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GADAMER Paidos Asterisco* 4

La educación es educarse

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  • GADAMER

    Paidos Asterisco* 4

  • La educacin es educarse ........................................................................

    * Seoras y seores, como ustedes ven, soy un anciano achacoso y no deben esperar de m que est a la al- tura de mi productividad o de mi sabidura. Eso de estar a la altura de la propia sabidura es, de todos modos, una pretensin algo dudosa. Con todo, siendo un hombre tan anciano, se puede decir con certeza que he reunido una gran expe- riencia. Pero la verdad es que mi actitud frente a ustedes es tambin una actitud bien curiosa. ES tanto lo que quisiera aprender de ustedes! Debera saber cmo es hoy una escuela, cules

  • Georg Gadamer ***.**l..** * * i t * * * 1 * * * 1 * * * t * 4 * * * * t * t * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

    son las preocupaciones que tienen hoy los pa- dres, las que tienen sus hijos, las que tienen sus hijas, y todo lo que precisamente ya no s. Me he preguntado si poda sentirme llamado a hablar de estas cosas; y, sin que yo desee imponerlo, he- mos acordado que, en el caso de que absorba la atencin demasiado tiempo, tengamos un deba- te mis corto. Si puedo abreviar algo la conferen- cia, espero que tengamos un debate mas largo.

    Intentar justificar por que creo que slo se puede aprender a travs de la conversacin. sta es, ciertamente, una afirmacin de gran alcance, en favor de la cual, sin embargo, yo ten- dra que desplegar en cierto sentido todos mis esfuerzos filosficos en los ltimos decenios. Si yo tuviera que titular de alguna manera esta leccin o conferencia de hoy -no es, como uste-

    La educacion es educarse b**t***t***********1****1*17*****7***********b*****++*+*+*7+.**7*7****7*

    des ven, una leccibn, y tengo por uno de los mas peligrosos atavismos de nuestra vida acadhmi- ca el que se siga hablando de leccibn-. Leer no es hablar; se trata de dos cosas distintas. Cuan- do uno habla, le habla a alguien; cuando uno lee, esta este papel entre ambos. En realidad, aqu no hay nada escrito salvo un par de notas que he redactado, y por ello me sirvo de l slo

    Ir un momento. Afirmo que la educacin es educarse, que la

    formacin es formarse. Con ello dejo conscien- temente al margen los que puedan ser, obvia- mente, los problemas entre la juventud y sus preceptores, maestros o padres. Deseo contem- plar todo este mbito desde un ngulo distinto del que domina propiamente el debate y pre- tendo llevar las cosas a una idea mas precisa.

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    As pues, para empezar, me pregunto: Quin es propiamente el que educa? Cundo comien- za propiamente la educacin? No quiero entrar ahora en los conocimientos especiales de la in- vestigacin ms reciente que se ocupa de la re- lacin de comunicacin entre la madre y el hijo todava no nacido. Sin duda hay aqu ya co- municacin, si bien, tambin con toda seguri- dad, no de naturaleza lingstica. En cambio, en relacin con el recin nacido se plantea una cuestin muy interesante: Dnde estn los inicios de aquello que todos consideramos sin duda como la educacin bsica de todo ser hu- mano, a saber, el aprender a hablar? Aqu radi- can ya todos los misterios que vienen al caso tambin para el tiempo posterior, por ejemplo para lo que llamamos el desarrollo profesional.

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    Sin duda, la primera constatacin aqu, aquella con la cual comienzo, consiste en decir que esto puede verse en un nio recin nacido. En los me- ses subsiguientes empieza con ciertos juegos, quiere coger algo y parece complacido, incluso orgulloso, de poder hacerlo. Todava no puede coger ni querer realmente pero, con todo, uno percibe el gozo y un primer sentirse bien en ello. Casi dira: sentirse en casa. No cabe duda de que ste es el primer ingente trabajo anmico para un recin nacido; y por esta razn grita tambin, precisamente porque no es capaz de enfrentarse al hecho de estar repentinamente expuesto a un entorno por completo inconcebible.

