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INFORME FINAL CONTRATO No. 37 de 2007 CLAUDIA MARCELA VANEGAS DURAN PROYECTO: LA PRODUCCIÓN TEXTIL EN EL NUEVO REINO DE GRANADA: OBRAJES Y TRIBUTACIÓN INDÍGENA EN LOS ANDES CENTRALES, SIGLOS XVI Y XVII. * Presentado al: INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA - ICANH AREA DE HISTORIA COLONIAL Promoción a la investigación en Historia Colonial Bogotá, diciembre 2007 * El presente trabajo contó con el apoyo académico y económico del Instituto Colombiano de Antropología e Historia - ICANH y su programa de apoyo a la investigación en historia colonial - año 2007.

La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

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INFORME FINAL

CONTRATO No. 37 de 2007

CLAUDIA MARCELA VANEGAS DURAN

PROYECTO:

LA PRODUCCIÓN TEXTIL EN EL NUEVO REINO DE GRANADA: OBRAJES Y TRIBUTACIÓN INDÍGENA EN LOS ANDES

CENTRALES, SIGLOS XVI Y XVII.*

Presentado al:

INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA - ICANH

AREA DE HISTORIA COLONIAL

Promoción a la investigación en Historia Colonial

Bogotá, diciembre 2007

* El presente trabajo contó con el apoyo académico y económico del Instituto Colombiano de Antropología e Historia - ICANH y su programa de apoyo a la investigación en historia colonial - año 2007.

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INTRODUCCIÓN El sector textil de la economía colonial americana ha sido ampliamente

estudiado para el caso de Nueva España, Quito y Perú. La producción textil

representó una actividad económica secundaria1, que pudo desarrollarse

gracias a la demanda que generaban los centros mineros y las ciudades,

principales consumidores de los diferentes textiles que se producían en las

unidades manufactureras conocidas en ese tiempo como obrajes y chorrillos,

así como los que se elaboraban de forma doméstica. Los variados tipos de

telas (paños, bayetas, rasos, sayales, frezadas, lienzos, y jergas), así como las

mantas de algodón y lana no sólo garantizaron la necesidad básica de vestido

y abrigo, así como el trasporte de diversas mercancías; su producción y

comercialización implicó su integración en el espacio económico colonial a

través de redes de circuitos locales e interprovinciales que garantizaron una

producción permanente durante toda la época colonial.

La producción y comercialización de textiles significó para los indígenas un

medio a través del cual cubrir las altas cargas tributarias impuestas por la

Corona, ya fuera con el oro producto de la venta de los textiles, o la entrega

directa de las mantas a los oficiales reales que se encargaban de su posterior

remate público. Para el estado colonial los textiles fueron un conducto eficaz

para la obtención de la carga tributaria, que representaba un monto

importante en los ingresos fiscales. La Corona y los encomenderos fueron los

primeros en impulsar la creación de obrajes en América con el fin de

aprovechar la mano de obra indígena, los rebaños de ovejas y los cultivos de

algodón, así como la expansión de la demanda de tejidos en minas, centros

urbanos y haciendas.

1 A excepción de Quito que a finales del siglo XVI, al agotarse los depósitos de oro, concentró su actividad económica en los sectores agrario y textil. Los obrajes quiteños se convirtieron en importantes productores y comercializadores directos del paño azul, que se vendía en Lima, Cuzco, Potosí, La Plata, y Chile. Para el caso del Nuevo Reino de Granada, los paños y textiles de menor calidad llegaron a las minas y ciudades a través de comerciantes que los compraban directamente en Quito. Brines Tyrer Robson, Historia demográfica y económica de la Audiencia de Quito (Quito: Banco Central de Ecuador, 1988), 85-87; Richard J. Salvucci, “Las manufacturas en Hispanoamérica,” en Historia General de América Latina (París: Ediciones Unesco, Editorial Trotta, 2000), 247-268.

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3

La paulatina demanda por otro tipo de textiles y ropa de la tierra,

especialmente derivados de la lana y que llegaba a muy altos costos de

Europa, hizo necesaria la organización de la producción en las colonias

americanas. Inicialmente la producción en el Nuevo Reino de Granada, Nueva

España, Quito y Perú aprovechó la técnica de hilado y tejido prehispánica, que

hacía parte una larga tradición del grupo familiar, que cubría con ella no sólo

la carga tributaria que debía ser entregada a sus autoridades, sino su propio

autoconsumo. Con la conquista española la producción textil prehispánica se

mantiene pero se readecua; poco a poco se vincularon telares europeos,

tornos y batanes, entre muchos otros equipamientos técnicos, que modificaron

la forma de hacer tejidos en América y Europa, sin que esto significara la

desaparición de la producción prehispánica de tipo doméstico que se mantiene

durante todo el periodo colonial. Hasta entonces en la industria textil

peninsular las diferentes etapas del proceso productivo funcionaban de forma

independiente; la ubicación del batán y el taller en un solo espacio llamado

obraje en América, “hizo que el sector empresarial diera un salto considerable

en relación con el sistema artesanal predominante en la península ibérica”2. Al

reunir en un solo lugar todos los procesos de la transformación de la lana en

textiles, concentraban a toda la mano de obra, lo que les permitía a los

españoles controlar y vigilar a los trabajadores, garantizando así su mayor

rendimiento. Las modificaciones, por lo tanto no fueron sólo de tipo técnico; el

cambio más significativo estuvo encaminado hacia una nueva organización del

trabajo, que orientó la producción textil hacia un sistema compulsivo para

extraer la mano de obra de la comunidad indígena, inmerso naturalmente

dentro del sistema de la encomienda que garantizó la obtención de excedentes

que cubrirían las cargas tributarias y beneficiarían directamente a los dueños y

administradores de los obrajes.

2 Manuel Miño Grijalva, La manufactura colonial: la constitución técnica del obraje (México: El Colegio de México, 1993), 55, citado en Neus Escandell-Tur, Producción y comercio de tejidos coloniales. Los obrajes y chorillos del Cuzco 1570-1820 (Cusco: Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de las Casas", 1997), 153.

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4

Estas condiciones permitieron que españoles e indios ingresaran al mercado

de la producción y comercialización de textiles a través de la organización de

unidades manufactureras en las ciudades y las haciendas, que les permitirían

a sus dueños establecer empresas que, en muchos casos, lograría consolidarse

y permanecer en una misma familia a lo largo de los tres siglos de dominación

española. Paralelo a la manufactura organizada, se mantiene una producción

de tipo doméstica, que conjuga a hiladores y tejedores, que entregan

productos semi-elaborados que son terminados en los obrajes –auque también

pueden dedicarse a todas las fases del proceso de elaboración de textiles. Este

nivel de integración y dependencia entre la producción doméstica y los

obrajes, logró menoscabar los efectos de la dificultad de reclutamiento de

mano de obra permanente, directamente relacionada con la disminución

demográfica de la población indígena y la competencia con otras actividades

económicas (minería, agricultura, etc.) por la vinculación de trabajadores

permanentes. De esta forma los dueños disminuían los costos del

mantenimiento de los operarios, garantizando así la pervivencia de obrajes

que de otra forma habrían desaparecido3.

Los obrajes formaron parte de un complejo organizacional más amplio, en el

que alrededor de la manufactura sus dueños desarrollaban unidades dedicadas

a la ganadería y la agricultura, que se encargaban de entregar los insumos

(lana, algodón, tintes) así como los bienes de consumo cotidiano (alimentos,

animales para el trasporte, ropa, mercería, etc.) para los indios y muchachos

que trabajaban en el obraje. Sin embargo, esto no significó la autosuficiencia

de los obrajes, pues como veremos más adelante, en reiteradas ocasiones los

administradores debieron comprar los insumos a vecinos y comerciantes, ya

que sus rebaños y cultivos eran insuficientes para cubrir la demanda requerida

para el funcionamiento de la unidad manufacturera.

3 Escandell-Tur, Producción y comercio, 412 y Miño Grijalva, La protoindustria,

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5

Los obrajes se establecieron en todas las economías coloniales, y se

convirtieron en una parte importante de la producción de distintos tipos de

textiles para el consumo interno, y para su comercialización a más larga

distancia como es el caso de Quito. Sin embargo, es muy poco lo que la

literatura sobre la historia colonial del Nuevo Reino de Granada, hecha hasta

el momento, le puede aportar a los enfoques comparativos con respecto al

desarrollo de esta manufactura en la región andina y la novohispana. Esta ha

sido la razón principal que motiva el proyecto de investigación en el que se

enmarca este texto, y que se propone dar cuenta de la organización

socioeconómica de la producción textil que se desarrolló en el Nuevo Reino a

partir de 1570, prestando especial atención a sus formas de organización y el

nivel de producción alcanzado en los obrajes organizados en la provincia de

Tunja, especialmente en el obraje de comunidad de Duitama. La existencia de

documentación muy rica en información sobre el obraje de Duitama, que

incluye un libro de cuentas de los primeros años de actividad (1596-1600), así

como un pleito sobre la adjudicación de su administración en 1597, nos han

proporcionado los primeros indicios sobre el montaje y funcionamiento de un

obraje de comunidad en la provincia de Tunja -organización interna,

producción, mano de obra, salarios, insumos, bienes de consumo, entre otros.

