11
LA ENCOMIENDA DE INDIOS EN EL PERU ( SIGLO¡ XVr'xvul ): IJNA REVISION SINTETICA Teodoro HamPe Marttncz ' Durante los inicios delacolonización espalola' laencomiendade indios constituyó en el Penl una institución de relevancia fundamentat para la configuración de la economfa y la sociedad, pues signific;;;;;t marco de integración de los.ar¡tóctonos e ibéricos' La importancia socio-pofitrca deios repartimientos indlgenas en la historia del vineynato ha sido estudida ,nagnincr*ente-en el feciente libro de José de la Puente Brunke (*)' que ofrece una vision p.norarni.a de las encomiendas peruanas y de los problemas en el curso de su larga evoluciOn, ¿esOe su "rrrOf*¡.t9"O en la iase más temprana de la conquista hasta su ocaso definitivo O*-Ñ riglo XVI[. t a obra presta atención a los aspectos instituciornles y pollticos ¿e la materia-r*i.in" cuestiones de orden demográfico y monetario y se fija Ento en las consecuen.i"^ ú sistema sobre el mundo indfgena como en la rayectoria del grupo soci¡ de los encomenderos (mayormentepeninsulares y criollos)' De la Puente Brunke ha uiilizado como punto de apoyo las tradicionales observaciones rristOrico-jtiicas *Ur"t""n.o*i"ndadóEnriqueTones Saldamando( [1&79- 901 1967), Silvio A. zi"^ti<tlgZ5l) 1973) y lvfanuel Belaunde Guinassi (1945)' iunto con más recientes investigacion.t ttott"t desde unaperspectiva-etnográficao sociológica como las de James Lockh"ti, no*f¿ Escobedo Iti"ntitt"' Efraín Trelles Aréstegui' Marla Rostworowski ¿e oie" ó'aoseco y Carlos Sempat Assadourian, entre o6os' El nuevo libro se ocupa sustanciAr"nte ¿u t" magnitu¿ ¿emogáhca de los repartimientos y una serie de cuadros sumamente ilustrativos, en tÁcoater se áeja apreciar la trayectoria de breve apogeo y prolongada declinación iue siguieron tas.e¡cgmienOas en el Perrl' Puede afirmarse que el punto de .. madurez -, ñ;-,f¡" regulación de los tributos como en la disribución de los grupos indlgenas, s. Acan"O ¿utanteios arios de l5?0, en el perlodo de gobierno del Vtney Toledo' ¿ cómo se expüca el declive tan marcado (y relativamente abrupto de estra instinrción, que habla sido uno de los instrumentos básicos ón h fundación del Estado colonial?' La contribución de Oe f¿ puente Brunke pone de relieve lacatas8ófica merma demogfáfica de los indios, al lado ¿. ra poiiii.n aplicada por el gobierno meropoliuno,. que tendió a recortaf los privilegioa ¿, for rí.o.tnJ*t, "pt*ott¿¡ crecientes porciones de la ren¡¿ ributaria y asumir finalmente "i;;*J" ¿e to¿os los repartimie-ntos indlgenas. Las cifras y ¡trgumentaciones del libro quecomentamos reposanen unalargay meticulosainvestigación en los fondos oer ¿rchivo'creneral de lndias,de seviltq a manera de complemento se ha utilizado ta oocumentacion de otros repositorios eqparloles y lenürnos, como el A¡chivo ñrtOr¡.o n .ional, de Madrid, y el Archivo General de la Nación' de Lima' hesentamos a continuación un cuadro sintético (funddo en bibliognffa diversa) sob,relaevolución de tas encomiendas de indiosenAmérica,y especidmente en el vineynaio del Penú. *DoclorcnHistorigProfesordelDepartarnerrtodeHumanid¡desdel¡Ponticifi¿UnivenidadC¡tólic¡delPerrl. lr) Eucomienü v "n*-"oJ"., * !i p"rt, "rn ao sociJy pollüco de un¡ imün¡ción coloni¡l' sevillr: iiptrtación Plovincial de Swilla" 199.2' 536p' Nusvr SrñrEsrs 67

La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

  • Upload
    richard

  • View
    4.761

  • Download
    2

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Artículo de Teodoro Hampe Martinez para la Revista Nueva Síntesis Nª 1-2 (1994)

Citation preview

Page 1: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

LA ENCOMIENDA DE INDIOS EN EL PERU

( SIGLO¡ XVr'xvul ): IJNA REVISION SINTETICA

Teodoro HamPe Marttncz '

Durante los inicios delacolonización espalola' laencomiendade indios constituyó

en el Penl una institución de relevancia fundamentat para la configuración de la economfa y

la sociedad, pues signific;;;;;t marco de integración de los.ar¡tóctonos e ibéricos' La

importancia socio-pofitrca deios repartimientos indlgenas en la historia del vineynato ha

sido estudida ,nagnincr*ente-en el feciente libro de José de la Puente Brunke (*)' que

ofrece una vision p.norarni.a de las encomiendas peruanas y de los problemas en el curso de

su larga evoluciOn, ¿esOe su "rrrOf*¡.t9"O

en la iase más temprana de la conquista hasta su

ocaso definitivo O*-Ñ riglo XVI[. t a obra presta atención a los aspectos instituciornles

y pollticos ¿e la materia-r*i.in" cuestiones de orden demográfico y monetario y se fija

