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LA REFORMULACIÓN EN EL DISCURSO PERIODÍSTICO: UNA MUESTRA DE ORALIDAD FINGIDA ANA MANCERA RUEDA Universidad de Sevilla RESUMEN El objetivo del presente trabajo es analizar la presencia de los marcadores dis- cursivos de reformulación en la prensa española actual. Como marco referencial y metodológico hemos adoptado la clasificación de los marcadores discursivos lle- vada a cabo por J. Portolés y Mª. A. Martín Zorraquino (1999). Este tipo de uni- dades de reformulación resulta especialmente recurrente en los enunciados de la conversación prototípica, análogos a los borradores de un texto escrito, en los que es posible detectar las huellas del proceso de elaboración. Si bien las condiciones comunicativas en las que se desarrolla la oralidad concepcional difieren de aqué- llas que caracterizan a los discursos de la prensa escrita nos hemos propuesto de- mostrar, mediante el cotejo de ciertas columnas de opinión de la prensa españo- la con los enunciados reales plasmados en muestras extraídas de la base de datos CREA, cómo el uso recurrente de los marcadores discursivos de reformulación constituye una de las estrategias utilizadas en la prensa española actual, con el fin de recrear la espontaneidad del coloquio. PALABRAS CLAVE: reformulación, marcadores discursivos, prensa, registro coloquial, ‘es- critura oralizada’. ABSTRACT The aim of this article is to analyse the presence of the ‘reformulation markers’ in the Spanish Press. As referential and methodological framework the typology of the discourse markers developed by J. Portolés and M. A. Martín Zorraquino (1999) has been adopted. This type of discourse markers is very often in the Co- lloquial Spanish, similar to the drafts of a written text where it is possible to detect the fingerprints of its planning process. Although the conditions in which the con- versational language is developed are different than those of the written press, scar- ce attention has been paid to show the existence of orality signs in some journa- listic types of discourse and to compare them with several recordings extracted of the CREA data basis. This will allow us to prove how the use of the reformulation markers can simulate the spontaneity of the conversational language. KEY WORDS: reformulation, discourse markers, press, colloquial spanish. ORALIA, vol. 11, 2008, págs. 353-374.

La Reformulacion en El Discurso Periodistico

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Mancera Rueda

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  • LA REFORMULACIN EN EL DISCURSO PERIODSTICO:UNA MUESTRA DE ORALIDAD FINGIDA

    ANA MANCERA RUEDAUniversidad de Sevilla

    RESUMEN

    El objetivo del presente trabajo es analizar la presencia de los marcadores dis-cursivos de reformulacin en la prensa espaola actual. Como marco referencialy metodolgico hemos adoptado la clasificacin de los marcadores discursivos lle-vada a cabo por J. Portols y M. A. Martn Zorraquino (1999). Este tipo de uni-dades de reformulacin resulta especialmente recurrente en los enunciados de laconversacin prototpica, anlogos a los borradores de un texto escrito, en los quees posible detectar las huellas del proceso de elaboracin. Si bien las condicionescomunicativas en las que se desarrolla la oralidad concepcional difieren de aqu-llas que caracterizan a los discursos de la prensa escrita nos hemos propuesto de-mostrar, mediante el cotejo de ciertas columnas de opinin de la prensa espao-la con los enunciados reales plasmados en muestras extradas de la base de datosCREA, cmo el uso recurrente de los marcadores discursivos de reformulacinconstituye una de las estrategias utilizadas en la prensa espaola actual, con el finde recrear la espontaneidad del coloquio.

    PALABRAS CLAVE: reformulacin, marcadores discursivos, prensa, registro coloquial, es-critura oralizada.

    ABSTRACT

    The aim of this article is to analyse the presence of the reformulation markersin the Spanish Press. As referential and methodological framework the typologyof the discourse markers developed by J. Portols and M. A. Martn Zorraquino(1999) has been adopted. This type of discourse markers is very often in the Co-lloquial Spanish, similar to the drafts of a written text where it is possible to detectthe fingerprints of its planning process. Although the conditions in which the con-versational language is developed are different than those of the written press, scar-ce attention has been paid to show the existence of orality signs in some journa-listic types of discourse and to compare them with several recordings extracted ofthe CREA data basis. This will allow us to prove how the use of the reformulationmarkers can simulate the spontaneity of the conversational language.

    KEY WORDS: reformulation, discourse markers, press, colloquial spanish.ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

  • 1. INTRODUCCIN

    De un tiempo a esta parte la reformulacin, en tanto que categora dis-cursiva, ha sido objeto de un buen nmero de investigaciones1. La atencinde estos trabajos ha recado especialmente en el anlisis de aquellos marca-dores del discurso que permiten la insercin en la cadena enunciativa deun nuevo miembro discursivo que supone una reconsideracin del puntode vista formulado en el segmento textual precedente. Este tipo de unida-des resulta especialmente recurrente en los enunciados de la conversacinprototpica, anlogos a los borradores de un texto escrito, en los que esposible detectar las huellas del proceso de elaboracin. El hablante enu-mera varias palabras antes de encontrar la ms adecuada, dando lugar a acu-mulaciones paradigmticas que impiden el avance del discurso. Deja de dis-tinguirse entonces lo perteneciente al desarrollo sintagmtico de lo que,procediendo del orden paradigmtico, se encuentra indebidamente en lamisma lnea (C. Blanche-Benveniste, 1998: 43).

    Las condiciones comunicativas en las que se desarrolla la oralidad con-cepcional difieren de aqullas que caracterizan a los discursos de la prensaescrita, y esto se constata especialmente al tener en cuenta uno de los rasgosdistintivos del coloquio, la ausencia de planificacin. La consideracin de esteparmetro conlleva una diferencia sustancial con los discursos periodsticos,dotados por lo general de un elevado grado de elaboracin. A pesar de esto,algunos columnistas de opinin se sirven de una serie de recursos caracte-rsticos de la inmediatez comunicativa (P. Koch y W. Oesterreicher, 1985) paraotorgar a sus textos una apariencia de improvisacin que los asemejen a laconversacin prototpica, tratando de fingir cierta cercana y connivenciacon el lector, que favorezcan la adhesin a sus puntos de vista. As, nos hemospropuesto demostrar, mediante el cotejo de los textos pertenecientes a estesubgnero de opinin con los enunciados reales plasmados en muestras ex-tradas de la base de datos CREA, cmo el uso recurrente de los marcadoresdiscursivos de reformulacin constituye una de las estrategias utilizadas en laprensa espaola actual, con el fin de recrear la espontaneidad del coloquio.

