sustanciales en los sistemas educativos

pues “nuestro sistema sigue funcionando bajo un enfoque adultocéntrico, en el cual no

hay espacios funcionales donde las nuevas generaciones puedan encontrar un eco

para sus necesidades (…). Sectores de la población como jóvenes y niños son sujetos

de segregación, en cuanto no tienen mayores posibilidades de participación que den

como resultado la solución a los problemas que enfrentan”(Gadotti, Gómez y Freire, 2003, p.

53). Es por esto que el mundo de hoy exige que los centros educativos sean el vínculo

entre las necesidades del individuo y la sociedad para construir un mundo más

equitativo e incluyente.

A pesar de que la globalización ha significado la apertura espacio temporal, una

creciente transferencia de tecnologías y la transición de algunos procesos

democráticos, en la práctica, el contexto latinoamericano demuestra que los resultados

emanados del nuevo modelo no son los mejores: “incremento de los niveles de

pobreza, las tasas de desempleo, los índices de delincuencia y la inseguridad

ciudadana” (Gadotti, Gómez y Freire, 2003, p. 51), son algunas consecuencias.

Dentro de este panorama, la educación tradicional de hoy ha perdido credibilidad,

muestra que su eficacia es débil, que sus métodos son monótonos y que hay

unidireccionalidad en los saberes. Esta educación legitima la jerarquía en un proceso

que se supone debería ser en doble sentido; el tutor o profesor aparece como dueño

del conocimiento. Es así como nos encontramos entonces frente a un esquema que

demuestra agotamiento, por lo que es necesario replantear el objetivo de la escuela al

igual que sus métodos de enseñanza.

A partir de las condiciones antes descritas, se vuelve imperativo tratar de proponer un

proyecto comunicativo en la escuela que rompa con los esquemas tradicionales,

modifique las relaciones entre adultos y niños, repiense las metodologías de

aprendizaje pero que sobre todo, contemple a la educación como un eje articulador

que le permita a los niños “tomar conciencia de sí mismos y de sus posibilidades

desde la acción de su propio medio, (…) a través de la proposición de un concepto

humanista y liberador de la educación” (Gadotti, Gómez y Freire, 2003, p. 56).

Desde la intervención en el Institución Educativa General Santander con los

estudiantes de cuarto de primaria se hizo necesario pensar una comunicación

horizontal en la que tanto estudiantes como comunicadoras pudiéramos aprender.

Llegamos al plantel con la intención de enseñar sobre tecnologías para construir

ciudadanía participativa, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta que la

participación no se puede enseñar, se vive, se comparte y se logra a través del trabajo

en conjunto.

En un principio veíamos a la escuela como el lugar propicio para “convertir” a los

alumnos en actores de la esfera pública para que comenzaran a actuar como sujetos

preocupados y conscientes de la necesidad de trabajar en beneficio del medio

ambiente. La intención de “convertir” estaba tan errada, que iba en contravía a

nuestros deseos de buscar vínculos con los estudiantes desde la comunicación

horizontal. Sin querer, habíamos caído en la misma lógica jerárquica de la escuela en

la que el tutor es portador máximo del conocimiento. Fueron los mismos niños quienes

se encargaron de hacernos ver que el camino era otro. No se trataba de “convertir”,

sino de conciliar.

La espontaneidad de los estudiantes en la manera como se aproximaban a los temas,

nos hizo caer en cuenta sobre la necesidad de abrir otros canales de participación. Los

temas del curso en lugar de ser impuestos fueron surgiendo de las inquietudes,

necesidades, y en términos generales, de cualquier recuerdo, noción, o significado,

con directa relación a su vida cotidiana. Justamente, la respuesta retadora al inicio del

curso, exigía un cambio de papeles. De este modo, nosotras dejamos de ser las

protagonistas y algunos estudiantes asumieron el nuevo rol, encaminado a proponer,

dirigir y debatir nuevos tópicos como: los animales en vía de extinción y el reciclaje.

Con este nuevo aprendizaje, inició la articulación de lo pedagógico con lo

comunicativo. La tecnología, antes utilizada como una herramienta, comenzó a facilitar

la exploración de los potenciales expresivos de cada uno de los niños. El proceso de

intercambio se hizo más rico y si bien, el sentido de toda la investigación, no surgió de

la noche a la mañana, pudimos afianzar lazos que nos ayudaron a empezar a trabajar.

En este orden de ideas, se procuró ofrecer una metodología de trabajo flexible

enmarcada en las necesidades, preguntas, dudas e intereses de los estudiantes. Al

final, todos elaboramos el entramado discursivo para hacer posible una relación

cercana y de intercambio real, en donde todos aprendimos sobre los temas de

siempre, pero con una aproximación auténtica. El cambio de la dinámica elevó la

relevancia del modo, el medio y el debate, incluso por encima de cualquier calificación

académica. Como inmediata consecuencia, los niños empezaron a querer aprender y

a dejar de hacerlo como parte de un requisito.

Fue en ese momento que entendimos que, “el conocer y el aprender se traducen en

una lectura de lo que sucede en el mundo, con la mirada puesta en hacer posible su

transformación, desde la perspectiva y realidad de los individuos que la viven, de

manera que la comprensión y los vínculos que construyen cambian su visión y forma

de acercarse a esa realidad, porque el proceso educativo les da la posibilidad de

construir sus propias categorías de pensamiento, y organizar su mundo para proponer

formas de transformarlo” (Gadotti, Gómez y Freire, 2003, p. 56).

Lo anterior, cobra sentido debido al hecho de que la transmisión de distintos tipos de

información facilita el hallazgo de formas y manejos discursivos diversos, por lo que

cabe recordar que el aprovechamiento del potencial comunicativo del alumno, según

Freire, sugiere que el conocimiento sólo sea válido cuando se comparte con alguien,

ya sea de manera individual o colectiva.

Pensando en la aplicación de nuestro proyecto comunicativo, recurrimos a un espacio

que consideramos adecuado para iniciar un proceso que aunque no significó un

cambio o una transformación profunda, sí resultó práctico en el aporte de algunos

elementos que sin duda serán significativos para lograr la reformulación de la

educación sugerida por el autor brasilero, Paulo Freire, a quien tomamos como

referencia principal en todo nuestro análisis.

En última instancia, la pregunta que acompaño el desarrollo y que funcionó como

continúa mediación, retroalimentación, y a la vez, punto de encuentro de toda la

intervención con respecto a la comunicación en la educación fue: ¿qué hizo cada uno

de nosotros con la tecnología?

Contexto

La Institución Educativa Distrital General Santander sede B está ubicada al nororiente

de Bogotá, en la calle 102 con carrera octava en la localidad de Usaquén. Es una

construcción de aproximadamente 500 metros cuadrados, a la que asisten estudiantes

desde pre-escolar hasta quinto de primaria, para recibir cursos en dos jornadas

curriculares: la de la mañana que va de 7a.m., a 12pm., y la de la tarde que es de

2p.m., a 6p.m.

Usaquén, es un antiguo poblado fundado el 28 de octubre de 1539 que constituyó el

primer Municipio de la ciudad de Bogotá. Se ha caracterizado por el auge cultural y la

diversidad social. En este sector, convive gente de diversos estratos económicos. El

barrio Santa Cecilia, por ejemplo, es producto de un “asentamiento informal en los

cerros y como tal, es sometido a los conflictos propios de las dificultades y

precariedades de la pobreza extrema” (Patiño, 2009). Los niños que asisten a ésta

escuela, en su mayoría, viven en barrios ubicados en zonas marginales de los cerros

nororientales de la ciudad como: San Cristóbal Norte, Toberín y San Antonio, entre

otros. Estos lugares se caracterizan por agrupar familias provenientes de las distintas

regiones del país. Las mencionadas condiciones conllevan a que se califique a estos

barrios como populares.

Según el Manual de Convicencia de la Institución Educativa Distrital General

Santander, su historia se remonta a 1930, cuando el terreno hacía parte del cuartel

militar del Cantón Norte. En la década de los años cuarenta el lugar pasó a albergar a

dos colegios distritales dependientes del departamento de Cundinamarca. Una era la

Escuela Policarpo Salavarrieta, donde acudían niñas, y la otra se llamaba

Concentración Escolar General Santander que le prestaba formación académica a

niños. El total de estudiantes en ambas instituciones era de 500. Sin embargo, los

cupos se ampliaron en el lapso de los siguientes diez años y en 1960 el Distrito

Especial de Bogotá realizó un acuerdo con el departamento y se hizo cargo de los

colegios, por lo cual las instalaciones pasaron a manos del distrito.

En febrero de 1984, con la iniciativa del entonces alcalde, Augusto Ramírez Ocampo

y la secretaria de educación María Teresa Arias, se firmó el acuerdo número 007, en el

cual se acordó crear una jornada para la tarde en el Colegio Distrital General

Santander con 13 docentes y un cupo de 200 estudiantes. Sin embargo, mientras la

demanda educativa aumentaba, el distrito debía tomar las medidas necesarias para

ofrecer una cobertura más amplia. Por lo tanto, la planta física fue modificada, y en el

año 1990 se graduó la primera promoción de bachilleres santanderistas.

Ocho años después se integraron ambas jornadas. En el 2002, una resolución fusionó

a la parte básica con la media dentro del Centro Educativo Distrital Lourdes, que es lo

que hoy se conoce como la Sede B. Al comienzo, funcionó en el barrio Pedregal que

era una invasión que se unió a la carrera séptima cuando ésta fue ampliada. Las

clases funcionaban dentro de cabinas de buses, que después fueron remplazadas por

casetas. Desde el 2000 se reabrió la jornada de la tarde para que una población de

niños de Suba pudiera asistir. Por lo tanto, la Institución Educativa Distrital General

Santander hoy funciona según las resoluciones 1969 y 1637 del año 2002.

Dentro de lo estipulado por la Alcaldía Mayor de Bogotá, el Plan de Desarrollo Local

de la Alcaldía menor de Usaquén, pretende mejorar la calidad de vida de la localidad

mediante el respeto de derechos y oportunidades. Entre las metas trazadas para el

año 2012, la administración espera colaborar de manera interinstitucional,

intersectorial y multidimensional para reducir la brecha de diferencias entre las

personas de la localidad a través de la prestación de servicios. En este sentido, las

necesidades individuales y grupales de las personas que se encuentran en situación

de pobreza y vulnerabilidad serán atendidas en los escenarios de discusión y

concertación organizados por la alcaldía local (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., 2008).

A pesar de que el Plan de Desarrollo le apuesta a generar equidad entre las personas,

encontramos que son pocos los mecanismos que aportan soluciones dentro de la

escuela. Aunque se busca el beneficio social, se deja de lado la necesidad de practicar

una educación en la que las personas más vulnerables puedan empezar a potenciar

su desarrollo personal gracias al fortalecimiento académico, pero también participativo.

Las barreras físicas, económicas y culturales sólo se reducen con la mejora de los

estándares de calidad educativos que estén en la capacidad de brindar herramientas

en valores, conocimiento y acompañamiento. Por lo anterior, realizar un proceso

íntegro con la ciudadanía implica la adaptación de procesos en los que las personas

puedan mejorar sus competencias para enfrentarse a las demandas locales,

nacionales y mundiales.

Una falla del plan, es que en ciertos artículos ofrece objetivos acertados, pero no

ofrece la manera de implementarlos. Por ejemplo, en el artículo 6 se busca “desarrollar

programas de educación intercultural encaminados a propiciar el diálogo de saberes y

costumbres protegiendo el derecho al territorio sano” (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., 2009), sin

embargo, en ningún lugar específica la forma como se llevaran a cabo los procesos.

Las estrategias tienen un objetivo, pero no presentan mecanismos de acción claros.

En miras a “implementar una estrategia para el fortalecimiento de la participación

ciudadana y generar condiciones para ejercer control social: así como implementar

herramientas virtuales de la localidad para fortalecer la estrategia de comunicación”

(Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., 2008), resulta necesario llevar a cabo programas como el de

“Acceso y permanencia a la educación para todas y todos” de la Alcaldía de Bogotá,

que busca generar que los niños, niñas y adolescentes accedan a los ciclos

educativos de las diferentes localidades de la ciudad. No obstante, el lugar donde se

han invertido unos 1.6 billones de pesos para la educación en la ciudad (Bogotá positiva

tendrá un presupuesto de 14.8 billones para el 2009, 2008) aleja resultados en calidad, y más bien se

acerca a la cantidad. El presupuesto, está destinado principalmente al mejoramiento

de las instalaciones que se encuentran en mal estado, pero deja en un segundo plano

la necesidad de invertir en capacitación a los profesores, que son en últimas, los

encargados de guiar todo el proceso.

Actualmente, la institución educativa Distrital General Santander cuenta con 148

estudiantes, un promedio de 29 niños por salón, 6 profesores y 7 aulas, en las que se

dictan clases de español, inglés, matemáticas, ciencias, sociales, arte, educación

física e informática. Todas estas son materias obligatorias contempladas por el

Ministerio de Educación Nacional.

La “sala de computadores” como le llaman los niños, tiene 20 ordenadores con

Internet de banda ancha y un tablero. Sin embargo, la infraestructura no está

adecuada para que los estudiantes puedan navegar. El Internet es lento y por lo

general la conexión está caída. Esto deja en evidencia como en la escuela se han

hecho esfuerzos por dotar a la institución con herramientas tecnológicas actualizadas,

pero no se ha iniciado el mismo esfuerzo por el contenido y la capacitación de quienes

dictan los cursos. En otras palabras, en la escuela no han implementado un diálogo, ni

una socialización que piense la importancia que existe en la relación que hay entre la

enseñanza y la tecnología, entendida más allá del instrumento.

En Colombia, el Ministerio de Educación con el fin de desarrollar un Plan Nacional de

Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para el período 2008-2019

lleva citando desde el año 2007 a mesas regionales para pensar la inclusión de las

TIC en las instituciones educativas del país. La iniciativa surgió de la necesidad de

poner al país al día frente a los avances mundiales para “mejorar la inclusión social y

aumentar la competitividad” (Plan nacional colombiano de tecnologías de la información y las

comunicaciones y la educación, 2008).

Es por eso, que se han hecho grandes esfuerzos por dotar a los centros educativos

con computadores. También se han producido alianzas entre el Estado y el sector

privado con el fin de emprender procesos específicos para capacitar e introducir las

TIC´s en diferentes zonas del país. Sin embargo, el marco regulatorio de incentivos se

basa en curriculums rígidos, dentro de los cuales la acción está lejos de poder

contemplar las necesidades primordiales de cada institución.

En el caso local, y en concreto, en la Institución Educativa Distrital General Santander,

hasta el momento sólo hay una profesora que ha recibido cursos de informática. Los

cinco profesores restantes no han tenido la oportunidad de manejar y manipular estas

herramientas, lo que conlleva a un distanciamiento entre la pedagogía tradicional y los

nuevos medios. Razón por la cual se hace necesario repensar la educación a partir de

las nuevas herramientas comunicativas, en la que se pueda generar una unión para

superar las fragmentaciones entre el mundo, la escuela y los niños. Ya que, “El salón

de los equipos, como algunos lo denominan, ha sido rodeado de un mito de sabiduría

y poder, pues alberga todas las tecnologías existentes en la institución” (Moreno, 1996, p.

210), el cual en la actualidad empieza a aparecer como un lugar aislado que lejos de

funcionar como método y experimentación de nuevas habilidades relacionadas con la

creación, la participación y la opinión, se convierte en una práctica social controlada y

angustiante para quien no la maneja.

Dentro del curriculum de la institución General Santander, los niños deben tener clase

en el salón de los computadores una vez a la semana. Sin embargo, el tiempo es corto

para las demandas de los estudiantes. Por lo tanto, la clase de informática se ha

convertido en un instructivo para el uso de la maquina en donde el diálogo entre lo

tecnológico con lo educativo se reduce a los tecnicismos del aparato.

Las prácticas pedagógicas en la escuela no funcionan dentro del esquema

establecido, que busca generar ambientes “más lúdicos y colaborativos, que motiven a

los estudiantes a concebir el aprendizaje más allá del aula de clase e incentiven su

interés y curiosidad por la investigación” (Ministerio de Educación Nacional, 2005), sino por el

contrario, aumentan la brecha entre la realidad del mundo de la información y la

globalización, los valores sociales de la escuela y las posibilidades de vida de cada

menor.

Lejos de introducir nuevas formas de relación con los múltiples procesos de

aprendizaje, en la escuela se hace cada vez más notorio este desencuentro entre el

paso de lo análogo a lo digital. Que no necesariamente debe ser visto como procesos

separados, sino como opciones que facilitan la charla entre las disciplinas y la vida

para no sólo entregar enseñanza académica, sino también bases éticas que eleven la

importancia del beneficio social y brinden la suficiente información para que cada

estudiante sea capaz de aprender con libertad, pasión y constante intercambio con los

escenarios y actores que influyen en sus mundos.

Guía de lectura

Comunicación en la escuela: una experiencia con sentido, le apuesta a unir en un solo

relato las voces de los autores, nuestro análisis teórico, los diarios de campo y un

escrito narrativo con elementos de ficción.

A continuación encontrará la clave tipográfica que le ayudará a entender cómo se

debe leer el texto. Recuerde que cada tipo de letra tiene una voz, un tono y un sentido

diferente.

Clave:

Relato: Arial tamaño12 Teoría y análisis en: Arial tamaño 11

Diarios de campo en: Arial Narrow. ▫ Trabajos de niños en: Arial Narrow.

Citas: Arial Narrow tamaño 10.

Muchas voces para contarlo…

Todo comenzó después de que nos presentaron los proyectos realizados en las

distintas instituciones educativas de la localidad de Usaquén por estudiantes de la

carrera de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Javeriana. El interés por

hacer un trabajo desde la práctica de la Comunicación Social hizo que surgieran una

serie de inquietudes sobre qué hacer en la escuela. Las alternativas giraban en torno

a: ¿qué hacer con los nuevos medios dentro de la escuela?, ¿sería posible reducir la

brecha entre la escuela y el hogar? ¿Habría alguna manera de encontrar espacios de

participación en los que los niños pudieran tomar acción más allá del aula de clase?,

pero sobretodo ¿Cómo lograrlo?

Durante las primeras semanas nos dedicamos al trabajo de observación, después

tuvimos un par de encuentros con estudiantes de comunicación social que habían

trabajado ahí y de tal forma, fue que nos vinculamos con el grupo de cuarto de

primaria del Colegio General Santander de la sede B. Con el desarrollo de las

actividades, nos dimos cuenta de la importancia del contexto. El espacio escolar,

limitaba, modificaba, y facilitaba la creación y la expresión mediante el fortalecimiento

de vínculos y relaciones entre los actores del lugar; niños, profesores, comunicadores,

y padres de familia.

Para empezar nuestra intervención con el grupo fueron seleccionados los temas a

desarrollar. Buscábamos encontrar una unión entre: tecnología, medio ambiente y

comunicación, para poder vincular espacios desarticulados dentro de la escuela. Sin

embargo, no sabíamos como empezar. Había mucha confusión. Las lluvias de ideas

iniciales arrojaban todo tipo de significados: ilusión, sueños, niños, enseñanza,

regaños, estrellas, hambre, temor, tecnología, carencias, afecto, profesor, disciplina,

costumbre, amistad y recuerdos entre otros… Sin darnos cuenta, cada una de estas

palabras sirvió de guía para llevar a cabo los talleres y finalmente dar sentido a

nuestro papel en el escenario escolar.

La inexperiencia de nosotras como tutoras y de los niños como protagonistas funcionó

para lograr un universo único donde todo fue válido y la única premisa fue la de la

flexibilidad. La ruptura de esquemas, el uso de habilidades comunicativas, la

elaboración de talleres creativos y el desarrollo de unos valores alejados a los

individuales, demostraron que el intercambio de ideas contribuye a la formación y

fortalecimiento de las identidades. Tener la oportunidad de ponerse en los zapatos del

prójimo, hace posible aprender a soñar y tomar consciencia del aprendizaje que hay

cuando nos comunicamos. Uno aprende del otro, y el otro aprende de uno.

De ninguna manera hubiese sido posible realizar este trabajo sin el constante diálogo

entre las disciplinas, los discursos, los recuerdos y los anhelos individuales de cada

una de las personas. El mayor reto fue el juego de dejarse llevar de manera honesta y

transparente para encontrar el sentido a los trabajos. Con confianza y poniéndonos

todos al mismo nivel, pudimos desarrollar, y transformar dinámicas grupales para

convivir.

La historia a continuación resume horas de profunda interiorización y la construcción

de procesos comunicativos distintos, cargados de emotividad, crítica, reflexión y

oportunidad. Entre flashbacks, carencias, dolores, déjà vu y sueños se recrea este

universo en medio de lo real y lo ficticio. En total, son todo lo que influyó de manera

directa e indirecta para llevar a cabo este proceso de intercambio entre los estudiantes

y nosotras. Sus voces, nuestros diarios, teoría, anexos, trabajos y algunos elementos

narrativos son las herramientas discursivas que se emplearon para hacer visible este

mundo; una negociación entre los unos y los otros.

1. El pequeño cubo de ladrillo

Barrio San Cristóbal. Esa era la última parada del bus. Juan Esteban se bajó

después de un largo día en la escuela. Estando sobre el andén, alzó la cabeza

y vio los casi quinientos escalones que debía subir para llegar a su casa. Tomó

aliento y empezó a avanzar. Uno, dos, tres, cuatro, contó. Cuando llegó a

doscientos, paró. A su lado derecho, en la entrada de la tienda de Doña Rita,

vio en la primera plana del periódico una imagen en el centro y un titular que

decía: “Transformers en estreno. Próximamente en todos los cines del país”.

No lo podía creer. Con una gran sonrisa subió corriendo los trescientos

escalones que le faltaban.

– ¡Mamá, mamá! ¿Podemos ir el otro fin de semana a ver la película de los

robots que se convierten en carros y aviones? –

–No Juanito, de pronto en otra ocasión–

Como si le hubiera caído un baldado de agua fría, las ilusiones de Juan se

desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos. Durante el resto de la tarde, terminó

sus tareas, algunos quehaceres de la casa y coloreó unos superhéroes que se

había imaginado. Entre sus dibujos, había uno que se parecía al protagonista

de la película que quería ver y por un momento llegó a creer que su personaje

cobraba vida al sentir que la hoja se movía sola y sus muñecos intentaban

alejarse del papel. No pasaron ni dos minutos, cuando su ilusión momentánea

se desplomó. Dejó de ser niño y volvió a sus obligaciones familiares, esta vez

debía cuidar a su hermana.

Antes de acostarse oyó una voz gruesa en el viejo radio de su casa que decía:

El calentamiento global llegó hasta la Antártica. La plataforma continental que

antes era de 100 kilómetros ahora solo tiene 500 metros de largo. El 40% de la

población mundial depende de los glaciares del Himalaya para abastecerse de

agua. ¿Qué sucederá cuando todos se derritan? Habrá escasez de alimentos.

Las cosechas de arroz, trigo y maíz podrían sufrir una caída del 10%. En

muchas regiones del planeta, podría aparecer la etapa de hambruna.

Entre dormido y despierto, empezó a soñar que los cuadernos que tenía debajo

de su cama volaban. Las hojas se desprendieron para formar una nube encima

de su cabeza, donde dragones, guerreros y animales se lanzaron en una gran

batalla al son de espadazos, disparos y rugidos.

(Juan Esteban, 15 de septiembre 2008) 1.

“BIP BIP… BIP…BIP”, sonó. Eran las cinco de la mañana y el sueño había

desaparecido. Con tristeza en los ojos, Juan Esteban recordó que eso que

había visto la noche anterior nunca podría ser real.

Con su morral y la bufanda en el hombro, bajó la montaña para pararse en el

semáforo de siempre y esperar el bus de línea verde que lo llevaría a la

escuela. Esta vez le tocó en el puesto de la ventana. Mientras veía la ciudad

despertarse, seguía recordando lo que había soñado. Pasados los 45 minutos

de viaje, estaba frente a la reja negra.

“…llegar a la Escuela General Santander sede B, es una explosión para los sentidos. Todo

comienza desde el momento que se entra al pequeño cubo de ladrillo” (Rojas, 2008, p.81)

1 Este tipo de cita hará referencia a los trabajos realizados por los estudiantes del Colegio General Santander Sede

B de cuarto de primaria, durante el segundo semestre 2008.

“Cuantas veces habré pasado por ahí sin inmutarme. Sin darme cuenta de este inmenso mundo

oculto entre los pitos de la séptima y los carros polarizados de donde se bajan los militares

importantes para cruzar al batallón de enfrente” (Olmus, 2008, p. 85)

1.1 Al otro lado de las rejas negras

Juan timbró y esperó al frente de las rejas mientras el portero le abría la puerta.

–¡Hola profe! –

–Buenos días –

–Uno, dos, tres, silencio niños –

Así empezaban todas las clases en el General Santander. La profesora Flor ya

tenía la experiencia suficiente para que con sólo contar hasta tres los 30

estudiantes de cuarto y de aproximadamente diez años de edad se quedaran

callados para comenzar con la clase de matemáticas.

“Fue con la técnica de Flor, de hacerlos mover las manos sobre la cabeza, al frente, a los lados,

varias veces (…) la que hacía que los niños dejaran de hablar” (Rojas, 2008, p.87).

Sin embargo, también existen otros mecanismos para calmar a los estudiantes

después del recreo…

“En ocasiones Flor utiliza otra técnica para hacer que los estudiantes se organicen: “¡Chicos,

maleta hermética!”, y lo sorprendente es que todos saben exactamente qué hacer. Cierran sus

morrales y se paran junto al tablero a la espera de instrucciones” (Olmus, 2008, 88).

Nueve de la mañana. Sonó la campana y Juan Esteban corrió por su refrigerio.

Era su primera comida del día y hoy había tenido suerte, ¡era pastel gloria de

arequipe con yogurt de mora, su preferido!

Como siempre, comenzó el rompecabezas de juegos y encuentros del recreo.

“Siempre está una niña de quinto de primaria sentada sola en una de las bancas que están

cerca del salón de rectoría, un niño jugando con las “piquis” en el extremo opuesto y algún

“grandulón” molestando a un pequeño, sin que las profesoras puedan darse cuenta” (Rojas, 2008,

p.84)

Con sol, lluvia, o frío, siempre se mantiene la emotividad de los niños. Las personas

nuevas que aparecen en el escenario del receso también se convierten en el centro de

atención de los curiosos.

“A pesar de la llovizna, muchos corren por el patio, otros compran empanadas o “bolis” en la

tienda y las niñas me buscan para saber qué haremos hoy” (Olmus, 2008, p.88)

Y así aconteció el día de la inauguración de la intervención con cuarto grado. Sin

saber qué hacer, ni cómo interactuar con los niños, emprendimos un diálogo guiado

por nuestras intuiciones.

“… esta mañana, nos reunimos en el salón para hacer la primera clase con los estudiantes de

cuarto grado y así empezar a romper el hielo” (Rojas, 2008, p.84)

Con la intención de probar mecanismos distintos para captar la atención de los estudiantes, el

primer día dentro del salón comenzó con una actividad para llamar la atención de los

estudiantes…

“La primera actividad que hicimos fue de relajación y esto hizo que todos se calmaran un poco

después de su entrada del recreo. La mayoría no tuvo problema en cerrar los ojos y escuchar la

reflexión ambiental que teníamos preparada, con un fondo de música de meditación” (Olmus, 2008,

p.89)

Después de la actividad:

Pasamos unas hojas recicladas –impresas por un lado- y las pusimos encima de la mesa sin decir para qué. Claro, eso los desconcentró de la lectura y la nueva pelea era ahora por el número de hojas que tenía cada uno (…) El hecho de tener su hoja en blanco en frente de otros compañeros (normalmente lo hacen solos sin ser observados) dificultó el proceso al principio. Se notaba que muchos tenían ideas de qué hacer, pero les causaba cierta pena el ¿qué dirán? (Olmus, 2008, p.89)

Juan descubrió que con el color negro podía acentuar los colmillos del dragón y

hacerlos mucho más filudos para convertir a su criatura en una más salvaje.

Sin darse cuenta había sido el único en atreverse a explorar una de sus

habilidades. Lo más interesante del proceso, fue que comenzó de forma natural

y silenciosa.

Este desarrollo sólo se hizo evidente con el transcurso de las actividades.

1. 2 Apuntando hacia una enseñanza distinta

Resulta contundente marcar la diferencia entre el modelo educativo al que los niños

del colegio estaban acostumbrados, y el alternativo que fue el que experimentamos. El

primero, centra el desarrollo en la enseñanza, mientras que el alternativo que marcó la

pauta de nuestras intervenciones, busca encaminar el conocimiento del estudiante a

través de la experiencia (Gómez, Díaz y Celis, 2009, cap 1).

En este sentido, existen una serie de ejes de información para poner en práctica una

alternativa educativa desde la comunicación integral e incluyente. Para esto, se deben

tener en cuenta; la decodificación de textos, solución de problemas, sensibilización y

creatividad, tecnología, participación democrática y convivencia, investigación y

pensamiento científico (Gómez, Díaz y Celis, 2009, intro).

Durante años, diversos especialistas en el área de la educación han cuestionado el

enfoque y el método de enseñanza tradicional para generar cambio social. “Freire, de

manera particular, ha discutido acerca de la necesidad de desarrollar procesos

educativos que promuevan una construcción comprensiva de los fenómenos sociales

y el desarrollo de habilidades y actitudes que permita a los alumnos forjarse una mejor

calidad de vida” (Gadotti, Gómez, Freire, 2003, p. 54).

El sistema educativo actual, denominado tradicional mantiene contenidos curriculares

cerrados que hacen necesario pensar la educación de un modo diferente, mucho más

cercano a las necesidades de los estudiantes, sus dudas, preguntas e intereses.

Vemos pues, como al aterrizar la teoría a la experiencia en la escuela, hubo algunos

obstáculos iniciales para implementar bases comunicativas en la enseñanza.

… a veces resulta difícil encaminar a los niños porque están demasiado acostumbrados a las normas, al temor, al castigo y el encasillamiento en muchos sentidos. Como ejemplo, tuvimos el de la tarea. (…) Flor

entró, y al ver la iniciativa les ordenó sacar el cuaderno de comunicaciones y anotar las tareas para que sus padres las firmaran ese mismo día. Nos dice que esa es la mejor manera para que cumplan. ¿Será? Quisiera más bien pensar que éste es el reto, involucrarlos tanto en los temas que las iniciativas broten de ellos mismos sin la necesidad de obligarlos (Olmus, 2008, p.99)

A pesar de que Las invariantes pedagógicas, de Celestin Freinet hayan sido

propuestas hace un siglo son aplicables a la educación actual. El aula de cuarto

grado, demostró que es lógico que el modo de pensar de los estudiantes esté

íntimamente relacionado y estructurado bajo los parámetros de la escuela tradicional.

Los niños están acostumbrados a un método de trabajo en el que se exige la

memorización como base fundamental para llegar al conocimiento. De ahí que los

primeros talleres llevados a cabo con los niños fueran carentes de creatividad y

repetitivos.

En las actividades de recorte para clasificar basuras y elaboración de cuentos

mediante imágenes, los estudiantes del curso hicieron exactamente lo que se les

indicó, a pesar de que se les dio la oportunidad de recrear las historias a su antojo. Al

final, no agregaron, ni suprimieron detalles, en ellos no hay un toque personal

inminente. Así como en los tres cuentos sobre La mariposa colorín. En donde hay un

orden coherente, pero no hay algo que rompa el esquema tradicional, o mejor dicho,

no hay elementos diferentes creativos que reflejen el espíritu creativo del estudiante.

Incluso se puede ver como los dibujos entre los distintos grupos se asemejan los unos

a los otros.

(Dibujos realizados en clase por el grupo de estudiantes sobre cuento La mariposa colorín, 15 de septiembre 2008).

La noticia El calentamiento global del mundo, la temperatura está muy alta!!! Fue otro

trabajo que evidenció la estructura tradicional de la escuela. En ella, el estudiante, en

lugar de proponer una alternativa al problema del calentamiento global diferente,

repitió el discurso que se había dado en la clase y agregó un poco de análisis

personal.

▫…para prevenir el calentamiento global y que no sigan habiendo desbordamientos de ríos, hincendios entre otros desastres naturales. Como prevenir esto no votando vasura a los ríos, limpiando el río de Bogotá, cambiando la gasolina por otra cosa no toxica, serrando las fábricas porque es lo que está calentando el

medio ambiente (Samuel, 2 de octubre 2008).

Son frases que aunque funcionaron para la actividad sirven para demostrar que el

estudiante se ha acostumbrado a ser tímido, a no buscar información y a no decir lo

que cree.

En cambio, hay otros trabajos en donde ocurre lo contrario, pues el estudiante apropia

el tema ambiental y produce resultados a su manera, en donde se empieza a intuir la

necesidad de un cambio desde el hogar y en la formación de cada uno para mejorar.

▫ “…necesitamos que los bogotanos nos colaboren no botando tanta basura y no solo en Bogotá

sino en otros países…” (Astrid, 29 de septiembre 2008).

Recordemos que los trabajos no sólo contienen elementos académicos, incluyen la

voz propia del estudiante y el reflejo de lo que creen.

▫ Colombia es diversa por sus cosas como sus animales y cultura ríos y especies también por

su naturaleza como son: las flores sus arboles y sus climas como: la lluvia podemos cuidar

el planeta sin gastar luz y no utilisar vehículos que chegas, porque contamina nuestro

planeta y país. A la otra es no usar condimentos como perfumes, benesos, cremas y mucho

más para no dañar la capa de ozono. Colombia actual mente es considerada la 4 nación en

biodiversidad pero si no ayudamos al medio ambiente podiamos arriesgar nuestra vida

(Gianfranco, 2 de octubre 2008).

El trabajo de los estudiantes se enmarcó en dar libertad para expresarse, según su

tono personal.

“Con todo esto, lo que puedo decir es que es importante seguir estimulando a los chicos en las

actividades para que hagan el trabajo como quieran. En otras palabras, debemos lograr por

medio de los juegos y trabajos incentivar su creatividad para que se la puedan “gozar” y

podamos obtener mejores resultados” (Rojas, 2008, p.85)

Los trabajos de los estudiantes de cuarto grado fueron transcritos con la ortografía original para respetar su estilo.

