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1 Un cuarto de siglo de la 'desaparición' de Arceniega [para pinchar en los enlaces y ampliar las imágenes, ir a la entrada original de 25-10-2014 del blog Arceniega, villa y entorno ] Hacíamos referencia en la última entrada del blog al cambio de nombre de la villa: en vez de hacerlo bilingüe, se eliminó el castellano Arceniega y sustituyó por su versión vascuence Artziniega. Nos asomamos de nuevo al episodio para arrojar luz sobre él y valorarlo con la perspectiva añadida de, ya, un cuarto de siglo. Con nuestro patrimonio histórico, lo mismo el material que el inmaterial, a menudo los responsables municipales han hecho y deshecho sin mayores miramientos, sin ofrecer razones ni sentirse en la obligación de rendir cuentas. Hoy nos ocupamos de un elemento importante de ese patrimonio inmaterial. Dos fueron los argumentos que en su momento conseguimos extraer del Alcalde: la recuperación y afirmación de una identidad vasca para la villa, y la toma de la decisión por la mayoría de concejales. A nuestro entender se trata de puras evasivas: el primero implica, falsamente, que había que sacrificar un nombre para dejar lugar al otro, y el segundo no es una razón, sino una forma fácil de hacer callar a quien pide explicaciones. La regla de la mayoría Siendo el menos malo de los gobiernos posibles, la misma Wikipedia advierte de cómo frecuentemente y de manera errónea, se confunde «democracia» con «regla de la mayoría»”, y añade: «La utilización de la regla tiende a restringir el rol de mecanismos más complejos para alcanzar consensos, como los debates, las negociaciones y los acuerdos, y a potenciar la arbitrariedad y la ausencia de argumentos racionales en la toma de decisiones.» Una cultura democrática fuerte, no reducida a mera fachada, prefiere la inclusividad, siempre que sea posible, a la imposición por mayoría . Y no fue éste el único déficit de calidad democrática que aquejó al proceso de cambio de nombre de nuestra villa, regulado por el Decreto 271/1983 y donde se subraya la importancia de “una participación ciudadana”.

La 'Desaparición' de Arceniega

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Background info about the suppression of the toponym Arceniega as an official name

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    Un cuarto de siglo de la 'desaparicin' de Arceniega [para pinchar en los enlaces y ampliar las imgenes, ir a la entrada original de 25-10-2014

    del blog Arceniega, villa y entorno]

    Hacamos referencia en la ltima entrada del blog al cambio de nombre de la villa: en vez de

    hacerlo bilinge, se elimin el castellano Arceniega y sustituy por su versin vascuence

    Artziniega. Nos asomamos de nuevo al episodio para arrojar luz sobre l y valorarlo con la

    perspectiva aadida de, ya, un cuarto de siglo.

    Con nuestro patrimonio histrico, lo mismo el material que el inmaterial, a menudo los

    responsables municipales han hecho y deshecho sin mayores miramientos, sin ofrecer

    razones ni sentirse en la obligacin de rendir cuentas. Hoy nos ocupamos de un elemento

    importante de ese patrimonio inmaterial.

    Dos fueron los argumentos que en su momento conseguimos extraer del Alcalde: la

    recuperacin y afirmacin de una identidad vasca para la villa, y la toma de la decisin por la

    mayora de concejales. A nuestro entender se trata de puras evasivas: el primero implica,

    falsamente, que haba que sacrificar un nombre para dejar lugar al otro, y el segundo no es

    una razn, sino una forma fcil de hacer callar a quien pide explicaciones.

    La regla de la mayora

    Siendo el menos malo de los gobiernos posibles, la misma Wikipedia advierte de cmo

    frecuentemente y de manera errnea, se confunde democracia con regla de la

    mayora, y aade:

    La utilizacin de la regla tiende a restringir el rol de mecanismos ms

    complejos para alcanzar consensos, como los debates, las negociaciones y los

    acuerdos, y a potenciar la arbitrariedad y la ausencia de argumentos

    racionales en la toma de decisiones.

