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La pronunciación del español: medios de difusión masiva y norma culta Author(s): Raúl Ávila Source: Nueva Revista de Filología Hispánica, T. 51, No. 1 (2003), pp. 57-79 Published by: El Colegio De Mexico Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40300376 . Accessed: 18/06/2014 21:40 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . El Colegio De Mexico is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Nueva Revista de Filología Hispánica. http://www.jstor.org This content downloaded from 185.44.78.190 on Wed, 18 Jun 2014 21:40:56 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

La pronunciación del español: medios de difusión masiva y norma culta

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La pronunciación del español: medios de difusión masiva y norma cultaAuthor(s): Raúl ÁvilaSource: Nueva Revista de Filología Hispánica, T. 51, No. 1 (2003), pp. 57-79Published by: El Colegio De MexicoStable URL: http://www.jstor.org/stable/40300376 .

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LA PRONUNCIACIÓN DEL ESPAÑOL MEDIOS DE DIFUSIÓN MASIVA Y NORMA CULTA

LOS MEDIOS Y EL ESPAÑOL INTERNACIONAL

Los medios de difusión masiva -es necesario decirlo, a pesar de su obviedad- buscan cubrir cada vez un espacio más extenso para abarcar mayores audiencias. Su vocación los impulsa a pa- sar de la localidad y el país a un ámbito internacional y mundial. De esta manera logran cumplir con sus objetivos económicos, políticos o culturales. Así ha sucedido con la imprenta desde el siglo xv y, a partir del siglo xx, con la radio y la televisión. En los últimos años, como sabemos, ha surgido la Internet, red mun- dial electrónica que, a través de la WWW, une todos los medios anteriores y cumple, además, con el ideal de todos ellos: la co- municación -no sólo la difusión- mundial instantánea1.

La imprenta facilitó la estandarización de las lenguas euro- peas en su forma escrita. Sin embargo, los tipos móviles -los 26 que forjó Gutenberg- no habrían sido posibles sin un invento previo: el alfabeto, cuya base fonológica posibilitó la estabiliza- ción de la forma oral de esas lenguas. Tuvieron que transcurrir alrededor de cinco siglos para que un nuevo medio, la radio, permitiera la transmisión masiva de la lengua hablada. Pocos lustros más adelante, a mediados del siglo xx, esa lengua habla- da empezó a ser transmitida también por la televisión, el medio masivo que tiene la mayor penetración en la actualidad.

1 Véase, para todo esto, una versión más extensa en mi artículo "La co- municación masiva y las lenguas en la aldea global", Las causas sociales de la desaparición y el mantenimiento de las lenguas en las naciones de América. Trabajos presentados en el 49avo Congreso Internacional de Americanistas, Quito, Ecuador, julio 7-11, 1997, eds. Anita Herzfeld y Yolanda Lastra, Universidad de Sono- ra, Hermosillo, 1999, pp. 277-293.

NRFH, LI (2003), núm. 1, 57-79

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Desde el punto de vista técnico, lo único que necesitan los medios electrónicos son conexiones, y las han establecido muy bien. Por eso sus transmisiones llegan, literalmente, a todo el mundo. Resuelto ese problema, sólo requieren utilizar una len- gua que sea comprendida por la mayor audiencia posible. Para lograrlo es necesario que esa lengua tenga un alto nivel de es- tandarización, pues así se asegura su comprensibilidad y su aceptación. La variedad estándar, dice David Crystal, es la que tiene mayor prestigio y la que se comprende más extensamente, aunque sus hablantes sean una minoría2. Una lengua de nivel internacional como el inglés -continúa Crystal- tiene, entre otros requisitos, el de su inteligibilidad. Esa lengua requiere un estándar gramatical, léxico, ortográfico y de pronunciación aceptado por todos. La lengua estándar es, por ejemplo, la que se usa en las instituciones del gobierno y en los medios de co- municación masiva3. La variación es inherente al lenguaje y se da -dice Penny- sobre todo en las modalidades no estándar. La estandarización tiene, como un aspecto esencial, la reduc- ción de la variación que puede "en principio reducirse a cero en la variedad que está sujeta a este proceso"4.

El español estándar se escucha en las transmisiones de al- cance internacional5, lo que se puede constatar de varias mane- ras. En lo que se refiere a los aspectos fonéticos, para asegurar su aceptabilidad y su comprensión, se prefiere una pronuncia-

2 Como señala Ralph Penny, Variation and change in Spanish, Cambridge University Press, Cambridge, 2000, p. 194: "All humans use language, but only a minority use a standard language".

3 David Crystal, The Cambridge encyclopedia of the English language, Cam-

bridge University Press, Cambridge-New York, 1995, p. 110. Crystal, por otra parte, concibe el inglés estándar internacional como el centro o el núcleo de diferentes variedades estándar, como las de Australia, Gran Bretaña, Es- tados Unidos o el Caribe (p. 111).

4 "The process of standarization may, in principle, reduce variation to zero in the variety which is subject to it. . . the pronunciation features used by such [powerful urban] groups may come to constitute an effective pho- netic standard, and over time there is likely to be reduction of phonetic and phonological variation in the society concerned" (Penny, op. ciL, pp. 194-195).

5 De acuerdo con V. Demonte, la lengua estándar "es asimismo la lengua que emplean, o deberían emplear, quienes tienen lugares de relieve en los medios de comunicación". Véase su texto "El español estándar (ab) suelto. Algunos ejemplos del léxico y la gramática", ponencia para el II Congreso Internacional de la Lengua Española, Valladolid, 16 a 19 de octubre de 2001. Puede consultarse en: http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/valla- dolid/unidad/demonte_v.htm / (02.01.15).

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ción e incluso una entonación no marcadas desde el punto de vista dialectal. Por eso es difícil saber la nacionalidad de los lo- cutores, los comentaristas o los actores. En cuanto a su origen, como sabemos, hay profesionales de los medios que han cam- biado de país y se han adaptado al dialecto local. Otros incluso han cambiado de nacionalidad y, en muchos casos, han asumi- do la de otro país, no necesariamente hispánico. Es el caso de los hispanos en los Estados Unidos, en Francia o en Alemania. También hay personas cuya lengua materna o del hogar es el español, a pesar de que hayan nacido en países como Suecia, Dinamarca o Italia. Además, algunos corresponsales de progra- mas informativos pueden haber aprendido el español como segunda lengua. Ninguno de estos aspectos parece tener im- portancia para los responsables de las transmisiones internacio- nales. Aparte de la pronunciación neutra antes mencionada, las únicas condiciones que parecen exigirse a los locutores, los comentaristas o los actores son las relacionadas con la calidad de la voz y la articulación6.

Los medios de difusión internacional, al rebasar las fronte- ras politicéis, están dando cohesión a comunidades lingüísticas cada vez más extensas desde el punto de vista de la lengua que reciben, de la competencia lingüística receptiva. De acuerdo con esto y con lo que he expuesto antes, no parece adecuado inves- tigar las modalidades lingüísticas de esos medios a partir de la delimitación tradicional de los dialectos o de las normas nacio- nales. En cambio, es posible analizar esa realidad lingüística con base en ella misma. Si se consideran las normas principales de los medios como invariantes -como estándar-, se pueden des- cribir, a partir de esos modelos, las variantes, las modalidades divergentes.

