La ontología política de un programa de caza sustentable - Mario Blaser

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    laontologaPoltICadeunProgramadeCazasustentable

    Mario Blaser

    En 1999, despus de cuatro aos de respetar estrictamente unaprohibicin sobre la caza comercial, las comunidades IndgenasYshiro del norte del Paraguay se enteraron que la actividad seriade nuevo permitida bajo la supervisin de la Direccin de ParquesNacionales. A travs de su recientemente creada federacin, laUnin de las Comunidades Indgenas de la Nacin Yshir, los lideres Yshiro requirieron de la Direccin de Parques permisos paracazar carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris ), yacar (caiman sp. ), y

    anaconda (Eunectes notaeus). Al hacer este pedido fueron noti-cados que, aunque la institucin estaba dispuesta a permitir la cazacomercial, esta no poda emitir los permisos ya que careca delos medios necesarios para enviar inspectores que supervisaran laactividad. Siguiendo el consejo dado por la Direccin de Parques,los lderes Yshiro buscaron el apoyo de Prodechaco, un proyectode desarrollo sustentable nanciado por la Unin Europea(UE) en Paraguay y que tena como beneciarios a los pueblosIndgenas. Los directivos de Prodechaco aceptaron proveer los

    medios para que se pudiera realizar la actividad con la condicinque la cacera debera ser organizada en forma sustentable, y paraque el concepto quedara claro uno de ellos lo explico as: Lapoblacin animal se tiene que mantener constante a travs delos aos. Vos cazas pero asegurndote que siempre van a habersucientes animales para maana.

    Teniendo como marco metodolgico un enfoque participa-tivo, Prodechaco plante la relacin con la federacin Yshirocomo una asociacin a la cual los Yshiro aportaran formas

    tradicionales de usar los recursos naturales. As, habiendoacordado sobre el objetivo de hacer la cacera sustentable, la

    1 Este artculo es un traduccin con ligeras modicaciones de unarticulo en ingles a ser publicado en el Volumen 111 numero 1del 2009 deAmerican Anthropologist.

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    federacin Yshiro y Prodechaco dividieron tareas: los primerospromoveran una serie de discusiones en las comunidades Yshiropara poner en claro el objetivo de sustentabilidad del programa

    de caza y para organizar las operaciones de acuerdo con esteobjetivo; por su parte Prodechaco arreglara con la Direccin deParques los aspectos legales y tcnicos de la temporada de caza,que desde entonces comenz a denominarse como Programa deCaza Sustentable. En los meses siguientes, cada grupo participantecontribuyo sus propias ideas, visiones y demandas al proceso deconstituir el programa. As, cuando el programa comenz todopareca indicar que todos los participantes estaban operando deacuerdo a una serie de parmetros comunes acerca de cual era la

    nalidad de este. Sin embargo dos meses despus del comienzoel Programa de Caza Sustentable, Prodechaco y los inspectoresenviados por la Direccin de Parques aseguraban que los caza-dores Yshiro no estaban respetando las reglas que se habanacordado, convirtiendo as el programa en una desvastaciony depredacion a medida que incursionaban en propiedadesprivadas y en territorio Brasileo (Gonzales Vera 2000a). Estasituacin revel que el programa de caza haba estado basado enun desentendimiento acerca de cmo lograr la sustentabilidad de

    la poblacin animal, aunque como mostrar luego, este desen-tendimiento fue de una clase particular.

    Desentendimientos y conictos asociados a los intentos deintegrar Conocimientos Indgenas (Indigenous Knowledges,o IK, en la jerga de las organizaciones internacionales) en lasagendas de conservacin y desarrollo han sido analizados desdelos marcos de la economa poltica y la ecologa poltica (verEllen et al 2000; Fernando 2003; Martin and Vermeylen 2005;Spak 2005). Con sus inexiones propias, y mas all de su foco

    comn sobre cuestiones de poder, ambos marcos analticostienden a ver lo que ocurre en estas situaciones en trminosde epistemologas diferentes, es decir, que los conictos y losdesentendimientos ocurren entre perspectivas sobre el mundo,o formas de conocer el mundo, que son diferentes e interesadasen diversas formas. En este artculo intentare desarrollar un tipode anlisis diferente, un anlisis inspirado por un marco analticoemergente y que tentativamente llamar ontologa poltica. Eltermino ontologa poltica tiene dos signicados interconectados.

    Por una parte, se reere a las negociaciones que se dan dentro deun campo de poder en el proceso de gestacin de las entidadesque conforman un determinado mundo u ontologa. Por otraparte, el trmino se reere al campo de estudio que se enfoca enestas negociaciones pero tambin en los conictos que se generan

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    cuando esos mundos u ontologas tratan de sostener su propiaexistencia al mismo tiempo que interactan y se mezclan conotros diferentes. De esta manera, la ontologa poltica recongura

    las tradicionales preocupaciones de la economa y la ecologapoltica con cuestiones de poder y conicto a la luz de la nocinde ontologas mltiples que esta emergiendo del encuentro detrabajos etnogrcos sobre ontologas Indgenas, por un lado, yetnogras de practicas cientcas, por el otro.

    El primer grupo de trabajos etnogrcos ha subrayado loscontrastes entre las ontologas Indgenas y la ontologa moderna,especialmente en relacin con la presuposicin bsica de estaultima acerca de una divisin entre naturaleza y cultura y todo

    una gama de nociones asociadas a esta divisin, incluyendo lascaractersticas que constituyen a una persona con agencia (verDescola and Palsson 1996; Descola 1996; 2005; Ingold 2000;Viveiros de Castro 1998, 2004a,b; Bird-David 1999; Grim 2001).2La nocin de multinaturalismo asociada a este tipo de trabajoetnogrco y desarrollado por Viveiros de Castro (1998)) paradescribir losofas Indgenas Amaznicas, es de particular interspara la ontologa poltica y nos ayuda a resaltar sucintamentecomo esta diere de la economa y la ecologa poltica. Mientras

    la economa y la ecologa poltica operan mayormente dentro delparadigma moderno multiculuralista de acuerdo al cual existimosen un mundo (ciertamente atravesado por relaciones de poder) deuna naturaleza (o mundo real) y muchas perspectivas culturalesacerca de esa naturaleza, la ontologa poltica opera dentro delparadigma multinaturalista de que hay muchas clases de natu-ralezas. As, en contraste con la preocupacin multiculturalista

    2 Cuando hablo de la ontologa moderna en singular sigo el usocomn en la mayora de las referencias citadas como parte delmarco conceptual de la ontologa poltica. Sin embargo soyconciente que este uso puede resultar problemtico para varioscolegas que argumentan que la modernidad no es singular sinomltiple (ver Eisenstadt 2002; Kahn 2001). En otro trabajo,un colega y yo argumentamos que la nocin de modernidadesmltiples es problemtica en varios sentidos (ver Aparicio andBlaser 2008), sin embargo este debate excede el tema de estearticulo. As para los propsitos especcos de mi argumento sersuciente sealar que cuando me reero a la ontologa modername estoy reriendo a la expresin dominante de los que Latour(1993) llama la constitucin moderna que esta construida sobrela divisin naturaleza-cultura. En este sentido, mi uso el singularno excluye la existencia de otras ontologas que puedan operaren forma diferente de lo que describo aqu y sin embargo serdenidas como modernas por otros autores.

