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La confesión como medio probatorio en Derecho Disciplinario y sus cambios
sustanciales en el nuevo Código General Disciplinario (Ley 1952 de 2019)
Confession as a means of proof in Disciplinary Law and its substantial changes in the new
General Disciplinary Code (Law 1952 of 2019)
Zoranny Pacheco Ruiz1
Resumen
La confesión es considerada como una declaración que una persona realiza de manera
voluntaria, sobre algunos hechos u omisiones que pueden tener consecuencias jurídicamente
relevantes. En materia disciplinaria, era posible que con el Código Único Disciplinario de 2002,
el investigado decidiera optar por no tener defensa técnica y por lo tanto, al momento de realizar
la confesión, no tuviera pleno conocimiento de las consecuencias jurídicas que ello le traería,
quebrantando sus derechos fundamentales a la defensa y al debido proceso. No obstante, el Nuevo
Código General Disciplinario contempla de manera obligatoria que, al momento de realizar la
confesión, el servidor público debe tener un abogado, independientemente que sea de confianza o
de oficio. En el mismo sentido, se realizaron una serie de modificaciones a esta importante figura
jurídica en materia disciplinaria, por lo cual es necesario determinar cuáles son los cambios
sustanciales que tuvo la confesión como medio probatorio en el Nuevo Código General
Disciplinario.
Palabras Clave
Confesión; Derecho Disciplinario; Medio Probatorio; Proceso Disciplinario; Declaración de Parte.
1 Egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Colombia, trabajo de grado para optar por el título
de Abogada dirigido por el Dr. Marco Emilio Sánchez Acevedo, código estudiantil No.2112296, correo electrónico:
Abstract
The confession has been considered over time as a statement that a person makes
voluntarily, about some facts or omissions that may have legally relevant consequences. In
disciplinary matters, it was possible that with the Single Disciplinary Code of 2002, the researcher
decided to opt for having no technical defense and therefore, at the time of making the confession,
did not have full knowledge of the legal consequences that would bring, breaking your
fundamental rights to defense and due process. However, the New Single Disciplinary Code
mandatorily provides that at the time of making the confession, the public servant must have a
lawyer, regardless of whether it is trustworthy or ex officio. In the same sense, a series of
modifications was made to this important juridical figure in disciplinary matters, for which it is
necessary to determine which are the substantial changes that the confession had as evidence in
the New General Disciplinary Code.
Keywords
Confession; Disciplinary Law; Probatory Means; Disciplinary Process; Declaration of Party.
Sumario
Introducción. 1. Antecedentes históricos de la confesión. 2. Noción de Confesión.
2.1. Clasificación de la confesión. 2.2. La confesión como medio de prueba. 3. La confesión en
materia disciplinaria. 3.1. La confesión en el Código de Procedimiento Penal Ley 600 de 2000.
3.2. La confesión por vía jurisprudencial. 3.3. La confesión en el Código General Disciplinario
Ley 1952 de 2019. Conclusiones
Introducción
El derecho disciplinario es considerado como un sistema de control social e institucional
que busca garantizar el cumplimiento de los fines y funciones atribuidos al Estado (Forero, 2007),
para lo cual su objetivo principal es sancionar a aquellos que ejercen una función pública y cometen
una falta que contravienen los principios consagrados en el artículo 209 de la Constitución Política
de Colombia.
Anteriormente, en el Código Único Disciplinario Ley 734 de 2002, se contemplaba el
artículo 130 que enunciaba a grandes rasgos los medios probatorios aplicables al Derecho
Disciplinario, y a su vez expresaba que se regularía por las normas del Código de Procedimiento
Penal lo cual trajo una gran incertidumbre, pues en materia penal es exigible de manera obligatoria,
la presencia de una defensa técnica para la protección del investigado, contrario sensu de lo que
sucedía en materia disciplinaria, pues el mismo artículo 17 de la Ley 734 de 2002 que contempla
el derecho a la defensa como postulado rector del debido proceso (Jiménez, 2018), establece que
pese a que sea un derecho este puede ser renunciable y solo procede de manera obligatoria cuando
así lo requiera el disciplinado o cuando se declare persona ausente (Peláez, 2008, ). Lo anterior,
resultaba engorroso para el investigado disciplinariamente, toda vez que al momento de tomar la
versión libre del disciplinado, era posible que se ventilará una confesión, y que el servidor público
sin haber solicitado un defensor de oficio, no conozca de las consecuencias jurídicas que conlleva
la narración de hechos jurídicos que lo involucran de manera directa.
No obstante, la confesión como medio de prueba tuvo un gran cambio en el Nuevo Código
General Disciplinario, toda vez que actualmente se incluye dentro del Título VI, cada uno de los
medios de prueba como la confesión, el testimonio, la peritación, la inspección disciplinaria, el
indicio y las pruebas documentales, cada una de manera independiente como capítulos del mismo
título. Dentro de los cambios que tuvo la confesión en materia disciplinaria, se pudo evidenciar
que sus requisitos son taxativos, por lo que están contemplados en el mismo Código General
Disciplinario, y no hay necesidad de remitirse a una norma penal o procesal. A su vez, uno de los
cambios más sustanciales; consiste en la representación por medio de apoderado judicial del
disciplinado, pues se torna prácticamente obligatoria y no a discrecionalidad del servidor público
el concurrir a una diligencia en materia disciplinaria, en compañía de una defensa técnica.
Por lo anterior, el presente artículo de investigación tiene como objeto desarrollar el problema
jurídico que consiste en ¿Cuáles son los cambios sustanciales que implementó el Nuevo Código
Disciplinario Ley 1952 de 2019, en relación con la confesión como medio probatorio?, teniendo
como objetivo general determinar a través de la metodología comparativa y dogmática en palabras
de Agudelo (2018), los cambios sustanciales existentes sobre el medio probatorio de la confesión
en relación con el antiguo Código Único Disciplinario (Ley 734 de 2002) y el Código General
Disciplinario (Ley 1952 del 2019), y a su vez como objetivos específicos, relacionar los
antecedentes históricos de la figura de la confesión, exponiendo la evolución de la figura, su
aplicación e influencia en el ordenamiento jurídico colombiano; conceptualizar desde la doctrina
la figura jurídica de la confesión, señalando su clasificación e importancia como medio probatorio;
y por último, realizar un estudio sobre la confesión como medio probatorio dentro del proceso
disciplinario, analizando la integración normativa que antiguamente tenía a través del Código de
Procedimiento Penal, la doctrina jurisprudencial de la Procuraduría General de la Nación a través
de su Sala Disciplinaria, y el Código General Disciplinario que propone ciertos cambios
sustanciales en atención a los principios procesales y constitucionales.
