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La literatura como una expresión de duelo que permite establecer procesos de memoria. Un análisis de dos narraciones literarias colombianas de la primera década del Siglo XXI ligadas al conflicto armado, desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial Karol Tatyana Duarte Bello Trabajo de investigación presentado como requisito parcial para optar al título de: Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz Directora: Olga del Pilar Vásquez Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Trabajo Social Bogotá, Colombia 2015

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La literatura como una expresión de duelo que permite establecer procesos de memoria. Un análisis de dos narraciones literarias colombianas de la primera década del Siglo XXI

ligadas al conflicto armado, desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial

Karol Tatyana Duarte Bello

Trabajo de investigación presentado como requisito parcial para optar al título de: Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz

Directora: Olga del Pilar Vásquez

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Trabajo Social

Bogotá, Colombia 2015

La literatura como una expresión de duelo que permite establecer procesos de memoria. Un análisis de dos narraciones literarias colombianas de la primera década del Siglo XXI

ligadas al conflicto armado, desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial1

Karol Tatyana Duarte Bello2

Resumen

Esta investigación presenta la relación que existe entre los procesos de duelo y memoria, producto de los daños generados por hechos victimizantes, identificados en dos narraciones literarias colombianas de la primera década del siglo XXI ligadas al conflicto armado colombiano, analizadas desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial. Con base en estos elementos, se desarrolla un análisis crítico del discurso por medio del cual es posible establecer una relación en donde el conflicto armado configura un relato que trasciende contextos y realidades; donde el daño es la pieza clave que da lugar al duelo, y donde los mínimos éticos de autonomía, dignidad y libertad aportan las herramientas necesarias para que individuos y comunidades desarrollen nuevas capacidades y una postura resiliente, con el fin de poner en evidencia los hechos victimizantes, y dar cuenta e iniciar procesos de verdad, justicia y reparación.

Palabras clave: Duelo, Memoria, Daño, Conflicto Armado, Acción Sin Daño, Psicosocial, Literatura.

Abstract

This research presents the relationship between mourning and memory processes as result of the damage caused by victimizing events identified in two novels from the first decade of the twenty first century linked to the Colombian armed conflict, analyzed from the approaches of Do No Harm and Psychosocial. Based on these elements, it is possible to establish a relationship through discourse analisis in which the armed conflict sets a myth that transcends contexts and realities, where damage is key leading mourning processes, and ethical standards of autonomy, dignity and freedom provide the necessary tools to individuals and communities to develop new capabilities and a resilient position, in order to show what happened, and accomplish and start processes of truth, justice and reparation.

Keywords: Mourning, Memory, Damage, Armed Conflict, Do No Harm, Psychosocial, Literature.

1 Investigación realizada como requisito parcial para optar al título de Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz. Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Quinta Cohorte. 2 Trabajadora social. Correo de contacto: [email protected]

Tabla de contenido

Pág.

Resumen 1

Abstract 1

Introducción 3

Metodología de investigación 5

Capitulo I 7

Conceptualización: Acercamiento a los conceptos de duelo y memoria y su relación a partir

de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial 7

Enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial 8

Duelo 12

Memoria 14

Capitulo II 18

Metodología de Investigación: Análisis critico del discurso configurado en torno al conflicto

armado colombiano, una mitología que configura duelos que aluden a la memoria 18

“Mitologías” 18

Análisis critico del discurso 20

El papel de la literatura colombiana ligada al conflicto armado de la primera década del siglo

XXI en los procesos de duelo y memoria 22

Capitulo III 28

Aportes del analisis crítico del discurso a los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial en

relacion con los procesos de duelo y memoria ligados al conflicto armado en el marco de la

investigación 28

Capitulo IV 31

Conclusiones y recomendaciones 31

Bibliografía citada y de referencia 34

Indice de figuras Figura 1. Los mínimos éticos 11 Figura 2. Vínculos entre los procesos sociales de la guerra y los procesos subjetivos que desencadenan 14 Figura 3. Metáfora del mito 19

Índice de cuadros Cuadro 1. Comparación entre las narraciones 23

Introducción

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”.

José Saramago

El conflicto armado colombiano como hecho histórico ha trascendido todas las escalas de la sociedad, dejando huellas permanentes en los territorios, las comunidades, los cuerpos y la esencia misma de todo aquello que implica el ser ciudadano colombiano, especialmente para quienes han vivido en medio de una guerra que ha estado mediada por intereses de carácter económico y político. Esto ha configurado escenarios violentos y problemáticos donde la violencia directa, estructural y cultural (Galtung, 2003), generadas por diversos actores, han dado lugar a diversos tipos de daños que han incidido en diversas generaciones y se han incorporado como un elemento más de la cotidianidad pasando de manera casi desapercibida.

Esta realidad se ve reflejada en narraciones literarias ligadas al conflicto armado dejando entrever los daños y la variedad de actores producto de este tipo de escenarios. De esta manera la literatura ligada al conflicto armado colombiano replantea la manera en que es posible acercarse a un hecho concreto, y permite ubicar el lugar de los protagonistas de la historia, recrear su dolor, acompañarlos y transitar el proceso que implica el duelo y contribuir a la reconstrucción y elaboración de la memoria de las victimas.

Debido a la gran cantidad de narraciones, en el marco de esta investigación solo se toma una pequeña fracción de la literatura colombiana de la primera década del Siglo XXI que alude al conflicto armado, aunque se reconoce que el conflicto armado inicia desde mediados del siglo XX. Estas referencias se toman en tanto las narraciones son mas cercanas al lenguaje y contexto contemporáneo, lo que además genera cierto nivel de afinidad con las historias que se conocen a través de los medios y que reflejan problemáticas actuales, permitiendo identificar los procesos de duelo y memoria en función de experiencias subjetivas producto de hechos victimizantes puntuales.

A partir de las novelas “Los ejércitos” de Evelio Rosero y “En el brazo del río” de Marbel Sandoval Ordóñez, escritas en este periodo de tiempo, y cuya narración se desenvuelve en medio del conflicto armado, se hará un análisis que permitirá entender la literatura como una herramienta por medio de la cual las víctimas inmersas en la guerra pueden desarrollar procesos de duelo y memoria, producto de la relación con un hecho victimizante que generó un daño especifico que debe ser tramitado.

La selección de estas dos obras en particular esta basada en los hechos victimizantes comunes que desafortunadamente caracterizan el conflicto armado del país, y que se repiten de forma sistemática en diferentes escenarios, donde la participación de guerrilla, paramilitares, narcotraficantes, fuerzas gubernamentales y sociedad civil se ponen en juego de manera permanente, dejando entrever los vacíos que existen por parte del Estado frente a la defensa y

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garantía de los Derechos Humanos, a pesar de que hoy se considere que existe un proceso transicional que busca superar la guerra y construir marcos para la paz.

Por otro lado, en las narraciones se evidencia que la guerra no distingue edad, género, raza, origen, grupo social ni económico, y esto una vez mas es el reflejo del conflicto armado colombiano contemporáneo; adicionalmente la lectura deja entrever que los protagonistas de su historia relatan sus experiencias incluso después de la muerte, poniendo en evidencia la importancia de la memoria, y la relación entre el recuerdo y el olvido. Allí, el duelo y la relación de éste con el desarrollo de procesos de memoria cobran diversas dimensiones en tanto su interpretación y análisis depende del tipo de elaboración que realizan los sujetos y comunidades en torno a las pérdidas a las cuales se han visto sometidos. Éstas terminan por configurar su memoria y por ende parte de su historia particular, de la misma manera que la memoria estructura parte de la historia del país.

Adicionalmente el elemento puntual que hace de las obras una selección relevante es el hecho de que, en el contexto actual del conflicto, ya ha trascendido a una gran parte de la opinión pública la idea de que cualquier actor – fuerzas estatales y al margen de la ley - podrían ubicarse en el lugar de perpetrador de los hechos victimizantes. Esta circunstancia, manifestada en varias ocasiones por los personajes en ambas novelas, era impensable, o por lo menos no hacía parte del discurso al que la mayor parte de la opinión pública estuvo acostumbrada en diferentes etapas del conflicto. Precisamente este tipo de problemáticas complejizan la lectura de los procesos de duelo y memoria, pues si las fuerzas estatales pueden ser victimarios tanto como las fuerzas al margen de la ley, es nula la posibilidad de denunciar sin temor a represalias adicionales.

Se aclara que quien elabora el relato y deja un registro de memoria es el autor del libro, quien como interlocutor pone en evidencia ciertos hechos victimizantes que configuraron los escenarios de violación de derechos humanos, y que deben ser evidenciados y reconocidos, ya que el duelo es asumido de manera subjetiva por las víctimas, lo que da lugar a diversas interpretaciones. Ahora bien, es importante señalar que no todos los autores de este corte han tenido el mismo tipo de experiencias, dejando ver en sus narraciones las diferencias sociales, políticas y culturales que los atraviesan como sujetos y que de una u otra manera exponen la posición que asumen en relación a la guerra.

Esto permite que los autores se conviertan en un vehículo para las víctimas, quienes se encargan a través de ellos - en este caso a través de las narraciones literarias - y por medios alternativos, de iniciar un tramite de los daños; permitiendo que emerja la posibilidad de verbalizar y contextualizar su experiencia ante los hechos vividos, y dejar una memoria que permite tramitar duelos producto del dolor y los daños vividos en medio del conflicto armado colombiano.

Con base en estos elementos, la pregunta que da sustento a esta indagación es: ¿cómo se relacionan las expresiones de duelo y memoria identificadas en las dos narraciones de literatura colombiana de la primera década del siglo XXI ligada al conflicto armado, que comparten hechos victimizantes comunes, desde los enfoques Psicosocial y de Acción Sin Daño? Con base en este cuestionamiento, se plantea que el objetivo central de esta investigación enmarcada en la especialización de Acción Sin Daño y Construcción de Paz es analizar la relación entre las expresiones de duelo y memoria de los dos textos seleccionados de literatura colombiana de la primera década del siglo XXI ligada al conflicto armado que tienen en común el mismo tipo de hechos victimizantes, desde el enfoque Psicosocial con perspectiva desde la Acción Sin Daño, por medio de los lineamientos del análisis critico del discurso.