(Humberto, 25 de septiembre 2008).

Sobre este último punto, cabe resaltar la afirmación de Freire, donde se dice que “La

educación deber permitirles tomar conciencia de sí mismos y de sus posibilidades

desde la acción de su propio medio” (Gadotti, Gómez y Freire, 2003, p. 56).

El rompimiento de esquemas jerárquicos, a cambio de una comunicación horizontal en

la escuela, poco a poco nos permitió un intercambio con los estudiantes mucho más

cercano, sin imposiciones y reglas. Los vínculos que se empezaron a tejer, fueron a

partir de gustos afines que aparte de reflejarse en los trabajos, empezaron a producir

un cambio en la actitud de todo el entorno escolar.

2. Niños vs. Niñas

Tenía hambre. Con ansiedad, se comió hasta el último trozo de Sándwich que

le quedaba. A su alrededor, Brayan y Jonathan, los niños “problema” de su

salón, jugaban con el kumis del refrigerio. De repente, un chorro cayó sobre la

falda de Camila, y ella, acostumbrada a no “dejarse” de los hombres, se levantó

inmediatamente a pegarles a los responsables.

En medio de la confusión, Juan Esteban pensó que Camila le había escupido

yogurt y sin pensarlo dos veces, le dio “su merecido”. Un solo tirón de pelo fue

suficiente para que se desatara una batalla campal entre los alumnos de cuarto

de primaria.

Dos minutos más tarde, la pelea se había convertido en una guerra de niñas

contra niños de todos los cursos y edades. Golpes, patadas, puños y

agresiones verbales iban y venían.

Juan Esteban revivió la lucha con la que había soñado la noche anterior.

“CLAP, PLOP, PUN, PAM”, resonaban en su cabeza. Y por unos segundos, el

rostro de Camila se deformó y le salieron colmillos. En lugar de estar peleando

con su compañera, se enfrentó a una de las serpientes que dibujaba de día y

cobraba vida de noche.

(Dibujo realizado por el grupo de estudiantes sobre cuento La mariposa colorín, 15 de septiembre 2008).

Al observar el viaje mágico que tuvo Juan, donde unió partes de sus películas

preferidas, imaginación, realidad escolar y sueños, saltó a la vista un dilema social que

hizo cuestionar el papel del colegio en la vida de los estudiantes. Se hizo necesario

buscar temas en los que los estudiantes se pudieran ver reflejados para que iniciara el

proceso de apropiación de la información. No bastó con hacer juegos entretenidos, fue

fundamental empezar a buscar el sentido y la relación con sus vidas.

2.1 Entendiendo la brecha entre la escuela y el mundo

Como dice la metáfora de El puente está quebrado, la función social y formativa de la

escuela es esencial. Se trata de “el puente entre la vida escolar y la vida real (…)

entre lo aprendido y lo que se requiere en la vida cotidiana; entre las expectativas,

sueños e ilusiones, y las oportunidades y limitaciones existentes de estudio, de trabajo

y de realización personal; entre lo que la sociedad espera y lo que la escuela entrega”

para los futuros ciudadanos, estudiantes y trabajadores (Gómez, Díaz, y Celis, 2009, p. 13).

Por este motivo, se vuelve fundamental que la escuela funcione como integradora de

todos estos mundos, y a la vez, entregue guías de vida que no sólo aporten

conocimiento, sino sobre todo; formación en valores para que el fin primario sea

siempre en beneficio público.

Un estudio basado en las problemáticas y oportunidades que tiene la escuela pública

en Colombia añade que ésta debería “Generar oportunidades de exploración,

descubrimiento y desarrollo de intereses y aptitudes” (Gómez, Díaz, y Celis, 2009, p. 14)

debido a que el “… modelo homogéneo escolar que se ha adoptado no ofrece

diversidad de experiencias educativas y por el contrario, se basa en una función

dominante que no necesariamente va en línea con el desarrollo de capacidades

analíticas y comunicativas” que formen a ciudadanos capaces de enfrentar las

distintas realidades (Gómez, Díaz, y Celis, 2009, cap. 1).

(Dibujo realizado por el grupo de estudiantes sobre cuento Paquito y sus amigos, 15 de septiembre 2008).

Mientras la pelea continuaba en el patio del colegio, los más pequeños hacían

el papel de espectadores. Algunos se reían y otros sólo miraban con asombro

el comportamiento de las señoritas.

Pareció una riña eterna, aunque duró menos de cinco minutos hasta que

llegaron las profesoras. Para entonces, todo era confusión. Camila aseguraba

que había sido culpa de Juan, y él decía que la responsable del incidente era

ella. Mientras tanto, los verdaderos causantes del conflicto reían desde una

esquina y disfrutaban de la escena como si el dolor y el malestar de los demás

les agradaran.

Descubrí, por ejemplo, que hacia el lado oriental de patio, cerca al corredor que conduce a los salones de los cursos más chiquitos, se concentran un grupo de niños de cuarto y quinto que se dedican a pegarse de distintos modos. Lo extraño es que se divierten, pero me pregunto hasta qué punto sea eso habitual. Seguramente por la falta de una cancha de fútbol no pueden hacer otras cosas, pero me queda la duda de qué tan cotidiano para ellos sea ver a personas golpeándose. De pronto es sólo un juego, pero quizás, también sea reflejo de muchas cosas que ven en sus hogares (Olmus, 2008, p.95)

La escena concluyó como cualquier otra, como si se tratara de un recreo más.

Apenas llegó la autoridad, la tribuna se disipó en cuestión de segundos.

2.2 El universo del recreo

Dentro del mundo que encierra ese pequeño cubo de ladrillo llamado “General

Santander”, el recreo es definitivo para entender cómo se producen las relaciones

entre los estudiantes. Es como si a esa misma hora, todos los días, lo más íntimo de

los niños saliera a flote para permitir que cualquier extraño pueda comprender cómo y

por qué se desenvuelven ciertas actitudes entre ellos.

Nos sentamos un rato en una de las bancas largas ubicadas al costado del salón de quinto grado, mientras culminaba la hora del receso. En ese momento, oí conversar a las profesoras en el salón de rectoría, a uno de los niños presumir frente a sus compañeritos una de las monedas que le había traído su tío del extranjero, a una mamá regañar a su hija por no haber llevado la tarea a tiempo, y a un niño sonreír porque su madre le había comprado unas empanadas en la caseta de la escuela. Todos, ahí reunidos, se veían como una gran familia (Rojas, 2008, p.81)

Entre las discusiones, la enseñanza y las relaciones entre todas las personas de la

escuela, este segundo hogar para los estudiantes se convierte en un submundo. Es

una especie de muestra pequeña de muchas cosas que pasan en la calle, en una

empresa o una institución. Es en otras palabras, la realidad del mundo de los adultos,

a menor escala.

Después de la pelea, Camila se sentó en una de las bancas laterales de la

escuela y se encontró con su “parche”;

Todas tienen historias que contar. Se acuerdan de manera exacta hace cuánto tiempo se conocen entre ellas, cuántas peleas han tenido y por culpa de quién. Y al final, les parece que el peor defecto que una niña puede tener es ser creída. (…) Echan chismes sobre los niños que les gustan, sobretodo hablan de Omar, una ex “traga” de todas pero que se volvió feo desde que le empezaron a cortar mal el pelo (Olmus, 2008, p.86)

Estas charlas informales contienen mucho significado dentro de la construcción de la

identidad y relaciones de los menores. Citando a Jesús Martín Barbero, en su texto La

educación desde la comunicación, la oralidad cultural se expresa en el “mundo del

chisme y el chiste como modos de comunicación por donde circulan las más diversas

formas de contra información, a un mismo tiempo vulnerables a las manipulaciones

massmediáticas, pero también manifestación de las múltiples funciones que cumple, y

las potencialidades que aún guarda la cultura oral” (Barbero, Jesús Martín, 2002, cap. 3 s.p.). Si

bien lo que se expresa y discute en el chisme puede parecer a simple vista banal,

conserva el mapa real del entramado discursivo atravesado por los intercambios,

destiempos, acuerdos, mezclas de discursos dominantes y símbolos culturales del

grupo social en donde se da. En este caso, entre los niños y niñas de la escuela.

Asimismo, las posiciones que ocupan los alumnos dentro de la escuela son bastante

marcadas. Por su parte, el bando femenino de cuarto grado es liderado Camila y

Jennifer. Ambas ejercen un fuerte poder de convencimiento y convocatoria entre las

niñas. Por esta razón, es usual que se presenten conflictos entre ellas. Sobre todo

cuando se pisan terrenos.

Por el lado de los niños también encontramos líderes. En ellos, los imaginarios de

personajes más fuertes, y otros menos notorios, están muy presentes en la manera

como intercambian juegos, voces y roles. No cualquier niño tiene el privilegio de traer

un juguete nuevo y captar la atención de los demás. De cierta manera, estos espacios

se ganan con la aceptación del resto, como en el caso de Francisco. Un niño, quien a

pesar de sus esfuerzos por ganar protagonismo, siempre es relegado a segundo

plano. Mientras que Humberto, con sus habilidades de expresión y humor siempre

está marcando tendencias y captando la atención del resto de sus compañeros.

“El recreo estuvo un poco distinto por la nueva moda. El juguete del momento, los trompos. La

mayoría de niños estaban tirándolos y “dándoselas” entre ellos mismos” (Olmus, 2008, p.98)

Lo curioso es que el papel que tiene cada líder marca ciertos estándares en el recreo,

pero igual afianza fuertes posiciones dentro del salón. El problema, es que muchas

veces estos liderazgos no son guiados para generar participación, sino por el

contrario, para acentuar la exclusión, como sucede en el caso de Francisco.

2.3 Las relaciones dentro del salón

Al volver del recreo, en el salón de cuarto se respiraba un aire denso. Todos

estaban agitados por los hechos que habían ocurrido durante el receso.

Ninguno atendió al llamado de sentarse y hacer silencio. Tras varios intentos y

con la voz debilitada, Flor les pidió que abandonaran el salón.

Salieron todos, formamos una fila de niñas y otra de niños para que fueran entrando por parejas. (...) Al principio todo fluyó de manera normal, pero al llegar a los últimos estudiantes en las filas –liderados por Cesar y Camila- estos renegaban que no querían entrar y hacerse con alguien de la otra “banda”, sin embargo, Flor llegó y resolvió el problema (Olmus, 2008, p.95)

“Más o menos hacia la mitad de la repartición de mesas, muchos entraron en pánico y pidieron

cambio. La razón: los niños no trabajan con las niñas y viceversa (…) entre ellos mismos se

saboteaban, interrumpían y reclamaban” (Olmus, 2008, p.89)

Sentado al lado de Karen, Juan pensaba en lo que había ocurrido durante el

recreo. A lo lejos oía las instrucciones de la actividad. Estaba presente pero su

mente estaba en otra parte. De pronto, una pila de revistas cayó frente a su

viejo escritorio.

Recortes de imágenes que aludían a metales, plásticos, orgánicos, tóxicos,

vidrios, máquinas, celulares, comidas y carros circulaban de un lado a otro por

el salón de cuarto.

(Paola, 22 de septiembre de 2008). (Paola, 22 de septiembre de 2008).

Ahí, uno de sus mejores amigos, le dijo:

–Te cambio los carros que tienes en tu revista por unas botellas de vidrio –

Juan Esteban, sin entender, asintió con la cabeza. Con el pasar de los minutos

y al ver la emoción de sus compañeros aumentaba, intrigado se acercó a ver

qué pasaba.

–Estamos separando basuras – le dijo Francisco.

–Es que tenemos que empezar a hacer cosas por el medio ambiente – gritó

Gabriela.

–Reciclar, reciclar y reciclar. Apréndaselo de memoria – corroboró Humberto.

El pensamiento colectivo sirvió en muchas de las dinámicas llevadas a cabo en clase

para involucrar estudiantes que se encontraban desinteresados. La emoción de la

mayoría de los estudiantes del grupo, ayudo a mediar las relaciones. Incluso, los más

motivados por los temas convocaron la atención de los que se encontraban distraídos.

▫ “El reciclaje es una vase para poder encontrar trabajo y ganar dinero y el reciclage también

favorese las tareas cotuir cuadernos y sirbe paque los parques esten limpios sin desorden…”

(Diana, 2 de octubre 2008).

Dicen los trabajos de los niños en los que se invitó hacer un llamado a los demás

estudiantes de la escuela.

▫ “El reciclaje se puede manejar pintando barrios, canecas y a cada una colocarle un nombre

como orgánicos e In oránicos” (Diego, 6 de noviembre 2008).

2.4 Pensamientos desde la cama

Leyó en el Blog reciclaje.

(Diego, 6 de noviembre 2008).

Juan recordó las palabras del locutor de radio de la noche anterior. Sabía que

si las personas no empezaban a trabajar unidas por el cuidado del medio

ambiente las cifras iban a ser cada vez peores y que el mundo iba a estar “más

caliente”, tal como lo expresaba el trabajo de su compañero Gianfranco “Los

glaciares se están derritiendo, porque las personas están botando basuras y

tambien porque el sol esta saliendo muy fuerte por el calentamiento global”

(Gianfranco, 2 de octubre 2008).

También pensó en el documental que Flor les había mostrado sobre los

animales en vía de extinción y recordó la frase de su vecino de asiento Samuel,

“En China se a declarado que la rasa del delfín blanco sea extinto…” (Samuel, 2 de

octubre 2008). Ese mismo que habían visto en fotos días antes y a todos les había

gustado tanto. Fue ahí cuando entendió que el trabajo era en serio.

Mi gran reto fue Juan, que se hacía el interesado en el tema, pero al pasar por su puesto me daba cuenta

que solo le interesaba buscar y hacer dibujos manga para colorear bocetos en su cuaderno. Varias veces le

propuse que cerrara esas páginas y se concentrara en el tema ambiental, hasta que encontré una mejor

solución. Le planteé que como él era tan bueno dibujando, podía usar su técnica japonesa de muñecos

animados para ilustrar el proceso del reciclaje. Se le abrieron los ojos y me decía: ¿En serio? ¿Se puede? Y

con este gran descubrimiento hecho pasó el resto de la clase haciendo hombres guerreros que botaban la

basura en distintos tipos de canecas (Olmus, 2008, p.100)

“El proyecto de colocar el deseo en una circulación crítica y autoconsciente necesita

un lenguaje que hable de las experiencias vividas y que sienta las necesidades de los

estudiantes, pero también un lenguaje crítico que pueda problematizar las relaciones

sociales que a menudo damos por hechas” (McLaren, Peter, 1995, p. 97). Si bien el trabajo

con los niños, es un acuerdo de compromisos y responsabilidades en los que el

estudiante tiene la oportunidad de escoger, es vital que el tutor de la clase sea un

mediador que guíe la reflexión hacia las necesidades reales e inmediatas de los

integrantes en el entramado discursivo. Con este principio se emprende un camino

hacia el diálogo y debate de las necesidades reales de la sociedad.

3. Aprendiendo y enseñando a reciclar

De camino a su casa, Juan vio un enorme letrero que decía “Las inundaciones

y desbordamientos causados el pasado fin de semana por las lluvias en

Colombia, especialmente en las riberas del río Magdalena, elevaron la cifra de

damnificados a más de 1,1 millones de personas en la actual temporada

invernal. Tú puedes ayudar”. ¿Tú? Era como si le estuvieran hablando a él,

pero no sabía exactamente cómo podía hacer algo al respecto. Se quedó

dándole vueltas a la inquietud hasta que llegó a la parada “Barrio San

Cristóbal”.

Como todos los días, tomó impulso y comenzó la subida hacia la montaña. A

su alrededor, observó con detenimiento las miles de casas a medio hacer. Eran

tan endebles y vulnerables que en cualquier momento podrían sucumbir con

una lluvia fuerte o un deslizamiento. Recordó la imagen de la valla publicitaria y

se imaginó que fácilmente, él podría convertirse en uno de los niños que

quedan sin hogar por las lluvias.

Al llegar a su casa encontró que su madre había tirado la basura en el lote de

al lado y gran parte se había salido de la bolsa. Su voz interna le decía que

debía ayudar, sin embargo era la hora de su programa favorito.

Pasada una hora, se asomó por la ventana y se dirigió al terreno del vecino.

“Metales, vidrio, orgánico y plástico”, repitió por un momento, y comenzó a

organizar lo que se había regado sobre el césped.

… se les pidió a los niños, después de dividirlos en grupos de cinco, que recortaran los distintos objetos que se reciclan y los pegaran en una hoja, según su clasificación para escribir un cuento. Los niños no tuvieron problema en diferenciar los plásticos, los metales, los vidrios y lo orgánico (…) Sin embargo, si tuvieron complicaciones diferenciando los elementos tóxicos como el aceite, el perfume o las baterías (Rojas, 2008, p.93)

Mientras Juan buscaba bolsas para clasificar los diferentes tipos de basura

surgió una duda que lo detuvo y puso a pensar sobre lo que había aprendido

con sus compañeros. No tenía tan claro si las latas de atún contaban como

metal, o como elemento inorgánico. De repente, se le vino a la mente la

cartulina que había elaborado el grupo que se encontraba al lado de su mesa.

Las latas de comida estaban aparte de los perfumes, aerosoles y frutas. Al

recordarlo, se le prendió el bombillo interno.

Estuvo un buen rato pensando en la actividad. Sin darse cuenta, algunos

imaginarios que tenía fueron transformándose. Pensó en Yuri, e

inmediatamente la noción de niña cansona se desvaneció. Recordó que sin la

ayuda de ella no hubiera sido posible terminar su trabajo, porque se le había

quedado el pegante en la casa y le hacían falta colores para darle vida a lo que

había dibujado.

3.1 El trueque

“Como no teníamos muchas revistas y tampoco tijeras suficientes para todos los estudiantes,

ellos tuvieron que prestarse los materiales y hacer intercambios. En algún momento, escuché a

una de las niñas decir que cambiaba plásticos por vidrios” (Rojas, 2008, p.93)

“La tarea era hacer una especie de presentaciones con recortes que ilustraran los distintos tipos

de basuras y la manera como debían ser clasificados, (…) se notaba la apropiación del

vocabulario ambiental de las clases anteriores y sin ningún problema comenzaron a separar los

materiales entre metales, tóxicos, cartones” (Olmus, 2008, p.96)

Entre todos se ayudaron con las dudas y lo que les faltaba. De manera natural se

volvieron un equipo de cooperación entre ellos mismos. Algunos no recordaban mucho

las instrucciones iniciales donde se diferenciaban las distintas clases de basura,

entonces recurrían a los demás para preguntarles, y poco a poco, el trabajo se volvió

en una retroalimentación de todos.

Para McLaren, la escuela es un subsistema de la realidad social, que está

determinado por la historia, las relaciones de poder, raza y sexo. Como quedó

ilustrado con el taller, no se debe considerar como un lugar aislado en donde sólo se

producen estrategias de aprendizaje y teorías de desarrollo. Si bien la escuela, o

mejor, el aula de clase es un espacio en el que el estudiante aprende los conceptos

básicos de distintas materias, en este sitio el niño se forma y prepara, pues desde ahí,

es donde se producen y transmiten las prácticas sociales de los imperativos de la

cultura dominante. En este caso, la tarea de aprender a reciclar, surge como una

necesidad global. Sin embargo, la interiorización debe suceder de manera

espontánea, y sólo de esta manera se pueden producir cambios en las prácticas que

facilitan la convivencia.

En este orden de ideas, resultó importante que los estudiantes pudieran aprender a

partir de la experiencia. Experimentar los procesos y resultados fuera de los marcos

de referencia estipulados, “pretende proporcionar a los estudiantes pautas críticas

para que examinen sus propias experiencias vividas, sus recuerdos profundos y sus

formas de conocimiento subordinado” (McLaren, 1995, p. 62). Las distintas lógicas de

trabajo y el trabajo individual en pro del fortalecimiento de las facultades individuales

de cada estudiante en el salón es un proceso que toma tiempo, pero arroja resultados

auténticos que condensan el pensamiento, el medio y el proceso desarrollado.

El estudiante puede mostrar desde su gusto y experiencia personal todo lo que

conoce sobre un tema y de esta manera aprende a explorarlo, comunicarlo y

transmitirlo. Recordemos pues que la motivación en el estudiante a trabajar, parte de

las necesidades básicas del mismo. En la elaboración de los talleres se procuró que

los niños pudieran hacer una relación de lo que aprendían del medio ambiente con

su vida. “El niño no se cansa haciendo un trabajo que esté dentro de la línea de su

vida, que es funcional para él, por así decirlo” (McLaren, 1995, p. 47).

La frase, ▫ “Los recicladores, familias, y personas han notado el cambio que

beneficia la ciudad y se ha puesto en marcha la tarea” (Luz Eneida, 2 de octubre 2008),

vislumbró la puesta en práctica en la vida cotidiana del reciclaje. Luz Eneida, no sólo

entendió el tema, sino que lo apropió y lo vio como algo necesario en el que cada

integrante de su ciudad debería jugar un papel importante.

Al cabo de un tiempo muchos se empezaron a dar cuenta que les hacían falta algunos recortes –a algunos vidrios, a otros metales- así que les propuse empezar a hacer negociaciones con otros grupos. Si por ejemplo, les sobraban frascos de perfumes, podían usarlos para intercambiar con otros y así obtener otros elementos que les hacían falta para terminar su trabajo (Olmus, 2008, p.96)

3.2 De regreso a casa… Juan Esteban se acordaba perfectamente de los dibujos que había hecho

durante la última hora de clase y cómo sus muñecos habían sido los

responsables de clasificar los residuos. De repente, volvió a tener un viaje

intergaláctico donde el tiempo y los personajes cambiaban. Para su asombro,

le salió una capa morada sobre el uniforme del colegio. En ese momento, Juan

dejó de ser el niño que había comenzado a organizar los residuos de su cocina

y se convirtió en el espectador de otro personaje desconocido que volaba por la

ciudad y le recordaba a la gente cómo y dónde reciclar.

¡Claro! Exclamó. Ese era uno de los personajes que se había inventado con los

marcadores nuevos de su compañera de curso, Yuri.

(Juan Esteban, 15 de septiembre 2008.)

Una vez terminó, entró a la casa y le pidió a su madre que la próxima vez

organizara las basuras de una mejor manera. Ella no lo determinó, pero por

primera vez, Juan sintió que no necesitaba de su aprobación para sentirse

bien. Su contribución con la ciudad era emocionalmente más importante y

significativa en comparación con lo que su madre pudiera pensar.

3.3 Practicando lo aprendido

Al realizar reflexiones en el salón varios niños comentaron que por su lado,

también habían comenzado campañas de reciclaje para que sus padres las

adoptaran. No todos los casos fueron exitosos, pues muchos decían que la

iniciativa no había recibido mucha acogida, sin embargo, la iniciativa propia se

convirtió en un logro palpable.

Dentro del contexto escolar, es constante ver cómo los jóvenes y niños son sujetos

segregados que no tienen grandes oportunidades de participar, crear ni proponer. Los

adultos los consideran incapaces de pensar en soluciones por el hecho de ser

pequeños y el mismo sistema educativo se mantiene apegado a contenidos

curriculares y prácticas pedagógicas que no evolucionan. Por esta razón es común ver

que algunos niños no encuentren eco en su casa. Marlene Quesada Ugalde, en su

reflexión, asegura que las nuevas generaciones no tienen espacios para encontrar eco

a sus necesidades, porque el mismo sistema continúa funcionando bajo un esquema

“adultocéntrico”, que en este caso, excluye a los menores (Gadotti, Gómez, Mafra y Fernandes,

2007, p. 53).

“Camila, muchas veces irreverente y difícil de convencer para que trabaje, cada día está más

interesada en el tema de los periódicos y el periodismo. Sin que yo se lo dijera, durante las

vacaciones hizo un periódico. Lo decoró y llenó de noticias que tenían que ver con lo que

estamos trabajando. Su tema favorito: los animales en vía de extinción” (Patiño, 2008, p.110)

▫ “Noticias informa que un señor le estaba quitando las alas al tiburón ballena y el señor dijo a mi

me mandan a matar el mar (…) El mar está libre, los peces y tiburones están libres no los ban a

matar” (Camila, 16 de octubre 2008).

Dijo Camila en uno de los artículos de su periódico Noticias animales en extinción

(Camila, 16 de octubre 2008).

La motivación de los estudiantes para resolver lo que no se les ha enseñado se

empezó a manifestar en el momento que apareció el sentido. La realidad de un menor

puede pasar a un segundo plano cuando éste se encuentra motivado por algún tema

en particular, tal como le pasó a Camila.

En su trabajo, aunque lo verbal se anteponía sobre lo escrito, ella fue capaz de

construir su objeto y enviar un mensaje para el resto de compañeros. Igualmente, lo

hicieron los otros estudiantes del curso con dibujos e historietas de cuatro partes con

los que realizaron un llamado al cuidado del medio ambiente desde sus perspectivas.

Sobre este tema, el concepto de la pedagogía de las ciencias sociales afirma que

“cuando se tiene la elasticidad suficiente para acceder a las necesidades del grupo, la

reflexión conjunta sobre las modificaciones requeridas en el sistema de trabajo y las

normas que de allí surgen, generan en los niños la actitud positiva de sentirse

involucrados en el proceso de su formación como algo que les compete y de lo cual

son responsables” (Cajiao, Francisco, 1989, p. 26).

(Juan Esteban, 30 de octubre 2008).

En un discurso similar, Paulo Freire argumenta qué se vuelve necesario repensar la

educación de hoy, y dejar de verla como una acumulación de conocimiento para optar

por una transferencia donde los actores son igual de importantes que los temas y su

contexto. Esta noción, posibilita que los estudiantes construyan categorías de

pensamiento personales, que además, conlleven a nuevas propuestas (Gadotti, Gómez,

Mafra y Fernandes, 2007, p. 56).

Además de lo anterior, la realidad de la educación en Colombia no es la mejor. La

cobertura es baja, sólo entre el 40% y 60% de los niños logran hacer parte de un nivel

educativo básico (Gómez, Díaz y Celis, 2009, p.13). El reto, por lo tanto, es mejorar la calidad

de la que se tiene, además de posibilitar que una mayor cantidad de personas acudan

a centros educativos, pero sin dejar de lado el compromiso por elevar los estándares

cualitativos.

La estudiante Camila llevó a cabo un proceso de absoluta calidad, según lo

mencionado. La niña llegó con un periódico auténtico donde mezcló la dinámica del

noticiero que ve en televisión, la prensa que a veces leen sus padres, y lo que había

aprendido sobre medio ambiente en la escuela. Al final, su trabajo fue el reflejo de la

libertad que ella tenía para construir según su criterio, y no el impuesto. Partiendo de

Freire, Camila es un claro ejemplo de la creación de una categoría propia de

pensamiento.

Contentas por los resultados obtenidos;

“Cerramos la reunión con este grupo haciendo énfasis en los problemas, y los retos que tiene la

humanidad frente a tantos fenómenos que están sucediendo en el planeta. En consenso,

aceptaron que la responsabilidad es de todos, al igual que la culpa de lo que está pasando en el

mundo” (Olmus, 2008 p. 106)

Al caer la tarde, Juan revisó sus dibujos. Los puso en la mesa de noche y se

acostó a dormir. De repente, sintió que al lado de su cama estaba Dragón, un

muñeco manga de rasgos achinados, cejas negras y gruesas, pelo liso y piel

blanca que se inclinó y le susurró al oído.

–Te felicito. Eres un muchacho ejemplar –

–¿Ahhh? – Juan sólo lograba suspirar. Ya había tenido encuentros de este tipo,

pero no conversaciones. Y ahora no sólo estaba hablando con su súper héroe,

sino que éste lo estaba felicitando.

– Has demostrado que cuando quieres algo, puedes cambiar el mundo. Tus

ideas y preguntas, están presentes en la manera cómo están elaborados tus

trabajos. Ojalá te mantengas firme en tus convicciones para que sigas

contagiando a tus compañeros y puedas lograr un cambio. Recuerda que el

proceso empieza desde nosotros mismos y tú eres esa voz que puede guiar a

los demás –

Era la segunda vez que algo así le sucedía. La noche anterior había sido una

batalla. Esta vez era Dragón quien se había sentado junto a su cama.

3.4 El valor de la familia

Con el pasar de la noche, Dragón y Juanito hablaron de sus sueños, sus

miedos, el colegio y su familia.

–La familia es muy importante, y haces muy bien colaborando, pero no olvides

que tus sueños son tuyos y no debes dejar que otros te desilusionen –

–Tienes razón. Con lo que he aprendido sobre las maneras de salvar el planeta

se me están ocurriendo muchas cosas que mis amigos y yo podemos empezar

a hacer –

A pesar de que había cosas que no le gustaban de su hogar, Juan recordó las

historias de varios de sus compañeros, por lo que se sintió afortunado por tener

un hogar sano.

La voz de Luz retumbaba en sus oídos…

“Dice que tiene ocho hermanos, pero no los conoce a todos, porque todavía no sabe dónde esta

su mama“ (Olmus, 2008, p.87)

“… a mí, mi mamá me abandonó cuando tenía dos meses” (Rojas, 2008, p.103)

Jeniffer era el ejemplo de una niña a la que Juan admiraba, porque aunque no

tenía muy buena relación con su papá, lograba mantenerse alegre y

concentrada siempre durante las horas en el colegio.

“… dijo de manera directa que tenía una mamá muy amable y pendiente, y un padre muy serio y

bravo que había aprendido a quererla cuando tenía cinco años, porque debido a la decepción

que sintió cuando ella nació niña, en vez de niño, se rehusaba a pasar tiempo con ella” (Olmus,

2008, p.90)

Samuel, uno de los niños más tímidos y juiciosos en su salón siempre le había

dicho que aprovechara las posibilidades, tal como a diario le recordaba su

madre, porque según ella, no se sabe por cuánto tiempo puedan tener la suerte

de estar ahí…

Tiene tres hermanos mayores que lo consienten mucho y vive con ellos y su madre. Al preguntarle por su papá me contestó que no lo conocía, pero lo que me llamó la atención no fue el comentario, sino su actitud frente al hecho. Lo decía de manera natural y calmada, incluso, en medio de sonrisas. A pesar de ser un tema que seguramente es doloroso, en ningún momento cambió sus gestos dulces por estar hablando de algo amargo. En sus ojos noté que aún tiene viva la esperanza de conocerlo, a pesar de que en su casa le prohíban hablar del tema (Olmus, 2008, p.110)

Cada noche era una enseñanza diferente que desaparecía con el amanecer. A

pesar de las pocas horas de sueño, al madrugar siempre se sentía más vivo,

con más ganas de llegar al colegio y las horas corrían tan rápido que el día no

era suficiente para todo lo que Juan quería hacer.

Es así como en la medida en que los alumnos comiencen a sentir un eco sobre lo que

piensan y hacen, encuentren la escuela como un lugar que les brinda la posibilidad de

crear y formar opinión el aprendizaje se facilita y la pasión se aviva. Como resultado,

se obtienen niños participativos, activos e interesados.

Ese día Juan llegó al cubo de cemento negro y todo había cambiado. Todos se

habían convertido en alguno de sus muñecos. ¿Estaría alucinando, o en

realidad algo mágico estaba pasando? No entendía, pero le emocionaba el

hecho de pensar que la ciudad que alguna vez había recreado y que se había

imaginado como el lugar perfecto para vivir estuviera ahí, frente a sus ojos.

(Juan Esteban, 15 de septiembre 2008).

El conductor del bus, el celador del colegio, sus compañeros, y hasta, Flor

habían cambiado su aspecto. Espaldas triangulares, brazos musculosos,

piernas largas y ojos rasgados eran parte de sus nuevas características.

Se paró frente a la reja negra.

Los seis años que llevaba su colegio con la experiencia ambiental liderada por

la profesora Sofía, empezaron a caerle encima como una bendición. Juan

comprendió el fin de los largos talleres en los que participaban algunos de sus

compañeros los martes por la tarde. Y por eso, visitó la huerta en la parte de

atrás de la escuela y se percató de las matas y los frutos que nacían. A todos

estos los había ignorado por mucho tiempo. De un momento a otro, los

vegetales que miraba empezaron a vibrar de felicidad. La consciencia

ambiental que ya era parte de Juan Esteban estaba siendo transmitida. Ahora,

interiorizada y complementada por vivencias personales hacían parte de su

memoria. Juanito tenía una misión y un compromiso con la Tierra.

3.5 Por un trabajo funcional

Hablando de compromiso, los estudiantes se comprometen cuando, según Giroux,

cumplen un rol como agentes de cambio y transformación social, al estar inmersos

social e históricamente. Por esto, la educación, o más específico aún, la enseñanza

debe ser un espacio en el que el estudiante pueda entrar a discutir, investigar y

cuestionar lo que se le enseña. El espacio para teorizar del estudiante “se convierte en

una forma de insurgencia crítica, un espacio de lo posible donde se apela a la

responsabilidad intelectual para que clarifique continuamente cuestiones de

consciencia, deseo, identidad personal y social” (Giroux, 1996, p. 185).

El trabajo con los niños hizo claro que la lectura y revisión de sus textos abrió la

posibilidad de que comprendieran su legado histórico y social dentro del discurso

propio. “La formación de los alumnos no se consigue con explicaciones y

demostraciones, sino por la acción y el tanteo experimental” (Freinet, 1972, p. 54), en

este orden de ideas, el trabajo y el estudio desde la experiencia abren el abanico de

posibilidades y significaciones de lo cultural, pues para Giroux, es justamente sobre la

experiencia donde se produce conocimiento (Giroux, 1996, p. 188).

Según lo anterior, explorar nuevos territorios de investigación y de producción desde

la escuela posibilita la construcción de identidades y adopción de estilos y metas de

vida personales. Escribir, dibujar, contar historias, bailar, o cantar, les permite a los

estudiantes cargar sus escritos, objetos, textos, o productos, de una teoría

consolidada desde su experiencia, la cual se desenvuelve en un acto de consciencia

sobre la relación con sus entornos.

4. El periódico gigante

Al finalizar las clases, Juan Esteban cruzó la séptima por el semáforo de la

calle 106 junto a algunos de sus amigos. En la esquina un mimo le entregó un

periódico gratuito. En la primera página, en letra mayúscula decía: “¡Participa!