1. Antecedentes históricos de la confesión
El ordenamiento jurídico colombiano actual, ha tenido gran influencia del Derecho
Romano adoptando e incorporando sus figuras jurídicas del mismo, tal y como se ha podido
evidenciar en los temas de Derecho Civil, Derecho de Familia, Derecho Comercial, entre otros. Al
hacer referencia al origen de la confesión, debemos remitirnos de inmediato al Derecho Romano,
en el cual, si bien no exigía el cumplimiento de ciertos requisitos como en la actualidad, si era
considerado como un medio probatorio que podía provocarse en el juicio a través de un
interrogatorio realizado por el Magistrado, que permitía la aceptación o negación de los hechos,
sin embargo, “las instituciones germanas y del derecho canónico, agregaron dos elementos para
provocarla en juicio, los cuales son el interrogatorio y el juramento” (Alsina, 1961, p.328), el
primero de ellos, como mecanismo indispensable para provocar la confesión, y el segundo de ellos,
tiene su origen en invocar una divinidad como testimonio de la verdad de una afirmación, con el
fin de que la persona que confesará, no mintiera al momento de realizarlo (Reina et al., 2010)
En este sentido se entiende, que desde el origen del ordenamiento jurídico romano la
confesión ha desarrollado un papel importante a la hora de otorgar valor e interpretar a la
aceptación o negación de los hechos realizada por las partes. Situación que sin duda fue reforzada
en por las creencias en divinidades, y la verdad de las afirmaciones que se hicieren en su nombre.
En la antigüedad, la confesión se catalogó como prueba reina, toda vez que el juez dejaba
a un lado las afirmaciones realizadas por el demandante, y procedía a reconocer como ciertos los
hechos reconocidos por el demandado. En el aspecto penal, la confesión resultaba tan importante,
que sometían al sindicado a torturas para que expresará con veracidad los hechos objeto de litigio.
No obstante, es en el Derecho Canónico donde la confesión tuvo más incidencia como medio
probatorio, toda vez que se basó en principios básicos del proceso romano y los adaptó a los
principios de la Iglesia Católica, dando como resultado la instauración de un sistema procesal de
carácter inquisitivo, en el cual el juez era independiente para la investigación de la verdad. En el
sistema inquisitivo “resultaba común el uso del tormento para obtener la confesión del acusado,
quien contaba con una defensa totalmente nula, pues el juez contaba con las facultades de
acusación, defensa y decisión” (Pérez, 2012, p.25).
2. Noción de Confesión
La confesión es considerada en las ramas del derecho civil, penal, disciplinario, entre otras,
como un medio de prueba pregonable a quien tenga la calidad de parte en el proceso, o también es
posible que provenga de un tercero interviniente (Peláez, 2008). Es importante distinguir desde un
principio la confesión de la declaración de parte, pues aunque los dos consisten en que una de las
partes declara unos hechos que producen efectos jurídicos, cuando genera una consecuencia
adversa a la parte declarante, se considerará que se trata de una confesión, siempre y cuando
cumpla con los requisitos que establece la ley, por el contrario, si esta declaración, no produce
efectos adversos a quien la realiza, será considerada como una declaración de parte (Isaza, 1971).
Delimitar las diferencias existentes entre la confesión y la declaración de parte resulta de
vital importancia a la hora de aplicar cada uno de los mecanismos probatorios, como medios
autónomos, ya que como se logra evidenciar, los alcances de la aplicación de cada uno resultan
contrarios, a pesar de tratarse ambos en términos generales de declaraciones surtidas por las partes.
Varios doctrinantes han hecho referencia a este concepto como una declaración judicial o
extrajudicial que puede ser espontánea o provocada, en la que una parte reconoce total o
parcialmente la verdad de una obligación o de un hecho que se refiere a ella y es susceptible de
efectos jurídicos (Lessona, 1900), esta declaración “contiene los hechos que son objeto de debate
que una de las partes realiza bajo juramento de decir la verdad” (Pallares, 1952).
En el ordenamiento jurídico colombiano, el Derecho Probatorio tiene gran incidencia en el
proceso, pues se trata de un conjunto de herramientas que demuestran los hechos objeto del litigio,
y conducen al juez a la verdad sustancial, el convencimiento de la existencia o inexistencia de los
hechos (Echandia, 1970), la confesión resulta ser una de las herramientas pertenecientes al
Derecho Probatorio, es considerada como un medio de prueba y acto de voluntad, en palabras de
la Corte Suprema de Justicia
consiste en la manifestación que hace una parte sobre hechos que pueden producirle
consecuencias jurídicas adversas o que favorezcan a la parte contraria; confesar,
pues, es reconocer como verdadero un hecho o un acto de índole suficiente para
producir contra el que lo admite consecuencias jurídicas, certeza que puede
predicarse tanto de los hechos trasuntados como fundamento de la demanda o como
basamento de las excepciones propuestas. (Corte Suprema de Justicia, Exp. 21575,
2017)
De lo anterior se infiere entonces, que la confesión es un medio de prueba y es considerada
como una manifestación que realiza el demandado, respecto de los hechos objeto del proceso, que
permiten concluir la culpabilidad o responsabilidad del mismo.
2.1. Clasificación de la confesión
La confesión puede clasificarse de diversas maneras, por ejemplo, de acuerdo al lugar en
que se realiza, por su origen, el modo, de acuerdo con el contenido, y por los efectos que la misma
produce.