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Para ello, en el primer capítulo de esta investigación se definen los conceptos de duelo y memoria y su relación con los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial; en segundo lugar se desarrolla la metodología de investigación y se determina el papel de la literatura colombiana de la primera década del siglo XXI ligada al conflicto armado en los procesos de duelo y memoria a través de las novelas “Los ejércitos” de Evelio Rosero y “En el brazo del río” de Marbel Sandoval Ordóñez por medio del análisis de tres hechos victimizantes comunes en las narraciones; y finalmente se identificarán los aportes del análisis crítico del discurso a los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial en relación con los procesos de duelo y memoria ligados al conflicto armado en el marco de la investigación.

Se reconoce que el análisis crítico del discurso indagará por el lugar que tienen los enfoques Psicosocial y de Acción Sin Daño, en tanto aportan elementos conceptuales y herramientas de investigación claves para dar cuenta de la relación que se establece entre el duelo y la memoria en un elemento tan particular como la literatura colombiana de la primera década del siglo XXI ligada al conflicto armado, destacados en el desarrollo de la metodología de investigación. En este sentido, desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial, se hará una lectura del contexto y de los actores presentes en las narraciones literarias, que dará cuenta de los daños que dan lugar a procesos de duelo, producto de una alteración en la autonomía, la dignidad y la libertad de las victimas inmersas en el conflicto armado, por lo que se hace necesario comprender las características del entorno social, político, económico y cultural colombiano, que dependen de los intereses que configuran los territorios, con el fin de dar lugar a procesos de memoria como respuesta alternativa de los hechos.

Esto implica el reconocimiento de particularidades propias de los sujetos y de los escenarios en relación con los hechos victimizantes y la violación sistemática de derechos humanos característica de los contextos de conflicto armado interno prolongado. Aquí se hace necesaria una nueva perspectiva que dé lugar a procesos de intervención y atención integral que reivindiquen el lugar de las victimas y de manera paralela minimicen los daños a los cuales se han visto sometidos los individuos y las comunidades.

Metodología de investigación

La metodología de investigación parte de un análisis crítico del discurso en torno a las novelas y narraciones seleccionadas, reconociendo la importancia que tienen los principios éticos del enfoque de Acción Sin Daño como parámetros clave para la interpretación y estudio de la relación que sostienen los sujetos con el contexto. De esta manera se establece una conexión entre los daños definidos desde el enfoque Psicosocial producto del conflicto armado colombiano, en individuos y comunidades y los procesos de memoria que se configuran en medio de la guerra.

A partir de estos enfoques, el papel de la sociedad, el contexto y el lugar del sujeto permiten identificar los valores, la herida social y las relaciones producto del conflicto armado. De esta manera es posible analizar el duelo como un proceso ligado a la superación de las transgresiones de aquello que es socialmente aceptado, buscando restablecer la dignidad, la libertad, la autonomía, la seguridad vital y existencial de las víctimas, que para el caso de esta pesquisa se identifican como elementos en las narraciones “Los ejércitos” de Evelio Rosero y “En el brazo del río” de Marbel Sandoval Ordóñez.

Con el fin de lograr los objetivos propuestos para esta investigación, se hará un análisis critico del discurso de manera intra e intertextual que permita dar cuenta de la relación entre los

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conceptos de duelo y memoria en función de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial. Este ejercicio analítico estará basado en la perspectiva latinoamericana del análisis critico del discurso desarrollados por Neyla Pardo Abril y los planteamientos realizados por Roland Barthes en su libro “Mitologías”, teniendo en cuenta las características del discurso y las condiciones particulares que se requieren para que una narración se estructure como una forma de memoria, a partir del trámite del duelo que cada individuo o comunidad debe hacer con base en los hechos victimizantes que los afectaron.

Capitulo I

Conceptualización: Acercamiento a los conceptos de duelo y memoria y su relación a partir de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial

Esta investigación en torno a la literatura ligada al conflicto armado en función de la relación que existe entre duelo y memoria, surge debido a la importancia que tiene la lectura del contexto y las nociones de daño, con los principios de autonomía, dignidad y libertad que se sostienen desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial. Con base en estos elementos, se busca identificar el lugar de las víctimas del conflicto armado, sus avatares y las consecuencias que la guerra ha dejado no solo a nivel material sino también psicosocial, en tanto los daños entrañan la existencia misma de los seres humanos que se han visto sometidos a escenarios de violencia sistemática, y que demandan poner en marcha ejercicios de memoria con el fin de reivindicar sus derechos.

“La historia del país da cuenta de un largo conflicto armado interno que ha provocado miles de muertes, desapariciones, masacres, desplazamientos forzados y toda suerte de prácticas horrendas, orientadas a degradar la dignidad o despojar de todo rasgo de humanidad y eliminar a quienes son considerados como enemigos o simpatizantes de los bandos contrarios. El uso de estrategias de guerra, violatorias de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, ha afectado principalmente a la población civil y de manera particular, a campesinos, indígenas y afrocolombianos, entre los que sobresalen las mujeres, los niños y las niñas como los grupos mayormente vulnerados por las dinámicas de la guerra” (Bello, 2011; 9).

Las narraciones literarias reflejo del conflicto armado están ligadas al papel de los individuos, la sociedad y del contexto que permiten identificar la herida social que ha dejado dicho conflicto. De esta manera se analizan el duelo y la memoria desde los enfoques Psicosocial y de Acción Sin Daño, procurando ver su incidencia no solo a nivel general sino también particular, en tanto el duelo como proceso, está ligado a la superación de las transgresiones de aquello que es socialmente aceptado y que se procura tramitar en este caso por medio de las letras, como herramienta que da lugar al reconocimiento de características subjetivas, sociales y políticas propias del escenario de conflicto armado interno.

De esa manera los ejercicios de memoria, evidencian su carácter selectivo ligado al olvido, permitiendo que a través de las narraciones se pongan en marcha ejercicios en torno a los recuerdos, que puedan llegar a impedir que se repitan los mismos hechos en diversos escenarios. Para ello se ponen en funcionamiento procesos materializados en políticas que procuran proveer verdad, justicia, reparación, garantías de no repetición y medidas de satisfacción, por medio de las cuales se desarrollen iniciativas de memoria y reparación simbólica

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que busquen restablecer la dignidad, la libertad y la autonomía de las victimas y difundir la verdad de lo sucedido3.

Para comprender mejor los elementos mencionados, se presenta a continuación el apartado conceptual que permitirá definir y relacionar los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial con las nociones de duelo y memoria. Así, los enfoques plantean un carácter ético e integrador en coherencia con todos los ámbitos que abordan la experiencia humana considerando que la finalidad de la acción u acompañamiento de los ejercicios de memoria en este contexto es contribuir a la restitución y reivindicación de la dignidad, la libertad y la autonomía, especialmente de quienes han sido obligados a asumir el papel de víctimas.

Enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial

El enfoque psicosocial se entiende en primer lugar como la posibilidad de articular las experiencias que definen a un individuo, con las dinámicas que lo rodean de otros y su relación con éstos, estableciendo un puente entre lo subjetivo y lo colectivo. Ello implica el reconocimiento del significado que se le otorga a las relaciones que se establecen con el entorno, en tanto estas garantizan la supervivencia del sujeto. Según lo planteado por Bello (2010; 13) “lo psicosocial en su aspecto más básico de la composición morfológica del término, alude a ese espacio de encuentro entre lo subjetivo y lo colectivo, pero sin perder de vista la experiencia personal del sujeto”; además constituye un enfoque integrador de diversas perspectivas teóricas y prácticas, con un carácter holístico, sistémico y dinámico.

Por otro lado, Gloria Inés Restrepo (2010; 4) menciona que el enfoque Psicosocial “pretende reconocer la estrecha relación entre los campos de lo individual y lo colectivo, lo subjetivo y lo social, lo político, lo cultural y lo psicológico”, ampliando de manera esencial la definición de lo psicosocial como enfoque, en tanto pone en evidencia la importancia de las dimensiones que definen la interconexión de lo particular a lo general y viceversa. A pesar de esto, existen algunas perspectivas que no reconocen lo psicosocial como enfoque sino como un modelo de acompañamiento, el cual se define como:

“una acción solidaria, ética y profesional, ejercida por agentes humanitarios, orientada a reconocer el sufrimiento de las víctimas y, con un trato respetuoso, a promover procesos que les permitan identificar y exponer sus necesidades; y acompañarlos a explorar y recrear los recursos necesarios para realizar sus procesos de recuperación” (Corporación AVRE, 2005; 17).

De esta manera el enfoque Psicosocial parte de dos procesos: el psico que evalúa emociones y conductas del sujeto, y el social que analiza al individuo en relación con su contexto, su colectivo y la sociedad. De acuerdo con esto, el interés de esta investigación se centra en la evaluación del impacto que la violencia ha tenido en la subjetividad particular y general de las víctimas, ligado a la destrucción material y de tejido social que implica vivir en una sociedad constituida en medio de la guerra, lo que ha dado lugar a duelos que terminan por relacionarse con procesos de elaboración y reconstrucción de la memoria.

3 Al respecto ver: http://www.unidadvictimas.gov.co/index.php/91-intranet/1061-medidas-de-satisfaccion-y-garantias-de-no-repeticion, consultado el 20 de abril de 2015.

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“Se destaca cómo la guerra implica la limitación de la libertad humana y afecta las identidades individuales y colectivas, provocando crisis en los sistemas valorativos, afectación en la autoestima y lesiones en la dignidad, a punto de impedir que las personas cuenten con las relaciones y los recursos requeridos para sentirse estables y seguras, y de esta manera, asumir el control de la vida y configurar el futuro” (Bello, 2010; 48).

Adicionalmente indaga en los pensamientos, emociones y conductas que terminan por afectar la vida de las víctimas y cuáles son los procesos que se asumen para dar trámite a la reconstrucción material, social, psíquica y cultural de las personas y comunidades, que en el contexto de esta investigación se ven reflejadas en ejercicios de memoria donde la literatura es la herramienta central de interacción e intervención. En este sentido es:

“aquello que alude al bienestar emocional de individuos y comunidades, a su salud mental, […] está íntimamente ligado a la cultura porque la forma en que las personas expresan, experimentan y dan significado a sus aflicciones, está relacionado con contextos culturales y sociales específicos. Las perturbaciones psicológicas y los traumas tienen una dimensión social y cultural. La manera en que las personas interpretan sus aflicciones, está indudablemente conectada con las creencias acerca de los orígenes de dichas aflicciones” (Restrepo, 2010; 2).