Esos son los propósitos principales de esta investigación, que se enmarca dentro de un proyecto más extenso sobre el lenguaje de los medios7. En este trabajo me limito a los aspec-

6 En México, por ejemplo, se sigue este criterio para los actores de tele- novelas, quienes deben evitar no sólo el "acento" regional, sino incluso el nacional. La única excepción ocurre cuando se trata de personajes caracte- rísticos de una determinada clase social o región. Algo semejante ocurre con la formación de locutores. Las escuelas de actuación se preocupan mu- cho por lo que llaman la "pureza de dicción".

7 El proyecto, "Difusión internacional del español por radio, televisión y prensa", se presentó oficialmente en 1993, en la ciudad de Veracruz, duran- te el X Congreso Internacional de la Asociación de Lingüística y Filología

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tos fonéticos y fonológicos del español que se escucha por los medios electrónicos orales de cobertura internacional. A partir de ellos describo las normas principales, muestro algunas de sus variantes y comparo esos modelos con la pronunciación culta, no profesional. Me baso en dos tipos de programas de di- fusión internacional: informativos o noticieros de radio y tele- visión8; y documentales y culturales de televisión9. De manera complementaria utilizo muestras de dos telenovelas produci- das en México así como videograbaciones de noticieros hechas directamente en varios países hispánicos10.

El español estándar y el modelo de referencia

La lengua estándar, para O. Alba, es un "sistema amplio, consti- tuido por un conjunto de posibilidades que admite diversas realizaciones"11. Esto se puede ejemplificar con el léxico, el sis-

de la América Latina. Participan 26 universidades de 20 países, en algunos de los cuales, como los Estados Unidos, Japón, o Suecia, el español no es la len- gua oficial.

8 Recogimos tres muestras de informativos de televisión, de las siguien- tes fuentes: CNN en español (Cable News Network, EE. UU.), CNI (Corpo- ración de Noticias e Información, México), ECO (Televisa, México), NBC en español (National Broadcasting Co., EE. UU.); y dos de radio (onda cor- ta): VTE (Radio Vaticana, España), y VTH (Radio Vaticana, Hispanoaméri- ca). Las muestras fueron de un mínimo de 5 horas para cada programa. Véase, para una descripción más detallada, mi artículo "Lenguaje y medios: noticias internacionales", AdL, 38 (2000), 37-65.

9 Utilicé los que se produjeron en 1992 para la serie "Cadena de las Americas", que se difundió durante seis meses aproximadamente en todos los países hispanohablantes, con la excepción de Cuba, que no participó. La serie fue promovida por la empresa mexicana Televisa, pero las produccio- nes se hicieron en cada uno de los países participantes.

10 Las telenovelas fueron Mirada de mujer (Televisión Azteca, 1997) y Desencuentro (Televisa, 1997). Estas muestras complementarias me parecen válidas para mis propósitos en la medida en que el español que emplean es aceptado a nivel internacional, si se considera que las telenovelas mexicanas se exportan muy frecuentemente a otros países hispánicos. Para otros aspec- tos de esas dos telenovelas, véase mi artículo "¿Me entiendes o no, mi amor? Telenovelas, audiencias, nivel de comprensión", BICC (en prensa). Por otra parte, utilicé grabaciones de noticieros de Argentina, Colombia, Cuba, Chi- le, España, México y Venezuela.

11 Véase su ponencia "El español estándar desde la perspectiva domini- cana", II Congreso Internacional de la Lengua Española, Valladolid, 16 a 19

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tema más abierto de la lengua: nadie utiliza ni comprende la totalidad de los vocablos y acepciones que están en un diccio- nario. En cambio, puede decirse que un sistema fonológico, por contener muy pocos elementos, y porque esos elementos son condición sine qua non para la formación de signos, necesa- riamente es utilizado en su totalidad por los hablantes de una modalidad cualquiera de una lengua, como es el caso de la va- riedad estándar.

La lengua estándar, según vimos, tiene como soporte una ortografía, una forma escrita12. Penny reitera esta característica para el español y la considera incluso una condición: la estan- darización es "inconcebible ante la ausencia de la escritura" (op. cit, p. 194). Sin duda, el modelo escrito es muy importan- te, sobre todo en relación con el componente fonológico en lenguas como el español. Esto explica, por ejemplo, que -de acuerdo con una experiencia personal- un niño cubano lea sin aspirar las eses y sin neutralizar /I/ y /r/ implosivas y que, en cambio, lo haga al hablar13. Sin embargo, en la actualidad la es- tandarización oral también cuenta con la radio y la televisión. La gran mayoría de los hispanohablantes tiene un contacto más frecuente con estos medios que con los escritos. Además, la radio y la televisión superan la barrera del analfabetismo, lo que les permite promover un modelo de lengua entre personas no alfabetizadas. La pronunciación de los medios -habría que añadir- resulta la única modalidad estándar que escucha una buena parte de las audiencias.

El estudio de la pronunciación tiene un problema inicial: el modelo con respecto al cual se puede hablar de variantes -o invariantes- fonéticas y fonológicas. Sucede con frecuencia que en las investigaciones se describe, por ejemplo, la asimila- ción de /r/ a /I/ en casos como /traéllo/, pero no se mencio-

de octubre de 2001. Puede consultarse en: http://cvc.cervantes.es/obref/ congresos/valladolid/unidad/alba_o.htm/ (02.01.15) .

12 Véase Crystal, op. cit9 y Demonte, art. cit. 13 Al respecto, cabe señalar lo siguiente, en relación con las lenguas que

se escriben con el alfabeto latino: a) la relación biunívoca fonema-grafema se da en mayor grado en lenguas como el italiano y el español; y en menor en el inglés y el francés; y b) como consecuencia, en lenguas como las primeras la forma escrita permite una mayor estandarización de la pronunciación. En casos como el chino, su estandarización oral no pasa por la escritura. Co- mo sabemos, los caracteres no fijan la pronunciación. Por eso resultan de suma importancia para el chino los medios orales.

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na el dialecto en el cual no ocurre el fenómeno -el modelo con el cual se hace la comparación. Cuando se explícita, normal- mente se hace referencia a la pronunciación castellana culta, lo que puede deberse a que es la que cuenta con más bibliografía, si no es que a razones ideológicas. Dado que la valoración sin- tomática del fenómeno -su aceptación o su rechazo- se da en la comunidad donde ocurre, sería más adecuado hacer refe- rencia al modelo prestigioso del dialecto de ese lugar. Ese mo- delo corresponde, más que a los hablantes cultos en general, a la pronunciación de actores, locutores o comentaristas de los medios, sobre todo cuando leen en voz alta. Si en esa modali- dad se da el fenómeno, lo más probable es que se extienda por todo el país14.

Como he dicho, el sistema fonológico castellano es el que se toma más frecuentemente como referencia, o como punto de partida para describir las variantes, lo que -como digo in- frctr- no es adecuado. Además algunas descripciones que se ba- san en ese sistema resultan, para empezar, contradictorias15. En trabajos recientes que tienen como propósito abarcar el es- pañol general se siguen clasificando los fonemas /b d g/ como oclusivos16, cuando ese rasgo no es pertinente, pues las varían-

14 Por ejemplo, en el habla culta chilena se escucha con alguna frecuen- cia la asimilación de /r/ a /I/, lo que implica que es socialmente aceptable. En cambio, en las ciudades de México o Bogotá resulta una pronunciación marcada socialmente.

