21
I73’APALAPAZP: 54-14 pp. La danza de las gramáticas: la relación entre el tupí y el portugués de Brasil Un estudio de los efectos del borramiento de la historicidad, del método de observación y del objeto estudiado Ení Pulcinelli Orlandi* De los eJectos de la catequesis: “ L agracia de Dios, o sus eJecto, se Itan extendido hasta sobre los cuerpos de los Idins, según la conJesiÓn de losportugueses, lrasta taígrado que, según los observaciones de los Indios mismos, sus niños nacen más hermosos y tienen más espíritu. Los adultos mismos que son Crisiiamr prrdieron ese aspecto espanloso que teníon antes y quienes eran como el carácter de la bestia, quiero decir, &I Demonio, baja el imperio &l cual vivúin; cambiaron a un aire gentil y una mnern afable y honesta, de mo& que se les distinguía fácilmente de los otros sin conocerlos”. M. de Nantes, Relation sucrinre.. ., p. 39. U PROPUESTA METODOLÓGICA El proyecto de investigación El marco de referencia de este trabajo es la historia del contacto entre los indios y los blancos en el Brasil. A partir de la perspectiva del análisis del discurso he buscado explicitar los procesos de lenguaje que actúan en la desaparición del indio ’Universidade Esndual de Campinas(lMI(‘AMP),Brasil.TraducOÓn: ArIuroPardo,iMAhí,yRainer Enrique Hamel, UAM-I.

La Danza de Las Gramaticas. Ení Orlandi

  • Upload
    piel

  • View
    229

  • Download
    3

Embed Size (px)

DESCRIPTION

La danza de las gramaticas. Ení Orlandi.

Citation preview

  • I73APALAPAZP: 54-14 pp.

    La danza de las gramticas: la relacin entre el tup y el portugus de Brasil

    Un estudio de los efectos del borramiento de la historicidad, del mtodo de observacin y del objeto estudiado

    En Pulcinelli Orlandi*

    De los eJectos de la catequesis: L a gracia de Dios, o sus eJecto, se Itan extendido hasta sobre los cuerpos de los Idins, segn la conJesin de losportugueses, lrasta tagrado que, segn los observaciones de los Indios mismos, sus nios nacen ms hermosos y tienen ms espritu. Los adultos mismos que son Crisiiamr prrdieron ese aspecto espanloso que tenon antes y quienes eran como el carcter de la bestia, quiero decir, &I Demonio, baja el imperio &l cual vivin; cambiaron a un aire gentil y una mnern afable y honesta, de mo& que se les distingua fcilmente de los otros sin conocerlos.

    M. de Nantes, Relation sucrinre.. ., p. 39. U PROPUESTA METODOLGICA

    El proyecto de investigacin

    El marco de referencia de este trabajo es la historia del contacto entre los indios y los blancos en el Brasil. A partir de la perspectiva del anlisis del discurso he buscado explicitar los procesos de lenguaje que actan en la desaparicin del indio

    Universidade Esndual de Campinas(lMI(AMP),Brasil.TraducOn: ArIuroPardo,iMAh,yRainer Enrique Hamel, UAM-I.

  • La danza de lasgramticas ... 55

    de la identidad cultural (poltica, etc.) brasilea en sus diferentes dimensiones y pocac,.

    AI analizar el conjunto de discursos producidos alrededor del indio desde el siglo XVI hasta nuestros das, intento mostrar cmo la ciencia (la antropolo- ga, lingstica, etc.), la poltica social (el indigenis- mo) y la reiigibn (la catequizacin) se relacionan de manera significativa. La ciencia, la poltica social (el indigenismo) y la religin se presentan tal cual, como tres modos de domesticar la diferencia: la primera por el conocimiento, la segunda por el proceso de mediacin, mejor dicho de administracihn, y la tercera por la salvacin. Las tres contribuyen para que de algn modo se borre la identidad del indio porsignifi- car una cultura diferente y al mismo tiempo wnstitu- tiva de la identidad nacional de los brasileos.

    La ciencia vuelve al indio observable, wmprensi- ble y, a su cultura, legible; el indigenismo lo hace administrable, y la catequizacin lo hace asimilable. Diramos que la comprensin amansa el concepto, la pacificacin amansa al indio wmo cuerpo y la evan- gelizacin amansa al indio como espritu, es decir, wmo alma.

    As se define la domesticacin en relacin wn la cultura indgena, la cual forma parte de las wndi- ciones para la produccin del borramiento del indio de la identidad nacional. Es importante resaltar que no son esos discursos en s los que producen el borramiento, sino su cecesaria referencia a un dis- curso de Estado. El indio paga su precio histrico para conformar la unicidad de la cultura que presu- pone la constitucin de un Estado uniforme, wn una lengua y u n pueblo homogneos.

    En relacin c o n el Estado brasileo el borra- miento opera wmo un presupuesto a nivel de la conciencia nacional. Acta wmo un principio en la base del discurso oficial y se instala produciendo sus

    efectos en el sentido: cuando se habla del brasile- o, no se incluye al indio.

    La desaparicin, al ser del dominio de la ideologa, no est marcada como tal en ningn lugar. Funciona a travs de implcitos, de prcticas significativas que la prueban, pero que no se exponen como tales; de ahsu eficacia. Es claro que este silencio, una vez estableci- do, retorna sobre el mundo con toda su violencia. De esa forma se pasa del borramiento ideolgico al exter- minio, que tiene, a su vez, formas ms o mencs directas de violencia: desde el asesinato puro y simple hasta la exclusin del indio de las discusiones sobre problemas que lo afectan directamente.

    En un programa de investigacin a largo plazo estamos estudiando las condiciones histricas de este borramiento, es decir, de los procesos discursi- vos que producen ese hecho simblico. El punto de partida que organiza mis reflexiones son las prcfi- cas (simblicas, polticas, etc.) de los misioneros, sobre todo de los capuchinos, en los siglos XVI y XVII. Tambin nos sirve de referencia parte del siglo XVIII y del siglo XIX en forma secundaria.

    Busco rehacer la trama de los discursos que producen un efecto histricamente muy significati- vo y que resulta de esta domesticacin: la institucio- nalizacin (reduccin) del indio como argumento de la retrica colonialista.

    Mi anlisis produce un desplazamiento terico: la aproximacin de los textos, considerados tradicio- nalmente w m o documentos histricos, son tomados en este estudio wmo discursos en los cuales busw comprender su funcionamiento: el lugar de la argu- mentacin, de la enunciacin de identidad, la relacin de sentidos, etc. Logro aprehender, as, diferentes di- mensiones del borramiento del indio: en relacin c o n la posesin de la tierra, con las decisiones polticas, con nuestra realidad histrica, etctera.

  • 56 En Pulcklli Orlandi

    Entre esas diferentes dimensiones bay una que merece nuestra especial atencin: el bonamiento de la dimensin ii~stica pmpiamaate dicha. Esa dimen- sin se espe4ica en el borramiento de los rasgos del tup, impresos en el portugrics del h i l , en la imagen atribuida a las impas indenas, en general.

    Qu lengua borramos para tener una lengua Racional (el portugus)? Desde qu lengua (o len- guas) fue necesario construir una distancia histri- ca? Qu lenguas se tuvieron que silenciar y umo se logrdbstanciarse deellas para obtener una lengua portuguesa? stas son algunas de las preguntas que nos ocupan; para responderlas es necesario empren- der un despbzamiento terico y metodolgico, esta vez en relacin c o n los mode& de anlisis del lenguaje.

    Despusde haberme percatadode que la influen- cia de las lenguas indgenas sobre el portugus es ms importante y decisiva, cuando consideramos los procesos discursivos y los analizamos desde una perspectiva diferente a la establecida por la lings- tica y sociolingbtica, intent tratar este tema desde la perspectiva del andlisis del discurso. Como m- todo crtico el anlisis del discurso no reproduce, al contrario, expliciia los modos ideolgicos de In construccin histrica del borramiento que estamos considerando. AI desconstruir el borramiento, la me- todologa del anlisis del discurso permite tornar visibles los trazos de la historia de la relacin entre las lenguas que estamos analizando.