De esta manera se busca hacer una lectura de los contextos propios de la literatura colombiana de la primera década del siglo XXI en cuyas paginas esta registrado el duelo y la memoria producto del conflicto armado interno, que ha marcado irremediablemente los cuerpos, los territorios, los recuerdos y la memoria de un país, por lo que en la perspectiva Psicosocial se debe partir de la premisa de que los afectos, traumas, daños, crisis, culpas y duelos en las personas, provienen de una estrecha relación con su contexto social, político y económico particular, y así mismo, hacen parte de un universo diverso en el que cada sujeto y comunidad con su historia particular llevan a significar de una manera distinta los hechos y por ende a tramitar los dolores y los daños ubicados desde su experiencia subjetiva en el mundo.

Entonces el daño situado desde la perspectiva Psicosocial es entendido como “producto de la violencia sociopolítica” (Bello y Chaparro, 2010; 29); conceptualización que permite reconocer de manera diferenciada la incidencia que tienen los hechos de carácter antrópico con rasgos victimizantes en sujetos y en colectivos. Esto implica que los procesos de memoria son indispensables en el restablecimiento de derechos en el marco del conflicto armado. En este sentido, la Corte Constitucional define en la sentencia T045 de 2010 que:

“La perspectiva psicosocial favorece la comprensión de la particularidad en la población víctima de la violencia sociopolítica y el reconocimiento de sus múltiples contextos sociales, culturales y políticos como ámbitos en los que se construye y deconstruye la identidad y el mundo emocional, experiencial y explicativo, los cuales son constituyentes de la realidad que se vive y son al mismo tiempo susceptibles de transformación” (Capitulo II).

De ahí que los principales objetivos del enfoque Psicosocial se planteen en función del bienestar de las victimas, lo que da lugar a una relación directa con los principios éticos del enfoque de Acción Sin Daño de autonomía, dignidad y libertad, como el núcleo mediante el cual es posible explorar la capacidad, la competencia y el derecho de los seres humanos, en un contexto histórico, cultural y subjetivo cargado de valoraciones. Estos elementos configuran la

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noción de daño, especialmente en aquellos escenarios donde los individuos y las comunidades se ven sometidos a procesos de violencia sistemática, y que deben ser analizados cuidadosamente en los procesos de intervención, que para el caso de esta investigación se leen en correspondencia con los planteamientos del análisis crítico del discurso, buscando minimizar los daños y fortaleciendo las capacidades locales y particulares.

“El desconocimiento de los impactos psicosociales o la subestimación de los daños morales y psíquicos desde los proyectos humanitarios, de construcción de paz y de desarrollo, contribuyen a acentuar los daños producidos por la violencia e incluso, generar nuevos daños en la medida en que, por ejemplo, nieguen o vulneren el derecho de las personas a decidir sobre el tipo de vida que desean vivir; impidan actuar acorde a los principios y necesidades; y vulneren las escalas valorativas y de prioridad establecidas” (Bello, 2010; 48).

Por esta razón se procura el fortalecimiento de la identidad, la autonomía y el empoderamiento de los sujetos y comunidades. Esto hará posible que un acompañamiento de carácter Psicosocial y de Acción Sin Daño reivindique y fortalezca la capacidad de agencia en aquellos contextos en los cuales esos aspectos se han fracturado, como la ruptura del tejido social que se evidencia en las narraciones, trabajando paralelamente los efectos a nivel psíquico y físico que el hecho, violento o no, puso a los actores en situación de vulnerabilidad, dándoles la capacidad de recuperar su dignidad, representada en la posibilidad de asumirse como ciudadanos con derechos y aportar a la constitución de condiciones que permitan garantizar la seguridad vital, la autonomía y el empoderamiento, según los mínimos éticos de la Acción Sin Daño.

Por otro lado, y considerando los procesos de duelo y memoria en el caso particular que convoca a este trabajo se desprenden de un daño ocasionado en el marco del conflicto armado colombiano, se reconoce la importancia de establecer unos mínimos éticos que delimiten los procesos de intervención y enmarquen la lectura del contexto, dando lugar a dirigir acciones encaminadas a la reivindicación de derechos de las víctimas, que entendido por Rodríguez Puentes (2011) desde el enfoque de Acción Sin Daño convocan la responsabilidad estatal y la solidaridad de la sociedad.

“Las acciones realizadas desde el Estado, las agencias de cooperación y la empresa privada en el campo humanitario y de desarrollo, precisan entonces establecer o considerar unos principios éticos mínimos para regular su quehacer y aplicar su responsabilidad de largo alcance, y en la perspectiva de evitar males o daños no deseados. Estos aspectos constituyen la base sobre la cual se han elaborado los diversos códigos de conducta para la acción humanitaria” (Rodríguez Puentes, 2011; 48).

Es así como la literatura colombiana alude a la necesidad de poner en marcha mecanismos a través de los cuales se haga un adecuado reconocimiento de las problemáticas, demandas, derechos y necesidades de poblaciones e individuos afectados por el conflicto armado, de tal manera que se materialicen acciones concretas, donde la evidente ausencia del Estado debe encender las alarmas de la sociedad, en relación con las actuaciones que brillan por su ausencia y que dan lugar a la violación de derechos humanos por parte de diversos grupos armados. Es por ello que la dignidad, la autonomía y la libertad son definidas como los mínimos éticos, en tanto:

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Figura 3. Los mínimos éticos

Fuente: RODRÍGUEZ PUENTES, Ana Luz (2011). Modulo 2. El enfoque ético de la Acción Sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC). Pp., 49.

Según estas definiciones entonces es clave resaltar que el papel de la articulación de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial, apunta a la identificación y definición de los daños que afectan e inciden en la dignidad, la autonomía y la libertad de los individuos debido al alcance de los hechos victimizantes, razón por la cual esos tres elementos se convierten en el sustento y fin de los procesos de duelo y memoria, como la mejor vía para reivindicar el lugar que se asume el sujeto y su relación con la ciudadanía.

Adicionalmente, el puente que se genera entre el duelo y la memoria, permite reivindicar procesos de identidad que inciden de manera directa en los proyectos de vida de sujetos y comunidades afectados por el conflicto armado, y que enfrentan la situación a través de procesos de resiliencia que se articulan estrechamente con el ideal de verdad, justicia y reparación que hace parte de este momento histórico.

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Duelo

Teniendo en cuenta que el conflicto colombiano se caracteriza por ser un proceso de larga duración y deshumanizante, se ha naturalizado el hecho de aprender a vivir con la guerra; convirtiéndose en un proceso que ha trascendido generaciones y donde no existe un referente diferente a la guerra misma. Allí los sujetos se ven sometidos al despojo de sentimientos y valoraciones, a tal punto que el sujeto es visto como objeto, viéndose obligado a acostumbrarse a prácticas donde la dignidad, la autonomía y la libertad están ampliamente degradadas, y donde hay efectos diferenciados que delimitan la configuración del tejido social, los grupos políticos y los intereses económicos.

“Hablar de una guerra de mas de cincuenta años implica asumir que las relacionas sociales están absolutamente atravesadas por sus dinámicas y sus lógicas. En particular, pensar en que la amenaza, la destrucción y las pérdidas se instalan como procesos sociales, que constituyen realidades permanentes, conlleva a identificar una serie de procesos subjetivos y paralelos, relacionados con el miedo, el trauma y el duelo, especialmente” (Bello y Chaparro, 2010: 12).

Sin embargo el duelo leído desde una perspectiva psicosocial se convierte en un proceso que implica una relación directa con las experiencias de violencia, donde han existido pérdidas abruptas, múltiples y simultaneas, y se asume como un trabajo para afrontar y aprender a vivir sin lo perdido. El duelo en sí mismo no se refiere a un hecho violento, sino a un proceso personal que implica una dimensión colectiva, por medio del cual se experimentan las emociones vinculadas a la pérdida, de tal manera que se desarrolla la capacidad de desenvolverse en el mundo asumiendo las consecuencias que ha traído consigo el hecho victimizante y por ende la ausencia del objeto perdido4.

“En la historia de violencia del país se cuentan por miles los asesinatos, las desapariciones y los desplazamientos forzados. Estas situaciones implican una serie de pérdidas significativas – de seres humanos, de territorios, de relaciones, de objetos, de estatus -, las cuales dan lugar a diversos duelos que la mayoría de las veces no encuentran las condiciones propicias para su debido trabajo y elaboración” (Bello y Chaparro, 2010; 43).

Este concepto en esencia permite constatar y aceptar la perdida, y reubica esta de modo que impida el investimento afectivo de otros objetos, ya que el hecho victimizante al que usualmente está ligado el proceso de duelo, está asociado a hechos donde hubo o hay una amenaza directa a la integridad mental y/o física de la persona, y es en ese escenario donde la persona se queda corta en su capacidad de respuesta, estableciendo una imposibilidad de seguir adelante. Es clave aclarar que no todo hecho violento configura un suceso traumático, pues eso solo depende de la subjetividad del individuo, lo que determina la capacidad de resiliencia frente a un acontecimiento determinado.

4 El objeto perdido asociado al daño del hecho victimizante puede hacer referencia a desapariciones forzadas, pérdidas del territorio, secuestros, masacres, violaciones sexuales, asesinatos selectivos, prácticas de tortura, reclutamiento forzado, entre otros crímenes de lesa humanidad. Se aclara que la noción de crimen de lesa humanidad es una categoría legal, no sólo moral, que como tal exige una serie de requisitos y debe ser usada con cuidado: no toda violación sexual, no todo secuestro y no todo asesinato selectivo son crímenes de lesa humanidad (Ver: Artículo 7.1 del Estatuto de Roma).

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Es por esto que el duelo se asume como una tarea a través de la cual se busca que el sujeto desarrolle la capacidad de desasir aquello que esta cargado de recuerdos y expectativas, con el fin de superar el dolor de lo vivido y el dolor de aquello que ha quedado pendiente por vivir, de tal manera que sea posible asumir una actitud ante los hechos victimizantes que permita reconocer sus causas y consecuencias. Es así como la escritura se convierte en una herramienta que permite dar lugar al carácter imposible de los hechos, por medio del uso de figuras como la metáfora y la metonimia, que con base en el uso de la parte por el todo, permiten generar cadenas significantes a través de las cuales se trasciende el acto violento y es posible tramitar el dolor.

“Si bien el duelo es un proceso normal ante perdidas significativas y puede concluir cuando las personas logran recobrar el curso de sus vidas, reconociendo e integrando la o las perdidas como parte de sus experiencias, en un contexto del conflicto armado los rituales se impiden y se sufren múltiples y simultaneas perdidas en medio de difíciles condiciones para la sobrevivencia y la seguridad, lo cual aplaza, complica, congela o latera la elaboración de los duelos” (Bello y Chaparro, 2010; 44).