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    acerca de como diferentes culturas se arreglan para conocerel mundo, o acerca de si conocer el mundo es posible (ambas,preocupaciones epistemolgicas), la preocupacin multinatura-

    lista es acerca de que clases de mundos existen y como se generan(una preocupacin ontolgica).

    Las etnografas de practicas cientcas han respondido a lapregunta de como se generan mundos u ontologas diferentesmostrando que la realidad no precede a las prcticas mundanascon que interactuamos con ella sino que es formada por esaspracticas (Mol 1999:75).3 Siguiendo esta lnea, Latour (1999:266-276) ha argumentado que los hechos o lo fctico (la real) esmejor concebirlos como factiches. El trmino busca escapar la

    discusin modernista y estril acerca de si las cosas que vemosen el mundo son datos facticos (objetos autnomos y puramenteexternos) o fetiches (la objetivacin o proyeccin de nuestrassubjetividades). El trmino asume que lo que existe es siempreel efecto permanente de prcticas o performances. As, lo quellamamos un dato fctico (o realidad) es mejor concebirlo comoun factiche en el que la objetividad y la subjetividad (y por tantola naturaleza, la cultura, la moralidad y la poltica) estn enredadasunas con otras en un nudo indisoluble porque los datos fcticos

    son al mismo tiempo reales y hechos, o mejor dicho, son realesporque estn siendo hechos.

    La variedad de formas concretas y potenciales de hacer facti-ches (o realidades) fundamenta algunas ideas clave dentro delmarco de la ontologa poltica: la nocin de que existen ontologaso mundos mltiples y la idea que estas ontologas o mundos noson entidades que existentes por si mismas sino mas bien sonel producto de prcticas histricamente situadas, incluyendo

    aquellas prcticas asociadas con sus interacciones mutuas (vertambin Haraway 1997; Law and Hassard 1999; Mol 2002). Sobrela base de estas ideas argumentar que los desentendimientosque ocurren cuando se intenta integrar conocimientos Indgenasy conocimientos cientcos modernos pueden ser ejemplos de loque Viveiros de Castro (2004a) llama equivocaciones sin control,un tipo de falla comunicativa donde los interlocutores no estnhablando de la misma cosa y no se dan cuenta. Una equivocacinsin control se reere as a una falla comunicativa que ocurre no

    entre quienes comparten un mismo mundo sino entre aquelloscuyos mundos u ontologas son diferentes. En otras palabras,estos desentendimientos no suceden porque hayan diferentesperspectivas acerca del mundo sino porque los interlocutores no

    3 Todas las traducciones al espaol son del autor.

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    se percatan que el otro esta en-actuando (y asumiendo) un mundodiferente. Por ejemplo, como mostrar aqu en mas detalle, laapariencia de un acuerdo acerca del signicado de caza susten-

    table tuvo como resultado el hacer invisible que los animales ypor extensin, los mundos de los que son parte eran entidadesradicalmente diferentes para los Yshiro y para los burcratas yexpertos involucrados en el programa de caza. Signicativamente,en vez de generar un intento de establecer un acuerdo sobre basesmas slidas, el descubrimiento que el programa se haba basadoen una equivocacin genero una respuesta coercitiva por partedel gobierno Paraguayo que apuntaba a contener las conductas delos Yshiro, las cuales se consideraron irracionales (y por lo tanto

    amenazante). Sobre esta base argumentar que los conictos quese generan de esta clase particular de desentendimiento van msall de luchas (complejamente interesadas) sobre la primaca dediferentes perspectivas culturales sobre la naturaleza o el mundoy de hecho involucran la en-actuacin, estabilizacin y proteccincontinua de mundos u ontologas diferentes pero conectadasasimtricamente.

    La caza comercial, antes y ahora

    El pueblo Yshiro vive en la parte noreste del Chaco paraguayo,sobre la ribera del ro Paraguay. Aunque el estado Paraguayocomenz armar su posesin del rea a nes del siglo XIX, lapresencia gubernamental se ha mantenido tenue hasta el presente.Bahia Negra, con 1,000 habitantes y una base militar, es el nicopueblo en el rea con algunos servicios gubernamentales. La nicaconexin con la mayora de las comunidades Yshiro es atravsdel ro Paraguay, y lleva entre siete y ocho horas alcanzar la ms

    lejana. La nica conexin fsica regular que Bahia Negra tienecon el resto del pas es un barco que viaja semanalmente desdela ciudad de Concepcin en un recorrido de tres das.

    La falta de presencia gubernamental ha sido la norma desde elsiglo XIX ya que el estado Paraguayo se baso en empresas privadaspara tomar control de los territorios Chaqueos que reclamabacomo herencia del periodo colonial Espaol. As, compaasmadereras interesadas en el tanino y misiones religiosas, ayudadaspor intervenciones policiales y militares puntuales, funcionaron

    como la cabeza de lanza del estado Paraguayo desde 1880s enadelante. En las primeras dcadas del siglo XX, los Yshiro fueronincorporados (mas o menos forzadamente) como mano de obrabarata de los obrajes madereros. Sin embargo, despus de los50s cuando las compaas madereras colapsaron, los Yshiro

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    terminaron asentndose en dos misiones y en unas cuantasestancias en la costa de ro Paraguay. La mayora de las tierrasen el territorio Yshiro fueron vendidas a especuladores, lo cual

    permiti a los Yshiro acceso irrestricto a ellas hasta nes de los80s cuando estas tierras comenzaron a ser vendidas de nuevo yconvertidas en estancias ganaderas.