Este informe centrará su atención en la producción del obraje de Duitama,

partiendo de las cuentas que solicitó el corregidor Alonso Domínguez Medellín

a su administrador Marcos Martín en el año de 1600, y que relacionan los

gastos de montaje del obraje y batán, los textiles que se manufacturaron y lo

recibido por su venta, así como la repartición de las ganancias entre el cacique

y capitanes, y su administrador. De esta forma se podrá establecer los montos

de la inversión que se requirieron para instalar o acrecentar un obraje en el

siglo XVI en el Nuevo Reino de Granada, así como los ingresos que representó

para la Corona, gracias a que el dinero que recibían los indios por la venta de

los textiles iba directamente a las arcas del Monarca por concepto de demoras.

Al mismo tiempo, podremos entender las relaciones de poder que giraban

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alrededor de una unidad productiva específica como el obraje de Duitama, en

donde caciques y capitanes, maestro obrajero, corregidor y Corona quería

llevarse la mejor tajada.

Para desarrollar el objetivo propuesto se ha dividido esta exposición en tres

apartados; el primero estará dedicado a los indicios sobre la existencia de

obrajes en el Nuevo Reino de Granada así como algunas referencias generales

sobre la producción doméstica representada por las mantas de algodón que

entregaban los indios como parte del pago de demoras; a continuación se

revisará específicamente el montaje, organización y funcionamiento del obraje

de Duitama, teniendo en cuenta las circunstancias que motivaron su creación,

la mano de obra, la forma en la que fue vinculada al obraje y los salarios que

recibieron, así como las herramientas e insumos necesarios para su

funcionamiento; por último se revisarán los niveles de producción alcanzados

por el obraje, el valor alcanzado por los bienes textiles y su comercialización, y

su rentabilidad a partir de lo producido, los gastos y las ganancias.

LOS OBRAJES EN EL NUEVO REINO DE GRANADA

En el Nuevo Reino de Granada, antes de la llegada de los españoles, la

producción textil estaba representaba básicamente por la elaboración de

mantas de algodón, que se desarrollaba en los actuales departamentos de

Cundinamarca, Boyacá y Santander. Las comunidades prehispánicas muisca y

guane que habitaron esta zona tenían un amplio conocimiento en la

elaboración de mantas de algodón que era llevado a cabo por el núcleo

familiar4; las mantas tenían un uso muy variado: desde prenda de vestir -que

de acuerdo a su calidad y decoración diferenciaba a caciques y principales de

la gente del pueblo-, hasta objeto de trueque, ofrenda, tributación, y fardo

4 Ver Germán Colmenares, La provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada. Ensayos de historia social (1539-1800), 3 ed. (Bogotá: Universidad del Valle, Banco de la República, Colciencias, TM Editores, 1997), Carl Henrik Langebaek, Mercados, poblamiento e integración étnica entre los Muiscas, siglo XVI (Bogotá: Banco de la República, 1987); Gladys Tavera de Téllez y Carmen Urbina Caicedo, Textiles Muiscas y Guanes (Quito: IADAP, 1994); Álvaro Chávez Mendoza, “Trama y urdimbre en la historia del tejido muisca”, Revista Lámpara, 22 (94) (1984); Vicente Restrepo, Los chibchas antes de la conquista española (Bogotá: Banco Popular, 1972).

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funerario. “La manta guane, como todas las de los demás grupos étnicos

prehispánicos, era un productos del trabajo de la familia indígena en la

circunstancia de una función de la agricultura con la artesanía doméstica”5.

Las mantas era un bien muy apreciado en los trueques e intercambios que las

comunidades indígenas llevaban a cabo; los indígenas de Mariquita adquirían

mantas y sal a cambio de oro, y los de Somondoco hacía lo propio con las

esmeraldas, las mantas además eran intercambiadas por cargas de algodón,

que posteriormente se transformarían en mantas. Existen variadas referencias

en la documentación de archivo que muestran el intercambio de mantas por

distintos bienes y su comercialización hasta tierras bajas de los Llanos

Orientales y el Valle del Magdalena6.

Para los indígenas además, las mantas de algodón eran entregadas como

tributo a los caciques y capitanes, lo que facilitó la transición a las formas de

dominación españolas. Con la conquista la producción y comercialización de

mantas aumenta como efecto de las altas cargas tributarias impuestas por la

Corona a las comunidades; pero también por la demanda de los

encomenderos que pagaban con ellas el trabajo indígena en las minas y las

ciudades, o por ejemplo, de los indígenas al cura cuando celebraba alguna

ceremonia religiosa7. De esta forma la función que el tejido cumplía en las

comunidades prehispánicas se fue adaptando a las nuevas circunstancias,

logrando sobrevivir, a través del pago del tributo y de su importancia como

bien de intercambio y de trueque en la región. La manta en el circuito

comercial de la provincia de Tunja durante el siglo XVI y XVII, puede ser

considerada como “moneda de la tierra”, siguiendo a Ruggiero Romano quien

clasifica bajo este concepto a los productos que en los diferentes contextos

5 Armando Martínez Garnica, Consideraciones históricas sobre la fabricación de las mantas muiscas y guanes (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 1990), 3. 6 Langebaek, Mercados, poblamiento, 83-85. 7 Ver por ejemplo Germán Colmenares, Historia Económica y Social de Colombia, 1537-1719 (Bogotá: TM Editores, 1999), 166; y María Ángeles Eugenio Martínez, Tributo y trabajo del indio en Nueva Granada (de Jiménez de Quesada a Sade) (Sevilla: Escuela de Estudios Latinoamericanos, 1977), 443 y siguientes; Hermes Tovar Pinzón, La formación social chibcha (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1980), p 13-18; Mercedes López, Tiempos para rezar y tiempos para trabajar. La cristianización de las comunidades muiscas durante el siglo XVI (Bogotá: ICANH, 2001), 119; Eduardo Londoño, “Mantas muiscas una tipología colonial”, Boletín del Museo del Oro, 27 (1990), 120-126.

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coloniales, sirven como una especie de moneda que facilita el intercambio de

bienes y servicios. En la sociedad colonial americana definida por Romano

como una economía natural de intercambio, los intercambios pueden

calcularse en moneda y realizarse en productos, pues al carecer de moneda

metálica de amplia circulación, la mayor parte de las transacciones que se

realizaron durante esa época se efectuaron por trueque, estableciéndose en

muchos casos el valor de los bienes en la moneda metálica circulante8.

Con la primera tasación que se llevó a cabo en 1555, los indígenas estaban

obligados a pagar en oro; sin embargo las dificultades que tuvieron muchas

comunidades no mineras para cumplir, hizo que la Corona cediera y les

permitieran pagar en mantas y otros bienes (gallinas, maíz, trigo, cebada,

entre otros)9. Esta circunstancia fue aceptada por muchos encomenderos, y

por las autoridades coloniales que apreciaban el valor comercial de las

mantas, que posteriormente remataban públicamente para conseguir el

anhelado metálico. Las mantas representaban la producción doméstica, y su

valor comercial en la segunda mitad del siglo XVI, nos da una idea de su

magnitud e importancia. La revisión de los remates de mantas de algodón

entregadas a la Corona entre 1587 y 1595 (ver cuadro 1), refleja un precio

por docena relativamente estable de 12 pesos, uno mínimo de 9 pesos y un

máximo de 15 pesos en 1595. Los indios de Turmequé fueron quienes

entregaron más mantas en estos años, 18.387 ⅓, le siguen Sogamoso con

8.011, Chivata con 5.973 y Duitama con 2.630 mantas; los demás están por

debajo de 1.660 mantas. Si comparamos estas cifras con la tasación impuesta

por la visita, encontramos una diferencia significativa; sólo como un ejemplo

8 Ruggiero Romano, “Fundamentos del funcionamiento del sistema económico colonial”, en El sistema colonial en América española editor Heraclio Bonilla (Barcelona, Editorial Crítica, 1991), 248-254. 9 Las disputas alrededor de la tasación durante estos años fueron constantes y estuvieron sujetas a idas y venidas, en las que encomenderos y caciques defendían sus intereses particulares. Los indígenas de Faracuca en 1557 entregaban 3 mantas por cada peso de oro, mientras los de Chámeza en 1560 estaban pagando el tributo en 6 mantas por cada peso de oro. Las mantas poco a poco se convirtieron en bienes cada vez más valiosos, como lo muestra la tasación de Duitama, que debía entregar 350 mantas, cuyo valor era de 175 pesos, es decir 2 pesos por manta. Diez años después, entre 1570 y 1572, el oidor Juan López de Cepeda vuelve a tasar la provincia de Tunja, estableciendo un tributo de 2 mantas de algodón de la marca por cada indio. Colmenares, La provincia de Tunja, 95, 100, 104.

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de esto, Turmequé en 1584 estaba tasado en 1.308 mantas anualmente10,

pero según la fuente consultada realmente entregó 18.387 ⅓, 6.615 mantas

de algodón por encima de las 11.772 que debería haber entregado en esos 9

años (1587-1595). Valdría la pena pues, entrar a analizar detalladamente el

tributo en mantas que entregaron los indios a la Corona en periodos más

amplios, para entender el porcentaje del tributo pagado a la Corona en

mantas, así como los niveles alcanzados por la producción doméstica de, su

relación con los cultivos de algodón y su comercialización, entre otros temas,

pues las cantidades que nos refleja este solo documento no son nada

despreciables, y nos invitan a explorar este rico tema de investigación.

