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LA PRETENSIÓN CIVIL DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL Yolanda Palomo Herrero Profesora Titular de Derecho Procesal Universidad de Valladolid Sabido es que en nuestro ordenamiento se permite el ejercicio de la acción ci- vil en el proceso penal, constituyendo lo que se denomina acumulación hete- rogénea de acciones, cuyo fundamento se encuentra primordialmente en el principio de economía procesal. El análisis de la pretensión civil deducible en el proceso penal constituye el objeto de este trabajo, y, fundamentalmente, sus elementos identificadores, esto es, sujetos, petitum y causa petendi. SUMARIO 1. INTRODUCCIÓN. 2. LA ACUMULACIÓN HETEROGÉNEA DE ACCIONES. 3. CONCEPTO, NATURALEZA JURÍDICA Y CARACTERÍSTICAS DE LA PRETEN- SIÓN CIVIL DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL. 4. ELEMENTOS IDENTIFICADORES DE LA PRETENSIÓN CIVIL EN EL PROCESO PENAL. 4.1. Sujetos. 4.1.1. Legitimación activa. 293 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 14. ENERO 2008 SOBRE LA REFORMA DE LA JUSTICIA PENAL

LA PRETENSIÓN CIVIL DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL

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LA PRETENSIÓN CIVIL DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL

Yolanda Palomo HerreroProfesora Titular de Derecho Procesal

Universidad de Valladolid

Sabido es que en nuestro ordenamiento se permite el ejercicio de la acción ci-vil en el proceso penal, constituyendo lo que se denomina acumulación hete-rogénea de acciones, cuyo fundamento se encuentra primordialmente en elprincipio de economía procesal. El análisis de la pretensión civil deducible enel proceso penal constituye el objeto de este trabajo, y, fundamentalmente, suselementos identificadores, esto es, sujetos, petitum y causa petendi.

SUMARIO

1. INTRODUCCIÓN.

2. LA ACUMULACIÓN HETEROGÉNEA DE ACCIONES.

3. CONCEPTO, NATURALEZA JURÍDICA Y CARACTERÍSTICAS DE LA PRETEN-SIÓN CIVIL DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL.

4. ELEMENTOS IDENTIFICADORES DE LA PRETENSIÓN CIVIL EN EL PROCESOPENAL.

4.1. Sujetos.

4.1.1. Legitimación activa.

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4.1.2. Legitimación pasiva.

4.1.2.1. Responsables civiles directos.

4.1.2.2. Responsables civiles subsidiarios.

4.2. Petitum.

4.2.1. La pretensión restitutoria del bien sustraído.

4.2.2. La pretensión resarcitoria de daños y perjuicios.

4.3. Causa petendi.

5. NOTA BIBLIOGRÁFICA.

Yolanda Palomo Herrero

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NÚMERO MONOGRÁFICO

AC Actualidad Civil.

AP Actualidad Penal.

Art. Artículo.

CC Código Civil.

Ccom Código de Comercio

CGPJ Consejo General del Poder Judicial.

CP Código Penal.

LCS Ley de Contrato de Seguro.

LEC Ley de Enjuiciamiento Civil.

LECrim. Ley de Enjuiciamiento Criminal.

LH Ley Hipotecaria.

LOSVSP Ley de Ordenación y Supervisión de losSeguros Privados.

LRCSVM Ley de Responsabilidad Civil y Seguro enla Circulación de Vehículos a Motor.

Núm. Número.

Op. cit. Obra citada.

P./pp. Página/páginas.

PJ Poder Judicial.

RJA Repertorio de Jurisprudencia Aranzadi.

RJE La Ley Revista Jurídica Española La Ley.

RRCSVM Reglamento sobre la responsabilidad civily seguro en la circulación de vehículos amotor.

SAP Sentencia de Audiencia Provincial.

RVDPA Revista Vasca de Derecho Procesal y Ar-bitraje.

STC Sentencia del Tribunal Constitucional.

STS Sentencia del Tribunal Supremo.

Listado de abreviaturas utilizadas:

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1. INTRODUCCIÓN

Establece el art. 100 de la LECrim. que «De todo delito o falta nace acciónpenal para el castigo del culpable, y puede nacer también acción civil para larestitución de la cosa, la reparación del daño y la indemnización de perjuicioscausados por el hecho punible». A su vez el art. 116 CP señala que «todapersona criminalmente responsable de un delito o falta los es también civil-mente si del hecho derivaren daños y perjuicios» (1).

Sin embargo, a la literalidad del primero de los preceptos citados pueden ha-cérsele dos puntualizaciones: En primer lugar que, como señala GIMENOSENDRA (2), del delito no nace la acción civil, sino que, en su caso, lo que na-ce del delito es el derecho a interponer una pretensión civil. En segundo lugar,hay que dejar claro también que, como ha puesto de manifiesto la doctrina (3),la responsabilidad civil y, por consiguiente, la pretensión para exigirla no deri-va ni del delito ni de la falta criminal, sino de los hechos en la medida en quesean constitutivos de un ilícito civil y causen resultados perjudiciales.

Así, un mismo hecho histórico puede ser generador de una responsabilidadpenal que se exigirá en el oportuno proceso penal y de una responsabilidadcivil que, en principio, se hará valer en un proceso civil. Pero nuestro ordena-miento, al igual que otros sistemas jurídicos como el italiano, el francés y el ale-mán, permite la acumulación de ambas acciones, civil y penal, en un mismo

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1. Vid. también el art. 109 CP.

2. GIMENO SENDRA, V. (con CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. y GARBERÍ LLOBREGAT, J.): Los procesospenales, Barcelona, 2000, p. 13.

3. Entre otros, FONT SERRA, E.: La acción civil en el proceso penal. Su tratamiento procesal, Madrid, 1991,p. 14; DE LA OLIVA SANTOS, A. (con ARAGONESES MARTÍNEZ, S.; HINOJOSA SEGOVIA, R.; MUERZA ES-PARZA, J. y TOMÉ GARCÍA, J. A.): Derecho procesal penal, Madrid, 2004, p. 245; y ARNAIZ SERRANO, A.:Las partes civiles en el proceso penal, Valencia, 2005, p. 62, GÓMEZ ORBANEJA, E.: Derecho Procesal Pe-nal, Madrid, 1968, p. 67.

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proceso penal, que constituye, según la generalidad de la doctrina (4), un su-puesto de acumulación heterogénea de acciones, en cuanto que las preten-siones que se deducen de forma acumulada son de naturaleza diversa y porcontraposición a la homogénea que supone el enjuiciamiento conjunto de he-chos punibles conexos.

El análisis de esta pretensión civil acumulada constituye el objeto del presen-te trabajo. Trazaremos, en primer lugar, las líneas básicas de la denominadaacumulación heterogénea de acciones, fijaremos, posteriormente, el concep-to, la naturaleza jurídica y las características de la pretensión civil ejercitableen el proceso penal, para finalizar con el análisis de los elementos identifica-dores de dicha pretensión civil.

2. LA ACUMULACIÓN HETEROGÉNEA DE ACCIONES

El ejercicio conjunto de acciones civiles y penales provenientes de un mismohecho ha sido justificado por la doctrina aduciendo diversas razones (5). Asítradicionalmente se ha recurrido al principio de economía procesal, en tantoel ejercicio conjunto de acciones evita el proceso civil posterior, produciéndo-se un importante ahorro de tiempo y de dinero tanto para el justiciable comopara la Administración de justicia, en cuanto se aprovecha la presencia en elproceso de los implicados, así como la prueba practicada sobre la infraccióncriminal. Como ha señalado RUIZ VADILLO (6), «si el Derecho no es eficaz, noes nada, y separar la responsabilidad penal de la civil, incluso desde el puntode vista del proceso utilizable para su exigencia, es hoy por hoy una quimeraque, de realizarse, haría más premioso, lento e ineficaz el proceso penal». Se

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4. DE LA OLIVA SANTOS, A. (con ARAGONESES MARTÍNEZ, S.; HINOJOSA SEGOVIA, R.; MUERZA ES-PARZA, J. y TOMÉ GARCÍA, J. A.): Derecho Procesal..., op. cit., p. 245; MONTÓN REDONDO, A. (con MON-TERO AROCA, J., GÓMEZ COLOMER, J. L. y BARONA VILAR, S.): Derecho Jurisdiccional III. Proceso Penal,Valencia, 2007, p. 562; NADAL GÓMEZ, I.: El ejercicio de acciones civiles en el proceso penal, Valencia, 2002,p. 44; FONT SERRA, E.: La acción civil en el..., op. cit., p. 18, y ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles enel proceso..., op. cit., p. 71.

5. Al respecto vid. ampliamente ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles en el proceso..., op. cit., pp. 86 y ss.

6. «La reforma del Código Penal de 1983», en Comentarios a la legislación penal (Dir. COBO DEL ROSAL, M.),tomo V, vol. I, p. 364.

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ha destacado también como fundamento de la acumulación heterogénea deacciones la evitación del riesgo de eventuales resoluciones contradictorias, loque repugnaría al principio de unidad de jurisdicción (7). Por último, y moder-namente, se alegan para justificar esta institución criterios de utilidad a favorde la víctima dirigidos a que ésta obtenga una eficaz reparación.

Para que pueda deducirse la pretensión civil en el proceso penal se precisandos presupuestos. Por un lado, se requiere la existencia de un hecho típico quehaya producido un daño, elemento este último que no siempre va a estar pre-sente en el ilícito penal (8). Por otro lado, y en segundo lugar, es necesario quelos daños producidos traigan causa directa e inmediata en el hecho típico quese juzga, lo que significa que no cualquier perjuicio relacionado con el hechopunible podrá fundar una pretensión civil ejercitable en el proceso penal (9).

La acumulación de la acción civil al proceso penal se configura en nuestro or-denamiento como un derecho del perjudicado, quién podrá optar entre ejerci-tar la acción penal y acumular la pretensión civil al procedimiento penal oreservar el ejercicio de la acción civil para el proceso declarativo correspon-diente (10), si bien se prevé como fenómeno ordinario que la pretensión civil seejercite en un proceso y ante órganos de carácter penal, lo que se despren-de, en primer lugar, de la presunción del ejercicio conjunto de ambas preten-siones, cuando el perjudicado haya ejercitado la pretensión penal sin queconste de forma expresa e inequívoca la renuncia o la reserva de la civil, pa-ra ejercitarla después de terminado el juicio criminal (art. 112 LECrim.) y, ensegundo lugar, de la obligación impuesta al Ministerio Fiscal de sostener laacción civil junto con la penal, aunque los perjudicados no se muestren parteen la causa y siempre que no haya mediado la renuncia o reserva expresa delperjudicado (art. 108 LECrim.) (11).

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7. PEDRAZ PENALVA, E.: Las medidas cautelares reales en el proceso penal ordinario español, Madrid,1985, p. 25.

8. Pensemos, por ejemplo, en delitos de riesgo como la tenencia ilícita de armas.

9. SSTS de 23 de abril de 2002 (RJA 2002/6838), de 16 de octubre de 1992 (RJA 1992/8015) y de 15 deabril de 1991 (RJA 1991/2739).

10. Así se desprende del art. 109.II CP al establecer que «el perjudicado podrá optar, en todo caso, por exi-gir la responsabilidad ante la Jurisdicción Civil» y del primer inciso del art. 111 LECrim., a cuyo tenor «Las ac-ciones que nacen de un delito o falta podrán ejercitarse junta o separadamente...».

11. Al respecto, vid. SSTS de 26 de octubre de 2002 (La Ley Juris 10214/2003) y de 11 de junio de 2002 (LaLey Juris 6229/2002).

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En el caso de que el perjudicado opte por reservar el ejercicio de la acción ci-vil, los arts. 111 y 114 LECrim. otorgan preferencia a la tramitación de la cau-sa penal sobre el asunto civil, en aplicación del aforismo francés le crimineltient le civil en état, de tal forma que no podrá iniciarse el proceso civil y, de es-tar iniciado, se suspenderá hasta que finalice el proceso penal por sentenciafirme o, aunque no lo diga la LECrim. expresamente, por cualquier resolucióndefinitiva y firme que ponga término al procedimiento penal, como los autos desobreseimiento firme y provisional, los autos de archivo de las actuaciones, deinadmisión de querella o de declaración de caducidad (12).

