La Figura de Don Pedro - Tiempos de Silencio

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Dentro de la narrativa de la posguerra espanola, se destaca por su caracter innovador la unica novela completa publicada de Luis Martin Santos, Tiempo de silencio (1961), obra que recoge un ambicioso proyecto intelectual, estilistico y estructural, asi como un evidente proposito critico de la sociedad espanola. Ambientada en el Madrid de 1949, la obra preconiza un tipo particular de hombres, que obedecen en cierto modo al ambiente determinante que los rodea. Por entre las grietas de ese mundo descompuesto descrito por Martin Santos, emerge la figura de Don Pedro, un joven medico investigador, cuyo destino literario ha sido objeto de innumerables estudios e interpretaciones. Como personaje central de la obra, Pedro suscita especial interes por estar insertado en lo que presupone un cruce de caminos: la interrelacion de presiones colectivas de un complejo social inamovible, y el ejercicio de la responsabilidad individual en el cumplimiento de un proyecto existencial.

Siguiendo la eventual trayectoria de Don Pedro en Tiempo de silencio, este estudio se propone examinar con cierto detenimiento la evolucion del personaje de Pedro hacia una actitud de inercia o quietismo frente a sus circunstancias, como vision contrapuesta al precepto expresado por Jean Paul Sartre en su libro: Existentialism and human emotions, que define al hombre por la accion, ya que su destino esta en el mismo, y la unica cosa que le permite vivir es el acto. Con el proposito de ahondar un poco mas en las razones y consecuencias de la ambivalente conducta de Pedro, el analisis textual tratara de esclarecer los signos contradictorios de un personaje que cuestiona su libertad individual, que resulta cronicamente inepto a la hora de tomar decisiones, e incapaz de dirigir con algun exito su propio destino. En su inaccion y mordaz silencio radica el mayor reto para los que se proponen evaluar su conducta con fines analiticos.

El trabajo partira de una breve explicacion de los principios sartreanos utilizados en el analisis, y hara un recorrido por las distintas esferas sociales donde el personaje de Pedro se desplaza en la narracion. Teniendo en cuenta el problematico contorno social que configura la obra, el enfoque del analisis se derivara directamente de su plano interno, que corresponde a la realidad de sus personajes. La naturaleza de las decisiones de Don Pedro en el discurso narrativo, pudiera darnos una pista que ayude a esclarecer de algun modo las posibles razones que lo precipitan a una politica de quietismo, (1) y nos revele de forma mas coherente su particular vision del mundo.

Si bien es evidente el caracter social de Tiempo de silencio, que desde su genial plataforma lanza una cruda critica nacional, es tambien forzoso senalar su significacion filosofica, en cuanto a la preocupacion e inquietudes del autor por la condicion humana, la respuesta del hombre frente a su entorno y su definicion ante la problematica del diario acontecer. Alfonso Rey, en su analisis sobre el proyecto existencial, asegura que la novela "por encima de la critica de la sociedad espanola, es una meditacion sobre las posibilidades del hombre de desarrollar un proyecto personal acorde con su naturaleza libre" (249). De ahi que utilicemos una serie de postulados fundamentales de la filosofia existencialista como herramienta analitica, por centrar su atencion en la existencia concreta e individual, en torno a los problemas, misterios y contradicciones del ser humano.