Elecciones de personero en todas la localidades de la ciudad”.

El titular lo inquietó. Aunque no entendía muy bien qué significaba eso de

“personero”, le sonaba importante. Pero… ¿acaso no son sólo los grandes los

que participan en esas cosas? ¿Será qué ese mimo no se había dado cuenta

de su edad?

Aunque en la escuela no había oído nada relacionado con el tema del

“personero”, sin tener muy claro el vínculo, su inquietud lo remontó a la

experiencia del colegio en donde se apersonó de la parte musical y las

caricaturas en la elaboración del periódico gigante…

–¡Nuestro ambiente: 5, El Periódico Ambiental: 8. ¡Nooo!, un momento, Nuestro

ambiente aumenta en votos… ¡Empate! –

En seguida empezaron los gritos… Al lado izquierdo del salón se habían

juntado los que defendían la primera opción, y al lado izquierdo los que

peleaban por El Periódico Ambiental. Eran dos partidos que con un objetivo

trazado iniciaron campañas para convencer a los indecisos y así, determinar el

nombre del periódico a través de una votación hecha con papeles recortados y

puestos dentro de una bolsa, a la cual se le llamó urna.

Al final, “Hubo empate y nos tocó repetir las votaciones. Movimos pasiones… unos querían un

nombre, otros el otro, pero fue constructivo” (Patiño, 2008, p.111)

Aunque la democracia es mucho más que el voto, la actividad funcionó para que los

niños se interesaran por temas sociales. De esta manera, Juan conoció en vivo y en

directo lo que era una votación. El poder incitar a un grupo de niños que ha sido

excluido a expresar lo que piensan, posibilita un cambio de actitud de los estudiantes

frente a las situaciones cotidianas que se presentan en su entorno (Gadotti, Gómez y Freire,

2003, p. 60).

En la medida en que se aborde la educación, y en este caso, la comunicación dentro

de la escuela desde la perspectiva de la participación, el sistema de acción puede

transformarse para dar oportunidades y poner en marcha prácticas que trasciendan el

ámbito escolar. Esto hace posible que se incorporen nuevos actores locales

comprometidos, capaces de sacar el mejor provecho de los recursos disponibles de la

sociedad.

El desempate dejó como ganador a Nuestro ambiente. Las caras de los

pequeños votantes eran de alegría y emoción. Incluso, los que normalmente no

hacen parte de las actividades esta vez se unieron para una misma causa:

escoger el nombre de su periódico gigante.

“En un comienzo pensé que Jonathan y Brayan no participarían. No obstante, para mi sorpresa,

votaron y se emocionaron por conocer el título del ganador” (Patiño, 2008, p.111)

Con el juego de las pasiones, que consistía en ir indagando los gustos de cada niño

para que cada uno pudiera ejercer una función de acuerdo a sus cualidades y

pasiones específicas, los estudiantes se fueron comprometiendo durante la

elaboración del periódico.

4.1 Libertad a la hora de aprender

Durante el plan de trabajo de las actividades de medio ambiente, no se presentaron

los temas como imposiciones, por el contrario; se ofrecieron como temas que podían

ser elegidos por cada niño. Esta posibilidad de selección satisfizo a los estudiantes, y

al mismo tiempo, creó un ambiente de trabajo más favorable.

La dinámica también fue cambiando el tipo de relación entre todos los integrantes del

salón. Se eliminó la jerarquía entre alumno y profesor para evitar los distanciamientos

e impresiones que coartan al estudiante y se promocionó la convocatoria a participar

de manera libre y sin calificaciones. “La nota es la apreciación hecha por un adulto del

trabajo del niño. Sería válida si fuera objetiva y justa. Puede serlo, parcialmente por lo

menos cuando se trata de adquisiciones sencillas (…) Pero cuando se trata de

trabajos más complejos, donde la inteligencia, la comprensión, las propias nociones

de comportamiento entran en valoración, toda medida sistemática es

descorazonadora” (Freinet, 1972, p. 21).

Por primera vez, todos los estudiantes de cuarto de primaria estaban unidos en

equipo. Y todo, por una misma causa. La elaboración del periódico gigante que debía

mostrar los problemas del medio ambiente e informar a los demás estudiantes de la

escuela cómo podían ayudar a salvar el mundo.

4.2 Nuevos roles

El cambio de roles es esencial para el desarrollo escolar. En el libro El puente está

quebrado, se confirma que el alumno deja de ser un sujeto pasivo en el momento en

que construye conocimiento mediante el diálogo y el intercambio de ideas con el

docente, pero sobretodo, cuando al estudiante se le da la oportunidad de ser activo,

pues “ocupa el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, y el docente se

transforma en orientador: asiste al proceso, pero no aparece como la autoridad

máxima del conocimiento, sino como una guía que ofrece instrucciones generales y a

quien se recurre cuando hay dudas o inquietudes. Así, el docente se transforma en el

acompañante del proceso de aprendizaje más que en autoridad productora del

conocimiento” (Gómez, Díaz y Celis, 2009, p. 139).

“… más que ser profesoras o personas que inspiran miedo y autoridad somos amigas,

comunicadoras y confidentes. Esa es una línea tan delgada y al mismo tiempo tan fácil de

sobrepasar (…) para mí, por lo menos es un reto lograr llegar a un punto medio con ellos”

(Patiño, 2008, p.97)

La profundización en los mecanismos de aprendizaje hace que la parte conceptual

pase a un segundo plano y primen el pensamiento y la opinión propia. “La

participación desde la perspectiva de Freire plantea –como elemento central- la

incorporación del potencial de expresión creativa y crítica, así como el

aprovechamiento del potencial comunicativo del alumno” (Gadotti, Gómez y Freire, 2007, p. 58).

Es así, como las posibilidades comunicativas y reflexivas que se generan a partir del

diálogo abren caminos y posibilidades para acercarnos al significado de “saber

aprender”, conocer, relacionar, y representar.

“… lo que nos interesa (…) es ayudar a que los niños encuentren sus fortalezas comunicativas

para que las exploten más adelante actuando como ciudadanos activos y participativos con el

problema del medio ambiente” (Rojas, 2008, p.103)

4.3 Manos a la obra… Unos minutos después hubo propuestas interesantes para el manejo de las secciones. Gabriela encontró un poema sobre el medio ambiente y nos preguntó si podía usarlo. Al decirle que sí, les dije a los demás que tuvieran en cuenta cualquier formato, y momentos más tarde ya había varias niñas buscando poemas relacionados con su tema (Olmus, 2008, p.99)

Natali, por su parte, hizo una sección de chistes para hacer más divertido el tema:

▫ En una selva havia escases d’ agua entonces el rey león manda a llamar a todos los

animales d’ la selva. Cuando ya se encontraban todos los animales el rey león les dise d’ la

escases d’ agua a todos los animales y les informa: Uno d’ ustedes tiene que traer agua d’

algún lado, y le dice al caballo, bas tu que eres rápido? Y el caballo le dice umm… no, bas tu

mico que eres agil? Uyyy no… ¿entonces tú tortuga? Bueno me tocará ir a mi, y ella se va.

Pasan días, semanas, meses y hasta años y nada que llega entonses el caballo dice Nooo

está tortuga es una boba y lenta. El mico dice: Si y también muy tonta. Entre las ramas de la

selva aparece la tortuga y dise: Si sigen hablando mal de mi no voy (Nataly, 2 de octubre 2008).

Era lo que decían algunas de las bromas.

En cambio, Paola se inventó una sección de juegos para los niños más pequeños.

Una sopa de letras que además de ser un juego divertido y fácil de entender, ayudó a

introducir los términos generales para mostrar el panorama global de lo que significa

el medio ambiente.

(Matiz, 30 de octubre 2008).

Asimismo, la noticia de Hagis explicó la importancia de cuidar el entorno desde la

diversidad colombiana.

▫ Colombia es un país muy lindo y muy diverso, en Colombia hay muchas especies de

animales salvajes debemos tener cuidado cada vez que vallamos al rio o a la playa de

no comprar nada que los haga poner en riesgo como poner bolsas plásticas en el

agua, que las tortugas se comen y después se mueren. No se deben comer huevos de

tortuga en semana santa, porque es una especie que está muy cerca de desaparecer

del planeta y ay que ayudarlas para que puedan ser mamás felices. Desde la casa es

mejor solo tener mascotas domesticas como gatos, hamster y perros. No comprar

loros, ni periquitos que son sacados de sus casas naturales de forma muy cruel (Hagis,

29 de septiembre 2008).

“Mientras que Jennifer se encargaba de hacer el título, Luz de colorearlo, Santiago de pintar la

bandera de Colombia, Gianfranco de hacer el río y Francisco de terminar con los recortes, no

hubo un solo estudiante que no se empezara a motivar en el momento que el periódico estuvo

casi listo” (Rojas, 2008, 112)

Los trabajos mencionados son el resultado de la investigación de distintos temas

dentro y fuera del aula de informática. A partir de sus construcciones, los estudiantes

se dieron cuenta que podían hacer cosas divertidas con la temática ambiental, y

mejor aún, desde su gusto personal. Al igual que Juan, todos los niños fueron

descubriendo sus habilidades y utilizaron sus capacidades creativas durante este gran

proyecto. Así fue como entre crucigramas, comics, cuentos, y juegos, el periódico se

convirtió en un elemento que reunió todas las voces de los niños de cuarto grado.

“Son buenos creando, imaginando y siento que les gusta la idea del periódico gigante” (Olmus,

2008, p.107)

Durante el desarrollo del proyecto, fueron surgiendo labores que requerían

atenciones específicas. Después de haber estado concentrado un tiempo, Juan

se acordó que tenía unos cd´s guardados en su maleta y le pidió prestada la

grabadora a Flor para ponerlos. De ahí en adelante, no sólo había diseñadores

gráficos, artistas, escritores, productores y creativos dentro del salón, sino

también un dj que cambiaba la dinámica del trabajo.

–Bueno, ¿qué más quieren que ponga? –

–No, Juan. Siga con Motzilla, está sólido – contestó César.

– ¡Noooo!, las niñas queremos Big Boy – exclamó Luz.

– Ay noo!… póngase un reggaetón – gritaron Camila y José.

De esa manera, el trabajo se volvió aún más entretenido. Mientras recortaban,

pegaban y se ingeniaban cómo llenar los espacios, los niños cantaban y

tarareaban las canciones que Juan les ponía.

Unos estaban muy emocionados con la promoción que hicimos de las formas de ayudar a contrarrestar fenómenos como el calentamiento global, mientras que otros resultaron asombrados con el método de trabajo, la investigación en Internet (...) La idea del trabajo en equipo los hizo pensar que sin el granito que cada uno aportó, hubiese sido imposible realizar una labor tan completa (Olmus, 2008, p.117)

El periódico escolar se convirtió en la actividad central detrás de toda la labor en la

escuela. Si bien con el periódico se afianzaron algunos términos relacionados con los

medios de comunicación, el proceso de elaboración del mismo llevó a que los

estudiantes se relacionaran de un modo más cercano con la realidad. Los niños

escribieron y produjeron no para su cuaderno personal, sino para comunicar y

compartir con otros. De esta manera, la lógica del trabajo cambiaba. Los nuevos

periodistas, asumieron la voz de Nuestro ambiente, escribieron noticias, elaboraron

secciones de entretenimiento, hicieron entrevistas y compararon temáticas.

De esta forma, el periódico escolar fue construyendo la memoria colectiva del grupo

de cuarto de primaria que estaba viviendo un proceso de producción de

conocimientos. Tal como se evidenció en la carta editorial, que escribieron en

conjunto y con apoyo externo. El texto de presentación del periódico fue escrito a

partir de entrevistas con todos los niños. Se ordenaron y unieron las ideas de ellos

para condensarlo como una sola voz encargada de invitar a los demás a leerlos.

▫ Con Nuestro Ambiente pretendemos que nuestros primos, abuelos, papas, hermanos, amigos y vecinos tomen consciencia sobre el medio ambiente y aprecien sus entornos, para que todos juntos logremos mejorar el estado actual de nuestro planeta, y de esta manera garantizar que nuestros hijos puedan disfrutar de tantos lugares hermosos como nosotros (Estudiantes de cuarto de primaria Escuela General Santander, 30 de octubre 2008).

El tiempo pasó volando y Juan ya estaba al oriente de la capital. Avanzó

rápidamente hasta su casa porque quería terminar rápido sus labores para que

llegara la noche y poder cumplir la cita con sus amigos. No dejaba de pensar

qué nueva aventura le esperaría.

4.4 La ciudad ideal de Juan

Las luces de la ciudad se prendieron alrededor de las 6 de la tarde y antes de

acostarse, al lado de su cama puso el periódico que había recibido al medio

día. Cuando se quedó dormido, los objetos comenzaron a tomar vida y a

transformarse, hubo un juego de luces inicial y empezó la ceremonia nocturna.

Sobre la pared, la lámpara parecía un pequeño hombre con un sombrero, los

muñecos sobre las repisas se convertían en transeúntes, los libros ubicados en

los dos estantes junto a su escritorio parecían edificios y una serie de estrellas

que colgaban del techo se asemejaban a naves espaciales y platillos voladores

aterrizando en la tierra.

(Manuel, 20 de octubre 2008).

Era una ciudad mágica, con gente feliz y colaboradora. Todos participaban y se

interesaban por la comunidad. Cuando de pronto, de la pared fue tomando

forma la imagen de una mujer. Era Agatha, una heroína que había dibujado

algunos días atrás.

Con voz suave, lo saludó y le explicó que para que su ciudad funcionara de

manera armónica, lo más importante era contagiar al resto de compañeros de

la escuela a trabajar activamente por la sociedad.

–Juanito, tú debes combatir la indiferencia e incentivar al bien común. Por favor

recuerda que el compromiso es una cualidad que debes continuar

alimentando–

Agatha terminó esta frase y el despertador sonó, pero la ruptura no fue tan dura

porque Juan ya se había acostumbrado a las súbitas desapariciones de sus

personajes.

De camino a la escuela, Juan pensaba en las palabras de su muñeca y en los

otros mensajes de sus otros amigos animados. Lo que le estaban diciendo

tenía una razón de peso. Aún no encontraba el significado, pero estaba seguro

que el mensaje estaba presente, por lo que tarde o temprano lo interpretaría.

Entonces recordó al locutor de la radio y al mimo que le había entregado el

periódico el día anterior.

Tal vez no sería tan loca la idea de hacer algo como lo del periódico gigante,

Juanito pensó.

Con todo lo que había aprendido sobre el mundo, la responsabilidad que

debían tener todos los ciudadanos y el poder de acción que tienen los seres

humanos, incluyendo a los niños, empezó a reafirmarse que para comunicar

sus ideas debía pensar en alguna manera para que sus mensajes le llegaran a

más personas.

“De poco o nada sirve llenar a cada uno de conocimientos, si no aportamos las suficientes

bases para que este aprendizaje esté en capacidad de ser multiplicado con los que los rodean”

(Olmus, 2008 p.105)

Las piezas fueron cuadrando dentro del gran rompecabezas. La conciliación con los

estudiantes se evidencio en la calidad de los trabajos producidos. Las actividades

mediadas por la charla, la escucha, la inquietud y el interés particular, empezaron

hacer aportes a la colectividad de los ahí presentes. Ganaron protagonismo sus ideas,

y claro, en medio de los logros apareció una especie de pensamiento que difería del

acostumbrado por ellos, una manera de ver el mundo con otros ojos y sentirse

partícipe de todo. Una forma de hacer parte de un rollo distinto, un rollo tecnológico.

5. El rollo tecnológico

–Juan, mire mi nuevo celular –

–Uyy está bacanísimo –

–Me lo compró mi papá en San Andresito, no ve que él estaba haciendo un

negocio por allá el sábado y me lo trajo de regalo – contó Samuel.

–¿Me lo presta? Yo quiero ver qué juegos tiene –

–No. No me dejan. Además usted siempre daña las cosas – confirmó Samuel.

–Ayy préstemelo –

–Vea. Tiene: cámara de 3.5 Mega píxeles, infrarrojo, blutut, radio y no sé

cuántas K´s de memoria. Esto es lo último en tecnología –

La idea inicial del proyecto en la escuela era realizar un trabajo en conjunto entre la

escuela y la tecnología como potencializadoras de ciudadanos comprometidos con el

medio ambiente, y para lograrlo había varios subtemas pendientes; generar una

transformación democrática, trabajar manualidades desde lo virtual, encontrarle

significado a los productos virtuales, resolver conductas escolares, abrir espacios de

socialización, y estudiar el proceso de la transferencia de aprendizaje.

Con estos pensamientos, se pretendía articular dos espacios que hasta el momento

estaban desintegrados: lo natural y lo tecnológico. Sin embargo, después de las

primeras semanas de práctica se demostró que estos objetivos no apuntaban hacía

donde queríamos. Es más, en la práctica no se estaba trabajando sobre maneras de

vinculación, sino lo contrario, se seguía el mismo discurso que desintegraba lo digital

y lo aprendido en el aula de clase.

“Habíamos caído en el error de entender la tecnología como un instrumento para llegar a lo

digital, (…) por lo que pudimos corroborar que el trabajo que estábamos haciendo acerca de la

problemática del medio ambiente iba en miras a la tecnología, aunque los resultados sean en su

mayoría análogos” (Rojas, 2008, p.121)

5.1 Red de experiencias

Un gran aprendizaje se obtuvo a partir del diálogo con los niños. El tema no era

reforzar un espacio con el otro, se volvió más importante otro factor, el de buscar

elementos comunes entre el momento conocido como análogo, y el digital, para así

empezar a profundizar sobre los nuevos mecanismos que facilitarían la participación,

la creación, y el libre pensamiento entre todos nosotros.

–¿Qué vamos a hacer? – preguntó Dubán.

–Es jueves, lo que quiere decir que hoy trabajaremos en el salón de informática

para que sigan aprendiendo sobre tecnología –

Así pasaron las primeras semanas de trabajo. Los talleres, en lugar de hacer más

pequeña la brecha entre el saber digital y el saber análogo, acentuaron el espacio

entre ambos. Fue una debilidad de la escuela la que se convirtió en nuestra

oportunidad para que cayéremos en cuenta de lo que estaba sucediendo. Las

actividades estaban dirigidas a suplir un analfabetismo digital que entendíamos como

el no saber manejar Internet y los programas básicos de elaboración de contenido

multimedia, pero había muchos otros campos por explorar e indagar, como comenzó a

ser el desarrollo de la creatividad en los estudiantes.

“Frente a un computador, captar la atención es algo más que complicado, por lo que debemos

ser prácticos (…) y utilizar el tiempo de informática en la resolución de problemas o dudas que

tengan los jóvenes navegando en Internet” (Patiño, 2008, p.98)

–La página no me quiere abrir – dijo Hagis.

–Pero es que ese ni siquiera ese es el espacio en donde se debe poner. Vea,

es en la barra de arriba. Y se escriben con tres w, no con dos – replicó

Gabriela.

La mayoría de los estudiantes conoce los comandos básicos del pantallazo para navegar por Explorer (…). Por eso es necesario ofrecerles tácticas y técnicas de búsqueda. Esto, aparte de agilizar nuestro trabajo

dentro del salón, les otorga un aire de libertad en la interacción con Internet. Por ejemplo, en lugar de tener que buscar Colombia diversa (que es una de las secciones de nuestro periódico), los pequeños pueden buscar diversidad, fauna colombiana, riquezas ambientales de Colombia, etc. (Patiño, 2008, p.98) 5.2 Más allá de la herramienta

Juan había estado buscando nuevos dibujos manga. Los colores en la pantalla

hacían ver los muñecos como pequeñas obras de arte con vida propia. ¿Podría

algún día perfeccionar tanto su técnica como para llegar a ser un gran

dibujante?

De repente Dragón apareció y se hizo a su lado. Con voz baja, y para que

nadie lo notará se le acercó a Juanito al oído.

–Sólo tú le puedes poner límite a los sueños, porque son solamente tuyos. Usa

lo que tienes, para que sigas mejorando la calidad de tus dibujos. No hay paso

malo, recuerda que estás en un proceso. Así que intenta trabajar diferentes

técnicas como la acuarela, los colores y el óleo. También dibuja en computador

y así, irás encontrando tu camino –

–Gracias Dragón –

Al terminar de pronunciar estas palabras Juan se dio cuenta que Dragón

desaparecía y que a pesar de su enorme tamaño, nadie más en el salón lo

había visto. ¿Será que era invisible frente a los ojos de los demás? O más bien,

¿Sus ojos ya estaban entrenados para ver lo fantasioso? En todo caso, regresó

a la actividad y observó que sus compañeros de clase estaban entusiasmados

trabajando en los computadores.

Algunos se metían a Google y otros a un listado de páginas opcionales que les pusimos en el tablero. En el momento de búsqueda los asesoramos sobre el tipo de palabras que debían utilizar –para ellos era normal escribir una frase entera y poner search- pero una vez se les dio una mejor explicación fue impresionante como se apropiaron de ella y sin ningún inconveniente la emplearon (Olmus, 2008, p.99)

Cada estudiante en el salón debía empezar a buscar información relacionada con la

sección del periódico que había escogido. Los temas fueron variados y los niños

pudieron abordar los tópicos desde distintos lugares. Por eso, para facilitar la

navegación en Internet y garantizar que el contenido de la información fuera apropiado

se les ofrecieron unas páginas para consultar. En las que además de dar una guía,

los estudiantes podían investigar, jugar, cuestionar, dibujar e incluso, hasta chatear.

“A muchos de los niños les da miedo o no son capaces de buscar alternativas en las formas de

acceder a la información, por eso, hacer el trabajo de indagar sobre distintos tópicos puede

cambiar la relación de los muchachos con la máquina, por así decirlo” (Patiño, 2008, p.98)

–Vea profe, mire que ya puedo meter efectos en las presentaciones de

PowerPoint. Los dibujos aparecen como si estuvieran volando – comentó

Nicolás asombrado con su descubrimiento.

–Mire el título, le cambié el tipo de letra y los colores. Ahora se ve mucho más

llamativo – dijo Luz desde el fondo del salón.

Sin ninguna duda, el énfasis tecnológico accede a otros tipos de educación para

preparar a los alumnos a demandas profesionales y capacitarlos para desenvolverse

frente a distintos obstáculos de la vida. No sólo desarrolla habilidades técnicas,

también ofrece la oportunidad de la auto enseñanza y exploración de formas y

contenidos que pueden ser mezclados para generar distintos resultados.

Las primeras actividades fueron interrumpidas por fallas en la infraestructura de la

escuela y algunos vacíos informáticos de los estudiantes. El hecho de que el colegio

contara con sólo veinte computadores, y que el acceso a Internet no fuera el

apropiado hizo que fuera necesario replantear los talleres. Tener que partir las

sesiones según el día confirmaba la falla. Los lunes, se realizaban talleres sobre

medios, escritura e integración dentro del salón habitual de cuarto grado, y los jueves,

por tener el salón de informática disponible, se trabajaba sobre tecnología, pero no

había una clara continuidad entre los dos escenarios.

–Yo no quiero sentarme con Nicolás. Él no sabe usar bien Internet – se

quejaba Astrid.

–Recuerden que son 30 estudiantes, tenemos que compartir para que todos

tengan la oportunidad de navegar –

–Pero yo primero. Que él espere. Hago 20 minutos y después lo dejo –

–Astrid, acuérdate que la idea es que compartan, que busquen la información

juntos y se ayuden, no que dividan el trabajo –

Las escuelas no son ajenas al conflicto y a la lucha ideológica, funcionan como

pequeños mundos donde las relaciones de poder funcionan dentro del tablero de

ajedrez bajo todo tipo de parámetros y lógicas (McLaren, 1995, p. 55).

5.3 Retando la verticalidad

El ingenio y la mezcla de distintas lógicas adoptadas por los niños comenzaron a

integrar temas y formatos diferentes. Por ejemplo, mientras unos buscaban las

imágenes sobre algún tema determinado, el otro las montaba en el PowerPoint para

hacer una presentación. Lentamente, la dinámica fue logrando que la aplicación de la

tecnología se acentuara como una forma de pensar que sobrepasa al aparato. La

forma dejó de ser lo más importante, el encontrar lugares para investigar todo tipo de

conceptos, comentar y utilizar a su manera cobró relevancia.

– ¿Puedo usar algunos de los recortes de las revistas para terminar mi noticia

que voy a escribir en el computador? – preguntaba Humberto.

–Sí, la idea es que reúnan toda la información como quieran y decidan en qué

medio exponerla. Tienen que pensar en lo que quieren decir, cómo lo quieren

hacer y a qué público específico le van a hablar. Por eso es muy importante

que piensen en el tono que quieren usar para entregar sus trabajos –

–¿Entonces yo puedo imprimir los dibujos que bajé del portal de National

geographic para ponerlos en la sección del periódico sobre Animales en

extinción? – decía Hagis.

“La forma como se mueve el mundo exige conocimiento sobre las nuevas tecnologías y los

nuevos medios (…) Por eso, nuestra misión será hacer que los niños se apropien de ésta para

que puedan sacar provecho de los recursos disponibles” (Patiño, 2008, p.92)

“Le mostré el iPod, conectado al iTalk, que sería el instrumento que usaría para grabar a la

profesora durante la entrevista. Se le abrieron los ojos como si estuviera viendo una fantasía y

decía: “Wow, no puedo creerlo, un Ipod!” (Olmus, 2008, p.109)

El pensamiento tecnológico cambia los lugares y modos de acción.

Los jóvenes se encuentran en escenarios saturados de información. La televisión, la internet, el cine, la música, etc., se han convertido en medios donde los jóvenes acceden a datos, perspectivas, conocimientos que ya no resultan nuevos cuando se presentan en la escuela. En este contexto, más que ofrecer contenido, lo que le compete a la escuela es desarrollar procesos por medio de los cuales los jóvenes aprendan a acceder y dar sentido a la información que se les presenta. Esto implica la asimilación crítica de dicha información, así como la construcción del juicio propio frente a esta, considerando y respetando la diversidad de perspectivas (Gómez, Díaz y Celis, 2009, p. 135).

Si bien, el consumo de aparatos tecnológicos en los estudiantes está determinado

principalmente por el entretenimiento, es la cultura depredadora, de la que habla Peter

McLaren, la que se impone en la sociedad y la anula. Los Mass Media construyen

significados y contenidos, de tal forma que el ser humano, en este caso el estudiante,

se convierte en mero consumidor de la imagen distorsionada de la realidad. Razón

por la cual, resulta necesario trabajar en miras a una pedagogía crítica que busque

guiar a los estudiantes en la problematización de lo que se considera ya dado, para

empezar a construir una identidad personal, nacional desde lo moral y lo cultural, más

allá de lo monetario.

En la escuela, lo que se procuró fue trabajar el fortalecimiento individual de cada uno

de los estudiantes y su relación con los medios (específicamente Internet) mediante el

debate. Una actividad que se mantuvo presente durante todas las clases en el salón

de informática y en la que se empezó a forjar una necesidad de cuestionar el modo

cómo se aprendía y accedía a la información desde Internet a partir de la experiencia

de los niños.

Con el paso de los días, todos los estudiantes comenzaron a afianzar su búsqueda

por Internet y otros medios. El tema del medio ambiente sirvió de guía para que cada

uno de ellos pudiera explorar diferentes alternativas de fuentes de información para

solidificar el proyecto en el que cada uno estaba trabajando.

La tecnología aquí, dejó de ser una herramienta y se convirtió en un modo de pensar,

de asociar y de hacer relaciones. Si bien en un principio sirvió de instrumento para

acceder a nuevos centros de información, fue desde el diálogo y el debate con la

tecnología que ésta empezó a tener nuevos usos entre los estudiantes del salón. La

barrera de lo técnico fue superada por la necesidad y el gusto de cada uno de los

niños por ver reflejado su trabajo final. En este orden de ideas, los impedimentos que

en un principio frustraron el trabajo, sirvieron para reflexionar sobre nuevos recursos,

modos y formatos para expresar lo que se quería.

“Con los temas anotados en el tablero algunos estudiantes se pusieron a pintar imágenes de

bosques talados, perros callejeros y animales en extinción en el programa de Microsoft paint”

(Rojas, 2008, p. 118)

(Diana Marcela, 6 de noviembre 2008)

(Gabriela, 6 de noviembre 2008)

“Hubo también un pequeño grupo que decidió hacer diapositivas de animales en vía de extinción

en PowerPoint. (…) Sin problema, se las ingeniaron para copiar imágenes desde Internet y

pegarlas en las diapositivas. Juan, Sebastián y Nicolás, le agregaron colores y efectos a sus

presentaciones y quedaron muy bien diseñadas” (Rojas, 2008, p.118)

(Nicolás, 6 de noviembre 2008).

Aunque inicialmente el desarrollo en el salón de informática trató a los recursos

tecnológicos como herramienta, los constantes encuentros, diálogos y socializaciones

antes, durante y después de las actividades, pusieron en marcha una lógica

comunicativa fundamental para la enseñanza.

5.4 Los experimentos

El proyecto pretendía generar una transformación democrática en los estudiantes,

demostrar la manualidad desde lo digital y lo análogo, desarrollar herramientas para

socializar y generar participación de la escuela con los demás espacios de los niños

para que el aprendizaje trascendiera del aula hacia otras personas y espacios.

Por lo tanto, la democracia escolar puede ser alcanzada desde una pedagogía crítica

que cambie el discurso narrativo y posibilite nuevas maneras de vocear ideas (McLaren,

1995, cap. 1). En este sentido, el lenguaje tiene un fin liberador que logra que los

estudiantes tengan la opción de experimentar con sus sueños, y a la vez de construir

una posición crítica. En este sentido, el lenguaje funciona como el mediador y

constructor de vínculos sociales. Entendiendo al lenguaje como producto y creación

humana, sus mecanismos tienen todo el potencial del cambio para la construcción de

una ciudadanía participativa.

La teoría y la práctica se demoraron en entrar a funcionar. Sin embargo, la dinámica

de los estudiantes y su constante negociación se convirtió en el detonante para

reorganizar la intervención. De esta manera, la flexibilidad, y con ella, todo el

desarrollo de capacidades y habilidades encontraron un sentido general. En este

orden de ideas, nuestra originalidad es la de haber experimentado y difundido

técnicas de trabajo cuya aplicación modificó nuestras clases.

En el salón, la conciliación generó emotividad, y a la vez desarrolló una concentración

única. Sin embargo, no todos los estudiantes trabajaron en los temas seleccionados. Las

fotografías pornográficas, por ejemplo, fueron una distracción entre algunos niños del

curso. Incluso, los estudiantes que desafiaron el trabajo inicial pudieron adelantar

procesos en el proyecto.

–¡Brayan deje de molestar que no nos deja concentrar! – expresaba Camila. – Camila, no sea sapa que no es con usted – defendía Brayan. –Estoy de acuerdo con Cami, déjenos oír el cuento ó sálgase del salón – decía

Astrid.

–Listo niños, aquí va la historia de hoy; (ver anexo No.3). –¿Cómo les pareció el cuento? –

–Ojalá nosotros tuviéramos la suerte de Tomás – dijo Francisco

Jeniffer inmediatamente alzó el brazo para pedir la palabra;

–¡Pues eso no es suerte! Si nosotros nos ponemos las pilas y demostramos

que somos estudiantes juiciosos, de pronto nos escuchan personas

importantes…

–Pero ¡claro! Jeniffer, tienes toda la razón. Como a muchos de ustedes les

recuerdan sus papás, entre más aprovechen la educación que tienen, mejor se

pueden preparar para que sus sueños se vuelvan realidad –

“Dos sesiones fueron suficientes para entender lo importante que es repensar las formas como

se aprende en la escuela. (…) cabría revalorar la función de la escuela en la vida de los

pequeños y la manera en que convergen el saber y la libertad para generar resultados

diferentes” (Patiño, 2008, p.115)

Un ejemplo fueron las adivinanzas que se perpetuaron durante todo el semestre. Con

la idea de crear nuevas costumbres que involucraran a los niños, las sesiones

comenzaban con pequeños retos, que desde el principio ponían a pensar y a

participar a los estudiantes.

“Vuelo de noche, duermo de día, y nunca verás plumas en el ala mía.

(Murciélago)” (Chistes con humor, 2008).

Lo mejor de todo fue que un par de semanas después, la iniciativa brotaba desde ellos

mismos.

–Siéntense todos que yo quiero empezar – dijo Luz

–¡Noooo! Yo traje una adivinanza – dijo Cesar.

–Bueno niños ya que hay varios que trajeron adivinanzas los turnos son los

siguientes: Primero Luz, después César, y le sigue Juan –

“De la tierra voy al cielo y del cielo he de volver, soy el alma de los campos que

los hace florecer. (Agua)” (Chistes con humor, 2008).

“Desde el día que nací, corro y corro sin cesar, corro de noche y de día hasta

llegar al mar. (Río)” (Chistes con humor, 2008).

De esta manera, el agua, el murciélago, y el río, entre muchos otros elementos,

encontraron su lugar al comienzo de cada taller. Este cambio de dinámica y

motivación sirvió para afianzar otro tipo de comunicaciones dentro del salón. De cierto

modo, abrió puertas para que se aumentaran las posibilidades de aprender de la

mano de la diversión e imaginación.

La tecnología es una manera de cambiar los hábitos convencionales que giran en torno al aprendizaje. Ella propone nuevas formas de ver el mundo, de conocerlo y percibirlo pero también de adaptar el conocimiento. La libertad con o sin la tecnología de la mano, se convierte en un experimento interesante de analizar con respecto a la forma cómo cambian las maneras y los modos de proponer de los niños (Patiño, 20008, p.115)

La escuela de hoy es un lugar donde lo tecnológico y lo comunicativo hacen parte de

las nuevas modalidades y ritmos de enseñanza. “El computador no es un instrumento

con el que se producen objetos, sino un nuevo tipo de tecnicidad que posibilita el

procesamiento de informaciones” (Barbero, 2002, cap. 3 s.p.). En estas circunstancias, la

tecnología deja de ser un instrumento en la medida en que advierte y capacita al

estudiante a leer y producir otro tipo de símbolos.