Este ejercicio conjunto de pretensiones va a suponer que ambas sean enjui-ciadas en el mismo procedimiento, resolviéndose sobre ellas en una únicasentencia que producirá plenos efectos civiles de cosa juzgada material.

3. CONCEPTO, NATURALEZA JURÍDICA Y CARACTERÍSTICAS DE LA PRETENSIÓN CIVIL

DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL

La pretensión civil deducible en el proceso penal se puede definir, siguiendoa GIMENO SENDRA (13), como una «declaración de voluntad, planteada anteel Juez o Tribunal de lo Penal en un procedimiento penal en curso pero dirigi-da contra el acusado o el responsable civil y sustanciada en la comisión porél de un acto antijurídico que haya podido producir determinados daños en elpatrimonio del perjudicado o actor civil, por el que solicita la condena de aquéla “la restitución de la cosa, la reparación del daño o la indemnización de per-juicios”».

En cuanto a la naturaleza de la pretensión civil acumulada, el Tribunal Supre-mo tiene declarado que su ejercicio en el proceso penal no le hace perder sunaturaleza privada, estando regida su sustanciación por los principios propios

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12. Vid. en este sentido GIMENO SENDRA, V. (con CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. y GARBERÍ LLOBRE-GAT, J.): Los procesos penales, op. cit., p. 127 y JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil en el procesopenal, Madrid, 2004, pp. 90 y 91.

13. GIMENO SENDRA, V. (con CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. y GARBERÍ LLOBREGAT, J.): Los Proce-sos Penales, op. cit., p. 33.

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del proceso civil, es decir, oportunidad, dispositivo y aportación de parte (14).Ello no obstante, como ha puesto de manifiesto JUAN SÁNCHEZ (15), el con-texto procesal en que es tratada dicha pretensión provoca ciertas alteracio-nes en los principios propios del proceso civil, cuyo análisis, sin embargo,escapa del objeto del presente trabajo.

El ejercicio de la pretensión civil acumulada se caracteriza por dos notas que,aunque con distintos calificativos, son comúnmente puestas de manifiesto porla doctrina (16). Así, siguiendo en este punto a ARNAIZ SERRANO (17), pode-mos referirnos, por un lado a la accesoriedad o incidentalidad y, por otro, a lacontingencia o eventualidad.

Con la accesoriedad se está haciendo referencia a la imposibilidad por partedel órgano jurisdiccional penal de pronunciarse sobre la pretensión civil si hadictado una sentencia absolutoria penal, pues en este caso carecerá de com-petencia sobre la materia (18). Este principio es la consecuencia de aplicar elaforismo iudex criminalis non potest expresse absolvere a criminalitate et eun-dem civiliter comdenmare y así se desprende también de los arts. 115 y 116.II

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14. Vid. SSTS de 24 de octubre de 2000 (RJA 2000/8283); de 17 de abril de 1990 (RJA 1990/3202), donde seseñala que: «...aun ejercitada dentro del proceso penal, la pretensión civil no pierde procesalmente su naturalezay se rige por los principios propios de esta rama procesal, entre los que se halla el dispositivo y los que sonconsecuencia del mismo. Que ello es así resulta de las notas de renunciabilidad (arts. 106 y ss. LECrim.) y,sobre todo, de la posibilidad de reservarla para ejercitarla en un proceso civil una vez finalizado el de natu-raleza penal, establecida en el art. 112 de la expresada Ley Procesal. Ello revela inequívocamente que la acu-mulación de pretensiones dentro del mismo procedimiento no desnaturaliza el que en realidad se está enpresencia de dos procesos de naturaleza distinta —penal y civil—, consecuentemente regidos, respectiva-mente, por los principios propios de cada uno de ellos...», y de 5 de junio de 1998 (RJA 1998/5152), dondese declara que «No estando en juego más interés que el estrictamente privado en el derecho de crédito apercibir una compensación económica por el perjuicio sufrido, su titular puede disponer libremente del mismo,ejercitarlo o no y renunciar en todo o en parte si lo estima oportuno (...). En cualquier caso la renunciabilidad,su reservabilidad y posible separación de la acción penal, su ejercitabilidad ante la jurisdicción civil y su trans-misibilidad “mortis causa”, que regulan los arts. 106 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ponende relieve su índole jurídica privada, de la que es corolario su sometimiento a los principios de libre disposi-ción y de rogación».

15. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 96. Vid. las pp. 95 a 126 de esta obra donde elautor realiza un extenso análisis de los principios de la pretensión civil acumulada en el proceso penal.

16. Vid. por todos ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 74 y ss.

17. Op. et loc. cit.

18. En este sentido, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 78 y 125; JUAN SÁNCHEZ, R.:La responsabilidad civil en el proceso..., op. cit., p. 73; FONT SERRA, E.: La acción civil en el proceso..., op.cit., p. 19, y GÓMEZ ORBANEJA: Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, t. I, Barcelona, 1947, p. 368.

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LECrim. Como ha señalado nuestro Tribunal Constitucional en sentencia núm.157/1990, de 18 de octubre, aunque empleando el término eventualidad, lainexistencia de responsabilidad penal impide resolver la reclamación civil enel proceso penal y hace necesario plantear la reclamación civil en el corres-pondiente procedimiento declarativo ordinario. Ello, continúa diciendo el Tri-bunal Constitucional, «no origina por sí mismo indefensión», pues «no es unaexigencia constitucional que el derecho material penal y el correspondienteproceso penal se organice exclusivamente para asegurar el resarcimiento ci-vil de las víctimas de actos culposos» (19). Teniendo en cuenta que la finalidadque persigue el proceso penal es el ejercicio del ius puniendi y la imposiciónde una pena al autor de un delito, la sola condena penal si el proceso penalno ha alcanzado estos fines supondría desvirtuar ese instrumento jurídico (20).Sin embargo, en nuestro ordenamiento este principio no tiene carácter abso-luto, sino que se encuentra excepcionado en los arts. 118 y 119 CP al permi-tir un pronunciamiento civil por parte del Tribunal penal a pesar de laabsolución penal. Se trata de supuestos en los que concurre alguna causa deexención de responsabilidad criminal, pero que por razones de economía pro-cesal parece oportuno aprovechar la prueba practicada del hecho con resul-tados dañosos y la presencia en el proceso de los sujetos jurídicosimplicados (21).

La pretensión civil se caracteriza también por su contingencia o eventualidad,lo que significa que, a diferencia de la penal que es necesaria o indefectible,su ejercicio en el proceso penal es posible pero no necesario. El proceso pe-nal podrá desarrollarse para el conocimiento únicamente de la pretensión pe-nal, que es su objeto principal y necesario.

Esta nota se manifiesta en una doble vertiente. Por un lado, la pretensión ci-vil es eventual en el proceso penal porque no de todo hecho punible nace res-ponsabilidad civil y, en consecuencia, pretensión de esta naturaleza (22) y, por

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19. Doctrina que recoge también la STC 163/2001, de 11 de julio.

20. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 77, y en parecidos términos ARNAIZ SERRA-NO, A.: Las partes civiles en el..., op. cit., p. 79.

21. Vid. en ese sentido, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 127; JUAN SÁNCHEZ, R.: Laresponsabilidad civil en el..., op. cit., p. 78, y DE LA OLIVA SANTOS, A.: Derecho procesal penal, op. cit., p. 249.

22. Pensemos, por ejemplo, en los delitos de riesgo, como el de tenencia ilícita de armas del art. 563 CP.

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otro, porque aun existiendo responsabilidad civil el perjudicado puede impedirel ejercicio de la pretensión civil en el proceso penal, ya sea renunciándola(art. 106 LECrim.), ya sea reservándola para entablarla ante la jurisdicción ci-vil (art. 112 LECrim.) o transigiendo sobre ella (art. 1813 CC) (23).

4. ELEMENTOS IDENTIFICADORES DE LA PRETENSIÓNCIVIL DEDUCIBLE EN EL PROCESO PENAL

La pretensión civil ejercitable en el proceso penal se identifica, como cuales-quiera otras pretensiones civiles, por tres elementos: sujetos, esto es, perso-na que la interpone y frente a quien se interpone; petición que se dirige alórgano jurisdiccional, o petitum; y lo que se alega o afirma como fundamentode dicha petición, o causa petendi.

4.1. SUJETOS

4.1.1. Legitimación activa

Se trata en este apartado de determinar quiénes son los sujetos que por ha-ber sufrido un daño causado por el hecho ilícito podrán ejercitar una preten-sión civil en el proceso penal. Para ello es necesario acudir a los arts. 108, 109,110 y 112 LECrim., así como al art. 113 CP, de cuya lectura se puede concluirque están legitimados el ofendido o agraviado por el delito, los familiares, losterceros y el Ministerio Fiscal.

A) El ofendido o agraviado por el delito

Por ofendido se entiende el titular del interés o derecho protegido por la nor-ma penal, esto es, el sujeto pasivo del delito (art. 113 CP). Los arts. 109

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23. Así lo entienden ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 80 y 81, y DE LA OLIVA SAN-TOS, A.: Derecho procesal penal, op. cit., p. 248.

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LECrim. y 113 CP le atribuyen legitimación originaria en cuanto es el primerperjudicado por el delito y, en tal condición, puede deducir la pretensión civilen el proceso penal. Ahora bien, interesa poner de manifiesto que el agravia-do estará legitimado siempre que resulte dañado civilmente como conse-cuencia del hecho ilícito y no únicamente por su condición de sujeto pasivo deldelito (24).

B) Los familiares

El art. 113 CP atribuye también legitimación a los familiares del ofendido, de-biendo, sin embargo, limitarse, tal y como ha puesto de relieve la doctrina (25),a aquellos delitos que produzcan como resultado el fallecimiento de aquél, yello porque únicamente en estos supuestos el familiar habrá sido perjudicadodirectamente. En cualquier otro tipo de delitos en los que el ofendido resulteperjudicado, sin fallecer, los familiares resultarían afectados únicamente deuna forma indirecta (26).

En cuanto a lo que debe entenderse por familiares, en la actualidad tanto ladoctrina como la jurisprudencia se pronuncia a favor de una lectura constitu-cional del concepto en el que estarían incluidas tanto las personas unidas porlazos de parentesco como aquellas otras ligadas por relaciones de afectivi-dad (27). De esta forma, por una parte, se equiparan las uniones de hecho a losmatrimonios y por otra, la relación de parentesco no se limita a los vínculosconsanguíneos (28).

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24. Vid. en este sentido FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., p. 27; ARNAIZ SERRANO, A.: Las partesciviles..., op. cit., p. 179, y autores citados por esta autora.

25. FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., p. 27, y ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit.,p. 183.

26. Por su parte, JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 246, extiende esta legitimación alos delitos contra la libertad sexual.

27. Así, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 183; QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARITSUMALLA, J. M.: Comentario al Nuevo Código Penal (dir. QUINTERO OLIVARES, G.), Pamplona, 2001, p. 574,y SAMANES ARA, C.: «La acción civil en los procesos ante el Tribunal del Jurado», RVDPA, 1999, núm. 2,p. 277. Vid. SSTS de 27 de noviembre de 2003 (RJA 2003/8852) y de 19 de diciembre de 1997 (RJA 1997/8799).

28. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 253. En otro sentido se pronuncia FONT SER-RA, E.: La acción civil..., op. cit., pp. 28 y 29, quien citando jurisprudencia del siglo pasado, entiende que en

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Por otro lado, no existe ya duda en la literatura de que el derecho a indemni-zación de los familiares constituye un iure proprio y no un iure hereditatis (29).Se trata de un derecho propio, adquirido de forma directa y no por vía heredi-taria y ello, porque al ser la muerte la que genera el derecho a la indemniza-ción, no podría haber ingresado en el patrimonio de la víctima un derecho quenace después de su fallecimiento y como consecuencia de él (30).