15 Véanse comentarios más extensos al respecto en R. Ávila, "Problemas de fonología dialectal", NRFH, 23 (1974), p. 369 y n. 2 (en adelante, "Pro- blemas de fonología") .

lb Véase, por ejemplo, A. Quilis, Tratado de fonología y fonética españolas, Gredos, Madrid, 1993. En las tablas de clasificación de fonemas (pp. 54-55) el autor clasifica /b d g/ como oclusivos, y utiliza los órdenes bilabial, labio- dental, dental, interdental, alveolar, palatal y velar sin un criterio de perti- nencia fonológica. Es verdad que, cuando hace la clasificación acústica, Quilis evita los rasgos no pertinentes relacionados con el punto de articula- ción. Sin embargo, no puede superar el conflicto que se presenta en el mo- do de articulación: /b d g/ más /y/ se consideran continuos-interruptos (p. 56), lo que de nuevo no es pertinente. En el índice, Quilis propone /b d g/ como oclusivos, al igual que en el § 6.2, "Los fonemas oclusivos del español". En cambio, en la p. 196 dice que para /b d g/ el modo de articula- ción "y, por lo tanto, el rasgo oclusivo, no es pertinente: según su distribución, unas veces se realizan como oclusivos y otras como fricativos". Finalmente, en el cap. 8 incluye /b d g/ entre las consonantes fricativas, lo que tampoco es pertinente: para /b d g/ y /y/, como clase de fonemas son suficientes los rasgos [+consonante], [+oral], [+sonoro] . Menciono más autores que incu-

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tes oclusivas sólo ocurren en determinados contextos. Incluso hay autores, como María Josefa Canellada y John K. Madsen, que hacen explícitos los principios de la fonología en los que deben sustentarse las descripciones:

. . .un fonema nunca debe definirse con un rasgo que contra- diga una de sus variantes. Por eso es completamente inadmi- sible definir los fonemas /b/ /d/ /g/ del castellano como consonantes oclusivos, porque entre sus variantes se encuen- tran realizaciones no oclusivas17.

No obstante, ellos mismos utilizan rasgos redundantes cuando incluyen los órdenes articulatorios labial, dental, alveolar, palatal y palato-velar (§ 3.4.4) . Para la fonología del español bastan cua- tro órdenes: labial, dentoalveolar, palatal (o si se prefiere, alveo lopalatal) y velar18. Por otra parte, si estos autores desean abarcar todas las variantes del español -o por lo menos las del habla cul- ta- no pueden decir que el fonema /r/ es "vibroide múltiple" (§ 3.1) , pues, como sabemos, en muchos lugares es fricativo. John M. lipski, por ejemplo, dice que en Guatemala "al fonema vibran- te /f / se le da una pronunciación fricativa"19. Con esta descripción,

rren en este tipo de contradicciones en "Problemas de fonología", § 0.1 ss. y n. 2. Uno de ellos es John B. Dalbor: en la Ia ed. de su libro Spanish pronun- ciation: Theory & practice (Holt, Rinehart & Winston, New York, 1969) clasifi- caba esos fonemas como oclusivos. En la 3a ed. (1997, y quizás desde la 2a, 1980, que no pude consultar) , Dalbor describe /b d g/ como "voiced conso- nants". Otra publicación reciente en la cual se clasifican de nuevo /b d g/ como oclusivas sonoras es la de F. D'Introno, E. del Teso y R. Weston, Foné- tica y fonología actual del español, Cátedra, Madrid, 1995, § 263.

17 Pronunciación del español. Lengua hablada y literaria, Castalia, Madrid, 1987, p. 12. Ese planteamiento es el de Troubetzkoy, que recoge E. Alarcos Llorach en su Fonología española, 4a ed., Gredos, Madrid, p. 42. La posición de Canellada y Madsen es compartida por J. J. Gómez Asencio, "Los fonemas consonantes no líquidos orales del español", II Encuentro de Lingüistas y Filó-

logos de España y México, Salamanca, 25-30 noviembre de 1991, Salamanca, 1994, p. 11: "los fonemas /b/ /d/ /g/ no pueden ser oclusivos, sencilla- mente porque tiene cada uno un alófono [fricativo] que no lo es".

18 Canellada y Madsen citan a vanos autores que proponen cuatro orde- nes, entre otros Pottier, Martinet y Trager, con quienes, dicen "estamos bas- tante de acuerdo". Gómez Asencio también considera suficientes cuatro órdenes para el español (art. cit, § 5.3).

19 Latin American Spanish, Longman, London-New York, 1994, p. 265. Por supuesto, el fonema líquido central largo no es vibrante en muchos otros lugares. Véase, por ejemplo, los datos de Melvyn C. Resnick, Phonologi-

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por cierto, Lipski, al partir del sistema castellano, incurre en la misma contradicción: un fonema descrito como vibrante no pue- de tener un alófono fricativo. Para incluir ese alófono, /f / y /r/ podrían diferenciarse mediante los rasgos [+tenso] (o +largo) vs. [-tenso] (o -largo) . De esta manera se podrían abarcar todas las variantes del español20. También resulta inadecuada la clasifica- ción generativista de William W. Cressey quien, después de un buen número de análisis fonéticos, clasifica, de nuevo como oclu- sivos /b d g/, serie a la que, adecuadamente, añade /y/. Este au- tor, una vez más, parte del español de Castilla, pues incluye el fo- nema / k/ y la oposición /0/ vs. /s/21.

Tiene sentido utilizar el sistema castellano para derivar de allí los demás sistemas o normas si se parte de un enfoque dia- crónico. En el caso de la descripción sincrónica -en la cual sitúo esta investigación-, ese modelo fonológico resulta inade- cuado, en la medida en que no permite dar cuenta de las varian- tes dialectales de la lengua española sin forzarlo o sin incurrir en contradicciones. Como sabemos, el castellano, ceseante, tie- ne un fonema que no existe en los demás dialectos, seseantes. En los sistemas donde no se opone a /0/, el fonema /s/ tiene un campo de dispersión que puede ir desde la articulación in- terdental hasta la ápico-alveolar. En el sistema castellano no se puede incluir la variante interdentalizada de /s/, porque equi- valdría a un alófono de /0/, por más esfuerzos que se hagan para conseguirlo22. Si se hiciera, se estaría forzando el sistema castellano para proponerlo como sistema fonológico único pa- ra el español23. Ese sistema único incluiría elementos no coexis-

cal variants and dialect identification in Latin American Spanish, Mouton, The Hague, 1975, tabla A (d. 12).

20 Así lo propongo en "Problemas de fonología", § 5, y tabla, p. 580. ¿1 Spanish phono fogy and morphofogy: A generative view, Georgetown Univer-

sity Press, Washington, 1978, p. 60, fig. 3.1. 22 La descripción de Gómez Asencio, art. cit, parte, precisamente, del

sistema castellano, e incurre en ese conflicto. Participé en el Encuentro de lingüistas de 1992 (n. 17) como comentarista de la ponencia de Gómez Asencio, a quien le hice ver las contradicciones que, en mi opinión, tenía su planteamiento. Reitero que no es adecuado, como él propone (§ 5.3), incluir /s/ en el orden de las dentales cuando coexiste con /0/, porque esa posición sólo es pertinente para /s/ cuando se ubica en la serie /f s x/, o cuando /c/ se realiza fricativo [s] , como en el caso del andaluz y de algunos dialectos del español de América (panameño o habanero no estándar, por ejemplo).

