La Lectura Según Ciriaco Morón

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  • 7/23/2019 La Lectura Segn Ciriaco Morn

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    En el ncleo de la lectura*

    Ciriaco Morn ArroyoCornell University

    RESUMEN:Se define la lectura como esfuerzo por entender

    un texto y se trata de describir el momento en quese produce el estallido del significado, o sea, el saltodel paso opaco por el texto a la transparencia dela exposicin. La conciencia refleja del contenidoy valor esttico del texto o la clara conciencia deque no lo entendemos constituye la recepcin porparte del lector. Se procura explicar los diferentes

    sentidos del trmino recepcin. El estudio aquintentado, si en alguna medida logra su objetivo,podra servir de base para entender mejor estudiosde historia, sociologa, psicologa y poltica de lalectura.

    ABSTRACT:Reading is defined as the effort to understand a

    text, and the article tries to describe the momentin which the transit from signifier to signified, i.e.from the blurry glance through the text to thetransparency of the exposition, takes place. Theawareness of the contents and aesthetic value ofthe text or the lucid awareness that we do notunderstand it constitutes its reception by the

    reader. An effort is made to explain the differentmeanings of the term reception. If the effort hereundertaken succeeds in some measure, it shouldprovide a basis for better understanding studies onhistory, sociology, psychology, and the politics ofreading.

    PALABRAS CLAVE:

    Texto, texto literario, lectura,recepcin.

    KEYWORDS:

    Text, literary text, reading, reception.

    Aspectos del tema

    Deseo analizar en qu consiste leer.

    Por supuesto, se trata de un trabajo deinvestigacin, y en estos casos, el pri-mer objetivo del autor es aprender lmismo. Luego se proponen los resul-tados a los lectores como una pregun-ta sobre si el intento ha culminado enxito o fracaso, y solo en tercer lugarse ofrecen los anlisis y conclusionescomo posible enseanza, si los colegaso estudiantes encuentran alg una nuevaidea sobre el tema tratado.

    El tema de la lectura tiene muchosaspectos. El primero, pero el ms su-percial y derivado, es el que podemosllamar poltica de la lectura. Se tratade las actividades que los organismosdel Estado y otros individuos e insti-tuciones promueven para estimular eldeseo de leer. Al llamar derivadas a lasestrategias de promocin no les quitoimportancia; pero presuponen la ideade la lectura, y si logran que cada da

    ms personas pasen sus ojos por los li-bros, no garantizan la comprensin del

    texto, donde radica la esencia del leer.Si alguien lee a un buen conocedor dellatn un texto latino que no entiende, elque lee propiamente es el que escucha,no el que articula palabras que para lno signican nada. Alberto Manguel(2002: 36-38) cuenta que en su juven-tud le lea textos a Borges, ya prctica-mente ciego. En este caso lean los dos,pero ms Borges.

    Tampoco la sociologa de la lecturaanaliza el fenmeno de leer. Leemos endistintas edades, y la mayor o menordicultad de acceso a la educacin y alos libros, obliga a relacionar la difu-sin de los hbitos de leer con los dife-rentes estratos sociales y con las dife-rentes profesiones. De estos aspectossociolgicos se puede a la vez escribirla historia, para calibrar la difusinde la lectura en diferentes pocas. So-bre estos temas han sido ejemplares los

    MORNARROYO, CIRIACO

    En el ncleo de la lectura,en Revista OCNOS n 3, 2007, p. 7-20.ISSN 1885-446X.

    *Fecha de recepcin: 10/01/2007Fecha de aceptacin: 26/02/2007

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    estudios del profesor Roger Chartier, ypara Espaa el clsico libro de MaximeChevalier,Lectura y lectores en la Espaade los siglos XVI y XVII.

    En tercer lugar est la dimensin ti-ca. En general, esa dimensin ha sidoobjeto de vigilancia en todas las socie-dades occidentales. En Espaa nues-tros libros clsicos comenzaban conuna censura eclesistica o certicadode que no contenan nada contrario a lafe y a las buenas costumbres. Basta re-cordar los ndices condenatorios y ex-purgatorios de la Inquisicin, los in-ernos que existan en las bibliotecaspara libros prohibidos, y los consejosde muchos educadores sobre lecturaspropias o inapropiadas segn el estado

    de formacin de los estudiantes. Hoymismo, ya sin censuras ni quemas, latica es un tema importante para losestudiosos, como demuestra el libroValores y lectura, publicado en la mismaeditorial que publica la revista Ocnos.

    Tanto el antiguo control como la ac-tual reexin sobre los valores se jande modo primario en el contenido delos textos que se leen. Pero es nece-sario sealar que el hecho mismo de

    leer supone una postura tica. El lectormuestra deseo de aprender y humildad(pnganse tras esta virtud otras, comoabertura mental, generosidad), recono-ciendo la necesidad de enriquecer susconocimientos. El deseo de entenderun texto supone la decisin de abrirsea su mensaje, aceptando que quiz esecontenido no se perciba en la primeralectura, sino que sea necesario repa-sar varias veces el texto para hacerle

    justicia. Quien juzga un escrito por lareaccin espontnea que le suscita (losprimeros movimientos de Sancho)o para aanzarse en una ideologa in-conmovible, es un mal lector. Todaslas palabras en cursiva pertenecenal mbito de la tica, al margen de losvalores o contravalores del texto ledo.Despus mencionaremos otro aspectotico: acercarse al texto concediendo en

    principio que tiene sentido, en vez debuscarle desde el principio contradic-ciones o ambigedades.

    Los campos de investigacin indi-cados: poltica, sociologa, historia, ytica, son ramas que piden un anlisisdel fenmeno mismo de leer; pero el fe-nmeno es tan complejo que tememossiempre olvidar sus rasgos esenciales.