De acuerdo al lugar que es realizada
a) Judicial: Se realiza ante el funcionario judicial, puede ser mediante escritos o
declaraciones juradas.
b) Extrajudicial: Se realiza fuera del proceso, pero debe hacerse valer ante el juez
de causa. En varias ocasiones se ha debatido la función que cumple la confesión
extrajudicial, doctrinantes como Escribano Mora (2001) afirman que no es una
prueba, se trata entonces de un reconocimiento de los hechos, que es ajeno al
proceso.
En materia disciplinaria, comprende la forma en la que se realiza la exposición por
parte del sujeto procesal, “existe un momento para ese propósito y es cuando el
disciplinado rinde versión libre o cuando dentro de la oportunidad procesal para el
efecto, descorre el traslado de los cargos que se le imputan” (Peláez, 2008).
Por su origen
a) Espontánea: Aquella que surge del libre albedrio de la persona, y puede materializarse
a través de la demanda, de la contestación, y de cualquier acto que no derive de un
interrogatorio.
b) Provocada: Se origina a partir de la solicitud que una de las partes hace a la otra, para
reconocer la verdad de las afirmaciones de los hechos, se realiza por conducto del
interrogatorio que puede ser oral o escrita.
Por el modo
a) Expresa, es la que se realiza de manera verbal o escrita, y no hay lugar a dudas de
lo que la parte enuncia en su declaración.
b) Tacita, se da en aquellos casos en que la ley autoriza al juez a tener por confesado
un hecho.
Por su contenido
a) Simple, cuando se acepta un hecho tal y como han sido alegados.
b) Calificada, el confesante reconoce el hecho, pero atribuyéndole una diferente
significación jurídica que restringe o modifica sus efectos.
c) Compleja, el confesante agrega un hecho destinado a destruir los efectos del hecho
principalmente confesado. (Alsina, 1961, p. 37)
Por sus efectos
a) Divisible, cuando pueden separarse de ella las circunstancias desfavorables para el
confesante de las que le son favorables.
b) Indivisible, cuando no se puede separar lo favorable de lo desfavorable al
confesante y debe apreciarse en su conjunto.
2.2. La confesión como medio de prueba
En primer lugar, cabe resaltar que los medios de prueba tienen como fundamento el
demostrar todos “los hechos presentes, pasados y excepcionalmente futuros, perceptibles a los
sentidos” (Peláez, 2008, p. 37), a través de un documento, testimonio, juramento estimatorio,
indicio, inspección judicial, dictamen pericial y confesión, los cuales son los medios de prueba
actuales y legítimos en la legislación colombiana de todas las ramas del Derecho, Echandia (1970)
establece que es todo lo que puede representar una conducta humana, los sucesos, acontecimientos,
hechos o actos humanos, en lo que puede recaer la prueba y que sea susceptible de comprobación
ante el órgano jurisdiccional del Estado, para efectos de practicidad se entiende que el objeto de la
prueba es la existencia o inexistencia de un hecho, pues a través de ellos, es posible buscar la
verdad de los hechos, y la convicción judicial sobre la certeza de la prueba aportada al proceso
(Giraldo et al., 2015).
En el actual ordenamiento jurídico colombiano, y en su compendio de normas procesales,
la confesión se encuentra consagrada en la Sección Tercera, Capítulo I, artículo 191 y
subsiguientes, es decir, dentro del título del régimen probatorio estipulado en el Código General
del Proceso, ratificándonos que, en efecto, la confesión es definida como un medio de prueba en
la normatividad colombiana.
Ahora bien, es procedente enunciar los requisitos para que se configure la confesión en
términos generales, sin embargo, en algunas ramas del derecho pueden agregarse o modificarse
algunos de ellos. El Código General del Proceso establece que los requisitos de la confesión son:
1. Que el confesante tenga capacidad para hacerla y poder dispositivo sobre el
derecho que resulte de lo confesado.
2. Que verse sobre hechos que produzcan consecuencias jurídicas adversas al
confesante o que favorezcan a la parte contraria.
3. Que recaiga sobre hechos respecto de los cuales la ley no exija otro medio de
prueba.
4. Que sea expresa, consciente y libre.
5. Que verse sobre hechos personales del confesante o de los que tenga o deba tener
conocimiento.
6. Que se encuentre debidamente probada, si fuere extrajudicial o judicial
trasladada.
En relación a la confesión en materia penal, está regulada por la Ley 600 de 2000,
condicionando la validez de la confesión siempre y cuando se cumplieran los requisitos:
1. Que se haga ante funcionario judicial.
2. Que la persona este asistido por defensor
3. Que la persona haya sido informada del derecho a no declarar contra sí misma,
salvaguardando el principio de no autoincriminación, considerada como la declaración de
culpabilidad expresa por parte del imputado o acusado (Navarro, 2015).
4. Que sea expresa, libre y consiente.
En otras ramas del derecho, se puede evidenciar que la confesión tiene gran relevancia
como resulta en el Derecho Tributario en el cual se encuentra contemplado como medio de prueba
en el capítulo III, artículo 747 y subsiguientes del Estatuto Tributario.
ARTICULO 748. CONFESION FICTA O PRESUNTA. Cuando a un
contribuyente se le ha requerido verbalmente o por escrito dirigido a su
última dirección informada, para que responda si es cierto o no un
determinado hecho, se tendrá como verdadero si el contribuyente da una
respuesta evasiva o se contradice.
Si el contribuyente no responde al requerimiento escrito, para que pueda
considerarse confesado el hecho, deberá citársele por una sola vez, a lo
menos, mediante aviso publicado en un periódico de suficiente circulación.
La confesión de que trata este artículo admite prueba en contrario y puede
ser desvirtuada por el contribuyente demostrando cambio de dirección o
error al informarlo. En este caso no es suficiente la prueba de testigos, salvo
que exista un indicio por escrito (Presidente de la República de Colombia,
Decreto Nº624, 1989)
En estos términos, en materia fiscal quien está legitimado para confesar es el contribuyente
legalmente capaz,
y tiene efectos cuando versa sobre hechos que sean físicamente posibles y
conlleven un perjuicio para el mismo contribuyente. Luego se entiende que
los hechos objeto de confesión son propios y no ajenos, y que su incidencia
tiene relación directa con la determinación de obligaciones y deberes
inherentes al mismo contribuyente confeso, es decir que provienen de quien
es parte en el proceso (Consejo de Estado, Exp. 11657, 2001).