Ento en las consecuen.i"^ ú sistema sobre el mundo indfgena como en la rayectoria del

grupo soci¡ de los encomenderos (mayormentepeninsulares y criollos)'

De la Puente Brunke ha uiilizado como punto de apoyo las tradicionales

observaciones rristOrico-jtiicas *Ur"t""n.o*i"ndadóEnriqueTones Saldamando( [1&79-

901 1967), Silvio A. zi"^ti<tlgZ5l) 1973) y lvfanuel Belaunde Guinassi (1945)' iunto con

más recientes investigacion.t ttott"t desde unaperspectiva-etnográficao sociológica como

las de James Lockh"ti, no*f¿ Escobedo Iti"ntitt"' Efraín Trelles Aréstegui' Marla

Rostworowski ¿e oie" ó'aoseco y Carlos Sempat Assadourian, entre o6os' El nuevo libro se

ocupa sustanciAr"nte ¿u t" magnitu¿ ¿emogáhca de los repartimientos y una serie de cuadros

sumamente ilustrativos, en tÁcoater se áeja apreciar la trayectoria de breve apogeo y

prolongada declinación iue siguieron tas.e¡cgmienOas en el Perrl' Puede afirmarse que el

punto de .. madurez -, ñ;-,f¡" regulación de los tributos como en la disribución de los

grupos indlgenas, s. Acan"O ¿utanteios arios de l5?0, en el perlodo de gobierno del Vtney

Toledo' ¿ cómo se expüca el declive tan marcado (y relativamente abrupto de estra instinrción,

que habla sido uno de los instrumentos básicos ón h fundación del Estado colonial?' La

contribución de Oe f¿ puente Brunke pone de relieve lacatas8ófica merma demogfáfica de

los indios, al lado ¿. ra poiiii.n aplicada por el gobierno meropoliuno,. que tendió a recortaf

los privilegioa ¿, for rí.o.tnJ*t, "pt*ott¿¡

crecientes porciones de la ren¡¿ ributaria y

asumir finalmente "i;;*J" ¿e to¿os los repartimie-ntos indlgenas. Las cifras y

¡trgumentaciones del libro quecomentamos reposanen unalargay meticulosainvestigación

en los fondos oer ¿rchivo'creneral de lndias,de seviltq a manera de complemento se ha

utilizado ta oocumentacion de otros repositorios eqparloles y lenürnos, como el A¡chivo

ñrtOr¡.o n .ional, de Madrid, y el Archivo General de la Nación' de Lima'

hesentamos a continuación un cuadro sintético (funddo en bibliognffa diversa)

sob,relaevolución de tas encomiendas de indiosenAmérica,y especidmente en el vineynaio

del Penú.

*DoclorcnHistorigProfesordelDepartarnerrtodeHumanid¡desdel¡Ponticifi¿UnivenidadC¡tólic¡delPerrl.lr) Eucomienü v "n*-"oJ".,

* !i p"rt, "rn

ao sociJy pollüco de un¡ imün¡ción coloni¡l' sevillr:

iiptrtación Plovincial de Swilla" 199.2' 536p' Nusvr SrñrEsrs 67

Page 2: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

1. Su intmducción en Hispanoamérica colonial.

lns orlgenes de la encomienda indiana pueden ubicarse en la penfnsula lbéricadurante la Reconquista, cuando el'tepartimiento" significaba una parcela que se enrega alos cristianos y les servfa de sustento conforma se iban recuperando nuevos tenitorios deldominio musulmán. Se trataba de un señorfo, concedido por tiempo limitado, que otorgabaderochos de propiedad sob,re la tierr¿ La larga guerra de Reconquisa demosrró a loa esparioles,pues, la importancia de establecer población en las comarcas recién adquiridas. Y de este

modo fue como la Corona, ratando de persuadir a los conquistadores para afincanse en las

colonias americanas, ransfirió la institución de la encomienda al nuevo continente.En la práctic4 el sistema de repartimiento empezó a funcionar en lndias antes de

que contara con aprobrción oficid. En 1499, presionado por una revuelta de colonos que

encabezara el alcalde mayor Roldán, Cristóbal Colón se vio obligado a repartir un gnrpo de

Eescientosabulgenesenhe los vecinos de la islaEspañola Pocosaños más tardeel gobemaduNicolás de Ovando, reconociendo la utilidad de dicho régimen, solicitó a la monarqufa que

diese su aprobación al sistema que ya se habla puesto en marcha-Mediante un desprcho suscrito en Medina del Campo el20 de diciembre de 1503,

Isabel la Católica decretó el establecimiento formal de la encomienda en América y en

virn¡d de esta disposición, unos cuantos dfas después la misma soberana facultó a Ovandopara hacer repartos de indios. Desde el punto de vista jurldico, la encomienda se justificabaporel hecho de ser los nativos considerados personas "rústicas", menores de edad, necesiadas

de tutela y protección, y se pensaba que la tarea protectora debla correr a cargo de los

encomenderos. Además, importa señalar que desde un comienzo la encomienda indianamostró un carácter peculiar, distinto de los viejos repartimientos de la España medieval: no

se tratabade una distribución de tierras, sino de hombres, de fuerza de rabajo.Debido a su comprobado beneficio paralos colonizadores, la institución se expandió

rápidamente durante aquellos años iniciales. Gracias al rabajo que rendlan los indígenas,podfun prosperar las tienas de labranza, estancias ganaderas, minas y aposentos de españoles.