Un incentivo para ellos fueron dos sombreros mágicos que utilizamos para “dar la palabra”. Uno blanco y otro negro, dos símbolos (…) mágicos que se ponían cada vez que iban a hablar, y de cierto modo les daba respeto, importancia y responsabilidad del discurso. Al iniciar cada exposición corrían a pedirle el sombrero al que lo tuviera, porque entrar sin él no era lo mismo (Olmus, 2008, p. 120)

Con la actividad de los sombreros, los estudiantes se involucraron en un proceso de

formación que les permitió asumir responsabilidades reales, que no respondían a lo

que nosotras pedíamos, sino a lo que los demás estudiantes exigían. Esto,

teóricamente, “permite a un grupo aprender por experiencia los mecanismos de

regulación de la actividad y la convivencia social, con lo cual la vida escolar se

convierte íntegramente en una “vivencia histórica”, en la cual cada quien ocupa su rol

y tiene posibilidad de intervenir en el proceso de desarrollo de la comunidad” (Cajiao,

1989, p. 33). En resumidas cuentas, los sombreros agregaron responsabilidad y

compromiso al trabajo que los estudiantes estaban haciendo.

El orden y la disciplina son necesarios en clase, y para lograrlos es necesario crear

estrategias que no restrinjan o impongan, sino que inviten a los estudiantes a hacer

efectivos los procesos de aprendizaje, “No se trata de palabras, sino de realidades

posibles en todas las clases que se orienten al trabajo nuevo” (Freinet, 1972, p. 56).La

motivación es parte esencial para garantizar esa constancia, pues “Los niños

comprenden rápidamente cuáles son las actividades motivadas y las que están

presentes solamente en función de la escuela” (Freinet, 1972, p. 32).

“Fue notorio que la práctica de mezclar cursos y hablar entre ellos en lugares distintos al recreo

produjo conmoción (…) se notaban intercambios de miradas, y ante todo, interés por estar

compartiendo un espacio de diálogo”. (Olmus, 2008, p.119)

Los medios de comunicación sirven para hacer visible lo social, la relación entre seres

humanos y el sentirse con el otro. De este modo, la televisión y el Internet han

constituido la escena de la vida pública actual donde todo tipo de personajes se

sienten representados, pues pueden asumir formas de participación propias. Estas

nuevas formas de visibilidad dan cuenta de un proceso y un nuevo trayecto que

introduce una explosión del discurso público a otros espacios. Los niños, desde

Internet, por ejemplo, pueden empezar a mostrarse frente al mundo con sus

necesidades, gustos y pasiones (Barbero, 2002, cap. 3 s.p.). Y no sólo en términos

espaciales, más allá de abrir lugares de expresión y difusión, los medios también

aportan una sensación creativa que incita a que otros tomen posiciones para hablar y

mantenerse informado sobre situaciones que trascienden lo local y vuelven al mundo

en un sitio más asequible.

“…la libertad de hablar a su manera, de ser dueños de la palabra y de poder decir lo que para

ellos era importante resultó en una situación interesante. Algunos de los pequeños que en

ocasiones habían mostrado pena de hablar en público se adueñaron de la situación y se

atrevieron a mostrar su punto de vista” (Patiño, 2008, p.121).

5.5 La diversión para aprender La libertad de la que habla Freire “…es una conquista y no una donación, exige una

búsqueda permanente. (…) Nadie tiene libertad para ser libre, sino que al no ser libre

lucha por conseguir su libertad” (Freire, 1982, p. 37). “Los oprimidos, acomodados y

adaptados inmersos en el propio engranaje de la estructura de la dominación, temen a

la libertad, en cuanto no se sienten capaces de correr el riesgo de asumirla” (Freire, 1982,

p. 38). Es así como se convierte en una necesidad casi imperativa poner en práctica un

proyecto que contemple la educación como un eje articulador donde prime la libertad

de pensamiento por sí mismos para evitar que los jóvenes sean sujetos de

segregación porque no tener mayores oportunidades de participación, y por lo tanto,

no poder ofrecer libremente soluciones a los problemas que enfrentan a diario no sólo

en su entorno escolar, sino en el familiar y por supuesto, social. De manera que desde

la acción cotidiana y cercana, los jóvenes tienen el potencial de actuar como

individuos capaces de aportar cosas importantes a su comunidad, sin que esa libertad

dependa de una lucha o conquista, como opina Freire, sino más bien algo que exista

para todos como elemento esencial para la enseñanza.

Con relación al concepto de libertad escolar, la tecnología se inmersa en esta idea de

manera directa. Hace posible un método de trabajo y aprendizaje horizontal donde se

elabora un relato que parte desde la óptica personal de cada una de las narraciones

(Barbero, 2002, cap. 3 s.p.).

“El taller de hoy dejó claro que la clave del éxito de las distintas actividades es la flexibilidad (…)

las distintas situaciones y actitudes de los niños son una constante negociación. Es un juego

donde la complicidad, claridad temática, diversión y reglas interactúan entre sí para demostrar

los aciertos y complicaciones” (Olmus, 2008, p.88)

Incluso, entre juegos que podrían parecer superficiales, cada niño fue soltándose para

permitir un intercambio real con sus compañeros. Desde el tingo al tango, pato ganso

y teléfono roto, entre otras actividades como la de presentar el periódico gigante a los

otros cursos, sirvieron para que los estudiantes se abrieran a mostrar sus intereses y

relacionaran la experiencia de clase con su vida. La socialización, por consiguiente,

facilitó la construcción de trabajos con sentido, próximos a la realidad de los niños.

“Se buscaba que los pequeños aprendieran a escuchar. Al final de la actividad nos dimos cuenta

que esa es una de las debilidades que tienen los niños. En la segunda persona del teléfono roto,

la frase cambiaba y cuando llegaba a la cola no tenía ningún parecido con la frase inicial” (Patiño,

2008, p. 92)

–Asumir un pensamiento tecnológico, es pensar en el prójimo. Es mirar más

allá de nuestros intereses personales para tejer una red en la que todos

puedan producir conocimiento –

Con esta frase, Juan concluyó el taller. De modo inconsciente, se había dado

cuenta que había dicho lo que tanto le habían estado mencionando sus amigos

animados, pero que él necesitaba vivir y experimentar para poder comprender

la dimensión del tema.

La importancia de una gestión social del conocimiento en relación al manejo

informativo “pretende vincularlos activamente en la apropiación de los procedimientos

y criterios relacionados con la adquisición, interpretación, análisis, comprensión,

organización y comunicación de la información. La gestión del conocimiento habilita a

los sujetos para ir más allá de la ejecución eficiente de tareas o procedimientos,

permite construir su propio punto de vista, y sobre todo, seguir aprendiendo” (Gómez,

Díaz y Celis, 2009, p.17).

Dragón y Ágatha tenían razón. El podía empezar el cambio, pero necesitaba de

la ayuda de sus otros amigos, vecinos, familiares y compañeros de la escuela.

Entonces, vale la pena crear una dinámica de trabajo en la que los muchachos puedan

exponer a todos sus compañeros lo que se ha realizado durante el día. Esto, además de

enseñarlos a trabajar frente al salón, los forma en la organización de ideas, y quizás en un

futuro los estimule para convertirse en líderes comunitarios.

“Al verbalizar lo que se trabaja, se están interiorizando los temas y al mismo tiempo se está

ganando actitud crítica” (Rojas, 2008, p. 104)

Al final, el rollo tecnológico sintetizó la intervención en la escuela. Cada pregunta

formulada por los niños, cada cambio de planes, cada juego, cada creación individual

y grupal, y el condensamiento de todo tipo de expresiones, pensamientos y

experiencias personales dentro del salón dieron el mismo resultado. La construcción

de un universo integrado por los sueños, temores, aciertos e ilusiones de treinta niños

de cuarto grado, sirvió de conciliación para integrar espacios y el desarrollo de

habilidades comunicativas como eje central de aprendizaje.

La tecnología desde una mediación pedagógica hizo posible la tarea de promover y

de acompañar el aprendizaje. Sirvió de mediación entre lo lejano y lo cercano, lo

público y lo privado, lo personal y lo político. De tal modo, se formó un tú, un yo y un

nosotros. Los niños, los profesores y los tutores comunicaron sus historias y

experiencias para favorecer su espíritu, su pasión y gusto por la vida. “El valor de una

tecnología estriba en la riqueza de sus recursos, pero la exploración y uso de los

mismos dependen de manera inexorable del contexto de sentido en que se inserten”

(Prieto, 1996, p. 127).

6. Soy un superhéroe

Se metió la mano al bolsillo y sacó unas cuantas monedas que le habían

sobrado del refrigerio. Tenía justo lo del bus: $1.200. A lo lejos vio un letrero

amarillo con letras grandes, negras y rojas que decían “Barrio San Cristóbal”.

Estiró la mano para pedir el bus y se sentó al lado de una mujer alta y bien

simpática. Sin reparo alguno, se quedó mirádola con detenimiento. Su cara se

le hacía familiar.

6.1 La misión

Pocos minutos después se dio cuenta que esa mujer era igual a Anastasia, una

muñeca que había dibujado la semana anterior durante una tarde. Ella era

mitad humano y mitad heroína. Usaba sus poderes para ayudar a todos los que

lo necesitaban y aprovechaba su condición de ser humana para instruir a los

demás sobre la importancia de comunicar, participar, crear, innovar y proponer

para mejorar la convivencia en la ciudad.

Estaba asombrado. Se sentía diferente con respecto a los días anteriores. El

sol brillaba intensamente y había muchas personas a su alrededor, mucho más

de lo normal. No había manera de que fuera un simple sueño, algo estaba

pasando. Entonces la mujer lo miró y le dijo que sabía lo que estaba pensando.

–Soy Anastasia, he venido para decirte algo muy importante –

Durante los 45 minutos de viaje hablaron hasta llegar a “la loma”, su barrio.

–Creo que ya hemos hablado suficiente – dijo Anastasia.

–Yo he venido aquí para decirte que has sido el elegido para llevar a cabo una

misión secreta –

– ¿Qué quieres qué haga? –

– Juan, tu creaste un mundo de superhéroes, con rasgos definidos y

habilidades. Han sido tu imaginación y convicción los elementos clave para dar

vida a eso que estaba en tu imaginación y parecía imposible. Te has dado

cuenta de tu potencial, y ahora eres capaz de llegar a los demás –

Juan sin musitar y seguro de sí mismo le respondió.

– Tienes razón, lo que yo pienso es tan válido como lo que piensa un adulto y

por eso ahora siento que mi palabra vale –

– Umm… que interesante –

– Me he dado cuenta que valiéndome del diálogo puedo encontrar un eco con

relación a lo que pensamos y proponemos en distintas partes del mundo –

Juan terminó la oración y cuando miró hacia arriba Anastasia ya no estaba.

Intrigado, le preguntó al hombre que estaba enfrente de él, si sabía por dónde

se había ido. El hombre asombrado le respondió que no sabía de qué mujer le

estaba hablando, porque durante todo el trayecto lo había visto sentado solo.

¿Sería otro de sus sueños? Pero parecía tan real que no entendía lo que había

pasado. “Barrio San Cristóbal” decía el aviso metálico sobre el pavimento. Se

bajó y miró hacia arriba. Las escaleras parecían eternas especialmente ese

día. Quería llegar a su casa y que el sol se escondiera rápido a ver si por fin

entendía algo de lo que estaba pasando. Uno, dos, tres, cuatro, contó. Avanzó

con paso firme a pesar de estar cansado. Doscientos noventa y nueve,

trescientos, trescientos uno. Por fin había llegado. En su casa nada había

cambiado. Debía lavar los platos, hacer tareas, cuidar a su hermana y por

supuesto, ayudar en lo que más pudiera.

Los minutos se le hicieron horas. Estaba ansioso por saber qué pasaría esa

noche, pues de alguna manera presentía que la aparición de Anastasia

significaba algo importante, ella le había dicho “tienes una misión especial”.

Miró el reloj y por la ventana de su casa vio que la ciudad comenzaba a

iluminarse.

Puso sus dibujos sobre la mesa de noche y se acostó a dormir. Al poco tiempo

apareció todo el grupo de superhéroes junto a su cama. Eran inmensos y

abarcaban casi toda la alcoba. Uno de ellos se le acercó y le dijo:

6.2 El colegio, más allá de lo académico

– Has pasado la prueba. Estás listo para ser uno de nosotros. Demostraste que

el aprendizaje sólo es válido cuando tiene directa relación con la vida de cada

uno de nosotros. Lo corroboraste con tus dibujos y la excelente labor de

reciclaje que llevaste a cabo en la escuela y en tu casa. Por eso, ahora te

vamos a encomendar que lleves a cabo la misión más grande en la que se ha

puesto a un pequeño como tú –

– Así es, dijo Anastasia. ¿Recuerdas nuestra conversación hoy en el bus?

Aunque nadie más que tú puedes verme yo estaba allí y mi misión era

comprobar sí sabías para qué o por qué habíamos aparecido por las noches

aquí –

Juan, sorprendido no sabía realmente lo que estaba pasando pero se dio

cuenta que no era un sueño. Emocionado después de uno minutos de asombro

saltó en su cama. No lo podía creer. Todos los muñecos que una vez había

coloreado estaban ahí, a su lado. La diferencia, es que él ahora se convertía en

uno de ellos.

– ¿Entonces qué me toca hacer? –

– Es muy sencillo. Procura transmitir a tus compañeros la necesidad de creer

en lo que sueñan. Encargarte de que ellos al igual que tú empiecen a hacer

algo a favor del medio ambiente con lo que les interesa. El trabajo en equipo, el

diálogo y el intercambio con los demás son las herramientas que tienes para

que en conjunto puedan crear. No va a ser una misión fácil pero la fuerza que

hay en tu corazón y tu interés son tu máximo poder para que el conocimiento

comunicativo trascienda las barreras de la escuela y llegar hasta los más

grandes –

“Vale la pena entonces crear una dinámica parecida a la de un debate, en la que los muchachos

puedan exponer a todos sus compañeros lo que se ha trabajado (…) Al verbalizar lo que se

trabaja, se están interiorizando los temas y al mismo tiempo se está ganando actitud crítica y

desarrollando habilidades comunicativas” (Rojas, 2008, FALTA PAGINA).

– Eres el vocero de una experiencia que fue compartida y debe ser replicada

en ese mismo sentido –

–¿Eso significa soy un superhéroe como ustedes? –

– Así es Juanito –

En este proceso de educación, lo que nos interesa más que obtener resultados extraordinarios, es ayudar a que los niños encuentren sus fortalezas comunicativas (…) Hacer una revisión de las habilidades de cada muchacho en el salón resulta en última instancia, una herramienta de vínculo y de proximidad entre nosotros y ellos (Rojas, 2008, p. 104)

De pronto un fuerte viento abrió las ventanas metálicas del cuarto de Juan y

con ella desaparecieron sus personajes. Esa noche, sintió que sus músculos se

hacían más fuertes y que algo extraño pasaba con su cuerpo.

Sonó el despertador y saltó de la cama con tanta fuerza que casi quiebra el

piso. Hizo lo mismo de todos los días y bajó corriendo las escaleras hasta la

parada del bus. Cuarenta y cinco minutos después estaba frente a la reja negra

del cubo de cemento. En la Escuela General Santander se respiraba un aire

distinto. Todos jugaban y compartían sin importar el género o el curso.

No era normal ver eso en la escuela pero de alguna manera era reconfortante

para él. ¿Habrían sido sus dibujos? No estaba seguro pero sabía que la nueva

actitud de sus compañeros facilitaría su misión. Tal vez tendría algunos

inconvenientes como era de esperarse, pero sabía que algo podía hacer.

Para ellos es un hecho de gran relevancia sentir que hicieron algo “real”. Con esto, me explicaron que su intención no sólo era que sus familiares, amigos y compañeros pudieran acceder a la información del periódico, sino que además, les interesaba sobre todo que los adultos lo vieran (…)Yuli me explicó que los grandes debían saber que ellos, aunque sean chiquitos tienen las mismas posibilidades que otros. Que el hecho de ser menores no impide que no sean capaces de hacer cosas iguales o mejores que los mayores, y que para ellos era fundamental que los grandes vieran algo tan bonito y profundo “hecho por niños como si fuera de verdad (Olmus, 2008, p.117)

Llegó la tarde y se sentó en la banca del paradero de metal en la 106 con

séptima. Miró la imagen de enfrente y sonrió. Lo había logrado. El periódico

gigante había sido un éxito, lo tenían expuesto y generaba reacciones en los

demás. Se dio cuenta que con su esfuerzo había puesto una semilla para

lograr un cambio en la sociedad.

“Estos jóvenes no sólo quieren expresarse, quieren hacerlo para hacerse notar, para enviar

mensajes y demostrar que están en posibilidad de hacer mucho más de lo que hacen los adultos

hacen en la mayoría de veces” (Olmus, 2008, p.117)

Tomó el bus como de costumbre. Miró por la ventana todo el trayecto. Esta vez

no se encontró con ninguno de sus dibujos. No le importó. Estaban en su

corazón y habían marcado una diferencia. Pasaron cuarenta y cinco minutos.

Barrio San Cristóbal. Esa era la última parada del bus…

(ver anexo No.4).

Reflexiones

La comunicación en la educación

La institución educativa distrital escuela General Santander resultó ser un buen

escenario para conciliar un proyecto comunicativo. Con el paso del tiempo se hicieron

evidentes las falencias y fortalezas de dicho proyecto, la idea original se fue

reacomodando y modificando a la realidad de los niños y de la institución misma. La

iniciativa había partido de un proyecto a, que se iba a implementar en un espacio b,

con unos actores c, que a la vez iban a lograr unos resultados d. Sin embargo, lo que

sucedió fue que la ecuación que veíamos con un inicio, un desenlace y un final

determinados tenía muchas más variables y contextos que cambiaban la lógica y nos

llevaron a ver el proceso no como un desarrollo finito, sino como una transferencia de

información y prácticas participativas que cambiaron el escenario.

De esta manera, la reflexión sobre la relación pedagógica entre los estudiantes de la

institución educativa y nosotras se fundamentó en la comunicación. En esa relación se

articularon, intervinieron, transformaron, legitimaron y visualizaron las experiencias de

las personas inmersas en ella. Con esto, pudimos dar cuenta que durante el diálogo

entre las personas que interactuaban, éstas se iban construyendo (Prieto y Van de Pol, 2006,

cap. 8). De esta manera, la experiencia y el interés personal se incorporaron para

facilitar nuevas posibilidades encaminadas a alterar y resolver necesidades que fueron

surgiendo.

La noción de una participación enseñada y dirigida como la que se tiene en la

actualidad y desde donde se entiende la educación en los colegios, tuvo una

transformación importante para nosotras con el paso del tiempo y con la experiencia

que fuimos adquiriendo a través de los talleres. Las preguntas y el intercambio de

ideas con los niños evidenciaron que el proyecto se encaminaba hacia una vivencia

que no podía partir de planes externos, sino de la inmersión de juegos, retos e

intercambios entre la profesora, los estudiantes y nosotras.

Entendimos que pensar en una transformación definitiva en la escuela, era sin duda

una idea ambiciosa y difícil de lograr en seis meses, asistiendo dos veces a la semana

y 4 horas cada día. No pretendíamos cambiar sino motivar un aprendizaje desde las

particularidades de cada uno. El objetivo fundamental de la intervención fue el de

ofrecer a los alumnos algunas herramientas que rompían con la manera tradicional de

conocer y aprender, todo esto, con el propósito de desarrollar habilidades

comunicativas como la toma de decisiones, escuchar, la socialización y el diálogo,

para así, mejorar las relaciones entre los estudiantes y su entorno.

La educación para la vida cotidiana

Nuestro punto de partida, que pretendió trabajar una pedagogía basada en la libertad,

sirvió para encontrar algunas fallas en la escuela. En primera instancia, pudimos ver

que el modelo educativo de la institución General Santander, mostraba la realidad

como algo detenido y suspendido en el tiempo. Por lo cual, disertar o hablar sobre un

tema completamente ajeno a la experiencia de los niños se convertía en un acto de

repetición y no en un acto liberador en el que el alumno participaba de manera activa.

Ahí estaba el primer reto en nuestra intervención: si bien no buscábamos transformar

ni cambiar sí entendimos que era importante considerar formas diferentes en el

aprendizaje de los niños que los llevara a ser autónomos y a pensar por sí mismos.

A partir de la vivencia y los resultados obtenidos en la escuela, consultamos a

continuación autores como Paulo Freire, Henry Giroux y Daniel Prieto y basándonos

en algunos de sus fundamentos teóricos, reflexionamos acerca de los tres elementos

esenciales que engranaron el proyecto: la escuela, la comunicación y la tecnología.

Con el transcurso de las actividades la charla comunicativa se enriqueció dentro del

salón de clase y algunos niños afianzaron preocupaciones ambientales a partir de

ejemplos e información de trascendencia y afectación global. Un caso relevante fue el

de los animales en vía de extinción. Puesto en palabras de los niños, se volvió de

primera necesidad entender por qué esos leones marinos, o esas ballenas, o ciertas

clases de aves que habían encontrado en fotos de revistas, películas o Internet se

estaban acabando en el mundo. Enseguida, la investigación los condujo a denunciar

prácticas humanas que en China, Estados Unidos o Colombia estaban afectando a las

distintas especies. De este modo, querer saberlo todo sobre un tema para armar una

narración completa en sus mentes fue afianzando una dinámica de apropiación,

pedagogía crítica y aprendizaje con sentido.

Teniendo en cuenta lo anterior y parafraseando a Freire, la educación no debería ser

más que un proceso en el que los estudiantes conocen y aprenden para poder

capacitarse y asumir roles activos. Es preciso cuestionar sobre el modo en el que se

integra el aprendizaje en las escuelas con relación a la vida cotidiana de los

estudiantes. A partir de los talleres realizados entendimos que el conocimiento surge

de lo que el individuo hace y relaciona con su vida cotidiana. Razón por la cual un

manejo más interdisciplinario puede permitir la incorporación del potencial de

expresión creativa y participativa en el estudiante.

Una de las primeras reflexiones anotadas sobre nuestros diarios de campo, tuvo que

ver con las costumbres arraigadas dentro del aula. La falta de seguridad de los

estudiantes, sumado a instrucciones rígidas, dejaban poco espacio para que los

menores supieran que había maneras más liberales para aprender. Al interior del

salón se volvió necesario procurar ofrecer espacios que brindaran alternativas para

formar opiniones, estrechar relaciones, acceder al conocimiento, y hacer que el centro

de los talleres no fuera la profesora Flor, sino ellos. La continua charla entre las

experiencias, los niños y nosotras dio como resultado desempeños interesantes. En

algunos casos, se presentaron resultados de toma de decisiones propias mientras que

en otros, los niños se mantuvieron arraigados a la idea de repetir lo aprendido en el

aula.

Durante el proceso, nos dio alivio encontrar voces distintas que relataron la

complejidad de este. Nuestro primer tropiezo nos obligó a volvernos más flexibles. Se

evidenció que parte de la autenticidad de los talleres era producto de no tener normas

estrictas sobre los procesos de desarrollo. Esto, ayudó a que los niños fueran los

gestores y hacedores de cada una de las tareas que se llevaron a cabo sin temor a las

normas o a las expectativas de otros. Incluso, las expectativas se fueron formando

desde lo que ellos mismos querían lograr con cada tema tratado.

Frente a lo anterior, cabe añadir una situación que esclareció nuestro proceso. William

Isaacs, uno de los exponentes del diálogo contemporáneo, admitió que en algunos de

sus experimentos no tenía idea de lo que estaba haciendo y continuaba

cuestionándose para encontrarle sentido, pero sólo al final, lograba darse cuenta que

el valor agregado que sostenía todo su proyecto era la naturalidad. Esto, significa que

el hecho de no saber qué se estaba haciendo abrió un espacio para que surgieran

posibilidades auténticas que no hubiesen sido posibles con la anticipación o el control

de cada uno de los pasos. En este orden de ideas, se demostró que el desapego de

ciertas reglas hace parte del mecanismo del aprendizaje, y esto fue lo que ocurrió en

la escuela.

Dentro del modelo educativo tradicional, “el educador aparece como un agente

controlador de la palabra, (…) cuya tarea indiscutible es llenar a los educandos con los

contenidos de su narración” (Gadotti, Gómez y Freire, 2003, p. 69). En este sentido, los

resultados en los trabajos de los niños y los diarios de campo muestran que romper

con la tradición en la estructura escolar no fue una tarea fácil, pues los niños estaban

tan acostumbrados a la voz indiscutible del profesor. Fue así como al principio se les

dificultó poder expresarse fuera de los lineamientos tradicionales a los que nos hemos

venido refiriendo.

No obstante, mediante las actividades de debate y de lectura pública de los trabajos,

cada uno de los estudiantes pudo empezar a romper las barreras de control que

impedían hacer cosas por fuera de lo establecido. No había mínimos ni máximos de

extensión, tampoco requisitos de formato ni tono, ni estructuras temáticas por seguir.

Cada uno mezcló los temas, discursos y maneras de contar para expresar su propia

voz. Y fue justamente a partir de ahí que entendimos que la falta de libertad, de una

voz autónoma es uno de los limitantes en la educación actual que se ofrece en la

Escuela General Santander.

La importancia de la conciliación en la comunicación

Hablar de libertad en este contexto, significa que las interacciones y las prácticas

comunicativas se constituyen en formas importantes de participación, a partir de las

cuales los alumnos elaboran, reconstruyen y modifican lo que aprenden. Es por esto

que el conocimiento debe convertirse en un acto conciliador, atravesado por el

intercambio de las distintas partes que permitan construir significados y contenidos

próximos a la realidad de cada actor. Los menores se encontraron en el constante

debate de atreverse a cosas distintas, pero a la vez la costumbre los devolvía al punto

de partida. Hubo contados casos que lograron el desapego de lo tradicional, pero el

desempeño fue óptimo para demostrar que este tipo de proyectos funcionan, son

necesarios, y requieren desarrollos de mayores tiempos para generar resultados

profundos. Es importante aclarar que más que una crítica a la educación tradicional y a

sus bases, este trabajo se presenta como una alternativa que mezclada a un sistema

que ha sido exitoso pero que sin duda necesita algunas reformulaciones.

El diálogo permite a los estudiantes opinar, discutir, reflexionar y proponer alternativas

y soluciones, por lo cual, el conocimiento no puede ser impuesto, se debe conciliar

sobre él. Revisando el proceso por el que pasamos dentro de escuela, es posible ver

que nuestro proyecto se convirtió en una conciliación con los alumnos. Para nosotras

se volvió claro que nuestro rol no era el de profesoras, sino el de mediadoras y

partícipes. Al comienzo no teníamos muy presente que fuese necesario recurrir a una

multidireccionalidad en la que no existiera un conocimiento absoluto por ninguna de

las partes. No obstante, el intento por articular espacios y retroalimentarnos entre

todos, generó un pensamiento distinto. Un modo de pensar tecnológico capaz de

eliminar los límites de lo que se puede hacer, posicionando a las personas, sus

mensajes y métodos en un plano de discusión, en una esfera pública. No podemos

afirmar que se haya logrado ese ideal, pero sí que se inició un proceso para que la

investigación en conjunto pueda ir tejiendo una red con los saberes y aportes de cada

uno.

Freire propone “opciones metodológicas mercadas por una dinámica de diálogo y de

toma de decisiones que posibilita que los estudiantes asuman la responsabilidad de su

proceso de aprendizaje y se sientan dueños de él” (Freire, 1982, p.71).Y fue justamente

ésta una de nuestras propuestas en la escuela. En un tiempo tan corto no fue posible

avanzar a grandes escalas, pero en algunos de los niños pudimos despertar un

sentido de participación que despertó gustos y duda.

La tecnología, más que una herramienta

De acuerdo a lo que se ha reflexionado, podemos decir que pensar la comunicación

en la educación fue tratar de encontrar formas y manejos discursivos infinitos para

poder llegar al otro. Resultó siendo un trabajo de mediación (Prieto y Van de Pol, 2006, cap.

8) y de encuentro, en donde la tecnología se trabajó en base a los conocimientos

previos de cada una de los actores dentro de la escuela. En ese orden de ideas, la

tecnología en la educación no fue sólo la suma de maquinas y aparatos (Prieto, 1996, p.

127), la tecnología resultó siendo la apropiación, y la comprensión de la misma desde lo

cotidiano para extender las posibilidades de aprendizaje.

La mediación tecnológica, parafraseando a Prieto, es el lugar de encuentro

comunicacional que hace posible el aprendizaje. Es gracias a la mediación, que la

barrera de lo técnico puede ser superada mediante la comprensión y la apropiación, a

partir del puente que se establece con el profesor, o el comunicador social y los

estudiantes de la escuela específicamente. “La tarea de promover y acompañar la

apropiación de lo tecnológico supone formas dinámicas de relación con el contexto,

tanto para incorporar los productos a las aulas como para salir a espacios donde éstos

adquieren sentido por su uso” (Prieto y Van de Pol, 2006, p. 106).

La expresión, “pedagogía del sentido” hace referencia a que “el acto educativo no es

solo el aprendizaje, sino también el logro de los seres que están aprendiendo” (Prieto y

Van de Pol, 2006, p. 124). En otras palabras, consiste en la práctica misma del aprendizaje.

Lo cercano y lo próximo a la vida cotidiana del estudiante, tiene, valga la redundancia,

sentido en su vida. Por eso, se procuró en el colegio que los trabajos realizados

apuntaran a indagar y cuestionar sobre las necesidades del estudiante. Recordemos

que un trabajo con sentido, es aquel que tiene valor en sí mismo por el lugar en donde

se produce, ya que al final tiene un fin transformador y hasta liberador para quien lo

realiza. “La expresión creadora cristaliza la realización personal con resultados muy

concretos. Cada persona se realiza en y con la re-creación de la realidad” (Gutiérrez, 1995,

p. 46), política, social y económica de dónde está ubicado.

Por lo cual, la idea de aprovechar la tecnología en la escuela cobra todo el sentido por

ser el lugar de encuentro y construcción de conocimiento e identidad, que no debe

estar aislado de procesos participativos que suceden a nivel mundial. Es por el

contrario, una opción más para profundizar y repensar el objetivo del aprendizaje hacia

uno social.

En este punto, vale la pena preguntarse ¿qué hizo cada uno de nosotros con la

tecnología? ¿La utilizamos como herramienta, o como estrategia para llegar a nuevos

resultados? La tecnología, entendida como un modo de pensar, ocurre cuando somos

capaces de usar los recursos desde nuestras necesidades y contexto. La tecnología

se expresa como una manera para favorecer la comunicación entre seres humanos,

para unirnos y acercarnos a los otros tal como lo afirma Prieto en su libro e-learning

comunicación y educación. Al final, la práctica de talleres basados en el arte del

pensamiento y la comunicación grupal evidencian que la tecnología está más cercana

de lo que se cree, y está dispuesta para suplir necesidades conceptuales de fondo,

capaces de fortalecer la cultura escolar.

Por medio del lenguaje (una tecnología), nosotras como comunicadoras nos valimos

de éste para vincular relaciones y aprendizajes. “La incursión de las nuevas

tecnologías de la comunicación en la educación es una propuesta válida siempre y

cuando tenga sentido para quienes pertenecen a la comunidad educativa. Por eso, es

un asunto comunicacional de intercambio y negociación de significados en contextos

específicos. Es, en últimas, un acto comunicacional” (Moreno, 1996, p. 216). Esta idea

también se complementa con Prieto, “una tecnología adquiere valor pedagógico (…)

cuando se le utiliza como la base del aprovechamiento de sus recursos de

comunicación, para lograr precisamente la comunicación entre seres humanos” (Prieto,

1996, p. 128).

Aprovechar las tecnologías, como apoyo al aprendizaje, fue incurrir en la necesidad de

crear, recuperar y entender la cultura. La relación entre comunicación y tecnología le

apostó a la formación de redes sociales que construyeran la historia de un mundo de

todos y para todos, a partir del intercambio comunicativo entre los actores de la

escuela donde se recibieron y enviaron mensajes para crecer en forma grupal y

personal.

La escuela desde la singularidad

La relación entre los estudiantes de cuarto con su profesora nos hizo repensar ciertos

roles. Quedó claro después de la experiencia con los estudiantes, que cualquier taller

que se pretenda realizar con un grupo de menores debe tener un norte, pero al mismo

tiempo, un lugar para la negociación, de manera que quien ejerza el papel de

mediador se pueda empapar de la espontaneidad de los niños. Poder obtener

resultados sin tener que recurrir a medidas como los castigos, las calificaciones, o a

las represiones, hacen más llevadera la educación multidireccional que nosotras

tomamos de algunos autores y basándonos en los resultados obtenidos durante las

intervenciones en la escuela, proponemos como una alternativa en la educación en

donde el estudiante aprende, pero así mismo, aporta al conocimiento de sus

compañeros y contribuye a la formación de un pensamiento diferente del profesor o

tutor.

Así, nuestra figura de mediadoras funcionó para que la confianza que adquirían los

estudiantes les entregara protagonismo para tornar el mecanismo tradicional en uno

activo y no pasivo. Los treinta menores fueron adueñándose de espacios de crítica y

participación, y esto conllevó a que la retroalimentación mantuviera una constante de

complicidad y compromiso por parte de todos.

Las pequeñas transformaciones fueron las que poco a poco, y con el transcurso del

tiempo, iban logrando diferencias. Por esta razón, fue fundamental que en el trabajo

que se realizó en la escuela se contara con el apoyo de los padres. Si el compromiso

educativo se comparte como valor familiar, y no como obligación, todo lo aprendido

dejará de pertenecer a un lugar, y se pondrá en práctica en sitios distintos a la

escuela. No sólo se trata de enriquecer el mundo de los menores, sino también de

incluir a los actores que rodean su vida para que hagan parte activa de este proceso

que deja de ser académico, para convertirse en una postura frente a la vida. El deseo

por aprender, recibir, enseñar y entregar.