    Si tratamos ahora de ver de este modo lo que evidentemente es el siguiente paso frente a este primero, nos encontramos con que trae consi-

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    go los primeros aos del aprender a hablar. Como todos sabemos, aos increblemente in- teresantes, llenos de sorpresas para los padres. El hablar del ser humano no conserva despus la viveza del uso libre del hablar incipiente. Lo que a veces se muestra en el es una perdida. To- dos sabemos que palabras, o tambin nombres, del lenguaje de la infancia quedan adheridos a una persona durante toda su vida. Aqu hay que dar un paso mas. Hay que dedicar toda la atencin a procurarse, incluso para el propio nombre, algo as como una reacuacin de la palabra utilizada por los padres, y algo pareci- do ocurre con los nombres de los animales y en otros muchos casos. Naturalmente, este tema se puede estudiar particularmente bien en el caso del poner nombres.

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    As pues, nos preguntamos: Quin educa aqu? O es esto un educarse? Es un educarse como el que percibo en particular en la satisfac- cin que uno tiene de nio y como alguien que va creciendo cuando empieza a repetir lo que no entiende. Por fin lo ha dicho bien, y enton- ces esta orgulloso y radiante. As, debemos par- tir quiz de estos inicios para no olvidar jams que nos educamos a nosotros mismos, que uno se educa y que el llamado educador participa solo, por ejemplo como maestro o como madre, con una modesta contribucin. Veremos toda- va todo lo que esto implica. Si se me permite el recuerdo de mi propia infancia y de la de otros que conozco de mi propia vida familiar, esto sera, claro esta, slo una ilustracin que cual- quiera podra aportar. Es patente que el mo-

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    mento en que, despus de los padres, empiezan primero el jardn de infancia y despus la es- cuela, significa un gran corte en estos aos de aprender a hablar. Sin duda es un gran paso en el que tiene lugar algo realmente nuevo, de la cuna, por as decir, hasta la sepultura)). Me re- fiero a la relacin con los otros seres humanos, la comunicacin.

    Yo tena una hija, y en ocasiones mi esposa deba pedir a la asistenta -entonces tenamos una asistenta- que le cambiara los paales. Ello daba lugar a continuacin a grandes berridos. Al principio, yo tambin tena que hacerlo algunas veces y en opinin de mi espo- sa -seguro que tena razn- lo que yo haba llevado a cabo era simplemente una tortura. Pero, jmira por dnde!, la nia estaba resplan-

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    deciente y se dorma satisfecha. En efecto, as son las cosas en la comunicacin, de la cual no sabemos absolutamente nada todava y que, sin embargo, cumple este proceso del llegar a estar en casa que yo designara con el mayor nfasis como la idea directriz de toda clase de educacin y de formacin. Tambin la forma- cin se forma as, si tenemos en cuenta slo una cosa, a saber, que la as llamada formacin escolar tiene siempre una marca caracters- tica: tambin aqu slo hay lo que justamente se ha formado. stas no son lo que llamamos especialidades particulares, sino que ya signi- fica algo as como formacin general, algo que, ciertamente, se desarrolla slo lentamente.

    Claro est que el jardn de infancia se en- cuentra actualmente en un proceso de evolu-

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    cin del cual todava no sabemos nada con exactitud. Los misterios y las dificultades del campo de la educacin se han visto en gran me- dida apremiados y, en ultimo trmino, ame- nazados por la revolucin industrial. Esto significa que tambin las madres se ven obli- gadas, ms o menos, a la actividad profesional. Para la poblacin en su conjunto debemos tomar nota de ello incluso all donde nos en- contramos con personas no sujetas a dicha obligacin. Despus de todo, tambin la figura del padre ausente, el que tan raramente est ah, es una experiencia curiosa. Pero en el caso del nio que est totalmente al cuidado de los padres, qu ocurre cuando ambos se van a tra- bajar? Esto es algo que he aprendido a estudiar especialmente en Amrica. Por cierto que todo

    lo que es problemtico debemos estudiarlo al- guna vez en otras partes. Esto es por lo menos prudente, y as he tenido tambin ocasin de conocer bastante bien los Estados Unidos. Es muy necesario tener claro lo que significa, por ejemplo, el hecho de que yo le dijera a un colega en su lugar de trabajo: ((Pero, usted tiene tam- bin familia, dos hijos)) y que l respondiera: ((Bueno, ;qu ms da!, estn frente a la tele)). Se pueden ustedes imaginar los problemas que este padre llegar a tener si se han hecho ms fciles estos primeros aos gracias a que los hi- jos han estado mirando en exceso la televisin. Naturalmente, ha cometido ah un funesto error. Ninguna valoracin del peligro que en un caso como ste representan los grandes me- dios de comunicacin para el autntico ser