[¿ encomienda se llevó a Puero Rico y Jamaica en 1510, y res años más tarde fue innoducidaen Cuba y en la región del Darién. Sin embargo, es precisamente por este tiempo que ocunióla pavorosa extinción de los abodgenes antillanos, fenómeno que sabemos fue causado por

la aparición de enfermedades alll desconocidas (con las consiguientes epidemias), por ladislocación de la estructura productiva nadicional y, en g¡an medida por la explotación de

los nativos en haciendas y yacimientos mineros.

Respecto a los términos adecuados para denominu tlainstitución en esa época

temprana, tal vezconvengan mejorusarlapalabrarepartimiento (éntendido como asignación

experimental y poco sistemática de mano de obra), pues la encomienda se idenüfica más

bien con la etapa posterior, en que el régimen adquiere plena organización jurldica Una de

las caracterfsticas esenciales de los repartimientos antillanos es que se efectuban con guposindlgenas pequeños. Asl, el 14 de agosto de 1509 el gobemador Diego Colón fue ar¡torizado

¡ror real cédula para disribuir no más que esta^s cantidades de indios: 100 para oficiales

Nugvn Sr¡rrssls 68

Page 3: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

reales y alcaldes, 80 para caballeros, 60pxaescuderos y 30 para labradores; todo ello por

itazos no mayores de tres años. Posteriormente, en febrero de 1512, oúa disposición regia

aumentó a Íescientos el números de aborígenes que podlan ser encomendados a españoles.

En general, las notas principales del repartimiento durante el perfodollamado

"antillano" son éstas:

a) consistía en la obligación que tenfun los indios de ofrecer su mano de obra

en favor del encomendero;

b) Tenía por finalidad fomentar el cultivo agflcola, la crianza de ganado, la

explotación de minas y otras empresas;

c) Se reparlan grupos pequeños de trabajadores;

d) I-os repartimientos se otorgaban por tiempo limitado.

No pasó mucho, empero, antes de que las primeras manifestaciones humanitarias,

en defensa de los indlgenas, dejarán sentirse en tienas del Nuevo Mundo. Conforme sostiene

l¿wis tlanke, la primera lucha por la justicias en la conquist¿ de América se origina en los

dos sermones que el dominico fray Antonio de Montesinos pronunció en Santo Dorningo en

diciembre de 1511, en los cuales atacó duramente el comportamiento de los hombres

peninsulares. l¿s denuncias formuladas por Montesinos hicieron que la corona convocase

a unajunta de eminentes letrados y teólogos, reunida en Burgos. Tras ardorosas deliberaciones

se llegó entonces al acuerdo de que los indios eran hombres libres, que había necesidad de

converti¡los al cristianiimo y, asimismo, que podían ser obligados a üabajar, siempre y cuando

recibiesen acambio unaremuneración justa. El tabajo indlgena, puntualizó lajuntade Burgos,

sólo debería emplearse en labores cómodas y de provecho para la república.

De conformidad con lo acordado en dicha reunión, se promulgaron las Leyes de

Burgos (2i7 de diciembre de 1512) y luego, unas decla¡aciones complementarias. Si bien

mantuvieron el régimen de encomienda -ya firmemente anaigado en la organización social

hispanoamericana- , lasnormas de 1 5 1 2 trataron de imponer algunas medidas de protección a

favor de los nativos. Entre otros preceptos, quedó establecido que serían tributa¡ios todos los

varones y mujeres mayores de 14 años de edad (salvo las preñadas y los caciques); que estos

nibutarios bnindarlan servicio personal a los encomenderos durante nueve meses al año; que

ningún vecino podría tener más de 150 encomendados; que la mano de obra de sus indios no

podrfu ser aprovechada por los encomenderos en negocios privados.

Desdeloscomienzos delreinadode Carlos VenEspaña, yen vistadeque la situación

enlascolonias antillams no habla variado sustancialmente, aumentó lapresión de losreligiosos

en procura de la sob'revivencia de la población indlgena. lales predicadores exigfun la abolición

del sistema de repafimientos, alegando que atentaba conra el bien de la República indiana

y que iba contra toda nzóny prudencia contra todos los principios de teología y filosofla

moral. En el ma¡co de esta campaña tuvo lugar el envfo, en 1516, de una misión integrada

por res frailes jerónimos,los cuales viajaron al Nuevo Mundo con el objetivo de desmontar

los repartimientos y organizar a los nativos en comunidades libres. Este plan, sin embargo,

no alcanzó éxito.

Nusvr SINrss¡s 69

Page 4: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

Asllascosas,el12deJuliode1520seexpidióenValladolidunacédulaordenandoque los indios de encomenderos ausentes y loJ que en adelante- vacalen deberían ser

concentrados en pueblos, bajo la autoridad de sus caciques. En similar sentido, otra cédula,

f.echada el26 de Junio de 1523, prohibió conceder repartimientos, amparándose en la

clnvicciOn de que Dios había creado a los abolgenes como seres libres'

No obst¿nte ello, al producirse la conqriista de México las ventajas del régimende

encomiendas se encontraban yatan extensamente divulgadasentreloscolonizadores' que los

soldados de Hernán cortes áemand¿ron a su jefe efectuar una distribución de los nativos

aztecas. De esta forma, outigaao por el clamor de sus subordinados, cortés estableció la

institución en dicho tenitori|. Como novedad, introdujo el ributo en especies -al lado del

,.*i.i" p"rr"nal_ y obligó a los encomederos a doctrinar e instruir a sus indios.