    Luego del colapso de la economa maderera, los Yshirocomenzaron a depender en la caza comercial para su subsis-tencia, que se haba vuelto progresivamente mas dependientede productos de mercado (ver Susnik 1995; Renshaw 1996). Lacaza comercial se centraba en los patrones, autoridades locales,es decir Paraguayos civiles o militares, quienes por medio de un

    sistema de endeudamiento operaban como intermediarios entrelos familias cazadoras y las fabricas que procesaban y exportabanlos cueros. Es importante remarcar primero que la caza comer-cial era un negocio paralelo para las autoridades Paraguayas, ysegundo que la poltica dominante del estado Paraguayo hastalos 90s fue la de promover la conversin del monte en tierraspara agricultura y ganadera (ver Stunneberg 1993). Consecuen-temente y en contraste con lo que paso con el comercio de pielesen Norte America (ver Feit 1995; Nadasdy 2003), en ningn

    momento la economa de caza comercial gener un inters porla conservacin o el manejo racional de los recursos, y menosan una preocupacin por entender como los Yshiro concebanla cacera y los animales. Recin a nes de los 80s, cuando se hizoclaro que varias especies estaban reducindose peligrosamente,el gobierno Paraguayo comenz a establecer prohibicionesde caza comercial. De todas maneras, con la connivencia delas autoridades locales involucradas en el negocio, los Yshirocontinuaron cazando aunque en nmeros decrecientes. Dos

    procesos permitieron a los Yshiro despegarse progresivamentedel sistema de endeudamiento y de la caza comercial. Uno fueel establecimiento de una comunidad libre de control externo entierra recuperadas a mediados de los 80s; el otro fue la aparicinen escena de la pesca comercial que ofreca a los Yshiro acceso aun mercado sin intermediarios. Estos procesos, en combinacincon controles ms efectivos sobre el comercio internacional devida silvestre, pusieron punto nal a la vieja economa de caza amediados de los 90s.

    Mientras que la caza comercial no era algo nuevo para losYshiro cuando estos hicieron el pedido a la Direccin de Parquespara reiniciar la actividad, la forma en que esta seria llevada a caboen el marco del programa de caza sustentable no tenia precedentes.Esta seria la primera vez para los Yshiro en que la caza comercial

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    se realizara con el apoyo legal y tcnico de expertos; con reglasestablecidas por el gobierno; (supuestamente) como socios enves de subordinados de otros participantes; y en el contexto de la

    reciente unicacin de facciones internas. De hecho, una conse-cuencia importante de la creacin de la comunidad independientefue la formacin de facciones entre los Yshiro. Lejos de la tutelade los misioneros, algunos Yshiro reiniciaron o intensicaronprcticas que haban sido abandonadas o haban permanecidoocultas por cerca de tres dcadas. Estas practicas involucraban lacomunicacin con varias clases de seres poderosos a los que losYshiro se reeren con el termino genrico de ukurbdeio (podereso potencias). Siguiendo las instrucciones de los ukurbdeio acerca

    del la forma apropiada de comportarse hacia los otros (humanosy no humanos), los contornos de un grupo de tradicionalistascomenz a emerger entre los Yshiro.4 Mas tarde se gener unconicto entre este grupo y otros miembros de la comunidad quevean estas prcticas como contrapuestas a su fe Cristiana y. masgeneralmente, como un paso atrs en el desarrollo del puebloYshiro. De esta manera se consolidaron dos facciones opuestasque eventualmente llevaron a la formacin de dos comunidadesseparadas.

    Aunque las diferencias entre facciones eran menos pronun-ciadas que lo que sus respectivos lideres argumentaban, estasdiferencias mantuvieron a las comunidades Yshiro separadasy mas vulnerables a las fuerzas que comenzaron a cambiar lasonoma del rea en los 90s.5 Sin embargo, para 1999 aquellosque rechazaban fuertemente las practicas de los tradicionalistasse haban convertido en una minora haciendo as las diferenciasentre los grupos aun menos pronunciadas y permitiendo lasnegociaciones que llevaron a la creacin de la federacin Yshiro

    que mencione en la introduccin (ver Blaser 2004). Este era el

    4 Observadores externos fueron los primeros en aplicar el rotulo detradicionalistas pero luego los lideres de este grupo lo comenzarona usar.

    5 En 1991, Paraguay se uni al Mercosur, as se abri las puertasa inversores Brasileros quienes comenzaron a comprar y usar lastierras en territorio Yshir que haban estado en manos de espe-culadores. El incremento del comercio asociado con el Mercosurtambin alimento grandes planes de desarrollo como la Hidroviay la autopista bioceanica que conectar el atlntico al pacico.

    Adems de los planes de mega-desarrollo, la tala masiva que losnuevos dueos de la tierra realizaron gener la creacin de variosplanes internacionales de conservacin medioambiental que como

    veremos afecto el acceso de los Yshiro a los recursos naturales.

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    contexto en el que, como haba pedido Prodechaco (el proyectonanciado por la UE), los lideres Yshiro comenzaron a promover

    discusiones comunitarias acerca de la idea de hacer el programade caza sustentable. Como veremos, la forma en que los Yshiroconcibieron la sustentabilidad fue bastante diferente de la formaen que la concibieron los expertos y burcratas.

    Sustentando la reciprocidad, conservando el Yrmo

    En 1999, mientras estbamos en una salida de pesca con un amigoYshiro le pregunt que opinaba de las regulaciones que sobre la

    pesca que haba comenzado a establecer el gobierno hacia poco,serviran para mantener la poblacin de peces? Como mi amigome miro con perplejidad, segu comentando que las autoridadesdecan que las restricciones impuestas eran para proteger elrecurso y que este no desapareciera. Mi amigo contesto que estono tenia sentido ya que la cantidad de peces en el ro no tenianada que ver con la cantidad que se pescara dado que los pecesvienen con los pjaros de la lluvia (los Osasero). En tanto hayalluvia habr peces. Entonces porque piensas que ellos ponen

    estas reglas? Pregunte. Mi amigo respondi:No sabes? En la Biblia dice que por el ao 2000 losricos se reirn de los pobres. Mira esos turistas quevienen en sus deslizadoras. Ellos son gordos, comenbien. Mira nosotros estamos acos y nuestro niosa veces lloran porque no hay comida. Y el gobiernolos deja llevar a ellos todo el pescado que ellosquieren pero no nos deja trabajar para alimentar anuestros hijos. Ellos se ren de nuestra pobreza.

    Mi amigo no estaba perplejo acerca de la explicacin dada parajusticar las restricciones, que el como otros Yshiro haba escu-chado en la radio con anterioridad, lo que le sorprendi fue queyo expresara esta justicacin sin cuestionarla. Con distancialuego me di cuenta que mi amigo haba esperado que despus demuchos aos de trabajar con los Yshiro yo debera saber bien queesa justicacin para las restricciones no representa las nociones

    que muchos de ellos tienen acerca de las relaciones entre humanosy animales y que, dado la distribucin desigual de las consecuen-cias de las restricciones, uno debera estar preparado a asumiren dichas restricciones motivos no expresados. De hecho paramuchos Yshiro la disponibilidad de fauna esta solo indirectamente

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    conectada con la forma en que los humanos la tratan.6 Por esto,antes de discutir como el programa de caza fue concebido en lascomunidades Yshiro es necesario claricar algunas concepciones

    implcitas de lo que, con cierta distorsin ya que este no es suobjetivo, podramos llamar la conservacin Yshiro.

