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La mononucleosis en , conocida también como "mono" o fiebre glandular, se trata de una inflamación de las glándulas linfáticas y de fatiga crónica. Es causada por el virus Epstein-Barr (el más común) o por el citomegalovirus, ambos miembros de la familia del virus herpes simplex. El periodo de incubación (sin síntomas) suele durar entre 7 y 14 días y suele durar de uno a dos meses. Puede afectar no solo a los niños, como a los adolescentes y adultos jóvenes, pero es más común en las personas entre los 15 y 35 años. Síntomas de la mononucleosis en niños y bebés Como ocurre con casi todas las enfermedades, cada persona puede presentar distintos síntomas. Generalmente, la mononucleosis presenta síntomas como: fiebre, glándulas linfáticas inflamadas en el cuello, axilas e ingles, fatiga constante y persistente, dolor de garganta debido a amigdalitis, pérdida de apetito debido a la dificultad al tragar, dolores musculares, bazo agrandado, molestias en el hígado lo que provoca el amarillamiento de la piel, los ojos, y las membranas mucosas. Cuando los niños se infectan con el virus, usualmente no se les nota ningún síntoma. Pero una vez que hayan tenido la mononucleosis, el virus permanece latente en la garganta y en las células de la sangre, de por vida, aunque no corre riesgo de volver a desarrollar la enfermedad. De todas maneras, y en todos los casos, se debe consultar siempre al médico. Diagnóstico y tratamiento de la mononucleosis en niños y bebés Después de una observación de los síntomas, una confirmación precisa solo se puede dar con la realización de un análisis para comprobar la presencia del virus en la sangre (serología), o con un frotis faríngeo

La Mononucleosis En

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La mononucleosis en , conocida también como "mono" o fiebre glandular, se trata de una

inflamación de las glándulas linfáticas y de fatiga crónica. Es causada por el virus Epstein-Barr

(el más común) o por el citomegalovirus, ambos miembros de la familia del virus herpes

simplex. El periodo de incubación (sin síntomas) suele durar entre 7 y 14 días y suele durar de

uno a dos meses. Puede afectar no solo a los niños, como a los adolescentes y adultos

jóvenes, pero es más común en las personas entre los 15 y 35 años.

Síntomas de la mononucleosis en niños y bebés

Como ocurre con casi todas las enfermedades, cada persona puede presentar distintos

síntomas. Generalmente, la mononucleosis presenta síntomas como: fiebre, glándulas linfáticas

inflamadas en el cuello, axilas e ingles, fatiga constante y persistente, dolor de garganta debido

a amigdalitis, pérdida de apetito debido a la dificultad al tragar, dolores musculares, bazo

agrandado, molestias en el hígado lo que provoca el amarillamiento de la piel, los ojos, y las

membranas mucosas. Cuando los niños se infectan con el virus, usualmente no se les nota

ningún síntoma. Pero una vez que hayan tenido la mononucleosis, el virus permanece latente

en la garganta y en las células de la sangre, de por vida, aunque no corre riesgo de volver a

desarrollar la enfermedad. De todas maneras, y en todos los casos, se debe consultar siempre

al médico.

Diagnóstico y tratamiento de la mononucleosis en niños y bebés

Después de una observación de los síntomas, una confirmación precisa solo se puede dar con

la realización de un análisis para comprobar la presencia del virus en la sangre (serología), o

con un frotis faríngeo para descartar amigdalitis por estreptococo (frecuentemente asociada).

Es una enfermedad benigna que no necesita de un aislamiento. Sin embargo, puede ser

transmitida una persona a otra a través de la tos, estornudo o beso, por lo cual algunos la

llaman de la "enfermedad del beso".

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En cuanto al tratamiento, no existe nada específico contra el virus. Lo que sí es conveniente es

que haya un reposo en cama o mantenerse relajado en casa por los menos de 2 a 3 semanas.

Nada de deportes ni actividades o ejercicios físicos. El descanso es primordial. Es

recomendable que aumente la ingestión de líquidos para controlar la fiebre, y que hagas alguna

que otra gárgara con agua salada para aliviar las molestias de la garganta. Es imprescindible

que consultes al médico. Solo él podrá diagnosticar la enfermedad y tratarla según su criterio.