Lo que la teoría de los seis sombreros de Edward de Bono sugiere, es que a pesar de

la inconexión que se pueda tener en un instante determinado, el hecho de programar

la mente para volverse pensadora hace que lentamente se vaya logrando, sin ser

impuesta, pero si facilitada. Adoptar un rol da libertad, y por consiguiente, como

recuerda el mismo autor, el hecho de ponerse un sombrero cambia rutinas. Hace que

el proceso interno de reflexión, sumado a recuerdos relacionados, e intercambio de

ideas con los demás adquiera peso al ser liderado por la solidez de saber que hay un

desarrollo en camino, sin importar la fase o los efectos inmediatos.

Finalmente, es así como el proceso de apropiación de la información incide sobre la

formación de ciudadanos participativos. La retención de la información, aunque tenga

distintos pasos que varían de acuerdo al estudiante, se pueden dar desde la

singularidad del individuo. La apropiación del aprendizaje, depende de los recuerdos,

vivencias, lecturas, explicaciones, ejemplos, charlas, exposiciones, intereses,

preguntas de cada ser humano. Esto quiere decir que el tema que se trate deberá

estar ligado con la realidad cotidiana y las ilusiones de cada niño. El acompañamiento

que hace el tutor, es para asegurar que el transcurso de esta información sea

completo y duradero, aunque, su apropiación difiera en la manera y en el modo en que

lo exprese cada estudiante.

Cuando los niños conocen a cabalidad un tema, lo dominan y apropian, se sienten tan

seguros de sí mismos que transmiten la información porque se dan cuenta de la

importancia de compartir lo que conocen. Apropiarse de un conocimiento significa

comprometerse con el mismo, desarrollarlo y expandirlo.

En este sentido, el entrenamiento de las habilidades comunicativas los capacita para

poder transferir lo que aprenden desde la singularidad de cada uno. Los formatos, las

tecnologías y las herramientas expresivas son múltiples, por eso, dependerá de cada

estudiante cómo quiera ponerlas a su servicio. Al final, lo que prima es la necesidad,

interés y dificultad personal de cada ser humano por expresar lo que le importa y lo

que lo involucra en su realidad. Como dijimos antes, cualquier tipo de enseñanza que

no intente abordar estas particularidades, será en vano y caerá en la repetición.

Al final, fueron seis meses de trabajo y constante negociación con los niños. Repensar

la educación desde la comunicación fue un ejercicio que dejó aprendizajes y

reflexiones sobre la importancia de articular la escuela, la comunicación y la

tecnología. Pudimos entender que la libertad y en la medida que esto se logre

implementar los pequeños dejaran de ser sujetos de segregación para ser miembros

activos que encuentran un eco en la sociedad.

Fuimos a la escuela con una serie de ideas que fueron reevaluadas y modificadas por

los mismos niños. Con la realización de los talleres se pusieron en práctica

importantes habilidades comunicativas y la recepción de las mismas fue positiva. Sin

embargo, iniciamos un proceso de entrega que sin duda requiere mayor seguimiento

para generar resultados de fondo. Finalmente la práctica en la escuela fue una

experiencia con sentido.

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Anexos Anexos No. 1 DVD con video: Anexo No. 2 E-book: “Trabajos de niños de cuarto grado” (en el mismo DVD de Anexo No. 1) Anexo No.3 Diarios de campo agosto-noviembre 2008

Isabela Rojas Suso / 29 de agosto de 2008 A media mañana, a eso de las nueve, llegar a la escuela General Santander sede B, es una explosión para los sentidos. Todo comienza desde el momento que se entra al pequeño cubo de cemento cargado de alegría y dinamismo que le impregnan los estudiantes, que por supuesto, está acompañado de uno que otro grito de felicidad de los niños que corren por el lugar. Durante la hora del recreo, los pequeños corren inquietos después de haber recibido el refrigerio y encuentran la oportunidad para andar de “jugarreta”. Dariana, una pequeña de primero de primaria, fue la primera en acercarse a la puerta de la escuela para ver lo que estaba pasando entre el portero y yo. Nunca nos habíamos visto, y sin embargo, ella no dudo en darme un fuerte abrazo y mostrarme su juguete. Un tigre de felpa que la estaba acompañando durante esa mañana. Ya exaltada por tanta emoción, me dejé acoger en sus bracitos y nos fuimos aproximando a donde Liliana. La primera profesora con la que me topé, y la que me mantuvo al tanto de todo lo que pasaba ese día. Nos sentamos un rato en una de las bancas largas ubicadas al costado del salón de quinto grado mientras culminaba la hora del receso. En ese momento, oí conversar a las profesoras en el salón de rectoría, a uno de los niños presumir frente a sus compañeritos una de las monedas que le había traído su tío del extranjero, a una mamá regañar a su hija por no haber llevado la tarea a tiempo y a un niño sonreír, porque su madre le había comprado unas empanadas en la caseta de la escuela. Todos ahí reunidos se veían como una gran familia. La armonía en el trato de los profesores hacia los alumnos fue quizás lo que más me llamó la atención. Sofía, profesora de tercer grado y a quien conocí después durante la visita guiada de la escuela, me dio la impresión inmediatamente conversamos que era una mujer que amaba su trabajo y se esforzaba por los niños. Me animó ver los proyectos que habían realizado los pequeños a favor del medio ambiente, conocer la huerta de menos de un metro de ancho y cuatro de largo, pero de la que se sentían orgullosos y hasta la llamaban, “La finca”. Sin duda, una experiencia que me motivó y “tocó el corazón” para seguir conociendo el lugar. Con el transcurrir del tiempo, poco a poco se fueron acercando los niños más pequeños y extrovertidos, que inmediatamente respondieron de manera entusiasta al afecto y a la atención que se les brindaba. Cada uno, con intereses diferentes, pero con un deseo en común por saber qué era lo que estaba pasando ahí preguntaban: ¿Qué vienes hacer? ¿Cómo te llamas?, y ¿Vienes mañana?, entre otros.

Las niñas más grandes se hicieron junto a mí en algún momento, pero con un poco más de precaución que los pequeños. Entre dientes, intercambiaban palabras y curiosamente se fijaban en lo que estaba pasando entre los más chiquitos y yo. Una de ellas, a escondidas de la profesora sacó su celular y se puso a mandar mensajes de texto. Creo que el gesto fue para llamar mi atención, pero la verdad, es que traté de pasar el incidente como algo natural para evitar contratiempos. De hecho, con ella después de finalizado el tiempo del recreo tuve un espacio para conversar en el que me contó que tenía interés en aprender inglés y que sus raíces eran chocoanas. Un dato que me llamó la atención, pues me hace suponer, que la mayoría de los jovencitos que asisten a esta escuela son de padres que han venido a la capital desde otros departamentos de Colombia y que probablemente, siguen aquí en busca de mejores oportunidades. Por la carencia de afecto que se insinuaba en la niña, creo que sus padres deben trabajar jornadas muy largas, razón por la cual no deben tener mucha oportunidad para compartir con ella. Daniel, fue otro jovencito que se acercó y se mantuvo todo el tiempo a mi lado. Andaba con su cartilla de gramática, la cual me mostró con orgullo. Ahí, nos pusimos a colorear y me dijo que le gustaban los gatos, por lo que aprovechamos para dibujar en conjunto nuestra primera mascota con apellidos. Ruca Daisy Luna Peña Montaño. Jajaja, el nombre más largo y complicado que a alguien se le pudiera ocurrir para una mascota, pero que seguro estaba lleno de significados que yo desconocía. Este acto, genero en los muchachos de alrededor gran interés, pues se empezaron a aproximar para continuar con la actividad en conjunto y evitar la entrada al salón. Con el paso del tiempo, se me fueron abriendo las posibilidades de ver lo que pasaba entre los muchachos dentro del salón de cuarto grado. Mientras ellos tomaban la clase de informática con la profesora de inglés, Isabela. Se empezó a producir un intercambio de preguntas entre los niños que estaban a mi lado. Algunos tenían problemas escribiendo la dirección electrónica en el computador, de modo que decidí ayudarles con lo que tenía a mi alcance, después de que la profesora me lo permitirá. La hora de clase transcurrió tan rápido que ni me di cuenta. Todos los niños reclamaban atención, y poder haber tenido la oportunidad de interactuar con ellos mientras estudiaban sirvió para darme cuenta de lo importante que es mantener una buena comunicación con los niños. Con buena, me refiero a que se debe procurar ser muy claro en las ideas que se pretenden transmitir, y en este caso, creo que valerse de ejemplos y metáforas sencillas, resulta una buena manera para aproximarse al pensamiento de los niños y que de una u otra forma puedan entenderte. La clase de informática consistía en conocer la página del consulado de Gran Bretaña para que los chicos, además de afianzar su navegación en Internet se motivaran en aprender inglés. La profesora, se encargó de informarles a los muchachos de cursos gratuitos brindados por otras instituciones para que asistieran con sus padres durante los fines de semana. El tema del aprendizaje del inglés suscitó en los niños mucho alboroto. Algunos se quejaban, porque los cursos eran muy retirados de sus casas por lo que no podrían ir. A pesar de ello, en el momento que empezamos a leer las instrucciones de los juegos en ingles la atención de la mayoría de los muchachos se enfocó en las imágenes y en resolver los enigmas del juego dejando de lado el tema del inglés. La actividad en términos generales estuvo activa. La atención de los muchachos fue continúa y la presencia de la profesora fue muy precisa cada vez que se presentaban dudas en los muchachos. Además, su rol como mediadora entre los chicos de cuarto grado y yo, facilitó la interacción mutua sin que se presentaran problemas. Sólo en una

ocasión, tuve que intervenir para reanimar a uno de los niños que se desilusionó, por culpa de la mala navegación del Internet y razón por la cual no podía jugar como sus demás compañeros. En todo caso, la experiencia en el aula de trabajo resultó muy satisfactoria, pues pude corroborar todo lo que me había comentado en algún momento de la mañana Flor, otra de las profesoras de la escuela, que me había dicho que los niños de cuarto grado, eran unos muchachos tranquilos y que habían respondido muy bien a los otros proyectos de comunicación realizados por la universidad. Finalmente, quedamos con los muchachos de volver a vernos la próxima semana. Espero que podamos seguir compartiendo experiencias y así como transcurrió la jornada, podamos empezar a conocer más sobre los problemas del medio ambiente y podamos tomar consciencia.

Isabela Rojas Suso / 3 de septiembre de 2008 La tercera visita a la escuela ha resultado aún más esclarecedora en términos comunicativos que las dos anteriores. Pues esta vez ya conociendo los personajes que hacen parte de la institución, el objetivo del proyecto se pudo empezar a visualizar de un modo mucho más preciso. En el escenario comunicativo, es decir la escuela, desde el celador, las profesoras, la mujer que limpia y por supuesto los estudiantes forman y constituyen el entramado comunicativo de este espacio. Cada uno de ellos, tiene roles y funciones diferentes dentro de la institución que les permite actuar por separado y ejercer alguna función. Para empezar, los niños de cuarto grado que son en un primer momento los que me interesa llegar a conocer a fondo (por el hecho de que van a trabajar conmigo durante las distintas fases del proyecto), han estado mucho más cercanos y afectuosos desde la última vez que fui a la escuela. Lo que me hace creer, que es de suma importancia mantener los lazos estrechos. En ese sentido, es importante que ellos me puedan percibir dentro de la escuela, como un miembro activo, pero no como un profesor, sino como una compañera en la que pueden confiar y con la que pueden trabajar en conjunto el problema del medio ambiente. La verdad es que desde el momento que pude ir a visitarlos dentro del salón de informática fue que pudimos llegar a conocer algo más los unos de los otros. Las niñas, se acercaron eufóricas a saludarme mientras que los más pequeños se aproximaron para que nos diéramos besos y abrazos. Sin duda, un recibimiento cálido que refuerza la idea de mantener con los muchachos un diálogo claro, pero sobretodo, constante para evitar desilusiones o frustraciones posteriores. Todo lo anterior, me hace suponer que los niños y yo, en la medida que nos vayamos conociendo, nuestras relaciones se irán abriendo y se podrán ir conociendo las historias detrás del uniforme de colegio de cada niño. Con esto, yo aspiro a tener un contacto mucho más personal con cada uno de los jóvenes con los que trabaje, para así poder estimularlos uno a uno, según sus gustos e intereses en la herramienta comunicativa que más los fortalezca como personas. En otras palabras, quisiera que finalizado el proyecto cada uno de los niños se sienta más seguro en alguno de los campos comunicativos para poder expresar ideas. Pues, aunque el objetivo preliminar sea formar ciudadanos comprometidos activamente con el problema del medio ambiente, en la medida que los chicos vayan conociendo sus

aptitudes para hacer públicos y visibles sus trabajos, ellos paralelamente podrán irse formando su identidad y mejorar en caso dado, su autoestima en la manera como se relacionan con los otros.

Isabela Rojas Suso / 11 de septiembre de 2008

Hoy, jueves 11 de septiembre tuvimos mis compañeras y yo, la primera clase en la escuela. Lo mejor de todo, es que llegamos desde las 9am, por lo que pudimos ver a los muchachos juguetear en la hora del refrigerio. Como ya hemos estado yendo, los jovencitos que en algún otro momento tuve la oportunidad de conocer se acercaron encantados y continuamos con las charlas y los chistes. La única gran diferencia, es que ahora, me he podido percatar de que las acciones son muy rutinarias. Siempre esta una niña de quinto de primaria sentada sola en una de las bancas que están cerca del salón de rectoría, un niño jugando con las “piquis” en el extremo opuesto y algún “grandulón” molestando a un pequeño, sin que las profesoras se puedan darse cuenta. En la mañana de hoy, nos reunimos en el salón para hacer la primera clase con los chicos de cuarto grado y así empezar a romper el hielo. En general, la clase estuvo participativa. Exceptuando a un pequeño, que era antiguamente de la jornada de la tarde y que apenas ahora está empezando a integrarse con los compañeros de la mañana. Con él tuvimos que estar más pendientes y darle apoyo extra en los juegos y actividades que se realizaron dentro del aula. Ya que además de ser el más pequeño, no es de Bogotá y aún se encuentra un poco “desubicado” por el cambio de ambiente. Para empezar nuestra clase hicimos el juego del “tingo al tango” para que cada uno de los niños en el salón tuviera la oportunidad de contar algo de su vida. Es decir, que nos dijera su nombre y con quién vivía. Toda esta información nos resulta sumamente importante para poder llevar a cabo las actividades en familia y para empezar a visualizar la vida detrás de la escuela de los muchachos. Pues muchos de los niños que asisten a la institución viven solo con su madre y hermanos, o con su abuela u otros familiares. En primera instancia lo que quisimos hacer fue empezar a motivar a los muchachos en el tema sobre el medio ambiente. Para esto, separamos en dos bolsas plásticas palabras relacionadas con la ESCUELA y con la TECNOLOGÍA. Cada uno de los chicos, debía sacar de cada una de las bolsas un papelito con alguna de las palabras para después construir una historia. La actividad fue acogida con entusiasmo, pues pudimos lograr que los muchachos mostraran su punto de vista e hicieran cosas que nunca nos habríamos imaginado que harían. Este es el caso de Gabriela, una pequeña que en el momento que empezamos a recrear unas historias en forma escrita, ella optó por componer una canción y cantarla frente al grupo en el momento que hicimos públicas las historias. Hubo también otros jóvenes que optaron por hacer dibujos y uno de ellos se comprometió en hacer un baile. Con todo esto, lo que puedo decir es que es importante seguir estimulando a los chicos en las actividades para que hagan el trabajo como quieran. En otras palabras, debemos lograr por medio de los juegos y trabajos incentivar su creatividad para que se la puedan “gozar” y podamos obtener mejores resultados. Vale la pena mencionar, que la jornada es extenuante. En tan solo tres horas los muchachos demandan atención y actividades constantes, ya que en “un dos por tres” la atención de los chicos se pierde. Por lo que se debe planear con anticipación los

temas que se van a tratar en clase, pero siempre dejando algún espacio de interacción más personalizada para que cada uno de los estudiantes se sienta activo, compenetrado y demuestre sus capacidades frente al resto de compañeros de la clase. Para la próxima semana se les asignó a los estudiantes una tarea que se basa en relacionar palabras e ideas que se les vengan a la cabeza con lo trabajado en clase. Es decir, la tecnología, la escuela y la naturaleza. Con esto, se pretende elaborar las primeras temáticas del curso y al mismo tiempo, conocer en qué piensan los muchachos cuando se habla de tecnología o si es algo que está difuso en su imaginario. Laura Olmus Montoya / 11 de septiembre de 2008

Es impresionante el mundo tan maravilloso que han creado detrás de la pequeña entrada de la sede B del Colegio General Santander. Incluso, me pongo a pensar cuántas veces habré pasado por ahí sin inmutarme. Sin darme cuenta de este inmenso universo oculto entre los pitos de la séptima y los carros polarizados de donde se bajan los militares importantes para cruzar al batallón de enfrente. Son sólo dos rejas azules de no más de dos metros de anchura, que al pasarlas, paralizan a cualquiera. Entro y en el baño me atacan unas chiquitas de primero. Me rodean al frente del espejo con sus ojos inquisidores y preguntan quién soy. En sus expresiones también noto que se preguntan qué hago en su territorio. Saco un arma poderosa, les sonrío. “Soy Laura. Estoy acá para jugar con los de cuarto”. Ahí viene el ataque frontal, todas me abrazan y yo por dentro me derrito. Se ríen y no pueden creer la coincidencia. Yo no entiendo nada. Me dicen “espérate”, y un minuto después traen arrastrada a una chiquita de cola de caballo despeinada todas gritando: “Mira, mira, otra Laura!” Y claro, ahí ya todas nos volvemos amigas. Salgo del baño totalmente escoltada por mis cómplices de primero y me voy en búsqueda de Gloria para saludarla y contarle nuestra primera misión. Sylvia le cuenta –con su manera tan diplomática y calmada de decir las cosas- a qué venimos, la directora nos da el visto bueno y proseguimos a buscar a nuestros chiquitos. Ya han salido todos al recreo y hay correteo por todas partes, no resulta tan fácil encontrarlos, pero de lejos viene corriendo una niña –después me recordaría que su nombre es Gabriela- que se acuerda de nuestra visita la semana pasada. A pesar de su timidez, no logra esconder la alegría que le da vernos, donde siento total conexión y acuerdo. Traemos un par de hojitas donde tenemos anotados una lista de palabras, unas referentes a una temática ambiental y natural, y otras al mundo digital. Para romper el hielo –ya se han ido acercando más niñas- les decimos que consigan varias tijeras y se sienten a ayudarnos a organizar la actividad. Les parece increíble que las hayamos incluido y se van felices a buscar las herramientas. Mientras esperamos sentadas en el patio pasa un morenito y me estira la mano dándome su refrigerio. Le digo que muchas gracias pero acabo de desayunar y de la misma callada manera se da vuelta y se va. De manera inmediata pienso que este es probablemente su primer acercamiento a comida en el día de hoy, y en silencio le agradezco su grandiosa generosidad.

Mientras recortamos –algunas le añaden su toque artístico y lo hacen en forma de nube- les hago un par de preguntas que les interesan. Todas tienen historias que contar. Se acuerdan de manera exacta hace cuánto tiempo se conocen entre ellas, cuántas peleas han tenido y por culpa de quién y al final les parece que el peor defecto que una niña puede tener es ser creída. Y al final, les parece que el peor defecto que una niña puede tener es ser creída. Echan chismes sobre los niños que les gustan, sobre todo hablan de Omar, una ex “traga” de todas pero que se volvió feo desde que le empezaron a cortar mal el pelo. A las carcajadas preguntamos por qué y en medio segundo lo traen, y claro, el pobre parece que se hubiera electrocutado. Totalmente entendible el cambio de gusto de las niñas. Entre chiste y chanza, nos preguntan a Sylvia y a mí que si somos hermanas y yo interrumpo –con mi habitual manera de demostrarle afecto a mi mejor amiga con palabras feas- que ella quisiera, pero en realidad no lo somos, a lo que ella contesta y me deja muda, “Es como si lo fuéramos”. Algunas cuentan sobre sus familias, y Luz ocho hermanos, pero no los conoce a todos porque todavía no sabe dónde está su mamá. Siento un puñal adentro y me dan ganas de abrazarla, con esa sensación materna de querer decirle que todo va a estar bien, pero no puedo expresarlo porque en realidad sería una mentira. Llega Isabela y todos se lo botan encima. La caleña ya es la más popular de toda la escuela. Se queda hablando parada con un grupo de niños que la abrazan y cuando vuelvo a mirar la están jalando de una pierna y ella muerta de la risa. Sinceramente, hace rato no me divertía tanto. Fue una mañana de intensidad emocional extrema. Un incesante juego donde el aprendizaje me llegó como flechas perfectamente apuntadas hacia el corazón. Después de iniciar las actividades de “Tingo, tingo, tango” y ponerlos a presentarlos con su nombre y animal preferido hicimos un taller de unión de palabras -sacadas de unas bolsitas recicladas- para examinar su aproximación a temas ambientales y tecnológicos. Alcancé a repartirles papeles a todos y darles una que otra idea, cuando me dio por mirar el reloj y eran las 10:40 y yo tenía parcial a las 11. Me tocó despedirme, salir corriendo y coger un bus en la séptima. Sentí dolor físico el tener que desconectarme de esa manera, cuando lo que más hubiese querido habría sido quedarme en ese salón. En ese lugar donde los gorilas, conejos, delfines y leones –entre muchos otros- me dieron una mañana de lecciones sobre la vida. Dejé mi corazón, y ahí está esperándome hasta que volvamos el próximo lunes. Yo que me levanté algo temerosa con la posibilidad de que algún terrorista loco se lanzara a conmemorar el doble aniversario de hoy –con Pinochet y el ataque a las torres gemelas-. Y sin pensarlo, terminé de víctima de un ataque bien profundo que me llegó al músculo más sensible, el de la sangre.

Isabela Rojas Suso / 15 de septiembre de 2008

La ida a la escuela ha sido hoy mucho más planeada que las visitas anteriores. Realizar un cronograma de las actividades que se trabajan en la escuela resulta esclarecedor en momentos que la cosa, o mejor dicho, eso de la enseñanza se torna

un poco angustiante y complicada. Así como cuando llegan los niños del recreo, supremamente excitados e imposibles de callar. La mejor alternativa que tuvimos para que los niños entraran en control, fue con la técnica de Flor de hacerlos mover las manos a la cabeza o al frente para que al menos dejaran de hablar. Una práctica que yo habría considerado infantil o hasta innecesaria para los niños de cuarto de primaria. Pues consideraba que ellos ya eran lo suficientemente maduros como para saber separar la hora del recreo con la hora de clase. Por lo que puedo decir, que quizás una de las cosas más difíciles a las que me enfrente hoy, fue hacer entender a los muchachos la diferencia de ambos espacios. Ya que al llegar a la hora del recreo, el primer acercamiento que tienen los pequeños conmigo es al “abrazo de oso” o la jugarreta de llegada. Sumado a una que otra frase que se mantiene presente de la visita anterior, y la cual es en el fondo, la construcción de una historia en conjunto de ellos, en la escuela, con un nuevo sujeto preguntando por su vida y sus gustos. Por fortuna, después de la intervención de Flor con el juego de las manos, la actividad de relajación pudo llegar a algunos estudiantes durante la clase. No puedo decir que todos hicieron todo, pero con la música de fondo y un cuento que íbamos contando los muchachos se metieron en el cuento de los animales en vía de extinción. Después de lo anterior, se hizo la lectura de cuentos en pequeños grupos de cuatro estudiantes. La actividad fue buena porque les permitió a los estudiantes interactuar entre todos y dejar un poco los rencores de lado. Ya que además de hacer que los estudiantes trabajen en equipo, integra los pequeños grupos que se forman en los salones de clase. Como el de los niños malos, las juiciosas, los tímidos entre otros. Aparte de esto, otra cosa que me llamó la atención fue que antes del recreo dos chicos de la clase se habían peleado. Por lo que la atención tuvo que estar enfocada a ellos durante casi toda la actividad. No tanto para que hicieran el trabajo, sino para que mejoran su estado de ánimo que estaba aún bajo. Fue de hecho Johnatan, uno de los niños de la pelea, el que más trabajó y dibujó durante la actividad de puesta en escena, que consistía en hacer que los niños dibujaran en grupo las diferentes escenas del cuento para después explicarlas a los demás compañeros. En este momento puedo decir con gusto que ir a la escuela implica más que preparar la clase. Es prepararse para todas las situaciones posibles y actuar de un modo justo y equitativo con los muchachos. Aunque ahora más que nunca me convenzo que soy yo quien aprende de ellos, puedo decir que saco gusto enfrentándome a los problemas metodológicos, ya que siempre surgen contratiempos o eventos inesperados. Los niños cada vez demandan más atención y en la medida que van aumentando los vínculos entre ellos y yo, creo que será posible ir consiguiendo mejores resultados y mejores opciones comunicativas para trabajar en la toma de consciencia ambiental desde los diferentes medios, ya sea el tecnológico o el analógico. Por ahora puedo decir que las imágenes en los cuentos sirvieron mucho para que los estudiantes hicieran su trabajo más entusiasmados, a pesar de ser en blanco y negro los niños hicieron sus dibujos contentos, algunos haciendo réplicas de lo que salía en las copias y otros haciendo los dibujos según su imaginación. Razón por la cual, creo que de ahora en adelante, se debe procurar tener apoyos de otros medios aparte del verbal explicativo para estimular a los pequeños de diferentes maneras y garantizar que se cumpla con el trabajo. Una película podrá ser una buena opción más adelante.

Laura Olmus Montoya / 15 de septiembre de 2008

El taller de hoy dejó claro que la clave del éxito de las distintas actividades es la flexibilidad. Aunque hubo muy buen trabajo de producción de cada tarea antes de la cita en la escuela, las distintas situaciones y actitudes de los niños son una constante negociación. Es un juego donde la complicidad, claridad temática, diversión y reglas interactúan entre sí para demostrar los aciertos y complicaciones. Llegué a las 9 en punto, y los niños de cuarto se encontraban en su salón con Flor haciendo un curioso ensayo. El tema, imaginarse cómo sería la naturaleza, el hombre y la sociedad si tuvieran una máquina de tiempo que los transportara 50 años más adelante. Todos lucían serios y concentrados en sus escritos. Procedo a contarle un poco sobre nuestro taller a Flor mientras los niños terminan su ejercicio. A ella le gusta la idea y dice que tiene total concordancia con el tema que estaban trabajando antes de nuestra llegada. A las 9 y 15 se reparte el refrigerio y todos salen al recreo. A pesar de la llovizna, muchos corren por el patio, otros compran empanadas o bolis en la tienda y las niñas me buscan para saber qué haremos hoy. Entre abrazos me cuentan sobre su fin de semana y las expectativas que tienen de divertirse con la presencia de las “niñas de la javeriana” el día de hoy. Entramos al salón y al preguntarle a Flor sobre la manera para convertir los escritorios en grupos de 4 niños grita: “Chicos, maleta hermética!”, y lo sorprendente es que todos saben exactamente qué hacer. Cierran sus morrales y se paran junto al tablero a la espera de instrucciones. Después de organizar los pupitres como pequeñas mesas redondas todos corren a sentarse para asegurar quedar con sus amigos. Nosotras les decimos que tienen que volver a pararse porque armaremos los grupos de manera distinta y ahí empieza el caos. La incógnita de con quién van a quedar los tiene muy atentos y confundidos. Isabela se para entre las mesas mientras yo los voy enviando a cada uno con número del 1-6 (número que indicará la mesa asignada). Los primeros hacen intento de devolverse y se sienten asustados. Más o menos hacia la mitad de la repartición de mesas, muchos entraron en pánico y pidieron cambio. La razón: los niños no trabajan con las niñas, y viceversa. Quisimos nombrar un líder de cada grupo –para entregarles responsabilidad y sentido de trabajo en equipo- que tenía la función de hacer escuchar a los demás y mantener el orden. Lo hicimos por votación entre ellos mismos, y en el caso de empate, se decidió con una lucha de “piedra, papel o tijera”. La primera actividad que hicimos fue de relajación y esto hizo que todos se calmaran un poco después de su entrada del recreo. La mayoría no tuvo problema en cerrar los ojos y escuchar la reflexión ambiental que teníamos preparada, bajo un fondo de música jazz de meditación. Como era de esperarse, unos pocos no siguieron las instrucciones y hacían intentos por distraer a los de al lado, o sencillamente jugaban a retar las reglas y reírse o hacer muecas. Sin embargo, un par de minutos después pudimos encontrar un momento de silencio y escucha. Al abrir los ojos les repartimos unos cuentos sobre distintos animales en vía de extinción. Ahora el problema se tornó hacia quién iba a leer el texto en cada mesa. Todos querían leer. Repartimos la lectura por párrafos o páginas para que se fueran

turnando, pero entre ellos mismos se saboteaban, interrumpían y reclamaban que es que el otro leía muy lento, pasito y no dejaba leer a los demás. Ahí siento que hemos metido el dedo en la llaga. Estamos interviniendo en sus espacios, cambiando sus rutinas de socialización, y con esperanzas, aproximándonos hacia una integración. El cambio de normas de trabajo llevó al principio a que muchos pelearan, no se hablaran o intentaran darse la espalda con sus compañeros. El momento de choque tuvo una duración de unos 30 minutos aproximadamente. Pasábamos constantemente entre los grupos para preguntarles si estaban entendiendo las historias, y pidiéndoles que hicieran un recuento sobre los personajes. Lentamente, esto hizo que se interesaran más por escuchar el relato y olvidarán su deseo de “liderar” o leer todo el tiempo.gra Pasamos unas hojas recicladas –impresas por un lado- y las pusimos encima de la mesa sin decir para qué. Claro, eso los desconcentró de la lectura y la nueva pelea era ahora por el número de hojas que tenía cada uno. Explicamos que la idea era usarlas para representar por medio de dibujos la historia que acaban de leer. Algunos que ya habían terminado la lectura volvieron sobre ella para recordar a los personajes y pensar qué hacer. A otros hubo que darles más ideas. En general, el hecho de tener su hoja en blanco en frente de otros compañeros (normalmente lo hacen solos sin ser observados) dificultó el proceso al principio. Se notaba que muchos tenían ideas de qué hacer, pero les causaba cierta pena el qué dirán. Sin ninguna duda, hemos encontrado lugares que requieren trabajo, ruptura de prejuicios y aceleración de distintas facetas de diálogo. Cambiarles los esquemas de interacción se convierte en herramienta necesaria para deshacer el temor que les produce hablar entre ellos mismos, opinar sobre distintos temas y entender que muchas cosas se pueden lograr con trabajo en grupo. Una vez iniciado el proceso conceptual sobre el medio ambiente, el reto es ahora plasmar las distintas apreciaciones en las actividades del jueves que serán en el salón de informática para comenzar con el desarrollo digital.

Laura Olmus Montoya / 18 de septiembre de 2008

La llegada a la escuela tuvo muchas complicaciones. Isabela se enfermó y no pudo asistir, Sylvia –que normalmente tiene clase hasta las 9- salió tarde y yo que iba a tiempo tuve un susto cogiendo un taxi en la calle. En resumidas cuentas, las dos que íbamos a asistir al taller llegamos tarde. No era tan grave porque oficialmente empezamos a las 9 y 45, pero nos gusta estar desde las 9 para hablar con los niños durante el recreo y tantear el terreno. Cuando entré Sylvia ya había llegado y estaban todos en clase de inglés. Se suponía que la profesora había hecho cambio de horario, pero por algún motivo no sucedió el jueves. Todos tenían abiertas páginas de juegos (había escrita en el tablero una página pero ninguno lograba entrar o la entendía porque era totalmente en inglés). Saludamos, dimos una ronda por los computadores para ver qué estaban haciendo y todos buscaban fondos de pantalla en Google o competencias de carros y batallas. De un momento a otro la profesora de inglés –Isabelita- salió sin dar aviso y eran alrededor de las 10 y 30 cuando se supone que empezábamos nosotras. Fue muy

difícil empezar a captar la atención del os niños, que se encontraba completamente conectados en sus pantallas. Al recibir poca disposición para iniciar nuestro taller, decidimos empezar a pasar por los distintos puestos de los niños más fáciles de orientar (los que son más juiciosos) para abrirles la página ambiental de upa-pashu.org y mostrarles con qué temas empezaríamos a tratar. Entre Karen, Gabriela, Camila y Nicolás fuimos comenzando el tema y nos dimos cuenta que mientras los compañeros veían a los demás empezando algo nuevo se sentían interesados por participar. De esta manera, lentamente fueron llamándonos a las dos para que les abriéramos la página. La primera instrucción era leer una información sobre el tabaco y la salud, que conllevaba a una sopa de letras sobre las distintas enfermedades. Seguido a esto, les ordenamos seguir con la historia de la basura, que después de ser entendida marcaba el siguiente paso que era realizar un juego con distintos tipos de canecas para depositar ciertos elementos orgánicos, inorgánicos y sanitarios. Entendiendo que cada juego merecía un paso previo de lectura la mayoría se conectaron con la actividad. Repetían las distintas enfermedades y se apropiaron de los términos de reciclaje. Sin embargo, fue complicado y extenuante llegar a este punto de conciliación después de hablar con todos varias veces y hacerles entender que la hora de juego –que se supone era en realidad clase de inglés- se había acabado y era hora de empezar con algo nuevo. Teníamos previsto menos actividades de las que alcanzamos a hacer, por lo cual muchos niños iban terminando y les dimos de premio poder jugar un rato. Cuando el número de finalizados era mayor, empezamos a sacarlos al patio alineados en círculo para empezar el momento de retroalimentación. Si bien iniciamos el proceso con un teléfono roto, que en ninguno de los 3 intentos funcionó, sí sentimos que había una apropiación del vocabulario e información que habían leído anteriormente en la página ambiental. Hacer el empate temático no fue fácil porque ya estaban cansados y queriendo jugar al gato y al ratón –desesperadamente- y tuvimos que acudir a Flor para que nos ayudara a calmarlos e intercalar sus posiciones para evitar que los niños se pegaran y rompieran el momento de escucha. Sylvia les hizo una actividad de “pato, pato, ganso” que obligaba al niño que se quedara con el objeto en recordar los distintos elementos de la separación de la basura. De este modo, vimos que las actividades que son lúdicas, de competencia entre ellos y que requieren actividad de canto y/o físicas son totalmente apetecidas por el grupo. Al final recapacitamos sobre la experiencia, viendo que los talleres de los jueves –que son en la sala de informática- tienen que ser mucho más elaborados, sobre todo, para asegurar que el inicio de la actividad rompa por completo con los juegos que han venido haciendo antes, y de este modo podamos contar con su concentración en el tema. Como idea central, sería bueno dividir el grupo –unos afuera haciendo algo paralelo- para que no haya necesidad de que muchos se sienten de a parejas y la incomodidad los lleve a perder atención.