    Una cultura democrtica fuerte, no reducida a mera fachada, prefiere la inclusividad, siempre

    que sea posible, a la imposicin por mayora. Y no fue ste el nico dficit de calidad

    democrtica que aquej al proceso de cambio de nombre de nuestra villa, regulado por el

    Decreto 271/1983 y donde se subraya la importancia de una participacin ciudadana.

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    Debatida en pleno municipal de 1985 la propuesta del grupo

    Arteniagako Gazteak, no parece que quedara muy claro si lo que se pona en marcha era el

    proceso de cambio o la confeccin de un dossier. Congelado el tema durante 3 aos, una

    repentina comunicacin del Alcalde lo relanz oficialmente, solicitando los preceptivos

    informes de Euskaltzaindia y Diputacin Foral.

    Tras recibirlos, el Decreto prevea que el expediente se sometiera a informacin pblica por

    un mes, para reclamaciones u observaciones, no slo en el BOPV y en el BOTHA, de difusin

    popular ciertamente limitada, sino sobre todo en los tablones de ed ictos y lugares de

    costumbre. Tratndose de un adis y no de una simple bienvenida, de suprimir y no slo de

    aadir, lo esperable hubiera sido que el Ayuntamiento se movilizara para recabar la opinin de

    la gente.

    En su lugar, se opt por la discrecin: no slo se prescindi de los mencionados "lugares de

    costumbre" (el bar de Chuchi, la fonda, el consultorio, el ayuntamiento antiguo), sino que,

    segn confesin propia, el secretario municipal se desentendi de la nica fotocopia del

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    Edicto que haba colocado, y le perdi la pista.

    En un papel pequeo, la fij con alfileres a uno de los tres tablones porttiles que sin

    proteccin alguna se encontraban en el recinto del Ayuntamiento, siendo su obligacin legal

    retirarla personalmente una vez transcurrido el plazo oficial. Quiz por eso, y no por

    inocentedescuido, el certificado municipal correspondiente slo da fe de que el

    anuncio se haba expuesto en los dos boletines oficiales requeridos

    La poca resonancia del trmite se tradujo en que los desafectos que se tomaron la molestia

    de lanzar unas 'sediciosas' octavillas ni siquiera se debieron dar cuenta de que lo hacan

    durante el perodo legal en que podan presentar alegaciones.

    Sin ser el medio ni el momento ms adecuado para ello, en la entrevista al Alcalde en Egin,

    realizada en la semana entre el incidente y la finalizacin del plazo, s se dejaba constancia de

    esa posibilidad de presentar alegaciones.

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    Por nuestra parte incurrimos en el mismo descuido, pese a haber escrito antes y seguir

    escribiendo despus, tan a cara descubierta como intilmente, a todas las instancias

    implicadas. No por eso el Alcalde, en otra entrevista local, dejara de sealarnos con tintes

    conspirativos: "a lo mejor esta seora es la que no se ha atrevido a firmar las octavillas para

    que no la conoz can y pensando que no bamos a enterarnos manda un escrito. Este lleg a m

    como director de ese departamento de Diputacin y en l oculta verdades y pone mi nombre

    como culpable".

    Lo cierto es que, al final, la maquinaria legal pudo seguir su curso sin ms perturbacin que el

    derecho al pataleo y, a falta de ms participacin ciudadana que haber votado un par de

    aos antes a los representantes que ratificaron el cambio en la proporcin requerida el 9 de

    marzo de 1989, el Alcalde sigui proclamando, una y otra vez, que nadie haba objetado 'en

    buena ley' y que l no era ms que un mero instrumento de una voluntad mayoritaria.