23 James W. Harris coincide con mi posición cuando refuta a Sableski, a quien apoya Saporta, sobre el hecho de que el castellano es dialecto más

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tentes, tanto fonológicos como alofónicos. La ausencia de un so- lo elemento implica otro sistema, aunque no se desee pensar así, de nuevo por razones ideológicas -por suponer que esto atenta contra la unidad de la lengua24-, o por una actitud fonocéntrica. Si en cambio, se propusieran varios sistemas, po- drían incluirse variantes fónicas tan extremas como las de /r/ asibilada o uvular, las de /£/ africada o fricativa, además de las de /s/ antes mencionadas, cuando no se opone a /9/25.

Otro hecho que debe tomarse en cuenta para la descrip- ción es la posición de los fonemas. Penny considera, a partir de los planteamientos de Weinreich, que es

probablemente imposible reducir a un solo diasistema las varie- dades del español (por ejemplo las de Castilla la Vieja, México, Perú) , en las cuales el fonema /s/ aparece en posición inicial y fi- nal de sílaba... de las que (por ejemplo en Andalucía este [o en los dialectos del Caribe, etc.]) presentan este fonema sólo al principio de sílabas (por ejemplo /kasa/ casay /ata/ hasta26.

Este conflicto no sólo se presenta en Penny, sino también en Gómez Asencio quien intenta conciliar, por ejemplo, el he- cho de que /s/ y./G/, "tienen, sin salir del [modelo] estándar [del español] realizaciones sonoras". Y como también encuen- tra variantes sonoras para /f/ y /x/ -aunque no en la modali- dad estándar-, considera que "los alófonos impiden que /f/, /9/, /s/ y /x/ sean fonemas sordos", lo que lo lleva a decir que

adecuado como "underlying representation" para derivar los dialectos. De acuerdo con Harris, la competencia del hablante, por ejemplo, panameño -dialecto que estudió Sableski- no incluye el sistema fonológico castellano. Véase su libro Spanish phonology, The MIT Press, Cambridge, 1980, pp. 4-5.

24 Eso es lo que parece preocupar, por ejemplo, a Gómez Asencio, quien justifica sus esfuerzos para definir /s/ de manera que incluya sus variantes

principales (véase, supra) señalando que así "se (de) muestra mejor que ha- blamos la misma lengua" (art. cit., p. 25; cursivas suyas).

25 Véase, para todo esto, mi "Problemas de fonología", allí propongo un diasistema fonológico que permite dar cuenta de los siete sistemas que considero más diferenciados del español: los de las ciudades de Buenos Aires, Burgos, Caguas (Puerto Rico), Madrid, México, Quito y San Luis

(Argentina) . 26 Penny, op. cit, p. 31. Por otra parte, es posible flexibilizar la esquema-

tización que utiliza U. Weinrich para ejemplificar un diasistema en su "Is a structural dialectology possible?", Readings in the sociology of language, ed. J. A. Fishman, The Hague, 1970, p. 307. Cf. mi proposición en "Problemas de fo-

nología"^!.

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es necesario "extraer de la definición de los fonemas en cues- tión el rasgo [sordo]". A partir de esto propone otros rasgos que, en mi opinión, no resuelven el problema, sobre todo si se requiere incluir el alófono aspirado [h] del fonema /s/ en po- sición implosiva27, que se presenta en varios modelos estándar, como muestro más adelante.

Este tipo de cuestiones puede enfrentarse más adecuada- mente si se consideran dos posiciones contextúales: la explo- siva o fuerte y la implosiva o débil. En la posición fuerte se pueden encontrar todos -o casi todos- los fonemas de una lengua28; y en la débil, una cantidad menor. De esta manera la descripción corresponde mejor al funcionamiento del compo- nente fonológico y resulta, en consecuencia, más adecuada.

DlASISTEMA Y DIAFONEMAS, SISTEMAS Y FONEMAS

Si se considera la posición fuerte es posible superar el proble- ma que encuentra Penny para proponer un solo diasistema fonológico español. La descripción, por supuesto, debe com- plementarse con los fonemas y alófonos que se recojan en la posición débil, y cuyo tratamiento debe ser diferente.

Un diasistema puede ser construido a partir de dos o más sistemas cualesquiera que tengan similaridades parciales29. Lo concibo como la unión lógica de los elementos de los conjun- tos que se comparan30. En el caso de los fonemas, los elemen-

27 Gómez Asencio, art. cit, § 3.2. Allí mismo objeta las descripciones de Canellada y Madsen porque, al considerar sordos los fonemas /s/ y /0/ "guardan silencio" en relación con sus alófonos sonoros. Por su parte, Gó- mez Asencio guarda silencio en lo que se refiere al alófono [h] que mencio- no supra.

28 Así lo propone Olga Akhmanova, Phonology, morphonology, morphology, Mouton, The Hague, 1971, § 1.1.4.1. He utilizado este planteamiento pre- viamente, en "Problemas de fonología" (§2.1).

29 Weinrich, art. cit., pp. 307, 314. 30 La unión incluye los elementos de la intersección y los específicos de

cada uno de esos conjuntos. Es posible concebir el diasistema (o la variante estándar) como una intersección (O'Grady, Dobrovolsky y Aronof, apuá De- monte, art. cit., § 1). Sin embargo, me parece que la unión refleja mejor lo que sucede en la lengua. Un diccionario de la modalidad estándar sería una unión y no una intersección, por ejemplo, del léxico de los diferentes dia- lectos. Además, resulta más simple y explícito derivar los sistemas de la tota- lidad de los elementos, y no de los comunes.

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tos del diasistema o diafonemas del español son los siguientes, que transcribiré siempre entre doble barra:

(1) //bpf 6 dts ye s gkx 1 Arr mnñ ieaou// Este conjunto de diafonemas es suficiente para derivar las va- riantes fonológicas o fonéticas de los dialectos hispánicos más diferenciados31. Son, por lo mismo, suficientes para explicar las variantes fónicas que se escuchan en los medios de difusión masiva, los cuales, por utilizar un modelo estándar, tienen una variación menor que la que se presenta en el uso dialectal.

Los diafonemas no tienen un valor fónico específico: son elementos abstractos cuya función es la de establecer una co- rrelación con los fonemas de los sistemas que se comparan. Los diafonemas, consecuentemente, pueden referirse a fonemas que no necesariamente coexisten en un sistema fonológico. Así, los elementos en letras cursivas //OSA //, corresponden a fonemas que no aparecen en todos los sistemas fonológicos del español. Como sabemos, /6/ sólo existe en el dialecto castellano. El fonema /A/ aparece, en la pronunciación normal, en zonas muy limitadas de la geografía del español. Lo escuché única- mente en el habla de algunas personas que fueron entrevistadas en programas culturales de televisión producidos en España, no en la pronunciación de los profesionales de los medios (PP). El fonema /s/, poco frecuente, se encuentra en palabras como show o sushi32 y en algunas otras procedentes sobre todo del inglés, aunque también hay unas pocas de otros orígenes33.