Complicaciones de la mononucleosis en niños y bebés

La preocupación más seria de la enfermedad es que el bazo se puede agrandar y romper. El bazo es una glándula grande, y se localiza en la parte alta del abdomen en el lado izquierdo. Sus funciones se relacionan con la sangre. En caso de que el virus cause dolores intensos en esta parte del cuerpo, o que la persona sienta mareos y dificultad al respirar, acuda inmediatamente al médico. Puede que sea necesaria una cirugía para extirparle el bazo. Pero, insistimos, solo el médico podrá determinar el diagnóstico

Hepatitis C

El VHC ha tenido una expansión enorme en el siglo XX, mediada por transfusiones y actividades médicas con materiales no desechables .De forma natural se difunde poco entre individuos. La hepatitis C afecta actualmente a unos 170 millones de personas en todo el mundo. Los estudios de prevalencia detectan entre un 0.5 y 2% de portadores en la población general. Hay 6 genotipos con diferente prevalencia según los países. En los adultos hay un antecedente de exposición parenteral en el 50% de los casos, el resto probablemente ha tenido exposiciones (inyectables, globulinas, atención dental..) que no refiere o recuerda. En los niños resulta evidente que la transmisión del VHC tiene unas vías nítidas: parenteral o vertical. En 1998 se realizó en España una recogida de los antecedentes epidemiológicos de 505 casos de hepatitis C infantil detectados en los 20 años anteriores. El 51% tenía antecedentes de exposición a transfusiones, factores de coagulación, cirugía o de hospitalizaciones repetidas. En el 41% existía un familiar infectado, que en el 96% de los casos era la madre. Solamente un 8.5% de los casos no tenía antecedentes de riesgo.

Desde 1990 se dispone de marcadores serológicos que permiten detectar la infección y excluir como donantes de sangre a los infectados. La determinación obligatoria en los países desarrollados, junto con el uso de materiales desechables o esterilizados correctamente ha cambiado notablemente la incidencia de hepatitis C. En niños nacidos desde 1990 tanto en Italia como en España la infección vertical justifica el 85-93% de los casos de hepatitis C.

Alrededor de un 1% de mujeres embarazadas tienen antiVHC+. De ellas el 70% tienen infección activa, con viremia detectada mediante PCR. El 30% son hepatitis C curadas, con viremia negativa. El embarazo parece inducir una normalización de transaminasas y

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por tanto la alteración funcional no permite discriminar a las mujeres con infección activa respecto a las que tienen una infección pasada. Durante el embarazo no hay paso transplacentario del virus, salvo si existe rotura placentaria, amenaza de aborto, de parto prematuro, o amniocentesis. La transmisión predominante probablemente ocurre en el momento del parto, más si este es prolongado y si se aplican sistemas de monitorización cruenta . En conjunto, un 3.5% de niños nacidos de madres con viremia positiva resultan infectados. El 40% de ellos tienen antecedentes patológicos del embarazo o parto. Los niveles altos de viremia materna se han implicado como favorecedores de transmisión en algunos estudios. La realización de cesárea por criterio obstétrico tiene el mismo riesgo que el parto vaginal. Actualmente se llevan a cabo estudios practicando cesárea programada comparada con el parto vaginal, con resultados preliminares que apoyan una disminución del riesgo con cesárea. El bajo porcentaje de niños infectados por cualquier modalidad de parto hace muy difícil establecer recomendaciones en este sentido. El virus existe en la leche materna, pero no se asocia a la transmisión de la infección. La tasa de infectados es igual en los niños alimentados con leche materna o comercial. La posibilidad de infección ocurrida después del nacimiento, por convivencia íntima con la madre, se considera nula.

En los niños no infectados se detecta antiVHC+ transferido de la madre hasta una edad máxima de 16 meses. La positividad de antiVHC a partir de los 18 meses indica que el niño ha sido infectado. Antes de esa edad la infección debe diagnosticarse mediante la determinación de viremia (RNA-VHC).