    Tipos de texto

    Leer: voy conduciendo el coche, en-cuentro el signo de stop y paro. Heentendido el mensaje de una seal queen este caso ni siquiera tiene letras,pero es un texto cuyo sentido est acor-dado por una convencin social. Al ny al cabo, tambin son una convencin

    las letras del alfabeto de que se compo-nen las palabras. Si no s descifrar loscaracteres del hebreo, las palabras enesa lengua son una serie de lneas conmenos sentido que el signo de stop. Conla misma rapidez que el signo de circu-lacin puedo leer una palabra o un sin-tagma sencillo: Ferretera, Frutossecos. En los ejemplos dados he pasadode manera casi instantnea del signi-cante al signicado, o sea, he realizado

    un acto de lectura.En otros textos el signicante se pue-de leer en un solo acto, pero el paso delsignicante al signicado exige unareexin prolongada. Ejemplos: el t-tulo de la obra de Caldern la vida essueo y el aforismo-poema de Anto-nio Machado Hoy es siempre todava.Hoy es todava, y no algunas veces,sino siempre. Qu dicen esas cua-tro palabras? Y si logramos descifrar

    su signicado es verdad lo que dicen?Hoy es un signicante que connotauna unidad cerrada de tiempo, comosi fuera un punto. Pero cada punto denuestra vida se nos presenta como unjaln entre el pasado y el futuro; lo queparece un punto (Hoy) es en realidad uninciso en la lnea del perpetuo movi-miento (todava). Y esta es la condicinde la vida humana en sentido universal;

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    por eso hoy essiempretodava, porquetoda ilusin de apresar lo absoluto se di-luye en un trnsito hacia otro momentotan limitado como los anteriores.

    Cmo hemos entendido las palabrasde Machado? Desde luego, se entiendende manera ms fcil conociendo todala obra del poeta. Todava se entiendenmejor si se conoce el concepto de durede Henri Bergson. Pero estos contextosson solo ayuda, no autnticas claves. Elverso de Machado se puede entenderdesde s mismo, porque sus palabras no

    pueden signicar otra cosa, o sea, no cabeotra experiencia de la relacin entre lailusin de apresar y dominar el tiempo(Hoy) y la verdadera forma de vivirlo,que es la transicin (Todava). Otra lec-

    tura posible sera atribuirle a Machadola intencin de decir cosas contradicto-rias sobre el tiempo, o escudarnos en lapanacea de que el verso es ambiguo.Pero eso sera renunciar a entender suspalabras. Una premisa fundamental entoda lectura es que el texto tiene senti-do, no es contradictorio ni se subvierte,como pretenden algunos deconstruc-cionistas. Slo cuando sea totalmenteimposible encontrarles sentido a las

    palabras, debemos: primero reconocerque no las entendemos, y despus deconfesar nuestra ignorancia, recurrira la posible contradiccin, la ambige-dad o el juego en el texto ledo.

    Tambin se lee en un acto el ttulo-tesis de Caldern: La vida es sueo;pero, como en el caso de Machado, lacomprensin no es inmediata. Desdeluego, los hombres necesitamos dor-mir, pero es precisamente para vivir

    despiertos. Y cuando el autor dene lavida como sueo, su denicin es frutode su conciencia despierta y reeja so-bre la vida. La vida, por tanto, no pareceser sueo. Qu signica, pues, el tr-mino en Caldern? Y es aceptable esesignicado? Los personajes de la come-dia de Caldern se enfrentan con expe-riencias tan hondas que su concienciareeja no puede comprenderlas:

    Vlgame el cielo! qu veo?Vlgame el cielo qu miro?Con poco espanto lo admiro,Con mucha duda lo creo...Yo Segismundo no soy?Dadme, cielos, desengao. 1

    Esa descompensacin entre la expe-riencia y la capacidad de comprenderlahace que la conciencia no se crea a smisma. Todos nosotros nos enfrenta-mos a experiencias personales de ale-gra o de dolor y a experiencias socia-les de perversin y ejemplaridad queremueven la percepcin de nuestro yoy nos parecen mentira. Nuestra con-ciencia no puede asimilar o abarcar larealidad que tiene delante. Esa nebu-

    losa de la conciencia reeja, frente a laconciencia directa de la realidad, es laplasmada en la proposicin la vida essueo.

    Ahora comienzo a leer El Quijote. Sies mi primer contacto con el libro deCervantes, slo podr decir que lo heledo cuando haya terminado de leer-lo. En este caso, leer no es un acto, sinouna serie de actos parciales la lecturade cada frase que se funden al nal enel acto complejo de la lectura de todo el

    texto. El acto complejo que lee todo eltexto debe asimilar, corregir y ordenarlas impresiones que me sug ieren los ac-tos parciales, tanto sobre el contenidocomo sobre el valor esttico y humanode la obra. Leer, en este caso, es perci-bir contenidos fragmentarios y reaccio-nar ante ellos en cada uno de los actos,pero esas reacciones ante el fragmentodeben ser provisionales y valorarse alnal en vista del texto completo.

    Ahora bien, cundo puedo decir quehe logrado entender y llegar a una valo-racin ms o menos acertada del Quijote?Basta una sola lectura? La compren-sin de un texto como el de Cervantesexige estudio: lecturas repetidas en lasque se descubren las constantes y co-rrespondencias que constituyen la es-tructura, los rasgos de los personajes,modos de expresin originales, valores1La vida es sueo, vv. 1224-1247.

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    estticos como la sublimidad, la bellezao la g racia, y valores humanos, como elbuceo en la frontera de la realidad y lailusin. Un lector acionado que lee elQuijotepor primera vez puede entender-lo mejor que un especialista equivoca-do por ignorancia o por hacerle al textopreguntas inanes; pero lo ms probablees que, si el especialista equivocado noentiende el texto, el simple acionadono tenga mejor fortuna.

    Los ejemplos aducidos nos han dado:- Textos que se leen y entienden en un

    acto: stop, frutos secos.- Textos cuyo signicante se lee en un

    acto, pero el paso al signicado exigeuna reexin que sobrepasa los actos:Hoy es siempre todava.

    - Un texto, como el Quijote (pngaseaqu cualquier otro escrito extenso,sea o no sea literario), cuya inteligen-cia nos enfrenta con el ncleo y lasramicaciones de la naturaleza de lalectura. Nuestro anlisis tomar susejemplos del libro de Cervantes.El texto extenso requiere un tiempo

    prolongado, y normalmente volver so-bre lo ledo para conocerlo de manerasatisfactoria. La complejidad seala-

    da, incluso en textos que se leen conun simple vistazo, me lleva a evitar laexpresin acto de leer y a emplear lade fenmeno de leer 2. Pero, como henotado, el fenmeno de leer debe contarcon los actos de lectura, ya que la visinnal del todo acepta, matiza o descartaposturas provisionales sugeridas porlos fragmentos ledos en los distintosactos. Al repetir las lecturas para estu-diar la obra, se descubren patrones es-

    tructurales, rasgos que van deniendoa los personajes, ejemplos de irona queno se podan percibir en la primera lec-tura, y el papel de cada uno de los signosparciales en el todo.