Volviendo a los encomenderos y caciques, y al montaje de obrajes en la

provincia de Tunja, no dudo que estos debieron tener noticias de lo productivo

que estaba siendo el negocio en Quito, Perú y Nueva España, y comenzaron a

traer maestros obrajeros españoles que contaran con el conocimiento

necesario para establecer tales empresas en la región. La organización de los

obrajes era la oportunidad de vender los textiles en los mercados de Santa Fe

y Tunja y conseguir el oro para pagar las demoras de los indios, así como para

obtener una ganancia adicional. A través de la organización de este tipo de

empresas los encomenderos “encabezaron la transición de una sociedad de

conquista a una sociedad colonial, en la cual la riqueza se basaba en empresas

económicas y no en fruto de las victorias militares”11. De esta forma una

producción que inicialmente fue controlada por los indígenas, al ser

intervenida por los encomenderos y por la Corona, inevitablemente modificó el

funcionamiento del sector textil -que no sólo se limitó al control sobre un

grupo de indígenas en un espacio determinado como era el obraje, sino

también a la producción doméstica, que se encargaba de una parte del

proceso de producción textil (la elaboración de mantas de algodón y lana, el

hilado del algodón que luego era llevado a los obrajes).

10 Eugenio, Tributo y trabajo, 297. 11 Tyrer, Historia demográfica, 97.

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10

CUADRO 1

Lugar No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

No.

Mantas

Valor

docena

Cajica 198 ½ 11 ps 174 12ps 4ts 157 12ps 1ts 180 11ps 2ts 163 10ps 6ts 277

Cajica** 189 14p 2ts

Chivata 254 12 ps 718 14 ps 506 12ps 1d 648 10ps 2ts 1054 10ps 140 12ps 704 13ps

Chivata** 235 ½ 9 ps 1 t 769* 630 15ps

Chivata y Tunjuelo 315 12ps 7t

Choachi y Tuche 191 12 ps 137 12ps 2ts 113 12ps 4ts 211 10ps 129 12ps 5ts

Duitama 232 13ps 486 11ps 590 12ps

Duitama** 1195* 100 11ps

Fontibón 129 ½ 9 ps 170 ½ 9 ps 150 10 ps 150* 136 146 12ps

Fosca 18* 40 12ps

Fusagasuga 400 12ps 170 ½* 229 12ps

Guasca 144 ½ 11 ps 210 12ps 4ts 183 11 ps 265 11ps 5ts 200 200* 200 12ps

Pasca 300 12ps 300 12ps 90 12ps

Samaca 93 13 ps 102 12ps 4ts 96 12 ps 800 12ps 1t 110 13ps 107 11ps 97 12ps 103

Samaca** 108 12ps 6ts

Soata 190* 170 10ps 5ts 173 14ps 1t

Sogamoso 1951 14 ps 1224 12 ps 1056 11ps 1216 12ps 1t 933 12ps 960 14ps

Sogamoso** 671 13 ps

Tunjuelo 50 ½ 12 ps 28 12ps 1ts 32 11ps 24 12ps

Turmequé 1143 ⅓ 11ps 6ts 672 13 ps 2236 12ps 1ts 851 12 ps 5 ts 1634 12ps 1 t 1668 9ps 4ts 1070 10ps 1080 11ps

Turmequé** 1293 12 ps 1351 12ps 1t 1139 11ps 2ts 1215 11ps 992 12ps 940 13ps

Turmequé** 1103 12ps 6ts

Totales*** 1682 ⅓ 6207 ½ 3126 4064 ½ 8370 7506 4979 ½ 5252

1588 1589 1590

*** Los totales fueron tomados del documento original

1593 1594 y 1595

REMATE DE MANTAS DE ALGODÓN DE LA MARCA (1587-1595)

Fuente: Archivo General de Indias. Fondo Contaduria, 1303.

1591

*Estas mantas fueron entregadas en oro y no en especie

1592

** Estos lugares entregaron mantas 2 o más veces. Aparecen relacionados dos o más veces en el cuadro, por ser diferente el valor de remate de las mantas

1587

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El sector textil de la economía se organizó de diversas maneras en respuesta a distintas formaciones sociales: lo indígena, que operó dentro de sus antiguas formas de producción y la europea, realizado mediante el taller artesanal traído por los conquistadores españoles. A estas dos modalidades se sumó una tercera, síntesis de ambas: el obraje colonial. El obraje reunió la fuerza de trabajo dispersa en una estructura física, la especializó en tareas y

la sometió a una disciplina desconocida en el mundo indígena12.

En el Nuevo Reino, al igual que en Quito y Perú los obrajes comienzan a

establecerse a finales del siglo XVI. Para el caso específico de la provincia de

Tunja, comenzamos a encontrar referencias que muestran el interés por

establecer obrajes en la región en 1570 con Antón de Santana, encomendero

de Suta y Miguel Ruiz Corredor de Oicatá-Nemuza; en 1591 Soracá, en 1596

Duitama y en 1598 Chía -estos últimos lo hacen por iniciativa de sus caciques

y capitanes. Posteriormente, durante las primeras décadas del siglo XVII hasta

la década del sesenta encontramos información sobre un obraje en Simijaca

en 1605, Cogua en 1626, Engativá y Susa en 1628, Tensa en 1635, Ubaté en

1645, Vélez en 1655, Moncora y Chanchón en 1658, Tibasosa en 1569 y

Morcote en 166813. Estas referencias iniciales nos dan una idea de las

proporciones que pudo tener este sector económico en la zona; sin embargo

aún no se cuenta en nuestro país con una investigación que haga seguimiento

a cada caso, y que por lo tanto nos permita confirmar si efectivamente estas

empresas se llevaron a cabo, o por el contrario se quedaron como iniciativas

plasmadas en un documento oficial, como es el caso de Chía, que un año

después de firmado el contrato con Joan de Aguilar para el establecimiento del

obraje, no había comenzado a funcionar, lo que obliga al cacique del pueblo a

pedir la anulación del contrato a las autoridades competentes14. Por ahora,

podemos confirmar la existencia y funcionamiento de los obrajes de Oicatá-

12 Manuel Miño Grijalva, La producción colonial hispanoamericana (México: Fideicomiso Historia de las Américas, El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 1993), 23. 13 Colmenares, La provincia, 133. Además de los documentos encontrados hasta el momento en el Fondo Caciques e Indios del Archivo General de la Nación, que dan cuenta de esto: Duitama (T. 67, folios 320-325 y T. 67, folios 319-443), Chía (T. 72, folios 605-609), Simijaca (T. 72, folio 1019), Cogua (T. 20, folio 841), Engativá (T. 72, folio 162), Susa (T. 25, folio 632), Tensa (T. 3, folio 826), Ubate (T. 54, folio 623), Vélez (T. 13, folio 877), Moncora y Chancón (T. 71, folio 816), Tibasosa (T. 10, folio 439), y Morcote (T. 76, folio 3). 14 AGN, Caciques e Indios, Leg. 72, f. 613r. tomado de Germán Colmenares y Dario Fajardo, Fuentes coloniales para la historia del trabajo en Colombia (Bogotá: Universidad de los Andes, 1968), 442.

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Nemuza, Suta, y Duitama a partir de referencias iniciales de su

funcionamiento encontradas en el Archivo General de la Nación15, y del obraje

de Ibama en la encomienda de16.

ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO INTERNO DE LOS OBRAJES

EL obraje de comunidad de Duitama

Duitama fue uno de los primeros repartimientos del Nuevo Reino puestos bajo

la tutela directa de la Corona. Desde 1560, una cédula promulgada en Toledo

ordenaba al presidente y oidores de la audiencia poner aquellos repartimientos

que estuvieran vacantes y que brindaran demoras significativas para el fisco,

bajo la administración directa de la Corona. Duitama fue uno de los

repartimientos más importantes de la provincia de Tunja, y con la muerte de

su encomendero Alonso Maldonado, el gobernador Alfonso Luis de Lugo no dio

espera y se apropió de él para la Corona, junto con el de Sogamos y Chía,

entre muchos otros17.

En 1593 la Corona, en cabeza del presidente Antonio González “recomendó a

los corregidores que estimularan a los indios para que hicieran obrajes de

paños, sayales, frazadas y sombreros” en el Nuevo Reino de Granada18. Tres

años más tarde en 1596, el cacique de Duitama don Álvaro y los capitanes

firman un contrato con el maestro Marcos Martín para la organización de un

obraje y batán en su comunidad que funcionaría inicialmente por seis años, en

el que se harían “frazadas, sayales, fusas, carpetas, paños y otras cosas de

lana a imitación de otros obrajes que hay en este Reino”19. El principal

argumento a favor de la organización del obraje, fue que servirían para pagar

15 Colmenares, La provincia, 133-136. 16 “Aunque existieron obrajes pequeños con un solo telar (AGN, Visitas Boyacá, leg 5 f172v) que requirieron la presencia de 10 a 12 niños hiladores también hubo otros que contaron con cuatro, seis y hasta nueve telares. Tal es el caso de la encomienda de Ibama, donde la cantidad de niños que llegó a tener osciló entre 70 y 80”. (Tomado de AGN, Visitas Boyacá, leg 3, f 253). Luís Enrique Rodríguez Baquero, Encomienda y vida diaria entre los indios de Muzo (1550-1620) (Bogotá: Instituto de Cultura Hispánica, 1995), 64. 17 Eugenio, Tributo y Trabajo, 84-94. 18 AGN, Caciques e Indios, t 67, f. 320r, citado en Colmenares, La provincia, 135. 19 AGN, Caciques e Indios, Legajo 67, f. 320v.