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    hombre puede ser suficientemente alta. Pues se trata por encima de todo de aprender a atrever- se a formar y exponer juicios propios. Esto no es en absoluto fcil. Hablamos con los nios y sabemos hasta qu punto les es diflcil empezar a escucharnos, y cmo prefieren intentar ga- narse a los extraos con una sonrisa seductora.

    Pues bien, ste es el tipo de problemas que, tras los primeros pasos en el jardn de infancia, generan los primeros aos escolares. Con qu empiezan? Ante todo, naturalmente, con los muchos compaeros, de los cuales no todos le gustan al nio, aunque s algunos. Todo el jue- go de gustar y no gustar, de la simpata y la an- tipata, todo lo que demanda la vida en su conjunto, acontece tambin en las clases. El po-

    si pretende influir en este proceso. All donde el hogar ya haya fracasado por completo, nor- malmente tampoco el maestro tendr mucho xito. Pero es claro que esto son cosas obvias que no precisan mayor comentario. Quiero so- lamente mostrar sus consecuencias. De lo que se trata es de que el hombre acceda l mismo a su morada. sta es una expresin utilizada por Hegel, un gran filsofo que en su uso especula- tivo se atrevi a modificar algo las palabras, por ejemplo de morar [hausen] a acceder a la morada [einhausen]. El acceder a la morada en el mundo se muestra tambin con ese atrevi- miento a formar nuevas palabras del que he hablado. Esta edad es muy interesante, mucho.

    Pero este ((mundo)) de la familia experimen-

    I bre maestro ejerce una funcin muy modesta ta luego, corno veamos, una primera tenden- 20 21

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    cia a la igualacin y a la adaptacin, primero en el jardn de infancia y luego, mucho ms, en los primeros aos escolares. All se exige algo nuevo que despus se expresa de mltiples ma- neras. Un comienzo totalmente nuevo es, por cierto, el aprender a escribir. El aprender a es- cribir! Cualquiera lo recordar inmediatamen- te y yo ni siquiera s con exactitud actualmente en qu consiste en la prctica, sin embargo su- pongo que por ahora se aprende todava a escri- bir antes de aprender a servirse de un aparato. Obviamente, lo que s s es que esto tiene una funcin totalmente distinta. En todo caso existe todava, como se sabe, la llamada escritura es- colar. Se ensea en la escuela y llega a ser una de las cosas ms interesantes, en la que pode- mos reconocer la evolucin del ser humano. El

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    momento en que a partir de la escritura escolar se forma la escritura a mano. Ignoro si este sm- bolo subsistir por mucho tiempo. Es probable que dentro de poco apenas exista algo como la escritura a mano, a lo sumo existir para las fir- mas. Pero siempre fue una especialidad pe- culiar el hacerlas ilegibles. Y aqu se trata de problemas que nos llevan a otras cosas que tam- bin forman parte manifiesta de la educacin.

    Aadamos ahora la pregunta: Para qu es uno propiamente educado? iAh!, me acuerdo muy bien de mi propia infancia, y a veces viene tambin a mi mente mi propia experiencia pro- fesional, cuando ocurre, por ejemplo, que un estudiante me llama por telfono: ((Profesor, disculpe la pregunta, pero leo aqu en un libro esto o aquello; que significa en realidad la pa-

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    labra?)). Esto no son modales, pues los modales exigen que uno no piense slo en s mismo sino tambin en que se molesta a alguien cuando se le llama por telfono. Y en todo caso uno debe tener especiales razones si, a causa de la im- portancia del asunto, es necesaria una res- puesta inmediata. En cualquier caso, esto va contra los buenos modales, hubiramos dicho antes. Ahora bien, esto se va convirtiendo pau- latinamente en un problema. Obviamente, sa- bemos que esto llega a ser un arduo problema en las familias en las cuales no es posible que el crecimiento de los nios se produzca precisa- mente bajo un gran cuidado de los padres. Y justamente all el tener buenos modales alcan- za un altsimo valor social. Que alguien que crece en condiciones modestas se muestre bien