    Las sucesivas investigaciones en torno a la reformulacin han dadolugar a distintas tipologas de marcadores discursivos en relacin con lasfunciones pragmticas desempeadas por stos en la progresin textual.Adoptaremos aqu la clasificacin desarrollada por J. Portols y M. A. Mar-tn Zorraquino (1999), quienes distinguen diversos grados de reformula-cin, que oscilan entre la explicacin de un miembro que podra ser mal

    354 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    1 El trmino reformulacin ha sido difundido por E. Glich y T. Kotschi (1983, 1987) ensus estudios pertenecientes al mbito de la gramtica textual. Cfr. tambin E. Roulet (1987) yC. Rossari (1994), J. Portols (1998), L. Corts y M. M. Camacho (2005), entre otros muchos.

  • interpretado y la recapitulacin, la rectificacin o el distanciamiento de loaseverado en un miembro discursivo precedente2.

    2. LOS REFORMULADORES EXPLICATIVOS

    Los reformuladores explicativos indican la relacin de equivalencia queexiste entre dos enunciados y contribuyen a la claridad del discurso, yaque introducen un segundo miembro discursivo (B) que explica lo aserta-do en el primero (A). Esta explicacin de A requiere a veces la repeticindel mismo tpico, aunque en ocasiones se exponen directamente las con-clusiones que debieran inferirse del primer miembro discursivo. En estecaso, reformuladores como o sea pueden aparecer acompaados por laconjuncin que 3. sta precede a B, que presenta como reformulacin unaconsecuencia de lo enunciado con anterioridad:

    La gente acepta ms este juego y en un cierto aspecto creo yo que lo queha cambiado, fundamentalmente, es que las mujeres que antes no queransaber nada de esto, ahora quieren saber mucho de esto. O sea, que casi el li-gue se ha convertido al revs, eres Pero podras ligado. podras llegar a de-cir que ligar es facilsimo? Bueno, s, es facilsimo siempre que el seductorsea un hombre en condiciones, porque hay gente que no ligar nunca.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, Siyo fuera presidente, 08/11/83, TVE 2)]

    Algo similar apreciamos en el siguiente artculo de opinin, en el que laafirmacin del miembro introducido por el reformulador se presenta comouna consecuencia de lo dicho en el enunciado anterior acerca de la deci-sin del presidente de la Junta de Andaluca de esperar a que los catalanesaprueben su estatuto de autonoma:

    Y ha concluido que lo mejor es tener listo el borrador andaluz cuanto an-tes, pero guardarlo en un cajn y esperar a que, previamente, aprueben elsuyo los catalanes, porque igual no nos interesa plantearlo. O sea, que niantes ni despus, de reojo.

    [Javier Caraballo, Referencias, El Mundo, 7-1-05]

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 355

    2 Hay que tener en cuenta que elementos prosdicos como la acentuacin, la entona-cin, o las pausas desempean tambin un papel importante a la hora de reformular un enun-ciado. As, segn A. Briz: La mayora de los marcadores discursivos de este tipo presentan tonoalto y contorno meldico propio (con frecuencia descendente) (1998: 213).

    3 C. Fuentes, al estudiar las consecutivas en el habla culta de Sevilla se refiere a o sea quecomo una expresin lexicalizada con valor explicativo, que hemos detectado en usos conse-cutivos, al lado, claro, de otros, ms abundantes, con su valor propio (1985: 96).

  • En la siguiente columna, el miembro introducido por el reformuladorresponde a un tpico distinto, que conduce a una conclusin derivada dela afirmacin del fragmento discursivo precedente:

    Te traen la manzanilla, como el t, en una tetera metlica, de aluminio, conmedio pico de pjaro, y, cuando tratas de trasladar el contenido de la tete-ra a tu taza, aquello se desparrama inevitablemente por toda la mesa, puesno hay manera de que suceda lo contrario, y tiene que venir el camarero,si es que est atento, para darle un fregado rpido a la mesa y paliar los efec-tos del fallo del sencillo dispositivo de la tetera. O sea, que sabemos colocarun robot en Marte y no sabemos cmo hacer para que el pitorro o canali-llo de la tetera no se desmande y acte fuera de nuestro control.

    [Manuel Hidalgo, Amartizando estamos, El Mundo, 6-1-2004]

    Con frecuencia, slo la presencia del reformulador permite inferir la re-lacin entre el miembro que introduce y lo enunciado previamente. Estosucede cuando la equivalencia semntica entre A y B es dbil, con lo cualla funcin del reformulador radica precisamente en tratar de establecer estasupuesta identificacin:

    Cuando uno est es y si no es obviamente no est. Si de pronto le agobiande invitaciones, lo abruman de Saludas y lo ceban de canaps, no hay vuel-ta de hoja: Usted ha ingresado al Estar System. O sea, est.

    [Fernando Iwasaki, El Estar System, Abc, 20-10-2004]

    Por el contrario, cuando existe una gran equivalencia semntica entrelos dos miembros discursivos, el columnista simplemente prescinde del mar-cador, y en su lugar se emplean guiones o parntesis4:

    Los que antes de llegar al Cerro de San Cristbal son husillos (sumideros),en Cdiz y en los Puertos se convierten en los lusillos.

    [Antonio Burgos, Un leuro de caramelos de respirar,Abc, 10-4-2005]

    El marcador explicativo o sea es el reformulador ms utilizado por loscolumnistas y, como sostienen J. Portols y M. A. Martn Zorraquino (1999:4123), se trata tambin del reformulador explicativo predominante en eldiscurso oral. Algo ya advertido por A. M. Vigara (1992: 248), quien lo sitaentre los soportes conversacionales utilizados por el hablante para favorecer la

    356 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    4 Si la definicin se plantea en trminos de identidad total (salvando las relativas a nive-les de uso) es frecuente la utilizacin del conector disyuntivo o. El primer segmento (trminoA) proporciona la denominacin conocida y el segundo segmento (trmino B) la denomina-cin tcnica (C. Galn, 1998: 98).