En el duelo se pone en juego un proceso de transmisión que solo es posible apoyado en el uso del lenguaje, lo que permite hacer historia y da lugar a representaciones propias de la relación que se sostiene con el objeto perdido, conservando aquellos elementos constitutivos que permiten reaccionar ante la perdida y el daño que esta trae consigo, sin que se convierta en una cuestión patológica, donde las reacciones sean interpretadas como una desviación de la conducta normal, sino que por el contrario se reconozca que pasado cierto tiempo es posible que la situación sea superada o por lo menos asumida como un hecho posible de afrontar.

“Con la presencia de los duelos sin elaborar, la perdida se convierte en una compañía constante que puede expresarse en angustia, desesperanza e incertidumbre (esta ultima cobra mayor fuerza y recurrencia en los casos de desaparición forzada), y esto aleja cada vez mas las posibilidades de retomar el control sobre el desenvolvimiento de la cotidianidad y de la vida misma” (Bello y Chaparro, 2010; 44).

Es por esto que en medio de la desazón y el dolor, hay una cancelación de interés por el mundo e incluso se pierde la capacidad de amar, dejando como consecuencia la inhibición de todo tipo de productividad donde la capacidad de trabajo se ve mermada debido a la rebaja del sentimiento de si ante los hechos acaecidos; de allí que la vía que permite tramitar todos esos sentimientos este estrechamente ligada al lenguaje, que permite dimensionar a nivel espacial, simbólico y real lo ocurrido, dando un espacio para que el sujeto se recupere, considerando aspectos corporales, territoriales y colectivos.

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Figura 1. Vínculos entre los procesos sociales de la guerra y los procesos subjetivos que desencadenan

Fuente: BELLO, Martha; CHAPARRO, Ricardo (2010) Módulo 9: El daño desde el enfoque psicosocial. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC). Pp., 42.

El duelo asociado a la perdida de lo querido debe circunscribirse en el dolor real de la perdida, y es su inscripción en lo simbólico a través de los rituales, la escritura y los ejercicios de memoria, lo que permite instaurar un encuentro entre lo público y lo privado con el fin de generar cierta distancia con el objeto perdido, ya que para olvidar hay que recordar, y es el único proceso posible que permite dar cuenta de un duelo real, donde hay un desprendimiento radical del objeto y es posible descansar.

Memoria

Por otro lado se reconoce que la memoria y el recuerdo constituyen una parte fundamental de la construcción de identidad tanto individual como grupal, y en este sentido pueden existir diversos tipos de recuerdos que entretejidos con el contexto en el cual se desarrollaron los hechos, se pasa a configurar diversos tipos y versiones de la historia y por tanto de memoria. Es por ello que se hace necesario precisar las experiencias que giraron en torno a un mismo suceso, ya que en ese reencuentro de memorias pueden surgir diversas versiones de la historia, con la misma validez y que determinaran la veracidad, importancia y trascendencia de los hechos.

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“La memoria es una esfera donde se tejen legitimidades, amistades y enemistades políticas y sociales. La manera como las personas recuerdan el pasado distribuye responsabilidades entre los distintos actores del conflicto y evalúa moralmente su conducta . Así, las personas, desde sus memorias, enjuician las decisiones y estrategias de los actores en disputa y adoptan distintas posturas ante el orden, las instituciones, los actores políticos y sociales” (CNMH, 2013: 23).

Sin embargo, Moreno (2004) menciona que del otro lado de la memoria, se identifica que hay lugar a procesos de olvido, asociados a métodos de selección tanto mentales como físicos en torno a las experiencias vividas, donde en la mayoría de ocasiones los detalles no relevantes, o aquellos que superan la capacidad de entendimiento de los sujetos y los colectivos, pasan a un segundo plano.

Es clave aclarar que no necesariamente el olvido es una acción consciente, y que en muchos casos hay escenarios que permiten que las víctimas recreen episodios aparentemente olvidados, haciendo hincapié en aquellos momentos que influyeron negativamente en la construcción de identidad y personalidad de alguien en particular. Aunque ese olvido esta situado en el pasado, ese tiempo pasado tiene la posibilidad de ser recordado en la medida que el sujeto establece figuras discursivas que permiten que las imágenes y las palabras adquieran nuevamente un sentido. En este sentido es posible afirmar que de alguna manera la memoria escapa a la voluntad del sujeto, por lo menos aquella memoria que tiene un calificativo traumatico.

“Aunque se presume que lo olvidado no es fruto de un acto volitivo directo, sí es efecto de una acción indirecta de la voluntad, ya que paradójicamente, al elegir qué recordar, se elige qué olvidar [...] El olvido permite avanzar, descargar a través del tiempo el peso de los dramas, de los duelos, de las tristezas [...] El recuerdo, como función y fuerza opuesta al olvido, tiene cuando menos dos sentidos: uno como proceso individual y otro como relación colectiva” (Acevedo, 2012; 47).

Entonces, elaborar y divulgar una narrativa sobre el conflicto armado en Colombia, permite identificar las distintas verdades de la memoria de la violencia, en este caso a través de la literatura con un enfoque diferenciado y una opción preferencial por las voces de las víctimas tanto a nivel individual como colectivo. Esta propuesta se convierte en un ejercicio político que busca propiciar un ejercicio efectivo de los derechos a la verdad, la justicia, la reparación, las garantías de no repetición y las medidas de satisfacción dirigidas a las víctimas que han tenido que asumir largos y dolorosos duelos producto de la guerra.

“El recuerdo se convierte en memoria, en una memoria colectiva concreta, mucho más compleja y vasta en tanto articula las percepciones del recuerdo no a un pasado inefable sino a la constatación de ese pasado en practicas concretas sedimentadas (habitus) y en testimonios, al igual que en producciones que registran y archivan evidencias de eventos temporales para el futuro” (Acevedo, 2012; 48-49).

Es por esto que las políticas públicas de memoria, se han enmarcado en las medidas de satisfacción y garantías de no repetición que presenta de manera particular la Ley 1448 de 2011, a través del articulo 143 que reconoce el deber de memoria del Estado, en tanto se busca permitir

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que las víctimas desarrollen iniciativas de memoria y reparación simbólica que les permitan restablecer su dignidad y difundir la verdad acerca de lo sucedido, en busca de alcanzar procesos de justicia y reparación, a través de las cuales se haga un adecuado reconocimiento de sus derechos humanos.

“El deber de Memoria de Estado se traduce en propiciar las garantías y condiciones necesarias para que la sociedad, a través de sus diferentes expresiones tales como victimas, academia, centros de pensamiento, organizaciones sociales, organizaciones de victimas y de derechos humanos, asi como organismos del Estado que cuenten con competencia, autonomía y recursos, puedan avanzar en ejercicios de reconstrucción de memoria como aporte a la realización del derecho a la verdad del que son titulares las victimas y la sociedad en su conjunto” (Art.143/Ley 1448 de 2011).

Para ello el Estado ha establecido rutas de reparación individual y colectiva, que buscan promover acciones donde la memoria ocupe el lugar central de la intervención, en la medida que es a partir del reconocimiento de los hechos que se hace posible reconstruir la memoria de las victimas, con todas las posibles perspectivas que allí colindan con respecto a un mismo hecho y contexto. Sin embargo se reconoce que a pesar de los intentos particulares y excepcionales de las víctimas, el deber de memoria recae directamente en el Estado, y que recordar va mas allá de preservar la memoria, sino que esta basado en las posibles respuestas ante lo ocurrido y que es producto del derecho colectivo a la verdad.

“La memoria colectiva y la historia se soportan sobre conglomerados de individuos, en grupos socialmente constituidos; y las memorias individuales y grupales constituyen partes o puntos de vista acerca de la memoria colectiva; puntos de vista variables según la posición de poder que ocupan los individuos en los grupos y los tipos de relación que establecen con distintos medios e intereses sociales” (Acevedo, 2012; 49).

La memoria entonces, tiene un fuerte carácter simbólico reconocido en el Artículo 141 de la Ley 1448 de 2011, que alude a la reparación simbólica, convirtiendolo en un mecanismo de permite evidenciar las demandas de las victimas y que como herramienta da lugar a la puesta en marcha de recursos que esperan evitar la repetición de los hechos victimizantes, la aceptación publica de los hechos, la solicitud de perdón público y el restablecimiento de la dignidad de las victimas. En este punto es importante aclarar que la memoria no es una garantía en si misma de la no repetición; pero que si adquiere una dimensión reparadora que vista desde el enfoque de Acción Sin Daño vela por la dignidad, autonomía y libertad de los sujetos.

“Es necesario que las personas involucradas en los procesos de recuperación de memoria conozcan y asuman los principios establecidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La consideración a los derechos fundamentales, la dignidad, el valor de las personas, y la no discriminación deben ser principios respetados, así como el derecho de los individuos a la privacidad, la confidencialidad, la autodeterminación y la autonomía” (CNMH, 2013: 143,142).

Reconociendo parámetros internacionales de reconocimiento de derechos, es posible que la memoria adquiera aun mayor relevancia, en tanto esta articulada con la posibilidad de poner en marcha mecanismos a través de los cuales sea posible reivindicar y fortalecer los procesos de política publica que deben velar por la dignidad, autonomía y libertad de las personas

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sin importar su condición etaria, género, raza, económica, social, política, especialmente considerando que en el contexto colombiano se enmarcan las actuaciones en un Estado Social de Derecho, consagrado en el articulo primero de la Constitución Política. Sin embargo, Acevedo (2012; 65) señala que “las memorias y las políticas de las memorias en el ámbito oficial no son homogéneas”, lo que pone en evidencia que existen intereses muy particulares en medio del conflicto armado colombiano, llegando a atentar de manera directa a las víctimas, a tal punto de generar procesos de revictimización.

Es por eso, que desde los enfoques de Acción Sin Daño y psicosocial se contempla la noción del daño en su relación con el duelo y los mínimos éticos como sustento para los ejercicios de memoria, donde los sujetos desarrollan una increíble capacidad de resiliencia que aporta a los procesos de verdad, justicia y reparación. Es con base en estos elementos, que las narraciones y los discursos que circulan en torno al conflicto armado, como en el caso de “Los Ejércitos” y “En el brazo del río”, van no solo a contribuir en los duelos y la memoria de las víctimas, sino que también serán tenidos en cuenta para generar escenarios de reparación y transformación.