    A travs de estas observaciones pude proponer, como base de un proyecto ms amplio, la distincin entre dos mtodos de anlisis -anlisis formal/an- lisis discursivo-que se sustenta en dos concepciones de lengua: lengua Muginarinliengua fluida.

    La lengua imaginaria es aquella que los analistas fijan en sus sistematizaciones, y la lengua fluida es

    la que no se deja inmovilizar por las redes de los sistemas y las frmulas.

    La lengua fluida -lengua-movimiento, cambio continuo, volumen incalculable-es, entonces, la que se puede observar y reCOnOCer cuando w enfocan los procesas &cursivos, a travs de la historia de la constitucin de las formas y los sentidos, tomando los textos como unidades significativas del anlisis en su contexto.

    Por su parte, los modelos de sistematizacin, fundados en estudios lingisticos inmanentes ylo gramaticales, producen sus artefactos, objetos-fic- cin a los que llamamos lenguas imaginarias: len- guas-sistema, normas, coacciones, lenguas-institu- cin ahistricas.

    No es slo la ciencia en s la que produce esas lenguas imaginarias. Son diversos los modos de su produccin y son diferentes sus productos: la lengua madre (indoeuropea), la lengua-ideal (la de la lgi- a), la lengua universal (e1 esperanto), la lengua general (tup-jesuita), la lengua-bsica (basic en- glish), la lengua nacional (el portugus-estndar).

    En un trabajo en el que problematizamos (Orlan- di y Souza, 1988) la nocin de prstamo, tal y como es definida y operacionalizada por la sociolingiistica, indicamos uno de esos procesos de construccin de la lengua imaginaria con sus varias consecuencias.

    Como se sabe, los misioneros estudiaban (y es- tudian) las lenguas con finalidades religiosas, utili- tarias. Esto favoreci la creacin de las lenguas francas (Chara , 1977). Ms que esto, en su prctica religiosa-colonizadora produjeron la disciplinariza- cin de las lenguas de los pueblos colonizados. Entendemos por disciplinarizacin de la lengua in- dgena que, al pretender saber la lengua, se est modificndola, sobre todo en direccin de los mo- delos occidentales.

  • La danza de las gramt icas...

    ~

    57

    Los misioneros disciplinaron el tup, instituyen- do un tup-jesuita, para establecer un poder de con- trol sobre los indios y sobre su capacidad de nego- ciacin c o n el gobierno portugus. El tupsufri esa disciplinarizacin, tanto por parte de los misioneros como de los estudiosos, puesto que no slo los misioneros, sino tambin los viajeros y estudiosos en general, en sus menciones o reflexiones, perfec- cionaron la lengua indgena en direccin al ideal de la gramtica occidental. Estos ltimos tuvieron un papel tan importante como el de la catequiza-

    cin. En su conjunto, todos ellos produjeron la do- mesticacin de la lengua indgena por la gramtica occidental, cuyo modelo es el latn.

    Como dijimos anteriormente, varios son los mo- dos de produccin de la lengua imaginaria y varios son los productos, as como son varias las conse- cuencias que de ah se derivaron.

    Si la institucin del tup-imaginario sirvi en su inmediatez para la sustentacin de una forma de gobierno, tuvo otras consecuencias de distinta natu- raleza, entre las cuales una es de vital importancia

  • 58 Em Pukinelli Orlandi

    para la historia menos inmediata: lo mezcl, es decir, redujo la importancia de la relacin entre el tup y el portugus.

    A travs del concepto de lengua fluida, que es aqulla en la que conviven procesos diferenciados y en la que hay movimiento, pluralidad, heterogenei- dad, es que podemos ver que, en su convivencia histrica con la lengua portuguesa, la contribucin de las lenguas indgenas no es superficial; esta en el interior mismo de la determinacin de procesos de significacin y en la produccin de sus formas.

    LaJerzu de io imaginario El mtodo de reflexin que proponemos nos permite evaluar, por su parte, el alcance de la produccin de la lengua imaginaria.

    En el caso del tup-jesuita sabemos que se cnns- tituye en una lengua de uso general, y por lo tanto tuvo su historia. La lengua imaginaria as producida pas a tener una realidad como proyecto del Estado.

    A partir de estas observaciones podemos decir que esa construccin, en s arbitrara, fue capaz de producir una realidad institucional. Paradjicamen- te llegamos a mostrar que la produccin de una lengua imaginaria, como el tup-jesuita, es tambin u n acto histrico que tiene consecuencias cruciales snhre lo real.

    Sin embargo, la contribucin terica ms impor- tante a que se puede llegar por esta va es que, por la adopcin del anlisis del discurso, la ganancia est, no en el concepto de cultura, sino en el de historia, ya que este concepto permite apreciar el proceso de constitucin de aquello que, comopro- ducfo, se presenta como acto cultural, probando su carcter ideolgico.

    Desde a t e punto de vista podemos decir que hay un uso indiferenciado de la palabra cultura que, de acuerdo con la investigacin que emprendimos, re- sulta del borramiento de la historia. b s razones culturales en la ciencia son con frecuencia el efecto de un ocultamiento de las razones histricas, en suma, polticas.

    De conformidad con esta metodologa de anli- sis, sustentada en la distincin de los dos conceptos, lengua imaginariailengua fluida, hablaremos de la forma Como en el contacto -observado a 10 largo de nuestra historia- se fueron recopilando los datos de las lenguas indgenas para esa construccin imagi- naria, al mismo tiempo que se fue fijando un conjun- to de conocimientos que se estableci como un pa- radigma para el estudio de las lenguas indgenas.

    RECOPILACI~N Y PRESENTACI~N DE DATOS:

    Y DE LJN MODELO DE DESCRIPCI~N LA PRODUCCIN DE UNA LENGUA

    Una lengua srn historicidad

    Despus de que comprendimos ccmo se produjo esa disciplinarizacin de la lengua indgena en los siglos XVI y xvn, nos dimos cuenta de que nos faltaba explicitar uno de los actos supuestos a esta construc- cin domesticada: el modo de observacin de las lenguas indgenas en aquella poca.

    Llegamos entonces a otro aspecto relacionado c o n las funciones de la lengua imaginaria, produci- das por la historia del contacto entre los indios y los europeos, de los cuales nos ocuparemos en esta reflexin. Me refiero al hecho de que la forma de obtener los datos y exhibirlos es una forma de cons-

  • La danza de lus gramticas ... 59

    truir una lengua y proponer (instituir) una relacin determinada c o n ella, y luego c o n los que la hablan.

    La imagen de las lenguas es importante para la relacin de contacto. Esa imagen es producida his- tricamente. Los padres jesuitas y los estudiosos, al hablar de la lengua indgena, estaban construyendo una etnografa en que esta imagen de la lengua es el componente fundamental.

    El modo como se investigan las lenguas indge- nas y, principalmente, el modo como se produjo la coleccin de los datos muestran una lengua indgena incapaz de desarrollarse internamente, materia siempre inmvil, sin historia; lengua que en cierto sentido no slo es incapaz de influir en los procesos y formas de otras lenguas, a travs de una contribucin ms fundamental y configuradora, sino como ella misma aparece: rgida y humilde, esttica y tosca.

    Nuestra hiptesis es que, entre otros factores, la recopilacin de los datos y la manera de exhibirlos, tal como se dio en su historia, fabrican esa lengua imaginaria, inmvil hacia dentro y hacia fuera.

    Con los hombres como blanco de un anlisis de contacto (Orlandi, 1985) llegu a la conclusin de que, segn una visin cristalizadora establecida, se tiene al indio puro o se tiene al indio envilecido, en la medida en que se ha fijadoapriori el sentido del contacto y de sus resultados. Este es un modo de no hacer visible la realidad dinmica de la historia del contacto, al desaparecer la capacidad del indio de reelaborar continua e histcricamente su identidad frente a la relacin de contacto.