3. La confesión en materia disciplinaria
En primer lugar, el Derecho Disciplinario es una rama del Derecho colombiano que tiene
el carácter de sancionador, tal como el Derecho Penal, tiene sustento constitucional en el artículo
sexto de nuestra Constitución Política que indica:
Los particulares sólo son responsables ante las autoridades por infringir la
Constitución y las leyes. Los servidores públicos lo son por la misma causa y por
omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones (Constitución Política de
Colombia,1991)
El objetivo principal de esta rama del Derecho, es buscar “la buena marcha y
funcionamiento de la administración pública, por ello las normas en materia disciplinaria se
orientan hacía el cumplimiento de los deberes propios de cada servidor, con lo cual se pretende el
logro de las finalidades estatales” (Quintero, 2011, p.4), y esto se realiza a través de la potestad
sancionadora que tiene el Estado, de poder colocar o imponer una sanción a sus servidores
públicos, pues si bien es cierto, son los encargados de representar al Estado a través de sus
diferentes entidades públicas; “el actual proceso disciplinario está fundamentado en el sistema
inquisitivo y por lo tanto no posee el principio acusatorio en el cual se presenta la separación de
acusación y juzgamiento, ya que el encargado de realizar estas dos funciones es un solo
funcionario” (Pabón, 2018, p. 15).
La existencia de la facultad sancionatoria materializada en la aplicación de la acusación y
sanción derivada del proceso disciplinario, resulta de innegable utilidad, puesto que, a través del
control disciplinario que se realiza sobre los funcionarios, no solo se está preservando el
funcionamiento de las actividades a cargo del Estado, sino la calidad del servicio prestado como
finalidad estatal, lo cual preserva las instituciones estatales.
Como todo Derecho sancionador, el Derecho Disciplinario tiene una estructura en la cual
debe basarse para determinar sí el servidor público cometió una falta que vulneren los principios
de la función pública de los consagrados en el artículo 209, verbigracia;
La función administrativa está al servicio de los intereses generales y se
desarrolla con fundamento en los principios de igualdad, moralidad,
eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad, mediante la
descentralización, la delegación y la desconcentración de funciones
(Constitución Política de Colombia, 1991).
Los elementos que determinan la falta disciplinaria y su consecuente sanción, son, la
tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad, sumamente similar a los preceptuados por el Derecho
Penal, sin embargo, se distinguen en elementos especiales que contiene cada uno de ellos, por
ejemplo, en el caso de la tipicidad, la misma es numerus apertus lo que significa que “conlleva a
la estructura de una norma jurídica que no cumple con la exigencia de ser una descripción estricto
y precisa (stricta y certa)” (Quintero, 2011, p. 7). En el caso de la antijuridicidad, se habla de una
antijuridicidad material y una antijuridicidad formal, y esta se verá configurada una vez se lesionen
los principios de la función pública expuestos con antelación, y por último, la culpabilidad, en
materia disciplinaria está proscrita toda forma de responsabilidad objetiva y las faltas solo son
sancionables a título de dolo o culpa.
La proscripción de la responsabilidad objetiva, es por consiguiente una
condición que se encuentra presente en las distintas maneras que se ve
materializado el derecho sancionatorio en el Estado, en una condición que
primero trae a colación el avance dogmático identificado para el caso, y
luego la aplicabilidad del concepto de Estado Social de Derecho, que en la
Constitución Política consagra en su artículo primero, el respeto de todas las
garantías asignadas a los administrados (Díaz, 2016, p. 11).
En materia disciplinaria existe la prevalencia de principios rectores del Derecho, uno de
ellos es el de integración normativa, que a su tenor dispone en el artículo 21 del Código Único
Disciplinario, lo siguiente
En la aplicación del régimen disciplinario prevalecerán los principios
rectores contenidos en esta ley y en la Constitución Política. En lo no
previsto en esta ley se aplicarán los tratados internacionales sobre derechos
humanos y los convenios internacionales de la OIT ratificados por
Colombia, y lo dispuesto en los códigos Contencioso Administrativo, Penal,
de Procedimiento Penal y de Procedimiento Civil en lo que no contravengan
la naturaleza del derecho disciplinario.
En razón a este principio, le es dado al Derecho Disciplinario adoptar normas que
provienen de la Constitución y de la ley, pero se materializa más que todo en relación a las normas
de Derecho Penal, es así como se ejemplifica en el contenido de los medios de prueba que adoptaba
el anterior Código Único Disciplinario,
Artículo 130. Medios de prueba. Son medios de prueba la confesión, el
testimonio, la peritación, la inspección o visita especial, y los documentos,
los cuales se practicarán conforme a las normas del Código de
Procedimiento Penal en cuanto sean compatibles con la naturaleza y reglas
del derecho disciplinario.
Los indicios se tendrán en cuenta al momento de apreciar las pruebas,
siguiendo los principios de la sana crítica.
Los medios de prueba no previstos en esta ley se practicarán de
acuerdo con las disposiciones que los regulen, respetando siempre los
derechos fundamentales.
Es así como el anterior Código Único Disciplinario no tenía una norma especial que
desarrollará la confesión como medio de prueba autónomo e independiente, sino que de inmediato
se remitía a los requisitos en materia civil y penal, siempre y cuando sean compatibles con la
naturaleza y reglas del derecho disciplinario, y no contravenga la esencia de las mismas, debe
cumplir los preceptos enunciados en el artículo 280 del Código de Procedimiento Penal para que
pueda entenderse como válida.