El primer principio del existencialismo, es el expresado por Sartre en su libro: Existentialism and human emotions, cuando afirma que "el hombre no es otra cosa que lo que el se hace," y propone que si en realidad "la existencia precede a la esencia," se puede afirmar que el hombre no solo es responsable por su propia individualidad, sino que tambien es responsable por todos los hombres. La realizacion de este precepto, provoca en el ser humano la angustia existencial, que puede ser rehuida a consecuencia de la mala fe. El hombre, por tanto, esta comprometido con la vida, y deja su huella impresa en ella, y fuera de eso no existe nada mas. Primero hay que involucrarse con la vida, y despues viene el acto. Sartre ha senalado que el quietismo es la actitud de la gente que dice "let others do what I can't do," y desarrolla la idea de la siguiente forma:The doctrine I am presenting is the very opposite of quietism,since it declares, "'There is no reality except in action.'"Moreover, it goes further, since it adds, "'Man is nothing elsethan his plan; he exists only to the extent that he fulfillshimself; he is therefore nothing else than the ensemble of hisacts, nothing else than his life.'" (9-51)Del libro Being and nothingness, tomamos para el analisis textual el concepto de libertad esbozado por Sartre, que considera que la condicion primera de la accion es la libertad, ya que "el ser llamado libre es el que puede realizar sus proyectos." Ser libre para Sartre, no significa obtener lo que se ha querido, sino "determinarse a querer por si mismo." Se establece la diferencia entre el concepto popular de libertad, como producto de circunstancias historicas, politicas y morales, que "equivale a la facultad de obtener los fines elegidos," y el concepto tecnico y filosofico de libertad, que Sartre define como "autonomia de la eleccion." Establece que el para-si es libre, y no distingue entre la intencion y la accion, ya que es imposible separarlas, asi como no es posible separar el pensamiento del lenguaje que lo expresa. Del mismo modo que la palabra nos muestra nuestro pensamiento, asi tambien nuestros actos nos muestran nuestras intenciones (559-711).

De esta manera, la trayectoria de Pedro dentro de la narracion de Tiempo de silencio, revela en cada uno de sus movimientos, la intencion que de acuerdo con lo prescrito por Sartre, siempre debe acompanarla. Curiosamente la novela comienza y termina con un monologo de Pedro, protagonista central de la obra, joven medico investigador, becado en un centro nacional de investigacion sobre el cancer. A traves de este primer monologo aparece el escenario de la Espana de 1949, donde se plantea sin mucho preambulo, un fondo de pobreza nacional generalizada, atraso cientifico y escasez de medios para la investigacion sobre la transmision hereditaria del cancer, en un tipo de ratones importados de Estados Unidos. El personaje de Pedro, aunque de oscura procedencia, da un testimonio de los estragos de la guerra en Espana, habiendo sufrido en carne propia el hambre y las limitaciones propias de una sociedad maltrecha y doliente.

El caracter de Pedro comienza a delinearse en el momento en que se hacen patentes sus expectativas personales y revela sus aspiraciones como investigador cientifico. Frente al retrato del hombre de la barba, Ramon y Cajal, fantasea sobre el premio Nobel, tan deseado, y al que contra toda esperanza el aspira. Y asi Pedro, como ha observado Carmen de Zulueta, "divaga mas o menos coherentemente a lo largo de las primeras paginas de la novela" (301). La frustracion de Pedro ante la imposibilidad de tales expectativas, no se hace esperar, y vuelca hacia Amador, su amigo y companero de trabajo, su hiriente sarcasmo cuando sugiere que el premio Nobel se le pudiera conceder a este hombre ignorante "vestido de pijama a rayas ya que no se le da para frac" (11). En definitiva, es Amador quien lo guia e introduce en el mundo de las chabolas de los suburbios de Madrid y donde la vida de Pedro tomara giros insospechados.

La relacion de Pedro con el Muecas y su familia, le va a proporcionar una forma de aprendizaje particular, al descubrir la forma innovadora de crianza de ratones del Muecas y sus dos hijas, como forma alternativa y superior a los procedimientos de laboratorio. Los senos de las jovenes, por su particular entorno y temperatura, llenan todos los requisitos necesarios para garantizar la continuidad de la cria de estos ratones especiales que Pedro necesita. Pero al mismo tiempo, el personaje descubre una dimension diferente, un mundo residual que Marianela Munoz describe como inconexo e irracional, evidencia de una desorganizacion en el seno mismo de las relaciones sociales, y un mundo al cual el heroe de Tiempo de silencio no ha quedado totalmente inmune, puesto que "ello ha desencadenado su proceso de caida" (89).