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    educado es algo que se nota en la manera de ha- blar, algo que le da un atractivo que percibimos enseguida con respeto. Naturalmente, algo si- milar ocurra en los pases en los que se habla habitualmente en dialecto. Yo vengo de Silesia, y all las capas altas de la sociedad no hablaban en absoluto el silesiano. Tal cosa estaba incluso prohibida, a causa de la proximidad de la len- gua polaca, que se hablaba en partes de la Sile- sia ((prusiana)) y donde las familias alemanas estaban naturalmente a la defensiva frente a la presin de la poblacin polaca. Ahora bien, todo esto son pequeos problemas que se mues- tran igualmente en otros pases bajo otras for- mas. Tengo perfectamente claro que yo, como silesiano en territorio suabo, no soy otra cosa que un extranjero, que, no obstante, lleva cin-

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    cuenta aos en Heidelberg. A nadie se le ocul- tara que esto es una circunstancia atenuante.

    Vuelvo a hacer hincapi en la enorme im- portancia de la lengua materna. Realmente es algo que, como se ve, encierra fuerzas insupe- rables que no cabe subestimar. La lengua ma- terna persistir en el mundo venidero con absoluta seguridad. He estado lo suficiente en Amrica y en otros continentes como para sa- ber que las tradiciones familiares y, sobre todo, la propia lengua materna, se respetan y se cul- tivan. Es as en gran escala en toda Amrica. En California, por ejemplo, uno se encuentra con un gran nmero de pueblos o ciudades ja- poneses y rusos. No hay que dejarse engaar por el lenguaje de las relaciones comerciales, cuyo desarrollo lleva ya actualmente en mayor

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    o menor medida a un predominio absoluto del ingls en Europa y pronto en todo el mundo. No es de eso de lo que estoy hablando, sino de la lengua materna, en la cual uno hace preguntas y aprende, y mantiene conversaciones como adolescente. Normalmente, las conversaciones no se mantienen tampoco por telfono. Hay quien lo hace, lo cual es muy malo para los que pretenden dar otro uso al telfono. El fenme- no es conocido. Existe precisamente algo as como la mana del cotilleo. No obstante, ejerci- tada con moderacin, la tendencia a la conver- sacin es una buena cualidad. De todos modos quisiera subrayar que, en todo caso, aqu se da decididamente prioridad a la lengua materna, incluso por parte de quienes se cran en mu- chas o en varias lenguas. Igualmente, no es en

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    modo alguno infrecuente que el padre y la ma- dre, aun usando una sola lengua en el marco fa- miliar, hablen en otra con el resto de personas. Claro que, entretanto, hay de todo.

    Ahora bien, ste es un tema totalmente nue- vo que va tambin de la mano de la revolucin industrial, al que se aade el hecho de que cada vez aprendemos ms a manejar lenguas extranjeras. Slo puedo decir con asombro que la significacin de este hecho parece estar muy lejos de corresponderse con la prctica. No se trata ya de la forma con la que a m y, su- pongo, que a ustedes, se nos ensea en mayor o menor medida una lengua extranjera por me- dio de la lectura de textos y de la escritura. Esto no es lo habitual. Lo habitual es la conver- sacin, y algo que no puedo inculcarles con

    fuerza suficiente es que de hecho nuestro mundo social tiene ah cada vez mayores posi- bilidades. Quien est acostumbrado a hablar slo en dialecto se comporta de inmediato de un modo un tanto extrao frente a los que ha- blan el alto alemn -es inevitable-. En ello se pone de manifiesto que uno va viendo cada vez ms lo que la conversacin significa para el otro. Y ste es un punto en el cual soy decidi- damente de la opinin de que en el aprendizaje de las lenguas extranjeras vemos en demasa una relacin unilateral y no una comprensin recproca. Queda claro que tenemos buenas razones para aprender una lengua y para aprender lo que hay que saber acerca de su contenido, y ello implica tambin, sin duda, la lectura. De modo que es comprensible que esto

