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Publicado en Sophia Online, sección Reflexiones 05.09.2011 La hora de la reconexión ¿Por qué sentimos las mujeres la vital necesidad de recuperar lo nuestro: lo intuitivo, lo amoroso, lo que abraza y alimenta? Según la antropóloga Ana María Llamazares, vivimos una transformación de la consciencia que pide reincorporar el alma femenina. Pero advierte también de un peligro: volver a polarizarnos y excluir lo masculino. Su nuevo libro tiene un título intrigante: “D
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5/11/2018 "La hora de la reconexi n", por Fabiana Fondevila, en Revista Sophia onlin...
http://slidepdf.com/reader/full/la-hora-de-la-reconexion-por-fabiana-fondevila-en-revista-
Publicado en Sophia Online, sección Reflexiones 05.09.2011 La hora de la reconexión
¿Por qué sentimos las mujeres la vital necesidad de recuperar lo nuestro: lo intuitivo,
lo
amoroso,
lo
que
abraza
y
alimenta?
Según
la
antropóloga
Ana
María
Llamazares,
vivimos una transformación de la consciencia que pide reincorporar el alma femenina.
Pero advierte también de un peligro: volver a polarizarnos y excluir lo masculino.
Su nuevo libro tiene un título intrigante: “Del reloj a la flor de loto”. No se trata de una
adivinanza, ni del primer verso de una poesía, sino de una metáfora. Ana María
Llamazares, docente universitaria y antropóloga del Conicet, directora de la Fundación
Desde América (una ONG que explora y honra la cosmovisión de las culturas indígenas
del continente, trazando un puente con los paradigmas emergentes), explora en este
nuevo ofrecimiento (editado por Nuevo Extremo) una realidad compleja pero rica y
fascinante: la forma en que ha ido cambiando nuestra manera de ver el mundo, y a
nosotros mismos.
La primera parte narra cómo se fue forjando, a partir de la Modernidad (que sucede a
la Edad Media allá por el siglo XV) la “consciencia occidental moderna” (respetando la
grafía de "consciencia" que adopta la autora para referirse a la concepción más amplia
del término). Esta nueva consciencia, de signo fuertemente masculino, va de la mano
de la Revolución Científica y la Industrial, y tiene como símbolo el reloj. ¿Por qué el
reloj? Porque desde que se hizo posible medir el tiempo, esto se convirtió en una
obsesión de los occidentales. Porque todo lo elogiamos por su buen funcionamiento,
hasta al
día
de
hoy,
decimos
“funciona
como
un
relojito”.
Porque
ese
paradigma
ve
el
mundo, precisamente, como un instrumento de relojería: cada pieza cumple una
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función y se conecta mecánicamente con el resto, siguiendo una lógica linear, de
causa‐efecto.
Por supuesto, cuando se intentó hacer entrar a la Naturaleza, o al mismo ser humano,
dentro de esos parámetros, se lo violentó en su esencia. “Ni siquiera nuestros
corazones responden
a esa
lógica
–dice
Ana
María
‐, estamos
llenos
de
arritmias
y
cosas que nos impactan y nos aceleran. Para la naturaleza, el cuerpo, la psiquis
humana, ese paradigma es un corset, una cárcel. La vida no funciona mecánica sino
orgánicamente.”
En contraposición a esta imagen que dominó por siglos el pensamiento de Occidente, y
hasta cierto punto todavía lo hace, la autora propone una metáfora, la de la flor de
loto, como símbolo de la cosmovisión que viene. “La flor de loto es una imagen antigua
que tiene que ver con el crecimiento, el despliegue desde un centro, donde algo está
en potencia y surge de a poco y se va abriendo. Ha sido un símbolo en casi todas las
tradiciones, desde ya en Oriente, pero incluso antes en Occidente. Lo fue en Egipto, de
donde es
originaria,
y donde
se
la
usó
en
columnas
y otros
elementos
arquitectónicos.
Y también sabemos ahora que era venerada como una planta sagrada en
Mesoamérica.”
¿Cuál es su simbolismo profundo? “Por un lado, es una planta que tiene sus raíces en
el fango y que se mueve hacia el sol. La flor abre de día y de noche se repliega y vuelve
abajo del agua, o sea que va al encuentro de los planos celestes y luego vuelve a
nutrirse al inframundo. Nos habla del caos primigenio, de las potencias de la tierra, de
lo fértil interior. La esencia del arquetipo femenino.”
¿Y por qué hoy vuelve a imponerse esta energía? Parece haber llegado la hora de la reconciliación, de la reunión de las polaridades, de
la reconexión con todo aquello que fue brutalmente anulado. En términos de dinámica
energética diríamos que la mente moderna está enferma por un exceso de energía
masculina, por eso es preciso ahora recuperar el equilibrio, ganando energía femenina.