    La razn de ese papel bsico del todocomo centro de referencia con respectoa las impresiones y actos momentneos,es que el autor nos da la ltima versinde su texto desde su visin del texto

    completo. Es ms, puede haber intro-ducido en las primeras pginas moti-vos que solo se le ocurrieron al escribirpginas posteriores. Algunos llogoshan sugerido que Cervantes cambi delugar varios episodios que en versionesanteriores del Quijoteestaban en otroslugares. Para nosotros esas conjeturasno tienen importancia, ya que debemosleer el libro como nos lo dio su autor.Sin embargo, dentro del texto puedehaber seales (inconsistencias, faltasde conexin entre episodios) que pue-den dar valor a las especulaciones sobreversiones anteriores de la obra.

    Un texto es fsicamente una lnea deideas o motivos; pero como estructu-ra de sentido es una esfera en la cual

    un motivo que aparece al nal puedehaber sido la premisa que ha fundadootros anteriores. El escrutinio de loslibros en el captulo VI condiciona todala primera salida del hidalgo, motivadapor la mala inuencia de su biblioteca.Desde luego, los prlogos de Cervantesson reexiones crticas del propio autorsobre su texto ya terminado. Despusanalizaremos un frag mento del prlogode 1605 y veremos que slo se entiende

    bien cuando se ha ledo la primera par-te del Quijote. En realidad, en la primeralectura, cuando el lector slo va descu-briendo y tanteando, no responde altexto ta l como lo ha dado el autor. Si tie-ne suerte, comienza a responder en lasegunda lectura, cuando lee cada frag-mento en vista del todo ya conocido.

    Hasta ahora he hablado de textos li-terarios y no literarios. La diferenciaentre los dos tipos es muy importante

    para una reexin sobre la lectura. Re-cordemos el cdigo de circulacin y ElQuijote. Los textos no literarios condi-cionan nuestra vida diaria: anuncios,cdigos y prospectos orientadores, in-formes, cartas y peticiones o expresinde deseos. En todos estos casos, enten-der un texto es percibir el signicado orealidad que est condensada en el sig-nicante, y una vez percibido el men-

    2Un libro de ISER, Wolfgang, lleva porttuloEl acto de leer. Pero dentro deltexto habla del proceso o fenme-no (der Lesevorgang) .

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    saje, descartamos el signicante. Lostextos no literarios utilizan la lenguasolamente en su funcin de transmitirideas, o sea, en su funcin intelectual.En cambio, el texto literario repitouna idea que se me ha convertido entpico, pero no he hallado una deni-cin formal ms clara del texto literariofrente al no literario hace reverberarla lengua en sus cuatro funciones: inte-lectual, afectiva, sensorial y estructu-ral. Con estas cualidades, el texto lite-rario deja de ser mero signicante y seconvierte tambin en signicado. Unverso de Gngora o de Machado se pue-de traducir a prosa (funcin intelec-tual), pero entonces deja de ser potico.Como texto potico debe conservar el

    ritmo que le viene de los acentos en elorden inmutable de sus palabras, y susvalores cromticos y musicales. Poreso, al leer un poema o cualquier obraliteraria, no se descarta el signicante,que es tambin signicado. Entender laobra de arte literario consiste en perci-bir la realidad o el mensaje, pero tam-bin la calidad de la expresin misma,la textualidad. En el Quijote no es fcildecidir cul es el tema principal: la his-

    toria de sus personajes o la historia delpersonaje-autor luchando por producirun libro extenso de ccin hijo del en-tendimiento.

    El contenido del texto literario esten su forma, no entendida en un sen-tido reductivo de mero formalismo,sino como lengua con toda su densidadsignicativa: fusin de idea, emocin,valor pictrico y musical de la lengua,y correspondencias estructurales que

    producen placer esttico.3

    La lectura ideal

    La lectura ideal es la que mejor en-tiende el texto. Esa lectura ideal estambin la lectura inocente. Como seve, hablo de la lectura y no del lector olectores, como es corriente entre losque acentan el papel del lector en laactualizacin de la virtualidad con-

    tenida en los textos. La multitud de loslectores hace imposible ninguna cla-sicacin sistemtica; en cambio, esposible acotar el concepto de la lecturaideal e invitar a los lectores a respondera la llamada de ese ideal.

    El concepto de lector es muy ambi-guo. Dmaso Alonso distingui tresformas de acercarse al texto potico: ladel lector, la del crtico y la del cient-co. Del primero dice: El primer co-nocimiento de la obra potica es, pues,el del lector, y consiste en una intui-cin totalizadora, que, iluminada porla lectura, viene como a reproducir laintuicin totalizadora que dio origena la obra misma, es decir, la de su au-tor.4 El lector vislumbrado por D-

    maso Alonso no es un primerizo, sinoel maestro que ha pasado por muchosejercicios de crtica y de ciencia li-teraria. En realidad es el llogo queyo considero lector ideal. En trminosgenerales los lectores se pueden agru-par en dos categoras: el acionado, y elhumanista o llogo. El primero puedever Hamlet en el teatro (escuchar unacomedia representada es una manerade leerla) o leer el Quijote; pero el hu-

    manista estudia el drama y la novela ylos explica como experto en el teatro deShakespeare o en la obra de Cervantes.De cada tipo de lector se pueden enu-merar algunos rasgos. Los del lectorcasual o acionado seran:- Lee lo que se lee a su alrededor; ge-

    neralmente los libros de ltima moday los ms accesibles. No es fcil quebusque un libro clsico. Un aspectode la crisis actual de las humanidades

    consiste en que hemos dejado de exis-tir en la atmsfera de los clsicos.- Incluso aunque lea a los clsicos, el

    acionado los lee slo una vez, sinvolver sobre lo ledo. Este hecho sus-cita en principio dudas sobre la com-prensin del texto. De ah que:

    - Su juicio sea la impresin ltima o lams fuerte que le haya producido unpasaje.

    3Reflexiones sobre la lectura quepueden servir como introduccin yconstelacin de las emitidas en esteartculo, y sobre la naturaleza del textoy el conocimiento literarios, se encuen-tran en mi libro Las humanidades en laera tecnolgica, caps. VI-VIII.