Page 13: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

13

las demoras y requintos, el salario de su corregidor y otros gastos, así “como

para andar vestidos y abrigados”20.

El obraje que se estableció en Duitama, fue un obraje de comunidad, es decir

que se encontraba ubicado en un pueblo de indios, y se regía por la

intervención y vigilancia constante de las autoridades coloniales, con el fin de

regular su producción textil y controlar las ganancias. El establecimiento de

estas unidades manufactureras en los pueblos de indios, fue iniciativa de los

primeros encomenderos, que vieron en esta empresa un medio para cumplir

con cargas tributarias, al mismo tiempo que establecían un negocio viable

para su propio beneficio económico. La construcción de un nuevo obraje en la

provincia de Tunja, durante esos años no significaba según el Cacique y

principales, competencia alguna para las empresas de su tipo que funcionaban

en la provincia (Cocuy, Ibama, Suta, Oicatá-Nemeza y Soracá), pues existían

demanda suficiente para los textiles en la provincia, especialmente en las

estancias que requerían “ropa de la tierra” para sus trabajadores. Para la

Corona este nuevo obraje representaba la forma de garantizar la entrega de

los tributos anualmente, la inmovilidad de los indios y la organización de una

comunidad alrededor de una producción definida, como lo era la producción

textil.

Los obrajes de comunidad fueron ubicados generalmente en las plazas de los

pueblos, y contaban con huertos, molinos e inclusos tierras de labranza en los

alrededores, lo que hizo de estas unidades productivas complejos económicos

que congregaban cultivos para la alimentación de los trabajadores, indios

dedicados al cuidado de los rebaños de ovejas, personas dedicadas a la

comercialización de tintes y otros insumos, y comerciantes que se encargaban

de comprar y transportar los textiles a los pueblos y estancias cercanas, entre

muchos otros. La vinculación de los indios de demora o concierto y los

muchachos en los obrajes eliminaba varios costos de producción, pues

dedicaban parte de su tiempo a la agricultura y al pastoreo de los ganados

20 AGN, Caciques e Indios, Legajo 67, f. 321r.

Page 14: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

14

ovinos. En el contrato entre el cacique y Marcos Martín estipula que los indios

establecerían un cultivo de 25 fanegas de maíz para alimentar a los indios y

muchachos que trabajarían en el obraje, así como el cuidado de los rebaños

de ovejas que tenían para ese momento, y las 1000 cabezas que en 1599

compraría Marcos Martín para garantizar la lana necesaria para el

funcionamiento del obraje21.

En Quito los obrajes de comunidad representaron para la Corona una fuente

de ingresos que disfrutó hasta el siglo XVIII en la provincia de Otavalo, gracias

a que no permitió el desarrollo de empresas privadas, mantuvo la mita textil y

existió una mayor solidez del complejo hacienda-obraje, lo que garantizó el

abastecimiento de mano de obra e insumos22. En cambio los obrajes de

comunidad en el Perú desaparecen paulatinamente a lo largo del siglo XVII,

cuando la Corona decide arrendarlos al mejor postor, convirtiendo “a la propia

comunidad en „conducto natural‟ de enriquecimiento del sector privado de la

economía, que pasó a controlar la gestión económica de los obrajes”23.

Creemos que este puede ser el caso del obraje de Duitama que en 1597,

enfrenta una disputa por su administración cuando Juan de Aguilar presentó

una petición a Bartolomé Campuzano24, corregidor y justicia mayor de la

ciudad de Tunja, solicitando el arrendamiento del obraje de Duitama por seis

años.

Unos años más tarde, en 1600 el obraje nuevamente se encuentra en disputa,

pero esta vez es el presidente Francisco Sande en defensa de los intereses de

21 AGN, Caciques e Indios, Legajo 26, f. 629. 22 Tyrer, Historia demográfica, 100 y Manuel Miño Grijalba, “La manufactura colonial: aspectos comparativos entre el obraje andino y el novohispano,” en El sistema colonial en la América española, editor Heraclio Bonilla (Barcelona: Editorial Crítica, 1991), 134. 23 Miño Grijalva, La protoindustria, 45. 24 Aguilar estaba interesado en convertir el obraje del cacique don Álvaro, en un complejo dedicado a la producción de paños y razas, pues en el Nuevo Reino no existía ninguna unidad dedicada a su elaboración. Los paños que llegaban a la provincia de Tunja, eran traídos desde Castilla y Quito, y sus mayores consumidores eran los españoles ricos, quienes no se vestían con las “ropas de la tierra” que se producían en la provincia. Aguilar ofrece pagar 3000 pesos de oro de trece quilates de renta por los seis años en los que administraría el obraje. Solicita adicionalmente que se le entregue la quinta parte de los indios del repartimiento, es decir 200 trabajadores, 100 muchachos entre 10 y 15 años, y 100 indios grandes de demora. Por otro lado, se compromete a comprar las lanas, cardal, herramientas y tintas, y todos los adherentes necesarios. AGN, Cacique e Indios, Legajo 67, f. 336r.

Page 15: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

15

la Corona nombra al corregidor Alonso Domínguez Medellín como

administrador del obraje, ya que según él desde que lo tenía a cargo “Marcos

Martín va en mucha disminución y menos cabo del por no tener el susodicho

la diligencia y cuidado necesarios” y que tanto “españoles como otras

personas usurpan y hurtan ropa y demás cosas que se benefician en el dicho

obraje”25. De esta forma el presidente Sande, le quita el control al maestro

obrajero Marcos Martín, y logra ejercer un control directo sobre la mano de

obra y la producción, a través de la figura del corregidor Domínguez Medellín

que recibiría anualmente por la administración del obraje 200 pesos de oro de

veinte quilates “cobrados de lo que se hiciere y resultare del obraje”.

Sin embargo, los excesos cometidos por el corregidor no se hacen esperar, y

en 1602 un capitán del pueblo se queja de la arbitrariedad y malos tratos del

corregidor, no sólo contra los indios que trabajan en el obraje, a los que no les

pagaba, sino además contra el cacique y capitanes al exigirles el pago de

tributos atrasados; el cura del pueblo Cristóbal Sanabria interviene en defensa

de los indígenas recomendándole a la Corona que el obraje se ponga

nuevamente en manos de un administrador para garantizar su buen

funcionamiento, y evitar los excesos que viene cometiendo el corregidor.

Mano de obra y salarios

La vinculación del Cacique a la administración del obraje, fue común en los

obrajes de comunidad de los pueblos de indios. La presencia del cacique

facilitó la vinculación permanente de los trabajadores a la empresa, así como

la entrega de las materias primas, y la organización y mantenimiento de los

cultivos de la comunidad que alimentaban a la mano de obra del obraje. De

acuerdo con Robson Tyrer, la producción textil organizada en este tipo de

obrajes “pesaba y operaba sobre el contexto de una sociedad netamente

agraria. Los obrajes eran básicamente distintos a la industria casera pues

permitían una vigilancia constante sobre la mano de obra forzada y poco

25 AGN, Cacique e indios, Legajo 26, f 597v.

Page 16: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

16

dispuesta al trabajo y que, además debía también cultivar la tierra. Los

trabajadores eran campesinos-tejedores”26.

El Cacique y capitanes de Duitama estaban obligados por el contrato firmado

con Martín a “dar todos los indios e indias que fueren menester para hiladores,

texedores, cardadores, percheros, bataneros e para los demás oficios e

ministerios del dicho obraje e batán”27, así como también entregar toda la

lana, cardales, colores, pailas, tornos y telares, y construir un bohío y

aposento donde pudiera guardar el maíz, la ropa y textiles, y todos los

insumos necesarios para la producción. Adicionalmente debían garantizar la

vivienda del maestro obrajero y su familia “sin llevarle por ello cosa alguna”28.

El maestro Marcos Martín, por su parte, se encargaría de enseñar a los indios

los oficios en los que cada uno se ubicaría, y en general debía cumplir con

todas las tareas de administración de la producción en el obraje, como el pago

de salarios, llevar las cuentas sobre los insumos y la ropa y textiles que se

hacían, entre otros.

En el caso de Duitama, la mano de obra para su funcionamiento se garantizó a

través de la figura del repartimiento laboral que se venía imponiendo como

consecuencia del descenso demográfico y los excesos cometidos por los

encomenderos; el contrato que se firma entre el cacique y capitanes, y el

maestro Marcos Martín fue el mecanismo por el cual la Corona vigilaría, a

través de la figura del corregidor, y el alguacil de salarios los recursos de la

comunidad, garantizando que entraran a sus arcas la mayor cantidad de pesos

de oro corriente procedentes de la venta de los textiles en Santa Fe y Tunja.

Durante el primer año de funcionamiento (septiembre de 1596-septiembre de

1597), apenas trabajaron 6 indios de demora y 10 muchachos. Según el

contrato deberían haber recibido por sus servicios anualmente, 9 pesos los

primeros con “una media de maíz en tuca cada quince días para su sustento”

26Tyrer, Historia demográfica, 93. 27 AGN, Caciques e Índios, Legajo 67, f. 322r y 322v. 28 AGN, Caciques e Índios, Legajo 67, f. 323r- 323v.