Ante laevidente"imposibiüdadde derogarel sistema,los gobemantes meropolitanos

optaron por.confirmade t .ono"i.iento oficial, aunque fijando ciertas prevenciones para

protegeralosnafirales.El2?deNoviembrede|526sepromulgóenGranadaunasordenanzasque, entfe oüo, ,ronror,

"*pr.saban la conveniencia dó hacer encomiendas, con la condición

de que un religioso t*rt"í*. "n

la distribución de indlgenas y de qu9 se excluyera de los

tributos al servicio personal. Dichas ordenanzas fueron recogidas posteriormente en diversos

documentos rel^aion"¿* .on expediciones colonizadoras, como la Capitulación de Toledo'

;;; di" respaldo a la empresa perulerade Francisco Pizarro'

Según afirma sitvio Zavata, el más profundo conocedor de esta institución, si bien

al principio hubo dificultad en conjugar laencomienda -régimen compulsivo de trabajo- con

la libertad teórica V r"g¡*."t ;oóada a los indígenas, tal co¡troversia pudo resolverse

gracias al criterio ,ur,"rio¿o po, don S-ebatián Ramlrez de Fuenleal, presidente de laAudiencia

mexicana. Entendiendo el repartimiento como una cesión de tributos reales en favor de unos

particulares(Io, "n.o*"n¿ós),

Fuenleal aclaró el problema jurídi9o del trabajo fotzado de

los indios, ya que siendo ellos vasallos del rey tenían la obligación de entregar un tributo a la

Corona.

2. Organización jurídica de la enconienda

LaformatlpicadelaencomiendadelsigloXVlouedj.gonfiguradaatravésdeundocumento fundamental, la real provisión de 26 dr *"yo de 1536 que establece la sucesió¡

pordosvidasy,n*¿"r,".,,asacióndelosEibuos.ns"doco*entofuecomunicadodemanera especial

" pir"tto Á.¿iarite una cédula datada en Valladolid el 7 de diciembre de

1537, con la firma dd;;;d";. En lo pertinente al régimen sugg¡orio de las encomiendas,

señala cómo de¡e¡a áiáse h ransmisión a beneficio de los hijos o viudas de los dueños

de repartimientos.Ciertamente que fray Bartolomé de las Casas, célebre,,apóstol de los indios,,,

constituyó uno de los *¿, ,.n".", opositores al régimen de encomienda en América' Denro

tle su doctrin" r"rpoü'" t" g"u"*r.io" espirituaiy temporal d: este continente, uno de los

posmlados esenciales indicaba que las encomiendas, asl como las guerras de conquista y la

csclavitud indlgena, erur injustas, tiránicas, condenables' El dominico alegaba que los indios'

Ntluv¡r litr¡rlsts 70

Page 5: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

eomo seres libres que eran, mereclan un gobierno libre; que la propagación dc l:l lc v e I

gobierno justo ,r-ln.otnpatibles con los repafimientos; y que las encomicndas, crr r'rltiril:¡

ínstancia, invalidaban el juito dominio del rey de Castilla sobre las Indias porquc burlaharr lrt

condición del sometimiento espontáneo de los nativos'

Tal oposición al funcionamiento de repartos de mano de obrapermaneció conslal)lc

en la polémici lucha de Las Casas a favor de los abofgenes. Sin duda, entre sus logros ntás

notables debemos contar a la promulgación de las lryes Nuevas, que -como es sabido-

tfataron de abolir el sistema que aqul enfocamos. Además, hizo sentir su airada protcsla

Cuando hacia mediados de siglo se habló de vender los repartimientos a perpetuidad; en esa

ocasión manifestó el fraile que la corona no podla enajenar hombres libres y rentas fiscalcs,

porque t¿nrc unos como oÚas eran inalienables eimperdibles. Ya al final de su vida' en su

iesolución de las Doce dudas sobre asuntos del Peni (1564), reiteró la opinión de que las

rentas de encomiendas eran ilegales, injustas, y aun llegó a decir que los encomenderos

estaban obligados a restituir todos los tributos, chacras y demás bienes obtenidos de los

indios.Desde Mayo de 1542 hasta Febrero del año siguiente fueron suspendidas las

funciones del Consejo de Indias para permitir que se efectuara una visita, con el objeto de

examinar cómo hablan ejercido sus cargos los miembros de ese tribunal' Durante dicho lapso

se organizó en Valladoíid una junta, que debla discutir sobre nuevas ordenanzas para el

lotiáo de las colonias americanas. La junta, compuest¿ por autoridades de la Cancillerfa

iallisoletana y de los Consejos de Castilla, Indias y Ordenes, acordó finalmente una serie de

cuafenta ordenanzas, las cuales fueron promulgadas por carlos v el 20 de noviembre de

I542.Tratásede las famosas Leyes Nuevas' que tan fuerte y extendidapolémica generaron

en el mundo hispanoameri.-o. ¿,1 .l"do de otras varias medidas importantes' crearon el

Virreynato ¿el peni y la Audiencia de Lima(cap. 10) y prohibieron de modg absoluto la

esclavitud indígena, que no debería tolerarse "por ninguna causl-d9 euln-1 ni oEa alguna,

aunque sea so tltulo de rebetión, ni por rescate, ni de otra manera'' (cap. 21).