    Si proyectamos esta conceptualizacin en la lar- ga historia de la relacin entre indios y europeos, podemos apreciar el proceso por el cual se busc dar, cientqcamente, esa imagen tambin para el contacto entre las propias lenguas; la lengua indgena aparece como incapaz de movimiento, de historicidad.

    Un hombre humillado y una lengua pobre son el producto de la retrica de la opresin que, al eludir la historia, se transform en veredicto. Esa retrica se presenta, sin embargo, como un modo de obser- vacin y produccin del conocimiento.

    En los relatos de catequizacin ylo costumbres en los que se da, entre otras cosas, noticias de la lengua, se va construyendo paralelamente una forma de conocimiento sobre la lengua indgena.

    Existe as un modelo de descripcin, una disci- plina que, como veremos, se inscribe en los relatos, en la forma de los catecismos, gramticas, dicciona- rios, y hasta en la recopilacin de la produccin potica (cnticos).

    Lo que entendemos as es que el objeto -la lengua indgena y el indio- y la forma del conoci- miento sobre l, se van constituyendo mutuamente en una direccin determinada. Es sobre esa consti- tucin y sobre esa direccin que hablaremos. De esa manera, nuestro objetivo es comprender el sentido que resulta de ese modo de produccin de conoci- mientos sobre la lengua indgena.

    Nuestro prximo paso es verificar, tomando el periodo colonial, quines son los que producen los objetos del conocimiento sobre las lenguas indge- nas, en qu modalidades, con qu objetivos.

    Como la recopilacin de datos, segn esta con- cepcin, es esencial para la constitucin del tup imaginario, nuestra atencin est dirigida a las si- guientes preguntas: Qu dalos son esos, cmo son? Cmo se recopilan, en qu condiciones?

    Nuestro procedimiento de investigacin fue, por lo tanto, el de verificar, en los diferentes materiales discursivos producidos por misioneros, estudiosos y viajeros las referencias que hacan a las lenguas indgenas. Cmo aparecen las lenguas indgenas en sus relatos?

  • 60 En Pulcinelli Orlandi

    En elperiodo colonial

    Quines son?

    a) Misioneros (en nuestro estudio analizamos tan slo a los capuchinos, como vreux, M. de Man-

    b) Viajeros (como Hans Staden, J. de Lry). c) Estudiosos de botnica, gegrafos (como A.

    tes).

    Thevet).

    {,En qu modalidad aparecen? Encontramos

    Relatos con palabras citadas, listas de palabras organizadas, frases, observaciones gramatica- les, dilogos de contacto (simulados o de con- texto histrico), oraciones traducidas, etc. Catecismos. Gramticas. Diccionarios. Cnticos.

    En este estudio nos limitaremos a los relatos (caso a). Con qu objetivos? Hablaremos de este tema ms detalladamente a

    Io largo de este trabajo. Por el momento, hasta re- cordar que, en general, estos objetivos son prcticos (pragmticos) dirigidos a:

    a) La realizacin de la colonizacin. b) La catequizacin.

    Los misioneros

    Su conocimiento es un conocimiento prctico que visualiza un objetivo religioso: catequizar. En el

    contacto c o n la lengua indgena se sirven inicial- mente de intrpretes o de materiales organizados por otrosmisioneros, a los cuales van agregando nuevas contribuciones. Elaboraban as una prctica de ob- servacin para-cientfica que tiene una funcin di- dctica.

    Je difierny cinq moir entius a partir du /ieuw pour la Baye? ofin dinstruire dans la langue le Pdre Bernard, et le rendre capable dodminisrrer les Sacremenfs a m Indiens des &u Aldes que jadminiStrok. Je hi loLCsny le Dictionoire que jovois compos de lo langue des Coriris. Lort ou ntdiment, un eramen de cowcience el directoire de Confession, et que/- ques vies d a Soinis, le tout traduit en la Langue des Coriris, ovec k portugoir O /opposite; et comme il avoit beaucoup desprit et lo memoire fort heureuse, je k laissay capable dadminisirer les Sacramenis, et lui donnay corutoissance de tout cequitoii nccssairepourgouvenierles indiens,ouirece quil vir enprotiquependont cinq mis . (M. de Nantes, 17015, nfasis mo).

    Como podemos leer en M. de Nantes, los misioneros ensean la lengua para convertir al otro en misione- ro, capaz de administrar los sacramentos y gobernar a los indios. Producen un conocimiento que apunta, en lo inmediato, simultneamente a:

    a) Dar continuidad a su trabajo misionero, teniendo por lo tanto una funcin didctico-religiosa.

    b) Comunicarse c o n el indio para gobernarlo, lo que resulta ser una funcin poltica.

    La concepcin de la lengua es utilitaria, es un ins- trumento de trabajo. Si la finalidad inmediata es prctica, el conocimiento que resulta es no obstante tanto prctico (para comunicarse, catequizar, go- bernar) como erudito (sistematizacin en gramti-

  • _ .

    La danza de las gramtic as...

    ~

    61

    cas, diccionarios, arte de la doctrina cristiana, cnti- cos, informacin sobre el Nuevo Mundo, etc. ). En su produccin de conocimientos, el modelo adopta- do es el europeo: el latn, francs, alemn, etctera.

    Sus relatos producen, a nuestro modo de ver, sobre todo, un conocimiento de la tierra descono- cida que la lengua ilustra. La lengua adopta as un efecto evocativo. Es aqu donde se centra el sentido de la relacin entre lengua y cultura en esta perspec- tiva de trabajo misionero relatado.

    Quelqucs jours apris que NIE gem furenl arrivrr en cellc contri, ils se mirent O chercher les robojures et leurs hahiia- lions; ilslrouvrenl des Ajouponos er des chemins nouwllemenr frayez(Y. dhvreux).

    Como vemos, las referencias a la lengua se insertan en este cuadro, lo que nos lleva a decir que, de preferencia, ellas producen una etnografa y no una lingstica; y agregara que, como subproducto, pro- ducen una cultura local. Ah est lo real, el residuo como producto de esa construccin imaginaria.

    Lo que describen finalmente es esta cultura local (situacin de contacto) que estn produciendo, con todos los presupuestos de las relaciones que establecen en esa situacin particular, ya que no la trascienden. Veremos que eso trae consecuencias considerables para la visin que tienen (y que trans- mitimos) de la lengua.

    Para ilustrar este conocimiento sobre el indio, que los misioneros van construyendo al hablar de su lengua, podemos citar nuevamente a M. de Nantes. Cuando habla de la relacin del indio con el lengua- je, se refiere a la creencia (supersticin) del indio en el poder mgico de la palabra que trata como brujera. Cuando se refiere a los sacramentos y a las innumera- bles intervenciones milagrosas de la palabra de Dios,

    habla de lo que es sagrado. Comparemos: Primero, cmo se sirve de las creencias del indio.

    Ces pauvrri aveugles simoginerrt que les Prehes et les Reli- g i - ~ ~ l c s s o r c i r r s de s B la~e [ . ..] leurobusmaservi[ ...I car Sam le crainle quc jc leur jetasse guelqve sori qui lesfii mmrir[. ..I ilr nemauroientposporgnC.

    Despus, cmo exalta el valor cristiano de la palabra divina. . I...] j e kur ordonnay wok jours de jeinc, pendani les quels nousfimes choque jour une Profession, chanlan: des Liionis, et opr& avoir bni une bonne quanlil deou j e la ponageay O lous [...I el IOU les rols disparuren: [...I. Toules CPS memilles quioniidesgrocesdelepurebonrdeDiei

  • 62 EdPulcinelli Orlandi

    Se puede ver, incluso, un embrin de formacin de una disciplina cientfica, de observacin explcita. AI mismo tiempo contribuyen, como los misionera con sw relatos, a la formacin de una forma de litera- tura: la crnica sobre las tierras desconocidas.