    Los Yshiro llaman a su medio el yrmo, una palabra queconnota tanto el monte como el mundo y el cosmos, que deacuerdo a varios ancianos esta gobernado por el principio derelacionalidad o la dependencia mutua de todo lo que existe.La reciprocidad entre todas las entidades que co-constituyenel Yrmo es fundamental para mantener el ujo de energa quelo sostienen. Es con este trasfondo que las formas Yshiro de

    entender las relaciones entre humanos y no-humanos, incluyendolos animales, deben ser comprendidas.7 Desde la perspectiva demuchos Yshiro, especialmente aquellos que se autodenen comotradicionalistas, los animales individuales son el abo (emanacin)del espcimen original de la especie, el bahlut. Los bahlutsson unaclase de ukurbdeio (poderes/potencias) con quienes los Yshirotradicionalistas re-establecieron o intensicaron comunicacionescuando la primera comunidad independiente fue establecida.Generalmente los bahlutsy los humanos mantienen relaciones

    de reciprocidad con la intermediacin de los konsaho (hombres omujeres chamanes). Los bahlutdan regalos a los konsaho que sonde benecio para toda la comunidad, por ejemplo, el poder deatraer animales hacia los cazadores, curar enfermedades o hacerque el monte fructique. Estos dones deben ser retribuidos porlos konsaho en formas rituales que a menudo involucran a otroshumanos en una red expansiva de reciprocidad y prestaciones queesta formada en buena medida por las instrucciones de los bahluts.No tomar en cuenta estas instrucciones puede tener resultados

    negativos en la forma de enfermedades, muerte, sequa y, espe-cialmente relevante para nuestra discusin, la disponibilidad deanimales. En elyrmo entonces el nexo mas critico entre la conductahumana y la disponibilidad de animales se da en la reciprocidadque debe primar en la red compuesta tanto por humanos comopor bahluts. Si los animales no estn disponibles signica que

    6 Similares conceptos indgenas de conservacin/manejo hansido descriptos en otras regiones geogrcas (ver Brightman 1987;

    Feinup-Riordan 1990).7 Concepciones indgenas de redes de sociabilidad que trascienden

    la divisin naturaleza/cultura han sido bien documentados enAmerica (see Arhem 1996; Cajete 2000; Descola and Palsson 1996;Descola 1996; Hallowell 1960; Reichel-Dolmatoff 1976; Rival1993;Tanner 1979; Viveiros de Castro 2004b; Waters 2004)

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    en ciertos puntos de la red el ujo de reciprocidad esta fallando,usualmente esto sucede en una interfase humano-humano. Laemergencia y expansin de la red de reciprocidad formada en

    parte sobre la base de las instrucciones de los bahlutsy otrosukurbdeio fue precisamente uno de los elementos que contribu-yeron a la formacin de un grupo tradicionalista relativamenteidenticable. Pero se debe sealar que esta forma de entenderlas complejas relaciones entre humanos y no-humanos no soncompartidas por todas las personas en las comunidades Yshiro.Sin embargo, es remarcable que esta forma de comprender elyrmo se hizo presente cuando los lideres explicaron en reunionescomunitarias que uno de los objetivos del programa era asegurar

    que el numero de animales no disminuya por la cacera. Enefecto, ya fuera presentando estas ideas acerca del yrmo como unared de reciprocidad o no, en cada reunin la gente concluyo que siel viejo sistema de caza era usado para el programa, los animalescomenzaran a desaparecer o disminuir como en el pasado cuandolos patrones solo se preocupaban por sus ganancias. Por ejemploun cazador con mucha experiencia dijo en una reunin: Todossabemos que los patrones pagan muy poco por los cueros, asque para mantener a tu familia tienes que cazar un montn de

    animales. Este comentario impulso a los lideres a aclarar quehabra limites para el numero de cueros que un cazador estarahabilitado a comerciar. Esto a su vez genero un fuerte debateacerca de quien se beneciaria del programa.

    Era claro que los cazadores experimentados que poseyerancanoas y ries serian los principales beneciarios pero se plan-tearon argumentos acerca de las responsabilidades de la federacinYshiro hacia aquellos que haban apoyado su creacin prctica-mente todas las personas. Se debe sealar que la federacin se creo

    despus de un proceso largo y muy movilzante durante el cual lamayora de los Yshiro, con gran sacricio personal, contribuyeronsus escasos recursos econmicos para que os lideres viajaran a lacapital, Asuncin. En este proceso, la gente comenz a referirsea la federacin como un bebe que necesitaba ser apoyado hastaque creciera y tuviera capacidad para apoyar y mantener as susparientes. Es en este contexto que alguna gente planteo en lasreuniones comunitarias que la federacin deba retribuir su apoyo.Estos planteos a su vez abrieron el debate ms general sobre

    reciprocidad y los deberes hacia los otros. Por ejemplo, algunospreguntaron como las madres solteras y las viudas que no tenanparientes varones cercanos pero que sin embargo participabanen los rituales organizados por los konsaho se beneciaria dela temporada de caza Algunos ancianos sealaron el role de los

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    bahluts y los konsaho en una buena temporada de caza y, en una delas reuniones, Don Veneto, un konsaha muy prestigioso sealaos lacontradiccin de querer que siempre esten animales abundantes

    pero sin compartir los regalos de los bahluts ampliamente. Hastaun pastor Pentecostal dijo, que hay acerca de nuestros vecinosparaguayos pobres que han compartido comida y herramientascon nosotros en los malos tiempos? Es de buenos cristianos nocompartir con ellos ahora? En sntesis, de una manera u otra lacuestin de mantener una reciprocidad amplia termin primandoen como los Yshiro concibieron como conservar los animalesque pueblan el yrmo.

    Despus de largos debates, en el cual fueron sopesadas cues-

    tiones como el principio de relacionalidad, las instrucciones delos bahluts, la oportunidad poltica, el dios Cristiano, la pocinrelativamente reforzada de los tradicionalistas y consideracioneseconmicas, un consenso emergi que la federacin Yshirodebera obtener los derechos exclusivos para intermediar entrelos cazadores y la industria exportadora. En esta posicin lafederacin podra asegurar que los benecios del programa decaza alcanzaran a cada hogar Yshiro y aun mas a algunos desus vecinos Paraguayos, asegurando as la conservacin de los

    animales que pueblan el yrmo.Es importante subrayar que el yrmo que emergi de estas

    discusiones en las comunidades no era una entidad esencial fuerade la historia sino mas bien una performance muy particular ysituada, era un factiche.Recordemos que un factiche no es unobjeto autnomo ni una proyeccin reicada de un sujeto sinouna performance en la cual la objetividad y la subjetividad, ascomo la moralidad y la poltica, estn indisolublemente ligadas.