    4Poesa espaola, Madrid, Gredos,1950, p. 38. Cit. por GARRIDO GALLAR-DO, M. A. (2003: 84).

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    - Normalmente no articula su juiciosobre lo ledo, y si lo articula sercomo opinin general sobre todo eltexto. A diferencia del estudioso, ellector casual no analiza sino que al-canza un juicio global, que suele ser:me ha gustado o no me ha gustado.

    - Estos juicios generalmente expresa-rn la pena del lector por las injus-ticias inferidas al protagonista, o elplacer por la gracia, el inters y lasalusiones a realidades sociales o psi-colgicas con las que se identica.

    - Si se trata de un texto literario, nor-malmente el lector acionado presta-r ms atencin al tema que a la formay valores ar tsticos de la obra.Frente al lector descrito est el profe-

    sional: el humanista estudioso de unalengua y literatura concretas o de lite-ratura comparada, que dedica su vidaal esfuerzo de entender textos de otrosautores.5En principio, este lector es elideal. Pero si su perspectiva est sesga-da por prejuicios ideolgicos o por m-todos que impone al texto como camisasde fuerza, el lector profesional puede serun falsicador. Otro hecho innegable esque podemos ser especialistas en muy

    pocas obras o autores. En este caso qunos ocurre con respecto a la innidadde textos a los que solo hemos dedica-do una lectura? Somos meros lectorescasuales? Creo que no. La preparaciny disciplina adquirida en el estudiodel Quijote nos prepara para una lectu-ra competente del Fausto de Goethe. Elproblema estar en que, si para conocerbien la obra de Cervantes necesitamoslecturas repetidas, o sea estudio, sabe-

    mos que una sola lectura del texto ale-mn no nos permitir percibir muchosde sus detalles; y si estudiamos elFaustocomo el Quijote, repitiendo las lecturas yapuntando los pasos dignos de inters,nos acabamos convirtiendo en lectoresideales. En este caso lo nico que nosfaltar para ser especialistas en elFaus-to ser conocer la bibliografa sobre elclsico alemn.

    La lectura ideal es la que mejor en-tiende y explica el texto completo, y es-tablece los criterios por los cuales esetexto ha ganado el lugar que ocupa enel canon de obras maestras. Los otrostipos de lectura son legtimos y nece-sarios, pero su valor se medir segn elgrado en que se acerquen a la ideal.

    El ncleo: la recepcin

    La lectura slo existe cuando se da elpaso del signicante al signicado, y siel texto es literario, cuando se despliegael signicante mismo como signicadoy el lector se mece en la convergenciay divergencia de la trada: contenido,forma y sentido. Ahora bien, incluso sitenemos suerte en explicar de manera

    satisfactoria el Quijote, no pretende-remos haber agotado su signicado yllegado a la interpretacin insuperable.Por eso, si la lectura ideal es entender eltexto, desde el punto de vista del lectorser el esfuerzo por entender un texto.Ese esfuerzo, cuyo xito ser siempreparcial, es lo que llamamos recepcin.

    Esta palabra tuvo su origen en la for-mulacin del esquema semitico deRoman Jakobson: Emisin, mensaje,

    contacto, cdigo, recepcin (GarridoGallardo, 2004: 128). A m este esquemame ha parecido siempre desorientadorpor exceso de claridad, ya que asociacon el emisor la dimensin de actividady con el receptor la pasiva. En cambio,segn la experiencia, el emisor es almismo tiempo receptor, ya que escribires siempre una bsqueda, un investi-gar. Cervantes lo saba muy bien; poreso atribuye su libro al inspirador Cide

    Hamete Benengeli. Por consiguiente,el texto nal es un mensaje, cuyo pri-mer receptor es el autor que lo emite.En cambio, si leer el libro de Cervantesnos cuesta varias lecturas, consultas,vueltas sobre ciertos captulos, y notaspara dar expresin reeja a nuestrasimpresiones, la recepcin es un es-fuerzo creador: una emisin. No obs-tante, matizado con estas precisiones,

    5Para que el anlisis de los tipos delector sea completo conviene recordaral estudiante, que tiene con los textosuna relacin distinta a la del lectorcasual y el profesional. El estudiantetoma un libro de texto, y trata deentenderlo. Pero normalmente no tienecontexto como para situar lo ledoen un cierto mbito intelectual. Elestudiante es pasivo frente al libro queestudia. Sin embargo, si el e studianteentiende el texto estudianto, percibeel contenido del texto lo mismo queel estudioso o lector profesional en eltema que estudia.

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    el esquema de Jakobson nos vale paranuestro propsito, ya que la recepcines el paso del signicante al estallidodel signicado. Y en ese paso consistela nota esencial de la lectura.

    Junto a la nocin de Jakobson, al ha-blar de la recepcin se impone mencio-nar, aunque sea brevemente, la llama-da esttica de la recepcin, conceptointroducido en la crtica literaria por elprofesor Hans Robert Jauss (1921-1997).Para no desviarme en una exposicinque aqu sera imposible el marcode este artculo no permite hacer unalectura justa de la obra de Jauss voya citar unas palabras del profesor deKonstanz, que exponen a la vez su ideay el contraste con otro estudioso de la

    recepcin:No quisiera entrar una vez ms a

    describir mi diferencia con Gada-mer, sino simplemente sealar que

    yo acent o la comprensin product i-va, de la c ual no excepto ni los tex-tos clsicos, y por eso he opuesto a lafusin de horizontes de Gadamerla produccin activa de la mediacinde horizontes, que nos da la posibi-lidad de la experiencia esttica...Enel cambio de horizonte de las lectu-

    ras el texto potico toma un sentidoconcreto siempre distinto, pero nocualquier sentido: la historia de larecepcin es un proceso en la me-dida en que el juicio esttico corrigeconstantemente las ocurrencias ar-bitrarias, en la medida en que reco-noce las interpretaciones fructiferascomo normativas y distingue la au-tntica explicacin de la arbitrarie-dad subjetiva.6

    Jauss le atribuye a Gadamer la idea de

    que entender un texto separado de no-sotros por varios siglos, supone la vueltaal tiempo de la obra para fundir nues-tra capacidad receptiva con el mensajedel texto ledo. Esa vuelta producira lafusin de horizontes del texto y el lec-tor. Frente a esa idea, l sostiene que nose vuelve atrs, sino que el lector pre-sente est ya instalado en una lnea quehereda y que l va a transmitir hacia

    delante: esa condicin histrica de laslecturas produce la mediacin de ho-rizontes. Entonces nos preguntamossi todas las lecturas tienen el mismovalor, y como eso no se puede armar,Jauss advierte que el juicio esttico vacortando la cizaa y dejando las buenasinterpretaciones como normativas.Lo que no se dice es que la extirpacinde la cizaa supone una lectura nuevadel texto en s mismo, en contra, porlo menos de algunas direcciones de larecepcin. Y si la recepcin est sujetaal escrutinio, slo la vuelta inocenteal texto puede darnos el criterio paraponer sobre nuestra cabeza algunasinterpretaciones y arrojar otras a las ti-nieblas exteriores.