Y esta tendencia se ve hoy, con mayor o menor fuerza, en todas las disciplinas.
Sin embargo, en su libro postula que esa irrupción de energía masculina encarnada por Occidente cumplió un propósito. Sí, fue una etapa conducida por el impulso masculino por forjar un yo autónomo,
racional y libre, que históricamente fue necesaria, cuyo costo inevitable fue romper la
simbiosis primordial que unía al ser humano con la Naturaleza. Sin justificar los
excesos, parece haber sido una condición necesaria la represión ‐tanto en hombres
como en mujeres‐ de todo aquello que está implicado en la consciencia participativa:
la Naturaleza, lo femenino, lo corporal, lo emocional, lo espiritual, lo instintivo, lo
diferente a sí mismo.
¿En qué ve evidencias del retorno de lo femenino?
5/11/2018 "La hora de la reconexi n", por Fabiana Fondevila, en Revista Sophia onlin...
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Gran parte de los movimientos sociales del siglo XX, y también el cambio de
paradigmas que estamos viviendo en la ciencia y en la cultura, son intentos de
recuperar ese equilibrio: la creciente conciencia ecológica, el resurgimiento de la
espiritualidad, la apertura hacia los valores femeninos tanto en las mujeres como en
los hombres, la revalorización de lo emocional, del cuerpo, de la imaginación, el
rechazo a los
regímenes
autoritarios
y unificadores,
el
colapso
de
las
barreras
ideológicas y políticas, el malestar por la globalización ultratecnificada, la tendencia al
pluralismo y al encuentro respetuoso en la diversidad.
¿Y en el plano espiritual? Se ve en la apreciación de lo pequeño, en la aceptación de lo inmaterial (incluso en las
ciencias), de lo sutil e intangible, en la recuperación de las sabidurías tradicionales. En
la imperiosa búsqueda por reencontrar el sentido de ser parte de la gran comunidad
de la Vida en nuestro planeta y en el cosmos.
¿Hay una mayor humildad en esta etapa? Hay una aceptación del misterio. Creo que –además de la noción de la interconexión
de todo‐ éste es el eje que hoy acerca a la ciencia con la espiritualidad. La Modernidad
no pudo aceptar los límites de la razón, quiso conocerlo todo y cayó en el “hubris”, un
concepto griego que significa orgullo y soberbia. Hoy la ciencia ha llegado a un nivel de
profundidad tan grande que tiene que aceptar inevitablemente los límites a su
conocimiento. Incluso en la matemática, se llega al concepto de los números
transfinitos y hay que aceptar que ahí empieza el misterio. Y ante este umbral se nos
impone rendirnos
al
misterio.
Pero
no
en
el
sentido
de
fracaso,
sino
de
rendirse
a algo
mayor que nos trasciende, pero de lo que cual a la vez somos parte. En términos de
espiritualidad, esto se traduce en compasión.
¿Hay una vuelta a un estado anterior? Lograr el re‐equilibrio no significa volver hacia atrás. No sería posible, después de la
experiencia de la Modernidad, regresar al estado originario. Estamos ante el desafío de
iniciar una nueva etapa en la que podamos preservar la autonomía conquistada y al
mismo tiempo, trascender la alienación en la que nos sumió. Nada nos garantiza que la
humanidad tome
el
camino
correcto
y dé
un
salto
hacia
un
nuevo
equilibrio.
También
es posible que la obsesión masculina por el control y la acumulación a cualquier precio
continúe ciegamente hasta llevarnos a una catástrofe mayor; o que se inviertan los
papeles y las mujeres quieran destronar por completo la energía de lo masculino, que
es el complemento necesario. Es importante aprender la enseñanza de la desviación
machista que tanto dolor y sufrimiento ha acarreado para todos. No sólo somos las
mujeres las que necesitamos despertar lo femenino dormido, los hombres tienen por
delante un trabajo de rescate aún más difícil, un camino para desandar adoquinado de
tabúes y prejuicios
¿Es una tarea para hacer juntos, entonces?
5/11/2018 "La hora de la reconexi n", por Fabiana Fondevila, en Revista Sophia onlin...
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Absolutamente. Creo que es una tarea en común donde debemos reemplazar la
competencia por la cooperación. La gran empresa es re‐unir lo femenino y lo
masculino en una gran síntesis amorosa, y abrirnos a una nueva instancia de lo sagrado
en cada uno de nosotros. El momento requiere sin duda, mucha fe y energía, pero
también suma prudencia y refinada lucidez.
Para saber más sobre el trabajo de Ana María, ver www.desdeamerica.org.ar