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DIGITAL Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix 11 de marzo de 2018 1227 AÑO XXVI LA SALVACIÓN CRISTIANA

LA SALVACIÓN CRISTIANA - :: Archidiócesis de Granada

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S e m a n a r i o d e l a s I g l e s i a s d e G r a n a d a y G u a d i x

11 de marzo de 2018Nº 1227 • AÑO XXVI

LA SALVACIÓN CRISTIANA

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El Santo Padre, prosiguiendo la catequesis sobre la santa misa y en el ámbito de la Liturgia Eu-carística, habló en la Audiencia General de esta semana de la Oración Eucarística (cfr. Corintios 11, 23-25).

La Iglesia quiere unirnos a Cristo y convertirnos con el Señor en un solo cuerpo y un solo espíritu. Esta es la gracia y el fruto de la Comunión sacramental: nos nutrimos con el Cuerpo de Cristo para convertirnos, nosotros que lo comemos, en su Cuerpo viviente hoy en el mundo. Misterio de comunión es éste; la Iglesia se une a la ofrenda de Cristo, y a su intercesión, y así se entiende que, “en las catacumbas, la Iglesia es con frecuencia representada como una mujer en oración, los brazos extendidos en actitud de orante. Como Cristo que ex-tendió los brazos sobre la cruz, por él, con él y en él, la Iglesia se ofrece e intercede por todos los hombres” (CCC, 1368). La Iglesia que reza, que ora. Es bueno pensar que la Iglesia reza, ora. Hay un pasaje en el Libro de los Hechos de los Apóstoles que dice que cuando Pedro estaba en prisión, la comunidad cris-tiana: “Oraba incesantemente por él”. La Iglesia que reza, la Iglesia orante. Y cuando vamos a Misa es para hacer esto: ser una Iglesia orante. La Plegaria eucarística pide a Dios que reúna a todos sus hijos en la perfección del amor en unión con el

Papa y el obispo, mencionados por su nombre, una señal de que celebramos en comunión con la Iglesia universal y con la Iglesia particular. La súplica, como la ofrenda, se presenta a Dios por todos los miembros de la Iglesia, vivos y muertos, en la bendita esperanza de compartir la herencia eterna del cielo, con la Vir-gen María (cf CCC, 1369-1371). Ninguno y nada son olvidados en la Plegaria eucarística, sino que todo se reconduce a Dios, como lo recuerda la doxología que la concluye. Ninguno es olvidado. Y si tengo alguna persona, parientes, amigos, que están necesitados o que han pasado de este mundo al otro, puedo nom-brarlos en ese momento, interna y silenciosamente, o escribir para que se pronuncie su nombre. “Padre, ¿cuánto tengo que pagar para que digan ese nom-bre allí?” – “Nada”. ¿Lo habéis entendido? ¡Nada! La misa no se paga. La misa es el sacrificio de Cristo, que es gratuito. La redención es gratuita. Si quieres hacer una oferta, hazla, pero no se paga. Es importante en-tender esto. (…) Las tres actitudes: la primera, aprender a “dar gracias siempre y en todo lugar “, y no sólo en algu-nas ocasiones, cuando todo va bien; la segunda, ha-cer de nuestra vida un don de amor, libre y gratuito; la tercera, construir la comunión concreta, en la Iglesia y con todos. Por lo tanto, esta Plegaria central de la Misa nos educa, poco a poco, para hacer de toda nuestra vida una “Eucaristía”, es decir, una acción de gracias.

“La Iglesia se une a la ofrenda de Cristo”

La Plegaria eucarística

vozdelPapa

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Editorial

La samaritana no buscaba a Dios, iba buscando agua. Es Jesús quien sale en busca de la samaritana. El Señor ha salido en busca nuestra, de todos. Nunca hay nada que nosotros hayamos hecho para atraer previamente el Amor del Señor. Y el Amor del Señor, que es lo que el Señor representa en esa agua viva, que cuando uno lo experimenta, que cuando uno lo encuentra, sacia nuestra sed profunda, lo hemos recibido todo gratui-tamente, y antes de que hiciéramos nada, incluso los propósitos de esta Cuaresma. Nosotros crecemos sólo frente a una mirada de amor que nos traspasa; que nos descubre nuestra verdad sin avergonzarnos; que nos muestra un amor que abre de repente el horizonte de nuestra vocación ver-dadera, de nuestra verdad profunda, que no es los logros que hemos conseguido en esta vida o no he-mos conseguido, que no es lo que la gente llama “la suerte”. El valor de nuestra vida es tu Amor infinito Señor, tu Amor fiel, tu Amor que no se cansa, tu Amor que no se aburre de nosotros, tu Amor que no nos deja. Por-que el primer rasgo de esa conversación entre Jesús y la samaritana es la tenacidad de ese Amor de Dios. Jesús no se cansa. Lo cierto es que el Señor no juzga a la samaritana. Lo cierto es que el Señor no le dice “mira, tienes que arreglar tu matrimonio, y cuando hayas arreglado tu matrimonio, cuando tu vida esté puesta en orden, vienes y hablamos”. El Señor no. Su Misericordia es como una roca. La roca aquélla de la que brotó el

agua, según la Primera Lectura: “La Misericordia del Señor es como un roca”, permanece ahí, fiel. Es la visión del Cielo lo que nos hace apartarnos del pecado, no es la prohibición lo que educa. Y a veces la prohibición es necesaria para los niños, para el pueblo de Israel -el Señor prohibió “no matarás, no fornica-rás, no codiciarás los bienes ajenos, no mentirás…”-. Claro que sirve, pero no es lo que cambia el corazón del hombre. La prohibición puede a veces hacer que nos machaquemos a nosotros mismos porque no so-mos capaces de vivir de acuerdo con el designio de Dios. Sólo el amor cambia el corazón. Es una mirada de amor fiel, de amor del que no se duda lo único que cambia el corazón. Y nos hace posible hasta el heroís-mo, hasta el don de la propia vida, que es para lo que todos hemos nacido, y es para lo que todos estamos hechos. Tenacidad, por tanto, de la Misericordia, por encima de todo, antes que nada, como el primer ros-tro. El primer encuentro con el Señor no puede ser el de alguien que juzga y que condena. Ése es el de los fariseos, pero no el del Señor.