En cuanto a nuestfo tema, las Leyes Nuevas contenlan varias diSposiciones

fascendentales. Para " ,p"rn,se mandaba disminuir las rentas de encomiendas que fuesen

excesivas (cap.28).

Debido a los malEatos hechos a los abofgenes. se ordenaba poner en la corona

todos los repartimientos pertenecientes a virreyes, gobernadores,oficiales dejusticia y haci-

enda prelados, casas de moneda conventos, hospitales y cofradlas, ',aun{ue los indios no

les hayan sido encomendadospor taz6n de los oficios y aunque los tales oficiales o

gobernadores digan que quieren dejar los oficios o gobernaciones y quedarse con los inüos"

(cap.26).Asimismo, el capltulo 29 disponfu privar de sus repartimientos a los encomederos

que hubieran üdo mat üzltamiento a los nativos. "Y en lo del Penl, allende de lo susodicho

-prosigue el referido capltulo, el visorrey y audiencia se informen de los excesos hechos en

las cosas sucedidas enre los gobernadorós Pirrno y Almagro enviar relación de ello, y a las

personas principales que notablemente hallaren culpadas en aquellas revoluciones' les quiten

NUEVA S|NrEs¡s 7l

Page 6: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

luego los indios que tuvierón y los pongan en nuestfa real corona" . Más aún, como si todo lo

anteriores no fuera suficient", tt .^pttuio 30 pretendla asestar el golpe mortal a la encomienda

indiana: Prohibla terminantemente otorgar nuevos repafimientos, de suerte que "muriendo

la persona que tuviere los dichos indios, sean puestos en nuestra real corona '...

Pocos meses más tarde, el 4 de juni'o de 1543' se expidieron en Valladolid una

cláusulas adicionales a las Leyes Nuevas. Este texto suplementario ordenaba a los

encomenderos residir en laprovinóia donde habitasen sus tributarios y, una vez más, recordaba

la necesiüd de emprendei una visita general y tasación de los repartimienf'os en todas las

colonias. Sobre el problema de la contribución indígena estipulaba que debían tasarse los

.,tributos y servicios pof manera que sean menos que lo que sollan pagar en tiempo de los

caciques y senores que tos tenlan antes de venir a nuestra obediencia".^

legún cabe suponer, la promulgación de las l,eyes Nuevas trajo como consecuencia

un encendido movimiento deprótestaen los dominios indianos' Las primeras reclamaciones

provinieron de sacerdotes yencomenderos avecindados en México, y poco después surgió la

iumultuosa rebelión de Gonzalo Pizarto, que acabó con la vida del primer virrey peruano y

desafió abiertamente la soberanía del monarca. Los argumentos que con más fuerza se

esgrimieron para contradecir las ordenanzas de 1542 señalaban que no podría haber estabilidad

en las colonias sin hombres ricos; que los encomenderos eran necesarios para la conservación

de la tierra, pues ellos sustent¿ban y protegían a los demás ibéricos; que los nativos perderlan

la religión que habían aprendido; quó nt cónegidores, por ser pobres, abusarían de los indios'

etc.Ante tales críticas, la metrópoli accedió a modificar parcialmente el alcance de las

Leyes Nuevas . El 20 de octubre de 1545 una real cédula revocó la ley que vedaba concedef

noóuo, repartimientos, y el 16 de febrero de 1546, entre los papeles dados a Gasca antes de

su partida al Perú, el emperador suscribió una provisión que derogaba el capítulo 29 de las

discutidas ordenanzas, r"f"ranta a los culpados en las guerras entre pizarristas y almagristas.

Con todo, se mantuviefon vigentes los dispositivos que abolían la esclavitud indígena y

dejaban sin encomiendas a loJ altos funcionarios e irlstituciones civiles y religiosas' Asl' la

determinación de conservar el sistema con ciertas reformas significó un compromiso entfe

las tendencias humanitaria, señorial y monarquista: tranquiiizóa los clérigos, apaciguó a lds

colonos y mantuvo sabiamente la preeminencia del rey'

De acuerdo con el planteamiento de Zavala, a partir de los años 40 de aquella centuria

se observa la denominadaintegración jurldica, vale decir, la pretensión de organizar a lá

encomiendadento deperfiles legalesbien definidos. Desde estapenpectiva, podemos apuntaf

algunas medidasinteiesantes que se fijaron en los años siguientes con relaclÓn a lol

repartimientos:l!4g,se excluye del uibuto al trabajo obligatorio (servicio personal) de indlgenafl

1 5 5 I , se manda privar de sus indios a los encomenderos que no pongan suficientcf

religiosos para adocrinar a los fibutarios;1560, se establece quelas hijas que sucedan en laposeción de encomiendas deberát

casarse en el plazo de un año, a fin de que el marido sirva las cargas propias de tOd6

encomendero;

Nu[vr Stl¡rssts 72

Page 7: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

1575, se fija que las encomiendas no podrán ser heredadas por las viudas si no h¿ur

csüado casa.s durante por lo menos medio año con el encomendero.Posterionnente, la tendencia a la organización jurídica continuó perfeccionando el

Éistema, hasta dejarlo deñnitivamente delineado a través de la recopilación de Leyes Indias,de 1680. En este cuerpo se estableció que los repartimientos eran bienes indivisibles, que nopodlan ser objeto de renunciación, venla, permuta o donación a favor de persona alguna.Respecto a las obligaciones del encomendero, se distingue básicamente éstas: contribuir conaffnmas a la defensa de la tierra siguiendo la bandera del rey, propender al bien espiritual ytcmporal de sus indios, residir en la provincia correspondiente a su encomienda, entregar alfisco unaparte de sus ingresos. Además, se mandó que las rentas tributarias no podían excederde 2,000 pesos anuales; que en la concesión de repartimientos habían de ser preferidos losdescendientes de descubridores y primeros pobladores, llamados "beneméritos", etc.