En relación a la designación de un apoderado de oficio en virtud del artículo 17 de la Ley
734 de 2002, que contemplaba el derecho a la defensa señalando que el investigado tiene derecho
a la defensa material y a la designación de un abogado, y sí el procesado solicita la asignación de
un defensor así deberá procederse; cuando se juzgue como persona ausente deberá estar
representado a través de apoderado judicial, sí no lo hiciere se designará defensor de oficio,
disposición que permite afirmar que dicha designación pese a ser un
derecho, puede ser renunciable y solamente procedería de manera
obligatoria en dos eventos: cuando así lo requiera el disciplinado, o cuando
se declare persona ausente, de tal manera que la designación no es condición
necesaria, en los eventos distintos a los anteriores, dado que es facultativo
del disciplinado optar por ella, y por tanto, puede acudir por sí solo (Peláez,
2008, p. 121)
En materia disciplinaria, no es necesario que la confesión se realice en presencia de
apoderado judicial, toda vez que no es un requisito de procedibilidad para la validez de las
actuaciones que se surten en el desarrollo del proceso disciplinario, sin embargo, no es de gran
exigencia que se surtan los requisitos como en otras materias del Derecho, pues es facultativo que
el disciplinado actué por medio de apoderado. La confesión debe ser libre, y debe enfatizarse que
el disciplinado tiene el derecho de no auto incriminación, principalmente se materializa a través
del escrito de descargos:
La confesión se puede materializar a través de otros actos procesales como
a través del escrito de descargos e inclusive en la fase discusoria, aun cuando
se estén practicando pruebas, debe tenerse en cuenta el postulado según el
cual, la confesión por sí sola no produce efectos jurídicos, de tal manera que
a la luz del principio de la unidad de la prueba y el de la regla de la sana
crítica, deberán obrar en la actuación otros medios de prueba que reafirmen
la conducta que se endilga al disciplinado.
Los efectos que produce la confesión en materia disciplinaria son: que
determina un trámite más expedito referido al procedimiento verbal y por
otra parte, constituye una circunstancia atenuante al momento de dosificar
la sanción (Peláez, 2008, p. 120)
En lo relativo a la confesión en la Ley 734 de 2002, se tenía que el artículo 130 del Código
Único Disciplinario si la consagraba como un medio de prueba autónomo, sin embargo, debía
practicarse conforme a las normas del Código de Procedimiento Penal, siempre que sean
compatibles con la naturaleza y reglas del derecho disciplinario, es decir, reunir los requisitos del
anterior artículo 280 del Código de Procedimiento Penal para que sea válida, toda vez que el nuevo
Código no la contempla (Forero, 2007).
Es decir, se trataba de una remisión normativa que fuera concordante con las disposiciones
del antiguo Código Disciplinario, y las características de la confesión como medio probatorio en
el sistema de procedimiento penal.
En el mismo sentido, en el Código Único Disciplinario artículo 21 que contemplaba el
principio de integración normativa, era posible la aplicación de normas de procedimiento civil
cuando no contravinieran las del derecho disciplinario, el apoderado judicial no era de carácter
obligatorio, y no era necesario para la validez de las actuaciones, es decir, que nunca se iba a tratar
en materia disciplinaria de una indebida representación (Azula, 2015).
Entre los requisitos y las características de la confesión, se encuentran que el acto debe ser
libre de todo apremio, respetando el principio de no auto incriminación contemplado en el artículo
33 de la Constitución Política de Colombia (Peláez, 2008). Los efectos que producía la confesión
en Ley 734 de 2002, consistían en que el proceso disciplinario seguía el trámite del procedimiento
verbal del artículo 175 de la citada ley, “siendo un mecanismo ágil y expedito, ahorrándose la
tramitación de la investigación disciplinaria y los complejos trámites del procedimiento ordinario”
(Gómez, 2011, p.146), así como también constituía un atenuante al momento de dosificar la
sanción en razón al artículo 47 del mismo Código.
3.1. La confesión en el Código de Procedimiento Penal Ley 600 de 2000
En materia penal, la confesión está contemplada y regulada como un medio probatorio que
permite la realización de los principios de economía, celeridad y eficacia procesal, se trata
precisamente de un acto procesal que realiza el investigado de manera libre y consciente, durante
la etapa de investigación o juzgamiento, en el que acepta de manera total o parcial su autoría o
participación en un delito (Mass, 1999).
Algunos doctrinantes indican que se trata de una decisión estratégica,
en miras a obtener beneficios premiales concretos, como la utilización de diversas
salidas alternativas de solución del conflicto jurídico penal, permitiendo en algunos
casos, evitar la condena, previa reparación efectiva del daño al agraviado (principio de
oportunidad), en otros casos, la imposición de condena, pero reducida la pena a limites
inferiores al mínimo legal, sin necesidad de exponer el caso a juicio público
(terminación anticipada del proceso) (Mittermaier, 2006, p. 217).
Ahora bien, la forma de realizar la confesión en materia penal, no puede basarse
simplemente en aceptar la responsabilidad, el investigado debe relatar las circunstancias de modo,
tiempo y lugar en las que se generó el acto delictivo, toda vez que le sirven al juez para determinar
los elementos del delito en concreto como la tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad. La confesión
goza de unos requisitos intrínsecos y extrínsecos para su configuración, y Taboada (2014) los
clasifica así:
Requisitos intrínsecos
1. La confesión debe ser realizada por el imputado.
2. Es una declaración de parte, porque es el relato de los hechos realizado por el
imputado.
3. Es personalísima.
4. Es oral
5. Es en el idioma del declarante.
6. Tiene por objeto los hechos.
7. Tiene una significación probatoria.
8. Es consciente.
9. Es expresa.
Requisitos extrínsecos
1. Debe ser presentada ante un juez o fiscal, durante la investigación preparatoria, la
etapa de juzgamiento.
2. Debe estar debidamente corroborada por otro u otros elementos de convicción.
3. Sea prestada libremente y en Estado normal de las facultades psíquicas.
En la normatividad penal colombiana, la confesión está consagrada en el artículo 280 de la Ley
600 de 2000 la cual enunciaba los siguientes:
Artículo 280. Requisitos. La confesión deberá reunir los siguientes requisitos:
1. Que sea hecha ante funcionario judicial.
2. Que la persona esté asistida por defensor.
3. Que la persona haya sido informada del derecho a no declarar contra sí misma.
4. Que se haga en forma consciente y libre.
En el mismo sentido, genera una disminución en la pena en los términos del artículo 283,
concediéndole al imputado una reducción de la sexta parte de la condena, en caso de que su
confesión estuviera relacionada con el fundamento de la sentencia, además debe cumplir con:
(i) que el procesado haya confesado su autoría o participación en el hecho,
(ii) que no se trate de un caso de flagrancia,
(iii) que la confesión se haya ofrecido en la primera versión que se rinde ante el
funcionario que conoce del asunto, y
(iv) que la confesión sea fundamento de la sentencia (Corte Suprema de
Justicia, Exp. 44604, 2015).