“Solo en la medida en que logremos incorporar el relato de las víctimas sobrevivientes de la violencia, al gran metarrelato nacional, podremos generar mecanismos reales de reparación y de trascendencia del conflicto, podremos posibilitar ámbitos institucionales serios que permitan a las víctimas empoderarse e iniciar y consolidar el camino de la resiliencia” (Latorre, 2012; 33).

Con base en los elementos mencionados, se podría contemplar que la literatura aquí tiene una funcion social que sirve para crear imaginarios sociales. En este sentido las nociones de duelo y memoria entrarán a configurar dichos imaginarios sociales, lo que pemitirá una mejor comprensión del contexto contemporaneo que se configura en torno al conflicto armado colombiano. Es así como las víctimas tendrán la posibildad de tramitar el daño generado por los hechos victimizantes, de tal manera que las narraciones se convierten en un medio para alcanzar el fin de una posible reparacion, en términos simbólicos, lo que dara cuenta de la realidad que afronta Colombia en medio del proceso de justicia transicional.

Capitulo II

Metodología de Investigación: Análisis critico del discurso configurado en torno al conflicto armado colombiano, una mitología que configura duelos que aluden a la

memoria

Esta investigación busca brindar elementos del análisis critico del discurso de las obras “Los ejércitos” de Evelio Rosero y “En el brazo del río” de Marbel Sandoval Ordóñez, en función de la definición de los conceptos de duelo y memoria a partir de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial presentados en el capitulo anterior, tomando como punto de referencia la perspectiva latinoamericana de los Estudios Críticos del Discurso (ECD) trabajado por Neyla Pardo Abril y “Mitologías” de Roland Barthes, con el fin de analizar la relación entre las expresiones de duelo y memoria de los dos textos seleccionados de literatura colombiana de la primera década del siglo XXI ligada al conflicto armado que tienen en común el mismo tipo de hechos victimizantes, desde el enfoque Psicosocial con perspectiva desde la Acción Sin Daño.

“Mitologías”

Esta perspectiva permite ampliar ciertas nociones del lenguaje y por ende del discurso a través del reconocimiento particular de los contextos, aprovechando todos los recursos implícitos y explícitos de las narraciones y rescatando características singulares que permiten que los elementos que sustentan esta investigación constituyan un mito que permite conservar sucesos puntuales que aluden de manera directa a una memoria tanto individual como colectiva de las victimas, en torno al conflicto armado colombiano y los hechos victimizantes que dieron lugar a la elaboración de duelos. Barthes (2010) define que el mito es un habla, lo que implica que todo lo que justifique un discurso puede ser un mito.

“El mito constituye un sistema de comunicación, un mensaje. Esto indica que el mito no podría ser un objeto, un concepto o una idea; se trata de un modo de significación, de una forma. [...] El mito no se define por el objeto de su mensaje sino por la forma en que se lo profiere: sus límites son formales, no sustanciales ” (Barthes, 2010: 199).

De esta forma la indagación acerca del uso del lenguaje, el mensaje y el análisis critico de este tipo de discursos, permite establecer conexiones entre la narración, la memoria de las victimas, los hechos victimizantes y los valores que se configuran en ese escenario, dando lugar a procesos de duelo y memoria que leídos desde los los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial, permiten dimensionar de una manera diferente las consecuencias e implicaciones que tiene el conflicto armado colombiano.

En este sentido la articulación con los contenidos textuales y el contenido de los hechos resalta la importancia de la coherencia del texto narrativo en el que se evidencia cierta continuidad y caracterización de hechos, por medio de los cuales se reflejan modelos de realidad asociados a experiencias, sucesiones y causalidades, que se pueden identificar a través de

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inferencias, implicaciones y presuposiciones propias del mensaje que configura el mito, estableciendo una relación entre significado, significante y signo. Siguiendo a Barthes (2010):

“existen en el mito dos sistemas semiológicos de los cuales uno esta desencajado respecto del otro: un sistema lingüístico, la lengua (o los modos de representación que le son asimilados), que llamaré lenguaje objeto, porque es el lenguaje del que el mito se toma para construir su propio sistema; y el mito mismo, que llamare metalenguaje porque es una segunda lengua en la cual se habla de la primera” (p., 206).

Figura 2. Metáfora del mito5

Fuente: BARTHES, Roland. (2010) Mitologías. México: Siglo XXI Editores. Pp., 206.

En otros términos, el signo esta compuesto a partir del significante y el significado de expresiones, otorgándole un sentido que podría bastarse a si mismo en el uso cotidiano de la lengua, pero que está imbuido por un sistema de valores, que usualmente está oculto, y cuya identificación nos permite acceder a otro tipo de significación de la mano de elementos connotados que darán lugar a la interpretación y forma de una historia o sucesión de hechos en un contexto, permitiéndonos reconocer el mito.

5 Figura adaptada por Karol Tatyana Duarte Bello, para la presente investigación. Los contenidos entre paréntesis y las referencias en color hacen parte de la interpretación de la investigadora.

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Análisis critico del discurso

Con base en los elementos descritos en el apartado anterior, y con el fin de establecer la relación entre duelo y memoria, se toma como referencia el análisis critico del discurso, como herramienta cualitativa. Para ello se parte de la definición de discurso postulada por Van Dijk (1999-2000) quien plantea que este concepto se define como la forma en que los actores que hacen parte de un contexto actúan de manera determinada, ya sea al comunicar ideas o interactuar por medio de un tipo determinado de lenguaje, lo que implica que el discurso tiene un papel fundamental en la constitución de las relaciones sociales y es nuclear en la producción, la reproducción y la manifestación de las cogniciones sociales, entendidas como producto de los procesos que suponen un tipo determinado de interacción.

Con base en esa noción del discurso, se reconoce la perspectiva latinoamericana desarrollada por Neyla Pardo Abril (2007), que brinda elementos claves para entender cómo hacer análisis crítico del discurso. De esta manera la autora conceptualiza el discurso como una forma de utilización del lenguaje, a través de la cual se contemplan diversos sucesos de comunicación, que para el caso de esta investigación particular aluden a la relación que establece el lenguaje de las narraciones, los personajes de las obras, los autores de las mismas y la investigadora.

A partir de estos elementos se indaga en los elementos que brindan las dos novelas: las dimensiones fundamentales de sentido, interacción y cognición atravesadas por cada uno de los contextos, de tal manera que sea posible hallar las propiedades del escenario donde tienen lugar los hechos victimizantes, en función de los elementos sociales y culturales por medio de los cuales es posible dar cuenta de los procesos de duelo y memoria, a los cuales se ven abocados las víctimas. Ahora bien, las estructuras ligadas a los procesos de duelo y memoria como los objetos de análisis del discurso, necesariamente responden al bagaje de saberes compartidos por una comunidad e incluso cultura, lo que permite que a través de los roles comunicativos se puedan evidenciar estructuras ligadas al conflicto armado colombiano, y que necesariamente aluden a las categorías centrales de esta investigación.

“Es posible constituir un acercamiento al objeto de estudio de los análisis del discurso y formularlo como un hacer-decir social aprehensible en la interacción comunicativa, que tiene la potencialidad de materializar y movilizar la diversidad de formas de representar la realidad. Dar cuenta del papel que desempeña el discurso en las sociedades y hacer explícitas las formas como se construye el significado es comprender la cultura” (Pardo Abril, 2007; 45).

La organización conceptual del discurso, en esta pesquisa esta dada en función de lo que expresan las novelas y los hechos que afrontan los personajes como referente primario, y la interpretación del lector-investigador, pues es en esa relación que se establece un discurso singular, dando lugar a análisis de carácter critico, por medio del cual es posible establecer un acercamiento a los contextos, donde se pone en evidencia el conflicto armado colombiano.

“El procedimiento analítico formulado garantiza que el investigador resuelva los problemas que provienen del trabajo empírico, evite la circularidad y adopte la progresividad y recursividad de la conversación como un procedimiento que permite organizar y conceptualizar datos, en apariencia caóticos y sin estructurar” (Pardo Abril, 2007; 59).

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En este sentido el análisis crítico del discurso, es considerado referencia para la comprensión de fenómenos sociales, culturales, políticos y organizacionales, que son interpretados desde la naturaleza social de la lengua y sus usos, sin embargo Wodak y Meyer (2003) aclaran que la perspectiva crítica va más allá del uso básico de la lengua sino que también alude de manera especial a un compromiso de carácter sociopolítico, ligado a la construcción de una sociedad distinta, donde es necesaria la observación e identificación de expresiones y configuraciones discursivas de dominación, discriminación, control y poder, asociadas a estructuras y procesos sociales, políticos, culturales y económicos por medio de los cuales se ha establecido un significado puntual, en este caso en relación al conflicto armado y las consecuencias que este conlleva en correspondencia con los procesos de duelo y memoria.

Es así como la articulación de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial con el análisis crítico del discurso permite contextualizar los elementos constituyentes del conocimiento social, en función de lo que implican los procesos de duelo y memoria. De esta manera es posible señalar la necesidad de combatir las diversas formas de violación a los Derechos Humanos, que entrañan de manera transversal la composición de las narraciones, y donde se hace necesario evidenciar la responsabilidad que deben asumir los actores dentro del contexto. De esta manera las novelas no se convierten en la simple representación de diversos fenómenos sociales, sino que por el contrario, pueden ser contempladas como punto de partida para la construcción del significado social, que conlleva el escenario que se estructura en torno al conflicto armado. Esto, especialmente en relación a los hechos victimizantes que han dejado una huella imborrable en las victimas, que se ven obligados a afrontar duelos que necesariamente deben ser registrados en la memoria del país.

Para ello, es importantísimo señalar que el discurso como hecho social hace que las estructuras mediadas por las practicas sociales, tengan una estrecha relación con los valores y estados de conciencia de los sujetos inmersos en el contexto – en este caso en la narración -, en tanto los factores situacionales de espacio y tiempo, determinan la representación abstracta de los elementos verbales y no verbales que integran el discurso y que dan sentido a los actos sociales, lo que Fairclough (1989-2003) describe como una teoría semiótica que da cuenta de las relaciones sociales. Esto implica que:

“la practica social se entiende como un conjunto organizado y estabilizado de actividades sociales que pueden ser descritas en términos de sus acciones, sus instrumentos y sus objetos, e incluye: asuntos sociales, la presencia activa de sujetos con sus valores y estados de conciencia, factores situacionales de espacio y tiempo, estructuras y relaciones que se determinan mutuamente y la semiosis, entendida como la representación abstracta de los elementos verbales y no verbales que integran el discurso y que dan sentido a ese acto social e interactivo (Pardo Abril, 2007; 71-72).

