6
Gerardo Mora Burgos La crítica del joven Hegel a Kant: Tubínga y Berna Summary: This article tries to analyze the mean aspects of the critic relationship between the young Hegel and Kant during the stay of the former in the cities of Tubingen and Bem, spe- cially the two trends that forged the hegelian thought of that time: the kantian moral and his appraisal of the ideals of the greek culture. Resumen: Este artículo pretende analizar los principales aspectos de la relación crítica entre eljoven Hegel y Kant durante la estadía del pri- mero en las ciudades de Tubinga y Berna, espe- cialmente las dos tendencias que forjaron el pen- samiento hegeliano de esa época: la moral kan- tiana y su admiración por los ideales de la cultu- ra griega. 1 Un análisis del pensamiento hegeliano hic et nunc debe enfrentar necesariamente dos tipos de dificultades: las metodológicas y las histórico- culturales. Las dificultades del primer orden radican en aquellas ilusiones que frecuentemente entorpe- cen la interpretación adecuada del pensamiento del autor de la Fenomenología del espíritu y de la Ciencia de la lógica. En primer lugar, la "ilu- sión de la imparcialidad" conduce a que los intér- pretes consideren que ellos pueden comprender los textos tal como su autor los ha concebido. Contrario a ello es importante establecer que la interpretación, como cualquier otro diálogo, está esencialmente constituida por dos elementos: el autor y el intérprete, los que comportan sus pro- pios horizontes y en los cuales participan las par- cialidades, las intenciones, los intereses y los mo- tivos de tipo personal y social. La interpretación implica una total y explícita relación receptiva. En otras palabras: la interpretación es siempre parcial y nunca libre de valoraciones. En segun- do lugar, encontramos la "ilusión de la evoca- ción" que pretende ignorar y saltar el umbral del tiempo. El intérprete pretende retrotraerse total- mente al tiempo y al pensamiento de lo interpre- tado para comprenderlo a partir de su mundo cul- tural, lo cual es imposible. Cada quien se encuen- tra siempre en su tiempo y en su propio mundo cultural y solamente a partir del mismo puede in- tentar comprender los textos. Aún cuando en la interpretación se trata de comprender la realiza- ción y el devenir del propio tiempo, es decir, de la interpretación como cuestionamiento histórico trascendental, se permanece directamente rela- cionado con el propio tiempo. La interpretación está por consiguiente siempre relacionada con el presente. En tercer lugar, la "ilusión del pensa- miento historizador", la cual puede ser denomi- nada una "ilusión del positivismo histórico", es- timula tenazmente su confusión aún entre intér- pretes de prestigio. Ella consiste en creer que, mediante la recolección y el conocimiento de tantos datos y las así llamadas "fuentes" como sea posible, se puede salvar la "objetividad" de una interpretación cuestionada por las objeciones contra las dos primeras ilusiones. Aparte de que la búsqueda de "fuentes" es un asunto cuestiona- do en gran medida, pues estas llamadas "fuentes" necesariamente se reducen a lo escrito e incluso a lo sumo a lo publicado y deben excluir todo el ámbito central de la comunicación social y oral, con lo que la "objetividad" se salva, en todo ca- so a costas de la interpretación. La recolección de iguales o análogas formulaciones nunca puede sustituir la comprensión exigida. El rechazo de estas tres ilusiones centrales sin embargo le hace eljuego a un subjetivismo ilimi- tado. Si se las ha comprendido como ilusiones y Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 441-446, 1998

La crítica del joven Hegel a Kant: Tubínga y Berna

Embed Size (px)

Citation preview

Gerardo Mora Burgos

La crítica del joven Hegel a Kant: Tubínga y Berna

Summary: This article tries to analyze themean aspects of the critic relationship betweenthe young Hegel and Kant during the stay of theformer in the cities of Tubingen and Bem, spe-cially the two trends that forged the hegelianthought of that time: the kantian moral and hisappraisal of the ideals of the greek culture.

