Upload
gustavo-damelio
View
5
Download
0
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Análisis de la situación del dispositivo escolar actual. En la era del posposmodernismo como supervive una institución del siglo xviii
Citation preview
9/3/2015 Síntesis Digital de Medios: Tiempo Argentino
http://sintesiseducacion.blogspot.com.ar/2015/03/tiempo-argentino_10.html 1/3
DIRECCIÓN PROVINCIAL DE COMUNICACIÓN Y PRENSA
Síntesis Digital de Medios
9/3/15
Tiempo Argentino
La escuela decimonónica no era ninguna maravilla"
Especialista en la crisis de la escuela, la cientista social reflexiona sobre el impacto de las
tecnologías en la educación.
El Principito se equivocó: lo esencial ya no puede ser invisible a los ojos. "Hoy hay que mostrarse,
porque si no, no existís", explica Paula Sibilia, antropóloga y doctora en Comunicación Social. El
problema es que "por un lado, hay que exponerse para ser alguien, pero a la vez somos
vulnerables a esa mirada", agrega la investigadora argentina, que se dedica al estudio de temas
culturales contemporáneos y que en el último TedX Río de la Plata expuso sobre el fenómeno que
expresa esa vulnerabilidad: el bullying.
Esta forma de acoso que adquirió notoriedad en los últimos años también puede leerse en clave
del cambio de época. "Es como si la eficacia moralizadora de la culpa hubiera disminuido. Los
chicos ya no se preocupan tanto por las amonestaciones o las malas notas en la escuela. En
cambio, creció la eficacia moralizadora de la vergüenza, que puede demolerte. Porque si la mirada
ajena te dice que no valés nada, quizás no valés nada. No hay dónde refugiarse", explica.
"Lo que analizo de esta transformación enorme es el cambio en la subjetividad. Y muy
rápidamente eso se puede sintetizar en un desplazamiento del eje con el que construimos lo que
somos. Antes, en los siglos XIX y XX, el eje estaba puesto en la vida interior, la vida psicológica.
El ser humano se definía como dotado de interioridad y esa interioridad se consideraba lo más
importante. En las últimas décadas se fue gestando el desplazamiento del interior hacia lo visible.
Ahí tenemos el culto al cuerpo, la importancia del aspecto físico, y no sólo la gimnasia o las
cirugías plásticas, sino también la administración de la imagen y el gerenciamiento de todo lo que
hacemos.
En ese sentido, los perfiles de las redes sociales serían emblemáticos, así como las tecnologías
emblemáticas de la interioridad en otras épocas eran las novelas y los diarios íntimos", agrega.
–¿Pareciera que el límite entre lo interior y exterior se hizo ahora más lábil? –Es que esas son
categorías del siglo XIX y XX que dejaron de tener validez en la forma de explicar cómo funcionan
las cosas. Los que están más inmersos en la cultura de la visibilidad, sobre todo los más chicos,
hacen menos esa diferencia. No hay una verdad adentro y yo muestro otra cosa, sino que cada
vez más lo que muestro es lo que hay, lo que soy. Eso se ve porque no hay distancia entre el
hecho y lo que muestro.
Muestro directamente sin que esté atravesado por el pensamiento. La selfie sería el emblema.
Entonces, pensar que lo que mues t ro es una máscara y que adentro se es de otra forma es una
lectura decimonónica.
Lo que está en juego ahora es otra forma de construir la subjetividad y no tiene por qué ser una
sola. Son formas flexibles y múltiples de construirse a uno mismo como personaje. Pero eso no lo
hace falso.