De esta manera es posible asumir el texto, el contexto y el discurso literario como algo real y plausible, que incluso le permite al lector ubicarse en el lugar de protagonista, asumiendo el duelo y la memoria como procesos latentes de manera denotada o connotada de la cotidianidad, resaltando que los procedimientos expresivos están cargados de formas de vida, costumbres y valores por medio de los cuales se establecen esquemas de representatividad, que definen estereotipos de orden significativo; que dan lugar a una evidente necesidad de historizar los textos literarios en la medida que se establecen formatos comunicativos que deben ser leídos a la luz de un contexto y una realidad determinada.

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De esta manera, los hechos victimizantes comunes entre las obras de Rosero y Sandoval Ordóñez, en función de los conceptos de duelo y memoria, dan lugar a interpretaciones donde se identifican conexiones simbólicas, atribuibles a significados y significantes, que terminan por configurar un discurso, contextualizado en el conflicto armado colombiano; ello implica que el lugar de los hechos, los sujetos y los objetos en la vida cotidiana configuran una serie de historias y realidades que terminan por entrecruzarse de manera permanente.

El papel de la literatura colombiana ligada al conflicto armado de la primera década del siglo XXI en los procesos de duelo y memoria

El contexto colombiano evidencia un conflicto de larga duración, en el cual se han perpetrado múltiples, constantes y masivas violaciones a los derechos humanos. En este sentido, la literatura se ha convertido en un reflejo de las realidades que deben afrontar millones de personas a diario, y que de una u otra manera se han convertido en modelos de resistencia a través de los cuales ha sido posible tramitar procesos de duelo y a su vez reconstruir la memoria de hechos que han marcado la historia.

Sin embargo, es importante aclarar que la voz de las victimas esta intermedida por el papel que cumplen los autores de las obras, esto implica que el registro de memoria y el tramite de los duelos se define por la narración y la manera en que los autores articulan el discurso. En este sentido los hechos victimizantes se ponen en evidencia y se reconocen, en la medida que se exponen las diferentes variables que configuran el conflicto armado.

Por ello “puede asegurarse con certeza que no existe escritor colombiano contemporáneo cuya obra no esté marcada de alguna manera sino por lo que le ha tocado vivir” (Sandoval Ordóñez, 2014). Esto implica que los autores del libro, además de ser el vehiculo de las victimas, permitiendo verbalizar el dolor, y dejando que el discurso mismo configure tanto el duelo como la memoria de quienes se han visto afectados por el conflicto armado interno, también exponen en sus narraciones sus experiencias y percepciones subjetivas frente al contexto contemporáneo colombiano.

Así, los relatos de Evelio Rosero y Marbel Sandoval Ordóñez tienen elementos coincidentes que permiten dar cuenta de la relación entre duelo y memoria, en tanto sus protagonistas deben afrontar hechos victimizantes que entendidos desde la perspectiva de Acción Sin Daño y Psicosocial deben ser atendidos con el fin de minimizar los daños y adicionalmente dar lugar a procesos de reparación, verdad y justicia, que considerando la realidad que afronta el país en medio de un proceso de justicia transicional es necesario para reivindicar los derechos de las victimas e iniciar procesos de memoria que procuren que los hechos no ocurran nuevamente.

“La paulatina degradación del conflicto da lugar a novelas como Los Ejércitos de Evelio José Rosero, premio Tusquets 2006, acerca de las muchas guerras en las que vive inmersa la población en regiones que no son el centro del país; […] o En el brazo del río , 2006, en la que dos niñas alternan sus voces para estremecer con lo que significa morir en una masacre y las versiones que se dan sobre la misma” (Sandoval Ordóñez, 2014).

Por otro lado, se reconoce la historicidad del conflicto, teniendo presente las dinámicas que configuran el contexto, y haciendo una lectura del mismo que permita identificar problemáticas mas allá de la manera que estamos acostumbrados a ver e interpretar el mundo.

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De esta manera y partiendo de los relatos de Rosero y Sandoval Ordóñez a continuación se presentan esos elementos que ligados al duelo y la memoria nos dan una nueva mirada del conflicto armado colombiano, desde una visión contemporánea situada en la primera década del siglo XXI.

Cuadro 1. Comparación entre las narraciones

A partir de la identificación de los hechos victimizantes comunes, y teniendo en cuenta que los procesos de duelo y memoria son particulares para cada individuo y comunidad, a continuación se presentan los relatos de las novelas que permiten articular los dos conceptos, partiendo de sucesos puntuales que delimitan la realidad que se configura en medio del conflicto armado colombiano. Como lo señala Laura Parra “el arte de los textos y los contextos es importante en términos de la Acción Sin Daño, porque contribuye al enriquecimiento de los análisis de contextos” (2014: 19).

Con base en el cuadro comparativo expuesto, se hará énfasis en tres de los hechos victimizantes comunes a nivel individual y colectivo, en las narraciones en función de los procesos de duelo y memoria a los que se ven sometidos los personajes: desaparición forzada, violencia sexual y masacres, con el fin de identificar los aportes de la metodología de análisis critico del discurso a los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial.

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En “Los ejércitos”, Ismael Pasos debe afrontar la asonada de San José que implicó la muerte de muchos de sus conocidos, el secuestro del brasilero entre otros y la trágica desaparición de su esposa Otilia a quien busca sin cesar. Sin embargo, sin importar la incidencia psicosocial de los hechos victimizantes, el tiempo transcurrido, y sin importar el peso de la guerra misma que ha llegado al pueblo donde ha vivido por mas de cuarenta años, ‘el profesor’ como es conocido Ismael, se apoya en su capacidad de resiliencia y en ejercicios de memoria para resistir la guerra y luchar hasta reencontrarse con su esposa.

“En vano busco la cara de Otilia entre ellas. Me compadezco a mí mismo: si Otilia rezara con ellas ya hubiese salido a mi encuentro. ‘Y Otilia?’ les pregunto a pesar de todo” (Rosero, 2006: 105).

Ante los hechos victimizantes y especialmente aquellos asociados con las desapariciones forzadas donde los sujetos no alcanzan ningún tipo de paz ante la ausencia del ser querido, se mantiene la esperanza como un mecanismo de defensa que desde los enfoques psicosocial y de Acción Sin Daño permite que los sujetos se articulen con el proceso que implica asumir esa situación sin que sea contemplado como un duelo completamente, pero a través del cual si están de manera permanente desarrollando ejercicios de memoria que mantienen vivo al ser amado, sin importar las adversidades que deben afrontar después de la ocurrencia de los hechos.

“La cabaña del maestro Claudino es el ultimo sitio que me queda, el ultimo sitio donde pudiste ir a buscarme, Otilia, yo mismo te dije que pensaba llevar al maestro una gallina de regalo, allá estás, allá te encontró la guerra, allá te encontraré yo, y para allá me voy, repitiéndolo con toda esa fuerza y terquedad como una luz en mitad de la niebla que los hombres llaman esperanza” (Rosero, 2006: 108).

En la misma línea y como una especie de reflejo y como una clara repetición de los hechos victimizantes, “En el brazo del río” narra el viaje de Paulina con su madre a La Vega, dejando en Sierva María la angustia por desconocer el paradero de su leal y única amiga, sin que en ninguno de los casos, se pudiera conocer que fue lo que realmente sucedió con sus seres queridos, dejando en marcha procesos psicosociales, que solo eran posibles de asumir a través de ejercicios de memoria, que de una u otra manera mantenían vivo el recuerdo de quienes habían desaparecido.

“El cuerpo de Paulina Lazcarro nunca fue encontrado. Yo pienso que quedo en el buche de los gallinazos o, por qué no, que se enterró en el fondo del río y alimentó a los coroncoros. De todas maneras hay noches en que siento que ella me llama. No es que me hable, propiamente dicho, pero me llama” (Sandoval, 2006: 13)

Sin embargo en los casos de las desapariciones forzosas, los dolientes alcanzan un punto donde encuentran la necesidad de retomar su vida “normal”, se ven retomando espacios de su cotidianidad de manera tan natural, que a pesar de que el hecho victimizante sigue estando presente, se minimiza el daño por medio de practicas que permiten que esa sensación de esperanza no se extinga, y donde a pesar de las vicisitudes se piensa que todo volverá a ser como antes.

“Lo único que empezó a distraerme fue leer el periódico. Se volvió una costumbre que en la tienda me lo guardaran, así cuando llegaba del colegio sólo

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tenía que mirar a mi mamá y ella me daba para comprarlo. Quería leer para encontrar noticias de Paulina porque la comisión que nombraron para tranquilizar a los campesinos y lograr que éstos se regresaran a sus tierras habia quedado en Barranca. Por eso fue que, primero por la necesidad de saber de ella y, luego, porque me acostumbré a hacerlo, terminé leyéndolo todos los días y enterada de lo que decía que pasaba en la ciudad” (Sandoval, 2006: 119-120).

En segundo lugar está la violencia sexual como mecanismo a través del cual la mujer es utilizada como instrumento de guerra; su cuerpo y su dignidad se ven permanentemente amenazados por la presencia de actores que asumen un poder respaldado por las armas y la violencia, y que solo pone en evidencia la fatal ausencia del Estado Social de Derecho. Frente a este hecho victimizante, Rosero y Sandoval Ordóñez presentan en sus narraciones a una mujer adulta – Geraldina - y a una adolescente – Paulina - quienes son sometidas a un escenario cruel y desgarrador, donde la violencia sexual se apodera del escenario.

“Detrás de la ventana de la salita pude entrever los quietos perfiles de varios hombres, todos de pie, contemplando algo con desmedida atención, más que absortos […] Entre los brazos de una mecedora de mimbre, estaba – abierta a plenitud, desmadejada, Geraldina desnuda, la cabeza sacudiendose a uno y otro lado, y encima uno de los hombres la abrazaba, uno de los hombres hurgaba a Geralndina, uno de los hombres la violaba: todavia demoré en comprender que se trataba del cadáver de Geraldina, era su cadáver, expuesto ante los hombres que aguardaban” (Rosero, 2006: 202).

La narración muestra como sus cuerpos son utilizados, degradados y llevados a la muerte y aunque el relato en si mismo es descarnado, no alcanza a dimensionar la realidad que deben afrontar miles de mujeres que han sufrido este tipo de victimizaciones en medio del conflicto armado.