Como puede evidenciarse, la confesión en materia penal resulta ser una forma anticipada
de cesar la investigación realizada por el Estado a través de la Fiscalía General de la Nación, toda
vez que le es dado demostrar sí efectivamente la confesión tiene una correlación directa con los
actos realizados, con el fin de evitar alguna clase de encubrimiento, no obstante, se evidencia la
aplicación del principio de economía procesal que rige el procedimiento penal, pues el Fiscal parte
de una premisa que indica que quien confiesa, cometió el delito, y solo debe demostrar sí
efectivamente se dio tal premisa, mientras que sí el imputado no confesará, el proceso se alargaría
recolectando más pruebas para comprobar quién es el sindicado.
Con respecto al segundo requisito que exige la ley penal para que la confesión surta efectos
como medio de prueba se debe resaltar lo siguiente; en un Estado Social de Derecho como lo es
Colombia, es de carácter obligatorio que el Estado proteja los derechos fundamentales y los
derechos humanos contenidos en tratados internacionales ratificados, de cada uno de los
integrantes del país (Cubides et al., 2016), en este caso correspondería al derecho al debido proceso
y a la defensa, entendido el primero como un derecho constitucional que garantiza la efectividad
de todos los procesos para todas las actuaciones procesales (Universidad Católica de Colombia,
2010). En el mismo sentido, es procedente realizar un énfasis en el manejo que tiene el Derecho
Penal respecto a este derecho fundamental consagrado en el artículo 29 de nuestra Constitución
Política, en lo referente a la defensa exigida en todo proceso penal, es decir, la defensa material y
la defensa técnica.
El derecho a la defensa es definido como
la oportunidad reconocida a toda persona, en el ámbito de cualquier actuación
judicial o administrativa, de ser oída, de hacer valer las propias razones y
argumentos, de controvertir, contradecir y objetar las pruebas en contra y de
solicitar la práctica y evaluación de las que se estiman favorables, así como de
ejercitar los recursos que la ley otorga (Corte Suprema de Justicia, Exp. 20345,
2006)
Al respecto, la defensa tiene una clasificación en defensa material y defensa técnica, la
primera de ellas hace referencia a “aquel ejercicio que en forma directa y en pos de sus
prerrogativas lleva a cabo quien está sujeto al poder punitivo del Estado” (Corte Suprema de
Justicia, Exp. 18517, 2004).
Por otro lado, la defensa técnica hace referencia a un requisito sine qua non del proceso
penal, pues se trata de una representación especializada por parte de un profesional del Derecho
respecto de una persona que está siendo penalmente juzgada, en el mismo sentido, hace parte del
núcleo esencial del derecho fundamental al debido proceso, pues tiene el propósito de que el
sindicado tenga un acompañamiento y una asesoría permanente de una persona idónea, para
representar de la mejor manera sus intereses (Nova & Dorado, 2010).
Desde la etapa de investigación se identifican las instituciones y artículos que
materializan la garantía judicial del derecho a la defensa para todos los procesados,
no solo como derecho material, sino también como defensa técnico-jurídica
garantizada por la presencia durante todo el proceso de un apoderado designado por
el procesado, y el conocimiento del mismo de todos los elementos de la imputación,
para poder desarrollar su teoría del caso para la defensa (Jiménez, 2018, p.16)
A su vez, lo que se debate en un proceso penal, es un derecho fundamental que tiene un
individuo, como lo es la libertad, para lo cual es necesaria la intervención de un experto en procura
de salvaguardar las garantías que se ven limitadas cuando se encuentra incurso en un proceso de
esta magnitud.
3.2.La confesión por vía jurisprudencial
Ahora bien, es pertinente traer a colación el criterio expuesto por la Procuraduría General
de la Nación, Sala Disciplinaria, en virtud de su función de iniciar, adelantar y fallar las
investigaciones que por faltas disciplinaria se adelanten contra los servidores públicos y contra los
particulares que ejercen funciones públicas o manejen dineros del Estado, que tiene acerca de la
figura jurídica de confesión. Al respecto, se ha evidenciado que es el Doctor Esiquio Manuel
Sánchez Herrera, quién era el Procurador Auxiliar para Asuntos Disciplinarios en el momento en
que se empezó a desarrollar el concepto, las características y los requisitos de la confesión en
materia disciplinaria (Procuraduría General de la Nación, 2007).
Mediante Oficio No. 1335 del 22 de abril de 2005, la Sala Disciplinaria de la Procuraduría
General de la Nación enuncia que la confesión es una declaración voluntaria por parte del acusado,
e implica la narración de circunstancias que describen el tiempo, el modo y el lugar en el que
sucedieron los hechos objeto de la falta disciplinaria, sin embargo, a la vez aduce que en esta rama
del Derecho, no resulta necesario que comprenda requisitos estrictos como los exigidos para el
procedimiento civil o penal, porque el proceso disciplinario es de menor exigencia formal y
permite la remisión pero solo en lo que sea compatible con la naturaleza del proceso en mención;
además
El artículo 92 del Código Disciplinario único, establece cuales son los derechos del
investigado, enlistándose allí “Acceder a la investigación” y/o “Designar
defensor”, , a a la vez que el artículo 93 regla que “Como sujeto procesal, el
defensor tiene las mismas facultades del investigado; cuando existan criterios
contradictorios prevalecerá el del primero”, ello significa que el implicado podrá
comparecer al proceso por sí mismo y ejercer su defensa, o por medio de apoderado,
la confesión no requiere el rigorismo de que aquel se haga asistir por abogado
(Villero, 2007, p. 336).