+ Javier Martínez

Arzobispo de Granada

4 de marzo de 2018S.I Catedral

III Domingo de Cuaresma

Palabras íntegras en www.archidiocesisgranada.es y www.arzobispodegranada.es

Sólo el amor cambia el corazón

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Directora:Paqui Pallarés García

Redacción:María José Aguilar Mateos

Colaboradores:Antonio Gómez Casas (Guadix)Ignacio Fernández González

Edita: ARZOBISPADO DE GRANADAPlaza Alonso Cano, s/n18001 GRANADAtel.: 958 215 675 e-mail: mcsgranada@archidiocesisgranada.eswww.archidiocesisgranada.esFacebook: Archidiócesis Granada / Secretariado Mcs GranadaTwitter: @Archigranada

Diseño y maquetación:Secretariado de Medios de Comunicaciónde la Archidiócesis de Granada

Sumario

Sumario

02. Voz del Papa “La Iglesia se une a la ofrenda de Cristo” La Plegaria eucarística

03. Editorial Sólo el amor cambia el corazón

05. Mirada

• Preparación al matrimonio

• Del 12 al 16 de marzo, semana de formación en San José de Monachil

• El 16 de marzo, conferencia sobre la Eucaristía impartida por Mons. Martínez

• La Divina Infantita de Guadix clausura el 150 aniversario del nacimiento de su fundador

• José Francisco Serrano confirma todos los cargos pastorales en Guadix como administrador diocesano

• Agenda

10. Textos El signo de Jonás Teofilacto

12. A fondo Sobre la salvación cristiana Carta Placuit Deo

16. Cultura La renovación de la Iglesia viene de los santos 130 años del nacimiento y 70 del fallecimiento de George Bernanos (y III)

19. Testimonio Descubre la gloriosa servidumbre P. Federico Salvador Ramón (I)

21. Signo y gracia Liturgia de la Palabra Celebración de la Misa

22. Luz de la Palabra IV Domingo de Cuaresma

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El pasado fin de semana, los días 3 y 4 de marzo, con la celebración de la Eucaristía dominical de bendición de los novios, terminaba el cursillo de preparación al matrimonio que en el arciprestaz-go del Marquesado venimos realizando desde hace bastantes años. Es una experiencia consoli-dada con una duración de tres fines de semana a realizar en la parroquia donde haya más deman-da de peticiones al matrimonio.

Casi siempre se celebran dos cursos: uno por octubre noviembre y otro en el mes de mayo o junio, salvo alguna excepción como ha sido esta año. En esa apuesta por los laicos, es el matrimonio Anto-nio y Ana, de la parroquia de Huéneja, los que impar-ten dicho curso pre-matrimonial. Además, se suma en las últimas, sesiones, el párroco de la localidad donde se celebran. Los temas tratados son variados y plurales en la infor-mación, siempre desde una visión cristiana y evangéli-ca del matrimonio. Comunicación, conflictos, educa-ción de los hijos, valores, matrimonio cristiano, familia, fe, Iglesia, etc. Las últimas sesiones están dedicadas a la celebración del matrimonio como tal donde se lee y se presenta la Palabra de Dios que sugerimos a tener en cuenta en la celebración del matrimonio, así como todo lo concerniente a la celebración, preparación,

aportación económica, documentos a elaborar (¡va-mos! el llamado “papeleo”).

En este curso han participado 9 parejas de varias de las parroquias del arciprestazgo, siendo esta vez la mayor parte de Jérez del Marquesado por lo que aquí se ha realizado el curso de preparación al matrimonio.La participación ha sido buena y casi todos manifies-tan satisfacción por haberlo hecho, cumpliendo am-pliamente sus expectativas y encontrándose en un buen ambiente y clima de comunicación. Al final, en el diálogo más informal, se abordó la su-gerencia de continuar de alguna manera con algunos encuentros periódicos, cosa que no suele ocurrir por las dificultades de los mismos participantes después de casarse, pero encontramos necesario hacer algo, ya que descubrimos que, a muchos de ellos, “ni se les ve antes, ni durante, ni después” de la celebración del matrimonio por ninguna actividad de las parroquias.

Suelen plantear que siguen viendo a la Iglesia como algo lejano que no les aporta mucho en sus vidas, pero que desean contraer matrimonio por la iglesia porque tienen fe, aunque no muy son practicantes en su mayoría.

J. Tortosa

Párroco de Jérez del Marquesado

En el arciprestazgo del Marquesado

Preparación al matrimonio

Mirada

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La parroquia de San José, en el barrio de Mo-nachil, celebrará la próxima semana. de lunes a viernes, una semana de formación bajo el lema Enraizados por la fe, impulsados a la sociedad. La entrada a las ponencias serán de entrada li-bre y se celebrarán cada jornada a las 20 horas. La del miércoles, día 14, comenzará a las 17:30 horas.

Del 12 al 16 de marzo la parroquia de San José de Monachil acogerá una semana de formación bajo el lema Enraizados por la fe, impulsados a la sociedad. Las conferen-cias serán de entrada libre y se celebrarán cada día a partir de las 20 horas. Sólo el miércoles, 14 de marzo, la charla tendrá lugar a las 17:30 horas.

Entre los temas que se abordarán en es-tas jornadas habrá una ponencia impartida por el Capellán Mayor de la Capilla Real, D. Manuel Reyes, titulada Raíces de la fe en Granada y otra sobre la Doctrina Social de la Iglesia, a cargo de D. Antonio Manuel Montosa, párroco de Alhendín.

Asimismo, también se abordará la figura de San José en el plan divino y su influencia en el barrio de Mona-chil, y el tema del maltrato doméstico en la legislación actual y el derecho canónico. Esta última ponencia, será impartida por la magistrada Dña. Cristina Cueto Moreno.

Del 12 al 16 de marzo, semana de formación en San José de Monachil

El próximo viernes, 16 de marzo, el Centro Cul-tural Nuevo Inicio acogerá la conferencia titula-da La Eucaristía, que será impartida por nuestro Arzobispo, Mons. Martínez. Organizado por la Adoración Nocturna de Granada, el acto comen-zará a las 19:30 horas y la entrada será libre.

El próximo viernes, 16 de marzo, tendrá lugar una Conferencia titulada La Eucaristía impartida por nues-tro Arzobispo Mons. Javier Martínez, en el Centro Cultural Nuevo Inicio. La ponencia comenzará a las 7:30 de la tarde y está organizada por la Adoración Nocturna de Granada dentro de una serie de activi-dades que pretenden dar a conocer por parte de esta realidad de la Iglesia, la importancia de la Adoración Eucarística y también que los granadinos puedan co-nocer más sobre el milagro de Alhama.

La entrada a la conferencia será libre y tendrá lugar en el salón de actos del Centro Cultura, ubicado en la Plaza Alonso Cano.