    Esto signica que tiene poco senti-do comenzar una teora de la recepcindesde una premisa historicista. La re-cepcin es primariamente un hechoindividual. Sin tener una posicin so-bre la obra no podemos apreciar la re-cepcin que se ha hecho de ella. Cadareevaluacin supone una inteligenciaprstina y directa del texto, desde lacual juzgamos las interpretaciones re-cibidas. En el caso del Quijote con una

    trayectoria tan larga de imitaciones,reelaboraciones y estudios, se imponeun escrutinio de la recepcin; por esodiscernimos en la extensa bibliografay tratamos de distinguir el trigo de lapaja. Pero de nuevo, el ltimo funda-mento de esa operacin crtica es la lec-tura directa del texto, o sea, le fusin dehorizontes de Gadamer.7

    Hay otro aspecto de la recepcin, pro-puesto por Heidegger, el maestro de Ga-

    damer e inspirador de Jauss. La doctri-na esttica del gran pensador se aplicaa todas las artes (y de manera especiala la poesa), pero con respecto a la re-cepcin cobra un sentido especial, yaque su ejemplo es el templo griego, y laarquitectura es un arte para la colecti-vidad. La primera tesis en este punto esque el templo se instala en el mundoque el mismo templo conforma. Cuan-

    6Auf meine Differenz zu Gadamermchte ich hier nicht erneut eingehen,sondern nur soviel bemerken, dass ich

    das productive Verstehen favorisiere,davon auch klassische Texte nichtausnehme und darum Gadamers Hori-zontverschmelzungdie aktive Leistungder Horizontvermittlungentgegen-setzte, die uns sthetische Erfahrungermglicht...Der poetische Text kon-kretisiert im Horizontwandeln seinerLektren einen immer wieder anderenSinn, aber nicht jeden beliebigen Sinn:die Rezeptionsgeshichte ist ein Prozess,indem das sthetische Urteil den histo-rischen Wildwuchs stndig korrigiert,indem es fruchtbare Interpretationenals normbildend anerkennt und Deu-tung aus subjektiver Willkr ausschei-det (JAUSS, Hans Robert, Wege desVerstehens: 381-382).

    7Sin embargo, la moda de acentuar elpapel del lector produjo una actitudcrtica muy difundida, que se llamrespuesta del lector, y en muchoscasos desemboca en vulgar relativismo.

    Ver ECO, RORT Y, CULLER Y BROOKE-ROSE (1992).

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    do en medio del campo se construye eltemplo, todo el medio circundante sereviste del halo que se difunde desde elrecinto sagrado. En torno al recinto deldios se reorganiza el resto del paisaje. Eltemplo vive como tal mientras existenlos eles que lo conservan. La recepcin(Bewahrung) en este caso es la forma co-munitaria de vivir en el mbito sobreel que irradia la presencia de lo divino.De aqu deduce Heidegger que el arte esuna de las formas bsicas de expresinde un pueblo histrico, mientras quelas obras expuestas en los museos handejado de ser lo que originalmente fue-ron, porque su mundo se ha esfumado ose ha destruido (Welt-entzugy Welt-zerfall)(Heidegger, 1957: 30 y 54-55).8

    Aqu se plantearan cuestiones im-portantes que es imposible desarrollar.La primera es que Heidegger asocia larelacin de creador y conservadores conla idea nacionalista que en 1936 fechade sus conferencias sobre arte era b-sica en el nacional-socialismo alemn.Y la segunda es que las Eginetas del mu-seo de Munich o el Cristo de Velzquezen el Prado, son arte porque tienen algoque trasciende la dimensin religiosa y

    de identidad nacional que predominen su primera recepcin. El templo y elcuadro son arte, no porque nos incitana orar eso es religin sino porqueadems de alimentar nuestra fe tienenciertas cualidades especcamente ar-tsticas que trascienden de la creenciaconcreta del receptor o conservador. Laobjecin ms certera contra la estticamarxista es que la obra de arte no seagota en ser reejo de las condiciones

    histricas del momento en que surge;pues bien, algo parecido puede objetar-se aqu a Heidegger: la obra de arte nose agota en su mundo, sino que per-tenece al mundo que comparte con suscontempladores, incluso en el museo.De hecho, una obra clsica de arte esclsica en la medida en que supera lascondiciones sociales y culturales de sucircunstancia.

    El anlisis anterior nos permiteconcluir que la recepcin tiene tressentidos:

    La recepcin semitica: la lectura pro-piamente dicha. El encuentro del re-ceptor con el mensaje del texto. Esarecepcin se da volviendo siempre altexto y tratando de desplegar el signi-cado objetivo de sus palabras.

    La recepcin social: se suele repetirque el Quijotefue ledo por los primerosreceptores como libro cmico y las lec-turas serias vinieron despus, comoatribucin de signicados ignoradospor el autor y sus contemporneos. Es-tas ocurrencias son imprecisas y fal-sas, porque un texto cmico puede lle-var incrustado un mensaje serio. EnLa

    vida es sueose da un ejemplo preciosoen que el mismo autor desentraa elcontenido serio de su corteza graciosay a mena. Rosaura recita la historia delsabio que slo se alimentaba de unashojas que coja, y ella misma despliegala moraleja en los versos que siguen alcuento:

    Quejoso de mi fortu nayo en este mundo viv a,y cuando entre m deca:habr otra persona alg unade suerte ms importuna?Piadoso me has respondido,pues volviendo en mi sentido,hallo que las penas maspara hacerlas t alegraslas hubieras recogido (VS, vv.

