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La princesa Alexa

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Adaptación cuento de centroamerica, autor desconocido

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Page 1: La princesa Alexa

L r n saa p i ce A el xa

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aLa princes Alexa

Page 3: La princesa Alexa

Con cariño para Ámbar de hermanita Azul y sus

Papas Erika y Héctor .

su L r n saa p i ce A el xa

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Con cariño para Ámbar de hermanita Azul y sus

Papas Erika y Héctor .

su La princesa Alexa

Page 5: La princesa Alexa

Alexa no quería ser princesa.

Su padre, el rey, gritaba y se enojaba pero Alexa insistía:

- Papi, es un rollo ser princesa.

El rey se desesperaba y el cerebro se le apachurraba buscando la solución a tan grave situación.

- Pero algo tendrás que hacer cuando seas mayor y, si no es la de princesa ¿Qué profesión te interesa?

Y, sin dudarlo un instante, Alexa respondió radiante:

- ¡Bruja, papi! Quiero ser bruja, de las de escoba y verruga.

- ¿Dónde se ha visto? – Gritaba el rey – Una princesa metida a bruja. Ni lo sueñes. ¡Qué ocurrencia! ¡Qué tontería! ¡Qué… qué… qué tontería!

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Alexa no quería ser princesa.

Su padre, el rey, gritaba y se enojaba pero Alexa insistía:

- Papi, es un rollo ser princesa.

El rey se desesperaba y el cerebro se le apachurraba buscando la solución a tan grave situación.

- Pero algo tendrás que hacer cuando seas mayor y, si no es la de princesa ¿Qué profesión te interesa?

Y, sin dudarlo un instante, Alexa respondió radiante:

- ¡Bruja, papi! Quiero ser bruja, de las de escoba y verruga.

- ¿Dónde se ha visto? – Gritaba el rey – Una princesa metida a bruja. Ni lo sueñes. ¡Qué ocurrencia! ¡Qué tontería! ¡Qué… qué… qué tontería!

Page 7: La princesa Alexa

Y, aunque el rey la envió desde pequeña a la escuela para Princesas en Muy, muy lejano, Alexa – necia como una mula – no desistió en su empeño y se dedicó a asistir a escondidas, a visitar a las brujas de los alrededores y a buscar información sobre la Gran Escuela a Distancia Baba Yaga para Brujas, en la que, finalmente, se inscribo en secreto.

Además de eso, Alexa se negó a vestir los vaporosos, incómodos y cursis vestidos que llevaban sus compañeras princesitas y usaba siempre ropajes negros (morados si quería algo de colorido). En lugar de zapatitos de cristal, usaba unas enormes y cómodas botas. Y cambió la delicada y diminuta coronita por un enorme y puntiagudo sombrero negro.

Ya puedes imaginarte que, vistiendo de esta manera, la princesa destacaba entre sus “delicadas y elegantes” compañeras como una… como una… bueno, como una enorme verruga en un hermoso ysuave rostro.

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Y, aunque el rey la envió desde pequeña a la escuela para Princesas en Muy, muy lejano, Alexa – necia como una mula – no desistió en su empeño y se dedicó a asistir a escondidas, a visitar a las brujas de los alrededores y a buscar información sobre la Gran Escuela a Distancia Baba Yaga para Brujas, en la que, finalmente, se inscribo en secreto.

Además de eso, Alexa se negó a vestir los vaporosos, incómodos y cursis vestidos que llevaban sus compañeras princesitas y usaba siempre ropajes negros (morados si quería algo de colorido). En lugar de zapatitos de cristal, usaba unas enormes y cómodas botas. Y cambió la delicada y diminuta coronita por un enorme y puntiagudo sombrero negro.

Ya puedes imaginarte que, vistiendo de esta manera, la princesa destacaba entre sus “delicadas y elegantes” compañeras como una… como una… bueno, como una enorme verruga en un hermoso ysuave rostro.

Page 9: La princesa Alexa

Su padre, el rey, se desesperaba cuando leía los informes que le enviaban desde la Escuela. En ellos la Directora decia: Su hija, como princesa, es un auténtico desastre. va mal en vestuario, va mal en modales, fatal en obediencia y dulzura, un horror en canto, algo mejor en el trato con animales (aunque lamentablemente se entendiera mejor con gatos, murciélagos y sapos que con coneji-tos, pajaritos y ardillitas) y, en pérdida de zapatos de cristal Alexa resultó una auténti-ca calamidad. Ni perder una humilde zapa-tilla de peluche sabía.

La princesa, continuaba escribiendo la directora, es una inútil en maquillaje y una tarugita cociendo. No había forma de ense-ñarle modestia y recato. Se niega a callar y siempre tiene que mostrar su desacuerdo con aquello que no le gustaba. No muestra ningún interés en cómo llevar un castillo y prefería las discusiones sobre política antes que el amable intercambio de exquisitas recetas de cocina. En fin, seguía, la princesa Alexa no muestra ni un poquito de la elegan-cia, la gracia y el encanto que toda princesa debería poseer.