El 16 de marzo, conferencia sobre la Eucaritía impartida por Mons. Javier Martínez

Mirada

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Mirada

El viernes 9 de marzo las religiosas Esclavas de la Inmaculada Niña, más conocidas como religiosas de la Divina Infantita, celebran la clausura de las celebraciones en torno al 150 aniversario del na-cimiento de su fundador, el padre Federico Sal-vador y Ramón.

La celebración tendrá lugar en la catedral de Guadix, a las 18:00 horas, con una Eucaristía de acción de gracias, que estará presidida por el arzobispo de Gra-nada, Mons. Javier Martínez.

Se trata de una celebración abierta a toda la ciudad de Guadix y los pueblos de la comarca, con la que las religiosas de la Divina Infantita quieren compartir la alegría de su carisma. En especial, están invitados los alumnos y antiguos alumnos de este colegio, que tanto bien ha hecho en Guadix y en la comarca y del que se ha cumplido, en 2017, su primer centenario.

LA DIVINA INFANTITA DE GUADIX

El colegio de la Divina Infantita de Guadix fue funda-do en 1917, en tiempos del Obispo Timoteo Hernán-dez Mula. Estuvo dirigido en sus inicios por Francisco Salvador Ramón, hermano del fundador de las Escla-vas de la Inmaculada Niña, Federico Salvador Ramón.En la actualidad mantiene una línea educativa desde los más pequeños hasta cuarto de ESO. Las religio-sas de la Divina Infantita también acogen a chicos y chicas en su Escuela Hogar, que soluciona situaciones difíciles o complicaciones en los procesos educativos de los niños, ofreciéndoles una estancia y el colegio de lunes a viernes. Se trata de un colegio que goza de gran aprecio y estima en la ciudad de Guadix, no sólo por sus 100 años de historia sino, sobre todo, por su calidad educativa.

Antonio Gómez

La Divina Infantita de Guadix clausura el 150 aniversario del nacimiento de su fundador

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Mirada

El administrador diocesano de Guadix, José Fran-cisco Serrano, confirmó, desde el primer día, los cargos que hasta ahora se venían desempeñan-do en la diócesis accitana. Con el nombramiento de Mons. Ginés García como obispo de Getafe, la diócesis de Guadix quedó vacante. El Colegio de Consultores eligió a José Francisco Serrano como administrador apostólico y, ahora, como corresponde, ha confirmado los cargos diocesa-nos y que habían sido nombrados por el anterior obispo.

Párrocos, delegados, directores de secretariado, los vicarios -que, a partir de ahora, como no hay obispo, pasan a ser delegados- y otros cargos, seguirán con las actividades que ya tenían encomendadas. Se trata de un trámite más, pero un trámite que pone de manifiesto que la diócesis accitana, que está en es-pera de que le sea nombrado un nuevo obispo, sigue con su actividad de siempre y con las acciones pro-gramadas al principio de curso. Esta confirmación de cargos da estabilidad y continuidad al trabajo pastoral que se viene realizando. Reproducimos aquí el decreto de confirmación de car-gos dictado por el administrador diocesano el mismo

día que asumió su nombramiento, el pasado 27 de febrero:

Tras ser elegido Administrador Diocesano de la Dió-cesis de Guadix, según la legislación canónica, bus-cando el cuidado pastoral de los fieles que se me han confiado, es necesario proveer al buen gobierno diocesano, tanto en lo que se refiere a los colabora-dores inmediatos del Administrador Diocesano en el gobierno de toda la Diócesis, como en la atención a las comunidades parroquiales u otros oficios eclesiás-ticos; por todo ello, y por las presentes, en uso de las atribuciones que me concede el Código de Derecho Canónico (Can. 427) vengo a confirmar y CONFIRMOen sus oficios, a los Vicarios Episcopales, con atribu-ción de Delegados Diocesanos, y a todos aquellos que tienen delegadas las facultades que me son propias, para que desempeñen el oficio que hasta ahora vie-nen ejerciendo hasta el momento de la toma de pose-sión de un nuevo Obispo Diocesano. Dado en Guadix, a veintisiete de febrero de dos mil dieciocho.

José Francisco Serrano GranadaAdministrador diocesano

José Francisco Serrano confirma todos los cargos pastorales como administrador

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Mirada

AGENDA

•Concierto. Concierto de Cuaresma, dentro del Ciclo de Música y Tiempo Litúrgico, organizado por la S.I Catedral y el CC. Cultural Nuevo Inicio del Arzobis-pado. Tendrá lugar el día 11, a las 19:30 horas, en el templo catedralicio, con la Escolanía de Lluc, de Mallorca. .

•Vía crucis. Vía crucis viviente con los fieles de la pa-rroquia de Atarfe, para acercar la pasión, muerte y Re-surrección de Jesucristo, en Cogollos de la Vega el 11 de marzo, a las 18 horas, y en Atarfe, el día 25, Domingo de Ramos, a las 19 horas.

•Mater Christi. Retiro espiritual el día 17, a las 17:30 horas, en el convento de las Siervas del Evangelio (C/ Obispo Hurtado, 6). Más información en el teléfono 958-162-799 • Formación del clero. El día 12 tendrá lugar el En-cuentro de Formación Permanente del Clero dedicado en esta ocasión a la seguridad vial. Intervendrán un miembro de la Jefatura de tráfico de Granada junto a su

Delegado diocesano para el Apostolado de la Carretera, D. Freddie Banua.

• Vida Ascendente. Retiro cuaresmal con el Movimien-to Apostolado seglar de jubilados y mayores Vida Ascen-dente el día 12, dirigido por su consiliario D. Antonio Bonilla, a las 17 horas, en la residencia de los PP. Capu-chinos (Avda. Divina Pastora).• Pastoral de la salud. Charla-coloquio el día 15, a las 19 horas, en la residencia de las Siervas de María y Mi-nistras de los Enfermos (C/ Niños Luchando, 8, junto a la Plaza de la Universidad). El tema de la charla-coloquio es El sentido del sufrimiento y estará dirigida por su consi-liario D. José Gabriel Martín Rodríguez.

• Cáritas Diocesana. V Foro de Cáritas Parroquiales el día 17, con la participación de las Cáritas parroquiales de La Zubia y Nuestra Señora de las Mercedes, de 10 a 13:30 horas, en la parroquia de San Juan de Ávila (Barrio de La Chana). Están convocados todos los agentes de Cáritas Diocesana de Granada y las personas interesadas en el voluntariado parroquial.

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Teólogo bizantino del siglo XII, discípulo de Pse-llos, Teofilacto es el autor de Cartas y de Glosas sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Des-pués de una brillante carrera, este eclesiástico erudito fue enviado como Obispo a Bulgaria. Sin embargo, no estaba bien preparado para hacer-se cargo con la solicitud necesaria de este oficio pastoral. Visto el rudo carácter de los pueblos que le habían sido confiados, no dejó de sentir su alejamiento de Bizancio que era su verdadero ambiente intelectual.