Para el Doctor Sánchez Herrera, no puede exigirse que el implicado tuviera que hacer la
confesión con apoderado de manera obligatoria, pues no es indispensable que actúe con
representación de un abogado, y se sirve citar al doctrinante Rory Forero (2007) aduciendo que la
confesión es
la manifestación libre, espontanea, concreta y voluntaria, vale decir sin apremio del
juramento, que hace el destinatario de la ley disciplinaria, ante el funcionario
competente, quien la plasmará por escrito, en donde éste admite la comisión de la
falta disciplinaria, ya como autor, ora como determinador de la misma (p.50).
Es así como la doctrina de la Procuraduría General de la Nación, muy a pesar de que en el
antiguo Código Único Disciplinario ¡se enunciará que la confesión se regiría por el Código de
Procedimiento Penal por integración normativa, expresa que no es necesaria la representación del
disciplinado a través de un apoderado judicial cuando realice una confesión (Villero, 2007),
argumentando que solo le basta advertirle al investigado que tiene unos derechos consagrados en
la ley y en la Constitución, como es el debido proceso y la defensa, explicándole las consecuencias
que trae el realizar la confesión de manera libre y voluntaria. Esta doctrina y concepto proferido
por la Procuraduría, tuvo tanto impacto en el proceso disciplinario que fue adoptada por aquellos
funcionarios encargados de juzgar a los disciplinados, a quienes dentro del proceso administrativo,
no les era exigible la presencia de un apoderado judicial.
3.3.La confesión en el Código General Disciplinario Ley 1952 de 2019
El Código General Disciplinario (Ley Nº 1952, 2019) es la normatividad que derogó la
Ley 732 de 2002 (Código Disciplinario Único), el proyecto de ley fue presentado por la
Procuraduría General de la Nación en agosto del año 2014, este proyecto buscaba la regulación de
ciertos aspectos sustanciales y procedimentales que padecía la anterior normatividad disciplinaria,
por lo cual estableció de manera expresa, la clasificación de las faltas gravísima, graves y leves, a
su vez se clasificaron las sanciones, y se eliminó la amonestación escrita para faltas leves culposas,
se establecieron criterios para la graduación de la sanción a través de atenuantes y agravantes, y
también se estableció una nueva figura jurídica denominada concurso de faltas.
Para el tema que acá nos atañe, tenemos que el Nuevo Código General Disciplinario,
modificó la norma que contempla las pruebas dentro del régimen disciplinario, y las introdujo en
el Título VI de la Ley 1952 de 2019, precisamente el artículo 149 de la misma indica los medios
de prueba contemplados en la ley disciplinaria:
Son medios de prueba la confesión, el testimonio, la peritación, la inspección o
visita especial, y los documentos, los cuales se practicarán de acuerdo con las reglas
previstas en este Código.
Los indicios se tendrán en cuenta al momento de apreciar las pruebas, siguiendo los
principios de la sana crítica.
Los medios de prueba no previstos en esta ley se practicarán de acuerdo con las
disposiciones que los regulen, respetando siempre los derechos fundamentales.
A su vez introdujo el Capítulo Primero que indica de manera expresa los requisitos de la
confesión, y elimina todo aquello que permita inferir una integridad normativa con el Código de
Procedimiento Penal en lo relacionado a este tema. Es así como en el artículo 162 se reguló que la
confesión debería reunir los siguientes requisitos:
1. Se hará ante la autoridad disciplinaria competente para fallar el proceso, para instruirlo
o ante el comisionado o designado.
2. La persona que confiesa deberá estar asistida por defensor. Si en la etapa de
investigación no estuviere asistida de un defensor, se le designará uno para el efecto.
3. La persona debe ser informada sobre el derecho a no declarar contra sí misma y de las
garantías consagradas por el artículo 33 de la Constitución Política.
4. La confesión debe hacerse en forma consciente y libre.
Como es evidente, el numeral dos indica como requisito y por lo tanto, se entiende que es
mandatorio o vinculante, el estar asistido por un defensor al momento en que la persona desee
realizar la confesión, y en caso de que no tenga alguno en la etapa de investigación, le será
designado uno para tal efecto, a diferencia del antiguo Código Disciplinario Único que solo
establecía la designación en caso de que el investigado se declarará ausente dentro del
procedimiento disciplinario.
Resulta de ser de gran agrado la lectura de este articulado, en razón a que los servidores
públicos que se rigen por una normatividad especial en caso de que lleguen a cometer alguna falta,
y decidan realizar el acto procesal de la confesión, podrán realizarlo de una forma mucho más
consecuente y destinada a que el funcionario u operador judicial, pueda identificar los hechos
objeto del proceso de incidencia jurídica de una manera más célere, propendiendo por la
realización del principio de economía procesal; y por parte del investigado, la protección y garantía
de los derechos fundamentales al debido proceso y a una defensa técnica, entendiéndose que a
pesar de que tienen una investidura otorgada por el Estado, son también individuos a los que debe
procurarse por respetar sus derechos dentro de un proceso de cualquier índole, sí bien es cierto,
aunque en el proceso disciplinario no esté en juego la libertad de los servidores públicos, sí están
en juego otros derechos fundamentales, verbigracia, el derecho al trabajo que puede verse limitado
cuando se realiza una destitución o suspensión de su cargo.
Posteriormente, dentro de este Código se evidencia otro artículo que resulta ser también
importante, se trata del 163 que indica los beneficios de la confesión a saber:
Artículo 163. Beneficios de la confesión. Si al momento de instalar la audiencia el
disciplinado acepta la responsabilidad que se le imputa en el auto de citación a audiencia
y formulación de cargos, la autoridad disciplinaria inmediatamente la evaluará y de ser
procedente suspenderá la audiencia por el término de diez (10) días para proferir el fallo
sancionatorio. Al momento de dosificar la sanción la autoridad disciplinaria deberá
disminuir la sanción de inhabilidad, suspensión o multa hasta en una tercera parte de la
sanción a imponer. El anterior beneficio no afectará los mínimos establecidos para cada
tipo de sanción.