  • progresin discursiva, y por A. Briz (1998: 211), que lo clasifica entre losmarcadores metadiscursivos de control del mensaje. Por otra parte L. Corts, al es-tudiar los distintos valores de o sea en el espaol hablado destaca cmo suuso es resultado del continuo ejercicio de improvisacin en que se ve en-vuelto cualquier hablante (1991: 54). Este marcador discursivo puede ad-quirir sentido conclusivo:

    El primer acto de Gobierno del dialogante Zapatero ha dinamitado el con-senso en poltica exterior cuya ruptura achacaba al PP, ese consenso que tanengoladamente anunci en su investidura y que, en buena lgica, deberapactar con Rajoy, que es la oposicin y no con Llamazares y Rovireche, queson sus socios. O sea, que de consenso, nada.

    [Federico Jimnez Losantos, Dilogo y talante,El Mundo, 20-04-2004]

    Aunque asimismo puede utilizarse para introducir una justificacin ex-plicativa:

    Y el irracionalismo renovado florece en el dichoso multiculturalismo queconsidera iguales a todas las culturas para poder negar la superioridad mo-ral de la herencia cultural de Occidente: Grecia y Roma, el cristianismo y laIlustracin. O sea, la base de las democracias occidentales, casualmente lospases ms libres y prsperos del mundo.

    [Federico Jimnez Losantos, No son iguales,El Mundo, 8-03-2002]

    En algunas ocasiones aparece adems con valor continuativo:

    Uno tiene la impresin de que a Zapatero le han hecho la famosa envol-vente de la encuesta. O sea, una encuesta superbuena, supersecreta y su-perfiable que dara al PSOE unos magnficos resultados en las prximas elec-ciones municipales.

    [Federico Jimnez Losantos, Pacto, no pacto,El Mundo, 15-02-2002]

    O introduciendo una autocorreccin:

    Si ZP es levemente patriota, si entiende que debe servir a los intereses deEspaa y no a sus manas sectarias, rectificar. Si no lo es, seguir igual. Osea, mucho peor.

    [Federico Jimnez Losantos, Y ahora qu, ZP?,El Mundo, 4-11-2004]

    El marcador discursivo puede aparecer tras el segundo miembro dis-cursivo, en ltima posicin:

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 357

  • La revolucin feminista ha desplazado a los polticos, ha conseguido mi-nisterios, ha posado en los grandes figurines y en las tapias electorales, quelos propios socialistas la quitaron porque estaba demasiado guapa con el cue-ro. Trinidad Jimnez, o sea 5.

    [Francisco Umbral, El torero virgen, El Mundo, 4-11-2004]

    Adems de o sea, entre los reformuladores explicativos se encuentra tam-bin la expresin es decir 6. Aunque ambos marcadores discursivos puedanparecer conmutables, no establecen la misma relacin entre A y B, ya queo sea simula establecer una equivalencia pero conserva un valor disyuntivoimplcito que revela la posicin del emisor ante las opciones sugeridas. Silos trminos A y B fueran idnticos, la presencia de la disyuncin resulta-ra contradictoria, luego B debe poseer necesariamente otro valor, al que C.Galn (1998: 96) denomina punto de vista sobre las cosas. De ah que o seaaparezca con mayor frecuencia en las columnas periodsticas, en las que loque manifiesta el emisor son sus propios planteamientos. Este marcador esel que establece la identidad referencial de A y B, el que relaciona ambosmiembros discursivos en virtud de su relevancia informativa. Por el contra-rio, entre los miembros conectados por es decir suele existir una relacin decorreferencia, por lo que el reformulador se limita a vincular dos referen-tes entre los que advierte cierta equivalencia7:

    Y como servidor trabaja de ocho a tres, mi jornada de escritura es de cua-tro a ocho. Es decir, con la fresquita.

    [Fernando Iwasaki, El siglo de oro en pelotas, Abc, 10-7-2003]

    Yo, como pronuncio mal, no me atrevo a decirlo mucho, es por lo tantocoprncipe de Andorra por ser obispo de la Seu, es decir, jefe de Estado.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL,Debate: Cambia de rumbo la Iglesia espaola?, 05/03/87, TVE 1)]

    El grado de compromiso del emisor respecto a lo dicho vara en funcinde los reformuladores que utilice. Con es decir el hablante parece otorgar asu afirmacin un pretendido sentido impersonal que reduce su grado de res-

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    5 Advirtase cmo en este ejemplo el reformulador adquiere un sentido causal referidoms bien al plano de la enunciacin, no al del enunciado.

    6 Vase el anlisis de la evolucin histrica experimentada por ambos marcadores dis-cursivos en M. Casado (1996: 321-328).

    7 A. Briz (1998: 217), al sealar las diferencias entre ambos marcadores discursivos, des-taca tambin la capacidad de o sea para integrarse en el enunciado reformulador. Algo que nosucede con es decir, siempre antepuesto a l.

  • ponsabilidad hacia lo asertado. Gracias a l la afirmacin de A se presentacomo una evidencia incuestionable. Algo con lo que el columnista intentapropiciar la adhesin de los lectores a sus razonamientos:

    En USA nadie ignora que The Washington Post o The New York Times com-parten el ideario del Partido Demcrata, con la diferencia de que son lospropios lderes del Partido Demcrata quienes ms miedo le tienen a los edi-toriales de sus aliados mediticos. Es decir, que The New York Times puede ex-presar su apoyo editorial a John Kerry porque sabe que sus habichuelas nodependen del Partido Demcrata. En Espaa por desgracia no es as.

    [Fernando Iwasaki, El voto de la prensa en USA, Abc, 20-10-2004]

    Con o sea el grado de compromiso es an mayor, ya que el emisor debeelegir as lo seala la disyuncin entre diversas opciones aquella explica-cin que refleja mejor la idea que pretende transmitir. Y esto, aunque se dis-frace tras una apariencia de impersonalidad, refleja su posicin argumen-tativa. Pero el reformulador que revela el nivel de compromiso ms elevadoes quiero decir. Una expresin que, como seala D. Schiffrin (1987: 299), con-vierte al locutor en el nico garante de su discurso. Su escaso grado de gra-maticalizacin ha llevado a algunos autores8 a excluirla de la nmina de losmarcadores reformulativos. Sin embargo, segn C. Fernndez (2000: 284),nos encontramos ante un marcador discursivo ya que, a pesar de no pre-sentar un grado de lexicalizacin tan elevado como el de otras partculas yde no carecer totalmente de significado lxico, sus caractersticas gramati-cales y su significado le acercan en gran medida a estos elementos lingsti-cos. Dentro de los marcadores, podra incluirse en el grupo de los refor-muladores, pues introduce un enunciado que supone un cierto retrocesoen la formulacin de un locutor para decir de un modo ms adecuado loque se pretendi expresar con anterioridad:

    Por consiguiente, habr que exigir Medallas para Todos. Para los viajeros,quiero decir .