Después de haber creado a todos los hombres, Dios, el Creador de todas las cosas, proveyó al interés de todos, y si parece que se ocupó principalmente de los judíos, y lo hacía, sin embargo, en realidad por el bien de todos…

Así es como el Dios del universo eligió al bienaven-turado Jonás por profeta de los ninivitas. Nínive, en efecto, era una gran ciudad, convertida por el rey de los asirios en su propia capital. Como el Hijo único de Dios debía aparecer ante los hombres con la natura-leza humana, e iba a iluminar a todas las naciones con la luz del conocimiento divino, les da pruebas, antes de su Encarnación, de su preocupación divina. Así prepara a los hombres para aceptar su futura ve-nida; enseña a todos que él es Dios no solamente de los judíos, sino de todas las naciones, y muestra, en fin, el estrecho parentesco entre el Antiguo y el Nuevo Testamento…

Esta profecía, única en su género, se escribió, según el designio de dios, para educarnos y para instruirnos a los que hemos llegado al final de los tiempos. Era para que no perdiéramos ánimos, aunque hubiéramos caí-do en lo más profundo del mal, y nos enseña que

tenemos por Señor al amigo de los hombres. Esta pro-fecía nos mueve a una conversión auténtica, sin hipo-cresía ni flaqueza, a ejemplo de estos habitantes de Nínive. Fue escrita como un reproche a Israel. ¿Cuál no sería la confusión de los judíos si estos paganos tan poderosos y acostumbrados a una vida de deli-cias, sin haber oído nunca hablar del profeta, obede-cían tan ́ rápidamente a la proclamación de la palabra, mientras ellos, instruidos la Ley de Dios y convertidos en su pueblo elegido, mataban a los enviados para su salvación, hasta el punto de dar muerte al Hijo de Dios, que había venido como su Salvador y liberta-dor? Esta profecía significa el misterio del entierro y de la resurrección del Señor, como él mismo lo dijo dirigiéndose a los judíos: “Esta generación perversa y adúltera exige un signo, y no se le dará otro que el del profeta Jonás. Así como Jonás, estuvo en el vien-tre del pez tres días y tres noches, el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra” (Mt 12, 39-40). Y para demostrar que esta profecía se escribió como un reproche a los judíos, añade el Señor en el Evangelio: “Los ninivitas se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, por-que ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás” (v 41).

¿Cómo hay algo más en Cristo que en Jonás? Este último impidió la ruina de Nínive. Nuestro Señor no se contentó con predicar, sino que hizo innumerables milagros que normalmente debían conducir a los ju-díos a la fe. Y, sin embargo, siguieron en la incredu-lidad. En Jonás se expresa el misterio de Cristo como en una figura. No hay por qué tampoco buscar una semejanza perfecta en todos los detalles…Jonás se entristeció por la salvación de Nínive, mientras que Cristo deseaba ardientemente salvar a todas las na-ciones.

El signo de JonásTeofilacto

Textos

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Textos

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“La enseñanza sobre la salvación en Cristo re-quiere siempre ser profundizada nuevamente. Manteniendo fija la mirada en el Señor Jesús, la Iglesia se dirige con amor materno a todos los hombres, para anunciarles todo el designio de la Alianza del Padre que, a través del Espíritu San-to, quiere “recapitular en Cristo todas las cosas” (cf. Ef 1,1 0)”. La Carta pretende resaltar, en el surco de la gran tradición de la fe y con particu-lar referencia a la enseñanza del Papa Francisco, algunos aspectos de la salvación cristiana que hoy pueden ser difíciles de comprender debido a las recientes transformaciones culturales. El Papa Francisco, en la Audiencia concedida el día 16 de febrero de 2018, ha aprobado esta Carta, decidida en la Sesión Ordinaria de esta Congre-gación el 24 de enero de 2018. (…) 2. El mundo contemporáneo percibe no sin dificultad la confesión de la fe cristiana, que proclama a Jesús

como el único Salvador de toda el hombre y de toda la humanidad (cf. Hch 4, 12; Rm 3, 23-24; 1 Tm 2, 4-5; Tt 2, 11-15). Por un lado, el individualismo centrado en el sujeto autónomo tiende a ver al hombre como un ser cuya realización depende únicamente de su fuerza. En esta visión, la figura de Cristo corresponde más a un modelo que inspira acciones generosas, con sus palabras y gestos, que a Aquel que transforma la condición humana, incorporándonos en una nueva existencia reconciliada con el Padre y entre nosotros a través del Espíritu (cf. 2 Co 5, 19; Ef 2, 18). Por otro lado, se extiende la visión de una salvación meramen-te interior, la cual tal vez suscite una fuerte convicción personal, o un sentimiento intenso, de estar unidos a Dios, pero no llega a asumir, sanar y renovar nues-tras relaciones con los demás y con el mundo creado. Desde esta perspectiva, se hace difícil comprender el significado de la Encarnación del Verbo, por la cual se convirtió miembro de la familia humana, asumien-do nuestra carne y nuestra historia, por nosotros los hombres y por nuestra salvación.

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Sobre algunos aspectos de la salvación cristiana

Carta Placuit Deo

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3. El Santo Padre Francisco, en su magisterio ordina-rio, se ha referido a menudo a dos tendencias que representan las dos desviaciones que acabamos de mencionar y que en algunos aspectos se asemejan a dos antiguas herejías: el pelagianismo y el gnosti-cismo. En nuestros tiempos, prolifera una especia de neo-pelagianismo para el cual el individuo, radical-mente autónomo, pretende salvarse a sí mismo, sin reconocer que depende, en lo más profundo de su ser, de Dios y de los demás. La salvación es entonces confiada a las fuerzas del individuo, o las estructuras puramente humanas, incapaces de acoger la novedad del Espíritu de Dios. Un cierto neo-gnosticismo, por su parte, presenta una salvación meramente interior, encerrada en el subjetivismo, que consiste en elevarse “con el intelecto hasta los misterios de la divinidad desconocida”. Se pretende, de esta forma, liberar a la persona del cuerpo y del cosmos material, en los cuales ya no se descubren las huellas de la mano pro-vidente del Creador, sino que ve sólo una realidad sin sentido, ajena de la identidad última de la persona, y manipulable de acuerdo con los intereses del hombre. Por otro lado, está claro que la comparación con las herejías pelagiana y gnóstica solo se refiere a rasgos generales comunes, sin entrar en juicios sobre la na-turaleza exacta de los antiguos errores. De hecho, la