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    tenga una cierta extensin que los programas de estudios privilegian. Con todo, seoras y se- ores, concdanme que es muy peligroso con- siderar obligatorios los planes de estudios, seria malo que ocurriera en todas partes. Afor- tunadamente no sucede, aunque an se sigan considerando lo ms importante. Tal como lo veo, lo ms importante sera ser capaz de con- testar cuando se nos pregunta y ser, a su vez, capaz de hacer preguntas y recibir respuestas. Si yo tuviera algo que afirmar al respecto -lo que, en verdad, no es el caso- dira que en los planes de estudios, por cada 45 minutos de cla- se en lenguas extranjeras se deberan reservar como mnimo 10 minutos para preguntas. Esto seria un plan de estudios indeterminado de primera categora. Especialmente cuando se

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    trata de lenguas extranjeras como, pongamos por caso, el ingles y el francs.

    En el caso del aprendizaje del latn es otra cosa. En el latn se puede finalmente llegar a en- tender la gramtica. Sin embargo, por desgra- cia, es una barbaridad inculcar la gramtica de la lengua materna. Recuerdo el nico fracaso que tuve como nio en la escuela -pueden us- tedes imaginar que yo era un alumno bastante bueno-. En el tercero de primaria, tuve que aprender la gramtica del alemn, las declina- ciones: yo - mo - a m - me; tu - tuyo - a ti - te (to- dava me las se de memoria) y me encontr de pronto entre los tontos, los que iban atrasados en todo. Se trataba de algo que nunca me haba sucedido; tuve que ser oportunamente adies- trado para aprender a declinar. En realidad

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    y es doblemente interesante. Se ve qu es lo que no importa y se observa qu es lo que vale: des- pertar el placer de aprender. Todos ustedes co- nocen asimismo las estrategias con las que, cuando uno est mal preparado, se logra que el maestro no consiga plantear las preguntas del examen apabullndolo con esas mismas y dif- ciles preguntas. As se da, naturalmente, esta guerra de guerrillas. En modo alguno quiero empequeecer esta estrategia y esta tctica. Ha existido siempre, pero habra que tener en cuenta mucho ms su papel central. Aprender una lengua no quiere decir necesariamente es- cribirla impecablemente sino, por encima de todo, ser capaz de dar cuenta de algo. Lo recuer- do: yo iba a la escuela, en los infaustos aos de la guerra, en 1914. Iba a una escuela que, segn

    , cuento esto ahora (es muy divertido orlo) slo para mostrar los problemas que uno tiene al respecto. Este tipo de gramtica no es propia del alemn, sino que es una transposicin a partir del latn. Es algo que est muy claro. Para el aprendizaje de las lenguas extranjeras se necesita la gramtica latina, y todas las pala- bras que se emplean son an palabras latinas y as seguir siendo siempre. Quien todava no sabe latn tendr dificultades con la gramtica. Resumo de este modo mis experiencias de nio

    1 en la escuela. Otro ejemplo: en mi juventud 1 tuve una experiencia que supongo que todos ustedes tienen a su modo: el caso de un profe-

    ,

    sor que se interrumpe, pretende atenerse al 1 1 plan de estudios, y dice: Pero esto no es para

    vosotros todava)). ;Algo as no se olvida jams! I

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    1. Georg Gadamer ~a educacin es educarse ~~**~~~~~~**~~~~~***********ttt*ttt.**.**..**..***.********************* I***ttt***********tt*ttt*ttt.*****.**tt*.***.**********~**~~g*~****~****

    , me he informado, tena un plan de estudios parecido al que tienen aqu. La primera len- gua extranjera que aprend fue el francs, por