Page 17: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

17

mientras que los segundos solo recibirán 6 pesos29. Sin embargo en las

cuentas que Martín entrega en 1600, no figura este pago, pues a los indios

grandes únicamente les descontó 5 pesos a cada uno de la deuda de la

demora y les entregó una camiseta, mientras que a los muchachos solamente

les dio una camiseta (ver cuadro 2). Ya para el siguiente año los cambios son

considerables, pues el obraje está mucho más organizado, se ha construido el

batán y tiene suficientes herramientas e insumos para trabajar. En enero de

1598, el número de trabajadores aumentó a 62, 34 indios de demora a los que

nuevamente se les descontaron 5 pesos por la demora y los 5 restantes se les

entregaron junto con las 6 fanegas de maíz; a los 28 muchachos (entre 6 y 18

años de edad) les pagó 6 pesos anuales y les entregó 4 fanegas de maíz. De

esta manera, el obrajero sólo pagaba en realidad 5 pesos al año a cada indio

de demora, reduciendo considerablemente el salario de los trabajadores y

beneficiando indudablemente al administrador, que aumentaba su ganancia

con la retención y sobreexplotación de la mano de obra. Generalmente “en

casi todos los obrajes de los que se tiene noticias, el pago se realizaba en

‟jéneros‛ a precios altos, cuando no estaban endeudados o “empeñados” por

los ‟socorros‛ de maíz, pan, carnes y otras cosas que se les adelantaban

también a precios altos”30. Para el caso de Duitama, no se hace explicita la

forma en la que fue entregado el salario en dinero, pero muy posiblemente se

hacía por adelantado para retener a los indios a través de la deuda; sobre el

maíz sabemos que el administrador tenía a su cargo un bohío en donde se

guardaba, y que estaba encargado de entregar la ración estipulada cada 15

días a indios y muchachos. El endeudamiento fue común en este tipo de

empresas, garantizando una compulsión indirecta de la mano de obra forzada.

Obrajes como el de Duitama, estaban

Ligados a un doble conjunto de relaciones: las relaciones comunales y las relaciones de dominación extraeconómica de tipo estatal (cuya expresión eran las formas de trabajo forzado como [la] mita o el desquite de tributos); y, en segundo lugar, las relaciones de producción y de dominación que se

29 AGN, Caciques Índios, Legajo 67, f 322v. 30 Miño Grijalva, La protoindustria, 123-124.

Page 18: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

18

constituyen con la fijación de los trabajadores dentro de la propiedad territorial, [plasmada en la hacienda]31.

CUADRO 2

CantEntrega

Anual

Valor en

pesosCant

Entrega

Anual

Valor en

pesosCant

Entrega

Anual

Valor en

pesos

Salario en pesos

Indios 6 10* 30 ps 34 10* 170 53 12 636

Muchachos 10** 0 ps 28 6 168 15 6 90

Total 16 62 338 68

Fanegas de maíz entregadas

Indios s.d s.d 204*** 6 100 ps 318 6

Muchachos s.d s.d. 112**** 4 60 ps 90 6

*** 100 fanegas fueron compradas y 104 fueron entregadas por la comunidad. El valor corresponde a lo que pagó Martín por las primeras

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 616r; 626v-630v; Legajo 62, fols. 417r-418v.

* Se descontó 5 ps de su demora y se les dio una camiseta de lana sólo el primer año de funcionamiento

** Se les dio una camiseta de lana

TRABAJADORES Y SALARIOS DEL OBRAJE DE DUITAMA

1596-1600

sep 1597-sep 1598 sep 1598-feb 1600sep 1596- sep 1597

NOTA: los valores subrayados no aparecen relacionados en las cuentas, por lo tanto no se habían pagado en febrero de 1600

**** 60 fanegas fueron compradas y 52 fueron entregadas por la comunida. El valor corresponde a lo que pagó Martín por las primeras

Ese mismo año el visitador Miguel de Ibarra con el auto de 2 de septiembre de

1598, impone los salarios para los conciertos laborales en el Nuevo Reino de

Granada; y para los trabajadores de los obrajes estipulaba lo siguiente32:

Pesos Ropa Comida

Tejedor official 13 Ración de maíz y 1 libra de carne

Tejedor asistente 10 Ración de maíz y 1 libra de carne

Apartadores, cargadores y batidores de lana, urdidores y tintoreros

10 1 sombrero, 1 camisa de lana, 2 alpargatas

Ración de maíz y 1 libra de carne

Despitadores 9 Ración de maíz y 1 libra de carne

Hiladores (Muchachos) 6 1 camisa Ración de maíz y 1 libra de carne

Sin embargo, en las cuentas de Marcos Martín del año siguiente no se

menciona la entrega de ropa o carne, y el único salario en pesos que se

mantendría igual al estipulado por el auto de Ibarra es el que se refiere a los

muchachos, que recibieron 6 pesos anuales desde 1597 hasta 1600.

31 Andrés Guerrero, “Los obrajes en la Real Audiencia de Quito en el siglo XVII y su relación con el Estado colonial”, Revista de Ciencias Sociales 1 (1) (1977), citado en Miño Grijalba, “La manufactura colonial”, 131. 32 Eugenio, Tributo y trabajo, 484.

Page 19: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

19

Adicionalmente, las cuentas de Marcos Martín no estipulan diferencias en el

pago de los indios teniendo en cuenta el trabajo que realizan en el obraje,

como si sucedía en el auto de Ibarra y en los demás obrajes novohispanos. Lo

mismo ocurría en el obraje que estableció el encomendero Miguel Ruiz

Corredor en Oicatá-Nemuza en 1570, quien debía pagar 5 mantas de algodón

de la marca y 5 pesos de oro corriente a los indios, mientras que a los

muchachos les daría 5 pesos33, según la condiciones de trabajo estipuladas por

Lope de Armendáriz en 1578.

Dos años más tarde (1602) cuando el obraje de Duitama ya está siendo

administrado directamente por el corregidor Domínguez Medellín, en la visita

que se realiza ese año al pueblo el cacique informa que trabajaban en él “10

tejedores, 12 cardadores, 8 perchadores, 2 bataneros, 4 tintoreros, 4

lavadores de lana, 2 apartadores, 2 urdidores, 4 devanadores, 4 indios mozos

canilleros y 30 muchachos mozos y pequeños que se ocupaban de hilar en

otros tornos, y dos indios picadores de palo brasil” 34, para un gran total de 84

trabajadores. En tan sólo 6 años de funcionamiento el obraje de Duitama

había aumentado su personal en 68 personas, sin contar con el número de

mujeres y niños que hilaban en sus hogares, a los que se les entregaba una

libra de lana para que fuera devuelta a los 15 días.

Por otro lado, el pago en especie y en dinero, al menos en los primeros dos

años de funcionamiento del obraje estaba muy por debajo del promedio

pagado en los obrajes de Cholula y Querétaro (Nueva España) en los que los

salarios anuales de los tejedores estaban entre 24 y 36 pesos entre 1590 y

160035. En Duitama, por el contrario el salario es la mitad de este a pesar del

aumento que reciben en 1599, cuando los indios de demora pasa de 10 a 12

pesos (ver cuadro 2), manteniéndose la entrega de 6 fanegas de maíz por

trabajador. En este obraje se ve una tendencia al alza en los salarios a medida

33 Colmenares, Historia económica, 194. 34 AGN, Visitas Bolívar, t.5, f.667r, citado en Colmenares, La provincia, 135. 35 Carmen Viqueira y José Ignacio Urquiola, Los obrajes en la Nueva España: 1530-1630 (México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Dirección General de Publicaciones, 1990), 207.

Page 20: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

20

que la unidad manufacturera se va estableciendo y necesita más personal para

aumentar su nivel de producción.

Con respecto al pago en especie solamente en el segundo año de

funcionamiento el obrajero Marcos Martín recibe 156 fanegas del maíz de la

siembra de la comunidad para pagar a sus trabajadores, obligándolo a invertir

160ps para comprar las 100 fanegas restantes, necesarias para cumplir con el

pago estipulado por contrato (ver cuadro 3). Cosa que no ocurre en el primer

y tercer año, pues no existe referencia alguna a la entrega por parte de la

comunidad, ni mucho menos a la compra por parte de Marcos Martín de las

fanegas necesarias para alimentar a los indios de demora y los muchachos.

Cabría aquí preguntarse entonces, sí los indios que trabajaban en el obraje

tenían que dedicar tiempo a las labores agrícolas y la búsqueda de alimentos,

pues de otra manera no podrían haber sobrevivido, sin recibir ningún salario

tipo de salario (pesos o bienes), pues tampoco hay referencias a su pago en

septiembre 1596- septiembre 1597 y septiembre 1599-febrero 1600 (ver

cuadro 3).

CUADRO 3

Cant Valor Cant valor Cant Valor

SALARIOS INDIOS Y MUCHACHOS

Salario de 34 indios de demora 170 ps

fanegas de maíz compradas para los indios 100 100 ps

fanegas de maíz de la comunidad para los indios 104 0 ps

Salario de 28 muchachos 168 ps

fanegas de maíz compradas para los muchachos 60 60 ps

fanegas de maíz de comunidad para los muchachos 52 0 ps

Salario de los muchachos e indios que pagó al corregidor 12 ps

Pago al corregidor por el asiento de 62 indios y muchachos en el año 1598 31 ps

Pago al corregidor por el asiento de 68 indios y muchachos en el año 1599 34 ps

Totales anuales 541ps 34ps

TOTAL 575ps

sep 1596- sep 1597 sep 1597-sep 1598 sep 1598-feb 1600

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 616r; 626v-630v; Legajo 62, fols. 417r-418v.