31 He mostrado esto en "Problemas de fonología". Véanse, al respecto, mis comentarios supray n. 25.

32 Los dos vocablos fueron recogidos en telenovelas mexicanas. El sushi es una comida japonesa que se populariza cada vez más en la ciudad de Mé- xico, y seguramente en otras ciudades. En los diccionarios españoles hay más casos de voces con este fonema, como sherpa, sheriff, shopping, shock, short, que se recogen en Clave, diccionario de uso del español actual, 2a ed. (Ma- drid, 1997), con la indicación de que se pronuncian "con ch suave" [¿s?]. En el Pequeño Larousse ilustrado (Larousse, México, 1977) aparecen shampoo, sheriff, shock, short, pero con la indicación de que se pronuncian con ch. En el Diccionario del español actual de M. Seco, O. Andrés y G. Ramos (Santillana, Madrid, 1999), hay varios vocablos que empiezan con sh, aunque para mu- chos de ellos se indica que la "pronunciación corriente" es con /s/. Dentro de las excepciones están shangainés, sin indicación de pronunciación; y showy sus derivados, que -dicen ellos- se pueden pronunciar con /s/, /c/ o /s/.

33 El Diccionario de la lengua española, 22a ed., de la Real Academia Espa- ñola (Madrid, 2001) incluye por primera vez (por lo menos no estaban en

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Conforme a lo anterior, y con base en la posición explosiva, pueden proponerse para la fonología de los medios, los siste- mas SI y S2, de acuerdo con la presencia o ausencia de los fo- nemas correspondientes a los diafonemas siguientes:

(2) //A//>0/PP

(3) //e//>o/si

(4) //s//>0/S2

Así, el diafonema //A// no corresponde a ningún fonema en la pronunciación profesional; el diafonema //Q// no tiene fo- nema en SI; y el diafonema //§// no se correlaciona con un fo- nema en S234. Los dos sistemas resultantes son:

la edición anterior), en letras cursivas, sheriff, sherpa, shorty show, más otras voces poco conocidas, como shaurire (Honduras, sotorrey, ave) , shuar (habi- tante de un pueblo amerindio del Ecuador, lengua hablada por ese pueblo) y shunte (Honduras, variedad de aguacate). Sin embargo, no da indicacio- nes sobre la pronunciación. De acuerdo con las "Advertencias para el uso de este diccionario", en el § 2.5, "Extranjerismos", se precisa que algunas pa- labras "figuran en letra cursiva cuando su representación gráfica o su pro- nunciación son ajenas a las convenciones de nuestra lengua". Si se considera que el español convive en muchos países con otras lenguas, po- dría decirse que el fonema /s/ no es ajeno a esas tradiciones, ni todas las pa- labras son extranjeras. Como muestra la Academia (cf. shaurire, shuar), ese fonema existe en las lenguas indoamericanas. Cabe recordar que está tam- bién en la tradición del español, por lo menos hasta el siglo xvi. Hay además en el Diccionario otras palabras que no se consideran extranjeras (pues no están en cursivas), como xocoyote (del náhuatl, hijo menor) en la cual la letra x se pronuncia muy frecuentemente [s] . En los programas de Cadena de las Americas producidos en México recogí también la pronunciación [tenos- títlan] para el topónimo Tenochtitlan, nombre que también se daba a la ciudad de México. En esa misma ciudad la gente está acostumbrada a pro- nunciar el color beige como [béis] . En un noticiero colombiano escuché la pronunciación [sópin] para shopping. El fonema, de acuerdo con M. B. Fon- tanella de Weinberg, "La evolución de las palatales en el español bonaeren- se", RLA, 27 (1989), § 4, también "aparece en una serie de lexemas que pertenecen al vocabulario de todos los hablantes del español bonaerense", como shock, pashá, flash y misho ('gato'). Esta última palabra y pronuncia- ción, por cierto, también son comunes en la ciudad de México.

34 Véanse, sin embargo, mis dos notas anteriores. En todo caso, puedo afirmar que no escuché ese fonema en la PP de SI.

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(5) Sl:/bpf dts yes gkx lrf mnñ ieaou/

(6) S2:/bpf dt6 yes gkx lrf mnñ ieaou/

Los dos sistemas anteriores están ordenados de acuerdo con su frecuencia de uso en las transmisiones internacionales de los medios que he tomado como muestra. El más frecuente en mi corpus es el SI, que se presenta también en la mayor parte de los mensajes publicitarios. El S2 tiene muy pocos ejemplos en mi muestra.

Fonemas y alófonos

Con base en el corpus antes descrito (notas 8, 9, 10), se pueden plantear en principio, a partir de esos sistemas, tres modelos es- tándar o normas fonéticas a, p, T35. El orden en que presento esos modelos corresponde, de nuevo, a su frecuencia de uso en los me- dios36. A continuación intento diferenciar esas normas y sus variantes. En algunas de mis descripciones utilizo rasgos redun- dantes -en cuanto son innecesarios para la diferenciación- por- que facilitan la caracterización de esas normas y responden más adecuadamente a la percepción que se tiene de las diferencias. Los alófonos a los que hago referencia son los que se presentan con más frecuencia en las normas que describo.

35 Me he referido a esto, sin entrar en mayores detalles, en mi artículo "Televisión internacional, lengua internacional", en La lengua española y los medios de comunicación, Siglo XXI, México, 1998, pp. 920-922. También men- ciono estas normas en "La comunidad hispánica y la lengua cien años des-

pués", Estudios Sociológicos, 17 (1999), p. 572. El texto fue escrito en 1998, a

propósito del primer centenario de los acontecimientos del año 1888. Más recientemente, describo en forma sucinta a, P, y en "De la imprenta a la In- ternet: modelos y variantes, lengua hablada y lengua escrita", en Studien zum romanisch-deutschen und innerromanischen Sprachvergleich, ed. G. Wotjak, P. Lang, Wien, 2001, pp. 518-519.

36 Un alumno mío grabó dos medias horas (marzo de 2001) un noticie- ro de la empresa Deutsche Welle, que se transmite desde Berlín y se retrans- mite en la ciudad de México. En ese informativo, no obstante ser europeo, advirtió que se escuchaban más las normas a y p que la y. Personalmente he escuchado las transmisiones de Radio Francia Internacional que se difun- den todos los días (febrero de 2002) a las 7:30 AM por Radio Universidad, en la ciudad de México. En esos programas, que se producen en París, pare- ce haberse buscado un equilibrio en la selección de locutores en relación con el empleo de las tres normas.

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Las normas oc y (3, dentro de SI, se diferencian de y, que co- rresponde a S2, precisamente por ubicarse en sistemas diferen- tes. Como vimos, SI se caracteriza por la ausencia de /G/ y la presencia de /s/; y S2 por la presencia de /0/ y la ausencia de /s/- Además de esto, en el nivel de alófonos en posición explo- siva el fonema /s/ en la norma y tiene una pronunciación api- coalveolar [s]. En las otras dos normas la articulación más frecuente es la predorsal dentoalveolar [s]37:

(7) /s/>[s]/y [s]

Las tres normas tienen diferencias internas. Si ahora se consi- dera la posición débil o implosiva (que marco con el signo """), se pueden proponer dos fonemas -y no dos alófonos38- corres- pondientes al diafonema //s//: uno alveolar /s/ y otro aspirado o faríngeo /h/. La aspiración de /s/ ocurre frecuentemente en la norma (3. Para cualquier oído, es lo que mejor la caracteri- za frente a las otras dos.