–¿Los espacios también viven ese desplazamiento de lo privado a lo público? –La diferencia entre
espacios públicos y privados permanece. Antes había una serie de dispositivos que daban cuenta
de eso: las puertas, las llaves, las cortinas. Y también dispositivos morales, como el pudor y la
discreción, que ayudaban a que la intimidad quedara allí. Eso está cambiando, pero no quiere
decir que sea ya mismo. El espacio público y privado siguen siendo distintos y la intimidad sigue
siendo valiosa para construir la subjetividad. Es impor
tante para definir quién es cada uno y cuánto vale, pero la diferencia es que esa intimidad tienen
que verla los demás, hay que lanzarla al espacio público con la instalación de las redes. Son
estrategias inventadas por la sociedad para permitir no desactivar la diferencia entre público y
privado pero permitir que algunas cosas que suceden en el espacio privado se hagan visibles. Por
eso uso la noción de "extimidad", para nombrar eso porque ya no es la intimidad del siglo XIX, que
por definición había que ocultar, sino una que se crea para ser visible y que se hace al mismo
tiempo que se hace visible. Se desarrolla, incluso, para mostrarla.
–¿Y cómo ves que reaccionan los padres criados en otros tiempos ante estos cambios? –Creo
que hay mucha perplejidad en ese sentido, pero todos estamos metidos en esto. Nadie sabe muy
bien qué hacer en las familias ni las escuelas.
Que el bullying se haya transformado en un conflicto social tan fuerte es un indicio de eso. El
límite es muy arriesgado.
Por un lado, hay que mostrarse y estetizarse pero, por otro lado, siempre estás por caer en el
abismo.
–¿Y cómo analizás la respuesta de una institución tan tradicional como la escuela? –Creo que es
muy difícil saber qué va a pasar. Lo que veo es conflicto y no sé si tiene solución. La escuela es
tal vez la institución moderna menos flexible (menos que la fábrica, la casa familiar o el hospital);
es un dispositivo muy artificial, de una violencia sobre las formas de vida de los chicos desde que
Sintesis de Prensa
Síntesis digital de Medios
Contribuyentes
0 Más Siguiente blog» Crear un blog Acceder
9/3/2015 Síntesis Digital de Medios: Tiempo Argentino
http://sintesiseducacion.blogspot.com.ar/2015/03/tiempo-argentino_10.html 2/3
son chiquitos monstruosa, pero que fue implementada en los últimos 200 años y que fue clave en
la edad moderna, con sus paredes y el confinamiento, como diría Foucault.
Ahora, cuando se termina de configurar este nuevo régimen de las redes y se superpone al de las
paredes, creo que la capacidad de la escuela queda en un lugar muy cuestionable.
De todas maneras, sería un error pensar que los aparatos móviles de conexión a las redes y con
cámaras generaron la crisis de la escuela. La crisis viene de más lejos, como todo el proceso de
la transformación de la subjetividad, que es más complejo.
Pero como estos aparatos son fruto de la transformación, entonces terminaron de poner en
evidencia la crisis y probablemente la pusieron en evidencia a tal punto, que amenazan la
existencia de la escuela.
Las paredes ya no cumplen más la función de confinamiento, de crear un ambiente de
concentración y de transmisión del saber de un profesor a los alumnos a partir de una definición
muy jerárquica de las funciones de cada uno. Lo que se intenta ahora es adaptar la escuela con
las netbooks de Conectar Igualdad y las nuevas tecnologías, pero mi sospecha es que no son
compatibles.
–¿Y cómo podría hacer el Estado entonces para garantizar la transmisión de determinados
conocimientos? –Creo que eso está en cuestión y por lo que vengo escuchando de psicólogos,
maestros y alumnos, no se están garantizando los saberes. La pregunta es si antes funcionaba
bien la escuela.
Porque viene criticándosela hace mucho, viene perdiendo eficacia hace mucho. Yo ya viví una
escuela que no era la del siglo XIX, pero aun así se fingía o se intentaba recrear la situación como
si el mundo fuera el mismo.
Ahora creo que los dispositivos la terminaron de poner en cuestión.
Entonces, hay que pensar cómo se hace. Hay mucho debate al respecto, particularmente en lo
que se refiere a la escuela secundaria, y es muy difícil llegar a una posición consensual.