Clínica y evolución de la hepatitis C vertical

Un gran porcentaje de niños con hepatitis C tienen como único antecedente una madre infectada y la experiencia demuestra que solamente se transmite en el momento del parto. Sin embargo, las publicaciones y estudios de hepatitis C vertical deben restringirse a los niños cuya madre era antiVHC+ en el momento del parto, que han sido controlados desde el nacimiento y confirmados como infectados (con viremia +) antes del año de vida. El número de niños en esos estudios es siempre muy bajo. En nuestro centro la casuística es de 20 casos en 10 años identificados tras controlar más de 600 niños nacidos de madres antiVHC+. Estos niños permiten valorar el momento de inicio de la hepatitis, la clínica acompañante, la evolución en el tiempo. Todos tienen ya viremia detectable al tercer mes de edad. El 90% presentan disfunción hepática en algún momento del seguimiento a lo largo del primer año. La alteración de ALT puede alcanzar hasta 1000 U/L pero en ningún caso se acompaña de clínica. En la literatura no se han descrito casos con ictericia. Al final del primer año la viremia se ha negativizado en un 10% de niños, al final del segundo año en otro 10% y al final del tercer año en un 3% adicional. Por tanto, el 23% curan la infección y el 77% tienen infección crónica. Todos mantienen antiVHC+ persistente.

Hepatitis crónica C

El patrón de niños con infección vertical sugiere que el diagnóstico de hepatitis crónica C debe realizarse cuando un individuo es virémico (RNA-VHC+) y han transcurrido al menos tres años desde el inóculo de riesgo.

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La cronicidad ocurre globalmente en un 70-80% de los infectados. La frecuencia no es diferente entre niños y adultos, ni siquiera entre sujetos con enfermedades de base o sanos, ni depende de la fuente de infección.

El daño hepático causado por el VHC tiene un mecanismo inmune, como en la hepatitis B. Es desconocido el mecanismo de cronificación. El virus tiene una elevada tasa de mutaciones espontáneas y eso puede ser una ayuda para escapar de la presión del sistema inmune.

Solamente un 13% de niños con hepatitis crónica C tienen síntomas, siempre inespecíficos. En la primera consulta el 90% tiene elevación de ALT en alguna medida , en el seguimiento un 40% presentará fluctuaciones con valores normales y globalmente la tendencia con el paso del tiempo es hacia un descenso de transaminasas, quedando en algunos mantenidamente normal aunque la infección persista. La viremia tiene fluctuaciones en su cuantificación que no guardan relación con la alteración funcional ni con el daño histológico. Tras un seguimiento de más de 10 años, el 2.6% de los casos tienen signos de hepatopatía descompensada.

La biopsia hepática en el 75% de los casos muestra inflamación muy leve, en el 22% moderada y en el 2% severa. Un 2% de casos detectados en la infancia tienen cirrosis. La fibrosis es mínima en un 51% y no existe en un 22%. La severidad de la fibrosis depende del tiempo de infección. La estimación matemática es que la progresión con la edad conduciría a cirrosis tras un tiempo de 28 años. No obstante hay individuos fibrosantes lentos, intermedios, o rápidos. Además, la fibrosis no avanza de una manera constante en el mismo individuo. Los estudios en grandes poblaciones de enfermos observan que las lesiones histológicas graves son significativamente menos frecuentes a menor edad en el momento de la infección (cirrosis en 7.8% si edad< 20 años, 26% si edad 40-49 años), aún con la misma duración de la infección. La progresión histológica es menor en los pacientes que normalizan las transaminasas que en los que mantienen disfunción fluctuante o persistente. Para la misma edad de infección las mujeres tienen una progresión a cirrosis menos frecuente y más lenta que los varones.

Tratamiento

Ninguna infección crónica cura espontáneamente. La progresión de las lesiones es la norma, aunque con diferente rapidez en el tiempo según el individuo.

El tratamiento de la hepatitis C puede obtener la curación. Aunque en los adultos se obtiene un porcentaje de curación mayor a menor lesión histológica basal y si la edad es menor de 40 años, los resultados en niños no son superiores sino iguales.

El principal factor que influye en la respuesta al tratamiento es el genotipo viral. Un 50% de pacientes con genotipo 1 y un 90% de los pacientes con genotipo 2 ó 3 curan. En España el 90% de los infectados son de genotipo 1.