Resumen: Este artículo pretende analizar losprincipales aspectos de la relación crítica entreel joven Hegel y Kant durante la estadía del pri-mero en las ciudades de Tubinga y Berna, espe-cialmente las dos tendencias que forjaron el pen-samiento hegeliano de esa época: la moral kan-tiana y su admiración por los ideales de la cultu-ra griega.

1

Un análisis del pensamiento hegeliano hic etnunc debe enfrentar necesariamente dos tipos dedificultades: las metodológicas y las histórico-culturales.

Las dificultades del primer orden radican enaquellas ilusiones que frecuentemente entorpe-cen la interpretación adecuada del pensamientodel autor de la Fenomenología del espíritu y dela Ciencia de la lógica. En primer lugar, la "ilu-sión de la imparcialidad" conduce a que los intér-pretes consideren que ellos pueden comprenderlos textos tal como su autor los ha concebido.Contrario a ello es importante establecer que lainterpretación, como cualquier otro diálogo, estáesencialmente constituida por dos elementos: elautor y el intérprete, los que comportan sus pro-pios horizontes y en los cuales participan las par-cialidades, las intenciones, los intereses y los mo-tivos de tipo personal y social. La interpretaciónimplica una total y explícita relación receptiva.

En otras palabras: la interpretación es siempreparcial y nunca libre de valoraciones. En segun-do lugar, encontramos la "ilusión de la evoca-ción" que pretende ignorar y saltar el umbral deltiempo. El intérprete pretende retrotraerse total-mente al tiempo y al pensamiento de lo interpre-tado para comprenderlo a partir de su mundo cul-tural, lo cual es imposible. Cada quien se encuen-tra siempre en su tiempo y en su propio mundocultural y solamente a partir del mismo puede in-tentar comprender los textos. Aún cuando en lainterpretación se trata de comprender la realiza-ción y el devenir del propio tiempo, es decir, dela interpretación como cuestionamiento históricotrascendental, se permanece directamente rela-cionado con el propio tiempo. La interpretaciónestá por consiguiente siempre relacionada con elpresente. En tercer lugar, la "ilusión del pensa-miento historizador", la cual puede ser denomi-nada una "ilusión del positivismo histórico", es-timula tenazmente su confusión aún entre intér-pretes de prestigio. Ella consiste en creer que,mediante la recolección y el conocimiento detantos datos y las así llamadas "fuentes" comosea posible, se puede salvar la "objetividad" deuna interpretación cuestionada por las objecionescontra las dos primeras ilusiones. Aparte de quela búsqueda de "fuentes" es un asunto cuestiona-do en gran medida, pues estas llamadas "fuentes"necesariamente se reducen a lo escrito e inclusoa lo sumo a lo publicado y deben excluir todo elámbito central de la comunicación social y oral,con lo que la "objetividad" se salva, en todo ca-so a costas de la interpretación. La recolección deiguales o análogas formulaciones nunca puedesustituir la comprensión exigida.

El rechazo de estas tres ilusiones centrales sinembargo le hace eljuego a un subjetivismo ilimi-tado. Si se las ha comprendido como ilusiones y

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 441-446, 1998

hegeliano, fundamentada en el doble sentido se-mántico, negativo y positivo, del verbo "superar"(aufhebenr, El joven Hegel cuestiona en Kant to-das las dimensiones de su pensamiento, mas nopor ello deja de rescatar todos los aportes que élpuede hacer a la constitución de su pensamiento.Dicha relación es un proceso y como tal, en élpodemos distinguir diferentes momentos: susaños de estudio en Tubinga (1788-1793), su esta-día como preceptor en Berna (1793-1796), supermanencia como preceptor en Francfort (1797-18(0) Y sus años como docente y profesor en laUniversidad de Jena (1801-1807). Esto no puedellevamos a aceptar la periodización trimembre dela mitología hegeliana que supone la existenciade tres Hegel en uno: el primero el de los escri-tos teológicos y el joven ilustrado de Tubinga; elsegundo el autor de la Fenomenología; y el ter-cero el responsable de todo lo demás",

GERARDO MORA BURGOS442

no se han ocultado los prejuicios, la parcialidad,la actualidad fundamentales de la interpretación,sino que se han aceptado conscientemente y selos ha hecho explícitos, entonces reciben estasilusiones como "ideas reguladoras" una funciónpositiva para la interpretación'.