Ahora bien, esto significa que en el Nuevo Código General Disciplinario, la figura jurídica
de la confesión tiene el carácter de ser un medio para la terminación anticipada del proceso, esto
es, que una vez el investigado confiesa en la audiencia, el Despacho procederá de inmediato a
proferir fallo sancionatorio, que contendrá la misma información del auto de citación a audiencia
y formulación de cargos, lo cual evita un desgaste procesal extensivo, dando plena aplicación del
principio de economía procesal.
En el mismo sentido, el confesar en dicha etapa del proceso, concede al investigado un
beneficio importante en la graduación de la sanción, sí el operador judicial evidencia según las
reglas de la sana crítica y los criterios para apreciar el testimonio, que la confesión tiene una alta
carga importante de mérito probatorio, podrá reducir la sanción que la falta genere al imputado,
hasta en una tercera parte, siendo en verdad, una reducción considerable de la penalidad que el
imputado merece por la acción cometida o en su defecto, la omisión cuando de esta se trate.
Conclusiones
El eje central de la presente investigación, plantea exponer las diferencias sustanciales que
implementó el nuevo Código Disciplinario al respecto de la confesión como medio probatorio
autónomo, en relación con el anterior Código Disciplinario Ley 1952 de 2019, lo anterior conlleva
a desarrollarse dentro de la investigación un debate acerca de los derechos fundamentales como
el debido proceso y a la defensa que debe tener todo individuo en un Estado Social de Derecho
como es Colombia, enfocado en aquel servidor público que está siendo investigado
disciplinariamente.
En principio, el antecedente histórico de la confesión como figura jurídica se remonta al derecho
romano, en el cual, si bien la confesión no contaba con las particularidades aplicadas hoy día, si
fue utilizado como medio probatorio dentro de los juicios realizados por los llamados magistrados,
al permitir la aceptación o allanamiento de hechos. En este sentido, la confesión en la antigüedad
tuvo un gran valor probatorio siendo llevada al escenario del derecho penal y el derecho canónico,
impartiéndole este ultimo la instalación del sistema procesal inquisitivo, donde desempeñó un
papel importante la confesión a través de la tortura con la finalidad de exponer la veracidad de los
hechos en litigio.
En el derecho probatorio, la confesión es un medio legalmente contemplado que busca
demostrar la existencia o inexistencia de hechos o actos humanos que sean susceptibles de
comprobación, a través de la declaración voluntaria que hiciere la parte con consecuencias
adversas, a su vez, es contemplada por diferentes ramas del derecho como la penal, la civil, la
disciplinaria, entre otras, teniendo en cuenta para su validación, el cumplimiento de requisitos que
se encuentran expresamente consagrados en las disposiciones procesales generales, y especiales
de cada materia.
La confesión como medio probatorio en el antiguo Código Único Disciplinario, era considerada
como un medio de prueba, pero a su vez le era aplicable el principio de integración normativa, en
el que se debía ajustar a las normas y requisitos planteados en su momento por el artículo 280 del
Código de Procedimiento Penal, sin embargo, se exceptuaba el requisito de actuar con apoderado
judicial en toda etapa procesal, dado que en materia disciplinaria no eran tan determinantes sus
exigencias, pues a comparación del derecho penal, se afectan bienes jurídicos menos lesivos, y a
su vez, se exponen por parte del investigado o disciplinado, otro tipo de garantías.
Es importante destacar que se está en presencia de un debate en materia constitucional respecto a
la ausencia de apoderado judicial cuando el investigado desee realizar una confesión, es así como
el disciplinado en el Código Único Disciplinario no contaba con una garantía de defensa que
asegurara su debido proceso en caso de que decidiera realizar la confesión, generando un gran
problema para el investigado, pues a pesar de ser un servidor público, no tiene certeza o
conocimiento alguno de sí lo que señala a través de su confesión, puede atentar en su contra, o
puede generar consecuencias mucho peores que se reflejan en la sanción impuesta. A pesar de que
se tratará de una rama del Derecho que tenía menos exigencias, esto no le quita que se trate de un
Derecho de carácter sancionador, es decir, que imponga una sanción.
Las principales diferencias que se han evidenciado a partir del anterior Código Único
Disciplinario, con el actual Código General Disciplinario, tienen asidero jurídico en la garantía de
la defensa y el debido proceso, y esto se refleja a través de la estructura del Nuevo Código, pues
basta solo con observar los capítulos que contiene la misma para evidenciar que efectivamente
consagra unas faltas taxativas, unas graduaciones de sanciones también taxativas, los medios de
prueba ya no dependerán del principio de integración normativa del Derecho, y no tendrán que
remitirse al Código de Procedimiento Penal, sino que el mismo Código trae los requisitos expresos
para que la confesión pueda ser válida, y es acá donde se refleja un gran impacto y diferencia entre
las dos leyes enunciadas con antelación, pues el Nuevo Código General Disciplinario indica que
la confesión deberá realizarse con acompañamiento de un apoderado judicial, ofreciendo mayor
garantía al disciplinado quien en la anterior Ley 734 de 2002, podría optar a su arbitrio comparecer
con o sin apoderado judicial, dejando un vacío de gran importancia para la protección de sus
derechos constitucionales a la defensa y al debido proceso.
Por otro lado, un cambio sustancial de gran importancia se refleja en las consecuencias que
generaba la confesión en la Ley 734 de 2002, que en este caso, cuando el disciplinado confesaba
su falta, de inmediato el proceso se convertía en un proceso verbal siendo mucho más célere, así
como comprendía un criterio para graduar la sanción, sin embargo, no enunciaba expresamente
cuál era la reducción a la sanción impuesta, contrario sensu de lo que ocurre en el Nuevo Código
General Disciplinario, en el cual la confesión es considerada como una forma de terminar el
proceso disciplinario, pues una vez el investigado la realice en audiencia, el operador jurídico
cuenta con un término de diez días en el que suspenderá la audiencia y procederá a emitir fallo
sancionatorio, y también es considerado como una manera de reducir la sanción impuesta, pues el
artículo 162 indica que sí el disciplinado realiza la confesión al momento de instalar la audiencia,
podrá dosificársele la sanción de inhabilidad, suspensión o multa hasta en una tercera parte de la
sanción a imponer.
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