    El modo de observacin tampoco nos parece muy diferente al que usaron los misioneros: se hace por la convivencia cotidiana. En general, tambin se sirven de intrpretes o del conocimiento (informa- ciones) de sus antecesores. Algunas veces, sin em- bargo, van ms all del conocimiento prctico.

    Un buen ejemplo es el de J. de Lry (1951), que nos cuenta que hacan anotaciones sobre la lengua:

    Cuando llegu a l pas y me puse a aprender la lengua, escrib oraciones y despues las lei ante ellas; y consideraban que era hedicena, se decan unos a otros: iNo es maravilloso que quien ayer no sabia una palabra de nuestro idioma, pueda hoy ser entendido con un pedazo de papel?

    que observan: :encarnan la cultura local y ia dicen (la formulan). Este es el punto crucial de su mto- do de observacin.

    Viajeros y estudiosos

    No es muy diferente lo que stos producen como imagen de la lengua en sus relatos. Tomando como referencia los relatos de Hans Staden (1557), Jean de Lry (1578) o la de A. Thevet (15sT), podemos obser- var lo mismo que dijimos al respecto de los misione- ros, en cuanto a la produccin de una cierta forma de etnografa, la produccin de la imagen de la lengua indgena. Las finalidades tal vez difieren en lo inme- diato; en este caso se trata de construir un conocimien- to menos utilitario, ms dirigido hacia s mismo.

    Parten de su conocimiento prctico, de su expe- riencia y, por la insercin de dabs de su observacin de la lengua, producen relatos que ilustran las cos- tumbres de los habitantes del Nuevo Mundo, dando as a conocerlo.

    Una vez ms aparece claramente que, al hablar de su aprendizaje de la lengua de los indios, se est hablando de la falta de objetividad del indio (he- chicera) en relacin c o n los actos del lenguaje; al mismo tiempo elogia las maravillas del mundo eu- ropeo: la escritura. AI hablar del indio se realiza un gesto ritual muy importante: reafirmar la creencia en su propia cultura.

    Sus observaciones son marcadas c o n el sentido de mostrar el mundo desconocido. No obstante, si sus finalidades especficas pueden ser distintas en algunos puntos, los objetivos generales -catequizar ylo colonizar, dar a conocer- estn inscritos tanto en los relatos de los viajeros y estudiosos cum0 en los de los misioneros.

    Podemos hablar, por lo tanto, de todos los rela- tos, sin distinguir la naturaleza de quienes escriben.

  • La danza de ks gramticas ... 63

    HABLANDO DE LA LENGUA

    Veamos ahora de qu manera se hacen las referencias a las lenguas indgenas en estos relatos. Al hablar de la lengua, los viajeros, estudiosos y misioneros estn caracterizando la cultura indgena, construyendo una etnografa, como se puede observar en el relato de un viajero:

    +'Kauiuimpipeg", esto es, mucho CUM habra de wrrer. Signifi- caba wn es10 que iba a preparar el CUM, debiendo all reunirse todos para devorame wnjuntamenie (Hans Staden, 1945).

    O en el relato del misionero:

    Otservmuchasvecs,cuandoveana unfrandsenwlerizado, ponerse fuera de s, cambiar de mlor y huir de su vista, dicin- dose unos a otros 'Ymari furqu", est muy molesto. est muy enfurecido [...I. Si las cuestiones de palahras y las rahias son temibles, mucho ms an lo son los insultm y las disputas, lo queesmuy raroal punlodegolpeane, lo cual Ilaman'ionupan" (goipearse)(Y. d'vreux, 1929).

    Con la referencia a la lengua, seguida siempre de la traduccin y de comentarios, producen una imagen del indio y de sus costumbres a travs de la descripcin (atribucin) del uso que hacen de esas palahras men- cionadas.

    Es interesante observar que, al hacerlo, instauran claramente la sobreposicin de la voz del europeo, de su modo de hablar, sobre la del indio que, por su parte, se pierde:

    En estos ejemplos se puede observar que la lengua indgena no es el punto de partida ni el de llegada: lo que tenemos son palabras del blanco en la boca del indio. Hablan del indio para hablar de s y de sus propias costumbres.

    Su tcnica constante es la siguiente: construyen una situacin de lenguaje, producen UM palabra o una frase, incluso un texto en lengua indgena, y lo traducen, incluyendo siempre sus comentarios e interpretaciones.

    Este procedimiento nos indica dos aspectos dis- cursivos importantes de los cuales hablaremos:

    a) Las referencias a la lengua sirven a un objetivo

    b) La traduccin propicia la asimilacib de una didctico en la situacin del contacto.

    lengua a la otra y su descalificacin.

    El contexto didctico del contacto

    Se crean relaciones pedaggicas -aun cuando sea bajo la forma del relato no formalizad- de contacto c o n la lengua.

    Los indgenas saludaban a los franceses,wnome la costumbre de la lierra. unos despu& de los otros pronunciando l a palabra Coroiob que es lo mismo que decir "buen viaje" o "sea bienvenido" (A. 'hevet, 1944).

    Esa misma finalidad didctica es la que produce los recortes de situaciones estereotipadas, evidente- mente segn el modelo europeo:

    Se aproxirn6del visitanle[ ...] dicindole: "Agofouren ooriosse pia".esloes.'cmoeres bueno", mustrameloque tienes [...I. De lo wntrario se enojan y exclaman "ivete!, no vales nada.

    [...]Ywmosquesersagradableparael lector.voya trans&- biraqui algunas de sus frases wmunes y ordinarias.

    ;Merecas que le matasen!" (A. Thevel). Cuando se levantan por la manana dicen:

  • 64 EniPulcinelli Orlandi

    T p dc Kocn, Buenm das

    Nein tyeu de Komr

    En la tarde, al regresar del trahjo, cuando se dfspidwi: Tyen de Karuq

    N. dvreux. 1929)

    Para ustedes tambin

    Buenas tardes...

    Este ejemplo nos evoca los modernos y rpidoa medios de enseanza/aprendizaje de la lengua, al estilode los mtcdos comunicativos, donde se crean situachunes de uso y fragmentos de los discursos que les corresponden.

    La traduccin

    Llegamos entonces a la otra caracterstica interesan- te del discurso, a esa presentacin de las lenguas indgenas por ios europeos en sus relatos, que es la rroducciJn.

    Adems de la traduccin de fragmentos lings- ticos religiosos (oraciones, himnos, etc.), los cuales estn directamente vinculados con la doctrina cris- tiana, existen tres modos de traducir que son bastan- te reveladores:

    a) La traduccin que indica varias posibilidades de la iengua europea p r a la misma expresin i d n a : Despus de aquellas palabras que as dice: i,mrrrap derere? ,Cmo te llamas? Cul es tu nombre? ,C6mo quieres que te llame? ,Qu n o m h quieres que le d? (Y. d&nux, 1929)

    Esa multiplicidad de posibilidades puede ser leda tanto como un testimonio de la oscilacin y de la

    inseguridad ante la lengua desconocida, como al contrario como la constatacin del provechoso mar- gen de opciones, propio de las lenguas europeas, frente a la rigidez de la lengua indgena.

    b) la traduccin que ya presenta una interpreta- cin; pone primero lo que sera la traduccin literal y despus la forma de entenderla en la lengua europea. Esta traduccin viene, en gene- ral, precedida de una expresin como: que quie- re decir.

    Le responde al francs P S?, respuesta quequiere dear s, de todo wrazn -te eswg para vivir wntigo y para ser mi compadre y miembro de la familia te di la preferenaa purque te estimo y poque p m buen hombre (Y dvrrux,l929)

    Esta forma de traduccin ya aumenta mucho la simple expresin (P) indgena, lo que causa una cierta impresin de rusticidad de la lengua indgena. Sin embargo, no es tan particular como el tercer tipo de procedimiento.

    c) La traduccin que se interpreta directamente:

    Le dice el salvaje -Augc-y-p Muy bien, estoy muy confento, mehonras mudio,s bienvenido,aqusers bien recibido wmo en ninguna parte (Y dovreux, 1929).