El tratamiento consiste en la combinación de interferón alfa subcutáneo (3 MU/m2 3 veces a la semana) y ribavirina oral (15 mg/kg dividido en dos dosis) durante 12 meses en pacientes con genotipo 1 ó durante 6 meses si el genotipo es 3. Actualmente se dispone de un preparado de interferón unido a polietilenglicol (pegilado) que permite la administración de una sola inyección semanal a dosis de 1µg/kg con más comodidad,

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semejantes efectos adversos y probablemente mayor eficacia al inducir niveles sostenidos del fármaco.

El tratamiento induce un descenso rápido en los niveles de viremia. Los respondedores consiguen viremia negativa generalmente entre el 1º y 3º mes. La continuación del tratamiento llega a erradicar definitivamente la infección en algunos. Otros muestran recaída durante o después de finalizar la terapia. Se define "respuesta" a la negativización del RNA-VHC en suero al final del tratamiento, que se mantiene negativa 6 meses después. Es muy rara la recaída después de ese tiempo. Además de esta respuesta, que equivale a curación de la infección, en muchos casos se obtiene mejoría histológica o normalidad persistente de la función hepática con menor progresión de la enfermedad.

La toxicidad de los fármacos en niños incluye los derivados de interferón (fiebre, mialgias, neutropenia, pérdida de peso, retraso en el crecimiento durante el tratamiento) y los de ribavirina (hemólisis con descenso en la cifra de hemoglobina). En la experiencia infantil solamente un 3% suspenden el tratamiento por efectos adversos.

La infección por citomegalovirus es muy frecuente y afecta a las glándulas salivales. La transmisión y contagio puede darse por la saliva u otros fluidos.

El citomegalovirus acostumbra a atacar las glándulas salivales, y aunque no representa un peligro para la mayoría de las personas sanas, sí puede serlo para los fetos o para aquellas personas que sufren inmunodeficiencia.

Los estudios demuestran que un alto porcentaje de la población ha estado infectado alguna vez por el citomegalovirus, pero en la mayoría de casos tan siquiera se presenta síntoma alguno. Los niños, sobre todo los que están en guarderías, jardines de infancia o centros similares, tienen mayores probabilidades de contagiarse con el citomegalovirus. Los síntomas, parecidos a los de una mononucleosis, no duran más de unas pocas semanas. Una vez se ha contraído la infección el virus permanece indefinidamente en el cuerpo en estado latente.

Contagio del citomegalovirus

Una persona infectada por el citomegalovirus, ya sea actualmente o hace tiempo, puede contagiar el virus a otra persona, aun en el caso de que no presente síntomas. Sin embargo, para que el contagio prospere es necesario un contacto bastante íntimo. El citomegalovirus se puede transmitir a través de la saliva, la leche materna, los fluidos vaginales, el semen, la orina y las heces.

En el caso particular de la lactancia no se aconseja que la madre deje de amamantar al bebé, ya que los beneficios de la leche materna son superiores a los riesgos de un posible contagio. Por otra parte, aunque el contagio se produzca, hay pocas probabilidades de que progrese. La sangre también es otro vehículo para el contagio del

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citomegalovirus, por lo que las transfusiones y hemoderivados, así como en el caso de los órganos trasplantados, suponen un factor de riesgo.

Sintomatología de la infección por citomegalovirus

Los síntomas por la infección del citomegalovirus son muy variables, dependiendo de la edad, del estado de salud y de cómo se haya producido la infección.

Si bien es verdad que los bebés que nacen infectados por este virus raramente presentan síntomas, algunos pueden desarrollar ciertos problemas de tipo neurológico, visual o auditivos a lo largo del tiempo. Los recién nacidos también pueden contraer la enfermedad en el parto o a través de la leche materna –obviamente si la madre está infectada–. Estos bebés tampoco suelen presentar síntomas, aunque un pequeño porcentaje puede desarrollar neumonía, erupciones cutáneas, hepatitis y ser más propensos a padecer trastornos neurológicos y evolutivos en el futuro.

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En niños mayores y adolescentes, los síntomas del citomegalovirus se asemejan a los de la mononucleosis, destacando la fatiga, cefaleas, dolores musculares, fiebre e hígado y bazo hinchados. Se trata de síntomas leves que no suelen ir más allá de las dos o tres semanas.

Diagnóstico y tratamiento de la infección por citomegalovirus

Por lo que respecta a las personas sanas no se contempla ningún tratamiento específico.