“Sobre el colchon rojo, con florecitas azules, en el cuarto de mis papás, la muerte me llego lenta la noche del doce de enero, lo hizo mientras yo sentía que tenía reventadas mis entrañas y la sangre empapaba la toalla que después econtraron con mi sangre seca; vino a mí como un sueño dulce y salvador, un sueño que me abandonaba para que me llevara lejos de los alientos y los cuerpos duros y afiebrados que esa noche rompieron mi carne y terminaron con mis sueños. Mientras llegaba alcancé a darme cuenta de la relatividad del tiempo. Ese martes en la mañana era una adolescente, esa noche era una vieja; mi cuerpo era el mismo, pero yo distinta; aun vivia hubiera sido otra para siempre” (Sandoval Ordóñez, 2006: 153).

Es claro que el conflicto armado colombiano es degradante y deshumanizante, y que sumado a la falta de garantías correspondientes al Estado, los ciudadanos y especialmente mujeres, niños, niñas y adolescentes, están expuestos a victimizaciones, que leídas desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial, deberían ser atendidas de manera directa a través de la formulación, implementación y evaluación de políticas publicas con enfoque diferencial, que contemplen la incidencia que tiene el género en el peso que tienen los hechos en este contexto.

Por ultimo en relación con los hechos victimizantes colectivos, las masacres y los homicidios selectivos que inciden en la red de una población, se hacen presentes en las dos novelas, dejando entrever la incidencia que puede tener un hecho en toda una comunidad.

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“[…] los tiros, los estallidos, se recrudecen, próximos, y todavía nadie sabe con certeza en qué sitio del pueblo ocurren ¿o dónde correr?, de pronto se interrumpen y son reemplazados por un silencio como de respiraciones, los combatientes buscan su posición […]” (Rosero, 2006: 95).

“Informan que el ataque ya ha dejado cinco militares, tres policías, diez insurgentes, cuatro civiles y un niño muertos, y al menos cincuenta heridos” (Ibíd.: 116).

Se identifica que las masacres no solo se caracterizan por el estado de indefensión de las victimas ante un ataque armado, sino también por ser un suceso que incide a nivel general en la población, dejando huellas tanto en el territorio como en el modo en que se relacionan los miembros de una comunidad, huellas que permanecen registradas en periódicos y en la memoria de la gente.

“Exhuman cadáveres en Vuelta Acuña: ‘Un juez de instrucción criminal y el Procurador especial para el Magdalena Medio se trasladaron el jueves pasado para la vereda Vuelta Acuña, municipio de Cimitarra, para exhumar los cadáveres de ocho personas muertas en circunstancias no esclarecidas el pasado doce de enero. Según denuncias de los campesinos de la región las victimas eran todas conocidas por ellos, algunos parceleros de la misma vereda, asesinadas por un grupo paramilitar entre la noche del doce y el día siguiente. El catorce de enero este periódico publicó una información de la Segunda División del Ejército, con sede en Bucaramanga, según la cual ocho guerrilleros habían muerto en Vuelta Acuña en un enfrentamiento con el Ejército’” (Vanguardia Liberal. En: Sandoval Ordóñez, 2006: 115).

Esa memoria que se registra, da lugar a procesos de duelo propios del hecho victimizante, en la medida que permite esclarecer los acontecimientos. De la verdad depende la tranquilidad y el bienestar tanto de individuos como comunidades, especialmente en contextos donde la violencia es pan de cada día, y es imperante que haya lugar a procesos de verdad, justicia y reparación.

Entonces el discurso que configuran estas dos narraciones esta definido por la manera en que se configuran los escenarios en torno del conflicto armado, considerando las implicaciones que tiene en torno a las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales tanto de individuos como comunidades. De esta manera se identifica que los procesos de duelo y memoria, son una respuesta directa de las implicaciones que tiene el prolongado conflicto armado que ha vivido el país, especialmente como una consecuencia de los hechos victimizantes perpetrados por diversos actores en diferentes momentos de la historia.

De esta manera, se hace necesario que desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial se planteen procesos de intervención que mitiguen el impacto de los hechos victimizantes, y permitan que las victimas puedan desarrollar procesos reales de duelo y por consiguiente de memoria, necesarios para materializar los tramites de verdad, justicia y reparación, propios del modelo de justicia transicional.

De esta manera, se busca restablecer la autonomía, la dignidad, la libertad, la seguridad vital y existencial de las víctimas, especialmente a través de quien asume la autoría de una memoria como una voz necesaria para poner en evidencia los hechos acaecidos en medio del

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conflicto armado. De la mano de los relatos de Evelio Rosero con su obra “Los ejércitos” y de Marbel Sandoval Ordóñez con “En el brazo del río”, se presenta una parte de la literatura como una expresión del duelo que permite desarrollar procesos de memoria en tanto es posible evidenciar que los actores victimas del conflicto, tienen una necesidad incipiente por relatar los hechos que definen su historia, especialmente aquellos que por su carácter victimizante transformaron su realidad y cotidianidad.

Analizando estos elementos desde los dos enfoques antes mencionados, es claro que los dos autores procuran reconstruir el tejido social dejando registro de características y procesos cronológicos puntuales, que se materializan en la literatura como punto elemento cohesionador, en tanto es el insumo identificado en esta investigación que permite tramitar el duelo y desarrollar procesos de memoria, donde quedan reflejadas historias, testimonios, y percepciones de los sujetos que se encuentran inmersos en la guerra y quienes deben asumir los daños que esta ocasiona.

Así mismo, se reconoce la diversidad de actores que configuran los contextos y la multiplicidad de hechos victimizantes y daños con sus correspondientes incidencias, que terminan por configurar el discurso del conflicto armado, que atendido desde los enfoques Psicosocial y de Acción Sin Daño, buscan minimizar los efectos de la guerra y fortalecer las aptitudes sociales, políticas y económicas de las victimas, con el propósito de que se fortalezcan las capacidades de construcción de paz desde los territorios.

Es por esta razón que se hace necesario situar como elemento clave a los aportes de esta investigación, la noción de daño que se identifica es la raíz que causa dolor y sufrimiento en las personas, que deben afrontar procesos de duelo debido a la ocurrencia de hechos victimizantes que dejaron marcas materiales y subjetivas tanto en los cuerpos como en las mentes de las victimas en el marco del conflicto armado colombiano.

Capitulo III

Aportes del analisis crítico del discurso a los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial en relacion con los procesos de duelo y memoria ligados al conflicto armado en el marco

de la investigación

Con base en los elementos presentados en los capitulos anteriores, y buscando hacer énfasis en los procesos de duelo y memoria asociados a los hechos victimizantes comunes descritos en las narraciones, se resalta que por medio del análisis critico del discurso de “Los ejércitos” de Evelio Rosero y “En el brazo del río” de Marbel Sandoval Ordóñez, es posible identificar mecanismos de acercamiento e intervención, con el fin de minimizar los daños generados, buscando fortalecer los mínimos éticos que son el sustento del enfoque de Acción Sin Daño para que los individuos y las comunidades pongan en marcha nuevos proyectos, que no solo les permitan hacer duelo, sino que como un ejercicio de memoria, honren a las víctimas del conflicto, y les permitan reubicarse de nuevo en su realidad.

A partir del lenguaje, el mensaje y la narración, el análisis crítico del discurso permite articular los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial buscando hacer una lectura de los acontecimientos acaecidos en medio del conflicto armado colombiano, mediado por elementos subjetivos de las victimas que configuran el proceso de duelo y su relación con la memoria.

Para ello es necesario identificar los hechos victimizantes y los daños asociados en las narraciones, de acuerdo a los parametros que trae consigo la puesta en marcha de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial y en concordancia con el objetivo de investigación, que en este caso esta determinado por los mínimos éticos y la noción de daño. De esta manera se busca minimizar y tramitar los daños, por medio de un proceso de duelo que de curso al dolor o sufrimiento o tal vez trauma, considerando la experiencia subjetiva y colectiva de las victimas y la relación con su contexto; ya que de esa manera sera posible dar curso a ejercicios de memoria, de los cuales depende en gran parte la posibilidad de restaurar la autonomia, dignidad y libertad de los sujetos.

Sin embargo, a pesar de dar curso a dichas memorias, eso no cambia los hechos, solo permite tramitar el dolor y asumir el duelo correspondiente. Eso esta presente a lo largo de “Los ejércitos” y “En el brazo del río”, pero es un duelo que no se concluye completamente, en tanto es un agente externo quien relata las experiencias de las victimas. De esta manera, el análisis critico del discurso hace que quien se ubica del lado del lector o investigador en este caso, defina de manera subjetiva y desde su interpretación, la posición en la que quedan las victimas una vez se dio curso al proceso de duelo y el registro de una memoria.

En esta instancia, la recuperación de la identidad, la autonomía, la libertad y la dignidad, depende de la capacidad de empoderamiento de los sujetos y comunidades, lo que hará posible reivindicar y fortalecer la capacidad de agencia en aquellos contextos en los cuales esos aspectos se han fracturado; esto implica trabajar paralelamente los elementos psico y social que el hecho victimizante generó.

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De manera transversal la participación de los actores, es un elemento por medio del cual no solo se puede dar cuenta de la realidad que se debe trabajar, sino que también permitirá alcanzar los objetivos de los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial, permitiendo identificar necesidades, posibles vías de acción y además el resultado que las mismas personas esperan obtener de todo el proceso de duelo y memoria, sin que tengan que atravesar por dinámicas que representen la degradación de su condición humana, sino que por el contrario fortalezcan su ciudadania y permitan asumirse como sujetos integrales de derecho.

Se reconoce la importancia de los mínimos éticos, que dan sentido y estructuran la acción de los seres humanos, haciendo especial énfasis en la dignidad, la autonomia y la libertad como una construcción que depende de manera directa del contexto social, cultural e histórico. Permitiendo establecer un puente de unión con los conceptos arraigados en los Derechos Humanos, que terminan por dar lugar a la noción de daño como producto de los hechos victimizantes, reconociendo de la importancia de la reparación tanto simbólica como material en relación con los procesos de duelo y memoria.

A pesar de que los objetivos de estos enfoques son claros, el analisis critico del discurso, como metodologia de acercamiento a las narraciones, deja entrever que las acciones que se apoyan en este tipo de visiones, no están exentas de generar daños o profundizar los existentes, por lo cual debe tenerse en cuenta no sobredimensionar o subestimar el dolor y/o sufrimiento producto de los hechos victimizantes, sino también de las condiciones sociales, políticas, culturales y económicas propias del contexto. De esta manera es posible generar espacios de recuperación y reconstrucción de los tejidos, a traves de los ejercicios de duelo y memoria.