    [Maruja Torres, Fin del bienestar areo, El Pas, 26-8-2004]

    Pero sobre todo para aclarar lo afirmado en el enunciado precedente9,bien porque el hablante estime que puede conducir a un malentendido, bienporque considere que no ha quedado explicado convenientemente:

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 359

    8 Por ejemplo, no aparece recogida en la clasificacin de C. Fuentes (1987), ni en la deM. A. Martn Zorraquino y J. Portols (1999). Sin embargo M. Casado (1993) y A. Briz (1998)s hacen referencia a ella.

    9 C. Fuentes (1987: 184) habla ya del sentido aclarativo de este enlace extraoracional;mientras que M. Casado (1991: 108) prefiere llamar la atencin sobre su valor explicativo yde autocorreccin.

  • Bueno bueno, te noto nostlgico, parece que vienes cargado de infanciasperdidas, no es as? perdidas y encontradas con nuestro personaje, y no por-que l sea mayor, bueno, en realidad, es. Es mayor o no es mayor? No, notiene edad tiene la edad media, vamos, quiero decir, pero tiene memoria.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, Avivir que son dos das, 02/11/96, Cadena SER)]

    Pedro, estos vecinos de Villatripa de Arriba y Villatripa de Abajo son unpoco como Alianza Popular y el pesoe, quiero decir si andan como el perroy el gato.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, Siyo fuera presidente, 18/10/83, TVE 2]

    Por supuesto, hacer el coito sobre una fotocopiadora no debera estar sloal alcance de jvenes giles, deportivos y bien entrenados. Quiero decir, queme empeo yo en subirme a una fotocopiadora para el trance en cuestiny no quiero pensar en el lumbago.

    [Eduardo Mendicutti, La fotocopiadora, El Mundo, 23-10-2004]

    Un valor que pueden adquirir tambin otros reformuladores, como seobserva en el siguiente ejemplo, en el que el miembro introducido por esdecir permite aclarar la ambigedad que suscita la afirmacin anterior:

    Ustedes ya saben que Aznar tiene un manager. Yo tambin. Es decir, yo tam-bin lo s (pero no tengo manager).

    [Carmen Rigalt, El roce hace el cario, El Mundo, 5-8-04]

    Entre los reformuladores explicativos suelen mencionarse tambin ex-presiones como en otras palabras, a saber, esto es, o dicho de otra manera de es-casa presencia en nuestro corpus, tal vez por ser ms propios de la distanciaque de la inmediatez comunicativa que este tipo de columnas periodsticas pre-tenden recrear.

    3. LOS REFORMULADORES RECAPITULATIVOS

    Los reformuladores recapitulativos presentan un miembro discursivoque supone una conclusin o una recapitulacin respecto a lo enunciadoen el fragmento textual precedente10, o en una serie de stos. De ah que

    360 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    10 El miembro que debera ser reformulado puede permanecer implcito, con lo que elreformulador pasa a convertirse en un operador, limitndose a reforzar algunas de las infe-rencias procedentes del miembro discursivo en el que se integra.

  • A. Briz (1998: 220) se refiera a algunos de ellos en suma o en fin comomarcas de cierre que indican: bien la conclusin de la conversacin, bienel cierre conclusivo de un complejo argumentativo anterior:

    Quin fabricar las escalas, manmetros y termmetros que midan con pre-cisin bastante los volmenes, las presiones y las temperaturas? Quin ajus-tar el mbolo de suerte que no escape nada de aire? Quin vencer, ensuma, las mil dificultades tcnicas que presentara el construir el aparato?

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL,Reflexin del ingeniero e inventor Leonardo Torres Quevedo)]

    Una funcin que podemos apreciar tambin en los textos periodsticos.Por ejemplo el recapitulativo total seala ya el final de la columna:

    Se mantiene el tripartito PNV-EA-EB cuya jubilacin anunci ZP y ademsse ve reforzado y controlado por ETA, ese tigre que con las imaginativas so-luciones zapaterinas iba a convertirse en vegetariano; sus coches bomba enMadrid lo prueban. Total, que entre el Eusko Rico de Ibarretxe y el EuskoPobre de Zetap vamos aviados.

    [Federico Jimnez Losantos, Euskozetap, El Mundo, 28-6-2005]

    Y en este otro artculo el marcador discursivo no se utiliza como elemen-to de cierre discursivo, pues la columna prosigue en el siguiente prrafo, enel que se exponen argumentos distintos, sino que sirve para introducir laconclusin de lo asertado al comienzo del prrafo:

    Como tampoco voy a pedirle que haga dos cosas al mismo tiempo, una vezque vuelva de West Point corra todos los das. Ya s, ya s que corre usted adiario; ms despacio que mi don Aznar, pero corre. Sin embargo, ahora setrata de que corra con tacones, como hacen los chicos de Chueca en sus fies-tas patronales. Es divertidsimo. Pero le advierto que yo llevo corriendo contacones en Perejil desde que llegu, as que, para ganarme, tendr que en-trenar en su rancho de Crawford, Texas, ms que el cura de la boda de Ani-ta Aznar, que seguro que lleva el hombre todo el verano ensayando. Total,que hasta que domine usted lo de correr con tacones, seguro que nos me-temos en Navidades.

    Luego, annciese en la seccin de relax de mi peridico. S, en la sec-cin de relax, ha ledo bien [].

    [Eduardo Mendicutti, A Bush, para entretenerlo, El Mundo, 15-8-2002]

    El miembro recapitulador introducido por este tipo de marcadores dis-cursivos puede mantener la misma orientacin argumentativa que los frag-mentos textuales precedentes como sucede en los ejemplos que acabamosde mostrar, o bien una distinta:

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 361

  • Y en esas iglesias con ventiladores para el verano, pero sin calentadores parael invierno, a cuerpo gentil de chaquetita azul, pegan unos tiritones los ca-pillitas y cogen los de la mesa de oficiales unas medias pulmonas ms bue-nas! Con razn se dice lo de pasar el quinario: el quinario del fro que haceen el quinario. [] Lo difcil que resulta dejar el abrigo en Sevilla, en casode que lo tengas. Los restaurantes no estn preparados. Mucha refrigera-cin, pero no tienen perchas para los abrigos. [] Busquen el guardarro-pas en el Lope de Vega, que vern. Tienes que ver la funcin con el abrigoo el chaquetn en las rodillas. Total, como aqu no hace fro

    [Antonio Burgos, No ni n del no hace fro, Abc, 29-1-05]

    La afirmacin presentada por el recapitulativo constituye en realidad unenunciado de discurso referido que contradice lo asertado anteriormenteacerca de las bajas temperaturas del invierno en Sevilla.