(8) //s7/>/h7/P /s7

Por otra parte, a se subdivide en al y a2, de acuerdo con la pronunciación del fonema /x/. De igual manera, las variantes de ese fonema permiten diferenciar (31 de (32 y (33. En al, (32 y

37 En "Problemas de fonología" caracterizo [s] como [+estridente] frente a [9] que es [-estridente] . Comparativamente, [s] y [s] se pueden diferen- ciar sintomáticamente -pues cada una se ubica en un sistema diferente- por la presencia y la ausencia del mismo rasgo [estridente] .

38 Si se propusieran para esa posición los fonos [s] y [h] se violentaría excesivamente la descripción de /s/, pues sólo podrían incluirse en su defi- nición los rasgos comunes a esos dos sonidos. Es posible, en todo caso, con- siderar en la norma p un archifonema /S/ para la posición implosiva. Para esa posición y los alófonos de otros fonemas cabe utilizar otros archifone- mas, como proponen Canellada y Madsen, op. át, § 3.1, cuadro sinóptico. Mi proposición, puramente descriptiva, corresponde a las tres manifestacio- nes [s] , [h] , [0] que proponen, entre otros, Silva Corvalán para la variable S, de acuerdo con J. M. Guitart, "Variability, multidialectalism, and the or- ganization of phonology in Caribbean Spanish dialects", en F. Martinez-Gil y Alfonso Morales-Front, Issues in the phonology and morphology of the major Ibe- rian languages, Georgetown University Press, Washington, 1997, pp. 526-527.

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p3 ese fonema se articula siempre velar fricativo [x] , mientras que en oc2 su realización es posvelar [£] , y en pl, faríngea [h]39:

(9) /x/>[fc]/cx2 [h] / pl [x]

La articulación de /y/ establece una nueva diferencia. En p2 el fonema se pronuncia rehilado o [+estridente] [3], mien- tras que en p3 se realiza fricativo o [-estridente] , al igual que en las otras normas y subnormas:

(10) /y/>[3]/P2

Por último, es necesario considerar la pronunciación del fone- ma /n/ final de palabra -que indico con el signo "#"- , cuyo alófono velarizado ocurre únicamente en pl:

(11) /n/>[r)#]/pi [n#]

Las descripciones anteriores corresponden a las seis nor- mas que se escuchan más frecuentemente en los medios de co- municación masiva. Se pueden resumir las características de cada una de ellas en la expresión "Las estrellas parecen espe- jos", que se pronunciaría así:

(12) al [las estréyas parésen espéxos] oc2 [las estréyas parésen espejos] Pl [lah ehtréyah paréseg ehpéhos] P2 [las ehtré3as parésen ehpexos] p3 [las ehtréyah parésen ehpexos] y [las estréyas paré0en espéxos]

39 A diferencia del caso del diafonema //s//, es posible considerar estos sonidos como alófonos de /x/. Articulatoriamente, basta considerar un or- den velofaríngeo para /x/ y sus variantes. Gómez Asencio (art. cit, p. 20) propone [mate] para [x] y [estridente] para [h] . Acústicamente la diferen- cia entre [x] y [h] podría ser [± consonante], caso en el cual habría que proponer un nuevo sistema para |3l. Coincido en esto con Gómez Asencio.

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Pronunciación profesional y norma culta

Los modelos anteriores pueden considerarse estándar en la medida en que, además de escucharse en la pronunciación profesional de los medios (PP) , son modelos de prestigio en di- ferentes regiones hispanohablantes. Se escuchan en hablantes cultos de las siguientes ciudades: al, México; a2, Bogotá; (31, Caracas; (32, Buenos Aires; (33, Santiago de Chile; y, Madrid40.

Estos modelos, además, presentan variantes que se escu- chan circunstancialmente en la pronunciación profesional. Pu- de registrar las siguientes, que describo en relación con las normas de las cuales resultan divergentes41:

al .1 relajación de vocales átonas, como en [sínk° pés°s] .

al. 2 velarización de /n/ final de palabra, como en [urj amigo] .

al. 2.1 pronunciación abierta del fonema /x/: [sor) ehémplos],

a2.1 relajación de /b d g/, como en [estaban], [kansádos], [lu^ár].

Pl.l velarización de /p/ ante /t/: [adaktár]; simplificación de /ks/: [esistír]; relajación de /d/ en /-ada/, /-ado/, /- ido/: [pesáóa], [nu61áóo], [bibíóo].

(32.1 ensordecimiento de /y/ asibilada: [la káse de asá]42.

(33.1 palatalización de /x/ ante /e/, /i/: [la x*énte]; relaja- miento de /b d g/ en posición intervocálica y pérdida de /-d/ final de palabra: [uniPersióá] , [se^urióá] . También se escucha ocasionalmente la sonorización de /p t k/, como

40 Véanse, entre otras fuentes, D. L. Canfield, La pronunciación del espa- ñol en América, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1981; Lipski, op. cit.;J. More- no de Alba, El español en América, F.C.E., México, 1988, cap. 5; Resnick, op. cit

41 Algunos ejemplos no se recogieron del corpus: los hice sólo con el propósito de ilustrar brevemente los fenómenos.

42 El ensordecimiento asibilado de /y/, consigna Fontanella de Weinberg, art. cit., § 5, se registra a partir de la primera mitad del siglo xx. El fenómeno en la actualidad, de acuerdo con Guitarte (apud Fontanella de Weinberg, art. cit.) , es un fenómeno muy extendido en la zona porteña, sobre todo en las mu- jeres. La autora, además, suministra datos sobre la variante ensordecida en otras zonas y con diferentes variables sociolingúísticas.

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en [no te preokúpes]43; la asimilación de /r/ a /n/: [intén- no] ; y el rehilamiento de /r/ en /tr/: [kóntf a] .

yl pronunciación vibrante de /x/: [káxa]44; simplification de grupos consonanticos: [oserbaGión] , [a0etár] , [másimo] ; pérdida de /d/ en posición final de palabra: [identidá] .

y2 velarización de /n/ final de palabra: [sor) otros] .

Recientemente, M. Cruz hizo una investigación exploratoria con hablantes cultos de esas ciudades paira confirmar mi caracte- rización de las normas a, p, y. Las entrevistas -dos personas de cada ciudad: un hombre y una mujer- incluyeron una conversa- ción libre (el registro menos formal) , una serie de preguntas con cuestionario, y la lectura de un texto (el registro más formal) . Los resultados, en forma resumida, fueron los siguientes45:

Los hablantes de la ciudad de México utilizan la norma al en términos generales. La relajación de vocales (al.l) ocurrió sólo en el informante masculino, pero con muy baja frecuen- cia. Este mismo informante relajó, de manera excepcional, los fonemas /b d g/ en posición intervocálica. Los informantes bo-

43 Véanse, sobre este fenómeno, G. Cepeda, "Las consonantes del espa- ñol de Valdivia (Chile) ", EFiU 1994, núm. 29, § 2.2.2; y G. Cepeda, J. C. Mi- randa y A. Brain, "El valor constrastivo de /p/ y /b/ a través de tres indicadores acús tico-estadísticos", EFil, 1989, núm. 24, 11-18. H. E. Pérez ofrece resultados estadísticos que muestran que el 68.49% de los sujetos en- trevistados reconocen /p t k/ si se modifican con barra de sonoridad. Véase su "Incidencia de dos rasgos acústicos en la percepción de la correlación /p t k/ vs. /b d g/", RLA, 36 (1998), p. 119. Yo mismo he escuchado sonoriza- ciones de /p t k/ en el español de Santiago de Chile. Así lo consigno en mi reseña del libro de Rodolfo Oroz, La lengua castellana en Chile {NRFH, 19, 1970,434-437).