Es necesario que el momento de saludo e inicio temático, al igual que el de socialización final sean por fuera de los computadores, pues el salón no es apto para el diálogo y la facilidad de dar instrucciones.

Sylvia Patiño Narváez / 15 de septiembre de 2008

La actividad de hoy fue un el ejemplo claro del reto que será poder controlar a los niños cuando estén en la sala de tecnología. Reto que, al parecer, las profesoras también enfrentan a pesar de representar la autoridad para los pequeños. La razón: la versatilidad y el abanico de posibilidades que ofrece Internet son llamativos para los niños, quienes sólo tienen acceso a la Web una vez a la semana y quieren jugar, explorar y bajar videos. Cuando llegamos, la profesora de inglés estaba dictando su clase pues no había podido hacerlo antes del recreo. Desde ahí, comenzamos a ver el problema que eso significaría para nuestra actividad. Los niños, dispersos y un poco desorientados, no sabían qué hacer y cómo hacerlo. Algunos no podían ingresar a la página que les habían puesto y otros no entendían inglés, entonces no sabían cómo jugar y qué hacer. Media hora después, pudimos comenzar las actividades que llevábamos. Sin embargo, las cosas se comenzaron a dificultar cuando le pedimos a los niños que cerraran todas las ventanas porque necesitábamos de su concentración. Algunos no tuvieron inconveniente en hacerlo, otros no quisieron. Con paciencia en la mayoría de los cosas logramos convencerlos, pero uno de los pequeños se negó por completo y no quiso hacer la actividad. Finalmente, logramos abrir la página en todos los computadores. Sorprendentemente algunos de los niños se interesaron mucho por los cuentos y los juegos. Eso se vio reflejado en la velocidad con la que terminaban y en la emoción que mostraban preguntando qué más podían hacer. Ahora, esto también es una muestra de que en la medida en que tratemos temas interesantes usando recursos atractivos para ellos, el éxito de las actividades será inminente. No obstante, el trabajo se complicaba con algunos pequeños. No sólo eran inestables sino inconstantes. Algunos se paraban, otros no dejaban a sus compañeros trabajar y un grupo de niños se la pasaba molestando. Al final, la actividad salió como lo esperábamos, los pequeños se divirtieron y aprendieron. Después salimos un rato. Pensamos que era necesario alejarlos de los computadores porque de lo contrario no iban a ponernos atención. Sin embargo, los niños seguían dispersos y nos costó concentrarlos y lograr que se sentaran juiciosos a poner atención. Cuando lo logramos, jugamos al teléfono roto. Lo que buscábamos era que los niños pusieran en práctica lo que habían aprendido antes con las lecturas sobre el medio ambiente y con los respectivos juegos. Adicionalmente, se buscaba que los pequeños aprendieran a escuchar. Al final de la actividad nos dimos cuenta que esa es una de las debilidades que tienen los niños. En la segunda persona del teléfono roto, la frase cambiaba y cuando llegaba a la cola no tenía ningún parecido con la frase inicial. Por otra parte, he visto un avance en Gabriela, quien al comienzo era tímida y le costaba parase frente a sus compañeros. Ella, ha logrado perder el miedo y ayer, fue una de las que más participó. Después, hicimos un juego que tenía que ver con el reciclaje. Entonces, los niños debía decir en qué caneca iba el tipo de elemento que

les decíamos. La mayoría pudo hacerlo bien. Ahora, me di cuenta que ellos asocian más los colores que los nombres. Este aspecto, podría resultar útil para nosotras en la medida en que nos enseña a que los niños podrían aprender con mayor facilidad si usamos colores vivos y llamativos que se queden en su mente. La sesión de hoy trajo consigo grandes aprendizajes. Fue constructiva y nos hizo reflexionar sobre varios aspectos. Nos hizo preguntarnos por cómo mejorar cada día en las actividades que hacemos y en la forma como nos relacionamos con los pequeños. Tan sólo hemos ido tres veces y ya somos importantes para ellos. Se percibe la alegría que sienten cada vez que nos ven llegar y siempre están dispuestos a trabajar sobre lo que les pongamos. Aunque vivimos en un país subdesarrollado y que el acceso a la tecnología aún sea limitado, siento que los niños han aprovechado las posibilidades que el colegio les ha brindado en cuanto a acceso a computadores e Internet. La forma como se mueve el mundo exige conocimiento sobre las nuevas tecnologías y lo nuevos medios y ellos lo tienen, a pesar de que su guía sea Flor. Nuestra misión será hacer que los niños se apropien de la tecnología para que así puedan sacar provecho de la misma e ir más allá del Internet como un medio para el entretenimiento.

Isabela Rojas Suso / 22 de septiembre de 2008

Hoy las actividades en la escuela transcurrieron mucho mejor. Ya empieza haber más confianza entre los estudiantes y nosotras, lo cual facilita y agiliza el trabajo mucho más que antes. Ya no es ni siquiera necesario que Flor tenga que intervenir tantas veces para hacer que los muchachos tomen sus puestos o que hagan silencio. Por el contrario, esta vez los chicos estuvieron atentos a las adivinanzas y al cuento que se les contó desde el principio de la clase. Un par de hechos que me hacen suponer que los chicos aprenden mucho más rápido a partir de la repetición de actividades en el aula de clase, ya que aprenden a saber qué esperar y de cierta forma pueden involucrarse sin problema, pues aclaremos, se debe tener en cuenta que existen niños más lentos que otros. A alguno les toma más trabajo habituarse a las labores de la clase y hasta seguir normas. Por ello, hacer algo que se repita o que al menos se mantenga constante durante los primeros minutos de clase puede hacer que los chicos comprendan sus roles de una mejor manera y se atrevan a participar. Antes de entrar en detalle sobre lo que se hizo en clase, quisiera hablar de la hora del recreo, ya que ocurrió algo que nunca antes me había pasado. Y fue que en lugar de quedarme parada o recorriendo el colegio tratando de establecer relación con los muchachos de la escuela, hoy desde el inicio los niños y yo empezamos a jugar al “gato y al ratón”. En un principio el juego se hizo entre ocho pequeños de todos los cursos, pero en menos de cinco minutos de transcurrida la actividad ya en el juego estaba casi toda la escuela involucrada. Por supuesto, armando un escándalo extremo de los que te dejan a punto de perder el oído. De hecho, fue tanto el alboroto que se armó, que decidimos modificar el juego y en lugar de un gato, se escogieron tres, al igual que los ratones. Esto además de hacer el juego más divertido, hizo que todos los chiquitos pudieran participar sin problema. Tanto los grandes como los pequeños se unieron en la actividad y se pudo desarrollar tranquilamente. Para la próxima semana, creo que jugaremos a la “lleva mantequilla” durante el receso. Ya entrando en detalle sobre lo que se hizo en clase, esta vez optamos por hacer una sola actividad importante en la que los niños trabajaran, ya que nuestra idea inicial era mostrarle a los muchachos los temas que consideramos más importantes sobre el asunto del medio ambiente para después entrar a trabajar cada uno de los temas en

detalle, haciendo especial énfasis en lo comunicativo, o mejor dicho, los diferentes medios de comunicación que existen para transmitir el mensaje ambiental por fuera de la escuela. Durante la sesión anterior los niños habían estado apropiándose del tema del reciclaje y en especial, de la clasificación de las basuras. Por lo que decidimos hacer una actividad en la que los niños tuvieran que mostrar sus conocimientos frente a la vida cotidiana. Hoy se les pidió a los niños, después de dividirlos en grupos de cinco, que recortaran los distintos objetos que se reciclan y los pegaran en una hoja, según su clasificación para escribir un cuento. Los niños no tuvieron problema en diferenciar los plásticos, los metales, los vidrios y lo orgánico. Sin embargo, si tuvieron complicaciones diferenciando los elementos tóxicos como el aceite, el perfume o las baterías. A pesar de esta pequeña duda, todos los niños estuvieron entusiasmados cortando y pegando durante el periodo de clase. Como no teníamos muchas revistas y tampoco tijeras suficientes para todos los estudiantes, ellos tuvieron que prestarse los materiales y hacer intercambios. En algún momento, escuché a una de las niñas decir que cambiaba plásticos por vidrios. Una frase que me llamó muchísimo la atención, pero sobretodo, me motivó al ver que los niños estaban mucho más tranquilos compartiendo los unos con los otros. Un acto totalmente diferente al que había visto la sesión pasada. Tanto niños como niñas realizaron su trabajo con un gusto notable. Algunos, no tuvieron problema en ponerse a dibujar los objetos que les hacían falta o no encontraban en sus revistas. Otro acto que me deleitó, pues pude corroborar que a los niños no los detiene nada mientras estén entusiasmados con algo. Durante la clase, procuré moverme y ser activa en todas las mesas. Ya que me he dado cuenta que es importante servir de apoyo a los niños durante todo el proceso de aprendizaje, pues esto abre la posibilidad para que se expongan las dudas, o en caso dado de que ocurra algún mal entendido éste pueda ser resuelto lo más pronto posible. Hoy por ejemplo me llamó la atención que ninguno de los muchachos pidiera permiso para ir al baño. Esto es algo que puede sonar banal, pero es de suma importancia para mí, ya que me permite divisar que los niños están contentos y entusiasmados con lo que se está trabajando. La salida al baño siempre es un distractor que va contagiando a todos los estudiantes hasta el grado de convertirse en una excusa más para dejar de hacer el trabajo asignado. Esto es por supuesto, un motivo más para estar contenta y satisfecha con el trabajo logrado el día de hoy. Ahora bien, siento que los espacios entre el recreo y dentro del salón de clase ya se están empezando a diferenciar mucho mejor. Es vital asumir una actitud responsable y coherente con los muchachos para que ellos logren distinguir los espacios de juego y de estudio, y así evitar inconvenientes, ya que muchos de los estudiantes que están en cuarto grado cuentan con posibilidades de acción diferentes en la escuela. Con esto me refiero a que cada uno de ellos asume roles que los distinguen los unos de los otros. Las niñas más “despiertas”, por decirlo de algún modo, siempre aprovechan su simpatía para tratar de manipularnos y hacer lo que prefieren durante la hora de clase. Los más tímidos, se acercan y “como quien no quiere la cosa” te piden que les facilites el trabajo de alguna manera. Todo esto, toca aprenderlo a manejar, y aunque no se puede ser el mismo con todos los estudiantes, se procura ser objetivo y justo con todos. En el caso de Diego, que es uno de los estudiantes que cualquiera podría denominar “problema”, es mejor estar presente durante todo el desarrollo de la clase, ya que muchas veces no ha dormido bien, por lo que no se le puede exigir tanto. Sin embargo, cuando uno se hace junto él,

se esfuerza y encuentra un espacio de calma, que no creo que llegue a encontrar en su casa.

Laura Olmus Montoya / 22 de septiembre de 2008

Definitivamente nuestra llegada en la hora del recreo marca una diferencia. Es necesaria para romper el hielo con los niños, para involucrarnos en sus actividades y de alguna manera tantear el terreno y prepararlo para las actividades posteriores. Debo admitir que me cuesta un poco entrar en el corre-corre, siento que me falta soltarme más –sobre todo, corporalmente- pero creo que el proceso va de manera positiva. Encontré a unas niñas jugando a “la goloza” y me pareció el pretexto perfecto para entrar en ambiente. Les pedí que me recordaran el juego y en un abrir y cerrar de ojos el grupo de jugadoras ya se había incrementado. Sylvia se unió al grupo y todos los que pasaban por ahí querían involucrarse o por lo menos ser testigo de los saltos. Isabela, por su lado –que no tiene problema alguno con generar socialización con todos- estaba jugando al gato y al ratón, y en cuestión de segundos había logrado unir al colegio entero –sí, niños de todos los cursos-. Todos estaban cogidos de la mano gritando, corriendo y dando vueltas. Entre mi turno para tirar el palito y saltar en los cuadritos pintados sobre el cemento encontré a un niño llamado Juan Manuel del curso primero que miraba con cara de señor. Me contó que tenía una hermana en tercero que se llamaba Sofía, que era difícil de encontrar a la hora del recreo pero de todos modos iniciamos la búsqueda. Ese fue un pretexto perfecto para medir los distintos grupos y actividades en la hora del receso. Descubrí, por ejemplo, que hacia el lado oriental de patio, cerca al corredor que conduce a los salones de los cursos más chiquitos, se concentran un grupo de niños de cuarto y quinto que se dedican a pegarse de distintos modos. Lo extraño es que se divierten, pero me pregunto hasta qué punto sea eso habitual. Seguramente por la falta de una cancha de fútbol no pueden hacer otras cosas, pero me queda la duda de que tan cotidiano para ellos sea ver a personas golpeándose. De pronto es solo un juego, pero quizás, también sea reflejo de muchas cosas que ven en sus hogares… Sonó la campana y entramos al salón. Indicamos hacer “maleta hermética” y las niñas salieron a esperar afuera mientras los niños nos ayudaron a acomodar los pupitres en grupo. De nuevo, surgió el temor de la configuración de los equipos, los niños querían hacerse todos juntos. Sin embargo, sentí un avance entre esta actitud y la generada unos días atrás. Lentamente se están acostumbrando. Salieron todos, formamos una fila de niñas y otra de niños para que fueran entrando por parejas que Isabela iba ubicando en las distintas mesas. Al principio todo fluyó de manera natural, pero al llegar a los últimos estudiantes en las filas –liderados por Cesar y Camila– estos renegaban que no querían entrar y hacerse con alguien de la otra “banda”, sin embargo, Flor llegó y resolvió el problema. Isabela inició con la rutina de adivinanzas, con la que todos se sienten identificados y de ahí pasamos a repartirles revistas a cada grupo con hojas recicladas. La tarea era hacer una especie de presentaciones con recortes que ilustraran los distintos tipos de basuras y la manera como debían ser clasificados.

Ya se notaba la apropiación del vocabulario ambiental de las clases anteriores y sin ningún problema comenzaron a separar los materiales entre metales, tóxicos, cartones. La actividad tuvo total aceptación. Sin ninguna duda, les fascina hacer cosas con las manos. Buscar y pegar se les facilitó. Algunos tuvieron inconvenientes iniciales para compartir con los de su grupo, pero con nuestras pasadas por cada grupo se fueron solucionando y comenzaron a colaborarse entre ellos mismos. Al cabo de un tiempo muchos se empezaron a dar cuenta que les hacían falta algunos recortes –a algunos vidrios, a otros metales- así que les propuse empezar a hacer negociaciones con otros grupos. Si por ejemplo, les sobraban frascos de perfumes, podían usarlos para intercambiar con otros y así obtener otros elementos que les hacían falta para terminar su trabajo. Se nota que no están muy acostumbrados a compartir y sentir apoyo de grupo, pero no les costó mucho iniciar el trueque. Las tres corríamos por los grupos ayudándoles a organizar los recortes y estaban fascinados con el taller. Entre los mismos se recordaban qué era cada cosa, qué elementos faltaban y cuáles sobraban. Hubo, incluso, un grupo que tenía pocas tijeras y pegantes, por lo cual tuvieron que armar una cadena de producción en la que uno escogía las imágenes y arrancaba las hojas, otro las pulía con las tijeras, otro pegaba y mientras tanto otro coloreaba los bordes de sus hojas. Al terminar esta fase de búsqueda les entregamos otra hoja reciclada para que escribieran su experiencia con el tema del reciclaje por medio de historias, ensayos y dibujos. Todavía siento que les cuesta crear productos en grupo, si hubiésemos repartido hojas individuales el trabajo hubiera sido más fácil para ellos. Sin embargo, el hecho de tener que turnarse para escribir, o compartir ideas entre varios es algo con lo que no están familiarizados. Al final hubo varios colaboradores para recoger la basura y dejar el salón en orden. Todos se despidieron con alegría, y aunque estaban cansados por la actividad, estaban completamente emocionados preguntándonos si nos veríamos el siguiente jueves como costumbre. A la salida los que estaban en el bus se salían por las ventanas para despedirnos (a los gritos!). Fue verdaderamente un buen día, y el taller los motivó bastante. Ahora el reto es lograr lo mismo el próximo jueves en la sala de informática, que tiene sus desventajas por la falta de espacio y equipos.

Sylvia Patiño Narváez / 22 de septiembre de 2008

Cada día que vamos, las actividades en la escuela son más exitosas. Hoy, la satisfacción al salir y ver la actitud de los niños, fue gratificante. En un comienzo nos tocó recurrir a Flor para que nos ayudara un poco a controlarlos después de la entrada del recreo. Adicionalmente, hemos tratado de integrarlos y de que trabajen con personas diferentes a las que están acostumbrados, pero nos ha costado un poco sobre todo con algunos, quienes se niegan a trabajar con otros compañeros. Sin embargo, logramos que aceptaran y trabajaran con quienes les había tocado. El tema para esta actividad era reciclaje. La idea básicamente fue acercar a los niños y ver qué tanto sabían del tema después de haberles hecho una serie de juegos que tenían que ver con el tema la sesión anterior. Ellos debían buscar diferentes clases de

artículos, recortarlos, clasificarlos en orgánicos, vidrio, metal y contaminantes, y pegarlos en las diferentes hojas. La actividad fue buena al igual que sus resultados. Primero, los niños estuvieron felices, mostraron mucho interés y pudieron aprender bastante sobre el tema. Nosotras también disfrutamos la actividad, sobre todo por los resultados. Segundo, Gabriela sigue mostrando que le gustan mucho nuestras visitas y siempre está pendiente de lo que hay que hacer. Sorprendentemente Nicolás, quien al comienzo no quería ayudar a escribir la historia sobre contaminación y reciclaje, al final fue quien escribió la mayor parte. El cuento fue interesante y reflejó que los niños ya tienen una buena noción sobre el tema y lo más importante: que no sólo les gusta sino que están abiertos a todo lo que nosotras les podamos enseñar. Me conmueve que Gabriela siempre me cuente sobre sus clases de patinaje y sobre sus presentaciones. Ella siente que tenemos algo en común, aspecto importante si tenemos en cuenta que más que ser profesoras o personas que inspiran miedo y autoridad, debemos tratar de ser amigas y confidentes. Esa una línea tan delgada y al mismo tiempo tan fácil de sobrepasar que siento que para mí, por lo menos es un reto lograr llegar a un punto medio con ellos. Las adivinanzas han sido una buena herramienta para llamar la atención de ellos cada vez que llegan de recreo. Todos participan y con emoción escuchan y tratan de resolverla. Lo mismo ha pasado con los cuentos cortos que Isabela les cuenta. Eso nos ha ayudado no sólo a calmarlos sino a que desarrollen habilidades e interés por la escritura y por el género. Además de los resultados que tienen que ver con las actividades, también hemos logrado formar un gran lazo de amistad y confidencialidad con los pequeños. Cada día que pasa crecen más los sentimientos hacia ellos. Su emoción es evidente cuando llegamos y nos dan regalitos como colombinas. A la hora del recreo, pudimos jugar con ellos. Lo mejor es que no sólo compartimos con los niños de cuarto sino con lo de todo el colegio. Siento que de alguna manera hemos integrado a todos los pequeños. Espero que con el tiempo los lazos con los niños sigan creciendo cada vez más. Así podremos descubrir el secreto que hasta el momento la mayoría de profesores no ha descubierto: a ser amigo y autoridad al mismo tiempo sin tener que recurrir al miedo, los regaños y los gritos.

Isabela Rojas Suso / 25 de septiembre de 2008

Es a veces angustiante cuando las actividades planeadas no salen como uno se lo imagina. Eso fue justamente lo que pasó hoy en el momento que íbamos a empezar nuestra clase en el salón de informática. Todo estaba previsto para que en la mañana les mostráramos a los niños un video, ya que sabemos que es un medio que les encanta. Sin embargo, no revisamos a tiempo, y los computadores estaban bloqueados para ingresar al portal de internet de youtube. A pesar del incidente, se hicieron las adivinanzas como de costumbre y todos los niños estuvieron atentos. Aunque el incidente, nos sirve de experiencia para la planear mejor la actividad del video la próxima semana. Con respecto a la dinámica de clase, solo puedo decir que es realmente complicado lograr que los muchachos pongan atención cuando están frente a una pantalla de computador. Nunca lo había experimentado, y hoy, por primera vez en la escuela, me

sentí agobiada al no lograr que los jóvenes pusieran atención. Creo a excepción de tres niños, todos estaban en los juegos del computador. Sin embargo, por fortuna Laura contaba con tres enlaces de páginas en internet en donde los niños al mismo tiempo de jugar podían intervenir y relacionarse con los temas de medio ambiente. Esto además de centrar a los muchachos sirve para darnos cuenta que frente a un computador, captar la atención es algo más que complicado, por lo que debemos procurar ser prácticos en la búsqueda de enlaces y sitios que puedan resultar de interés para los chicos y más bien, utilizar el tiempo de informática en la resolución de problemas o dudas que tengan los jóvenes en la navegando en Internet. La mayoría de los estudiantes conoce los comandos básicos del pantallazo para navegar por Explorer, sin embargo esto no es suficiente para que los niños hagan plena su búsqueda, por eso es necesario ofrecerles tácticas y técnicas de búsqueda. Esto, aparte de agilizar nuestro trabajo dentro del salón, les otorga una idea de libertad en la interacción con Internet. Por ejemplo, en lugar de tener que buscar Colombia diversa (que es una de las secciones de nuestro periódico), los pequeños pueden buscar diversidad, fauna colombiana, riquezas ambientales de Colombia, etc. A muchos de los niños les da miedo o no son capaces de buscar alternativas en las formas de acceder a la información, por eso, hacer el trabajo de indagar sobre distintos tópicos puede cambiar la relación de los muchachos con la máquina, por así decirlo.

Laura Olmus Montoya / 25 de septiembre de 2008

El recreo estuvo un poco distinto por la nueva moda. El juguete del momento, los trompos. La mayoría de niños estaban tirándolos “dándoselas” entre ellos mismos, en una esquina al frente del salón de informática. Algunas niñas jugaban a la goloza y algunos otros a la lleva. Esta vez me incluí en las tres actividades, busqué a los niños de primero –son muy espontáneos y divertidos- y así sentí que al final no estuve sólo con los mismos de siempre. Sonó la campana y teníamos el desafió de empezar el taller en el salón de computadores. Iniciamos con adivinanzas nuevas –que como siempre, llamaron la atención de todos- y les hicimos una corta introducción sobre el taller. La idea, investigar sobre distintos temas –todos ambientales- para armar un enorme periódico que sería expuesto frente a toda la escuela. Al principio tuvimos poca acogida y la lucha era contra los juegos de siempre. En este salón las condiciones físicas no son muy buenas, la luz acalora, el techo es bajito, los computadores alejan a los niños del tablero y el hecho de que algunos se dañen momentáneamente hace que se distraigan. Flor estaba en el salón de al lado practicando un baile africano, y como dice el dicho: ido el gato los ratones festejan. Y eso pasó en un comienzo. Para hacer las secciones del periódico hicimos “maleta hermética” para sacarlos del salón en “fila” –esto nunca sucedió!- y poderlos organizar. Afuera perdieron el control. Los niños empezaron a pegarse, a meter a las niñas al baño y armar gritería mientras tratábamos de imponer cierto orden. Mi temor era que la bulla que ellos hacían distraía a los demás salones, y era cuestión de segundos esperar un llamado de atención por parte de algún otro profesor pero no pasó.

De nuevo, la idea de que quedaran repartidos por grupos los aterrorizó, pero esta vez más que el taller pasado. Sentí un retroceso en este sentido, cuando en realidad venía muy optimista con lo que habíamos logrado el lunes anterior. De lo que me di cuenta, es que los niños de siempre –Cesar, Camila, Bryan- mueven de manera negativa al grupo y los indisponen. Si ellos toman una buena actitud no hay espacio para la rebelión, pero en este caso sucedió todo lo contrario y organizarlos fue muy complicado. Una vez divididos entre seis grupos los hicimos entrar de nuevo para buscar información sobre su tema. Tardaron un par de minutos en concentrarse, pero justo cuando yo empezaba a perder cualquier esperanza de trabajo en el día de hoy, mágicamente comenzaron a estudiar. Algunos se metían a Google y otros a un listado de páginas opcionales que les pusimos en el tablero. En el momento de búsqueda los asesoramos sobre el tipo de palabras que debían utilizar –para ellos era normal escribir una frase entera y poner search- pero una vez se les dio una mejor explicación es impresionante como se apropiaron de ella y sin ningún inconveniente la emplearon. Unos minutos después hubo propuestas interesantes para el manejo de las secciones. Gabriela encontró un poema sobre el medio ambiente y nos preguntó si podía usarlo. Al decirle que sí, les dije a los demás que tuvieran en cuenta cualquier formato y momentos más tarde ya había varias niñas buscando poemas relacionados con su tema. Mi gran reto fue Juan, que se hacía el interesado en el tema, pero al pasar por su puesto me daba cuenta que solo le interesaba buscar y hacer dibujos manga para colorear bocetos en su cuaderno. Varias veces le propuse que cerrara esas páginas y se concentrara en el tema ambiental, hasta que encontré una mejor solución. Le planteé que como él era tan bueno dibujando, podía usar su técnica japonesa de muñecos animados para ilustrar el proceso del reciclaje. Se le abrieron los ojos y me decía: ¿En serio? ¿Se puede? Y con este gran descubrimiento hecho pasó el resto de la clase haciendo hombres guerreros que botaban la basura en distintos tipos de canecas. Algo similar sucedió con Nicolás, el hermano de Gabriela. Al ver que su hermana hacía poesía y el de al lado ilustraciones, le sugerí que usara su facilidad para resolver sopas de letras en pro del proyecto. La idea le interesó inmediatamente y me pidió que la ayudara a hacer una lista de palabras para usar para que en su casa, con ayuda de su padre, inventara distintos tipos de acertijos. Quedó pendiente para el próximo lunes que cada niño lleve dibujos, recortes, decoraciones, historias e información sobre el tema correspondiente a su grupo. Una vez más salí contenta, pero con un extraño dilema de nuestro rol. Siguiendo las iniciales instrucciones de Eduardo para el proyecto, donde no debemos olvidar que nuestro papel es de intermediario, más no de docente, a veces resulta difícil encaminar a los niños porque están demasiado acostumbrados a las normas, al temor, al castigo y el encasillamiento en muchos sentidos. Como ejemplo, tuvimos el de la tarea. Le explicamos a cada niño lo que debían hacer e Isabela hizo un claro mensaje en el tablero para que leyeran. Sin embargo, Flor entró y al ver la iniciativa les ordenó sacar el cuaderno de comunicaciones y anotar las tareas para que sus padres las firmaran ese mismo día. Nos dice que esa es la mejor manera para que cumplan. ¿Será? Quisiera más bien pensar que este es el reto, involucrarlos tanto en los temas que las iniciativas broten de ellos mismos sin la necesidad de obligarlos…

Isabela Rojas Suso / 29 de Septiembre de 2008

La mañana de hoy estuvo acompañada de la lluvia. Por tal motivo, la hora del recreo no estuvo tan activa como de costumbre. La mayoría de muchachos estuvieron dentro de los salones, lo cual repercutió notoriamente en la actitud de los chicos en la hora de clase. Muchos estaban tan enérgicos (creo yo que por la falta de actividad física), que calmarlos fue un poco complicado, sobretodo, dentro del salón. A pesar de lo anterior, hoy la clase se centro en la elaboración del periódico y por supuesto, las partes de la noticia. Como desde la semana pasada ya se habían definido los grupos en los que cada uno de los chicos de cuarto grado iba a trabajar la separación por temas y secciones no fue complicada. Además, muchos de los niños de la clase se esforzaron por traer información y revistas que tocaran el tema del medio ambiente, lo que facilitó la ejecución del trabajo planeado para el día de hoy. Como debíamos compartir nuestro tiempo con el profesor de educación física, optamos por no hacer más que los borradores de nuestro gran proyecto: el periódico ambiental. Aún así, cada uno de los grupos trabajó por separado las secciones del periódico y realizó un pequeño borrador de cada una de sus partes. Me encantaría decir que todos los muchachos le pusieron entusiasmo a la actividad, pero la verdad es que en estos momentos estamos teniendo muchos problemas con dos muchachos en especial: Jonathan y Brayan. Ambos son jóvenes muy inquietos por lo que cuesta trabajo hacerlos entrar en control. Por tal motivo, en varias ocasiones nos hemos visto en la necesidad de solicitar la ayuda de Flor para que tomen sus asientos. La mayoría de las veces, mientras uno está jugando con alguna pelota o algo así, el otro está comiendo o molestando a alguna compañera hasta el punto de hacerla llorar. Esto, ha sido bien mortificante para mí y me atrevería a decir que para todas, pues ninguna ha podido captar la idea de cómo quieren ellos que se les trate. Por supuesto, tengo mucho interés en que trabajen en las actividades junto a todo el grupo, pero a veces es mejor tenerlos distantes o jugando con su pelota para evitar mayores inconvenientes. Ya superado el tema del conflicto entre los muchachos, se puede decir que ya hemos empezado a conocer mejor el perfil de cada estudiante. Inicialmente, a todos los niños se les ve como una masa, pero con el paso de los días, ya sabemos y conocemos que cada uno tiene maneras y formas diferentes de reaccionar frente al trabajo estipulado en clase. Por ejemplo, con Samuel, yo ya sé que no debo discutir el hecho de que le guste comer en clase. Él es un niño que siempre ha trabajado bien y se esfuerza por hacer buenos trabajos, razón por la cual no encuentro justificable reprobarlo por comer. Francisco por su parte, es un niño tímido al que la mayoría de los estudiantes del salón lo excluyen y se burlan. A pesar de esta triste realidad, con Francisco toca ser severo para que cumpla con lo que se pide. Pues, aunque trabaja bien cuando se encuentra motivado, muchas veces trata de hacer lo que se le antoja en el salón y esto es inaudito. En cuarto grado creo que aún se puede hablar de una clara diferencia en el comportamiento de los géneros. Seguramente estoy cayendo en una generalidad, pero en realidad ha sido mucho más sencillo trabajar con las mujeres que con los hombres. Ellos muchas veces están más activos que las niñas, y son más complicados para concentrar. Mientras que las chicas, por lo general siempre están atentas a lo que se dice en clase para empezar a trabajar. Aún así, los hombres

cuando se esfuerzan producen mejores trabajos que las mujeres. A ellos se les ve apasionados por los juegos, los muñecos, las películas y hasta la guerra. Con ellas, el tema de interés resulta más difuso. En la medida que se vaya conociendo más sobre este tipo de actitudes, o mejor dicho, características de niños y niñas, creo que podremos mejorar el ritmo en la ejecución de las labores dentro del salón, garantizando así la calidad y claridad del mensaje. Ahora bien, vale la pena mencionar que al final de cada sesión, habitualmente Flor se acerca a alguna de nosotras y nos hace algún comentario con relación al trabajo realizado en clase. Ella nos ha dado pequeñas advertencias y fórmulas para llegar mejor a los muchachos y evitar inconvenientes.

Laura Olmus Montoya / 29 de Septiembre de 2008

Hoy estuvimos menos involucradas en el recreo habitual. Estaba lloviendo, y por alguna extraña razón muchos pierden el control, los que se pegan lo hacen más, los que corren igual, todo bajo unas ganas locas de mojarse, y de algún modo, sentir que hacen algo fuera de lo normal. Nosotras estuvimos organizando la actividad que íbamos a presentar, nos tocó en el salón de segundo pero el espacio resultó siendo muy similar al del salón de cuarto. Sylvia anotó toda la información sobre las noticias en el tablero. Algunas de las niñas que estaban adentro estuvieron muy atentas leyendo y preguntando de qué se trataba. En especial, hubo una niña –Jenny- que se interesó mucho por leer todo. Me puse a hablar con ella y a explicarle cada paso para la redacción de una noticia. Le tomó muy poco tiempo entender todo a la perfección y le propuse que aprovechando su conocimiento sobre el tema nos ayudara más adelante a presentarlo al resto del curso y le gustó el reto. Mientras se terminaba el receso Jenny estuvo releyendo cada paso para asegurar que tenía todo muy bien grabado. Sonó la campana y entraron casi todos corriendo y mojados del patio. Para nuestra suerte, Flor estuvo muy pendiente de ayudarnos a calmarlos en este primer momento. Mientras Isabela y Sylvia organizaban los materiales y demás, yo me puse a organizar los puestos con la profesora. Esta estrategia me pareció clave para el éxito en captar la atención de los niños e involucrarlos. Como era de esperarse varios se había cambiando de sus puestos, formando las “bandas” de amigos de siempre que hace que se distraigan y asilen de los demás. Al pensar como cambiarlos de lugar –sobre todo a los niños más difíciles- sentí que ya había logrado conocimiento de cada niño y actitud, lo cual hizo que mezcláramos a las niñas más juiciosas para que desde distintos lugares del salón ejercieran buen ejemplo con niños que son más propensos al desorden. Resultó impresionante ver cómo esta movida de fichas –casi lo veía como un tablero de ajedrez donde cada movimiento debía ser perfectamente meditado- logró excelentes resultados. Seguido a esto les pedimos que sacaran su cuaderno de comunicaciones para escribir en él la información del tablero. Los primeros 10 minutos fueron más de compresión y aceptación de la actividad, que de acción. Allí sentí que de cierto modo ya veníamos condicionando cierto tipos de trabajo menos “serios” con ellos, por lo cual, el hecho de estar sentados de manera individual –y no grupal como normalmente sucede con nosotras- los extrañó bastante. De algún modo, nuestros talleres son menos exigentes

que las clases normales, y haberles pedido copiar en el cuaderno les pareció absolutamente inesperado. Esto es fundamental. Cada cambio en las costumbres siempre trae un momento de transición y negociación, pero termina en recibimiento positivo una vez inmersos en el tema. Esto fue lo que pasó hoy, rompimos otro esquema, que sin darnos cuenta habíamos creado con ellos. Sin la necesidad de ejercer castigos ni reglas demasiado rígidas, sí siento que de cierto modo fomentamos una disciplina que nos estaba faltando en algunas sesiones. Si bien se trata de un momento de aprendizaje horizontal y dinámico, esto no puede llevar que sea visto como recreo, o momento de juego solamente. Un tire y afloje es más que saludable para el proyecto, donde ya construimos fuertes lazos de amistad y complicidad, pero hacían falta algunas reglas de juego que soportaran el trabajo. Lo ideal será crear más estrategias de organización de puestos y demás en la próxima sesión del jueves para lograr más concentración, y por lo tanto, aumentar las posibilidades de creación que estamos cercanos a instaurar con los niños.