    En fin es el recapitulativo que aparece con mayor frecuencia en los tex-tos analizados11. Tal vez esto se deba a que, de acuerdo con Portols y Mar-tn Zorraquino (1999: 4137), se trata del reformulador ms habitual en losdiscursos orales, especialmente en aquellos discursos pobremente planifi-cados en los que, despus de una divagacin o una exposicin demasiadoprolija, se utiliza este marcador para anunciar el trmino de una secuenciadel discurso, y presentar su conclusin:

    [M]e encuentro muy contento y la vuelta yo creo que la hemos vivido todoel colectivo de la once, esas cincuenta mil personas, que directamente de-penden de nosotros, y esas ms de doscientas mil con una emocin muygrande. Y en fin, pues haciendo once, haciendo patria, como se dira.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL,Vuelta ciclista a Espaa, 24/09/95, TVE 1)]

    La abundancia del reformulador en fin en esta clase de columnas con-tribuye a crear una cierta apariencia de espontaneidad, similar a la de losdiscursos orales. Esto se aprecia, por ejemplo, en los artculos de M. Hidal-go, en los que la aparicin del reformulador seala el trmino de una largaenumeracin, e introduce una conclusin12:

    362 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    11 E. Alarcos (1990: 42) lo define como un sintagma adverbial con la funcin de modificadororacional, ya que complementa a la oracin en la que se inserta en su totalidad, y no a un nicoelemento de ella. Como advierte M. P. Garcs (1996: 138): Lo que le diferencia de otros modi-ficadores oracionales es su funcin semntico-pragmtica de hacer referencia a un enunciadoo a un segmento de enunciado anterior al que va conectado el que sigue a esta partcula, y a esevalor fundamental se aaden otros valores pragmticos que vienen dados por el contexto.

    12 Para C. Fuentes, tanto en fin como total constituyen elementos anafricos, instrumentosde cohesin del discurso, que conectan la informacin ofrecida en los diversos enunciados emi-tidos. Su mbito es el dictum. En esto no se diferencia de otros enlaces conjuntivos (1990: 150).

  • La solemnidad, bien es verdad, es un concepto que nos resulta muy ajenoahora, pero ah est. Reyes, estadistas, diplomticos, poderes econmicos,militares, civiles y eclesisticos, una catedral junto a un palacio, en fin, uf,aquello no era precisamente la despedida de soltero de un estudiante deinformtica o de un concursante de Operacin Triunfo.

    [Manuel Hidalgo, La boda deseada, El Mundo, 29-5-2004]

    La conjuncin y suele preceder al marcador discursivo cuando la unidadlingstica introducida por ste pertenece al mismo nivel que los constitu-yentes del enunciado anterior. De esta forma el emisor indica el trmino dela sucesin enumerativa:

    Estos ricos y famosos no se curten como nosotros todos los das al levantarseen pijama, al salir y entrar del mismo bao, al limpiar cacas, al ir a la com-pra, al llevar a los nios al oculista, al irse de vacaciones en el coche y, en fin,al dormir entre las mismas sbanas (para lavar) el 90% de los das. Ni se de-sesperan por ello.

    [Manuel Hidalgo, Ellos no son como nosotros, El Mundo, 13-4-2004]

    En fin13 puede adquirir tambin un valor de precisin o explicacin:

    Lo de Zapatero, ya digo, son poderes distintos; no es de gentica, como lomo, ya es una cosa para la que tienes que estudiar, presentarte a unas elec-ciones; en fin, que tiene su curro, y encima, una vez que tienes poderes,has de cumplir con todos.

    [Elvira Lindo, Pensamientos nicos, El Pas, 28-03-2004]

    Adems, el miembro introducido por este reformulador puede presen-tar una conclusin implcita, con la que el columnista consigue mostrar unacierta imagen de resignacin, dando la impresin de que la cuestin trata-da no merece un desarrollo ms amplio:

    Anda que no hay ms razones para perjudicar a un partido que la presun-ta homosexualidad de uno de sus miembros. En fin. Yo soy una antigua.

    [Elvira Lindo, Garbancito, El Pas, 7-03-2004]

    En ocasiones, esta conclusin implcita se comprende como antiorien-tada con respecto al miembro anterior, y entonces suele aparecer precedi-da por la conjuncin adversativa pero:

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 363

    13 Autores como A. Cadiot et al. (1985) sealan tambin otros valores de enfin, homlogofrancs de esta unidad (cit. en C. Fuentes, 1993: 171-198).

  • Abrieron las puertas, y nos lanzamos todos a los exhibidores de ropa inte-rior masculina, un poco en tropel y a codazos, lo cual me resulta incmo-do, pero en fin.

    [Manuel Hidalgo, Mis rebajas, El Mundo, 7-1-2003]

    El columnista parece no considerar pertinente el desarrollo extenso deldiscurso que justifique su asercin previa de ah el silencio suspensivo, algofrecuente en el espaol hablado:

    A usted no le parecen bien los pasos subterrneos en Madrid? S me pa-recen bien los pasos subterrneos. Lo que no me parece bien es que se gas-te el doble de lo presupuestado, pero en fin.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, Te-levisin, Madrid, 24/05/91 A)]

    Del mismo modo que en fin, el reformulador recapitulativo14 total pre-domina en los enunciados orales en los que, como dice B. Steel (1976: 33),suele indicar la conclusin de una enumeracin. Ya W. Beinhauer describala presencia en el espaol hablado de una formulita que resume la impre-sin total (1963 [1930]: 348):

    [E]l mismo. traje rosa que llev Roco Jurado para la boda de Rocito, s?sabes?, con el floripondio que llevaba en la cabeza. llevaba un floripon-dio? Nosotros le llamamos el perifollo, pero Ya. e era un floripondio Ya. to-tal todo lo que llevaba en la cabeza, todo se lo hizo igual igual igual.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, Avivir que son dos das, 02/11/96, Cadena SER)]

    En las columnas periodsticas suele emplearse para facilitar la vuelta altema principal tras unas consideraciones marginales o una ruptura temtica:

    Tuve de pronto ganas de tirar la toalla. Entre otras cosas, porque la toalla queme he trado es una birria en comparacin con la que est luciendo mi donAznar en sus vacaciones menorquinas, en plan pareo, muy en la lnea de loslegendarios pantalones estampados de mi don Jaime de Marichalar; yo creoque es un diseo de mi don Carlitos de Inglaterra, al que ahora le ha dadopor disear. Total, que me entraron unos repentinos deseos de abandonar.