44 Esta pronunciación se presenta sobre todo en el habla enfática. Coin- cido con D'Introno et al en esto {op. ciL, p. 313). Llama la atención que no se haga referencia al sonido [x] en Canellada y Madsen, op. cil, Gómez Asen- cio, art. cit. y Quilis, op. cit.

45 Véase Miroslava Cruz, "La pronunciación en la radio y la televisión: una comparación con la norma culta" 2001 (inédita). Cruz, estudiante del doctorado en lingüística de El Colegio de México, hizo la investigación co- mo trabajo de curso. Los informantes no mexicanos fueron entrevistados también en la ciudad de México, donde estaban de viaje por diversos moti- vos, o donde residían desde hacía poco tiempo. Todos los informantes ha- bían terminado, por lo menos, los estudios universitarios de licenciatura.

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gotanos, además de presentar las características descritas para a2, relajaban frecuentemente /b d g/, lo que los sitúa en oc2.1.

Los informantes de Caracas, de acuerdo con (31, pronun- cian abierto [h] el fonema /x/, y velarizan /n/ en posición fi- nal de palabra. En posición implosiva aspiran el fonema /s/, o lo pierden en algunas ocasiones (véanse, infra, más comenta- rios sobre esto) . Los fonemas /b d g/ se relajan a veces entre vocales, e incluso llega a perderse /d/. Al igual que en la pro- nunciación profesional, se recogieron modificaciones en gru- pos consonanticos: [adaktárse], [okserbár]. Todo esto ubica a los caraqueños en pl.l, excepto que en PP no se escucharon pérdidas de /s/ implosiva ni relajaciones notables de /b g/.

En lo que se refiere a Buenos Aires y Santiago de Chile, las entrevistas muestran que el habla de los informantes correspon- de, respectivamente, a P2 y P3: hay aspiración de /s/ implosiva, el fonema /x/ es fricativo [x] , y no se presenta la pronunciación velar de /n/ final de palabra. Más específicamente, los infor- mantes de Buenos Aires pronuncian el fonema /y/ rehilado y tenso [3] (p2). En ocasiones, ese fonema se escucha ensordeci- do [s], sobre todo en el habla de la mujer ((32.1). Por su parte, los informantes de Santiago (p3) pronuncian el fonema /y/ fricativo, no rehilado. Las entrevistas muestran que la pronun- ciación de los chilenos corresponde al modelo (33.1, ya que se recogieron pronunciaciones adelantadas o palatalizadas de /g k x/ ante /e i/; se escucharon fuertemente relajadas las conso- nantes /b d g/ en posición intervocálica; y hubo una sonori- zación ocasional de /p t k/ en la misma posición. Además, se registraron algunos casos de ensordecimiento parcial de con- sonante sonora precedida de /s/ aspirada, como en dos gatos [dóhxátoh] , rasguño [f ahxúño] .

Los informantes de Madrid, de acuerdo con la norma y, di- ferencian /0/ y /s/, pronuncian el fonema /s/ en posición implosiva y no velarizan /n/ en posición final de palabra. El alófono principal de /s/ es el apicoalveolar [s], aunque tam- bién se pronuncia la variante predorsal [s] . En su habla se es- cuchan dos alófonos de /x/: el fricativo [x], que es el más frecuente, y el vibrante [x] , que corresponde a yl.

La aspiración o pérdida de /s/ en posición implosiva, de acuerdo con los datos estadísticos de Cruz (art. cit.), se escucha en primer lugar en los chilenos, a continuación en los venezola- nos y, por último, en los argentinos. Esa articulación se presen- ta con más frecuencia en las conversaciones con tema libre -el

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registro más informal- y, con menos frecuencia, en la lectura y en las respuestas a partir del cuestionario. En cuanto al sexo, esa pronunciación se presenta más en los hombres que en las mujeres. En relación con el contexto, hubo más aspiraciones u omisiones de /s/ en posición interior que en posición final de palabra. Por último, esos alófonos ocurrieron sobre todo ante consonante, después ante vocal y a continuación ante pausa.

Por su parte, O. Alba (art. cit.) ha hecho estadísticas sobre la aspiración o pérdida de /s/ en el habla culta de Santiago de los Caballeros, República Dominicana, y en los noticieros de te- levisión de ese país (norma (31). Sus resultados indican que en el habla culta la articulación de la sibilante sólo llega al 12%, mientras que en las noticias sube al 63.2% (51% más). En la te- levisión, además, la aspiración correspondió al 26.4%, y la omi- sión al 10.3%.

La pronunciación de la radio regional de Almería confirma que en ese medio se favorece la pronunciación plena del fone- ma /s/ en posición implosiva. De acuerdo con la acuciosa in- vestigación de López González, los locutores pronuncian [s] en casi el 80% de los casos; aspiran el fonema en el 13%; y lo omi- ten en el 7% de las ocurrencias. Para los no locutores, en cam- bio, se obtuvieron, respectivamente, los porcentajes 17%, 61% y 22%, en números redondos46. López González también inclu- ye porcentajes de mantenimiento o pérdida de /d/ en /-ado/ (§ 5.2.2.2): los locutores la conservan en el 95% de los casos, y los no locutores, en el 38%; y de omisión o mantenimiento de /r/ en el grupo /rl/ (§ 5.2.2.3) : de nuevo los locutores la man- tienen más (89%) que los no locutores (46%).

Los datos estadísticos anteriores muestran claramente que en un registro formal -pronunciación de lectura en voz alta, respuestas a cuestionarios- hay un mayor acercamiento de los hablantes cultos al modelo escrito. Ese estándar se mantiene aún más en las noticias de televisión y en diferentes programas ra- diofónicos. De acuerdo con los fenómenos descritos, la pronun- ciación de los medios, conforme a los datos estadísticos, difiere de manera significativa de la que se escucha en el habla culta.

46 Antonio María López González, El lenguaje radiofónico de la ciudad de Almería. Estudio sociolingüístico, tesis de Doctorado, Universidad de Almería, 2001. Véase § 5.2.2.1, cuadro 28. López González ofrece además otros análi- sis sobre la pronunciación de /s/ implosiva, /d/ en /ado/ y /r/ en /rl/ en relación con la tensión comunicativa -situaciones más o menos formales-, el sexo, el tipo de programa y la emisora.

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Resumen y conclusiones

Los medios orales de comunicación masiva han extendido ca- da vez más su cobertura geográfica, lo que los ha llevado a reba- sar las fronteras políticas de los estados nacionales. Este alcance internacional no es nuevo: ha sido la vocación de la imprenta desde su invención en el siglo xv. En los textos impresos -li- bros, periódicos, revistas- se ha buscado siempre emplear una lengua estándar, que sea comprendida por la mayor parte de los lectores de la comunidad lingüística. Quizá por eso la nacio- nalidad de los autores no ha implicado ningún conflicto para su aceptación: son, simplemente, escritores en lengua españo- la. Incluso en obras de creación literaria se ha tratado de evitar los usos locales en favor de una lengua que pueda ser compren- dida por un número amplio de lectores47. Paralelamente, cada vez parece menos significativa la nacionalidad de los profesio- nales de los medios orales. Lo que importa es, sobre todo, su calidad de voz y su dicción. Su pronunciación y su entonación, además, deben tener pocas marcas dialectales, de manera que se acerquen a los modelos fónicos estándar.