Dos sucesos importantes acontecen en la vida de Pedro, relacionados con dos jovenes mujeres, Dorita y Florita, pertenecientes cada una a mundos diametralmente opuestos, y que sin proponerselo van a alterar el rumbo de sus planes futuros. En estas circunstancias, se prueba de alguna manera la capacidad de Pedro de tomar decisiones inteligentes en momentos dificiles, su estatura profesional, su calidad moral, su fortaleza, sus principios, su integridad como individuo, y sobre todo el grado de compromiso con su proyecto existencial. Pasamos primero al analisis de lo que sucede con Dorita, no sin antes senalar que en lo referente a la violacion de la joven, hay que tener en cuenta dos cosas: por un lado, las facilidades que entre la abuela y la nieta le proporcionan a Pedro para que esto ocurra; de otro, las ideas que el personaje tiene sobre el amor, la mujer y el matrimonio.

Una lectura horizontal de lo que ocurre entre Dorita y Pedro, pudiera considerar la conducta de este como un acto de violacion formal, puesto que Pedro entra en la habitacion de Dorita sin permiso y aprovechando la oscuridad de la noche. Por el contrario, una lectura vertical respalda la idea de consentimiento, ya que Dorita no ofrece ningun tipo de resistencia y se diria que, tanto ella como la abuela, lo estaban esperando. Ingenuamente Pedro cae en una trampa, y quien sale perdiendo y tambaleante, es su proyecto existencial. La ingenuidad de Pedro, que contrasta grandemente con su condicion intelectual-investigadora, ha sido aludida en un articulo de Jorge Riezu, quien sostiene que esta ingenuidad casi infantil del personaje constituye "una predisposicion que hara posible el desencadenamiento de una serie de acontecimientos que se situan entre lo ridiculo y lo tragico" (31).

La voz omnisciente de Tiempo de silencio asegura que Pedro es un hombre diferente, que aspira a una vida mas importante: "el proyecto de ir mas lejos, la pretension de no ser identico a la chata realidad de la ciudad, del pais y de la hora" (113). Pero la inexperiencia de ningun modo puede ser tomada como excusa, y en este caso, Pedro tiene la oportunidad de ejercer su libertad y escoger no entrar al cuarto de Dorita. Nadie se lo prohibe, solo su voluntad hubiera podido detenerlo. Aparentemente se ha malogrado su proposito inicial que aspiraba a encontrar la mujer ideal, le cuesta reconocer su error, porque contradictoriamente el concibe el amor como "conciencia, claridad, luz, conocimiento" (116). Pedro cuestiona su libertad cuando trata de encontrar excusas que lo liberen de su culpa, y por esa razon se ve a si mismo como "un raton puesto en celo, calentado prodigamente como las ratonas del Muecas, acariciado de putas, mimado de viejas" (117), negandose a aceptar una realidad que el no ha sido capaz de evitar.

Solo unas horas mas tarde, agobiado aun por los ultimos acontecimientos, decide Pedro responder al llamado del Muecas para atender a su hija mayor Florita. Al llegar a la casa del Muecas, despues de formular un diagnostico de hemorragia a causa de un aborto provocado, Pedro parece turbado, y se alude en la narracion a que "una luz asombrada golpeo en su ingenuo cerebro. La sangre de doncella -- otra vez -- por un momento, le mareo" (129). Esta reaccion de Pedro, sugiere que los dos incidentes, tanto la violacion como el aborto, se entrecruzan en su mente como una misma forma de enajenacion, cuyas dimensiones se le escapan de la mano. Gustavo Perez Firmat sugiere que para Pedro, la vision Dorita-Florita es indistinguible, y explica esta relacion observando que: "Pedro equates the inception of life with the termination of life and insists on the equation until it acquires the intensity of an obsession" (201). Pedro ha sido afectado psiquicamente por ambos episodios, pero decide intervenir a la joven y no pedir ayuda.