Por lo que toca a las dificultades histórico-culturales, debemos en este punto mencionar dosque inciden directamente en el tema de esta ex-posición. En primer lugar, la insuficiencia de lastraducciones de la obras hegelianas al castellano,tanto en cantidad como en calidad. En realidad,hasta hace poco, más bien contábamos en el ám-bito hispanohablante con traducciones de tra-ducciones, con la consecuente pérdida de senti-do de los textos hegelianos.' En segundo lugar,debemos hacer referencia a las complejas y com-plicadas exposiciones del pensamiento hegelia-no, debidas en parte a las precarias traduccionesde las fuentes primarias y también en parte a in-tereses muy definidos por alejar a los lectoresdel estudio del pensamiento hegeliano, por mo-tivos primordialmente ideológico-políticos. He-chas estas necesarias aclaraciones, podemosacometer la exposición del tema que nos ocupaen esta oportunidad.

11

En esta exposición no pretendemos ignorar lasotras dos fuentes del pensamiento hegeliano, asaber: el desarrollo de las ciencias en el paso delsiglo XVIII al siglo XIX, así como tampoco lanaturaleza de los problemas históricos a los queintentaba responder, pero por limitaciones detiempo y espacio nos limitaremos a examinar unelemento de la herencia filosófica de Hegel, ele-mento que juega un papel decisivo en la elabora-ción de su método y su dialéctica especulativa'.Así pues, debemos recordar que el pensamientodel joven Hegel se fraguó en la confrontación crí-tica con los principales autores y tendencias de sutiempo. Pocos pensamientos filosóficos mantie-nen una relación tan estrecha y evidente con larealidad social e histórica que los rodea como elpensamiento de Hegel, 10 cual sin lugar a dudases lo que lo indujo a sostener que "la filosofía essu tiempo comprendido en conceptos'". La rela-ción crítica de Hegel con Kant desempeña un pa-pel medular en la formación del pensamiento deljoven Hegel. Es más, dicha relación constituyeuna interpretación dialéctica en el clásico sentido

III

El 27 de octubre de 1788 Hegel ingresó enSeminario de Tubinga. El ducado de Württem-berg mantenía dos escuelas secundarias: laKarlsschule en Stuttgart que fue creada por KarlEugen para la formación de oficiales, médicos yjuristas (Schiller había concluido sus estudios en1780 en la Karlsschule), y la más antigua, el se-minario de Tubinga fundado en el siglo XVI, enel que se formaban los futuros pastores y maes-tros. No había ahí muchos estudiantes, alrededorde doscientos o trescientos. La Facultad de Teo-logía estaba alojada en un viejo monasterioagustino y la vida cotidiana ahí respiraba el es-píritu monacal: por órdenes se despertaba, seoraba y desayunaba temprano. Las lecciones, lasocupaciones personales y los paseos estaban es-trictamente reglamentados'.

Una íntima amistad unió a Hegel con los másimportantes de sus compañeros de estudios: conFriedrich Holderlin, que junto con Hegel habíainiciado sus estudios en 1788, y con FriedrichWilhelm Joseph Schelling, que llegó al seminarioen 1790.