La transformación del duelo en memoria mediante un registro literario, como el que realizan Evelio Roserio y Marbel Sandoval Ordóñez por medio de sus obras, tiene como propósito construir y reconstruir lazos de afecto que permitan consolidar una catarsis pública del dolor, por medio de la cual se hace evidente en su contenido la memoria, el reconocimiento, el rostro y la voz de las víctimas con el fin de alcanzar oportunidades de verdad, justicia y reparación. Esto implica no solo superar las cicatrices físicas, emocionales y mentales producto de los hechos victimizantes, sino también hacer visible la condición de sus contextos y comunidades, con el fin de recuperar su dignidad, libertad y autonomia.

Se considera necesario pensar las perspectivas Psicosocial y de Acción Sin Daño de manera integral en tanto es clave la articulación del sujeto con su contexto; esto quiere decir que no se puede limitar únicamente a pensar en los elementos que pueden generar beneficio a nivel particular, sino que se deben desarrollar acciones que transformen de manera estructural el escenario en el cual se encuentran los actores, particularmente las víctimas. Para ello es primordial reconocer la identidad de las víctimas, abordar características sociales, étnicas, culturales, históricas, poblacionales, entre otros. Una vez dado ese paso, se podrá dar cuenta de procesos asociados con la autonomía, la dignidad y la libertad en tanto las víctimas recuperan la posibilidad de hacer por sí mismos y por los demás.

El analisis critico del discurso aporta elementos valiosos, en la medida en que permite una reflexión sobre el cómo se brinda la atención desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial. Desde la mirada que brindan estos dos enfoques, se deberian poner en marcha mecanismos sociales, culturales, ecnomicos y politicos que busquen trabajar de manera pertinente y oportuna con las victimas, en relacion con los hechos victimizantes producto del conflicto armado colombiano, para satisfacer necesidades de manera diferenciada en cada uno de los contextos marcados por la violencia y el conflicto armado colombiano, con el fin de

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alcanzar procesos de verdad, justicia y reparación, a través de los cuales se transformen positivamente los contextos.

Esto implica que tramitar los duelos y dar lugar a los ejercicios de memoria, permite que las victimas participen activamente en el reconocimiento tanto de los hechos victimizantes como sus derechos, lo que significa apreciar las capacidades, escuchar las ideas de la gente que vive en medio del conflicto armado, conocer de primera mano sus creencias, valores, empoderar a las comunidades y personas en situación de riesgo. Conocer el contexto y las interacciones permite conocer a fondo las realidades a intervenir y sus interacciones para entender los conflictos en curso, evidenciar conectores y divisores de los contextos, respetar y tener en cuenta más fácilmente de los mínimos éticos de la Acción Sin Daño y la relacion del daño en si mismo desde el enfoque Psicosocial.

Capitulo IV

Conclusiones y recomendaciones

“Se llama memoria a la facultad de acordarse de aquello que quisiéramos olvidar”.

Daniel Gélin.

La especialización en Acción Sin Daño y Construcción de Paz, plantea diversas opciones ligadas a procesos de intervención que en medio de la guerra terminan por configurar alternativas hacia la paz. En este caso particular, la literatura se convierte en una forma de resiliencia que permite tramitar y darle curso a los recuerdos, la memoria y el duelo; que admiten estudiar un hecho desde el entorno mismo, desde la mirada de los actores, rompiendo con la casualidad lineal que se emplea normalmente en el relato de un acontecimiento y en el análisis mismo de un contexto.

El análisis critico del discurso como metodología de investigación, que dio sustento a esta elaboración, pone en evidencia la importancia que tiene la lectura intra e inter textual de los contextos, pues es a partir de las narraciones que se puede dar cuenta de la relación que existe entre el duelo y la memoria, que leídos desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial dan cuenta de la incidencia que ha tenido el conflicto armado en sujetos y comunidades, que por las mismas características del escenario de violencia en el que están inmersos, se ven obligados a definir su cotidianidad en función de los hechos victimizantes que han generado dolor y que requieren de un duelo, y de las problemáticas y necesidades producto de las luchas sociales y políticas propias del conflicto armado.

Se reconoce que la complejidad de la situaciones que se deben afrontar en medio del conflicto armado, genera secuelas a causa de pérdidas en diversos niveles, que deben ser elaboradas con el fin de tramitar la transgresión de aquello que se considera socialmente aceptado. Esto implicaría pensar el contexto de una manera integral, evitando banalizar los elementos que terminan por generar bienestar – en el caso de la literatura – verbalizar los hechos ha permitido darle tramite al trauma psicosocial al que se ha estado sometido, así como de manera simultánea ha permitido hacer memoria y reconfigurar la lectura de ciertas realidades. Sin embargo esto solo es posible en la medida que los autores y los lectores, victimas o no, hayan un punto de encuentro donde les es posible analizar los duelos afrontados y las memorias que de allí se desprenden.

Adicionalmente, la identificación del discurso del conflicto armado colombiano, permite identificar que los daños, los duelos, las memorias y los principios éticos de la acción están permanentemente interconectados, a pesar de que en las narraciones los procesos sean liderados por los autores de las novelas, quienes encarnan las vivencias y los contextos que describen, con el propósito de dejar un registro de los hechos victimizantes que se dan a lo largo y ancho del país, sin hacer distinción de género, edad, clase social, territorio, entre otras

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características que definen a los millones de victimas que ha dejado el conflicto durante los ultimas seis décadas.

Las memorias y el duelo buscan que las víctimas puedan expresar y sanar el dolor, daño y sufrimiento. La recuperación pasa por el trabajo psicosocial, que permiten fortalecer los minimos eticos de los sujetos, transformando los sentimientos negativos por positivos, especialmente basados en un componente discursivo, que tramito los recuerdos y los olvidos de las victimas.

Estos procesos requieren un arduo seguimiento, que trabajado desde los enfoques de Acción Sin Daño y Psicosocial, dan lugar al desarrollo de ejercicios de memoria que permiten tramitar los duelos, y superar las transgresiones de aquello que es socialmente aceptado y reconocido como el deber ser. Es por esto que la identificación de los daños, articulada a los principios de dignidad, libertad y autonomía permite que el acompañamiento de individuos y comunidades responda a sus necesidades y problemáticas, y se articule a procesos de verdad, justicia y reparación que se traduzcan en las capacidades locales para la paz.

Es así que las tensiones que pueden devenir en conflicto para el sujeto, durante el trámite del duelo y la construcción o reconstrucción de la memoria a nivel individual y/o colectivo, plantean la importancia de transformación de realidades. Por otro lado teniendo como base los principios de Acción Sin Daño, es necesario considerar mecanismos no violentos para la resolución de conflictos con miras hacia la construcción de ejercicios de memoria.

Teniendo en cuenta que el fundamento del trabajo psicosocial y de Acción Sin Daño está basado en la importancia de evaluar los daños en relación con el contexto y sus actores, el analisis critico del discurso llega a ser limitado en tanto únicamente se centró en hechos victimizantes particulares y comunes a las dos narraciones, invisibilizando aspectos estructurales propias del conflicto armado colombiano; por lo cual las propuestas de intervención desde este enfoque deben considerar no solo los aspectos asociados al sufrimiento, producto de un hecho intencional, sino también de la ausencia de políticas estatales apropiadas para poder enfrentar las deficiencias de infraestructura para la atención de necesidades básicas y la satisfacción de derechos fundamentales, como la tenencia de sistemas de educación, acceso a la salud, infraestructura vial en condiciones dignas, fortalecimiento de prácticas productivas propias, entre otros.

Entonces las narraciones seleccionadas en el marco de la investigación, solo representan la historia de unos personajes particulares, aunque pretende reflejar la realidad de las victimas que en un mismo contexto pueden compartir las consecuencias que implica la ocurrencia de unos hechos victimizantes particulares, razón por la cual es clave hacer una lectura de esos contextos, teniendo presente que las narraciones son un medio para que las victimas puedan tener voz y hacer memoria.

De ahí, que prime la importancia del reconocimiento del ser, mas allá de cualquier proceso de intervención, pues en muchos casos, son las mismas víctimas, quienes se encargan por medios alternativos, de tramitar los daños, en este caso de verbalizar y contextualizar su experiencia ante los hechos vividos. Adicionalmente se rescata la importancia de reconocer el contexto en el cual tienen lugar los hechos victimizantes como el eje central del duelo y la memoria, ya que el contexto termina por definir las vías por medio de las cuales los actores entran a relacionarse con sus problemáticas, y trascienden al plano de la propuesta, en este caso por medio de la literatura.

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Una vez identificados los daños que trae consigo la puesta en marcha del enfoque psicosocial, se señala que es posible prevenirlos en la medida que no se lleven a cabo análisis apresurados en los que se busque determinar un nivel de dolor o sufrimiento, por lo que es clave considerar la experiencia subjetiva del individuo en relación con su contexto, así como la experiencia colectiva, teniendo presente que de los diagnósticos dependerá toda la intervención.

De manera transversal la participación de los actores, es un elemento por medio del cual no solo se puede dar cuenta de la realidad que se debe trabajar, sino que también permitirá alcanzar los objetivos del enfoque, permitiendo identificar necesidades, satisfactores, posibles vías de acción y además el resultado que las mismas personas esperan obtener de todo el proceso, sin que tengan que atravesar por dinámicas que representen la degradación de su condición humana.

Así mismo, se deberá tener un trabajo más detallado sobre las particularidades que poseen las poblaciones a intervenir, articulando el enfoque psicosocial con enfoques diferenciales de género, étnico y generacional para ampliar la mirada y posibilitar que como lo expone Bello y Millán (2005; 260): “Los imperativos epistemológicos que subyacen a las prácticas de intervención institucional, deben por tanto ser revisados y criticados si en su nombre se promueven procesos de reconocimiento, respeto y potenciación de la diversidad”.

Si todas las vivencias que ocurren a diario, y todas las historias que se configuran en torno a la cotidianidad que implica la guerra, la literatura colombiana ligada al conflicto armado seria inmensa, y permitiría reconstruir la memoria, necesaria para iniciar procesos de justicia y reparación, que no ha sido posible de manea transversal a todos los sucesos registrados en medio de la guerra.

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