    263-72).La recepcin histrica: Cmo se pro-

    duce el puente entre el texto de otrosambientes con el lector actual? En-tender es de alguna forma fusin

    (Gadamer), no indenida mediacinde horizontes (Jauss). Ante cualquiertexto, nuestro propsito es la recepcinsemitica, o sea entenderlo. Tratndosede una obra de hace cuatro siglos, habruna pregunta posterior: cmo hacemosel puente entre su fecha y la nuestra. Yluego, podremos construir la historiade la recepcin y tomar postura frentea ella.

    8HEIDEGGER distingue con plena clari-dad entre arte y religin. No obstante,su acento en las pginas aqu citadassobre la insercin de la obra en sumundo y el carcter trascendente quele da a esa insercin, creo que le llevana postergar excesivamente los aspectosdel arte que llamamos formales.

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    Radiografa del entender

    Deseamos leer, o sea, entender elQuijote, un signo muy complejo queconsta de muchos ms simples. Paraver cmo se produce el esta llido de luz,tomamos un prrafo que contiene di-versas maneras de producirse el relm-pago (las cursivas son, naturalmente,mas):

    Desocupado lector: Sin juramentome podrs creer que quisieraque estelibro, como hijo del entendimiento, fue-ra el ms hermoso, el ms gallardo yel ms ingenioso que pudiera imagi-narse. Pero no he podidoyo contrave-nir el orden de natura leza; que en ellacada cosa engendra su semejante. Yas qu podr engendrar el estril ymal cultivado ingenio mosino la his-toria de un hijo seco, avellanado y lle-no de pensamientos varios? (Primeraparte, prlogo).

    No ofrece ninguna dicultad la ex-presin desocupado lector. Pero pue-de tener un signicado digno de nota.El lector que lea la historia del ingenio-so hidalgo manchego no estar ocupadoen labores graves, sino ocioso, y por esopuede dedicarse a leer un libro intras-cendente. Desocupado es, en el fondo,

    una declaracin de modestia por partedel autor, con respecto a la importanciasocial de su libro.

    Despus el autor declara su anhelode corresponder a la atencin del lec-tor con el mejor libro posible (Quisiera).Tampoco el lector encuentra enigma al-guno en el signicado del verbo querer.Pero s surge el enigma en la oposicinquerer-poder. Porque el autor dice que haexperimentado una lucha entre el deseo(quisiera) y el resultado (no he podidoyo contravenir...). Despus, a travs detodo el Quijoteesa lucha entre el querery el poder se maniesta como la esenciadel fenmeno de escribir. Escribir es eldeseo y esfuerzo por producir el mejortexto imaginable, pero en contrastecon la sobria realidad de que produci-mos lo que podemos o se nos ocurre.Cervantes analiza esta experiencia con

    su proverbial genialidad, convir tiendoel Quijoteen el precipitado de un inspi-rador-autor Cide Hamete Benengeli, yun autor-comprador de una traduccin,llamado Miguel de Cervantes. El Quijotees la historia cmicade unos personajesy la bsquedapicade un libro extensode ccin, hijo del entendimiento.

    Por ser hijo del entendimiento sediferencia de los libros de caballeras,que son hijos de la fantasa loca. Eneste mismo prrafo el libro parece hijode dos padres: del entendimiento y delingenio. Estas dos palabras mostrarnsu densidad a lo largo de todo el libro.El ingenioes el componente creador delentendimiento, y eljuiciosu funcin deseleccin y disposicin. Cuando el hi-

    dalgo se vuelve loco, pierde el juicio, lacapacidad de contrastar sus ilusionescon la realidad, y se le queda el ingeniosuelto. De ah sus pensamientos va-rios, es decir, cogitaciones sin controlni direccin, cuyo resultado en la pri-mera parte sern la derrota y los in-nitos palos. El Quijoteen cuanto libro eshijo de un entendimientoque sabe ima-ginar episodios y casarlos de maneraque parezcan verdaderos: ingenio con

    juicio. Poco despus en el mismo pr-logo Cervantes se llama padrastro dedon Quijote. Pero cuando Avellanedale usurpa la paternidad, Cervantes nocede la custodia: se proclama padre ynico creador de su libro. El juego pa-dre-padrastro es, desde luego, humo-rstico. Pero en el humor trasciende elgenial anlisis de que todo autor es pa-dre de su texto, porque lo engendra conesfuerzo, y al mismo tiempo padrastro,

    porque tampoco surge si no se lo rega-la Cide Hamete o una musa maternal.Cuando nos ponemos a escribir y nonos sale nada, es porque nos falta elregalo.

    La inteligencia del texto se ha produ-cido en los siguientes pasos:- El signicado de la expresin des-

    ocupado lector es obvio, como el destop de que hablbamos al principio.

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    No le exige al lector realizar en s mis-mo el trabajo de descodicacin des-de la propia experiencia, como el queexigan las proposiciones de Calde-rn y Machado (La vida es sueo, Hoyes siempre todava). Pero la apelacinal lector cobra densidad signicati-va desde el resto del libro: Cervantessaluda con la modesta pretensin deofrecer una obra humilde de honestoentretenimiento.9

    - Querer-poder es un contraste que co-bra pleno sentido como descripcindel rasgo esencial de toda escritura:la lucha entre el deseo y la capacidad.El espesor signicativo del pasaje sepercibe mejor cuando se ve que cons-tituye el trmino clave de la relacin

    Cervantes-Cide Hamete (y despusAvellaneda), y la conversin del Qui-jote en un taller sobre cmo se lograun libro hijo del entendimiento.

    - La expresin hijo del entendimien-to es la nica que se parece a las deCaldern y Machado, en el sentido deque su signicante es un enigma cuyosignicado parece oculto. No son to-dos los libros hijos del entendimien-to? Segn Cervantes, los libros de

    caballeras no lo son. Todo el Quijoteser la interaccin de tres personajes:el caballero, llevado de su ingeniosinjuicio (fantasa loca), Sancho, diri-gido por los sentidos, y el autor: el en-tendimiento, que va casando y dndoleal lector las claves de los desatinos desus dos personajes. El cuarto perso-naje principal, Dulcinea, es creadopor los tres anteriores, y cada uno laproyecta segn su horizonte mental:

    fantasa (don Quijote), sentido (San-cho) y entendimiento (el autor).Entender el texto leerlo ha con-

    sistido en realizar en nosotros la expe-riencia a la que nos invitaban las pala-bras. Entender supone ver la realidad ala que el texto apunta y, por tanto, darlenuestra propia formulacin, que hasido la interpretacin. Esto ha ocurridoen cuatro casos al descifrar la frase que