En Alemania la Revolución Francesa fue sa-ludada con entusiasmo por las fuerzas progre-sistas. Al igual que en otras ciudades, en Tubin-ga surgió un club político en el que se intercam-biaban noticias sobre los acontecimientos enFrancia, se seguían permanentemente los perió-dicos franceses y se debatía sobre el destino de

EL JOVEN HEGEL Y KANT 443

Alemania. Siguiendo el ejemplo francés, los tu-bingueses sembraron un árbol de la libertad, y jun-to con su amigo Schelling se supone que Hegelparticipó en el hecho.

El joven Hegel mostró por la filosofía pocointerés. Empezó a leer a Kant el año en que seinició la revolución en Francia, aunque no perci-bió aún el espíritu revolucionario de la filosofíacrítica. Entre los estudiantes de teología se cons-tituyó para ese tiempo un círculo para el estudiode la Crítica de la Razón Pura, pero Hegel noparticipó en absoluto en él, mientras que Sche-Iling lo hizo activamente.

Más que a la filosofía, el interés de Hegel es-tuvo durante sus años en Tubinga dedicado sobretodo al estudio de los clásicos, lo cual no puedeser considerado una distracción si tomamos encuenta el desarrollo futuro de su pensamiento. Elorigen de su alejamiento de Kant no fue su opi-nión más elevada del cristianismo tradicional si-no de los griegos, imagen que estuvo profunda-mente influida por Goethe y Schiller". Duranteesta época Hegel conoce el kantismo sobre todode oídas, y en esta versión del kantismo que reci-be de sus profesores del seminario aparecen mez-clados los elementos tradicionales y los ilustra-dos, los que se inclinan fundamentalmente hacialos aspectos morales. Hegel sostiene que la mo-ral de los preceptos y de las máximas es "fría" y"abstracta" y que produce los efectos contrarios alos que se propone; su resultado para el individuoson la tristeza y la angustia. Los verdaderos cá-nones de la moral son Grecia y la razón, reunidosen un ideal moral que opone silenciosamente lareligión cristiana a la griega",

Los últimos tres años de su estadía en Tubin-ga estuvieron dedicados a la teología, y conclu-yeron con una disertación sobre la historia de laiglesia en Württemberg.

IVEn octubre de 1793 viajó Hegel a Berna, don-

de se convirtió en preceptor de los niños del pa-tricio Karl Friedrich Steiger. La atención de lostres niños no le demandaba mucho tiempo nipreocupaciones, por lo que Hegel tuvo la posibi-lidad de completar su formación y realizar estu-dios literarios, sobre todo porque la rica bibliote-ca de su patrón estaba a su disposición.

Hegel siguió con igual interés que antes losacontecimientos franceses. Al igual que la mayoría

de los simpatizantes con la revolución él no apro-bó el terror jacobino. El terror era un testimoniode la imposibilidad de hallar una solución en quehabía caído la Revolución bajo la dirección de lapequeña burguesía.

En este tiempo Hegel estudió las obras deKant con creciente interés y comprensión, y em-pezó a ser consciente progresivamente de su sig-nificado. "Del sistema de Kant y de su últimoperfeccionamiento espero una revolución en Ale-mania basada en principios que ya están ahí y só-lo necesitan ser elaborados universalmente y seraplicados a todo el saber anterior?", escribió aSchelling el 16 de abril de 1795. Pero no fue laCrítica de la Razón Pura la que tanto lo interesócomo sucedió después, sino los trabajos de Kantsobre la filosofía práctica, particularmente La re-ligión dentro de los límites de la mera razón, y suinterpretación por Fichte".

Schelling había publicado ya en esta épocasus meditaciones teoréticas y Hegel no se sintiódel mismo nivel; él no podía decidirse a expresarsu opinión crítica. "No esperes observacionesmías sobre tu obra. Soy sólo un aprendiz en estecampo ..."ll, y a un pedido de Schelling de infor-marlo sobre sus propios estudios literarios, res-pondió Hegel: "De mis trabajos no vale la penahablar"!'.