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    El eplogo a todo el episodio, que resume muy bien su carcter, nos lo contaron: el rtulo en

    azulejo del ayuntamiento nuevo, de la misma solera que el edificio, fue reemplazado con

    nocturnidad de un da para otro es de suponer que para evitarnos, a los ms sensibles, el

    drama en directo de ver cmo se mandaba a la escombrera una parte de nuestra historia...

    Pero hablbamos de un dficit de cultura democrtica expresado en la voluntad de restar y

    excluir, en vez de sumar e integrar, y que, adems, desech la opcin ms consensual y

    neutra de un nombre bilinge en favor de otra que requera, intimidatoriamente, que los

    inconformes se significaran dando un paso al frente para protestar.

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    Obviar la participacin ciudadana y escudarse en la simple legalidad es una acusacin a la

    que el Alcalde an tuvo que volver a enfrentarse, en circunstancias diferentes y desde

    diferente sensibilidad: esos mismos fueron los reproches de Eztena, en la batalla en torno al

    modelo de desarrollo para el pueblo a la que tambin nos referimos en la entrada anterior del

    blog.

    Y, en fin, que quien no poda ser sino rbitro decisivo, tanto dentro de su partido como en el

    Ayuntamiento, se empeara en negar lo que dicen las apariencias y la lgica de las cosas,

    parapetndose tras mayoras en las que l sera uno ms del montn, mera herramienta al

    servicio de otras voluntades, slo puede seguir sonndonos a intento absurdo de esquivar

    responsabilidades y explicaciones.

    Sealamos en su momento cmo limitar, innecesariamente, la oficialidad a un nombre difcil

    de pronunciar correctamente por parte de los no vascoparlantes era un flaco favor al propio

    nombre (macarronizado como Archiniega) y un estpido empeo en dar la espalda a la

    realidad.

    Lo hace ms evidente el hecho de que optaran por los dos nombres lo mismo plazas ms

    grandes y con una realidad vasco-parlante ininterrumpida, como Arrasate-Mondragn (cuyo

    nombre castellano figura, igual que el nuestro, en su fuero fundacional como villa), que

    otras ms pequeas, con nombre de origen eusqurico y an mayoritariamente

    castellano-parlantes, como las de nuestros vecinos ayaleses.

    No sabemos qu empuj al Alcalde fuera de la centralidad que le corresponda como alcalde

    de todos los arceniegueses, porque escudndose en su supuesta irrelevancia ha evitado

    decirlo. Nada, en todo caso, que justificara borrar a Arceniega del mapa ni expulsar a la

    realidad real fuera de la oficial.

    La ilusin del origen

    Arrasate fue un casero anterior a la fundacin de la villa de Mondragn, construida de nueva

    planta al otro lado de la colina, en un lugar prximo pero diferenciado y que, por eso, pronto

    cont con su nombre eusqurico propio, Mondragoe, derivado del original castellano. A la

    hora de tener que escoger entre uno de los dos nombres vascos, se prefiri el que evocaba un

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    origen vasco anterior -algo que lamenta razonadamente Ana Isabel Ugalde tras su repaso de

    los 750 aos de Mondragn:

    Mondragoe casi ha desaparecido del lenguaje y en su lugar se usa Arrasate,

    como si fueran la misma cosa. Arrasate es un topnimo muy importante en la

    historia de Mondragn, pero, en mi opinin, no podemos confundir el uno con el

    otro, en nombre de un purismo mal entendido. Los topnimos nos hablan de una

    historia muy nuestra y nos ofrecen ms informacin de la que creemos. Los

    nombres son un tesoro inestimable para que sepamos quines somos.