    En la ontologa poltica del yrmo, es decir, en las negociacionesinvolucradas en la performance que le dio existencia a este facticheen particular, varias elementos estaban incorporados. Adems delos elementos mencionados antes, haba tambin la novedad deconcebir la reciprocidad entre humanos como mediatizada porla federacin en vez de ser realizada a travs de relaciones depersona a persona, y en general toda la nocin de cmo asegurarla reciprocidad en el yrmo estaba inuida por el hecho de queel programa era acerca de caza comercial, agregando as otro

    elemento de complejidad a la forma en que los Yshiro concibenla relacionalidad hoy en da. Tomando esto en consideracin noes imprudente concluir que este yrmo en particular no podraser el mismo que exista antes del contacto con los blancos,y probablemente antes del programa de caza sustentable. Sinembargo, y como veremos, este yrmo sigue siendo claramente

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    diferente a los diversos medioambientes que son preformadospor burcratas y cientcos.

    Hay dos caractersticas del yrmo que contrastan fuertemente

    con los medioambientes que le conciernen a la conservacinpromovida por burcratas y cientcos. La primer caractersticaes la centralidad que tiene la interfase humano a humano en laconservacin Yshiro, la cual contrasta con lo que parece ser elfoco central de la conservacin burocrtica/cientca, es decir,las relaciones entre humanos y animales. En efecto, las reglas parala conservacin parecen enfocarse en la cantidad de animalesque pueden ser cazados, el tamao y la edad y el periodo en elque pueden ser recolectados. Estas reglas se basan en estudios

    cientcos de la conducta animal, los patrones de reproducciny el tamao de las poblaciones. Una vez que estos hechos sonestablecidos, la tarea de las reglas para la conservacin es adecuarla conducta humana a ellos. Aqu entra el segundo contraste, quees el grado de agencia que los no-humanos tienen en el yrmo.En comparacin, los animales que son parte del medioambienteestn mas cercano a ser objetos sin voluntad propia, lo que losmoviliza es su naturaleza. Precisamente porque se los concibecomo objetos, sus conductas pueden ser tratadas como asuntos

    de facto y no como expresiones plenamente agentivas de lasrelaciones y comunicaciones que los animales mantienen con loshumanos, entre otros seres.

    Dada las caractersticas del medioambiente performado porburcratas y cientcos, no sorprende que cuando las noticias deque se abrira una temporada de caza comercial llegaron a BahaNegra, se levantaron las voces de unos bilogos de una ONGmedioambientalista espaola que operaba en el rea Yshiro. De

    acuerdo a estos bilogos, los estudios sobre la fauna local no sehaban realizado apropiadamente y por lo tanto un programa decaza basado en ellos seria desastroso para el medioambiente. Paradarles la tranquilidad de que el programa no seria un desastre,los lideres Yshiro invitaron a los bilogos a una de las reunionesdonde los detalles del programa estaban siendo discutidos.Despus de escuchar a los lderes explicar como planeaban elloshacer el programa sustentable por medio de asegurar una recipro-cidad amplia, uno de los bilogos le habl a los presentes:

    Nos alegra mucho que estn usando sus tradicionespara organizar los trabajos. Nosotros no tenemosningn problema con esto, al contrario creemosque esto es muy importante y bueno para lascomunidades. Nuestro problema es con los estudios

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    acerca de los animales que se hicieron mal y que seestn usando para abrir la temporada de caza. Esees nuestro problema.

    Para estos bilogos era irrelevante que de acuerdo a los Yshirola sustentabilidad del programa estaba asegurada por su enfoqueen la reciprocidad, en tanto ellos no pudieran comprobar queesta idea no contradeca sus propias concepciones cientcasacerca de como funciona el medioambiente, la sustentabilidad delprograma estara en dudas. En otras palabras, los Yshiro podancreerlo que quisieran acerca del medioambiente pero las accionesbasadas en estas creencias no deberan ir en contra de lo que los

    bilogos sabanacerca del medioambiente. Insatisfechos con lacredibilidad cientca del programa de caza, los bilogos conti-nuaron tratando de complicar el lanzamiento del programa porlos burcratas de Asuncin. Como veremos, aunque pivotandosobre versiones cientcas de este, el medioambiente performadopor estos burcratas tambin tena sus inexiones particulares.

    Negociando la cultura, protegiendo el medioambiente

    Cuando las Comunidades Yshiro concluyeron sus discusiones, lafederacin pidi a Prodechaco y la Direccin de Parques que se leotorgara el derecho exclusivo de intermediar entre los cazadores yla industria exportadora. Uno de los lideres explico que la exclu-sividad asegurara que los benecios fueran distribuidos amplia-mente y aclaro: Nuestros ancianos dicen que todos se tienen quebeneciar o los animales van a disminuir. Los burcratas acep-taron el pedido pero no hicieron ningn esfuerzo para entenderla lgica que ligaba la exclusividad en la intermediacin con la

    conservacin. Para ellos, as como para los bilogos espaoles,dicha lgica era en realidad irrelevante para la sustentabilidad enla medida en que el pedido de exclusividad poda ser incorporadocomo un rasgo cultural que no requera mas atencin. As, enla traduccin de las discusiones comunitarias a la planicacinlegal y tcnica, la lgica subyacente al pedido de exclusividad fuetransformada en algo equivalente a preocupaciones acerca degerenciamiento y ganancias econmicas. Esto es evidente en uncomunicado de prensa preparado por Prodechaco para contestar

    a los reclamos pblicos de los medioambientalistas acerca de lospeligros del programa de caza sustentable.8 En el comunicado,

    8 Como la federacin Yshiro fue invitada a rmar el comunicadoah se perdi una oportunidad para aclarar la lgica de la demanda

    Yshiro de exclusividad en la intermediacin. Sin embargo, sin la

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    Prodechaco armaba que los derechos exclusivos dados a lafederacin Yshiro aseguraran la sustentabilidad del proyectoporque los Yshiro tienen mecanismos sociales basados en la

    reciprocidad que desalientan la accin individual y por lo tantoharan mas fcil controlar que la caza se realizara de acuerdo a losparmetros establecidos por los expertos. Tambin el comunicadodeclaraba que la mayor ganancia que la exclusividad generarapara los Yshiro podra ser reinvertida en el etnodesarrollo (verperidicoABCAbril 6, 2000, p.6). Como veremos, la intencineconmica y gerencial que se atribuyo al pedido de exclusividaden la intermediacin fue una traduccin que permiti acomodarla demanda Yshiro dentro de lo que Prodechaco y la Direccin

    de Parques consideraban la proteccin del ambiente.El mismo Prodechaco fue el producto negociado de lasrelaciones bilaterales de la Unin Europea y el Paraguay. Poreso, el medioambiente que esta institucin tena que conservarera un factiche que emergi (mas inmediatamente) del encuentroentre dos tipos de mediaombientes. Por un lado, estaba elmedioambiente de la UE que incorporaba explcitamente la ideaque la diversidad cultural y biolgica estaban ligadas, e implcita-mente demandaba del estado Paraguayo que entregara grandes