C) Los terceros

Probablemente con la intención de otorgar legitimación a personas distintas delofendido que hubieran sufrido un perjuicio como consecuencia del acto ilícito,el legislador se refiere expresamente en el art. 113 CP a los terceros. Ahorabien, ello no ha de suponer que cualquier persona que de forma indirecta o re-fleja sufra un perjuicio pueda deducir una pretensión civil dentro del procesopenal. Será necesario que el tercero perjudicado haya resultado dañado co-mo consecuencia directa e inmediata del hecho enjuiciado (31).

Siguiendo a ARNAIZ SERRANO (32) dos son las notas que caracterizan al terce-ro en el sentido del art. 113 CP. Por un lado, tercero es la persona que sufre unperjuicio como consecuencia directa del hecho ilícito y, por otro, es tercero encuanto que no es ofendido por los hechos criminales ni tampoco familiar de éste.

De la primera de las notas señaladas, esto es, la necesidad de relación di-recta entre el perjuicio causado y los hechos ilícitos, se concluye que debenegarse legitimación a los siguientes terceros perjudicados:

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el concepto de familiares estarían incluidos el viudo o viuda, excluyendo los supuestos de separación conyu-gal, después los hijos, salvo que haya abandono a sus padres y, por último, y normalmente en defecto de losanteriores, los padres y hermanos. Y en clara correlación con lo anterior atribuye la condición de tercero per-judicado a «las personas allegadas a la víctima de un delito de homicidio por vínculos cuasi familiares...».

29. Vid. SSTS de 4 de julio de 2005 (RJA 2005/6899); de 15 de noviembre de 2002 (RJA 2001/716); de 19de abril de 1991 (RJA 1991/2820) y de 12 de mayo de 1990 (RJA 1990/3916).

30. Vid. en este sentido ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 180 y ss.; FONT SERRA, E.:La acción civil..., op. cit., p. 28; JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 247 y ss; QUINTEROOLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J. M.: Comentario al Nuevo Código Penal (dir. QUINTERO OLIVARES,G.), op. cit., p. 574.

31. FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., pp. 32 y ss.; ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles...,op. cit., pp. 190 y ss., y JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 261.

32. Las partes civiles..., op. cit., pp. 188 y 189.

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a) El tercero ajeno al delito titular de un derecho de repetición o de regreso.

Tanto la doctrina procesalista (33) como la jurisprudencia más reciente nie-gan legitimación activa a quienes tienen derecho a una indemnización porla vía del derecho de repetición o regreso. Es decir, tanto a aquellos queconforme a los arts. 117 y ss. CP podrán repetir las cantidades abonadascontra el responsable de los hechos ilícitos, como a los terceros obligadosa restituir el bien ex art. 111.1 CP, por no haber devenido éste irreivindi-cable. Se trata de supuestos en los que, a menudo, ese sujeto ocupará asu vez la posición de demandado en el proceso civil acumulado.

La razón fundamental para tal exclusión es que en estas hipótesis el per-juicio ocasionado a los titulares de tales derechos no proviene del hechopunible como tal, sino de la sentencia que les condena a la restitución orepetición. El tercero tendría, por ello, la condición de perjudicado indirec-to o reflejo. Se entiende, además, que el proceso penal no constituye elcauce procesal adecuado para resolver cualquier pretensión civil que ten-ga algún tipo de relación con los hechos enjuiciados penalmente, funda-mentalmente por la complejidad y dilación que se introduciría en él (34).

No han faltado, sin embargo, opiniones (35) a favor de otorgar legitimaciónactiva a las compañías aseguradoras del perjudicado, señalando que elart. 113 CP no distingue entre perjudicados directos e indirectos, ni ex-cluye a estos últimos para el ejercicio de este tipo de acciones de repeti-ción en el mismo proceso penal. Negar legitimación a estas entidades enel proceso civil acumulado supondría, según esta opinión, infringir el de-recho a la tutela judicial efectiva previsto en el art. 24 CE, así como el prin-cipio de economía procesal, en cuanto obligaría a la aseguradora a acudira otro procedimiento distinto, del que, incluso en ocasiones, conocería elmismo juez (36).

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33. Así, FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., p. 30 y ss.; ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles...,op. cit., pp. 191 y ss.; JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 265 y ss. Vid. STS de 29 dejulio de 2002 (RJA 2002/6357); de 9 de octubre de 1997 (RJA 1997/7483) y de13 de febrero de 1991 (RJA1991/1020).

34. Vid. STS de 9 de junio de 1999 (RJA 1999/3882).

35. JIMÉNEZ PEREZ, V.: «El ejercicio de la acción civil en el proceso penal por las compañías asegurado-ras», Revista de responsabilidad civil, circulación y seguro, 2004 (6), p. 9.

36. En los juzgados en los que el mismo juez lo es de Primera Instancia y de Instrucción.

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b) El tercero que sufre un daño patrimonial al verse afectada por el hecho ilí-cito enjuiciado una relación jurídica preexistente a éste.

A pesar de que este tercero puede sufrir una lesión patrimonial como con-secuencia de la declaración de nulidad de negocios jurídicos o del incum-plimiento de las obligaciones legales preexistentes a los hechos enjuiciados,no hay duda en la doctrina (37), en opinión que compartimos, de que ha dequedar excluido de la consideración de tercero del art. 113 del CP.

D) El Ministerio Fiscal

Los arts 108 y 112 LECrim., así como el art. 3.4 EOMF, reconocen al Ministe-rio Fiscal el derecho-deber de ejercitar no sólo la acción penal, sino tambiénla acción civil derivada del hecho ilícito, con independencia de que el perjudi-cado por los hechos delictivos se persone en la causa, salvo que éste renun-ciase expresamente a su derecho de reparación o bien se lo reservase paraejercitarlo en un proceso civil posterior (38).

La doctrina ha acudido a diversas teorías para explicar el ejercicio de la pre-tensión civil por el Ministerio Fiscal en el proceso penal: teoría de la repre-sentación, teoría de la sustitución y teoría de la subrogación, sin que ningunade ellas haya sido totalmente satisfactoria. En cualquier caso, lo que es evi-dente es que el fundamento de su legitimación se encuentra en la ley que leimpone el ejercicio de una pretensión de la que no es titular, constituyendocomo destaca MONTERO AROCA (39) un fenómeno muy especial de legiti-mación extraordinaria.

La intervención del Ministerio Fiscal ha sido justificada en la existencia de uninterés público y social en que la tutela de los perjuicios sufridos por un hecho

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37. Vid. QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J. M.: Comentario al Nuevo..., op. cit., p. 572;SAMANES ARA, I.: «La acción civil en los procesos...», op. cit., pp. 277 y 278; ARNAIZ SERRANO, A.: Laspartes civiles..., op. cit., pp. 192 y 193, y JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 261 y ss.

38. También el art. 773. LECrim., respecto del procedimiento abreviado, establece que «El Fiscal se consti-tuirá en las actuaciones para el ejercicio de las acciones penal y civil conforme a la Ley...».

39. MONTERO AROCA, J. (con GÓMEZ COLOMER, J. L., MONTÓN REDONDO, A. y BARONA VILAR, S.),Derecho Jurisdiccional III, Proceso Penal), Valencia, 2007, p. 93.

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tipificado penalmente sea alcanzada lo más rápida y eficazmente posible. Sinembargo, en la actualidad se alzan voces, no sin razón, oponiéndose a la in-tervención del Ministerio Fiscal cuando el perjudicado se persone en la causacriminal (40).

4.1.2. Legitimación pasiva

Una vez fijados los sujetos legitimados para la deducción de la pretensión ci-vil en el proceso penal, debemos ahora tratar de determinar la legitimaciónpasiva, esto es, quiénes son los sujetos que podrán ser demandados en elproceso penal para responder de las consecuencias civiles derivadas de loshechos ilícitos enjuiciados.

Generalmente el legitimado pasivamente coincide con el imputado-acusado,aunque es frecuente en la práctica encontrar supuestos en los que, junto conéste, otros sujetos estarán también obligados a responder civilmente por losdaños ocasionados.

Del análisis del capítulo II del Título V del Código Penal, que lleva por rúbrica«De las personas civilmente responsables», se desprende que cabe distinguirdos grandes grupos de legitimados pasivamente o responsables civiles: losresponsables civiles directos y los responsables civiles subsidiarios.

4.1.2.1. Responsables civiles directos

Son responsables civiles directos aquellos que responden de los daños oca-sionados en primer lugar, en contraposición a los responsables civiles subsi-diarios, que lo harán cuando la pretensión no haya podido prosperar contra losprimeros. En su análisis individualizado nos detendremos a continuación.

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40. Así, ARANGÜENA FANEGO, C.: Teoría general de las medidas cautelares en el proceso penal español,Barcelona, 1991, p. 113; JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 274 y ss., y ARNAIZSERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 216 y ss.

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A) Autores y cómplices

Son responsables civiles, en primer lugar, los criminalmente responsables deldelito o falta, siempre que del hecho se hubieran derivado daños o perjuicios(art. 116.1 CP). De ahí que, de acuerdo con el art. 27 CP, deban ser conside-rados responsables civiles principales los autores y los cómplices.

En los supuestos de responsabilidad plural, es decir, cuando sean dos o máslos responsables de un delito o falta, el art. 116.1 CP prescribe que el órganojurisdiccional determinará la cuota por la que cada uno de ellos deberá res-ponder. El CP no establece qué criterios han de seguirse para esa deter-minación de cuotas, pero parece lógico entender que la cuantía de éstasresponda al mayor o menor grado de incidencia de la conducta de cada uno delos responsables penales, en la producción del daño a reparar o a inde-mnizar (41).

A continuación el art. 116.2.I y II CP establece un régimen de solidaridad ysubsidiariedad entre estos responsables. De tal forma que, por un lado, tan-to los autores como los cómplices responden solidariamente de las cuotasde los responsables de su misma clase, es decir, los autores entre sí, y los en-cubridores entre sí; y por otro, cada responsable responderá además subsi-diariamente respecto de las cuotas de los otros responsables (42). Estaresponsabilidad subsidiaria se hará efectiva, primero, en los bienes de los au-tores, y después en los de los cómplices.

Por último, el art. 116.2.III CP señala que en todos estos casos de responsa-bilidad plural el que hubiera pagado la cuota correspondiente a otro tendrá de-recho de repetición contra éste.

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41. En este sentido se pronuncian, entre otras, las SSTS de 14 de febrero de 1985 (RJA 1985/959), de 26 deabril de 1988 (RJA 1988/2881) y más recientemente la de 7 de marzo de 2003 (RJA 2001/2909). Vid. tambiénARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 276. FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., p. 38,por el contrario, considera que el órgano jurisdiccional fijará la cuota de la que deba responder cada uno segúnsu prudente arbitrio.

42. En este sentido vid. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 285 y ss., GARCÍA VI-CENTE, F.: «La responsabilidad civil en el nuevo Código penal», AP, núm. 34, 1996, p. 653; MOLINABLÁZQUEZ, C.: «La responsabilidad civil en el Código penal de 1995», PJ, núm. 38, 1995, pp. 131 y ss. Unainterpretación de este precepto muy diversa a la expuesta puede verse en ARNAIZ SERRANO, A.: Las partesciviles..., op. cit., pp. 270 y ss.

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B) Las compañías de seguro

El art. 117 CP reconoce por primera vez la responsabilidad civil directa de lascompañías aseguradoras del riesgo derivado del uso o explotación de bienes,empresas, industrias o actividades, en aquellos supuestos en que con oca-sión de un hecho delictivo se produzca el evento que determine el riesgo ase-gurado, hasta el límite de la indemnización legal o convencionalmenteestablecida.