    En este btimo procedimiento, la traduccineuropea es tan completa en relacin Eon una misma expre- sin de la lengua indgena que sta aparece como absolutamente errada. La traduccin simula comple- tar lo que la otra lengua parece IKI tener recursos para decir, o sea, se percibe a la lengua indgena como deficitaria. Se pensar que es exageradamente econmica, o en extremo incapaz de expresar los

  • La danza de las gramticas ...

    ___

    65

    matices de los usos de las lenguas europeas. Y como el uso est ligado a situaciones culturales, parecer que la falta se produce en relacin con las situa- ciones de convivencia social, de la riqueza de elabo- racin de las relaciones (sean stas de afecto, de conocimiento, o polticas, etctera).

    A todos esos efectos los llamaramos efectos caricaturescos. Es la caricatura como imagen. La lengua indgena aparece ascomo lengua menor. En relacin con el efecto caricaturesco agregaramos aqu otro aspecto, ahora referente al propio corpus de las palabras: su transcripcin.

    Las lenguas indgenas, como se sabe, son de tradicin oral. Escribir las palabras de la lengua indgena como suenan -y no con una codificacin establecida a partir de la propia historia de la lengua- es reducirla a una caricatura (del imaginario). Expli-

    co: podramos aludir a la cuestin del discurso di- recto e indirecto (Voloshinov, 1976).

    Los europeos, al transcribir la lengua indgena, citan lo oral, aunque lo hagan a travs el discurso directo, sin considerar, por lo tanto, que la estn transcribiendo indirectamente, a travs de su escri- tura europea. Eluden as la historia de la relacin entre lo oral y lo escrito. Y el resultado es que se nos aparece una lengua indgena que suena como si nosotros, en nuestras lenguas, transcribiramos las manifestaciones orales directamente, sin la media- cin de la historicidad de la escritura. Se vuelven simulacros aberrantes, grotescos.

    Este efecto caricaturesco es lo que obtenemos en relacin con las lenguas indgenas. Se naturaliza algo que debera ser explicitado en su historicidad. Queda un producto simulado, que deja de lado lo que debera ser una elaboracin rigurosa de la ciencia: una escri- tura para una lengua de tradicin oral (no para los indios, pero s para los cientficos, evidentemente).

    Hechas estas consideraciones con respecto a la construccin de las caricaturas, regresemos a la cues- tin de las traducciones.

    Si en las perfrasis (explicativas) de las traduc- ciones se puede aprender de las intervenciones de las concepciones europeas, otro aspecto que se pue- de observar ahes igualmente rico en consecuencias.

    Se trata del hecho de que las perfrasis, adems de establecer las concepciones europeas que all intervienen, son el sntoma de la cientificidad, o sea, de un cierto anlisis (etnografa, etctera).

    Esto aparece ms explcito en traducciones que hacen mencin a hechos de orden gramatical.

    No vi a un &lo ciego. a pesar de que existen, porque ellos los llaman thcsso-w, ciego, chereso-urn estoy ciego y ICSS

  • 66 EniPulcinelli Orlundi

    En su aspecto didctico, aqu no se trata de referir a la lengua, pero s de introducir principios de siste- matimc%n (sustantivo, conjugacin de. verbos, pro- nombres, etc.), sin dejar de lado, evidentemente, observaciones de orden etnogrfico:

    Uamsn alma an, mi alma che-an, tu alma dean, nuestrasalmas orean, vuestras almas peon, sus almas yon, mientras el alma esta unida ai cuerpo, porque cuando est separada, la llaman angurre(Y dvreux, $929)

    Veremos ms adelante cmo este procedimiento se encuentra bien desarroliado y explcito en Jean de Lry.

    El material lingstico que aparece en los relatos

    Las referencias a la lengua se dan fundamentalmente en trminos de vocabularios, en palabras sueltas o en listas de palabras.

    Como dijimos, las referencias cumplen, en ge- neral, la finalidad de transmitir el conocimiento so- bre el nuevo mundo: las palabras corresponden a seres, costumbres, aspectos de la naturaleza, espe- cies animales, etctera.

    Dado que esa referencia a la lengua se hace pri- mordialmente a travs de abundantes citas de palabras, con sus sentidos, podemos concluir que la actividad que cen&aliza la atencin y los esfuerzos de documen- tacin de los europeos frente a laq indios es nombrar.

    Eso nos da indicaciones sobre los europeos y sobre cmo se sitan frente a los nuevos datos y su conoci- miento. Para los europeos de la poca, conocer es saber (y dar) los nombres, es nombrar. Y esemodo de nombrar, c o n el cual los europeos van atribuyendo nombres y sentidos a lo que se les presenta sin nombre

    y sin sentido, es lo que nos interesa. Se trata de un proceso en el cual, frente a un mundo nuevo, recu- rren a lo ya conocido y ya dicho en sus historias europeas, en su dominio de saber y de memoria; borran los otros nombres y swtidos que podran ser dichos sobre el nuevo mundo. Nombrar es, por lo tanto, controlar, administrar, gobemar.

    Adems de las palabras, tenemos una gran can- tidad de:

    a) Expresiones del tipo mi cabeza, casa de los portugueses, etc., que se presentan siempre en un contexto propio para dar a conocer cmo son los indios, cmo se muestran a los ojos de los extranjeros.

    b) Aigunas frases, como por ejemplo: Mira, nues- tra comida brincando (Staden, 1945) que apa- recen en ese mismo contexto y c o n las m finalidades. Esa frase, en su aparente Casua carga objetivos bien dirigidos para ilustrar la antropofagia (y mostrar el humor de los indios y/o del autor). La referencia se organiza siempre para mos-

    trar alguna peculiaridad, para caracterizar a la lengua, a los indios y a su cultura.

    c) Algunos textos que tambin son referidos en los relatos. Ellos aparecen principalmente de dos maneras:

    1. Se presentan como reproducciones, documen- tando situaciones de lenguaje vividas.

    2. Son textos que aparecen como producidos por los relatores: son las traducciones de oraciones, himnos, etctera.

    Entre los textos que aparecen para documentar po- demos incluir los de las conversaciones, visualizan-

    . .-I.._. .~ __ -.- I- ....I_., ~ ~ . ... . . ..

  • La danza de las gratpticas ... 61

    do la didctica del contacto, en el estilo de los mtodos de enseanza de lengua extranjera de orien- tacin comunicativa.

    Importa, por tanto, llamar la atencin sobre dos hechos:

    1. En general, esos textos presentan situaciones estereotipadas (a la moda europea) y son simu- lacros donde, ms que conocer la lengua indge- na, conocemos el modo europeo que se apropia de ella, reducindola.

    2. Es necesario, finalmente, hacer notar que no importa si se trata de palabras aisladas, frases o textos: siempre son puestos en el contexto de la lengua europea. Y el contexto al que nos refe- rimos aqu abarca el contexto histrico amplio y el de enunciacin inmediata, as como el con- texto lingstico. Es decir, no es en el contexto lingstico y/o situacional indgena en el que aparecen las palabras, frases o textos de la len- gua indgena, sino en el contexto cultural, con- versacional, lingstico (gramatical) de las len- guas europeas. De ah se explica que exista siempre un margen de refraccin de la imagen que resulta en el efecto de rareza o, ms radical- mente, en el efecto de caricatura.

    En esos casos tambin se verifica lo que dijimos anteriormente: los relatos producen una cultura local que resulta de la situacin de contacto y de lo que describen (y muestran); es el contexto de esa situa- cin de contacto, generalizada para la cultura in- dgena corno un todo.

    La mencin de la lengua, por su lado, queda comprometida por la informacin que tiene que producir sobre la cultura, por la necesidad de pro- ducir un conocimiento que ilustre el nuevo mundo.

    Como referencia funge, ya lo dijimos, la cultura europea: tiene que volver ese nuevo mundo legible para la cultura europea.