    , cierto que, durante un ao, mediante una fontica. Durante un ao no pude hablar una palabra francesa.. . , me limitaba a producir so- nidos franceses. se era por entonces el gran progreso de la fontica alemana que se practi- caba en ciudades como Breslau. Me temo que esto ha cambiado despus. Sin embargo, antes era habitual y tuvo como consecuencia que, aunque nunca he vivido por mucho tiempo en Francia, an hoy mi francs no se hace notar

    l por la pronunciacin. Cometo otra clase de 1 errores, pero la pronunciacin es buena, y para una conversacin esto es mucho ms im- 1 1 portante que lo que digo. 1

    l

    Ahora bien, esta observacin general pone de manifiesto hasta qu punto el otro est siempre presente en nuestro ser en el mundo. Lo mismo que ocurre entre los nios, ocurre tambin entre las lenguas extranjeras. De este modo sale a la luz el educar-se recproco. A ello se suma el papel que desempean los padres o quienquiera que sea que cuide de los nios. Pienso que uno se puede imaginar cmo todo esto contina, cmo contina paso a paso de modo que al final uno recibe siempre impron- tas perdurables. As no hace falta que los mo- dales tengan esta forma brbara que consiste en ponerlos innecesariamente de relieve a ca- da instante, sino que se brinda a cualquiera la ocasin de-comportarse de un modo que pueda ser grato al otro, y viceversa: la educacin es

  • asi un proceso natural que, a mi parecer, cada cual acepta siempre cordialmente procurando entenderse con los dems.

    De este modo nos vamos aproximando poco a poco a lo que luego uno aprende en las escue- las. Estoy hablando de entenderse en una len- gua extranjera. Es obvio que la lectura, y la lectura comprensiva en la propia lengua ma- terna y, por supuesto, en las lenguas extranje- ras, figuran entre las grandes ampliaciones de nuestro horizonte mundano. Debo reconocer al respecto que, no por mi culpa sino por la de la historia mundial, yo no he aprendido en verdad ninguna de las grandes lenguas extranjeras mediante la estancia en el pas correspon- diente. Esto no fue posible. De 1914 a 1945 tuvi- mos una guerra de treinta aos. Por lo que se

    Georg Gadamer tt~=***NX*+****f***ff~+***t********t************************************

    refiere a los viajes, todos sabemos cun rpida- mente se hicieron imposibles, sobre todo por razones econmicas, tras la toma del poder por los nacionalsocialistas.

    Ahora empiezo a acercarme a la cuestin: 7 Como Qu es lo que se aprende en la escuela. I

    se forma uno? Cul es la formacin que se con- figura? Solemos llamarla ((formacin general*, y con ello hacemos referencia a algo que, en I efecto, es muy importante, a saber, que no se S impongan prematuramente las especializacio- i nes. A mi parecer, algo que todava hoy est bien en las escuelas superiores alemanas es que no se persiguen en exceso las especiali-

    b zaciones. Existe, sin embargo, una materia de importancia muy especial: las matemticas. 1 Puedo asegurarles que he mantenido dacio- t 37

    La educacin es educarse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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  • Gcorg Gadamer L~ es educarse ....................................................................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    l I

    1 nes de amistad con muchsimos matemticos, entre ellos algunos de primersima categora,

    l premios Nobel, etc., y he conversado con ellos

    l muchas veces sobre dicha cuestin. El resulta- do fue siempre el mismo: los mejores matem- 1 ticos son siempre los humanistas, pues ellos habran aprendido a trabajar mejor y no habr- an aprendido una falsa matemtica. La verda- dera matemtica es demasiado difcil para las escuelas. ;Esto es sencillamente una realidad! Ello no significa que debamos renunciar a eUa, 1

    1 pero debemos ser conscientes de que el haber 1 tenido buenas notas no es un indicio relevante i

    I para estudiar matemticas despus. Entonces + hay que aprenderlo todo de nuevo completa- mente. Se trata de algo que mis colegas de esta materia con los que he podido mantener con-

    1 i ! 38 i

    versaciones en muchas universidades consi- deran un hecho muy importante. Esto no se li- mita a las matemticas. Existe, por dems, algo as como un sensorio para lo que uno debe saber y para lo que uno desea saber y donde slo en ltimo trmino en el trato con el otro, en el uso, uno se puede mostrar efectivamente. Es lo que uno necesita para poder entenderse con el otro.