    cantidades de tierras a los Indgenas para as conservar tanto elmedioambiente como sus culturas. Por otro lado estaba el medio-ambiente del gobierno Paraguayo que apareca como un recursopoco explotado y que necesitaba el impulso privado apoyado porel estado para ser desarrollado. Dejando de lado los detalles de lanegociacin entre las dos partes quiero sealar brevemente quela ontologa poltica del medioambiente que Prodechaco teniaque proteger implicaba mantener en equilibrio dos demandas:retener en alguna medida la conexin entre la diversidad cultural

    y la diversidad biolgica y honrar el acuerdo tcito entre la UEy el gobierno Paraguayo que las intervenciones de Prodechacoevitaran cuidadosamente antagonizar o inmiscuirse con los inte-reses de los poderosos terratenientes Paraguayos. Para hacer estoProdechaco termin promoviendo una revalorizacin puntual depracticas de uso de recursos naturales evitando sealar el contextocolonial que ahoga las formas de vida en las que dichas prcticastienen sentido (Prodechaco 1998:153-154). Esta actitud se condice

    previsin de lo que sucedera mas tarde, ni los lideres ni yo mismoconsideramos de importancia critica el hacer dicha aclaracincuando tuvimos la oportunidad. En parte esto se debi a que comoPoirier (2008:83) seala, los Indgenas han aprendido a no expresaraquellos aspectos de sus ontologas que pueden ser considerados,desde un punto de vista moderno, como poco serios.

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    con la tendencia dominante en los crculos conservacionistasdonde los conocimientos y las prcticas medioambientales Ind-genas son convertidas en paquetes de conocimientos discretos

    que pueden ser incorporados en la caja de herramientas de losexpertos, generalmente como informacin (ver Banerjee andLinstead 2004; Briggs and Sharp 2004; Nadasdy 2003).

    A la base de este tratamiento del conocimiento Indigena estala nocin multiculturalista que discut en la introduccin, deacuerdo a la cual las diferencias culturales son negociables enltima instancia porque son mutuamente conmensurables va loque es comn a todos, el mundo o la realidad ah afuera (ver Povi-nelli 2001). Recordemos que en este sentido, el multiculturalismo

    excede la poltica liberal que tiene ese rotulo; en este caso se reereal presupuesto ontolgico moderno que las culturas son perspec-tivas mas o menos parciales acerca de una naturaleza o realidadnica. Esta naturaleza o realidad nica que todas las culturascomparten es lo que las hace mutuamente conmensurables.Mas especcamente en el contexto de la conservacin, lo quehace a diferentes culturas conmensurables es el medioambiente.Teniendo una variedad de herramientas (es decir, culturas) conque la conservacin se puede realizar, el que uno use una u otra

    cultura es indiferente en tanto el medioambiente sea afectado enla misma manera. En otras palabras, la cultura es negociable peroel medioambiente no lo es. Sin embrago, es conveniente recordarque el medioambiente es un factiche, que en nuestro caso y dadola ontologa poltica envuelta fue en buena medida formado bajola demanda de no molestar el statu-quo econmico-polticoParaguayo, y en particular a los terratenientes. As, al arreglar lascuestiones tcnicas del programa con la Direccin de Parques,Prodechaco insisti en que se prohibiera explcitamente la caza

    en propiedades privadas. La Direccin de Parques a su vez querael mecanismo ms simple de control y por lo tanto insisti enrestringir los permisos de caza solo a los Yshiro.

    Despus de larga negociaciones y un atraso de dos meses, elprograma de caza comenz con un marco legal y tcnico queaparentemente tomaba en cuanta los intereses de todos los parti-cipantes ya que estableca: la prohibicin de caza en propiedadesprivadas (como lo haba pedido Prodechaco); una restriccin que

    solo permita cazar a los Yshiro (como haba pedido la Direccinde Parques); y la exclusividad en la intermediacin (como habapedido la federacin Yshiro). Como sabemos por la introduccinde este articulo, dos meses mas tarde el personal de Prodechaco yde la Direccin de Parques estaban planteando que el programase haba convertido en depredacin y devastacin provocada

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    por los Yshiro y por cazadores Paraguayos. Tambin adelantque estos sucesos evidenciaron que un elemento central de laontologa poltica del programa de caza haba sido lo que Viveiros

    de Castro (2004a) llama una equivocacin sin control, una claseparticular de malentendido que sucede no porque hay perspectivasdiferentes acerca del mundo sino porque hay diferentes mundosy esto no se reconoce.

    La conservacin Yshiro (implcita en el pedido de exclusi-vidad) implicaba una serie de presupuestos que, basados en elprincipio de relacionalidad eran profundamente subversivos de laspreocupaciones dominantes que las otras partes haban introdu-cido en el programa. El primero de estos presupuestos, implcito

    en la critica de mi amigo a las regulaciones de pesca impuestassobre los Yshiro mientras los ricos son dejados hacer, indicaque a nadie se debe negar los medios para mantenerse, mas aunconsiderando la generosidad de los bahluts que dan los animales.El segundo presupuesto indica que una relacin responsable entrehumanos hace que el acceso a los recursos para la supervivenciadebe ser inclusivo y no exclusive. Como vimos, una preocupacincentral en las comunidades fue a quien se debera incluir en ladistribucin de benecios del programa para asegurarse que

    las redes de reciprocidad estaban siendo respetadas. El tercerpresupuesto indica que la disponibilidad futura de los animalesdepende en gran medida de cmo estas responsabilidades entrehumanos son honradas en el presente.

    Seguir la lgica de estos presupuestos hasta sus ultimas conse-cuencias implica que la conservacin Yshiro esta al menos enconicto sino directamente en contradiccin con la propiedadprivada, valores de mercado y aun de jurisdicciones internacio-

    nales que estaban implcitas en los reglamentos del programade caza. Sin embargo, los otros participantes en el programa nisiquiera sospecharon que estos presupuestos estaban a la basedel pedido de exclusividad hecho por la federacin Yshiro. Por elcontrario, los otros participantes asumieron que el pedido expre-saba preocupaciones e intereses similares a los suyos (es decir,eciencia, gerenciabilidad y ganancias econmicas) y dieron formaal programa en funcin de dicha presuncin. Los lideres Yshiropor su parte encontraron dicultades en explicar a sus comuni-

    dades como reglas tales como la restriccin sobre los cazadoresParaguayos, la prohibicin de cazar en propiedad privada o lademandas de respetar jurisdicciones nacionales, se relacionaban

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    con el objetivo de sustentabilidad. 9 En consecuencia, la genteen las comunidades actu sin consideracin por estas reglas queparecan estar completamente desconectadas del problema central

    de honrar las relaciones de reciprocidad. Por ejemplo, madressolteras se asociaron con vecinos Paraguayos con quienes lascomunidades tenan relaciones de amistad y conanza y quienesposean los elementos necesario para rastrear y cazar animales.Por hacer esto los Yshiro fueron acusados de vender las cuotas decaza, implcitamente argumentando que el pedido de exclusividadno tenia nada que ver con las nociones de conservacin Yshirosino con sacar la carta cultural para incrementar sus ganancias(Gonzales Vera 2000b). Finalmente, y aunque los Yshiro y los

    cazadores Paraguayos no cazaron mas all de la cuota establecidapor los estudios de poblacin animal, su desconsideracin hacia lapropiedad privada y las jurisdicciones nacionales termino siendovista como depredacin y devastacin medioambiental.