3. Decadencia de la institución (siglos XVII y XVm)

Laencomienda de indios, que había ejercido un rol preponderante en elordenamientoprimitivo de las sociedades hispanoamericanas, con el transcurso de las décadas perdiópaulatinamente su antigua importancia. En este proceso de decadencia intervinieron, por unaparte, la despoblación y la desintegración de la estructura indfgena tradicional, en lo que hayque tener en cuenta que el sistema de repartimientos dependía en gran medida de laorganización productiva prehispánica. De otro lado, también produjo efecto negativo lacreciente intervención del aparato estatal, que se úadujo en una serie dereformas que alteraronel funcionamiento de la institución. Como resuitado, el número de encomenderos tendió adisminui¡, tanto en cantidad absoluta como en proporción relativa al conjunto de pobladores

hispanos del nuevo continente.Para tener una idea del número y distribución de los encomenderos en el Pení hacia

fines del siglo XVI, es pefinente fijarnos en gobierno del virrey Toledo. En sus Relacionef,

GgSgáfiqaf de India$,Jiménez de la Espada incluye un documento -aparentemente no muyexacto- que presenta cifras globales de los peninsulares avecindados en ciudades de este pals

alrededor de 1572. De acuerdo con dicho texto, había entonces 563 encomenderos sobre un

conjunto de 8.840 ibéricos (proporción de 6.37Vo), y las ciudades con mayor cantidad de

dueños de repartimientos eran el Cuzco, con 80, Quito con 50, Huanuco, Piura, Trujillo yArequipa, con 35. Aparte, se conocen también otras cifras, que ofreren un resumen de lavisita general que mando hacer Toledo. Según esta fuente, por 1575 habla en el virreynato695 encomiendas (número que no ha de coincidir con el total de encomenderos, ya que

algunos individuos poseían más de un repartimiento), y las ciudades que reunlan en sujurisdicción mayor cantidad de encomiendas eran el Cuzco con 125, Lima con 57,Chachapoyas con 56, I-aPazy Tarnoracon 41, Huánuco con37, Cuenca con 36 y Trujillocon 34.

Entrada a la decimosétima centuria, durante la administración del marqués de

Montesclaros (1607-15) se aprecia que el régimen de encomienda ha experimentado

modificaciones sustanciales. Vacantes nuchos repaÍimientos ftas haberse agotado las dos

Nwv¡ Sn¡rrs¡s 73

Page 8: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

vidas que prescribla la regla sucesoria, se distribuyeron pensio191 elqe diferen"ttn"trytpo' l

no siempre vinculados cin fareafi¿ad perulera.Ásí, en carta diriguida al rey el 30 de Marzo

de1609,Montesclarosdenunciaqueenelpalspercibíanrentasporuntotalsuperiora46.000Ducados varias " p"rconrt qu" nikirtan, ni han servido en el "; ent¡e los beneficiarias habfa

nobles como el Ouque de bea, et conde de Altamira, el conde de Lemos y el conde de

Monteney, junto conparientes de antiguos virreyes. De todas formas, constaque Montesclaros

otorgó muchas ,n o*i"n¿r, "1.u"ñ"rq1t¡e5

", hijos y nietos de primeros colonizadores

tales como Nicolás de Ribera " el viejo ", Juan Alónsó Palomino o el licenciado Polo de

Ondegardo.En1630,entiomposdelvineycondedeChinchón,seelaboróunaminusiosarelación

de los encomenO"-, oll.f"udata¡ios del Penl - , la cual a merecido,ul prolljo estudios de

Fred Bronner. Por la fecha indicada residlan en este virreino un total de 34'000 españoles'de

los qne sólo 365 .* porrrdor", de repartimientos ( proporción de 1,07 7o),y ln ciudades

que contaban .on ,o"voin,nr*.s de feudatarios eranQuito, con 81, Cuzro, con 73, Lima,

con 3g, Trujillo , con lit y l-avaz,con 33. Es cierto que pafa dicha época las encomiendas

hablan declinado considórablemente como fuente de ingresos, por la disminución de los

tributos; aún más, tos grupos indlganas de rent¿ más cuantiosa se asignaban comúnmente a

individuos residentes;ñp.;**la pero, sin embargo, comprobamos que los titulosde

encomienda segulan .onttitoy"nao un envidiable slmbolo de status, un elemento de alto

prestigio social.conforme puede enterderse a través de la relación de la relación de encomenderos

de 1630, los que gozaban entonces de prioridad en el reparto de indios eran los funciona¡ios

de la burocracia colonial. un siglo después de instaurado el sistema' la encomienda'