Entretanto, en esta época Hegel escribía bas-tante. En Berna trabajaba en una obra que ya ha-bía empezado en Tubinga, que permaneció in-completa y que hasta después de su muerte fuepublicada con el título de Religión del pueblo ycristianismo. En este fragmento expresa Hegel elconvencimiento de que "la religión es una de lascuestiones más importantes de nuestra vida'" •.De la religión le interesa a él sobre todo el "cora-zón", pues la verdadera religión viva y "subjeti-va" se expresa en sentimientos y actos. Frente aella, o mejor: dentro de ella, se encuentra la reli-gión "objetiva", la cual existe como un conoci-miento muerto de Dios. Si se pudiera comparar lareligión "subjetiva" con el libro viviente de la na-turaleza, también la religión "objetiva" se podríacomparar con la oficina de un investigador quemata los insectos, seca las plantas, deposita losanimales en sustancias y comprime en un esque-ma unitario lo que la naturaleza ha separado. Enotras palabras, la religión "subjetiva" es un sinó-nimo de la conducta moral que es propia delhombre bueno, mientras que la religión "objeti-va" representa la teología.

444 GERARDO MORA BURGOS

De los teólogos de la ilustración toma Hegel elconcepto ''religión positiva" con la que él caracte-riza una religión rígida que se apoya en la autori-dad y la tradición. La antípoda de la religión posi-tiva la constituye la religión popular que, aunquefundamentada en la razón, se orienta de acuerdocon los sentimientos y a la que se unen todas lasnecesidades de la vida y los actos públicos del Es-tado. A través de la terminología teológica resplan-

. <Ieeeinequívocamente el problema de un orden so-cial racional, cuyo ideal para el joven Hege1 loconstituye la democracia antigua". La mayoría delas religiones son positivas, ya que cada una deellas "o no se postula por la razón y hasta entra enconflicto con ella, o, concordando con ella, exigesin embargo ser creída sólo por autoridad?".

Para 1795 Hegel ha asimilado los postuladosfundamentales de la ética kantiana: la universali-dad de las leyes morales y la perfecta autonomíadel sujeto". Como afirma en su corresponden-cia", es cierto que está estudiando la filosofía deKant, pero la influencia que tenga en él está con-dicionada por la presión que su original idealgriego sigue ejerciendo en su pensamiento. Enlos fragmentos de este período se unen dos líneasentre las que duda y que no acaba de distinguirclaramente. Una es la kantiana de La religióndentro de los límites de la mera razón que abor-da el tema de la autonomía moral, la otra unida alpensamiento de una religión para pueblos libresque no tienen que encontrar su ejemplo en losdioses, sino en sí mismos, compatible con un de-finido democratismo, pero donde lo eterno delindividuo y el fin al que se orientan sus accioneses la pervivencia y perfección del Estado".

Hegel critica primero no el cristianismo mis-mo, sino más bien su situación actual; no la re-presentación de un Dios personal, sino la institu-ción de la iglesia. Cuando Schelling ironizaba enuna de sus cartas sobre los kantianos porque ellosmanipulaban tan hábilmente los argumentos mo-rales: "Es un placer verles manejar el argumentomoral, tirando de los hilos hasta que nos saltadesprevenidos el deus ex machina, el Ser perso-nal, individual que está allá arriba en el cielo'?",Hegel no comprendió de lo que se trataba y pre-guntó al amigo: "En tu carta hay una expresiónsobre el argumento moral, que no comprendo deltodo: 'lo manejan hasta que salta el Ser indivi-dual, personal'. ¿Crees que propiamente no ne-gamos a tanto?'?'. A continuación recibió deSchelling una aguda respuesta:

"Aún una respuesta a tu pregunta de si no creo que conel argumento moral lleguemos a un Ser personal. Con-fieso que la pregunta me ha sorprendido. No la habríaesperado de un gran conocedor de Lessing como tú.Pero claro que me la has hecho s6lo para ver si yo lahe decidido totalmente; para tí, desde luego, está deci-dida hace tiempo. Tampoco para nosotros valen ya losconceptos ortodoxos de Dios. Mi respuesta es: llega-mos todavía más allá del ser personal. [Entretanto, mehe hecho espinozistal'?' .