Se trata de un precepto novedoso en cuanto a su plasmación en un texto le-gal punitivo, aunque el reconocimiento de la acción directa contra las compa-ñías aseguradoras ya figuraba en los arts. 76 de la LCS y 6.I, 8.2 y 20.6.ªII dela LOVSP, además de venirse admitiendo jurisprudencialmente desde hacíatiempo (43). Lo que viene a reconocer, por tanto, el art. 117 CP es el derechoque tiene el perjudicado a reclamar frente a la compañía aseguradora no só-lo ante la jurisdicción civil sino también ante la penal, todo ello, eso sí, sin per-juicio del derecho de repetición del que puede hacer uso el asegurador contraquien corresponda.

C) Supuestos de exención de responsabilidad criminal del art. 118 CP

El art. 118 CP se refiere a una serie de supuestos en los que la exención dela responsabilidad criminal no impide que el órgano jurisdiccional penal se pro-nuncie sobre la civil, estableciendo unas reglas para hacerla efectiva. En es-tos casos, el Tribunal, a pesar de haber dictado sentencia absolutoria, sepronunciará sobre la responsabilidad civil (44), salvo que se haya hecho expre-sa reserva de acciones para reclamarla en la vía que corresponda.

En concreto, los supuestos a los que se refiere el art. 118 CP en los que eljuez penal deberá pronunciarse sobre la responsabilidad civil son los si-

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43. Al respecto vid. ampliamente, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 279 y ss.

44. Recuérdese que con carácter general la sentencia penal absolutoria impide al órgano jurisdiccional penal pro-nunciarse sobre responsabilidad civil; ello es la consecuencia de aplicar el aforismo iudex criminalis non potest ex-presse absolvere a criminalitate et eundem civilister comdenmare y tiene su apoyo normativo en los arts. 115 y116.II LECrim. Vid. en este sentido, JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 73 y 293.

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guientes. En primer lugar, los casos de inimputabilidad del art. 20.1.º y 3.ºdel CP; en segundo término, los supuestos de embriaguez e intoxicación delart. 20.2.º CP, en tercer lugar se hace referencia a los casos de estado de ne-cesidad del art. 20.5.º CP, y por último a los supuestos de miedo insuperabledel art. 20.6.º CP.

Por tanto, la exención de responsabilidad criminal llevará aparejada la de laresponsabilidad civil únicamente en el supuesto de legítima defensa delart. 20.4.º CP y en el de obrar en cumplimiento de un deber o en el ejerciciolegítimo de un derecho, oficio o cargo del art. 20.7.º CP.

a) Los inimputables

Conforme al art. 118.1 CP en los supuestos en los que los hechos ilícitos ha-yan sido cometidos por personas que sufran alguna anomalía o alteración psí-quica o una alteración grave de la conciencia (art. 20.1.º y 3.º CP) respondencivilmente también, es decir, además de estas personas inimputables (45), quie-nes les tengan bajo su potestad o guarda legal o de hecho, siempre que ha-yan incurrido en culpa o negligencia.

Nada dice el precepto penal sobre cuál ha de ser el régimen aplicable a las re-laciones entre éstos responsables, y en la doctrina encontramos opiniones di-versas. Para un sector de la doctrina esta responsabilidad tiene caráctermancomunado pues, por aplicación del art. 1137 CC, las obligaciones se en-tenderán mancomunadas salvo que expresamente se prevea otra cosa (46). Ajuicio de la doctrina mayoritaria, sin embargo, en opinión que compartimos, el

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45. A juicio de la mayoría de la doctrina, la confusa redacción de este precepto debe interpretarse en el sen-tido de que el inimputable es responsable civil de los daños y perjuicios ocasionados por su conducta. Así loentienden, entre otros, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 320 y ss.; JUAN SÁNCHEZ, R.:Las partes civiles..., op. cit., p. 294; MOLINA BLÁZQUEZ, C.: «La responsabilidad civil en el Código penal de1995», PJ, núm. 38, 1995, p. 141, y QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J. M.: Comentario alNuevo Código Penal, op. cit., p. 585. Para VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil derivada de deli-to», AC, núm. 4, 1998, p. 96, por el contrario, los inimputables sólo responderán civilmente cuando el tutor oguardador no pudieran hacerlo, bien porque fueran insolventes o bien porque no constara culpa o negligenciapor su parte.

46. Así, MOLINA BLÁZQUEZ, C.: La aplicación de la pena. Estudio práctico de las consecuencias jurídicasdel delito, Barcelona, 1996, p. 121.

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inimputable y el tutor o guardador son responsables solidarios, ya que en ma-teria de responsabilidad por hecho ajeno la doctrina civilista considera que en-tre el causante material del hecho y su guardador existe un vínculo desolidaridad, no existiendo razón alguna para concluir en otro sentido cuandoel ilícito civil constituye además delito o falta (47).

El fundamento de esta responsabilidad civil directa del tutor o guardador delinimputable se halla en la culpa in vigilando (48), en cuya virtud aquellos res-ponderán de la inobservancia del deber de vigilancia que les corresponde,mientras que en el caso del propio inimputable el fundamento se encuentra enla teoría de la garantía o equidad, según la cual la equidad obliga al causan-te de un daño sin justa causa a responder de él (49).

b) El ebrio y el intoxicado

Según el art. 118.1.2.ª CP el que cometa un hecho delictivo en estado de em-briaguez o intoxicación, del cual resultaría absuelto por aplicación del art.20.2.º CP, responderá directamente de los daños que hubiera ocasionado.

El fundamento de esta responsabilidad se encuentra, al igual que en el su-puesto anterior, en la teoría de la garantía o equidad (50).

c) Los beneficiarios en los supuestos de estado de necesidad

Conforme al art. 118.1.3.º CP de los daños ocasionados por el que cometa unhecho delictivo en estado de necesidad (art. 20.5.º CP) responderán las per-

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47. En este sentido, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 325 y ss.; JUAN SÁNCHEZ, R.: Laresponsabilidad civil..., op. cit., p. 294, DE ÁNGEL YÁGÜEZ, R.: Tratado de responsabilidad civil, Madrid, 1993,p. 862.

48. Vid. en este sentido, entre otros, FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., p. 40; ARNAIZ SERRANO,A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 323 y ss., y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad derivada de...»,op. cit., p. 100.

49. En este sentido, ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 323, y MOLINA BLÁZQUEZ, C.:«La responsabilidad civil...», op. cit., pp. 140 y ss.

50. ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 328, y SERRANO BUTRAGUEÑO, I.: «Comentariosal Título V De la responsabilidad civil derivada de los delitos y faltas y de las costas procesales», en Código pe-nal. Comentarios y Jurisprudencia, t. I (coordinadores DEL MORAL GARCÍA, A. y SERRANO BUTRAGUEÑO),Granada, 2002, p. 1154.

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sonas en cuyo beneficio se hubiera precavido el mal, ya sea el propio autor delos hechos o un tercero, y en proporción al daño que se les hubiera evitado o,si no es posible su cálculo, en la que el órgano jurisdiccional considere segúnsu prudente arbitrio.

En cuanto al fundamento de esta responsabilidad, la doctrina mayoritaria con-sidera que se encuentra en el enriquecimiento injusto (51).

d) El causante del miedo insuperable y el autor de los hechos

En los supuestos en los que alguien haya cometido un hecho delictivo impul-sado por miedo insuperable responderá civilmente de los daños ocasionadosel que hubiera provocado dicho miedo, y en su defecto, el propio autor del da-ño (art. 118.1.4.ª CP).

A pesar de que este precepto no señala en qué supuestos surgirá cada una deestas responsabilidades, la doctrina considera, por un lado, que están exentosde responsabilidad civil quienes causen el miedo insuperable de una maneracasual o fortuita y sin la finalidad de provocar un hecho delictivo (52) y, por otro,que la responsabilidad civil subsidiaria del autor material del hecho ilícito sur-girá tanto en el caso en que se desconozca o no se encontrara al causante delmiedo como cuando éste sea declarado insolvente parcial o totalmente (53).

e) El que obre mediando error invencible

Por último, del art. 118.2 CP, por remisión al art. 14 del mismo texto legal, sedesprende que los autores —y debe entenderse que también los cómpli-

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51. ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 331; JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidadcivil..., op. cit., p. 296; FONT SERRA, E.: La acción civil..., op. cit., p. 40, y DE ÁNGEL YÁGÜEZ, R.: Laresponsabilidad civil, Bilbao, 1989, p. 104.

52. Entre otros, vid. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 252; ARNAIZ SERRANO, A.:Las partes civiles..., op. cit., p. 335; ALASTUEY DOBÓN, C.: Las consecuencias jurídicas del delito en el nue-vo Código Penal español (coord. GRACIA MARTÍN, L.), Valencia, 1996, p. 502; CÓRDOBA RODA, J. (con RO-DRÍGUEZ MOURULLO, G. y CASABÓ RUÍZ, J. R.): Comentarios al Código penal, Barcelona, 1972, p. 970.

53. Vid. ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 336, y SERRANO BUTRAGUEÑO, I.: «Co-mentarios al Título V, De la responsabilidad civil derivada de los delitos», op. cit., p. 1161.

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ces (54)— de un delito cometido mediando error invencible responderán civil-mente de los daños ocasionados, a pesar de resultar absueltos penalmente.

D) Los que participen a título lucrativo de los efectos del delito

Conforme al art. 122 CP el que por título lucrativo participe de los efectos deun delito o falta está obligado a restituir la cosa o a indemnizar el perjuicio has-ta la cuantía de su participación, lo cual responde al axioma civil de que na-die debe enriquecerse con el daño ajeno o indebidamente en virtud denegocios jurídicos que se deriven de causa ilícita, en perjuicio de la víctima deun hecho delictivo: nemo cum alterius danno debet fieri locupletior.

En la doctrina no existe unanimidad sobre el ámbito de aplicación subjetivode este precepto. Así, mientras que para algunos autores (55) sería aplicabletanto al receptador civil como al receptador penal, otro sector doctrinal (56), enopinión que compartimos, considera que esta norma únicamente se aplica alreceptador civil, y ello porque los receptores penales, en cuanto autores del de-lito previsto en el art. 298 CP, están sujetos a la responsabilidad que se deri-ve de él.

Por su parte, el Tribunal Supremo también sostiene esta segunda opción y es-tablece los siguientes requisitos para la aplicación de este precepto: en primer

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54. Al respecto, un sector de la doctrina —entre otros ALASTUEY DOBÓN, M. C.: Las consecuencias jurídi-cas del delito..., op. cit., p. 503, y PASTOR ÁLVAREZ, M.ª C.: «Comentario al art. 118.2 del Código penal», enComentarios al Código penal (dir. COBO DEL ROSAL), t. IV, Madrid, 1999, pp. 528 y 529— entiende, interpre-tando literalmente el precepto, que del término «autores» que se emplea deben considerarse excluidos otrosposibles partícipes del delito. En nuestra opinión, sin embargo, no existe razón que explique esta exclusión queobligaría al perjudicado a acudir a un procedimiento declarativo posterior, al objeto de deducir su pretensión con-tra los otros partícipes del hecho delito, debiendo entenderse, por tanto, que se trata, sin más, de una impre-cisión terminológica. Y en este último sentido se pronuncian también ARNAIZ SERRANO, A.: Las partesciviles..., op. cit., p. 339, y GALINDO AYALA, J. L.: «Personas directamente responsables», Estudios Jurídicosdel Ministerio Fiscal, t. III, Madrid, 1997, p. 274.

55. ALASTUEY DOBÓN, M. C.: Las consecuencias jurídicas..., op. cit., p. 505, y JUAN SÁNCHEZ, R.: Laresponsabilidad civil..., op. cit., pp. 299 y 300.

56. VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil derivada de...», op. cit., p. 95; CONDE-PUMPIDOTOURÓN, C. y LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J.: Comentarios al Código Penal, Barcelona, 2007, pp. 833 y 834,y QUINTERO OLIVARES, G.: Comentario al Nuevo Código Penal (dir. QUINTERO OLIVARES, G.), op. cit., pp.593 y 594.

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lugar, que alguien se aproveche de los efectos de un delito o falta y, en se-gundo lugar, que no sea condenado por haber participado en el delito a títulode autor o cómplice (57).