    [Eduardo Mendicutti, A mi Cristina, polideportiva, El Mundo, 14-8-2002]

    364 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    14 Entre los reformuladores recapitulativos encontramos tambin otros marcadores dis-cursivos como al fin y al cabo, en suma, en definitiva y a fin de cuentas cuya presencia en el tipo decolumnas analizadas suele resultar muy escasa, tal vez por tratarse de expresiones poco fre-cuentes en los enunciados caractersticos de la conversacin prototpica.

  • El reformulador no remite al miembro inmediatamente anterior, sinoa la afirmacin inicial tuve de pronto ganas de tirar la toalla. Lo mismo su-cede en este texto, en el que E. Lindo recurre a l para indicar el fin de unadigresin:

    Detrs de aquella pared panelada en madera de cerezo (el diseo de losochenta dej Barcelona panelada en cerezo) se oa a los enanos del 1, 2, 3,a leer otra vez. Hay que ver qu raros son actualmente los programas cul-turales. Total, que llam a recepcin para protestar y me dijeron que inter-vendran.

    [Elvira Lindo, Garbancito, El Pas, 7-03-2004]

    Cabe destacar tambin aquellos ejemplos en los que este reformuladoraparece precedido de la preposicin en. A nuestro juicio, se trata de un usoque podra calificarse de anmalo no se recoge ni en el DRAE (2001), ni enla bibliografa sobre marcadores discursivos consultada15 y propio del re-gistro ms coloquial:

    Y despus me va a decir lo que piensa. Correcto. Otro da, cuando Correc-to. Cuando quiera usted. Perfecto. Muchas gracias por haber estado aquconmigo. Adis Raffaella. Adis. Qu voz muy linda! Bueno, pero en totalyo no estoy sola porque una noche de fiesta no es una noche de fiesta si nohay msica y yo la tengo pero buensima con la Orquesta Alcatraz.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL,Hola Raffaella, 05/08/92, TVE 1)]

    Esta es una expresin que aparece con cierta frecuencia en las columnasde E. Lindo:

    Un poco como Julia Roberts en Pretty woman, con las consabidas distan-cias fsicas a favor de Julia, claro est, aunque hay algo que tenemos en co-mn: las dos somos de brazo gordo, que es un dato doloroso que Almod-var seal a la vuelta de los Oscar y que a m se me qued grabado porqueme sent tristemente identificada. En total, lo que te cuento, ta: slo habamujeres operadas.

    [Elvira Lindo, Pecador de la pradera, El Pas, 25-04-2005]

    Al igual que en el artculo precedente, el marcador discursivo adquiereaqu un cierto valor continuativo, ya que permite retomar el hilo de la na-rracin tras una digresin del columnista:

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 365

    15 Tan slo A. Briz (1998: 221), al hablar de las frmulas utilizadas para indicar el cierreconclusivo de un complejo argumentativo anterior, reproduce esta expresin en uno de losejemplos extrado del corpus de Val. Es. Co.

  • Bicoca, que no se gasta un duro en Botella, pero la defiende a muerte, medice: Vale, el libro ser lo que sea, pero seguramente no lo ha escrito ella.Si esos libros los escriben los ayudantes. No, si la culpa al final la va a tenerel negro. En total, qued con Bicoca en la tienda que Lydia Delgado ha abier-to en Madrid.

    [Elvira Lindo, Torrente III, El Pas, 18-04-2004]

    4. LOS REFORMULADORES DE DISTANCIAMIENTO

    Estos marcadores se encuentran cercanos a los contraargumentativos,ya que gracias a ellos el columnista reformula lo dicho anteriormente, perorestndole importancia. De esta forma anula la conclusin a la que condu-cira el primer miembro discursivo. No obstante, su intencin no es la devolver a formular lo enunciado en el miembro precedente, sino presentarla nueva afirmacin como aqulla que ha de condicionar la prosecucin deldiscurso, al tiempo que se priva de pertinencia al primer fragmento textual.Por ejemplo, en todo caso introduce un miembro discursivo que comenta elmismo tpico que el miembro que le antecede pero reemplazndolo, es de-cir, privndolo de pertinencia:

    Arenas parece traducido del arameo. En todo caso, yo no le entiendo.

    [Francisco Umbral, Las consignas, El Mundo,16-2-2004]

    En este ejemplo, F. Umbral suaviza su crtica al poltico popular pre-sentndola como una mera impresin personal. De esta forma matiza suafirmacin, distancindose de lo dicho. Y vase cmo en el siguiente frag-mento el miembro discursivo en el que se inserta est dotado de menor fuer-za argumentativa que la aseveracin inicial sobre los ilustres poetas de laparroquia sevillana de la Magdalena:

    Y no creo que haya otra ciudad en el mundo con el caso de la parroquiade la Magdalena: en la misma calle, San Pedro Mrtir, nacieron los dos me-jores poetas populares en lengua castellana del siglo XX, cada uno de unade las dos dinastas: Rafael de Len y Manuel Machado. Hay, en todo caso,una aproximacin y centena en la parroquia de San Lorenzo, con las casasnatales de Montesinos y de Bcquer: Santa Clara y Conde de Barajas.

    [Antonio Burgos, Dinasta de Manueles y Rafaeles,Abc, 7-3-2005]

    Este reformulador puede intervenir en enunciados con sentido conce-sivo:

    366 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

  • Es posible que se creyera otro Cnovas, pero, en todo caso, ese Cnovas nece-sitaba un Sagasta serio, tipo Blair, y no encontr ms que un aspirante a Piy Margall, lo que acab por exasperarle.