    En la propuesta de Arteniagako Gazteak que sirvi de inicio al procedimiento de cambio de

    nombre, se daba como razn para adoptar en exclusiva el de Artziniega propuesto por

    Euskaltzaindia que parece ser este el nombre del que proviene el actual. As pues, se

    abandonaba el ms ilusionante de Arteniaga (de arte: encina), que habra conectado a

    nuestra villa con el encinar ancestral del Santuario, pero al menos, al amparo de la autoridad

    de la Real Academia de la Lengua Vasca, se mantena una anterioridad cronolgica. Al

    mismo tiempo, aplicando la mencionada lgica de "purismo mal entendido", se

    sacrificaba la historia en favor de un absurdo ajuste de cuentas con ella:

    Ahora bien, el informe de Euskaltzaindia no habla del origen de nuestro nombre, sino que se

    refiere a la pronunciacin vasca del topnimo en la poca de la fundacin de nuestra villa. Y lo

    cierto es que, aun derivando la forma castellana actual de la vasca, segn lo que dicen los

    estudiosos lo ms probable es que su origen primero no sea eusqurico ni naciera en un

    ambiente vascoparlante.

    El informe seala tambin que la forma grfica que aparece en el fuero era Arceniega, cuya 'c'

    se pronunciaba en el castellano de aquel entonces como [ts] (la 'z ' en la variante Arz eniega, a

    su vez, tena la pronunciacin castellana [dz], unindose ambos sonidos ms adelante en el

    que hoy tiene):

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    Que Arceniega, sin duda alguna pronunciado Artzeniega, es la forma que

    aparece en el fuero de poblacin, de 1272, copiado por Landazuri del original

    desaparecido.

    Y sin embargo, leyendo incorrectamente a Euskaltzaindia, en la

    entrevista al alcalde que incluamos antes se incurra en el flagrante lapsus de atribuir al

    informe la confirmacin de que la forma original en nuestro Fuero era Artz iniega:

    el lunes se recibi en el Ayuntamiento el dictamen relativo a la denominacin

    euskrica del municipio remitido por Euskaltzaindia. En ste se confirma el

    trmino de "Artziniega", forma que se indica aparece en el fuero de poblacin de

    1.272, copiado por Landazuri del original desaparecido.

    Pero puestos a retroceder en el tiempo en busca de 'el origen', hay que hacerlo primero

    hasta los romanos, cuya calzada Burdigala-Asturica enlazaba Salvatierra con el pas de los

    Cntabros pasando por nuestro valle. El conocido investigador local Flix Muguruza,

    colaborador habitual en la revista Avnia, propone un nombre de persona latino como base

    de nuestro topnimo:

    Son muchas las vueltas que se le han dado a la terminacin -ika. En nuestra

    opinin debe tratarse de una reduccin del sufijo posesivo indoeuropeo -iaka

    del cual surgieron tanto -iaka (Arsenius + iaka > Arseniaka > Arseniaga, la

    actual Artziniega o Mariaka en Amurrio a partir de Marius + iaka) como sus

    reducciones en -ika. (200 Nombres de Llodio, 1997)

    Joaqun Gorrochategui, discpulo de Koldo Mitxelena y probablemente la mxima autoridad

    en vasco antiguo, tambin se ha referido a esta familia de topnimos con terminacin -i[a]ka

    (concedindoles una significacin especial sobre la que luego volveremos):

    se ha sugerido que el origen de los frecuentes topnimos terminados en -ica,

    muy frecuentes en Bizkaia, como Gernika, Sondika, Gabika, etc, remonta a

    un sufijo cltico -ico/-a, habitual en la formacin de derivados onomsticos,

    cuya foma -ica se atestigua en el topnimo vrdulo Gabalaica y caristio Tullica

    (trasmitidos por Ptolomeo). (Vasco antiguo: algunas cuestiones de geografa e historia lingsticas,

    2009)

    Y efectivamente parece que indoeuropeos, ms concretamente celtas, debieron ser los

    indgenas que sufrieron la romanizacin en el caso de Arceniega. Por un lado se halla

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    enclavada en lo que las fuentes antiguas sealan como territorio del pueblo Autrign,

    formado por las Encartaciones, la esquina noroccidental de lava y partes de Burgos; a

    diferencia del desacuerdo sobre Caristios y Vrdulos, hay un consenso generalizado en

    cuanto a su identidad celta.