Eso no lo podía afirmar Hegel de sí mismo. Aél lo atraía más bien la figura de Jesús. En el ve-rano de 1795 produjo en Tschugg bei Bem, unpintoresco rincón de Suiza, una descripción de lavida del fundador de la nueva religión. Exterior-mente la iguala a los textos del evangelio, pero lainterpretación está muy lejos de ellos. Ni una pa-labra de la anunciación de María, de la inmacula-da concepción, de los milagros ni de la resurrec-ción de los muertos. El Cristo hegeliano es unmoralista que apela a la razón de los hombres. Loque es característico es que las opiniones del jo-ven teólogo han sufrido una transformación: unaño antes elogiaba el sentimiento que ahora cedesu lugar a la razón.

Hegel casi pone en boca de Cristo el impera-tivo categórico de Kant:

"Actuad de acuerdo con una máxima tal que podáis que-rer que, como ley universal entre los hombres, valga es-ta máxima también para vosotros: esta es la ley funda-mental de la moralidad, el contenido de todas las legis-laciones y de los libros sagrados de todos los pueblos'?'.

Hegel aún no diferencia moralidad de eticidad,y la eticidad es la única medida para la aceptaciónde Dios. Cada uno será medido por sus actos, pe-ro sobre todos está el hombre, el individuo.

Pasaron algunos meses y otros problemas do-minaron al joven pensador. La prédica cristianaaplicada a la personalidad individual no le decíanada más y empezó un nuevo manuscrito que mástarde fue conocido con el título de La positividadde la religión cristiana. Positividad significa paraHegel posición, fijación e igualmente rigidez.

Hegel diferencia la doctrina originaria de Cris-to del cristianismo organizado que surgió des-pués, y este a su vez del cristianismo convertidoen religión oficial. Estas tres formas diferentes dereligión cristiana son etapas de su congelamiento,del fortalecimiento de los rasgos "positivos" queademás son característicos de la prédica de su

EL JOVEN HEGEL Y ~T 445

fundador. Cristo se preocupó por superar la "po-sitividad" de la religión judía mediante la fe en supropia autoridad.

¿y qué medio rodeaba a Cristo? Hegel realizauna comparación entre Cristo y S6crates. Cual-quiera podía convertirse en discípulo de Sócra-tes: él tenía por amigos a comerciantes, soldados,estadistas, cada uno de los cuales se ocupaba desus propios problemas. A Cristo contrariamentelo rodeaban doce apóstoles que pregonaban sudoctrina y que sólo vivían para él, sus actos y suspalabras. Ello creó condiciones para el dogmatis-mo espiritual y la fe autoritaria".

¿Cómo pudo afirmarse el cristianismo? ¿Porqué desapareció la "religión del pueblo" delmundo antiguo? Hegel no se dio por satisfechocon la respuesta habitual según la cual la fe enCristo correspondía mejor a las necesidades delespíritu humano, el cual no podía seguir adoran-do más la desenfrenada, pendenciera y adúlteramultitud de dioses. La religión no se arranca delcorazón del pueblo mediante razonamientos enlas salas de estudio, ni la ilustración ha extendi-do la religión cristiana. Según Hegel la religióngriega y la religión romana eran religiones depueblos libres, y cuando se perdió la libertadellas también desaparecieron, perdieron el senti-do, se volvieron impotentes y no fueron más con-venientes para los hombres. ¿Para qué necesita elpescador redes cuando el lecho del río está seco?El cristianismo es por consiguiente un productodel despotismo, se manifiesta cuando la imagendel Estado como un producto de su propia activi-dad desaparece del alma del ciudadano. Laspreocupaciones por el todo descansaban enton-ces en el alma de un hombre individual o de unospocos. Cada uno tenía ahora su propio lugar, elcual estaba más o menos limitado y diferenciadode los otros. El gobierno de la máquina estatalfue delegada a un número limitado de ciudadanosy estos ciudadanos funcionaban como piñonesque recibían su significado de su relación conotros. No había ninguna actividad más para el to-do, cada uno trabajaba para sí relativamente obli-gado por otro individuo".