    Con ello estamos justamente en medio de lo que yo considero un punto de vista decisivo tambin en mi propio mundo filosfico, a sa- ber, que el lenguaje slo se realiza plenamente en la conversacin: Tambin para el maestro, ser realmente capaz de ello es slo una posibi- lidad limitada. Es completamente claro que de- terminadas unidades del plan de estudios

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  • Georg Gadamer I La educacin es educarse ........................................................................ ........................................................................ deben ser respetadas, pero lo decisivo es, sin embargo, que a la postre se d al adolescente la capacidad de enmendar sus propias carencias de saber a travs de su propia actividad. El educar-se debe consistir ante todo en potenciar sus fuerzas all donde uno percibe sus puntos dbiles y en no dejarlos en manos de la escuela o, menos an, confiarlo a las calificaciones que constan en los certificados o que, acaso, los pa- dres recompensan.

    No vayan a creer que hablo aqu de cosas que me son desconocidas. Decir: el mundo cambia)) es el privilegio de un anciano pensati- vo. En qu direccin va a cambiar? Bien, no hay duda de que, obviamente, aparte de las fir- mas, apenas se desarrollarn ya escrituras a mano. Una prdida. De este modo uno se acos-

    tumbrar a la escritura a mquina de las ms diversas formas, que van mejorando conti- 1 nuamente. Se ir cada vez ms deprisa y con ello, segn creo, ganaremos tiempo. Pero debe- mos aprender a emplear dicho tiempo. Ganare- mos tiempo, salvo los cotillas usuarios del telfono ya mencionados. Es obvio que debere- mos aprender a ser tanto ms breves y concisos con los medios modernos para que este tipo de

    I

    ! comunicacin pierda el carcter horrendo de ! otro modo inevitable. Basta recordar algo que f antes era obvio: no se deba invitar a nadie por i telfono a una visita a casa, sino que haba que escribir una carta, o algo parecido. Es del todo claro por qu razones son muchas las cosas nuevas que nos esperan. Ah se encierran a su i vez nuevas exigencias. Y de qu modo, si no se

  • Georg Gadamer ************.** .........................................................

    forman grupos, ha de realizarse ello en estas universidades, o tambin en las escuelas? Se trata de algo que debemos aprender. jTambin las asociaciones! De modo que soy un gran de- fensor del fomento de todas las asociaciones ciudadanas porque en ellas se ejercita la convi- vencia humana. Esta convivencia es, en efecto, la palabra clave con la cual la naturaleza nos ha elevado por encima del mundo animal, jus- tamente por medio del 1engua.je como capaci- dad de comunicacin y ste es el punto al que quiero llegar. A1 respecto, la iniciativa debe re- sidir ms bien en la juventud misma. Todos he- mos tenido que aprender esto. Y la juventud estar dispuesta a seguir hacindolo a su mo- do. A tal fin, cuando ustedes empiecen a estu- diar, entrarn en nuevos crculos. No ya el

    La educacin es educarse ***tttt**ttt*ttt*tt**t*tt*tt*..tt**.**....*.****.****.*.****...*******~.

    amigo del colegio, los compaeros de clase -el reencuentro con un compaero de clase es algo de un valor muy especial cuando uno se hace mayor-. Uno tiene una experiencia concreta de las fuerzas vinculantes que dormitan en ca- da uno de nosotros all donde mantuvo vncu- los ntimos e hizo nuevas experiencias, que intercambia con el otro. Asimismo, en el tempo l uniformizador en el que suelen transcurrir las relaciones comerciales y los negocios, ser 1 tanto ms importante que, en un momento de tiempo libre, uno hable con su superior, o su su- bordinado, con verdadera sensibilidad, o bien con indiferencia. Algo que nunca cambiar es

    4 el hecho de que no es 10 que pueden transmitir 1 : las mquinas lo que tiene autntico valor in- i formativo. Esto vale ya para la escritura a

  • La educacin es educarse ........................................................................

    Iniciativa y capacidad de juicio! Ciertamente, i i

    mano, como ya sabemos por la grafologa. Pe- ro no hay duda de que vale igualmente para to- dos los otros adelantos que nos esperan y que no se pueden ignorar, pues es evidente que tie- nen su funcin determinada. Pero tambin nos invitan a desarrollar la cara opuesta que nos hace falta.