TRABAJADORES Y SALARIOS PAGADOS EN EL OBRAJE DE DUITAMA

1596-1600

Un gran porcentaje de los salarios era pagado con producción doméstica; tejidos, granos, carne, queso, ganado y era, relativamente poco lo que se cancelaba en efectivo. De hecho gran parte del dinero destinado al pago de

Page 21: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

21

jornales era recaudado por la Corona al recolectar los tributos, de esta manera las monedas regresaban rápidamente a la economía española36.

Al costo de salarios en especie y pesos, se le debe sumar además el pago al

corregidor por el asiento de los indios y muchachos, cuyo valor dependía de su

número (ver cuadro 3). La inversión total en salarios para los tres años fue de

575ps (que incluyen el salario de los indios y muchachos, la compra del maíz y

el pago por el asiento), además de 16 camisas que se entregaron en el primer

año de funcionamiento. Adicional al salario de los trabajadores, los

administradores y dueños de obrajes debían cubrir otros salarios. En el caso

de Duitama, Marcos Martín debió pagar también al visitador (ver cuadro 4), al

alguacil de salarios, al oficial de antepuertas y cobertores, y el salario de un

indio tejedor del Perú que trabajo un año en el obraje. El total que se invirtió

en estos sueldos adicionales fue de 54ps, que si bien no representan sino el

1,6% del total de gastos de esos años, son cargas adicionales con las que la

Corona cubre los salarios de sus empleados, y garantiza la vigilancia sobre sus

intereses.

CUADRO 4

sep 1596- sep 1597 sep 1597-sep 1598 sep 1598-feb 1600

Pago al alguazil de salarios 8 ps

Pago del oficial de cobertores y antepuertas 20 ps

Salario y ración que pago a Martín indio del Perú tejedor sirvio un año 26 ps

Totales anuales 0ps 8ps 46ps

TOTAL 54ps

Valor en pesos

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 616r; 626v-630v; Legajo 62, fols. 417r-418v.

OTROS SALARIOS PAGADOS EN EL OBRAJE DE DUITAMA

1596-1600

Organización de la producción

La producción textil en los obrajes se iniciaba con el hilado, encargado

generalmente a los niños y niñas, quienes despegaban el algodón o la lana y

lo convertían en hilo. En Duitama se entregaba a las indias una libra de lana

36 Tyrer, Historia demográfica, 89.

Page 22: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

22

para que lo hilaran en sus hogares y lo devolvieran listo 15 días después. El

tejedor, por su parte manejaba el telar con la ayuda de otros indios, y “su

tarea consistía en entrecruzar en un entramado de hilos verticales, los hilos de

la urdimbre para formar el tejido. Este, sin embargo, quedaba flojo, por lo que

era necesario apretarlo con una “peinilla” hasta que el tejido quedara bien

compacto. La posición horizontal de los telares, implicaba que a medida que

iba creciendo el tejido, la postura del indio se volvía más incómoda, pues

debía inclinarse sobre el telar tanto cuanto hubiera avanzado el tejido, y desde

allí entrecruzar los hilos y apretarlos”37.

Luego seguía el trabajo del cardador que se encargaba de tomar la prenda

terminada y con un racimo de cardos, peinar el tejido hasta que quedara

suave. El paso final, era encargado al batanero, quien mojaba y sacudía varias

veces la ropa, para posteriormente golpearla con un mazo de tela fuertemente

enrollado, con el fin de que el tejido soltara y se volviera más suave38.

Las herramientas e insumos necesarios para llevar a cabo las tareas arriba

mencionadas, fueron compradas inicialmente por Marcos Martín, que invirtió,

en los tres años cinco meses que estuvo a su cargo, 1.166ps 4ts en

herramientas; los costos más altos están representados por la caldera de

cobre para el tinte 386ps que compró en 1598; la construcción del batán

215ps 3ts en 1597; y los 10 telares de madera, 33 tornos, 1 Docena de

palmares para hilar, y 1 vididera cuyo valor total fue de 224ps. El año el que

más utensilios se compraron fue el segundo (ver cuadro 5), lo que se

relaciona directamente con una mayor cantidad de insumos y trabajadores, y

cuya consecuencia directa fue una producción más variada y significativa (ver

cuadro 7).

37 Rodríguez Baquero, Encomienda y vida diaria, 68-69. 38 Ibíd., 70.

Page 23: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

23

CUADRO 5

Item Cant Valor total Cant Valor total Cant Valor total

Telares de madera 2 2 20 ps 6 72 ps

Vididera 1

Tornos 10 10 13 52 ps

Docena de palmares para hilar 1

Carretilla de torno para los usos de hierro 1 6ps

Cerradura 1 3 ps

Hacha 1 7 ps

Ganchos grandes para la tinta 12 6 ps 20 10 ps

Par de (…) grandes de harriero 4

Cajas de cuchillos carniceros 4

Peines de hierro 2 9 ps

Pares de pinzas de hierro 2

Guijos 2

Alfireres 2

Martillo grande de hierro 1

Consrucción del batán 215 ps 3 ts

Arrobas de hierro y hacer los yerros guijos para el batán 6 48 ps

Elaboración de los hierros contados en la partida de arriba 40 ps

Por achicar los cinchos grandes de hierro del batán por

venir grandes y por otros tres cinchos de hierro pequeños

que hizo con dos ramones

8 ps

Dos asadones y Una bara de hierro 11 ps

Candados para las puertas del obraje 4 10 ps

(…) 1 12 ps

(…) 4 48 ps

Palmares e huzo 40 8 ps

Pago al visitador 13 ps

Tempelles de hierro para los telares 1 ps y 4 ts

(habetes) y Puyas de hierro parar frisar las bayetas 2 ps

(…..) para frisar bayetas 2 6 ps

Rebotadera de hiero para frisar bayetas 1 1 ps y 4 ts

Por el arreglo de (…) del batán que se había desbaratado 4 ps

Hachas de hierro una chica y otra grande 2 7 ps

Sierra de mano pequeña para servicio del dicho obraje 1 4 ps

Varrenal de hierro 2

Docenas de puyas de hierro 2

Caldera de cobre que está en el tinte del dicho obraje 1 386 ps

(…) 8 4 ps

Tachuelas 300 1 ps 1 t

una (…) y dos vanquillos 10 ps

Juntas de bueyes para traer leña para el obraje 3 42 ps

Totales anuales 77ps 522ps 3ts 567ps 1t

TOTAL 1166ps 4ts

7 ps

UTENSILIOS Y HERRAMIENTAS COMPRADAS PARA EL OBRAJE DE DUITAMA

10 de Septiembre 1596- 10 de Febrero 1600

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 615r-624r

10 sep 1596 a 10

sep 1597

10 sep 1597 a 10

sep 1598

10 sep 1598 a 10

sep 1599

50 ps

30 ps

5 ps

7 ps

Page 24: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

24

El listado muestra además una gran variedad de herramientas y utensilios,

para los cuales el maestro debió contratar a herreros y carpinteros que

hicieran los elementos necesarios según sus indicaciones; para la construcción

del batán en 1597-1598 Martín si debió contratar los servicios de un

carpintero y un herrero, para que lo ubicara en las inmediaciones de un río, y

lo pusiera en funcionamiento. Suponemos además que los indios de

comunidad inicialmente se encargaron de construir el bohío (materiales y

mano de obra que sin duda debieron poner los caciques, capitanes e indios de

Duitama) en el que se ubicaría el obraje y otro en donde se guardarían los

insumos, los textiles y ropa terminados.

Adicional a las herramientas y utensilios, los obrajes para su necesitaban

insumos permanentes, como la lana, los cardales, el palo de brasil, la manteca

y la madera, en los que se invirtió durante los 3 años 5 meses un total de

1.459ps 6ts. Inicialmente, los indios lo único que entregaron al maestro

obrajero en 1596-1597 fueron 100 arrobas de lana producto de las ovejas de

comunidad, con las que se inició el funcionamiento del obraje; es la única

entrega de lana que hacen los indios al obraje, y es sólo en 1598 que se

vuelve a mencionar el tema de los rebaños de ovejas de la comunidad, cuando

parte de las ganancias que reciben el cacique y capitanes se invierte en la

compra de 1.000 ovejas que deberán producir lana suficiente para el obraje.

Rápidamente a medida que se van teniendo las herramientas necesarias,

aumenta la compra de lana y cardal para la elaboración de los sayales,

bayetas, cobertores, frazadas, alforjas, entre otros. El obraje comienza

funcionando con 160 arrobas de lana anual, y al final entre 1599 y 1600 ya

está comprando 606 arrobas (ver cuadro 6). La compra de la lana, la madera,

y otros insumos, así como el maíz para pagarle a los indios y muchachos su

trabajo, refleja el grado de dependencia que tenía el obraje de agentes

externos a la comunidad para garantizar su funcionamiento. En Duitama no

existió, al menos para los primeros 3 años y 5 meses de funcionamiento, un

nivel de integración vertical, entre la producción agraria de la comunidad y la

producción del obraje, lo que sin lugar a dudas se ve reflejado en los costos de

Page 25: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

25

funcionamiento, que de todas formas se ven compensados de alguna manera

por los bajos salarios de la mano de obra vinculada a la unidad manufacturera.