empequeñeci<la, debiliáda empotrecida- habla podido mantener su p-restigio merced a la

integración Ae U niel aristocracia de. "üeneméritos" con la nueva clase de

burócrataspeninrurrpr. óit inuida la relevancia de ta instinrción, se habfa conservado empero

r" pr"pona"t cia de los encomenderos como grupo social, gfacias a que el sector dominanto

supo desarrollar nuevos medios de ingresos: agricultura minerla manufactura' comercio¡

cargos adminisraúvos.U* n., qo" .ipoderfo del sistema se hubo reducido notablemente, la Corona accedió

a inroducir algon6 urr'rtion , en el funcionamiento de lia encomienda' No sólo se oüorgaron

pensiones vitalicias a miembros de la nobleza hispana, sino qe-talbién se admitió la llamada

disimulación, alargando el número de vidas en la sucesión de los repartimientos' De esto

modo, una rea prouisiOn iechada en lvfad¡id el 5 de abril de 1629 aüorizó la quinta vida pml

las encomiendas de Nueva España y la tercera vida pra las del Penú; a cambio de est¡

concesión, lor rn o*rnJ".t ¿.Uirn prg¿¡ al fisco un monto equivalente a tres rentas anualeg'

Ysesabequellegaronadarseributosindfgenasparadisfrrrteperpetuo.Junto con lo anterior, otra caracterlstici del régimen en su fase decadente es'l*

imposición de gravámenes cada vez mayores sob're las fentas de los repartimiento¡'

Especialmente durafite el reinado de los úttimos Austrias y los primeros Borbones' debido Ilas crecientes necesidades del tesoro priblico, las rentas fuefon sometidas a serios recortol

Nr¡xvr St¡¡rssts ?4

Page 9: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

cste fenómeno comenzo yaen 1610, cuando se dispuso laobligatoriedad de entregar la tercera

parte de los benefecios tribu¡arios a las arcas estatales. Luego, en 1687, se forzó a los

cncomenderos a ceder durante cuatro años la mit¿d de sus rentas, con el propósito de costear

una flota que defendiera los puertos del ma¡ del Sur frente al ataque de piratas. Diez años

más tarde se introdujo un gravamen similar. aplicado igualmente a gastos de defensa

La apremiante debilidad financiera del Imperio hispánico, a la vez que

laconsideración de que las encomiendas significaban mercedes graciosamente cedidas por

voluntad del soberano, llevaron después a abolir el sistema" A tal efecto, el 23 de Noviembre

de 1718 se ordenó que, conforme fueran vacando, todos los repartimientos deberfan

incorporarse a laCorona quedando excluidas deesta disposición sólo las encomiendas cedidas

a perpetuidad. Un par de años luego, el 12 de julio de 1720 fue expedida una ley que confirmaba

lo sañalado en el despacho anterior, pero ampliaba la excepción a los repafimientos con

tributo en servicios Personales.Como consecuencia de las varias exenciones que se admitieron, las encomiendas

prolongaron su vida en el Nuevo Mundo a lo largo de casi todo el siglo XVIII, aún cuando en

medio de inseguridad y amenazaconstante de desaparición. Subsistieron especialmente en

aquellas zonas donde habla civilizaciones aborígenes pocos desarolladas, en que no abundan

lgs productos agrlcolas o manufacturados, como Venezuela, Praguay, Tucumán y Chile.

4. Significacién de la encomienda para el sistema colo¡ial

Aunque puesta en práctica por iniciativa de los colonos indianos, la encomienda

recibió pronto el reconocimiento oficial y los lineamientos jurídicos emanados de la Corona.

l¿ institución una vez legalmente establecida, fue organizada con el propósito de soluciona¡

un conjunto de problemas complejos, diflciles exigencias que se planteaban en América en

los ámbitos económico, social, polltico, religioso. Se buscaba que la encomienda sirviese

para aprovechar la mano de obra indígena, para recompensar los servicios de los conquista-

dores pata fomentar el adoct¡inamiento de los nativos y para satisfacemecesidades fiscales.

Sin embargo, tan ambicioso objetivo no pudo realizarse cabalmente porque, enEe otros

motivos, los encomenderos -hombres por lo común impreparados para esas tareas-

demostraron no hallarse a la altura de la delicada misión que se les habla confinado.

Por ora parte hemos de considera¡ la encomienda desde el puno de vista económico,

era un régimen eminentemente conservador. En el modelo tlpico de repafimiento, la

explotación de mano de obra y la adminiración del tributo se desarrollaban a través de las

esctructuras preexistentes: no se alteró en lo fundamental la organización de poder denfo de

la sociedad indfgena- Por ello puede decirse que la encomienda representaba, en última

instancia el señorfo de un español sobre determinados curacas, y éstos eran quienes ejercfan

la autoridad efectiva sobre la masa de tributarios.l¿ función económica primordial de la encomienda consistfa en beneficiar a los

peninsulares de la producción aborfgen, transfiriendo la riqueza india a manos españolas

mediante procedimientos más ordenados que el mero botfu o el pillaje. Durante las primeras

décadas, del tiempo colonial, los repartimientos significaron el insEumento básico para

Nuuv¡ Sturnsts 75

Page 10: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

usufructuar la abunadante mano de obra que los nativos ofreclan mejor dicho, estaban forzados

a ofrecer--gratuitamente. Y merced aillo pudieron prosperal las diferentes inversiones

tlcvadas a cabo por los colonos, dotados de un espíritu empresarial incipientemente capitalista'