    UN CASO EJEMPLAR: JEAN DE LRY

    No podemos dejar de mencionar aqu la figura de este autor, ya que ocupa u n lugar primordial en relacin con los temas que estamos abordando.

    Entre los tupinlogos Jean de Lry es reconocido como el autor de las primeras observaciones grama- ticales explcitas sobre la lengua indgena, adems de ser el primero en publicar u n texto no traducido que reproduce plticas tpicas de los indios (Rodrigues, 1987). Su texto es conocido y constantemente repro- ducido por otros cronistas y estudiosos.

    Coloque de Ientre ou arriwe en la lerrc du Brsil emre ks gem du pays nomms tupnamba (Iwoupinambooulis) et Tpi- noki (toupinekekins) en ianguoge say wge erfiqois(Captulo xX de su Viajem a Terra doBrasil, 1951).

    Adems de ser respetado por ser el autor de este texto, Jean de Lry presenta otra especialidad: no es considerado misionero, sino viajero. Zapatero sen- cillo, estudioso de teologa, se embarc c o n algunos otros artesanos para colaborar en la tentativa colo- nizadora de Ville Gagnon (Sergio Milliet, 1980, subrayado mo). Observ y anot lo que vio como Curioso nicamente, como hombre honesto, deseo- so de llevar a su maestro Calvino informaciones detalladas (Sergio Milliet, idem, nfasis mo).

    Como vemos nuevamente, colonizacin y traba- jo religioso se cruzan (aunque neguemos a i r y el nombre de misionero) y se articulan significativa- mente, y el propio Jean de Lry dir:

  • 68 EnPulcMelli Orlandi

    Como mi intenan es perpetuar aqu el recuerdo de un viaje hecho expresamente a -rica p r a estabhr el verdadero servicio de Dios, entre lm franoepes que por ah se haban retirado (menan a las luchas religiosas) w m o entre los salva- j e ~ que habitan esos pases, estim mi deber llevar a la pasten- dad el nombre de aquel que fue la causa (Seor Conde de Coligny) y el motivo de la expedicin

    De nuestra parte, podemos mostrar que su Colloque se caracteriza por finalidades prctico-religiosas. No se trata de una prctica de viajeros, al contrario, su prctica de la teologa est bien marcada en sus escritos. Lo que lo hace diferir de los relatos de los misioneros es que habla desde la posicin deprotes- tante.

    Por otro lado, el hecho de ver su Colloque como algo excepcional, ya que sera la primera reproduc- cin de un texto no traducido, es, a mi modo de ver, una equivocacicn.

    Su Colloque se contextualiza en situaciones de habla europeas y est afectado, como las otras ma- nifestaciones, por el efecto de caricatura del cual hablamos. Como todo abordaje de la lengua de la poca, tambin se ubica en el contexto de la produc- cin etnogrfica, produciendo una relacin c o n el lenguaje que es, antes que nada, expresin del euro- peo frente a la cultura que coloniza y no documen- tacin de la situacin catidianade la pltica indgena autkntica.

    Es& cdoquio, que simula una conversacin entre el franc& y el indio, adquiere la forma de un ejercicio pedaggico que se configura en un esquema estricto de preguntas y respieStas que, a su vez, organiza campos semnticns bien fijos: frmulas de cwnpli- miento, nombres de partes del cuerpo, de colores, plantas, armas, animales, puebios indgenas, etc. Es una clase en la cual el paradigma es europeo.

    T- Mba perert, de karamemo pup? Qu traes dentro de Is maleta?

    F-Ab Ropas T-Mar mbae? Cmo san? F-Sobyzr Azules

    Pirng Rojas Jb A m a d a s Su Negras ...

    Aqu se encuentra la relacin c o n la lengua imagi- naria al construir un dilogo.

    El modo de recabar ese material es utilizado por todos los viajeros y misioneros de la poca: por medio de un intrprete o por informaciones de otros, como ya tuvimos ocasin de decir.

    El hecho de que Jean de Lry dice en su texto que haca anotaciones en el momento de su observa- cin nos lleva a una ms de las especialidades atri- buidas a ese autor: la preocupacin de Jean de Lry por una mayor cientificidad. Podemos afirmar, a este respecto, que sus finalidades ms cientficas no dejan de tener estrechas relaciones, y bastante comprometidas, con los objetivos religiosos y de la colonizacin. Como pretendemos mostrar, su cien- tificidad ya es parte de esas finalidades.

    Jean de Lry habla desde la posicin del protes- tante, como dijimos. Veamos lo que eso significa para la poca y para la cuestin de la presentacin de la lengua indgena que aqu estamos visualizando.

    En el siglo XVI, Lutero pone en discusin las estructuras rgidamente jerrquicas de la iglesia y da as mucho mayor importancia al creyenteshpie. As el sujeto religioso ya no se someten al Papa sino directamente a la Biblia para tener acceso a la signi- ficacin de las Escrirurus. Para esto necesitar co- nocer profundamente la lengua; he aqu un rasgo de la Reforma.

  • La danui de las gramticas ... 69

    Segn Haroche (1983), Lutero anuncia ya el individualismo burgus del siglo xu[, la libertad del individuo conjugada al culto de la patria: es un verdadero manifiesto humanista que conducir a la idea de la no determinacin del sujeto. Es tambin un manifiesto poltico que recuerda, en muchos as- pectos, e l Contrato social de Rousseau.

    Por la crtica sistemtica de los textos y de la autoridad, dir la autora (Haroche, ibidem), por el rechazo de la tradicin en provecho de una investigacin de las fuentes, por la insistencia en el papel del sujeto, el humanismo de la Reforma parece indudablemente hacer progresar la idea de la l i - bertad.

    Se trata asde la definicin de una nueva forma de subjetivizacin. Con la Reforma se esboza un nuevo sujeto que se define entre dos polos

    [...I que no van a dejar de ampliarse en los siglos que siguen: el polo de l a objetividad (camaerizada por el rigor y las dfras) y el de la subjetividad (caraaerizado por lo inefable y por la indeterminacin) (Haroche, ibidem).

    Es en ese contexto que se proyecta Jean de Lry. Tiene as una funcin misionera, la de confrontar c o n el catolicismo su forma de existir, de estar en Amrica, de concebir al indio, de catequizarlo, etc. Tambin forma parte de su tarea ver en el indio otro posible sujeto a travs de la perspectiva humanista de la Reforma.

    Y si esa confrontacin se explicita en el constan- te ataque a A. Thevet -quien estaba en el Brasil como gegrafo siendo fraile franciscano, y a quien Lry llama refinado mentiroso e imprudente ca- lumniador- l tambin puede ser percibido, as sea de una manera menos patente, por la forma de tratar al indio, sus costumbres y su lengua.

    Es en la forma de observar, de describir, de comprender al indio y su cultura que Lry prueba su acercamiento ms cientfico: conocer profunda- mente la lengua, no slo saber lo necesario para comunicarse (conocimiento prctico), lo que lo tor- na menos sensible a la visin prejuiciada de la len- gua indgena.

    La cuestin de la lengua en la Reforma, como dijimos, se transforma en un tema crucial en la relacin entre lo sagrado y lo profano. El problema de la relacin del sujeto c o n el conocimiento est ligado al problema del dominio de la lengua.

    Creemos que de ah se explica el carcter de cientificidad que Jean de Lry presta a las obcer- vaciones sobre el indio y su lengua y que es parte de sus convicciones y trabajo religioso. Este es el modo cientfico -por la explicitacin de las reglas gramaticales en el acercamiento a la lengua- de mostrarlo.

    No por eso deja de fiItrar sus observaciones gramaticales sobre los modelos europeos: compara hechos gramaticales de las lenguas indgenas con el latn, griego y hebreo (consonantes guturales, difci- les de pronunciar, etctera).

    En Lry, sin embargo, al contrario de lo que se quiere creer, la cientificidad, la funcin colonizado- ra y la catequizadora no se excluyen; al contrario, son partes de la misma cosa.