    Reconstruccin paleogrfica de Autrigones, Caristios y Vrdulos

    En Arceniega, aparte de restos romanos, se encontr, en 1787, un ara luego perdida dedicada a

    una divinidad celta Sandaus o Sandaquinnus por parte de un tal Sandus, nombres todos

    relacionables con una ciudad costera autrigona o cntabra Sandaquitum, situada en la misma

    va romana aludida antes, y un ro tambin cntabro de nombre Sanda al que quiz tambin

    remitira nuestro Sandolla (lava pre-romana y romana. Estudio lingstico, M.L. Albertos

    1970). La autora de estas observaciones insiste en el vnculo cntabro:

    El sufijo -eco-, tiene el tratamiento cntabro -iego, sealado a propsito de

    Arceniega, y otros. Sealemos que los topnimos Lanciego, Elciego (que no

    creo que tenga nada que ver con ciego) y Samaniego estn en la vertiente

    meridional de la Sierra de Cantabria, mientras Arceniega se encuentra en

    territorio en otro tiempo poblado por Autrigones y Cntabros.

    Si miramos hacia las Encartaciones, con las que nuestra zona comparte no pocos nombres de

    lugar, resulta que prcticamente todos los topnimos pre-latinos son explicables a travs del

    indoeuropeo, y en algunos casos se adivina ms especficamente alguna lengua celta (Hacia

    una cronologa de la toponimia en Las Encartaciones, Fernando Fdez. Palacios 2011). Las

    primeras menciones documentales, del siglo IX, son Carranza y Sopuerta, de origen

    pre-latino no vascuence y latino respectivamente, y la llegada de vasco-parlantes se habra

    producido sobre dos romances: uno ms arcaico, que se aprecia en nombres como

    Pealba, y otro ms propiamente castellano:

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    En resumen, para los municipios situados ms al este quiz la clave explicativa

    de la presencia del vascuence puede estar en la Alta Edad Media, no slo en los

    opacos siglos VII-VIII d. C., sino sin duda tambin ms adelante. La zona oeste

    est casi desprovista de toponimia vascuence y la que hay podra explicarse

    recurriendo a casos particulares y ms o menos puntuales [...] Si este

    panorama fuera cierto, la llegada de hablantes de vascuence se habra

    producido sobre una capa romance [...] prcticamente la nica conclusin que

    parece afirmarse con ciertas garantas es que es en la Tardoantigedad-Alta

    Edad Media y no antes cuando comienza a hablarse vascuence en la zona [...]

    La versin oficial ha sido que El euskera en Alava ha pervivido desde siempre, como suele

    decirse a lo largo y ancho de su historia y de su territorio (El euskera en lava, Joseba

    Intxausti 1994), suponiendo para las tres provincias que, si despus se habl, tendra que

    haberse hablado antes tambin -y que, por lo tanto, habra acabado triunfando la 'resistencia'.

    Frente a esa postura, otros especialistas han venido defendiendo desde hace dcadas una

    'vasconizacin tarda' del Pas Vasco, a partir de un aporte poblacional desde la Aquitania

    francesa -donde la lengua vasca ocupaba un amplio territorio y ha dejado numerosos

    vestigios, frente a la escasez peninsular. Aunque en su versin ms extrema ni siquiera los

    vascones navarros estn libres de sospecha, desde una postura ms prudente (La

    extensin, intensidad y cronologa del vascuence peninsular antiguo, F. Fdez. Palacios

    2013) lo que s se da por establecido es que

    nos hemos quedado sin testimonio de vascuence antiguo en territorio caristio y

    vrdulo. Permanecen el territorio vascn y partes del norte de Aragn como

    lugares en donde se manifiesta con ms firmeza el vascuence antiguo [...] En

    definitiva, que se nos manifiesta como una lengua de carcter

    fundamentalmente pirenaico y muy posiblemente extendida a las zonas llanas

    inmediatas.