    tenamos delante: el verso de Macha-do, el ttulo de Caldern, la denicindel libro como hijo del entendimien-to y la denicin de la escritura comolucha entre el querer y el poder. Todoentender consiste en asimilar comoexperiencia propia la realidad a la queel texto apunta. El sentido del sintag-ma desocupado lector ha mostradosu densidad signicativa al ponerlo enrelacin con la actitud del autor antesu libro. Este ejemplo abre un segundocamino para entender la comprensin:la relacin del texto con contextos quesirven como claves para entenderlo. Unlibro como el Quijote es un texto com-plejo en s, en muchas de sus frases;pero lo es mucho ms por la riqueza de

    contextos en los que se inserta. Hablode contextos, en plural: el de su tiem-po, sociedad y cultura (pnganse aqutodos los aspectos de la historia de supoca), y el de otros tiempos y socieda-des, ya que es una obra universal pre-cisamente porque reeja experienciashumanas y artsticas no limitadas a suscircunstancias.

    El ejemplo de lectura fundado en lasprimeras palabras del prlogo permite

    concluir que debe hacerse un recorridoanaltico por todo el libro, desplegandola densidad de todos los signos concre-tos que ofrezcan un espesor anlogo alde las palabras analizadas por nosotros.Esta funcin debiera cumplirse en unaedicin anotada del libro, que estuvieraa la altura de la teora literaria actual.Hasta ahora, las ediciones de los eru-ditos han dado magncas explicacio-nes de aspectos superciales, pero son

    intiles para la comprensin esttica yhumana de la obra.Despus de desplegar el libro en sen-

    tido analtico, habr que buscar los sig-nos constantes frente a los espordicos.En este punto nos servirn ciertos tr-minos clave, cuya virtualidad se verunas veces por su frecuencia, pero otraspor su densidad signicativa, aunqueno sean muy frecuentes. Destacara en

    9Puede encontrarse otro significado,si contrastamos la actitud conciliadorade CERVANTES con el insulto al lectorque abre el Guzmn de Alfarache:Contigo hablo, bestia fiera. Peronuestra atencin aqu no es el anlisisdel Quijotesino dar ejemplos para elanlisis del fenmeno de leer.

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    este punto el conjunto de trminos quesirven para caracterizar la conducta deun personaje o de todos en general: en-tendimiento, ingenio, voluntad, deseo,etctera.

    En tercer lugar, despus de desplegarlos signos parciales, debemos recordarque el Quijotees un sig no nico, a pesarde su inmensa complejidad. El texto,como totalidad, plantea preguntas fun-damentales que no plantean los frag-mentos; entre ellas la pregunta bsica:si es una obra maestra en qu consistesu maestra?

    Y estamos en 2007, no en 1615. Existenhitos de la recepcin del libro: desde lasparodias cmicas primitivas a lecturasesotricas de todo tipo. Cuntas de es-

    tas visiones son sensatas y cuntas sonla cizaa u hojarasca (Wildwuchs) de quehablabla Jauss? Curiosamente, el ni-co medio a disposicin del lector actualpara distinguir el trigo de la cizaa es laperenne vuelta al texto original, la re-lectura cada vez ms ex igente; tratar dedespojarnos de prejuicios y acompaaral texto para que se exprese por s mis-mo. El papel del lector, segn Heideg-ger, es dejarse hablar por el texto, y la

    interpretacin es quitarle todo tipo deadherencias para que aparezca y brillesin intervenciones extraas.

    El leer-entender no consiste en in-troducir claves ni en descifrar supues-tos enigmas ocultos, sino en desplegarde manera reeja eso que est en la su-percie. Hijo del entendimiento: siconocemos el signicado del trminoentendimiento en tiempo de Cervan-tes, se entiende perfectamente su ex-

    presin. La densidad signicativa delsintagma hijo del entendimiento noproviene de ningn signicado aleg-rico, sino que es el signicado literal,percibido cuando se compara el librode Cervantes con los de caballeras.Pero eso es tambin obvio desde lasprimeras pginas del Quijote. Por esohe insistido en que leer es desplegar elsignicante mismo, no postular un es-

    trato secreto supuestamente recubiertopor el signicante como corteza.

    El tipo de lectura inspirado en la ideade Heidegger comprende estos pasos:1) parfrasis; formulacin sencilla deuna lectura atenta; 2) anlisis de cadafragmento en su espesor signicativo;3) anlisis de episodios en el mismosentido (aqu ser discutible la ma-nera de acotar y seleccionar los episo-dios); 4) el todo: signos fundamentalesque afectan a todo el texto, rasgos delos personajes, estructura; 5) la maes-tra de la obra maestra: originalidad yprofundidad de la experiencia humanadramatizada en el libro, y categorasestticas que conforman la realizacinde esa verdad en el texto concreto. 6) La

    recepcin ha ido suscitando temas so-bre el ideario de Cervantes, sus actitu-des personales sobre la religin y otrosvalores sociales de su tiempo, etc. Esteesquema, que me parece el ms com-prensivo para leer el texto cervantino,es el seguido en mi libroPara entender elQuijote(Morn, 2005).

    El encuentro con el texto se hace po-sible porque apunta a una realidad q ueinvita al lector a mirarla. Cuando el

    lector entiende un escrito de otro, no sefunde con el conocimiento o intencindel autor de ese escrito, sino que ve larealidad plasmada en lo ledo. El textoes el ncleo en el que se encuentran elautor y el lector, los dos investigandorealidad. Pero quiz la expresin co-rrecta de ese encuentro no sea fusinde horizontes, ya que ni el autor ni ellector permanecen en su mundo res-pectivo: la relacin es una diferencia,

    es decir, un punto de convergencia y di-vergencia.El entender presenta tres momen-

    tos: 1) compartir el modo de pensar delautor de forma que nosotros mismospudiramos presentar sus ideas comonuestras. Sin esa inicial aceptacinmetdica no hay comprensin. 2) Re-exionar sobre lo ledo y sus premisaspara ver si las aceptamos o rechazamos,

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    y desde esta postura aceptar o recha-zar las tesis que hemos comprendido y,por tanto, aceptado metdicamente. 3)Juzgar desde nuestro pensamiento elvalor humano y esttico de la obra q ueleemos.