En los casos de mayor gravedad el médico puede optar por cultivos de muestras de la garganta, orina, sangre u otros tejidos con el objeto de detectar el virus. Otra medida que se aplica es el control de los niveles de determinados anticuerpos del sistema inmunitario que, además de indicar la presencia del citomegalovirus, a la postre, serán los encargados de combatir el virus.

En cuanto a los pacientes en situación de riesgo –recién nacidos, receptores de trasplantes de órganos y personas sometidas a un tratamiento para el cáncer o con trastornos inmunitarios como el sida–, deberán tratarse con medicación antiviral administrada por vía intravenosa, aunque en el caso de la población infantil debe administrarse con precaución debido a los efectos secundarios.

Las enfermedades tropicales son enfermedades que son prevalentes en o exclusivas de

regiones tropicales y subtropicales. Las enfermedades son menos prevalentes en climas

templados, debido en parte a la aparición de una estación fría, que controla la población de

insectos, forzando la hibernación. Insectos como los mosquitos y las moscas son de lejos el

portador de la enfermedad más común, o un vector. Estos insectos pueden transportar un

parásito, una bacteria o un virus que es infecciosa para los seres humanos y animales. Mayoría de

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las veces la enfermedad se transmite por un insecto "mordida", lo que hace que la transmisión del

agente infeccioso a través del intercambio de sangre por vía subcutánea. Las vacunas no están

disponibles para cualquiera de las enfermedades enumeradas aquí.

La exploración humana de los bosques tropicales, la deforestación, la creciente inmigración y el

aumento de los viajes aéreos internacionales y el turismo otras regiones tropicales ha conducido a

un aumento en la incidencia de tales enfermedades.

Programa de Enfermedades Tropicales Especial de Investigaciones y Enseñanzas sobre Enfermedades Tropicales (TDR)

En 1975 las Naciones Unidas para la Infancia, el Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud estableció el Programa Especial

de Investigaciones y Enseñanzas sobre Enfermedades Tropicales (TDR) para centrarse en las

enfermedades infecciosas desatendidas que afectan desproporcionadamente a las poblaciones

pobres y marginadas de el desarrollo de las regiones de África, Asia, América Central y América del

Sur. La cartera actual de la enfermedad TDR incluye las siguientes entradas:

La enfermedad de Chagas (también llamada tripanosomiasis americana) es una enfermedad

parasitaria que se produce en las Américas, particularmente en América del Sur. Su agente

patógeno es un protozoario flagelado denominado Trypanosoma cruzi.

La tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño, es una enfermedad parasitaria causada

por protozoos llamados tripanosomas. El responsable de la tripanosomiasis africana son dos

Trypanosoma brucei gambiense y Trypanosoma brucei rhodesiense.These parásitos son

transmitidos por la mosca tsé-tsé

La leishmaniasis causada por parásitos protozoarios del género Leishmania, y transmitida por la

picadura de ciertas especies de mosca de la arena.

La lepra (o enfermedad de Hansen) es una enfermedad infecciosa crónica causada por

Mycobacterium leprae. La lepra es principalmente una enfermedad granulomatosa de los nervios

periféricos y la mucosa de las vías respiratorias superiores, lesiones de la piel son el síntoma

externo principal. No se trata, la lepra puede ser progresiva, causando daños permanentes en la

piel, los nervios, las extremidades y los ojos. Contrariamente a la concepción popular, la lepra no

causa las partes del cuerpo a caer simplemente apagado, y se diferencia de tzaraath, la

enfermedad se describe en las escrituras hebreas y previamente traducida al Inglés como la lepra.

La filariasis linfática es una enfermedad parasitaria causada por hilos como parásitos filarias

llamados gusanos nematodos, todas transmitidas por mosquitos. Loa loa es otro parásito filarias

transmitida por la mosca. 120 millones de personas están infectadas en todo el mundo. Se realiza

en más de la mitad de la población en las zonas endémicas más graves. El síntoma más notable es

la elefantiasis: un engrosamiento de la piel y los tejidos subyacentes.

La malaria causada por parásitos protozoarios transmitidos uno por un mosquito hembra

Anopheles, ya que son la sangre y se alimentan. La enfermedad es causada por especies del

género Plasmodium. La malaria infecta a 300-500 millones de personas cada año, matando a más

de 1 millón.