Una vez mas Pedro trata de buscar una excusa para tapar su culpabilidad y se le ocurre decir una tonteria que lo averguenza: "Cuando llegue, ya estaba muerta" (131). La actitud de Pedro resulta ambigua e hipocrita, y mas tarde vemos como en la visita a casa de su amigo, alardea ante Matilde cuando le dice: "Ayer noche he estado operando" (167), omitiendo su parte de responsabilidad en el final tragico de lo acontecido con Florita. Este incidente revela en parte como Pedro pone en peligro su reputacion profesional, como su conducta lo aleja del proyecto de ser diferente, de cuan arbitrarias y egoistas resultan sus decisiones. Su posicion de medico-investigador le abre las puertas de las chabolas, pero en su animo, observa Rey, "pesa mas la fria curiosidad que la protesta o la simpatia, aunque eso no impide que acuda desinteresadamente en ayuda de la hija del Muecas y trate de salvar su vida" (197). Fuera de eso, su papel es el de un simple espectador, no tiene nada que sugerir ni nada que aportar, tanto para Pedro como para Amador, la muerte es sencillamente "un problema tecnico" (133).

La participacion de Pedro en el aborto de Florita, lo lleva a probar una corta estancia en la carcel, y desde alli elaborar un monologo que refleja su lucha interna y su sentimiento de culpabilidad. Pero antes de pasar a analizar este episodio, conviene repasar otra experiencia que manifiesta la ambivalencia del personaje de Pedro, en su visita a la casa de su amigo Matias, que representa el ambito de las capas sociales mas altas. Como sucedia con el reino marginal de las chabolas, aqui tambien da Pedro la sensacion de estar lejano, de no pertenecer, de sentirse fuera de lugar. Pedro se sienta a reflexionar durante la visita, y piensa que con un simple acto de voluntad podria lograr ser como ellos: "adherirse, asimilarse, cargar con la nueva naturaleza" (166). Emilio Diaz Valcarcel cree ver en esta reflexion las aspiraciones de Pedro de ascender en la escala social, "'larga pero no insalvable'", pero por otro lado senala la incapacidad de este personaje problematico hacia un cambio, encontrandose estrictamente "encerrado en los parametros de su clase" (76).

Evidentemente nuestro protagonista tiene problemas para comunicarse y relacionarse entre esta especie de "pajaros culturales" (160). Su actitud es ambivalente puesto que critica aquello mismo que envidia: ser oido y admirado, estar arriba, ser de los selectos. Pedro sufre de ostracismo, se refugia en su propia concha para cultivar su resentimiento y su insolencia. Su complejo de inferioridad lo delata, y se enfurece porque no logra ser el centro de atencion, como el gran Maestro que todos admiran y aplauden. Pedro enfoca todo su interes en Matilde, por quien siente una clara fascinacion, y le gustaria ser oido por ella, ser tomado en serio. Entre Dorita y la madre de su amigo, hay una gran diferencia. A fin de cuentas, esta mujer madura no es un simple bocato di cardinale (94), sino el tipo idoneo para su proyecto de ir mas lejos, y cuya importancia radica en la "lucidez libre y decidida" que ella parece poseer (113).

La tendencia de Pedro a encerrarse en si mismo, y recurrir al silencio como unica alternativa, se recrudece aun mas durante su estancia en la carcel. El descenso del personaje hasta el fondo de una institucion carcelaria, habitada por "los regidores y manufactureros de la angustia" (199), es simbolico de la represion paralizadora que afectaba a la sociedad espanola de la epoca. Esta circunstancia abre una nueva arista en el perfil psicologico de Pedro, donde queda expuesto su miedo, su inaccion, y su deseo de quietud. Es una contradiccion que Pedro no abra la boca para defenderse, que no intente aclarar las cosas, y que decida: "Estar quieto todo el tiempo necesario. Aqui mientras estoy quieto, no me pasa nada. No puedo hacer nada por mi mismo. Tranquilidad. No puedo hacer nada; luego no puedo equivocarme" (209).