Podríamos llegar así a la misma conclusión a la que llega Escandell-Tur al

referirse a los obrajes de Cuzco, en donde

No sólo no era autosuficiente, como lo ilustran los insumos, que no producían ninguna de las unidades que comprendía todo el conjunto empresarial, sino que tampoco lograba serlo de aquellos bienes que supuestamente producía el cuerpo de la haciendas y tierras anexas. La no autosuficiencia implicaba la compra de los insumos necesarios en los mercados, y de este modo el complejo empresarial obraje-hacienda se integraba en el espacio económico a través de toda una red de circuitos comerciales que configuraban el mercado interno local e interprovincial39.

CUADRO 6

Item Cant Valor Cant Valor Cant Valor

Arrobas de lana 100 0 ps 400 334 ps 4 ts 606 454 ps 4 ts

Libras de (…) 39 175 ps

Arrobas de brasil 6 6 ps 15 15 ps

Arrobas de lana 60 60 ps

Arrobas de madera 6 18 ps

Pares de Cardal 24 ps 20 100 ps 28 266 ps

Cueros 6 3 ps

Arrobas de manteca para beneficiar lana para hacer

sayales finos y bayetas 4 3 ps

Totales anuales 265ps 467ps 4ts 727ps 2ts

TOTAL

*100 arrobas fueron entregas por los indios para iniciar la producción en el obraje

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 615r-624r

INSUMOS UTILIZADOS EN EL OBRAJE DE DUITAMA

10 sep 1596 a 10

sep 1597

10 sep 1597 a 10

sep 1598

10 sep 1598 a 10

sep 1599

10 de Septiembre 1596- 10 de Febrero 1600

1459ps 6ts

De esta forma la manufactura textil logra integrarse, a través de la compra de

insumos en otros lugares cercanos dedicados a su producción y que contaran

con excedentes para cubrir la demanda de la provincia de Tunja y los obrajes

que en ella funcionaron a finales del siglo XVI. Esta demanda implicaría la

39 Escandell-Tur, Producción y comercio, 152.

Page 26: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

26

organización de indios y españoles alrededor de las necesidades que la

producción textil demandaba, dedicándose al cuidado de rebaños de ovejas, el

cultivo de maíz; y de esta forma se podía entrar a formar parte de este

circuito de intercambios locales de materias primas para la producción de

textiles y la alimentación de la mano de obra.

Los obrajes por lo general, formaban parte de propiedades verticalmente integradas, donde los granos y la lana provenían de haciendas que pertenecían a los mismos dueños. El poseer las fuentes de abastecimiento eliminaba, en forma natural, la necesidad de comprar la materia prima con excepción de la que se importaba, como el índigo, el hierro y cobre para la maquinaria40.

Pero como vimos, este abastecimiento es limitado, al menos en los comienzos

de cualquier empresa manufacturera. La inversión inicial que debe hacer el

maestro obrajero en el caso de Duitama, y en los otros casos de la provincia

los encomenderos, implicaba la compra de herramientas e insumos

especializados, la construcción de los telares y el batán, en fin, cubrir una

serie de elementos que son desconocidos en las comunidades indígenas, pero

que son necesarios para la producción de textiles del tipo europeo.

LA PRODUCCIÓN DE TEXTILES EN LOS OBRAJES

La producción textil colonial estaba estrechamente relacionada con la

demanda que generaban los centros mineros, las haciendas y ciudades por

diversos tipos de telas; de esta forma la producción logra vincularse a circuitos

de intercambio locales e interregionales. Los niveles de producción alcanzados

por el obraje de Duitama en sólo 3 años 5 meses de funcionamiento están en

estrecha relación con la inversión en insumos y herramientas –el más

significativo de ellos fue el batán-, así como el aumento en el número de

trabajadores, factores que permitieron el crecimiento paulatino de una gran

variedad de productos derivados de la lana.

40 Tyrer, Historia demográfica, 89.

Page 27: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

27

CUADRO 7

Sep 1596-

sep 1597

Sep 1597-

sep 1598

Sep 1598-

sep 1599

Sep 1599-feb

1600

Producto

Ante puertas de colores

Cobertores finos de colores 210 ps 280 ps 8 ps

Frasadas comunes 450 ps 750 ps 450 ps

Reposteros de colores 70 ps 200 ps

Pares de alforjas 18 ps 6 ts

Varas de Bayetas de colores negro y colorada 87 ps 6 ts 262 ps 4 ts 117 ps 6 ts

Varas de Sayales bastos 187 ps 4 ts 412 ps 4 ts

Varas de sayales finos y de colores 200 ps 500 ps

Varas de frisas de colores 325 ps 500 ps

Varas de jerga para costales 312 ps 4 ts 437 ps 4 ts

Almofreses labrados 66 ps

Varas de cordellate Blanco 75 ps

Totales anuales 258 ps 1927 ps 4 ts 3417 ps 4 ts 1092 ps 2 ts

Total de 3 años 5 meses

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 606r-607v

6819 ps 4 ts

516 ps 4 ts

258 ps

VALOR DE LOS TEXTILES ELABORADOS EN EL OBRAJE DE DUITAMA

10 de Septiembre 1596- 10 de Febrero 1600

Periodo

Valor pesos

Antes de exponer las cifras sobre la venta de los textiles que se elaboraron en

el obraje, vale la pena aclarar un punto central, y se refiere a los intercambios

de mercancías por dinero. Cómo se sabe durante la época colonial, no existió

abundancia de dinero metálico, por el contrario su velocidad de circulación es

muy baja, lo que implica que la mayoría de las permutas comerciales se

desarrollen a través del trueque que persistió por largo tiempo. Al referirse a

pago en pesos por la venta de los bienes textiles o al pago de dinero a los

trabajadores, no debemos imaginarnos que efectivamente recibían pesos de

oro. Lo que está presente aquí es la valoración de los bienes en términos

monetarios:

El paso por el mercado (para vender una manta, o 10 gallinas, o la propia fuerza de trabajo) no constituye otra cosa que “rodeos a través del campo del

Page 28: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

28

dinero”; simples “rodeos”, porque el dinero ganado no continuará circulando en el mercado”41.

Aclarado este punto, revisemos los textiles que el obraje y batán de Duitama

elaboraron en esos años (ver cuadro 7): antepuertas, cobertores, frazadas,

alforjas, bayetas, sayales bastos y finos, frisas de colores, jerga y cordellante

blanco. A partir de 1598 la producción despega, pasando de recibir por la

venta de los bienes manufacturados 1.927ps 4ts (1597-1598), a 3.417ps 4ts

(1598-1599). En tan sólo un año la producción aumentó significativamente

(ver cuadro 8): mientras que en 1597 se hicieron 500 sayales bastos y 400

finos, en 1598 se hicieron 1.000 y 1.100 respectivamente; lo mismo pasó con

las varas de jerga para costal que pasaron de 1.000 a 1.400, los cobertores de

210 a 280, las varas de frisas de colores de 200 a 500, y las frazadas

comunes de 450 a 750. Estas cifras no solo reflejan una demanda importante

por este tipo de textiles en Santa Fe y Tunja, lugares a los que el corregidor

llevaba las telas para ser vendidas. También muestra las consecuencias de

una mano de obra que se estaba especializando en las tareas de producción

textil a medida que pasaban los años, acompañada además de operarios

especializados de otros virreinatos, como Martín indio peruano tejedor que

sirvió por un año en el obraje y al que se le pagaron 26 pesos por sus

servicios42.

De los precios unitarios de venta de estos textiles, los cobertores y las varas

de bayetas costaban 7ps cada uno; le seguirían las varas de sayales finos y las

varas de frisas de colores con 4ps, y con valores menores están las frazadas

comunes y las varas de sayales bastos a 3ps, y las varas de jergas para costal

a 2ps 4ts. Por ahora, sin embargo queda pendiente el interrogante sobre

quienes son los compradores de estos textiles en las ciudades a las cuales son

llevados, y los precios de venta que alcanzaron al detal, con el fin de conocer

la magnitud de las ganancias que podría recibir los comerciantes por su venta.

41 Ruggiero Romano y Marcello Carmagnani. “Componentes económicos”, en Para una historia de América I. Las estructuras, coordinadores Marcello Carmagnani, Alicia Hernández Chávez y Ruggiero Romano (México: El Colegio de México, Fideicomiso de las Américas, Fondo de Cultura Económica, 1999), 210. 42 AGN, Caciques e Índios, Leg. 26, f. 623r.

Page 29: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

29

CUADRO 8

Sep 1596-

sep 1597

Sep 1597-

sep 1598

Sep 1598-

sep 1599

Sep 1599-feb

1600

Producto

Ante puertas de colores 10

Frasadas comunes 150 250 150

Cobertores finos de colores 22 30 40 1

Reposteros 7 20

Pares de alforjas 30

Varas de Bayetas de colores negro y colorada 100 300 157

Varas de Sayales bastos 500 1100

Varas de sayal fino de colores 400 1000

Varas de frisas de colores 650 1000

Varas de jerga para costales 1000 1400

Almofrexes labrados 11

Arrobas de lana sucia 100

Varas de cordellate Blanco 100

1180

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 606r-607v

Periodo

Cantidad

CANTIDA DE TEXTILES ELABORADOS EN EL OBRAJE DE DUITAMA

10 de Septiembre 1596- 10 de Febrero 1600

Los gastos de producción de todos los textiles elaborados en los 3 años y 5

meses fueron de 6.819ps 4ts, y los costos de inversión de 3.366ps 4ts. El

porcentaje más alto de los gastos estaba representado por las herramientas

como vimos más arriba 1.459ps 6ts, luego seguirían las lanas, cardales y otros

insumos 1.166ps 4ts, los salarios de indios y muchachos pagados 575ps, los

otros salarios que equivalen a 54ps y por último otros gastos 105ps (el pago

de 107 bulas, de la escritura del asentamiento del batán, y la entrega de

frazadas a los capitanes del pueblo por mandato del corregidor).