De acuerdo con esto, resulta apropiado describir la pronun- ciación de los medios a partir de sus diferencias internas, y no de sus posibles correspondencias con las normas nacionales o regionales. Al respecto, argumento sobre los problemas y las contradicciones que se presentan en las descripciones fonoló- gicas del español. Señalo que, desde un enfoque sincrónico, no es adecuado considerar el sistema fonológico castellano -a ve- ces por motivos ideológicos48- como punto de partida para describir todas las variantes fónicas del español, porque los re-

47 Véanse las declaraciones que hicieron al respecto los escritores del lla- mado boom de la novela hispanoamericana. Ellos buscaban, de acuerdo con Jo- sé Donoso, "inventar un idioma más amplio y más internacional". Me he refe- rido a esto en mi ponencia "Los medios de comunicación masiva y el español internacional", II Congreso Internacional de la Lengua Española, Valladolid, 16 a 19 de octubre de 2001. Mi texto puede consultarse en http://cvc.cervan- tes.es/obref/congresos/valladolid/unidad/avila_r.htm/ (02.01 . 15) .

48 Coincido con E. Coseriu cuando plantea que "Madrid es la capital de España pero no es la capital del español". Véase su trabajo Sentido y tareas de la dialectología, UNAM, México, 1982, p. 42. Este logocentrismo es también criticado por Lope Blanch, en su libro La lengua española y sus problemas, UNAM, México, 1997. Él señala que en la nueva constitución política espa- ñola se decidió llamar lengua castellana a la española "sin solicitar la opinión de esas otras [19] naciones" (p. 22).

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sultados son inconsistentes. Mi planteamiento no se basa en ningún sistema específico, sino en un conjunto de diafonemas. De ellos derivo dos sistemas y tres normas o modelos estándar a, P, y> que permiten dar cuenta de la pronunciación que se es- cucha en los medios. Finalmente comparo esas normas y sus va- riantes principales con el habla culta de informantes de las ciudades donde podrían escucharse. Puede decirse, con base en esas normas, que la pronunciación de los medios se acerca más al modelo escrito que el habla culta. Las diferencias, en todo caso, son de tipo cuantitativo. Por otra parte, tanto en los medios como en los hablantes cultos se escucha ocasionalmente la pro- nunciación asibilada sorda de /y/ (|32.1)49, y las sonorizaciones ocasionales de /b d g/ (p3.1). Estas son las variantes divergen- tes más importantes, y requieren una descripción diferente, da- da su relación con los fonemas con los que coexisten50.

La pronunciación que se escucha en los medios y en el habla culta muestra la vocación de los hispanohablantes por preservar la unidad esencial de la lengua. Las críticas a los cambios lingüísticos apuntan precisamente a eso: a evitar la va- riación para mantener el estándar. Lo que se busca con esas ac- titudes es, como menciono arriba, lograr el ideal de variación cero en ese modelo. Por eso toda desviación es sancionada51.

49 Esa pronunciación ha sido recogida también por J. M. Lope Blanch, op. cit Él considera que "los hablantes del Río de la Plata, por ejemplo, de- berán tratar de rectificar, al menos en 'situaciones hispánicas' el ensordeci- miento rehilado de /ll/ o de /y/, cada día más frecuente en sus hablas" (loe. cit). Su actitud en contra de las divergencias del modelo general se evidencia más adelante, cuando dice: "lo que creo que hay que corregir bá- sicamente son los casos de anomalías [cursivas mías] divergentes [cursivas de L. B.], fragmentadoras, de desviaciones particulares que pueden poner en verdadero peligro la unidad del idioma" (p. 43). Entre esas anomalías está "el rehilamiento -ya ensordecido- de la palatal sonora /y/, convertida en /s/ en las hablas del Río de la Plata, inclusive en la norma culta de profeso- res universitarios" (p. 44). Esa pronunciación, por cierto, se ha escuchado no sólo en Buenos Aires, sino en otras partes de Argentina y también en Montevideo: véase Resnick, op. cit, p. 26, tabla G, rasgo G6, y p. 130. Cabe decir que [asar], [sabe], [sobér] suenan un poco como achar, chave, chover en portugués, lo que muestra que la pronunciación [s] del fonema /y/ en español no es anómala.

50 Por ejemplo, la sonorización de las sordas requeriría describir esa se- rie como [+tensa] vs. la serie de sonoras, que sería [-tensa]; y el sonido [s] haría necesario incluir el fonema /y/ en la serie /f s s x/.

51 Me he referido a las criticas que se han hecho al lenguaje de los me- dios en "Televisión internacional, lengua internacional", pp. 912 ss.

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Se trata, como decía el antiguo lema de la Real Academia Es- pañola, de fijar la lengua52. Pero esa institución, como la len- gua, ha cambiado y se ha ido adaptando a las necesidades comunicativas de esta época. Actualmente, de acuerdo con sus estatutos, la Academia "tiene como misión principal velar por- que los cambios que experimente la lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico"53. Esta nueva actitud debería ser asumida también por quienes parecen rechazar todo cambio, o por quienes pre- tenden que exista un modelo único de lengua, como en la época colonial.

Como he mostrado -y como es evidente- no hay un solo estándar fonético o fonológico en español. Tanto en la lengua hablada como en la que se transmite por la radio y la televisión hay varias normas prestigiosas. Cabe reiterar que la pronuncia- ción que se difunde a través de los medios es la que más se es- cucha, y de allí su importancia. Si me limito a los programas de tipo informativo que he investigado, puedo decir que la pronunciación profesional es la que, dentro de cada norma, se apega más a la lengua escrita. Por eso puede decirse que es un modelo adecuado de referencia. Los medios necesitan una lengua estándar y, quizás sin proponérselo explícitamente, la promueven. Los responsables de esos medios deberían tomar conciencia de esto, y de su responsabilidad en el empleo de la lengua.

Los modelos que he propuesto en este trabajo no son defi- nitivos. Por una parte, es posible que haya mejores soluciones que las que he formulado en relación con la inclusión o la des- cripción de algunos fonemas. Por otra, hacen falta más investi- gaciones sobre la pronunciación en otro tipo de programas, tanto de alcance internacional, como nacional y local. En todo caso, esas normas pueden servir como referencia para evaluar las convergencias o divergencias en la pronunciación no sólo de los medios, sino de los hablantes de diferentes regiones y condiciones sociales. La explicación de las semejanzas o las di-

52 Véase, en ese sentido, lo que dicej. M. Lope Blanch, op. cil, p. 18: "Pa- ralarla lengua y evitar así su posible fragmentación, es necesario limpiarla de impurezas y 'vicios' corruptores".

M Tomado de http://www.rae.es/ (02.02.06).

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ferencias, más allá de las razones internas o sistemáticas de los cambios, quizá se encuentre en factores como el nivel escolar, la movilidad social y geográfica y, de nuevo, el contacto con los medios.

Raúl Ávila El Colegio de México

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