En lo tocante a repercusiones sociales, esta situación tuvo, asimismo, un significado

importante. Sirvió para r-t.n.. bajo control a la población recién sojuzgada, permitiendo

qui *r.jr.i.ta dóminio sobre los indios en terreno ideológico (espiritual) a través de la

preaicaáe los doctrineros. Además según afirman estudiosos como Tord yLazn, el sistema

deencomienda abria represen[ado el primer paso pala concretar en el Perú una estructura

social de carárcler feudal, con vínculo de dependencia señorial-serviles'

Lo cierto es que durante la fase de conquista y guelras civiles del siglo XVI la

poseción de un repartimiento fue virtualmente el único rnedio que permitia a los colonizadores

acceder al podeipolítico y a un nivel de vida elevado. Se ha dicho, conraz6n, que este

régimen creo en nuestfo puit " un" clase social de acaudalados y poderosos señores' que

so"stenia una clientela de ioldados y dependientes " (Manuel Vicente Villaran)'La nq¡leza

generaüpor los tributos indígenas (empresas agragadas) posibilitó pleno desarrollo al ideal

áe vida siRorial en el perú: ios encomenderos peruleros podlan gozu de casi las mismas

modalidades que los señores feudales en la metrópoli. En general, a lo largo de aquellos

lustros tempranos la sociedad indiana organizó su existencia en torno a esta institución la que

luego decayó en tanto que fuente de riqueza más no como instrumento de hguración social

dentro de la colectividad hispana.

BIBLIOGRAFIA

BELAUNDE GUINASSI' tü:lrt**-su-elPeú' Lima: ediciones Mercurio peruano' 1945

)il,261 P.

,.peruvian encomenderos in 1630: eüte circulation and consolidation".

Hispauic-Americag-UiÉtorical Revie]¿ 57 ( Durham, L971)' p' 633 -659'

ESCOBEDO MANSILLA Ronad'üi¡tUufs-bdÍceua-gn eLPqLcicts-XM-XVIL' Pamplona: Universidad

¿"-Nuturru A oncina de Educación Iberoamericana, 1979' 354p'

GOLDWERT, Marvin, ..[¿luchaporlaperpetuidaddelasencomiendasenelPerúvirreynal'

tSJo-toOo;. neyictaH¡ctéqsa X)ilI (Lima, 1955-56)' p' 336-360' v

XXItr (Lima, 195?-58), P. 207 -245'

HAMPE MARTINEZ, Teodoro' encomienda en el peni en el siglo xvl (ensayo bibüográfico),, H!g--

tédsa VI (lima, 1982), P' 173-216'

BRONNER, Fred.

HANKE, Lewis.La-h¡gha por la justicia-9qla-sgnslcta-9cBa@-de.&dsc ft. de Luis

[oOtigu"ietunda. Madrid: Aguilar, 1959' 33lp'

JIMENEZ DE LA ESPADA, Marcos.- nuftn*er-geagáfisaq de-Iudlal Perú' ed' de José Urbano Martfnez

Curr".ut. Madrid: ediciones Atlas, 1965 3 v'

Nur,v¡ St¡l'tt:sls 76

Page 11: La Encomienda de Indios en el Perú (Siglos XVI-XVIII): una revisión sintetica por Teodoro Hampe Martínez

Et mun¿o trispano peruarc tr. de Mariana Mould de Pease'

México, D.F: Fondo de Cultura Económica, 1982. 328 p'

PUENTE BRUNKE, José De I¿"Declinación de un grupo social: los encomendercs (1670-1750) ' "

Rcvista litté iga XXXV(Lima, 1 985 -l 986) p. I 45 - I 86'

LOCKHART, James.

SMPSON, Lrsly BYrd.[,os conquistadores y el indio americano. t. de Encarnación Rodrfguez

Vicente. Barcelona: ediciones penfnsula, 197O.283 p.

TORD MCOLIM, Javier y Carlos LAZO GARCIA'"Economfa y sociedad en el Perti colonial (dominio económico y movi-

mientos soc-ial)". En Hlqtadl del Perú (Lima Juan Mejfa Baca' 1980)'

IV, p. 339-571 Y Y, P. 9-328.

TORRES SALDAMANDO, EnriqueApu:itec.histédsgsssbrg.hs-.gncaraienda$ en elPerú. Lima: Universidad

Nacional Mayor de San Marcos, 1967 .104p.TRELLES ARESTEGUI, Efraftt

-tussc-Maúfnqz-Ygazolfulsiona!0ie$a-de una ens@ign@pgtg3&

i"lrlai t-ir", pontificia Universidad Católica del Penf , Fondo Editorial,

1982.281 p.

VILLARAN, Manuel VicenteApgnlessablg la reaüdad social de losi4flfEnag del Perú ante las leyes

Indias. Lima: Taüeres gráñcos P. L. Villanueva,1964' 197 p'

zAvAL{' silvioA' L¿ eneomren@indiana. 2a. ed. Méxicol D'F: Editorial Porñfa' l9?3'1045 p.

zLtRcAIJowsKI' Erich' ..El establecimiento de las encomiendas en el Perú y sus antecedentes".

IMPRESO EI{ EL PERU

PRINTED IN PERU

NUr,vn Stultrsls 71