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La oncocercosis o ceguera de río es el segundo de las principales causas infecciosas de ceguera.

Es causada por Onchocerca volvulus, un gusano parásito. Se transmite por la picadura de una

mosca negro. Los gusanos se esparcen por todo el cuerpo, y cuando mueren, causan una comezón

intensa y una fuerte respuesta del sistema inmunitario que puede destruir los tejidos cercanos,

como el ojo. Unos 18 millones de personas están infectadas con este parásito. Aproximadamente

300.000 han sido irreversiblemente cegado por ella.

La esquistosomiasis también conocida como esquistosomiasis o fiebre de caracol, es una

enfermedad parasitaria causada por varias especies de lombriz en las zonas con caracoles de agua

dulce, que puede llevar el parásito. La forma más común de transmisión es por vadear o nadar en

lagos, lagunas y otros cuerpos de agua que contiene el caracol y el parásito. Más de 200 millones

de personas en todo el mundo están infectadas por la esquistosomiasis.

Enfermedades Tropicales Desatendidas

Alrededor de mil millones de personas están afectadas por una o más enfermedades tropicales desatendidas (ETD), siendo consideradas "desatendidas" porque persisten exclusivamente en las poblaciones más pobres y marginadas. Esto es así porque la importación de estas enfermedades no es habitual, con lo que no constituyen una amenaza importante para las sociedades más ricas. Pese a la magnitud de la cifra de personas afectadas por ETD (una de cada seis), menos del 1% de los casi 1400 medicamentos registrados entre 1975 y 1999 servían para tratar enfermedades tropicales.Son típicas de las zonas tropicales porque allí, un gran número de microorganismos patógenos logran diseminarse muy fácilmente, debido en parte a las condiciones ambientales que caracterizan estas zonas (temperaturas promedio cercanas a los 32-37º C, humedad relativa de alta, gran cantidad y biodiversidad de seres vivos, etc.). En la actualidad, la mayoría pueden prevenirse, eliminarse e incluso erradicarse.

Úlcera de Buruli. Debe su nombre a la región de Uganda en la que, en 1958, se observaron numerosos casos de esta enfermedad microbacteriana (de la misma familia que la lepra y la tuberculosis). Los focos de la enfermedad se sitúan en las regiones cálidas y húmedas de los países tropicales de todo el mundo, y sólo en el oeste de África afecta al 25% de la población.

La úlcera de Buruli parece transmitirse principalmente a través del agua y afecta sobre todo a los niños menores de 15 años. Los primeros síntomas se manifiestan como pequeñas úlceras y llagas que no son dolorosas, pero que con el paso del tiempo van siendo más extensas. Posteriormente devora literalmente los músculos y huesos afectados, hace necesaria la amputación y, en ocasiones extremas, provoca la muerte del enfermo.

Lepra. Afecta a 7 millones de personas, es una enfermedad crónica causada por el bacilo de Hansen, que provoca deformaciones irreversibles. La lepra no es muy infecciosa y se transmite a través de gotitas expulsadas por la nariz y la boca, en contactos estrechos y frecuentes con los casos no tratados. Su cura es posible desde 1987 gracias a nuevos medicamentos aunque sólo el 30% de los enfermos los toma. Los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer, afectando sobre todo a la piel y los nervios. Si no se trata, puede causar lesiones progresivas y permanentes de la piel, los nervios, las extremidades y los ojos.

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Dengue. Causa más de 50 millones de infecciones anuales. Aunque la fiebre del dengue se conoce desde hace más de 200 años, los brotes más graves se registraron en 1950. En los niños, el dengue provoca un cuadro febril más o menos inespecífico mientras que en los adultos presenta un síndrome de fiebre y erupciones cutáneas, con fotofobia en el 50% de los pacientes. Otra variedad de dengue, más grave, es la denominada fiebre hemorrágica, que afecta al sistema vascular. Ambas infecciones se transmiten por el mosquito Aedes aegypti.

Dracunculosis (gusano de Guinea). Es una enfermedad que se contrae exclusivamente por tomar agua contaminada y en la actualidad sólo existe en aldeas rurales remotas. Es posible erradicarla con intervenciones efectivas y poco costosas, como filtrar el agua y controlar al vector.