Lo que veo, desde una mirada optimista, es que se están ensayando muchas cosas. Es un
momento de mucha creación de sentidos, principalmente, porque no queda otra. La situación de
aula, de clase, no está dada como en el siglo XIX. Hay que generarla. Y no funciona más por
todos los actores que están ahí operando: el respeto a la jerarquía del profesor, el sentido de
aprender determinadas cosas. Todo eso se cuestiona y, encima, las redes atraviesan las paredes.
Y no solo las redes de celulares, porque hay una subjetividad compatible con las redes que ya no
es más compatible con las paredes. Los cuerpos ya no son compatibles con la tecnología
escolar. Es muy difícil lograr que funcionen en ese formato que es muy estricto en cuanto a
espacio, y que encima ocupa mucho t iempo por día y durante muchos años.
Las redes, en cambio, funcionan todo el t iempo y en cualquier lugar. No diferencian espacio
público y privado, hora de recreo y de clase, y las subjetividades son compatibles con ese nuevo
uso del espacio.
–Este fenómeno que mencionás también pareciera haber llegado al mundo laboral y algunas
empresas como Google respondieron cambiando el espacio de trabajo.
–Yo conocí algunas escuelas que se modernizaron también copiando el formato de Google. Pero
esa es una de las estrategias posibles, compatibilizarla con el mundo contemporáneo por esa vía
con las redes y con el mercado. Pero entonces se la transforma en una especie de empresa.
Toma ese espíritu de Posdata sobre las sociedades de control de Gilles Deleuze que atraviesa
todas las instituciones, como el alma de la empresa. Las escuelas que yo conocí tienen ese
espíritu.
Lo que tratan de hacer es transformar l a v i e j a escuela en algo parecido a Google o a una
empresa contemporánea, con los riesgos que eso implica en cuanto a las ideas de productivismo,
de competitividad, dispersión capitalizada. Es una estrategia posible y también de clase.
–No parece haber un camino claro para salir de esta crisis? –Yo tiendo a creer que las crisis son
una oportunidad. Suele decirse eso.
Mi posición es que la escuela decimonónica no era ninguna maravilla.
En un punto, entonces, está bien que esté siendo cuestionada. Pero me parece que deberíamos
pensar con más audacia y no tratar de compatibilizarla con los mercados y las redes.
Habría que aprovechar esta anomalía que es la escuela y darles sentido a las paredes de otra
forma. Quizás haya que cambiar las materias, porque hay mucho para aprender. Paradójicamente,
este desmantelamiento de la escuela y de la rigidez escolar permite este tipo de encuentro y de
diálogo que antes no era posible entre profesor y alumno, y entre ellos también.
Porque el modelo tradicional de escuela era muy rígido. Entonces, hoy en general hay dispersión
y desgano porque las subjetividades son incompatibles con ese entorno.
–Vos no tenés perfil en Facebook ni en Twitter. ¿Cómo es tu relación personal con las redes? –No
estar en Facebook ni en Twitter un poco lo decidí y otro poco no. Mi sensación es que con la
conexión que tengo con el mundo ya no tengo tiempo para nada. Tengo esa sensación de no
poder procesar las experiencias y estar abrumada, siempre en deuda, y con mil cosas para hacer
que no hago a tiempo. Pero probablemente porque soy más decimonónica que vos. Entonces,
necesito tiempo para pensar, el silencio, la soledad. Entonces, pienso que si me lanzo a las redes
no hago nada, que me voy a quedar todo el tiempo ahí. Y digo "no hago nada", pero sé que estar
ahí es hacer muchas cosas.
Aunque a mí me interesa hacer otras cosas, como escribir libros, por ejemplo. Entonces no me
metí y en algún momento me di cuenta de que estaba decidiendo no hacerlo. Pero a partir de la
experiencia de amigos de mi generación que están en Facebook me doy cuenta de que hago bien.
Porque veo que para ellos es difícil salir.