diferencia entre el contexto histórico secularizado de hoy y el de los primeros siglos cristianos, en el que nacieron estas herejías, es grande. Sin embargo, en la medida en que el gnosticismo y el pelagianismo son peligros perennes de una errada comprensión de la fe bíblica, es posible encontrar cierta familiaridad con los movimientos contemporáneos apenas descritos. 4. Tanto el individualismo neo-pelagiano como el desprecio neo-gnóstico del cuerpo deforman la con-fesión de fe en Cristo, el Salvador único y universal. ¿Cómo podría Cristo mediar en la Alianza de toda la familia humana, si el hombre fuera un individuo aisla-do, que se autorrealiza con sus propias fuerzas, como lo propone el neo-pelagianismo? ¿Y cómo podría lle-gar la salvación a través de la Encarnación de Jesús, su vida, muerte y resurrección en su verdadero cuerpo, si lo que importa solamente es liberar la interioridad del hombre de las limitaciones del cuerpo y la mate-ria, según la nueva visión neo-gnóstica? Frente a estas tendencias, la presente Carta desea reafirmar que la salvación consiste en nuestra unión con Cristo, quien, con su Encarnación, vida, muerte y resurrección, ha generado un nuevo orden de relaciones con el Padre y entre los hombres, y nos ha introducido en este or-den gracias al don de su Espíritu, para que podamos unirnos al Padre como hijos en el Hijo, y convertirnos en un solo cuerpo en el “primogénito entre muchos hermanos” (Rm 8, 29).(…) CRISTO, SALVADOR Y SALVACIÓN 8. En ningún momento del camino del hombre, Dios ha dejado de ofrecer su salvación a los hijos de Adán (cf. Gn 3, 15), estableciendo una alianza con todos los hombres en Noé (cf. Gn 9, 9) y, más tarde, con Abraham y su descendencia (cf. Gn 15, 18). La sal-vación divina asume así el orden creativo compartido por todos los hombres y recorre su camino concreto a través de la historia. Eligiéndose un pueblo, a quien ha ofrecido los medios para luchar contra el pecado y acercarse a Él, Dios ha preparado la venida de “un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor” (Lc 1, 69) (…) Según el Evangelio, la salvación para to-dos los pueblos comienza con la aceptación de Jesús: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (Lc 19, 9). La buena noticia de la salvación tienen nombre y rostro: Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

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9. La fe cristiana, a través de su tradi-ción centenaria, ha ilustrado, a través de muchas figuras, esta obra salvado-ra del Hijo encarnado. Lo ha hecho sin nunca separar el aspecto curativo de la salvación, por el que Cristo nos rescata del pecado, del aspecto edifi-cante, por el cual Él nos hace hijos de Dios, partícipes de su naturaleza divi-na (cf. 2 P 1, 4). Teniendo en cuenta la perspectiva salvífica que desciende (de Dios que viene a rescatar a los hombres), Jesús es iluminador y reve-lador, redentor y liberador, el que divi-niza al hombre y lo justifica. Asumien-do la perspectiva ascendiente (desde los hombres que acuden a Dios), Él es el que, como Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, ofrece al Padre, en el nombre de los hombres, el culto per-fecto: se sacrifica, expía los pecados y permanece siempre vivo para inter-ceder a nuestro favor. De esta mane-ra aparece, en la vida de Jesús, una admirable sinergia de la acción divina con la acción humana, que muestra la falta de fundamento de la perspectiva individualista. Por un lado, de hecho, el sentido descendiente testimonia la primacía absoluta de la acción gratui-ta de Dios; la humildad para recibir los dones de Dios, antes de cualquier acción nuestra, es esencial para po-der responder a su amor salvífico. Por otra parte, el sentido ascendiente nos recuerda que, por la acción humana plenamente de su Hijo, el Padre ha querido regenerar nuestras acciones, de modo que, asimila-dos a Cristo, podamos hacer “buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos” (Ef 2, 10). 10. Está claro, además, que la salvación que Jesús ha traído en su propia persona no ocurre solo de mane-ra interior. De hecho, para poder comunicar a cada persona la comunión salvífica con Dios, el Hijo se ha hecho carne (cf. Jn 1, 14). Es precisamente asumien-do la carne (cf. Rm 8, 3; Hb 2, 14: 1 Jn 4, 2), naciendo de una mujer (cf. Ga 4, 4), que “se hizo el Hijo de Dios Hijo del Hombre” y nuestro hermano (cf. Hb 2, 14). Así, en la medida en que Él ha entrado a formar pare de la familia humana, “se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” y ha establecido un nuevo orden de relaciones con Dios, su Padre, y con todos

los hombres, en quienes podemos ser incorporado para participar a su propia vida. En consecuencia, la asunción de la carne, lejos de limitar la acción salva-dora de Cristo, le permite mediar concretamente la salvación de Dios para todos los hijos de Adán. 11. En conclusión, para responder, tanto al reduccio-nismo individualista de tendencia pelagiana, como al reduccionismo neo-gnóstico que promete una li-beración meramente interior, es necesario recordar la forma en que Jesús es Salvador. No se ha limitado a mostrarnos el camino para encontrar a Dios, un ca-mino que podríamos seguir por nuestra cuenta, obe-deciendo sus palabras e imitando su ejemplo. Cristo, más bien, para abrirnos la puerta de la liberación, se ha convertido Él mismo en el camino: “Yo soy el cami-no” (Jn 14, 6). Además, este camino no es un camino meramente interno, al margen de nuestras relaciones con los demás y con el mundo creado. Por el contra-rio, Jesús nos ha dado un “camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es

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aFondosu carne” (Hb 10, 20). En resumen, Cristo es Salva-dor porque ha asumido nuestra humanidad integral y vivió una vida humana plena, en comunión con el Padre y con los hermanos. La salvación consiste en incorporarnos a nosotros mismos en su vida, recibien-do su Espíritu (cf. 1 Jn 4, 13). Así se ha convirtió “en cierto modo, en el principio de toda gracia según la humanidad”. Él es, al mismo tiempo, el Salvador y la Salvación. LA SALVACIÓN EN LA IGLESIA 12. El lugar donde recibimos la salvación traída por Jesús es la Iglesia, comunidad de aquellos que, ha-biendo sido incorporados al nuevo orden de relacio-nes inaugurado por Cristo, pueden recibir la plenitud del Espíritu de Cristo (Rm 8, 9). Comprender esta me-diación salvífica de la Iglesia es una ayuda esencial para superar cualquier tendencia reduccionista. La salvación que Dios nos ofrece, de hecho, no se con-sigue sólo con las fuerzas individuales, como indica el neo-pelagianismo, sino a través de las relaciones que surgen del Hijo de Dios encarnado y que forman la comunión de la Iglesia. Además, dado que la gra-

cia que Cristo nos da no es, como pretende la visión neo-gnóstica, una salvación puramente interior, sino que nos introduce en las relaciones concretas que Él mismo vivió, la Iglesia es una comunidad visible: en ella tocamos el carne de Jesús, singularmente en los hermanos más pobres y más sufridos. En resumen, la mediación salvífica de la Iglesia, “sacramento uni-versal de salvación”, nos asegura que la salvación no consiste en la autorrealización del individuo aislado, ni tampoco en su fusión interior con el divino, sino en la incorporación en una comunión de personas que participa en la comunión de la Trinidad. (…)

+ Luis F. Ladaria, S.I.