    Evidentemente, la conservacin Yshiro no fue reconocidamas que como un inters traducible como equivalente a los inte-reses de los otros participantes del programa y as fue subordinaday reducida a la forma de entender la conservacin de esos otrosparticipantes. Pero una vez que se hizo claro que esta traduccin

    estaba basada en una equivocacin, la conservacin Yshiro fuevista ya sea como una manipulacin inteligente de la cultura ocomo basada en el error. En cualquier caso, se hizo evidenteque la conservacin burocrtica/cientca podra ser establecidaentre los Yshiro solo por medio del uso o la amenaza de fuerza.No sorprender entonces saber que comenzando en el 2001, elgobierno Paraguayo creo la Secretaria del Ambiente, establecila ocina del scal ambiental, y reforz la vigilancia policial enel rea de los Yshiro, esto adems de declarar la mayor parte

    del territorio Yshiro una reserva de biosfera y de establecer sinninguna consulta un Parque Nacional cerca de la comunidadYshiro mas grande.

    Encuentros ontolgicos, equivocaciones,y los lmites de lo negociable

    Debido a las performances diferentes que los trajeron a la exis-tencia, elyrmo y el medioambiente se encontraron en el programa

    9 Nunca antes los Yshiro (ni los viejos patrones de caza) se preocu-paron de saber si donde cazaban era propiedad privada o no, nitampoco los dueos pusieron obstculos para la caza. Esto era asporque el uso efectivo de la tierra solo comenz cuando la viejaeconoma de caza comenz a declinar.

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    de caza sustentable como mundos u ontologas diferentes. Hablarde diferentes mundos u ontologas no es otra manera de reins-talar las viejas nociones antropolgicas, largamente criticadas, de

    culturas autocontenidas y claramente delimitadas. Los mundos ylas fronteras que los delinean tienen que ser trazados constante-mente pues estn un constante proceso de devenir que involucrasus interacciones mutuas (ver Strathern 1996), incluyendo enestas las equivocaciones sin control que se generan. En nuestroejemplo, aquellos que manejaban los aspectos tcnicos y legalesdel programa de caza concibieron que su rol era hacer equivalenteslos diversos intereses o perspectivas de los Yshiro, Prodechacoy la Direccin de Parques por medio de un medioambiente que

    (supuestamente) exista independientemente de ese encuentrode las partes - mientras que en realidad este medioambientefue tomando forma en el mismo procesos de establecer lasequivalencias. De este modo, los expertos no podan ver que losderechos exclusivos de intermediacin que haban reclamado losYshiro eran un indicador de la presencia de otro mundo, elyrmo.Argumentar que la particularidad de este caso de equivocacinsin control y las respuestas generadas cuando la equivocacinse hizo evidente revela que el mundo u ontologa moderna se

    sostiene por medio de performances que tienden a suprimir y/ocontener las performances de otros mundos.

    En el contexto de arreglos de co-manejo de vida silvestre,Paul Nadasdy (2003:114-221) ha demostrado que aun cuando losburcratas y expertos pueden entender y sentir simpata hacia losconocimientos Indgenas, estos conocimientos terminan siendodejados de lado porque a menudo contradicen los presupuestossobre los que estn basados las preocupaciones e intereses buro-crticos y cientcos. Como hemos visto, este fue el caso con los

    burcratas involucraos en el programa de caza y tambin con losbilogos que se opusieron al programa. En otras palabras, estasdiferentes performances del medioambiente, aunque antagnicas,tenan algo en comn: la relacin jerrquica que establecan conel yrmo. Esta jerarqua estaba basada en lo que Latour (1993)llama la constitucin moderna. Para mis propsitos aqu quierorecordar un aspecto del argumento de este autor: que lo que elllama las dos Grandes Divisiones centrales a la constitucinmoderna estn intrnsicamente conectadas. El dice:

    La Gran Divisin Interna [entre Naturaleza yCultura] da cuenta e la Gran Divisin Externa [entreNosotros y Ellos]: nosotros [los modernos] somoslos nicos que diferenciamos absolutamente entreNaturaleza y Cultura, entre Ciencia y Sociedad,

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    mientras que a nuestros ojos todos los dems yasean Chinos o Amerindios, Azande o Baruya nopueden realmente distinguir los que es conoci-

    miento de lo que es sociedad, lo que es signo delos que es cosa, lo que viene de la Naturaleza en sde lo que sus culturas requieren (Latour 1993:99.Mi traduccion).

    Precisamente, al descartar la conservacin Yshiro como si fuerairrelevante, un producto de la mala fe o el error, los bilogos yburcratas implcitamente reclamaban para si una posicin epis-temolgica superior porque no estaba distorsionada por la cultura

    (o intereses mezquinos). Sin embargo para que esta idea pudierasostenerse, otra idea tiene que haberse establecido primero: queel medioambiente es uno, la realidad externa. Aqu es donde elconicto generado por el programa de caza se revela como onto-lgico mas que como epistemolgico, ya que los que esta en juegono son perspectivas culturales diferentes acerca del mundo sino elpropio presupuesto de que este mundo de una naturaleza y variasculturas - y no un mundo relacional de humanos y no-humanosplenos de agencia - es la realidad ultima. As, aun si los bilogos

    y burcratas dijeran que su manera de conocer el medioambientees una mas (ni superior ni inferior a la de los Yshiro), la divisinontolgica moderna entre cultura y naturaleza, implcita en laposicin multiculturalista, se impone sobre una ontologa queno opera sobre la base de dicha divisin.