4.1.2.2. Responsables civiles subsidiarios

En los arts. 118 a 122 del CP se relacionan una serie de sujetos que van a res-ponder civilmente de forma subsidiaria. Se trata de sujetos que, en virtud desu especial relación con el hecho cometido o con su autor y, a pesar de no ha-ber tenido participación alguna en dicho hecho, responderán civilmente, si sedeclara la insolvencia total o parcial de los responsables civiles directos.

Es necesario además, para que pueda ser declarada la responsabilidad ci-vil en el proceso penal de estos sujetos, que sean demandados en éste enconcepto de parte, de conformidad con lo dispuesto en los arts. 615 y ss. dela LECrim., pues de no ser así se estarían vulnerando los principios de au-diencia y contradicción (58).

A) Padres y tutores

Conforme al art. 120.1.º CP, los padres o tutores son responsables civilmentepor los hechos delictivos cometidos por los mayores de dieciocho años, suje-tos a su patria potestad o tutela, cuando vivan en su compañía y por su partehaya mediado culpa o negligencia.

Con la expresión «mayores de edad sujetos a patria potestad» se está ha-ciendo referencia a sujetos declarados incapaces, es decir, personas sobrelas que ha recaído sentencia de incapacitación, conforme a lo previsto en los

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57. Vid. SSTS de 24 de septiembre de 2004 (RJA 2004/5619); de 5 de febrero de 2003 (RJA 2003/2432) yde 10 de junio de 2002 (RJA 2002/4322).

58. Así lo exige el Tribunal Constitucional desde su sentencia núm. 243/1991, de 16 de diciembre. En este sen-tido vid. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 304 y 305; ARNAIZ SERRANO, A.: Laspartes civiles..., op. cit., pp. 369 y 370; SOTO NIETO, F. (con GARCÍA VICENTE, DE LAMO RUBIO y GUILLÉNSORIA): Responsabilidad civil, consecuencias accesorias y costas procesales. Extinción de la responsabilidadcriminal, Barcelona, 1998, p. 212; JIMÉNEZ SÁNCHEZ, I.: Pluralidad de partes en el proceso penal, Madrid,1998, p. 88. Vid. también STS de 14 de noviembre de 2001 (RJA 1999/3742).

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arts. 199 a 214 CC, en virtud de la cual quedan sometidas a la patria potes-tad prorrogada del art. 171 CC o a la tutela de los arts. 215 y ss. CC.

En estos supuestos responderán civilmente los padres, los tutores y, por apli-cación analógica de las normas del Código Civil, también los guardadores dehecho (59).

En cuanto a su fundamento, es claro, como se desprende del propio precep-to, que se encuentra en la culpa in vigilando, al exigirse culpa o negligencia porparte de los padres o tutores que, por otra parte, corresponderá probar al per-judicado (60).

B) Titulares de medios de comunicación

En el art. 120.2.º CP se prevé la responsabilidad civil subsidiaria de las per-sonas naturales o jurídicas titulares de editoriales, periódicos, revistas, esta-ciones de radio o televisión o de cualquier otro medio de difusión escrita,hablada o visual por los delitos cometidos en dichos medios, dejando a salvola responsabilidad solidaria que se establece para los titulares de estos mediosde comunicación en los delitos de injurias y calumnias del art. 212 del CP.

De esta forma se establece en este precepto una responsabilidad objetiva delos titulares de los medios de comunicación, es decir, sin necesidad de que hu-biera mediado por su parte culpa o negligencia (61), que encuentra su funda-mento en la teoría del riesgo-beneficio en cuya virtud quien se aprovecha obeneficia de las ventajas de una actividad o servicio debe soportar las cargasque de él se deriven o le sean inherentes.

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59. En este sentido, VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C., «La responsabilidad civil derivada...», op. cit., p. 100, y AR-NAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles en el..., op. cit., p. 377.

60. Adviértase cómo el legislador penal se ha apartado del criterio establecido en el art. 1903 CC, donde seseñala que corresponderá al padre o tutor probar que actuó con la diligencia de un buen padre de familia paraquedar exonerado de responsabilidad civil. Sobre las razones que motivaron este cambio de criterio puedeverse ampliamente ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 377.

61. Vid., entre otros, FUSTER-FABRA, J. M.: «Responsabilidad civil derivada de delito», Iuris, 2005, núm. 93,p. 37; GARCÍA VICENTE, F.: «La responsabilidad civil en el nuevo...», op. cit., p. 654; ARNAIZ SERRANO, A.:Las partes civiles..., op. cit., p. 382.

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En todo caso, debe advertirse, como ha puesto de relieve la doctrina, la escasaoperatividad práctica de esta norma, ya que los delitos que con más frecuen-cia se cometen a través de los medios audiovisuales o de difusión y que ade-más puedan suponer un daño civil son los de injurias y calumnias del art. 212CP, que están excluidos del ámbito de aplicación de este precepto y, respec-to de otros delitos a los que podría serles de aplicación, como los cometidoscontra la propiedad intelectual o los delitos de descubrimiento y revelación desecretos, cuentan con un régimen especial de responsabilidad civil previstoen la Ley de Propiedad Intelectual aprobada por Real Decreto Legislativo1/1996, de 12 de abril, y en la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de Pro-tección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a laPropia Imagen, respectivamente (62).

C) Titulares de establecimientos

El art. 120.3 CP predica la responsabilidad civil subsidiaria de las personas na-turales o jurídicas, en los casos de delitos o faltas cometidos en los estableci-mientos de los que sean titulares, cuando por parte de los que los dirijan oadministren, o de sus dependientes o empleados, se hayan infringido los re-glamentos de policía o las disposiciones de autoridad que estén relacionadoscon el hecho punible cometido, de forma que éste no se hubiese producido sindicha infracción.

Del análisis de la jurisprudencia (63) y de la doctrina (64) se pueden señalar lossiguientes elementos determinantes de la responsabilidad subsidiaria confi-

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SOBRE LA REFORMADE LA JUSTICIA PENAL

62. Vid. VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil...», op. cit., p. 100; DÍEZ SOTO, C. M.: «Co-mentario al art. 120.3.º del Código penal de 1995», en Comentarios al Código penal (dir. COBO DEL ROSAL),t. IV, Madrid, 1999, pp. 388 y ss.; y ALASTUEY DOBÓN, M. C.: Las consecuencias jurídicas del delito..., op. cit.,p. 509.

63. Vid. SSTS de 29 de diciembre de 2005 (RJA 1427/2004); de 20 de enero de 2005 (RJA 716/2000); de 9de febrero de 2004 (RJA 444/2003); de 13 de noviembre de 2003 (RJA 1301/2002); de 19 de abril de 2000 (RJA3186/1998); y Sentencia AP Zaragoza Secc. 1.ª de 14 de enero de 2003 (RJA 123/1999).

64. ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles en el..., op. cit., pp. 395 y ss.; VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.:«La responsabilidad civil derivada de...», op. cit., pp. 100 y 101; DÍEZ SOTO, C. M.: «Comentario al art.120.3.º del Código penal de 1995», en Comentarios al Código penal (dir. COBO DEL ROSAL), op. cit., pp.580 y ss.

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gurada en este precepto. En primer lugar, que se haya cometido un delito o fal-ta, resultando indiferente, a estos efectos, quién sea su autor. En segundo lu-gar, que tal delito o falta haya tenido lugar en un establecimiento del que seatitular la persona o entidad contra la cual se va a declarar la responsabilidad.En tercer lugar, que tal persona o entidad o alguno de sus dependientes ha-yan cometido alguna infracción de los reglamentos de policía o las disposi-ciones de autoridad, debiendo entenderse esta expresión con criterios ampliosy flexibles, incluyendo cualquier infracción de un deber impuesto tanto por laley como por cualquier norma positiva de rango inferior. Y por último, que la in-fracción reglamentaria sea causalmente influyente en el hecho delictivo, demodo que sin dicha infracción el delito o falta no se hubiese producido.

En cuanto a su naturaleza, tanto la mayoría de la doctrina como la jurispru-dencia más reciente considera que nos encontramos ante una responsabilidadobjetiva cuyo fundamento descansa en la teoría del riesgo (65).

D) Los empresarios

Se regula en el art. 120.4 CP la responsabilidad civil subsidiaria de los em-presarios, ya sean personas naturales o jurídicas, dedicados a cualquier gé-nero de industria o comercio por los hechos delictivos que hubieran cometidosus empleados, dependientes, representantes o gestores en el desempeñode sus obligaciones o servicios.

Dos son las condiciones que nuestra doctrina jurisprudencial viene consideran-do necesarias para que se pueda exigir esta responsabilidad al empresario (66).

En primer lugar, la existencia de una relación entre el autor de la infracciónpenal y la persona contra la que se pretende la responsabilidad civil, caracte-

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65. Al respecto puede verse ALASTUEY DOBÓN, M. C.: Las consecuencias jurídicas del delito..., op. cit.,p. 511; ARNAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 393, y GARCÍA VICENTE, F.: «La responsabili-dad civil...», op. cit., p. 658; y las SSTS de 9 de febrero de 2004 (RJA 444/2003), de 12 de abril de 2002 (RJA4766/2002), de 27 de marzo de 2002 (RJA 5663/2002) y de 5 de julio de 2001 (RJA 7187/2001).

66. Vid., entre otras, SSTS de 27 de abril de 2005 (RJA 289/2003), de 31 de octubre de 2002 (RJA 9912/2002),de 22 de octubre de 2002 (RJA 9704/2002), de 3 de junio de 2002 (RJA 6457/2002), de 24 de junio de 2002(RJA 7618/2002), de 29 de mayo de 2000 (RJA 5230/2000) y de 22 de enero de 1999 (RJA 403/1999).

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rizada por la nota de dependencia, servicio o representación, debiendo inter-pretarse estos términos de un modo amplio y flexible. Así, nuestro TribunalSupremo ha llegado a declarar que es suficiente para exigir responsabilidadcivil subsidiaria al empresario que «el infractor y el presunto responsable civilsubsidiario se hallen ligados por una relación jurídica o de hecho o por cual-quier otro vínculo, en virtud del cual el primero se halle bajo la dependenciaonerosa o gratuita, duradera y permanente, o puramente circunstancial y es-porádica, de su principal o, al menos que la tarea, actividad, misión, servicioo función que realice cuenten con el beneplácito, anuencia o aquiescencia delsupuesto responsable civil subsidiario» (67).

Y en segundo lugar, que el sujeto infractor hubiera actuado en el ámbito o conocasión de las funciones que se le tienen encomendadas en su condición deempleado, quedando exoneradas de la responsabilidad de esta naturalezaaquellas actividades que se ejecuten contra la prohibición del presunto res-ponsable civil subsidiario, pero no las simples extralimitaciones temporales ovariaciones en el servicio encomendado.

Por otro lado, y en cuanto al fundamento de esta responsabilidad, el TribunalSupremo ha mostrado una evolución en su doctrina, tendente a objetivar laresponsabilidad civil del empresario (68), partiendo en un primer momento decriterios basados en la culpa, para posteriormente apoyarse en la teoría del be-neficio o utilidad, hasta el momento actual en que se considera que la res-ponsabilidad del empresario responde al criterio de creación del riesgo (69).

E) Titulares de vehículos

Dispone el art. 120.5 CP la responsabilidad civil subsidiaria de los titulares, yasean personas naturales o jurídicas, de vehículos susceptibles de crear ries-

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67. STS de 4 de marzo de 1997 (RJA 1826/1997).

68. Un análisis de la evolución jurisprudencial del fundamento de esta responsabilidad puede verse en AR-NAIZ SERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., pp. 409 y ss., y también en los propios pronunciamientos delTS, como en la sentencia de 13 de diciembre de 1995 (RJA 8958/1995) o en la de 24 de febrero de 1993 (RJA1529/1993).