    [Jon Juaristi, Gastronoma, Abc, 17-10-2004]

    Segn advierte C. Fuentes (1995: 17) al hablar de otro reformuladorde distanciamiento como es en cualquier caso, ste introduce un hecho quese da, se produzcan o no los del primer enunciado (suelen ser ms de uno),que se presentan como hiptesis, no como realizados, sino como realiza-bles. Una observacin que, segn puede apreciarse en el ejemplo ante-rior, podemos aplicar tambin a en todo caso. Tal vez esto se deba al signi-ficado de la palabra caso hiptesis, ejemplo, circunstancia, muy utilizadaen conectores como en caso de que, en ltimo caso, en otro caso No obstan-te, creemos que al contrario de lo que sucede con en todo caso, en cualquiercaso implica siempre el comentario de un nuevo tpico, de ah que nuncapueda aparecer precedido por la conjuncin sino, aunque s por otras ad-versativas como pero. En general, este reformulador introduce un nuevomiembro discursivo que se presenta como la nica conclusin vlida entrelas distintas posibilidades planteadas, sea cual sea la opcin preferida porel columnista:

    El estrs suena bien para escribirlo, no para sufrirlo. Vale, lo han adivina-do: estoy estresada. En cualquier caso, hoy no pretendo contarles mi vida, sinohacer un artculo mono.

    [Carmen Rigalt, Las mudanzas, El Mundo, 9-3-2004]

    El miembro discursivo en el que aparece en cualquier caso16 se presentacomo el nico relevante, como una asercin indiscutible independiente-mente de lo afirmado en el enunciado precedente:

    [E]stoy muy ocupada reuniendo pruebas sobre la Inexistencia Divina. []Prueba nmero uno: lo de este peridico, ayer, poniendo en la pgina deal lado una fotaza o imagen de Urna Thurman. Por qu a m, por qu ella?Ya me ven, aqu arriba, hecha un pingo con forma de sello. Casi me gusta-ra prescindir del retrato-matn. Prefiero que ustedes me idealicen por miprosa potica y por mi elevado nimo lrico. En cualquier caso, la prueba n-mero dos est en Irak, concretamente en Nayaf. Por qu, si hay enfrenta-mientos entre dos bandos, los que mueren son civiles?.

    [Maruja Torres, El nuevo nihilista accidental,El Pas, 12-8-2004]

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 367

    16 Autores como C. Rossari (1994) sealan tambin otros valores de en tout cas, homlo-go francs de esta unidad.

  • Entre los reformuladores de distanciamiento encontramos tambin ex-presiones como de todas formas, de todas maneras

    ,, de cualquier modo, de cual-

    quier forma y de cualquier manera, muy poco frecuentes tanto en el discursohablado17 como en el tipo de columnas que analizamos. Todos ellos tienenen comn su capacidad para introducir un nuevo miembro discursivo quese presenta como una de las opciones posibles para alcanzar determinadaconclusin.

    5. LOS REFORMULADORES RECTIFICATIVOS

    La caracterstica principal de este tipo de marcadores es su capacidad deintroducir un miembro discursivo que corrige o simplemente mejora, laafirmacin previa:

    [T]e he hablado de la novia que es la madre de mi amigo el orejones L-pez Anda! que no que no no parece una madre porque est superbuena.Mira, Manolito, sa no es manera de hablar de las madres de un amiguitoYo mejor dicho, de la madre, en concreto, de este amiguito. yo lo digo con lainocencia de los nios, Fernando Delgado.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, Avivir que son dos das, 02/11/96, Cadena SER)]

    Algo similar puede advertirse en las columnas de opinin:

    Esta semana, las tertulias han rugido porque Carod se fue a Francia paradecirles a los de ETA: No matis, que es peor. En buena hora. [] Mu-chos nos hicimos cruces. Mejor dicho, medias cruces.

    [Carmen Rigalt, El sndrome del Ebro, El Mundo, 1-2-2004]

    En determinados casos, es la reformulacin la que antecede al marcadordiscursivo especialmente si sta resulta ser breve:

    Pues mira de antes. a m me toc una mesa una mesa de de cajn grande.Grandita como De escritorio de esas, as. No, como de un metro, as. Y lue-go tena un cajn para guardar el pan, para eso. De la cocina, de eso. De

    368 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    17 La bsqueda en el CREA revela la escasa frecuencia de aparicin de estas expresionesen el espaol hablado, ya que de todas formas aparece tan slo en 17 grabaciones orales (fren-te a los 124 casos extrados de documentos escritos), de todas maneras en 8, y de cualquier modoen ninguna (aunque existen 90 ejemplos procedentes del corpus escrito).

  • cocina. Una aparador, vamos. Eso, de cocina. Era lo que gastaban antonces.No, un aparador no, No, no. Era eran mesas de patas bajas, ms bien.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL,Domicilio particular, conversacin familiar, Salamanca, 10/08/91)]

    Esta semana, Rubalcaba (el len de Cantabria) y Hernando (el potro deGenova) prefirieron lucirse con una actuacin en solitario. Un amago, msbien.

    [Carmen Rigalt, La reina y yo, El Mundo, 27-07-2005]

    En general, el columnista recurre a este tipo de marcadores cuando per-cibe que la afirmacin proferida en el miembro discursivo precedente notransmite adecuadamente su punto de vista. As, de acuerdo con la teorade la reformulacin de G. Antos (1982), en estos casos el emisor advierteuna diferencia entre lo que desea contar y la expresin lingstica con laque esto se manifiesta. Algo que le lleva a formularlo de nuevo, tratando demostrar de forma ms acertada su intencin comunicativa. Por lo tanto po-dra decirse que en general los reformuladores, al ser unidades que facili-tan este tipo de operaciones, pertenecen ms al plano de la enunciacin18

    que al del enunciado, ya que responden al esfuerzo del hablante por con-trolar la comunicacin. Adems de este mecanismo de servocontrol delmensaje (Fuentes, 1996: 59), la reformulacin supone un esfuerzo por ase-gurar la continuidad secuencial del texto. Los reformuladores ligan uni-dades pero sobre todo, gracias a este proceso retroactivo, favorecen las re-laciones de coherencia y cohesin entre un conjunto de proposiciones. Dehecho, A. Briz los sita entre los indicadores de progresin del discursoque permiten al hablante cambiar, rectificar, recuperar, precisar, explicara modo de parfrasis, reorientar ya sea un tema, un acto o actos argumen-tativos, incluso una actitud (1998: 213). Por lo tanto, la presencia de estetipo de marcadores discursivos en las columnas constituye una muestra delproceso de enunciacin llevado a cabo por el propio periodista, y ademscontribuye a otorgar coherencia y cohesin al discurso.