Arzobispo titular de ThibicaPrefecto

+ Giacomo MorandiArzobispo titular de Cerveteri

SecretarioCarta íntegra en www.archidiocesisgranada.es y en

www.vatican.va

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Si el pueblo cristiano tiene hoy, ante el mundo moderno, un enorme complejo de inferioridad, que le hace divinizar ese mundo y someterse a todos sus juegos, es justamente porque ha per-dido la conciencia de su vocación sobrenatural —él mismo pertenece a ese mundo—, ha perdido la fe en el poder de la gracia y la confianza en su propia misión.

“Cristianos sin cerebro, pobres curas sin conciencia, aterrados ante la idea de que se les pueda conside-rar reaccionarios, os invitan a cristianizar un mundo que se organiza deliberadamente, abiertamente, con todos los recursos, para prescindir de Cristo; para ase-gurar una justicia sin Cristo, una justicia sin amor, la misma en nombre de la cual el Amor fue azotado y clavado en una cruz. Jóvenes, pienso que hay muchos entre vosotros que sois realmente cristianos, que vivís vuestra fe. Se apela a vosotros en nombre de la jus-ticia, y así es como se ejerce sobre las conciencias el chantaje ante el que tiemblan hoy esos desgraciados de los que acabo de hablar; que tal vez no carecen de virtud ni de celo, pero sí de carácter; y que, sin darse

cuenta, manifiestan la misma ceguera, y cometen la misma falta que aquel otro clero del siglo XIX que, en nombre del orden, terminaba concediendo a la bur-guesía una especie de derecho divino. Como ahora el poder ha cambiado de manos, ésos de los que hablo dejan que se forme la idea de otro derecho divino, el del proletariado. Reconoceréis el árbol por sus frutos, eso es lo que nos enseña la Escritura. Reconocemos a un cierto tipo de justicia por sus frutos, incluso cuan-do se adorna con el nombre de justicia social. (…) La justicia que no es según Cristo, la justicia sin amor se convierte pronto en una bestia rabiosa” (La Liberté, pour quoi faire?, pp. 165-167). En otros casos, los cristianos se contentan con acu-sar al mundo, con lamentarse estérilmente. Tras ese lamento, Bernanos no puede ver sino una confesión de impotencia. “Digo, y repito, y no me cansaré de proclamar que el estado actual del mundo es una ver-güenza para los cristianos. ¿Acaso el sacramento del bautismo les habrá sido conferido simplemente para permitirles juzgar desde arriba, con desprecio, a los desgraciados incrédulos que, a falta de algo mejor,

La renovación de la Iglesia procede de los santos

130 años del nacimiento y 70 años del fallecimiento de Georges Bernanos (y III)

Cultura

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se empeñan en una empresa absurda, esforzándose inútilmente por instaurar con sus propios medios un reino de justicia sin Justicia, una cristiandad sin Cris-to? Nos pasamos la vida repitiendo, con lágrimas de impotencia, de pereza y de orgullo, que el mundo se descristianiza. Pero el mundo no es quien ha re-cibido a Cristo —non pro mundo rogo, “no ruego por el mundo”—, somos nosotros quienes lo hemos recibido para dárselo a él, es de nuestros corazones de donde Dios se retira, ¡somos nosotros los que nos descristianizamos, miserables!” (Nous autres Fran-cais, p. 36)”. (…)

Incluso los textos más polémicos de Bernanos, incluso sus críticas más amargas a la Iglesia se sitúan en esta perspectiva, y hay que comprenderlos siempre desde más allá de lo anecdótico. Un rasgo muy importante a tener en cuenta en esas críticas es que Bernanos jamás critica a la Iglesia desde fuera, como es tan co-mún hacerlo hoy. Las críticas que él se siente en la obligación de hacer para “salvar el honor cristiano”, le incluyen siempre a él mismo, y le destrozan el alma. Esas críticas —muy duras a veces— irán siempre diri-gidas a aquellos que hacen que se blasfeme del nom-bre de cristiano, a los que venden de uno u otro modo la pureza del mensaje sobrenatural y la esperanza de

que es portadora la Iglesia. Nunca se dirigirán a la Igle-sia misma, sino a los que la traicionan con su impostura o se sirven de ella para sus fi-nes humanos. Nunca pondrá una distancia entre su dolor y el dolor de la Iglesia. “Ellos (se refiere a los cristianos de lo que él llama “el partido clerical”) no se plantean nunca la pregunta familiar a cualquier cristiano, siempre que no sea un cobarde o un imbécil: ¿Qué opinión pue-de hacerse de Cristo y de su doctrina el hombre de bue-na voluntad que me obser-va y sabe que soy cristiano? —Tengo vergüenza de ellos, tengo vergüenza de mí, ten-go vergüenza de nuestra im-potencia, de la vergonzosa impotencia de los cristianos ante el peligro que amena-za el mundo” (Scandale de la verité, p. 64). “Cuando yo hablo de las masas cató-licas me juzgo con ellas, no soy sino una unidad en el conjunto” (Le Chemin de la Croix-des-Ames, diciembre de 1940, p. 69). Los textos podrían multipli-carse fácilmente. Sus críticas a la iglesia, lejos de separarle de ella, le llevan a cargar con su cruz, a ahondar constan-temente en el misterio de su