No cabe lugar a dudas que Pedro no confia en sus propias decisiones, a pesar de que el siempre busca excusas para negar su culpabilidad, se siente responsable del giro que ha tomado su vida, y resignadamente prefiere no luchar por temor a equivocarse. De cierta manera procura un espacio protector que lo libere del derecho a ejercer su libertad, aunque ese espacio sea la carcel. La actitud de Pedro de "esperar en silencio" tiene resonancias contradictorias que pudieran establecer la medida de lo que este complejo personaje esconde. Aunque logicamente el silencio se asocia con lo inefable, lo sagrado, lo horrible, lo sublime, Janet Perez observa que tambien pudiera estar "linked to such communicable states as guilt, anger, fear, inhibition, desire, embarrassment, confusion, hostility and disbelief, to name but a few. All of these may be conveyed in the narrative or theater by silence on the part of the character or characters at a given moment" (111).

A la corta estancia de Pedro en la carcel, se siguen una serie de incidentes desafortunados, que contribuyen a desmoronar sus expectativas como investigador cientifico y su proyecto de vida existencial. Al quedar despedido y negarsele la beca, lo toma con resignacion e internaliza los comentarios negativos del Director, sin oponer ninguna objecion. El modo en que Pedro enfoca o estructura su proyecto existencial, puede ser interpretado de diferentes formas. Una de ellas es la senalada por Gemma Roberts, quien asegura que: "Lo que si hay en Pedro, y no se le puede discutir, es exigencia, exigencia de orden absoluto, y no exigencias de orden relativa" (153). Mi examen, por el contrario, entiende que el proyecto de Pedro de ir mas alla y ser diferente a la masa mediocre, no esta basado en "exigencias absolutas," sino que inicialmente, su proyecto no estaba anclado a raices solidas que fueran capaces de sostener una intencion o voluntad de accion verdadera. En ultima instancia, es precisamente su falta de exigencia y de compromiso, quien lo desvia de su proyecto al menor tropiezo posible.

Ya para entonces Pedro ha desarrollado una conciencia de fracaso, se niega a crecer, y como quien cumple una ultima voluntad, decide encerrar su libertad en una ratonera de laboratorio. Desde alli va a observar la vida a traves de los cristales, eludiendo cometer errores, comodamente entronizado en la silla del quietismo, cuya filosofia es dejar pasar y no hacer. En las ultimas paginas de la narracion, Pedro intenta asegurarse una imagen de victima, una especie de "doncel doliente" como lo llamaba Dona Luisa (180). Alardea de dejarse capar sin proferir un grito, cuando todo apunta a que el es el unico responsable de su castracion. Nunca se atrevio a llegar al "famoso extasis," a dar el salto que le hiciera "escapar de su propio ser" y alcanzar por un momento la "divinidad" (91, 281, 283), y es que Pedro nunca trato de abrir sus alas. Su futuro inmediato le aguarda para diagnosticar silenciosamente: pleuritis, peritonitis y colicos.

En el discurso narrativo del ultimo monologo de Pedro, se desprenden unos suenos de grandeza que contrastan con su historial profesional y humano. El es el hombre "al que no se le dejo que hiciera lo que tenia que hacer," y en nombre del destino se le dijo: "Basta" (281). Se quiere autoconvencer de que la razon de su fracaso no se llama Pedro, sino destino, sociedad, circunstancias, fatalidad. Se desespera por no estar desesperado y se llama " Imbecil!" porque esta consciente de que cuando no guarda absoluto silencio, habla incoherencias. Por eso dice: "Otra vez estoy pensando y gozo en pensar como si estuviera orgulloso de que lo que pienso son cosas brillantes ... ajj" (285), lo cual indica que cuando alude a su "superioridad intelectual" (280), es toda una fachada que esconde sus verdaderas limitaciones. A pesar de ello, todavia juega y fantasea con la idea del rey de Suecia, con la corona de laurel y mirto.