Isabela Rojas Suso / 2 de Octubre de 2008

Las jornadas en la escuela siempre son insólitas. Hoy por ejemplo a diferencia de las dos últimas sesiones, he regresado a casa con un sentimiento diferente muchos más positivo, en el fondo, siento que se cumplieron los objetivos que estaban presupuestados y se alcanzaron a obtener notables resultados en todos los muchachos, y esto siempre es meritorio. Para empezar, el recreo transcurrió en calma, sobretodo porque ya he empezado a conocer mejor a todos los muchachos del curso de cuarto, y esto hace que cada vez que nos encontremos en este espacio que es un lugar de interacción diferente al del salón podamos mejorar y reforzar nuestros vínculos. En el caso de los “niños problema”, mencionados en diarios anteriores, este lapso de tiempo me sirvió para reconocer el tipo de vínculos y actitudes que asumen los niños en este periodo. A Brayan y a Jonathan que son los que usualmente molestan en la clase, los he visto el día de hoy y me ha parecido que tienen problemas relacionándose con sus otros compañeros. Ambos son niños muy fuertes que tienden a solucionar sus problemas mediante los golpes, razón por la cual muchos de los niños prefieren no acercárseles. Este tipo de reacción es algo que me suscita dudas y por lo cual, me veo en la necesidad de mencionarlo, pero aún no sé qué hacer. Por ahora solo percibo el rechazo de los pequeños hacia ellos. En definitiva, son muchas las novedades en la escuela sobre la vida de los estudiantes en donde asumir una actitud neutral resulta complicado. Luz por ejemplo el día de hoy, estaba triste por una noticia que le había dado su tía. Iba a cambiar de domicilio y por primera vez en seis años volvía a vivir con su papá en el departamento del Caquetá. Luz no solo me dijo esto con lágrimas en sus ojos, sino que reforzó su dolor con una frase de “a mí, mi mamá me abandonó cuando tenía dos meses”. Esto, no solo me rompió el corazón, sino que implícitamente me dio a entender que sus lágrimas eran más que todo de miedo a enfrentarse a esta situación sola y en una zona rural, “puro campo”, como me lo hizo saber. Yo traté de comentarle que había oído que Florencia era una ciudad muy bonita, en donde la gente era muy cálida, pero de verdad, ni siquiera a mi me convenció lo que dije. Luz estaba triste, y yo debía hacerle el rato en la escuela agradable por lo menos, los últimos días antes de su partida.

Por fortuna, cuando el recreo se termino, ya Luz estaba más tranquila. De hecho, tuvimos tiempo de empezar a jugar con uno de los niños de primero que se acerco a ver lo que pasaba y hasta darnos cuenta que a uno de los más pequeños de la escuela, otro niño de segundo le había arrebatado una moneda de 200 pesos por lo que no podía comprar su empanada. Cuando sonó el timbre. Sin que se dieran cuenta el resto de estudiantes, le di una de las monedas de 200 que tenía en mi bolsillo al chiquito para que pudiera comprar su refrigerio y dejara de llorar. En ese momento entré a clase, y el ambiente en el salón se sentía diferente. La tensión que se percibía el lunes pasado había desaparecido y los niños estaban felices. Creo que esto se debió a que salían a vacaciones y de paso, que ya había superado la entrega de calificaciones del martes anterior. Sin problema se hizo la actividad acostumbrada de las adivinanzas y los niños mantuvieron la atención. Laura hábilmente saco a los estudiantes del salón con la colaboración de Flor y los dividió enseguida en dos grupos. Los que se quedaron afuera, se fueron conmigo a la parte trasera de la escuela para empezar a trabajar la elaboración de las noticias con las fichas. En total 11 muchachos. La misma cantidad, se quedó en el salón de informática trabajando en los computadores en la elaboración del periódico y en la búsqueda de información para noticias posteriores. En la actividad exterior denominada análoga, se le entregó a cada estudiante una ficha con la información necesaria para hacer una noticia. Unas de las fichas contaban con un tipo de información un poco más compleja que otras. Sin embargo, esto se hizo a propósito con el fin de obtener mejores resultados en los niños que les cuesta más trabajo la escritura. A Gianfranco por ejemplo, nos encargamos de darle una de las fichas que tenían los temas más sencillos y las palabras menos complejas. Con esto no quiero hacer diferencias ni mucho menos, por el contrario, lo que busco en el fondo es garantizar el completo desarrollo y trabajo individual de cada uno de los niños en el salón. En este proceso de educación, lo que nos interesa más que obtener resultados extraordinarios, es ayudar a que los niños encuentren sus fortalezas comunicativas para que las exploten más adelante como ciudadanos activos y participativos con el problema del medio ambiente. Hacer una revisión de las habilidades de cada muchacho en el salón resulta en última instancia, una herramienta de vínculo y de proximidad entre nosotros y ellos. La actividad como de costumbre tuvo sus altos y sus bajos. En el fondo en todo caso, puedo decir que todos los niños trabajaron. A luz, fue a la única estudiante con la que tuve que estar más pendiente. Ya había llorado durante la hora del recreo, y muchas veces el bajo estado de ánimo influye en la actitud de los muchachos frente al trabajo que se debe realizar en clase. Aún así, Luz no tuvo problema en hacer los dibujos relacionados con el tema de su noticia y de ayudar a otro de sus compañeros que estaba teniendo problemas con la diferenciación de las letras “b” y “v”. Sin duda, la separación de los dos grupos del salón en informática funcionó muy bien. Creo que es algo que debemos tener en cuenta para las próximas sesiones de los jueves, ya que funciona muy bien. Sirve no solo para que los muchachos trabajen en conjunto lo análogo y lo digital, si no que optimiza su rendimiento en ambas aulas, es decir, la exterior y la interior. Además, trabajar con un grupo más pequeño resulta mucho más manejable cuando es apenas una la que dirige la actividad. En el caso de Sylvia, ella por lo que tengo entendido, no tuvo problemas haciendo que los niños trabajaran en el salón de informática. Les escribió a los jovencitos el listado de los portales en internet en dónde podían encontrar la información correspondiente a los

temas trabajados en clase, y sin contratiempos, los muchachos respondieron a sus actividades. La socialización de los dos tipos de actividades es algo que debemos tener en cuenta para próximas actividades. Vale la pena entonces crear una dinámica parecida a la de un debate, en la que los muchachos puedan exponer a todos sus compañeros lo que se ha trabajado durante el día. Esto además de enseñarlos a trabajar frente al salón, los forma en la organización de ideas, y quizás en un futuro los estimule para convertirse en líderes comunitarios. Al verbalizar lo que se trabaja, se están interiorizando los temas y al mismo tiempo se está ganando actitud crítica y desarrollando habilidades comunicativas.

Laura Olmus Montoya / 2 de octubre de 2008

Durante el recreo me buscaron dos chiquitas de primero que venían cogidas de la mano. Una de ellas, Erika, me dijo: “Quieres pasar el recreo jugando con nosotras?” Y me sentí más que honrada. Sobre todo, porque son niñas que no conocía y me encantó el reto. El juego fue el de las famosas “escondidas”. También quisieron unirse Camila y Francisco, ambos de nuestro grupo de cuarto. Corrimos, nos escondimos y sonó el timbre. Entramos al salón de informática con nuestro nuevo experimento de dividir al grupo en dos para ver qué tal funcionaban los que se quedaban adentro en los computadores. Isabela y yo nos encargamos de la mitad del grupo en las mesas de atrás del colegio, y Sylvia coordinó a la otra mitad desde el salón. La idea inicial era plantear dos actividades centrales que fueran a ser desempañadas por todos. De este modo, pretendíamos dividir el tiempo en espacios iguales para que ambos grupos tuvieran la oportunidad de llevar a cabo los dos talleres. El grupo de afuera tenía el objetivo de escribir las noticias para el periódico ambiental. Para esto llevamos una especie de fichas informativas que incluían datos sobre distintos acontecimientos. Tenían titulares con las 5 preguntas básicas que ellos habían aprendido la clase anterior, por lo cual inicialmente no hubo complicaciones con el tema. Cada niño tenía una ficha con un tema distinto (dependiendo de la sección del periódico a la que pertenecían) y después de leerla debía escribir la historia completa, teniendo en cuenta que iba a ser leída por un público que no sabía sobre el contenido, para de este modo, demostrarles la responsabilidad que tiene un periodista en la vida real sobre cómo, para qué y a quiénes informar. Al principio todos parecían haber entendido las instrucciones. Sin embargo, llegado el momento de tener que condensarlo en una hoja en blanco todos se quedaron quietos. Ahí empezamos Isabela y yo a turnarnos entre los niños para ver cómo iban, y nos dimos cuenta que aunque afirmaban haber entendido los datos, muchos no lograban interpretar tan fácilmente los hechos. Haciendo un recuento de los distintos temas ambientales que habíamos tratado en los talleres anteriores (reciclaje, contaminación, manejo de basuras, animales en extinción, entre otros.) pensé que naturalmente estarían en capacidad de hilar temáticas y hacer historias completas, pero para esto hizo falta mucha asesoría. No tanto dándoles las pautas exactas a seguir, sino más bien haciendo un recuento con

ellos. Resultó impresionante ver cómo la simple recordación de las lecciones anteriores hizo que entendieran mucho más la magnitud de sus noticias. Lo que ellos necesitan, presiento, es sobre todo, seguridad en sí mismos y acompañamiento. Están acostumbrados a seguir instrucciones muy precisas y rígidas, y de este modo actúan bajo orden. Por eso, algunas veces siento que les cuesta acostumbrarse a un mecanismo más liberal, donde todas las propuestas son bienvenidas tanto en formatos como contenido, y de cierto modo sentir que tienen la libertad de decisión en ellos mismos tal vez los asusta. En este aspecto siento que estamos profundizando en sus mecanismos de aprendizaje. No sólo aportando en términos conceptuales, sino más importante aún, enseñándoles a pensar y opinar por sí mismos. Una vez terminado el proceso de escritura hicimos una especie de consejo de redacción, donde les expliqué cómo funciona en la vida real y cuál es el trabajo que tiene un periodista dentro de un medio. Sin mayores inconvenientes empezaron cada uno a exteriorizar sus temas y contarle a sus demás compañeros cuál había sido su noticia. Esta retroalimentación es el centro de este proyecto. De poco o nada sirve llenar a cada uno de conocimientos, si no aportamos las suficientes bases para que este aprendizaje esté en capacidad de ser multiplicado con los que los rodean. Cerramos la reunión con este grupo haciendo énfasis en los problemas, y los retos que tiene la humanidad frente a tantos fenómenos que están sucediendo en el planeta. En consenso, aceptaron que la responsabilidad es de todos, al igual que la culpa de lo que está pasando en el mundo. Sienten menos temor de hablar en público, pero no debemos perder esta costumbre de socializar los temas, porque así como en una sesión se gana, también se puede perder al no hacerle suficiente énfasis y seguimiento. Debido a la complejidad de la actividad, no resultaron muy buenos los cálculos de tiempo que teníamos previstos, y por lo tanto, no pudimos pasar a la sala de informática con este grupo. Sin embargo, las tres concluimos que el hecho de que cada grupo haya logrado trabajos con muy buena calidad y profundidad es más fuerte que la necesidad de que todos hagan todo. De este modo, creamos desde los computadores un equipo creativo que trabajó fuertemente en la elaboración de la carátula y secciones del periódico, visto como un todo, y otro que desde la redacción logró concientizar a muchos con sus buenos escritos. La próxima semana es de receso para la escuela, lo cual nos deja más tiempo para planear de manera minuciosa el plan a seguir en las próximas sesiones. No obstante, quedo con cierta preocupación de que la distancia con ellos durante los próximos días pueda lograr que se pierda un poco el interés en lo que venimos haciendo. Creo que se trata de un nuevo reto, que de cierto modo nos demostrará qué tan efectivas están siendo las intervenciones con los niños. Es más que necesario que la próxima reunión con ellos esté cargada de emotividad y logre volver a captar su concentración en el proyecto.

Sylvia Patiño Narváez / 2 de octubre de 2008

Después de varios intentos por controlar a los niños y hacer que no perdieran la concentración, descubrimos que sería más fácil si los dividíamos en dos grupos.

Entonces, un grupo haría una actividad con los computadores y otro trabajaría al aire libre. A mí me tocó quedarme sola con el grupo que investigaría varios periódicos infantiles en Internet. En realidad, al comienzo pensé que sería un reto poder manejarlos a todos sin tener ayuda y me dio un poco se susto, teniendo en cuenta que en mi grupo estaban los niños más difíciles del curso. No sabía exactamente cómo iba a hacer pero sabía que podía lograr excelentes resultados si la actividad era atractiva y los niños se interesaban por lo que íbamos a hacer. Así, comencé a distribuirlos en computadores diferentes. Algunos hicieron caso y otros, por el contrario, se negaron a no hacerse en su computador. Sin embargo, descubrí que negociar y conciliar con ellos es lo mejor que se puede hacer. Con mucha paciencia logré distribuirlos de tal manera que no pudieran desconcentrarse por el compañero del lado. Recuerdo que en el colegio, un muy buen profesor me enseñó que la mejor manera de que los niños se comportaran, era utilizar penitencias graciosas que les implicara hacer algún esfuerzo por comportarse, para así evitar pasar una vergüenza enfrente de sus compañeros. Después de mucho pensarlo y de haber sido protagonista de una penitencia de este estilo en el colegio, entendí que más que ser una amenaza es una forma divertida de aprender que hay cosas que no están bien. Siento que reprender, regañar, gritar y poner malas notas (pensamiento muy popular entre los docentes) lo único que hace es aumentar los niveles de rebeldía en los pequeños. Los castigos son necesarios en muchos casos para formar personitas de bien. Lo importante es que los castigos sean constructivos y divertidos. (Hasta en los juegos hay penitencias). Para este caso, pensé que lo mejor sería utilizar el viejo truco de mi profesor: salir a bailar “los pollitos dicen” en el patio, enfrente de todo el colegio. Así que les advertí que si jugaban en vez de hacer la actividad habría una penitencia y les expliqué cuál sería. Lo más gracioso fue la actitud de los pequeños. Se rieron y se pusieron en posición de trabajo. Sabían que estaba hablando en serio y no querían pasar por eso. Le expliqué la actividad y la mayoría empezó a entrar a las páginas asignadas. El problema básicamente fue que por la lentitud del Internet en el colegio, muchas veces se dificultaba entrar a las páginas. Una vez los niños vieron y revisaron diferentes portales, debían pensar en cinco posibilidades de nombre para el periódico. Ahí empezaron los problemas. Duban, Bryan y Jonathan no quisieron hacer la actividad. Utilicé todos los medios pero son niños difíciles y preferí tratar de incentivarlos un poco para que trabajaran. Lógicamente, no hicieron el trabajo como sus compañeros pero sí vi un adelanto. El lunes pasado no habían hecho nada. Este, por lo menos había intentado. Siento que le mayor problema es ------ quien los lleva a no hacer el trabajo. Es indudable que cuando uno ve que el otro no está haciendo el trabajo el primero deja de trabajar. A pesar de esto, el resto de los niños se mostraron interesado en el tema y con dedicación, pensaron en los títulos. Adicionalmente, debían diseñar un periódico con secciones, artículos, etc. Los resultados fueron excelentes. Camila, por ejemplo, al comienzo no estaba haciendo nada. Sin embargo, me senté con ella y con amor y paciencia le expliqué lo que debía hacer. Ella entendió y el trabajo final fue excelente. Tanto así que le añadió más páginas y trabajó hasta que se acabó el tiempo. Con el caso de Camila entendí que uno de los mayores problemas es que los niños no ponen mucha atención y por eso es que no trabajan. El éxito está en llamar su atención, explicándoles personalmente, sentándose con ellos y dándole la atención suficiente. Creo que este fue el verdadero éxito de la actividad. Ellos sintieron que a mí me gustaba lo que hacían, que les ayudaba y que siempre estaba ahí para resolver

sus dudas. Los trabajos fueron excelentes. Más los de algunos pero todos lo hicieron que en últimas es lo más importante. Con el tiempo he descubierto que hay algunos que tienen habilidades increíbles para la escritura y el periodismo. Sus noticias son buenas, interesantes y con contenidos llamativos. Su inocencia los hace ver el mundo de una manera diferente e interesante. Son buenos creando, imaginando y siento que les gusta la idea del periódico gigante. Creo que la labor que hemos hecha se ve reflejada en sus trabajos. Camila, por ejemplo, se aprendió lo que les habíamos enseñado sobre la noticia el lunes anterior. Me sorprendió que supiera y que me preguntara literalmente si las noticias debían tener el qué, cómo, cuándo, dónde y por qué. Finalmente, creo que el esfuerzo valió la pena. Al final terminé agotada por el trabajo tan arduo que implicó la actividad. No obstante sé que fue un éxito completo. Lo anterior se vio reflejado en la calidad de sus creaciones. Siento que son seres pensantes, comprometidos no sólo con la actividad sino con el medio ambiente. A algunos les interesa mucho el tema y a otros les apasiona. Con el pasar del tiempo espero que podamos lograr mayores resultados en ellos y lo más importante ahora es encontrar la manera de lograr que a----- le interese el tema, y lo pueda trabajar.

Isabela Rojas Suso / 16 de octubre de 2008

Hoy llegué al colegio un poco más temprano que de costumbre y los niños estaban terminando de actuar en la izada de bandera, que con tanta antelación y esfuerzo Flor trabajo con ellos. Unos estaban vestidos de españoles, otros de indios, caciques, y curas. Esto me causó una gran conmoción, pero sobretodo me recordó lo lindo que resulta ir a la escuela. Llevábamos alrededor de semana y media sin ver a los muchachos, por aquello de las vacaciones y el cambio de rutina te desacostumbra de la calidad que se siente en este lugar. Sin problema, me senté en una de las sillas libres. Desde ahí visualicé a los estudiantes, y con mucho disimulo les lancé besos y picos mientras terminaban de hacer su papel. Todos orgullosos con sus disfraces, después de que se acabo la izada se acercaron a saludarme. Hoy el día en la escuela era diferente. Muchos de los niños estaban en compañía de sus padres por lo que aprovecharon para irse con ellos desde muy temprano. El recibimiento en el salón, fue todo un éxito. Los niños estaban sobresaltados por la presentación que habían hecho, y podría decir que a todos se les veía de muy buen humor. Los disfraces los hacían ver chistosos, pero cada uno de ellos parecía metido en su papel en perfecta armonía. Diego con su casco de conquistador no dejaba de asustarme con la espada, Camila me mostraba sus plumas de indígena, mientras que Luz me explicaba cómo había hecho su tía su atuendo. Nos tardamos alrededor de 40 minutos en empezar la clase. Aunque a decir verdad, no creí ni siquiera que fuéramos a tenerla. Sin embargo, esto no me molestó. La felicidad de los muchachos era tanta, que parecía que las paredes estuvieran impregnadas de sonrisas y las ventanas soltaran carcajadas. Para este día teníamos planeado separar los grupos del salón de informática en dos, pues nos había funcionado muy bien la sesión anterior. Sin embargo, debido a la alta inasistencia, preferimos dejar que los muchachos trabajaran a su tiempo dentro del salón. Inmediatamente tomamos la palabra para hacer las adivinanzas habituales, los

niños respondieron contentos, por lo que no tuvimos contratiempos en hacer que los chicos se concentraran en traspasar las noticias escritas al computador. Como eran tan poquitos niños, a algunos de los estudiantes les toco escribir de a dos noticias, y esto, para sorpresa de todas no generó inconvenientes. Sylvia hizo una breve introducción acerca de la importancia de la participación en las elecciones, y de esta manera logró que los muchachos se encaminaran a votar por el nombre del periódico de su mayor preferencia. Aunque la votación estuvo reñida, pues tocó hacer desempate, todos los niños participaron y finalmente quedaron contentos con su nuevo periódico. Esta actividad no sólo captó la atención de todos los estudiantes, sino que también facilitó que los niños visualizaran el proyecto y se motivaran.

Laura Olmus Montoya / 16 de octubre de 2008

Hoy fue la famosa izada de bandera, la que tantos meses llevaban planeando y tenía tan ocupada a Flor. Llegamos en la hora usual de recreo y ya todos se estaban quitando los disfraces y guardando las cosas. Lo primero que nos dijeron fue que nos habían extrañado y se les había hecho raro que no hubiéramos asistido. Inmediatamente pensé, pero nunca nos dijeron la fecha, pero Isabela me corrigió, según ella sí no lo habían dicho hacía un par de semanas y tenía toda la razón. Me sentí diminuta frente al reproche de los niños, que no tenían por qué entender que había hecho falta una recordación. El evento, sumado a que llevábamos más de una semana sin vernos –por la semana de receso en la escuela y el siguiente lunes festivo- hizo que la primera media hora fuera difícil. Estaban bastante agitados y sinceramente pensé que el taller no resultaría. Como siempre me ha sucedido, que cuando pierdo las últimas esperanzas todo cambia como por arte de magia, los niños se calmaron y se sentaron cada uno en su computador. El inicio se dio con las adivinanzas, que ya ni siquiera llevamos nosotras, sino ellos mismos elaboran. El temor que antes les producía hablar en público se desaparece en este momentos y todos saltan en sus sillas con la mano alzada para pedir su turno y contar la adivinanza que se aprendieron. La idea era separar al grupo en dos, debido al éxito que habíamos tenido el jueves anterior al hacerlo. Esta vez sentimos que ya habíamos perdido suficiente tiempo con el comienzo y decidimos dejarlos a todos adentro con el temor de que se convirtiera tortuosa la labor. Mágicamente, sucedió todo lo contrario. Sylvia se encargó de continuar la labor creativa con su grupo, e Isabela repartió las noticias escritas la clase pasada al comité de redacción para que ellos se encargaran de pasar los textos a Word. Vi extraña y callada a Jennifer, que es usualmente muy participativa y habladora y al preguntarle qué le pasaba me dijo que tenía dolor de cabeza. Le pregunté que si había comido y me dijo que no había alcanzado en recreo porque se estaba cambiando en el baño y vi que todavía quedaban unos paquetes de refrigerio y salimos del salón para que se lo comiera en el banquito. Sentadas ahí le empecé a preguntar por su familia, y sin ningún complique dijo de manera directa que tenía una mamá muy amable y pendiente, y un padre muy serio y bravo que había aprendido a quererla cuando tenía cinco años, porque debido a la decepción que sintió cuando ella nació niña, en vez de niño, se rehusaba a pasar tiempo con ella. Terminó de comer y volvió a ser la misma inquieta de antes y entró al salón a empezar con la actividad.

En ese momento saqué a Samuel que es el encargado de hacerle la entrevista a la profesora Sofía sobre sus proyectos ambientales. Nos sentamos en la misma banquita y me empezó a contar sobre su vida. Tiene tres hermanos mayores que lo consienten mucho y vive con ellos y su madre. Al preguntarle por su papá me contestó que no lo conocía, pero lo que me llamó la atención no fue el comentario, sino su actitud frente al hecho. Lo decía de manera natural y calmada, incluso, en medio de sonrisas. A pesar de ser un tema que seguramente es doloroso, en ningún momento cambió sus gestos dulces por estar hablando de algo amargo. En sus ojos noté que aún tiene viva la esperanza de conocerlo, a pesar de que en su casa le prohíban hablar del tema. Por consiguiente, le di un resumen sobre el género de la entrevista básica. Sin ningún problema unió los conceptos y la fascinó la idea de ser el responsable por la labor. Le mostré el iPod, conectado al iTalk, que sería el instrumento que usaría para grabar a la profesora. Se le abrieron los ojos como si estuviera viendo una fantasía y decía: “Wow, no puedo creerlo, un Ipod!”. Estaba tan asombrado que no se atrevía a tocarlo, y una vez le mostré el botón para grabar y parar le propuse que hiciéramos un ejercicio para ver qué tal sonaba. Hicimos la escenificación de las preguntas con Sofía y después lo escuchamos. Una vez más, tampoco podía creer que al ponerse los audífonos pudiera escuchar su propia voz. Al final quedó feliz con la idea de hacerlo la siguiente sesión y quedó pendiente de practicar las preguntas escogidas para realizar la entrevista. La mañana se pasó en un abrir y cerrar de ojos y a las doce empezamos a guardar los trabajos en una USB para imprimirlos para el siguiente lunes pegarlos en el periódico ambiental. Salimos satisfechas del trabajo y actitud de los niños, sobre todo, teniendo en cuenta que se había tratado de un día fuera de lo normal, donde sin embargo, todo había surgido de la mejor manera.

Sylvia Patiño Narváez / 16 de octubre 2008

Después de tres sesiones sin asistir a la escuela (semana de receso y lunes festivo), debo confesar que llegué con un poco de susto, pues no sabía qué tan fácil iba a ser retomar actividades después de una larga semana de vacaciones. Igualmente, ellos hoy por la mañana habían tenido la izada de bandera acompañada de una presentación y, por supuesto, estaban tan emocionados que sería difícil concentrarlos y ponerlos a hacer las actividades que teníamos planeadas. Sin embargo, a mi llegada, el recibimiento fue único. Varios de los niños (Camila, Gabriela, Francisco, Natalie, Adriana y Yuliana) corrieron hacia mí y me abrazaron. Todos me contaron qué habían hecho durante la semana de receso. Algunos salieron de la ciudad y otros se quedaron en sus casas, jugando y ayudando en las labores del hogar. Todos estaban felices, pero alcancé a percibir tristeza en la cara de Luz Eneida. Siento, a partir de lo que ella me ha contado, que tiene problemas en su casa y que a veces tiene que hacer cosas que muchos de sus compañeros no (trabajos ni siquiera aptos para alguien de su edad) que además le impiden hacer lo que los niños a su edad hacen (jugar) y eso la pone triste. Aunque es sólo una percepción, siento que debo hablar con ella para saber más a fondo qué es lo que le pasa. Las emociones no pararon ahí. Camila, muchas veces irreverente y difícil de convencer para que trabaje, cada día está más interesada en el tema de los periódicos y el periodismo. Sin que yo se le dijera, durante las vacaciones hizo un periódico. Lo decoró y llenó de noticias que tenían que ver con lo que estábamos trabajando. Su tema favorito: los animales en vía de extinción. Actos como estos, me hacen pensar que mi trabajo con los niños ya está empezando a dar frutos. Siento que con el amor y dedicación que he puesto sobre pequeños como Camila, ellos han cambiado su

actitud frente al trabajo. También creo que en la medida en que ellos sientan pasión por lo que hacen, los resultados van a ser aún mejores. El reto para todas, será encontrar la manera de que Bryan y Jonathan encuentren lo que les guste. Como todos los días, empezamos con una adivinanza. Con el tiempo me he dado cuenta que esa es una excelente táctica para llamar la atención de los niños, quienes cada día llegan con adivinanzas nuevas. A partir de lo que nos proponemos trabajar con ellos, que es el concepto de ciudadanía, consideramos que era sumamente importante que los niños escogieran, de forma democrática, el título del periódico gigante. Fue así como pusimos los posibles nombres del periódico y ellos votaron por el que más les gustara. Hubo empate y nos tocó repetir las votaciones. Movimos pasiones… unos querían un nombre, otros el otro, pero fue constructivo. De alguna manera recreamos, con algo tan simple y sencillo, lo que ocurre en la ciudad. Adicionalmente, la participación fue completa. Todos votaron, todos defendieron el nombre que más les gustaba. En un comienzo pensé que Jonathan y Brayan no participarían. No obstante, para mi sorpresa, votaron y se emocionaron por conocer el título ganador. Lo anterior, es una muestra de que a pesar de las personalidades y de sus comportamientos, muchas veces en contravía de las reglas, éstos se unifican cuando de su voto y participación dependen cosas que a ellos les interesan aunque no de forma explícita. Lógicamente y como en la vida “real” hay unos más dedicados, más apasionados pero al final, el derecho a una ciudadanía participativa, los une. Después de esta actividad, salí con mi grupo porque debíamos decidir la parte de entretenimiento de nuestro periódico. Todos debían diseñar una actividad (crucigrama, comic, caricatura, cuento, juego, entre otros). Al comienzo, fue difícil sacarlos, porque muchos de ellos estaban jugando en los computadores. Sin embargo, con mucho esfuerzo logré convencerlos. Todos trabajaron. Duban, César y Francisco me sorprendieron. Con ellos, el trabajo siempre es difícil, pero en esta oportunidad trabajaron divinamente. Al final, tomamos fotos. Ellos se emocionaron tanto, que cada uno quería tomar una. Así, hicimos una sesión fotográfica. Por un momento, todos fueron fotógrafos. Se rieron, se divirtieron y lo más importante: tuvieron un acercamiento con la tecnología y lo disfrutaron.

Isabela Rojas Suso / 20 de octubre 2008

Con un “te quiero” empezó la mañana de hoy en la escuela. No habían transcurrido más de cinco minutos cuando una pequeña a la que le dicen “La calva”, se acercó a darme un fuerte abrazo. Con ella, a pesar de que la interacción no ha sido tanta, hemos podido compenetrarnos muy bien. Todo empezó una mañana cuando ella se encontraba llorando, porque le habían cortado el pelo y la estaban molestando sus compañeros. Desde ese instante, se convirtió en mi pequeño angelito a proteger. Por eso, ahora procuro que cada vez que voy a la escuela nos saludemos. De modo que su emocionante saludo, no fue me más que la rectificación de la complicidad que se empezó a engendrar entre las dos desde ese momento. Un hecho, que por supuesto me emociona y cautiva hasta el punto de ponerme los pelos de punta. En definitiva, las jornadas en la escuela se han convertido para mí en una necesidad. El hecho de poder compartir con los niños en la hora del recreo y dentro del salón de clase, me ha abierto la posibilidad de seguir conociendo el espacio de la escuela

General Santander, pero sobretodo, me ha servido para constatar lo importante que es trabajar con muchachos. En primera instancia, porque con ellos se está en constante crecimiento, pero ante todo, porque compartir con ellos es ponerse en sus zapatos y evidenciar que no todo es tan sencillo como parece. Unos jovencitos que corren y se entusiasman al verte, son muchas veces los protagonistas de historias que yo jamás me habría imaginado. En todo caso, ahora debo centrarme en lo que aconteció el día de hoy. Transcurrido el tiempo de recreo, los estudiantes no tardaron muchos minutos en calmarse, pues ya han adquirido la costumbre de colaborar con las adivinanzas con las que damos inicio a cada clase, y “se han puesto las pilas” en conseguir materiales e información relacionada con los temas que trabajamos con ellos. Hoy por ejemplo, algunas niñas como Camila, se esforzaron en conseguir recortes para la elaboración del periódico “Nuestro Ambiente”. Humberto por su parte, trajo láminas de animales para pegar para el trabajo, mientras que Astrid se encargó de traer escarcha para decorar su sección en el periódico. Cada uno de ellos con este tipo de esfuerzos, lo que nos demuestra en el fondo, es que debemos mantener la atención y el gusto de los muchachos en este ritmo, pues la dinámica de las actividades se desarrolla con mucha más fluidez, y de paso, los muchachos se la gozan. Con los colores, las tijeras, las cartulinas, una caja de temperas y los recortes de revistas en la mano salimos mis dos compañeras y yo a las mesas de arte para empezar a elaborar nuestro mega periódico. Ahí se dividieron los niños en tres grupos según las secciones y tipo de noticias que habían elaborado semanas antes y cada una de nosotras se hizo con uno de ellos. De este modo garantizamos que funcionará el trabajo en equipo, y que no hubiera problemas en la división del mismo, ya que cada uno de los grupos contaba tan solo con un pliego de cartulina, la actividad podía volverse complicada. Por azar me toco con el grupo encargado de la sección de Colombia. Sabiendo esto, lo que hice fue separar las labores de cada uno de los niños dentro del grupo y de esta manera garantizar que todos los jóvenes estuvieran concentrados haciendo algo. Mientras que Jennifer se encargaba de hacer el título, Luz de colorearlo, Santiago de pintar la bandera de Colombia, Gianfranco de hacer el río y Francisco de terminar con los recortes, no hubo un solo estudiante que no se empezara a motivar en el momento que el periódico estuvo casi listo. En total ocho muchachos concentrados y animados en la elaboración del periódico, el cual en la medida que se fue definiendo, o más bien, completando a su vez enorgulleció y motivó aún más a los muchachos. De hecho, unos minutos antes de que se acabara la clase, una de las niñas que estaba trabajando en el periódico llamó a Flor para que viera todo lo que se había hecho en clase. Esta reacción no solo me pareció tierna, sino que me dio a entender que es muy importante que a los niños se les reconozca por su desempeño y resultados obtenidos. Por eso, la próxima clase es importante que desde el principio se haga algún tipo de reconocimiento de lo que cada muchacho es capaz de hacer. Incluido Jonathan, quien no ha hecho más que dinamizar a los estudiantes de la clase, y sembrar conflicto con los demás compañeros. Hoy por ejemplo, boto la escarcha que habían traído sus compañeras y boto una de las tapas de pegamento que habíamos traído para la clase. Un hecho que me inquieta, pero que más bien me hace recordar que la primera clase en la que yo estuve con los muchachos de cuarto, era justamente Jonathan quien había trabajado a mi lado. Flor desde el principio me comentó que era muy importante no arrebatarle las cosas nunca a Jonathan y además estar muy pendiente de él. Un consejo que había pasado de largo, por la sola dificultad que me generaba pensar en motivar a Jonathan. Creo entonces que para la próxima sección, voy a trabajar con Jonathan y trataré de estar pendiente de estar a su lado.