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destino temporal. Bernanos sabe perfectamente que la pertenencia a la Iglesia es su único tesoro: “Si se me expulsase de la Iglesia, no sabría vivir cinco minutos fuera de ella; volvería a entrar inmediatamente, con los pies descalzos, desnudo, con la cuerda al cuello, en las condiciones que quisierais imponerme, ¿qué más da? (…) Privado de fe, no hubiera podido vivir un minuto, concebir un solo pensamiento, ni mover el dedo meñique” (Nous autres Francais, pp. 225-227). Por otra parte, no es posible hacer de Bernanos la bandera de un partido o de un color. Su combate era un combate por la verdad, viniera de donde viniera. Es cierto que una buena parte de sus invectivas se las llevan los “bien pensantes”, los hombres de orden, los cristianos “de derechas”. Tal vez porque él mismo pertenecía a ellos, y su defección le duele en lo más vivo. Pero no son los únicos, ni mucho menos. Los cris-tianos que simpatizan con el comunismo —y no diga-

mos los sacerdotes— reciben, cuando menos, el apelativo de imbéciles. Suya es también esta declaración, que en boca de otro autor provocaría sonrojo en ciertos ambientes: “La Iglesia tiene un papel inmenso que jugar. Lo juga-rá, más pronto o más tarde, se verá forzada a jugarlo. Porque la Iglesia ha condenado ya al mundo moderno, en una época en que resultaba difícil comprender las razones de una con-denación que los hechos ahora justifi-can todos los días. El famoso Syllabus, por ejemplo, que los demócrata-cris-tianos de hoy son demasiado cobar-des como para atreverse a mencionar, pasó en su tiempo por una especie de manifestación puramente reacciona-ria. Hoy aparece como profético” (La Liberté, pour quoi faire?pp. 145-146). Una última observación. La renova-ción de la Iglesia que Bernanos espe-ra, no la espera de unos programas de acción, de una mejor propaganda o de unos mejores medios de comuni-cación, ni de unas reformas “estruc-turales”, sino de los santos. El mundo moderno cree poder prescindir de los pobres y de los santos, pero “por cada santo de menos tendréis cien mons-truos de más”. “Es muy bonito poner sobre el papel programas sociales. Pero lo importante es saber qué cla-se de hombres vais a meter dentro”

(Nous autres Francais, p. 241). “Los moralistas suelen considerar la santidad como un lujo. Es una necesi-dad. Mientras la caridad no se ha enfriado demasiado en el mundo, mientras el mundo ha tenido su cuen-ta de santos, algunas verdades han podido olvidarse. Hoy reaparecen como la roca en la marea baja. Es la Santidad, son los santos los que mantienen esta vida interior sin la que la humanidad se degradará hasta perecer” (La Liberté, pour quoi faire?p. 230).

+ Francisco Javier Martínez

Arzobispo de Granada

** Artículo publicado íntegramente en www.arzobispodegranada.es y en

www.archidiocesisgranada.es

Cultura

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P. Federico Salvador Ramón (I)

Descubre la gloriosa servidumbre de los hijos de Dios

El P. Federico Salvador Ramón nació en Almería, España, el día 9 de marzo de 1867. Este niño ale-gró el hogar del matrimonio compuesto por Fe-derico Francisco Salvador y Francisca Ramón. A los tres días lo bautizaron en la parroquia de San Sebastián de Almería.

Su infancia se desarrolló en un hogar feliz, base que propició su educación humana y cristiana, a pesar de que nació en vísperas de la Revolución política y social.

Concluidos los estudios primarios a los nueve años, con el consentimiento de sus padres, se colocó de interno, en casa de un comerciante, quien le propor-cionó sufrimientos de toda clase. Allí permaneció dos años sufriendo en silencio, pues el objetivo era ayudar a su familia, hasta que un día lo encontró su padre por la calle amoratada por las bofetadas que le había proporcionado su tiránico patrón.

Su padre lo sacó y lo colocó bajo la dirección del gran calígrafo D. Manuel Arnés a fin de prepararse para la carrera de Telégrafos. El maestro, al darse cuenta del gran talento del nuevo discípulo aconsejó a su padre que lo orientara hacia otra carrera más elevada. Federico ingresó en el Instituto de Almería. En 1879 hizo el examen de ingreso y obtuvo la nota de apro-bado. Pero decidió prepararse mejor, durante un año. Con este gesto de verdaderamente inusual entre los niños de su edad, da muestra de su adultez y una ma-durez humana impropias de sus años. VOCACIÓN SACERDOTAL ALMERÍA Su devoción a María la aprendió de su madre, cuan-do ésta lo llevaba de la mano a postrarse ante el altar de Nuestra Señora del Mar, patrona de Almería, en el templo de los dominicos. Su aguda inteligencia desta-

Testimonio

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Testimoniocaba entre sus compañe-ros, que lo tenían en gran estima y entre los que se acrecentaba su fama de santidad. Fue ordenado sacerdote el 20 de diciem-bre de 1890, en la iglesia de Santo Domingo. Tenía 23 años y 9 meses.

Fue nombrado capellán de “Las Puras” de Alme-ría. Vivió austeramente en el cuarto destinado al portero y del convento le pasaban la comida que él compartía, con fre-cuencia, con los pobres, comiendo, incluso, con la misma cuchara. Sien-do sacerdote continuó la labor que hacía ya hacía de seminarista: iba a los barrios para dar cateque-sis a los niños. El 4 de sep-tiembre de 1894 obtuvo la licenciatura en sagrada Teología en la Universidad Pontificia y Real Seminario de San Cecilio de Grana-da. El año 1894 fue impor-tante en la vida de Fede-rico. En este año se produjo un cambio decisivo en su vida espiritual, caracterizada por un serio afán de radical entrega a Dios. Día clave fue el 28 de abril de 1895, festividad del Buen Pastor. Se sintió llamado por Dios para realizar una misión específica en el pueblo de Dios. Advierte de inmediato la infinita santidad de Dios y la propia mezquindad. Esto determina en Fede-rico una época de fervor extraordinario y de grandes penitencias. Entonces concibe las ideas principales que fueron el ideal de su vida apostólica y el móvil de todas sus empresas posteriores. En esta experiencia mística, descubre la gloriosa servidumbre de los hijos de Dios. Desde esta palabra de Dios releerá toda la Sagrada Es-critura y los acontecimientos de toda su vida. Al lado de Cristo, estará siempre la Virgen, que le irá indicando que haga lo que él le diga. Entró en la Asociación piadosa de sacerdotes seculares, porque allí estaba el hombre, en cuyo servicio pensaba

que realizaría su identidad profunda de esclavo de la Inmaculada, D. Manuel Domingo y Sol. “Seré Ope-rario en ministerio, para ayudar a los Sacerdotes en los trabajos de su Parroquia”. Destinado a Roma para desempeñar el cargo de vice-rrector del Colegio Español, llegó el día 8 de octubre de 1896. A petición de D. Ramón Ibarra González, obispo de Chilapa, que pidió Operarios para su diócesis y la disponibilidad para ir del padre Federico, fue envia-do a México. El padre Federico, caballero andante de la Palabra de Dios, fue lanzado, por el señor obispo de Chilapa, a una misión evangelizadora, a gran escala, por toda su diócesis. Desde finales de abril de 1899 hasta enero de 1900 recorrió el Estado mexicano de Guerrero de pueblo en pueblo. Había encontrado su identidad profunda de esclavo de la Inmaculada, al ser-vicio directo de la Palabra de Dios.