69. SSTS de 27 de abril de 2005 (RJA 2689/2003), de 3 de octubre de 2002 (RJA 9912/2002), de 27 de mar-zo de 2002 (RJA 5663/2002), y de 29 de mayo de 2000 (RJA 5230/2000), y S. de la AP de Barcelona, Secc.2.ª, de 23 de febrero de 2005 (RJA 25/2005).

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gos para terceros, por los delitos o faltas cometidos en la utilización de estospor sus dependientes, representantes y personas autorizadas.

Analizaremos el contenido de este precepto, siguiendo a ARNAIZ SERRA-NO (70), deteniéndonos en tres aspectos que pueden plantear dudas interpre-tativas.

Así, en primer lugar, es necesario advertir que se atribuye responsabilidadcivil al titular del vehículo y no exclusivamente —como hace el art. 1 de laLRCSVM— al propietario; con ello se ha querido ampliar el ámbito de apli-cación a aquellos otros sujetos que, sin ser los propietarios del vehículo, po-seen la facultad de uso y, en consecuencia, el poder de control o direcciónde éste. De esta forma, debe entenderse que ostentan el poder de disposi-ción del vehículo y, por lo tanto, responderán civilmente en lugar del propie-tario, el usufructuario, el arrendatario financiero y el adquirente con pactode reserva de dominio. En sentido contrario, será responsable el propietario—arrendador o comodante— y no el arrendatario ni el comodatario, puesaquél no pierde la posesión mediata y, por consiguiente, la disponibilidaddel vehículo. En segundo lugar, interesa determinar qué debe entenderse porvehículo susceptible de crear riesgos para terceros. Al respecto, se ha seña-lado por la doctrina (71) que tal carácter no se encuentra sino en los vehículosa motor, cuya definición se recoge en el art. 2.1 RRCSVM (72). Finalmente, espreciso dejar constancia de que para que se pueda exigir responsabilidad altitular del vehículo aquél ha debido autorizar la conducción de éste a quiencausó el daño, ya sea de forma expresa o tácita, correspondiendo a dicho ti-tular probar la ausencia de autorización.

Por último, y para concluir este apartado, no nos resta sino señalar que esta-mos ante un supuesto de responsabilidad objetiva, ya que no es necesario

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70. Las partes civiles..., op. cit., pp. 435 y ss.

71. Ibidem y autores allí citados.

72. «Tienen la consideración de vehículos a motor, a los efectos de responsabilidad civil derivada de la cir-culación de vehículos a motor y de la obligación de estar asegurados, todo vehículo, especial o no, idóneo paracircular por la superficie terrestre e impulsado por motor, incluidos los ciclomotores, así como los remolques ysemirremolques, estén o no enganchados, con exclusión de los ferrocarriles, tranvías y otros que circulen porlas vías que les son propias».

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que medie culpa o negligencia por parte del titular del vehículo, cuyo funda-mento se encuentra en la teoría del riesgo (73).

F) Administración Pública

Finalmente, el art. 121 CP proclama la responsabilidad civil subsidiaria del Es-tado, las Comunidades Autónomas, las Provincias, las Islas, los Municipios ydemás Entes Públicos por los daños causados por los penalmente responsa-bles de los delitos dolosos o imprudentes, cuando éstos sean autoridad, agen-tes, contratados o funcionarios públicos de aquella Administración Pública enel ejercicio de sus cargos o funciones y la lesión sea consecuencia directa delfuncionamiento de los servicios públicos que les estuvieren confiados.

Del análisis del citado precepto se desprende que para que pueda declararsela responsabilidad civil subsidiaria del Estado y demás Entes Públicos son ne-cesarios cuatro requisitos (74):

En primer lugar, que se haya producido un delito doloso o culposo. Al respec-to debe ponerse de manifiesto que este precepto omite cualquier referen-cia a las faltas, lo que, en principio, debería interpretarse en el sentido deque la Administración Pública quedará exonerada de responsabilidad civilsubsidiaria cuando los hechos sean calificados no como delitos sino comomeras faltas (75), si bien la mayoría de la doctrina (76) y nuestro más AltoTribunal (77) se han mostrado partidarios de una interpretación amplia delvocablo «delito», ya que lo contrario supondría otorgar un trato desigualrespecto de los sujetos privados que responden subsidiariamente tanto

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73. VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil derivada de...», op. cit., p. 102.

74. Cfr. SSTS de 22 de marzo de 2001 (RJA 3583/1999) y de 28 de junio de 2000 (RJA 898/1999), y S. de laAP Madrid, Secc. 16, de 2 de marzo de 2005 (RJA 40/2003).

75. En este sentido ALASTUEY DOBÓN, M. C.: Las consecuencias jurídicas del delito..., op. cit., p. 518.

76. SERRANO BUTRAGUEÑO, I.: «Comentarios al Título V, De la responsabilidad civil derivada de los deli-tos...», op. cit., p. 117, y SOTO NIETO, F.: «La responsabilidad civil subsidiaria del Estado y entes públicos engeneral (art. 121 del Código penal)», RJE La Ley, núm. 3964, 1996, p. 1660.

77. SSTS de 24 de octubre de 1997 (RJA 7290/1997), de 26 de septiembre de 1997 (RJA 6366/1997) y de11 de enero de 1997 (RJA 1128/1997), entre otras.

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de los delitos como de las faltas, además de un privilegio injustificado pa-ra la Administración Pública (78).

En segundo lugar, que los autores responsables de la comisión de la infrac-ción tengan un vínculo personal con la Administración, pues han de ser au-toridad, agentes o contratados de ésta o funcionarios públicos, debiendoentenderse esta relación de autores responsables como meramente ejem-plificativa. Como señala ARNAIZ SERRANO (79), el criterio a seguir es «lapertenencia a la organización».

En tercer lugar, que tales responsables directos hayan actuado en el ejerciciode sus funciones o cargos, aunque sea extralimitándose en ellas (80).

Y en cuarto y último lugar, que la lesión producida se conecte de manera di-recta con el funcionamiento de los servicios públicos que les estuvieran en-comendados o confiados.

En cuanto a su fundamento, es doctrina constante de nuestro Tribunal Supre-mo que se encuentra en el principio de creación del riesgo (81).

4.2. PETITUM

De conformidad con los arts. 100 y 650 LECrim., así como el art. 110 CP, el ob-jeto de la pretensión civil acumulada se circunscribe a «la restitución de la co-sa, la reparación del daño y la indemnización de perjuicios», es decir,pretensiones todas ellas de condena. Además, y excepcionalmente, el texto pu-nitivo permite para determinados delitos el ejercicio de otras pretensiones civi-les en vía penal distintas de la de restitución, reparación y/o indemnización: es

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78. Se ha criticado tanto tal exclusión que incluso algún autor ha llegado a señalar que en realidad se tratade un lapsus legislativo. Así, MONTÉS PENADÉS, V.L.: «Comentario al Título V de la responsabilidad civil de-rivada de los delitos y faltas y de las costas», en Comentarios al Código Penal de 1995, vol. I (coord. Vives An-tón), Valencia, 1996, p. 645, y SOTO NIETO, F.: «La responsabilidad civil subsidiaria del Estado y entes públicosen general…», op. cit., p. 1660. Si bien un análisis del iter parlamentario conduce sin duda a la conclusión deque las faltas se excluyeron del art. 121 del CP por voluntad expresa del legislador, como manifiestan ARNAIZSERRANO, A.: Las partes civiles..., op. cit., p. 466, y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil de-rivada...», op. cit., p. 104.

79. Las partes civiles..., op. cit., p. 465.

80. Cfr. STS de 22 de marzo de 2001 (RJA 3583/1999).

81. Vid., entre otras, SSTS de 19 de octubre de 2001 (RJA 4376/1999) y de 29 de marzo de 2000 (RJA36/1999), y sentencia de la AP Madrid, Secc. 15.ª, de 19 de febrero de 2001 (ARP 2001/329).

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el caso, por ejemplo, de los delitos de injurias y calumnias en los que, conformeal art. 216 CP, la pretensión podrá consistir en una petición de la inserción de lasentencia condenatoria y en su caso, del testimonio de retractación en las pu-blicaciones correspondientes, o de los delitos contra la libertad sexual, en los queel art. 193 CP permite, además de la pretensiones relativas a la responsabilidadcivil de los arts. 112 y 113 CP, otras tendentes a obtener la fijación de alimentosy las declaraciones que procedan sobre la filiación. Estas últimas, sin embargo,atendidos los límites de este trabajo, no serán objeto de nuestro estudio (82).

Ante este soporte normativo se plantea el interrogante de si es posible que lapretensión civil acumulada consista en una petición de reconocimiento de cual-quier consecuencia jurídica que se derive del hecho punible.

Al respecto, la jurisprudencia de nuestro más Alto Tribunal ha señalado que losperjudicados pueden deducir en el seno del proceso penal cualquier tipo depretensiones ex delicto, tanto de condena como meramente declarativas o in-cluso constitutivas (83), admitiendo, en concreto, que el órgano jurisdiccionalpueda pronunciarse sobre la declaración de nulidad de los actos y contratosde transmisión patrimonial, de las escrituras públicas así como de las inscrip-ciones registrales que se hayan llevado a cabo en supuestos en los que hayahabido un desplazamiento patrimonial que constituya el instrumento de deli-tos tales como el de estafa, falsedad y alzamiento de bienes o se encuentreen íntima conexión con éstos (84) (85).

En nuestra opinión, sin embargo, adhiriéndonos a la doctrina mayoritaria (86),esta jurisprudencia extensiva sobre el contenido de la pretensión civil no pue-

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82. Un análisis de estas pretensiones puede verse en JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil…; op. cit.,pp. 224 y ss.

83. STS de 19 de mayo de 2005 (RJA 2005/6507).

84. Vid. entre otras, SSTS de 14 de diciembre de 1999 (RJA 7771/2000), de 12 de julio de 1999, de 15 defebrero de 1995 (RJA 1172/1995) (La Ley, 1995, 16715), de 4 de abril de 1992 (RJA 2578/1992), de 26 de mar-zo de 1993 (RJA 2584/1993), de 4 de junio de 1993 (RJA 4816/1993) y de 27 de junio de 1990 (RJA 5718/1990).

85. Se ha llegado a admitir, incluso, por la jurisprudencia menor pretensiones referentes a la validez del matri-monio o a la supresión del estado civil (STSJ Andalucía-Granada 1.ª de 22 de noviembre de 2002 —ARP2002/830—). En sentido contrario se ha pronunciado, sin embargo, nuestro Tribunal Supremo en sentencia de17 de enero de 2005 (RJA 992/2005).

86. PEDRAZ PENALVA, E.: Las medidas cautelares reales en el..., op. cit., p. 33; FONT SERRA, E.: La ac-ción civil derivada..., op. cit., pp. 21 y 25; DE LA OLIVA SANTOS, A.: Derecho Procesal Penal, op. cit., p. 243;

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de admitirse (87). Como destaca la doctrina, de los arts. 110 CP y 100 y 650LECrim. se desprende sin lugar a dudas que la acumulación de pretensionesen el proceso penal está limitada a las de restitución de la cosa, el resarci-miento de daños y/o la reparación de perjuicios, no pudiéndose extender acualquier otra consecuencia jurídica que se pueda producir a causa del dañoderivado de la comisión de un hecho punible; además, no existe apoyo nor-mativo que permita atribuir competencia material a los órganos jurisdicciona-les penales para pronunciarse sobre estos aspectos; por último, la diversidadde principios que informan el proceso penal respecto del civil aconsejan la li-mitación de ejercicio de la pretensión civil en la vía penal (88).