La pintura "Inesfly" regula el crecimiento de los artrópodos que transmiten el mal de chagas, siendo muy efectiva…

Tripanosomiasis humana africana. También conocida como enfermedad del sueño, es causada por protozoos pertenecientes al género Trypanosoma, que son transmitidos a los humanos por picaduras de la mosca Tse-tse, que se infectaron al alimentarse de la sangre de humanos o animales que hospedaban los parásitos. Aunque estos mosquitos sólo se encuentran en la zona tropical de África, la enfermedad afecta a unas 60.000 personas.

La primera etapa de la enfermedad presenta ataques de fiebre, jaquecas, dolores de articulaciones y picazón. La segunda fase comienza cuando el parásito invade el sistema nervioso central, y se manifiesta con signos característicos como: confusión, alteraciones de los sentidos y pobre coordinación, así como alteraciones del ciclo de sueño, lo que le da el nombre. Sin tratamiento, la enfermedad del sueño es letal.

Tripanosomiasis americana o mal de chagas. Afecta en torno a los 11 millones de personas en el mundo, principalmente en Sudamérica, y es la responsable de la muerte de 50.000 personas cada año. Esta enfermedad se transmite a través de la picadura de diversas especies de chinches triatominos, insectos que suelen vivir en las grietas de paredes y tejados de viviendas de adobe y paja.

Los síntomas son silenciosos y a menudo aparecen años después de la infección por lo que muchas de las personas que la padecen no saben que están infectadas. Consisten en palpitaciones, dificultad respiratoria, síncope y dolor torácico y, en algunas ocasiones, la muerte súbita. La pintura antiplagas Inesfly, eficaz contra el mal de chagas y en fase de prueba contra la malaria, ha sido desarrollada por la doctora Pilar Mateo Herrero, inhibiendo el crecimiento de los insectos.

Tracoma. Es una enfermedad oftalmológica crónica provocada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Entre sus síntomas destacan los ojos rojos, las secreciones, la fotofobia, el lagrimeo excesivo y, en última instancia, la ceguera irreversible (25%). Según la Organización Mundial de la Salud, afecta aproximadamente a 84 millones de personas, y unos seis millones son invidentes como resultado de esta enfermedad. Las bacterias se propagan por contacto entre mano y ojo, y por moscas que se alimentan de estiércol y desperdicios humanos en poblados pobres.

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6 millones en todo el mundo son invidentes por el Tracoma…

Leishmaniasis, enfermedad de Kala-Azar o fiebre negra. Es una enfermedad causada por la transmisión de protozos del género Leishmania a través de la picadura de las hembras de los mosquitos pertenecientes a la familia Psychodidae del tipo Lutzomia, popularmente conocidas como mosca de arena o jején. Las manifestaciones clínicas de la enfermedad, van desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente hasta formas fatales en las cuales se presenta afectación severa de medula ósea, del hígado y del bazo. Actualmente hay más de 12 millones de infectados en 88 países y se producen 2 millones de casos nuevos de leishmaniasis por año en el mundo

Cólera o enfermedad diarreica epidémica. Es una infección intestinal aguda, grave, que se caracteriza por la aparición, 2 a 5 días después de la infección, de evacuaciones diarreicas abundantes, con vómito y deshidratación que puede llevar al paciente a acidosis y colapso circulatorio en el término de 24 horas y en los casos no tratados puede ocasionar la muerte. Son más comunes (80%) los casos leves en los cuales únicamente se presenta diarrea y esto es lo característico en los niños.

Esta enfermedad es causada por un bacilo aerobio, llamado Vibrio cholerae, y se transmite por agua contaminada (principalmente por material orgánico) y alimentos y raramente por contacto con personas infectadas o enfermas a menos que no se cuente con las medidas básicas de higiene como es el lavado de manos después de evacuar y antes de comer. Sin embargo, en la actualidad, se considera que la enfermedad es endémica en numerosos países y no es posible eliminar del medio ambiente al patógeno que la provoca.