    Este modo de relacin c o n el indio est fuerte- mente establecido en el Brasil de hoy.

    DEL IMAGINANO FA NT~T ICO AL IMAGINANO CIENTIRCO

    Hablando de los cronistas portugueses del periodo colonial, Buarque de Holanda (1 977) dice que loque

  • 70 EnPulci>u

    vemos en ellos es un realismo comnmente desen- cantado, dirigido para el particular y lo concreto.

    De tal modo que es una curiosidad relativamesi- te templada, sujeta en general a la inspiracin pro- saicameate utilitaria lo que dicta las descri(tciones de tales autores.

    No se dejan seducir por lo imposible. No se dejan llevar por razones fantsticas. Lo que los ins- pira son razones pragmticas.

    Lo suyo es un verismo naturalista puramente

    dli Orlandi

    descriptivo, constante en fragmenientos, falto, por as decir, de perspectiva: caracterstico del cronista y, en verdad, del escritor medieval; es precisamente el cGmulo de minucias yuxtapuestas, al contrario del renacentisia que qwdara ms en el conjunto que en los rasgos del pormenor.

    Los bienes materiales permanecen como medi- da de su imaginacin. La precisin c o n la cual los cronistas hablan/revelan aspectos de la fauna y flo- ra y de la utilimcin de las drogas locabs son de una precisin casi cientfica (tematizan la novedad y los buenos provechos). No obstante esto no signi- fica, como dice Buarque de Holanda, un gusto por la naturaleza. Ellos son depredadores; lo que les atraa era justamente aquello que, sobresaliendo (las peculiaridades), se liberaba del propio orden natu- ral. Es una accin mercantilista la que emprenden.

    Con esa afirmaciones, Buarque de Holanda (idem) contrapone el realismo pedestre podugus al imaginario ednico de los espaoles frente al Nuevo Mundo. Como l mismo dice:

    No es menas clam que todoel mundo legendario naado en las conquistas castellanas y quesuscita Eldorados, amazonas, s i e rras de plata, lagunas mgicas, fuentes de Jwenlud, tiende a adelgazame y owltame desde que se p t r a en la Amrica Lusitana (ibidem).

    No es diferente lo que vemos a lo que se &.en los textos de los misioneros y viajeros no portugueses. A partir de lo que aprendimos en nuestros anlisis de los relatos, podramos ampliar estas afirmacio- nes, incluyendo a los cronistas en general, no slo a los portugueses, que hablan sobre la Amrica Lusi- tana. Comprenden que lo que se instalar en esa Amrica es lo que vala, teniendo los portugueses o no, como sus autores directos.

  • La danza de las gramticas ... 71

    Quisiera, sin embargo, anotar algunas modifica- ciones a lo que dice Buarque de Holanda. AI revs de hablar de lo que nos hace entender como imaginario arrastrado, preferimos afirmar que, paralelamente a la empresa mercantilista (colonialista), el imaginario del que se nutren los europeos ya no es el imaginario fantstico, sino el imaginario cientffco (entre co- millas). Ese es el imaginario que necesita Europa frente al Nuevo Mundo. La construccin de ese ima- ginarioes parte de sus formas de conquista; imagina- rio que al final del siglo XWII e inicio del XIX se disciplina y expiicita en sus formas de objetividad, y de ese modo se constituye en ciencia.

    En relacin c o n la forma de conocimiento que venimos abordando a lo largo de nuestro anlisis, se trata de la constitucin de los mtodos de observa- cin o, como dice Gerando (1978): La science de lhomme est aussi une science naturelle, une science dobservation la plus noble de toutes (Considera- tions Ethonologiques).

    Es un momento en que la propia observacin pasa a ser objeto de reflexin. La diferencia entre la poca colonial c o n su observacin cientfica y la que se instala en el siglo XIX se expresa como sigue en Leclerc (1979): Les guides dobservation duxvr au XVIII siecie disent quelles choses observer, leur attention porte sur les objets d observer tandis que la mthodologie de lobservation qui slabore d partir du XVIII siecle dit comment les observer (subrayado mo).

    En los relatos del viajero Prncipe Wied de Neu- wied (1815/1817) podemos observar esa diferencia en relacin c o n el periodo colonial. Preocupado por las reglas de observacin y por la validez de sus afirmaciones se hace rodear de argumentos que res- ponden a los requisitos de legitimidad cientfica. Eso puede ser ledo en las justificaciones que median su

    relato y que son una especie de dilogo con las consideraciones de Gerando (1978: 188):

    Slo una larga permanencia en esas tierras puede llevar a una nocin&esaslenguas[o] EFdilalgeneralm~tehacerquelos salvajes repitan varias veoes los nombres de los objetos, lo que es absolutamente m a n o p r a representar mn exactitud los sonidos brbaros I...].

    .

    Son comentarios que en nada se aproximan a los relatos en los que los hechos lingsticos son dados a conocer. Apartarse de la mirada del observador gana, en el siglo XIX, su estatuto de necesidad.

    Su recopilacin de datos fue hecha a travs del intrprete, pero tuvo el cuidado de llevar a su infor- mante a Alemania para ser objeto de observacin de un especialista en lengua.

    Escrib en parte ese vocabulario cuando me encontraba a las orillas del Ro Grande de Belmonte, lo aument despus, a medida que el joven Queck haca progresos en la lengua alema- na.Tuveocasindespusdehacerexaminar aesehntacudopor el Sr. Goetling, sabio dotado de singular poder de penetracin, para el estudio profundo de las lenguas, que t w o la gentileza de comunicarme el resultado de sus investigaciones sobre la lengua de que nos oaipamos.

    Por lo tanto, todo ese cuidado no cambia la (vieja) perspectiva con la cual el europeo mira a los indios y su lengua: Todos los indios del Brasil no tienen la misma pronunciacin. Algunos pronuncian el fin de las palabras como los alemanes y otros como los franceses [...I (subrayado mo).

    El paradigma de la observacin nunca sali de su antiguo y mismo lugar; en el siglo XIX continuaba en Europa. Por otro lado, aunque no sirvi de foco de reflexin, el cmo observar siempre estuvo de

  • 72 En Pukinelli Qrlandi

    acuerdo c o n Las necesidades del observador y de las imposiciones histricas y polticas. Aunque no fue codificado estrictamente bajo la forma positiva de un modo de conocimiento cientfico sin comillas, el conocimieato producido por los relatos del periodo wlonial es el germen de esa ciencia que se va explicitando en el s ido XIX.

    Diramos aun ms: para las necesidades de la poca colonial es importante la mezcla entre las informaciones cientljcas sobre las cosas de las nuevas tierras y la constitucin de esa forma de literatura, el relato. Fue por eso que los relatos pudieron servir tanto a los viajeros como a los estu- diosos y misioneros.

    Religin, ciencia y poltica encontraron en el relato su modo de coexistir, de construir su imagi- nario en lo intrincado de sus relaciones de sentidos.

    En el periodo colonial, los europeos dedicados al contacto y al modo de apropiacin de Amrica tuvieron ah una forma privilegiada de acceso y difusin (reproduccin).

    El modo que encontraron -al unir crnica y ciencia- da al relato la capacidad de juntar una funcin esclarecedora (informar sobre el Nuevo Mundo) con una funcin edificante (reafirmar las cosas de Europa).

    De tal suerte, al lado del conocimiento de la lengua, que era trabajado wtidianamente en las re- laciones colonizadoras, en los relatos las notcias sobre la lengua vinieron contextualizadas en ese modo de apropiacin en el que el conocimiento y la literatura sirven a los mismos designios, sean del Estado o de Dios.

    El modo de referir a la lengua indgena, la forma de alistw datos y construir su imagen en un wntextO en el que se da a conocer el Nuevo Mundo, es parte constitutiva de ese imaginario, necesario para los

    mecanismos de dominacin de la poca: el imagi- nario cientfico (con comillas).