Los trabajos tempranos de Hegel están muyalejados de la teología canónica y más bien son in-vectivas contra la iglesia. Por supuesto primero setrata del cristianismo, pero no sólo de éF6. El kan-tismo es la nueva religión que Hegel predica, y co-mo converso repite incansablemente, a través detodos los fragmentos de Berna, formulaciones y

reformulaciones del imperativo categórico conun inconveniente mínimo: se lo atribuye en oca-siones a sus amados griegos "que lo encontramospor sí mismo mediante su sensibilidad Integra'?'.

En Berna Hegel se ha hecho kantiano y esta essu liberación que por ahora tiene que manteneroculta en su cuarto de preceptor, cuando puedeescribir en sus tardes libres obras que no publica-rá o que lo hará bajo un pseudónimo. Es innega-ble que Hegel dedica su tiempo a estudiar la filo-sofía de Kant y es ahora cuando comienza a uti-lizar la terminología kantiana de un modo correc-to. Pero el estudio de Kant se ve complementadopor el de Fichte, por lo que en su visión de la re-ligión resuenan los ecos de la Crítica a toda re-velación. Hegel ha asistido a la culminación de laIlustración y al nacimiento del Romanticismo, yle habría resultado muy difícil permanecer kan-tiano toda su vida, aunque solamente fuera porrazones biográficas".

Notas

1. Cf. Zimmerli, w.c. Die Frage nach der Philo-sophie, lnterpretationen zu Hegels "Differenzschrift".Bonn: Bouvier Verlag, 1986, pág. 12.

2. Obras mutiladas y pensamientos falseados eranla constante de las traducciones habituales al castella-no de las obras de Hegel. No es sino hasta hace pocotiempo que aparecen en el mundo hispanohablantetraducciones críticas de alto valor científico y acadé-mico, como es el caso de los trabajos realizados porJosé María Ripalda (G.w.F. Hegel. Escritos de juven-tud. México: Fondo de Cultura Económica, 1978;G.w.F. Hegel. Filosofía real. México: Fondo de Cul-tura Económica, 1984), y de Ma. del Carmen Paredes(G.W.F.Hegel. Diferencia entre los sistemas de filo-sofía de Fichte y Schelling. Madrid: Editorial Tecnos,1990; G.W.F. Hegel. El "Fragmento de Tubinga". En:Revista de Filosofía. 3" época. Vol. VII (1994), núm.11, págs. 139-176).

3. Cf. R. Garaudy. Dieu est mort. París: PressesUniversitaires de France, 1970, p. 161.

4. G.W.F.Hegel. Grundlinien der Philosophie desRechts. En: G.W.F. Hegel. Werke in zwanzig Bánden.Bd. 7. Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 1970,pág. 26.

5. Cf. Leo Lugarini. "La 'refutación' hegeliana".En: G.W.F. Hegel. Creer y saber. Santafé de Bogotá:Editorial Norma, 1992, p. 44.

6. Cf. Amelia Valcárcel. Hegel y la ética. Barcelo-na: Editorial Anthropos, 1988, pág. 29.

7. Cf. Arsen Gulyga. Hegel. Frankfurt am Main:ROderbergVerlag, 1974, p. 16 ss.

446 GERARDO MORA BURGOS

8. Cf. Walter Kaufmann. Hegel. Madrid: AlianzaEditorial, 1968, pág. 40.

9. Cf. A. Valcárcel, op. cit., pág. 39.10. G.w.F. Hegel. Escritos de juventud. Trad. José

Ma. Ripalda. México: Fondo de Cultura Económica,1978, p. 6l.