    Pero, como se consigue la unidad del medioambiente comouna realidad nica externa a pesar de las diversas performancesque hay de el? A travs de lo que Mol (2002) llama coordinaciny distribucin: operaciones por medio de las cuales performances

    diferentes se mantienen unidas como una entidad nica o, porel contrario, se las mantiene separadas para evitar interferenciasmutuas. Brevemente, la coordinacin funciona por medio deagregar las performances diferentes como si fueran perspectivasmltiples sobre un mismo objeto (la idea es que a mayor numerode perspectivas que se agreguen se tiene una imagen mas acer-tada de la realidad) o sino por medio de descartar perspectivasdisonantes (la idea es que algunas perspectivas son errneas).La distribucin funciona por medio de mantener separadas

    performances diferentes de forma tal que las disonancias entreellas no se conviertan en choques en los cuales se tiene queadjudicar a alguna el status de verdad para mantener la unidadde un objeto. Mi argumento es que la incorporacin de conoci-mientos Indgenas en el manejo de recursos naturales, as como

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    la posicin multiculturalista en que se basa esta poltica, tienenefectos de coordinacin y distribucin que aseguran la unidad defactiches especcos y, mas generalmente, protegen la constitucin

    moderna.Para los bilogos espaoles, la forma cultural de entender el

    medioambiente de los Yshiro era interesante y debera preservarse,pero tambin deba ser distribuida (es decir, mantenida aparte)de las practicas concretas de conservacin. Para Prodechaco y laDireccin de Parques, la conservacin Yshiro fue (inicialmente)simplemente otra perspectiva sobre el medioambiente que podase coordinada (agregada) con las propias. En cualquiera de loscasos, en tanto los presupuestos ontolgicos de la demanda de

    exclusividad de los Yshiro pudieran mantenerse entre parntesis,pareca que estos presupuestos se podan agregar o manteneraparte sin complicaciones. Pero cuando estos presupuestos sehicieron maniestos a travs de conductas que no se podansoslayar fueron dejados de lado y silenciados. Esto pareci unarespuesta razonable de parte del gobierno. En efecto, ya sea porestar basadas en el error o la mala fe, las conductas de los Yshirojusticaron el establecimiento de controles mas rgidos basadosen ultima instancia en la presencia coercitiva de fuerzas policiales.

    Como lo ha argumentado Elizabeth Povinelli (2001) la restriccinen el uso de coercin dentro del paradigma que plantea que lasculturas diferentes son igualmente validas se aplica en la medidaen que los Indgenas se comporten dentro de los lmites de losque es razonable y concebible. Estos limites estn denidos porla realidad exterior, en este caso seria el medioambiente que fueformado por los burcratas y los expertos en el contexto delprograma de caza sustentable.

    Bajo esta luz podemos apreciar que en el proceso de coordinary distribuir diferentes performances de realidad, el multicultu-ralismo tolerante al mismo tiempo delimita los trminos de losque es razonable y concebible y hace aparecer la coercin comouna respuesta razonable frente a las conductas irracionales. Elmulticulturalismo asegura as que las performances de otrasrealidades no interferirn o desaarn la unidad de la realidadexterna. La importancia que tiene el proteger esta unidad dela realidad externa para la ontologa moderna se hace evidente

    si uno considera que la consecuencia de aceptar la existencia deontologas o mundos mltiples seria el n de la Gran DivisinInterna entre cultura y naturaleza y, por lo tanto, de la caractersticafundamental que diferencia (y supuestamente hace superior) a losmodernos en relacin con los otros. En esta lnea de argumentovarios exponentes de el programa de investigacin sobre moder-

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    nidad/colonialidad (ver Dussel 1995, 1998; Escobar 2003) hanargumentado que la divisin moderna entre Naturaleza y Culturay la divisin entre moderno y no-moderno son co-emergentes y

    co-dependientes. Esto signica que la performance de un mundoen el que la naturaleza (o realidad externa) y la cultura estnabsolutamente diferenciados requiere mantener bajo control elriesgo que supone la existencia de otros mundos.

    A la luz de este argumento es importante remarcar que lasimplicancias polticas de tratar a las ontologas Indgenas seria-mente van ms all de los manejos micro-polticos de una deter-minada institucin o proyecto e incluyen la poltica ms ampliade la colonialidad inherente a la ontologa moderna. De hecho, si

    los mundos u ontologas Indgenas son tomados con seriedad, laconstitucin moderna colapsara. Esta es la razn por la que en laprctica el enfoque multicultural pone la carga sobre los mundosdiferentes al decirles se otro as no nos anquilosamos, pero hazloen forma tal que no nos deshagamos, es decir hazte aceptablepara nosotros de otro modo el mensaje indica las consecuenciasde negarse a ser aceptable: represin legal, econmica y social(Povinelli 2001:329). Todo lo cual corresponde al caso Yshirocomo hemos visto precisamente porque las practicas asociadas

    con el yrmo constituyen, desde una perspectiva moderna, unaanomala recalcitrante que constantemente hace evidente lo quela modernidad no puede negociar seriamente sin deshacerse: esdecir, la existencia de mundos u ontologas mltiples.

    El conicto que se gener por el programa de caza sealala necesidad se entender estas situaciones desde una perspec-tiva de ontologa poltica que se enfoque en las dinmicas depoder producidas en el encuentro entre una ontologa moderna

    dominante y las ontologas indgenas en sus manifestacionespracticas concretas. Las diversas ontologas polticas que dieronforma a los mediaombientes de los burcratas y los expertosponen en evidencia que los factiches modernos as comocualquier factiche son variadamente interesados y por tantono son enteramente coherentes entre si. Sin embargo esto nodebera cegarnos con respecto al substrato comn que provee lapresuposicin multiculturalista que los sostiene. De hecho, mien-tras que los desacuerdos entre gente que comparte los mismos

    presupuestos ontolgicos pueden ser muy signicativos paraellos, desde una perspectiva Indgena estos desacuerdos puedenser menos signicativos que sus puntos en comn. Por lo tanto,desde la perspectiva de la ontologa poltica uno no debe nuncaasumir que lo que esta en juego en un conicto o negociacin sondiferencias culturales acerca de un mundo comn, mas bien es

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    importante el prestar atencin a la posibilidad de que lo que esteen juego sean mundos diferentes. De otro modo una arriesga elcaer en la trampa de las equivocaciones sin control y as reducir

    otros mundos al nuestro. Como he tratado de mostrar aqu, y otrasetnogras de encuentros ontolgicos revelan (ver Clammers et al2004; Cruikshank 2005; de la Cadena 2007; Nadasdy 2007; Poirier2008; Povinelli 1995), esta reduccin no es inocua, mas bien sientalas bases para continuar la subordinacin de otros mundos. As,una pregunta critica es que implicara el hacer una antropologaque evite la trampa de las equivocaciones sin control? Mientrasque no puedo tratar este tema aqu quiero remarcar que esta estal vez la pregunta fundamental a la que el futuro desarrollo de la

    ontologa poltica debe responder. Puesto de otra manera, comodamos cuenta de los encuentros ontolgicos cuando para contaralgo siempre operamos sobre una base ontolgica? Espero queeste artculo invite a los lectores a encarar este desafo.

    Agradecimientos

    Las ideas presentadas aqu son el producto de la colaboracin

    con varios colegas que sin necesariamente acordar con esterotulo estn contribuyendo a dar forma al campo de la onto-loga poltica. Ellos son Marisol de la Cadena, Arturo Escobar,Harvey Feit, Justin Kenrick, Brian Noble y los miembros delColectivo Crabgrass. Elena Yehia me ha impulsado a valorar lasposibilidades inherentes a la ontologa poltica. A todos ellos miprofundo agradecimiento. Las debilidades e inconsistencias enel argumento son enteramente mas.

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