–¿Te sorprende que los medios, que estaban acostumbrados a marcar agenda, cada vez más
levanten los temas tendencia de las redes? –Pareciera que para los medios lo que interesa es lo
que sucede ahí. Es la estrategia del rating. Se piensa que es lo que más repercute y eso es lo
más importante. Se generalizó la lógica del mercado como si fuera la única verdad. En ese
sentido creo que los diarios hacen lo que pueden porque están en una crisis. Pero como son
empresas, probablemente se adapten de alguna manera. Pero están amenazados, sobre todo los
impresos. Creo que las nuevas generaciones no van a comprar más diarios. Yo, de hecho, leo
todo de Internet.
–Y en este contexto tan dependiente de Internet y las nuevas tecnologías, ¿qué crees que va a
pasar con aquellos que queden del otro lado de la brecha digital? –Cada vez más se universaliza
más el acceso. Todos o casi todos ya tienen algún tipo de conexión a Internet, aunque sea
distinto. Y es distinto lo que hacen y las habilidades que tienen para orbitar en esos mundos.
En ese marco, la inclusión digital tiene su lado paradójico o tramposo, porque de alguna manera el
9/3/2015 Síntesis Digital de Medios: Tiempo Argentino
http://sintesiseducacion.blogspot.com.ar/2015/03/tiempo-argentino_10.html 3/3
Entrada más reciente Entrada antiguaPágina principal
Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)
Publicado por Síntesis digital de Medios en 2:56
Estado ayuda al mercado a universalizar.
Pero como es tan compatible con el mundo contemporáneo que estemos todos conectados, creo
que cada vez se va a exigir más que el otro pueda dominar ese tipo de conocimiento.
Así que los que no lo logren van a quedar afuera. -
Paula Sibilia - Es autora de El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales
(2005, 2009) y La intimidad como espectáculo (2008).
"sacamos fotos que nunca veremos"
–Todo parece estar en Internet, pero eso no necesariamente nos hace más sabios o más
inteligentes.
–Hay una transformación en ese sentido que tiene que ver con la cantidad de información
disponible y la velocidad que usamos para acceder a ella. El universo de lo conocido no es la
pequeña biblioteca. Un dispositivo lector tiene 50 millones de libros, un dispositivo de música tiene
200 millones de canciones. Hay un efecto en la cantidad que es abrumador y que no se puede
llegar a procesar. Entonces es otro tipo de metabolización de la experiencia. Un ejemplo para
verlo es en las fotos. Sacamos tantas que no las vemos. Al principio uno las miraba, elegía
algunas y las imprimía. Después ya no imprimía más y ahora ya ni siquiera las miramos una vez.
Se ponen en una memoria pero sabiendo que se van a perder. Están destinadas al descarte y
creo que eso es un efecto de la cantidad eterna. Son tantas que entonces uno renuncia a
procesarlas.
Google también es eso: sabemos que está todo ahí, entonces que se ocupe solo? –Pero además
Google utiliza ciertos patrones de búsqueda propios y secretos...
–Google puede cambiar, pero no va a pasar con la lógica de la cantidad y de que se trate todo
como información y no como otro tipo de materiales más entremezclados con lo afectivo. Son
otras formas de pensar y construir pensamiento. Y creo que la cantidad, la velocidad y la fluidez
ya están operando en cómo pensamos y compartimos los conocimientos. Porque no hay ese
momento que formaba parte del pensar que es el de metabolizar, la pausa. Todo sucede al mismo
tiempo y el hecho de que estemos todo el tiempo conectados con el teléfono celular hace que no
haya cortes o tiempos muertos, que en realidad es tiempo vivo de pensar lo que sucedió. Eso no
está más.
Recomendar esto en Google
Introduce tu comentario...
Comentar como: Cuenta de Google
Publicar Vista previa
No hay comentarios:
Publicar un comentario en la entrada
Plantilla Simple. Con la tecnología de Blogger.