Partiendo pues de que el único contenido posible de la pretensión civil acumu-lada es el referido a la restitución material de la cosa, la reparación de los da-ños y la indemnización de los perjuicios, a salvo las excepciones mencionadas,debemos ya señalar que, como ha puesto de manifiesto la doctrina de mane-ra prácticamente unánime (89), estas tres clases de pretensiones, en realidad,se reducen a dos: por un lado la de restitución de la cosa, y por otro la de re-paración de los daños e indemnización de perjuicios, pues como destaca PE-DRAZ PENALVA (90) de la definición que recoge nuestro Diccionario de la RealAcademia del término «resarcir» como «indemnizar, reparar, compensar undaño, perjuicio o agravio» se extraen dos consecuencias, primera que la dis-tinción recogida en nuestro ordenamiento criminal entre reparar e indemnizar,predicable respectivamente de los daños y perjuicios, carece de sentido al te-

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BLASCO SOTO, C.: «Partes acusadas en el proceso penal (II): El responsable civil», Portal Derecho, <www.ius-tel.com>, enero de 2002; GÓMEZ COLOMER, J. L.: Derecho Jurisdiccional III, Proceso Penal, op. cit., p. 106,y JUAN SÁNCHEZ, R., La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 130 y ss.

87. En sentido contrario se manifiesta YZQUIERDO TOLSADA, M.: Aspectos civiles del nuevo Código Penal(Responsabilidad civil, tutela del derecho de crédito, aspectos de Derecho de Familia y otros extremos), Madrid,1997, pp. 431 y ss.

88. BLASCO SOTO, C.: «Partes acusadas...», op. cit.

89. Entre otros, GÓMEZ ORBANEJA, E.: Comentarios a la..., II, op. cit., pp. 354 y ss.; JUAN SÁNCHEZ, R.:La responsabilidad civil en el proceso..., op. cit., p. 183; VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civilderivada...», op. cit., p. 85; ROIG TORRES, M.: La reparación del daño causado por el delito, Valencia, 2000,pp. 21 y ss., y MONTÉS PENADÉS, V.L.: Comentarios al Código Penal de 1995 , op. cit., 1996, p. 586

90. Las medidas cautelares reales..., op. cit., p. 38. Y en la misma línea, ARANGÜENA FANEGO, C.: Teoríageneral de las medidas cautelares reales..., op. cit., p. 249, y SOLÉ RIERA, J.: La tutela de la víctima en el pro-ceso penal, Barcelona, 1997, p. 183.

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ner un alcance equivalente, y segunda que los términos daños y perjuiciosson sinónimos, por lo que se propone el término «resarcimiento» en cuantocomprensivo de la reparación y de la indemnización.

Por otro lado, la doctrina y la jurisprudencia, apoyándose en la enumeracióngradual y escalonada que recoge el art. 101 CP, han destacado el carácterpreferente de la restitución respecto de la reparación y la indemnización, de talforma que únicamente cuando aquélla no sea posible procederá el resarci-miento de daños y perjuicios (91).

4.2.1. La pretensión restitutoria del bien sustraído

Esta pretensión, prevista en el art. 110.1.º CP, es la procedente cuando loque se persigue es la devolución al perjudicado por el delito de un bien delque ha sido privado como consecuencia directa del hecho delictivo. Con larestitución se pretende obtener la restitutio in pristinum, es decir, la restaura-ción del status quo ante, el dejar las cosas como estaban antes de la comi-sión del delito (92).

Nada dice el CP respecto a cuáles han de ser los delitos que darían lugar a larestitución. Por su parte, la doctrina está dividida entre los que consideran quela restitución es posible en los delitos patrimoniales de desposesión y apro-piación (93) y aquellos otros que entienden que dicha pretensión procede encualquier delito contra la propiedad (94). Como destaca JUAN SÁNCHEZ (95), lo

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91. Así, QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J. M.: Comentario al nuevo Código Penal, Pam-plona, 2001, pp. 565 y 566, y ROIG TORRES, M.: La reparación del daño..., op. cit., pp. 150 y ss. Por su parte,JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 176 y ss, aun admitiendo la preferencia de la resti-tución, critica que ésta se fundamente en la ubicación sistemática del precepto. Vid. también SSTS de 22 deseptiembre de 2005 (RJA 2005/7505), de 2 de junio de 2005 (RJA 2005/7682), de 19 de mayo de 2005(2005/6507), de 22 de octubre de 2002 (RJA 2002/9704) y de 13 de octubre de 1990 (RJA 1990/8000).

92. Vid. GÓMEZ ORBANEJA, E.: Comentarios..., II, op. cit., p. 348; PEDRAZ PENALVA, E.: Las medidascautelares reales..., op. cit., p. 33, y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil…», op. cit., p. 86. Vid.también STS de 4 de abril de 1992 (RJA 1992/2758).

93. QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J. M.: Comentario al Nuevo..., op. cit., p. 561.

94. GIMENO SENDRA, V. (con CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. y GARBERÍ LLOBREGAT, J.): Los procesospenales, Barcelona, 2000, p. 36, y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil derivada...», op. cit., p. 86.

95. La responsabilidad civil..., op. cit., p. 141.

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decisivo es que se haya producido un desplazamiento delictivo de bienes delpatrimonio de una persona a otra. Por tanto, la restitución es apropiada encualquiera de los delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico, re-gulados en el título XIII del Libro II del CP, tales como el robo, el hurto, la apro-piación indebida, la usurpación, la estafa, el alzamiento de bienes, etc.

Tampoco se pronuncia el texto punitivo sobre si el tipo de bien a restituir debeser mueble o inmueble, infungible o también fungible. Atendiendo al tipo dedelitos que hemos considerado pueden dar lugar a esta clase de pretensiones,debemos concluir que todos ellos pueden ser objeto de restitución. Lo que síse exige expresamente es que la restitución sea del mismo bien que fue ob-jeto de desplazamiento patrimonial, debiéndose proceder también al abonode los deterioros y menoscabos en el caso de que éstos se hubieran produci-do. Por el contrario, si el bien hubiera producido frutos o hubiese mejorado serestituirá acompañado de tales frutos o mejoras conforme a lo dispuesto en losarts. 353, 360, 451 y ss. y 1095 CC (96).

La restitución incumbe al que tenga el bien en su poder, aunque sea un ter-cero y lo haya adquirido legalmente y de buena fe, prescindiéndose, por tan-to, de la antijuricidad y culpabilidad del imputado (97). Este tercero, como hadestacado PEDRAZ PENALVA (98), adopta una posición singular en el proce-so en la medida en que no es parte principal, pudiéndose hablar, siguiendo aGÓMEZ ORBANEJA (99), de una intervención en causa.

Lógicamente, en estos casos, el tercero de buena fe que ha adquirido legal-mente el bien y debe restituirlo tendrá derecho de repetición contra quien co-rresponda y, en su caso, de ser indemnizado por el responsable civil del delitoo falta por los daños y perjuicios, pretensión que podrá deducir únicamenteante los órganos jurisdiccionales civiles (100). Todo ello con la única excepción

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96. Cfr. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil en..., op. cit., p. 147, y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «Laresponsabilidad civil derivada...», op. et loc. cit.97. A diferencia de lo que sucede, como veremos, en las pretensiones de resarcimiento que presuponen elelemento de culpa en sentido lato. Vid. PEDRAZ PENALVA, E.: Las medidas cautelares reales..., op. cit., p. 34.98. Las medidas cautelares reales..., op. cit., p. 35.99. Comentarios..., op. cit., II, pp. 320 y 321.100. Vid. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 216 y ss.; GÓMEZ COLOMER, J.L.: Dere-cho Jurisdiccional III, Proceso Penal, op. cit., p. 112, e YZQUIERDO TOLSADA, M.: Aspectos civiles..., op. cit.,pp. 92 y ss. En sentido contrario se manifiesta GIMENO SENDRA, V. (con CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. yGARBERÍ LLOBREGAT, J.): Los procesos penales, op. cit., p. 36.

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de que el bien se haya adquirido por un tercero de forma irreivindicable, con-forme a las leyes civiles y mercantiles (101), en cuyo caso procederá la repara-ción del daño ocasionado en los términos de los arts. 112 y 113 CP.

4.2.2. La pretensión resarcitoria de daños y perjuicios

Junto a la restitución, los arts. 110, 112 y 113 CP recogen, entre las formas quepuede comprender la responsabilidad civil, la reparación del daño y la indem-nización de perjuicios materiales y morales. La doctrina, fundamentalmentepenalista, ha dedicado grandes esfuerzos a tratar de delimitar estas dos últi-mas expresiones, sin que ninguna de las soluciones propuestas haya resulta-do totalmente convincente (102). Y ello porque, como se puso de manifiestosupra, se trata de sinónimos o equivalentes que deben refundirse en un úni-co concepto, por lo que como ha destacado VÁZQUEZ SOTELO (103) la pre-tendida discusión doctrinal no tiene ninguna repercusión práctica ni teórica.

Esta falta de precisión terminológica, de la que adolecía también el CódigoPenal de 1973, nos lleva a afirmar la imposibilidad de interpretar literalmentelos arts. 112 y 113 CP (104). Como señaló GÓMEZ ORBANEJA (105) con rela-ción a los anteriores arts. 103 y 104 del CP de 1973 y ha puesto de manifies-to JUAN SÁNCHEZ (106), los arts. 112 y 113 CP no hay que «tomarlos, como

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101. De forma que, tratándose de bienes muebles, habrá que atender a lo dispuesto en el art. 464 CC y en losarts. 85, 86, 324 y 545 del Ccom para determinar la irreivindicabilidad, y por lo que se refiere a los bienes in-muebles se estará a lo que dispone el art. 34 de la LH, que mantiene en su adquisición al tercero que de bue-na fe adquiera a título oneroso algún derecho de persona que en el Registro aparezca con facultades paratransmitirlo, una vez que haya inscrito su derecho. Vid. SSTS de 2 de junio de 2005 (RJA 2005/7682), de 27 deoctubre de 2001 (RJA 2001/9348) y de 9 de julio de 2001 (RJA 2001/6370).

102. Un amplio estudio de las diversas explicaciones aducidas por la doctrina para tratar de dotar de sentido eldiferenciado empleo de estas expresiones en el Código Penal puede verse en ROIG TORRES, M.: La reparacióndel daño..., op. cit., pp. 199 a 222. Vid. también ARANGÜENA FANEGO, C.: Teoría general de las medidas caute-lares..., op. cit., pp. 247 y ss., y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La responsabilidad civil derivada...», op. cit., p. 85.

103. «El ejercicio de la acción civil en el proceso penal», Cuadernos de Derecho Judicial, núm. XVIII, CGPJ,1994, pp. 134 y 135.

104. Como así lo hizo en su momento ARANGÜENA FANEGO, C.: Teoría general de las medidas cautelaresreales..., op. cit., p. 249, respecto de los arts. 103 y 104 del CP de 1973.

105. Comentarios..., II, op. cit., p. 360.

106. La responsabilidad civil..., op. cit., p. 191.

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lo ha puesto el legislador, uno tras otro, sino meter uno dentro de otro, redu-ciendo la doble expresión daños y perjuicios a un denominador común».

Y dicho lo anterior, estamos ya en condiciones de entrar en el análisis del con-tenido de la pretensión de reparación de daños e indemnización de perjuicios.

Esta pretensión, recogida en los arts. 110, 112 y 113 CP, es la idónea cuan-do ante la imposibilidad de restituir las cosas objeto de delito o falta se pre-tende que se repare e indemnice el daño producido por el hecho punible (107).

La reparación alcanza a cualquier daño con relevancia jurídica, con indepen-dencia de la clasificación que se adopte; así serán objeto de reparación el da-ño emergente y el lucro cesante, el daño material, el daño físico y el dañomoral, ya se hayan causado al agraviado u ofendido, a sus familiares o a ter-ceros (108).

Conforme al art. 112 CP, la reparación de los daños y perjuicios puede llevar-se a cabo de tres maneras que se corresponden con los tres tipos de preten-siones que pueden ejercitarse: imponiendo obligaciones de dar, de hacer ode no hacer.

Las obligaciones de dar pueden tener por objeto la entrega, tanto de un bienespecífico que no haya sido objeto de desplazamiento patrimonial, pues encaso contrario la pretensión procedente sería la restitutoria, como, y gene-ralmente, de una cantidad de dinero, que procederá para reparar, por un la-do, los daños materiales —quedando comprendidos en éstos tanto losdetrimentos patrimoniales (daño efectivo y lucro cesante) como las lesionesfísicas— y, por otro, los daños morales, debiendo conceptuar como tales,además del dolor y el sufrimiento psíquico, la pérdida de prestigio ocasiona-da por el delito (109).