    En los ltimos aos, la hiptesis de la 'vasconizacin tarda' ha vuelto a cobrar fuerza por

    descubrimientos arqueolgicos y como solucin a toda una serie de interrogantes que

    culminan en la vitalidad medieval del Euskera, de la que surgieron los dialectos:

    Disponemos de diversidad dialectal porque los dialectos se han formado a

    partir de la tardoantigedad (s. VI-VII). Siendo, por tanto, un proceso de

    difusin que ha tenido un punto de partida (entorno de Pamplona) y que se ha

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    desarrollado a travs de varios siglos y situaciones histricas hasta dar el mapa

    lingstico bajomedieval. En este camino ha ido cubriendo las realidades

    lingsticas indoeuropeas y latinas que encontr a su paso en los territorios de

    lava, Guipzcoa, Vizcaya, La Rioja o norte de Burgos. Sin vasconizacin tarda

    no existira, posiblemente, la lengua vasca en la actualidad. (El caso de la

    "vasconizacin tarda", Joseba Abaitua y Mikel Unzueta 2010)

    Gorrochategui, reacio a aceptar la hiptesis, en el trabajo que mencionamos ms

    arriba da tres argumentos en contra "de una introduccin tarda del vascuence en el

    Pas Vasco, digamos en poca visigoda o franca", y uno de ellos gira alrededor del

    (-iaka >) -ika que Muguruza propone para el origen del nombre de nuestra villa:

    Si no se admite la presencia vasca antigua, hay que suponer que el sufijo

    pas en prstamo primero al latn hablado en la zona durante los

    primeros siglos del Imperio, desde el cual pas ms tarde al vasco llegado

    al lugar a fines de la antigedad o comienzos de la Edad Media [...] sera

    esperable que, de haberse producido la vasconizacin en esa fecha,

    alguno de los reflejos toponmicos vascos del sufijo -ica fuera sonoro [es

    decir, con "g" en vez de "c"]

    Copiamos a continuacin la respuesta de Abaitua y Unzueta, pero lo que nos importa resaltar

    es que, incluso si Gorrochategui estuviese en lo cierto y haya habido presencia vasca antigua

    en territorio Caristio y Vrdulo, segn la lgica de su argumento la "g" en la forma vasca

    Artz iniega reconocida por Euskaltzaindia implica que la llegada de vascoparlantes a

    nuestra zona fue posterior a una forma romance ya existente:

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    Los topnimos con sufijo en -ica de origen celta por qu habran de

    sonorizar en un territorio de sustrato celta, romanizado entre los siglos

    I-V y receptor a partir del siglo VI de una lengua que mantiene las sordas

    en esa posicin? No hace falta un sustrato vasco antiguo para explicarlo,

    entre otras razones porque la sonorizacin de la consonante sorda

    intervoclica es un fenmeno muy posterior.

    Qu significa todo esto? Hasta donde podemos llegar, y sin contar una posible lengua

    pre-indoeuropea (del tipo del vasco o el ibero, pero no una de ellas), 'primero' se debi hablar

    en nuestra zona alguna lengua indoeuropea, probablemente celta; con la romanizacin se

    instal el latn vulgar, del que saldran los romances; es posible que hubiera elementos de ms de uno para cuando lleg el euskera, que perdur

    como lengua predominante durante bastantes siglos; hace unos trescientos aos

    volvieron a cambiar las tornas y nuestra villa se fue castellanizando hasta llegar al

    monolingismo Y desde el posible Arseniaka original hasta el Arceniega llegado a

    nosotros, los episodios de esa historia tan rica han dejado cada uno su propia huella

    en nuestro nombre.