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Terminada la oración colecta, todos se sientan. El sacerdote puede introducir a los fieles en la litur-gia de la palabra con brevísimas palabras.

El lector se dirige al ambón, y, del leccionario, coloca-do allí antes de iniciarse la Misa, proclama la primera lectura, que todos escuchan. Al final, el lector pro-nuncia la aclamación: Palabra de Dios y todos respon-den: Te alabamos, Señor.

En este momento puede guardarse, si conviene, un breve tiempo de silencio para que todos mediten lo que han escuchado.

Después, el salmista o el mismo lector recita los versí-culos del salmo, y el pueblo va diciendo la respuesta del modo acostumbrado.

Si hay una segunda lectura antes del Evangelio, el lector la proclama desde el ambón, mientras todos escuchan, y al final responden a la aclamación como en la primera lectura. Luego, si se ve oportuno, puede guardarse un breve tiempo de silencio.

Después todos se ponen en pie y se canta el Aleluya u otro canto, según las exigencias del tiempo litúrgico. Mientras se canta el Aleluya u otro canto, el sacerdo-te, si se emplea el incienso, lo pone en el incensario y lo bendice. Luego, con las manos juntas y profunda-mente inclinado ante el altar, dice en secreto: Purifica mi corazón y mis labios….

Después toma el Evangeliario, si está en el altar, y pre-cedido por los ayudantes laicos, que pueden llevar el

incensario y los ciriales, se acerca al ambón llevando el Evangeliario algo elevado. Los presentes se vuelven hacia el ambón manifestando así una especial reve-rencia al Evangelio de Cristo.

Llegado al ambón, el sacerdote abre el libro y, con las manos juntas, dice: El Señor esté con vosotros, y el pueblo responde: Y con tu espíritu, y después: Lectura del santo Evange-lio..., trazando la cruz sobre el libro con el pulgar, y luego sobre su propia frente, boca y pecho, lo cual también hacen todos los demás. El pueblo aclama, diciendo: Gloria a ti, Señor.

El sacerdote, si se utiliza el incienso, inciensa el libro. Después proclama el Evangelio y al final pronuncia la aclamación Palabra del Señor y todos responden Gloria a ti, Señor, Jesús. El sacerdote besa el libro di-ciendo en secreto: Las palabras del Evangelio borren mis pecados.

El sacerdote, en el ambón, o en otro lugar idóneo, si conviene, pronuncia la homilía; una vez terminada, puede guardarse un tiempo de silencio.

El Credo lo canta o lo recita el sacerdote juntamente con el pueblo estando todos de pie. A continuación, el sacerdote invita a la oración universal y el lector proclama las intenciones y el pueblo responde. Al fi-nal, el sacerdote concluye la súplica con la oración.

Ignacio Fernández GonzálezSacerdote Diócesis Granada

Liturgia de la PalabraCelebración de la Misa

SignoyGracia

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“Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él” IV Domingo

de Cuaresma

Éxodo 20, 1-17Salmo 18 1 Corintios 1, 22-25

Juan 2, 13-25

“Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el de-sierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perez-

ca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.

luzdelaPalabra

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luzdelaPalabra

El cuarto domingo de Cuaresma se llama “laetare”, es decir, de la alegría. Las lecturas de este domingo nos presentan el motivo principal de esta alegría: El amor de Dios por nosotros.

El Evangelio de san Juan, nos presenta una conver-sación de Jesús con Nicodemo y le dice: “Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea no perezca, son que tenga vida eterna”.Esta es la Buena Nueva: Dios nos ama. A todos y a cada uno. Dios te quiere; no importa quien seas, ni cómo seas. Dios te quiere, aunque no lo merezcas. Aunque nadie te quiera, aunque nadie perdone tu in-dignidad, tu carácter, tus fallos. Dios te quiere, porque Él no nos quiere por nuestros méritos, sino por su en-trañable misericordia. Y esta es la mejor noticia: Dios te quiere hasta entregar a su hijo por ti.

Dios te quiere. Estés soltero, casado, viudo, divorciado o lo que sea. Dios te quiere. Seas guapo, feo, desfi-gurado, discapacitado; tanto si la vida te ha ido bien como si has tenido y tienes todos los problemas y fra-casos del mundo; si estás satisfecho de tu historia como si tienes la impresión de que todo lo tuyo ha sido un fracaso que ya no podrás cambiar, porque lo tuyo es causa perdida, Dios te quiere. Tanto si eres una persona respetable como si no lo eres. Dios te quiere. Tanto si estás seguro de tu fe como si estás

lleno de dudas. Seas quien seas y como seas Dios te ama tanto que entregó a su propio Hijo para que, si crees en Él, tengas vida, y vida eterna.

Nosotros podríamos preguntarnos, pero, ¿así, sin más me ama Dios? Sí, así nos ama Dios, nosotros lo que tenemos que hacer es con toda humildad, abrirle la puerta de nuestra vida, para acoger su amor gratuito y acercarnos a Él para que su luz nos ilumine.

Nuestro mundo está lleno de luces, de estrellas que pretenden iluminarnos: las estrellas de cine, de televi-sión, de la política, del deporte, etc. Pero esas estre-llas más que iluminar lo que hacen es deslumbrarnos y dejarnos a oscuras.

La luz de nuestra vida nos tiene que venir de Jesucris-to y Él no va a ser elevado al estrellato de la fama, sino elevado en la cruz. Lo que nos va a salvar es el amor de Dios, pero el amor de Dios se manifestó en su Hijo crucificado. En Él está nuestra salvación.

El Crucificado es el lugar donde Dios nos ha revelado todo su amor. Déjate iluminar por su luz.

Ignacio Fernández González

Sacerdote Diócesis Granada

DIOS NOS AMA. A TODOS Y A CADA UNO, NO IMPORTA QUIEN SEAS, NI CÓMO SEAS

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Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz;estén tus oídos atentosA la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,¿quién podrá resistir?

pero de ti procede el perdón,Y así infundes temor.

Mi alma espera en el Señor,espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,como el centinela la aurora;

porque del Señor viene la misericordia,la redención copiosa;Y él redimirá a Israelde todos sus delitos.

Salmo 130

laPuntada