Filariasis. Son un grupo de enfermedades parasitarias infecciosas diferentes que tienen como denominador común el ser producidas por nematodos (gusanos en forma de hilo) de la misma familia, y transmitidas entre personas por la picadura de insectos. Básicamente hay tres tipos: la filariasis linfática, que causa la inflamación y dolor en el escroto, las ingles o las piernas (elefantiasis); la oncocercosis, que afecta a la piel formando nódulos donde sobrevive el gusano muchos años, diseminando larvas por otras partes de la piel y, con relativa frecuencia, alcanzando los ojos hasta producir ceguera; y, finalmente, la loasis, que origina inflamaciones de la piel que aparecen y desaparecen. Más de 120 millones de personas sufren alguna de las filariasis linfáticas; 20 millones están afectados por oncocercosis, medio millón de ellos padecen ceguera debida a la enfermedad; unos 10 millones de individuos están parasitados por Loa-loa.

Encefalitis japonesa. Es causada por un virus que habita en mosquitos que atacan a pájaros, cerdos, caballos, reptiles, anfibios y, por supuesto, humanos. Cada año se registran 50.000 casos de encefalitis y la tasa de mortalidad ronda el 25%. Fiebre, tos, diarrea, dolor de cabeza y vómitos, junto a un síndrome similar a la enfermedad del Parkinson, son los síntomas típicos de la enfermedad, que puede dejar secuelas.

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Helmintiasis transmitidas por el suelo (ascariasis, tricuriasis, anquilostomiasis). Son enfermedades parasitarias intestinales producidas por la ingesta de huevos de parásitos redondos nematelmintos o planos platelmintos (lombrices, tenias, gusanos, etc.). Provocan síntomas muy diversos, en particular problemas intestinales (diarrea, dolor abdominal), malestar y debilidad generales, que pueden mermar la capacidad de trabajo y aprendizaje, y retrasos del crecimiento físico. Los anquilostomas provocan hemorragias intestinales crónicas que acaban causando anemia. Otro síntoma es el prurito anal (rascado), que favorece la dispersión de los huevos, la agitación nocturna, el insomnio y el bruxismo. las helmintiasis afectan a más de 2.000 millones de personas en todo el mundo.

El cólera ha provocado varias epidemias a lo largo de la historia…

Esquistosomiasis. Es una enfermedad parasitaria producida por un gusano relativamente común en los países en vías de desarrollo, siendo la forma más común de infección el baño en lagos y charcas infestadas de los caracoles que son específicamente reservorios naturales del gusano. Aunque su tasa de mortalidad es baja, la esquistosomiasis es altamente incapacitante debido a las fiebres con que se manifiestan. Se calcula que afecta a 120 millones de personas.

En contacto con las personas, el parásito penetra en la piel, madura a otro estado larvario y migra hacia los pulmones y el hígado, donde madura hasta su forma adulta. Es entonces cuando se traslada a la vejiga, el recto, los intestinos, el hígado, el sistema venoso portal (las venas que irrigan el hígado), el bazo o los pulmones. Los síntomas varían de acuerdo con las especies de gusano y la fase de infección. La invasión inicial puede causar picazón y una erupción cutánea.

Fiebre amarilla. Afecta cada año a 200.000 personas y causa 30.000 muertes. Los brotes más graves suelen darse en el África Subsahariana. Este virus, que se transmite por los mosquitos, es originario de África, pero se extendió primero a Sudamérica, en los barcos que transportaban esclavos, y después a Norteamérica y Europa. Tras un periodo de incubación que va de tres a seis días, la persona infectada puede experimentar alguno de estos síntomas: fiebre alta, dolores de cabeza y musculares, vértigos, náuseas y vómitos. En los casos más graves puede provocar ictericia.

Malaria, paludismo o fiebre palúdica. Es una enfermedad muy extendida en las zonas tropicales aunque en África es donde mayor es su incidencia, afectando a 300 millones de personas en el mundo. Está causada por un protozoo (Plasmodium) que es transmitido al hombre a través de la picadura de la hembra del mosquito Anopheles.

Los síntomas son muy variados, empezando con fiebre 8 a 30 días después de la infección, acompañada, o no, de dolor de cabeza, dolores musculares, diarrea, decaimiento y tos. La primera vacuna medianamente desarrollada fue por el doctor Manuel Elkin Patarroyo, y trabaja en una nueva vacuna sintética, COLFAVAC, que cuenta con una efectividad del 90% en monos, y que estará lista antes del año 2009…