    Eliminados el antes y el despus a Artz iniega, y proyectando as la ilusin de un solo

    origen, la historia de nuestra villa resulta tan de cartn-piedra como la puerta de la

    muralla erigida durante aos para el Mercado Medieval. Los mismos aos en que, no

    pocas veces, se ha maltratado nuestro patrimonio arquitectnico y paisajstico real

    -por el triunfo de intereses del momento, no porque hayan faltado recursos, tanto

    legales como econmicos.

    En el caso de los que se dedican al mantenimiento de la memoria etnogrfica de nuestra

    villa, la proximidad en el tiempo de esa memoria y su carcter hbrido deberan ser

    garanta de un enfoque integrador y plural. En lugar de eso, contribuyendo a la

    unidimensionalidad, las publicaciones correspondientes llegan al extremo de

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    'higienizar' los documentos de poca y suprimen por sistema cualquier referencia al

    nombre 'equivocado':

    Gurdia n28

    Un veto que nos recuerda a esas fotos de las que, tras la ltima purga poltica, terminan

    desapareciendo sin dejar rastro los cados en desgracia... No nos puede extraar, por ms que

    resulte descorazonador, que en una visita guiada reciente corrigieran a una persona amiga por

    pronunciar en un comentario, sin ninguna intencin particular, el nombre que le es ms

    familiar y el nico que sabe pronunciar correctamente.

    De vuelta de 'el origen', de vuelta a los orgenes

    No haba, hace un cuarto de siglo, nada parecido a un clamor popular pidiendo el

    derrocamiento de un nombre impuesto, porque no lo era; ni una vez quirrgicamente

    extirpado se ha alzado otro clamor contrario pidiendo su reinstauracin. Para bien y para mal,

    el poder, tambin en democracia, se ejerce ms desde arriba hacia abajo que desde abajo hacia

    arriba, y con la fuerza de los hechos consumados. Precisamente por eso cabe esperar y exigir

    que se haga con sentido de la responsabilidad y amplitud de miras, sobre todo cuando se trata

    de la instancia ms prxima a los vecinos.

    'Desapareciendo' Arceniega, se avasall con un ejercicio de democracia superficial el fruto de

    siglos de devenir histrico, cuando lo mnimo esperable respecto al patrimonio, material o

    inmaterial, es que se mantenga a salvo de veleidades personales y del momento. Habitamos

    el presente, y muy bien est que ahora se quiera subrayar el componente vasco; pero no

    tendra por qu ser, innecesariamente, a costa de los sentimientos de ms o menos vecinos

    ni de la version ntegra de nuestro pasado reflejada en un nombre que ha cambiado al ritmo

    de nuestra villa.

    A propsito de la demolicin del estadio de San Mams, cerraba un escritor su reflexin

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    sobre los alcaldes amigos de la piqueta, dedicados sin tregua a arrasar nuestro tiempo y

    nuestro espacio; es decir, nuestros recuerdos, con un comentario que creemos

    traducible al plano de lo que hemos tratado en esta entrada:

    A veces tiene uno la extraa sensacin de que los polticos de nuestro pas

    carecen de algo comn a la mayora de los humanos: la memoria sentimental

    [...] No es que yo crea que hay que conservarlo todo indefinidamente. Hay cosas

    que cumplen su funcin durante un tiempo y ya est, como seguramente San

    Mams. Pero lo que supone una agresion para los individuos es el cambio

    gratuito y la demolicin constante, con vistas a enriquecerse unos cuantos.

    En un tpico ejercicio de utilizacin de la letra de la ley traicionando su espritu, se elimin el

    nombre de nuestra villa al amparo del Decreto 271/1983. En l, aunque resulte una irona, lo

    que se quiere encauzar es

    el justo afn del municipio por recuperar nombres que constituyen su acervo

    histrico y cultural

    Parece, pues, que va siendo hora de apelar a ese mismo afn y espritu para que se nos

    restituya. Y junto a l, un presente y un pasado ms completos: sin vetos y sin btox.