A pesar de los contratiempos, el tiempo se paso volando y los muchachos trabajaron concentrados. Juan puso la música en la grabadora de la escuela y esto relajo a los chicos. Los líderes pudieron expresarse y mantener el trabajo equilibrado y en conjunto de los grupos, lo que facilitó nuestra labor.

Laura Olmus Montoya / 20 de octubre 2008

Llegó el día de armar el periódico. Las niñas trajeron muchas cosas para decorarlo y nos trasladamos a la parte trasera del colegio para hacerlo en las mesas grandes. Dividimos cada mesa por sección del diario, y como siempre, al principio los niños le hicieron la fea a las niñas y había algo de hostilidad en el trato. Mi reto era lograr que el grupo de calentamiento global trabajara como equipo a pesar de las diferencias entre ellos mismos. De cierto modo, estaban la mayoría de “niños problema” y no sabía cómo iban a funcionar. El comienzo no fue tan fácil y todos miraban el pliego de cartulina en blanco sin saber por dónde empezar. Repartí las funciones, unas hacían los titulares mientras otros organizaban las noticias e imágenes. Unos terceros conseguían los marcadores para hacerles márgenes, otro cortaba los bordes de cada papel con unas tijeras en forma de zig-zag mientras, desde la grabadora, Nicolás se encargaba de alternar la música entre reggaetón y Gorilaz, según el pedido del público. Sin darnos cuenta éramos un equipo. Isabela me advirtió que unas impresiones no habían quedado bien hechas entonces me fui al salón de informática para volverlas a pasar a Word e imprimirlas en un formato más grande. Ahí empezaron los problemas. Como el gato se va y los ratones hacen fiesta, a los diez minutos empezaron a llegar quejas de las niñas. Jonatan las estaba molestando y les había regado la escarcha. Volví con los impresos y me di cuenta que ya se habían formado dos bandos. El de los que querían trabajar, y otros pocos que amenazaban con vandalizar el periódico. Jonatan estaba intratable, como si algo le hubiese molestado de manera profunda y sólo se sentía bien si dañaba el trabajo de los demás. En este orden, traté de ignorarlo para ver si funcionaba, y nada, hablé con él tratando de involucrarlo en la actividad porque sabía que le gusta dibujar y eso tampoco resultó, hasta que se desesperó y empezó a mover la mesa evitando que todos trabajaran. Seguido a esto, llamé a Flor para que se encargara de la situación e inmediatamente se dio cuenta de que no había manera de pararlo. El es un niño que no recibe un “no” de nadie, que evita el trato con los demás y busca acercamientos haciendo lo contrario a lo que el resto del grupo esté haciendo. Es un niño, que como nos ha comentado la profesora, tiene muchos problemas en su casa y está en tratamiento psicológico por sus actitudes. Sin embargo, no parece que con las terapias haya cambiado –por lo menos no en los casi dos meses que llevamos yendo a la escuela- ni se esté acercando a una mejoría. Se nota que carece de afecto, y en esto las tres tratamos de fomentarlo de distintas maneras, pero las respuestas son mínimas por parte de él. La mayoría de veces se sienta en su puesto y hace caso omiso a todo su alrededor, pero esto ya lo entendemos y no lo forzamos de ninguna manera. El problema es cuando se torna agresivo y coge como meta destruir lo que le molesta, que en este caso, era la concentración de sus compañeros en el periódico. El tiempo se pasó volando y ya eran las doce. Recogimos todo y dejamos de tarea llevar más recortes para el próximo jueves. La idea es terminar las secciones –que

quedaron en un 35% desarrolladas- y empezar a elaborar la estrategia de socialización del producto con los distintos cursos del colegio. Isabela Rojas Suso / 27 de octubre 2008

Volver a la escuela después de que han pasado unos días siempre resulta especial e intenso. Hoy por ejemplo, llegue un poco tarde a clase, razón por la cual no pude compartir con los muchachos en la hora del recreo. Sin embargo, justo en el momento que entre a clase los niños empezaron a decir mi nombre en voz alta y un grupo de niñas se me acerco para darme un fuerte abrazo. A pesar del alboroto que se prolongó al menos cinco minutos más, los pequeños se pusieron “en órbita” relativamente rápido para empezar a trabajar. Flor me pidió el favor de que trabajáramos en el salón, sin embargo al ver que estaba siendo complicada la acomodación de las mesas dentro del salón para empezar a dibujar y pintar nuestro periódico, tomé la decisión de salir a arte. En este hay mesas grandes y además está cerca de la oficina de rectoría, lo cual de cierta forma hace que los niños se comporten mejor. Además, como el día estaba frio y opaco este salón resulta bueno, pues tiene el techo bajito, lo que hace que la temperatura siempre esté alta. Sin inconvenientes todos los muchachos se pusieron a trabajar en lo suyo apenas se les entregaron los materiales. Los más líderes como Jennifer y Camila, por lo general toman la delantera y sin necesidad de que uno les pida el favor se ponen hacer lo que creen necesario y hoy no fue la excepción. Sin embargo, como esto no ocurre con todos los estudiantes a veces es necesario distribuir labores y ejercer control en las actividades para garantizar que todos hagan algo, pues a veces los más pequeños se sienten tan inseguros que no son capaces de hacer nada sin que tengan la aprobación de algún mayor. En el caso de Francisco, es muy importante acompañarlo durante todo el proceso de las actividades que se realizan en clase, pues casi siempre es criticado y aislado por los demás compañeros del salón. Hoy mientras hacíamos el periódico, uno de los niños lo molestaba y le decía que todo lo que hacía estaba mal. Razón por la cual me toco intervenir en la discusión para alentar a Francisco a continuar, pues estaba tan alterado que no quería seguir haciendo su trabajo. Así que terminamos de pintar el árbol que estaba elaborando y juntos lo pegamos sobre el periódico para evitar los malos comentarios y ejercer algo de presión frente a los otros estudiantes. Gianfranco por su parte es otro de los estudiantes que siempre está llamando la atención para empezar a trabajar. Él aunque no participa en la elaboración directa del periódico, es decir sobre el papel, opta por recortar, pegar o hasta limpiar los pinceles de sus otros compañeros para evitar la confrontación o la crítica de los más grandes. Esto, aunque no es tan grave, siento que se debe tratar de alguna forma para evitar que siga sucediendo. Ya que si no se atreve ahora que cuenta con nuestro apoyo, más adelante en bachillerato le va a costar más trabajo tomar su posición y hacer algo por iniciativa propia. Sin duda, estos dos tipos de personalidad considero que son importantes de resaltar, ya que sí nuestra idea es lograr que todos los muchachos se involucren en las actividades que realizamos es necesario que hagamos algo al respecto para que cambie esta situación, al menos en las próximas tres semanas.

Sylvia Patiño Narváez / 27 y 30 de octubre 2008

La libertad es el valor más preciado por el hombre. Es por el que durante años se ha luchado y con el que al parecer todos nacemos. No obstante, la escuela es uno de esos lugares que con sus métodos tradicionales de aprendizaje, muchas veces impide el libre desarrollo de los niños en cuanto a su pensamiento y la forma como proponen nuevas formas de saber. Darles la oportunidad de salirse de los lineamientos habituales de la escuela (un tanto ortodoxos, a decir verdad) ha resultado en situaciones interesantes de analizar. Los niños, se sienten libres con nuestras actividades. Les hemos dado la oportunidad de proponer de acuerdo con la forma como ellos perciben el mundo y sobre todo los medios de comunicación. Algunos de ellos como Camila han adaptado lo que ven en los noticieros de televisión y en la prensa para crear nuevas formas de hacer noticias. Otros han tenido la oportunidad de crear, inventar y plasmar en el papel todo aquello que ven de la manera en que lo ven. Durante estas dos sesiones, ellos plantearon lo que se imaginaban, podía estar en un periódico. Posiblemente no tengan mucho acceso a la prensa escrita por su edad y por una carencia en la cultura de leerla pero lo interesante del ejercicio es ver cómo sin estar habituados a ella, inventan y crean de acuerdo a su imaginación. Los juegos por ejemplo, fueron una propuesta de los niños y sus contenidos también fueron elaborados por ellos. La estructura rígida de las noticias dejó de existir en el periódico gigante que ellos hicieron. El diseño tradicional desapareció para tornarse en un lugar colorido, un espacio para hablar, y expresar sin condiciones. Las estructuras rígidas se desvanecen a medida que ellos obtienen la confianza suficiente para entender que lo más importante es que produzcan sin restricciones. Dentro del periódico no hubo orden en los colores, ellos pegaron de acuerdo a lo que pensaban a y como sentían que se vería mejor. Yo casi no intervine. Les presté ayuda en lo que me pedían pero en ningún momento les exigí hacer algo de acuerdo con lo que yo había pensado para el periódico. De alguna manera siento que en la medida en que los niños tienen la posibilidad de hacer a su libre albedrío, participan más. Se involucran porque saben que el producto final será el reflejo de lo que son y de lo que piensan. Ellos estarán lejos de las imposiciones de la autoridad (flor), y por lo tanto son libres. Un claro ejemplo de lo anterior fueron dos situaciones que se presentaron. Bryan, quien siempre está lejos de las actividades por su personalidad un tanto difícil, participó activamente. Su emoción se veía reflejada en su cara. Por un momento dejó de pensar en el juego para dedicarse a algo que le entusiasmaba (pintar). Sabía que su trabajo lo verían otras personas y que por ello el trabajo debía ser excelente pues recibiría un reconocimiento. Juan Sebastián, Bryan, Emanuel y César me propusieron hacer una sección de tecnología sin que nadie les dijera. Ellos por sus propios medios, interesados en el tema, querían hacer algo con lo que se identificaran y que les llamara la atención. La tecnología es una manera de cambiar los hábitos convencionales que giran en torno al aprendizaje. Ella propone nuevas formas de ver el mundo, de conocerlo y percibirlo pero también de adaptar el conocimiento. La libertad con o sin la tecnología

de la mano, se convierte en un experimento interesante de analizar con respecto a la forma cómo cambian las maneras y las formas de proponer de los niños. Dos sesiones fueron suficientes para entender lo importante que es repensar las formas como se aprende en la escuela. Estos niños en ocasiones tienen tantos problemas y carencias en sus hogares que esperan encontrar un ambiente nuevo y diferente en el colegio. Sin embargo, cuando llegan a él se encuentran con regímenes iguales o parecidos a los de su casa. Por esto cabría revalorar la función de la escuela en la vida de los pequeños y la manera como convergen el saber y la libertad para generar resultados diferentes.

Isabela Rojas Suso / 30 de octubre 2008

Cada nuevo día que voy a la escuela me siento más contenta. Con el paso del tiempo los niños han aprendido a reconocer el tipo de trabajo que hacemos mis compañeras y yo dentro del salón, razón por la cual la realización de los talleres se ha vuelto más sencilla, o mejor, más natural. Con natural, me refiero a que ya no es necesario hacer tanto esfuerzo para motivar a los muchachos, sino que las cosas empiezan a tomar su rumbo y ritmo propia sin necesidad de imposiciones o malabarismos como en un principio. Los jovencitos ahora están más comprometidos, razón por la cual ahora las actividades son más que todo una adecuación de lo que los muchachos nos plantean hacer. Este cambio en la dinámica ha hecho que surjan comentarios como el que escuche esta mañana “…lo primero es lo primero, y para mí, el trabajo con ustedes es lo primero”. Una frase que se quedó marcada en mi pecho, pues aunque me fascina el esfuerzo que está realizando Yuliana y el resto de los estudiantes en general, esto en realidad me atormenta. Pues no quiero que por culpa nuestra los jóvenes se estén trasnochando en su casa para hacer nuestros trabajos. Así como me lo corroboró la pequeña, quien me confirmó que se había quedado hasta la una de la mañana haciendo la sopa de letras para el periódico. Si bien, hay muchachos como Yuliana que se empeñan en trabajar al máximo, existen otros que han decidido tomarse el tiempo de la elaboración del periódico para no hacer nada. Yo creía que era solo cuestión de inseguridad, pero ahora me he venido a dar cuenta que es más que todo por pereza. Por lo general, se quedan dando órdenes a quienes trabajan, pero de ahí en adelante no hacen nada más. Por eso hoy, a este grupo de muchachos nos toco entregarles una cartulina aparte para que empezaran a elaborar la sección de Nuestro Ambiente Juguetón y garantizar que hicieran algo. Esta alternativa funciono de maravilla, pues al ver lo atrasados que estaban con respecto a sus otros compañeros se tuvieron que esforzar para terminar a tiempo. Hoy el día de nuevo transcurrió muy rápido. Por lo general cuando se realizan las actividades en el salón de arte, los niños están tan felices que no es necesario llamarles la atención. Hoy creo que lo único que tuve que dirigir, fue mientras usábamos las temperas que me tocó poner papel periódico sobre las mesas para evitar que se mancharan. Pues el resto de las actividades no tuvieron ningún inconveniente. Laura Olmus Montoya / 30 de octubre 2008

Este taller tenía el objetivo de terminar de armar el periódico gigante. Debido a la falta de materiales y lo complicado que resultaba que todos se involucraran, la acogida fue menor a la que habíamos tenido en las sesiones anteriores. Las niñas, como siempre, muy pendientes de hacer márgenes, dibujar sobre los espacios vacíos y en general, colaborar en todo lo relacionado con la decoración. Teníamos pendiente la elaboración de la carta editorial que sería leída en los distintos cursos. La idea era que fuera producción de los mismos niños, y se tratara de un texto escrito en su mismo lenguaje, con el propósito de introducir el periódico, las temáticas tratadas, describir el proceso de desarrollo del mismo e invitar al resto del colegio a sentirse como parte de este interés ambiental. Para esto, empecé a llamar a grupos de tres niños para que se sentaran conmigo afuera para charlar sobre el tema. Al principio les contaba la iniciativa, y por sentirse observados entre ellos mismos –a pesar de ser poquitos- siempre había que alargar la introducción para que perdieran la pena y empezaran a aportar comentarios. Una vez terminadas las preguntas con cada grupo les sugería que me mandaran a otros compañeros que ellos sintieran habían estado muy interesados en el periódico. De esta manera, entrevisté un total de 18 niños –poco más de la mitad del curso- y al final tuve la misma conversación con la profesora Flor sobre sus percepciones del trabajo que desarrollamos con los niños. En general, me llamó la atención que a los niños les interesaron cosas distintas. Unos estaban muy emocionados con la promoción que hicimos de las formas de ayudar a contrarrestar fenómenos como el calentamiento global, mientras que otros resultaron asombrados con el método de trabajo, la investigación en Internet y el apoyo que sintieron fue de todos. La idea del trabajo en equipo los hizo pensar que sin el granito que cada uno aportó, hubiese sido imposible realizar una labor tan completa. La profesora, por su lado, se sintió motivada con el formato gigante del periódico. Según ella, se habían hecho iniciativas similares de cartulinas para presentar distintas presentaciones, pero ninguna se acercaba a la complejidad de las secciones de “Nuestro Ambiente”. De igual manera, le llamó la atención la acogida de todos los niños con el proyecto, donde cada uno contribuyó de distinta manera en el proceso. Una vez recogidos los testimonios, me puse a releer mis notas y tratar de entender las distintas versiones para incluirlas en la carta. Entendí que para ellos es un hecho de gran relevancia sentir que hicieron algo “real”. Con esto, me explicaron que su intención no sólo era que sus familiares, amigos y compañeros pudieran acceder a la información del periódico, sino que además, les interesaba sobre todo que los adultos lo vieran. De cierto modo, percibí cierto aire de “discriminación” en esta idea, por decirlo de cierto modo. No decían que la importancia fuese por el producto o esfuerzo conjunto, sino por un factor que para ellos pesa más, y es el de la representación. De este modo, Yuli me explicó que los grandes debían saber que ellos, por ser chiquitos, tienen las mismas posibilidades que otros. Que el hecho de ser menores no impide que no sean capaces de hacer cosas iguales o mejores que los mayores, y que para ellos era fundamental que los grandes vieran algo tan bonito y profundo “hecho por niños como si fuera de verdad”. Esto último fue lo que me llamó más atención. Y es palpable en cualquier taller que realizamos con los niños. Siempre están en una constante lucha por encontrar espacios de reconocimiento, sea entre ellos mismos, con sus profesores, o incluso, frente a nosotras. El modelo educativo tradicional ha condicionado muchas cosas. Entre estas, que los estudiantes, de cierto modo, sientan inseguridad de sus

conocimientos y capacidades de creación. En este sentido, abrirles las puertas para hacer cosas genuinas, basadas en sus intereses y posibilidades toca necesidades que están ocultas, pero no por esto desaparecen dentro del panorama. Estos jóvenes no sólo quieren expresarse, quieren hacerlo para hacerse notar, para enviar mensajes y demostrar que están en posibilidad de hacer mucho más de los adultos hacen en la mayoría de veces.

Isabela Rojas Suso / 6 noviembre de 2008

Hoy entre trancones y chubascos llegue a la escuela. Ya Laura y Sylvia estaban haciendo la división del grupo en dos para determinar que muchachos se quedaban en el salón de informática haciendo el primer acercamiento digital de Nuestro Ambiente y el otro grupo encargado de la presentación del periódico a los demás cursos de la escuela. Una vez separados los grupos, opté por quedarme en el salón de informática con un promedio de 12 muchachos. Como no tuvimos Internet en toda la mañana, no pudimos realizar la actividad que teníamos presupuestada de empezar a diseñar y de montar los blogs con los temas ambientales que habíamos determinado unos días antes entre mis compañeras y yo. Así que aprovechamos el tiempo para ver las habilidades de los muchachos en el computador para empezar a recolectar material para montar en los blogs. Con los temas anotados en el tablero algunos estudiantes se pusieron a pintar imágenes de bosques talados, perros callejeros y animales en extinción en el programa de Microsoft paint. Otros en cambio, optaron por hacer breves cuentos en los que se hablaba de la pesca responsable haciendo uso del programa Word. Los cuentos eran más que todo, anécdotas personales de los paseos de los muchachos o los ríos o mares, y al final de cuentas, su experiencia con el agua. Hubo también un pequeño grupo que decidió hacer diapositivas de animales en vía de extinción en PowerPoint. Lo cual se me hizo bastante interesante, pues aunque muchos de los niños no tenían información suficiente para la elaboración de sus presentaciones. Sin problema se las ingeniaron para copiar imágenes de Internet y pegarlas en las diapositivas. Juan, Sebastián y Nicolás, le agregaron colores y efectos a sus presentaciones las cuales quedaron muy bien diseñadas. En términos generales en los primeros 45 minutos de clase todos los muchachos estuvieron concentrados en la actividad. No tener Internet en los computadores sirvió para que los niños mantuvieran la atención en sus trabajos, por lo cual no tuve que llamarles la atención. Más bien, me toco correr de un lado para el otro todo el tiempo, pues de vez en cuando los computadores se traban y el ratón se vuelve como loco. A pesar de estos inconvenientes, conté con el apoyo de Flor quien estuvo siempre atenta de apoyarme, sobre todo en los indicios de indisciplina. Pasada la primera hora de clase las cosas cambiaron. Muchos de los muchachos ya habían terminado sus trabajos. O al menos, eso creyeron, razón por la cual se pusieron a jugar en los computadores. Esto distrajo la atención general del grupo e hizo que muchos de los niños que en un principio habían estado trabajando correctamente abandonaran sus proyectos. La cuestión se complicó un poco más en el momento que me di cuenta que no en todos los computadores estaba funcionando el dispositivo USB. Esto al principio me generó un poco de malestar, pues a decir verdad los trabajos más elaborados fueron los que no pudieron ser guardados en la memoria. Sin embargo, guarde todo lo que pude en la memoria USB y logré rescatar

algunos de los cuentos que habían escrito los muchachos, pues les pedí el favor de que los transcribieran a mano para no perder el trabajo logrado en clase. En definitiva puedo decir que cuando uno se encuentra solo con un grupo, el tiempo parece que no alcanzará. La mayoría de los muchachos demandan atención constantemente, razón por la cual a veces a uno como profesor o encargado, le parece que los brazos, la cabeza y las piernas no le alcanzan para todo lo que se pide. Y hoy más que nunca, puesto que cada uno de los muchachos se encontraba realizando algo diferente. Lograr estar pendiente de lo que hace cada muchacho es francamente complicado. Al final de la clase decidí no mortifícame al ver a los niños jugar. Opte por tomar los trabajos que ya estaban terminados y guardarlos. Aunque antes de que finalizara la clase, hice que los chicos sacaran el cuaderno de comunicaciones y les asigne una tarea para la próxima clase. Con el fin de mantener a los niños conectados, o más bien, concentrados en los temas que se están tratando estos últimos días de talleres. Ya no quedan más de cinco sesiones con los muchachos, debido a esto debemos trabajar al máximo estos días. Y así garantizar que se cumplan los objetivos propuestos al principio del semestre, es decir, lograr empatar o compaginar lo análogo con lo digital en lo que concierne al cuidado del medio ambiente, el ecosistema y la tierra. En todo caso, hay que tener en cuenta que en este momento ya se empieza a percibir en los muchachos una actitud mucho más crítica frente a los problemas del mundo de este tiempo. El hecho de que en el colegio exista un comité ambiental esto hace que nuestros trabajos y proyectos cobren más sentido. Las niñas del comité ya conocen los temas de actualidad y los manejan. Esto se ve reflejado en los trabajos que hacen con nosotras, en donde los problemas se abordan con una mirada mucho más cercana a lo que viven los niños en su cotidianidad. Sin lugar a dudas, estos resultados no habrían sido posibles sin la ayuda de Sofía, quien dirige la actividad de reciclaje entre otras, dentro de la escuela.

Laura Olmus Montoya / 6 de noviembre de 2008

Este día dividimos al grupo en dos, unos que se encargarían de la socialización de Nuestro Ambiente, y otros que desarrollarían productos digitales en la sala de informática. Sylvia y yo estuvimos encargadas del primer grupo y nos organizamos en el patio para planear la presentación. Delegamos cada sección a grupos de 3 para que practicaran la lectura de la carta editorial y cómo iban a explicarla frente a los demás cursos. Iniciamos la presentación con la rectora Gloria, que les hizo unas preguntas básicas al grupo de calentamiento global que los encargados, Emanuel y Samuel no supieron responder. En este primer caso, fue bastante difícil mantenerlos en silencio mientras iban pasando a hablar al centro de la oficina. Salimos de allí con varios nerviosos al haberse sentido expuestos, y con ciertos aprendizajes de cómo, y qué decir en cada explicación. Se dieron cuenta que no era suficiente con haber decorado o pensado cada noticia pegada, sino que en esta etapa, debían pensar en que la promoción de su trabajo era un paso aparte, e igualmente fundamental para que fuera entendido. Uno de los salones más difíciles fue prekinder. Los niños, aunque interesados todos, eran difíciles de mantener en silencio y sentados. Los expositores se sintieron frustrados después de llamarles la atención en repetidas ocasiones y se sintieron

como profesores que no sabían cómo mantener el orden. De igual forma, fue un reto explicarle estos temas a los más chiquitos, sobre todo, porque cada cosa debía ser dicha de manera sencilla y llena de ejemplos. Mencionar “animales en extinción” hacía que se sintieran en un lugar desconocido, pero la explicación de este fenómeno al mostrar el ejemplo de los pájaros que pierden sus nidos con la tala de árboles hacía que todos entendieran el tema sin ningún problema. En general, el recibimiento de los cursos fue muy satisfactorio. De inmediato se evidenció un sentimiento de emoción y expectativa. Fue notorio que la práctica de mezclar cursos y hablar entre ellos en lugares distintos al recreo no produjo conmoción, como los que recibían al grupo desde sus pupitres, se notaban intercambios de miradas, y ante todo, interés por estar compartiendo un espacio de diálogo. Aunque los presentadores habían ensayado el tema y conocían de fondo las secciones, en muchos casos el atortole logró que la exposición no fuera tan buena. Los más tímidos se demoraron en romper el hielo y desbloquearse, pero entre cada nuevo salón entraban con más confianza y apropiación. A pesar de los obstáculos, que siento fueron por haber sido la primera vez en que hacían de este tipo, todos se sentían absolutamente orgullos del gran periódico del que fueron cómplices en cada uno de sus detalles. Un incentivo para ellos fueron dos sombreros mágicos que utilizamos para “dar la palabra”. Uno blanco y otro negro, dos símbolos que Sylvia bautizó como elementos mágicos que se ponían cada vez que iban a hablar, y de cierto modo les daba respeto, importancia y responsabilidad del discurso. Al iniciar cada exposición corrían a pedirle el sombrero al que lo tuviera, porque entrar sin él no era lo mismo. La sección que más atención llamó fue la de los juegos. Con la estrategia de llamar voluntarios en cada clase, el éxito de los juegos fue total. Todos querían pararse a encontrar las palabras en la sopa de letras, unir los puntos para encontrar el león o adivinar el animal de las huellas dibujadas. Al final hubo un sentimiento de satisfacción compartido. De las profesoras por sentir el trabajo en equipo, de los niños de cuarto por haber sido capaces de presentar lo que habían hecho con tanta dedicación, de los receptores porque aprendieron un par de cosas, rompieron el esquema habitual de clase y se divirtieron, y nuestro por haber logrado disminuir la brecha de los grandes, chiquitos, y desconocidos. Como era de esperarse, el desempeño de los niños fue distinto dependiendo de su personalidad y habilidades para hablar en público, pero cabe resaltar que la actividad fomentó muchas cosas a las que ellos no se sienten expuestos normalmente. Se sintieron vulnerables, capaces, responsables, líderes, y al final, algunos nos dijeron: “ya entendemos como es cuando ustedes nos hablan y nosotros estamos molestando”. Y claro, haber cambiado los roles los hizo reflexionar cosas distintas, posicionarse frente al tablero hizo que se repensaran sobre muchas de sus actitudes y valoraran a los que se esfuerzan por llamar su atención y entregarles mensajes. La práctica de este tipo de encuentros es necesaria. Desmitifica prejuicios que existen entre los cursos, une y obliga a pensar en el otro y replantea el propósito del aprendizaje. A todos los quedó muy claro que de poco sirve saber, leer o aprender mucho, si se trata de información que no va a ser reproducida de ninguna manera. El compromiso por transmitirla es de todos, y debe seguir siendo un eje de trabajo permanente.

Mucho se logró, pero mucho queda por hacerse. Como en todos nuestros talleres, sentimos que la intervención toca muchas fibras, despierta motivaciones e incentiva a la reflexión y cuestionamiento de bastantes cosas. El mayor logro, la actividad se desarrolló con el planteamiento inicial de ser desarrollo propio basado en las normas de la comunicación horizontal desde todas sus perspectivas.

Sylvia Patiño Narváez / 6 de noviembre de 2008

Siguiendo con la noción de libertad, ésta está ligada a los medios de comunicación y a la posibilidad de expresar ideas y saberes sin restricciones. Dentro del concepto de ciudadanía, los medios de comunicación juegan un papel importante en cuanto a que son la vía para que todos y cada uno de los ciudadanos sepan qué pasa en la ciudad. El periódico gigante, se convirtió en la excusa perfecta para ver cómo los niños adecuaban este medio a su necesidad de hacer que sus compañeros conocieran lo que durante semanas habían hecho. También se convirtió en la manera de saber si por lo que durante semana habíamos trabajado había valido la pena y tendría un eco en la sociedad (el colegio) en la que a diario se desenvuelven. Darles la libertad de hablar a su manera, de ser dueños de la palabra y de poder decir lo que para ellos era importante resultó en una situación interesante. Algunos de los pequeños que en ocasiones habían mostrado pena de hablar en público se adueñaron de la situación y se atrevieron a mostrar su punto de vista. Todos querían leer las palabras del editorial escrito por ellos mismos. Me sorprendió la capacidad de algunos para comunicar. Se sentían seguros porque nadie les había impuesto nada. Ellos se habían encargado del contenido del periódico de principio a fin y sentían necesario que los demás fueran testigos de su esfuerzo. Se alejaron de las formas convencionales de hacer una exposición. No había ataduras ni reglas. Sólo debían hacerlo a su manera, como creían funcionaría más según el público al que se estaban dirigiendo. Siento que hemos logrado darles herramientas nuevas para apropiarse del saber. Experimentar situaciones como estas nos han enseñado que es necesario replantearnos la forma en que los pequeños deberían aprender. Sin entrar a juzgar las formas tradicionales de aprendizaje y lo métodos de los docentes, veo una necesidad en los niños por hacer las cosas a su manera. Creo que tienen tanto potencial, que ellos mismo proponen formas interesantes y visiones diferentes y un tanto sorprendentes en todos los ámbitos del conocimiento. Insisto en que la escuela como una lugar en el que converge el saber debería abrirse a nuevos horizontes y nuevas formas de ver el mundo. Si el planeta fuera manejado por chiquitos, con la inocencia que los caracteriza, posiblemente la historia sería diferente. Es deber de todos y cada uno de nosotros explotar las capacidades extraordinarias de estos muchachos que en ocasiones se ven truncadas por lo que la escuela les impone.

Isabela Rojas Narváez / 13 noviembre 2008

La reunión con Eduardo resultó sumamente esclarecedora para trabajar con los muchachos el tema de la tecnología estas últimas semanas. Entre mis compañeras y yo, habíamos caído en el error de entender la tecnología como un instrumento para llegar a lo digital. Por fortuna, Eduardo nos hizo reflexionar sobre aquello, por lo que

pudimos corroborar que el trabajo que estábamos haciendo acerca de la problemática del medio ambiente iba en miras a la tecnología, aunque los resultados sean en su mayoría análogos. Si bien nuestro proceso con los muchachos ha mejorado con el tiempo, pues ahora los muchachos están más enterados, a veces surgen contratiempos que hacen que las actividades que tengamos presupuestadas dentro del salón tengan que ser replanteadas en último momento y tengamos que frenar nuestros impulsos de hacer algo diferente. Aún así, hoy fuimos con la idea de separar, o más bien, de distanciar un poco el tema ambiental de los muchachos como proyecto para ver que estaban llevando a la práctica los chicos con respecto a lo aprendido durante el semestre. Para conseguir que los chicos hablaran y de cierta forma se sintieran liberados de la estructura rígida del sistema educativo, optamos por salir del aula de clase para darle un primer cambio a la atmósfera. Nos situamos en el patio de la escuela y ahí empezamos a conversar. Para poder llegar a esto, nos tocó regañar a los muchachos y hacer algo que nunca antes me había hecho, y fue aumentar el tono de mi voz. Los chicos en cuanto se percataron del cambio de actitud de inmediato se pusieron a trabajar. Anótese, que aumentar el tono de mi voz no me gusta, aunque a veces es necesario, ya que a veces tanta libertad los distrae. En forma de círculo, cada muchacho comenzó a hablar de sus experiencias y relaciones con el medio ambiente. Una de las niñas habló de la importancia de reciclar. Sin embargo, en el momento que le preguntamos que si lo hacía en su casa ella nos respondió con una negativa. Este hecho, nos sirvió como ejemplo para demostrarles a los muchachos que más allá de que ellos se supieran de memoria las razones por las cuales era importante reciclar, lo que importaba en el curso era que ellos ya estaban en la capacidad de transmitir este saber dentro de sus casas, la escuela y el barrio. Se hizo énfasis de que todo lo que habíamos hablado de cuidar el medio ambiente lo podíamos a empezar a volver un hábito con cambios muy sencillos en nuestro estilo de vida. Una vez expuesta esta idea, la cara de los muchachos cambió. Se sintieron más relajados y empezaron a contar sus anécdotas y relaciones con el agua, los animales, el reciclaje y los medios de comunicación entre otros. Para darle mayor sentido a todo el taller, fuimos rotando entre todos los estudiantes un hilo que poco a poco se fue enredando entre todos los estudiantes. Esto por supuesto causó alboroto. Pero pronto se calmaron, cuando empezamos a explicarles que lo que estábamos construyendo era una especie de telaraña que también se le podía llamar red y de la cual todos hacíamos parte, así como del ecosistema. Una vez entendido este ejemplo, creo que quedó sembrada la duda en los muchachos de la necesidad de convertirse en portadores del saber del medio ambiente. Más allá del argumento, lo que vale en este momento es que ellos puedan cambiar y así sucesivamente podamos lograr el cambio en un mayor grupo de personas.

Anexo No. 4

¡Un calor achicharrante!

En Ciudad Merlín se está sufriendo estos días un calor excesivo que los científicos consideran, es debido al cambio climático.

De paseo en bicicleta, Tomás el protagonista del cuento, topa con un incendio en el bosque, justo donde vive su amiga Lila, la zorra. La ayuda que Tomás ofrece a los bomberos, localizando el agua de un manantial oculto ayuda a apagar el fuego y a salvar no sólo a Lila sino también a sus cachorros.

“Fíjese Sr. alcalde, en estos pobres zorritos. Han estado a punto de morir. ¡y todo por el cambio climático! Debería dar esas medallas a las personas que intentan salvar la tierra.”

¡Flash! Otra foto.

“¿De verdad que piensas eso” dijo el alcalde, un poco sorprendido. “pero yo creía… bueno, lo que quiero decir es que yo…” El jefe de los bomberos intervino.

“Sr. alcalde, somos bomberos, sólo hemos cumplido con nuestro deber. Pero vemos que la Tierra se calienta. El incendio forestal de hoy no ha sido una coincidencia. Nosotros, los seres humanos somos, seguramente los responsables, ¡El clima está cambiando de verdad! Y mientras decía esto el jefe de bomberos tomó los cachorros de Lila y los acarició suavemente. ¡Eran una preciosidad! ¡Flash! otra foto más.”

“Tengo una idea”, dijo Tomás” ¿por qué no dar medallas a los que van en bici todos los días, a los que utilizan la energía del viento y del sol y a los que dejan el coche en casa y van en autobús.? Dé medallas a todos los que luchan por dejar de producir gases de efecto invernadero. ¡Esos son los auténticos héroes!”.

El alcalde sonrió a Tomás. “Es una idea estupenda”, le dijo. “Voy a ponerla en práctica en seguida” (Copée, Benoit, 2008)