La imposición de una obligación de hacer supone optar por una reparación enforma específica o reparación stricto sensu, consistente en una actividad diri-

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107. GÓMEZ COLOMER, J. L.: Derecho Jurisdiccional III. Proceso Penal, op. cit., p. 113.

108. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil en el..., op. cit., p. 183. Un extenso análisis de las distintasclasificaciones doctrinales y jurisprudenciales de los daños puede verse en ROIG TORRES, M.: La reparacióndel daño causado..., op. cit., pp. 228 y ss.

109. ROIG TORRES, M.: La reparación del daño..., op. cit., pp. 223 y ss.

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gida a arreglar una cosa que está rota o estropeada. Esta obligación será pro-cedente también, al igual que la anterior, para reparar tanto los daños mate-riales como los morales (110).

Resulta, por último, difícil mantener que los daños producidos con ocasión deun delito puedan ser reparados mediante la imposición de una obligación deno hacer. Un comportamiento omisivo a lo sumo prevendría un daño futuro, delo cual se concluye que la obligación reparadora comportará siempre un ac-tuar positivo, es decir, dar o hacer (111).

Por otro lado, otro aspecto digno de reseñar en este apartado es el relativo alsentido que ha de darse a la alusión que se hace en el art. 112 CP a «la na-turaleza de aquél (refiriéndose el daño) y a las condiciones personales y pa-trimoniales del culpable» (112). Para un sector doctrinal (113), las circunstanciasseñaladas en esta norma son parámetros que vinculan al juez en la determi-nación de la cuantía concreta de la reparación. Otro grupo de autores, en cam-bio, considera que estos criterios no deben entenderse referidos al quantumde la reparación, sino que deberán ser atendidos por el juez a la hora de ele-gir el tipo de prestación a aplicar: de dar, de hacer o de no hacer (114). Por nues-tra parte, y siguiendo a JUAN SÁNCHEZ (115), la interpretación de este confusoprecepto no puede pasar en ningún caso por entender que tales circunstan-cias han de servir al juez para determinar el tipo de prestación a imponer, fun-damentalmente porque, atendidos los principios que rigen el proceso civil

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110. JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 194 y ss.

111. Vid. ROIG TORRES, M.: La reparación del daño..., op. cit., p. 271, quien señala que la inclusión de las obliga-ciones de no hacer en el art. 112 CP encuentra su explicación en que el legislador penal se limitó a transcribirliteralmente el art. 1088 CC, que regula con carácter general el contenido posible de las obligaciones civiles.

112. Adviértase que, como ha puesto de manifiesto la doctrina (ROIG TORRES, M.: La reparación del daño cau-sado..., op. cit., pp. 275 y 276; JUAN SÁNCHEZ, R.: La responsabilidad civil..., op. cit., p. 199; VÁZQUEZGONZÁLEZ, C., «La responsabilidad civil derivada de...», op. cit., p. 87, entre otros), la referencia que se haceal culpable debe entenderse hecha al responsable civil en cuanto a él corresponderá la reparación del daño

113. CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. y LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J.: Comentarios al Código Penal,Barcelona, 2007, pp. 780 y 781, y CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. y ALBACAR LÓPEZ, J. L.: Código Penal(doctrina y jurisprudencia), tomo I, Madrid, 1997, p. 1407.

114. Así, PIÑOL RODRÍGUEZ, J. R.: Manual de Derecho Penal, t. I, Parte general (Coordinador SUÁREZ-MI-RA RODRÍGUEZ, C.), Cizur Menor, 2006, p. 548; QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J. M.: Co-mentario al Nuevo Código Penal , op. cit., pp. 570 y 571; ROIG TORRES, M.: La responsabilidad del dañocausado..., op. cit., pp. 217 y ss.

115. La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 197 y ss.

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acumulado, que no son otros que los que rigen el proceso civil autónomo, taldeterminación no corresponde al juez sino al actor civil. Estas circunstancias,entendemos, serán el criterio que deba manejar el Tribunal para decidir si lareparación va a ser bien en forma específica o bien por equivalente (116).

En cuanto a la determinación del quantum de la indemnización, es doctrinaconstante de nuestro Tribunal Supremo que se trata de una competencia dis-crecional de los Tribunales de Instancia, aunque siempre respetando los pa-rámetros máximos determinados por las peticiones acusatorias, el principiode razonabilidad (117), así como el principio de rogación (118), de modo que nose podrá condenar sin la correspondiente pretensión previa de parte. Cohe-rentemente con esta doctrina, la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha es-tablecido que la fijación de la cuantía indemnizatoria no es recurrible encasación, en cuanto la cuantificación de los daños pertenece al ámbito delos hechos (119), admitiéndose, no obstante, excepciones en los supuestos enlos que se acredite una manifiesta y evidente discordancia entre las bases de-terminantes de las cifras indemnizatorias fijadas y las sumas señaladas pa-ra el resarcimiento (120), o cuando la resolución no tenga en cuenta alguno delos hechos declarados probados y con trascendencia en la determinación dela cuantía (121).

Ahora bien, tal arbitrariedad de los Tribunales de Instancia tiene su límite enla necesidad de que cada uno de los perjudicados sepa con concreción el fun-damento o base de la determinación del perjuicio que se le reconoce, de mo-

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116. Comparten esta opinión también GUDÍN RODRÍGUEZ-MAGARIÑOS, F.: «Efectividad de la responsabili-dad civil ex delicto: ¿impunidad civil?», La Ley Penal, núm. 26, 2006, p. 5, y VÁZQUEZ GONZÁLEZ, C.: «La re-sponsabilidad civil derivada del...», op. cit., p. 87.

117. SSTS de 23 de marzo de 1987 (RJA 1987/2199), de 27 de mayo de 1994 (RJA 1994/4058), de 28 denoviembre de 1996 (RJA 1996/8889), de 23 de marzo de 1999 (RJA 1999/2676) y de 30 de junio de 2000 (RJA2000/5653).

118. STS de 24 de octubre de 2000 (RJA 2000/8283).

119. SSTS de 15 de febrero de 1991 (RJA 1991/1075), de 25 de febrero de 1992 (RJA 1992/1472), de 15 deabril de 1999 (RJA 1999/4850) y de 21 de febrero de 2001 (RJA 2001/478).

120. STS de 15 de abril de 1999 (RJA 1999/4850).

121. STS de 14 de marzo de 1997 (La Ley, 997, 5410).

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do que, como ya había puesto de manifiesto, primero, el Tribunal Supremo (122)

y, luego, el Tribunal Constitucional (123), y desde 1995 sanciona expresamenteel art. 115 CP, el órgano jurisdiccional deberá razonar la fijación de las cuan-tías indemnizatorias que reconozcan en sus resoluciones, precisando las ba-ses en que se fundamenten, estando sujeto a control casacional elcumplimiento de tal deber (124).

Partiendo de la exigencia anterior, el art. 115 CP permite al órgano jurisdic-cional optar entre la fijación de la cuantía de la indemnización en la sentenciao diferirla a la fase de ejecución de la ésta (125). Esta opción, en todo caso, nopuede ser caprichosa, ya que como ha señalado la doctrina se trata de unamateria que en principio corresponde a la sentencia, por lo que debe enten-derse, acudiendo al art. 360 LEC —en cuanto supletoria de la LECrim.—, quela remisión de la cuantificación a la fase ejecutiva sólo es admisible cuando nosea posible realizarla en el momento de dictar sentencia (126).

4.3. CAUSA PETENDI

Por último, la determinación de los elementos identificadores de la pretensióncivil acumulada pasa por concretar su causa de pedir o fundamento, que es-

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122. Entre otras, SSTS de 3 de diciembre de 1991 (RJA 1991/8965), de 22 de julio de 1992 (RJA 1992/1788),de 22 de octubre de 1992 (RJA 1992/8421), de 19 de diciembre de 1993 (RJA 1993/9276) y de 28 de abril de1995 (RJA 1995/3387).

123. STC núm. 78/1986, de 13 de junio, donde se señala que la tutela judicial efectiva exige que «la sentenciajudicial contenga una determinación del daño causado pro el delito, de la misma manera que si la acción civilhubiera sido ejercida en forma independiente de la penal, siendo además necesaria una estimación razonadade la cuantía alcanzada por dichos daños». El derecho reconocido en el art. 24.1 CE conllevaría también «quela sentencia determine singularmente los sujetos que resulten civilmente responsables, según la reclamación efec-tuada por la víctima del daño, decidiendo al tiempo sobre la extensión efectiva de la respectiva responsabilidad,o los motivos para no hacerlo». Y en la misma línea, STC núm. 15/1987, de 11 de febrero de 1987.

124. SSTS de 16 de mayo de 1998 (RJA 1998/4878), de 28 de enero de 2002 (RJA 2002/3017), de 22 deenero de 2003 (RJA 2003/1129), de 14 de marzo de 1997 (RJA 1997/2111) y de 7 de abril de 1997 (RJA1997/2003).

125. Con anterioridad al CP de 1995 esta regla tenía ya base legal para el juicio de faltas y el procedimientoabreviado en los arts. 974, 984 y 798 LECrim.

126. QUINTERO OLIVARES, G. y TAMARIT SUMALLA, J.: Comentario al Nuevo Código Penal (dir. QUIN-TERO OLIVARES, G.), op. cit., p. 579. Y en el mismo sentido PIQUÉ, J., RIFÁ, J.M., SAURA, L., y VALLS, J. F.:El proceso penal práctico. Comentarios. Jurisprudencia. Formularios, Madrid, 1997, p. 149. Vid. también STS

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taría constituida por el hecho típico desde la perspectiva del derecho penal,además de por el daño o perjuicio, así como por la relación de causalidad di-recta entre aquél y éstos (127). Por lo que se refiere a la pretensión civil frenteal tercero responsable civil, la causa petendi estaría integrada además de porlos elementos anteriores por otro añadido: el hecho determinante de la res-ponsabilidad del tercero por los actos de otro (128).

Por tanto, la pretensión civil se fundamentará en la existencia de un daño quetraiga causa directa en un hecho aparentemente delictivo.

Ahora bien, como destaca JUAN SÁNCHEZ (129), la repercusión del hecho cri-minal es distinta dependiendo de que se ejerza la acción restitutoria o la ac-ción resarcitoria. En el primer caso, la causa petendi se integra por la alegaciónde la titularidad del perjudicado sobre el bien de cuyo poder ha sido privado.En este supuesto el hecho criminal que ha interrumpido la pacífica posesióndel bien sustraído carece de relevancia identificadora de la pretensión perojustifica su tratamiento en el mismo momento y sede en que se ejerce la ac-ción penal. En el caso de la pretensión de resarcimiento, en cambio, el hechocriminal, junto con los daños que éste ocasiona, aparecen como hechos iden-tificadores de la pretensión civil interpuesta.

5. NOTA BIBLIOGRÁFICA

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de 23 de febrero de 1993 (RJA 1993/156), donde se declara que «La relegación al periodo de ejecución de sen-tencia de la determinación puntual de la indemnización (...) no puede quedar sustraída a las nuevas tendenciaslegislativas (...) plasmadas en los arts. 974 y 984 (...) y esa tendencia, bien definida, ha de ser relacionada conel art. 360 LEC, supletoria en muchos aspectos de la LECrim., que permite la demostración cuantitativa dedaños y perjuicios en período de ejecución de sentencia sólo en el caso de no ser posible su determinación ocuantificación en ella…».

127. SSTS de 16 de octubre de 1992 (RJA 1992/8015), de 13 de febrero de 1991 (RJA 1991/1020) y de 15 deabril de 1991 (RJA 1991/2739).

128. DE LA OLIVA SANTOS, A. (y otros): Derecho procesal penal, op. cit., p. 255.

129. La responsabilidad civil..., op. cit., pp. 233 y ss.

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Yolanda Palomo Herrero

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