Al cierre de la narracion, no puede pasar desapercibida la ultima reflexion de Pedro, que por su caracter simbolico resulta de dificil interpretacion. La imagen que Pedro recrea desde el tren, da la impresion de ser una pintura, un cuadro colgado estatico en el tiempo, y frente a el, un Pedro que reflexiona y fantasea. De un lado, el Monasterio con sus cinco torres, simbolico de un proceso historico, un complejo social inamovible que desde su rigida estructura de poder, anuncia un tiempo de crisis, tiempo de silencio, tiempo de descomposicion, tiempo de perdida de valores materiales y espirituales. La evocacion del martirio de San Lorenzo dignifica la escena, le infunde dramatismo, a la vez que figura como el gran testimonio que recoge en su parrilla ardiente a todas las victimas de injusticia y represion, a todos los perseguidos y torturados a manos de los "torquemadas paganos" en la sociedad espanola. Pero una vez que Pedro se compara a San Lorenzo y se proclama el sanlorenzon, cambia radicalmente el tono y sentido de la escena.

Pedro, en su ultimo acto definitorio, intenta proyectarse entre las victimas perseguidas y abusadas, como una "sardinita pobre y humilde" a quien las fuerzas opresivas hornean injustamente en la parrilla como le sucedio a San Lorenzo (286). La comparacion resulta chocante y un tanto absurda por lo ilogica y desproporcionada, ya que entre Pedro y el Santo existe una diferencia fundamental: San Lorenzo fue capaz de vivir su proyecto existencial y morir por ese ideal, supo rebelarse ante las fuerzas que lo oprimian y aceptar valientemente el martirio. San Lorenzo profesaba la filosofia de la esperanza, y si no gritaba, como dice Pedro, era porque su martirio se habia constituido en un himno, un canto de libertad, un testimonio fiel que proclamaba a los cuatro vientos su victoria sobre los verdugos.

Por contraste, la figura de Pedro se empequenece y desmorona ante tal comparacion, por faltarle los meritos que pudieran elevarlo a la estatura del Santo. Tambien carecia Pedro de meritos cientificos que justificaran sus aspiraciones al premio Nobel. En ambos casos, su ingenuidad virulenta lo conduce a concebir falsas expectativas, que se traducen en situaciones que bordean lo patetico y ridiculo. No hay que olvidar que el narrador de Tiempo de silencio afirma que a Pedro le gusta hacerse el interesante, y adornarse de "plumas propias aunque pintarrajeadas" (167). Pedro se percibe diferente a como lo ven los demas, si bien para la decana abuela de Dorita, Pedro llego a ser su "San Luis Gonzaga," a quien no le faltaba mas que "el rosario y los lirios" (96), para el Director del centro de investigaciones, por el contrario, su conducta resulta ser la de un hombre un poco confuso e indeciso, que no sabe bien lo que quiere en la vida (251).

Martin Santos en esta ultima reflexion de Pedro, descarga un marcado tono ironico que deja al descubierto la esencia fracasada del personaje, asi como su sentido distorsionado de la historia y de su propia realidad. Al final Pedro parece interpretar el papel que mejor lo define: el ridiculo existencial. La conducta de Pedro no se justifica en la obra, por el contrario, su conformismo e incapacidad de accion constituyen la esencia de aquello que Martin Santos aspira a desterrar de la sociedad espanola. Rey considera que en Tiempo de silencio: "Solo se exige lo que es posible, como solo se censura lo que es evitable. Y si Pedro es tachado de imbecil, inconsistente, parasito y dogmatico es porque en la Espana que le toco vivir era posible mantener un tono de vida mas gallardo, mas a tono con su condicion libre" (257).