CUADRO 9

Sep 1596-sep 1597 Sep 1597-sep 1598 Sep 1598-sep 1599 Sep 1599-feb 1600 TOTAL

Producción 258 ps 1927 ps 4 ts 3417 ps 4 ts 1092 ps 2 ts 6819 ps 4 ts

Gastos 342 ps 1583 ps 7 ts 3366 ps 4 ts

Ganancia 3453 ps 0ts

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 615r-624r

1440 ps 5 ts

PRODUCCIÓN, GASTOS Y GANANCIA DEL OBRAJE DE DUITAMA

1596-1600

Page 30: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

30

De las ganancias el cacique y capitanes recibieron cuatro partes para el pago

de las demoras y requintos, y la compra de ovejas; mientras que Marcos

Martín recibió lo correspondiente a una quinta parte, de acuerdo con el

contrato firmado en 1596. Las ganancias totales que el obraje obtuvo en los 3

años y 5 meses fueron de 3.453ps (ver cuadro 9), de las que el cacique

recibió 2.762ps 2ts y Martín 690ps 4ts. En el cuadro 10 se expone la forma en

la que cada uno de ellos recibió sus ganancias. El cacique y capitanes del

pueblo de Duitama, invirtieron el mayor porcentaje de lo que recibieron en el

pago de demoras que entregaron a la Corona a través del corregidor que se

encargaba de llevarlas a Santa fe: una parte se entregó en mantas de algodón

que fueron compradas en los mercados locales que corresponde a 971ps 6ts;

y la otra en pesos de oro corriente que equivalen a 640ps 6ts de la ropa que

se vendió en Santa Fe, y 1.092ps 3ts que dio Marcos Martín al cacique para

que pagara la demora de año 1600 por adelantado -en esta última se incluye

un préstamo de Martín al cacique por 605ps 6ts para que completara el monto

total de las demoras. Adicionalmente se compraron 1.000 ovejas por un valor

de 250ps, y se pagó la deuda que se tenía con el procurador Ibáñez por los

servicios que prestó al cacique en un pleito con Diego Holguín por un valor de

46ps. Como se puede observar el mayor beneficiado con el funcionamiento del

obraje y batán sin lugar a dudas fue la Corona, a cuyas arcas entraron en los

primeros 3 años y 5 meses de funcionamiento 3.082ps 1t por concepto de

demoras. Aparentemente el cacique no recibe ninguna ganancia adicional del

obraje, pues según estas cuentas todo se invierte en el pago de las demoras

como lo estipula el contrato. "La Corona nunca vaciló en su criterio de que la

actividad económica comunal era un medio de cumplir con las obligaciones

impuestas sobre la sociedad indígena en vez de un medio de producir riqueza

para la misma comunidad”43.

43 Tyrer, Historia demográfica, 99.

Page 31: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

31

CUADRO 10

De la ropa que se vendió 258 ps

Compró 130 mantas de algodón 232 ps 2 ts

Compró 200 mantas de algodón 352 ps 4 ts

Compró 82 mantas de algodón 143 ps 2 ts

De la ropa que se vendió 382 ps 6 ts

Compró 130 mantas de algodón 243 ps 6 t

De la ropa que se vendió 377 ps 2 ts

Pagó el saldo por los servicios que el procurador Ibañez le prestó al cacique en

un pleito con Diego Holguín36 ps

Compró 1000 ovejas para la producción de lana en comunidad 250 ps

Pagó de la demora de 1600 1092 ps 3 ts

TOTAL* 3368 ps 1 t

Pagó del prestámo por parte del Cacique 605 ps 6 ts

Entrega de lo restante 84 ps 6 ts

TOTAL 690 ps 4 ts

Fuente: AGN. Caciques e Indios, Leg. 26. fols. 626v-630v

*Marcos Martín hizo un prestamo de 605ps 6 ts al Cacique Don Alvaro para que pagara por adelalantado

las demoras del año 1600.

ENTREGA DE LAS GANANCIAS QUE HACE MARCOS MARTÍN AL CACIQUE DON ALVARO

COMO RECIBIÓ SUS GANANCIAS MARCOS MARTÍN

Marcos Martín en cambio recibió lo correspondiente a una quinta parte de los

3.453ps, es decir 690ps 4ts. Si tenemos en cuenta que él fue quien invirtió en

los insumos, salarios y herramientas para el montaje del obraje, pues el

cacique y capitanes sólo entregaron las primeras arrobas de lana y asignaron

los indios y muchachos, faltaría todavía un tiempo considerable para que en

el obraje se labraran los suficientes textiles para que su inversión inicial de

3.366ps 6ts fuera cubierta. Como cualquier empresa, los primeros años se

gasta más de lo que se gana, y suponemos que Martín al pensar en un

contrato con el cacique inicialmente por 8 años, que finalmente se firmó por 6,

tenía en cuenta el tiempo necesario para recuperar los gastos de montaje de

una unidad manufacturera de textiles.

Page 32: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

32

CONCLUSIONES

El estudio sobre una unidad económica específica en la colonia, nos ha

obligado a prestar atención a varios temas específicos, esenciales para

entender su funcionamiento y los componentes de tipo económico, social y las

formas de dominación en las que se encontraba inmerso. Hemos revisado

brevemente aspectos sobre el salario y las formas de compulsión de la mano

de obra; el valor de los bienes en términos monetarios y los intercambios de

las mercancías por “dinero” a través de la figura del trueque; también

revisamos los efectos de la introducción de cambios técnicos y de organización

del trabajo en la forma de producción prehispánica de textiles; y por último la

estrecha relación que existió entre la organización de unidades productivas

(minería, hacienda, obraje) y los compromisos fiscales que encomenderos y

comunidades indígenas tenían con la Corona.

Los obrajes de comunidad como el de Duitama, fueron unidades

manufactureras que garantizaron en primer lugar el ingreso permanente de

tributos a las arcas reales. El cacique y capitanes de Duitama firman un

contrato con el maestro obrajero motivados (o obligados) por el corregidor de

su pueblo en 1596, para garantizar la entrega de los tributos. El objetivo

principal de su creación fue este, y como se observó en está exposición las

ventas de lo que se producía y pertenecía a cacique y capitanes, eran

entregados en su casi totalidad por concepto de demoras a la Corona

española.

El control que ejercían las autoridades locales sobre el obraje, además

permitió consolidar su dominio sobre los indios, a través de su intervención y

vigilancia directa sobre una actividad socio-económica específica, que

concentraba la explotación de la mano de obra indígena y los recursos que se

dedicaban a la manufactura textil en un solo lugar. Si bien en la

administración de la unidad intervenían el cacique y el maestro obrajero, el

corregidor también obtiene su parte, pues debe recibir un dinero anual por los

Page 33: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

33

indios de demora que trabajan en el obraje. Es más en 1600 cuando el

presidente Francisco de Sande envía al corregidor Domínguez Medellín a

administrar el obraje y recibir las cuentas, le ofrece 200 pesos anuales de oro

de a veinte quilates44, un sueldo nada despreciable, que garantizaría a la

Corona el control directo sobre el obraje sin un intermediario como el maestro

obrajero que se quedaba con una parte de lo que se producía, y que bajo la

égida del corregidor podía entrar directamente a las arcas del rey.

La vinculación de los trabajadores a través del repartimiento, garantizaba la

mano de obra permanente y necesaria para la producción de los textiles en la

región. El cacique como máxima autoridad indígena se comprometió a través

del contrato a entregar los indios solicitados por Marcos Martín, que debían

cumplir con las tareas que les fueran asignadas por el maestro español, quien

también enseñaba a los indios, y que de acuerdo con el contrato en poco

tiempo no tendría que estar presente, pues los indios y muchachos

aprenderían todo lo referente al oficio y podrían encargarse directamente de

su administración.

Una unidad manufacturera como el obraje, implicaba que gran parte de los

procesos productivos se realizaran allí, con algunas actividades externas como

el hilado, que en el caso de Duitama las mujeres hacían en sus hogares; un

costo en salarios que se ahorraba el obrajero. Los obrajes no necesitaban un

número muy grande de trabajadores, pues el promedio en América estaba

entre 60 a 150 operarios; cómo vimos paulatinamente se va aumentando el

número de indios y muchachos a medida que se cuenta con mejores insumos

y herramientas. Los salarios de los trabajadores del obraje representaban para

estas unidades manufactureras el costo más bajo, lo que hacía que los

administradores pudieran sacarle buen provecho a la producción textil sin que

afectara los precios de venta.

44 AGN, Caciques e Índios, Leg. 26, f. 598r.

Page 34: La Produccion Textil en en l Nuevo Reino de Granada

34

Por el momento, al desconocer la magnitud de la producción y el número de

trabajadores de los demás obrajes que funcionaron en el Nuevo Reino a

finales del siglo XVI y mediados del XVII, sin embargo, nos es imposible

calcular la importancia de la producción del obraje de Duitama, y su

significado en el contexto de la provincia de Tunja y Santafe, circuitos de

intercambio de los textiles que se elaboraban en él.

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