    La cara fea del indio, la cara fea, ahisirica, de la lengua, pasadas en limpio por el catequismo y por la coioniptci0n, ganan su coto en la civiiizacin occidental y pasan -a travs de los relatos- a tener el privikgio de formar parte de la (y de tener una) historia. Y eso slo es posible por la construccin de una saber relatado. Este se hace sobre el indio, pero donde l no tiene voz. Es pues una forma de decir que impone un cierto silencio al indio. Silencio del que se servir para resistir.

    NOTAS

    1 Tuvimos la ocasin de observar, a propsito de un proyecto de investigacin que tena como objeto la samba (S. Maciei- ra, 1987), cmo el discurso sobre la samba ya es un compo- nente del discurso de la samba. En un trabajo sobre el glamour- (E. Morato, 1987) pudimos enfatizar tambin cmo el discurso de las revistas (de cultura de masas)sobre estrellas y actrices, luego sobreel cine, ya instituye sentidos para el discurso del cine, imponindole un modo de lectura. Novemos, pues, estaseparacih categrica entreel discurso sobre y el discurso de.

    2 Hoy todava la lengua indgena puede ser vista as: en un sentido crtim sobre la actuacin del ILV (Instituto Lings- tico de Verano) an el Brasil se puede leer en un documento de Barbados (ii) sobre la poltica colonialista del RV que: [ ...I el [ILV] sostiene la ideologs del carcter ahistrico, esttico y regresivo de las lenguas indgenas. se&, la cual stas seran incapaces de absorber difsicamentc las nuevas experiencias colectivas que confrontan los pueblas oprimi- dos. En otros trminos, se les niega la posibilidad de una interpretacin propia, tanto conceptual como lingsiica, de la dinmica social y de la naturale~a. (Orlandi, 198s).

    3 M. de Nantes no tuvo intrpretes: *Jay experknr 2 lgard de ces pauvres Indiem ce que Soinl Paul k n i t I...] car depuu que jws appris ieur longue avec bien &pin+ /auie dinterprkte I...]. Dice que tard ires aos para

  • La &nur de las gramticas ... 73

    aprender la lengua. -Jedispendantlc iempsquejenesavoir pas la langue, quifuipius de trois ans.

    4 En cuanto a este aspecto, siempre encontramos en sus textos la afirmacin de que no queran escribir y s61o lo hicieron por insistencia de amigos (pcderom), lo que hace pensar, por un lado, en una especie de mecenazgo y, por om, en la afirmacin del innegable poder de la escritura: escribir es tener poder (y conocimiento). Decir que exigieron que escribieran es dar a lo escrito un carcter de newidad y, en consecuencia, legitimidad, credibilidad documental, desin- ters personal (objetividad), etctera.

    5 Este ejemplo es interesante ya que puede ser encontrado tambin en Jean de Lry. Esto muestra la cristalizacin de ciertos fragmentos del lenguaje (situaciones estereotipadas) que se repiten en forma casi idntica en varios autores. Adems de esto, encontramos en otro libro de Ihevet otra versin de este mismo texto con el aumento sintomtico de un comentario: de forma que este pueblo, con toda su cortesa, no da a no ser que reciba I...]. Esta afirmacin concuerda con lo que decimos sobre los comentarios de naturaleza etnogrfica.

    6 Esta justificacin (es agradable para el lector) nos deja entrever la intencin de constituir una forma de escritura literaria, para un lector especfico, el de textos de narrativas de pases desconocidos: es la institucin de las crnicas de viajes.

    7 Ore - r u e pel ware y moe, te poire derere-foico (Padre nuestro que est en el cielo, santificado sea su nombre).

    8 Como veremos ms adelante, la relacin con el saber se define a su vez de forma diferente para los catlicos y los protestantes.

    9 A. Thevet public antes (1575) textos de oraciones tradu- c&s en tupinamb.

    IO Sin embargo, no es menos prejuiciado frente al indio y su cultura cuando se trata de experiencias particulares y no de ideas generales: habla de supersticin extravagante (Rirua- les, p. 47). de sus furores que los llevan a morder a dentadas como perros rabiosos, o se refiere al estpido interlocu- tor que encontr y que lo amenaz de muerte (p. 242).

    11 No olvidemos que es exactamente eso l o que el nv an practica, aliando la ciencia (lingstica), la religin (funda- mentalismo) y la pacificacin (Orlandi y Souza, 1988).

    12 Bolacuh. rueda grande usada por los indgenas en orificios artificiales hechos en las orejas.

    13 Nos gustara agregar que, tanto en el periodo colonial como en el siglo xw, el inters y el estudio de las lenguas indgenas fue desempeado siempre por extranjeros (religiosos o no). En el periodo colonial la direccin de este inters era de Europa hacia Amrica, hacia el Brasil: los jesuitas, los capuchinos, J. de iry, Hans Staden, etc., en su empresa catequista y10 colonizadora. Despus, en el siglo XDL, son naturalistas alemanes y austriacos, quienes vinieron en la comitiva nupcial de D. Pedro li (Rodrigues). S61o con D. Pedro 11. asociado ai romanticismo, es que cambia la direc- cin de este inters: es de adentro para hiera, o sea, del Brasil hacia Europa. Como dice Buarque de Holanda: La exalta- cin a lo antiguo y natural de la tierra s61o ha de surgir verdaderamente entre autores de la lengua portuguesa I...], una poca en que, habiendo cesado la correspondencia para la mayora de los autores a la realidad actual, el indio ya era apto para convertirse en una idealidad, en un smbolo: el smbolo del que se ban de valer despus los lusitanos-bra- sileos para oponerse a los portugueses de Europa. Aqu llegamos, sin embargo, a un lmite que no se puede traspasar en el presente anlisis. Las condiciones en que se produce el conocimiento y la tematizacin de la lengua indgena y del indio en esa poca ya son otra cosa y merecen una reflexin aparte.

    BIBLIOGRAFA

    CMARA, M. Inirodupio Os Lnguas Indgenas Brasileiras,

    dEVREUX, Y, Copie du Manuscript, Biblioteca Nacional do Ro de Janeiro, MEC, 1977.

    Rio de Janeiro.

    Livraria k i t e Ribeiro, 1929. dEVREUX, Y, Viagem a0 Norie do Brasil, Ro de Janeiro,

    dEVREUX. Y. Vovane dans le Nord du BreSil fair durant les I -

    ann&1613etl614parleP2reYvesdEvreu,nlrod.ynota~ de M. Ferdinand Denis, Leipzig y Pars, Lib. A. Franck, A L. Harold, 1864.

    de GERANDO, J. M., Considerations Ethnologiques, en D e la Filiation devie 6 loubli des origines (J. Cnpans et J. Jamin), le Sywmore, 1978.

    HAROCHE, Cl., FaireDire, VouloirDire, Lylle Pul, 1984. LECLERC, G., Lobservotion de IHomme, Pars, Seuil, 1979.

  • 74 EnPulcUtelli Orladi

    LRY. Jean de. Via- a Terra do Brasil. Sa0 Paulo. Livr.

    autrement&An&r+, Antoine Cbuppin, 1580. A Y , Jan de, Le Voya&? au Irsil, intr. de Charly Clerc,

    Pads, Psyot, 1927. hfLN&t, J, L 'Amour de Ia langue, Park Seuil, 1983. N.UTf%S, M., Rd&m Succinrr el Siidre, BPbia, dehvwsk,

    e a Ingua Fluida: Dois mtodos de Trsbalbo corn a lingusgem" en Polmo 1Uigclika naA&iCO. LaIina, Pontes, 1988.

    ORuM>I. E., Ptria e Terra: ondio e a &ni&& nacional. R. G., Campinas. Preedi@o nm. 1, 1985.

    PCHEUX. M. v GAET. F.. L a Laneue lnirouwbie. Pars. Y . - - ,

    Maspero, 1983. RODBKiUES. A.. Un Essdi de Grammaire Amrindie>rne w r

    UnfranfaiEdiKMe s&k, UMcwyt, insnumito, 1987.'

    " E T . A., .%gnhri