La trayectoria de Pedro en Tiempo de silencio atestigua hasta la reflexion final, esta ambivalencia caracteristica de su personalidad, que revela la completa metamorfosis de un perfil problematico y contradictorio, que evoluciona de la accion al perfecto quietismo. Julian Palley ha senalado la tendencia de Martin Santos, en Tiempo de silencio, a la "transformacion de los hombres en animales o en seres humanos distintos," claro esta, desde el punto de vista metaforico, ya que no se trata de una novela fantastica (170). De ahi que el narrador omnisciente compara a Pedro con ciertos reptiles, cuyos ojos permanecen atroficos por no abrirse nunca. Del mismo modo, los organos del "discernimiento moral" del personaje, sufren de atrofia por falta de ejercicio adecuado. Este razonamiento, pudiera explicar en parte la ineptitud de Pedro de llevar adelante sus proyectos y de dirigir con algun exito su propio destino.

Asi notamos que la politica de quietismo de Pedro, como vision contrapuesta al presupuesto sartreano que define al hombre por la accion, convierte virtualmente al personaje de Pedro en un antiheroe existencial, y lo responsabiliza totalmente por el fracaso de su proyecto de vida de ir mas alla, de ser diferente a la mediocridad que lo rodea. Dentro de la ambivalencia que caracteriza al personaje, no se ha encontrado indicacion alguna que apunte a una voluntad de "determinarse a querer por si mismo" por parte de Pedro. Tanto la intencion como el acto, estan ausentes en su conducta, negando un principio fundamental de Sartre que otorga al hombre la responsabilidad de manejar su propio destino, a la vez que debe lidiar con una etica de accion y compromiso personal. Asi pues, Pedro recurre a la mala fe como alternativa para escapar de la angustia, escudandose en circunstancias fuera de su voluntad, para justificar su falta de libertad.

Generalmente la critica alude a Tiempo de silencio como una obra en la que el destino de sus personajes esta directamente determinado por las condiciones politico-sociales prevalentes en la Espana franquista. Sobre este tema, Jo Labanyi concluye que solo un critico, John Lyon, "ha hecho observar que a Pedro no le destruye la sociedad, sino su propia tendencia al conformismo." Por su parte, Labanyi considera que el fracaso de Pedro se debe a que su proyecto no es "un autentico proyecto inconformista," mientras que su "libertad paradojicamente -- la demuestra su libre eleccion del fracaso" (48). A este respecto, mi estudio se separa del determinismo y afirma la responsabilidad de Pedro en cuanto al fracaso de su proyecto de vida, apoyandose esencialmente en los resultados del analisis textual, que corresponden a la realidad del personaje dentro del plano interno de la obra.

Resumiendo las ideas principales, encontramos que Tiempo de silencio es la plataforma desde donde Martin Santos, reaccionando a los acontecimientos de la Espana de su epoca, hace uso del texto literario como critica nacional. Pedro, el protagonista principal, se revela como el antiheroe existencial, cuya truncada ejemplaridad sufre no solo la ironia y reprobacion de Martin Santos, sino que le toca cargar con toda la responsabilidad que se desprende de mi analisis, en cuanto a sus desaciertos e ineptitudes en el malogrado ejercicio de su libertad individual. La evolucion gradual hacia una politica de quietismo contradice el precepto fundamental del existencialismo que define al hombre por la accion, formando un lazo indisoluble entre inaccion y silencio, como vision contrapuesta al binomio intencion y accion esbozado por Sartre.

La evidencia que recoge el analisis textual, nos devuelve la imagen contradictoria de un hombre cuyo proyecto de vida se desvanece por una sobredosis de indeterminacion, y que a sus pocos meritos de investigador, se suman el poco sentido comun, la habilidad de transformarse en la misma clase de raton que el estudia, una ingenuidad casi infantil, el gusto por fantasear, ademas de un profundo complejo de superioridad intelectual. Martin Santos coloca a Pedro frente a si mismo, insistiendo en que tanto sus errores de juicio como su ambivalencia, forman parte del pobre espiritu combativo que lo caracteriza. El fracaso de Pedro y su politica de quietismo se inscriben dentro de Tiempo de silencio, como la negacion y potencial amenaza a la toma de conciencia requerida para promover cambios significativos, dentro del complejo social inamovible que configura a la sociedad de la posguerra espanola.