    Ahora puedo verlo muy claramente en las

    hay mucho. Recomendar el libro adecuado, no porque haya sido anunciado en una revista. Falsos anuncios, esto es, anuncios a los que lo mejor es no hacer caso, los hay siempre. Pero iqu es lo que realmente merece la pena? Re- cuerdo lo que signific para m el marcharme de repente de casa, es decir, el convertirme en estudiante. De pronto - e r a en tiempo de gue- rra- entr a formar parte de un crculo en el que haba chicas estudiantes, chicas cultas y encantadoras, y se aprende de pronto algo totalmente nuevo. Recuerdo, por cierto, haber leido en ese ao, 1918, un libro de Theodor Les- sing, Europa und Asien, porque me lo haban recomendado. Fue para m un mundo nuevo. El conocido Theodor Lessing, alumno de HUS- serl, era un periodista de izquierdas que ms

    I

    universidades. All tenemos clases gigantescas a las cuales asisten centenares de estudiantes. Ni el profesor puede reconocer al alumno dota-

    1 do ni se pueden reconocer entre s los que con- genian. Es un ajetreo desesperante. Espero que l

    I algn da la cosa cambie. Lo veo en los ejem- i \ plos americanos e ingleses. En algunos pases 1 funciona. Pues bien, cul es aqu el problema? i

  • Georg Gadamer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    tarde cay vctima de un atentado. Tena sin duda sus aspectos jocosos y desagradables. En modo alguno pretendo elevarlo a la categora de genio, pero no quisiera estar privado de la experiencia que tuve con su lectura. Aprend que la critica a la tica del rendimiento que, como optimismo del progreso, lo domina todo, era ya por entonces, en el ao 1918, un mensaje totalmente nuevo que me caus una profunda impresin. Entonces empec a leer las novelas rusas, y las escandinavas y holandesas, es de- cir, todo lo que era bueno y fcil de traducir. Y as es como se forma uno. Este tipo de forma- cin es hoy especialmente necesario en las universidades, pues los medios de masas lo do- minan todo y tienen efectos ensordecedores, mientras que en los planes de estudios y de pre-

    La es educarse .*+**.***.*t.t********************+*t********.******~**********++*******

    paracin profesional de las universidades las especializaciones van en aumento -a despe- cho del nombre universidad-. Si observa- mos los trabajos cientficos que se presentan como tesis doctorales, es terrible constatar hasta que punto esto se limita a la prolifera- cin de especialidades. Circunstancialmente, puede dar lugar a fructferas contribuciones cientficas; pero, en tanto que actitud bsica para abrirse camino y llegar a estar en casa en nuestro mundo, las experiencias decisivas y la propia capacidad de juicio y formacin puedan muy restringidas. Hoy en da se trata mas bien de adaptarse a lo que est en curso, de manera que uno no puede decir qu le parece algo, a nc ser que pueda documentarlo en un libro. Ha3 que oponerse a esto, aun en el caso de que e

  • xito no est claro. Una preocupacin de la que se oye hablar mucho es que incluso en nuestra economa se practica demasiado el seguimien- to de reglas y la evitacin de riesgos. Quin ha aprendido realmente si no ha aprendido de sus propios errores?

    Bien, yo no puedo emitir un juicio al respec- to y estoy lejos de permitirme tal cosa. Pero me mantengo en que, si lo que uno quiere es edu- carse y formarse, es de fuerzas humanas de lo que se trata, y en que slo si lo conseguimos so- breviviremos indemnes a la tecnologa y al ser de la mquina.

    Georg Gadarner *tt*t**~tt*t****************tttt**t*,t**************************+**"**

    * Hans-Georg Gadamer pronunci la conferencia que aqu se publica el 19 de mayo de 1999 en el Die- trich-Bonhoeffer-Gymnasium de Eppelheim, en el marco de un ciclo sobre el tema La edu- cacin en crisis -una oportunidad para el fu- turo-)). La grabacin magnetofnica permiti una transcripcin exacta, redactada y corregi- da personalmente dos veces por el autor. Pese a ello, se ha preservado en gran parte el carcter propio del lenguaje hablado.

    ~a educacin es educarse ........................................................................

    JHF

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