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Su padre, el rey, se desesperaba cuando leía los informes que le enviaban desde la Escuela. En ellos la Directora decia: Su hija, como princesa, es un auténtico desastre. va mal en vestuario, va mal en modales, fatal en obediencia y dulzura, un horror en canto, algo mejor en el trato con animales (aunque lamentablemente se entendiera mejor con gatos, murciélagos y sapos que con coneji-tos, pajaritos y ardillitas) y, en pérdida de zapatos de cristal Alexa resultó una auténti-ca calamidad. Ni perder una humilde zapa-tilla de peluche sabía.

La princesa, continuaba escribiendo la directora, es una inútil en maquillaje y una tarugita cociendo. No había forma de ense-ñarle modestia y recato. Se niega a callar y siempre tiene que mostrar su desacuerdo con aquello que no le gustaba. No muestra ningún interés en cómo llevar un castillo y prefería las discusiones sobre política antes que el amable intercambio de exquisitas recetas de cocina. En fin, seguía, la princesa Alexa no muestra ni un poquito de la elegan-cia, la gracia y el encanto que toda princesa debería poseer.

Page 11: La princesa Alexa

Su padre, desesperado, la hizo volver al reino por ver si encontraba la manera de ayudar a su hija para que fuera una buena princesa.

Primero le presentó a un príncipe… y Alexa lo transformó en sapo.

Le presentó un segundo príncipe… y la prin-cesa lo transformó en gato.

La encerró en una mazmorra… y se escapó por la ventana tras robarle la escoba al car-celero.

Pensó su Majestad en darle a comer una manzana envenenada pero, tras pensarlo un instante, le pareció una burrada.

Pensó, también, en conseguir que un hada la durmiera durante un siglo pero tener un reino parado durante tanto tiempo le pare-ció poco productivo.

Page 12: La princesa Alexa

Su padre, desesperado, la hizo volver al reino por ver si encontraba la manera de ayudar a su hija para que fuera una buena princesa.

Primero le presentó a un príncipe… y Alexa lo transformó en sapo.

Le presentó un segundo príncipe… y la prin-cesa lo transformó en gato.

La encerró en una mazmorra… y se escapó por la ventana tras robarle la escoba al car-celero.

Pensó su Majestad en darle a comer una manzana envenenada pero, tras pensarlo un instante, le pareció una burrada.

Pensó, también, en conseguir que un hada la durmiera durante un siglo pero tener un reino parado durante tanto tiempo le pare-ció poco productivo.

Page 13: La princesa Alexa

Alguien le sugirió que buscara un dragón que la secuestrara y luego un príncipe que la rescatara. Esa idea también fue desecha-da: los dragones escaseaban y los príncipes estaban protegiendo a los animales.

Otro alguien le insinuó que, quizás, la prin-cesa necesitaba la mano dura de una madrastra malvada. Curiosamente este alguien acabó pasando unas largas vaca-ciones en las mazmorras gracias a la “ama-bilidad” de su Majestad la Reina.

El rey, pobrecito, intentó de todo para hacerla entrar en razón pero Alexa, estaba claro, no quería ser princesa y tras mucho pelear y discutir, tras gritos y regaños, tras días y semanas de sufrimiento; de castigos y lágrimas; de berrinches. Después de todo eso, finalmente, el rey se rindió.

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Alguien le sugirió que buscara un dragón que la secuestrara y luego un príncipe que la rescatara. Esa idea también fue desecha-da: los dragones escaseaban y los príncipes estaban protegiendo a los animales.

Otro alguien le insinuó que, quizás, la prin-cesa necesitaba la mano dura de una madrastra malvada. Curiosamente este alguien acabó pasando unas largas vaca-ciones en las mazmorras gracias a la “ama-bilidad” de su Majestad la Reina.

El rey, pobrecito, intentó de todo para hacerla entrar en razón pero Alexa, estaba claro, no quería ser princesa y tras mucho pelear y discutir, tras gritos y regaños, tras días y semanas de sufrimiento; de castigos y lágrimas; de berrinches. Después de todo eso, finalmente, el rey se rindió.

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Discutió, Platico, hablo y por fin se decidió:

Alexa no sería princesa, o, al menos, no sería una princesa como todas las princesas.

El rey lo aceptó o, más bien, se resignó y, al final, hasta se alegró. Al menos no tendría que dar su corona al tonto solemne del Príncipe Encantador, su sobrino.

Alexa seguiría los pasos de las malvadas reinas hechiceras… sería independiente, sería inteligente, sería elegante, glamourosa y haría sufrir y enojar a las princesas tontas.

No sabemos si Alexa fue feliz para siempre pero lo que sí sabemos es que siempre, siem-pre, hizo lo que quiso.

Fin

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Discutió, Platico, hablo y por fin se decidió:

Alexa no sería princesa, o, al menos, no sería una princesa como todas las princesas.

El rey lo aceptó o, más bien, se resignó y, al final, hasta se alegró. Al menos no tendría que dar su corona al tonto solemne del Príncipe Encantador, su sobrino.

Alexa seguiría los pasos de las malvadas reinas hechiceras… sería independiente, sería inteligente, sería elegante, glamourosa y haría sufrir y enojar a las princesas tontas.

No sabemos si Alexa fue feliz para siempre pero lo que sí sabemos es que siempre, siem-pre, hizo lo que quiso.

Fin