    Desde el punto de vista estructural el miembro discursivo reformuladopuede, o bien supeditarse al anterior, o bien comportarse como un acto di-rector al que se subordina el miembro discursivo formulado. E incluso enocasiones se sita en el mismo nivel dentro de una supuesta estructura je-

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 369

    18 Como seala C. Fuentes, su correlato en el plano oracional es la aposicin, ya que setrata de una constelacin (relacin entre variables: ningn elemento presupone al otro oexige su presencia, como en el caso de la coordinacin) sin nexo, con valor explicativo, entresintagmas (1996: 59).

  • rrquica19. De ah la distincin establecida por E. Glich y T. Kotschi (1983,1987) entre reformulacin y parfrasis. Este segundo tipo de relacinse produce cuando entre dos miembros discursivos existe lo que ellos de-nominan una equivalencia semntica20, mientras que en las situacionesde equivalencia mnima es necesario recurrir a un marcador de refor-mulacin parafrstica. Un planteamiento similar ha llevado a algunos auto-res a afirmar que, al contrario de lo que sucede con los conectores cuyosignificado tiene en cuenta tanto al primer miembro discursivo como alsegundo, en el caso de los reformuladores lo esencial es el segundo enun-ciado. As segn J. Portols (1998: 105-116), ste es el nico que debe tomar-se en consideracin para comprender el sentido cabal de lo que el hablantepretende transmitir. No obstante, es preciso establecer una distincin en-tre la interpretacin del significado de ambos miembros, y el tipo de re-lacin funcional que se establece entre ellos ya que con frecuencia, en lascolumnas periodsticas lo enunciado en A cobra ms importancia que loasertado en B puesto que revela, con notables dosis de irona, el verdaderosentir del articulista:

    A las 15,00 nos montamos en Atocha en ese tren 0930 que deba haber lle-gado a Sevilla a las 17,30 y me choc el acento argentino de la megafona.A los catalanes les dan la bienvenida en cataln y a los sevillanos, Carlos Gar-del. [] Almorzamos. Aquello, ms parado que el futuro de Izar. Tranqui-los todos, Jordi, digo, Carlos Gardel. Ms cuando el tango del tongo anun-cia que, debido a la demora, convida la casa a billete. A las 16,05, por fin,se pone en marcha.

    [Antonio Burgos, Chenoa en los parones del Ave, Abc, 11-9-2004]

    Y en esta columna de C. Rigalt tras la referencia a los nios del Fortuna,parece esconderse tambin una crtica velada a la tripulacin del yate:

    La Familia Real es ms real familia que nunca, y ms carnal tambin, puessus miembros se han multiplicado. Ahora hay muchos nios en el Fortuna.Nios principitos, quiero decir .

    [Carmen Rigalt, La rubia y su enfermo patolgico, El Mundo, 2-8-2004]

    370 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

    19 Como hemos visto, a veces el columnista recurre a este tipo de reformuladores simple-mente para cambiar de tema, con lo que su finalidad principal se reduce a sealar la separa-cin entre una y otra secuencia discursiva.

    20 Cuando se quiere llevar a la prctica el contenido de un sintagma como este, equi-valencia semntica, que supone una gradacin cuyos lmites, lgicamente, no son fciles deestablecer, los problemas son grandes, por lo que se suele aludir a ejemplos de equivalenciamxima y equivalencia mnima, conceptos que creemos ambiguos (L. Corts y M. M Ca-macho, 2005: 201).

  • Asimismo, la reiterada presencia de marcadores reformulativos en el tipode columnas periodsticas analizadas responde al propsito del periodistade recrear la espontaneidad caracterstica del coloquio. Algo que puede ad-vertirse con el mero cotejo de enunciados como los siguientes:

    Vamos a ver nosotros qu caminos, digo, qu procedimientos y en qu co-sas concretas nos comprometemos con esta sociedad y colaboramos con estasociedad y entramos en el debate de esta sociedad y entramos en comuni-cacin con la sociedad.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL, De-bate: Cambia de rumbo la Iglesia espaola?, 05/03/87, TVE 1)]

    Vamos cuesta abajo. No hace falta que consulte el calendario. Lo s por-que de noche me despierto poseda por el sndrome Cabo Caaveral, reci-tando el cuatro, tres, dos, uno, cero. [] Lo ltimo es el comunicado-ca-breo que el presidente ha hecho llegar a Diez Minutos por una foto robadade su seora y sus nias que aparece publicada en el nmero de esta semana.Mal empezamos. Digo seguimos.

    [Carmen Rigalt, Duquesa, gigols, El Mundo, 26-8-2005]

    A m se me ha metido en la cabeza que va a querer ganar aqu. T tambintienes la duda planteada, no? Yo tengo la duda. No, no sa** yo no, o sea,yo creo que si tuviese le hubieses preguntado.

    [REAL ACADEMIA ESPAOLA: Banco de datos (CREA) [en lnea].Corpus de referencia del espaol actual. (ORAL,Vuelta ciclista a Espaa, 24/09/95, TVE 1)]

    Slo faltaba que el Rey me saliera al paso pidindome cuentas de los co-mentarios que le dedico en esta pgina. Eso de que est fondn, por ejem-plo. S que no le hace ninguna gracia. No por nada. O sea, s: por lo mismoque todos los hombres, coquetera pura y dura.

    [Carmen Rigalt, La Familia Real hizo al fin sus deberes,El Mundo, 7-8-2004]

    De esta forma, gracias a los marcadores de reformulacin el columnistaconsigue recrear una oralidad fingida, infundiendo a su discurso una apa-riencia de espontaneidad similar a la que caracteriza a la conversacin pro-totpica, en la que las ideas se exponen conforme acuden a la mente delhablante para, a medida que avanza el discurso, ir adecuando lo dicho a suverdadera intencin comunicativa. No obstante, hay que tener en cuenta queel columnista lleva a cabo una manipulacin por la que prescinde del con-texto propio del discurso conversacional, y adems emplea una modalidad

    ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374. La reformulacin en el discurso periodstico 371

  • de uso con unos propsitos crear una sensacin de realismo y espontanei-dad que le permita fingir mayor cercana con el lector, que en el uso ha-bitual no se dan. Por tanto, como advierte A. Narbona (1989), esta ciertaoralizacin no puede plasmarse nunca con un grado de autenticidad plena.El grado ms elevado de fidelidad se da cuando el columnista logra imitarla tcnica de elaboracin propia de la coloquio, de modo que no se advier-ta la criba de todo lo que entorpecera la lectura, provocando de esta formael rechazo por parte del lector.

    372 Ana Mancera Rueda ORALIA, vol. 11, 2008, pgs. 353-374.

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