    La competencia para la lectura

    Aqu, como al principio, preero ha-blar de la competencia para la lecturay no de la competencia de los lectores.El concepto abstracto se puede denir;en cambio, ya hemos visto lo difcil q uees denir al lector, que si es honrado,ser un estudiante en perpetuo procesode preparacin. La competencia para lalectura ideal exige:- Conocimiento del resto de la obra del

    autor. Sus paralelos permiten dar elltimo sentido a frases que de otramanera podran ser ambiguas.

    - Conocimiento del signicado de laspalabras y de sus combinaciones,cuando la distancia en el tiempo noshaya enajenado algo del lenguaje deuna obra del pasado.

    - Conocimiento de la doctrina vigenteen este caso en tiempo de Cervan-tes sobre los criterios de descrip-

    cin y valoracin de la persona y dela estraticacin social: rey-vasallo,noble-villano, hombre-mujer, se-or-criado, honor/nobleza-honor/conducta, cristiano viejo-cristianonuevo. Slo desde este trasfondo sepueden entender las valoraciones delas personas y su conducta.

    - Un esfuerzo por superar interesespersonales para permitir hablar altexto, segn la sugerencia de Heide-

    gger. Ms que equiparnos, la compe-tencia lectora exige desnudarnos deprejuicios y expectaciones para abrir-nos al mensaje del texto, sin olvidar loque hemos dicho de la crtica.No debiramos repetir el tpico de

    que Cervantes no escribi para llo-gos, sino para el pblico iliterato.10Por de pronto no escribi contra loseruditos o lsofos, cuando l mismo

    introduce en el Quijoteautntica crticaliteraria y convierte el libro en un tallerde reexin terica sobre la naturalezadel texto literario. En varios trabajos henotado que en la primera parte, des-pus de cada narracin algn personajecomenta el inters de lo narrado y la ca-lidad en el modo de contar. En el cap-tulo III de la segunda parte y en otroslugares (II.44), se hace autocrtica de laprimera, y a partir del descubrimientodel Quijotede Avellaneda (II.59) la com-paracin entre los dos libros es un temacentral.

    Cervantes no escribi para llogos,pero escribi con una preparacin in-telectual superior a la de los pajes lec-tores de su libro, con alusiones concre-

    tas a los clsicos, la Biblia, la doctrinacatlica codicada en la escolstica, alos libros de caballeras y la literaturaespaola desde el romancero, y a variosclsicos italianos. El lector competentede hoy debe conocer ese legado, que esten el Quijote, si quiere apreciar el librode manera consciente. La competenciaideal es la que permita reproducir elsaber que el autor puso en su libro, y nocreo quepa duda de que muchos lecto-

    res de su tiempo, formados en una co-legio de jesuitas o en una universidad,tenan esa formacin que hoy nosotrosslo logramos con la investigacin.

    Junto a la competencia para desvelarlos contenidos que llamaramos de co-nocimiento, en los cuales no hay distin-cin entre el texto literario y no literario,para valorar el Quijotecomo obra de artese necesitan criterios estticos. Esta pa-labra tiene a veces connotaciones nega-

    tivas, pero debemos dejarla en su sentidoms positivo y en su ambigedad, ya quela idea de esttica hoy merece un anlisisms detenido, sobre todo cuando tantosmtodos de acceso al texto literario hanolvidado esa dimensin.

    Adems de la competencia intelec-tual est la tica (otra vez lectura y va-lores). El lector puede abrirse a un textoen actitud sana, deseoso de entender y

    10Yo recuerdo haber visto en el teatroal pblico iliterato de las galerasaplaudir entusiasmado aquellos largosromances de Caldern, de los cualessolo penetraba el hechizo musical, laesplndida armona. Algo de esto ha desucederle a V. Hay en su estilo, apartede la vida incomparable, no s qugenerosidad, qu nobleza, que abresus secretos al ms rudo en letras , siacierta a ser sujeto de corazn (ESCA-LANTE, Ams de, Carta a MENNDEZPELAYO, Santander, 8.X .1889. Epistola-rio, X, carta 174, p. 150) .

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    de aprender, o con sospecha y resenti-miento, por aversin previa al autor opor otras razones. Una forma pueril deresentimiento es la deconstruccin:acercarse a un texto para buscarle po-sibles contradicciones o defectos. Qusera una lectura deconstructiva delQuijote? Por de pronto, no sera una lec-tura, ya que slo podra jarse en frag-mentos y no en el texto completo.

    Como he dicho, jar los rasgos de lacompetencia para la lectura es posible.Cmo se encarna en el lector? Los es-pecialistas en psicologa del desarrollo,concretamente en el proceso de apren-der, nos ensearn estrategias concre-tas. La fenomenologa nos descubreque el lector hace camino al andar. Las

    lecturas repetidas y el aprovechamien-to de la bibliografa sobre el Quijotenosvan haciendo ms y ms competen-tes sobre el libro de Cervantes, si nocaemos en el berenjenal de preguntasvacas, ideologas ajenas al tex to o m-todos sesgados. Despus, el hbito ad-quirido en la lectura ideal de un texto,nos prepara para entender otros quizen la primera ojeada.

    ConclusionesHe identicado la lectura ideal e ino-

    cente con el estudio ms riguroso deun texto. Todos los dems niveles son

    legtimos, pero lo sern ms o menosen la medida en que se acerquen o ale-jen del ideal.

    El proceso de lectura-estudio, ejem-plicado en el Quijote, presenta variosestadios que van desde la interpreta-cin de cada frase en el enigma quepueda presentar en s misma o por susituacin en el contexto, hasta la crticade la recepcin histrica y de los pro-blemas que los receptores han acumu-lado en torno al libro entero.

    La esencia de la lectura es el entendero la recepcin en el sentido original dela semitica: recibir es entender. Enese misterio no fundimos nuestro ho-rizonte de lectores con el del autor deltexto, ni menos entramos en la galera

    de supuestos mediadores en una correasin n. La frmula es: el emisor brindauna realidad que l mismo ha recibido(de Cide Hamete Benengeli), y el recep-tor sencillamente la estudia y la percibesegn su capacidad o competencia.

    La competencia consiste en la ca-pacidad de analizar con precisin losconceptos y situaciones que presentael texto, incorporarlas a su contexto,desvelar su trasfondo en la losofa

    de su tiempo, y valorarlas. Si el textoes literario, junto a la valoracin ideo-lgica es imprescindible la valoracinesttica.

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