1l. "Al estudiar recientemente los postulados de larazón práctica había tenido un presentimiento de loque me has mandado; los "Fundamentos de la Doctri-na de la Ciencia", de Fichte, me lo harán patente porcompleto. Las consecuencias que se van a seguirasombrarán a ciertos señores. Va a dar vértigo esta su-prema cumbre de toda la filosofía, que eleva de tal for-ma al hombre. Pero ¿por qué se ha tardado tanto en re-valorar la dignidad humana, en reconocer su capacidadde libertad, que le sitúa en un orden de igualdad contodos los espíritus? En mi opinión no hay mejor signode nuestro tiempo que éste de que la humanidad sepresente como tan digna de respeto en sí misma. Esuna prueba de que desaparece el nimbo de las cabezasde los opresores y dioses de esta tierra. Los filósofosdemuestran esa dignidad, los pueblos llegarán a sentir-la y, en vez de exigir sus derechos pisoteados, se losvolverán a tomar por sí mismos.

Religión y política han obrado de común acuerdo;aquélla ha enseñado lo que quería el despotismo: eldesprecio del género humano y su incapacidad paranada bueno, de ser algo por sí mismo. Con la difusiónde las ideas sobre cómo deben ser las cosas desapare-cerá la indolencia con que ·la gente pasiva lo tomasiempre todo como es". lbídem.

12. Ibíd., p. 66.13. Ibíd., p. 67.14. G.F.w. Hegel. "Fragmente über Volksreligion

und Christentum". En: G.W.F. Hegel. Werke in zwan-zig Biinden. Bd. 1, p. 9.

15. A. Gulyga, op. cit., p. 32-33.16. A. Valcárcel, op. cit., pág. 46.

17. "La razón establece leyes morales necesarias yuniversalmente válidas ... La tarea consiste en transformarestas leyes en subjetivas, en máximas ... El único motivomoral, el respeto ante la ley moral, puede surgir solamen-te dentro de un sujeto en el que la ley misma es ellegis-lador, en el cual sea su misma interioridad quien la pro-duzca". G.w.F. Hegel. Escritos de juventud, pág. 142.

18. "De algún tiempo para acá me he vuelto a dedi-car sobre todo a la filosofía kantiana, con objeto de lle-gar a aplicar sus resultados más importantes a algunasideas que aún son corrientes entre nosotros, o a elabo-rar éstas basándome en aquéllos". G.w.F. Hegel, Es-critos de juventud, pág. 54.

19. Cf. Amelia Valcárcel, op. cit., pág. 47.20. G.W.F. Hegel. Escritos de juventud, p. 53.2l. lbid., p. 56.22. lbíd., pág. 59.23. G.w.F. Hegel. Historia de Jesús. Trad. S. Gon-

zález Noriega. Madrid: Ediciones Taurus, 1975, pág. 40.24. G.w.F. Hegel. Werke in zwanzig Banden. Band

1, págs. 50-52.25. Ibid., pág. 205.26. "La falla fundamental en todo el sistema de

cualquier Iglesia es el desconocimiento de los dere-chos que corresponden a cada una de las facultades delespíritu humano y, sobre todo, a la primera entre ellas:a la razón. Si estas facultades han sido desconocidaspor el sistema de la Iglesia entonces la misma no pue-de ser otra cosa que un sistema de desprecio hacia loshombres". G.W.F.Hegel. Die Positivitat der christli-chen Religion. En: G.W.F. Hegel. Werke in zwanzigBanden. Bd. 1, pág. 187. Cf. también G.w.F. Escritosde juventud, op. cit., pág. 14l.

27. G.F.w. Hegel. Escritos de juventud, op. cit.,pág. 141.

28. Cf. Amelia Valcárcel, op. cit., pág. 52.

Gerardo Mora-BurgosUniversidad de Costa Rica

Apartado postal 1624250 San Ramón

Costa RicaE-mail: [email protected]